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UN ANÁLISIS DEL SISTEMA JUDICIAL

EN VALLADOLID
MEDIANTE LA TEORÍA DE COLAS

María Soledad López Alvarez

RESUMEN.—En este trabajo hemos tratado de introducirnos en el proble-


ma de las líneas de espera que se presentan en la organización del sistema judi-
cial español. Centrándonos en el análisis de dos juzgados de Valladolid, los de
Primera Instancia n ŭmeros .uno y tres.
Para cumplir nuestro objetivo utilizamos dos ramas de la Investigación Ope-
rativa: la Teoría de Colas y la Simulación. La primera para determinar y anali-
zar las componentes que deben ser consideradas en un proceso de líneas de espe-
ra y la segunda para abordar la resolución práctica del problema planteado.

1. Introducción

El funcionamiento del sistema judicial espafiol parece no ser excesivamente


eficaz. El incremento de la litigiosidad que afecta especialmente a los órdenes ju-
risdiccionales penal y contencioso administrativo ha contribuido a incrementar
la lentitud que afecta a la mayoría de los procesos judiciales.
Los casos pendientes de resolución han aumentado considerablemente, en los
ŭltimos afios, en juzgados y tribunales, pudiendo llegar a hablar de la existencia
de problemas de congestión en algunos de ellos.
La actualización de la infraestructura del Poder Judicial en función de las
necesidades de la sociedad actual, se ha iniciado con la entrada en vigor de la Ley
de Demarcación y Planta Judicial el 30 de diciembre de 1988, que da cumplimien-
to al mandato de la disposición adicional primera de la Ley Orgánica del Poder
Judicial en lo que se refiere a la regulación legislativa de la demarcación y planta
j udicial .
176 María Soledad López Álvarez

Ante esta situación nos hemos propuesto realizar un estudio del sistema ju-
dicial en Valladolid desde el enfoque de la teoría de los fenómenos de espera.
Esta teoría, que analiza los fenómenos de espera y los problemas de conges-
tión que pueden ocasionar (Saaty, 1967), se basa en un conocimiento «apriorísti-
co» de ciertas variables del sistema para luego determinar su efectividad.
El mayor problema se nos presenta cuando no conocemos de forma cierta
los posibles valores de estas variables, ni la ley de probabilidad que siguen. Es
entonces cuando nos planteamos la técnica de la simulación, como método para
estudiar sistemas más complejos, imposibles de modelizar analíticamente o posi-
bles de modelizar pero muy difíciles de resolver.
Por todo lo expuesto hasta ahora hemos estructurado nuestro trabajo en cua-
tro partes. En la primera trataremos de esquematizar la organización actual de
nuestra jurisdicción ordinaria y de ver los cambios que se van a producir en vir-
tud de la L.D.P.J. En la segunda parte vamos a realizar una síntesis de los con-
ceptos básicos en la Teoría de Colas y del procedimiento que sigue en el análisis
de los sistemas de colas. En la tercera parte, del proceso de la Simulación que
nos permite estudiar el comportamiento de un sistema a través de un modelo si-
mulado de él. Y en la ŭltima nos centraremos en el problema que tratamos de
analizar.
La amplitud del planteamiento inicial de nuestro objetivo nos ha Ilevado a
acotarlo, centrándonos en el análisis de los juzgados de Primera Instancia n ŭme-
ros uno y tres de Valladolid, lo que nos permitirá acercarnos al problema que
tratamos de analizar.

2. Organización de la Jurisdicción Ordinaria antes y después de la Ley


de Demarcación y planta judicial

Desde hace décadas nuestra organización judicial se ha venido deteriorando


en sus distintos componentes: humanos, financieros, normas de procedimiento,
etc. La planta de jueces y magistrados en destinos estrictamente jurisdiccionales
es insuficiente, aproximadamente de unos dos mil; además no se han realizado
las dotaciones suficientes a la Administración de Justicia para sacar a concurso
nuevas plazas; y las normas de procedimiento son distintos en los diferentes órde-
nes jurisdiccionales, lo que lleva a procedimientos excesivamente largos.
Estas deficiencias se intentan subsanar con la entrada en vigor de la Ley de
Demarcación y Planta Judicial, de forma progresiva, en el período 1989/92. Se
prevee un período tan largo por la amplitud e importancia de los cambios y sobre
todo por la imposibilidad de dotar a la Administración de Justicia de los medios
financieros necesarios para realizarlos.
Centrándonos ya en la organización de los juzgados y tribunales de la juris-
dicción ordinaria, analizaremos los cambios más importantes, previstos en la
L.D.P.J., en los cuatro órdenes jurisdiccionales existentes; sin detenernos en la
especificación de las funciones que cada uno de ellos tiene asignadas.
Un andlisis del sistema judicial en Valladolid mediante... 177

