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EN VALLADOLID
MEDIANTE LA TEORÍA DE COLAS
1. Introducción
Ante esta situación nos hemos propuesto realizar un estudio del sistema ju-
dicial en Valladolid desde el enfoque de la teoría de los fenómenos de espera.
Esta teoría, que analiza los fenómenos de espera y los problemas de conges-
tión que pueden ocasionar (Saaty, 1967), se basa en un conocimiento «apriorísti-
co» de ciertas variables del sistema para luego determinar su efectividad.
El mayor problema se nos presenta cuando no conocemos de forma cierta
los posibles valores de estas variables, ni la ley de probabilidad que siguen. Es
entonces cuando nos planteamos la técnica de la simulación, como método para
estudiar sistemas más complejos, imposibles de modelizar analíticamente o posi-
bles de modelizar pero muy difíciles de resolver.
Por todo lo expuesto hasta ahora hemos estructurado nuestro trabajo en cua-
tro partes. En la primera trataremos de esquematizar la organización actual de
nuestra jurisdicción ordinaria y de ver los cambios que se van a producir en vir-
tud de la L.D.P.J. En la segunda parte vamos a realizar una síntesis de los con-
ceptos básicos en la Teoría de Colas y del procedimiento que sigue en el análisis
de los sistemas de colas. En la tercera parte, del proceso de la Simulación que
nos permite estudiar el comportamiento de un sistema a través de un modelo si-
mulado de él. Y en la ŭltima nos centraremos en el problema que tratamos de
analizar.
La amplitud del planteamiento inicial de nuestro objetivo nos ha Ilevado a
acotarlo, centrándonos en el análisis de los juzgados de Primera Instancia n ŭme-
ros uno y tres de Valladolid, lo que nos permitirá acercarnos al problema que
tratamos de analizar.
Asi, siguiendo el criterio del ámbito territorial en el que cada uno tiene juris-
dicción, nos encontramos con que los cambios más importantes en los órdenes
civil y penal son, en cnanto a los órganos jurisdiccionales unipersonales de carác-
ter técnico, los siguientes:
Los juzgados de Paz seguirán ejerciendo sus funciones civiles y penales en
el ámbito del municipio donde se encuentran.
Los juzgados de Distrito, con un ámbito que abarca uno o varios munici-
pios, desaparecerán pasando sus atribuciones a los juzgados de Paz o a los juzga-
dos de Primera Instancia e Instrucción.
Los juzgados de Primera Instancia e Instrucción, con jurisdicción en el par-
tido judicial en el que se localizan, y atribuciones en los órdenes civil y penal,
verán ampliada su planta.
Los juzgados de Peligrosidad y Rehabilitación Social, con jurisdicción en un
ámbito supraprovincial y atribuciones penales, se transformarán en juzgados de
Vigilancia Penitenciaria, con jurisdicción en un ámbito provincial y nuevas
funciones.
Los juzgados de lo Penal se crean para «garantizar la imparcialidad del juz-
gador», como ya consideró el Tribunal Constitucional y el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos.
Los juzgados de Menores van a sustituir a los Tribunales Tutelares de Meno-
res, y su ámbito será provincial.
En cuanto a los órganos jurisdiccionales colegiados:
Las Audiencias Provinciales seguirán funcionando como hasta la entrada en
vigor de la L.D.P.J.
Los Jurados, órganos de carácter mixto, y con aribuciones en el orden pe-
nal, aunque todavia no han entrado en funcionamiento está previsto que esta-
blezcan su juicio en el ámbito de las Audiencias Provinciales u otros tribunales.
Las Audiencias Territoriales, con atribuciones civiles y administrativas desa-
parecerán en cuanto se constituyan los Tribunales Superiores de Justicia, que ten-
drán jurisdicción en la Comunidad Autónoma donde se encuentren y atribucio-
nes en los cuatro órdenes.
La Audiencia Nacional con jurisdicción en toda España verá ampliadas sus
funciones al orden social, hasta ahora sólo las tenia en los órdenes civil y admi-
nistrativo.
Los juzgados Centrales de Instrucción, con jurisdicción nacional y atribu-
ciones en el orden penal, seguirán instruyendo las causas que debe enjuiciar la
Audiencia Nacional.
