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I. ¿Por qué construir indicadores de derechos humanos en la población?

La construcción de indicadores de derechos humanos en población se orienta a generar un instrumento


que permita el monitoreo del respeto, protección y garantía de tales derechos, como también su promoción
y defensa, mediante diversas vías. Los derechos humanos en población se refieren a aquellos derechos
que habilitan a los seres humanos para tomar decisiones libres e informadas sobre su fecundidad,
mortalidad y migración, y actuar en consecuencia. La legislación internacional de derechos humanos
define derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales, que son relevantes para los
comportamientos demográficos. Los indicadores de estos derechos permiten observar los esfuerzos que
los Estados realizan para cumplir los compromisos suscritos, al hacerse parte de un tratado o convención,
como también su expresión concreta en la vida de hombres y mujeres. La discusión sobre cómo elaborar
indicadores de derechos humanos es reciente.

El Estado es el principal gerente de los derechos humanos consignados en un tratado, una función
esencial de estos es mostrar la dirección que debe ser seguida por los Estados para cumplir sus
compromisos. Desde esta perspectiva, tales indicadores constituyen el “puente entre el discurso de los
derechos humanos y del desarrollo.

Los indicadores de derechos humanos en población deben permitir medir –o constituir un proxi de– la
distancia que existe entre la formulación jurídica de los derechos y su expresión concreta en los países
que han suscrito los tratados.

En síntesis, la construcción de indicadores de derechos humanos en población es un asunto de


importancia y desarrollo reciente, un “campo en construcción”, que cobró relevancia en el marco del
Programa de Reforma de las Naciones Unidas, y que aún presenta áreas sobre las cuales no existe
consenso. Integrados en un sistema, los indicadores permitirían realizar un monitoreo permanente del
cumplimiento de las obligaciones de los Estados, de manera similar a los “observatorios” que han sido
instalados especialmente por organizaciones sociales, para el monitoreo de diversos cabos de
intervención pública. La utilización de indicadores en el sistema internacional de derechos humanos es de
larga data, aunque en la actualidad se ha enfatizado el uso de lo cuantitativos. Como se ha visto, una
función esencial de los indicadores de derechos humanos es mostrar la dirección que debe ser seguida
por los Estado para cumplir sus compromisos. En tanto el indicador se refiere a una dimensión particular
de un derecho, el camino no es otro que modificar el valor del indicador en dirección hacia la meta o
“estado deseado”, convirtiéndose en guía de las políticas públicas.

II. La construcción de indicadores de derechos humanos


Los indicadores deben entregar información específica, cuantitativa o cualitativa, sobre el estado o
condición de una situación, acción o resultado. Los indicadores de derechos humanos pueden ser
entendidos como la información utilizada para medir el grado en que un derecho legal está siendo ejercido
o satisfecho (Green, 2001). Desde una visión más amplia, como aquella información que puede ser
relacionada a las normas y estándares de derechos humanos, que dirige y refleja las preocupaciones y
principios de estos y que es utilizada para evaluar y monitorear la promoción y protección de los derechos
humanos. Tomando esta última definición es posible encontrar indicadores usados exclusivamente para
monitorear los derechos humanos (como casos de tortura), como también indicadores socioeconómicos o
sociodemográficos que dan luz sobre los derechos y que pueden ser también considerados indicadores de
derechos humanos (como mortalidad infantil, fecundidad no deseada).
Los indicadores de derechos humanos deben permitir cumplir cuatro objetivos interrelacionados:
● Verificar si los Estados respetan, protegen y realizan los derechos.
● Velar por el cumplimiento de los principios fundamentales de los derechos.
● Vela por el acceso seguro, por medio de las normas e instituciones, las leyes y un entorno
económico propicio.
● Determinar los actores no estatales decisivos.

Una ausencia de consenso se refleja en dos categorías, por una parte, indicadores cuantitativos, y por otra
parte, refiere a una noción más cualitativa. Además de estos indicadores, existen otras formas de clasificar
los indicadores de derechos humanos. Se distinguen cuatro tipos: a) indicadores basados en hechos de
violaciones de derechos humanos, b) indicadores socioeconómicos y otras estadísticas, c) encuestas de
opinión y percepción, y d) juicio de expertos.

