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TEMA 1 (Adicional): Introducción a la Economía

Introducción
Deseos y recursos
Definiciones de Economía
Economía positiva y normativa
Necesidades
La microeconomía y la macroeconomía
Bienes y servicios
La escasez y la actividad económica
La elección
El coste de oportunidad
La frontera de posibilidades de producción
Crecimiento económico
La teoría de la utilidad y de la demanda
El enfoque de utilidad cardinal
El enfoque de utilidad ordinal

Introducción

La Economía se ocupa de las cuestiones que surgen en relación con la satisfacción


de las necesidades de los individuos y de la sociedad. La satisfacción de necesidades
materiales (alimentos, vestido, vivienda, entre otros…) y no materiales (educación, ocio,
etc.) de una sociedad obliga a sus miembros a llevar a cabo determinadas actividades
productivas. Mediante estas actividades se obtienen los bienes y servicios que se necesitan,
entendiendo por bien todo medio capaz de satisfacer una necesidad tanto de los individuos
como de la sociedad. Las necesidades espirituales, filosóficas o de otro tipo cuya
satisfacción no depende del consumo de bienes o servicios no son objeto de estudio de la
Ciencia Económica.

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La Economía se preocupa, precisamente, de la manera en que se administran unos
recursos escasos, con objeto de producir diversos bienes y distribuirlos para su consumo
entre los miembros de la sociedad. En general, los individuos demandan bienes para
satisfacer sus necesidades materiales y no materiales. La Economía ofrece soluciones a la
sociedad y a los individuos que la forman sobre qué y cómo producir. Las posibilidades en
este sentido son innumerables, pero la Ciencia Económica también se preocupa de ayudar a
elegir las mejores alternativas de solución y a rechazar las peores.

Deseos y recursos

Muchos de los problemas de la Ciencia Económica surgen al considerar la forma en


que deben utilizarse los recursos para satisfacer necesidades humanas. Los recursos de una
sociedad no son únicamente los frutos libres de la Naturaleza, tales como la tierra, los
bosques y los minerales, sino también los recursos humanos, tanto mentales como físicos, y
toda clase de aportaciones hechas por los hombres para perfeccionar la producción, como
instrumentos, maquinaria o construcciones. Es muy útil a veces dividir los recursos de
cualquier país en tres grupos principales: 1) todos los frutos libres de la Naturaleza: tierra,
bosques, minerales, etc., llamados corrientemente recursos naturales y conocidos por los
economistas como tierra; 2) todos los recursos humanos, mentales y físicos, tanto
naturales como adquiridos, llamados por los economistas trabajo; y 3) todas las
aportaciones proporcionadas por los hombres para acelerar la producción, tales como
instrumentos, maquinaria, plantas y equipos (incluyendo los bienes hechos por el hombre
que no son para su inmediato consumo, sino para usarlos en el proceso de producción de
otros bienes), llamados por los economistas capital. Técnicamente a estos tres tipos de
recursos se les denomina factores de producción. A veces se añade un cuarto factor: el
empresariado, que acepta los riesgos de nuevos métodos de producción y el riesgo de que
su actividad económica no sea exitosa o simplemente rentable. De alguna manera la
sociedad y el Estado se sirve de la clase empresarial para producir aquellas cosas que los
individuos desean para la satisfacción de sus necesidades. Es el único que organiza los
otros factores de producción y los encauza hacia nuevas direcciones. El Estado, por

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motivos de interés general, en ocasiones también actúa como clase empresarial o la
sustituye si ésta no existe o resulta deficiente.

Las cosas producidas por los factores de producción son los llamados bienes y
servicios. Los primeros son cosas tangibles, tales como zapatos o coches; los segundos son
intangibles, como un corte de pelo o la educación. Sin embargo, no deberíamos exagerar
esta distinción: cualquier bien está valorado de acuerdo con el servicio que produce a su
propietario. En el caso del coche, por ejemplo, los servicios consisten en cosas tales como
el transporte, la movilidad y, posiblemente, el nivel o prestigio social que confiere su
posesión. Un coche averiado y sin posibilidades de ser reparado a corto plazo, esto es, que
no puede realizar las funciones para las que fue concebido y fabricado, que ya no satisface
las necesidades de su propietario, pierde parte, sino todo su valor.

Prácticamente, en ninguna sociedad se consideran los bienes y servicios como


deseables por sí mismos; su naturaleza impide que se almacenen en las casas para que
nunca se consuman. Generalmente, el fin u objetivo que se persigue es que el individuo
satisfaga, al menos, algunas de sus necesidades con ellos. Así pues, los bienes y los
servicios sólo pueden considerarse como medios a través de los cuales se conseguirá el
objetivo de la satisfacción del consumidor.

La actividad encaminada a conseguir bienes y servicios es llamada por los


economistas producción, y el uso que se hace de estos bienes y servicios para satisfacer sus
necesidades constituye el consumo.

Ante todos los problemas que se plantean a los individuos y a las empresas, lo que
pretende la Economía es ofrecer un método para ordenar y establecer las prioridades, a la
hora de tomar decisiones sobre las necesidades individuales o colectivas que se desea
satisfacer. Por eso algunos autores la han denominado también la Ciencia de la Elección.

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Definiciones de Economía

Economía es la ciencia que estudia la asignación más conveniente de los recursos


escasos de una sociedad para la obtención de un conjunto ordenado de objetivos.

El objeto de la Economía es el estudio de cómo los individuos y las sociedades,


experimentando necesidades ilimitadas, administran unos recursos escasos para satisfacer
sus necesidades.

La Economía se ocupa de la manera de administrar recursos escasos para obtener


bienes que se distribuyen en la sociedad siguiendo una jerarquía de objetivos.

La Economía, por lo tanto, se ocupa de la administración de unos recursos escasos para


obtener bienes que se distribuyen en la sociedad siguiendo una jerarquía de objetivos. La
Economía se preocupa de la satisfacción de las necesidades de los individuos y de la
sociedad susceptibles de ser satisfechas mediante bienes y servicios económicos. Para la
satisfacción de esta clase de necesidades es necesario llevar a cabo previamente algún tipo
de actividad económica enfocada a la producción de bienes y servicios.

