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Figura 2: SQUID.
Estos dispositivos pueden emplearse para medir la actividad neuronal y la
cardíaca, así que pueden utilizarse para diagnosticar enfermedades. Por ejemplo,
los magnetoencefalogramas registran la actividad cerebral mediante la detección
de los campos magnéticos del cerebro. Esta actividad se ve alterada por
determinadas enfermedades como el Alzheimer. Los campos magnéticos
generados (figura 3) son muy débiles por lo que es necesario disponer de
sensores kiextremadamente sensibles y precisos. Gracias a los SQUIDS es
posible realizar mapas funcionales
de gran precisión.
El hecho de que por hilos superconductores de menos de 1 mm de diámetro
puedan circular cientos de Amperios sin pérdidas, los hace ideales para construir
y operar bobinas para generar campos magnéticos muy intensos (superiores a 2
Teslas). Esta característica es la que permite su utilización en los equipos de
resonancia magnética(figura 4) nuclear instalados en los hospitales
Esencialmente, el campo magnético intenso que
genera el superconductor estimula que el núcleo de los átomos emita radiación.
Esta radiación se usa para producir la imagen de una sección transversal del
cuerpo de un paciente o de sus órganos internos.
De hecho, no sólo se obtiene la forma y la densidad de un órgano, sino que esta
técnica es capaz de analizar químicamente el tejido que se está revisando. La
ventaja de este procedimiento es la detección temprana y los diagnósticos
precisos de las enfermedades o anormalidades en el tejido humano.