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El Silencio de Adan Website PDF
El Silencio de Adan Website PDF
Don Hudson
Dios llama a los
hombres a romper...
CT C ^
^ CENTRO DE LITERATURA CRISTIANA
CENTRO DE LITERATURA CRISTIANA
en países de habla hispana
EDITORIAL CLC
Diagonal 61 D Bis No. 24-SO
Bogotá, D . C . , Colombia
editorial@clccolombia.com
www.clccolombia.com
ISBN: 9 5 8 - 9 1 4 9 - 9 4 - 4
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida en ninguna forma total o parcial
por sistemas, impresión, audiovisuales, grabaciones o cualquier medio, sin permiso
por escrito del Editor, excepto en el caso de citar porciones pequeñas en artículos o
revistas.
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de la Nueva Versión
Internacional ( N V I ) © 1 9 9 0 por la Sociedad Bíblica Internacional, usada con permiso.
Impreso en C o l o m b i a - P r i n t e d in C o l o m b i a
A nueti fiijos
Repten
Mtef
Hir
Esperamos ser bueu> adresjtara ustedes
Contenido
Los Expertos Hila» Acerca de. El Silencio de Adán .... ^
Reconocimientos 1i
Adán Guardó Sifcncio Cuando Debió Hablar ^^
Introducción
La Historia Comenza ^
Larry Crabb 25
Don Hudson 29
A l Andrews
S e Pierde el Sueño
Capítulo 1 35
Una Visión para loi Hombres
Capítulo 2 47
Hombres Varoniles j Hombres poco Varoniles
Capítulo 3
Teología por Fórmula
Capítulo 4 71
Penetrando la Oscuridad
Capítulo 5 g1
De Caos en Caos
Ciptulo 6 93
Un Llamado a Recordar
Capítulo 7
Adán Estaba Ahí, y C a 103
121
Conclusión de la Parte
PARTE 2 -Algo Vital H 7 a l t a
Los Problemas d e laiunidad Masculina 123
Capítulo 8
Hombres Que Luchan (i la Oscuridad 127
Capítulo 9
Cómo se Relacionan losibres Poco Varoniles 139
Capítulo 10
Hombres que Exigen A: L a Pasión
de la Necesidad
Capítulo 11
Hombres que Sólo se Nan a Sí Mismos:
159
L a Pasión de la Dureza
171
Conclusión de la Parte 2
Capítulo 13
1 01
Hermanos: Hombres qunparten Secretos
Capítulo 14
E l Sueño Realizado: Lcneración de Consejeros 203
L a Historia Continúa
A l Andrews 213
Agradecemos a:
John Sloan, quien editó este libro en inglés, y a todo el
equipo de Zondervan. Siempre es un placer trabajar con
ustedes. Su integridad los define.
Sealy Yates y Tom Thompson, hermanos en el ministerio
que se disfrazan de agentes literarios.
Sandy Pierce, una mujer que lleva muchos sombreros y
los usa bien: hermana en Cristo, amiga cercana, asistente
personal, colega, animadora; y quien, a propósito, digitó
el manuscrito junto con Cindy Skelton. Cindy, gracias
por tu arduo trabajo, tiempo y apoyo.
Rachael, Suzanne y Nita, nuestras esposas, quienes con
gracia soportan nuestra lucha por convertirnos en hom-
bres piadosos, y hacen que ésta valga la pena. Las muje-
res hermosas merecen hombres activos. Queremos
avanzar hacia ustedes todos los días de nuestra vida.
Nuestros padres—Larry, Donald Eugene y Andy— hom-
bres que marchan delante de nosotros y nos animan a
seguir en el camino.
Adán Guardó
Silencio Cuando
Debió Hablar
J^T ste libro ha sido escrito por tres hombres que esta-
mos en crecimiento, pero luchando a la vez —hombres
que confesamos abiertamente que nuestras luchas parecen in-
tensificarse a medida que nuestras vidas continúan, y aunque
éstas sencillamente no concuerden con la forma en que la
cultura cristiana parece pensar que deberían ser. Se espera
que los hombres cristianos, especialmente los que ejercen lide-
razgo, se sientan siempre animados y apasionados por su vi-
sión, y con muy pocos problemas. Se supone que los hombres
maduros no luchan con pensamientos desatinados, ni con
impulsos pecaminosos, o sentimientos de desesperación, pero
nosotros creemos que sí lo hacen.
Opinamos que desde el punto de vista espiritual, la hom-
bría está más relacionada con seguir funcionando a pesar de
las dificultades que con superarlas exitosamente. Creemos que
el Espíritu de Ehos está menos interesado en decirnos cómo
poner en orden nuestra vida, y más interesado en avivar —en
medio de nuestras dificultades actuales— nuestra pasión por
Cristo. Dios en vez de resolvernos los problemas, con fre-
cuencia los usa para perturbarnos, para que estemos menos
seguros de cómo funciona la vida, para incitarnos a preguntar
los temas difíciles que nos aterra encarar, para sacar a la super-
ficie las dudas obstinadas y las desagradables demandas que
nos distancian de Cristo.
No creemos que la Biblia brinde un plan para hacer que la
vida funcione como pensamos que debería ser, y en cambio sí
creemos que ofrece una razón para seguir adelante aun cuando
la vida no funcione de esa manera. Si pudiéramos encontrar
16 & Silencio de Adán
fórmulas que realmente funcionaran —fórmulas para vencer
el enojo, producir hijos piadosos o sentirnos más cerca de nues-
tras esposas— las seguiríamos. Pero n o creemos que existan.
En nuestra opinión, los verdaderos hombres admiten su mie-
do a la confusión, pero no huyen de ella hacia una seguridad
fácil o un plan detallado paso a paso.
El misterio de la vida nos atrae más que su previsibilidad.
No porque nos guste particularmente sentirnos confundidos
y fuera de control. Es difícil sentirse así, y a veces lo detesta-
mos. Pero creemos que no tenemos opción. No, si somos ho-
nestos con nosotros mismos al enfrentar la vida.
Algunas partes de la vida, por supuesto, están en orden y
son manejables. Los carros no funcionan sin gasolina; los dien-
tes que se limpian con hilo dental desarrollan menos proble-
mas; las familias no se llevan tan bien si no cuentan con un
esposo y padre comprometido. Se deben hacer las cosas que
sean factibles. Aquellas partes de la vida que se pueden mane-
jar, deben manejarse bien.
Pero las partes más importantes de la vida, las que constitu-
yen lo que es el cristianismo, nos parecen más misteriosas que
manejables, más caóticas que ordenadas. ¿Qué hace usted cuan-
do descubre que su hija fue abusada sexualmente por la perso-
na que la cuidaba? ¿Cómo maneja los celos punzantes que
siente ante un amigo que gana más dinero que usted? ¿Qué
puede hacer con una vida de fantasía inmoral que simplemen-
te no se va? ¿Cómo se acerca a Dios cuando siente que en su
interior todo está muerto? ¿Cómo hace el Espíritu de Dios para
llevarnos al hogar del Padre donde se está celebrando la fiesta?
Sencillamente, no hay ninguna fórmula para seguir al ma-
nejar estas cosas de tanta importancia. Y creemos que Dios lo
ha diseñado de esa manera, no para frustrar o desanimar sino
para que mostremos lo que puso en nosotros, algo que se libe-
ra sólo cuando nos abandonamos a El en medio del misterio.
La hombría espiritual implica el valor para seguir avanzando
—en medio de una confusión abrumadora— hacia las relacio-
nes. No se trata, entonces, de entender exactamente qué es lo
que funciona y luego hacerlo.
Escribimos este libro como tres hombres que viven histo-
rias inconclusas. Luchamos con preguntas que nadie contesta.
Fallamos de formas que creíamos ya superadas. Luchamos con
Introducción 17
Algo Seno
Anda Mal
Se Pierde el Sueño
34 & Silencio de Adán
¡ f \
J
Capítulo
Una Visión
para los Hombres
En mi sueño, veo:
A UNA GENERACIÓN DE CONSEJEROS, ancianos sabios
a quienes se valorará más que a los especialistas capacitados
para ayudarnos a responder los desafíos de la vida. Mujeres y
hombres piadosos cuyo poder y sabiduría llegarán más pro-
fundamente a nuestras almas que el conocimiento y destreza
de un experto.
Para que mi sueño se vuelva realidad se requerirá de un
milagro de Dios, no la clase de seudomilagro sensacionalista
que enriende un movimiento, sino la variedad sólida, profun-
da, que puede comenzar una reforma. Hemos tenido suficien-
tes movimientos, suficientes acontecimientos que crearon una
enorme cantidad de seguidores y llegaron a los titulares. Pero
por bastantes años no hemos tenido una reforma la cual, tal
vez, ya sea tiempo de que ocurra.