Economía positiva y normativa

La Economía positiva se define como la ciencia que busca explicaciones objetivas


del funcionamiento de los fenómenos económicos; se ocupa "de lo que es o podría ser".
La Economía positiva se dedica a establecer proposiciones del tipo "si se dan tales
circunstancias, entonces tendrán lugar tales acontecimientos". Desde un punto de vista
positivo, los posicionamientos de cualquier economista deberían ser esencialmente los
mismos para una amplia gama de cuestiones, sobre las que hay una práctica unanimidad
entre los profesionales de la Economía.
De lo anterior no debe inferirse que en Economía no existan discrepancias, ya que
hay temas que no están completamente resueltos y sobre los que el debate continúa abierto.

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En este sentido puede afirmarse que las discrepancias más frecuentes entre los economistas
están en el campo de la Economía normativa.
La Economía normativa ofrece prescripciones para la acción basadas en juicios de
valor personales y subjetivos, se ocupa "de lo que debería ser". Habitualmente las
diferentes escuelas económicas postulan diferentes “recetas” para resolver un mismo
problema de naturaleza económica en función de sus principales postulados ideológicos de
partida.
Las proposiciones sobre lo que debería ser responden a unos criterios éticos,
ideológicos o políticos sobre lo que se considera deseable o indeseable. Desde un punto
normativo el economista formula prescripciones sobre el sistema económico basándose en
sus propios juicios de valor y no exclusivamente en razonamientos científicos. Así, al
estudiar, por ejemplo, el peso relativo del sector público, se trata de responder a la cuestión
de si éste debería aumentar o reducir su importancia dentro del contexto global de la
actividad económica. Por el contrario, un enfoque positivo se limitaría a indicar la
importancia relativa del sector público sin entrar en valoraciones.
En la vida real, sin embargo, los componentes positivo y normativo de la ciencia
económica se mezclan de forma que resulta muy difícil separarlos. La mayoría de los
economistas tienen puntos de vista personales sobre cómo debería funcionar la sociedad y
les es muy difícil ignorarlos cuando se recomienda una política determinada.
No debe olvidarse que cualquier análisis implica una evaluación de los hechos, y los
hechos muchas veces son susceptibles de más de una interpretación. Obviamente, en el
momento de establecer interpretaciones es muy difícil evitar que nuestras propias
valoraciones influyan en la percepción de cómo funciona realmente el sistema económico.

Necesidades

La necesidad se puede definir como la sensación de carencia unida al deseo de


satisfacerla. Las necesidades se pueden clasificar atendiendo a su origen y a su naturaleza.
Clasificándolas por su origen tenemos:

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a) Necesidades del individuo. Estas a su vez se pueden dividir en:
• Naturales: son las necesidades primarias como comer, beber, dormir, etc.
• Sociales: las que se originan de la relación entre individuos o surgen de vivir
en sociedad: celebrar bautizos, bodas, etc.

b) Necesidades de la sociedad. Estas se pueden dividir en colectivas y en públicas.


• Colectivas: parten del individuo pero pasan a formar parte de la sociedad; un
ejemplo puede ser el transporte.
• Públicas: surgen de la misma sociedad, un ejemplo de ello puede ser el orden
público, el ejército.

Clasificándolas por su naturaleza, que es la forma de clasificación más común, se


dividen en primarias y secundarias:

a) Primarias: De su satisfacción depende la conservación de la vida, es decir, son


indispensables para poder vivir, son ejemplos el agua, los alimentos, etc.

b) Secundarias: Aumentan el bienestar del individuo y varían en el tiempo, y en


función del entorno social de referencia. A diferencia de las primarias no se basa en
ellas la supervivencia; un ejemplo puede ser el turismo o el gusto por practicar un
deporte..

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La microeconomía y la macroeconomía

El análisis económico tiene lugar bajo dos enfoques: el microeconómico y el


macroeconómico.

a) Enfoque microeconómico: estudia el comportamiento básico de los agentes básicos


individuales y la formación de precios. Los agentes básicos pueden ser:
• Una familia, un grupo de individuos.
• La administración del sector público.
• Una empresa.

La Microeconomía es la rama de la Economía que estudia las decisiones de las


familias y las empresas. La microeconomía también estudia la forma en que funcionan los
mercados y la forma detallada en la que la regulación y los impuestos afectan la asignación del
trabajo y de los bienes y servicios. Se ocupa tanto del comportamiento de las unidades de
producción (empresas) como de consumo (familias) en los mercados individuales,
independientemente de si son de bienes o de servicios. En definitiva, en la microeconomía el
objeto de interés es el comportamiento económico de los individuos, las empresas o, incluso,
la administración del Estado, pero no en su actuación en conjunto, sino de forma individual
para actuar sobre un problema concreto.

En cada uno de estos mercados el precio se determina por la interrelación de la oferta


y la demanda, y el objeto de la microeconomía es analizar las fuerzas que determinan
precisamente la oferta y la demanda, tanto de bienes y servicios finales como de factores
productivos. La teoría de los precios ocupa un papel central del análisis microeconómico. La
teoría microeconómica analiza también la asignación más eficiente de los recursos entre las
diferentes alternativas posibles, así como la distribución de la renta entre los distintos factores
productivos.

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b) Enfoque macroeconómico: estudia los comportamientos agregados o globales y se
preocupa de aspectos como la inflación, el empleo o la producción total de una
economía. Se fija en:
• El sector público por entero.
• Todas las empresas.
• Todas las familias.

La Macroeconomía es la rama de la ciencia económica que estudia la Economía


como un todo. El interés de la Macroeconomía es el bienestar económico, pero de la
sociedad en su conjunto, no de una empresa o uno o unos individuos en concreto. Busca
entender el cuadro completo en lugar de los detalles de las elecciones individuales. En
especial, estudia la determinación del nivel global de la actividad económica: del
desempleo, el ingreso agregado, los precios medios y la inflación y las posibilidades y
limitaciones de las medidas de política económica diseñadas por los estados para fomentar
el crecimiento económico. La Macroeconomía analiza particularmente los flujos de gastos
y rentas a través de todo el sistema económico y los desequilibrios que producen los
mismos, y que pueden conducir bien a la depresión o bien a la expansión, cuyas causas y
efectos son objeto de evaluación.

