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El autor nos dice que para Arendt no existe un modelo de hombre predeterminado que deba
ser impuesto a todos los miembros de la especie, si no las condiciones frecuentes, a las que
ella denomina “condición humana”.
Los componentes que conforman la condición humana existen en primer lugar, tres
determinaciones:
Arendt plantea que el poder y la violencia a pesar de ser comúnmente asociados, estos son
fenómenos distintos, por una parte la violencia depende de los instrumentos antes
mencionados y por otra parte el poder depende de la relación entre individuos, un claro
ejemplo lo vemos al interior de un grupo, cuando desaparece el poder debido a la falta de
consenso, la única manera de mantener este grupo es por medio de la violencia.
La condición humana no es solamente trascendente sino una realidad que esta inmersa en el
devenir histórico y de los diferentes aspectos que están presentes en los diversos contextos
sociales. Arendt para describir los cambios históricos en las relaciones de las diferentes
dimensiones de la actividad humana acude a la dualidad esfera pública y esfera privada.
La esfera pública se soporta en que todas las personas son iguales (comparten los mismos
derechos y deberes), además debe tener el carácter de un espacio de aparición donde los
individuos expresan sus actos y por ende se le es reconocida una identidad propia frente a
sus iguales, a diferencia de la esfera privada que reconoce a sus familiares no significa que
los reconozca como una persona igual.
El autor explica qué categorías se presentan en la esfera privada (vida, labor, potencia) y
publica (pluralidad, acción, poder) y una generales bajo las cuales afectan ambas esferas
(mundanidad, fabricación, violencia). Además la violencia y la dominación en la teoría de
Arendt son aspectos “prepoliticos” ya que se desarrollan dentro del marco de la esfera
privada (familia) que no se han mantenido y que ha sobrepasado sus propias fronteras
afectando el mundo de la vida pública estableciendo una atmosfera propicia.