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EL MONTE CARMELO

REVISTA RELIGIOSA QUINCENAL

D I R I G I D A POR LOS

RR. P P . C A R M E L I T A S DESCALZOS
CON APROBACIÓN

DE LOS SUPERIORES Y CENSURA ECLESIÁSTICA

TOMO I V - A Ñ O 1903

REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
ÍOMIENZA á correr el año
de gracia de 1903, y des-
pués de consagrar á j e -
" ^ i i f ^ s ú s , Rey de los siglos in-
-^ mortal é invisible, nues-
tro primer pensamiento y el latido
primero de nuestro corazón, envia-
mos también á nuestros amables
lectores el saludo de la fraternidad
cristiana, y les deseamos felicida-
des y prosperidades todos los días
del año que acaba de empezar.
Invocando el Santísimo nombre
de Jesús, que es amable sobre to-
dos los nombres, en el cual está la
A f i o l V - f l á m . 61 salud y la redención del mundo, é
implorando la protección de la Au-
1.° de Enero de 1903 gusta Reina del Carmelo, vida,
G>T<9~ dulzura y esperanza nuestra, co-
menzamos los trabajos del pre-
EL MONTE CARMELO

senté año, el cuarto de nuestra modesta publicación. EL


MONTE CARMELO—¡gracias sean dadas á Dios!—se
encuentra lleno de juventud y de vida, y se hace cargo
al mismo tiempo de la importancia y grandeza de su
misión. Vemos cómo los errores se propagan por el
mundo, y vemos y lamentamos sus estragos en la so-
ciedad; la sociedad europea se muere—decía Donoso
Cortés—y se muere porque la sociedad había sido hecha
por Dios para alimentarse de la sustancia católica, y
médicos empíricos la han dado por alimento la sustan-
cia racionalista; se muere, porque así como el hombre
no vive solamente de pan sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios, así también las sociedades no mue-
ren solamente por el hierro, sino por toda palabra an-
ticatólica salida de la boca de los falsos filósofos; se
muere, porque el error mata, y esta sociedad está fun-
dada en errores. Por eso, para la regeneración cristiana
de la sociedad es necesario hacer más que ver y lamen-
tar; es necesario obrar y encomendar á Dios nuestros
esfuerzos; es necesario pelear, y pelear valerosamente,
y pelear constantemente, hasta desbaratar y poner en
fuga á las huestes del mal y volcar en el polvo las cá-
tedras de los sofistas.
La perpetua lucha entre la verdad y el error, entre
los ejércitos del bien y los ejércitos del mal, se libra hoy
en la prensa periódica, y nosotros esto queremos y esto
deseamos: inundar el mundo, permítasenos la expresión,
de ideas buenas, de ideas salvadoras, de ideas católicas,
para contrarrestar el avance de las ideas disolventes y
anticristianas.
Nuestro programa es la verdad en toda su pureza;
nuestra política es el Evangelio de Jesucristo, y en
nuestra bandera gloriosísima están escritos, con carac-
teres de oro, los nombres sacrosantos de Jesús, nuestro
Soberano Rey, y de la Virgen del Carmen, nuestra
Reina Soberana. Abrazados á esta gloriosa bandera
¡VAMOS ADELANTE!

nos lanzamos, hace cuatro años, al estadio de la prensa,


á ella abrazados perseveramos en el campo del honor,
y no descansaremos hasta que la hayamos paseado en
triunfo por todos los ámbitos del mundo, para bien
de nuestra amada Religión, para gloria de Dios y honra
de su Madre Santísima.
No confiamos en nuestras fuerzas, que son muy dé-
biles, ni nos esperanzan los aplausos; confiamos en
la ayuda de Dios, confiamos en la protección de la Vir-
gen del Carmen, confiamos en la santidad de nuestra
causa.
La recompensa no la queremos en la tierra, sino en
el cielo donde la gloria es eterna y las coronas son in-
mortales
¡Vamos, pues, adelante! ¡Por Dios y por la Virgen
del Carmen, por la Religión y por la Patria!
L A REDACCIóN.
D .-*«$••

~-^WQ '^r~~^^r~°-x-° -^v - ^ ^r 19

Las modernas hipocresías


iiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiii

A hipocresía ha sido siempre el ro-


paje con que las almas viles encu-
brieron su ruindad j r villanía.—La
historia de los Reyes Magos nos ofrece
una prueba de esta verdad. Llegaron
á Jerusalén tras largo y penoso viaje, y co-
mo la estrella que-les había guiado á la ca-
pital del reino Judio se les ocultase, con
sencillez candorosa se encaminan al palacio
del rey Herodes preguntando por el recién nacido, Rey
de los judíos. Al oir hablar del Monarca recién nacido,
Herodes se conturba, congrega á Ios-sacerdotes, se leen
las escrituras, se consultan los profetas, y la Sinagoga,
fiel á su deber, no calla ni enmudece, y sin temer las
iras del príncipe ambicioso da claro testimonio de la
verdad, de que era depositaría y custodia.—El rey que
avasallará á las gentes é impondrá su yugo á las nacio-
nes, saldrá de Belén de Judá; Él es el rey prometido á
los judíos;—tal fué la respuesta de la Sinagoga á la
pregunta del rey Herodes; y éste con aire de humilde
sumisión y devota compostura, se dirige á los Magos y
les dice: id, y conforme lo viereis anunciádmelo, para
que yo pueda ir también á adorarle. Cualquiera diría
que también el rey Herodes quería concurrir á la fies-
ta, deponer su corona á los pies del Mesías nacido, y
ofrecerle su palacio y su trono: respeto hipócrita; ado-
LAS MODERNAS HIPOCRESÍAS

ración simulada; hierve la sangre en sus venas, arde en


su pecho el malvado proyecto de dar muerte al que
juzga su émulo y enemigo de su trono, y dice que irá á
adorarle. ¡Hipócrita! Hasta aquí la historia.
Brillantes promesas, grandes ofrecimientos, hala-
güeñas esperanzas: he ahí la religión de todos los go-
bernantes á estilo liberal. Se trata de una cuestión de
vida ó muerte para un pueblo ó una colectividad bene-
ficiosa á la nación, se trata, hablemos claro y en con-
creto, se trata del derecho que tienen las Ordenes reli-
giosas á vivir en medio de las sociedades modernas, se
trata del derecho que tiene la Iglesia á desarrollar su
misión salvadora, y se habla mucho, se promete más, se
aprueba la discusión, se ofrece abrazar la verdad cono-
cida, y ese ofrecimiento es la careta con que se cubren
para herirla y crucificarla. ¿Cuáles la causa?

Convento de PP. Carmelitas de El Soto (Irúz)


"Un pueblo dice Isaías, que estaba sentado en las
tinieblas, vio una gran claridad; una luz amaneció á los
que habitaban en la región de las sombras de muerte.,,
Ése pueblo era el pueblo gentil, y los jefes de ese pueblo
vista la estrella de la verdad se van tras de ella hasta
encontrarla personificada en el Verbo, y encontrada la
adoran, y se abrazan con ella para no dejarla jamás.
Aquella estrella, fuera natural ó milagrosa, por sí sola
no pudo darles á conocer al Cristo: era una señal arbi-
EL MONTE CARMELO

traria y solo Dios podía comunicarles su inteligencia y


significado; pero se levantó al mismo tiempo en su co-
razón otra estrella, la estrellla de la inspiración divina
y siguiéndola merecieron ver la verdadera luz del mun-
do que es Cristo-Jesús. Ego sunt lux mundi. La luz de
aquella estrella no se ha apagado todavía, sigue lucien-
do en el firmamento de la Iglesia y es tanto su resplan-
dor que únicamente el ciego y el impío no le perciben.
Nuestros gobernantes la ven salir del Vaticano, pero
cierran sus ojos y niegan su existencia y afirman no ha-
berla visto. Es necesario la sencillez de los Magos, y
quien como ellos .la busque la encontrará. Los yerros
de los príncipes no proceden ordinariamente de la falta
de luz: es que el corazón corrompido arrojadensos vapo-
res que oscurecen el sol de la inteligencia; es que no se
quiere y se trabaja por no ver la verdad, para no verse
obligado á obrar el bien. Noluitintelligere ut bene ageret.
Su religión por consiguiente y su catolicismo es la hi-
pocresía llevada hasta el cinismo, es la burla y el sar-
casmo sentado en el sitial de los legisladores y en los
bancos de los gobernantes. Escuchad príncipes y mi-
nistros que gobernáis la tierra: la luz brilla en el
Oriente donde se levantan los astros; el verdadero
Oriente es Cristo Jesús y su encarnación la Iglesia San-
ta, donde resplandecen el Sol del Pontificado y las estre-
llas de los sabios prelados que le circundan; volved vues-
tros ojos al Oriente y seréis iluminados.
Pr. Marcelo del Miño áesús.
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...¡Eheu! fugaces,
Postume, Postumo labuntur anni.
(HORACIO)

Prometeo, verdugo de tí mismo


Que vives devorándote sañudo:
Titán airado que en inmenso abismo
Vertiginoso te despeñas rudo:
Monstruo cruel que con silencio mudo
Al paso con que rápido caminas
Huyendo de tu vida, vas viviendo,
Por virtud de tu muerte renaciendo,
Trocando imperios y hacinando ruinas:
Deten, deten un punto tu carrera;
Díme lo que eres... ¡luego!
Antes que en la vorágine ligera
En que ciclón sin freno te desatas,
Se me escape este aliento que tú, ciego,
Apenas concedido, me arrebatas.
¡Un instante no más! que yo te mire,
Antes que envuelto en tu furor espire
Al empuje fatal con que me hieres.
¡Oh Tiempo! ¡oh genio que sin treguas giras
Burlando así mi ardiente pensamiento;
Fénix que naces á la vez que mueres:
Tú mismo te devoras en tus iras!
¡Ni dispones de un mísero momento
Para decirme súbito lo que eres!
¿Eres del río el curso arrebatado
Que al mar, de do salió,, corre incesante
Para tornar á recorrer lo andado
Sin parar un instante?
¿Eres errátil, temblorosa estrella .
Que va á perderse en el vacío obscuro?
¿Eres del rayo la veloz centella
Que á no verla se esconde á mi mirada?
¡Oh tiempo: habla, detente!
Tu pasado no es nada
Ni es nada tu futuro;
¡Y tu fútil, brevísimo presente
No dura fugitivo
El instante en que loco te concibo!
Sucumbieron mil pueblos y naciones
Al soplo asolador de tu destino;
Y de nuevo cien mil generaciones
Empujándose en raudo remolino
Surgieron en fugaces sucesiones.
En vano pudo en movediza arcilla
10 EL MONTE CARMBLO

Algunos nombres escribir la Historia:


Pasaron y con ellos su memoria,
Cual desparece luego
La ráfaga amarilla
De un puñado de pólvora en el fuego.

Convento de PP. Cdrmelitas de El Soto: Claustro procesional

¿Qué eres, oh tiempo, en tu existencia breve?


Imagen del más frío excepticismo;
Una línea invisible que se mueve
Separando un abismo de otro abismo;
Laíexpresión-del no ser, sombra fingida;
Un saludo á la vida
Que se hiela en los labios de la muerte;
Una'insana quimera
Que'abandona á vacía calavera;
U n . . . ¡Adiós! . . . ¡te he perdido
Por una eternidad, oh sombra vana!
Como yo, de igual suerte,
Mil mundos morirán sin conocerte!...
¡¡Sarcasmohorrible de la Ciencia humana!!
Antonio de h iassta y íí'mz.
31 de Diciembre de 1902

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ENSAYO LITÚRGICO
SOBRE EL OFICIO DE

NUESTRA MADRE SANTA TERESA


SEGUNDAS VÍSPERAS

Bienaventurada muerte de nuestra Santa madre

Carácter sagrado imprime la que la historia de la muerte de


muerte á cuanto toca ó se le la Santa la que se nos refiere
aproxima: nada tan solemne en las cinco antífonas de las se-
como los postreros instantes del gundas Vísperas.
moribundo, cuyas últimas pala- Primera antífona. — Consu-
bras, sobre todo, son para la fa- mida por fiebre ardiente, y que-
milia y los amigos como el lega- brantada por las fatigas de un
do más precioso de su herencia. viaje de los más penosos, llegó
Y si esto es cierto hablando en Teresa al convento de sus hijas
general ¿con cuánta mayor ra- de Alba de Tormes el 20 de
zón pueden aplicarse tales con- Septiembre de 1582, y pasados
sideraciones á los Santos, cuya algunos días de alternativas, ca-
muerte, según se expresa la li- yendo y levantando, dióse por
turgia, es preciosa á los ojos de vencida, y oído que hubo la san-
Dios, pretiosa in conspectu Do- ta xVIisa el día 29, pidió la lleva-
mini mors sanetorum ejus?— sen á la enfermería, que no ha-
Natural es, pues, que el Oficio bía de dejar más. Comprendien-
consagrado á celebrar las ala- do por la flaqueza ser casi im-
banzas de nuestra Santa Madre posible que los lazos que retenían
concluya con el relato de sus úl- al alma en el cuerpo resistiesen
timos momentos. Y muy de in- más tiempo á los ardores é im-
tento digo relato, pues en el pulsos de su amor; y sabedora
por revelación, como es proba-
sentido riguroso de la palabra,
ble, de que sólo le quedaba un
dicha conclusión no es otra cosa
12 EL MONTE CARMELO

dia de vida, el 3 de Octubre rogó estas sus postreras recomenda-


á sus hijas la hiciesen adminis- ciones: Florete flores quasi li-
trar el santo Vi&tico: fHice Jeru- lium: germinad flores semejan-
salem, nuntiate Dilecto meo tes al lirio, el cual es símbolo
quia amore latigueo: Hijas de de la virginidad y pureza por la
Jerusalen, decid á mi Amado inmaculada blancura de su co-
que desfallezco con el deseo que rola, así como la pujanza y flo-
de verle tengo. rescencia de su gracioso tallo
Segunda antífona. —Respon- es emblema del alma que en la
diendo inmediatamente al lla- oración y contemplación se ele-
mamiento de su esposa, y antes va por encima de las miserias
de darse á ella para siempre de la tierra para posar y reno-
en los éxtasis de la eternidad, var su vigor en el seno de la di-
Jesús va á visitarla por última vinidad. Mas así como para que
vez bajo los velos eucarísticos. sus flores, nos dice el Espíritu
No bien hubo puesto los pies en Santo, puedan abrirse y dilatar-
los umbrales de la enfermería el se sin mancha con toda su loza-
sacerdote que llevaba el vaso nía y brillo, el lirio ha de estar
sagrado, no obstante no poder rodeado de espinas, del propio
la Santa moverse días hacía por modo la castidad ha de tener
la flaqueza y los padecimientos, por defensa y amparo la peni-
por éxtasis de amor hallóse sen- tencia y mortificación. Pureza,
tada en el lecho, y con el rostro oración, penitencia, son las tres
transfigurado y despidiendo ra- principales virtudes que nuestra
yos de luz, dirige al amado Jesús santa moribunda Madre reco-
las protestas más conmovedoras mienda á sus hijos, virtudes que
de su indignidad, reconocimien- si ellos las practican bien, exha-
to, amor y gozo por cuanto se larán en torno suyo el aroma de
acercaba la hora de ir á Él. Ha- sus buenos ejemplos et date odo-
biendo comulgado, y arrebatada rem, y darán renombre á su sa-
en éxtasis durante algunas ho- grada Orden, á la vez que tra-
ras, continuó derramando su bajan en la propia santificación:
corazón en el de Aquél que tiene et fróndete in gratiam.
sus delicias en habitar en las Cuarta antífona—-Hechas es-
almas puras como el lirio. Di- tas recomendaciones, cumplido
lectas meus mihi et ego illi este deber de Madre y de Fun-
qui pascitur inter lilia:mi Ama- dadora, la Santa como para jus-
do para mí y yo para Él, que tificarse de haber dado consejos
se apacienta entre asuanas. á los otros, ó más bien, para en-
Tercera antífona. —Pero señar á sus hijas con el ejemplo
arrancada pronto del amoroso que sin humildad dichas tres
coloquio por el sentimiento del virtudes lo serían á medias, la
deber que fué la regla de toda Santa, digo, pide perdón á la co-
su vida, volviéndose hacia sus munidad de los malos ejemplos
hijas hechas un mar de lágrimas que confiesa haber dado no ob-
en derredor del lecho, les dirige servando siempre la Regla y las
ENSAYO mtíBGICO 13
Constituciones, y se recomienda la salud de mi buena Madre,
á sus oraciones para merecer ahora que he visto la gloria que
que Dios*la perdone. Fiat cor la espera no os pediría otra cosa
meum immaculatum injustifi- sino que la sacaseis cuanto an-
cationibus tuis: sea purificada tes de esta miserable tierra;,,
mi alma de todas las transgre- con las cuales palabras hacía
siones de la ley. Gon tales sen- participante á toda la Comuni-
timientos de humildad pasó todo dad de sus sentimientos de ale-
el día 4, repitiendo incesante- gre resignación. Alegrémonos,
mente aquellas palabras del sal- pues, asimismo nosotros con el
mista, ú otras equivalentes: Cor p e n s a m i e n t o de que nuestra
contritum et kumiliatum, Deus, bienaventurada Madre ha reci-
non despides, hasta que entre bido el premio de los trabajos y
las nueve y diez de la noche, con fatigas que por nosotros pade-
el arranque más impetuoso de ció: saltemos de júbilo, que á los
amor, rompiendo el alma los la- desposorios de aquí abajo han
zos que al cuerpo la ligaban sucedido ya los inacabables éx-
voló al cielo en forma depaloma, tasis de las bodas eternas.
á contemplar al Amado, desde Versículo.—Sí, nuestra Madre
tanto tiempo único objeto de sus está en el cielo, ha sido contada
deseos y afectos. en el número de los escogidos,
Quinta antífona.-K pesar del Elegit eam Deus et prceelegit
sentimiento inexcusable por tan eam: así nos lo declara la santa
gran pérdida, las religiosas tes- Iglesia por esta fiesta que ha ins-
tigos de esta dichosa muerte y tituido en honor de Teresa, y
de los prodigios que la acompa- por el culto que la rinde. En paz
ñaron, se regocijan de la dicha y gozo habita por siempre ja-
de su santa Madre: Gaudeamtis más la real morada de su divino
et exultemus, et demus gloriam Esposo: in tabernáculo suo ha-
ei, quia venerunt nuptice Agni: bitare facit eam.
regocijémonos y celebremos con Antífona del Magníficat. —
arrebatos de alegría las bodas Y para que ninguna mezcla de
del cordero. La misma Ven. Ana tristeza perturbe el gozo de ver
de S. Bartolomé, aquella fiel glorificada á nuestra Madre tan
compañera que en tantos años , amada, recuérdanos muy de in-
no se había separado de la Santa tento esta antífona que no la he-
un solo día, inconsolable y todo mos del todo perdido, puesto que
como estaba por tan cruel sepa- por su doctrina é historia, per-
ración, favorecida que fué con manece en algún modo siempre
una aparición de Nuestro Señor entre nosotros. Sapientiam ejus
rodeado de numeroso cortejó de enarrabunt gentes, et laudem
ángeles y santos que venían en ejus enuntiabit Ecclesia: los
busca de su sierva y esposa, in- pueblos pregonarán su sabidu-
vitaba á sus hermanas á enju- ría, y la Iglesia cantará sus
gar las lágrimas, y exclamaba: alabansas. Bebamos nosotros á
"Aun cuando me propusierais, sorbos en este manantial siem-
Dios mío, oir mis súplicas por pre bullente del espíritu de núes-
14 BL MONTfé OARMutd

tra Madre; que su doctrina, de- alabanza con que el mundo en-
clarada divina y celestial por la tero celebra el valor teológico y
Iglesia, sea nuestro ordinario ali- el mérito literario de las obras
mento, y el cuidado que nosotros de la incomparable mística, hon-
sus hijos pongamos en practi- ra y gloria del Carmelo refor-
carla, sea nota armoniosa, que mado, la grande y seráfica Te-
añadamos al concierto de admi- resa de Jesús.
ración, de reconocimiento y de
Fr. Srocaráo áe iesús Mam.

EN LA ERMITA
Fatigado del viaje
en la mitad del camino,
vi una solitaria ermita
coronando un montecillo.
Subí la árida pendiente,
llegué á la cumbre rendido,
por una ventana abierta
vi un austero crucifijo
y una lámpara que ardía
con resplandores mezquinos.
Fui á quejarme de mi cruz;
pero me quedé corrido,
porque en lo interior del alma
sentí que decía Cristo:
¿Y yo, hijo mío?... ¡ya ves!
siempre en la Cruz, hijo mío!...
Luis Bam de Vin

IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINIIIIII
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SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

IX
(CONTINUACIóN)

Primera invitación á los goces eternos —La noche obscura.—La tabla de


los pecadores.—Como este ángel de la tierra entiende la caridad frater-
na.—Una gran victoria.—Un soldado desertor.

sonrisa me asoma á los iabios al tener


(JIJ^A
J=^que tomar de nuevo la pluma para contaros
cosas que sabéis también como yo; en fin, viva
la obediencia! No quiero escudrinar qué utilidud
puede tener este manuscrito; os confieso, Madre
mía, que si lo quemaseis ante mi presencia, no
experimentaría el menor sentimiento.
La comunidad vive en la persuasión que me
habéis mimado desde el día que entré en el Car-
melo; pero el hombre no vé más que la apariencia,
es Dios el que lee en el fondo" del corazón. (1)
Os doy gracias, Madre mía, por haberme trata-
do con santa severidad. Jesús sabía bien que á su
florcita le era necesaria el agua vivificante de la humildad, sin la
cual no hubiera podido echar raicep, y á vos Madre mía, debo tan
inestimable beneficio.
De algunos meses á esta parte, el divino Maestro ha cambiado de
táctica respecto de su florecita: ya no la riega, sino que la deja cre-
cer al calor de los rayos solares. Este dulce sol, lejos de marchitarla
la hace crecer admirablemente. En.el interior de su cáliz conserva
las preciosas gotas del rocío que recibió en otro tiempo, y estas gotas
(1) 1 Reg. XVI.
16 EL MONTE CARMELO

le recuerdan sin cesar su fragilidad y pequenez. ¡Dios mío! ¡cuan


perversas son las sendas por las que lleváis á las almas! Vemos que
muchos santos no han dejado vestigio alguno después de su muerte;
hay otros muchos, por el contrario, ejemplo nuestra Santa Madro
Teresa de Jesús, que han enriquecido á la Iglesia con su admirable
doctrina, revelando los secretos del Rey áfin de que sea más conocido
y más amado de las almas; y yo creo que unos y otros son igualmente
agradables á Dios; porque todos han obrado á impulso del Espíritu
Santo, que ha dicho por boca del profeta «Dé al justo que oien(l). Sí,
todo está bien cuando no se persigue otro fin que el hacer en todo la
voluntad divina; y yo, pobre florecita, sé que obedezco á Jesús com-
placiendo á la que le representa en la tiena. No ignoráis, Madre mía,
qne siempre he deseado ser santa; mas ¡oh! cuando me comparo á
los santos, veo que entre ellos y yo hay la misma diferencia que entre
una montaña, cuya cima se pierde en las nubes y un grano de arena
que pisan nuestros pies.
Mas no por eso me amilano; pues me hago esta reflexión: Dios
no puede inspirar deseos irrealizables; puedo, por lo tanto, aspirar á
la perfección no obstante mi pequenez. Agrandarme, ¡no es posible!
Debo suponerme tal como soy,con mis innumerables imperfecciones;
empero buscaré el medio de ir al cielo emprendiendo una senda cor-
tita, sí, pero muy recta; es decir, una senda nueva. Nos hallamos en
el siglo de los inventos: hoy día, por medio de ese invento que lla-
mamos ascensor, se sube sin fatiga un gran tramo de escalera. Yo
quisiera encontrar también un ascensor para elevarme hasta Jesús;
porque soy muy pequeña para subir la penosa escalera de la per-
fección.
La Sagrada Escritúrame indica cual es el ascensor que ya deseo,
el libro de la sabiduría me dice: *Si alguno es pequeño, que venga á
mí.»(2) Yo, pues, me he acercado á Dios; y deseando saber loque hará
con el pequeñito de que nos habla la Sabiduría, he aquí lo que he
descubierto: «Así como una madre acaricia á su tierno niño, del mis-
mo modo yo os consolaré, os llevaré en mi seno, y os meceré sobre
mis rodillas.» (3)
¡Ah! jamás oyó mi alma palabras tan tiernas y melodiosas: el as-
censor que ha de elevarme hasta el cielo, son vuestros brazos, ¡ó Jesús!
Para esto no hay necesidad de que yo crezca; antes, por el contrario,
es preciso que siga siendo pequefia, y que lo sea más y más cada
día. ¡Oh Dios mío! me habéis dado má3 de lo que yo podía esperar;
por lo mismo quiero cantar vuestras misericordias! Me habéis instrui-
do desde la juventud y hasta el presente he anunciado vuestras maravi-
llas; yo continuaré publicándolas cuando llegue á una edad avanzada.(i)
¿Qué será de mí en esa edad avanzada? Me parece que lo mismo
da al presente que más tarde para el caso: dos mil años son ante la
presencia del Señor como veinte años., como un solo día. Mas no
vayáis á creer, Madre mía, que vuestra hijita desea morir en la au-
rora de su vida: lo que únicamente desea es complacer en todo á
(1) Isaije. I I I .
(2) Prov. I X .
(3) Isaite. LXVI.
(4) Isaire. LXX.
SOR TERESA DtfL NlSO JRSÚS 17

Jesús; pues tengo présenle lo de David, cuando dice: *He venido á


ser más prudente que los ancianos, porque lie buscado hacer vuestra vo-
luntad. Vuestra palabra es la lámpara que ilumina mis pasos; estoy
dispuesto á cumplir vuestros preceptos, y por nada me turbo.*
Vos misma me habéis dicho cierto día, que el divino Maestro
iluminó mi alma y me dio la experiencia de los años. Soy muy pe-
queña al presente para tener vanidad; quiero más bien creer que el
Todo Poderoso ha obrado en mí cosas grandes; y la más grande es el
haberme mostrado mi pequenez y mi impotencia para tofio bien.
Mi espíritu ha sufrido mucho en este mundo. En mi niñez sufría
con tristeza; hoy día saboreo con paz y gozo los frutos amar-
gos. Vos, Madre mía, que me conocéis, podéis leer estas páginas sin
que os tiente la risa, no otra persona; pues bien convencida estáis
de que no hay alma que al parecer sufra menos que la mía. ¡Ah! si
el martirio que desde un año á esta parte sufre mi corazón se paten-
tizara, qué admiración causaría! Puesto que lo deseáis, voy á ver si
mi pluma puede describirlo, mas como no hay términos adecuados
para explicar ciertas cosas, distará mucho de la realidad.
En la cuaresma pasada me sentía más fuerte que nunca; tanto es
así que pude sin gran trabajo ayunar todos los días hasta la Pascua;
mas el Jueves Santo por ln noche, tan pronto como reposé mi cabeza
sobre la almohada, creí morir de repente á causa de un vómito de
sangre. Sin embargo, como acababa de apegar la lamparita, quise
mortificar mi curiosidad hasta amanecer, y me dormí con tranqui-
lidad. ¡Oh Madre mía! qué gozo sintió mi corazón, cuando á las cin-
co de la mañana al abrir la ventana vi mi pañuelo lleno de sangrel
Desde aquel momento me persuadí que mi Bien Amado, en el ani-
versario de su muerte, me daba la primera voz de alerta.
Aquella mañana asistí á Prima y al Capítulo con mucho fervor.
Ardía en deseos de comunicaros mi dicha; y vos fuisteis tan condes-
cendiente conmigo que me permitisteis concluir la cuaresma como
la había comenzado; y el Viernes Santo seguí la observancia de este
día sin la menor novedad. ¡Ah! jamás me parecieron tan deliciosas
las austeridades del Carmelo como en este día... La esperanza de ir
pronto al ciclo me enajenaba de alegría.
Por la noche entré en la celda con el corazón rebosando de ale-
gría; y Jesús en el momento que yo iba á entregarme á un dulce y
reposado sueño, me dio el segundo aviso de próxima entrada en la
mansión celeste. En^ajjuellos momentos era en mí tan viva y tan
clara la fe en el cielo, jgue me parecía imposible hubiese en el mundo
impíos, es decir, homrjfes~que vivierau convencidos de que no hay
nada más allá de este planeta.
En los alegres y luminosos días del tiempo pascual, Jesús medió
á comprender que existen realmente almas sin fe y sin esperanza,
que han pordido estos inapreciables tesoros, manantiales de lasvorda-
deras y puras alegrías, por el abuso de las gracias. El divino Jesús
permitió que mi pobre alma se^intiera envuelta entre espesas tinie-
blas, y que la memoria del cjelo/tan dulce para mí desde la infancia-
se convirtiese en un terrible Tormento. Esta amarga pmeba se pro,
loDgó no sólo días, semanas, sino meses; y aún al presente esta es la
18 EL MONTE CARMELO

hora que espero verme libre de ella. Quisiera expresar lo que ahora
sufre mi corazón, empero me es de todo punto imposible. Es preciso
haber atravesado por este sombrío túnel para tener una idea de su
obscuridad. Sin embargo, voy á ver si por medio de una compara-
ción me doy á comprender:
Me hago la suposición de que he nacido en un paíe envuelto en
constantes y densas nieblas; jamas he podido contemplar el risueño
aspecto de la naturaleza ni he podido gozar del más insignificante
rayo del sol. Es muy cierto que desde mi infancia oigo hablar de
estas maravillas; sé que el país que yo habito no es mi propia patria
sino otro hacia el cual debo de aspirar sin cesar un momento. Esto
no es una historia inventada por un habitante del pais nebuloso, es
una verdad indiscutible, porque el Rey de la patria donde brilla el
sol habitó treinta y tres años en el país de las tinieblas Mas ¡ay!
las tinieblas no comprendieron que Él era la luz del mundo. (1)
Empero, ¡oh Señor! vuestra hija ha comprendido vuestra divina
luz, y os pide perdón por sus hermanos incrédulos; y apesar de las
tinieblas que me envuelven, exclamo de lo íntimo de mi corazón:
Señor, vos me colmáis de alegría por todo cuanto hacéis. Porque ¿pue-
de haber mayor gozo que el que resulta de sufrir por vuestro amor?
Fr. E. i. F.
(Se continuará)
(1) Joan, 1.
4.-X^.-*u, ¿ jg ^
^(gV

EL ESTUDIO DE LA RELIGIÓN
III1IIIIIIIIIIIIIII1IIII

VII
Sentido del axioma «Fuera de la religión nadie puede salvarse.»

La salvación eterna de los hombres no es una cuestión de geo-


grafía, como soñaba en su Emilio el filósofo de Ginebra Rousseau,
de suerte que el que nazca en España se-salye por el mero hecho,
y el que viene al mando en Inglaterra se condene, sino que es obra
de la buena voluntad.
El axioma que hoy vamos á examinar es tan verdadero como
mal entendido por muchos, razón por la cual sirve de piedra de
escándalo para los heterodoxos. Por eso precisa ante todo fijar
bien el estado de la cuestión, y deslindar con claridadlos conceptos,
á fin de que hasta los más prevenidos contra la divina religión de
Jesucristo entren sin dificultad en ella.
Fuera de la verdadera religión puede estar alguno en cuanto al
cuerpo, pero no en cuanto al alma, como hacen notar todos los
teólogos modernos. Están en el cuerpo de la religión todos y solos
los que admiten los dogmas revelados por Dios y propuestos por
la Iglesia. Pertenecen al alma de la religión todos y solos los que
tienen las virtudes sobrenaturales de fe, esperanza y candad y los
dones del Espíritu-Santo; más claro, todos los que están en gracia
de Dios.
De manera que podemos clasificar cuatro clases de hombres:
unos pertenecen al cuerpo y alma de la religión, como los católicos
que están en gracia. Otros están fuera del alma y cuerpo de la re-
ligión, como los herejes que siguen sus errores de mala fe. Otros
están en el cuerpo, pero no en el alma de la religión, así son los
católicos que se hallan en pecado mortal. Otros en fin se hallan en
el alma, pero no en el cuerpo déla religión, así son los herejes
que están de buena fe y en gracia de Dios.
20 EL MONTE CARMELO

Ahora bien, ¿qué se necesita para salvarse? Nada más que es-
tar en gracia de Dios al morir, ó sea, la unión de la gracia con la
muerte. La máxima de que "Fuera de la Iglesia nadie puede sal-
varse„ debe entenderse sólo de los que voluntaria y culpablemen-
te mueren separados de la religión. Se concede la vida eterna á todos
los que con la gracia de Dios obran el bien, ó á los que habiendo
obrado el mal, se arrepienten de él antes de la muerte, sean'cató-
licos, ó herejes de buena fe.
Para que no se ex-
trañen algunos senci-
llos lectores, es preciso
confesar con los mora-
listas, que puede haber
errores inculpables en
todas las materias, y
por consiguiente hasta
los hay en materias re-
ligiosas.
San Agustín viene
en apoyo de esta doc-
trina con el peso de su
autoridad indisputable.
No debemos condenar,
dice el sabio apologis-
ta, como herejes á los
que profesan errores
perniciosos, si no los
defienden contumaz-
m e n t e , y procurando
buscarja verdad, es-
tán dispuestos á abra-
ConventodePP. Carmelitas de El Soto (Patio) Z a r l a t a n p r o n t o COmO
se les descubra.
Salviano, presbítero de Marsella, ese Jeremías del siglo V., al
hacer una pintura gráfica de los vándalos, abunda en el mismo
sentido. Son herejes, dice, pero sin saberlo; nosotros poseemos la
verdad, mas ellos creen que también la poseen. Hceretici ergo
sunt, sed non scientes; veri tas apud nos est, sed illi apud se -esse
prcesumunt.
Aun esclarece con más alto magisterio esta verdad^el Papa Pío
IX,citado por el teólogo Franzelin,De Ecclesia Christi, tesis XXIII.
Por fe divina se ha de creer que fuera de la Apostólica-romana
Iglesia, ninguno puede conseguir la salvación. Pero igualmente
debemos confesar que no se ha de imputar á culpa alguna delante
de Dios, á los que tienen ignorancia invencible de la verdadera
religión.
EL ES1ÜD10 DE LA RELIGIÓN 21

De los textos precitados inferimos en buena consecuencia, la


salvación eterna de todos aquellos que hallándose fuera de la
Iglesia de buena íe, han obrado lo que les dictaba la razón natural,
y han muerto en gracia de Dios. Es preciso repetir hasta aprenderlo
de memoria, que ninguna otra cosa se necesita para salvarse sino
la gracia santificante, así como sin ella nadie se salvará, aunque
sea católico.
El alma déla Iglesia, se extiende mucho más que el cuerpo,
puesto que alcanza á todos los que tienen la caridad del Espíritu
Santo, sea cualquiera la religión que profesen con error inculpable.

Convento de PP. Carmelitas de El Soto:


(Vista exterior de la Iglesia).
Por el contrario el católico que pertenece al cuerpo de la Igle-
sia, pero se halla privado de la gracia al morir, no se salvará en
ese estado.
Al lado de este axioma "Fuera de la Iglesia nadie puede salvar-
sen pongo este otro "En todas las religiones pueden salvarse los
hombres,, si están de buena fe, procuran buscar la verdad, y
practican el bien que les dicta la recta razón.
Si se condenan muchos dentro del Catolicismo, y más fuera de
él, no echemos la culpa á Dios, es porque no quieren emplear los
medios que les dá para apartarse del pecado y obrar el bien.
O tra cosa es decir, que tienen menos medios de salvación los
22 EL MONTE CARMELO

que viven fuera de la Iglesia, pero también es indudable que á los


que menos se ha dado, menos se exigirá el día del juicio.
Tal vez me tachen algunos dé hacer muchas concesiones á los
que están fuera de la Iglesia, pero esta doctrina es católica y orto-
doxa, y la defienden resueltamente Franzelin, Mazzella, Hurter y
otros muchos.
Si los católicos, cuando obran contra alguna ley ó precep-
to por ignorancia invencible, no pecan, ni ofenden á Dios, ni pier-
den la gracia santificante, ni por lo tanto por ese hecho se ponen
en peligro de condenación ¿por qué no admitir causas análogas en
los infieles para excusarlos delante de Dios?
Ignorancia invencible ó error inculpable tienen los infieles
acerca de la verdadera religión, mientras no les ocurra duda razo-
nable respecto de la suya, ó si habiendo dudado con fundamento,
han puesto los medios moralmente posibles para descubrir la ver-
dad, sin poder dar con ella. Estos tampoco pecan, ni ofenden á
Dios, ni ponen entonces á riesgo su salvación, ni por consiguiente
por ese solo hecho se condenarán.
En la historia de Enrique Newman, cardenal inglés, leemos
que cuando trataba de hacerse católico, imploraba la divina pie-
dad, diciendo: Perdonadme, Dios mío, si doy un paso en falso, y
no me imputéis á culpa en el día del juicio.
Pues si Newman, autor de muchos y profundos libros, estaba
de buena fe en la¡Iglesia anglicana, como prueba el hecho que aca-
bo de citar, ¿qué derecho tenemos para suponer mala fe en otros
muchos, que no estudiaron tanto como aquél?
Sigamos los que tenemos la dicha de pertenecer á esta Iglesia
Santa, las sublimes enseñanzas y dogmas infalibles de la religión
católica, la cual nos consuela en los grandes.infortunios de la vida,
y se nos aparece más hermosa, divina, y si cabe decir, más verdade-
ra, cuanto más nos acercamos á la eternidad. La casta refulgencia
de sus verdades augustas regala los ojos de los católicos, ilumina
hasta la pupila de los que viven entre las sombras de la muerte, y
á todos señala con el dedo los galardones eternos del cielo.
Fr. E. á.

t-J\A^£)f§)-v
wlftHWÍSl.

UNA DESPEDIDA Y UN SALUDO

Trichur (Cochín) Noviembre de 1902.


Rdo. P. Director de EL MONTE CARMELO:
Continuamente leo en la prensa de Europa el movimiento deses-
perado y esfuerzos supremos que hacen algunos paladines del libre
pensamiento para dirigir la enseñanza por las escabrosas y oscuras
sendas del naturalismo y ateísmo, divorciándola de la religión que
es la hermosa luz que dirige con seguridad sus pasos y esclarece to-
das sus dudas. Ostentando la borla de Doctor que les cuadra en su
cabeza como á muchos de la Mancha que no quiero nombrar, se
creen maestros infalibles, para deñnir ex cátedra ellos que niegan el
magisterio y autoridad de aquellos que lo recibieron del Espíritu
Santo, bien que las definiciones de estos nuevos enviados se hallen
en pugna con los principios elementales de las ciencias que con tan
poco respeto manosean,y contra la verdad déla historia que enérgi-
camente clama contra ellos, como la sangre de Abel contra el herma-
no fratiieida. Y lo peor es que se hace caso á sus doctrinas, por-
que la desgraciada Europa, sin duda por ser vieja, chochea, y basta
que uno hable con bonitas formas y con facilidad para que se le crea
un pozo de ciencia, una inteligencia superior, un ser nacido junto
al pedestal de la Divinidad, aunque éste, sea un Combes, mal estu-
diante y renegado seminarista, ó un Romanoues tau corto de talento
como de pierna, ó un Canalejas ó un Melquíades Alvarez de lengua
expedita y formas retóricas que parece han hecho acopio de palabras
huecas y retumbantes y datos incorrectos para tergiversar la historia
y hacer llorar alas ciencias, siestas tuvieran lágrimas que ver-
ter. Un escritor ha dicho: «hay que dar un paso de gigante, cogiendo
24 EL MONTE CARMELO

en brazos al siglo XVI para colocarlo en el siglo XX.» Esta fraso


que Melquíades Alvarez, so complace en repetir ai pudiera realizar-
se no creo que le dejara á él y compañía muy bien parados, porque
si levantaran la cabeza aquellos sabios de nuestro siglo de oro, por
desprecio ó quizás por compasión les darían una palmadita en la
espalda á Melquíades Alvarez, á Canalejas, á Romanones y otros de
la misma cuerda y les dirían: chiquillos, á la escuela, que sois dema-
siado atrevidos.

Claman como energúmenos


contra los religiosos y contra
la enseñanza religiosa, olvi-
dando, ignorando mejor di-
cho, que los monasterios han
sido siempre las escuelas del
saber, que en los siglos IV, V,
VI y siguientes, los monaste-
rios conservaban los únicos
depósitos de la ciencia, que la
mayor parte de los invento8
en las ciencias y artes se deben
á los religiosos, que las üni"
versidadea nunca han sido
más famosas que cuando de-
sempeñaban sus cátedras los
humildes hijos de Sto. Domin-
go y San Francisco, de Santa
Elimo, y Revmo. Mons.Druré,";Carmelita Descalzo,
Arzobispo de Bagdad (Antigua Babilonia Teresa y San Ignacio, de
San Agustín y San José de Calasanz, y que las bibliotecas están re-
pletas de obras de indiscutible mérito en todos los ramos del saber
debidas á las plumas de los religiosos, que por eso ha dicho uu sabio
de nuestros días que «antes que lo" jóvenes imberbes de tres lustros
comenzaran á escribir, por cada escritor laico había veinte reli-
giosos»
Pero como he dicho antes In vieja Europa chochea, y cuando ella
desecha á los religiosos, y prohibe la enseñanza religiosa, éste que
podemos llamar mundo joven puesto que ahora comienza á usar de
razón, acoge á los religiosos con respeto y veneración, como
hombres de ciencia, como los mejores instructores y guías de la ju-
ventud, y como ministros de la religión de la verdad. Así es quo en
todas las parroquias hay una escuela retribuida en parte por el Go-
bierno y dirigida por el misionero que tiene á sus órdenes uno, dos
MISIONES CÁKMEL1TANAS 25

ó más maestros, según la importancia de la escuela. Y aunque hny


otras dirigidas por seglares, acuden con preferencia á la del misione-
ro aún los mismos cismáticos y gentiles.
En esta parroquia de Trichur tengo una escuela á mi cargo con
100 nifios cristianos de diferentes ritos, cismáticos y paganos y tres
maestros.
Cuando vine á reemplazar al P. Misionero que ha marchado á Eu-
ropa, quisieron darle una prueba de afecto que manifestara su grati-
tud al mismo tiempo que querían saludar y dar la bienvenida al nue-
vo misionero, que debía sustituirle. Al efecto se reunieron los niños
que asisten á la escuela, y los que en años anteriores habían asistido
y hoy cursan en los colegios mayores ó sea en los Institutos con sus
maestros al frente. Vestidos con traje de solemnidad, que rara vez
usan, y adornada la escuela con gallardetes y papeles pintados, nos
hicieron sentar al P. Misionero que debía partir, á mí y á otro sacer-
dote del país que se encouiraba con nosotros, ante una mesa con flo-
res, algunos candelabros y una fuente de naranjas verdes para que
destrozándolas con las manos nos dieran olor. Después de prolonga-
dos aplausos y señales de veneración, uno de los mayores leyó un
discurso en inglés manifestando la pena que tenían al despedirse del
Padre que les había instruido y que con tantos sacrificios había tra-
bajado para formar su inteligencia y su corazón, manifestando su
gratitud y prometiéndole no olvidarle nunca y luego saludaron con al-
gunas frases al nuevo Padre que había venido á sustituirle. El Pa-
dre Misionero les hizo luego una exhortación y en nombre míe les
devolvió el saludo, yo tuve que limitarme á inclinar la cabeza y con
algún ademán darles las gracias ya que como recién venido no conoz-
co aún la lengua. Después para más duradera memoria hicieron ve-
nir un fotógrafo para que sacara un grupo de los niños con los mi-
sioneros y luego de alborotar y jugar un rato en nuestra presencia se
despidieron.
No debe extrañarle que habiendo en nuestra escuela niños cismáti-
cos y paganos hicieran á los misioneros tales demostraciones de gra-
titud y cariño, puesto que aquí el misionero es saludado, respetado y
distinguido de los mismos infieles que le consideran como un hombre
superior por su origen, por su ilustración, por su vida de sacrificios y
abnegación en bien de todos, y por ser ministro de la religión más
pura y santa, de la religión de la verdad, como dicen ellos. Lo mismo
que en Europa ¿verdad? ¡qué vergüenza!
Para concluir he de decirle que la escuela que tengo bajo mi direc-
ción debo hacerla algunos metros más grande por ser pequeña para
los muchos niños que vienen, y tengo que buscar otro maestro de
26 Í!L MONTE CARMELO

modo que serán cuatro los maestros, todo esto por mandato del go-
bierno, de modo que ahí tan ilustrados y con tanta civilización man-
dan cerrar las escuelas de los religiosos, y aquí, con menos ilustra-
ción, pero con más sentido práctico manda el Gobiernoque es infiel,
que se ensanchen las escuelas de los religiosos.
Es verdad que estas obras que tengo de hacer piden gastos que si
en realidad no son grandes, para mí sonde mucha consideración, pero
coníío en la Providencia que sabrá, despertar algunos corazones.
De V. R. afmo. her.
Fr. Mciio M.*
C. D. M. A.

ODA CRISTIANA
Cuando el dulce cazador
Me tiró y dejó rendida,
En los brazos del amor,
Mi alma quedó caída,
Y cobrando nueva vida
De tal manera he trocado,
Que mi amado es para mí
Y yo soj- para mi amado.
Tiróme con una flecha
Enherbolada de amor,
Y mi alma quedó hecha
Una con su criador:
Ya yo no quiero otro amor,
Pues á mi Dios me he entregado ,
Y mi amado es para mí
Y yo soy para mi amado.
Sta. Teresa de Jesús

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiii
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SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

MISA Y OFICIO DE DIFUNTOS

La Iglesia Nuestra Madre, siem- Deben decirse tres oraciones en las


pre piadosa y llena de amor y com- Misas cuotidianas: la I a . pro defunc-
pasión hacia sus hijos, nunca cesa de to, vel defunctis certo determinaos, por
rogar por ellos al Todopoderoso, y quienes se ofrece el santo sacrificio:
después de concederles en este mun- la 2.a ad libitum, y la 3. a Fidelium.
do tantos medios y gracias para su Si se celebra por los difuntos en
bienestar espiritual y temporal, no general, las oraciones tomadas del
les olvida después de esta vida, antes Misal (in Missis quotidianis;) y cuan-
bien, les ayuda con sufragios y ora- do la Misa es rezada, pueden aña-
ciones por su eterno descanso. dirse más oraciones al arbitrio del
Admitido, pues, que con nuestras celebrante, siempre que sean en nú-
oraciones podemos socorrer á aque- mero impar y que la última sea en
llas afligidas almas, vamos á expo- todo caso Fidelium.
ner algunos de los más principales La significación mística de esta
ritos y ceremonias que deben obser- imparidad explican losautores cuan-
varse en la Misa y oficio. do dicen: Per nnmerum imparem qui
Por el Decreto de la sagrada Con- in cequas partes secari non potest, expri-
gregación de Eitos del 80 do Junio mitur unitas et conjunciio, quam Eccle-
de 1896 han quedado resueltas todas sia vehementer desiderat (1). Una au-
las dudas sobre las oraciones y se- tem dicitur í.° Ob sacramtntum unita-
cuencia. tis; 2." Ob 8olemnitatis significationem
Determina en primer lugar que de- 3." Ut fideles, ad plura non distracti,
be decirse una sola oración el día dos mojori attentione et devotione affician-
de Noviembre, fiesta de los fieles di- tur ad orandum pro Defunció aut De-
funtos; el día del entierro, ó si éste fundís. Tres dicuntur in honorem
ha tenido lugar sin Misa, el primer Smae. Trinítatis. in memoriam Christi,
día que ésta se celebre; los días 3.° qui ter oravit in horto et tertia die re-
7.° y 30 y aniversario, cuando el rito surrexit; ad imitationem Angelorum,
lo permite, tanto en la Misa cantadaj qui Deum laudantes, terrepetunt Sane-
como en la rezada; y últimamente, tus. Quinqué dicuntur in venerationem
post acceptum nuntium de alicujus óbi- quinqué Christi vulnerum; et septem ob
tu etin Anniversariis late sumptis, como septiformem graliam Spiriius Sancti,
son los aniversarios que los Cabil- septem petitiones oralionis Dominica?.
dos, Comunidades y Cofradías cele-
bran por sus bienhechores una vez al (1) Bened. XIV, De Sacrif. Missce
año. Sed, 1, n. 110.
28 EL MONTE CARMELO

(1) Ecclesia igitur illum numerum Mies omittendum, et Missam defunctorum


in Sacra Scripttira consecratum sine esse cantandam prout jacet in Missali,
ulla superstitionis suspitione rite as- ut S. B. C. respondit, dice un autor.
sumpsit. (2) Respecto de la absolución hemos
Cuando la Misa se aplica por dos ó de decir que está prohibido cantar
más difuntos no se dice la oración después de la Misa del día ó del San-
Fidelium, sino Deus cui proprium ó to de quien se reza aquel día, aun-
A nimabus. que dicha absolución se hiciera con
La secuencia Dies irae debe de- ornamentos negros. (1) Puede, sin
cirse en todas las misas cantadas embargo, cantarse antes de la Misa
sea que haya una oración, como tres. y con ornamentos negros, dummodo
En las rezadas cuotidianas es ad Ubi- removeatur tumulus tempore Misiw.
tum Celebrantis. En los di as privile- Debe cantarse siempre el Rf Libe-
giados ó cuando haya solo una ora- ra me Domine con exclusión de cual-
ción debe decirse por obligación. quiera otro, según advierte el señor
Ampliando oaáseste punto es de no- Manso en su tratado de Liturgia,
tar que la secuencia Dies irw se debe citando el decreto de 23 de Mayo de
cantar toda ella, sin omitir ni inter- 1846. (2).
mediar con el órgano alguna estrofa, Después de la absolución el cele-
cum enim lex dicat, dicen las Ephe- branto con los Ministros va rezando
merides, sequentiam non esse omitten- en voz baja á la sacristía la antífona
dam, inf erre non licet aliquas saltera Si iniquitates y el salmo De pro/undis,
ejusdem strophas omitti posse; quia par- A porta inferí y la oración Fide-
tes omnes et singuloe totum constituunt, lium. (3)
quod est Sequentia; si ergo hxc canenda En éstas Misas está permitido el
integre canenda est, non mutilando] órgano, de tal modo, que cesando el
Batió est, quia,prwterquam quod Missa canto, cese el órgano: silent organa
cantanda est ut in Missali habetur, et cum silet cantus, dice el Ceremonial
ibi integra habetur Sequentia, et sicut de Obispos, mas no puede tocarse
qui Mam relinquit, legem integre vie- el órgano en el oficio de difuntos:
lat,ita, qui illiu8 aliquas partes omittit, In Officio Defunetorum Organa non
violat legem partialiter: quos tamen inte- pulsantur, como prescribe el mismo
gre servando est; y en otra parte, non Ceremonial. Lib. I, cap. 29. n. 13.
intelligitur qua rationeprmfata sequen-
tia. tatn sublimem inspirationem habens, (1) Prohibetur, expleta Missa,
- tam ardentem precantis animi vim pos- deponere in ipso Altari paramenta
sidens, omitti débeat. diei, sumere stolam nigri colorís et
recitare responsorium pro defunctis
Se nos objetará diciendo que se- S. K.'C. 18 decemb. 1896.
gún el Decreto in Briocen. 12 Aug, (2) Respons. Libera me, canen-
1854, pueden omitirse algunas estro- dum non estnisi finita Missa, et con-
fas en esta secuencia; mas sabido es veniens est, *"ht illud Cantores in-
cipiant cum Sacerdos fuerit plu-
que este Decreto ha sido eliminado viali indutus, et ¡Subdiaconus cum
de la Colección de los Decretos au- cruce ad pedes tumuli pervenerit,
ténticos, como poco conforme á las etiam si castrum doloris adsit in me-
rúbricas y á la Bula de San Pío V. dio chori. S. E. C. 22 mart. 1862.
qne traen todos los Misales. (3) In reditu ad Sacristiam, abso-
lutione ad tumulum expleta, in offi-
Lo que se dice de la secuencia debe ciis et Missis cum cantu pro uno vel
aplicarse al Introito, Kyries, Trac- pluribus defunctis die 3. a , 7. a , 80. a
to, etc. Brevitatis causa nihil esse et anniversaria, aut etiam extra has
dies celebratis dicenda eet antipho-
(1) Micrologus, cap. 4. na: Si iniquitates, cum psalmo De
(2) Vide De Herdt. S. Liturg. profundis et oratione Fidelium. S.
JPrax., tom. 1, n. 82. E . C. 11 mart. 1899.
BIBLIOGRAFÍA

TRATADO NOVíSIMO PARA RELIGIOSAS; diciones de provechosa doctrina,gra-


ACERCA DB MUCHOS YGRAVES DECRETOS ta amenidad, sabroso pasto espiritual
EHCIENTBMUNTB PUBLICADOS POR LA y ofrece, al mismo tiempo, muchas
SANTA SEDE, por el P. F r . Esteban facilidades para que, con la mayor
Sacrest, O. P.—En esta obiita se ha- economía posible, todas las familias
ce un estudio especial de todo aque- cristianas y devotas se edifiquen más
llo que pertenece á la legislación ca- y más al leer las excelencias de la
nónica de las .Religiosas y se encuen- «Patrona de España y de sus indias»
tran reunidas en él las varias conclu- como se la proclamó en otros tiempos
siones que sobre la misma materia de gratísimo recuerdo para la patria
encierran los decretos de Roma, do española. Además del aspecto propia-
pocos años á esta parte publicados, mente histórico, que con el mayor
mayormente las que se deducen del cuidado determinan los autores, y
decreto Quemadmodum sobre la con- del aspecto teológico, que con clari-
ciencia, de la Constitución Conditoe dad y concisión tratan de explicar,
sobre las Congregaciones de votos aparece también, para dar más relie-
simples, y del decreto Perpensis sobre ve á la obra, el aspecto eminente-
los votos simples que deben preceder mente moral y educador tan necesa-
á la profesión solemne en las religio- rio en las actuales circunstancias,
sas que lo hacen. Por esto creemos para infundir 3' grabar en el corazón
que esta obrita será muy útil á todas de las presentes generaciones las ex-
las religiosas, mayormente á las su- celsas virtudes de la que hoy vive y
perioras, y también á los confesores, reina en las eternas alturas, como
vicarios, visitadores y á cuantos ten- Emperatriz de todo lo creado.
gan que intervenir en la dirección
do las comunidades religiosas, anti- A pesar del inusitado lujo con que
guas y modernas. Precio: 1 peseta; se está impresa la obra, se vende por
halla de venta en casa del Editor don cuadernos de 32 páginas, al precio de
Gregorio del Amo, Paz, 6 Madrid, y 50 céntimos de peseta cada uno:—Ro-
en las librerías católicas. dríguez Sampedro 9, Madrid.
—La casa editorial del Sr. D. J u a n
Hemos recibido los cuatro prime" (xili calle de las Cortes, 223 Barcelo-
ros cuadernos de la «Historia de l a na, acaba de publicar un extracto de
Santísima Virgen María, del desarro- las obras espirituales de San Fran-
llo de su culto y de sus advocacio- cisco de Sales, que lleva por título
nes más importantes en España y en ABEJAS MíSTICAS, y forma un tomito
América» redactada por una Socie- manual elegantemente presentado.
dad de escritores, bajo la dirección Es muy útil para confortar al espíri-
del Sr. De. D. Joaquín Pérez Sanju- tu con sabrosas lecturas cuando por
lián, Rector de la Real Iglesia del las muchas ocupaciones no hay tiem-
Buen Suceso de esta Corte, que está po para dedicarse á la lección espi-
publicando, con las licencias necesa- ritual con más detenimiento.—Precio
rias, la Casa editorial de D. Felipe 0'50 pesetas.
González Rojas.
Esta obra tan importante por mu- —El mismo señor Gili nos ha remi"
chos conceptos, reúne hermosas con- tido la importante disertación sobr B
30 EL MONTB CÁEMELO

l a CONVENIENCIA D E D E F I N I R COMO lizado p o r la m ú s i c a m o d e r n a e n t o -


DOGMA D E FE LA ASUNCIÓN DE LA V l R - das s u s m a n i f e s t a c i o n e s , d e forma y
GBN, o p ú s c u l o escrito p o r n u e s t r o m a n e r a q u e p u e d a s e r beneficiada
q u e r i d o h e r m a n o e n r e l i g i ó n y co- como g u í a p o r e l c o m p o s i t o r , como
l a b o r a d o r e n la p r e n s a , P a d r e E u s e - tema de estudio preparatorio de ins-
bio d e l a A s u n c i ó n . D e s p u é s d e p r o - t r u m e n t a c i ó n p o r el discípulo, y a ú n
bar l a v e r d a d d e l a A s u n c i ó n d e l a como m a t e r i a d e c u r i o s i d a d p o r e l
S a n t í s i m a V i r g e n e n los t r e s p r i m e - aficionado.
r o s c a p í t u l o s , c o n a r g u m e n t o s fun-
dados en la Sagrada Escritura, en la — L A A S U N C I ó N D E LA V I R G E N y LA
A u t o r i d a d de los S a n t o s P a d r e s y e n DEFINICIÓN DOGMÁTICA DE ESTE MISTE-
las t r a d i c i o n e s d e l p u e b l o cristiano, RIO, p o r don J o s é I g n a c i o V a l e n t í .
p r u e b a e n los doce s i g u i e n t e s s u t é - B i e n conocido es e n e l m u n d o d e
sis a d u c i e n d o l a s excelsas p r e r r o g a - l a s ciencias e l s e ñ o r V a l e n t í , y l o s
tivas de la Virgen I n m a c u l a d a . lectores d e E L M O N T E CARMELO h a n
t e n i d o ocasión d e leer a l g u n o s t r a -
— E L LIRIO ENTRE EsrrNAs, ó el após- bajos d e e s t e escritor; e l q u e acaba
tol de María Inmaculada, Venerable de p u b l i c a r con el t í t u l o q u e a n t e c e -
P. Juan Duns Escoto, p o r Fr. S a - de es t a n r a z o n a d o y t a n g a l l a r d a -
m u e l E i i á n , F r a n c i s c a n o , es u n a co- m e n t e e s i r i t o como t o d o s los s u y o s .
l e c c i ó n d e poesías r e l i g i o s a s e n elo- Felicitamos á nuestro buen amigo
gio d e l ínclito defensor d e l d o g m a y c o l a b o r a d o r p o r s u n u e v o opúscu-
de l a Concepción I n m a c u l a d a de Ma- lo y le a g r a d e c e m o s e l e j e m p l a r q u e
r í a . E l próximo a ñ o d e 1904 se ce- nos ha remitido.
l e b r a r á n l a s b o d a s d e oro d e l a defi-
nición dogmática del misterio de la — P O E S í A S ORIGINALES, por EVsar.
Concepción, y , p o r lo m i s m o , n o h a do Sayáns Ocampo, 2 . a edición.— Con
p o d i d o s e r m i s o p o r t u n a la p u b l i c a - atonta dedicatoria del autor, q u e
ción, p o r e l s e ñ o r G i l i , d e e s t a o b r a a g r a d e c e m o s e n lo q u e vale, h e m o s
como p r e p a r a c i ó n p a r a t a n f a u s t o recibido e s t a b o n i t a colección de
aesntecimiento.—Precio, 2 50 pesetas. P o e s í a s . M u c h o nos h a n g u s t a d o l a s
i57 composiciones q u e c o n t i e n e e l l i -
—PRáCTICAS PREPARATORIAS D E
bro, p o r e l e s p í r i t u c r i s t i a n o q u e l a s
INSTRUMENTACIóN p o r F e l i p e P o d r e l . a n i m a , y p o r e l d e l i c a d o g u s t o esté-
También debemos á la misma edi- tico q u e manifiesta e l a u t o r . Precio,
t o r i a l este l i b r i t o q u e se e n d e r e - 0 60 pesetas; so v e n d e e n S a n t i a g o ,
za á p r e s e n í a r s e n c i l l a m e n t e u n a e s - Impronta y Encuademación del Se-
pecie d e n o m e n c l a t u r a e x p l i c a t i v a m i n a r i o y e n l a s l i b r e r í a s católicas.
y razonada del material sonoro uti-
A LOS SU8C($ITORE3 MOROSOS.—S jn mujhos los suscritoros que han res-
pondido con sus pagos á la advertencia que hicimos en el número pasado;
pero todavía quedan algunos morosos que no han satisfecho el importe de
la suscrición del año que acaba de terminar; á estos les rogamos que pro-
curen ponerse al corriente con esta Administración dentro de la presente
quincena, y de no hacerlo así, les suprimiremos el envío desde el próximo
número, y á la vez les rogamos tengan la bondad de devolver los números
que han estado recibiendo durante todo el año", siempre que los conserven
en buen estado.
A LOS SUSCRITORES E S GENBRAL.—Conviene para la buena marcha de
esta Administración que cnanto antes nos envíen el importe de la suscri-
ción del año que comienza, anunciando á nuestros amables lectores que los
que renueven la suscrición dentro del primer trimestre del año, recibirán
un librito de regalo
A LOS SU3CRITORB3 DE MADRID.—Nuestros suscritores de Madrid pue-
den realizar el importe de su suscrición ó entendiéndose directamente
con esta Administración ó bien en las librerías de don Gregorio del Amo y
de don Enrique Hernández, calle de la Paz, 6, ó bien en la Residencia de
los padres Carmelitac, calle de Don Evaristo, 19.
CARTA DH ROMA —TOMA DH POSESIóN.—El día 8 do Diciembre, fiesta de
la Inmaculada Concepción, tomó posesión de la diócesis Mons. Alejandro
de Snnta Teresa. Obispo y Príncipe de Téramo. Acompañáronle desde Ro-
ma N. M. R. P . General y R. P . Antonio dé Jesús, ex-provincial de la pro-
vincia de Roma.
Tanto por la fama de virtuoso y sabio de que iba precedido, como por
ser uno de los hijos más preclaros dol Carmelo, muy deseados y venerados
en aquella provincia eclesiástica, los fieles le prepararon un afectuoso y
espléndido recibimiento. Antes de entrar en la capital, Su Excelencia oró
por breves iustantes en la iglesia de Nuestra Señora de la Gracia, ricamente
adornada para este acto por los RR. P P . Franciscanos. De aquí se dirigió
á la catedral por medio de la multitud que se agolpaba en las calles y en-
crucijadas por ver de saludar á su nuevo Prelado. En la catedral, después
de las ceremonias de rito, Mons. Alejandro pronunció una bella y sentida
plática, dando las gracias al pueblo de Téramo por el recibimiento cariñoso
que le habían dispensado. Todos llevaron á sus casas las impresiones del
nuevo Obispo, y solo s u e n t r a d a ha bastado para captarse las simpatías y el
respeto y admiración de todos.
Después de esto ol Capítulo catedral entregó á su Excelencia un magní-
fico álbum que contenía las firmas de todos los estudiantes del seminario.
Se pronunciaron también elocuentísimos discursos por N. M. R. General y
32 EL MONTE CARMELO

y por otros varios Capitulares,- terminando esta acto solemne con un tele-
grama de felicitación á Su Santidad.
El día 20 del presente recibirá la sagrada orden del subdiácono nuestro
Hermano Fr. David de la Inm. Concepción que á mediados del mes de Octu-
bre último partió de N. colegio de Burgos para Roma con los RR. P P . Car-
los de la V. del Carmen y Silverio de Santa Teresa.—El Corresponsal.—Ro-
ma, 18, de Diciembre.

PEOFJBSIOSHS RELIGIOSAS.—En el convento de Carmelitas Descalzas do


Santa Ana, en Tarazona, ha hecho su profesión solemne la Hermana María
Ana del NiSo Jesús, en el siglo señorita María López y Aguirre; la ceremo-
nia fué conmovedora y solemnísima, cantando la Misa el M. I, señor don
Manuel Alaiza, Canónigo de Tudeía, poniéndole el sagrado velo el Muy
Ilustrísimo señor don Ignacio Albericio, Canónigo Lactoral da Tarazona y
Rector del Seminario, y predicó un elocuente sermón alusivo al acto el señor
don Javier Bengoeohea, Capellán de San Miguel de Excelsis en el MoDte
Aralar (Navarra).
También en" el convento de Carmelitas Descalzas de Aguilar de la Fron-
tera ha tenido lugar la profesióu religiosa de la Hermana María Antonia
de San Bernardo en la que hicieron de padrinos sus hermanos los señores
don Alfredo Zayas Alfonso y doña Margarita Arrieta de Zayas.
Felicitamos á las recién profesas, á sus respectivas familias y á las Co-
munidades de Carmelitas Descalzas de Santa Ana de Tarazona y de Agui-
lar de la Frontera.
NECROLOGíA —En el Convento de Carmelitas Descalzas de Aguilar de la
Frontera ha fallecido la Reverenda madre Constanza de San Elias, á los 72
años de edad y 50 de religión, dospués de una vida muy ejemplar, señalán-
dose sobre todo en la humildad, mortificación y prudencia. Su muerte ha
sido muy edificante, pues hasta el momento de expirar estuvo haciendo ac-
tos de amor de Dios y de conformidad con su Divina Voluntad. Cuatro trie-
nios fué Priora, y en los 50 años do Religiosa desempeñó todos los oficios
de la casa.
En el Convento de P P . Carmelitas Descalzos de Calahorra ha fallecido
el R. P . María Angelo do la Cruz; le sorprendió la muerte haciendo la no-
vena de Nuestra Señora de Lourdes.
Ha fallecido santamente en las Carmelitas Descalzas de Toro la Her-
mana Pía de la Santísima Trinidad a los 37 años de edad y 20 de religión,
religiosa ejemplarísima y muy ejercitada en todas las virtudes; distinguióse
particularmente en la práctica de la Oración, de la Caridad y de la obedien-
cia k las Preladas.
En las Carmelitas Descalzas de San José, en Guadalajara, falleció la
Hermana Felipa del Pilar, á los 70 años de edad y 48 de profesión
En las Carmelitas Descalzas de Santa Ana, en Tarazona, ha fallecido la
Hermana Vicenta de San Elias, á los 78 años de edad y 50 de vida religiosa.
Con la muerte de los justos ha fallecido en Tarazona la piadosa seño-
rita doña Valeriana Irazoqui Miranda, suscriptora de E L MONTE CARMELO;
era muy querida de todos cuantos la trataron por sus virtudes, y fué sobro
todo muy amante do la orden del Carmen de la que era gran bienhechora,
así como toda.su noble y ya extinguida casa. Ha legado su cuantiosa fortu-
na para obras de caridad, y á beneficio de la ciudad de Tarazona. Deja tam-
bién fondos para establecer un Asilo de Ancianas y una Granja experimen-
tal donde recibirán completa educación agrícola diez ó más hijos de padres
pobres de Tarazona.
Encomendamos á las oraciones do nuestros lectores las almas de estos
difuntos.—R. I, P.

I—n<v-(£)Y(3)w\*—»
CtfÓNÍCA *****
• • • • •

CARTA D E ROMA.—NUEVO DOCUMENTO ^PONTIFICIO.—Todas las enseñanzas


emanadas de la silla Apostólica han producido siempre, según que la expe-
riencia claramente nos lo enseña, saludable influencia en el cuerpo docente
y creyente de la Iglesia, porque á más de la sabiduría evangélica que en-
cierran, son siempre de oportunidad suma y responden á maravilla á las di-
vinas exigencias y necesidades de lugares y tiempos. Por eso es sobre ma-
nera importante la reciente Encíclica de Su Santidad León X I I I al Episco-
pado Italiano.
Nuestro Santísimo Padre, en su alta sabiduría, ha visto con sentimien-
to que cierto prurito de innovación y una marcada y mal reprimida ten-
dencia hacia determinados estudios modernos, con quebranto quizá de los
eclesiásticos, ha penetrado é invadido el sagrado plantel do los ministros
del Santuario; y para contrarrestar ó neutralizar esta pernicioso influjo, el
Padre Santo como vigilante pastor exhorta á los venerables Obispos de Ita-
lia á que trabajen con desinteresado celo por dar á los jóvenes que aspiran
al sacerdocio educación sólida y genuinamente católica, basada en los prin-
cipios soberanos de eterna verdad y observando, al menos en lo sustancial,
aquel método y forma antiguos, aprobados repetidas voces por la Iglesia
y sancionados y confirmados por una tradición tan antigua como veneranda.
Invitando á los jóvenes levitas á que estudien y acudan a l a s fuentes
mismas de la ciencia ñatamente cristiana, no se opone en manera alguna
Su Santidad á que se aprovechen de los adminículos que pueden prestarles
los modernos adelantos, ya se los considere en el orden físico y material,
ó bien en el social y político; sino que intenta con esto darles & conocer la
preferencia con que deben mirar los primeros, relegando los segundos & una
categoría inferior; porque al fin y á la postre, el estudio de las ciencias
naturales y civiles siempre serán una cosa muy secundaria en la educación
del clero.
Pretende además por este medio moderar ciertos ímpetus prematuros
y peligrosos que algunos sienten por lanzarse al campo de la polémica sin
haber nutrido su inteligencia con principios sanos y verdaderos, ni forta-
lecido su corazón con virtudes sólidas y arraigadas, que son los medios más
idóneos para obrar con eficacia cuando se presente la ocasión de descender
á la arena candente de los intereses políticos y sociales. Para lanzarse á
la lucha no bastan el celo y ardor, con ser tan buenos, sino que se requie-
ren además ciencia sólida, mucha discreción, conocimiento profundo de
corazón humano y experiencia más que mediana de las cosas de la vida;
sin poseer estas cualidades en alto grado, nadie debe abalanzarse al comba-
te, porque se expone á ser derrotado por el enemigo con detrimento de la
verdad católica.
34 EL MONTE CARMELO

A este propósito no puedo menos de recordar aquí las notables palabras


que su Eminencia el Cardenal Vives pronunció en el Colegio Español
con ocasión de la solemne distribución de premios. Lamentábase el sabio y
virtuoso purpurado de la ceguedad de algunos sacerd tes—pocos gracias
á Dios—que por haber aprendido cuatro nombres extranjeros, que al fin no
sirven más que para envanecerlos y llenarlos de orgullo, ya miran con des-
precio á los Santos Padres y á los Teólogos escolásticos,calificando sus doc-
trinas de inútiles y anticuadas y ajenas, por consiguiente, de nuestro si-
glo de ilustración y progreso. Tales tendencias, decía este ilustre príncipe,
no merecen ni tienen calificativo más propio que el de liberalismo bíblico, li-
beralismo teologice y liberalismo canónico. No hay señal, continuaba en fra-
ses inspiradas y elocuentes, más cierta é infalible para prever la deplora-
ble caida de un sacerdote que verle colocado en terreno tan difícil y peli-
groso.
Digna es, por lo tanto, la mencionada Encíclica de ser estudiada con el
debido detenimiento así por los que tienen el sagrado deber de instruir
en las ciencias sagradas, como por aquellos á quienes nos incumbe ei estu-
dio de estas mismas ciencias, sin dejarnos seducir por ciertas tendencias
innovadoras ajenas de nuestro estado y profesión.—Suyo afmo.—El Co-
rresponsal.

«MOTU PKOPRIO» DE L E ó N XIII.—Su Santidad ha dirigido un motu pro-


prio recordando las diversas cartas escritas por él al cardenal Vicario con
motivo de la propaganda que hacen los protestantes en Eoma. Su Santi-
tidad ha creado una Comisión de cinco Cardenales, que son los Eminentí-
simos señores Casetta, Cretoni, Martinelli, Vives y Tuto y Cardenal Vica-
rio Respighi, que tienen el encargo de vigilar y aplicar los remedios más
convenientes para conservar pura é inmaculada la integridad de la doctri-
na Católica. El .Padre Santo se lamenta de que en Eoma, centro del mun-
do católico, se hayan propagado las falsas y peligrosas doctrinas protestan-
tes, y que vivan al abrigo de la impunidad más lastimosa

COMUNIDAD NECESITADA.—Tenemos noticias de la aflictiva situación en


que se encuentra la comunidad de Carmelitas de la Encarnación de Avila.
Como el convento es muy antiguo y no tiene medios la Comunidad de
hacer las reparaciones necesarias, por días se le ve venir abajo.
Hace poco se encontraron varias vigas en tal estado que no podía espe-
rarse una semana más sin que se hundiesen los trozos de los santuarios
más venerandos de la Santa fundadora, el de la Transverberación y el do
la celda que habitó Santa Teresa siendo Priora de este convento, después
de ser descalza. No hubo "otro remedio que atender á lo más urgente, pues
la necesidad no daba espera. Los gastos de estas obras están sin pagar.
Aquellos de nuestros lectores que quieran acudir á esta necesidad pue-
den enviar sus limosnas, por las.que les quedarán agradecidas las hijas de
Santa Teresa de Jesús, que pedirán á Dios por sus bienhechores, á la Re-
verenda Madre Priora de la Encarnación, Avila.

HOMENAJE OBRERO INTERNACIONAL á L E ó N XIII.—Con motivo del próxi-


mo Jubileo Pontificio el Comité general para el homenaje obrero interna-
cional á Su Santidad León X I I I ha publicado recientemente un manifiesto
del cual entresacamos los siguientes elocuentes párrafos;
CRÓNICA (ÍJSNERAL 35

«El muudo católico se prepara, pues, á festejar esta fecha (el Jubileo
Pontificio) oon el ardiente sentimiento Je fe que ha acompañado siempre á
los grandes acontecimientos religiosos... En ese concierto unánime, los
obreros y los proletarios de todo el mundo, unidos en un solo sentimiento
de gratitud y en un alionto supremo de adhesión, deben, con indisoluble
y ardiente solidaridad, agruparse en torno de la cátedra augusta de quien
ha sabido con mano varonil comunicar un impulso eficaz al movimiento so-
cial cristiano, del que únicamente puede esperarse la regeneración moral y
económica del proletariado. Cuando en los campos y talleres se levantó el
grito del pueblo, miserablemente oprimido por coaliciones de intereses
económico políticos, León X I I I fué el primero que, escuchando la voz de
los humildes y desgraciados, afrontó la gran cuestión social que amenaza-
ba quebrantar hasta en sus cimientos el edificio de la humana confraterni-
dad; por eso el augusto Pontífice pasará en justicia á la historia con el glo-
rioso título ,de Padre de los obreros.
»E1 Comité ha resuelto, á semejanza del antiguo Senado romano que
mandaba grabaren bronce las leyes más importantes, perpetuar en tres ta-
blas de bronce la doctrina social de León X I I I que se desprende d e s ú s
tres memorables Encíclicas sobre la cuestión obrera. Dichas tablas forma-
rán parte principal de un monumento que se elevará en San J u a n de
Letrán, la Iglesia madre de todas las Iglesias del orbe, para anunciar á
las futuras generaciones la libertad del proletariado, reivindicada por
León XIII.»
RESUMEN POLíTICO.—Poco movimiento político se ha notado en esta úl-
tima quincena, debido á las vacaciones de Navidad, y á la expectación y
excitación y ansiedad que produce en todas partes la tradicional lotería
con sus premios extraordinarios.
Ha sido muy elogiada la conducta del Gobernador civil de Madrid, señor
Sánchez Guerra, quien ha iniciado una campaña enérgica contra el juego
y otras inmoralidades; sin pararse en barras, el señor Gobernador no ha
tenido inconveniente en advertir primero y detener después al general
Borbón y Castellví, por ser éste presidente de un Círculo en el que no se
acataron las órdenes del Gobernador referentes á la prohibición del juego.
Esto ha producido los naturales disgustos, pero todas las personas sensatas
han aplaudido unánimemente la noble conducta y la energía del señor Sán-
chez Guerra, que ha sido también elogiada por el señor Silvela y el señor
Maura, prometiéndole éstos secundarle. Vemos con gusto que la cristiana
campaña iniciada por el señor Gobernador de Madrid comienza á ser imita-
da por otros Gobernadores de Provincias, debido á las instrucciones reci-
bidas del Ministro de la Gobernación señor Maura. Si prosperasen estos
buenos propósitos, algo podría esperarse en orden á la moralidad y regene-
ración de España.
La nota del Vaticano contestando al Gobierno en lo referente á la Re-
forma del Concordato ha sido examinada en Consejo de Ministros, pero no
se ha dado á la publicidad, sin duda porque parece que el Vaticano no se
muestra muy propicio en acceder á las pretensiones del Gobierno español.
También es asunto de actualidad y la nota palpitante en la prensa espa-
ñola y extranjera la detención de la familia Humbert, los célebres estafa-
dores franceses verificada en Madrid. La cuestión Humbert se ventilará
extensamente en la vecina República y promete ser muy ruidosa,
Dinora Coppinger
llllllllllllllllllllllllllllll

III

Muy fácil fué á la señorita Coppin- Supongamos que la verdad está


ger obtener la licencia de su padre de parte de los protestantes .... pero
el General para ser religiosa, y, lo ¿si está de parte de los católicos? Su-
que es más, la donación de una gran pongamos que no hay infierno..., pero
parte de los bienes que más tarde ¿si le hay? Supongamos que sus pe-
podrianpertenecerle por derecho de nas no sean eternas... pero ¿si lo son?
sucesión, pero que en aquel momen- ¡Qué triste situación la mía! Ah!
to no podía reclamarlos bajo ningún mejor es no pensar en nada de osto,
concepto. porque pierdo mi paz, mi tranquili-
Fabius Coppinger se encontraba dad y hasta se mo entra una negra
completamente mudado desde la úl- tristeza y una melancolía insufrible.
tima discusión de su hija ante los No quiero pensar en eso, me voy á
reunidos en la fiesta celebrada en dormir.
New York en su honor. Terribles El general Coppinger se fué á dor-
ideas venían á su mente desde que mir, pero aquella noche, lo mismo
oyó las verdades tan claramente que en la célebre noche de Pranchi
cantadas por su hija, á quien consi- en Sorguineche, el sueño brillaba por
deraba como una inteligencia pri- la ausencia. Siempre estaban sonan-
vilegiada. do á sus oídos aquellas palabras de
¿Será verdad lo que ha dicho mi su hija «vuestros caminos son erra-
hija? se preguntaba en el silencio de dos» y aquellas otras «¿y si le hay?»
la noche. ¿Será cierto que hay un En vano pretendía el general des-
infierno, que hay un purgatorio, que cansar siquiera algún rato, al ins-
los pecados no se perdonan sin con- tante sonaba á sus oídos la misma
fesión y que quien muere en pecado voz de siempre «¿y si le hay?»
va al infierno para siempre? Los pro- Por fin, después de tantas vueltas
testantes dicen que no, pero los ca- en la cama, Fabius Coppinger contó
tólicos dicen que sí. ¿Qué fundamen- en el reloj de la vecina alcoba cinco
to tienen los unos para afirmar y los campanadas; eran las cinco de la
otros para negar? De todos modos el mañana. Ya le pareció que era muy
problema por lo menos es dudoso, tarde, ó mejor dicho, era muy de
porque son tantos los que afirman mañana. Se puso á ¡pensar si se le-
como los que niegan. vantaría, puesto que no dormía nada
SOLACES Y BNTRETENlMlENTi/S 37
ó se quedaría algún rato más, cuan- una realidad lo que había visto?
do repentinamente le acometió ó le ¿era en sueños ó estaba despierto?
sobrevino un sueño al parecer pro- El General no sabía nada, pero quedó
fundo. con tan terrible impresión, que no
¡Sueño profético! Durante aquel se le pudo olvidar jamás durante
sueño, lo mismo que si el General toda su vida lo que había visto en
fuera un profeta de Israel, fué con- aquella visión.
ducido á un campo inmenso y de Lo cierto es que desde aquel mo-
una extensión ilimitada. En aquel mento el General se mostró dispues-
inmenso campo se veían hombres y to á hacer todo cuanto Dinora le su-
mujeres de diferentes edades, esta- plicara ó de cualquiera manera le
dos y naciones; pero el campo esta- diera á entender. Es verdad que los
ba dividido en dos bandos que lucha- sueños sueños son y poco caso hay que
ban encarnizadamente. hacer de ellos; pero también es ver-
Dtfsde un principio quedó Fabius dad que hay sueños de magníficos
Coppinger temblando de pies á cabe- resultados y que el de Fabius Cop-
za. ¿Qué gentes son éstas? ¡qué modo pinger fué uno de ellos.
de combatir tienen! ¡no usan cañones Apoyada Dinora en las buenas
ni fusiles! ¡pero qué aspecto tan ho- disposiciones que veía en su padre,
rroroso tienen los unos, qué hermo- vio el cielo abierto y daba la funda-
sos son los otros! ¡qué mirada tan ción por hecha. Faltaba una cosa; la
horripilante es la de aquéllos! Se casa donde improvisar el convento y
acercó el General á los combatientes la iglesia; era lo mismo que decir
con el obj eto de preguntarles quiénes que faltaba todo. Era pues necesario
oran, y por qué combatían de aquel pedir al General una casa El gene-
modo; pero nadie le respondió una ral poseía una muy buena en Bostón
sola palabra. en la calle de Lincoln, pero parecía
Pero una cosa notó el padre de demasiado preciosa para poderla
Dinora; los unos estaban en un cam- ceder. Dinora no se detuvo en nada.
po iluminado por los rayos del sol y Encomendó el negocio á la Virgen
llevaban en su frente escrita esta del Carmen y se la pidió á s u padre.
palabra «verdad>. Estos eran tan Pedir y concedérsela fué cosa de un
hermosos que daba gusto el mirarlos. momento.
Los otros, es decir, los del bando Fabius Coppinger no se contentó
contrario, estaban en un campo su- con aquel rasgo de generosidad.
mamente oscuro y el fango más Añadió veinte mil dollars más para
repugnante les llegaba hasta las ro- arreglársela y acomodarla al modo
dillas, pero vio el General que tam- de vivir de monjas, y convirtió el
bién éstos llevaban su letrero en la palacio en convento.
frente, que decía «caminos errados » Nada más necesitó Dinora para
Todavía otra cosa más vio el Ge- poder escribir á París, notificar á la
neral; vio que Dinora su hija estaba Priora de las carmelitas de aquella
en el primer bando de los ilumina- ciudad el resultado de la gestión y
dos por los rayos del sol; pero el Ge- suplicar que cuanto antes se pusie-
neral y toda su familia estaban en ran cuatro religiosas en camino para
el bando de los tenebrosos y de los New York, desde cuyo punto serían
enfangados. Hacia esfuerzos para oportunamente trasladadas á Bos-
llegar adonde estaba Dinora, pero tón.
en esto se abrió la tierra y todos El asunto se llevó con tanta acti-
aquellos que luchaban en la oscuri- vidad que á los dos meses el pala-
dad cayeron por aquel enorme bo- cio so encontraba convertido en con-
quete que se abrió en aquel inmenso vento con una muy bonita iglesia á
campo, quedando el General y su fa- uno de los lados. Quince días más
milia suspendidos al borde del bo- tarde llegaban las* cuatro religiosas
quete, gracias al auxilio de Dinora. francesas á la populosa ciudad de
En esto, fué tan grande ol susto New Yorck en el vapor Providencia,,
de Fdbius Coppinger que dio un te- Quién hubiera dicho á Pranchi cua-
rrible grito que le despertó del sueño tro meses antes, en el mismo lugar,
en que estaba, y el padre de Dinora al tiempo de embarcarse en el Cinci-
volvió en sí, su lando en todo su nati, que su viaje había de producir
cuerpo, con fuertes palpitaciones tales efectos, que á los cuatro meses
del corazón y temblando en todos cabales desembarcarían en aquel
los miembros. ¿Había soñado? ¿Era mismo puerto cuatro religiosas car-
38 KL MONTE CARMtCLÓ

melitas, merced á los prodigios que cual por necesidad la ha de andar


obrara el escapulario que llevaba de una ciudad en otra; puesto que
consigo! Pero dejemos de examinar asi lo requiere su profesión. Se igno-
las cosas d i la divina providencia ra qué trato la ha de dar, que, por cier-
que son más para adoradas que para to por bueno que sea, siempre tendrá
oxaminadas. esa hija, convertida en esposa, mu-
Dos días después conducía Dinora cho que ofrecer á Dios, y solo El sa-
a su ciudad natal á cuatro hijas de brá lo mucho que tendrá que sufrir
Santa Teresa, que por por primera en silencio, ó llorando á gritos, ó de-
vez desde la Reforma pisaban el sue- vorando en secreto lágrimas amar-
lo norte-americano, y eran recibidas gas más que el ejenjo. Sin embargo,
en la Atenas de los Estados Unidos, ese padre y esa madre tienen un
la científica Bostón, con las mis es- gran gozo en que su hija se case,
pléndidas muestras de afecto quo vencon delicia sus relaciones, y el
una ciudad protestante puede ma- día de la boda es el día más grande
nifestar á unas monjas católicas. de la vida de los padres, aunque sea
Sin demora de tiempo tomaron quizás el último en que éstos ven
éstas posesión de la casa, pues Dino- á aquélla.
ra deseaba que cuanto antes se pu- Pero esa hija que se siente llama-
siera todo en orden, pues no veia el da por Dios, quiero ser religiosa,
momento de hacer su misma triun- quiere servir á Dios y á este fin quie-
fal entrada en aquel convento para ro entrar en un convento. ¡Ah, qué
ella tan apreciado y formar parte tormento para los padres! ¡qué dolor
entre las hijas de Santa Teresa. el tener que verla dentro do aquellas
El día 20 do Noviembre, previas terribles rejas de hierro como palo-
todas las foimalidades civiles y re- ma cojida en el cepo. ¡Virgen Santí-
ligiosas, se posesionaron del nuevo sima! ¡qué calamidad ha caído sobre
convento de la calle de Lincoln, las aquella familia! Una hija en un con-
cuatro religiosas francesas, y para la vento! qué horror! Y sin embargo, se
entrada de Dinora se indicó el día sabe que en el convento no la han
ocho de Diciembre, día de la Inma- de dar ningún mal trato, que excep-
culada Concepción, que por cierto ción hecha de las privaciones que
aquella gran ñesta apenas se cele- siempre son inherentes á la vida de
braba en la populosa Bostón con so- las comunidades religiosas, allí,
lemnidad de ninguna clase, en parte dentro de aquellas paredes, al otro
por no haber sido todavía declarado Jado de aquellas rejas de hierro, ba-
dogma, y parte por ser allí pocos los jo aquellos velos de misterio, es
católicos que pudieran reunirse pa- donde la mujer está exenta y más
ra una función solemne. libre de sinsabores, de desengaños,
Desde aquel momento empezó Di- de amarguras y de las enormes car-
nora á hacer sus solemnes despedi- gas que, como montañas de plomo,
das que, á la verdad, no le dieron pesan sobre la mujer esposa y sobre
fioco qué hacer, qué pensar y qué la mujer madre.
lorar. Nunca pudo despedirse de sus Sin ombargo, las cosas son así y
padres de palabra, pues lo mismo era continuarán siendo del mismo modo.
presentarse ante ellos, quo echarse El mundo quiere conservar á los su-
állorar ellosyella, yretirarsesin po- yos, y cuando alguien se le escapa,
der pronunciar una sola palabra. levanta esas polvoredas que solo las
Cuantas veces intentó hacerlo fué en conocen aquellas almas valientes
vano. Cuantos asuntos hubo que tra- que han pasado por ellas y llegadas
tar fué preciso hacerlo por medio de á la descansada soledad, desde donde
personas intermediarias, pues el do- contemplan el terreno todavía hu-
lor era tan intenso que parecía que meante que les ha servido de campo
aquella gente iba á desfallecer al de batalla.
tener a Dinora dolante y pensar en La señorita Dinora Coppinger se
que les iba á abandonar. encontró también en medio de este
¡Qué cosas tan extrañas y qué es- conflicto. Aunque esta joven hubiera
cenas tan contradictorias y ridiculas sido d/ístinada al sacrificio sangrien-
se ven representadas en el seno de to, como la hija de Jepté ó como el
las familias, en esta mataría! El pa- hijo do Abraham, no hubiera «ido tan
dre y la madre de una hija no tie- doloroso el llanto de aquellos qno la
nen inconvenienta en que esta se conocieron. Casi estimos por asegu-
ase, por ejemplo con un militar, el rar que si aquellos días la hubieran
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 39
visto en un ataúd entre cuatro acho- bía dado cuenta de su irrevocable
nes, no se hubieran derramado tan- resolución se presentó en Pensiva-
tas lágrimas. Los ojos de su padre y nia con el objeto de encontrarse con
madre eran los cuatro ríos del pa- su prometida y hacerla desistir de
raíso, sus hermanos entre Jlorosos y sus proyectos; y aquí fué donde el
desesperados ponían ante sus pasos mundo y el infierno libraron batalla
casi insuperables obstáculos. El via- campal y sangrienta contra la heroi-
je que emprendió para despedirse de ca joven americana. No hubo tropie-
sus parientes y amigos de Pensilva- zo ni obstáculo que aquel hombre no
nia,Filadelfia y Washington, podría- pusiera ante sus ojos, súplicas, rue-
mos llamar un entierro con un ca- gos, amenazas, días de luto, escenas
dáver vivo, por los muchas lloros y lá- de sangre, y dramas terroríficos, todo
grimas que arrancaba en todos los venía á tomar un cuerpo gigantesco
puntos donde llegaba Dinora Cop- que se presentaba ante los ojos de
pinger. Dinora en proporciones alarmantes
Hasta los periódicos norte ameri- capaces de acobardar el alma más
canos soltaron á todos los vientos enérgica del mundo. Aquellas súpli-
sus endechas plañideras como en un cas, ruegos y lloros eran saetas en-
Viernes Santo á la Madre del dolor. venenadas que impresionaban hon-
The Evening Post presentaba el dra- damente el alma de Dinora, por más
ma con los colores más lúgubres, lla- que ésta mostrara en su continente
mando á Dinora perla de la juven- no conmoverse por nada.
tud Bostonense, y fresca rama des- ¿Cómo se deshizo la señorita Cop-
gajada del gran árbol de los Coppin- pinger do aquellas redes tendidas á
ger. The Sun de New York afirmaba su constancia? ¿cómo pudo cantar
que esa rama podía haber dado mag- victoria en lucha tan peligrosa? Es
nificos frutos en el mundo, al paso verdad que la heroína norte ameri-
que en el claustro no servía sino pa- cana mostraba en su porte exterior
ra socarse. Unos la dedicaban artí- una constancia varonil casi increíble
culos de despedida, otros sentidísi- en una mujer ¿Pero en qué situa-
mos versos capaces de romper ó ción se hallaba su interior?
ablandar el alma más enérgica. Cada vez que sa encontraba en
Pero en medio de tanto periódico cualquiera de esas situaciones en
que malgastaba sus páginas en re- que tantas veces desfallece la debi-
probar el proyecto de Dinora, levan- lidad de la mujer, Dinora reconcen-
tó su voz vibrante y sonora el perió- traba en un solo punto todas sus
dico católico de Nueva Orleans The fuerzas, todas sus energías, sólo
Word, el cual desde aquel punto le- atendía al punto de donde la venía
jano la envió la más entusiasta y el ataque, poníase frente á frente de
placentera despedida; adiós, decía en aquella dificultad, y, ó bien la ata-
el número 30 de noviembre de aquel caba de frente con energías de Ti-
año, adiós estrella brillante del fir- tán ó se defendía de ella con esfuer-
mamento americano; tu magnánimo zo de gigante. Pero cuando se que-
corazón hecho para las grandes em- daba á sus solas, cuando se encon-
presas, no puede contentarse con traba con solos sus pensamientos,
las mezquindades que satisfacen á entonces venía sobre ella aquello
los corazones pequeños y rastreros que era propio de su sexo, la debili-
criados para vivir en esta tierra mi- dad; y se echaba á llorar.
serable. Aspiras á otra patria mejor, Dinora resistió "con grandeza de
" porque tu grande alma no se conten- alma á las súplicas tiernas y á los
tenta con lo que se acaba; guarda violentos ataques de sus padres, de
pues los aromas de tu virtud sin sus parientes y de sus amigas, y úl-
permitir que se evaporen, hasta que timamente á las súplicas y amenazas
el Esposo de las vírgenes venga á del que pensaba ser su futuro esposo,
recogerlos en vaso de oro! pero cuando en aquella memorable
Todavía faltaba á Dinora el últi- noche de Pensilvania, después de
mo y más fuerta combate, lacha te- haber pasado largos ratos hablando
naz y peligrosa en que el espíritu con Mister Benjamín Loveland, se
de Dinora se encontró á punto de retiró á su aposento ¡ay qué noche
naufragar ó dar en tierra con todos tan tenebrosa! ¡qué desolación del
sus proyectos. alma!
Mister Benjamín Loveland, el pro- ¿Qué es lo que voy á hacer? se pre-
metido de Dinora y á quien ésta ha- guntaba a s í misma, ¿ \ dónde voy?
40 EL MONTE CARMELO

¿podré resistir el peso que pretendo empujada por la agitación del espí-
echar sobre mí? ¿y si no puedo resis- ritu en que se encontraba; volvió á
tir? ¿si no me acompaña la salud? mirarse en el espejo, arregló un poco
¿no se mudará mi modo de pensar? sn soberbia cabellera, pero se detuvo
Se levantó con presteza de la mece- á pensar, ¿para qué quiero yo todo
dora en "que estaba sentada y se pu- esto, si la hermosura tiene que venir
so á "dar vueltas en su apo- á ser pasto de gusanos? Si todo esto
sentó con precipitación. No hay que se pasa y me he do encontrar anto
pensar ya en esto, ya está dado Dios con solas mis obras ¿para qué
el paso, adelante, dijo entre si con quiero asombrar al mundo con lo que
energía. ¿Pero cómo resistir al saber yo pudiera ser; y excitar por unos
que mis pidres están llorando mi días la admiración de aquellos que
ausencia mientras vivan? podré te- quienes nada me importa?
ner valor al saber que cuantos me Quédese, pues, á un lado, de una
han amado están sufriendo por mí? vez para siempre, cuanto en este
¡Qué triste situación la mía! Dio otra mundo me puede cautivar cuanto
vuelta en el aposento como loca se en este mundo puedo amar ó temer,
miró con detención en n a gran espe- y Santa Teresa me dé fuerza para
jo que tenía delante y vio que'estaba poner en práctica mi proyecto,
más hermosa que una rosa de Mayo, <jr ¡sr .¡ai m
pues parecía que toda la sangre de ^"' *• ®" **•
sus venas la había subido á la cara,

LOS MISIONEROS CATÓLICOS


JUZGADOS POR UNA PROTESTANTE

Una notable escritora protestante y racionalista, Mmo. Lohman, escribe


en el diario liberalisimo Jmsterdamche Courant, las siguientes impresiones,
consignadas en la relación de un largo viaje científico:
«Es imposible dejar de sentirse dominados por el respeto más profun-
do y sincero ante el espectáculo de los inmensos beneficios reportados á la
sociedad por las Ordenes religiosas y por los misioneros católicos. La fe ca-
tólica mantiene una potencia que no tardará mucho en alcanzar una victo-
ria final sobre el protestantismo.
»Sé bien que estas afirmaciones me han de atraer la animadversión de
muchos de mis compatriotas, pero no me canso de repetir que el cristianis-
mo protestante moderno se extingue, por no ser otra cosa que ana palabra
vacia de sentido.
»En la India Oriental y Occidental he podido observar la vida ejemplar
de los religiosos y de los misioneros católicos, y los prodigios de caridad de
las Hermanas institutrices y enfermeras. A muchos que antes de presen-
ciar esta conducta por ignorancia ó por respeto humano, insultaban al ca-
tolicismo, les he oído confesar avergonzados ante la presencia del Apostola-
do Católico para con los leprosos y los despreciados negros, que el heroísmo
de la caridad católica sobrepasa todo otro y que es el único en la vida
y en lahistoria.»
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Importante á nuestros Religiosos y Religiosas

Nuestro apreciable amigo, don Bernardo Gazapo, ha estable-


cido en Salamanca, calle Rúa, 51, una Librería Religiosa, donde
además de un completo surtido de libros piadosos y objetos del
culto, tiene Breviarios Carmelitanos al módico precio de 42 pe-
setas.
A estrella del mar es Ma-
ría. ¿Quién no la ha salu-
dado mil veces diciendo:
^^^jÉp^iDios te salve, Estrella
^ ^ de los mares?
A la manera que las estrellas
brillan en lo más alto del firmamen-
to, así brilla María, encumbrada
por sus méritos en lo más alto de
los cielos, para que sea visible des-
de todos los puntos de la tierra, y
sirva de Norte á todos los mortales.
Tristes navegantes somos que
cruzamos el mar tormentoso del
A f i o l V - T l á m . 62 mundo, lleno de peligrosos esco-
llos, embravecido con gigantes
15 de Enero de 1903 olas, agitado por furiosas tempes-
tades, y ¿cómo podrá arribar nues-
tra débil barquilla al puerto segu-
ía ro de salvación? Con la ayuda de
42 EL MONTE CARMELO

la Estrella del Mar: ésta la dirige señalando los peli-


gros para que se aleje de ellos, marcando surcos de luz
para que entrando por ellos llegue al fin al puerto sus-
pirado.
Todos los que han arribado á las playas de la glo-
ria han sido guiados por esta bendita Estrella, han se-
guido sus santas inspiraciones. Los que rehusan seguir
sus inspiraciones, infaliblemente naufragan y se pier-
den para siempre en los profundos abismos.
¡Cuántos, Dios mío, han naufragado!... Mirad: en
unos ha padecido naufragio la fe, en otros ha padecido
naufragio la inocencia, en éstos ha naufragado la cari-
dad, en aquéllos ha naufragado la esperanza...
No, no marchan los hombres, no marchan las socie-
dades por camines de salvación. Y ¿por qué hay, tantos
naufragios en el mundo, y por qué en vez de navegar
hacia el puerto de salvación, navegan los hombres
hacia los abismos de la muerte? Porque no miran á la
Estrella salvadora y, aunque ella brilla en lo alto del
Cielo, cierran ellos con protervia sus ojos y no siguen
sus inspiraciones santas; por eso los hombres y las so-
ciedades marchan á la perdición, á la ruina, á la
muerte...
Cuando la nave del Estado, cuando la nave de la
sociedad comenzó á torcer el curso luminoso que seña-
laba la Estrella, se levantaron muchas voces de alarma,
anunciando á los que la conducían que de seguir aque-
llos rumbos nunca llegarían á las playas de la felicidad,
y presagiándoles, por el contrario, un naufragio tremen-
do fatal, inevitable... Mas los conductores de la nave se
tenían por omniscientes y sehicieron sordos á las predi-
caciones de los fanáticos—así les llamaron—y pesi-
mistas... Pasaron muy pocos años, y los tristes anun-
cios y las predicciones tremebundas de los pesimistas
fanáticos cumpliéronse al pie de la letra. Ya lo veis: to-
do es hoy un naufragio universal en el mundo...
^llllllllllllliniMIMIIIIIinilllMIIIHinllllMIIIIIIMMIIIIIIIIIIIIIIIIIMnilllllllllllllllllllllllUIIIIIIIIIIMIIIIIIIIIIIIIIIIMIII!:

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9ÜB.

N u e s t r a Señora del Carmen según se venera en e l Convento


de San Ángel d e México.

7)1111111111 IMIIIIMIIII I lili MMIIIMMIIIIM II11 Mil I IIII lili 11IIIIIM 11 lili 111 lllllll!"
44 EL MONTE CARMELO

Pero no culpéis á nadie ¡oh filósofos omniscientes!


no os enojéis contra nadie. ¡Allí, allí, en lo alto del cie-
lo brillaba la Estrella derramando sus fulgores por todo
el universo, é iluminándolo todo con celestiales clarida-
des! ¡Allí estaba la Estrella salvadora visible desde to-
dos los puntos de la tierra para que sirviese de Norte á
todos los mortales!...
Todos necesitamos mirarla, todos debemos seguir-
la si queremos evitar el naufragio. ¿No veis que son
muchos y son muy poderosos los enemigos que han ju-
rado nuestra ruina? ¿No veis que son insuperables los
peligros del pasaje? ¿No sentís que dentro de vosotros
mismos se levantan los vientos huracanados de tenta-
ciones peligrosísimas, que sois empujados violentamen-
te contra los escollos déla tribulación, que se alzan
embravecidas las olas de las pasiones perversas? Pues
mirad á la Estrella santísima, invocad con fe viva y con
amor á María, y los enemigos serán confundidos, y los
peligros se vencerán, y la paz, y la serenidad, y la cal-
ma renacerá en el corazón.
¡Dios te salve, Estrella del Mar! No te ocultes nun-
ca de nuestra vista; brilla siempre en el cielo de nues-
tras almas, é ilumina con tu hermosa luz todos nuestros
pasos, para que marchemos sin tropiezos, y lleguemos
con felicidad al dichoso puerto de la seguridad eterna.
Fr. ñmado.
F&ttK.
JL^ÍL2iáí<L .¿
^ & C <¿¿i. -¿!&Í.Sé&- ~¡i&5£/!U~ . W ^ * i . •"«^M*! , f ¿ f ^ ^ . .>>r/^*a. -J*VfS4»«, . J ^ . ' ^ ^ . . ¿ t t ¿ ^ ! S . . ¿ & 3 ¿ S _
^r&ttZ" T ^ S S T T f i S ; ? S r ^ T r K j S S ? - Tr?S^»S" T ^ ^ S T TrKJHíS^ T f S W t T ^ » S « > Í T ^ ^ T ^ ^fé^r Tt^T?*?^
i k itc itc JI¿ ilc & slc sk ¿ í át da '¿ ¿& lít iSt ilc 3tt j l c & ^ c i t t j l c j I c i k j t c A U £c !¡í j k ik ilc slc 3tc idc ilc ¿te

El Programa de Teresa
iiiiiiifiiiiiiiiiiiiiin

—Sí, señor: Avila es esa. En'épocas más gloriosas,


—¿Y aquel templo? Cuando el asombro del mundo
—Es el Carmelo, Era la española gente;
Es el camino del. cielo Cuando reinaba el Prudente,
Que anduvo Santa Teresa; El gran Felipe segundo;
El convento se levanta Cuando !a santa bendita
En el lugar que nació. Era regeneradora...
—¿La andariega monja? —¡Eso nos falaba ahora,
-No; Un programa Carmelita.
Decid la andariega santa. —O trapense ó franciscano,
—Para el caso me es igual; O jesuíta ó capuchino;
Esta España es incurable, En fin, ese es el camino,
Ya salió el indispensable El de un programa cristiano
¡El fantasma medioeval! Que al ver el yo que hoy domina,
En una nación que ahora Nos diga con elocuencia:
Regenerarse procura, No hay másjyo que la obediencia]
El misticismo es locura, —¿Y á quién?
No lo dudéis, se evapora; —A la ley divina.
Y en tan críticos momentos Ni más oro has de tener
De nada nos serviría Que el que Dios puso en tu mano
Cuanto en otro tiempo hacía Para auxiliar al hermano
Esa monja en sus conventos. Que no tiene que comer;
La industria, lo material, Y moriría el sensualismo
Pluma de acero, no de ave, Que impera en la sociedad
Esto es sólo lo que cabe Con la hermosa castidad
En e\ siglo del metal. Del jardín del cristianismo.
—Del egoísmo traidor —Ideas son muy bonitas,
Que de la verdad en mengua Mas... ¿quién las practica ahora?
Ha borrado de la lengua —¿Quién? La mística doctora
Virtud, sacrificio, amor. Que vive en sus Carmelitas.
Estas prácticas hermosas La sin par Santa Teresa,
Salvaron la sociedad. El serafín del Carmelo,
- Fué en otro tiempo. La alegría y el consuelo
—Es verdad; De la ciudad avilesa.
Mañano Arenilla.
"WÍÍSlñTíuÍHrnííimíTuTlIíñri111 lüíTuííñi i nííiriíiiriTní^

^ig[ff]iiiiiiiii'iiiiiiiiiHiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMiiiiiii'iiiii'''''iiiii»iii'iimiiMuiiiiniiiniiiiiiuiiiic^tf.

PENSAMIENTOS

I . P E leido en un libro que no miente: «Toda autoridad viene


J^ - v» de Dios» ¡Gran dignidad la de los que mandan!
Pero á la vuelta de la hoja dice: «Reinaron, mas no por mí; fue-
ron príncipes, mas yo no los reconocí.»
Porque hay muchos que llevan corona, pero no reinan por Dios;
hay quienes hacen leyes, mas no conformes á la divina; hay prínci-
pes que imperan y poderosos que subyugan, pero no guardan justi-
cia y equidad.
De éstos ha dicho Job: «De3pojará de la faja á los reyes, y les
ceñirá los lomos con un esparto. Hará caer á los príncipes en des-
precio. Irán á tientas, como si f aera de noche y no de día, y les hará
perder el tino como á borrachos.»

Sobre todos los tronos hay uno eterno é inconmovible. El mundo


oyó un día estas palabras de labios de Jesús: «Toda autoridad se
me ha dado en el cielo y en la tierra.»
Su reinado lo anunciaron los ángeles en la Judea, y la? estrellas
en el Oriente; y viéronse caer á sus plantas toda clase de tributos, y
las regias diademas de Tarsis, de Arabia y de Sabá.
Nuestros padres nos han coutado sus proezas antiguas, cuando
su brazo desbarató á los reinos contrarios y aventó á sus enemigosi
como la paja en la parva.

Cuando los que mandau, no mandan según Dios, son déspotas


El déspota es un monstruo: su paso por el mundo es un reguero
de sangre; y á su vista nace en las conciencias un sentimiento de
indignación y venganza.
Todo soberanía está tentada de desvanecerse, y convertirse en
despotismo, y se convierte cuando no acomoda sus actos á los mol-
PENSAMIENTOS 47

des de la virtud, y cuando sacrifica la justicia en aras de sus intere-


ses.
Tan déspota es el Rey que dice: «el estado soy yo?, como el
pueblo que no reconoce derechos más soberanos que los suyos.
Por eso el liberalismo que da al pueblo una soberanía sin límites
hace del pueblo un tirano.
Mejor es la tiranía de uno que la tiranía de muchos; más quiero
la tiranía de un Rey, que la tiranía de las tu r bas.

No hay razón como la de Estado para enmascarar el despotismo


y canonizar el crimen y justificar la usurpación.
Los oprimidos guardan en su pecho muchas maldiciones para la
razón de Estado.
La verdad es que no hay disculpa tan vacía de sentido ni tan
falta de razón, como la razón de Estado.

c La libertad,—ha dicho alguien,—es el pacífico reinado délas


leyes justas.»
Eu el liberalismo no cabe ni ley justa ni reinado pacífico.
Luego el liberalismo no es la libertad.
El liberalismo es—dijo un ilustre Prelado,--«la facultad de ir al
negocio por cualquier camino» ó es la ley de lo mío mío y de lo tuyo
de entrambos.
La libertad nació con el cristianismo; la tiranía pagana murió en
el Calvario al pie de la Cruz.
Los pueblos según van perdiendo de cristianos, van perdiendo
de libres. * . '

El liberalismo dice: el hombre es perfecto; luego no necesita de


Dios; luego su felicidad la tiene en sí mismo; fuera, pues, travas.
Donde no hay ley reina el caprichc.
El capricho es la tiranía, el capricho es la guerra.
Por eso el liberalismo hace de los que mandan, déspotas; de los
mandados, revolucionarios.

Somos muy libres, esto es, hacemos lo que se nos antoja; por
eso nuestra vida es un sobresalto, porque tememos que á alguien se
le antoje hacer una hecatombe.
Somos muy libres; y en frente del periódico sectario que se re
vuelca en los lodazales de todos I03 vicios y mancha con ¡a calumnia
las frentes puras y en frente del orador demagogo que predica la
48 EL MONTE CARMELO

insurrección y el asesinato, no puede levantarse el periódico católico


que enseñe la moral del Evangelio ni el predicador cristiano que
pregone la ley de Jesucristo, sin que á uno y á otro los amordacen
los condenen, los aplasten.
Somos muy libres; y I03 católicos tienen que esconder los emble-
mas de la Soberanía social de Jesús; y los pueblos tienen que cerrar
sus templos, y los sacerdotes tienen qu3 ocultarse, y los Heles tienen
que celebrar sus misterios á escondidas, como los cristianos de las
catacumbas.
Somos libres; y nos escoltan millones de bayonetas, y nos amena-
zan miles de cañones.
Cuando nos mandaba Dios, nos regía con la ciridad; pero ahora
nos mandan los hombres, y los hombres no tienen más poder que el
de sus ejércitos.
Pues si así es, más quiero ser esclavo de Dios y libre de los hom-
bres, que esclavo de los hombres y libre de Dios.
A. §eíán.
' • 3 * S L A ¿ 2 > Í L S . 2 J í < S L S . i J s J s L s . J U . § < ? L S . í í § > 5 I LXLg^l^g^JL^^g^j^íg^J!^

-H-Ejl-il-HHgl-ll-Bl-il-il—P-íl-ü-H-H-p-B-B-

Sor Teresa del Niño Jesús


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

IX
(CONTINUACIóN)

Primera invitación á los goces eternos.-La noche obscura. - La tabla de


los pecadores.—Como este ángel de la tierra entiende la calidad frater-
na.—Una gran victoria.—Un soldado desertor.