Y por ŭltimo se prevee una reestructuración de las Salas del Tribunal Supremo.
En los órdenes contencioso administrativo y social, los cambios más impor-
tantes son:
En los órganos jurisdiccionales unipersonales los siguientes:
Los juzgados de lo Contencioso Administrativo, con atribuciones en el or-
den contencioso administrativo, van a asum ŭ las funciones que hasta su desapa-
178 María SoIedad Ldpez Álvarez
Una linea de espera se origina cuando varias unidades o clientes llegan de-
mandando un servicio a uno o varios puntos de servicio (Sivazlian y Stanfel, 1975)
y la forman las unidades que esperan ser atendidas.
El sistema de colas lo constituyen tanto las unidades que demandan el servi-
cio como las unidades que lo ofertan. Por consiguiente, conocer el comportamiento
de estas unidades es fundamental para proceder al análisis del sistema, para de-
terminar su buen o mal funcionamiento, y tomar las decisiones oportunas.
La teoría de los fenómenos de espera estudia los sistemas de colas con el fin
de organizar la prestación del servicio de la forma más eficiente para todas las
unidades que participan en él.
Para analizar el comportamiento de las unidades que demandan el bien o ser-
vicio, básicamente se siguen los siguientes pasos:
En primer lugar se estudia el n ŭmero de unidades que pueden demandar el
servicio, determinando el tamario de la población a la que éste va dirigido. De
este modo distinguiremos entre modelos de colas de población infinita y modelos
de colas de población finita.
A continuación se establece la forma en que se producen las llegadas de uni-
dades al sistema: a intervalos de tiempo iguales o distintos, pero conocidos; a in-
tervalos de tiempo aleatorios, pero conocida la ley de probabilidad que siguen;
o totalmente al azar. Las unidades no tienen porqué llegar siempre al sistema de
Un andlisis del sistema judicial en Valladolid mediante... 179
forma individual, así, V. Hoorn (1981), entre otros, ha realizado estudios sobre
sistemas de colas en los que las unidades Ilegan al sistema en grupos.
Por ŭ ltimo se analiza la decisión de unirse o no a la línea de espera que toma
el cliente cuando Ilega al sistema. En esta decisión influirá la longitud de ésta o
simplemente la voluntad de esperar que tiene el cliente.
Para analizar el comportamiento de las unidades que suministran el servicio,
segŭ n esta teoría, se siguen básicamente los siguientes pasos:
Determinación de la capacidad del servicio, es decir, del nŭ mero de canales
o unidades que lo suministran. Así hablaremos, de sistemas de colas monocanal,
cuando un ŭnico canal suministra el servicio y se forma una ŭnica línea de espera
ante él; de sistemas de colas multicanal, cuando varios canales suministran el ser-
vicio y sólo se forma una línea de espera; de varios sistemas monocanal unidos,
cada uno con su línea de espera; y de sistemas mixtos, combinación de sistemas
monocanal y multicanal.
A continuación se analiza la disciplina de la línea de espera, o el orden que
se sigue en el servicio. La disciplina más habitual es la del método FIFO (primero
en llegar primero en ser servido), aunque se pueden encontrar sistemas con disci-
plinas que siguen el método LIFO, sistemas en los que a cada cliente se le asigna
una prioridad determinada segŭ n la cual van siendo llamados al servicio, entre
otros. La disciplina siempre se fijará de acuerdo al carácter del servicio. Así, por
ejemplo, en el Servicio de Urgencias de un Hospital, los clientes serán atendidos
segŭ n la prioridad que se les haya asignado a la entrada en el sistema.
Y por ŭ ltimo se estudia la forma que siguen las salidas de unidades del siste-
ma. Las unidades pueden abandonar el sistema, después de ser servidas, a inter-
valos de tiempo iguales o distintos pero conocidos; a intervalos de tiempo aleato-
rios, conocidos segŭ n una probabilidad; o totalmente al azar. Las salidas tam-
bién pueden producirse en tandas, cuando se presta un servicio simultáneamente
a un grupo de clientes, en este sentido podemos citar los trabajos de Kimura y
Ohsone (1984).
