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Abog. MSc. DAEN.

Félix Augusto Marín Soria


DOCENTE UNIVERSITARIO

MIRADA AL CONTENIDO DE LA
DEFINICIÓN DEL DELITO DE GENOCIDIO

Etimología de la palabra genocidio.

El genocidio (Del griego γένος génos "estirpe" y el latín -cidio, apofonía de caedere
"matar") es un delito internacional que comprende «cualquiera de los actos
perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional,
étnico, racial o religioso como tal». Estos actos comprenden la «matanza y lesión
grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, sometimiento
intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir nacimientos en el
seno del grupo, traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo».

El término fue acuñado y definido por primera vez por el jurista judeo-polaco
Raphael Lemkin, que en 1939 había huido del holocausto y encontrado asilo en
Estados Unidos. En su libro El poder del Eje en la Europa ocupada publicado en
1944 definió así el genocidio: La puesta en práctica de acciones coordinadas que
tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de los grupos
nacionales, con la finalidad de su aniquilamiento.

Según el sociólogo e historiador estadounidense Michael Mann, el genocidio es el


grado más extremo de violencia intergrupal y el más extremo de todos los actos de
limpieza étnica. Para este autor el impacto de los genocidios durante el siglo XX
es devastador, tanto por el número de víctimas, que cifra en más de 70 millones
de personas, como en la extrema crueldad de las agresiones.

Significado jurídico y significado coloquial.

Existe una discrepancia entre el significado jurídico y el significado coloquial o


profano de la palabra, lo que da lugar a equívocos y enconados debates acerca de
la cuestión. Desde un punto de vista jurídico, el genocidio, ya sea cometido en
tiempo de paz o en tiempo de guerra se considera un delito de derecho
internacional. Tanto la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de
Genocidio de 1948 como el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional
(CPI) de 1998 recogen una idéntica definición:

Delito de Genocidio. Se entenderá por “genocidio” cualquiera de los actos


mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o
parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal: A) Matanza
de miembros del grupo; B) Lesión grave a la integridad física o mental de los
miembros del grupo; C) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de
existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; D) Medidas
destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo; E) Traslado por la fuerza
de niños del grupo a otro grupo.

En el lenguaje común, sin embargo, el término tiene un significado diferente, tal


como viene recogido por la Real Academia Española: Genocidio: Exterminio o
eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de religión o de
política. Este segundo significado es el que mueve a muchas personas a calificar
como genocidio determinadas matanzas de personas que, en realidad, no se
ajustan al tipo penal del delito de genocidio definido internacionalmente.

Explicación sobre la definición jurídica.

La invención del término y su primera definición jurídica fue obra del jurista judeo-
polaco Raphael Lemkin, quien desde su llegada a Estados Unidos en 1939
huyendo de la persecución nazi, emprendió una acción decidida de denuncia de
las atrocidades nazis —«el crimen sin nombre» como las llamó Winston Churchill
—que culminó con la publicación en 1944 del libro Axis Rule in Occupied Europe
('El poder del Eje en la Europa ocupada'), obra en la que utiliza por primera vez el
término genocidio. Según el historiador francés Bernard Bruneteau, Lemkin veía la
asunción del crimen de genocidio «como el punto de partida de un nuevo Derecho
internacional».

Lemkin compuso la palabra genocidio a partir de genos (término griego que


significa familia, tribu, raza o pueblo) y -cidio (del latín -cidere, forma combinatoria
de caedere, matar). Lemkin quería referirse con este término a las matanzas por
motivos raciales, nacionales o religiosos. Sus estudios iniciales habían basado en
el genocidio perpetrado por el Imperio Otomano sobre el pueblo armenio entre
1915 y 1923 y a partir de entonces dedicó su vida a conseguir que las normas
internacionales definiesen y prohibiesen el «genocidio», de forma que se
introdujera para los grupos el concepto de lo que el homicidio es para los
individuos, el reconocimiento de su derecho a existir.