Asi, siguiendo el criterio del ámbito territorial en el que cada uno tiene juris-
dicción, nos encontramos con que los cambios más importantes en los órdenes
civil y penal son, en cnanto a los órganos jurisdiccionales unipersonales de carác-
ter técnico, los siguientes:
Los juzgados de Paz seguirán ejerciendo sus funciones civiles y penales en
el ámbito del municipio donde se encuentran.
Los juzgados de Distrito, con un ámbito que abarca uno o varios munici-
pios, desaparecerán pasando sus atribuciones a los juzgados de Paz o a los juzga-
dos de Primera Instancia e Instrucción.
Los juzgados de Primera Instancia e Instrucción, con jurisdicción en el par-
tido judicial en el que se localizan, y atribuciones en los órdenes civil y penal,
verán ampliada su planta.
Los juzgados de Peligrosidad y Rehabilitación Social, con jurisdicción en un
ámbito supraprovincial y atribuciones penales, se transformarán en juzgados de
Vigilancia Penitenciaria, con jurisdicción en un ámbito provincial y nuevas
funciones.
Los juzgados de lo Penal se crean para «garantizar la imparcialidad del juz-
gador», como ya consideró el Tribunal Constitucional y el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos.
Los juzgados de Menores van a sustituir a los Tribunales Tutelares de Meno-
res, y su ámbito será provincial.
En cuanto a los órganos jurisdiccionales colegiados:
Las Audiencias Provinciales seguirán funcionando como hasta la entrada en
vigor de la L.D.P.J.
Los Jurados, órganos de carácter mixto, y con aribuciones en el orden pe-
nal, aunque todavia no han entrado en funcionamiento está previsto que esta-
blezcan su juicio en el ámbito de las Audiencias Provinciales u otros tribunales.
Las Audiencias Territoriales, con atribuciones civiles y administrativas desa-
parecerán en cuanto se constituyan los Tribunales Superiores de Justicia, que ten-
drán jurisdicción en la Comunidad Autónoma donde se encuentren y atribucio-
nes en los cuatro órdenes.
La Audiencia Nacional con jurisdicción en toda España verá ampliadas sus
funciones al orden social, hasta ahora sólo las tenia en los órdenes civil y admi-
nistrativo.
Los juzgados Centrales de Instrucción, con jurisdicción nacional y atribu-
ciones en el orden penal, seguirán instruyendo las causas que debe enjuiciar la
Audiencia Nacional.
Y por ŭltimo se prevee una reestructuración de las Salas del Tribunal Supremo.
En los órdenes contencioso administrativo y social, los cambios más impor-
tantes son:
En los órganos jurisdiccionales unipersonales los siguientes:
Los juzgados de lo Contencioso Administrativo, con atribuciones en el or-
den contencioso administrativo, van a asum ŭ las funciones que hasta su desapa-
178 María SoIedad Ldpez Álvarez

rición correspondian a las Salas de lo Contencioso Administrativo de las Audien-


cias Territoriales.
Las Magistraturas de Trabajo desaparecerán y sus funciones, en el orden la-
boral, pasarán a los juzgados de lo Social, con ámbito también provincial.
En los órganos jurisdiccionales colegiados:
Las Audiencias Territoriales transpasarán sus funciones en estos órdenes a
los juzgados de lo Contencioso Administrativo.
Los Tribunales Superiores de Justicia tendrán una Sala de lo Contencioso
Administrativo y otra de lo Social.
La Audiencia Nacional seguirá contando con una Sala de lo Contencioso Ad-
ministrativo y con otra de nueva creación de lo Social.
El Tribunal Central de Trabajo desaparecerá, sus actuales atribuciones pa-
sarán a las Salas de lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia y a la Sala
de lo Social de la Audiencia Nacional.
Y por ŭ ltimo el Tribunal Supremo, desarrollará estas funciones en sus Salas
tercera y cuarta.
Ante todo lo expuesto, pensamos que no es exagerar nada si se habla de dos
momentos distintos en la organización de nuestro sistema judicial, el anterior y
el posterior al de la entrada en vigor de la ley de Demarcación y Planta Judicial.