Finalmente existe una tercera área de análisis diferenciada de las anteriores


constituida por la Economía del crecimiento y del desarrollo, que centra su atención en el
comportamiento de las instituciones sobre las que descansa la actividad económica, así
como en el análisis del proceso de desarrollo en sí mismo. Se trata de la parte más compleja
y más técnica de la Economía, y centra su atención en la determinación de las formas de
crecimiento equilibrado de las economías. Es decir, si partimos de una situación económica
dada, la teoría del crecimiento analiza la forma en que las principales variables
macroeconómicas pueden contribuir a incrementar la renta y la riqueza en forma estable y
sostenida.

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Las necesidades se van a satisfacer mediante el consumo de bienes o servicios
resultado de la actividad económica. Como consecuencia de ello la Microeconomía y la
Macroeconomía no son ajenas al bienestar de las sociedades y de los individuos que la
componen. Al contrario, su papel principal en la comprensión del análisis económico y su
utilización para el desarrollo y puesta en marcha de las políticas económicas las convierten, a
pesar de ser herramientas teóricas, en las responsables en última instancia del bienestar
económico de las sociedades y sus individuos.

Bienes y Servicios

Bien: es todo aquello que satisface, directa o indirectamente, los deseos o necesidades.

Servicio: al igual que un bien, es aquello que satisface los deseos o necesidades, pero
que no se puede almacenar, por lo que hay que consumirlo en el momento. Son todas las
formas de trabajo realizadas por otros que no dan como resultado la producción de bienes
tangibles; por ejemplo, una consulta médica.
El peso de los servicios es cada vez mayor en las sociedades modernas. Los médicos,
los abogados, los taxistas, los agentes de seguros, los banqueros, los hoteleros, los
funcionarios públicos, los profesores, etc. desarrollan una actividad que no se manifiesta por la
aparición de ningún producto material y, sin embargo, los servicios que prestan entran dentro
de la clasificación de bienes económicos. Al igual que ocurre con los productos, los servicios
responden a unas necesidades, y los consumidores interesados están dispuestos a pagar un
precio para obtenerlos.

Los bienes se pueden clasificar según el carácter, su naturaleza y su función. Según su


carácter pueden ser:

• Libres: son ilimitados en cantidad o muy abundantes, y de propiedad libre y


gratuita; un ejemplo puede ser el aire.

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• Económicos: son escasos en relación a su demanda, son el objetivo de estudio de la
Economía. La noción de bien económico no está ligada a la utilidad, sino a la
escasez. El aire que respiramos, por ejemplo, no sólo es un bien útil, sino que es
indispensable para la vida, pero como se encuentra en cantidades ilimitadas en
relación con sus necesidades, no es un bien económico. En los países desarrollados,
especialmente en el centro de las grandes ciudades, la preocupación por la calidad
del aire y la contaminación, está generando un debate con implicaciones
económicas, precisamente porque la disponibilidad de aire puro o más o menos
limpio no está garantizada y se está convirtiendo en un bien económico que entra en
colisión con los intereses de ciudadanos, usuarios necesitados de transporte y
empresas. Por el contrario, un collar de diamantes o una corbata, cuyas utilidades
son muy relativas, son bienes económicos, porque resultan escasos en relación con
los deseos por poseerlos.

Según su naturaleza:
• De capital: no atienden directamente a las necesidades humanas. Lo son, por
ejemplo, las materias primas o la maquinaria necesaria para fabricar bienes de
consumo (herramientas, máquinas, altos hornos, fábricas, almacenes). Estos bienes
tienen la peculiaridad de que son bienes imprescindibles utilizados en el proceso de
producción y que no son usados una sola vez, sino muchas antes de que se
desgasten y deban ser retirados y sustituidos por otros. La sustitución suele ser por
otros cuyo rendimiento es superior, amparado por el desarrollo y mejoras
tecnológicas.
• De consumo: atienden directamente a la satisfacción de las necesidades humanas,
es decir, proporcionan una utilidad al consumidor (vestidos, electrodomésticos,
tabaco, automóviles , televisores, vivienda). Se pueden dividir a su vez en:
∗ No perecederos o duraderos. Permiten un uso prolongado.
∗ No duraderos o perecederos. Se ven afectados directamente por el
transcurso del tiempo. Por lo general estos productos no pueden utilizarse
más de una vez. Por ejemplo, las servilletas y pañuelos de papel, la comida
o la leche.

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Según su función:

• Intermedios: deben sufrir algunas transformaciones para convertirse en bienes de


consumo o de capital. Se utilizan como inputs o insumos en los procesos de producción
de otros bienes. Por ejemplo, un microchip de un teléfono móvil o su pantalla son bienes
intermedios para producir teléfonos móviles. La tinta y el papel, por su parte, son bienes
intermedios imprescindibles para editar libros. Existen empresas que se dedican
exclusivamente a la producción de tintas y papel como sus principales productos finales,
pero sus productos sólo cobran todo el sentido cuando su uso se refleja sobre el producto
final que es el libro.

• Finales: ya han sufrido las transformaciones necesarias para su uso o consumo. Una lata
de refresco o un automóvil constituyen ejemplos de esta clase de bienes. También los
servicios se pueden considerar bienes finales. Por ejemplo, la suscripción a un gimnasio,
la matrícula como alumno en la universidad o acudir a la peluquería son servicios
finales. Por otro lado un bien puede ser intermedio o final dependiendo de quien lo
adquiera. Por ejemplo, la electricidad que consume una cafetería es un bien intermedio
porque se utiliza en su negocio para dar servicios de restauración. Sin embargo, la
misma energía eléctrica es un bien final cuando se consume en los hogares de los
consumidores particulares.

¿Por qué es útil distinguir entre bienes y servicios finales e intermedios? Porque resulta muy
útil para medir el nivel de la producción económica. Si queremos saber si se ha producido
crecimiento o decrecimiento económico deberemos agregar la suma de todos los bienes y
servicios producidos. Pero, ¡ojo!, sólo debemos incluir el agregado de los bienes y servicios
finales. Si se incluyeran los bienes intermedios estaríamos desvirtuando la medición porque
los bienes y servicios intermedios se medirían más de una vez, dos veces, si no más. Cuando
compramos, por ejemplo, un ordenador Lenovo, incluimos en el precio del ordenador el valor
de su pantalla, microchip, tarjeta gráfica, disco duro y resto de sus componentes. Si se
incluyera en el cómputo global de bienes y servicios producidos también el precio que paga

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Lenovo a los distintos proveedores por cada uno de sus componentes, estos estarían
contabilizándose como mínimo dos veces.

