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LOS MÁGICOS OBJETO DE PODER QUE NOS BRINDA EL

MERCADO

“Te regalan su marca, y la seguridad de que


es una marca mejor que las otras,
te regalan la tendencia de comparar tu reloj
con los demás relojes.
No te regalan un reloj, tú eres el regalado,
a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”1.

Julio Cortázar.

Las antiguas mitologías, esas arcaicas narraciones que nos relatan


historias fantásticas; donde intentan dar una explicación al origen de
todo lo creado, donde habitan criaturas de ensueño, dioses implacables
y objetos mágicos que dotaban de grandes poderes y habilidades a su
poseedor. ¿Han dejado de existir esos objetos? A lo largo del texto, voy
a intentar demostrar cómo el mercado nos vende objetos, quien los
posea también adquiere una vana sensación de superioridad o
investidura mágica que los resalta de los demás individuos de su
entorno. Idea nada alejada de los objetos mágicos que se hallan en las
mitologías, artefactos que dotaban de grande habilidades a su portador.

El mercado posee una gran habilidad en crear nuevas necesidades a


sus consumidores, luego de generarlas saca sus nuevas invenciones,
objetos destinados a suplir esas carencias, como señala Zygmunt
Bauman, “los productos nuevos necesitan nuevos deseos y
necesidades”2. Estos dotados de habilidades mágicas -no
sobrenaturales como las que relatan las mitologías- los cuales brindan a

1
Cortázar. J.(1970). “​Historia de Cronopios y Famas​. Barcelona”, España: Edhasa,
Pág. 75.
2
Bauman. Z .(2007). “Vida de consumo”, México, Ciudad de México: Fondo de
economía y cultura, Pág.49.
su poseedor la felicidad, la sensación de haber ascendido un peldaño en
la escala social y además aceptación de sus homónimos.

Estos objetos, solo pueden ser adquiridos por aquellos sujetos que
posean la capacidad adquisitiva de solventar sus precios, lo que denota
en su portador cierta exclusividad frente a los demás individuos del
grupo social; en palabras del propio Baudrillard:

“el consumo es una institución de clase como la escuela: no


hay solamente desigualdad ante los objetos en el sentido
económico (la compra, la elección, el uso están regidos por el
poder adquisitivo, el grado de instrucción, así como están en
función de la ascendencia de clase, etc.) —en una palabra,
todos no tienen los mismos objetos del mismo modo que no
todos tienen las mismas oportunidades escolares—, pero más
profundamente hay discriminación racial en el sentido en que
sólo algunos acceden a una lógica autónoma, racional, de los
elementos que le rodean (uso funcional, organización estética,
realización cultural),esos no tienen necesidad de los objetos y
no "consumen" propiamente hablando, estando los otros
consagrados a una economía mágica, a la valoración de los
objetos en cuanto que tales, y todo lo demás en tanto que
objetos (ideas, ocio, saber, cultura): esta lógica fetichista es
propiamente la ideología del consumo”3

La​ ideología del consumo, e ​ stá afianzada de manera inconsciente en


los sujetos; gracias a esto, los mismos tienen prejuicios por los tipos de
objetos que lleven. Un claro ejemplo de esta situación se demuestra en
El Principito, obra escrita por Antoine Saint:

“Tengo poderosas razones para creer que el planeta del cual


venía el principito era el asteroide B 612. Este asteroide ha
sido visto sólo una vez con el telescopio en 1909, por un

3
​Baudrillard. J. (2009). “La sociedad de consumo”, Barcelona, Siglo XXI Editores,
pág.76-77.
astrónomo turco. Este astrónomo hizo una gran demostración
de su descubrimiento en un congreso Internacional de
Astronomía. Pero nadie le creyó a causa de su manera de
vestir. Las personas mayores son así. Felizmente para la
reputación del asteroide B 612, un dictador turco impuso a su
pueblo, bajo pena de muerte, el vestido a la europea.
Entonces el astrónomo volvió a dar cuenta de su
descubrimiento en 1920 y como lucía un traje muy elegante,
todo el mundo aceptó su demostración”4.

En el siguiente fragmento, se pudo evidenciar como los argumentos que


presenta el personaje, son desechados y posteriormente aceptados
¿Que generó este cambio de perspectiva? ¿Será que el personaje dio
un argumento más verosímil? Lo que propició tal cambio fue solo la
indumentaria. El traje de arabe es mirado con desdén y extrañeza, ese
es el imaginario que existe en los países de occidente, los ven como
una cultura poco civilizada; el Principito fue escrito a mediados del siglo
XX, si hubiera sido en la actualidad, el personaje, el personaje sería no
solo un incivilizado, sino también un terrorista, todos estos prejuicios
creados a partir del atavío (objeto).