En síntesis, los indicadores de derechos humanos corresponden a aquella información que puede ser
relacionada a las normas y estándares de derechos humanos, que dirige y refleja las preocupaciones y
principios de los DD.HH y que es utilizada para evaluar, monitorear y promover la protección de los
DD.HH. Esto incluye indicadores específicos de DD.HH, como otro socioeconómicos o sociodemográficos.
La carencia de un enfoque común constituye un problema para quienes desean construir un sistema de
indicadores de derechos humanos que sea simple, coherente y racional.

1. Criterios para la elaboración de indicadores


Un aspecto que debe ser considerado para definir los indicadores de los DD.HH es permitir el grado en
que las personas pueden ejercer los DD.HH reconocidos internacionalmente, como también el grado en
que los actores responsables están cumpliendo con sus obligaciones de crear y mantener mecanismos
sociales que garanticen el ejercicio de los DD.HH. Junto a la necesidad de tener vínculos claros con el
contenido de los derechos humanos y el enfoque en el desarrollo, la elaboración de indicadores de DD.HH
deben considerar los siguientes criterios:
● Pertinentes desde el punto de vista normativo.
● Confiables.
● Válidos.
● Capaces de medirlos de manera consecuente a lo largo del tiempo.
● Susceptibles de desagregar (centrar atención en grupos sociales, minorías y personas).
● Susceptibles de separar (reducir al mínimo los conflictos de intereses que surgen cuando un actor
supervisa el desempeño).
Visto lo anterior, existen cinco cuestiones de particular interés en el momento de construir un indicador de
derecho humano: 1) los criterios de definición de las dimensiones que debe medir el indicador; 2) los tipos
de indicadores que se deben construir; 3) el establecimiento de metas; 4) las diferencias entre los
indicadores de DD.HH y loa indicadores socioeconómicos o socio demográficos utilizados comúnmente; y
5) las fuentes de información.

1.1 Definición de las dimensiones medidas


Un documento discutido en la última reunión de los presidentes de los órganos creados en virtud de los
tratados, resume el consenso observado y señala tres cuestiones importantes para la definición del
contenido de los derechos o la determinación de las dimensiones a medir:
1. Es necesario consolidar los indicadores para un derecho específico basándose en el contenido
normativo de ese derecho. Asimismo, es necesario reflejar el carácter intersectorial de las normas y
principios de DD.HH.
2. El objetivo fundamental de la evaluación es medir el esfuerzo por parte de los Estados
independientemente si está orientado a promover o proteger un derecho. Además, es fundamental
medir la “intención” del Estado o su “aceptación” de las normas de DD.HH, así como la consolidación
de sus esfuerzos, según se refleja en indicadores que muestre resultados.
3. El marco que se adopte debe poder reflejar la obligación de la entidad encargada de respetar,
proteger y hacer efectivos los derechos humanos.

1.2 Tipos de indicadores


Se plantea distinguir entre los siguientes indicadores:
● Indicadores estructurales: ratificación o aprobación de los instrumentos y existencia de mecanismos
institucionales básicos que se consideran necesarios para facilitar la realización de un derecho
humano en cuestión. Miden la intención del Estado o su aceptación de las normas internacionales.
● Indicadores de proceso: relacionan los instrumentos de política con hitos que se convierten
indicadores de resultados, los cuales pueden relacionarse de manera más directa con la realización
de ese derecho humano. Corresponden a todas las medidas adoptadas por el Estado para hacer
efectiva su intención o aceptación de las normas de DD.HH.
● Indicadores de resultado: reflejan logros individuales y colectivos, que indican el estado de
realización de un derecho en determinado contexto.

