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Derecho civil I.

parte general y persona


TEMA 3

LA VIGENCIA Y LA APLICACIÓN DE LAS NORMAS JURÍDICAS

1. LA APLICACIÓN DEL DERECHO: CALIFICACIÓN, INTERPRETACIÓN E INTEGRACIÓN

La función de aplicación del derecho consiste en señalar a la sociedad el criterio o norma que debe ser empleado como cauce
para una situación concreta. En esta tarea de ordenación de la vida en comunidad y de composición de intereses, las normas
jurídicas han de poder ser impuestas y las AP han de actuar sometidas al principio de legalidad, esto es, de conformidad con
lo dispuesto por el Ordenamiento jurídico.

Para el cumplimiento de estas tareas de regulación y conformación, el ordenamiento jurídico ha de ser suficiente y claro, tal y
como lo reclama la seguridad jurídica en el art. 9.3 CE. Sin embargo, no siempre ocurre así, por eso, el primer y principal
problema al aplicar las normas jurídicas es identificar qué normas resultan aplicables a un determinado caso concreto. Junto a
este problema, surge el problema de interpretación, consistente en averiguar el sentido y alcance de los preceptos aplicables,
y el problema de integración, consistente en adaptar el mandato contenido en las normas aplicables a las circunstancias
concretas del caso que se plantee.

a. Calificación

El conjunto de normas que se atienen a una situación social típica y que la regulan con afán de coherencia y totalidad
componen una institución. A su vez, de las instituciones se elaboran conceptos y subconceptos que son utilizados para la
búsqueda de las normas reguladoras de una determinada situación.

De esta manera, por un lado, se tiene una situación y por otro, un ordenamiento estructurado sobre la base de las
instituciones, por lo que se trata de encontrar un punto intermedio entre el ordenamiento y la realidad social. Para ello, el
encargado de la aplicación del derecho debe decidir en qué categoría de instituciones o conceptos se debe integrar la situación
planteada, esto es lo que se conoce como calificación.

b. Interpretación

Cuando, aún estando recogida en el ordenamiento jurídico la institución a aplicar, su regulación ha quedado anticuada o la
situación planteada tiene particularidades que la apartan de la tipicidad, se hace necesaria una tarea de adaptación de las
normas. Esto, junto con la averiguación del sentido de las normas, es el cometido de la interpretación.

a. Integración

Con frecuencia, la calificación no es problemática, pero hay veces en las que el encargado de aplicar el derecho no encuentra
una institución concreta adecuada que recoja la regulación de la situación que se le plantea. Entonces, el aplicador del dcho.
debe buscar soluciones sobre la base de las instituciones jurídicas existentes, de manera que, a una determinada situación se
le acabaran aplicando las normas que regulen la institución más parecida y compatible. Esto es lo que se conoce como
integración.

El derecho es una técnica de resolución de conflictos, mediante la elaboración de reglas adecuadas y justas según la sociedad
de cada momento. Por eso, las reglas jurídicas son generalmente un posterius respecto de los supuestos socialmente
problemáticos. Por tanto, la eventualidad de los vacíos normativo es una realidad continua y recurrente, esto es lo que se
conoce como las lagunas del derecho.

Entre las lagunas del derecho podemos distinguir las Lagunas de la ley, esta son los supuestos de hecho que no han sido
objeto de contemplación por las normas legales en sentido amplio. Las leyes presentan vacíos normativos y por eso, en
defecto de la ley aplicable, el sistema de fuentes prevé la aplicación de la costumbre y los principios generales del derecho
como mecanismos normativos de suplencia.

Las Lagunas del derecho, como tal, no existen, puesto que la propia formulación de un sistema de fuentes impide la
existencia de lagunas del derecho, y para solventarlas, la ley cuenta con mecanismos de integración.
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b. Principio Iura Novit Curia

El principio Iura Novit Curia significa que los Jueces deben conocer el ordenamiento jurídico con el fin de fallar cuantos
asuntos les sean planteados en el ejercito de su función jurisprudencial y sin requerir que los litigantes deban facilitar al Juez
la información acerca de las normas aplicables al caso. Asimismo, los profesionales del derecho pueden incurrir igualmente
en responsabilidad si por ignorancia, negligencia o descuida desempeñan sus funcionas de forma tal que su desconocimiento
del ordenamiento jurídico provoque daño a un tercer o de lugar a una aplicación del derecho que sea contraria al
ordenamiento jurídico.