La escasez y la actividad económica

La confrontación de deseos ilimitados con recursos limitados se traduce en la actividad


económica. La actividad económica es lo que la gente realiza para afrontar la escasez. Por su
parte, la Economía será el estudio de cómo la gente utiliza sus recursos limitados para tratar de
satisfacer sus deseos ilimitados. Si las definimos en esta forma, la actividad económica y la
Economía tienen que ver con una amplia gama de temas y de problemas. El problema
económico surge porque las necesidades humanas son virtualmente ilimitadas, mientras que
los recursos económicos son limitados y, por tanto, también los bienes económicos. Este no es
un problema de origen tecnológico, sino de disparidad entre deseos humanos y medios
disponibles para satisfacerlos. Por muchos avances tecnológicos que se produzcan, nunca se
conseguirá una equiparación entre los recursos y los bienes económicos por una parte y las
necesidades por otra. Por mucho que crezcan los primeros, los segundos lo harán aún más.

La escasez es un concepto relativo, en el sentido de que existe un deseo de adquirir una


cantidad de bienes y servicios mayor que la disponible. Las necesidades humanas que se
pueden satisfacer consumiendo bienes y servicios pueden ser consideradas, en el mundo
actual, como insaciables. La oferta existente de recursos, es en su mayor parte, inadecuada en
relación a los deseos conocidos de los individuos de mejorar sus niveles de alimentación,
vestido, viviendas, escuela, vacaciones, diversiones, etc. La oferta, limitada o determinada por
los recursos escasos, es suficiente para producir sólo una pequeña parte de los bienes y
servicios que los individuos desean. Esto es lo que origina uno de los problemas básicos de la
Economía: la escasez.

Los individuos tratan de cubrir inicialmente aquellas necesidades que son biológicas o
primarias, esto es, las relacionadas con la alimentación, la vivienda y el vestido. De igual
manera los individuos necesitan proveerse de ciertos servicios como los de asistencia médica,
educación, transporte, etc. Una vez cubiertas las anteriores necesidades los individuos se

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ocupan de aquellas otras que hacen placentera la vida, si bien el nivel de cobertura de éstas
dependerá del poder adquisitivo de cada individuo en particular.

Además, los deseos son refinables y una vez satisfechas las necesidades primarias
desearemos algo más, de forma que a medida que aparecen nuevos productos surgen nuevos
deseos. Por lo general las necesidades tienden a acrecentarse en las sociedades modernas, lo
que contrarresta el incremento de la capacidad productiva asociado con el desarrollo
tecnológico crecientemente acelerado y, en definitiva, hace que la lucha contra la escasez sea
una constante humana. Debe señalarse, además, que escasez no equivale a pobreza, incluso las
sociedades "opulentas" tienen que hacer frente a la escasez.

Con recursos ilimitados no habría necesidad de idear mejores maneras de producir


bienes. El estudio de cómo utilizamos nuestro tiempo y esfuerzo carecería de interés porque
podríamos obtener sin restricción ni problema lo que nos gusta. Sólo haríamos lo que nos
agradara porque habría suficientes bienes y servicios para satisfacer a todo el mundo sin
esfuerzo. El desempleo no sería un problema porque nadie trabajaría, con excepción de las
personas que quisieran trabajar por el puro placer de hacerlo. La elección de una profesión o
de unos estudios por motivos vocacionales permite a las personas que se lo pueden permitir
una existencia más placentera, pues “trabajar” en una profesión o empleo que nos gusta se
convierte más en un placer que en un trabajo. Martín de Riquer, profesor, ensayista y
académico reconocido como el mayor experto en “El Quijote” solía declarar “¿Sabe joven?
Yo no he trabajado en mi vida. Yo nunca he trabajado, me he divertido. El mejor consejo que
puedo dar es que busquen una manera de ganarse la vida que les divierta. Todo lo que he
hecho ha sido por placer”. Falleció en 2013 a los 99 años.

Tampoco habría salarios. La inflación y el aumento de precios no serían problema


porque a nadie le importarían los precios. No surgirían las preguntas acerca de la
intervención gubernamental en la actividad económica porque no habría necesidad de
bienes provistos por el gobierno y, claro, tampoco habría impuestos. Sencillamente
tomaríamos lo que quisiéramos de los infinitos recursos disponibles. No existiría el comercio
internacional, ya que, con una abundancia total, no tendría sentido transportar las cosas de un

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lugar a otro. Por último, no habría diferencias de riqueza entre las naciones porque todos
tendríamos tanto como quisiéramos. No habría algo como países pobres y ricos: todos los
países serían infinitamente ricos.
Como podemos observar, este mundo de ciencia ficción, de abundancia total, no
plantearía preguntas a la Economía. Lo que produce las preguntas de esta ciencia es el hecho
universal de la escasez.

La elección

Las elecciones son necesarias puesto que los recursos son escasos. Debido a la falta de
recursos suficientes para producir todo lo que quisiéramos consumir, deben existir algunos
mecanismos a través de los cuales se decida lo qué se hará o no; qué bienes serán producidos
y cuáles no: cuál será la cantidad de cada bien producido y qué necesidades se satisfarán y
cuáles no.
A estas alturas es ineludible destacar que la decisión por la cual quiere tenerse
más cantidad de una cosa implica forzosamente la decisión de tener menos de otra.
Todas las sociedades se enfrentan a este problema y de alguna manera debe tomarse una
decisión acerca de este tipo de cuestiones. En la mayoría de las sociedades, muchos individuos
y organizaciones toman estas elecciones o influyen sobre ellas. Los consumidores
individuales, las empresas, los sindicatos obreros, los agricultores y las instituciones del
gobierno, todos ellos ejercen su influencia. Una de las diferencias entre economías tan dispares
como la de los Estados Unidos, China, Alemania, Arabia Saudita, el Reino Unido, España, la
India y Rusia, consiste en el grado de influencia que los diferentes grupos o agentes
económicos tienen en estas elecciones.
Ante todos los problemas que se plantean a los individuos y a las empresas, lo que
pretende la Economía es ofrecer un método para ordenar y establecer prioridades, a la hora de
tomar decisiones sobre las necesidades individuales o colectivas que se desea satisfacer. Por
eso algunos autores la han denominado también la Ciencia de la Elección.

