1º.- Que en este procedimiento ordinario, rol Nº 21.382, seguido ante el Juzgado Civil de Elqui Vicuña, caratulado ?Olivier Gramola, Lina y otros c/ Forestal y Agrícola Antilhue Limitada y otros?, las demandadas recurren de casación en el fondo en contra de la sentencia de la Corte de Apelaciones de La Serena, que confirmó aquella de primer grado que, a su vez, hizo lugar a la demanda de reivindicación y que, en consecuencia, ordenó a las demandadas restituir la posesión de las porciones de terreno que actualmente ocupan y que forma parte del Lote 4, dentro de tercero día desde que esta sentencia cause ejecutoria, bajo apercibimiento de ser lanzados con el auxilio de la fuerza publica, reservando a la demandante, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 173 inciso segundo del Código de Procedimiento Civil, el derecho a litigar sobre la cuantía de los frutos e indemnizaciones por concepto de prestaciones mutuas en la etapa de cumplimiento de la sentencia de termino; con declaración que la Sociedad Agrícola Tambo Real deberá restituir la cantidad de 2,3 hectáreas respecto del lote B1 y 2,59 hectáreas respecto del lote C2; 2º.- Que la parte demandante fundó su pretensión señalando, en resumen, ser dueños y poseedores legítimos de la Parcela Nº 4 del ex Fundo Casablanca, ubicado en El Tambo, comuna de Vicuña, Provincia de Elqui, Cuarta Región, el que de acuerdo a sus títulos posee una superficie de 515 hectáreas y 4.000 metros cuadrados, manifestando que las demandadas sociedades Agrícola Tambo Real Limitada, Agrícola Tololo Limitada y Agrícola El Avellano S.A. se encontraban a la fecha de interposición de la demanda ocupando porciones de terreno que formaban parte de su propiedad, las que solicitan se les ordene restituir; 3º.- Que contestando separadamente la acción, los demandados solicitaron su rechazo, con costas, argumentando, en síntesis, que al momento de adquirir cada uno de ellos sus predios, los deslindes se encontraban trazados de la manera en que se emplazan actualmente, situación fáctica que guarda absoluta correspondencia con los títulos de dominio respectivos, añadiendo que, por lo demás, dichos límites fueron establecidos según acuerdo celebrado mediante escritura pública de 6 de octubre de 1981 entre sus antecesores en el dominio, esto es, la sucesión de don Lino Olivier Baggia y la Sociedad Ramón Miranda Pizarro y Compañía; 4º.- Que las demandadas Sociedad Agrícola El Avellano S.A. y Sociedad Agrícola Tololo Limitada dedujeron a su turno demandas reconvencionales, solicitando, en lo pertinente al presente arbitrio, la declaración de prescripción adquisitiva de los terrenos que ocupan y que son objeto de la acción principal de reivindicación; 5º.- Que la demandada reconvencional, por su parte, solicitó el rechazó de tales pretensiones, con costas; 6º.- Que los recurrentes sostienen que en el fallo, cuya nulidad de fondo persiguen, han sido infringidas disposiciones legales, según pasan a exponer: a).- Estiman transgredidos los artículos 700, 717, 724, 717, 889, 895, 2505, 2514, 2517, 2507 y 2511 del Código Civil, en cuanto los sentenciadores para rechazar las demandas reconvencionales de prescripción adquisitiva concluyen que las demandadas no se encuentran en posesión de los respectivos inmuebles que ocupan, en circunstancias que la acción reivindicatoria se dirigió en su contra, precisamente, por tenerla calidad de poseedores actuales del bien raíz que se pretende reivindicar. b).- Acusa vulneración al artículo 728 del Código Civil, toda vez que los jueces consideran en su fallo complementario que las sociedades demandadas carecen de posesión pese a tenerlas como legitimadas pasivas respecto de la acción principal y, en ese predicamento, acogen la acción reivindicatoria, lo que, afirman, sería contradictorio, añadiendo, enseguida, que en el caso de a utos no se ha demostrado con la prueba rendida que las sociedades demandadas o alguno de sus representantes o trabajadores hayan corrido hacia el este el deslinde oriente de sus propiedades, ocupando terrenos que corresponden al Lote 4, por lo que en el caso sub lite no concurriría la situación descrita en el artículo 728 del Código Civil, desde que existe inscripción de dominio tanto a favor de la demandante como de las demandadas, debiendo, por tanto, dilucidarse cual de las inscripciones conservatorias es la que tiene efectos posesorios por corresponder a la realidad material del inmueble. c).