HTRB las gracias sin número que he recibido


íeste año, es la de conocer en toda su extensión
el precepto de la caridad. Jamás me había detenido
á meditar con atención estas palabras del Salvador:
«El segundo mandamiento es semejante al primero:
Amarás á tu prójimo como á tí mismo.» (1) Yo trata-
ba de amar á Dios sobre todas las cosas, y amán-
dole es como he descubierto el secreto que encie-
rran estas palabras: «No son aquellos que dicen
¡Sefior! ¡Señor! los que entrarán en el reino de los
cielos; sino el que hace la voluntad de mi padre.» (2)
Jesús me ha dado á conocer esta voluntad, cuan-
do en la última Cena dio su nuevo mandamiento,
cuando dijo á sus Apóstoles que se amaran como Él mismo los amó.(3)
Y yo me he afanado por saber cómo Jesús amó á sus discípulos; y
he visto que no los amaba por sus cualidades naturales, pues ellos
eran ignorantes y llenos de pensamientos terrenos. Sin embargo El
las llamaba sus amigos, sus hermanos y deseaba que estuvieran con
Él en el reino de su Padre; y para abrirles las puertas de este
reino, quiere morir en la cruz, diciendo: que el más grande amor es el
dar la vida por aquellos á quienes se ama. (4)
(1) Matth, X X I I .
(2) Matth, VII.
(3) Joan, XLII.
(4) Luo. XI.
50 EL MONTE CARMELO

Meditando en estas palabras, he visto que mi amor para con mié


hermanas es muy imperfecto, es decir, que no las amo como
Jesús las ama. ¡Ah! al presente comprendo que la verdadera caridad
estriba en soportar los defectos del prójimo, en no alarmarse por sus
debilidades y en edificarse por el menor asomo de virtud que en
ellos se descubra; mas, sobre todo he aprendido que la caridad no
debe permanecer encerrada allá en el fondo del corazón; porque, na-
die enciende una lúe para tenerla encendida bajo ti celemín, sino sobre
el candelabro, á fin de que ilumine á todos los que estén en la casa. (1)
A mi parecer esta luz representa la caridad que dfbe iluminar y
alegrar, no sólo á aquellos seres que me son más queridos, sino todos
los que habitan en la casa.
Aun no había descendido el Señor á la tierra cuando dio la ley
de amar al prójimo como á uno mismo; y no podía exigir más, te-
niendo presente lo que cada uno se ama á sí mismo. Empero, desde
el momento que dio á sus Apóstoles un nuevo mandamiento, ya no
sólo exige que amemos al prójimo como á nosotros mismos, sino que
le amemos como el mismo Jesús le ama y como le amará hasta la
consumación délos siglos.
¡Oh mi Jesús! yo sé bien que no nos mandáis cosas imposibles;
mejor que yo conocéis mi debilidad é imperfección, y que jamás
conseguiré amar á mis hermanas como Vos tas amáis. Sin embargo,
con vuestra ayuda yo trato y trataré de poner en práctica vuestro
nuevo mandamiento.
En efecto, así es; cuando yo practico algún acto de caridad es
Jesús quien obra en mí; cuanto más unida estoy á Jesús, más amo
á mis hermanas. Para acrecentar este mi amor hacia mis hermanas,
cuando el demonio pone ante mis ojos los defectos de alguna de ellas,
yo trato de buscar sus virtudes; si la veo caer alguna vez, ei tonces
digo para mis adentro?.- ¡cuántas victorias habrá conseguido contia
sus continuas tentaciones, pero que ella oculta por humildad! ¿y
quién sabe, si lo que á mí me parece una falta, es por el contrario
un acto de virtud á causa de la buena intención con que lo hizo?
Por eso digo con San Pablo: «Poco me importa el ser juzgado por
ningún tribunal humano. Ni siquiera yo mismo me juzgo. El que me
juzga, es el Señor.» (2).
Sí, es el Señor, es Jesús el que me juzga. Y para que su juicio
me sea favorable, ó mejor dicho, para que no vea en mí cosa digna
de juicio, ya que El ha dicho: «No juzguéis y no seréis juzgados» (3),
desde ahora quiero pensar bien de mis hermanas.
San Mateo nos explica muy bieu en qué consiste el nuevo precepto
del Salvador, cuando dice: «Habéis oido que se os ha dicho: Amaréis
á vuestros amigos y tendréis odio á vuestros enemigos. Jilas de mi parte
os digo: Amad á vuestros enemigos, rogad por los que os persiguen.» (4).
Claro es que en el Carmelo no hay enemigos; pero hay más ó

(1) Luc. X I .
(2) I. Cor. IV.
(3) Luc. XI.
(4) Mat. V.
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 51
menos simpatías; una no puede menos de sentir más inclinación
hacia una hermana que hacia otras. Pues bien, Jesús me dice que
debo de amar á esta hermana, que he de rogar por ella, aun cuando
en su modo de proceder manifieste bien á las claras que no me ama,
porque: «Si amáis á los que os aman ¿qué mérito hay en eso? los
pecadores también aman á quienes los aman» (1). Y no basta un
amor platónico, es^preciso que^'el amor soa práctico

Muy R. P. Rainaldo de San Justo. General de los


Carmelitas Descalzos
|Ah! cuan lejos estoy, Madre mía, de practicar lo que me dice
Jesús; sin embargo, la buena voluntad suple por todo, y esto me
tranquiliza. Si caigo en alguna falta contra la caridad, al momento
la reparo; y de algunos meses á esta parte no se me ofrecen comba-
tes sobre este particular, y puedo decir con nuestro P. S. Juan de la
Cruz: «Mi casa está sosegada», y atribuyo esta paz interior á cierta
lucha de la que obtuve completa victoria. A partir de este día, la mi-
licia celeste combate á mi lado, para que no caiga herida, después
de haber luchado en la ocasión que voy á describir.
Una santa religiosa de la comunidad tenía la costumbre de con-
(1) Luo. VI.
'52 EL MONTE CARMELO

trariarme en todo; y el demonio, no podía ser otro, rae hacía ver en


ella cosas muy desagradables; mas después de haber sostenido una
lucha interior, en la que la naturaleza y la gracia pedía cada una sus
derechos, al fin venció la segunda; y procuré en lo sucesivo hacer
por esta hermana lo que hubiera hecho por la persona más queridr.
Y como obras son amores, y no buenas razones, cada vez que me la
encontraba, rogaba á Dios por ella, además la prestaba todo género
de servicios siempre que se me ofrecía oportunidad, y cuando me
sentía tentada á responderle de una manera desagradable, le sonreía
con amabilidad. Un día me preguntó: <Hermana Teresa del Niño
Jesús ¿podríais decirme por qué os soy al parecer tan simpática? Os
hago esta pregunta, porque cada vez que me encontráis me sonreís
de una manera muy graciosa» ¡Ah! Lo que me la hacía simpática
era Jesús oculto en el interior de su alma, Jesús que dulcifica lo más
amargo.
A veces también, cuando el demonio me tentaba con violencia,
entonces, si podía esquivarme sin que ella se apercibiese de mi lu-
cha interior, huía como soldado de la batalla, medio el más poderoso
para vencer en los combates de la vida; pues aquí sucede todo lo
contrario de lo que acaece entre dos ejércitos enemigos; cuando uno
de ellos huye á la desbandada, sufre una derrota vergonzosa; no así
en los combates de la carne, pues aquí, el que huye es el que vence;
y esta determinación me ha dado muy buenos resultados.
¡O Jesús! desde que he descubierto lo preciosa que os esta parte
de la caridad, corro, mejor dicho, vuelo por la seuda de vuestro
nuevo mandamiento, y quiero volar hasta el día feliz en que formando
parte del cortejo virginal, os seguiré por los infinitos espacios can-
tando vuestro cántico nuevo que es el del Amor.
Fr. E. I. F.
(Se continuará)
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES
XXI

scultura Bizantina. La antigua Bizanciu


erigida por Constantino en Capital del Im-
perio de Oriente, dio su nombre al arta que
algunos autores han llamado neo-griego y
que en realidad es un conjunto de las for-
mas griegas y romanas realzadas y en-
noblecidas por el cristianismo.
De carácter marcadamentereligioso,
austero y rígido, la escultura bizantina
se encontró desde su principio bajo la
tutela de la Iglesia, que miraba con
desdén la práctica pagana anatemati-
zada pur los Santos Padres que la con-
sideraban como un artificio del espíri-
tu del mal. Sin embargo, el nuevo arte oriental no dejó 'de tomar
algo del clasicismo idólatra, como que no podía acudir á otra parte
en busca de modelos que imitir, pues la Persia y la Siria que habían
suministrado los elementos arquitectónicos y decorativos cuyo
triunfo se consagró en Santa Sofía, no podían en Escultura ofre-
cer á los artistas de las orillas del Bosforo más ejemplos que los
relieves de Persépolis ó lasestatuas de Tebas y de Menfis. A pesar
de todo los artistas cristianos sin extralimitarse un sólo punto de
lo aconsejado y preceptuado por los santos Padres, elevaron la Es-
cultura á gran altura, hasta que el desarrollo sucesivo de las ideas
abrió nuevo derrotero al arte y al artista.
En la época del desarrollo de la Escultura bizantina hay que
distinguir dos periodos; el de lustiniano y el macedónico. En el pri-
mero la escultura alcanza una vida relativamente próspera; la es"
tatúa ecuestre de Justiniano vestido de Aguiles demuestra la
existencia de los procedimientos técnicos de los antiguos artistas,
varios restos escultóricos de marmol con el San Demetrio del mon -
te Atos y la Madona del mar, indica la escultura de una escuela
54 EL MONTE CARMELO

que por su buen estilo, delicadeza en la expresión y acierto en el


plegado de los paños, recuerda los procedimientos del arte gre-
co-romano.
Estas reminiscencias clásicas nótanse también en los trabajos
de marfil, en que los bizantinos hicieron obras verdaderamente no-
tables en forma de dípticos y tapas de libros. Empero el arte plás-
tico, que poco á poco procuraba [formarse un estilo propio y ad-
quirir la consideración debida á las demás Bellas Artes, experi-
mentó un rudo golpe con la herejía de los iconoclastas que prece-
dió al periodo macedónico. Desde los célebres edictos de León
Isaúrico en 726 y 728 ordenando la supresión de las imágenes reli-
giosas hasta su restablecimiento por los Concilios de Nicea y Cons-
tantinopla en 787 y 842, media un espacio de más de 'un siglo en
que abundan las calamidades de todo género, cortejo obligado de
las luchas civiles y religiosas. A su término la pintura renació con
más fuerza y gallardía; pero la Escultura, falta de los artistas que
habían emigrado á las naciones de Europa, á penas pudo volver á
la vida que le concedieron los concilios, y la estatuaria excluida
sistemáticamente de las iglesias griegas, no acertó ya á producir
obras notables en el periodo macedónico; sólo los bajos relieves y
las obras en marfil merecen mencionarse.
Los grandes desastres que al partir del siglo XI agobiaron al
Imperio bizantino hasta que rindió su último suspiro en 1452 en
manos de Mahomet II, no podían ser favorables á la Escultura de
aquellos tiempos que constituyen la época de decadencia en la cual
el canon artístico se alarga desmesuradamente llegando las figu-
ras humanas á medir alturas exhorbitantes, el dibujo de los extre-
mos empeora y una especie de mal gusto barroco domina en los
paños. Desde la invasión de los latinos en 1204 algunos artistas
trataron de mejorar la plástica estudiando la imaginaria occiden-
tal; pero en vano. La escultura bizantina, después de haberse es-
parcido por todo el mundo, era ya un cadáver, cuando las hordas ,
mahometanas se apoderaron de la gran ciudad de Constantino.
Escultura Italiana.—P'oco podemos decir de las obras escultó-
ricas de la primera época del arte cristiano en Italia, ó sea la de-
nominada italo-bisantina, porque apenas se conservan más res-
tos plásticos que algunos sarcófagos, procedentes de las catacum-
bas y las estatuas de San Hipólito y San Pedro existentes en el
Museo de Letrán y en el Vaticano, procedentes todos de un arte
inocente impregnado de reminiscencias clásicas y más preocupado
del asunto y significación de las escenas que de la perfección téc-
nica. Desde el siglo VI, el arte bizantino se implanta en el Exar-
cado de Ravena, y su influencia constante, pero desigual y alterna
en los diferentes estados italianos, se observa hasta el siglo XIII.
Privados los Italianos de los elementos que constituía la base de
las escuelas artísticas de Europa, necesitaron crearse un arte pro-
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES 55

pío, y de aquí que volviendo los ojos á la antigüedad cuyos restos


abundaban en torno suyo, comenzara lentamente la resurrección
del arte greco-romano en el siglo XIII inaugurando la famosa épo-
ca del renacimiento que termina con los grandes maestros del si-
glo XVI. En el primer periodo llamado de la restauración, la Es-
cultura bajo la dirección de Nicolás de Pisa su hijo Juan y Arnul-
fo de Cambio, emprende en nuevo rumbo y afirma su independen-
cia creando en Toscana una verdadera escuela de estilo más deli-
cado y clásico que el que fué dado alcanzar á los restauradores de
la pintura.
Al comenzar el siglo XV, la capital de Toscana continúa ejer-
ciendo la supremacía artística entre las demás ciudades de Italia, y
de ella parte el nuevo impulso dado al renacimiento por Ghiberti y
Donatello en los que el amor á la antigüedad se junta á la obser-
vancia profunda de la naturaleza y con excepcionales dotes que
emplean en obras notabilísimas, las cuales indican el camino del
grande arte á sus contemporáneos y sucesores, camino en que los
siguieron Luca, Della Robbia, tan gracioso en sus composicio-
nes de cerámica polícrona, Pollojuolo, excelente anatomista; Ve-
rrochio, realista de grandes vuelos y Agrátí inmortalizado por su
única estatua de San Bartolomé desollado, y tantos otros esculto-
res ilustres de toda Italia cuyas obras pueden verse en sus respec-
tivas biografías.
Tres grandes maestos caracterizan el periodo de apogeo en la
Escultura italiana: Leonardo de Vinci, Miguel Ángel y Benvenuto
Cellini. Las obras capitales de estos escultores insignes, á saber:
la estatua ecuestre de Francisca Sforsa, desgraciadamente perdi-
da, las tumbas de los Médicis y de Julio II y el Perseo, indican su
diferente manera de sentir y expresar la belleza. Vinci representa
la armonía entre el genio y la reflexión: Buonarroti el vigor de la
concepción y la ejecucióm; Cellini la elegancia y la gracia
Contemporáneos de estos artistas brillaron otros que aunque no
dotados de tan excepcionales condiciones, dieron, sin embargo,
gallarda muestra de su talento. Tales fueron Torrigiani tan famoso
por sus aventuras como por sus obras; Bandinelli, estatuario vigo-
roso aunque algo afectado; Juan de Bologna, y algunos más de
menor importancia á cuya muerte comenzó para el arte plástico
italiano la época de decadencia de los siglos XVII y XVIII.
Miguel Ángel al crear un estilo acentuado característico y al-
gún tanto realista, fué al mismo tiempo el fundador del arte mo-
derno y la causa de su decaimiento, ocasionado por la ceguedad
de sus discípulos é imitadores, que careciendo de su talento cre-
yeron copiar su genio, siguiendo rutinariamente sus pasos y exa-
gerando sus cualidades, lo cual produjo las aptitudes forzadas y
violentas, unidas á la enfadosa blandura de la ejecución que se nota
en la estatuaria de este período caracterizada por el Algardi ma-
56 EL MONTE CARMELO

norista afeminado; Corradini autor de varias obras que revelan


habilidad en el manejo del cincel unido á un gusto borroso y falso,
y sobre todo por el caballero Bernini, corifeo del barroquismo, que
esparció por toda la Europa durante medio siglo. Amanerado,
pretencioso y partidario de los efectos, á los que sacrifica su pri-
vilegiado talento y las leyes más fundamentales de la estatuaria.
El autor del baldoquinado de San Pedro precipitó al arte en la
más completa decadencia hasta el extremo de que los escultores
insulsos y afectados que median entre Corradini y Cánova, rio me-
recen la pena de ser citados.
Antonio Cánova, contemporáneo de Luis David y como él re-
formista de la extraviada escultura del siglo XVIII, por medio del
clasicismo, supo, sin embargo, evitar la afectación académica que
desluce las obras del artista francés. Su talento es fino, delicado y
elegante, aunque un poco frío y teatral. La escuela de Cánova ha
remado en Italia hasta nuestros días: A ella perteneció Bartolini,
maestro de la mayoría de los artistas que se rerelaron al público
en las pasadas Exposiciones Universales, tales como Vela, Argen-
te, Despré y otros muchos. Todos ellos muestran con raras excep-
ciones en sus obras gracia un poco amanerada, pero ejecución de-
tallada y minuciosa.
Lo que, como conclusión, podemos afirmar de la escultura ita-
liana, es que lo mismo en Miguel Ángel que en Leonardo de Vinci
sobresale siempre cierta idea cristiana que se ve brillar en la men-
te del artista y se comunica insensiblemente á las obras que salen
de sus manos, y esa idea cristiana comunicada á la obra escultó-
rica, da á ésta todo el realze, grandiosidad, admira'ción y celebri-
dad con que el mundo ha apreciado esas obras inmortales.
Fr. ¡üamuel de üznta Feresa.
(Se continuará)

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SIN ESPUELAS
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ROMANCES HISTÓRICOS

RECONVENCIONES DE ALFONSO VI AL CID

—Matárades á Bellido
Si ficieras como bueno,
Que no ha faltado quien dijo
Que tuvisteis asaz tiempo...

RESPUESTA DEL CID:


—Mentirá quien me achacare
Del traidor Dolfos el tuerto;
Que sabedes lo que fué,
Y lo que no fué en el reto,
Además que sin espuelas
Cabalgué entonces por hierro...
(Romancero del CU.)

La luna, luciente lámpara De guardar plazas y torres


De la noche, ya colora Cual nadie jamás guardólas,
La sobrehaz de la tierra Piensan festejar el triunfo
Con su llama melancólica. Y asociarse á la victoria
Gimen los flébiles céfiros Del enemigo, incendiando
Cuando tenuemente azotan Palacios, templos y chozas.
De las tiendas castellanas Y cuando crea el castellano
Banderas y recias lonas. Hallar rica-hembra con joyas,
Cerca Don Sancho el Segundo Verá un montón de cadáveres
La altiva y vieja Zamora, A la luz de las antorchas.
Que, cual armado gigante, Que en luminarias Sagunto
Dormida yace en su roca; Y Numancia en llamas rojas,
La ciudad, cuyos pendones Están delante sus ojos
Por Doña Urraca enarbola, Más claros que en su memoria.
Y antes que rendir sus astas
A las huestes cercaduras, En calma está el campamento;
Y sus erguidas cervices En silencio van las horas
A coyunda deshonrosa, De la noche, á sepultarse
Y humillar sus altivezas De lo pasado en la fosa.
Los que de altivos blasonan; Solo se escucha el "¡alerta!,,
Y dar sus llaves los Arias, De una voz cascada y bronca,
Los Arias que tanto se honran Que, á poco, otra voz responde:
58 EL MONTE CARMELO

"¡Alerta!,, asaz más medrosa. —Pues esas hojas las traigo


"¡Alerta!,, gimen las auras Guardadas entre la cota.
Que van á azotar las lonas —Que doy el grito de alarma..
De los reales de don Sancho, —Si os dejo yo abrir la boca.
En cuya cima, orgullosa —¡Soy un espía...—Acabemos.
La bandera de Castilla Dadme entrada franca y pronta,
Se mece en aires de gloria! Si no queréis, ¡por Santiago
"¡Alerta!... ¡alerta,,!., es un eco Y Pelayo y Covadonga!
Que presagia una derrota.' Que de un tajo la cabeza
¡Ay! Cuando vuelva otra luna <; En dos partes os la rompa.
A derramar melancólica .—¡Por San MillánL.T Que sois
Su luz sohre esa bandera (bravo.
Que hora tan altiva flota, —Al fin comprendisteis, ¡ola!
¡A media asta será izada Asaz pesado os portasteis
O se abatirá llorosa! Y al cabo hicisteis memoria.
II Pues ya estáis en vuestro
—¡Alto!—Soy un mensajero. (acuerdo,
—¿De Zamora?—De Zamora. Oid dos razones cortas:
—Y ¿qué nuevas?...—Eso á vos ¿Veis las sombrías almenas
Ni os atañe, ni os importa. De esa ciudad orgullosa?...
—Mostrádmelos pergaminos. ¿Veis cruzar por el adarve
—¿Pergaminos?., ¡esta es otra! Aquellas dos mudas sombras?...
Fué alguna vez portador Allí velaréis mañana;
De pliegos vuestra persona? Mañana estáis en Zamora.
—Una y dos y tres y un —¡Cómo!... ¡vos!... ¡cielos!...
/"cuento. (¡Mañana!
—¿Y no sabéis que no toca ¡Qué alegría, Santa Mónica!
A villanos leer papeles Escuchad, oiréis qué claro
Do no hay cruces, sino jotas? El agudo clarín toca.—
—¿Queréisme decir?...—Que á Este fué el fin de las hablas
(vos Del soldado, y de quien nombra
Eso de letras estorba, Con execración y espanto
Sólo entenderéis la cruz Bellido Dolfos la historia.
Y veréis cuál son las hojas. Y del bélico clarín
—Pues esas hojas ver quiero Empezó la voz sonora
Que las letras no me importan. A poner en movimiento
Soldados, armas y lonas.
Fr. Floriía del i amelo Feresiano..
(Se continuará)

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¿ifíf*

IfEM^s.

EFEMÉRIDES DE LA MISIÓN CARMELITANA DE MESOPOTAMIA

(CONTINUACIóN)

1754. Los Carmelitas Descalzos que visitaban de vez en cuan-


do á los cristianos de Bauder-Abbas y Boucbir en el Golfo Pérsico,
fundaron también una Misión en la isla de Karek, donde los holan-
deses tenían uu importante establecimiento comercial. El Padre que
fué á fundar esta Misión, que fué el P. Uibano de San Elisoo, murió
en dicha isla el día 22 de Mayo del año siguiente.
1755. El 22 de Junio de este mismo año murió en Bassorá el
Excmo. señor Sebastián de Sta. Margarita, Obispo de Ispahan, cuya
consagración tuvo lugar en Bagdad en 16 de Abril de 1752. Su no-
ticia fúnebre escrita por su hermano carnal el P. Jacinto, dice: «Des-
pués de su consagración, como fuese peligroso el camino de Persia
por las sediciones y guerras fuimos juntos á Bassorá, donde perma-
necimos hasta el día 17 de Mayo de 1753, y en este tiempo nos di-
rigimos & la fundación de la MíSíóD en el Golfo Pérsico, y después
de llevada á feliz término, volvimos á Bassorá. >
1757. Un Padre Jesuíta francés, misionero en Persia, murió
poco antes de llegar á Bassorá. «En el año 1757, el R. P. Desvigues,
Mis. Apost. S. J., al venir de la isla Karek á esta ciudad, murió cer-
ca del río llamado de los Árabes, el día 25 de septiembre, y el día
27 fué sepultado en nuestro convento al lado del R. P. Bonifacio,
Mis. O. N.»
1766. Hé aquí un trozo de la descripción de Bagdad por Nie-
bnhr, célebre autor dinamarqués, que visitó estos paises en 1766,
60 EL MONTE CARMELO

Había aquí dos religiosos de la ordeu del Carmen. El uno tiene dos
títulos de honor: es Obispo de Babilonia y Cónsul francés de Bag-
dad. Es muy querido, tanto por los mahometanos como por los cris-
tianos. Su compañero es tinibién una persona muy benemérita, co-
mo en general he visto que lo son todos los Padres de esta.Orden.
Todos los religiosos que vienen aquí saben ordinariamente algo de
medicina, lo que les granjea la protección de los Turcos. Estos mi-
sioneros se dedican, no tanto á la conversión de los mahometanos,
que apenas se puede lograr, como á persuadir á los cristianos orien-
tales á reconocer al Papa como Jefe de la Iglesia.»
1769. «En el año de 1769, el día 10 de Diciembre, María bija
de Abdélmenech (nombre árabe que significa servidor de Cristo) re-
galó á nuestra Iglesia de Bagdad un precioso cáliz de plata con su
patena, con la condición de que después de su muerte se celebraran
misas por su alma. Pesa este cáliz con su patena tres libras y tres
onzas.—Fr. Manuel de S. Alberto, C. D., Obispo de Babilonia.»

Escuela, en T r i c h u r (Malabar).
P. P l á c i d o P.León Sacerdote Indígena
(Véase el número anterior)
1773. Grande peste. En aquel año murieron los cuatro carme-
litas que teníamos en Bagdad y dos en Bassorá. Lée?e en el libro de
Bassorá: El día 20 de Abril (1733) llegó de Babilonia la triste noti-
cia de la muerte del R. P. Ángel de Sta. Ana y Fr. Claudio de San
José, Carmelitas Descalzos, acaecida el día 27 de Marzo de resultas-
de la pestilencia. Además el día 4 de Abril murió también de la
MISIONES CARMELITANAS 61

peste el linio, y Revmo. P. Manuel de S. Alberto, Obispo, y el Re-


verendo P. Constancio de San Jacinto.» Los dos Padres de Bassorá
Ildefonso de Sta. Ana y Fidel de Sta. Teresa murieron también de
la misma epidemia poco después. Así, pues, en aquel año todos los
misioneros de Mesopotamia cayeron en el campo del honor víctimas
de su abnegación y caridad. Nuevos operarios llegaron para reem-
plazar á los que habían concluido su tarea, y fueron el P. Enrique
de S. Carlos, cuyo nombre aparece en los libros parroquiales de
Bagdad el día 5 de Agosto, y el P. Fernando de S. Carlos, que llegó
á Bassorá el 28 de Septiembre.
1774. Léese en el libro de misas de Bassorá: «el día 19 de Abril
de 1774 llegaron de Alepo á Bassorá el limo, y Revmo. P. Carlos
de S. Conrado, Obispo de Calamina, y los PP. Gregorio de Sta. Te-
resa, Victor de Sta. María, y Luis María del S. C. de Jesús.» El Padre
Gregorio falleció el 23 del mismo mes.
El limo. P. Carlos de San Conrado hizo la visita canónica y mar-
chó á las Indias con el P. Victor el 18 de Agosto del mismo año. Di-
cho P. Victor fué nombrado Obispo y Vicario Apostólico del Mogol
Grande en 1788 y murió en 1793.
1775. Un religioso Dominico, el P. Juan de Bernardos, O. P , Vi-
cario General de Ispahán, que pasó por Bassorá, murió el día 26 de
Julio y fué sepultado en nuestra iglesia detrás del altar mayor.
1780. El P. Luis María que vivía entonces en Bassorá distin-
guíase por su estilo en escribir las defunciones de la Parroquia: sir-
van de muestra las siguientes:
t¿Quién es este Cristóbal?—Hijo de Sofía, viuda de Mario Os-
man, de Venecia, nacido el 24 de Abril de 1773, y el día 29 de Ju-
lio de este año, recostado cerca de la cisterna del cónsul francés, mu-
rió y súbitamente nos privó de las esperanzas que en él teníamos.»
«El día 9 de Agosto de 1780, viendo Dios que Teda, hija de Ris-
cia, estaba en un peligro increíble de su salvación eterna, la sacó
de esta vida, y la colocó sobré las estrellas.»
«El día 28 de Agosto, fortalecida por todos los sacramentos, y
entre el llanto de todos y los suspiros de mi corazón, fué llevada al
cielo la dichosa alma de Seidon, que despojada voluntariamente de
todos sus bienes hacía muchos años, se había consagrado al servicio
de la iglesia de Bassorá, la cual por gratitud conservó el cuerpo de
esta Virgen de sesenta y seis años, cuatro meses y nueve días. Vos-
otros que leéis esto, acordaos siempre de ella y sed agradecidos. —
Fr. Luis M. del C. de. J., C. 1). Mis. Apost. Vic. Gral.»
Nuevo obispo de Babilonia.—Para reemplazar al difunto Mon-
señor Manuel de San Alberto la Santa Sede nombró á Monseñor
62 MISIONES CARMELITANAS

Mórodot de Bourg, de la orden de San Benito, francés de nación.


Este prelado no vino á Bagdad, envió á su sobrino, con título de
Vicario general, y él permaneció en Francia.
El nuevo obispo propuso á la sagrada Congregación varias du-
das sobre el territorio de su misión y su juridicción sobre los mi-
sionarios latinos y la iglesia y el convento de los Carmelitas. Ad.
l. m respon3um est que la Asiría y la Mesopotamia formaban su
territorio, ad 2.m que los misionarios latinos necesitan la anuencia
del obispo para ejercer su ministerio sobre los fieles latinos. Ad.
3.m que ad usum el templo y el convento podían servir al obispo,
Bin perjuicio del derecho de los Padres Carmelitas.
Fr. Fedro de h M. de 3.
(Se continuará)
«, N ' * ' t , J ^
• • • ^ p» .t fr^NH* ^ J¡1 u&cpi¡
EL CANTO GREGORIANO EN ROMA
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

(COTINUACIóN)

La Comisión romana para la música sagrada, restablecida por S. E. el Car-


denal-Vicario, monseñor Eespihgi, con especial aprobación del Soberano
Pontífice, también está, grandemente interesada en la restauración del can-
to gregoriano tradicional, no solamente en Roma sino en toda la Iglesia.
Hemos dicho restablecida, porque ya el 6 de Abril de 1885, después que la
Sagrada Congregación de Ritos, con la autorización pontificia, comunicó
al Episcopado Italiano, el 24 de Septiembre de 1884, el Reglamento para la
música sagrada, se hizo como un ensayo de este género, al menos, por lo que
hace a la revisión de libros litúrgicos. Aunque este Reglamento contenía
muy sabias disposiciones para esta parte do la liturgia eclesiástica, sin em-
bargo no pocas ni pequeñas dificultades surgieron en varias Diócesis para
su exacta observancia.
A fin de remover tales obstácules y procurar que en todas las iglesias
la músic?, sea digna de la Casa de Dios, el Padre Santo después de haber
hecho que se consultara á varios de los principales maestros del arte musi-
cal, y de conocer también la opinión de muchos Ordinarios de Italia, dis"
puso que la Sagrada Congregación de Ritos sometiera á maduro examen en
sesión plena tan grave asunto, indicando qué reglas de las prescritas debían
aclararse, cuáles modificarse y cuáles añadirse, para asi obtener más fácil-
mente el fin propuesto.
Fruto de esta importante disposición de Su Santidad, fué el Reglamento
para la música sagrada compuesto por la Sagrada Congregación de Ritos en
sus sesiones ordinarias de 7 y 12 de Junio de 1894, aprobado en todas sus
partes y ordenado su publicación el 6 de Julio del mismo año, por Su San-
tidad el Papa León XIII.
Aunque apartándonos algo de nuestro propósito en estas líneas, no nos
parece mal recordar aquí los dos primeros artículos de este Reglamento
que son como sigue:
Artículo 1.* «Toda composición musical, informada por el espíritu de
las funciones sacras, que la acompañan, correspondiendo religiosamente al
significado del rito y de las palabras, mueve á devoción á los fieles y por
esto es digna ere la casa de Dios.»
Artículo 2.° «Tal es el canto gregoriano, que la Iglesia mira como ver-
daderamente suyo, y es por tanto el único que adopta en los libros litúrgi-
64 EL MONTE CARMELO

eos aprobados por ella.» Más adelante, en la segunda parte, se lee: «Los Re-
verendísimos Ordinarios harán cumplir exactamente á los clérigos la obli-
gación de estudiar el canto llano Vigilen mucho los Reverendísimos Or-
dinarios sobre los párrocos y rectores do iglesias, para que no permitan eje-
cuciones musicales contrarias á las prescripciones de este reglamento, va-
liéndose, según su arbitrio y prudencia, de las penas canónicas contra los
desobedientes.»
A pesar dé las muy sabias reglas é instrucciones que este reglamento
contiene sobre la música que ha de usarse en las funciones eclesiásticas y
medios para promover el estudio de la música sagrada y para evitar los abu-
sos, todavía continúan la dificultades para quo esta importantísima parte
de la liturgia católica sea observada con relativa exactitud, ya que no con
todo rigor. Así pues, nada es de extrañar que la Comisión para la música sa-
grada restablecida por Su Eminencia el Cardenal-Vicario y sancionada por
la Suprema Autoridad pontificia, sea una bella esperanza pira el culto cató-
lico y motivo por tanto de singular regocijo p i r a todos los que se interesan
por el mayor esplendor y brillo de nuestras funciones sagradas, por la li-
turgia romana, por la reforma de la música sacra y restauración del canto
gregoriano tradicional.
¿Qué resultados prácticos conseguiremos con esta Comisión? No lo sabe-
mos; el tiempo que es el que mejor resuelve todos los problemas y todas las
cuestionos, por intrincadas que sean, se encarga de contestar á estapregun"
ta. Nosotros lo que sabemos es que la elección de los individuos que la com"
ponen, no ha podido ser más acertada. Veámoslo.
M. Mattoni: es uno de los sochantres de la capilla Ginlia en San Fedro,
donde, á la vez, desempeña el cargo de archivero. También es profesor
de canto gregoriano en el «Liceo Musical» de Roma. Su Eminencia lo ha
nombrado do la Comisión en representación de todos los sochantres de las
iglesias de Roma.
El barón Kanzlor es un arqueólogo de primer orden y músico de mucha
estima por sus profundos conocimientos en la ciencia del divino arte. Este
sabio arqueólogo profesa gran amor y admiración á las melodías gregoria-
nas publicadas en Solesmes por los RR. P P . Benedictinos en sus libros li-
túrgicos, tal como el Liber Oradualis, Usualis, Antiphonarius y otros. Mereció
la honra de preparar los coros del famoso oratorio Natale del Bedentore del
maestro Porosi, cumpliendo su cometido maravillosamente y coadyuvando
por tanto al nuevo triunfo del joven y célebre compositor, obtenido en
Como.
Alejandro Parisotti: es secretario de la «Academia de Santa Cecilia» y
muy distinguido profesor de canto. En otro tiempo dirigió los conciertos
de la antigua «Sociedad romana». Como autor de obras musicales dei género
religioso merece ser respetado, y. en prueba de ello, citamos la «misa de ré-
quiem» publicada ya, con aplausos del público, y ejecutada con verdadero
éxito en la Iglesia de la Minerva para los funerales dol príncipe Aldobran-
dini. Sin embargo, donde más so distingue el maestro Parisotti es en la
critica musical y en el buen gusto que ha demostrado siempre en sus apre-
ciaciones musicales; es finalmente, una garantía y una esperanza inequívo-
ca del buen impulso que dará por su parte á la acción de la nueva Comisión.
Felipe Capocci: es uno de los más célebres organistas de nuestra época y
como tal ha ejercido grandísima influencia acerca del uso del órgano en las
iglesias do Roma, En efecto, puedo asegurarse quo al presente todo lo que
SECCIÓN MUSICAL 65

de bueno hay en Roma respecto á organistas, se debo á él y á su escuela.


Es al mismo tiempo autor de un gran número de obras religiosas vocales y
orgánicas, especialmente para los grandes órganos modernos, y en todos y
en cada uno de ellos demuestra superabundantemente sus profundos cono-
cimientos en el arte que profesa, por lo que, con sobrada justicia, se ha con-
quistado el título y sobrenombre de célebre compositor, organista y maes-
tro. El indiscutible mérito de su personalidad artística juntamente con su
modestia y retraimiento del aplauso de los hombres, le han hecho acreedor
de grande estima no sólo en su patria sino también en el extranjero. Es,
por último, el primero de los maestros de capilla de Roma, no solamente
por razón de arte sino porque dirige de manera incomparable el magisterio
de la Santa Iglesia Catedral del Romano Pontífice, Archibasilica de San
J u a n de Letrán, Cabeza y Madre de todas las iglesias del mundo, por lo
que, gracias á tan ilustre maestro y al celo del eminentísimo Arcipreste,
cardenal tíatolli, se oyen con bastante frecuencia en esta Archibasilica
obras de sentido verdaderamente litúrgico ejecutadas con admirable per-
fección.
Recuerden nuestros amados lectores que en esta Santa Iglesia se canta
según la edición tradicional, la de Solesmes.
Como representante de la S. C. de Ritos en esta Comisión, ha sido nom-
brado el M. R. P. Mancini, director de la muy importante publicación Ephe-
merii.es litúrgic e. Tan conocidos son los méritos de este R. P. que nos cree-
mos excusados de hacer aquí su elogio.
Puede ser que haya sido motivo de extrañeza para algunos, el ver que en
esta Comisión para la reforma de la música sagrada, figuran los nombres de
dos profesores pertenecientes al Estado italiano; mas ésto indica á nuestro
juicio, no solamente las relevantes dotes artísticas y personales de estos
dos maestros, sino también y de modo innegable, la grande imparcialidad
que ha presidido á la formación de una Comisión restablecida únicamente
para llevar á la práctica una reforma verdaderamente artística.
Por nuestra parte, hacemos votos al Señor para que pronto sea un hecho
esta reforma y ocupe la música dignamente el lugar que la corresponde en
las funciones religiosas.

Fr.M. F. 8lo.
(Se continuará)
^ * S ^ * ^ * ^ * ^ S £ ^ » P ^ i ^ a c v^lC^mT'etttr7 S^éW^Jp^éJKS'T

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

MÁS SOBRE LA MÚSICA.—Muchos nempe moribus imbutus, et christiana


son los abusos que en nuestros tiem- doctrina eruditus, ut religiosos sensus
pos se cometen en las iglesias res- in alios excitare possit dum órgano lu-
pecto del órgano y canto, ejecutando dit. Quot vicibus et quot in locis au-
composiciones poco religiosas y aje- diuntur organistce in scholis quoe ad
nas de la casa de Dios, y de ordina- theatra pneparant educati, et in aulis
rio con detrimento espiritual de los mundanis jugiter versati, modulationes
fieles, y transpasandolos justos limi- nesciunt quot Deum sapiunt, sed molles
tes que la sagrada Liturgia aconse- ac lascivos cantus repetunt, quos in
j a y manda. iheatris didicerunt. Itisuper, scientia
Para obviar estos males y procurar cantus Oregoriani qui toto cwlo dif/ert
que todos se dirijan conforme a las a música hodierna, tam in modulatio-
prescripciones de la sagrada Con- nibus «MIS, quam in constructione, ut
gregación de Ritos y Ceremonial de ita dicam, umnino praditus esse deberet:
Obispos, expondremos en este ar- ut prosludia et interludia illi conformia
tículo algunas generalidades que se reddere possit; necnon ita in arte sua
deben observar en las Misas canta- peritus ut cantus sacros comitari ex
das, Vísperas y Maitines. improviso sciat. (1) En los teatros y
Hablando el Cardenal Alimonda salones públicos no se permite tocar,
del órgano dice que es el conjunto ningún instrumento músico sino á
ó unión de todos los instrumentos los que poseen bien el arte; y en las
músicos, que por la variedad de sus iglesias, donde los fieles se reúnen
sonidos agradables penetra en el co- para llorar sus pecados y pedir á
razón y conmueve las fibras de nues- Dios perdón de ellos, se ven tantos
tras almas, haciendo percibir toda abusos, cometidos, ó cuando menos,
clase de voces; voz de tristeza y de permitidos, por aquellos mismos que
terror, voz de consuelo y de esperan- por su autoridad y dignidad que re-
za, voz de la vida y de la muerte. (1) presentan ante el pueblo, debían
En cuanto a las cualidades de que evitarlos y corregirlos.
ha de estar dotado el organista, ved
Respecto del acompañamiento, he-
cómo se expresa san Carlos Borro-
mos de decir, que en ningún caso ha
meo: Organista enim non est admitten-
de cubrir ó ahogar el órgano al can-
dus ab ecclesiarum rectoribus, nisi ob-
to, antes bien, ha de ser el órgano
tenía Episcopi approiationc. Is porro
como cosa secundaria y ayuda del
catholicus ex animo esse ieberet, bonis

(1) Conferenza XV, part. i.' (1) S. Carol, Conc. Prov. IV.
SECCIÓN CANÓNICO-LITÚSGICA 67
canto. A este propósito prescribe una y según el Decreto de 10 de Ene-
constitución sinodal, que copiamos ro de 1852 todo el Ofertorio y Post-
literalmente y dice: Organi sonus can- comunio. Puede así mismo hacerse
tum adjuvet et comitelur, nnmquam au- alguna pausa en el Credo, ut cantores
tem illum fragoribus opprimat, sepe- paululum quiescant, pero sin omitir
liaique cantantium voces, atque verbo- artículo alguno. (1)
rum sonum, nevé absonit et refelleñda La sagrada Congregación prohibe
permutatione, organi pulsatio pars po- terminantemente acompañar con el
tissima evadat, et cantus accesoria. TJt órgano al Celebrante en el canto del
organi intervalla (intermedios) unum Prefacio y Pater noster. (2)
Ínter et alterum versum, qui a choro ca- En cuanto á los Maitines, Vísperas
nuntur, in Missis, sequentiis, hymnis, y demás horas canónicas se ha de
canlicis etpsalmis, sacrón Liturgia legi- decir que si hubiere poca gente en el
bus sint conformia, expresse et severe coro pueden alternarse los salmos,
mandamus.... in solemnioribus quoque himnos y cánticos, siempre que al-
festivitatibus. brevia esse deberé, et pa- guno recite en voz clara la parte que
rum plus perseverare, quam cantum no se canta, sin embargo, dice el Ce-
versiculi prcecedentis. (í) remonial de Obispos con los Autores:
Además la S. C. de E. proscribe to- Regulare est, sive in Vesperis, sive in
do abuso en contrario, cuando dice: Matutinis, sive in Missa, ut primus
Concentus músicos in tantum spatium versus canticorum et hymnorum, etpa-
protrahendi, ut Sacerdotes otíosi diutius riter versus hymnorum in quibus genu-
ad altare distracti hmreant, et Cosremo- flectendum est, ut in Te ergo qucesu-
niarum ordo inflectatur, ita ut, non mu- mus, Tantum ergo, guando ipsum Sa-
sica Missos cce'erisque sacris functioni- cramentum est super altare, et símiles
bus, sed Missa música famuletur. De cantentur a choro; ita etiam Gloria Pa-
los demás instrumentos músicos, di- tri, etiamsi versiculus immediate pros-
ce el Papa Benedicto XIV: Adhi- cedens fuerit a choro pariter decanta-
beantur solummodo ad vim quamdam tus; idem servatur in ultimis versibus
verborum cantui adjiciendum, ut magis hymnorum.
magisque audientium mentibus eorum
sensus infigatur, conmoveanturque fide- *
lium animi ad spiritualium rerum con-
templationem, et erga Deum, divina- Uso del solideo. El solideo no es
rumque rerum am*rem incitentur. (2) otra cosa que un pequeño (aunque
Puestos estos antecedentes dire- impropiamente llamado)bonete,par-
mos con los Autores que en todas bus püeuSf&e forma redonda, que sir-
las Misas cantadas cuando se toca el ve á los eclesiástieos para cubrir la
órgano pueden alternarse los Kyries, tonsura clerical, ó sea la parte supe-
Gloria, el Tracto y parte del Gra- rior de la cabeza. Si bien es verdad
dual, secuencia, Sanctus y Agnus Dei, que se conocía en tiempo de san J e -
siempre que se reciten en voz clara y rónimo, opinan algunos que no se
con ol órgano todas las palabras, (8)

(1) Synodus Placentina, 1899. Coerem. Episcop. prajscribit. S. B. C.


(2) Bened. XIV, 19 Febrero 1743. 22 maj. 2894.— Tractum integre ca-
(3) Ea quse cantorum schola exe- nendum si organa non pulsantur. S.
qui alternatim debet, numquam esse R. C. Sept. 1861.
omittenda; sed vel per integrum
can tanda, vel si vocibus jungan tur (1) S. R. C. 22 mar. 1862.
organa, partim concinenda, partim (2) S. R. G. 27 Januar 1899, et
eub organis clara voce legenda, prout Ccerem. Epitcop.
68 EL MONTE CARMELO

usaba en las /unciones de la iglesia Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei, á


hasta el año de 1250; concediéndose la aspersión del agua bendita, cuan-
entonces tan sólo á los ancianos, á do se recibe el incienso, al dar y al
los enfermos ó delicados de salud, recibir la paz; y en muchas partes
San Carlos Borromoo prohibió en el desde el Prefacio hasta el >:ommunio;
Concilio de Milán llevar solideo en ó cuando menos, á la consagración
la iglesia á todos aquellos que goza- y al repartir la sagrada comunión, y
ban de buena salud. Sarnelio repro- finalmente, á la bendición al fin de
bó en general su uso. Mas, con el la Misa.
trascurso del tiempo, se ha genera- Tampoco puede usarse en la expo-
lizado el solideo, sea para mayor co- sición pública ó privada del SSmo.
modidad de los clérigos, ó sea para Sacramento, ni al hacer la genufle-
significar la dignidad: con todo, no xión cuando se pasa delante del altar
puede considerarse como vestidura donde hay Sacramento. Y por últi-
sagrada, (1) por más que se permita mo, prohíbese, aun á los que tienen
en algunas funciones sagradas; sig- privilegio de usarle en las funciones
nificando en su color la prerrogativa en que generalmente está prohibido,
y honor que uno goza sobre los de- cuando celebran delante del Obispo,
más eclesiásticos. El solideo debe ó le sirven ó ejercen delante del
ser negro para la generalidad de los mismo.
clérigos; mas, los Príncipes de la
En las procesiones intra ecclesiam
Iglesia, según concesión del Papa
se permite el solideo, no siendo al
Paulo I I usan de color encarnado.
Celebrante y demás ministros reves-
Los Obispos de color morado, (2) y el
tidos con ornamentos sagrados, como
Santo Padre de color blanco.
tampoco á los que dirijen la proce-
Habiéndose, pues, generalizado el sión, como son los Acólitos, turifera-
solideo, como queda dicho, puede rio, el que lleva la cruz ó el estan-
usarse en el coro, excepto in actuali darte, según los Decretos de la Sa-
ministerio, así deben quitársele los grada Congregación.
lque cantan ó rezan el invitatorio, Del bonete tan sólo diremos que
eeciones, responsorios breves, ora- las Ordenes Mendicantes no le usan
ciones, los "que entonan antífonas, en las funciones sagradas, si bien,
salmos, cánticos, martirologios y pueden llevarle cuando salen ó en-
versículos, etc., y cuando todo el co- tran de la sacristía, antes y después
ro se arrodilla en el oficio, y cuando de la Misa. (1)
se dice ó canta el Evangelio hasta la
homilía. En la Misa cantada al Kyrie, Fr. latero de g&a losé
C. D.
(1) S. B. G. 7 Decemb 2844,-Bened.
XIV, De Sacr. Mis. sect. 2.a n. 53. (1) Sacerdotes Regulares, qui utun-
(2) Pío XI, 17 de Junio 1869.-S. tur parvo caputio et piteo possunt uti
S. León X I I I concedió también á los birreto dum procedunt ad altare cele-
Obispos el poder usar bonete de co- braturi, et in retlitu ad sacristiam. S.B.
lor morado. Brev. de 3 de Febr. 1888. C. 25 maj. 1900.
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BIBLIOGRAFÍA

Tenemos a la vista los cuadernos — E L PAN DB LA EMIGRACIóN, novo-


5 al 8 de la HISTORIA DE LA SANTíSI- la escrita por Sienkievicz, traducida
MA VIRGEN MARíA, del desarrollo dt al castellano por J. R. y E. La casa
su culto y de sus advocaciones más im- editorial de L A HORMIGA DB ORO, de
portantes en España y en América que Barcelona, ha publicado esta inte-
está publicando la casa editorial de resante novela del célebre autor del
don Felipe González Rojas. Quo vadis? Las diversas peripecias
Nada tenemos que añadir á lo ma- que, seguidas de un doloroso y tris-
nifestado ya cuando recibimos los tísimo final, experimentan los pro-
cuatro primeros cuadernos de esta tagonistas, un pobre campesino y su
hermosa obra, sino que, á medida hija, constituyen el argumento de
que la vamos leyendo, la encontra- esta novela. Forma un elegante to-
mos más interesante bajo todos con- mito'de 176 páginas. Precio: 1 pese-
ceptos, y más principalmente la ta en rústica, y 1'50 en tela.
creemos digna de que figure en el
hogar de todas las familias piadosa?, —Hemos recibido el ALMANAQUE
por la bellísima doctrina que contie- DB LOS AMIGOS DBL PAPA que publi-
ne, expuesta con una corrección de ca la importante Revista Popular de
estilo, que encanta. Barcelona; es más voluminoso que el
Apesar del inusitado lujo con que de los años anteriores, tiene muy
está impresa, so vende por cuader- amenos artículos, interesantes na-
nos de 32 páginas al precio de 50 rraciones, y poesías y preciosas ilus-
céntimos de peseta cada uno.—Ro- traciones.
dríguez S. Pedro, 9.—Madrid.

CONFUSIÓN ESPANTOSA
¿Ignora usted que hay épocas en la Historia del mundo, en que el mun-
do padece un estrabismo intelectual y moral, y en que ve torcidas y como
de través todas las cosas? ¿Ignora usted que ha comenzado para el mundo
una de esas épocas tremendas?...
Mayores cosas verá usted, si Dios no se apiada de nosotros. Verá usted
á la mentira levantarse serena, y decir á la verdad:—Yo soy la verdad, y tú
eres la mentira. A los calumniadores decir A los calumniados:—Nosotros
somos los calumniados, vosotros sois los calumniadores.—Nadie distingui-
rá lo justo de lo injusto, lo honesto de lo deshonesto, la verdad del error,
ni la virtud del vicio. Y todos se preguntarán unos á otros, como Pilato al
Señor:—¿Qué cosa os la verdad? ¿Qué significan esos nombres?—Y, como
Pilato, el mundo no recibirá respuesta, hasta que, descendiendo do lo alto
un rajo de luz, se ilumino de súbito esta obscurísima noche, y tomen su
vuelo hacia el Oriento las palomas, y hacia el Oecidento las arpías.
Donoso Cortés.
CARTA DH ROMA.—Muy Rvd. P. Director: En la capital dol Orbe cristia-
no donde más inmediatamente se deja sentir la bonéñja influencia de la
Religión católica, es también donde las sectas protestantes y las sociedades
masónicas, en connivencia infame con los gobiernos, trabajan con más de-
cidido y diabólico empeño por corromper y descristianizar al pueblo cre-
yente, echando mano para el logro de sus criminales intentos de medios
los más inmorales y provocativos.
Recientemente el Soborano Pontífice en carta dirigida al Cardonal Vi-
cario, lamentándose de la libertad que en Roma gozan estos propagandistas
sectarios é impíos, ha nombrado una comisión de eminentísimos Cardena-
les que entienda en los medios más adocuadns y convenientes para contra-
rrestar el influjo de tan perniciosas doctrinas, corrompedoras de toda moral,
y conservar en su integridad y pureza las saludables máximas y princi-
pios católicos.
Como fruto práctico é inmediato de los trabajos llevados á cabD por osta
comisión puede ser considerado el acto religioso, edificante y conmovedor
que el día 21 de Diciembre próximo pasado se celebró por disposición del
Cardenal Vicario, Mons. Reepighi, en la Iglesia de N. M. Santa Teresa de
Jesús.
Celosos sacerdotes y religiosos, ejemplares damas y nobles caballeros ve-
nían tiempo hacía trabajando por recoger y educar en los piincipios católi-
cos á muchos jóvenes que abandonados do sus padres en lo que á la parte
religiosa so refiere, yacían en la más lamentable ignorancia, careciendo
por completo de toda instrucción católica y expuestos á ser víctimas de la
herejía protestante, que en los niños se ceba de una manera espantosa.
Merced á perseverantes y activos trabajos catequísticos, en los cuales
han tomado no pequeña parte nuestros Superiores Generales, cien de estos
infelices estaban ya suficientemente dispuestos y convenientemente instrui-
dos para recibir el día 21 del mes pasado la primera comunión, que había
de servirles como de preparación próxima al augnsfo é inefable misterio de
la Natividad de nuestro adorable Redentor.
El día veinte del citado mes, nuestro Excmo. Arzobispo, M. Dionisio de
Santa Teresa, les administró el sacramento de la confirmación. A las ocho de
la mañana del siguiente día el Cardenal Vicario celebraba en el altar de
Santa Teresa el santo sacrificio de la Misa, mientras que un sacerdote con
suaves y encendidos afectos preparaba aquellos tiernos corazones que por
CRÓNICA CARMELITANA 71

vez primera iban á recibir el sacramento del amor. No es decible la modestia,


religioso fervor y santa emoción con que á la sagrada mesa se acercaron.
Terminada la misa, M. Respighi les dirigió su elocuente palabra po-
poniéndoles de relieve el singular favor que el cielo acababa de dispensar-
les, exhortándoles á emprender una vida religiosa y santa proponiéndose
como acabado modelo en todas las acciones de su vida á la incomparable
madre Sta. Teresa de Jesús, de quien su Eminencia es fervoroso devoto y
admirador entusiasta.
Ya desde un principio les hizo notar que habían hecho su primera Co-
munión, no en una Iglesia cualquiera, sino en la de Sta. Teresa, es decir, en
la de aquella santa que fué toda de Jesús, y siempre de Jesús. Refirióles la
admirable visión del infierno en que lo fué mostrado á la santa el lugar
donde la habrían llevado sus faltas cometidas en los primeros años, no obs-
tante de ser levísimas y tan imperceptibles que la generalidad de los cristia-
nos no habriamos reparado en ellas. Pero la Santa, amonestada con esta
lección, de tal manera emprendió el camino de la vida perfecta y con tal ar-
dor trabajó por agradar al esposo diviDO, que en toda su vida no cometió fal-
ta deliberada, pasándola en inefables divinos abrasamientos, hasta morir á
impulsos del amor divino. Por fin les aconsejó que no habían do contentar-
se con ser buenos ellos, sino que cada uno tenía obligación de trabajar se-
gún su estado y en la medida de sus fuerzas por sus prójimos y por la causa
de la Iglesia, contra todas las perversas doctrinas y muy especialmente
contra las sectas protestantes, pues aún en esto nos dio singular ejemplo
Sta. Teresa, que con sus admirables obras por una parte, y con la reforma
de sus fervorosas hijas que en el retiro del claustro levantan sus manos pu-
ras é inocentes ai cielo, y ia de sus ínclitos hijos que en el pulpito y en la
cátedra, con la doctrina y con el ejemplo están haciendo tanto bien al puu-
blo cristiano, será considerado siempre como uno de los santos que más han
impodido las funestas consecuencias do la Reforma protestante. Con t a l
elocuencia y calor habló este venerable príncipe de los rasgos principales
de la santa Madre que todos tenían ¿¡lavados sus ojos en la imagen bendita
que resaltaba hermosa en medio de innumerables lucos que formaban en
torno sajo brillante aureola. Terminada la función se les regaló á todos un
precioso recordatorio de la primera comunión. ¡Gloria á todos los que han
tomado parte en esta empresa y muy principalmente á su Eminencia el car-
denal Vicario, motor y fomentador principal.
Las fiestas de Navidad.—Concurridísimas han sido las fiestas celebra-
das en Santa Teresa estos días de Navidad. Prueba evidente de la devoción
que el pueblo romano profesa k la santa, pues, sin embargo de que aún no
hace un año que se inauguró su Iglesia, podemos decir quo es hoy de las más
concurridas de esta Capital.
La salud del. Papa—Cábome la satisfacción de comunicar á los lecto-
res de E L MONTB CARMELO que la salud de S. S. es hasta el día de hoy muy
satisfactoria, no obstante cuanto on contrario hajan dicho algunos periódi-
cos que no se proponen otra cosa que sorprender á los que tanto nos intere-
sa la salud de nuestro Smo. Padro.—Su affmo. E L CORRESPONSAL—Roma, 3
de Enero de 1903
UN PRODIGIO DBL SANTO ESCAPULARIO.—El día 25 del pasado, se inició
un fuego terrible en una de las casas del pueblo de Berlangas de Roa, y
tomó tal incremento que la manzana de casas lindantes á la incendiada,
72 EL MONTE CARMELO

comenzaba á ser reducida á conizas: como el pueblo es pequeño, carecía de


ayuda, insuficiente para contener el voraz elomento, y todos creyeron inmi-
nente la desaparición de aquellos edificios. Entonces el párroco don Maria-
no Santos, quitándose el escapulario del Carmen que llevaba, se le entregó
á uno de los presentes para que le arrojara al fuego; éste le echó en medio
de las llamas y se vio al Santo Escapulario en medio del fuego ir de aquí
allá como si algún ser invisible le paseara por entre las llamas; al poco
tiempo el fuego cedió, y con alegría de todos que clamaban y vitoreaban k
la Virgen del Carmen quedó reducido el fuego al sitio donde empezó y con
pocas pérdidas.
Mas no fué esto sólo, sino que al día siguiente al quitar los escombros,
se encontró el eseapulario intacto por la parte que tenía la imagen de la
Virgen, habiéndose quemado las cintas y la parte de lana que cae hacia la
espalda.
Los vecinos y su párroco ante tan singular protección de la Virgen del
Carmen, piensan establecer en el pueblo su cofradía, imponiéndose todos
el Santo Escapulario.
E s HONOR DEL N I ñ O J E S ú S D E PRAGA,—Eo nuestra Iglesia de Padres
Carmelitas de Valencia se ha inaugurado una capilla dedicada al Niño J e -
sús de Praga.
Tanto la Iglesia como la Capilla presentaban fantástico aspecto por la
espléndida iluminación que las adornaba.
Después de un devoto Ejercicio en honor del Niño Jesús se organizó la
procesión para conducir á S . D . M. á la nueva Capilla.
Daban guardia de honor al Santísimo los Hermanos de la V. O. T. de
Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa de Jesús, los de la Archicofra-
dia del Carmen y gran número de señoras.
En la nueva Capilla y ante 8. D. M. cantóse un solemne Te Deum.
El elocuentísimo orador sagrado Padre Salvador de la Madre de Dios
Prior del Convento de Valencia, pronunció una tierna oración que conmo-
vió profundamente á la numerosa concurrencia.
NUEVOS SACERDOTES.—En nuestro Convento de Pamplona han cantado
su primera Misa los P P . Jacobino de Santa Teresa y Dámaso del Sagrado
Corazón de Jesús. Felicitamos cordialmente á los nuevos Presbíteros.
NECROLOGíA —Ha fallecido santamente en Zornoza (Amorobieta) don
Jorge Inurrétigui, Presbítero, insigne fomentador de las vocaciones religio-
sas entre sus discípulos y los jóvenes de aquél país.
—En Burgos ha fallecido á la avanzada edad de 86 años, el Sr. don J u a n
Navarro, modelo de caballeros cristianos y tío de nuestro querido Padre
Director, á quien acompañamos en el sentimiento así como á toda su fami-
lia.
A última hora y estando ya en máquina el presente número, recibimos
la noticia del fallecimiento del hermano Modesto de la V. del C , Colegial
de Begoña.—K, I. P .

t_w<g|(3^v^
CffÓHÍCA *****
• • • • •

L A COMISIóNJHISTóRICO-LITúRGICA DE I A SAGRADA CONGREGACIóN DB R I -


TOS—El movimiento providencial impreso por Su Santidad León X I I I á
los estudios eclesiásticos y á su aplicación científica en provecho de la vi-
da orgánica de la Iglesia, ofrece constantemente nuevos progresos do suma
utilidad. A somejante movimiento responde singularmente la institución
de la Comisión histórico litúrgica de la Sagrada Congregación de Ritos,
Esta Congregación, que desde hace más de tres siglos desempeña tan
dignamonte su vastísimo y complicado cometido, tiene ya una Comisión li-
túrgica encargada de examinar y proponer los asuntos puramente litúrgi-
cos. Pero la experiencia había demostrado oñ muchas ocasiones que ciertas
cuestiones litúrgicas estaban íntimamente ligadas á otras históricas, que
naturalmente no podía ella resolver.
Do aquí que el Emmo. Sr. Cardenal Domingo Ferrata, Pro Prefecto de la
Sagrada Congregación de Ritos, haya querido proveer á esta apremiante ne-
cesidad, proponiendo al Padre Santo constituir al efecto la antedicha Comi-
sión litúrgico-histórica, propuesta que Su Santidad ha aprobado y alentado,
considerándola del todo conformo con la dirección impresa por él á la cul-
tura eclesiástica.
La Comisión deberá, pues, estudiar todas las importantes cuestiones
históricas referentes á la agiografía y á la liturgia y especialmente las que
dicen relación á las eventualos reformas de los libros litúrgicos, tales como
el Martirologio, el Breviario, los Rituales, etc.
La mencionada Comisión ha quedado compuesta de los reverendísimos
señores siguientes:
Mons. Luis Duchesne, Pronotario Apostólico, miembro del Instituto de
Francia, Director de las Escuelas francesas en Roma.
Mons. José Wilpert, Prelado Doméstico de Su Santidad, miembro de la
Academia Pontificia de Arqueología.
P. Francisco Ehrle, do la Compañía de Jesús, Prefecto de la Biblioteca
Vaticana.
P. José M. Roberti, do los Mínimos Franciscanos, Prefecto de la Sagra-
da Congregación de Ritos.
D. Humberto Benigni, profesor de Historia Eclesiástica en el Semina-
rio Romano Pontificio.
Dr. E. J u a n Mercati, escritor de la Biblioteca Vaticana.
A estos señores se han añadido varios correspondientes de diversas nacio-
nes, eximios cultivadores de los estudios históricos, paleográficos y críticos,
los cuales serán consultados por la mencionada Comisión en las cuestiones
especiales por materias y localidades.
74 EL MONTE CARMELO

L E ó N X I I I Y LAS CONGREGACIONES RELIGIOSAS DE FRANCIA —Vivamen-


te impresionado el Padre Santo al saber que algunos católicos franceses se
quejaban del abandono en que habia dejado á las Ordenes religiosas, tan
cruelmente perseguidas por el Gobierno del renogado M. Combes, quiere
demostrar que como Pontífice ha hecho en obsequio de aquéllas cuanto le
ha sido posible, y al efecto ha dado orden para que se reúnan todos los do-
cumentos que prueben los esfuorzos que hizo para disuadir al Gobierno
francés de sus-inicuos propósitos.
La publicación de esos documentos demostrará el interés y la solicitud
con que ol Papa trató de evitar por todos los medios posibles la desorgani-
zación moral y religiosa llevada á cabo en Francia por un Gobierno que ha
pisoteado las más nobles y bellas tradiciones del país.
REGALO DEL EMPERADOR DK AUSTRIA AL PAPA.—El Embajador de Aus-
tria-Hungría cerca del Vaticano ha entregado al Padre Santo con toda so-
lemnidad la ofrenda que el Emperador de Austria hace al Papa con motivo
de su Jubileo pontificio.
El regalo del Emperador consiste en un artístico grupo en oro macizo
representando al Redentor del mundo en la figura del Buen Pastor que des-
ciende con majestad de una colina seguido de algunas simbólicas ovejas y
con una de ellas, que estrecha amorosamente, entre sus brazos.
El grupo, admirablemente modelado, descansa sobre una base de már-
mol africano, de varias tintas, que mide más de u n metro de elevación. E n
la parte superior, en caracteres de relieve en oro, se lee la siguiente de-
dicatoria:
Pontífice Máximo Leoni Décimo Tertio.— Óptimo fidelium Pastori perquinque
lustra Eeclesiam singulwi providentia felicissime gubernanti eiusque thesauros
uberrime recludenti hanc Boni Pastoris imaginem Francíscus Josephus Autrxae
Imperator, Rex Apostolicus Hungariae-pietatis ergo D. D. D.
A ambos lados de esta dedicatoria, trazada por el Dr. Hartel, Ministro
de Instrucción pública y de Cultos del Imperio, aparecen las armas del Su-
mo Pontífice y del Emperador, admirablemente reproducidas en oro, esmal-
te y brillantes.
LEOS X I I I Y EL ALCALDE DE CARPINETO.—El Sr. Bizarri Luciani, Alcal-
de de Carpineto, villa natal de León XIII, A quien no había visitado hacía
dos años, dijo á su regreso de la visita que acaba de hacerle:
—He encontrado á Su Santidad en mejor estado de salud que la última
vez que le vi; su mirada es más viva y de una penetración juvenil, que re-
fleja admirablemente la vivacidad de su espíritu. El Papa no ha vuelto á
Carpineto desde el año 1857, pero recuerda, sin embargo, sus principales
lugares y las personas ancianas de la villa, habiéndome preguntado con in-
terés por el estado de las obras del Asilo de ancianos, que se -está constru-
yendo allí á sus expensas.
VENGANZA EJEMPLAR.—En Francia acaba de vengarse u n sacerdote.
A consecuencia de una conferencia dada en París por M. Faure, un anar-
quista llamado Mourachol atacó á un sacerdote, al abate Delaplanche, y
medio lo estranguló.
El anarquista fué detenido, pero por informe de un médico alienista fué
declarado irresponsable y encerrado en una casa de locos.
Con esto quedaron en la miseria cinco niños, sin que hubiera quien se
encargarse de ellos.
CRÓNICA GENERAL 75

T aquel digno eclesiástico, el abate Delaplanche, ha tomado á su cargo


los gastos de manutención de los cinco hijos dol anarquista Mourachol.
Así se ha vengado ese ministro del Señor de quien quiso asesinarle.
BOLETíN DE SANTO DOMINGO DE SILOS —Esta importante Revista men-
sual religiosa que publican los Reverendos Padres Benedictinos de Santo
Domingo de Silos ha entrado en el quinto año de su publicación, y la re-
comendamos con verdadero interés á los amigos de buenas, instructivas y
amenas lecturas. Importe de Iasii3cr¡p3ióa un año, 3 pasetas.
RESUMEN POLíTICO.—La gran actualidad de estos últimos días ha sido el
fallecimiento del señor Sagasta, ocurrido el día 5 á los 78 años de edad.
Los periódicos de todos los colores políticos han publicado sendos artículos
necrológicos del hombre público que tanto ha influido en la marcha de la
política española durante más de medio siglo; en la memoria de todos es-
tán sus gestiones desde el Poder en las repetidas veces que ocupó la Presi-
dencia del Consejo de Ministros. Nosotros no le hemos de juzgar: ha com-
parecido ante el tribunal de Dios, y la historia le juzgará bien pronto.
¡Dios ls haya perdonadol
Insupulto el cadáver del señor Sagasta, ya se hacían mil cálculos sobre
quién había de sucederle en la Jefatura del partido fusionista; en los pri-
meros momentos se habló de la constitución de un Directorio provisional
que dirigiese la marcha de los trabajos electorales, luego se desechó esta
idea y prevaleció la de que era imprescindible designar inmediatamente la
persona que ha d» presidir al partido. E n una reunión magna de los prima-
tes del fusionismo, celebrada hace pocos días en el Congreso, se acordó el
que se abriese una suscripción nacional para erigir un mausoleo al señor
Sagasta, y que se redactara un nuevo programa bien detallado del partido
liberal, habiendo sido designado el señor Montero Ríos para la redacción
del programa. Después de celebrados los funerales del señor Sagasta se
reunirán de nuevo los ex-ministros, diputados, senadores y ex senadores fu-
sionistas y de esa reunión saldrá el nuevo Jefe de las huestes liberales. A
la hora presente es el señor Montero Rios el que tiene más probabilidades
de ser elegido.
En el vecino imperio de Marruecos arde con caracteres verdaderamente
alarmantes la guerra civil. El santón Bu-Hamara, que significa padre de la
burra, y que se dice el inspirado por Alá para rescatar la cimatarra que le
tiene reservada y que está dentro de uno df) los pilares de la mezquita de
Fez, ha levantado á inmensas muchedumbres que le Siguen fanáticas, con-
tra los ejércitos del Sultán. Este ha sufrido bastantes descalabros, y á la
hora en que escribimos estas líneas parece que la situación continúa agra-
vándose.
Dinora Coppinger
1IIIIIIMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

IV i

El día 8 de Diciembro de 1845, llos que menos aristócratas ó más


parecía que algún acontecimiento económicos iban á presenciar una
grandioso iba á tener lugar en Bos- misma escena y en un mismo lugar.
tón, populo'sa ciudad de la América Al terminar la calle de Lincoln, á,
del Norte. A eso de las diez de la la derecha de lx subida hacia la ca-
mañana se veían hormiguear por lle de Jefferson se encuentra la es-
sus calles gentes de todas edades, paciosa plaza de Goldomit sombrea-
clases y condiciones, y todab ellas da por una hermosa arboleda que
parecían dirigirse á un punto fijo sirve de atractivo para los aficiona-
como & cumplir un solemne compro- dos al paseo durante los calores del
miso de una cita de las más serias verano.
consecuencias. Altos y fornidos ca- Frente á aquella plaza se encuen-
balleros de cara roja y dorada barba, tra un edificio que había sido pala-
envueltos en sus elegantes capas ó cio, pero que en el momento a que
encerrados dentro de sus peludos nos referimos era un convento, uni-
rusos; señoras aristocráticas asoman- do á otro edificio que había sido al-
do sus cabecitas en medio de un macén, pero que en aquel día era
monte de pieles y encerradas BUS una iglesia bastante capaz. Eran pa-
manos en grandes manguitos; ele- lacio y almacén del General Cop-
gantes, esbeltas y bulliciosas seño- pinger convertidos en convento é
ritas hablando todas ellas al mismo iglesia de las cuatro carmelitas do
tiempo, no sólo con su lengua, sino Paris.
también con sus ojos, con sus manos Aquél era el punto á donde se di-
y con todos sus s»ntido?, so dirigían rigían señoras y señores, caballeros
hacia la calle de Lincoln. y damas, caballos y coches, aristó-
Elegantes carruajes de todas cla- cratas y demócratas con ansia de pre-
ses y tamaños tirados por corpulen- senciar algo que iba allí á reali-
tos troncos de caballos blancos, ro- zarse.
jos y negros como el azabache, se A las diez y media en punto se vio
dirigían al mismo punto que aque- que se acercaba un hermoso lando
SOLACES Y ENTRETENIMIEKTOS 77
que según muestras ó librea que sible, y tan débil. d$ cuerpo, que al
traia el cochero, daba á entender que salir del coche le dio un ataque ner-
quien venía dentro dobia ser perso- vioso y cayó en tierra sin sentido.
na do distinción. Los policimen con Su cara quedó más blanca que el pa-
su imponente cara, y barilía de bron- ñuelo que tenía en sus manos, sus
ce en su mano, se esmeraban y se ojos quedaron también en blanco y
apresuraban á abrir el camino á e n d e vueltos hacia arriba, y sn afilada na-
que el extraño lando encontrara pa- riz daba tales muestras do estado ca-
so libre hasta la puerta de la iglesia. davérico, que se la creyó muerta.
Dos minutos más tarde ante^aquella «Murió»; fué la palabra que pronun-
puerta se apeaba el Rmo. y Emo. ciaron miles de labios. ¡Qué drama
Cardenal y Arzobispo de New-York tan espantoso se desarrolló en aquel
Antonio Hughes, quien dio su ben- momento! Parecía que todos los de-
dición á toda aquella concurrencia monios del infierno habían abando-
compuesta de protestantes^de todas nado sus cavernosas moradas y se
clases hasta los cuákeros y mormo- presentaron en Bostón á librar el
nes, juntamente con los judíos, tur- último combato contra la familia
cos, budistas, cofucianos, y de muy Coppinger. ¡Oh religión augusta do
pocos católicos. Jesu-Cristo, qué terribles son tus
Apenas S. E. el Cardenal Hughes grandezas para aquel que no las com-
penetró en la iglesia, cuando á lo lo- prende ni las cree!
jos se vio venir otro elegante lando Apenas sonó aquella palabra: mu-
precedido de ocho policimen de á ca- rió: cuando los hijos y parientes del
ballo. Todos los ojos se dirigieron General que estaban allí próximos
hacia aquel carruaje y todos los la- en diferentes coches, saltaron á tie-
bios á una voz y á una vez pronun- rra como movidos por un resorte
ciaron esta palabra; Miss Dinora eléctrico. Unos lloraban, otros grita-
Coppinger,la, señorita Dinora Coppin- ban, otros se desmayaban, á otros les
ger. Más de cuatro mil ojos se abrie- daban nuevos ataques nerviosos, y
ron y se dirigieron hacia aquel co- tal aspecto iba tomando aquel dra-
che. No se pronunciaba otra palabra ma ó tragedia, que no parecía otra
que «DinoraCoppinger» y los minutos cosa sino que el arcángel de los últi-
se hacían siglos por ver apearse del mos tiempos estaba tocando su
coche á la que tanto deseaban ver. trompeta anunciando la eterna des-
Los policimen de á caballo abrie- pedida de unos pura el cielo y de
ron camino por medio de aquella nu- otros para el infierno.
merosa y compacta concurrencia, y Mientras tanto, Dinora se apeó
un instante después parábase el in- también de su coche, y apareció en
teresante carruaje ante la puerta de toda su radiante hermosura. Con so.
la iglesia de las carmelitas. deslumbrante traje de riquísimo ra-
En toda la concurrencia no se pro- so blanco é innumerables brillantes
nunciaba ni una palabra, apenas se que llevaba en su pecho, cuello y
alentaba; tal era el ansia de ver á muñecas, parecía que'si en aquel mo-
Dinora. En esto se abrió la porte- mento se hubiera oscurecido el sol,
zuela del coche y apeándose el pa- ella sola bastara para iluminar la
dre de Dinora dejóse ver ante aque- ciudad de Bostón. No dejaban, sin
lla multitud llorando como un niño. embargo, de traslucirse en sus meji-
Un grito de compasión fué la expre- llas las marcas de espantosos sufri-
sión unánimo de la muchedumbre mientos interiores, lo cual no era
allí reunida al mismo tiempo que de de extrañar, pues había tres días y
todos los labios brotaban estas pala- tres noches que no había podido
bras: «General Coppinger.» conciliar el sueño como que tan te-
Ni un instante tardó en apearse rribles habían sido las impresiones
del coche la señora del General. que aquellos días había recibido.
Aquella mujer parecía iba á desfa- En esto, su madre dio señales do
llecer en el acto. Ni hablaba ni ca- vida, la multitud pareció tranquili-
llaba ni lloraba ni reía; era un ¡ay! zarse, y Dinora aprovechando la
continuado que en voz lánguida pio- oportunidad hizo una inclinación de
nunciaban SUG labios. Ya ni se daba cabeza á la multitud, subió las esca-
cuenta de lo que pasaba, ni veía ni leras del atrio en medio de saludos
dejaba de ver, ni sentía ni dejaba de do despedidas y voces que millares
sentir; las terribles sonsaciones de de veces pi r minuto repetían She ia
aquellos días la dejaron casi insen- very pretty, está hermosísima; y llegó
78 EL MONTE CARMELO

hasta las gradas del altar donde le y encerrarse entre cuatro paredes
esparaba el Cardenal Hughes con un hasta el día de la resurrección gene-
libro en la mano. ral, esperando que la trompeta del
Aquí fué donde el Cardenal expu- arcángel dé la orden de levantarse.
so en sublimes rasgos la grandeza Antas de arrojarse la señorita
del catolicismo, su verdad, su divi- Coppinger á esta última titánica lu-
nidad, y el heroísmo de la jovon que cha, creyó necesario invocar la di-
se consagra á Dios. Los rasgos de su vina gracia, por cierto que todo era
elocuencia conmovían tanto al au- necesario para sa'ir triunfante en el
ditorio, su acento de íntima con combate que le esperaba. Arrodilla-
vioción, sus profundas razones ex- da, pues, todavía ante las gradas del
puestas con claridad y la autoridad altar, levantó al cielo sus ojos, sus
que su persona y su profundo saber manos, su mente y su corazón, y de-
daban á su palabra, tenían tan ab- rramó ante el altar del Dios de las
sorto al auditorio, que ei en aquel eternidades las amargas aguas que
mismo momento noadjuraroD todos iban rouniéndose en rededor de su
los concurrentes la herejía protes- magnánimo espíritu.
tante, fué porque el Cardenal creyó «Dios de inmensa bondad, dijo en
máa oportuno dejar esta hermosa profun lo silencio Dinoraclavadoslos
cosecha para otra ocasión,y conten- ojos en ol crucifijo del altar, Dios de
tarse por entonces con sólo sembrar bondad y de compasión, arrojad el
la preciosa semilla del catolicismo. rayo de vuestra luz y de vuestro po-
Ya empezaba la conversión de Di- der sobre el alma de esta infeliz
nora á dar exquisitos frutos; pero criatura. Las candidas ilusiones
dejemos esta materia para otra oca- mías de ya pasados tiempos, los sue-
sión. ños que fueron inocentes en mi cu-
El Cardenal Arzobispo de New- na y culpables en la primavera de
York habló también con elocuencia mi existencia, los tibios rayos de una
arrebatadora y unción celestial, do luz, que un día fascinaron mi mente
la paz .del alma en el retiro. En. la y cautivaron mi fantasía, han des-
alegre calma de una celda estrecha, aparecido ante mis ojos. No quiero
decía dirigiéndose á Dinora, mur- lanzarme á e npresas soñadas ni á
murarán tus labios el himno eterno los delirios en que el hombro en lu-
de la oración, y ese himno de tus la- cha altanera se atreve á desobede-
bios que brindará á tu alma el des- cer á vuestros designios. Aquí estoy
canso y la dulzura, será la música dispuesta á escuchar vuestra palabra
que te acompañará en tu veloz ca- bendita: pero, para que la voz de esa
rrera hasta el puerto de la salva- palabra halle resonancia en lo más
ción. Tú, que tras la reja do un can- profundo de mi alma, infundid valor
cel levantarás generosa tu virgínea en mi corazón, para salir trinnfante
frente, los sueños de tus pensa- en la lucha que se me presenta. Ha
mientos, los latidos de tu corazón y llegado el momento de romjier la
la incesante plegaria de tu alma, en- dorada cadena con que un mundo
vuelta en la flotanto nube de perfu- fascinador me ha tenido cautiva y
mado incienso, ante el trono del que me quiere cautivar para siempre.
todo lo ve, deja á un lado los abro- Aceptad el sacrificio que os hago de
jos de este mundo estéril, y descan- mi libertad y d>3 mí vida toda y de-
sa tranquila orlada de resplandores, rramad vueRtra luz sobre mis ama-
mirando en tus ensueños dorados el dísimos padres, sobre mi familia to-
eterno alcázar á donde se dirijen da y sobre todo ese pueblo que no os
tus pasos. conoce.»
El Cardonal Hughes terminó su Dinora se levantó de su reclinato-
discurso dirigiendo á Dios una tier- rio con ánimo resuelto, y se dirigió
na plegaria por la perseverancia de á la puerta de la Iglesia. Allí la es-
Dinora y por la conversión de la eraba su familia, y la esperaba tam-
ciudad de Bostón al catolicismo.
Pero se acercaba el momento
E ién algo más de lo que se temía. En
aquel momento acababa de llegar de
del último y más terrible do los Pensilvania Benjamín Loveland, su
golpes. La última despedida. Dino- antiguo novio, dispuesto á impedir,
ra tañía que levantarse de las gra- á todo trance, la entrada de Dinora
das del altar, salir por la puerta en el convento. Apenas se acercó és-
principal de la iglesia, despedirse de ta á la puerta, cuando millares de
sus padres de una vez para siempre, pañuelos blancos aparecieron y se
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 79
sacudieron en el aire, saludando á' darle aire con los abanicos. Les su-
Dinora, y despidiéndose de ella para plicó Dinora que la llevaran á un
siempre; la gente de la plaza, de las lugar ventilado que estaba muy cer-
calles próximas, de los balcones y ca de la puerta de clausura; hició-
ventanas do las casas vecinas, no ronlo así, muy lejos de ocurrírseles
pronunciaban otra palabra que Ja- el pensamiento de Dinora; pero ape-
rervelfor ever. Adiós para siempre. nas se vio en el lugar indicado,
Dinora contestó al saludo dicien- cuando en un abrir y cerrar de ojos
do: for ever: para siempre. Pero en el se les excurrió de las manos y se
mismo momento la abrazó su padre entró en clausura, dejando frustra-
llorando á gritos y mezclándose las dos todos los planas de Loveland
lágrimas del padre con las lágrimas su prometido, y dando término á las
de la hija; su madre, sus hermanos, excesivas muestras de cariño de sus
sus parientes todos se abalanzaron padres.
sobre ella, llorando como si la lleva- A los pocos momentos, dentro de
ran á destierro perpetuo ó á cadena las rejas de hierro se veía una joven
forzada,y si Dinora no quedó asfixia- religiosa carmelita, llamada herma-
da 6 ahogada ó prensada á fuerza de na Dinora de Santa Teresa, y un
tanto apretado abrazo, fué por un ilustro purpurado la estaba dicien-
milagro. Su hermoso vestido quedó do: «Has triunfado hija del alma.
ajado por completo, los encajes ro- ¡Adiós flor nacida sobre las olas de
tos y muchos de sus brillantes esta- la mar y transplantada al jardín pa-
ban sembrados por el suelo. cífico de Santa Teresa. Dirige tus
Mientras tanto, Benjamín Love- aromas hacia el cielo y esconde tus
land acercaba el coche al lugar de colores de las miradas de un mundo
los interminables abrazos, para en fugaz.»
un momento dado meterla en él y La hermana Dinora de Santa Te-
llevársela á casa; pero ni Loveland, resa escuchaba en silencio aquellas
ni el Cardenal, ni la policía pudo palabras y las guardaba en su cora-
arrancar á la joven de los brazos de zón.
hierro do su padre, y ningún esfuer- Un general se acercaba y se des-
zo hubiora bastado para librarla do pedía de este modo «Adiós, hija y
medio de tanto cariño cruel, si el que seas feliz.» Y una generala la
Cardenal Hughes no hubiora tenido decía «Adiós hija, qua yo me mue-
una ocurrencia feliz."8. E. en lengua ro.» Y un amante la repetía: «Adiós
que los circunstantes no entendían, mi alma, que me desespero.» Y la
pero que Dinora la conocía, dijo á és- hermana Dinora de Santa Teresa,
ta que se hiciera la desmayada antes les respondía con cara sonriente:
de que llegara el caso de quedarse «Adiós, y que Dios os acompañe; en
asfixiada realmente. en mi corazón os guardaré á todos
En el mismo momento puso Dino- sin olvidarme en toda mi vida ni un
ra en ejecución el pensamiento del solo momento y aquí me tendréis
Cardenal. Puso sus ojos en blanco, para siempre.»
hecho su cabera lánguidamente ha- Un día llegará, empero, día gran-
cia atrás y sus manos hacia abajo, de y terrible en que un arcángel di-
y en voz apagada dijo: «me ahogo.» rá: Levantaos muertos. Entonces
Como Dinora sabía representar muy salílrá Dinora del convento é irá á
bien estos papeles cómicos, todos unirse con sus padres al valle de Jo-
creyeron que se ahogaba, todo era safat.

Fr. $ úe S. ¥.
R I- P.
Después de una aguda enfermedad, santamente sufrida, se ha dormido
en el Señor el joven colegial dol Carmelo de Begoña, Fr. Modesto d é l a
Virgen del Carmen, á la edad de veinte años.
El Carmelo de la tierra ha perdido un religioso: el Carmelo del cielo
ha adquirido un ángel.
La inocencia brillaba aún en sus ojos, la pureza coloreaba sus labios,
el candor y la virtud ceñian su frente.
Era modesto, con esa naturalidad con que la modestia se manifiesta en
los que no saben lo que es pecado.
Se sonreía con esa ingenua dulzura con que se sonríe la niñez inocente.
Por eso cuantos le miraban experimentaban el dulce encanto que pro-
duce la vista de la santidad.
Por eso sus superiores y maestros, sus compañeros y condiscípulos le
querían como querríamos á los ángeles si se nos aparecieran en la tierra.
Flor cuyas hojas nunca se ajaron, cuya lozanía nunca se marchitó, que
nunca perdió su perfume, ha sido trasplantada á los jardines de la gloria.
Blanca paloma que nunca enlodó sus alas en los fangales del mundo, ha
elevado el vuelo y ha penetrado en la celeste región
Los ángeles le han tomado por compañero suyo y le han llevado consigo
al Empíreo.
La Princesa del Carmelo le ha introducido en sus gloriosos tabernáculos.
Mientras su padre y hermanos, sus superiores y compañeros lloran su
ausencia, los ángeles se regocijan, y aleteando en torno suyo, bendicen á
Dios que le ha agregado á las celestes jerarquías.
Que allá, en las eternas montañas del Carmelo celestial donde goza do
Dios, se acuerdo de nosotros; y el pensamiento de su felicidad inefable con-
suele á los que le aman y vierten tiernas lágrimas sobre su tumba.
A. M.
María del Carmen

STE es el nombre propio,


¡y este es el apellido natu-
ral de la Soberana Empe-
ratriz del Universo.
Su nombre es MARÍA:
no se lo impusieron los hombres,
vino del cielo, los ángeles lo mur-
muraron al oido de sus ancianos'
padres.
Su nombre es MARÍA, que sig-
nifica Soberana Reina y Señora.
Su augusto principado no conoce
límites; abraza los cielos altísimos,
los mares, y los continentes, y los
abismos profundos. El Espíritu
AñolV-riúm. 63 Santo pone en su boca estas her-
mosas palabras: En los altísimos
1.° de Febrero de 1903 cielos puse yo mi morada, y el trono
mío sobre una columna de nubes. Yo
~Q)T(S"
T sola hice todo el giro del cielo, y pe-
1
netré por el profundo del abismo, me
82 EL MONTE CARMELO

paseé por las olas del mar, y puse mis pies en todas las
partes de la tierra, y en todos los pueblos; y en todas las
naciones tuve el supremo dominio. Yo sujeté con mi poder
los corazones de todos, de los grandes y de los peque-
ños. (1) Y así era razón que fuese: debía de ser Sobera-
na de todas las criaturas la que llevó en su virginal seno
y dió al mundo á Aquél por quien todas las criaturas
fueron hechas.
Su nombre es MARÍA, es decir, Estrella del Mar, y
ninguno se pierde en los mares alterados, turbulentísi-
mos de la vida, si se deja guiar por esa Estrella ruti-
lante.
Su nombre es MARÍA, que significa Mar de amargu-
ra, porque esta inocentísima Virgen es también la Ma-
dre de los Dolores; asociada á la obra divina de la Re-
dención del género humano, debió apurar hasta las he-
ces, como su divino Hijo Jesús, el cáliz de las amar-
guras.
Su nombre es MARíA es decir, Luz que disipa las
tinieblas de la duda, del error y del pecado; por eso la
llamamos también la Maestra de todos los doctores, y
el trono de la Sabiduría eterna. Y así era razón que
fuese, porque llevó en su seno virginal y dió al mundo
la Luz verdadera que ilumina átodos los hombres.
Su nombre es MARÍA, es decir, Esperanza, porque es
Madre nuestra amantísima, Madre de gracia, y Ma-
dre nuestra misericordiosísima. "¡Oh Virgen!—excla-
maba un Santo—Yo no tengo ninguna otra esperanza
que la que pongo en Vos, y esta me basta... Yo os sa-
ludo, pues, oh María, paz, alegría y salvación del mun-
do; yo os saludo, oh gloriusísima Mediadora, yo os sa-
ludo amable conciliadora del Universo!,, Y el dulcísimo
Bernardo se expresaba de esta suerte: "Queridos hijos
míos: ¿Sabéis cuál es la escala de los pecadores, cuál
es mi mayor esperanza, cuál es el motivo verdadero de
(1) Eclesiástico, cap. XXIV, vers. 7, 8,9, 10 y 11.
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La Yírgen del Carmen según se Yenera en México


84 EL MONTE CARMKLO

mi confianza ilimitada? Es la gloriosa y por siempre


bendita Virgen María." (1)
Su nombre es MARÍA, es decir, Océano de amor. Na-
die ama á Dios con un amor más intenso y más fogoso
que María: los amores de todos los Serafines, de todos
los ángeles, de todos los bienaventurados que hay en
el Cielo, juntos con los amores de todos los santos que
existirán en la serie de los siglos hasta el fin de los
tiempos, son como hielo si se comparan con el amor
intensísimo y fogosísimo que María tiene á su Dios. Na-
die, después de Dios, nos ama como María, con ese
:amor exclusivo de ella, y que es hermosísimo, y tier-
hísimo, y dulcísimo, y misericordiosísimo...
Su nombre es MARÍA, que significa Ensalzada^ por-
que está tan encumbrada sobre todas las criaturas, que
•no ha existido, ni es posible que exista, otra criatura
que la supere en alguna, perfección, ni siquiera que
¡la iguale: María es la más hermosa, María es la más
dulce, María es la más agradable, María es la más gra-
ciosa, María es la más noble, María es la más amante,
María es la más tierna, María es la más pura, María es
la más modesta, Maria es la más sabia, María es la más
santa, Maríaes la más perfecta...
: Su apellido natural, más propio, es el del CARMEN,
porque en el Santo Monte Carmelo comienza la nobilí :
sima estirpe de los devotos adoradores de María: allí
la glorificaron, y predicaron sus prerrogativas excel-
sas, y cantaron sus alabanzas, con inspirados acentos,
los profetas, nuevecientos años antes de su dichoso ad-
venimiento.
Es María del CARMEN, porque es el Carmelo pose-
sión suya predilectísima. Ella lo visitó muchas veces
cuando vivía en la tierra, y[ahora desde el cielo no cesa
de distinguirle con las demostraciones más tiernas de su
cariño maternal.
(1) Sermón sobre el canal de las gracias.
MARíA b i t CAKMBN 8O

Es María del CARMEN, porque así como Dios quiso


ser llamado el Dios de Israel, para memoria perpetua de
las inmensas misericordias que dispensó á su pueblo
predilecto, así la Virgen quiere ser llamada MARÍA DEL
CARMEN, para memoria perpetua de las más grandes
y más gloriosas manifestaciones de su misericordia pa-
ra con su pueblo predilectísimo.
Es María del CARMEN: el Espíritu Santo quiere ha-
cer de María un elogio magnífico y le compara al Car-
melo.
Es María del CARMEN. No pidáis razones: Dios qui-
so ser llamado, con preferencia á otros nombres, Dios
de Abraham, y Dios de los Projetas. Dios así lo quisó.
María quiere ser llamada, con preferencia á otros nom-
bres, MARíA DEL CARMEN. Ella así lo quiere.
Es MARÍA DEL CARMEN. ¡Hermoso nombre! ¡Her-
moso apellido! Cuando lo pronuncian nuestros labios
suenan sus ecos como notas armoniosas, é inundan el
alma dulzuras y suavidades del Cielo...
¡Nombre santísimo, nombre augustísimo, nombre
dulcísimo! Queremos pronunciarlo siempre los hijos,
predilectos de la Virgen, y queremos publicar sus ex-
celencias en toda la redondez de la tierra.
Para que en toda la tierra se ame y se adore y se
glorifique, á la más amable, á la más graciosa, á la
más dulce, á la más hermosa de las madres: á María
Santísima del Carmen.
Fr. Amado.
J
C a , « s L » - L . . - J y K L . K l y * 4 * * 4 r ^ g ^ ^ > V ^ f é ) ^ £ -1* - i - »1- »4* *J* ^ *-¿*
^W^IHllllllllllllllllllllllllllllllüllllillllllllIlllllllllllllllMIMnilllllirilllMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMlItlIllMllll^^?*"

^agraMHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIinilllllllllllllllllllllllllHMIIIIII^

LA ESPADA DEL, DOLOR


iiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiii

Tuam ipsius animam pertransibit


gladius. Luc. cap. II v. 35.

A ley da la redención íué la ley del sacri-


ficio.
Nuestro adorable Redentor fué el Varón
de dolores, y todo cuanto le rodeaba llevaba en
sí el sello de esta ley. Los santos inoesntes, que
diríase no eran sino nuevos contemporáneos de
Jesús, sin embargo, por cuanto su cuna estuvo en
contacto con la cuna del Hombre Dios, le hubieron
de confesar con la sangre de sus venas y adorarle con
el gemido de sus madres, en el establo y en el pesebre. Los Apósto-
les extendieron los dominios de la Cruz, crucificándose ellos de an-
temano en todo géuero de padecimientos y contradicciones. Los
Mártires se franquearon las puertas de la gloria, confundiendo la
sangre de sus venas con la preciosa sangre del Redentor, Rey in-
mortal de todos los mártires; y los santos todo3 han tenido que acep-
tar la parte más ó menos amarga que les ha cabido del cáliz del
Salvador, porque así como en la ley antigua no había purificación
sin efusión de sangre, en la nueva ley no se llega á la perfección del
alma sinoatravés del padecer; porque escrito está que el camino del
cielo está sembrado de espinas y que por muchas tribulaciones nos
conviene ontrar en el reino de Dios.
Por ahí entró el ejemplar modelo de .todos los predestinados, y
por ahí mismo han de entrar en la patria celestial todos los escogi-
dos.
LA ESPADA DEL DOLOR 87

Y dicho queda con esto que Ja que había sido predestinada para
enjugar nuestras lágrimas, y parte tan activa había de tomar en la
reparación del género humano, no se habíi de eximir de esta ley del
penar. Los destinos de la madre y los del hijo corrían á la par, y
uno y otra debían alimentarse con el pan del dolor. Por eso cuando
Jesús toma sobre sí la responsabilidad de todas las iniquidades, de
todos los crímenes y de todos los pecados de la humanidad, María
no rehusa la parte que le cabe en el cáliz de la pasión, se asocia á la
ley del dolor y acompaña á su Hijo hasta el Gólgota.
La primera prueba de esta verdad nos la ofrece María en el mis-
terio de su Purificación.
Un acto heroico de humildad lleva á la Virgen á presentarse al
templo como pecadora, como si la concepción de la misma Santidad
hubiera podido manchar su corazón inmaculado; y cuando las glori-
ficaciones del Hijo del Eterno, reveladas á un anciano, iban á coro-
nar todo el mérito de su humildad profunda, una profecia aciaga
llena de amargura su corazón de madre y viene como á eclipsar toda
su gloria.
%Esle Niño, le dice el profeta de Dios, será un signo de contradic-
ción levantando en medio de los pueblos, y tu misma álmi será traspasa-
da con la espada del dolor.»
María recibe á su divino Hijo, y con él el cáliz de la amargura
que el Señor en su misericordia se dignó enviarle. Ella comprendía
toda la acerbidad de su dolor, sabía que la espada había traspasado
su amante corazón y que el dolor venía á amargar todas las delicias
y consuelos que le ofrecía la vista del Hijo del Eterno Padre, pero
Ella se humilla más en la presencia del Señor, y allá en el fondo de
su corazón ofrecía al Eterno las primicias de su sacrificio con la
misma resignación que días antes aceptara la maternidad divina,
con el Hágase tu voluntad.
Verdaderamente la virda de los santos ostá llena de misterios y
penalidades, como la del pecador de manchas y de crímenes. María
estaba predestinada para crecer en la tribulación, como la rosa entre
espinas, y el anciano Simeón, inspirado por Dios, abriendo ante
Ella el libro de los padecimientos de Jesús, traspasa su alma con la
espada del dolor y anega su corazón en un mar de amargura.
Desde ese momento Jesús se trocó p¡ ra María de un manantial
de dichas y felicidades en una fuente fecunda de amargura. Ella le
meció en sus brazos pero leía en su frente la profecía de Simeón, y
contemplaba todos los pasos de su dolorosa pasión con aquel silencio
profundo que revela toda la expresión del dolor, y toda la ternura de
una madre afligida.
88 E L M O N T E CARMELO

Dice una revelacióu, por cierto nada desautorizada, que á la


Virgen le fueron revelados los padecimientos de Jesús en el mo-
mento de su Anunciacióu, y que su tierno corazón, no sufriendo fue-
ra sólo Jesús el que apurara el cáh'z do la amargura, y por ofrecerle
si fuera posible, algún consuelo en su pasión, consintió en ser su ma-
dre, y á este acto heroico atribuyen alguuos escritores católicos el
mérito que alcauzó la Virgen en aquél acto que la eleva por su dig-
nidad y por su virtud sobre todos los santos y justos de la ley y de
la gracii; pero es lo cierto que los efectos de esta revelación es-
tuvieron suspensos hasta que laa palabras del anciano Simeón en-
contraron eco en su corazón. Et tuam ipsius animam pertransibit
gladius.
9. ¥.
CARMELITA DESCALZO
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A JESÚS

Oculta sus sienes Jesús bon dadoso,


el sol expirante de amor inefable,
en lecho de nubes, postrarme á tus plantas
en áureos ropajes permíteme amante,
de grana finísima, y súplica humilde
de róseos esmaltes promete escucharme,
que dan á los cielos pues triste está el alma,
grandioso realce. Jesús, sin mirarte.
La luz moribunda Te ruego, bien mío,
zozobra uti instante que tornes amante
y se hunde entre sombras, tu dulce mirada,
quedando la larde que borre esta tarde,
cual alma que triste que quite estas sombras
con negros pesares, que privan de amarte,
morir ve las dichas, Jesús de mi vida,
de amor inefable. al alma culpable
que olvida los yerros
La luz de tus ojos que penas causarte
fué el sol que un instante pudieron, y triste
dio aliento á mi vida, desea invocarte.
Jesús adorable; ¡Que pase esta noche
ya en mí tus miradas de negros pesares
no fijas amante, y el alma contrita
y vivo entre sombras, su guía te llame!
de negros pesares.
$osé María Eerráiz
Q*S.li§lQLL2JM*ílJ»&*S.Z£&S.¿&, É

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Sor Teresa del Niño Jesús


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

XI
(CONTINUACIóN)
f l í J E V ñ S ÜÜCHS S O B R E Iifl CARIDAD

)ios, Madre mía, me ha otorgado la gracia


, de penetrar en los profundos misterios de
Ja caridad y oaás desde que Vuestras Reverencias
han impuesto sobre mis débiles hombros esta
carga tan pesada. (1).
No ignoro que las novicias me tienen por algo
severa; pero ellas saben que yo las amo, y mi
afección es tan puní que no tiene nada de terre-
na. Jamás con la giacia de Dios, ho tratado de
ganarlas para mí; porque mi misión es condu-
cirlas á Dios y á vos, Madre mía, que aquí sois
el Dios visible á quien deben amar y respetar.
Desde que estoy al frente de las novicias he aprendido mucho. Por
de pronto ho podido ver que con poca diferencia toda? las almas
están sugetasá los misinos combates; y, por otra parte, que existo
una diferencia extrema entre unas y otras; diferencia que obliga á
una á tratarlas, ó mejor dicho, á no llevarlas por el mismo camino.
Con algunas, comprendo que es preciso.hacerse pequefia; entonces
ellas mismas confiesan con .sinceridad sus faltas; con otras, por el
contrario," se impone la severidad, no doblegarle ante sus exigencias.
Por la misericordia de Dios, yo no temo la guerra; cueste lo que
cueste he de cumplir con mi deber. Más de una vez he oído decir:
«Si queréis obtener alguna cosa de mí, no apeléis á la violencia, tra-
tadme con suavidad, de lo contrario, nada obtendréis » Empero, yo

(1) Ejercía el cargo do Maestra de novicias, poro sin tener el título


porque así lo exigió ella.
SOR TERESA DEL NlSO JESÚS 91
sé que ninguno es buen juez en propia causa, y que un niño, á quien
el cirujano hace una dolorosa operación, no podrá menos de que-
jarse amargamente, y decir que el remedio es peor que la enferme-
dad; sin embargo, si cura, gracias á aquella operación dolorosa, se
le verá correr y jugar alegremente al cabo de algunos días. Cosa pa-
recida sucede cou las almas: no tardan mucho en reconocer que un
poco de acíbar es preferible á veces al almibar.

Sor T e r e s a del Niño Jesús en el Carmelo


Es admirable el cambio radical que se obra en algunas novicias
con semejante remedio.
92 EL MONTE CARMELO

TSU caridad, hermana, (1) se me ha dicho alguna vez, estuvo


muy acertada al tratarme con severidad; en el primer momento, de
verdad, me exalté, pero apenas entró la reflexión no pude menos de
hacerla justicia. Al salir de su celda estaba decidida á ir á la de
nuestra madre Priora, y decirle que no me era posible seguir bnjo la
dirección de la Hermana Teresa del Nifio Jesús; pero al p r onto he
comprendido que todo era una trama del demonio; después me ha
parecido que Sor Teresa rogaba por mí; la paz tomó posesión de
ini corazón y la luz comenzó á brillar en mi inteligencia; ahora aquí
me tiene á su disposición, instruidme y corregidme; para eso he
venido» Y yo, entonces, llena de gozo porque puedo seguir los im
pulsos de mi corazón, íes aplico remedios menos amargos... Sí, pero...
á veces comprendo que no hay que precipitarse... pues una sola pa-
labra podría echar abajo todo el edificio levantado á costa ée tantas
lágrimas. Si caigo en la debilidad de atenuar en lo más mínimo mis
afirmaciones dé la víspera, pronto echo de ver que mi novicia quiere
sacar partido en provecho propio, es decir, para seguir sus caprichos.
Pero j o tengo una arma muy poderosa: la oración. ¡Ah! la oración
y el sacrificio son para mí dos armas invencibles. La experiencia me
enseña, que mueven los corazones de una manera más eficaz que las
palabras. Hace dos años, durante la cuaresma, una novicia me dijo
llena de alborozo: «Si supiera su Caridad el sueño que he tenido
esta noche! Me hallaba junto á una hermana mía y yo quería des-
asirla de las vanidades del mundo, á las que por desgracia, se entre-
gaba con frecuencia. Para conseguir un fin tan laudable le explicaba
estas palabras de vuestro cántico: Vivir de amor:
«Amarte, Jesús, ¡qué pérdida fecunda!
«todos mis perfumes son tuyos sin vuelta
«voy á cantar al salir de este mundo:
Yo muero de amor. (2)
Comprendía que mis palabras hacían mella en su alma y yo re-
bosaba de gozo. Esta mañana al despertar he pensado si Dios que-
rrá que le atraiga esa alma.
¿Cree su Candad que haría una buena obra si yo le escribiese
diciéndola que Jesús la quiere para esposa?» A esto respondí sim-
plemente, que podía pedir el permiso.
Como nos hallábamos todavía á mediados de cuaresma, V. R. Ma-
dre mía, recibió con sorpresa semejante petición, y respondisteis,
inspirada de lo Alto, que las Carmelitas han de salvar las almus, no
con cartas sino con la oración. Tan pronto como supe vuestra deci-

(1) Ya se ha dicho on la anterior nota que á instancia suya solo ejercía


el cargo'de Maestra, pero no tenía el título.
(2) Sor Teresa compuso poesías sin número; baste decir que ocupan unas
160 páginas de la Historia de una alma escrita por ella misma; pero el lec-
tor comprenderá que es difícil, máxime á quien no ha contraído amistad
con las musas, el interpretar dichas p íesías y tradudirlas sin que pierdan
su forma poética, que es lo mismo que parder todo su mérito. ¡Y cuan bellas
son algunas de ellas! Hay entro ellas algunas, que al leerlas el alma se
enagena, por ejemplo: Mis desees cerca del Tabernáculo,—Mi paz y mi
alegría, etc,'porque no sabe uno cuál elegir. Todas son á cuál mejor.
SOR TBUBSA DEL NIÑO JESÚS 93

sión, dije á la novicia: «Es preciso poner manos á la obra, oremos


mucho, ¡qué dicha la muestra si al fin de la cuaresma han sido aten-
didas nuestras .súplicas! > ¡Oh misericordia infinita del Señor! Al fin
de la cuaresma, un alma más se consagraba á Jesús! Fué un verda-
dero milagro de la gracia: milagro obtenido por el fervor de uua hu-
milde novicia! (1)
¡C'uán poderosa es la oración! Diríase que es una reina que tiene
siempre libre'acceso ante la cámara del rey y que obtiene de él todo
cuanto le pide. No hay necesidad de aprender en los libros bellas y
correctas frases para que la oración produzca su efecto. ¡Pobre de mí
si hubiera necesidad de eso!
Fuera del oficio divino, que, aunque indigna, lo recite todos los
días, no siento inclinación á tomar de los libros máximas espi-
rituales por sublimes que sean, porque se me carga la cabeza. Ade-
más todas me parecen á cual más bellas; y no siéndome posible re-
citarlas todns, hago como los nifios que no saben leer: digo con senci-
llez á Dios lo que deseo decirle, y siempre me comprende.
Según mi pobre concepto, la oración no es otra cosa que una sim-
ple mirada al cielo, al mismo tiempo que el alma se dilata y se une
á Dios, derritiéndose en acción de gracias por los innumerables be-
neficios que ha recibido y está recibiendo de su boudadosa mano.
Me sucede algunas veces, que cuando es tal la sequedad de mi es-
píritu que no puedo retener ni un buen pensamiento, recito con len-
titud un Padre nuestro ó Ave María y basta esto para arrebatarme y
nutrir mi espíritu durante toda la meditación.
Perdonadme esta digresión, Madre mía, y volveremos á nuestras
novicias. Hay veces que me dicen: «Según vemos, su Caridad, tiene
respuesta para todo; esta vez creí sorprenderos... ¿de dónde sacáis lo
que nos decís para nuestra instrucción?» Hay algunas tan candidas
que creen que yo leo en sus almas, porque me ha sucedido hacerles
alguna indicación sobre lo quo ellas rumiaban allá en su interior.
La más antigua del noviciado estaba resuelta á ocultarme una
gran prueba que le hacía sufrir lo indecible. Acababa de pasar una
noche la más augustiosa, y con el ñu de que sus ojos no le traiciona
sen, se hizo una gran violencia para no derramar lágrimas. Al ama-
necer, vino á mi celda y con rostro alegra y hasta gracioso, me ha-
bló con más amabilidad que de costumbre. Yo la dije simplemente:
Su caridad tiene algún disgusto, estoy segura de ello Al momento ella
se Sja en mí llena de estupefacción... y sin yo hacerla más pregun-
tas, me comunicó todo cuanto pasaba en su interior.
¡Ahí no hay que presumir en mí el don de leer en las almas. ¡Es
que Dios quiso en estos momentos ilustrarme para consolar á una
bien necesitada de este consuelo. Pero yo me haría interminable si
hubiera de relataros otras muchas menudencias por este estilo.

(1) Y más bien por «1 fervor y méritos de la que era Madre de novicias
sin título honorífico.

Fr. E. I F.
(Se continuará)
SIN ESPUELAS
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin

ROMANCES HISTÓRICOS

III

Mientras astuto el mensajero Valiente sois, el rey Sancho,


Inventa sus embajadas Valiente y de asaz gran alma,
El rey en su tienda misma Y hombres habedes de sobra
Así á dos valientes habla: Para conquistar mil plazas.
—Muy bravo sois, el mi Cid, Mas, (¡justicia de Dios!) esta
Y vos muy bravo, el de Lara, No podréis jamás ganarla;
¿Y requirís que levante Voluntad del padre vuestro
El cerco de aquesa plaza? Fué que sea de Doña Urraca.
¿No es vil mengua, mis va- Santarén y Gulpejera
Clientes? Se alzan pidiendo venganza
¿No es ultraje á mis mesnadas? Por Don García y Don Alfonso
¿No es un borrón en mi honra, Y, por cierto, que bien caras
Y en mi escudo fea mancha? Os salen esas coronas
El vencedor de dos reyes, Que en aquellas dos batallas
Que al revolver la mirada Añadisteis á la vuestra
Todo cuanto encuentra rinde, Porque tres son muy pesadas.
Todo su voz lo avasalla, Yo os quiero avisar, señor,
¿Ha de volver impotente Y lo hago en Dios y en mi áni-
A esa ciudad las espaldas (ma,
Porque le hacen resistencia Que la voluntad de un padre
Cuatro villanos con dagas! Siempre fué santa, muy santa.
¿Quitar el cerco Castilla,
Abatir picas y lanzas Que el hijo que no respeta
Ante esa vieja Zamora Voluntad tan soberana,
Que apenas cuenta con armas? Enciende de Dios las iras,
¿Y esto lo dice el mi Cid? Atiza su justa saña.
¿Y el mi rico-home de Lara?... Atizádola habéis vos,
¡No lo creyera de entrambos, Guerra haciendo á vuestra her-
De entrambos no lo esperaba! (mana;
—Por el de Lara y por mí, A más, que los duros pechos
Señor, escuchad mi fabla, No han de ser para almas flacas.
Que no es en vuestro desdoro Dios no quiere que, ganemos
Lo que drgan mis palabras. A esa Zamora la hidalga;
SIN ESPUELAS 95
No quiere que en propia sangre —Zamora os manda ¿no es eso?
Tiñamos nuestras espadas. Con pacíficos contratos?
Llevad á las moras costas —No es eso, señor; Zamora
La bandera desplegada, Solo paces con lo alto
Y seguros osaremos Quiso siempre, y siempre gue-
Así lleguéis hasta el África. (rras
Nuestro valor probaredes Con los que reinan abajo.
En desusadas hazañas, Ella, buen rey, es mi patria,
Allí veréis la bravura Su aire siempre he respirado
Del de Vivar y el de Lara. Aire que las venas hinche
Así dijo el Cid al rey, De un orgullo fiero, insano...
Y en esto la voz pausada Vedla, señor. ¡Cómo hiergue
Se oye del clarín sonoro Sus muros del sol tostados!
Entre mil voces de alarma. Pues los pechos que allí alientan
Poco más tarde un heraldo Más duros son que el peñasco
En la, tienda del rey llama, Dondella yace: No se humi-
Y luego entra conduciendo (llan
Al que hablar al rey demanda. Ellos avenirse á pactos,
Y con vos?... Nunca; ¡oh! jamás,
IV Pensamiento temerario.
Con recia cota de malla, Hoy que con víveres cuentan
Capacete encasquetado, Y cuentan con valor harto
Descubriendo un fiero rostro Y con un caudillo al frente
Entre el casco y guardapapo. Como el viejo Arias Gonzalo.
Con una férrea manopla Y hoy que sabe... ¡oh, ese
Empuñando dos venablos, (viejo
Y la otra puesta en la espada Sabe cosas que ni el diablo,
Que lleva al cinto colgando, ¡Jesús me perdone amen!
Con dos atléticas piernas Jamás hubiera pensado.
Que dan largo y firme el paso, Sabe ese viejo, escuchadme:
Entró osado el mensajero Que estáis vos desesperado
En la tienda dé Don Sancho. Por no ganar esa plaza;
—¿Qué nuevas?...—Pregunta Que desmayan vuestros bravos.
(el rey Que el combate ya es más frío
Y se echa contra el respaldo Que vuestro ataque es más flaco
De antiguo sillón de cuero La retirada más pronta,
En el que estaba sentado. El acometer más tardo.
—Por muchos años la vida Con esto á sus gentes junta,
Dios guarde al rey castellano.— . Las infunde valor y ánimo,
Y el de Vivar y el de Lara Habíalas con energía,
Repiten:—por muchos años.y Y ya loco de entusiasmo
—¿Traéis, tal vez, pergaminos Las dice: "¿veis las antorchas
Al venir hoy á mi campo? De los reales castellanos?
—Pergaminos no hacen falta, ¡Esta noche haqen poco!
Señor, donde hay fieles labios. Mañana, mañana acaso:
% EL MONTE ÚARMfiLO

Se apagarán, cual se apaga Ir á sosegar el campo.


