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Precursores de la sociologia* MOAEMNA. sosnie camer Modan Alfredo Andrade Carrefio en MEXICO tmtinames nota de Tosé Iturriaga Sauco LA ESTRUCTURA SOCIAL Y CULTURAL DE MEXICO DE JOSE ITURRIAGA, ANTONIO DELHUMEAU José Iturriaga consideraba que definir a la clase media en fun- ciGn de un supvesto “deber ser”, econémicamente activa, dedica- da solamente a buscar un em- pleo que pertenece a modelos ‘econémicos inexistentes —uno ya extinguido y otro todavia por generarse— es fa raz6n por la que los mexicanos no logran identificarse con el presente y desde ahi rescatar sus mejores valores hist6ricos para hacerse con el futuro, Iturriaga nos aler- ta sobre el riesgo de someternos al modelo norteamericano de industrializaci6n y, asf, devaluar la vida del campo y la produccién agricola, que pueden constituir todavia una enorme riqueza social, econémica y cultural para los smexicanos. ‘Sin embargo, paradéjicamente, de la valoracién que siempre ban dado los norteamericanos'a la producci6n agricola, agropecuatia y agroindusttial, yal peso especifico de la comercializacién agricola en “el mercado interno y en el comercio extetior, es un hecho que si no hemos aprendido nada, José Itocriaga fue el primer sociSlogo —lla- mémoslo asf— en observar la tendencia estructural de las clases s0- Gales, por la que hemos ido de lo agrario a lo industrial, alos servicios ya la marginacién econdmica, en cuanto a tendencias dominantes. Marginalidad que se manifiesta como una lumpenizaciin creciente ‘en Ia sociedad mexicana que, ai fortalecerse, amenaza con desestabt- 61 [LA ESTRUCTURA SOCIAL ¥ CLRLTURAL DE MENICO DR JOSE TTURRIAGA 47 lizar, atin més, nuestra vida institucional, ya tan agredida por los «l- fimos cuatro sexenios, que se desarrollaron bajo el signe de ta sumi- sin sin condiciones a Tos norteamericanos. En 1951, cuando se publica el libro maestro de José Iturriaga, el temor frente a Ta lumpenizacién de la sociedad saexicana se ligaba ya con la posibilidad de una urbanizacién, sin una industrializaci correspondiente, bajo el peso de la imposicién de modelos tedricos extranjeros sobre nuestro desarrollo social esponténeo. Un sociéloge mexicano, poco dado a las relaciones publicas y a las componcndas metodolégicas, como ha sido José Iturriaga, logra explicar: cémo, definiendo los modos espectficos, se define nuestro estilo de concentracién urbana, a partir del tipo de corounieaciones que nos organizaron como nacién unitatia, tanto por lo que hace a la infraestruccura como por lo que se refiere a los medios de comu- nicacidn, de acuerdo con nuestra peculiar cultura heterogénea y Ia geografia politica escabrosa en la que nos hemos dispersado, El ‘México posferrocarrilero —decfa Iturriaga— se da a la tarca de inte- (grarse a través de una red carvetera y de-una amplisima red de tele comunicaciones, con especial referencia a la radio y a la television, por aquel entonces apenas incipiente y que ya cra contemplada en su potencialidad plena por el visionarfo autor que nos ocupa. Taurriaga previo, desde 1951, la configuracidn de las megalépolis de fas ciudades de México, Guadalajara y Monterrey que babrian de absorber @ los municipios colindantes, 2 la manera de una telaraiia, tun proceso que impactaria a los habitos, las conductas y Jas costam- bres regionales, deprimiéndotes desde su afin de homologacién unitasia; Ia compleja dindmica de tensién entre las diferencias sin- gulares de cada regi6n y el esfuerzo de modernizacién bajo proto- tipos ubicados en el extranjero, con especial referencia Estados Unidos. El andlisis tle José Iturriaga preside la estructura de las clases socia- Jes mexicanas, que habria de constituirse en paradigma de la so- ciologia mexicana. Las comunidades vitrina y entrépicas, ligadas con cl aislamiento de las pequefias comunidades rurales, pueden vinew- larse con la importancia que Iturriaga concede, en todo momento, ‘a mantener abiertos Jos canales de movilidad horizontal y vertical de ascenso para las clases medias en fimeién de lograr la estabilidad del Rstado. Nuestro autor no sélo es sensible a os procesos macrosocia- les, sino que dentro de ellos enfatiza aspectos olvidados por los so- * 8 ‘anTONO DeLetUNeEAT cidlogos, que.habrén de nutrisse de 1 sin citarlo, Inurriaga destaca Ja importancia del peso especifico de la liberacién de la mujer y dela cequidad entre los sexos, en Ia revolucién sociocultural que México deberfa llevar a cabo, sin caer en la imitacién extraldgica nacida de nuestra vecindad con Estados Unidos, pafs donde la disgregacién familiar alcanza uno de los niveles mas altos en el mundo, También nos alerta de manera enfitica respecto al riesgo, que se volverd des- pués clerto, de dejar vacante el sentido ético tradicional entre los mesicanos, por lo que hace coneiencia no sélo de patemidad sino también de matemnidad. Por su capacidad peculiar de comprender las estadisticas sociales con un enfoque dinémico, Trurriaga logra prever el proceso de expansi6n creciente de las familias pequedias, y a partir de su bosquejo de la socializacién familiar se introduce a su tema mayor: las clases sociales en México. Cuando una politica econémica busca globalizar a una poblaciéa tan heterogénea como la mexicana, lo que hace es escindirla de muevo en castes, a partir de la imposicién de criterios rigidos y dog- ticos de seleccién de personas intercambiables entre sf, para que ‘ocupen posiciones significativas en la vida social activa, que requieren. ‘on cambio, precisamente, de una libertad y un criterio propios ¢ ‘imaginativos para tomar decisiones a favor de la autonomia de cada institucién y de Ja nacién en su conjunto. Esta cerrazén, predomi- nante en la élite del poder tecnocritica y neopatrimonialista, se cristaliza en la obturacién de Jos canales de movilidad social, lo que empobrece a la sociedad en su conjunto, porque es el ascenso de las clases proletarias y medias el que conduce a nivel superior los valores del espiritu de cambios y de cambio del espfritu, ya que como mostrs Karl Manheim, los valores sociates circulan de abajo hacia arriba en todo proceso de cambio social. ¥ la transformacién més importante para México radica en la transicién necesaria ¢ ineludible para en- frentar nuestros graves problemas colectivos acummlados, de un es- piritn individualista a otro cooperativo y asociativ. La comprensién de la trascendencia de la capilaridad social per- site a Ieorviaga articular de manera significativa los datos econémicos con los hdbitos de educacién, las costumbres y los grados de conci cia