- Denuncia violación a los artículos 1545, 1700 y 1702 del Código Civil en concordancia con lo dispuesto en el artículo 425 del Código de Procedimiento Civil, aduciendo una errónea ponderación de la prueba documental y pericial. d).- Expresa vulneración a los artículos 160, 339, 324, 340, y 384 Nº 2 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto se declara la nulidad de la prueba testimonial rendida el 25 de enero de 2008 en la ciudad de Santiago; 7º.-Que la sentencia cuestionada que reprodujo parcialmente y confirmó el fallo de primer grado acogiendo, en definitiva, la demanda de reivindicación, reflexiona al efecto que ?del mérito del informe pericial es posible tener por acreditado la existencia de una superposición en la Parcela Nº 4 por los Lotes que conforman la Parcela Nº 6 y que pertenecen a las sociedades demandadas y habiéndose efectuado la pericia por un profesional técnico en la materia, cuyas conclusiones analizadas conforme a las reglas de la sana critica, a juicio de esta sentenciadora se encuentran suficientemente explicadas, y de acuerdo con los demás antecedentes que obran en el proceso, haciendo expresa referencia a la presentación de fojas 641 a 643, y precisado a fojas 665 a 666, por encontrarse esta última en armonía, ade más, con la prueba testimonial rendida por la demandante y con lo consignado en la escritura publica de demarcación de deslindes de fecha 6 de octubre del año 1981? deberá estarse en primer termino a los lineamientos señalados por el mencionado acuerdo, particularmente en lo que dice relación con la línea divisoria la que de acuerdo al referido documento ?deslinda en línea quebrada con el potrero de la Parcela 6 y no en una línea recta??, razonando, a continuación que ?con el merito de lo antes expuesto y no habiéndose formulado por las partes ninguna otra incidencia en cuanto al peritaje ni habiéndose solicitado ninguna otra diligencia probatoria, y por no existir ninguna otra prueba en contrario esta juez tendrá por ciertas las conclusiones a que arribó el perito mencionado, esencialmente, respecto del hecho de que efectivamente existe una porción de terreno reclamada por el actor y que ocupan materialmente las demandadas y que forman parte del inmueble inscrito a nombre de la demandante? concluyendo, subsiguientemente, que ?la demandante ha acreditado, según los deslindes de su titulo ser dueña de las superficies de terreno que reclama mediante la acción reivindicatoria deducida, terreno que ha quedado perfectamente delimitado con la pericia practicada y que actualmente se encuentra en posesión de la demandada, sin que este tenga derecho de dominio sobre el mismo?; 8º.- Que para un adecuado análisis del error de derecho denunciado por el recurrente, debe consignarse que las leyes reguladoras de la prueba, como lo ha reconocido reiteradamente esta Corte, se entienden vulneradas, fundamentalmente, cuando los sentenciadores invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan las que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso cuando la ley le asigna uno determinado de carácter obligatorio o alteran el orden de precedencia que la ley le diere. Se ha repetido que ellas constituyen normas básicas de juzgamiento, que contienen deberes, limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Luego, los jueces del fond o son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido po r las normas pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación las decisiones de los sentenciadores basadas en disposiciones que entregan libremente la justipreciación de los diversos elementos probatorios; 9º.- Que deberá ser desestimada la denuncia de trasgresión a los artículos 1700 y 1702 del Código Civil , toda vez que del análisis del fallo recurrido se colige que los jueces del fondo en ningún momento negaron el carácter de instrumentos públicos o privados a los documentos acompañados al proceso por ambas partes, ni tampoco el valor probatorio que ellos pudieran tener, debiendo considerarse, además, que el propósito final de las argumentaciones que vierte el recurrente a ese respecto para expresar el error de derecho que atribuye a la sentencia recurrida, consiste en promover que se lleve a cabo por esta Corte una nueva valoración de las probanzas, distinta de la ya efectuada por los jueces del mérito, actividad que resulta extraña a los fines de la casación en el fondo; 10º.