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DIRECTORIO
DE LA PASTORAL FAMILIAR
DE LA IGLESIA EN ESPAÑA
21 de Noviembre de 2003
DIRECTORIO DE LA PASTORAL FAMILIAR DE LA IGLESIA EN ESPAÑA
2
SIGLAS
PRESENTACIÓN
***
1. “La Iglesia considera el servicio a la familia como una de sus tareas esenciales” 1 . Esta convicción,
manifestada por el Papa Juan Pablo II, afecta al modo como la Iglesia organiza y dirige su propia misión
en medio del mundo. Debe ser, en efecto, un principio inspirador y director de toda la pastoral de la
Iglesia. Conscientes de esta responsabilidad los Obispos españoles hemos publicado diversos documentos
y comunicados sobre la importancia del matrimonio y la familia en la Evangelización y su conexión con
los problemas actuales de nuestra sociedad; asimismo, hemos reflexionado sobre el necesario
replanteamiento que esto supone en la planificación y realización de las acciones eclesiales.
Desde la Exhortación apostólica Familiaris Consortio, que pide explícitamente un Directorio
para la pastoral de la familia 2 , se ha trabajado para poder ofrecer a la Iglesia en España un cauce
unitario de directrices para la configuración de la pastoral familiar. En la espera de este documento,
diversas diócesis -como respuesta a las necesidades de coordinación en su territorio- han promulgado
algunos directorios sobre pastoral familiar. En este tiempo se sucedían peticiones cada vez más urgentes
para la confección y promulgación de un Directorio, elaborado por la propia Conferencia Episcopal
Española.
3. En consecuencia, este Directorio plantea una pastoral familiar concebida como una dimensión esencial
de toda evangelización 6 : se trata del modo cómo la Iglesia es fuente de vida para las familias cristianas y,
a su vez, cómo las familias cristianas son protagonistas de la evangelización de la Iglesia. No se reduce,
por tanto, a una serie de actividades a realizar con los matrimonios y la familia. Su fin es “ayudar a la
familia a alcanzar su plenitud de vida humana y cristiana” 7 .
Como complemento pastoral de la Instrucción La familia, santuario de la vida y esperanza de la
sociedad, este Directorio no pretende una exposición sistemática y amplia de la doctrina de la Iglesia
sobre la verdad del matrimonio y la familia con sus contenidos teológico-filosóficos. No obstante, se hace
referencia a los documentos que la enseñan y que son su fundamento imprescindible, sin el cual se
perdería la visión unitaria y la luz que permite comprenderlo. Por otra parte, no se ha pretendido realizar
una normativa directamente aplicable a las distintas diócesis de España. La intención que anima y
Cfr. GrS, n.
2
2.
FSV, n. 5.4
En estos materiales se encuentran también unas indicaciones genéricas sobre la concepción de una pastoral familiar: cfr.
FSVMT, pp.5
225-240.
FSVMT, p. 229.
4. Por todo ello, el Directorio se ha de considerar como un modo de favorecer la misión del Obispo en
favor de las familias que conforman su diócesis, facilitando una comunión efectiva con medios de
formación y de acción comunes para una mejor extensión e implicación de la pastoral familiar en toda
España. Uno de los principios inspiradores de este Directorio es la puesta en práctica de una eclesiología
de comunión que permita traslucir más nítidamente la verdad de la Iglesia y su misión en medio de
nuestra sociedad. Dentro de la pluralidad y diversidad de situaciones, la unidad de criterios, la
coincidencia en las disposiciones básicas y la ayuda mutua en las tareas de formación y de acción son
elementos de gran eficacia en la misión, y signos de unidad eclesial esencial “para que el mundo crea”
(Jn 17,21).
5. Los primeros responsables de la pastoral familiar en las diócesis somos los Obispos. Junto a nosotros,
los diversos agentes de pastoral familiar de las diócesis. Este Directorio se nutre de las experiencias de
las parroquias, y de las asociaciones y movimientos que encuentran una misión específica en las
pastorales concernientes al matrimonio y la familia, y quiere ayudarles en sus empeños. Aunque sus
indicaciones se han de mover necesariamente en un ámbito general propio de un documento nacional,
está pensado para que sean principios iluminadores, de discernimiento y operativos que fácilmente
puedan ser puestos en práctica por las personas implicadas en esta tarea y que tan generosamente realizan
su función.
6. Con estas perspectivas el Directorio se organiza según los siguientes apartados: Después de situar la
urgencia de la pastoral familiar en nuestro contexto socio-cultural (Introducción), se presenta el
matrimonio y la familia a la luz del plan de Dios (capítulo I), se analizan las etapas y el sentido de la
preparación al matrimonio (capítulo II), que finalizan en la celebración del sacramento (capítulo III). Es
entonces cuando se ha constituido una nueva familia y se considera el modo de vida cristiana que esto
supone (capítulo IV), teniendo en cuenta los problemas planteados por algunas situaciones especiales
(capítulo V). A continuación se presenta la participación y la misión de la familia en la sociedad y en la
Iglesia (capítulo VI); y, por último, se trata de las estructuras y responsables de la pastoral matrimonial y
familiar (capítulo VII).
7. “No me avergüenzo del Evangelio, que es poder de Dios para la salvación de todo el que cree” (Rom
1,16). Así se expresa el Apóstol de las gentes al comprobar la incomprensión con la que se recibían sus
palabras en un mundo alejado del mensaje de Dios. Los obispos nos vemos en la necesidad de repetir con
firmeza esta afirmación de San Pablo al plantearnos en la actualidad la misión de anunciar a todos el
Evangelio sobre el matrim onio y la familia. Se requiere la valentía propia de la vocación apostólica para
anunciar una verdad del hombre que muchos no quieren escuchar. Es necesario vencer la dificultad de un
temor al rechazo para responder con una convicción profunda a los que se erigen a sí mismos como los
“poderosos” de un mundo al cual quieren dirigir según su propia voluntad e intereses. El amor a los
hombres nos impele a acercarles a Jesucristo, el único Salvador.
8. Se trata de vivir el arrojo de no adaptarse a unas convenciones externas de lo que se viene a llamar
“políticamente correcto”; de que todo cristiano sea capaz de poder hablar como un ciudadano libre al que
todos deben escuchar con respeto. Sólo así, en este ámbito específico de la relación hombre-mujer,
podremos “dar razón de nuestra esperanza a todo el que nos la pidiere” (1 Pe 3,15). Esto supone vivir con
radicalidad la libertad profunda de los hijos de Dios, buscar la verdad más allá de las redes que tienden
los sofistas de cada época que se adaptan exclusivamente al aplauso social.
El Apóstol siente en su propia carne la fuerza de la acusación de “necedad” con la que la cultura
de su época calificaba su mensaje (Cfr. 1Cor 1,23), pero gusta en cambio la “fuerza de Dios” contenida
en su predicación (Cfr. 1 Cor 1,24). Vive así en toda su intensidad la contradicción entre la Palabra de
Dios y cierta sabiduría de su tiempo, y atribuye con certeza el motivo de tal desencuentro a un radical
“desconocimiento de Dios” (Rom 1,19-23) propio de un mundo pagano que ignora lo más fundamental
de la vida y el destino de los hombres. Con una aguda comprensión de la interioridad humana, San Pablo
no describe esta ignorancia como un problema meramente intelectual, sino ante todo como una auténtica
herida en el centro del hombre, como “un oscurecimiento del corazón” (Rom 1,21) 8 . El hombre, cuando
se separa de Dios, se desconoce a sí mismo 9 .
El Apóstol responde así con la luz del Evangelio ante un ambiente cultural que ignora la verdad
de Dios y que, en consecuencia, busca justificar las obras que proceden de sus desviados deseos. Con ello
advierte también a las comunidades cristianas para que no sucumban a las seducciones de un estilo de
vida que les apartaría de la vocación a la que han sido llamados por Dios (Cfr. 1Cor 7,17). Es una
constante en sus escritos, donde exhorta a los cristianos a no dejarse engañar ante determinadas
fascinaciones ofrecidas con todo su atractivo por una cultura pagana dominante (Cfr. 1Cor 6,9-10.15-20 )
10
.
Todo ello lo realiza desde la visión profunda del “poder de Dios” que es “salvación para los que
creen”; desde un plan de salvación que obra en este mundo y que cambia la vida de las personas y que
alcanza de distinto modo a todos los hombres cuando se acepta en la “obediencia de la fe” (Rom 1,5) 1 1 .
La parte introductoria de esta epístola está dividida según las admoniciones dirigidas a los paganos (1,18-32), judíos (2,1-3,20)
y cristianos (3,21-30).
9. La Iglesia en España ha de saber vivir esa realidad en nuestros días, en el momento en el que el
anuncio del Evangelio sufre un formidable desafío por parte de la cultura dominante. Una cultura surgida
de un planteamiento que ignora el valor trascendente de la persona humana y exalta una libertad falsa y
sin límites que se vuelve siempre contra el hombre.
Se trata de una sociedad que se declara a sí misma como postcristiana, y que va adquiriendo
progresivamente unas características del todo paganas. Esto es, una sociedad en la que la sola mención al
cristianismo se valora negativamente como algo sin vigencia que recordaría tiempos felizmente
superados.
El problema de fondo es, una vez más, el olvido de Dios en una cultura en la que la simple
referencia a lo divino deja de ser un elemento significativo para la vida cotidiana de los hombres y queda
simplemente como una posibilidad dejada a la opción subjetiva de cada hombre. Esto construye una
convivencia social privada de valores trascendentes y que, por consiguiente, reduce su horizonte a la
mera distribución de los bienes materiales, dentro de un sistema de relaciones cerrado al misterio y a las
preguntas últimas. En este sentido, el Magisterio de la Iglesia ha manifestado repetidas veces los peligros
que emanan de este modo de ordenar la sociedad que, tras un relativismo en lo moral, esconde el
totalitarismo de determinadas ideologías propugnado por aquellos que dominan los poderes fácticos 1 2 .
Por eso, las realidades humanas más elementales que están vinculadas a la conformación de una
vida y al sentido de la misma quedan en muchos casos vacías de contenido. Así se aboca al hombre al
nihilismo y la desesperanza ante el futuro que se extienden como fantasmas en todos los ambientes de la
sociedad. Son un auténtico cáncer que “aun antes de estar en contraste con las exigencias y los
contenidos de la palabra de Dios, niega la humanidad del hombre y su misma identidad” 1 3 .
Ante esta situación contradictoria que afecta de modo particular a España, pero que es común a
toda Europa, hay que afirmar que: “La Iglesia en Europa, en todos sus estamentos, ha de proponer con
fidelidad la verdad sobre el matrimonio y la familia” 1 4 . No pocas veces ante el desafío implacable de la
cultura dominante en lo referente a este tema vital, muchos cristianos, incluso algunos pastores, sólo han
sabido responder con el silencio, o incluso han promovido ilusamente una adaptación a las costumbres y
valores culturales vigentes sin un adecuado discernimiento de lo genuinamente humano y cristiano. En la
actualidad, tras la calidad y cantidad de doctrina actualizada en este tema y la llamada imperiosa a la
evangelización de las familias, tal silencio o desorientación no puede sino calificarse como culpable (Cfr.
Ez 33,7-9) 1 5 .
10. Dada la importancia del tema, una vez que los Obispos hemos hablado autorizadamente en la
Instrucción Pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (27.IV.2001), ahora
hemos de aplicar con criterios prácticos esta doctrina en el conjunto de la realidad pastoral de nuestra
Iglesia mediante este Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España.
La Iglesia, cuya misión comienza con el anuncio íntegro del Evangelio, tiene como fin hacer
vida aquello que anuncia. No sólo debe saber presentar de un modo creíble y cercano el tesoro de gracia
que ha recibido, sino custodiar su crecimiento como el testimonio más verdadero de la presencia de Dios
en este mundo. El Evangelio del matrimonio y la familia no tiene como término su predicación, se dirige
necesariamente a fomentar la vida en Cristo de los matrimonios y las familias que conforman la Iglesia
de Cristo. Es en ellas donde la Comunidad eclesial se comprende a sí misma como la gran familia de los
hijos de Dios.
Por esta misión divina recibida de Cristo, la Iglesia en España se plantea su propia
responsabilidad ante todos los matrimonios y familias de nuestro país. Esto supone, en primer lugar, ser
consciente de las dificultades y preocupaciones que les asaltan, así como las presiones y mensajes falsos,
o al menos ambiguos, que reciben. Por eso mismo, es necesario alzar la voz para desenmascarar
12
Cfr. la advertencia de: CA, n. 46: “Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto,
como demuestra
13
la historia.”
FR, n. 90.1 4
EE, n. 90.1 5
Se ha de dar a conocer más en las comunidades cristianas la doctrina del Concilio Vaticano II y del magisterio papal posterior,
sintetizada en: CCE, nn. 2331-2400. Asimismo, las Catequesis de JUAN P ABLO II, Hombre y mujer lo creó. El amor humano en
el plano divino, Ediciones Cristiandad, Madrid 2000.
11. Así hemos de interpretar la llamada “revolución sexual” que tuvo su estallido en los años 60 del siglo
XX y que, aunque fracasada en sus mensajes y sus propuestas, ha alcanzado su éxito en la ruptura que ha
producido con los significados intrínsecos sobre la sexualidad humana, conforme a la tradición cristiana.
Ha generado en consecuencia una mentalidad difusa que conforma en gran medida el modo como se vive
actualmente la relación hombre-mujer. Ha sido el resultado de una lenta evolución de determinadas
corrientes de pensamiento que han nacido de un rechazo de una moral no siempre presentada
adecuadamente, pero que, privadas de una visión íntegra de la persona humana, han conducido a un
progresivo empobrecimiento de la concepción de la dimensión sexual humana.
Se puede describir brevemente el recorrido que ha realizado: primero, la sexualidad se separa
del matrimonio, por una absolutización del amor romántico que huye de todo compromiso.
Posteriormente, en una cultura hedonista se desvincula de la procreación. Con esta ruptura de los
significados de la sexualidad, ésta queda afectada por un proceso de banalización hedonista. El último
paso ha sido separarla del mismo amor y convertirla en un elemento de consumo 1 6 . A este fin conducía
sin remedio la denominada “ideología del género” 1 7 que considera la sexualidad un elemento
absolutamente maleable cuyo significado es fundamentalmente de convención social. El significado del
sexo dependería entonces de la elección autónoma de cada uno sobre cómo configurar su propia
sexualidad.
12. El tiempo ha mostrado lo infundado de los presupuestos de esta revolución y lo limitado de sus
predicciones, pero, sobre todo, nos ha dejado un testimonio indudable de lo pernicioso de sus efectos. Es
cierto que la sociedad, cada vez más farisaica en este punto, ha querido ocultar la multitud de dramas
personales que se han producido por la extensión de las ideas anteriores. A pesar de ello, es manifiesto
que nos hallamos ante una multitud de hombres y mujeres fracasados en lo fundamental de sus vidas que
han experimentado la ruptura del matrimonio como un proceso muy traumático que deja profundas
heridas. Del mismo modo nos hallamos ante un alarmante aumento de la violencia doméstica; ante
abusos y violencias sexuales de todo tipo, incluso de menores en la misma familia; ante una
muchedumbre de hijos que han crecido en medio de desavenencias familiares, con grandes carencias
afectivas y sin un hogar verdadero. La Iglesia es consciente de esta desastrosa situación y, por ello, tiene
la obligación de denunciarla y acudir en ayuda de todos los que la padecen 1 8 .
13. Silenciar esta realidad del sufrimiento de tantas personas por el recurso de la proclamación de la
abundancia de unos medios materiales que nos ofrece la sociedad de consumo es una ignorancia culpable
que daña gravemente la dignidad del hombre. Esto se evidencia de modo flagrante cuando los medios de
comunicación y la comunidad política, en vez de escuchar los lamentos de este inmenso drama humano,
hacen de altavoz a determinados grupos de presión, como por ejemplo los “lobbies” homosexuales, que
reclaman a modo de privilegio unos pretendidos “derechos” de unos pocos, erosionando elementos muy
significativos de construcción de la sociedad que afectan a todos. Los mismos poderes públicos se han
visto infeccionados por estas pretensiones; y se han dado iniciativas que han querido equiparar al
matrimonio legítimo o a la familia natural, realidades que no lo son, con la evidente injusticia que esto
supone y que los obispos hemos denunciado repetidamente 1 9 .
16
Ante este panorama de famlias rotas, el Papa recordaba durante el Jubileo de las Familias que la misión de la Iglesia es:
“iluminar los diversos dramas humanos con la luz de la palabra de Dios, acompañada por el testimonio de su misericordia” (cfr.
J UAN P ABLO
19
II, Discurso en el tercer encuentro mundial de las Familias con ocasión del Jubileo, 14 de octubre de 2000, n. 6).
Cfr. C ONGREGACIÓN PARA LA D OCT RINA DE LA FE , Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las
uniones entre personas homosexuales, 3 de junio de 2003; FSV, n. 141.
14. Hemos de afirmar que en la sociedad española de nuestros días posiblemente la fuente principal de
problemas humanos sean los relativos al matrimonio y la familia. De aquí procede un gran malestar en
muchas personas que quedan heridas para siempre. Es cierto que una realidad de esta magnitud no han
podido ser ignorada del todo, pero los remedios que se han buscado, como la mediación familiar y
determinadas políticas familiares todavía muy tímidas, no son sino un modo de corroborar la falta de
visión global con la que se afrontan estos gravísimos problemas personales.
Los poderes políticos sólo han reaccionado con medidas muy parciales de asistencia a la familia
al constatar los efectos de la situación anterior, en especial del catastrófico “desierto o invierno
demográfico” en el que está sumido nuestro país. Se trata de un problema muy grave que ha amenazado
la viabilidad de los seguros sociales y que sólo ha paliado en parte el fenómeno migratorio. Pero, sobre
todo, es señal de una cultura cerrada a la vida y falta de esperanza.
A pesar de esta situación clamorosa, es un hecho sorprendente que los debates sobre la
población y la familia, incluso en estamentos internacionales, se centren en dar relevancia a pretendidos
“modelos familiares alternativos”, que no responden para nada a los auténticos problemas de las
personas. Es una clara expresión de lo extendido de una ideología perniciosa unida a poderes económicos
y mediáticos que ignora lo más elemental de la verdad del hombre, con efectos muy negativos en la
construcción social. Por eso, los Obispos nos vemos en la obligación de denunciar la injusta imposición
de determinados criterios contra la familia y su natural desarrollo en los organismos internacionales, con
una oculta intención de dominar el fenómeno migratorio y su impacto en las naciones occidentales 2 0 .
Por la gravedad de estos hechos y el empeño de determinados poderes para justificarlos y
aplaudirlos socialmente, una vez más hemos de mostrar las raíces de donde proceden y la falsedad de sus
presupuestos.
15. Los Obispos ya hemos denunciado estas graves ambigüedades de la cultura dominante en la
Instrucción Pastoral sobre la familia y la vida 2 1 , pero, por su importancia, hemos de recordarlas aquí en
sus líneas fundamentales.
Esta ceguera ante la importancia social de este problema se debe ante todo a la extensión de la
idea de que el matrimonio es algo meramente privado, enteramente al arbitrio de los individuos. Con este
procedimiento se relativiza el valor público del matrimonio como constructor de una sociedad, se ignoran
las repercusiones que tienen los fracasos matrimoniales sobre los hijos y las familias implicadas y se
debilitan las convicciones básicas que ayudan a los hombres a afrontar con firmeza las contrariedades de
la vida.
16. Podemos constatar así una profunda fractura entre una cultura determinada y exclusivista que impone
una visión deformada sobre el matrimonio y, en extensión, sobre la familia, y la realidad social de nuestro
país que, a pesar de la poderosa presión mediática, valora muy positivamente la institución familiar 2 2 . El
motivo parece claro ya que ha sido la familia la que mejor ha respondido en este tiempo a problemas
sociales tan angustiosos como han sido el paro y la drogadicción. Sólo en la familia se experimenta un
vínculo lo suficientemente estable como para que la persona se apoye en él para superar esos graves
problemas de la vida.
Hemos de pararnos a comprender las razones últimas de esta fractura que, además, nos revela las
profundas carencias de esa “cultura dominante” en relación a la verdad de la persona humana en la
relación hombre-mujer.
20
Para la cuestión demográfica a nivel internacional: cfr. PONTIFICIO C ONSEJO PARA LA FAM ILIA , Evoluciones demográficas.
Dimensiones
21
éticas y pastorales. Instrumentum laboris. (25.III.1994).
17. En primer lugar, hemos de denunciar un profundo reduccionismo del significado de la sexualidad.
Actualmente se presenta el sexo como una mera excitación genital o una pasión emocional intensa,
carente de un sentido personal en sí mismo. No es un hecho de importancia secundaria, su fondo es más
problemático porque es reflejo de un dualismo antropológico que ha sido denunciado repetidamente por
la Iglesia. Según esa interpretación, todo lo referente al cuerpo humano es un mero material biológico sin
otra relevancia moral que la que el hombre en un acto espiritual y de libre elección quisiera darle. Esta
idea, en directa contraposición con la antropología cristiana, que valora cuidadosamente la unidad
personal del cuerpo y el alma 2 3 , ha tenido una gran difusión desde el comienzo de la modernidad 2 4 .
Aceptar esta interpretación, conduce al hombre a sufrir una profunda ruptura interior que afecta en
especial al modo de vivir la libertad que se comprende como “puramente espiritual”, ajena a todo
condicionamiento corporal y afectivo 2 5 .
Entrar en esta dinámica va a suponer concebir el matrimonio como una pura elección separada
de las disposiciones interiores y el destino de una vida a construir. Es así una elección más, perfectamente
revocable, cuyo contenido se interpreta como exterior a la identidad de la persona. Cuando esto se vive
en un horizonte de vida secularizado, separado del misterio de la identidad humana, se hace inconcebible
la posibilidad de un vínculo indisoluble superior a la mera decisión de dos voluntades 2 6 .
En paralelo a esta concepción del matrimonio, la familia no sería una realidad fundada en él,
sino distintos modos de convivencia también electivos, una especie de “familia a la carta” objeto de una
libertad omnímoda que no conocería fundamentos ni límites. Sólo una presión ideológica sistemática es
capaz de ocultar el carácter perverso de esta libertad individualista que, en el fondo, conduce a una
desconfianza social generalizada, por la quiebra de los vínculos originarios de comunión 2 7 .
23
Cfr. GrS, n. 19, donde explica que el racionalismo moderno no soporta el misterio, y que el cuerpo humano es mucho más que
lo que de él dicen muchas veces los medios de comunicación social, imbuidos de un reduccionismo positivista; el cuerpo humano
es personal2 5y entra en la historia de la salvación, por lo que Juan Pablo II habla de “teología del cuerpo”.
Cfr. VS, n. 33: “Paralelamente a la exaltación de la libertad, y paradójicamente en contraste con ella, la cultura moderna pone
radicalmente en duda esta misma libertad. Un conjunto de disciplinas, agrupadas bajo el nombre de «ciencias humanas», han
llamado justamente la atención sobre los condicionamientos de orden psicológico y social que pesan sobre el ejercicio de la
libertad humana... algunos de ellos, superando las conclusiones que se pueden sacar legítimamente de estas observaciones, han
llegado a poner
26
en duda o incluso negar la realidad misma de la libertad humana.”
Cfr. FSV, n. 90: “si se pierde el sentido sagrado del matrimonio, se acabará por valorarlo simplemente como un contrato entre
dos particulares, y, por consiguiente establecido a su arbitrio y dependiente de su voluntad, la cual puede cambiar y llegar a
romperlo.”2 7
18. En segundo lugar, hemos de referirnos a la misma estructura social en la que se viven los
significados anteriores. Se trata de una sociedad centrada en la preponderancia de los valores utilitarios y
cuantificables. Esta visión utilitarista se ha aplicado también a la sexualidad que se ha reducido a un
mero objeto de consumo que se ofrece indiscriminadamente y en todas las ocasiones. Esto se hace
evidente en el ámbito de los medios de comunicación en unas dimensiones lamentables.
Este hecho nos conduce a entender que detrás de las propuestas culturales más extendidas
existen intereses económicos muy fuertes (el negocio de la pornografía, la prostitución, el aborto, los
medios anticonceptivos, etc.), que implican al mismo tiempo un complejo entramado de posiciones
políticas, educativas y culturales. Se produce así una peculiar conjunción de proposiciones e
informaciones que configuran internamente los principales ámbitos de convivencia social. Así se explica
lo hermético de determinados sloganes sociales hedonistas que se presentan como indiscutibles,
ridiculizando a priori cualquier oposición a los mismos como una postura retrógrada y puritana.
El ámbito que se muestra más débil a estas presiones es el de la educación. A partir de una
pretendida “neutralidad moral” se ofrecen a nuestros adolescentes toda una serie de “campañas
informativas” que propugnan el lema del falso “sexo seguro”, entendido como una relación sexual con
preservativo. En realidad incitan decididamente a una promiscuidad precoz de gravísimas consecuencias
psicológicas, pues dificulta la maduración e integración de la sexualidad. Todo ello, sin tener nunca en
cuenta a los padres, los verdaderos sujetos del derecho de la educación de sus hijos.
Hemos de hacer notar lo pernicioso de este conjunto de elementos que conducen a un
debilitamiento social del matrimonio y la familia de grandes dimensiones como se comprueba por el
problema demográfico que ha generado. El intento de resolverlo sólo con recursos económicos, sin
atreverse a entrar en el campo educativo, nos indica lo limitado de la perspectiva de determinadas
políticas familiares. El problema social real que afecta más profundamente a la familia no es de orden
económico sino de esperanza 2 8 . Sólo cuando se ve posible un futuro mejor se trabaja por dejar un mundo
bueno a la siguiente generación. El simple acumular bienes de consumo no genera esperanza, sino
preocupación (cfr. Mt 5,25-34).
19. En último término, hay que señalar la debilidad moral que afecta a nuestra sociedad 2 9 . No nos
referimos con ello sólo al rechazo de las normas que la Iglesia enseña en esta materia. Hablamos de la
debilidad de las personas para llevar a cabo lo que realmente desean: una vida verdaderamente feliz. Esto
es, la dificultad interna para reconocer y realizar en plenitud la vocación al amor que es la raíz
originaria de toda moralidad 3 0 . Comprender la crisis moral en esta perspectiva es el único modo de
analizar adecuadamente la realidad del matrimonio y la familia en nuestra cultura actual.
En especial, se ha de criticar lo endeble de la interpretación del juicio moral de un modo
meramente emotivista, esto es, que valora algo como bueno o malo sólo por la impresión emocional que
le causa. Esta concepción debilita profundamente la capacidad del hombre para construir su propia
existencia porque otorga la dirección de su vida al estado de ánimo del momento, y se vuelve incapaz de
dar razón del mismo. Este primado operativo del impulso emocional en el interior del hombre sin otra
dirección que su misma intensidad, trae consigo un profundo temor al futuro y a todo compromiso
perdurable. Es la contradicción que vive un hombre cuando se guía sólo por sus deseos ciegos, sin ver el
orden de los mismos, ni la verdad del amor que los fundamenta.
Ese hombre, emocional en su mundo interior, en cambio, es utilitario en lo que respecta al
resultado efectivo de sus acciones, pues está obligado a ello por vivir en un mundo técnico y competitivo.
Es fácil comprender entonces lo complicado que le es percibir adecuadamente la moralidad de las
relaciones interpersonales porque éstas las interpreta exclusivamente de modo sentimental o utilitarista.
El resultado natural de este proceso es la soledad de un hombre amargado y frustrado, tras una
larga serie de amores falsos que le han dejado en su interior graves heridas muy difíciles de curar. Frente
a un lenguaje que sólo habla de “experiencias” positivas o negativas, de “errores de apreciación” o de
“sensaciones”, los cristianos no tenemos miedo de hablar de pecado y responsabilidad moral en estos
temas del matrimonio y la familia. Así se destaca que la calidad última de estos problemas es en verdad
moral. No tememos esta calificación, ni la consideramos una ofensa contra el hombre, porque la denuncia
del pecado no es igual a una condena al pecador. Conocemos el “don de Dios” (Jn 4,10) que es el único
28
Como lo recuerda
29
FSV, n. 42 y EE, n. 94.
En este sentido son todavía actuales los mensajes de la: C ONFERENCIA E PISCOPAL E SPAÑOLA , La verdad os hará libres
(20.XI.1990);
30
Moral y sociedad democrática (14.II.1996).
20. “Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma su nombre toda familia en los cielos y la
tierra” (Ef 3,14-15) 3 1 . Es ante el misterio de Dios como el Apóstol comprende la realidad última de la
familia humana. Es en la adoración ante Aquél que
es más grande que nuestro corazón (Cfr. 1Jn 3,20) donde se puede ver una unión maravillosa entre el
amor, la fecundidad y la relación hombre-mujer que constituye la identidad profunda de la persona
humana y de su sexualidad. Esta unión singular conforma la familia en donde el hombre puede descubrir
un camino firme donde construir su vida. Es una realidad mayor que nuestra voluntad que nos abre a un
futuro que conforma la identidad del hombre y su destino.
Es así como se puede sanar al hombre pecador y doliente, para hacerlo capaz de realizar este
destino de amor. Así lo pide San Pablo en su oración al Padre: “os conceda ser poderosamente
fortalecidos en el hombre interior por su Espíritu.” (v.16). El Espíritu que llega a lo íntimo del hombre, el
hombre interior, nos concede la libertad de hijos que nos abre la capacidad de una entrega verdadera.
Esto se realiza mediante el dominio de sí mismo, superando todo temor ante la revelación del amor. Sólo
de este modo podemos en verdad “creer en el amor” (1 Jn 4,16) 3 2 y vivirlo en plenitud.
El Espíritu nos introduce “en lo profundo de Dios” (Cfr. 1 Cor 2,10) y nos permite percibir una
nueva dimensión de este Amor esponsal: el gran misterio de la nueva alianza de Cristo con la Iglesia (Cfr.
Ef 5,21-33). Así, siguiendo la enseñanza del Apóstol, suplicamos a D ios que “podáis comprender, en
unión con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad y conocer la caridad
de Cristo, que supera toda ciencia” (vv. 18-19). Llegamos así al núcleo del Evangelio, revelar el amor del
Padre por medio del amor. Es ésta la misión y el mensaje que ha encomendado Jesucristo a los
matrimonios y familias cristianas. Es el modo de reconocer el don recibido y de vencer la dureza de
corazón ya que “no todos lo comprenden sino sólo aquellos a los que les ha sido dado”. (Mt 19,11)
La pastoral familiar,
dimensión esencial de toda la evangelización
21. Esta visión esperanzada es el principio de toda misión pastoral 3 3 . La fuente permanente de esta
esperanza es el amor de Dios derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Requiere, por tanto,
la entrega generosa de un anuncio convincente del Evangelio del matrimonio y la familia. Es una tarea de
toda la Iglesia hasta el punto de que se debe considerar una dimensión esencial de toda la
evangelización 3 4 . La radicalidad de la cuestión que toca a lo íntimo de la verdad del hombre, las
dificultades que la amenazan por parte de una “cultura de muerte”, la sitúan en el núcleo de la nueva
evangelización en el que la Iglesia está empeñada 3 5 . Es éste el marco en el que se ha de comprender e
integrar este nuevo Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España.
22. La verdad del matrimonio y la familia se revela al hombre en la medida en que descubre la vocación
al amor que es la luz de su vida. Se trata entonces de una realidad dinámica que se prolonga a lo largo de
toda su vida y en la que está implicada la propia identidad del hombre. De aquí la importancia singular de
aprender cómo el amor entre un hombre y una mujer abre un horizonte de vida que es iluminado por la
fe y fortalecido por la gracia. Por tanto, es esencial para la vivencia del Evangelio del matrimonio y la
31
Cfr. CEE, Plan pastoral de la Conferencia Episcopal Española 2002-2005. “Una Iglesia esperanzada; Mar adentro” (Lc 5,4),
nn. 12-14; 3en
4
donde se habla de una “pastoral esperanzada” y “de la esperanza”.
Nuevos evangelizadores
para una pastoral familiar integral y progresiva
23. Toda nueva evangelización necesita nuevos evangelizadores, el testimonio vivido es el fundamento
de la transmisión de cómo la fe es vida, y no se da testimonio sin testigos 3 9 . La concienciación y
formación de los mismos ha de ser entonces el quicio de esta pastoral, que se corresponde con la
dimensión familiar de la misma Iglesia sostenida por la vida de las familias cristianas.
La nueva evangelización del matrimonio y la familia requiere entonces de una pastoral con unas
características específicas que es preciso destacar. En primer lugar, no se trata de una pastoral sectorial
que se pueda reducir a unas acciones concretas en un momento determinado y sobre personas en una
situación específica. Por el contrario, ha de ser una pastoral integral, porque en ella está en juego la
globalidad de la verdad del hombre y de su despertar religioso. En su desarrollo están implicadas las
claves fundamentales de toda existencia humana. También debe llevarse a cabo como una pastoral
progresiva que ha de guiarse según el proceso de la vida en la que el hombre crece, en y a través de la
familia, como taller de humanidad. A estas características básicas se han de ceñir todas las actividades
dirigidas a la pastoral familiar para que no se conviertan en una superestructura superpuesta a la vida de
las familias. En definitiva, se puede definir la pastoral familiar como “la acción evangelizadora que
realiza la Iglesia, orientada por sus pastores, en la familia y con la familia como conjunto,
acompañándola en todas las etapas y situaciones de su camino” 4 0 . Es un camino imprescindible para
superar la escisión entre la fe que se piensa y la vida que se vive, pues la familia es el “lugar”
privilegiado donde se realiza esa unión a partir del “despertar religioso” 4 1 .
Este es el motivo de que la atención del Directorio se centre en la familia cristiana. Lo hará con
la presentación de los contenidos concretos a transmitir, del modo determinado de anunciarlos en nuestro
36
La iniciación cristiana “ha de ser considerada una realidad que implica a toda la persona, la cual ha de asumir existencialmente
su condición de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo, abandonando su anterior modo de vivir, mientras realiza el aprendizaje de
la vida cristiana y entra gozosamente en la comunión de la Iglesia, para ser en ella adorador del Padre y testigo del Dios vivo”
(IC, n. 18).3 7
Cfr. Ibidem, n. 34: “la familia sigue siendo una estructura básica en la Iniciación cristiana, e incluso un reto pastoral: la familia
cristiana no puede renunciar a su misión de educar en la fe a sus miembros y ser lugar, ‘en cierto modo insustituible’, de
catequización.”
38
Cfr. FSV, n. 86. Se trata “del desarrollo de la gracia bautismal en orden a la conversión personal, en el crecimiento de la
persona” (IC,
39
n. 22).
FSVMT, p.
41
226.
Cfr. IC, n. 34: “La familia que transmite la fe hace posible el despertar religioso de sus hijos y lleva a cabo la responsabilidad
que le corresponde en la iniciación cristiana de sus miembros.”
24. La oración es el lenguaje de la esperanza que salva el deseo del hombre al introducirlo en el plan de
Dios. Animados con esta esperanza es como los obispos, primeros responsables de la pastoral en la
Iglesia, presentamos a todos los fieles, en especial a los sacerdotes, religiosos, agentes de pastoral y todos
los matrimonios y familias cristiana este nuevo Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en
España. Lo hacemos con la confianza de que sea ocasión e instrumento eficaz para una nueva
evangelización. Nuestra confianza se dirige a que, en nuestra Iglesia en España, se redescubra con fuerza
el mandato de este Amor esponsal de Cristo, cuya recepción vivida en el matrimonio cristiano quita todo
temor a su anuncio. En definitiva que la presencia del Esposo entre nosotros haga que cada matrimonio y
familia cristiana viva plenamente su vocación apostólica y sea así “luz del mundo” (Mt 5,14).
25. “Al principio… los creó hombre y mujer” (Mt 19,4). De este modo Jesucristo presenta a sus
interlocutores la existencia de un plan que sólo puede ser plenamente conocido y desarrollado por los
creyentes y que concierne al matrimonio y a la familia. Jesucristo, al hacer referencia a la creación,
manifiesta la unidad del designio de Dios sobre el hombre y se introduce en el modo humano de
comprenderse a sí mismo y de construir la propia vida 4 2 . Con esta respuesta evangélica, la Iglesia sale al
paso de las interpretaciones torcidas que de esta realidad han realizado algunas corrientes de pensamiento
basadas solamente en los datos sociológicos y psicológicos.
De este modo se establece una relación intrínseca e inseparable entre la Revelación divina y la
experiencia humana, que van a ser los dos ejes imprescindibles para el conocimiento completo de la
realidad del hombre y el sentido de la misma. El culmen de esta conjunción se realiza en Cristo. En el
encuentro con Él entramos en la comunión con Dios Padre que, por su Espíritu Santo, nos capacita para
descubrir y realizar “el beneplácito de su voluntad” (Ef 1,5).
26. “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre se unirá a su mujer y serán una sola carne” (Gén
2,24). Con estas palabras se nos manifiesta una gran verdad: el matrimonio es el fundamento de la
familia. La realidad del mutuo don de sí de los esposos es el único fundamento verdaderamente humano
de una familia. Se ve así la diferencia específica con cualquier otro pretendido “modelo de familia” que
excluya de raíz el matrimonio. De igual modo, el matrimonio que no se orienta a la familia, conduce a la
negación propia del don de sí y a la negación de su propia misión recibida de Dios, para sustituirla con un
equivocado plan humano.
27. El anuncio del “evangelio de la familia” no se puede desvincular del anuncio del “evangelio del
matrimonio”, que es su origen y su fuente 4 3 . Para penetrar en la verdad y bien últimos del matrimonio es
necesario partir siempre de la consideración del mismo en la historia de la salvación. El conocimiento de
esta profunda verdad del matrimonio se ofrece al hombre por medio de su propia historia, vivida como
una “vocación al amor”.
2. La vocación al amor
28. La “antropología adecuada” de la que partimos tiene como afirmación primera el que la persona sólo
se puede conocer, de modo adecuado a su dignidad, cuando es amada. “El hombre no puede vivir sin
amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le
revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él
vivamente” 4 4 .
El plan de Dios que revela al hombre la plenitud de su vocación se ha de comprender entonces
como una verdadera “vocación al amor”. Es una vocación originaria, anterior a cualquier elección
humana, que está inscrita en su propio ser, incluso en su propio cuerpo. Así nos lo ha revelado Dios
cuando dice: “a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó” (Gén 1,27). En la diferencia sexual
42
RH, n. 10.
· Llamados al amor
29. Como imagen de Dios, que es Amor (cfr. 1 Jn 4,8), la vocación al amor es constitutiva del ser
humano. “Dios (...) llamándolo a la existencia por amor, le ha llamado también al mismo tiempo al amor
(...). El amor es, por tanto, la vocación fundamental e innata de todo ser humano” 4 7 . La persona llega a la
perfección, a que ha sido destinada “desde toda la eternidad”, en la medida en que ama. Cuando descubre
que ha sido llamado por Dios al amor y hace de su vida una respuesta a ese fin.
30. Ese hombre, creado a imagen de Dios, es todo hombre (todos y cada uno de los seres humanos) y
todo el hombre (el ser humano en su totalidad unificada). El hombre es llamado al amor en su unidad
integral de un ser corpóreo-espiritual 4 8 . Nunca puede separarse la vocación al amor de la realidad
corporal del hombre. Los espiritualismos, a lo largo de la historia, han sido destructivos y anticristianos.
Igualmente se supera todo materialismo: la sexualidad es un “modo de ser” personal, nunca puede
reducirse a la mera genitalidad o al instinto; afecta al núcleo de la persona en cuanto tal; está orientada a
expresar y realizar la vocación del hombre y de la mujer al amor 4 9 . Se trata de una realidad que debe ser
asumida e integrada progresivamente en la personalidad por medio de la libertad del hombre. Se da así
una íntima relación de carácter moral entre la sexualidad, la afectividad y la construcción en el amor de
una comunión de personas abierta a la vida. Ese es el sentido profundo de la sexualidad humana,
incluido en la imagen divina.