3. Elementos del análisis de un sistema de colas

Una linea de espera se origina cuando varias unidades o clientes llegan de-
mandando un servicio a uno o varios puntos de servicio (Sivazlian y Stanfel, 1975)
y la forman las unidades que esperan ser atendidas.
El sistema de colas lo constituyen tanto las unidades que demandan el servi-
cio como las unidades que lo ofertan. Por consiguiente, conocer el comportamiento
de estas unidades es fundamental para proceder al análisis del sistema, para de-
terminar su buen o mal funcionamiento, y tomar las decisiones oportunas.
La teoría de los fenómenos de espera estudia los sistemas de colas con el fin
de organizar la prestación del servicio de la forma más eficiente para todas las
unidades que participan en él.
Para analizar el comportamiento de las unidades que demandan el bien o ser-
vicio, básicamente se siguen los siguientes pasos:
En primer lugar se estudia el n ŭmero de unidades que pueden demandar el
servicio, determinando el tamario de la población a la que éste va dirigido. De
este modo distinguiremos entre modelos de colas de población infinita y modelos
de colas de población finita.
A continuación se establece la forma en que se producen las llegadas de uni-
dades al sistema: a intervalos de tiempo iguales o distintos, pero conocidos; a in-
tervalos de tiempo aleatorios, pero conocida la ley de probabilidad que siguen;
o totalmente al azar. Las unidades no tienen porqué llegar siempre al sistema de
Un andlisis del sistema judicial en Valladolid mediante... 179

forma individual, así, V. Hoorn (1981), entre otros, ha realizado estudios sobre
sistemas de colas en los que las unidades Ilegan al sistema en grupos.
Por ŭ ltimo se analiza la decisión de unirse o no a la línea de espera que toma
el cliente cuando Ilega al sistema. En esta decisión influirá la longitud de ésta o
simplemente la voluntad de esperar que tiene el cliente.
Para analizar el comportamiento de las unidades que suministran el servicio,
segŭ n esta teoría, se siguen básicamente los siguientes pasos:
Determinación de la capacidad del servicio, es decir, del nŭ mero de canales
o unidades que lo suministran. Así hablaremos, de sistemas de colas monocanal,
cuando un ŭnico canal suministra el servicio y se forma una ŭnica línea de espera
ante él; de sistemas de colas multicanal, cuando varios canales suministran el ser-
vicio y sólo se forma una línea de espera; de varios sistemas monocanal unidos,
cada uno con su línea de espera; y de sistemas mixtos, combinación de sistemas
monocanal y multicanal.
A continuación se analiza la disciplina de la línea de espera, o el orden que
se sigue en el servicio. La disciplina más habitual es la del método FIFO (primero
en llegar primero en ser servido), aunque se pueden encontrar sistemas con disci-
plinas que siguen el método LIFO, sistemas en los que a cada cliente se le asigna
una prioridad determinada segŭ n la cual van siendo llamados al servicio, entre
otros. La disciplina siempre se fijará de acuerdo al carácter del servicio. Así, por
ejemplo, en el Servicio de Urgencias de un Hospital, los clientes serán atendidos
segŭ n la prioridad que se les haya asignado a la entrada en el sistema.
Y por ŭ ltimo se estudia la forma que siguen las salidas de unidades del siste-
ma. Las unidades pueden abandonar el sistema, después de ser servidas, a inter-
valos de tiempo iguales o distintos pero conocidos; a intervalos de tiempo aleato-
rios, conocidos segŭ n una probabilidad; o totalmente al azar. Las salidas tam-
bién pueden producirse en tandas, cuando se presta un servicio simultáneamente
a un grupo de clientes, en este sentido podemos citar los trabajos de Kimura y
Ohsone (1984).
Cuando conozcamos la configuración del sistema de colas, procederemos al
cálculo de una serie de medidas que nos permitan determinar su efectividad. Las
situaciones básicas que se nos pueden presentar son dos:
Una en la que el fenómeno de espera que estudiamos puede describirse analí-
ticamente, a través de un sistema de ecuaciones, en cuyo caso sólo necesitamos
resolverlos para obtener algunas conclusiones.
Y otra, en la que nos enfrentamos a un fenómeno de espera más complejo,
imposible de modelizar analíticamente o siendo posible muy difícil de resolver,
en cuyo caso nos planteamos la técnica de la simulación como opción para obte-
ner las medidas que nos determinen la efectividad del sistema.
Entre estas medidas se encuentran: el tanto de llegada o número de clientes
que Ilegan demandando el servicio en la unidad de tiempo, el tanto de servicio
o nŭmero de clientes que son atendidos en la unidad de tiempo, la intensidad de
tráfico o relación entre el tiempo medio de servicio y el tiempo medio entre Ilega-
das, el nŭmero medio de clientes en el sistema o en la cola, el n ŭmero medio de
canales ociosos (en el caso de sistemas multicanal), el n ŭmero medio de clientes
180 Man'a Soledad López Álvarez

fuera del sistema (en el caso de sistemas de población limitada), la probabilidad