- Que respecto de la denuncia de vulneración al artículo 425 del Código de Procedimiento Civil, las cuales se orientan a argumentar que el perito se habría extralimitado en sus conclusiones respecto del encargo que le fuera ordenado por el juez, efectuándose, a continuación, una indebida apreciación de su mérito probatorio, es menester señalar que la prueba pericial se aprecia de acuerdo a las reglas de la sana crítica, análisis que importa tener en consideración las razones jurídicas, asociadas a las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud les asigne o les reste valor, tomando en consideración especialmente la multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso, de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador. En definitiva, se entrega al juez la ponderación de los elementos de juicio, quien debe hacerlo bajo parámetros jurídicos, lógicos y de manera fundada, apoyado en los elementos que le produzcan convicción de acuerdo a su experiencia. Conforme a lo señalado anteriormente, cabe sólo concluir que no se advierte en el caso en p articular una errónea valoración y ponderación de los medios probatorios rendidos, en general, ni de la prueba pericial, en lo específico, en términos tales que los sentenciadores contravengan las leyes de la lógica, la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados. Además, es en relación a tales aspectos a los que debe adecuarse el pronunciamiento de esta Corte, puesto que lo referido a temas formales y de validez de la prueba pericial son fijados y determinados por los jueces de la instancia en la oportunidad procesal correspondiente, que ciertamente antecede al pronunciamiento de la sentencia definitiva, salvo que el magistrado haya dispuesto dejar su resolución para esa ocasión, en que su determinación precede a la decisión del litigio; 11º.-Que establecida la inexistencia de infracción de las leyes reguladoras de la prueba, resulta que las transgresiones que el recurrente estima se han cometido por los jueces del fondo, en cuanto insiste en afirmar que los terrenos objeto de la acción principal son de dominio de los demandados, persiguen desvirtuar -mediante el establecimiento de nuevos hechos- los supuestos fácticos fundamentales asentados por aquellos, esto es, que la demandante es dueña de los retazos de terreno que reivindica y que ellos se encuentran actualmente ocupados por las sociedades demandadas; 12º.- Que resulta pertinente recordar, además, que solamente los jueces del fondo se encuentran facultados para fijar los hechos de la causa y que efectuada correctamente dicha labor, al determinar éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas aportadas por las partes, interpretación y aplicación de las normas atinentes al caso en estudio, e llos resultan inamovibles para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, no siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se analiza; 13º.- Que, ahora bien, en relación al primer y segundo capitulo del recurso de nulidad sustantiva, cabe destacar que la sentencia objeto del arbitrio en estudio, para acoger la tesis esgrimida por el demandante, en cuanto a la procedencia de la acción reivindicatoria impetrada en autos, y para desestimar la acción de pre scripciónadquisitiva esgrimida por dos de las sociedades demandadas, se sustenta, en esencia, en lo previsto en los artículos 889 y 2492 del Código Civil, que establecen, como se sabe, que ?la reivindicación o acción de dominio es la que tiene el dueño de una cosa singular, de que no está en posesión, para que el poseedor de ella sea condenado a restituírsela? y que ?la prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las acciones y derechos ajenos, por haberse poseído las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y derechos durante cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales?, infiriendo los sentenciadores que la interpretación armónica de las disposiciones legales aludidas, conforme al mérito del proceso, importa tener por establecida la concurrencia, en el caso en particular, de los presupuestos fácticos de procedencia de la acción principal y no de aquellos que resultaban indispensables para obtener una sentencia declarativa de prescripción adquisitiva en favor de los demandados y demandantes reconvencionales de autos; 14º.