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El coste de oportunidad

La noción de escasez nos lleva a la noción de coste, la cual, desde un punto de vista
económico, se define como el valor del que un individuo debe prescindir para adquirir un bien
escaso. El coste es, por tanto, el resultado directo de la escasez de recursos. La escasez de
recursos constituye la base de todos los problemas económicos, ya que, como consecuencia de
la escasez, los individuos y las sociedades deben elegir, y el papel principal del economista es
analizar la escasez y el proceso de elección.

Como los recursos son escasos, estamos obligados a escoger. Una elección significa la
posibilidad de obtener una cosa u otra. Si se elige tener más de una cosa y existe una elección
verdadera, tendrá que obtenerse menos de otra. Imaginemos a los miembros de una economía
doméstica, por ejemplo, una familia típica con una cierta cantidad de recursos que responden a
esta pregunta: ¿Cómo utilizaremos nuestros recursos? Si tenemos más de esto, entonces
tendremos menos de aquello. Si por coste queremos significar aquello de lo que uno tiene que
desprenderse para obtener algo, entonces el coste de tener más pan es tener menos de alguna
otra cosa. Supongamos, por ejemplo, que en este caso un agente decisor, un individuo, decide
suspender su asistencia a las salas de proyección de películas de estreno. Si el precio de una
barra de pan es la décima parte de una entrada de cine, entonces el coste de diez barras de pan
es la pérdida de una sesión de cine; o, visto de otra manera, el coste de una sesión de cine es
no comprar diez barras de pan.

Consideremos ahora el mismo ejemplo en la sociedad en su conjunto. Si el gobierno


decide construir autopistas o rescatarlas de la quiebra y, en consecuencia, se encuentra con que
tiene que suspender determinadas construcciones escolares o de servicios sanitarios, entonces
el coste de las nuevas autopistas puede venir expresado en tal número de escuelas, camas
hospitalarias. Si un gobierno decide que deben dirigirse más recursos a la producción de
armas, entonces no podrá producir determinados bienes, y la elección deberá hacerse entre
"cañones y mantequilla", con el coste de uno de ellos expresado en términos de la cantidad de
pérdida del otro. El término que el economista utiliza para expresar los costes desde el punto
de vista de las alternativas perdidas es el de coste de oportunidad.

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Resumamos brevemente nuestro razonamiento. Muchos de los problemas del análisis
económico surgen de la utilización de recursos (tierra, trabajo y capital) para satisfacer las
necesidades humanas. Los recursos se utilizan para producir bienes y servicios, que son
entonces consumidos por las economías domésticas para satisfacer sus necesidades. El
problema de la elección aparece como consecuencia de que los recursos son escasos en
relación con las necesidades ilimitadas que se podrían llegar a satisfacer.

El concepto de coste de oportunidad pone de relieve el problema de la elección,


midiendo el coste de obtener una cantidad de un bien en términos de la cantidad de otros
bienes que podrían haberse conseguido en su lugar.

Coste en euros: A menudo expresamos el costo de oportunidad en euros. Pero es sólo


una unidad de medida convencional. Los euros que se gastan en un libro no están disponibles
para gastarlos en un disco compacto. El coste de oportunidad del libro no son los euros que se
gastaron en él, sino el disco compacto del que nos privamos.

Coste en tiempo: El coste de oportunidad de un bien incluye el valor del tiempo


dedicado a obtenerlo. Si tarda una hora en ir al dentista, el valor de esa hora debe añadirse a la
cantidad que se pagó por acudir a la consulta. Podemos convertir el tiempo en coste en euros
utilizando el salario por hora de una persona. Si usted se toma una hora de su trabajo para ir al
dentista, el coste de oportunidad de esa visita (expresado en euros) es la cantidad que usted
pago al dentista más el salario que perdió por faltar a su trabajo. De nuevo, es importante
seguir recordando que el coste de oportunidad no son los euros implicados, sino los bienes que
podrían haberse comprado con esos euros.

Coste externo: No todos los costes de oportunidad que nos vemos obligados a pagar
resultan de nuestras propias elecciones. Algunas veces los demás hacen elecciones que nos
imponen costes de oportunidad; nuestras propias elecciones, por otra parte, pueden imponer
costes de oportunidad a otras personas. Por ejemplo, cuando usted disfruta de una bebida fría
de su refrigerador, parte del coste de oportunidad (que los demás pagan) lo constituye el
aumento de dióxido de carbono en la atmósfera, producto del consumo de carbón en la

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generación de energía eléctrica que usa el refrigerador y seguramente también la
contaminación emitida en la fabricación del refrigerador o, incluso, las pérdidas por el uso o
averías de los gases contaminantes utilizados para que funcione el refrigerador..

La mejor alternativa desechada: Al medir el coste de oportunidad, valoramos sólo la


mejor alternativa desechada. Consideremos el siguiente ejemplo: supongamos que usted debe
asistir a una clase de “Fundamentos de Economía y Administración de Empresas” a las 10:00
hh. el jueves o el viernes por la mañana. Se le presentan dos alternativas: quedarse dos horas
más en la cama o ir a correr y al gimnasio. No es posible quedarse en la cama e ir a correr
durante la misma hora. El coste de oportunidad de asistir a la clase no es el coste de una hora
en la cama y el coste de ir a correr durante una hora. Si éstas fueran las dos únicas alternativas
que usted tuviera en cuenta, entonces tendría que decidir cuál de las dos haría en lugar de
asistir a la clase. El coste de oportunidad de asistir a la clase para un deportista es la hora de
ejercicio; el coste de oportunidad de asistir a la clase para un dormilón es disfrutar de dos
horas adicionales de sueño. Como es fácilmente apreciable, la mejor alternativa desechada es
diferente para el individuo dormilón y para el sujeto deportista.

La escasez implica un coste: el coste de oportunidad; también implica otra


característica humana fundamental: la competencia.

