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Guizot y sus colegas recapitularon y saumeae las discusiongs, ; cas que habian tenido lugar en Europa lescle que Bacon analing hes mera vez el cambio en la estructura agraria dela Inglaterra de log ng y los Estuardo. Stanley Mellon escribié ve ” dilema a pan bis <3 que «los liberales debian hallar una via para de fender las COnsec yen» dela revolucién, liberandose a si mismos de la carga de ser Tevohicion, rios». Segtin explica Mellon, encontraron esa via en la historio, fa tratando los explosivos acontecimientos del periodo Tevolucionayg como cuestiones que ya habian encontrado su resolucién y que por a tanto solo habia que entender.* No fueron los primeros en adoptar es actitud. Germaine de Staél, que a diferencia de los liberales franceses habia participado activamente en aquellos acontecimientos, escribié no obstante, inmediatamente después de la restauracion borbénica: «i propésito es hablar de la época que acaba de concluir como si fuera ya algo remoto».5 En primera instancia eso significaba situar «la época que acaba de concluir» junto a toda la historia de la civilizacién. Guizot explicité sus supuestos basicos muy al principio de su ca- rrera literaria, en términos que recuerdan los de Robertson: «A finde entender las instituciones politicas, debemos estudiar los diversos es- tratos existentes en la sociedad y sus relaciones mutuas. Y para enten- der esos diversos estratos, debemos conocer la naturaleza y las relacio- nes de la tenencia de tierras».° El periodo cubierto por la Historia general de la civilizacion en Euro- pa de Guizot correspondia a la época feudal, entendiendo el feudalis- mo no solo como un conjunto de leyes al estilo de Montesquieu, como un tipo de organizacién social como Smith, sino como una socie- dad basada en una forma determinada de relaciones de propiedad dis- tintas de las entonces consideradas precedentes formas tribales, orien tales o clasicas, todas las cuales quedaban subsumidas en un modo de subsistencia agricola indiferenciado. Guizot describfa «el sistema feu- dal» en ese sentido como una «combinacién de medios politicos, judi ciales y militares» mediante los cuales la mera Posesién de feudos s¢ convertia en «leyes e instituciones». Argumentaba que la burguesi@ se habia ido desarrollando en el seno de ese sistema desde el siglo x!!. pero no afirmaba que hubiera permanecido inmutable y en continuo «ascenso» durante todo ese periodo. Imaginaba a un miembro de esa clase renacido a finales del siglo xvim al que le Presentaran un ejemplar del ensayo del abate Sieyés Qué es ef Tercer Estado? TRANSFORMAR EL MUNDO ES FRENTE A LAS cy v1 UE: gxcos BORG’ tin cite ance 8 Ja burguesia muy diferente a la de Guizot y a sién de , - col yeh iat ofrece un pensador mayOr que cualquiys Mh liberales es departs ? d rera literaria se solapa en parte con la suya, Claude a cart nde de Saint-Simon, entr6 en relacién con elgg. pero cuy » Rouvroy, ¢ eat i de Rowe io particular desde 1814, Augustin Thierry, got" rimer socialista utép;, considerar, junto @ i aren og venfan an eae io que lade las figuras mas radicales de Reet at viene de su odio ala burguesi, aunque con ese término se refrgn grupo social distinto del ensalzado por anal osus Predecesores, Al principio de la Gran Revolucion Francesa, los Aiembros del grupo social que més tarde se calificarfa como «burguesian se ong. raban a si mismos como un componente significativo del «pueblo, 4 sentido amplio, quiza los mds «activos» en el sentido en que la Con. vencién reconocia la ciudadania activa. Sin embargo, la relacin de burguesia con el pueblo sufti6 pronto varias alteraciones, registada por ejemplo en un debate en el diario Patriot Francais iniciado desdes! ala derecha del movimiento revolucionario por el entonces alcalde de Paris, Jérome Pétion de Villeneuve. La intervencién mas sobresalien- te fue la del moderado André Chénier, preocupado por la drecsén que estaba tomando la revoluci6n por las mismas razones, esencial- mente, que Barnave. Como apunta Henry Heller, trataba sobre todo de distinguir a la burguesia de sectores inferiores del antiguo Tercet Estado, argumentando que tepresentaba al «verdadero pueblo»: la me- yoria virtuosa y laboriosa alejada de las opuestas minorias gemelas &e Ps ©xtravagantemente ricos y de los indigentes sin propiedades, situ 48 respectivamente por encima dor en la posicié émico (mercaderes, comers 1830 ya no era posih| profesionales y rentista."