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SEMANA 5

MÓDULO 5
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Derecho Procesal Penal.


Unidad 5. Relaciones
Jurisdiccionales.

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UNIDAD V: RELACIONES JURISDICCIONALES.

Cuestiones de jurisdicción y competencia. Inhibitoria y declinatoria.


Procedimientos. Quienes pueden promover estas acciones. Efectos.

Se llama cuestión de competencia, en materia penal, al planteamiento


surgido entre dos tribunales cuando ambos se declaran contradictoriamente
competentes o incompetentes para entender en una causa penal en trámite.

La cuestión puede surgir con motivo de una instancia de inhibitoria, del éxito de
una declinatoria o de la incompetencia declarada de oficio, cuando el juez del
otro tribunal las rechaza. Si ambos tribunales sostienen su competencia, la
cuestión será positiva; si se declaran incompetentes, será negativa. Cuando se
plantea entre tribunales de distintos órganos jurisdiccionales (de dos provincias
o uno provincial y otro nacional) se habla de cuestión de jurisdicción. Deben ser
resueltas igual que las de competencia (entre tribunales de un mismo órgano
jurisdiccional) salvo previsiones de tratados interprovinciales. La solución del
conflicto corresponderá al tribunal jerárquicamente superior y común de ambos
contradictores.

En las cuestiones de jurisdicción sólo puede ser la Corte Suprema de Justicia


de la Nación, la que también lo será entre cámaras nacionales, o una de éstas
y otro tribunal. Las cámaras penales entenderán en las cuestiones planteadas
entre tribunales inferiores a ellas jerárquicamente. En las provincias se tiende a
dar competencia al Tribunal Superior (o Suprema Corte) en todos los casos. El
tribunal dirimente de la cuestión puede atribuir el conocimiento de la causa aun
a otro tribunal distinto de los que plantearon el conflicto con lo cual se evita
incurrir en denegación de justicia. La adjudicará al que considere competente
en el ordenamiento judicial respectivo (C. S, J. N., Fallos: 233:121), lo que tiene
aplicación más general cuando se trata del territorio (C.S.J. N., Fallos:
244:303).

La Corte Suprema de la Nación debe aplicar, para la solución del conflicto, la


ley nacional. 307. El trámite y la solución de las cuestiones de competencia
provocan un procedimiento incidental que se intercala en el curso del proceso.
Es precedido por el trámite resultante de la declaración de oficio de la
incompetencia, o del planteo de parte por declinatorio o inhibitoria. La inhibitoria
tiene regulado en tos códigos un trámite autónomo. La declinatoria, en cambio,
se considera uno de los artículos de previo y especial pronunciamiento a
deducirse y tramitarse por el régimen de lo que ha dado en llamarse
"excepciones”.

La inhibitoria puede ser instada por el Ministerio Fiscal, por el querellante, por
el imputado y por las partes civiles ante el tribunal que se considere

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competente, afirmando la incompetencia del que está actuando. Se pide al


tribunal que se declare competente en el proceso que tramita el otro tribunal y
en consecuencia requiera a éste de inhibitoria. No parece práctico que el
querellante y las partes civiles puedan plantear inhibitoria si para ser tales
deben haberse constituido en el proceso. De la instancia debe darse vista al
Ministerio Fiscal en su función consultora; no así cuando hubiere instado uno
de sus integrantes.

El fiscal se expedirá dentro de tres días, y su criterio no es vinculante. Después


debe resolver el tribunal en plazo breve (tres días para los códigos modernos) y
por auto fundado. Negada la instancia inhibitoria, se concede recurso de
apelación ante el tribunal de alzada común, o ante el previsto para resolver la
cuestión de competencia. Éste puede confirmar o revocar la resolución.
Cuando se trata del tribunal más elevado del ordenamiento judicial, pareciera
que con esta alzada se desnaturaliza la apelación al atribuirse la alzada a un
órgano competente sólo para recursos extraordinarios. Mejor que apelación,
pensamos que debe preverse la consulta obligatoria.