La diferencia sexual,
ordenada a la comunión de personas
31. La diferenciación del ser humano en hombre y mujer, es decir, la diferenciación sexual, está
orientada a la construcción de una comunión de personas (cfr. Gén 1,27). Ni el hombre ni la mujer
pueden llegar al pleno desarrollo de su personalidad al margen o fuera de su condición masculina o
femenina. Por otro lado, esencial a esa condición es la orientación a la ayuda y complementariedad: el ser
humano no ha sido creado para vivir en soledad (cfr. Gén 2,18), sólo se realiza plenamente existiendo con
alguien o, más exactamente, para alguien 5 0 . La sexualidad tiene un significado axiológico, está ordenada
al amor y la comunión interpersonal.
45
FC, n. 11.4 8
SH, n. 11.5 0
32. Por el pecado, la imagen de Dios que se manifiesta en el amor humano se ha oscurecido; al hombre
caído le cuesta comprender y secundar el designio de Dios. La comunión entre las personas se
experimenta como algo frágil, sometido a las tentaciones de la concupiscencia y del dominio (cfr. Gén
3,16). Acecha constantemente la tentación del egoísmo en cualquiera de sus formas, hasta el punto de que
“sin la ayuda de Dios el hombre y la mujer no pueden llegar a realizar la unión de sus vidas en orden a la
cual Dios los creó ‘al comienzo’” 5 1 .
La Redención de Cristo devuelve al corazón del hombre la verdad original del plan de Dios y lo
hace capaz de realizarla en medio de las oscuridades y obstáculos de la vida. Ese hombre llamado a la
comunión con Dios, pecador y redimido, es el hombre al que la Iglesia se dirige en su misión y al cual
debe devolver la esperanza de poder cumplir la plenitud de lo que anhela su corazón. “¿Y de qué hombre
se habla? ¿Del hombre dominado por la concupiscencia, o del redimido por Cristo? Porque se trata de esto:
de la realidad de la redención de Cristo. ¡Cristo nos ha redimido! Esto significa que Él nos ha dado la
posibilidad de realizar toda la verdad de nuestro ser; ha liberado nuestra libertad del dominio de la
concupiscencia” 2.5
33. En el marco de ese plan de salvación, en el que la iniciativa es siempre divina, la integración de la
sexualidad, la afectividad y el amor en una historia unitaria y vocacional es una lenta tarea en la que el
fiel, movido por la gracia, debe contar con la ayuda de la comunidad eclesial. La Pastoral familiar debe
saber introducirse en los “procesos de vida” en los que cada hombre y cada mujer van configurando su
propia vocación al amor, para iluminarlos desde la fe y confortarlos con la caridad fraterna.
· Amor esponsal
34. Esta vocación al amor que implica a toda la persona en la construcción de su historia, tiene como fin
el don sincero de sí por el que el hombre encuentra su propia identidad 5 3 . Se trata de la libre entrega a
otra persona para formar con ella una auténtica comunión de personas. Entregar la propia vida a otra
persona es expresión máxima de libertad.
35. Realizar esta entrega de modo humano exige una madurez de la libertad que permite al hombre no
sólo dar cosas, sino darse a sí mismo en totalidad. El fundamento de esta entrega es un amor peculiar que
se denomina esponsal 5 4 .
El amor esponsal es a la vez corpóreo y espiritual. En cuanto amor personal, exige la fidelidad al
compromiso y la verdad en su realización; como fundamento de una comunión, requiere la reciprocidad
que será el camino específico de su crecimiento y corroboración. Por la totalidad de la entrega que exige
va a incluir la corporalidad, que comprende en sí la afectividad y hace de este amor de entrega un amor
exclusivo. En esa entrega está inscrita, por la fuerza de la naturaleza del amor, una promesa de
fecundidad que revela la generosidad desbordante del amor creador divino del cual el hombre participa
por su propia entrega.
36. Estas características del amor esponsal revelan su valor único en la vida del hombre y tienen un
significado del todo central para la vocación al amor. Por eso, el amor esponsal va a ser el fin de todo el
proceso de crecimiento y maduración que el hombre ha de realizar como preparación a la totalidad de la
entrega.
51
CCE, n. 1608
52
VS, n. 103.
53
37. El cristiano encuentra la última verdad de este amor en Jesucristo crucificado que entrega su cuerpo
por amor de su Iglesia. Es la revelación del amor del Esposo -Cristo- que “amó a la Iglesia y se entregó a
sí mismo por ella para santificarla” (Ef 5,25). Todo amor humano va a ser referido a este “gran misterio”
de la entrega de Cristo por la Iglesia, en el que se realiza y transmite la salvación a los hombres. Esta
realidad de amor implica de tal modo a la Iglesia que ésta sólo puede realizar su propia misión si la
entiende como la respuesta fiel al amor de su Esposo. La pastoral de la Iglesia nace así de un amor
esponsal que debe ser, en consecuencia, un amor materno y fecundo. Así, la Pastoral familiar ayudará a
mostrar el rostro esponsal y materno de la Iglesia.
38. La entrega de sí es una realidad existencial, y sólo se comprende en su totalidad cuando se vive. No
basta, pues, un simple conocimiento abstracto de sus notas; ha de hacerse vida. Una auténtica pastoral
matrimonial no puede contentarse con una información de las características del amor conyugal, debe
saber acompañar a los novios en un proceso formación hasta la madurez que los haga capaces del “don
sincero de sí”.
39. Un modo particular y específico de realizar la entrega de sí que exige el amor esponsal, es el
matrimonio. Con la promesa de un amor fiel hasta la muerte y la entrega conyugal de sus propios
cuerpos, los esposos vienen a constituir esa “unidad de dos” por la que se hacen “una sola carne” (cfr.
Gén 2,24; Mt 19,5). Por eso se puede decir en verdad que “el matrimonio es la dimensión primera y, en
cierto sentido fundamental, de esta llamada” del hombre y la mujer a vivir en comunión de amor 5 5 . A
esta comunión y como expresión de la verdad más profunda de ser “una carne”, está unida desde “el
principio” la bendición divina de la fecundidad (cfr. Gén 1,28).
Se perciben así las características propias de la vocación al amor que el hombre va descubriendo
en su propia vida, mediante el amor humano, en referencia a la sexualidad como medio específico de
comunicación entre un hombre y una mujer. Dios se sirve así de las realidades más humanas para
mostrar y realizar su plan de salvación.
40. Por otro lado, la “unidad de dos”, por la que el hombre y la mujer vienen a ser “una sola carne” en el
matrimonio, es de tal naturaleza y tiene tales propiedades que sólo puede darse entre un solo hombre y
una sola mujer. El amor conyugal ha de ser signo y realización de toda la verdad contenida en la vocación
al amor que ha guiado todo el proceso de descubrimiento del plan de Dios. La fidelidad personal que se
sigue a una entrega conyugal, exige que sea para siempre. La interpretación que hace el Señor sobre el
matrimonio “en el principio”, habla inequívocamente de la exclusividad y perpetuidad de la unión
conyugal: “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” (cfr. Mt 19,3-12).
41. Cuando el Señor “sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del sacramento del
matrimonio (...), el amor conyugal auténtico es asumido por el amor divino y se rige y enriquece por la
virtud redentora de Cristo y la acción salvífica de la Iglesia, para conducir eficazmente a los cónyuges a
Dios y fortalecerlos en la sublime misión de la paternidad y de la maternidad” 5 6 . El amor humano, inserto
en la Historia de Amor que es el plan de salvación de Dios, es testimonio de un amor más grande que el
hombre mismo, es imagen real del amor de Cristo por la Iglesia. El “modo verdaderamente humano” de
vivir el compromiso y la relación conyugal es condición necesaria para que sea sacramento, es decir,
realidad sagrada, signo eficaz del amor de Cristo por la Iglesia.
55
Cfr MD, n.
56
7.
42. Entonces la donación de Cristo a su Iglesia “hasta el extremo” (cfr. Jn 13,1) debe configurar siempre
las expresiones del amor conyugal. El amor de los esposos es un don, una participación del mismo amor
creador y redentor de Dios. Ésa es la razón de que los esposos sean capaces de superar las dificultades
que se les puedan presentar, llegando hasta el heroísmo, si fuera necesario. Ése es también el motivo de
que puedan y deban crecer más en su amor: siempre les es posible avanzar más, también en este aspecto,
en la identificación con el Señor. Y la expresión plena de ese amor de Cristo se encuentra en las palabras
de San Pablo: “Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Ef 5,25). El camino de santidad
que se abre al hombre por medio del amor esponsal, se vive dentro de la comunión de la Iglesia.
43. El misterio de la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia es, en su unidad indivisible, el misterio
originario de amor esponsal, un amor que es a la vez fecundo y virginal. La Iglesia expresa la riqueza del
amor esponsal cristiano en una doble vocación al amor: matrimonio y virginidad o celibato por el Reino
de los cielos. Ambas son signo y participación de ese misterio de amor y modos específicos de realizar
integralmente la vocación de la persona humana al amor 5 7 .
Por ello, “la estima de la virginidad por el Reino y el sentido cristiano del matrimonio son
inseparables y se apoyan mutuamente” 5 8 . El matrimonio necesita de la luz de la virginidad y, a la inversa,
ésta de aquél para comprenderse y vivirse adecuadamente. La virginidad o celibato por el reino de los
cielos, recuerda que la vida en este mundo no es la definitiva y hace presente a los esposos la necesidad
de vivir su matrimonio con un sentido escatológico. A su vez, el matrimonio hace presente que la
donación universal, propia de la virginidad, ha de expresarse en manifestaciones concretas, ya que sólo
de esa manera puede hacerse real el amor a las personas.
44. La excelencia de la virginidad o celibato “por el reino de los cielos” (cfr. 1 Co 7,38; Mt 19,10-12)
sobre el matrimonio se debe al vínculo singular que tiene con el Reino de Dios 5 9 . Expresa mejor el
estado definitivo del hombre y de la mujer que tendrá lugar en la resurrección de los muertos cuando,
según dice Jesús, “no se casarán los hombres ni las mujeres, sino que serán en el cielo como ángeles”
(Mc 12,25; cfr. Lc 20,36; 1 Co 7,31) 6 0 . Ello, sin embargo, en modo alguno ha de interpretarse como una
infravaloración del matrimonio (cfr.1 Co 7,26.29-31). La perfección de la vida cristiana se mide por la
caridad o fidelidad a la propia vocación. Todos los cristianos, de cualquier clase y condición, estamos
llamados a alcanzar la plenitud de la vida cristiana y llegar a la santidad.
La existencia de una y otra vocación manifiesta la necesidad de vivirlas dentro de la Iglesia; sólo
la comunión de ambas vocaciones en la diversidad, manifiesta al mundo la totalidad del amor esponsal de
Cristo. El anuncio y el acompañamiento del matrimonio, como una vocación cristiana de santidad, es el
eje básico de la pastoral del matrimonio.
57
CCE, n. 1620.
59
CCE, n. 1619.
45. La llamada al amor que el hombre descubre y que le pide una totalidad en su entrega, supone la
asunción de un estado de vida ante la sociedad y la Iglesia. No se ha de entender nunca como una
realidad meramente privada que sólo concierna a los esposos; su vida común es el fundamento de una
nueva realidad social. En cuanto tal debe ser reconocida dentro de la convivencia social y protegida por
las leyes para que se fortalezca y contribuya a la construcción de la misma sociedad y de la Iglesia.
46. “La alianza matrimonial, por la que el hombre y la mujer se unen entre sí para toda la vida” 6 1 , ha sido
fundada por el Creador y provista desde “el principio” de sus finalidades propias que deben ser
reconocidas socialmente 6 2 . El vínculo sagrado que, ciertamente, se establece sobre el consentimiento
personal e irrevocable de los cónyuges, no depende del arbitrio humano 6 3 . El matrimonio es una
institución que hunde sus raíces en la humanidad del hombre y de la mujer, en ese misterio de
trascendencia de ser creados a imagen del mismo Dios (cfr. Gén, 1,27). Es una realidad buena y
hermosa, salida de las manos de Dios (cfr. Gén 1,1-25; 1 Co 7,38).
47. Así, del acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutua y libremente, nace, ante la
sociedad 6 4 , un vínculo tan singular y especial que hace que los casados vengan a constituir una “unidad
de dos” (Gén, 2, 24) 6 5 . Hasta el punto que el Señor, refiriéndose a esa unidad, concluye con lógica
coherencia, “de manera que ya no son dos, sino una sola carne” (Mt 19,8). “Tanto la misma unión
singular del hombre y la mujer como el bien de los hijos exigen y piden la plena fidelidad de los
cónyuges y también la unidad indisoluble del vínculo” 6 6 . Se trata de una unidad tan profunda que abarca
la totalidad de sus personas en cuanto sexualmente distintas y complementarias. Es una unidad que, por
su propia naturaleza, exige la indisolubilidad. Responde a las exigencias más hondas de la igual dignidad
personal de los esposos, a la naturaleza del amor que debe unirlos, al bien de los hijos y de la sociedad 6 7 .
48. Nacido de la vocación al amor, el matrimonio es la institución del amor conyugal. La alianza de amor
conyugal tiene unas notas esenciales, como la definitividad e incondicionalidad, que transcienden la
voluntad de los cónyuges y les han de ayudar superar las crisis y dificultades por las que pase su amor
conyugal; no se comprende adecuadamente la verdad del matrimonio como institución si se lo identifica,
sin más, con la experiencia psicológica del amor mutuo; remite siempre a un amor anterior a los esposos,
del que es manifestación y del que recibe su fuerza. La desaparición del mutuo afecto conyugal no
conlleva una disolución del matrimonio. Cuando se dice que el amor conyugal pertenece a la esencia del
matrimonio debe entenderse como una exigencia moral de esa original “unidad de dos” que han llegado a
ser por el consentimiento matrimonial. Porque se han unido en matrimonio ha surgido entre ellos “una
íntima comunidad conyugal de vida y amor” 6 8 , una comunidad que debe ser de amor, y renovarse y
crecer cada vez más con cuidadoso esmero.
De este modo se transparenta, en la vida social, el modo concreto de vivir la vocación al amor y
sus características fundamentales. La defensa y la promoción de esta vida fiel de los esposos y de la
61
Cfr. ibidem.
65
Cfr. GrS, n.
66
7.
49. “Cristo el Señor, al hacer nueva la creación y renovarlo todo (cfr. 2 Co 5,7), quiso restituir el
Matrimonio a la forma y santidad originales (...), y, además, elevó este indisoluble pacto conyugal a la
dignidad de Sacramento, para que significara más claramente y remitiera con más facilidad al modelo de
su alianza nupcial con la Iglesia” 7 0 . La venida de Cristo nos ha revelado la realización plena del plan de
Dios y el significado del amor humano. El cristiano, inserto en la vida de Cristo, alcanza un nuevo
horizonte de vida. La alianza matrimonial de los esposos queda integrada de tal manera en la alianza
entre Dios y los hombres que “su recíproca pertenencia es representación real, mediante el signo
sacramental, de la misma relación de Cristo con la Iglesia” 7 1 . Los esposos son así expresión de la eterna
Alianza de Cristo con la nueva humanidad redimida. Esta alianza indestructible de la que vive la Iglesia
es don del Espíritu y los esposos la viven por la indisolubilidad de su vínculo, que manifiesta cómo el
don de Dios es completamente irrevocable.
50. Por el Bautismo los esposos cristianos participan ya en la vida de hijos de Dios; se da en ellos, por
voluntad del Padre, una identificación con la vida del “Hijo amado” (M t 3,17) que los inserta, ya en su
inicio, con la alianza de amor definitiva entre Cristo y la Iglesia. Esa participación, sin embargo, tiene
una especificidad propia por el sacramento del Matrimonio en cuanto tiene lugar a través del vínculo
conyugal. “Así su comunidad conyugal es asumida en la caridad de Cristo y enriquecida con la fuerza de
su sacrificio” 7 2 .
51. Como bautizados, los esposos cristianos están llamados a la plenitud de la vida cristiana que alcanzan
en su identificación con Cristo. La vocación matrimonial es incomprensible sin su radicación en la
vocación bautismal que es, por sí misma, una vocación a la santidad. Desde esta perspectiva no hay
diversidad, sino radical igualdad de vocación en todos los que han sido llamados a ser hijos de Dios en
Cristo por la iniciativa de Dios Padre. Por consiguiente, la esencia de la misión pastoral de la Iglesia, el
fin de todas sus acciones, es conducir a los fieles a la perfección en la caridad que es la santidad.
Existen, sin embargo, caminos o modos diversos de seguir esa vocación. El matrimonio es uno
de ellos: señala a los casados el modo concreto como deben vivir la vocación cristiana iniciada en el
bautismo. El sacramento del matrimonio no da lugar, en los esposos, a una segunda vocación (la
matrimonial) que vendría a sumarse a la primera (la bautismal). Pero sí da lugar a un modo específico de
ser en la Iglesia y de relacionarse con Cristo, cuyo despliegue existencial es un quehacer vocacional 7 3 . El
existir matrimonial comporta por consiguiente las exigencias de radicalidad, irreversibilidad, etc., propias
de la vocación cristiana.
69
CCE, n. 1644.
70
OcM, n. 5.7 1
FC, n. 13.7 2
52. Valorar el sentido vocacional del matrimonio supone penetrar en la “novedad” que significa el
bautismo, es decir, la irrupción del Espíritu nuevo de la regeneración bautismal en la existencia humana.
El verdadero protagonista de este camino de santidad que es el matrimonio para los cónyuges es el
Paráclito, el Espíritu de Cristo 7 4 . Lo específico del sacramento del matrimonio se inserta en la dinámica
de la conformación e identificación con Cristo en que se resume la vida cristiana iniciada en el bautismo.
Dóciles a la acción del Espíritu, los propios esposos son intérpretes y autores de su
santificación; y toda la acción de la Iglesia, respecto al matrimonio, alcanza su sentido verdadero como
colaboración con esta labor de santificación.
53. “Los esposos cristianos participan [del amor nupcial de Cristo por la Iglesia] en cuanto esposos, los
dos, como pareja (...). Y el contenido de la participación en la vida de Cristo es también específico: el
amor conyugal comporta una totalidad en la que todos los componentes de la persona -llamada del cuerpo
y del instinto, fuerza del sentimiento y de la afectividad, aspiración del espíritu y la voluntad-; apunta a
una unidad profundamente personal que, más allá de la unión en una sola carne, conduce a no tener más
que un solo corazón y una sola alma; exige la indisolubilidad y la fidelidad en la donación recíproca
definitiva; y se abre a la fecundidad” 7 5 .
La específica vocación de los esposos cristianos a la santidad se realiza por medio de su caridad
conyugal. Es a través de ella como descubren su ser y su misión dentro de la Iglesia 7 6 . Es su misma vida
conyugal, vivificada en Cristo, la gran aportación que realizan a la vida de la Iglesia.
54. Los medios propios de crecimiento en el amor mutuo, como son el diálogo conyugal, la apertura a la
vida, la oración en común, la mutua corrección, el discernimiento de la voluntad de Dios en sus propias
vidas y en la educación de sus hijos, van a ser ahora el cauce de su participación del amor de Cristo a su
Iglesia. Para ello, nunca pueden olvidar que la expresión más alta de la entrega de Cristo es el sacrificio
de la Cruz.
En la conciencia de la vocación a la que han sido llamados está la raíz de la serenidad y la
esperanza con que los esposos cristianos han de afrontar las dificultades que les puedan sobrevenir. ¡El
amor de Cristo que participan es más fuerte que las dificultades! 7 7 . La conciencia de esa realidad deberá
constituir el hilo conductor de la espiritualidad matrimonial. El sacramento del matrimonio es una
expresión eficaz del poder salvífico de Dios, capaz de llevarles hasta la realización plena del designio
divino sobre sus vidas.
55. La misma vida de los esposos está marcada entonces por ese “mutuo sometimiento” que es el propio
de la Iglesia a Cristo (cfr. Ef 5,21). Su vida no puede reducirse a un proyecto privado; el fortalecimiento y
crecimiento de su comunión de vida está ligado al crecimiento en fe, esperanza y caridad que conforma la
vida de la Iglesia 7 8 . Es un modo específico de vivir la realidad de la comunión de los santos por la que
“todo el cuerpo, trabado y unido por todos los ligamentos que lo unen y nutren según la operación de
74
FC, n. 19: “El Espíritu Santo infundido en la celebración sacramental ofrece a los esposos cristianos el don de una comunión
nueva de amor, que es imagen viva y real de la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpo místico del
Señor Jesús”.
75
FC, n. 13.7 6
Cfr. GrS, n.
78
18.
Así lo describe Tertuliano: “¿Cómo podré expresar la felicidad de aquel matrimonio que ha sido contraído ante la Iglesia,
reforzado por la oblación eucarística, anunciado por los ángeles y ratificado por el Padre? (…) ¡Qué yugo el que une a dos fieles
en una sola esperanza, en la misma observancia, en idéntica servidumbre! Son como hermanos y colaboradores, no hay distinción
entre carne y espíritu. Más aún, son verdaderamente dos en una sola carne, y donde la carne es única, único es el espíritu” (Ad
uxorem, 9, PL 1, 1274).
56. Por todo ello, la vitalidad de la misma Iglesia está en gran medida vinculada a la vida
auténticamente cristiana de los matrimonios. De ningún modo se les puede considerar una parte poco
significativa de la vida eclesial. El matrimonio como vocación eclesial es todavía una realidad no
suficientemente valorada en nuestras comunidades y no pasa muchas veces de ser una afirmación
nominal. La pastoral familiar debe comenzar por la revitalización de esta conciencia eclesial de los
matrimonios cristianos, para que sean, no sólo miembros activos de propio derecho dentro de la Iglesia,
sino también con una misión específica de la que son los responsables y para la que han de contar con la
ayuda y los medios necesarios para llevarla a plenitud.
57. Como sacramento, el matrimonio, que da razón del “lugar” que corresponde a los casados en el
Pueblo de Dios 7 9 , es fuente permanente de la gracia. Hace que los esposos puedan llevar a su plenitud
existencial la vocación a la santidad que han recibido en el bautismo. La gracia sacramental posibilita a
los esposos recorrer el camino de la mutua santificación 8 0 y les capacita para realizar con perfección sus
obligaciones como matrimonio y como padres. La alianza matrimonial, en virtud de la relación y
pertenencia recíproca que ha surgido entre ellos, los vincula en unidad y los hace “imagen viva y real de
la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpo Místico del Señor Jesús” 8 1 . Así como
la Iglesia sólo es ella si está unida a Cristo, su Cabeza, así los esposos sólo viven su condición de tales si
están unidos el uno al otro.
58. Las realidades que configuran su relación y su vida, como la convivencia familiar, la vida conyugal,
el trabajo en relación a la familia, son entonces los cauces propios del vivir el sacramento del matrimonio
como expresión real del amor de Cristo que se hace efectivo en su vida. Se concluye, pues, que en la
tarea de la propia y personal respuesta a la vocación, los casados han de tener presente siempre su
condición de esposos, es decir, al otro cónyuge y a la familia. La fidelidad a la propia vocación, como vía
a la santidad, lleva consigo el ser instrumento y mediación para la santificación del otro cónyuge y de la
familia entera.
Confirmación y matrimonio
59. Esta realidad dinámica del sacramento del matrimonio se relaciona intrínsecamente con toda la vida
sacramental de los esposos. Es, como ya hemos dicho, una concreción de la radical vocación bautismal
que les configura con la vida de Cristo y que vivifica internamente su entrega esponsal. Especifica la
vocación apostólica propia de la Confirmación que los inserta a la misión de la Iglesia y al impulso del
Espíritu. El primer efecto del Espíritu se da en el fortalecimiento de su caridad conyugal que les permite
su vida en comunión en el amor de Cristo. Es también éste su primer testimonio como cristianos y la
fuente de una gran fecundidad apostólica.
79
FC, n. 19.
60. La esponsalidad del amor de Cristo es máxima en el momento en que, por su entrega corporal de la
Cruz, hace a su Iglesia cuerpo suyo, de modo que son “una sola carne”. Este misterio esponsal se renueva
en la Eucaristía. En el “don” eucarístico, que es fundamento de la “comunión” eclesial, los esposos
descubren y hacen suyo el amor esponsal de Cristo. La participación en la celebración eucarística es la
mejor escuela y alimento de amor conyugal y el culmen de toda comunión familiar.
La conciencia de esta realidad ha de llevar a la participación en la Eucaristía dominical, centro
de la semana familiar. También se anima a la participación diaria -si es posible- en la Eucaristía. Y,
como consecuencia, a convertir toda la jornada y toda la vida familiar en prolongación y preparación de
la ofrenda de Cristo al Padre en el Espíritu. La Eucaristía es así el fin de toda acción de la Iglesia, a la que
debe tender toda pastoral, que no puede ser sino la participación más plena en ese misterio y el
despliegue del mismo en la vida.
Reconciliación y matrimonio
62. Podemos ver entonces, desde la verdad más profunda del amor conyugal como camino de santidad, la
fecundidad tan grande que encierra. Los esposos, al realizar existencialmente el proyecto de Dios sobre
sus vidas, se abren a un plan más grande que su propia unión: la familia. La comunión conyugal está
ordenada por medio de la procreación a la formación de la comunión familiar como una de las
dimensiones intrínsecas de su vocación 8 3 .
Por eso, la pastoral de la Iglesia, que ha de cuidar en sus acciones la integridad del ámbito al que
se dirige, ha de verse desde la comunión completa que se establece a partir del matrimonio: la familia.
Reconociendo la centralidad del matrimonio, sólo se puede acceder a él como totalidad desde la realidad
de la familia, que será así el marco adecuado a la pastoral y permitirá definirla como pastoral familiar.
82
CCE, n. 1652: “Por su propia naturaleza, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la
procreación y educación de la prole, y con ellas son coronados como su culminación: los hijos son, ciertamente, el don más
excelente del matrimonio y contribuyen mucho al bien de los padres. (...) De ahí que el cultivo verdadero del amor conyugal y
todo el sistema de vida familiar que de él procede, sin dejar posponer los otros fines del matrimonio, tiende a que los esposos
estén dispuestos con fortaleza de ánimo a cooperar con el amor del Creador y Salvador, que por medio de ellos aumenta y
enriquece su propia familia cada día más”. Cfr. GS, nn. 48, 50; OcM, n. 3.
63. El plan de Dios del que hemos partido y que el hombre descubre en su vocación al amor, es que el
matrimonio encuentre su plenitud en la familia. El despliegue del matrimonio en la familia es expresión
verdadera de la fecundidad del amor, que se ha de entender en toda su amplitud de una vida llena que se
transmite, dando la vida, enseñando a vivir y transmitiendo esa vida eterna que es la herencia de los hijos
de Dios. El amor conyugal que se vive en matrimonio está ordenado, por designio divino, además de a la
unión entre los esposos, a la procreación y educación de los hijos 8 4 ; de este origen y finalidad deriva la
84
64. En cuanto nace del sacramento del matrimonio, en la recepción común de un único don divino con
una misión específica, la familia cristiana, en su vida y sus acciones, es signo y revelación específica de
la unidad y la comunión de la Iglesia. La familia cristiana constituye, “a su manera, una imagen y una
representación histórica del misterio de la Iglesia” 88 . Por eso está llamada a realizar, a su escala, la
misión misma de la Iglesia. Es como una “iglesia en miniatura”, y puede y debe llamarse también
“iglesia doméstica” 8 9 .
La pastoral familiar,
para ayudar a la familia a vivir plenamente y realizar su misión
65. Precisamente por esta íntima relación entre la familia cristiana y la Iglesia, la familia cristiana en
cuanto comunión de personas es, por propio derecho, una comunión eclesial y un foco de evangelización.
El primer elemento de la pastoral familiar es la misma vida cristiana de las familias. Este es el centro, el
motor y el fin de toda pastoral que quiera ser en verdad familiar. No podrá consistir en actividades ajenas
al vivir de la familia o a espaldas de su realidad, sino que, partiendo del protagonismo de la familia para
llevar a cabo la misión recibida del mismo Cristo, la Pastoral familiar prestará todas las ayudas
necesarias: anuncio del evangelio, asistencia en la vida de oración y sacramental, ayuda en las
dificultades específicas de convivencia, educación y problemas familiares. De este modo, la Pastoral
familiar les ayuda a llevar a plenitud su vida familiar.
La Iglesia, como sacramento de salvación de los hombres, necesita de las familias cristianas
para llevar a cabo su misión. Existen dimensiones específicamente familiares de la evangelización que
sólo se pueden llevar a cabo adecuadamente en el ámbito familiar y por el testimonio valiente y sincero
de las familias cristianas. El desconocimiento de esta realidad conduce a una pastoral que se convierte en
una estructura separada de la vida y es un mal servicio a la causa del Evangelio.
66. Como “iglesia doméstica” se da en la familia una realización verdadera de la misión de la Iglesia. La
primera manifestación de esta misión es la transmisión de la fe 9 0 . En este punto la familia, como
comunión de personas, se ve como el lugar privilegiado para esta transmisión, en especial en el momento
que se denomina “despertar religioso”.
La fe no es sólo una serie de contenidos, sino la realidad del plan de Dios realizado en Cristo y
vivido en la Iglesia. A partir del contenido humano de las relaciones familiares se revelan a los hijos los
elementos fundamentales de la vida humana, las respuestas primeras y más verdaderas de quién es el
hombre y cuál es su destino. Este despertar a la vida humana se realiza en la familia, donde se introduce
al niño progresivamente en toda la gama de experiencias fundamentales en las que va a encontrar las
claves para interpretar su mundo, sus relaciones, el sentido y el fin de su vida.
FC, n. 17.8 6
Cfr. GrS, n.
87
7.
Cfr. GrS, n.
88
6; FSV, n. 84.
FC, n. 49.8 9
68. La unión en una vida familiar entre el amor humano y el amor de Dios, la oración y el trabajo, la
intimidad y el servicio, la gratuidad, la acción de gracias y el perdón, el modo de unirse en los
acontecimientos dolorosos y la misma muerte de los seres queridos, son el modo de vivir la fe en la
cotidianeidad.
La oración en familia es expresión de fe y ayuda a la integración de fe y vida. La familia que
reza unida, permanece unida; recupera la capacidad de mirarse a los ojos, de comunicarse, solidarizarse,
perdonarse mutuamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios.
· La educación al amor
69. Esa unidad específica entre gracia sobrenatural y experiencia humana se realiza en la familia en la
medida en que es una auténtica “comunidad de vida y amor”. El amor es así la fuerza y el hilo conductor
de la vida de la familia como educación de la persona.
La vocación al amor es la que nos ha señalado el camino por el que Dios revela al hombre su
plan de salvación. Es en la conjunción original de los distintos amores en la familia –amor conyugal,
paterno filial, fraternal, de abuelos y nietos, etc.- como la vocación al amor encuentra el cauce humano de
manifestarse y desarrollarse conformando la auténtica identidad del hombre, hijo o hija, esposo o esposa,
padre o madre, hermano o hermana.
70. La familia realiza así la primera educación al amor como un proceso que tiene sus propios momentos
y que acompaña al hombre y a la mujer en su maduración personal 9 1 . Esta educación permite
comprender la importancia de la confianza en un maestro de vida para alcanzar la plenitud de esa
sabiduría que consiste en saber vivir con plenitud. Se vence así la tentación de un subjetivismo
individualista que se encierre, ante las cuestiones fundamentales de la existencia, en una serie de razones
que no están integradas en una visión integral de “lo humano”. Un punto específico de esta educación es
el ámbito afectivo-sexual cuyo lugar de educación privilegiado es la familia 9 2 .
La revelación de la vocación al amor de cada hombre o mujer depende en gran medida de esta
inicial educación al amor que se ha de realizar en la familia; su falta es, en cambio, un grave obstáculo
para que el plan de Dios llegue a echar raíces en el corazón del hombre y éste pueda vivir la comunión
con Dios.
71. Podemos constatar, así, cómo la verdad del matrimonio y la familia en el plan de Dios conforma las
claves de una pastoral familiar. Cómo ésta es, en verdad, una manifestación del ser de la Iglesia como
“la gran familia” de los hijos de Dios y es una dimensión esencial de su propia misión. Por ello, debe ser
un camino integrado en los procesos vitales de la familia, y no una serie de estructuras o acciones
puntuales que no manifiestan suficientemente la vocación al amor que es el núcleo vital de esta pastoral.
Seguiremos, por tanto, esos momentos que tienen su centro en la constitución del matrimonio, es
decir, la preparación al matrimonio (capítulo II), la celebración del matrimonio mismo (capítulo III) y la
atención pastoral a la familia (capítulo IV). Es el mismo Evangelio el que nos abre un horizonte inmenso
91
Véanse dos importantes documentos de Congregaciones vaticanas con las pautas sobre la educación sexual de los niños y
jóvenes: AH; SH.
RESUMEN
Es fundamental que todos comprendan que:
· El matrimonio no es una invención humana o un pacto privado, al arbitrio de las partes, sino un
“gran misterio”, un proyecto maravilloso de Dios, que comunica su amor eterno al hombre, creado
varón y mujer a su imagen y semejanza.
· Los rasgos esenciales del amor conyugal los ha establecido Dios, autor del matrimonio, y los ha
inscrito en los significados de la sexualidad humana: unidad, indisolubilidad, exclusividad,
fecundidad, fidelidad.
· La gracia de la redención capacita al hombre dividido por el pecado para descubrir y realizar el plan
de Dios sobre el amor conyugal en toda su belleza.
· Por el sacramento del matrimonio los esposos, injertados en la alianza de Cristo por el bautismo,
participan como cónyuges en la misma.
· La santificación de la vida conyugal requiere diligente cuidado. La Iglesia ofrece a los esposos
medios adecuados para que cultiven la vida en el Espíritu: sacramentos, enseñanzas,
acompañamiento espiritual, etc.
· El fin de toda la pastoral familiar –que es una dimensión esencial de la acción de la Iglesia- es llevar
a plenitud la vocación matrimonial.
93
72. La pastoral familiar se ha de concebir como todo un proceso que se desarrolla en la vida. Sólo de este
modo se puede ayudar a la persona a superar la fragmentación de la personalidad a la que conduce con
frecuencia la sociedad actual. La perspectiva vocacional, que es un eje de comprensión de este
Directorio, conduce a entender la preparación al matrimonio como un elemento muy especial de este
proceso. Cada etapa o momento del proceso requerirá una atención específica.
73. El primer paso para ello es de la preparación al matrimonio, que también se puede denominar
“pastoral prematrimonial”. Con esta denominación nunca se ha de entender únicamente la atención a los
novios en los momentos inmediatos a la celebración del matrimonio. Existencialmente esta etapa de
preparación consiste en el paso del “ser hijo/a” a “ser esposo/a”: de la aceptación agradecida de una
vida recibida en el seno de una familia, como expresión del amor de unos padres, a la capacitación
progresiva al don de sí, que será la máxima expresión de la libertad. Se trata, por tanto, de una
maduración y capacitación del hombre y la mujer en el seno de una vida eclesial, para una entrega y
misión específica en esa misma Iglesia.
A partir de los momentos y etapas de esta preparación se señalarán, al mismo tiempo, los medios y las
tareas que deben ofrecerse desde una organización pastoral a nivel diocesano, así como las personas y las
estructuras necesarias para llevarlas a cabo.
74. Las graves dificultades que encuentra una persona para constituir su matrimonio y llevar adelante su
familia, la extensión de los fracasos matrimoniales y las secuelas de dolor que dejan en tantas personas -
en especial las más inocentes: los niños- nos manifiesta la gran necesidad de preparar a las personas para
afrontar, con la gracia de Dios y la disposición propia, esta tarea peculiar que han de vivir en la Iglesia 9 4 .
Las carencias de las personas al acceder al matrimonio son también manifestación de una inadecuada
preparación por parte de la acción pastoral de la Iglesia, que no ha llegado a responder a las exigencias
propias de su misión. Por todo ello, la pastoral de preparación al matrimonio es, en la actualidad, más
urgente y necesaria que nunca 9 5 .
Sentido y finalidad
75. La finalidad propia de esta etapa es ayudar a cada persona a encontrar su vocación matrimonial (o
también en el celibato cristiano) y a disponer su vida en respuesta a esta llamada divina a un amor
conyugal como un camino de santidad 9 6 . Esta es la realidad profunda, marcada por el mismo Dios, para
cada hombre. Perderla de vista o dejarla de percibir por las dificultades ambientales conduciría a una
pastoral reductiva, limitada a una visión humana en donde la fe no es el horizonte y, por consiguiente,
una pastoral nada atractiva a los jóvenes que buscan realizar un proyecto de vida pleno y con futuro.
Con esta perspectiva, el eje de la pastoral lo constituyen las mismas personas de los futuros esposos, que
han de descubrir conjuntamente su vocación al matrimonio y la familia, recorriendo el camino integrador
de la educación de su amor en esta etapa de su vida.
Se trata de que, conociendo el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia, estén en disposición de
hacer que el existir diario de sus vidas se construya como una respuesta afirmativa y comprometida a esa
llamada personal de Dios. Primero como aceptación del don de Dios que supone la familia en su vida;
luego, en la vivencia del noviazgo como un camino de fe; después, en la celebración sacramental, y,
finalmente, en el ámbito del discurrir matrimonial y familiar.
94
76. Desde esta perspectiva, la pastoral de preparación al matrimonio habrá de realizarse de manera que se
pueda calificar como:
- de anuncio, capaz de mostrar la excelencia de la vocación matrimonial en el plan de Dios;
- de ayuda y acogida, que ofrezca un camino de seguimiento para una auténtica formación en
la madurez de la persona, según la medida de Cristo;
- diferenciada, acomodada a la diversa condición y formación de las personas;
- progresiva, según el plano de superación y exigencia que comporta siempre la fidelidad al
designio divino sobre las personas; y
- práctica, que tenga en cuenta todas las posibilidades de actuación en este ámbito y la
coordinación de las mismas.
De la profundidad y solidez de esta preparación van a depender, en gran medida, las sucesivas etapas de
la pastoral familiar. Se ha de dar un cuidado especial a esta preparación, proporcionando medios,
personas y actividades significativas que sean, en su conjunto, claro y vivo anuncio de la verdad del
Evangelio del matrimonio y la familia.
Etapas
77. Las etapas o fases de la preparación al matrimonio no se pueden fijar con precisión ni en relación con
la edad de los destinatarios ni respecto a la duración que deben tener. Sin embargo, es útil una
clasificación general, que permita, con su diversificación de acciones, una coordinación de los fines para
llegar al objetivo último que nos proponemos 9 7 . La Exhortación apostólica Familiaris consortio señala
tres etapas o momentos principales en esa preparación: remota, próxima e inmediata.
· Remota
Desde niños
78. Comienza con la infancia e incluye la adolescencia. Es una etapa muy importante de la educación
humana y cristiana que, por tanto, requerirá una atención específica 9 8 . Debe considerarse como un
proceso gradual y continuo, que permita -en la maduración de la persona- tener como centro la vocación
al amor 9 9 y el reconocimiento del valor específico de la esponsalidad.
79. El lugar propio e imprescindible de esta primera etapa es la familia. Corresponde a los padres, en su
misión de ser los primeros y principales educadores de sus hijos, el derecho insustituible y el grave deber
de cuidar este momento inicial de la vocación al amor de sus hijos. Para ello deberán tener en cuenta las
diferentes dimensiones de la personalidad de los hijos, atendidas las diversas fases en que se desarrolla la
vida (infancia, niñez, los periodos de la adolescencia, etc.) y su grado de madurez y formación 1 00 . Habrán
de centrar sus esfuerzos en procurarles una verdadera educación integral.
80. Esta integralidad sólo es posible en el marco del hogar, que resulta, por tanto, insustituible. En este
ámbito, las verdades se inscriben en el conjunto de realidades vividas con un fuerte contenido de
experiencia humana. Las relaciones personales en el seno del hogar y la valoración de las mismas por
parte de sus miembros van constituyendo, poco a poco, la primera identidad de la persona: ser hijo.
Todos los quehaceres cotidianos, los tiempos de ocio y de descanso, las celebraciones festivas, las
relaciones propiciadas por el existir de cada día, etc., han de ser el contexto en el que, de manera
connatural, se vaya formando la personalidad humana y cristiana de los hijos. No es una transmisión
97
FC, n. 66: “Es el período en el que se imbuye la estima por todo valor auténticamente humano tanto en las relaciones
interpersonales como en las sociales, con todo lo que significa de formación del carácter, para el dominio y recto uso de las
propias inclinaciones, para el modo de considerar y encontrar a las personas del otro sexo, etc. Se exige, además, especialmente
para los cristianos, una sólida formación espiritual y catequética que sepa mostrar en el matrimonio una verdadera vocación y
misión, sin9 9excluir la posibilidad del don total de sí mismo a Dios” en la virginidad o celibato apostólico. Cfr. PSM, n. 22.
