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Reduta Ordona

No teníamos permiso para disparar. –Me uní al equipo de artillería


Miré el campo; dos mil cañones tronaban.
Filas de artillería rusa se extienden, se hacen paso,
Como las orillas del mar; derechas, largas, lejanas;
Y vi a su líder; él llegó, como un faro con su espada
Y retiró su ejército como el ala de un pájaro;
La infantería resguardada derrama debajo el ala
Como una avalancha de barro, se despliega como una larga y negra columna,
Rodeado por destellos de bayonetas. Como buitres, flotando,
Negras banderas de la muerta guían los regimientos.

Contra ellos sobresale un blanco estrecho, afilado,


Como una piedra que detiene el mar. Reduta Ordona.
Sólo tenía seis cañones; todavía están llenos de luz y humo
Y no tantas apresuradas palabras que lanzan los furiosos labios,
No tantos sentimientos van a pasar a través de un alma desesperada,
Cuántas de estas armas tiraron bombas, cañones, granadas al aire.
Mira, allí en el medio de la columna una granada se hunde
Como un oscilante cúmulo de lava, el regimiento se disminuye entre el humo;
La granada estalla entre el humo, la formación vuela en el cielo

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