social de las diferentes capas de la poblacién; de hecho, cs él quien. ‘propone la realizacién de una investigacién sobre Ja verdadlera distri- bucién de los bienes, los valores y los servicios por familias y no per capita. A dichos criterios nos cefiimos de manera explicita, en una {AaSTRUCTURA SOCIAL Y CULTURAL DE BHXtCO DE JOSE TTURRIAGA 49 investigacién sobre una muestra representativa a nivel nacional, Fer. nando Solana y yo en un estudio de 1974, dado a conocer a través de los canates gubernamentales en 1976, que sirvié de base para confi- gurar el primer Plan Nacional de Desarrollo, entonces denominado "Global" por José Lépez Portillo, profesor, por cierto, de teorfa del Estado de nuestra facuiltad. Escribe José Iturriaga: Como es natural, el desarrollo industrial que México va logrando tiene waa resonanela inevitable on la estructura de Ia sociedad en su conjunto, de tat suerte que, sl lado del cambio efectuado en la composicién y relacién de las clases sociales, se leva a cabo ima constante multiplicacién de uno de los segmentes de le clase popular urbana: el de los obreros industriales. Por otra parte, el engrocamiento de nuestras ciudades ba multiplicado considerable- ‘mente ef sector no aralariado de Ia clase popular urbana, artesanos pobres, comerciantes en pequenio 0 de pucstos semi-fijos, vendedores y trabajadores ambulantes, muchos de los cuales tienen ccupaciones que constitayen for sas de subempleo increiblemente poco remunerativas.! ‘Sin embargo, dentco de esta sensibilidad respecto de las clases sociales, Inurriaga recupera la importancia que concedié en el siglo anterior Juan Miguel de Mora a las clases medias, y lo hace por las mismas razones, desde la comprensién profunda del impacto que tuvo la revolucién industrial tardia en nuestro pais, a rafz sobre todo de Ia Revolucién mexicana, que pudo apoyarse en Ja red ferroviaria desarrollada al més elevado costo social durante el Porfiriato, Los artesanos, como gente de cultura que logré rodearse de prestigio social, fueron el precedente de la clase media posterior, que supo presentarse como ejemplo frente a las clases populares, para que éstas a su vez valoraran a la educaci6n come el factor y el aspecto de {a vida cultural y social mexicana que ha tenido el mayor raugo y relieve, ya que en muy poco tiempo histérico condujo a una sociedad casi analfaketa en su totaliddad a constituirse cn otra casi totalmente alfabetizada y con un promedio escolar, nacional, de casi la primazia completa. Este anuncio de la importancia de los artesanos Jigados con la cmexgencia de las cindades y con las clases medias como por tadoras del cambio social y de la conciencia cultural, nos conduce al porvenir donde ahora se prevé la presencia de artesanos de clase media, configurados en redes telemiticas para organizar la participa- 1 Jove Ieuciage, La etrusturn toil 9 cultural de Mésica, Mésxtco, Fo8, 1961, pp- on, Be ANTONIO DELHUMEAU cin singuiar de Ia sociedad mexicana en el proceso en marcha de planetarizaci6n. Bs la clase media, movediza y movilizadora, la que garantizaba la fctuaci6n ininterrumpida que impulsaba transiciones constantes que permitian ajustar a ta sociedad mexicana a la marcha de sus ‘cambios. Los desajustes profimndos que vivimos pueden atribuirse, en buena medida, a la falta de respeto y consideracién de Ia élite del poder, recnocritica y pronorteamericana, hacia las clases intermedia rias, que le traducian a las clases dominantes In seméntica de los anhelos populares y que, « su vez, legitimaban a las clases dirigentes frente a Jas clases populares, de las que eran ejemplo y a Tas que lo- ‘graban traducir también la seméntica del poder. Las clases sociales medias, auténomas o dependientes, acomoda- das, intermedias o pobres, son estudiadas de una manera estructural por Iurriaga. Dicho enfoque serd actualizado en los cusayos sociol6- gicos de Gabriel Careaga, en especial en su ya clisico libro Mitos » “fantesias de la clase media en Mérico, aun cuando habré de hacer owas aportaciones al tema, también, en Biagrafia de un joven de clase media yen La ciudad enmascarada, entee otros textos de su ya vasta y signi- ‘cativa obra sociol6gica. La clase media como elemento activo de la sociedad, enyos hijos tratan de mejorar en todo momento su educt- cin y si eardcter, es la que ba de preocupar de manera prioritaria ala politica para lograr el progreso general, sefiala José Iturriaga. Ast qnedé demostrado, nos guste 0 no, a tavés de la pasticipacién defi- nitiva de la clase media en el liderazgo final que se plasiné como constitucién general de la repablica y proyecto nacional, una vez que se habfa conformado como tal la clase media cn sentido estricto, durante la dltima mitad del Porfiriato. _José Iturriaga es pionero en la identificacién del cardcter originario del modemo Estado mexicano, en un sentide mesocratico; es decir, fen tanto canal de acceso y movilidad nacional por parte de las clases medias de vocaci6n social y no tecnocratica, estrecha o idiota simple- mente, como diagnosticaria después Luis Alberto Ayala Blanco. Itu- rriaga afirma que el proceso de crecimiento de las feerzas econémicas dc México otorga a mtestras clases medias una funci6n que no guar da paralelo con Lo que acurre con la clase media europea, en virtud de que cn Europa casi se ba Hegado a un punto mucrto del desen- vyolvimicnto econémico; por lo menos eso ¢s cierto en los paises mis industrializados del occidente enropeo. La clase media en esos pafses a sSTAUETURA SOCIAL ¥ COLTURAL DE tis00 DE JOSE ITURRIAG, 51 sjende a radicalizarse hacia ambos extremos de las soluciones sociales } poliieas vigentes; este fenémeno empieza a percibise también en J reidos Unidos. En México, por el contratio Ia funcién de ta clase rmeaia ha consistido en ayudar al desarrollo material y cultural det independientemente del orgullo que le es tipico con relaci6n a Pe clases populares. Esta posibilidad de deseavalvimiento irrefeena je Iturriaga la condiciona al hecho de que el rummbo entonces futur o,a medindos del siglo pasado de nuestra sociedad, siguiera cl corso dela cultura nachna acendrada en J dindmicn tsadiconal de oes ‘cambios ya que, y cite textualmente; "Jo peor que podria ocur toe seth que at asilar ta divilzacién creada por los Estados Unides perdiéramos e cazsil cultural sobre el cual podsia México seguir moldeando su semblante espiritual”. ¥ eseribe también en 1951: Du oa etnias re mi io (ON ah ncn i re a fg ate os ema ee |A mediados del siglo pasado José Iturriaga toma posicién sobre nuestro tema mayor, que pasard inadvertide para muchos soclogos, ven especial para quienes se han acogido al cardcter fbrido oportur Sista entre el funcionalismo y el marxisime, que diagnosticé el maes- tro Victor Flores Olea, en un articulo espléndido en la Revista Mesi- ‘tana de Glencias Politicas Sociaies, denominado “Reflesiones en torno sia democracia en México". José Iturriaga, quien habré de especif car en su libro clave, todas las distinciones metodolégicas —nos hhacta yer Fernando Castaiieda— ence la marginalidad creciente en términos absolutos y decreciente en cérminos relatives, y que presear ta Pablo Gonzilen Casanova todos los indicadores soctol6gicos, que habia precisado José Ioneriaga en su libro, harfin famnoso 2 “don Pax blo", pues en sliima instancia no cita toda esta reflexién preliminar y se asume como una propbesta original, de una obra que aqus en Ja frcultad, todos subemos, por experiencia directa, que fue de ca réeter colectivo. * id, pe 217. 