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SISTEMAS DE ENTERRAMIENTO EN LA HUASTECA

TAMAULIPECA

Una cuestión muy importante que pocos investigadores se han detenido a analizar a la hora de
realizar proyectos sobre sitios arqueológicos, se puede apreciar en la siguiente pregunta, ¿Por qué
es importante estudiar todo aquel material y contextos que estén relacionados con la muerte? Es
evidente que el culto a los muertos y la presencia de materiales realizados o reutilizados para este
fin, junto con las estructuras funerarias de distintos tamaños, ponen en evidencia la importancia
de quien fue enterrado al interior de estas (Valverde, 2007) lo que hace que ambas disciplinas se
enfoquen en un fin en común, pues con ambos elementos se puede saber de manera más
eficiente que está pasando al interior de las sociedades que tienen evidencias de prácticas
funerarias y así presentar un registro más completo que permita entender lo que se está
desenterrando.

Esto desemboca en el tema a tratar en este trabajo, el cual tiene que ver con los ritos y tradiciones
funerarias. En cualquier sociedad de cualquier época, la muerte ha sido un acontecimiento que
rompe con la vida cotidiana, por lo cual tiene un tratamiento especial dentro de las concepciones y
acciones de un grupo social. Los actos que se realizan frente a este hecho, están mediados por
creencias que generalmente hacen referencia a seres o fuerzas sobrenaturales más allá de la
comprensión humana, que provocan una serie de emociones o sentimientos en los individuos que
tratan de comprenderlas o respetarlas, creando dioses, lugares a donde van las personas a
descansar o a sufrir por una eternidad o una nueva concepción de vida que va más allá de la que
se tuvo en el plano terrenal junto con tradiciones y formas de rendirle culto a aquellos que se
preparan para emprender un nuevo viaje a lo desconocido.

Estas han formado parte del hombre desde sus inicios, esta forma de enfrentar tal partida de sus
seres queridos al otro mundo y este posterior respeto a la muerte se ha visto plasmado a lo largo
de su historia en diferentes culturas, se puede apreciar en las más antiguas como los egipcios en
África o la cultura Chinchorro en Sudamérica (Figura 1), los cuales además de acompañar a sus
muertos con distintos materiales, tenían un sistema muy particular basado en la preparación de
los individuos al momento de su muerte y como resultado final se obtenía una momificación que
perduró hasta nuestros días.

En esencia, estos procesos no difieren mucho en las culturas prehispánicas de México los cuales
forman parte de la vida cotidiana de estas sociedades, han tratado de distintas maneras a los
miembros de su grupo que fallecieron, dejando ver un complejo sistema de costumbres que en
última instancia, dan la oportunidad a los investigadores al momento que hacen el hallazgo, de ver
el resultado final de tales procesos.

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Figura 1: Momias Sudamericanas de Chinchorro

En cuanto al origen de contextos funerarios en Mesoamérica se refiere, para épocas tan


tempranas como las anteriormente mencionadas, se pueden rastrear tales costumbres desde las
primeras etapas de estadios humanos como los Mixtecos, Zapotecos u Olmecas donde se localizan
ofrendas a esqueletos de distintas edades con un trabajo muy detallado en lítica o cerámica
(Martínez, 2007), hasta sociedades más pequeñas del tipo aldeano con una organización social
distinta y con un número menor de individuos, con artefactos de similar calidad al de sus
semejantes de organización más compleja sobre restos óseos pertenecientes a personas que
pudieron habitar en estas aldeas, todo esto a lo largo del período formativo o preclásico hace 3500
- 4000 años aproximadamente.

Para la Huasteca (área que se pretende abordar en esta presentación, específicamente al área
Tamaulipeca), se pueden localizar ejemplos de costumbres mortuorias a lo largo de distintas
épocas y sitios que conforman está área cultural. Esta región comprende parte de los estados de
Hidalgo, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz, (Figura 2) aquí se tiene un
registro de tales prácticas que van desde el formativo hasta el posclásico contándose con múltiples
exponentes done se pueden apreciar distintos casos que amplían la información acerca de estos
contextos.

Figura 2: Estados que conforman la Huasteca

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A mediados de los 40’s Wilfrido Du Solier comienza a realizar los primeros trabajos antropofísicos
en esta región, al realizar excavaciones en varios sitios en San Luis Potosí con la intención de
ampliar la información sobre los sistemas funerarios en la huasteca calculando las diversas épocas
de los entierros a través de la cerámica y la arquitectura (Du Solier, 1947), logrando así establecer
las primeras teorías en base a los resultados obtenidos en campo (Figura 3).

Figura 3: Entierros descubiertos por Du Solier en los 40’s

A lo largo de la cuenda baja del Panuco y gracias al trabajo que se llevó a cabo por Ángel García
Cook y Leonor Merino (García y Merino, 1987) se descubrieron más sitios pertenecientes a la
Huasteca, donde se pudieron localizar además de estructuras monumentales y materiales
cerámicos y líticos que expanden el conocimiento de los horizontes culturales huastecos, 19
osamentas que permiten apreciar cómo era su forma de inhumar a los integrantes de la
comunidad en una fase cronológica perteneciente al formativo medio, analizándose las posiciones
anatómicas de estos entierros, así como los materiales asociados.

