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muerte los enfernig terminal Explicar las etapas del Sfowein ac pees iene ‘tarlas. - ree Compara y conrastar las acttudes {625 minal que se dan en hospicios y horpita rE 4. Exponer la epuipvera referent a derécho.a’n < 5. Eaplcar comets ol procesa de Gusto SS “6: Reflexionar sobre él: sterhcado) pets *taclores que se exponen a lo largo del ap bine engined y cobionbecnstl fe osama EV Gb ntsngs'A ‘ofieunitan Abbe, a muerte es el ditimo hito, el final de la vida que conocemos. “La vida es corta. Mas corta para algunos que pera otros”, observ Gus, uno de los personajes centrales de la pelicula de televisi6n Lonesome Dove. A ese comentario que se refiere a la mayorfa de las personas podrfamos agregar, a manera de corolario, Jo siguiente: 1) Por mucho que vivamos, nunca seré suficiente, y 2) cuando lle gue el final nos parecerd que ha llegado demasiado repentina o abruptémente, Desde el punto de vista fisioldgico, la muerte es la terminaci6n irrevocable de las funciones vitales. Desde el punto de vista psicolégico, es claro que tiene pro funda importancia y significado personal para el moribundo, lo mismo que para su familia y sus amigos. Moris significa dejar de sentiz, abandonar a los seres querides, dejar cosas inconclusas y entrar en lo desconocido (Kalish, 1967). Pe- ro conviene recordar que la muerle gs un proceso natural, no importa si ocurre fen forma prematura por una enfermedad o un accidente 0 al final de una vida pena y rica. Todas las criaturas mueren; la muerte forma parte esencial del de- sarrollo tanto como la vida. .2 muerte de una persona esté profundamente vinculada al contexto cultu- zal. Hay significados colectivos, muchos de los cuales se exprésan en la litera~ ‘ura, las artes, la mitsica la religidn y la filosoffa, En la mayoria de las culturas, a muerte se acompaiin de complejos rituales y ceremonias. En algunas culturas de acuerdo con las creencias e interpretaciones personales—, Ja muerte es un hecho temido que causa pavor y aborrecimiento y que se procura retrasar lo mis posible. Por-el contrario, muchas culturas y religiones la ven més como tuna transiciét que como un final, un trémsito esperado a otra vida y a un mun- do suupuestamente mejor, a un plano de la existencia més satisfactorio. Para al- guns puede signifiear Ia iberacién de un suftimiento extremo que acompars Ja enfermedad oa la vejez. Para otros, como los suicidas, puede ser un escape desesperado y definitive de una vida lena de dolor y de angustia. La muerte posee muchos significados. Si conoeiéramos mejor la experiencia de la miuerte, asf como el proceso de uielo y juto de los dolientes, gnos serfa més fécil ayudar a la gente a vivir con Is tragedias y con los triunfos de su vida? Los psicélogos del desarrollo traci- cionalmente han ignorado el tema de la muerte. Por supuesto, no es fécil estu- Giarlo. Quiza juzgaron inapropiado analizar las actitudes y las reacciones de mom om an CAarITULOIS. LA MUERTE Y EL PROCESO DEMORIR mt 607 Jos enfermos en fase terminal; tal vez era mejor no molestarlos. Sin embargo, tn las altimas décadas, la muerte ha sido estudiada de manera exhaustiva. En. teste capitulo expondremos algunos de Jes descubsimientos relacionados y al- sgunas de las formas de aplicarlos. Examinaremos los pensamientos y temores.__ que la rodean, el proceso de confrontar nuestra muerte, la busqueda social € individual de una muerte humana y el proceso de duelo y luto tras el falleci- ‘miento —con respecto tanto a la muerte “normal” en la senectud como.a eda~ des mis tempranas. Por tltime veremos qué significa conclule el cielo vital, PENSAMIENTOS Y TEMORES RELACIONADOS CON LA MUERTE El nacimiento y Ia muerte son das procesos naturales, el comienzo y el final de s- la vida. Pero su impacto psicolégico y su significado personal varian sobrema- : = nera. El nacimiento se espera con emocién y optimismo, pero casi siempre se = evita la muerte, ineluso cuando se cree en ef mas allé, En ocasiones, llega a ne- garse la realidad de la muerte. = ‘ = NEGACION DE LA MUERTE Varios autores afirman que e! Mundo Occidental, tecnol6gico y orientado a la = juventd, tiene el curioso hibito de negar y evitar la muerte al mismo tiempo = ‘que muestra tuna extrafla preocupacién por ella —sobre todo en los medios thasivos, aunque en éstos podemos desligarnos de ella y pocas veces pense- os que nos ocuzrré a nosotros, Creemos que los asesinatos y los accidentes = fatales s6lo les suceden alos otros. ‘Solemos evadir el tema cuando convivimos con un moribundo, Para ejem- plifcar este aspecto, un autor (Kalish, 1985) nos relata Ia histeria de que un Fombre fue invitado a una cena en casa de un amigo. Al entrar en la sala se sorprendié al encontrac an caballo marrén sentado tranguilamente a la mesa. ‘Volvi6 a ver las reacciones de los otros invitados y del anfitrin; todos los rostios reflejan desconcierto y confusion. Pero nadie queria avergonzar al anfi- trign diciéndole lo que tanto los incomodaba. La cena prosiguié con largos si- Tencios, sélo interrampidos de ver en cuando por una conversaci6n inocua intrascendente. No es.acaso esto, pregunta el autor, semejante a lo que suce- de cuando alguien esté muriendo y nadie quiere dectselo 0 siquiera permitirle sque able de ello? ‘En periodos anteriores de a