2. LA INTEGRACIÓN ANALÓGICA

Dado que el propio sistema reconoce la existencia de lagunas de la ley, es el propio sistema el que suministra también
instrumentos capaces de superar ese vacío normativo. Ese instrumento es la analogía, tal y como se establece en el art. 4 CC,
se procederá la aplicación analógica de las normas cuando éstas no contemplen un supuesto específico, pero regulen otro
semejante entre los que se aprecie identidad de razón, es decir, que consiste en aplicar al supuesto carente de regulación la
solución que el ordenamiento sí da para otro supuesto similar o análogo. Sin embargo, las leyes penales, las excepcionales y
las de ámbito temporal no se aplicarán a supuestos ni en momentos distintos de los comprendidos expresamente en ellas.

Podemos distinguir entre analogía legis y analogía iuris:

 Analogía Legis: un vacío normativo concreto es rellenado acudiéndose a otra norma concreta y determinada. Es
una técnica de aplicación de la ley, por lo que produce la extensión de la aplicación de las leyes, antes de acudirse a
las fuentes subsidiarias del dcho.
 Analogía Iuris: cuando no exista disposición legal concreta aplicable analógicamente, se puede acudir también por
analogía a los principios generales del dcho. es una técnica de aplicación de principios generales del dcho., solo en
defecto de la ley o costumbre.
Para que una norma determinada pueda ser aplicada analógicamente se precisa que haya identidad de razón entre el supuesto
contemplado por la norma y el supuesto que se quiere solucionar. Pero, puede ocurrir que, aun dándose estas condiciones, el
recurso a la analogía se encuentre vedado, como ocurre con:

 Las normas temporales: si una norma se dicta para que afecte a los sucesos acaecidos en un periodo concreto
pasado. Una vez pasado tal periodo, la norma deja de mantener su vigencia, por lo que no resulta lógicamente
aplicable.
 Las leyes penales: los principios de tipicidad y legalidad en materia penal imponen que nadie pueda ser sancionado
por observar una conducta que la ley no haya tipificado como delito o falta. No obstante, si la analogía produjese
resultado favorable para el ciudadano, podría aplicarse efectivamente en el dcho. punitivo.
 Las normas excepcionales: se caracterizan por ir en cintra de los criterios generales mantenidos por el ordenamiento
para la normalidad de los supuestos.
 Las normas prohibitivas: en estos casos resulta muy difícil mantener unos criterios generales, por lo que hay que
decidir en cada caso a la vista de las circunstancias concretas.

3. LA EQUIDAD EN LA APLICACIÓN DEL LAS NORMAS

a. La omnicomprensividad del ordenamiento

El problema sigue siendo si con el concurso de medios o técnicas diferentes puede darse solución a un conflicto carente de
regulación concreta. En el OJ español, el aplicador del dcho. encontrara absolutamente siempre norma jurídica aplicable,
ateniéndose al sistema de fuentes establecido. Así, si no encuentra ley aplicable al caso directamente o por analogía, acudirá a
la costumbre y en última instancia a los principios generales del derecho. Por eso se dice que el OJ tiene vocación de
omnicomprensividad o que se caracteriza por su plenitud.
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b. Función complementaria de la jurisprudencia

El propio CC asigna también a la Jurisprudencia la función de complementar el ordenamiento, ya que en la aplicación de las
normas preexistentes se requiere una labor de adaptación del mandato general contenido en la norma a las circunstancias del
caso concreto. Además, frecuentemente las normas son tan generales o emplean conceptos tan abstractos y flexibles que se
acaba dejando en manos del juzgador una cierta libertad de decisión al establecer la solución concreta del caso.

Así mismo, la administración de justicia se encuentra organizada de forma piramidal y jerarquizada, y esta jerarquización
comporta que los litigantes puedan recurrir al argumento de que el tribunal inferior contradice la doctrina sentada por el TS.
Y así, cabe interponer recurso de casación por infracción de la jurisprudencia.

En conclusión, aunque formalmente no sea fuente del derecho, la jurisprudencia establece un cuerpo de criterios de solución
de conflictos que tienen evidente trascendencia normativa en sentido material.

c. La equidad

En ocasión, cabe que se resuelva un conflicto encomendado al juzgador que lo resuelva de acuerdo con los criterios de
justicia que a su entender produzcan la mejor solución.

