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Al describir la situación penitenciaria venezolana, la organización internacional HUMAN RIGHTS

WATCH en el libro CASTIGADOS SIN CONDENA, en referencia a las condiciones de las prisiones
nuestras dice: “Abarrotadas, con personal insuficiente, deterioradas físicamente, y plagadas de
armas, drogas y bandas, las prisiones venezolanas merecen su mala reputación. Aunque su mala
fama nace sobre todo de unas cuantas explosiones brutales de violencia -–como la masacre de
1994 de más de cien reclusos en la Cárcel de Sabaneta y el asesinato de 1.997 de veintinueve
presos en la prisión de El Dorado- estas no son más que los más destacados e incontables
incidentes violentos. Es más, la terrible violencia de las cárceles surge de una gran cantidad de
otros problemas crónicos

VIOLENCIA EN LAS CARCELES: Tal vez el principal problema que se vive en las cárceles venezolanas
son los altos índices de violencia que diariamente se vive en ellas. Durante el año 1998 fallecieron
372 personas por heridas causadas por armas blancas y armas de fuego. En el año 1.999 por las
mismas causas fallecieron en nuestras cárceles 356 personas, según cifras oficiales

Es importante destacar que una de las principales causas de los graves hechos de violencia que se
presentan en los penales venezolanos guarda estrecha relación con la impunidad reinante entre
los funcionarios de la Guardia Nacional –encargados de la custodia externa- y los vigilantes de
prisiones –encargados de la custodia interna-. Destacamos que durante 1.999 más de ciento
cincuenta

Aspectos fundamentales de la Ley Orgánica de Régimen Penitenciario:

1. - Debe basarse en las Resoluciones de las Naciones Unidas y demás organismos


internacionales sobre la materia. La orientación a seguir para la elaboración de esta
normativa, debe basarse en las resoluciones de las Naciones Unidas y demás organismos
internacionales sobre la materia: “Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos”,
“Declaración sobre la protección de todas las personas contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes”, “Convención contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes”, “Código de Conducta para funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley”, “Conjunto de principios para la protección de todas las personas
sometidas a cualquier forma de detención o prisión” entre otras
2. - Descentralización del Sistema Penitenciario: La Ley deberá establecer como política para el éxito
de la reforma del sistema penitenciario la descentralización.
3. - Establecimiento de regímenes disciplinarios eficaces:
La necesidad de establecer regímenes disciplinarios eficaces, que permitan la determinación de
responsabilidades y sanciones a quienes incumplan lo contenido en la normativa correspondiente.
4. -Especialización del personal de vigilancia y custodia. Debe quedar definido en la ley, que el
régimen de vigilancia y custodia de los establecimientos penitenciarios se realice por un personal
debidamente especializado para el ejercicio de estas funciones, quienes deberán gozar y cumplir
con un sistema de ingreso, carrera y ascenso previamente establecido. 5.- Creación del Instituto
Nacional de Prisiones, órgano rector de la nueva política penitenciaria del país. 6.- Creación de un
centro de tratamiento post penitenciaria para brindar atención a los reclusos liberados.
Los derechos humanos de los reclusos en las cárceles venezolanas Nadie en Venezuela desconoce lo
que sucede en las cárceles del país: hacinamiento, insalubridad, ocio, drogas, corrupción y violencia,
traducida en huelgas, motines, tenencia de armas, muertes, heridos y secuestrados, en fin, violación
de todos los derechos humanos de los internos. En Venezuela la violación de los derechos humanos
de los reclusos no es un fenómeno reciente. De hecho, ha sido una práctica consuetudinaria en los
últimos 50 años, conforme se puso de manifiesto en una reciente investigación académica1 1 Se
trata del trabajo denominado “El sistema penitenciario venezolano durante los 50 años de la
democracia petrolera, 1958 - 2008” realizado por Maria Gracia Morais y concluido en julio de 2009. ,
la cual revela el sistemático incumplimiento de los derechos a la vida, integridad personal, salud,
educación, trabajo y asistencia social. En efecto, la gestión programática del Ministerio de Justicia,
durante esos años, en las áreas de educación, trabajo, salud y asistencia social, aspectos básicos
para lograr la exitosa reinserción social del recluso y para garantizar sus derechos humanos, obtuvo
mediocres resultados, tanto cuantitativos como cualitativos, tal como se desprende del análisis de
estos aspectos realizado en la investigación. En educación formal, donde se obtuvo los mayores
logros, ha variado la cobertura con el paso de los años: mientras en los 60 se incluía cerca del 50%
de la población reclusa, en los años 70 este porcentaje rondó el 30%. Entre los años 1979 y 1998
jamás se incluyó más del 24% de la población reclusa; en los primeros años de la década del 2000
los incluidos llegan al 67,74%, supuestamente a causa de la introducción de las misiones educativas
en las prisiones, pero en el año 2007 era sólo el 37,92% de los reclusos que estudiaban. En el
aspecto laboral, la Caja de Trabajo Penitenciario, durante los 50 años estudiados jamás logró
emplear más del 13% de la población reclusa y en el mejor de los momentos nunca pasó del 40% la
proporción de reclusos que realizaron alguna actividad productiva, la mayor parte de ellos
trabajando por su cuenta, sin contar con ninguna formación laboral consistente y realmente útil. En
el área de salud, la atención fue siempre deficiente, con falta de médicos, medicinas y otros
insumos, sin una política integral que respondiese a las necesidades específicas de los centros de
reclusión y carentes de posibilidad de incidir en las causas que impidieron la garantía del derecho a
la salud de toda la población reclusa. No es de extrañar, pues, que las

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