Acogida en firme la instancia inhibitoria, su ejecución implica el reclamo de la


competencia al tribunal que tramita el proceso: libramiento del "oficio
inhibitorio", o sea del exhorto correspondiente. A más de los recaudos
generales, este exhorto debe contener e ir acompañado a las necesarias
piezas de convicción, acerca de la competencia sostenida por el exhortante,
incluso la instancia y el dictamen del Ministerio Fiscal.

En lo volitivo, el exhorto debe requerir, en forma de ruego, que el exhortado se


desprenda de la competencia, sosteniendo la del exhortante; reclamo de la
competencia que se afirma tener. Cuando el exhorto inhibitorio se libró en
virtud de resolución confirmatoria o revocatoria de la negativa en alzada, no
obstante provenir del mismo tribunal dirimente de la posible cuestión, no tendrá
efecto vinculante para la futura solución de ésta. La resolución de la alzada
será sólo provisional por cuanto aún no se ha escuchado al tribunal que está
entendiendo en la causa. No obstante, puede ser útil para evitar que se
produzca la cuestión.

El juez del tribunal requerido debe sustanciar el exhorto inhibitorio corriendo


vista al Ministerio Fiscal por tres días. Esta intervención no puede evitarse
aunque la instancia originaria hubiere provenido del mismo organismo.
También debe correrse vista al imputado, al querellante, y a las partes civiles
que intervinieren, excluyendo al sujeto privado que hubiere planteado la
inhibitoria. Si el juez acepta el reclamo, inhibirá al tribunal declarándose
incompetente; pero esa resolución es apelable ante el mismo órgano judicial
dirimente de la posible cuestión. Aquí pensamos que también es mejor
establecer la consulta obligatoria ante el tribunal más elevado.

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La confirmación implicará no cuestionar. La resolución debe ser fundada por


tratarse de una declaración de incompetencia, y una vez firme, concluye el
trámite incidental. Se ejecuta remitiendo el expediente y lo actuado al tribunal
exhortante, poniendo a su disposición al imputado. Las partes serán notificadas
para que tomen la debida intervención ante el tribunal declarado competente,
309. El tribunal exhortado, o el de la apelación de lo resuelto por éste, puede
rechazar el requerimiento inhibitorio sosteniendo su propia competencia y, por
ende, negándosela al exhortante. Esto implica plantear cuestión positiva de
competencia, pero las leyes dan aún otra oportunidad para impedirlo. El juez
exhortante podría aceptar las razones del requerido, por lo cual se le debe
comunicar el rechazo por exhorto que transcriba o acompañe copia autorizada
de los elementos de convicción fundamentadores del rechazo, solicitándole
respuesta sobre si reconoce la competencia mantenida o insiste en la suya. En
caso de avenimiento, concluye el trámite con la remisión de lo actuado al
tribunal del proceso.

Si el juez que requirió la inhibición insiste en su postura, a pedido del


resistente remitirá todo lo que él ha actuado al tribunal que en definitiva debe
resolver el conflicto. Con ello queda formalmente planteada la cuestión de
competencia, y excitada la decisión del órgano que la resolverá. Ese
mantenimiento se comunicará al juez que está inter viniendo en la causa para
que remita los antecedentes al tribunal dirimente. También la cuestión puede
plantearse ante el mismo tribunal dirimente, como consecuencia de la
declaración de oficio de falta de competencia o provocada por declinatoria,
cuando el tribunal al que se remite la causa por estimarse el competente,
considera a su vez que no lo es para entender en ello. El tribuna! del conflicto
debe correr vista por tres días al Ministerio Fiscal, y decidirlo sin otra
sustanciación en plazo similar. Lo resuelto se ejecutará inmediatamente,
remitiéndose lo actuado al que resulte competente.

Extradición Activa y Pasiva:

Extradición Activa: Se denomina extradición activa al proceso


fundamentalmente jurisdiccional a través del cual se sustancia la petición
que hace la República Argentina a otro Estado para que una persona le
sea entregada privada de su libertad con el objeto de ser sometida a
proceso o para cumplir una pena privativa de la libertad ya impuesta por
autoridades jurisdiccionales argentinas.

Se denomina extradición pasiva cuando es el Estado Argentino quien


peticiona a otro Estado la entrega de una persona para su Juzgamiento y/o
realizar efectivo el cumplimiento de una condena.

