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EL JUGUETE EN LA HISTORIA DEL HOMBRE

EL JUGUETE EN LA HISTORIA DEL HOMBRE Desde que existe el ser humano existe la
motivació n y la necesidad de buscar distracciones y divertimentos. Esto es mucho má s
comú n en la niñ ez. Para ello el hombre siempre ha buscado conformar objetos que
ayuden a llevar adelante dichos objetivos. Con el tiempo, estos objetos también han
logrado influir en el desarrollo intelectual y psíquico del niñ o. La niñ ez influye en el
futuro de la persona, es en ese momento donde se configura la personalidad del
hombre. La niñ ez, para bien o para mal, repercute sobre toda la vida del ser humano.
Por ello es de vital importancia para el desarrollo del hombre su vida infantil. El
juguete es un objeto de entretenimiento y de instrucció n para los niñ os que muchas
veces ayuda a desarrollar el pensamiento y la creatividad.

Por todo esto es que el interés en los juguetes existió desde los mismos comienzos de
la humanidad. Los niñ os de la antigua Roma ya jugaban a la taba. En la edad media los
chicos se divertían con cochecitos, silbatos y maracas para hacer ruido, costumbre que
se ha preservado hasta nuestros días. También hay ciertos elementos que nos
permiten presuponer, dentro del continente americano, la existencia de diversos
juguetes en la época precolombina.

Desafortunadamente, los materiales con los que estaban elaborados estos ú ltimos -
cortezas duras de frutos, madera, palmas y otros productos vegetales.- no permitieron
su conservació n hasta la actualidad. Uno de los juguetes má s arcaicos y populares fue
el yo-yo. El constante subir y bajar de este juguete, al igual que el balero, ha cautivado
al hombre desde los albores de la historia: si bien el primer registro concreto que se
tiene del yo-yo corresponde a la Grecia del 500 A.C., donde mediante excavaciones se
encontraron vasijas con el dibujo de un niñ o jugando con uno, se cree que este simple
juguete data de la antigua China imperial.
Los yo-yo eran construidos de madera, metal o terracota. El siguiente hito en la
historia conocida del yo-yo se registra en 1790, cuando llega a Europa, y, desde allí, a
América, convirtiéndose en un producto universal. Juntamente con esto, hay que
destacar en la antigü edad la utilizació n de dos juguetes que prá cticamente han
compartido su historia con la del hombre: éstos son la pelota y la muñ eca. Ambos
juguetes han nacido con la humanidad, ubicá ndose entre los primeros juguetes de la
historia del hombre, ya que se han encontrado registros sobre ellos desde épocas
antiquísimas.

La pelota La mayoría de los pueblos de la Antigü edad usaron la pelota. En el añ o


1.400 A.C. los niñ os egipcios ya jugaban con ella, que era fabricada con papiro, cañ a,
marfil, oro, arcilla o madera. En excavaciones en la antigua Troya se descubrieron
pelotas grabadas en los vasos de bodas en que se representan distintos ritos nupciales
de los griegos. También hay antecedentes de las tribus Celtas en las islas britá nicas,
quienes usaban vejigas de cordero y cabras para jugar a algo muy parecido a lo que
hoy llamamos fú tbol. Sin embargo, la historia muestra que el juego de pelota má s
organizado se dio en las tribus del continente americano. Desde los esquimales hasta
los Onas jugaban a la pelota, que se solía rellenar con arena, caucho o solamente con
aire. Tanto diferentes pueblos europeos como precolombinos la utilizaron para
esparcimiento, por deporte, y en diversos ritos religiosos.

La muñ eca A pesar de los datos que se tienen sobre la pelota, la mayor antigü edad de
la que se tenga noció n en el rubro del juguete la atisbamos en las muñ ecas. Alrededor
del 3.000 A.C. existían pequeñ as figuras -hechas de arcilla, hueso y madera- usadas
como símbolos míticos y religiosos de muerte y poder. A los niñ os de aquella época se
les permitía jugar con ellas a pesar del valor ritual que poseían. También se
encontraron datos sobre la existencia de este tipo de juguetes en el Polo Norte, donde
durante siglos los esquimales fabricaron muñ ecas de marfil para sus hijos. Avanzando
un par de siglos encontramos, gracias a diferentes excavaciones de donde se han
rescatado elementos de la época romano-cristiana, una importante cantidad de
muñ ecas de marfil y hueso.
Con el paso de los añ os, las muñ ecas se sofisticaron. En 1810, se empezó a utilizar el
papel maché para dar má s naturalidad a sus cabezas. En 1830 se desarrollan las
articulaciones de tornillos para darles movilidad y naturalidad. En 1860 aparece el
primer bebé que se sienta. También aparecen otros materiales, como la gutta-percha,
la porcelana glaceada, la goma y la cerá mica. Las imperfecciones de los rostros se
cubrieron con yeso primero y maquillaje después, dando lugar a la muñ eca moderna.