1.3 Definición de metas


Se plantea que la definición de metas son las que permiten medir el proceso de la realización del derecho.
Fomenta de rendición de cuentas ya que el Estado se compromete con cierta cifra, y desde esta medición
es posible evaluar si se logró, o no.

de plantea además la posibilidad y los alcances que tendría la implementación de la aplicación universal
de los indicadores. De esta manera lograr hacer comparaciones internacionales y puedan ser utilizados
independientemente del contexto, tal como lo son los DDHH.
1.4 Indicadores de derechos humanos e indicadores sociodemográficos y socioeconómicos.
Inicia planteando que no existe una correlación dada entre algún derecho humano vulnerado y la
negligencia del estado, y pone el ejemplo de la pobreza, en donde que algún sector de la población sea
pobre no necesariamente quiere decir que el estado esté vulnerando ese derecho ya que puede estar
haciéndose cargo con medidas, pero no que estas no sean suficientes. Luego plantea la diferencia entre
los indicadores de derechos humanos y los indicadores sociodemográficos, socioeconómicos o de
desarrollo. Se explaya diciendo que no existe literatura que sea clara en definir las diferencias, solo el
consenso de que los indicadores de DDHH deben ser capaces de observar la discriminación, y este es el
enfoque que deben poseer lo indicadores de desarrollo para poseer una nueva mirada en materia de
DDHH. Los de desarrollo persiguen metas, y los de derechos humanos se orientan a derechos.
La diferencia en la utilización de indicadores se basa en la intención, por lo que un indicador orientando su
enfoque puede ser utilizado como de DDHH o de desarrollo.

Tres pasos para facilitar la utilización de indicadores sociodemográficos: 1) identificar y establecer vínculos
entre información e indicadores disponibles con los documentos relevantes de DDHH 2) identificar las
dimensiones y configuración de indicadores que mejor reflejan los estándares y principios de los DDHH 3)
buscar desagregación de la información disponible a modo de poder observar logros y limitaciones de los
grupos vulnerables.

1.5 Fuentes de información


Pueden distinguirse dos grandes fuentes: 1) estadísticas socioeconómicas y administrativas 2) datos sobre
violaciones de DDHH. Este último posee limitaciones en su objetividad y coherencia de datos a través del
tiempo.

III. Procedimientos metodológicos


1. Elaboración de indicadores de contexto
indicadores para caracterizar una situación global con la aplicación del enfoque de DDHH.
a) contexto sociopolítico: legislación internacional para hacer efectivos los DDHH
b) contexto demográfico: indicadores que muestren la situación de la población
c) contexto socioeconómico: indicadores sociales y económicos que muestren la situación de la
población del país
2. Construcción de indicadores de DDHH en fecundidad y mortalidad
2.1 selección de derechos
Identifica los derechos que habilitan a los seres humanos para tomar decisiones libres e informadas sobre
su fecundidad y mortalidad.
2.1.1 Selección de DDHH en fecundidad
Corresponden a aquellos derechos que habilitan a los seres humanos para tomar decisiones libres e
informadas sobre su fecundidad, incluyendo medios y condiciones para su implementación. están: D° a la
vida, al matrimonio, formar una familia, salud, libertad de pensamiento. Su contenido se intercepta y
superpone con otros derechos debido al carácter de los DDHH como indivisibles y relacionados entre sí.
2.1.2 Selección de los derechos humanos en mortalidad
derechos humanos que habilitan a conservar la vida en la medida de lo posible evitando la muerte
prematura. Derecho a la vida, a la integridad corporal, libre de trato inhumano, salud.

2.2 Construcción de indicadores


2.2.1 Determinación del contenido del derecho y sus atributos
especificar el contenido normativo de un derecho en relación con la variable de población que se trate.
Identificar los atributos o dimensiones que definirán como indicadores específicos. Se revisan dos fuentes:
Reconocimiento en la legislación internacional y Comentarios y observaciones generales efectuadas por
los comités que supervisan el cumplimiento de los tratados.