81. Conscientes de que el éxito en ese quehacer depende no tanto de lo que dicen cuanto de lo que viven,
los padres cuidarán sobre todo “la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la
fidelidad y el servicio desinteresado son norma” 102 . Con el ejemplo y con la palabra, mediante la
formación en las virtudes, tratarán de que los hijos se desarrollen armónica y progresivamente de manera
que cada uno esté en disposición de vivir con fidelidad la vocación recibida de Dios 1 03 .
82. Esta misión la realizan los padres en contacto con otras familias, con la comunidad cristiana y en
relación con las distintas entidades que tienen una tarea educativa. Es importante para ellos procurar
medios efectivos de colaboración que tengan en cuenta siempre el principio de subsidiariedad.
83. En las parroquias, asociaciones y colegios, es muy fructífera la organización de Escuelas de padres,
de cuyo contenido y coordinación se hablará más adelante. Tienen como fin formar a los padres en las
implicaciones pedagógicas y los problemas psicológicos, morales y humanos que surgen en la educación
de los hijos en los distintos ambientes. Conviene contar con personas capaces de esta enseñanza y que
estén a disposición de los grupos interesados.
84. Es de máxima importancia que el Evangelio del matrimonio y la familia se inserte con naturalidad en
el conjunto del anuncio cristiano. La Delegación Diocesana de Familia se ha de coordinar explícitamente
con la Delegación de catequesis y de enseñanza para que se aseguren los contenidos mínimos de esta
presencia y la formación especializada de las personas encargadas de darlos. No se da una transmisión
completa del Evangelio si se omite o se trata marginalmente el tema del matrimonio y la familia 1 04 . Es
absolutamente necesario que los catequistas de los distintos niveles tengan unos materiales adaptados a
su periodo catequético y que se les ofrezca medios de formación específica en el tema matrimonial.
85. Por su parte, se insta a los sacerdotes a integrar este anuncio del plan divino sobre el matrimonio y la
familia en su predicación y en todas las actividades del ministerio de la Palabra. Para ello es bueno
proveer a la ayuda que pueden precisar con una formación permanente y adecuada en este tema.
86. Es además, en esta época, cuando el fiel recibe la integridad de la iniciación cristiana: los
sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la Eucaristía, junto con la Penitencia 1 05 . La presencia de la
familia, en la preparación y la celebración de los sacramentos, es el modo de realizar su papel de iglesia
doméstica, y el modo como la persona puede ir creciendo en la comprensión de la Iglesia como M adre
que da vida y educa para el amor. El lugar central de todo este proceso es la parroquia, que debe cuidar
la acogida a las familias que piden los sacramentos para sus hijos, comenzando por el bautismo. En el
grupo de acogida que se puede organizar, es necesaria la presencia de matrimonios que sirvan de
101
Cfr. GrS, n.
102
20.
CCE, n. 2223.
103
Con este motivo, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la CEE ha editado unos materiales de trabajo
sobre la Instrucción Pastoral Familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad como un modelo que puede servir de
referencia en el momento de confeccionar materiales de catequesis y de enseñanza para esta etapa. Léase su introducción:
FSVMT, 5-8.105
Formación doctrinal,
maduración en las virtudes
y en la vida espiritual
88. En fin, los catequistas, los animadores de la pastoral juvenil y vocacional, y en especial los pastores
deberán interesarse por aprovechar los medios y ocasiones de que dispongan, para subrayar y evidenciar
los puntos que contribuyan a la preparación orientada a un posible matrimonio: formación doctrinal en el
evangelio del matrimonio y la familia; crecimiento en las virtudes para ser capaces de la libertad del don
de sí y de comprometerse; progreso en la vida de oración, etc. 1 06 . También los movimientos, los grupos,
y demás asociaciones parroquiales deben sentirse llamados a colaborar en esta tarea. En cualquiera de
esos ámbitos ha de darse la importancia que tiene a la educación afectivo-sexual en la formación integral
de la persona; de ello se trata en el siguiente apartado.
La educación al amor,
más necesaria en nuestros días
89. La vocación al amor, que es el hilo conductor de toda pastoral matrimonial, requiere un cuidado
esmerado de la educación al amor. Ésta es más necesaria en nuestros días en cuanto la cultura ambiental
extiende formas degeneradas de amor que falsean la verdad y la libertad del hombre en su proceso de
personalización: son maneras teñidas de individualismo y emotivismo que lleva a las personas a guiarse
por su simple sentimiento subjetivo y no son conscientes siquiera de la necesidad de aprender a amar 10 7 .
Si el amor verdadero sólo encuentra su última verdad en la entrega sincera de sí mismo a los demás para
realizar la entrega sincera de la vida 1 08 , es precisa una educación en el conocimiento, dominio y
dirección del corazón. En cuanto esto comprende la dimensión de la sexualidad, la integración de la
misma para que signifique y exprese un amor verdadero se denomina virtud de la castidad 1 09 . Por tanto,
la castidad no es una represión de las tendencias sexuales sino la virtud que, al “impregnar de
racionalidad las pasiones y los apetitos de la sensibilidad humana” 1 10 , hace que el hombre pueda integrar
rectamente la sexualidad en sí mismo y en las relaciones con los demás, ordenándola al amor
verdaderamente humano.
La virtud de la castidad,
106
CCE, n. 2341.
90. La virtud de la castidad, que tiene como fundamento el don de la caridad y la humildad, es la tarea
moral de integración y dirección de los afectos para que el ejercicio de la sexualidad sea expresión de un
amor verdadero dentro de la construcción de la comunión de personas que es el matrimonio y la familia.
Esta tarea requiere hacerse siempre dentro del marco de una moral de virtudes y de perfección, que
exprese el valor constructivo de las normas morales para la madurez de la persona y la llamada de Cristo
a una pureza de corazón que tienen como promesa la visión de Dios (cfr. Mt 5,32).
Los padres,
primeros responsables de la educación sexual
91. Los padres son los primeros responsables para llevar a cabo esta educación de la sexualidad, ya en
los años de la niñez como luego en la adolescencia. Han de saber ofrecer a sus hijos, en un marco de
confianza, las explicaciones adecuadas a su edad para que adquieran el conocimiento y respeto de la
propia sexualidad en un camino de personalización. “Siempre se logra más persuadiendo que
prohibiendo, especialmente cuando de educar se trata” 1 11 . Para ello, es importante contar con personas y
materiales que proporcionen una ayuda eficaz a los padres en esta tarea. Este tema será uno de los
contenidos necesarios en toda escuela de padres.
Es una tarea de tal importancia que los padres no pueden hacer dejación de la misma para que sean otros
los que la realicen. Es más, les corresponde velar por la calidad de toda educación sexual que reciban sus
hijos en otras instancias.
La educación afectivo-sexual,
integrada en el proceso catequético
92. En el proceso catequético, durante los distintos momentos que afectan a esta etapa, estará presente
una catequesis completa y profunda sobre la sexualidad en sus distintas dimensiones: antropológica,
moral, espiritual, social, psicológica, etc. Debe ser presentada sin reticencias. Más todavía si se considera
el clima de impudor reinante en tantos ambientes y medios de comunicación social, que puede causar
grave daño a los niños y adolescentes. Sólo así se entenderá como un elemento propio de la vida cristiana
que requiere la iluminación de la fe y la guía del M agisterio de la Iglesia. La Delegación Diocesana de
Pastoral Familiar tendrá la responsabilidad de revisar los materiales que se utilicen y de ayudar, mediante
expertos, a la adaptación pedagógica y la capacitación de los catequistas que enseñen estos temas.
93. Como complemento y ayuda a la tarea de los padres, es absolutamente necesario que todos los
colegios católicos preparen un programa de educación afectivo-sexual, a partir de métodos
suficientemente comprobados y con la supervisión del Obispo. La Delegación Diocesana de Pastoral
Familiar debe preparar personas expertas en este campo. Este programa debe tener en cuenta los distintos
momentos de la construcción de la personalidad en relación con la configuración de la “identidad sexual”
o asunción madura de la propia sexualidad, con momentos diferenciados según los sexos. En estos
programas se ofrecerán -de un modo integrado y partiendo de la experiencia de los jóvenes- los
fundamentos humanos de la sexualidad y el afecto, su valor moral en relación con la construcción de la
persona y su sentido en el plan de Dios. Igualmente, se ha de estudiar a nivel diocesano, con la
cooperación de la Delegación de Enseñanza, el modo de extender esta enseñanza a los centros públicos y
a las asociaciones educativas que tengan niños y jóvenes de estas edades.
94. Los Centros de estudios sobre el matrimonio y la familia deben profundizar el estudio de estos temas,
también en sus aspectos pedagógicos. Por parte de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida
de la Conferencia Episcopal se ofrecerá a las Delegaciones diocesanas un asesoramiento de los medios
más adecuados y de los especialistas que trabajan en este campo. Además, se procurará contar con
personas expertas en los Medios de Comunicación Social, para hacer llegar a la sociedad una buena
información sobre todos los temas relativos a la sexualidad humana.
· Próxima
111
95. Esta segunda etapa coincide generalmente con la época de la juventud en la que aparece la cuestión
de la elección de estado. En este periodo es esencial la coordinación en fines e iniciativas con la pastoral
juvenil y vocacional y las respectivas Delegaciones diocesanas. El noviazgo es el centro de esta etapa, la
configura y le da una identidad propia. Se ha de entender como el tiempo de gracia en el que la persona
descubre la vocación específica del matrimonio y se orienta hacia ella. Reviste, en consecuencia, unas
características determinadas.
· Finalidad
96. Es el momento de una formación más particular sobre el descubrimiento concreto de la vocación
matrimonial y sus notas características, sobre los aspectos necesarios para responder a la misma y para
prepararse a asumir las responsabilidades que conlleva el matrimonio. Se trata de conseguir una
disposición que lleve a una celebración y posterior vivencia del matrimonio con las debidas disposiciones
morales y espirituales 1 12 .
112
PSM, n. 45: “El resultado final de este período de preparación próxima consistirá en el conocimiento claro de las notas esenciales
del matrimonio cristiano: unidad, fidelidad, indisolubilidad y fecundidad; la conciencia de fe sobre la prioridad de la gracia
sacramental, que asocia a los esposos como sujetos y ministros del sacramento al Amor de Cristo Esposo de la Iglesia; la
disponibilidad para vivir la misión propia de las familias en el campo educativo y social”.
97. Los jóvenes han de alcanzar la madurez de la persona y la capacidad de entrega. No puede faltar, por
tanto, un acompañamiento dirigido hacia una educación cristiana integral donde esta preparación próxima
pueda ser efectiva. El joven fortalecerá su vocación matrimonial mediante la formación en las virtudes,
la dirección o acompañamieno espiritual, la práctica de la oración y la celebración de los sacramentos,
particularmente de la Reconciliación y la Eucaristía. Así, con la ayuda de la gracia, los novios crecerán
cada vez más en el respeto mutuo que exige la dignidad de su condición y vocación, y estarán en
disposición de donarse como matrimonio a Cristo, cuando llegue el momento de la celebración
sacramental.
98. Al dirigirse a personas ya adultas, se les ha de ofrecer la instrucción adecuada para que comprendan
todo el contenido de su vocación, a saber:
- el sentido del matrimonio como llamada a la santidad 1 13 ;
- la dignidad, misión y ejercicio del amor conyugal 1 14 ;
- el significado y alcance de la paternidad responsable, con los conocimientos médico-
biológicos y morales que están en relación con ella 1 15 ;
- el conocimiento de los elementos necesarios para una ordenada conducción de la familia en
lo que respecta a la educación de los hijos, sabia administración del hogar, etc. 1 16 ;
- la grandeza de la misión de la familia como “santuario de la vida” 1 17 .
En la Comunidad cristiana:
parroquia, movimientos familiares.
99. El lugar adecuado de esta pastoral es, por tanto, la comunidad cristiana, en especial, la parroquia, en
la que hay que saber integrar a los jóvenes, para que puedan ver realizados los valores y las verdades que
se les anuncia en el Evangelio y para que se introduzcan en el conjunto de la vida adulta, especialmente a
través de la construcción de una familia y el trabajo profesional. El testimonio coherente de vida y la
cercanía al joven son elementos de gran valor en este momento pastoral. En esta tarea hay que alabar la
aportación de las asociaciones y movimientos familiares para la acogida y formación de las personas en
esta etapa de sus vidas.
Como anuncio del Evangelio y acción eclesial se ha de cuidar con gran esmero la formación y
coordinación de las personas que realicen esta tarea, para que en fidelidad al Magisterio y con coherencia
de vida, sean los que den testimonio veraz y gozoso de una vida cristiana auténtica. Tan sólo de esa
manera podrán acompañar adecuadamente a los futuros esposos en el proceso de maduración en la vida
de fe, el compromiso con el mensaje del evangelio y las responsabilidades vinculadas al matrimonio 1 18 .
· El noviazgo
Tiempo de crecimiento
con un proyecto más o menos próximo de matrimonio
100. El noviazgo es el punto central de referencia para toda esta etapa. Se ha de entender como tal el
período de tiempo en el que un hombre y una mujer crecen en el conocimiento mutuo con un proyecto
más o menos próximo de matrimonio. Se trata de una relación con una cierta estabilidad y compromiso
común, distinta de un simple encuentro sin más continuidad o de una relación sin otro fin que el trato
mutuo.
Los novios deben ser conscientes de que viven una etapa en la que, con la ayuda de la gracia y el recurso
a los medios que la Iglesia pone a su disposición, han de crecer en el conocimiento y en la capacitación
para responder al proyecto de Dios sobre sus vidas. La finalidad de este momento es, en último término,
113
Cfr. HV. Véanse los comentarios de Juan Pablo II a la encíclica Humanae vitae de Pablo VI, en el sexto ciclo de sus catequesis
sobre la teología del cuerpo humano: J UAN P ABLO II, Hombre y mujer lo creó. El amor humano en el plano divino, Ed.
Cristiandad,
116
Madrid 2000, pp. 619-680.
101. El esfuerzo por ayudarse en el recíproco conocimiento y la superación de las dificultades será
entonces uno de los criterios de la autenticidad de su relación. El noviazgo ha de ser una etapa que, desde
los diversos aspectos implicados en la masculinidad y feminidad, debe contribuir a que el futuro
matrimonio se construya como una comunidad de vida y amor. Se trata de un proceso de maduración en
el que han de estar comprometidas todas las dimensiones de la persona, y cuidar con delicadeza el
reconocimiento de la presencia de Dios en su relación.
De manera especial deberán ayudarse mutuamente a crecer en la castidad y diferenciar con claridad el
matrimonio de las relaciones prematrimoniales y las uniones a prueba 1 19 , con una asunción personal de
las razones doctrinales de la Iglesia que las juzga como gravemente inmorales. La castidad, como virtud,
es la disposición necesaria para el don pleno de sí mismos en el matrimonio. Sólo de esa manera esa
relación será también cauce del amor de Dios.
102. Con la seguridad de que la fidelidad a la ley de Dios es el camino de la verdadera libertad del ser
humano y que la gracia es más fuerte que el pecado, en este periodo aprenderán a gustar la misericordia
de Dios en sus vidas como un gran don ofrecido por la Iglesia. Esta experiencia de fe será el motivo del
ánimo y la esperanza de ser capaces, con la gracia de Dios, de construir su historia de amor a la luz del
plan de Dios. Los responsables de la pastoral tienen aquí un cometido importante que realizar en la ayuda
a los novios.
· M odos
103. En esta etapa se da una gran diversidad de situaciones de fe y de circunstancias vitales. En este
sentido se asemeja a toda pastoral de juventud en la que se ha de estar abierto a una multitud de
situaciones personales que requieren caminos concretos para una atención personalizada. Para llevar a
cabo los objetivos de esta etapa será necesario partir siempre de la situación de los destinatarios. Se
deben proveer, con una gran flexibilidad y creatividad, medios adecuados para atraer a las personas que
extiendan en toda la pastoral juvenil la conciencia de que es necesaria una formación y acompañamiento
específicos en el tema de la preparación al matrimonio y el momento del noviazgo.
En diálogo sincero
para llegar a un anuncio pleno y directo del significado del matrimonio
104. El primer paso para ello es un diálogo sincero con cada persona para poder conocer el nivel de
formación religiosa, el compromiso de vida cristiana, los motivos por los que se plantea un noviazgo, la
disponibilidad a recibir ayuda, etc. Es el momento de coordinar un anuncio pleno y directo del horizonte
que significa el matrimonio con la atención a las carencias que pueden presentar para responder con
plenitud a la vocación matrimonial. En la medida en que se sepa conectar con sus inquietudes esta etapa
puede constituir, para no pocos de los que acuden a prepararse para el matrimonio, una ocasión
privilegiada para replantearse su vida cristiana, su participación en las actividades de la parroquia, etc.
Pastoral diversificada
105. Es conveniente desarrollar una pastoral diferenciada, a modo de círculos concéntricos de diálogo
evangelizador. Es una pastoral que tendrá como primera referencia la parroquia pero que debe recibir una
ayuda próxima por parte de la Delegación de Pastoral Juvenil y de la Delegación Diocesana de la Pastoral
Familiar, que puede ofrecer una coordinación por arciprestazgos o zonas pastorales, y la formación de
119
106. En primer lugar, una pastoral de anuncio que ayude a las personas a tomar con interés y
responsabilidad su relación como pareja: un momento de reflexión y diálogo con el verdadero y hermoso
mensaje de la Iglesia tantas veces desfigurado o desconocido. Es importante que las personas se sientan
escuchadas para abrir horizontes y fundamentar convicciones. El marco común debe ser la belleza de la
vocación matrimonial como una vocación al amor que requiere el don sincero de sí sin condiciones y la
integridad de los significados personales de la sexualidad. No se debe ocultar una enseñanza moral que,
fundada en el amor verdadero, sepa tratar con profundidad los temas más debatidos en este momento 1 20 ,
como son: la identidad sexual y del matrimonio, las relaciones prematrimoniales, la regulación
responsable de la natalidad, el aborto provocado, la homosexualidad. Igualmente, se debe educar en el
sentido social del matrimonio y la superación de la privatización de las relaciones de pareja. Se ha de ver
la oportunidad y organización de estos diálogos para que no sea un simple foro abierto de opiniones sino
un momento de evangelización. Dado el alejamiento de muchos de una fe vivida, se ha de observar, con
paciencia y prudencia pastoral, el momento más adecuado para proponer una verdadera integración en la
vida eclesial.
En grupos de novios
108. Por último, está la organización de verdaderos “itinerarios de fe” dedicados específicamente a
grupos de novios que quieran vivir esta etapa como un momento de fe y de gracia, lo cual requiere una
iluminación y empeño especiales por parte de la comunidad eclesial. Por la importancia de estos
itinerarios se les dedica un apartado específico.
109. Se trata de programar a modo de “catecumenado” un “itinerario de fe” en el que, de manera gradual
y progresiva, se acompañará a los que se preparan para el matrimonio. En ningún caso se pueden reducir
a la transmisión de unas verdades, sino que debe consistir en una verdadera formación integral de las
personas en un crecimiento humano, que comprende la maduración en las virtudes humanas, en la fe, la
oración, la vida litúrgica, el compromiso eclesial y social, etc.
110. Una programación adecuada de estos “itinerarios de fe” exigirá dar una serie de pasos que, a modo
de etapas, ayuden a los novios en el descubrimiento y compromiso con el designio o proyecto de Dios
sobre sus vidas. Su duración puede ser variable, pero con el tiempo suficiente para constatar en la vida
aquello que se recibe en el catecumenado y su confrontación con el conjunto de la vida cristiana. No se
120
111. Después del período de preparación en el camino o “itinerario de fe” (cuya duración variará según
los casos), puede ser oportuna la celebración del rito de Bendición de los novios 1 21 . Además de
manifestar que los novios están dispuestos a vivir su preparación al matrimonio como un camino de fe,
sirve también para hacer ver que esa etapa de sus vidas tiene relevancia para la vida y comunidad eclesial
122
. Es conveniente que en ese rito participen los responsables de la pastoral prematrimonial inmediata,
como expresión de la continuidad del proceso.
A partir de ese momento (o cuando se tenga una profundización suficiente en el mensaje central del
cristiano) tiene lugar la preparación inmediata. Como fruto de esa preparación, los novios han de ser
conscientes de la altísima dignidad del camino que están llamados a vivir: cooperar con Dios en la
revelación y comunicación del amor y de la vida.
· Inmediata
112. Tiene como destinatarios a los que están comprometidos a contraer matrimonio en un futuro
inmediato. “Debe tener lugar en los últimos meses y semanas que preceden a las nupcias” 1 23 . Y se dirige
sobre todo a proporcionar a los contrayentes un conocimiento más profundo de las obligaciones que se
derivan del matrimonio, la madurez necesaria para afrontarlas 1 24 , la disposición para recibir
fructuosamente el sacramento, y, sobre todo, hacer presente la solicitud de la Iglesia por que cada
matrimonio se sienta acompañado y atendido en estos momentos de tanta importancia.
121
Sobre el sentido de esta bendición, el tiempo y modo de realizarse cfr. OcM, n. 471, en donde recuerda que nunca deber
realizarse dentro
123
de la Misa para evitar toda confusión con la bendición nupcial.
FC, n. 66.1 2 4
113. La experiencia pastoral nos muestra que gran cantidad de personas piden a la Iglesia el matrimonio
sin haber recorrido adecuadamente el itinerario de la preparación próxima y careciendo de la preparación
remota. Toda pastoral familiar ha de ser consciente de esta situación para intentar suplir con los medios
adecuados esas carencias. Entonces la acción pastoral se dirigirá a conseguir de alguna manera los
objetivos señalados para la preparación próxima.
Esta etapa se centra en las catequesis o cursos prematrimoniales, la explicación de la liturgia del
sacramento y las entrevistas que los contrayentes tendrán con el sacerdote.
Aunque a veces no es fácil distinguir en una pareja de novios si necesitan un primer anuncio de la fe, un
proceso catequético o simplemente una preparación para el sacramento 1 25 ; habría que tener en cuenta esta
triple distinción a la hora de realizar ofertas de cursos prematrimoniales, para ajustarse mejor a la
situación de los que se van a casar.
115. En todo caso, es absolutamente necesario que los cursos prematrimoniales no se separen del
conjunto de la Pastoral Familiar sino que, por el contrario, por la participación en ellos se perciba la
importancia de una preparación más profunda y se abra la posibilidad de una vinculación con “los
itinerarios de fe”. Igualmente, al hablar de su futuro matrimonial, se deben presentar los servicios de
ayuda eclesiales para la construcción de la familia, señalándoles los momentos principales de esta ayuda
y los medios que se les puede ofrecer para ello.
La presencia de muchas personas de poca formación religiosa no debe conducir a un ocultamiento de lo
específicamente eclesial sino, por el contrario, a mostrarles la comunidad cristiana en su interés por el
matrimonio en toda su amplitud. De este modo se podrán de sentir amparados por la Iglesia y sus
enseñanzas, y felices del reencuentro con Ella.
Importancia de la acogida
116. Lo primero que se ha de cuidar es la recepción de los novios cuando solicitan información de los
requisitos que pide la Iglesia para el matrimonio. Por encima de todos los requisitos jurídicos es un
momento de encuentro con la Iglesia y de abrirles un camino en el que se les acompañará en todo
momento. Para facilitar este encuentro se puede contar con matrimonios de acogida que realicen esta
función.
Objetivos fundamentales
117. Los objetivos fundamentales de estos cursos están en continuidad con los de la preparación próxima:
el conocimiento del matrimonio cristiano como un camino de santidad y la adquisición de las
disposiciones subjetivas para la recepción válida y fructuosa del sacramento. A estos objetivos tienen que
responder los contenidos y métodos de estas catequesis. En este sentido la Delegación Diocesana de
Pastoral Familiar debe tener conocimiento de todos los cursos que se realizan y supervisar la
coordinación de los mismos para que exista una coincidencia básica de contenidos, se realicen con una
125
118. De un modo progresivo se les ha de presentar los contenidos de la realidad humana y cristiana del
amor conyugal. Así:
- Amor y persona, con temas como: el significado de ser persona y de la vida conyugal; la
vocación al amor, el amor conyugal y sus notas esenciales; la convivencia matrimonial y
familiar con sus tareas y sus implicaciones jurídicas.
- Anuncio del misterio de Cristo y de la Iglesia que están presentes en su matrimonio, con
temas como: el descubrimiento de Jesucristo, como el que da sentido a la vida de la persona
y a la vida matrimonial; la belleza y bondad del plan de Dios sobre el matrimonio y la
familia; la dimensión eclesial y la sacramentalidad del matrimonio.
- Vida y espiritualidad de la familia, con temas como: los significados propios de la
sexualidad humana; la fecundidad del amor esponsal y paternidad responsable; la familia,
pequeña iglesia, y su misión; espiritualidad familiar para insistir en los elementos de la vida
cristiana, así como la oración y los sacramentos en los que se inserta el sacramento del
matrimonio.
El modo concreto de llevarlo a cabo, los materiales pedagógicos que se ofrezcan y la formación que se
disponga para los agentes que intervengan en estos cursos debe ser determinado por la Delegación
Diocesana teniendo en cuenta la realidad de los cursos en la diócesis y las carencias que presentan.
119. La duración mínima de estas catequesis no debería ser inferior a diez temas o sesiones. Es muy
importante el cuidado del grupo o equipo de agentes de pastoral que imparten estas catequesis. A ser
posible debe haber en él matrimonios de distintas edades y algún sacerdote, pues de este modo se
presenta la Iglesia en su variedad de vocaciones y se les aporta la experiencia y la fidelidad de los
mayores y la cercanía y creatividad de los jóvenes. Puede contar con algunos expertos en diversas áreas.
Lo urgente y delicado de su tarea precisa de una preparación específica en el evangelio del matrimonio y
la familia, pues no basta con la buena voluntad o el dominio de una ciencia.
Metodología:
anuncio y diálogo; celebraciones de fe
120. En cuanto a la metodología debe ser de anuncio, en el que se introduzca a los novios en la verdad
del plan de Dios. Es esencial crear un clima de libertad en el que los novios puedan expresar su propio
proyecto de vida, pues sólo así se habla desde la verdad de la vida. Por desgracia, con frecuencia se
constata que los novios vienen a “cubrir el expediente” y a salvar las apariencias; aunque, gracias a Dios,
muchas veces acaban abriéndose a la buena nueva que se les presenta en los cursos y aceptando la
presencia de Dios en su proyecto matrimonial. A pesar de la brevedad de la mayoría de los cursos, deben
presentar con integridad y claridad la doctrina de la Iglesia que, de otro modo, es difícil que la reciban en
un futuro.
En la realización de las catequesis debe estar siempre presente la oración, y también se pueden introducir
celebraciones tanto penitenciales como eucarísticas atendiendo a la disposición de las personas que
participan en ellos. Al finalizar las catequesis prematrimoniales, se les ha de invitar a una participación
activa en la comunidad cristiana de modo concreto y adaptado a la nueva residencia que van a tener.
También es un buen momento de dar información de dónde pueden aprender los métodos naturales de
conocimiento de la fertilidad y los medios que ofrece la diócesis para la asistencia a los problemas
familiares.
123. Movidos por el celo pastoral, con la prudencia requerida, los pastores procurarán que los novios
reciban el sacramento de la Penitencia y se acerquen a la Sagrada Eucaristía, principalmente en la
misma celebración del Matrimonio 1 29 .
Necesarias e insustituibles
124. Las entrevistas con el párroco o sus colaboradores son necesarias e insustituibles. No sólo para que
se cumplan con exactitud las disposiciones jurídicas previstas. Animado por el celo pastoral el párroco
(por sí mismo o a través de sus colaboradores), con un diálogo personalizado podrá completar aún más la
catequesis sobre cuestiones determinadas y afrontar problemas de conciencia particulares. En todos los
requisitos jurídicos que se exigen los pastores cuidarán de presentar su valor de protección del
matrimonio en el marco de una atención pastoral por parte de la Iglesia.
125. A fin de que pueda tener lugar la celebración del matrimonio, ha de constar que nada lo impide 1 3 0 .
Ése es precisamente el objetivo del expediente matrimonial que comprende el examen de los contrayentes
y las proclamas matrimoniales.
La normativa general la Conferencia Episcopal Española especifica que el expediente matrimonial debe
llevar a constatar la ausencia de impedimentos para la celebración del matrimonio, así como la integridad
del consentimiento, libre y con el compromiso de casarse aceptando la naturaleza, fines y propiedades del
matrimonio y, por último, que se ha recibido la adecuada formación 1 31 .
126
OcM, n. 17.
128
126. Se deberá prestar una atención particular al llamado examen de los contrayentes. Es un momento
especialmente significativo en el discernimiento de la autenticidad del matrimonio que proyectan
celebrar. La declaración de los contrayentes deberá hacerla cada uno de ellos por separado. Al examen de
los contrayentes ha de unirse el testimonio de los testigos. Uno de los puntos importantes de este examen
es comprobar su capacidad de llevar a cabo las obligaciones del matrimonio. No siempre se puede dar por
supuesta la madurez psicológica de los contrayentes. La percepción de un defecto en este sentido debe
conducir a un examen por parte de un experto.
127. Para facilitar a todos los fieles el cumplimiento de la obligación de manifestar a la autoridad
competente los impedimentos de que tengan noticia 133 , la Conferencia Episcopal Española ha establecido
que “se publiquen las proclamas por edicto fijado en las puertas de las iglesias por un plazo de quince
días o, donde haya tradición de ello, léanse las proclamas habituales al menos dos días de fiesta” 1 34 . La
publicación de las proclamas puede ser una buena oportunidad para recordar a la comunidad cristiana los
temas más fundamentales sobre el matrimonio y la familia.
RESUM EN
· La preparación remota al matrimonio tiene lugar en los hogares cristianos desde la infancia. El
modo propio es la fe vivida e irradiada en la convivencia familiar.
· La responsabilidad primordial atañe a los padres. Han de contar con la ayuda de la parroquia y de la
escuela; en ambas resulta oportuna la organización de Escuelas de padres.
· El noviazgo reviste una consistencia específica como etapa idónea para asimilar paulatinamente el
evangelio del matrimonio y de la familia.
· La preparación inmediata se ordena a que los novios se dispongan adecuadamente para celebrar el
sacramento del matrimonio.
· Dadas las diversas carencias de muchos novios, las catequesis o encuentros de preparación al
matrimonio son una importante ocasión evangelizadora.
132
128. El quicio de la pastoral familiar está en la celebración del sacramento del Matrimonio. El nexo entre el
antes y el después del sacramento consiste en entender el matrimonio como un don y una vocación a la
santidad por medio del amor conyugal. Este hecho es lo que se resalta en el matrimonio como celebración; así
es manifestación de una vida que va a ser signo y realización del amor de Cristo.
129. La celebración del sacramento ha de cuidarse para que, por encima de los condicionamientos sociales,
resplandezca como un acontecimiento de la historia de la salvación para los cónyuges y, a través de su
sacerdocio común, sirva al bien de la Iglesia y de la sociedad 135. Debe por eso estar dirigida a expresar lo que realiza: en el m ism o am or de
los esposos el m isterio de la Iglesia, que reconoce en el sacram ento la presencia del Señor Resucitado que incorpora a los esposos al Am or Trinitario 136.
130. El fin de esta etapa es la participación activa y fructífera d e las personas presentes en la celebración nupcial 137. En prim er lugar de los contrayentes. Ellos, com o m inistros y
sujetos próxim os de la gracia del sacramento, son prin cip ales responsables de la celebración. Junto con ellos, el ministro ordenado que preside la celebración, los testigos cualificados,
que han de intervenir no sólo com o garantes del m atrim onio com o acto jurídico sino tam bién com o representantes de la com unidad cristiana. Adem ás, los padres, los fam iliares, los
am igos y todos los que asisten a la celebración. El m atrim onio que se celebra es una realidad en la que está com prom etida la entera co m u n id ad eclesial, de m anera especial aquella
particular de la que form an parte los que se casan 138.
131. Para hacer m ás m anifiesta la dim ensión eclesial y com unitaria se “aconseja tam bién la participación de la com unidad parroquial, por lo menos a través de algunos de sus
m iem bros” 139. Por este m ismo m otivo, “teniendo en cuenta las costum bres de cada lugar, si no hay inconveniente, pueden celebrarse varios M atrim onios al m ismo tiem po o realizarse
la celebración del Sacram ento en la asamblea dom inical” 140. Dada la dificu ltad p ráctica de estos objetivos, normalm ente lo m ás oportuno será la celebración fuera del horario habitual
de las M isas.
135
Ibidem.
132. Objeto de una atención p articular será cuanto atañe a la m ism a celebración, que deberá prepararse cuidadosam ente, siguiendo el Ritual del M atrim onio, con la participación de los
que son no sólo los primeros protagonistas sino los ministros del sacramento, en cuanto se
que van a casarse 141,
insertan en la alianza esponsal de Cristo con la Iglesia. A este propósito, y con el fin de que se consigan los
frutos que se esperan, los pastores, en un diálogo personal con los contrayentes, se esmerarán en la
preparación de las diversas partes y ritos de la celebración 142.
133. Dentro de la explicación de la liturgia de la celebración del matrimonio, se procurará dar la debida
relevancia a la Liturgia de la Palabra. Para ello, en los encuentros precedentes con los novios, será oportuno
elegir con ellos, de entre los textos del Ritual, las lecturas más acordes con su situación, comentarlas, y
ayudarles a penetrar mejor en su sentido. Se elegirá siempre por lo menos una lectura bíblica que hable
explícitamente del matrimonio 143 .
Para el momento de la celebración, se elegirán lectores aptos y preparados para la proclamación de
las lecturas. No parece oportuno que las proclamen los mismos novios, ya que son ellos los destinatarios de la
Palabra de Dios proclamada. La homilía es un momento importante de la liturgia de la palabra que deberá
centrarse “en la presentación del ‘misterio grande’ que se está celebrando ante Dios, ante la Iglesia y ante la
sociedad. (...) A partir de los textos de la Palabra de Dios proclamados y/o de las oraciones litúrgicas, se
iluminará el sacramento y se indicarán sus consecuencias en la vida de los esposos y de las familias. Evítense
alusiones superfluas a la persona de los esposos” 144. Se elegirá tam bién cuidado sam ente el form ulario litúrgico para la celebración, según los m odos
que ofrece el R itual.
134. La participación activa de los asistentes se verá favorecida si se utilizan m oniciones adecuadas que vayan introduciendo a la asam blea en el sign ificado de los textos litúrgicos, en
el contenido de las oraciones, en la com prensión de la estru ctura de la celebración. Deberán, por eso, estar debidam ente preparadas y usarse con sobriedad. Sólo entonces, sin rom per el
ritm o de la celebración, ayudarán al recogim iento y com prensión de la im portancia de la celebración 145.
135. Siem pre deberá cuidarse que “los particulares [cuanto rodea el rito y las cerem onias litúrgicas] de la celebración m atrim o n ial se caractericen por la sobriedad, sencillez y
autenticidad” 146. A ello contribuirá, en prim er lugar, q u e e l celeb ran te se ad ecu e a la verdad de los signos que utiliza la acción litúrgica 147. Y tam bién que los cantos y las obras
m usicales sean adecuados al rito del m atrim onio de m anera que expresen la fe de la Iglesia 148.
C on esta m isma finalidad se buscará, con las indicaciones necesarias, que la actuación de los fotógrafos y o p erado res d e vid eo sea discreta y en m odo alguno sea motivo
de distracciones en la celebración. Puede ser incluso conveniente, en este punto, una normativa com ún a nivel diocesano para evitar abusos y m alas interpretaciones.
136. Sin m enoscabo del c ará cter festivo q ue debe presidir la celebración, incluso en la ornamentación de la iglesia habrán de evitarse las ostentaciones y derroches que puedan significar
una acepción de personas privadas o de clases sociales. A la vez habrá que observar las indicaciones que se refieren a la condición de las personas en las leyes litúrgicas 149. Guárdese,
igualm ente, la dignidad y el decoro de los vestid o s en la celebración del sacram ento. Para la celebración del m atrim onio, se em plearán siem pre los form ularios y ritos previstos en el
R itual, eligiendo los m ás adecuados a cada situación.
137. y“El
151 se M atrimdeonio
pone se celebrará
relieve la acciónnorm alm ente
de Dios dentro
en la de la Mdel
celebración isa”m150.
atrimDe e sa en
onio, m an era apgesto
cuanto arece sacram
m ás claro
entalelde
vínculo que tienen
santificación. Portodos los sacram
otra parte, entos con
los esposos se el M isterio
verán Pascual
ayudados de Cristo
a recordar la
verdad y raíz m ás profunda de su m utua donación y entrega: la indivisible unidad q u e h an form ado encuentra su explicación últim a en el m isterio de am or de Cristo por la Iglesia, cuya
141
OcM, n. 35: “se destacarán los principales elementos (...), a saber: la liturgia de la palabra, en la que se resalta la importancia
del Matrimonio cristiano en la historia de la salvación y sus funciones y deberes de cara a la santificación de los cónyuges y de
los hijos; el consentimiento de los contrayentes, que pide y recibe el que legítimamente asiste al Matrimonio; aquella venerable
oración en la que se invoca la bendición de Dios sobre la esposa y el esposo; y, finalmente, la comunión eucarística de ambos
esposos y de los demás presentes, con la cual se nutre sobre todo su caridad y se elevan a la comunión con el Señor y con el
prójimo”. 1 4 3
OcM, n. 59
144
Cfr. OcM, n. 30 1 4 9
138. Pueden darse situaciones en las que, por motivos diversos, tam bién de orden pastoral, el m atrim onio haya de celebrarse fuera de la M isa 1 5 5 . C u íd ese e n tonces la celebración de la
Palabra, con todo su valor evangelizador; y muéstrese, en la homilía, la relación del sacramento del matrimonio con los sacramentos de la iniciación cristiana y con la Eucaristía, culm en
de toda la acción de la Iglesia. En tales casos, siem pre que se den las condiciones establecidas por la Iglesia, puede darse la Sagrada Com unión a los novios y a los dem ás fieles.
· Lugar de la celebración
139. El M atrim onio se celebrará en la parroquia de uno u otro de los novios 1 5 6 . S in e m bargo, “con licencia del Ordinario del lugar o del párroco puede celebrarse en otra iglesia u
oratorio” 157. A su vez, m uy excepcionalm ente, “el Ordinario del lugar puede perm itir la celebración del m atrim onio en otro lugar conveniente” 158.
En consecuencia, se fo rm ará a los fieles para que, tan sólo por m otivos de necesidad o de conveniencia pastoral, los m atrim onios se celebren en iglesias o lugares
distintos de la parroquia, a la que pertenecen los contrayentes o alguno de ellos.
140. En cualquier caso, se deberá garantizar la validez de la celeb rac ión de su m atrim onio y la observancia de las normas canónicas y disposiciones litúrgicas establecidas, y que se han
ad o p tad o las m edidas necesarias para el cum plim iento de las form alidades posteriores a la celebración del m atrim onio, v. g., anotaciones pertinentes en los libros de bautism os y d e
m atrim onios, com unicación al registro civil, etc.
141. La
159. C om
fe oessacram ento de Cristo
un presupuesto y de en
necesario la Iglesia, el matrimonio
la celebración debe
del sacram su del
ento eficacia a on
m atrim la acción
io. U n de Cristo.
punto Pero, en
decisivo a laeste
vez, esaento
m om eficacia
de lanopastoral
se produce al onial
m atrim margen de discernim
es el la fe de los contrayentes
iento del estado
de fe de los contrayentes, para que celebren su m atrim onio conscientes, por la fe, del significado que encierra esa celebración.
142. Se ha tratar con especial delicadeza pastoral la celebración del m atrim onio de los bautizados no creyentes. Es la situación de aquello s q u e se acercan al sacram ento del m atrim onio
llevando una vida claram ente incoherente con la fe, o m anifestando que no son practicantes por convicción, o que declaran explícitam ente no tener fe, o qu e ac u d en al m atrim onio
exclusivam ente por m otivos sociales, de conveniencia, etc. N o se trata só lo d e personas alejadas de la vida y práctica de la Iglesia, sino que se consideran positivamente ajenos a ella.