- Que sin perjuicio de lo señalado y sólo a mayor abundamiento, resulta pertinente puntualizar algunos aspectos doctrinarios relativos a la posesión inscrita. Sobre el particular, se advierte que reiteradamente se somete a los tribunales de justicia la decisión de si puede adquirirse por prescripción ordinaria o extraordinaria un inmueble inscrito, sin contar con título inscrito; e igualmente, la aclaración del concepto de posesión en el evento de una contienda de reivindicación, en que se alega -vía acción o excepción- la prescripción adquisitiva del bien que se pretende reivindicar. En este contexto, las situaciones de derecho están circunscritas a lo que dispone el legislador en los artículos 889 del Código Civil - anteriormente transcrito- y 724 del mismo cuerpo normativo, el que establece ?Si la cosa es de aquellas cuya tradición deba hacerse por inscripción en el Registro del Conservador, nadie podrá adquirir la posesión de ella sino por este medio?. Asimismo, el artículo 2505 del citado estatuto legal, previene que ?Contra título inscrito no tendrá lugar la prescripción adquisitiva de bienes raíces, o de de rechos reales constituidos en éstos, sino en virtud de otro título inscrito, ni empezará a correr sino desde la inscripción del segundo?; 15º.- Que respecto de la primera controversia precedentemente planteada, es necesario precisar que la doctrina prácticamente unánime de los tratadistas sostiene que contra título inscrito no es procedente la prescripción ordinaria ni extraordinaria, sino en virtud de otro título inscrito, de manera que el mandato del artículo 2505 es absoluto y no reconoce excepciones. Las razones que hay para pensar así son las siguientes: 1).- El artículo 2505, que no establece distinción alguna entre la prescripción ordinaria y extraordinaria, a diferencia de otros artículos en que se habla especialmente de una u otra especie de prescripción. La colocación misma que el artículo tiene hace ver que el legislador no ha querido hacer distinciones, puesto que lo colocó antes del artículo 2506, que divide la prescripción adquisitiva en ordinaria y extraordinaria. En la distribución de los artículos en este Título se nota o advierte un método perfectamente lógico. En primer lugar, el artículo 2498 que define la prescripción; en seguida los artículos 2499 a 2505, inclusive, que contienen reglas generales aplicables a la prescripción adquisitiva, entre las cuales se cuentan las relativas a la interrupción, a los actos de mera facultad o tolerancia, etc.; luego viene el artículo 2506, que divide la prescripción adquisitiva en ordinaria y extraordinaria. Siguen los artículos 2507, 2508 y 2509, que reglamentan la prescripción ordinaria; el 2510 y el 2511, que reglamentan la prescripción extraordinaria, y el 2512, que considera la prescripción de los demás derechos reales. Pues bien, dentro de este orden lógico adoptado por el legislador, el artículo 2505, que dice que contra título inscrito no habría prescripción sino en virtud de otro título inscrito, está colocado entre las reglas generales aplicables a toda clase de prescripción. 2).- En el Proyecto, el actual artículo 2505 estaba colocado entre las reglas aplicables sólo a la prescripción ordinaria, a continuación del que lleva actualmente el Nº 2506. Al hacerse la redacción definitiva del Código, se trasladó de las reglas de la prescripción ordinaria a las reglas aplicab les a toda prescripción, lo que evidencia la intención del legislador de hacerlo extensivo a la prescripción extraordinaria. 3).- La regla del artículo 2510, que regula la prescripción extraordinaria, es de carácter general, porque se refiere a la adquisición por ese medio de toda clase de cosas, muebles e inmuebles. El artículo 2505 es especial, porque sólo se refiere a los inmuebles, y es doblemente especial, porque entre los inmuebles sólo se refiere a los que han entrado definitivamente bajo el régimen de la propiedad inscrita; y en conformidad al artículo 13, deben prevalecer las disposiciones especiales sobre las generales cuando entre una y otras haya oposición. 4).