Para solicitar la extradición activa se deben cumplir los siguientes pasos:

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- El pedido de extradición debe ser remitido a la Dirección de


Asistencia Jurídica Internacional de la Cancillería Argentina.
- La Dirección de Asistencia Jurídica Internacional analiza el caso y, si
procede, remite la documentación para que la Embajada que
corresponda formalice la solicitud de extradición por la vía
diplomática.
- Durante el trámite del proceso de extradición puede resultar
necesario ampliar la documentación que respalda la solicitud, aclarar
algunos puntos del caso o simplemente informar acerca de las
novedades

Posterior al trámite dentro de la vía administrativa, será el estado requerido


en base a su legislación y tratados bilaterales si los hubiera quien decidirá
sobre la procedencia del pedido.

Extradición Pasiva. Procedimiento:

En principio, para que una solicitud de extradición pueda prosperar es


necesario que tanto la ley extrajera como la ley de nuestro país tipifique una
pena privativa de libertad para el delito por el cual es cursada la requisitoria. No
procederá cuando se tratare de pena o penas de inhabilitación o multa.

Sin embargo, la normativa legal vigente establece los supuestos en los cuales
no procederá la extradición, y consecuentemente en esos casos el pedido
deberá ser rechazo in limine.

Los supuestos de excepción, aun cuando habiendo un Tratado suscripto, son


los siguientes:

A. Cuando el delito que expresara la solicitud del Estado requirente fuese uno
de los llamados “políticos”, es decir de aquellos que han tenido en cuenta
lesionar la existencia de un determinado gobierno, más no del Estado mismo.

B. Cuando el delito que motiva la requisitoria del Estado extranjero, fuese uno
de los previstos exclusivamente en la ley penal militar.

C. También cuando el Estado extranjero, y para resolver la solicitud de


extradición, se hubiera constituido una comisión especial de aquellas que se
encuentran prohibidas por nuestra Carta Magna, de conformidad a lo
establecido en el artículo 18.

D. Cuando el proceso que motiva la extradición evidencia propósitos


persecutorios por razón de las opiniones políticas, la nacionalidad, la raza, el
sexo o la religión de las personas involucradas, o hubiere motivos fundados
para suponer que esas razones pueden perjudicar el ejercicio del derecho de
defensa en juicio, o cuando la persona extraditada pueda ser sometida a
torturas o tratos inhumanos. Esta circunstancia tiene directa relación con la

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abolición de los tormentos y azotes que establece el artículo 18 de nuestra


Carta Magna.

También será un impedimento para la procedencia de la extradición la


existencia de la pena de muerte en el Estado requirente se éste no diere
seguridades de que la misma no será aplicada.

Una situación particularmente curiosa puede presentarse cuando varios


Estados requiriesen la extradición de una misma persona, pues ante ello se
deberá dar prioridad a la existencia de Tratados internacionales que regulen la
materia y además de ello la fecha en la cual fuesen cursadas cada una de las
peticiones de extradición.

Para que proceda una solicitud de extradición es necesario iniciar las


actuaciones en sede administrativa. En este aspecto, el órgano competente es
el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, es decir
que todo se inicia por vía diplomática.

El Ministerio podrá solicitar al Estado requirente la subsanación de cualquier


requisito no esencial omitido en la petición.

Presentes todos los requisitos o saneados los faltantes, el Ministerio de


Relaciones Exteriores dará lugar a la requisitoria poniendo el expediente
administrativo a disposición del ministerio público fiscal. La fiscalía será la
encargada de representar el interés por la extradición que tiene el Estado
extranjero. Sin embargo el Estado requirente podrá intervenir en el proceso
judicial por medio de apoderados.

Luego del dictamen del fiscal, el juez competente librará la correspondiente


orden de detención de la persona requerida. Así la normativa legal vigente
establece un proceso judicial que se encuentra únicamente destinado a
dictaminar sobre la procedencia o improcedencia de la solicitud. No se
ventilarán, en esta etapa procesal, elementos que se relacionen con la
responsabilidad penal del delito que motivara la petición del Estado requirente.
Por tal motivo es que si el juez resolviese que la procedencia de la extradición,
le sentencia, en tal caso, se limitará a declarar tal situación.