Sin em bargo, los m otivos de carácter m ás bien social que pueden llevar a lo novios a pedir casarse en la Iglesia no pueden, por si so lo s, in terp retarse com o expresión de la falta de fe
necesaria para la celebración sacram ental del m atrim onio.
En esos casos, el amor a Cristo y a los que se casan ha de llevar siem pre a poner los m edios para lograr u n a celeb rac ió n d el m atrim onio válida y lo m ás fructuosa
posible. Es necesario actuar con discernim iento. No se puede olvidar que “la fe d e quien pide desposarse ante la Iglesia puede tener grados diversos y [si bien] es deber prim ario de los
pastores hacerla descubrir, nutrirla y hacerla m adurar (...), deben com prender las razones que aconsejan a la Iglesia a adm itir a la celebración a quien está im perfectam ente dispuesto”
160.
Discernir y distinguir
sobre la fe y el verdadero consentimiento de los contrayentes
143. Conscien tes d e las d ific u ltades y riesgos en este discernim iento 161, en prim er lugar es necesario distinguir entre los que quieren contraer m atrim onio excluyendo algún elem ento
esencial (v. g. la indisolubilidad) y los que acuden diciendo que les falta la fe para la celebración del sacramento del m atrim onio. La falta del verdadero consentim iento puede estar
m otivada por la falta de fe; pero son realidades diferentes y separables. Para que la exclusión de la sacram entalidad invalide el m atrim onio ha de ser hecha m ediante un acto positivo de
la voluntad. Lo verdaderam ente decisivo es conocer si los contrayentes quieren o no contraer m atrim onio de acuerdo con el proyecto original de Dios sobre el m atrim onio para toda la
hum anidad, tal com o lo entiende la Iglesia.
1 4 4 . P ara la celeb ración del m atrim onio com o sacram ento es requisito indispensable que los contrayentes tengan la intención de hacer lo que hace la Iglesia, al m enos de una m an era
genérica. Pero, dada “la peculiaridad de este sacram ento respecto de los otros: ser el sacramento de u n a realidad que existe ya en la econom ía de la creación: ser el m ism o pacto
conyugal instituido por el C reador ‘al principio’” 162, esa intención va incluida en la decisión de casarse de verdad.
Una vez que los co n traye n tes se h an in corporado a la econom ía de la Redención por el bautism o, su unión m atrimonial, para que sea verdadera, ha de ser siem pre
realización del m isterio de am or entre C risto y la Iglesia 163. Para que se dé el m atrim onio-sacramento los únicos requisitos son q u e sea celebrado entre dos bautizados, y que quieran
casarse de verdad. La realidad mism a del m atrim onio que está proyectada hacia el futuro im plica norm alm ente en la conciencia de los que lo celebran la percepción de una realidad que
les trasciende y en la que tienen que confiar, es un rastro de la fe que se puede alim entar.
145. No es una solución adecuada ni justa im pedir el acceso a la celebración eclesial del m atrim onio o aconsejar el m atrim onio civil a quiene s piden la celebración religiosa, aunque no
estén del todo preparados, siem pre que reú n an lo s requisitos m ínim os necesarios. “Com o ha señalado el Concilio Vaticano II, los sacramentos, con las palabras y los elem entos rituales,
nutren y robustecen la fe, la fe hacia la cual están ya orientados en virtud de su rectitud de intención que la gracia de Cristo no deja de favorecer y sostener” 164.
146. Sin em bargo, el grado de increencia en los que van a casarse puede ser tal q ue im pida la celebración del sacram ento del m atrim onio. Eso ocurre “cuando, a pesar de los esfuerzos
hechos, los contraye n tes d an m u estras de rechazar de m anera explícita y formal lo que la Iglesia realiza cuando celebra el matrim onio de los bautizados” 165. Entre estas características
hay que tener especial cuidado en lo que corresponde a la unidad, indisolubilidad y la apertura a la fecundidad. Entonces “el pastor de alm as no puede adm itirlos a la celebración. Y,
152
CCE, n. 1621: “Es, pues, conveniente que los esposos sellen su consentimiento en darse el uno al otro mediante la ofrenda de sus propias vidas, uniéndose a la ofrenda de Cristo por su Iglesia, hecha presente en
el sacrificio eucarístico,
1 5 3 y recibiendo la Eucaristía, para que, comulgando en el mismo Cuerpo y en la misma Sangre de Cristo, ‘formen un solo cuerpo’ en Cristo”.
Ibidem. 159
Ibidem. 162
Ibidem. 163
147. Por el proceso de globalizació n n u estra sociedad se hace pluricultural y es cada vez más frecuente la celebración de m atrim onios entre católicos y quienes no lo son. Aunque la
diferencia de confesión religiosa no constituye un obstáculo insuperable para el m atrim on io, es eviden te q ue com porta dificultades que no deben ser subestim adas 167. Por esta razón
los pastores han de velar cuidadosamente para que se respeten a la vez las exigencias de la ley divina y los derechos fundam entales de los fieles.
148. En el m arco de lo establecido por el Derecho C anónico, los pastores han de hacer conscientes a los contrayentes de las dificultades que pueden encontrar a causa d e la d iversid ad
de religión y de las obligaciones a q u e se c o m p rom ete la parte católica 168. En estos casos será necesario procurar de m anera especial instruirlos en lo que se refiere a la naturaleza,
propiedades y fines del m atrim onio.
De ordinario se ha de observar la form a canónica en la celebración de lo s m atrim o n ios m ixtos, que puede ser dispensada por el Ordinario del lugar, si existen dificultades
graves 169. R especto d e la celebración religiosa, en su caso, se deben tener en cuenta las norm as de la Iglesia sobre la com m unicatio in sacris. La celebración de los m atrim onios m ixtos
puede constituir un m om ento de ecum enism o, pero eso sólo se consigue “cuando los cónyuges son fieles a sus deberes religio sos” 170. Con licencia del Ordinario y evitando el peligro
de escándalo y de indiferentism o en los fieles, el Directorio para el Ecum enism o prevé de qué m odo puede darse esa “com unicación” 171.
149. Se conoce tam bién com o matrim onio dispar el qu e se da entre parte católica y parte no bautizada. En este caso, los pastores, observando las disposiciones del Derecho Canónico,
deben proceder con gran prudencia. En prim er lugar, se ha de discernir la concepción del m atrim onio que tien e la p arte n o b au tizad a, que m uchas veces puede no ser com patible con su
naturaleza, propiedades y fines. En consecuencia, nunca se proceda a la celebración de estos matrim onios sin la dispensa del im pedim ento de disparidad de cultos 172.
Un cuidado m uy particular se deberá tener con los m atrim on ios que se quieran celebrar entre parte católica y parte m usulm ana. Se ha de tener constancia docum ental de
su libertad, de que no está im pedida por la existencia de otro vínculo co n yugal. Adem ás será necesario exam inar atentam ente cuanto se refiere a la naturaleza y propiedades esenciales
del m atrim onio: m uy especialm ente sobre la unidad e indisolubilidad, y sobre el papel que se atribuye a la m ujer en la fam ilia, en la relación co n el espo so y en la educación de los
hijos. Se debe hacer consciente a la parte católica de las dificultades que, para el m atrim onio, presentan los usos, las costum bres y las leyes islám icas por su concepción sobre la m ujer
(por ejem plo, la aceptación de la poligam ia). Por eso, habrá de considerarse siem pre la legislación m atrim o n ial d el E stad o d e d o n d e proviene la parte musulm ana y tam bién (si es el
caso) la que tiene aquél en el que fijarán su dom icilio o residencia habitual 173.
R E SU M E N
· La C elebración del Sacram ento del M atrim onio constituye un m om ento central de toda la pastoral fam iliar y un acontecim iento eclesial de la historia de la salvación.
· Se ha de procurar la participación activa y fructífera de los contrayentes, de los dem ás asistentes y de la com unidad parroquial.
· En la preparación y desarrollo de la Celebración se ha de considerar que se trata de una acción sagrada, en la que, por tanto, deben guardarse las exigencias propias de la
Liturgia: recogim iento, eclesialidad, sobriedad, sencillez, autenticidad, decoro, etc.
· Dada la profunda conexión del Sacram en to d el M atrim o n io con el de la Eucaristía, norm alm ente se celebrará la boda dentro de la Santa M isa. Se facilitará que los contrayentes
puedan acudir previam ente al sacram ento de la Reconciliación.
· C on respecto al M atrim onio de los bautizados que se declaran no creyentes, se ha de actuar con prudente discernim iento, esclareciendo ante todo si quieren con traer verdadero
m atrim onio. Los Pastores deben ayudar a descubrir y nutrir la fe de los m ism os.
· C on respecto a los m atrim onios m ixtos y dispares, que revisten especiales dificultades, se han de observar las norm as canónicas y las directrices de los Obispos.
166
Cfr. CO M I S I Ó N E P I S C O P A L D E R E L A C I O N E S IN T E R C O N F E S I O N A L E S , Orientaciones para la celebración de los matrimonios entre católicos y musulmanes en España, EDICE, Madrid 1988.
150. C on la celebración del m atrim o nio em pieza una nueva etapa de la pastoral fam iliar. La necesidad y urgencia de la preparación al m atrim onio no puede hacer olvidar que es
en la tarea de la co n stru cció n d e u n h og a r cu and o surgen m ás d ificu ltade s, y cu and o m ás ne cesitado s está n lo s e sp o sos de un a a yu d a po r p a rte de la Iglesia qu e d eb e m o strar
que es M adre.
151. El m atrim onio en cuanto vocación cristiana es uno de los cam inos de seg u im ien to e im ita c i ó n d e C risto en la Ig lesia (cfr. I C o r 7 ,7 ; E f 5 ,2 5 ) 1 74 . C o m o determ in ació n d e
la vo cació n bau tism al, co n lleva las exige n cias d e radicalid ad , irreve rsib ilidad , etc ., propias d e la recep ció n del do n de D io s, cu ya m eta no es otra qu e la iden tificació n co n la
alian za de am o r en tre C risto y la Iglesia.
C o n la celeb ració n d el m atrim o n io la vo cació n d e lo s esp o so s se ab re a la tarea d e co n stru cció n d e la p ro p ia fam ilia q ue, co m o co m u n ió n d e p erso n as , e s u n a
im agen del “N o sotro s” T rin itario 17 5 . Po r este m isterio im p reso en la fam ilia, lo s esp o so s e stán llam ado s “a crecer co n tinu am en te a través de la fide lid ad co tid ian a a la prom esa
m atrim o n ial d e la recíp ro ca d on ació n to tal” 1 76 . D e este m o d o su ca r id a d c o n y u g a l, u nió n d e lo s esp o so s en un am o r fecu n d o, es resp u esta gen ero sa a u n d on prim ero de D io s
en C risto, y se co n stituye en el germ en de crecim ien to en la vid a cristian a para ello s y lo s hijo s.
E l d o n del E sp íritu Sa n to ,
fu en te p rim e ra del a m o r d e lo s esp o so s
1 5 2 . E s p o r el a m o r esp o n sa l de C risto , al q ue q ued an un id o s en el sacram en to del m atrim o n io , p or el q ue lo s esp o so s p articip an d e u n do n esp ecífico del E sp íritu S an to . Allí se
d escu b re ese “m an an tial q ue salta h asta la vid a etern a” (Jn 4,1 4 ) y es fu en te d e vid a y d e en trega 1 77 .
E l reco n o cim ien to d e esta fue n te prim era de su am o r y d e la m is ió n q u e e l P ad re e n c o m ie n d a a lo s esp o sos, es la raíz d e la esp era n za qu e brilla en la fam ilia
cristian a. E s la fuen te qu e perm ite resp o n d er co n en tre ga siem p re nu eva a las dificu ltad es y prueb as pro p ias de la vid a fam iliar y co n yu gal. “E l esp o so e stá co n ello s” (cfr. M t
9 ,1 5 ) y su presen cia h ace siem p re q ue su rja el vin o n u evo del am o r (cfr. Jn 2,1 0 ) 1 78 .
1 5 3 . E l E sp íritu San to , d on del Am o r d e D io s in fu n d id o en su s co razo n es co n la celeb ració n d el sacram en to (cfr. R o m 5 ,5 ), “es m an d am ien to de vid a p ara lo s esp o so s cristian o s
y al m ism o tiem po im pulso estim ulante, a fin de que cada día progresen hacia una unión cada vez m ás recia entre ellos en todos los niveles -del cuerpo, del c arác ter, del
co razó n , de la in teligen cia, de la vo lu n tad , del alm a- revelan d o así a la Iglesia y a l m u n d o la nu eva co m un ió n de am or do n ad a po r la gracia de C risto ” 17 9 . E n el diálo go ín tim o
entre los esposos y de ellos con Dios, debe resplandecer esa enseñanza del Espíritu que les hace capaces de co n stru ir u n a co m u n ió n ba sa d a en la fe y q u e tran sm ite e n ve rd ad la
“vid a etern a”. E s el cam in o en el q ue ap ren d erán a vivir a la lu z d el am o r d ivin o y ser ello s m ism o s testigo s d e ese am o r en el m u n d o.
C a m in o de sa n tifica ció n ,
a co m p a ñ a d o s p o r la Iglesia
1 5 4 . Po r eso , la renovación constante d e la carid ad co nyu gal q ue realiza esa “u nió n d e d os en u no ” d e lo s esp oso s, es su verd ad ero cam in o d e san tificació n y la re alid ad b á sic a
d e tod a pasto ral fam iliar de la qu e ello s so n los p rotago n istas y qu e la Igle sia co m o M ad re tien e la m isió n d e v e lar y fo rtalecer. Para tod o s lo s m atrim o n io s y fam ilias “la Igle sia
ten d rá p alab ras d e verd ad , b on d ad , d e co m p ren sió n , d e e s p e ran z a , d e viva p articip ació n en su s d ificu ltad es, a veces d ram áticas; o frecerá a to d o s su ayu d a d esin teresad a, a fin de
q u e p u ed an ace rcarse al m o d elo de fam ilia qu e h a qu erido el C reado r ‘desde el prin cipio ’ y q u e C risto h a ren o vado c o n s u g rac ia re d e n to ra” 1 8 0 . Se trata de esa so licitu d
p a sto ra l p or la fam ilia q ue a la vez q ue u niversal e in tegral, es p ro gresiva, es d ecir, “aco m p añ án d o la p aso a p aso en las d iversas etap as d e su fo rm ació n y d esarro llo ” 1 81 .
R e sp o n sa b ilid a d d e to d a la C o m u n id a d cristia n a
155. De realizar esta pastoral -que debe insertarse com o un eje de la acción pastoral o evangelizadora general d e la Iglesia- han de sen tirse resp o nsab les cu an to s co m p o n en la
co m u n id ad eclesial y d e m o d o p articu lar la Iglesia lo cal. D e to d o s m o d o s esta p asto ral fam iliar h a b rá d e realizarse segú n el m o d o p ro p io de p articip ar, cad a u no , en la m isió n d e
la Iglesia.
1 5 6 . U n a de las etap as de im p o rtan cia decisiva en la pasto ral m atrim o n ial es la qu e vien e determ in ada po r lo s prim ero s añ o s qu e sigu en a la celeb ració n del m atrim o n io . D e
c ó m o se viv a d ep en de en gran m e did a el éxito en las etap as p osterio res. E s el m o m e nto de co nvertir su p ro yecto d e co m u nió n d e p erso nas en u na realid ad viva y existe n c ial e n
m ed io del m u n d o , y d e su s variad as circu n stan cias y aco n tecim ien to s. E s u n im p o rtante cam b io en la vid a de los esp o so s, p o r lo qu e se ha d e “ ayu d ar a la pareja a descu b rir y a
vivir su n u eva vo cació n y m isión ” 1 8 2. U n a ayud a qu e, siend o siem p re ne cesaria, es tanto m ás u rgen te y reviste un a m ayo r n ecesidad s i, c o m o e s frecu en te, existen caren cias
en su vida cristiana y su form ación. Se trata fundam entalm ente de una tarea de a co m p a ñ am ien to , p ara q ue n o se en cu en tren so lo s sin o ap o yad o s e n e s ta tarea y en la su p eració n
d e las dificu ltade s de la con viven cia y de la vida. E s hacer efectiva la presen cia eclesia l co m o el “lu gar” d e la vid a q ue les p erm ite ren o var la vid a fam iliar q ue h an co m en zad o .
C erca n ía de la Iglesia
en los diversos acontecim ientos fam iliares
1 5 7 . L o s m ism o s a co n tecim ien tos d e su s vida s, en el co n texto de lo s n uevo s valo res y resp o n sab ilid ad es q ue h an co n traíd o , co n stitu ye n e l c a m in o p ara r e sp o n d er a su vo cació n .
L as n u evas situ acio n es, en esp ecial el p aso de la co m u n id ad co n yugal a la co m u n id ad fam iliar co n el n acim ien to de los h ijo s, lejo s d e ser un ob stácu lo , so n el cauce d e su
re alizació n p erso n al. E n este sen tid o y co m o co n tin u id ad d e la fo rm ació n recib id a en la prep aració n al m atrim o n io , tien e u n p eso esp ecífico el tratam ien to d e lo s te m as d el am o r
co n yu gal, d el servicio a la vid a y la ed u cació n .
D e m ane ra particu lar se d eb erá p restar esa a ten ció n a lo s a co n tecim ien to s d e m u y d iferen te ín d o le q ue jalo n en el d esarro llars e d e l a fam ilia. E n esto s p rim ero s
añ o s s e h a d e a se n tar u n m o do de ace rcam ien to a la Igle sia q u e luego se asen tará en lo s m o m en to s m ás d ecisivo s: un as ve ces será el B au tism o , la Prim era C o m u n ió n y la
C o n firm ació n o la elecció n de estad o de los h ijo s. O tras s erán situ acio n es p rovo cad as po r el d eve n ir de la vid a: el n acim ien to y la ed u cació n de los h ijo s, el trabajo , la
enferm edad, la m uerte, etc. En ocasiones será la relación conyugal la que necesita ser apoyada. En todos estos acon tecim ien tos la fa m ilia se h a d e sen tir a co m p a ñ a da en el
em p eñ o d e co n fo rm ar el d ía a d ía co n el h orizo n te q ue le señ ala su vo cació n .
D o s o b jetivo s:
fo rm a c ió n e in teg ra ció n en la C o m u n id a d eclesia l
174
FC nº 11. 175
OcM, n. 9: “el Espíritu Santo hace que, así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, también los cónyuges cristianos, iguales en dignidad, con la mutua entrega y el amor divino que mana de
la fuente divina de1 7la8caridad, se esfuercen por fortalecer y fomentar su unión matrimonial”.
Ibidem. 182
FC, n. 69.
B u sca r m o d o s a pro p ia d o s
1 5 9 . La co m u n id ad cristian a, esp ec ialm e n te la p arro q u ia, necesita co n urgen cia po n er en ju ego su im agin ació n , su crea tivid a d y su esfue rzo p ara p ro m o ver estru ctu ras d e
aco gid a y d e aco m p añ am ien to e in serció n ap o stó lica d e lo s m atrim o n io s jó ven es.
Para llevar adelan te este qu eh acer de la pasto ral fam iliar es fu n d am en tal el pap el qu e pu ed en desem p eñ ar o tra s fa m ilia s q u e cu entan ya con experiencia del
m atrim o n io y de la fam ilia, capaces d e p o n er al servicio d e las dem ás la prop ia exp eriencia hu m ana, así co m o tam b ién lo s do n es d e fe y d e g rac ia. S e rá e sta u n a d e las m ane ras
m ás sencillas y eficaces de im pregnar la vida m atrim onial y fam iliar de aq u ellos valores c ristianos, que han de ser siem pre el punto de partida y de llegada de cualquier
activid ad pasto ral 18 3 .
E s p ro p io de la m ism a vo cació n fam iliar llevar a cab o este ap o sto lad o co n las fam ilias, ya sea d e u n m odo espontáneo (lazo s d e san gre, vecin d ad , etc.), o sea, d e
u n m o d o org a n iza d o. D ad o el a isla m ien to actual d e tantas fam ilias esta m u estra de solidaridad cristiana es u n prim er testim o n io cristiano de gran im p o rtanc ia.
1 60 . C o n esa fin alid ad se deb e im p u lsar la fo rm ació n d e g r u p o s d e m a trim o n io s q ue faciliten el d iálo go y la co m u n icació n d e exp erien cias, co n su s p ro p io s m ed io s d e
fo rm ación co n tin u ad a, y qu e desem p eñ en la m isió n de aco gid a y aco m p añ am ien to a los m atrim o n io s q u e se ace rcan a la p arroq u ia po r algú n m o tivo fam iliar.
T o d o ello ten d rá co m o fin específico el qu e las fam ilias co n sid eren na tu ral el a cerca rse a la co m u n id a d pa rro q u ia l, no só lo para las acc io n es sagradas, sino para
los aco n tecim ien tos h u m ano s y lo s pro b lem as q u e les pu ed en sup erar. T o d avía es un a tarea en gran m ed ida p o r h acer, para qu e n u estras co m u n idad es sean m ás fam iliares.
· D e sd e o tra s estructura s
1 6 1 . P ara facilitar esta y otras ayud as fo m én ten se, a nive l parroq u ial o si parec e m ás o p o rtun o a nive l interparroq u ial, iniciativas dirigid as a aco ge r y po sib ilitar la
in co rp o ra ció n d e la s n ueva s fa m ilia s en la s a ctivid a d es y m o vim ien to s. E n esta línea pued e ser de gran utilidad la program ació n de a c tiv id ad e s co m o el “D ía de la fam ilia”, la
“S em an a d e la fam ilia”, “E n cu en tro s d e esp iritu alid a d m atrim o n ial y fam iliar”, “C ateq uesis d e ad u lto s”, “R e tiro s” o “C o n viven cias fam iliares” etc. E n esto s acto s, ad em ás d e
favorecer el conocim iento e intercam bio de experiencias con otras fam ilias, se ofrecerán m edios para afrontar la nueva situación: en relación con las exigencias de la vida en
co m ú n , la resp o n sabilid ad y gen erosidad en la tran sm isió n del do n de la vida, el cultivo d e la fe, la aten ció n y c u id ad o d e lo s h ijo s, la sup eración de las dificu ltade s qu e se
p u ed en presen tar en lo s prim ero s añ o s de m atrim o n io , etc.
1 6 2 . E n este q ueh acer, ju n to a lo s servicio s q ue lo s p asto res ju zgu en m á s ad ecu ad o s a las d iversas situ acio n es, p ued e co n stitu ir u na ayu d a d e p rim era im p o rtan cia la ap o rtació n
esp ecífica de lo s C entros de orientación fam iliar, Escuelas de padres, M ovim ientos de espiritualidad fam iliar, Asociaciones fam iliares, etc.
3. E l servicio a la vida
1 6 3 . “P o r su m ism a n atu raleza la in stitu c ió n d el m atrim o n io y el am o r co n yu gal están ord en ad o s a la p ro creació n y ed u cació n d e la p ro le” 1 84 . “L a fecu n d id ad es u n d on , u n
fin del m atrim o n io , p ues el am o r co n yu gal tien d e n atu ralm en te a ser fecu n d o. E l n iñ o n o vien e d e fu era a añ ad irse al am o r m u tu o d e lo s esp o so s; b ro ta d el co razó n m ism o de
ese do n recíp roco , del qu e es fruto y cu m p lim ien to ” 18 5 . L a proc re ació n es un a fin alid ad a la q u e, desd e su m ás p rofu n da verdad , se orien ta el m atrim o n io , y en ella en cu en tra
u n a p a rte esp ecífica de su m isió n.
A yu d a r a p ercibir
el va lo r y d ig n id a d d e la vid a h u m a n a
1 6 4 . Po r este m o tivo , ayu d ar a p ercib ir el va lo r y d ig n id a d de la vid a hu m an a será siem p re u n o de los elem en to s fu n d am en tales d e la pasto ral fam iliar. So b re la b ase de la
p rep aració n para la celeb ració n del m atrim o n io o s u p lié n d o la c u an d o falte, se bu scará m an ifestar y d escu b rir el valo r de la m aternid ad y p aternid ad , el sign ificad o gen u in o de la
p aternidad resp o n sable, el m o d o hu m an o y cristiano de afron tar los p o sibles p rob lem as d erivad o s de la in fertilid ad, etc. H abid a cuen ta de la d ifu sión de la m en talid ad
antin atalista en nuestra sociedad, es m uy conveniente contar para esta tarea con el testim onio de fam ilias que vivan con fidelidad y generosidad la m isión de transm itir y ed u car
la vid a.
· E l don de la vida
165. “¡H e adquirido un varón por el favor de D ios!” (G én 4 ,1 ). E s la ex clam ación de la prim era m adre al com probar la nueva vida com o un don de D ios, que confía al hijo en
sus m ano s. E n esta exp eriencia de la tra n sm isió n d e la vid a se ilum in a el h ech o fu n d am en tal de la existen cia: se percib e u n a re lació n esp ecífica co n D io s, y el va lo r sa g ra d o d e
la vid a h u m a n a 1 8 6 . “El o rigen del ho m b re no se deb e só lo a las leyes de la bio logía, s in o d ire c tam e n te a la v o lu n tad creado ra de D ios” 18 7 . E s el co m ien zo de la vo cació n al
am o r q u e n ace d el am o r d e D ios, y es “la m a yo r de la s be n d icion es d ivina s” 18 8 . Po r ello, el h ijo só lo deb e ser recib id o co m o do n . Ú n icam en te de e sa m an e ra s e le d a el trato
q u e le es d eb id o co m o perso n a, m á s a llá d e l d eseo su b jetivo , al recib irlo gratu ita y d esinteresadam en te. Só lo el acto co n yugal es el lugar ad ecu ad o para la transm isió n de la
vid a, aco rde co n la dign id ad del hijo , do n y fruto del am o r.
1 6 6 . L o s q u e creen en su no m b re “n o han nacid o ni de san gre, ni de am o r carn al, ni de am o r hu m an o , sino de D io s” (Jn 1,1 2 -13 ). Aq u í está la rev e lac ió n ú ltim a d e l v alo r de la
v id a h u m an a co m o la p articip ació n d e la vid a d ivin a en Jesu cristo , p or o bra d el E sp íritu S an to (cfr. 2 P e 1 ,4 ). E l h ijo no es só lo un do n p ara lo s p ad res, sin o q u e es u n m o d o
n u evo de recib ir a l m ism o C risto en la fam ilia. Só lo esta visió n perm ite co m p rend er de m od o co m p leto la acció n del D ios “vivificante” en la fam ilia.
C o la b o ra d o res d e D io s
1 6 7 . M ed ian te la tran sm isió n d e la vid a, lo s esp o so s realizan la b en d ició n o rigin al d el C read o r y tran s m ite n la i m ag e n d ivin a d e p erso n a a p erso n a, a lo largo de la h isto ria 1 89 .
E n co n secu en cia, so n resp o n sa b les a nte D io s d e esta tarea, q ue n o es u na m isió n q u e q u e de en esta tierra sin o q u e ap u n ta m ás allá 1 90 . D e ah í d eriva la gran d eza y la d ign id ad ,
y tam b ién la resp o n sabilid ad d e la p aternidad y m aternidad hu m anas.
L a virtu d d e la ca stid a d
rea liza la un ió n d e sexu a lid a d , m a trim o n io y p ro crea ció n
183
CCE, n. 2366. 1 8 6
GrS, n. 9. 188
1 6 9 . Po r eso , a la lu z d e la valid ez d e la verd ad de la in sep arab ilid ad de lo s sign ificad o s u n itivo y p ro cread o r d e to d o ac to c o n yu g al, lo s esp o so s h an de sab er d iscern ir en un a
d ecisió n p o n derad a, co n ju n ta y an te D io s, la co n ven ien cia d el n acim ien to de u n n uevo hijo o, p or graves m o tivo s, la d e esp aciar tal n acim ien to m e d ian te la ab stin en cia en lo s
p eríod o s gen ésico s 19 4 . E sta tarea es lo q u e se d en o m ina p a tern id a d resp o n sa b le, q u e co n lleva el co n o cim ien to , la ad m iració n y el resp eto d e l a fe rtilid a d c o m b i n ad a d e
h o m b re y m u jer co m o o b ra d el C read o r. T al d ecisió n d eb e estar siem p re ilu m in ad a p o r la fe y co n u n a co n cien cia rectam en te fo rm ad a. Se h a d e cu id ar co n d elicad eza lo s c aso s
en qu e existan criterio s d isp ares d en tro del m atrim o n io y u na d e las p artes su fra la im p o sició n d e la o tra 1 95 .
1 7 0 . D ada la exten sión de u n a m entalidad an ticonceptiva qu e llen a de tem o r a lo s esp oso s, cerrán d o les a la aco gid a de los h ijo s, n o pu ed e faltarle s e l án im o y el apo yo de la
co m u n id ad eclesial. E s m ás, d eb e ser u n c o n t e n i d o s ie m p r e p resen te en lo s cu rso s p rem atrim o n iales, en do n d e se d eb e in clu ir u na in fo rm ació n so b re lo s efecto s secu n d ario s d e
lo s m éto d o s an tico n cep tivo s y los efecto s ab o rtivo s d e algu n o s d e ello s. E n los caso s en qu e se req u iera, se ha de info rm ar a lo s esp o so s d el u so t e ra p éu tico d e algu n o s
fárm aco s co n efecto s an tico n cep tivo s, e igu alm en te alertar so b re la exte n sió n ind iscrim inad a en la prác tic a m é d ic a d e la e ste rilizació n 1 9 6 . Se ha de fo rm ar al p rofesio n al de la
salu d en su tarea d e servicio a la fam ilia y n o de im p o sició n de criterios d e efectivid ad , in clu so co n el recu rso de am ed ren tar a la fam ilias a n te la fe rtilid ad . D eb e qu ed ar claro
q u e en nin gú n caso se p ued e co n sid erar la co n cep ció n d e u n n iñ o co m o si fu ese u na esp ecie d e en ferm ed ad . L a viven cia d e la p atern id ad resp o n sab le en el m atrim o n io cristian o
ha de estar im buida de confianza en D ios providente.
1 7 1 . Fo rm a parte integran te de la p asto ral fam iliar la ed u cació n de los m atrim o n ios en los m éto d o s de co n o cim ien to d e la fertilid ad. E n esta tarea se han d e fo rm ar person as
esp ec ializad as en lo s distin tos m éto d o s, en co lab o ració n co n las asoc iacio n es existen tes a estos efectos. Se h a de cu idar esp ecialm en te el qu e se trate d e u n a au tén tica ed u ca ció n
en la virtu d y no un m e ro a p re n d iz aje d e u n a técn ica. E stos m éto d o s em p o b recen su sen tid o o, in clu so lo llegan a p erder, en la m ed ida en qu e se sep aren de la a n tro p o lo g ía
a d ecu a d a q u e perm ite perso n alizarlo s en el m arc o de la vid a m atrim o n ial.
S e h a d e en fo car su en señ an za d en tro del re c o n o c im ie n t o q u e h acen lo s esp o so s d e la vo lu n tad de D io s so b re su s vid as. Po r eso se les h a d en o m in ad o d e
“conocim iento de la fertilidad”, para indicar que no se trata de “m étodos anticonceptivos naturales” sino de c o n o cim ien to de la fertilidad, ya que sirven de hecho para conocer
m ejo r c u á n d o es po sib le lograr una co n cep ció n . E n esta ed u cació n en tran en juego elem en to s d e co m u n icació n en el m atrim o n io , de co n fian za m u tu a, d e crecim ien to en la
virtu d d el au to d o m in io y d e p on erse en m an o s d e D io s y d e su gracia. “ E sto s m éto d o s resp etan el cu erp o d e lo s esp o so s, fo m en tan el afecto en tre ello s y favo recen la ed u cació n
d e u na lib ertad au tén tica” 1 97 .
Fa cilitar esta en señ a n za su p o ne u na co o rd in a c ió n a n iv e l d io cesan o d e lo s d istin to s cen tro s d e en señ an za, cu id an d o el asp ecto fo rm ativo de lo s m ism o s. T o d o
C e n tro de O rien tació n F am iliar d e la Iglesia h a d e co n tar co n m o n i to r e s d e esto s m éto d os p ara h acer m ás aseq u ib le el acceso de las p erso n as a su co n o cim ien to y so lu cio n ar lo s
p rob lem as q u e pu d iesen plan tear. Se ha de procu rar a los n o vio s en los cu rso s p rem atrim o n iales u n a info rm ació n adecu ad a de los cen tros o m o n ito re s q u e e xistan en la dió cesis
o zo n a.
1 7 2 . C o o rd i n a d o s c o n la D e legació n d e Pasto ral San itaria se h an de p ro m o ver cu rso s d e fo rm ació n , en esto s m éto d o s d e o bservació n d e la fertilid ad hu m an a y su valo r
ant ro p o ló g ic o , p ara los profesionales d e la sa lu d -gin ecó lo go s, m éd ico s d e fam ilia, p ed iatras, farm acéu tico s, p ro fesio n ales d e en ferm ería y d em ás p erso n al san itario - a fin de
q u e pu ed an im p artir u n a en señ an za cien tífica e in tegral en este área.
E n co m ia d a s p o r la Iglesia
1 7 3 . “E n tre lo s có n yu ges q ue cu m p len así la m isió n q u e D io s les h a co n fiad o , so n d ign os d e m en ció n m u y esp ecial lo s q ue d e co m ú n acu erd o , b ien po n d erad o , acep tan co n
m a g n a n im id a d u na p ro le m ás n um ero sa p ara ed u carla d ign am e n t e ” 1 9 8 . E n e l aco m p añ am ien to qu e n ecesitan deb en en co n trar ayu d a p ara la ed u cació n h u m an a y religio sa d e
sus hijos, as í co m o la cercanía ante las dificu ltade s qu e les pu ed an so b reven ir. L a m ism a com u n idad parroq u ial p u ed e ten er en cu en ta ayu das eco n ó m icas p ara asegu rar su
p articip ación en determ inad as actividade s, así co m o facilitar el cuidad o de los niñ o s para qu e pu ed an p articip ar en ellas.
1 7 4 . Para la protecc ión adecu ada d e su s de rech o s civiles se les pu ed e o frecer asesoram iento po r m ed io d e la D elegación de Pasto ral Fam iliar y d e las a so c iac ion es o rgan izadas
p ara ello . Po r lo s m ed io s ad ecu ad o s se h a d e trab ajar p or u n efectivo reco n o cim ien to , en las leyes, d el b ien qu e su p o nen para la so cied ad .
L as fam ilias n um ero sas so n u n a au tén tica riq u eza p ara la co m u n id ad eclesial, y su testim o n io de vid a p ued e ser d e m u ch a a yu d a p ara o tro s esp o so s y p ara lo s q ue
van a co n traer m atrim o n io . So n un a m an ifestació n de la ben d ició n de D io s. So n un pu n to de referen cia para tod a pasto ral fam iliar.
1 7 5 . E l servicio a la vid a, com o resp o n sab ilidad y m isió n d e la fam ilia, se refiere in sep arablem en te a la transm isió n y a la ed u cació n de la vid a 19 9 . L a paternid ad resp o n sab le
es, tam b ién , resp o n der d e la vid a n ueva co n la q ue D io s les h a b en d ecid o , p ara llevarla a p len itu d . L a vo cació n m atrim o n ial se am p lía, en to n ces, a q ue cad a h ijo ten ga to d o s lo s
m ed io s po sib les para qu e crezca co m o perso n a e hijo de D io s.
D erech o -deb er
esen cia l, prim a rio , insu stitu ib le e in a lien a b le
1 7 6 . L o s p ad res so n lo s p rim ero s y p rin c i p a le s e d u c a d o re s d e su s h ijo s2 0 0 , co m o co lab orad o res activo s y resp o n sab les en la o bra cread o ra y red en to ra d e D io s. E n esa m isió n
p rop ia, c u en tan co n la gracia y la ayud a divin a. E l d eb er-d erech o a la ed u cació n de su s hijo s tien e co m o características las d e ser esen cia l, prim a rio , insu stitu ib le e in a lien a b le
191
FSV, n. 66. Como atestigua la experiencia, no se sigue una nueva vida de cada uno de los actos conyugales. Sin embargo, cualquier acto matrimonial debe quedar, en sí y de por sí, abierto a la transmisión de la
vida (cfr. HV, n. 11).
192
CCE, n. 2370. 1 9 8
Cfr. GE, n. 3.
1 7 7 . E n los p ad res cristian o s la fu n ció n ed u cativa se transfo rm a hasta el pu n to de pasar a ser co lab o ració n en la ed ificació n y exte n sió n d e l R e in o de D io s, en la ob ra de la
regen eració n so b ren atu ral d e la gracia. So n los p rim ero s transmisores de la fe, asu m en su resp o n sab ilidad presen tan d o al hijo a ser b au tizan d o , resp o n d ien d o po r él an te la
Iglesia de su fo rm ació n religio sa.
L a fin alid ad últim a de la ed u cació n es lograr qu e los h ijo s s e d e sarro lle n d e m anera qu e alcan cen lo qu e están llam ad o s a ser po r vo cació n . E n el p roceso prop io de la
m ad u ració n co m o pers o n as, llevarán a cab o un a ed u cació n integral q u e atien d a a tod as las dim en sio n es d e su perso n alid ad : física, in telectu al, m o ral, de la dign id ad perso n al y
la so ciab ilid ad . T o d o ello co n la lu z d e su vid a d e h ijo s d e D io s q u e v a c r e c ie n d o y d eb e ser fo rm ad a p ara q ue se realice en ello s “la n oved ad de vid a” q ue co m en zó en ello s co n
el b au tism o (cfr. R o m 6 ,4 ). E s la d im en sió n q u e co n sigu e d ar u nid ad y p ro fu n d id ad a to d as las d em ás 2 03 .
C r ea r u n a m b ien te a decu a d o
1 7 8 . E l p rim er “lugar” p ara esta tarea es el m arco del ho gar. E n él, po r m ed io d e u n clim a de co n fian za m u tua y de saberse q u e rid o p o r s í m is m o , e l h ijo adq u iere lo s há b ito s y
las actitu d es en lo s q ue d escu b re las claves m ás fu n d am en tales d e su vid a, q ue van a ser lo s p ilares d e su existen cia. E sto se realiza d e m o d o n a tu ral en las m il circu n stan cias d e
cad a día y en el m o d o de vivir los aco n tecim ien to s fam iliare s. E l p ap e l p rim ero co rresp on d e evid en tem en te al ejem p lo , se trata d e u n elem en to in su stitu ib le d e su en señ an za; lo s
p adres h an de ser co n scien tes d e qu e edu can n o tan to po r lo qu e dicen cu anto p o r lo qu e viven . L o s p adres realizan esta respo n sabilid ad an te to d o p o r la crea ció n d e u n h og a r,
d o n d e la ternu ra, el perdó n , e l re speto , la fide lidad, la libe rtad resp o n sable y el servicio desinteresado son no rm a. E l h o gar es un lu gar aprop iad o para la ed u ca ció n en la s
virtudes. T am b ién po r este m o tivo deb en ser valo rado s la presen cia y el trabajo de la m u jer en el h o gar.
E l a co m p a ñ a m ien to a lo s h ijo s
1 7 9 . L a ed u cació n d e lo s h ijo s es así el “alm a d el h ogar”, q ue co n fo rm a la vid a d e la fam ilia y u ne a lo s esp o so s en esa tarea co m ú n q u e D io s les en co m ien d a. Po r ello , lo s
p adres d eb erán em p lear el tiem p o necesario para a co m p a ñ a r a su s h ijo s en el d esarro llo d e s u p e rs o n alid ad y en el itin erario de su crecim ien to en la fe. A la p ar q ue lo s
co n sejo s y d em ás fo rm as d e in stru cció n q u e siem p re serán necesario s, d eb erán “ir ju n to s” co n ello s, ilu m in an d o el cam in a r d e s u s h ijo s co n el ejem p lo . E se “aco m p añ am ien to ”
es indicado de m anera m uy especial en el uso de m edios com o la televisión, internet, las lecturas, lugares y m odos de diversión, com pañías, etc.