Mi sueño se reduce a una oración tan sencilla como pro-
funda: Si los hombres llegan a ser hombres, el mundo cambiará. Tam-
bién es cierto que si las mujeres llegan a ser mujeres, el mundo
cambiará. Se podría escribir un libro, y debería hacerse, acerca
de un sueño paralelo, un sueño sobre mujeres mayores que se
convierten en madres, y mujeres jóvenes que aprenden a ser
hermanas. Un libro así, que trate sobre madres y hermanas es-
pirituales, sería el compañero apropiado para este libro acerca
de padres y hermanos espirituales.
En mi sueño, los hombres mayores actuarán como padres
y los jóvenes como hermanos. Cuando alrededor del mundo
los hombres recuperen su voz, liberen su poder y vuelvan a capturar
el gozo de seguir el llamado de Dios para llegar a ser hombres
auténticos, la naturaleza misma de la comunidad cristiana cam-
biará. Ese es mi sueño.
Pero estoy preocupado por aquellas cosas que deberían tran-
quilizarme. Me preocupa la cantidad de atención que está reci-
biendo este tema de la hombría. Me preocupa que cualquier
cosa buena que se esté desarrollando sea erosionada por un
revés venidero, cuando el movimiento de los hombres se ex-
ponga como una edificación sobre arena.
Me preocupa que no estemos enfrentando los terribles pro-
blemas que hay dentro de nosotros y que desfiguran nuestra
hombría, problemas que sólo una larga y dolorosa cirugía pue-
de curar. Me preocupa que hayamos apuntado demasiado bajo,
Una Visión paraI'osHombres 45
que estemos persiguiendo algo demasiado fácil de alcanzar, y
que el centro de las cosas no sea un amor intensificado por
Cristo.
QuüJá nos estamos contentando con una falsificadón de la
hombría auténtica. Algunas veces pienso que esta idea de
"convertirse en verdaderos hombres7' se ha reducido a una no-
vedad cultural, apenas a un mmmiento acompañado por ele-
mentos comunes como la emodón de las grandes multitudes,
la esperanza de nuevas fórmulas, la inspiración de desafiantes
oradores, la determinación de compromisos gritados y las ideas
de los gurúes actuales.
Lo que no necesitarnos es una explosión temporal de reso-
lución y pasión. Lo que sí necesitamos es una reforma, aquella
obra profunda de Dios marcada por repetidos dclos de que-
brantamiento, arrepentimiento, perseveranda y gozo. Necesi-
tamos que Dios nos dé el poder para entrar en el misterio de
las relaciones a un nivel de conexión dadora de vida que nun-
ca podrán producir el entusiasmo y las frases hechas. Necesita-
mos rendirnos a Cristo de una forma que libere todo lo que su
Espíritu ha puesto en nosotros.
Debemos desairar el costo de llegar a ser hombres hasta
que el atractivo de cualquier cosa menor haya desapareado y
sólo quede el llamado de Dios.
Si vamos a llegar a ser una generación d e consejeros y a
tener una cultura llena de hombres de carácter y sabiduría, que
puedan dirigir la próxima generación hacia la verdadera pie-
dad, entonces debemos pensar detenidamente en cómo serán
los hombres cuando Cristo sea formado en ellos.
En una época en la que está en su apogeo la habilidad de
Satanás para entusiasmarnos con una falsificación de lo real, y
como tenemos la probabilidad de confundir una senda cómo-
da y angosta con la que es aún más estrecha, debemos comen-
zar con una idea clara de cómo es el milagro de la hombría.
Hombres
Varoniles y Hombres
poco Varoniles
H O M B R E S N O AUTÉNTICOS
Si usted se relaciona con un hombre poco varonil, proba-
blemente sabrá por experiencia que es:
—Controlador (impersonalmente poderoso).
—Destructivo (o peligroso).
—Egoísta (comprometido, por sobre todas las cosas, a sen-
tirse de cierta forma acerca de sí mismo).
Un hombre poco varonil controla las conversaciones; ma-
nipula a la familia y amigos; arregla su vida para evitar todo
aquello que no está seguro de poder manejar. No confía pro-
fundamente en nadie. Manipula hasta colocarse bajo una luz
favorable, en una posición donde salga ganando o, por lo me-
nos, sin que lo desafíen. No sabe escuchar. Rara vez hace pre-
guntas significativas, y prefiere dar opiniones o quedarse
callado. Nadie se siente perseguido por él, excepto cuando sus
amistades podrían serle de provecho. Cuando muestra un in-
terés por alguien, se siente como cuando un vendedor de ca-
rros le pide ver una foto de su familia.
Un hombre poco varonil es, además, destructivo. Sus pala-
bras y acciones dañan a la gente, aunque los compañeros de
trabajo podrían sentirse estimulados y desafiados durante un
tiempo (algunas veces por largo tiempo). Los miembros de su
familia son los que sienten el daño más rápida y profundamen-
te; sólo que algunas veces están demasiado asustados como
para admitirlo, aun dentro de ellos mismos. A menudo, la más-
cara de bondad y afabilidad es tan gruesa que el daño sólo se
siente cuando se acumula y destruye lentamente, como si fue-
ran pequeñas dosis de veneno disueltas en el agua para beber.
Algunas veces hiere intensamente a la gente con sarcasmo y
vileza, y otras con violencia. A menudo el daño es ocasionado
por la indiferencia y el alejamiento, la clase de armas que ha-
cen sentir a su víctima culpable o rara por sentirse atacada. La
esposa de un hombre poco varonil rara vez se siente amada.
Quizá nunca se lo diga, pero la mayoría de las veces siente que
la usa, que no la valora, o que la odia. Los hijos y amigos de tal
hombre conservan su distancia; pues están demasiado enoja-
dos, o asustados, como para acercársele.
Su egoísmo no siempre es aparente, pero se manifiesta con
claridad en los tiempos difíciles. A pesar de su amabilidad y
Hombres VaronilesvHombres poco Varoniles 53
Impotente
Brent tenía a n t e c e d e n t e s de que se alejaba de las mu-
jeres exactamente cuando el siguiente paso era el compromiso.
Él explicaba ese patrón de esta manera: "Simplemente, no es-
toy seguro de tener lo que se necesita para que una relación
funcione. ¿Qué pasa si ella me pide que haga algo que no pue-
do hacer, o que sea algo que no soy?"
A los hombres que se sienten impotentes les gustan las co-
sas predecibles, no las sorpresas. Lo inesperado es una aventu-
ra emocionante sólo cuando ocurre en áreas donde un hombre
poco varonil se siente especialmente competente. La adrenalina
fluye en un cirujano experimentado cuando algo sale mal en el
quirófano. Más tarde puede admitir que se asustó, pero hace lo
que sea necesario en el momento preciso, y lo hace bien.
54 & Silencio de Adán
Enojado
Los hombres enojados se irritan fácilmente. Se encienden
cuando alguien les pide que funcionen fuera de su esfera de
competencia, que usen recursos que no están seguros de tener.
Cuando una esposa le pide que muestre compromiso, un hom-
bre enojado tiende a pensar en aquello que ya le ha dado a ella.
Generalmente es una lista de cosas materiales: ("Mira la casa
en que vivimos"), pecados no cometidos ("Siempre te he sido
fiel"), o comparaciones favorables con otros hombres ("Por lo
menos no paso todas las noches pegado al televisor viendo
deportes, como tu hermano. Salimos a cenar con amigos, voy a
la iglesia todos los domingos, y hasta llevo a Susie a sus clases
de piano. ¿Qué más quieres?").
Los hombres poco varoniles son provocados fácilmente. No
se necesita de algo grande para provocarle un arranque de ira
que nunca pasa de la superficie. La vida misma exige conti-
nuamente que los hombres hagan más de lo que se sienten
capaces de hacer. Las responsabilidades nunca disminuyen.
Que hoy se limpie los dientes con hilo dental no significa que
no tenga que hacerlo mañana. Y aun la constante limpieza con
hilo dental no ofrece la garantía de un buen chequeo.
Cuando usted se escapa del consultorio dental sin escuchar
el taladro, el gozo dura poco tiempo. Le aparece un lunar en la
espalda, de color raro. O su hijo adolescente trae a casa u n a
libreta con malas calificaciones, y usted s e pregunta si es ha-
ragán, si anda en drogas o si está siendo afectado por un tras-
torno de déficit de atención. Quizá necesita de esos buenos
medicamentos que hacen que los chicos se distraigan menos; o
tal vez de una escuela cristiana privada. Luego su aire acondi-
cionado se descompone justo cuando llega el verano. Su esposa
56 & Silencio de Adán
le dice que no ha sentido que haya romance durante largo tiem-
po. Entonces, usted quiere matar, golpear y gritar.
Hay épocas en la vida cuando todo sale mal. Y hay otras,
generalmente cortas, cuando la mayoría de las cosas salen
bien. Todos se están llevando de maravilla, la oficina de reco-
lección de impuestos le debe una devolución, y su hija sale con
el presidente del grupo juvenil. Pero aun durante los tiempos
buenos, usted está consciente de un vago pavor que lo amena-
za, como cuando una nube oscura se cierne sobre su día de
campo.