de esperar o no un período de tiempo dado, el tiempo medio que un cliente está
en la cola o en el sistema, el tiempo de servicio de cada cliente, el intervalo de
tiempo entre llegadas.
Se han realizado modelos sobre sistemas de colas deterministas, en los que
se conoce «a priori» el momento en que cada unidad llega y sale del sistema; o
bien sobre colas probabilistas, en las que se conoce la ley que siguen las llegadas
y salidas de unidades del sistema.
Dentro de los probabilistas los más estudiados, y al mismo tiempo los más
aplicados a fenómenos de espera de la vida real, han sido los «fenómenos de es-
pera de Poisson», donde llegadas, salidas o ambas a la vez siguen leyes de Pois-
son de un determinado parámetro, o lo que es lo mismo, los intervalos entre Ile-
gadas y los tiempos de servicio siguen leyes Exponenciales Negativas del mismo
parámetro.
Siguiendo la notación usada por Kendall (1953), «././.», para especificar un
fenómeno de espera; donde el primer y segundo término representan las leyes que
siguen las llegadas y salidas de clientes respectivamente y el tercero el n ŭmero de
canales del mismo; ampliada por Lee (1966) a un cuarto término en el que se indi-
•ca el tamario de la población; son las colas: M/M/l/co ; M/M/r/co ; M/M/ 1 /m;
M/M/r/m;...
También han sido estudiados fenómenos de espera donde las llegadas o las
salidas o ambas a la vez siguen leyes Generales, Generales Independientes, de Er-
lang, Gi-Cuadrados, etc. Son las colas: G/G/l/co; G/GI/ 1 /co; G/G/r/00;
Ek/G/1/03; M/k/ 1 /c0;...
Cualquiera de ellos han sido descritos analíticamente, después de hechas las
hipótesis necesarias, y estudiados por muchos autores, Srivastava y Kashyap en
1982, Gross y Harris en 1985, Newell en 1982, Saaty en 1967, Kleinrock en 1975,
etc.

4. El proceso de simulación

Como ya hemos comentado, la simulación puede servirnos como alternativa


para el análisis de los fenómenos de espera.
Siguiendo a Shannon (1975), la simulación puede entenderse como el proce-
so de diseriar un modelo de un sistema real y llevar a cabo experiencias con él
con la finalidad de aprender el comportamiento del sistema o de evaluar diversas
estrategias sobre su funcionamiento.
En esta definición aparecen dos conceptos claves: el primero es el de sistema
y el segundo el de modelo. De las muchas definiciones que se han vertido sobre
ellos, podemos citar la de Bertalanffy (1977), considerado el padre de la Teoría
de Sistemas, para el que un sistema es un conjunto de partes interrelacionadas
entre sí, del que nos va a interesar considerar fundamentalmente su comporta-
miento global; y la de Aracil (1986), que define un modelo como una representa-
ción abstracta de alg ŭn aspecto de la realidad, formado por los elementos que
Un andlisis del sistema judicial en Valladolid mediante... 181

caracterizan ese aspecto de la realidad modelado y por las relaciones entre esos
elementos .
Nosotros prestaremos atención a un tipo particular de modelo matemático
de un sistema, al que llamaremos «modelo simulado».
Estos modelos simulados pueden encuadrarse en las siguientes tipologías: es-
táticos y dinámicos, determinísticos y estocásticos, contínuos y discretos. (Law
y Keelton, 1982).
Si el sistema tiene componentes aleatorias, como ocurre en la mayoría de los
sistemas de colas a excepción de los fenómenos de espera deterministas, éstas de-
ben ser tenidas en cuenta en el modelo simulado. Una forma de introducir la in-
certidumbre en el modelo es utilizando n ŭmeros aleatorios, generados por cual-
quiera de los métodos conocidos. (Hull y Dobell, 1962).
En una simulación usaremos el ordenador como herramienta imprescindible
para evaluar numéricamente el modelo durante el período de tiempo deseado. Esta
necesidad de utilizar los ordenadores en los procesos de simulación llevó a em-
plear métodos aritméticos, como el de los «Cuadrados Medios», entre otros, (Pardo
y Valdés, 1987), para generar nŭ meros aleatorios a grandes velocidades, con la
ventaja de no ocupar demasiada memoria de ordenador. A estos n ŭmeros se les
denomina seudoaleatorios y se diferencian de los aleatorios en que tienen una dis-
tribución uniforme y son reproducibles después de un nŭ mero de pasos suficiente.
Un tipo y otro de nŭ meros se utilizan para simular valores de las variables
aleátorias que caracterizan el sistema. Distinguiendo siempre el carácter contínuo
o discreto de la variable porque los métodos de simulación de la variable cam-
bian, aunque mantengan la misma denominación.
Si deseamos utilizar la simulación para el estudio de un fenómeno de espera,
el proceso a seguir consiste en simular, para el período de tiempo que se desea,
los instantes en que se producen las llegadas de clientes al sistema y los instantes
en que los clientes salen del sistema, una vez servidos. Partiendo de unas condi-
ciones iniciales dadas por el n ŭmero de clientes en el sistema en el momento ini-
cial, por la disciplina de la línea de espera, etc.
La simulación de un fenómeno de espera determinista es la más sencilla por-
que conocemos con exactitud los intervalos entre llegadas y los tiempos de servi-
cio. Luego suponiendo conocido el n ŭmero de clientes que inicialmente hay en
el sistema y cuando llega el primer cliente podemos saber cuando se produce cada
entrada y salida del sistema. Y por consiguiente podemos calcular las demás va-
riables que miden la efectividad del sistema.
Para simular un fenómeno de espera estocástico en el que conocemos las le-
yes de probabilidad que siguen el tiempo de servicio y los intervalos entre Ilega-
das, comenzaremos simulando los valores de estas variables aleatorias contínuas
para una muestra de clientes. Una vez que conozcamos con exactitud el momento
de llegada y salidad de cada cliente del sistema calcularemos, igual que si se trata-
se de un fenómeno determinista, las medidas de efectividad del sistema que nos
interesen.
Si desconocemos la ley de probabilidad que siguen el tiempo de servicio y
los intervalos entre llegadas, pero conocemos las frecuencias absolutas con que
estas variables toman determinados valores, también podremos simular el fenó-
182 Man'a Soledad López Álvarez