Cuando se falla un conflicto sobre esta base de la concepción o intuición de lo justo y bueno se habla de equidad. Ocurre, por
ejemplo, cuando en lugar de un juez, se nombra a un arbitro para que resuelva un conflicto sobre la base de la equidad. Sin
embargo, esta posibilidad es excepcional en nuestro ordenamiento, como dispone el art. 3.2 CC, la equidad habrá de
ponderarse en la aplicación e las normas, de tal manera que las resoluciones de los tribunales solo podrán descansar de
manera exclusiva en ella cuando la ley expresamente lo permita.

El CC habla de ponderar la equidad en la aplicación de las normas, en este caso, la equidad se emplea como instrumento en la
aplicación del ordenamiento, sirviendo para adaptar la generalidad y el rigor de las normas jurídicas a las circunstancias del
caso concreto. En este caso, el aplicador del dcho. debe encontrar la norma de acuerdo con el sistema de fuentes y si al
aplicarla se producen resultados desmesurados o injustos debe mitigar su rigor, debe ponderarla.

4. LA INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS JURÍDICAS

De acuerdo con el art. 3 CC, las normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto,
los antecedentes históricos y legislativos, y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo
fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas.

La interpretación jurídica persigue un objetivo de carácter práctico: hallar el criterio de ordenación de conductas que se
contenga en la normal, para hacerlo efectivo en el caso concreto planteado. Las técnicas de interpretación se encuentran en
íntima relación con los fundamentos de la concepción del dcho. y su función. Además, la técnica interpretativa trasciende a la
aplicación judicial del dcho. y es de interés general para el conjunto de los profesionales del dcho. ya que constituyen las
pautas mínimas de la argumentación jurídica.

Los criterios interpretativos, de acuerdo con lo establecido en el art. 3 CC, son los siguientes:

 El criterio literal o gramatical: interpretar la ley en el sentido propio de sus palabras. Este criterio plantea el
problema de que las palabras no tienen, normalmente, un sentido propio, por lo que se ha de averiguar en cual de
sus posibles sentidos ha querido emplearlas. Por ello, se dice que cuando el sentido y una norma se desprende con
claridad de las palabras que emplea, no hace falta interpretar.
 El criterio sistemático: interpretar la ley en relación con su contexto. El intérprete debe atender, también, a la
ubicación sistemática de la norma interpretada, ya que las normas suelen estar integradas en el seno de un conjunto
de disposiciones relacionas entre si con coherencia interna. Según la sede en que se emplee, puede tener un
significado diferente, y decidir cuando debe prevalecer uno u otro sentido viene dado por el contexto de la norma
analizada, tal y como se establece en el art. 3.1 CC.
 El criterio histórico: interpretar la ley conforme a los antecedentes históricos y legislativos. Las normas tienen
autores, nacen en un contexto histórico determinado y persiguiendo fines específicos que solo se explican bien si se
conoce la situación que las vio nacer. Es frecuente que en una norma nueva haya buena parte de su contenido que
responda a un cierto arrastre histórico, por lo que hay que tener en cuenta los antecedentes históricos, puesto que ha
de entenderse en el momento histórico en el que nace y la tradición jurídica que le precede, y legislativos, que
sirvieron de inspiración
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 El criterio sociológico: interpretar la ley en función de la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas.
Para aplicar este criterio, es necesario saber si las nuevas circunstancias permiten o no que permanezca invariado el
sentido original de una norma.
 El criterio lógico o teleológico: interpretar la ley según el espíritu y la finalidad. Este criterio responde al resultado
de la interpretación. El espíritu y la finalidad responden al sentido de la Ratio legis:
o Espíritu de la norma: hace referencia a una interpretación que procure objetivar el espíritu o voluntad de
la norma, como algo independiente del espíritu o voluntad del autor. En este sentido, distinguimos entre:
 Occasio legis: circunstancias concretas que motivan la creación de una norma.
 Ratio legis: el criterio de solución del conflicto que se sostiene en la norma y que es mas
susceptible de generalización.
o Finalidad de la norma: necesidad de efectuar una interpretación teológica, es decir, que se atienda tanto a
los fines generales que persigue la norma como a los fines concretos que se consiguen mediante su
aplicación al caso planteado.
Existen, no obstante, otras clases de interpretación atendiendo bien al resultado de la interpretación bien al sujeto que
interpreta:

 Atendiendo al resultado de la interpretación, podemos distinguir entre:


o Interpretación declarativa: si las palabras de la norma se adaptan justa y exactamente a lo que resulta de
la interpretación.
o Interpretación correctora: cuando la interpretación produce que deban considerarse incluidos en la norma
supuestos diferente de los que su tenor literal parece indicar. Esta corrección puede ser extensiva o
restrictiva.
 Atendiendo al sujeto que interpreta:
o Interpretación auténtica: reglas interpretativas incorporadas por el legislador a la norma.

o Interpretación judicial o usual: cuando la interpretación es efectuada por los TJ. Esta es muy importante,
al tratarse de la función de la jurisprudencia.
o Interpretación doctrinal: efectuada por los estudiosos que analizan teóricamente el sentido de las normas.

Sin embargo, diversos autores dudan de la utilidad de la norma legal interpretativa del art. 3 CC, debido a que la libertad del
interprete sigue siendo igual de amplia que antes de la reforma del título preliminar del CC en 1973 motivada por la
incorporación del criterio sociológico, con lo que es dudoso que pueda recurrirse en casación por infracción del propio
articulo; y a que no haya una jerarquía legal entre los diversos criterios interpretativos, sino una mera indicación de técnicas
interpretativas, aunque el art. exige cierta preeminencia del criterio teológico.

En cualquier caso, la interpretación de las normas jurídicas requiere combinar diversos criterios interpretativos. La libertad
del interprete queda circunscrita a los materiales que la norma le brinde. Existen unas pautas o criterios superiores de índole
material que vienen a limitar su libertad. El interprete debe hacer que la interpretación de las normas esté en consonancia con
la CE y sus valores superiores, como recoge el art. 5.1 LOPJ.

5. VIGENCIA TEMPORAL DE LAS DISPOSICIONES NORMATIVAS: LA PUBLICACIÓN Y LA


DEROGACIÓN

a. La publicación

Salvo desviaciones características de los regímenes totalitarios, los OJ modernos no admiten la existencia de disposiciones
secretas, por lo que toda norma jurídica escrita debe ser publicada.

La publicación de una disposición normativa facilita la determinación de la fecha de entrada en vigor de esta, para establecer
la fecha a partir de la cual será de aplicación. Tras la CE de 1978, las disposiciones estatales se publican en el BOE y las
autonómicas en el correspondiente boletín oficial de la comunidad de que se trate.

b. La entrada en vigor
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Una vez publicada la disposición normativa, esta puede entrar en vigor de forma inmediata, el 1 de enero del año siguiente, a
los 3 meses, etc., tal y como así se establezca en la disposición. En el caso de que la fecha de publicación no coincida con la
entrada en vigor, se habla de vacatio legis para identificar el periodo temporal durante el cual el vigor de la ley se encuentra
en suspenso. El art. 2.1 CC contempla un periodo de vacatio legis de 20 días aplicable a toda clase de disposiciones
normativas. Sin embargo, esta tiene un carácter puramente subsidiario.

c. La derogación

Normalmente, las leyes son permanentes, sin embargo, existen supuestos en los que la propia ley se auto-establece un
periodo de vigencia determinado, como son las leyes temporales o de ámbito temporal (ley de presupuestos generales). En
cualquier caso, el art. 2.2 CC establece que las leyes solo se derogan por otras posteriores.

Derogar es dejar sin efecto, sin vigor, una ley preexistente por publicarse una nueva disposición normativa que contempla o
regula los mismos supuestos o materias de la antigua. La derogación depende de lo que disponga la nueva ley, que puede
establecer una derogación total o parcial. Esta derogación puede darse de dos formas:

 Derogación expresa: se da cuando la nueva ley indica, expresamente, las leyes anteriores que quedan derogadas,
esto se conoce como ‘’norma derogatoria concreta’’; o cuando el legislador opta por establecer que cualquier
disposición que se oponga a la nueva regulación queda derogada, lo que se conoce como ‘’norma derogatoria
genérica’’.
 Derogación tácita: se da cuando se entiende que una misma materia no puede ser regulada por dos disposiciones
que contrastan.
El art. 2.2 CC, determina que la derogación tendrá el alcance que expresamente se disponga y se extenderá siempre a todo
aquello que, en la ley nueva, sobre la misma materia sea incompatible con la anterior. Así mismo, determina que por la
simple derogación de una ley no recobran vigencia las normas que esta derogaba.

