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REGLAS INFORMALES EXISTENTES EN EL PERU ACTUAL:

1. Informalidad de comerciantes, todo lo referente a comercio minoritario como


mercados, kioscos, etc.
2. Lavado de activos, desarrollado por testaferros, minerías, explotación de oro informal,
trata de personas
3. Empleo informal de extranjeros, desarrollado por empresas, grandes y pequeñas
4. Pagos informales basados en recibos por honorarios, desarrollado en empresas
grandes y pequeñas
5. Informalidad en contrataciones de personal, desarrollado por empresas
6. Mala práctica de evasión de impuestos tributarios, por empresas
7. Contratos abusivos por empresas de servicios, claro, entel, sedapal, Enel, etc

POTENCIALES EMPRESAS O GRUPOS QUE CAEN EN INFORMALIDAD:

1. Grupos comerciales (saga, ripley, etc)


2. Empresas privadas (la mayoría del peru)
3. Testaferros de terceros, casas de empeño (lavado de activos)

http://semanaeconomica.com/efecto-laboral/2017/07/04/las-malvinas-perdiendo-la-
guerra-contra-la-informalidad/

Hace varios meses que dediqué esta columna para tratar el tema de la seguridad en el
trabajo con ocasión del fallecimiento de cuatro trabajadores en el incendio del cine
UVK de Larcomar. Y allí escribí, textualmente: “Si el accidente de UVK en Larcomar
ocurrió en una empresa formal, ¿qué podría suceder en una empresa informal de
manufactura en una zona urbano marginal?” Lamento ese mal augurio, pues todos
hemos visto lo ocurrido en el centro comercial “Las Malvinas”, donde en un pavoroso
incendio murieron dos jóvenes que laboraban encerrados en un container por su
empleador informal.

Esta es la situación de desamparo en la que trabajan millones de peruanos, uno de


cada seis compatriotas, sin protección, sin Estado, en zonas liberadas para la
informalidad, el abuso y la violación de sus derechos más elementales. Lo que ahora es
presentado como novedad en todos los canales de señal abierta es algo que siempre
sabíamos los que estamos vinculados con el tema de las relaciones laborales: que las
más frecuentes violaciones a los derechos de los trabajadores no se dan en las
empresas formales, en aquellas que luchan diariamente con cumplir las exigentes
normas laborales, sino en el sector informal que emplea al 75% de la PEA.

Tenemos nuevamente sobre el tapete la discusión sobre qué hacer para combatir este
mal endémico de nuestra sociedad. Personalmente, considero que, como país, no
podemos avanzar hacia niveles dignos de bienestar si es que no se inicia una cruzada
nacional de formalización de las relaciones laborales. Esto requiere de liderazgo,
objetivos razonables y compromiso de los sectores sociales involucrados. Sin embargo,
la foto del presente resulta desalentadora.

Por un lado, los jóvenes universitarios (lamentablemente desinformados) organizan


una marcha en protesta por un proyecto de ley que, mal que bien (de manera
insuficiente), promueve la formalización laboral, pero al mismo tiempo protestan
contra la informalidad laboral. Es decir, protestan contra la informalidad y también
contra la formalización laboral. Estamos todos locos, Lucas.

Por el lado empresarial las cosas no andan muy bien que digamos: las mismas quejas
en contra de la rigidez de la legislación laboral, pero ninguna propuesta estructurada y
sólida que pueda servir de base de un debate técnico. Ningún compromiso de
fortalecer la capacitación de los jóvenes en formación. Es decir, el mismo discurso de
exigir al Estado la reducción de los sobrecostos, pero sin asumir el rol de ser parte
activa de la solución.

Desde el Ejecutivo, vemos a un Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE)


acusando el golpe de los sucesos, pero sin reconocer la inoperancia y abandono de la
inspección laboral en la lucha contra la informalidad. Y tenemos a la Sunafil, en el
centro de los ataques, teniendo que afrontar, a partir del 4 de julio, una “oportuna”
huelga nacional de los inspectores de trabajo. Es decir, no vemos capacidad de
reacción ante la andanada de fundadas acusaciones.