historia, Ia muerte era un 3contecimiento fami- liar. Bh general, tenfa lager en casa, en presencia de los parientes que cuidaban al moribundo hasta el final. Incluso después del fallecimiento, los detalles de preparorel cadver para el funeral y los rtuales finales eran un asunto familiar ‘ycomunitario. Los miembros de la familia y los amigos se encargaban ce abrit y Ienae la fosa. “En cambio, en elsiglo xX hemos convertide la muerte en una especie de ma- ravilla teenoldgica, En Betados Unidos, la mayoris dela gente muere en el hos- pital: el personal médico atiende sus necesidacies y los parientes se limitan a {star presentes, En muchos sectores dela sociedad occidental, los empresarios ide pompas finebres preparan el cadaver para los ritos finales y el entierr0; y ‘lcuerpo se vela en una fureraria. En general, se limita mucho el contacto con él moribundo antes y después del deceso. De ahi que algunos sefalen que vi- Vimos en la era de la “muerte invisible". 2Nos hemos engafiado a nosotros rismos y creemos que la muerte no es més que otro problema que hay que re- solver, como fina énfermedad para la cual todavia no tenemos una cura (Aris, 1981)? 603 = PARTEIV. ADULTEZ La negacidn es un mecanismo muy comin para aftontar el estrés —sim ‘mente nos negamos a ver la realidad o a aceptarla—, pero puede resultar co traproducente. Afrontar de manera activa la muerte significa tomas las prec: i dad, aunque estemos rodeados por imigenes violentas ¢ irreales. Algunos ex- pertos aseguran que, sinuestra cultura afrontara de modo més directo |= -muuerte, posiblemente a nuestros hijos les presentasfamos una imagen mencs distorsionada de ella (Pattison, 1977), La persona promedio de 21.afios no presenciado una muerte autéatica, pero ha visto més de 13,000 en la televisién {DeSpelder y Strickland, 1983). Nos hallamos ante una imagen paradéjic negacién, ambigtiedad y fascinacién, Sin embargo, ajuicio de algunos investigadores, empieza a debilitarse el bb della cultura occidental contra la muerie. Hay muchos libros, axticulos y s- ses de preparacién para morir que tal vez modifiquen la actitud de Ja genie. I cluso los miembros de la profesién médica que a diario ven Ia muerte y I= agonia necesitan programas ¥ seminarios sobre eémo afrontar esta clase ¢: sentimientos. A mediacos de los afios sesenta, cuando Elisabeth KUbler-Ro: comenzé su estuclio del proceso de la muerte (Irabajo que comentaremos en siguiente seccién), encontré mucha resistencia y negacién entre los integrante= del personal hospitalario (Kibler-Ross, 1969), Sus visitas alas salas la inquieta- ban por la conducta de las enfermeras y de los médicos. Una vez hecho el diss- néstico de una enfermedad terminal, unas y otros prestaban poca atenciGn # paciente, evitando en lo posible todo contacto inneeesario, Fablaban menos con él, le ofrecian un cuidado rutinario menos esmerade y pocas veces le d= fan que se hallata en la etapa terminal, aunque lo preguntara, Se desalentabe ten Tos enfermos cualquier tipo de plética relacionada con sus sentimientos acerca de la muerte. Ena actualicad el tratamiento empieza a cambiar. Los programas de enfer- ‘meria y los de medicina ineluyen seminarios de educacién sobre la muerte cu: pponen el acento en el contacto con el paciente y en el respeto a su “derecho = saber la verdad”. $e reconoce que si los profesionales de la saltsd conocer # proceso de la muerte estardn en mijores condiciones de establecer metas #3 listas para obtener “buenos” resultados que le permitan al paciente moriz co dignidad, expresar sus iltimos sentimientos a la familia y a los amigos y frentar el paso final en forma congruente con su estilo de vida (Haber, 1987) ~PREOCUPACION POR LA MUERTE Y POR LO QUE SIGNIFICA ZAlos ancianos les preocupa mas la muerte o sienten mas miedo que las persc- znas més j6venes? Las personas jévenes y quienes tlenen mayor control de si vida sienten menos (0 quiza) més miedo ante la perspectiva de la muerte? L. teorfa psicoanalitica sostiene que Ja ansiedad o el temor ante Ia propia muer es normal y que puede o no ser universal. Ademés, quienes experimentan, siedad difieren en la forma en que la mangjan. Algunos descubren el significa doy e! propésito de la vida, incorporando la muerte en ese significado. Los f niticos religiosos que se sacrifican por su causa (por ejemplo, en los atentade: ‘suicidas) constituyen un ejemplo extremo de esa “solucién”. En cambio, pos bblemente se sienta aterrorizado ante la muerte un existencialista o un ateo, ‘yo objetivo primario es la vida en si, aunque no siempre es el caso: es muy able que quienes no creen en’ una vida futira*acepten Ia muerte como estado natural, quizé hasta pacifico. En efecto, cuando no hay nada despué de esta vida tampoco puede haber estrés nl dolor; ni por qué preccuparse po? Ja muerte. Wh Tb th Lb En el caso de muchos individues que se hallan entre ambos extremos, los in- vestigadores sefialan que el significado personal y cultural de la muerte deter- mina en gran parte si la muerte despierta temor o preocupacién. En algunas investigaciones se ha descubierto que los ancianas muestran menos ansiedad que los j6venes (Kastenbaum, 1986), y que el temor a Ia muerte es menor en- tre quienes persiguen una mets (Dutlak, 1979). Asimismo, se ha puesto en evi- dencia que, aunque algunos ancianos piensan