6. EL PRINCIPIO DE IRRETROACTIVIDAD DE LAS LEYES

La derogación de las normas plantea un grave problema relacionado con la retroactividad o irretroactividad de las normas, ya
que las relaciones sociales nacidas bajo la ley antigua no pueden derogarse ni desconocerse. Por lo que, normalmente, todas
las disposiciones normativas incluyen una serie de disposiciones transitorias que pretenden dar solución a este problema
producido por el cambio legislativo.

Las disposiciones transitorias no pueden ser infinitas ni tan detallas que puedan afrontar cualquier problema de derecho
transitorio. Por eso, existe una regla favorable a la irretroactividad de la ley. El art. 2.3 CC y la CE concluyen que las leyes no
tendrán efecto retroactivo, siempre y cuando no se disponga lo contrario.

La irretroactividad se vincula con el principio de seguridad jurídica, según el cual, los actos realizados bajo un determinado
régimen normativo no deben verse enjuiciados con la ley nueva. Ahora bien, la irretroactividad tendencial de nuestro OJ no
es una regla absoluta, puesto que la CE la impone al legislador ordinario, sólo respecto de las disposiciones sancionadoras no
favorables y de aquella que sean restrictivas de los dcho. fundamentales. En cualquier caso, la ley puede ser retroactiva con
respeto de la CE y sin violentar el tradicional precepto civil.

En cuanto a la retroactividad de las normas, la decisión de que una nueva norma tenga o no carácter retroactivo le
corresponde al propio legislador. La retroactividad resulta del interés general con aquellas leyes que traen consigo un trato
mas favorable para el ciudadano que la legislación preexistente. Además, la eficacia retroactiva permite graduaciones y
matizaciones conforme a la naturaleza del problema social objeto de regulación:

 Retroactividad de segundo grado o fuerte : cuando la ley nueva e de aplicación a los efectos de un hecho anterior a
su publicación.
 Retroactividad en grado mínimo o débil : cuando la nueva ley se aplica a los efectos producidos con posterioridad a
su entrada en vigor a causa de un hecho o acto anterior a la misma.

7. EL DEBER GENERAL DE CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS


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La función de ordenación de las normas determina la finalidad de estas de ordenar la organización de la convivencia,
estableciendo los cauces por los que se deben discurrir las relaciones sociales de los hombres, y dictando los criterios más
adecuados y justos que deben ser aplicados para la resolución de las controversias que puedan surgir.

Las normas deben ser eficaces, es decir, deben ser justas y sintonizar con las exigencias sociales imperantes brindado
soluciones adecuadas a los problemas que padezca la sociedad. El estado de derecho debe procurar que las normas legales
sean efectivamente cumplidas y debe actuar sometido al dictado de estas. En cuando a las normas jurídicas de origen
extraestatal, como puede ser la costumbre, por ejemplo, también deben ser impuestas y aplicadas por los poderes públicos.
Para ello es necesario articular una serie de presupuestos que puede ser reducido a la existencia de un deber general de
cumplimiento de las normas jurídicas y a la predisposición de un conjunto de sanciones aplicables a los transgresores de ese
deber general de cumplimiento de las normas.

Las normas pueden tener diferentes eficacias:

 Eficacia obligatoria: hace referencia a los aspectos relativos al deber general de cumplimiento de las normas.
 Eficacia sancionadora: hace referencia a las medidas represivas previstas para los supuestos de incumplimiento.
 Eficacia constitutiva: hace referencia a cualquier relación o problema socialmente identificable se convierte en un
entramado de dcho. y deberes a causa de la aplicación del conjunto de normas correspondiente.
Las leyes se deben aplicar, con carácter general, a cuantos están integrados en la comunidad social española, posean o no la
nacionalidad de nuestro país. Pero, por otra parte, hay ocasiones en las que no todos los españoles son efectivos destinatarios
de determinadas normas jurídicas, por lo que habrá que atender al órgano legislados para saber la comunidad que queda
afectada por sus decisiones.

a. La ignorancia de la ley

Desde un punto de vista práctico, es imposible que un sujeto conozca absolutamente todo el conjunto de normas que integran
el OJ, por lo que debe prescindirse del conocimiento real de las normas por sus destinatarios, de tal manera, que se la norma
será de aplicación sea o no de su conocimiento por el sujeto determinado (el desconocimiento de la ley no exime de
responsabilidad).