52 ANTONIO DRLTUMGAU Asi, José Iturriaga define la posicién que todavia hoy nos resulta esencial: la exploraci6n de una cultura universal no debe de ningu- ‘ha manera caer en la tentacién de buscar modelos unitarios de ho- mologacién, Dice Iturriaga: de Sgual suerte que la presencia del hombre estindar empobrece espicitual ‘mente alas sociedades que fo muliplican, la exstencin de una cultura es ‘andar arebataria toda fecundidad al hombre para su progres histérico, y asf como th pecagogo moderno esldinferesado en fomentar la voenciin y Ja indivdualidad del educando para evitar sa despersonstizacién, porque sabe que en Ja medida en que el hombre tene wna mayor y mis diferencia da personalidad, es més creadora su actividad, ef fidsofo dela cultura ext animado de un propésio semejante, conservary fomemtar fa personalidad dle ton pocblos, porque sabe que In diversdad de las cultura otorga a Ja Iumaniad, consderada en sx conjunto, le garamtia de continuar si marcha ascendente en la historia, Ete en el micleo de a impotencia acta! de aqge- los socislogos ortodozos que buscan estandarzarcriterios con enfoques rmonolégicos,actitades antoritarin y pricticas inqvisitodals. a no son cae paces de detonar la eremvidad de las nueras generaciones, porque mince hhan tenido la potencia wtal para echar a andar la propia! En este ciclo, organizado por el Colegio Nacional de Sociélogos —del que fuimos fundadores—y por el Centro de Rstuclios Bésicos en Teorfe Social y la Divisién de Educaci6n Continua de muestra far cultad, espacios académicos que nos tocd crear, es donde podemos hhacer un Hamado a los profesores y estudiosos de nuestra facultad para que desde su percepcién abierta a la interdiscfplinariedad con- fronten cualquier dogmatismo, en tanto antagénico a los universitar rios que enarbolan da tras dfa, como guia de su prfctica académica, los principios de libertad que definen a la Universidad Nacional Aue ténoma de México. Viene a cuento aqui esta seftal de alerta porque José Iturriaga representa, de manera explicita en su texto, la defensa irrestricta de una educacisn por y para la crcatividad y la imaginacién cientifica en el campo de las ciencias sociales y culturates. \ Seguidor de la enseitanza vasconcelista, que convoca a explorar el cespfri vivo de nuestra raza mesoamericana, José Iturriaga nos sei la que México s6lo podra ser mejor y acentuar los rasgos positives de su cultura, si logra evitar que en los préximos afios se disuelva su 9 iid, p. 218, {LA BSTROGTORA SOCIAL ¥ CULTURAL DE AMENTCO DE. JOSE TLURRIAGA 58. individualidad cultural, en influencias extrafias encubiertas de pro- reso tecnolégico. Esta llamada de atencién especitica results son prendente cuando se enuncié, en 1951. S6lo una mente abierta al enfoque interdisciplinario pudo observar con tal antelacién el fené- meno que ha debilitado en su esencia nuestra identidad nacional. En este momento, en el que tiende a imperar fa violencia —subraya- da por Itarriaga como rasgo sobresaliente del cardcter del mexicano, Sempre oscilante entre la soberbia y la minusvalia— cabe reflexionar acerca de si no ha lfegado el momento de pasar a tma accién con certada para defender la singulatidad cultural de nuestro pais, en su aportacién potencial enorme, a una planetarizacién que busca el equilibrio en el encuentro de oriente y occidente —que ya México es en tanto Mesoamérica, Camino de cambio social, polttico y cultu- ral profimdo, que se expresa en los mismos términos ideolégicos defendidos por José Iturriaga, la social-democracia, en tanto reclamo de participacién social equitativa, tanto en Ia politica como en Ja distribucién de oportunidades culturales, profesionales, politicas, y en consecuencia, en el discernimiento y decisién sobre nuestro num- bo como nacién, Hoy, como ayer, a casi medio siglo de Ja edicién de La estructura social y cultural de México, nos adherieos a José Trurtiaga, hombre activo toda su vida, y presente a través de su obra, para elevar nuestros reclamos de una sociedad mexicana mds equitativa, puesto que ya no puede serlo menos. El resultado de la investigacién realizada en conjunto con Fernando Solana, antes mencionada, ofrecié datos comparativos con la India, los paises centroamericanos y las naciones afticanas, que demostraron ef hecho infame de que México, la deci mocuarta economfa del mundo —en este momento— es al mismo tiempo la sociedad mas inequitativa del orbe, en la distribucién de sus bienes, valores y servicios. Hemos Negado, entonces, al fondo de nuestras contradieciones internas, se percibe, en consecuencia, el momento inaugural de poner un limite definitive a esta situacién y ds echar 2 andar por ¢l camino viable, que nos es propio como cul- ‘ura nacional compartida, el de una vocaci6n social y democrética al mismo tiempo, asf sen a través de 1mn inconsciente colectivo que pre- figura la singular teascendencia, de mantenerse el rumbo politico partidista actual, del ya préximo afio revolucionario axial de 2010. LA INDUSTRIALIZACION EN MEXICO DE GERMAN PARRA GABRIDL, CAREAGAT Durante el periodo de 1984 a 1940, en el gobierno de Lazaro Cardenas, nuestro pais sufrié transformaciones como la refor- ma agraria, la nacionalizacién de los recursos energéticos, e! respeto al movimiento sindical obrero, convirtiéndose en Los simbolos de un Estado social ejemplar, que representaba los intereses del pueblo mexicano, Lo que en ese periodo se consiguis en términos de soberanfa nacional, de fortalecimiento institucional y de desarrollo social ba quedado en la memoria como un momento que slo queda aiiorar Pero aquel periodo de progreso para nuestro pais resulta un proceso compiejo que podria entenderse como Ja configuracién resultante, no acabada, de tres momentos findamentales de la historia de Méxi- co: Ins tres revoluciones modemnas mexicanas, PRIMERA REVOLUCION MODERNA EN MEXICO La Constitucién de 1887 significé la primera revohcign moderna en México, pues en ella se expresé fa necesidad de timitar los poderes cecondmicos y politicos que a Iglesia venya ejerciendo desde la época de la Colonia.’ No obstante, la secularizacién no s6lo tuvo un cardc- * Ensayo realizado en calaboracién con Luz lena Angoiano Alea y Rocio Mer- doza Canvllo, estudiantes de ta carrera de sociologia de fa romys, UNAM. 7 a tnattulén eclsistea suits un gran golpe sand le fueron expropiadas cnommes extensiones de derras que poseis. (a) “LA INDUSTRIALIZACTON EN BISXICO D2 GERMAN PARRA 5 ter politico y econémico, sino también educativo pues con Ta funda- don de Ja Escuela Nacional Preparatoria el Estado asume la forma- Gign cientifica de ss ciudadanos, bajo el paradigma europeo det positivismo comteano. SEGUNDA REVOLUGION MODERNA MEXICANA 1a segunda revoluciéa moderna en México nos Neva a pensar en un hombre, Porfirio Diaz, quien en 1876 proclama el Plan de Tuxtepec bajo el lema "No reelecciGn”, frase que se va desgastando a medida aque se va consolidando su proyecto de nacién y la dictadura. Diaz se qodea de intelectuales denominados Los Cisnificas (incondicionales ique con ef pasa del tiempo Diaz los Namarfa “La caballada’)* entre Jos que destacan José Wes Limantous, Francisco Bulnes, Emilio Rac basa y Justo Sierra, este titimo, fundador de ia Universidad Nacional de México en 1910, centro educative con la misi6n de formar profe- sSonistas para el progreso. Las Cientfias definieron el rambo del pais durante més de tres decenios, aseguraban que para lograr el desarro- lo econémico era necesario establecer un orden ya que no habia condiciones para un gobierno representativo, El papel de Los Gienté- ‘feos fue ejercer una administracién pablica racional y eficiente que ‘dio al pais estabilidad econémica, a través de la implementacién de jnfraestructara, asf como el desarrollo de las comunicaciones a partir de la creacién de ferzocartiles que implicé, hasta cierto punto, la cexpansién del mercado interno pero, atin mis, el cardcter exportador de la economia mexicana y nuevas formas de explotaciéa bajo el control estricto de las fuerzas represivas del Estado que se expresé ten la miseria de las masas agudizando las contradicciones y prove- cando, en 1910, el estallido de Ia revolucién armada, 2 Tlie Halpedia Donghi, Horie contenpondnea de Amica Latina, Madd Aliana ‘Bainril, 1969, p. 318. 56 ‘GABRIEL CAREAGA ‘TERCERA REVOLUGION MODERNA MEXICANA La tercera revoluci6n moderna mexicana es precisamente Ia deno- minada Revolucién mexicana y es entonces cuando el pals se trans. forma de manera radical. El proceso revolucionario dio luz en 1917 al nuevo orden legal ‘que refundaba al pafs; en la Carta Magna parecfan satisfechas las demandas que los distintos grupos revoluciouarios enarbolaron des- Ge el inicio del conflicto. En ella se estublecieron las bases de un Estado nacional poderoso y centvalizado, sin el cual serfa imposible Is reconstruccién politica, econémice y social de México. Por un lado, respondia a las clases populares con el reparto de la tierra, con fandamento en el articulo 27; Jos derechos de los trabajadores, con el articulo 123, que implicaban, entre otros, el derecho a la organize cin sindical y a la huelga; con el articulo 80. se dejé en claro el irrenunciable cardcter latco de la educacién y la obligacién del Es. tado a impartitla y, por iltimo, el articulo 150 que le ratificd a la Iglesia su exclusion de cualquier participacién politica asi como los Uimites de su poder econémico, pues concluys el proceso de secu larizaci6n de sus bienes, proceso que tuviera su primera etapa en 1857. El panorama internacional no beneficié al México del millén de vidas que costé su alumbramiento, La crisis de 1926 y la depresion sundial de 1929 evidenciaron la vulnerabilidad de un pais exports dor de materias primas ante el comercio internacional y la inversiGn ‘extranjera directs, Aunado a esto, sus escasas indusirias manufacti- reras se vieron estancadas debido al conflicto armado, ni qué decir de Ta ganaderia y de la produccién agricola que se vieron seriamen- te disminuidas, con un pago de la deuda externa suspendido, Méxi- co estaba en bancarrola. Por su cardcter burgués, la Revolucién mexicana busearia terminar cou cualquier residno de servidumbre para instaurar un capitalismo moderno que lo colocara en el nivel de las naciones més desarzolla- das, Para e30 el Estado tendifa un papel activo: prepararia fas estruc: turas jurféicas necesarias para el progreso material, procuraria la estabilidad politica y seria el planificador del erecioaicnto econémica y del desarrollo. Particularmente, rehabilitar ia hacienda priblica, reducir las importaciones y aumentar los gravémenes a productos Provenientes del extranjero, a mismo tiempo ofrecer incentives a los Es INDUSTEULIZACION B07 3EXICO DB GERMAN PARRA 57 dductores mexicans. Eran los primeros eshozos de lo que hoy comocemos como el modelo de sustitucién de importaciones en nuestro pats, En el mismo sentido el Estado mexicano se vio fortale- cido con el control de los recursos energéticos en 1938, generando ides expectativas en térmnings de su progreso. Cua es el camino correcto para lograr el progreso de México?, era Ta pregunta central de una gran polémica que tuvo su nivel mas importante durante el decenio de tos cincuenta, y que se recuerda por la partcipacién de dos estudiosos destacados: Frank Tannen- Sanmo,reconerdo espnomist nexeamericane, autor as Miso: la paz 9 por el pan, quien ademés traduce al inglés Ta r tea fg ttn gn ede eg ‘México, que dirige Mareué Pardifias (publicaciin periédica que fue elantecedente de la revista Politica, auspiciadas ambas por las autori- dades econémicas de México). En la citada obra Tamenbaum expo- ne su tesis sobre el mejor camino para el progreso de nuestra nacis “Maio deena ser a sociedad agra com gation y pegncion orque es un pais que no tiene recursos para industria Meee” Tantcrbaurn caudate de Eisaro Gldenss jcoba fascinado con su modelo agrario, ya que éste recurtia a los propios recursos de fa poblacién campesina y no rompia los lazos de la co- munidad, afirmaba que México s6lo tenfa que mantener este mode- lo agrario para alcanzar el desarrollo. ; Interesado cn exponer sus idcas en torno a la polémica se encon- traba también Manuel Germén Parra, mexicano, con un ampli conocimiento en derecho, economia y filosofia, quien ademas se habla involucrado en los asuntos del servicio piblico desde tempra- na edlad, opinabe que I estructura de la sociedad yu transformacién eran el resultado del desarrollo histérico y de la interdependencia entre sus diferentes estructuras, tanto la agricola que hay que dotar 2 La ereacién de un benco nico de emisién mareé un punto fimdamental de srmague en la intervencién del Estado en la economia, Aders los impuestos por Servis peo presadosauenaron ye agnacn prempucl pre fin ik tares disminuys de 1924» 1927, lo que reflejaba una tendencia baci el predominio de hs instiuelones eves sobre las militares. Con esta politica se foraleciron los proyectos vinculadosdirettaments con el desurolio econsmico y el biemestar social {careteras, cduencion, iigacién, selubvidad y bancos oficils). Aleindra Lajous (coord), Manuat de hist det Misicocontenparine (1917-1940), cap. v, México, UNAM, 1088. 