2.2.2 Definición de los indicadores


● Indicadores de estructura: existencia de mecanismos institucionales necesarios para la
realización del derecho.
● Indicadores de proceso: medidas adoptadas por el Estado para hacer efectiva
● Indicadores de resultado: reflejan los logros individuales y colectivos.
(Se cautelan criterios de validez, confiabilidad,etc)
Solo la dificultad del acceso a la información por lo que en algunos indicadores están ingresados con poca
o nula información disponible, pero que plantea que se utilizan de igual manera para que de alguna forma
se dinamice y se haga más interesante este campo y así se hagan más investigaciones al respecto.
3. Construcción de indicadores de DDHH en migración internacional
Se plantea que la situación migratoria posee derechos humanos específicos a trabajadores migratorios y
sus familiares tengan un empleo formal o informal o en una situación regular o irregular. Se propuso poner
indicadores al respecto pero que está es una enorme tarea ya que no todos los países poseen una
información amplia y válida respecto al tema. Menos aún si es referido a temas clandestinos como la
circulación ilegal, la trata y el tráfico.
Considerando esto se elaboraron indicadores que dieran cuenta del contexto de la migración internacional,
y así visualizar el volumen y algunas características migrantes. Indicadores para tres dimensiones de
contexto son:
1) contexto demográfico: situación migrantes en el país de destino
2) contexto sociopolítico internacional: indicadores e instrumentos internacionales para la protección
de DDHH de los migrantes
3) contexto sociopolítico nacional: mecanismos institucionales nacionales para respetar, proteger y
hacer efectivos los DDHH

EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA


La revolución reproductiva está cambiando la forma de la pirámide poblacional. Las causas de ello son una
mayor supervivencia y la consecuente alteración de los roles tradicionales al género y la edad. El
detonante y motor de la revolución reproductiva es la generalización de la supervivencia hasta la vejez. Su
principal beneficiaria es la mujer, en el pasado sobrecargada por la elevada fecundidad que exigía el
reemplazo generacional.
La revolución reproductiva permite por primera vez en la historia, disminuir la fecundidad (n° de hijos x
mujer), debido a que los recién nacidos tienen por delante una vida más larga que la de sus antepasados.
Esto se traduce en una nueva estructura en la pirámide poblacional.
Esta transformación demográfica sigue analizándose según ideas del pasado, desde entonces se habla de
“envejecimiento demográfico” para referirse al proceso de transformación de la pirámide poblacional. El
envejecimiento demográfico es una mentira pues las poblaciones no envejecen. A lo largo del siglo XX
nunca ha dejado de aumentar la proporción de los mayores.
El auténtico motor del cambio es el constante aumento de la supervivencia generacional. La disminución
de la proporción de los mayores ha disminuido ligeramente como espejismo de la elevada inmigración.
Las principales diferencias deben buscarse en el momento histórico en que se inicia un proceso y el punto
en el que se encuentra actualmente.
La teoría de que España es uno de los países más envejecidos es falsa. Si las proyecciones de población
prolongaban indefinidamente las tendencias del momento acababan por mostrar una España que batía
récords de población mayor. Pero en demografía es sabido que las tendencias se comportan de forma
cíclica, no lineal. De esta manera, España es tardía pero rápida, adelantada respecto a los países que se
incorporaron a este proceso a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Consecuencias
A las consecuencias automáticas se les llama “efectos de estructura”, entre ellos destacan la feminización
(se produce por las diferencias de mortalidad entre hombres y mujeres), el sobreenvejecimiento (cada vez
es mayor el n° de personas que alcanza edades muy avanzadas) y el aumento de la dependencia (los
problemas de salud guardan una relación directa con la edad, aumento de la morbilidad).
La nueva pirámide poblacional también afecta otros ámbitos sociodemográficos. Las formas de
convivencia y las estructuras de los hogares son distintas en cada edad, de manera que la nueva pirámide
implica mayor peso de los hogares característicos de la vejez, con lo que disminuye el tamaño medio de
los hogares españoles.
Los cambios suelen verse con temor, pero sirven a menudo para prever graves problemas para las
pensiones, atención sanitaria, prestación de cuidados o la competitividad del mercado laboral.

Modelos que fallan


Las proyecciones predicen los cambios de una variable en igualdad del resto de las condiciones. Sin
embargo, el cambio de la pirámide poblacional sería imposible sin la modificación de varias otras
condiciones. Los problemas derivados del envejecimiento demográfico vienen prediciéndose de manera
equivocada desde hace un siglo.
Para comprender el modo en que han cambiado el resto de las condiciones que rodean la estructura
demográfica por edades, hay que considerar también los cambios que ha sufrido la significación de cada
edad.
Pese a que la relación numérica entre pensionistas y trabajadores es la “peor de la historia”, el sistema de
pensiones se halla más consolidado que nunca. Esto por la productividad de los trabajadores.
Es de suma importancia profundizar en la espectacular modernización internacional de las dinámicas
poblacionales puesto que el envejecimiento de la pirámide constituye solo una de sus expresiones.
La madurez de las masas se logra cuando las generaciones consiguen sobrevivir hasta los 50 años de
edad, entonces se considera que los progenitores viven el tiempo necesario para completar la crianza de
los hijos.