"¡Déjenme en paz!", le gritamos a nadie en particular, o a
Dios, si admitimos que nuestra furia está dirigida hacia Él. Y la
vida (o Dios) parece contestar: "¡Prepárate! Ya te va a caer el
otro zapato. ¿Cuándo? Quiero sorprenderte".
Eso es suficiente para enojar a cualquiera. Y el enojo, de la
clase que la mayoría siente, justifica en forma fidedigna accio-
nes que, para una mente que no está enojada, serían reconoci-
das al instante c o m o erróneas. Las acciones que p a r e c e n
correctas cuando estamos enojados dañan a otros y n o s hacen
sentir mejor. Nos gustan ambos efectos.
Pero la satisfacción es superficial y de corta duración, y a
veces cede al vacío. Entonces nos sentimos menos capaces
de manejar la exigencia continua de la vida de seguir en
movimiento.
En algún punto, no podemos pensar en otra c o s a que en
vengarnos. En la mayoría de los hombres el impulso patente
de destruir no se convierte en un patrón fijo, pero hierve en
momentos raros, y con una intensidad fiera. Los hombres poco
varoniles se sienten extrañamente bien cuando d e n t r o de ellos
tienen una sensación de poder que es capaz de d e s t r u i r y se
sienten aún mejor cuando la liberan.
Esta liberación de energía masculina corrupta p u e d e ocu-
rrir en forma de sarcasmo, de contar los chistes m á s recientes
que intencionadamente excluyen a otros, de usar u r i intelecto
agudo para intimidar, de sencillamente despreciar. S e puede
experimentar con mayor violencia, tanto en una fantasía como
mediante el abuso físico.
Cuando un hombre no está experimentando e l gozo que
sólo puede ser creado por la energía masculina l i b e r a d a , es
Hombres Varoniles v Hombres poco Varoniles 57
atraído al placer del poder. Los hombres destruí tivos son poco
frondes; están enfurecidos con la energía de i hombría dis-
torsionada, con las personas, con la vida y con c o s . Están lie-
n °s de juicio vengativo para todos, menos pan dlos.
Cuando sigo a alguien que baja con lentitu 1 u n tramo de
gradas, algunas veces siento la urgencia de ayu larlo a descen-
J r más rápido. La idea de empujar a alguien y derlo caer dan-
d ° volteretas en las escaleras, puede ser atracti a.
Aterrorizado
¿Qué pasa si la vida me pone al descubierto orno un fraca-
s°/ como alguien que no puede manejar sus d iImandas legíti- y
m as? ¿Qué pasa si no soy capaz de abordar Ai forma eficaz
L_ pci^a
. . si iIU 3uy
. . s^cipsci^ i j — —— -H-.importantes?
i^^^infoc?
asuntos que debo admitir como verdaderamen Istades, mi em-
¿ Qué pasa si arruino todo —mi familia, mis an^
H O M B R E S VARONILES
Un hombre auténtico es muy diferente. Cuando se libera la
energía que Dios ha puesto dentro de un hombre:
1. Él sabe que es fuerte en vez de impotente. Los hombres
fuertes toman la iniciativa, aun cuando no estén segu-
ros de qué deben hacer. Su llamado a reflejar a Dios en
su manera de relacionarse compele más que su espe-
ranza de poder o su temor a la impotencia. Un hombre
varonil no es agresivo; es un HOMBRE ACTIVO que se
ocupa en ofrecer relaciones de calidad a otros, que está
más comprometido con desarrollar una fortaleza que
otros puedan gozar, que con alcanzar un sentimiento
de poder y control para sí mismo.
2. Él experimenta menos enojo y no se siente amenazado
con tanta facilidad. Algunos lo llaman paz. Para él, la
frase "más que vencedor" tiene algún significado, aun
durante los momentos duros de la vida. El dolor de un
hombre varonil no le impide sentir la lucha de otros,
aun cuando los problemas de ellos sean menos graves
que los suyos. El tiene el valor de enfrentar honesta-
mente su experiencia. Por lo tanto, siente la tristeza de
vivir en un mundo caído, y la soledad de vivir en una
comunidad imperfecta.
Hombres VaronilesvHombres poco Varoniles 59
Teologíapor Fórmula
Penetrando
la Oscuridad
Observación # 1
La
primera reveladón acerca de Dios e n la Biblia es que Él
es el CREADOR, y que la forma en que creó f u e HABLÁNDOLE
74 £/ Silencio de Adán
Observación #2
La primera revelación acerca del hombre en la Biblia
está sugerida por la palabra hebrea que aparece en Génesis
1:27, que en español se traduce como VARÓN. En el Capítulo 6
reflexionaremos sobre el significado de esta palabra.
Observación #3
Lo primero que Dios ordenó hacer a Adán fue PONER
NOMBRE A LOS ANIMALES. Adán fue llamado "a hablar para
que hubiera orden" donde no lo había, tal como Dios lo había
hecho en la creación. Cuando Adán habló, hubo orden, pero
cuando calló, el caos volvió. En el Capítulo 7 examinaremos a
fondo las implicaciones de las veces en que Adán habló o guar-
dó silencio.
EL SIGNIFICADO DE L A O S C U R I D A D
La Biblia habla acerca de varias clases de oscuridad. Existe
la oscuridad del SECRETO, de la maldad, una oscuridad que
ama la gente cuyos hechos son perversos (Juan 3:19). Los cris-
tianos han sido llamados de las tinieblas a la luz de la exposición
Penetrando ¡a Oscuridad 77
y el perdón total (1 Pedro 2:9). El manto sombrío de la oscuri-
dad de este tipo, a l igual que las calles del Londres de Dickens
mantienen los h e c h o s perversos fuera de la vista, no tiene lu-
gar en la naturaleza de Dios. En El no hay oscuridad, no hay
región que se m a n t e n g a en secreto para evitar que una falta
sea expuesta a la luz (1 Juan 1:5).
Jesús se refiere a un concepto relacionado cuando nos dice
que a los ángeles rebeldes los tiene perpetuamente encarcelados
en oscuridad para el juicio del gran Día (Judas 6). Ésta es la oscuri-
dad del JUICIO, q u e es lo terrible que sucede cuando Dios,
que es luz, se retira por completo.
Pero las Escrituras mencionan una tercera clase de oscuri-
dad: la que cubría el agua a la cual Dios le habló cuando creó la
vida. Esta oscuridad tiene más que ver con el desorden y el
caos, es decir, con el desorden reiterativo, que con la maldad
escondida o el castigo por el mal.
Es una oscuridad sobre la cual el Espíritu de Dios iba y ve-
nía, en la escena de apertura de las Escrituras, lo que sugiere
una expectación de que algo estaba por ocurrir. Ésta es la oscu-
ridad de la CONFUSIÓN, el desorden que está por ceder a la
luz del orden y la belleza, un caos insustancial totalmente sin
forma y sin chispa de vida, pero aun así que se podía transfor-
mar en algo maravilloso.
La oscuridad de la confusión es tan densa, que detiene todo
movimiento natural. Cuando Dios cubrió a Egipto con oscuri-
dad (la misma palabra de Génesis 1:2 se usa en Exodo 10:21-22),
era una oscuridad que se podía palpar. Nadie se movió duran-
te tres días.
Cuando el guía turístico apaga las luces en una caverna, no
hay necesidad de decirle a la gente que se quede quieta. Nadie
se mueve en una oscuridad que elimina totalmente la visión.
Cuando Dios dio la ley en el monte Sinaí, la montaña esta-
b a r o d e a d a de negros nubarrones y densa oscuridad en
(Deuteronomio 4:11, está otra vez la misma palabra). Se n o s
dice que las personas, oyeron el sonido de las palabras, pero
no vieron forma alguna; sólo se oía una voz (Deuteronomio 4:12).
En la oscuridad de la confusión, usted n o puede ver pero
puede oír; por lo menos, puede oír la voz de Dios. El movi-
miento natural, de la clase que depende d e la vista, se detie-
ne completamente en la oscuridad. Pero el m o v i m i e n t o
78 £/ Silencio de Adán
sobrenatural, tanto el de Dios como el de un hombre que cami-
na por f e en vez de por vista, es posible aun en la más densa
oscuridad.
C u a n d o se levanta el telón y comienza el drama bíblico, de
inmediato vemos a Cristo en el centro del escenario. La histo-
ria se inicia con Dios confrontando la esfera original del mis-
terio: la oscuridad cubría aguas sin forma, vacías. No había
diseño, ni orden, ni belleza, ni vida —sólo oscuridad.
El Espíritu iba y venía en la oscuridad. Luego Dios habla.
Se adentra en el misterio y da vida mediante su palabra, con
un poder mayor que la oscuridad.
Ahora note algo lleno de significado para nuestro estudio
sobre la hombría. Lo primero que Dios le ordenó hacer al hom-
bre fue ponerle nombre a los animales, cosa que Él mismo pudo
haber hecho, pero no hizo. Se los llevó al hombre para ver qué
nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos,
y con ese nombre se les conoce (Génesis 2:19). Dios le dio al hom-
bre, no a la mujer, la responsabilidad de ponerle nombre a los
animales. Eva todavía no había sido creada.
