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MIRADA AL CONTENIDO DE LA
DEFINICIÓN DEL DELITO DE GENOCIDIO
El genocidio (Del griego γένος génos "estirpe" y el latín -cidio, apofonía de caedere
"matar") es un delito internacional que comprende «cualquiera de los actos
perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional,
étnico, racial o religioso como tal». Estos actos comprenden la «matanza y lesión
grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, sometimiento
intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir nacimientos en el
seno del grupo, traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo».
El término fue acuñado y definido por primera vez por el jurista judeo-polaco
Raphael Lemkin, que en 1939 había huido del holocausto y encontrado asilo en
Estados Unidos. En su libro El poder del Eje en la Europa ocupada publicado en
1944 definió así el genocidio: La puesta en práctica de acciones coordinadas que
tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de los grupos
nacionales, con la finalidad de su aniquilamiento.
La invención del término y su primera definición jurídica fue obra del jurista judeo-
polaco Raphael Lemkin, quien desde su llegada a Estados Unidos en 1939
huyendo de la persecución nazi, emprendió una acción decidida de denuncia de
las atrocidades nazis —«el crimen sin nombre» como las llamó Winston Churchill
—que culminó con la publicación en 1944 del libro Axis Rule in Occupied Europe
('El poder del Eje en la Europa ocupada'), obra en la que utiliza por primera vez el
término genocidio. Según el historiador francés Bernard Bruneteau, Lemkin veía la
asunción del crimen de genocidio «como el punto de partida de un nuevo Derecho
internacional».
En el libro Axis Rule in Occupied Europe, Lemkin enumeraba todas las políticas
nazis dirigidas a la aniquilación de pueblos —el judío y el polaco en primer lugar-
por sus características nacionales, religiosas y étnicas. Para Lemkin, como ha
destacado el profesor Bruneteau, «el genocidio iba más allá de la eliminación
física en masa, que a su juicio era un caso límite y excepcional; consistía, más
bien, en una multiplicidad de acciones destinadas a destruir las bases de la
supervivencia de un grupo en cuanto grupo. Era una síntesis de los diferentes
actos de persecución y destrucción». Así Lemkin, proponía una acepción amplia a
la noción de genocidio, que englobaba los actos que más adelante se calificarían
como etnocidio. «En cierto modo, la muerte era la consecuencia, y no el medio,
del fin perseguido.
En la acción genocida perpetrada por el Tercer Reich, Lemkin veía, por lo demás,
la síntesis y la plenitud de todas las barbaries pasadas, tanto las que en la
Antigüedad y la Edad Media pretendían destruir físicamente a algunos pueblos,
como las que, en la Edad Moderna, trataban de aniquilarlos culturalmente. La
Europa nazi, continuadora de estas antiguas prácticas, jerarquizaba a los grupos
con miras a su aniquilación física inmediata (los judíos y los gitanos) o a su
extinción sociocultural (los eslavos).
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial Lemkin dedicó todos sus esfuerzos al
reconocimiento internacional del delito de genocidio. En abril de 1946 publicó un
artículo en la revista American Scholar que tuvo mucha repercusión, pero el
término genocidio, aunque fue utilizado por las acusaciones en el juicio de
Núremberg, los jueces no lo aplicaron en la sentencia que condenó a los
dirigentes nazis, sino el de «crimen contra la humanidad» establecido en la Carta
de Londres.
La separación entre los dos tipos de acusaciones se produjo dos años después, y
la diferenciación se ha mantenido hasta hoy, cuando en diciembre de 1948 la
Asamblea General de la ONU aprobó la Convención para la Prevención y la
Sanción del Delito de Genocidio que luego sería ratificada por cada uno de los
Estados miembros. De la aprobación de la Convención contra el genocidio nació el
Tribunal Internacional de Justicia, «de acuerdo con la idea lemkiana de que el
ataque contra un grupo humano equivale a atentar contra la humanidad», afirma el
profesor Elorza.
La presión de la Unión Soviética hizo que de la definición de genocidio de la
Convención de 1948 se cayera la referencia a grupos "políticos y de otra clase"
que aparecía en la resolución de 1946, salvaguardando así la política exterior
estanilista durante la guerra y la posguerra (en algunos ámbitos se había
empezado a usar el término de genocidio para calificar la anexión de los países
bálticos por la Unión Soviética). Así el artículo II de la Convención consideró
genocidio todo acto «cometido con la intención de destruir, totalmente o en parte,
a un grupo nacional, étnico, racial o religioso» (pero no «político o de otro tipo»,
como se decía en la resolución de 1946).