° En i revel cident ae € afirmar con cierta credibilidad que ni bi mis llé de una mig Me eurBUesia segtin esas lineas pudie™ ome ner, los liberal mh de la poblacién, Como observa Shitley e revolucién sj “SS ce 1830 podrian haber denominado “burgues# a ese término no se hubiera vuelto tan radicalmente cm Re SSA | = eS KS. AABA ASRS am iad LE¢ ei FAs goarererasge VE gadosy Ja nacién no. feted eins” Dejando fijacién con alade puke y Mackintosh y como ellos expresa la de que es poco probable que los industriales se sitten ala movimientos revolucionarios fisicamente destructivos, bvias relacionadas con la naturaleza de sus propiedades, plantea la cuéstidn de si la revolucién habria triunfado sila hubiera correspondido a los industriales. Donde Saint-Simon de sus contemporaneos franceses es al tratar a los «abogados: sicos» —o la «burguesia» tal como él la entendia— como p tesa una clase diferente de los «industriales y cientificosms en. debe considerar quizé precursor de la caida en la mistificacin y curantismo que iba a caracterizar cada vez mas el pensamiento! a medida que avanzaba el siglo x1x; con otras palabras, no 6 de os fundadores del socialismo, sino de la sociologia, LA CIMA DE UNA TRADICION TRO! Maza considera la presentacién de la revolucién Pos ls liberals meramente como un K LA BURGUESIA Y EL CONCEPTO DE REVOLUCION soca 5 ss en Ia obra de Clarendon y Harrington, reaparece en la d Mill ave fe Millar ay y neneke a y eae y culmina en la de los aza. Quizé vale | " 5 . * la pena deten momento para valorar la coherencia intelectual de esa corriene cnn aetapudith al corriente, que expresaba, por fragmentariamente que fuera, la realidad del ea 1 e se esi ci i mt erial que se estaba produciendo, en diverso grado, en toda Europa, , en toda Europa. ook grevart y de nuevo en la de Barn piaeoriadores a los que se pero aun si Nos concentramos tinicamente en la «narrativan conce seate a Francia, es evidente que ya se habia formulado antes de la pro- “iamacién de la Repablica, tanto por adversarios como por se orks ela Revolucién Francesa. Ni Burke ni Bamave vivieron aE sauracién, que en forma diferente ambos habfan deseados pero nin- juno de ellos ‘ necesitaba una vision retrospectiva para entender y teo- ar el proceso que estaba teniendo lugar ante sus ojos. A este respec- wo, lo que hicieron los liberales posteriores a la Restauracién no fue to innovar como recapitular, consolidar y sistematizar ideas que ~ulaban ampliamente desde antes y durante la revoluci6n. Los dos snalisis més serios examinados antes, los de Roederer y Barnave, no se publicaron hasta 1831 y 1843, respectivamente, por lo que no pudie- son influir directamente sobre su obra; pero el hecho de que su anélisis fuera muy similar indica la amplitud de la difusi6n y aceptacién ante- nor de esos argumentos. En resumen, si, como dice Maza, la narracion de la ascendencia burguesa perdié capacidad de «conviccién» para la propia burguesia, fue al cabo de unos doscientos afios y no de las dos décadas que ella imagina, periodo que solo se puede considerar «bre- veraescala geolégica. Ni siquiera los historiadores franceses basaron su narracién exclu- sivamente en la historia francesa. Colectivamente tenfan una ventaja importante negada a todos sus predecesores, con excepcién de Roede- rer: pudieron escribir la historia de la Revolucién Francesa sabiendo cémo terminaba. Esa revisin de todo el proceso les permitia también situarlo mas firmemente inserto en el contexto de acontecimientos y Personajes revolucionarios anteriores, sobre todo ingleses. La posibi- lidad de comparar las dictaduras militares de Cromwell y