Al igual que Dios, el hombre fue llamado a hablarle a la
oscuridad, a adentrarse en la confusión de un reino de anima-
les totalmente sin nombre, y a ponerle nombre a cada uno. En
la antigua cultura del Cercano Oriente, ponerle nombre a
algo implicaba tener autoridad para definir su carácter, para
darle forma a su naturaleza, para llenar un vacío con algo que
saliera de quien le dio el nombre.
¿Sería que la intención de Dios era que los hombres se com-
portaran como Él adentrándose valerosamente en cualquier
esfera de misterio que encontraran y hablándole con imagina-
ción y poder dador de vida a la confusión que enfrentaran?
Desde la caída de la gracia, la vida de todo hombre está
llena de confusión. Consideremos sólo unos cuantos e j e m p l o s .
¿Qué debería hacer un hombre cuando su esposa lo rebaja
frente a sus amigos? ¿Debería
—reprenderla?
—ignorar el asunto?
—decir algo amable?
—sacarlo a colación más tarde y decirle cómo lo hizo
sentir?
Penetrando ¡a Oscuridad 79
— n u n c a mencionarlo?
¿ Q u é debería hacer un hombre que detesta su empleo"7
¿Debería
De Caos en Caos
LA H I S T O R I A BABILÓNICA ACERCA D E L A
C R E A C I Ó N (LOS B A B I L O N I O S LA L L A M A B A N
ENUMA ELISH)
LA H I S T O R I A G R I E G A A C E R C A DE LA C R E A C I Ó N
( L O S G R I E G O S LA L L A M A R O N C R O N O S ,
EL D I O S M A S C U L I N O )
En el principio no había nada. Esta nada se llamaba Caos,
Vacío.
88 £/ Silencio de Adán
Pronto apareció Tierra, para q u e los dioses tuvieran en qué
pararse. Luego apareció Tartarus, el mundo de los muertos
Después Eros, el amor, quien era m u y simpático y el más fuerte
de los dioses.
Caos dio a luz a Noche y a Erebos, los cuales dieron a luz a
Día y Espacio. Tierra dio a luz a Cielo y Mar.
Los dioses descansaban en el Cielo, pero hicieron su hogar
en el monte Olimpo. Cielo y Tierra dieron a luz a los titanes. El
más joven de éstos era Cronos, un hijo indómito que odiaba a
Cielo, su padre.
A Cielo y Tierra les n a c i e r o n tres hijos más. C a d a uno
era un monstruo temible y poderoso con cincuenta cabezas.
Esto era demasiado para Cielo, el padre. Como siempre
odió a sus hijos, los encarceló en las regiones oscuras de la
tierra.
La madre, Tierra, conspiró contra su esposo ofreciendo ayu-
dar a sus hijos para que escaparan de la prisión. Todos temían
a su padre, a excepción de Cronos a quien su madre le dio una
hoz que había hecho con anterioridad.
Cielo se allegó a Tierra y se tendió tiernamente sobre ella,
mientras Cronos esperaba en secreto. Este golpeó a su padre
con la hoz y lo mató.
Antes de morir, Cielo maldijo a sus hijos y declaró que to-
dos pagarían por ese crimen contra él.
Cronos tema sus propios hijos. Un día cayó en cuenta de
que ellos podrían hacerle lo mismo que él había i lecho a su
padre. Si pudo matarlo, entonces ellos también podían matar-
lo a él. Cuando su esposa Rea dio a luz a sus hijos, Cronos se
los comió enteros.
Rea le oró a Tierra para que escondiera a su hijo Zeus. Ella
le concedió su petición ocultándolo en el bosque.
Rea tomó una piedra grande, la envolvió y engañó a Cronos
haciéndolo pensar que era su hijo Zeus. Cronos creyendo que
la piedra envuelta era su hijo, agarró el bulto y lo engulló,
pensando que lo había destruido.
Así Zeus se convirtió en el mayor de los dioses, y pronto
destruiría a su padre, Cronos.
De Caos en Caos 89
D E L CAOS A LA C R E A C I Ó N
En la historia de Génesis, el hombre es hecho a la imagen
de Dios. El cristianismo comienza con Dios, n o con el hombre.
Somos hechos a su imagen. Él es nuestro punto de referencia.
¿Pero quién es este Dios? ¿Se parecía en algo a los dioses de los
mitos paganos? ¿Usa Él violencia y perversión sexual para en-
frentar el caos? Jamás.
La historia de la creación de Génesis n u n c a declara la vio-
lencia y el apremiante apetito sexual de los hombres. En vez de
eso, ofrece un rico retrato de lo que el hombre era en su estado
perfecto, y lo que podría ser si viviera de acuerdo con la ima-
gen de DÍos. Masculino y femenino, hombre y mujer, viviendo
en armonía y respeto mutuo. La hembra no aterrorizaba al va-
rón y no buscaba destruirlo. Se cuidaban el u n o al otro, y jun-
tos cuidaban del jardín en el que vivían.
Adán y Eva iban a "cultivar y cuidar el jardín"; es decir,
estaban llamados a proteger y alimentar. La fortaleza, lo opuesto
a la violencia, está en el hombre para guardar las relaciones, no
De Caos en Caos 91
xX
Capítulo
Un Llamado
a Recordar
L A L U C H A ES REAL
Usted acaba de leer las breves historias de dos hombres con
luchas similares, que hicieron elecciones diferentes. En estas
historias, muchos hombres podrán identificar sus propias lu-
chas con asuntos similares. Miles de hombres han librado bata-
llas vergonzosas como éstas durante años, pero se han sentido
demasiado apenados para hablar de ellas con alguien. Se han
sentido solos. Otros hombres que no luchan con la pornogra-
fía podrían no estar conscientes de adicciones más sutiles,
entregados a pasiones diferentes como adicción al trabajo,
materialismo, gula, necesidad de controlar, necesidad de ser
aceptados, una vida de fantasía activa, masturbación. La lista
es interminable, pero la lucha es la misma. Todos los hombres
Un Llamado a Recordar 95
L A R A Í Z DEL PROBLEMA
Si uno de estos hombres viniera a donde usted en busca de
ayuda, ¿qué le diría? ¿Qué consejo le daría para que resolviera
sus problemas?
La mayoría de los que dan consejo podrían tomar una de
varias direcciones. "Necesita estar en comunión con otros cre-
yentes", dirá uno. "Si está en compañía de mujeres y hombres
piadosos, tendrá mayor probabilidad de mantenerse alejado
de patrones pecaminosos. Sea responsable de darle cuentas a
alguien".
"Lea la Biblia y memorice pasajes claves", sugerirá otro. "El
hombre que guarda la palabra de Dios en su corazón no se
verá enredado en las cosas del mundo".
Aun otro le dirá: "Huya de la tentación. Manténgase aleja-
do de ciertos lugares que puedan serle ocasión de caer".
Todos estos consejos son buenos, sólidos y correctos. Todos
tienen fuerte respaldo bíblico. En algunos hombres, tales ex-
hortaciones han producido un cambio notable. Pero para mu-
chos otros, el consejo sólo los deja más desanimados. Quizá
esa sea su reacción. Tal vez usted haya estado practicando
con fidelidad todas estas cosas durante años, y sin embargo,
nada ha cambiado verdaderamente. Usted ha tenido éxitos
temporales, pero su problema siempre vuelve, y se siente más
desalentado que nunca.
Sugiero que consideremos otro enfoque de las luchas de
los hombres —uno q u e incorpora lo bueno de los consejos da-
dos y que aún ofrece más. En lugar de simplemente cobrar más
energía para hacer algo o no hacerlo, examine mejor el asunto.
Pregúntese: ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Por qué es-
cogemos vivir de formas que son contrarias a lo que sabemos
que es verdadero y correcto?
Los hombres son creados a la imagen de Dios. De acuerdo
con nuestro diseño, somos llamados a expresar en forma sin-
gular algo de El por la forma en que vivimos y nos relacionamos
96 £/ Silencio de Adán
C R E A D O S PARA R E C O R D A R
Ya hemos visto que un hombre vive de acuerdo con la ima
gen de Dios al moverse y hablarle al caos de su mundo. Nc
obstante, el diseño de Dios supone aún más. Génesis 1:27
nos dice explícitamente que Dios creó al hombre y a la mujer a
su imagen... varón y hembra los creó. En este pasaje, la palabra
varón es la traducción de la palabra hebrea zakar, que significa
"el que recuerda". ¡Qué palabra tan curiosa para describir a un
hombre! Uno podría haber esperado una palabra que signifi-
cara "el fuerte", "el que dirige", o "el poderoso". Pero en vez de
eso, el termino hombre es descrito como el que recuerda. ¿Por
qué?