A principios del siglo XX se desarrollaron en los Estados Unidos bebés en serie y, tras
ellos, todas las muñ ecas típicas de ese país: las de trapo, plá stico, de vinilo, etc. se
comenzaron a fabricar en cantidades industriales. Entre 1925 y 1945, la industria
norteamericana de muñ ecas desarrolla modelos que abren y cierran los ojos,
rodeados de largas pestañ as; bocas abiertas que muestran pequeñ os dientes; dedos
con uñ as, etc., un avance continuo hasta llegar a las modernas muñ ecas de plá stico y
de goma que toman agua y luego mojan sus pañ ales.

Muñ ecos y soldaditos El primer muñ eco con forma de animal fue fabricado a fines del
siglo XIX. Se trató de un elefante verde producido por una costurera minusvá lida. En
1902 ya se comenzaron a fabricar en serie osos de juguete con articulaciones en las
extremidades y cabeza movible, utilizá ndose por primera vez mohair (piel de cabra
Angora), que, aunque encarecía los costos y por ende el precio final, elitizando el
producto, daba a los osos mayor suavidad, siendo el preludio del peluche. Los
soldados de juguete se fabricaron desde épocas remotas, llevando consigo una clara
ideología militarista muchas veces traducida en nacionalismo.

En el continente americano por ejemplo, se vuelven comunes a raíz de las distintas


independencias nacionales. El respeto y la querencia hacia el ejército y la defensa del
país es inculcado desde la má s temprana edad en los tiempos de surgimiento de los
estados a punta de bayoneta. Había entonces soldados de barro policromado, de
plomo, de madera y hasta de plata para los má s ricos. Los títeres también tienen siglos
de existencia, en el siglo XVIII se hacían de barro o de madera -representando
personajes populares o de teatro- y estaban fielmente vestidos, reflejando la vida real,
mostrá ndose una vez má s una de las características del juguete a lo largo de la
historia, tratar siempre de imitar a la vida.

PROCESO INDUSTRIAL

La fabricació n de juguetes en gran escala comienza en la segunda parte del siglo XIX y
se desarrolla en las primeras décadas del XX. Ademá s, se empiezan a utilizar
materiales má s modernos, como la cuerda, que le permitía al juguete un movimiento
propio. Se comienza a utilizar a la vez madera policromada, trapo y cera. El papel y el
cartó n fueron también materiales importantes en la fabricació n de los juguetes.
Pero el verdadero cambio en el mundo del juguete lo marca el principio del siglo XX,
cuando se toma conciencia que el juguete es también un medio pedagó gico que servirá
al niñ o para favorecer su inteligencia y facilitar sus estudios.
Durante má s de tres décadas, y hasta la aparició n del plá stico, el juguete de la era
industrial coexiste con el tradicional de cará cter popular, hecho de barro, madera o
papel.
En los añ os 30 se extiende la fabricació n de muñ ecas de celuloide, higiénicas y
lavables,  con notable influencia alemana.
A principios del siglo XX, y coincidiendo con la fabricació n de vehículos de motor,
aparecen los juguetes de alta tecnología, que producen cierta pasividad en el niñ o, que
só lo se dedica a observar o participar parcialmente.

Hasta mediados del presente siglo la producció n se concentraba en los países de


mayor consumo, como Estados Unidos o los países de la Europa Occidental. Luego de
la Segunda Guerra Mundial, las principales empresas productoras relocalizaron sus
plantas productivas en países con menores costos laborales para aumentar su
rentabilidad. Los asentamientos productivos se reubicaron en un primer momento en
Japó n, luego, en los añ os 60, en Hong Kong, Taiwá n y Corea y hacia finales de la década
de los 70 en China, Malasia e Indonesia. Así, la producció n se alejó progresivamente de
los centros de consumo para ubicarse en zonas subdesarrolladas, con bajos
salarios.  Hoy, debido a esta causa, la producció n mundial de juguetes se ha
concentrado en Oriente, en especial en China.

