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El lucro de vender

pruebas rápidas a
costos excesivos y sin
autorización
Por Mayté Ciriaco 23 MAYO, 2020
Con un sistema sanitario colapsado, muchas clínicas y laboratorios privados
están ofreciendo pruebas de COVID-19 en el Perú. Sin embargo, esto solo ha
generado un servicio abusivo e inseguro en el que los precios por cada prueba
son exageradamente altos. Sin supervisión del Estado, los usuarios no tienen
otra opción que comprar en estos establecimientos y exponerse a exámenes que,
en algunos casos, no cuentan con protocolos de seguridad.
a mañana del 2 de mayo, con una fiebre de más de 39 y sin poder dictar sus
clases virtuales de matemática, la profesora Irma[1] notó que su hijo menor
empezó a enfermar. Tenía tos seca, falta de respiración, dolores musculares que
lo postraron en la cama y escalofríos que iban y venían sin importar las tres
colchas que traía encima. En casa conocían muy bien esos síntomas: Irma y su
esposo también los tenían.

De inmediato pidió a su hijo mayor Rubén que buscara en internet cómo se


manifestaba la COVID-19. Luego de escuchar la lista de malestares y de
confirmar que tenían casi todos, Irma no lo pensó dos veces y llamó a las líneas
113 y 107 del Ministerio de Salud, canales destinados a atender casos del nuevo
coronavirus en el país.

No importó cuántos minutos estuvo en línea escuchando cómo timbraba el


teléfono o cuántas veces marcó el número, durante ese día y el siguiente no
obtuvo respuesta. Recién al cabo de dos días, una voz gruesa e indiferente le dijo
que irían a su casa durante las próximas 24 horas para realizar la prueba a toda
la familia. Mientras los síntomas de cada uno empeoraba y su hijo mayor —el
único sano hasta ese momento— se dedicaba a atender a todos, Irma tuvo que
esperar a lo largo de esa tarde a que llegara un representante del MINSA. Sin
embargo, en cuatro días nadie tocó la puerta.

Cansada de esperar, comenzó a buscar por internet un laboratorio privado que


pudiera hacerles la prueba de descarte. Ella no lo sabía, pero desde el 23 de
abril, a través de una alerta sanitaria de la Dirección General de Medicamentos,
Insumos y Drogas (Digemid), las clínicas privadas y los laboratorios autorizados
pueden hacer pruebas rápidas y moleculares de la COVID-19. Pero esto ha
creado una serie de problemas.

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