¿Donde se consiguen estos objetos? El shopping-center, este búnker,


ubicado siempre en las zonas -clase media alta- estratégicas de las
grandes ciudades. Lugar protegido con circuito cerrado y seguridad
privada, también es invulnerable de todo tipo de delincuencia, no se le
permite la entrada a sujetos que pretendan ingresar con harapos;si
ingresaran, el sistema de seguridad que actúa como un antivirus,
neutraliza el paso de estas bacterias sociales. El lugar es una cápsula,
una cápsula espacial; como lo denomina Beatriz Sarlo:

“La cápsula espacial puede ser un paraíso o una pesadilla. El


aire se limpia en el reciclaje de los acondicionadores; la
temperatura es benigna; las luces son funcionales y no entran
en el conflicto del claroscuro, que siempre puede resultar

4
​Saint. A. (2014). “ El principito”, Barcelona, Cátedra, pág. 8.
amenazador; otras amenazas son neutralizadas por los
circuitos cerrados, que hacen fluir la información hacia el
panóptico ocupado por el personal de vigilancia. Como en una
nave espacial, es posible realizar todas las actividades
reproductivas de la vida: se come, se bebe, se descansa, se
consumen símbolos y mercancías según instrucciones no
escritas pero absolutamente claras. Como en una nave
espacial, se pierde con facilidad el sentido de la orientación: lo
que se ve desde un punto es tan parecido a lo que se ve
desde el opuesto que sólo los expertos, muy conocedores de
los pequeños detalles, o quienes se mueven con un mapa, 5

Ahí en ese lugar yacen estos objetos mágicos que el capitalismo nos
ofrece. Los individuos acuden en masa a este templo para rendir culto al
dios consumismo ya al despilfarro; se han reemplazados esas
antiquísimas deidades inmateriales, para dar paso a estos nuevos ídolos
de la ​tribu burguesa.

En el mundo griego existía la leyenda, de que en lo profundo de los


bosques habitaba una criatura llamada Medusa, un ser con el poder de
petrificar a quien contemplara su mirada. Los grandes ​signos de
consumo han adoptado esta habilidad de la Medusa; cualquier sujeto
que posea un objeto, con signo importante en el mercado de consumo, es
admirado, deja a quien lo observa paralizado, como convertido en piedra,
ya que este es un poder brindan estos objetos encantados. También los
descuentos, el pague 1x2, y el mitad de precio, hace petrificar a los
sujetos que transitan por estos templos, en especial a aquellos que no
poseen tanto poder adquisitivo, como o afirma Eduardo Galeano “ El
suplicio de Tántalo atormenta a los pobres. condenados a la sed y al
hambre, están también condenados a contemplar los manjares que l
publicidad ofrece. Cuando acercan la boca o estiran la mano, esas

5
Sarlo. B.(1998) “El centro comercial”, México. ​Tomado del diario La Jornada 
Semanal, México
maravillas se alejan. Y si alguna atrapan, lanzándose al asalto, van a
parar a la cárcel o al cementerio”6.

Otro gran poder que brinda estos objetos es la felicidad; pero no una
prolongada y duradera, sino una con obsolescencia programada. Lo que
persigue esta sociedad de consumo es que los sujetos nunca logren
satisfacer sus deseos. como comenta Zygmunt Bauman:

“La sociedad de consumo medra en tanto y en cuanto logre


que la no satisfacción de sus miembros (lo que en sus propio
términos implica la infelicidad) se perpetúa. El mecanismo
explícito para conseguir ese efecto consiste en denigrar y
devaluar los artículos de consumo ni bien han sido lanzados
con bombos y platillos al universo de los deseos consumistas”.7

Estás ​sociedad de consumo​, nos metió esa idea mentirosa, la falacia de


que la única manera de alcanzar la plenitud es vivir embelesados
comprando y desechando, arrastrarnos a esa avidez de novedades. El
mito del progreso, es otra idea inocua que nos tragamos cada dia a dia;
este paradigma que nos obliga a competir de manera vil, desleal y
arribista, solo con tal de conseguir estos artefactos mágicos. Con estos
aparentamos en el grupo humano, crea querellas e incentiva a la lucha de
clases.

Nos encontramos en un momento de la historia donde los objetos toman


autonomía y someten a los hombres, no somos nosotros quienes
utilizamos esos signos de consumo​, son ellos los q nos utilizan: Nos
jerarquizan, definen nuestras pretensiones, ideas y en el peor de los
casos, confundimos la calidad de vida con la cantidad de objetos.

6
​Galeano. E. (1988)” Patas arriba: La escuela del mundo al revés”, Barcelona,Siglo
XXI editores, pág. 255.
7
​ Bauman. Z .(2007). “Vida de consumo”, México, Ciudad de México: Fondo de
economía y cultura, Pág.71.
UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA

LICENCIATURA EN LENGUA
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NICK SEBASTIAN PATIÑO PERDOMO

2017

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