meno de espera haciendo corresponder estas frecuencias absolutas con una distri-
bución U(00,99). (Pardo y Valdés, 1987).

5. Estudio de dos fenómenos de espera


La posible consideración de un juzgado o de un tribunal de justicia como
un sistema de colas no es difícil de entender ya que en cualquiera de ellos apare-
cen unas características que les pueden identificar como tales. Aparecen unas uni-
dades que demandan un servicio y otra/s que lo ofertan. En el caso de un juzga-
do, los casos interpuestos ante él son las unidades que llegan al sistema, el juez
es la persona que suministra el servicio, bien dictando sentencia o transfiriendo
el caso a otro órgano superior, y la línea de espera la forman los casos pendientes
de resolución.
Nuestro propósito es analizar, desde el enfoque de la teoría de los fenóme-
nos de espera y con la ayuda de la técnica de la simulación, el funcionamiento
de dos de los juzgados que componen la planta judicial de Valladolid. Hemos
elegido solamente dos, no porque pensemos que este n ŭmero sea suficiente para
extrapolar los resultados al resto de juzgados de Valladolid, sino porque entende-
mos que sirve para mostrar el procedimiento a seguir en un estudio futuro de otros
juzgados .
La planta judicial de Valladolid está estructurada en siete juzgados de Pri-
mera Instancia, seis juzgados de Instrucción, un Registro Civil, tres juzgadds de
lo Penal, tres juzgados de los Social, un juzgado de Vigilancia Penitenciaria, un
juzgado de Menores, dos juzgados de lo Contencioso Administrativo, y la Audien-
cia Provincial con sus cuatro salas.
Los cambios previstos por la Ley de Demarcación y Planta Judicial, en cuanto
a la planta judicial de Valladolid, ya se han producido, entre ellos están: la crea-
ción de tres juzgados de lo Penal; la transformación del juzgado de Peligrosidad
y Rehabilitación Social en uno de Vigilancia Penitenciaria; la transformación del
Tribunal Tutelar de Menores en un juzgado de Menores; la desaparición de los
juzgados de Distrito, transformándose en juzgados de Primera Instancia y en juz-
gados de Instrucción; la transformación de las tres Magistraturas de Trabajo en
tres juzgados de lo Social; la creación de dos juzgados de lo Contencioso Admi-
nistrativo; y la desaparición de la Audiencia Territorial, una vez que ya ha entra-
do en funcionamiento el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León con se-
de en Burgos.
Para analizar estos dos sistemas, la fuente principal de información que uti-
lizamos son las Estadísticas Judiciales que presentan todos los juzgados trimes-
tralmente al Instituto Nacional de Estadística y al Consejo General del Poder Ju-
dicial. En ellas se hacen constar los casos pendientes al inicio y al final de cada
trimestre, los casos incoados y los casos terminados durante el mismo.
Los elementos más relevantes que caracterizan a estos sistemas pueden es-
quematizarse en los siguientes:
Los juzgados de Primera Instancia n ŭmeros uno y tres constituyen dos fenó-
menos de espera independientes porque los casos que resuelven son totalmente
distintos y por consiguiente el servicio que proporcionan también es diferente.
Un andlisis del sistema judicial en Valladolid mediante... 183