Napole6n 0 ls monarquis restauradas de Carlos Il y Carlos X les permitia rath “ar mas contundentemente que Barnave que el precedente mas ade- cuado de 1789 era 1640 y no 1688. De Staél fue quizd la primera en me caer su. con abarcar la totalidad cronologica de la Revolucion Inglesa en su co" junto: SS 7RANSFORMAR EL MUNDO 156 decir que el periodo revolucionario en Inglatere ede decir amos desde el comienzo de as gueeray gy SMe a afi08 : civ nalier™ gentronizacién de Guillermo Len 1684, yg ve no tenia otr0 objetivo real y perma sien, 1 actual; esto es, del mayor monte sci dug cuent jncuenta afios 00 a constitu de esos 5 Cuoco utiliza en esos pasajes el concepto de «revolucion nme eg poles por no implicar a Como critica del proceso que tuvo lugar en Népo! : Pueblo; pero mas adelante, bajo la influencia de Burke y ots S00 vadores como Joseph de Maistre, comenzo a recomen RANSFORMAR EL MUNDO 164 :. jsamente como medio de elyg: j6n pasiva precisame eludir |, . a ae ail estrategia iba a tener una larga y Sitoss cacion a ro solo después de que Cuoco hubiera Muerto y qe Le acaciontss por la Revolucién Francesa se hubje deny, las pasior "dy, mecido. ig no fueron el tinico lugar donde se a wnasr 1814, el afio de la Restauracién, sat — ae ron que la revolucion een a escala muni, eel proceso en otros paises no poc ria ser el mismo queen Gy Cra y Francia. En particular se referian a las «condiciones res de Alemania», que segiin ellos «oinerementarfan la violencia, revolucién: tendria que ir mas lejos que en Inglaterra o en Francia, solo debia unir sus constituciones, sino que también debia unir yc, wralar en un solo gobierno un ctimulo de diversos gobiernos». Pe, iba a ser precisamente en la relativamente atrasada Alemania, quel grandes movimientos de la burguesfa habian dejado atras, donde sus logros serian finalmente teorizados y mejor entendidos. Alemania en todavia una almazuela de treinta y nueve principados que todavia de. bian unificarse en un Estado-nacién. Prusia, el principal Estado ae- man, habja estado al frente de la oposicin a la Revoluci6n Francesa, no como Gran Bretafia porque Francia representara un peligroso com- petidor en el mundo burgués emergente, sino porque la revoluciéa amenazaba con destruir el mundo feudal en el que Prusia seguia po fundamente inserta. Aun asi, Georg Wilhelm Friedrich Hegel fue paz de discernir de ese trasfondo tan poco prometedor la esencia dels gran revolucién. Hegel estaba poco interesado en la teorfa del capil como tal, pese a escribir que «la propiedad es la primera de la libertad.” ¥ aunque veia el desarrollo de la sociedad a travis tuna sucesion de etapas, estas no quedaban definidas por la division trabajo ola expansion del comercio: «La Historia del MundonS ics med Progreso de la conciencia de la Libertad un oe pa a segdn Ms necesidad de su naturaleza nos co! < ae sent a progreso desde la esclavitud a la libertad om maa aE a creciente conciencia del Hombre de (4°) apie po el desarrollo del Espiritu (Dios) am 7 dado poet laexistencia del germen latente del Se fort! encuentra existencia Ee realizarse a si mismo. Esta ie elo do como teatro, ene evel Espiritu, que tiene la Hi weno + COMO posesién y marco de su propia transformacién, De hecho pre dispuesto al movimiento haci: : ‘Hegel extrajo de la escuela histérica escocesa la idea de que los in- dividuos, persiguiendo sus propios intereses, producian resultados que nadie habia previsto conscientemente; el Proceso histérico sobre- pasaba de esa forma las acciones o intenciones individuales, Solo por esa raz6n, dejando a un lado muchas otras que cabria citar, habria que tratar con mucho escepticismo la afirmacién de que Hegel crefa que con la Restauracién de 1815 se habia alcanzado «el fin de la historia», o in- cluso que este pudiera alcanzarse nunca." Mucho més importante para nuestro propésito es la leccién que extrafa de la Iustracién francesa —o con mayor exactitud, de la experiencia real dela Revolucion Fran- cesa— de que la posibilidad de trascender cualquier etapa del desarro- Ilo humano no