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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA Y TECNOLOGICA DE COLOMBIA

MODULO DE POLITICAS PUBLICAS Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL

INTEGRANTES:

YESENIA ALEXANDRA PALACIOS

LUIS ENRIQUE ANGULO

GEIDY TATIANA VELANDIA ROMERO

PARCIAL 2

PREGUNTA #5: ¿FOCALIZAR EL GASTO SOCIAL LLEVA A MAS EQUIDAD Y EFICIENCIA?

En la actualidad la economía del sector publico orienta sus objetivos a la asignación eficiente de
los recursos, la distribución de las rentas y la estabilidad económica. En América latina la
financiación y organización de los servicios sociales ha tenido grandes cambios lo cual ha
significado cambios sustanciales en las funciones del Estado y algunas organizaciones ciudadanas,
así como en los medios para satisfacer las necesidades sociales, las que también han venido
modificándose en el transcurso del tiempo. El factor de la focalización como forma de superación
de la pobreza se ha convertido en un punto de discusión esencial. Dentro del marco actual la
focalización se considera una estrategia para alcanzar mayor eficiencia y equidad en las políticas
sociales, planteando así un marco de discusión si la focalización o la universalización de los
servicios sociales.

En el argumento desarrollado en el texto de entrega de servicios sociales de Cesar Gerardo Molina


(2002), Se requiere de un cambio conceptual de la noción de gasto social hacia una de inversión
social y sustentado por un modelo de política social paralelo y complementario al modelo
económico. Un modelo social que se consolide como garante de aspectos de integración y
equidad, con características de gestión similares: orientación a resultados, elaboración de
presupuestos sociales y sistemas de indicadores de desempeño. En cuanto a la focalización de los
recursos se desarrolla en el marco de los bonos directos al usuario (se basan en provisionarlos de
recursos y que estos busquen la manera más conveniente de proveerse los servicios) que buscan
promover la eficiencia, responden a criterios redistributivos siempre y cuando se asignen bajo
criterios de focalización. El valor de estos bonos debe estar relacionado con el costo de un servicio
de calidad, igual al valor del servicio, se puede convertir en segmentación; se le deben hacer
asignaciones complementarias a los bonos básicos para reducir las desigualdades de uso o de
resultados para poder mejorar la equidad. A través, de la asignación por capitación se puede
proveer el aseguramiento de paquetes de servicios para todos lo cual mejoraría la equidad al
enfocarse en las características de la población. Por tanto, la acción del estado se ha venido
concentrando en grupos particulares de la población (vulnerable y pobre), condicionando la
aplicación de gran parte de las modalidades de asignación de recursos y orientando los recursos
del Estado. Sin embargo, este instrumento en el largo y mediano plazo puede generar acciones tan
solo subsidiarias carentes de impacto, por ejemplo, el asistencialismo per se. aunque busca
favorecer la igualdad de acceso y permanencia de servicios no se ha avanzado en la forma de
asegurar las condiciones que permitan que los servicios ofrecidos y su uso se les pueda distribuir a
otros grupos de la población.

Para contrarrestar este enfoque el texto finanzas públicas en América latina desarrollado por
Cesar Giraldo, se desenvuelve en el tema expresando que la provisión de bienes sociales por parte
del Estado dentro de la lógica racional del mercado lleva a eliminar los subsidios de oferta e
imponer los subsidios a través de la demanda. Al restringir esas transferencias estatales a
entidades públicas, para incentivar a que obtengan recursos mediante la venta de bienes y
servicios los encamina hacia la eficiencia y la libre elección de los usuarios. Los subsidios a la
demanda no es más que redirigir los recursos estatales a los usuarios pobres, mediante la
focalización para que puedan acceder a ellos dándoles un papel activo. Estas políticas de
focalización no solo llevan a la eficiencia a través de la competencia en la provisión sino, además,
es un instrumento para alcanzar un número mayor de familias sin caer en altos costos fiscales.
Este argumento se materializa en el principio de maximizar el bienestar del peor, ya que dar este
tratamiento especial a los más vulnerables garantiza la igualdad. Para evitar el sesgo los
reformadores actuales señalan que se trata de seleccionar bien a los específicamente pobres y
dirigir los subsidios hacia allí: subsidios puntuales, que atacan de manera temporal una necesidad
específica, y no subsidios permanentes que modifiquen el comportamiento de los agentes
económicos. Se trata de un ejercicio de focalización que es una forma de asignación de recursos
públicos que introduce menos distorsiones en el mercado, es decir, es más neutral (usando las
categorías neoclásicas). Sin embargo, el hecho de que los subsidios sean a la demanda, y
focalizados a los pobres, no significa entonces que el comportamiento de los pobres no se
modifique. El nivel del ingreso no constituye un problema porque la equidad exige igualdad de
oportunidades y no necesariamente igualdad en los resultados. Sin embargo, la focalización puede
perjudicar la inclusión porque tiende a generar una actitud pasiva que alienta la exclusión las
políticas basadas en la focalización es precisamente que suponen un papel pasivo de quienes
reciben los subsidios. “Mirar los beneficiarios de la focalización como pacientes en vez de agentes
puede erosionar el esfuerzo de remover la pobreza en varios sentidos … los beneficiarios toman
una actitud pasiva y ello puede significar la mayor fuente de distorsión en la asignación de los
recursos” En general lo que se plantea es que el Estado no debe ser el único actor de la política
social. Se hace necesario que otras fuentes se hagan presentes en su financiamiento, que en este
caso serían privadas, incluyendo formas que involucren la participación directa de los
beneficiarios.