El juez de cada juzgado es la persona encargada de dictar sentencia sobre


el caso o de remitírselo a un órgano superior, es decir de prestar el servicio de-
mandado. Podemos decir que estamos ante dos sistemas de colas monocanal.
Son sistemas de población ilimitada ya que el nŭmero de casos que les pue-
den llegar es tan elevado, que la posibilidad de que Ilegue uno no afecta a la pro-
babilidad de nuevas llegadas.
La disciplina de la línea de espera sigue el método FIFO, primero en Ilegar
—primero en ser atendido.
Las llegadas se producen de forma individual, podemos considerar que es
imposible que dos casos se presenten en el mismo instante de tiempo. Y lo mismo
ocurre con las salidas.
Al estudiar el comportamiento de las llegadas y las salidas de estos juzgados,
vamos a plantearnos la validez o no de la suposición de que estas variables siguen
leyes de Poisson. Lo que implicaría que estamos ante uno de los modelos trata-
dos con más profusión por la teoría de los fenómenos de espera.
Segŭn los datos obtenidos sobre el juzgado de Primera Instancia n ŭmero uno,
las llegadas o casos incoados, y los casos terminados, durante cada trimestre de
los años 1984 a 1988 son lo siguientes:

Casos Casos Casos ptes.


Trimestre incoados terminados final trimestre

1? 1984 430 367 946


2? 1984 419 336 1.029
3? 1984 233 280 984
4? 1984 339 310 1.013
1? 1985 371 361 1.023
2? 1985 318 182 1.159
3? 1985 203 182 1.180
4? 1985 300 310 1.170
1? 1986 252 231 1.191
2? 1986 274 273 1.192
3? 1986 170 145 1.217
4? 1986 162 231 1.148
1? 1987 175 289 1.034
2? 1987 168 244 958
3? 1987 136 116 979
4? 1987 203 351 831
1? 1988 195 376 650
2? 1988 206 301 555
3? 1988 134 159 530
4? 1988 175 227 478

Lo que hace un total de 4.863 casos incoados y 5.271 casos terminados.


Se trata de probar que los casos incoados siguen una ley de Poisson de pará-
metro á, donde á es el tanto de llegada estimado y que los casos terminados si-
guen una ley de Poisson de parámetro û, donde û es el tanto de servicio estimado.
184 María Soledad López Álvarez

á = n/s = 4863/4*5 = 243.15 llegadas/trimestre.


= m/r = 5271/4*5 = 263.55 salidas/trimestre.
n y m representan el n ŭmero de casos incoados y terminados durante el período
de tiempo respectivamente, y, r y s la duración del período considerado.
Para constrastar estas hipótesis utilizamos el test de Kolgomorov-Smirnov,
(Cuadras, M. y otros, 1984). Teóricamente sabemos que una ley de Poisson, P(á),
de parámetro mayor que 20 se aproxima a una distribución Normal, de media
y varianza á, es decir a una N(á,a 112). Luego bastará con probar que la variable
casos incoados, X, y la variable casos terminados, Y, siguen N(243.15; 15.59) y
N(263.55; 16.23) respectivamente.
Los contrastes de hipótesis son los siguientes:

Ho: X N(243.15; 15.59) Ho: Y N(263.55; 16.23)


H i : X ^-»- N(243.15; 15.59) H1: Y N(263.55; 16.23)

Para verificar las hipótesis consideramos el estadístico de Kolgomorov-


Smirnov, definido como:
iDni = máx iFs(x) - Sn(x)1, siendo Fs(x) la función de distribución acumulativa
de la variable, que se acepta como verdadera provisionalmente, y Sn(x), en nues-
tro caso la función de distribución de la variable aleatoria Normal.
Si fijamos un nivel de significación igual a 0.05, y comparamos el valor del
estadístico Dn con el de Dn,a recogido en las tablas del test de K-S, tenemos que
si Dn es menor o igual que Dn,a aceptamos Ho y en caso contrario la rechazamos.
Para la variable casos incoados vemos que la máxima diferencia es 0.5413
mayor que Dn,a = 0.190 (tabla de Lilliefors), donde n, que es el tamaño de la
muestra es igual a 20 y a igual a 0.05. Como consecuencia rechazamos Ho y po-
demos concluir afirmando que los casos que Ilegan al juzgado de Primera Instan-
cia nŭmero uno no se ajustan a una distribución de P(243.15).
Para la variable casos resueltos vemos que la máxima diferencia es 0.3906
mayor que D20;0.05 = 0.190, luego rechazamos Ho. Los casos terminados en
el juzgado de Primera Instancia n ŭmero uno no se ajustan a una ley P(263.55).
De análoga forma para el juzgado de Primera Instancia n ŭmero tres, y ba-
sándonos en las Estadísticas Judiciales de los arios 1984 a 1988, que recogemos
en la siguiente tabla:

Casos Casos Casos ptes.