a menudo en ella, la idea no Tos perturba, Otro factor importante son las creencias religiosas: les investigacio- hes han revelado una y otra vex que quienes poseen séliias convieciones reli- sgiosasy creen con firmeza en la otra vida sienten menos depresién y ansiedad (Alvarado y otros, 1995): Sin embargo, como sefialan los autores, lo importante es la conviccién personal; tratar de ateruar la ansiedad mediante una mayor participacién religiosa y obligarse a creer "no es un remedio garantizado”. ‘Cuando a los j6venes se les pregunta 6m les gustaria pasar los iltimos seis. meses de vida si fueran a morit, mencionan actividades como viajar y tratar de realizar cosas que todavia no hacen, Los ancianos tienen otras prioridades. ‘Unas veces hablan de la contemplacién o de Ia meditacién y de otras activida- des orientadas a su interior; otras veces hablan de pasar el tiempo con su fam- lia y con los seres queridos (Kalish, 1987; Kalish y Reynolds, 1981). En efecto, en una serie muy completa de entrevistas aplicadas a un grupo numeroso de lon- _gevos voluntarios, apenas 10 por Gento contest6 afirmativamente a la pregunta “Le da miedo morir?” (Jeffers y Verwoerdt, 1977). Sin embargo, muchos part cipantes manifestaron que le temfan a una muerte lenta y dolorosa, ‘Aunque en general las ancianes mencionan bajos niveles de ansiedad ante la muerte, no todos piensan asf, Se observan notables diferencias individuales centre ellos respecto a este tipo de ansiedad (Stillion, 1985). -Existe un patrén. que identifique a quienes manifestaran mayor o menor ansiedad? Bs dificil Conciliar Ios resultados de las investigaciones. En algunos estudios, quienes muestran menos ansiedad son aquéllos que cuentan con un buen ajuste psico- légico y que parecen haber logrado la integridad de la personalidad en térmi- nos de Erikson. En otros estudies, los que gozan de buena salud fisica y mental ¥ que consideran que controlan su vida son los mds ansiosos. La ansiedad tam 18 LA MUERTE Y Bt PROX SDEMORR = 609 Cuando se les pregunta ls an anos lo que Renfan si so les ‘guedaran seis meses de vida, ‘endo dicen que paserian mis tiempo con su familia. 610. = PARTEIV. AputrEZ poco es constate. Por ejemplo, a menudo la gente experimenta un elevad grado de ansiedad cuando se le diagnostica una enfermedad posiblemen mortal, pero Ia ansiedad va disminuyendo poco a poco al cabo de unas cua semanas 0 después de unos meses (Belsky, 1984). La ansiedad ante la parece ser s6lo un sintoma de un proceso permanente de establecer y aceptsr el significado de la muerte en el contexto del significado de a vida. REPASE Y APLIQUE 1. gCémo se enfrenta en la actualidad Ja muerte en la cultura estadounidense ‘en comparacién a como se hacia en el siglo pasado? 2. Explique como interviene la negacién psicolégica en el afrontaméento de ls muerte, 3, Preocupa més a los ancianas la muerte y les inspira mAs miedo que a per Sonas mis jévenes? Explique su respuesta COMO ENFRENTAR LA PROPIA MUERTE ‘A medida que envejecemos 0 nos enfermamos, nos damos cuenta de que ‘muerte no es un hecho distantey su inminencia cruza nuestra mente cada vez ‘con mayor frecvencia. Las jévenes pueden darseellujo de desechar estos penss- snientos, pero son inevitabes en la enformedad o en la vejez. Cémo reacciona gente ante esta ctapa final del desarrollo? Muchos pasan per etapas ordened: de ajuste quo al final abarcan la aceptaci6a. La muerte tiene trayectorias alteras. LA MUERTE COMO ETAPA FINAL DEL DESARROLLO {Los que no se hallan ante la perspectiva de una muerte inmediata pueden dedi- car mis iempo a hacerse a la idea. A menudo pasan sus ttimas afios volviens fa vista hacia atrés y reviviendo los placeres y los dolores de otras épocas. De acuerdo con tn te6rico (Butler, 1968, 1971), esta consideracién retrospectiva es un paso importantisimo en el crecimiento del individuo a lo largo de su cxis- tencia, En ninguna otra etapa de la vida como en la vejez sentimos um impulso tan fuerte a Is Inteospeccién. El proceso a menudo favorece el crecimiento de Ja personalidad: se resuelven viejos conflictos, se recupera el significado de la vida y hasta descubrimos nuevas cosas sobre nosolzos. S6lo si afrontames la rez lidad de una muerte cereana podremos tomar las decisiones cruciales sobre lo que es importante y sobre quiénes somes en realidad. La muerte nos ofrece a perspectiva necesaria (Kiibler-Ress, 1975). En conclusi6n, por parad6jico que pparezca, moris puede ser “un proceso de un nuevo compromiso con la vida” (mara, 1975). Igual que en periodos anteriores del desarrollo, para encontrar el significado y el propésito de la vida hay que reestructurar activamente los pensamient fas creencias filosoficas, religiosas y pragméticas (Sherman, 1987). En 1974, euandol autor Ernest Becker fue hospitalizado en las iltimas etapas de un cén- cet terminal, fue entrevistado sobre lo que estaba experimentando: Durante su vida habia escrito de manera profusa Sobre como encarar la muerte, asi que se- bia lo que experimentaba en muchos niveles. Becker habia atravesado por varias tapas de ajuste a la muerte y en el momento de Ia entrevista habia llegad. Jn etapa final de trascendencia. Sus palabras reflejaron un tono religios0: ” que hace menos diffi! la muerte es saber que [.. ms alld de lo que nos suced: aquf existen energfas muy creativas