Y finalmente, desde el Congreso… qué decirles. Vemos a nuestros representantes


enfrascados en una feroz lucha política por temas coyunturales, interpelaciones sin fin
y otras nimiedades. No existe una visión global de los problemas del país que los lleven
a discutir temas prioritarios y trascendentales, como es la lucha frontal contra la
informalidad laboral. No existen proyectos de ley realistas y libres de populismo y
posverdades que permitan vislumbrar, en el mediano plazo, una política legislativa que
inicie el cambio a la reducción radical de la informalidad.

Entonces, ante este escenario donde prima el interés particular, la desinformación y el


egoísmo, formulo la pregunta que muchos ya se hacen: ¿No existe en el Perú un grupo
político que, libre de la coyuntura cotidiana, tenga una visión a largo plazo y un
compromiso real con el futuro de nuestro país? ¿No existe un estadista, un líder que
comande esta cruzada con ideas claras y objetivos precisos de cómo reducir
drásticamente la informalidad y generar empleo decente con condiciones realmente
exigibles a las empresas? Me niego (todavía) a creer que en nuestro país no existan
políticos con visión estratégica y generosidad que quieran aceptar este duro encargo.

Mientras llegue el día que un grupo o persona asuma este compromiso (lo cual espero
ver durante mi existencia material), generaciones enteras de jóvenes pobres aceptan
condiciones de trabajo indignas por la necesidad de supervivencia, en medio del
abandono de los políticos y los gobernantes. Y la imagen de un joven de origen
humilde en “Las Malvinas”, encerrado en un container, blandiendo un fluorescente
con desesperación y pidiendo por su vida seguirá en la conciencia y memoria de
quienes sí queremos que las condiciones de trabajo en el Perú mejoren, pero sin
soluciones populistas, utópicas y desfasadas de los tiempos y la realidad.
Estamos perdiendo nuestra guerra de “Las Malvinas”. Nuestro enemigo es la
informalidad. Tenemos tiempo todavía, pero no nos queda mucho.

Hace meses escribí sobre este mismo tema y terminé citando a nuestro poeta César
Vallejo, pidiendo perdón por la tristeza. Me disculpo nuevamente, tristeza nao tem
fim.

Esta columna está dedicada a la memoria de los jóvenes Jorge Huamán y Jovi Herrera,
fallecidos en el incendio de “Las Malvinas”.

https://andina.pe/agencia/noticia-las-malvinas-este-tipo-conglomerados-no-pueden-
asegurarse-informales-672495.aspx
La informalidad bajo la cual operan los comerciantes en conglomerados de negocios
como Las Malvinas hace difícil que puedan contratar seguros, advirtió hoy el
presidente de Acuse, Gabriel Bustamante.

Refirió que las compañías de seguros, no solo en el Perú sino en el mundo, aseguran
empresas formales que tengan RUC, dirección, permisos municipales, comprobantes
de sus adquisiciones, trabajadores formalmente registrados, entre otros requisitos.

“En el caso de Las Malvinas lamentablemente la mayor parte son informales, son
personas que compran cables de luz, cables eléctricos, repuestos y les cambian las
marcas, eso evidentemente no está registrado”, declaró a la Agencia Andina.

El presidente de la Asociación de Consumidores y Usuarios de Seguros (Acuse) indicó


que el país tiene un 70 % de informalidad y muchas transacciones se realizan sin la
debida sustentación de facturas o boletas de ventas.

Las Malvinas: Sunafil identificará malos empresarios que cometieron crimen

“Es muy difícil que estos informales puedan acceder a un seguro. Por ejemplo, ¿cómo
un comerciante de Mesa Redonda o de Las Malvinas puede contratar un seguro si no
tiene cómo sustentar las preexistencias de sus bienes?”, señaló.

Bustamante explicó que para pagar los seguros patrimoniales contratados las
compañías de seguros solicitan al propietario del comercio afectado por un incendio, u
otro tipo de siniestro, sus documentos contables de ingresos y egresos, y facturas de
compras de mercaderías.

Del mismo modo, advirtió finalmente que si un trabajador no está registrado


formalmente en planilla no cuenta con el seguro de EsSalud, ni con la cobertura
previsional obligatoria.
(FIN) MDV/JJN
JRA

Publicado: 26/6/2017

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