L a ed u cació n es tare a d e to d a la fam ilia; para ello se ha de lograr qu e los h ijo s se inco rpo ren activam en te al proceso de su m ism a ed u cació n . C o n tribu irá so b rem an era
a co n segu irlo ado p tar el d iálo go co m o actitu d y, ob servad as las situ acio n es p articu lares, h acer a lo s h ijo s, d e fo rm a progresiva, p artícip es d e las tareas y resp o n sab ilidad es d e la
fam ilia.
1 8 0 . L a d im en sió n so cial d e la ed u cació n exige la co lab o ració n d e o tras in stan cias ed u cativas co n lo s p ad res. Para m an ten er la vitalid ad d e la co m u n id ad fam iliar este h ec h o n o
d eb e su p lan tar a lo s p ad res sin o p o n erse a su servicio .
E n tre las aso ciacion es q u e trabajan en esta tarea hay qu e m en cio n ar lo s cen tros ed u ca tivo s y o tro s ám b ito s ed u cativo s, en esp ecial la catequ esis.
1 8 1 . E n c u an to a los ce n tro s ed u cativo s, se ha de favorecer la participación activa de los p adres en el proyecto ed u cativo del co legio y el segu im ien to d e las accion es co n cretas
q u e lo d esarro llan204 . C orrespond e a los padres el derecho de eleg ir lo s cen tro s ed u cativo s y op tar p o r lo s p ro yecto s ed u cativo s q u e se h an d e segu ir en la ed u cació n d e su s
h ijo s y, co n sigu ien tem en te, co lab o rar en la m ejo ra de las co n d icion es y m ed ios ed u cativos para sus h ijo s20 5 , esp ecialm en te en lo referen te a la as ignatu ra de religión católica.
Ju n to c o n l a D e le g ac ió n d io cesan a d e E d u cació n e in stitu cio n es ed u cativas cató licas, se h an de b uscar cau ces q ue asegu ren el d erech o d e la elecció n y lo s d erech o s d e lo s
p adres en el cuidad o de la ed u cació n de su s hijos.
Y a se h ab ló de la im p o rtan cia d e la e d u c a c ió n afectivo -sexu al en lo s cen tro s ed u cativo s y el m o d o co n creto de o rgan izació n d e lo s m ism o s. Igu alm en te, se p ued e
fo m en tar qu e el p rogram a ed u cativo de los co legio s, en esp ecial la esc u ela cató lica, c u e n te c o n u n a e scu ela de pad res, y q u e se cu en te co n los m ism o s en tod o el p roceso para
co n fo rm ar un a verd ad e ra “c o m u n idad ed u cativa”. Sin un a im p lica ció n d e los pad res en la tarea ed u cativa se lim ita y dificu lta eno rm em en te la tarea ed u cativa de lo s cen tro s.
Igu alm en te, el C en tro d eb e aseso rar a lo s p ad res en las d ificu ltad es p ed agó gicas y p sico lógicas q u e p u ed en o b servarse en lo s h ijo s en el tran scurso d e la e sc o lariz ac ió n . D e sd e
esta ayu d a con creta se acce d e m u ch as vec es a prob lem as fam iliares.
P o r e ste m o tiv o , e s m u y co n ven ien te qu e, en to d o cen tro ed u cativo exista algun a perso n a esp ecia lista en cie n cia s d e la fam ilia, y qu e po ten cie este cam p o
im p o rtantísim o de ayu d a a lo s pad res.
1 8 2 . Se ha de anim ar a los p adres a participar activam en te en las d iferen tes a so cia cio n es d e p ad res d e a lu m n o s, a to m ar in ic iativas para crear nu evo s cen tros ed u cativo s y a
fo rm ar parte de o tras asoc iacio n es ed u cativas qu e existan co n ese fin o prom o verlas.
1 8 3 . E n la ca teq u esis y to d o el p ro ceso de ed u cació n e n l a fe e s e s e n c ial l a co o p eració n d e lo s p ad res p ara q ue exista u na verd ad era tran sm isió n d e la fe. Para ello hay q ue
p o ten ciar, co n la D elegac ió n dio cesan a de C ateq u esis, tod o tipo de ayud as p ara qu e los pad res estén al tanto de la cateq u esis q u e recib en su s h ijo s, a ser po sib le pu ed an recib ir
u n a exp licació n adecu ad a de los tem as, o inclu so co n algu n o s p ad res m ás fo rm ad o s se realice un a verdad era cateq u esis fam iliar.
E n la celeb ració n de los sacram en tos se h a de destacar siem p re el p ape l d e los pad res en esta fo rm ación de la fe y o frecerle s m e d io s c o n c re to s p ara llevarla a
cab o . Se ha de fo m en tar la a sisten cia fa m ilia r a la M isa do m in ica l com o una form a excelente de testim onio de fe.
1 8 4 . E n cu anto a o tras a ctiv id a d e s e d u c ativas, co m o las co m p lem en tarias y extraesco lares, se h a d e calib rar q ue n o se cargu e al n iñ o d e u na activid ad exterio r excesiva q ue
d ism in u ya su exp erien cia fam iliar. Igu alm en te, en lo qu e co n cierne al tiem p o libre, se ha de asegu rar su carácter d e fo rm ación in tegral en las virtud es y los valores cristiano s.
1 8 5 . L a aten ció n pasto ral ha de ten e r sie m p re en cu en ta la realid ad de las fam ilias. Po r ello es necesario discernir las situacio n es p articu lares. Só lo de esa m an era será po sib le
p restar la ayud a qu e n ecesitan . L as d iferen tes situacion es reclam an u n a aten ció n pasto ral esp ecífica.
186. La falta hijos es un m otivo de su frim ien to p ara m u c h o s m atrim o n io s2 0 6 . E s u na circu n stan cia im p o rtan te p ara q ue recib an un a ayu d a d e la Iglesia. Al aco ger esta situ ació n
se h a de ayu d ar a asum ir la d ificu lta d co n esp era n za, p orq u e n o es u n m al ab s o lu t o y p u e den en co n trar en esta situ ació n u n n u evo sen tid o p ara su vid a, “la o casió n d e u na
p articip ació n particu lar en la cru z del Señ o r, fu en te de to d a fecu n d id ad esp iritu al” 20 7 .
201
FC, n. 36: “No puede olvidarse que el elemento más radical que determina el deber educativo de los padres, es el amor paterno o materno que encuentra en la acción educativa su realización. El amor de los padres
se transforma de fuente en alma, y por consiguiente, en norma, que inspira y guía toda acción educativa concreta, enriqueciéndola con valores de dulzura, constancia, bondad, servicio, desinterés, espíritu de sacrificio,
que son el fruto más
2 0 3precioso del amor”.
1 8 7 . C u an d o sea im p o sib le d e h ech o esta fecu n d id ad se les h a d e ayu d ar a d escu b rir u n sen tido m ás p len o d e su vid a co n yu gal 2 0 8 . Pu ed en y d eb en crecer en su re c íp ro c o am o r
y tam b ién para con lo s de m ás, ya qu e cad a acto de verdad e ro a m o r p u ed e testim o n iar y p erfeccio n ar la au tén tica fecu n d id a d esp iritu a l 2 09 . U n cam p o im p o rtante es la a yu d a
q u e p ued en presta r a o tra s fa m ilia s, co m o un a llam ad a q ue D io s les h ace al ap o sto lad o 2 10 .
1 8 8 . Se les ha de facilitar el a seso ra m ien to d e e x p e r to s c a t ó l ic o s qu e p u ed en “prevenir y rem ed iar las causas d e la esterilid ad, d e m ane ra qu e las parejas estériles pu ed an
p ro crear resp etan d o su dign id ad perso n al y la d e q uien ha d e n acer” 2 11 . E n p rim er lu gar se les h a d e reco rd ar, p ara m an te n e r su rectitu d d e in ten ció n , q ue n o existe “u n
d erech o a u n h i jo ” s in o q u e e s s ie m p r e u n do n d e D io s: “E l h ijo no es u n d erech o sin o u n d on (...) E l h ijo no pu ed e ser co n sid erad o co m o un ob jeto de p ro p ied ad , a lo qu e
co n d u ciría el rec o n o cim ien to de un prete n d id o ‘d e re c h o a l h ijo ’. A este resp ecto , só lo el h ijo po see verdad eros d erec h o s” 21 2 . Ju n to co n ello , se les ha de m o strar tod a la
n egativid ad m o ral d e las d en o m in ad as “técn icas d e rep ro d u cció n asistid a” q ue sep aran del am o r co n yu gal la d im en sió n d e la fertilid ad para co n vertirla en un a p ro d u cció n d e
u n a perso n a 21 3 . E s im p o rtante acced er pron to a estas situacion es p ara evitar qu e en tren en co n tacto co n in stituc ion es q u e n o tien en en cu en ta estos los princ ipio s m o rales.
A p o yo pa ra la ad o p ció n y a co g id a
1 8 9 . U n m o d o c o n c re to d e m an ifestar esta gen ero sid ad es “ad o p tan d o n iñ o s ab an d o nad o s o realizan d o servicio s ab n egad o s en ben eficio del p ró jim o ” 2 14 . Y a sea en la
m o d a lid a d d e la ad o p ció n o de a co g id a, es un a exp resió n de au té n tic o a m o r p ate rn al. D ad as las dificu ltade s qu e p lan tean las leyes a la práctica de la ad o p ció n y de la aco gida,
es im portante ofrecer un apoyo a los esposos en esta tarea, com o una ayuda específica a los problem as de educación que puedan producirse.
1 9 0 . L a pasto ral fam iliar qu e es siem p re necesaria, reviste un a relevan cia particu lar cu an d o la e n fe rm ed a d y el su frim ien to , en cu alq u iera de su s fo rm as, visitan a las fam ilias.
E n esas circun stan cias las fam ilias y la entera co m u nidad cristiana d eb erán prestar sus cu idad o s co n la m ayo r gen erosid ad , q u e s e rá a ú n m ayo r en m o m en tos d eterm inad o s,
co m o pu ed e ser el caso de h ijo s discap acitado s, co n cán c e r o e sc lerosis m ú ltiple, d rogadictos, afectad o s po r el SID A, violacion es, m alo s tratos, en esp ecial a m u jeres y niño s,
etc.
1 9 1 . C o n el co n ven cim ien to de q ue a través d e eso s aco n tecim ien to s “h ab la” el Señ o r, se d eb erá ayu d ar a las fam ilias a d escu b r ir e l v alo r y s e n t id o cristian o d e su situ ació n ,
p ara qu e sea ocasió n de un increm en to de am o r y de gracia. N o se aho rrará esfu e rz o alg u n o p o r ac o m p añ arlas e n la luch a por ven cer los o b stácu lo s q u e se presen ten , en la
m ed ida q u e sea po sible. E n m u ch o s casos, co n sistirá en bu scar la a yu d a de perso n a s o cen tro s esp ecia liza d o s. L o s C e n tro s de aco gid a, las Aso ciacio n es y V o lu n tariad o s, etc.,
realizan un as p restacio n es q ue d eb en ser valo rad as en su ju sta m ed id a p or la so cied ad .
Ayud án d o se de los servicio s d e la pasto ral sanitaria y en co n exió n c o n la realid ad fam iliar, la en tera co m u n id ad cristian a deb erá estar aten ta e im p licarse en la
so lu ció n d e lo s h ech o s y situ acio n es q ue in tro d u cen en las fam ilias algu n a d ificu ltad .
1 9 2 . S i se trat a d e fam ilias co n hijo s d isca p a cita d o s, adem ás de ayudarles a asum ir la deficiencia com o una participación en la C ruz de C risto, se les debe ayudar a ver en el
esfu erzo de su ed u cació n u n reco n o cim ien to de la d ign id ad perso n al d e su hijo y u n m o d o d e c re c im ie n t o e n e l am o r co n yu gal y fam iliar. D e ben cu id ar esp ecialm en te lo s
p lan es ed u cativo s qu e se les prop o n ga para qu e co rresp o n d a con la visión in tegral d el ho m bre. Igu alm en te, en la pastoral sacram en tal se h a de ayu d ar de m o d o m ás inten so a las
fam ilias, c uid an d o qu e n u n ca se sien tan in co m p ren d id as sin o aco m p añ ad as e n su esp ecial situ ació n .
A d iccio n es:
fa cilita r o rien ta ció n y tera p ia fa m ilia r
1 9 3 . N ecesitan un a particu lar aten ció n a las situacion es d erivad as d e la d ro g o d ep en d en cia , a lco h o lism o u o tras cau sas sim ilares. N o se ah o rrarán esfu erzo s en la aten ció n
directa e inm ediata a esas fam ilias. P ara conseguir este fin se valorará la ayuda inestim able que las diversas form as de voluntariado están en disposición de desarrollar, en
co lab o ració n co n lo s servicios de aten ció n soc ial y sanitarios. T am b ién se deb erán im pu lsar las in iciativ as q u e lle ven a p rom o ver la participación de o tras fam ilias en esas
tareas. La eficacia será m ayor si actúan de fo rm a a so cia d a.
A p artir d e estas situ acio n es, m u ch as ve ces se descu b ren co n flicto s y caren cias fam iliares qu e hay qu e aten d er. U n a fam ilia bien co n stru id a es el m ejo r apo yo para
salir de u n a situ ación sem ejante. Se ha de facilitar po r co n siguien te un a o rien ta ció n y tera p ia fa m ilia r qu e p e rm ita reactivar las relacio n es fam iliares básicas q u e p u d ieran estar
ro tas. E s u n m o m en to esp ecífico de evan gelizació n d e la fam ilia o frecien d o en el d on de D io s la fu erza q ue san a a l o s c o razo n es y las razo n es p ara vivir. Será el m ejo r cam in o
p ara su p erar la situ ación , y preven ir las fu turas.
· Fa m ilias m onoparentales
D iscern ir y a co m p a ñ a r
1 9 4 . Para d escu b rir el tip o d e aco m p añ am ie n t o m á s c o n v en ien te a estas fam ilias, es n ecesario d iscern ir las d iversas situacion es, pu es el fen ó m en o de las fam ilias
m onop arentales procede unas veces de una m aternidad en soltería; otras, del hecho de la nulidad canónica, de la separación o del divorcio civil; y en algunas ocasiones es el
resu ltad o de un a vio lació n . Sin en trar ah o ra en valo racio n es m o rales y ju rídicas, la pastoral fam iliar deb e tom ar las d iv e rs as c irc u n stan cias m u y en co n sid eració n y b u scar la
form a de a co m p a ñ a r a los d istinto s m iem b ros d e estas fam ilias.
D e m o d o particu lar, la p asto ral deb e ver la m an era d e cu b rir las lagu n as qu e su pon en para la ed u cació n de la p erso n a, la falta de la im a g en del pa d re o de la m a d re.
1 9 5 . L a opción preferencial por los pobres, irren u n ciab l e e n la p asto ral d e la Iglesia, tien e u n esp acio particu larm en te n ecesitad o d e aten ció n en lo s h uérfan o s y p rivad o s d e
fam ilia. C u alesq u iera q ue h ayan sid o las cau sas d e esas situ acio n es, la p asto ral fam iliar n o ah o rrará tiem p o y esfu erzo s en el aco m p añ am ien to qu e se les h a d e d ar. A im itació n
de Cristo, el buen sam aritano, se buscará su p lir – en la m ed id a q ue sea p osib le— la caren cia d e lo s p ad res y d el h ogar. N ad ie p ued e sen tirse d isp en sad o d e este ap o sto lad o .
G ratitud , reco n o cim ien to y colab o ració n m erecen tanto s C en tro s e In stitu cio n es q u e realizan co n abn egación y desinterés esta la b o r a sisten cia l. G racias a esa d ed icació n
m u ch o s en cu en tran ap o yo para su p erar las d ificu ltad es a q ue les o bliga su situ ació n .
1 9 6 . U n p ap el esp ecífico den tro de la fam ilia es el q ue realizan las p erso n as an cian as. Po r ello hay q ue ayu d ar a l as fam ilias , d e las q ue fo rm an parte lo s an cian o s, p ara q ue
p u ed an integrarlo s en el d esarrollo de la vid a fam iliar, prove ye n d o p o r sí m ism as e l c u idad o que pu ed an necesitar. L as p erso n as m ayores desem p eñ arán así en el en to rno de la
fam ilia un a fu n ció n de gran im p o rtanc ia en la edu cació n de los m ás jóven es.
208
FC, n. 41: “Los padres cristianos podrán así ensanchar su amor más allá de los vínculos de la carne y de la sangre, estrechando esos lazos que se basan en el espíritu y se desarrollan en el servicio concreto a los
hijos de otras familias,
2 1 1 a menudo necesitados incluso de lo más necesario”.
CCE, n. 2379.
1 9 7 . E l d esarro llo de n u estra so cied ad, u n a de cu yas m anifestacion es es la prolon gación de la v id a, h a au m e n tad o m u ch o el nú m ero de p erson as anc ian as. Jun to co n ello se han
m ultiplicado las situaciones de soled a d y desa m p a ro entre las personas de edad avanzada. La ayuda a la que tienen derecho y que se les d eberá prestar deberá incluir siem pre el
cu idad o po r su salud y las co n d icion es m ateriales de vida, para lo cu al se ha de co n tar co n el aseso ram ien to y colab o ració n de los servicios sociales.
A d em ás se favo recerán las in iciativas q ue p ro m u evan círcu lo s o aso ciacio nes d e ayu d a m u tu a y d e relacio n es in terp erso n ales. L a co m u n id ad cristian a -d e m o d o
p articu lar la parroq u ia- facilitará los m ed ios p ara qu e p articip en activam en te en la vid a eclesial: lo s diferen tes M o vim ien to s y A so cia c io n e s a p ro p iad o s a su ed ad y co n d ició n
v.g., V id a Ascen d en te, etc . E s u n a parte m u y im p o rtante de la Pasto ral Fam iliar.
M u ch as p erso n as ju b ilad as p u ed en ofrec er su co lab o ració n desin teresad a en m uch as tareas d e las que so n exp ertos y prestar im p o rta n tes servicio s a lo s d em ás. Se h a
d e favorecer tod o aqu ello q u e ayu d e a las p erson as a m anten erse ilu sion adas y sen tirse ú tiles.
A y ud a s esp ecífica s
1 9 8 . L a viu d ed ad d a lu gar a u n a fo rm a m u y p eculiar de fam ilia. E s el co m ien zo de u n a nu eva situ ación do lorosa, en la qu e la p erson a viu d a ha de realizar de m o d o nu evo su
proyecto de vida desde una prim era experiencia de so led a d . E n ella, m u ch as veces tien e q ue to m ar so b re sí la resp o n sab ilid ad de lo s h ijo s y d el h ogar an te la so cied ad .
E s tare a d e la p asto ral fam iliar enco n trar fo rm as de aco m p añ am ien to que lleven a descu b rir el sign ificad o y lo s valo res del nu evo estad o . C on la discre c ió n
d eb id a se les d eb e p ro veer, cu an d o la situ ació n lo req u iere, a rem ed iar las p os ib l e s n e c esid ad es m ateriales o d e asisten cia ju ríd ica. D e m an era esp ecial se h a d e d irigir la ayu d a
co n el con sejo y el aseso ram ien to p ara llevar adelan te la edu cació n de los hijos.
E s co n ve n ien te prom o ve r m o m en to s o esp acio s d e reflexió n y o ració n en lo s q u e, a la lu z de la Palab ra d e D io s, s e d escu b ra el sen tid o d e la viu d ed a d en la vid a
y m isió n de la Ig le sia . E n el desem peño de esa tarea están llam ados a realizar una función de prim era im portancia los grupos y m ovim ientos cristianos de hom bres o m ujeres
viud o s. L o s pastores favorecerán el desarrollo d e esas asociaciones qu e ta n to p u e d e n ayu d ar a e stas p erso n as a estar presen tes y activas en la co m u n id ad cristian a y en la
so cied ad .
1 9 9 . U n a co n sideración y atención particular presentan los viudos y las viudas jóvenes. Adem ás de a co m p a ñ a rles en el d olo r p o r el fallecim ien to d el có n yu ge, n ecesitan u n a
ayu d a m ayo r en lo qu e se refiere a la edu cació n de los hi jo s y e n la so le d ad q u e les pu ed e afectar d e m o d o esp ecial. E n el caso q u e estu vieran decidid o s a pasar a nu evas
n u p cias, hab rá qu e aco m p añ arles en esa d ecisió n de fu n d ar u n nu evo ho gar co n to d as las circu n stan cias qu e la ro d ean .
· Fa m ilias de em igrantes
2 0 0 . L a aten ció n eclesial a la fam ilias em igran tes es u n cam p o d e la p asto ral fam iliar en co o rd in ació n co n la D e legació n d io cesan a d e em igració n . U n o de lo s p un to s
fu n d am en tales de la pastoral del em igrado es evitar el desarraigo y co n se g u ir la rea g ru pa ció n fa m ilia r. E n este em p eñ o , así co m o para resp o n der a lo s p ro b lem as graves d e
inserción en la sociedad y de educación, se hará presente la pastoral fam iliar por sus distintas acciones. La atención se orientará a integrarlas en la sociedad que las acoge (leyes,
cu ltu ra, trab ajo , etc.) Y siem p re será n ecesario resp etar su p rop ia cu ltu ra. T am b ién para qu e los em igrantes se pu ed an reu n ir de n u evo en su p rim era p atria, si esa fu era su
vo lu n tad .
· M a lo s trato s
C e rca n ía cristia n a
y a yu d a s esp ecia liza d a s
2 0 1 . L a p asto ral d e la Iglesia d eb e ayu d ar a la b uen a co n viven cia, co m u n icació n y d i á lo g o e n e l s en o d e las fam ilias, p ara q ue éstas sean , verd ad eram en te, co m u n id ad es d e vid a
y am o r co n fo rm e a su vo cació n . G racias a D io s, la inm en sa m ayoría de las fam ilias viven en el resp eto y am o r en tre su s m iem b ros, y son fu en te de paz so cial.
C u an d o haya dificu ltad es p ara la b u en a co n viven cia, l o s C en tros d e O rien tació n Fam iliar (C O F) pu ed en ofrec er co n su ltas e interven cio n es ad ecu ad as p ara
resta b lecer la arm o n ía . Si se llega a situ acio n es graves de m alo s trato s ha d e acep tarse la se p aració n co m o un m al m en o r. Ad em ás, pu ed e estu d iarse si hu b o cau sa d e nu lid ad .
R E SU M E N
· L o s n u evo s esp o so s en co n trarán en el E sp íritu de C risto , presen te en la Igle sia, la fu en te para la ren o vac ió n co n stan te de su am o r.
· Al hilo de los aco n tecim ie n to s d e la v id a fam iliar, los n u evo s esp o so s d eb erán en co ntrar en la Igle sia u n ho gar cercan o , su fam ilia so b ren atu ral, qu e les ofrec e la gracia
d e los sacram en to s y de la P alab ra d e D io s, y la in serció n en diverso s gru p o s y activid ad es fo rm ativas.
· L o s có n yuge s han de reco n o cer la procreación y el do n del hijo co m o un a ben d ición esp ecialísim a de D ios.
· L a paternid ad resp o n sab le sign ifica, an te tod o , qu e los có n yuge s d escu b re n la d im en sió n procreativa de su un ió n co m o un a vo cació n y m isió n divin as. Se ha de instru ir
a lo s có n yuge s sob re la do ctrin a de la H u m a n a e vita e y su s razo n es an tro p o ló gicas. L a in stru cció n so b re lo s m éto d o s d e re c o n o c im ie n t o d e la fe rtilid ad hu m an a h a d e
h acerse en el co n texto de la ed u cació n en la virtu d de la co n tin en cia perió d ica.
· L as fam ilias n u m erosas m erecen un altísim o reco n o cim ien to ec lesial y social.
· L o s pad res so n , adem ás, lo s prim eros evangelizado res de sus h ijo s.
· L o s pad res han de im p licarse en lo s C en tro s do cen tes, en las Asociacion es d e p adres de alu m n o s, en la C ateq u esis y en otras actividade s de sus h ijo s.
· L o s pad res qu e sufren la falta de hijos m erecen la cercanía de la Iglesia. Se les ha de ayudar a descubrir otras dim ensiones de la fecundidad de su am or; y aseso rarles, si
lo d esean, a rem ed iar la in fertilid ad d e m o d o s éticam en te adm itido s po r la Iglesia.
· T am b ién los m atrim o n io s c o n h ijo s d iscap acitad o s, aq u ejad o s d e en ferm ed ad es esp eciales, d e adiccio n es, etc., han de en co n trar el apo yo de la Igle sia y de la en tera
socied ad. L o m ism o vale p ara otras situ acion es d ifíciles, co m o fam ilias m o n o p aren tales, orfand ad, anc ian idad , viud ed ad, em igración o m alo s tratos.
2 0 2 . El “evan gelio d e l m atrim o n io y la fam ilia” está m u ch as vec es o scu recid o en la co n cien cia d e las perso n as. El a m b ien te cu ltu ra l, la exten sió n del secu larism o y la
ign o ran cia religio sa hacen qu e m uch o s no lo co m pren d an y no lo hagan su yo . E l im pacto del pan sexu alism o, la falta de ed u cació n afectiva, el relativism o m oral, el utilitarism o
m aterialista y el in d ividu alism o do m inan tes co n fo rm an u n a p erso n a déb il que m uchas v ece s se sien te su p erada por los acontecim ientos. Por ello, no es extraño que desespere y
co n s id ere im p o sib le llevar a realid ad el p lan de D io s q ue h a visto en un m o m en to 21 5 . N o es extrañ o , p or to d o ello , q ue m u ch as fam ilias p asen po r m o m en to s d ifíciles, q ue
sean frecu en tes las rup turas m atrim o n iales y qu e aparezcan co m o “no rm ales” co m p o rtam ien tos ajeno s o co n trarios a la ley de D ios. Pero, a p esar d e tod as esas d ificu lta d es, el
evan gelio del m atrim o n io y de la fam ilia es g ra cia y fu erza de sa lva ció n .
2 0 3 . L a Iglesia, en su so licitud po r la fam ilia, ha de hacerse p resen te en esas situ acion es qu e req u ieren del co n sejo, ap o yo y d is c e rn im ie n to . E s pro p io d e la acció n pasto ral
p reven ir situacion es q u e, d e o tro m o d o , se vu elven irrem ed iab les. E n to d o caso, deb e sab er aco ger a tod o s, para qu e n ingu n o deje d e exp erim en tar la cerca n ía y cu id a d o de la
co m u n id a d eclesia l 2 16 . Para ello , p or lo delicad o d e las situ acio n es, se h a d e cu id ar la p resen cia d e a g e n t e s d e p as to ral m atrim o n ial esp ecialm en te cu alificad o s y co n u n a
form a ció n ín teg ra en el con ocim ien to d e la d o ctrin a de la Iglesia en estos p u n tos.
S in reb a ja r el ev a n g elio
2 0 4 . E l E vangelio del m atrim o n io y la fam ilia está intrínsecam en te un ido al m isterio d e la relación de C risto co n la Iglesia. E n la aten ció n a estos casos, p o r tan to, se h a cuidar
esp ecialm en te las exig en cia s d el m ism o E va n g e lio , para qu e sea paten te tanto en el an u ncio del m ism o co m o en el trato co n cad a perso n a. Po r este m otivo se prop o n en en este
D irectorio algun as ind icacion es a ten er en cu en ta.
2 0 5 . E n to d a situ ació n d i fíc il e s n ecesario hacer p resen te la verd ad de C risto . É l es el ú nico qu e “co n o ce el co razó n d el h om b re” (cfr. Jn 2,2 5 ) y p ued e san arlo . Po r el co n trario ,
es la situación de so led ad o de b u scar cam ino s fu era d e la vida eclesial lo qu e co n d u ce a to m ar decisio n es p recipitadas o sin co n siderar s u s c o n se c u e n c ias e n la vid a cristian a.
Po r eso , el p rim e r p aso e n la a te n c ió n de esto s caso s es el a n u ncio de la verd a d d e C risto co m o la gracia q u e n o s hace lib res (cfr. Jn 8 ,3 2 ). L a au tén tica ca rid a d y co m p ren sió n
co n la p erso n a q u e nace del co raz ó n de C risto , su p o n e siem p re la p ro clam ació n clara y co m p leta de la verd ad .
E sta proclam ación no se pu ed e h acer ign o ran d o las disposiciones y co n oc im ien tos d e la p erson a qu e las recibe . H ay qu e co m en zar p o r ten er en cu en ta a las
p erson as co n sus circu n stan cias co n cretas y p articu lares. Só lo m ed ian te la va lo ra ció n adecuada de los elem entos que concurran en la situación, será posible realizar el
d iagn ó stico y ap licar la terapia adecu ad a. Y so lam en te así, los in teresad o s se sen tirán co m p ren d id o s en su realid ad ilum in ad a po r el E van ge lio , aun q u e a veces sign ifiq u e para
ellos u n cam b io rad ical de vid a. E s así co m o se pu ed e h acer bro tar u n a esperanz a, pu estos en la presen cia de D ios q u e, co n su gracia, hace capaz de respo n d er a sus exigen cias.
2 0 6 . E s un m o m en to d e acercam ien to a la perso n a en su situ ación co n creta en el qu e se ha de aplicar la “ley de la gra d u a lid a d ”, p ara qu e vaya dan d o paso s p o sitiv o s en la
p roxim id ad a la Igle sia. E sto no su p o n e nu n ca adap tar la ley d e D io s a l deseo su b jetivo d e la perso n a (lo qu e su p o n d ría un a prete n did a grad u alid ad de la ley), sin o introd u cir a
cad a u no en un cam in o en el q ue, p oco a p oco , sea cap az d e vivir la verd ad co m p leta q ue deb e ser an u n ciad a en su in tegrid ad 21 7 .
S u rge d e ah í la n ecesid ad de an u n ciar clara e ín tegram en te el evan gelio de la in d iso lu b ilid ad co n yu gal; y tam b ién la co n vicció n d e q ue, lo s q u e p asan situ acio n es d e
d ificu ltad, se h allan en dispo sición de “en ten d er” lo q ue co m p o rta la in d isolu b ilidad , y serán capaces d e vivirla con la asisten cia de la gracia.
207. El prim er objetivo en este ám bito de la pastoral es p re v e n tiv o , y c o n s is te en la exten sió n d el reco n o cim ien to del valo r in m en so qu e su p o ne la fid elid ad m atrim o n ial. E s u na
realid ad m u y valo r ad a s u b jetivam en te, p ero pu esta en peligro po r m ú ltip les co n d icio n es d e vid a y tan tas veces vilip en d iad a p úb licam en te. E sto co n d uce a p ro m o ver, a to d o s lo s
n iveles, in iciativas capaces d e crear las co n d icion es p ara qu e los esp o sos pu ed an “crece r c o n tin u am en te en su co m u n ión a través de la fide lid ad co tid ian a a la prom esa
m atrim o n ial d e la d o n ación recíproca total” 2 1 8 . N u n ca se insistirá suficien tem en te en la ne c e sidad de favorecer aqu ellas accion es p asto rales qu e ayu d an a anticiparse a
cu a lq u ier crisis m a trim o n ia l.
2 0 8 . Para ello , lo prim ero qu e h ay qu e co n segu ir es un a proxim idad a los p rob lem as m atrim on iales, creand o la con cien cia de qu e se p u e d e a yu d ar a re solverlo s. E l gran
p rob lem a en este cam p o es el in d ivid u a lism o intim ista d e m u c h o s e sp o so s qu e só lo hablan de su s pro b lem as cu and o ya so n o les p arecen in solub les. E s ne cesario q u e se
co n o zca y haga efectiva la p resen cia de la Iglesia allí do nd e acab a de su rgir un prob lem a, co n un a co o rd in ac ió n e n tre las p arroq u ias y los C en tros d e O rien tació n Fam iliar de la
D ió cesis. El o b jetivo es qu e, del m ism o m o d o qu e acu d en a la Iglesia a ped ir el m atrim o n io , a cu d a n a e lla al su rg ir la prim era dificu lta d seria p ara p ed ir ayu d a. E s el m o d o
realista de afron tar la verdad d e la fide lid ad en el m atrim o n io, en señ and o a vivir en las d ificu ltade s.
· A y ud a en lo s m o m ento s de crisis
D ia lo g a r a fo n d o .
La ayu d a de lo s C O F
2 0 9 . L a prim era aten ció n qu e req u iere u n prob le m a o u n a c risis m atrim o n ial es el conocim iento objetivo d e las d ificu ltad es. E s así co m o se p ued e d eterm in ar la p rim era ayu d a
q u e lo s có n yu ges n ecesiten , ya se a s ó l o u n c o n s e jo acertad o fu n d ad o en un an u n cio claro del E van gelio , ya sea q ue n ecesiten ayu d a co m p lem en taria. Para ello , ad em ás d e u n
d iá lo g o a sid u o co n lo s có n yu ges, se les p ro cu rará p on er en co n tacto co n u n C e n tro de O rien ta ció n Fa m ilia r d e la Ig lesia 21 9, facilitan d o al m áxim o el ac ceso al m ism o .
E s en el C O F d o n de se afro n tan lo s p ro b lem as d esd e u na visió n g l o b al e in tegrad o ra d e la p erso n a, el m atrim o n io y la fam ilia, en ten d id o s co m o un to d o
interrelacionado y en constante proceso de crecim iento. Personas cató licas c o n e xperiencia seria de fe, actuando en equipo y especializadas en las distintas facetas del
m atrim onio y la fam ilia -espiritualidad, m oral, psiquiatría, psicología, ginecolo gía, se xu alidad, pedagogía, derecho, orientación fam iliar, trabajo social, etc.- podrán atender, en
estos centros, los problem as para encontrar cauces de solución. Es necesario, pues, cuidar la form ación perm anente doctrinal, científica, m oral y espiritual de los profesio n ales y
co lab o rad o res d e lo s C O F en ord en a su plen a co m u n ió n co n el M agisterio de la Iglesia y a la eficacia d e su in terven ció n .
2 1 0 . H ay q u e d e stac ar q u e un gran nú m ero de crisis su ced en po r fa lta de co m u n ió n en tre los có n yuge s, situación qu e p u ed e ser san ada co n un a ad ecu ada eva n g eliza ció n,
anunciando la m isericordia, el perd ó n y el am or de D ios m anifestado en C risto y explicando el valor de la cruz y el sufrim iento. Es el m om ento de infu n d ir n u eva s esp era n zas a
p erso n as qu e, po r hab erlas perd id o , pu ed en llegar a plan tearse la ru p tu ra co m o ún ica so lu ció n .
Por tanto, aún cuando existan razo n es legítim as en o rden a iniciar un proceso de separación, nulidad m atrim onial, disolución del m atrim onio en favor de la fe o
d ispen sa d el m atrim o n io rato y no co n sum ado , antes d e acep tar la causa, el ju ez, o por de legación el C en tro d e O rie n tac ió n F am iliar, em p leará m ed ios p asto rales (O rien ta ció n
215
2 1 1 . Sim u ltán eam en te a la atenció n en los C O F, o al fin alizar ésta, será co n ve n ien te in vitar a los esp o so s y dem ás m iem b ros d e la fam ilia a qu e se plan teen seriam en te la
ren o va ció n y fo rta lecim ien to de su vid a cristia n a. Para ello , co m o ya in d icam o s lo s O b isp o s será d e gran utilid ad pro p o n e r p ro ceso s d e in iciació n cristian a p ara aq u ello s
b autizado s qu e n o han d esarro llado su fe o , en su caso, p ara lo s no bautizado s 22 2 . E l m o d elo de referen cia de esta C a teq u esis d e A d u lto s es el C a tecu m e na d o B a u t is m a l 22 3.
C o n él se p reten d e “cu ltivar to d as las d im en sio n es d e la fe; la ad h esió n , el co n o cim ien to , la o ració n , las actitu d es evan gélicas, el co m p ro m iso evan gelizad o r, el sen tid o
co m u n itario, etc” 22 4 . E ste catecu m en ado fo rta lecerá la fe, la esp eranz a y la caridad de lo s có n yuge s y de toda la fam ilia facilitand o así, en virtud de su vocació n bautism al, su
exp erie n cia vital co m o co m u n id ad de vid a y am o r 22 5 .
2 1 2 . “E xisten , sin em b argo , situ acio n es en qu e la co n viven cia m atrim o n ial se hace p rá c tic am en te im p o sib le po r razo n es m u y dive rsas. En tales caso s, la Igle sia ad m ite la
sep aració n física de los esp o so s y el fin de la co h ab itació n . L o s esp o so s n o c e san de ser m arido y m u jer delan te de D io s; n i so n libres para co n traer u n a nu eva u n ió n . E n esta
situ ació n difícil, la m ejo r solu ció n sería, si es po sib le , l a re c o n c iliació n . L a co m u n id ad cristian a está llam ad a a ayud ar a estas p erso n as a vivir cristian am en te su situ ació n en la
fidelid ad al vín cu lo de su m atrim o n io qu e perm an ece in d iso lu b le” 22 6 .
2 1 3 . E s ne cesario tener presente que no sólo se debe prom over la unión conyugal cuando hay un m atrim onio válido; tam bién cuando consta la posibilidad d e n u lid ad
m atrim o n ial, tanto lo s C O F co m o lo s ju eces ec lesiástico s, em p learán lo s m ed ios p asto rales n ecesario s para in d u cir a lo s có n yuge s, si es po sible, a co n va lid a r su m atrim on io y a
restab lecer la co n viven cia co n yu gal2 2 7 .
E n el caso d e q u e, co n ven cid o s, y tras la pertine n te orien tació n fam iliar, estén decidid o s a acud ir a los T rib u n ales E clesiásticos en dem and a de la nu lid ad
m atrim o n ial, la disoluc ión del m atrim o n io en favor d e la fe o la dispen sa d el m atrim on io rato y no c o n su m ado , se les d eb e aco n sejar, en tre o tras co sas, qu e h an d e estar
d ispu estos a so m eterse al ju icio de la Iglesia . N o p reten d an an ticip ar ese ju icio , in clu so si tu vieran certeza m o ral su b jetiva d e la n ulid ad de su m atrim o n io .
C o n vien e q ue el aseso ram ien to ju ríd ico sea ejerc id o p o r p ro fesio n ales verd ad eram en te cató lico s q ue p ued an exp licar n o só lo lo s p ro ced im ien to s sin o el sen tid o
d e los m ism o s, y hacer presen te a la Iglesia en esa situ ación co n flictiva. D e ahí la im p o rtante necesidad , ta m b ié n e n esta ocasión , de la co o rd in a ció n de los Tribuna les
E c lesiá stico s co n lo s C O F.
E n lo s p ro ced im ien to s d e lev a n ta m ien to de ve to 22 8 para co n trae r nu evas n u p cias tras un a declaració n de nu lid ad , los T ribu n ales E clesiástico s p o d rán recu rrir
tam b ién a lo s C O F para so licitar d e ello s lo s pertin en tes in form es peric iales (psico ló gico s, esp iritu ales, etc.)
T anto en lo s casos d e sep aración co m o de n u lid ad m atrim o n ial, disolu ción del m atrim o n io e n favor d e la fe y d ispen sa d el m atrim o n io rato y no co n sum ado se
ten d rán en cu en ta las obligaciones mo rales e in clu so civiles resp ecto a la o tra p arte y a la p ro le, p or lo qu e se refiere a s u s u s te n t o , e d u c a c ió n y tran sm isió n d e la fe 2 29 ;
ad em ás, se cu id ará co n u n a g ra n d ísim a d e licad eza, el qu e los h ijo s su fran lo m en o s p o sible y n o gu arden ren co r hacia su s p ad res. E n tre estas o b ligac io n es, u rge esp ecialm en te
la ob ligació n m o ral d e p asar la p en sió n alim e nticia a lo s h ijo s, segú n la d isp osició n ju dicial, así co m o resp etar el régim e n d e visitas estab lecid o. C u an do n o h aya razo n es grav es
q u e aco n sejen lo co n trario, d eb e p rom o verse la cu sto d ia co m p a rtid a . (E sta exp resió n , “custodia comp artida”, la utilizam o s en su dim en sió n pasto ral y no co m o un co n cep to
ju rídico -po sitivo ).
