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LA PRÁCTICA ATRAVESANDO TODO NUESTRO SER

Para la práctica del yoga no es necesario tener ninguna creencia en concreto, y


también pueden practicar personas de cualquier tradición y credo. Será dándole una
oportunidad a la práctica como experimentaremos si es lo que buscamos o no. Si es lo que
buscamos, con el tiempo nos irá cambiando la forma de pensar y de ver la vida, pero si esto
no sucede tampoco pasa nada, todo está perfecto.

Las series de yoga bien realizadas y compensadas siempre nos darán salud y fortaleza.
Y el control de la respiración nos equilibrara mental y emocionalmente, esto es así, ya que
aunque no creamos en vidas pasadas ni futuras, por lo menos creeremos en la que estamos
viviendo actualmente.

La práctica de los cinco preceptos que nos brinda el budismo, proporcionan bienestar
a todos.

1. Abstenerse de matar, respetar la vida. No dañar, ni con nuestro pensamiento, ni con nuestra
palabra, ni con nuestra acción, a ninguna criatura viva. Tenemos que ser especialmente
conscientes de todos los seres vivos que pueblan nuestro mundo, y cultivar un sentimiento
de atención y respeto hacia todos ellos.

2. Abstenerse de robar, cuidar las posesiones materiales y no apropiarnos de lo que no nos es


dado.

3. Abstenerse de palabras deshonestas. Hablar desde el corazón, siendo sincero de palabra,


pensamiento y acción, sin murmurar ni hablar bien ni mal de alguien que no se halle presente.

4. Abstenerse de una conducta sexual impropia, observemos con que frecuencia aparecen en
nuestra mente pensamientos y sensaciones de carácter sexual, observemos el estado asociado
a ello, el amor, la compulsión, el cariño, la soledad, la necesidad de comunicación, la
agresividad, la pasión, etc. Practiquemos la sexualidad consciente.

5. Abstenerse del consumo de intoxicantes, no consumir ningún tipo de intoxicante o


substancia adictiva. Debemos de estar muy atentos a las circunstancias que nos llevan a
consumir este tipo de sustancias, lo que acontece en nuestra mente y en nuestro corazón en
ese mismo instante. Y adoptar formas de vida saludables.

Todo esto nos ayudará a que nuestras meditaciones sean más fructíferas.

Lógicamente para sentir lo espiritual también debemos de meditar con regularidad.


Esto hará que nuestro corazón se abra a los mundos sutiles, equilibrara nuestra forma reactiva
de actuar y como no, para indagar en pos de nuestra Satchitananda. Siempre que nos
sentemos a meditar, deberíamos hacerlo con devoción, discernimiento y desapego,
recordando que meditar es el nombre que se le da a algo que surge. Solo podemos poner los
medios adecuados, para que nuestro Ser profundo se revele.
El maestro dijo que en este mundo hay una sola cosa que nunca
debe olvidarse. Si fueras a olvidar todo lo demás, pero no esto,
no habría motivo de preocupación, mientras que si recordaras,
realizaras y atendieras a todo lo demás pero olvidaras esa única
cosa, en realidad no habrías hecho nada en absoluto. Es como si
un rey te hubiera enviado a un país para cumplir una tarea
específica y concreta. Vas a ese país y realizas otras cien tareas,
pero si no realizas aquella para la que te enviaron, es como si no
hubieras realizado nada en absoluto. Del mismo modo, el
hombre ha venido al mundo para cumplir una
tarea específica, y ese es su objetivo. Si no la realiza, no habrá
hecho nada.

Del poeta y Maestro sufí, Rumi.

No es fácil hallar la felicidad en nosotros mismos, y no es posible encontrarla en otro


lugar. El milagro sobreviene apacible en la mente que se detiene un momento y permanece
quieta.

Hay dos maneras de vivir tu vida, una como si nada tuviese sentido, otra, como si
todo fuese un milagro.
“Conocer al hombre es conocer a Dios.
Conocer a Dios es conocer el hombre.
Estudiar el Universo es estudiar a Dios
y al hombre; porque el Universo es
la expresión del pensamiento divino
y el universo se refleja en el hombre.
El conocimiento es necesario únicamente
para que el Ser se libere y pueda
conocerse a Si Mismo”.
Annie Besant.

RESPIRACIONES FINALES

La respiración es envolvente, envuelve toda nuestra vida desde el momento en el que


llegamos con una inspiración y nos vamos con una exhalación. Como hemos visto, también
envuelve una sesión de yoga, esto consiste, en que cada respiración envuelva al movimiento.
Es decir, si por ejemplo, voy a elevar un brazo, comienzo primero a inspirar, luego el
movimiento acompaña la inspiración y una vez arriba termino de inspirar, siento la plenitud
al lleno con el brazo arriba y comienzo a exhalar, después de comenzar a exhalar el aire, se
va bajando el brazo acompañando la exhalación, y cuando llego abajo aun expulso un poquito
más de aire, siento el vacío en mi cuerpo, y procuro mantener esta actitud durante todos los
movimientos.

Esto le dará a la serie una calidad de conciencia y de presencia, que como ya sabemos,
es lo que se busca en el yoga. Ya que cuando perdemos nuestra atención, nuestra práctica se
vuelve mecánica y por lo tanto ya no estamos haciendo yoga. Así pues, para una buena
calidad de nuestra práctica y nuestra vida, permitamos que nos envuelva la respiración.