Su esperanza: y entretanto, —"¡Por S. Pedro de Cárdena!
¡Valor vosotros mis hijos! Que hoy algún desaguisado
¡Vosotros valor mis bravos! Ese traidor nos depara;
Porque mañana...,, Tal dijo Porque fieros tan extraños
Ese viejo Arias Gonzalo No los aprendió de buenos,
Delante de Doña Urraca Mas de lenguas de villanos,
Anoche á fieles vasallos. Que han los hombres bien naci-
Lo que él intenta, señor, (dos
Tal vez podéis estorbarlo Mas respeto y más recato.
Si os fiáis... porque yo puedo...— Y, en Dios y en Santa María,
Al llegar aquí, sus labios Que, ó mucho, Lara,me engaño,
Cerró, miró en torno suyo; O es traidor á doña Urraca,
Clavó la vista en Don Sancho O más traidor á don Sancho.„—
Y sigue:—Señor, oidme; A Diego Ordoñez de Lara
Y sabed que con vos hablo.— Dijo el Cid paso, muy paso,
El deseo del traidor Al salir, y receloso
Comprendió el monarca al cabo, Fué á buscar lanza y caballo.
Y mando al Cid y al de Lara
fr. florian del isrmelc §eresiano.
(Se coninnrá)
-^ ^^mxm^—*-
EXISTENCIA Y PERSONALIDAD CANÓNICA
DE LA
V E N E R A B L E ORDEN TERCERA
DEL
CARMKN
Dios Nuestro señor, prometió por Isaías (c 54.) no solo edificar
su Iglesia sobre zafiros, que son cimientos de justicia, sino tam-
bién hacer de jaspe sus baluartes, y de piedras de relieve sus puer-
tas, y de margaritas preciosas todos sus recintos; es decir, prome-
tió basarla sobre los inconmovibles fundamentos del apostolado y
rodearla de institutos monásticos que le den cada día nuevo lustre
y guarnezcan sus reales con la pureza y santidad de sus leyes y
costumbres. Estos Institutos no pueden faltar, como no puede fal-
tar la Iglesia. Estaba también profetizado en Isaías: "como en los
días de Noéjuré, dice Dios, que no derramaría más sobre la tie-
rra las aguas del Diluvio, así juré no abandonarte jamás. Aun
cuando los montes sean conmovidos y se estremezcan los collados,
aunque se quiebren los cetros y desaparezcan las monarquías, mi
misericordia no se apartará de tí. Los muros de la Ciudad de
Dios podrán ser estrechados, sus piedras podrán ser trasladadas
pero no desaparecerán. Las Ordenes religiosas peregrinarán de
pueblo á pueblo, pasarán, como por justo juicio de Dios pasa la fe
de una á otra nación, pero en Oriente ó en Occidente, en una ú
otra parte del globo subsistirán con la Iglesia, hasta la consuma-
ción de los siglos.
¿Durarán por igual espacio de tiempo las que se llaman Ordenes
Terceras? No es tan íntima é inmediata su unión con la Iglesia,
como las Ordenes Religiosas: pero creemos que sí.
¿Se dirigió también á nuestra Orden Tercera la promesa de la
Virgen á San Pedro Tomás, á quien fué dicho que la orden del
Carmen subsistirá hasta la venida de Elias á quien obedecerá-en
aquellos días de lucha como á su jefe y caudillo?
Si no tiene existencia y personalidad canónica, es decir, si no
goza de la aprobación de la Iglesia, podemos temer por su vida.
¿Pero es verdadera esta condicional? ¿No tiene la Orden Tercera
del Carmen existencia é institución jurídica? Esta pregunta supone
la siguiente, que es la clave de la cuestión. ¿Tiene facultad la Or-
den Carmelitana para instituir en los pueblos la que se llama
98 EL MONTE CARMELO

Orden Tercera del Carmen, como los Franciscanos, Dominicos,


Agustinos, Servitas y otras Ordenes sus Terciarios? Decimos que
esta pregunta es la clave que resuelve la cuestión, pues si la reli-
gión del Carmen tiene tal potestad, habiendo ella establecido en
diversos pueblos y naciones muchas asociaciones de Terciarios,
la Orden Tercera tiene existencia canónica y legal.
Parecerá inútil y hasta odioso disputar acerca de la existencia
de una cosa que aun los ciegos pueden verla; pero no somos nos-
otros quienes formulamos la pregunta. La hallamos formulada y
resuelta negativamente por quien pensó quisa ensalsar á los su-
yos deprimiendo á los demás. Al escribir, pues, estas lineases
nuestro fin cumplir con un deber sagrado y vindicar el honor de
la Orden á que pertenecemos, contestando así al que con no mucha
justicia nos ha provocado á esta cuestión.
¿Tiene la Religión Carmelitana facultad para establecer
la Orden Tercera del Carmen? Tal es la cuestión.
Ya se dijo en otro lugar de esta Revista lo que son las Ordenes
Terceras. Si quisiéramos definirlas podríamos decir que son
"asociaciones de personas seglares,, que con hábito religioso y ho-
nesto y bajo la dirección de un superior profesan una vida más
ejemplar y austera que el común de los cristianos regulada por le-
yes y estatutos particulares.
Se dice en la definición (a) que son Asociaciones de personas
seglares, porque aunque hay Terciarios que hacen vida común,
tienen regla aprobada por la Sede Apostólica, se ligan con los tres
votos esenciales y son por consiguiente verdaderos religiosos, nos-
otros hablamos aquí de los Terciarios que viven en sus casas, en
medio del mundo,con sus respectivas familias,ó también en común
pero sin ligarse con .los tres votos de pobreza, castidad y obedien-
cia, aunque algunos hagan voto de castidad y otros de castidad
y obediencia. Estos ya vivan en común ó en particular no son ver-
daderos religiosos ni constituyen verdadera Religión pues ésta no
existe sin los tres votos dichos. Sin embargo pueden llamarse y se
llaman Ordenes, en cuanto Orden significa cierto modo de vida re-
gulada por leyes y estatutos particulares. Se dice además (b) que
con hábito religioso y bajo la dirección de un superior profesan
una vida más austera que el común de los cristianos, para indicar
que los Terciarios, aunque seglares, deben parecerse por el hábito
y las costumbres á los religiosos de las Ordenes á que pertenecen.
Los Superiores de las Religiones son á la vez Superiores de sus
respectivas Ordenes Terceras, y en sus manos ó en las de sus de-
legados deben hacer los Terciarios su Profesión á la cual precede
el Noviciado ó tiempo de prueba. Por fin, se añade en la defini-
ción (c) que la vida de los Terciarios debe estar regulada por le-
yes y estatutos particulares. Con estas palabras se dá á entender
que cada Orden Tercera tiene su regla que la distingue de las de-
LA V. O. T. DEL CARMEN 99

más y ciertas ordenaciones que regulan su marcha y determinan


lo que las circunstancias de lugar, tiempo y oficios exigen.
Ahora bien, es cierto, cuique suunt, que cualquiera que sea el
origen de las asociaciones de hombres y mujeres que se formaron
con el título de Terciarios Carmelitas, tal cual aparecen confirma-
das por los Romanos Pontífices, son Terciarios ad instar Fratrum
Minorum y que por consiguiente la Orden Tercera de San Fran-
cisco es la primera que aparece aprobada por la Iglesia Católica.
Pero esta concesión en nada amengua el derecho de la Orden
Carmelitana á tener, como las demás Ordenes Medicantes, sus Ter-
ciarios y Terciarias.
Entre las innumerables razones que podríamos alegar, para
probar ese derecho, indicamos las siguientes:
Primera razón: No creemos que alguien se atreva á poner en
duda que los Carmelitas sean Mendicantes. Clemente VIII en su
Bula Cum dudum de 1594 declaró tales á los Descalzos, n. 1. y lo
confirmó en otra que empieza Romanum Pontificem, n. 1. expedi-
da el 20 de Agosto de 1603. Paulo V. en la Bula Ex injuncto n. 1
y 2, 24 de Septiembre de 1605, y en los n. 9 y 10 de la que comienza
Decet del 3 de Abril de 1610, explicó el mismo derecho.
Es un principio incontrovertible en derecho que los privilegios
de las Ordenes Mendicantes son comunicables mientras no haya
cláusula restrictiva que impida esa comunicación. Así lo afirman
comunmente los Doctores y claramente lo expresan en sus docu-
mentos Pontificios Sixto IV, Alejandro VI, León X, Gregorio XV,
Pío V. Julio II, Julio III, Paulo IV y Urbano VIII y especialmente
á los Carmelitas Descalzos Gregorio XIII Pía consideratione 1580,
comunica todos los privilegios de la Orden Carmelitana, no contra-
rios á los decretos del Tridentino, Constituciones Apostólicas y á
la Regla primitiva. Sixto V Quce á prcedecessoribus de 1586 les
concede todos los privilegios concedidos á los Mendicantes. Cle-
mente VIII Pastorales 1593 y en la citada Cum dudum, lo mismo
que Paulo V confirma esa comunicación y aun este último termi-
nantemente les concede los privilegios etiam non Mendicatium. Y
por fin, para no cansar al lector con citas, Gregorio XV en su Bula
Provissionis nostrce del 13 de Junio de 1622, expuso la misma
doctrina que sus predecesores. Luego si entre las Ordenes Mendi-
cantes hay mutua comunicación de privilegios, ó las demás no
tienen facultad para instituir Ordenes Terceras, ó no hay razón
para negar este derecha á la Orden Carmelitana. Si hay cláusula
restrictiva en orden á la erección de Terciarados dígasenos dónde
se encuentra y la examinaremos.
Segunda prueba: Aquí pudiéramos traer esa pléyade innu-
merable de escritores que han hablado de los Terciarios Carme-
litas. Basta citar antes del siglo XVIII á Miranda, Córdoba, Car-
tagena, Bautista Confetuis, Gadalazara y Pellízarnis; todos extra-
ICO BL MONIS CARMELO

ños, y el cisterciense Sylvestre Maurilo quien, tratando de los Ter-


ciarios Carmelitas refiere de la Beata Angela de Arena que, de-
seando vestir el habito de Terciaria en otra Orden, tuvo un sueño
en el cual vio una escala que llegaba desde la tierra al cielo, y al
pie de la cual estaban dos santos Carmelitas que le dijeron: si
quieres subir por esta escala viste el hábito de los Terciarios
de la Orden de la V. del Carmen; y así lo hizo y murió en Sicilia
con opinión de Santa {historia nuncupata Maremagnum\Religio-
num auctore Sylvestro Maurilo Abb. Cirterc.) Y el que abajo cita-
mos Manuel Rodríguez t. 3 q. 72. a. 3 pag. 411 pregunta: Vtrum
tertiarii et tertiarice Eremitarum Sti. Augustini et Carmelita-
rum et Minorum sint Religiosi. Y después de citar las letras de
Eugenio IV y Martino V. dice: Sixtus IVsimilem quasi ad Hite-
ram concessionem indulsit Ordini Carmelitarum; ¿puede, pues,
negarse á la Orden de Carmelitas el derecho de tener verdaderos
Terciarios? Ya en 1630, según cuenta el eruditísimo Sylveira (t; 10.
Opuse. II. Resolut. 38 de .Tertiariis) como creciere de día en día la
Orden Tercera del Carmen, los Terciarios de S. Francisco de la
ciudad de Lisboa disputaron á los Carmelitas el derecho de poder
tener Tercera Orden que llevase el título del Carmen. Llevóse la
cuestión al limo. Colletor Apostólico Dr. Lorenzo Tramallo quien,
examinada y discutida la causa in juditio contradictorio senten-
ció á favor de los Carmelitas.
Tercera prueba: Nótese bien que, como decíamos al principio
de este artículo, toda la cuestión giró sobre la facultad que pueda
tener la Orden Carmelitana para establecer la Orden Tercera; por-
que así la cuestión es más clara en derecho que la luz del medio-
día, y ciego ha de ser quien no la vea. Sobran las pruebas de ra-
zón cuando la letra y el texto del Derecho es terminante. Y sino
siga leyendo el lector. Bonifacio IX en la Bula In s'inu Sedis Apos-
tolices del 7 de Nov. 1400, concedió al Orden de S. Agustín que pu-
diese recibir quascumque mulieres alias idóneas quee habitum
regularem ad instar Mantellatarum Ordinis Fratrum Minorum
et Praedicatorum. Confirmó esta concesión Martino V. Dumfruc-
tus uberes, 12 de Julio 1425, y luego Eugenio IV 20 de Julio de 1435
en su Bula ex Clementi. Ahora bien. El Papa Nicolás V. Cum nu-
lla fidelium 7 de Octubre de 1425 dice á la letra uNe conventus
Mantellatarum aut aliquae particulares, ex iis sub habitu et pro-
tectione Ordinis Beatissimae Dei Genitricis semperque Virginis
Mariae de Monte Carmeli degentium, aut quae in posterum affer-
rentur absque Apostolicae auctoritatis munimine vivere vídean-
tur harum tenore praeseniium decernimus: ut Ordo praefatus
ac ejusdem Ordinis Magister Generalis et Priores Provincialrs
circa praefatarum receptionen, vitae modum, ad misionem et pro-
tectionem illis eisdem et prorsus simüibus privilegiis gaudeant
quibus ordinis Praedicatorum et Ermitarum Sti. Augustini
LA V. O. T. DEL CARMEN 101

gaudent et utuntur .Por consiguiente, ó los Agustinos y Dominicos


no pueden recibir Terciarios de su Orden, ó según la Bula de Nico-
lás V. los Carmelitas tienen la misma facultad. Creemos que quien
atrevido negó á nuestra Orden este derecho no se atreverá á ne-
gar el de las órdenes mencionadas, y en tal caso no le queda más
salida que negar la citada Bula.
Pero aun hay más. El Papa Sixto IV en la Bula Dum atienta
dada el año 1476 (1) dice en el n. 47. "Et ut Vírgines et Viduae et
conjugatae persona, Mantellatae seu Pinzocherae dicti Ordinis
(B. V. Marisede Monte Carmelo) nuncupatae...omnia etsingula in-
dulta privilegia et indulgentias Ordinum Praedicatorum et Eremi-
tarum S. Augustini ad Virgines, Viduas, conjugatas personas,
Mantellatas, Pinzocheras dicti Ordinis Beatissimse Dei Genitricis
semperque Virginis Marise de Monte Carmeli singula privilegia et
indulgentias Ordinis Minorum concessa et indulta motu et scientia
similibus quoad omnia exfendimus et extensa volumus et man-
damus.„
Y el mismo Pontífice, ib. n. 84, quita todo género de duda di-
ciendo: Statuentes... quod de caetero perpetuis futuris temporibus
tam Magistro Generali quam cuilibet dicti Ordinis officialiac Prio-
ribus dicti Ordinis secundum morem et statuta ejusdem Ordinis,
in quibuscumque Provinciis constitutis, tam praesentibus quam
futuris, sit licitum ac permissum quasqumque mulleres et utrius-
que sexus personas si alias sint idonae et aliud canonicum non
obsistat quae habitum regularen praedicti ordinis, ad instar Man-
tellatarum seu Pinzochearum aut fratrum de Poenitentia Tertii
Ordinis Ordinum Fratrum Minorum et Praedicatorum necnon Ere-
mitarum Sti. Augustini habere voluerit et gestare, recipere et ad-
mitieren Las demás Ordenes Mendicantes podrá» aducir para con-
firmar su derecho textos tan claros, pero más claros, se puede du-
dar.—Además el Papa León X en suBxúa. Dudum per nos, hablando
de la comunicación de los privilegios entre los regulares dice: co-
municamos también estos privilegios oblatis ac triusque sexus per-
sonis de poenitentia seu tertio habitus nuncupatis Praedicatorum
Minorum, Eremitarum SU. Augustini ac Carmelitarum, Luego
supone el pontífice que ya en 1515 existían Terciarios de las cuatro
Ordenes Mendicantes.
Ultimo argumento: Aunque los Hermanos y las Hermanas de la
Tercera Orden del Carmen no tenían al principio otra regla que la
dada por S. Alberto á la Orden primera, más tarde por los años
1635, el R. P. General de la Orden Teodoro Stracio redactó la re-
formada poco después por el P. Emilio Yacomelli, Vicario Gene-
ral de la Orden en 1678. Los ^Carmelitas Descalzos adoptaron
esta regla para sus Terciarios llamados Hermanos\Terciariosdela
(1) Puede verse esta Bala aun en el mismo Rodríguez Bul. n. 37 y en
Bullarium Carmelitanum 7. 1. pag. 320.
102 EL MONTB CARMELO

V.O. T. de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa, para dis-


tinguirlos de loscalzados que se llamaban simplemente Terciarios
del Carmen. N. V. definitorio General modificó y aprobó la regla
que hoy observan nuestros Terciarios el 8 de Enero de 1883. Adu-
cidos estos hechos se desprende fácilmente este dilema: O los Ge-
nerales y Definitdrios de los Calzados y Descalzos no han sabido
de lo que se trataba y se han excedido y extralimitado en sus fa-
cultades, ó realmente la Orden Carmelitana goza de la potestad
de erigir su Tercera Orden. Elija el adversario el extremo que
quiera.
Aun se nos ocurre un argumento más duro, pero por duro que
parezca vamos á exponerle. Nos parece que el que ha negado la
existencia legal y canónica á la Orden Tercera del Carmen, argu-
ye implícitamente de ignorante á la Sgda. Congregación de In-
dulg. en materia de Derecho; pues dichc. Sgda. Congregación en el
famoso decreto de 31 de Enero de 1893 reconoció la existencia de
la Orden Tercera del Carmen cuando declaró que los Terciarios
de esta Orden rio pueden pertenecer á la Tercera Orden de otra
Religión; (1) y si no existen tales Terciarios, sino sólo cofrades, es
preciso decir que los Cofrades del Carmen no pueden ser Tercia-
rios de otras órdenes lo cual no puede ser conforme á la mente de
la Sgda. Congregación.
Terminamos aquí por no ser demasiado prolijos en aducir au-
toridades y documentos Pontificios en los cuales se conceden gran-
des privilegios á los Terciarios del Carmen y Santa Teresa. Esta-
mos persuadidos que la Iglesia bendice sus trabajos y les anima
con las palabras del Apóstol á los de Galacia (c. VI. 16.) Quicum-
que hanc regulam, mostrándoles la del Carmen secutifuerint pax
super tilos et misericordia. (2)
Ft. Marcelo del 8. i.

Dub. IX An fideles qui inter Tertiarios unius Ordinis, fuerint


cooptad, cooptan etiam valeant inter Tertiarios alterius Ordinis,
puta S. Dominici, SSm. Trinitatis etc. ita ut aliquis Christi fidelis
evadere simul posit Tertiarius Franciscalis, Sti. Dominici SSmae.
Trinitatis, Ordinis Carmelitici, et ita pono.
31 Janua 1893, Negative.

(1) Acta S. Sedis, eodem an.


(2) Acerca de los Terciarios pueden verse los eruditísimos Leza 7. 1."
y 3." en varias cuestiones y on el 2.° el c. 14- y Sylveira t. 10, Opuse. 2pag.
361. Edición 4. a Lugduni 1725, ambos Carmelitas Calzados.
EFEMÉRIDES DE LA MISIÓN CARMELITANA DE MESOPOTAMIA

(CONTINUACIóN)

1784. Vivía entonces en Bassorá un Padre llamado Luis María


que tenía un modo muy especial y gracioso de escribir el latín. Juz-
gúese por los siguientes extractos: c23 Februarii.—Proh dolor! mor-
tuus est dives, et nequáquam sepultus est in inferno. Hic Camelus
est, hic grandis funis, qui per foramen acus transiré potuit, Dnus.
Stephanus qui antea armenus hcereticus, postea vero ex semetipso
et gratia Dei Catholicus effectus, raro virtutum genere adornatus,
diem obit suum hodie.»
«19 Junii.—Párvula est caterva militantium iu fide Catholica, in
hac sacra missione mibi máxime dilecta. Sed Deus, ut nos consolé-
tur, ad numerum Cbristianorum adscribit etiam Turcas qui ávida
sanitatis beneficio ad me accurrunt qui, ut medicas, sopincine utor
medicina eselesti, scilicet, aqua baptismatis, quse vitam sempiternam
dedit herí et hodie bisee duobus infidelibus qui mortui sunt sub no-
mina et tutela Sancti Aloysii Gonzagse. Hoec scripsi hac die 19 Junii.
Fr. Aloysius María, c. D. m. ap.»
1785. Pasó por Bagdad el limo, y Rmo. Francisco de Sales
C. D. Vicario Apostólico del Malabar. El Jueves Santo, 24 de Marzo
consagró los santos óleos, y el 3 de Abril confirmó algunos fieles de
los ritos latino, siriaco, griego, armeno y-maronita
El 28 de Abril el vice Patriarca Caldeo de Babilonia consagró el
oleo santo según su rito, y el 8 de Mayo dio la confirmación á los de
su juridicción, que habían sido bautizados por nuestros Padres.
104 Sí MONTE CARMELO

1787. Leése en el libro de misas de Bassorá, que en el mes de


Enero del presente año, fué celebrada una misa solemne de Réquiem
por el finado Obispo del Mogol Grande limo, y Rmo. Angelino de
San José. O. D.
1791. El obispo de Babilonia, Miroudotde Bourg quien, según
queda dicho fué sucesor de nuestro limo. Manuel de San Alberto,
nunca vino á Bagdad, pero se quedó en Paris, con el título. Cuundo
estalló la grande revolución, este Prelado siguió las huellas del céle-
bre Talleyrán, y el 25 de Enero 1791, consagró I03 obispos consti-
tucionales en el Oratorio de Paris. Después de este acto, fué suspen-
so per el Papa. Sabemos que murió en 1798 en un hospital de París,
convertido ó nó, Deus scit.
1895. Próximamente en aquel año, un Patriarca Sirio Monseñor
Garona, perseguido por los herejes de Morsoul, se escapó por el río
Tigris y llegó á Big.Jad, nadaudo sobre dos pellejos inchados de
viento.
1798. Con motivo de la expedición de Egipto por Napoleón, las
relaciones diplomáticas entre Francia y Turquía fueron bruscamen-
te cortadas, y el cónsul francés de Bagdad, señor Rousseau, fué en-
carcelado.
1799. Muerto el Obispo Miroudol de Bourg é impidiendo la re-
volución francesa el nombramiento de su sucesor, la Santa Sede dió
el titulo y los poderes de Vicario Apostólico al Superior de la misión
Carmelitana.
1803. Él primer Vicario Apostólico Fr. Fulgencio de Santa Ma-
ría murió en este año en Bassorá. Había ido á dicha ciudad para vi-
sitar la misión. Dicen las actas que vendió tres casas que nos perte-
necían, sin duda para hacer otras obras más útiles.
1804. Reemplazó al finado en el cargo de Vicario Apostólico el
P. Fr. Volfange de San José.
Ahora los religiosos austríacos y alemanes son los que van á fi-
gurar 6n la misión por algunos años, luego serán los italianos, y fi-
nalmente volverán los franceses.
1805. .Pasó por Bagdad en aquel año, el Abate Leopoldo Sebas-
tian]', sacerdote romano, con el título de Prefecto apostólico de las
misiones en Persia, prueba que nuestros Padres habían ya abando-
nado Hispahan, cuyo Superior era el prefecto babríual.
1809. El.P. Fr. Bla^ de San Mateo es Vicario Apostólico. Pidió
este Padre al Sultán Mahomet II ün Firsuan, esto es una orden real
para proteger nuestra misión y IOí Religiosos. Conservamos en nuos-
tro archivo este precioso documento; debido á la influencia del Ba-
rón de Sturner, embsjador de Austria.
MISIONES CARMELITANAS 105

1814. El P. Fe. Vicente de la Concepción es Vicario Apostólico.


Este Padre tuvo algunas dificultades con el cónsul francés, con mo-
tivo de la protección francesa, y al fin alcanzó de Constantinopla el
permiso de arbolar la bandera francesa sobre la misión, privilegio
de que gozamos aún.
1817. El P. Fr. Segismundo de San Carlos es Vicario Apostóli-
co; fué enviado este Padre de Roma con el título de Visitador general
para examinar algunas cuestiones que los sacerdotes orientales ha-
bían propuesto á la Propaganda.
1820. En este año fué nombrado Obispo de Babilonia é Hispa-
han Monseñor de Coupperie, francés. Llegó este prelado á Bagdad, y
poco después marchó el P. Segismundo, quien murió en camino, eu
Mossonl, asistido por los Padres Dominicos.
Fr. $eáro de la M. de 3.
(Se continuará)

A LUIS, MI HIJO

¡Dichoso tú! ¡Cuan breve fué tu vida!


Sin penas, ni amarguras de este suelo,
Volando, hijo adorado, tu alma al Cielo,
Mi ilusión terrenal quedó perdida.
Distante de mi amor, prenda querida,
Despareció por siempre mi consuelo,
A tus ojos-la muerte puso un velo
Y en mi pecho entreabrió mortal herida.
Con mezcla de consuelo, amor y llanto,
Labrada está con paternal cariño
Esa silla, que ocupas en el Cielo.
Pídele, pues, al Dios tres veces Santo
Nos dé conformidad; pídelo al Niño;
Pídelo á Nuestra Madre del Carmelo.
BLAS^GóMEZ MATA.

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-9**g- -^m- -ae*- -s»«g"«eíe-«@g- -esse- -ssaé- -«ess- -^«s- -9s»s- -ease-

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
SOBRK LAS CORONAS, ROSARIOS Y CRUCiES

Hay de varias clases, siendo de las rio de Santo Domingo y la [Corona


más principales y conocidas: La co- de los Siete Dolores tienen fórmula
rona del Señor, llamada también de especial.
los Camaldulenses, de las cinco Lla- Ningún Obispo, ni otro Prelado
gas, de los Cruciferos, de Santo Do- puede conceder nuevas indulgencias
mingo, de los Siete Dolores, de San- á la misma obra, ni á las coronas,
ta Brígida, pequeña corona de la cruces y demás objetos indulgencia-
Immaculada Concepción y algunas dos por el Papa, ó por quien tenga
otras. esta facultad, á no ser que prescriba
Las indulgencias que el Sumo nuevas condiciones. (Decret. autent.
Pontífice concedo á los fieles que N. 483). Una vez obtenida esta fa-
tienen consigo coronas, cruces, cru- cultad de bendecir los mencionados
cifijos, medallas y pequeñas estatuas objetos piadosos, no hay obligación
bendecidas por el mismo Padre San- de presentarla al ordinario, ni conse-
to, suelen llamarse Indulgencias guir su consentimiento, sino se exi-
Apostólicas; y las mismas coronas, giese lo contrario (1) Generalmente,
cruces, estatuas... toman el nombre hoy, se pone la cláusula: de corsensu
de corona», cruces, medallas... Apostóli- Ordinarii loci, bastando que esté
cas. En otro tiempo solía conceder- consentimiento sea tácito ó implí-
se esta facultad para un número de- cito y en algún caso raro, cuando no
terminado de objetos; mas, hoy, pol- se puede do otro modo hasta presun-
lo regular, se concede para determi- to, como se desprende de la Instruc-
nado tiempo. El que ha obtenido ción, que pondremos luego.
esta licencia de la Santa Sede, pue- En vista de las muchas dudas que
de aplicar las Indulgencias Apostó- se habían originado del sentido de
licas haciendo una cruz sobre los estas palabras, y del modo de proce-
objetos y sin pronunciar palabra, ni der en el uso y ejercíoio de estas fa-
usar de agua bendita, por más que cultados se han hecho á la Sagrada
en el indulto se ponga la cláusula: Congregación de Indulgencias, las
informa Eclesim consueta (l) El rosa- siguientes preguntas: 1.° Si de tal
modo era necesario este consenti-
(1) Qui obtinuit facultatem bene- miento que, de no obtenerlo resulta-
dicendi Coronas praeatorias, Cruces,
rite benedicit efformado mann sig- ban inválidas las indulgencias, y en
num crucis super objecta benedicen- caso afirmativo, 2.° ¿Qué ordinario
da, absque pronuntiatione formulaj debía dar este consentimiento? 3." Si
benedictionis et sine a s p e r s i o n e
aquae benedictse, licet in indulto (1> Sin embargo, para el Via Cru-
existat clausula: informa Eclesim con- cis siempre se requiere. {Decret. aut.
sueta, S. C. Indulg. 7 Jan, 1843. 280.)
SECCIÓN CANÓNIC0-LIT13KGICA 107
el que goza de esta facultad y habita Las coronas, rosarios, cruces...
en Roma, donde no se puede hacer pueden indulgenciarse válidamente
uso de esta concesión, sería suficien- in globo, antes de distribuirse (Decret.
te el consentimiento del Exorno. Vi- 363.) Pudiendo distribuirse, ante
cario, ó su Vicegerente, ó de algún omne usum, de una á otra persona y
otro ordinario fuera de Roma? Los hasta tercera ó cuarta persona sin
Emos. Padres, reunidos en el Pala- que por e»to pierdan las indulgen-
cio del Vaticano, respondieron á es- cias (1).
tas dudas, con fecha 11 de Junio de Si una persona prestase á otra su
1901, diciendo: «Detur lnstructio>, rosario indulgenciado, tan sólo para
que literalmente dice: (1) En cuan- rezarle, ó para más fácilmente lle-
to i. los Regulares exentos tiene var cuenta del rezo ó del número de
declarado la Sagrada Congregación Avemarias, no pierde las indulgen-
que también necesitan el consenti- cias; pero si le diera con intención
miento del Ordinario del lugar, si de que la otra persona pudiese tam-
bien, según Decreto de 2 de Enero bién ganar las indulgencias, en este
de 1888, intra sepia monasterii pueden caso las perdería; requiritur finis
usar libremente dichas facultades, dandi vel prcestandi pro indulgentia-
siendo suficiente para ello la licen- rum cummunicatione. (Decret. 10 J u n .
cia del Superior regular. 1839.)
Las indulgencias se aplican tan
(1) 1." «Convenit u t qui faculta- solo á los granos ó cuentas de los
»tem benedicendi Coronas, Cruces, rosarios y coronas, pudiendo, en ca-
«Rosaría, Numismata... cum appli- so necesario, poner engarce nuevo,
»oatíone Indulgentiarum Apostoli- sin que por esto pierdan las indul-
»carum et Sanctee Birgitae obtinore
»cupit, si sit e clero saseulari litteris gencias, por más que s* mezclen las
»commendatitiis proprii Ordinarii cuentas ó se pierdan por descuido
»munitum suplicem libellum exhi- cuatro ó cinco granos, (ib.) En loe
»beat; si vero sit Regularía, Supe- crucifijos tan solo está indulgencia-
»rioris sui Ordinis vel Institutí
>a S. Sede aprobati. 2.° Ut valide da la imagon, pudiendo trasladarse
»pra;facta facultas exerceatur, opus ésta á otra cruz. (Decret. aut. 281) A
»erit, ut Sacerdos ad excipiendas un mismo crucifijo pueden aplicarse
«Sacramentales Confessiones, sal- las indiligencias Apostólicas y laa
>tem virorum, sit approbatus. 3.° Ad
»eam facultatem licite exercendam del Via Crucis.
>requiritur consensus Ordinarii lo-
»ci, in quo quis ea uti- velit, firmo (1) An amittant indulgentias
xmanente, quoad Regulares exemp- cruces, coronas, rosaría, statuas...
»tos. Decreto hujus S. C. 8 Jun. 1888. qua; ante omne usum, ab una, deinde
í H í Q autem consensus, optandum, in aliam, tertiam vel quartam ma-
»est sit expressus; sufficit tamen num transeunt? Rf. Negativo, 16 Jul.
»etiam tacitus vel implicitus, et in 1887.—Indulgentias Christi fidelibus
»aliquo casu, cuando practici aliter concessas, qui retinent aliquod ex
>fieri nequeat, sufficit etiam consen- preedictis objetis non transiré per-
»sus prudenter príesumptus.» sonam illorum, pro quibus benedic-
Ad secundum et tertium: Provi- ta fuerint, vel illorum, quibus ab
sum in primo. Die 14 Jun. 1901 — iis prima vice fuerint distributa. Leo
S. Card. Cretoni. Prmfectus Francis- PP. XIII, inelencho Indulg...
cas Sogaro, Archiepisc. Amidon. Se-
crius.
fr. Ántero ae í&n /osé.
(Se continuará)
CARTA DE EOMA.—En íntima audiencia.—Entre los rasgos de caridad
que de nuestro Santísimo Padre se cuentan durante el tiempo que dirigió
la diócesis de Perusa, es uno, y no de los de menos importancia, el que, con
inimitable gracia y á título de agradecido, suele referirnos con frecuencia
nuestro hermano donado, Fr. Pedro María de Jesús, venerable anciano de
70 años, do los cuales cincuenta y cuatro ha pasado en la religión, y en su
mayoría eu la casa generalicia.
Este ejemplar religioso y sus cuatro hermanos tuvieron, siendo muy ni-
ños aún, la inmensa desgracia de perder á sus virtuosos padres, quedando
en un estado verdaderamente triste y aflictivo. Pero la Providencia que
cuidaba de ellos de manera especialísima, al privarles de aquellos queri-
dísimos seres, les deparó en León XIII, entonces, como es dicho, Arzobispo
de Perusa, un padre tiernísimo, que apenas supo el desconsuelo y miseria
en que habían quedado aquellos cinco angelitos, los tomó bajo su protec-
ción, socorriéndolos en lo material y procurándoles educación sólida y cris-
tiana, cuyos benéficos resultados no se dejaron esperar.
De bolla índole y naturalmente inclinados k la virtud y al retiro, todos
sin excepción ninguna, se sintieron con vocación para el estado religioso.
El mayor de entre ellos ingresó en la Orden do San Francisco, mientras
que sus tres hermanos, gracias á la generosidad y munificencia de su pro-
tector, pudieron retirarse al claustro al mismo tiempo que su último herma-
no tomaba el santo hábito en el Carmen descalzo.
Hoy todos, menos nuestro hermano Pedro, han pasado á mejor vida. El
fervoroso hijo do San Francisco murió siendo Provincial de la Provincia se-
ráfica de Perusa, y sus hermanos han fallecido recientemente, dejando im-
perecederos recuerdos de virtud y abnegación en las respectivas comunida-
des á que pertenecieron.
El hermano Pedro María do Jesús, á fuer de hijo de Santa Teresa, en
quien si todas las virtudes se hermanaron por modo inefable, todavía res-
plandeció en ella de manera singularísima la virtud del agradecimiento,
solicita y obtiene todos los años en el día de Reyes, desde que Su Santidad
fué elevado al trono Pontificio, una audiencia del Papa, para en nombre de
sus hermanos y soyo, manifestarle sus respetos y profunda gratitud. Con ó*
no se guardan ceremonias ni etiquetas de ningún género, sino que directa-
mente se le introduce hasta las habitaciones privadas de Su Santidad con
quien pasa largo rato en conversación íntima y familiar. El Padre Santo so
CRÓNICA CARMELITANA 109

complace en contarle muchas de las acciones, que aun conserva frescas en


su memoria, propias de aquella edad juvenil y del carácter, según Su San-
tidad, abierto, expansivo y un tanto revoltosillo de nuestro buen hermano.
Este año le habló principalmente de la gloria, y al despedirse le estrechaba
fnertemonte la mano manifestándole el sentimiento que su despedida le
causaba.
Al mismo tiempo que le hace esta visita anual, el hermano Pedro María
ofrece á nuestro Stmo. Padre botellitas en número suficiente para u a año
de la tan renombrada «Agua d« la Scala», que produce en la salud de León
X I I I excelentes resultados. El Agua de la Scala, como el licor Carmelitano
en España, y el Kamiliten-geist en Alemania es uno de tantos inventos con
que la Religión Carmelitana ha enriquecido las ciencias médicas y aliviado
en parte las penosas dolencias que aquejan á la Humanidad.
Me he detenido con sumo placer en ralatar estos hechos de índole priva-
da, porque precisamente por ser tales, reflejan quizá mejor que otros el ca-
rácter bondadoso y paternal de nuestro gran Pontífice, y al mismo tiempo
tributar este pequeño obsequio al fervoroso hermano Pedro María, que ha-
ce ya más de cincuenta años que está al servicio de nuestra casa generali-
cia, durante los cuales ha prestado importantes trabajos á nuestros supe-
riores, quienes siempre le han tenido en mucha consideración y estima,
hasta el punto que Su Eminencia el Cardenal Gotti, siendo General de la
Orden, le llevó consigo en los penosísimos viajes á Inglaterra, Irlanda, Ba-
viera, Bélgica y Florencia. Al presente, ya que su edad provecta no le per-
mite hacer otra cosa, todas sus aspiraciones consisten en tener aseado y
limpio el oratorio privado del convento y ayudar á misas á los padres cole-
giales; lo que hace con tanto fervor y espíritu que nos tiene á todos muy'
edificados.
Muerte de Su Eminencia el Cardenal Lúcido María Parocchi.—El día 15 del
pasado, á las dos do la mañana, por efecto de un acceso cardiaco y pará-
lisis pulmonar, confortado con los Santos Saoramenentos y la Bendición
Apostólica, entregó su alma á Dios en el palacio de la Cancillería Apostó-
lica el cardenal Lúcido Maria Parocchi, vice-canciller do la S. E. I. Pro-
tector Terciario de Nuestra Orden del Carmen. Su muerte ha sido muy llo-
rada en Boma donde el finado tenía muchas simpatías.
El cardenal Parocchi era un genio en el verdadero y estricto sentido de
la palabra; un talento do vasta y universal cultura, teólogo profundo, con-
sumado canonista, literato eminente, que poseía el don rarísimo de la im-
provisación y era reputado por uno de los mejores oradores del mundo.
Nació en la noble é histórica ciudad de Mantua á 13 de Agosto de 1833.
Hizo sus estudios con notable aprovechamiento en la Universidad Grego-
riana de Roma. Luego que hubo regresado á su ciudad natal, explicó su-
cesivamente la Teología Moral, Historia Eclesiástica, Derecho civil y Ca-
nónico. Por este tiempo dio á la estampa sus notables conferencias sobre el
Protestantismo y Racionalismo que le merecieron fama universal.
Pío IX le nombró su prelado doméstico; en 1875 le creó obispo dé Par-
ma y en 1877, Arzobispo de Bolonia. Kn el mismo año fué elevado á la dig-
nidad cardenalicia con el título de San Sixto. En el consistorio del 24 de
de Mayo de 1889 pasó á la orden de obispos ocupando la sede de Albano.
León X I I I le nombró primero Vicario General de Roma y más tarde Vice-
canciller do la S. R. I.
110 EL MONTE CARMELO

Era miembro de las siguientes congregaciones: Iglesia Romana y univer-


sal Inquisición, de la cual era secretario, Visita Apostólica, Concilio, Pro"
paganda, Obispos y Regulares, índice, de Ritos, Indulgencias y Sagradas
Reliquias, de Negocios Eclesiásticos extraordinarios, de la Congregación
de Estudios y, por ñn del Ceremonial. Pertenecía también á muchas acade-
mias Científicas y Literarias.
Al ingresar en nuestra Orden Tareera tomó el nombre de Fr. Elias de
San J u a n de la Cruz. Profesaba á la orden amor entrañable y conocíala
Historia de nuestra gloriosa Reforma, tan á fondo como si en su vida estu-
biera ocupado en otra cosa. Sus autores favoritos eran el Mantuano, prínci-
p ¡ de los poetas del Carmelo, con razón llamado el Virgilio cristiano, y Nues-
tra Santa Madre y Nuestro Padre San J u a n de la Cruz, de cuyas obras re-
petía párrafos enteros con una perfección casi increíble; de su caridad ar-
diente son abonados testigos nuestras MM. las Carmelitas Descalzas de
Bolonia, que, de seguro, no olvidarán su nombro mientras allí quede una
hija de Santa Teresa que pueda ponderar las generosidades sin número á
que son deudoras á este cantor ilustre de las glorias teresianas.
Los funerales se celebraron en la Iglesia de la Cancillería donde la
capilla sixtima cantó admirablemente una soberbia misa, sabré t o l o en la
parte de canto llano de solesmes se excedió á sí misma.
En casa, oficiando N. M. R P. General, también se le c a a t í la incompa-
rable misa de difuntos de solostnes, bajo la acertada dirección del Reve-
rendo Padre Carlos de la V. del Carinen que con la venia y aplauso de
nuestros Superiores Generales está .ioterprentado con exquisito gasto las
célebres melodías solesmenses, aquí en Roma tan admiradas y ponde-
radas.
Al ser nombrado el cardonal Pnrocchi Vicario de Roma entregó a u n o de
nnestros padres este hermoso díatico latino que reúne en pocas palabras su
vida entera:
Mantua me genuit Bononia reupuit (i) Alma Nxmc nbrs me senel; cecini, et us
que canam.—R. I. P.
Bedición de un Abad—El once del pasado recibió do manos de nuestro
Emioentísimo Cardenal Gotti la bendición solemne M. Fulgencio Torres de
la Orden de S. Benito en su propia Iglesia de S. Ambrosio. Asistieron
entre otros su Eminencia el Cardenal Vives y muchos Abades de su orden.
Por este acto fué coDstituído en Abad de la Abadia Niillius de Nueva-Norcia.
Aprovecho esta ocasión para dar a l a insigne Orden benedictina l a m a s
completa enhorabuena porque en aquellas remotas cristiandades ectá hoy
produciendo los mismos benéficos resultados que produjeron sus hijos en la
Edad Media en la entonces inculta Europa,que en nuestros días se les mues-
tra, al menos on muchas naciones, tan adversa 3' desagradecida.
Sujo afmo.—El Corresponsal.
E N HONOR DEL NIñO J E S ú S DE PRAGA.—LOS numerosos devotos que cuen-
ta en Santander el Niño Jesús de Praga celebraron en la Parroquia del San-
tísimo Cristo, el día del Dulce Nombre de Jesú», los solemnes 'cultos que
anualmente dedican al Santo Niño.

(1) Alude aquí á la contradicción que le hizo el Gobierno de Italia para


que no tomase posesión de aquél arzobispado, y entonces Pío I X le nombró
Cardenal j le trajo á Roma.
CRÓNICA CARMELITANA 111

En la Misa solemne cantó las glorias del Divino Niño nuestro querido
Jefe de Redacción R. P. Luis de la Virgen del Carmen, haciendo resaltar,
en su hermoso discurso, el origen y el carácter carmelitano de la devoción
al Niño Jesús de Praga.
Termináronlos cultos con un devoto Ejercicio al Niño Jesús y con el
canto de los villancicos.
Son muy consoladores los notables progresos que va haciendo en el
mundo católico la simpática devoción al Niño Jesús de Praga, tan útil y
provechosa á los fieles.
ORDENES SAGRADAS.—El día 25 del pasado, el limo. Arzobispo de Verá-
poly Monseñor Bernardo de Jesús, ha conferido la Sagrada Orden del Sub-
diaconado en nuestro Convento de Alba de Tormes á once colegiales de
aquella Comunidad, ordenando también de Minoritas á otros dos religiosos.
Damos muy sincera enhorabuena á los nuevos ordenados.
A ULTRAMAR.—El 19 del pasado ha embarcado en este puerto con rumbo
á América el R. P. Demetrio del Cjrazón do María, para dedicarse á los tra-
bajos apostólicos en nuestro Convento de Puerto-Príncipe.
Lleve feliz viaje nuestro querido hermano.
NECROLOGíA.—Despaés do una penosa enf3rmedad sufrida con verdade-
ra rosignación cristiana y señales do extraordinario fervor, ha fallecido en
Burgos nuestro querido amigo don Joaquín Quintana Gutiérrez, Decano
del Colegio de notarios. Católico ferviente y cumplido caballero, el señor
Quintana jamás tuvo enemigos y en todos sus actos brillaba siempre la
honradez. En el ejercicio de su cargo demostró el inteligente Notario un
exquisito celo y una caballerosidad á toda prueba. Dadas estas excelentes
condiciones, no es de extrañar que todos sus conocidos fueran amigos, y
todos sus amigos admiradores, como se lo han patentizado en el curso de la
breve enfermedad que le ha llevado al sepulcro, confortado con los sacra-
mentos déla Iglesia y las bendiciones de todos los suyos.
A su hijo político y nuestro buen amigo don Ramón Pérez Cecilia, her-
mano de nuestro querido P. Director, así como á toda la familia del finado
acompañamos en el sentimiento.
—En el Convento de Carmelitas Descalzas de la Imagen en Alcalá de
Henares, falleció la Hermana Antonia del Sagrado Corazón de Jesús, á los
75 años de edad y 42 de vida religiosa.
—Confortado con todos los auxilios de la Iglesia ha fallecido en Burgos
el virtuoso é ilustrado sacerdote don Teodoro Llnch- Por su celo, laborio-
sidad y carácter bondadoso se había captado las simpatías do todos los bur-
galeses, entro los cuales ha sido sentidísima su muert» Los Carmelitas le
tenían entre sus mejores amigos y conservarán perpetuamente su memoria
con gratitud.
— En las Carmelitas Descalzas de Grajal de Campos ha fallecido la Her-
mana María Josefa del Sagrado Corazón de Jesús, á los 62 años de edad y
20 de vida religiosa en nuestra Sagrada Orden.
—A la avanzada edad do 72 años, de los cuales pasó 55 en la religión,
falleció, en el Convento de Carmelitas Descalzas de Vich, la Hermana Ma-
ría Carmen del Sagrado Corazón de Josús.
- - E n Almería, ha fallecido santamente la virtuosa señora doña Fran-
cisca Palero, Viuda de Ramírez, suscriptora de E L MONTE CARMELO.
112 EL MONTE CARMELO

—En Villafranca (Navarra), falleció don Cecilio Arilla, susoriptor de


nuestra Revista.
—En las Carmelitas Descalzas de Toro, ha fallecido santamente la Her-
mana Manuela del Patrocinio, ¿ los 75 años de edad y 53 de Profesión.
—Ha fallecido en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Tortosa la
R. Madre María Carmen de San .losé, á los 74 años de edad y 49 de religión.
Fué fundadora de aquella Santa Casa, y se distinguió por su acendrada de-
voción al Niño Jesús de Praga, y á la Virgen Santísima del Carmen.
—En Bilbao ha fallecido el suscriptor de E L MOKTB CARMELO, don Ma-
nuel Bastida.
—En Villafranca de Navarra, falleció don Cecilio Arilla, Presbítero,
suscriptor do E L MONTE CARMELO.
Encomienden nuestros amables lectores en sus oracionea las almas de
«stos difuntos. —R. I . P .
CtfÓNÍCA *****
• Q&W&RAL
• • • •

CONMEMORACIóN DEL JUBILEO PONTIB'ICIO EN ROMA.—Se han reunido los


representantes do las diferentes Asociaciones católicas existentes en Roma,
con el fin de ultimar el programa referente á la conmemoración del fausto
acontecimiento del Jubileo Pontificio.
So aprobaron los siguientes puntos:
1.° Regalar un ajuar completo á los niños de ambos sexos de las fami-
lias pobres de Roma que nazcan en la noche del 3 de Marzo, aniversario
de la coronación de Su Santidad, y probablemente también á los nacidos el
20 de Febrero, aniversario de su advenimiento al Pontificado.
2.° Elegir al más anciano y á la más anciana de cada uno de los 15 ba-
rrios de la ciudad, para que, vestidos á expensas de"la Comisión, puedan
ofrecer á Su Santidad el humilde óbolo recogido entre los pobres de Roma.
3.° Acoger durante ocho días en las Casas de Kjercicios espirituales á
93 jovencitos, en memoria de los novonta y tres años del Padre Santo, á
fin de que puedan hacer su primera Comunión el 3 de Marzo.
4.* Reunir en el patio de Belvedere á todos los jóvenes adheridos á las
Escuelas católicas de Roma y darles, el día que so determine, una fies-
ta y un pequeño recuerdo de conformidad con lo que al efecto acuerde la
autoridad competente.
5." Rogar 4 Su Santidad que conceda una audiencia especial á los prin-
cipales miembros de las Asociaciones católicas, los cuales, precedidos por
los estandartes de sus distritos presentarán al Padre Santo los ancianos alu-
didos y los 93 jóvenes que se hayan acercado por primera vez á la sagrada
Mesa.
G* Dar una comida, en el lugar que previamente se determine, á dichos,
ancianos y niños.
Estos obsequios que prepara el Comité para la terminación de las fiestas
del Jubileo Pontificio, serán cnuy gratos al paternal corazón de Su Santidad,
que verá reunidos en torno suyo á los representantes de las dos edades ex-
tremas de la vida-humana, los ancianos y los niños, á los cuales ha consa-
grado siempre el Padre Santo las primicias de su caridad.
COMBES Y LAS CONCXREGACIONES RELIGIOSAS.—Según dicen los periódicos
de París, hace pocos días la Superiora de una Congregación religiosa se
presentó en casa de Monsieur Combes.
—Sr. Ministro—dijo,—vengo de lejos á p?diros una información.
—¿De qué se trata, señora?
—Sin tomar consejo de ningún abogado ni de ningún periodista, vengo á
saber cuáles son vuestras intenciones con relación á nuestros establecimien-
tos. ¿Qué pretendéis? ¿Qué debemos esperar? ¿Cuáles son vuestros propósitos?
114 EL MONTE CARMELO

—Señora, supongo que eaas preguntas no indican de -vuestra parte una


gran confianza en el Ministerio de que soy Jefe. Sin embargo, aprecio vues-
tra franqueza y quiero contestar con una franqueza igual. Pues bien; sa-
bed que mi designio es, ai continú) dos años en el Poder, que no haya al
cabo de este tiempo en Francia ni un roligioso.ni una religiosa de ninguna
Congregación, autorizada ó no.
—Sr. Ministro, os doy gracias por vuostra franqueza. La conclusión no
me sorprende, pero es bueno estar informada con exactitud.
Y se despidió de Monsieur Combes.
Hay que reconocer que es muy franco el señor Presidente del Consejo
de Ministros de la República.
CONSECUENCIAS DE LA EXPULSIóN DH LAS ÓRDENES RELIGIOSAS E S FRAN-
CIA.—De los 200.255 alumnos que' asistían á los 3.250 colegios de religiosos,
cerrados por Orden del renegado M. Combes, 65.715 han ido á continuar sns
estudios á las escuelas laicas; 64.548 asisten á las 1.173 escuelas cristianas,
con profesores laicos, que se han abierto, y quedan 68.092 niños, que en su
inmensa mayoría se han quedado sin ir á unas ni á otras, y por consiguien-
te, sin instrucción.
Las consecuencias de ese hecho no tardará en tocarlas el país, cuyos
inicuos gobernantes, serán los solo3 responsables de lo que suceda.
LAS COSAS CLARAS.—He aquí como so expresa en su primer número
L'Acacia, Revista de estudios masónicos . • . , dirigida exclusivamente por
los F . • . M . • .»:
«La Fracmasonoría es una parte organizada del partido republicano
contra la Iglesia católica... La Francmasonería es una iglesia contra la
iglesia, el contracatolicismo...»
Y más adelante añade:
«La lucha contra las enseñanzas de la Iglesia católica y su disciplina, es
la preocupación principal d é l a mayoría de las F F . - . M M . - . francesas,,
belgas, italianas— ¡¡«tención!!— enpañolast portuguesas, americanas del Sur...
«Esta situación—añade—no es la mis n a donde impera el elemento pro-
testante, y no so trata de descristianizar los paises protestantes, sino de
descatolizar los países latinos, os decir, los católicos.»
UNA PROTESTA—Habiendo proyectado erigir una estatua á Renán en la
plaza de la catedral de Tréquier, su ciudad natal, los católicos protestaron
en un documento que apareció en los muros de los edificios públicos de la
ciudad, y al mismo tiempo se ha formado un Comité para abrir una sus-
cripción con objeto de costear una Cruz monumental, que se colocará como
protesta viva y duradera fronte á la estatua, de Renán.
L A IGLESIA CATóLICA EN KL PONTIFICADO DE L E ó N XIII.—Durante los vein-
ticinco años de su Pontificado ha creado León X I I I dos Patriarcados, 13
Arzobispados nuevos, y transformado en Arzobispados, 20 Obispados; de es-
tos ha creado 140; dos Abadías nullius, cinco Delegaciones apostólicas, 50
Vicariatos apostólicos; transformando en Vicariatos 14 Prefacturas apostó-
licas y creando 35 de estas.
Lo cual hace un total de 249 creaciones nuevas durante el Pontificado
de León X I I I .
¡Y aún habrá quien asegure que la iglesia católica pierde cada día te-
rreno!
CRÓNICA (í ¡ENERA L 115

PROYECTOS DéLOS SECTARIOS —Los siguientes renglones tomados del pe-


riódico feminista y ateo La Fronde, demuestran claramente cuáles son los
proyectos de los sectarios, al.abolir la enseñanza religiosa:
«El pueblo no está aún preparado para comprender lo que significa la
separación de la Iglesia y del Estado. Debemos, pues, tener paciencia y no
precipitarnos. Esperemos algún tiempo, y entonces la moral del deber
reemplazará la de las religiones todas; esperemos un poco y veremos cómo
los profesores laicos, «esos sacerdotes do la idea», «esos magistrados del
progreso!, consiguen sin violencia por medio de una evolución progresiva,
natural y lógica, instituir en el corazón de los niños un dios más ó menos
bueno, con el amor al bien, á la belleza y á la humanidad.
PROFESIóN RELIGIOSA.—En el Colegio de Religiosas Escolapias de Cara-
banchel Alto (Madrid) ha hecho su Profesión la simpática y virtuosa seño-
rita Ramona Echevarría, que ha tomado en religión el nombre de Sor María
del Santísimo Sacramento, siendo apadrinada en tan solemne acto por dos
hermanos sujos.
,Felicitamos á la nueva religiosa, á su distinguida familia, y á la Comu-
nidad de las Escolapias de quien conservamos muy gratos recuerdos.
RESUMEN POLíTICO.—Comienzan los trabajos preparatorios para la pró-
xima campaña electoral, y con este motivo comienzan también á traslucirse
algunos disgustillos entre los personajes de la familia conservadora, esto
es, entre los conservadores de abolengo y los nuevamente agregados al
partido, amigos políticos del señor Maura, disgustillos que más adelante
podrían convertirse en serios conflictos que viniesen á relajar el vínculo
de la Unión Conservadora.
Las nuevas reformas que el señor Sánchez de Toca, Ministro de Marina,
intenta llevar á cabo en su departamento, ha provocado las protestas de
les marinos, quienes so han creído molestados con las recientes disposicio-
nes del Ministro. Para venir a u n arreglo se ha celebrado una reunión de
Generales de la Armada on Madrid bajo la pre3¡dencia del señor Sánchez
de Toca.
La anunciada Asamblea de exministros fusionistas, á la que se ha dado
en llamar Consejo de los 500, se reunió, el 24 del próximo pasado, en el Con-
greso, para examinar el nuevo programa del partido liberal redactado por
el señor Montero Ríos, y proceder á la elección de Jefe.
En el programa que leyó su autor, y qua es muy extenso, se preconizan
las libertades consignadas en la Constitución de 1869 y en la de 1876, El
ejercicio del sufragio universal constituye un deber para los eloctores, los
cuales por un escepticismo lamentable lo han abandonado en estos últimos
tiempos. El servicio militar debe declararse obligatorio, puesto que es u n
tributo que todos los ciudadanos deben á su patria. Otro de los principios
fundamentales del partido liberal es la libertad de enseñanza, admitiéndo-
se como única limitación, la concesión do grados. No hay distinción entre
Asociaciones y Asociaciones, entfo las que persiguen un fin religioso y las
que so proponen un fin temporal: todas absolutamente, deben someterse al
derecho común. La propiedad monástica, lo mismo que las demás propie-
dades, debe someterse á la ley del impuesto. Se indica también la necesidad
de una nueva ley de asociaciones, y se considera muy conveniente la Re-
forma del Concordato. En cuanto al problema social aboga por el desarrollo
de las sociedades de previsión para los accidentes del trabajo. En lo reía»
i 16 EL MONíS CáRMELO
tivo á las cuestiones internacionales sostiene la abstención de España en
los conflictos europeos.
Estos son los pnntos principales sobre que versa el programa, que ha si-
do calificado por los liberales, de poco radical y poco democrático.
Tan desacordes se manifestaban los ánimos en lo relativo á la Jefatura
quo no faé posible el nombramiento, y así hubo de designarse una J u n t a
electoral que presida la marcha de las elecciones: esta j u n t a la componen
los Señores Marqués de la Vega de Armijo, Montero Ríos, Moret, Salvador
(Don Amos) y Conde de Romanones.
Antes de dar por terminada la sesión acordaron los ex*ministros el reu-
nirse otro día para examinar y discutir detenidamente'los diferentes pun-
tos del programa, y, efectivamente, el día 26 volvieron á reunirse, y se dis-
cutieron todas las cláusulas del ya famoso documonto, notándose grandes
discrepancias en casi todos los reunidos. Para estudiar la parte que se re-
fiere á la cuestión religiosa, nombróse una ponencia compuesta de los Se-
ñores Marqués de Teverga, Duque de Almodóvar del Río, Groizard y Ló-
pez Puigcerver.
Hállase gravemente enfermo el esministro de Estado Sr. Duque de Te-
tuán, Jefe de nna exigua minoría compuesta de los diputados y senadores
que creen seguir la política tradicional del difunto señor Cánovas del Cas-
tillo, llamados por este motivo Caballeros del Santo Sepulcro. El ilustre en-
fermo ha pedido los auxilios de nuestra Santa Religión, habiéndosele ad-
ministrado el Santo Viático con extraordinaria solemnidad.
Sigue la Revolución en el vecino imperio de Marruecos, y las últimas
noticias son algún tanto favorables á la causa del Sultán.

•o-
NUEVA IGLESIA

El día de la Purificación de Nuestra Señora, tendrá lugar en


esta capital la ceremonia de bendecir y colocar la primera piedra
de la nueva Iglesia dedicada á la Virgen Santísima del Carmen,
y del nuevo convento de Carmelitas Descalzos.
Bendecirá la primera piedra Monseñor Bernardo de Jesús, Ar-
zobispo de Verápoly, y dirigirá la palabra al público en tan so-
lemne acto el Excmo. é limo. Sr. Obispo de esta Diócesis.
La ceremonia promete ser solemnísima, y de ella daremos
cuenta en el número próximo.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Dinora Coppinger
• ••••lili MI II
V.

El dia en que la señorita Dinora cia .más simpático el Cardenal de


Ooppinger^se trasformó en Hermana New York, y el catolicismo que aquel
Dinora de Sta. Teresa, y ésta vestida practicaba, enseñaba y recomendaba.
del hábito de hija de Sta Teresa, Poco á poco iban viendo más claras
sustituyó á aquella vestida de seda, las verdades qne la Hermana Dinora
se dio un magnífico banquete en ca- de Sta Teresa les habla manifestado
sa del General Fabius Coppinger, á algunos días antes, y cada vez les
todos los parientes y amigos de la parecía más verdadero el camino de
familia. A aquel banquete fué invi- Dinora y más cristtana su resolu-
tado y asistió de hecho el Cardenal ción.
Hughes. En aquella mesa se encontraban
Como ya se deja comprender la aquellas tres señoritas de Pensilva-
conversación versó sobre el aconte- nia amigas de la Hermana Dinora,
cimiento del día, el ingreso de Di- Lucrecia, Diana y Ester, de quienes
nora en el convento; como no sólo ya hemos hablado y tendremos que
fué aquella la conversación! obliga- nablar más tarde mucho más.
da entre los comensales del banque- Una de éstas, Lucrecia, la más
te de Coppinger, sino también la habladora de las tres, se atrevió á
conversación de todo Bostón. hacer una pregunta al Cardenal:—
De aquí tomó el Cardenal ocasión 8r. Cardenal: ¿Si nosotras nos hicié-
para hablar de la vocación religiosa y ramos católicas tendríamos que en-
y de la verdad del catolicismo, y por cerrarnos en un convento y cortar-
cierto que lo hacía todo con razones nos el pelo para poder entrar en el
tan claras y con tanta amabilidad, cielo?
que no había en la mesa una sola El Cardenal con aquella amabili-
persona que no le escuchara con pro- dad que le era connatural la contes-
fundo silencio y tan fijajatención tó que si bien aquella resolución de
que cualquiera hubiera, podido decir la Hermana Dinora pra digDa de elo-
que aquel era un banquete de fer- gio bajo todos conceptos, no obstan-
vientes, católicos. Cada vt-z so les ha- te, no era obligatoria para nadie,
118 BL MONTE CARMELO

Que para entrar en el cielo no era »Os saludo, pues, desde esta 9an-
necesario ni encerrarse en un con- ta casa y os suplico no tengáis pena
vento, ni cortarse el pelo, pero que de mí, pues me encuentro en la po-
era necesario de un modo absoluto sesión de lo que tant > deseaba.»
creer lo que creen los católicos y E-ta carta de la Hermana Dinora
practicar lo que ellos practican. de ¡ata. Teresa vino á completar la
Aquella conversación fué inte- obra que el Cardenal había empeza-
rrumpida por una carta quo se reci- do, y el fruto de las oraciones de la
bió en aquel momento dirigí Ja á to- Hermana Dinora y del Cardenal
dos los allí reunidos. Era una'carta Hughes fué magníficamente satis-
de la Hermana Dinora que se ex- factorio, aún mucho más satisfacto-
presaba en estos términos: rio d<) lo quo se esperaba.
«Mis Padre3 y amigos: En estos Un año más tarde veíanse entrar
momentos en que mi siento feliz, co- todos loe días á oir misa en el con-
mo no me he sentido nunca, quiero vento do las carmelitas un respeta-
manifestaros mi corazón y el gozo ble caballero y su señ>ra. Aquel ca-
que me inunda por todas partes. ballero y aquella señora eran los
Perla de oro ma siento dentro de la modelos y el tipo del verdadero ca-
concha de naoar. Las horas que se tólico. Se confesaban y comulgaban
deslizan serenas y pasan tranquilas,' to los los meses y no había virtud
tocando apenas mi vida, me parecen do que no fueran ejemplares. Eran
como aromas dulcísimos que la sua- el General Coppingor y su esposa.
ve brisa do los mares trasporta ante El ejemplo de estos dos esposos
m), recreando dulcemente mis sen- había sido imitado por muchos de
tidos. Las torres y los castillos, lo sus parifntrs, y antes de que la Her-
mismo que las chozas y los alcaceres, mana Dinora hiciera su Profesión,
las lLanuras y los montes, los cam- hab f a en Bostón crecido número de
pos y las ciudades con todos sus en- familias católicas.
tretenimieutos, me dan fastidio y Las figuras más salientes de estas
repugnancia ante la dulce calina conversiones fueron las tres amigas
que se siente en esta soledad en quo do Dinora, pues así como fueron.las
el mismo Dios so encarga de hacer que más la persiguieran y con más
compañía al alma. airitud atactron la resolución do su
¡Ah! cual pálida virgm que cruzi amigabas! fuurnn las que mejor la
el mundo en un instante, como uno imitaron después. Pero de esto tra-
de esos ensueños vagos, tímidos, fu- taremos más tarde.
gaces que desaparecen en un mo- ¿(Jomo pisó la Hermana Dinora su
mento, así desaparecerá ésta que ha año'd» noviciado? Si dijéramos que
« d o vuestra amiga; pero cuando mi las luchas más terribles que la Her-
cadáver frío sea conducido al sepul- mana Dinora sufrió en toda su vida,
cro y mi alma, cual velo flotante, fué en su noviciado, parecería in-
sea trasportada ál cielo p ir brisas creíble. Sin ombargo. oso quo parece
angélicas, ¿podréis vosotros acorap i- increíble es una verdad, lili mundo
ñarme? ¿nos veremos un día reuni- había dejado do perseguir á la que
dos? ¿nuestra amistad podrá ser pa- se había escapado do sus garras; pe-
ra siempre? ¿podremos darnos un ós- ro al escaparse Dinora de las garras
culo eterno? Una cosa os es necesa- del mundo, vio que el demonio la
ria: adjurar el protestantismo y abra- tendía sus redes, y con t i n t a astucia
zar el catolicismo, abandonar las ti- fueron tendidas esas rodos que casi
nieblas y abrir las puerta3 a la luz, se vio á punto de sucumbir.
dejar á un lado á Lutero y someter- Parecía que hasta el mismo Dios
se en todo al sucesor de San Pedro. se había alejado de su sierva para
«Si yo tuviera la dioha de veros hacerla probar desde un principio el
entrar en el seno de la Iglesia cató- amargor de su cáliz. Es verdad que
lica, mi gozo sería inefable, pues po- las fuertes impresiones que la Her-
dría decir que desde ese momento, mana Dinora había recibido los días
nuestra amistad empezaba á ser antes de su entrada en el convento
eterna, me vería en la seguridad do habían sido muy fuertes, pero para
DO separarme do vosotros jarnos, y todo oncontraba fuerza entonces; el
al veros romper las cadenas con que abandonar á su familia y todo cuan-
Satanás os tiene atados, entonaría to pudiera causarle algún placer en
un himno de triunfo á Jesucristo el mundo, le era muy fácil, porque
Bey de la verdad. Dios en su bondad infinita daba va-
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 119
lor á BU sierva para que pudiera sa- pasaba dentro de su alma. Sin em-
lir triunfante en aquellos lances pe- bargo, de vez en cuando se notaba
ligrosos, pero una vez dentro del en sus facciones algo de profundo y
convento cortó Dios la corriente de de íntimo que pasaba en sus aden-
aquellas gracias, el cielo se la volvió tros, pero como estas señales suelen
de bronce, la divina luz escondióse ser comunes con más ó menos inten-
de su vista, los sentimientos de su sidad en todas las vocaciones, no se
corazón se convirtieron en arideces, le dio impoitancia.
la claridad de su inteligencia en ne- Dos meses cabales duró aquella
gras tinieblas y la certeza de su vo- agonía, después de los cuales des-
cación en duda amarga é insopor- apareció todo, como arrancado por
table. una mano invisible. Parecía que el
Cuando una alma se encuentra en ángel del consuelo habia dicho á la
este estado, cuando el eepíritu de Hermana Dinora «Levántate y an-
Dios quiere purificar una alma de la da» Lo cierto es que Dinora so en-
escoria de que está envuelta ó algún contró cambiada por completo, ni
tanto manchada, es espantosa la sabía lo que le pasaba, casi ni se co-
prueba á que la somete. Aquellos nocía á sí misma.
días de prueba se convierten en un ¡Qué hermoso suele ser este cam-
purgatorio real y verdadero, se con- bio del estado de prueba al estado
vierten en un horno el más voraz y del descanso! La faz divina se le pre-
ardiente, como que allí tiene que pu- sentó clara y sonriente, desaparecie-
rificarse el oro de aquella alma ron todas las dudas, el acierto de
que más tarde está destinada á en- su vocación claro é inspirado, una
trar en íntima unión ton Dios. alegría inmensa se extendía por to-
Tales fueron los primeros días del da su alma y por todo su cuerpo; su
noviciado de la Hermana Dinora. porvenir se le presentaba risueño y
Parecíale que se habia equivocado tranquilo, la cojapañía do las her-
en su vocación, creía que el espíritu manas dulce y agradable, y el con-
del mal la había traído á aquel lu- vento como una antecámara del cie-
gar para hacerla desesperar. El acu- lo, donde no cabía de gozo y de con-
dir á Dios en la oración la servía de tento. Pasaba horas enteras en la
mayor tormento; la lectura espiri- oración, absorta en la contemplación
tual se le hacía casi incomprensible; de las grandezas divinas, y la comu-
no hallaba gusto en nade; le parecía nión se le convirtió en un manantial
que las paredes la apretaban y el te- de inefables consuelos.
cho se le venía encima. Ensólopensar Son inexplicables las alegrías (Jfle
que allí dentro de aquellas paredes el alma siente cuando se encuentra
tenía que pasar toda su vida lo pare- bajo la influencia do la gracia visi-
cía desmayarse, y todo su porvenir tada por el rocío del consuelo divi-
se le presentaba oscuro y lúgubre. no. Tanto lo fué en la Hermana Di-
¡Qué terrible es esta prueba, sin nora, que no cesaba de dar gracias á
embargo bastante común en las jó- Dios por los beneficios que de au di-
venes novicias! No hay que extrañar vina mano había recibido; acordába-
nada, porque el demonio hace enton- se do su antiguo compañero de viaje
ces los últimos esfuerzos, para arran- Pranchi, cujo escapulario milagro-
car del santuario aquellas almas so había sido la causa de su conver-
que con sus plegarias arrancarán sión al catolicismo, y no se cansaba
más tarde tantas almas de las garras de bendecir á Dios por aquella santa
de Lucifer. y feliz casualidad que tantos prodi-
La Hermana Dinora tenía que gios había obrado en ella.
arrancar muchas, muchísimas de las Pero la Hermana Dinora no se
manos del astuto tentador, así que contentaba con bendecir á Dios de¡
no es nada extraño el que ella tu- palabra y por un puro sentimentalis-
viera que sostener aquella terrible mo del corazón, sino que, poniendo
lucha con su enemigo, con quien ya manos á la obra, empezó la obser-
so había empezado á luchar cuerpo vancia regular con tal entusiasmo y
á cuerpo. exactitud, que hubiera podido servir
Durante tido este tiempo mostró de modelo á la religiosa más fervo-
la Hermana Dinora un exterior com- rosa y observante. Nadie era más
placiente, un rostro alegre, y una puntual que ella en todos los actos
conversación amena, y no dio á en- de comunidad y tan fervorosa en to-
tender en su exterior nada de lo que dos ellos que desde el momento en
120 EL MONTE CARMELO

que se daba la s^ñal de levantarse gusto en tratar ningún asunto del


por la mañana, elevaba su corazón mundo.
y sus pensamientos á D os, en cuya De «sí • m do pas^ la Hermana
presencia pasaba todo el día. D ñora do Santa Teresa el año del
Durante la meditación > rezo del novicia lo, al cabo leí cual hizo su
Oficio divino, parecía su rostro ilu Profesión religiosa; asistieron á el a
atinado por algo sobrenatural que sus padres y parientes, ya todos
demostraba el Intimo y familiar tra- ellos católicos fervorosos. Inefable
to que siempre turnia con Dios. ¡Su fué el y;oz • que tuvo Dinon , ya por
devoción á la Virgen del Carmen verse lígala de una vez A su Dios
rayaba casi en delirio. No la conocía de una manera inquebrantable, ya
con otro nombre que con el de mi por ver á sus padres en el seno de
madre. A Santa Teresa la traía la Iglesia católica y en camino de
siempre en su boca, sus Obras las sa- salvación.
bía casi de memoria y era tan entu- Para que todas estas escenas tu-
siasta por las cosas de la Orden que vieran mucho más realce, faltaba un
por nada del mundo hubiera queri- detalle con el cual hubiera brillado
do dejar de ser hija de Santa Teresa. bastante más la misericordia y la
Sin embargo, á pesar de su tan bondad de la Virgen del Carmen.
encedido amor de Dios, era suma- Era la presencia persi nal de Pranchi
mente alegre y expansiva con sus en medio de todos aquellos aconte-
hermanas; pero expansiva sin disi- cimientos q u e estamos refiriendo.
pación, humilde sin apocamiento, ¡Cuánto hubiera gozado aquel fer-
obediente sin atolondramiento, de- viente devoto de la Santísima V¡r-
vota sin hipocresía, enérgica sin ter- gen del Carmen si hubiera asistido
qmedad, desasida sin abandono, mo- á la toma da hábito y Profesión de
desta sin encogimiento, y virtuosa la Hermana Dinora de Santa Teresa.
sin vanidad. Pero Dios ha dispuesto permanezca
Nnnca se le oyó hablar de la no- tranquilo en Dima, y debemos aca-
bleza de su linaje, ni encontraba tar sus juicios.

Fr. g as g. ¥.

áÜ
» !^v!.:.:,Vi::V^-V;r.;-:;^!\^>;^\.-\"^'A;.l:;.>..--'•'•!• A;J¿;:;...;gj

fó-V:0^\-A.V.->SÍ¿V

María del Carmen

llcE el Salmista: A tu
Miestra ¡oh Dios! está la
|Reina con vestido bordado
i:

'de oro, y engalanada con


variedad de joyas precio-
sas (Salmo XLIV, 10.) Esta Reina
amable es María. La Iglesia cató-
lica la saluda diciendo: "Salve, Rei-
na de los Cielos, Salve, Reina de
los ángeles.,, Los Santos Padres,
depositarios de la ciencia cristiana,
la llaman "Princesa, Soberana,
Reina y Emperatriz del mundo,,;
AfíonMiúm. 64 y los fieles todos, recogiendo los
ecos de las tradiciones y de los si-
15 de Febrero de 1903 glos la dicen millares de veces:
" ¡Dios te salve, Reina y Madre de
misericordia, Dios te salve!,,
I Jesús es Rey, luego María, Ma-
122 EL MONTB CARMELO

dre de Jesús, es Reina: la misma naturaleza de las ce-


sas lo exige.
Y como es universal el reinado del Hijo, es también
universal el reinado de la Madre. Todo poder le ha si-
do dado en el Cielo y sobre la tierra. María tiene su
trono gloriosísimo en lo más alto de los Cielos; los as-
tros obedecen á su imperio: el sol la circunda, las es-
trellas orlan su frente, la luna sirve de escabel á sus
pies, los Serafines forman su Corte, los Angeles ejecu-
tan sus mandamientos, y todos los moradores de aque-
lla patria bienaventurada bendicen y glorifican á su
Reina con aclamaciones sin fin.
Y con las glorificaciones de los ángeles y de los san-
tos á la felicidad deNsu Reina, alternan las glorificacio-
nes de los hombres á sus inmensas misericordias. La
misma que reina en los Cielos, reina también en el mun-
do; en el Cielo es Reina gloriosísima, en la tierra es
Reina misericordiosísima; allí es la Reina de los Ange-
les, la Reina de los Patriarcas, la Reina de los Profe-
tas, la Reina de los Apóstoles, la Reina de los Márti-
res, la Reina de los Confesores, la Reina de las Vírge-
nes, la Reina, en fin, de todos los Santos; aquí es la
Reina de la clemencia, la Reina de las gracias, la
Reina de las misericordias. Los pecadores la llaman su
refugio, los enfermos la llaman su salud, los afligidos la
llaman su consuelo, los cristianos la llaman su protec-
ción, y todos los hombres su esperanza...
¡Ah! Nadie ponga linderos al reinado de esta Sobe-
rana Virgen: impera en los Cielos, impera en la tierra,
y á los mismos infiernos alcanza su dominación, por-
que María encadena á los espíritus malos en aquellos
abismos de fuego. No hay linderos en el Principado de
Dios, y tampoco los hay en el Principado de María.
"Cuántas son las criaturas que sirven á la Trinidad Au-
gustísima—escribe San Bernardino de Sena—otras tan-
tas son las que sirven á la gloriosísima Virgen; porque
MARÍA DEL CARMEN . 123

todas ellas, sea cualquiera su grado en la creación, ya


sean espirituales, como los Angeles, ya sean raciona-
les, como los hombres, ya sean materiales, como los
cuerpos celestes y como los elementos, y cuanto hay en
el Cielo y en la tierra sujeto al imperio divino, está
bajo el imperio y dominio de María.,, Y era justísimo
que así sucediese, era muy razonable: María, exaltada
sobre todas las criaturas, debía serla Soberana y la
Reina de todas ellas.
Pero así como Dios,- Rey inmortal de todos los si-
glos y de todas las naciones, quiso ejercer su Sobera-
nía de una manera más íntima, sobre el pueblo de Is-
rael en los tiempos del Viejo Testamento, y sobre la
Iglesia Católica en los días de la era cristiana, del
mismo modo ha querido María reinar de una manera
más íntima sobre el Carmelo, del que ha hecho Ella su
posesión predilectísima, y le ha distinguido siempre
con las manifestaciones más portentosas de su poder
de Reina, con las demostraciones más tiernas de su
amor de Madre.
El Carmelo no es una porción exigua dentro del Ca-
tolicismo, el Carmelo no es solamente la antiguaba
ilustre, la sagrada Orden de María del Carmen; el
Carmelo es el reino espiritual de María Santísima del
Carmen, extendido por todas las naciones del mundo.
Son ciudadanos de este reino glorioso los que adoran
á María del Carmen como á su Madre, los que la guar-
dan fidelidad hasta el fin como á su Reina, los que lle-
van sobre el pecho su librea de honor, el Escapulario
santo.
María es toda piedad, María es toda dulzura, María
es toda amor para los hombres, pero María del Carmen
significa más compasiva piedad, más inefables dulzu-
ras, más tiernos y delicados amores.
La historia de la humanidad está llena con la rela-
ción de los favores que la Reina del Carmelo ha dis-
124 - EL MONTE CARMELO

pensado á sus predilectos hijos, y de las grandes con-


quistas que ha obrado Ella en el mundo. ¡Cuántas
lágrimas ha enjugado María del Carmen! ¡Cuántos do-
lores ha calmado! ¡Cuántos infortunios ha remediado!
¡Cuántas enfermedades ha curado! Y ¿quién llevará
cuenta de sus prodigios en el orden de la gracia de los
pecadores empedernidos que ha convertido, de los pe-
ligros de condenación de que ha librado á sus devotos?
Nada resiste al empuje de sus gracias y de sus amores:
todo lo rinde, lo avasalla todo, y así avanza la hermo
sa Reina del Carmelo paseando sus banderas victorio-
sas por todas las naciones y extendiendo sus portento-
sas conquistas hasta los últimos confines de la tierra.
A esta Reina amable y Poderosísima adoramos, á
Ella consagramos los amores de nuestro corazón, á Ella
invocan y alaban nuestros labios.
¡Salve, Reina de los Cielos!
¡Salve, Reina de los Angeles!
¡Salve, Reina de los hombres!
¡Salve, Reina del Universo!
¡Salve, Reina amable!
¡Salve, Reina hermosa!
¡Salve, Reina del Carmelo!
¡Salve, Reina del Amor!
¡Salve, Dios te salve, Reina y Madre de misericor-
dia!...
Pr. ñmado.
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NTTESTRA NOBLEZA

NSI á bulto, porque lo hemos oído y porque


nos lo dice la fe, sabemos que tenemos alma;
mas qué bienes puede haber en esta alma, ó
quién está dentro de esta alma, ni el gran valor
de ella, pocas veces lo consideramos, y ansí se tiene
en tan poco procurar con todo cuidado conservar su
hermosura. Todo se nos va en la grosería del engas-
te ó cerca del castillo de nuestra alma, que son estos
cuerpos.» (1)
En estas hermosas palabras encierra nuestra Seráfica Madre
Santa Teresa de Jesús una fina reprensión de gran valor espiritual
contra los que, solícitos en todo lo que es de la tierra y en aventajarse
en nobleza entre los demás, se cuidan poco ó nada de que hay otra
vida y de que las riquezas mayores son las del espíritu, donde ha
puesto Dios toda nobleza y gloria.
Ha distribuido Dios proporcionadamente sus dones y los ha re-
partido según la nobleza y mérito de los que quería enriquecer. Si
en la tierra vemos tantas maravillas y bellezas y en el cielo tan cla-
ras luces; y nos arrebatan de admiración los valles con sus prados
de verdura y sus flores de mil colores y suavísimos aromas, y sus
arroyos de puras cristalinas aguas; y los montes con sus seculares
bosques de árboles que no doblan la frente ante el huracán; y los
mares qne son como arca donde la naturaleza guarda lo más rico de

(1) Sta. Teresa Morad. 1.1.


126 - > EL MONTE CARMELO

sus tesoros; y nos asombran los progresos del arte y los inventos de
la ciencia; y abrimos los ojos para ver la suntuosidad de las ciuda-
des fabricadas de oro y plata y mármoles riquísimos; sepamos que
todo esto, y cuanto de hermoso y deleitoso se guarda en el universo,
sombra tan sólo es de lo que Dios ha puesto en el interior del hombre,
qua es el ser más noble del universo visible. Porque á todas las otras
criaturas hermoseó Dios como de paso, cuando, según la poética
frase del cantor de la Noche Oscura,
Mis gracias derramando
Pasó por estos sotos con presura
Y yéndolos mirando
dejó en todos, los seres un rastro de vestigio de su grandeza y poder
de su sabiduría y amor con las demás virtudes divinas. Pero en el
alma del hombre puso belleza de más subidos quilates, y la ennoble-
ció y levantó cuanto sufrirlo puede una criatura; porque tomándola
Dios con HUS mismas divinas manos, la envolvió de su gloria, y en-
derezando hacia ella la luz de su rostro santísimo, la figuró á su estilo
y talle y la asemejó á sí mismo y estampó en ella la imagen de su
naturaleza y de su ser.
«Hagamos al hombre», dijo Dios después de criar los cielos y la
tierra,» hagamos al hombre á nuestra imagen y semejanza.
Lo que hasta entonces á la voz creadora de Dios había ido sa-
liendo de la nada al ser, copia era, ciertamente, y participación de
perfecciones divinas, barruntos y asomadas de la majestad y grande-
za y poder del supremo Hacedor; pero un retrato ó imagen de lo que
es Dios en sí, en criatura ninguna se había aun esculpido. Sólo en la
obra del sexto día quiso Dios hacer gala y generoso alarde de lo
más exquisito de su bondad y sabiduría; y cuando estuvo ya figurado
y tallado aquel pedazo de tierra que Dios había cogido del bajo
suelo, y descubría ya las hermosísimas facciones de hombre, sopló
el Creador en él el espíñtu de vida, y quedó hecho el hombre ima-
gen y semejanza divina, y tomándole Dios de la mano, como compa-
ñero y amigo, le llevó al paraíso y le dio posesión de sus riquezas y
de sus deleites.
Tal fué el amor inenarrable de Dios Criador y Señor nuestro,
que quiso que nos llamáramos y fuéramos de verdad hijos suyos (1)
porque su virtud generadora está en nosotros (2), y su generación
es la que nos conserva (3). Dios, dice San Pedro, nos ha dado tales

(1) I. Joan. I I I .
(2) Id. II.
(3) Id. V.
NUESTRA NOBLEZA 127
y tan preciosos dones que hemos pasado á ser consocios de su di-
vina naturaleza (1); y el mismo Dios, por boca del Real Profeta, dijo
de las almas en gracia: dioses sois vosotros é hijos del Excelso.

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Esta participación del hombre en la naturaleza divina mediante


la gracia santificante, es verdadera, real y física, por lo cual el cate -
cismo de la doctrina cristiana del P. Astete, definiendo la gracia san-
tificante dice que es un ser divino que hace al hombre hijo de Dios y
heredero del cielo; en la cual definición están empleados los términos
en su sentido propio, literal y gramatical, y no aplicados por imagen
ó metáfora. «De arte que la gracia es como una deidad, dice con su
lenguaje inimitable Fr. Luis de León, y una como figura viva del
mismo Cristo que puesta en el alma se lanza en ella y la deifica y, si
va á decir verdad, es el alma del alma. (2)

(1) Il.Petr. I.
(2) Nombr. do Cristo, lib. 2.° Príncipe de Paz.
12B éL MONTE CARMELO

El concepto de lo sobre natural, según la doctrina más verdadera


de los teólogos, consiste en estar sobre todas las sustancias y fuerzas
creadas, existentes ó posibles, y tener asiento con Dios en alguna
formalidad propia suya, mediante la unión íntima de la criatura con
Él cual es en sí, ó en el órdeu personal, como se unió la naturaleza
humana de Cristo con el Verbo, ó en el orden de intelección, bien
sea inmediata y próxima, como en la visión beatífica, ó mediata y
como preparatoria, cual es la unión que hace la gracia santificante,
las virtudes teologales y morales infusas, los dones del Espíritu San-
to y todos los auxilios divinos que son como presagios y prenuncios
de la unión indisoluble de la gloria.
Mediante cualquiera de estas uniones en el orden de intelección
y en virtud del don porque se verifica, Dios y el hombre, la natura-
leza increada y la creada, tienen un mismo objeto de operación, ob-
jeto esencialmente infinito en toda clase de perfecciones y excelen-
cias; y como el objeto es, según enseña la filosofía, lo que constituyo
y fija la naturaleza y modo de ser de las operaciones y de cuanto á
él dice relación y orden inmediato ó mediato, siendo un objeto divi-
no el término de todas las operaciones que radican en la naturaleza
de Dios y en la naturaleza de la gracia, sigúese en buena lógica que
tanto la naturaleza de la gracia como la natuialeza de Dios, son ver-
dadera, real y físicamente naturalezas divinas y convienen las dos en
una misma formalidad objetiva, siquiera á la naturaleza de Dios le
convenga esto por esencia y sustancialmente, y á la naturaleza de la
gracia por participación; y siquiera también la naturaleza de Dios
sea subjetivamente de infinita perfección y propiedades incomunica-
bles, y la de la gracia, finita y limitada y en un todo dependiente
de Dios.
Del fondo y como del suelo de esta naturaleza divina de la gracia
santificante brotan potencias y operaciones también divinas, para
que cuanto el hombre hace sobrenaturalmente tenga maneras divi-
nas y sea al modo de lo que obra Dios. La fe y la caridad y las de-
más virtudes sobrenaturales son participación en el entendimiento y
en la voluntad y demá3 atributos divinos, y los actos que mediante
tales virtudes obramos, de la misma divinísima naturaleza son que
las operaciones de Dios. Y así por esta altísima participación que nos
comunica la gracia y las virtudes infusas, som)s capaces de lo que
sólo es capaz el mismo Dios, que es conocer, amar y poseer un ob-
jeto infinito que es Él mismo.
«No sé muchas veces qué decir, exclama la Mística Doctora del
Carmelo encarándose con los que traen olvidada su nobleza, sino
que somos peores que bestias, pues no entendemos la gran divinidad
NUESTRA NOBLEZA 129
de nuestra alma, y como la apocamos con cosas tan apocadas, como
son las de la tierra. (1)
No hay realeza y dignidad en el mundo que merezca estar al
lado y ni siquiera mirar de lejos á un alma adornada con las exce-
lencias de la gracia santificante. Tras de lo humilde y abatido y roto
con que á veces van temporalmente vestidos los justos, escóndese
tal alteza y riquezas tan soberanas que su vista, si se descubriera, ex-
citaría hambre y codicia en todos los corazones que, dejando de co-
rrer tras los vislumbres y fugaces resplandores de gloria y nobleza
que áratos brillan en este mundo, pedirían ser revestidos de aque-
la inefable luz increada que envuelve en un mismo nimbo á Dios y
á sus Santos.
Fr. ángel María.

(1) Exolam. 18
<^^><^^"(^'%4)^)^><l><l>^-(l><l)-(
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©4BT4 ^SBSIDA
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''Señorita del gran mundo También sé que no he nacido


(como se ha dado en llamarle) para oir cosas infames
cuya lengua nunca cesa en las comedias al uso
de herirme y de criticarme, que usted llama pasionales,
sepa por última vez, y que yo llamo indecentes;
pues ya lo he dicho bastantes, frase que, aunque dura, es frase
que cada día me encuentro muy adecuada, y no hallo
mejor con mis terquedades otra que mejor les cuadre.
y mis rancios fanatismos Tampoco, seguramente,
que usted juzga intolerables. nací para recrearme
"Si he nacido para monje, leyendo, como usted lee
como usted dice burlándose, sin ver el daño que se hace,
ó nací para casado, semanarios y periódicos
eso solo Dios lo sabe; católico-liberales
mas sé de cierto una cosa: ó de mesclilla, que al lado
que nací para salvarme, de artículos rimbombantes
pero no para aburrirme que si á mano viene tratan
.escuchando necedades, de Cristo y del Santo Padre
en esas tertulias frivolas con un fervor tan sublime
donde lo menos que se hace y un ascetismo tan grande,
es perder el tiempo, y cuente que parece que habla en ellos
que esto ya es perder bastante; La Puente ó Diego de Cádiz;
donde cualquier hombre es due- traen pullas para la Iglesia,
calumnias y falsedades
(ño contra los frailes y monjas,
de abrazar su lindo talle folletines detestables
y retener en su mano y narraciones de crímenes
la de usted durante el baile, de un realismo repugnante;
sin que se inmute por eso amén de un lujo extremado
el rostro de su buen padre, de ilustraciones, capaces
que tolera en sus salones de ilustrar en ciertos puntos
lo que ni por un instante en que es mejor no ilustrarse.
de seguro tolerara A no temer, señorita,
en visita ó en la calle.
CARTA PERDIDA 131
que esta carta se alargase misa, comunión, rosario
demasiado, le mostrara y hasta Ejercicios anuales,
mil cosas, para las cuales tan humilde y recatada,
ni usted ni yo hemos nacido; tan espiritual y grave
pero como fuera en balde tan devotita y compuesta
además, pues sé de cierto que parece usted un ángel.
que todos los Santos Padres
de la Iglesia y sus Doctores "Señorita del lawwn-tennis
y los libros espirituales del sport, del garden party,
son para usted letra muerta, cuya lengua nunca cesa
ya que su criterio vale de herirme y de criticarme,
lo que el de usted (que es lo mis- sepa por última.vez,
mo pues ya lo he dicho bastantes,
que dicen los protestantes), que el evangelio de usted
hago aquí punto final no es el de Cristo. Él la ampare
y con lo que he escrito baste. y á mí me dé luz y gracia
"Déjeme, pues, con mi tema, para seguir adelante,
y quédese, por su parte, con mis rancios fanatismos
con sus paganos escotes, que usted'juzga intolerables,
y sus ridículos trajes, y con los cuales España
y sus frivolas tertulias, fuéenotros tiempos tan grande.,,
y sus dramas pasionales, Por .la copia
y sus lecturas non sanctas, RAM DE V I U ,
y sus peligrosos bailes que halló esta carta en la calle
que mezclan tranquilamente y la publica con gusto
con meditación y examen creyendo que es publicable,.
y visita al Sacramento porque no será del todo
y lectura edificante, perdida tal vez para alguien.

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Sor Teresa del Niño Jesús


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

XI

Dos hermanos'sacerdotes.—Lo que ella entiende por estas palabras del li-
bro de los cánticos: «Atraedme»—Su confianza en Dios.—Una visita del
cielo.—Halla su reposo en el amor.—Llamamiento á todas las pe-
queñas almas.

W¡\ ACíA ya mucho tiempo, Madro queriJa, que


¿ t i yo deseaba tener un hermano sacerdote. Con
mucha frecuencia decía entre mí, que si mis her-
manitos no hubieran volado al cielo, ahora ten-
dría la dicha de verlos en el sitar ofreciendo el
incruento sacrificio de la misa. Mas ho aquí que
Dios ha colmado mi deseo dándome, no uno, si-
no dos.
Sin duda alguna fué Nuestra Madre Santa Te-
resa la que me hizo el día de su fiesta este re-
galo de mi primer hermano sacerdote. Era un
día de lavado, día de mucha ocupación para
mí, cuando la Madre Inés de Jesús, Priora á la sazón, me llamó
aparte y me leyó una carta de un joven seminarista, quien, inspira-
do, según él decía, por Santa Teresa, pedía una hermana que se iu -
teresase por tu salvación y por la de las almas que en lo sucesivo
estuvieran á su cargo; que él prometía á la que quisiese ser su her-
mana espiritual tenerla presento en el sacrificio de la misa desde el
primer momento que tuviese la dicha de subir al altar. Y yo tuí ele-
gida para ser la hermana del futuro misionero.
No puedo, Madro mía, daros una idea del gozo que inundó mi
SoR TERESA DEL NIÑO JESÚS 133
corazón. Era preciso retroceder á mis infantiles años para hallar un
recuerdo de tan vivas alegrías que no caben en el alma; jamás, de
algunos aflos á esta parte, había gozado mi espíritu de tanta dicha.
Teniendo presentes las obligaciones que me había impuesto,
puse manos á la obra, redoblando el fervor y escribiendo alguna vez
que otra á mi nuevo hermano.
Fuerza es confesar que á los misioneros se les ayuda con la ora-
ción y el sacrificio, pero cuando Dios se complace en unir dos almas
para su mayor honra y gloria, permite que ellas puedan comunicar-
se su espíritu á fin de estimularse mutuamente en el amor divino.
Ya sé que para esto es indispensable la autorización competente
y expresa de Ja obediencia; pues de lo contrario esta cumunicación
por cartas sería perjudicial, si no al misionero, al menos á la carme-
lita llamada por su estado á una vida de recogimiento, de oración y
de sacrificio continuo.
En lugar de unirla más y más á Dios, esta correspondencia, aun-
que de tarde en tarde, le ocuparía inútilmente el espíritu; y creyendo
hacer maravillas, no haría otra cosa que so color de celo, procurarse
distracciones supérfluas.

í'» •A

Jamuga de Santa Teresa


que se conserva en el Convento de S. José de Avila.
El año siguiente, al finalizar Mayo, V. R. me procuró un segundo
hermano; y habiéndoos advertido que ya todos méritos los había
ofrecido por el primer apóstol, vos me respondisteis: que la obe-
diencia los duplicaría.
Así lo suponía yo, y como el celo de una carmelita ha de ser tan
ardiente que abrase al mundo, espero, con la gracia de Dios,
ser útil á muchos misioneros. Yo ruego por todos, sin exceptuar á
loa simples sacerdotes, cuyo ministerio es á veces tan difícil como el
de aquellos que se ocupan en convertir á los infieles. En fin quiero,
134 EL MONTE CARMELO

como Nuestra Madre Sauta Teresa de Jesús, ser «hija déla Iglesia»
y rogar por todas las intenciones del Vicario de J C. porque ese es
el fin de mi vocación.
Un día, después de recibir la comunión, Jesús me dio á compren-
der estas palabras del Cántico: «Atraedme, corramos tras el olor de
vuestros perfume.*.» Oh Jesús, es muy cierto que atrayéndome á mí,
atraéis á las almas que yo amo.
Esta simple palabra «Atraedme» basta. Sí, cuando una alma se
ha dejado cautivar por el olor de vuestros perfumes, no va sola, sino
que arrastra todas las almas que ama; consecuencia natural de su
atracción hacia vos.
Bien lo sabéis, oh Dios mío, yo no deseo ni ambiciono otra gloria
que amaros.
El amor llama al amor, el mío se lanza hacia Vos, quisiera cal-
mar el abismo que lo atrae, pero ¿qué es sino una gota de rocío per-
dida en el Océano? Para amaros como Vos me amáis, era preciso
que me prestaseis vuestro mismo amor, y entonces mi alma repo-
saría.
Oh Jesús, yo os pido que améis á los que me habéis dado como me
amáis á mí misma.
Si algún día en el cielo veo que los amáis más que á mí, yo vas
alegiaró de eso, porque sus méritos así lo exigen; mas aquí abajo,
no puedo concebir otro amor que el que me habéis prodigado, sin
méritos de mi parte.
Un sabio dijo: «Dadme una palanca con su punto de apoyo y
levantó el mundo.» Lo que Arquímedes no pudo obtener porque pe-
día una cosa que no redundaba para gloria de Dios, los santos lo
conseguirán plenamente. El Todopoderoso les dio un punto de apo-
yo: El mismo, El solo, por palanca la oración abrasada de amor di-
vino, y de este modo es como han levantado el mundo, y así es co-
mo lo levanta y la levantará hasta el fin del mundo.
Me resta deciros lo que entiendo por el olor de los perfumes del
Bien Amado.
Toda vez que Jesús subió á los cielos, no puedo hacer otra cosa
que seguir las huellas que dejó en este mundo ¡Ahí y cuan resplan-
decientes son estas huellas, ¡y qué perfumes despiden! No hay más
que recorrer con la vista las páginas del Evangelio, y en cada una
de ellas se verán dichas huellas despidiendo una luz vivísima que
ilumina los entendimientos y un olor suavísimo que recrea los sen-
tidos.
Fr. E. S. F.
(Se continuaré)
ItoiyiiiiigÉ •j 5)neJ 5¿Ew AjKyii!M& •?}£?* -'JE?? •yfi?' ^3E^^iI^-?M!?-?M?^M*v/E35)T

SIN ESPUELAS
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

ROMANCES HISTóRICOS
V
Ya la luna hasta el zenit De pronto paróse el rey
En su carroza ha subido, Y ojos aplicó, y oídos
Desde allí sobre la tierra Hacia atrás; el compañero
Derrama sus rayos tibios. En tono de pique dijo:
En dos casquetes de acero —Más parece que á una cita
Y en espadas de lo mismo, De amores hoy acudimos,
Del luminar de la noche Según lo que receláis
Refleja el pálido brillo. Y que tenéis, imagino,
Son de dos aventureros Mucho miedo; y á fe mía,
Que en silencio y con sigilo Quenohayporqué,puesconmigo
De los reales castellanos Vais, señor, bien escudado.
Para Zamora han salido. —¡Miedo yo, bellaco, indigno?
Las guardias al conocerlos Marcha aprisa, que al infierno
No pudieron impedírselo, Que vayas, allí te sigo.
Que uno mostró ser el rey —No digo tanto, señor,
Con ademanes altivos. Sino que al veros esquivo,
Ambos con gran sobresalto De mi palabra dudando
Sigiendo van su camino, Cuando yo anhelo.—¡Por Cristo!
Porque escuchados ser pueden, Que el tiempo vuela, y deseo
O porque pueden ser vistos. Ver cuanto antes el postigo.
Y aunque mucho van hablando Redobla el paso que el diablo
Sus palabras no hacen ruido; Coge á los que no handan listos.
Se pierden sordos sus ecos —Os obedezco... Muy pronto
En los senos del abismo. Llegaremos á ese sitio.
Pero ¡ay! que siempre el in- Ligera capa de cal
(fierno Tapa la entrada; en olvido
Deja abierto algún resquicio Yace desde luengos tiempos,
Por donde á sus servidores Desalojado asimismo
Les paga con un castigo. Está; nadie le defiende:
Aprisa los dos marchaban Si el cielo nos es propicio,
Sin hallar ningún peligro, Por él mañana en Zamora...
Mas denunciaba la luna —Dejad de hablar, por ¡Dios
Sus bultos con tenue brillo. (vivo!
Y seguidme lo que resta,
136 EL MONTE CARMELO

Pues bien veo yo el camino.— No huyas, no, traidor aleve;


Dos minutos en silencio ¡Por San Pedro de Cárdena!
Marcha en pos, del rey Bellido: ¡Ira de Dios! se me escapa...
Quédase luego unos pasos ¡Bridón mío; ala carrera!
Atrás: cuando cree que el tino ¡Soñoliento!... ¡perezoso!...
Puede asegurar, dispara Menéate, no te duermas...
Un venablo arrojadizo ¿Estás parando los vientos!...
Al pecho del rey certero; ¡Alas¡ ¡sus!., ¡corcel!.. ¡¡Babieca!!
Quien al escuchar el silbo ' ¡Menéate!...,,—Mas, en vano;
Del dardo, vuélvese al punto: Por más que el Cid espolea
¡Y al punto cae en tierra herido! Batiéndole los hijares
La herida es mortal, de sangre Ni corre el corcel, ni vuela.
Corre por la tierra un río, De su paso castellano
Y solo aliento al rey queda No le saca, aunque lo intenta,
Para lanzar ronco un grito, Y al cabo, ¡los acicates
Tras imprecación sañuda Echa de ver que no lleva!
Quellegóhasta el hondo abismo: Ciego de corage entonces
—"¡Maldito de Dios tu nombre! Reparte á diestra y siniestra
¡¡Maldito sea!!... ¡¡¡Maldito!!!,,— De los pechos del caballo
En tanto alas á sus pies Latigazos con las riendas.
Puso el astuto asesino, Y vuelve á gritar:—¡Ruin,
Y al mismo tiempo escuchóse tente!
De un corcel fiero relincho. Conmigo traba pelea,
Si no quieres que á lanzadas
VI Te cosa ahora con la tierra.—
"¡Guarte, guarte! castellano, Así el Cid Campeador
Nunca en Castilla nacieras, Ronco de cólera truena
Que los castellanos pechos Contra el vil Bellido Dolfos
Traiciones tales no encierran. Junto á Zamora la vieja.
¡Guarte, guarte! el alevoso: Y al ver que no le da alcance
Si tienes sangre en las venas Aunque le tiene tan cerca
Ven á mostrar que está limpia Y se frusta su venganza
Y no la muestres tan negra. Y la puerta está ya abierta,
Si sabes matar á reyes Al entrar el zamorano,
Sacándolos de su tienda, Suelta del bridón las riendas,
Ven á probarte conmigo Con ambas manos arroja
Pues aquí me tienes fuera. La nudosa lanza y... ¡cierran
Si buscar sabes la noche Al mismo tiempo!... La lanza
Para acabar tus proezas, Clavada quedó en la puerta!
Conmigo aquí aguarda un poco El Cid al verla clavarse,
Hasta que más anochezca. Alzado en las estriberas,
Seamos luego en batalla J Más ciego de rabia entonces
A la luz de las estrellas; Bramó espumante su lengua*.
Mas aguarda ¡por Dios santo! —¡"Maldito sea el caballero
Espera, villano, espera. Que cabalga sin espuelas!
ffr. Florián del fiármelo íeresiano.
S> JXL <L -¿
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TÍpSí^r T ^ ^ S T Tí^Ssi?^ T^s?Sf^ TtSsííVT TrJSSsiS" T f i S W r TÍKffi^ TüPS??*?" ^r^WfJ^ TíwTííf^


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EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES

xxn

scultura española. No ofrece ninguna difi-


cultad el hacer un estudio del desarrollo del
arte escultórico en España, pues si hasta ha-
ce poco, no teníamos los españoles una obra
completa que tratara esta cuestión con uni-
dad de criterio, que el caso requiere, sin
embargo, desde que salió á luz el gran
¡ Diccionario Enciclopédico Hispano Ame-
ricano, se encuentra tratado este asunto
de la Escultura española con el esmero y
erudiciCn correspondientes al asunto.
De él tomaremos gran parte de los datos
que no encontramos en otros autores.
Los Toros de Guisando, los Cerdos
de Avila y las estatuas del Cerro de los
Santos en Montealegre, son monumentos con que se inicia 1a época
primitiva de la escultura española, ó sea la anterior al siglo V; si-
mulacros groseros é informes los primeros y de «ran importancia
los segundos.
Tras este período incierto en que España no debió de tener más
escultura que la de los "pueblos que la fueron civilizando, el arte
clásico traído por los romanos se implanta en nuestra península,
donde su ejercicio por los naturales, durante algunos siglos, da lu-
gar á una escuela indígena, que sigue á distancia las vicisitudes
del estilo greco-romano ya bajo el aspecto pagano, ya bajo el cris-
tiano primitivo.
La invasión de los bárbaros señala el comienzo de la época
latino-bisantina que dura hasta el siglo X. En el primer período,
ó sea en el visigodo, el arte bizantino entra como factor importante
en la plástica española, creando un estilo hispano-godo que coe-
138 TSh MONTB CARMELO

xistió hasta la octava centuria con el hispano romano degenerado


Escasísimas son las esculturas de aquellos tiempos que han llega-
do hasta nosotros. Sólo podemos citar, aparte de otras dé induda-
ble procedencia constantinopolitana, como el díptico consular ove-
tense, las imágenes de San Juan de los Baños y tal vez la de la
Virgen de Puig en Estella, obras todas que demuestran la infe-
rioridad de la estatuaria comparada con la rica y artística orfebre-
ría de nuestra nación.
En el período de la reconquista continúan las influencias que
hemos indicado, á las que se agregan otras nuevas, como la árabe
y la carlovingia; pero aquellos tiempos calamitosos no eran los
más á propósito para el cultivo del Arte, y los toscos relieves de
San Miguel de Ljno y el panteón de Lilos. y algunos del monaste-
rio de Léire, demuestra la indecisión de los artistas que al mismo
tiempo eran arquitectos y escultores.
A principio del siglo XI los monjes Benedictinos de Cluni intro-
dujeron en los dominios españoles la iconística románica que mer-
ced á la protección de les reyes se difunde por todo el territorio
español, lo mismo en Navarra y Castilla como en Cataluña y Ara-
gón, tomando los caracteres de un verdadero renacimiento.
El estilo que da su nombré á la época románico-bisantina, com-
prende los siglos Xl y XII y en algunas partes hasta el XIII. La
lucha entre las diversas escuelas que durante este período se dis-
P píttaroii el dominio, del arte español, nótase en las esculturas de
rívag%i tiempol,, ?.-.<•'.-,
"La. iconografía religiosa y monumental de la época que exami-
liaremos, lo.mismo eíri lá¥Sscénas entalladas en los capiteles, alu-
sivas generalmente á la fundación del edificio ó á la vida del santo
titular, que en la efigie del Salvador y de los Santos esculpidos en
el tímpano de la. puerta principal, formando él centro al que con-
vergen las múltiples escenas figuradas en las archivoltas, en las
cuales los imagineros representaron ora escenas de la muerte y
pasión del Salvador, ora pasajes del Antiguo Testamento, ora las
misteriosas visiones del Apocalipsis ó los tremendos episodios del
juicio'final, en todas ellas se observa como nota característica la
piedad sincera y el ardiente deseo de que el espíritu figure como
sobresaliendo más que la materia; el arte es aveces tosco, pero
aquellos piadosos artistas sentían vibrar eii su alma el sentimiento
de la belleza sobrenatural más profundamente que los grandes
maestros del Renacimiento. \ '
' Está misma tendencia se observa en la época del estilo gótico
en que la escultura española, á semejanza de la de otras naciones,
parece experimentar otro Renacimiento mayor aún que el iniciado
en la época precedente, cuyo apogeo puede marcarse en el ma-
ravilloso pórtico de la Gloria.de la Catedral de León, y en la de-
coración no menos notable de la Colegiata de Tudela.
EL CATOLICISMO EK LAS AELLAS ARIES ........ 1¿9

EnloscomienzosdelsigloXT.il el arte plástico emprende de


nuevo su marcha alentado por les fuertes impulsos venidos de
allende los Pirineos, marcando su progreso en las estatuas de va-
rios reyes y prelados en Toledo y 3urgos,yenel interesante retablo
de San Juan de las Abadesas. Por el mismo tiempo la influencia
italiana se extiende por toda la península, pero especialmente en
Cataluña y Valencia en las que muchas estatuas sepulcrales de.
Lérida, Gerona y Barcelona remedan las obras de los escultores
religiosos de Piza y de Florencia.
Viene después el siglo XIV, un tanto decadente en su último
tercio, pero tan fecundo que huelga el citar ejemplos de obras,
pues abundan en todos los templos de la época. En el siglo XV in-
fluencias flamencas y alemanas vienen A unirse á las anteriores, y.
-entre todas constituyen el arte ecléctico, elegante y delicado, del
tiempo de los Reyes católicos en el que los extranjeros Lorenzo
Mercadante y Juan Alemán y otros varios, flamencos, borgoñeses
y franceses, emulan con Gil de Siloe, Miguel Ruíz y otros tantos
que constituyen la brillante pléyade de escultores, que en todos
los ámbitos de la península han dejado gallardas muestras de su
ingenio, en sepulcros, trascoros, sillerías y retablos cuya imagi-
nería se recomienda por la sencillez en la actitud, buen acierto en
el plegado de los paños, esmero en la ejecución y expresión feliz
de los afectos del ánimo por medio del atento estudio del natural.
Aunque en el siglo XV el Renacimiento italiano había sentado
su planta en España, su verdadero reinado comenzó en el siglo
XVI en cuyos comienzos marcharon á Italia á estudiar el arte de
Miguel Ángel, Alonso Berruguete, Diego de Siloe y Vergara el
Viejo de Aragón. Al mismo tiempo, infinidad de (escultores como
Gregorio de Begofia, Pómpeyo Leoni y Blas de Urbino se estable-
cen e~h nuestro país, implantando las máximas del Renacimiento
romano-florentino.
A pesar de tanto ingenio puesto el servicio del arte escultórico
este quedó por debajo de la pintura,, pero se produjo una escuela
austera, expresiva, subordinada en muchos casos á la decoración
arquitectónica, y sin las audacias y sensualismo que caracteriza la
restauración clásica en otros países.
En la imposibilidad de estudiar las obras de los escultores fa-
mosos que ilustraron los siglos XVI y XVII, nos limitaremos á ci-
tar á Alonso Berruguete, grandioso en la forma y correcto en el
modelado; Gaspar Becerra, notabilísimo en la expresión del dolor;
Alonso Cano, dibujante de primer orden; Gregorio Hernández, tra-
ductor inspirado del sentimiento religioso; Martínez Montáñez,
apellidado el Ficlias sevillano y otros muchos cuya sola enumera-
ción requeriría un espacio de que no podemos disponer.
Én obsequio á los burgaleses en cuya ciudad escribimos esta
140 BL MONTE CARMELO

líneas, diremos que en el tiempo en que brillaron las eminencias ar-


tísticas de España, los burgaleses figuraron en primera línea. Fran-
cisco Salinas en 1512 fué reputado como el mejor músico del mun-
do, y Cristóbal Merales, burgalés como aquél, fué el precursor de
Palestrina; el primer órgano de España fué el de la Catedral de Bur-
gos, regalado por Cario Magno. El burgalés Cristóbal Andino hizo
en 1513 las rajas de esta bellísima catedral. J uan Castañeda y Juan
Vallejo, ambos burgaleses, pudieron construir el hermoso crucero
maravilla de cuantos le contemplan: Juan López de Rojas fué el
arquitecto de la catedral de León, Juan de Herrera construyó el
monasterio del Escorial, Francisco Villalpando trabajó las rejas de
la catedral de Toledo, Martín de Haya hizo el retablo de la catedral
de Burgos y Gregorio Martínez, burgalés, como los cuatro anterio-
res, la doró en 1580.
La época de la decadencia (siglo XVIII) comprende desde la
muerte 'de los artistas que acabamos de mencionar, hasta la ditusión
de los principios del clasicismo académico francés. En este lapso de
tiempo el arte plástico precipitado en el abismo por los extravíos
del barroquismo, apenas ofrece alguno que otro maestro digno de
tal nombre.
En la época actual hay que considerar dos períodos; el primero
la España artística sigue la corriente general de las ideas neoclá-
sicas aplicadas á la escultura con resultado bastante mediano; y el
segundo en que pasada ya la moda del romanticismo, vuelve el
genio al estudio de la naturaleza, sobre todo entre catalanes y va-
lencianos. Los nombres Suñol] Bellver y Benliure demuestran
que no ha concluido la época de los escultores españoles.

Fr. Eamuel de Bznta ¥ema.


(Se continuará)
JEQWflS.

EFEMÉRIDES DE LA MISIÓN CARMELITANA DE MESOPOTAMIA

(CONCLUSIóN)

1825. El P. Fr. Vicente de la Concepción marchó á Alepo. Era


este Padre buen matemático y astrónomo. Hizo durante su estancia
en Caldea muchas observaciones meteorológicas. También era mé-
dico.
1827. Cólera en Bassorá (fallan pormenores)
1828. Establecimiento en Bagdad de una pequeña escuela pro-
testante. Monseñor de Coupperie para impedir que los católicos en-
viasen sus hijos á esa escuela, organizó también una escuela á su
cuenta. También fundó una pequeña congregación de monjas lla-
madas «Siervas de Dios» para enseñar á leer y coser á las niñas,
juntamente con la doctrina cristiana.
1831. Eneste pfio y eu los dos siguientes, la peste desoló á Bag-
dad. Una de las víctimas fué el mismo Monseñor de Coupperie.
1835. Fué nombrado Delegado Apostólico y consagrado obispo
para administrar la diócesis, el Abate Leurent Trioche.
Fué este obispo enemigo de nuestros Padres, los hizo mucho su-
frir. No sólo los Padres, sino los fieles todos, estando disgustados de
este obispo, la Propaganda y el Gobierno Francés lo hicieron salir
de Bagdad, en el año 1850. Vivió en Marsella, su patria, hasta el año
1888, conservando el título de obispo de Babilonia.
1840. Regreso del P. Fr. Vicente de la Concepción á Bagdad,
con la doble dignidad de Prefecto apostólico de Mesopotamia y de
Persia. Este último título significa que Roma no había olvidado los
servicios de los Carmelitas en Persia y que se trató entonces de res •
142 KL M0STE OAtlMELO

tablecer nuestra antigua misión de Ispahan. Ignoro cuáles fueron


los motivos que impidieron una tau importante restauración. Dios
lo pormita algún día!
1843. El P. Fray José María del Niño Jesús, (español) es pre-
fecto apostólico de Mesopotamia
1844. El P. Fr. Alfonso María, (italiano) es prefecto apostólico.
Lo más admirable do la vida do este Padre fué su muerte: Estalló
el cólera en Bagdad, en Septiembre de 1846, y hacía muchos ostra-
gOH. El virtuoso P. Fr. Alfonso María ofrecióse víctima para sal-
var á su grey. El 1.° de Octubre, al fin de la misa, se volvió al pue-
blo y dijo: No lloréis más, hermanos míos, el azote cesará pronto.
Todavía ha de morir una persona muy conocida de vosotros y luego
nadie morirá del cólera. Al día siguiente el mismo Padre era atacado
de la epidemia y moría contento de ver que Dios había aceptado su
sacrificio. Los Bagdadenses tienen su memoria en veneración.
Desde el P. Fr. Alfonso María hasta el P. Fr. María José de Je-
sús que fué á Bassorá en 1863, tuvimos que abandonar la residen-
cia de esta ciudad por falta de personal. Teníamos siempre, empero,
algún sacerdote oriental pagado por la misión para asistir á los fie-
les y dar culto en nuestra iglesia.
1847. Viene á la misión el P. Fr. Mauricio de la Santísima Tri-
nidad. Este Padre pasó poco tiempo en Bagdad, pero él fué quien,
indignado del proceder del obispo Trioche, obtuvo de Roma que lo
sacasen de Bagdad.
Después de la muerte del P. Fr. Alfonso María vino á adminis-
trar la parroquia un padre Capuchino de Mardén, Fr. Agustín de
Sorso. Era vaióu de mucha virtud y amante de nuestra Santa
Orden.
1851. Marchó de Bagdad Fr. Agustín de Sorso y llegó un nue-
vo Carmelita, P. Fr. Dionisio de San Martín (italiano). Este Padre
quedó solo en Bagdad cinco años dirigiendo con la mayor solicitud
la parroquia* la escuela y demás obras Fué envenenado por un
criado infiel el día de la Trasfiguración 6 de Agosto de 1855. Creía
•ste malvado poder robar el dinero del Padre, pero quedó frustrado
su deseo. Mandó un santo al cielo, y él fué preso y metido en la
cárcel.
1857. El P. Fr. Eüseo de la Madre de Dios de nuestro conven-
to de Bicherni en el Monte Líbano fué enviado á Bagdad, para ocu-
par el sitio y administrar la misión, hasta la llegada de nuevos mi-
sioneros.
1858. El día 6 de Enero llegaron á Bagdad dos Padres france-
ses: el P. Fr. Javier de Santa María y el P. Fr. Muía José de Jesús,
MISIONES CARMELITANAS 143

ambos déla provincia de Aquitauia. Esto3 Padrón dieron nueva vi


da á la misión agonizante, restablecieron la escuela de u¡ño9, y se
dedicaron al santo ministerio con grau celo.
1862. El P. Fr. Javier de Santa María, regresó á Francia.
1863. El P. Fr. María José de Jesús visitó la misión de Bisso-
rá que desde cerca de vointe años estaba casi abandonada. Ocupóse
también este Padre en convertir á los Soubbas, antiguos cristianos
de San Juan Bautista.
1864. El P. Fr. María José de Jesús, va á Roma y luego á
Francia; regresa á Bagdad el año siguiente con el P Fr. Damián
José de Santa Ana, doctor en medicina de la universidad de ParÍ3.
Luego vá á la torre de Babel para colocar sobre su? ruinas una ima-
gen de la Virgen Santísima en cumplimiento de un voto que había
hecho.
1866. El Sultán Ab 1 el-Aziz-Kb.au concede á la inisióm un
Ferinan para construir una nueva iglesia mucho mayor que la an-
terior. El día de Pentecostés, 20 de Mayo, colocóse la primera piedra
del edificio.
1867. Fué nombrado Prefecto Apostólico de la misión e! Padre
Fr. María Ephrem quien envió en su lugar al P. Fr. Clemente de
Santa Teresa. El Padre María Ephrem marchó á las Indias, y fué
más tarde obispo de Quilón. El P. Fr. Clemente no pudo quedarse
en Bagdad, y abandonó pronto la misión.
1870. Segundo viaje del P. Fr. María José de Jesús á Roma y
á Francia. Es nombrado Prefecto Apostólico, y á su regreso trae
consigo á los Padres Exuperio y Autoniuo de la provincia de Aqui-
tonia.
1871. En la cuarta Dominica de Adviento fué celebrada la pri-
mera misa en la nueva iglesia, que es verdaderamente uionurnental.
Contaba entonces nuestra misión de Bagdad 150 años desde su fun-
dación.
En este mismo año vino á Bagdad el soberauo de Persia (ó se»
el Scbíih) con motivo de una perc¿;riuación á Kerbala. El P. Fr. Da-
mián tuvo el gusto de ver á uno de sus coudicípulos de la escuela
de medicina de París, al doctor Tholosan, que acompañaba como
médico á su Majestad. Este señor lo presentó al monarca.
1872. El P. Fr. Damián va á papar algunos meses en Bassorá
y en Amara.
1874. Nuestros Padres compran un jardín cerca de Bagdad á
orillas del río Tigris y construyen en él una casita de campo para
pasar el tiempo de las vacaciones.
1876. Peste en Bagdad. El carit itivo P. Fr. Damián trabfljó
144 EL MONTE CARMELO

mucho curando á los enfermos, y queda ileso por ,1a protección di-
vina. Nada digo de los millares de infantes infieles que ha bautiza-
do. Esto lo sabremos en el cielo.
1881. En este año fué construida de nuevo (5.a vez desde la
fundación de la misión) nuestra iglesia de Bassorá, y el año siguien-
te nuestro viejo convento de Bagdad fué derribado, y reemplazado
por uno nuevo muy bonito.
1884. El P. Prefecto Apostólico compró en Amara, villa cons-
truida sobre las márgenes del Tigris, entre Bagdad y Bjssorá, un
terreno bastante capaz y construyó una casa con el fiu de fundar
más tarde una misión en aquel lugar.
Desde luego abrió una escuela de niños, y encargó á un sacer-
dote oriental el educarlos á coste de la misión.
1886. El 6 de Diciembre de 1886, el que escribe estas líneas
llegó á Bagdad, con un compañero, el P. Fr. Manuel de la Virgen.
Veníamos los dos del convento de Calahorra, de que somos aún
conventuales... in partibus infidelium.

