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Crisis financiera turca

1. Turquía Siglo XXI.


Turquía, situada en Asia Occidental, tiene una superficie de 785.350 Km2. Turquía, con una
población de 80.810.525 personas, es un
país muy poblado y tiene una densidad
de población de 103 habitantes por Km2.
Su capital es Ankara y su moneda Liras
turcas.
Turquía es la economía número 17 por
volumen de PIB. Su deuda pública en
2016 fue de 220.886 millones de euros,
con una deuda del 28,31% del PIB. Su
deuda per cápita es de 2.767€ euros por
habitante.
La última tasa de variación anual del IPC
publicada en Turquía es de octubre de
2018 y fue del 25,2%.
Turquía destaca por estar entre los
países con mayor tasa de desempleo del
mundo. Hay algunas variables que
pueden ayudarle a conocer algo más si
va a viajar a Turquía o simplemente
quiere saber más sobre el nivel de vida
de sus habitantes.
El PIB per cápita es un muy buen
indicador del nivel de vida y en el caso de Turquía, en 2017, fue de 9.329€ euros, con el que
se sitúa en el puesto 66 del ranking y sus habitantes tienen un bajo nivel de vida en relación
al resto de los 196 países del ranking de PIB per cápita. A ello se le une el hecho de el salario
medio de los turcos es uno de los más bajos del mundo.
En cuanto al Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir
el progreso de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus habitantes,
indica que los turcos se encuentran en el puesto 64.
Si la razón para visitar Turquía son negocios, es útil saber que Turquía se encuentra en el 43º
puesto de los 190 que conforman el ranking Doing Business, que clasifica los países según la
facilidad que ofrecen para hacer negocios.
En cuanto al Índice de Percepción de la Corrupción del sector público en Turquía ha sido de
40 puntos, así pues, se encuentra en el puesto 81 del ranking de percepción de corrupción
formado por 180 países.
En las tablas de la parte inferior de la página puede ampliar información sobre la economía y
demografía de Turquía y si quiere ver información sobre cualquier otro país puede hacerlo
desde economía países

2. Gobierno de Erdogan.

Llegó al poder en 2002, un año después de la formación del partido que lidera. Pasó 11 años
como primer ministro de Turquía antes de convertirse en el primer presidente elegido por
voto directo en agosto de 2014.
Erdogan ha negado querer imponer los valores del Islam, pues dice que está comprometido
con el laicismo. Pero apoya el derecho de los turcos a expresar sus creencias religiosas más
abiertamente.
Algunos partidarios apodaron a Erdogan como sultá, como en los tiempos del Imperio
Otomano.
En octubre de 2013, Turquía canceló la normativa que prohibía a las mujeres usar velo en las
instituciones estatales del país.
Erdogan debe gran parte de su éxito político de la última década a la estabilidad económica
que ha dado al país una tasa de crecimiento anual promedio de 4,5%.
Turquía se ha convertido en la sede de compañías de manufactura y exportación.
El gobierno del AKP manutvo la inflación bajo control, una tarea no tan fácil ya que hubo
años en la década de 1990 cuando se elevó por encima del 100%.
Pero en 2014 la economía comenzó a caer, con un crecimiento reducido al 2,9% y el
desempleo por encima del 10%.

3. Turquía fue una potencia económica en evolución

Turquía aprendió a mantenerse estable y fuerte en los momentos de su reciente historia en