- Es una regla de hermenéutica consagrada en el artículo 22 del Código Civil, que el contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia y armonía. Ahora bien, dentro del estudio comparativo y de conjunto de todas las disposiciones que reglamentan la posesión inscrita, la única conclusión lógica es que contra título inscrito no haya prescripción, ordinaria ni extraordinaria, sino en virtud de otro título inscrito. Se trata de adquirir el dominio, que es un derecho real en una cosa corporal, y por abreviación se habla de adquirir la cosa. Para adquirir por prescripción es necesario haber poseído, y la única manera de adquirir la posesión del derecho de dominio es mediante la inscripción. Además, el artículo 728 dispone que mientras la inscripción subsista, el que se apodera de la cosa a que se refiere el título inscrito, no adquiere posesión de ella ni pone fin a la posesión anterior, lo que significa que el simple apoderamiento de un inmueble inscrito no da posesión, y sin posesión, mal se puede llegar a adquirir por prescripción; de manera que ésta es la única doctrina aceptable para armonizar las disposiciones de los artículos 728 y 2505. 5).- Los artículo 726 y 729, que se suelen invocar en apoyo de la doctrina contraria, no tienen aplicación en este caso, porque en ellos se trata de inmuebles no inscritos. 6).- No es efectivo, como se sostiene, que dentro de esta teoría no habría nunca lugar a la prescripción extraordinaria contra título inscrito, porque la habrá cada vez que la posesión sea irregular, cuando e l título no sea justo, cuando haya sido adquirida de mala fe; y los títulos injustos tienen la virtud de cancelar la inscripción anterior y conferir la posesión; y en este caso siendo la posesión irregular, por el título injusto, la prescripción a que de origen será extraordinaria. 7).- Los antecedentes que sirvieron de fuente a estas disposiciones del Código Civil, como el artículo 2505, fueron el Código prusiano y el Proyecto del Código español de García Goyena, y en ambos casos se establece la imprescriptibilidad de los inmuebles inscritos cuando no se invoca un título inscrito. 8).- El argumento que se hace de que la ley protege al dueño que no t rabaja, en desmedro del que trabaja el inmueble, no es argumento jurídico; podrá ser una crítica estimable para modificar la ley, pero no para interpretarla.? (Arturo Alessandri R., Manuel Somarriva U., Antonio Vodanovic H., ?Tratado De Los Derechos Reales?, Tomo II, Bienes, Editorial Jurídica de Chile, 1993, paginas 63 y 64) Atendida la razonabilidad de los argumentos que sustentan esta posición doctrinaria y siendo dicha interpretación aquella que más se condice con los postulados normativos generales y especiales relativos a la propiedad inscrita, esta Corte ha adherido en anteriores dictámenes y lo hace también en éste, a la opinión que afirma que contra un título inscrito no puede prescribirse ordinaria ni extraordinariamente, sino en virtud de otro título inscrito (causa rol ingreso Nº 3.804-2005, sentencia de siete de junio de 2007; causa rol ingreso Nº 1.653-2004, sentencia de diecisiete de octubre de 2006; causa rol ingreso Nº 2.530-2004, sentencia de doce de octubre de 2006; causa rol ingreso Nº 4.183-1999, sentencia de veintiséis de septiembre de 2000); 16º.- Que en relación al segundo tema planteado precedentemente, parece adecuado puntualizar que para adquirir la posesión regular de un inmueble inscrito, cuando se invoca un título translaticio de dominio, es indispensable la inscripción, ya que esa es la única forma de hacer la tradición de los inmuebles, salvo las servidumbres; y la tradición es un requisito indispensable de la posesión regular cuando se invoca un título translaticio de dominio. Respecto de la posesión irregular de un inmueble i nscrito lquote algunos autores estiman que sin la inscripción no se puede adquirir ni aún la posesión irregular de los inmuebles no inscritos, ya que el artículo 724 dice que si la cosa es de aquellas cuya tradición deba hacerse por la inscripción en el registro del conservador, nadie puede adquirir posesión de ella sino por este medio, y el referido artículo no distingue entre posesión regular e irregular. Para ellos, tratándose de inmuebles, la inscripción es un requisito para la posesión sin distinciones.? (Fernando Rozas Vial, ?Derecho Civil?, Los Bienes, Editorial Universitaria, 1984, pagina 241). En todo caso, debe subrayarse que, de conformidad a lo prevenido en el artículo 728 del Código Civil, la posesión inscrita se conserva mientras subsista la inscripción y se pierde sólo por la cancelación de la misma, entendiendo que ello ocurre únicamente por voluntad de las partes; por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro; y por decreto judicial; 17º.