Para el sitio de Tamuín en San Luis Potosí, se puede apreciar otra variación en el sistema de
entierros acorde a esta parte de la Huasteca, teniéndose entierros de infantes en una posición
anatómica en decúbito dorsal flexionado (con los miembros inferiores en posición de “flor de
loto”) con “vasijas capitales” colocadas sobre su cráneo a modo de ofrenda junto con otras piezas
cerámicas y líticas (Pérez, 2009). Aunque la muestra consta solo de 3 individuos se puede apreciar
otra variante en cuanto a sistemas funerarios se refiere, en una región cercana al sitio que se
aborda en este trabajo, aunque en una cronología totalmente distinta durante el Clásico.

En el sitio Chak Pet, ubicado en el municipio de Altamira en Tamaulipas, y que pertenece al


formativo, se han estado localizando en las distintas temporadas de campo llevadas cabo desde
hace algunos años, una amplia gama de osamentas humanas, aumentando el número de entierros
a casi 300 en esta última temporada de trabajo (Figura 4). Gracias a ellos fue posible para el
Arqueólogo Víctor Valdovinos (2009) proponer un par de sistemas los cuales abarcan
aproximadamente 550 – 600 años de la cronología del sitio.

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Figura 4: Entierros pertenecientes al sitio Chak Pet, Tamaulipas

El primero perteneciente al período cultural denominado como Tantuan II, el cual consta de una
muestra de individuos los cuales en su mayoría fueron localizados en una posición en decúbito
ventral extendido con una orientación oeste – este y distintas ofrendas para la mayoría de ellos,
ente las que se encuentran Conchas, Caracoles, cuentas de estos materiales y figurillas
antropomorfas ubicadas de una manera en particular cerca del individuo entre la articulación del
húmero con el radio (Valdovinos, 2009) que permitió determinar que este tipo de entierros
pertenecían a un solo sistema de la fase antes mencionada (Figura 5).

Figura 5: Entierro múltiple de infantes

En el segundo se aprecia una variante en la posición anatómica la cual ahora es decúbito dorsal
con la misma orientación. El cambio en la forma de realizar los entierros es perceptible tanto en la
posición anatómica de los individuos como en los materiales asociados (Figura 6), acordes al
período cronológico, pues en esta fase se encontró que varios de ellos eran enterrados con
distintos objetos de distintas materias primas, lográndose en ocasiones obtener hasta 4 artefactos
de materiales diversos (Valdovinos, Ibídem), modificando totalmente la forma de acompañar a los
sujetos en su viaje al más allá con las ofrendas. Otra cosa que se aprecia para este sistema, es el

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hallazgo de vasijas cerámicas usadas como urnas funerarias para varios individuos, lo cual puede
dar pauta a un sistema adicional de entierros en este sitio (Figura 7).

Figuras 6 y 7: Materiales asociados a entierros

Como se mencionó anteriormente, gracias al descubrimiento de los casi 300 entierros en este
sitio, se ha podido corroborar con más detalle los sistemas propuestos anteriormente ya que la
muestra inicial con la que se propuso esto fue de 54 entierros, con los nuevos se ha ampliado la
cantidad de individuos que componían la muestra original, comprobando lo anteriormente
propuesto. Por otro lado con los nuevos hallazgos surgen nuevas dudas en cuanto a los sistemas
funerarios se refiere, contándose con otras posiciones anatómicas además de materiales
asociados que van en contra de lo anteriormente propuesto, por lo que realizar nuevas teorías e
hipótesis en base a esto, podrá permitir la proposición de otros sistemas que enriquezcan la
información antropofísica y arqueológica del sito.

Con los diversos trabajos llevados a cabo no solo en la Huasteca, sino en las otras áreas culturales
del país desde hace décadas, se puede ampliar la discusión sobre los sistemas funerarios al interior
de los sitios o por áreas, donde se pueden encontrar similitudes o diferencias al interior de una

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sola región o al contrario, en puntos alejados, enriqueciendo así el registro arqueológico con los
materiales asociados a los restos óseos, ya que eran fabricados con las mismas materias primas
usadas para objetos de la vida cotidiana, formando así otra tradición aparte de la que se
practicaba en el horizonte cultural de cada sociedad.

Bibliografia:

Du SOLIER W.

1947 “Sistema de entierros entre los Huaxtecos prehispánicos”. En: Journal de la Société des
Américanistes. Tomo 36, 1947. pp. 195-214.

GARCIA COOK, Angel y MERINO CARRIÓN, Leonor.

1987 “Proyecto Arqueológico Huaxteca” pp. 31 - 42

MARTINEZ MONROY, Cristina.

2005 “Tradiciones funerarias de México en el tiempo”. Pp. 1 – 4. Atlantic International


University.

PÉREZ SILVA, Carlos Vanueth.

2009 “Entierros del sitio arqueológico SE – 14 Carrillo Puerto, Tamuín, San Luis Potosí
(Huasteca)” En: Memoria del taller de arqueología de la Huasteca: Homenaje a Leonor
Merino Carrión; Diana Zaragoza Ocaña, Coord. Pp. 165 – 171. Instituto Nacional de
Antropología e Historia.

VALDOVINOS PÉREZ, Víctor Hugo.

2009 “Sistemas de enterramiento en Loma Real, norte de la huasteca” En: Revista de la


coordinación nacional de arqueología: Arqueología, Segunda Epoca, Mayo – Junio de 2010
Pp. 43 – 72. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México Df.

VALVERDE, Alejandra.

2007 “Practicas funerarias desde la arqueología: El caso de las momias de la sierra nevada de
cocuy”. En: Antípoda No. 5 Julio – Diciembre de 20007. Pp. 275 – 291. Universidad de los
Andes, Colombia.

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