Trimestre incoados terminados final trimestre

1? 1984 254 245 81


2? 1984 437 260 258
3? 1984 322 315 265
4? 1984 254 350 169
1? 1985 519 498 190
2? 1985 703 409 484
3? 1985 421 627 278
4? 1985 984 1.065 197
Un andlisis del sistema judicial en Valladolid mediante... 185

1? 1986 532 535 194


2? 1986 477 535 136
3? 1986 402 408 131
4? 1986 506 532 105
1? 1987 358 294 169
2? 1987 415 309 275
3? 1987 270 147 398
4? 1987 430 195 633
1? 1988 402 347 688
2? 1988 457 462 683
3? 1988 339 244 778
4? 1988 480 466 792

los casos incoados son 8.962 y los casos terminados 8.273. Y los contrastes de
hipótesis a realizar para las variables casos incoados, X, y casos terminados, Y, son:

HO: X N(448.1; 21.7) • HO: Y —•••• N(412.15; 20.30)


H1: X N(448.1; 21.7) H1: Y N(412.15; 20.30)

Para la variable casos incoados la máxima diferencia es 0.3925 mayor que


D20;0.05 = 0.200, luego no sigue una ley de P(448.10).
Para la variable casos terminados, vemos que la máxima diferencia es 0.4989
superior a D20;0.05 = 0.190, luego rechazamos que esta variable siga una ley de
P(412.15).
Puesto que las variables, de acuerdo con los resultados, no siguen leyes de
Poisson, podemos pensar en utilizar la técnica de la simulación para lo que nece-
sitamos analizar más nuestros datos.
Así, de la información obtenida, hemos llegado a conocer que el período de-
dicado diariamente a la resolución de casos es de cuatro horas, desde las 9.30 h.
hasta las 13.30 h. Durante este período el juez conoce las pruebas, oye a las par-
tes y dicta sentencia dentro del campo de sus atribuciones civiles y penales.
Si consideramos que el tiempo dedicado diariamente a la resolución de casos
es de cuatro horas, y que durante cada trimestre son laborales 52 días, descontan-
do ya el período de vacaciones, durante cada trimestre dedicarán 208 horas, es
decir, 12.480 minutos a la resolución de casos.
Conocida la probabilidad de que las llegadas y salidas de clientes del sistema
se produzcan en determinados períodos de tiempo, procedemos a simular las va-
riables aleatorias contínuas, tiempo entre Ilegadas y tiempo de servicio, para un
nŭmero de clientes suficientes, mediante un programa de ordenador.
Ahora el problema es determinar el n ŭmero de casos a simular, N. Siguiendo
el procedimiento utilizado por Pardo y Valdés, 1988, los resultados obtenidos nos
muestran que el nŭmero de casos a simular es de 71 para el juzgado de Primera
Instancia n? 1 y de 101 para el n? 3.
Para realizar las simulaciones de los tiempos entre llegadas y los tiempos de
servicio tendremos que generar n ŭmeros aleatorios de dos cifras para simular los
valores de una variable U(00,99). De tal forma que si analizamos el juzgado de
186 Man'a Soledad López Álvarez

Primera Instancia n? 1, y A(I) es una variable que guarda los n ŭmeros aleatorios
generados sabremos que si:
00 - A(I) . 24 T(I) = 30'
25 5.. A(I) - 44 T(I) = 50'
45 5_ A(I) - 89 T(I) = 70'
90 - A(I)15. 99 T(I) = 90'
Generando nuevos n ŭmeros aleatorios y almacenándolos en una nueva variable
B(I) podremos simular los tiempos de resolución para cada uno de los casos. Así, si:
00 B(I) - 54 S(I) = 40'
55 B(I)  84 S(I) = 60'
85 B(I) S(I) = 80'
95 B(I)  99. S(I) = 100'
Lo mismo se haría para el juzgado de Primera Instancia n? 3.
Conociendo ya el valor que toman para cada caso las variables T(I) y S(I)
podemos calcular el resto de variables.
Así, por ejemplo, la variable 0(I), tiempo que está en el sistema el caso I,
tomará valores dependiendo de que el tiempo en el sistema del caso-I sea mayor
o igual, o menor, al intervalo de tiempo entre la Ilegada del caso I-1 y el caso I:

Si 00- Ij T(I) 0(I) = 0(I-1) - T(I) + S(I)


Si 0(1-1) < T(I) Cs(I) = S(I)