los que su entorno se veía profundamente alterado geoestratégicamente. Ya lo demostró en
los años 1989- 1991, cuando el bloque soviético se desmoronó, produciendo una ola de
choque que alteró drásticamente todas las regiones de las que Turquía forma parte de un
modo u otro: los Balcanes, el mar Negro, el Cáucaso, Asia Central e incluso Oriente Medio,
como consecuencia de la primera guerra del Golfo contra el Irak de Sadam Hussein. Turquía
emergió entonces como una potencia multirregional demográfica, política y militar.
Tras la peor crisis económica de su historia en 2001, Turquía y el Gobierno del AKP supieron
reaccionar y avanzar en unas reformas estructurales que la han convertido en 2010 en la 16ª
economía del mundo.
Las proyecciones de la OCDE estimaban que Turquía será el país miembro que más crecería
entre 2011 y 2017, con un promedio del 6,7% anual. En un momento de fuerte crisis
internacional, la economía turca ha creció un 8,9% el pasado 2010, el tercer mayor
crecimiento del mundo en ese año y el primero de Europa.
En este sentido, ya en 2008, el Banco Mundial estimaba que Turquía representaba el 50% del
PIB de Oriente Medio y Norte de África (región MENA en sus siglas inglesas), incluyendo a
Israel e Irán. Diferentes fuentes situaban a Turquía entre las principales economías
emergentes en las próximas décadas, teniendo su Gobierno el objetivo explícito de estar
entre las 10 principales economías del mundo para el 2023, año del centenario de la creación
de Turquía.
Este dinamismo económico interno ha convirtió a Turquía en un potente ‘trading state’ que
necesita nuevos mercados para poder mantener esta expansión económica. En esta
dirección se movieron las políticas comerciales del Gobierno del AKP desde mediados de los
2000, reforzado con el nombramiento de Ahmet Davutoglu como ministro de Exteriores de
Turquía el 1 de mayo de 2009.
Estos esfuerzos han dado fruto como resultado de una activa y sistemática campaña turca, a
diferentes niveles, para aproximarse a otros mercados emergentes, más allá de los clásicos y
más consolidados y maduros mercados de Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Como consecuencia de esta necesidad económica los mercados limítrofes a Turquía,
especialmente los de Oriente Medio, se han visto revalorizados por su potencial
demográfico, sus importantes necesidades de inversión en infraestructura, su accesibilidad
logística, su receptividad a establecer negocios con Turquía y su creciente capacidad de
compra, tanto privada como pública.
Así, en 2002 los mercados de la UE representaban más del 56% de las exportaciones turcas,
reduciéndose a menos del 50% en 2009. Paralelamente, el porcentaje de las exportaciones
turcas a las economías de Oriente Medio ha pasado del 9% en el 2002 a un 12,5% en el 2004
y un 19% en 2009. En ese mismo año, las exportaciones turcas conjuntas a Siria e Irán
superaron a las realizadas a los Estados Unidos.
La diversificación productiva de la economía turca ha ido paralela a una diversificación de las
provincias y ciudades en las que se consolidaba este desarrollo. Así, en las ciudades del
interior de Anatolia ha emergido en los últimos años una dinámica burguesía más
conservadora, especialmente activa en el desarrollo de sectores económicos más
tradicionales como la agricultura, la alimentación, la industria automovilística o el textil. Esta
clase media emergente veía en la ética del trabajo y la generación y distribución de la riqueza
un medio para realizarse como buenos creyentes, dado su perfil religioso. A este fenómeno
se le ha llamado calvinismo islámico.
Como consecuencia de este perfil sociológico más tradicionalista, y de su ubicación en
ciudades del interior de Turquía como Gaziantep, Konya, Denizli, Adana, Mersin o Kayseri, las
crecientes relaciones económicas internacionales de esta clase empresarial se han venido
realizando preferentemente con otras economías sociológica y geográficamente más
próximas, como son las de Oriente Medio. Esta burguesía ha estructurado sus intereses
económicos en una serie de organizaciones creadas a comienzos de los años noventa con
valores entorno al diálogo, la responsabilidad ética, la solidaridad o la concienciación de la
responsabilidad social de la empresa y el empresario.
Así mismo, han copado la representatividad de las organizaciones económicas y políticas de
sus zonas como los gobernadores, ayuntamientos o cámaras de comercio.
Como consecuencia de este proceso, y según la Asociación Turca de Exportadores (TIM), en
2001 el número total de sectores económicos turcos que exportaban más de 1.000 millones
de dólares era de nueve; pasando a 18 en 2009. Igualmente, mientras en 2001 Turquía
exportaba más de 1.000 millones de dólares a cinco países, en 2009 una cantidad superior se
exportaba a 25 países. En 2001 solamente cuatro provincias turcas exportaban por un valor
superior a estos 1.000 millones de dólares, pasando a 12 provincias en 2009. De hecho, en
2010 el número de empresas turcas que exportaban regularmente ascendió a 50.000. En
esta línea, el número de empresas registradas en Turquía ha pasado de 723.503 en 2001 a
1.170.248 en 2008.
El comercio exterior de Turquía en 2002 fue de 87.613 millones de dólares, multiplicándose
por más del triple hasta llegar a los 299.423 millones de dólares en 2010.