Como no conviene hablar de í-í, y los hechos demasiado recien-


tes carecen del carácter histórico que corresponde á laaefémeri des,
pondré coto aquí á estos apuntes, esperando poder, en otra ocasión,
si Dios quiere, escribir eu EL MONTE CARMELO algo más ymejor.
Pr. fedro de la M. de 3.
SUPERIOR DE LA MISIÓN DE BAGDAD
CARTA DE¡ .ROMA.—Muy Reverendo Padre Director de E L M o m a CAR-
MELO: Acaba de realizarse u n acontecimiento que llenará de gozo á nues-
tra Sagrada Orden. A la muerte del Eminentísimo Cardenal Parocchi, acu-
dió Nuestro Padre General á Su Santidad para suplicarle se dignase nom-
brar nuero Protector de nuestra Orden, indicándole al mismo tiempo cuan
del agrado de la misma seria que el dicho nombramiento recayese en Su
Eminencia el Cardenal Gotti. El Padre Sante aplaudió el pensamiento y
al instante accediendo á los deseos expuestos por Nuestro Padre General,
nombró al Cardenal Gotti Protector de la Orden de los Carmelitas Des-
calzos.
El día 1," delactual tomó posesión Su Eminencia de tan importante car-
go. Vinieron á nuestra casa G-eneralicia las dos comunidades carmelitanas
de nuestra Señora de la Victoria y de Santa María de la Scala. Los reli-
giosos con capas blancas le recibimos en la Iglesia, y después de orar allí
por breves momentos se dirigió el Cardenal, acompañado de las tres comu-
nidades, al Oratorio donde se le había preparado un magnífico trono.
Acto continuo se dio lectura al diploma donde se le nombraba Protector
de la Orden, y enseguida Nuestro Padre General pronunció el siguiente
discurso:
«Eminentísimo Señor:
»Si el luto en que ha quedado sumida la Iglesia por la muerte del Emi-
»nentísimo Cardenal Parocchi ha tendido sobre nuestra amada Orden un ve-
alo densísimo de amarga tristeza, por haber perdido en él aun amigo sincero,
»á un consejero sapientísimo, á un Protector poderoso, a un conocedor pro-
»fundo del espíritu y de las glorias del Carmelo, si la pérdida, digo, de u n
«hombre tan eminente nos ha profundamente contristado, hoy, Eminentí-
»simo Señor, el Carmelo depone sus vestiduras de luto, y aparece ataviado
»y rebosando alegría y regocijos tales, cuales no se registraron nunca en
»los fastos de su gloriosa historia.
»¿Quién no experimentará inexplicable gozo al pensar que tenemos por
»Protector en el Sacro Colegio á aquel que á las dignidades y títulos de su
«antecesor añade los especialísimos de ser hijo preclaro y Padre de la
«Orden?
«Eminentísimo Señor: Cuando hace pocos días aún le expuse el deseo
»de la Orden de tenerle por Protector, Vuestra Eminencia se dignó contes-
>tarme: ¡Oh, si, acepto el cargo! Porque de no aceptarle significaría ó que yo no
146 EL MONTE CARMELO

»amaba á mi Orden, ó que dudaba de la confianza que en mí tienen depositada mis


mamadísimos hermanos. Está muy bien, Eminentísimo Señor; en estas pocas
»palabras nos habéis dado á comprender muchas cosas. Habéis querido sig-
ínificar con ellas que aunque elevado á la sublime dignidad de Príncipe
»de la Iglesia, no os desdeñáis, antes por el contrario, conserváis entraña-
b l e amor k este humilde hábito que por tantos años tan dignamente lie-
»vásteis. Habéis querido significar que ponéis vuestra mayor honra en ser
»hijo de Nuestra Madre Santa Teresa, y hermano de nuestra sacro-
s a n t a Religión. Habéis querido significar que aprovecháis gustoso las
«ocasiones que se os presentan para favorecer, ayudar y sostener á esta Or-
»den Sagrada que fué ya en otro tiempo objeto de vuestros cuidados y des-
írvelos. Habéis querido decir que si por voluntad del Sumo Pontífice os so-
»parásteis con dolor un día de vuestros hermanos, de vuestros hijos, de
»vuestra amada celda, hoy volvéis en cierto sentido al Carmelo, revestido
«empero de un poder que os proporcionará nuevos y abundantes medios pa-
»ra repartir con larga y generosa mano los beneficios de vuestro paternal
«amor.
»Yo quiero deciros ahora, Eminentísimo Señor, que con absoluta certeza
>podéis prometeros de nosotros la más sincera correspondencia de afectos,
sy que ponemos en Vuestra Eminencia la más ilimitada confianza. La Orden
«Carmelitana, Eminentísimo Señor, os estima y os ama entrañablemente.
»No hay Provincia, no hay Monasterio, no hay Religioso que no recuerde
«con viva complacencia el gobierno verdaderamente paternal de Vuestra
»Eminencia. Este amor y esta estima crecerán ahora al saber que la Orden
J>ha sido puesta bajo tan bondadoso Protector.
»Si durante el gobierno de Vuestra Eminencia Reverendísima reposó la
«Orden Carmelitana tranquilamente en sus brazos, como un niño en los
»brazos de su madro, en adelante reposará más tranquila aún, persuadida
»de que Vuestra Eminencia no sólo habrá de defenderla, sino que será ade-
»más el faro luminoso, la estrella á donde volverá sus ojos el humilde reli-
»gioso que hoy dirige sus destinos.
«En fin, doy gracias al Padre Santo por haber benignamente accedido á
muestras súplicas, y en nombre de Nuestro Venerable Definitorio General,
«en nombre de los religiosos aquí presentes, y en nombre de toda la Orden
«las doy también muy cumplidas á Vuestra Eminencia Reverendísima por
shaber aceptado este cargo con tanto gusto, que ha llenado á la Orden de
>regocijo y de placenteras esperanzas.»
Contestó inmediatamente á Nuestro Padre General el Eminentísimo
Cardenal Gotti; pronunciando un muy notable discurso.
Hizo primeramente el más cumplido elogio del difunto Cardenal Pa-
roochi. Dijo de él entre otras cosas que el entrañable amor que profesó
siempre á la Orden era como una consecuencia ó derivación del amor que
profesó á Nuestra gloriosa Madre Santa Teresa de Jesús y á Nuestro Padre
San J u a n de la Cruz, cuyos escritos leía todos los dias, y gustaba mucho
de platicar sobro ellos.
Recordó que en 1889, siendo él mismo General de la Orden acudió al
Cardenal Parocchi para indicarle si quería tomar el cargo de Protector de
los Carmelitas Descalzos, y él se ofreció gustosísimo, como que por ese me-
dio podía manifestar mejor su amor á la Reforma de Santa Teresa de Jesús.
Con humildad y profunda modestia, que son en él virtudes característi-
cas, quiso demostrarnos Su Eminencia cuan indigno era del cargo quo el
CRÓNICA CARMELITANA 147

Padro Santo acababa de conferirle, cargo que á pesar de todo aceptaba muy
gustoso y con nacimiento do-gracias.
Manifestó después el tierno amor que á su querida Orden profesaba, y
que en lo sucesivo, con más razón que nunca, trabajaría cuanto estuviese
de su parte por la prosperidad de su Orden, y porque se conserve vivo en
ella el espíritu de la Santa Madre y el amor tradicional al Soberano Pon-
tífice y á la Religión Católica.
Terminó diciendo que todos podían acudir á él con ilimitada confianza
porque estaba dispuesto á probar con los hechos cuánto es lo que se inte-
resa por el florecimiento de la ilustre Reforma de Nuestra Santa Madre.
»Mi protección—añadió el Cardenal—se extenderá no sólo á la Orden en
«general, sino á las Provincias, á los Conventos, á los Religiosos y á las Re-
ligiosas, que soliciten mi protección. En fin, trabajaré cuanto esté de mí
«parte por demostrar que soy verdadero hijo agradecido de mi gran Madre
«Santa Teresa de Jesús.
Es imposible que yo pueda decir á V. R. la impresión de gozo que causó
en todos el hermoso discurso de Su Eminencia: todos quedamos" edificados
y llenos de consuelo.
Terminó la ceremonia con el canto del Te Deum y la Bendición del
Cardenal.
Ha sido ésta una de las funciones más hermosas y patéticas que he
presenciado. Suyo afmo.—El Corresponsal.
. Roma 3 de Febrero de 1903
E L MONTE CARMELO se congratula de tan fausto acontecimiento, y eleva
al ilustre purpurado el testimonio de su cariño filial y de su adhesión in-
quebrantable.
E L SK. ARZOBISPO DE VERáPOLY, EN ALBA DE TORMHS.—R. P. Director
de E L MONTE CARMELO.—El 28 del pasado salió de esta el Reverendísimo
señor Fr. Bernardo de Jesús, Carmelita Descalzo, Arzobispo de Veránoly,
después de haber permanecido en esta Villa de Alba de Tormes casi dos
meses. Para que los lectores de su ilustrada revista tengan una idea de las
fiestas con que ha sido obsequiado el ilustre Carmelita, voy á hacerle una
breve reseña. Llegó á esta Villa Ducal el 1 de Diciembre del año pasado
en compañía del R. P . Provincial y el P . Prior de Osma, siendo esperado
on la estación por nuestro amadísimo P. Prior; los demás religiosos de la
comunidad Albense le esperaban en la iglesia; una vez que hubo llegado el
señor Arzobispo se cantó la solemne Salve Carmelitana', después de la cual
el Prelado dio la bendición al numeroso público que se había reunido en
la Iglesia; inmediatamente el Reverendísimo P . Bernardo fué á visitar el
sepulcro de la Santa, donde permaneció largo rato postrado ante la tumba
de su Madre Sta. Teresa de Jesús. El día siguiente, festividad de la Inma-
culada Concepción, dio la comunión general en la Basílica á todos los se-
ñores y señoras que componen la conferencia de San Vicente de Paul y á
los mendigos y pobres de la villa. Por la tarde el colegio de teólogos de
este Convento obsequió al limo. Señor con una magnífica y hermosísima ve-
lada literario musical, sobresaliendo en ella los discursos pronunciados en
vascuence, castellano y latín y hermosas poesías latinas y castellanas; la
parte musical resultó excelente, llamando la atención del Prelado un himno
á tres voces y una plegaria del estilo del célebre Palestrina con la letra de
«O quám speciosi pedes evangelizantium pacem», cantada magistralmonto por
148 EL MONTE CARMELO

los jóvenes colegiales; tan agradablo acto se dio en dos partes, terminando
la primera con un precioso diálogo en verso y la segunda con un magnífico
juguete cómico titulado 'Después de descarrilar*, alusivo á la terrible ca-
tástrofe que ya conocen los lectores de nuestra revista. En esto momento el
señor Arzobispo no pudo menos de reclinar su cabeza sobre el pecho de
N. P. Provincial, que estaba á su lado, y verter consoladoras y agradecidas
lágrimas; terminó la velada con un magnífico y elocuente discurso pronun-
ciado por el señor Arzobispo, dando á todos las más expresivas gracias por
los elogios que le hablan tributado y pidiendo le dispensasen no fuera más
largo, puesto que estaba hondamente conmovido y su lengua no podía ma-
nifestar lo que sentía su corazón; la velada tuvo lugar en un espacioso sa-
lón adornado al efecto de una manera elegante y primorosa por varios co-
legiales de este colegio; estaba iluminado con multitud de arañas y varios
focos eléctricos.
El día 10 Pontificó el Edmo. Prelado en la iglesia de la Santa y por la
tarde después de la exposición y rosario, el R. P . Estanislao de la V. del
Carmen con la elocuencia que le es tan natural, pronunció un admirable
y fervoroso discurso, tomando por tema las palabras del coronado vidente
Misericordia Domini quia non sum consumptus»; terminado el sermón el Ilus-
trísimo P. Bernardo vestido con los ornamentos pontificales y ante la pre-
sencia real de Cristo, Victima amorosa, entonó conmovido el «Te Doum»,
precioso himno que continuó la capilla de músicos; esta función fué dedi-
cada i. Nuestra Santa Madre en acción de gracias por haber salido ilesos el
Ilustre Carmelita y otros tres religiosos del terrible accidente que les acae-
ció en las Indias y que ya es de todos conocido. Al día siguiente el colegio
teológico Albense celebró en honor del Rdmo. Prelado Carmelita una con-
clusión teológica tratando y discutiendo á maravilla la difícil é inescruta-
ble materia de la «Predestinación»; este acto duró más de tres horas, du-
rante las cuales Monseñor estuvo muy atento y con una satisfacción admi-
rable.
El día 21 por la mañana dio la profesión solemne á un religioso de esta
comunidad y el 22 á una religiosa carmelita. En las Vísperas, Maitines y
Misas de Navidad y Reyes oficio de Pontifical el señor Arzobispo, y todas
las tardes del Octavario que durante las Navidades hemos celebrado, asis-
tía de capa magna ó de capisayos, así es que este año ha resultado solemní-
simo; los sermones los han pronunciado los eminentísimos oradores Nues-
tro M. R. P . Provincial y el P. Estanislao; no hay para qué decir que tanto
á estas fiestas, como á todas las que ha presidido Monseñor Bernardo, el
pueblo Albense ha contribuido admirablemen te, no siendo capaces de con
tener el numeroso gentío ni nuestra iglesia, ni la Basílica de la Santa.
El dia 15 de Enero administró el Arzobispo el sacramento de la confirma-
ción en el cercano pueblo de Navales, confirmando á unos cuarenta niños
del pueblo; el Rdmo. Prelado fué recibido con un verdadero delirio y con
un entusiasmo indescriptible, siendo objeto de vivas aclamaciones y de nu-
merosas pruebas de cariño; Monseñor quedó muy agradecido sobre todo al
dignísimo señor Párroco, á Jos señores Médico y Maestro, al señor Alcalde
y á don J u a n Antonio Plores, suscritor de nuestra revista y padre de un
religioso y religiosa de nuestra orden y de un P. Jesuíta; dicho señor don
J u a n Antonio hospedó en su casa al Ilustre Carmelita; acompañaron al se-
ñor Arzobispo en tan solemne fiesta Nuestro amadísimo P. Prior y tres Pa-
CRÓNICA CARMELITANA 149

dres Carmelitas; el elocuentísimo P. Estanislao pronunció un tierno sermón


alusivo á la ceremonia arrancando lágrimas á casi todos los oyentes.
Los terceros Domingos do Diciembre y Enero, días en los que celebra-
mos la función mensual del Sto. Escapulario, el Rdmo. Prelado dio la co-
munión general á unas seiscientas personas y por la tarde en la procesión
el primor Domingo estrenó una capa magna blanca y ol segundo la presidió
con mitra y báculo; á esta procesión asistió toda la villa, pues todos son co-
frades de la Virgen y además la Banda municipal recorrió las calles.
Durante su permanencia en esta villa, el Rdmo. Prelado ha seguido
en todo á la comunidad, incluso á la disciplina que tomaba los tres días
por semana que manda nuestra regla, y se .ha despojado de todo lo que po-
día distinguirle de los demás religiosos; por espacio de diez días ha hecho
ejercicios espirituales con un fervor indecible haciendo rigurosísima peni-
tencia.
El día 25, Domingo, se despidió de la Santa oficiando la misa de Ponti-
fical ante su sagrado sepulcro y en tan solemne función ordenó de Subdiá-
conos á un religioso Dominico y á los jóvenes teólogos de este convento,
excepto á dos que no pudo darles más que las órdenes menores por no te-
ner la eda-i que mandan los cánojies; las religiosas cantaron con suma deli-
cadeza y exquisito gusto una preciosa misa compuesta hace algunos años
por el mismo señor Arzobispo Fr. Bernardo de Jesús.
El 28 por la mañana en la Basílica de la Santa administró el sacramento
de la confirmación á un niño y á una niña; sobrinos ambos de don J u a n
Núñez, capitán de la Guardia civil y autoridad militar de esta Villa, y de
doña María Luisa Montesdeoca, esposa del señor Capitán, quienes los apa-
drinaron.
La comunidad y colegio teológico se despidió del señor Arzobispo, pro-
nunciando u n magnífico á la par que científico é histórico discurso en la
lengua de Cicerón el R. P . Luis del Corazón de María, condiscípulo del
Ilustre Carmelita; pronunciaron también algunos discursos y poesías cas-
tellanas varios colegiales; al llegar al último la comunidad estaba de tal
modo conmovida quo no pudo terminarse el discurso por prorrumpir todos,
incluso Monseñor, en tierno llanto, permaneciendo así durante algún tiem-
po. Luego el señor Arzobispo dio las gracias por todo, prometiendo que ja-
más se olvidaría de sus hijos de Alba. (1) Réstame decirle que en toda la
villa deja gratísimos recuerdos y agradables impresiones por su humildad
y santidad.
¡Quiera la gloriosa Santa conducirle con toda felicidad á su Diócesis!

Fr. Salvador del iagrado Corazón.


Alba de Tormes, 1.° de Febrero de 1903.
MONSEñOR BERVARDO DE J E S ú S EN SANTANDER.—El día 31 de Enero lle-
gó á esta capital el limo, y Ven. Arzobispo de Verápoly, que nos ha honra-
do durante seis días con su agradable presencia. Desdo Salamanca acompa-
ñaban á Su lima el M. R. P . Provincial de Castilla, y el R. P- Eliseo del
S. C. de Jesús, Misionero Apostólico de Verápoly.

(1) Durante su estancia en esta las Madres carmelitas han obsequiado


de una manera expléndida y generosa á nuestro señor Arzobispo con rega-
los de mucho mérito y valor.
150 EL MONTE CARMELO

tiduras sagradas y objetos del culto y, en otra, una preciosa palangana de


plata y una paleta del mismo metal de3tinadasá contener y remover la ar-
gamasa que había de colocarse en la piedra.
En la parte Norto y Oeste del cuadro, los banccs y sillas destinados á las
personas invitadas; al rededor de aquéllo, que pudiéramos llamar tribuna,
una multitud de gente ávida de presenciar la ceremonia; en los caminos
que desembocan en el lugar donde el acto se iba á celebrar, inmenso gen-
tío, y allá, en el fondo del prado, junto á una pared, y teniendo por dosel
el purísimo azul del cielo, la Virgen del Carmen presidiendo la sagrada
ceremonia sobre modesto altar profusamente iluminado.
Todo respiraba alegría en aquel pequeño lugar destinado muy en breve
á ostentar un magnifico templo bajo cuyas bóvedas resonarán incesante-
mente cantos de alabanza y de gloria para ia Virgen del Carmelo.
A las cuatro y media de la tarde llegaron en varios coches los Ilustrísi-
mos y Beverendísimos Señores Arzobispo de Verápoly y Obispo de Santan-
der, acompañados de los Reverendos Padres Provinciales de Castilla y de
Navarra y demás Padres de la Comunidad, siendo recibidos al pie do la
tribuna por casi todo-el cabildo Catedral, representaciones de los Reveren-
dos padres Agustinos, Jesuítas y Pasionistas, muchos sacerdotes del cloro
secular, el arquitecto encargado de la obra señor Lavín, el antiguo propie-
tario de los terrenos en que se va á levantar el eiifijio señor Hermosillai
el director ingeniero de las obras del puerto señor Grinda, y otras muchas
personas distinguidas.
Revestido de pontifical el señor arzobispo de Verápjlj; de Preste asis-
tente, el señor Dján; de diáconos, los señores Penitenciario y Lectoral; do
portabáculo, don Tomás Segura, y do pDrtamitra, don José Gotero, dio co-
mienzo la ceremonia. Como maestro de ceremonias oficiaba el M. I. señor
canónigo don Jacinto Iglesias.
El señor Arzobispo, acompañado del Preste y los diáconos, subió al altar
donde se hallaba la Virgen, y después de breve oración, regresó á la tribu-
na entre los cantos de ritual que entonaban varios sacerdotes.
Acto seguido se rezaron las letanías y momentos después el señor arzo-
bispo, auxiliado por el arquitecto señor Lavín, echó la paleta de cal sobre
la piedra y ésta comenzó á descender hasta quedar colocada en la zanja
abierta de antehiano.
En un hueco hecho ad-hoi en la piedra colocóse una caja de latón que
contenía: Una copia del acta de la ceremonia celebrada, firmada por las
autoridades eclesiásticas; un número de la revista E L MONTE CáEMELO; una
fotografía de Santa Teresa; otra de la Virgen del Carmen; varias estampas
del Niño Jesús de Praga, en las cuales y por el reverso, llevan escritas
algunas peticiones de los hijos del Carmelo; varias medallas, algunos es-
capularios y dos monedas de plata del año 1902.
El acta fué firmada por el Excelontisimo é Ilustrísimo Monseñor Arzo-
bispo de Verápoly, Excelentísimo ó Ilustrísimo señor Obispo de Santander
el señor Deán de la Catedral, el Reverendo Padre Provincial de los Car-
melitas Descalzos do San J oaquín de Navarra, el R. P. Provincial de Castilla,
el Padre Constancio del Sagrado Corazón de Jesús, el Padre Atanasio del
Sagrado Corazón de Jesús, el Padre Ángel María de Santa Teresa, director
de E L MONTE CARMELO; el Padre Simeón de los Sagrados Corazones, el Pa-
dre Lamberto del Sagrado Corazón de Jesús, y el arquitecto señor Lavín.
Ya la piedra colocada en su sitio, el señor Arzobispo, acompañado de los
CRÓNICA CARMELITANA 151
Grande expoctación había despertado en la capital montañesa el anuncio
de la llegada del ilustre viajero, á quien se dispensó un recibimiento cari-
ñoso y digno. En la estación le esperaban, además de los P P . Carmelitas
de esta Residencia, el Sr. Alcalde, comisiones del Excmo. Cabildo y de las
autoridades civiles y militares, representaciones de las Ordenes religiosas
que tienen casa en Santander, y muchos y distinguidos caballeros particu-
lares. De todos ellos ha continuado recibiendo Su Excelencia durante su
estancia en ésta muchas pruebas de consideración y respeto, siendo perso-
nalmente visitado por todas las autoridades y personas de distinción. La
prensa local también ha contribuido mucho en todas estas manifestaciones
de afecto, enalteciendo dignamente las virtudes y méritos de este ilustre
hijo del Carmelo.
Al día siguiente do su llegada, domingo primero de Febrero, asistió
Su lima, á la Parroquia de Santa Lucía, invitado por su digno clero, & la
solemne inauguración de las funciones de los siete Domingos de San José,
en la cual predicó elocuentemente un bellísimo sermón el M. R. P . Provin-
cial do Castilla, y el Exorno. Sr. Arzobispo de Verápoly dio la bendición con
el Santísimo Sacramento.
El día de la Purificación de nuestra Señora estaba también invitado por
el Excelentísimo Cabildo Catedral para asistir á la solemne bendición y.
distribución de Candelas en la Santa Iglesia Catedral, pero no pudo reali-
zarlo por hallarse aquel día indispuesto Su Ilustrísima; pero eso no obstante
el Excelentísimo Cabildo tuvo la atención exquisita de enviarle á casa una
preciosa vela artísticamente rizada que tenían destinada para que el vene-
rable Prelado de Malabar la llevara en la procesión.
Bendición de la primera piedra de la Iglesia-Convento de Carmelitas.—
Este hecho, realzado por la presencia del Excelentísimo Prelado de Verá-
poly, será eternamente memorable en los fastos del Carmelo de Santan-
der. Después de tres años de incesantes desvelos en que los Carmelitas
no hemos tenido más que una reducida capilla, insuficiente á la devo-
ción grande del pueblo santanderino á la Santísima Virgen del Carmen,
hemos podido adquirir un terreno en punto muy á propósito para construir
una iglesia dedicada á la Reina del Carmelo y un modesto convento para
nuestra vivienda.
El día tres de Febrero fué el designado para la colocación y bendición de
la primera piedra; el acto y la ceremonia resultó solemnísima.
Desde mucho antes de dar comienzo la ceremonia, multitud de personas-
de todas las clases sociales, iban congregándose en el lugar destinado al
acto, siendo muchas también las que, asomadas en los balcones, en las v e n .
tanas, en las terrazas y en los jardines de los chalets contiguos esperaban
con impaciencia la llegada de la comitiva.
E l cuadro no podía ser ni más animado ni más pintoresco.
Cuatro franjas de tela con los colores nacionales, destacábanse sobre el
verde brillante del prado formando un pequeño cuadrado, en cuya parte
sur se veía un tablón, sostenidos por dos pies derechos forrados también
con telas de idéntico color
En el centro del tablón, la polea que tenía suspendida la piedra que se
iba á colocar, y en medio del cuadrado que formaban las cuatro franjas di
chas, y sobre un pavimento de madera alfombrado, los sillones destinados
á las autoridadas eclesiásticas, dos reclinatorios con sus correspondientes
cojines dé torciopelo rojo, las mesas sobre que se habían de colocar las ves.
152 EL MONTE CARMELO
demás que le ayudaban en la ceremonia, recorrió el perímetro que ha de
ocupar el edificio, bendiciendo los sitios en que se han de colocar los ci-
mientos.
El señor Arzobispo, al recorrer el ancho espacio que han do ocupar la
la Iglesia y el Convento, recibió inequívocas pruebas de consideración y
y de respeto de la enorme muchedumbre que allí se había congregado para
presenciar el acto, concurrencia en la que figuraban, además de mucha
gente del pueblo, gran número de respetables señoras y de distinguidos
caballeros.
Después de la bendición del solar dirigió su elocuente palabra á la con-
currencia el Excelentísimo é Ilustrísimo señor Obispo de esta Diócesis.
En un tono medio, ajustado al diapasón d é l a s circunstancias, con esa
difícil facilidad'que caracteriza la oratoria de nuestro sabio Prelado, pro-
nunció un bellísimo discurso, tan correcto y admirable Como todos los suyos.
Comenzó diciendo familiarmente: «No sé si podré hacerme oir. Quisiera
tener la voz del P. Constancio. Voy á decir sólo dos palabras para hacerme
intérprete de los deseos del señor Arzobispo de Verápoly, que á pesar de
hablar nuestro idioma, casi le ha olvidado en sus largos años de trabajos
apostólicos en las Indias, y me pide que ea su nombre os dé las gracias por
la benevolencia con que le habéis recibido y por las muchísimas deferencias
que habéis guardado á sus hermanos los Carmelitas.»
Nosotros—continuó diciendo el insigne orador—debemos dar muchas
gracias á Dios por haber permitido que el venerable Arzobispo viniese á
Santander, librándose milagrosamente de la catástrofe ocurrida durante su
viaje á Europa, y de la cual estuvo á punto de ser víctima, como lo fueron
todos sus compañeros de viaje, excepto tres religiosos que con él se salva-
ron de la muerte, por especial fervor de la Virgen Santísima, á quien fer-
vorosamente se encomendaron.
Después habló de la significación de la ceremonia que había tenido lu-
gar, diciendo que la colocación de la primera piodra para la construcción de
un templo no era cosa de poca monta y significación, hiño de gran trans-
cendencia no, solamente porque era el comienzo do una nueva casa de Dios,
en la que se le ha de rendir culto, sino porque según la mentj de Dios, sim-
boliza la construcción del templo espiritual que cada uno hemos de le-
vantar.
Ese templo espiritual tiene por fundamento una piedra inconmovible,
que es Cristo, y por eso esta primera piedra que le simboliza, se bendice y se
consagra solemnemente con las ceremonias de la Iglesia. '
Así como sobre esta primera piedra han de colocarse otras bajo la di-
rección de un arquitecto—el señor Lavín—y el edificio se irá levantando
al cielo, así también habrán de trabajar en aquel sagrado recinto otros ar-
quitectos en la edificación de las almas, con la predicación de la divina pa-
labra y con la administración de los Santos Sacramentos.
En elocuentísimas frases siguió nuestro sabio Prelado poniendo en pa-
rangón con profundidad de conceptos el templo material donde se recojen
las oraciones elevadas al Omnipotente, donde so enseñan las virtudes que
Cristo predicó, donde se administran los Sacramentos de la gracia de los
que Cristo es la fuente y donde se ruega por los que mueren en el seno de
la sacrosanta Religión Católica, con el templo espiritual que nuestros co-
razones deben levantar sobre nuestras almas teniendo como fundamento in-
conmovible la doctrina de la Iglesia enseñada por Nuestro Señor Jesucristo.
CRÓNICA CARMELITANA 153

Volvamos, pues, los ojos á esta nueva casa de Dios para bendecirle y
alabarle, y fijemos la vista en los Carmelitas que van á levantar este tem-
plo a la Virgen Inmaculada, á cuyo amor y culto viven consagrados. No
hay qué decirlo que yo quifjro á los Carmelitas, decía conmovido el Prela-
do—¿no los he de querer?—yo siento hacia ellos especial afecto, no sólo por
los Padres de esta Eesidencia, que al fin como particulares pasan y hoy son
unos y mañana otros, sino porque todos son representantes de la insigne
Orden Carmelitana que & través de los siglos va predicando las glorias y el
amor do la Madre de Dios. Todos agradecidos á sus trabajos, debemos ayu-
darles con nuestro concurso material y moral para que sobre esta primera
piedra se levanten pronto las que han de componer y coronar el edificio
que hoy so empieza. Así lo espero del pueblo de Santander que tan acen-
drado amor profesa á los Carmelitas, y cuando esta esperanza se convierta
en hermosa realidad, yo tendré mucho gusto en dirigiros otra vez la pala-
bra desde la Sagrada Cátedra del nuevo templo el día que se abra al culto.
Terminó su elocuentísimo discurso nuestro venerable Prelado pidiendo
á todos una oración á la Santísima Virgen por la salud del señor Arzobispo
do Vorápoly, para que pueda volver á las Indias á difundir la luz del Evan-
gelio, y rogando al mismo ilustre Prelado de la Orden Carmelitana que
diese su bendición á los allí congregados.
Hízolo así el señor Arzobispo de Verápoly, y con esto se dio por termi-
nado el solemne acto, que seguramente dejará en cuantos á él concurrieron
muy gratos recuerdos.
Quiera el Señor que no sufran ningún entorpecimiento las obras, y que
en el plazo prefijado se abra al culto la nueva iglesia que ya comenzó á
edificarse con la bondición y colocación de la primera piedra por el vene-
rable Arzobispo de Verápoly.
Visita á Corbán.— Al día siguiente de la bendición de la primera piedra
de nuestra nueva iglesia, nuestro venerable Arzobispo Monseñor Bernardo
estaba invitado para ir á visitar e) Seminario Cjnoiiiar de Corbán, y en
efecto allá se dirigió por la tarde acompañado del Excmo. señor Obispo
de la Diócesis, del canónigo don Jacinto Iglesias, R. P. Provincial de Na-
varra, del R. P . Constancio, P . Elíseo, P . Ángel María y P . Simeón. Lle-
gados á Corbán fué recibido el ilustre Prelado á la puerta de la antigu sun-
tuosa morada de Jerónimos, por el señor Rector y todo el Claustro de Pro-
fesores, con quienes entró en el Seminario donde le esperaban formados
todos los seminaristas. Acto continuo se dirijieron todos al magnífico salón
de actos y allí se celebró una brillante velada en honor del Rdmo. Arzo-
bispo de Malabar. La capilla de Música del Seminario cantó un himno
patriótico español que agradó mucho á su lima. Después el docto profe-
sor don Antonio Gutiérrez improvisó una poesía saludando á Monseñor
Bernardo en nombre de todos los profesores y seminaristas de Corbán, y
recordando, con frases de gratitud para Dios, el milagro de haber salido
Su lima, ileso de la terrible catástrofe do Mangapanán. Otro colegial leyó
otra poesíajíy al fin el venerable Arzobispo dirigió su autorizada y respeta-
ble palabra á los seminaristas, diciéndoles que se complacía de verse entre
ellos, en medio de un número de jóvenes levitas tan considerable como
no se ve nunca en la India, y les agradeció las muestras de cariño y res-
peto con que le habían recibido. Vosotros, les dijo, formáis una milicia bajo
el mando de vuestro limo. Prelado, y tendréis que reñir recias peleas con-
154 EL MONlE CARMELO

tra la ignorancia y el error, yo rogaré á Dios para que en estas batallas lo-
gréis muchas victorias y sea cada uno de vosotros un capitán que lleve
por el mundo desplegadas las banderas de Cristo que es nuestro camino,
nuestra verdad y vida. Dióles después su bendición, y en compañía del se-
ñor Rector y Profesores recorrió el Seminario, admirando la belleza y gran-
diosidad de aquel edificio y las excelentes condiciones que reúne para la
vida del estudiante eclesiástico. Después de haborlo visitado todo deteni-
damente, se despidió, altamente satisfecho de la excursión de aquella tarde.
Al siguiente día, muy de mañana nos dejó nuestro venerable Padre, sa-
liendo para el Soto en compañía del M. R . P. Provincial de Navarra, del
R. P . Constancio y del P. Elíseo, siendo cariñosamente despedido por to-
dos los Padres de la Comunidad.
El R. P. Provincial de Castilla.—Hemos temido el gusto de hospedar entre
nosotros durante unos días al M. R. P. Provincial de Castilla P . Sebastián
de Jesús María y José que vino á ésta acompañando á Su Excelencia el
Arzobispo de Verápoly y con motivo de la colocación de la primera piedra
de nuestra nueva Iglesia.
En honor del Niño Jesús de Praga.—El día 30 de Enero se celebró por los
Colegiales de S. Teología de nuestro Carmelo de Begoña una solemne fun-
ción en honor del Santo Niño Jesús de Praga en el precioso y artístico
Oratorio del Colegio dedicado á esta tierna y simpática advocación.
Fué como una fiesta de familia, santa y alegre, solemnísima y expansiva,
en la que los sentimientos de amor y devoción al Divino Niño, objeto de
aquellos cultos, parecían tomar cuerpo y hacerse ostensibles en los suaves
perfumes del incienso, en las esplendentes luces de los cirios, en las armo-
niosas notas de la música; fiesta en la que reunida toda la Comunidad á los
pies del milagroso Niño de Praga y entre los esplendores que brotaban de
la hostia eucárística, era como una vislumbre de las fiestas de la gloria,
con el incienso de la caridad consumada, con las luces de la visión beatí-
fica, con el incesante Santo, Santo, Santo que se canta al pie del trono del
Omnipotente.
Por la mañana se cantó, perfectamente interpretada, por un nutrido coro
de colegiales, la admirable Misa en do menor á cinco voces de Gouno 1 ofi-
ciando en el altar el R. P . Subprior del Colegio, asistido por el M. R. P. Prior
de Begoña y el R. P. Atanasio del S. C. de Jesús, Segundo Defiaidor Pro-
vincial, que accidentalmente se hallaba aquellos días en dicho convento.
Por la tarde se cantaron las vísperas solemnes del dulce Nombre de J e .
sus con el brillante himno Jesús dulcís memoria á cinco voces de F . Riga; y
después del inspirado terceto Cor Jesu amore flagrans de Mariconi cantado
magistralmente y con mucho sentimiento religioso por el susodicho P. Ata-
nasio y los colegiales H.° Hilario de Santa Teresa y H.° José Joaquín de la
Virgen del Carmen, subió al pulpito el joven colegial H.* Antonio María
de Jesús á hablar del Santo Niño Jesús de Praga y de su dulcísimo Nombre
y con la elocuencia del amor, que es la más persuasiva de todas las orato-
rias, expuso lo que significa el Nombro de Jesús y cómo le conviene por
inefable manera al Verbo encarnado, porque cuando ni la ley natural con
todos los esfuerzos de las inteligencias paganas de los más grandes sabios
de la antigüedad, ni la ley de Moisés con sus ritos imponentes y la severi-
dad de sus preceptos, pudo salvar al género humano, le salvó Jesús, piado-
so samaritano que á la humanidad caída, y llagada regeneró y levantó y
CRÓNICA CARMELITANA 155

curó con la salvación más abundante y rica y amorosa. Y esta salvación que
ha de pe'rpetuarse hasta el fia de los siglos, decía el joven orador, se mani-
fiesta en estos tiempos de indiferencia glacial que hiela los corazones y co-
rrupción espantosa que mancha las almas, se manifiesta en la senoilla y
tierna devoción del Niño Jesús de Praga que, cual sonriente y florida pri-
mavera, viene á devolver á los espíritus la lozanía de la santidad y la
frescura de las virtudes que les habla arrebatado el invierno de corrupción
y de vicios. Esta devoción que ha nacido en los claustros carmelitanos y
que recuerda las finezas del niño Jesús á los Carmelitas de Praga, apode-
rándose de los corazones juveniles, es un elemento y una esperanza de sal-
vación para la sociedad. Vivamos con esta esporanza, terminaba, y ya que
el Niño Jesús se ha dignado escoger como asilo suyo y de su devoción los
Conventos del Carmen, guardémosle, custodiémosle, como prenda de salva-
ción temporal y eterna.
Digno coronamiento de esta hermosa fiesta fué la bendición del Santí-
simo Sacramento sobro todos los allí reunidos y postrados de hinojos, mien-
tras la armoniosa voz de los colegiales hacía oír los últimos acordes del
Tanfum ergo y del Laúdale Dominum omnes gentes.
El que á vuela pluma traza estas lineas y que tuvo el gusto de hallarse
presente á esta solemne fiesta, repito desde aquí su felicitación y enhora-
buena á los colegiales de Begoña, y les recuerda, como despedida, las últi-
mas palabras del orador de aquella tarde: Guardemos y fomentemos la de-
voción Carmelitana del Niño Josús de Praga, que ella es el símbolo y la
esperanza de nuestra salvación.
NEUROLOGíA. —La H.a Joaquina del S. C. de Jesús.—Hace poco más de un
año se publicaba en E L MONTE CARMELO una reseña de la edificante y.con-
movedora ceremonia de consagrarse á Dios con los votoy sagrados de Reli-
gión una esposa y madre de dos hijos, la Hermana Joaquina del Sagrado
Corazón de Jesús, Elícegui de Aizpuru; y en aquella reseña se decía: la
Hermana Joaquina vino á este mundo con la predestinación de monja.
Hoy completando aquella reseña, inclinados ante sus despojos mortales,
hay que añadir: la Hermana Joaquina del S. C. de Jesús vino á este mun-
con la predestinación de santa. Y toda su vida tuvo obras y virtudes de tal
que la hicieron á los ojos de los ángeles y del mundo esposa santa, madre
santa, monja santa, y hoy creemos que goza ya en el reino de Dios del
premio de la santidad.
Plazo breve ha trascurrido entre la profesión religiosa de la Hermana
Joaquina y su muerte edificante que ha acaecido en Toro el día 2 de Febre-
ro, fiesta de la Purificación de Nuestra Señora; pero en ese plazo, de poco
más de un año, los ángeles han terminado de entretejerla corona de su vir-
tud y de su santidad.
Muchas cosas podríamos referir de sus admirables virtudes en el claus-
tro en el que vestida del hábito de Santa Teresa se consideraba como el ser
más feliz del mundo; de su santa paz y espiritual alegría, de su sencillez,
de su afabilidad, de su humilde trato con todas las Religiosas: las monjas
estaban edificadas viondo sus heroicos ejemplos, y la querían con predi-
lección y cariño especial como correspondía á su virtud.
Su muerto ha sido como había sido su vida: en ella se han manifestado
los sentimientos cuyo enlace tanto admiraba á todos los que la conocían:
el puro amor de Dios y de la observancia de toda la regla carmelitana,
Í5é t¡L MONTE CARMELO

j u n t o con el amor de su esposo y el recuerdo carifioso de sus queridos


hijos.
El médico ha atestiguado que por un prodigio que la ciencia no ex-
plica en la enfermedad que tenía la Hermana Joaquina, ésta, conservó el
goce de sus facultades mentales hasta poco antes de espirar.
Santa Teresa la favoreció con su presonoia, y haciéndosela visible á la
cabecera de su cama, según confesó la misma enferma, la confortó y conso-
ló en aquellos momentos.
Así murió con una paz y una dulzura angelical que quedó impresa en
su rostro sonriente y tranquilo, cuya vista llenó de inefable consuelo á los
que la asistían, y sobre todo á su hijo el P . Luis de la Virgen del Carmen
que llegó á Toro algunas horas después de haber fallecido su madre, y que
lloró al ver el cadáver de la que tanto había amado en vida, pero no lágri-
mas de dolor, sino lágrimas de espiritual consuelo ante la esperanza y con-
sideración de que su madre era ya feliz en el reino del cielo. Sostenido por
este consuelo pudo el mismo Padre oficiar en el entierro y funerales de su
amada madre.
Aunque anegados en pena por esta pérdida, todos participamos del mis-
mo consuelo y esperanza, y después de verter nuestras lágrimas sobre su
tumba, parece como que se tiene deseos de enoomendarso á la intercesión
de la H. a Joaquina, más bien que de encomendarla á ella en nuestras po-
bres oraciones.
Al que fué su esposo y hoy es también Carmelita Descalzo H.° Pedro
de San Ignacio, á sus queridos hijos P . Aizpuru, Jesuíta, y P . Luis Carme-
lita y apreciable Redactor de E L MONTE CARMELO, así como á la Ven. Co-
munidad de Carmelitas Descalzas de Toro damos el más sentido pésamOj
sin poder menos de felicitarles á la vez por la vida santa y santa muerte de
la H . a Joaquina, anuncio y comienzo de una vida gloriosa é imperece-
dera.—A. M.
—Ha pasado á mejor vida el joven colegial Hermano J u a n Francisco
del Sagrado Corazón do Jesús, de nuestro convento Carmelitano de Begoña;
á la temprana edad de 25 años ha conquistado toda una eternidad de gloria
porque aunque fué corta su carrera en la vida, cumplió muchos años de
virtudes y buenas obras.
—En el Convento de Madres Carmelitas Descalzas de Sevilla, ha falle-
cido santamente la Hermana Concepción de San José, á los 63 años de
edad y 39 de Religión.
En las Carmelitas Descalzas de Plasencia falleció la Hermana Inés de
San Bernardo, á los 63 años de edad y 32 de vida religiosa.
—Ha fallecido en la villa de Posada (Llanes) la virtuosa señorita Ma-
ría de la Luz Inguanzo Parres, habiendo recibido con mucho fervor los
Santos Sacramentos y la Bendición d& Su Santidad. Acompañamos ep el
sentimiento á su desconsolada familia.
Rueguen nuestros amables lectores por el eterno descanso de estos di-
funtos.—R. I. P.
E L JUBILEO PONTIFICIO.—El Comité internacio-
nal que se ha constituido en Roma bajo la presi-
dencia del conde Acquaderni para Jas fiestas del
Jubiloo pontificio, ha ultimado ya el programa de
dichas fiestas. Hé aquí un extracto do él:
Viernes 20 de Febrero de 1903.—Vigésimo quin-
to aniversario de la elección do Su Santidad León
_VJ.- r- X I I I para el Pontificado.
Audiencia pontificia á las peregrinaciones y á las Diputaciones llegadas
á Roma.
1. Su Eeminenoia Reverendísima el señor Cardenal Vicario de Su Santi-
dad y los Prelados presentes en Roma, ofrecerán al Soberano Pontífice la
Tiara de oro, símbolo de la triple potestad pontificia y don colectivo de los
fieles de todas las naciones y de todas las diócesis.
2. E l Comité de las fiestas del Jubiloo pontificio ofrecerá á Su Santidad
el óbolo para los trabajos de restauración de San Juan de Letrán, Catedral
del Papa é Iglesia madre de Roma y del Universo Católico.
2. El Comité internacional para el solemne homenaje á Jesucristo Re-
dentor y á su Augusto Vicario, presentará á Su Santidad ol ÓBOLO DB LA
TIARA y DEL AMOR FILIAL, y en nombre de las peregrinaciones italianas y
extranjeras llegadas á Roma, durante el año santo y después, presentará
igualmente una ofrenda especial consistente en los fondos que haya podi-
do recaudar.
4. La peregrinación lombarda presidida por su Eminencia el señor Car-
denal Ferrari, Arzobispo de Milán, con los Obispos de esa región, presenta-
rá con el Óbolo la gran medalla de oro conmemorativa del Jubileo pontifi-
cio, juntamente con los útiles empleados para acuñarla.
5. La representación de las Curias episcopales, dirigida por su Eminen-
cia el señor Cardenal Boschi, Arzobispo de Ferrara, ofrecerá las llaves sim-
bólicas de la suprema autoridad pontifical, encerrando en monedas de oro
el Óbolo recogido expresamente entre los colegas,
Viernes 20, sábado 21 y domingo 22 de Febrero: Triduo solomne, orga-
nizado por la Corporación do párrocos de Roma, en la iglesia de los San-
tos Apóstoles, para agradecer á Dios por el beneficio concedido al pueblo
cristiano de haberle dotado por tan largo tiempo de un Pontifico Sumo co-
mo León X I I I , y para impetrar su conservación. Prodicarán los reverendos
párrocos Maiolo, Ferrini y Centi.
El domingo por la mañana oficiará de pontifical S. E. el Cardenal Vica-
rio de Su Santidad, asistido de la Corporación de párrocos. Por la tarde so
158 EL MONTK CARMELO

verificará la bendición solemne, con el Santísimo Sacramento, seguida de


solemne Te Deum, cantado por el pueblo.
Domingo 22 de Febrero, á medio día—Banquete para 1.000 pobres, dado
en el Vaticano por el Comité internacional, en representación de los cató-
licos del Mundo entero, en honor del Soberano Pontífice, padre de los
pobres.
El Comité hace un llamamiento á los catolices para celebrar en todas
partes el Jubileo Pontificio, no sólo por medio de oraciones, sino con limos-
nas extraordinarias á los pobres de sus respectivos países.
Martes 3 de marzo: Capilla papal en San Pedro con asistencia do las pe-
regrinaciones del Píamonte, Liguria, Toscana, el Véneto de las Romanas,
las Marcas, la Umbría, de las diócesis de Niza, de Austria, de Prusia, de
Bélgica, etc.
El Padre Santo hará su entrada solemne en la Silla gestatoria y llevará
la Tiara qne le han ofrecido sus hijos de todo el mundo.
Bendición pontificia Urbi et orbi y Te Deum solemne, como también so
cantará en todo el mundo católico.
Jueves 5 de marzo: Academia solemne en la iglesia de los Santos Após-
toles. La parte musical será dirigida por el maestro don Lorenzo Terosi,
leerá un discurso el eminentísimo Cardenal Ferrata; una poesía latina,
monseñor Vicente Sardí, y poesías italir ñas el Comendador Tollí, el Cav.
Persichetti y monseñor Poletto. El círculo de San Podro asistirá al acto.
Viernes 6, sábado 7 y domingj 8 de marzo: Triduo solemne, organizado
por el Comité de fiestas para el Jubileo pontificio, en la venerable iglesia do
G-esú. Predicarán el RvJo. P. Zocchi, Mgr. Radini Tedeschi, y el Cardenal
Satólli. La bendición con el Santísimo, se dará por tres Eminentísimos
Cardenales. ~:"
El último dfea asistirá al Te Deum (cantado por el pueblo) la representa-
ción de tod&8 las Sociedades y Obras católicas de Roma. Concurrirá el Cír-
culo de I i Inmaculada.
• Martes 28 de abril: Cumpliendo en esta fecha el S. P. León X I I I los añoe,
los meses y los días del Pontificado de San Pedro en la Cátedra de Roma,
el Comité romano de fiestas, el Comité Internacional, las Diputaciones y las
Peregrinaciones llegadas á la Ciudad Eterna felicitarán á Su Santidad en
nombre del mundo católico.
DISPOSICIóN EDIFICANTE—El ministro de la Guerra do Alemania ha pasa-
do una circular á los jefes de Cuerpo relativa á la observancia de los debe-
res religiosos por las fuerzas militares del Impsrio.
En virtud de esta notable disposición, los soldados católicos quedan dis-
pensados de todo servicio en los días dePascua de Resurrección,. Pente-
costés, Navidad, Circuncisión y Asoensión del Señor y fiesta de Corpus
Christi.
So ordena asimismo á los jefes de fuerzas, que tanto cuanto lo per-
mitan las necesidades del servicio, concedan á los soldados citílicos la ob-
servancia de las fiestas de la Epifanía, Pentecostés, Purificación, Anuncia-
ción y Ascensión de la Santísima Virgen, su Inmaculada Concepción, y la
de los Santos Apóstoles Podro y Pablo.
Además se encarga igualmento que se tenga en cuenta las fostividales
religiosas particulares do cada p jblación y cuantos usos y costumbres so
CRÓNICA GENERAL 159

relacionen con las mismas, á fin de que las tropas puedan tomar parte en
ellas siempre que las necesidades del servicio no lo impidan.
Es do creer que esta notable disposición del ministro de la Guerra esté
inspirada por el mismo emperador, el cual no oculta las simpatías que sus
subditos católicos le merecen, como lo ha demostrado por actos recientes
de que la prensa se ha ocupado, así en Alemania como fuera de ella. Es un
síntoma importante que armoniza manifiestamente con otros que asimismo
se vienen registrando en otros Estados oficialmente protestantes, como la
Gran Bretaña, Holanda, Suecia y Noruega y otros, que por modo visible van
aproxim ándoso á ]a Iglesia católica, fenómeno providencial que viene 6.
compensar ccn crece s la paladina ingratitud con que están procediendo
ciertas naciones hasta ahora apellidadas católicas y que tan injustamente
pagan los muchos y grandes beneficios y particularmente España.

PROFBSIóN»RELIGIOSA.—El día 6 del corriente tuvo lugar en el segundo


monasterio de las Salesas de Madrid la ceremonia de la Profesión Religio-
sa de la señorita Carmen Melgar y Abreu, hija de nuestros queridos amigos
los Marqueses de Canales de Chozas, y hermana de loa Marqueses de Bena-
vites y de la Regalía, del conde de Villamonte y de don Manuel y don
José Melgar, á quienes, al mismo tiempo que á la recién profesa, damos
muy cumplida enhorabuena en tan feliz acontecimiento.

E L VENERABLE CURA DE ARS.—La sesión preparatoria para el examen de


los milagros obtenidos por intercesión del venerable cura de Ars, tendrá
lugar el 17 de febrero próximo.
Los médicos han presentado ya sus conclusiones, en las que se reconoce
el carácter milagroso de las curaciones sometidas á su examen.
Fundándose principalmente en esos hechos, las determinaciones de la
Congregación de Ritos es de esperar que serán favorables á la causa de
beatificación del siervo de Dios, y antes de fin de año se reunirá la Congre-
gación general definitiva, que aprobará dicha causa.
A propósito del venerable cura de Ars, es sumamente curiosa y de la
mayor oportunidad la siguiente anécdota que encontramos en un perió-
dico:
«Di cese, y la anécdota corro de periódico on periódico, sin que ninguno
la desmienta, que cuando el actual Presidente del Consejo contaba diez
años de edad fué conducido por parientes piadosos á casa del cura de
Ars, quien al mirarle no pudo contener un movimiento de horror, excla-
mando:—¡Oh! ¡Cuánto mal está destinado á hacer este niño!—Pero después,
violentando su repugnancia, le miró más de cerca, y añadió con mayor dul-
zura:—Sin embargo, reconocerá sus errores y morirá arrepentido.
>E1 relato de la sesión de ayer, continúa dicho periódico, en 1.? Cámara
no puede menos de evocar el recuerdo de esa profecía, atribuida al santo
párroco, que pronto veneraremos en los altares.
»El discurso de Combes, en defensa del presupuesto de Cultos, si no es
todavía el mea culpa do un arrepentido, es desde luego la palinodia do un
desengañado.
»—No existe ha dicho el Presidente del gobierno francés, la moral inde-
pendencia, es decir, la maral sin Religión; la educación religiosa os abso-
lutamente indispensable para un pueblo, y sin ella no habrá ciudadanos
honrados; la Religión os la única fuorza moralU'Alora del gónoro huaano, y
160 EL MONTE CARMELO

como no hay religión sin culto, éste no puede suprimirse: talps son mis
ideas de «filósofo espiritualista», que proclamé en el Senado la víspera de
asumir el Poder, y sólo después de proclamarlas consentí en aceptar esta
carga; ahora repito mi profesión de fe, y si la mayoría no está conforme con
ella, no tiene más que decírmelo, y me apresuraré á dimitir, pues no quie-
ro ni puedo gobernar más que con arreglo á esos principios respetuosos de
la Religión.»
«Este fué, en resumen, el insólito lenguaje del Presidente del Consejo;
lenguaje que al principio sumió en el más profundo estupor á la Cámara, y
que al final obtuvo su plena aprobación, por 815 votos contra 194, figurando
entre los primeros buen número de los que siempre votaron contra el Mi-
nisterio, y constituyendo los segundos los que hasta ahora lo habían apo-
yado incondicionalmente; es decir, produciéndose una radical dislocación
de la mayoría.» •
RBSUMBK POLíTICO.—El interés de la política on estos últimos días no
ha estado precisamente en los aitos del Gobierno: aparte de las disposicio-
nes emanadas del Ministerio do Gracia y Justicia y del Ministerio de la
Guerra prohibiendo sean atendidas las cartas de recomendación para los
asuntos referentes á dichos departamentos, nada que sea digno de anotarse
podemos consignar.
La familia liberal fusionista sigue con sus reunioneg, on las que van
significándose cada vez más las ambiciones de los mis notables de sus pro-
hombres. Bien podemos decir que el partido liberal está de hecho fraccio-
nado en seis, según las diversas tendencias que van manifestándose: hay la
tendencia monterista, la tendencia moretista, la tendencia de los sngastinos
puros, la tendencia de los indefinidos, y la tendencia de los radicales.
Tantas modificaciones se introdujeron on el programa del señor Mon-
tero Ríos quo apenas quedó en él parte sana. En conformidad con las obser-
vaciones hechas, se redactó un segando pr >grama que fué leído y puasto á
discusión en otra reunión do exministr03. L i s principales modificaciones son
estas: En el párrafo relativo á las libertades consignadas en la Constitución
so hace nota* la necesidad de suprimir las limitaciones que establees la ley
de ?0 de Junio de 1887 que regala el derecho de asociación.
La libertad de asociación es una aspiración del partido libsral, mas de-
be realizarse paulatinamente. Respecto al sufragio universal el programa
se contenta con decir que se acudirá á los medios necesarios para salvar'el
principio del régimen representativo. Acorja de las relaciones internacio-
nales se encarece la necesidad de reconstituir las energías nacionales has-
ta que pueda España ocupar el rango que por su importancia le correspon-
de en el concierto de las naciones. En cuanto á las cuestiones sociales, el
partido liberal no es socialista, es liberal puro y nada más. En lo que se ro-
fiere á la enseñanza, el E,stado está en el deber de atender á la educación
pública y es conveniente conservar las inspecciones páralos establecimien-
tos de enseñanza libre.
Sé ve desde luego quo este programa es un conjunto do vaguodades, re-
dactado sin duda en esta forma con el fin de quo todos pudioran firmarle
sin dificultad, como, en efecto, así suéedió.
L \ enférmela! del señor Duque de Totuán tuvo el fatal desenlace, que
ya so preveía, y la agrupación política que acaudillaba se disgregará afi-
iándose la mayoría de sus personajes on el partido consorvador.
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A S. S. LEOK XIII
iiimiiiimiiiii

Santísimo Padre: Al celebrar el mundo cristiano


las fiestas jubilares de vuestra exaltación d la silla
de San Pedro, E L MONTE CARMELO pone á vuestros
sagrados pies el homenaje de su inquebrantable
adhesión, el tributo de su filial amor y respeto.
Santísimo Padre: Vos sdis el Representante au-
gusto de Jesucristo en la tierra; Vos sois el Principe
de los sacerdotes; el padre de las almas fieles; el
depositario de la revelación: el oráculo de la verdad;
19 la piedra inconmovible en que se asienta la fe,
vuestros labios anuncian la justiciayla pas, alum-
bran las conciencias y encienden en los pueblos la
lus del deber y del derecho cristiano.
Santísimo Padre: en este vigésimo quinto año de
vuestra coronación pontifical, damos gracias á
Dios Omnipotente que os ha conservado vuestra
preciosa existencia á pesar de los embates con que
hombres ingratos ¿impíos han asotado despiada-
damente vuestro corasan; y hoy al ver en vuestra
frente veneranda la nieve de los años, pedimos al
Señor que os guarde y prolongue aún vuestra vida
para bien de la Iglesia y no os deje caer en manos
de vuestros enemigos.
Dignaos, Santísimo Padre, bendecir á vuestros
rendidos y humildes hijos; bendecid nuestras plu-
mas, bendecid nuestros trabajos, yquevuestra santa
y paternal bendición nos déla pas en el tiempo y la
gloria en la eternidad.
LA REDACCIÓN.
^
0
(^^^^^^^^^ff^^f^^^^^^^

M A R Í A DEL, C A R M E N

lifl mflDRE DÜUCÍSimA

fUIERO hablar de María del Carmen jquierohablar de


nuestra buena Madre que está en los cielos, de esa
Madre dulcísima y tiernísima, que es la más dulce y la
más tierna de las madres. Quiero decir su cariñosa pro-
tección sobre todos sus hijos, quiero decir los amores
tiernos de su corazón sobre sus hijos predilectos; sin que
pretenda sondear estos misteriosos abismos, porque los
ingenios más profundos no lograron sondearlos; sin
que adorne mis palabras con el ropaje de la humana
elocuencia, porque desconozco sus leyes.
Dios había predestinado á María para Reina del Uni-
verso, y la confirió toda potestad en los cielos y sobre
la tierra; Dios había predestinado á María para Madre
de todos los hombres, y la dio un corazón amantísimo
y piadosísimo más que el de todas las madres.
, Cuando hubo llegado el momento previsto desde
toda la eternidad, Jesús reveló al mundo el misterio de
la Maternidad universal de su propia Madre. ¡Momento
solemnísimo! Jesús pendía del Madero de la Cruz, y de
pie, al lado de la Cruz, estaba María, su Madre, y Juan
el discípulo amado; y dirigiéndose Jesús á María, el
Hijo á la Madre, el mejor de los hijos á la roas buena
de las madres, le dijo: ¡Mujer, he ahi á t:i hijo. Y con
los ojos designaba á San Juan. Y enseguida dijo al
discípulo: ¡He ahí tu Madre! ¡Oh bondad inmensa! ¡Oh
MARÍA JDBL CARMEN 163
caridad inefable del Hijo de Dios! Tanto amó Dios al
mundo que le dio á Jesús, su Hijo Unigénito; tanto amó
Jesús á los hombres que les dio por Madre á su propia
Madre, á la que Él amaba sobre todas las criaturas.
No ha existido, y no es posible que exista una ma-
dre que así ame á sus hijos como ama á los suyos esta
Madre dulcísima. Desde el lugar más hermoso de los
cielos, donde tiene Ella el Trono de su gloria, nos mi-
ra á todos con ojos piadosísimos, nos cuida á todos con
maternal cariño y providencia.

<?J\(4af¿o ¿f ¿Sáculo,
Rosario y Báculo de Sta. Teresa, que se veneran en|Avila ¿^

¡María es Madre nuestra, Madre piadosísima y cle-


mentísima! Toda es piedad, toda es clemencia, toda es
dulzura, toda es amor para nosotros, y por Ella descien-
den sobre el mundo las misericordias del Cielo.
164 KIi MOHTE CARMELO

¡María es Madre nuestra, Madre poderosísima! Por


Ella tienen consuelo todas nuestras penas, por Ella tie-
nen remedio todos nuestros males. Si nos sobrevienen
días de amarguras y tristezas, María, Madre dulcísima,
es nuestro mejor consuelo y nuestra más pura alegría;
si las pasiones se embravecen y se revelan contra el
espíritu, María las refrena, María las vence; silos ene-
migos de nuestra salvación nos preparan celadas, Ma-
ría nos avisa, María nos defiende; si los temores, si las
congojas del espíritu nos conturban, María es nuestra
luz, María es nuestra dulce esperanza; en fin, en todos
los trances de la vida, en la salud y en la enfermedad,
en los días alegres y en los días tristes, en la calma y
en la tempestad, en la vida y en la muerte, María es
nuestra buena y cariñosa Madre que nos mira con ojos
piadosísimos, que nos cuida con maternal cariño y pro-
videncia.
¡María es nuestra Madre! Ya nadie puede temer, ya
nadie puede desesperar. ¡María es nuestra Madre!
*
* *
Es dicha común á todos los hombres la de tener por
Madre á la Soberana Reina de los Angeles, á la misma
Madre de Dios; mas dentro de esta bendita adopción
hay sus grados, María es Madre de todos los hombres,
pero ¿quién podrá negar que es madre más amable de
los cristianos? Y dentro de este mismo orden ¿no pro-
digará Ella sus tiernísimos amores de una manera más
íntima á los que son más allegados por su santidad á
su muy amado Hijo? A todos amaba el buen Jesús, y
sin embargo tuvo sus discípulos predilectos, y entre
ellos mismos había uno que era el Amado por exce-
lencia.
Pues entre los predilectos hijos de María son predi-
lectísimos sus Carmelitas, y los que espiritualmente es-
tán unidos á ellos llevando su hermoso distintivo: el Es-
capulario carmelitano.
MARÍA DEL CARMEN 165

Nadie puede disputarnos esta gloria. Llevamos en


nuestro mismo apellido el título predilecto de María, el
.testimonio más fehaciente de nuestra estirpe nobilísi-
ma. De María del Carmen arranca el árbol genealógico
de nuestras glorias; lo atestiguan nuestras venerables
tradiciones, lo atestigua la autoridad indiscutible de la
Iglesia santa. "La excelsa Madre de Dios, siempre ama-
bilísima—ha dicho un pontífice—de un modo especialí-
simo ha producido, engendrado, y dado á luz espiri-
tualmente á la Sagrada Orden del Carmen.,, Léase
nuestra gloriosa historia y en todas sus páginas se verá
consignada la misma verdad, que María es' Madre es-
pecialísima del Carmelo; porque María del Carmen nos
dio su nombre, Maria del Carmen visitó el Carmelo mi-
llares de veces; María del Carmen consoló á su Orden
en los tiempos turbados; María del Carmen venció á
nuestros enemigos, y María del Carmen derrama todos
los días raudales de gracias y de amores sobre sus fieles
devotos. ¡Inmensa bondad la de esta Madre dulcísima!
¡Inmensa felicidad la de sus hijos privilegiados!
*
* *
Habíame dado el cielo una madre muy santa á la
que amaba yo con verdadera ternura.- Ella me enseñó
á invocar desde muy niño á María del Carmen, con las
manos juntas sobre el pecho, • dobladas las rodillas en
el suelo, y levantados los ojos hacia el Cielo. Pasa-
ron algunos años ¡muy pocos! y mi buena madre rae
consagró á María del Carmen en su Orden predilecta;
pasaron algunos años ¡muy pocos! y mi buena Madre
tuvo el consuelo de ver consagrado á María del Car-
men en su Orden predilecta, á mi padre queridísimo;...
y un día, de felicísima y perdurable memoria, mi buena
madre se consagraba también á Maria del Carmen con
los votos religiosos en un monasterio de Carmelitas
Descalzas, mientras mi querido hermano, el único, re-
ligioso también, elevaba por ella al Cielo la Sagrada
166 EL MONTE CARMKLO

Hostia, y yo entonaba desde la cátedra del Espíritu


Santo un Te Deum ¿audamus, en acción de gracias.....
Pasaron algunos meses ¡hace muy pocos días! ye vi á.
mi buena madre dormida en el Señur, con un sueño
tranquilo y dulcísimo, pero del que ya no se despierta
en la tierra, vestida con el precioso hábito de María del
Carmen, con su hermosa capa blanca.... Y, ahora cuan-
do doblo las rodillas en el suelo, y levanto los ojos ha-
cia el cielo, no sé si rogar por ella, ó si encomendar-
me á ella.....
¡María, del Carmen, Madre mía dulcísima, tú lo sa-
bes! ¡Ruega por nosotros!
Fr. ñmado.

Un pensamiento de León XIII

"Separarse inconsiderada y temerariamente de la sabiduría del


Doctor Angélico es cosa ajena A Nuestra voluntad y llena de peli-
gros La experiencia prueba sobradamente que despreciando
esta doctrina se expone á caer en el laberinto de infinitas mons-
truosas opiniones y contagiarse poco á poco con la epidemia del
racionalismo. Y ¿qué diríamos si cayeran en este desvarío aquellos
á quien incumbe instruir á la juventud religiosa? Sea, pues, santo
para todos el nombre de Tomás y avergüéncense de no seguir
á aquel cuya doctrina fué aprobada por Jesucristo que dijo: Bene-
scripsisti de me Thoma.„
Imponente y magistral es la entonación con que el anciano Pon-
tífice repite todavía estas palabras. Su amor á la doctrina del An-
gélico es suficiente garantía para que el siglo XX le adjudique, ju-
re perfecto el lauro de la ciencia y le conceda el primer puesto en-
tre los sabios. Para nosotros, cada palabra suya es un mandato; y
dando muestras de obediencia filial celebramos con júbilo y entu-
siasmo la fiesta de nuestro Preceptor, el Ángel de las Escuelas, y
juzgamos que en orden al camino que se debe seguir en los estu-
dios superiores no cabe ser más explícita la mente del Vicario de
Jesucristo, cuyos consejos abrazamos gustosamente y cuyas ense-
ñanzas serán para nuestra Revista la expresión más genuina de la
ciencia filosófica.
Fr. Marcelo del 9. i.
1 1
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^agiF^iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinijiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiMiiiiiiiiiiti^i^ja,

L.0 Q U E SOMOS
Vuelva el polvo á la tierra do donde
salió, y el espíritu vuele á Dios, que
le dio el ser. (Ecles, Cap. 12 v. 7.)

OMOS POLVU.
Por más que la vanidad y el orgullo nos
quieran persuadir olía cosa, no dejaremos
de ser polvo.
Podrá el hombre contemplarse en la inmensa
altura á la que, sobre todos los seres de la creación,
le elevara su Divino Hacedor, pero siempre será ver-
dad que es polvo. Eusalce cuanto quiera su dignidad
y su ser y aduzca como pruebas de la grandeza de
su poder y valía las transformaciones que se realizan en su persona^
y con todo siempre permanecerá indeleble aquella fatal sentencia
que el Eterno escribiera en su frente: eres polvo.
Somos, pues, polvo y no un polvo fijo y estable, sino un polvo
que'hoy es y mañana no aparece, un polvo que ayer se elevó hasta
la altura de los cielos y hoy baja hasta el abismo del sepulcro y en
un mismo día vive y muere, un polvo que figura y es olvidado, sube
y baja, es y no es, sin que la velocidad del tiempo que nos saca del
polvo para tornarnos á él, nos dé apenas lugar á pensar en 1.) que
somos.
¿Pero somos solamente polvo?
Qué respuesta se ha de dar á esta pregunta es lo que se discute
entre los representantes de do3 poderosas escuelas, motivando esa
desesperante lucha que viene á perturbar la paz y tranquilidad dé
168 EL MONTE CARMBLO

nuestra conciencia y en la que todos habernos de tomar parte, porque


en ella, mejor que el valor de nuestras ideas, peligra el porvenir de
nuestras almas.
Somos polvo, dice el sacerdote católico al mortal que dobla res-
petuoso ante él su rodilla y baja humilde la cabeza para recibir en
su frente la imposición de la ceniza.
Somos polvo, grita desesperado desde su cátedra el apóstol de la
materia que trata de ahogar en el fondo de su alma las grandes y
profundas convicciones de su conciencia.
Somos polvo, dice el Catolicismo y polvo somos grita el materia-"
lismo. Pero la voz del primero que trata de humillar ante el altar
santo el orgullo humano para merecer de Dios el perdón y del cielo
la misericordia, no puede confundirse con el grito desesperado de
esa ciencia moderna que se levanta orgullosa contra el cielo para
señalarle al hombre por principio la materia y la nada como fin.
El Catolicismo no puede hacerse solidario de la negación del
hombre. Iluminado con los resplandores de lo alto no puede confun-
dir el espíritu con la materia ni señalar á entrambos idéntico fin;
sabe que está escrito que el cuerpo vuelve á la tierra de donde sa
liera y el alma á Dios que la ha criado. Y como lo sabe, por eso re-
cuerda al mortal la procedencia y fin de ese barro que oprime nues-
tro espíritu, para que el hombre lejos de contaminarse con las rebe-
liones de la carne, viva con ella, sí, pero de manera que el espíritu
esté libre el día del Señor. El polvo del Catolicismo, lejo3 de ser co-
mo el polvo del materialismo, la negación del alma, es la misma
afirmación de su existencia, y cuando se nos dice que salimos del
polvo y que al polvo hemos de tornar, no se pretende enseñar con
eso que después de la muerte nada nos resta, ó que nuestro término
final es la nada, sino señalándonos el paradero de nuestro cuerpo,
nos muestra sobre la nada de la materia la realidad de nuestro espí-
ritu, que podrá negar el labio do nuestro orgullo, pero no nuestro co-
razón, porque el espíritu está sobre todas las pasiones, y los latidos
de nuestro corazón no nos han engañado jamás, porqub ni el espíri-
tu puede negarse á sí mismo ni el hombre hacer traición á su con-
ciencia, mientras los vicios no hayan turbado las bellas armonías
que debe haber entre el alma y el cuerpo. Siempre nos ha enseñado
la experiencia que para ser uno buen filósofo es preciso ser buen
cristiano.
Si el espíriru del hombre no fuera responsable de todas sus accio«
nes, si el alma humana no fuera inmortal y eterna, su existencia
poco ó nada les importaría á los proclamadores de la materia; pero lo
que les molesta sobremanera es el después de la muerte, ese «para
'LO QUE SOMOS 169

siempre» capaz de perturbar las nefandas y vergonzosas licencias de


un corazón corrompido,esas licencias que hay que rechazar,que ana-
tematizar como un insulto á la dignidad del hombre y una ofensa al
sentido común. Pero como ellos, los materialistas,aspiran á dar salida
por los poros todjs de Ja materia á sus nefandas pasiones tratan de
ahogar las voces de su conciencia con la fría expresión de somos pol-
vo y nada más; pero como los hechos no se destruyen con palabras ni
desaparecen ante esas frías negaciones, su progreso resulta tan necio
como impío, y la verdad abriéndose paso por entre los obstáculos que
le crean los viles apetitos del hombre, triunfará, siempre, y la creen-
cia de la existencia del alma, flotando cual tabla salvadora sobre las
olas del orgullo humane, nos ofrece algo más de la resistencia que
hacemos al pensar que nos aflige, yesla felicidad que el hombre cree
encontrar en todas partes y no halla en ninguna, porque Dios le
formó con tal arte su coraaón que solo Él le puede hacer feliz, y co-
mo Dios, lejos de complacerse con nuestros gemidos, desea nuestro
bien, nos ha deparado allende dol sepulcro un reposo que nos repon-
ga del cansancio y fatigas de esta vida y una recompensa verdad
como lo reclama su divina justicia y el honor de la virtud, ese edes-
pués» al que tantas víctimas caminan en busca de premio ó castigoy
que tanto molesta á los que niegan la existencia del orden sobrena-
tural y de ese tribunal cuyos fallos da de antemano la conciencia.
Pero por más que mil frenéticos se empeñen en negarlo y otros mil
lo pongan en duda, la realidad del alma seguirá el camino de su in-
mortalidad hasta que el polvo de hoy se una al polvo de mañana,
porque polvo somos y en polvo nos hemos de convertir.

9. f.
CARMELITA DESCALZO
.y* -s^JK^Jl—.^¿^
-9*S6- -«©35- -*@ss- -^se-^se-e^g- -eK«g- -ss^e-ssoíe- •«»&• -ssae- -

SANTO TOMÁS Y EL CURSO DE TEOLOGÍA SALMATIGENSE

Angélico Doctori Divo Thomae Aquinati, Ecclesiae fulgentissime sideri, sa-


crae Theologiae primario lumini, veritatis veré Magistro, Collegium Sal-
maticense sanctissimi Vatis Eliae Carmelitarum Discalceatorum Beatae
Mariae de Monte Carmeli.

O- D- C-

§ONza laestaobrabellísima dedicatoria al Ángel de las Escuelas encabe-


monumental de Teología Dogmática, que, con ad-
miración de los sabios, dio á luz la esclarecida Reforma, todavía,
por decirlo así, en mantillas, de la virgen más prudente y sabia,
más afecta y divinamente enamorada de esta sagrada ciencia y de
sus ilustres cultivadores, Santa Teresa de Jesús.
Los encomios que esta obra, conocida con el nombre de "Curso
Salmaticense,,, ha merecido de las mayores eminencias en Teolo-
gía, no son para referidos aquí, ni me es dado encerrarlos en los
estrechos límites á que forzosamente ha de ceñirse un artículo de
revista, ni mi fin es tanto sintetizar y juntar en uno los cumplidos
elogios con que hombres competentes y nada sospechosos han pa-
gado su tributo de admiración á los hijos de la Doctora Mística,
cuanto recomendar su lectura como provechosísima para los que
deseen conocer á fondo y en toda su integridad la celestial doctri-
na del doctor Angélico.
Hubo un ti#mpo, de tristísima memoria, en que ésta obra monu-
mental, como las demás escritas en el si^lo de oro de la Teología es-
colástica, fué desestimada y tenida en poco; porque la razón, anu-
blada y tomada de una especie de vértigo, poseída y arrebatada de
loco y estéril furor, emprendió con febril actividad el estudio de
una filosofía completamente nueva, sin más credenciales que pro-
baran sus méritos, ni más títulos que hicieran recomendable su es-
tudio, que el aliciente de la novedad y el tono desenfadado y beli-
coso con que intentó desfogar sus iras contra la Filosofía y Teolo-
gía escolásticas, que de muchos siglos atrás venían ejerciendo pa-
cíficamente la soberanía y el principado en el mundo intelectual y
científico.
SANTO TOMÁS Y EL CURSO DE TEOLOGÍA SALMATICENSE 171

De este movimiento innovador y revolucionario, iniciado por


Descartes, á quien no hemos de negar talento filosófico superior,
pero lastimosamente extraviado, participaron algunas escuelas ca-
tólicas, que, olvidando antiguas y gloriosas tradiciones, parecie-
ron interesarse en el estudio de la nueva filosofía, y tomar parle
activa en las bravísimas batallas que habían de reñirse antes de
derrocar de su trono de gloria á la antigua escolástica, que, al de-
cir de los modernos corifeos, impedía los vuelos del espíritu huma-
no, tenía encadenados los entendimientos y hacía imposible todo
adelanto y progreso en el campo de las ciencias y de las artes.
Hombres,—que por otra parte merecieron bien de la Iglesia,—
ya sea por falta de reflexión y madurez en sus juicios, ya por fal-
ta de calma y serenidad de afectos, ó espoleados, quizá, por cierta
nativa curiosidad que á veces nos domina y subyuga, es lo cierto
que se dieron al estudio de las nuevas doctrinas con un ardimiento
y tenacidad dignos de mejor causa, esperanzados, sin duda, de po-
der prestar por este medio nuevas luces á la revelación que la acre-
ditasen mejor de verdadera y sobrenatural. Descartes, Gassendi,
Cudworth, Condillac, fueron hasta cierto punto sus autores favori-
tos, y de su lectura originóse como necesaria consecuencia el olvi-
do de los grandes sabios de la Edad Media, Santo Tomás, San Bue-
naventura, Pedro Lombardo; el soberano desprecio por los teólo-
gos de los siglos XVI y XVII, Suárez, Soto, los Salmaticenses; y
una marcada aversión hacia la filosofía Peripatético-Escolástica,
que ha sido siempre la más racional entre todas las filosofías, la
filosofía que más servicios tiene prestados al dogma, filosofía en to-
do tiempo preferida y mirada con especialísima predilección por
la Iglesia Católica.
A partir de este punto, la ciencia humana no era ya aquella
servidora fiel que con luz clarísima, reflejo de la luz increada,
iluminaba nuestra inteligencia y la disponía y preparaba á pene-
trar en el santuario augusto de las grandezas divinas, y conocer y
sondear sus inefables misterios. De entonces más, estas dos cien-
cias, la filosofía y la Teología, nacidas para ayudarse mutuamen-
te, no concurrieron juntas, en pacífica concordia y unidas por ín-
tima y estrechísima lazada, al triunfo y glorificación de la verdad
y de los dogmas sobre el error y las herejías; antes bien, la prime-
ra, engreída con sus triunfos vanos é ilusorios, y rompiendo los
lazos que á la ciencia divina la tenían unida, acabó por divorciar-
se de la fe, proclamarse autónoma é independiente, ondear á todo
viento de doctrina su bandera de rebelión y declararse, por fin, ene-
miga feroz é implacable de todo lo divino y sobrenatural.
Cuánto hubo de resentirse la Teología de cambio tan radical y
profundo en las ideas, dícelo con lenguaje elocuentísimo la histo-
ria. En ella leemos, porque allí está consignado con caracteres in-
delebles, que mientras los doctores católicos, en vez de cortar de
172 EL MONTE CARMELO

raíz el mal y combatir de frente aquellos disolventes principios,


trabajaban por reducirlos é interpretarlos en sentido ortodoxo, los
delbandoopuesto,estudiandolasmismasdoctrinas, llegaron por una
bien eslabonada serie de razonamientos á consecuencias tan absur-
das, que si no las leyéramos auténticas, apenas serían creíbles. Así,
de la teoría famosa acerca de la naturaleza del alma é innatismo
de las ideas, tenida por Descartes como cierta é indubitada, nació
el intelectualismo de Malebranch, el panteísmo sujetivo de Fichte,
el objetivo de Schellig, y el racionalismo teológico de Kant, que
pretendía encerrar y explicar los de.-mus do Tc'!oc;r;i según
los mezquinos y limitados alcance- de Li - a, on •.: • . .,. . V í, de la
mezclaéidentificación del
conocimiento sensitivo
con el intelectual, que es
otro de los principios fun-
damentales en la filosofía
cartesiana, derivóse el
sensismo, cuyos princi-
pales defensores fueron,
Loke en Inglaterra, y
Condillac en F r a n c i a ,
quien, en su hombre esta-
tua, difundió sin rodeos
ni ambages, y con más
claridad que el mismo Lo-
ke, este monstruoso sis-
tema. En el sensualismo
condillaquista pulularon, ¡
como en legítimo suelo,el
materialismo con To-
lland, Tyndall, Moles-
chott; el deísmo con Di-
derot, CollinS, de St-Lam-; limo. P. Alejandro de Sania Teresa, Carmelita
bert, y el a t e í s m o COn la — [¡Descalzo, Obispo y Principe de Teramo
negación absoluta de la inmortalidad del alma, del orden sobrena-
tural de Dios ¡Hasta la negación de Dios llevó la inflexible lógica
á estos genios del mal, falseadores y mofadores sacrilegos déla
ciencia cristiana!
Afortunadamente, tal estado de cosas, por lo mismo que era
violento, no podía ser duradero, y si en aquel momento de exalta-
ción y efervescencia de las pasiones pudo el racionalismo batir pal-
mas y darse aires de triunfo, bien pronto hubo de comprender que
sú triunfo era efímero y pasajero, porque así que el huracán revo-
lucionario pasó, y el corazón recobraba su serenidad, y despertaba
el alma á la terrible realidad de las cosas, y la duda cruel inquieta-
ba, y mordía y atenazaba las inteligencias, sintióse viva la necesi-
SANTO TOMAS Y KL CURSO DE TBOLOGÍA 8ALMATICEHSE 173

dad de las antiguas doctrinas y hasta hubo conatos de restaura-


ción escolástica, conatos anunciadores, sin duda, de su próximo y
glorioso resucitar.
Así, en efecto, en los albores mismos deljsiglo pasado, aparecen
encaminados á esta reacción salvadora, apreciables trabajos, que
á manera de luz tibia apuntaban en el horizonte, para ir creciendo
y abrillantándose más y más hasta convertirse en claridad del me-
dio día, con el advenimiento al trono pontificio de S. S. León XIII,
restablecedor de la Filosofía escolástica y ennoblecedor augusto
de sus prerrogativas y preeminencias. Tan pronto como este sa-
pientísimo pontífice ascendió á aquella cátedra indefectible de luz,
dirigió á todos los Obispos del orbe la memorable encíclica "Aeter-
ni Patris„ en la que se recomienda el estudio de la escolástica, se
ponderan sus excelencias y se hace la más brillante apología de su
más insigne representante Santo Tomás de Aquino. Con la apari-
ción de este preciosísimo documento y con la publicación de otros
posteriores emanados de la misma cátedra y enderezados al mismo
fin, con las paternales amonestaciones en este sentido hechas á de-
terminados centros de enseñanza, y con declarar, por fin, al Doc-
tor Angélico Patrón Universal de las escuelas católicas, León XIII
ha perfeccionado y consumado y dado feliz remate y coronamien-
to á su obra de restauración y engrandecimiento de la Filosofía
cristiana.
Hoy, merced á constantes trabajos llevados á cabo por el sabio
Pontífice, que harán su nombre inmortal, las escuelas católicas han
entrado en un periodo muy floreciente que hace augurar nuevos
triunfos para el porvenir, y la autoridad del Ángel de las Escuelas
es en el día, como no ha sido nunca, estimada y reverenciada. Y
en tanto es esto verdad, que entre las muchas obras de Filosofía y
Teología que ven la luz pública, apenas se encontrará una que ó
no esté basada en los principios del Santo Doctor, ó de una ma-
nera ó de otra no procure acreditarse con su nombre augusto.
Esto, como bkn se deja entender, es altamente consolador y muy
digno de alabanza; mas por la triste condición á que están sujetas
las cosas humanas, este deseo, mejor diríamos prurito de autori-
zar las propias doctrinas con los principios de Santo Tomás, tiene
sus inconvenienies, y á veces grandísimos; porque sabido es que
no todos los que hacen alarde de adhesión inquebrantable al
Santo Doctor, enseñan su doctrina, y que á través del ya célebre
epígrafe Ad mentem Divi Thomce que condecora la portada de sus
libros, se trasluce un fondo donde no aparece la figura del Doctor
Angélico, resaltando, en cambio, otras que ó son poco adictas al
Santo, ó manifiestamente contrarias. De donde se infiere una con-
secuencia en nuestros tiempos importantísima, es á saber: que
tales títulos, puestos allí con no sé qué intenciones, no siempre
pueden servir de garantía y fianza y cerciorar al lector del conté-
174 EL MONTK CARMELO

nido de la obra. De aquí la necesidad de una muy meditada selec-


ción de aquellos autores que se distingan por su fidelidad á los
principios de Santo Tomás, necesidad manifestada por el mismo
León XIIÍ, cuyas son las siguientes memorables palabras, que se
leen en la citada Encíclica: Ne autem supposita pro vera, dice
hablando con los venerables Obispos, neu corrupta pro sincera
bibatur, provideie ui sapientia Thomce ex ipsis ejus fontibus
hauriatur, aut salten ex iis rivis, qaos ob ipso fonte deducios
adhuc íntegros et illimis decurrere certa et concors doctorum
hominum sententia est: sed ab iis qui, exinde fluxisse dicuntur,
re autem alienis et non salubribus aquis creverunt, adolescentium
ánimos arcendos cúrate.
Ahora bien, la gloria de haber interpretado al Santo Doctor
con fidelidad suma y bebido de sus purísimas fuentes sin entur-
biarlas ni corromperlas, corresponde, si no como exclusiva, pero sí
como muy propia, á los autores insignes del curso salmaticense.
No yo, sino otros jueces más competentes han aquilatado la ver-
dad Je esta declaración consoladora, que llena el corazón de noble
orgullo. Todos, así de la propia Orden como los extraños, están
conformes en contar á estos celebérrimos teólogos entre los más
ilustres comentaristas del Doctor Angélico. Ni uno solo, según
creo, habrá que se atreva á poner en tela de juicio su ortodoxia
y fidelidad á las doctrinas de Santo Tomás; pero si alguno hubiese,
yo le invitaría á que leyese aquella admirable oración exhortatoria,
como ellos la llaman, donde, á guisa de introducción á la obra, pon-
deran en brillantísimos párrafos las excelencias de la doctrina del
Santo y los títulos de nobleza que le dan la supremacía y princi-
pado en las escuelas. Yo les invitaría á que saboreasen aquellos
dulcísimos prólogos, donde con acento de la más íntima convicción,
inspirados por un vehementísimo amor al Doctor Angélico, ponen
de relieve su adhesión al Santo, ilimitada, incondicional y absoluta.
Yo les invitaría, por fin, á que estudiasen aquellas páginas admi-
rables donde las enseñanzas del Santo Doctor aparecen comenta-
das de una manera grandiosa, magnífica, incomparable. Nunca
como en ellas la doctrina de Santo Tomás se vio expuesta con
tanta claridad unida á tanta solidez, tanta fidelidad en el exponer
junto con un criterio tan imparcial, tan severo, tan independiente
tan levantado. Por estos inmortales comentarios corren y se desli-
zan, como por cañería de oro, las doctrinas del Doctor Angélico,
claras, nítidas, trasparentes, purísimas, y saltan á la inteligen-
cia con más fuerza, más vivacidad, más esplendor. Imposible me
es dar aquí una idea adecuada de las incomparables excelencias
de estos sabrosísimos comentarios, donde como en clarísimo espejo
se reflejan en toda su minuciosa integridad y en toda su imponente
grandeza las inefables enseñanzas de esta inteligencia angélica. Y
no se crea que esta fidelidad en la interpretación obedecía á según-
SANTO TOMÁS t BL CURSO DÉ TflOLOGÍA SALM ATÍCENSE Í16

das intenciones ó fines bastardos; ni que acuse careciesen, -como


alguien ha dicho,—de autores propios á quien seguir en sus dis-
quisiciones teológicas. Nada más absurdo. Veinticinco,—dicen ellos
mismos con frase valiente,—celebérrimos comentadores contaba
entonces la Religión Carmelitana, sin contar otros muchos de la ta-
lla de Juan Bacón y Tomás Waldense.
Otro de los motivos que hacen sumamente útil la lectura de esta
obra, es que puede servir al lector como de piedra de toque para
conocer y distinguir los verdadercs de los falsos discípulos de
Santo Tomás; porque siendo posteriores á la mayor parte de los
tan celebrados teólogos del siglo de oro, pudieron examinar, con
alteza de miras y sin dejarse seducir por pasioncillas de escuela,
como cumplía á hombres de tan probada virtud y sabiduría, las
obras de todos aquellos genios extraordinarios, que son por lo ge-
neral las fuentes de donde los teólogos toman sus doctrinas, y
comparar y señalar con criterio seguro sus principales discrepan-
cias con la genuina y recta doctrina del Santo. Y aquí está la clave
para entender un fenómeno bien singular por cierto y muy glorioso
para la Reforma de Santa Teresa; cuales el de no haberse separado
nunca en lo más mínimo de las enseñanzas del Ángel de las Es-
cuelas. Esto lo verá claro cualquiera que observe que todos los
escritores de Teología de la gloriosa Reforma han puesto siempre
los ojos, como en estrella de guía, en estos celebérrimos teólogos,
flor, lustre y hermosura del Carmelo. Así nos lo demuestran, entre
otros muchos, los reputados PP. Gabriel de San Vicente, Lorenzo
de Santa Teresa, y en nuestros días el malogrado P. Rafael de
San José, cuya prematura muerte nunca será bastantemente llora-
da, por habernos arrebatado á uno de los más entusiastas admira-
dores que Santo Tomás ha tenido en los tiempos modernos. De
esta misma verdad nos dá también clarísimo testimonio el estado
floreciente de nuestros colegios de Salamanca, Burgos, Pisa, Linz,
Wuemburgo, en los que es cultivada la Teología de Santo Tomás
con notable aprovechamiento y éxito brillantísimo.
Finalmente, para que se vea, que cuanto llevo dicho no es exa-
gerado, daré remate á este artículo con las palabras conque termi-
nan su obra estos insignes Carmelitas, donde después de someterla
como humildes hijos, al fallo de la Iglesia, hacen profesión explí-
cita de su amor y fe inquebrantable á Santo Tomás, reprobando
solemnemente cuanto pudieran haber escrito contrario á sus doctri-
nas. He aquí sus palabras: Revocamus etiam quidquid doctrina?
Angelici Pra?ceptoris nostri D. Thoma? convincatur adversum.
Cedant vero mínima? ista? scriptiones nostra? in laudem... SS. Pa-
rentum Theresia? et Joannis a Cruce, necnon Angelici Doctoris
D. Thoma?.
Fr. Siherio de Sia. Peresa.
WI¿¿U&LLí£&*LZ£&*S.¿-§&¿. i£& *^x&Ls.iA&±±Ji&¿.£¿iQ. uá

DONE TOMAS CATOLICOEN ESCOLETACO LAGUNTZAIIMI


iiiMiuiiiiirii ni

Beguira ondo, Siongo Alabac, Espanac dituz Jaungoicoscoac,


Salomón Erregue altsue, Azquen bagaco etorrie.
Coroi ederra Amac buruen Curutze baten untzer iosiric
Apainduric chic sutsue. Jesús dan iracaslea,
Aurresco guizaldi luzcetan Ycaslecue aren bularra,
Erregue izen aundicoac Liburuecurutzea.
Jerusalenen icusi arren, Berba altsuen iaquin eraguin
"Onegaz argui bacoac. Guizonai Tomasec deutzeez
Urrez iantziric billatu nai dot Jaunen barruco escutapenac,
Gaur burutic beatzera Aingueru batee oba ez.
Guizon altsu au ilunduteco Bere escutitz aberatsetan
Izango dan bat lar bera. Betiraundu dabee izena
Bene benetan izar bicie Mundu, aingueru eta guizonac;
Galantasunez barrie Da izcuntza Serapifiena.
Ycusten nao Aquinotic gora, Eta eracutsi beioe euncadai,
Dirudiela egusquie. Celan neguac edurra,
Cein goiz-egun-sentico izarra Onen condairen aunditazuna,
Odeicho baten erdien, Eztalaco ain laburra.
Cein idetargui betea, argui Aitalenenena ontasuna,
Tomas da iaquiturien. Moysen biguntasuna,
Zabaldurican emendic ara Jaquiturie Salomonéna
Osasunezco arguie, Ta Josen garbitasuna.
Ñapóles, Pisa, Bolonian da Fede bicie Jaungoicoagan
¡Badator Udebarrie! Elias Igarlarena,
Taquintsu danac miraritu daus Amodioa bere cintsoa
¡Au da becoqui gartsue! Paulo Apostoluena.
Jaquiturien ecer ez gara; Basamortuco usoac cantan,
¡Tomas gure iaquintsue! Larraco loracaz iantzi,
Berba samurre,garaun el due, Tomasen izena entzuten bogu,
Ainguerusco adimentue; Donoc chapela erantzi,
Y diguiten dau bere aoa, Gueituten dentzee mirarituric
¿Ete dirudi mutue? Munduco iracaslea,
Arranoac lez gora bai gora Y sil-muturic guelditurican:
Ceruco tontor zurire, ¡Arec bai eban lumea!
An edateco, igoten eban Y silic begoz luroneUco
Tora garrizco iturrire; Bicidum guztien miñac,
Biurtzen zalá izar azpire Ceruco Jaunac bada esan dan:
Zabalzen ango barrie, Ondo Tomasec eguiñac.
MARTIN MARIAKEN BIOTZ-GARBICO.
(Carmentar Ortosduneo)
¿.w^Éi^Ég^fc^si^K^^ SLA

Sor Teresa del Niño Jesús


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

XI

Dos hermanos sacerdotes.—Lo que ella entiende por estas palabras del li-
bro de los cánticos:«Atraedme» —Su confianza en Dios.—Una visita del
cielo.—Halla su reposo en el amor.—Llamamiento á todas las pe-
queñas almas.
' (CONTINUACIóN)

A es hora, Madre mía, que termine la bis-


loria de mi alma describiéndoos el sueño
más consolador que he tenido en loa días de mi
vida
Seiía al rayar la aurora de uno de los días del
mes de Mayo. Paseábame muy tranquila y ale-
gre en camrafiíade V. R. por la azotea, cuando
sin sí.bercómo se me presentan tres Carmelitas
vestidas con sus hermosas y blanquísimas capas,
y cubiertas con largos velos; al punto comprendí
que venían del cielo. «¡Ah cuánto desearía, decía
yo entre mí, ver el rostro de una de esas carme-
litas.» En esto, la más alta délas tres se ade-
lanta hacia mí, y yo instintivamente caí de hinojos. Y ¡oh dicha!
ella levanta su velo y me cubrió con él.
Sin gran trabajo reconocí en ella á la venerable Ana de Jesús
fundadora del Carmelo reformado en Francia. (1).
(1) La venerable Madre Ana de Jesús entró en el monasterio de San
José de Avila en 1570, y llegó á ser la consejera y brazo derecho de
N. S. M. Teresa de Jesús que la llamaba <LSU hija y su corona* N. P . S. J u a n
de la Cruz, que fué su director espiritual durante catorce años, también se
complacía en llamarla *an terafin encarnado* y era tan estimada por su sabi-
duría y santidad, que los sabios la consultaban en sus dudas, y recibían
sus respuestas como oráculos.
Como fiel herodera del espíritu de N, S. Madre, recibió del cielo la mi-
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SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 1Í9

Su rostro era hermoso, pero de una hermosura inmaterial; y á


pesar del velo que nos cubría á ambas, yo veía que su celestial sem-
blante despedía una luz tan dulce y agradable que no hay en la na-
turaleza con qué compararla.
La Venerable Madre me colmó de caricias y en vista de tanta
bondad como me mostraba, me atreví á dirigirla estas palabras: «Oh
Madre mía, yo os suplico me digáis si Dios mo tendrá muchos años
sobre la tierra, ó si vendrá pronto á sacarme de este destierro.» Ella
al propio tieirpo que se sonreía con ternura, me dijo: «Sí, pronto...
pronto... Yo os lo prometo.»—Y tomáudome la cabeza entre sus
manos, me prodigó tales caricias que me es imposible dar una idea
de la dulzura y felicidad que dejara en mi alma. Quise, en el tras-
porte de tanta alegría, pedir alguna merced para mis hermanas...
Mas ¡ah! en aquél momento desperté...
Varios meses han transcurrido desde que tuve este sueño tan
inefable, sin embargo su recuerdo lo tengo tan presente como el
primer día. Todavía me parece ver la mirada y sonrisa
celestiales y amorosas de la santa Carmelita, y aun me parece que
resuenan en mis oídos Jas caricias y palabras que dejaron en mi
alma una dulzura é impresión imposibles de describir.
Al despertar creí, mejor dicho vi que, en efecto, hay un cielo
poblado de almas que me aman y me .consideran ya como conciu-
dadana.
¡Oh mi Bien Amado! esta gracia era el preludio de otras muchas
y de mayor transcendencia con que quisisteis colmarme; de aquí
me nacen esos deseos que llegan hasta los límites del infinito.
No me basta el que me hayáis escogido por esposa; que me ha-
yáis llamado ala Orden de vmstra Santa Madre, y que me hayáis
encargado de la dirección de las almas. No basta esto, yo aspiro á
más: quisiera ser guerrero, sacerdote, apóstol, doctor, mártir..-. Qui-
siera dar eima á las obras más heroicas, hasta morir en un campo de
batalla en defensa de la religión.
¡Con qué amor,, oh Jesús, os trataría si yo fuera sacerdote, desde
el momento que á mi voz bajaseis desde el cielo á mis manos! ¡Con
qué ternura y amor os recibiría en mi pecho y os distribuiría entre
las almas!
Quisiera también ilustrar á las almas como los profetas y docto-
res, desearía recorrer la tierra predicando vuestro nombre y enarbo-
lar el estandarte de vuestra gloriosa cruz entre las nacioues infieles,
en fin, quisiera tener alas para ir á predicar el Evangelio por todos
los pueblos de la tierra.
Empero, sobre todo, suspiro con grandes ansias por el martirio.
¡El martirio! he aquí el sueno doiado desde que los primeros al-
bores de la razón brillaron en mi frente; sueño que ha adquirido

sión de conservar en toda su primitiva perfección la Reforma del Carmelo.


Después de haber fundado tres Monasterios en España, la implantó en
Francia y en Bélgica, donde murió en olor do santidad en el convento do
Carmelitas Descalzas de Bruxellas, el 4 de Marzo de 1621.
El 8 de Mayo de 1878 Su Santidad León X I I I firmó la introducción de
la causa de su beatificación.
180 EL MONTE CARMELO

grandes vuelos desde que ocupo la reducida, pero encantadora celda


del Carmelo reformado.
Mas he aquí otra especie de locura que se ha apoderado de mi
corazón, porque no hay género de suplicio que yo no desee.
Como Vos, mi Esposo adorado, quisiera ser azotada, crucifica-
da... quisiera ser desollada como San Bartolomé, arrojada en una ti-
na de aceite hirviendo como el discípulo amado, ser triturada entre
los dientes dé las bestias feroces, como San Ignacio de Antioquía, pa-
ra convertirme en pan digno de Dios, Con Santa Cecilia y Santa
Inés ofrecería gustosa mi cuello al verdugo, y como Juana de Arco,
moriría en la hoguera pronunciando el dulcísimo nombre de Jesús.
¿Qué es lo que decís á todas estas locuras, Jesús mío? ¿Existe so-
bre la tierra una criatura más insignificante por su pequenez é impo-
tencia como yo?
Por tu amor oh Jesús, los Santos se han entiegado á mil locura s
hf n obrado cosas estupendas; pero ellos eran águilas, yo soy un po-
bre pajarito, mejor dicho una mariposa que no puede aspirar á otra
cosa que á consumirse revoloteando al rededor de la llama abrasado-
ra de Vuestro inmenso Amor. Todo el tiempo que Tu lo desees, oh
Jesús mió, permaneceré fijos los ojos en Ti, como fascinada por tu
mirada divina; en una palabra, quiero ser víctima de tu Amor, hasta
que llegue el día, no muy lejano, pues así lo presiento, en el que rae
trasportarás á donde renazca á una nueva vida y pueda sumergirme
en el océano insondable de tu Amor infinito...
Fr. E. ae i. ¥.
(Se continuará)

M
EL ESTUDIO DE LA RELIGIÓN
llllllilllllllllllllllllllllll

VIII
Más sobre el axioma «Fuera de la religión católica nadie puede salvarse»
Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al cono-
cimiento de la verdad. Supuesta esta verdad infalible, ha dado á
todos los hombres los medios necesarios y suficientes para que
consigan el destino final.
No todos tienen obligación de ser consumados teólogos, profun-
dos filósofos, sublimes oradores y grandes estadistas; pero todos
deben profesar la religión católica, y los doctores de ella saber res-
ponder á las dificultades que se pueden presentar á cada paso.
Entre estas dificultades no es la menor la que versa acerca del
sentido del axioma que estamos estudiando.
Si fuera de la religión nadie puede salvarse, y Dios quiere que
todos se salven ¿qué decir de los paganos á quienes no se ha pre-
dicado el Evangelio, de los niños que mueren sin bautismo, y de
los bautizados por los herejes?
Antes de contestar á estas preguntas vamos á explicar todavía
el concepto de la salvación exclusiva en la religión católica.
Un racionalista avanzado y de tonos muy exaltados, hace te-
rribles cargos á la Iglesia, porque, según él, condena á las llamas
eternas al mahometano, al persa, al indio, al chino, es decir, la
mayor parte del género humano, porque la casualidad no los hizo
nacer cristianos.
No puede interpretarse peor, ni tan mal siquiera, la mente de
la Iglesia acerca de la salvación de los hombres. Los citados en el
párrafo anterior irán al infierno sin remedio, si cometiendo graves
pecados mueren impenitentes, pero no por la razón, el motivo ó la
casual que invoca el racionalista, no por haber muerto por un error
inculpable y sólo corporalmente fuera de la Iglesia.
Supongamos, como dice el racionalista, que el mahometano,
el indio, el chino se condenen; todavía falta probar que se han
condenado por el mero hecho de no pertenecer á la Iglesia. La Igle-
sia nunca ha negado la salvación á los infieles, idólatras y paganos,
si hallándose en una ignorancia invencible de la verdadera reli-
gión, y obrando el bien que les dictaba su conciencia, han muerto
en estado de una justicia natural. Tampoco hubo jamás entre los
teólogos cuestión ó duda acerca de este punto, como hace obser-
var el sabio Augusto Nicolás.
Í82 EL MONTE CAJRMELÓ

El axioma "Fuera de la Iglesia nadie puede salvarse,„ que por


otra parte tiene toda la severidad de un dogma, aplicado sin dis-
tinción á los que están fuera de la Iglesia de buena ó de mala fe,
sería el mayor de los absurdos. Es necesario proclamar altamente,
dice el limo. Fraysinous, que en el tribunal de Dios no será res-
ponsable el hombre por sus opiniones,,sino por su mala fe; y por
las transgresiones voluntarias de sus deberes.
Entrando ahora en la materia de las contestaciones á las pre-
guntas hechas, respecto de los infieles, á quienes no se ha predicado
el Evangelio, hay que decir siguiendo la doctrina del Angélico,
que si practican el bien y se apartan del mal, Dios los llevará al
conocimiento de la verdad, ya por una iluminación interior, ya
por medio de un misionero, como hizo con el Centurión Cornelio,
y en último caso aunque sea enviándoles un ángel.
En este sentido decía San Pablo, esclarecido doctor de las na-
ciones: La gloria, el honor y la pas á todo hombre, que obra el
bien, al judío primero, y al griego después. Porque en Dios no
hay acepción de personas.
Por eso los gentiles que vivieron antes de la venida de Jesucris-
to, y aquellos que después de su venida no han oído hablar del
Evangelio, pueden salvarse siguiendo lo que enseña la ley natural
grabada por Dios mismo en el corazón de todos. Dios tiene en los
tesoros de su misericordia infinitos medios para salvar á todos los
hombres de buena voluntad.
También obra la salvación de los adultos el bautismo de sangre
ó si no de deseo, cuando no se puede recibir de hecho el bautismo
de agua. El bautismo de agua, que es propiamente sacramento, no
siempre pueden recibirle los que profesan religiones distintas de la
católica. El segundo, ó sea, el de sangre, ó martirio, raras veces.
Pero les queda siempre abierto el camino de la salvación por el
bautismo de deseo. El Concilio Tridentino dice bien claro en la se-
sión 6, cap. 4. Ninguno pasa del estado de pecado en que nace
hijo de ira, al estado de gracia, sin el bautismo, ó al menos sin
el deseo de él. Y nótese bien, para no llamarse á engaño, que cual-
quier bautismo perdona además del pecado original, los persona-
les, si los hay.
Es dogma de fe, dice el insigne profesor Jenaro Bucceroni, que
los hombres se salvan por el bautismo de deseo. Defide autem est
per baptismum flaminis homines salvari.
Por lo que hace álos niños que mueran sin bautismo, aunque
no se puede decir en rigor que se salvan, pero menos se puede de-
cir que se condenan. Ya está casi anticuada y proscripta de las es-
cuelas la opinión de los teólogos que condenaban á los niños á los
tormentos ó penas de sentido. Los autores modernos están acor-
des en concederles una felicidad material, que será perdurable y
EL ESTUDIO DE LA RELIGIÓN 183

superior á la que poseen los más afortunados déla tierra. En fin,


tienen todos los bienes, menos los de gracia y la visión beatífica.
Pero si á esto añadimos, y es la contestación á la tercera pre-
gunta, que el bautismo administrado por los herejes, si se observa
el rito esencial de la Iglesia romana, es válido y produce los mis-
mos efectos, veremos que se aumenta en millones de millones el
número de los niños que conseguirán la bienaventuranza sobrena-
tural . Con este procedimiento pueden salvarse y se salvan de he-
cho todos los niños bautizados que mueren antes de llegar al uso de
la razón.
La Iglesia, como hermosamente afirma San Agustín, engendra
hijos, ya sea por su seno, ya también por el seno de sus criadas,
confiriendo los mismos sacramentos, como de la verdadera virtud
de su esposo. Ipsa ergo generat et per uterum suum, et per úte-
ros ancillarum.
Hemos explicado en sentido tan amplio y general el famoso
axioma, para hacer más simpática la causa de la religión. Y la
Iglesia, órgano oficial de la salvación de las almas, revelación viva
y permanente de Jesucristo, nada encuentra que condenar en esta
interpretación.
Como dato curioso de historia voy á poner aquí la estadística
de los católicos que ha habido desde el siglo 1.° hasta el presente.
Siglo I, 500.000 católicos; siglo II, 2 millones; siglo III, 5 millones:
siglo IV, 10 millones; siglo V, 15 millones; siglo VI, 20 millones; si-
glo VII, 25 millones; siglo VIH, 30 millones; siglo IX, 40 millones;
siglo X, 56 millones; siglo XI, 70 millones; siglo XII, 80 millones;
siglo XIII, 85 millones; siglo XIV, 90 millones; siglo XV* 100 mi-
llones; siglo XVI, 125 millones; siglo XVII, 185 millones; siglo
XVIII, 250 millones; siglo XIX, 300 millones; y cuando escribimos
estas líneas, en 1903, pasan mucho de esta enorme cifra.
Por la estadística anterior se ve el movimiento ascendente de
los hombres de todas las religiones hacia el catolicismo, pero to-
davía falta mucho para que los católicos igualen á todos los demás
juntos. Los católicos están en proporción de uno á cinco, porque
de mil quinientos millones de habitantes que tiene hoy nuestro
planeta, sólo unos trescientos millones son católicos.
Trabajemos empero porque todos entren en el aprisco de la
Iglesia, para que no haya más que un solo rebaño y un solo pas-
tor. La religión es el bien supremo de las sociedades, base déla,
tranquilidad pública y cadena de oro que une á los hombres con
Dios.
Fr. E. ñ.
SX*JK C ' J í«1Ií¡íJÍ S Esélsel:

SECCIÓN CANONICO-LITURGICA
SOBRE LAS CORONAS, ROSARIOS Y CRUCSS
(OOTINUACIóN) (1)

Hoy al conceder la Santa SeJe Papa Pío IX, es decir, que basta que
la facultad de aplicar las indu'gen- una de las personas tenga en sus ma-
cias á objetos piadosos, la extiende nos el rosario para que las demás
también para las coronas de Santa puedan participar también de las in-
Brígida. A una misma Corona preoa- dulgencias, como diremos al tratar
toria, consto ésta do cinco ó do seis, en particular sobre esta materia.
de dic z ó de quince misterios pueden Muestro Santísimo Padre, el Papa
aplicarse las indulgencias de la Co- León X I I I extendió este Indulto a
rona de los Cruciferos, del rosario de los crucifijos del Vía Crucis á favor
¡Santo Domingo y de Santa Brígida de todos los fieles que, reunidos y
por la semejanza que tienen en su teniendo solo una persona el crucifi-
forma; pero a la Corona del Señor, ó jo en la mano, rezasen los veinte Pa-
de los Camaldulenses, de las cinco dre nuestros y Ave Marías, lucrari
Llagas, do los Siete Dolores etc. no valeant iudulgentias Vios Crucis, licet
se les pueden aplicar las indulgen- manu non teneont Crucifixnm benedic-
cias del rosario de Santo Domingo, tiim ac sufficiat ul una tantum persona
ni de la Corona de Santa Brígida ex communitate illum manu teneat,
porque n a d a s e asemejan en i-u for- cmterique omites se componant pro ora-
ma; sin ombargo, á to las y á cada tionejaciem'ü uní cum persona qua: te-
una de ellas, sin distinción, pueden net Crueifixam. (Rescripta aut. 447.)
aplicarse las indulgencias Apostóli- Respecto de la meditación de los
cas. misterios, diremos que, cuando con
Un mismo objeto es apto para re- las debidas licencias se aplicaren al
cibir diversas indulgencias, pero rosario de la Stma. Virgen las in-
para su consecución és preciso repe- dulgencias Brigidianas y Apostólicas,
tir las condiciones iterables. (Deoret. para ganar éstas no t-e requiere la
aut. 240). Un anillo con Aie¿ nudos meditación de los misterios. (Decret.
no puede reputarse como rosario ó 273); se requiere sin embargo, la me-
Corona preoatoria, ni se le pueden, ditación, si Coronal benedicantur cum
por consiguiente, aplicar las indul- indulgentiis pro recitatione Rosarii (ib.)
gencias propias del rosario. (2.) Ninguno de estos objetos piadosos
Cuando varias personas rezan en puede venderse, ni so puede recibir
común ó reunidas cualquiera de estas nada por su valor material, después
coronas no ganan las indulgencias de indulgenciados; ni como limosna,
concedidas á las mismas si no la tie- etc. (1)
nen en las manos. El rosario de San- Corona del Señor. La bendición de
to Domingo goza, sin embargo, do esta Corona está reservada á los
privilegio especial, concedido por el Monjes Camaldulenses, y aunquo

(1) Véase el núm. 63 de E L MON- (1) Res indulgentiis ditatae tradi


I B CARMELO, pág. 106 y Monsano, de debent fidelibus omnino gratis, ita
indulgent. ut, si quocumque titulo, sive pretii,
(2) S, C. Indulg. 20 Jim. 1836. sive permutatioiiis, sivo muneriis,
SBCCÍÓN CANÓNICO-LITÚRGICA 185
tiene fórmula particular, no se exi- Las principales indulgencias que
ge ad validitatem, bastando, por lo Clemente X concedió a los que re-
tanto, el signum crucismanu efforma- zan esta Corona son: 1.° 200 años por
tum. El modo de rezar esta Corona es cada vez que contritos y confesados,
el siguiente: (1) Acto de contrición, ó cuando menos, con firme propósito
enseguida una Ave María y anun- de confesarse, recitaren la Corona.
ciando el misterio de la Natividad, 2.° 150 años ci la llevaren consigo y
Muerte, Resurrección etc. se rezan la rezaren el lunes, miércoles, vier-
diez Padre nuestros, y se termina el nes y días de precepto ó de guardar
misterio: de igual manera se rezan y además confesaren y comulgaren.
el segundo y tercero; terminados los Benedicto XIV concedió á los que
tres misterios, de quo consta este rezaren esta Corona los viernes del
rosario, se vuelve á repetir la Salu- mes de Marzo, una indulgencia ple-
tación Angélica y tres Padre nues- naria, cumpliendo las demás condi-
tros más con la quinta Ave María, ciones dichas.
terminando con el credo. Si esta coro- Corona de las cinco Llagas.—Es pro-
na se aplica por los fieles difuntos, pia y exclusiva de los Padres Pasio-
al fin de cada misterio y después dei nistas por quienes debe ser bendeci-
último Ave María, se debe decir, Ré- da, ó por quien haya obtenido la li-
quiem ceternam. cencia del Rmo. Padre General de
Consta, pues, esta Corona de trein- la misma Congregación. No tiene
ta y tres Padre nuestros en me- fórmula propia, y basta el signum
moria y veneración de los 33 años Crucis.
que Jesucristo Nuestro Señor vivió Consta de cinco partes y cada una
sobre la tierra, y las cinco Saluta- de cinco Gloria Patri por las cinco
ciones Angélicas en honor de sus Llagas de Jesucristo y una Ave Ma-
cinco Llagas, terminando con el Cre- ría en honor do la Virgen de los Do-
do en obsequio de los Apóstoles. lores.
Indulgencias. Para ganar las in- Indulgencias.—Las que la Santidad
dulgencias concedidas á esta Corona de León X I I concedió á esta Corona
deben meditarse los misterios de la son: indulgencia de un año á los fieles
Vida, Muerte, Resurrección, etc., de que con corazón contrito la rezaren
Jesucristo, juxtapropriamcapaciiatem. devotamente una vez al día: indul-
gencia plenarias á los que, contritos
y confesados el día que cumplieren
sive eleemosynsB aliquid requiratur, con el precepto pascual, recitaren la
vel accipiátur, Indulgentia» amittan- mencionada Corona, desde el Do-
tur. S. C, Indulg. 16 Jul, 1887.—An mingo de Pasión hasta el Sábado San-
amittant Indulgentias Cruces, Coro- to inclusive. El Papa Pío I X confirmó
n¡e... si quis eas emens, ipsi venditori estas indulgencias concediendo ade-
earum benedictionem nomine suo más una plenaria en las fiestas de
curandam committat, soluturus pre- Navidad, Circuncisión, Epifanía, el
tium, expensasque transmisgionis, Dulce Nombre de Jesús, Pascua de
in ipso actu, quo illas jam benedicto Resurrección, Ascensión, C o r p u s
sibi tradentur? Besp. Negative. Christi, y Transfiguración de Nues-
An amitant Indugentias Cruces, tro Señor Jesucristo, ó en un día de
Corona?.... si quis proavidens eas jam estas Octavas á todos los que, con-
benedictas postulatum iri certa ocas- tritos, confesados y habiendo reci-
sione, puta magni concnrsus fideli- bido la Sagrada Comunión, la reza-
um, in anteoessum benedicendas pro ren devotamente, cuando menos
üs qui eas, restituto pretio expenso, diez veces al mes y visitaren alguna
petituri sunt? Resp. Affirmative.S.C. iglesia orando por espacio de un
Indul. 10 Jul. 1896. rato según las intenciones de Su
Santidad.
(1) Raccolta, pag. 42. citado por
Monsano, de donde tomamos estos
apuntes. Fr. ñntero de í&n fosé.
lllllllllllillllllllllllllllll
¿3: ás^^i^s^Éi^És.iÉi^Éí^í^j^Éis^É^^É^^É^WÉi.sjÉ;

BIBLIOGRAFÍA

Los NIñOS MAL EDUCADOS, por Fer- obra para que nuestros lectores ten.
nando Nicolay, abogado del cole- gan alguna idea de su importancia.
gio de París. Obra premiada por la Son los siguientes: Retratos de niños
Academia de Ciencias morales y po- mal educados. — Diversos métodos de
líticas, indispensable á los padres y educación doméstica.—La autoridad y
á los maestros, y necesaria para la corrección.—La fisonomía y el ca-
cuantos se interesan por la cultura rácter.—Influencia de la alegría en la
y por la moral. educación.—Ideas de los niños respeelo
Acaso no se ha publicado en estos á la felicidad.— Percepciones, faculta-
últimos tiempos un libro de tanta des y sentimientos del niño.—La educa-
actualidad como éste que anuncia- ción en la cuna.—Principales defectos
mos. Libro de teorías y de prácti- del niño. —Los niños indiscretos.—El
cas, de problemas y de soluciones amor paternal.—El amor filial.-—La de
acerca de la importantísima tesis de nigración.—La Maledicencia.—La res-
la educación doméstica, social y re- ponsabilidad legal del niño y de los
ligiosa de los niños. padres.—Las causas hereditarias.—Ni-
Este libro —dice su autor—ha sido ños prodigiosos y «frutos pasos». El ex-
escrito para aquellas familias, muy ceso de trabajo.—El Hipnotismo y la
numerosas todavía, que se proponen Pedagogía.—Examen de algunos siste-
dar á sus hijos una verdadera edu- mas.—La educación de los padres «por
cación, y que se consideran obliga- los hijos.»—Por qué hay tantos niños
das á rendir cuenta de su misión an- mal educados.
te Dios, la Sociedad y su propia con- A la importancia de estos asuntos,
ciencia. y al estilo ameno, casi siempre hu-
Bajo la influencia d é l a inocente morístico con que el autor los desa-
mirada de los niños que nos rodean, rrolla se debe el éxito extraordinario
y con el pensamiento henchido del que ha obtenido la obra en todos los
respeto que nos merece ese algo san- paises, y es de esperar que obtenga
to y puro que denominamos su can- esta misma benévola aceptación en-
dor—continúa el autor—escribimos tre los españoles.
estas páginas, algunas veces un tan- Forma un magnífico volumen en
to severas. Sin embargo, deseamos 8.° mayor, de 480 páginas, esmera-
demostrar á nuestros lectores que se damente impreso con caracteres
puede ser serio sin melancolía-.., así nuevos en papel superior. Precio en
como se puede ser formal sin grave- rústica, 5 pesetas. Lujosamente en-
dad. Y ¡cómo no sonreír al hablar de cuadernado en tela inglesa flexible,
'la infancia! rótulos en oro y filetes en color, 6
Ponemos á continuación los epí- pesetas.—(Justavo Gili, Editor, Bar-
grafes de los 18 libros de que constata celona, Consejo do Ciento, 255.
BIBLIOGRAFÍA 187
L A SAGRADA EUCARISTíA CONTEM- Bien necesitado anda el mundo
PLADA AL MíSTICO RESPLANDOR DEL de ostos alimentos espirituales, y
SALTERIO DE DAVID á TRAVéS DE LAS con todo interés recomendamos la
VIRTUDES TEOLOGALES, por la señori- obra á nuestros lectores.
ta Soledad Arroyo.—Esta obra es de Muy de veras agradecemos á la
gran interés para las personas devo- ilustre escritora el ejemplar que
tas del Augustísimo sacramento del nos ha enviado.
Altar. El Venerable Obispo de Pa- Está de venta en las librerías ca-
lencia le dedica una hermosa carta- tólicas al precio de seis reales.
prólogo de la que entresacamos los
VIDA DEL ANGéLICO MAESTRO SAN-
siguientes conceptos. E l asunto (de
TO TOMAS D E AQUINO, PATRONO DB
la obra) es digno de ser tratado por
LA JUVENTUD ESTUDIOSA, por el Padre
persona que tenga profundos cono-
Fr. Manuel de Marta Sainz O. P.—Es
cimientos teológicos, ascéticos y mo-
este un libro escrito con una encan-
rales, además de haber meditado
tadora sencillez, y en el que resalta
profundamente los conceptos subli-
el cariño del autor hacia el Ángel de
mes del Salterio de David; y cierta-
las Escuelas: «Solo vá á ser mi hu-
monte que todo esto manifiesta la
milde trabajo—dice en la Introduc-
autora del referido trabajo en las
ción—un desahogo del alma, y u n
hermosas páginas que ha dedicado á
recuerdo á los jóvenes estudiantes
labor tan importante. Porque en esta
de quienes Santo Tomás es Patrono
obra aparece toda la economía de la
y Abogado celestial.»
Redención, después de poner de ma-
nifiesto lo que son los divinos atri- Libro muy titil á toda clase de
butos cantados por el Real Profeta lectores, lo es muy en particular á
en sus inimitables versículos de los la juventud estudiosa, á la que está
Salmos; y tomando como base y fun- especialmente dedicado. ¡Quiera el
damento de todo cuanto enseña en Santo Protector de las Escuelas ca-
este libro, las tres virtudes teologa- tólicas decimos con el autor, que los
les, F e , Esperanza y Caridad, de- heroicos ejemplos do sus virtudes,
muestra que la Sagrada Eucaristía leídos en las páginas de este folleto,
es la luz única que puede alumbrar sean poderosos para encender en la
la inteligencia y el bien sumo que inteligencia de los jóvenes la luz de
llena nuestro corazón. la sabiduría cristiana, para que fe-
cundado el corazón con la virtud y
Además de esto, analiza y estudia esclarecido el entendimiento con la
las virtudes propias de la vida cris- ciencia, sea el joven un arco iris de
tiana y los obstáculos y peligros que esperanza y un retoño y renuevo
á ella se ofrecen á diario, y coma que produzca á su tiempo flores y
coronamiento digno de la obra no frutos de regeneración y de prospe-
se olvida de la perfección de la vida ridad!
r e l i g i o s a , porque reponiendo su
Esta obra está excelentemente
esencia en los tres votos de Pobreza,
impresa en la Tipografía de El Santí-
Castidad y Obediencia, la ensalza y
simo Rosario en Vergara, y está de
eleva hasta Iss alturas de los cielos
venta en las principales librerías.
cuando al alma se comunica el Es-
píritu Santo con sus dones y precio-
sísimos carísmas.