Para solventar este problema, las normas deben ser publicadas, de tal manera que sean objeto teórico de conocimiento por
cualquier sujeto, es decir, que cualquiera pueda tener acceso a las normas. Sin embargo, no resuelve el problema del
conocimiento práctico, por lo que se establece la efectividad del ordenamiento y deber de cumplimiento de las normas, ya sea
conocido o ignorado su contenido.

El art. 6 CC establece que la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento y el error de derecho producirá
únicamente los efectos previstos por la ley.

b. Exclusión voluntaria de la ley aplicable

El art. 6.2 CC determina que la exclusión voluntaria de la ley aplicable y la renuncia a los derechos que se reconocen en ella
solo será válida cuando no sea contraria al interés o al orden público, ni perjudiquen a terceros. Por lo que se reconoce la
capacidad de excluir voluntariamente la aplicación de las normas, dentro de ciertos límites y condiciones, atendiendo al
principio de autonomía privada, puesto que es posible que algunas normas autoricen a los propios interesados a reglamentar
las situaciones que les afectan privadamente.

8. LA VIOLACIÓN DE LAS NORMAS: ACTOS CONTRARIOS A LAS NORMAS IMPERATIVAS Y ACTOS


EN FRAUDE DE LEY

El sujeto es libre de acatar la norma o desobedecerla, pero cada decisión tiene consecuencias diferentes. En el caso de
desobedecer la norma, se prevén una serie de consecuencias o sanciones.

En el art. 6.3 CC se recoge la modalidad más sencilla de la infracción de las normas: la realización de actos contrarios a lo
dispuesto en ellas. De acuerdo con el art. los actos contrarios a las normas imperativas y a las prohibitivas son nulos de pleno
derecho, salvo que en ellas se establezca un efecto distinto para el caso de contravención.
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En el caso de los actos de fraude de ley, el art. 6.4 C.C. establece que los actos realizados al amparo del texto de una norma
que persigan un resultado prohibido por el OJ, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley y no impedirán
la debida aplicación de la norma que se hubiere tratado de eludir. Es decir, los actos en fraude de ley son los que se
corresponden con la realización de una conducta que produzca un resultado contrario al ordenamiento, pero que,
aisladamente considerada, sea en sí conforme con las normas jurídicas. Así, se oculta la realización de un comportamiento
que persigue infringir el OJ, bajo la apariencia de que las normas se cumplen adecuadamente, por ejemplo, la celebración de
matrimonios para obtener la nacionalidad. En estos casos, el OJ persigue las conductas fraudulentas, las cuales quedan
sometidas a las consecuencias que se establecen en la norma que han pretendido defraudar.

Para las infracciones de la norma, el OJ prevé una serie de sanciones. Las sanciones constituyen la reacción del sistema
jurídico ante la violación de la norma. Estas son de diferente índole:

 Penas: son sanciones de carácter punitivo, como las del código penal. El OJ genera un mal al infractor como pago
por su comportamiento ilícito. Quien comete un delito es sancionado privándole de la libertad o de la posibilidad de
desempeñar determinadas actividades, lo que se conoce como ‘’inhabilitación’’, o imponiéndole una multa que se
ingresa en las arcas del estado,’’ privación patrimonial’’.
 Sanciones de resarcimiento del daño : son sanciones reparadoras que persiguen eliminar las secuelas dañinas de
cualquier acto ilícito.
 Sanciones neutralizantes: son sanciones que pretenden impedir que el autor del acto ilícito consiga el resultado que
pretendía al cometerlo.
La nulidad de pleno derecho, establecida en el art. 6.3 C.C, para los actos contrarios a las normas imperativas y a las
prohibitivas, es una categoría especifica de la ineficacia de los actos jurídicos, e implica que el propósito perseguido por el
infractor es eliminado o pretende ser eliminado. Un claro ejemplo, es la celebración de contratos nulos, que una vez declarada
la nulidad del contrato es como si no hubiera existido el contrato.

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