Cuando conozcamos la configuración del sistema de colas, procederemos al
cálculo de una serie de medidas que nos permitan determinar su efectividad. Las
situaciones básicas que se nos pueden presentar son dos:
Una en la que el fenómeno de espera que estudiamos puede describirse analí-
ticamente, a través de un sistema de ecuaciones, en cuyo caso sólo necesitamos
resolverlos para obtener algunas conclusiones.
Y otra, en la que nos enfrentamos a un fenómeno de espera más complejo,
imposible de modelizar analíticamente o siendo posible muy difícil de resolver,
en cuyo caso nos planteamos la técnica de la simulación como opción para obte-
ner las medidas que nos determinen la efectividad del sistema.
Entre estas medidas se encuentran: el tanto de llegada o número de clientes
que Ilegan demandando el servicio en la unidad de tiempo, el tanto de servicio
o nŭmero de clientes que son atendidos en la unidad de tiempo, la intensidad de
tráfico o relación entre el tiempo medio de servicio y el tiempo medio entre Ilega-
das, el nŭmero medio de clientes en el sistema o en la cola, el n ŭmero medio de
canales ociosos (en el caso de sistemas multicanal), el n ŭmero medio de clientes
180 Man'a Soledad López Álvarez
4. El proceso de simulación
caracterizan ese aspecto de la realidad modelado y por las relaciones entre esos
elementos .
Nosotros prestaremos atención a un tipo particular de modelo matemático
de un sistema, al que llamaremos «modelo simulado».
Estos modelos simulados pueden encuadrarse en las siguientes tipologías: es-
táticos y dinámicos, determinísticos y estocásticos, contínuos y discretos. (Law
y Keelton, 1982).
Si el sistema tiene componentes aleatorias, como ocurre en la mayoría de los
sistemas de colas a excepción de los fenómenos de espera deterministas, éstas de-
ben ser tenidas en cuenta en el modelo simulado. Una forma de introducir la in-
certidumbre en el modelo es utilizando n ŭmeros aleatorios, generados por cual-
quiera de los métodos conocidos. (Hull y Dobell, 1962).
En una simulación usaremos el ordenador como herramienta imprescindible
para evaluar numéricamente el modelo durante el período de tiempo deseado. Esta
necesidad de utilizar los ordenadores en los procesos de simulación llevó a em-
plear métodos aritméticos, como el de los «Cuadrados Medios», entre otros, (Pardo
y Valdés, 1987), para generar nŭ meros aleatorios a grandes velocidades, con la
ventaja de no ocupar demasiada memoria de ordenador. A estos n ŭmeros se les
denomina seudoaleatorios y se diferencian de los aleatorios en que tienen una dis-
tribución uniforme y son reproducibles después de un nŭ mero de pasos suficiente.
Un tipo y otro de nŭ meros se utilizan para simular valores de las variables
aleátorias que caracterizan el sistema. Distinguiendo siempre el carácter contínuo
o discreto de la variable porque los métodos de simulación de la variable cam-
bian, aunque mantengan la misma denominación.
Si deseamos utilizar la simulación para el estudio de un fenómeno de espera,
el proceso a seguir consiste en simular, para el período de tiempo que se desea,
los instantes en que se producen las llegadas de clientes al sistema y los instantes
en que los clientes salen del sistema, una vez servidos. Partiendo de unas condi-
ciones iniciales dadas por el n ŭmero de clientes en el sistema en el momento ini-
cial, por la disciplina de la línea de espera, etc.
La simulación de un fenómeno de espera determinista es la más sencilla por-
que conocemos con exactitud los intervalos entre llegadas y los tiempos de servi-
cio. Luego suponiendo conocido el n ŭmero de clientes que inicialmente hay en
el sistema y cuando llega el primer cliente podemos saber cuando se produce cada
entrada y salida del sistema. Y por consiguiente podemos calcular las demás va-
riables que miden la efectividad del sistema.