del cosmos que nos utilizan para propésitos ‘que desconocemos" (ctado en Keen, 1974), Otros adoptan una actitud por com- pleto diferente para aceptar su muerte; las creencias relacionadas con ella varian Captruto 18 LA MUERTE Y EL PROCESO DEMORIR = 611 modo considerable entre las culturas y las religiones. Pero en todo caso el jonio de Becker es un argumento muy persuasive que nos permite hallar ‘uestra respuesta personal y encarar la muerte con dignidad y en paz. ETAPAS DE AJUSTE Elisabeth Kibler-Ross (1969) fue una de las primeras en estudiar a fondo los temas dé la muerte y la fase terminal. Se concentsé en Ja situacién relativamente breve en.que Ia muerte se converte en una posibilidad ininediata; pr ejemplo, cuando a alguien se le diagnostica un cdncer terminal u otra enfermedad que pronto seré mortal, A través de entrevistas exhaustivas con estas personas, ‘dentifieé cinco etapas en el proceso de ajuste ala idea de la muerte: negacién, ira, negociacin, depresin y, finalmente, aceptacién, = En Ja etapa de negacién, la persona rechaza la posibilidad de fallecer y busca ~ otras opiniones y diagndsticos mas favorables. 4 Una vez que comprende que va a morir, siente célera, resentimienta y envi- dia. Es la etapa de ira. Siente la frustracién de no poder realizar sus planes ni sus suefios. ™ En la etapa de negociacién busca formas de ganar tiempo, haciendo prome sas y negociando con su Dios, con los médicas, las enfermeras u otras perso- nas para alargar la vida, para aliviar el dolor y el sufsimiento, ™ Pueden sobrevenir la impotencia 0 la desesperacién cuando fracasa la nego- os ayudan a entender os sentiments de quienes extn a puats de more No todos pasan por todas elasy slo unos evanos lo hacen eel orden selon. Hay muchos factores que influyen en las recclonea de una persona in altura Iapersgnalida, la reli, a losofa personel, aduteciceylaratralera del enfermiédad terminal A algunos se les ve deprimidosy endjodos hasta ay ‘ros acogen Ia meri como una iberaion del dolor, Ca petsona efron la muerieasu manera yésta no debe encaonarseen un paton de etapa fi (ud. ton, 1981). Pore ontario, como observa Rober Kasterbaurs (195), hay que Penslles que sigan su propia rayectora St quleren hay que deorioe qe has ren deauscentinenton susinguistadeoy expedencia gut obinrgan opus laa sus preguntas; que areplensusasuntos que veanspaienesyemgon que perdonen a alguie'o que le pidan perdon por patos opequetes falas En eot "idn de Kasterbauy ests aeciones son ini nportants para el ndlviduo que txperimentaestados cmrlonales generates en tm ordendterinado La gees, 1841 conten lgurasrecomendacionespricas par los culdadores que ean debrindarapoyoa tes sores querdes morbundoe TRAYECTORIAS ALTERNAS ‘A menudo la evoluciGn de la enfermedad influye en Jas reacciones ante el pro- eso de morir. Si el fallecimiento es repentino, habrd poco tiempo para examni- nar la vida y para la integraciGn. Una enfermedad que causa mucho dolor, que limita la movilidad o que exige una intervencién médica {eecuente y compleja dejard al paciente poco tiempo o energia para ajustarse ala muerte, El personal médico y los miembros de la familia se equivocarian al suponer que una perso- na se encuentra en la etapa de “enojo”, cuando en realidad la reaccién se rela- ciona de maneridirkéta con Su estado fisico 0 con el tratamiento médico (Kas- fenbaum y Costa, 1977) 612 = PaRTeIV Aputrez Figura 18-1 SU PRESENCIA ‘TRANQUILIZADORA: FORMAS DE OFRECER UN BUEN APOYO A LOS DEMAS. Fuente El Centre for Living with Dying. 1, Sea honesto acerca de sus sentimientos, sus inguletudes y sentimientos 2. Cuando tenga dudas, pregunie: 2Cmo es sto para ti? ‘émo te sientesen este momento? ‘Puedes decirme algo més al respecto? ‘Estoy entrometiéndame? Qué necesitas? De que formas puedes valerte por i mismo? '3, Cuando responda a una persona que enfrente ura situacin de crisis, aseguire se de utilizar expresiones como las siguientes: Siento. reo. Me gustaria “Todo extard bien {Cuiles de los enuncindes anteriores no le dan a is person la oportinidad de ‘expresar sus necesidades y sentimientos especiales? 4, Permanezea on el presente lo més posible: jeéme te sientes EN ESTE MOMEN- "To? zqug necestas EN ESTE MOMENTO? 5, Escuichartlene exceleates efectos terapéuticos. No es necesario mejorar las co- sas, No es necesario tener Ins respuesta, Noes necesario climinar el dolor. E) dolor es del otro. El necesita sulrirlo en su momento y asa manera, 6. Br medio de una ers las personas deben saber que tienen el poder para to ‘mar decisiones. Tal vez convenga proponer algunas alernativas. 