residia en un proceso de cambio gradual, sino en la ge- neracién de una fuerza propia de esa etapa que acabara resolviendo sus contradicciones. Esas dos posiciones estan vinculadas entre si. El abso- lutismo francés nutrié una burguesia para su propio beneficio, sin ima- ginar que aspirarfa a un poder propio: una consecuencia no pretendi- da, La burguesia francesa destruyé el Estado absolutista, superando asia etapa feudal del desarrollo social, pero esa via no estaba abierta Para cualquier nacién o entidad politica: Es un falso principio que las cadenas que aprisionan a y eee puedan romperse sin emancipacién della conciencia, o dicho de ovra ao que pueda haber una Revolucién sin una Reforma. Esos Seni a a Fetrocedieron a su antigua situaci6n, en Italia con certs Ot — las relaciones politicas con el exterior. [.~] Napole6n no [roe e as Espafia ala libertad del mismo modo que Felipe II no pu landa a la esclavitud.® 160 :mos con las conclusiones de Cuoco Con re sados en forma tipicamente idealista, Son in, “aly arn dilema que no iba a encontrar solucién haga. Mig ne un orca de a revolucin hubiera pasado ey pués de a se. Mientras Hegel todavia vivia, esa solucién, _ ung sia a otra cla | menos intuida por un autor alemén tan distant defendida 03 naginar el 16s0f0 y ritico literati romine gel eee quien observ6 en 1820 que la Revolucign 5 Fig aia 6 transformada en un gran despotismo y Tevolucién, de, én. arriba» por Napole6n. Los paralelis lia, aunque exPre «MALA CONCIENCIA Y MALA INTENCION»: Los INTELECTUALES BURGUESES EN RETIRADA Atege! y Roederer murieron en 1831 y Walter Scott en 1832, A] in. ciarse la década de 1830, por tanto, habjan abandonado la escenalos iiltimos pensadores que habian teorizado el predominio burgués cua. do la Revoluci6n Francesa todavia estaba en marcha y que represents. ban el pensamiento de la Ilustraci6n tardia en sus distintos aspectos. Durante mas de doscientos afios se habia ido desarrollando una proto burguesa, pero ningzin pensador individu 0 coherente sus disti spectos econdmicns i unque algunos —en particular Harringtoneal glaterra, Steuart en Escocia y Barnaye en Francia— estuvieronm® cerca que otros. Evidentemente, siempre es problematico formulat luna interpretacién mientras los acontecimientos se estan todavia pt duciendo y los resultados son inciertos; Hegel lo expres6 asi en tm sus aforismos mas bellos y famosos: Cuando la filosofia i ; dase i pinta su gris de gris, entonces una forma) devi hecho vieja, ¥ con gris sobre gris no se la puede rejuveneee> sino) reconocerla, La lecl A hast pnocerla, La lechuza de Minerva no emprende su vuelo checer,44 Aun si u lle ae se med entender un periodo histérico un ee para ae , Pose dads depo ananees haa 1815 contemplar retrospectivamente oS LA BURGUESIA Y EL CONCEP, ‘0 DE REVO) LUCION S06 1A, 167 aero ete a nests conlsiones, pero no hecho, cuanto mis frmemente se asentaba elsintens ° hidieron. De «ocean alejindose dea claridad que se habia alemnaah Me jclénvermntiolé Jo antes, que al menos tenian alguna probabilidad con menor frecuencia incluso en ellos, La historia industrial de las naciones —eseibia el economist alemé Georg Friedrich List en 1841— y en particular y mis claramente lad Inglaterra, demuestra que la transicién del estado salvaje al pastoral, del pastoral al agricola y del agricola alos comienzos de la manera yl navegaci6n, se efectiia mas rapida y ventajosamente mediante el libre comercio con ciudades y paises més avanzados, pero que una industria manufacturera totalmente desarrollada, una importante marina menan, tey un comercio exterior a gran escala solo se pueden alcanzar mediante la intervencién del poder del Estado, El concepto de capitalismo mantuvo sin embargo una caracteristi- cade la «sociedad comercial», en concreto la idea de que habia existido desde siempre. Ronald Meek nos dice que «entre los economistas cre~ cia la tendencia a interpretar el desarrollo en las etapas precomerciales en términos de las categorias econdémicas adecuadas para interpretar el capitalismo».47 Un pedigri tan antiguo solo podfa significar que el ca- pitalismo era congruente con la propia naturaleza humana, o que, como dijo Smith, representaba «cierta propensién de la naturaleza hu- ‘mana [...] al trueque, la permuta, el intercambio de una cosa por tran.” Asi vemos al historiador alemdn Theodor Mommsen, en su ©*posicién sobre la sociedad romana durante el siglo v antes de la e. c., 'eferirse a «la desproporcionada centralizaci6n del capital» y a los “Brandes fabricantes» que describe como «al mismo. tiempo comer- “lantes y capitalistas».”