«-«^Y^- J
CARTA DE BOMA.—M. R. P . Director de E L MONTE CARMELO: Tratándose
de una gloria Carmelitana á la vez que española, no dudo dará cabida en
las columnas de su ilustrada Revista á esta mi pálida reseña, para que Es-
paña entera y especialmente á los que nos ha cabido en suerte nacer en
el suelo bendecido por la "Virgen del Pilar, tengamos algún conocimiento
de u n Carmelita insigne, honra y prez de la hidalga tierra aragonesa. •
Hay en Roma u n célebre establecimiento conocido con el nombre de
Penitencia de la Santa Cruz de la Lungara, cuyo fin es recoger á las jóvenes
arrepentidas y á otras que por razón de la edad y demás circunstancias de
que se ven rodeadas en el mundo, están en peligro inminente de perder la
candida ñor de la purez-i. ¡áu fundación (año de í 615) se debe al ardoroso
celo del V.'P. Domingo de Jesús Maris, carmelita descalzo, nacido en Cala-
tayud á 16 de Mayo de 1559. Dirigen actualmente la casa las Hijas de
Nuestra Señora de la Caridad del buen Pastor de Angers, ejerciendo el
oficio de Superiora la Rda, M- Sor María de Sta. Modesta, hermana del
Emmo. Cardenal Vicario, Mons. Respighi. Tantos son los benéficos resulta-
dos que en Roma ha producido en el curso de los siglos la fundación
del V. P . Domingo, que ha sido mil veces elogiada por los Sumos Pontí-
ces como Paulo V, Gregorio XVI, Pío I X y León X I I I .
Estas religiosas llevadas de su amor al V. carmelita, haciendo conside •
rabies sacrificios pecuniarios y con la valiosa cooperación del R. P. Marce-
lino de Sta. Teresa, del Convento de Sta. María de la Scala, han podido eri-
gir al Venerable un monumento precioso consistente en un busto tallado
en marmol, sobre una ménsula do la misma materia, obra de reconocido
mérito escultórico, debida al famoso Zanazio, autor de la célebre imagen
de San Pedro que tanto llama la atención á los que visitan el Vaticano.
Con este motivo se organizó para el 16 de Febrero, día en que murió el
Venerable Padre, una brillante velada lírico-literaria que perpetuase y die-
se á la inauguración del monumento la importancia que merecía. Presidié-
ronla Su Emma. el Cardenal Matchi y el caballero noble don Adolfo Cal-
vi, que representaba al Príncipe don Carlos Torlonia, Protector de la Casa.
La velada se dividió en tres actos. Dióse comienzo al primero, con la' Salve,
ó Diva, precioso dúo de soprano y contralto del maestro Capocci. A conti-
nuación pronunció u n elocuente discurso el R. P . Marcelino de Sta. Teresa;
terminado el cual, entre los estruendosos aplausos del numeroso y selecto
público, que llenaba el magnifico salón, profusamente iluminado, se descu-
brió el busto del V. P . Domingo, mientras el nutrido coro cantaba el Lau-
CRÓNICA CARMELITANA 189

date Dominum de Gounod. Salieron después los RR. P P . Luis Meddi y To-
más Viñas de las Escuelas Pías que cantaron en dos magníficas poesías, en
italiano y latín, las glorias del V. P . Domingo, á quien los hijos de San
José de Calasanz consideran como su segundo padre, por lo mucho que
. ayudó al Sto. Fundador y á sus compañeros, precisamente en los críticos mo-
mentos en que la nueva é ilustre Religión calasancia parece iba á sucumbir
bajo el peso de las tremendas contradicciones que el demonio por todas
partes suscitaba para ahogar en sus principios á este insigne vastago de la
Iglesia católica. Otros muchos discursos se pronunciaron en este primer ac-
to que se terminó con un bonito monólogo, dicho con inimitable gracia
por una niñita de ocho años.
La soberbia composición Forza del destino, del maestro Verdi, inauguró
el segundo acto. Seguidamente leyó un R. P. Escolapio una poesía en cata-
l.'n; otra hermosa del académico Pedro Durantini; un discurso en Holandés
el P. Plácido de Santa Teresa y un precioso diálogo por dos niñas angeli-
cales. Todos estos discursos estiban muy bien compuestos y fueron muy
aplaudidos; sin embargo, los muchos españoles que allí presentes estába-
mos, sentíamos una necesidad, notábamos un vacío, echábamos de menos
una cosa que era del todo indispensable para que la función saliese con
todo el esplendor y brillantez posibles. Habíase hablado en italiano, látin,
alemán, holandés, catalán, francés, y aun no se había dejado oir allí la
hermosa lengua de Santa Teresa y de San J u a n do la Cruz. Mas estas nues-
tras ansias, que eran vivísimas, las vimos plenamente satisfechas al apare-
cer en el estrado ó plataforma los RR. PP. Silverio de Santa Teresa y
Wenceslao del Stmo. Sacramento. Permitidme, decía con voz clara y pene-
trante el R. P. Silverio, dirigiéndose al escogido público que le escuchaba,
permitidme que después de haber resonado en este local los sublimes acen-
tos do la lengua de Cicerón, de Dante, de Fenelón, de Schiller, ha-
ble yo ahora en el divino lenguaje de Santa Teresa de Jesús, de San
J u a n de la Cruz, del V. P. Domingo de Jesús María. Delirantes aplau-
sos p i r parte del auditorio contestaron á estas hermosas y atentas palabras,
ávidos todos de oir la sublime lengua de Santa Teresa. Y habló y pronun-
ció el R. P. Silverio un elocuente discurso, como no se podía esperar menos
de un hijo de Santa Teresa que se entusiasma y enardece ante la magní-
fica realidad que se despliega á su vista, frente á aquella figura del Vene-
rable Padre que rodeado de gloria inspiraba á su mente ideas bellísimas y
arrancaba á su corazón rasgos sublimes de la más arrebatada elocuencia.
Sus primeras dulcísimas frases las dedicó á la Virgen Stma. del Pilar y al
noble reino de Aragón cuna del V. Padre, como es dicho. Consideró después
al insigne Carmelita como instrumento que la Providencia escogió para
llevar á la práctica los altísimo inefables fines que Santa Teresa se propuso
al reformar el Carmelo.
Describió con los rasgos más vivos y enérgicos la famosa batalla de Pra-
ga, en la que el R. P . Domingo acaudillaba el ejército católico consiguien-
do la más completa victoria de los protestantes que perdieron con la batalla
toda su influencia en el Imperio Austríaco. Ponderó también por manera
elocuentísima otro de los bellos ideales realizado por el V. P. Pues al misino
tiempo que los corifeos del protestantismo, abrasados en el fuego de sus
torpes concupiscencias rompieron el velo del pudor entregándose á los más
desenfrenados deleites, Teresa fundaba sus conventos donde la virginidad,
la castidad, la modestia, han sido miradas siempre como bellas azucenas,
190 EL MONTE CARMELO

lirios delicados que orlan la hermosa frente de la Religión Carmelitana.


Con este motivo hizo un oportunísimo y caluroso elogio de las fervorosas
hijas de Santa Teresa que debía habar resonado en los cuatro ángulos do
nuestra España, donde á menudo se oyen do labios que se tienen por cató-
licos é ilustrados, frases indignas del que ha profesado la pureza del Evan-
gelio. Es de notar, decía este Padre, que doquiera la Reforma de Teresa ha
fijado su planta se ha visto brotar esta virtud como flor olorosa que naciera
al solo contacto de sus pisadas. Como práctico resultado de tan puro modo
de vivir consideró esta fundación ilustre que tantos beneficios ha reportado
a Roma.
Terminó su discurso tributando merecidas alabanzas á las religiosas del
Buen Pastor, recibiendo al terminar prolongados y muy nutridos aplausos.
A continuación dedicaron al Venerable dos bellísimos sonetos, la mar-
quesa Amelia Sacripanti, perteneciente á una de las familias más católicas
de Roma, y la baroneba Daniela Klitsclie de la Grange, hija do don* An-
tonieta de la Grange, celebrada escritora que ha hecho en italiano varios
trabajos muy apreciados acerca de la vida del V. P . Domingo.
En el tercer acto se cantó Y Pescatori de Gaballi. Ppr no alargarme de-
masiado no daré cuenta de las importantes composiciones de este tercero
y último acto; sin embargo, no puedo pasar por alto la sublime, la grandio-
sa oda del R. P . Wenceslao al V. P. Domingo. Imposible me es de todo
punto dar una idea adecuada de este himno bellísimo. En inspirados acen-
tos cantó las grandezas de España en el siglo del V. P. Domingo, lo mismo
que la rápida decadencia en nuestros dias. Envueltos en bellas imágenes
propias de su fecunda y fogosa fantasía, pintó los rasgos más sobresalientes
de la vida del Venerable, dando así remate y coronamiento de manera la
más brillante á la parte literaria de la fiesta. El público aplaudió con fre-
nesí esta hermosa composición del P . Wenceslao. Con las composiciones de
estos dos RR. P P . quedaron patisfechas nuestras ansias vivísimas. ¡Qué
dulce es oir fuera de la patria el lenguaje del serafín del Carmelo! La Carita
de Rossini dio fin á la velada, que dejará memoria en Roma, donde el Ve-
nerable Padre Domingo es muy venerado. Sólo nos falta una cosa, el verle
ya colocado en los altares, ciñendo su frente la aureola de los santos. En
esto debemos interesarnos primero los aragoneses, y después España, Aus-
tria é Italia, donde el V. P. Domingo de J. María dejó tan claras señales de
heroica santidad y milagrosa vida.
De lo más intimo del corazón le doy las gracias, R. P . Director, por la
inserción de esta carta en su importante Revista.
De V. R. 8. 8. Q. B. S. M.—Gerardo Villacián.—Roma, 14 de Febrero
de 1903.
Por la atenta carta que nos ha remitido nuestro particular amigo don
Gerardo Villacián, omitimos por esta vez la de nuestro corresponsal en
Roma, de la cual, sin embargo, tomamos las siguientes noticias.
El día 16 de Febrero partió de Roma para el Monto Carmelo y nuestras
Misiones de Siria N. M. R. P. General acompañado de su secretario, Reve-
rendo Padre Elias de la M. de Misericordia. Rogamos encarecidamente á
los lectores de E L MONTE CARMELO, en especial á nuestros religiosos y reli-
giosas les encomienden á Dios para que hagan con toda felicidad su viaje.
El 15 de Febrero se ordenó de Diácono el H. David de la Inmaculada Con-
cepción, y el 7 de Marzo, Dios mediante, será elevado á la sagrada orden de
Presbítero.
CRÓNICA CARMELITANA 191

En uno de los próximos números de nuestra Revista aparecerá el gra-


bado del precioso busto del V. P. Domingo, cuya fotografía esperamos reci-
bir do nuestro corresponsal de Boma.
CARTA DE MéXICO.—México, Diciembre 20 de 1902.
Muy amado P. Director de E L MONTE CARMELO: Confiado en la benevo-
lencia con qne los lectores de E L MONTE CARMELO acojen sus publicaciones,
preferentemente las transmitidas desde el continente Americano, ora por
las particularidades que contienen, bien sea por las relaciones que nos unen
á los de la raza latina, voy á ocuparme de las fiestas que tuvieron lugar el
12 del corriente en la hacienda de don Pablo Rodríguez.
Una fiesta religioso-cívica podría definirse con decir que es la expresión
patética de los sentimientos de un pueblo. Grupos de distinta índole y ge-
nios encontradizos se adunan, recreando al curioso espectador con sus de-
mostraciones sencillas y alnatural. No es mi objeto describir en esta carta
las costumbres y usos de los indios mexicanos, ni recordar sus traducciones
mezcladas de resabios idolátricos; si mis ocupaciones me permiten tendré
el gusto de entretener con algunas biografías cuiiosas á los lectores de
E L MONTE CARMELO.
México es uno de los pueblos predestinados por la Divina Providencia
para hacer ostentación de los tesoros que confiara á María Santísima, y de-
bido á su maternal protección se explican y comprenden ciertos hechos de
su historia que de otra manera parecen verdaderas fábulas. Hay hechos cul-
minantes en cuyo desenvolvimiento traza la pluma severas disertaciones ba-
sadas en la más delicada crítica, y entro accidentales divergencias efecto
de los caracteres de los historiadores, convienen todos en reconocer muchas
veces la intervención milagrosa de la simpática Virgen de Tepejac. No es
de extrañar el que la República Mexicana, toda en masa, festeje cada año
con suntuosas solemnidades á su Madre Gruadalupeña, correspondiendo
agradecida á sos beneficios.
A la verdad, que causa agradable impresión y devoción tiernísima el
espectáculo que en los puebles más reducidos se contempla en estas solem-
nidades. Véanlo sino mis amables lectores.
Flanepaquila es propiedad de don Pablo Rodríguez, cuya área mide seis
leguas cuadradas, qne la cultivan unos 200 vecinos. Al hacerse el señor
propietario con ella, no tan sólo se fijó en los beneficios que podía repor-
tarle aquella tierra fértil y exuberante, sino que compadecido de aquellas
pobres gentes sin conocimiento ni ilustración, cual catequista quiso ins-
truirlos en los fundamentos de la religión, levantando una escuela á sus
expensas y poniendo al frente un Maestro. Edificó una Capilla reducida
para fomentar la devoción á su adorada Madre Nuestra Señora de Guada-
lupe. Más tarde, en señal de gratitud, mandó construir una Iglesia en to-
da forma, en la que conmemora todos los años la aparición de la encanta-
dora Virgen Mexicana.
Como paréntesis, y para edificación de todo el mundo cristiano, creóme
obligado á manifestar que lo ofrecieron hace poco 800.000 pesos por la pro-
piedad, y no quiso cederla por ser protestante el quo solicitaba la compra,
tomeroso de que el templo se convertiría on algún granero, y los indios de-
jarían olvidar los principios de la religión.
Este año he podido ver de cerca sus costumbres y prácticas religiosas-
Al último toque de las campanas, se expuso á S. D. M. y luego, se rezó el
192 EL MONTE CARMELO

Santo Rosario y la novena terminando con algunos cánticos sencillos.


El día 11, víspera de la fiesta, tenían la Misa del alba á las 4. Durante la
noche se agruparon los indios en tres distintos puntos, y á la hora del albat
al estallido de un explosivo, encendieron sus farolillos, cuyo mecanismo se
reduce á un débil armazón de caña cubierto de papel encarnado, y pues-
tos en procesión, llegaron á la Iglesia cantando letrillas á su Patrona. Ter-
minada la Misa, quemaron dos toros de fuegos artificiales, preparados por
un pirotécnico de Orizaba y comenzaron sus danzas populares.
El día 12, previa Tercia, se cantó la Misa en La de Eslava por varios
amigos del señor propietario. Ofició .de preste el P. Camilo, acompañado del
Padre Capellán y del que escribe estas lineas, que tuvo á la vez la satisfac-
ción de dirigir la palabra divina. Luego so organizó la procesión con el San-
tísimo Sacramento. Precedían dos fi'as de indios descalzos, con calzones
blancos remangados hasta las rodillas y el cartón que en forma de dalmá-
tica cubría la parte superior de su cuerpo, vela en mano y profundo respeto
y compostura en sus acciones, acompañaban á Su Amo, como ellos le llaman,
haciendo las paradas en loi altarcitos que preparan sobre una piedra, cobi-
jada bajo un pabellón de ramas verdes. Se dejó el S3mo. expuesto hasta la
tarde, en cuyo altar se prosternaban los pobrecitos inlios manifestando su
gratitud al.Hijo y á la .Madre con tiernas letrillas. ¡Que ol cielo derramo
sus bendiciones sobre, aquellos fervientes indios y sobre la familia dol
señor propietario que con su piedad contribuye á propagar el culto de la
Patrona de México. —Suyo afmo. El Corrosponaal.

— E N HOSOR DEL NIñO J E S ú S DE PRAGA.—Carta de México.—II, P. Direc-


tor do E L MONTE CARMELO: NO causará gran extrañeza la reseña de la fiesta
qne en este nuestro templo de Orizaba ha tenido lugar el día del Santo Ni-
ño de Praga, á los lectores de E L MONTE CARMELO, acostumbrados á leer en
sus amenas páginas largos diseños del entusiasmo con que en nuestras igle-
sias todas se celebra la festividad mencionada; empero una circunstancia
especial es la que me muove á trazar estas lineas, y á agregar un triunfo
más á la larga serie, que do poco tiempo acá viene obteniendo en los pue-
blos cristianos el Milagroso Niño Jesús de Praga. Como esta casa lleva
poco tiempo de fundada, no había sido posible establecer de un modo for-
mal la asociación del Santo Niño, como en todos nuestros conventos so ha-
lla erigida; más ya que las dificultades originadas en toda naeva fundación
han sido algún tanto allanadas, hemos determinado erigirla canónicamente
en esta iglesia celebrando previamente con toda la pompa posible, su fiesta
anual, en la cual nuestros deseos han sido largamente cumplidos.
E l día 18, día del Santo Niño á las ocho y media a. m. cantóse una misa
á toda orquesta, en la que tomaron parte los más hábiles artistas, dirigidos
por el inteligente compositor don Anastasio Amador; el encargado del pa-
negírico fué el señor P. E. A. Clara, párroco de la Concordia, bien conocido
en esta piadosa ciudad por sus relevantes dotes oratorias, el cual cumplió ad-
mirablemente su encargo, demostrando las grandezas que se encierran en
el dulce nombre dé Jesús, y relatando á grandes rasgos la devoción que de
poco tiempo á esta parte h a alcanzado bajo la advocación del Santo Niño de
Praga, gracias á los Padres Carmelitas, y concluyó su alocuente oración con
una hermosa plegaria, pidiendo su intercesión para este pueblo. Por la tar-
de como día último de la novena se cantó el santo rosario y algunos mote-
tes compuestos especialmente para este día, mientas multitud de niños
CRÓNICA CARMELITANA 193

eran agraciados con la imposición de la medalla del Santo Niño quedando


inscriptos en la asociación, quien ya cuenta varios coros de asociados. P a r a
concluir tan hermoso acto, tomó la palabra nuestro amado P . Vicario (P. Ca-
milo) quien con el fuego de un verdadero hijo de Elias, exhortaba á los ¡nu-
merables fieles que llenaban nuestro hermoso templo á ponerse bajo la pro-
tección del Santo Niño que tantos y tan innumerables prodigios viene
obrando en favor de sus devotos y que muchos de los presentes ya lo ha-
bían experimentado en sus propias personas. Sólo una cosa faltó para com-
plemento de tan solemne festividad y era la procesión con el Santo Niño;
pero no crea, amado Padre, que fué por culpa nuestra, ¡nada más lejos/ sino
por la tiranía de la ley llamada de Reforma, que prohibe absolutamente
todo acto público de religión eD esta República. El Santo Niño vio nuestros
buenos deseos de honrarle del mejor modo posible, y de El esperamos
los auxilios para poder seguir trabajando en la propagación de su devoción-
¡Que El nos bendiga á todos! Anticipándole las gracias por la inserción do
estas líneas en su amena Revista se despide de V. R. su menor hermano de
Jesús de Teresa.—Orizaba 22 de Enero de 1903.
Fr. Constancio de S. José, C. D.
NECROLOGíA.—En el convento de las Madres Carmelitas del Corpus
Christi de Valencia han fallecido santamente dos religiosas. La primera la
Hermana María Francisca de San Lucas, á la edad de 82 años de los cuales
pasó en la Religión 61; se distinguió esta Venerable religiosa por el más
exacto y fiel cumplimiento de la regular observancia; la segunda, la Reve-
renda Madre María Nieves de los Angeles, .á los 66 años de edad y 44 de
Religión, fué religiosa de mucha virtud, siendo el modelo de todas las re-
ligiosas particularmente en los tiempos que ejerció la Prelacia. Ultima-
mente la probó el Señor con penosas enfermedades, que ella sufrió con
admirable resignación cristiana.
En Madrid falleció con la muerte de los justos nuestro querido amigo y
suscritor don Enrique Velasco, modelo de verdaderos cristianos durante to-
da su vida: esperamos que el Señor habrá premiado ya sus grandes virtu-
des. A su señora viuda, bienhechora de nuestra Orden, acompañamos en su
dolor dándola nuestro más sentido pésame.
H a fallecido en Loeohes (Madrid) la Reverenda Madre Priora, María
Rosario de San Ignacio Mártir, á los 58 años de edad y 41 de bien aprove-
chada vida religiosa.
En el Convento de Madres Carmelitas Descalzas de Z'imaya, la Reveren-
da Madre María Dolores de San José á los 66 años de edad, de los cuales
pasó en Religión 37. Religiosa observantísima, de muy fervoroso espíritu,
y elevado criterio; siendoJ?relada trabajó con celo incansable por el bien
espiritual de sus subditas, y siendo subdita fué el más firme apoyo y el
consuelo de sus Preladas. Acompañamos en tan justo sentimiento á su
hermano don Marcelino Cruceño, digno Párroco de San Felipe en Zaragoza,
á su sobrino don José Cruceño, Diputado Provincial de Vizcaya, así como á
toda su distinguida familia.
En Peñaranda de Bracamonte ha fallecido santamente la Hermana J u -
liana del Espíritu Santo, á los 52 años de edad, y 91 de Religión, habiendo
dejado muchos buenos ejemplos que iaiitar á aquella Venerable Comuni-
d a d . - R . I. P.
Rueguen nuestros amables lectores por estos fieles difuntos.
E L JUBILEO PONTIFICIO.—Con entusiasmo indes"
criptible han comenzado las fiestas jubilares con
las que el mundo católico conmemora el vigésimo
quinto aniversario de la proclamación de Su San-
tidad León X I I I . Numerosísimas peregrinaciones
acuden á Roma desde todos los paisos para felici-
tar al Padre Común de los fieL:s en tan fausto su-
ceso. El día 20 de Febrero dieron principio las
fiestas, asistiendo á la Misa que celebró el Secre-
tario de Estado de Su Santidad, el Cardenal Rampolla, en la grandiosa Ba-
sílica de San Pedro más de 30.000 personas; entre ellaa había católicos de
todas las naciones del antiguo y del nuevo Continente.
En la sala de las Beatificaciones sa celebró una gran recepción. El P a -
pa, sobre la silla gestatoria, iba rodeado de los Cardenales y de los altos fun-
cionarios de la Corte Pontificia. Al entrar el Padre Santo en la sala resona-
ron entusiastas aclamaciones, y, visiblemente emocionado, daba á todos s u
bendición. Cuando llegó al trono, adelantóse el Cardenal Vicario, Monseñor
Respighi, y leyó u n Mensaje en latín. Después presentó á León X I I I la ri-
quísima tiara de oro que le ha ofrecido todo el mundo católico, y un óbolo
de 200.000 liras.
El Eminentísimo Cardenal Boselu, en nombre de los Párrocos de Italia,
presentó al Pontífice las llaves de oro. También se le entregaron 200.000
francos para las obras de restauración de la Basílica de San J u a n de Letrán.
Su Santidad, desde el trono, con voz fuerte, y clara, dio gracias á todos
los que habían mostrado su amor y adhesión al Pontificado, y profundamen-
te conmovido, dio la Bendición con voz trémula por la emoción que el gran-
dioso homenaje le había producido.
Enseguida bajó del trono y salió de la Sala en la Silla gestatoria y con
el mismo acompañamiento que á la entrada.
A su paso por entre las filas de los peregrinos se renovaron las aclama-
ciones. El entusiasmo y la alegría se desbordaba de todos los corazones, y
todos los concurrentes dominados por intensa emoción á la vista del A u -
gusto anciano no pudieron contener sus lágrimas.
El día 3 del actual, aniversario de la Coronación, pontificia se celebrará
con inusitada pompa una gran fiesta en la Basílica de San Pedro.
La Secretaría del Vaticano ha repartido ya más de sesenta mil billetes
de invitación, y no cesan de llegar á olla demandas de papeletas de entrada
para dicho acto.
El Papa, precedido de la corte pontificia vestid.? de gran gala, bajará á
la Basílica en la silla gestatoria.
CEÓNICA tíBNEhAt 195

Irá rodeado del Sacro Colegio y de centenares de obispos. Los Cuerpos


armados pontificios, vestirán uniforme de gran gala. Los suizos llevarán co-
raza y yelmo de bronce, traje que no habían usado des le el año 1870.
Su Santidad llevará puesta la gran tiara de oro ofrecida por todos los ca-
tólicos del mundo, en homenaje de adhesión.
Después de la misa, se cantará un solemne Te Deum, en acción de gra-
cias al Señor, por haber conservado largo tiempo la vida de Su Santidad.
Al anochecer, los campanarios de todas las iglesias de Roma, lucirán
vistosas iluminaciones, y en muchas de aquellas so celebrarán funciones
con gran solemnidad.
" L A EMBAJADA ESPAñOLA EN EL VATICANO.—SU Santidad ha recibido en la
sala del trono á la embajada extraordinaria española.
El conde do Almodóvar quo preside la embajada dio lectura á u n Men-
saje en español, diciendo que el Rey Alfonso X I I I había querido dar al
Pontífice con aquel acto una prueba de su adhesión y afecto.
Terminada la lectura, el conde entregó á Su Santidad una carta autó-
grafa del Rey.
León X I I I contestó, en italiano, agradeciendo las manifestaciones de
adhesión y afecto que el monarca español hacía en BU mensaje y haciendo
votos por la prosperidad de España y de la Casa real.
Después recibió á la embajada en su cuarto, permaneciendo durante lar-
go rato conversando familiarmente con el señor conde de Almodóvar y los
demás personajes que componen la misión extraordinaria.
RESUMEN POLíTICO.—Una circular del señor Maura, Ministro de la Go-
bernación, garantizando la libre emisión del sufragio en las próximas elec-
ciones, ha traído alborotada á gran parte de la prensa, que la han juzgado
desfavorablemente, viendo en ella una disposición encaminada á favorecer
á los predilectos del Gobierno; el señor Maura no retrocede á pesar de los
ataques de la prensa; mas para mitigar algún tanto el efecto producido con
su disposición, ha declarado que los agentes de la autoridad intervendrán
en las elecciones solamente en el caso de que su presencia fuese necesaria,
para garantir el orden. Para tratar de la dicha circular se reunió la J u n t a
central del Censo, y como el señor Silvela, miembro de la misma, negara la
competencia de la Junta para discutir acerca de las disposiciones de los mi-
nistros, púsose á votación la teoría del señor Silvela, en Ja que obtuvieron
la mayoría de votos los mantenedores de la opinión contraria. No obstante
esta derrota del Gobierno créese que éste no dejará de aplicar la susodicha
Circular, remitiendo al futuro Parlamento sa discusión.
En Viena, donde tenia su residencia, ha fallecido la Archiduquesa de
Austria Isabel, nieta de Emperador Leopoldo I I , y de la Infanta de España
doña María Luisa, tía del actual Emperador, madre do la Reina Cristina, y
abuela materna de don Alfonso X I I I . E n cuanto se supo en Madrid el es-
tado de gravedad de la Augusta enferma salieron para Viena la Reina Crin-
tina y su hija la Infanta María Teresa, pero antes de llegar, en la estación
de Munic, recibieron la triste noticia del fuDesto desenlace de la Archidu-
quesa. ¡Descanse en paz!
Continúa el señor Canalejas con sus viajes de propaganda demooráti-
co-anticlerioal, habiendo visitado últimamente á esta ciudad, de la cual
volvió á la Corte, no muy bien impresionado. Y nosotros nos alegramos.
En Marruecos las cosas siguen lo mismo, es decir, en un estado comple-
tamente anárquico.
Diliora Coppinger

Dejemos á la hermana Dinora de Catolicismo? Muy poc» sabemos de


Santa Teresa descansar en el puerto la primera mitad de la vida de esta"
feliz de la religión, después de ha- joven. Solamente tenemos noticia de
ber luchado tan denodadamente con que se llamaba Lucrecia King, y
las feroces é hinchadas olas del em- que era n a t u r a l de Pensilvania.
bravecido mar, en que se ha visto También se supo que aquellos dias
precisada á navegar durante dos iba á contraer matrimonio con un
meses consecutivos. Alma' gigante, joven capitán llamado James Fiel-
rompiste de un golpe la dorada ca- ding. No sabemos lo que pasó con
dena que te tenia aprisionada ante aquel casamiento, ni cómo resultó
unas esperanzas que se presenta- la ruptura de aquellas relaciones; lo
ban fascinadoras al través de bri- que sabemos es que al poco de haber
llantes colores, y de otro las delica- profesado la hermana Dinora de
das cintas de plata que te ataban á ¡Santa Teresa, la señorita Lucrecia
un mundo y á una familia que te ido- King era hermana de la Caridad en
latraban. Descansa, pues, tranqui- un convento de Nueva Orleans.
la durante breve ratos, rodeada de No sabemos tampoco cómo se rea-
tus triunfos y laureles. Mientras lizó mutación tan repentina, pero
tanto nosotros nos ocuparemos de fácilmente se puede conjeturar que
otros asuntos que no dejan de [tener el ejemplo y consejos de la Hermana
mucha semejanza con la historia Dinora tendrían mucha parte en el
de t u vida. hecho de derribar del caballo á aque-
Ya hemos hablado más de una vez lla Saulo de género femenino.
de tres amigas de la hermana Dino- Pero á falta de noticias sobre los
ra de Santa Teresa, quienes en va- acontecimientos de su vida, vamos á
rias ocasiones hicieron á ésta el relatar el acontecimiento de su
blanco de sus picantes sátiras; y muerte tan conocida y tan celebrada
nuestros lectores tendrán curiosidad en la historia do la guerraoivil de los
por saber algo de la historia do estas Estados Unidos, época en que tuvo
ti es señoritas, que hasta ahora so lugar tan memorable suceso.
nos presentaron tan mundanas y El año 1862 los Estados del Sur de
amigas de diversiones profanas, pe- la Unión americana, recelosas de
ro que más tarde las veremos, á una que el Presidente Lincoln fuera par-
convertida en una mártir y en mo- tidario de la doctrina abolicionista
delos de virtudes cristianas á las y que de una vez quisiera abolir la
otras dos. esclavitud de los negros, habíanse
¿Quién fué Lucrecia, aquella que sublovado contra los Estados del
tanto se reía del Papa Gregorio XVI ÍTorte adictos á Lincoln. Los rebel-
y tanto disgusto mostró de que Di- des que tomaron ol nombre de Con-
nora Coppinger se convirtiera al federados habían traído á su partido
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 197
los Estados de Nueva Orleans, do Es verdad que Mac-Crellan Gene-
Tejas y do la Virginia y establecido ral en Jefe del ejército del Norte se
su Gobierno con el nombre de Re- defendía heroicamente, pero su arti-
pública Federal bajo la presidencia llería no estaba tan bien emplazada
de Jefferson. como la del ejército enemigo, y la ca-
Viendo ol Presidente Lincoln que ballería apenas pudo maniobrar con-
los confederados iban t o m a n d o tra los regimientos del enemigo bien
cuerpo con velocidad, levantó un defendidos entre las escabrosidades
ejército de 500 000 hombres; sin em- délas pequeñas alturas do Greem MU.
bargo no creyó que desde un prin- No es nuestro ánimo hacer una re-
cipio fuera necesario todo aquel con- seña acabada de lo que fué aquel
tingente de tropas y así se resolvió combato, pero para lo que hace á
á enviar tan sólo 20 000 á atacar sin nuestro propósito,no podemos omitir
demora el reducido ejército del ni dejar de notar, que á la falda de
Sur. las alturas de Greem hill, por la par-
te opuesta de donde se hallaba acam-
Pero el ejército de Jefferson no pado el ejército Confederado, se ha-
era tan reducido como le parecía á bían levantado una docena próxima-
Lincoln, sino muy numeroso y bien mente de tiendas de campaña, para
equipado, y he aquí los dos ejércitos recojer los soldados que eran condu-
frente á frente, dispuestos á derra- cidos á aquel hospital ambulante,
mar hasta la última gota de su san- tan pronto como caían heridos ó
gre. contusos en la refriega. Numerosas
El ejército del Sur al mando del ambulancias trabajaron dorante to-
General Loe, tenía la intención de do el día en conducir heridos á cen-
adelantarse por el valle de Potomac tenares á aquel depósito do tanto hi-
al alto Mariland y desde allí amena- jo de madre que quedada inutilizado
zar á Washington, A Baltimore y las para siempre.
ciudades industriales de la Pensil-
vania meridional; pero antes de que El General Lee llevaba como par-
pudieran realizar tan bellos planes te do su ejército, catorce hermanas
se les presenta el ejército Unionista de la Caridad que había sacado de
del partido de Lincoln al mando del Nueva Orleans, destinadas á dirigir
General Mac Crellan, y en las lla- y cuidar aquellos hospitales de san-
nuras de Bull's Ríen so avistan am- gre en los cuales tenían que prestar
bos ejércitos, ó bien para estrellarse tan heroicos servicios, como los que
ol uno contra el otro, ó al menos, relata la historia de aquella guerra.
para medir sus fuorzas cuerpo á Entre aquellas catorco hermanas
cuerpo. de la Caridad iba Lucrecia King,
la antigua amiga de Dinora Cop-
El éxito de los grandes combates pinger, convertida en Sor Lu-
depende por lo general de la estra- crecia.
tegia más ó menos astuta ó ingenio-
sa que los Jenorales en Jefe hayan A las dos de la tarde en punto fué
empleado en el modo de colocar los conducido á aquel lugar un joven
diferentes cuerpos del ejército á su capitán del regí níento de Pensilva-
mando, y sobre todo en el modo ó nia, que desde el principio del com-
lugar de emplazar la artillería y en bate había realizado los más atrevi-
la rapidez y velocidad de maniobrar dos rasgos de heroísmo, ó, no'sabe-
do la caballería. No sabemos cuál mos, si de desesperación; fué coloca-
de los dos Generales de aquel mo- do en departamento especial, y una
morablo combate fuese mejor estra- de las hermanas de la Caridad fué
tégico, pero las condiciones del te- destinada para su cuidado como án-
rreno fovorecían al General Lee, gel de guarda que la Providencia de
Jefe del ejércit > puiista. La artille- Dios le enviaba en aquel momento
ría del ejército confederado arroja- crítico.
ba fuego mortífero por treinta y cua- Pero al asomarse la hermana de
tro bocas de grueso calibre y veinti- la Caridad á la puerta do aquel de-
cuatro de monos potencia; v mientras partamento, el norido hizo un movi-
ol cañón hacía terribles destrozos y miento de violenta sacudida, y en su
diezmaba ol ejército Unionista, la rostro aparecen señales de profunda
caballería de los confederados daba emoción. Al mismo tiempo sintió la
cargas muy oportunas contra el ejér- hermana de la Caridad que su cora-
cito enemigo. zón le daba fuertes latidos, pero ni
198 EL MONTE CARMELO

el uno ni la otra hablaron una sola buscado la muerte, pero que ésta
palabra; la voz se les ahogaba en la huía do él, como ave que huye del
garganta.—Es ílla, dijo ál¡—oe él,dijo gavilán, que las heridas que acaba-
ella. Pero cada uno hablaba para sí ba do recibir las había recibido
y no mostraba nada á ¡m interlocu- por (.u gusto, porque quería mo-
tor.—No es ella, continuó su monólo- rir desesperado,—porque me metí
go el herido, no es ella, no puede temerariamente en medio de la re-
ser, estoy delirando; mientras tanto friega de donde salí con tres balazos.
la hermana de la Caridad había caí- Sor Lucrecia reprendió cariñosa-
do de rodillas sin saber cómo ni por mente sus temeridades, pues que el
qué, como movida por un misterioso militar bien puede ser valiente sin
resorte, y adorr ba con profundo res-
peto lt s misterios de la Providencia temeridad y arrojado con prudencia;
que son inescrutables. pero ¿quién es el hombre para opo-
nerse á los designios de Dios y bus-
—¿Eres tú? preguntó con energía el car en la privación de su existencia
herido y moribundo capí tan.-La mis- una feliciad imposible? Dios da al
ma; contostó el ángel arrodillado. hombre la existencia para quo la
—¿Eres Lucrecia?--Sor Lucrecia me conserve, y mientras Dios da la vida
llamo y Mies Lucrecia me llamaba, al hombre está obligado á vivir.
volvió á contestar el mismo ángel. —Asi lo comprendo, respondió el
— ¿Quién te trae aquí?- La Providen- capitán con voz lastimera, pero lo
cia de Dios contestó Sor Lucrecia. hecho está hecho, aunque creo que
Aquí estuvo el capitán en silencio el Ser Supremo tendrá compasión
un gran rato, y al fin exclamó: de mí.
--¡OhDiosde los tremendos juicios,
ahora comprendo que tus designios —Sí, el Ser Supremo tendrá com-
son incomprensibles.Y adoro vuestra pasión de tí, pero es preciso quo la
Providencia y la razón del ser de las luz de la verdad ilumine las tinie-
cosas! Qué ciegos estamos ó qué di- blas i'e tu alma. '
ferente es el modo que tenemos de — ¿Pero qué tinieblas son las quo
ver las realidades, cuando el rayo tienen que ser iluminadas por la
de la luz divina ilumina los secretos luz do la verdad?
de nuestra mente y cuando un mun- —Las tinieblas del protestantismo:
do de mentiras nos propina en copa contestó con íntima convicción Sor
de oro el veneno que nos ha de ma- Lucrecia.
tar. ¡Oh Dios de inmensa bondad, — lis verdad contestó el capitán
dentro de breves instantes tengo James Fielding; demasiado cierto es
que presentarme ante tu rectísimo que el protestantismo no es otra co-
tribunal; si mis caminos han sido sa que tinieblas. Hoy creemos una
torcidos, ¿es todavía tiempo de ende- cosa, mañana otra, pasado mañana
rezarlos? ¡Ah! meteoros quo n< s des- nada, y el otro qnoremos creer algo,
hacemos en el aire, nos atrevemos á y no sabemos en qué creer ni á
desobedecer vuestros mandamientos, quién creer ni á qué atenernos.
pero para perdonar los fxtravíos do Aquí le explicó Sor Lucrecia todos
la nada que es el hombre, está la mi- los puntos de la religión católica
sericordia del todo que sois Vos. que tenía que creer y practicar en
Suene pues tu voz, Dios Omnipo- adelanto. A lo cual ningún incon-
tente, y decid á este arrepentido lo veniente puso el capitán James Fiel-
que ha da hacer y el camino que ha ding, antes al contrario, afirmó quo
de seguir, en su corazón siempro había creído
Sor Lucrecia escuchaba aquella todo lo que enseña la religión cató-
plegaria arrasada en lágrimas de lica;—poro ahora,dijo con determina-
gozo, y así lo habló á su antiguo ción, no sólo estoy dispuesto á creer
amante con tanta bondad, con tanta sino también á practicar lo que los
ternura y emoción, que ésto no ha- católicos enseñan ¡Qué temores sien-
cía sino derramar abundantes lá- to al toner que presentarme ante un
grimas. Dios á quien nadie puede engañar!
Manifestó Jamos Fielding á Sor ¡Ah! dentro do breves momentos
Lucrecia que desdo el momento en habré dado cuenta á Dios de toda
que habían roto sus relaciones, él mi vida empleada en la práctica del
había llevado una vida do desespe- vicio, dentro de riocas horas ya no
ración, que por todas partes halla existiré yo, y no por eso cambiarán
SOLACES Y B N T R E T E N I M I B N T L S 199
su curso los sucesos del mundo; so- que se borren mis manchas con la
bro mi sepulcro pasarán la indife- sangre que gotea de la cruz sacro-
cia y el olvido, y nadie derramará santa del Redentor.
una lágrima sobre mi tumba, ni de- En vano trabajaba Sor Lucrecia
positará una flor sobre mi sepulcro. en consolar al capitán moribundo
Pero no es esto lo que temo ni lo con tiernas y consoladoras reflexio-
que me preocupa. Hay otra cosa que nes. Cuanto puede tener una mujer
mo preocupa mucho más, muchísimo de tierno y de compasivo, tenía Sor
más, y es el salto, el terrible salto, Lucrecia, y en su corazón grande
el salto mortal que tengo que dar encontraba consuelos para los más
desdo los umbraies del sepulcro has- apurados lances. Sin embargo, J a -
ta los umbrales de la eternidad. ¡Ah! mes Fielding se hallaba tan ator-
en l o s momentos de desengaños mentado á causa de su último aten-
crueles y de situaciones frías, el tado de suicidio, que en vano se bus-
hombre suspira por la paz de los se- caban medios de consolarle.
pulcros silenciosos, ¿a dónde va á
parar nuestro espíritu? qué clase de Sor Lucrecia llevaba en su maleta
paz viene á ser 6u herencia? ¿qué de viaje una pequeña imagen de la
presentimientos son estos que tengo Virgen del Carmen que le había re-
en el fondo de mi ser? galado su amiga,hermana Dinora de
Santa Teresa, en Bostón; acordarse
¡Ah! Lucrecia, desde el momento de ella y sacarla al instante fué cosa
que te reconocí, desde el momento de un momento. Colocóla sobre una
que to vi con ese traje, y desde el mesa junto a l a cama del herido y
momento que me convencí de que le hizo á éste tan tiernas y conmo-
casi no pertenecías á este mundo; vedoras reflexiones sobre las bonda-
una brillante antorcha se ha encen- des de esta Madre de misericordia,
dido dentro de mí, y esa antorcha ha que el enfermo parecía cobrar fuer-
iluminado los mundos invisibles de zas y reanimarse como si sus malos
mi espíritu y los abismos sombríos fuesen desapareciendo; el enfermo
cuya claridad no he visto hasta comenzó á derramar lágrimas de ter-
ahora. Creo, pues, todo lo que onse- nura y do gozo, y tanta confianza to-
ña la iglesia católica, como lo he mó en la protección de esta Madre
croido hasta ahora, aunque no lo de misericordia que aquel que tanto
haya practicado. Creo que la reli- temblaba al pensar que tenía que
gión de Jesucristo es la católica y presantarse en ol tribunal do Dios,
que el protestantismo no es otra cosa un momento después estaba desean-
que un pretexto para poder vivir sin do que llegara la muerte cuanto
remordimientos de conciencia. antes.
¡Oh Ser de quien penden todos los
seres, causa de todas las causas y Sor Lucrecia cogió un escapulario
principio sin principio de todas las de la Virgen del Carmen, y en falta
existencias! Tú que diste al viento de sacerdote so le impuso ella misma
sus fúnebres cantares y que entre al enfermo. Ambos á dos,á cual más
las sombras de la nada hiciste ro- fervientes, suplicaban á Dios que les
dar mares y mundos. Tú, que al re- llevase cuanto antes al cielo.
correr esos mundos on la esfera, pol-
vo de estrellas levantas ante tus
plantis; escucha la triste plegaria Pocos momentos habían pasado
que próximo á presentarse ante tí, después de esta commovedora cere-
eleva el pobre corazón mío. Piedad, monia de imponer el escapulario al
„ Dios de .los afligidos; los remordi- herido capitán y... oyóse un suave
mientos do mi alma cual mares qui ruido como de la cuerda de un ins-
levantan sus turbias ondas en terri- trumento músico... Sor Lucrecia ca-
ble guerra, quieren sepultarse on la yó de frente hacia la mesa en que
eterna noche del abismo yerto; apre- estaba la pequeña imagen, parecía
tad» cadena de serpientes quiero que iba á besarla... su cara quedó pá-
ahogar mi corazón doliente; poro tu lida... un momento más tarde quedó
Dios misericordioso, no permitas blanca como su misma toca, otro mo-
que la amargura de mis delitos mo mento después vióse que por aquella
arroja al negro abismo de la deses- blanca toca corrían cinco gruesas lí-
peración, envía el rayo de tu con- neas de sangre, pasó un momento
suelo sobre esto desgraciado que más y aquella sangro corría por el
ante tí se humilla contrito, y haz suelo y salía por debajo de la puerta
200 EL MONTE CARMELO

de la habitación. At-ustados los asis- fué á parar al corazón del capitán de


tentes del oficial que vieron correr caballería del regimiento de Pensil-
la sangre, entran apresuradamente vania James Pielding, dejándole
en la habitación, pero dentro de ella también muerto en el mismo ins-
no »e encontraban sino dus cadáve- tanto. En la maleta do la difunta se
res. Sor Lucrecia había muerto, co- encontraron varias cartas de la her-
mo también el capitán Fielding. . mana Dinora de Santa Teresa, en
¿Cómo se ejecutó el drama? Una las que, con animosas reflexiones, la
bala perdida había venido del cam- exhortaba a dar su vida por el pró-
po enemigo y traspasó de p a r t e a jimo esperando la recompensa en el
parte la cabeza de Sor Lucrecia y cielo.

Fe. S. g. $.

A UNA VIRTUOSA
miiiiiit m u

Blanca paloma de plumaje gayo


"que sólo buscas la sublime esfera,
prosigue en paz tu rápida carrera
bajo las auras de un eterno Mayo.
¡Que no te venzan aquilón ni rayo,
ni alcón artero, ni tormenta fiera!
¡Que, al ver cómo cayó tu compañera,
no te rindas al miedo ni al desmayo!
Prosigue, sí, por el maná bendito
del soberano Bien fortalecida,
sorda del mundo al engañoso grito,
Y ansiosa en vida de "tan alta vida,,,
al tocar la región de lo infinito...
¡que en el seno de Dios halles guarida!
ñntonio §. de ^aeieáo

LEÓN XIII
SU ULTIMA VOLUNTAD
IIIIIIIIHIIIII

En la alocución pronunciada por el Soberano Pontífice contes-


tando á los discursos con que los Cardenales le felicitaron por el
vigésimo quinto aniversario de su proclamación, dijo, para termi-
nar,, estas notabilísimas palabras:
Hé aquí Nuestra última lección; recibidla y grabadla todos
en vuestra inteligencia; es orden de Dios, que sólo hay que bus-
car la salvación en la Iglesia, y que sólo hay que buscar el ins-
trumento de salvación, verdaderamente fuerte y siempre útil, en
el Pontificado romano.
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María del , Carmen


HA jwrñD^E v nos fiuos

AS tradiciones carmelita-
nas nos hablan del culto
que se daba á la Virgen
r
"^^í^jP María en el Santo Monte
^ * Carmelo, nuevecientos
años antes de la era cristiana.
Elias Tesbita, -el Profeta celador
de la divina honra, había visto y
había venerado á la Virgen^María
en el símbolo de una nube. Elias
la vio en espíritu de profecía, y la
vio en toda su gloria, en la pleni-
tud de sus privilegios y sus gra-
cias, la vio en el triunfo de su Con-
cepción Inmaculada, la vio en la
gloria de su Divina Maternidad, la
vio Madre de todos los hombres,
a vio ensalzada á lo más resplan-
L
deciente y hermoso de los cielos,
202 EL MONTK CARMELO

la vió reinando sobre todos los mundos, la vió coronada


de estrellas su frente, vestida con los resplandores del
sol, la vió bendecida y adorada por todas las criaturas,
la vió hermosísima, graciosísima, purísima, piadosí-
sima, dulcísima, amabilísima, perfectísima y santísi-
ma;...... y prendado de tantas gracias y perfecciones la
consagró al punto los amores tiernos de su corazón y
las fervientes adoraciones de su espíritu.
El Santo Profeta hizo más: quiso perpetuar la fe y
la esperanza amorosa en aquella Virgen incomparable
que había de venir al mundo en la plenitud de los tiem-
pos, y había de ser la Madre privilegiada del suspirado
Mesías; y, al efecto, reunió discípulos y fundó la escue-
la profética, tan celebrada en las santas escrituras,
donde se formaron los precursores de María Inmacu-
lada, los heraldos y los apóstoles de la Virgen Madre
de Dios.
Nada más natural. Dios había querido mantener
vivas en la humanidad la fe y la esperanza en el futuro
Mesías, y así vemos que cuidó de anunciarlo al mundo
periódicamente por medio de los profetas, de simboli-
zarlo en todos los símbolos, y de representarlo en todas
las figuras; no contento con esto, encarnó y personificó,
permítaseme la expresión, aquella creencia en un pue-
blo, elegido entre todos los pueblos de la tierra, hacién-
dole depositario al mismo tiempo de las profecías, de
los símbolos, de las figuras y de las tradiciones. Estas
tradiciones debían de ser inseparables de aquellas otras
que decían relación á la futura Madre del Mesías, y por
eso cuidó Dios de que también Ella fuese representada
en figuras y símbolos, de que no cesasen de resonar en
el mundo los ecos de sus anuncios, de que una institu-
ción, en fin, fuese como la encarnación augustísima, la
personificación gloriosa de las tradiciones, de las profe-
cías, de las figuras y de los símbolos: esa Institución
fué la escuela profética del Monte Carmelo.
MARÍA DEL CARMEN 203

Así no es de extrañar tampoco que cuando la prodi-


giosa Niña, prometida desde el principio de los tiempos,
vino al mundo, Ella por sí misma fuese á tomar pose-
sión de aquel Monte que hacía tantos siglos la estaba
consagrado. Esta es tradición constante, admitida por
todos los críticos, y consignada por la Sagrada Con-
gregación de Ritos en el Oficio Canónico. Subía muchas
veces al Carmelo la Santísima Virgen, acompañada de
sus ancianos padres, y más tarde con el Niño Jesús y
en compañía de San José, y allí platicaba familiarmente
con sus Carmelitas, como la más cariñosa de las madres
con sus hijos más queridos. ¡Oh! ¡Cómo se alegraría
el corazón de esta buena Madre cuando se viese entre
aquellos hijos tan amados por Ella! ¡Cómo se alegra-
rían aquellos santos solitarios cuando viesen la hermo-
sura, cuando oyesen la dulce voz de aquella por quien
tanto habían suspirado sus padres, de aquella por
quien ellos tanto habían suspirado, de aquella que era
su Madre amabilísima, á la que antes de conocer ama-
ban ya con ternura, y celebraban con inspiradas can-
ciones sus grandezas, sus glorias, sus amores, sus con-
quistas y sus triunfos!...
Cesaba entonces la Religión de las figuras y de los
símbolos, y comenzaba la Religión y el Culto de la
misma Realidad, y la Virgen Madre de Dios, Ella por
sí misma, instruyó en los misterios sacrosantos de la
nueva Religión á sus hijos del Carmelo, explicándoles
los arcanos de la Divina Maternidad, la Encarnación
del Verbo, la Divinidad de su Hijo Jesucristo, y descu-
briéndoles el verdadero sentido de las Escrituras Santas.
De esta manera manifestaba María su amor de Ma-
dre dulcísima á los Carmelitas, sucesores del Profeta
Elias.
Pero quiso darles aún otro testimonio de su tierno
amor, testimonio auténtico y solemnísimo. Cuando co-
noció María que se acercaba ya él momento de su par-
204 EL MONTE CARMELO

tida de este mundo, hizo llamar á los Carmelitas, para


darles su maternal bendición con su última despedida.
Rodeáronla, juntos con los Apóstoles, muchos de sus
hijos predilectos, y María, su buena Madre, su dulce
Madre, les encargó que la tuviesen siempre en la memo-
ria, que la invocasen con amor en los trances amargos,
en los momentos de angustia y Ella, que había sido Ma-
dre dulcísima de ellos durante su vida mortal, continua-
ría siéndolo desde el Cielo hasta el fin délos siglos.Des-
pués......levantando la manó bendijo á todos... y María,
nuestra buena Madre, nuestra dulce Madre... ¡exhaló
tranquila su postrer aliento!.....
Desde entonces los Carmelitas no han cesado de
predicar en todos los siglos y en todas las naciones los
amores y las glorias de su Madre adorada, de María
Santísima del Carmen.
Fr. ñmado.

^m oJt^
ÉÉMÉÉJÉÉÉÉÜÉÉMÉÉÉÉ

(5

Un Cantor de las glorias Josefinas


liiiiiiiiitMiiiimiiiiiiHii

No es posible hablar de San José, sin escribir el bendito nombre


de Sta. Teresa. Este nombre brilla lleno de gloria y esplendor en
los Panegíricos del excelo Patriarca, resuena en nuestros templos
al par del nombre del casto Esposo de María, se cita como autoridad
en los anales josefinos,y se lee con encanto en el Devocionario que
sencillamente expone á los fieles las conveniencias de esta devo-
ción. Ante este hecho tan universal y luminoso, no nos parece con-
jetura improbable afirmar, que es la voluntad de Dios que amboá
nombres vayan enlazados y unidos, como se enlazan y unen los
ríos con sus fuentes, las ramas con el tronco y los frutos con la se-
milla. En efecto: antes de la Reformadora del Carmelo, difícil era
hallar Iglesia dedicada al Padre adoptivo de Jesús, harto era en-
contrarle en algún pobre altar siendo su culto insignificante y pa-.
sando su fiesta desconocida á la mayor parte del pueblo cristiano.
Pero da principio la ilustre castellana á la gigantesca obra de le-
vantar Conventos y~ erigir Iglesias, y la primera imagen que se ve
deiitro y fueua.de los templos CarmelUanos,.es la de-San José,y San
José es su Titular y Patrón; y cuando después de muerta la Santa
Madre, cuatro Conventos ¿e sus hijas, deseosas de tenerla por ;Pa-
trona, cambian de Titular, la Santa aparece desde el cielo á la V. M.
Isabel de Santo Domingo, y le dice con rostro severo. uDi al Pro-
vincial que quite mi nombré de los Monasterios, .y les vuelva el de
San José que tenían.,,
Hijos de tal Madre, no es extraño que los Carmelitas hayan si-
do siempre los primeros cantores de las excelencias de San José y
de su poderoso patrocinio. Y entre los Carmelitas lleva la bandera
y el principado de esta propaganda Josefina el V. P. Jerónimo Gra-
dan de la Madre de-Dios que, cual otro San Juan Evangelista, be-
bió en el corazón de Teresa tan ternísima devoción, la cual le im-
pulsó á escribir el tratado que lleva por títuto: "Sumario de las ex-
celencias de San José Esposo de la Virgen María.,,
Pero hay en esto algo que sí debe asombrarnos, y es que corres-
pondiendo fielñiente la obra á su título, no figura a lo menos ante
el vulgo fiel el P. Gracián en la lista de los devotos propagadores
de tan santa devoción. Tal vez este olvido, obedezca á que su cam-
206 EL MONTfi CARMELO

bio de hábito dejó al Ven. Padre algún tanto desautorizado entre


sus hermanos; pero como quiera que sea, y sin pretender ahora
averiguar el por qué de aquel olvido ó desestima en otros tiempos,
es lo cierto que este tratado, digno de nuestro mayor respeto, aun
hoy, que se van disipando añejos prejuicios, no es tan conocido
como se merece.
Escribió el Ven. Padre este tratado en Roma, por excitación
del Maestro del Sacro Palacio, quien le indicó el gran bien que ha-
ría al pueblo fiel en recopilar y ordenar todo lo que de San José
conservaba la tradición.
Bastó esto para decidirse á ello, y desplegar la actividad más
ardiente. Las ricas Bibliotecas de Roma con sus antiguos y polvo-
rientos códices fueron testigo de su erudito trabajo: en ellas se le
vio pasar los días y las noches, lleno de entusiasmo, examinando
la antigüedad, hojeando los libros de los SS. PP. y escribir su tra-
tado teniendo delante las obras de San Atanasio, San Agustín, San
Bernardo, el gran Canciller Gersón, Canisio, Busto, Cedreno, Sy-
poma y otros.
Tanto trabajo no era posible resultase estéril, como no resultó.
Si dijésemos que su obra es el punto céntrico, donde convergen
todos los rayos josefinos; dorada cadena cuyos eslabones son las
más bellas y preciosas sentencias, esparcidas por la antigüedad;
mar asombroso que recoge las perlas arrastradas por las aguas de
los ríos, y edificio científico y metódico levantado con los diaman-
tes bíblicos y hermoseado con los rubíes de San Agustín, Santa
Teresa y Gersón, no exageraríamos nada; por el contrario, queda-
ríamos cortos en tributarle el homenaje debido á su obra. Divídela
en cinco libros; cada libro trata de alguna prerrogativa especial sa-
cada de la Escritura cuyo desarrollo le da ocasión para loar y enal-
tecer los grandes méritos y excelencias de San José en distintos '
capítulos: en ellos se descubre el enlace de las prerrogativas de
San José; se ostentan los gloriosos timbres que adornan la mo-
desta frente del carpintero de Nazareth, se admira el orden de la
Providencia en ensalzar los humildes, y asombra ver á Dios
complacerse en el último jornalero y escogerle para padre y ayo
suyo en la tierra.
Así habla y escribe de San José el P. Gradan, el amigo de San-
ta Teresa, y es lástima que siendo sus obras joyas de nuestra lite-
ratura y honra de nuestra Descalcez, no se lean y manejen más,
y no se conozca el tesoro que tenemos en casa, sin necesidad de
mendigarlo en otras partes.
Fr. Eduardo de Santa Teresa
C. D.
San José; según se venera en la Capilla de PP. Carmelitas
Descalzos de Santander
s*^É^I^l;^l^i.2^É^l^I

E L VICARIO P A R L E R O

Humorismo TEt^Esiñfio
i

Del coro ante un lindo altar Teresa inquiere:—¿Se reza


Teresa se halla de pie, Muy despacio, ó muy de prisa,
Y se le está oyendo hablar ó cual conviene?
En lenguaje familiar —Hay pereza
Con el Señor San José. Tal vez; tal vez se tropieza;
Vuelve de una fundación, Tal vez hay una sonrisa.—
Y al llegar al santuario (u ¿Con que tal ves}... „ laque
Aquel de la Encarnación, (escucha
Va á pedir cuenta y razón Entre dientes dice;—"pero..v-
Al que dejó por Vicario. Su charla va siendo mucha;
—Contadme, pues, Señor mío: San losé sois muy parlero
(dijo al volver esta vez) Y esta Priora es muy ducha.),,
—Pues como hace tanto frío —Y el refectorio y cocina,
Está el coro más vac^o, ¿Anda como debe andar?
Se advierte más dejadez.— —Pesch... asi... alguna cosina,
(Así el Santo contestaba; Poca cosa, una sardina,
Y así llanamente hablaba Sin permiso vi guisar.
Con Teresa, la Priora, "(—¿A que le dice quién fué?—„
Mientras todo lo escuchaba Murmura la que esto oyó.
Una monja: la cantora). "—No os canto más, San Tose,
—¿Y el silencio?... Con el amor que os canté
—Así así... Si contáis que he sido yo).„
No del todo satisfecho, —¿Quizá fuera la cantora?
Que, á veces llega hasta aquí —La cantora fué de fijo.
Un cierto quiquiriquí ("Al cabo... al cabo lo dijo;
A que yo no estoy muy hecho.— ¡Qué lengua más habladora
(Y la monja que á la puerta Tiene el Padre... de su Hijo!- „)
Está con la oreja alerta, —¿Y en la huerta?
Murmura para su toca: —¡Ah! en la huerta
"Santo, cierra ya la boca, Se falta á la caridad.
Que se te queda hoy abierta,,) La cantora, que está alerta,
EL VICARIO PARLERO 209
Hace ruido con la puerta Remedio... que un dulce abrazo.
Al.oir esta verdad.) Que.no hay manzanas ni flo-
—Alguien nos oye; ese ruido. . (res
—Sin duda será del viento. Que den á mi alma reposo,
Ni se calman mis dolores
("-•Bien; pues todo lo que he oído
Contaré, y aquí reunido Con medicinas mejores
Estaráal punto el convento.-,,) Que el arrullo de mi Esposo.
Se marchó la monja espía, Decidle, mi buen Parlero,
Y el Santo desde su nicho Que mi sangre gota á gota
Dando á Teresa seguía Va diciendo: "Tanto os quiero,
Razón de su vicaría Que muero porque no muero,,
Tal y como yo lo he dicho. Y aún sangre'mi herida brota.
Aquí Teresa calló,
II Y al mirar abrirla puerta
Mas, bajando el diapasón, Al punto se arrodilló
Yo no sé por qué razón, Y la respuesta quedó
Hablan coa voz misteriosa; Del Santo en la boca abierta.
Pero no debe haber cosa Llegan con santa algazara
Por lo de á continuación. Al coro las religiosas,
—¿Hay algo de monta? Y al ver del Santo la cara
—Nada Sin temer su fresca vara
Sino es esto que has oído; Ircrépanle cariñosas.
Desde^que estás de prelada "¡Parlero!,, exclamó una lega,
Va esta casa mejorada "[Parlero!... ¡Piquito de oro!,,
Y me va gustando el nido. Dicen nueve ó diez á coro;
—¿Y el oficio os place? Y según cada una llega
—Quiero Echa un "¡Parlero!,, sonoro.
Ser tu vicario, hija mía,
Aunque me llamen Parlero, Con la boca abierta está,
Pues sabe el concento entero No sabemos hasta cuándo,
Mis hablas y vicaría. Mas por las muestras que dá
—¡Parlerito San José! No la quiere cerrar ya
Yo haré que el oficio os cuadre, Para estar por siempre hablando.
Pues desde hoy os llamaré Yo le pedí placentero
."Tercero en mi amor, y, á fe, Cuando fui á hablarle á su ni-
Que no os pesará, mi Padre. (cho,
Decid, decid á mi Amor Sus memorias de Tercero,
Cuando esté en vuestro regazo, ¡Y qué de cosas me ha diqho
Que para el fuerte dolor Aquel Vicario Parlero! • #
Del dardo, no hallo mejor
Fr. filarían, del iarmelo feresiano.

^É"'^!^
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1*4 */f*# "T*» *T^ ^f** fr'W *^r<* •'^4 a/fo ^T* • ' ( ^ ^f* ^V* ^f*# *

NAZARETH

;i. pie del monte Tabor y sobre las verdeandes llanuras que se
* extienden desde San Juan de Acre hasta Seforis, reposa
tranquila y sosegada como modesta violeta á la sombra del cor-
pulento cedro, una humilde ciudad que lejos de ostentar orgullosa
altivos torreones, artísticos muros, ó ciclópeas ruinas, se ciñe, á
guisa de matrona oriental, con ondeante y poética cerca de viñas,
higueras y granados, que más que muro, presenta el aspecto de un
caprichoso parque, sin duda alguna para significar que lo que su
perímetro encierra no es una fortaleza, sino, una flor. Tal es la
traducción que los etimologistas dan á Nazareth, en hebreo Nasra,
que, como he indicado, quiere decir flor, sin duda alguna para sig-
nificar á la bendita entie todas las mujeres que la dio resonancia
eterna con las perfumantes esencias de las virtudes de su alma.
Muchos son los Santuarios que la coronan. Allí está convertido
en Iglesia el antiguo taller de San José, donde el Santo Patriarca
amasara con el sudor de su frente el pan bendito conque se ali-
mentaba la Sagrada Familia. Allí está, también trocada en Iglesia,
merced á la piedad de Santa Elena y á las liberalidades de Tan-
credo príncipe de G ililea, la sinagoga donde el Salvador explicaba
todos los sábados con admiración de cabios y plebeyos los libros
santos. Allí está honrado con un santuario el sitio por donde la
emulación y la envidia trataron de despeñar al Hombre-Dios.
Allí está cubierto de ruinas el lugar donde se dio á la Virgen la
noticia de las injusticias que trataban de hacer con su hijo, y que
del sobresalto que en aquel entonces recibió María, conserva el
nombre del "Temblor de la Virgen.,, Allí está la fuente á donde la
más bella de todas las nazarenas, envuelta í\ usanza oriental con
su anchuroso manto, iba á buscar el agua que había de refrigerar
á todo un Dios. Y sobre todo, allí está, como una concha sin perla
NAZARE1H 211
el venerando santuario de la Anunciación do se levantaba modesta
y humilde la pobre casiia que los ángeles trasladaron á Italia, (1)
como una flor que se arranca del tallo sobre el que rompiendo su
botóu de nácar desplegó su corola, y en la que se realizó el más
alto, el más sublime, el más bello y el más trascenclenial de todos

S a n d a l i a de Santa Téresn., que se -¡renera en'AYiía

los misterios del amor, la Encarnación del Unigénito del Padre.


Hoy no quedan allí más que los cimientos y el solar de esta rica
(1) Los hechos han justificado la razón que asistia a la divina providen-
cia para ordenar la traslación La casa solariegu del Hombre-Dios no po-
día ni deb'a desaparecer entro un montón do escombros, y por más que el
divino poder abundaba en recursos para conservarla intacta, como á los
donceles de Babilonia entre las llamas, aquel Señor, cujo saber iguala
á su poder y que lo ordena tolo tan fuerte como suavemente, tuvo á bien
el arrancarla del poder del aleve muslín y trasladarla al corazón de Eu-
ropa, salvándola así de la devastación del Sultán Bibras quo incendió A Na-
zareth y redujo á polvo todos sus edificios.
212 EL MONTE CARMELO

joya de la piedad mariana. Sobre los antiguos cimientos de la


iglesia de Santa Elena se levanta (1) el moderno templo de la Anun-
ciación costeado por un rey de España y pagado con onzas espa-
ñolas.
Los cimientos de la Santa Casa, y el arco que ocupaba caen
debajo del presbiterado. Para penetrar en ella se atraviesa un
vestíbulo que la precede. En frente del altar á la izquierda hay
dos columnas de granito entre las cuales, dice la tradición, se apa-
reció el arcángel San Gabriel en el día de la Anunciación. El altar
principal ocupa el mismo lugar que ocupaba la Virgen á la llegada
del celeste mensajero. En un mosaico colocado expresamente en
el hueco que el arte dejó debajo del Altar, se leen estas palabras:
Hic Verbum caro fattum est. Aquí se encantó el Verbo de Dios.
A la derecha una puerta pequeña da entrada á otra capilla. Este
sitio abierto en la peña viva se considera como el cuarto que ocu-
paba Jesucristo. Los RR. PP. Franciscanos conservan con reli-
giosa piedad en el Santuario.
fr. E. de la M. de É. •

(1) Dio el permiso para la roodifioaoión, el Emir J a r k i t Din y so con


cluyó la obra en 1780. Ya desde 1418 veDÍan custodiando los P P . Francis-
canos este venerando lugar.
f i f i f I f I f I f I f I f I f I sj. I £ I ^

!A1TE, MARIA¡
(EN EL DÍA DE LA ANUNCIACIÓN)
iiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiit

,María!... Lleno el corazón del hombre


De inefable purísima alegría,
Invoca tierno tu bendito nombre
Venero de sublime poesía.
P e tus labios, dulcísima Señora,
Pendió la dicha del esclavo suelo.
Tu lengua fué la llave que en buen hora
Abrió las puertas del perdido cielo.
"Hágase,, dijo el Creador potente,
Y brotó de la nada la luz pura.
"Hágase,, dijo tu bondad ardiente,
Y á la tierra bajó el Rey de la altura.
Y quebrantaste la servil cadena
Que al mundo en férreo lazo sujetaba,
Y en gozo se trocó la eterna pena,
Y libre fué la humanidad esclava.
¡Mísera humaniJad! puesta de hinojos
Y de suprema gratitud rendida,
Torna á María los dolientes ojos,
Mar insondable de ventura y vida.
Mana fué la sonriente aurora
De un nuevo día tras de luto eterno:
Ella fué de la gracia portadora;
Ella fué vencedora del infierno.
Arrebatados en absorto pasmo
En tan solemne y memorable día,
Repita nuestro férvido entusiasmo:
¡Salve, Madre de Dios! ¡Ave, María!
ñnionio ás h €u$stz v Uinz
fMífíPM^S.

JUBILEO DE LEÓfí XIÍÍ EN COTTAYAM: PREPARATIVOS

Jiempo ha que, debido á imprescindibles ocupaciones, nada he


dicho á nuestros caros lectores, y, aunque con trabajo, quiero tomar-
me ini ratito y dedicárselo.
Estamos en vísperas del gran Jubileo de Plata de nuestro admira-
ble Pontífice León XIII, esto es, del fin del Vigésimo quinto aniver-
sario de su prodigioso pontificado. Y cuando en naciones florecien-
tea se están preparando solemnísimas fiestas, y los fieles de Europa
compiten en demostraciones de entusiasta adhesión al Vicario de
Jesucristo, creía yo que apenas llegaría á tener resonancia tal fecha
aquí entre nosotros, no obstante lo grandioso del acontecimiento y
lo poderoso de los motivos de ensalzarlo. No hay que olvidar que
nos hallamos en un país saturado de atmósfera antiromaca, donde
los católicos ¡ay! somos una insignificante minoría, aunque estamos
en la región de la India en que el apostolado del misionero ha sido y
es quizá el más fecundo, gracias á Dios.
Con todo ¡cómo son a veces las cosas! de un rincón de esta Mi-
sión, donde el número de los nuestros es precisamente el más redu-
cido, y el de los antipapales el más copioso y fuerte, surgió como por
encanto la idea de una manifestación de fe nunca vista allí y pocas
veces presenciada en toda Malabar: la idea de solemnizar con mag-
nificencia el Jubileo del insigne Sucesor de Pedro, que desde lo al-
to del solio pontificio tannto honra nuestra religión y confunde tanto
las sectas heterodoxas.
Y esto ocurría en Cottayam, feudo del cisma jacobita, preía de
las tinieblas protestantes, centro del paganismo é idolatría; en Cotta-
yam, donde el catolicismo, al menos en nuestro rito, es de ayer y se
mece apenas en pobre cuna, y no tiene pies con qne andar, ni voz
que pueda hacerse oir, ni respetabilidad social, ni hombres de pres-
tigio, ni centros de enseñanza, ni, en una palabra, méritos contraídos
MISIONES CARMELITANAS 215

para ante los elementos católicos que allí tanto bullen y pululan y
rivalizan y preponderan.
Pero, lanzada la idea á los vientos, no era posible dejar de se-
cundarla, pues se presentaba cual hermosa planta quo demanda un
palmo de tierra y un pequeño espacio de aire con que vivir y flore-
cer y fructificar en un terreno erizado todo él de espinas enemigas,
donde su flor y aroma celestiales, contrastando admirablemente con
lo pestífero é infernal de las sectas enveuenadas, había de embalsa-
mar el corrompido ambiente, convidando á los hijos de la muerte
con el exquisito fruto de una regeneración á la vida de hijos de
Dios. El pensamiento, pu^s, de dicha solemnidad en un tal lugar ofre-
cía interesantísima perspectiva, y desde luego se abrió camino por
sí misma, y ya hoy ce presenta halagüeña en actitud de trocarse bien
pronto en una realidad sorprendente, maravillosa, extraordinaria,
preciosísima.
Nuestros fervorosos y ejemplares católicos cottayenses, á quienes
exclusivamente corresponde el mérito de la iniciativa, me propusie-
ron su proyecto. Llenóme de regocijo, lo vi caer cual rocío divino en
un campo des-lado, pensé que la Providencia nos brindaba con una
conquista, y que el Buen Pastor, en actitud de salir de nuestra casi-
ta, se disponía á posesionarse pública y solemnemente de la vistosa
coliu: sobre que la ciudad se sienta gozando de frescas auras oceá-
nicas. Sus tiernas ovejas solicitaban permiso y apoyo para acompa-
ñarle y ovacionarle y glorificarle por primera vez de aquella tuerte.
Ni qué decir tiene que me creí honrado y feliz en facilitar y promo-
ver la más brillante realización de un pensamiento, que desde el pri-
mer momento encarnó en nuestras almas y entusiasmó todos nues-
tros corazones.
El domiugo, día 1.° del corriente, tuvimos una reunión formal de
todos nuestros prohombres, que por cierto cabían en un cuarto bien
chico, y me preguntaba yo: ¿será posible que de esto pnñadito de
benditos salga co«a digna del grandioso pensamiento?... Porque todos
conveníamos en que la naturaleza del motivo y las especiales circuns-
tancias dt-1 lugar exigían á porfía realizar un acto grandioso ó no ha-
cer nada, toda vez que una manifestación mediana sería para perder
terreno y retroceder muchos pasos en la marcha d p l catolicismo.
Díjose que, aunque éramos pocos, era preciso aparentar mucho
y hacer resonar en la pliza misma central de la ciudad la doctrina y
la fe acerca del Pontificado Romano, á les barbas mismas de los más
renegados cismáticos y de los protestantes más encarnizados ¡Y era
valor el de nuestro pusillus grex! Resolvióse, en efecto, que se cele-
brase una gran procesión al centro de la ciudad, donde se levantaiía
un arco triunfal y se predicaría patético sermón en inglés (oh, el in-
gles., es aquí el non plus ultra). Por fortuna, contamoa entre nosotros
con uu Padre Irlandés quo llenará perfectamente este punto del pro-
grama: así lo esperamos.
Pero en una festividad tan pontifical era imprescindible alguna
mitra. ¡Ah! ¡cuánto hubiera gozado de asistir personalmente nuestro
amadísimo Arzobispo; él, que, siendo todavía profesor en el Semina-
rio de Putémpaly, empezó á establecer y dar traza á este Distrito ó
2l() ÉL MüNTK CAkMBLÜ

Misión! Y nosotros ¡cuánto habriamoi disfrutado con su deseada pre-


sencia! Pero no puede ser, y por otra parte importa mucho más á la
Misión toda el que S. E. recobre cou los aires del país natal su que-
brantada salud y demore la venida, por más que ésta es aquí desea-
da en extremo, hasta dejar debidamente resueltos los importantes
asuntos que á Roma y España le llevarou.
En su ausencia, nuestros decididos iniciadores resolvieron que se
invitase al limo, señor Obispo de Cochio, suplicándole humilde-
mente se dignara honrarnos cou una solemne misa de pontifical. El
bondadoso Prelado portugués ha accedido al momento; probable-
mente concurrirá también uu Obispo indígena del rito siriano. Ade-
más contribuirá al mayor realce una banda de música de Alepy, dió-
cesis de Cochíu. Las autoridades civiles, por su parte, aunque pa-
ganas, no sólo se hau dignado concedernos el libre uso de la plaza
central, sino que oigo que el msgistrado principal ha prometido asis-
tir personalmente á aquel sitio, y con él asistirá, sin duda, toda la
oficialidad pagana. Los protestantes también vendrán, pero á hurta-
dillas; estos caprichosos han da Jo t u sostener que el celebrar tales
actos fuera del templo los domingos, es profanarlos, ¡Y habrá quien
no se ría de tamaña aberración, ó, mejor, no llore tal ceguedad!
Como se ve, un cúmulo de circunstancias va á dar a nuestra so-
lemnidad el carácter é importancia de un verdadero y singular acon-
tecimiento en los anales de esta santa Misión y particularmente en
los del naciente y hermoso Distrito de Cottayam.
Hágalo el Buen Pastor, y dígnese otorgarnos la gracia de que la
espléndida manifestación de nuestra fe, amor y adhesión inquebran-
tables al Pontificado Romano, piedra augnl-tr, única indefectible, do
la verdadera Iglesia, fuera de l'i cunl v.o hay salvación, sirva de lla-
mamiento providencial al Aprisco de Pedro para tanto disidente des-
viado de los pastos de vida como puebla la montaña de Cottayam y
sus alrededores.
¡Viva el Romano Pontífice!
¡Viva el eximio León XIII!
¡Vivan los católicos de Cottayam!

Fr. /. ¥.
Ernácnlara, 10—TI—03.
,K
—2^

EL CANTO GREGORIANO M ROMA

I os lectores de E L MONTE CARMELO tienen ya noticias de la muerte de


feu Eminencia Reverendísima el sabio y piadoso Cardenal Lúcido María
Parocchi, Vice Canciller de la Santa Romana Iglesia, Terciario y Protector de
nuestra Sagrada Orden de la Virgen Alaria de el Monte Carmelo y de-
fensor acérrimo de las molodías tradicionales de Solesmes y su restaura-
ción llevada á cabo por los humildes y sabios hijos de San Benito.
He aqní por qué nosotros, en medio de nuestra pequenez, no titubeamos
en dedicar estas lincas a la buena memoria de tan ilustre purpurado, ex-
poniendo algunas pruebas de su inquebrantable adhesión á la causa de la
reforma del canto eclesiástico según la escuela solesmense para que, á la
vez, sirva de ejemplo á tantos y tantos que ora por su autoridad, ora por la
profesión ó cargo que ejercen, ora por el lugar que ocupan en el coro y e n '
el altar, debieran estar más versados en este importante ramo litúrgico, de-
bieran amarlo más, debieran, finalmente, persuadirse de que su estudio con-
tribuye á la edificación de los fieles, a) esplendor del culto católico y
honra y gloria de Dios Nuestro Señor. (1)
Aun á riesgo de repetir algo de lo que ya saben nuestros lectores, no po-

(1) El Concilio Tridentino mandó en pocas pero terminantes palabras


quo se enseñase el canto eclesiástico en los Seminarios y en otros institu-
tos similares aGrammaticos, cantus, computi eoclesiastici, aliarumque bo-
narum artium disciplinam dibceut » Cono. Trid. Sess. XXIII, in capite de
r'formatione, Y esto mismo ha repetido varias veces la Santa Sede, muchos
Concilios provinciales y varios Capítulos generales ¡ provinciales de órde-
nes monásticas. Es muy deplorable que no todos los eclesiásticos manifies-
ten aquella diligencia á que están obligados por razón de su ministerio; de
donde se sigue que el canto eclesiástico pierda gradualmente su primitiva
estimación con grande deshonor del mismo clero. Ut fatear quodresest, dice
el Cardonal Bona, pudet me plerosque ecclesiasticos vivos totius vitos cursn in
cantu versari ipsum vero cantum, quod turpe e»t, ignorare. Otro célebre escritor,
Stoin, hablando de las obligaciones que tiene todo sacerdote en su iglesia,
aun respecto del canto y de la música, dice: «Si el clero no hubiese pornia-
218 EL MONTE CARMELO

demos prescindir de consignar aquí algunos datos en justo elogio de Su


Eminencia el Cardenal Parocchi.
Nació el 13 de agosto de 1833 en la noble é histórica ciudad de Mantua.
A los 15 años vistió el hábito eclesiástico y fué á Roma á estudiar en la
Universidad Gregoriana donde bien pronto dio pruebas de BU raro talento.
En 1856 fué elevado al sacerdocio y al año siguiente, habiendo obtenido
inmarcesibles lauros en la sagrada teología, volvió á su ciudad natal á
ejercitarse en su nuevo ministerio. Fué nombrado catedrático del semina-
rio y explicó sucesivamente la Teología Moral, Historia Eilesiástica, De-
recho civil y Canónico, es decir, casi todas las materias civiles y eclesiásti-
cas. Siendo párroco se ejercitó con toda energía y celo en obras verdadera-
mente importantes y dio á la imprenta sus notables conferencias sobre el
Protestantismo y Racionalismo que tanta fama le conquistaron.
Tal era la fragancia de virtud y ciencia que por do quitr despedía el
ilustre sacordote, que no solamente llegó á Roma sino que penetró los um-
brales del Vaticano, y Su Santidad Pío IX, de feliz recuerdo, le nombró su
prolado doméstico; en 1875 le creó Obispo de Parma y en 1877, Arzobispo de
Bolonia. A los 45 años fué elevado á la dignidad cardenalicia con el título
do San Sixto, y, en el consistorio del 24 de mayo de 1889 pasó á la orden
de obispos cardenales ocupando la sede de Albano. El actual Pontífice, el
gran León XIII, le nombró primero Vicario General de Roma, en cuyo car-
go se distinguió cumpliendo con gran celo tan elevada misióu y se granjeó
la estima dentro de la clase diplomática j aristocrática de Roma, del extran-
jero y especialmente de los sabios, de los que él fué dignísimo compañero;
y más tarde fué nombrado Vice Canciller de la Santa Romana Iglesia.
Era miembro de las congregaciones siguientes: Visita Apostólica, del
Concilio, índice, de Ritos, Negocios Eclesiásticos extraordinarios, de Es-
tudios, Propaganda, Obispos y Regulares, Indulgencias y Sagradas Reli-
quias, del Ceremonial, y universal Inquisición, de la cual ora secretario.
También fué miembro de la Pía Unión en Italia y en el extranjero y de
muchas academias Científicas y Literarias.
Fácilmente se comprende por todo lo dicho, cuan grande sería el tesoro
de erudición y saber que Dios Nuestro Señor se dignó derramar sobro el
ilustre Carmelita Terciario y Protector de nuestra Sagrada Orden d é l a
Santísima Virgen del Monte Carmelo, Cardenal Parocchi.(1)
Mas la elevada dignidad de que se hallaba revestido, los muchos é im-
portantes cargos que ejercía, la multiplicidad de cuestiones graves que in-
dudablemente tendría que resolver, y otras mil causas do igual índole, no

necido ocioso, la ignorancia del caDto no hubiera sido ni tan grande, ni tan
común.» Y Amberger se explica así: «En verdad, cualquiera que entro en
el campo de la liturgia, está obligado á conocer del mejor modo posible el
canto litúrgico, y á practicarlo según prescribe la Iglesia, como está obli-
gado á observar con toda exactitud las rúbricas por obligación de su está-
do.» En el mismo sentido se expresan Janssen, Selbst. Krutscheck, D. Po-
thier, D. Kienlo, Thalhofer, el Obispo de Ratisbona, Durandus, Ilaberl y
otros muchos autores. Mas el escritor Meister, compendia la doctrina de
de todos en las siguienies palabras: «El canto eclesiástico es parte esencial
del culto; su historia es parte de la historia misma de la Iglesia; por tanto el
conocer su importancia desde el punto de vista histórico y litúrgico, es
parte de la ciencia' teológica.»
. . (1) Véaso E L MONTE CARMELO, números 63 y 64, páginas 109 y 127 res-
pectivamente.
CttÓNÍCA MUSICAL 219

le fueron obstáculo suficiente para dejar de ocuparse de lleno en la tan do-


batida cuestión del canto gregoriano y su restauración, domostrando siem-
pre grandes simpatías y vivo interés en favor de Solesmes, convencido de
la necesidad, gravedad é importancia de esta obra benedictina, la cual te-
nía no superficialmente, sino muy profundamente estudiada. Los RR. Pa-
dres Dom. Pothier, Abad de San Wandrilo y Dom Mocquereau, Prior de
Solemes y director de la Paleografía Musical, de una audiencia que tuvie-
ron en Roma con Su Eminencia, salieron maravillados y como atónitos de
los grandes conocimientos que de la Paleografía musical demostraba tener
el eminentísimo Cardenal, no sólo en abstracto sino intrínsecamente, esto
es, hasta en los más minuciosos detalles técnicos allí explicados.
Muchas fueron las veces que demostró su adhesión al canto gregoriano
según los adelantos ó descubrimientos de la Paleografía musical. El fué el
primero que exhortó á los superiores del Seminario francés, del cual era
protector, á que adoptasen para el canto de los seminaristas el canto g r e -
goriano según la edición de Soleamos, y á que dejaran de usar la de Reims
Cambrai.
Siendo Cardenal Vicario demostró grandes déseos de establecer la res-
tauración de la música sagrada y del canto litúrgico que se venía usando en
los seminarios Romano y Pío, y para este fin llamó al ilustre R. P. de Santi
S. J., para que s> enjargira de dar las leciiones convenientes. (1) Si bien
es verdad que no faltaron como á toda obra buena y santa, violentas con-
tradicciones con el fin de hacer fracasar la noble iniciativa de Su Eminen-
cia, no es menos cierto que los gérmenes de la buena semilla entonces es-
parcida en ambos seminarios, se conservan hoy, al menos, en uno de los dos
institutos, en el Romano.
Además, el Eminentísimo Cardenal rarocchi, lo mismo que su Eminen-
cia Reverendísima el Cardenal Vicario de Su San tidal, Monseñor Respighi,
consiguió con su entusiasmo y actividad la instalación de la benemérita
Sociedad de San Gregorio, y pronunció en la solemne inauguración de la
misma un brillante discurso, en el que hizo un elogio imcomparable de las
melodías gregorianas y su restauración. Otras muchas voces, en conferen-
cias públicas, ha hablado en el mismo sentido.
Pero aun hay más. Aun no hemos dicho todo; falta la prueba mis con-
ducente para demostrar nuestra afirmación y que pone como de relieve la
defensa del canto gregoriano tradicional hecha por el Eminentísimo Car-
denal Parocchi, Vice-Canciller de la S. R. I. Véamosla, porque conviene
que todos la sepan y nadie la ignore.
Como miembro de la Sagrada Congregación de Ritos, el Cardenal Pa-
rocchi, se opuso enérgicamente,—él mismo lo ha dicho á varias personas y
nosotros lo hemos visto consignado en la prensa romana—y no sin éxito, á
los que á todo trance querían que en el Decreto Quod S. Augustinus (1894)
se introdujera una form-ü desaprobación de la edición de Solesmes. (2)
Finalmente, para no ser prolijos, la satisfacción y complacencia con que

(1) Este R. P . Jesuita es clarísimo y erudito cultivador de música sa-


rada y á la vez, además de literato muy distinguido, es docto conocedor
f el canto gregoriano, según la verdadera tradición de los antiguos có-
dices.
(2) A los que quieran estar al tanto de esta importante y delicada ma-
teria, les recomendamos ia lectura de la Sección canónico litúrgica, do E L
MONTE CARMELO, números 20 y 21.
220 EL MONTE CARMELO

Su Eminencia acogió el Breve de Su Santidad á los RR. P P . Benedictinos


de Solesmes, fué manifestada en magnífica carta de regocijo dirigida al
Reverendísimo Abad de San Pedro de Solesmes, Dom Pablo Delatte. (1) El
temor de hacernos pesados nos veda entrar en comentarios; mas á poco que
el lector medite podrá hacerlos por si mismo.
Como se deja ver por todo lo dicho, la vida del Eminentísimo Cardenal
Parocehi, defensor por convicción propia del canto gregoriano solesmense,
fué activa y llena de celo en sumo grado por todo lo bueno y santo, y pasó-
la toda ella entre el estudio y el apostolado. Con general sentimiento fué
llamado por Dios al descanso eterno á la edad de 69 años el dia 15 de enero
del presente año. En sus funerales, la capilla sixtina que dirige el insigne
maestro Perosi, ejecutó como siempre, el canto gregoriano por la edición
de Solesmes.
fc.. Dios, en medio de su gran misericordia no habrá dejado de premiar ya
sus trabajos en este valle de lágrimas, y el amor que siempre profesó á to-
do lo perteneciente á la Iglesia, al Sumo Pontífice y al pueblo. Sin embar-
go, rogamos á nuestros lectores que tengan presente en sus oraciones el al-
ma de este ilustre príncipe de la Santa Romana Iglesia que, como queda
probado, fué valiente defensor y propagador de la causa del Pontífice San
Gregorio Magno.

ÍV. E. de i. ¥.
(1) Véase E L MONTE CARMELO, núm. ?A, pág. 387.
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A SOR MARÍA JOSEFINA DE SAN ANTONIO


EN EL ÜIA DE Sü PROFESIÓN
iiuiiiii

Al fin de tus deseos llegaste, Ana María (1),


Hollando de este mundo las dichas y el gozar;
Inúndase tu pecho de célica alegría,
Ya estás, ¡bendita seas! postrada ante el altar.
¿Y qué és lo que pretendes, oh candida paloma,
Al darle en este día al siglo eterno adiós?
¿Por qué á tus ojos bellos la dicha al fin se asoma
Y píntanse en tu rostro los tintes del amor?
¿Por qué á tus puros labios acude la sonrisa,
Y salen de tu boca palabras de placer
Más dulces y suaves que el beso de la brisa
Que en noches estivales suspira por doquier?
Mas ¡ah! no me respondas, que sé el por qué de todo:
Naciste para Cristo, y El te abraza ya.
¿Qué más anhelar puede el que es hijo del lodo?
Ya eres tu su esposa, tu gozo en El está.
Por eso los querubes te miran complacidos,
Los ángeles te cantan con célico primor;
Los justos de la tierra también de gozo henchidos,
Pregonan tu heroísmo, bendicen tu candor.
¿Qué importa que hoy el mundo te llame desdichada
Al ver que de sus redes lograste escapar,
Mirando cuál desprecias su copa emponzoñada
Y todos los placeres con que él sabe brindar?
¡Qué deben importarte las furias del averno
Ni el grito de combate que lanza Belcebú,
Si guarda ya tu alma Jesús, tu Esposo eterno
Y pone entre tus manos la espada de la cruz!
La cruz... emblema santo de honor y de victoria,
De encantos y dulzuras, de angélica virtud.
Con ella... no es tan triste la vida transitoria;
(1) Nombre primitivo de la sobredicha religiosa.
'222 EL MONTK CARMELO

Besándola se salva del mal la juventud.


Es ella casto lecho do el alma religiosa
Se duerme sosegada pensando en el Edén,
Es huerto perfumado y fuente deliciosa,
Alcázar soberano del más completo bien.
Feliz puedes creerte si en ese lecho santo
Do dio su hermosa vida tu Esposo celestial,
Derramas amorosa las perlas de tu llanto,
Más ricas que las gotas de lluvia matinal,
Feliz si en ese huerto do crecen lindas flores
De bellos cambiantes, de aroma seductor,
Suspiras embriagada de célicos amores
Mirando la sonrisa del ángel del Señor.
Feliz si en esa fuente de linfas celestiales
Te bañas y te sientes al punto renacer
A vida más perfecta, de puros ideales,
De goces infinitos, de dulce padecer.
Tal vez en esta Vida probarte Jesús quiera
Con hondas amarguras, con hórrido sufrir;
No temas, piensa entonces que eterna gloria espera
Al alma enamorada que así supo vivir.
Acaso en vez de dicha el claustro solitario
Te llene el alma á ratos de angustia y de pesar;
No temas, vuela pronta, humilde ante el sagrario
Y allí hallarás la calma con sólo suspirar;
Bendice al Dios eterno que afable y bondadoso
Te puso en el camino de férvida virtud,
Y al claustro religioso florido y aromoso,
Te trajo á que gozases de paz y de quietud-
Bendice, Ana María, bendice tiernamente
Aquel divino Esposo que cela ya tu honor;
El sea desde hoy el faro de tu mente,
El sol de tus encantos, la vida de tu amor.
Fr. /osé. M.* del ímo. Sacramento
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Tf^r^lr TíTS^ST .¿«feiíY^v TíPC^S?^
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SECCIÓN CAKONICO-LITÚRGICA
SOBRE LAS CORONAS, ROSARIOS Y CRUCES 0 )

(CONTINUACIóN)

La Corona de los Cruciferos. Su zar el rosario de Santo Domingo, ó


bendición es exclusiva del Padre Ge- de Santa Brígida, animando de este
neral de los Canónigos Regulares modo á los mismos á que ganen más
de San Agustín de la Orden de la indulgencias rezando el rosario de
Santa Cruz, llamados también Cru- cinco misterios. L a experiencia ha
ciferos: no tiene forma especial, pu- enseñado, dice el Consultor, que
diendo aplicarse las indulgencias por la propagación de esta corona
propias de esta corona al rosario de de los Cruciferos ha aumentado la
Santo Domingo ó de Santa Brígida. devoción y recitación del santísimo
Tampoco hay determinadas preces rosario, y muchos de los que antes
para ganar las indulgencias de esta no rezaban, se animan á practi-
corona, si bien se aconseja la recita- carle. (1)
ción de la tercera parte del rosario, Rosario de Santo Domingo. Bien
ó sea de cinco misterios cuando me- conocido de todos es el rosario Do-
nos. Sea que se rece con esta corona minicano, sobre todo después de las
el rosario entero, una parte del mis- repetidas Encíclicas que en su ala-
mo ó solo un misterio ó un Padre banza ha publicado nuestro Santí-
nuestro ó una AveMaríatfeí>o/amen- simo Padre, el Papa León XIII,
te, se ganan quinientos días de indul- quien le ha considerado como un
gencia por cada vez. Leo X largitus instrumento bélico para vencer á
est indulgentiam 5oo dierum non qui- todos los enemigos de la fe: in docu-
dem recitantibus rosarium (benedictum mentis Apostolicis rosarium B. M. V.
per Cruciferos) sed simpliciter in rosa- non solum extollitur summis laudibus
rio Orationem Dominicam vel A n - quasi belicum instrumentum ad fidei
gelicam Salutationem devote dicen- hostes debellandos praivalidum, sed
tibus. ejus frequens recitatio gravibus verbis
Podrá creerse que esta corona commendatur Christifidelibus. (2)
disminuye la devoción de las demás L a fórmula de bendecir el Rosa-
por la facilidad con que se pueden rio de la Santísima Virgen es pro-
ganar las indulgencias; mas no es pia, y debe usarse ad validítalem
así, sino que facilita á los fieles la (Decret 401), con sobrepelliz y esto-
lucracíón de otras muchísimas, aun
á todos aquellos que no quieren, ó (1) El que quiera hacer un estu-
no pueden por falta de tiempo, re- dio histórico-canónico de esta Coro-
na puede consultar el Acta S. Sedis
vol. X V I , pág. 404 y 415.
(1) Véase E L MONTE CARMELO (2) Monsano, de indulgentiis, n.
págs. 106 y 184. 746.
224 EL MONTE CARMELO

la blanca, siendo reservada al re- sibi inmediate succedant et moraliter


verendo Padre General de la orden uniantur (1). Otro de los requisitos
de predicadores. Este Rosario cons- para ganar las indulgencias es re-
ta de tres partes, ó sea, de cinco, zarle seguido y sin interrupción;
de diez ó quince misterios: llámase sin embargo, los Cofrades que tie-
también Salterio Mariano por cons- nen costumbre de recitar durante la
tar de ciento cincuenta A v e Marías semana el rosario entero pueden ha-
distribuidas en quince decenas ó mis- cerlo por partes, sin que esto deba
terios. Como anteriornente queda de considerarse como i n t e r r u p -
dicho, este Rosario tiene una gra- ción. (2)
cia especial, que no tienen los de- Es libre la elección de los miste-
más, concedido por el Papa Pío IX, rios, si bien la costumbre introduci-
el 22 de Enero de 1858, (Decret. da es que el lunes y jueves se di-
384); esto es, que para ganar las gan los misterios gozosos: el martes
indulgencias no es necesario que y viernes los dolorosos: el domingo,
todas las personas reunidas tengan miércoles y sábado los gloriosos.
en la mano el Rosario bendecido, L a s indulgencias principales con-
sino que es suficiente que una de cedidas por el Papa Benedicto XIII
ellas tenga y recorra ó pase las á la recitación de este rosario son:
cuentas, uniéndose las demás al que 1.° cien días por cada Padre nuestro
-tiene el4 rosario, absteniéndose de y por cada Ave María, sea que se
todas las ocupaciones exteriores que recen cinco, diez ó quince miste-
puedan impedir la interna aten- rios: 2.° indulgencia plenaria á todos
ción. (1) aquellos que diariamente y por es-
P a r a ganar las indulgencias con- pacio de un año le rezaren, confe-
cedidas á este rosario es preciso, sando y comulgando el día que ellos
según Benedicto XIII, que se medi- eligieren: 3.° indulgencia de diez
ten los misterios del nacimiento, pa- años y otras tantas cuarentenas una
sión, muerte... de nuestro Señor Je- vez al día, á todos los fieles que,
sucristq; no bastando la considera- contritos de corazón rezaren devo-
ción de los novísimos, ni la medita- tamente en compañía de otros, sea
ción de cosas santas (2); sin embar- en la iglesia ó en casa, la tercera
go, el mismo P a p a declaró á favor parte del rosario {Rescrip, 373.) 4.°
de los que por sU idoneidad no pu- indulgencia plenaria el último Do-
dieran meditar estos misterios, ser mingo de cada mes á los que reu-
suficiente rezar el rosariorfevotamen-
(1) Acta S. Sedis (pro Societate
íe, aconsejando siempre se acostum- SS. Rosarii), Monsano n. 73S.
bren á esta meditación, la cual debe (2) An pro lubitu vel commodo
hacerse al mismo tiempo que la re- dividi possit rosarium B. M. V., ita
citación vocal del misterio: meditatio ut acquirantur tum indulgentiae ge-
nerales adnexae recitationi quoti-
et vocalis precum recitado ad invicem diana? unius corona?, dummodo in-
tra diei spatium, licet non uno trac-
(1) S. C. Indulg 13 nov. 1893.-Ac- tu, sed diversis temporibus reciten-
ia 5. Sedis, vol. X X V I , pag. 310. tur quinqué denaria, tum indulgen-
(2) A n qui S S . Rosarium B. M. tias speciales Sodalitatis sanctissimi
V . recitant, omissa meditatione Rosarii, dummodo intra hebdoma-
mysteriprum humanas reparationis, dam quindecim denaria recilentur,
et illorum vice mortem aut coetera licet in plures quam intres partes di-
novissiríia, vel alia ac religiosa me- vidantur? Resp. Negative, exceptis
ditantur, indulgentias a Summis confratribus, quod attinet ad indul-
Pontificibus concessas pro recitatio- gentias ipsis concessas pro recita-
ne Rosarii lucrentur? Resp. Non lu- tionc integri rosarii infra hebdoma-
c r a n , 6 Aug. 1726-Decret. 9 2. dam. 22 Jan. ¡858, Decret. 385.
ISKCCíóN CANóíJíCO.LITIJRGíCA ¿2o
nidos recitaren la tercera parte, uno de los Dolores, de igual modo
cuando menos, tres veces k la se- que en el Rosario de Santo Domin-
mana, habiendo confesado y comul- go. P a r a poder ganar las indulgen-
gado visiten cualquiera iglesia ú cias se exige la meditación de los
oratorio, orando por las intenciones principales Dolores que sufrió en
de Su Santidad. Concédense ade- la vida y muerte de su Hijo Jesús;
más otras indulgencias á los Co- con todo, León XIII, viendo que no
frades del santísimo rosario, como todos pueden meditar, como sería
detalladamente puede verse en los de desear, concede aún á éstos el
Rescriptos auténticos, pág. 422. que puedan lucrar las indulgencias.
Su Santidad León XIII manda (1) Las que se conceden á e s t a co-
que mientras dure la actual perse- rona por varios Sumos Pontífices
cución de la Iglesia se rece diaria- son las siguientes: de 200" días por
mente una parte de este rosario en cada Padre nuestro y por cada A v e
todos los templos del Orbe Cató- María á los fieles que, arrepentidos
lico, dedicados á la Santísima Vir- y confesados, ó con firme propósito
gen, desde 1.° de octubre hasta el de Confesar, recitaren esta corona
día 2 de noviembre; y para la gente en la iglesia de los Religiosos Ser-
del campo que en el mencionado vitas: de 200 días á todos los que
tiempo no pudiera hacer este ejerci- practicaren este ejercicio eii cual-
cio, lo extiende el Santo Padre al quier lugar todos los viernes del
mes de Noviembre ó Diciembre, con año, la cuaresma, la fiesta de los
licencia del ordinario. (1) Dolores, ó durante su octava; 100
Corona de. los Siete Domingos de días en los demás días del año: sieíe
María Santísima.-Instituida esta co- años y otras tantas cuarentenas, si
rona para honrar los Siete Dolores se reza toda la corona, solo ó acom-
de la Santísima Virgen, consta de pañado: indulgencia plenaria una
siete partes, y cada una de ellas de vez al mes á los que la rezaren dia-
un Padre nuestro y siete A v e Ma- riamente, si arrepentidos, confesa-
rías; debiendo añadirse al fin otras dos y comulgados rogaren por la
tres Salutaciones Angélicas en ve- exaltación de N . ' Santa Madre la
neración de las lágrimas que la mis- Iglesia* por la paz y concordia en-
ma V i r g e n derramó en sus dolores, tre los príncipes cristianos.
pidiendo la contrición verdadera de L a bendición de esta corona está
nuestros pecados y la impetración ¿reservada á los Religiosos Servitas,
de las indulgencias. Es de advertir debiéndose usar ad validilatem'• la
que, cómo las demás Coronas, se de- fórmula propia'que se encuentra en
be empezar también con el acto de el apéndice del Ritual Romano.
contrición, anunciando enseguida (Decret. 401.) '' >
(Se, iQnttnu'ar-á)
(í) Decretum Urbis et Orbis: (1). Prescript. S. C. Iridulg! i5
S . ' « ; C. 20 Aug. 1885. maj. i.88(¡.

>'~>*i§f§)JW"'",
J g t _ . i l f • f , « i » * > - A " • > - J r f ^ l W & S ^ i - i * • ! - • > « J * • ! • - i t - • • > _ » P ^ K

"^^IIIUIIIlñlllllllllilllllllllllllllllllllllllllllMIIIIIIII1llllll|llljlllllll1llllllllllllllll1lllllirilllllll¡tllllMlllllliBl^>

.¿£2gjl lllliiiiiillllllliiiiiiiiiniillliiiiiiniliiiiiiiiiiiiiiniiliiHiiiiiillllliiiiiiiliiiuiiiiiiiiiiiiiiiinnuiiniiiiliiiiii^^at.

I'

EN ROMA
INSTANTÁNEA
iiiimii

Son las dos de la t a r l e y la solemnidad del Vigésimo quinto Aniver-


sario de la coronación de S. S. León X I I I acaba de terminarse, Seis ho-
ras hacía que la mayor parte do I03 fieles ostábam>s en la Basílica de San
Pedro, y las seis horas pasaron para nosotros como de vuelo, como un
delicioso sueño, como ,un éxtasis arrebatado. La mañana, por cierto, no ha
esta lo muy espléndida, p:ro la fiosta hx resultado espléndida y grandiosa.
Con el desorden qae acuden á la mente, trasladaré al papel mic impre-
siones vivas y palpitantes, desconfiando, sin embargo, de colorizar y pro-
sentar en toda su viveza, en toda su magnífica realidad este espectáculo
fascinador, esta raanifestición sirap'itica, grandiosa del mundo católico
hacia la augusta persona del gran Pontífice Ljón XIII, á lo cual no basta-
ría laimaginaoión oriental miá viva y calentada. ¿Cómo reproducir con los
colores de mi dosjj'orida paleta esta esiena animalísima, donde las deco-
raciones se oinb'aban y se sucedían á cada momento, todas á cual más
bellas, magnificas y brillantes? •
Apiñas el astro del dfa nos enviaba sus primeros rajos, y bañaba y en-
volvía en torrrentes de luz la Ciudad Eterna para ocultarse pronto entro
negras y apelotonadas nubos, 83 notaba en las calles inuaitalo alborozo y
alegría, qu-e á los que estamos acostumbrados á obs 31 var la actitud repo-
sada y tranquila que pre3onta la poblición en aquellas horas, nos hacía
augurar un acontecimiento extraordinario y de excepcional importancia.
Ya en las primeras horas de la mañana, multitules inmensas so aglome-
raban en todas partes. Hileras interminables de coches cubrían las calles
larguísimas que desembocan en la hermosa plaza de San Pedro. Y aquellas
mismísimas calles donde en aciagos tiempos, turbas arrufianadas y cana-
llescas habían paseado triunfante el aleve puñal tinto en la sangre de Rossi;
aquellos mismos puentes donde el cadáver del ic mortal Pío I X estuvo á
punto de ser arrojado al Tiber, objeto de brutal atropellamiento; aquellas
mismas vías, paseos y plazas y encrucijadas donde resonaron los gritos sa-
crilegos de «muera el Papa» «abajo el Pontifica lo», veíansa hoy material-
mente cubiertas de piadosos romeros, de católicos fervientes, irradiando sus
semblantes júbilo extraordinario, rebjsando sus corazones del más vivo
entusiasmo, dirigiéndose todos al gran templo, primera maravilla del mun-
do, gloria de la Iglesia, expresión de nuestra fe y resumen de nuestra his-
toria, á la B isílica grandiosa, monu nautal del Príncipe do los Apóstoles.
El cuadro era de lo más variado y animadísimo. Allí se veían todo3 los
tipos, resaltaban todos los trajes, y se hablaban todos las lenguas. Allí par-
tos y medes y olamitas y moradores de Capadocia, del Ponto, de Frigia, de
iÜtf ROMA ÚÍ
PanBlia, de la dispersión; allí el blanco de Europa, el amarillo de Asia, el
cobrizo de América, el negro de África; allí el del cráneo comprimido, el
de los cabellos crespos, el do las facciones pronunciadas; allí todas las
naciones, en fin, se encontraban aglomeradas en un conjunto inmenso
.extraño, variadísimo. Todo el mundo católico estaba representado en esta
vastísima muchedumbre, impulsada por la idea más divina y levantada que
ha movido á pueblo alguno en la tierra. Era esto una manifestación impo-
nente del amor profundo que los verdaderos católicos profesan al Papa
una apología sublimo de las magnificencias del Pontificado; una muestra
incomparable de los esplendores de nuestra fe sacrosanta; una prueba cla-
rísima de las notas espléndidas de la Iglesia Católica, do su unidad, de su
santidad, de su inlefectibilidad y de su universalidad.
Ofrecía la hermosa Basílica en esto día ano de los paisajes más bellos de
que pnede gozar Ja vista y el corazón dol fervoroso creyente. Veinte mil,
cuarenta mil, sesenta mi), ochenta mil almas se movían dentro de aquellas
anahurosas naves, semejando olas inmensas que parecían chocar contra
aquellas columnas de mármol finísimo. Toda esta masa de gente, contem-
plaba extática el hermoso desfile de cuanto más grande en poder, dignidad,
sabiduría hay en la tierra. Por medio de la multitud y escoltados por la
Guardia Palatina iban desfilando aquellos ilustres personajes; embajadores
extraordinarios, diplomáticos, príncipes de sangre real, abades, obispos,
cardenales, caballeros de la Guardia Noble, con sus entorchados de oro, con
sus flamantes espadas, con sus cascos brillantísimos; hasta que por fin, las
tradicionales trompetas de plata esparcieron por el aire sus alegres vibra-
ciones, y resonando por las alturas del templo, nos anunciaban que ora
llegado el momento en que iba á aparecer el objeto de nuestras ansias, de
nuestros amores, de nuestros cariños, y apareció el Sumo Pontífice, radiante
de gloria, entre el suave centelleo de las piedras preciosas que orloaban
su frente, entre los explendores del culto de la Religión que brillaban en
él con claridad inefable.
El entusiasmo estalló entonces en fragorosos, delirantes aplausos. Un
grito inmenso hendía el espacio, grito, que llevado en alas de los vientos,
y reproducido por aquellas hermosas amplísimas bóvedas, hacía bibrar los
corazones del más santo y religioso entusiasmo. Todos lanzábamos-al cielo
entusiastas vivas, salidos de lo más profundo de nuestras almas. Era aque-
llo una ovación tan ferviente, tan lírica, tan sublime, tan conmovedora, que
todos, magnetizados, subyugados, arrebatados, jadeantes, sin oírnos ya, sin
conciencia de lo que hacíamos, nos entregábamos á los transportes de un
entusiasmo indescriptible. ¡Ah! Cuando aparecióá nuestros ojos]aquel vene,
rabie anciano, de cuerpo transparente, de cabellos blanquísimos, encorvado
bajo el peso de los años, cuyo semblante resplandecía con majestad inefa-
ble, cuyos ojos llameaban con luz celestial, cuando aquellas manos trému-
las se levantaban en alto para bendecirnos ¡ay! nuestros ojos se derretían
en lágrimas; una coriente de santo entusiasmo penetraba nuestro espíritu,
un fuego del cielo abrasaba el corazón, y anegada el alma en éxtasis divi-
no, postrábase anonadada, adorando la majestad de Dios que relumbraba en
la persona de su Representante augusto.
¡Era áquelLoón XIII! ;El Papa de la democracia cristiana, el Paare de
los obreros, el sucesor de Pedro, el Cabeza de la Iglesia, el augusto represen-
tante do Dios en la tierra! No admirábamos allí al hombre frágil, mudable,
'Í28 éL MuNtí CABUíBLó

pecador; sino á aquel á quien Dios mismo ha dicho; yo uniré á t u fragilidad


la fortaleza mía; á tu inmovilidad, la inmutabilidad mía; á tus flaquezas
la santidad mía; hombre mortal, pocador; como cabeza do la Iglesia serás in-
destructible, santo, inmortal. ¡El Papa!... ¿Quién no se enternece al oir esta
palabra mágica? ¡Cuántas ideas encierra esta palabra sublime! El Papa, es
decir, el foco de dondo irradia toda luz, toda verdad, todo santidad, toda sa-
biduría. El Papa, es decir, el centro de todos los afectos, de todas las inte-
ligencias, de todas las esperanzas. El Papa, es decir, la majestad más ve-
neranda, el soberano más excelso, la individualidad más respetable de la
tierra. El Papa, es decir, el vindicador de la justicia, de la verdad, de la
virtud; el Mecenas do la ciencia, el favorecedor de todo progreso verdade-
ro, de toda iniciativa noble, de todo ideal elevado. ¡Oh creación ostupenda
la del Pontificado! ¡Oh religión divina la do Jesucristo! Surgirán las tem-
pestades, las persecuciones de los tiranos; soplarán los vientos huracana-
dos, y tu permanecerás inmoble como montaña de granito. Murieron los
Nerones, los Dioclecianos, los Tiberios, y tú vives, y vives lleno de robustez,
de poderío, de gloria! Vives en un venerable Anciano, encerrado en el Va-
ticano, así como hace diecinueve siglo» vivías en otro Anciano encerrado
en las catacumbas! ¡Oh Roma feliz! ¡Oh Roma excelsa! No la Roma de Hum-
berto, no la de Víctor Manuel; sino la Roma do Pío IX, ¿a Roma de León XIII.

Fr. iiherio de Santa, Feresa.