2. Ofeczae Is ayuda prctica que cansidere que pod dor sin sentiree mal. 8, Sila situacin lo amerita, envi la persona 2 la oficing u organismo correspon- lentes. En ninguna otra enfermedad como en el SIDA, la naturaleza del padeci- miento influye tanto en las reacciones ante el proceso de la muerte, padecimicr- to quecon frecuencia se transite por via sexual y que, por tanto, se ve odea de fuerles emociones del paciente y de sus sores queridos. El aulor homosexs= Fenton Johnson (1994) se concentra en los temas del recuerdo y del perdén que “se halla en el corazin de toda comunidad” y que la enfermedad pone a pree- a, He aquf sus palabras: Las personas més sabias que conoaco, tanta seropositivas coma seronegat! vas, no viven negando la muerte sino aceptndola, no en un estado de pera y alvido, sino de perdén y recuerdo. Los procesos mas diffciles y necesari el doliente son estos imperatives contradictorios: olyidar y recordar, acep: tar y nunca callarse. (1994, pagina 15) El prolongado proceso de morir que suiten muchas enfermos de SIDA ha: que resulten dificles Ja aceptacion y el perdén para quienes deben enfren!2 Jas emociones en torno a la muerte. Hl problema se agrava en algunos segme: tos de las comunidades hispanas y afroamericanaé por la juventud de ms: de las viesimas de este mal. Como se aprecia en la tabla 18-1, el SIDA es Is co sa principal de muerte entre los hispanos y afroamericancs de 25a 44 Adem, a colo por varias muertes, al mismo tiempo que se padece la ' i CAPIULOIB LAMUERTEYELTROCISODEMORR M613, TABLA 18-1 _ CLASIFICACION DEL VIRUS DE INMUNODEFICIENCIA HUMANA COMO CAUSA DE MUERTE Li hy iS | fg tre-er ane ocnt: KB. Rochanak: BL Hudson (985, aon Rep of Fal oval Sta, 192 «316) Supplement NCHS. ts El proceso de meri de Ins vict- mus deSIDA, generalmente pro: ; Jongado, hace qu este muy d- medad, no deja tiempo ni energia sulicientes para pasar por las etapas tradi- fic para ellasy pera su propia cionales asociadas con la aceptacién del desentace (Florn, 1993) ‘comunidad enfrentar las emocio- Del mismo modo que existen muchas trayectoras especiales en el desarrollo Pes quelorodean, del alto también las hay para mort, La tayectoria ideal comnmenteacepta- ddaes ser una persona sana de85 afos 0 mas, poner todo enorden y moriede ma sera repentina de un ataque cardiaco sin suit (Kalish, 1985), quieé ducante el sueo. En efecto, las encuestas demuestran que Ia mayoria preferria una muer- te repentina, en especial los jovenes (Kalish, 1985). Cuando sobreviene una en fermedad con una trayectoria conocida, los miembros dela familia y el paciente se ajustan y se adaptan al “tiempo que queda de vida". Para muchs hay cosas que realizar, arreglos que hacer, cosas que decir los pendientes de la vide. Agu fos tratan de influir en la trayectoria aceptando o rechazando el tratamiento, serciendola “voluntad de vivir" o resignandose alo inevitable, Muchosnecestan conservar un poco de control y dignidad en la trayectora final, como lo hicieron a lo largo desu existeneia, Todos buscan una forma humana de mori. EL-SUICIDIO Bl suicidio s sorprendentemente comiin entre las personas de cedad madura y los ancianos. Aunque los més difundidos son los sucidios de jé- ‘venes, adolescentes y hasta nifios en edad escolar, ocurren en ndmero mucho ‘mayor entre las personas de mis de 45 alos; de este grupo, se dan sobre todo en las personas de 65 aftos en adelante (US. Census Bureau, 1990). El mimero de suicidios entre los hombres cuacruplica al de las mujeres. En el caso de los va- ones, la tasa aumenta de modo establecon la edad y aleanza el nivel maximo en Jos mayores de 80 afios (Manton y otros, 1987; Mille, 1979; Riley y Waring, 1976), Los fiombres blancos y de grupos minoritarios muestran un incremento extraordinario de sucidios en la senectud (Manton y otros, 1987), En las esta- disticas anteriores no se consideran las formas més pasivas de suicidio, como el hecho de dejarse mori, que recbe el nombre de muerte sumisa (Riley y Wa- xing, 1976) 0 las formas indirect como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol y de drogas, conocidos en conjunto como erosién suicida (Miller, 1975). Otza forma indireeta de suicidio consiste en “alcanzar fama efimera": el agresor dispara contra un grupo de inocentes esperando moriten el asa, co- st que casi siempre sucede. El suicidio entre os ancianos casi siempre se debe a “pérdidas vitals”, co- ‘mo los problemas laborales, la conmocién products por el retio ola viulez. Por tanto, los viudos y as viudas encajan en este grupo de alto riesgo de suc: das potenciales. El riesgo disminuye de modo notable después del primer aio de luto, pero se mantiene més levado que el promedio por varios anos Miller, Seem le suiidio cee eee oor 1981). Hay otto factor importante ademés dela jubilacion y la viuder. Los an-{sbanusmnoy cotemn saeco elanos que normalmente estin solos o que tienen antecedents de inestabllidad dealgohel y pres sustancias, WY WW th LL = h Wa wh smccrte sumisa Suicidl Cconsiste en dejarse mori que ‘erosién ewicida Forms indi- dh 614m PARTEIV. ADULTEZ IREPASE Y APLIQUE emocional —en especial los que stifren profundas ansiedades y sentimie: de inferioridacl—- tienen mayores probabilidades de suicidarse. ‘Los grtupes de autoayuda son uno de los tratamientos més eficaces p: viudos y viudas meforen su salud mental y atiendan sus necesidades sociales. ‘Quiones participan en esos grupos encuentran consuelo al compartir sus temc- res y sentimientos. Los grupos ofrecen ademés un ambiente protector en el cue puede establecer nuevas relaciones-y probar nuevos roles, de modo que ics participantes se sienten menos aislados y se ayudan mejor a sf mismos. Una y otra vez el seguimiento sistematico de los participantes en este tipo de grupos ha mostrado resultados positives como los anteriores para la mayoria de sus integrantes (Gartner, 1984). Ee ee ee, eee re eens ee LA BUSQUEDA DE UNA MUERTE HUMANA Corio hemos visto, se han dedicado muchos estudios a li experiencia de mo- fir, y empiezan a borrarse nuestra ignorancia y