De resolverse contra la solicitud de extradición, la sentencia también se limitará


a esa circunstancia o pronunciamiento sin hacer referencia alguna sobre la
supuesta responsabilidad del delito que se le imputa, al requerido, en el Estado
extranjero.

La resolución podrá ser apelada ordinariamente por ante la Corte Suprema de


Justicia de la Nación.

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Por otra parte, y a través de una sana medida procesal, la ley establece que de
haberse denegado la petición, la persona requerida recuperará la libertad hasta
tanto se sustancia el correspondiente recurso ante la Corte Suprema.

Una vez que la Justicia de nuestro país hiciera lugar al pedido de extradición,
no procederá la sustanciación de otro Estado requirente sobre la misma
persona.

La ley 24.767 fue sancionada para establecer las reglas para la tramitación de
las extradiciones, tanto pasivas como activas.

Algunos de los tratados internacionales vigentes en nuestro orden jurídico son


los siguientes:

- Protocolo de Asistencia Mutua en asuntos penales del MERCOSUR.


- Tratado de Derecho Penal Internacional. Montevideo 1889.
- Tratado Interamericano de extradición.

Inhibición y recusación:

A pesar de la competencia del tribunal y de la capacidad genérica del juez para


personificarlo, puede ocurrir que éste deba apartarse del conocimiento de la
causa ante la existencia de sospecha de parcialidad. Se advierte que no se
trata ya de exclusión del tribunal penal, sino de apartamiento del juez que
desempeña el oficio jurisdiccional. El apartamiento puede ser genérico,
quedando el cargo vacante por cese o por suspensión del juez, y regirán las
normas sobre sustitución de los magistrados judiciales encargando el oficio
(juzgado) a otro juez del mismo tribunal, e integrando la sala o cámara con otro
vocal, hasta tanto concluya la suspensión o se haga el nuevo nombramiento.
La sospecha de parcialidad tiene efecto en concreto. Produce el apartamiento
en una causa determinada, de oficio o a requerimiento de parte interesada:
excusación o recusación. Desde antiguo los códigos procesales penales vienen
estableciendo concretas causas de apartamiento del juez que protegen su
imparcialidad frente al específico proceso penal. Ahora la excusación del juez
penal (inhibición en algunos códigos) es imperativa, sin perjuicio de que en
algunos casos el interesado pueda solicitarle que continúe interviniendo.

La recusación sin expresión de causa sólo excepcionalmente se acepta en


materia penal, y en forma muy limitada. Todos los códigos enumeran, en una
serie de incisos, las causales de apartamiento del juez penal. En general
comprenden su vinculación con el proceso mismo y con tos interesados en el
proceso, en ambos casos en forma directa e indirecta. Todos los códigos
prohíben recusar con expresión de causa distinta a las legales y la
jurisprudencia generalmente es restrictiva. No ocurre igual en cuanto a la
inhibición de oficio. Aunque algunos fallos han sido estrictos (C. S.J. N., Fallos:
216:522), por lo general se han aceptado otros motivos no legales con

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fundamento en la no taxatividad de la norma respectiva. No parece sensato


imponer al juez que intervenga en un proceso, con respecto al cual considera
que está afectada su imparcialidad.

Son causales de vinculación directa del juez con el proceso de que se trata:

a) Haber pronunciado o concurrido a pronunciar sentencia en el mismo


proceso, no así autor de procesamiento, de falta de mérito o de remisión a
juicio. Se trata de apartar al juez que ha prejuzgado en ese proceso, y no al
que simplemente ha intervenido.

b) Haber intervenido en el proceso como funcionario del Ministerio Fiscal o


haber dictaminado como letrado. No hay duda de que esto implica adelantos de
opinión en la causa, aunque sólo fuere por haber firmado un escrito o asistido a
una audiencia,

c) Haber sido en el proceso defensor, mandatario, denunciante o querellante o


haber actuado como letrado. No hay duda de que esto implica adelantar
opinión en la causa, aunque sólo fuere por haber firmado un escrito o asistido a
una audiencia.

d) Haber actuado como perito o conocido el hecho como testigo. Su actuación


como perito implica adelanto de opinión sobre una prueba. En cuanto a la
condición de testigo, lo es en sentido sustancial, o sea aunque no haya
declarado en el proceso. A más del peligro de ser imparcial, juega aquí un
criterio de incompatibilidad, que se decide a favor del testigo por su
insustituibilidad.

e) Haber dado recomendaciones acerca de la causa antes o después de


comenzada, aconsejando o manifestando su opinión sobre el asunto a alguno
de los interesados. Son otras manifestaciones del prejuzgamiento que la
jurisprudencia ha captado en diversas modalidades y manifestaciones.