¿Qué se supone que debe recordar el hombre? ¿Debería ser
mejor para recordar dónde dejó sus llaves? ¿Debería esforzar-
se más para recordar fechas importantes, como aniversarios y
cumpleaños? Si eso es lo que significa que un hombre sea el
que recuerda, entonces todos nosotros, a excepción de los más
compulsivos, estamos en problemas. La idea de recordar con-
lleva un significado mucho más profundo. Primero, significa
que tenemos algo importante que recordar; segundo, que te-
nemos una razón para recordar.
ALGO Q U E RECORDAR
Todos nosotros tenemos amigos de mucho tiempo que han
tenido que ver en partes importantes de nuestra vida. Para mí,
esos amigos eran mis colegas de ministerio universitario. Han
pasado varios años desde que tuvimos el último encuentro,
pero siempre que este grupo de amigos queridos se reúne,
cada uno de nosotros sabe qué sucederá: disfrutaremos de
Un Llamado a Recordar 97
una buena comida, nos pondremos al día sobre nuestras vi-
das, y finalmente, en algún momento d e la noche, comenza-
rá el relato de historias. Esta parte no es algo que discutimos de
antemano, ni tampoco algo para lo que alguno de nosotros se
prepara. Sencillamente sucede.
Alguien comienza a contar un evento en particular de nues-
tro pasado compartido, y todos los demás escuchan atentamen-
te. Es una historia que cada hombre del grupo ha escuchado
innumerables veces, pero eso no disminuye el interés en ella.
De hecho, estamos tan familiarizados con cada historia que
quien la cuenta a menudo es corregido por alguien que recuer-
da una parte importante de la trama. La expectación crece a
medida que la historia gana en ímpetu y se mueve hacia su
climax divertido. Cuando llega ese m o m e n t o , todos estalla-
mos en una risa tan ruidosa que las lágrimas ruedan por
nuestras mejillas mientras tratamos de tomar aire. Y cuando
volvemos a recobrar nuestra compostura, se hace una petición:
"Roger, cuéntanos aquella de..." Y el ciclo continúa adentrán-
dose en la noche.
¿Por qué contamos estas historias? ¿Será porque estamos
desesperados por divertirnos? (Algunos lo han sugerido.) ¿Es
porque estamos viviendo en el pasado y somos incapaces de
movernos hacia adelante? (Algunos también han sugerido esto.)
Hay una razón mucho más importante.
Las historias que contamos no son el punto. Por sí mismas,
no son más que saínetes de entretenimiento sobre vidas com-
partidas. Son divertidas y algunas veces tontas, pero de alguna
manera importan. Su valor radica en el poder que tiene para
dirigirnos hacia algo. Nos recuerdan de otro día, de otra época,
de años atrás cuando trabajábamos juntos en un ministerio
estudiantil. Era un tiempo en el que vimos a Dios obrar en nues-
tras vidas y en las d e los alumnos que estaban a c a r g o
nuestro. Ocurrieron cosas significativas, cosas tristes y cosas
milagrosas. Dios hizo la obra en medio de nosotros, y conta-
mos nuestras historias para recordar esos días.
Está bien que en nuestro grupo de hombres se cuenten his-
torias los unos a los otros. Después de todo, los hombres han
sido construidos de esa forma. Somos "los que recuerdan", crea-
dos para recordar el pasado, para contar historias.
98 £/ Silencio de Adán
U N A R A Z Ó N PARA RECORDAR
¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas
que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras
vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos. El día que uste-
des estuvieron ante el Señor su Dios en Horeb, él me dijo:
"Convoca al pueblo para que se presente ante mí y oiga mis
palabras, para que aprenda a temerme todo el tiempo que
viva en la tierra, y para que enseñe esto mismo a sus hijos
(Deuteronomio 4:9-10).
LA NEGATIVA A RECORDAR
La mayoría de los hombres se conoce por su silencio. Los
hijos rara vez conocen sobre el pasado de su padre —sus
experiencias, sus fracasos, sus batallas con la fe. El padre, en
vez de pasarle algo a sus hijos, se queda callado, como si no
tuviera memoria. ¿Por qué?
Piense de nuevo en los dos hombres descritos al inicio de
este capítulo. ¿Cómo la idea de un hombre "que recuerda" se
relaciona con su lucha contra un pecado sexual — o contra cual-
quier otro pecado?
Medite en esto. El hombre que entró en la librería para adul-
tos tuvo que sacar de su mente todo lo que estimaba. No podía
"disfrutar" de esos placeres pecaminosos mientras su mente
abrigara todavía pensamientos sobre su esposa, sus hijos o su
ministerio. Durante esos momentos, aunque fueran breves, él
tuvo que sacar de su mente también a Dios, para honrar sus
elecciones pecaminosas.
Piense en alguna ocasión en que usted se movió por su
voluntad —física o mentalmente— hacia algo que sabía que
era malo. En ese momento, ¿cómo estaba su relación con
Dios? ¿Era estrecha? ¿Estaba gozando de intimidad con Él? Por
supuesto que no. Si Él hubiera estado en el cuadro, usted no
podría haber seguido en una dirección pecaminosa. Tal es la
naturaleza de la idolatría —la búsqueda de algo que no es
Dios para satisfacer los propios deseos. Las elecciones pecami-
nosas requieren el olvido de Dios. En este sentido, olvidar es
más que simplemente perder las llaves del carro. Es una elec-
dón activa y voluntaria —una negativa a recordar.
102 £/ Silencio de Adán
EL L L A M A D O A R E C O R D A R
Cuando era un cristiano joven me parecía increíble que ese
grupo de personas que presenció la partición del mar Rojo ol-
vidara lo que Dios había hecho y se volviera a la adoración de
dioses falsos. Después de su liberación milagrosa de manos de
los egipcios, los israelitas estaban pecando nuevamente. La
Biblia informa sobre muchos incidentes a lo largo de su histo-
ria, de cuando la gente, pese a conocer la bondad de Dios, se-
guía otros caminos.
Estas historias soban sorprenderme. Pero hoy, al enfrentar
las realidades de mi propia vida, ya no me sorprendo en abso-
luto. Soy u n creyente, un hombre que ha visto la mano de Dios
obrar obviamente en mi vida. Pero aún así, a veces busco algo
que no es Dios para encontrar satisfacción y realización. Al
hacerlo, fallo en recordar lo que es verdad.
Después de tres años, el tiempo de Jesús con sus discípulos
estaba llegando a su fin. U n a noche, los llamó a reunirse para
la cena de Pascua. Este grupo de hombres había estado con El,
había presenciado sus milagros con sus propios ojos, y pronto
sería testigo de su muerte y resurrección. Jesús les dijo: Haced,
esto en memoria de mí. Sin duda, de entre toda la gente, ellos no
necesitarían de un símbolo q u e los ayudara a recordar a Cristo.
¿Cómo podrían olvidar, después de todo lo que habían visto y
oído?
Sin embargo, J e s ú s los conocía, así c o m o nos conoce a
nosotros. Y sabía d e su tendencia a olvidar. Considere su dis-
cusión trivial, r e g i s t r a d a e n Lucas 22:24, q u e ocurrió sólo
momentos después d e que J e s ú s les anunciara su muerte: Tu-
vieron además un altercado sobre cuál de ellos sería el más importan-
te. Aun antes de q u e Jesús s e fuera de su presencia, ellos ya
habían olvidado s u s palabras. Ya se estaban apartando de la
vida a la q u e Él los había llamado.
104 £/ Silencio de Adán
le había ido ese día. Quería que compartiera su vida con ella,
que entablaran una conversación, que aplacara su soledad con
sus palabras y presencia. Pero... él se negó a dar.
Al igual que tantas otras noches, se quedó callado c o n la
mujer a quien amaba. Podía hablar con sus alumnos y pacien-
tes, pero se escondía de su esposa. Más tarde esa noche, en la
privacidad de su mente, agonizaba por su terca y silenciosa
retirada. Se preguntó, como de costumbre: "¿Por qué despre-
do sus preguntas? La amo, pero uso mi agotamiento c o m o ex-
cusa para alejarla. ¿Por qué callé? Este día fue particularmente
largo. Pero aun cuando los días son más fáciles, huyo de aque-
llos a los que amo. ¿Por qué?"
A D Á N E S T A B A AHÍ...
La serpiente era más astuta que todos los animales del campo
que Dios el Señor había hecho. Y ¡a serpiente dijo a la mujer:
"¿Es verdad que Dios les dijo: 'No deben comer de ningún
árbol del jardín'?" "Podemos comer del fruto de todos los árbo-
les. Pero en cuanto al fruto del árbol que está en medio del
jardín, Dios dijo que no podíamos comer, ni tocarlo; de lo con-
trario, moriríamos". Pero la serpiente contestó a la mujer:
"Ciertamente no morirán. Porque Dios sabe que el día que
coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como
Dios, conocedores del bien y del mal". La mujer vio que el
fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto
y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fru-
to y comió. Y le dio también a su esposo, quien estaba con ella,
y él comió. Y los ojos de ambos fueron abiertos y tomaron con-
ciencia de su desnudez, y cosieron hojas de higuera para cu-
brirse (Génesis 3:1-7, traducción del autor).