58 ‘GABRIEL CAREAGA de tecnologia a partir de la inversién de capital productive, como en sectores estratégicos como el petrdleo, la electricidad, los puentes y caminos, factores decisivos para crear la posibilidad de un mercado intemo, resultado de la importacién y exportacién de los productos. Germén Parra. apunta que “el verdadero motor del desarrollo hists- rico es el crecimiento de las fuerzas productivas, integradas por la fuerza de trabajo del hombre, los instrumentos de produccién y los habitos productivos’s# siendo este momento historico en Ia sociedad mexicana, como en otras sociedades, apegéndose a la teoria del progreso, lo que incita a un desarrollo constante, aunque este desa- rrollo fuese desigual, porque atin existe una poblacién indigena marginal en alto grado. Estos planteamientos coincidieron con Jes tesis de Alfonso Caso qne apuntaban que el desarrollo econdmico del pais y del propio campesino estaba condicionado a su integracién a la vida nacional por medio de la enseiianza del idioma espaiiol asf como dela promocién de sus tradiciones, ya que era impensuble que el indigenismo pudiera pasar tan ficiimente del idioma “indio” a manejarse en tos términos del desarrollo industrial, a través de un largo proceso de aculturacién. ‘Tannenbaum afirmaba en su ensayo que México debfa concentra se en exportar materias primas e importar productos manufactara- dos, ya que Ia industria mexicana no era mds que un movopolio ar ‘ficial, establecido al abrigo del Estado a través de una protecciOn arancelaria excesiva, y que lo que se tenfa era nada més una industria nacional fieticia y una sociedad econ6mica, consumista, individuabis- tay artificial. Agut parece tomar forma el debate, pues Germén Parra, ‘en su libro La industriatécacion de México, convesta: ‘es ol proceso de industrializaci6n el que va a lograr que la distribucion det Ingreso y el mercado interno se generalicen 2 una proporcién creciente de -mexicanos —explics— mientras més aumente el progreso de um pals se va Invirtiendo gradualmente en la estructura de su comercio exterior, conforme 2¢ eleva el grado de industrializacién, el pafs va transformando cada vez mis ‘305 materias primas en articulos manufacturades y, entonces, es natural que ‘8 exporten menos productos en bruto j, por lo tanto, también se importen, ‘menos productos elaborados, hasta que llega un momento en que la nacién se ha industralizado hasta tal panto que ya no le bastan sus propias materias « Germain Parra, La indusilizasion x Mirica México, UNAM, 1954, p. 29 "Wid {A INDUSTRIALIZACION 2 42X60 DB CEROMAN PABA 59 pias para transfocmarlas y 6¢ vuelve importadora a gran escala de los productos en bruto procedentes del extranjero. Iyualmente, al aleanzar ese ‘vel, la produecién de sus fabricas rebasa el mescado interno de sus articu- Tos aeabados 9 el pais xe convierte en un exportados a gran escala de manne facrurasé Durante el periodo de Ja Scgunda Guerra Mundial nuestro pais, caracterizado por su dependencia econémica extranjera, tiene un momento de respiro, cuando Estados Unidos se integra al conflicto bélico, orienta su industria civil hacia la producei6n de armas y ‘comienca a restringir la exportacién de materias industiales, alimentos y Sienes de uso durable que precisabsn para Ja guerra y también redujeron «sus ventas al extetior, porque disminuyeron la produccién de otros articulos ‘cuyas materins indusixiales, mano de obra, capital e instalaciones tenfaa que ‘dedicar a la fabricacién de otros productos més necesarios para la conticnda. Ta escasez de muchos articulos mannfucuurados procedentes del exterior provoc6 Ia accleracién del proceso de industrializaciéa que venta desarro- Handose en México desde que concluyé Ja etapa srmacia del movimiento revolucfonario de 19107 Segin Germén Parra fueron dos factores fos que favorecieron el desenvolvimiento de la industria: an nuevo y amplio mercado interno ya ausencia de competidores que pudieran vender en el mercado mexicano, a precios més bajos, productos que eran de calidad supe- rion’ Otro factor importante lo fue el escaso desarrollo industrial de algunos paises latinoamericanos que no aleanzaban a cubrir la de manda interna con su propia produccién industrial y, ante la imposi- Yilidad de continuar importando articulos norteamericanos y euro- eos, recurtieron a paises con mayor produccién industrial, que no 36lo podian satisfacer su demanda interna sino también podian dedi- catse a Ta exportacin. México fue uno de esos paises a tos que la coyuntura internacional obligé a acelerar su proceso de industrializa- cin y que podfa satisfacer tanto el mercado interno como el de al- German Parra, op. ct p72 Garni Parra Gntroduceién y sintess) (1949), Confencias de Mase redendas re sididas durante su cont eater or Miguel ler el 27 de cgasto de 1945-17 din ide 1946, Mexico, Las conferenclas, 1949, InteodnceiOn, p. x01. a * Flasta Jn patiipacién de Estados Unidos en Ia Segunda Guerra Mundial, ste thabfa so el principal comprador de nuestra materas primas, yal mismo tiempo el principal vendedor de ests euismas pero mamufactaridas. lis 60 ‘GABRIEL CAREAGA ‘gunos paises latinoamericanos sin un alto desarrollo industrial. Pero aunque este inmpulso ascendente se mantuvo con ef mismo vigor du- rante la fase final de la guerra (1948), 2 fines de 1946 se comprobaba gue el desarrollo acelerado de Ie industria nacional por la guerra habia lcgado a su fin y que surgia un peligro inminente de que se iniciare un descenso, conforme Ia industria norteamericana fuera tratando de secuperar primero su mercado interno, y después sus antiguos mercados en América Latina, incluyendo