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VERONICA RINCÓN SARMIENTO

10/11/2017

DR. ALVARO ORTIZ MONSALVE

LA RESPONSABILIDAD EN EL ESTATUTO DEL CONSUMIDOR

Dentro de los derechos del consumidor se encuentra la equidad, seguridad


jurídica, justicia, entre otras en las relaciones comerciales que realice, el país dio
los primeros pasos con el Decreto 3466 e 1982, orientando los derechos y
deberes de los consumidores y productores, diseñando herramientas procesales
orientadas a la fundamentación de una cultura del consumo responsable.

A medida que se ha ido fortaleciendo el enfoque del comercio y relaciones


empresariales a nivel local y con terceros internos o extranjeros, el derecho del
consumo ha requerido profesionalizarse y se orientó hacia la elaboración y
expedición de un marco normativo que buscaba potenciar el control sobre las
responsabilidades de cada uno de los actores en el mercado empresarial y otorgar
una verdadera protección al consumidor.

Desde su entrada en vigencia, de la ley 1480 de 2011 -Estatuto del Consumidor,


tuvo el espíritu de definir el derecho de consumo, definiendo las reglas de juego
entre consumidores, empresarios y autoridades, como ecosistema de las
economías del siglo XXI que interactúan de forma particular, sin la influencia
importante en la satisfacción de las necesidades esenciales para el consumidor
del Estado como en otras épocas.
La orientación hacia el lucro en las actividades comerciales privadas de forma
intensiva deja en contravía o en insuficiencia en muchas ocasiones los derechos
de la contraparte de la relación entre el consumidor y el productor. La
competencia desleal, la publicidad engañosa, el contrabando, etc, están
generando inequidades y condicionamientos nocivos a los hábitos de consumo.
Así mismo la reconversión industrial, el desarrollo tecnológico, magnifica los
efectos e impactos en los consumidores de posibles defectos o daños en los
productos, políticas agresivas e inequitativas, se prolifera la llegada de productos
sin la adecuada calidad, en condiciones fitosanitarias deficientes, que ponen en
riesgo la salud, y la integridad de la población o bajo condiciones de precio al
público no competitiva.

La dinámica intensiva en tiempos recientes entre muchos actores del mercado en


relaciones comerciales con vicios ocultos y acciones desviadas de un alineado
desarrollo empresarial sano, motivó al Estado a crear mecanismos de contrapeso
para identificar esas malas prácticas y poder regular de forma eficiente los
procesos de comercio en el país en pro del bienestar de los consumidores, sin
embargo, la instrumentación jurídica llega a la investigación, vinculación de los
responsables de cada parte del proceso comercial, pero no está estructurando un
esquema de control y mejoramiento de sus políticas y controles permanente y no
reactivo.

Dentro del marco de los derechos del consumidor, de obtener unos bienes y
servicios en el mercado que le aseguren la idoneidad, la calidad y la seguridad en
la transacción y el ofrecimiento idóneo en el mercado, nace la ley 1480 de 2011
-Estatuto del Consumidor- como un mecanismo legal del derecho de consumo en
Colombia que permita al ecosistema establecer las acciones civiles de
responsabilidad por daños ocasionados por productos defectuosos y la acción de
protección al consumidor.
Es por esto que mediante la acción de protección al consumidor se deciden los
asuntos contenciosos de interés particular, que tienen como fundamento la no
vulneración de los derechos del consumidor, hacer efectiva una garantía; la
reparación de los daños causados a los bienes en la prestación de servicios por
información o publicidad engañosa, independientemente del sector de la economía
al que pertenezcan, definiendo esquemas de trámite procesal expeditos que estén
diseñados para permitir un diálogo conciliatorio de las pretensiones particulares
del consumidor accionante con el empresario que actúa como su contraparte.
Dentro de su contexto normativo el enfoque de manejo de la responsabilidad del
productor y el proveedor por la garantía es solidaria entre ellos y tiene unos
efectos o consecuencias por el incumplimiento a su obligación (Art. 6), por daño
del producto o defecto en el producto. La responsabilidad accesoria por
información mínima, publicidad engañosa Art. 23 y siguientes y las prácticas
abusivas hacen parte de los derechos que tiene un consumidor al realizar de
forma efectiva la compra de un bien a un tercero.