Son causales de vinculación indirecta del juez con el proceso la intervención


como juez de algún pariente suyo hasta el segundo grado consanguíneo
(incluido el cónyuge), o si él o alguno de sus parientes próximos tuviere interés
en el proceso.

En cuanto a la vinculación con los interesados en el proceso, corresponde


aclarar quiénes son éstos. Para el Código nacional son las partes. Los códigos
modernos lo aclaran por norma interpretativa que comprende al imputado, al
ofendido, representantes y mandatarios. Respecto del ofendido, damnificado y
tercero responsable, ex presamente la ley aclara que son interesados aunque
no intervengan en el proceso. Los casos previstos de vinculación directa del
juez con los interesados comprenden:

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a) El parentesco próximo, extendido a la calidad de tutor o curador y que puede


comprender también la de guardador, que hubiere existido. Es fácil advertir el
efecto de esta causal.

b) Juicio pendiente iniciado con anterioridad o existencia anterior de denuncia o


acusación de uno contra el otro. La exigencia de antelación al proceso que no
contiene el Código nacional evita la causal artificial por demanda o denuncia
dirigida sólo a obtener el apartamiento injustificado. Si el pleito concluyó o se
probare que después de la denuncia o acusación medió amistad entre ambos,
la causal no subsistirá,

c) Sociedad no anónima, comunidad o relación de acreedor, deudor o fiador.


Se trata de la vinculación por intereses pecuniarios. Los códigos modernos
extienden este vínculo a los parientes cercanos de los interesados.

d) Amistad íntima, enemistad manifiesta o haber recibido en cualquier tiempo


beneficios de importancia o regalos después de iniciado el proceso. Las
dádivas, beneficios o regalos se extienden por los códigos modernos a las
personas allegadas al juez. Lo íntimo o lo manifiesto de la amistad o enemistad
ponen un justo límite a la causal, evitando su extensión indebida.

Las causales de vinculación indirecta con los interesados son extensión de las
anteriores a los parientes o allegados al juez como se ha venido expresando:
juicio pendiente, acreedores o deudores de beneficios o regalos. No están
contemplados expresamente por el Código nacional. El juez debe apartarse si
advierte la presencia de un motivo legal. Es el apartamiento de oficio que los
códigos denominan inhibición o excusación. Resuelto el apartamiento, el
proceso será remitido al juez que corresponda, o se integrará al cuerpo
conforme lo determina la ley. No obstante, con respecto a algunas causales
que vienen a caracterizarse como relativas, la excusación puede quedar sin
efecto cuando a solicitud de los interesados el juez acepte continuar
conociendo en la causa. Se requiere acuerdo de todos los sujetos procesales.
Sobre esto son expresos los códigos modernos. Las causales absolutas actúan
como presunciones legales con respecto a la sospecha de parcialidad, por lo
cual no pueden ser allanadas, pero los códigos no son uniformes en su
determinación.

Puede ocurrir que el juez decida su inhibición después de instancia de parte


interesada al respecto, o sea de una recusación aunque en tiempo inoportuno.
Si el juez admitiere esa causal, debe apartarse, y en cuanto al trámite su
inhibición equivale a la de oficio. Resuelto el apartamiento en decreto fundado,
se remitirá el expediente al juez que corresponda según el orden para los
reemplazos, quien debe proseguir el curso del proceso inmediatamente. Si se
trata de un vocal de tribunal colegiado, deberá pedir él su apartamiento al
cuerpo. Éste será integrado para resolver el apartamiento, y en caso afirmativo
lo integrará definitivamente con el reemplazante legal.
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La recusación es el medio otorgado a las partes para provocar el apartamiento