la porcién que ‘ocupaba México antes de la guerra. Era urgente mantener el nivel industrial y estaba en manos del nuevo presidente electo (M. Aleman) mantener el ritmo de Ia economia nacional y continuar con el desa- rrollo de Ja industria mexicana. Fue también durante los afios cincuenta cuando la expansién ine dustrial se ve acompafiada de un crecimiento urbano que trasciende Jos limites del Distrito Federal." Se dan por doquier fenémenos de urbanizacién que resultan asombrosos, la migracién campo-ciudad, su estilo de vida provinciano y campesino que Hega y al mismo tiem- po empieza a desaparecer? El gobierno de Alemin traté de explicar a la sociedad mexicana, 4 partir de los programas que implement6, asesorado por German Parra durante la campaiia presidencial. Se erganizaron conferencias para reunir a los represeniantes destacados de Ta economia, presen- tar sus propuestas para mejorar sm situaci6n y lograr un desarrollo més préspero para el pais, German elaboré la sintesis de estas con- ferencias donde se expresan los principales problemas de los sectores de la economia nacional y las propucstas de sus representantes, asf ‘somo el compromiso del candidato a la presidencia para atenderlas, y darles seguimiento —publicada bajo el titulo Gonjerencias de mesa redonda: presididas durante su campata electoral por Miguel Alem, el 27 de agosto de 1945-17 de junio de 1946, Germéa Parra es nombrado subdirector de Desarrollo Econémico en la Secretaria de Economia, durante los primeros afios del gobier. 9 Germin Parr Gnirodueciém y sintsis) (1949). Conforcias de usa edondar sides durant camp. cere for Migul Alen, 27 de aio de 195.17 de io de 1946, México, Las conferenclas, se, 1949, Inroducet6n, ps XV. "Lark Adler, Camo seize ios maginades, México, Siglo XX Flores, 4. ey 1980 + Para 1960 el Distito Federal se componta en un 45% de migrantes, quienes _modifiesn sus patrones eulnurales, como esrcpia de sobrevivencia, pero ambien para superar la situseidn en Ia que se eneontrabsn, {A INDUSTRIALIEACION aN SC8XTC0 DE GERMAN PARRA o no de Miguel Aleman, pues era tmo de los cerebros que impulsaba un proceso de transformaciGn sustentado en las teorfas del progreso Inumano!? las cuales recupera en su esencia para luego trasladarlas a Jn especificidad mexicana. Formado en un primer momento bajo la influencia de los métodos cuantitativos en Tas ciencias sociales, Germén Parra hace uso de las estadisticas y comprucha que Estados Unidos vivi6 hace 100 aiios si- tuaciones cconémicas y sociales anflogas a las que viva México, si- tuaciones propias del periodo de transicién hacia la industrializacién. Es decir, que Estados Unidos pudo pasar de una sociedad agraria a una sociedad urbana dignificando el campo y ampliando Ia base y el alcance de la sociedad industrial, a parr de manufacturas, y crear inversiones en los sectores productivos. Lo explica de la siguiente forma: Estados Unidos no ha sido siempre una nacién industeal, hace siglo y medio, ‘araiz de su independencia politica de Inglaterra, era un pats predominan: temente agratio, en el curso de su desarrolla se ha ido transformando de agrario a industrial, México hoy es una nacién menos agraria que hace me- din centuria, desde que extald la revoluci6n viene suftiendo una transforma: cién andloga ala que suftié Norteamérica durante la segunda mitad del siglo Hl principal objetivo de retomar estas formulaciones significaba “predecir el futuro de las naciones atrasadas, como la nuestra, me- diante el conocimiento de la transformacién que el desarrollo hist6- ico ha producido en la estructura social de los paises més adelanta- dos’. Parra crefa en la posibilidad de que la aplicacién de estos postulados pudiera convertirse en una técnica, para poder insertarse como una prictica en la realidad social, es decir, como una politica "La referencia ge encuentra en Teo de prea humano de Levis B. Morgen, en 4a que propone: “la historia de fa raza humana es uaa en su origen, int en su expe- iencia y Una en su progreso. Todas los grupos sociales ataviesan por ls isms cexpas del progreso hirmano, No todas atrviesan por ells al mismo tiempo. Algunes iwibus y pueblos se han desarrolsdo a mayor velocidad que otro, eta tentaje no es permanente porque los pueblos adelantades pueden ser rebasadas por fos atratados. adelanto 0 atreso de un pueblo cebe jurgarse no con zeferencis © earacteriticas sacs, sno eaificanciolo en la ecala del progreso human y vendo en eel periodo ‘ico podria catalogarse, comando como base la evoekin tecnologica” Gemmén Parra, La uuaralizcin om México, op. ct, po, S894 4 id, p14, 62 CGADRIEL CAREAGA Si por medio de esta tesis se podia conocer el futuro de Jas naciones ‘menos desarrolladas, el estudio de las naciones mas desarrolladas aportarfa elementos para prevenir los errores de Estas, y acelerar el progreso de las primeras “Aplicar las leyes del desarrollo, como una préctica en la realidad social, hacerlas una politica, fue lo que lig6 a sabios como German Parra, José Iturriaga, los arqitectos Mario Pani y Enrique del Moral, ppara que trabajaran para el mismo proyecto. La politica fue estable- cer un plan maestxo de organizacién urbana de la Giudad de Méxi- co. Mario Pani y Del Moral disefian lo que va a ser el ejemplo de tate modelo de nueva sociedad y de nucva metrépoli: Ciudad Uni- versitaria, planeada para educar a la nueva élite de Ins clases medias, de Ia que emergerfa la estructura de poder y de gobierno de exa Epoca—y hasta por lo menos los ochenta—un modelo de educacién profesional con una orientacién social y bumanista, Ese noviembre esplendoroso de 1952, Tannenbaum afirma que en periodos de exak tacién modernizadora, no se debe crear un mercado interno consu- ‘mista, ya que esta sociedad urbana va a traer la concentracin en Jas ciudades, un desequilibrio entre produccién agricola e industrial. ¥ de hecho esta falta de relacién y correspondencia entre crecimiento demogrifico y urbano, entre desarrollo agricola e industrial, traje ‘como consecuencia que nvestras ciudades espléndidas y arménicas ‘se convirtieran en espacios bizarres y, en ocasiones, incluso aberran- tes. Germin proponfa que era el Estado cl que deberfa tener el ‘papel de orientar la produccién det campo, de esta manera la distri. bucién de la riqueza producida por él estarfa orientada a reducir et abismo entre los obreros en fos ingenios y los industries. Bsto apli- ccado a cada uno de los productos del campo proporcionaria la base para modificar Ja estructura del campo mismo, es decir, el Estado estaria en posibilidad de dar mayores obras y servicios