? Si bien el abandono de la teoria de i ee “tapas era un avance potencial en la comprensién cents aoe = humano, mantener la idea de que el oniaiane posiciones exe siempre suponia un retroceso con respect Presadas por los liberales franceses en la década de 1820- lucionaria. Mirando retrospectivam rente desde la década de 1860, . ignii oa ibaa precisar lo que eso significaba para la economia politica: re En Francia y en Inglaterra la burguc iesia habia con istado el pode li- tico. Desde entonces la lucha de eee clases ha adoptado formas cada vez més abiertas y amenazadoras, tanto préctica como tedricamente. Hizo sonar Jas campanadas fiinebres de la economa cientifica burguesa, Desde en. tonces ya no se trataba de saber si este teorema o aquel era cierto, cual era titil 0 dafiino para el capital, conveniente o inconveniente, con- trario 0 no a las ordenanzas policiales. En lugar de investigadores des teresados, habia pregoneros muy cotizadoss en lugar de una indagacidn cientifica genuina, la mala conciencia y la mala intencién apologética.™ sino Pero lo mismo se podria decir més en general. En aquellas nuevas circunstancias que la burguesia habia creado, cualquier concesién a la idea de que en el pasado se habjan requerido revoluciones de clase para la transformacién social se entendia cada vez mas como i e- Suesia iba adquiriendo experiencia en la ocultacién de huellas y en dis- traer la atencién desviandola hacia rastros falsos, al menos alli donde ya dominaba el capitalismo, reescribiendo la historia de su propio as- censo revolucionario al poder de forma que cada momento concreto Pareciera una revolucién politica mas que social. Con otras palabras, en la poe e ; s re Rersamiento burgués habia comenzadoa reinterpret lt grandes Voluciones en términos que daban mayor énfasis a ds guike ado i ae 0 ' consecuin de un gobiemno constiuional, que ala spropidad s climinacin de trabas para el establecimiento-deun nuevo orden eco- "omico. Podemos constatar el.cambio,-en-el-contexto britanico, en” ol bra de Macaulay. En sus discursos sobre la Gran Ley de Re av "SS mtoniai era la representacién politica de una nu forma durante la crisis de clase, su cla~ TRANST” e, The History of England from y e gs important obra mas impo! Ja libertad constitucional, Quis Aecy, 11 (1848-57)> ion dis sugerir que ese cambio de actitud se debig, Nig muy Samat al temor de que las movilizaciones obreray tit jentet . S iéndose en una nueva revoluci6n. Fuera cual fuera ja Scabary convirtién J i la que deseab racia» con la qt eaba que de Macaulay @ Ja «aristoc! IME Su clage rtiera el poder politico, la sobrepasaba sin duda su hostij pa 2 ra ala que quetia exclu de él, Durant a again th clase obrera, de la década de 1830 argumentaba que wnt multitud ignorane dula, desesperada por el hambre, incapaz de entender que la desi dad era en tiltimo término necesaria en beneficio de todas las podia verse mal aconsejada y guiada por «los agitadores profes Jos que excitan» a la toma del poder, lo que daria lugar al colapso del, economia y a. «una vasta expoliacién» cuyo unico alivio seria un afye. te despotismo militar»; pero en cuanto a «las nobles institucioness que habian engrandecido a Gran Bretafia, «nunca las volverfamos a vers, Y siel Parlamento era lo bastante débil o insensato como para conee. der el derecho de voto a esos «mecanicos laboriosos», «no mereceria- mos volverlas a ver».' Lo que celebra es la continuidad de la historia inglesa—de la que tanto Jacobo VI y II como su padre Carlos se