La revolución reproductiva
El concepto de “transición demográfica” describe sólo el cambio sin explicar sus causas. La teoría de la
revolución reproductiva es un salto cualitativo en la eficiencia de los sistemas demográficos de los países
desarrollados y en vías de desarrollo.
Si entendemos la población humana como un sistema demográfico, esta se alimenta de nacimientos y de
inmigración, con lo que logra mantener su población. Se describen las poblaciones en términos de
“eficiencia reproductiva”, es decir, la relación entre los resultados que consigue y los elementos de
producción que requiere. Vistas así, las poblaciones humanas han sido siempre poco eficientes. Han
sacado un escaso rendimiento reproductivo alas nuevas vidas que traían al mundo.
La teoría de la transición demográfica se ha criticado por ser una mera generalización empírica, sin
capacidad explicativa. Sin embargo, describe un cambio trascendental para la humanidad. Lo que
incorpora la teoría de la revolución reproductiva es la atención a los cambios reproductivos entre
generaciones.
Desde un punto de vista demográfico, la eficiencia aumenta cuando se “democratiza” la supervivencia
generacional hasta edades umbrales para la reproducción. Es fundamental asegurar la supervivencia
mayoritaria hasta las edades fértiles. Además, la reproducción mejora si los progenitores viven el tiempo
necesario para completar la crianza de los hijos.
Las tradicionales pirámides jóvenes constituyen una expresión de atraso y de ineficiencia reproductiva, la
cual condiciona muchos ámbitos de las relaciones sociales.
La democratización de la vida hasta edades maduras supone cierto umbral de eficiencia, pues permite
criar mejor a los hijos. Asimismo, al aumentar la proporción de cada generación que sobrevive hasta
edades fértiles, puede disminuir la cantidad de hijos que debe tener cada uno para asegurar un
determinado volumen poblacional. Una circularidad de factores retroalimentados que conduce a la exitosa
y eficiente dinámica poblacional actual.

La situación en España
España parece un caso extremo de rápido crecimiento demográfico. Los indicadores generales de
natalidad son una ficción instrumental, que ignora otros determinantes que afectan la reproducción. El
crecimiento demográfico no es más que el resultado de una mejor manera de mantener las poblaciones
humanas, más eficiente en el rendimiento obtenido por cada nueva vida traída al mundo.

Conclusiones
El envejecimiento demográfico guarda una correlación casi perfecta con los niveles de riqueza y bienestar
internacionales, y no con la pobreza.
El cambio demográfico en España ha facilitado una mayor inversión social y familiar en los hijos, lo que ha
conllevado un aumento notable del capital humano y social. Ha hecho más productiva la economía y ha
abierto una nueva y abundante masa de mano de obra, la femenina. Los cambios en las pautas de
consumo y la modernización de tales sistemas explican la mayor parte del incremento en el gasto sanitario
de los países desarrollados. Además, el envejecimiento demográfico ha constituido el principal estímulo
para la investigación médica y farmacológica.
La nueva pirámide conlleva también un mayor equilibrio entre las edades, lo que tiene consecuencias
positivas para la economía productiva.
Lo que se ha alargado no es la vejez, sino la juventud. Ello guarda una relación directa con el apoyo y los
recursos que los mayores transfieren a los más jóvenes, solo por el hecho de permanecer vivos más años.
Esto conlleva a la aparición de un nuevo actor social (personas en edad madura o en su primera vejez),
con un peso demográfico creciente que ha abierto nuevas posibilidades de relaciones y estrategias
familiares, pues contribuyen a la sociedad mediante el cuidado de nietos y de los mayores. En este
momento no nos hallamos frente a una repetición de las antiguas decadencias, sino ante el mayor triunfo
de la humanidad.

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