Cuando la fabricació n de juguetes se localizaba en los centros de consumo -hasta


mediados del siglo XX-, la producció n y el consumo de juguetes tenía las
características de cada país y dependía, fundamentalmente, del grado de desarrollo de
las economías locales. Concluida la segunda guerra mundial, los principales
productores de Estados Unidos, en un principio, y algo má s tarde los de Europa
Occidental, comenzaron a buscar en el extranjero medios baratos de producció n,
principalmente debido al rá pido crecimiento de los costos laborales que registraron
estos países desde 1945. En aquellos añ os, Japó n, un país de bajos salarios, comenzó a
abastecer a estos mercados con juguetes de plá stico con gran contenido de mano de
obra.

En los añ os 60, cuando los costos se elevaron en Japó n, tanto los productores
estadounidenses como los japoneses establecieron sucursales en Hong Kong, Taiwá n
y Corea. De la misma forma, a fines de la década de los 70, la producció n comenzó a
relocalizarse en China, Malasia, Indonesia y Tailandia. La bú squeda permanente de
localizaciones donde fabricar a menores costos parece ser una tendencia que
persistirá en el futuro. Algunos países del este europeo y de América Latina se perfilan
como posibles receptores de esta industria en el futuro.

En cuanto al consumo mundial de juguetes, en 1995, el mercado conformado por el


segmento de juguetes tradicionales (sin tener en cuenta los juegos de video) era de
má s de US$ 45.350 millones. Nú meros que hacen que los que se dedican a este
comercio no se tomen los juguetes en broma.

En el plano americano, después de consumada la Conquista Españ ola, vino la


dominació n colonial que duró varios siglos. Durante ese tiempo, la vida en el "Nuevo
Continente" estuvo sujeta a una radical transformació n, en la que intervinieron
necesariamente las influencias llegadas del extranjero. Estas influencias procedían en
su mayor parte de Españ a, por el trasplante de un estilo de vida que tomaba cada día
mayor dominio aquí; pero también se recibieron de otros países europeos, como
Inglaterra, Francia, Portugal y Holanda.
Con los añ os, las artesanías advenedizas y las autó ctonas que lograron sobrevivir y
prosperar durante todo el tiempo de la Colonia –que fueron muy pocas-, estuvieron
sometidas a una paulatina modificació n y depuració n de estilo, con ello también los
juguetes, ya que eran –como ya fue descrito con anterioridad- artesanías.
Actualmente Latinoamérica continú a siendo un lugar de consumo de juguetes
extranjeros. Los héroes son de importació n, y los juguetes también.

CONCLUSIÓN

La historia del juguete está cruzada por la historia de la humanidad. El juguete es


parte intrínseca de la historia del hombre. Se sabe que ningú n juguete es capaz de
sustraerse del contexto y de la época para la que fue creado. Es un elemento má s de
identidad de la vida social, capaz de aportar datos precisos sobre cualquier época o
etapa histó rica.

Con el paso del tiempo, éste deja de ser un objeto de placer para un niñ o para
convertirse en un elemento arqueoló gico para estudios científicos o en objeto de gran
valor para coleccionistas. La evolució n del juguete está íntimamente relacionada con
los avances tecnoló gicos y científicos que se fueron produciendo a lo largo de la
historia. El proceso de industrializació n de este producto fue tardío y vertiginoso. Sin
embargo, rá pidamente recuperó el terreno perdido y se transformó en una industria
de punta con ganancias exorbitantes.
Los juguetes provocan en los niñ os sensaciones de las má s diversas. Llegando a
convertirse en un medio de aprendizaje y de conocimiento, mucho má s allá del mero
entretenimiento, también necesario en la niñ ez. La humanidad no ha tenido
informació n casi sobre la vida del hombre sin juguetes. Este dato nos afirma la postura
de que su necesidad para el desarrollo del niñ o es un pensamiento que recorrió al
hombre durante toda su historia. Los juguetes son, a la vez, motivos de distracció n
para adultos envueltos en la vorá gine de la cotidianeidad, principalmente los juegos
de ingenio y de azar. 

Es una herramienta má s que posibilita la relació n social entre los chicos y un


desarrollo intelectual y creativo ideal en la temprana edad. La base del hombre adulto
es su niñ ez, y en ella, el juguete cumple funciones esenciales.

Juguetes en la Antigüedad

Las evidencias arqueoló gicas sitú an los primeros juguetes en Mesopotamia. Hace má s
de 5 milenios los niñ os babilonios ya utilizaban las tabas para sus juegos, que no eran
má s que huesos de corderos o de animales rumiantes.

También hay constancia de la existencia de pequeñ as miniaturas de casas, armas y


muñ ecas en el antiguo Egipto, destinadas tal vez, a familiarizar a los má s pequeñ os
con sus tareas futuras. En la tierra de los faraones los niñ os menos privilegiados se
conformaban con correr tras una pelota hecha a partir de juncos, mientras las
pequeñ as aristó cratas, se deleitaban maquillando a sus muñ ecas a imagen y
semejanza de Cleopatra.