A lo largo de su historia, la Iglesia comúnmente ha culpado
a Eva por la caída de la raza humana. La mayoría de la gente
supone que mientras la serpiente y Eva conversaban, Adán
estaba en otro lado. Supone que después de pecar, Eva encon-
tró a Adán y lo tentó para que comiera del fruto prohibido. Y a
menudo, es denunciada porque intentó rivalizar con el inge-
nio de la serpiente, pero en su debilidad, sucumbió ante su
astucia. Se ha enseñado que Eva dio el primer paso para pecar
contra Dios y que Adán simplemente siguió su ejemplo. Algu-
nos intérpretes incluso han sugerido que Adán comió del fruto
para que Eva no viviera sola en su pecado.
En efecto, se hace que Adán parezca noble a la luz de la
petulancia de su "vaso más frágil". ¿Pero qué si estaba ahí, con
ella durante toda la conversación? ¿Qué, si estaba parado a su
lado y escuchó la tergiversación de la verdad por parte de la
serpiente? ¿Qué, si su desobediencia no comenzó al comer el fru-
to sino al rehusarse a hablar con la serpiente o con su esposa?
Si Adán estaba ahí, pero callado, eso arroja una nueva luz
Adán Estaba Ahí, y Calló... 1II
A D Á N , EL P O R T A D O R D E LA I M A G E N ,
SE R E S I S T E A R E F L E J A R L A
Primero, veamos el contexto inmediato de este pasaje. Lo
haremos comparando Génesis 3 con Génesis 1. En Génesis 1,
Dios confronta la oscuridad y el caos: La tierra estaba desordena-
da y vacía. Ya hemos visto que Dios creó al mundo de una for-
ma singular. Le habló a la oscuridad e hizo que surgiera orden,
belleza y relación. La comunidad judía tiene una expresión
única para describir a este Creador: "Aquel que habló y el mun-
do existió". Él es un Dios que usa el lenguaje para establecer
una relación sin retirarse de la oscuridad y el caos. Por el
contrario, le habla. Después de su actividad creadora, guar-
da el sábado.
En Génesis 3, Adán —el hombre que representaría a su
Dios—- actúa de una forma muy distinta a Él. Al igual que en
Génesis 1, la historia del Capítulo 3 comienza con caos. La ser-
piente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el
Señor había hecho. Él le habló a la mujer, ¿Es verdad que Dios les
dijo...? En el Capítulo 5 observamos que la serpiente represen-
taba el caos. La gente del antiguo Cercano Oriente creía que la
serpiente simbolizaba el engaño y la confusión. En Génesis 3:1,
vuelve a aparecer el caos en la forma de una serpiente que usa
el engaño para confundir a Adán y Eva.
106E!Silencio de Adán
Hay una segunda base para creer que Adán estaba presen-
te durante la tentación. El texto dice, en forma explícita, que
Adán estaba ahí. La mujer vio que el fruto del árbol era bueno
para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir
sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. También le dio a su
esposo, quien estaba con ella, y él comió (Génesis 3:6, traducción
y énfasis del autor).
Esta frase, simple, y a la vez acusadora, ha sido ignorada
en gran parte, pero n o debería ser así, ya que es importante.
El hebreo es aún m á s directo. 'Imha está compuesta por dos
Adán Estaba Ahí, y Calló... 1 I I
A LOS Q U E SE QUEDAN C A L L A D O S L E S E S P E R A
LA TRAGEDIA
¿Qué sucede cuando los hombres o l v i d a n a Dios y se
quedan callados? ¿Cuál es el resultado c u a n d o se niegan a
moverse sacrificándose en respuesta a la promesa de Dios?
Adán Estaba Ahí, y Calló... 1 I I
Trágicamente, ellos c o n d u c e n a otros a avanzar hacia el caos
de su mundo.
Para Judá, el caos e r a el futuro impredecible. ¿ Q u é le suce-
dería a su tercer hijo s i se lo daba a Tamar? L a incertidumbre
del futuro lo paralizó. Quizá pensó que el problema desapare-
cería si se deshacía d e Tamar.
Pero el problema volvió. Su debilidad y e n g a ñ o lo encon-
traron. Sigamos con e l resto de la historia. La esposa de Judá
murió. Después de c u m p l i d o el tiempo del duelo, él fue a otra
ciudad para esquilar s u s ovejas. Cuando Tamar se enteró de que su
suegro se dirigía hacia Timnat para esquilar sus ovejas, se quitó el
vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociera,
y se sentó a la entrada del pueblo de Enayin... Esto lo hizo porque sé
dio cuenta de que Selá ya tenía edad de casarse y aún no se lo daban a
ella por esposo (Génesis 38:13-14). Judá no había cumplido con
su promesa de darle a su último hijo como esposo. Pero como
Tamar no era la mujer pasiva que muchos valoran actualmente
en la Iglesia, se dispuso a rectificar el problema. Por eso se mos-
tró más interesada q u e Judá en continuar la línea de Abraham.
Judá vio a Tamar "y la tomó por una prostituta". Otro hom-
bre de Génesis que estaba inconsciente de la realidad que lo
rodeaba. Durmió con ella sin saber quién era, y luego siguió su
camino. Tres meses más tarde, Judá escuchó que Tamar estaba
embarazada. Como hombre de justicia, se llenó de ira y orde-
nó que la quemaran por no haber permanecido fiel.
Pero Tamar, a diferencia de su madre Eva, hizo algo astuto
en respuesta a la debilidad de aquel hombre. Como Judá la
tomó por prostituta, le pidió favores sexuales. Ella consintió,
pero le pidió su anillo, cordón y bastón. Un erudito ha señala-
do que estas cosas eran el equivalente moderno de la licencia
de conducir y tarjetas de crédito. En una movida brillante,
Tamar le tendió una trampa a su suegro. La hija de Eva revirtió
la desobediencia de ésta, quien no usó su astucia para derrotar
a la serpiente. En cambio, Tamar usó su inteligencia para cum-
plir con el mandato cultural, desempeñando su papel hasta
que llegó el momento perfecto. Siendo una mujer impotente,
ella tenía que condenar a un hombre olvidadizo, pero podero-
so. D e acuerdo con el mandato de Judá, la condenaron a la
hoguera. En el camino, ella dijo a sus ejecutores: "Oh, a pro-
pósito, el dueño de este anillo, cordón y bastón es el padre de
112 E! Silencio de Adán
A D Á N SE Q U E D Ó CALLADO...
Adán no sólo se quedó callado ante la serpiente, sino tam-
bién ante Eva, pues nunca le recordó la Palabra de Dios ni la
llamó a una visión mayor. No se unió a su esposa en la batalla
perspicaz contra la serpiente, sino que la escuchó pasivamen-
te, en vez de hablar con ella con respeto mutuo.
N o estoy diciendo que Adán debió hablar por Eva—o a ella,
como un padre le habla a su hijo o un superior al subordinado.
Muchos hombres cometen ese error. Tampoco estoy sugirien-
do q u e los h o m b r e s t e n g a n que hablar y las mujeres que
callar. Tanto hombres como mujeres son creados a la imagen
Adán Estaba Ahí, y Calló... 1 I I
EL SILENCIO ES MORTAL
Algo Vital
Hace Falta
Los Problemas de la
Comunidad Masculina
126 £/Silencio de Adán
Hombres
Que Luchan
Contra la Oscuridad
importante. Ahora que era mayor, podía ver con más clari-
dad. Las tres iglesias desde sus tiempos de universidad —eso
hacía más d e quince años— estaban equivocadas en algo
importante.
La primera era demasiado carismática, a u n q u e eso lo
había atraído cuando era más joven. La segunda, demasia-
do legalista y la tercera, bueno, bastante "elevada" —mucha
liturgia.
Ahora que estaba en la iglesia correcta, quizá Dios le pro-
porcionaría la compañera adecuada. Debía esperar, ver —y por
supuesto, orar.
La última mujer —una gran dama, atractiva, piadosa, y muy
disponible— pero por la razón equivocada, ya había estado
casada. Él no estaba seguro de si era pecado casarse con una
divorciada, pero realmente quería mantener sus altos estánda-
res. Rompió justo antes de debilitarse lo suficiente como para
proponerle matrimonio. Se libró por un pelito. Le agradeció a
Dios por la fortaleza para retroceder, con esta y otras dos muje-
res anteriores a ella. Sólo salió con tres mujeres en forma regu-
lar para cumplir con unas cuantas citas arregladas por otros,
pero sin posibilidades reales.
Le agradaba una con la que realmente parecían gustarse.
De repente, ella perdió el interés. Dijo algo así como que sentía
que "él no daba en el blanco", y simplemente dejaron de co-
nectarse. Le dijo que era agradable, como un amigo casual, pero
que ella quería algo más. Probablemente era inmadura. Una
chica que buscaba diversión y emoción. Quería que el Príncipe
Azul llegara en su caballo blanco, la levantara y se la llevara.
Bueno, él quería que su esposa tuviera los pies sobre la tierra,
que viviera para servar a Cristo aun cuando la emoción se hu-
biera acabado.