Para simular un fenómeno de espera estocástico en el que conocemos las le-
yes de probabilidad que siguen el tiempo de servicio y los intervalos entre Ilega-
das, comenzaremos simulando los valores de estas variables aleatorias contínuas
para una muestra de clientes. Una vez que conozcamos con exactitud el momento
de llegada y salidad de cada cliente del sistema calcularemos, igual que si se trata-
se de un fenómeno determinista, las medidas de efectividad del sistema que nos
interesen.
Si desconocemos la ley de probabilidad que siguen el tiempo de servicio y
los intervalos entre llegadas, pero conocemos las frecuencias absolutas con que
estas variables toman determinados valores, también podremos simular el fenó-
182 Man'a Soledad López Álvarez
meno de espera haciendo corresponder estas frecuencias absolutas con una distri-
bución U(00,99). (Pardo y Valdés, 1987).
los casos incoados son 8.962 y los casos terminados 8.273. Y los contrastes de
hipótesis a realizar para las variables casos incoados, X, y casos terminados, Y, son:
Primera Instancia n? 1, y A(I) es una variable que guarda los n ŭmeros aleatorios
generados sabremos que si:
00 - A(I) . 24 T(I) = 30'
25 5.. A(I) - 44 T(I) = 50'
45 5_ A(I) - 89 T(I) = 70'
90 - A(I)15. 99 T(I) = 90'
Generando nuevos n ŭmeros aleatorios y almacenándolos en una nueva variable
B(I) podremos simular los tiempos de resolución para cada uno de los casos. Así, si:
00 B(I) - 54 S(I) = 40'
55 B(I) 84 S(I) = 60'
85 B(I) S(I) = 80'
95 B(I) 99. S(I) = 100'
Lo mismo se haría para el juzgado de Primera Instancia n? 3.
Conociendo ya el valor que toman para cada caso las variables T(I) y S(I)
podemos calcular el resto de variables.
Así, por ejemplo, la variable 0(I), tiempo que está en el sistema el caso I,
tomará valores dependiendo de que el tiempo en el sistema del caso-I sea mayor
o igual, o menor, al intervalo de tiempo entre la Ilegada del caso I-1 y el caso I:
La variable, W(I), tiempo que está en la línea de espera el caso I, será la dife-
rencia entre el tiempe en el sistema y el tiempo durante el que está siendo atendido.
La variable LL(I), momento de llegada al sistema del caso I, será la suma
de los intervalos entre llegadas para los primeros I clientes.
La variable D(I), momento en que abandona el sistema el caso I, será la su-
ma de la variable LL(I) y S(I), tiempo de servicio del cliente I.
Para calcular L(I), n ŭmero de casos en la línea de espera cuando llega al sis-
tema el caso I, tenemos que ver si todos los casos que han llegado antes que él
ya han salido del juzgado cuando él llega. Es decir si D(J) LL(I) para todo J
= 1, 2, ..., I-1.
Todas ellas han sido calculadas a través de un programa en lenguaje BASIC
que simula el funcionamiento de los dos juzgados estudiados.
Una vez que ya conocemos el valor de estas variables para el n ŭmero de ca-
sos que vamos a simular debemos repetir el proceso un nŭmero de veces suficien-
te para ver la estabilidad de los resultados. Realizamos este proceso para cada
juzgado, calculando la media y la covarianza muestral del tiempo medio que está
un caso en un juzgado. Tanto la media como la covarianza muestral son estima-
dores insesgados de la media y la varianza poblacional.
Un andlisis del sistema judicial en Valladolid mediante... 187
6. Conclusiones
mer trimestre de 1984, que eran 72, obtenemos que el primer caso que llegue en
1984 tendría que estar esperando en el sistema hasta que saliesen todos los ante-
riores, 73 días hábiles, aproximadamente cuatro meses.
Si realizamos el mismo razonamiento para el primer caso del ario 1989, don-
de el nŭmero de casos pendientes de resolución es de 792, obtenemos que éste
tiene que esperar 808 días hábiles, más de tres arios.
Nuestro propósito al realizar este trabajo no es enjuiciar la capacitación es-
pecífica de cada juez, ya que no hemos tenido en cuenta la dificultad propia de
la resolución de los casos, lo ŭnico que hemos intentado hacer es comentar los
resultados obtenidos.
Bibliografía