descuido del tema, No obsta te, quizd pase mucho tiempo antes gue la actitud general de la sociedad corres pondia al pensamiento progresista de algunos tedricos. Si bien ofrecemos uns excelente atencién médica a los pacientes en fase terminal mediante medica- mentosy sistemas que los mantienen con vida, no sabemos ayudatles a enfren- tar sus inquietudes y sus pensamientos. Con frecuencia las personas a si ale- dedior los tatan como si no fuesen del todo humanos. e le afsla de sus seres queridos en un ambiente estéril; mds atin, se toman decisiones por ellos sin considerar sus deseos. A veces ni siquiera se les dice para que sirve el trata- miento, y se ies seda cuando se rebelan o se molestan. En comparacién con lt slerradora y ria atmésfera de un hospital, parece casi un jo Ia muerte en co- saa Ja antigua usarza, rodeado de rostzos y objetos familiares. Los médlicos y otros profesionales de la salud por lo menos son ahora més sinceros con los pacientes en fase terminal acerca de su estado (Fix, 1981). Se ha sugerido darles un poco de autonom{a en estos momentos finales (Birren irren, 1987) Por ejemplo, si pueden opinar sobre la cantidad de analgésicos © desedantes que reciben pensarén que atin controlan algunos aspectos de su vi- da, Esto es muy importante para los que se sienten arrastrados por fuerzas fue- za de su control. De hecho, algunas iavestigaciones indican que casi cuelq animal—una rata, un perro 0 una cucaracha-— renuncia a vivir cuando parece haber perdido el control sobre su existencia (Seligman, 1974). En un experi mento, en e) cual se metié al agua’a un grupo de ratas para vet por euénto tiempo podian nadar, algunas lo hicieron durante'80 horas y otras se sumer- sieron y se ahogaron al instante. :A qué se debieron esas reacciones tan diver- Sentes? A las raias que murieron répico se les habia restringido durante largos Periodos antes de ponerlas en el agua, asf adquireron un “desamparo apren- tre fre fe fh fen tere ten. TO 1 OM a no ee en on a GVM A LN LN MY Ney aD ea ceca = ado su vida controlando el del hospital. Estos pacientes suelen vi- que t8] ver ne se muesiren cooperatives ni sean personas spin, 1983). to que si bien son pocos los ancianos que afirman temer a la y Verwoerdt, 1970), muchos informan de otros temores relati- de morir. No desean una agon{a larga y dolorosa, ni quieren de- de los otros, y temen perder sus facultades y su dignidad. Algunos ha- incluso de desear una “buena muerte” y no una agonia degradante. La sueda de una buena muerte ha llevado a que se propongan varios eambios servicios que ofrecemos a los moribundos. Tales modificaciones consis- en en los hospicios el derecho a mori PICIOS cepto de que los pacientes en fase terminal deberfan conservar el control ‘da y, por tanto, de su muerte ha otiginado recientemente la prolifera- de hospleios. Los hospictos estén disefiados para ayudarles a vivir sus él- timos elas en la.forma.més plena e independiente posible, pues les brindan el oye Aecesario tanto a ellos como a sus familias. El primer hospicio de este po se inaugurd en Inglaterra, en 1967, como programa para pacientes intemnos. La idea llegé a Estados Unidos en 1974, con la creacién de un programa de ospicios en New Haven (Connecticut) y fue un éxito inmediato. Cuatro afios, ras tarde cerea de 200 programas se encontraban en diversas etipas de pla- neaci6n y de puesta en préctica en 39 estados y en el distrito de Columbia (Ab- bot, 1978) a idea de los hospicios ha sido adoptada en muchas localidades de Estados Unidos; hay una organizacin la Organizacién Nacional de Hospicios (National Hlospicd" Organization), que establece las normas y supervisa los programas Girnbaiim y Kidder, 1984). Algunos son independientes pero la mayoria for- ima parte de organizaciones generales de atencion médica, Un programa ex- hhaustivo suele comprender una unidad paca pacientes interns, programas de cuidades a domicilio con varios servicios en casa, consulta médica'y psicol6gi- ca, servicios médicos y de enfermeria permanentes para aliviar el dolor y ayudar a controlar los sintvinas (Haber, 1987). Una ley promulgada en 1982 contribu- ‘y6 a hacer més accesibles los servicios alos pacientes en fase terminal. Confor- me a la Ley Pitblica 97-248, las personas amparadas por el sistema de seguri- dad social podran zecibir los servicios en casa por un méximo de dos periodos de tres meses cada uno. Estos servicios incluyen la participacién del médico de ‘cabecera, cuidados de enfermeria en casa, consejerfapsicolgica, evaluacién dela alimentacién, cuidado de descanso, guia espiritua, servicios de apoyo en casa, asesorfa legal y financiera,terapia ocupacional,fisica y del habla, asi como aten- ‘ign a le familia durante el periodo de duelo. Fste tipo de servicio en casa no s6lo ha zecibido una magnifica acogida por parte de los pacientes, sino que en ‘muchos casos resulta mas rentable que la hospitalizacién (Haber, 1987). Los hospitales buscan ante todo preservar la vida; para el personal hospite- lario la muerte es el enemigo y, como ya dijimos, esa actitud se refleja muchas ‘veces en el euidado que dat al paciente en fase terminal. En cambio, el concep to de hospicio no've wh la muerte un fracaso, sino una etapa normal y natural de la vida que es preciso encarar con dignidad, La muerte es tan natural como ‘el