Aunque en su fundamento la normativa orienta su gestión hacia el control de la


responsabilidad contractual y extracontractual entre los terceros relacionados con
los actos de comercio entre nacionales o con extranjeros, la expedición de la Ley
1480 de 2011, generó conceptos bastante disímiles en los consumidores, de
acierto y solución a muchos vacíos a nivel de seguridad e idoneidad y de otro lado,
realizada con variedad de errores técnicos y falta de claridad, que no ha permitido
una óptima protección de los consumidores. Entendiendo así, que no se ha
trazado un ordenamiento jurídico suficiente y robusto para regular la contratación
entre ausentes y los esquemas de tratamiento de los incumplimientos de
obligaciones contractuales o por daños ocasionados extracontractualmente, se
están realizando a través de procesos de investigación y luego de intervención de
las entidades de control de forma reactiva y no preventiva, definiendo el adecuado
funcionamiento de una economía social de mercado.
Contando con lo anterior se analiza que este marco contractual, aunque está
acompañando la gestión entre consumidores y productores para tener interacción
eficiente entre ellos y con el Estado, aún tiene aspectos que controlar y hacer
operar de forma expedita y sin vicios, donde pueda el negocio jurídico que exija el
cumplimiento del contrato sin posibilidad a una sola parte de modificar su
contenido. El principio de la lex contractus, que implica la irrevocabilidad del
contrato, así como el retracto en la compraventa o las operaciones de consumo,
en un plazo preestablecido. Plantea que las normas especiales en materia de
consumo son primordialmente imperativas y servirán de instrumento de
interpretación de los contratos de consumo, a través del principio de
heterointegración del contrato.

Particularmente, la responsabilidad del empresario en sus actividades económicas


refiere que las normas de protección al consumidor han establecido no solo una
garantía de conformidad del producto, frente a la calidad, idoneidad, buen estado y
funcionamiento de los productos que se entregan en el contrato de consumo, sino
también a una garantía de indemnidad, conocida como responsabilidad por
productos defectuosos.

Dicha garantía de conformidad del producto o servicio no plantea temas de


responsabilidad contractual, sino que también incorpora el cumplimiento de
deberes postcontractuales, los cuales exigen brindar al consumidor las debidas
instrucciones de instalación de los productos, así como la asistencia técnica
necesaria para el uso y reparación de este. Por otro lado, también se integró la
garantía de existencia de repuestos, partes, insumos y mano de obra capacitada
para el mantenimiento y eventual reparación de los productos entregados, si así lo
requiere el consumidor. La aplicación de estos criterios es la solidaridad, que en
materia de responsabilidad se establece entre el productor y el proveedor,
regulada expresamente en los artículos 6° y 10° del Estatuto del Consumidor,
donde haya existido una participación en la cadena de distribución con
posterioridad a quien emitió la garantía solidaria.

De esta manera y recogiendo lo anterior se llega a la conclusión de que en la


aplicación de las normas mencionados para poder exigir la responsabilidad por
vulneración a la garantía de indemnidad, el afectado deberá probar la existencia
del defecto, el daño sufrido y el nexo de causalidad entre ambos eventos. También
se estipula que para integrar los requisitos mencionados específicamente en el
articulo 20° del Estatuto del Consumidor y para establecer una responsabilidad
solidaria entre el productor y el expendedor por los daños causados por productos
defectuosos, este debe probar una concurrencia de culpa con el afectado, una
cadena producción, distribución y comercialización donde se tenga conocimiento
del defecto futuro generador del daño. Con estas causales el afectado deberá
tomar medidas correctivas frente a los productos despachados y los puestos en
circulación.

Por esta razón que se considera necesaria una fuerte estructuración normativa del
contenido contractual de los negocios que se realizan en el giro ordinario de los
negocios, adecuado conocimiento de las partes y claridad en los contratos o actos
jurídicos en todas las etapas del consumo de bienes y servicios, garantizando una
adecuada información siendo esta completa, clara y oportuna, como mecanismo
de equilibrio entre las partes. También se hace necesario regular normativamente
los procesos de aceptación de los instrumentos de oferta y aceptación de la
conformidad de los contenidos ofrecidos por los empresarios a través de catálogos
y la publicidad comercial, se deberán integrar deberes precontaractuales,
contractuales y poscontractuales, que brinden garantías de satisfacción del
producto respecto a su calidad y utilidad, cuyo no cumplimiento genere
responsabilidad para el empresario.
BIBLIOGRAFIA

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derecho comercial. Editorial Legis. 2016, pp, 62-86.

--Diez Picazo, Luis. “Congtratos de consumo y dercho de contratos”. Anuario de


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--Javier Tamayo Jaramillo. “La responsabilidad civil ene l nuevo Estatuto del
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https://www.ambitojuridico.com/BancoConocimiento/Mercantil-Propiedad-
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--M, Sánchez García. “Responsabilidad por producto defectuoso”. La


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