Las muñ ecas han sido una constante en el transcurso de la historia. Hay testimonios
de que en la época grecorromana eran habituales las fabricadas en barro, marfil,
hueso o madera, y contaban ademá s con todos sus complementos: diminutas cunas,
barreñ os, cubitos...

Los niñ os romanos también eran asiduos jugadores de tabas, y se divertían con
pelotas, yoyó s y peonzas.
Las muñecas, capricho de reyes

Las muñ ecas sobrevivieron a la caída del imperio y fueron evolucionando. En la Edad
Media se introdujeron nuevos materiales para su fabricació n, como el vidrio.

Tal fue su perfeccionamiento que en el Renacimiento, llegó a ser, en la mayoría de los


casos, un artículo de lujo. Los fastuosos vestidos con los que se ataviaban, fabricados
con suntuosas telas y sofisticados bordados, las convirtieron en el regalo perfecto de
reyes. Las muñ ecas dejaban de ser así un entretenimiento exclusivo de los má s
pequeñ os para transformarse en capricho de maduros monarcas.

En el s. XVI las creaciones se volvieron má s complejas, los muñ ecos se articularon e


incorporaron nuevos materiales como el metal. Era la época de los títeres y
autó matas, evidente manifestació n de los conocimientos mecá nicos de la época. Los
autó matas hidrá ulicos hicieron las delicias de la Corte. En 1515, con motivo de la
visita a Milá n de Francisco I de Francia, los Medici encargaron a Leonardo da Vinci un
símbolo de unió n entre franceses e italianos. El artista fabricó el leó n autó mata, un
primitivo robot que tras dar unos pasos abría su pecho y dejaba salir flores de lis. A
partir de entonces los príncipes y soberanos no cejaron en el empeñ o de alardear de
sus extraordinarios autó matas fomentando su perfeccionamiento.

Fueron también comunes en esta época los famosos soldaditos de plomo, fabricados
especialmente en Alemania. Las muñ ecas de este periodo se visten como sus dueñ as,
siendo reflejo de las costumbres de sus mayores y al mismo tiempo se acompañ an con
todo tipo de artículos de uso doméstico: vajillas, cacharritos, muebles, vestidos,
animales, etc. Las casas de muñ ecas que tanto éxito cosecharon eran todavía propias
de reinas y princesas.

Los niñ os y niñ as de las clases menos pudientes se resignaban a jugar con caballitos
de madera y muñ ecas de trapo o de cartó n.

El juguete se industrializa

En el s. XVIII Europa vive una auténtica transformació n. Se inicia la revolució n


industrial, y con ella una nueva era que incidirá directamente en el mundo del juguete.

La mayoría de los niñ os seguía jugando con juguetes artesanales e incluso, en la


mayoría de las ocasiones, eran ellos mismos quienes los fabricaban, generalmente
buscando imitar objetos de la vida real. Pero el proceso industrial dio un giro a la
elaboració n de estos artilugios de diversió n y la evolució n de la tecnología permitió
crear objetos cada vez má s parecidos a los reales para la distracció n de los niñ os.
Comenzaron a producirse de manera industrial empleá ndose materiales nuevos como
la hojalata.

A medida que avanza el siglo se van extendiendo también los juegos de cará cter
instructivo y se empieza a hablar por primera vez de juguetes pedagó gicos.

El plástico transforma el juguete

Sin embargo la auténtica revolució n del juguete vendrá de la mano del s. XX. Aumenta
la preocupació n por la higiene y los materiales asépticos. Surgen de este modo, ya en
los añ os 30, las muñ ecas fabricadas en celuloide, pasta-cartó n, etc.

Muestra de este periodo entreguerras es la afició n por los soldados de plomo, y por las
muñ ecas vestidas y peinadas a la moda. Aunque la influencia anglosajona y las
muñ ecas americanizadas no tardará n en llegar.

A mediados de siglo, en 1948, se aplica el plá stico por primera vez a una muñ eca. La
revolució n del plá stico permitió aumentar la producció n y abaratar los precios. Las
muñ ecas se democratizaban y dejaban de estar ú nicamente al alcance de grandes
señ ores. Desde entonces no ha parado de evolucionar.