nacimiento y como éste a veces es una labor dura que exige asistencia (Ga- ett, 1978). Los hospicios estén disefiados para ofrecer ayuda y consuelo, Su En los hospicios se percibe Ia ‘muerte como una etapa normal de Ta vida que es preciso encarar con ee 616 = PaRTEIV. ADULTEZ derecho a morir Opinién de fue la muerte es un derecho que debe ejercerse a discrecin del individuo. feutanasia activa Hecho de to- ‘mar medidas para proveca la ‘muerte de otra persona, como en Tos easos de enfermedad term nal. En Estados Unidos se consi- dera un asesinato. En In sociedad estadounidense ac: tual, el Dr. Jack Kevorkian ha da- ‘do mucha difusién alos proble- ras morales, éticos y legales que Plantes In eutanssia activa, objetivo fundamental es manejar el dolor en todas sus modalidades: mental, social y espiritual (Garrett, 1978). Ademés, procuran que "el individ. participe activamente en su cuidado y en Ja toma de decisiones” (Rosel, 1975 y se respeta en lo posible sus derechos relacionados con las decisiones conce: ientes a la muerte (Koff, 1980). Por otro lado, ayudan a la familia a entender experiencia y las necesidades de su pariente, y mantienen abiertas las lineas & comunicacién para que el familiar moribundo se sienta menos aislado. Fl co tacto del hospicio con la farnlia se, prolonga més alld de la muerte, ya cextiende al periodo de luto, EL DERECHO A MORIR Si, como lo consideran muchos, la muerte es una experiencia natural y esenci mente positiva, ztenemos derecho a manipularla? zPrivamos a la geate de una muerte humana cuando por medios artificiales conservamos sus sistemas vi les ms allé del punto del que no podrén recobrarse jams? Hay algrin mome: toen que “dleban" morir, en el cual convendiria mas dejar que la naturaleza si su curso? gProlongamos 1a vida por temor a la muerte, aun cuando el pec! esté preparado para el trance final? Las preguntas anteriores han recibido muc! atenci6n en los iltimos afos, y muchos exigen hoy el derecho a morit. Por supuesto, a idea de dejar que la naturaleza siga su curso—o incluso: darle un poco— no es del todo nueva. La eulanasia, o muerte por compasién, ppracticaba en la antigua Grecia y probablemente desde tiempos més femotos. estesiglo, una de las “victimas” mas conocidas de eutanasia fue Sigmund Fre En 1939, a los 83 afios, Freud, quien levaba 16 afios padeciendo cdncer de dibula, decidié que ya habia sufrido bastante: “Ahora mi vida es una tort no tiene caso soguir viviendo” (citado en Shapiro, 1978). Con anteriorides, Freud habia acordado con su médico que éstele administraria una dosis letal <= morfinia en caso de que decidiera que no soportaba el intenso dolor ni la frustrs cién. Después, pidid cumplir con lo pactado y el médico accedi6 a sus dese (Ghapiro, 1978). En el caso de Freud, no se dej6 que la naturaleza siguiera su curso, sino se tomaron medidas para provocatle la muerte, A este proceso se le la tanasia activa, aunque muchos considerarfan que el téemino es un eufemism CariTuLo 18 LA MUERTEY EL PROCESO DEMORIR M617 a ct = TEMA DE CONTROVERSIA stare asisnp9 tinea. for gt no mar pry do. Beer ering etna . al paciente escoger una "muerte bue- no sdlo para este tipo de personas, sind De acuerdo con diversos analists, en- na y rdpida, después de despedirse de tambien, entre otros, en el caso de los ‘ellos John Horgan, esctitorasisente sus eres queridos y dejar en orden sus discapacitados, de los enfecmos men's. de Scienic American (1997), los sondeos _asuntos financieros? Agregan que "agi- lee © infantes Con defectos congénitos de opinién indican que la eayo- ria de lizar” la muerte tras bambalinas en for- (Betzold, 1997). Quien tomaré fe deci, los estadounidenses apoya el derecho mas menos drésticas que un suicido sign final en tales eases? El méelco lo el pacientea que reciba un férmacole- asistido no es una précticainfrecuente hard, propone Kevorkian, sfimacion fal de parte de su médico, si asf lo de- de los enfermos terminales y lleva ahos que casa arma entre muchos mieme 2a, Lo mismo plensan algunas organi- _realizincose. Br otras palabras, el equie Bros de la comunidad médiee y en Ja aciones profestonales lacionadas can Volente del suicidio asletida yas price sociedad en goncral. Ademds, Ios cite {a salud. Por su parteyla Asociacién Mé- ica generalizada, del mismo mode que cos afirnan fue por lo mance algaros dica Estadounidense (Amerzan Medizal loa el abocto antes de legalizaio. Ge los peciesiesde Kevorhict fo su a ‘Associaton, AMA) y muchas oles se Para os opositoesclaticidiowist- flan uta enfermoded terminal, 10 coal = ‘ponen de manera Zotunda al suicidio _ do es una forma de edtanasia, de modo correspone a su propuesta pero No a Mistide por un médico,{Cudlesel fon” que les preocups mucho-epreceden- js fonna en que les heron pesentan = do del debate? IE que se sentria con au legaliacin. fo que hiza véase a Gutman, 1935), — {os patidarios del suiciio ssistido Por ejemplo, ze siguiente paso sea controversia prosigue en Estados = sostienén que un ndmero considerable permits merle de pacientes no te Unidos: Contmdan is secionesleisay de personas mucre ts una doloross finales pero vietmas de eofermeda- iva, os plebloctes estates y le i = agoniay una lucha prolongada contca des incurables y debiltantes como los cusiones en los tibunales Lo mismo 3 enfermedades como el cincer y-el SI- tastomos meniales? ;Qulén tomas la sucaders con seguridad con los juices = BAA pire ios adelanios exelcon- docs en tales csos, puesto que cl _civles y esinles conte la geo eb del doter, tos ansigéscos moder pacente es Ineapax de Gar su pleno mene tolaboran en seo: Y inl Fos na loeliminan. Mis aun, la leyes Gansentmiento? ¢Tendsion eee dotecho. aunque los hespiclos aftecen cals vee 2 Gstadounidenses actvales a meniido lor parientes? En conclosionysi corel. mefeees series que atenlan cl ok = Prohiben @ les médicos recetar dois decamos gue el suicidio asisido “abreeleulinaenfoy ldalamlento qae acon fxcesivas de anaigésicos. Ademés, lala puesta” In eutanasia, nde bjer pala al procioe dela mete (paginns toleraneia los nareéicos aumenta con mos limite de lo pecmisible? 