2 1 4 . L a figu ra del m e d ia d o r fa m ilia r está adq u irien d o cie rta relevan cia so cial. E l sign ificado gen u in o de la palab ra “m ed iació n ” no s elev a hacia C risto , ún ico m ed iad o r en tre
D ios y los h o m b res, m ed iació n en la qu e tam b ién particip a la Iglesia. Sin em b argo , el con cep to juríd ico -po sitivo qu e h a sido en gen d rad o po r la cu ltu ra divo rcista occid en tal, y
la m isió n q u e se o to rga a la m ed iació n fam iliar en to d a la legislació n civil vigen te se red u ce co n fre c u e n c ia, l am e n t ab lem en te, a la d e ayu d ar a la sep aració n o divo rcio de
m u tu o a cu erd o p o n ien d o a disp o sició n d e la s p artes el vín cu lo m a trim o n ia l.
L legad o s a este p un to , d eb em o s reco rd ar q u e e l vín cu lo m atrim o n ial y la ob ligació n d e co n viven cia d e lo s có n yu ges, am b o s elem en to s in trín seco s al m atrim o n io ,
so n bien es p ú b lico s d e los q u e no pu ed en disp o n er librem en te los esp o so s 2 3 0 . Po r esto , los p roceso s d e sep aració n 23 1 , nu lid ad m atrim o n ial 23 2 , diso lu ció n del m atrim o n io
en favor de la fe 233 y dispensa del m atrim onio rato y no consum ado 234 , son confiados a la autoridad de la Iglesia y sobre ellos no cabe la “m ediación fam iliar”.
Sin em bargo, sí cabe la m ediación 235 , com o m étodo de resolución de ciertos co n flictos fam iliares, en virtu d d e la au to n o m ía d e la vo lu n tad de las p artes q ue
d ecid en po n er fin a u na co n tro ve rs ia q u e les en fren ta, cu an d o se d an sim u ltán eam en te estas tres co n d icio n es: a) cu an d o p reviam en te se h an ago tad o o tro s recu rso s p asto rales; b )
cuando el proceso que da lugar a la controversia es legítim o; c) cuando el objeto de la controversia sean bienes privados de los que puedan disponer librem ente lo s có n yuges
(cu estio n es patrim o n iales, etc.)
Así pues, se requiere un c u idad o so d iscernim iento del papel que se le otorga a los m ediadores fam iliares, ya que, según las legislaciones que se están
p rom o vie n d o , no so n m ás q u e instru m en to s al servicio del d ivo rcio rá p id o, barato y pretendidam ente indoloro, situación que no debe darse en ningún caso en las in stituciones
d e la Iglesia.
Po r el co ntrario , la tarea fu n d a m e n tal d e l o r ie n t a d o r fa m ilia r en lo s C O F im p u lsad o s po r la Iglesia es p rom o ver el perdó n y la reco n ciliación en tre los có n yuge s,
h acién d o se cargo de su s au ténticas necesidade s.
Ju eces y a bo g a do s
215. Por
236, últim
ya sea o, los agentes
a través de la “mdel derecho
ediación fameniliar”,
el cam
yapo
seacivil -jueces los
siguiendo y abogados- han de ev itar
procesos judiciales que im plica
condu rse alperso
cen naolm
m ism . Eente en rcio
l d ivo lo que co nllev e una
es contrario a la co o pera ció
justicia. Losn cjueces
o n el div o rcio
y dem ás
220
Definimos la Orientación Familiar como toda acción realizada en orden a la restauración integral -tanto en el ámbito físico, psicológico, como espiritual- del bien, la verdad y la belleza de la persona, el matrimonio
y la familia. El Orientador familiar es un especialista que, con metodología específica, ayuda a la persona, a los esposos y a la familia en las dinámicas relacionales, para fortalecer los recursos internos y externos,
a fin de que sean 2adecuados
21 y eficaces.
233 CCE, n. 1649. Sólo cuando existen razones objetivas previstas por el derecho (Cfr. CIC, cns. 1151-1155; CCE n. 2383 § 1; FC, nn. 83-84) y agotadas
todas las posibilidades de reconciliación, se puede aconsejar el recurso a la separación, debiendo recordar: a) Que sólo la parte inocente puede promover lícitamente la
separación; b) La necesidad de recurrir siempre a la autoridad eclesiástica competente que, en su caso, podrá conceder licencia para acudir al fuero civil (Cfr. CIC, cn. 1692. CCE n. 2383 § 2); c) La importancia
de facilitar los trámites burocráticos ante la autoridad eclesiástica y, en su caso, civil, evitando las ofensas que se pueden producir en ese proceso y que hacen mucho más difícil cualquier planteamiento de
reconciliación. Esta
2 2 dolorosa
7 circunstancia constituye un momento clave para recordar la importancia del perdón de Dios en la vida de los esposos.
2 3 11696, 1715 § 1; CEE, Instrucción Colectiva del episcopado Español sobre el Divorcio Civil, n. 4-d, 23.XI.1979.
Cfr. CIC, cns. 1151,
2. Situaciones particulares
2 1 6 . Se trata d e situ acio n es d e d ificu ltad m atrim o n ial d efin id a s p o r e l e m e n t o s c o n c r e to s y q ue, p or ello , d eb en ten er cad a u na d e ellas u n tratam iento específico en la pastoral
fam iliar. L a au tén tica co m u n ión eclesial exige u n a clara u n id a d en lo s criterio s fu n d am en tales p ara qu e n u estra pastoral sea creíb le y efectiva.
· S ep a ra d os no ca sa d os de nuev o
2 1 7 . E l m atrim o n io c o m o co m u n ió n d e p erso n a s exige p o r sí m ism o , en ju sticia, la vid a en co m ú n 238. “Existen, sin em bargo, situaciones en que la convivencia m atrim onial se
h ace p rácticam en te im p o sible p o r razo n es m u y diversas. E n tales caso s, la Iglesia ad m ite la separación física d e lo s esp o so s y el fin de la co h ab itació n . L o s esp o so s n o cesan de
ser m arido y m u jer delan te de D io s, n i pu ed en co ntraer u n a nu eva u n ió n . E n esta situació n difícil, la m ejo r solu ció n sería, si es po sib le, la re c o n c iliac ió n m e d ian te la
revitalizació n del am o r co m p artido y aho ra herido . L a co m u n id ad cristian a está llam ad a a ayud ar a estas p erso n as a vivir cristian am e n te su situ ació n en la fid elid ad al vín cu lo
d e su m atrim o n io qu e perm an ece in d iso lu b le” 23 9 .
C e rca n ía eclesia l
2 1 8 . E n este caso, esp ecialm en te si se trata del có n yuge qu e n o es el causan te de la sep aración , “la com u n idad ec le sial d e b e p articu larm en te sosten erlo, procu rarle estim a,
so lid aridad , c o m p ren sión y ayuda concreta, de m anera que le sea posible co n serva r la fid elid a d, in clu so en la difícil situ ació n en q ue se en cu en tra” 24 0. H ay qu e cu id ar e n
esp ecial d e “ayu d arle a cu ltivar la exig en cia del p erd ó n, pro p io del am o r cristian o y la d ispo n ib ilid ad a rean u d ar even tu alm en te la vid a co n yu gal an terio r” 24 1 .
219. Son dignos de estim a y m erec en la gratitud y el a p o yo d e la co m u n id ad ec lesial lo s qu e, hab ien d o su frido la sep aració n , se m an tien en fieles a la ind iso lu b ilidad del vín cu lo
m atrim o n ial y, rech azan d o la po sib ilidad de un a nu eva u n ió n , se em p eñ an en el cu m p lim ien to de sus d eb eres fam iliares. E sta d isp o sic ió n req u iere el a co m p a ñ a m ien to y
co m p ren sió n d e la co m u n id ad eclesial; es extrem ad am en te im p o rtan te q ue n o se sien tan so lo s en su decisió n . A la vez -es claro - n ad a h ay q ue im p id a su particip ació n en la vid a
d e la Iglesia y en la ad m isió n a lo s sacram en to s 24 2 ; es m ás, la E u caristía será para ello s una fuen te excelsa d e fid elid ad y fo rtaleza.
N o es ru p tu ra del vín cu lo
2 2 0 . “Si el d ivo rc io c iv il re p re sen ta la ún ica m an era po sib le de asegu rar ciertos d erec h os legítim o s, el cu id ad o de los h ijos o la defen sa d el m atrim o n io , pu ed e ser tolerado sin
co n stitu ir falta m o ral” 2 4 3 . C o n tod o , tan só lo se ha de acc ed er a él vo lu n tariam en te po r m otivos mu y graves, e vitan d o e l escándalo y con la firm e convicción de que equivale a
u n a sep aració n . N o es, en m od o algu n o , la ru p tu ra del vín cu lo m atrim o n ial.
2 2 1 . L a va lo ra ció n y a ten ció n adecu ad a de la situació n de los cató lico s q u e han acu d id o al divo rcio civil, e x ig e d istin gu ir en tre lo s q u e han acc ed id o a un nu evo m atrim o n io
civil y lo s q ue n o lo han hech o . T am b ién es n ecesario ad vertir la d iferen cia q ue se d a en el có n yu ge q ue h a p ro vo cad o y el q ue su fre la situ ació n 2 4 4 .
2 2 2 . C o n el q ue se h a visto o b lig a d o , sin cu lp a d e su p a rte, a su frir las c o n se c u e n c ia s d el d iv o rc io c iv il, el cu id ad o p asto ral segu irá u n cam in o sim ilar al q ue se h a d e ten er co n
lo s sep arad o s n o casad o s d e n u evo . L a com u n id ad cristian a h a d e so sten erlo s y ayu d arlo s en el ejem p lo d e fid elid ad y co h eren cia cristian as q u e, en su caso , tie n e u n valo r
p articu lar d e testim o n io fren te al m u n d o y a la Iglesia. N o existe, p or este m o tivo , o bstácu lo algu n o p ara q ue p ued an ser recib id o s a lo s sacram en to s 2 45 .
2 2 3 . T am b ién al có n yu g e ca u sa n te del divo rcio -lo m ism o se ha de hacer co n e l q u e e s re sp o n sab le d e la sep aración - se le ha tratar co n la m ayo r co m p rensión y m iserico rdia.
P ero para ser recib id o a lo s sacram en to s, h a d e d ar m u estras d e verd ad ero a rrep en tim ien to . Esto im plica reparar, en lo posible, la situación irregular que ha provocad o . D eb e ser
co n scien te d e q ue, a p esar d e h ab er o bten id o el d ivo rcio civil, su m atrim o n io co n tin ú a sien d o v á lid o y q u e , e n c o n secu en cia, la situ ación de sep aración en qu e se en cu en tra tan
só lo es m o ralm en te lícita si existen m o tivo s q ue h acen in viab le la rean u d ació n d e l a c on viven cia co n yu gal. Y h acia ese o bjetivo -siem p re co n la m áxim a p ru d en cia y resp eto -
d eb erá o rien tarse preferen tem en te la acció n pasto ral.
237
Ibidem. 242
CCE, n. 2383. 2 4 4
2 2 4 . Se extien d e do lo rosam en te la m en talid ad de q u e tra s u n fracaso en la vid a m atrim on ial se ha de reh acer la vid a co n un nu evo m atrim o n io , aun q u e sea só lo civil. Au m en ta
el n ú m ero de las perso n as qu e tras ped ir el d ivo rcio civil vu elven a co n traer m atrim o n io , inclu so algu n as de ellas preten d en po sterio rm en te el ac ceso a lo s sacram en to s.
La caridad p astoral exige de la com unidad cristiana y, en especial, de los pastores que no se abandon e a estos fieles, p ues u n alejam ien to to tal d e la vid a cristian a
les p erjud icaría tod avía m ás en su situ ació n . “Actu an d o de este m o d o , la Igle sia p rofesa la prop ia fid elid ad a C risto y a su verdad ; al m ism o tiem p o se co m p o rta co n esp íritu
m atern o h acia esto s h ijo s su yo s, esp ecialm en te h acia aq u ello s q ue sin cu lp a d e su parte h an sid o ab an d o nad o s p or su có n yu ge legítim o ” 2 46 .
P ara ello hay q ue d iferen ciar, en tre o tro s, a “lo s q ue sin ceram en te se h an esfo rzad o p o r salv ar e l p rim e r m atrim o n io y h an sid o ab an d o nad o s in ju stam en te”; “lo s
que por culpa grave han destruido un m atrim onio canónicam ente válido”; “los que han contraído u n a segunda unión en vista a la educación de sus hijos”; y “los que están
su b jetivam en te segu ro s en co n cien cia de qu e el p reced en te m atrim o n io , irrep arab lem en te destru id o , no hab ía sid o nu n ca válid o ” 24 7 .
A partir d e la situació n de fe de cad a un o y su dese o s in c e ro d e p articip ar d e la vid a ec lesial, h ab rá q u e aco m p añ arlos p ara qu e aprec ien el valo r de la asisten cia
“al sacrificio de C risto en la M isa, d e la co m u n ió n esp iritu al, d e la o ració n , d e la m ed itació n d e la p alab ra d e D io s, d e las o bras d e carid ad y d e ju sticia” 2 48 .
2 2 5 . H o y, co m o en la épo ca de los prim eros cristiano s qu e vivieron en un m u n d o qu e adm itía el divo rc io , h ay q u e reco rdarles las palabras d e Jesu cristo -“el qu e rep u d ia a su
m u jer y se casa co n o tra, ad u ltera co n tra la p rim era, y si la m ujer rep u d ia al m arid o y se casa co n o tro , co m ete ad u lterio ” (M c 1 0 ,1 1 -1 2 )- y p restarles u n a ayu d a e fic az . L a
Iglesia, fiel a estas p alab ras, “n o p u ed e reco n o cer co m o válid a esta n ueva u nió n si era válid o el p rim er m atrim o n io ” 2 49 . P o r e s to m ism o , está rigu ro sam en te p ro h ib id o
“efectu ar cerem o n ias d e cu alq u ier tip o p ara lo s d ivo rciad o s q ue vu elvan a casarse” 2 50 .
“E n c o n se c u en cia, para un bau tizad o , preten d er ro m p er el m atrim o n io sacram en tal y co n traer otro vín cu lo m ed ian te el m atrim o n io civil es, en sí m ism o , n eg a r la
a lia n za cristia n a, el am o r es p o n sal d e C risto qu e se co n creta en el estad o de vid a m atrim o n ial. E xiste un a inco m p atib ilidad del estad o de divo rciad o y casad o de nu evo co n la
p len a co m u n ió n eclesial. Po r ello , al acced er al m atrim o n io civil, ello s m ism o s im p id en qu e se les p ued a a d m in istra r la co m u n ió n eu ca rística ” 25 1 .
2 2 6 . T am p o co serán adm itido s al sacram en to de la R eco n ciliació n , a m en o s q u e den señ ale s d e verdad ero arrep en tim ien to . “L a reco n ciliació n m ed ian te el sac ram en to de la
Pen iten cia no pu ed e ser co n ced ida m ás q u e a aq u ellos q u e se arrepien tan de h abe r violado el signo de la Alianz a y de la fide lid ad a C risto y q u e se co m p rom e tan a vivir en to tal
co n tin en cia” 25 2 .
246
Ibidem. 248
RECDiv, n. 6; cfr.
2 4FC,
9 n. 84.
CCE, n. 1650. 2 5 0
22 7. Para qu e los divorciado s civilm ente y casado s de nu evo pued an participar en los sacram entos, son requ isitos nec esarios: a) abrazar un a form a de vida coh erente co n la
in d iso lu b ilid ad de su verd ad ero m atrim o n io ; b ) el co m p ro m iso sin cero de vivir en co n tin en cia to tal en caso de ser m o ralm en te n ecesaria la co n viven cia d ad a la im p o sib ilid ad de
cu m p lir la o bligació n d e sep ararse; c) q ue la recep ció n d el sacram en to no cau se escán d alo en lo s d em ás q ue p ud ieran co n o cer su situ ació n .
E n la d olo ro sa situ ació n d e lo s q ue n o se s ie n t e n c ap a c e s d e vivir segú n la co n d icio n es an tes exp resad as, al tratarse d e algo qu e afecta al “estad o d e vid a”, no
b asta u n co m p ro m iso exp lícitam e n t e t e m p o ral p ara la ad m isió n a lo s sacram en to s co n o casió n d e u n even to particu lar. E n to d o ello se h a d e b uscar la sin cerid ad de lo s m o tivo s
y la rectitu d d e in ten ció n . E s im p o rtan te d ejar c laro qu e la Iglesia n o rech aza a lo s d ivo rciad o s q ue se h an casad o d e n uevo . So n ello s m ism o s, co n su situ ació n o b jetiva, lo s q ue
im p id en qu e se les ad m ita a lo s sacram en to s 25 3 .
Su responsabilidad de padres
y el m o d o d e ed u ca r cristia n a m en te a su s h ijo s
2 2 8 . U n a aten ció n p articu lar se d ed icará a “lo s cristian o s q ue viven en esta situ ació n y q ue co n fre c u e n c ia co n servan la fe y d esean ed u car cristian am en te a su s h ijo s” 2 54 .
F recu en tem en te las cateq u esis o co n ta cto s co n lo s p ad res co n o ca sió n del B autism o , la Co m u n ión , la C o n firm ación de los hijos son el cam ino para qu e los pad res desc u b ran su
2resp
5 5 .o n sab ilid ad en la ed u cació n d e lo s h ijo s y la irregu larid ad de su situ ació n . E sta p asto ral es tarea esp ecialm en te d e lo s sacerd o tes, en su aten ció n a eso s p ro ceso s cateq u ético s
·
C a tólico s unid o s co n m a trim o nio m era m ente civ il
2 2 9 . L a exten sión de u n a m en talid ad secu larizad a d e la relación m atrim o n ial en tre el ho m b re y la m u jer y el in d iferen tism o religioso lleva a no po co s bau tizad o s a plan tearse su
u n ión sólo a n ivel civil, al m argen de tod a celeb ració n religiosa. E s un a situ ación qu e sup o n e la acep tac ió n d e u na estabilidad en su relació n , po r lo q u e “no pu ed e eq u ipararse
sin m á s a lo s q ue co n viven sin vín cu lo algu n o ” 2 56 . Au n q ue, algu n as veces, p ro ced e d e la vo lu n tad de d ejar ab ierta la p osib ilid ad a u n fu tu ro divo rcio 25 7 .
Es evidente el rechazo que esto supon e a la presencia de C risto en su u n ió n y a su vocación bautism al, por lo que, m ientras persistan en esa situación, no se les
p u ed e adm itir a la recep ció n de lo s s ac ram e n to s 2 5 8 . D ada la in co h eren cia co n la fe d e la situació n en qu e viven , tam p oco po d rán particip ar en activid ad es cu yo eje rcic io
req u iera la p len a co m u n ió n co n la fe de la Iglesia (p. ej., cateq u istas, m in istro s extrao rd in ario s de la eu caristía, etc.)
2 3 0 . L a ad ecu ada acció n pasto ral co m en zará po r ide n tificar lo s m o tivo s que les han llevado a casarse sólo por lo civil. S i se h a producido un prim er acercam iento puede ser
sign o d e u na fe in cip ien te q ue h ay q ue fo m en tar, m u ch as veces p ued e d eb erse a ign o ran cia o a u n tem o r d e co n traer u n co m p ro m iso excesivo . E ste p rim er p aso co n d ucirá a u n
m a y or co n o c i m i e n to y p ro fu n d iza ció n en la vid a cristia n a, para hace rles d escu b rir la nece sidad de la celeb ració n del m atrim o n io canó n ico . Para ello es de u n a gran eficacia su
in tegració n en la vid a d e las resp ectivas co m u n id ad es 2 59 .
253
CCE, n. 1651. 2 5 5
Cfr. ibidem.
2 3 1 . E n el caso de qu e los u n id o s só lo co n el m atrim o n io civil se sep araran y so licita ran ca sa rse ca n ó n ica m en te co n un a tercera person a, es necesario proced er co n cautela.
H ay qu e atend er a las o b lig a cio n es a dq u irid a s co n cu anto s se hall an im p lic ad o s e n la s itu ación (la otra parte, los h ijo s ten ido s en el m atrim o n io, etc.) y co n statar las
disposiciones y aptitudes de los que solicitan el m atrim onio canónico. Se ha de evitar en todo punto cualquier apariencia de ser una especie de “m atrim onio a prueba”.
2 3 2 . E n ese caso la discip lin a de la Igle sia e stab le c e q u e hasta q u e no exista u n a sen ten cia de divo rcio so b re el anterior m atrim o n io civil, el O rd in a rio del lu g a r n o d eb e
co n ced
260. Por la aparte,
er su u to riza ció nde
antes de dirigirse
ese m atrim onio. Sólo el
al Ordinario, en párroco
caso de deberá
necesidadcompodría
probarno
queesperarse
el que ha a oobtenido
btener esa
la sentencia
disolucióndedel
divorcio
m atrimantes
onio de
estála dcelebración
ispu esto a del
c u mmp atrim
lir lasonio canónico
obligaciones
co n traíd as co m o co n secu en cia d el an terio r m atrim o n io m e ram en te civil 2 61 .
·
U nid o s co n la s a sí lla m a d as “ unio nes de hecho ”
S u pro lifera ció n ,
sig n o d e in d ivid u a lism o y d escristia n iza ció n
2 3 3 . E l fen ó m en o de la p riva tiza ció n del m atrim onio, es decir, considerarlo com o una convivencia qu e afec ta só lo a dos personas y en el que la sociedad no debe inm iscuirse,
h a co n d ucid o a la p ro liferació n d e las d en o m in ad as “u n io n es d e h ech o ” sin nin gú n vín cu lo , n i civil n i religio so . E s u n reto a n ivel so cial, n o só l o p o rq u e se lo co n sid era u n
m o d o lícito de co n vivir, sin o p o rq u e ad em ás se reclam a su eq u ip aració n en derech o s al m atrim o n io 26 2 .
T am bién son m uy diversos los m otivos qu e han llevado a tom ar esa decisión de form ar un a “un ión de he cho ” sin co ntraer m atrim on io: falta de form ación , falta
d e fe, ru p tu ra co n la fam ilia, d esco n fian za en el fu tu ro , estrech eces eco n ó m icas, u na m al en t e n d id a l ib ertad qu e rech aza to d o vín cu lo ju ríd ico , etc. E n to d o caso se trata d e u na
situ ació n irregu lar qu e no perm ite su acc eso a los sacram en to s m ien tras no exista u n a vo lun tad de cam b iar de vid a 26 3 , po rqu e faltan las disp o sicio n es n e c e sarias p ara recib ir la
gracia del Señ o r.
D ad o lo inestab le de su situ ació n , los m ism o s aco n tecim ien to s d e la vid a pu ed en hacerles reco n sid erar su po stu ra, so b re to d o c u an d o aparec en los h ijo s. Si existe
u n resco ld o d e fe es u n b uen m o m en to para p ro p o nerles la b uen a n oticia d el m atrim o n io cristian o y gu iarles h acia su celeb ració n .
Ad em ás d e la aten ció n de los caso s p articu lares es m u y im p o rtante prom o ve r, desd e tod o tipo de instan cias civile s y eclesiales, m ed io s p ara el reco n o cim ien to
d el d erech o del m a trim o n io a un a protecc ión efica z y a un sta tus d iverso de o tro tip o de co n vive n cia s 2 6 4 .
In ju sticia de la eq u ip a ra ció n
d e las u n io n es h o m o sexu a les y el m a trim o n io
234. Para una pastoral eficaz con los unidos de esta m anera es necesario discernir bien las situaciones. C on esa expresión se designan situaciones m uy distintas, com o el
co n cu b in ato , las u nio n es co m o fru to del rech azo del m atrim o n io en cu an to tal o p o r falta d e asu m ir co m p ro m iso s a largo plazo , etc. E n cam b io , es n ecesario no c o n s id e rar u na
“pareja d e h ech o ” a las fo r m a s d e c o n v iven cia de ca rá cter h om o sexu a l 2 65 . E xiste una presión m ed iática m u y im p o rtante para asim ilarlas al m atrim o n io p o r m ed io d e su
reco n o cim ien to co m o “u n io n es d e h ech o ”. E s im p o rtan te h acer llegar a las esferas p o líticas, p o r lo s m ed io s d e co m u n icació n so cial y o tro s m e d i o s al alc an c e , la afirm ació n
exp lícita de q u e se trata de otro tipo de u n ión co m p letam en te dis tin ta d e l m atrim o n io y qu e es co n traria a u n a an tro p o logía adecu ada; para evitar, de este m o d o , la gran
confusión que se extiende sobre este tem a. Es un m odo de proteger a la fam ilia, a los niños y a los jóvenes.
R E SU M E N
·
L as situ acion es d ifíc ile s m e re c e n a te n ció n esp ecial, sigu ien d o estos p rin cip ios pastorales: co n fian za en la gracia d e D ios; presen tació n de la verd ad clara y co m p leta,
co n carid ad y co m p ren sió n ; d iscern im ien to , pru d en cia, grad u alid ad .
·
P ara m an ten er la estab ilid ad co n yu gal se req u iere u n a tarea p reven tiva in elu d ib le, q ue co n siste en ed u car en la fid elid ad y en la d isp o sició n a d ejarse ayu d ar, d e m o d o
esp ecial m ed ian te el d iálo go a fo n d o.
· L o s C O F y lo s O rien tad o res fam iliares realizan un a im p o rtan te tarea en ord en al fo rtalecim ien to de la vid a m atrim o n ial y a la reco n ciliació n .
· Para la sep aración co n yugal el cristiano deb e recu rrir a la auto rid ad eclesiástica.
· L a m ed iació n fam iliar, q ue p ued e ser u na ayu d a p ara la reco n stru cció n d e la co n viven cia, sin em b argo , se co n figu ra co n frecu en cia co m o un a facilitació n d el d ivo rcio .
· L o s p ro fesio n ales d el d erech o , q ue tan to pu ed en ayu d ar a la estab ilid ad fam iliar, d eb en pro cu rar evitar la in ju sticia d el d ivo rcio .
· U n a aten ció n esp ecial req u ieren lo s sep arad o s o d ivo rciad o s civilm en te y n o casad o s d e n uevo , d eb id o a las d i fic u l tad e s d e su situ ació n . Se les h a d e ayu d ar p ara q ue
se m anten gan fieles a su vín cu lo co n yugal en la com u n ión de la Iglesia.
· E xiste u na in co m p atib ilid ad del estad o d e d ivo rciad o y casad o d e n uevo co n la p len a co m u n ió n eclesial. Se h a d e b uscar p ro gresivam en te s u ac e rc am ie n t o p a ra q ue
cam b ien de vid a y p ued an ser recib id o s en lo s sacram en to s. D e ben particip ar en la vid a d e la Iglesia, au n q ue n o en aq u ellas activid ad es q ue req u ieran la p len a
co m u n ión eclesial. L a in iciació n cristiana d e los hijos, qu e sigue sien d o resp o n sab ilidad de estos pad res, co n stituye u n a ocasió n pasto ral m u y o p o rtu n a.
· D ad a su pro liferació n , las “u n io n es d e h ech o ” req u ieren un a aten ció n esp ecial. Su legalizació n , así co m o la d e lo s p reten d id o s “m atrim o n io s h om o sex u ales”, es u na
gravísim a in ju sticia co n tra el m atrim o n io y la so cied ad .
260
2 6 3cfr. CO N S E J O PO N T I F I C I O
Para todo este tema PARA LA FA M I L I A , Familia, matrimonio y ‘uniones de hecho’, 11.XI.2000.
CO N G R E G A C I Ó N PARA LA DO C T R I N A DE LA FE , Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, 3.VI.2003.
2 3 5 . L a prim era y fu n d am en tal pasto ral fam iliar es la q u e realizan las prop ias fam ilias, pu es, en su sen o , el se r hu m an o se va d esarrollan d o y se hace c ap az de interven ir en la
socied ad. L a fam ilia es la verdad era “eco logía hu m ana” 26 6 ; su gran co n tribu ció n a l a Igle sia y a la so c ie d ad es la fo rm a c ió n y m a d u rez d e la s p erso n a s qu e la co m p on en . E n
este sen tid o , la fam ilia es la p rim era y p rin cip al protagon ista de la pastoral fam iliar, el su jeto ind ispen sable e in sustituib le de esa pasto ral. Po r eso , la pastoral fam iliar q u e se
realic e desd e la co m u n id ad cristian a, co n scien te de este hech o , deb e adap tarse a “los p roceso s d e vid a” 26 7 prop io s d e la fam ilia, en orden a su integració n en la iglesia lo cal y
en la so cied ad .
1 . L a fa m ilia y la so cied a d
2 3 6 . L a fam ilia, fu n d ad a so b re el m atrim o n io , u nió n ín tim a d e v id a , c o m p l e m e n t o e n t re un ho m b re y u na m u jer, ab ierta a la tran sm isió n d e la vid a, se realiza en la acep tació n
d e l d o n de los hijos 26 8 . L a fam ilia es la co m u n ió n d e p erso n a s, en la q u e u n ser h u m ano es recib id o y q u erid o co m o tal y en cu en tra su p rim er cam in o d e c re c im ie n to . N ac id a
d e la en trega co m ú n d e lo s esp o so s, se realiza en la acep tació n d el d on de lo s h ijo s en un a co m u n id ad fam iliar. E n cu an to e stá a b i e rta, y d i rig id a a la fo rm ació n y m ad u ració n d e
las p erso n as, el fin de la ed u cació n fam iliar e s la in te g ra c ió n d e cad a perso n a en la socied ad . Po r eso la fam ilia, co n un valo r en sí m ism a po r ser co m u n id ad de vid a y am o r,
en riq u ece ad em ás a las otras co m u n id ad es co n la ap o rtació n lib re de su s m iem b ro s.
L a fam ilia es la prim era socied ad n atu ral, la célu la prim e ra y fu n d am e nta l de la socied ad . D esem p eñ a en la socied ad un a fu n c ió n análo ga a la qu e la célu la
realiz a en un organ ism o vivien te. A la fam ilia está ligad o el d esarrollo y la calid ad étic a de la so cied ad . L a fam ilia es, en verdad , el fu n d am e n to de la so cied a d 2 6 9 .
2 3 7 . A l a fam ilia, e n c o n s e cu en cia, co rresp o n de realizar u n co m e tid o p ro p io , o rig in a l e in su stitu ib le en el d esa rro llo de la so cied a d . E n la fam ilia nace y a la fam ilia está
co n fiad o el crecim ien to d e cad a ser hu m ano . L a fam ilia es el lu gar natu ral p rim ero en el qu e la p erson a es afirm ada co m o person a, qu erida po r sí m ism a y de m ane ra gratu ita.
E n la fam ilia, p o r la serie de relacio n es interp erson ales q u e la co n figuran , la p erson a es valorada en su irrepetibilid ad y singu larid ad. E s en la fam ilia d o n d e e n c u en tran
resp u esta algu n o s d e las d efo rm acio n es cu ltu rales d e n uestra so cied ad , co m o el in d ivid u alism o , el u tilitaris m o , e l h ed o n ism o … T an im p o rtan te es esta tarea q ue se p ued e
co n clu ir q u e la sociedad será lo que sea la fam ilia; y que el resto de las pastorales de la Iglesia tendrán m uy escasos frutos en la tarea de eva n g eliza r nu estra so c ie d a d , si n o
cu en tan co n la pasto ral fam iliar.
266
2 3 8 . So b re la fam ilia se fu n d a y ed ifica la so cied ad po rq u e “la fam ilia es el esp acio prim ero de la ‘h u m an izació n ’ d e l h o m b r e ” 27 0 . L o es en su do b le fu n ció n : la tarea d e
co n stru ir un ho gar y la d e fo rm ar a las p erso n as p ara ser cap aces d e servir a la so cied ad . La prim era dim en sió n m ira h ac ia den tro de la fam ilia, m ien tras la segu n d a lo hace hacia
fu era d e sí m ism a. T o d o ello hace q ue la fam ilia d eb a ser reco n o cid a co m o un verd ad ero su jeto so cia l 2 71 .
C o n d icio n es:
q u e la fam ilia sea , en sí m ism a, lug a r d e aco gid a , en cu en tro y se rvicio
2 3 9 . H a cia den tro de sí m ism a la fam ilia realizará ese com etido si se consigue que la vida fam iliar sea “acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilid ad d esin teresada,
servicio gen eroso y so lid aridad profu n d a” 2 7 2 . C o n stitu id a p o r e l a m o r de en trega de do s p erso n as es ya, en sí m ism a, el “ lu g a r” d e la lib erta d, po rqu e n ace d e esa lib ertad
u n ida al am o r y se d irige a la co n stru cción de u n a com u n ión 27 3 . Allí d o n d e la p e rso n a es q u e rid a p o r sí m ism a, nace la lib ertad verdade ra 27 4 . Allí se apren d e d e m o d o natu ral
la necesaria co n tribu ció n de tod o s, fu n d ad a en la recep ció n del do n de un am o r prim ero, para co n stru ir el b ie n c o m ú n q u e e s d e to d o s. Po r eso , allí se ap ren d e la
resp o n sa b ilid a d co m p artida segú n las prop ias cap acid ad es y el valo r d el bien co m ú n y de la justicia . De esa m anera “el hogar constituye el m edio natural para la iniciación del
ser h um an o en la so lid arid ad y en las resp o n sab ilid ad es c o m u n itarias ” 2 7 5 . E n esta tarea d e fo rm ar el h ogar se h a d e b uscar q ue n o falten las ayu d as ya in d icad as d e escu elas d e
p ad res, d e aten ció n p ed agó gica, p sico ló gica y co n sejo m o ral a to d as las n ecesid ad es q ue vayan su rgien d o .
T o d o s eso s bien es n o se qu ed an en la fam ilia red u cid a, sin o qu e se extien de n a la fa m ilia am p lia : abuelos, prim os, sobrinos, etc. Y, p o r m ed io d e la am istad y del
trato, a los vecinos, am igos, etc. Existe un m odo natural de qu e la fam ilia com unique con las otras personas. En este sentido hay que saber dirigir esta capacidad para que sea
evan ge lizad o ra, adem ás d e fo m en tar la fo rm ació n de gru p o s d e m atrim o n io s en las p arro q u ias, co n un a fo rm ació n prop ia y u n a direc ció n apo stó lica, se ha de ayud ar a la
in terven ció n de lo s pad res en las distin tas aso ciacio nes qu e les co m p eten : las aso ciacio nes de pad res en lo s cen tro s e d u c ativo s, la de lo s servicio s de ju ven tu d y so ciales, etc. E n
tod as ellas se pu ed e m anifestar el in flujo ben éfico de u n a vid a fam iliar sana y gozo sa. E n esta tarea hay qu e d estacar la ap o rtación de las a so cia cio n es esp ecífica m en te
fam iliares d estinad as a cuidar esa dim en sión co m u n icativa d e la co m u n ión fam iliar; se trata de un a ayud a in estim able para m u ch as fam ilias.
2 4 0 . Pero no se acab a ah í la p articip ació n p rim era d e la fam ilia en la “ h u m an i z ac ió n ” y d e s arro llo de la so cied ad . L e co rresp o n de tam b ién un qu eh acer p ro p io h a cia fu era de sí
m ism a. C o m o exigen cia irren u n ciab le de su co n d ició n de fu n d am en to d e la s o c ie d ad , le co rresp o n d e tam b ién la tarea esp ecífica d e actu ar y to m ar p arte, com o fam ilia y en
cu a n to fam ilia, en la vid a de la so cied ad . E n prim er lu gar, es preciso qu e la fam ilia sea co n scien te de esa m isió n y q ue sep a defen d erla co m o derech o tan to teó rica co m o
p rácticam en te. Para ello , se h a d e favo recer u n ad ecu ad o aseso ram ien to po r p arte d e lo s C O F y las aso ciacio n es d ed icad as a ello .
Pero, po r o tra parte, existe un a dim en sión po lítica y de acceso a los m ed ios d e co m u n icación qu e exced e la ac c ió n fam iliar: es el capítulo d e las p o lítica s
fam iliares al q ue, p or su im p o rtan cia, se le d ed ica el sigu ien te ap artad o .
Q u é es la po lítica fa m ilia r
2 4 1 . “Se en tien d e p o r p o lítica fam iliar ad ecu ad a e l reco n o cim ien to y p ro m o ció n efectiva d e la fam ilia en la so cied ad . T al co m o lo presen ta la Iglesia co n siste en do s elem en to s
m u y sen cillo s: sab er reco n o cer la id en tid a d propia de la fam ilia y aceptar efectivam ente su p a p el d e su jeto so cia l” 2 76 .
La fam ilia verá facilitado grandem ente el desem peño de esta func ión e n la m edida en que su s d erech o s sean reco n o cid o s y p ro tegid o s d eb id am en te. T am b ién po r
este m otivo es necesaria una política fam iliar respetuosa con la fam ilia, conform e al principio de su b sid ia ried a d .
2 4 2 . Para alcan zar esto s fin e s d e n t ro d e n u estra so cied ad es ab so lu tam en te n ecesario disp o n er d e p erso n as co m p eten tes y fo rm ad as cristian am en te en lo s d istin to s asp ecto s q ue
afectan a la fam ilia: ju ríd ico , labo ral, sanitario, de vivien d a, tiem p o libre, m ed io s d e co m u n icació n , etc ., y co n segu ir qu e ten gan un a rep ercu sió n so cial y p o lítica en nu estra
sociedad. Desde la Subcom isión de Fam ilia y Vida de la C onferen cia E p isco p al se han de im p u lsa r, fa vo recer y a seso ra r la s d istin ta s in stitu cio n es o fo ro s a n ivel d e to d a
E sp añ a q ue ten gan este fin , p ro c u ran d o q u e cu en ten co n lo s m ed io s eco n ó m ico s, p erso nales y d e fo rm ació n ad ecu ad o s. D e sd e las D e legacio n es D io cesan as d e Fam ilia es m u y
im p o rtan te q ue h aya u na co o rd in ació n co n l o s re p r e se n t an t e s d e zo n a d e esas aso ciacio nes o fo ro s; y q ue se ten gan co n tacto s, p or o tra p arte, co n las p erso n as en cargad as d e lo s
servicios so ciales d e ayu n tam ien tos, así co m o co n las auto rid ade s pú b licas auto n ó m icas y loc ales en sus actuacion es q u e afecten a la fam ilia.
L o s D e rech o s d e la fa m ilia .
E v ita r la co n fu sió n d e la fa m ilia co n o tra s fo rm a s d e co n viven cia
2 4 3 . A la luz de la C a rta de los D erech o s d e la Fa m ilia de la Santa Sede se buscará el efectivo respeto de los derechos y deberes de la m ism a. Los enum eram os brevem ente:
- “el derecho a elegir librem ente el estado de vida”;
- “el derecho a casarse librem ente”;
- “el derecho a la procreación responsable”;
- “el derecho a respetar y proteger la vida hum ana”;
- “el derecho a la educación de los hijos”;
- “el derecho de existir y progresar com o fam ilia”;
- “el derecho a la libertad religiosa”;
- “el derecho a ejercer su función social y política”;
- “el derecho a contar con una adecuada política fam iliar”;
- “el derecho a una organización del trabajo que no disgregue a la fam ilia”;
- “el derecho a una vivienda digna”;
- “el derecho de las fam ilias de em igrantes a la m ism a protección que se da a las dem ás fam ilias”.
L a prim era de estas tareas q u e se deb e plan ificar de m o d o co o rdin ad o y d efin id o es evitar la co n fu sió n de la fam ilia co n “m o d e lo s d e fam ilia” altern ativo s; la
acep tació n soc ial d e este h ech o es un a am en aza grave en nu estro m o m en to, p o rqu e d esn atu raliza al m atrim o n io y a la fam ilia. E sto tien e u n a ap licació n esp ecífica, co m o ya se
h a dich o , a las u n io n es d e h ech o. Igu alm en te se h a d e tratar a n ivel n acio n al el en fo q u e d e la p osició n d e E sp añ a co n las p o lític as d e m o g ráficas in tern acio n ales q ue, ju n to a
algu n o s elem en to s p ositivo s, in clu yen u n c o n j u n to d e m e d id as d irectam en te agresivas a la fam ilia. N o so n cu estio n es asép ticas sin o q u e req u ieren un a p resen cia activa d e lo s
cristian o s en la so cied ad .