4. Crisis 2018.

Turquía es un país miembro de la OTAN, con varias bases de la Alianza desplegadas en su


territorio, claves para las operaciones militares de los aliados en Oriente Próximo. Un socio
estratégico que comparte frontera terrestre con Irán y Siria y marítima a través del Mar
Negro con Rusia y que en los últimos años ha servido de muro de contención de la crisis
migratoria europea.
A mediados de julio del 2016 hubo un intento de golpe de estado al presidente Erdogán. Ya
hace tiempo que el Gobierno de Ankara pide la extradición de Fetullá Gulen, el sospechoso
intelectual del hecho, un teólogo turco que vive en los Estados Unidos desde 1999. Mientras,
Washington reclama la liberación del pastor evangélico Andrew Brunson, encarcelado en
Turquía en octubre de ese mismo año. Está acusado de acusado de haber colaborado con
Fethullah Gülen en la organización del mismo golpe de Estado fallido de ese año, y de estar
vinculado a movimientos kurdos antigubernamentales, actualmente bajo arresto
domiciliario.
Trump fue, explícito en sus medidas: avisó que sancionaría a Turquía por tener “de rehén”; a
Brunson. Después duplicó los aranceles sobre las importaciones de aluminio y acero de
Turquía a 20% y 50%, respectivamente. La lira turca rebotó un 6% en las operaciones del
martes, cayó un 25% en agosto, agobiada por la disputa con los EE.UU.
La economía turca llevaba un tiempo mal. En el pasado año su lira ha perdido un 50% de su
valor con respecto al dólar. Empeorando las cosas de forma definitiva, este viernes la
economía otomana se ha desplomado un 20% de un día para otro. Los precios actuales de
CDS (los productos de especulación crediticia más volubles) anticipan un 25% de probabilidad
de impago de aquí a los próximos cinco años.
Erdogan replicó a Donald Trump que Ankara buscará “nuevos aliados” si Washington no
revierte “el unilateralismo y la falta de respeto”. Apeló al patriotismo en dos actos públicos
ante el imparable desplome de la divisa nacional, acelerado tras los severos aranceles al
acero y aluminio impuestos por el presidente de EE UU. “No es una buena idea intentar
ponernos de rodillas con amenazas sobre un pastor protestante”, tronó el presidente turco,
en un discurso pronunciado en la ciudad de Ünye, a orillas del mar Negro.
“Está mal intentar castigar a Turquía por un religioso. Es una lástima. [Estados Unidos] Está
intercambiando a un socio estratégico en la OTAN por un pastor”.
El presidente, reelegido por mayoría absoluta en primera vuelta el pasado 24 de junio,
achacó a una guerra económica “la conspiración” contra la lira turca que ha causado su
depreciación en un 40% desde el inicio del año, e insistió en que se trataba de una
“fluctuación” sin ninguna base en la economía real.
Erdogan, anunció el martes un boicot a la electrónica estadounidense luego de la decisión
del presidente de los EE. UU de aumentar los aranceles a las importaciones de acero de
Turquía. “Lo que compramos en el extranjero, lo produciremos aquí con mejor calidad y lo
exportaremos. Vamos a boicotear la electrónica de los Estados Unidos", dijo Erdogan
en las celebraciones del 17 aniversario de su Partido Justicia y Desarrollo.”Si tienen el iPhone,
por otro lado, está Samsung. En nuestro país tenemos a Venus y Vestel”; dijo, refiriéndose a
un teléfono de fabricación turca fabricado por el fabricante de productos electrónicos Vestel.
No está claro si esto será un boicot oficial del gobierno o simplemente una llamada al público
turco para que deje de comprar productos electrónicos estadounidenses.