habian apartado temporalmente—, contrastandola con la de Francia, cuya continuidad se habja perdido Ilevando a los horrores que en su opin los cartistas pretendian reproducir. Macaulay se vio obligado a rebar incluso la naturaleza del petiodo cromwelliano. En su obra anterior, escrita en 1830 pero no publicada durante su vida, comparaba la rev" lucién inglesa de 1640 con la francesa de 1789: Los realistas se vieron superados por los presbiterianos, pero no via’ nada como las masacres de septiembre. Los presbiterianos se viero®* perados por los independientes, pero no tuyimos nada come la infligida por la Montafia a la Gironda. [... Cromwell] fue menos?" que Napoleén porque los republicanos ingleses habian sido me" a que los jacobinos, dado que los gobiernos de los ae “ide menos opresivos que los de los Borbones. Las f€P leradas, porque también lo haba sido la opresién."* U lool ; sa oa explicacién de la relativa moderacién de la evoluinlt Podla ser que el capitalismo estuviera mas avanzado e” Inet on que en Francia. Pero Maca re kay tulay opta en su lugar por Una” jot trivial del cardcter nacional. Para a, lade ~aehatl LA BURGUESIA ¥ EL CONCEPTo py E REVOLUCION Soca a7) ue puso fin a la larga lucha entre nuestros tos». Mientras que en Francia «la brecha de ftalmente al nevo sistema del antiguo, no hay taleone een txiatencia de la naci6n inglesa en dos partes distintan tes st La comparacién entre el curso de los acontecimientos en 1 rray en el continente europeo, sobre todo en Francia, es algo hes recurre repetidamente: bert ean oot Soberanos y sus parlamen- tuna gran revolucién separa Cuando comparamos [la revolucién inglesa de i su qut bn dertocado tne antigo plese so ee senta afios, no podemos sino sentimnos sorprendidos por su caracter pe- culiar. {... La inglesa] fue una revolucién estrictamente defensiva y en de su lado la autoridad de la legitimidad. Aqui, y solo aqui, una monar- qufa limitada del siglo x11 ha llegado intacta hasta el siglo xv. [.-] Para quienes hemos vivido el afio 1848, puede parecer casi un abuso termino- légico dar a un procedimiento levado a cabo con tanta solemnidad y tanta atencién minuciosa a la etiqueta descriptiva, el terrible nombre de revolucién. [...] Fue porque tuvimos una revolucin conservadora en el siglo xvtt por lo que no hemos tenido una revolucién destructora en elsigho xix. Los franceses no tuvieron una «revolucién conservadora» y por eso no podian ignorar o minusvalorar los acontecimientos de 1789 de la misma forma que los ingleses hacian con los de 1640."” Pero con lo que nos encontramos aqui es con un desplazamiento ideolégico gene- ral, en el que la incapacidad francesa para seguir el ejemplo inglés po- dia presentarse como una desviacién provocada por la intervencién indeseada de los plebeyos. Ese desplazamiento tuvo lugar en todas partes a raiz de las revolu- ciones burguesas, aunque con peculiaridades propias en cada lugar. Pero cuando ocurrié afect6 a todos los aspectos de la expresi6n, el arte ylacultura, y no solo ala politica y la teorfa social. En Italia, por ejem- plo, donde la unificacién nacional (el Risorgimento) durante la década de 1860 englobaba de hecho la revolucién burguesa, las diferencias en- tte los compositores Giuseppe Verdi (1813-1901) y Giacomo Puccini (1858-1924) indican la amplitud del cambio de actitud. Anthony Ar- blaster escribe sobre la 6pera de Verdi Don Carlo (1867): i26 Verdi atesti- ‘Tanto el drama de Schiller como la adaptacién que — liberalismo la fuan la importancia simbélica que tuvo para él posterior TRANSFORMAR EL MUNDO 172 it fue acide: la independencia. No i yeerlandesa por '@ a “je la opresion de Verdi fueran interpretad, mal ae . lauda tado log, jos a su propia situacién bajo e| comentarios a st a italiana como copa minio austriaco. ntinuacion establece una comparacién con el tong Si ace : 2c Puccini, que ta un temprano epg a, tras la destrucci6n de la Repiblig del, Toma. Y de la Tosca ( er revolucion burguesa italian: na en 1800: No es dificil imaginar lo que habria hecho Verdi on el tema dela