La variable, W(I), tiempo que está en la línea de espera el caso I, será la dife-
rencia entre el tiempe en el sistema y el tiempo durante el que está siendo atendido.
La variable LL(I), momento de llegada al sistema del caso I, será la suma
de los intervalos entre llegadas para los primeros I clientes.
La variable D(I), momento en que abandona el sistema el caso I, será la su-
ma de la variable LL(I) y S(I), tiempo de servicio del cliente I.
Para calcular L(I), n ŭmero de casos en la línea de espera cuando llega al sis-
tema el caso I, tenemos que ver si todos los casos que han llegado antes que él
ya han salido del juzgado cuando él llega. Es decir si D(J) LL(I) para todo J
= 1, 2, ..., I-1.
Todas ellas han sido calculadas a través de un programa en lenguaje BASIC
que simula el funcionamiento de los dos juzgados estudiados.
Una vez que ya conocemos el valor de estas variables para el n ŭmero de ca-
sos que vamos a simular debemos repetir el proceso un nŭmero de veces suficien-
te para ver la estabilidad de los resultados. Realizamos este proceso para cada
juzgado, calculando la media y la covarianza muestral del tiempo medio que está
un caso en un juzgado. Tanto la media como la covarianza muestral son estima-
dores insesgados de la media y la varianza poblacional.
Un andlisis del sistema judicial en Valladolid mediante... 187

6. Conclusiones

En este trabajo hemos pretendido introducirnos en la problemática de los


tiempos de espera en el sistema judicial español, con su estructura anterior a la
entrada en vigor de la Ley de Demarcación y Planta Judicial para ello hemos con-
siderado los juzgados de Primera Instancia n ŭmeros uno y tres de Valladolid.
El análisis del desarrollo de estos juzgados lo hemos realizado con la meto-
dología de los fenómenos de espera, puesto que estos pueden considerarse como
tales.
Los datos obtenidos nos han permitido contrastar que el proceso no sigue
una ley de Poisson, ni la variable morríento de llegada, ni la variable momento
de salida.
Este inconveniente, ya que su validez nos hubiera permitido utilizar toda la
herramienta de los procesos de Poisson, nos obligó a utilizar la técnica de la si-
mulación para el caso en que se desconoce la ley que siguen las variables aleatorias.
Los resultados alcanzados a través del proceso de simulación nos han Ileva-
do a diferenciar los dos juzgados a estudio:
Con respecto al juzgado de Primera Instancia n ŭmero uno hemos obtenido
que el tiempo medio que un caso está en el juzgado, suponiendo que el juez no
tiene casos pendientes en el momento de comenzar las simulaciones, es de 113
minutos con coeficiente de Pearson del 22%. Lo que implica, dado que las Ilega-
das a este Juzgado se producen con una media de 58 minutos, que la longitud
de la cola tenderá a aumentar, aunque no excesivamente. Esto también se puede
constatar con los resultados del proceso de simulación, después de producirse 71
llegadas, el nŭmero de casos en la cola es generalmente dos. Ahora bien, el juzga-
do de Primera Instancia nŭmero uno parte inicialmente de 883 casos pendientes
y suponiendo que estos casos tienen preferencia a la hora de su resolución, el pri-
mer caso que llegase en el primer trimestre de 1984 tendría que esperar hasta que
saliesen del sistema todos los casos pendientes 416 días hábiles, que aproximada-
mente son dos arios.
Si este mismo razonamiento lo realizamos para el cuarto trimestre de 1988,
donde el nŭmero de casos pendientes es de 478, el primer caso que se presentase
en el ario 1989 estaría esperando 225 días hábiles, que aproximadamente es un
ario natural. Podemos inducir que los retrasos que se producen en ese juzgado
más provienen de los casos pendientes que de la propia actuación del juzgado.
En cuanto al juzgado de Primera Instancia n ŭmero tres, podemos razonar
de idéntica forma. Obtenemos, de nuevo suponiendo que en el juzgado no hay
casos pendientes al inicio del proceso de simulación, que el tiempo medio que un
caso está en el sistema es de 245 minutos, con un coeficiente de Pearson del 24%.
Teniendo en cuenta que el tiempo medio entre llegadas a este juzgado es de 30
minutos, es previsible que la cola aumente considerablemente. Esto se puede cons-
tatar a través de los resultados del proceso de simulación, donde podemos ver
que después de prodicirse 101 llegadas, el n ŭmero de casos en la cola es general-
mente doce. Si de nuevo consideramos los casos pendientes al principio del pri-
188 María Soledad López Álvarez

mer trimestre de 1984, que eran 72, obtenemos que el primer caso que llegue en
1984 tendría que estar esperando en el sistema hasta que saliesen todos los ante-
riores, 73 días hábiles, aproximadamente cuatro meses.
Si realizamos el mismo razonamiento para el primer caso del ario 1989, don-
de el nŭmero de casos pendientes de resolución es de 792, obtenemos que éste
tiene que esperar 808 días hábiles, más de tres arios.
Nuestro propósito al realizar este trabajo no es enjuiciar la capacitación es-
pecífica de cada juez, ya que no hemos tenido en cuenta la dificultad propia de
la resolución de los casos, lo ŭnico que hemos intentado hacer es comentar los
resultados obtenidos.

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