Otra noción importante, en la que los economistas ponen mucho énfasis, es el hecho de
que el procedimiento seguido para la elección entre diferentes alternativas en la vida
económica habitual no suele ser de todo o nada, sino de un poco más de esto a cambio de un
poco menos de lo otro. Es decir, en términos económicos el proceso de decisión se toma en el
extremo o margen, o sea, comparando los costes y los beneficios entre una situación dada y
otra posible que sólo difiere de la precedente en una pequeña cantidad. Supongamos un
estudiante que está intentando decidir entre el tiempo a dedicar a preparar una asignatura de
Programación y otra de Economía. El tiempo total de que dispone para ambas es de diez días,
y las distintas combinaciones posibles de tiempo de estudio le dan una probabilidad mayor o
menor de aprobar una u otra asignatura. Para mayor sencillez suponemos que si dedica los
diez días a una sola asignatura, la probabilidad de aprobar esa asignatura es del 100%. Si la

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elección que se realiza es la (a) del cuadro siguiente, el estudiante dedicará todo su tiempo a la
Programación y la probabilidad de aprobar esta asignatura sería del 100%, frente a 0% en la
asignatura de Economía. El caso (f) sería el contrario, mientras que en las opciones
intermedias las posibilidades son variables para cada asignatura. El estudiante deberá elegir
entonces entre alguna de éstas y, como en este caso, en la vida real el proceso de selección
estará basado en evaluaciones de costes y beneficios combinados de las diferentes alternativas.
El beneficio de estudiar dos días más una asignatura se realizará a base del coste de reducir las
probabilidades de aprobar la otra. La decisión se tomará entonces ponderando los costes y
beneficios en el margen. Este proceso de toma de decisiones en el margen también se
denomina análisis marginal y constituye el mejor método conocido para encontrar el óptimo
o el nivel más deseable de consumo, de producción o de fijar el nivel de cualquier actividad.

Análisis marginal: Estudio de la diferencia en costes y beneficios entre una situación dada, y
la producción o el consumo de una unidad adicional de un bien o servicio concreto. Se trata
del método más eficaz para encontrar el óptimo de producción o de consumo.

LA ELECCIÓN SE REALIZA EN EL MARGEN


ELECCIÓN PROBABILIDAD DE APROBAR PROBABILIDAD DE APROBAR
PROGRAMACIÓN ECONOMÍA
(a) 0 días de programación 0 100
10 días de economía

(b) 2 días de programación 20 80


8 días de economía

(c) 4 días de programación 40 60


6 días de economía

(d) 6 días de programación 60 40


4 días de economía

(e) 8 días de programación 80 20


2 días de economía

(f) 10 días de programación 100 0


0 días de economía

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Días Probabilidad de
aprobar Programación
(a)
10 días (100%)
(b)
c)

(d)

(e)

(f)

(100%) Probabilidad de aprobar Economía


10 días Días
Figura 1. La elección se realiza en el margen. Los individuos pueden elegir entre diversas alternativas.
Habitualmente estas opciones están basadas sobre evaluaciones de los costes y los beneficios de las distintas
alternativas. El beneficio de estudiar Economía tiene el coste de un menor tiempo para estudiar Programación. Las
elecciones no suelen ser de todo o nada, sino intermedias, con una parte de una cosa y una parte de otra.

La frontera de posibilidades de producción

Cualquier país, aunque esté perfectamente organizado en lo que a su economía se


refiere (emplea sus recursos de la manera más eficiente posible, incluido el factor humano:
desempleo cero) tiene unos límites en cuanto a su capacidad productiva. Este límite vendrá
determinado por los recursos escasos de los que dispone. Ninguna economía puede superar la
producción de la cantidad de bienes y servicios que constituye su límite; este límite se
denomina frontera de producción. La frontera de producción también se denomina curva de
transformación, que muestra, en definitiva, la cantidad máxima posible de unos bienes o
servicios que puede producir una determinada economía, con los recursos y tecnología de que
dispone y dadas las cantidades de otros bienes y servicios que también produce.

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Aunque exista una limitación física a la cantidad total de bienes y servicios que un país
puede producir en un momento dado, éste podrá elegir siempre entre diversas opciones, a base
de prescindir de algunos productos o servicios a favor de otros. Es decir, podrá dedicar los
recursos productivos con mayor o menor intensidad a la producción de un tipo u otro de
bienes.
Supóngase, para mayor sencillez, que los bienes que un país produce se dividen en dos
grandes grupos: bienes de consumo privado y bienes de consumo público. Si todos los
recursos de la economía se emplearan exclusivamente a la producción de bienes de consumo
privado, podríamos obtener una cantidad determinada de estos. Si de este esquema de
producción vamos retirando gradualmente recursos de la producción de bienes de consumo
privado y dedicándolos a la producción de bienes de uso público, vamos transformando
gradualmente la producción de bienes privados en producción de bienes públicos.
Supóngase que nos fijamos en el sector de los medios de locomoción. Si designamos a
los automóviles como bienes privados y a los autobuses como bienes públicos, nos podríamos
encontrar con una producción hipotética como la siguiente (cuadro I):

Cuadro I
Hipótesis Automóviles Autobuses
(miles) (miles)
A 1.000 0
B 950 30
C 850 60
D 700 90
E 450 120
F 0 150

En la hipótesis A, la totalidad de los recursos de la economía se destinan a la


producción de automóviles, y se obtiene un máximo de un millón de unidades frente a cero
unidades para autobuses. Si en un momento posterior se decide producir también autobuses,
habrá de reducirse el conjunto de recursos dedicado a la producción de automóviles, para

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aumentar la producción de autobuses. En esta hipótesis, el coste de oportunidad de la
producción de autobuses será el número de automóviles que se dejarán de fabricar. De una
manera general. Cada vez que se decide desarrollar la producción de uno de los bienes,
resultará automáticamente una reducción de la producción del otro, ya que en los límites de
nuestra frontera de la producción no tenemos más posibilidad que un reparto entre los dos
bienes.

Este proceso se puede representar también gráficamente (figura 2). Podemos observar
cómo al desplazarnos desde A hasta F estamos desplazando recursos de la producción de
bienes de uso privado hacia la producción de bienes de uso público o, en general, de la
producción de una clase de bienes a la producción de otros. A este proceso los economistas lo
denominan proceso de reasignación de recursos dentro de una economía.