Roma, 3 de Marzo de 1903.
BIBLIOGRAFÍA

L A E S P A ñ A TBRESIAKA, ó P E R E G R I - todos notas, croquis, fotografías pa-


NACIóN DB! ÜÑ FlAMBNCO Á TODAS LAS ra ilustrar su obra, llevada á su per-
FUNDÁMONOS DB SANTA T B R B S A . — fección con un trabajo y perseve-
. Obra postuma de Mr. Hye Hoys, rancia que no se podrá nunca elo-
Abogado de Gante, traducida del giar bastante. Contiene esta obra,
francés ar castellano por un Carme- donde se estudia á Santa Teresa
lita Descalzo.—Hablando de esta desde que nació hasta su gloriosa
obra interesantísima, verdaderomo- muerte, 30 magníficos grabados, y
numento levantado á la Reformado- 470 viñetas preciosísimas. Panora-
ra del Carmelo, decía el sabio mon- mas de los lugares recorridos por
je benedictino D. L. Janssens; "no la santa Reformadora; vistas de to-
exageraríamos si afirmamos que en dos los conventos fundados por ella;
este género nada se ha publicado sus retratos y los de los principales
aún tan notable.,, Su sabio autor, personajes que la trataron; sus re-
entusiasta devoto de Santa Teresa, liquias más insignes; y una rica va-
empleó todas sus brillantes faculta- riedad de blasones, palacios y obje-
des intelectuales, sus conocimientos tos relacionados con la Santa y mul-
artísticos, su vida y su fortuna en titud de escenas de la vida popular
componer este grandioso volumen, de España. La España Teresiana es,
donde se halla coleccionado todo pues, un libro que puede figurar
cuanto puede ambicionar el más exi- dignamente, por su mérito material
gente respecto de la gran Santa,glo- é intrínseco, entre las obras de lujo
ria de España y de la Iglesia. P a r a que se colocan en las mesas de los
ello el ilustre abogado Flamenco gabinetes, en las colecciones artís-
se convirtió en peregrino, y acom- ticas y en las bibliotecas; y creemos
pañado de su distinguida esposa que que hoy los devotos de Santa Tere-
participaba de su devoción teresia- sa experimentarán un verdadero
na y de su piedad, y recomendado placer al ver anunciada de nuevo
por las más altas autoridades ecle- esta obra que hacía .tiempo no se
siásticas, recorrió toda España, so- encontraba en ninguna Librería de
portando las privaciones, fatigas y España, pero de la que nos hemos
trabajos anejos á estos viajes, visi- podido hacer con algunos ejempla-
tó todos los conventos fundados por res que ofrecemos casi á mitad de
la magnánima Castellana, así como precio del que al principio se fijó
los museos, bibliotecas, archivos y para la venta. El producto de estos
demás monumentos teresianos que ejemplares se destina á una obra
encontraba á su paso, tomando de piados x. Los pedidos á la Adníon.
230 EL MONTE CARMELO

de E L MONTE CARMELO.—Precio y de los grandes maestros de la vi-


de cada ejemplar: 15 pesetas, más el da espiritual. •
franqueo y certificado. Recomendamos con mucho inte-
DIRECTORIUM MYSTICUM; Reve- rés esta obra á los señores Sacer-
rendíssimi P . F r . Antonii a Spiritu dotes y á cuantos ejercen el difícil
Sancto, Carmelita? Descalceati et cargo de la dirección espiritual de
Episcopi Angolensis.—Bajo la di- las almas.
rección del R. P . Bernardo del San- Constará de 500 ó 550 páginas en
tísimo Sacramento, Carmelita Des- octavo, excelente impresión.—Pre-
calzo de la Provincia de Bavaria cio 7'50 francos.
publicará muy en breve la Casa HISTORIA DE LA SHA. VIRGEN.—
editorial de Luis Vives de París Tenemos á la vista los cuadernos
una nueva edición esmeradísima de del 9 al 12 inclusive de la "Historia
este DIRECTORIUM MYSTICUM. S U de la Santísima Virgen María, del
autor, una de las más ilustres glo- desarrollo de su culto y de sus ad-
rias del Carmelo, lo compuso por vocaciones más importantes en Es-
mandato expreso de nuestro Vene- paña y en América, „ y su-lectura
rable Capítulo General, celebrado nos entusiasma en sumo grado á
el año 1670, para que sirviese de tex- medida que vamos leyendo sus her-
to en los Colegios y Seminarios. No mosas páginas, cuyo texto lo mismo
se sabe qué admirar más en esta sirve para el filósofo, el poeta, el
obra, si el orden admirable en que orador y el teólogo, que para las
se dilucidan todas las materias, ó almas místicas y piadosas, pues pa-
la erudición mística del Autor, ó la ra todos hay mucho qué pensar,
claridad y sencillez con que' se ex- mucho qué admirar, más qué apren-
plican los conceptos más elevados der, y mucho qué meditar. E s una
de la Teología mística. obra en fin, que por su índole abar-
ca á todas las clases sociales, y por
L a obra está dividida en cuatro lo tanto recomendamos nuevamente
tratados: en el primero se ocupa el su adquisición á nuestros asiduos
autor de la Teología mística en ge- lectores.
neral, en el segundo de la V í a pur-
Como hemos dicho en otra oca-
gativa, en el tercero de la V í a ilu-
sión, la obra constará de tres tomos
minativa, y en el cuarto de la V í a
en folio menor, y se vende por cua-
unitiva. E n todas estas cuestiones
dernos de á32 páginas, al precio de
el autor se jnspira en los escritos
50 céntimos de peseta cada uno en
místicos de Nuestra Santa Madre
la Casa editorial de don Felipe Gon-
Teresa de Jesús, de San Juan de la
zález Rojas—Rodríguez San Pedro
Cruz, de Santo Tomás de Aquino,
9 (antes San Rafael) Madrid.
U N PRODIGIO DEL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN. —Continuamente so
descubren nuevos prodigios del Escapulario de la Virgen del Carmen. El
que vamos á relatar ha tenido lagar on la Villa del Burgo de Osma. Re-
vestida del Santo Escapulario recibió haco ocho años cristiana sepultura en
Oama el cadáver de la señora doña Jacoba P . Pavía, esposa del actual
Alcalde de la misma villa don Eustaquio Marqués. Había sido señora de
grandes virtudes y se distinguió sobre tolo por su acendrada piedad y de-
voción á la Virgen Santísima del Carmen. Al enterrar hace pocoen el mismo
panteón el cadáver del señor don Manuel Pavia, Párroco de San.Sebastián,
do Madrid, miembro de la misma familia, se descubrió la sepultura de la re-
ferida señora, y se vio con admiración de cuantos presenciaron el acto, quo
el escapulario de la Virgen del Carmen con que había sido enterrada, estaba
intacto, leyéndose perfectamente el letrero del mismo: Nuestra Señora del
Carmen, siendo así que la caja y la mortaja con todo lo demás, habían sido
devorado por la podredumbre. Caso verdaderamente prodigioso y qne
llenó de consuelo al dicho don Eustaquio Marqués, de quien, así como de
toda su cristiana familia, guarda muy gratos iecuerdos la Comuuidad de
Carmelitas Djsoalzos del Burgo de Osma, por sus continuos beneficios.
Nosotros, al dar cuenta á nuestros lectores del prodigio mencionado,
enviamos nuestra enhorabuena á la familia de la difunta, muy en parti-
cular á su digno esposo. .
E N HOsor DEL N I ñ O J E S ú S DE PRAGA.—CARTA DE FONTIVEROS.—Muy
Rdo. P . Director de E L MONTE CARMELO:
Muy señor mío: Tengo el gusto de dirigir á V. R. la presente, suplicán-
dole haga insertar en su hermosa Revista las fiestas que en esta Villa de
Fontiveros (Avila) so han celebrado, en honor del milagroso Niño Jesús
de Praga.
Dio principio el 30 del pasado Diciembre un solemne Triduo en el que
después de celebrarse solemnemente el Santo Sacrificio de la Misa y diri-
girnos su elocuente palabra el presbítero don Fausto Rodero, entonaron un
precioso himno ochenta voces infantiles.
El último día del Triduo y primero do año hicieron su confagración cien
niños de ambos sexos, quienes se acercaron á recibirle Sacramentado con
igual número do personas mayores, ostentando todos la medallita del Di-
vino Niño. Por la tarde so hizo con asistencia do numerosísimo público la
232 EL MONTE CARMELO

procesión del-milagroso Niño Jo3Ú3 de Pragx, conducido en unas preciosas


andas, regalo de un ferviente devoto del Divin) Niño; I U M I tinabién en la
procesión un magnífico están larto, bordado primorosamente pjr dos distin-
guidas señoritas, y amonizíban la fiesta una lucida orquosta y alegres
cohetes.
Vuelto el Niño á la Parroquia se colocó en un artístico altar, junto á
nuestro ínclito paisano San J u a n de la Croa, donle 63 continuimente hon-
rado por sus fervientes devotos.
Es grandísimo el incremento que en ésta va tomando tan simpática de-
voción y el fervoroso entusiasmo que domina el corazón de los l'ontiveria-
nos, trabajando incesantemente en propagarla, confiados en la promesa
del Divino Niño: «Cuánto más me honréis más ot. favoreceré» qaedanio su-
mamente reconocidos á la distinguida señora que con tan ardiente celo ha
' promovido e3tos religiosos cultos.
Se ha des-ignado el tercer domingo de cada mes á su honor, en el quo los
niños renovarán su consagración á su amiguito Jesús Niño.
Doy á V. R. las más expresivas gracias por el favor que se digna hacer-
me insertando estas líneas, y tengo el gusto de ofrecerme su más atento
8. 8.— Emiliano García.
HOMENAJE á SANTO TOMáS D E AQUINO.— Entro las muchas pruebas de
afecto dadas por los hijos del Carmelo hacia su Angélico Maestro, es una
muy principal el entusiasmo con quo siguen la doctrina del Ángel de las
Escuelas. Todos los años se celebra con extraordinaria solemnidad
el dia de su fiesta en todos nuestros colegios siguiendo la tradición anti-
quísima de la Orden. Publicaremos este año un extracto de la relación que
nos han enviado los Colegiales de Burgos do la brillante velada lirico-lito-
raria celebrada en aquel colegio clásico y eminentemente tomista.
A las tres de la tarde dio comienzo la solemnidad en una de las salas
del Convento, ricamente adornada. Entre multitud de luces y de flores so
destacaba en un altar la preciosa imagen de Santo Tomás de Aquino. El
joven organista del Colegio, interpretó á, maravilla la clásica pieza Sesgando
de don Ignacio N . Valerdi. Subió inmediatamente al estrado ó plataforma
el Padre Lector de Teología y leyó con entusiasta entonación uña hermosa
composición poética, en la quo enalteció las glorias de la Orden Carmelita-
na, siguiendo las enseñanzas del Maestra de los que saben.
Luego alternando CQn escogidas piezas musicales, poesías y discursos,
se recitaron hasta seis composiciones en latín y castellano. L \ s poesías la-
tinas y castellanas estuvieron á cargo de los Hermanos Lucio y Martin, y
los discursos fueron pronunciados por los BR. PP. Liborio, Tirso, Lorenzo
y H. E luardo. Todas estas composiciones fueron ver laderos mo lelos en oí
arte oratorio. Trazaron con pinceladas magistrales la figura del Angélico
Doctor, cujas glorias cantarín todas las gentes. Todos cuantos hicieron
uso de la palabra oyeron grandes y espontáneos aplausos.
Dio fin á la fiesta una composición musical del «O Doctor Óptimo» ori-
ginal de un entusiasta admirador de las glorias de Santo Tomás.
FIESTAS JUBILARES.—Se han celebrado con grande solemnidad en todos
nuestros Conventos las fiestas Jubilares por el vigésimo quinto aniversario
do la Coronación de Nuestro Santísimo Padro el Papa León X I I I con bri-
llantes cultos religiosos, iluminaciones, etc. M >reco monción cspjcial la
idea que so llevó á cabo en nuestra Convento do Burdos don le so colegio-
CRÓNICA CARMELITANA 233

naron en un precioso y artístico Álbum las firmas de todos los que comul-
garon en aquella Iglesia el día 3 del actual. Las firmas pasaron de cinco mil,
y el Álbum se envió, con expresiva dedicatoria, á. Su Eminencia el Carde-
nal Rampolla, Secretario de Estado de Su Santidad.
E N HONOR DEL V. P . F r . DOMINGO D E J E S ú S MARíA.—La prensa católica
del Imperio Austro-Húngaro ha hecho brillantes reseñas de la velada que
se celebró en l a capital del Orbe Católico en honor del V. P . Domingo de
Jesús María, y de la cual dio cuenta á los lectores de E L MONTE CARMELO
nuestro sincero amigo, el ferviente católico y aventajado artista don Ge-
rardo Villacián.
Una señora Duquesa muy influyente en Austria, y cuyo nombre calla-
mos por no ofender su extremada modestia, ha pedido con particular empe-
ño los discursos y poesías que en la velada se pronunciaron, para que tras-
ladados á su lengua patria, puedan los muchos devotos que en aquel vasto
Imperio tiene el Venerable Padre, leer tan preciosas composiciones y re-
novar con su lectura los recuerdos y entusiasmos por el V. Carmelita.
Quiera el Cielo que esto sea un paso más para proseguir la causa de
Beatificación del V. Padre, incoado ha ya tanto tiempo.
NUESTRO PADRE GENERAL—De Nuestro M. E . P . General sabemos que
arribó felizmente á últimos del mes pasado al Pireo, de donde se trasladó á
Atenas, dispensándole el Vicario Apostólico un muy afectuoso recibi-
miento.
E L CARDENAL SANCHA.—Nos comunican de Roma que Su Eminencia el
Cardenal don Ciriaco Sancha y Hervás, Primado de España, ha visitado á
Nuestros Superiores Mayores en la Casa Generalicia.
NECROLOGíA.—En las Carmelitas Descalzas de Antequera ha fallecido la
R. Madre María de la Concepción del Patrocinio, Priora de aquella vene-
rable Comnidad; religiosa de grandes virtudes y muy querida de todas sus
hermas en religión; su muerte que ha sido la de los justos ha sido muy sen-
tida en aquella población. A su distinguida familia y á la Comunidad
acompañamos en su justo dolor.
—En Burgos falleció santamente el anciano y respetable señor don Pe-
dro Rodrigo Justo, á los 83 años de edad; era hermano del que fué digní-
simo Arzobispo de Burgos, limo. Anastasio Rodrigo Justo, y la Reverenda
Comunidad de aquella ciudad le contaba entre sus mejores amigos y bien-
hechores.
—En las Carmelitas Descalzas de Vieh ha fallecido la Hermana Ana
María del Santísimo Sacramento á los 73 años de edad y 52 de bien apro-
vechada religión.
—En el Convento de Carmelitas Descalzas de Salamanca ha pasado á
mejor vida la Hermana Angela de los Dolores á los 40 años de edad y tre-
ce de Religión.
—En las Carmelitas Descalzas de Ecija falleció la Hermana Trinidad
del Santísimo Sacramento á los 62 años de edad y 13 de vida Religiosa.
¡Descansen en la paz del Señor!—R. I. V.
CARTA DH BOMA.—Muy R. P. Director de EL
MONTE CARMELO.
El entusiasmo que estos días reina en la ciudad
eterna es indescriptible. Los católicos venidos de
todas las partes del mundo, han dado una prueba
inequívoca dól arraigo de sus creencias y de su
amor sincero y profundo al Vicario do Jesucristo.
La solemnidad que ha eclipsado á todas las de-
más por su extraordinario brillo y esplendor, ha
sido, á no dudarlo, la del tres de Marzo, en que se conmemoraba el Vigési-
mo quinto aniversario de la coronación de S. 8. León X I I I . Desde las pri-
meras horas de la mañana se notaba en la capital extraordinaria agitación.
Las calles hervían de gente. La circulación de los coches hacíaso muy
difícil. Muchedumbres inmensas se divisaban en las inmediaciones del
Vaticano. La tropa estaba acampada en la espaciosa plaza do Pan r e d r o
para mantener el orden y evitar cualquier accidente lamentable. Por entre
los dos cordones de soldados colocados junto á la gradeiía que da acceso á
la Basílica, iban pasando uno á uno los que habían podido adquirir billete
de asistencia. La Gendarmería Pontificia cuidaba del interior del Templo
Las HH. de la Caridad y varios médicos bajo la dirección dol Doctor Lap-
poni estaban allí preparados para prestar en caso necesario los auxilios de
la ciencia.
La Basílica aparecía lujosamente adornada. Preciosísimos damascos ga-
loneados de oro cubrían las grandes pilastras dol templo; de las bellísimas
arcadas de marmol pendían tapices de seda de valor incalculable; millares
de focos de luz centelleaban en las altísimas bóvedas, como centellean las
estrellas del firmamento en noche serena; del sepulcro de los S¡S. Apóstoles
ascendía en espiral gigantesco el humo del incienso, que esparciéndose por
las espaciosísimas naves, lo llenaba todo de suavidad y fragancia. Las tri-
bunas también se habían adornado con exquisito gusto.
En la Tribuna de los soberanos estaban: 8. A. It. la Princesa Vitoria,
heredera del trono de Suecia y Noruega; 8. A. R. la Princesa Matilde de
Borbón; 8. A. R. la Gran Duquesa Paulina de Sajonia-Weimar-Eisenach;
S. A. el Duque Roberto de Parma, S. A. la Princesa de Siechtenstein, y los
SS. Príncipes, Maximiliano de Badén y J u a n de Windschgraetz.
En la Tribuna del Excmo. Cuerpo diplomático acreditado cerca de la
S. Sede, ocupaba el primer lugar el Excmo. señor Conde de Almodóvar,
Embajador extraordinario de 8. M. Alfonso XIII. Seguíale el Príncipe
Mirko de Montenegro, y los demás Embajadores que las potencias tienen,
cerca del Soberano Pontífice.
CRÓNICA GBNEKAL 235

A las diez y tres cuartos, S. Santidad, escoltado por la Guardia noble


que vestía precioso uniforme, hacía su entrada solemne en la grandiosa Ba-
sílica. Precedíanle los Procuradores de las Órdenes Religiosas, Abades,
Obispos, y cuarenta y cinco Cardenales que se habían reunido para celebrar
tan fausto acontecimiento. Al aparecer León X I I I sentado en la hermosa
silla Gestatoria, don riquísimo regalado á Su Santidad por los camareros
de Capa y Espada, la multitud prorrumpió en estruendosos aplausos y el
Padre Santo evidentemente conmovido, iba dándonos á todos su bendición.
Seguían á Su Santidad la Guardia Suiza, la Antecámara Pontificia y los
Generales de las Órdenes Religiosas que gozan de este privilegio, como los
Carmelitas, Dominicos, Franciscanos, Servitas y Capuchinos. En ausencia
do N. P. General, representaba la orden de Carmelitas Descalzos N. M. R. P.
Vicario General, Fr. Ezequiel del S. C. de .lesús.
Ofició la misa el cardenal Langenieux, Arzobispo de Reims. La Capilla
Sixtina, bajo la dirección del Maestro Perossi, ejecutó con admirable perfec-
ción los Kiries, Gloria, Credo y Agnus Dei de la Misa «Papa Marcelli» de Pa-
lestrina. En el Ofertorio se cantó el Oremus pro Pontífice, composición hecha
para este acto por Lorenzo Perossi, todo lo demás se cantó por los cantora-
les de Solesmes. El coro se componía de 140 voces. Dejóse oír [durante la
elevación la dulce armonía, llamada de las Trompas de plata, que ha inmor-
talizado al celebrado compositor M. Silveri.
De manera tan magistral interpretó esta Capilla del Papa la Misa de
Palestrina y canto de Solesmes, que todos afirmaban que para oir cosa me-
jor, habría que trasladarse al cielo á gozar de las melodías angélicas.
Terminado el sacrificio de la misa, el Padre Santo entonó el Te Deum
que se cantó á una voz por el pueblo. Finalmente, Su Santidad, asistido de
los cardenales Macchi y Steinkuber, después de las preces de rito, dio al
pueblo la Bendición Apostólica. Retiróse inmediatamente el Padre Santo,
y al pasar por entre los innumerables fieles que allí estábamos reunidos
las aclamaciones so repetían sin cesar. Todos aplaudíamos entusiasmados;
todos doblábamos nuestras rodillas é inclinábamos nuestra frente para re-
cibir la última bendición del augusto Anciano, que con dulce sonrisa le-
vantaba sus manos temblorosas para derramar sobre nuestras cabezas las
más dulces gracias del Altísimo. Así terminó esta función solemnísima,
sin precedente en la Historia. Día de gloriosa memoria será siempre el
tres de marzo de 1903, para la Iglesia, para el Pontificado, y para León XIII.
Por la noche iluminóse toda la ciudad, llamando poderosamente la aten-
ción la Iglesia de N. M. S. Teresa, que tanto por su magnífica posición, como
por la caprichosa y artística combinación de luces presentaba un golpe de
vista verdaderamente fantástico, y deslumbrador.
Suyo affmo.—El Corresponsal.—Roma, 4 de marzo deíl903.
Su SANTIDAD Y LOS CARDENALES.—La Prensa católica extranjera publica
algunos interesantes detalles acerca de la reunión de los Cardenales, en la
biblioteca privada del Papa, celebrada el 1.° de marzo. Cuarenta y dos eran
los Cardenales asistentes; así que el Soberano Pontífice pudo, con razón,
decirles en el curso de la conversación:
—«Jamás habíamos visto en derredor nuestro un número tan considera-
ble de Cardenales. Bien pudierais celebrar un Cónclave.»—Frase contra la
cual, respetuosamente protestaron los Cardenales.
A las felicitaciones del Cardenal Oreglia, respondió el Papa diciendo
$36 BL MONTE CARMELO

que el Jubileo significaba, en efecto, n a gran favor de la Divina Providen-


cia, y recordando las palabras de Pío VI, acerca del famoso proverbio Non
videbis annos Prtri. Los hechos han demostrado que aquel proverbio no es de
fe, puesto que son ya dos los Papas que han llegado al vigéaimoquinto ani-
versario de su exaltación al Pontificado.
El salón en quo la reunión se celebraba, evocó en la mente del Sobera-
no Pontífice un intoresante recuerdo.
—«Aquí—dijo—celebró Pío I X su último consistorio. ¿Os acordáis, Emi-
nencia?--añadió, dirigiéndose al cardenal Oreglia—Pío IX presidió el con-
sistorio desde el lecho en quo lo retenían fortísimos dolores. En aquel con-
sistorio fué preconizado el inolvidable Cardenal Parocchi.»
El Sumo Pontífice entregó á cada uno de los Cardenales un volumen
conteniendo cinco Encíclicas y un discurso inédito del gran Papa Inocen-
cio I I I , por el que taD fervorosa admiración siente León X I I I . El Papa anun-
ció al cardenal Langenieux, Arzobispo de Reims, que lo había designado
para celebrar la misa de pontifical en San Pedro, y los Cardenales se des-
pidieran de Su Santidad, quien tuvo una frase afectuosísima para cada uno
do ellos.
RBSúMBS POLíTICO.—Sigue la famosa circular del señor Maura, Ministro
de la Gobernación, ocasionando graves disgustos al Gobierno; la J u n t a
Central del Censo acusa al Ministro..de haber cometido una ilegalidad, y
de que su decreto no sirve sino para favoTecer á sus amigos; mas no se
crea que al censurar al Gobierno pretende la J u n t a favorecer á los intere-
ses del país; los diferentes miembros que la componen miran p >x los inte-
reses de sus respectivos partidos. El señor Maura, por su parte, lejos de in-
timidarse, sigue impávido su labor, hasta el punto de haber mandado otra
segunda circular á los Gobernadores do Provincia intimando el cumpli-
miento de la primera.
También el señor Sánchez de Toca, Ministro de Marina, ocasiona serios
disgustos á sus compañeros de Gabinete, pues sus reoiontes disposiciones
relativas á la reducción de emolumentos anejos á las capitanías de puer-
tos trae alborotados á los Marinos á los cuales apoya gran parte de la
prensa.
Témese un rompimiento entre el señor Villaverde y los demás Minis-
tros, pues aquél se opone enérgicamente á que se aumenten los gastos, y és-
tos están empeñados an aumentarlos en sus respectivos departamentos.
Por aquí puede juzgarse de la hermosa paz y envidiable armonía [que
reina en la familia ministerial.
L i s elecciones de Diputados Provinciales so han verificado, poco más ó
menos, con los mismos incidentes edificantes que otras veces.
Da Marruecos se publican las noticias más contradictorias, se asegura
que Bu-Hamara ha sido capturado por las tropas del Sultán; se asegura
después que las tropas del Sultán han sido derrotadas por Bu-Hamara, y
hasta ha corrido la noticia de que el famoso Bu-Hamara es el propio Prín-
cipe Tuerto. Todo BOU sombras y misterios on esa guerra. ¡Dios quieráque
al disiparse las sombras y al esclarecerse los misterios, no vengan compli-
caciones peligrosas para alguna nación de aquende el estrecho!

t-^jJ§^^~»
Dinora Coppinger

'"-*4Í&

Al recorrer un trayecto de tres más brillantes colores, podremos


kilómetros próximamente en la ca- figurarnos una deliciosa Capua ó
rretera que conduce de Washington afortunada Campania en miniatura.
á Filadelfia,se encuentra un caserío Little Virginia, que así se lla-
sobremanera simpático ypintoresco, maba el conjunto de aquellas gran-
ó mejor dicho, una reunión de ca- jas veraniegas, era la mansión, así
sas de campo, á donde se retiran en verano como en invierno, de la
varias familias aristocráticas de familiaShielding compuestadejhon
Washington, á pasar la época de Shielding, Diana Hireland y de un
los calores, que suelen ser insopor- hijo de estos dos esposos llamado
tables, en el verano, en la capital José. Jhon Shielding era un alto
norteamericana. empleado del Senado de Washing-
, Aquel conjunto de casas, que no ton, que todos los días iba y venía
pasan de quince, está habitado en de la capital á su casa por dar gus-
el invierno por cierto número de fa- to á su esposa, quien no quería vivir
milias trabajadoras, que cuidan de en una ciudad de tanto movimiento
los edificios y sus muebles, de como es la capital norteamericana.
los huertos contiguos, de los árbo- En Diana Hireland podrán recono-
les frutales, de las parras de Cali- cer nuestros lectores á una de las
fornia que, trasplantadas á aquel tres amigas de la hermana Dinora,
fértil suelo, producen magníficos de quienes ya hemos hablado y nos
racimos; y así se conservan en toda queda bastante que hablar.
su lozana vida aquellos deliciosos Ya hemos dicho lo qué fué Lucre-
jardines poblados de las más extra- cia. No diremos de Diana, que fué
ñas y curiosas plantas; aquellos ro- Carmelita como Dinora, ni nerma-
bustos robles, corpulentos pinos, na de la Caridad como Lucrecia,
sombríos castaños de India, y sobre pero sí esposa ejemplar y madre de
iodo el poético flammoyan con que conducta irreprochable y católica
forman los más variados techos y de costumbres intachables; á fin de
bóvedas en forma de túnel, impene- que la conversión de la hermana
trable á los más ligeros rayos del Dinora diera frutos de verdad para
sol, y los más caprichosos arcos de todos los estados.
todos los estilos arquitectónicos. Si Diana pasaba sus días en la más
á todo esto se juntan aquellas enor- dulce tranquilidad en la quinta de
mes jaulas donde se encierra la Little Virginia ocupada en el go-
variedad más completa de aves de bierno de su casa y en la educación
todos los países, y aquellos inverna- de su hijo José. Tenía en su casa
deros donde se conservan las flores una pequeña capilla dedicada á la
del más exquisito aroma y de los Virgen del Carmen, ante cuya ima-
238 KL MONTE CARMELO

gacia
en pasaba sus ratos de oración, y
las prácticas de sus devocio-
diese á su hijo la educación más es-
merada que una madre puede dar al
nes ordinarias; allí rezaba todos los hijo de sus entrañas.
días el rosario y la estación del san-
to escapulario, allí iba á visitar á su Diana tenía siempre á su lado á
Madre, como llamaba á la Virgen José á fin de enseñarle, lo mismo en
del Carmen, todas las veces que sa- teoría como prácticamente, todo
lía de casa, y allí volvía cuandotor- cuanto fuera necesario para formar
naba de su viaje: la primera obra de un ferviente católico. Hacíale rezar
la mañana era ir á la capilla á ofre- en su compañía, enseñábale todo lo
cer las obras del día, y la última por concerniente á las prácticas diarias
la noche á dar gracias por los bene- de religión, á fin de que José-forma-
ficios recibidos. ra un justo concepto de aquello mis-
mo que practicaba. A la verdad, no
Cuando Diana hablaba de la Vir- parecía que José llevase á mal
gen del Carmen, su conversación aquellas solicitudes de su madre;
era en extremo entretenida; nunca pero en lo que menos pensaba José
se cansaba de referir la historia de mientras rezaba, ó mientras escu-
los muchos milagros que la Virgen chaba, al parecer con atención, las
del Carmen había obrado por medio exhortaciones y pláticas de su ma-
de su santo escapulario, y reuniendo dre, era en Dios: su intención era
en su casa durante las noches del muy distinta.
invierno á todas aquellas familias
trabajadoras que estaban al cuida- José conocía muy bien que cuan-
do de aquéllas quintas y palacios, tas veces le viera su madre rezar
les hacía unas exhortaciones tan fer- con atención ó mostrar deseo de al-
vientes, con tanta unción y convic- gún ejercicio espiritual, le regalaba
ción del alma, que al cabo de algún alguna golosina, ó le pagaba con
tiempo tuvo el consuelo de ver que alguna merienda extraordinaria, ó
muchos de aquellas sencillas gentes le dejaba salir á paseo montado á
adjuraban el protestantismo entran- caballo; y cuando quería conseguir
do llenos de entusiasmo en el seno alguno de estos objetos, ya sabía
de la Iglesia católica. cuál era el medio: mostrar el deseo
En lo que más cuidado puso Dia- de ir á rezar, ponerse de rodillas de-
na, fué en la educación de su hijo lante de la imagen de la Virgen del
José, quien, si es verdad que no era Carmen, ó mostrarse complaciente
de mala índole, era sin tiuda alguna con los deseos de su madre. Desde
el muchacho más travieso que ha entonces tenía conseguido todo lo
nacido en los Estados Unidos. No que deseaba.
era desobediente, ni rebelde á los José era muy juicioso delante de
mandatos de su madre, pero en cam- su madre, pero tan pronto como de-
bio la engañaba cuantas veces ha- jaba de estar en su presencia y salía
blaba con ella. de casa, ¿cuál era su comportamien-
L a s madres difícilmente creen na- to? Parece increíble pero era una
da contra sus hijos; en cambio siem- verdad; no había perro ni gato que
pre están dispuestas á creer cuanto al ver á José no se echara á correr
de bueno se les refiera de aquellos más que de prisa; porque sabían
que son sangre de su sangre y pe- muy bien, por experiencia, que la
dazos de su corazón. No hay madre pedrada venía encima. Un día ma-
á quien no le parezca que su hijo es tó dos gatos de dos pedradas, ó los
e) más hermoso, el más inteligente, derribó al suelo como muertos. De
el más dispuesto para todo lo bueno; otra pedrada rompió la jaula de un
si en cambio alguna vez por casuali- canario echando á volar el pájaro,
dad hace algo de malo, es por las y rompió dos cristales. Después de
malas compañías. Siempre tienen la estas hazañas se fué muy edificante
culpa las malas compañías, el hijo no á su casa, y llamando á su madre di-
la tiene nunca, al menos así lo en- jo á esta con mucha formalidad que
tiende la madre. los muchachos de ahora no tenían
Algo de esto pasaba con Diana ninguna educación ni crianza; que
madre de José; pues éste, para aqué- uno sólo había matado dos gatos y
lla, era el niño más listo y el de me- roto una porción de cristales, y que
jor índole que ella hubiese conocido después de todo habían tenido la po-
en toda su vida. Sin embargo, esto ca vergüenza de echar la culpa al
no era un obstáculo para que Diana mismísimo José, cosa que no puede
P0LACE8 Y ENTRETENIMIENTOS 239

ocurrir á nadie sino es á los mucha- fuegos artificiales, que acababan de


chos mal educados en estos tiempos. comprar á un pirotécnico, estaban
D i a n a creía todo cuanto su hijo la reunidos en un rincón que tiene la
decía, sin ocurrírsele siquiera que calle de Francklin en Washington.
la estaba engañando; pero de allí E£¿Qué era lo que intentaban los
tomó ocasión de darle admirables tres muchachos con sus perros y la-
consejos sobre la educación de los tas? Enseguida nos lo dirá José. A l
niños y de las terribles consecuen- dar las cuatro y media de la tarde
cias que más tarde provienen de la en el reloj del consistorio, ataron
mala crianza y de la poca religión las cuatro latas fuertemente á los
que á los niños se les enseña en los rabos de los perros, aplicaron unas
primeros años de su existencia, y mechas muy largas á las bombas,
con ternura verdaderamente de ma- las prendieron fuego, y en medio
dre aconsejaba y suplicaba á su de una lluvia de piedras que caían
hijo que no fuera jamás tan mal sobre los pobres perros, hicieron
educado como lo eran sus compa- correr á éstos hacia el Senado don-
ñeros, de el Honorable Henry Clay esta-
José oía aquella plática con ad- ba pronunciando su discurso.
mirable recogimiento y con acento Según calculó José, las bombas
de la más profunda convicción, ase- debían estallar al llegar frente al
guró á su madre que jamás come- Senado, pero sin duda, ó no calculó
tería semejantes actos de desver- bien todas las mechas, ó. por cual-
güenza y de desacato á la propiedad quier otro motivo, ello es, que las
ajena, como era matar gatos á pa- bombas que iban en la lata de uno
res y romper jaulas á pedradas. de los perros, estallaron á la mitad
A l mismo tiempo que José hacía del camino, y aquí fué Troya. Los
aquellas solemnes afirmaciones, es- vecinos de la calle por donde co-
taba urdiendo en sus adentros un rrían ó volaban los perros, asusta-
plan que si llegaba á madurar y dos al oir tanto estallido y tanto
por último á realizarlo, tendría re- ruido, asomábanse á los balcones y
sonancia en todo Washington y ventanas de Hs casas, pero mien-
aún en todos los Estados-Unidos, y tras tanto los perros habían desapa-
liaría reir á todos los yankees sin recido y en cambio los muchachos
dejar uno solo, cosa no muy fácil, gritaban furiosamente: "Los suble-
dada la seriedad del carácter nor- vados vienen encima.,, Como hacía
teamericano. muy poco tiempo que se había con-
El plan estaba admirablemente cluido la guerra que sostenía el
ideado, y fué aun más admirable Norte de los Estados Unidos contra
el resultado que lo que José preten- el Sur, se creyó que había habido
• día. Sabía muy bien el muchacho alguna nueva sublevación, y, como
que aquellos días á las cuatro de la en tales casos no se discurre nada,
tarde se reunía en el Senado de pero en cambio se grita mucho, todo
Washington todo lo más granado era dar gritos y chillidos y excla-
de la República norteamericana, mar: "¡los sublevados, la subleva-
atraídos por la fama de los discur- ción!,,
sos que el Honorable Henry Clay En esto llegaron los perros fren-
estaba pronunciando sobre la abo- te al Senado, y al poco de haberle
lición de la esclavitud. Este es el pasado estallaron seis bombas, es
momento oportuno, dijo^ para sí el decir, las conducidas por dos pe-
muchacho, de poder dar*un susto á rros, un poco más adelante las del
toda la capital de los Estados cuarto perro. A l oir los estallidos
Unidos. se asustaron los gravísimos senado-
P a r a poner en ejecución su plan, res yankees, quisieron enterarse de
llamó á otros dos compañeros suyos lo que era, y he aquí que llegaban
y entre los tres muchachos pudieron los muchachos clamando en alta voz
reunir cuatro perros de sus mismas ¡los sublevados, la sublevación!
casas, para que sirvieran de ins- Aquí fué donde se desarrolló una
trumentos para la realización del escena terrorífica. Cada uno de los
diabólico plan infantil. Los tres oyentes de Henry Clay se .tiró esca-
muchachos, los cuatro perros, cua- leras abajo, hubo algunos que se ti-
tro latas de zinc que habían servi- raron del balcón y algunos de las
do de depósito de salmón en conser- ventanas. Se corría sin dirección,
va, y una docena de bombas para se gritaba, se llamaba y se lloraba
240 EL MONTE CARMELO

como si el día del juicio viniera en- su objeto. El desenlace final ó el fin
cima. en que viene á parar nuestro perso-
Alarmóse pues toda la ciudad, se naje, tanto más.admirable vendrá á
acudió á los cuarteles, el ejército se ser, cuanto sus principios ó sus me-
puso sobre las armas, la infantería dios menos lo daban á entender.. Pe-
cogió el fusil, los artilleros se aga- ro así se muestra más patenté la in-
rraron á sus cañones y la caballería tervención sobrenatural," cuanto los
se halló montada en un momento. medios naturales menos relación
¿Dónde están los sublevados? era la parecían tener con el objeto conse-
pregunta que se hacía en todas par- guido.
tes. Pero nadie había visto á los su- L a devoción hipócrita de José,
blevados. ¿Hacia donde se han diri- parecerá de ningún valor ante la
gido los sublevados? ¿quién es su je- Virgen del Carmen para que esta
fe? Se volvía á preguntar, pero la misericordiosa Madre 'consiguiera
verdad era, qué nadie había visto á de su Hijo favor alguno para nadie.
los sublevados ni el color que te- Sin embargo entre las muchas de-
nían ni la cara que llevaban. vociones hipócritas tan frecuentes
Entonces se tomó la determina- entre los hombres, suele haber de
ción de que la caballería hiciera un vez en cuando, alguno que otro
recorrido por todas las calles de rasgo de sinceridad, y de aquellos
Washington; y en efecto, el regi- iequeños rasgos de sinceridad, sue-
miento eje caballería de Alabama Í e valerse esta buena Madre para
hizo el tal recorrido y... no hubo na- ejercitar sus bondades para con
da; y se convencieron todos de que los que tanta necesidad tienen
no había habido nada; pero ¿quién de ellos. Todavía no es tiempo de
fué el autor de aquella alarma? To- manifestar en qué vino á parar el
davía hoy es el día en que en W a s - hijo de Diana Hireland, pero si el
hington se desconoce el autor de la lector tiene suficiente paciencia pa-
hazaña;. r a continuar leyendo la relación de
Aquella misma tarde .se dirigían nuestra verídica historia, le asegu-
tres muchachos hacia Little Virgi- ramos que tendrá un motivo más
nia refiriendo la hazaña que habían para admirar las misericordias de
realizado y pensando en el modo có- la Virgen del Carmen para sus
mo habían de sacar la merienda á devotos.
Diana, madre de uno de ellos. Otro motivo entre los muchos que
Diana no sabía lo que había pa- tenemos para detenernos en estas
sado, hasta que los muchachos cuyo menudencias, es para que las tan-,
capitán era su hijo, le contaron lo dres de familia se convenzan una
acontecido, por supuesto, callando vez más, de que sus hijos no suelen
quiénes fueran los autores, y otras ser, por lo general, ni tan devotos;
muchas circunstancias. Los mucha- ni tan sencillos, ni tan listos como á
chos tan devotos y tan juiciosos pi- ellas les suele parecer, sino que
dieron á Diana licencia para ir á muy al contrario por lo general, los
arrodillarse ante la Virgen del Car- hijos, lo mismo en santidad como en
men á dar las gracias, por haberles el talento, no llegan á la mitad de lo
librado del peligro en que se halla- lo que creen ellos. Y puede muy
ron de ser arrollados por las turbas. bien realizarse la verdad de aquel
Diana les concedió aquella gracia, refrán que dice: "de diñero y santi-
y en recompensa de su devoción, dad la mitad de la mitad. „
dio de merendar á aquellos tres po- No crean pues las madres á sus
brecitos devotos. hijos tanbonachonameñte como Dia-
Estas noticias que damos tan mi- na Hireland, la cual en medio de
nuciosamente sobre los hechos del sus virtudes, tenía este defecto ma-
hijo de Diana Hireland y otras mu- ternal, como otras muchas madres.
chas más que,Dios mediante, hemos No estará demás aconsejar á és-
de dar sobre el mismo asunto y"so- tas, que si quieren saber lo que es
breel mismo individuo,tienensu finy su hijo, pregunten á la vecina y lo
que aquélla les diga es la verdad.

Fr. g. de S. ¥.
(Se continuará)
l ! ! l l
' • " / ' • ' S í Z ^ : ' - - • • • • ' • ' • • v . - ' f f ! ? T * ? T ' ! T * W f f r * ? ^ ^

María de los Dolores

ARÉCE á primera vista


que la Sacratísima Vir-
gen debía estar exenta
^^^^^ de la le}' del dolor, á la
-^ que está sometida la hu-
manidad. María ¿no es la inocen-
cia misma? Y el dolor ¿no es la
pena natural del pecado? Se com-
prende perfectamente que Jesús
padezca la pena del pecado: Él
echó sobre sus espaldas los delitos
del mundo, y era natural que car-
gase con la pena á ellos debida.
AñolV-Jiúm. 67 Pero María ¿por qué había de pa-
decer el dolor, y por qué había
1.°de Abril de 1903 de ser castigada?
Y, sin embargo, es lo cierto que
"Q)T(S
después del martirio de Jesús no
1
hubo martirio semejante al de Ma-
242 B t MONTB CARMELO

ría: ninguno ha habido más violento, ninguno más


atroz, ninguno más cruel. Jeremías la vio en sombras
y vislumbres proféricas, y la vio en tales angustias, en
tan mortales congojas, en tan acerbos dolores, que,
asombrado y lleno de espanto, la dice: ¡Mujer son in-
mensos, como los mares, tus dolores!
Así estaba decretado que había* de suceder. Desde
el momento en que María fué elevada á la dignidad au-
gusta de Madre del Redentor, fué constituida Core-
dentora del humano linaje, para que por medios aná-
logos á los que se obró la ruina del mundo, se obrase
también la reparación del mundo: por el hombre y la
mujer el mal se introdujo en la tierra, y por otro hom-
bre y ctra mujer la tierra fué enriquecida con los bie-
nes del cielo. Esta reparación tenía que consumarse con
el sacrificio cruento del Redentor sobre el ara de la
Cruz, y ya que María no podía ser sacrificada con el
derramamiento de su sangre, porque eso no estaba de-
cretado, tenía que ser inmolada en sacrificio in-
cruento, como víctima propiciatoria, en el ara invisible
de su corazón purísimo.
Por eso María fué Mártir y la Reina de los mártires.
No hubo dolor comparable á su dolor, no hubo marti-
rio al suyo comparable, cuando vio á su dulcísimo y
Divino Hijo pendiente del madero de la Cruz. ¡Ella, la
más amante de las madres! ¡Él, el más dulce y amado
de los Hijos! Amaba ella á Jesús como á su Hijo, con
amor más grande y más tierno que el de todas las ma-
dres; le amaba como á su Dios, con amor más fogoso
y más ardiente que el de las criaturas todas. Este amor
de María, no hay inteligencia de hombre ni de ángel
que lo pueda comprender, y por eso tampoco hay en-
tendimiento capaz de comprender toda la intensidad,
toda la crudeza, toda la acerbidad de los dolores y tor-
mentos que padeció María al pie de la Cruz.
¡Pobre Madre! Allí estaba á su lado, enhiesta, la
MARÍA DE LOS DOLORES 243

Cruz afrentosa, y veía á su Hijo muy querido clavado


en ella de pies y manos... y no podía Ella, su Madre,
valerle. ¡Pobre Madre!...
Su Hijo muy querido estaba allí, á su lado, todo
llagado, desgarrado, ensangrentado... y no podía Ella,
su Madre, socorrerle, ni curarle, ni limpiarle. ¡Pobre
Madre!

Hecce Homo

Y además de los tormentos que veía en el cuerpo


de su muy querido Hijo, adivinaba las agonías que pa-
saba en su alma, la tremenda desolación, cl horrible
desamparo, la espantosa soledad á que le abandonaba
su Padre... y no podía Ella, su Madre, aliviarle, ni
consolarle. ¡Pobre Madre!...
Y aquella afrenta de Jesús, y aquellos dolores de
Jesús, y aquellas heridas de Jesús, y aquella sangre de
244 EL MONTE CARMELO

Jesús, y aquél desamparo de Jesús ) y aquellas congojas


de Jesús, y aquella agonía de Jesús, y aquella muerte
de Jesús, no había de aprovechar á muchas almas.
¡Ella, su Madre, lo sabía, Ella lo veía! ¡Qué horror!
¡Qué tormento! ¡Pobre Madre!
* *
¡Qué espectáculo para el mundo! ¡Jesús crucificado,
y, de pie, junto á la Cruz, está María, su Madre, hecha
un mar de amargura!...
¡Qué lección para el mundo! El mundo quiere huir
del dolor; la filosofía del siglo pretende suprimir el
dolor, y... ¡Jesús está crucificado, y, de pie junto á la
Cruz, está María, su Madre, hecha un mar de amar-
gura!
Y yo pregunto: ¿qué ha conseguido el mundo des-
pués de tantos afanes para huir del dolor? ¿cuánto ha
adelantado en ese camino la filosofía del siglo? ¿dónde
está la felicidad humana? ¿dónde se esconde el Paraíso
de deleites?... ¡Oh, qué desilusión! ¡Qué horrible des-
encanto!
En cambio los dolores del Calvario nos llevan á la
Gloria. Jesús crucificado es el manantial perenne de la
felicidad; María de los Dolores es nuestra más hermosa
esperanza...
Fr. Amado.

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.ha Sarita Paz, según so v e n e n en J a é n


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F U E N T E DE YIDA

Un silencio de muerte y las tinieblas de la desola-


ción envolvían la colina del Calvario. Los últimos ru-
mores de coraje y rabia de los enemigos de Jesús se
habían apagado á lo lejos con los postreros rayos del
sol; y en medio de aquel silencio universal de la natu-
raleza y rasgando aquellas nieblas crepusculares, se
erguía en alto la Cruz del Salvador.
Eran las últimas horas del día de la Redención; con-
sumado estaba el sacrificio expiatorio ofrecido por los
pecados de la humanidad; y en aquella última hora, el
Autor de aquella Redención copiosísima, el Sacerdote
de aquel sacrificio santo, reposa tendido en su lecho de
amor, yace inmolado en el cruento altar. Pero en su
Corazón palpita aún la fuerza del amor, en su espíritu
vive aún la vida de la caridad; y ese Corazón amantí-
simo, ese Corazón abrasado, trabaja aún en medio de la
soledad y silencio de. la muerte, y va á consumar mis-
teriosamente la obra de salvación amorosa que du-
rante su vida ha hecho.
Y cuando todo calla, y cuando las luces del día se
apagan, y el silencio y la obscuridad reina en el Gól-
gota, ese Corazón se dilata, ese Corazón se abre, y de
ál brota un rayo de luz, de vida y de amor; y de él
salta á la tierra una fuente de sangre redentora y otra
fuente de agua purificadora.
PUENTE 1)E VIDA 247

Ese rayo alumbra las almas desoladas que rodean


la Cruz; esas fuentes inundan la tierra, y en sus ondas
sé anegan los corazones.
Son olas de sangre; son olas de agua. Es el mar de
amor que el Corazón de Jesús contenía en sus senos
misteriosos.
Estas ondas regeneran en el Bautismo, purifican en
la Penitencia, fortifican en la Confirmación, alimentan
en la Eucaristía, perpetúan en el Orden la sociedad re-
ligiosa, santifican en el Matrimonio la familia humana
y sostienen en la Extrema-Unción á los que luchan ccn
la muerte á las puertas por do se sale de la vida.
En ese mar de sangre y agua que se ha formado á
los pies de la Cruz, en esa fuente de vida que brota del
Corazón del Hombre Dios, se abrevan los espíritus se-
dientos, y los que aplican sus labios á esas corrientes no
tienen sed ya jamás.
Señor, déjame beber de esa fuente.
Déjame beber de esa agua.
Déjame bañarme en esa sangre.
Da mihi bibere.
fr. flngel María.
-la-ü-a-Bi-a—m-m-m--m-^~m-^-m-^^
ajt sit jit ate ilc & J!¿ JIC J e slc il£ sis jfe ítt JIC jlc ¿de JIC 3¡¿ ilt ilt ¡¡t i¡í át de ¿fc íít /tv** cv

ECOS DEL CALVARIO

Subamos al Monte Calvario. Allí han subido todos los pueblos,


y allí tienen su historia todas las naciones. Ese monte es de todos,
porque en él levantó la Providencia el altar en que debía inmolar-
se la víctima más preciosa que han inmolado los siglos; allí se ex-
pió nuestro pecado, se sació el hombre de crímenes y Dios de opro-
bios, allí cruzaron por la frente de la Virgen más pura negras
nubes que le robaron su hermosura, y por el corazón de la Madre
más tierna las amarguras más penosas y las tribulaciones más
crudas. Allí vengó Dios el pecado y se completaron todas las pro-
fecías; allí murió la vida para vivificar á la muerte, y se dieron las
pruebas más grandes de amor que jamás se habían sospechado.
Subamos, pues, al Monte Santo para participar del gran sacri-
ficio y ser testigos de la malicia del hombre y de la bondad de
Dios.
Subamos, que Dios nos llama á él, y no nos es lícito perder el
último adiós de Jesús y la última mirada de su amor.
Subamos á recoger las últimas palabras de Jesús, las últimas
agonías de Dios y la última sangre del HombrerDios. Subamos, y
puestos sobre la Cruz bendita, signo de nuestra redención y precio
de nuestra vida, oigamos lo que desde ella dice Jesús.

iPadre mío, perdónalos, poi«que no saben lo que haeení (1)

Grande fué el amor y ternura de ]esús para con el hombre,


cuando, extendiendo sus brazos cariñosos, recibía en su regazo á
los niños que venían á Él, á esos ángeles en carne humana que,
como diría Selgas, lloraban sin conocer el valor de sus lágrimas,
ó reían sin comprender que la sonrisa es la primera aurora de la
razón que brilla en la frente del hombre, porque su candido cora-
zón todavía no había pagado el tributo del dolor á los dolores.
Grande debió ser también, cuando, compadecido de las turbas

(1) S. Lucas. Cf p. XXIII. v. 34.


ECOS DEL CALVARIO 249

que le seguían hambrientas, multiplicó en sus manos él pan del mi-


lagro, y los alimentó en las soledades del desierto, y mayor toda-
vía, si cabe,-cuando, sentado en el cenáculo, y sabedor de que el
discípulo ingrato había puesto precio á su vida, tomó en sus ma-
nos el pan, lo bendijo y, convirtiéndole en su propio cuerpo, nos lo
ofreció en calidad de comida.
Pero en la Cruz, ¡ah! en la Cruz es cuando se deshace su pe-
cho amante; y su corazón todo amor y todo ternura, no tiene más
que instancias á su eterno Padre, súplicas en favor de sus ver-
dugos, perdones para todos y excusas para los mismos que le in-
sultan y ultrajan. Perdónales, Padre mío, dice, porque no saben
lo que hacen.

ifloy «starás eonrnigo en el paraíso! (!)

Ya notamos los efectos de la ley del perdón.


Jesús, que apura todos los recursos de su amor en favor de
aquella raza deicida,. recoge las primicias de los frutos de su sú-
plica. ' ,...
Un hombre que blasfema de Dios, llagado de la desesperación
que producen en su alma los tormentos que torturan su cuerpo,
enmudece de pronto y, dejando escapar una lágrima de sus ojos y
una súplica de sus labios, se dirige á Jesús en ademán suplicante,.
y le dice que se acuerde de él cuando estuviera en su reino.
¡Oh ladrón afortunado, exclama S. Juan Crisóstomo, que tuvis-
te la habilidad de robar hasta la misma gloria!
Nadie le habia dicho que aquel hombre que veía morir como
un infame y malhechor, era Dios y que, á pesar de morir en medio
de atroces tormentos, poseía en herencia un reino eterno, pero—
¡oh poder admirable de la gracia!—una ráfaga de luz había pene-
trado en su alma merced á una mirada de Jesús, y esta luz disipa
las densas tinieblas de su espíritu-y le trueca de un blasfemo y de
un criminal, en un mártir y hasta en el primer confesor de Jesu-
cristo.El, como observa S. León, publica desde la cruz y delante de
todo el pueblo la inocencia, la santidad, el poder y la divinidad de
aquélque ve morir como malhechor, y lejos de escandalizarse de
los padecimientos de jesús, ve através Je sus tormentos su Divini-
dad y confiesa en medio de sus dolores á aquel Señor á quien ape-
nas se atreven á confesar los mismos apóstoles.
Dimas no pide nada, su reconocimiento sólo le permite suplicar
un recuerdo, Memento-mei, pero el amante Jesús le ofrece nada
menos que la gloria, y se lo asegura cuando le dice: en verdad te
digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

(1) 8. Lucas, cap. X X I I I . 43.


250 th MONTÉ CARMELO

¡JVüpa: Hhi t i e n e s á t u ^Vladrel (1)

¿Qué más pudo hacer Jesús por el hombre que no lo hiciera?


¿Qué pruebas más convincentes podía darle de su amor? Él, escu-
chando el plañidero gemido de su alma, bajó del cielo para visitar-
le cuando estaba sentado en las sombras de la muerte; Él le hizo
donación de su doctrina, de ese don precioso de la virtud que tanto
le engrandece, que es la vida del alma y la salud del cuerpo; Él,
obrando una serie de prodigios, le elevó al consorcio de la Divini-
dad; Él, para darle una. prueba más de su amor, se queda con el
hombre hasta la consumación de los siglos para ofrecerle en cálices
de oro su preciosa sangre. Y cuando le dio todo cuanto tenía, no
contento con haberle dado su propio cuerpo en calidad de comida
y su sangre en bebida, le dio la prenda más preciada de su cora-
zón, lo que más amaba y quería en la tierra, su propia Madre.
Mucho nos dio Dios cuando nos dio el ser, más cuando nos dio
la fe, y más incomparablemente cuando nos dio la gracia. Pero
cuando nos dio á su Madre, entonces nos dio todos los tesoros de
su amor, todas las simpatías de su corazón y todos los amores de
su alma; porque darnos su Madre fué lo mismo que darnos su vida,
su ser y todo lo más tierno, lo más precioso y lo más grande que
cabía en su corazón.
El no nos dio á su Padre, porque al Padre, como observa Santo
Tomás, por razón de su ser no conviene ser enviado ni entregado;
pero la Madre que es el don más precioso que tenía Jesús, la Ma-
dre... es lo que nos dá: Ahí tenéis vuestra Madre.

¡Dios mío, Dios mío!, ¿pop qué me h a s d e s a m p a r a d o ? (2)

El mérito de Salvador y la dignidad de Dios que realiza todas


las cosas.con asombrosa perfección, no permitían á jesús dejar in-
completo su sacrificio, sino que le impulsan á evidenciar la gran-
deza de su amor por la grandeza del sufrimiento, y, levantado
sobre todos los mortales por un sufrimiento sin igual y un heroís-
mo sin ejemplo, traer á sí todas las cosas.
La Cruz, ha dicho S. Agustín, fué la cátedra de Jesús, y su al-
tísima filosofía era dar testimonio de la verdad. Nada en verdad
dá tanto realce á su persona, como esa admirable grandeza de áni-
mo en medio de la tribulación y del dolor. De ahí es donde brota
más espontáneamente la confesión de su Divinidad.
Jesús era una misma cosa con su Padre, y era del todo imposi-

(1) S. J n a n cap. XIX. v 27


(2) S. Mateo cap. XXVI, v. 46.
ECOS Día CALVARIO 251

b!e que el Padre le abandonara, porque, como dice Santo Tomás,


no se puede separar la palabra viva de la inteligencia en acto, ó,
como afirma S. León, Dios no puede abandonar á su Hijo ni dejar
de mostrarse siempre como es. El mismo Jesús por S. Juan nos di-
ce también que no estaba solo, sino que su Padre estaba en El (1).
Pero tal aborrecimiento inspira á Dios el pecado que el Padre se
separa en apariencia de su Hijo sólo porque lleva la imagen de pe-
cador, y si el Padre abandona á su Hijo tan sólo porque había car-
gado con la responsabilidad de nuestros pecados y se había hecho
hostia expiatoria, como nos dice el Apóstol, ¿en qué abandono no
dejará al pecador empedernido?
Desesperante en gran manera debe de ser para el infeliz pecador
el apartamiento de Dios, cuando Jesús siente un tan profundo des-
amparo, sólo porque entre su Divinidad y Humanidad se ha in-
terpuesto la pasión, y la sola apariencia de abandono arranca de
sus labios una expresión tan dolorosa como ésta: ¡Dios mío, Dios
mió!, ¿por qué me has desamparado}

¡Tengo sed! (2)

Tampoco carece de misterio la sed del Salvador.


Una fuente, ha dicho el gran Padre de la Iglesia S. Agustín, no
puede tener sed; y, no obstante,nuestro buen Jesús que es la fuente
de aguas vivas que brotan del pecho del Padre, que riega con sus
corrientes la ciudad de Dios y ofrece á todos las aguas que saltan
hasta la vida eterna, angustiado por nuestras ingratitudes, y ator-
mentado por los crueles dolores que desgarran su cuerpo y afligen
su alma, tiene sed.
Terribles augustias, dice S. Bernardo, penetraban en el espíritu
yagudos dolores atormentaban el cuerpo dejesús en la Cruz, y sin
embargo, nota el mismo santo, que Jesucristo que no se queja de
los azotes, de las espinas, de los clavos ni de la cruz, se queja con
amarguísima expresión de la sed. ¡Pues qué! ¿Le atormenta más
la sed que la cruz en que está clavado, ó es que la sed fué la tribu-
lación más crecida de su pasión? Faltaba un detalle en la
pasión del Señor, y era preciso que tuviera su realidad todo cuan-
to se había escrito de Él. Faltaba la hiél, estaba escrito que había
de ser abrevado con hiél y vinagre, y ]esús, para llenar todas las
profecías y evidenciar á la faz de todo el mundo la ingratitud con
que se correspondía á todo el amor de un Dios, exclama \Sitio\
¡Sed tengo!
Tal vez esta sed fuera, según sentir de algunos SS. Padres, sed
de almas, sed de corazones y sed de lágrimas.
Él había venido para reparar el crimen de nuestra voluntad, y
(1) S. J u a n VIII.
(2) S. J u a n cap, XIX. v. 28.
252 EL MONTBCARMELO

buscaba nuestra gratitud y arrepentimiento, y por eso tiene sed:


sed de nuestras lágrimas, sed de nuestra conversión, sed de nues-
tra correspondencia, sed de nuestro corazón, y sed de nuestra al-
ma ¿Seremos nosotros tan ingratos que después de tantos sacrifi-
cios como costamos á Jesús, amarguemos su corazón con la hiél de
nuestra ingratitud y con la mirra de nuestro olvido?

iTodo está concluido! (1)

¡Está ya todo concluido! Todo cuanto se había escrito de Je-


sús en los libros Santos, ha recibido su cumplimiento.
Se ha terminado ya el gran sacrificio vespertino, prefigurado
en las profecías; ha sido inmolado el cordero de Isaías, y ha sido
estrujado en el lagar de la cruz el racimo traído de la verdadera
tierra de promisión.
¡Todo esté acabadol Ya ha quedado afeado como un leproso el
más hermoso de los hijos de los hombres, ha sido confundida con
los criminales la misma Justicia, y el Hijo de Dios ha sido conside-
rado como el último de los hombres.
¡Consummatum ést! Ya han caído los azotes que el hombre me-
recía, sobre las espaldas de Dios; se han cumplido las profecías de
David, y Dios ha visto taladrados sus manos y sus pies, y corona-
da de espinas su cabeza.
Ya la naturaleza se ha estremecido avergonzada de tanto cri-
men, es llegada la hora de las tinieblas y la prevaricación anun-
ciada por Daniel, se ha consumado
¡Ya está todo acabado! La obra de Dios, la Redención del hom-
bre y los sufrimientos de Jesús: ¡Ya está todo terminado! Y sólo
falta la última palabra de Jesús.

iHn t a s manos, Señor, encomiendo mi espirita! (2)

Llegó, por fin, la hora fatal.


Tesús, el buen Jesús, que no había venido al mundo sino para
nuestra paz y nuestro bien, aqule corazón que no palpitaba sino
para amarnos, aquella inteligencia privilegiada que bajó del cielo
para iluminarnos con los fulgores de su palabra cuando estábamos
dormidos en las sombras de la muerte, aquel Médico celestial que
daba vida á nuestras almas y sanaba nuestros cuerpos, quiere
despedirse de nosotros.
Sí, Jesús, el buen Jesús, el que llevaba la majestad en su sem-
blante y la ternura en el corazón, nuestro Padre, nuestro consuelo,
nuestra esperanza y todo nuestro bien, quiere dejarnos, pero an-
(1) S. J u a n cap. XIX. v. 30.
[2) S. Lucas, cap. X X I I I v. 43.
ECOS DEL CALVARIO 253

tes quiere que nos lleguemos cabe El, quiere Pero en va-
no, Jesús ha inclinado la cabeza y ha muerto.
¡Ha muerto Jesús!
Todos hemos sido reos de tan horrendo deicidio. ¡Todos hemos
levantado nuestro brazo contra el Justo! ¡Todos somos culpables!
No en balde la naturaleza, avergonzada de nuestro crimen bus-
có el escondite de las tinieblas, envolviéndose con las sombras de
una noche anticipada.
Los ángeles mismos cubrieron sus rostros con sus y alas, no se
atrevieron á contemplar los suplicios del Hombre-Dios.
El Padre tomó venganza de nuestro crimen, 3- nuestro crimen
apuró toda su malicia para atormentar á Jesús.
Queda, pues, la justicia de Dios satisfecha y la maldad del hom-
bre reparada, porque la venganza ha sido proporcionada al crimen.
¡El Inocente ha muerto por todos! ¡Su Madre queda atribulada!
¡Grande es como el mar su amargura!
Pero María es la representante de la Misericordia. A ella
debemos acudir en busca de perdón y misericordia.
¡Perdón, pues, Madre querida, perdón y misericordia! ¡Hemos
pecado contra el cielo y contra Vos! ¡Pero perdón, Madre querida,
perdón y misericordia! No tenemos en nuestro favor más que la
súplica de vuestro Hijo, y si algo vale esa sangre preciosa que por
nosotros ha derramado, por ella os pedimos perdón y misericordia.
¡Perdón, pues, Madre querida, perdón y misericordia!.
¡Perdón!
¡Perdón!
¡Perdón!
M. ¥.
Carmelita, Descalzo

v
-^É-"áE5—'
EL, CIPRÉS D E LOT

El Emperador Heraclio edificó en el siglo VII una iglesia sobre


el sitio donde cortaron el árbol que sirvió para hacer la Santa
Cruz. Si hemos de creer una antigua tradición y dar crédito á al-
gunos deteriorados frescos que en la susodicha iglesia se ven, Lot,
después de haber cometido el doble crimen de que hace mención
el cap. XIX del Génesis, se retiró á hacer penitencia á este lugar,
donde después Isaías pronunció aquella solemne profecía: "He aquí
que concebirá una Virgen y parirá un hijo y será llamado su nom-
bre Emmanuel.„ Triste, é implorando el perdón de Dios, pasaba
Lot sus días, cuando se le apareció un ángel y entregándole tres
ramitos de ciptés le dijo: planta y riega diariamente con agua del
Jordán estos ramos: si echan raíz y crecen, entenderás que has al-
canzado el divino perdón. Muy lejos tiene su curso el Jordán, fa-
tigoso era el acarrear el agua; pero Lot cumplía penitente la orden
del cielo. Volvía un día Lot agobiado bajo el peso de su ánfora,
cuando algunos diablos, disfrazados de pobres, rogáronle mitigase
su sed, á lo que accedió el compasivo Lot: mas tanta agua bebieron
aquéllos, que la agolaron. Era ya tarde y no pudiendo Lot volver
al Jordán quedaron, contra la orden expresa del ángel, los cipre-
ses sin regar. Triste y acongojado estaba Lot; pero el ángel le
consoló é hizo saber que los árboles crecerían, pues su acto de ca'
ridad había sido acepto á Dios. Uno de éstos árboles es aquella
Cruz santa á.quien la Iglesia saluda
Arbor decora, et fúlgida
Ornata Regís púrpura
Electa digno stípite
Tam sancta membra tangere.

Fr. Martín.
-Siít » á t ¿ 9 *SJffe§)sií? Sí9 Sií 5KS> ¿ ¿ ¿<® ««f'fciSé.af RíSi^af ^iSKsíaf ?<e!—>í ^ -

Sor Teresa del Niño Jesús


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA-POR ELLA MISMA.
Illllllllllllllllllllllllllfll

XII

Testimonio de las novicias.—Una llama de amor.—El Calvario. —El


vuelo.
Es de suma importancia quo
el alma se ejercite mucho en el
amor á fin de que, consumién-
dose con rapidez, apenas se de-
tonga aquí abajo,y llegue cuan-
to antos á ver á Dios cara á cara.
(8. JUAN DE LA CRUZ.)

"íJrM ASTA aquí ha hablado Sor Teresa- del Niño


Cj^r Jesús; hora es ya de que hablen los testigos
presenciales de su admirable vida religiosa, y ante
todo las novicias.
Una de ellas dice. «Me affuerdo que antes de mi
profesión recibí por medio de mi querida Maestra
una gracia muy particular. Habíamos lavado du-
rante todo el día, y yo me sentía muy fatigada y
colmada de penas interiores. Por la tarde antes de
Ja oración, quise decirla algunas palabras, mas ella
me respondió: «Tocan ala meditación, no tengo
tiempo de consolaros; además, yo veo con claridad
que todo cuanto os dijera sería inútil, porque Dios quiere que su-
fráis á solas por el momento.»
cLa seguí á la meditación sin replicar, pero en estado tal, que
por primera vez dudé de mi vocación. En aquellos momentos se des-
encadenó una tempestad horrorosa: el viento y la lluvia hacían tem-
blar las grandes vidrieras del coro; y yo también temblaba de miedo
y de ansiedad. Esta vida del Carmelo, decía yo, es una vida dema-
256 ÉL MONTÉ CARMELO

siado austera para mi temperamento. Además, Dios me da á enten-


der bien á la claras que está cansado de mis infidelidades; estoy
completamente abandonada, todo está concluido, no puedo perma-
necer un día más aquí.
«Varios minutos trascurrieron en esta triste y amarga situación,
cuando de repente, sin haber puesto de mi parte los medios para sa-
lir de ella, sentí en mi alma un cambio radical. Mi vocación se me
ofreció depronto muy encantadora, amable; vi el mérito y los atrac-
tivos del sufrimiento Todas las privaciones y fatigas de lu vida re-
ligiosa me parecieron, sin comparación, preferibles á todas las satis-
facciones mundanas, en fin, salí déla meditación totalmente trasfor-
mada.
«Después de la colación, ma ofrecí con gofcu á fregar los platos;
olvidó mi dolor de cabeza, y hubiera deseado lavar al día siguiente
para sufrir de nuevo
«Cuando yo di cuenta de lo ocurrido á Sor Teresa, al verla tan
emocionada, quise saber la causa.
«¡Ah! me dijo ella,, ¡cuan bueüo es Dios! Ayer tarde me dabais
tanta compasión, que desde el principio hasta el fin de la meditación
no cesé uu momento de rezar por vuestra Caridad, pidiendo al Se-
ñor os consolase y os diese á comprender lo que vale el sufrimiento.
¡El Señor me escuchó!»
«Apenas concluyó de hablar, prorrumpió en uu copioso llanto, y
yo misma no pude menos de derramar lágrimas de alegría y de gra-
titud.
«¡Cosa extraña! A partir de este día, uo me causan la menor im-
presión las tormentas!»
Interrogada por una de sus novicias sobre el modo de santificar
el acto de alimentar el cuerpo en el refectorio, respondió:
«El medio más eficaz de santificar una acción tan vulgar como el
comer, es el acompañarla con pensamientos muy elevados. Os con-
fieso que en el refectorio es doude sieulto las más dulces aspiracio-
nes de amor. No hay duda que el Señor durante su vida mortal
tomó los mismos alimentos que nosotros.
«Ahora bien: cuando estoy en el refectorio me hago la reflexión
de que estoy en Nazarét en casa de la sagrada familia. Si me sirven,
por ejemplo, ensalada, pescado frito, vino, ó cosas de este género, lo
ofrezco á S. José. A la Stma. Virgen le doy los platos bien condi-
mentados y los frutos bion sazonados, y los días de fiesta, cuando
se nos sirven platos de arroz con leche, confitura etc.;. lo ofrezco al
Niño Jesús. Por fin, cuando sé me sirve una comida poco agradable,
entonces digo: Esto es para Sor Teresa del Niño Jesús.»
Dé este modo tan gracioso es como ocultaba su mortificación;
Sin embargo, no siempre le era posible ocultarse á los ojos de los de-
más. Un día que la Priora quiso regalarla con un plato exquisito, fué
sorprendida por la que tenía á su lado al tiempo que sazonaba dicho
plato con ajenjos. Otra Vez que bebía con pansa una medicina muy
repugnante, al decirla que la bebiese de un sorbo, respondió: «Permi-
tidme que me mortifique un poco cuando se me ofrece la oportuni-
dad, ya que me han prohibido entregarme á grandes penitencias.»
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 257

No es posible, sin traspasar los límites de un breve compendio,


aducir aquí cuánto dicen los testigos presenciales acerca de las mor-
tificaciones y demás virtudes de que fué modelo acabado Sor Te-
resa del Niño Jesús.
Pero no puedo pasar en silencio alguuas de las respuestas dig-
nas de esculpirse en letras de oro.
c¿Qué hariáis, le preguntó una religiosa, si ahora dieráis prin-
cipio á la vida religiosa?
—No otra cosa, sino lo que he hecho hasta el presente.
—Empero ¿no recordáis lo que decía cierta solitaria? «Aun cuan-
do hubiese vivido largos años en continuas y austeras penitencias,
siempre, á cada momento me asaltaría el temor de condenarme.»
—No, nada temo, no soy de ese parecer; pues eoy muy pequeña
para condenarme, los niños pequeñitos no se condenan.
—Su,Caridad desea asemejarse en todo á los niños, pero, ¿qui-
sierais decirnos cómo llega uno á ser niño?
—Tres cosas son de todo punto necesarias para conservarse siem-
pre en el estado de niñez: Conocimiento profundo de nuestra nada,
esperarlo todo de Dios, y conservar la paz del corazón á pesar de las
faltas cotidianas debidas á nuestra fragilidad humana. Los padres,
por pobres que sean, alimentan y miman á sus hijos mientras son
tiernecitos; pero cuando son mayores y pueden ganarse el sustento
les dicen: «¡Trabajad! pues ya os halláis en edad de procuraros lo ne-
cesario para la vida.» Precisamente por eso quiero ser siempre niña,
pnés de este modo, el Padre común de todos, viéndome incapaz de
ganar con mis propias fuerzas la vida eterna, no podrá menos de
ayudarme con sus infinitas gracias.
—¿Cuándo habéis compuesto todas, vuestras poesías? En verdad,
que nadie os ha sorprendido en semejante ocupación.
-••Las compuse sin menoscabo de mis obligaciones. Siempre he
procurado aprovechar bien el tiempo.
—Según eso, bien segura podéis estar de que no pasaréis por el
purgatorio.
¡Oh! No me preocupa semejante idea; espero tranquila la senten-
cia que Dios Fe sirva darme. Si voy al purgatorio, porque tal es la
voluntad de Dios, á semejanza de los tres niños Hebreos, me pasea-
ré entre las llamas, cantando el cántico de amor.
—Verdaderamente sois toda una santa.
-No, yo no soy santa; jamás he practicado obras de santos: soy
una alma muy pequeña colmada de gracias divinas... En el cielo ve-
réis que digo la verdad.
—Empero, no me negaréis que siempre habéis correspondido á
esas gracias divinas.
—Sí, es cierto, desde la edad de tres años, nada ha rehusado á
Dios. Con todo no puedo vanagloriarme... ¿Veis como el sol, ahora
mismo al ocultarse en el otro hemisferio refleja sobre lo más elevado
de los árboles, dorando su cima? Así también, mi alma os parece bri-
llante y dorada por estar expuesta á los rayos del amor. Si el Sol di-
vino no me iluminara con sus rayos, mi alma sería opaca y tene-
brosa.»
258 EL MONTE CARMELO

—Vuestras palabras nos hacen mucho bien, pero al mismo tiempo


nos dan mucha pena vuestros sufrimientos.
—Oh! no os aflijáis por mí, el amor todo lo sufre.»
Y, en verdad, que esta alma escogida vivía tan solo del amor y
del sufrimiento.
Veamos cómo ella misma nos descubre algúa indicio de la llama
de amor que la consumía poco á poco.
«Algunos días después de ofrecerme al Amor misericordioso, co
meneé en el coro el ejercicio del Vía Crucis, cuando al punto me sen-
tí como herida de UQ dardo de fuego y creí morir en el acto. No eó
como explicar esto, porque no hay comparación que pueda dar á
comprender la intensidad de esta llama de fuego. Parecíame que una
fuerza invisible me sumergía en este fuegn. ¡Oh qué fuego! ¡qué dul-
zura!»
Habiéndola preguntado si era la primera vez que le ccaecía en
su vida, respondió con sinceridad: «Durante mi vida he tenido va-
rios arrebatos de amor divino, en particular uno durante el novicia-
do, y digo en particular, porque me tuvo durante una semana como
fuera de este mundo; y olvidada completamente de las cosas de la
tierra. Mas pude soportar todas estas delicias sin temor á la muerte;
mientras que el día que me acaeció en el coro, si me dura un minu-
to más, mi alma abandona los despojos mortales »
Fr. E. g. F.
(Se continuará)
W • * d * " . * « X . . s L . « 1 * . » ! * N L . % ¿ á f t ? f f l y > r » X ó r e 3 í . d - » 1 » * 1 * N L . « 1 » . ^ j ? . » ! • * ^ j . . .

~-^KSS] 11 • 111111111M1 1 111111111111M11111111111 • 11111111111II > 1111 > 1111111 r 11111 MI I lll 1 11111 111111 mi i IQJS^-

I - -mmm- -saias- -SSü *» -efena» -$m>&- -ssEige- -%-nsim- -sseaBS?- - I


—¡j M I I I I I I H I I I I I I I i n i l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l M I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I M I I I I I I I | r j ] S ¿ J a
-SSIl'J

JESÚS MORIBUNDO

•<J||(^A ciudad del monte Sión, la capital popularísima de la Judea


•^^no puede admitir más extranjeros: las fiestas de la Pascua han
traido tantos, que sus moradas todas se llenaron. Pero Jerusalén
vomita por sus almenadas puertas á sus apiñados huéspedes. ¿A
dónde van?
Todos afluyen hacia la puerta judiciaria ¿qué acontece?.,..,
¡Mirad! Es Jesús que pasa;.. .. es «el Profeta grande» de quien
hablan los pueblos todos de Palestina; es «el Maestro,» es el ampa-
ro de los desvalidos; es el amigo amoroso de los pecadores; es «el
Hijo de María.»
¡Vedle!... Es Jesú?; es «el reo de muerte;» es «el blasfemo;» es
«el enemigo del Cé3ar»; es «el autor de los tumultos de Jerusalén.»
Sus ojos están vidriosos y apagados; sus faz salpicada de salivas
y de negruzca sangre, muestra cadavérica palidez, su afilada nariz
se dilata buscando alientos para sus fatigados pulmones, su entrea-
bierta boca deja ver una abrasada y ardorosa lengua; sus labios
cárdenos y contraídos parecen lanzar su aliento postrimero; su pecho
jadeante está próximo á estallar; su ouerpo... ¡Oh, su cuerpo es un
monstruo horrible enjendrado por la crueldad de los verdugos!
Y ¿van á clavarle en la Cruz?... ¡Oh, no; es imposible!... los sayo-
nes sanguinarios no podrán conseguir su crueldad anhelada; la
muerte, más compasiva que ellos, les arrebatará la víctima de entre
sus manos.
¡Vedle!...está tendido sobre la Cruz;...suenan los golpes fatídicos...
y... ¡¡no, ha muerto!!... ¡vive... y es ya... un cadáver viviente!... ¡Vive...
uno solo de los tormentos anteriores hubiera quitado mil vidas!....
¡Vive!... y ya está sujeto á la Cruz por férreos clavos!... ¡Vive! y sus
miembros se descoyuntau peudientes de la Cruz!... ¡Vive!... y... ¡¡Oh
muerte!!... compadécete de ese «Varón de angustias»; ahórrale, por
caridad, el tormento más horrible que puede idear el corazón de una
hiena.
¡Vedle, sí, es Jesús!... Jesús que vive muriendo, para escuchar la
voz cavernosa del odio pertinaz y del sarcasmo impío. Vive... para
ver su alma destrozada, aún más que su cuerpo, por la tajante espa-
da de la lengua que escupe befa y escarnios. Vive... para recibir
sobre su «espíritu triste hasta la muerte» la hiél amarguísima de Lis
burlas, cual recibió la hiél material sobre su lengua abrasada. Vive...
pero... ¡callad!... ¡mueve sus labios!... ¿va á hablar?... sí, sí, es-
cuchemos.
260 EL MONTE CARMELO

—¡Padre mío, perdónalos pues ignoran lo que hacen!. . ¿Qué ha di-


cho, santo cielo?... ¡mis oídos oyeron bien!... ¡¡Padre, perdónalos!!...
¿es esto lo que ha, dicho?... ¡¡les debe á ellos su agunía y... los per-
dona!!... ¡¡á ellos debe la amargura de su alma y... por ellos ruega!!
No, no ét posible; hemos oido mal; no fué eso lo que dijo, pues
de haberlo dicho asi, ese hombre... es más que un hombre.
¡Perdonar á sus verdugos!... ¡perdonarlos... cuando muchos espec-
tadores dicen con acento miedoso, que es víctima inocente...! ¡Perdo-
narlos... cuando esos verdugos no respetan su qgouíal. . ¡¡Y... sin
embargo, no es posible dudar... hemos oido bien!!... ¡¡los ha perdo-
nado!!... O esa víctima es un loco, ó esa víctima es un Dios. (1)
Pero... un loco!... es imposible. Esta palabra quema los labios,
cuando los ojos se fijan en Jesús, autor de perdón tan sublime.
¡¡Un loco!!... \Si esa víctima sublime es un loco! ¿quién podrá afir-
mar que vive cuerdo?
¡Vedle!... sus ojos sin brillo están fijos en el hermoso azul de los
cielos, ¿será acaso que sigua con su mirar vidrioso la oración que ha
pronunciado en favor de los verdugos?
Pero, ved; la escena se complica. Los dos reos que junto á Jesús
espiran enclavados, hablan con el acento de la última desesperación.
El uno maldice á Jesús... ¡qué horror!... y ¿por qué?... oigamos.
—*Si eres Hijo de Dios, líbrale de la muerte y líbranos á nosotros.»
¡Desgraciado!... Respira egoísmo!... ¡¡En todas parte3 está el
egoísmo haciendo guerra á la caridad., hasta en el patíbulo! .
El otro reo bendice á Jesús,... ¡Oh, gracias, Dios mío, gracias,
porque al fin halla Jesús una voz de consuelo! Escuchemos con
amor:
t Calla, blasfemo: ni tú temes á Dios ni le has temido nunca. Nos-
otros estamos aquí y estamos en nuestro silio.No así este inocente que nada
ha hecho y sufre más que tú.»
¡Jesús inocente!... ¡¡Y no cabe duda!!... al morir no se miente, y
ese compañero de la agonía de Jesús publica su inocencia!... Pero...
aguardad, habla con el inocente; escuchemos:
«Señor, acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino.»
¡¡Su Reino!!... Pero... Jesú9 vuelve sus ojos hacia el compañero
de su suplicio; oigamos:
— *Éoy estarás conmigo en el Paraíso.»
¡¡Su Reino!!... ¡¡El Paraisoü... O esto es el colmo de la locura, ó
es el colmo de la sublimidad... ¡Dos reos que agonizan en el más
infame délos patíbulos!... ¡¡Esos dos reos llamándose el uno al otro
Rey, y prometiéndose las delicias de su Rainoü
¡Un Rey que tiene por diadema una corona de espinas!... ¡Un
Rey que tiene por trono de su grandeza una Cruz infamante!... ¡¡Ese
Rey, con tales atributos de realeza, promete el goce de las delicias
de su Reino!!
¿Será acaso que el crucificado facineroso se burla de Jesús, cual
se burlaron en el pretorio los soldados, cuando le vieron con espi-
nas por corona, una caña por cetro, y uu pingajo de púrpura raida
por manto real?... Pero, no, vedle, no se burla; su actitud lo de-
(1) Palabras do Rousseau.
JESÚS MORIBUNDO 261

muestra. Fijad los ojos en loa dos ladrones y todo lo comprenderéis.


¡El blasfemo sigue retorciéndose entre los doloros de su agonía,
y el otro... ¡¡ved que cambio!! ¿Nos os parece que ban debido cesar
los dolores del que bendijo á Jesús, viendo su mirada tan llena de
amor como vacía de sufrimientos, que dirije al Rey del Calvario.
¡Oh... sí Jesús es un loco, bendita sea su locura que asi contagia al
que sufre para no sentir los sufrimientos!... ¿Será esa tranquilidad del
moribundo Dimas al preludio de la que ba de gozar más tarde en
el Reino de Jesús?
¡Cuántos misterios!... Y qué dulces y consoladores todos!
Pero volved la vista.
¿Quién es esa mujer que se destaca en medio de las repugnantes
figuras de los ensangrentados verdugos?... Contempladla.
Sus ojos, tan bellos como expresivos, se fijan insistentes en Je-
sús, mientras un velo de lágrimas intenta apagar su soberano brillo.
Su pálido color asemeja á la nieve del Carmelo. Sus crispadas ma-
nos oprimen su palpitante pecbo que parece estallar á impulsos de
la angustia. Todo lo demás de su rígido organismo parece haber lle-
gado al último extremo de la atonía.- nada siente de cuanto la rodea:
no hay para ella más mundo que los tormentos de la inocente Vícti-
ma. ¿Quién es esa mujer?
Jesús ha fijado en ella sus ojos macilentos: ¡Bebe la víctima des-
garrada con ansia amorosa el mirar ardientísitno de aquella mujer
cual ella bebe con afán sublime la mirada moribunda de Jesús!
Si las miradas son el idioma del corazón, ¡¡cuánto deben decirse
aquellos dos seres!!
¿Pero, qué lazos unen á esos dos protagonistas de la gran trage-
dia del Calvario?... Escuchad; el moribundo Jesús abre sus labios
y sin apartar sus ojos de aquella varonil matrona que, imagen del
dolor, ha puesto en su mirada su alma entera la dice:
—«Mujer, ahí tienes á tu hijo.* *Hijo, ahí tienes á tu Madre.»
¡Hijo!... ¿pero, con quién habla esa desolada Víctima?... ¡Ah sí!
junto á la Mujer hay un joven que la sostiene, con el dolor pintado
en su frente hermosal Es Juan, es el discípulo amado de aquél Maes-
tro,» de aquel seductor de turbas» que agoniza en el suplicio.
Aquella Mujer cae en brazos de Juan, y siente rasgarse sus en-
trañas, como si tuera á dar al mundo toda una generación de invic-
tos héroes.
¿Quién es esa mujer, cuyo dolor sería tostante á infundir piedad
compasiva en los corazones de los verdugos, si los verdugos de Jesús
tuviesen corazón?
Uu sacudimiento nervioso reanima á aquella Mujer desgraciada,
buscando con ansia indescriptible la última mirada de Jesús; más
Jesús ya no se fija en Ella.
Sus ojos vidriosos y lánguidos se dirigen al cielo en expresión de
angustia, mientras sus 3ecos y lívidos labios pronuncian estas pala-
bras que crispan los nervios de algunos de los verdugos.
—*Dios mío, Dios mío, ¿para qué me habéis desamparado?
¡Desamparado!... ¡¡V de Dios mismo!!... ¿Qué significa esto?
¿Cuándo Dios abandonó jamás á sus criaturas?... ¡¡Abandonado de
262 EL MONTE CARMELO

Dios!!... ¡de ese Dios que no se olvida de la florecilla del campo, vis-
tiéndola con regias galas!... ¡De ese Dios que da alimento á los in-
constantes pajarillos!... ¡¡Abandonado de ese Dios, incansable Pro-
videncia!!... No, no: eso es un imposible. O esto es blasfemo, ó es el
misterio más sublime de la insondable ciencia del Altísimo.
¡¡Pero, blasfemia en los labios de Jesús!!... Perdón, Víctima pre-
ciosa, perdón!... Benditos sean tus humildes labios que nunca se
abrieron sino para perdonar; benditos sean tus hermosos labios, que
nunca se abrieron sino para revelarnos misterios de amor.
Su última palabra es un eco extraño; pero ¿es que Jesús se que-
ja del abandono? No, no: escuchemos atentos: «Dios mío, para qué
me has abandonado?—¡Ah!... ¡oara qué!... No crea el mundo que en
la violencia del dolor, que en el delirio de su febril agonía cambió
inconscientemente en *Por qué» con la expresión *Para qué*
Ese misterioso ser que agoniza, ha querido significar un pensa-
miento profundo con ese *Para qué» que nos extraña. Volved la vis-
ta hacia el ladrón arrepentido, y en su frente tranquila, en medio de
su martiri'i, hallaréis la explicación. ¡Jesús está abandonado en su
agonía, para que los suyos no lleguen á estarlo en su hora suprema...
¡Misterios sublimes del Reinado de Jesús!
Pero la escena se complica.
Los verdugos se faeron, después de haberse repartido los despo-
jos de la Víctima. El silencio empieza á ser imponente en torno del
patíbulo. Los grugos de espectadores se dispersan mirando al espa-
cio con expresión de miedo... ¡Ah, sí!... Ese Cielo, antes despejado y
puro, acumühVahora vapores que se condensan en nubes plomizas"
de bordes desgarrados y figuras siniestras; el horizonte, antes esplen-
doroso, se presenta amenazador y tétrico.
Pero, ved: allí hay un grupo que desafía los furores de los ele-
mentos que amenazan desencadenarse. A pocos pasos de la Cruz en-
sangrentada hay un grupo de hombres de mirada torva, de barbas
hirsutas, de actitud burlesca, y de labios sesgados por risa sareásti-
ca. Más cerca hay un Centurión con sus soldados, custodiando á los
reos. Más cerca aun, dos mujeres y el discípulo Juan que acompaña
á la Mujer misteriosa. Estos no tienen más mundo para sus ojos lle-
nos de lágrimas que el cadáver de Jesús.
¡¡Cadáver!!... no: miradle... aun vive. Su pecho estertoroso y ja-
dtante se mueve á saltos precipitados; su cabeza ha caído como es-
piga cortada por la segur, sobre su hombro ensangrentado; sus em-
pañados ojos no tienen ya brillo; sus entreabiertos y cárdenos labios
titilan con tembló*-nervioso; sus miembros se estremecen al contac-
to asperísimo' de la atmósfera con sus nervios delicados, que descu-
brieron las heridas desgarradas.
¡Y vive'... ¡Y vive aun ese « Varón de angustias»'... ¡Y aun tiene
fuerzas para exclamar con acento cavernoso!:
—Tengo sed.
¡Sí, pobre víctima desgarrada!... la fiebre que te consume secó tu
lengua y agrietó tu9 labios...y. . ¡¡pobre abandonado!!., ¿no habrá
para tí ni una gota de agua fresca que lo refrigere?
Pero,., ¡ah, sí!... ¡¡gracias, Dios míoü... Un rasgo de compasión
JESDS MORIBUNDO 263

ha llegado hasta el corazón de I03 verdugos., ¡qué el cielo los ben-


diga!... Vedlos: ponen una esponja empapada en el extremo de una
caña ligera, y la lia van á Jesús.
¡Moja tu3 labios, víctima mocante!... ¡r irrigara!. . Paro qué. ven
mis ojos?... ¡Tiene sed, y desprecia el agua!... ¡Retiran la esponja!...
¡¡Oh, que sospecha!!... (Jorramos; á ver, deteneos: ¿qué le disteis?...
¡üHorrorÜ!... Vengan los chacales y la hiena del desierto y serán
discípulos inocentes de I03 verdugos de Jesús!... ¡¡Amarguísima hiél
en vez de agua!!... Sí, si, se comprende; la hiél del odio, la hiél del
egoísmo, le hiél de las venganzas, la hiél del sensualismo, la hiél
de la envidia y persecución que el mundo guarda contra Jesús.
¡Y aun vive!... y aun no le arrancó la existencia aquel nuevo tor-
mento!... ¡y no se queja de la barbarie de sus enemigos!... No; no,
los ha perdonado. Solo dice con aliento moribundo:
—Todo se ha consumado.
¡Consumado!... ¿el qué?... ¿el odio de tus enemigos? ¿Craes que
ya se agotó el odio blasfemo hacia tu Nombre? ¿Crees que ya el odio
se ha saciado?... ¡Ah, no!... no se ha agotado; bien lo sabes, los siglos
se alzarán contra Tí, empujados por el amor al oro y por el soplo
del infierno.
¡Consumado!... ¿el qué?... ¿tu paciencia? .. !Ah, no!... Si tu pa-
ciencia se hubiese agotado, el mundo impío, el mundo indiferente,
el mundo superficial, el mundo ingrato estallaría en mil añicos.
¡Lo que se consuma es tu sacrificio!... Lo quo se consuma es tu
vida.
¡Vedle!... sus ojos se entornan vidriosos y apagados, su vista va-
ga ya nada ve, sus miembros fríos se desgarran... ¡ya va á morir!...
Apenas se levanta su antes palpitante pecho; su respiración se acor-
ta; sus fuerzas ya no existen; su lengua seca está inerte; su...
¡¡Mas qué horror!!... ¡¡qué voz tan espantable!!., es trueno in-
finito que da la voz de ¡alerta! al Universo todo:
—Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

—¡Huid, almas cristianas, huid si tenéis fuerzas! El Gólgota se


extremece y se desgarra hista en sus cimientos de granito; las pie-
dras chocan unas con otras; los sepulcros se abren; los muertos sa-
len de sus fosas; silba el huracán con destructor empuje, el rayo
hiende el espacio con cárdena y fugitiva luz; el trueno, con su es-
tridente tableteo, retumba en los valles; el sol, casi en la mitad de
su carrera, niega su luz al mundo; las tinieblas, con su séquito de
crímenes y sangre, envuelven espesas el Calvario, la destrucción im-
pera por doquier, y una voz aguda, penetrante, destemplada... un
grito desgarrador, lanzado por su alma, domina el ruido atronador.
¡¡Mi Hijo, mi Hijo ha muerto!!
¡Ah, qué horror!... ¡Un temblor frío penetra hasta los huesos!...
¡Aquella mujer... aquella heroína del Calvario... aquella... ¡era Ma-
ría!... üera la Madre de Jesús!!... ¡¡¡Pobre Madre!!!
Pero deteneos... no huyáis...v¿uo veis? ¡El Centurión ha caido de
254 EL MONTE CARMELO

rodillas ante la Cruz en actitud humilde y penitente!... Escuchadle


y temblad si no seguís su ejemplo. Oid sus palabras:
— «Este era realmente el Hijo del Eterno.

¡Hijos de Adán! «Si creéis en Dios, de rodillas ante el Crucifica-


do, porque Ese es.» (1)
Mariano M. Maroto
Presbítero

¡MATER DOLOROSA!

Oh Virgen entre todas la más pura,


Oh Virgen entre todas la más bella,
Del errante mortal fúlgida estrella,
Amor aquilatado en la amargura:
De la vida en la lóbrega negrura
Tú indicas el camino con tu huella;
Tu nombre es almo faro que descuella
Del mar terreno entre la bruma oscura.
Si es que apuraste con tus labios rojos
El lleno cáliz de la pena impía;
Si hollaste Je este yermo los abrojos;
Si sabes qué es llorar, Virgen María,...
Una lágrima sola de tus ojos
A este pobre dedica, Madre mia.
Antonio de la'iuesta,y iálnz

(1) Frase de Proudhón.


MARAVILLAS DE LA GRACIA ENTRE LOS ADORADORES DEL DEMONIO 0)
INTRODUCCIÓN

Cuando los hijos de Israel habian renunciado al glorioso título


de pueblo del verdadero Dios por adorar á Satán bajo los nombre
de Baal, Aataroht ó Belcebú, príncipe de Jos demonios, Dios suscit
los Profetas y entre ellos al gran Profeta del Carmelo, Elias el Tes
bita, para retraer á su pueblo de sus extravíos.
Pero destruidos los templos del demonio en Palestina, diríase que
el príncipe infernal buscó adoradores y propagó su culto en el Ex-
tremo Oriental, llegando sobre todo á asegurar su dominación y ti-
ranía en un pueblo esclavo, en los desgraciados habitantes do la
Costa malabárica.
En nuestros días Dios ha echado una mirada de misericordia
sobre este pueblo, y ha suscitado de nuevo al Profeta Elias en sus
herederos los religiosos del Carmelo para combatir á Satanás y de-
rribar sus templos y altares. Animados del celo de su Santo Funda-
dor, los misioneros Carmelitas de Malabar consiguen abolir por todas
partes la demonolatria, y un movimiento universal hacia el cristia-
nismo se manifiesta entre los Malabarenses,
He aquí el testimonio de una voz muy autorizada sobre el celo,
desinterés y progreso de los misioneros Carmelitas en Malabar.
En una carta del 18 de Marzo de 1896 al tratar del empleo de las
limosnas para la propagación de la Fe, Su Excelencia Mona. Zale&ki,
Arzobispo de Tebas y Delegado apostólico en la India, se expresa en
estos términos: «Permitidme el recomeudaroB á mis queridos misio-
»ñeros los Carmelitas Descalzos déla Costa de Malabar, que traba-
ban con un celG verdaderamente admirable'en la conversión de los
«paganos, de los que han logrado convertir un gran LÚmero. ¡Cuán-
(1) Estos edificantes artículos vieron la luz en la importante Revista
que publican nuestros Padres de Bélgica «Chroniques du Carmel», de don-
de los traducimos, creyendo que serán del agrado de nuestros lectores.
^66' EL MONTÉ CAáMKLd

«tos más convertirían, si contaran con recursos suficientes para ex-


«tender su apostolado!
«Las capillas y escuelas para los indios no cuestan cosa mayor,
«cotuo tampoco el sostenimiento de los catequistas; pero cuando es
«necesario multiplicarlos para mantener eu nuestra Santa Fe á los
«neófitos envejecidos Jos más en el más abyecto paganismo, los gas-
»tos que lo3 Misioneros deben imponerse, e«tán sobre sus fuerzas.
«De lo cual so sigue que no pudieudo atender á los gastos que exi-
»geu las conversiones, los misioneros se ven precisados más de una
»vez á despedir pueblos enteros que piden el santo Bautismo, sin po-
«der satisfacer sus deseos. Eu este mismo año nueve lugares paga-
rnos han sido de este modo despedidos en espera de poder más tar-
»de agregarlos á la religión cristiana.
«El que no ha vivido en estas comarcas no puedo formarse idea
«de lo que sufre el corazón del Misionero al verse obligado á no re-
«cibir muchas almas que encontrarían su salvación eu la Santa Igle-
»sia y que se perderán en el ignominioso culto del demonio á quien
«se cousagrau los paganos de este país.
«Eu toda la extensión de las ludias Orientales no hay Misione-
mos que vivan eu mayor pobreza voluntaria como ios PP. Carmeli-
»tas de Malabar. A fin d9 poder economizar cuanto les es posible en
«provecho de la conversión de los paganos, estos religiosos llegan á
«privarse hasta de los alivios que yo conceptúo absolutamente nece-
«sarios para la salud y sostenimiento de fuerzas en estos climas lle-
»nos de peligros para los Europeos.
«Como representante de la Santa Sede, conozco personalmente á
«casi todos, y habiendo visto su modo de proceder, puede certificar
»eu conciencia que son admirables Misioneros y que Nuestra Seno-
ira del Monte Carmelo bendice visiblemente sus trabajos.
«jCuántas almas podrían salvar, si no les detuviera á cada paso
«su gran pobreza!
Recibid etc.
Rubricado= & LADISLAO MIGUEL ZAIESKÍ
Arzobispo de Tebas
DELEGADO APOSTÓLICO EN LAS INDIAS ORIENTALES
(Se continuará)
CHILE.—TRASLACIóN DH LAS CARMELITAS DESCALZAS DEL E S P í R I T U SANTO,
DE CURIMóN á LA CIUDAD DE LOS ANDES.—Hace cinco años se hizo esta fun-
dación en Curimón, por la Rda. Madre Margarita de San Juan de la Cruz,
Fundadora también de las Carmelitas Descalzas del Sagrado Corazón de J e -
sús, de Valparaíso, de donde salió con cuatro religiosas y cuatro postulan-
tes que tomaron el hábito al día siguiente de su llegada. Turnó posesión de
la casa que provisionalmento lee habia ofrecido una acaudalada señora del
pueblo, por cuya solicitud se hizo esta fundación, implantando en la comu-
nidad naciente la más perfecta observancia de las santas reglas y consti-
tuciones que dejó á sus hijas Santa Teresa de Jesús, las que se conservan
en el mismo espíritu y vigor.
El Prelado dio licencia para esta fundación, contando con el Monasterio
que la señora prometía hacer edificar para las religiosas, en el que se pen-
só que podrían estar á más tardar en un año. Por diversas circunstancias, ó
sin duda alguna, por disposición de Dios que tenía ocultos designios sobre
esta comunidad, los trabajos de la casa no se comenzaron sino después de
dos años, en cuyo intervalo de tiempo se conocieron los inconvenientes
que tenia pura religiosas contemplativas la residencia en dicho pueblo. Los
Prelados vieron pronto el porvenir que les prometía el desamparo y falta
de recursos de toda clase en que se encontraban allí, y comenzaban á dar
los primeros pasos para trasladarlas á otra parte, cuando un incendio con-
sumió toda la parte edificada del claustro que iban á ocupar en Curimón.
Dios Nuestro Señor mostraba así que secundaba la obra de los que son
en la tierra sus representantes y tienen la misión de velar por el bienestar
de su rebaño.
Kl Ilustrísimo y Reverendísimo señor Arzobispo con solicitud verdade-
ramente fraternal quiso cerciorarse por sí mismo de las necesidades de las
Carmelitas, y, para el efecto, hizo un viaje á Curimón. Como padre y pastor
coloso sentía vivamente que las hijas de la Virgen Santísima del Carmon,
viviesen con tanta estrechez y necesidades, y viendo que no era posible
que permaneciesen más tiempo allí, sin peligro de la salud de las religiosas,
dio licencia para que se efectuase su translación á santa Rosa de Los
Andes.
En los corazones de las Carmelitas está impresa una profunda gratitud
para con su Ilustrísimo Prelado; saben que después de Dios Nuestro Señor,
deben á Su Señoría el encontrarse hoy tranquilas en su humilde retiro, y
268 éL koftTE CAMELó
también al que por tan justos títulos consideran su Padre al Canónigo Pre-
bendado señor don Ildefonso Saavedra, que ha trabajado con celo infatiga-
ble hasta conseguir su establecimiento en la residencia que Dios tenía ele-
gida para ellas. Comisionado por el limo, señor Arzobispo para el efecto
supo conducir las cosas con t i n t o acierto, que se pulo fijar la translación
para el 18 de Diciembre del año próximo pasado.
El limo, y fimo, señor Arzobispo dirigió con focha 8 del mismo mes, una
carta circular al pueblo que iba á recibir á las hijas de la Reina del Carme-
lo, anunciando su llegada y pidienio para ellas una benévola acogida. No
siéndole posible acompañarlas personalmente, nombro su Delegado al Pre-
bendado señor don Ildefonso Saavedra, el que, autorizado plenamente pa-
ra todo lo concerniente á la traslación, llegó á Curimón, el día fijado a las
12 y media M. A las tres de la tarde se encontraban reunidos en el exterior
del Monasterio, para acompañar á las Carmelitas en su viaje, además del
señor Prebendado don Ildefonso Saavedra, el señor Cura de santa Rosa de
Los Andes Presbítero don E. Quiterio Guerzalaga, el señor Cura de Viña
del Mar, don Luis Antonio Iglesias, el señor Cura de los Santos Inocentes,
el Capellán del Buen Pastor de Sin Felipe, el Pbro. don Manuel Puerta de
Vera, el Rdo. Padre Superior de los Carmelitas Descalzos de Santiago F r .
Ernesto de Jesús, el Rdo. Padre Superior de los Carmelitas Descalzos de
Valparaíso, Fr. Epifanio de la Purificación y el Rdo. Padre Fr. Prudencio
de Santa Teresa, la Conmunidad de Francisjanos y algunas otras personas
que de Santiago y Valparaíso habían venido con el mismo objeto.
Poco después salieron las Carmelitas y ocuparon ellas solas tres carrua-
jes que las esparaban. Manifestaciones de cariño y de sentimiento por su
partida las acompañaron, mientras se ponía en marcha la eomitiva. Los
coches que llevaban a las hijas de la Seráfica Reformadora del Carmelo
partieron, siguienlo los demás tras de ellas: iban afijar en otra parte su
moradi, guiadas por la Divina mano del esposo de sus almas.
El viaje se hizo con toda felicidad; el pueblo de L i s Andes manifestaba
su alegría haciendo oir donde quiera que hubiera un Santuario ó una Capi-
lla, el alegre repiqne de sus campanas. Los coches se detuvieron por fin, al
pie de la Iglesia Parroquial, en la puerta esperaban su llegada el clero de
Los Andes y los religiosos Agustinos de la Asunción. Un inmenso gentío
se agrupaba en la Plaza y en el Atrio del Templo, haciendo difícil la baja-
da de las religiosas, que fueron recibidas cada una por una Hermana de
Caridad, ó por una religiosa de San José y una señora de las principales
del pueblo.
La comitiva se detuvo en el Atrio de la Iglesia. La distinguida señorita
Oro-linda Réjares del Canto, dio desde allí en nombre del pueblo y sociedad
de Los Andes, la bienvenida á las Cirmolitas con el siguiente discurso:
«Una bandada de palomas mensajeras de los cielos ha emprendido el
«vuelo hasta el pie de estas niveas cordilleras, buscando, como dice el Pro-
»feta, donde poner su nido en las aberturas más elevadas de la roca. Dejan
«atrás, un mundo de placeres, de honores, de riquezas y de gracias, cuantas
«se puede recibir de Dios en esta vida; porque han visto en él un m a r b o -
«rrascoso en el que el corazón se agita y se turba con la inquietudy violencia
»de sus deseos. Han visto á la perdición y á la muerte sentar su trono por la
«conrrupción de costumbres que crece cada día entre nosotras. El alma timi-
»da busca abrigo; candida, sencilla y amante, como la paloma, remonta su
CRÓNICA CARMELITANA 269

«vuelo hacia las cosas de lo alto para buscar en Dios su reposo. ¡Oh deliciosa
»morada donde no llega el ruido del huracán y que te elevas, como fuerte
«roca, para resistir á la tempestad! Cuántas veces abrirás tus puertas para
«recojer las palomas fugitivas del gavilán y que no encontrando donde po"
»ner el pie buscan el arca para salvarse del diluvio en que peligran sus
»almas,
«¡Regocíjate, oh pueblo mío! Faltaba á tus altares la hermosura del Car-
amelo, á tus colinas las espinas penitentes, á tus valles las azucenas y los
«huertos cerrados; ya tendrás noche y dia el perfume del incienso y los cán-
«ticos sagrados alternarán en la callada noche con las ecos de las sonoras
«aguas y la suave música del viento.
«Mensajeras de los Cielos! llevad á Dios la plegaria del que sufre y ofre-
«ced bálsamo al que herido solicita tu consuelo y que al oir la campana
«del Monasterio vuelva sobre sus pasos el que, ciego, caminaba á perderse
«en el abismo.
» Nosotras os ofrecemos nuestros corazones, cual tierna virgen, para re-
»cibir la buena semilla de la enseñanza y de los buenos ejemplos. Llevados
»del amor, visitamos un dia, en piadosa peregrinación, vuestro Santuario
>de Curimón; ahora que vivís entre nosotros escucharemos cada dia las loc-
aciones de las Hijas de la insigne Doctora Santa Teresa de Jesús, y nues-
»tros corazones pertenecerán, como el corazón de las hijas, á su Madre.
«Lluevan á vuestra llegada las flores que son el símbolo del amor y re-
«gocijo de nuestros corazones.»
Al terminar, una lluvia de flores cayó sobre las cabezas de las Carmeli-
tas que, conducidas por el Párroco Pbro. don E. Quiterio Guerzalaga, en-
traron en la iglesia, precedidas de la Cruz alta. Profusión de luces y de
flores adornaba sus altares, y toda estaba arreglada con exquisito gusto y
esmero. En la nave central estaban preparados asientos para las religiosas.
El Rdo. Padre Superior de los Carmelitas Descalzos de Santiago Fray
Ernesto de Jesús, nos hizo oir desde el pulpito su voz elocuente y entu-
siasta. ¿Y 4 quién mejor le correspondía dar espansión á la alegría, al en-
tusiasmo, á la gratitud y á la'diversidad de sentimientos que en esos ins-
tantes llenaban los corazones, que al que, hijo de la misma Madre, había
compartido las esperanzas y las incertidumbres de sus hermanas é hijas á
un mismo tiempo en Religión? En breves palabras, dio á conocer al pueblo
que le escuchaba, el beneficio que Dios le concedía, enviándole con las H i -
j a s predilectas de Su Madre Santísima las bendiciones del Cielo. Les expli-
có cómo el sacrificio, la inmolación voluntaria de esas almas amantes iban
á ofrecerse cada, día, para pedir el remedio para todos los males, el consue-
lo para todas las penas de la vida, la salud para los que sufren. Con su pa.
labra autorizada, encomió la perfección que guardan las Carmelitas en
la observancia extricta de sus Reglas; dijo, quo ellas venían á traer el per-
fume de las virtudes de su Seráfica madre, á ser un ejomplo vivo de ese
dechado celestial de perfección; que ellas no pedían, ni ambicionaban otra
cosa que un rincón, una celda, donde poder amar é inmolarse contínuamen-
mente por su Dios. Solicitó para ellas la protección y amparo de ese pue-
blo que las recibía con júbilo, con regocijo y entusiasmo, y agregó que su
corazón se ensanchaba de goza y de alegría al ver que los rayos de las
glorias de su Madre Santa Teresa de Jesús resplandecían sobre sus hijas
las humildes Carmelitas quo le escuchaban. Con expresiones de profunda.
270 EL MONTE CARMELO

gratitud, como que tan de cerca le tocaba, expuso el reconocimiento á quo


todos quedaban obligados con el limo, señor Arzobispo, por la bondad é
interés manifestados en todos los trámites de la translación, por haber
dado su licencia para olla y por haber querido que se hiciera con la mayor
pompa posible. Así mismo dijo cuánto se debía al señor Prebendado don
Ildefonso Saavedra que con celo de padre había dispuesto todo para el ma-
yor bienestar de las carmelitas y agradeció al Párroco de Las Andes señor
Pbro. don Quiterio Guozalaga la parte que había tomado en su instalación
en el pueblo, pasando en silencio, con religiosa y ejemplar modestia, lo quo
á su Reverencia y á los domas Padres Carmelitas se debe y que está en el
corazón de todos, especialmente de las agradecidas hijas de Santa Teresa,
Después se expuso el Santísimo Sacramento, entonando el Pbro. señor
Saavedra un solemne cTe Deum».
Entretanto, las Religiosas obedeciendo á las disposiciones del limo, so-
ñor Arzobispo, se dirigieron al altar de la Sacratísima Virgen del Carmen
y á sus pies oraron un buen rato, haciendo después otro tanto ante el altar
de Santa Rosa.
Había llegado el momento de conducir el Santísimo Sacramento á la
sencilla y humilde capillita del nuevo Monasterio. Se ordenó la procesión,
yendo las Carmelitas delante, acompañadas siempre de las Religiosas de-
signadas arriba; detrás iba el Clero, los Religiosos y por último Su Di-
vina Majestad conducida bajo palio por el Pbro. señor don Ildefonso Saave-
dra. A ambos lados de la calle y en riguroso orden y compostura iba el puo"
blo con velas encendidas. Durante el trayseto cantaban los Padres Carme-
litas el himno «Pange liñgua.» Las calles estaban adornadas con arcos, los
frentes de las casas con guirnaldas y todo el camino por donde debía pasar
S'i Divina Majestad, sembrado de flores.
Llegados á la Nueva Capilla, el señor Pbro. don Ildefonso Saavedra dio
la bendición con el Santísimo Sacramento, y enseguida las Carmelitas se
dirigieron á bu nneyo Monasterio. Ya las habían precedido gran núme-
ro de personas, las familias de las religiosas y muchas señoras de la socio-
dad, que daban á conocer en las manifestaciones de cariño y do alegría la
alta estima que tienen de las Hijas de la Seráfica Doctora Santa Teresa de
Jesús, y el placer y las esperanzas que les hacía concabir su instalación en
medio de ellas.
Al día siguiente, á las ocho de la mañana, se dijo la primera misa que
ofició el señor Pbro. don Ildefonso Saavedra, que, enseguida se dirigió al
Monasterio para la ceremonia de la bendición, acompañado de los Reveren-
dos Padres Superiores de los Carmelitas Descalzos de Santiago y de Val-
paraíso, Fr. Ernesto de Jesús y Fr. Epifanio do la Purificación, del señor
Cura Pbro. don E. Quiterio Guezalaga, del señor Pbro. don Heraclio Ole?,
del R i o . P . Prudencio de Santa Teresa, Carmelita Descalzo, do algunos re-
ligiosos Agustinos de la Asunción y de otros sacerdotes.
Fué necesario impedir la entrada al público, para poder tener más liber-
tad y orden en las ceremonias, quedándose solamente las Religiosas de San
José y un corto número de personas. So procedió á la bendición de la casa,
ordenándose la procesión, yendo las religiosas dolante con velas encendi-
das en las manos y seguidas de las aomás personas nombradas.
Hizo la bendición el señor Pbro. don Ildefonso Saavedra facultado
para el acto por el Ilustrísimo y Rmo. señor Arzobispo. Tras un breve des-
CRÓNICA CARMELITANA 2?i

canso se dirigieron al Cementerio para efectuar su bendición. La ceremo-


nia era, se puede decir, en familia; nada más sencillo, pero al mismo tiempo
nada más conmovedor. Bajo la sombra do tmos frondosos árboles que la res-
guardaba del sol, se detuvo la comitiva, y el Pbro. señor Saavedra asperjó
los nichos dando vuelta al Cementerio. Las voces graves y armoniosas do
los Padres Carmelitas alternaban con las de los sacerdotes y la heert» toda
parecía animarse con el eco de las preces de la Santa Iglesia.
Terminada la bendición todos se retiraron, y una hora después á las doce
el señor Pbro. don Ildefonso Saavedra, estableció la clausura solomno
dol Monasterio éhizo entrega de las llaves á la Itda. Madre Priora, Angéli-
ca Teresa del Santísimo Sacramento. Por la tarde, á las cinco, bendijo la
Capilla del Monasterio, dándose con esto fia á las ceremonias de la instala-
ción de la conmunidad de Carmelitas Doscalzas en el pueblo de Santa Rosa
de Los Andes. — Una Chilena.
CARTA DE Mnjrco—R. P . Director de E L MONTE CARMELO.—Prometí en
mi última carta escribir algo sobre los usos y costumbres de los indios me-
xicanos, y doy principio con la descripción de una de las impresiones que
recibí en mi última excursión.
Tratábase de complacer á uno de los más caracterizados indios de esta
región, que deseaba fuera yo con el Capellán de la hacienda á bendecir su
casa. No crean fuera ésta suntuoso edificio de ahondada cimentación para
resistir á las terribles convulsiones del terremoto, ni de paredones gruesos
que cobijaran á sus moradores do los ardores del sol y de las torrenciales
avenidas de la lluvia, muy frecuentes en el Estado de Veracruz. A un cen-
tenar de palos metidos en el suelo en forma cuadrilateral y un caballete
para sostener Jas hojas de plátano, se reducía todo el artefacto de la vi-
vienda.
El día señalado nos dimos al camino previa familiar discusión sobro el
modo de viajar. Optaron algunos la muía por su aplomado y certero paso,
pero yo confiaba más en mis torpes pies; además que tenía ya mis escar-
mientos y era novel en la equitación.
Teniendo en cuenta que el pagli (aguardiente, que parece petróleo en el
color y olor) es el elemento indispensable para los indios y lo costoso que
les es la abstinencia del trago teniéndole á su disposición, fácilmente se
comprendo lo que nos sucedió. A nuestra llegada salió el Patrón de su ca-
sucha, y con sólo fijar nuestra mirada en el machete que colgaba de su cin-
tura, comprendimos que el centro de gravedad de su cuerpo variaba de
posición á cada paso. Amohinados con su inoportuna iluminación, ofrecimos
á Dios nuestro trabajo estéril y volvimos á las andadas, después de tomar
una comida parca, dejando la bendición para otro día.
Cuando á nuestro regreso buscábamos asiento para descansar, se acercó
un indio al Padre Capellán y le expuso en mexicano la gravedad de su
esposa, que deseaba fortalecerse con los Santos Sacramentos. Yo le ofrecí
mi compañía, y al poso rato subíamos una pen líente cuesta, á cuya falda
al bajar, llevé mi porrazo cuando la muía saltaba un precipicio: la recom-
pensa quo lleva el misionoro en pago de sus sacrificios.
Llevábamos montados cinco cuartos de hora, el guía nos mandó apear
por el peligro quo corrían las bestias, y, en efecto, la vertiginosa caída do
la montuna horrorizaba la mirada. Puestos en lila, el Capellán apoyando su
mano izquierda en la espalda del indio, me sostenía con la derecha y con
272 Eü MONTE CARMELO

una serie de golpes consecutivos y consecuentes actos de paciencia llega-


mos al lugar. ¡Santo Dios! ]qué impresión! Recién llegado de Europa con-
servaba al vivo en mi imaginación sus hospitales con sus aaomodados de-
partamentos, sus clínicas que prestan servicio en las enfermedades más
complicadas, y el servicio cuidadoso de los ángeles de la caridad, que sin
abandonar el remedio del cuerpo atienden con sus consejos al provecho
g piritual del doliente; y ahora mo encuentro en una casucha cuyos depar-
tamentos están á la intemperie; una casucha que apenas mide ocho metros
en cuadro y cuya mitad ocupan las mazorcas de maiz, vianda que les ha
de sostener todo el año. Y allí á la pálida luz de tres tizones, veo á dos
niños casi desnudos que lloran á su madre, y á una madre en puertas de la
agonía, tendida en duro y raso suelo, sin más abrigo que la tilma que en-
vuelve á su cintura todos los días del año, bendiciendo á sus hijos é invo-
cando al Dios que adora tal vez en confuso. Ni un triste módico que tentara
su pulso trémulo, ni u a a medicina para aliviarla do sus dolencias, sin
aliciente temporal, demanda una palabra consoladora, una palabra de pro-
mesa y esperanza para exhalar tranquila su postror suspiro. Salí á contem-
plar la noche serena y á contemplar las grandezas de nuestro Dios, mien-
tras mi compañero instruía a l a enferma en los principales é indispensables
misterios para la salvación y hacia repetir á la doliente fervorosas jacula-
torias á aquella tierna Madre del cielo que escucha cariñosa á cuantos la
invocan. Le administramos la Extrema-Unción y emprendimos la vuelta
cuesta arriba, con más peligro que á la bajada, encomendando á la enferma
y á nosotros mismos para llegar con vida á la casa. Rendidos de cansancio
hicimos parada en una casita y cual mendigos pedimos un bocado, pero ni
una triste tortilla que distrajera nuestra necesidad pudieron servirnos.
Cualquiera que lea mi mal trazada reseña creerá que escribo de algún
pais, á cuya región no ha llegado á brillar la aurora do la civilización.
Estoy en la culta México; en México que cuenta tantos paladines de la
libertad; en México, donde á diario se ven papeluchos callejeros, on los
que se leen de continuo las palabras: Solidaridad, fraternidad y filantropía;
en México, donde se encierra el culto entre cuatro paredes y se persiguw á
los Sacerdotes de Dios. Vano esfuerzo. El Omnipotente nos hizo grandes y
nuestro destino durará hasta la consumación del tiempo; perseguidos en
todas partes, y en todas partes nos buscan.—Sujo afmo., El Corresponsal.
México, Febrero 10 de 1903.