270
CCE, n. 2224. 2 7 6
FSV, n. 137.
244. La actuación en este cam po debe llegar a los problem as concretos que afectan a las fam ilias para que éstas puedan aportar a la so cied ad tod a su riqueza. En este sentido es
n ecesari o e stab le c e r a n iv e l n acio n al po r m ed io de la S u b co m isió n ep isco p al para la F am ilia y defen sa d e la V id a, u n p la n d e o bjetivo s p rio rita rio s po r u n tiem p o suficien te -al
m en o s d e tres añ o s- y q u e sea revisad o y ren o vad o su cesivam en te. E l fin de ello es prom o ve r un a acció n m ás eficaz en los p rob lem as m ás u rg e n te s, p rever co n su ficien te
an terioridad los p rob lem as, de m o d o qu e se evite la situació n de ir p o r detrás de los aco ntecim ien to s y salir siem p re al p aso co n m en sajes d e co n d en a o negativo s, y qu e, en esta
tarea, se hagan presentes fundam entalm en te lo s laico s com o expertos en estos tem as. Un plan análogo a nivel autonóm ico y local puede ser llevado a cabo por las Delegaciones
D io cesan as d e Fam ilia co n el ase so ram ien to de la C o n feren cia E p isco p al.
2 4 5 . E s ne cesario co m p rend er de m o d o glob al las p o líticas fam iliares p ara q u e las prop u estas q u e p u ed an su rgir sean eficaces y ten gan co m o ob jetivo po ten ciar las p rop ias
cap acid ad es de la fam ilia. Para un a o rg an iz ac ió n d e e ste tip o es necesaria la co lab o rac ió n decid id a d e las aso ciacio n es, fo ro s y esp ecialistas qu e trab ajen en esto s cam p o s 27 7 , y
la acción coherente de los políticos cristianos, com o recientem ente ha indicado la C ongregación para la Do ctrina de la Fe:
“C u an d o la acció n p o lítica tien e q ue ver co n p rin cip io s m o rales q ue n o ad m iten dero gacio n es, exce p c io n e s o c o m p r o m is o algu n o , es cu an d o el em p eñ o d e lo s
católico s se h ace m ás evid en te y cargad o d e resp o n sab ilid ad . A n te e stas exigencias éticas funda m entales e irrenunciables, en efecto, los creyentes deb en saber qu e está en juego
la esen cia d el o rd en m o ral, q ue co nciern e al b ien in tegral d e la p erso na. E ste es el caso de las leyes civile s e n m ate ria d e a b o rto y eu ta n a sia (qu e no hay qu e co n fu n d ir co n la
ren u n cia al ensañam iento terapéutico, qu e es m oralm en te legítim a), qu e deb en tu telar el d erech o prim ario a la vid a desd e de su co n cep ció n hasta su térm in o natu ral. D el m ism o
m o d o , h ay qu e insistir en el d eb er de resp etar y protege r los d erec h o s d el em b rió n h um a n o . Análogam ente, debe ser salvaguardada la tutela y la prom oción de la fa m ilia ,
fu n d ad a en el m atrim o n io m o n o g á m ic o e n tre p erso n as d e sexo op u esto y p ro tegid a en su un id ad y estab ilid ad , fren te a las leyes m o d ern as so b re el d ivo rcio . A la fam ilia n o
p u ed en ser ju ríd ic am e n te eq u iparadas o tras fo rm as d e co n viven cia, ni éstas p u ed en recibir, en cu án to tales, recon o cim ien to legal. Así tam b ién , la libertad de los p ad res en la
ed u ca ció n de su s hijo s es un derecho in alien ab le, reco n o cid o ad em ás en las D eclarac io n es in tern acio n ales de lo s derech o s hu m an o s” 27 8 .
2 4 6 . Para tod o ello se deb en favo rec er las asociacio n es d e fam ilias, n o só lo para u n a ayu d a m u tu a e n o rd en al desarrollo hu m an o y esp iritual, sin o qu e ten gan co m o fin
esp ecífico p ro m o ver in icia tiva s so cia les en lo s d istin to s ca m p o s d e a ten ció n y d efen sa de la fa m ilia : ed u cació n , m ed ios d e c o m u n icación soc ial, derech o s de la fam ilia,
p o líticas fam iliares, fam ilias n um ero s a s, e t c . S e h a d e cu id ar la fid elid ad a u n id eario de acu erd o co n u n a an tro p o lo gía m atrim o n ial y fam iliar ad ecu ad a p ues, en la actu alid ad ,
es esp ecialm en te necesario evitar la a m b ig ü ed a d d e lo s valo res d om in an tes en nu estra so cied ad , q ue d esd ib u jan la verd ad 27 9 .
Actu a ció n co o rd in a d a y co n ju n ta
2 4 7 . C o n vien e fo m en tar la actuación coordinada y conjunta de estas asociaciones p or lo s m ed io s m ás ad ecu ad o s, co m o pu e d e s e r u n fo ro pú b lico , p ara q ue p ued a existir u na
vo z relevan te en nu estra so cied ad qu e presen te altern ativas verdad eram en te fam iliare s. E n a q u é llas qu e sean exp lícitam en te cató licas, esta u n ió n deb e hacerse efectiva co n la
p resen cia de algú n rep resen tan te de la C o n feren cia Ep iscop al. E sta un ión organ izada de las aso ciacion es, co m o se ha dich o antes resp ecto a la p ro m o ció n de p o líticas
fam iliares, es co n ve n ien te qu e se realice tanto a nive l nacio n al co m o auto n ó m ico y lo cal.
L a Iglesia alien ta, un a vez m ás, a q u e d esd e tod as las in stan cias p asto rales se su sciten vo c ac io n e s d e jó v e n e s laic o s a la vida púb lica co n el fin de q ue, d esd e lo s
p artid o s p olítico s, el aso ciacio n ism o ju ven il, l o s m e d i o s d e c o m u n icació n , el m u n d o d e la cu ltu ra, las m an ifestacio n es p úb licas y cu án tas in iciativas les p erm ita su creativid ad e
im agin ació n , en el m arco de lo s esp acio s legítim o s y p úb lico s d el sistem a d em o crático , asp iran d o sin m ied o a la san tid ad , reivin d iq u en y d efien d an co n valen tía y s in co m p lejo s
la in stituc ión natu ral d e la fam ilia.
2 4 8 . “E l cam b io qu e ho y se h a p ro d u c id o e n las c o m u n icacio n es su p o n e m ás q u e un a sim p le revo lu ció n téc n ica, la co m p leta transfo rm ació n de aqu ello a travé s d e lo cu al la
h u m an id ad cap ta e l m u n d o q u e le r o d e a y q u e la p ercep ció n verifica y exp resa… ” 2 80 . Su influencia es decisiva en la con figuració n de la socied ad actu al y, en co n secu en cia,
tam b ién lo es en la vid a fam iliar y en la co n cep ció n q u e d e ella y d el m atrim o n io tien e la o pin ió n p ú b lica. Po r esto m is m o , l o s m e d i o s d e c o m u n ic ació n d eb en ser tratad o s
ad ecu ad am en te en la o rgan izació n de la p asto ral fam iliar.
Para lograrlo toda delegación diocesana de P astoral Fam iliar deberá trabajar en esta im portante tarea m ediante la realización de p la n es d e co m u n ica ció n en los que, con el
aseso ram ien to y co lab o ració n d e las d elegacio n es d io cesan as d e M ed io s d e C o m u n ic ac ió n S o cial, se in clu yan , en tre o tras actu acio n es, la reco gid a p ara su valo ració n y
resp u esta d e u na b ase d e d ato s d e las in fo rm acio n es q ue afecte n a l a fam ilia a p a re c id a s en lo s m ed io s; así co m o co n tacto s co n p erio d istas y líd eres d e o pin ió n ; p rep aració n d e
in fo rm es y artícu lo s p ara q ue p ued an ofrecerse n oticias p ositivas; re aliz ar l as p u n t u alizacio n es y co rreccio n es p ertin en tes, d ar resp u esta ad ecu ad a a las d em an d as d e lo s
d istin to s tip o s d e m ed io s y so p o rtes in fo rm ativo (p ren sa, rad io , televisió n , in te rn e t , e t c .); o frecer ayu d a a lo s p ad res p ara q ue ed u q uen a lo s h ijo s en el u so resp o n sab le d e lo s
m ed io s de co m u n icació n so cial, co n esp ecial aten ció n a la televisió n y a lo s nu evo s m ed io s co m o In tern et.
2 4 9 . E n este sen tid o , “los p ad res tien en el serio deber de ayu d ar a sus hijos a apren d e r a v alo rar y u sar lo s m ed ios d e co m u n icación , fo rm and o co rrectam en te su co n cien cia y
d esarro llan d o su s facu ltad es críticas (cf. FC , 76 ). Po r el bien de su s hijo s, y po r el su yo, lo s pad res deb en ap ren d er y po n er en práctica su cap acid ad de discern im ien to co m o
telesp ectad o res, oyentes y lectores, dand o ejem p lo en sus h o gares d e u n uso prud en te de lo s m ed ios d e co m u n icac ió n . D e a c u e rdo co n la edad y las circun stan cias, lo s niñ o s y
lo s jó ven es d eb erían ser in tro d u cid o s en la fo rm ació n resp ec to a l o s m e d i o s d e co m u n icació n , evitan d o el cam in o fácil d e la p asivid ad caren te d e esp íritu crítico , la p resió n d e
su s co etán eo s y la exp lo tació n co m ercial. Pu ed e ser ú til a las fam ilias — p ad res e h ijo s ju n to s— reu n irse en gru p o s p ara estu d iar y d iscu tir lo s p ro b lem as y las ven tajas q ue
p lan tea la co m u n icació n so cial” 2 81 .
2 5 0 . Para p od er gen erar en lo s m ed io s d e co m u n icació n u n a d ecu a d o tra ta m ien to inform ativo de las cu estio n es referid as a la co n cep ció n cristia n a d e l m atrim o n io y d e la
fam ilia, así com o la creación de una opinión púb lica favorable en este sentido, es necesario contar, tanto a nivel nacional com o diocesano, con un grupo de personas exp ertas en
co m u n icació n so cial q u e s e an c ap ac e s d e presen tar en los m ed io s d e fo rm a atractiva e interesan te a la p ar qu e clara la po stu ra de la Igle sia en las cu estio n es d eb atid as so b re la
fam ilia. E special ayu d a pu ed en prestar en este sen tid o tanto lo s organism o s eclesiales de co m u n icación , co m o lo s pro fesion ales d e los m ed ios y los c e n tro s u n iv e rsita rio s
cató lico s d e C ien cias d e la In fo rm ació n .
2 . L a fa m ilia y la Ig lesia
“ Ig lesia do m é stica ”
2 5 1 . L a fam ilia cristiana h a sido den o m inad a po r el C o n cilio V aticano II co m o “iglesia do m éstica”, co m o un a “iglesia en m iniatura” 28 2 . D e este m o d o s e d e sc rib e n o sólo su
estru ctu ra in terna en form a de com unión organizada, sino tam bién su m isión específica que recibe de su m ism o ser y no por m andato de ninguna instancia exterior, así com o su
m ism o m o d o de llevarla a cabo , qu e es en cu a n to fam ilia, es d ecir, “ju n to s lo s có n yu ges en cu an to pareja, y lo s p ad res y lo s h ijo s en cu an to fam ilia” 2 83 .
277
Un elenco de estos
2 7campos
8 se halla esbozado en: FSV, nn. 147-164.
CO N G R E G A C I Ó N P2A7R9A LA DO C T R I N A DE LA FE , Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida pública (24.XI.2002). n. 4 (el subrayado es nuestro).
CO N S E J O PO N T I F IC2 I8O1P A R A LAS CO M U N I C A C I O N E S SO C I A L E S , Instrucción Pastoral Aetatis Novae, nº 4. Editrice Vaticana. Roma, 1992.
CO N S E J O PO N T I F IC2 I8O2P A R A LAS CO M U N I C A C I O N E S SO C I A L E S . Instrucción Pastoral Ética en las Comunicaciones Sociales, nº 25, Editrice Vaticana. Roma, 2000.
2 5 2 . E sta m isió n prop ia la vive la fam ilia en la m ed ida en qu e esté p len am en te in serta en la Iglesia. Só lo en esa co m u n ió n eclesia l esp ecífic a se u ne d e m o d o m ás íntim o a ese
am o r d e C risto q u e la transcien d e y d el cu al se alim en ta. E n este sen tid o la Igle sia es fu n dam en to y salvació n p ara la fam ilia. E se am o r esp o n sal d e C risto d el q u e vi v e la Iglesia
es el qu e vivific a in te rn am en te la fam ilia. Así, se pu ed e d ecir: “El am o r y la vida co n stitu yen, po r lo tanto , el nú cleo de la m isió n salvífica de la fam ilia cristiana en la Iglesia y
p ara la Iglesia” 2 84 .
Po r eso, la p asto ral fam iliar no es só lo la vid a d e las fam ilias, sino tod a la so licitu d d e la Ig lesia po r la s fa m ilia s. E n las estru ctu ras d e la p asto ral fam iliar n o
p u ed e faltar la presen cia de sacerdo tes y de p erson as co n sagradas qu e h an d escu b ierto co m o una con creción de su m isió n la ayud a específica a las fam ilias.
E sta in terrela ció n en tre la m isió n d e la fam ilia cristian a y la Igle sia se co n cretará a partir d e las m ism as relacio n es fam iliares: en la recep ció n de la fe qu e la
convierte en com unidad creyente y evang elizadora; en su relación de oración y com unión con Dios que es el principio últim o de unión fam iliar; y en su servicio a los hom bres
que es el m odo com o la fam ilia hace partícipes a los dem ás de la caridad recibida de C risto.
A c og id a d e la Pa la b ra
y testim o n io en el m u n d o
2 5 3 . “L a fam ilia cristian a vive su co m etid o profético aco gie n d o y an u n cian d o la P alabra de D io s” 28 5 . L o hace en cu an to fam ilia, co m o un m o d o esp ecífico de vivir la
vo cació n bau tism al qu e co m p rom ete a tod o cristian o a ser testig o d e D io s e n el m u n d o . P ara los esposos cristianos esta m isión está unida a la recepción del sacram ento del
m atrim o n io .
A co g er y vivir
el eva n g elio de la fa m ilia y d e la vid a
254. De ahí deriva, en prim er lugar, la necesidad de acoger con fidelid ad la P alabra d e D ios, d e m anera particular en lo relacionado con el “evangelio de la fam ilia” y el
“evangelio de la vida”. El m odo prim ero de hacerlo es saber interpretar las distintas c ircu n stancias y acontecim ientos de la vid a a la luz d e la fe. D e esta m an era tran sm ite
vitalm en te la verdad era fu erza de l E vangelio qu e ilu m ina la vida del ho m b re y la tran sfo rm a.
S e d eb e, p or tan to , fo m en tar la lectu ra y co m en tario de la Sagrad a E scritu ra en fam ilia; y h acer co m p ren d er la n ecesid ad de u na fo rm ació n co n tin u a 2 86 , q ue
gen erosam en te deb e ser ofrecida po r las pe rso n as p reparad as p ara e llo . A d e m á s de la fo rm ación qu e se im p arta de m ane ra in d ividu al (lectu ras, diálogo s pe rso n ales, etc.), se han
d e favo rec er cu rso s d e form a ció n perm a n en te en los que se profundice sobre los diversos aspectos d el “evangelio del m atrim onio y de la fam ilia”, el “evangelio de la vida”, etc.
C o n trib u yen a esta m ism a fin alid ad otro s m ed io s co m o jo rn ad as d e retiro y o rac ió n, en cu en tro s en tre fam ilias, etc. E n este co m etid o la s E scu ela s d e Pa d res y lo s
C a tecu m e na d o s d e A d u lto s están llam ado s a prestar un servicio de gran im p o rtanc ia.
Lo s pa d res,
p rim e ro s eva n g eliza d o res d e su s h ijo s
255. La fam ilia cristiana es e van gelizadora de m anera especial y principalm ente gracias a la actuación que correspond e a los padres respecto de los hijos. “Por la gracia del
sacram en to, los padres han recibido la responsabilidad y el privilegio de eva n g eliza r a su s hijo s. D esd e su p rim era ed ad , d eb erán in iciarlo s en lo s m isterio s d e lo s q u e ello s so n
p ara su s h ijo s lo s ‘p rim e ro s he raldo s’ de la fe. D esd e su m ás tierna in fanc ia, deb en asociarlos a la vid a de la Iglesia. L a fo rm a de vida en la fam ilia pu ed e alim en tar las
disposiciones afectivas que, durante toda la vida, serán auténtico s c o n o cim ien tos y apoyos de una fe viva” 287 recibida en el bautism o. Un objetivo de todo este proceso es
preparar a los hijos a vivir su fe en m edio de un m undo indiferente e incluso hostil al evangelio, de increencia m ilitante.
D e m o d o pro g resivo ,
la vid a en tera del ho g a r será un a ca teq u esis
2 5 6 . C o n lo s m ed io s y p or lo s cau ces ad ecu ad o s a las ed ad es y co n d ic io n e s d e su s h ijo s y d e m o d o progresivo, lo s pad res (y q u ien haga sus veces o les ayu d e) de b en procu rar
in stru irlos en las verdad es fu n d am en tales d e la fe. C o rresp o n d e a los p ad res realizar el d esperta r relig io so y la en señ a n za bá sica de los co n ten id o s d e la fe: el sím b o lo , lo s
sacram entos, la vida m oral y la o ración. Los padres, siendo conscientes del papel insustituible que desem peñan en ese com etido, aprovecharán para realizarlo las m últiples
o casio n es q ue les o frece l a v i d a d iaria. D e esa m an era, au n q ue se d eb an bu scar esp acio s y tiem p o s co n creto s esp ecialm en te d ed icad o s a esa fo rm ació n, la en tera vid a d el h og a r
será un a ca teq u esis fa m ilia r, q ue h a d e co m p ren d er “aq u ello s co n ten id o s q ue so n n ecesario s p ara la m ad u ració n grad u al d esd e el p un to de vista cristian o y eclesial” 2 88 .
Para ello , han d e recib ir el ap o yo d e los cateq u istas y apro vec h arán esp ecialm en te lo s “m o m en tos cateq u ético s fu ertes” y la prep a ra ció n a lo s sa c ra m e n to s. Po r
tanto, se cuidarán al m áxim o las catequesis parroquiales para los padres con m otivo de la celebración del B autism o, la Prim era C om unión, la C onfirm ación de los hijos, etc.
2 5 7 . L a fam ilia co m o co m u n ida d eva n g elizad o ra realizará su m isió n p rin cip alm en te a trav é s d el testim o n io de u na vid a co h eren te co n el E van gelio . C u id ará la aten ció n y
ayu d a a las fam ilias qu e viven a su alreded o r, necesitad as d e apo yo, de alguien qu e les esc u c h e y le s ilum ine en sus p rob lem as. L o s pastores y cu anto s co lab o ran en la pastoral
h an de p on er lo s m ed io s p ara q u e la fam ilia -y lo s p ad res en particu lar- vivan co n go zo esa resp o n sab ilid ad . Para co n segu ir ese o bjetivo pu ed en co n trib u ir la o rgan izació n d e
en cu en tro s y jo rn a d as de la fam ilia, de la vid a, etc.
Ad em ás, se dan cad a vez m ás fam ilias q u e descu b ren , co m o tal fam ilia cristian a, u n a m isió n esp ecíficam en te e v an g e liz ad o ra , ya sea en el ám b ito prop io de la
p a s to ral fam iliar co m o en el d e u n ca rism a m isio n ero en tierra s n o cristia n a s. A to d as ellas se les h a d e o frecer u n aco m p añ am ien to m u y esp ecial, p u es so n p ara la Iglesia u n a
riq u eza y p ara el m u n d o u n testim o n io lu m in o so de vid a cristian a y gen ero sid ad .
La fa m ilia cristia n a ,
ferm e n to de sa n tid a d
2 5 8 . L a verd ad era fu en te d e la vid a fam iliar es el am o r d e C ris to q u e in tro d u ce a la fam ilia en la C o m u n ió n T rin itaria. Fo rm a p arte d e la m ism a vid a fam iliar el cu id ad o y
fom ento de ese trato personal y específico que perm ite una com unión de vida explícita con Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esto es, llevar u na vida santa: “Este es el
co m etid o sacerdo tal qu e la fam ilia cristian a pu ed e y d eb e e je rc e r e n ín tim a c o m u n ió n co n tod a la Igle sia a través d e las realid ad es co tid ian as de la vid a co n yugal y fam iliar (...);
[d e este m o d o ] es llam ad a a san tificarse y san tificar a la co m u n id ad eclesial y al m u n d o” 2 89 .
E l sacram en to d e l m atrim o n io , qu e p resup o n e y esp ecifica la gracia santificado ra del bautism o , fu n d am en ta esta m isió n prop ia de la fam ilia. “Aq u í es d o n d e se
ejercita d e m an era privilegiad a el sa cerd o cio ba u tism a l del padre d e fam ilia, de la m adre, de los hijos, de tod o s lo s m iem b ros d e la fam ilia ‘e n la re c e p c ió n d e lo s sacram en tos,
en la oració n y en la acció n de gracias, co n el testim o n io de un a vid a san ta’ 29 0 . E l h o gar es, así, la prim era ‘escu ela del m ás rico hu m an ism o ’ 29 1 . Aq u í se apren d e la
p acien cia, el go zo del trab ajo , el am o r fratern o , el p erd ó n gen ero so , in clu so reiterad o , y so bre to d o el cu lto divin o p o r m ed io de la o ració n y la o fren d a d e su vid a” 2 92 .
2 5 9 . E sta san tid ad d e vid a su p o n e u n a au tén tica esp iritua lid a d , ta n to m a trim o n ial com o fa m iliar, po r la q u e v iv ir in te nsam en te los m ed io s d e san tificació n en la prop ia
vo cació n . Se ha de en ten d er po r e lla n o u n m o d o co n creto de p rácticas d e p ied ad o determ inad o s acen tos en la relación co n D ios, sino la m a n era fa m ilia r de vivirla. L o cu al
está ab ierto a m u ch o s m o d o s d is tin to s d e llevarlo a cab o . E n este p un to las aso ciacio nes d e m atrim o n io s so n u n a riq u eza gran d e d e la Iglesia y h an de reco m en d ad as a lo s
m atrim o n io s q ue b usq u en cam in o s m ás d eterm in ad o s d e vivir la san tid ad .
284
CCE, n. 2225. Actualmente, ciencias humanas como la psicología o la pedagogía destacan la importancia que tienen los primeros años de la vida del niño para su despertar a la realidad. En este primer acercamiento
al mundo que les rodea, la religiosidad del niño ocupa un puesto fundamental, por lo que los padres cristianos, a menudo absorbidos por múltiples ocupaciones, nunca deberían delegar en otros la hermosa experiencia
de enseñar a santiguarse y a rezar a su hijo, y protagonizar gestos tan educativos como enseñarles a guardar silencio al entrar en un templo, ponerse de rodillas ante el sagrario, o responder a sus preguntas frente
a las figuras de un2 8Belén
8 navideño.
CCE, n. 1657.
2 6 0 . L a v id a sac ram en tal en fam ilia co m en zará co n la in co rp o ra ció n d e lo s h ijo s a lo s sa cra m e nto s hacien d o qu e la prep aració n a lo s m ism o s y su recep ció n se vivan de m o d o
n atu ral, c o m o p arte d e la vid a fam iliar. E s u n a resp o n sab ilidad qu e afecta a los p ad res directam en te y q u e no pu ed en descargar ese grave deb er en terceras perso n as co m o so n la
p arro qu ia, el co legio , etc. H an d e cu id ar qu e su s hijo s recib an co n pro ntitu d el bau tism o , esp ecialm e nte si pad ecen algu na en ferm e dad o su vid a co rre algú n peligro . L a
p arro q u ia les aco m p añ ará co n el cu rso de p rep aració n al m ism o , en el q ue es im p o rtan te q u e co lab o ren m atrim o n io s q ue p ued en ayu d ar esp ecíficam en te a lo s p ad res, s o b re to d o
si es el p rim er h ijo .
E se d eb er les in cu m b e tam b ién en relació n co n lo s d em ás sacram en to s: la R e co n ciliació n , la C o n firm ació n y la E u caristía 2 9 6 . L o s p ad r e s aco m p añ arán a su s
h ijo s, en to d o s sus p asos, particip and o de su s de scu b rim ien tos y alegrías y ayu d án d o les en las d ificu ltade s. T ras la in icia c i ó n c ris tia n a , la participación en lo s sacram en tos,
esp ecialm en te en la Eu caristía, se procu rará qu e co n frecu en cia sea fam iliar, para vivir la caridad de C risto co m o la qu e u n e a la fam ilia y perm ite respo n d er a lo s pro b lem as
q u e su rjan. D el m ism o m o d o , los p ad res en se ñ ará n a vivir el perdó n en el se n o de la vid a fam iliar, jun tam en te co n la celeb ració n del perdó n de D io s o frec id o en la
reco n ciliación sacram en tal, do n d e el hom b re recibe el am o r q u e su p era tod as las ofen sas.
2 6 1 . O b jetivo de esa vida d e o ració n y particip ación en la litu rgia es hace r q u e tod o s lo s m iem b ros d e la fam ilia viva n co m o verd a d ero s cristia n o s, cap aces -p o r fid elid ad al d on
d e la fe- de in fo rm ar y c o n figu rar cristianam en te la so cied ad. E n cu anto a los h ijo s, se trata de ayu d arles a “ap reciar co n recta co n cien cia lo s valo res m o rales y a p restarles su
ad h e sió n p erson al, y tam b ién a co n o cer y am ar a D ios m ás p erfectam en te” 2 9 7 , y así, en su m o m en to, p o d rán ello s d escu b rir su vo ca ció n esp o n sa l, sea en el m atrim o n io o e n el
celibato cristiano. Los padres han de a y u d a r a lo s h ijo s en el d escu b rim ien to de su vo cació n ; d eb en resp eta r la vo cació n d e cad a u no de ello s, así co m o p ro teg er y a nim a r la
vo cació n a la vida sacerdo tal y co n sagrada.
2 6 2 . L a fam ilia cristiana es escu ela de verd a d era hu m a n id a d, pu es en ella se recib e, se ed u ca y se cu ida la vida del ho m b re de m o d o excelen te. C o m o co m u n idad de vid a y
am o r, en la qu e cad a perso n a es valo rada po r sí m ism a prescin d ien d o de la utilidad qu e p u ed a rep o rtar, ya p resta u n servicio valio sísim o a la so cied ad . M ed ian te el trab ajo , la
ed u cació n de los hijos, el cuidad o de los m ayo res, las relacio n es d e co n viven cia, etc., la fam ilia co n trib u ye d e m o d o d ecisivo al b ien co m ú n d e la en tera so cied ad .
2 6 3 . L a fam ilia cu m p le tam b ién esa m isió n po r el e je rc ic io d e la c ari d ad especialm en te co n lo s m ás n ecesitado s, a través de las o b ra s d e m iserico rd ia . E n p rim er lu gar, co n lo s
m iem bros m ás débiles de la propia fam ilia. Adem ás, con el aposto lad o fam iliar y la participación en las distintas asociaciones y m ovim ientos que prom uevan una auténtica
p o lítica so cial y eco n ó m ica en favo r de las fam ilias, lo s d e re c h o s h u m an o s, la cau sa d e la justicia y d e la paz, etc . U n a fo rm a particu lar de realizar esta fu n ció n se co n creta en la
ad o p ció n (o a c o g id a) de los n iño s h u érfan o s o qu e han sid o aban d o n ad o s. “L o s p ad res cristian o s p o d rán así en san ch ar su am o r m ás allá de los vín cu lo s d e la carn e y d e la
sangre, estrechando esos lazos que se basan en el espíritu y que se desarrollan en el servicio concreto a los hijos de otras fam ilias, a m enudo necesitados incluso de lo m ás
n ecesario ” 2 98 . D e esa m an era, p or m ed io y a t rav é s d e las fam ilias, “el Señ o r Jesú s sigu e ten ien d o ‘co m p asió n ’ d e las m u ltitu d es” 2 99 . L a fam ilia se co n stitu ye así en “el
cen tro y el co razón de la civilización del am o r” 3 00 .
R E SU M E N
· L a fam ilia po see un co m etido prop io y fu n d am en tal en el desarrollo d e la socied ad. E s escu ela básica d e co m u n ión , libe rtad, respo n sabilid ad y ju sticia.
· L a p olític a fam iliar c o n siste en el reco n o cim ien to de la id en tid ad de la fam ilia co m o su jeto so cial y d e su s d erech o s in alien ab les. Para q ue se resp ete la su b jetivid ad e
in iciativa so cial de la fam ilia se ha de prom o ve r el aso ciacio n ism o fam iliar.
· L as au to rid ad es pú b licas -po lítico s y legislad o res- han de resp etar y pro m o ver la verd ad y lo s derech o s de la fam ilia.
· T anto las institu cio n es ec lesiales co m o lo s p ad re s c ris tiano s han de asum ir su respo n sabilid ad co n resp ecto a lo s m ed ios d e co m u n icación soc ial, co n diversos p lan es y
actuacion es.
· L a fam ilia cristian a e s c o m u n id ad c re ye n te y evan ge lizad o ra. Para vivir a la lu z de la fe y ser ferm en to de san tidad en el m u n d o , es necesaria la cateq u esis y la
fo rm ación perm ane nte, la pied ad fam iliar, la participación de la fam ilia en la in iciación a los sacram en tos y el co m p rom iso d e vid a.
· L a fam ilia está llam ada a ser co m u n idad hu m anizado ra al servicio de la civilización del am o r, m ed ian te el ejercicio de la c ari d ad y las o b ras d e m iserico rdia, tanto en su
p ro p io sen o co m o en la so cied ad .
293
Cfr. FC, n. 61; JU2A9N5PA B L O II, Carta apostólica Dies Domini, 31.V.1998.
GE, n. 1. 298
Ibidem. 300
GrS, n. 13.
2 6 4 . Po r ser la pastoral fam iliar u n a acción verteb rad o ra de la p asto ral d e la Iglesia le corresp o n d e a to d a la co m u n id a d eclesia l la tarea de llevarla a cab o 30 1 . Sin em b argo , al
ser la vid a de las fam ilias el fin d e tod a esta pasto ral , la s fa m ilia s s o n tam b ién lo s su jeto s p rim e ro s de la m ism a. E n cu anto se dan en ella distin tos m o m en tos y n ecesidade s,
só lo es po sib le un a adecu ad a realizació n de la m ism a e n la m e d id a en qu e se prove an los m ed io s h u m an o s y m ateriales necesario s p ara llevarlo a cab o . E sto ob liga a la
existen cia y o rgan izació n d e p erso n a s y d e e s tr u c tu r a s esp ecia liza d a s, en cam in ad as a prom o ve r y favo rec er la p asto ral m atrim o n ial. Ad em ás, la situ ació n cu ltu ral de nu estra
so cied ad hace qu e ho y sean esp ecialm en te urgen tes esto s servicio s y esta p asto ral.
L a s m ism a s fa m ilia s
265. La prim era y fundam ental estructura y protagonista de la pastoral será siem pre la m ism a fa m ilia , “lu gar” fundam ental donde se aprende la verdad del plan de Dios sobre el
hom bre y su vocación al am or. A la fam ilia, y m ás directam ente a los padres, corresponde el prim er lugar en la educación de los hijos. En esta m isión educado ra, los padres
p ro ced erán siem p re en co m un ió n co n la co m u n id ad eclesial q u e, a su vez, les ha d e ofrecer la aco gid a y la ayu d a q u e pu ed an necesitar.
U n a co n creció n d el d eb er q ue tien en lo s p ad res en la ed u cació n d e lo s h ijo s a fin de q u e re s p o n d an a la vo cació n recib id a d e D io s 3 02 , es la resp o n sab ilid ad de
ac o n se jarlo s c o n v e n ie n tem en te en la elección de su fu turo. E n eso s “m o m en tos p articu larm en te decisivo s para discernir la llam ada d e D ios y aco ger la m isió n qu e É l co n fía”
3 0 3 , el co n se jo d e lo s p ad r es d eb erá o rien tarse a facilitar la elecció n lib re y resp o n sab le d e lo s h ijo s 3 04 . Y llegad o el m o m en to ad ecu ad o “lo s jó ven es d eb en ser in stru id o s
ad ecu ad a y o po rtu n am en te so b re la d ign id ad , tareas y ejercicio del am o r c o n y u g al, so b re to d o en el sen o d e la m ism a fam ilia, p ara q ue ed u cad o s en el cu ltivo d e la castid ad ,
p u ed an pasar, a la ed ad co n ve n ien te, de un ho n esto no viaz go vivid o a l m atrim o n io ”3 0 5. E l testim o n io de la m u tu a fid elid a d d e lo s p ad res es u no de lo s m ejo res m o d o s d e
ayu d ar a lo s h ijo s en su prep aració n al m atrim o n io .
L a co m u n id a d p a rro q u ia l
2 6 6 . Las Iglesias particu lares deb en ser co n scien tes d e su resp o n sab ilid ad “co m o el su jeto activo m ás in m ed iato y eficaz para la actu ació n de la pasto ral fam iliar” 30 6 . C o m o
consecuencia, “cada Iglesia local y, en concreto, cada com unidad parroquial debe tom ar conciencia m ás viva de la g racia y d e la respon sabilidad que recibe del Señor, en orden
a la prom o ció n de la p asto ral fam iliar” 30 7 . Po r esta razó n , “lo s planes d e p asto ral o rgánica, a cu alq u ier n ivel, no d e b e n p rescind ir nu n ca de tom ar en co n sideració n la pastoral
d e la fam ilia” 30 8 .
· L a dió cesis
2 6 7 . B ajo la guía de l O b ispo , el cen tro de los diferen tes servicios de la dió cesis a la pasto ral fam iliar es la D e leg a ció n D io cesa n a d e Pa stora l Fa m ilia r. E stá llam ada a
d esem p eñ ar un a fu n ció n de im p o rtanc ia particu lar. D eb e ser pu n to d e referen cia para tod a la pasto ral fam iliar en la dió cesis y n o deb e faltar en ningu n a.
D eb e estructurarse d e m o d o diná m ico co n un gru p o directivo y un a serie de eq u ipo s op erativos qu e p u ed an aten d er de m o d o descen tralizado y eficaz las d istintas
activid ad e s q u e s e p ro m u evan . E l gru p o d irectivo deb e estar co m p u esto po r u na serie d e m atrim o n io s y u n sacerd o te o co n siliario ; d eb e en cargarse d e la elab o ració n d e u n
p ro yecto de p asto ral fam iliar en tod a la dió cesis. E sto su p o n e u n a coo rdinación gen eral d e tod as las actividad es q u e se realicen para qu e sean m ás fecu n d as y se asegu re su
eclesialid ad .
2 6 8 . E ste pro yecto ha de in cluir, en prim er lu gar, la co o rd in a ció n de la D elegación de Pastoral Fam iliar co n las o tra s p as torales: de cateq u esis, de ed u cació n , ju ven il, san itaria,
m edios de com unicación, de em igración, del clero y religiosos, para la elaboración y realización de planes q ue les afecten co n ju n tam en te, co m o so n : l a e l ab o ració n d e
m ateriales d io cesan o s d e cateq u esis d e fam ilia y v id a e n las d istin tas etap as; la p rep aració n d e u n p lan de ed u cació n afectivo -sexu al en lo s co legio s cató lico s; la o rgan izació n d e
“itinerarios de fe” para novios, cursos de form ación perm anente, etc.
L a co o rd in ació n d e to d o s lo s gru p o s p arro q u iales d e m atrim o n io s, y lo s m o vim ien to s y aso ciacio n es fam iliares q ue existen e n l a d ió cesis, p ara q ue lo s esfu erzo s
se u n an en la con secu ció n de los ob jetivo s pro p u estos y se po ten cie y se apo ye la creació n d e n u evo s gru p o s.
Pro g ra m a s d e fo rm a c ió n
y o rg a n iza ció n d e a cto s d io cesa n o s
269. Adem ás, el proyecto de pastoral fam iliar ha de incluir la p rep aració n d e cu rsos de fo rm a c ió n d e a gen tes d e p asto ra l específicam ente fam iliares, los cuales deben ser
d istinto s en sus co n ten ido s y program ación de los de las escu elas d e c ateq u istas. T am bién la o rg a n iza ció n d e a cto s d io cesa n o s, d ías d e la fam ilia, cam p añ as d e in fo rm ació n ,
etc.
Asim ism o, la organización a nivel diocesano de la pa sto ra l m a trim o n ia l en sus d istintas etap as: co n esp ecial inc ide n cia en el fo m en to d e las e scu elas d e p adres,
los grup o s de no vios y lo s cu rso s prem atrim o n iale s. E sta o rgan ización deb erá asegu rar la id ó n ea fo rm ación de los agen tes y deb e d eterm inar y sup ervisar las exigen cias
m ín im as d e estas activid ad es. Se d eb e in clu ir u na in fo rm ació n so b re la en señ an za d e lo s m é to d o s n atu rales d e co n o cim ien to de la fertilid ad .
27 0. Po r últim o, el proyecto de pastoral fam iliar h a d e realiz ar el a se so ra m ien to a las p arro q u ias, en lo s caso s d e n ecesid ad de asisten cia a la fam ilia, se realizará a través d e lo s
C O F qu e fu n cio n en en la dió cesis.
Para todo ello habrá que contar con el apoyo de p erso n a s esp ecia liza d a s, qu e p ued an aten d er a lo s d istin to s cam p o s d e la vid a fam iliar y q ue la d elegació n p u ed a
o frecer co m o ayu d a con creta a las p arroq u ias y m o vim ien tos. Prové ase, para ello , co m o para la fo rm ación de los agen tes, de los recu rso s person ales y eco n ó m ico s suficien tes.
E n tre las d istin tas seccion es q u e pu ed e co n tar la d e le gac ió n se ha de destacar la d e los m ed io s d e co m u n icació n , qu e elab o rará u n a base do cu m en tal y se hará
p resen te en lo s distin tos ám b ito s in fo rm ativos qu e o p eran en la dió cesis.
E n la m ed id a d e lo po sib le y co n el aseso ram ien to de exp erto s se p od rá llevar a cab o u n plan de actuación en orden a las políticas fam iliares, a realizar en un
p erio d o de tiem p o determ in ad o .
· L a pa rro quia
C e rca n ía a la s fa m ilia s
2 7 1 . L a parroq u ia desem p eñ a un pap el esp ecífico en la pasto ral fam iliar, po r ser el lug a r m á s cerca n o a la s fa m ilia s co n creta s, q u e p ued e co n o cer m ás d irectam en te su s
n ecesidade s y po r ello p restar un a aten ció n m u ch o m ás directa y eficaz. E s el lugar prop io de la celeb ració n de los sacram en tos y d e los aco n tecim ien tos fam iliares en lo s qu e se
h ace p resen te de m o d o peculiar la Iglesia en la fam ilia.
Para qu e esta po sició n privilegiad a dé lugar a un a pasto ral eficaz para la fam ilia, el p árroco (y los d em ás sacerdo tes q u e c o lab o ra n c o n é l), d eb e procu rarse la
ayu d a d e m atrim o n io s y aco ger co n so licitu d a lo s q ue se p restan a ello .
301
FC, parte IV, cap. II, introducción: “La pastoral familiar –forma particular y específica de la pastoral— tiene como principio operativo suyo y como protagonista responsable a la misma Iglesia, a través de sus
estructuras y agentes”.
302
FC, n. 58 304
Ibidem. 308
Ibidem.
2 7 2 . E n la m ed id a d e lo po sib le se im p u lsará la fo rm ació n d e u n g ru p o p a rro q u ia l d e m a trim o n ios, q ue d eb e co n tar co n su pro p ia fo rm ació n y m isió n ; d e él sald rán de m o d o
n atu ral las perso n as q u e pu ed an aten d er a lo s d istin to s m o m e n to s q u e la pasto ral fam iliar tien e en la parroq u ia. Para el servicio de este gru p o de m atrim o n io s n o pu ed e faltar la
presencia de un sacerdote.