sién, la libertad y el patriotismo implicitos en tal situacién, Cong maturgo Sardou y tras 6l Puccini, la historia se convierte enn fey ay drama de sadismo, pasién y venganza. Existe una signific.s contraccién de émbito: lo publico se ve reducido alo BE Mientras que en Don Carlo Verdi utiliza la revolucién burgues, neerlandesa como pretexto hist6rico para acercarse a los acontes. mientos de su época en Italia, en Tosca Puccini usa la revolucién bur guesa italiana como contexto hist6rico para una historia que Se podria haber planteado practicamente en cualquier época. Ese cambio noin dica simplemente una vulgarizacién de la estética de la 6pera italiana, sino un declive de su sensibilidad hist6rica. TOCQUEVILLE COMO EXCEPCION Hubo sin embargo un pensador liberal que si retuvo las percepelones de sus predecesores burgueses: Alexis derasice Tocqueville ‘an apreciado por los revisionistas modernos de la Revolucién Fra oe loes Clarendon Por los revisionistas de la Revolucion! mney Por ejemplo, Alfred Cobban citaba un famoso pase Pei ah a en la declaracién fundacional de !a na eta e el que tras la nueva Revolucién Francesa de 14 “lertas interpretaciones coetdneas de la historia. scot as absolutos que hacen depender tod0s!05° ria de grandes Primeras causas ques os una cadena fatal Y que suprimen, por decirlo asi, & Detesto €508 sistem; fecimientos de la histo, tre si mediante LA BURGUESIA Y EL CONCEPTO DER EVOLUCION soc AL 173 hombres de la historia del género humano. A mi i dida amplitud, on muy estrechos y del mismo nearer et aaa bajo la apariencia de verdad matemética,® nna En esa cita resuenan los ecos del « rincipi sichosas teorias» de Guizot: el ree ae ttaCtO> Y las aca «sistema detestado» es en amb a : esen el socalismo, cuya bandera roja se habia alzado por primera ocr era ver ‘ellos afios. Como ha sefialado uno ‘ sess, Co ea i Tere rales, la abolicién de la propiedad privada y la supresién dele ee iad individual»; con otras palabras lo opuesto a lo que habia dejado como herencia la revolucién de 1789: «La revolucién de 1848 negaria Jas ideas de 1789 si estableciera el socialismo»,5! Figuras revisionistas posteriores como Frangois Furet han admirado la supuesta afirma- cién de Tocqueville de que, més que transformar el Estado francés, la Revolucién Francesa de 1789 amplié el aparato del absolutismo y dejé intacta la sociedad. Frente a esos respaldos merece cierta aten- cidn lo que escribié efectivamente Tocqueville, tanto en su gran obra sobre la RevoliicidriF'ranicesa comblen Sueutobiograiia/ox unilado amplié la obra de sus predecesores liberales: «A finales de la década de 1820 la Historia [de la Civilizacién] de Guizotle habia convencido de la futilidad del intento ultramondrquico de restaurar los privilegios aristocraticos».%3 Por otro, sus percepciones eran en muchos aspectos compatibles con las de Marx y Engels, aunque sus conclusiones politi cas fueran opuestas. Tocqueville sefiala que ya antes de la Revolucién Francesa habia habido grandes movimientos revolucionarios que aspiraban a estable- cer la igualdad, pero que sin el necesario contexto socioecondmico no podian tener un éxito duradero, de forma que «el mismo fuego pi inad hizo arder a Europa entera en el siglo xviii se extinguid ficilmente en «lsiglo xv. Para que doctrinas de esa especie provoquen ee © preciso, de hecho, que ciertos cambios en Jas condiciones de . ‘ostumbres y habitos hayan preparado al espiritu haraario ae “epcién de nuevas ideas».°* Sin embargo, para ‘Tocqueville h ne menos un pais en el que el legado de la Edad Media se habia eens antes de la Revolucion Francesa, y en este contexto polar’ ome ‘We hubiera sido tan asiduamente leido por los revisionistas “olucién Inglesa como por los de la Francesa: TRANSFORMAR EL MUNDO 174 a, donde uno podria pensar a primera vista gu, En saree ropea todavia esta en vigor, sucede lo mismo, site —. nombres y aparta las viejas formas, encontrar ita feudal habia quedado abolido en la cons n vida los vie} a " . ee Tact

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