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Einstein y La Fisica
Einstein y La Fisica
En 1935 Einstein publicó, junto a sus colegas Boris Podolsky y Nathan Rosen, un
experimento mental que hoy conocemos como la paradoja EPR. Existe la
posibilidad de que dos partículas compartan sus propiedades, como si fueran
gemelas. Pero si, como defendía la corriente mayoritaria de la cuántica, la acción de
un observador sobre una de ellas debía influir en la otra, esto implicaría que existía
una comunicación instantánea entre ambas. Lo cual, argumentaban Einstein y sus
colaboradores, rompía el irrompible límite de la velocidad de la luz. Debían existir
por tanto “variables ocultas” según las cuales el sistema obedecía a una especie de
programación previa.
La paradoja EPR alimentó vivas discusiones entre los físicos durante décadas, pero
fue en 1964 cuando el norirlandés John Stewart Bell descartó la existencia de
variables ocultas que pudieran explicar lo que hoy conocemos como entrelazamiento
cuántico. Como consecuencia del teorema de Bell, se concluía que sí existía una
acción a distancia no local entre las partículas.
C
onceptualización artística sobre el entrelazamiento cuántico. Crédito:
YouTube/Stargazer
Sin embargo, el enunciado de Bell no zanjó el debate. En años posteriores, otros
físicos han emprendido el empeño de tapar las posibles grietas (o loopholes) de los
experimentos de entrelazamiento cuántico que podrían abrir una vía a otras
explicaciones dentro de la visión realista einsteniana. Por ejemplo, los críticos
arguyen que los experimentos pueden estar viciados por errores de los aparatos o por
sesgos de los investigadores.
Entre los físicos que han tratado de blindar los experimentos de entrelazamiento
cuántico contra cualquier posible fisura se encuentra Ronald Hanson, de la
Universidad de Tecnología de Delft (Holanda). “Los experimentos libres
de loopholes de 2015, de los cuales el nuestro fue el primero, han cerrado todos
los loopholes que pueden cerrarse”, afirma Hanson a OpenMind. “¿Prueba esto la
existencia del entrelazamiento? Yo mejor lo diría al revés: la visión de causalidad
local, o de realismo local, se ha demostrado falsa”, afirma Hanson.
Pero aún hay quienes sostienen que el escaso tiempo transcurrido entre la generación
de las partículas y su medición en los experimentos de entrelazamiento podría seguir
avalando la idea de la programación. Un reciente experimento ha tratado de derribar
esta posible fisura midiendo fotones procedentes de estrellas de hasta 600 años luz
de distancia; es altamente improbable, sostienen los investigadores, pensar en una
programación de las partículas capaz de durar 600 años. No obstante, para Hanson
estos llamados experimentos “cósmicos” de Bell no aportan un avance fundamental,
ya que no descartan la influencia de variables ocultas.
¿Significa esto que el gran Einstein finalmente falló al recelar de la cuántica? Si los
experimentos actuales le habrían hecho cambiar de opinión o no, “¡quién puede
decirlo!”, concluye Kaiser. Por su parte, Hanson aporta un matiz: “Mi visión es que
Einstein fue uno de los primeros en descubrir las consecuencias no locales de la
teoría cuántica”, pero “no creyó que esas consecuencias pudieran ser ciertas”. Si
hubiera tenido la oportunidad de presenciar los avances más recientes, prosigue
Hanson, “lo habría aceptado como hechos de la naturaleza; ¡era un hombre muy
listo!”.