15-615), in hecho es innegabie, como = al empleo protongado, de modo que“ "En la mayorla de las discusiones lo expresa joc Loconte (1983) “Dems. — cada ver sé neceatan dasis mas fuer- relacionadas con el sticidio ssistido sadet personas mueren en Eolos tes y, por tanta, excsivas que dejan si participa el doctor Jace Kevoskion, ex Unides on una fouma miserable" Alo picnic, inmovil-e inconaciente por médica, que ha aywdndo a muchos pac podemes agregar que muchas de = mucho tempo. Ast pus, pronto sede: Gentes terminales (nadie. sabe con tllastemen ee tpo'de nal, lo coat teviora la calidad de vida de muchos kacutuds cuSntos) y yulen hast shore que los cutdad a los lero = enfermos lerminsles, Los partidadosdel tho sido absuelto de‘delto en todos mirales "de casiguice po Sticidio’asistido consideran abrardo Tos casos por los que ee le ha enjulia: slendo un problsma de interes nacional ESR RST TTVESORRSLAE 2 ESESESEE TTA En Estados Unidos se considera simple y llanamente asesinato, aunque a veces = se castiga con indulgencia (Shapiro, 1978), Esta situacién se presenta sabre to- = do en caso de que el acto final Jo leve a cabo el enfermo, por lo cual podemos Corsten suid desde el puto devise egal se seiidoaisido oc treen ess my fps eau se sce sense eras “dunes de mre” qc ls pees nanznaae on enc eat cone Um eutanai paiva ena coat en re oes (0 en decongcs) et usilasside, Ofer ap equips que muniene dl pecestcon vide pe qucie mont oon demos - Smuvigmial lz seta aemranaet wlosnse ehechlte neseepetaiaspoe Tet ibe wrens den etne pein mastoer vivo pacete eee for guanaapaia, Non tengo indefnde Untied conere es etron de arn pate Seen demure eR lnm Tibsediecbaselnnudtads ex ctes are fad eolenbon Ee 618 = PARTEIV. ADULTEZ TABLA 18-2 CRrTeRi0S DE HARVARD PARX DETERMINAR EL CESE PERMANENTE DE LAS FUNCIONES DEL CEREBRO (O MUERTE CEREBRAL) ‘Avena d ied! No bela conncin de s GEiglon tems ni una necesidad ntera de ellos Ua falta de rexpuestae aeolian sh. se aplicanestinulos que normalmente caysarian un gran dale. GIN. ‘Ausencl de mien yd esprit: No existe arespiracionesponténes ‘fos moviinlenos miseulredespontneos, 2 a se rdtera are ‘Asenca de rele No s observen los releoshabjtuais gue Puan provorats en un examen neuroldgieo (per ejemplo, cuando se proyesta ung hz ene, a Pupil nose contra pipes ss : Elelroerieefilogramia plano: Los electridas conectidai'al éréneopiédiicen na im? presiGn de actividad elécrica proveniene del cerebco vivo” Aes be larson das corebrales, El erebio sig produce en estos casos el pairén habitual de picosy, valles. Mis bien, el movimiento automdtico dela pls registra ua Linea play | Lo cual se supore demuestra la ausencia de actividad electolioligin. ‘Aencia de creat aca el eebro oe su inerir Sta rien xigunes no" Ie suministraoxigeno y alimento al erebeo éste deja de funciona pronto El" tiempo exacto qu pede conserva lavish, o ean ipacidad dg egbrevi’ vir-sin la cieulacin, eb actualmente objeto de muchas invesigecionesy depend de las circunstancias) j. . t 7 oem: R.Kasonboue (1988). Death okt ada merle (gin 9), Comb, OFF Mesil definiciones legales de Ia muerte. Sin embargo, a pesar de que parecen senci- los e irrefutables, no resuelven todas las interrogantes (Kantenbaum, 1986). Por ejemplo, zpara considerar mueria a la persona debe cesar el funcionamien to y el flujo sanguineo en todas las regiones cerebrales 0 basta con el cese de la aciividad de la corteza cerebral? Con toda probabilidad se plantearén tales preguntas —y se recurtiré a los criterios— cuando haya opiniones distintas en tre Ia familia el personal médico, ademas de que un juez debe emitir una or- den para interrumpir el sustento vital (Robbins, 1986). Un ejemplo de esfuerzo por garantizar a paciente un poco de autonomia en las etapas finales ce la vida es la carta de derecho a una muerte digna que prepa- 16 un consejo educativo en Estados Unidos (Concem for Dying and Educational Council) (vea la figura 18-2). Este documento explica a la familia del signatario 19.4 otros interesados su deseo de que no se recurra a "medidas heroicas” para ‘mantenerlo vivo en caso de una enfermedad irreversible. Aunque este docu- mento no tiene sustento legal, si protege contra la responsabilidad elvl a quie- nes lo cumplen (Shapiro, 1978). JREPASE Y APLIQUE 1. {Cul es diferencia entre un hospital y un hospicio? Explique la filosofia el hospicoy las ventaja de In atencin que alse ofrece- 2. ;Cuales so los aspectos controversidos relacionacos con ia extanasia?

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