La curva obtenida en la figura representa el máximo de posibilidades de producción y


nos muestra cómo en circunstancias de ocupación total de los recursos, para incrementar la
producción de un bien habrá necesariamente que disminuir la de algún otro. Repetimos, esta
curva se denomina curva de posibilidades de producción o también curva de transformación
como ya señalamos al principio de este apartado. Como puede observarse, a lo largo de esta
curva la producción se va transformando de unas combinaciones de bienes en otras. ¿Cómo lo
hace? A través de un proceso de elección que nos permite elegir entre combinaciones de
productos. La lógica nos dice que ya que los recursos son escasos, fabricar más automóviles
implica fabricar menos autobuses y viceversa.

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Figura 2. La curva de transformación o frontera de producción. Cuanto mayor es el número de autobuses que
se producen, el coste de oportunidad por autobús se incrementa. El coste de oportunidad de producir 30.000
autobuses es de 50.000 automóviles. El costo de oportunidad de producir otros 30.000 autobuses más es de
100.000 automóviles, y así sucesivamente.

Crecimiento económico

El crecimiento económico supone un movimiento hacia fuera de la frontera de


producción y representa un incremento en la capacidad productiva de una sociedad. Se trata de
trasladar hacia fuera estas fronteras incrementado el potencial productivo de la sociedad o
nación, es decir, pasar de una posición tal como la CP actual a otra como la CP futuro.
Los principales medios para conseguir este incremento del potencial productivo son:

(a) Un incremento de los equipos productivos.


(b) Una mejora de la tecnología.
(c) Un incremento de la población laboral.

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La primera posibilidad para incrementar el potencial productivo de una sociedad es
construir nuevas fábricas o nuevas máquinas, es decir, incrementar el equipo de capital,
también a través de una mejora tecnológica que permita incrementar la productividad. Este
efecto puede analizarse comparando la elección entre bienes de consumo y bienes de
inversión. En el primer caso, si se opta sobre todo por producir bienes de consumo (a), la
mayor parte de la capacidad de producción actual está destinada a la obtención de bienes de
consumo, y sólo una pequeña parte a la producción de bienes de capital. El país, en general,
invierte poco, y el resultado será un bajo crecimiento económico. Por el contrario, en el
segundo caso, (b), la producción de bienes de consumo actual se reduce a favor de la
producción de bienes de inversión, es decir, hay un sacrificio hoy para obtener más mañana, y
el resultado es un mayor crecimiento económico futuro. En definitiva, una sociedad debe
escoger entre consumir más hoy y crecer menos, o sacrificarse para crecer más y consumir
más en el futuro.
La segunda alternativa de crecimiento es una mejora en la tecnología (Figura 3). Una
primera posibilidad es un avance tecnológico general, como, por ejemplo, la revolución
industrial, que elevó considerablemente las fronteras de la producción en todos los ámbitos
(caso a); otra posibilidad más restringida sería un avance tecnológico en un sector o en un bien
concreto, que elevaría las posibilidades de producción en un área determinada (caso b).

Figura 3. Tecnología y crecimiento económico. a) Un avance tecnológico general expandiría la totalidad de la


curva de producción. b) Un avance tecnológico en un producto concreto (bien Y) expandiría la curva de
producción de dicho bien.

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Finalmente, el crecimiento de la fuerza laboral también permite incrementar la
producción en la medida en que esa fuerza laboral tenga posibilidades de ser empleada, lo cual
desgraciadamente no es el caso en muchos países desarrollados y no desarrollados como, por
ejemplo, España, en el que una tasa elevada de desempleo no permite alcanzar todo su
potencial de producción y crecimiento económico..

En cualquier caso, al igual que otros conceptos teóricos, la curva de posibilidades de


producción representa una simplificación de la realidad, siendo uno de los primeros conceptos
que suelen presentarse al comenzar al estudio de la Economía. Cuando dibujamos una curva
de este tipo, suponemos que sólo pueden producirse dos tipos de productos, aunque
obviamente son millares los bienes que se producen hoy en una economía moderna. Sin
embargo, esta simplificación nos sirve para comprender muchos fenómenos y la interrelación
entre ellos.

La parte comprendida entre la curva de transformación o frontera de producción y los


ejes de coordenadas son también combinaciones posibles que se pueden estar produciendo,
aunque estas combinaciones no serían ya de pleno empleo de los recursos, bien porque
algunos de ellos estén ociosos o bien porque se empleen en forma ineficaz. Por el contrario, la
parte situada más allá de la curva de transformación representa combinaciones inalcanzables,
ya que con todos los recursos a pleno rendimiento la curva límite de las posibilidades de
producción es precisamente la curva de transformación (Figura 4).

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Figura 4. Diferentes combinaciones productivas. Los puntos situados en la curva de transformación o frontera de
producción muestran las combinaciones de pleno empleo de los recursos. Las combinaciones fuera de la curva no
son alcanzables, ya que no existen recursos para ello. Por el contrario, los puntos dentro de la curva suponen la no
utilización de algunos recursos.

La teoría de la utilidad y de la demanda

La Economía se plantea el problema de cómo adoptan los consumidores sus


decisiones, es decir investiga cómo los consumidores eligen lo que van a consumir. Los
objetos considerados en la elección serán aquellos bienes y servicios susceptibles de
proporcionar directa o indirectamente satisfacción a los consumidores.
El consumo es un flujo, pues no es lo mismo consumir un par de zapatos en un año
que consumir ese mismo par de zapatos a lo largo de toda una vida. Por esto, es necesario
considerar un horizonte temporal asociado al tipo de consumo de que se trate. También es
necesario introducir dos elementos, a saber, las preferencias y la restricción
presupuestaria a la que se enfrenta el consumidor.

El análisis del comportamiento se realiza bajo dos enfoques diferentes:


• Enfoque de utilidad cardinal, que estudiaremos en este tema
• Enfoque de utilidad ordinal.

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El enfoque de utilidad cardinal

Debido a su mayor simplicidad y a que las conclusiones que se derivan de ambos


tipos de enfoques son idénticas a efectos de nuestro objeto de reflexión, sólo vamos a tratar
aquí el enfoque cardinal, aunque el ordinal se ajuste más a la realidad.