A partir d e este grup o se procu rará o rgan izar un a varied ad de prop u estas qu e abarqu en tod o s lo s m o m en to s d e la pasto ral fam iliar: aco gid a de m atrim o n io s p ara
el bautism o , testim o n io d e fam ilias en las cateq u esis, organ ización de activid ade s de fo rm ación fam iliar p ara jó ven es, gru p o s de no vios, cu rso s prem atrim o n iales,
ac o m p añ am ien to p ara caso s d ifíciles, etc. C uan d o esto n o sea p o sib le a n ivel p arro q u ial se h an d e u n ir varias p arro q u ias, o p o r arcip restazgo s, co m o p o r ejem p lo en lo q u e
co rresp o n d e a la organización de los cu rso s prem atrim o n iales.
C elebraciones especiales
2 7 3 . T am b ién a travé s d e ese gru p o se pu ed en organ izar celebraciones especiales com o el “D ía d e la Fam ilia”, la “Jornada de la Vida”, u otros acontecim ientos y celebraciones
p articu lares, e n tre lo s q u e tam b ién se cu en tan las “B o d as d e Plata” y las “B o d as d e O ro”, qu e hagan presen te la dim en sió n fam iliar de la parroq u ia y sirvan para anim ar a
co lab o rar a m ás p erson as.
P ara la o rgan izació n d e las d istin tas activid ad es se p ued e servir d el ap o yo de la D e l e gac ió n D io cesan a d e Fam ilia, y esp ecialm en te h a d e p ro cu rar servirse d e
to d o s lo s m ed io s qu e se le ofrecen para la asisten cia a fam ilias co n pro b lem as.
274. Se debe contar siem pre co n lo s m o vim ien tos y asociaciones fam iliares, co m o elem en tos dinam izadores d e la p asto ral fam iliar, d e d on d e b ro tan m u c ho s d e lo s agen tes d e
esta p asto ral. Ayu d an a la prop agación de u n a espiritu alidad fam iliar y so n te stim o n io del carácter d e fam ilia de la m ism a Iglesia 3 0 9 . Po r ello, d eb en ser reco m en d ado s e
im p u lsad o s, ju n to co n lo s n uevo s m o vim ien to s y co m u n id ad es eclesiales, cu id an d o la co ord in ació n d e su s accio n es en un a p asto ral d e co m u n ió n .
E n tre o tras activid ad es, lo s m o vim ien to s y aso ciacio n es fam iliares llevan a cab o , verd ad ero s “itin erario s d e fe” p ara las p erso n as q ue se p rep aran al m atrim o n io .
S u exp erien cia y la d e las p erso n as q ue lo s llevan es u na valio sa ayu d a p ara la p asto ral fam iliar. T am b ién es frecu en te q ue o rgan icen cu rso s p rem atrim o n iales q ue en riq u ecen a
los ya presentes en la diócesis. M uchas de las personas q u e co laboran en las actividades fam iliares parroquiales y diocesanas proceden, y se han form ado, en estas asociaciones
y co m u n idad es.
2 7 5 . L as ayu d as q ue se d eb en prestar a las fam ilias so n m últiples e im p o rtan tes d esd e lo s ám b ito s m ás variad o s: p sico ló gico , m é d i c o , j u ríd ico , m o ral, eco n ó m ico , etc. Para u na
acció n eficaz en este cam p o se ha de co n tar c o n se rv ic io s e sp e c ífic o s en tre lo s cu ales se d estacan : C e n tro s d e O rien tació n F am iliar, lo s C e n tro s d e fo rm ació n en lo s m éto d o s
n atu rales de co n o cim ien to de la fertilid ad , los In stitu to s de cien cias y estu d io s so b re el m atrim o n io y la fam ilia, y d e bio ética, etc.
C o n esta fin alid ad se prom o ve rá – p rincip alm en te en el ám b ito dio cesan o — la creació n de esto s o rgan ism o s q u e, co n la co m p eten c ia n ecesaria y u n a clara
in sp iració n cristian a, estén en disp o sició n de ayud ar co n su aseso ram ien to para la p reven ción y so lu ció n de los p rob lem as p lan tead o s en la pasto ral fam iliar.
A y ud a efectiva a la s fa m ilia s
276. Se denom ina C entros de O rientación Fam iliar (C O F) a un servicio especializado de atención integral a los problema s fam iliares en todas sus dim ensiones. Para poder
d e n o m in arse cató lico deb e in sp irarse y ejercer su activid ad desd e la an tro p o lo gía cristian a y la fid elid ad al M agisterio y ser reco n o cid o así p or el O b isp o d e la d ió cesis. E s u n
in stru m en to de su m a im p o rtan cia p ara la ayu d a efectiva a las fam ilias en su s p ro b lem as y po r ello se reco m ien d a m u y esp ecialm en te su existen cia 3 10 .
O rganización y funciones
277. Debe constar de un equipo de profesionales de los distin to s ám b ito s qu e afectan al m atrim o n io y la fam ilia: orie n tad o res fam iliares, p sicó lo g o s, p ed a g og o s, trabajadores
sociales, sexó lo g o s, m é d ico s, ju rista s, m oralistas y sacerdotes, etc., d otad o s d e co m p eten cia cien tífica actu alizad a, d e d isp o n ib i lid a d p ara el trab ajo en eq u ip o , y p ara el m éto d o
d e o rien tació n y co n sulta específico del C O F. L o s pro fesion ales realizarán un trab ajo de aseso ram ie n to , co n sulta, terapia y preven ció n a n ivel pe rso n al, m atrim o n ial y fam iliar
en situ acio n es d e dificu ltad o en crisis relacio n al.
L o s ám b ito s d e interven ció n serán los p rob lem as m atrim o n iales, co n particu lar aten ció n a la vid a relacio n al en los asp ecto s d e de c o m u n ic ac ió n y d iálo go , a la
v id a se xu al, a la regu lació n d e la fertilid ad y a la aco gida d e la vida; las relacio n es fam iliares, co n u n a aten ció n a tod as las fases del ciclo fam iliar, a las situ acion es irregu lare s, a
los ancianos; la educación de los adolescentes y jóvenes para la vida y el am or; las actividades de form ació n y prevención en el ám bito com unitario y terrritorial para favorecer
u n a nu eva cu ltu ra fam iliar. T am b ién po d rá ejercer u n a fu n ció n pericial en relación a los T ribu n ales ec lesiástico s.
2 7 8 . U n C O F es d io c e sa n o c u an d o la d ió c e s is se resp o n sab iliza d e su organ izació n ; en este caso el aseso r m o ral es n om b rad o p o r el O b isp o . Pu ed en existir o tro s C O F d e
in sp ira ció n cristia n a proced en tes de in iciativa de m o v im ien tos o de fieles y es m u y recom en d able su existen cia. Se ha de prom o ver un a co n fed era ció n de los C O F tanto a nivel
regio n al co m o a nivel n acio n al para un a m ayo r efec tivid ad de su s activid ad es.
C O F dio cesa n o ,
p u n to de referen cia de la pa sto ra l fa m ilia r
2 7 9 . T o d a p asto ral fam iliar d io cesan a co n tará, co m o elem en to de ayu d a a las fam ilias, co n u n C O F pro p io de la dió cesis. C u an d o n o sea p osib le p o r falta d e c a p a c id a d d eb e
estar en relació n co n u n C O F in terd io cesan o d e m o d o q u e sea u n p u n to de referen cia para la atención pastoral en la diócesis. C uando un a dióce sis sea extensa piénsese en el
n ú m e ro su ficien te p ara aten d er to d as las n ecesid ad es y co o rd ín ese su fu n cio n am ien to desd e la D e legació n d e Pasto ral Fam iliar. Para ello se d e b e d ar u n a in fo rm ació n d etallad a
d e su existen cia y fu n cio n am ien to a tod as las p arroq u ias y ofrec er esa in fo rm ació n a los no vio s en los cu rso s p rem atrim o n iales. E s u n m o d o necesario de ace rcam ien to de la
Iglesia a las necesidades vitales de las fam ilias 311. C ualquier m atrim onio y fam ilia con problem as tiene que sa b er a dó n d e acu d ir para enco n trar ayu d a.
L a fo rm ació n p erm an en te e in tegral d e lo s esp ecialistas d el C O F d eb e ab arcar tem as referen tes a la an tro p o lo gía cristian a d el m atrim o n io y d e la fam ilia, a lo s
d o cu m en tos d el m agisterio de la Iglesia, a la bioé tica, así co m o a la actualizació n cien tífica en lo s diverso s ám b ito s.
280. Igualm ente, se aconseja la participación de laicos católicos en otro s C en tro s d e O rien tación Fam iliar ajenos a la Iglesia para hacer presente allí el Evangelio del
m atrim onio y la fam ilia, siem pre que se aseguren de la posibilidad de o b jeció n de co n cien cia an te d eterm in ad o s req u erim ien to s in m o rales a lo s q ue n o d eb erán acced er 3 12 .
2 8 1 . U n a ayud a in estim able para lo s m atrim o n ios en el ejercicio resp o n sable d e la paternid ad es el co n o cim ien to d e la fertilid ad, p ara lo qu e s e h an d e favorecer las
p o sib ilid ad es d e en señ an za d e lo s m éto d o s n atu rale s d e c o n o c im ie n to de la fertilid ad . Para ello se h a d e im p u lsar la existen cia d e cen tro s d e in sp iració n a co rd e co n la visió n
3cristia
1 3 . L no as resp
d e lao npsab
erso
lesn a,d io
q ue ayuodsend ea llo
cesan a sp as
esptoorso
al s my atrim
a lo soqnue
ial se
d ebp erán
rep aran para
cu id ar qel
uemsea
atrim
eno nverd
io aadadun
q uairir
enla
señad
anecu
za ad
inategral,
fo rm ació n enn oelsecored
y q ue n o cim
u zcaiena tola yp recto uso de
resen tació n deso
e usn mméto
étoddoos
técn ico sin o a la fo rm ació n en criterio s verd ad eram en te m o rales.
309
FSV, n. 175: “Sin contar con su valiosa experiencia y aportación que se ha manifestado muy efectiva en estos años, tantas veces con tareas de suplencia, se correría el peligro de plantear una pastoral familiar separada
de la vida real de 3nuestras
10 diócesis y de las personas que conocen la realidad de los problemas y sus soluciones”.
2 8 2 . L a fam ilia e s e l lu g ar preferen te en el q u e se recib e y p rom u eve la vid a segú n el proyec to de D io s. L a co m u n id ad cristian a deb e prestar su co lab o ració n a la fam ilia
m ed ian te estru ctu ras y servicio s d irigid o s d irectam e n t e a la aco gid a, d efen sa, p ro m o ció n y cu id ad o d e la vid a h um an a 3 14 . E n p articu lar es n ecesario qu e existan C e n tro s d e
a yu d a a la vid a y C a sas o C e n tro s d e a co g id a a la vid a 31 5 . N acid o s d irec tam en te d e la c o m u n id ad c ristian a o de otras iniciativas, han de reu n ir las co n d icio n es p ara ayud ar a
las jó ven es y a las p arejas en dificu ltad , o frecien d o n o so lo razones y convicciones, sino tam b ién un a a sisten c ia y a p o y o c o n c re to y e fec tivo para sup erar las d ificu ltad es d e la
aco gida de un a vid a nacien te o recién nacida.
314
283. Nu estras diócesis, en fin, deben aportar energías y personas para otras form as de intervención y de servicio an te la s d ificu lta d e s e sp ecífica s d e en ferm e d ad y m a rg in a ció n
co m o : co m u n id ad es d e recu p eració n d e d ro go d ep en d ien tes, co m u n id ad es d e aco gid a para m en o res, co o p erativas d e so lid arid ad , cen tro s d e cu id ad o y aco gid a p ara lo s q ue
padecen enferm edades especiales 316. T odas ellas son realidades en las que el p rotago nism o social de las fam ilias puede ponerse en práctica, pues han de realizar sus acciones
en profu n d a co lab o ració n co n ellas. So n así un a gran apo rtació n a la p asto ral fam iliar.
2 8 4 . D ada la co m p lejid ad d e los ám b ito s en lo s qu e está im p licad a la pastoral fam iliar y la am b igüed ad crecien te d e lo s v alo res cu ltu rales resp ecto al m atrim o n io y la fam ilia se
d eb e cu id ar, en to d o s l o s n iveles d e la p asto ral fam iliar y en to d as su s accio n es, la fo rm ació n d e las p erso n as q ue in terven gan en ello . N o b asta p ara eso un a b uen a fo rm ació n
cristiana, es necesario prove er de un a en señ a n za esp ecífica en el E va n g elio del m a trim o n io y la fam ilia. E s resp o n sab ilid ad del O b isp o y d e su D elegació n D io c e s an a d e
P asto ral Fam iliar velar p or esta fo rm ació n d e lo s agen tes d e p asto ral 3 17 .
285. En cada diócesis se deben prom over iniciativas de form ación de agentes d e p asto ral fam iliar, b ajo la r e sp o n s a b ilid ad del O b isp o y d e su s d elegacio n es y o rgan ism o s
d io cesan o s. E sta fo rm ació n d eb e ab arcar las d im en sio n es in telec tu a l, e s p i ritu a l y p asto ral d e lo s agen tes; d eb e ser tam b ién perm an en te: y h a d e cap acitarlo s p ara la tarea. U n a
cap acitació n q u e les p erm ita actu ar “co n gran resp eto , am o r y m iserico rd ia h acia lo s h om b res y m u jeres, h erm an o s y h erm an as n uestro s q ue m iran a la Iglesia p a ra r ecib ir u na
p alabra de fe y d e esp eranz a y no de co n d en ación ” 3 1 8 ; pero co n scien tes tam b ién de qu e “no m en o scab ar en nada la salud ab le d o c trin a d e C ris to e s un a m ane ra de carid ad
em in en te hacia las alm as” 31 9 . L o s age n tes d e pasto ral han de ser testig o s co n su pro p ia vid a, m ás qu e m aestro s qu e rep iten un a le cció n .
E xisten , p or o tra p arte , d iv e rsas in stitu cio n es d ed icad as al estu d io del m atrim o n io y la fam ilia, a la ed u cació n afectivo -sexu al, a la p ed ago gía p ro p ia d e u na
e s c u ela d e p ad res, a la en señ an za d e lo s m éto d o s n atu rales d e co n o cim ien to de la fertilid ad . L a sin cera co lab o ració n d e éstas co n lo s o rgan ism o s d io cesan o s, el co n o cim ien to de
lo s m ism o s po r p arte de las parro q u ias y la dispo n ibilid ad d e exp ertos p ara la fo rm ación d e o tras p erson as, es un a de las claves d e u n a pastoral fam iliar cap az de respo n d er a las
exigen cias pasto rales de nu estro tiem p o.
2 8 6 . Pro m u évan se esp ecialm en te m o d o s co n creto s d e en señ an za e n l o s q u e s e a l a fam ilia co m o un id ad , p ad res e h ijo s, la q ue p ued a recib ir la fo rm ació n p o r m ed io de
convivencias fam iliares o cu rso s sem ejantes.
2 8 7 . C o m o organ ism o de la C o n feren cia E p isco p al d e E sp añ a, la Su b co m isió n p ara la Fam ilia y D e fen sa d e la V id a tien e la m isió n d e velar y p ro m o v e r c u a n t o s e relacio n a co n
el anuncio del evangelio del m atrim onio, la fam ilia y la vida. Siem pre al servicio de los Ob ispos y de las Iglesias particulares, en estrecha colaboración con los dem ás
o rgan ism o s d e la C o n feren cia, y d en tro del m arco de la co m p eten cia q ue le co rre s p o n d e , s u fu n ció n co n siste fu n d am en talm en te en asesorar, prom over estudios y hacer
p ro p u esta s sob re las cu estion es y p rob lem as relativo s al m atrim o n io y la fam ilia.
S e le e n co m ien d a de m o d o esp ecial la co o rd in a ció n a n ivel n acio n al de las d istin tas aso ciacio n es y m o vim iento s fam iliares, d e lo s C O F y cen tro s d e e d u cac ió n
afectivo -sexu al, la p rep aració n d e e x p e rto s q u e ap arezcan en lo s m ed io s d e co m u n icació n, y la realizació n d e u n p ro gram a d e actu ació n en po líticas fam iliares en co n tacto co n
lo s fo ro s q ue trab ajen en este cam p o .
2 8 8 . “Ad em ás d e la fam ilia -ob jeto y so b re to d o su jeto de la pasto ral fam iliar- h ay q u e reco rdar tam b ién los o tros age n tes p rincip ales en este cam p o co n creto ” 32 0 . D en tro de la
resp o n sab ilidad prop ia de tod a la co m u n id ad ec lesial se ha de prove er para qu e haya perso n as y eq u ip o s o gru p o s só lid am en te fo rm ad o s q u e se ded iq u en a esta p arce la de la
p asto ral.
· L o s O b isp o s
2 8 9 . E l ob isp o es el p rim er resp o n sa b le d e la p asto ral fam iliar en la d ió cesis y “d eb e p restar p articu lar so licitu d a este secto r, sin d u d a p rio ritario , d e la p asto ral” 3 2 1 . E n
co n secu en cia, “deb e ded icar interés, aten ció n , tiem p o , perso n as, recu rso s; y sob re to d o, apo yo perso n al a las fam ilias y a c u an to s, en las dive rsas estru ctu ras dio cesan as, le
ayu d an en la p asto ral de la fam ilia” 32 2 .
C om o pasto r, e s e l responsable prim ero de la fidelidad en el anuncio del Evangelio del m atrim onio y la fam ilia y es el que ha de cuidar que toda esta pastoral sea
u n a m an ifestació n esp ecífica d e la co m u n ió n de la Iglesia.
· L o s Presbítero s
2 9 0 . L a tarea qu e lo s presb ítero s llevan a cab o en la pasto ral fam iliar “co n stitu ye un a parte e se n cial d el m in isterio de la Iglesia hacia el m atrim on io y la fam ilia” 32 3 . C o m o
co lab o rado res direc to s d el O b isp o tien en so b re sí la resp o n sab ilidad de anu n ciar el “evan ge lio de la fam ilia” y el “evan ge lio de la vid a”, tanto a las fam ilias c o m o a la
com unidad entera. A los sacerdotes encargados de una pastoral parroquial les corresponde -com o m inistros de C risto, el B uen Pastor- el deber de vela r y cu id a r para qu e las
estru ctu ras y agen tes d e p asto ral d e su co m u n id ad realicen co n e fic a c ia y fid e lid a d s u lab o r. Po r otra parte, adem ás de alen tar las iniciativas qu e pu ed an su rgir en favo r de la
fam ilia (grup o s d e m atrim o n io s, en cu en tros y jornad as d e refle x ió n y o ra c ió n , etc .), procu rarán , do n d e tod avía no existan y segú n sean las po sib ilidad es, o rgan izar el g ru p o
p a rro q u ia l d e m a trim o n io s y pro m o ver la fo rm ació n de resp o n sab les esp ecializad o s en la pasto ral fam iliar.
L o s sacerdo tes han de llevar lo s tem as d e la fam ilia tratad o s en este D irecto rio al ejercicio d e la h o m ilía -m ayo rm en te si ten em o s en cu en ta q u e l a m ayo r ía d e lo s
católico s no tien en otra fu en te de fo rm ación qu e la p redicación do m in ic al-, c o n p ru d e n c ia pero co n claridad , evitan d o om itirlos p o r resultar a vec es co m p licad o s,
c o m p ro m e tid o s o esp in oso s. C o n el fin d e ayu dar a lo s m in istro s de la Palab ra en la prep aració n de su p red icació n, sería op ortu no q ue las D elegacio nes de Fam ilia, e n
c o o rd in ac ió n co n las d e L itu rgia, o freciesen u no s su bsid io s litú rgico s a lo s p reb iteros y d iáco no s, co m en tan do las lectu ras d el Añ o L itú rgico q ue traten d irectam e n te o
ind irectam en te de los tem as aqu í exp u estos, no sólo desd e u n a persp ectiva gen eral sin o práctica.
L e s co rre s p o n d e im p regn ar to d a su activid ad pasto ral d e u na cercan ía a las fam ilias y ap ro vech ar lo s aco n tecim ien to s fam iliares y la celeb ració n d e lo s
sacram en tos p ara esta finalidad , y ser m aestro s de oració n para las fam ilias. C u ide n igu alm en te la fo rm a c ió n eclesia l d e la s co n cien cia s en la co n fesió n sacram en tal 3 24 .
2 9 1 . Para e ste fin , se ve necesario cu idar este aspe cto de la p asto ral en la fo rm a ció n perm a n en te d e lo s sacerd o tes. É sta es, tam b ién , u na d e las razo n es p ara q ue, en lo s estu d io s
eclesiástico s, se im p arta un a fo rm ación sob re el m atrim o n io y la fam ilia qu e abarq u e los aspe cto s teo lógico s, m o rales y c an ó n ic o s. D e esta m ane ra se co n segu irá la u n id a d d e
criterios en la d octrin a y en la p asto ral q ue tan to co n trib u ye a la fo rm ació n y a la p az d e las co n cien cias y a la eficacia evan gelizad o ra 3 25 .
316
FSV, n. 176: “Para llevar a cabo la formación de los agentes de pastoral matrimonial y familiar hemos de mencionar la existencia de Centros académicos de estudios sobre matrimonio y familia y sobre bioética.
Su labor es muy beneficiosa
318 en la medida en que, fieles al magisterio, sirven para profundizar y hacer más accesible al hombre actual la verdad del plan de Dios sobre el matrimonio y la familia en toda su integridad”.
JU A N PA B L O II, Homilía
3 1 9 en la Clausura del Sínodo de la Familia, 25.X.1980.
HV, 29 320
Ibidem. 323
Ibidem. 324
FC, n. 73.
2 9 2 . E stas co n sideracio n es so n aplicables tam b ién “para lo s d iá co n o s a lo s q ue even tu alm e n te se les co n fíe el cu id ad o d e este secto r d e la p asto ral” 3 26 .
2 9 3 . L a fam ilia es el su jeto prim e ro y p rin cip a l de la acció n pasto ral fam iliar. E s tam b ién resp o n sable insustituib le de esa pasto ral. L o s esp o sos y las fam ilias cristianas
d esem p eñ an esa fu n ció n en virtud de gracia recibi d a e n el sacram en to 3 2 7 . E s un a fu nc ión original y co n características prop ias. E sa es tam b ién la razó n de q u e la p asto ral
fam iliar co n sista fu n d am en talm en te en a co m p a ñ a r a la s fa m ilia s en el cu m p lim ien to de su resp o n sa b ilid a d .
2 9 4 . La fam ilia ha d e ejercer esa fun ció n , tan to h a cia den tro co m o ha cia fu era de sí m ism a, so b re to d o co n el testim o n io d e un a vid a co h e re n te c o n e l E v an g elio , de un a m an era
esp ecial en relació n co n la fid elid ad al am o r co n yu gal, la tran sm isió n resp o n sab le d e la vid a y la ed u cació n d e l o s h ijo s . S o n u n o s valo res y tareas q ue n ecesitan un a
ilu m inación particu lar en nuestra so cied ad. L a sa n tid a d d e vid a de las fam ilias cristianas ofrec e a n u e stra s o c ie d ad –tan tas ve ces co n fu n d id a po r m o d elo s d isto rsio n ad o s- la
au tén tica b elleza d el “am o r h erm o so ” co n fo rm e al p lan de D io s . E s o s valo res y tareas so n tam b ién parte d e ese co m etid o in su stitu ib le y esp ecífico qu e la fam ilia h a d e
d esem p eñ ar en la n ueva evan gelizació n .
E n co la b o ra ció n
con otras fam ilias y con diversas asociaciones
2 9 5 . Para realizar esta m isió n , las fam ilias n o d e b en sen tirse so las. H an de ser co n scien tes d e q ue a su lad o está siem p re el Señ o r y la ayu d a d e la Iglesia q ue les llega p or tan to s
cam ino s. Po r o tra parte, en las d ificu ltade s qu e p u ed an d ars e , h an d e e n c o n trar razo n es nu evas para bu scar la co la b o ra ció n co n o tras fam ilias. Y d ad o q u e la m ayo ría d e lo s
p ro b lem as q u e afectan a las fam ilias so b rep asan , po r lo gen eral, el ám b ito del prop io hogar, localid ad , etc ., la fam ilia ha de estar abierta a las aso ciacio n es d e ám b ito regio n al,
n acio n al e in tern acio n al 32 8 .
326
296. T am b ién los religiosos, las religiosas y los m iem bros de los institutos de vida consagrada han de considerar, “dentro del respeto sustancial al propio carism a original, el
apo stolado dirigido a las fam ilias co m o un a de las tare as p rio ritarias, req u eridas m ás u rgentem en te po r la situación actual” 32 9 . Para ello y de acu erdo co n lo s pro p ios carism as,
ad em ás d el testim o n io de fidelid a d a la pro p ia vo ca ció n y la ora ció n fervien te po r to d a la Iglesia , p ued en prestar u n servicio m u y va lio so a esta p asto ral. In d ividu alm ente o
aso ciad o s, el servicio qu e ofrez can deb e abarcar los ám b ito s m ás d ive rso s d e la vid a fam iliar.
2 9 7 . E ntre o tro s, es im p o rtante qu e d esarro llen su servicio co n un a “esp ecial d ed icació n a los n iñ o s, esp ecia lm e n te a lo s a ba n d on a d os, no deseado s, h u é rfan o s, po b res o
m inu sválido s; visitand o a las fam ilias y p r e o c u p á n d o s e d e lo s en ferm o s; cu ltivand o relacio n es d e respeto y caridad co n fam ilias in co m p letas, en dificu ltad o sep aradas;
o frecien d o su p rop ia co lab o ració n en la en señ a n za y a seso ra m ien to p ara la p rep aració n d e l o s j ó v e n e s a l m atrim o n io , y en la ayu d a q ue h ay q ue d ar a las p arejas p ara u na
p rocreac ió n verdad eram en te resp o n sab le; abrie n d o la p ro p ia c asa a u n a ho sp italid ad sencilla y co rdial, para qu e las fam ilias p u ed an en co n trar el sen tid o de D io s, el gu sto po r la
o ració n y el reco gim ien to , el ejem p lo co n creto de u na vid a vivid a en carid ad y alegría fratern a, co m o m iem b ro s d e la gran fam ilia d e D io s” 3 30 .
· L a ico s especializad o s
2 9 8 . M u ch a es la ayu d a q u e lo s fieles la ico s p ued en da r a la fa m ilia desd e el ám b ito de su pro fesió n y d e su e x p e rie n c ia. S u ap o rtació n p u ed e ser d e gran valo r en la su p eració n
d e las d ific u ltad es y p ro blem as fam iliares. Para ello se h a d e cu id ar la fo rm ació n d e p erso nas esp ecialistas en lo s d iverso s cam p o s d el sab er q ue afectan a la fam ilia p ara q u e ,
d esd e u n a “antrop o logía adecu ada”, pu ed a prestar el apo yo cu alificado qu e n ecesita la pasto ral fam iliar en sus d iversas in stan cias.
L o s p ro fesio n a les d e la sa lu d
2 9 9 . L o s pro fesion ales d e la m e d icin a y la sa lu d tienen siem pre una incidencia directa e n la vida fam iliar, pues en ella se viven el nacim iento, la enferm edad y la m uerte. Deben
sab er desem p eñ ar su labo r co m o verdad eros co lab o rado res de la fam ilia en el cu id ad o de los en fe rm o s c ró n ic o s q u e p u e d en ten er un a aten ció n do m iciliaria, m ejo rand o así la
c o n d ic ió n d e vid a d el en ferm o . L a Iglesia lo s alien ta p ara q ue sean d efen so res d e la vid a d esd e la co ncep ció n a la m u erte y, p ara ello , d eb e favo recer su fo rm ac ió n e n el
E vangelio de la vida y la fam ilia, a través de cu rso s esp ecífico s de bioé tica.
3 0 0 . L o s p ro fe sio n ale s d el d erech o y de la ed u ca ció n d eb en sen tir co m o pro p ia la resp o nsab ilid ad de co n trib u ir al b ien de la fam ilia. So n ám b ito s esp ecialm en te n ecesitad o s d e
u n a visió n cristian a q ue p erm ita d efen d er a la p erso n a y a la fam ilia en situ acio n es d ifíciles. Se d eb e co n tar co n exp erto s en am b o s cam p o s p ara p ro m o ver u na le g is lac ió n
aco rde al valo r d e la fam ilia y un a edu cació n in tegral d e la p erson a.
329
Ibidem.
3 0 1 . E l m u n d o em p resa ria l d e b e ser co n scien te del deb er qu e tien e en relació n co n la fam ilia. Po r ello , en tre o tras co sas, se deb erá cu id ar la creac ió n de em p leo , la
co o rd in ació n d el trab ajo c o n la vid a fam iliar en lo qu e co rresp o n de a h orario s, salario s, m atern id ad , etc 3 31 . E s u rgen te d ar resp u esta al p ro b lem a d e la vivien d a, q ue es u na
carga excesiva p ara m u ch as fam ilias y tan tas veces se trata d e casas m u y red u cid as p ara u na fam ilia n um ero sa 3 32 .
L o s p ro fesio n a les d e la in fo rm a c ió n
3 0 2 . D e lo s pro fesion ales d e la in fo rm a c ió n dep en d e, en un a parte m u y im p o rtante, la d efen sa y prom o ció n de los valo res de la fam ilia. T ien en un a influ en cia gran d e en la
opinión social y llegan directam ente a las fam ilias. Deben ser resp o n sables d e esta capacidad y ponerla al servicio de la fam ilia, con un respeto delicado de los valores
au tén tico s p rop io s d el resp eto a la vid a y el existir m atrim o n ial y fam iliar.
L o s p olítico s
3 0 3 . A los p o lítico s, co m o exige n cia de la fu n ció n qu e tien en en la realizació n del bien co m ú n , les incu m b e velar m u y esp ecialm en te p o r la s alu d d e la fam ilia, co m o un a parte
fu n d am en tal d el bien co m ú n . Para ello deb en prom o ver un a verdad era p o lítica fa m ilia r q u e “n o p u ed e red u cirse a u na m e ra a yu d a e c o n óm ica, su p o ne y exige an te to d o u n a
tarea de evitar trabas y de fa vo recer la c a p a c i d a d d e in icia tiva de la s fa m ilia s” 3 33 . A este resp ecto se h a d e cu id ar u n d iálo go fecu n d o en tre lo s p olítico s, u na rep resen tació n
so cial d e las fam ilias co n u n p la n d e a cció n determ in ad o qu e ayud e a defen d er la id en tidad de la fam ilia en la le g islac ió n y al reco n o cim ien to del bien so cial qu e rep resen ta la
fam ilia en lo s m ás d iversos cam p o s.
30 4. Jun to a ello se ha de trabajar en tod os lo s am b ie n te s p ara c u ltivar y difun dir un a nu eva cu ltu ra am o ro sa de la fa m ilia y co n segu ir u n reco n o cim ien to plen o d e la vid a d esd e
su concepció n hasta su m uerte natural, con la protección jurídica adecuada. Sin esto, la fam ilia estará siem pre am enazada. El bien del hom bre –y la vida hum ana es el bien
h u m an o prim o rdial— es la razó n de ser del E stad o y la po lítica en gen eral.
R E SU M E N
· T o d o s en la Igle sia, cad a un o segú n su vo cació n y m isió n , so m o s resp o n sab les d e la pastoral fam iliar.
· L a D e legació n d io cesan a d e p asto ral fam iliar h a d e o rgan izar y co o rd in ar lo s p lan es, gru p o s, activid ad es y la fo rm ació n .
· L a Parro q u ia, q ue go za d e u na cercan ía p rivilegiad a a la vid a d e las fam ilias, h a d e o frecer u na varied ad de p ro p u estas, co m o : activid ad es fo rm ativas, gru p o s d e
m atrim o n ios, celeb racio n es fam iliares.
· L o s C O F, cu an d o e stá n b ie n o rg an izado s, ofrecen un a varied ad d e ayu d as efectivas a las fam ilias. E l C O F dioc esan o ha de ser p u n to d e referen cia para la pastoral
fam iliar.
· P ara u na viven cia cristian a d e la p atern id ad resp o n sab le, h an d e ser p ro m o vid o s lo s C en tro s d e E n señ an za d e m éto d o s n atu rales d e con o cim ien to d e la fe rtilid ad co n
p len o sen tid o ec lesial.
· L o s C e n tro s eclesiales d e estu d io s so b re m atrim o n io y fam ilia y b io ética revisten u n a en o rm e im p o rtan cia p ara la fo rm ació n d e la C o m u n id ad cristian a, y en esp ecial d e
lo s age n tes d e la pasto ral fam iliar.
· L a Su b co m isió n ep isco p al p ara la Fam ilia y D e fen sa d e la V id a h a d e ejercer, d en tro de su co m p eten cia, tareas d e aseso ría y co o rd in ació n .
· L o s O b isp o s, p rim ero s resp o n sab les d e la p asto ral fam iliar en las d ió cesis, h em o s de velar e im p u lsar su desarro llo .
· L o s Presb íteros han de instru ir a los fieles en el evangelio del m atrim o n io, la fam ilia y la vid a.
· L o s m atrim o n io s y las fam ilias so n protago n istas y resp o n sab les d e la pasto ral fam iliar.
· T am b ién para lo s religioso s y co n sagrado s la pastoral fam iliar es u n a tarea prio ritaria, segú n su p rop io carism a.
· Lo s laicos especializados en las diversas áreas y bien form ados en el evangelio de la fam ilia y de la vida aportan una contribución in su stituib le a la e vangelización en
este ám b ito .
331
FSV, n. 145.
305. “D efender y prom over la fam ilia y la vida hum ana es la tarea que se abre a nuestra Iglesia en el com ienzo del siglo X X I c o m o u n c am ino largo, pero cargado de esperanza
en la con stru cción del fu turo” 3 3 4 . L o es po r la fe en el plan d e D ios so b re el m atrim o n io y la fam ilia, po r la co n fian za hu m ana q u e n ac e d e l am o r v e rd ad e ro y lle v a a en tregarse
a él, p or la p resen cia d e la g rac ia d e D io s q ue es m ás fu erte q ue las d ificu ltad es. D e este m o d o, la fam ilia es un a B u en a N o ticia p ara la Iglesia y p ara to d a la so cied ad y, p or
ello, fu en te de esp eranz a.
A m a r a la fam ilia
3 0 6 . Al final de este reco rrido , en el qu e h em os an alizado la situ ación actual en la q u e viven nu estras fam ilias y, co n ren o vada esperanz a, hem o s pro p u esto un itin erario p asto ral
p ara aco m p añ arlas, co m o pasto res de la Iglesia en E sp añ a, hacem o s nu estra la exh o rtación d el Pap a Ju an Pab lo II:
“¡E l futu ro de la hu m a n id a d se fra g u a en la fam ilia! Po r con siguiente es ind ispen sable y urgente qu e tod o ho m bre de bu ena volun tad se e sfu e rce p ro salva r y
p rom o ver lo s valo res y exigen cias d e la fam ilia.
A este r e sp e c to , s ien to el d eb er d e p ed ir u n em p eñ o p articu lar a lo s h ijo s d e la Iglesia. E llo s, q ue m ed ian te la fe co n o cen plen am en te el d esign io m aravillo so de
D ios, tien en un a razó n de m ás p ara to m ar co n to d o in terés la realid ad d e la fam ilia en este tiem p o de p rueb a y de gracia.
D eben am ar de m anera particular a la fam ilia. Se trata de una consigna concreta y exigente.
A m a r a la fam ilia s ig n ific a s ab e r estim ar sus valo res y p o sib ilidad es, p rom ovié n d o lo s siem p re. Am ar a la fam ilia sign ifica ind ivid u ar los p eligro s y m ales q u e la
am en azan , para po d er sup erarlos. Am ar a la fam ilia sign ifica esfo rzarse po r crear un am bien te qu e favo rez c a s u d e sarro llo . F in alm en te, un a fo rm a em in en te de am o r es d ar a la
fam ilia cristian a d e h o y, co n frecu en cia ten tad a p or el d esán im o y an gu stiad a p or las d ificu ltad es crecien tes, razo n es d e co n fian za en sí m ism a, en las p ro p ias riq u ezas d e
n atu raleza y gracia, en la m isió n q u e D io s le h a co n fiad o : E s n ecesario qu e las fam ilias d e nu estro tiem p o vu elvan a rem o n tarse m ás alto . E s n ecesario qu e sigan a C risto .
C o rresp o n d e tam b ién a los cristian o s el d eb er de anu n ciar co n alegría y con vicción la “b u en a nu eva” sob re la fam ilia, qu e tien e absoluta n e c e sid ad d e esc u ch ar
siem p re d e n uevo y d e e n t e n d e r cad a vez m ejo r las p alab ras au tén ticas q ue le revelan su id en tid ad , su s recu rso s in terio res, la im p o rtan cia d e su m isió n en la C iu d ad de lo s
h o m b res y en la de D ios.
L a Igle sia co n o ce el cam in o po r el q u e la fam ilia pu ed e llegar al fo n d o de su m ás ín tim a verdad . E ste c am in o , q u e la Ig lesia h a apren d id o en la esc u ela de C risto
y en el de la historia -interp retada a la lu z d e l E sp íritu - n o lo im p o n e, sino qu e sien te en sí la exigen cia ap rem ian te de p rop o n erla a tod o s sin tem o r, es m ás, co n gran co n fian za y
esperanza, aun sabiendo que la “buena nueva” conoce el lenguaje de la C ruz. Porque es a través de ella com o la fam ilia puede llegar a la plenitud de su ser y a la p erfec ció n del
am o r.
Fin alm e n te d e se o in v itar a to d o s lo s cristian o s a co lab o rar, co rdial y valie n tem en te co n tod o s lo s h om b res de bu en a vo lu n tad , qu e viven su resp o n sab ilidad al servicio de la
fam ilia. C u anto s se c o n sag ran a su bien den tro de la Iglesia, en su n o m b re o inspirad o s po r ella, ya sean in d ividu o s o grup o s, m o vim ien tos o aso ciacion es, en cu en tran
frecu en tem en te a su lad o perso n as e in stitucio n es diversas qu e trab ajan p o r e l m ism o id eal. C o n fid elid ad a lo s valo res del E van gelio y del ho m bre, y co n resp eto a un legítim o
p lu ralism o de in iciativas, esta co lab o ració n p o d rán favo recer u na p ro m o ció n m ás ráp id a e in tegral d e la fam ilia” 3 35 .
334
FC, n. 86.
3 0 7 . C r isto , n uestro Señ o r, in ició la pa sto ra l fa m ilia r al n acer y p asar la m ayo r p arte d e su vid a en un a fam ilia y al d ar su vid a p ara salvar a to d a la fam ilia h um an a. E sta es u na
lu m in o sa en señ an za p ara to d a la Iglesia. E l h ogar d e N azaret es la resp u e s ta a u t é n t ic a a la p re g u n ta so b re la id en tid ad y m isió n d e la fam ilia. Y n o só lo po rq u e es el m o d elo o
ideal q u e tod a fam ilia d eb e contem plar y seguir, sino porque a esa fam ilia –la de Jesucristo- , en cierta m anera, pertenecen todas las dem ás. En la Sagrada Fam ilia deben
m irarse la fam ilia y cu an to s co lab o ran en la p asto ral fam iliar. L a Sagrad a Fam ilia es el ejem p lo qu e to d o s h an de segu ir en su aco gid a d el p lan de D io s y en trega a su vo lu n tad ,
y en su viven cia d e la fe y el am o r al servicio del R e in o .
308. C on Juan Pablo II invitam os a todos, y de m anera m uy especial a las fam ilias, a levantar el corazón y a orar: “Q ue la Sa g ra d a Fa m ilia, ico n o y m o d e lo d e tod a la fam ilia
h u m a n a , nos ayud e a c ad a un o a cam in ar co n el esp íritu de N azaret; qu e ayud e a cad a núcleo fam iliar a p rofu n d izar la p rop ia m isió n en la socied ad y en la Igle sia m ed ian te la
escu ch a de la Palab ra de D io s y la fratern a co m u n ió n de vid a. ¡Q u e M aría, M ad re d el Am o r herm o so , y Jo sé, C u sto d io del R ed en to r, no s aco m p añ en a tod o s co n su co n stan te
p ro tecció n ” 3 36 .
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GrS, n. 23.