del juez sospechoso. También puede recusar el representante del Ministerio
Fiscal no obstante su calidad de funcionario público. La recusación debe
fundarse en causa legal. El Código de Santiago del Estero admitió
limitadamente la recusación sin expresión de causal a un vocal del tribunal
colegiado. La oportunidad para plantear recusación incidental está fijada en
todos los códigos restringidamente. Hay plazos de caducidad vencidos los
cuales la recusación como incidente no es admisible. En general se distingue el
caso de causales preexistentes y causales sobrevinientes con extensión a las
recién conocidas. Cuando la causal es preexistente, corresponde que se la
exprese en el primer escrito que el interesado presente ante el tribunal que el
afectado personifique, salvo el imputado, que en la instrucción puede hacerlo
en la declaración indagatoria antes de exponer sobre los hechos. Si se trata de
causal sobreviniente o recién conocida, la instancia debe producirse
inmediatamente y hasta e! llamamiento de autos para sentencia. Después de
este llamamiento no se puede recusar en ninguna instancia.

Todos los códigos modernos autorizan la recusación instructoria hasta el cierre


de la investigación o la clausura de la instrucción. En el juicio se fija dentro del
plazo de citación a juicio. En ambos casos se deja a salvo la nueva integración
y la causal sobreviniente o recién conocida, todos después de los plazos
indicados o del comparendo en la alzada. Se fijan veinticuatro horas desde el
decreto de integración o de producida o conocida la causal.

La instancia de recusación es un acto escrito cuando no se hace en la


indagatoria, y debe expresar con claridad la causa legal en que se funda con
enunciación de los hechos y de la norma que los capta. Su contenido volitivo es
el pedido de apartamiento. Simultáneamente se ofrecerán las pruebas. La
inobservancia de estas formalidades está conminada con inadmisibilidad,
expresamente por los códigos modernos.

Cuando el juez acepta la causal invocada no habrá cuestión entre recusante y


recusado, pero podría haberla entre éste y el sustituto legal si el tribunal es
singular. Pero el juez puede no aceptar la recusación de parte con lo cual se
plantea el conflicto. En ambos casos no hay acuerdo en los códigos para
establecer el tribunal dirimente. Veamos. Conforme al Código nacional (93), ley
4162 y decreto-ley 1285/68, interviene el juez que corresponde de acuerdo al
orden de sustitución: otro juez de igual categoría, fiscal, defensor y conjuez. La
gran mayoría de los demás códigos dan competencia para dirimir el conflicto al
tribunal de jerarquía inmediatamente superior. El segundo sistema parece el
más acomodado a las características de nuestra organización judicial. Cuando
se trata de oficios colegiados (cámaras o salas) es tribunal del conflicto el
mismo cuerpo. Para ello debe ser previamente integrado conforme al régimen
de sustituciones de los jueces penales. Sobre esto hay coincidencia en los
códigos argentinos.

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Los documentos probatorios deben presentarse con el acto de instancia e


indicarse en él el lugar donde se encuentran, y se limita el número de testigos
en la mayoría de los códigos, no así en los últimos. Al tribunal dirimente le
queda la facultad de introducir pruebas relevantes.

El incidente se sustancia por cuerda separada para que la causa principal siga
su curso. La prueba se recibirá por el trámite escrito u oral según el tipo de
legislación de que se trate. Hay discusión, por el procedimiento oral, en la que
intervienen el fiscal y las partes privadas, pero no el juez recusado; éste ya fue
oído al rechazar e informar sobre el rechazo de la recusación, o al inhibirse, y
al oponerse el reemplazante a la inhibición o informar sobre ello. El plazo para
resolver es brevísimo, y la decisión es inimpugnable, salvo los artículos 98 y
108 del Código nacional.

Si se hace lugar a la recusación, se comunicará al juez recusado para que sin


tardanza transfiera los autos al sustituto. Éste continuará el proceso,
asumiendo intervención definitiva.

Se ha dicho que durante el incidente la causa principal sigue su trámite.


Conforme al sistema de los códigos modernos, por el mismo juez recusado, o
en caso de rechazo de la inhibición, por el juez que la rechaza. Lo primero
plantea el problema del valor de los actos cumplidos por el juez recusado que
después resulta apartado, problema que se limita a los trámites de la
instrucción. En los códigos modernos se conmina lo actuado durante el
incidente con nulidad.

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