Luego, la anterior a ésta, su primer amor verdadero, o al
menos eso era lo que pensaba en ese entonces. Pero ahora, al
mirar atrás, sabía que había sido un amor juvenil. Después de
salir durante ocho años, ella se cansó de esperar. Él quería estar
seguro de que era la voluntad de Dios, pues nada peor que
adelantársele a EL Era demasiado impulsiva.
Hora de irse a la reunión de solteros. Era mejor orar prime-
ro, pidiendo la bendición de Dios —nuevos amigos, aliento,
tal vez la chica adecuada. ¿Por qué ahora, después de cinco
Hombres Que Luchan Contra la Oscuridad 129
meses, aparecía en su mente el comentario de aquel anciano?
Justo cuando estaba orando. ¿Cómo se llamaba? Stevens. Sr.
Stevens. Jubilado. Le dijo que quería que se reunieran para to-
mar un café. Hizo tantas preguntas, nunca de una forma mo-
lesta, pero con un intenso propósito.
Y luego, aquella frase. Bueno, un par de frases. ¿Cómo fue
que lo planteó? "Espero que me disculpes si soy duro, pero
quiero decirte algo. No creo que la forma en que abordas a las
mujeres sea muy varonil. Creo que quieres que ellas te persi-
gan, como si fueras un chico de bachillerato que espera a que
una chica bonita lo saque a bailar".
No podía sacar de la mente esa imagen —de él parado a un
lado, esperando que una chica lo persiguiera... Cuando el Sr.
Stevens se lo dijo por primera vez, le dolió. Ahora simplemen-
te esto se había quedado ahí como una vieja lesión.
Bueno, sólo tenía que esperar a que Dios le mostrara qué
debía hacer.
Cómo se Relacionan
los Hombres
Poco Varoniles
P O R Q U É LOS H O M B R E S
S E M U E V E N DE U N A U OTRA F O R M A
Dios quiere que todos seamos felices — n o bajo nuestras
condiciones, las cuales realmente nunca traen felicidad, sirio
b a j o las suyas. Al igual que en el manual del propietario de un
carro nuevo, sus condiciones implican que usemos los planes
que han sido trazados específicamente para nosotros.
Cómo se RelacionanlosHombres Poco Varoniles 143
P O R QUÉ EL PATRÓN 2
L o s hombres carentes de hombría se vuelven a otros c o n
un despliegue bien manejado de necesidad, o bien empujan a
la g e n t e lo suficientemente lejos de ellos, a fin de evitar todo
sentido de conexión significativa. Los hombres gobernados p o r
la pasión de la dureza tienen una historia típica, que se caracte-
riza más por el descuido o el enojo que por el compromiso
placentero. Disciplina rígida, padres preocupados, madres des-
cuidadas, iglesias sin significado, teología legalista. En la expe-
riencia de estos hombres nunca existió p o r mucho tiempo la
conexión relacional.
Quienes ahora actúan de acuerdo con el Patrón 2 estaban
hambrientos de relaciones, pero perdieron la esperanza. A ellos
les fue más fácil matar sus anhelos de intimidad, y continuar
con la vida, que abrazar sus anhelos y sufrir. Admitir lo mucho
que deseaban la conexión se convirtió en un terror mayor que
la perspectiva de buscar la relación y nunca encontrarla.
A menudo, salieron a la superficie habilidades que les per-
mitieron encontrar los placeres de la "relación a distancia". El
talento atlético o don académico, la zalamería social o una ha-
bilidad mecánica, les dieron la oportunidad de sentirse pode-
rosos y alcanzar metas dignas de alabanza.
Con el correr del tiempo, el hombre del Patrón 2 llega a
depender tan plenamente de sus habilidades que su anhelo
humano de tener conexiones es sofocado. Y así es como él lo
quiere. La distancia lo mantiene a salvo. N o es necesario sentir
ese terror que abruma el alma por necesitar aquello que podría
no llegar a su manera.
En un sentido, por supuesto, este hombre está tan necesita-
do como el que vive el Patrón 1. Ambos estilos, carentes de
hombría, de relacionarse demandan que otros estén listos para
ayudarlos. Pero los hombres que están en contacto con su ne-
cesidad requieren de la afirmación y apoyo cercanos de unos
cuantos íntimos. Los hombres "duros" quieren el respeto de
una audiencia mayor que guarde su distancia. Los estilos pue-
den ser diferentes, pero ambos son egoístas y ambos ocasionan
gran daño.
Una de las mayores tragedias de la vida es que ningún h o m -
bre ve totalmente el daño que su estilo poco masculino de
Cómo se Relacionan los Hombres Poco Varoniles 142
10
Hombres que
Exigen Ayuda:
La Pasión de
la Necesidad
EL EJEMPLO D E SAÚL
El rey Saúl quizá sea el mejor ejemplo de un hombre domi-
n a d o por la necesidad. Él, como siempre sucede cuando las
necesidades gobiernan nuestra vida, perdió su dignidad. El
asunto puede e n t e n d e r s e sólo con u n incidente de los m u -
c h o s que se p o d r í a n escoger. En 1 Samuel 15 encontrará
toda la historia q u e a continuación resumiré.
Un día Saúl cometió un pecado particularmente lamenta-
ble, por el cual Dios le quitó el reino. Al conversar con Samuel
poco después de cometer el pecado, Saúl negó haber h e c h o
algo malo. O b s e r v e cuidadosamente q u e en este punto, cuan-
do todavía pensaba q u e su pecado había pasado desapercibi-
do, afirmaba que n o había sido desobediente.
"He c u m p l i d o c o n las instrucciones del Señor", le dijo
orgullosamente a S a m u e l . Esas instrucciones incluían matar a
todo ser viviente q u e perteneciera a los amalecitas, una nación
cuya destrucción c o m p l e t a había sido decretada por Dios. D e
hecho, Saúl le p e r d o n ó la vida al rey amalecita, un hombre lla-
mado Agag, y n o m a t ó todo el g a n a d o sino que d e c i d i ó
preservar las m e j o r e s vacas y ovejas (para sacrificarlas al Señor,
según dijo m á s t a r d e ) .
En un pasaje casi divertido, Samuel responde a la declara-
ción de total o b e d i e n c i a de Saúl, preguntándole: " ¿ Q u é signi-
fican esos balidos d e o v e j a que me parece oír? ¿Y cómo es que
oigo mugidos d e v a c a ? "
Hombres Que Exigen Ayuda: La Pasión de¡aNecesidad 155
11
A
1 siempre parecía encajar. Sea cual fuere la reunión
—de junta, cena, actividad social de la iglesia— se sentía
cómodo. Conocía a la gente adecuada, siempre se vestía de
acuerdo con el rol que tuviera que desempeñar, y con encanto
y gracia se relacionaba fácilmente en cualquier círculo social.
A veces podía ser bastante obstinado. Sus mejores amigos,
los que estaban con él más frecuentemente, habían visto que la
seguridad en sí mismo había sobrepasado los límites hasta lle-
gar a ser molesta.
Aunque sus amistades podrían no haberlo notado, era un
hombre intensamente privado. Rara vez hablaba sobre luchas
personales y tendía a "resolver" rápidamente cualquier ten-
sión en las relaciones que no hubiera podido evitar o ahuyen-
tar. Nunca se exploraba a sí mismo, ni a nadie más. Su familia
sentía el impc.cto de su compromiso superficial.
160 £/ Silencio de Adán
ESTILO DE RELACIONARSE
Patrón 1 Patrón 2
A B C D E
D o m i n a d o por M á s sensible Perfectamente Más fuerte Dominado por
equilibrado:
la necesidad q u e fuerte sensible y que sensible la dureza
fuerte a la vez
1 Véase Bold Love (Amor Valiente) del Dr. Dan AlJender y Dr. Tremper
Longman, donde se ofrece una discusión detallada de lo que el
amor demanda de las personas que se relacionan con alguien des-
tructivo (Colorado Springs: NavPress, 1992).
Conclusión
de la Parte 2
Algo Poderoso
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174 £/ Silencio de Adán
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Capítulo
12
Padres:
Hombres que
Creen en Nosotros
T R E S M A R C A S D E U N PADRE P I A D O S O
Un padre piadoso es un hombre que entiende lo q u e signi-
fica para sus hijos, q u e se siente humilde ante el gozo abruma-
dor por el impacto que puede hacer para Dios, y aterrado por el
daño que puede causar. Que se siente emocionado y asustado a
la vez. Debido a su confianza en Dios, la emoción es más fuerte.
Él anhela guiar a su hijo hacia la hombría piadosa median-
te un ejemplo silencioso y con pocas palabras. Al igual que la
mujer experimenta el trabajo de parto para tener al bebé, este
hombre lucha para dar a luz a un hijo piadoso. En la agonía de
su deseo, es como Dios, quien declara: Pero ahora voy a gritar
como parturienta, voy a resollar y jadear al mismo tiempo (Isaías 42:14),
cuando se compromete a rectificar todo error y ganar a su pue-
blo para Él.
