Conclusiones éticas: “CONFIDENCIAL, Expedientes de la Guerra Sucia”-
Julio Scherer Garcia
En esta cápsula se habla primeramente acerca de la historia que tiene Julio
Scherer Garcia como periodista, siendo editor del periódico Excélsior y creador de la revista Proceso. Un aspecto a denotar de la ética en esta introducción es el hecho que este personaje de la historia del periodismo cambió la relación que había entre la prensa y el poder, en este caso el poder político que existía. Esto habla de una aspiración por la honestidad y el ir en busca de la verdad absoluta en los actos de las altas esferas gubernamentales. Su interés por compartir esta libertad y poder colaborar de una manera estrecha con otras grandes figuras del periodismo, lo llevaron a trabajar en conjunto con Octavio Paz, Vicente Leñero, José Emilio Pacheco entre otros. Una tensión se presentaba entre el presidente en turno, Luis Echeverría, y este grupo de escritores que en cierta forma abrían los ojos y señalaban los actos corruptos del gobierno mexicano. Lo cual provocó que Julio Scherer se viera arrinconado y retirado de su puesto en la editorial Excélsior. Considero que es un golpe muy bajo el que el presidente en turno hizo. Pero creo que habla del miedo que tenía el ejecutivo por tener una buena imagen en su sexenio. La autocrítica y la libre expresión fueron aspectos y valores importantes que denotaron en el ambiente que se vivía en aquel tiempo, además de ser parte fundamental del progreso que necesitaba la sociedad y el país conjuntamente. Lo que prosiguió del incansable esfuerzo de Julio Scherer por la investigación periodística focalizada en el gobierno, fue un contraataque, si se podría llamar así, por parte del sistema gubernamental que siguió a través de los años. Este contraataque consistió en una Guerra Sucia, como lo llama el documental. En el cual cualquier persona que fuera una amenaza en cuestión ideológica, periodística, social, para el gobierno tendría que ser espiada y seguida para que el gobierno pudiera estar controlando a estas personas y que no se le saliera de las manos cualquier situación que se suscitara. Claro que, en dónde queda la ética del gobierno para irrumpir en la libertad de cualquier individuo, no solo en la libertad de expresión sino en su libertad diaria, sus trayectos diarios, su rutina, los lugares que visita, etc. Me resulta un comportamiento valientísimo lo hecho por Julio Sherer y los demás periodistas y escritores que apoyaron este abrir de ojos a la población en lo que el gobierno hacía y la promoción de la autocrítica, tanto en el análisis de las acciones tomadas por los líderes del país. Es cierto que esto conllevo un cierto riesgo al ser espiado, pero un gran ejemplo para la participación activa de la sociedad mexicana al conocer una perspectiva de las condiciones del país.