Se trata de un “hecho inédito”; dado el hecho de que Estados Unidos y Turquía estaban en
buenas relaciones y son aliados en OTAN. Esto generó enorme desconfianza en los
inversores.
El manejo económico turco es deficiente. El banco central no es independiente y se espera
una inflación no menor a 15% este año, el exceso de importaciones sobre exportaciones es
muy alto y en general las autoridades económicas no tienen credibilidad; por ejemplo, se
negaron a elevar la tasa de interés para enfrentar el aumento del tipo de cambio. Debe ser el
único país cuyo presidente anuncia una bajada en tasas de interés en un contexto de
inflación alta y aumento del precio del dólar.
El nuevo triunfo en las presidenciales de junio de Erdogan ha causado la desconfianza de los
mercados. Su economía tendría un problema de inflación y de sobrecalentamiento. La
reelección de Erdogan, que le ha entregado más poderes (entre ellos el de tener un mayor
control del Banco Central), es la confirmación de que el presidente iba a continuar con su
bloqueo al aumento de precios internos y con el control de los tipos de interés, lo cual va en
contra de las medidas necesarias para sanear la economía que pedían los economistas
nacionales. Este mismo fin de semana Erdogan culpó de la situación a Estados Unidos,
hablando de que su desajuste no era más que una “guerra económica”.
Erdogan ganó las elecciones presidenciales en Turquía manteniendo un discurso hostil hacia
el mercado y remarcando la necesidad del control político de las instituciones monetarias,
tras su confirmación en las urnas, obró como dijo: nombró a su yerno ministro de Finanzas, el
nombramiento del gobernador del Banco Central pasó a ser responsabilidad del Poder
Ejecutivo a través de un decreto, también hizo público su rechazo por los intereses que
cobran los bancos tradicionales, en oposición a lo que ordenan preceptos islámicos.
La crisis turca es una de sobreendeudamiento, siendo los bancos comerciales europeos los
más expuestos, en especial los españoles. Varios bancos europeos sustentan buena parte de
la deuda pública turca. Las bolsas europeas ya están viendo lo efectos, con un desplome de
en torno al 1% en Agosto. Concretamente los inversores españoles han comprado 82.300
millones de esta suma. El gran perdedor: el BBVA, tener casi un 50% del banco turco Garanti.
La crisis generó un sentimiento de aversión al riesgo en la mayoría de economías
emergentes, en especial aquellas con fundamentos económicos débiles. El temor a que algo
pase en alguna economía se manifiesta en una mayor aversión al riesgo y por lo tanto en una
corrida hacia el dólar como refugio. Los inversionistas, así como cualquier ciudadano,
prefieren comprar dólares como mecanismo de protección y esa mayor demanda eleva su
precio.
Una crisis en cualquier economía emergente de cierta importancia, como Turquía, origina un
contagio al resto, es decir, los inversionistas observan a otras economías con indicadores
económicos más o menos similares y se gatilla el mismo mecanismo: la compra de dólares.
*La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tiene sus orígenes en la firma del
Tratado de Washington de 1949, mediante el cual diez países de ambos lados del Atlántico
(Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega,
Países Bajos, Portugal y Reino Unido) se comprometieron a defenderse mutuamente en caso
de agresión armada contra cualquiera de ellos.
* Los Credit Default Swaps o Swaps de incumplimiento crediticio, son los instrumentos más
modernos de Wall Street y constituyen, en su forma más simple, un contrato bilateral entre
un comprador y un vendedor de protección. En este contrato el comprador se compromete a
realizar una serie de pagos en el tiempo (primas) y el vendedor se compromete a cubrir parte
o el total del crédito asegurado en caso de que éste no sea cancelado. Los CDS se utilizan en
el aseguramiento de grandes corporaciones, en el aseguramiento de paquetes de referencia
crediticia (CDO) o en el aseguramiento de los bonos de deuda soberana, y se dieron a
conocer
tras el estallido de la crisis subprime. Su monto mínimo de operación es de 10 millones de
dólares. Pueden ser a 1 año, 2, 3, 5 años o 10 años. Pero también se aplican a plazos más
cortos.

5. Origen de la crisis.

- Crisis con Estados Unidos


A principios de agosto, Estados Unidos impuso sanciones contra dos ministros de Erdogan en
protesta por el encarcelamiento de un pastor estadounidense. Ankara aplico por su parte
medidas similares. Esta crisis entre dos miembros importantes de la OTAN hizo temblar a los
inversores y provoco una espectacular caída de la lira frente al dólar. Las sanciones de
estados unidos reducen el flujo de capitales hacia Turquia

- Problemas estructurales
Ya antes de la crisis con Estados Unidos, los economistas anunciaban una inminente
tormenta financiera. Los expertos consideran que Erdogan avanzó a junio las elecciones,
previstas para 2019, para intentar esquivarla.
La tensión entre Ankara y Washington sólo ha hecho "exacerbar" una crisis económica
emergente, explica Paul T. Levin, director del Instituto de Estudios Turcos de la Universidad
de Estocolmo.
Los problemas estructurales de Turquía se reflejan en una fuerte inflación, que alcanzó en
julio casi al 16% interanual, y un déficit de las cuentas corrientes que no cesa de aumentar.