En el libro Axis Rule in Occupied Europe, Lemkin enumeraba todas las políticas
nazis dirigidas a la aniquilación de pueblos —el judío y el polaco en primer lugar-
por sus características nacionales, religiosas y étnicas. Para Lemkin, como ha
destacado el profesor Bruneteau, «el genocidio iba más allá de la eliminación
física en masa, que a su juicio era un caso límite y excepcional; consistía, más
bien, en una multiplicidad de acciones destinadas a destruir las bases de la
supervivencia de un grupo en cuanto grupo. Era una síntesis de los diferentes
actos de persecución y destrucción». Así Lemkin, proponía una acepción amplia a
la noción de genocidio, que englobaba los actos que más adelante se calificarían
como etnocidio. «En cierto modo, la muerte era la consecuencia, y no el medio,
del fin perseguido.

En la acción genocida perpetrada por el Tercer Reich, Lemkin veía, por lo demás,
la síntesis y la plenitud de todas las barbaries pasadas, tanto las que en la
Antigüedad y la Edad Media pretendían destruir físicamente a algunos pueblos,
como las que, en la Edad Moderna, trataban de aniquilarlos culturalmente. La
Europa nazi, continuadora de estas antiguas prácticas, jerarquizaba a los grupos
con miras a su aniquilación física inmediata (los judíos y los gitanos) o a su
extinción sociocultural (los eslavos).

Recordemos, pues, que Lemkin no deseaba designar un fenómeno nuevo, sino


más bien estigmatizar una práctica secular de la humanidad designándola como
crimen en virtud del derecho internacional».

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial Lemkin dedicó todos sus esfuerzos al
reconocimiento internacional del delito de genocidio. En abril de 1946 publicó un
artículo en la revista American Scholar que tuvo mucha repercusión, pero el
término genocidio, aunque fue utilizado por las acusaciones en el juicio de
Núremberg, los jueces no lo aplicaron en la sentencia que condenó a los
dirigentes nazis, sino el de «crimen contra la humanidad» establecido en la Carta
de Londres.

El Acuerdo o Carta de Londres de 8 de agosto de 1945 estableció el Estatuto del


Tribunal de Núremberg y definió como el crimen contra la humanidad como el
"asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro acto inhumano
contra la población civil, o persecución por motivos religiosos, raciales o políticos,
cuando dichos actos o persecuciones se hacen en conexión con cualquier crimen
contra la paz o en cualquier crimen de guerra". Por otro lado, la Convención sobre
imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad
considera el genocidio del género crímenes de lesa humanidad.

Sin embargo, a finales de 1946 la Asamblea General de la ONU, recién creada,


aprobó la resolución 96 en la que el término genocidio aparece por primera vez en
un documento internacional. La resolución lo definió como «una denegación del
derecho a la vida de los grupos humanos», independientemente de que estos
«grupos raciales, religiosos, políticos o de otro tipo hayan sido destruidos por
completo o en parte»; y, por tanto, como un crimen sometido al Derecho en
cualquier lugar.

Así, en la resolución no se distinguía entre el «crimen contra la humanidad»


aplicado en Núremberg y el de genocidio, quedando este último de cierta forma
incluido en el primero.

La separación entre los dos tipos de acusaciones se produjo dos años después, y
la diferenciación se ha mantenido hasta hoy, cuando en diciembre de 1948 la
Asamblea General de la ONU aprobó la Convención para la Prevención y la
Sanción del Delito de Genocidio que luego sería ratificada por cada uno de los
Estados miembros. De la aprobación de la Convención contra el genocidio nació el
Tribunal Internacional de Justicia, «de acuerdo con la idea lemkiana de que el
ataque contra un grupo humano equivale a atentar contra la humanidad», afirma el
profesor Elorza.
La presión de la Unión Soviética hizo que de la definición de genocidio de la
Convención de 1948 se cayera la referencia a grupos "políticos y de otra clase"
que aparecía en la resolución de 1946, salvaguardando así la política exterior
estanilista durante la guerra y la posguerra (en algunos ámbitos se había
empezado a usar el término de genocidio para calificar la anexión de los países
bálticos por la Unión Soviética). Así el artículo II de la Convención consideró
genocidio todo acto «cometido con la intención de destruir, totalmente o en parte,
a un grupo nacional, étnico, racial o religioso» (pero no «político o de otro tipo»,
como se decía en la resolución de 1946).

La definición de genocidio plasmada en la Convención de 1948 fue acogida en el


artículo 4 del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia,
de 1993, el artículo 2 del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda,
de 1994, y el artículo 6 del Estatuto de Roma de 1998, por el que se creó la Corte
Penal Internacional.

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