Para explicar el comportamiento de los consumidores se parte de que los individuos


tienden a elegir aquellos bienes y servicios que valoran más, es decir, aquellos que les
reportan una mayor utilidad o satisfacción. Es más fácil que acertemos cuando afirmamos
que preferimos una cosa a otra que cuando decimos que nuestra preferencia hacia algo es 1,
mientras que la relativa a otro bien es 3, lo que implica también que nuestra preferencia es
tres veces más fuerte. No es realista pensar que los individuos son capaces de informar
cuantitativamente y de forma fidedigna, consistente y exacta sobre cuáles son exactamente
sus preferencias hacia los productos en forma numérica.

La utilidad es el sentimiento subjetivo de placer o satisfacción que una persona


experimenta como consecuencia de consumir un bien o servicio.

La utilidad cardinal considera a la utilidad como una magnitud medible según una
escala de intervalo. Este supuesto implica que es posible decir que, por ejemplo, tomarse un
café proporciona la mitad exacta de utilidad que comerse un helado. Parece lógico suponer
que a medida que la cantidad consumida aumenta, también aumenta la satisfacción o
utilidad proporcionada por dicha cantidad.

La utilidad marginal de un bien es el aumento de la utilidad total que reporta el


consumo de una cantidad adicional de un bien. A medida que se incrementa la cantidad
consumida de un bien, lo normal es que el incremento de la utilidad total que proporciona
el consumo de la última unidad sea cada vez menor (Cuadro 1).

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Cuadro 1. Utilidad total y marginal derivada del consumo de leche
Cantidad de leche consumida Utilidad total Utilidad marginal
al día
0 0
1 3 3
2 4,5 1,5
3 5,2 0,7
4 5,8 0,6
5 6,2 0,4

La ley de la utilidad marginal decreciente establece que, a medida que aumenta la


cantidad consumida de un bien, la utilidad marginal de ese bien tiende a disminuir.

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Figura 5. Utilidad total y marginal. La utilidad total aumenta con el consumo (Figura 5a). Los valores del
Cuadro 1 muestran que lo hace a un ritmo decreciente. A medida que la cantidad consumida de un bien
aumenta, la utilidad marginal de este bien tiende a disminuir (Figura 5b).

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Al analizar el proceso de maximización o satisfacción del consumidor se deben
tener en cuenta dos hechos:

1. El consumidor debe asignar una renta limitada entre el consumo de muchos


bienes.
2. La satisfacción que le reportan al consumidor los distintos bienes es muy
diferente, ya que depende de las preferencias o gustos de éste.

El consumidor que pretende la satisfacción o utilidad de su consumo no debe


esperar que la utilidad marginal que le proporciona la última unidad de A consumida iguale
a la utilidad de la última unidad consumida de B, si el precio de A y B es diferente. Si A es
el doble de caro que B, lo razonable es comprar A hasta el punto en que la utilidad que
proporciona el consumo de A sea el doble que la que proporcione el consumo de B.

El consumidor con una renta monetaria dada, dado que se enfrenta a unos precios
para los distintos bienes también distintos, maximizará su utilidad si cada bien se demanda
hasta el punto en que la utilidad marginal proporcionada por el último euro gastado en él
sea exactamente igual a la utilidad marginal del último euro gastado en otro bien.

La condición de equilibrio del consumidor puede expresarse como cociente de las


utilidades marginales (UM) de los bienes consumidos. Si se hablase de dos bienes la
condición de equilibrio vendría dada por:

UMA/PA = UMB/PB ; donde P = precio

La extensión de este equilibrio a una situación definida por multitud de bienes


vendría explicada por:

UMA/PA = UMB/PB = UMC/PC = ....... = UMN/PN = UM por euro de renta.

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Cuando el precio de un bien aumenta, la cantidad óptima demandada por el
consumidor se reducirá porque el cociente entre la utilidad marginal y el precio se reducirá
y, en consecuencia, la curva de demanda tendrá una inclinación negativa (Figura 5b). A
todos nos parece lógico demandar menos cantidad de un producto cuanto mayor sea su
precio. Este hecho se explica porque el ratio entre la unidad marginal y el precio tendrá un
menor valor.

Figura 6. La pendiente de la función de demanda presenta una inclinación negativa.

¿Por qué estamos dispuestos a pagar más por un diamante, que es un objeto bastante
inútil, funcionalmente hablando, que por un litro de agua, que es un bien imprescindible
para la vida? La paradoja del agua y los diamantes puede ser explicada por el concepto de
utilidad marginal. Esto es, por qué el precio de los diamantes es mucho mayor, aunque la
utilidad del agua sea mayor.

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La explicación se basa en la distinción entre la utilidad total y la utilidad marginal.
El precio está relacionado directamente con la utilidad marginal y no con la utilidad total.
Los individuos compran un bien hasta que el cociente entre su utilidad marginal y el precio
es igual al de otros bienes. En nuestro caso adquirimos agua hasta que el ratio de la utilidad
marginal del agua entre el precio del agua sea igual que la utilidad que la utilidad marginal
de los diamantes entre el precio de los diamantes.

Por ejemplo: el último litro que bebemos o utilizado para regar reporta una utilidad
muy reducida, sin embargo, el último y quizá único diamante que compra una persona
normalmente proporciona una elevada satisfacción. Por lo tanto, no es extraño que los
individuos estén dispuestos a pagar unos precios más elevados por los diamantes
adicionales que por el agua adicional. El ratio de la utilidad marginal de los diamantes entre
el precio de los diamantes sólo se igualará al de resto productos cuando el precio de los
diamantes sea muy alto.

Debe destacarse que la utilidad total que el agua reporta a un individuo es superior a
la utilidad que proporcionan los diamantes, pero es la utilidad marginal, la del último
diamante o último litro de agua consumido, la que determina el precio.

Un individuo perdido en el desierto (sin agua) seguramente intercambiará un litro de


agua por un diamante si corre el riesgo de morirse de sed. Tampoco el precio de un caballo
es el mismo para un tratante de ganado que para Ricardo III en el fragor de la batalla. En
ese momento para el rey Ricardo II no hay nada más útil que disponer de un caballo que sea
capaz de librarle de sus atacantes y de una muerte segura, como así aconteció.

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