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Ningún lugar de la tierra será seguro en los días de la Justa Ira de Dios; por eso, ovejas
rebeldes, os pido que atendáis a mi angustioso llamado a la conversión, porque bien sabéis
que soy más Padre que Juez, y no me complazco con la muerte del pecador. Soy el Buen
Pastor, que da la vida por sus ovejas y tengo más clemencia y misericordia, con mis ovejas
perdidas. Os estoy esperando en la puerta de mi Redil, ovejas rebeldes; no tardéis, porque
cuando llegue la noche, la puerta se os cerrará y ya no habrá quien os escuche.
Mi Paz os dejo, mi Paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.