Con lo anterior, se deduce la fuerte controversia entre la focalización y la universalización de los


bienes sociales. Las dos metodologías tienen insuficiencias; por un lado, la universalidad si bien
permite acceso igual a la política, también crea una falta de correspondencia entre la población
objetivo potencial y la población beneficiada realmente. Por otro lado, la focalización puede crear
entornos de exclusión. Nuestra perspectiva se dirige, a la necesidad de una línea que combine
tanto políticas de universalización como las de focalización. Es decir, el universalismo comprende
la focalización como un mecanismo de discriminación inclusiva que puede llegar a compensar la
discriminación excluyente buscando así una complementariedad de los mismos. Surge la
necesidad de combinar estas lógicas e instrumentos para llegar realmente a la población que corre
riesgos de exclusión o discriminación por parte de las políticas sociales. Con la aparente
reconfiguración del aparato estatal se necesita que este no solo proporcione los servicios sociales
en dinámicas de universalidad como las aplicadas en los años 80 en América latina porque se
llegaría a una crisis y sería insostenible, sin embargo, es necesario que el estado predisponga sus
esfuerzos para contrarrestar los efectos negativos de la focalización como lo son, las coberturas
insuficientes en casos de pobreza masiva, la ausencia de criterios estratégicos en el mediano y
largo plazo y deficiencia de la información en periodos de alta inestabilidad. Sin embargo, es claro
que en la modernización de la política social la coexistencia de sistemas públicos de entrega de
servicios sociales y sistemas privados de mejor calidad a mayor precio para el usuario indica que
nuestras sociedades no están pretendiendo generar igualdad absoluta. La coexistencia de los dos
sistemas refleja una tolerancia de desigualdades, siempre y cuando los ciudadanos logren un nivel
“aceptable” de oportunidades, insumos, acceso, capacidad de uso o resultados.

Nuestra posición se plasma en sistemas híbridos como es el caso del financiamiento y entrega de
sistemas de salud en chile; el FONASA tiene dos modalidades, una “institucional” y otra de “libre
elección”. Bajo la modalidad institucional, los beneficiarios tienen acceso a consultorios de
atención primaria en las clínicas municipales y a los hospitales públicos para los casos más
complejos. También tienen derecho a medicamentos gratuitos. Sin embargo, el acceso a los
hospitales requiere un co-pago de entre 0 % y 50% de la tarifa, dependiendo del ingreso. Como
consecuencia, bajo esta modalidad, el nivel y calidad de beneficios que se recibe no está
relacionado con el nivel de la cotización. Así, dos individuos que pagan distintos niveles de premios
y co-pagos reciben el mismo tratamiento. Bajo la modalidad de libre elección, los beneficiarios
tienen acceso a los oferentes de servicios públicos y también a los privados afiliados al FONASA.
Bajo esta segunda modalidad de “libre elección”, los beneficiarios aportan al costo de sus servicios,
según un escalafón de co-pagos que es independiente del ingreso. Así, la focalización debe ser vista
como un instrumento de la universalización más que como un sustituto de ella. Que puede cumplir
funciones básicas como: desarrollar programas de asistencia social con vocación universal dentro
de ciertos grupos sociales, adaptar los programas a las características específicas de algunos
sectores y servir como puente hacia los programas universales, como ocurre con los subsidios
condicionados. La universalización como instrumento para combatir la segmentación en el acceso
de distintos grupos sociales a diferentes servicios y prestaciones problema tiende a ser agudo en
las políticas focalizadas.

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