piiblicos y ast incidir en el desarrollo social de) campesinado. ‘La Ciudad de México era entonces una ciudad capital de cuatro millones de habitantes, con sus primeros condominios como un sizn- Yolo de esa nveve sociedad, construidos para integrantes de In nueva} clase media y del proletariado urbano; Ciudad Satélite se concibié como uno de los grandes proyectos representatives de la moderni- zacin. En Ins memorias magistrales de Salvador Novo aprendemos lo ‘esencial sobre la ciudad capital, con especial referencia a los petiodos {A INDUSTRIALIZAGION EN BEEXTCO DE GERMAN PARRA 65, de Miguel Alensin y de Ruiz, Cortines, En ese momento la ciudad ‘empieza a crear su propia mitologfa urbana, Novo, por ejemplo, resefia, admirado, que empicza a volverse ruidosa ta ciudad, que cl piiblico de clase media ha cambiado y que entre otras cosas lo que hha hecho que ésta se transforme es el enemigo de todos nosotros: Ia tclevisién,® simbolo del progreso, cambiando los usos y costumbres de sus usuarios. Es Ia ttima etapa en que otro gran impacto tecno- légico del siglo 20 va a transformar, tanto como las ideologias poli- ticas, la mentalidad de tas generaciones de Jos aiios cincucnta hoy més bien nostalgicas de un desarrollo social pleno que nunca se consolida, me refiero a los cites: el Real Cinemsa, el Cine Roble, el de Las Américas, siempre con peliculas norteamericanas, pero en conjunto el cine como el culto de Ja cultura de masas de todo ef mundo, Estas transformaciones propias del desarrollo urbano hacen posi ble el creer que Ia utopfa industrial de German Parra se va.a realizar Sin embargo, también eran vislbles las consecuencias negativas que Jas transformaciones industriales dejaron en los pafses occidentale, por lo que German Parra reconoce: “a civilizacién trac consigo un estado patolégico de la mente social”, por lo que cree indispensable {que Jos psicélogos aporten sus conocimientos y que progresivamen- te se apliquen con un sentido social (psicologia social); de lo con- trario se podrfa caer en el mal ejemplo de Estados Unidos, que es ‘un pueblo que vive muy aprisa y muere muy apris Para él la planeacién carente de una visi6n integral de la realidad tenia como resultado una relacién desigual entre el crecimiento econdmico y el desarrollo social 1 earicter social junto al cardcter econémico tienen que vincularse, porque ‘uno no contiene esencialmente a} otro. Esto se comprueba en fa realidad ya que la produceién de un pais puede aumentar muy répidamente y sin em- Dargo Ja mayoria de Tn poblacién puede seguir viviendo igual o quizis en ‘condiciones peores, es necesario que ea el pais no se sostenga una doctrina 4de la planeacién que s6lo cea exclusiva del desarrollo econdmico.” '6 Las cansmisiones de televisido se nauguran en 1961, en el Audtorio Nacional, al wanstitly por vex primera y en vivo un discurso del presidente Miguel Alemin. "Genin Parra, La planancia del dvarolo conince 3 stil de Mica, México, Insduuto Nacional de la Juvenaud Mexican, 1967, p. 56. "Bid, p. 9 64 ‘GABRIEL, OAREAGA En ese sentido era necesario hacer una reflexi6n pues a 55 afios de vida del México emanado de la Revolucién era posible hablar de 1m exiloso desarvollo econémico si Io comparamos con el Porfiriato. Pero no somos los 15 millones de mexicanos de ese entonces y el desarrollo social no ha estado a fa altura de este crecimiento, hoy la mayorfa de Ia poblacién mexicana vive en la pobreza, pues el pro~ §qeso econémico es superior en comparacién con la época anterior ala Revolucidn —y es uno de los logros positivos de la misma— sin ‘embargo, el crecimiento econémico deberia ir acompaiiado de igual dad social, Jo cual no ha sido logrado. La salud, la educacién y la seguridad social son Jos aspectos que Germin Parra toma para de- mostrar que no existe igualdad social, distribucién equitativa de la viqueza.!# Era necesario poner en préctica una politica de planeaciéa que contemplara las consecuencias y que fuera visualizada desde la reali- dad social. Para lograr un efeetivo resultado de Ja planeaciéa era imperante jerarquizar los problemas de Ja nacién, pes su solucién dependia de la correcta distribucién de los recursos econémicos. La distribucién de la riqueza por regiones preocupaba a German Parra, explicaba que se destinaba a la ciudad una gran parte de la riqueza nacional producida y slo el 20% de esa riqueza ern destinada al campo. Siguiendo la teorfa del progreso humano, Parra afirmaba que “México estaba viviendo una transformacién econémica al pasar de una sociedad rural a una sociedad industrializada porque era el sentido que levaba fa historia universal y no lo podiamos evitar, pero lo que sf podiamos impedir era cometer los mismos errores que las naciones occidentales al seguir un modelo historico que conduce & ta deshumanizacién.”” Es por ello que afirma: No tenemos mas alternativa para planear ¢} desarrollo econémico y social de México, que preveer el camino por donde va a seguir nuestea historia® Toad desde ef punto de vista de la sociologia y Ia economfa fendadas en Ia estricta observacién de la realidad no vamos a poder preveer sucrsos de mid, 2. 1» Germin Parra, “Peanescién de Ia Inizestroctura y Is deseentrazastn", en Lat otras pbeas a Mosca, México, Instesto de Bsudios Polticos, Econéiicos y Sodales ‘Seminario pera el estudio de las obras pblicas en México, del 18 a1 17 de encro de 1995, p. 23. bid, p. 27 14 mousmuacie BW MBICODE Ca AOA 6 5 caricter individual, pero st podremosvislambrer emo vaa sera social de México.?) pe som Ne sstuctare {ao} nosotros queremos ern pls india ‘ ; ial yon ete sentido querernos aque México deje de ser pas tur y no so queremes, sino que aungoe fo queramos ext os lo queva 2 suceden porque eee gent que leva Ia histo universal y nosotres no podemor suit por un camino datinto a quel en que ae orienta cl desarrollo econdmio social de) ound, en a nocién se basa la planeacin econdmica socal para fatur, es decir en tina planeacin con enacter Genthco.