Un padre piadoso es urgido por su más alto llamado a com-
placer a su Padre celestial, a volverse como el Hijo y rendirse al
Espíritu. Pero el llamado a pasar su conocimiento de Dios a la
próxima generación también es fuerte. Al luchar por cumplir
con su llamado a recordar a D o s y hablarle a la oscuridad de
una forma que perpetúe el recuerdo, este hombre hace tres
cosas que lo caracterizan como padre piadoso.
Aquí hay un gran peligro. Los hijos a menudo creen que no pue-
den llegar a ser mejores que sus padres. Cada padre que lo "ha
logrado", de cierta forma se ha quedado corto. Sólo el Hombre
Perfecto lo ha logrado totalmente. Nuestro llamado es a parecer-
nos a él, y no a nuestros padres terrenales. Y Dios da el poder
para volvernos como Cristo, aun en maneras de las cuales nues-
tros padres nunca se imaginaron. No permita que un padre límite
su visión para usted mismo.
Capítulo
13
Hermanos: Hombres
que Comparten
Secretos
vida que no tiene sentido, y moverse en ella con gozo. Los hom-
bres que guardan secretos nunca encuentran el valor para
examinar el misterio de la vida. No cumplen con el primer
elemento del llamado a la hombría.
COMPARTIENDO S E C R E T O S CON U N H E R M A N O
Los hombres que tienen secretos no pueden vivir de acuer-
do con su llamado. Ningún hombre debe vivir en el aislamien-
to de la vergüenza. La Biblia es clara: tenemos que confesarnos
nuestros pecados unos a otros. Esa instrucción es seguidc
por el recordatorio de que la oración del justo es poderosa y efica:
(Santiago 5:16).
Note que Santiago dice justo en vez de justos. Quizá nos
está animando a confesar nuestras faltas a individuos, y nc
necesariamente a grupos. Y a sea esto, o no, lo que implica e
pasaje, la mayoría estaría d e acuerdo en que la apertura indis
criminada no es buena. Pero sí lo es encontrar a un hombre coi
quien abrirse por c o m p l e t o , alguien con quien usted p u e d
caminar lado a lado en el v i a j e hacia el hogar, sin secretos entr:
los dos.
Hermanos: Hombres QUC Comparten Secretos 201
14
El Sueño Realizado:
Una Generación de
Consejeros
Soy inadecuado
Durante años pretendí que e r a adecuado, pero estaba
siguiendo un juego. En mi pasado hubo circunstancias devas-
tadoras que me dijeron que era deficiente. Sin embargo, la ad-
misión de tal deficiencia significaba la muerte para mí. Aunque
me sentía inadecuado para todo, yo ponía una fachada de com-
petencia. Era un niño pequeño con traje de hombre.
Vacilé antes de casarme, tener hijos y desarrollar amistades
significativas, porque no tema ni idea acerca de cómo ser hom-
bre. Todas mis insuficiencias me convencieron de que no esta-
ba calificado para la tarea. Mi definición de hombre era la de
aquel que nunca tiene temor, que siempre se siente adecuado.
Así que me esforcé para compensar mi debilidad. Coleccioné
títulos universitarios. Me gradué como el mejor de mi promo-
ción. Luché por ser uno de los mejores catedráticos universita-
rios, pero ninguno de estos logros funcionó. Todavía me sentía
deficiente. Creía que sería un hombre el día en que me sin-
tiera adecuado —el día en que todas mis deficiencias hubieran
desaparecido. En efecto, la obsesión que más me consumía era
vencer mi insuficiencia. Pensaba que al lograrlo podría ser el
hombre que siempre había soñado ser.
Pero, ¿es ésta la definición de Dios acerca de lo que es un
hombre?
Recuerde a Adsmydurante la tentación. Él vivía en un mun-
do perfecto. La séfpíén te era algo totalmente nuevo para él. Y
no hay indicios de que Dios le haya advertido sobre ella. Adán,
probablemente, no tenía ni idea de cómo debía haber respon-
dido. En resumen, no era adecuado para la tarea. Pero pudo haber
226 £/ Silencio de Adán
Mi Insuficiencia es mi Fortaleza
Los hombres piadosos son hombres quebrantados que no
tienen nada que probar y nada que perder. Corren riesgos. Ejer-
cen una gran fe. Son amantes apasionados.
La forma del mundo es ser fuerte en los lugares fuertes.
Pero eso es el liderazgo pagano, que supone hombres fuertes
dominando a los más débiles, es hombres poderosos usando a
otros para su propio beneficio.
Pero Dios nos llama a ser fuertes en los lugares quebranta-
dos. Cuando nos definimos a nosotros mismos en términos de
nuestro quebrantamiento en vez de nuestra fortaleza, segui-
mos el ejemplo del único hombre perfecto. Él describió el lla-
mamiento para su vida de esta forma: He aquí vamos rumbo a
Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacer-
dotes y a los escribas, y ellos lo condenarán a muerte. Lo entregarán a
los gentiles. Se burlarán de él, lo escupirán, y lo azotarán y lo matarán
(Mateo 20:18-19, traducción del autor).
El Hijo del Hombre —el hombre perfecto— vino para ser
entregado en manos de sus enemigos, para que los que lo ama-
ban lo traicionaran. El vino a establecer su reino mediante su
muerte, y no mediante una aparente fortaleza. Deliberadamen-
te, se entregó a sí mismo a aquellos que —sabía— lo matarían.
Yo, sin embargo, vivo de una forma que asegura que nunca
me traicionarán. Cuando mi esposa me dice que estoy equivo-
cado, discuto con ella hasta que la arrincono. Soy c o m o un abo-
gado que ha recibido anticipo por sus servicios, preparado para
desquitarse de cualquier ataque. Yo no daré mi corazón libre-
mente, por temor a que alguien me traicione. Entiendo lo gra-
ve que es vivir en un mundo brutal, y que un h o m b r e que s e
da a sí mismo sólo terminará sacrificándose. El caos siempre
ganará de este lado del cielo.
Pero nuestro llamado como hombres n o es diferente al d e
nuestro Maestro. Crecer en mi m u n d o m e ha e n s e ñ a d o q u e
Don Hudson 229
sólo los hombres fuertes, endurecidos, duros, sobreviven y lle-
gan a tener éxito. Cristo —mediante su enseñanza y su v i d a —
nos ha mostrado que somos más fuertes en nuestras áreas
quebrantadas.
Yo miraba mis áreas quebrantadas —la pérdida de mi pa-
dre a temprana edad, mis inseguridades profundamente arrai-
gadas, mis momentos de mal humor, mi propensión al silen-
cio, mi temor a la intimidad —como excusas para vivir una vida
sin amor. Pero cuando me niego a ser quebrantado, a ser trai-
cionado, sigo siendo el niño pequeño vistiendo traje de adul-
to. Sólo mi quebrantamiento me da vida. Puedo ser el hombre
que fui llamado a ser hace mucho tiempo en la mente de Dios,
al ser quebrantado por mis tragedias y mi pecado.
Los hombres piadosos son hombres quebrantados. Si en-
tendiéramos esa verdad, no habría aventuras amorosas ni di-
vorcios. No abusaríamos de nuestros hijos ni de los hijos de
otros. No estaríamos en cárceles. En vez de eso, les recordaría-
mos a nuestros hijos la historia de Dios. Si estuviéramos dis-
puestos a morir por otros, entonces quizá ya no habría más
niños muriéndose de hambre en Somalia, ni huérfanos en
Ruanda. Ya no habría más violencia. Sería un mundo mejor.
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recupere la fmm y fl ra pf la hombría
Los hombres de hoy libran una lucha con su problema más arduo: recuperar todo
el potencial de su hombría. Pero en medio de los afanes, reuniones, concentraciones,
seminarios y congratulaciones ¿faltará algo vital? ¿Qué es lo que define y le da
significado a la hombría?
En El Silencio de Adán, el Dr. Larry Crabb y sus colegas, el erudito bíblico Don
Hudson y el consejero Al Andrews, nos ofrecen una fresca mirada sobre la manera
como Dios diseñó a los hombres, recurriendo a datos bíblicos olvidados y a su propia
experiencia profesional para ayudarnos a explorar:
La visión perdida de la hombría
Los problemas de la comunidad varonil
El valor de las relaciones de consejería
El Silencio de Adán expone en forma cuidadosa y honesta las luchas continuas
de los hombres, y las dificultades que enfrentan en sus relaciones. Presenta el precioso
llamado que ellos tienen de revelar a Dios en una forma exclusivamente varonil, y los
desafía a que superen el paralizante temor al fracaso y corranriesgosen forma resuelta,
actuando con una profunda espiritualidad, y viviendo con plenitud.
ISBN 958-9149-94-4
CLC
tÉorroRiAL
9"78958 9 "l 4994 2
Publicado cor permiso de ZondervanPublishingHouse CLASIFIQUESE: HOMBRES VIDA CRISTIANA
Works Cited