- Política heterodoxa
Desde su llegada al poder en 2003, Erdogan construyó gran parte de su popularidad a partir
de un elevado crecimiento y de colosales proyectos de infraestructuras.
Los economistas describen al presidente turco como un partidario del "crecimiento a
cualquier precio", empezando por el de un fuerte endeudamiento.
En muchas ocasiones, las tesis defendidas por Erdogan provocan más de una sorpresa, como
cuando dijo que bajar las tasas de interés reduce la inflación, mientras la mayoría de los
economistas creen lo contrario.

- Tasa de interés
El Banco central de Turquía debe ser en teoría independiente, pero muchos economistas
estiman que cada vez está más bajo la presión de Erdogan.
Su decisión de no aumentar sus tasas de interés la semana pasada causó alarma en los
mercados.
Este lunes, el Banco central anunció una serie de medidas para tranquilizar a los inversores,
entre ellas que aportaría toda la liquidez que necesiten las entidades bancarias.

6. Consecuencias.

Durante el surgimiento de la crisis, los prestamistas en Turquía se vieron afectados por las
demandas de reestructuración de las empresas que no podían pagar su deuda denominada
en USD o EUR, debido a la pérdida de valor de sus ganancias en la lira turca. Si bien las
instituciones financieras habían sido el motor de la bolsa de Estambul durante muchos años,
representando casi la mitad de su valor, a mediados de abril representaban menos de un
tercio. A fines de mayo, los prestamistas enfrentaban un aumento en la demanda de
compañías que buscaban reorganizar el pago de la deuda. La calidad de los activos de los
bancos turcos, así como su coeficiente de solvencia, se deterioraron a lo largo de la crisis.
Los bancos aumentaron continuamente las tasas de interés para los préstamos comerciales y
de consumo y las tasas de los préstamos hipotecarios, a un 20 % anual, lo que frenó la
demanda de las empresas y los consumidores. Con un crecimiento correspondiente en los
depósitos, la brecha entre los depósitos totales y los préstamos totales, que había sido uno
de los más altos en los mercados emergentes, comenzó a reducirse. Sin embargo, este
desarrollo también ha conducido a propiedades inmobiliarias comerciales y de viviendas sin
terminar o desocupadas a las afueras de las principales ciudades turcas, ya que las políticas
de Erdoğan han impulsado al sector de la construcción, donde muchos de sus aliados
comerciales son muy activos, para liderar el crecimiento económico pasado. En marzo de
2018, las ventas de viviendas cayeron un 14 por ciento y las ventas de hipotecas cayeron un
35 por ciento en comparación con el año anterior. A partir de mayo, Turquía tenía alrededor
de dos millones de casas sin vender, un retraso acumulado tres veces mayor que el promedio
anual de ventas de viviendas nuevas.
La inflación ha llegado a superar el 20% como indica el siguiente gráfico.

La crisis ha
traído

considerables riesgos de contagio financiero. Según el Banco de Pagos Internacionales, los


bancos internacionales tenían préstamos pendientes de $ 224 mil millones a prestatarios
turcos, incluyendo $ 83 mil millones de bancos en España, $ 35 mil millones de bancos en
Francia, $ 18 mil millones de bancos en Italia, $ 17 mil millones cada uno de los bancos en los
Estados Unidos Estados y en el Reino Unido, y $ 13 mil millones de bancos en Alemania.

7. Conclusiones.
- De continuar la situación actual en la economía turca, la inflación que se tiene
actualmente incrementara alcanzando niveles insostenibles.
- La salida más pronta para la situación que atraviesa Turquía actualmente seria aplicar
una PMC, para incentivar el ingreso de capitales extranjeros.
- Otra salida puede ser el endeudamiento a través del FMI o aliados económicos, que
permitan estabilizar la lira.
- La postura autoritaria del presidente Erdogan, junto a la dependencia que impone el
gobierno sobre el Banco de Reserva Turco hacen que aplicar las medidas ortodoxas que
corresponderían como respuesta ante una crisis como esta no sea factible, lo que nos
indica que Turquía permanecerá en este embrollo durante un tiempo
- Sin embargo, el impacto que pueda tener esta crisis en los países relacionados con
Turquía en el corto plazo no es muy alto. El mayor perjudicado de manera colateral es
España que se puede ver golpeada ya que hace pocos años vienen saliendo de una crisis
propia.

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