= Los logros y alcances que tiene en la actualiciad la aplicacién de Jateorfa del progreso humano, en la que se basa Parra, pueden entrar en discusi6n en diversos dinbitos tanto de fas cfencias sociales como de la misma realidad social, y perder su vigencia al tratarse de un paradigma para unos ya superado, pero hay una afirmacién muy importante que basada en esta teorfa no pierde ni perderé su validex si m0 hay edueacién no hay progrso. Desde fos principios de la institucionalizacién del pais la educs- cién fue considerada por muchos como el punto clave sobre el que habrfa que trabajar para que un determinado modelo de nacién se conservara, Germn Parra crefa, al igual que otvos intelectuales de kz época, como Vicente Lombardo Toledano, que la educacién era fundamental para lograr el progreso de la nacién, pues él mismo afirmaba en uno de sus articulos que crite era concordanca ene ol stein de dbucion de Ios productos econémicos y el sistema de distribucion de Ia culuura: a mayor nimero de arefenlos recibidos por un mientbro social mayor posibilidad de acceso a grados mis sltos de cultura y viceversa Bs por cllo que exigia que la educacién estuviera al servicio del pueblo y no de Ia élite. La intencién de fomentar la educacion y BL socisogo anguabo para Mésen, en wn fur de A0 0 50 aos, un destino uwbane como al de tos Unidos, Inglaterra y Alrnnia Occidental Logica Bic tends que tomar come erode a Estides Unidos, que ha ransformad $v earwtar ecmiea donde silo se ccspn ol 7% dela feta de abo con cba pire pcr en pra aloe de penne deuite Imus prima la Indust, 2 mts poderose dal planet, Getmn Pata, Lo Blaneacién det desarvatio ecowdnics y social de México, op cit, " Heid, p. 27. Pee 2 Germ Pur, "La educa al see del publ’, rest publiado en evista Fury, Méxtco, agosto de 1940, p, 23. mea ® seen 2 66 (GABRIEL. CAREAGA ‘poneria al aleance de todos se basaba en una premisa que impulsaba xno sélo el progreso econémico individual, porque éste implicarfa el ‘progreso econémico de la nacién, En este sentido Germéu Parra decia que la educacién debia ser el arma del proletariado que, reto- ‘mando los postulades de la clencia, para aplicarlos en Ta planeacién de-un futuro mejor, podia ser transmitida a las futuras gencraciones por medio de la escuela. Y por ello abog6 por la reforma a los planes educativos, e incluso colaboré en la construecién del capitulo de educacién.* Era preciso fortalecer la unidad del sistema educativo en México, Para lograrlo, afirmaba, era necesaria la federalizacion total ¢ inmediata de la ensefianza publica (con un gran énfasis en la ‘ensefianza primaria rural); la multiplicacion de las instiniciones edu- cativas enteramente grattitas, la oficializacién de los métodos moder nos (prensa, radio, cine, teatro) en la ensefianza. Ademis de estas zeformas estructurales abogaba por la incorporacié de la ensefianza asada en a ciencia. Sus planteamientos educativos tuvieron la in- fluencia dc Vicente Lombardo Toledano, quien en 1938 propuso la reforma educativa, con la cual la educacién tendria wa claro fin social y de clase. La nueva escuela mexicana pretendia forma un concepto racional y exacto del universo, explicando fenémenos singulares por la ley de la causalidad, supuesto nevesario de la razén, y lograr pre- dicciones respecto al curso de los fendmenos, 1% EL Plan Sexenal de Manuel Avila Camacho, en su expitalo de edueacién, foe ‘aborato por Manuel Germn Parr, tomando como base e! modelo educadvo ca ‘Genii, Sin wer daior coucretos de Ta realidad eon ia que iba a trabajo un fran reconociniento la influenca que eerce Is elevactin del pel de caltara det pueblo en el desarrollo econsico, social y politico del pts; en ese send, samen- te el presupuesto dedicado la educacin, el cual lejos de cisminuir sa mumentando ‘ada ano durante el sexenio, Se realizé ls unificaci6n Ge fos sistemas de enseinnra ‘cepencientes del gobiemo federal, de Ins entidades feet y de los municipios. [Estado debe llegar asumi integramente le direeci6n de ls fmcibn socal educativ, tanto ofa eomo pardeular, de cualguier grado o tipo. Se inicia le impinntacion de Jn refocma del articno tereeto canstitulonal, para susGtir ls orentacin lca de la cnsefanza. Considera ala excucta un factor de imporandia en la modiiccion de as Formas de vlaciones de preducsién, en beneficio de as grandes matas populares y€) traoenisor para las nuevas generaciones de los posts det movimiento revaluto nario nacional «internacional, ayegorando asi la continuidad histriea de Ia Revlu- én mexicana y su trnsito acl etapa superiores. Por oto lado se apela ala pref Tencia del Jomento de ls enseRanza primaria rural y de la ensefanzavécica para la industializacin del pus, Deena tlima se erican ls errores cometidosy e toma resins para preventris ene] nuevo plan. El nuevo Plan Sexenal insite en ka impor lancia dela edueaciOn extra escolandlfusin de la clara entre las grandes mses del pueblo que no sharea la accién de la excels, LA INDUSTRIALIZACION BN MEXICO DE GERMAN PARBA 67 Pero el papel de Gcrindn Parra no se redujo a formular planes de gobiemo sino que tuvo discusiones al respecto con algunos intelec- tuales, representantes de la derecha, que él Hamaba paladines de la urguesfa, como con Pedro Zuloaga, quien rechazaba las reformas ceducativas argumentando que no era posible cumplir lo que postula- ba el articulo tercero: “la escuela organizaré sus ensefianzas y activi dades en forma que permita crear en la juventud un concepto racio- nal y exacto del universo dé Ia vida social”. Al respecto, opinaba, “no se puede proponer ensefiar qué es ef universo, porque es muy poco Jo que se sabe de él, y es también nula la esperanza de que se sepa mas"3® Parra responde a este alegato mostrando que la razén por la ‘que se expresa de tal forma ante las reformas educativas es porque representa los intereses de Ia clase burguesa y, por lo tanto, apela a Jos principios de la ciencia burguesa que no eaben en él proyecto integral que se pretende desarrollar en México, al tratarse de doctri- ‘nas pedagdgicas definitivamente superadas que no corresponden ala etapa actual del desarrollo histérico de México, caracterizado por su ‘progreso econémico, social y politico. La idea de Parra, como la de muchos intelectuales, era que la escuela mexicana debfa guiarse por ¢] Materalismo dialétio, ya que es cl Unico que por medio de sus fundamentos filoséficos no entra en contradicei6n alguna con la finalidad de la escuela basada en los ppostulados de Ja Revolucién mexicana. Desde el punto de vista cien- {ifico, es Ia tinica posicién edueativa que puede darle al educando tuna explicacién exacta de los hechos del universe como entidades susceptibles de conocimiento. {que la conciencia reflja y transforma valléndose del método que estudia Los fenémenos y sus relaciones reeiprocas de causa a efecto, en su evolucién constante yen el desarrollo ascenclente de sus coutradicciones internas, producides dentro de un proceso de cambios graduales, que en un momen- to dado prévocan bruscas modificaciones en el orden de la naturaleza y ia sociedad. En el nivel superior de la educacién la Escuela Nacional de Cien-

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