- Que como corolario del análisis que se viene realizando y respecto de la exigencia de la acción de dominio, consistente en que el reivindicante esté privado de la posesión y que ésta la ejerza el demandado, cabe señalar que los profesores Alessandri, Somarriva y Vodanovic en su libro ?Tratado de los Derechos Reales? en referencia a la teoría clásica de la posesión, que postula que aquella consta de dos elementos, a saber, el corpus y el animus -conjetura que sigue el Código Civil chileno-, exponen en relación con el primero de ellos, que ?el corpus es un poder físico o potestad de hecho sobre la cosa?, añadiendo que ?Savigny afirma que el corpus no supone necesariamente el contacto inmediato del hombre con la cosa poseída; consiste en un poder de dominación, en la posibilidad física de disponer materialmente de la cosa, en forma directa e inmediata, con exclusión de toda intromisión de extraños?, y que ?el Código Civil chileno señala como elemento de la posesión la tenencia, es decir, la ocupación material y actual de la cosa, y ocupación significa apoderamiento, tener una cosa en nuestro poder, y se tiene no sólo cuando existe aprehensión física, sino también cuando hay la posibilidad de disponer de ella, en forma directa e inmediata, sin injerencia extraña alguna. Nuestro Código Civil sigue, pues, la concepción del corpus sustentada por Savigny?. En referencia al elemento ?animus? sostienen los autores que aquél es de carácter psicológico o intelectual y consiste en la intención de obrar como propietario, como señor o dueño o en la intención de tener la cosa para sí. (Tomo I, páginas 359 y 360). A fin de verificar la concurrencia o falta del presupuesto de la posesión del demandado -respecto de la acción reivindicatoria-, debe tenerse en consideración que tratándose de bienes inmuebles, esta pérdida de posesión puede producirse por la privación de la posesión inscrita solamente, conservándose la posesión material; por la pérdida de la posesión material, conservándose la posesión inscrita; o por carencia tanto de la posesión inscrita como de la material. En el sentido que se viene analizando y que dice relación con el caso sub lite, cabe concluir que la posesión respecto de un inmueble inscrito, debe ser entendida para efectos de la acción reivindicatoria, como la tenencia material del demandado respecto del predio sobre el cual recaen los derechos que se pretenden reivindicar y que, por su parte, la posesión -en el caso de que se invoque la acción o excepción de prescripción adquisitiva de un bien raíz inscrito- únicamente se adquirirá mediante la correspondiente inscripción en el pertinente registro conservatorio; 18º.- Que, finalmente, respecto de la denuncia de infracción a los artículos 160, 339, 324, 340, y 384 Nº 2 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto se declara la nulidad de la prueba testimonial rendida el 25 de enero de 2008, cabe consignar que dicha resolución, atendida su naturaleza, toda vez que no tiene el carácter de sentencia definitiva o interlocutoria que ponga término al juicio o haga imposible su continuación, no puede estimarse susceptible de ser revisada por la vía de este recurso de derecho estricto. 19º.- Que de conformidad con lo reseñado en los motivos que preceden, se observa que los sentenciadores han hecho una correcta aplicación de la normativa atinente al caso de que se trata, situación que excluye las impugnaciones denunciadas por el recurrente, por lo que el recurso de casación en el fondo deducido por el demandado no podrá prosperar, toda vez que adolece de manifiesta falta de fundamento. Por estas consideraciones y de conformidad además con lo dispuesto en el artículo 782 del Código de Procedimiento Civil, SE RECHAZA el recurso de casación en el fondo interpuesto en la petición principal de la presentación de fojas 783, por el abogado don Pablo Vega Etcheverry, en representación de las demandadas, en contra de la sentencia de treinta y uno de mayo del año en curso, escrita a fojas 778. Regístrese y devuélvase, con sus agregados. Nº 4.815-10.-
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los
Ministros Sres. Adalis Oyarzún M., Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M., Juan Araya E. y Guillermo Silva G.
Autorizado por la Secretaria Sra. Rosa Maria Pinto Egusquiza.
En Santiago, a dieciesiete de agosto de dos mil diez, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.