Según la tradición, yóguica los principales componentes del universo son: éter, prâna
y akhasa. El éter, es la sustancia del cuerpo físico y etérico. El prâna, del energético y el
astral. Y el akhasa sería la del cuerpo mental y el causal. Éstos son todos mundos sutiles que
están ampliamente interrelacionados, y no los percibimos con el ojo físico, porque si no
vemos el éter, aún menos veremos lo superetérico, lo subatómico y lo atómico. El éter está
catalogado como elemento, y la ciencia lo define como, “fluido invisible en el que se mueven
las ondas electro magnéticas, entre ellas la luz”, como tal inunda todo el espacio.

El akhasa inunda todo el universo y toda materia, el éter y el akhasa están


íntimamente relacionados, el akhasa es al éter, lo que el espíritu a la materia. Los seres que
han alcanzado la iluminación manteniéndose en un cuerpo físico, tienen acceso a los registros
akhasicos, registros de información universal y en los que pueden ver sus vidas pasadas.

Los cuerpos que animan al ser, son el físico, el emocional y el mental. En estos tres
cuerpos es donde ahora habitamos, y si conseguimos avanzar tiene que ser mediante ellos,
ya que aun existiendo otros planos de conciencia, es en estos tres donde podemos actuar. Es
en el cuerpo físico donde nos reconocemos como “yo”, nos identificamos y no creemos que
pueda existir nada más. Pero también está el mundo emocional y el mental, es en estos tres
donde gira la rueda de la existencia humana.

La cita de Annie Besant, nos dice, que el conocimiento es únicamente necesario para
que el Ser se libere. Pero, ¿de qué se tiene que liberar el Ser? De lo que nos tenemos que
liberar es de la mente egoica e inconsciente. Y esto solo lo podemos hacer a través de la
mente, impidiendo que esta se regocije con el pasado o se proyecte en el futuro. Es solo en
el momento presente en el único lugar que podemos vivir, ya que la vida se da aquí y ahora.

Lo que sucede, sucede ahora, ni antes ni después, es ahora cuando respiro, es ahora
cuando la vida me llega.

Para lo único que nos tenemos que reconocer es para ver que yo no soy eso, y que hay
una envoltura más sutil, más profunda. Incluso cuando se encuentra la misma esencia divina,
se anula totalmente la conciencia del “yo” y se entra en un plano más elevado en el que se
percibe que “yo soy tu, todo una unidad, no existe dualidad”.

La mayoría de las personas somos incapaces de separarnos de la mente, nos


identificamos con ella constantemente, y no nos damos cuenta de ese Yo, que está más allá
y que intenta expresarse a través de nosotros. El gran problema para esto es el miedo, el sentir
que realmente no soy este cuerpo, ni su energía, ni sus pensamientos, tomar plenamente
consciencia de este hecho es algo que nos da mucho miedo. Es por ello, que mediante la
concentración, si se consigue aquietar la mente y percibir la mente profunda; tomamos
distancia con la mente de superficie y en el espacio abierto de la mente profunda el ego se
disuelve.

Pero mientras nos identifiquemos con este ego inferior nos seguirá dando miedo su
disolución, para ir quitando un poquito este miedo, es importante tener un discernimiento
entre lo real y lo irreal. Como dice el Bhagavad Gîtâ en su segunda estancia verso 16, “Lo
irreal no tiene ser, lo real nunca deja de ser”.

“El alma del hombre es inmortal, y su fruto es el fruto de una cosa cuyo desarrollo y
esplendor no tiene límite. El principio que da vida en y fuera de nosotros es imperecedero y
eternamente benéfico; no se lo oye, ni se lo ve, ni se lo huele, pero es percibido por el hombre
que desea percepción. Cada ser humano es su propio legislador absoluto, su propio
dispensador de gloria o de sombras; quien decreta su vida, su recompensa y su castigo. Estas
verdades, grandes como la vida misma, son tan sencillas como la más sencilla de la mente
humana. Dese el alimento del conocimiento a todos aquellos que ardientemente lo ansíen”.

A medida que profundizamos, la materia se sutiliza. Poéticamente se dice que la luz


de un plano inferior es oscuridad en el inmediato superior. Todos los videntes que han
conectado con planos superiores de consciencia, ya sean hindúes, budistas, cristianos o
musulmanes, hablan extasiados de tan gloriosa belleza y confiesan la absoluta incapacidad
de describirla, las palabras parece como si la rebajaran por muy hábil que pretenda ser la
descripción.
Por último recordar que, no es feliz quien hace lo que quiere, si no quien quiere lo
que hace.

Hazlo de todos modos…

Las personas son irrazonables, inconsecuentes y egoístas.


Perdónalas de todos modos.
Si eres bondadoso, te acusaran de tener oscuros motivos egoístas.
Se bondadoso de todos modos.
Si tienes éxito, te ganarás amigos falsos y enemigos verdaderos.
Ten éxito de todos modos.
Si eres franco y sincero, la gente puede engañarte.
Se franco y sincero de todos modos.
Lo que te cuesta años construir, alguien podría destruirlo en una noche.
Construye de todos modos.
Si encuentras sosiego y felicidad, podrían envidiarte.
Se feliz de todos modos.
El bien que hagas hoy, muchos lo habrán olvidado mañana.
Haz el bien de todos modos.
Da al mundo lo mejor que tienes, y quizás nunca sea suficiente.
Da al mundo lo mejor que tienes de todos modos.
Ya ves, a fin de cuentas, todo queda entre Dios y tú,
nunca fue entre el mundo y tú de todos modos.

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