CARTA DB ROMA.—Nuevos sacerdotes.—Como ya teníamos anunciado, e


día 7 so ordenaron de Presbíteros los RR. PP. David de la Inmaculada
Concepción, de nuestro convento de Burgos, ó Ildefonso de la Transverbe-
ración, de nuestro convento de Sinz (Austria).
La fecundidad del Carmelo no desaparecerá y sus flores no quedarán
marchitas, dijo un profeta del Antiguo Testamento. Más de dos mil años
ha quá, en visión política, fueron proferidas estas palabras, y hoy, como
entonces, las altísimas cumbres del Carmelo, semejan verdeantes praderas,
llenas de frescor y lozanía, de vitalidad y exuberancia.
El abrasado espíritu de aquellos famosos videntes, celadores fortísimos
de Dios de los ejércitos y áe las victorias, Elias y Elíseo, parece vivir en
todo su vigor y como remozarse en estos nuevos vastagos que encendidos
con en el mismo amor, conservan el Carmelo on irn estado de perpetua ju-
ventud, de eterna primavera.
CRÓNICA CARMELITANA 273

El gran corazón de Sta. Teresa de Jesús se inundaba de gozo al saber


que alguno de sus hijos había sido elevado á la dignidad sublime ael sa-
cerdocio, porque veía en él como cifrado el porvenir glorioso, la continua-
ción y conservación de su Reforma insigne, caro objeto de sus desvelos. Nos-
otros, participando de los mismos sentimientos, aunque no en grado tan
intenso, también nos hemos alegrado, y mucho, y hemos festejado con en-
tusiasmo 4 nuestros queridísimos hermanos en Religión, dándoles pruebas
inequívocas de nuestro cariño tierno y de nuestro amor sin límites.
El 14 do Marzo, por feliz coincidencia con el día de su cumpleaños, ce-
lebró su primera Misa el R. P . David de la Inmaculada Concepción. Hicie-
ron, de Presbítero asistente N. M. R. P- Vicario General, Pr. Ezequiel del
Sagrado Corazón de Jesús, y de ministros los RE. P P . Wenceslao del San-
tísimo Sacramento y Silverio de Santa Teresa. El coro cantó admirable-
mente la misa á tres voces del M. I'erosi, y sus bellísimos solos fueron
interpretados con exquisita delicadeza yieon expresión verdaderamente reli-
giosa por el R. P . Dionisio de.Sta. María y por el Diroctor del canto, R. Pa-
dre Carlos do la V. del Carmen. La capillla do casa vióse poderosamente re-
forzada por los HH, Trinitarios, que asistieron á la Misa por obsequiar al
nuevo celebrante y en él á Sta. Teresa de Jesús. Y ya que he mencionado
á los colegiales Trinitarios, no puedo excusarme de hacer especial mención
del hermano organista, Fr. Pedro de Sta. Teresa. El Hermano Pedro es hijo
de un pueblocito de Vizcaya (Guecho), bien conocido por los célebres or-
ganistas que ha dado á varias Ordenes religiosas. En el día, el joven Tri-'
nitario es reputado por uno de los mejores organistas de esta capital, y los
que le han oído eos aseguran que el juicio no es exagerado.
Tanto al Hermano Pedro de Sta. Teresa, como á sus compañeros les da-
mos las más expresivas gracias por habernos honrado con su presencia y
haber contribuido eficazmente al brillo y esplendor de la fie«ta.
Hoy, día de N. P. S. José, ha cantado su primera Misa el R. P. Ildefon-
so de la Transverberacíón, asistido de N. M. R. P. Benito de Jesús, Defini-
dor general de la Orden. La fiesta ha resultado brillantísima j el concurso
do fieles ha sido tan escogido como numeroso.
Mi más completa enhorabuena á los jóvenes celebrantes, á quienes deseo
todo género de gracias y felicidades para que en su nuevo estado procedan
en todo como verdaderos hijos de Santa Teresa de Jesús.
Reservo otras noticias interesantes para la siguiente carta, poniendo
fin á ésta repitiéndome suyo afimo.—El Corresponsal.
Roma 19 de Marzo.
VIAJERO ILUSTRE.—En el hermoso trasatlántico Alfonso XII, que zarpó-
de esto puerto el dia 19 del finado Marzo salió con dirección á Méjico
, N. M. R. P. Gregorio de San José, Definidor General, acompañado de su
Secretario, que va á visitar las casas que la Orden tiene en aquella Repú-
blica.
Con el objeto da despedir á N. M. R. P., vinieron acompañándole á esta
capital los RR. P P . Provincial de Aquitania y Prior de Calahorra, á todos
los cuales hemos tenido el gusto de hospedar en esta Residencia. Qué
Dios conceda buen viaje á N. M. R. P. Definidor General y tenga feliz
éxito en la importante misión que lleva.
MISIONES EN SOLARES.—Señores lectores do E L MONTE CARMELO.—Muy
señores míos: Aunque soy un desconocido para VV., á VV. me'dirijo, brin-
274 ÉL, BÍONTÍ üARMELO

dándoles con la lectura de la siguiente deslabazada reseña que he publica-


do en uno de los periódicos católicos de Santander, y que esporo que el
amable Jefe de redacción de E L MONTE CARMELO tendrá la bondad de in-
cluir en la crónica de esa importante Revista.
Con esto y con que W . me perdonen la osadía de meterme á lo que no
valgo, quedo do VV. afemo. s. s. q. s. m. b. —UN MONTAñéS
«Aunque ya pasaron aquellos tiempos de fo viva y acendrada piedad en
que los pueblos se conmovían profundamente A la voz do un misionero, y
la temperatura religiosa está, en casi todos los corazones á bajo cero, pode-
mos, no obstante, afirmar que la misión que los RR. PP.CarmoUtas Descal-
zos han dado en la parroquia de Santa María do Cudeyo en este pueblo de
Solares, ha avivado el dormido fuego de la fe provocando llamaradas de
entusiasmo religioso á que no estamos acostumbrados.
Desde la nota bellísima del recibimiento dispensado á los P P . Misiono-
ros por el clero do toda esta comarca, presidido por sn dignisimo Arcipresto
don Andrés Palenoia, por las autoridades, por los colegios do niños y niñas,
y por todo el pueblo en masa, hasta ol acto grandioso de la despedida con
la procesión de la Virgen del Carmen, toda la misión ha producido en todos
los .asistentes una sucesión no interrumpida do impresiones piadosas que
en vano pretenderíamos reproducir en estos renglones.
Los ItR. P P . Carmelitas Descalzos, .Constancio del Sagrado Corazón de
Jesús y Ángel María de Santa Teresa, de la Residencia de Santander, en
la que el primero es el Superior de la Comunidad, y el segundo el director
do la importante y simpática Revista E L MONTE CARMELO, han sido los en-
cargados de predicar esta Misión. El P. Constancio con su elocuencia arre-
batadora, abundante, genial y característica, y el P. Ángel María con su
palabra vibrante, enérgica, contundente, han puestn de relieve las grandes
verdades de nuestra Sagrada Religión, han explicado los deberes de la vida
cristiana en medio del mundo, y han rebatido los sofismas con que la mo-
derna impiedad pretende atacar á la Iglesia católica.
Uno de los resultados prácticos que un día obtuvo el P. Constancio con
uno de sus sermones, ha sido la publicación de un enérgico bando contra
la blasfemia en que se conmina con multas y otras sever.is penas á todos
los que en este término municipal insulten el Santo Nombre de Dios ó con
otros actos ofendan la moral ó buenas costumbres; acto que honra grande-
mente al señor alcalde de este Ayuntamiento.
Ha llamado justamente la atención la asistencia de los obreros y gente
de las minas, que todas las noches llenaban la iglesia para oir á los P P . Mi-
sioneros, y admiraba ol ver la compostura, recogimiento y atención de
estos honrados y sencillos hijos del trabajo y el fervor con que cantaban
los cánticos de la santa misión.
La concurrencia ha sido extraordinaria á todos los actos. Unas dos mil
personas se han acercado á recibir los S intos Sacramentos; y el último día
se han calculado en unas ocho mil las almas que asistieron á la procesión,
quo resultó una imponente manifestación do fe y piedad cristiana. Conso-
laba grandemente el ánimo ver aquellas nutridas y apretadísimas filas
compuestas por gente de todas clases y edades cortejando á la preciosísi-
ma imagen de la Virgen del Carmen, propiedad de los marqueses de Val-
bunna, que ha presidido y patrocinado toda la misión, y colocada en .unas
elegantes andas y en hombros de distinguidas señoritas era llevada en
OKÓNlOA CAKMKtrÍANA 2?6

triunfo á través de este ameno Valle, pasando por los aróos de verde rama-
je que estaban colocados en ol trayooto. E a t r j oatos arcos resaltaban por
su buen gusto los puestos á la puerta de la iglosia por las escuelas, y los
que adornaban la fachada del acreditado hotel «Pepina», donde se colocó
también un altar para la Virgen del Carmen y paró la procesión unos mo-
montos, durante los cuales subió el ít. I'. Ángel María á uno de los balco-
nes del hotol, y desdo allí pronunció una fervorosa arenga terminando con
entusiastas vivas á la Virgen del Carmen, mientras de debajo de las andas
de la Virgen salían una bandada de blancas palomas con lacitos rojos al
cuello, y revoloteaban sobre la cabeza de las circustantes. La vuelta al
templo presentaba un grandioso aspecto, imposible do describir: la Virgen
del Carmen pas> con sobírana majestad por entre la apiñada mu-
chedumbre que doblaba la rodilla delante de ella, y penetró eji la parro-
quia entro los acordes de la marcha Real. Pocos momentos después el Re-
verendo P. Constancio dirigiendo su voz desde ol pórtico á la muchedum-
bre que llenaba el templo y á la que so apiñaba fuera de él, se despidió del
pueblo y autoridades d¡ ndo a todos las más oxpresivas gracias por la coo-
peración con que habían concurrido al éxito de la misión.
Este éxito ha sido sorprendente. Los reverendos Padres Misioneros han
manifestado, al despedirse, qua iban complacidísimos del resultado obteni-
do. EL pueblo también se ha mostrado tan satisfecho, y con el trato de los
PP. Misioneros les había cobrado un cariño tan grande, junto con el respe-
to y veneración que «stos Padres se merecen, que muchos lloraban cuando
llegó el momento de despedirles en la estación.
El lunes, como digno remate de la Misión, se celebró un solemne fune-
ral por los fieles difuntos de esta Parroquia, en especial por su inolvidable
y llorado cura don Aureüano Gándara (q. e. p. d.), y por la tarde regresa-
ron á su Residencia de Santander los P P . Misioneros, siendo despedidos
entre vivas y aclamaciones por el clero, autoridades, escuelas y muchísima
gente de todas las clases sociales.
Merecen plácemes y cumplida enhorabuena, en primer lugar, el dignísi-
mo y virtuoso señor cura párroco de Solares don José Martínez Ruíz, que
tanto celo ha desplegado por- dar to Ja la brillantez posible á esta Misión; y
en general, todo el clero del Areiprestazgo, con su respetable Arcipreste á
la cabeza, que han cooperado valiosamente á dar esplendor á estos ejerci-
cios; la corporación municipal y demás autoridades, que todos los días asis-
tían al templo; las escuelas de niños y niñas, las jóvenes de Solares, Val-
decilla y demás pueblos comarcanos, y cuantos elementos han contribuido
al éxito de las Misiones.
Solares 25 de marzo de 1903.
UN MONTAñéS
NECROLOGíA.—En la Residencia de los PP. Jesuítas de Santander, ha fa-
llecido el Superior de la misma R. P. José María Vinuesa y Zurbano, cau-
sando su mnerte honda pena en todos los que le conocían. Poseía el Padre
Vinuesa relevantes prendas de virtud, de celo y de ciencia, y empleó toda
su vida en servicio de la gloria de Dios. Su nombre era conocido en todas
partes y tenido como una de las glorias más legítimas del pulpito español
Junto con ol brillo y respeto que le daban sus eminentes dotes, poseía tal
dulzura en su trato que atraía á sí los corazones. En la conducción de su
cadáver y on sus funerales ha dado Santander público testimonio del ca-
276 EL MONTE CARMELO
riño y simpatías que sentía hacia el esclarecido hijo de San Ignacio. Reite-
ramos á los RR. PP. Jesuítas nuestro senWmiento por pérdida tan irrepa-
rable, y sírvales de consuelo la consideración do la gloria perdurable que á
su llorado hermano le habrán valido los méritos de su virtud y los trabajos
de su celo.
—Después de larga y penosísima enfermedad, rindió su alma á Dios,
confortado con los auxilios espirituales el que en vida fué respetable ca-
ballero don José Azcona de la Sierra. La cristiana resignación con que
ha soportado la terrible dolencia que ha conducido sus despojos al sepul-
cro y su alma á la presencia de Dios, y la tranquila conformidad con
que se'sobreponía á los agudísimos dolores que lo atormentaban de conti-
nuo, es la mpjor apología que puede hecerse dol finado. Que Dios Nuestro
Señor haya acogido en su seno el alma del finado, por la cual suplicamos á
nuestros loctores que unan sus oraciones á las nuestras, y quiera Conce-
der á la familia, que en estos momentos llora la pérdida de un ser querido,
la resignación que necesita para sobrellevar tan rudo golpe.
- - H a fallecido también en Santander la virtuosa señora doña Tomasa
Rodríguez Casanueva, hermana do nuestro querido amigo don Crisanto Ro-
dríguez, dignísimo Secretario de Cámara de este Obispado, á quien, así co-
mo á todos sus parientes, acompañamos en el sentimiento.
—En la misma población ha entregado su alma al Señor la rospetable se-
ñora doña Florontina Galán y Estrada, Viada do Conde. Encomendamos su
alma á Dios, y compartimos con toda su distinguida familia la amarga
pena de esta pérdida.
—También tenemos el sentimiento do anunciar á nuestros lectores el
fallecimiento de la Exorna, señ'ira doñi María do la Gloria de Bessón y Pa-
lacio de A s i ñ i , acaecido en Burgos, después de recibir los Santos Sacra-
mentos y la Bendición de Su Santidad. Fué la finada señora de grandes
virtu le3 y muy bienhoch )ra de nuestra Orden, y nunca olvidarán su grata
momoria nuestros Padres de Burgos, que mis do cerca que otros pudieron
experimentar las bondades de Ir. ilustro y respetable señora. ¡Descanse on
piz, y reciba su distinguida familia nuestro más sentido pésame.
—En las Carmelitas Descalzas do Vich, han fallecido santamente la Her-
mana Toresa del Corazón de María á los 70 años de edad y 42 de roligión,
y la Rda. Madre Asunción de la Sagrada familia á los 55 oñ >s de edad y 24
do vida religiosa. Religiosas ambas ejemplarísimas y ejercitadas en toda
suerte de virtudes.
—En las Carmelitas Descalzas do San José de Salamanca ha pasado á
mejor vida la Hermana Josefa de la Encarnación, á los 76 años do edad y 51
de religión, y deja muy buenos ejemplos que imitar á aquella venerable
Comunidad.
JUBILEO DE S. S.—Llegan notic r as consolado-
ras do la solemnidad con que en todas partes se
han celebrado las fiestas jubilares de Su Santidad
La gran familia católica esparcida por todo el
mundo ha dado testimonio del respeto y acata-
miento que profesa al Vicario de Jesucristo, ante
uicn deben bajar la cabeza todas las magestades
Ie la tierra.

FRANOIAíY'LAS CONGREGACIONES RELIGIOSAS.—En Francia ha llegado á s u


periodo álgido la persecución contra las Ordenes religiosas, negándose en el
Parlamento por mayoría Je votos las autorizaciones que algunas Congrega-
ciones'tenfan solicitadas,"con lo cual tendrán que abandonar el territorio
francés las pocas comunidades qua aun permanecían allí. Una vez dado
este paso, témese que ol gobierno francés pase enseguida á la seculariza-
ción completa, rompiendo toda relación con la Santa Sede y suprimiendo el
presupuesto del clero. ¡Qué Dios tenga piedad de Francia... y de las nacio-
nes que la imitan!
NOTA POLíTICA.—La cuestión de los morinrs y la cuestión de los presu-
puestos han sido las dos notas de actualidad do la pasada quincena. La se-
gunda se ha resuelto más rápidamente de lo que se creía, con la salida del
Ministerio de uno de los elementos más importantes del actual gobierno,
del señor Villaverde que, partidario de una política de nivelación y opues-
to á todo aumento de gnstos, ha sucumbido á las exigencias de algunos de
sus compañeros de Gabinete que patrocinados, según se dice, en altas esfe-
ras, piden aumentos en sus presupuestos respectivos, Pero en la opinión
general, el señor Villaverde ha caído gallardamente, y créese que represen-
tará ahora una nueva orientación econónica dentro del partido conserva-
dor. Para sustituirle el Ministerio de Hacienda ha sido nombrado el señor
Rodríguez Sampedro.
La cuestión de los marinos, al principio baladí, ha tomado tales propor-
ciones que llegó á indisponer á los marinos con su Ministro y á éste con
aquéllos, revistiendo toda la especie de una conjura del Cuerpo general do
la Armada contra los proyectos reformistas del señor Sánchez de Toca. El
ministro ha empleado una energía y un rigor inusitado, y si continúa en su
actitud y sabe evitar la crisis y su salida del ministerio, habrá dado prue-
bas de carícter que no se halla en otros Ministros.
8 M. el Rey ha firmado ya el Decreto de disolución do las actuales Cor-
tes. Las elecciones generales para Diputados so verificarán el 26 de Mayo.
Las nuevas Cortes se reunirán ol 18 de Mayo.
Se ha constituido de nuevo el par'ido republicano con los elementos
que han concurrido á una gran asamblea que han celebrado en Madrid, ha-
biendo sido elegido jofo del partido el señor Salmerón.
A la hora de tirar esto pliego, hablase do nuevos disgustos entro los mi-
nistros, y de temores do una nueva crisis.
Vnil\¡kllllirilUlltty
Dinora Coppinger
VIII

Diana se encontraba sola en el á Diana de que su hijo era capaz de


trabajo de la educación de su hijo todo, y que si todavía no era malo,
José. A esta circunstancia hay que ni mucho menos criminal, podría lle-
añadir que Diana tenía cuanto una gar el caso de ser uno y otro.
mujer puede tener de candida y bo- E n aquél entonces vivía, ó pasaba
nachona, y, en cambio, J o s é e r a lo sus días y sus noches, por aquellos
más travieso é hipócrita que puede contornos, un célebre gitano llama-
haber entre los muchachos. No esta- do por apodo gitano Freuch; porque
r á de más el que relatemos el hecho hay que saber, que en las cercanías
por el que Diana vino á conocer lo de Washington abundan gitanos lo
que era su hijo. mismo que en las cercanías de Sevi-
Un día en que Diana estaba ex- lla, ó en el barrio de Triana.
plicando á José lo que era la Provi- Este gitano no se sabía de fijo
dencia de Dios, y ponía aquellos dónde vivía, ó mejor dicho vivía en
ejemplos del Evangelio en que Je- todas partes, porque se le veía en
sucristo propone á los pajaritos, que todas partes, comía en todas partes,
no siembran ni siegan, como mode- dormía en todas las casas y no había
los de la confianza que debemos po- tejavana que no hubiese sido visita-
ner en Dios, José manifestó con bas- da por el gitano Freuch personal-
tante claridad la fe que le merecían mente. Este gitano era de feo cuan-
las reflexiones é ideas de su madre. to puede ser un hijo de Adán. Casi
—¿La Providencia de Dios cuida se podía decir de él lo que del sar-
de los pajaritos? preguntó José con gento de Utrera que reventó de feo;
curiosidad algún tanto picante. tan flaco era nuestro gitano Freuch
—Sí. hijo mío; respondió su madre. que parecía hecho con rabos de la-
—Ya decía yo, continuó José, que gartijas, y, en cambio, tan alto que
por eso tenían las pantorrillas tan parecía un chopo de California.
gordas.
Esta salida de José puso algo per- En medio de todo era graciosísi-
pleja á Diana, pero como ésta recar- mo, como son por lo general todos
g a r a más las mismas ideas con nue- los feos. Pero cuando sus gracias no
vas explicaciones, con miradas que encontraban límites era cuando es-
indicaban el desagrado que le había taba borracho. Cuando en ese esta-
causado la sátira de José, parecía do de semi-iluminación recorría las
que éste quedaba satisfecho, y su calles de Washington, la conversa-
madre creyó que la salida de su hi- ción obligada de todos los habitan-
jo no era sino una de tantas oportu- tes de la Sede del Gobierno vankee
nidades que en casos idénticos solía eran las gracias del gitano Freuch.
tener; sin embargo quedó más dis- Daba contra todas las esquinas, se
puesta para creer cualquiera rela- metía en todos los charcos, pisaba el
ción que en adelante se le pudiera rabo ó la pata á todos los perros, se
hacer contra su hijo. le enredaban los pies en todas las
faldas de señoras, á las cuales pe-
Otro acontecimiento sobrevino al día perdón inmediatamente, y se-
anterior, que de una vez convenció
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 2?9

guía sereno su camino. Un sólo pun- sus adentros: esta casualidad me


to acertaba muy bien sin que diera viene como pedrada en ojo de boti-
contra ninguna esquina: la puerta cario: ¿y qué hace el muchacho? Co-
de la taberna. je un papel grande, se le ata al cue-
De este gitano se hizo amigo el llo al burro que llevaba dos colas y
hijo de Diana y no hubo diablura escribe en aquel papel con letras
que entrambos no hicieran en W a s - también grandes estas palabras: Este
hington. José era el motor y el gita- prójimo lleva algo que no es suyo. A
no Freuch el instrumento. Solamen- la cárcel con él. Coje otro papel y
te referiremos uno. Todos los gita- se lo cuelga al otro burro escribien-
nos tienen burros, pero nuestro gi- do estas otras palabras: uUna li-
tano Freuch, á falta de uno, tenía mosna por amor de DiOS. y,
dos. Estos dos pacíficos y sufridos Adornados de aquel modo los dos
animales pasaban la vida paciendo servidores del gitano Freuch, fue-
en las cercanías de la ciudad, mien- ron arreados á latigazo vivo por
tras su amo pacía también en todas José por las calles de Washington.
las tabernas. A l llegar la noche no Ya José había' recorrido varias
se sabía quién tenía más uso de ra- calles de aquella manera cuando
zón, si el amo ó los cuadrúpedos. su carrera fué interrumpida por la
Pero sea lo que fuere de esto, Jo- presencia de un policía qne le detu-
sé tomó á estos dos animales por vo á la voz de ¡alto.! El policía le
instrumento de su última travesu- preguntó á donde iba, José le con-
ra. Se le ocurrió ¡ocurrencia infer- testó que iba siguiendo á aquellos
nal! se le ocurrió atar por los rabos bichos.—¿Pero adonde va V. en úl-
á los dos burros del gitano Freuch timo término?
y pasear de aquella manera por la Aquí fué d onde José se vio per-
calle de Washington, montado Jo- dido, ó mejor dicho, se vio muy ha-
sé en uno de ellos, y el gitano llado, y por cierto, más hallado de
Freuch en el otro. lo que él quisiera. Preguntóle el
Pensarlo y ejecutarlo fué cosa de policía quién era, de qué familia, de
un momento. Ató fuertemente á los qué calle y adonde iba. Como José
dos pacíficos animales formando un no quiso dar explicaciones de nada,
apretado nudo con las mismas cer- no tuvo más remedio sino permanecer
das de ambas colas, y ya los llevaba aquella noche en la Comisaría de
con dirección á Washington con el policía. Mientras tanto sus padres
objeto de juntarse con Freuch que le buscaban por todas partes, y
se encontraba en la primera taber- sólo cuando preguntaron á los poli-
na en su estado de iluminación y de cías, le hallaron inmediatamente.
buen humor. Aquí fué la vergüenza de José,
Pero antes de llegar á la taberna pero no tuvo más remedio que con-
donde se encontraba Freuch, le pa- fesar todo cuanto había hecho; por
só un percance. El camino de Little supuesto, según las explicaciones
Virginia á Washington es cuesta que daba, jamás en su vida habla
abajo y al verse los dos cuadrúpe- hecho una sola fechoría, sino aque-
dos en tal camino, se echaron á co- lla, y en la primera precisamente
rrer como que les costaba muy poco, le habían cogido. ¡Qué casualidad!
pero cuando con más velocidad co- —decía el inocente—á la primera
rrían hacia abajo, con los rabos ata- me han cogido.
dos, llegaron á chocar con un A la verdad aquella era la prime-
chopo. José se espantó de lo que iba ra travesura empezando por la úl-
á suceder, por más que no sabía en tima; pero su madre creyó que ja-
qué iba á parar aquello; pero muy más había hecho su hijo ninguna
pronto salió de dudas. Tan veloz otra travesura. Aquella vez... sí.,
era la carrera de los cuadrúpedos pero de broma.
que al tropezar con el chopo, á uno Sin embargo Diana tomó á su hi-
de los burros se le partió por me- jo, le llevó á su casa y jamás per-
dio su estimada cola resultando el mitió que desapareciera de su pre-
uno con dos colas y el otro sin nin- sencia sino era acompañado de dos
guna. de sus más fieles criados. Entonces
José no pudo contener la risa du- empezó Diana á ser verdaderamente
rante un buen rato, pero durante madre de José. Por sí misma ense-
aquel rato en que parecía que su ñó á José varias asignaturas, sacá-
plan se habría frustrado, dijo para bale á paseo en su compañía, de to-
280 EL MONTE CARMELO

dos los obje,tos que veía, sacaba con- se acostara sin antes haberse enco-
sideraciones y reflexiones que se mendado á esta Madre de miseri-
las hacía á José, le hablaba de las cordia.
penas del infierno con una energía José, escarmentado con el apuro
que no había usado hasta entonces; que habia pasado en manos de la
de los castigos de los hombres cri- policía, mostrábase dócil á las en-
minales, los males que causaban á señanzas de su madre y estaba de-
la sociedad, y mucho más á la re- cidido á no volver á ponerse otra
ligión. vez en semejante trance, ni dejarse
Llevábale á confesarse, á oir mi- llevar de sus inclinaciones poco
sa y sermones, sin perder ninguna dignas de un corazón noble. Entre-
oportunidad: 'mostrábase dulce con góse, según los consejos de su ma-
energía, cariñosa pero con tesón, dre, á la consideración de las terri-
complaciente pero al mismo tiempo bles verdades del Catolicismo, en
intransigente. No negaba Diana á cuya seria meditación se empapó
su hijo ninguno de los gustos con completamente su alma, y venían
tal que fuesen lícitos, al mismo á su mente pensamientos serios y
tiempo que jamás transigía con na- resoluciones valientes.
da que fuese contrario á la ley de T a l fué el resultado que tuvieron
Dios ó á la conciencia de madre; en el alma, en el corazón y en la
hacíale rezar con asiduidad ante la vida toda de José los consejos, las
imagen de la Virgen del Carmen, y exhortaciones, las enseñanzas y
jamás permitía Diana que su hijo ejemplos de Diana su madre.

bY g. de g. R
(Se continuará)

FUERZA DE LÁGRIMAS
Con ánimo de hablarle en confianza
De su piedad, entré en el templo un día,
Donde Cristo en la Cruz resplandecía
Con el perdón, que quien le mira alcanza.
Y aunque la fe, el amor y la esperanza
A la lengua pusieron osadía,
Acordéme que fué por culpa mía,
Y quisiera de mí tomar venganza.
Ya me volvía sin decirle nada,
Y como vi la llaga del costado,
Paróse el alma en lágrimas bañada;
Hablé, lloré, y entré por aquel lado,
Porque no tiene Dios puerta cerrada
Al corazón contrito y humillado.

nuil muí iiu.iiiiiM iiiiiiiiitini


Regina coeli lsetare.....

LEGó el día tercero des-


pués de la muerte de Je-
I sus; vencido el pecado y
"^^iW?^ vencida la muerte, Je-
^f>- sus, según lo había pre-
dicho, resucitó de entre los muer-
tos, y en el mismo instante en que
se obró el prodigio, se presentaba,
vestido de luz y de hermosura, an-
te su Madre Santísima felicitándo-
la por su tiunfo, y comunicán-
dola su gloria y sus alegrías. No
es dado al humano lenguaje po-
ÜñolV^rlúcQ. 68 der expresar el inmenso gozo que
sintió la Virgen con la visita de su
15 de Abril de 1903 Hijo resucitado y glorioso; había
que conocer la complexión delica-
"o)^(F dísima de la Virgen tan finamente
1
dispuesta para recibir en toda su
282 EL MnNTB CARMELO

intensidad lo mismo las impresiones de dolor que las de .


gozo; había que conocer la altura de su inteligencia,
que abarcaba de una simple mirada lo mismola inmen-
sidad de sus dolores que la inmensidad dé sus glorias; '
había que conocer sobre todo la alteza, y la profundi-
dad, y el ardimiento de aquel amor con que Ella ama-
ba á su Hijo. Baste decir que sí una sola parte de aquel
gozo purísimo se repartiese entre todos los hombres
acabarían de una vez los dolores de la humanidad,- y el
mundo quedaría convertido en un paraíso de deleites.•
El amor había puesto tan íntima, tan estrecha, tan
santa, unidad entre jesús y María, entre el Hijo y la Ma-
dre, entre el mejor de ios-hijos yla mejor de las madres,
que Jesús lo era todo para María, y María vivía sólo en
Jesús, vivía sólo por Jesús, vivía sólo para Jesús. Cuan-
do murió Jesús, María se Vid en laspledad más espan-
tosa que nadie se vio jamás. ¡To^a laíaltó en <e!>~ mun-
do! Noiiubo dolor como su dolor; $í-.martirió compara-
ble S su martirio. Por el contrario,1- cuando vio" á su Je-
súá resucitado, y le vio gloriosísimo y hermosísimo,
impasible 3 inmortal ¡ahí María volvió á tenerlo to-
do, con su Hijo dolcísimo, y no hubo ni-habrá, jamás
-alegría tan pura como su alegría ni felicidad tan gran-
de como su felicidad, ni gloria comparable 4 su gloria...
Ella vio á Jesús resucitado, y shbía quenunéa Vol-
vería á morir, porque Jesús triunfó de la muerte, triun-
fó del pecado, triunfó del demonio, triunfó dé la mali-
cia de los hombres, y el triunfo de Jesúsy su Hijo dúl-
ctsimdy.era para siempre. .' ..,:. ..;
Y sabía también que con Jesús'habían triunfado pa-
ra siempre la verdad, y el bien, y la justicia. Ella vio
entonces k>s'triunfos de los discípulos de su Hijo, los
triunfos de la gracia sobre el pecado, los triunfos de
losísantos sobre les impíos, los triunfos de la Iglesia so-
bre sus perseguidores; vio, en fin, al mundo.caer de ro-
dillas ante Jesús, y abrirse tes puertas del cielo para
REGINA CCELI LITARE. 283

recibir á una nueva generación, de la cual era Ella á


un mismo tiempo Soberana Reina y Madre graciosí-
sima.
En tan inmensa felicidad de nuestra Madre debemos
participar todos sus hijos; nosotros que estuvimos á su
lado al pie de la Cruz, y penábamos viéndola penar á
Ella, es justo que la acompañemos también en sus ale-
grías. A Ella dedicamos nuestro primer pensamiento,
nuestro primer amor, nuestra felicitación primera, des-
pués de celebrar el triunfo de su Hijo.

¡Regina coeli, laetare, alleluia! ¡Emperatriz de los


cielos, Reina de los mundos, Soberana de los Ángeles,
Madre nuestra dulcísima, gózate en tu inmensa felici-
dad, y no tenga fin tu alegría ; quia quem meruisti
portare, alleluia; porque Aquél que llevaste en tu seno
purísimo, tu Hijo muy amado, tu dulce Jesús, tu ama-
ble Jesús resnrrexit sicut dixit, alleluia; resucitó co-
mo El lo había profetizado, y resucitó para nunca más
padecer, para nunca más morir! ¡Ora pro nobis
Deum, alleluia!¡Abogada nuestra poderosísima, inter-
284 EL MONTE CARMELO

cesora nuestra amable, esperanza nuestra firmísima,


dulzura nuestra santa, Madre nuestra misericordiosísi-
ma ruega por nosotros, intercede por nosotros,
suspira por nosotros, á tu Hijo y Redentor nuestro, á
tu Dios y Dios nuestro!
¡Ora pro nobis Deum! ¡Ruega por nosotros, Virgen
purísima, Virgen piadosísima! Por nosotros, los deste-
rrados hijos de Eva que llamamos á Tí en tedas nues-
tras penas, y suspiramos por Tí gimiendo y llorando
desde este valle de lágrimas
¡Ora pro nobis Deum! ¡Ruega por nosotros, Madre
buena, Madre amorosa, Madre tiernísima! Por nos-
otros, tus hijos, que luchamos aún y reluchamos con los
males de la vida, que vivimos aún expuestos á los pe-
ligros del error y del pecado y de la muerte eterna
¡Ora pro nobis Deum! Ruega por nosotros, para que
como tu Hijo Jesús, nosotros tus hijos, triunfemos pa-
ra siempre del error, triunfemos del pecado, triunfemos
de la muerte, y cantemos en el Cielo el ALELUYA
del triunfo eterno
Pr. Amad:.

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ÍS ?É^«;u@fá^É^fe^^

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L»os d i s c í p u l o s d e E m a u s (')

ÍÍSIRJSTEMENTE se dirigían los dos discípulos por la llanura hacia


Üs Emaus; sus almas estaban llenas de horror. Habían visto morir
á Jesús crucificado. Mientras caminaban, hablábanse á media voz del
crimen monstruoso, cometido en el Calvario. La noche invadía el
cielo con severa calma. No se veían aún las estrellas; pero los últi-
mos resplandores del día, desaparecían en sangriento horizonte. A
veces, el viento de la tarde soplaba ligeramente, éntrelas pálidas ho-
jas de los olivos. La sombra por todas partes se extendía sobre los
campos.
— «Y había dicho que resucitaría—murmuró uno de los dos,—y
el Nazareno era un gran profeta. Pero hemos visto s:i cuerpo en la
tumba, Cleofás, y ya han pasado tres día?.»
Y contestó el otro retorciéndose las manos con desesperacióu.
—«Sin embargo, esta noche, las mujeres han ido al sepulcro. Es-
taba vacío, y delante del sepulcro han visto un ángel que les ha di-
cho que el Cristo vivía.»
Pero el primero repuso.
— «Es verdad. Algunos de los nuestros, 1 >s que él amaba, á los
que llamaba sus apóstoles, han visto la tumba vacia. Buscaban á
Jesús y no le han encontrado.»
Y los peregrinos según iban caminando se contaban sus angus-
tias y su luto. De pronto, sintieron que otro peregrino caminaba á
su lado.
— «Tristes caminantes, ¿de qué hablabais los dos? les preguntó.
Era Jesús, era el Maestro; pero no quería que le reconociesen
aún como al Dios aparecido, para poder interrogarles y conversar
con ellos.
—«¿Tan forastero sois en el país, dijo Cleofás, que no sabéis
aún estas cosas?»
Y refirió los motivos de su pena; cómo el Justo después de gro-
seros insultos había sido clavado en una cruz, entre dos ladrones;
explicó sus virtudes, 3iis discursos, sus hechos, sus milagros. Y que
parecía el Cristo prometido por los oráculos, y que debía aquel mis-

(1) (Traducción literal do una poesía de Francisco Coppée).


286 EL MONTE CARMELO

mo día, según lo había anunciado, reaparecer; y que ¡ay! el día había


pasado.
Y el desconocido les dijo:
—«¡Oh! corazones lentos en creer, el Cristo debía sufrir para en-
trar en la gloria. >
Después les explicó que Jesús, sus designios, y sus actos, todo
estaba escrito en los Santos libros, y que, desde las más antiguas
profecías, todo probaba que el Justo era el Mesías.
A los últimos crepúsculos llegan los tres á la aldea; Jesús pare-
cía querer seguir su viaje. Pero los dos peregrinos, conmovidos por
sus palabras, sentían que su corazón ardía con suavo y poderosa
llama.
—«Quedaos—le dijeron—y cenad con nosotros.»
Pero cuando le vieron escoger para la cena el sitio más elevado,
y tomar—¡qué recuerdo!—entre sus manos el pan, y partirlo, y ben-
decirlo, su espíritu fué de súbito iluminado. Tendieron hacia el Se-
ñor sus manos, seguros de que era Él, y llenos de infinita dicha le
adoraban
Jesús desapareció bruscamente.
¡Para siempre quedaban libres de la duda! Y saliendo á Jerusa-
lén, durante la noche, recorrían la ciudad, diciendo á sus amigos.
«¡Ha resucitado!*
«¡Veinte siglos de bondad, han nacido de tal misterio. Yo creo
en tí, Jesús... Pero ¡ay! impíos sectarios quieren hacer olvidar tu
nombre á nuestros hijos... y hay días en que parecen triunfar. Mas
¿qué importa? Cuando llenos de odio y de imbécil orgullo, hubiesen
roto el último Crucifijo, y coando á los nietos de nuestros nietos hu-
biesen destruido el alma de tal suerte, que llegaran á creer que la fe
en Cristo estaba del todo muerta, y que en el sepulcro, en el fondo
de un abismo, está sellada con el sello del Sanhedrln, como lo fué
antes tu cuerpo ¡oh Maestro Divino! entonces — ¿no es verdad?—
bastaría que un Sacerdote errante entre el crepúsculo, por desiertas
sendas, encontrara en su camino dos cristianos ¡los últimos! y partie-
ra con ellos, como Jesús, el pan místico, para que entonces fortaleci-
dos con el Santo Viático, como los de Emaus, al clarear el día, fue-
ran á proclamar la fe de Cristo. ¿Y no es verdad, Dios mío que predi-
cando tu palabra tan fecunda, harían de nuevo la conquista de la hu-
manidad entera y que todos volviendo al Dios de la verdad exclama-
marían de nuevo *¡Ha resucitado Aleluya!»

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MORIR O PADECER

Yo quisiera. Teresa, y le pides te suelte y te dé alas


en mi pecho sentir la ardiente llama con qi*e en brioso vuelo
que á Tí te consumía, á su lado en el cielo volar puedas.
quisiera Madre mía, Leyendo tus escritos
tener un corazón, tener un alma, ;'i Dios se eleva el alma, tú la. en-
que al igual de la tuya ciendes
templada al fuego del amor viviera, y al verte á tí abrasada
sintiendo sus ardores, de divinos amores .
y en sus puros amores • se queda avergonzada
del amor á su Dios desfalleciera. viendo en tí tal ardor y en ella
Quiero dentro del pecho (nieve.
un recio corazón que á los impulsos Serafín del Carmelo,
de divinos amores palpitara ¿por qué del alto cielo
y henchido en amor santo deseara no envías una flecha abrasadora
morir y unirse áDios, cual era el tuyo. que mi alma atravesando
Tú gustaste en la tierra la ambrcf- la derrita, la encienda en ese fuego,
(sía si algo halla terreno lo devora?
de aquel néctar divino ¿Por qué no he de sentir cual tú
que en el cielo se embriaga el alma (sentías
(pura, los arrrobos, los éxtasis y raptos
y al gustar tal dulzura en que tu alma engolfada
tú querías volar á las regiones gozaba embelesada,
donde el Esposo Amado la presencia y caricias del Amado?
la despensa tenía en que encerraba ¡Ah! yo sé que al Tabor tan solo
sus divinos licores, (sube
y en éxtasis de amores el que puede subir hasta el Calvario,
hallaste esa despenda en su costado. el que bebe las heces de su cáliz,
Cual cervatilla herida el que goza de verse despreciado,
no vivías ya aquí sino en el Cielo, el que busca las cruces y el que dice
allí con santo anhelo ardiendo en fuego santo
buscabas el descanso á tus dolores, "morir ó padecer,, que este es el
allí estabas, Teresa, (lema
con alma y corazón, sólo tu cuerpo á tus hijos legado.
la cárcel era, la cadena y hierro ¡Oh mística doctora! tú posees
que aquí te retenía, la ciencia de las cienciasdel Amado
y al Esposo te quejas díme dónde sestea,
288 EL MONTE CARMELO

que al Pastorcico vea "que yo me vuelva loco,,


en el prado de lirios donde pace y que en santa demencia
su más caro rebaño. de tus cantos de amor cante a l u n í -
Yo quiero repetir lo que decías, (sono.
lo que el mundo insensato no com- Que en medio del olvido y del
(prende ' (desprecio
lo que él llama locura, encuentre mis delicias,
y locura es, Teresa, pero santa, que en teniendo á mi Dios, Él es mi
el querer padecer, el que procura (dicha.
y ambiciona desprecios y trabajos; Yo quiero padecer por solo el
el quesólo enlaCruz halla descanso, (gusto
el que sacia su sed en la amargura. de dar gusto á mi Dios, que El es
Enloquecer por Dios es lo que an- (mi todo,
ís! o que en poseyéndole á El nada me
y pues tus huellas sigo, (falta,
no desoigáis, Teresa, porque solo E l me basta,
mis deseos, mis ansias, porque tanto le quiero
con que pido me alcances de tu que yo muero de amor por que no
(Esposo (muero

M. ¥.

ci-ra.-

Brazo de Santa Teresa que se venera en Alba


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EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES

(CONCLUSIÓN V líPÍLCGO)

EMOS terminado nuestra tarca. Cuanto en


un principio pensamos manifestar, ha bro-
tado de nuestra pluma con más ó menos cla-
ridad, pero con sana y santa intención de
que el divino fulgor del Catolicismo se vie-
ra, una vez más, cernerse sobre el extenso
y simpático campo de las Bellas Artes-
iDios habrá juzgado nuestras 'intenciones
y los lectores de E L MONTE CARMELO
los productos de nuestro pobre ingenio.
Aquél y éstos dispensarán nuestras defi-
ciencias.
Como hemos visto en la serie de artícu-
los publicados en esta Revista, cuando
los ocultos misterios de las Ciencias y de
las Artes son el objeto de un estudio serio y concienzudo; cuando
los delicados resortes de una sublime manifestación de afectos in-
comprensibles del alma humana, ó impresiones de ignorado ori-
gen, vienen á ser el objeto de un examen minucioso, desde luego
salta á la vista del diligente observador que los poderosos empujes
que esas Ciencias y esas Artes han recibido en el transcurso de su
vida histórica, han sido debidos en su mayor parte, sino en todo,
á la universal actividad que el Catolicismo ha desplegado sobre
todos los sentimientos del corazón humano. Sólo el Catolicismo ha
sido el poderoso motor que ha presentado campo de inconmensura-
ble extensión á las facultades del alma humana, para poder des-
arrollarse á su sabor, según las fuerzas de sus respectivas energías,
de sus sentimientos y tendencias más ó menos nobles
La Iglesia católica, obra de la Divina Bondad, fué fuadada por
290 BL M0NT8 CARMELO

el Redentor del mundo, no sólo para libertar á la progenie de Adán


de la ominosa esclavitud del pecado y sus terribles consecuencias,
sino también para redimir las ciencias y las Artes del férreo círcu-
lo en que se hallaban aprisionadas, y limpiarlas del inmundo
fango en que vivían envueltas al través de generaciones sin cuento.
El catolicismo despejó las fronteras qué marcaban los límites de
la ciencia, derribó los muros de granito en cuyo recinto gemían
profanadas y envilecidas las Artes y levantó el alcázar de las cien-
cias á las alturas nunca cruzadas por la habilidad del ingenio hu-
mano. Materia y espíritu, almas y cuerpos, ciencias y artes, todo
ha sido redimido por Jesucristo, y arrancado déla esclavitud de
la tierra grosera en que vejetaba, y trasladado á la alta región del*
espíritu,' donde vivirán una vida también de espíritu.
Entre las naciones antiguas, las principales fuentes de la civi-
lización, Egipto, Asiria, Grecia y últimamente Roma, con prefe-
rencia á todas las demás, hicieron florecer las Ciencias y las Artes
durante los cuatro primeros siglos anteriores á Jesucristo. Toda-
vía conservamos restos de la grandeza romana, y al fijarnos en las
formas arquitectónicas de sus edificios, con sus admirables combi-
naciones de proporción y perfecta simetría, nuestra mente se opri-
me ante la inmensidad de la forma, mientras que el ojo se encanta
con la armonía de las proporciones.
Pero en toda aquella grandeza nada había estable; no procedía
de Dios, y tenía que desaparecer. Así sucede que en los siglos
cuarto y quinto del establecimiento del Cristianismo, después de
la promulgación de la Religión de Jesús, cuando el poder romano
había inclinado su imperial cabeza ante la gloria de la Cruz de
Cristo, los designios de Dios empezaron, al parecer, á cambiarse.
Las antiguas civilizaciones, las ciencias y las artes paganas, ca-
minaban á su completo aniquilamiento, á una absoluta desapari-
ción. Habían venido de Egipto, de la Asiria y de los pueblos del
Oriente; habíanse refugiado en la ciudad de los Césares, al amparo
de los dioses extranjeros; todas las riquezas del mundo, todas las
glorias de la tierra habían venido á parar á Roma, y Roma á cuyo
engrandecimiento habían coadyuvado todos los progresos anti-
guos, y que guardaba dentro de sus muros cuantos conocimientos
había tenido el mundo en pintura, escultura y arquitectura, tenía
que entregar sus trofeos á otra dominación más fuerte y estable.
¡Inexcrutabtes juicios de Dios! Entonces llega el momento en
que la Iglesia de Dios, la obra de Jesús, el Catolicismo iba á entrar
en el pleno ejercicio de su segunda misión. Una piedrecilla, arro-
jada desde los montes eternos, dio en el pie á la imponente estatua
imperial de Roma, y aquella piedrecilla iba á ser el arranque dé
un nuevo mundo y una nueva civilización. Roma y su nuevo .
imperio gravitaban hacia el abismo de una ruina segura en pena
y castigo de los trescientos años de persecución religiosa ejercida
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES 291

contra la Iglesia de Jesucristo; aquellos crímenes tenían que ser


expiados y borrados con sangre, pues los designios de Dios no po-
dían menos de cumplirse, de una manera visible. Terrible espec-
táculo se presenta á nuestra vista pero no menos terrible lección
que Dios da una vez más á las naciones criminales. A semejanza
de la furiosa tempestad que estalla en un momento y barre la
tierra en su irresistible fuerza y empujes poderosos, así en lejanos
horizontes, precedido de oscuros nubarrones, aparecía fatídica
tempestad.
Desde las áridas soledades del Septentrión, viéronse arrojar
sobre la enervada Europa, aquellas terribles hordas salvajes,
hombres sin civilización, sin religión, sin humanidad, sin lenguaje
escrito, sin historia, sin fe; los godos y los visigodos, los hunos y
vándalos, barriendo y aniquilando al filo desús hachas millares
de guerreros y centenares de ciudades, llevando á todas partes la
destrucción y la ruina. El imperio de Occidente pierde su brillo,
toda su gloria desaparece, y ambas civilizaciones de Grecia y de
Roma se eclipsan por completo, quedando el mundo arruinado y
reducido á los elementos, caóticos de su existencia primera. ¿Qué
suerte les cupo á las ciencias y á las artes? ¡Ah! Los más bellos
monumentos del mundo antiguo caen bajo la piqueta destructora
del salvaje, y, á la conclusión del siglo V el trabajo de cuatro ge-
neraciones había desaparecido de la tierra.
Lenguajes jamás oidos, bárbaras voces y expresiones salvajes
se escuchaban en los vestíbulos de los palacios de Italia y del fo-
rum de Roma, los bárbaros, cual inmenso enjambre de langosta
apocalíptica que hace presa en los hombres, se extienden por las
bellas ciudades europeas; esa langosta oscurece la luz del sol y los
fulgores de Roma, y, al oscurecerse las claridades de la ciudad
imperial, enterróse también en el panteón del olvido todo vestigio
de Artes y civilización de épocas precedentes.
Pero ¡oh admirable prueba de la divinidad de la Iglesia Católica!
en medio de tanto monumento en ruina, en medio de tanto desas-
tre, una sola organización, un solo poder se sostenía en pie. El
poder de Cristo, el poder fundado sóbrela inmóvil piedra de la
verdad, poder invariable ante la volubilidad de las generaciones
que pasan inclinando ante Él su frente. Este poder era el poder del
Catolicismo.
El Catolicismo se presenta con frente serena ante la inundación
de la barbarie que barre las civilizaciones como basura; opone sus
fuerzas como muro de granito á la cada día creciente carrera de
la vandálica demolición; desvía el embate de las olas que aquélla
levanta en todas las esferas; acaricia, abraza y absorbe en sí mis-
ma, nación tras nación, millares tras'millares de aquellos rudos
hijos de las selvas y bosques del Septentrión, los recibe en su seno,
groseros y toscos como eran, y al fin del quinto siglo pudo el Ca-
292 EL Molí'TE CARMELO

tolicismo empezar su exterior y heroica misión de civilizar, echan-


do los cimientos de las modernas sociedades y de la moderna
cultura.
Van pasando los tiempos, y al paso que las nuevas generacio-
nes van ocupando los puestos abandonados por las edades pasadas,
empieza á acentuarse de un modo sorprendente la florescencia y
pujante vida de las Bellas Artes. La música hace resonar en
ardientes vibraciones en lo más profundo del alma las más santas
aspiraciones hacia otra patria mejor! El Canto Gregoriano grave,
serio, majestuoso, hacía escuchar los ecos misteriosos de una
eternidad sin íin. En medio de aquellas largas hileras de solitariós-
que cantaban las grandezas de Dios y la felicidad de los santos y
los desengaños del mundo, parecía escucharse el arpa de David
desterrando los malos espíritus y los malos humures de los reyes,
la lira de Isaías entonando el feliz cumplimiento de las esperanzas
de su pueblo, y el eco lastimero de Jeremías que, sentado sobre las
ruinas de Jerusalén, llora las desgracias de la hija de Sión.
|Oh, canto celestial inspirado por el espíritu cristiano! ¡qué su-
blimes enseñanzas traes á nuestra mente y qué sublimes recuer-
dos á nuestra memoria! Los desiertos de la Tebaida y de la Nitria,
las ruinas de Tebas y de Menfis, el ruido de los torrentes, de las
soledades, todo viene envuelto en el canto nocturno del solitario
bajo el hermoso firmamento oriental.
Al paso que el Canto Gregoriano arrancaba del alma humana
sus más nobles y espirituales sentimientos; la Arquitectura levan-
taba esas hermosas y suntuosas basílicas que de día y de noche
estuvieran poniendo ante los ojos del hombre la grandeza de Dios
y la divinidad de la religión cristiana. El estilo gótico colocó sobre
los techos de nuestras catedrales y sobre la cúspide de nuestros
campanarios, los atrevidos pináculos, que, cual agudas flechas, pa-
recían lanzarse hacia el cielo, como si fueran plegarias petrifica-
das, ó quedarse en el aire, como signo de alianza entre Dios y el
hombre; las altas torres se vieron coronadas de caladas agujas,
cuya filigrana desafía la guadaña del tiempo, y lo mismo en la
Edad Media como en la época del Renacimiento, apareció el espí-
ritu cristiano comunicando su divinasávia al espíritu del artista.
La Pintura viao á cumplir una misión divina. Trasladó al lienzo
por medio de los colores los profundos misterios de la Redención'
y Encarnación del Hijo de Dios. Los ángeles aparecieron en forma
humana y.bajaban desde el cielo á saludar á María; la Divinidad
mostraba sus complacencias en conversar con las criaturas, y las
criaturas sonrientes ofrecían sus homenajes al Criador. La Escul-
tura grabó en el marmol y en el hierro y en la madera las gran-^
des enseñanzas de la religión cristiana, levantó esiatuas á los hé-
roes en santidad y colocó en los retablos de nuestras iglesias seme-
janzas perfectas de los bienaventurados del cielo.
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES • 203

¿Qué se desprende de todo esto? Una verdad que está patente á


todo el que quiere saberla. Que el Catolicismo ha Jado vida al ge-
nio del artista y que el artista ha pagado al Catolicismo el tributo
del don recibido. Así es como la religión católica ha perpetuado
sus enseñanzas, sus sentimientos y sus creencias de una manera in-
deleble, esculpiéndolas en seculares monumentos, ha grabado sus
dogmas en los frontispicios de los teniplos, ha escrito sermones en
la piedra, ha hecho resonar la voz de Dios en las medias naranjas,
ecos de la eternidad á lo largo de las naves y el himno del ángel
en el órgano. La honra eterna del bienaventurado se ha hecho os-
tensible en los retablos, el imperio de la religión en las campanas,
las aspiraciones del alma en las flechas de los chapiteles y todo
reunido, frontispicios, piedras, mármoles, medias naranjas, na-
ves, retablos, órganos, torres, campanas, chapiteles, arcos y co-
lumnas, nos están diciendo al través de los siglos y de las edades,
sobre las ruinas de las monarquías y de los imperios, que el hom-.
bre camina hacia otra vida muy distinta de ésta en que vivimos.
Rindan, pues, las Artes su culto á Dios, á Aquel por quien la na-
turaleza existe, á Aquel por quien existen los artistas, á Aquel por
quien cantan las aves, y ruge el león, y brama la mar, y se enfu-
rece la tempestad, y derraman sus aromas las flores, y las esencias
su perfume, la doncella su plegaria de la mañana, el serafín su
canción de amor, y el arcángel su estrofa de fuego.
Fr. üamusl de Hanta Teresa.
EL JUBILEO DE SUQSAHTIBAD LEÓN IXIIICEN COTTAYAM

Voy á ver si á ¡vuela pluma borrajeo algunas líneas dando á


nuestros caros lectores una somera idea del suceso grandioso, trans-
cendental en sumo grado, y felicísimo, con que ayer se dignó Dios
Nuestro Señor coronar nuestros afanes, colmar nuestros deseos y
hacer rebosar de alegría nuestros corazones, Describir la magnificen-
cia de la fiesta, imposible; encarecer su importancia en este lugar,
más imposible. Dios lo hizo, y así fué ello, un triunfo inesperado, un
acontecimiento que, aun pasado, parece sueño.
Pónganse los lectores junto á mí. Estamos on Cottayam, ciudad
sentada en un prolongado montecito, en cuyo centro hay una espa-
ciosa plazuela, cogida de un lado, por fortalezas protestantes, donde
estos se consideran señores y reyes y ejercen influencia terrible; al
otro lado se yergue soberbio el alcázar del cisma jacobita, desafiando
á los de enfrente con pujanza irresistible. Y en un extremo apartado,
pobre y humilde, yace sobre verde campo la chocita del Buen Pas-
tor, convidando á todas las almas con el pasto de la Verdad y des-
mintiendo cuantas doctrinas emponzoñadas se propinan al sencillo
pueblo cottayenee.
Muy contadas las ovejas, poquísimas de alguna importancia so-
cial, que se recuestan á la sombra del divino cayado, viven, por de-
cirlo así, á favor de la benevolencia que la pequenez y la debilidad
inspiran á todo corazón. ¿Cómo figurarse que en un momento se les
iba á entojar ser fuertes leones ó campeones aguerridos, capaces de
asaltar á voz en grito el punto céntrico de la población, y que allí
mismo habían de erigir vistosa cátedra ó formidable trinchera, y
desde ella, y á cara descubierta, y con fuerza incontrastable, y con
energía inverosímil, y á son de trompetas y clarines podrían disparar
bala rasa á los adversarios, pulverizando los castillos del cisma y la
MISIONES CARMELITAS 295

heregír, y enarbolaudo en la cúspide del campo á vista de muche-


dumbres asombradas el pendón del Vaticano, la bandera del Pontí-
fice Romano, que es precisamente el signo de contradicción que
jacobitas y protestantes aborrecen como ol diablo la cruz? ¡Sueño...!
¡sueño...! ¡imposible!
Y sin embargo, ello ha sucedido así como suena, al pie de la le-
tra, sin una tilde de exageración, con mucho mayor realce y gloria
que mi pedestre pluma puede expresar. Sería preciso verlo vestido
de todas las circunstancias, y más aún sentirlo cual el caso lo merece,
entonces experimentarían mis lectores lo que yo experimento, y
confesarían que el corazón es asaz pequeño para bendecir y agradecer
al Señor tamaña victoria en medio de un campo semejante. Pero
vamos al relato, ya que vistas fotográficas no se las puedo presentar,
debido á. una sensible equivocación.
Como ya adelanté á los lectores, los fervientes católicos de Cotta-
yam se afanaban á cual más en preparar la fiesta. La iglesia y la
plaza ocupaban toda su imaginación, en aquélla había de celebrarse
la primera misa pontifical de Cottayam, en ésta se proclamaría la
doctrina fundamental del Tu es Petrus en medio de todo el pueblo,
autoridades y personajes de algún viso, invitados todos y cada uno,
colectiva é individualmente.
En la iglesia, que resultaba desproporcionada para solemnidades
pontificales, se realizó alguna reforma que permitiera su ejecución,
siquiera fuese con estrechez, y no hay que decir que se procuró em-
bellecerla cuanto se pudo. El aspecto exterior, además de pobre, era
triste y oscuro, por ser así la piedra de construcción aquí empleada;
diósele, pues, ¡lanilla á la fachada, con lo cual ya parece otra cosa.
En las ventanas del frontispicio se colocaron vistosos lienzos en que
destacaban textos alusivon ol Jubileo, sobre todo el Tu es Petrus, que
nuestro amado P. Segundo dibujó en siriaco y latín debajo del es-
cudo de León XIII; el conjunto de la fachada, coronada con estan-
darte blanco, se presentaba tal, que hablaba por sí y explanaba her-
mosamente el pensamiento que palpitaba en nuestras mentes.
La plaza es magnífica por sus proporciones, elevación y plani-
cie. Dista de nuestro templo como una milla. En uno de sus fondos
se levantó anchuroso pabellón octogonal con sitiales para prelados,
clero y personas distinguidas. En su frontispicio se destacaba la
esbelta figura de nuestro insigne Pontífice en actitud de bendecir al
pueblo, Al lado del pabellón se alzaba un pulpito, tan airoso como
sencillo, situado de suerte que alcanzase la voz á todas partes.
La carrera entre la iglesia y la plaza estaba igualmente engala-
nada con arcos, guirnaldas, inscripciones, etc.
Era la víspera del gran día; y cuando esperábamos en d desem-
barcadero al limo, señor don Mateo Javier de Oliveira, Obispo dig-
nísimo de Cochín, que se dignaba honrarnos en persona, fuimos
avisados de que ya S. I. había llegado por otra vía y se encamina-
ba á nuestra residencia. Lo que en el primor momento juzgamos
ser un contratiempo, quiso Dios que se trocaso en feliz equivocación.
Corriendo todos al encuentro del ilustre huésped, le hallamos en la
plaza misma central; allí montó S. I. en el coche galantemente pres-
296 EL MONTE CARMELO

tado al efecto por el primor magistrado del distrito; allí le ofrecimos


nuestros primeros pláceme^, y allí se dispararon los veintiún petardos
de costumbre á guisa de público saludo al distinguido príncipe de
la Iglesia. Venía S. I. acompañado del virtuoso y simpático familiar,
el R. P. Monteiro.
Durante el trayecto á la caso, S. I. fué objeto de gran curiosi-
dad; iba en coche abierto y entre muestras de respeto y alegría.
Sería ó no casual, pero fué una bonita circunstancia, la de que el
Obispo protestante vino á caballo siguiendo muy de cerca al carrua-
je del nuestro, acomodándose al paso lento de éste casi hasta la casa.
Habiendo llegado y descausado breves momentos, entonó solemnes
Vísperas el Rdo. P. Gil Vaz, de la Compañía de Jesús, Rector del
Seminario de Cochín en la ciudad de Alepe. La iglesia, así como
los alrededores, se hallaba caprichosamente iluminada.
Amaneció el día esperado, y ya antes de la luz los nuestros bu-
llían acá y acullá; después de oir varias misas rezadas, recibiendo
no pocos la sagrada comunión, esperaba todo el mundo, como se es-
pera una gran novedad, la misa pontifical, que, aunque para mis
lectores nada tendrá de extraordinaria, aquí era cosa nunca vista y
por tanto mirada con singular sorpresa de estos sencillos habitantes.
Habitantes digo, y no católicos, porque, en efecto, asistían muchos
que todavía carecen de la dicha de serlo. .
A unos y otros les cuadró admirablemente el sermón quo el Re-
verendo y elocuente P. Elias de San José pronunció, terminada la
misa de S. I.Con razones de toda clase demostró el renombrado ora-
dor la legítima y única sucesión de S. Pedro en los Romanos Pontí-
fices, con exclusión de Antioquenos (jacobitat) y Anglicanos (pro-
testantes). A éstos en particular los confundió con palabras termi-
nantes tomadas de sus propios correligionarios, y terminó su mag-
nífica peroración con patética exclamación á Jesucristo, Luz de la
Luz, para que se digne alumbrar á tantas y tantas ovejas descarriadas
por estos campos del error y del pecado.
Pero el acontecimiento del día tenía que ser la solemne procesión
de la tarde á la repetida plaza. Han de saber mis lectores que exis-
ten en Malabar católicos de rito siriaco y del latino, con sus respec-
tivos prelados. En Cottayam los siriauos tienen su iglesia en la ex-
tremidad opuesta á la nuestra, y distan éstas entre sí más de dos mi-
llas. Combinóse la procesión de modo, quo desde ambas iglesias se
viniese á la plaza y desde ella luego todos á la nuestra, donde el
Obispo siriano nos daría la bendición con el Smo, Sacramento.
Efectivamente, á las cuatro y media entrábamos unos y otros en
el extenso cuadro que forma la plaza. Iba presidiendo las filas el
respectivo Obispo. Al frente de las nuestras marchaba un heraldo
sobre caballo- blanco, izando precioso estandarte hecho ad hoc. El
abría el paso, y luego entraba una sección de niñas huérfanas y pen-
sionistas del convento de caridad y enseñanza que nuestras Herma-
nas Terciarias dirigen en tsta localidad; este grupo con sus bonitos
vestidos, sus variados estandartes y su orden y compostura admira-
MISIONES CARMELITAS 297

bles, era un encanto, formaba una de las secciones más hermosas de


la fiesta. La impresión que el primer encuentro de la procesión cau-
saba en el público era la siguiente: «¿DO decíais que estos pobres ca-
tólicos no iban á hacer cosa lucida? mirad, mirad, si la hacen.» Ta-
les pláticas se oían entre Ios-espectadores al desfilar nuestros impro-
visa-dos campeones en ordenadas falanges.
A las ñiflas, señoras y hermanas seguían niños, hombres y co-
frades de diferentes iglesias, venidos con cruces parroquiales desde
cuatro, seis y hasta diez y más leguas; todos marchaban en debida
forma, todos lucían graciosos gallardetes, todos obedecían á una
señal, todos iban á un paso, paso de triunfo.
Después venía el clero, y á la cabeza el señor Obispo de Cochín,
cantando la letauía de la Virgen, acompañados de una banda de
música de Alepe, que era la nota saliente de la carrera, la que, ape-
nas hacía vibrar clarinetes y flautas, cornetas y tambores, bombos y
platillos, que de todo había, arrebataba á la gente en términos que
era un trabajo, por no decir un imposible, el hacerles guardar su
sitio.
Llegamos á la plaza simultáneamente latinos y sirianos, y aque-
llo fué magnífico. En medio del pabellón los venerables prelados con
el clero y á su lado la autoridad municipal de Cottayan y el pueblo
entero (excepto protestantes, que de antemano habían tocado á reti-
rada,) se hallaban sentados esperando algo extraordinario. A fe que
no fué frustada su expectación. Al momento se presenta sobre el pul-
pito nuestro compañero el R.P. Jerónimo, Carmelita irlandés en toda
la fuerza de la palabra. Saca un libro, ¡o abre, lo lee; era el libro fa-
vorito de los protestantes, la biblia, por sí sola interpretada á gusto de
cada cual, hecha así instrumento de confusión, contradicción y caos.
Bien hicieron los pastores anglicanos eu avisar á los suyos que se
abstuvieran de nuestra manifestación; preveían sin duda lo mortífera
que iba á serles la puntería irlandesa, que, en efecto, fué tan certera,
tan despiadada, tan terrible, que nuestro valiente orador dejó hecha
un triste harapo esa absurdidad que llaman protestantismo. Se rió
de la farsa anglicana é hizo que cuantos entendían el inglés, todos
los que algo son aquí, se riesen del flamante error que debe al dinero
y al orgullo todo su funesto poderío. Sí, no hay duda, el protestan-
tismo quedó ayer pulverizado en plena plaza de Cottayam, su corte
y capital en la India meridional. Y en seguida nos presenta el orador
al insigne León XIII como Vicario único y universal de Jesucristo
sobre la tierra, tanto más grande y venerado en el orbe entero,
cuanto más encerrado y aprisionado en un rincón de él. Nadie espe-
raba tantas energías, todos fuimos sorprendidos de tan apostólica
osadía, pero también todo el mundo comprendió que aquella predi-
cación era purísima verdad, porque la hizo ver con evidencia indis-
cutible. El resultado es, que, mientras los farsantes pastores rabian
de corage y vergüenza, el pueblo, incluso protestantes, nos felicita
de tan gran éxito. ¡Gracias sean dadas á Dios!
En seguida habló otro orador distinguido, sacerdote indígena,
para repetir en Malayalam lo que se acababa de predicar en inglés,
y con haber todos los oradores explicado en términos claros,vigoro-
298 EL MONTE CARMELO

sos y valientes, nadie chistó media palabra de censura; realizamos


felizmente nuestro ensueño, hicimos resonar la voz de nuestra reli-
gión, cual no habla resonado ninguna vez jamás en un tal sitio, con-
seguimos la victoria y ya bien podíamos retirarnos con honor á ren •
dir al Señor, autor de todo bien, el homenaje de gratitud debido por
tal beneficio.
Organizóse el regreso, y era de ver el entusiasmo, rayano en de-
lirio, de todos los católicos y el séquito de otros muchos que no lo
eran, pero que, á mi parecer, sentían envidia y cariño por nosotros.
Con el mismo orden, más engrosados por los sirianos, volvimos á
nuestra iglesia, formando filas larguísimas, entre las cuales se alza-
ban veinticinco preciosas cruces parroquiales, de ellas cinco de oro
puro y valor inestimable, tanto material como artístico.
Como el templo era tan reducido para tanta muchedumbre, im-
provisóse un altar fuera de él en una plazuela dominante, para que
todo el pueblo tuviera la satisfacción de adorar á Jesús y recibir su
bendición final. Cantóse el Te Deum, terminóse todo con la mayor
satisfacción, y cuando el día cedia á la noche, retiráronse los nuestros
llenos de alegría, haciendo votos por la conservación del Pontífice,
cuyo nombre augusto abre tan anchuroso paso á nuestras creencias
y acredita y ensalza en el universo á la Santa Iglesia do la que es
jefe supremo, para gloria do aquel cuyo Vicario es y para salvación
de tantas ovejas descarriadas.
Finalizada la gran fiesta, los señores Obispos redactaron un tele-
grama de felicitación á Su Santidad concebido en estos términos:
«Católicos latinos y sirianos congregados con los Obispos, al celebrar
unidos en Cottayam solemnísima fiesta del Jubileo de V. Santidad,
le congratulan.»
Acordaron así ir ismo escribir, como se hizo inmediatamente, á
nuestro venerable Arzobispo, cuya ausencia en Europa tanto sentía-
mos en tal ocasión, informándole del fausto acontecimiento y rogán-
dole diese cuenta cumplida del suceso al Padre Santo, explicándole
su importancia singular en Cottayam, y representándole los ardieu-
tes votos de este pueblo por su valiosa salud y por la prosperidad de
su glorioso pontificado.
¡Viva León XIII! ¡Gracias á Dios!
Ff. í. ¥.
Cottayam, 23-11 03.

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LrA CREACIÓN
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1" y á su vez la inteligencia excita-


ip^y ios entregó el mundo á las
í i r ^ disputas de los hombres, da por el mundo externo debió
dice el sabio: (1) y los hombres contestar conestaotra pregunta:
se han complacido en formular ¿Qué es el mundo? ¿de dónde
preguntas sobre todo cuanto el viene y á dónde va? La natura-
mundo encierra. ¿Podría deter- leza de los cuerpos y su origen,
minarse cuál fué la p r i m e r a debió ser, por consecuencia, la
cuestión planteada por el hom- primera cuestión ventilada por
bre en el terreno de la filosofía? los filósofos. El desarrollo pro-
No lo tenemos por imposible. gresivo de la filosofía así lo de-
Parece muy natural que al darse muestra; pues, si creemos al
cuenta de su propia existencia Angélico, los primeros filósofos
se contemplara á sí mismo y pre- entraron poco á poco en el co-
guntara: ¿quién soy yo? ¿de dón- nocimiento de la verdad, y al
de vengo y á dónde voy? Sin principio creyeron que no había
embargo, no pudo ser el alma ni más seres que los cuerpos sensi-
sus actos el primer objeto de las bles. (1) Por eso también entre
disputas del hombre. El famoso las partes de la filosofía obtiene
principio de Descartes: Cogito, el primer lugar en el orden de
ergo sum, es el término de pro- generación la Cosmología ó la
fundas consideraciones filosófi- Filosofía ó Física natural, como
cas, como él mismo lo confiesa; la llamaron los antiguos. (2)
es un acto de reflexión, y de no ¿Por qué el hombre no pre-
ser admisibles las ideas innatas guntó ó por qué no pudo pre-
ó congénitas en el hombre, no guntar sobre la existencia de los
puede el acto reflejo preceder al cuerpos, sobre su propia exis-
directo. Sus primeras miradas tencia ó la existencia de Dios?
debieron fijarse en los cuerpos Nos parece muy fácil la respues-
que le rodeaban; la luz que los ta. El hombre no pudo pecar en
circunda debió herir su pupila y el primer acto de su inteligencia
llamar á la puerta de la inteli- y voluntad. ¡Ay del hombre el
gencia por medio de las especies día que formule esa pregunta!
sensibles, resortes ingeniosísi- Tiene la pregunta un poder sa-
mos que tienen el mágico poder tánico, destructor, cuando versa
de excitar la inteligencia y gra- sobre fcl primer principio de
bar en ella los objetos del mundo cualquier orden que sea. La pre-
externo, mejor que la luz en la gunta sobre la existencia de los
placa las imágenes fotográficas, .(1) 1. p. q. 44. a. 2.
(2) Complutenses t. 2. Disput.
(1) Eooles. I I I . 11. Prceem. q. 1. 1.
300 BL MONTE CARMELO

cuerpos conduce al escepticismo zón humana en el orden supra


y cierra la puerta á teda inves- sensible y aun en el orden na-
' tigación. La pregunta del ángel tural. Les racionalistas que la
rebelde fué la mayor tentación proclaman autónoma y los pan-
que tuvo el primer hombre. Al teistas que la atribuyen fuerzas
ser interrogado por el espíritu creadoras desconocen por com-
maligno: ¿cur prcecepit Deus? pleto la historia. Nosotros que
y detenerse á explorar las razo- no olvidamos las enseñanzas de
nes de Dios, subió la duda á su 1
los siglos pasados y bendecimos
corazón, el vértigo se apoderó con toda la razón, como que es
de su inteligencia, vaciló su don del cielo por el cual somos
mente, y concebidoelpensamien- semejantes al Altísimo, nosotros
to altanero de ser superior á sí los filósofos cristianos, guiados
mismo, es decir, de negar á Dios por la Iglesia Católica, Maestra
pues no hubiese deseado ser se- infalible de la verdad y salva-
mejante á él si hubiera recono- guardia de la razón, afirmamos,
cido su existencia y superiori- sin temor de errar, que el enten-
dad, emprendió el camino de dimiento humano puede y pudo
aquellas aberracionesfilosóficas, demostrar muchas verdades na-
morales y políticas que sólo ter- turales que no son artículos de
minaron al brillar en el mundo fe sino preámbulos á ella, las
el sol de la justicia, la eterna cuales, sin embargo, fueron re-
verdad. La pregunta del ángel veladas para que de todos, sin
originó la duda del hombre, y la gran trabajo, en poco tiempo, y
duda del horr.bre fué el principio sin peligro de errar fuesen co-
de todas las ignorancias y la nocidas; (1) ó como se dice en la
fuente de todas las rebeldías. escuela y orillando la cuestión:
La razón humana pudo con La razón humana pudo física-
sus fuerzas físicas conocer al mente conocer la creación, pero
Creador, pues, si le parecieron no pudo mor alíñente- tener idea
hermosos los cielos y supo can- de ella sin la divina revelación.
tar las maravillas de la creación, Las pruebas que aduce Santo
bien pudo comprender que exis- Tomás en varios lugares de sus
te y es más hermoso el que las obras (2) nos parecen conclu-
formó. (1) El pecado no alteró la yentes. Ojalá que los sabios mo-
naturaleza del hombre en tal dernos, en vez de excogitar
grado que le privase de la luz otras razones menos adecuadas
natural que el Señor graciosa- y filosóficas, meditasen, profun-
mente le concedió; pero, por jus- damente y desentrañasen las
to juicio de Dios, la razón des- del Angélico. Recordamos ha-
pués del pecado anduVo errante ber leído en una Revista extran-
por espacio de 40 siglos, destru- jera una prueba sacada de un
yendo hoy lo que ayer levanta- símbolo matemático y cuyo va-
ra, para que un día, cuando al- lor queremos determinar en gra-
tanera quisiera medirse con Dios cia de los ilustrados lectores de
y se proclamara omnisciente, los E L MONTE CARMELO.
hijos de la luz tomaran á la ra-
zón pagana de la mano, y vol- Fr. Marcelo del Miño éeeús.
viéndola por el camino andado,
le fuesen mostrando en todas las . (Se continuará)
esferas escombros y ruinas,
obras de sus manos. (1) Stus Thom. I. Contr. Gent.
o. IV. et. Conc, Vat. o. II. De re-
El Tradicionalismo fué dema- volat.
(?) 1. p. q.44 y 45. I I Contra Gent.
siado lejos cuando negó la ra- o. 15. 1G y 21. Q. q. de Potent. q. I I I
íl) Sap. XIII. a. 1. et alibi.
EL CANTO GREGORIANO EN ROMA
- lllllllll———

VI
Otro de los centros establecidos en Boma en pro de la restauración sa-
cro-musical, que, entre otros fines, tiene el de enaeñar y propagar el ver-
dadero canto de San Gregorio Magno, ó sea el llamado vulgarmente canto
de Solesmes, es la «Escuela Romana de música sagrada,» fundada por el
M. R. P. Hartmann, notable organista de la iglesia franciscana de Araceli
de Roma, y director del «Liceo musical cooperativo» fundado también en
la ciudad Eterna.
La «Escuela Romana de música sagrada» tiene el noble propósito de
tomar parte en la reforma de la música religiosa, formando verdaderos
maestros compositores, organistas, directores de capilla y de escuelas de
canto, y cantores de buen gusto artístico según el verdadero sentido litúr-
gico, secundando así los deseos, tantas veces manifestados, del Soberano
Pontífice, de la Sagrada Congregación de Ritos, de los Prelados, de cuan-
tos se interesan por el esplendor del culto católico, que están pidiendo es-
ta reforma.
Dados los altos fines de esta Escuela ó Instituto romano de música re-
ligiosa, su creación no podía menos de tener buena acogida y ser umver-
salmente aplaudida y ampliamente aprobada, no j a por la prensa, por los
buenos artistas y por cuantos ven en la reforma do la música religiosa y
canto gregoriano un asunto puramente artístico y litúrgico, sino también
por la autoridad de la Iglesia, como se ve en el bellísimo autógrafo que Su
Eminencia el Cardenal Vicario, Monseñor Respighi, envió al M.R. P. Hart-
mann, su fundador y director. (1)
Las importantes materias que se cursan en esta Escuela son: Alta com-
posición, en que está incluida la instrumentación (P. Hartmann); Artnónía,
contrapunto y fuga (R. Storti); Órgano (Boezi); Canto gregoriano (Rev. Relia).
El programa del Canto gregoriano está tomado del programa adaptado en la
Academia Gregoriana de Friburgo (método de Solesmes) dirigida por el Doc-
tor Wgner y aprobada por la Sagrada Congregación de los Estudios.
(1) He aqui el texto de dicho autógrafo:
«Molto Rvdo. Padre: Colla piú viva compiacenza ho appreso la notizia
datami da Vostra Reverenza della istituzione di una Scuola Romana di mtt-
sica sacra con programa contenente le materie proprie per un intero corso,
cioé: Composizione di stile sacro, Scuola di Canto Gregoriano, Scuola di
órgano.
302 HL MONTB CARMBtiO

Al ilustre fundador y director de este envidiable instituto musical,


R. P. Hartmann, enviárnosle nuestra humilde y sincera felicitación por
tan noble empresa, á la que seguramente no faltará nunca el decidido apo-
yo de la Iglesia por ser obra consagrada á la buena dirección de los jóve-
nes eclesiásticos que se dedican á esta importante disciplina litúrgica.
¡Cuánta falta hace un Padre Hartmann en todas y cada una de las dió-
cesis de España!... Triste es decirlo, pero nos consta que en un importante
centro musical de la patria que viera nacer á nuestros grandos maestros y
organistas los Guerreros, los Morales, los Victoria, los Cabezón, los O'rtíz,
los Ceballos y otros muchos antiguos y modernos, existe una cátedra d e d i -
cada á la literatura y cultura general—latin, estética etc. etc.,—aplicada al
órgano, composición y declamación; mas el profesor encargado de explicar
estas importantes materias, se ve precisado á no poner los pies en su cáte-
dra, no sabemos si por falta de alumnos ó por alguna otra razón, por lo
cual la cátedra única que existe con carácter literario y cultura general
aplicada al órgano y composición, no existe sino de nombre, acaso para que
en el extranjero nos tengan por lo que no somos, como sucede con otras
cosas que todos sabemos. ¿Qué extraño es, pues, que el canto gregoriano y
la música sagrada que hoy se ejecuta en muchos templos, ande tau por los
suelos.
Pero k pesar de todo esta, debemos de manifestar que no está todo per-
dido y que tenemos esp3ranza de una restauración verdadera; porque aun
tenemos en España la tan renombrada y antigua Abadía del Real Monas-
terio de Santo Domingo de Silos, restaurada en lo material y floreciente
en ló espiritual por un plantel de jóvenes españoles, dispuestos á continuar
lii tradición de tiempos antiguos, donde la liturgia y el canto eclesiástico
se observa y ejecuta con la precisión y perfección que caracteriza á la
Congregación Benedictina de Dom. G-uéranger—el más sabio liturgista del
siglo XIX—fundada en la grandiosa Abadia de San Pedro de Solesmes;
aun tenemos en España Ordenes íleligiosas que, «siguiendo las recomen-
daciones hechas en varias ocasiones por la Santa Sede, y teniendo en cuen-
ta los estudios arqueológicod que sobre la música litúrgica se vienen ha-
ciendo en estos últimos tiempos,» (1) han admitido aquellas reformas que,
ajuicio de personas peritas, restituyen á su primitiva y más alta perfec-
ción el canto litúrgico, cumpliendo así con la primera conclusión de los
pantos VIII y I X de la sección quinta del primer Congreso católico espa-
ñol celebrado en Madrid, que dispono lo siguiente: Debe sustituirse el canto
llano que hoy es'áen uso, por el canto gregoriano, en relación con los adelantos
modernos; aun tenemos en España, finalmente, importantes revistas religio-
sas que consagran parte de sus páginas á la propagación de tan bella causa
cual es la reforma del canto cristiano. No decimos defensa porque la verdad
no necesita de apología ni defensa alguna, ó, como sabiamente ha dicho el

«Affidata alia solerte ed intelligente direzione di Vostra Eeverenza, la


detta Scuola potra riuscire di grande utilitá per la restauraziono dolía
música nelle nostre chiese, e di buon aiuto all' opera della Commissione
Romana recentemente istituita.
«Non posso quindi non mcoraggiarla grandemento, ed animarla ad un'
opera cosí lodevole ed importante. E coü' augurio di felice successo, invo-
co sopra di Lei e sopra le sue fatiche la benedizione del Signore.
«Di Vostra Reverenza affmo. in G. C—PILTRO RESPIGHI, Card. Vic.»
^1) Ritual Carmelitano, pág. VIII. Edic. de Solesmes, 1900.
SECCIÓN MUSICAL 303

gran restaurador del canto gregoriano, Rvmo. Padre Pothier, Abad de San
Wandrilo: «la verdad se defenderá por sí misma; al fin y á la postre, con el
auxilio del tiempo, y muchas veces sin discusiones ni polémicas estériles,
siempre sale triunfante.»
D J las varias revistas que podríamos citar aquí en confirmación de lo
que arriba queda apuntado, sólo vamos á mencionar una, y es nuestro cole-
ga El Eco Franciscano, de Santiago, del cual, dice La Lectura Dominical del 25
de Enero último, que «en una serie de doce artículos ha hablado con
grandes elogios del Canto Gregoriano restaurado por los Benedictinos de
Solesmes, restauración debida á los estudios perseverantes, durante más de
cuarenta años en las Bibliotecas de Europa, del Rvdmo. Abad do San Wan-
drilo, el tan sabio como modesto P . Pothier.» Y después añade: «Con labor
tan perseverante se trata de reintegrar en su solemne sencillez, tan reco-
mendable por Su Santidad, el canto de las iglesias.»
Para que nuestros lectores tengan una pequeña idea de esos artículos,
vamos á copiar algunas líneas de uno de ellos. Dice así El Eco Franciscano;
«Proverbiales son ya en el campo de la Música sagrada la precisión a Imi-
rable y la encantadora dulzura de que saben impregnar el canto gregoriano
sus más autorizados intérpretes los Monjes de la Abadía benedictina de
Solesmes. Cuantos han tenido ocasión de oirlo de su boca, contestes están
en no reconocerle otro superior ni más ventajosamente recomendable para
el culto católico. Todo en él hablu al corazón, como inspirado primero y
únicamente en el texto sagrado; su ritmo es el de la piedad, sus vuelos los
del fervor, sus acentos, en fin, los patéticos, quo vibrando al unísono con
la letra, destacan sin exageraciones los tónicos, más con el impulso del es-
píritu, en frase de Dom. Pothier, quo con el de la voz y del tiempo, á que
estamos acostumbrados.» En otra parte dice también: «.Contentos nosotros
con haber sembrado en buena tierra, esperamos en Dios, que El sabrá sazo-
narla en frutos de bendición, como en efecto parece haberlo ya iniciado en
nuestra amada provincia seráfica de Cantabria, en la que va tomando feliz
incremonto el tradicional canto de la Iglesia. Sirva este ejemplo á las
demás provincias de España y veamos pronto el día en que, imitando éstas
á la de Cantabria, oigamos resonar en todas las iglesias franciscanas tierno
y devoto el canto que, esplendente y vivo en otros tiempos, hoy por fortuna
va abriéndose paso en distintas Ordenes religiosas, gracias, sobro todo, al
incansable celo y actividad de los beneméritos F P . Benedictinos de Soles-
mes y de Silos; en quienes, tratándose do canto gregoriano, encontrará
quien quiera casa abierta para su instrucción, luz en sus dudas, y maestros
desinteresados, dispuestos siempre á enseñar teórica y prácticamente el
modo de realzar el culto católico por medio del canto, como de hecho aca-
ban de hacer con nosotros.»
Por lo que hace á E L MONTE CARMELO, nada decimos porque no nos
corresponde y porque nuestros habituales lectores no lo necesitan; mas si
alguno dudase de lo que esta Revista Carmelitana vione haciendo en pro
de la reforma del canto sagrado, ahí tiene la colección de los dos últimos
años y podrá saberlo por si mismo.
Ya se ve, pues, que aunque no contamos con una escuela de música reli-
giosa como la fundada por el R. P Hartmann en üoma, cmporo no es me-
nos cierto, quo algo nos vamos regenerando en este punto en España.
El ilustre fundador, director y profesor do composición do la «escuela
304 EL MONTE CARMELO

romana de música sagrada» es bien conocido de todos por sus composicio-


nes musicales, empero aunque asi sea, tenemos gusto en decir aquí algo en
obsequio suyo, siquiera sea á vuela pluma.
El M. R. P. Hartmann viste el tosco sayal de la Orden Seráfica y es to-
do un compositor de grandes vuelos. Pruébanlo muchas de sus obras y muy
particularmente sus dos Oratorios San Pedro y San Francisco. El primero de
ellos le proporcionó un triunfo completo; y el segundo le valió otro triunfo
mayor si cabe, en las audiciones que de él se dieron en la corte de Viena
el año próximo pasado. En San Francisco puede decirse que, el R. P. Hart-
mann, echó el resto y demostró todo su talento y pericia en el divino arto.
Para dirigir la ejecución de su obra delante de la corte imperial y del in-
teligente público de Viena, fué á la capital del imperio el P. Hartmann, y
allí tuvo la satisfacción de escuchar los más entusiastas y unánimes aplau-
sos y ver confirmada la reputación de compositor de primer orden do qno
iba precedido.
El P.'Hartmann—dice L' Observatore Romano—era ya muy conocido en
Viena y á su llegada fué recibido con mucho honor por el Burgomaestre,
doctor Lüeger, y otros personajes; pero el entusiasmo que despertó su obra
fué sobre toda ponderación. La gran sala de la Sociedad Musical Vienesa no
bastaba á contener el público que acudió á las audiciones y que aplaudió
frenéticamente. Asistieion las más conspicuas personalidades musicales, los •
personajes más notables de la aristocracia, del clero y de las clases cultas
sin distinción de creencias. Casi todos los archiduques y archiduquesas
asistieron también y hubo día en que se hallaron reunidos más de veinte. Y
en fin, hasta el Emperador, á quien está dedicado el Oratorio, quiso pre-
senciar la segunda ejecución permaneciendo desde el principio hasta el fin
con muestras de singular satisfacción.
El genio creador del P . Hartmann encontró inspiraciones verdadera-
mente nuevas y exquisitas para traducir el sentido elevadísimo del grande
sujeto de la triple manifestación de su misión terrena, su transfiguración
mística y su elevación á la gloria celeste. Su música es toda eclesiástica y
sencilla como la de Perosi, pero con cierto sabor místico, y está sobria-
mente, pero con exquisita maestría, revestida de las más escogidas y ricas
formas del arte moderno, excluido sin embargo todo efecto demasiado toa-
tral.
La ejecución, en que tomaron parte quinientos artistas, no dejó nada
que desear; y la prensa toda, incluso la judaica, reconoció unánimemente el
completo é indiscutible triunfo del P. Hartmann. Críticos musicales do
primer orden, como Kanslik y otros, escribieron largas reseñas llenas de
profunda admiración.
El Conservatorio imperial dio una representación en su honor á la cual
asistió el P . Hartmann al lado de la reina maíre de Hannover y del archi-
duque Eugenio. De diversas partes le llegaron súplicas para nuevas audi-
ciones y es de creer que para estas fechas ya so habrá ejecutado el Oratorio
San Francisco por lo menos en Ginebra y Monaco.

Fr. Emeterlo de írntz Teresa.


(Se continuará)
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SECCIÓN CANONICO-LITÚPvGICA

SOBRE LAS CORONAS, ROSARIOS Y CRUCES

Rosario de Santa Brígida.— Insti- las indulgencias de la Corona de


tuida esta Corona para conmemorar Santa Brígida suele conceder la
los sesenta y tres años que la Santí- Sede Apostólica la facultad de po-
sima Virgen vivió sobre la tierra, der aplicar las mismas al rosario
consta de sesenta y tres Ave Ma- común de la Santísima Virgen, y
rías, ó sea, de seis decenas y tres entonces no es obligatoria la medi-
salutaciones angélicas al fin, y se tación de los misterios (Decret. 273),
recita como el rosario de Santo Do- como tampoco se requiere en la re-
mingo con la particularidad de que citación del rosario propio de Santa
al terminar cada misterio se dice el Brígida, ó sea de seis misterios.
Credo. P a r a aplicar las indulgencias de
L a Corona propiamente llamada Santa Brígida al rosario de cinco
de Santa Brígida consta de seis dé- misterios se requiere especial licen-
cadas ó misterios; aunque hay otra cia, y ordinariamente suele conce-
llamada más breve que se compone derse en los términos siguientes:
de cinco decenas. Es, pues, indife- Sanctissimus etc. Oratori est elargitus
rente que este rosario sea de seis, facultatem benedicendi cruces, cruci-
cinco ó quince misterios; mas, los Jixos, sacra numismata, et coronas
que rezan la corona propia, ó de seis precatorias, eisdemque applicandi om-
misterios, pueden ganar todas las nes et singulas indulgentias a>Sancti-
indulgencias de ésta, mientras que tate Sua concessas, ut in elencho typo-
si tan sólo se recita de cinco miste- graphice Re¡>. Cam. Apost. edito anno
rios, participan de algunas sola- •1831, ac etiam indulgentias sancta;
mente, como diremos luego. Cuando. Birgittce nuñcupatas, 22 mart. 1839,
sólo sé dicen cinco misterios no obli- et Decret. 271.
gan el Pater noster, ni las tres salu- Queda dicho anteriormente que
taciones Angélicas. una misma Corona puede recibir
Con objeto de propagar más y más indulgencias diversas, como son las
306 EL MONTE CARMELO

llamadas Apostólicas, del rosario de invocan de corazón, si de boca no


los Cruciferos y de la Santísima les fuese posible, el santísimo nom-
V i r g e n ó de Santo Domingo; mas bre de Jesús: indulgencia plenaria, á
para su lucración no basta la única los que diariamente por espacio de
recitación, sino que es preciso repe- un mes rezaren este rosario, ha-
tir tantas veces la corona según la biendo confesado y comulgado, el
diversidad de las indulgencias con- día que ellos eligieren, visiten cual-
cedidas á cada una; y si este rosa- quiera iglesia, rogando en ella,
rio se reza entre dos ó más personas conforme queda dicho: indulgencia de
reunidas, que cada una de ellas ten- cuarenta días al que llevando con-
ga el suyo en la mano. L a bendición sigo la Corona, se ponga arrodillado
está reservada á la Santa Sede, y ore al tocar la campana por al-
ó á los Canónigos Regulares de la gún agonizante: indulgencia de vein-
Orden del Santísimo S a l v a d o r , te días á quien teniendo consigo la
siendo suficiente para la aplicación misma corona examinare su con-
de las indulgencias el signum Crucis, ciencia y arrepentido de sus culpas
por más que en el apéndice del Ri- rece tres veces el P a d r e nuestro y
tual Romano se halle su fórmula Ave María: indulgencia de cien días
propia. á los que reteniendo consigo las
L a s indulgencias que los Sumos muchas veces repetida Corona asis-
Pontífices han concedido á la Co- tan cualquier día al santo sacrificio
rona de cinco misterios de Santa de la Misa, oigan la divina palabra,
Brígida son: indulgencia plenaria á acompañen al santo Viático cuan-
los que diariamente, durante todo el do es llevado á los enfermos, vuelva
año, sin interrupción la rezaren, si á buen camino á los extraviados, ó
arrepentidos, confesados y comul- finalmente, practiquen cualquiera
gados rogaren por los fines acos- otra obra piadosa en honor de Nues-
tumbrados, el día que ellos eligie- tro Señor Jesucristo, de la Santí-
ren: Indulgencia plenaria á los que sima Virgen, ó de Santa Brígida y
una vez á la semana acostumbraren diga tres veces el Pater noster y
recitar todo el rosario seguido y Ave María.
confesaren y comulgaren el día de
Es de advertir, finalmente, que
Santa Brígida (8 de Octubre), visi-
todas estas indulgencias, como las
tando la iglesia parroquial y orando
concedidas á las demás Coronas,
en ella por las mismas intenciones.
son aplicables á las almas benditas
Los que solos ó acompañados re- del purgatorio.
zaren devotamente la propia Corona
ó de seis decenas, además de las Pequeña Coroni de la Inmaculada
mencionadas, pueden ganar una in- Concepción. Es conocida desde el
dulgencia de siete años y otras tantas año 1845, y extendida primero en la
cuarentenas: indulgencia de cien días Provincia de Bononia por el P a d r e
por cada Padre nuestro, por cada Buenaventura, Religioso Capuchi-
Ave María y por cada Credo: indul- no. Consta de tres partes, divididas
gencia plenaria en el artículo de la en quince granos, á los que se aña-
muerte á los fieles que una vez á la de la medalla de la Inmaculada
semana hubieren tenido costumbre Concepción.
de rezarle, recomendaren á Dios su Su bendición, que es, el signum
alma, se confesaren de sus pecados crucis, está reservada á la Sede
y comulgaren, y si esto no pudieren, Apostólica ó al Ministro General
estando verdaderamente contritos, de los menores Capuchinos de San
8KCCIÓN CANÓNICO-LITÚRGICA 307

Francisco, quien por lo regular la esta Corona por el Papa Pío IX son
delega ad decennium. una plenaria á los que confesados y
El modo de rezarla es como sigue: comulgados la rezaren diariamente
En el nombre del Padre-.. Amen. En- y durante todo el mes, rogando por
seguida se dice esta invocación: la exaltación de Nuestra Madre
Bendita sea la Santa é Inmaculada Iglesia: indulgencia de trescientos días
Concepción de la Bienaventurada Vir- cada ve\ al que con corazón contrito
gen María, añadiendo luego un Pa- la rezaren devotamente. P a r a ga-
dre nuestro y cuatro Ave Marías y nar estas indulgencias no es necesa-
Gloria Patri al fin. Repitiéndose la rio el uso material de la Corona
segunda y tercera vez la invocación bendecida al efecto; pues estas in-
Bendita sea... con Padre nuestro y dulgencias no son reales, 6 anejas á
Ave Marías y Gloria, como la pri- la Corona material; sino personales,
mera vez. anejas á la simple recitación de las
L a s indulgencias concedidas á preces. (Monsano, n. 778.)

Fr. latero de San /osé


C. D.

A UNA ARREPENTIDA
Llora!... más no te ciegues con la pena;
si débil es la condición humana,
con la belleza la virtud se hermana,
y, pues vives aún,... ¡puedes ser buena!
Fuentecilla, poco ha, pura y serena,
aunque te juzguen hoy turbia é insana,
serena y pura te verán mañana
si fiel eres al cauce que te enfrena.
Bríos recobrarás en el quebranto
que á mitad del abismo te suspende;
¡cuántas hoy buenas delinquieron tanto!
Quien cayó y se levanta no desciende;
deja á los necios despreciar tu llanto,
Dios que le envía su valor comprende.

ñntonio €. de ^uevedo.

^ ^ . . . ^ ^ ^
á:*»$.•j*®s*i.i»aatí.i^«^i. i ^ & ¿ 2^5f

"M1

BIBLIOGRAFÍA

ENSAYO LITúRGICO SOBRE BL OFICIO hombres célebres, las fórmulas pa


DE SANTA TERESA DE J E S ú S , escri- r a aplicar las indulgencias á la ho-
to en francés por el R. P . Brocardo r a de la muerte y para bendecir ro-
de Jesús María, Carmelita Descal- sarios y velas, y un apéndice sobre
zo, y traducido al castellano por la la Cofradía del Niño Jesús. Pero lo
Hermana Rosa del Patrocinio de que en él hay más interesante íes su
San José, Religiosa de la misma acabado estudio sobre los Rosarios
Orden. Los lectores de E L MONTE Cruciferos cuya falta se sentía en
CARMELO conocen* ya este opúscu- España, donde ya se han divulgado
lo, por haberse publicado antes en algunas inexactitudes acerca de esta
las columnas -de nuestra Revista. clase de rosarios.
Lleno de espiritual unción, tiene un Ya en su primera edición mereció
atractivo especial para todos los de- la obrita calurosos elogios del Bole-
votos de Santa Teresa. E n sus pá- tín Eclesiástico de Oviedo.
ginas se describe, paso por paso, la No dudamos de los frutos que ha
vida mística de ésta regalada espo- de producir, pues aparte de la auto-
sa de Jesucristo. P o r eso hemos ridad que encierra por ser su autor
creído que nuestros lectores, y prin- persona muy competente, todas las
cipalmente las Religiosas, tendrían cuestiones más principales están
gusto en poseer en un opúsculo di- probadas allí con Decretos de los
chos artículos, para saborearlos de- Sumos Pontífices. E n una palabra,
tenidamente. Por esta consideración es el libro más completo, á pesar de
hemos publicado este librito, que su reducido tamaño, que se ha es-
recomendamos especialmente á las crito hasta ahora sobre esta clase
personas espirituales.—Véndese en de materias.
esta Admón. al módico precio de 20 Se vende en la Administración de
céntimos de peseta. E L SANTíSIMO ROSARIO, Vergara,
y en el Convento de San Esteban
E L SANTO ROSARIO Y SUS INDUL- de Salamanca al módico precio de
GENCIAS", por el P . F r . Vicente Al- die^ céntimos, con el veinte por cien-
varez Cienfuegos, de la Orden de to de descuento.
Predicadores, Profesor de Teología
del Convento de Salamanca.—He- TARJETAS P-STALES DB ESCRITORES
mos recibido este libro que reviste CATóLICOS.—El director del sema-
un interés capital para todos los que nario católico de Valencia, La Li-
quieran conocer á fondo lo que es el bertad, nos ha remitido dos ejempla-
Rosario. Responde á todas las du- res de tarjetas postales, del jefe del
das que pudieran ocurrir acerca de partido católico-integrista don Ra-
esta devoción mariana; examina lo món Nocedal la una, y la otra del
que es el Rosario en general y co- ilustre propagandista católico don
mo cofradía. T r a t a del Rosario V i - Adolfo Clavarana, director de la
viente, del Perpetuo, del de Difun- Lectura Popular, de Orihuela. Son
tos, y trae el catálogo completo de las dos primeras de la serie que La
indulgencias, clasificadas con toda Libertad se propone publicar por
claridad, la Novena de la Virgen vía de propaganda.
del Rosario, los elogios que del Ro- El parecido de ambos escritores
sario han hecho Papas, Santos y católicos es exacto y, á juzgar por
BIBLIOGRAFÍA 309
las tarjetas que hemos recibido, la naza destruir en sus cimientos a l a
serie toda será artística y competi- sociedad.
rá con las mejores de su clase. ' A l noble fin que hemos dicho de
Además son baratas, pues cuesta educar sólidamente á la juventud,
cada una cinco céntimos, y por tiende la obra que anunciamos. S u
cientos se ofrecen con un 20 por 100 autor, con razones muy al alcance
de rebaja. de las tiernas inteligencias de los
Gracias al estimado colega de Va- jóvenes, explica una suma de ver-
lencia por su obsequio. dades, en las que está sintetizada la
SBIíMóS DSL ARCáNGEL SAN M I -
ciencia católica, tomando por base
GUKL.—De ia Biblioteca Católico- el Catecismo, aunque sin seguir el
orden metódico que éste contiene,
propagandista de Pamplona,, hemos sino más bien teniendo por norma
recibido el Sermón predicado en la el plan
Catedral de Pamplona el día 8 de Previendopreconcebido de la obra.
sagazmente que los jó-
Abril de igo2, fiesta de la dedicación
de aquella santa iglesia y ante la ima- venes, á quienes se dirige, se han
gen de San Miguel de Excelsis, por el de encontrar con grandes dificulta-
des para obrar el bien y les han de
reverendo Padre F r . Evangelista
de Ibero, religioso Capuchino, cuya salir al encuentro, ya con ocasión
causa seguida contra dicho Padre del trato social, ya por medio de la
por este sermón fué sobreseída el 9 prensa, falsas máximas, ideas per-
de Marzo, retirando el fiscal la acu- niciosas y verdaderos errores doc-
trinales, refuta admirablemente ta-
sación. les sofisterías con una tan rara sen-
E L ESPEJO í>E LA F E . — Vuestro re- cillez que la inteligencia menos ave-
trato en el mismo, obra escrita zada á discurrir le entiende, ame-
por e l P . Cuthbert, (Pasionista) tra- nizando la explicación, ya con ani-
ducida directamente del ingléspor madas descripciones de la ñaturale-
E. Massaguer. Barcelona J u a n Gili, • za, ya con curiosas anécdotas, ya
editor, Cortes, 223. con salientes rasgos de ironía, con
Educar á la juventud y formarla los cuales ridiculiza á los mal lla-
en los verdaderos y sanos principios mados amigos de la juventud.
de la religión, armándola contra los E a obra consta de 302 páginas y
peligros de que está orlado el cami- se vende encuadernada al precio de
no que ha de seguir y dándole á co- 2'50 pesetas.
nocer á fondo los enemigos que ha
de encontrar en la continua lucha Los N I ñ O S DE ORO.—O el cuarto
de la vida, es una obra grande, y mandamiento de la ley de Dios, por
merece bien de la Religión y de la Guillermo Herchenbach, traduc-
patria quien á ella pone su pecho, ción directa del alemán por E . Mas-
consagrando á tan noble tarea las saguer. ,
energías de su entendimiento. No sin En una generación como la nues-
razón, y con una fatal lógica, por tra, en la cual abunda tanto, por
cierto, procuran con tanto empeño desgracia, el puer centum annorum,
los modernos corruptores de las in- el viejo prematuro, que antes de
teligencias apartar á la juventud de llegar á la edad de los desengaños,
la lectura de los libros sanos? susti- ha apurado ya hasta las heces la co-
tuyendo éstos por una 'verdadera pa del placer y tiene el alma llena
plaga de repugnantes y asquerosos de aquel infructuoso tedio de la vi-
libelos, por medio de los cuales, en da y muertas las ilusiones y bellos
grandes ó pequeñas dosis, se la pro- ideales que alientan siempre al pe-
pina el veneno de las falsas ideas. regrino en su trabajosa carrera,
Ojalá muchos de los que en el día complace sumamente la imagen de
de hoy sueñan con regenerar nues- un tierno niño que, ayudado de su
tra patria, dirigieran sus tiros á es- hermanita y con el trabajo de sus
te blanco, pues sería dar un gran manos, saca á su pobre madre de
paso en el camino del verdadero las garras del despiadado usurero
progreso moral y social, y no senti- que quiere amargar con sus exac-
rían las venideras generaciones es- ciones los días de su viudez. Y si es-
ta inopia y escasez, que sentimos ta imagen se adorna con las galas
ya, por desgracia, nosotros, de hom- de un sobrio y cristiano idealismo,
bres de alma templada évinteligen- de aquel idealismo que insensible-
cia robusta para hacer frente á la mente hace levantar los ojos del
avalancha de la impiedad que ame- lector al cielo, en busca de la fuen
310 EL MONTE CARMELO

te de toda bondad é inspiración, su- ral que ha publicado el conocido


be entonces de punto la complacen- editor de Barcelona, J u a n Gili; tra-
cia al ver en el tierno niño el ideal ducida directamente del alemán. Su
del noble hijo que, puesta su con- autor, Guillermo Herchenbach, co-
fianza en Dios y valiéndose del pin- nocido novelista germánico, ha sa-
cel, hace progresos en una de las bido vestir un argumento sencillísi-
bellas artes, llegando á ser un emi- mo con el ropaje de un estilo ame-
nente pintor, y para su anciana ma- no, lo ha adornado con las galas de
dre el báculo de su vejez. Ejemplo una descripción llena de viveza y
digno de imitarse por tantos hijos con tal variedad de episodios, que
de familia que con un imperdonable hacen que el librillo no pueda sol-
egoísmo abandonan á sus padres tarse de las manos, una vez empe-
precisamente cuando éstos debían zada su lectura.
cosechar el fruto de sus desvelos y Precio, encuadernada en cartoné,
sacrificios. cubierta en colores: pesetas 1.
T a l es el asunto de la novela mo-

IMPORTANTE
ESTAMPAS Y LIBRITOS

En la Administración de esta Revista hemos recibido un gran surtido


de estampas de los principales Misterios de Nuestro Señor y de la Virgen,
Corazones de Jesús y de María, Niño Jesús de P r a g a , Vigen del Carmen,
de Loreto, del Perpetuo Socorro, del Buen Consejo y de Lourdes, Santa
Teresa de Jesús y San J u a n de la Cruz, San José, San Antonio, San Luis
Gonzaga, etc., etc.: Recordatorios d é l a Confirmación y de la primera
Comunión; y libritos de propaganda, procedentes de la casa editorial de
Luis Suardi, de Milán, todo á precios baratísimos. Dicho señor ha puesto
sucursal en esta Administración, y los libreros, conventos y colegios que
deseen hacer pedidos al por mayor pueden dirigirse directamente á nos-
otros y se les servirá á los mismos precios que los sirve la casa editorial
de Milán.

iiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
EL EMPERADOR FRANCISCO J O S é Y LAS CARMELITAS DESCALZAS.—Todavía
no hace muchos años que el telégrafo ponía en consternación a toda Eu-
ropa y sumía en amargo llanto al Imperio austríaco al publicar la inespe-
rada muerte, del príncipe heredero, S. A. el Archiduque Rodolfo.
La impresión que causó tan infausta nueva en el ánimo del Emperador
su padre, fué tan viva, que le habría ocasionado la muerte, si, sobreponién-
dose á todo sentimiento natural, no hubiera acudido á la Religión en de-
manda de algún consuelo que en vano buscaba en las grandezas del impe-
rio. Llamó á la Religión y ésta le sugirió la idea de convertir en convento
el palacio do Mayerling, donde murió el príncipe, con el noble fin de que
Ja comunidad religiosa rogase día y noche por el alma de su infortunado
hijo y por la prosperidad del Imperio.
Hoy el convente está ya terminado, y entre las varias órdenes que han
sido propuestas al Emperador para la nueva fundación, S. M. Imperial ha
dado la preferencia á las humildes hijas de Sta. Teresa, dedicándoles en
su llamamiento frases tan significativas, que, si el temor de traspasar los
límites de una crónica no lo vedase, las reproduciríamos íntegras; porque
son muy oportunas en estos tiempos, en los cuales tanto se trabaja por de-
nigrar á las religiosas, que, como las Carmelitas Descalzas, hacen su heroi-
co sacrificio de abandonar el mundo, para rogar á Dios en contemplación
perpetua.
Franoisco José que lleva tantos años al frente de su vasto Imperio, y
que por consiguiente conoce muy bien las necesidades de su pueblo, sabe
perfectamente que estas religiosas contribuyen más al florecimiento y pros-
peridad de sus subditos, que no esos políticos y estadistas de media talla
que tanto las abominan.