La electricidad se alía con el juego

La incorporació n de la electricidad a los juguetes se produjo de una forma casual,


como tantos descubrimientos a lo largo de la historia: A principios del s. XX Joshua
Lionel Cowen creó un tren eléctrico como reclamo para el escaparate de su juguetería,
pero recibió tantas peticiones que la atracció n publicitaria acabó por convertirse en
un clá sico de la industria juguetera. En 1912 ya se fabricaban modelos con alumbrado
en su interior. Después el nacimiento del automó vil contribuyó a un entusiasmo
desenfrenado y no tardaron en ponerse a venta pequeñ os coches de metal a escala
(scalex) que fueron incorporando luces y motor eléctrico. Los ingredientes necesarios
para que en los añ os 50 naciera en Inglaterra el Scalextric®, scalex eléctricos.

Los videojuegos, también llegaron en la década de los 50, cuando a Willy


Higgimbothan se le ocurrió un juego interactivo en el que, reproducidos en una
pantalla, dos tenistas jugaban en una pista de dos dimensiones pasá ndose la pelota de
un lado al otro de la red. Después Steve Russell y sus marcianitos enfrentá ndose en
una batalla espacial revolucionaron el mundo del juego en los añ os 60. Pero su
historia desde entonces hasta hoy ya es por todos conocida…

La historia de una patata que llegó a ser el juguete más vendido de la historia

En 1952 nació un juguete singular: Mr. Potato. Fue ademá s el primer juguete
anunciado en televisió n. Pero su imagen era bien distinta a la que conocemos en la
actualidad. El juego en sí constaba ú nicamente de una serie de piezas (brazos, boca,
nariz, bigote, pipa, brazos...) que se pinchaban sobre una patata real, que dio nombre
al producto: Mr. Potato Head (Sr. Cabeza de Patata). La idea fue fruto del
convencimiento de los fabricantes de que los niñ os disfrutaban jugando con la comida.
Y algo de razó n debían de tener, porque el éxito fue tal que en 1964 entran en escena
la compañ era y los amigos de Potato: Mrs. Potato, Ó scar Naranja, Cooky Pepino, Katie
Zanahoria y Pedro Pimiento.

En la década de los 70 Mr. Potato crece de tamañ o y estrena cuerpo de plá stico, que se
abría por la mitad y permitía guardar los accesorios en el interior.

En los añ os 90 se crea Mr. Potato suave, para los má s pequeñ os, manteniendo la forma
y el concepto, pero las piezas, en vez de pincharse, se pegan con velcro sobre un
cuerpo patata blandito.

Hoy Mr. Potato puede presumir de ser el muñ eco má s vendido de la historia.

¿Sabías que...

…el juego de mesa má s antiguo es el llamado Juego Real de Ur, de má s de 4.500 añ os


de antigü edad? Se cree que el pueblo sumerio acostumbraba a colocarlos en las
tumbas, para que los difuntos tuvieran un pasatiempo con el que entretener su
eternidad. También el dominó se inventó hace 4 milenios, y el ajedrez cuyo origen se
encuentra en la India de donde también el parchís, data del s. V de la era cristiana. Los
juegos de mesa apenas han variado a lo largo de 6 milenios, si bien el cambio má s
significativo ha sido la posibilidad de interacció n gracias a la incorporació n del DVD a
los mismos.

…la versió n moderna del yoyó proviene de Filipinas, donde se empleaba como arma?
Aunque ya hay vestigios de su existencia en la Antigua Grecia, no llegó a Estados
Unidos hasta 1929. Sobre la etimología de su denominació n hay versiones dispares:
unos dicen que yoyó significa “el que vuelve” en filipino, otros que es una variació n de
la voz francesa “joujou” (juguete), pues en vísperas de la batalla de Waterloo se
popularizó su uso entre las tropas de Napoleó n, quienes recurrieron al yoyó para
relajarse.

…el osito de peluche nació en 1902 en homenaje a un oso indultado por el presidente
americano Theodore Roosevelt en una cacería? Una tira có mica en un perió dico narró
el incidente y un juguetero decidió reproducir el ya famoso Teddy Bear en felpa para
adornar su escaparate. Su popularidad desencadenó su fabricació n masiva.

…el Monopoly es el juego de mesa má s jugado del mundo desde que fuera patentado
en EEUU por un vendedor en paro en los añ os 30? Hasbro organiza regularmente
campeonatos mundiales y en la actualidad el título lo ostenta un españ ol.

…el yoyó fue el primer juguete que llegó al espacio? Fue en 1955 y se utilizó para
estudiar el comportamiento de la gravedad.

…Barbie, la estilizada muñ eca de Mattel, fue creada en 1959 por Elliot Handler y su
esposa Ruth, quienes la bautizaron como a su pequeñ a hija Barbie? Su popular novio
recibiría el nombre de su hijo Ken.

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