E L ARZOBISPO DE VBRáPOLY.—El día 28 del pasado Marzo embarcó en


Barcelona para regresar á la India el limo, y Rvmo. P . Bernardo de Jesús.
Arzobispo de Verápoly, acompañado del R. P . Joan José, Superior del Con-
vento de Ernaculam, y de h.s PP. Ildefonso, Serapión y Crescenciano, jóve-
nes pertenecientes á nuestro colegio de Burgos, que, animados de apostólico
coló, van á roforzar las huestes carmelitanas que en la India combaten va-
lerosamente por estirpar el imperio del demonio.
312 EL MONTE CARMELO

En las diversas poblaciones y conventos que ha visitado el limo, y Re-


verendísimo Prelado de Verápoly, antes de emprender el viaje de regreso
á su Diócesis, ha recibido el testimonio de respeto y cariño quo su sagrada
persona se mereco. En la imposibilidad de publicar íntegras las reseñas, al-
gunas muy estensas, que se nos han enviado del recibimiento dispensado
en muchas partes al ilustre huésped, nos contentamos con entresacar y ex-
tractar las siguientes notas de algunas de ellas.
Después de pasar algunos días en Vizcaya, su tierra natal, donde se le
prodigaron exquisitas atenciones y se celebraron en su honor solemnes
fiestas, S. E. Rvma. ganoso de reposar un tanto de las fatigas de sus traba-
jos y viajes, se retiró á nuestro desierto de San José de- Herrera, pacífica
morada donde no llegan los ruidos del mundo, y durante los días que allí
pasó edificó á los penitentes y solitarios moradores del Desierto con sus actos
de fervor, mortificación y estricta observancia de la rigurosa regla que se
cumple en tales casas. Del Santo Desierto se trasladó el Rvmo. P. Bernardo
á Villafranca do Navarra donde se le dispensó un cariñoso recibimiento por
los P P . de la Comunidad, por el Clero y autoridades de la villa, por una
numerosa comisión de la Semana Devota y por todo el pueblo en masa.
Brillantes veladas y solemnes fiestas se celebraron para agasajar al respe-
table huésped, con dis:urs >s de los colegiales y hermosas piezas de música,
siendo muy notable entre otros actos que tuvieron lugar, una plegaria cou
melodía-y texto talmúdico que cantó el R. P. Carlos, que durante muchos
años ha ejercido el cargo de misionero en la India. Fué también nota sim-
pática, digna de especial mención, la visita que 8. E. hizo al hospital, que
recorrió, cama por cama, dirigiendo á los enfermos palabras de amor y de
consuelo, dando á todos y á cada uno su paternal bendición imponiéndoles
la mano en la frente. Un día asistió también en la Iglesia parroquial á la
novena de San Francisco Javier, el gran Apóstol de aquellas regiones don-
Mons. Bernardo de Jesús tiene su sele episcopal y que hace veinte años
Viene regando COD SU sudor, y donde tantas veces se ha sentado en la
misma piedra en quo aquel gran santo descansaba de sus fatigas apostólicas.
Despedido con el mismo amor y cariño con que había sido recibido, el
ilustre Prelado visitó algunos otros conventos de l i provincia de Navarra,
trasladándose después a la de Aragón y Valencia, donde recorrió también
algunas casas, entre otras las de Valen jia, Desierto de las Palmas, donde
le agradó mucho la situación pintoresca del Convento y fué visitando á. pie
todas las ermitas, Tarragona y Barcelona, en cuyo puerto se embarcó, como
hemos dicho, para regresar a Verápoly.
Que Dios le dé feliz viaje, y haga cada día más florecionte el estado de
las misionos encomendadas á su celo pastoral.
BIEN VENIDOS.—Hemos tenido el gusto de saludar y hospedar en esta
Residencia a los RR. P. Narcisi y P . Enrique, Prior y socio respectiva-
mente de la Habana, P. Eustaquio, socio de Puerto-Príncipe, y P. Doroteo,
Projurador de Matanzas y Silao (Méjico) que han venido de Cuba con ob-
jeto de asistir al Capítulo Provincial que en las respectivas provincias ha
de celebrarse el próximo mes de Mayo. Reitaratms nuestro cariñoso saludo
á los viajeros que hace unos días salieron para sus provincias.
PROFESIONES RELIGIOSAS.—En el Convento de Carmelitas Descalzas del
Sagrado Corazón de Jesús en Azcoitia, han hecho su profesión de votos
simples, las hermanas María Pilar del Santísimo Sacramento, en el siglo
CRÓNICA CARMELITANA 313

María Paulina Unanue y Uria y Teresa del Sagrado Corazón de Jesús, en


ol siglo Josefa Urbina y Urbista. La primera es natural de Azcoitia, her-
mana del Coadjutor de la misma, querido amigo nuestro don José Antonio
Unanue; apadrinándola en representación do don Tomás Vivas y doña Lo-
renza Gómez, excelentes católicos y ricos propietarios de Alcaudete, (To-
ledo) su primo hermano don Joaquín Azpiazu, párroco de la misma villa, y
la madre de este señor, doña Josefa Antonia Uria. La segunda es J e Aloria,
(Álava) y fueron sus padrinos dos de sus hermanos. Ofició en la misa el
citado señor Párroco, predicando el E. P. Provincial de los Carmelitas de
la provincia de San Joaquín, un sermón elocuente, alusivo al acto, y la nu-
trida capilla cantó con mucha afinación y gusto la misa de Zubiaurre y el
Te-Deum de Ledesma.
—En Castellón de la Plana han profesado otras dos religiosas, las dos
primeras novicias de aquel nuevo plantel carmelitano. La primera, hermana
Salvadora de San José, hizo su profesión el día 19 de Marzo, fiesta de nues-
tro padre San José, para cuyo acto se adornó la capilla con el gusto que
caracteriza á aquellas dignas hijas de Santa Teresa. El sermón estuvo á
cargo del distinguido orador sagrado señor doctor don Santiago F¿bra que
en el siglo fué director espiritual de la nueva profesa; en su discurso
exaltó de una manera especial el estado religioso y los muchos bienes que
reportan á la sociedad las órdenes monacales. El auditorio fué concurridí-
simo llenándose por completo la iglesia, y ¡a función resultó solemnísima
sobre toda ponderación; fueron padrinos la señora doña Dolores Puértola y
don Eduardo Martí.
Cuatro días más tarde, profesó la segunda, hermana María de Santa Te-
resa: ocupó la Cátedra del Espíritu Santo el elocuentísimo señor don Juan
Bautista Martínez, que en su hermoso discurso nada dejó que desear. Can-
tóse la misa de Eslava á toda orquesta, resultando la función brillantísima.
Fueron padrinos el Rvdo. P. Capellán de la Comunidad y la señora doña Te-
resa Rodes, tíos de la nueva profesa: el referido señor Capellán don Manuel
Altavaha tenido el gusto y honor de imponer el velo á su sobrina. Ambas
profesas son naturales de la ciudad de Castellón.
Enviamos la más sincera felicitación y enhorabuena á las nuevas pro-
fesas, á sus distinguidas familias, y á las Reverendísimas Comunidades de
Azcoitia y Castellón.
NUESTRO P. GENBRAL.—N. P. General continúa felizmente girando su
visita en nuestras misiones de Siria, dispensándosele en todas partes en-
tusiastas recibimientos y celebrando en su honor veladas literarias, que
manifiestan muy á las claras, que los colegios dirigidos en aquellos remo-
tos países por los PP. Carmelitas, en nada son inferiores á los más acredi-
tados de la culta Europa.
Mucho celebramos estas sinceras manifestaciones do simpatía hacia
N. P. General, así como el estado floreciente de nuestras Misiones.
NECROLOGíA.—Carmelitas Descalzas de San Rafael, en Santiago de Chi-
le.—R. P. Director de EL. MONTE CARMELO.
Con profundo sentimiento comunico á V. R. cómo Dios N. Señor fué ser-
vido llevarse para Sí, á nuestra amadísima Madre, Manuela de Santo Do-
mingo, fallecida el 16 de Enero á las 4 y cuarto P . M. á los 84 años de edad
y 63 de religión.
314 EL MONTE CARMELO

Irreparable ha sido esta pérdida para nuestra Comunidad; pues 8. R. era


una de sus más respetables y beneméritas religiosa*. Mucho contribuyó
con su influjo y buena voluntad para la fundación de Nuestros 1'aJres
pues, á 8S. RR. eran los que continuamente recordaba y la prosperidad
de Nuestra Orden.
Fué toda su vida un modelo acabado de observancia, nos edificaba en
estos últimos años, verla asistir á todos los actos de comunidad, apoyada
en su bastoncito, sobre todo al Coro, á cantar las divinas alabanzas. Su al-
ma revestida de todas las virtudes, según afirman sus confesores, no perdió
la gracia del Bautismo. En la pobreza era extremada, y en la caridad, de
una manera muy especial; su corazón era un asilo seguro, donde todas acu-
díamos en nuestras aflicciones, seguras de hallar en él nuestro apoyo y
consuelo. Desempeñó todos los oficios de la Comunidad, tuvo un trienio el
cargo de Priora, y 18 el de Subpriora desempeñándolos todos con la mayor
delicadeza y solicitud. Sus devociones particulares fueron la Inmaculada
Concepción y Sin Antonio de Padua o n quien tenía tiernísimos coloquios.
No dudamos que el Santo la asistió en su última hora, pues cuando casi no
habría sus labios pronunciaba con mucho fervor su nombre.
Me encomiendo en las oraciones de V. R. y solicito oraciones para nues-
tra nunca olvidada Madre, Manuela de Sto. Domingo.—De V. R. afma. y
humilde Hermana, Sor María del Tránsito, (Priora),
—El día 23 de Marzo entregó el alma en manos de su Criador el distingui-
do caballero don Domingo de Sautu, en la villa de Murguia (Álava) de.
donde era natural y la cual debo su engrandecimiento á sus bondades. En
ella tiene fundados un convento de Carmolitas Descalzas cuja Rda. Madre
Priora es hermana suya, un colegio de niños incluyendo en él estudios de •
latín para niños pobres que tienen vooación para sacerdotes, bajo lu direc-
ción de los RR. P P . de la Misión de SaD Vicente de Paul, y un colegio de
niñas donde reciben esmerada educación 60 ó 70 señoritas. Y por fin, un
asilo para pobres ancianos y niños de todo el valle, cuyo establecimiento
lo mismo que el colegio de niñad dirigen con mucho acierto las Hijas de la
Caridad de San Vicente de Paul en ouya Congregación tiene el finado otra
hermana superiora. Ha muerto á la edad do 87 años, los cinco últimos re-
tirado en el colegio de niños, donde eligió un cuartito, no cómodo, sino el
que estaba más cerca del coro por oir todas las misas que se celebraban y
rezar entre el día sus devociones.
Su entierro ha sido una manifestación extraordinaria del respeto y ca-
riño que se profesaba al finado, asistiendo los colegios y pobres con sus res-
pectivos uniformes, el Clero de todo el Valle y otros pueblos comarcanos,
estando la parte musical do las exequias á cargo de ocho Padres Carmelitas
Descalzos del convento de Vitoria.
Damos el más sentido pésame á su señor hormano y distinguido caba-
llero don Galo de Sautu, á sus hermanas Rda. Madre Escolástica de Santa
Teresa y Sor Francisca de Sautu, y á toda su numerosa y apreciable fami-
lia lo mismo que á las tres comunidades de Murguia, pues todas han perdi-
do en él un amante y cariñoso padre, y no dudamos que en el Cielo tendrá
rica corona por haber sabido emplear bien las riquezas de que si señor lo
había hecho merced.
—En las Carmelitas Desca'zas de Sanlucar de Barramoda falleció san-
tamente la Madre J u a n a del Sagrado Corazón de Jesús, á los G9 años de
edad y 48 de vida religiosa*
COMBES Y LA FRANCMASONERíA.- El reconoci-
miento oficial de la francmasonería como una ver-
dadora institución del Estado es ya un hecho con-
sumado en Francia. El órgano oficial de las logias
francesas, titulado Boletín hebdomadario de loa tra-
bajos de la francmasonería en Francia, publica en su
número correspondiente al 29 de Marzo, el anun-
cio que pueden leer, á continuación, nuestros lec-
tores:
«Obra de solidaridad republicana—XVII distri-
to—Fiesta popular y democrática anticlerical el
sábado 4 de Abril de 1903, á las ocho y media de la noche, en la sala Wa-
gram, bajo el alto patronato del ministro del Interior.»
A la vista del anterior dociimento no es posible negar que el clérigo
apóstata que rige los destinos del pueblo francés otorga su protección ofi-
cial á las logias masónicas, y no representa otro papel que el de un delega-
do de las sectas cerca del presidente de la República. Es la primera vez
que el jefe de un Gobierno francés se atreva á conceder su apoyo de un mo-
do tan franco y tan brutal á la francmasonería. En manos de una agrupa-
ción internacional y secreta encuéntrase hoy, por lo tanto, el porvenir de
la Francia.
LAS CONGREGACIONES FRANCESAS.—Dícese que la Congregación de Obis-
pos y Regulares ha dirigido á las Comunidades religiosas francesas una
instrucción que contieno tres artículos. En el primero de ellos recomienda
al Papa que, allí donde pueda hacerse, los religiosos de una casa suprimi-
da sean admitidos en otra de la misma Orden con el objeto de que les sea
más fácil el cumplimiento de las prescripciones de su Regla. Dice el segun-
do de los referidos artículos que allí donde no sea posible dicha concentra-
ción, dispensen los superiores generales á sus subditos de la vida en comu-
nidad, quedando éstos sujetos á la jurisdicción délos obispos en cuyas
diócesis residan, pero con la obligación de continuar usando sus hábitos
religiosos y de estar siempre apercibidos al cumplimiento de cuantas dis-
posiciones emanen respecto á ellos, ya de su propio superior, ya de Ja San-
ta Sede.
Si no les es permitido el uso del hábito religioso, deberán, los que sean
sacerdotes, llevar sotana y manteo; y los que no lo sean, un traje modesto
de seglar.
El tercer artículo prescribe que los religiosos dispersos habrán de que-
dar sometidos á sus provinciales ó al superior de la residencia más próxima,
el cual deberá ejercer sobre ellos estrecha vigilancia y dar cuenta de la con-
ducta de los mismos al superior general de la Congregación. Las anterio-
res disposiciones han sido adoptadas tan solo por un año.
Para completar los anteriorss informes, que publican algunos periódicos
franceses, debemos añadir que las disposiciones de la Santa Sede no pueden
ser iguales para todas las Ordenes religiosas; en algunas de ellas se hacen
votos simples; en otras votos solemnes, existiendo otras circunstancias que
las diferencian profundamente.
AUTOR PREMIADO.- -Abierto públicamente el sobre correspondiente al
trabajo premiado en el concurso dispuesto por la casa Grili, de Barcelona,
316 EL MONTE CARMELO

para premiar un Manual sobre los deberes del hombre en su vida política y en su
vida social, ha resultado ser autor del trabajo premiado, que llevaba por
lema tBeatus populus cujus Dominus Deus ejus,» don Dj,uiel Arbe Bandrés,
presbítero de Beriain (Navarra.)
La casa Gili se complace—y así nos ruega lo hagamos público—en dar
las gracias á los señores que han tomado parto en el concurso.
LA HORMIGA DE ORO.—La interesante ilustración católica de dicho nom-
bre acaba de publicar su número correspondiente al día 4 de Abril, relacio-
nado por entero, así en su texto como en sus grabados, con los sublimes
misterios que se conmemoran en Semana Santa.
Es un número verdaderamente extraordinario por la riqueza de su pre-
sentación, ya que todas sus páginas aparecen adornadas con hermosas orlas
impresas en color y dibujadas exprofeso con adecuados motivos de orna-
mentación, tales como diversas plantas y llores de Palestina combinadas
con trofeos de la Pasión del Salvador y con numerosos grabados represen-
tando escenas de la misma, reproducción de cuadros célebres.
RESUMEN POLíTICO.—La cuestión de los marinos ha venido á ser eclip-
sada por la cuestión de los estudiantes. La protesta de los de Salamanca
contra la policía que maltrató á uno de sus compañeros, y las represalias
de la policía contra osas protestas matando á varios estudiantes de la Uni-
versidad Salmantina ha sido el origen del conflicto que en pocas horas se
extendió á toda España, siendo los mayores focos Salamanca, Madrid, Bar-
celona, Valencia y Zaragoza, con manifestaciones, protestas, cargas, sabla-
zos, muertos y heridos. El partido republicano, recién constituido y con
alientos juveniles, se ha aprovechado de esta coyuntura ( s i n o ha tenido
parte muy principal en provocarla) mezclando sus elementos entre los amo-
tinados, para el logro de sus fines particulares.
Ha sido muy bien recibida una disposición emanada del Ministerio de
la Guerra para que se celebre con toda solemnidad y en público la ceremo-
nia de j u r a r los reclutas las banderas de sus regimientos, que antes se ve-
rificaba en el interior de los cuarteles. En todas partes se ha celebrado la
ceremonia con grandes entusiasmos del público. En Madrid tubo lngar en
la Castellana en la mañana del jueves 2 del actual, asistiendo el Rey con
toda la guarnición, y tomando el juramento el señor Obispo de Sión después
de decir misa en un altar de campaña erigido en medio del paseo.El teniente
coronel jefe del batallón de cazadores de Madrid, señor Paez Jaramillo,
dirigió la siguiente alocución:
«Mañana vais á prostar el sagrado juramento de fileudad á la bandera
española.
Cristianos sois; todos vosotros habéis comulgado. Acordaos mañana,
cuando juréis la bandera, de aquel saoto día en qu--", arrodillados ante el
venerable Cura de vuestro pueblo, recibisteis en el pan de los ángeles la
carne adorable y la sangre preciosísima del Salvador.
Do seguro que aquel día—el de vuestra primera Comunión—estabais
contentos y recibisteis con más alegría que nunca el beso y la bendición de
vuestras madres.
Así como entonces, ante la suprema grandeza de Dios, doblada la rodi-
da os sometisteis en un todo á su divina voluntad, mañana, de pie, cen la ca-
beza erguida y la vista al freote, vAi s á jurar también á Dios y á prometer
al rey seguir constantemente sus banderas, defenderlas hasta perder la úl-
tima gota de vuestra sangre y no abaadonar al que os esté mandando en
acción de guerra ó disposición para ella.
Al contestar sí juramos, Dios os bendice desde el Cielo, y la Patria que-
rida, nuestra adorada España, que es á la que juráis morir por ella, os pa-
gará agradecida el juramento con los besos santos de la madre, el orgullo
de la novia al verse preferida por un hombre que sabe ofrecer su sangro
por la Patria, la estimación y la envidia de los paisanos y el religioso ca-
riño de cuantos vestimos el honroso uniforme del soldado.
Tened fe; jurad con entusiasmo, y Dios colmará de alegrías vuestra vi-
da, por haberos acercado primero á sus altares como cristianos, y luego al
altar de España como ciudadanos, á jurar fidelidad á Jesús y á la santa
bandera de la Patria.
Dinora Coppinger

IX

Han transcurrido^, muchos' [años más de lo^que es, porque esta es la


desde que la Hermana Dinora to- inclinación que hemos heredado de
mó el hábito de religiosa. Después nuestro padre Adán. E n cambio
de pasado con edificación su año de nuestro prójimo nos juzga en me-
noviciado, ofreció sus votos al Se- nos de lo que somos, porque tam-
ñor con inmensa alegría de su cora- bién es esta otra inclinación que
zón, y teniendo el inefable gusto de hemos heredado del mismo origen.
que todos sus parientes convertidos P e r o la humildad que la Herma-
al Catolicismo, asistieran al acto na Dinora de Santa Teresa poseía
de su profesión. hacía que no tuviera • jamás esos
Este gozo parece que se esparcía pensamientos vanidosos que echan
por todos sus miembros, inflamaba á perder con tanta frecuencia- la
su corazón, y su alma, derretida en raíz de las obras buenas, la in-
amores divinos estaba en la mejor tención, y revisten al que los ali-
disposición para poder ser ofrecida menta, de ese carácter altanero, pe-
á Dios en holocausto perpetuó de tulante y tan distante del espíritu
suavísimo olor de santidad. de Jesucristo y de los santos.
H a n pasado los años y la Her- En la hermosa virtud de la cari-
mana Dinora con ellos en medio de dad con las hermanas no tenía eiem
la observancia más exacta y rigu- piar la Hermana Dinora. • L a afabi-
rosa. Verdadera hija de Sta. Tere- lidad y dulzura con que las trataba,
sa, no pensaba sino en imitar á la rto sólo de palabra sino dé" obra,
Santa If undadora en todas las cir- ayudándolas en todas sus ocupacio-
cunstancias de la vida. Sus peniten- nes y buscando los medios de ser-
cias y mortificaciones le parecían virlas con un cariño más de madre
siempre muy inferiores á sus peca- que de hermana, hacíala el dechado
dos, y nunca se veía satisfecha de de la caridad fraternal.
mortificarse. Buscaba por todos los Los incendios del amor de Dios
medios la humillación de sí propia y en que la Hermana Dinora estaba
siempre creía que el concepto que inflamada no son para ser traslada-
de ella se tenía era superior á la dos al papel. L a continua presencia
realidad. de Dios en que día y noche estaba
Es muy difícil llegar al grado de embebida, hacía que su corazón ja-
•humildad á que han llegado los san- más se separara del ojeto de su
tos, y aun al grado á que llegó la amor, ni cesara de arder en el sa-
Hermana Dinora. Por lo general grado fuego del amor divino.
cada uno se tiene á sí mismo en Bien .se dejaba traslucir en su
318 EL MONTE CARMELO

exterior, por más que se esforzara costumbres, pues parece que éstas
en disimularlo. Sus conversaciones, se resisten y sufren una maléfica
si bien afables y expansivas; eran resión bajo el peso de aquéllas.
siempre de cosas divinas y celestia-
les y hablaba con tanta unción del
E ,os caracteres más dulces parece
que se hacen agrios y destemplados,
amor de Dios, de la gloria del cie- un espíritu humilde se hace alta-
lo y de las recompensas que Dios nero y el genio más azucarado se
tiene reservadas para los que le hacen algún tanto déspota, cuando
aman, que era imposible oiría sin el hombre ó la mujer han subido á
inflamarse en los mismos ardores la cumbre del poder. Parece que
divinos de que ella estaba poseída. desde aquellas alturas el ojo huma-
De esta manera pasó la Hermana no sufre terribles equivocaciones y
Dinora diez. años de vida religiosa, le sucede lo que al que encaramán-
al cabo de los cuales fué elegida dose hasta la cumbre de una torre,
Priora de su convento de Bostón mira desde allí que los que cami-
por la unanimidad más completa. nan por el llano, le parecen hormi-
En vano se esforzó la elegida en no gas, y por lo mismo los desprecia..
aceptar el cargo, la elección fué Y tampoco se puede negar el he-
tan á satisfacción de la, comunidad cho de que en esas alturas la cabe-
que no hubo más remedio que so- za se desvanece fácilmente, la vista
meterse á la voluntad de Dios y re- se va, se. padece un desvarío, se
signarse á llevar la carga y los ho- pierde el equilibrio, se cae y se es-
nores con gusto ó con paciencia. trella; y cuanto mayor haya sido la
No hay necesidad de decir que si altura que se haya escalado, tanto
la hermana Dinora fué verdadera mayor es el golpe que se recibe al
imitadora de Santa Teresa, la Ma- caer y más completo el estrella-
dre Dinora no lo fué menos. Tan miento.
pronto como tomó posesión de su Por este motivo siempre es con-
cargo, se hizo cuenta de que había veniente que el hombre suba poco
recibido el cargo y los honores no y que la mujer suba menos, por el
para ser servida sino para'servir y peligro que tienen de desvanecér-
que la mejor cualidad de una Prio- seles la cabeza y dar contra la tie-
ra es portarse como la más humilde r r a con todo su peso. El oficio de
y la última de la comunidad hacién- aeronauta es el más peligroso, pues
dose toda para todas para ganarlas si el hombre se eleva á grandes al-
á todas y representándose á Jesu- turas, es llevado por los vientos y
cristo en la persona de todas sus los vientos viento son: hoy soplan
hijas, servirlas á todas del mismo por una parte y mañana por Otra;
modo que si tuviera que servir al hoy elevan al hombre sobre las nu-
mismo divino Maestro. bes y mañana le estrellan contra
Así pensaba y discurría la nueva una roca ó le sepultan en él abismo
Priora y tan á pechos tomó el cum- de los mares.
plimiento de su deber, que la críti- L a madre Dinora conocía bien
ca más severa no hubiera podido éstos peligros y temblaba de pies á
hallar en ella motivo ni siquiera el cabeza al pensar que iba navegan-
más remoto, para poder censurar do en un mar alborotado y ella en-
su modo de proceder. cumbrada en el palo mayor del bu-
En todos los actos de la comuni- que, en el puesto de mayor peligro
dad era siempre la primera; no'de- y expuesta á ser sepulta'da en las
jaba uno solo bajo ningún pretexto, olas aí menor descuido.
huía las singularidades como si es- No es pues extraño que la amada
tas fueran una calamidad, y así co- hija de Santa Teresa buscara su se-
mo era rigurosa consigo misma guridad y su refugio en la humil-
y no se perdonaba la menor negli- dad, virtud que es el remedio con-
gencia en materia de observancia, tra todos los peligros de la vanidad
era sumamente dulce con sus sub- y del orgullo, no omitiendo ningún
ditas y tan. compasiva en sus penas medio que pudiera ayudarla á pre-
y sufrimientos que se podía afirmar sentarse ante sus hijas como'indig-
de ella que más'sufría con los ma- na de vivir entre ellas y tratándo-
les ajenos que con los propios. las con aquellos modos con que sa-
Es cosa muy fácil y por desgra- ben tratar siempre las almas humil- •
cia muy general, el que con las dig- des á los que están debajo de su ju-
nidades cambian algún tanto las risdicción.
SOLACES Y ENTBETENIMIKNTOS 319
L a devoción á la Santísima Vir- á Dios por medio de la Santísima
gen del Carmen era otra defensa Virgen del Carmen, empuñaba la
que la santa Priora buscaba en sus pluma y se arrojaba á la lucha, dis-
momentos de indecisión y de duda, puesta á no retroceder hasta conse-
ó cuando no veía claro el camino guir el triunfo.
por donde había de conducir á sus El año 1864 fué desastroso para la
bijas. ¡Qué tiernos eran los colo- ciudad de Bostón, por las muchas
quios que solía tener á las altas ho- víctimas que aquel año causó la fie-
ras de la noche, en medio del silen • bre amarilla. Esta enfermedad en-
ció más profundo, aquella bendita démica importada de Cuba se pre-
alma con su Santísima Madre! sentó en Bostón con síntomas los
Arrodillada y con sus manos eleva- más alarmantes y tanto más peli-
das hacia la imagen de la que era grosos cuanto que jamás la habían
el encanto de su corazón, solía di- conocido por experiencia, y como
rigir la plegaria con los ojos arra- se deja comprender los médicos no
sados en lágrimas de ternura: ¡Oh la conocieron hasta que se vio ex-
estrella benéfica decía, tú que con- tendida por toda la ciudad.
duces á la dicha sin fin á las almas Aquella epidemia tuvo un princi-
que tu Hijo sacó de la nada para pio muy insignificante, como le tie-
ser felices con su misma felicidad; nen siempre las enfermedades epi-
no permitas jamás que ni una sola ,.d é m i c a s . Los restos de un caballero
de estas mis hijas sean excluidas de % .norteamericano que había muerto
esos mundos de luz, de esas mansio- en la Habana de la fiebre amarilla,
nes de venturas sin término, de eran conducidos á Bostón, encerra-
esos gozos eternos y de tu dulce dos en una caja de cinc que iba á
compañía! bordo del vapor Alabama. Al lle-
Los fervores de la Madre Dinora gar al puerto de Bostón se rompió
en la sagrada comunión nadie pue- la caja, y los restos del caballero
de explicarlos sino es un serafín ó difunto se vieron esparramados por
su mismo ángel de . la Guarda. el vapor, y he ahí donde tuvo prin-
Cuando la sierva de Dios se veía cipio aquella epidemia tan terrible
con Jesús dentro de sí, no tenía en- que comenzó en el mismo vapor y el
vidia ni de los mismos ángeles. mismo día de la rotura de la caja.
¡Qué trasportes y deliquios tenían Son innumerables las defunciones
lugar en aquella alma endiosada! que aquellos días se registraron en
Mi amado para mí y yo para mi Boston, pues apenas se había cono-
amado repetía sin cesar en aquellos cido epidemia semejante que lleva-
momentos; jamás mi corazón ame ra al sepulcro tantas personas de
objeto alguno fuera de Jesús; aquí todas edades y de todas las clases,
le tengo, no le dejaré, á El amaré, y-no había familia alguna que no
.en El pensaré y aquí le prometo contara á algún miembro suyo en-
con amor eterno que estoy dispues- tre las víctimas que bajaban al se-
ta á sellarlo con mi. sangre. Con pulcro.
mis pensamientos y afectos le ala- También penetró la temible en-
baré; la luz del día, los fulgores del fermedad en el convento de las car-
sol, el brillo de las estrellas, la her- melitas donde era Priora la Madre
mosura de los campos, el murmullo Dinora y en poco tiempo se llevó
de los ríos y el canto de las aves; tres religiosas al sepulcro, dos no-
todo dedicaré á mi amado, con El vicias y una profesa.
me deleitaré mis delicias serán pen- Aquí fué donde la Madre Priora
sar en Jesús, amar á Jesús, y vivir dio á conocer la caridad fraternal
unido á Jesús. que ardía en su pecho. Apesar de
A pesar de tener la Madre Dino- ser contagiosa la fiebre amarilla,
r a tan íntimas comunicaciones con la Priora nunca se separaba de la
Dios, mantenía también coptinua cabecera de las enfermas, dábalas
correspondencia con el mundo. L a s las medicinas por su propia mano
cartas que escribía eran muchas, y ni de día ni de noche abandonaba
dirigidas todas á sacar de los erro- á aquéllas que tanta necesidad te-
res del protestantismo á tantos ami- nían de sus desvelos.
gos y conocidos antiguos; no dejaba Pero sobre todo sus exhortacio-
en paz á nadie hasta que le. veía en- ' nes á la virtud, sus consideraciones
t r a r en el seno de la Iglesia. Des- y reflexiones sobre lo poco que vale
pués de encomendar sus empresas este mundo, y sobre las grande re-
320 EL MONTO CARMELO

compensas que Dios tiene reserva- otra cosa y las primicias que aque-
das para los que le aman, tenían lla fundación condujo al cielo fue-
como fuera de sí á las enfermas. L a ron las tres jóvenes religiosas como
madre más cariñosa no hubiera te- tiernas rosas del nuevo jardín.
nido la mitad del cuidado que la Pero entre tantas víctimas cau-
Madre Dinora tenía de sus hijas. sadas por aquel contagio hay una
No omitió ningún medio para que que tiene célebre historia cuya re-
sus enfermas recobraran la salud, lación dejaremos para otra vez.
por más que Dios tenía dispuesta

fr. g. de i. ¥.
(Se continuará)

TRIUNFÓ

Sus fieros enemigos vencido le creyeron,


Cuando afrentosa muerte le dieron en la Cruz;
¡Falaz victoria! Pronto con estupor le vieron
Alzarse del sepulcro vertiendo gloria y luz.
¡Mortales, paso á Cristo! que á todo el mundo vea
Rendido ante sus plantas el Rey Conquistador...
¡Bendito el Rey eterno de las naciones sea!
¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor!

w
A Virgen Santísima es
Madre cariñosa, Madre
por excelencia de sus de-
votos carmelitas: así lo
vamos diciendo mil veces
en nuestros artículos de MARÍA
DEL CARMEN, y lo iremos repitien-
do con santo entusiasmo en otros
sucesivos que pensamos escribir
sobre el mismo simpático asunto.
No viene mal, hoy que estamos en
vísperas del Patrocinio del Santísi-
mo José, intercalar un breve pa-
réntesis dentro de aquella serie, pa-
fio lV-fiúm. 69
ra ocuparnos de tan excelso Pa-
triarca, es decir, de nuestro Pro-
,° de Mayo de 1903 tector por excelencia, de nuestro
~G>T<9 Padre por excelencia.
Una institución, que, como ya se
322 EL MONTE CARMELO

ha dicho otras veces, estuvo consagrada al culto de Ma-


ría tantos siglos antes de que esta Soberana Reina vi-
niese al mundo, una institución que era la predilecta de
María, tenía que ser predilecta y benjamina de San Jo-
sé: esto es evidente, de rigurosa necesidad.
Ni que decir tiene que el Santo Patriarca subía mu
chas veces á la montaña santa del Carmelo aun antes
de sus desposorios con la Santísima Virgen, pues era
esa práctica muy generalizada entre las familias israe-
litas, y es de creer que la Divina Providencia había ele-
gido aquel lugar de bendición para que entre aquellos
santísimos varones sucesores del gran Elias, famosos
en Israel por la austeridad de su vida y por sus levan-
tadas virtudes, el alma de José adquiriese la perfección
y la santidad convenientes para poder ser asociado á la
mujer más perfecta y más santa entre todas las mujeres.
Pero después que fué elevado á la dignidad incom-
parable de Esposo de María, las visitas al Carmelo fue-
ron aun más frecuentes, porque desde que conoció la
predilección de María hacia aquel sagrado Monte, José
no pudo menos de mirarle como cosa suya propia, y te-
ner por hijos suyos á sus santos moradores. Era lógico:
los hijos de María, era necesario lo fuesen también de
José: los mismos que llamaban á María su Madre, era
también necesario llamasen Padre suyo á San José.
De tan antiguo data la Protección y la Paternidad
de San José sobre el Carmelo, y por eso cabalmente ha
sido constante y proverbial tradición en esta Orden an-
tiquísima el cariño filial hacia el Santo Patriarca. Si
consultáis las historias carmelitanas, leeréis en todas
sus páginas de gloria junto al nombre de María del
Carmen el nombre del Santísimo José; si estudiáis las
costumbres y las prácticas de los hijos del Carmelo, ve-
réis que marchan en líneas paralelas sus amores á Ma-
ría del Carmen y alexcelsó Patriarca San José; y si vi-
NUESTRO PADRE 323

sitáis sus monasterios y sus templos, veréis también al


lado dé la simpática imagen de María del Carmen la
imagen bendita del Santísimo José.
¿Quién ignora que en la escuela carmelitana se for-
maron los Apóstoles más celosos, y los predicadores
más elocuentes de las glorias de San José? Sólo citaré
un nombre que vale por millares de nombres: el de la
Seráfica doctora Santa Teresa de Jesús. Predicadora
más decidida y entusiasta de la devoción á San José no
se ha visto jamás en los anales de la piedad cristiana.
Verdad es que el Santo favoreció á la Santa con sin-
gularísima protección en los varios trances de su vida,
que bendijo desde el Cielo y tomó bajo su protección
paternal á su Reforma, y que á esa bondadosa protec-
ción se deben los asombrosos progresos de la misma
Reforma que á los pocos años de nacida se extendió
por todas las naciones del mundo conocido,
También, y á su vez, los hijos de Santa Teresa,
educados con sus celestiales enseñanzas, y agradecidos
á los incesantes favores del Santo, han sido siempre los
propagandistas y los adalides incansables de la devo-
ción y del culto Josefino, junto con la devoción y el
culto á la Reina y Madre del Carmelo.
La fiesta del Patrocinio de San José, que con tanto
regocijo se celebra en todo el mundo católico, es car-
melitana en su origen. El Sumo Pontífice Inocencio un-
décimo, accediendo benignamente á los votos y á las
súplicas de los hijos del Carmelo, les concedió el día 6
de Abril de 1682 pudiesen celebrar dicha festividad
el domingo tercero después de la Pascua de Resurrec-
ción, dispensando también copiosos bienes espirituales
á los fieles cristianos que en el mismo día orasen en las
Iglesias de la Orden.
Los asuntos de alguna importancia jamás se deciden
entre nosotros sin antes encomendarlos insistentemente
324 EL MONTE CARMELO

al Glorioso Patriarca San José; la apertura solemne de


nuestros Capítulos Generales y nuestros Capitules Pro-
vinciales, asambleas venerabilísimas en las que se dilu-
cidan los asuntos más trascendentales de la Orden,
coinciden siempre periódicamente con la celebración so-
lemne del Patrocinio del Santo Protector de la Orden,
para que Él los presida y para que El los tome bajo su
santa protección y amparo.
Sobrevienen muchas veces días de tristeza para la
causa de Dios y de su Iglesia santa—¡oh, cuántas ve-
ces, Dios mío!—y entonces dirigimos la mirada á. nues-
tro santo Protector y nuestro Padre, y sentimos revi-
vir nuestras esperanzas y llenarse de valentía nuestras
almas ¡Oh, qué consoladora palabra! ¡San José
nuestro Protector! ¡San José nuestro Padre! ¿A quién
temerán nuestros corazones?
Santamente orgullosos podemos estar los hijos del
Carmelo. ¡María del Carmen es nuestra Soberana Rei-
na! ¡María del Carmen es nuestra buena Madre! ¡San
José es nuestro Protector! ¡San José es nuestro Padre!
fr. ñmaáo

m
JÉÉÉÉMÉÉÉÉÉÉÉÉ^ÉMÉÉÉÉÉÉ^ÉÉIÉIÉÉÉÉÉttÉÉÉÉte)

Sor Teresa del Hiño Jesús


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

(CONCLUSIóN)

^•IBRTO día una novicia tuvo la inspirada idea


de sacar su fotografía; y al ensenarle su re-
trato, dijo sonriéndose: «¿Cuándo se romperá el
sobre y Dios me permitirá leer la car'tita?'—aludía
á su alma.—Madre mía, yo os suplico que me deis
permiso para morir... Permitidme que ofrezca mi
vida por tal intención.» (1)
La buena Madre no tuvo corazón para darle el
permiso que solicitaba, mas ella dijo:—Pues bien,
yo sé que Dios, acá en la tierra, sin permiso
de los jardineros, no toma ordinariamente nin-
gún fruto, pero al presente desea con tanto ar-
dor un racimito, que viendo que nadie quiere ofre-
cérselo voluntariamente, se verá obligado á tomarlo por su misma
mano contra la voluntad del dueño... Por mi parte nada pido; úni-
camente ruego á la Stma. Virgen que haga presente á su Hijo Jesús
el título de ladrón que El mismo se atribuye en el Evangelio, á fin
de que no se olvide de venir á robarme.» A propósito de la Santí-
sima Virgen, tres meses antes de su muerte, tan pronto como entró
en la enfermería, la florecita fijó su mirada en la Virgen Inmaculada
puesta allí de antemano. Imposible es dar una idea de la expresión
con que miró á la estatua de la Virgen; «¿qué es lo que veis?» le
preguntó una de sus hermanas, la misma que fué testigo presencial
de un éxtasis que tuvo en su infancia, y que la hizo las veces de
madre.—Ella respondió al mismo tiempo que derramaba dulces lá-
(1) Como son tantas las conjeturas que se han hecho respecto del ofre-
cimiento de su vida, no sabe uno á qué atenerse, lo cierto os que ella no
lo declaró.
326 EL MONTE CARMELO

grimas; «¡Jamás me ha parecido tan bella! pero hoy es la estatua,


la otra vez ya sabéis que no era la estatua!»
«¡Cuánto amo á la Virgen Maiía! dijo una tarde; ¡si yo hubiese
sido sacerdote, cuan bien hubiese hablado de ella! Por cierto que
Ella es más Madre que Reina. He oído decir que con su esplendor
eclipsa á todos los santos.á la manera que el sol al aparecer en nuestro
horizonte eclipsa-á todas las estrellas. ¡Dios mío, que cosa mases-
traña! Una madre que eclipsa la gloria de sus hijos! Yo creo todo lo
contrario, yo creo que aumenta la gloria de los escogidos...»
Y de este modo, continuando su discurso, nos hizo una pintura
tan deliciosa de la vida íntima de la Sagrada Familia, que nos tuyo
pendientes de sus labios durante largo rato.
Empero su fin se acercaba á pasos agigantados. Después de ha-
berla administrado los últimos Sacramentos, dijo toda radiaute de
gozo: «La puerta de mi prisión se abre de par en par, yo reboso de
alegría, sobre todo desde que nuestro Padre Superior me ha asegura-
do que mi alma se asemeja hoy á la de un niño después de haber sido
regenerado con las aguas del Bautismo.»
En vista de esto, el demonio no podía menos de atormentar á
esta alma, antes de que volara á su eterno descanso.
Durante algunos días del mes de Agosto, Dios permitió que el
enemigo mortal la atormentase de una manera terrible, hasta el pun-
to que nos pidió rogásemos por ella. Jamás la vimos en aquel estado.
La oíamos repetir á cada momento: «¡Oh cuánto hay que rogar por
los agonizantes!»
Una noche suplicó á la enfermera que asperjase la cama con
agua bendita, diciendo al mismo tiempo:
«El demonio está á mi lado, yo no le veo, pero le siento... él me
atormenta, me impide tomar el más ligero alimento y aumenta mis
dolores para que desespere... Y yo no puedo rogar. Lo úuico que
puedo es mirar á la Santísima Virgen. ¡Jesús! Cuan necesario es el
rezo de Completas. «Procul recedant sorania, et noctium phantas—
mata!»—Pero al mismo tiempo siento algo de misterioso... yo sé que
el demonio nada puede conmigo, yo no sufro por mí, sufro por otra
alma., y el demonio no lo quiere, no lo puedo sufrir.» (1)
La enfermera hizo lo que deseaba la enferma, encendió también
una vela bendecida, y el espíritu délas tinieblas desapareció para'
no volver á importunar á aquella alma.
La paz de los hijos de Dios reemplazó á aquella tormenta. Una
tarde dijo radiante de gozo: «Madre mía, oigo ciertas notas de un
lejano concierto, y yo creo que pronto resonarán en mis oídos melo-
días incomparables.»
Una de las madres antiguas decía al mismo tiempo que la presta-
ba un servicio: ¡Cuan dichosa sería yo si oyese de los labios de este
ángel: ¡en el cielo os pagaré este servicio!—Al momento Sor Teresa
del Niño Jesús volviéndose hacia la Madre la dijo con una sonrisa
deliciosa: «¡Madre mía, en el cielo oslo pagaré!»
(1) ¿Cuál sería esta alma dichosa por la quo tanto sufría la angelical
Teresa?
SOR TERBSA DEL NIÑO JESÚS 327

A ruegos de la angelical paciente, la enfermera se acostaba en la


celda contigua á la suya, pero de vez en cuando la visitaba durante
la noche.
En una de estas visitas encontró á la angelical enferma con las
manos plegadas y los ojos clavados en el cielo ¿qué hacéis asi? la
preguntó, ¿por qué no procuráis dormir?
—¡Yo no pubdo, hermana, porque sufro mucho! y lo que hago es
orar. ..
—¿Y qué es lo que decís á Dios?
—Nada le digo ¡yo le amo!
Varias veces nos había dicho con acento de tristeza: «¡En verdad,
que son muchas las cosas que nos recuerdan nuestro destierro en
esta valle de lágrimas! Las aves, por ejemplo, cuando nos acercamos
á ellas, levantau su vuelo de miedo que nos tienen! es bien triste el
que seamos objeto de temor para las avecillas!» Pero he aquí que
uuo de los últimos días de nú vida, entró por la ventana de su celda,
apenas entreabierta, un hermoso pajarito que la hizo mil graciosas
caricias, saltando y revoloteando al rededor de su cama, y a veces,
poniéndose sobro sus rodillas la miraba de una manera encantadora.

ConYento donde Sor T e r e s a del N. J. p a s ó los últimos años de su vida

Porfía llegó el ímmeato en el que se preseutarou los síntomas


de la agonía. Al ver entrar la comunidad, dio á toda ella gracias con
una sonrisa celestial, y dirigiéndose á l\ Madre Priora la dijo: «Ma-
dre mía, no es esta la agonía?... No es cierto que voy á morir pron-
to...?»—Si hija mía, es la agonía, pero Jesús tal vez quiera prolon-
garla por algunas horas.» Después con una voz dulce, pero algún
tanto apagada, dijo: «Pues bien... entonces... entonces... ¿oh no qui-
siera dejar de sufrir! * Por último, fijando sus ojos en el crucifijo:
«Oh! Yo os amo. . Dios mió... yo... os... amo!!!»
328 E t MoNÍE CA&MELO

Estas fueron sus últimas palabras. Apenas las hubo pronuncia-


do, cuando con gran sorpresa nuestra, inclinó la cabeza hacia la de-
recha, al modo que las vírgenes mártires ofrecían ellas mismas su
cuello al verdugo, ó mejor dicho como uua víctima de amor espe-
rando quo el dardo del divino arquero viniese á traspasarla.
La comunidad, que se había retirado en vista de que se prolon-
gaba la agonía, vino al punto; y apenas entró en la celda, la angeli-
cal moribunda, como llamada por una voz misteriosa, abrió sus her-
mosos ojos y los fijó brillantes como un lucero, en la imagen de Ma-
ría como diciéndola «Heme aquí, Madre mía, presiento que mi Dios
se acerca! yo no puedo soportar la vista de esta hermosura divina...
Mi sueño se realizó: Yo muero de amor!» Esta mirada se prolongó
por espacio de un Credo, después del cual, su dichosa alma, presa
del Águila divina, voló al cielo...
Tan pronto como la blanca paloma remontó su vuelo hacia los
alturas celestes, una inefable sonrisa se dibujó en su semblante. La
pusimos una palma en la mano con ramilletes de lirios y de rosas
que, envió su familia, y la cubrimos toda de flores como si fuera un
día de primavera. (1) Los dos días siguientes á su dichosa muerte,
sábado y domingo, la reja del coro era visitada por un inmenso gen-
tío contemplando en la majestad de la muerte esta flor siempre gra-
ciosa, y pidiendo con reiteradas instancias que tocasen á su virginal
cuerpo, rosarios, medallas, y hasta objetos preciosos según el mundo.
El lunes, 4 de Octubre, (2) día de su entierro, acudió un gran
número de sacerdotes, honor bien merecido á quien había rogado
tanto por los ministros del Señor.
Dios manifestó de una manera patente cuan egradable fué á sus
divinos ojos la vida y muerte de la endiosada Teresa. «Después de
mi muerte, nos dijo un día con mucha gracia, haré caer una lluvia
de flores.» Su palabra se cumplió al pie de la letra: esta lluvia de gra-
cias no cesa de caer sobre nosotras. He aquí algunas en particular:
La tarde del viernes 1.° de Octubre, una de las hermanas perci-
bió en la celda de la santa difunta tal perfume, que creyó habría en
ella algún ramillete de flores; pero después de haberlas buscado en
vano, dedujo al fin que era el ramillete de las virtudes de Sor Teresa
lo que esparcía aquel perfume.
En este mismo día, otra religiosa, á quien apreciaba de ua modo
particular y con la que tenía una íntima unión, al decir: Benedica-
mus Domino, al fin del oficio, oyó repetir con una dulzura y suavidad
inexplicables: «Sí, bendigamos al Señor!...
La más joven de sus hermanas miraba tristemente al cielo una
tarde con vivo deseo de ver lo antes posible á su Teresa, cuando
apercibió un rayo de luz de un esplendor maravilloso, que después
de describir una ligera curva se ocultó en la inmensidad, dejando

(1) Oficio de la Santísima Virgen.


(2) Día memorable, puesto que en este día murió la gran Teresa de J e -
sús, Madre de todo el Carmelo reformado; y en esa misma fecha después de
haber permanecido insepulto durante cuatro días, se dio tierra sagrada al
virginal cuerpo de una de sus más esclarecidos hijas.
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 329

en el corazón de la querida novicia una impresión de sobrenatural


alegría acompañada de gracias iuteriores.
Por fin, la más anciana de la comuuidad vio en su celda un res-
plandor extraordinario, en cuyo centro se distinguía una corona de
millares de flores, de una hermosura tal que no es posible sean pro-
ducidas por la tierra. Mucho consuelo infundió eu el corazón de las
hermanas esta graciosa visión; sin embargo una de ellas deseaba ar-
dientemente saber si Sor Teresa del Niño Jesús había penetrado
realmente en las moradas de la etemidad dichosa, cuando he aquí
que el recitar las boras canónicas, se le fijaron en la imaginación de
una manera inexplicable estas palabras: «Hazc facta est mihi»
x ¡Oh admirable y deliciosa respuesta!: Hsec facta est mihi. Es de-
cir, todo cuanto deseaba se ha verificado en mí; y hoy puedo ya can-
tar con mis verdad que nunca:
«¡Vuestro amor, oh Dios mío, me previno desde la infancia, ha
crecido conmigo, y al presente es un abismo cuya profundidad no
me es posible sondear!»
¡Oh feliz víctima del amor divino! Alcánzanos de lo alto la gra-
cia de vivir siempre unidos á Dios y de no alimentar en nuestro pe-
cho otros deseos que servirle y ¡imarle en esta vida para que poda-
mos repetir como vos, allá en las moradas eternas: Hsec facta est
mihi! nuestra esperanza no ha sido vana: todos los bienes de lo alto
son nuestra herencia! Somos para siempre los escogidos del Señor!..

Por la traducción
Fr. E. áe h i. F.

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D' zjJfo 'jlfe &JÍÍS (ZMÍS 2 IÍS wKQi^JlíSt*
? ^

A LA S A N T A CRUZ

Oh cruz bendita,
Leño sagrado,
Donde enclavado
Mi Dios está;
Emblema eres
De la esperanza,
De bienandanza,
De pura paz.
Bajo tu sombra las almas buenas
Calman sus penas y su dolor:
Y aquí renace la dulce calma
Y alienta el alma del pecador,
Duerme en tus brazos sueño glorioso
El que amoroso corrió hacia Tí:
Y amor encuentra en esta vida,
La paz perdida, y encantos mil.
Del Dios eterno
Fuistes el lecho
Donde su pecho
Rasgado fué;
Donde de amores
Crucificado,
Murió agobiado
De dolo cruel.
Al verte el padre
De la mentira
Tiembla de ira,
Huye veloz;
En cambio el hombre
Que aspira á santo,
Copioso llanto
Vierte de amor.
fr. i. M.a del $. Sacramento.
"-^

,'&

:•>:-

Craz monumental e r i g i d a en 61 Desierto de las P a l m a s , en el cerro


de San B a r t o l o m é .
C a ^ ) - l l - H-il-H-ia-El-ll-il-ll—B-ia-@Ha-lai-Bl-ll-H-^r*'&i

DESPUE$ DE DEjSGAHHIDA^

JUGUETE DRAMÁTICO (1)

PERSONAJES: limo, y Rvmo. P. Bernardo, Arzobispo de Verápoly


(Malabar).—limo, y Rvmo. Sr. Obispo Coadjutor de Quilón.—
El P. Bernardo,Misionero italiano.—El P.León también Misio-
nero.'(Todos Carmelitas descalzos).
La escena tiene lugar en el Hospital de Madras (India)
ESCENA I.
Sale el Arzobispo muy posejdo de su idea y recuerdo del peligro
en que se vio, y prorrumpe apasionadamente:
¡Dios... solo Dios me salvó
En trance tan rudo y vario,
Y este Santo Escapulario
Que mi Madre me vistió! [Lo besa.)
Dios...: pues Dios tan solo puede
Hacer que, cual blanda pluma,
Caiga en mí... peso que abruma...
Que mata... é ileso quede.
La Virgen: solo mi Madre
Que me armó de fuerte escudo,
Hace que un madero rudo
El pecho no me taladre.
¡Gracias os rindo, Dios mió!
¡Gracias te doy, Madre mía!
Yo os invoqué en mi agonía
Y salí ileso del río.
Si la diabólica saña
Centra mí tal arte toma,
Está vencida; iré á Roma.
Y de allí á mi buena España.
Pues si salí de esta empresa
Con tal visible victoria,
(1) Representado en nuestro Convento de Alba de Tormes en la velada
literaria que celebraron los colegiales en honor del Excmo. y Rvmo. señor
Arzobispo do Verápoly, según se dijo en la reseña que apareció en la Cró-
nica Carmelitana.
DESPUÉS DE DESCARRILAR 333

No la cabe poca gloria


A mi gran Madre Teresa.
El amor distancias salva,
Y pues visito á San Pedro,
Por distancia no me arredro,
Iré á visitarla en Alba.
Cuando me acerque á sus muros
Cuando aquel sepulcro viere
Donde lo terreno muere
Respirando aires tan puros,

» ;••» *

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J yJg¡Ej£íi£i* "'•-;"- .•
-á ir ^.'¡iflfiS

Catástrofe de Mangapatnam (India). Lugar del desastre

A mi Madre la diré,
Postrándome allí de hinojos;
Porque te vieron mis ojos
Ya contento moriré. „ {Breve pausa)
¡Dios mío! yo entre galanos
Pensamientos desvarío,
Y acaso, acaso en el río
Se han ahogado mis hermanos!...

ESCENA II.
El mismo y el señor Obispo de Quilón que entra alegre
y delirante:
Obispo. No, hermano... hermano del alma; {Se abrasan)
La muerte rompió sus lazos,
Y me soltó de sus brazos
Por no verme con la palma.
Arzobispo. ¿Con la palma del martirio?...
Ob. ¡Ay, qué hermosa es, y que bella!
Una palma como aquella
334 EL MONTA CARMELO

No la he visto.
Arz. Del delirio
Os está oprimiendo el peso;
Ob. No, Padre, no; aquí en la mente
No hierve ya... aquel hierviente
Vapor del tren.
Arz. {Tocándole la mano y la frente) ¿Y qué es eso
Qué os asalta, qué os azora,
Qué os extremece?... ¡Ay hermano;
Tan convulsa vuestra mano,
Es de fiebre abrasadora!
Sosegaos: salvos estamos.
Ob. ¿Conque salvos?
Arz. Salvos, sí.
Ob. ¡Dios mío, pues si creí
Que ya juntos nos ahogamos!
Arz. ¿Lo veis?...
Ob. {Delirante) ¿Y aquél hondo foso?...
Arz- De allí salimos muy bien.
Ob. ¿Y cuándo sale este tren
De ese abismo?
Arz. De reposo
Estáis vos necesitado;
Ya pasó todo.
Ob. ¿Es verdad?...
Cómo hoy á la eternidad
El tren no nos ha llevado?
Arz. ¡Ea! Sentaos; no deis rienda
A vuestra imaginación.
Ob. Si no encuentro un corazón
Que me guíe en esta senda.
Arz. Llamad, á la Virgen.
Ob. Ya
La estoy á voces llamando,
Y la veo que auxiliando
A nuestro Arzobispo está.
, Arz. ¡Ay, cuan grato es tu delirio!
Cuando la Virgen no acude
Querrá, hermano, no lo dude,
Que sufráis vos el martirio.
Ob. Pues yo lo quiero también.
{Hace movimientos como para nadar)
Pero esta loca corriente
Me separa inmensamente
La corona de mi sien.
Ya está muy lejos la orilla
Donde se mecen las palmas,
Donde se gozan las almas,
Donde me espera una silla.
Ya estoy luchando otra vez
Con estas ondas furiosas...
¡Adiós, mis palmas gloriosas!
Volved pronto á mí, volved...
Arz. ¡Cuánto vuestra mente fragua!
¡Cuánto, cuánto habéis sufrido!
Ob. ¡Ay, todavía no he salido!...
DESPUÉS DE DESCARRILAR 335

¡Si me llega al cuello el agua!


. Mi imaginación navega
Por piélagos insondables,
Por mares innavegables,
Y jamás al puerto llega.
Y vos, decís, por mi mal,
Que estamos salvos? ¡Ay Dios.
Si os estoy mirando á vos
Sin vuestra cruz pectoral!
Si en vuestra taz la tristeza
Se pinta, y en vuestros ojos
Hay llanto. ¡Somos despojos
De la muerte!.,. [Pausa) Mas, ya empieza
A ver luz mi entendimiento,
Ya las nieblas desparecen,
Ya más blancas reaparecen
Las alas del pensamiento.
Perdonad si en mi delirio
Os he faltado algún tanto.
Arz. Al contrario, con encanto
Escuché vuestro martirio.
Ob. Martirio?
Arz. Con los laureles
Y palmas de la victoria.
Ob. ¿Tal dije?
Arz. Y que ya en la gloria
Estabais gustando mieles.
Ob. Eso tal vez es un sueño
Que forjó mi fantasía.
Arz. Pero e¡> sueño que extasía
Por lo santo y halagüeño.
Ob. Si os digo que en realidad
Hubo mártires por medio
Dando valor á mi tedio,
¿Qué dijerais?
Arz. Que es verdad.
Ob. Y si añado que Redento
Y Dionisio, mis patronos,
Dejando sus altos tronos,
Me auxiliaron?
Arz. ¡Un portento!
Ob. Pues, esperad, que aun hay más:
Bajaron un almohadón
De... gloria... quizá el sillón
Que ambos ocupan... quizás
Donde la Virgen la planta
Asienta, cual Soberana...;
Quizá la ardiente peana
De Teresa, la gran Santa.
Sabe Dios lo que sería;
Lo que mi alma muy bien sabe,
Es que aquello fué la nave
Do salvé la vida mía.
Arz. Teresa, siempre Teresa,
Siempre la Virgen y Dios;
Igual, lo mismo que á vos,
336 BL MONTE CARMBLO

Y no nos cause sorpresa


Me ha sucedido á mí mismo.
Allí arriba obscuridad,
En medio la tempesiad,
Abajo el más negro abismo.
Mas, Dios dominando el cielo,
La Virgen con poderío
Mandando al rayo y al rio,
Y la Santa del Carmelo,
Con ánimo sin segundo
Que dice con regocijo:
"Ten valor y ánimo... hijo...
Que no caerás al profundo.,,
Y á todos nos ha librado
La vida por varios modos.
Ob. ¿Con que á todos?
Arz. ¡Ohl! sí, á todos...
Los padres que liemos viajado.
Ob. ¿Los demás?
Arz. Todos han muerto,
Hasta las dos Hermanitas,
Las Terciarias Carmelitas.
Ob. ¡Infelices!
Arz. No por cierto;
Dios, en sus ocultos juicios,
Las arrebató á la vida
Por darles paga cumplida
De todos sus sacrificios.
Ob. Pero nada me decís
De mi dulce compañero
Y el vuestro?
Arz. Tan placentero
No os hablara bis á bis,
Sino supiera de fijo,
Que ambos viven y aquí están,
Pues mis entrañas se van
Siempre tras de cada hijo.
Aquí están: el uno herido
Y el otro que fuerte late.
¡Siempre después del combate
Se observa algo parecido!
Pero felices, felices
Las heridas del soldado:
La prueba de que ha luchado
Está en esas cicatrices
Y yo no las tengo, nó!
Mi combate fué suave,
Mi lengua decir no sabe
Que he sufrido mucho yó!
Ob. No, por Dios, ¿por qué se humilla
Quien tantas cruces ostenta,
Y de sufrir se alimenta,
Y en todo nos acaudilla?
Si nó, decidme: ¿dó fué
El báculo pastoral,
La mitra y el pectoral...?
DESPUÉS DE DESCARRILAR 337

Nada de Obispo se os vé,


Sino ese santo semblante
Que me recuerda...
Arz. [Reconviniéndole con gracia) ¡Por Dios!
Que de vuestro amor en pos
Os despejáis ya bastante.
Ob. Diré mi recuerdo entero:
Pues parecéis a mi ver,
Un San Francisco Javier
Vestido de misionero
Arz. Eso también es un sueño.
Ob. Como el otro, esto es verdad.
Arz. No hay nada de realidad,
Aunque es también halagüeño.
Ob. Y mientras nos recreamos
Nosotros de esta manera
Tal vez nuestro hermano muera

ESCENA III
Entran los Padres León y Bernardo, éste cojeando
y apoyado en el primero:
Los dos. Ambos vivos aquí estamos.
Arz. y 01>. ¡Oh, venid á nuestros brazos!
Los dos. Dad á besar los anillos,
Arz. ¡Vaya un par de pajarillos!
Por poco os cogen los lazos!...
Conque, hermanos míos, ojo
Cuando volváis otra vez.
Ber. A mí me cogió la red
Una pierna y quedé cojo.
Arz. Más vale entrar en el Cielo
Cojo que con ambos pies...
Bern. En el cielo verdad es,
Pero, Señor, en el suelo...
Ob. Pues andaréis cojeando.
León. Que es un consuelo muy grande.
Arz. Para que por tierra no ande.
Bern. Pues vamos al Cielo andando.
Arz. Y vos ¿por dónde anduvisteis? [A León)
León. Entre muertos os busqué,
Y como no os encontré
M<í dije: "'Vivos salisteis.„
Cómo escapé de la muerte
Ni yo mismo lo adivino;
Salvo me vi en el camino,
Y al hallarme de esta suerte,
Y muertos doquier mirando,
Tuve miedo; pero al punto
Uno tras otro difunto
Fui poco á poco enterrando.
Era aquello el día del juicio:
Cadáveres destrozados,
Unos con brazos tronchados
338 EL MONTE CARMELO

Al borde de un precipicio,
Tres en la línea de hierro
Con el cráneo hecho ceniza,
Y un infeliz que agonÍ7a
Blasfemando como un perro.
Momento desolador
Para el pobre misionero!
Ver morir á un compañero
De infortunios, qué dolor!
Y entre tanto, el tren silbando
Con un silbar estridente,
-Que me traía á la mente
El del Infierno nefando.
Los cabellos se me erizan
Al recordar esa escena!
La atmósfera estaba llena
De gemidos que agonizan,
De ayes de los moribundos,
De ruidos de vendábales,
De quejidos infernales
De los abismos profundos.
Arriba amenazadora
De los truenos la voz ronca,
Y abajo surgiendo bronca
Tempestad aterradora.
Aquel teatro era horrible,
Aquel local espantoso,
Aquel ruido temeroso,
Todo aquello indescriptible.
Del humano corazón
—Pobre corazón humano!—
Fuera todo esfuerzo vano
Sin la Santa Religión.
Yo allí he prodigios hecho;
Pero no los hice yo,
Sino Dios que me ayudó
Y dio valor á mi pecho.
Un ángel de blancas alas
Mil veces tuve á mi lado:
Por ayudar á un soldado
Dejó las celestes salas.
La Virgen del blanco manto
También estaba conmigo,
A veces dándome abrigo,
Ora enjugando mi llanto.
Y no invento cuentos nuevos,
Si digo que en mi ejercicio
De enterrar... en ese oficio
Me ayudaron dos mancebos,
Hermosos, cual la hermosura
En dos cuerpos encarnada;
Y no digo apenas nada
De su gentil apostura,
Sus hábitos de estameña,
Y el color... el Carmelita:
DESPUÉS DE DESCARRILAR 339

De nuestra Virgen bendita


Llevaban ambos la enseña.
De tan santas compañías
Siguiendo yo los vestigios,
No es raro hiciese prodigios
Que no hiciera el buen Tobías.
No es raro que al ver mi empresa
En los infierno se alarmen:
¡Venció la Virgen del Carmen
Y venció Santa Teresa!
Arz. Igual todos... siempre igual!
Y por eso yo me empeño
En que estb no ha sido un sueño:
Esto es cosa celestial:
La. Virgen siempre y Teresa;
Juntas van siempre las dos
Después del poder de Dios,
Y no nos cause sorpresa.
¿Pues, por qué pondremos tasa
Al poder de Jehová?
¿Qué portentos no obrará
Quien las montañas traspasa?
Y la Virgen protectora,
Cuando sus labios desplega
En los cielos, nunca ruega,
Manda cual Reina y Señora.
Pues si Teresa importuna
A Dios, hace lo que quiere,
Pues de cuanto le pidiere
No le niega cosa alguna.
Y ahora me ocurre una idea
Luminosa y peregrina
Que de fijo no adivina
Nadie de vosotros. ¡Ea!
Oidme lo que propongo
A vuestro buen corazón
Y á vuestra buena razón,
Que andan acordes supongo;
Es proyecto singular.
Ob. ¡Bello!
Ber. ¡Magnifico!
León. ¡Bueno!
Arz. Después que está el mar sereno,
Bien se discurre en el mar.
Ob. ¡Muy bien!
Bern. y León. Venga acá el proyecto.
Ob. ¿Vais á alzar en el mal paso
Un templo, una cruz acaso...
Ar;;. No voy á ser arquitecto.
León. El caso desgarrador
De aquél tren y de aquél puente
Iréis á narrar fielmente?
Arz. Tampoco seré escritor.
Bern. ¿Quizá al Gobierno británico
Con rodeos no prolijos
340 BL MONTE CARMELO

Vais por pan para los hijos,


Exánimes por el pánico,
Y de sus padres la falta?
Arz. ¡ Ay, pobres desamparados!
¡Están muy mal gobernados
Los Gobiernos! ¡Se me salta
El llanto solo al pensar
En huérfanos infelices...!
Pero no es esto que dices
Mi proyecto singular.
Ob. Tal vez en el Vaticano,
Pensáis con voz dolorida
Por esta misión querida
Interesar al anciano
Vicario de Jesucristo?
Arz. ¡Ay, hermano, no te engañas,
Muy dentro de las entrañas,
Tengo ese proyecto visto.
Pero á más de ese hoy intento,
Si merece aprobación,
Otra peregrinación,
Señal de agradecimiento.
Ob. Tal vez á Jerusalén?
Arz. No tan alto, no tan alto.
Ob. He dado muy grande salto.
Arz. Pero lo habéis dado bien.
Ob. Pues ahora no doy en vago,
Ni lo echaré en saco roto;
Iréis por amor ó voto
Al sepulcro de Santiago.
Arz. Un sepulcro á visitar
Iré, si lo permitís,
Mas no es ese que decís...
¿Por vencido os queréis dar?
Ob. ¡Ah, no, mi mente adivina!...
¡Me lo dice el corazón
Qué sepulcro es en cuestión
A do tu amor peregrina!
A mí también me embelesa
Peregrinación tan santa; -.
Tanto como á vos me encanta
El ir á ver á Teresa.
Arz. Conque ya, mal que me cuadre,
Sabéis mi proyecto fijo?...
Cómo nó, si sois tan hijo
Cual yo de esa buena Madre?
Y, ¿cómo nó, con ardiente
Entusiasmo y fe sencilla,
Ir á doblar la rodilla
A su tumba reverente?
¿Cómo perder la ocasión
De ir á exhalar una queja
Tras de plateada reja
Por robarla el Corazón?
¿Cómo no sentir delirio,
DESPUÍS DE DESCARRILAR 341

Que del más puro amor brota,


De ver su viscera rota
Con dardode su martirio?
¿Qué corazón del Carmelo
Que con Teresa delira
No marcha á arder en la pira
Donde aun arde ella en el suelo?
¡Oh! mi entusiasmo es muy poco
Para el que ella se merece,
Pues si esa santa enloquece
Debiera ser yo el más loco!
Yo, que la debo favores,
Yo, que me crié en su seno,
Yo, á quien enseñó á ser bueno,
Yo, que sentí sus amores,
Yo que he nacido en su'suelo,
Yo, que he vivido en su tierra,
Yo, que en el mar, llano y sierra
La causé tanto desvelo,
Quiero un tributo rendir
De gratitud y afición:
Quiero darle el corazón
En Alba antes de morir.
Ob. ¡Oh! basta, basta, por Dios,
Tan fuerte late ese pecho
Que en amor santo deshecho
De gratitud marcha en pos!
Yo que ruin y miserable
Por Madre también la tengo,
En ir á verla convengo
Y allí será donde le hable.
Pues cuando doy en pensar
Tanto y tanto beneficio
Que la debo... Yo acaricio
Esa idea singular;
Pero juzgué un imposible
El realizarla... hoy se salva
Todo imposible-, iré á Alba
Con alegría indecible.
León. Vamos á aspirar su aroma
En aquel cielo abreviado.
Ber. A su sepulcro sagrado
Vamos luego desde Roma.
Arz. Se levanta la sesión,
¿Estáis acordes?
Todos. Estamos.
Arz. Pues para Alba todos vamos
Y con todo el corazón.
Fr. Flcríán del iarmelo ¥eresiano.
MARAVILLAS DE LA GRACIA ÉNTRELOS ADORADORES DEL DEMONIO

mi 111 muí ii •••• mu

El Peiade (Danzante)

La demonolatría ó culto rendido directo mente á Satanás se halla


en uso por todas partes entre el pueblo bajo, ó sea la gran masa de
los gentiles de Malabar. Las misiones del Carmelo en esta vasta pro-
vincia de la India comprenden los reinos de Travancor y Cachín.
A juzgar por el censo hecho por el Gobierno en 1891, existían sólo
en el reino de Travancor 6159 pagodas, ó templos de ídolos, servi-
dos por sacerdotes Brachmanes y reservados para la aristocracia.
Además 3025 templos consagrados directamente al demonio para
los esclavos y castas bajas. El reino de Cochín, relativamente á su
extensión, no cuenta con menor número de templos; la más peque-
ña aldea tiene su pagoda, dedicada al diablo. No debe extrañar la
universalidad de esta vil superstición en Malabar. Con arreglo á las
leyes paganas del país todo el pueblo bajo, las numerosas castas de
esclavos y las clases obreras están excluidas del culto de los grandes
dioses de la India. [Antiguamente el esclavo, el Paria, que osaba
acercarse al templo de los Brachmanes, era castigados con la muerte
por haber profanado con su presencia la casa de los dioses.
Sin embargo, el hombre tiene necesidad de religión; es este
un sentimiento innato, infundido en el alma por su Creador, y
el pueblo bajo, el pueblo oprimido y desgraciado está aun más nece-
sitado de la religión que el pueblo alto, rico y potentado; mas los po-
bres Malabarenses no conocían la religión cristiana, religión de amor
y caridad, que endulza todas las miserias de la humanidad, y atri-
buyendo ellos sus desgracias á la malicia del demonio, que ellos co.
nocen como el espíritu del mal, se figuraron que ofreciéndole sacri-
ficios y honores, Satanás se dejaría aplacar y los libraría de sus ma-
MISIONES CARMELITAS 343

les; así es como la abyección, la ignorancia y el temor precipitaron


á este pueblo desgraciado en la más vil superetición.
Los templos del demonio son construidos en formado pirámides,
generalmente ó próximos á bosques de árboles tamarindos. En
frente del templo hay un altar para los sacrificios. Los sacrificios
sangrientos, las danzas horrorosas é indecentes son indispensables
para el culto del demonio. El sacerdote sacrificador es llamado Peia-
de que literalmente significa Danzante del demonio. Esto ordinaria-
mente es un hombre y á veces una mujer El sacrificio ordinario es
un macho cabrío negro, teñido con ocre rojo y adornado de flores;
para los pobres basta un gallo. El demonio acepta también maíz, le-
gumbres, y sobre todo es amante de los licores fuertes. Cuando una
enfermedad contagiosa se declara en el pueblo, lo cual es muy fre-
cuente en la India, el Peiade grava al pueblo con toda clase de im-
puestos, exige ornamentos de oro y plata, licores, vestidos, carneros,
pollos, etc., para apaciguar al diablo, pero el Peiade lleva todo á su
casa. Si algÚD lugareño, algún tanto avaro no se apresura á presen-
tarle su ofrenda, él le amenaza con la venganza de Satanás, con la
enfermedad y otras desgracias.
Los sacrificios se hacen ordinariamente de noche; el pueblo se
reúne llevando la víctima delante de la pagoda consagrada al demo-
nio. El Peiade toma la víctima y le corta la cabeza de un solo golpe;
enseguida levanta el tronco y vierte toda la sangre sobre el altar. En
ciertos sacrificios es preciso que el mismo Peiade beba sangre. Des-
pués se hace un gran fuego, y la carne de la víctima es allí asada y
comida por los que la han ofrecido.
Acabado el sacrificio, el Peiade, cubierto de un manto con casca-
beles, de pie ante la pagoda y teniendo en la mano un tridente de
hierro, evoca al espíritu infernal. Entretanto se comienza á sonar un
tambor ó tam-tam particular, que produce un sonido ronco, tres gol-
pes cada vez: tam... tam... tam...—tam... tam... tam. Los golpes van
acelerándose cada vez más. A veces el demonio se hace esperar lar-
go tiempo y no llega hasta las 3 ó 4 de la madrugada; otras veces se
presenta después de media hora de ruido ó también enseguida. De
repente el Peiade comienza á tembla^ es poseído por el diablo, se
pone á danzar y saltar, se encrespan sus cabellos y caen esparcidos
sobre sus espaldas, sus ojos centellean y se mueven en sus órbitas,
gira rápidamente sobre sí mismo, por lo cual en algunos lugares es
llamado Vellichapard ,esto es, Botador ó volatinero del demonio; salta ó
más bien corre á través de las llamas, y como en otro tiempo los sa-
cerdotes de Baal, se hace varias incisiones en su cuerpo con cuchi-
llos é instrumentos cortantes, de manera que su cuerpo queda cu-
bierto de sangre. Yo he visto á Peiades endiablados, escribe un mi-
sionero carmelita, que causan horror, porque se nota muy bien que
su mirada es sobrenatural.
Una vez poseído el energúmeno por el demonio, cesa el tam tam,
y el brujo ó hechicero le interroga para saber lo que se desea, espe-
cialmente las causas de la enfermedad y remedios para sanar, los
medios de prosperar en las empresas, de triunfar de uno de sus ad-
versarios etc. etc. El diablo responde ofuscando más y más á aquellas
344 EL MONTE CARMELO

pobres gentes, porque, como dice el Santo Evangelio, él es homicida


desde el principio del mundo (S. Juan 44) y él padre de la mentira.
Como en otro tiempo los oráculos de Delfos, las respuestas del de-
monio son casi siempre equívocas.
El Peiade es ordinariamente el hechicero del pueblo; he aquí lo
que cuenta un misionero carmelita descalzo de Malabar en una car-
ta del 31 de Diciembre de 1896. Una joven pagana, cuya casa es
contigua á la de mi catequista, dio á luz un niño, ñuto de trato cul-
pable con un hombre de baja casta. Para evitar la infamia de la fa-
milia, se decidió inmediatamente á dar muerte al pobre infante. La
misericordia divina dispuso que el catequista regresase á su casa,
oye los gritos, al momento sospecha el crimen, corre á la casa, bau-
tiza el niño moribundo que al espirar emprende su vuelo al cielo. El
celoso catequista hubiera deseado enterrar en secreto el cadáver de
su pequeñito ángel en el cementerio católico, pero fué robado du-
rante la noche por el Peiade ú otros hechiceroá; porque la cabeza del
primogénito varón, así como la cabeza de un brachman reducida á
liquido, es destilada por ellos, y forman una pasta aceitosa que mez-
clada con otros ingredientes sirve para recubrir placas delgadas de
metal, ó especies de espejos mágicos, que estos hechiceros miran
para descubrir los ladrones, las cosas escondidas etc., proferir orácu-
los etc. etc. Esta es la razón del uso aquí universal de no enterrar
jamás fuera de su propia casa á los niños primogénitos varones. Co-
mo todas las casas son de un solo piso bajo, el primogénito varón sea
pagano ó sea cristiano, es siempre enterrado en la habitación donde
dormía. Esta vez los crueles padres no consintieron tener en su casa
el cuerpo del pequeño infante por no sentir constantemente con su
presencia el reproche de su crimen; y le enterraron á cierta distan-
cia de la casa. Los hechiceros acecharon el lugar de la sepultura y se
apoderaron al punto del cadáver como de una buena presa ó cosa di-
fícil de hallar para sus operaciones mágicas.

(Se continuará)
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IiA CREACIÓN
UflH PRUEBA—SÜ VflUOl*

(CONCLUSIÓN)

existencia de un ser necesario


L símbolo ó fórmula de que Si es contingente, pudo ser y no
!se trata es el siguiente: ser; luego no tuvo en sí la razón
ooX0=p. de ser; luego tuvo esta razón en
Esta fórmula prueba de al- otro, y como de este otro se pue-
guna manera la existencia de de decir lo mismo, resulta que al
un ser infinito creador y al mis- fin hemos de llegar á un ser que
mo tiempo la Creación. Pues da- no tenga la razón de su existen-
do un producto, que es el mun- cia en otro, sino en sí mismo, y
do, y un factor cero, que es la que por consiguiente sea nece-
nada, necesario es que el otro sario, (l)es decir que sea tam-
factor sea infinito si ha de haber bién factor suficiente del pro-
producto real y positivo. Esta ducto; puesto que la nada no
prueba se acerca bastante y es puede concurrir como factor pa-
semejante al tener argumento ra su formación. Dios, por lo
que aduce Santo Tomás (1) para tanto, realiza perfectamente el
probar la existencia de Dios y simbolismo de esta fórmula ma-
propuesto por Balmes en estos temática.
términos (paucis omisis): Si ooX0=p.
existe algo, existió siempre algo; Esta fórmula se deduce senci-
es así que existe algo; luego exis- llamente de la naturaleza mis-
tió siempre algo. Si no siempre ma de la multiplicación, según
hubiera existido algo, se podría la cual
designar un momento en que no 4x8=32
hubo nada; si alguna vez no hu- 3X2=6 etc
bo nada, nunca pudo haber nada; ó generalizando la operación,
luego si existe algo, existió siem- Mxm=p., es decir, que el multi-
pre algo. Dé"la pura nada no pu- plicando multiplicado por el mul-
do salir nada; luego si alguna tiplicador es igual al producto.(2)
vez no hubo nada, no pudo haber (1) Filosofía Elemental, Theodi-
nada. cea c. III.
Tenemos, pues, añade Balines, (2) En la fórmula MXm=p pone-
que existió siempre algo. Esto mos el signo X no porque se use en
será necesario ó contingente; si Algebra, pues sabido es que para
es necesario, llegamos ya á la multiplicar letras se pone una á con-
tinuación de otra, sino para mayor
(1) 1. p. q. II. a 3. Tertia vía etc> claridad.
346 EL MONTE CARMELO

Discutiendo esta fórmula al- mitida de consuno por los mate-


gebraica, vemos que se pueden máticos tenemos que
hacera tres hipótesis. ooX0=p
1 a. que M y m sean finitos. •moa o
2. que M sea finito y m igual S'-S g §
á cero.a
Y 3. que haya un producto rt 8
positivo p. y que M. ó m. sea
cero. Advertimos de pasoque, como
En la primera hipótesis,'cuan- dice Santo Tomás (l),los verbos
do el multiplicando (M) y multi- sacar, hacer y otros semejantes
plicador (m) son finitos, v. gr. son equívocos; es decir, no es-
4X2, el producto es limitado. tán aplicados propiamentecuan-
Mxm=p. Esta fórmula, además do se habla del primer acto de
de demostrar contra el padre de Dios ad extra; solo el nombre
los modernos sensistas, John crear expresa exactamente lo
Lock, que el infinito no puede que se quiere dar á entender
resultar de la suma de muchas cuando se habla de la primera
cosas finitas, nos da la siguiente producción de los seres; y en tal
ley—Para la generación de los caso, cuando se emplea el verbo
seres son necesarios dos facto- crear está demás añadir de la
res; sin ellos no hay genera- nada, pues crear, como dice el
ción. Angélico, est producere rem se-
En la 2.a hipótesis, si (M ó m) cundum suam totam substan-
uno cualquiera de los dos facto- tiam millo praesupposito quod
res es finito y el otro es cero.no sit, vel increatum vel ab aliquo
hay producto; así 4x0=0 y creatum. (2)
8X0=0, y generalizada la con- Decíamos más arriba que el
clusión MxO=0 ó 0Xm=0, la argumento deducido del símbo-
cual es expresión de otra ley que lo ooXO=p era semejante al
dice: Un ser limitado y finito . tercero que aduce Santo Tomás
de la nada nada puede sacar: ó en la primera parte de su Suma
lo que es lo mismo: El ser fini- para probar la existencia de un
to sólo puede obrar sobre la ma- ser necesario: pero nos parece
teria preexistente. a que aun tiene más semejanza
Por fin en la 3. , si tenemos con el que trae en la cuestión 45
un producto y uno de los facto- de la misma 1. p. para demos-
res es nulo, el otro factor debe trar que solo Dios puede crear.
ser infinito; v. gr. para que el Copiamos sus palabras á fin de
producto 8 resulte de multipli-
car 4X0 es necesario que el 4 no (1) S.ThVIIirhys.lect.2.a«Fie-
sea 4 sino o>,y con él resulta ri et faceré aequívoce dicuniur in
cualquier producto, como lo in- universal! rerum productione et in
dica el siguiente símbolo algé- aliis productionibus.»
(2) 8. Th. 1 p. q. 65. a. 3. Confirma
brico oox0=p, p, p. etc. y que esta doctrina la palabra usada por
pudiera ser en cierta manera la Moisés cuando habló dé la primera
expresión genuina de la ley de creación, pues el hebreo Bara nunca
la creación: Un ser infinito pue- pide acusativo de mateiia, según|no-
de obrar sobre la nada y sacar ta Reych (La Bibl. et la Nat'ur.)
á la existencia todos los seres; Mientras que Asah significa lo que
el latino prtducere faceré y el griego
así como un ser creado, un fac- poiein; así como Yazar corresponde
tor finito no produce cosa algu- al verbo formare fingere y al griego
na de la nada MX0=0. plassein, verbos los dos que la Escri-
Traducida, pues, al lenguaje tura usa cuando se trata de formar
vulgar la fórmula a>xO=p ad- una cosa de otra.
LA CREACIÓN 347
que el lector ilustrado juzgue car; además de que, por mucho
por sí mismo y vea la semejan- que disminuya el multiplicador,
za. "Si tanto major virtus re- mientras sea tal, nunca llegará
quiritur in agente, quanto po- á cero, se aproximará cuanto se
tentia est magis remota ab actu, quiera, pero no llegara á él.
oportet quod virtus agentis ex 3.° Confirma la inexactitud
milla praesupposita potentia, de la mencionada fórmula la de-
quale agens est creans, sit infi- finición qué dan los autores de
nita, quia milla proportio es.t nu- la multiplicación. Multiplicar es
llius potentias ad aliquam poten- hallar una cantidad que sea res-
tiam, quam praesupponit virtus pecto del multiplicando lo que
agentis naturalis, sicut non en- el multiplicador respecto de la
tis ad ens. Et quia nulla creatu- unidad; y como en el caso el
ra habet simpliciter potentian multiplicador respecto de la uni-
infinitam, sicut ñeque esse infi- dad es nulo, (cero), el producto
nitum, relinquitur quod nulla necesariamente ha de ser cero.
creatura possit creare. Luego la fórmula ooxO<=p. no
Con todo y á pesar de este pa- es exacta; antes bien laexactaes
recido ¿es exacta la fórmula oox0=0, máxime si se tiene en
ooX0=p.? Es fácil demostrar cuenta que el símbolo 00 no es el
que no. infinito real, sino el indefinido,
1 ° Porque de ser exacta di- que es realmente finito; y así
cha fórmula, se seguiría que dos permanece siempre firme é in-
cosas iguales á una tercera no destructible contra los materia-
son iguales entre sí.yse destrui- listas é incrédulos el axioma de
ría por consiguiente el principio los Escolásticos. Ex nihilo nihil
de contradicción. Efectiva- J?/, ó lo que es lo mismoMxO=0.
mente: Conclusión final.—Aunque se
ooX0=a puede demostrar la creación, el
oc>xO=b Luego a=b argumento propuesto no la de-
Lo cual se ve más claro dan- muestra; aunque se admita el
do valor á las letras; v. gr. símbolo en cuestión, no puede
oox0=4 realizarse.
ooX0=8 Dos aplicaciones y cerramos
Dos cosas iguales á una ter- este artículo filosófico. 1.a Si la
cera son iguales entre sí; luego ley de la creación no puede ex-
4 sería igual á 8. La conclusión presarse, como queda dicho,
es falsa; luego ó la fórmula di- por las fórmulas Mxm=p., y
cha no es exacta, ó dos cosas MxO=0, tampoco pueden ser
iguales á una tercera no son verdaderas las doctrinas de las
iguales entre sí. krausistas españoles, según las
2.° Se ha dicho que dado un cuales, el hombre crea cuando
producto determinado el multi- quiere, cuando ama, cuando en-
plicando debe aumentar á medi- tiende ó ejerce cualquiera otra
da que el multiplicador disminu- acción, creación, que, según
ya, y que por consiguiente sien- Cousín, (1) es de la misma natu-
do éste nulo (cero) el multipli- raleza que la de Dios ¡Así se di-
cando debe ser infinito. Aquí viniza al hombre y se amenguan
hay una falacia que destruye la los derechos de Dios!
verdad del consiguiente, aunque 2. a Como del cero á la uni-
sea verdadero el antecedente;
hay un tránsito que la Lógica Philos. (1) Introduct, á la Histoire de la
rechaza y las Matemáticas no qne nousleot. 5. a aCreer est une ohose
faissons a toutes minutes.
pueden admitir, pues destruiría La creatión divine est de la meme
la misma operación de multipli- nature.»
348 EL MONTE CARMELO

dad hay una distancia infinita, como en una balanza; las nacio-
infinita es la distancia de la nes, los reinos y los imperios
criatura al Creador: finito aá son delante deÉlcomo si no fue-
infinitum, dicen los filósofosww- ran; sus jefes y gobernadores
lla proportio. Con razón pues como tronco que ni hasido plan-
podemos terminar parafrasean- tado, ni tiene arraigo en la tie-
do unas palabras de Isaías. (1) rra; sopla el Señor contra ellos,
El Señor es el que ha medido se secan y en torbellino los arre-
las aguas del Océano en el hue- bata como hojarasca. ¿Qué es
co de la palma de su mano, el el hombre, el poderoso, y el sa-
que con solos tres dedos sostie- bio qué son para que se compa-
ne la gran mole del universo y ren con su Hacedor? Tan solo
pesa los montes y los collados migajas que cayeron de la mesa
(1) Isaías o. XL. del más opulento Señor.
Fr. Marc&lo del M. í.

A SAN JOSÉ
Esposo casto de la Virgen pura,
A quién se rinde el cielo,
Amparo y guarda fiel de la hermosura
Que al Verbo trajo al suelo,
¡ Ah! ¡cuántas veces con abrazo santo
Al Niño tú estrechaste,
Y á su reir, tu rostro con encanto
En sus ojos miraste!
También el pecho mío, vil morada,
De sierpes asquerosas
Recibe de esos ojos la mirada
Sus hablas amorosas.
Que otorgues pido á la miseria mía
Seráficos ardores,
Con que volver al Hijo de María
Amor por sus amores.
de
BIBLIOGRAFÍA
IMIII1IIIIIIIIHIIIIIIIIIIIII

Tenemos á la vista los cuadernos V I D A DE LA MADRE A N A DE J E -


del 13 al 16 de la HISTORIA DE LA SúS, por el R. P . Bertoldo Ignacio
SANTíSIMA V I R G E N M A R í A , del des- de Santa Ana, Carmelita Descalzo,
arrollo de su culto y de sus advocacio- traducida al castellano por una Re-
nes más importantes en España y en ligiosa de la misma Orden.—Ya en
América, que con tanto esmero está otra ocasión anunciamos esta inte-
publicando la casa editorial de don resante obra en que se refiere la vi-
Felipe González Rojas. (Rodríguez da prodigiosa de la Venerable com-
San Pedro, 9, Madrid.) pañera de Nuestra Santa Madre Te-
Nada tenemos que añadir á lo resa de Jesús en la Reforma del
que ya hemos expuesto en los nú- Carmelo. Alma grande, con mu-
meros anteriores al tratar de esta chos puntos de contacto con la se-
obra, que cada vez nos gusta más y ráfica Doctora, á ella se debe la
que la creemos digna de que figure fundación délos Conventos de Veas,
en la biblioteca de todo buen espa- Granada y Madrid, y el estableci-
ñol amante de las glorias nacionales. miento de la Descalcez en Francia
A pesar del inusitado lujo con y en los Países Bajos, y por sus mu-
que está editada, se vende por cua- chas virtudes y eminente santidad
dernos de á 32 páginas, en folio me- ha merecido de la Santa Sede el al-
nor, al precio de 50 céntimos de pe- to honor de haber sido incoado el
seta cada uno. proceso de su beatificación, y pode-
mos esperar, con el auxilio del Se-
REINA.—Novela escrita por A n a ñor, que tendremos pronto el gozo
Isabel Richtie. Esta es la nueva de verla en los altares.
obra que viene á aumentar la ame-
na Biblioteca Blanca que con general De nuevo y con gran interés re-
aplauso viene publicando la casa comendamos á nuestros lectores es-
editorial de L. González y Compa- ta preciosa obra, anunciándoles
ñía de Barcelona. El tomo primero que se ha hecho en el precio una re-
de R E I N A es interesante y merece baja, de consideración, pues se ven-
figurar al lado de las mejores no- den los dos tomos de que consta, al
velas en su género. E s digna de precio de seis pesetas.—Los pedi-
elogio la noble labor de los señores dos al Procurador del Carmen de
L. González y Compañía de pro- Burgos, ó á la Priora de las Car-
porcionar lecturas amenas y pro- melitas Descalzas de Ruiloba (San-
vechosas á las familias cristianas. tander).
Precio del primer tomo: 2 pesetas,
CAPíTULOS PROVINCIALES.—Hoy se verificará la apertura solemne de los
Capítulos Provinciales en las Provincias de la Orden, para nombrar nuevos
Superiores y tratar otros asuntos de interés general para las Provincias. En
España, los gremiales ó capitulares de las Provincias de Castilla, de Ara-
gón y Valencia y de Navarra se han leunido en los Conventos de Segovia,
Las Palmas y Vitoria, respectivamente. Al mismo tiempo que enviamos á
nuestros Superiores el homenaje de nuestra firme adhesión, imploramos
para ellos la asistencia del Espíritu Santo, para que sus decisiones sean
acertadas y provochosas en bien de la Religión y de la Orden.
CARTA DH ROMA.—M. E, P . Director de E L MONTE CARMELO.—Ahí van
algunas noticias que espero de su amabilidad las dará cabida en su Revista.
En breve serán trasladados los venerables restos de N. P . Domingo de
Jesús María de la antigua iglesia del
Carmen, hoy convertida en parroquia,
al grandioso templo que los Padres
Carmelitas acaban de leventar en una
de las más pintorescas avenidas de la
populosa capital del Imperio austría-
co. La traslación, á juzgar por los pre-
parativos, será solemnísima, y en ella
el pueblo católico de Viena hará tina
imponente manifestación de sus sim-
patías y uprecio á los ilustres hijos
de Sta. Teresa.
—El día 5 de Abril, á las doce, Su
Santidad ha recibido tn Audiencia á
Mons. Dionisio de Sta. Teresa. Su Ex-
celencia ha salido muy satisfecho de
la visita y según él mismo nos ha in-
formado, León X I I I goza de un esta-
do de salud verdaderamente providen-
cial en edad tan avanzada.
Aunque sin conexión con las prece-
Bnsto del R. P. «Domingo de Jestis María, don tos noticias, los lectores benévolos
erigido en la renitencia de la Santa , _ ._ ~ ... ,
Cruz de la Lungara, Koma. do E L MoNTB CARMELO m o p e r m i t i r á n
CRÓNICA CARMELITANA 351

les dé cuenta de algunos hechos que ponen de relieve la triste situación en


que se encuentra Roma desde que fué arrancada á la dominación de los
Papas.
—El Rey Víctor Manuel ha llamado á su presencia al pastor protestante
Guillermo Burt para condecorarle con la orden de los Santos Mauricio y
Lázaro, como prenda de la real estima por sus activos trabajos de propaganda
protestante en el reino de Italia.
Según un diario de esta localidad, en el periodo de 17 años, el tír. Burt
ha fundado en Roma 33 capillas de la secta metodista, sin contar otros es-
tablecimientos de enseñanza para niños y niñas. El malhadado Guillermo
Burt, ha tenido el cinismo de levantar una iglesia de la secta en frente
mismo del palacio do reside su Eminencia el Cardenal Vicario. El hecho
ha causado malísima impresión en el pueblo sano de Italia, que deplora el
procedimiento hipócrita de un rey que blasona de católico.
—Lógica consecuencia. Los principios disolventes patrocinados desde el
poder por el Ministerio Zanardelli Giolitti están produciendo los funestos
resultados que en sí entrañan.
—Las huelgas surgen aquí como por ensalmo, y la de tipógrafos, que
lleva ya alginas semanas, se presenta cada día más amenazadora, ponien-
do en verdadera alarma al Gobierno, y si Dios no lo remedia esto presenta
síntomas de espantosa conflagración.
Roma, Abril 1903.
Suyo affmo.—El Corresponsal.
CARTA DE L A PAZ (Bolivia).—Muy R. P . Director de E L MONTE CARME-
LO.—Hace muchísimo tiempo deseábamos con vivas ansias tener entre nos-
otros á los preclaros hijos de la Virgen del Carmen y Santa Teresa de J e -
sús; hoy que vemos cumplidos nuestros deseos con la venida del Reverendo
Padre Ludovico de los Sagrados Corazones, Primer Definidor Provincial do
los Carmelitas Descalzos de la Provincia de Aragón y Valencia, y del Her-
mano Bernardo del Sagrado Corazón de .lesús, religioso de la misma Or-
den, nuestro gozo es verdaderamente inmenso. Vienen estos religiosos con
intención de establecer aquí una Residencia de P P . Carmelitas.
Llogaron á esta capital el día 4 de Febrero y fueron recibidos con ex-
traordinarias demostraciones de júbilo por la población; en las Carmelitas
se ocharon las campanas á vuelo, y se lanzaron muchos cohetes y se arroja-
ron flores. Una comisión de señoras principales de la población fué al día
siguiente á ofrecer á los dichos religiosos sus servicios y su concurso para
contribuir á la nu va fundación. También el limo, señor Obispo los recibió
con suma amabilidad, y todo hace augurar un resultado felicísimo. El R. P.
Ludovico se muestra complacidísimo por la buena acogida que sa le ha dis-
pensado, y le hemos oído hacer grandes elogios de la cultura de este país,
del carácter de los bolivianos, del clima, etc. El limo, señor Obispo encar-
gó al R. P . Ludovico los Santos Ejercicios del Clero, y ha satisfecho su co-
misión con aplauso de todos. En fin, tanto el P. Ludovico como el Hermano
Bernardo se han captado por la amabilidad de su carácter las simpatías de
toda la ciudad; lo que haco falta es quo vengan sin tardanza nuevos reli-
giosos Carmelitas para secundar sus trabajos y esfuerzos, y llevar á feliz
término la obra comenzada.
Han profesado estos últimos meses on el Convento do Madros Carmeli-
tas de esta ciudad varias religiosas: el día 10 do Enero Sor Josefina del Ni-
352 EL MONTE CARMELO

ño Jesús de Praga a quien impuso el Velo el M. I. Canónigo de la Santa


Iglesia Catedral don Ángel Domingo Ayllón, y pronunció una hermosa ora-
ción el Padre Domingo María Naranjo. El día 4 de Febrero profesó Sor
María Teresa del Sagrado Corazón de Jesús; impúsola el sagrado Velo el
señor Roberto Corrales, y predicó el elocuente orador Padre Víctor de la
Torre, Recoleto. El día 19 de Marzo, fiesta del Glorioso Patriarca San José,
Protector primario do la Orden Carmelitana, hizo su profesión religiosa la
novicia Sor Rosa del Sagrado Corazón de Jesús, predicando un profundo y
elocuentísimo discurso alusivo al acto nuestro muy querido Padre Ludovi-
co de los Sagrados Corazones.
¡Dios quiera que vaya en aumento este hermoso verjel del celestial
jardinero!
Suyo afcmo. S. S. Q. S. M. B.—ElCorresponsal.—Marzo de 1903.
E N HONOR DEL N I ñ O J E S ú S DE PRAGA..—Braojos, 1(> de Abril de 1903.—
Sr. Director de E L MONTE CARMELO.
Muy señor mío: Ruego á usted la inserción en el MONTE CARMELO de
estas cortas líneas.
Para gloria del Divino Niño Jesús Milagroso de Praga, participo á us-
ted que previo decreto del Ordinario de esta Diócesis, la Congregación del
Divino Niño Jesús Milagroso de Praga fué canónicamente establecida en
esta parroquia de mi cargo, con fecha 25 de enero último. A partir de esta
fecha la Congregación celebra sus funciones con regularidad el último
domingo de cada mes, confesando y comulgando los niños congregantes.
E l día 28 de febrero, con motivo del acontecimiento faustísimo del Jubileo,
esta Congregación ofreció al Divino Niño por la Balui del Soberano Pon-
tífice una numerosa comunión, en la que tomaron parte además de los ni-
ños, muchos adultos de la parroquia. Hubo exposición solemne de su Di-
vina Majestad, y procesión con el Santísimo Sacramento, terminando los
niños la ceremonia con la Consagración al Divino Niño, y el cántico del
Laúdate pueri Domimim.
El Divino Niño haga florecer la piedad en esta parroquia, y proteja su
pequeña Congregación, que pone en El toda su esperanza y consuelo.—De
usted siempre afcmo. s. s. y capellán, Eladio Fernández García.
ORDENES SAGRADAS.—Los colegiales de nuestro Convento de Burriana
han recibido la Sagrada Orden del Presbiterado de manos del limo, señor
Obispo de Tortosa. Muy cumplida enhorabuena enviamos á nuestros her-
manos en religión y deseamos cosechen muchos y abundantes frutos en la
viña del Señor.
PROFESIONES RELIGIOSAS.—En nuestras Madres Carmelitas de Bilbao,
hizo su profesión religiosa la distinguida señorita María Antonia Raizábal,
hija de nuestro querido amigo don Ramón Raizábal, y hermana de nues-
tros no menos queridos amigos don Justo Romero y doña Pepita Raizibal,
personas tan conocidas y estimadas en Santander. Al acto que revistió ex-
traordinaria solemnidad asistieron varias distinguidas familias de esta
ciudad.
—En4as Carmelitas Descalzas de Castellón de la Plana ha profesado la
novicia Hermana Teresa de la Virgen del Carmen, en el siglo señorita Car-
men Belliure Aparisi, apadrinándola on tan tiorno acto don Antonio Doltz y
su hermana doña Antonia Belliure, ocupando la Sagrada Cátedra el R. Pa-
CRÓNICA CARMELITANA 353

dre Salvador de la Madre de Dios, quien panegirizó con la maestría que él


sabe hacerlo, las excelencias de la vocación religiosa y de la vida monástica.
—También hizo su profesión religiosa la Hermana María Pilar de San
José, en el Convento de Madres Carmelitas de Cuenca; la ceremonia re-
sultó solemnísima, pues la familia de la nueva profesa es muy distin-
guida y estimada en aquella población; cantó la Misa é impuso el velo á la
novicia el M. I. señor Provisor de la Catedral y ocupó la Sagrada Cátedra
el M. I. señor Canónigo Magistral. Apadriaó á la recién profesa la distin-
guida señorita Mariana Moreno.
La enhorabuena más cumplida á las nuevas profesas, á sus distinguidas
familias y á sus respectivas Comunidades.
NECROLOGíA.—Ha pasado á mejor vida en nuestro Colegio de Begoña el
Hermano Federico de Santa Teresa á la temprana edad de 22 años, de los
cuales pasó 5 en religión; su muerte ha sido preciosa á los ojos del Señor
que habrá premiado ya con una eternidad de gloria la santa vida que vivió
en la tierra.
' —En las Carmelitas Descalzas de Calatayud murió santamente la Her-
mana Joaquina de San Elias á los 66 años de edad y 44 de religión.
—Después de penosa enfermedad, sufrida con piadosa resignación falle-
ció en el Señor, en la ciudad de Burgos, la señora doña Juana del Ñero y
Salamanca, esposa de nuestro querido amigo don Vicente A. Ortega.
En Burgos, donde eran conocidas sus virtudes, profesábase á la difunta
profundo cariño, que no entibiará él tiempo. Para perpetuar la memoria de
las personas nada hay como los beneficios de la caridad, y la señora que
ahora lloramos, sabía practicarla en toda su pureza. Su casa era de los po-
bres, que la recordarán siempre, y en su corazón han encontrado en todas
las- ocasiones consuelo los tristes, alientos los débiles y los indigentes soco-
rro expléndido y generoso- No relataremos los múltiples servicios presta-
dos á la religión y á los pobres por la caritativa difunta, porque nos haría-
mos interminables; mas debemos consignar aquí que fué muy asidua bien-
hechora del Convento que nuestra Orden posee en aquella ciudad, y nues-
tros religiosos tienen sobrados motivos para estarla eternamente agradeci-
dos. Desde el cielo, donde piadosamente se encontrará el alma de la señora
doña J u a n a del Ñero y Salamanca, velará por aquellos que en la tierra tan-
to amó. Pero por si alguna leve imperfección retuviera en el purgatorio el
espíritu de la incansable favorecedora de los necesitados, rogamos á nues-
tros lectores la encomienden en sus oraciones á Dios.
A su familia, y especialmente á su esposo y estimado amigo nuestro don
Vicente A. Ortega enviamos el pésame más sentido.
E L GENERAL DE LOS CARTUJOS Y COMBES.—Vota-
da por el parlamento y decretada por el Gobierno
de Francia la dispersión de la Comunidad de la
Gran Cartuja, el Reverendo Padre Superior de la
misma ha dirigido á M. Combes, Presidente del
Ministerio, una notabilísima carta, donde se j u n t a
por manera admirable la humildad, la caridad y
la entereza cristiana. He aquí el texto de este
hermoso documento.
Gran Cartuja, 12 ie Abril de 1903.—Señor Presi-
dente del Consejo:
El plazo que nos fué concedido por los agentes de vuestra administra-
ción para continuar viviendo en la Gran Cartuja, se halla próximo á espi-
rar. No abandonamos el puesto en que para rezar y hacer penitencia plugo
á la Providencia divina colocarnos. No nos incumbe otra misión que la de
sufrir y la de pedir á Diob por nuestra amadísima patria; tan solamente la
violencia podrá detener en nuestros labios la plegaria.
En días tempestuosos como los que hemos alcanzado, reina y gobierna,
como señora absoluta, la arbitrariedad; y como os posible quo por un acto
de fuerza nos veamos, á la hora menos pensada, separados los unos y los
otros y aun arrojados más allá do las fronteras de la patria, creo de mi de-
ber manifestaros que mis hermanos de religión, y yo con ellos, os perdona-
mos, olvidando, de ahora para siempre, los procedimientos tan p >co dignos
de un presidente de Consejo, que habéis empleado para cou not>otros.
Creerla, din embargo, faltar á uno de los deberes quo impone la caridad
cristiana si al perdón que os otorgo no añadiera una advertencia muy se-
ria, así como un saludabilísimo consejo. Mi doble carácter do sacerdote y
de religioso me autoriza de un modo incontestable á dirigiros tanto la ad-
vertencia como el consejo, que acaso posean la virtualidad bastante para
haceros detener, si es que por ventura quedara en vuestro espíritu un áto-
mo tan sólo de prudencia, en la guerra tan odiosa como inútil quo habéis
emprendido contra la Iglesia de Dios.
Por indicación vuestra y sobre la fe de un documento cuya manifiesta
falsedad conocéis, una Cámara francesa ha condenado á la Orden, á la ca-
beza de la cual ha querido Nuestro Señor colocarme. Yo no puedo aceptar
ni acepto una tan injusta sentencia, y no obstante mi sincero perdón, apelo
de tal sentencia, como tengo el derecho y el deber de hacerlo, ante el infa-
lible tribunal de Aquel que habrá de juzgarnos á todos. Prestad, señor pre-
sidente del Consejo, singularísima atención á mis palabras. No asome á
vuestros labios la sonrisa del desprecio ni mo consideréis como una figura
anacrónica evocada dol limbo de las edades pasadas.
Vos y yo habremos de comparecer un día ante el tribunal de Dios. An-
te aquel tribunal inapelable no valen artificios retóricos ni habilidades de
elocuencia, ni efectos de tribuna, ni maniobras parlamentarias; allí no ser-
virán de nada los falsos documentos, ni para que nos apoyen en tan duro
trance tendremos á nuestra disposición complacientes mayorías; allí no ha-
brá más que un Juez sereno, justo y poderoso, y una sentencia sin apelación
contra la cual ni vos ni yo podremos interponer recurso alguno.
¡Y muy pronto ha "de suceder todo esto, señor presidente del Con-
sejo! Porque yo hace mucho tiempo que dejé de ser joven, y vos tenéis, co-
CRÓNICA «BNBRAL 355

mo quien dice, un pie en la sepultura. Preparaos, señor presidente; porque


esta comparecencia de que os hablo os reserva inesperadas emociones, y
para cuando llegue esta hora so'emne preparaos por medio de una conver-
sión sincera y por el ejercicio de saludables penitencias; que de nada ha-
brán de serviros entóneos, señor presidente, las habilidades y los sofismas
que constituyen hoy el secreto de vuestras pasajeras victorias.
• Devolver bien por mal constituye uno de nuestros principales deberes, y
por eso todos los Cartujos, cuya muerte habéis decretado, no dejaremos de
solicitar un punto del Dios de las misericordias, á quien hoy perseguís en
las personas de sus más humildes servidores, que os conceda el don del
arrepentimiento y también la gracia de la final perseverancia.
Con tal motivo me ofrezco de V. E., señor presidente del Consejo, suyo
humildísimo servidor, F. Michel, Prior de los Cartujos.
E L ASEDIO DE LA GRAN CARTUJA.—La colocación de los sellos en la des-
tilería de Fourvoire, fué el preludio de las hostilidades ya iniciadas contra
el monasterio, en el cual se ha encerrrado el padre General con diez reli-
giosos.
El comisario de Policía de Grenoble, M. Fabre, presentóse acompañado
de los gendarmes, en medio de una espantosa tempestad de nieve, a las
puertas del convento.
Llamó á la puerta principal del edificio, y una voz se dejó escuchar por
la parte de adentro.
-—¿Quién llama?
—¡Soy el comisario de Policía y vengo á notificaros qne ha expirado el
plazo que os fué concedido para abandonar el convento. Deseo hablar con
el Padre General, y en su defecto con el Padre procurador.
—El padre General no está, en el convento; yo soy el padre procurador.
---¿Queréis abrir?
-No.
—¿Cuántos individuos se encuentran en este momento dentro del Mo-
nasterio?
—No tengo para qué responder á esa pregunta.
—Os prevengo que_vuestra desobediencia á la ley os constituye en es-
tado de rebelión.
—Ya no existe la legalidad; así se ha proclamado en la Cámara. Nos en-
contramos en nuestra casa y no la abandonaremos sino obligados por la
violencia.
—¿Os negáis, por tanto, á franquearme la entrada?
—Me niego en absoluto.
—Pues voy á leeros el proceso verbal haciendo constar vuestra des-
obediencia.
•—Empezad cuando queráis.
—Entonces el comisario, aproximándose á la puerta y bajando la voz,
pronunció estas palabras:
•—Permitidme, reverendo padre, que olvide por un momento mi carácter
de comisario de Policía y os ruegue que presentéis al padre General mis
más respetuosos homenaj68.
—Con mucho gusto lo haré, señor comisario.
Retiráronse los agentes y regresaron á Saint Laurent-du-Pont, donde
M. Fabre redactó un proceso verbal haciendo constar la inutilidad de su
viaje, proceso que en seguida fué enviado á la Prefectura de Grenoble.
Apenas abandonó el comisario de Grenoble los alrededores de la Abadía
acudieron al monasterio los habitantes de San Pedro de la Cartuja, aldea
próxima al convento, dando gritos de ¡vivan los Cartujos! ¡Abajo los tiranos!
Era terrible el frío y espantosa la tempestad do nieve; un blanco suda-
rio se extendía sobre los numerosos edificios que constituyen la Gran Car-
tuja, y los campesinos se vieron obligados á encender grandes hogueras pa-
ra desentumecer sus miembros ateridos.
No por eso cesaron en sus gritos y aclamaciones, y Dom Clovis no tuvo
más remedio que asomarse á una ventana y saludarlos en nombre de la
Comunidad.
La ovación fué entonces verdaderamente indescriptible. ¡Vívanlos Car-
tujos! ¡Viva la libertad!
356 MI. MONTE CARMELO

Hubo entusiastas aclamaciones para Djm Michel, cuya sublime carta al


presidente del Consejo, que ya conocen nuestros lectores, ha entusiasmado
a todos los católicos franceses, y muy en especial á los vecinos de la Gran
Cartuja.
¡Viva Dom Michel!—gritaban aquellos campesinos con toda la fuerza de
8us pulmones y con todo el entusiasmo de sus agradecidos corazones.
A la madrugada retiráronse los manifestantes y volvió á recobrar su
silenciosa calma el imponente valle de-la Gran Cartuja.
RESUMEN POLíTICO.—Obedeciendo á 'una Urden del señor Salmerón, los
republicanos españoles celebraron mitins de propaganda el Domingo de
Resurrección en casi todas las poblaciones de la Península; el objoto prin-
cipal de esas reuniones se encaminaba á preparar las elecciones para Dipu-
tados á Cortes que acaban de verificarse, y hacer al mismo tiempo un alarde
de fuerzas republicanas ante el país. Las manifestaciones que con ese mo-
tivo tuvieron lugar, fueron generalmente pacíficas, y como cosa rara y ex-
cepcional en semejantes casos debe consignarse.
El interés político de estos últimos días ha estado en las elecciones pa-
ra diputados á Cortes: como ya se estaba previendo por los preparativos, y
por la excitación que reinaba entre ciertos elementos, éstas han sido reñi-
dísimas y en algunas poblaciones se ha llegado hasta el derramamiento de
sangre. El mayor interés de la lucha estuvo en Madrid donde los republica-
nos se presentaban tan amenazantes que el Gobierno sintiéndose sin fuer-
zas para contrarrestarles, entró en coalición electoral con los demás parti-
dos dinásticos, formando entre todos una candidatura monárquica ó anti-
republicana; mas á pesar de todos estos esfuerzos triunfaron los republica-
ros; este triunfo es de lamentar no tanto por el daño que pueda significar
para la monarquía, cuanto por el que significa para la causa de la religión,
pues el carácter con que han sido recomendados los candidatos republica-
es por lo que tienen de librepensadores y anticatólicos, más que de anti-
monárquicos.
Algo bueno ha salidono obstante, de la pasada lucha electoral: el triunfo
de varios candidatos católicos, entre otros el de los señores, Nocedal y Gil Ro-
bles en Pamplona, del señor Marqués de Santillana en Zumaya, del señor
Marqués de Acillona en Marquina, del señor Salva en Burgos, del señor
TJrquijo en Bilbao, del señor ¡Sánchez del Campo en Salamanca, etc. Gracias
á Dios, contamos los católicos con valientes y elocuentísimos defensores en
el futuro Parlamento.
El asunto de Marruecos sigue preocupando á la gente; el pretendiente
ha obtenido muy grandes ventajas sobre el Sultán, y sobre todo ha causa-
do profnnda impresión la toma por los rebeldes d é l a Alcazaba ó fortaleza
de Frajana, próxima á los límites de Melilla, donde tuvieron que refugiar-
se las tropas imperiales.
En Madrid ha fallecido cristianamente el Almirante de la Armada don
Carlos Valcárcel y Ussel de Guindarma; ejerció altos cargos dependientes
del ministerio de Marina y en 1883 en el ministerio organizado por Posada
Herrera desempeñó la cartera da Marina; por Real decreto de 12 de Abril
de 1899 fué nombrado Almirante sucediendo al General Chacón. ¡Des-
canse en paz!
Dinora Coppinger

La fiebre amarilla como enferme- si muere nuestra madre? eran las


dad epidémica reina en la costa oc- preguntas que se hacían, con lágri-
cidental de África y á las orillas mas en los ojos, las religiosas todas
del Golfo de México, por eso es co- y sobre todo las jóvenes, quienes la
mún en las Antillas que fueron es- miraban como á un ángel venido del
pañolas, donde suele llamarse vó- cielo.
mito negro. L a enfermedad avanzaba con te-
Los individuos recién llegados á rrible aspecto, los dolores eran muy
los países en que es endémica, son fuertes desde el primer día, los mé-
los más expuestos á padecerla. Un dicos daban muy pocas esperanzas,
ligero ataque basta para preservar- la calentura no remitía un solo ins-
se de ella: en esto se fundan Jas ino- tante; desde el segundo día eran
culaciones profilácticas aconsejadas muy abundantes los vómitos desan-
y practicadas con éxito en millares gre cuajada y el termómetro seña-
de individuos por los doctores Car- laba cuarenta grados de temperatu-
mona en México; Domingo F r e é r e ra por ciento cuarenta pulsaciones
en el Brasil y Carlos Fiulay en la por minuto.
Habana, á quien vimos practicar es- L a Madre Dinora comprendió
ta operación ó especie de vacuna- que su fin se acercaba, que era
ción por medio de la picada de un cumplido el término de sus días y
mosquito que hubiese picado antes que había llegado el momento de
á un atacado de esta enfermedad. ver á Dios cara á cara, recibir la
Los negros están menos expuestos recompensa y concluir de una vez
que los blancos. la lucha que es necesario sostener
De esta enfermedad fué atacada en este mundo contra los enemigos
la comunidad de Carmelitas Des- del hombre.
calzas de Bostón el año 1864. Ya En un principio no dejó de sentir
hemos dicho cómo sucumbieron víc- cierto temor al pensar que tenía
timas de esa enfermedad tres reli- que presentarse ante Dios á darle
giosas deesta comunidad; pero cuan- cuenta de las vanidades de la vida
do todas, excepción hecha de dos ó pasada; pero al dirigir sus tiernas
tres, habían pasado por el trance miradas á la imagen de la Virgen
apurado del contagio, éste atacó fu- del Carmen que siempre tenía de-
riosamente á la Priora misma, á la lante, se encontró tan animada, con
madre Dinora de Santa Teresa. tanta alegría, que parecía que una
Alarmóse toda la Comunidad ante mano misteriosa le nabía arrancado
la sola posibilidad de un fatal des- todos los temores dejándola embria-
enlace. ¿Qué será de la Comunidad gada en los torrentes del más dulce
358 EL MONTE CARMELO

éxtasis y alegrías inefables. V e n g a do! qué hermosos, en cambio los


ya la dulce muerte, decía como su momentos que he empleado en ser-
Santa Madre; deseo desatarme de vicio de Dios, qué tarde he conoci-
las ligaduras de este cuerpo y ver- do á mi Dios!
me libre ante mi Dios atada & El ¡Oh hermanas mías: dejad á un
con lazos de eterno amor. mundo que de nada os-servirá cuan-
No pensaba ya en dedicar un so- do os halléis en los momentos en
lo pensamiento al mundo y pidió que yo me encuentro, no se peguen
desde luego los últimos sacramen- vuestros corazones á lo que ,pasa,
tos, para unirse de una vez á Jesús somos hojas arrebatadas por el
para no separarse jamás. Entonces viento é ignoramos á dónde nos con-
díó rienda suelta á todos sus afectos duce, hasta que nos encontramos en
y alegrías, no se le oyó hablar sino este punto entre el tiempo y la eter-
de las grandezas del cielo y de la nidad donde nada da consuelo si no
nada de la tierra. De tiempo en es el haber amado á Dios. Amad
tiempo elevaba tiernas plegarias á pues á Dios que es el único digno de
la Sma. Virgen del Carmen y á ser amado, despreciad al mundo,
Sta. Teresa, y en medio de sus ple- que no es digno de vuestro amor,
g a r i a s quedábase en dulce éxtasis que ofrece amores engañosos y os
saboreando ya desde el destierro muestra objetos de brillantes colo-
las delicias de la patria res, pero que no deja al cabo otra
Llegó por fin el momento deseado cosa que amargura y sinsabores.
en que Jesús Sacramentado penetró Amad á nuestra Santísima Virgen
en su habitación é iba á penetrar del Carmen que es Madre nuestra.
en el pecho de la Madre Dinora. El No se os pase día ni hora sin que
modo como le recibió la enferma en penséis en ella. Seguid las huellas
medio de los fervores más bien an- de nuestra seráfica Madre Santa
gelicales que humanos, fué tan divi- Teresa, sujetaos á los rigores de la
no que quedó en un dulce arroba- Orden, no aflojéis en nada ni por
miento durante un buen rato. Guan- nada del mundo, ni sigáis el mal
do volvió en sí todavía estaba allí ejemplo que os he dado. Adiós,
la comunidad; aprovechando la oca- pues, que allá os espero, adiós y
sión, comenzó la sierva de Dios por permitidme que me ocupe de Dios
pedirles perdón de los males ejem- durante los pocos momentos que me
plos que les hubiera podido dar, restan.
suplicándoles al mismo tiempo le a- Después de estas palabras la Ma-
yudaran á pedir perdón de los extra- dre Dmora se despidió una por una
víos v errores de su vida pasada. de todas sus hijas y quedó como
L a s nermanas lloraban sin poder arrobada en dulce éxtasis. Y a no
contener sus lágrimas y sollozos, volvió á ocuparse de nada de este
y les era imposible contener el do- mundo, ni de los médicos ni de me-
lor profundo al sentir que perdían dicinas hacía caso.
una madre tan solícita y cariñosa. Estos sucesos tenían lugar el día
Después de dar gracias á Dios quince de Julio por la tarde, y ya
por el beneficio que acababa de re- saben nuestros lectores la fiesta que
cibir,.habló á las nermanas de esta el día siguiente celebra el mundo
m a n e r a q u e tan al vivo demuestran católico. A l anochecer de aquella
los sentimientos que la animaban: tarde le empezó el hipo á la enfer-
Mis queridísimas nermanas; ha lle- ma, última y cierta señal de muerte.
gado el momento de separarme de Todavía no había perdido ninguna
vosotras para siempre; con vosotras de las facultades intelectuales, pero
he vivido doce años, pero es la últi- sentía que la muerte se le acercabaá
ma vez que sonará mi voz en vues- paso de gigante. Apresuróse la mo-
tros oídos. Muchos gracias os doy ribunda á salir al encuentro del es-
por lo mucho que me habéis ayuda- poso que la venía á buscar, esfor-
do para que yo ame un poco más á zóse á unirse más y más con aquél
mi Jesús. ¡Qué dulces alegrías he á quien tanto había amado, y á las
experimentado en vuestra compa- ocho de la noche no se sabía si ha-
ñía! pero este mundo pasa y con el bía muerto ó si dormía; ¡tanto,se pa-
mundo pasamos las que vivimos en recen la muerte del justo y un sueño
él. ¡Qué veloces y Henos de humo tranquilo!
y vanidad me parecen en estos mo- El día siguiente, día de la Santí-
mentos los días qtftistediqué al mun- sima Virgen del Carmen, las cam-
SOLACES Y l^TREi'ENIMIENTAS 359

panas del convento de Carmelitas Uno de los rasgos que había con-
Descalzas tocaban á muerto, el pue- servado de sus costumbres antiguas
plo en masa acudía á las cercanías era la visita dominical á Ventachu- •
del templo, y centenares de bocas ri donde pasaba honestamente sura-
pronunciaban: "Miss Dinora Coppin- to jugando al mus y vaciando algu-
gerdied„La. Señorita Dinora Coppin- nos vasos de chacolí, pero todo en
ger ha muerto. L a s religiosas ele- medio de la armonía más santa, en
vaban sus plegarias en sufragio del medio de las conversaciones más
alma de la difunta Madre Dinora edificantes, sin ofender á Dios ni al
de Santa Teresa. prójimo.
A las ocho de la mañana se veía Antes de ir á la reunión de Ven-
en el coro bajo de las religiosas un tachuri Pranchi solía rezar el rosa-
sencillo féretro rodeado de seis rio y hacía el Vía-Crucis en la Igle-
achones. Encima del féretro yacía sia; y al dar la primera campanada
una joven religiosa difunta, pero de las Avemarias, aunque estuvie-
que parecía viva ¡tan pocas son las r a en la mitad del juego del mus,
señales que la muerte deja sobre la levantaba de su cabeza el enorme
írcnfc del justo! El féretro estaba sombrero de estilo arratiano, y con
adornado de azucenas. A la cabeza el mayor respeto del mundo rezaba
.de la difunta religiosa había un le- el Ángelus, todos sus compañeros
trero que decía: "pascitur inter contestaban á las Avemarias con el
lilia.,, mismo respeto, volvían á calarse
Aquel mismo día hacía doce años los sombreros y cada uno se despe-
que la madre Dinora se había día de su compañero y se iba en paz
convertido ante el prodigio del es- á su casa. ¡Ojalá que en nuestros
capulario del famoso Pranchi reali- días se imitara la conducta de Pran-
zado en el vapor Cincinati durante chi y sus compañeros!
aquella tempestad de que tienen no- Contaba Pranchi ochenta y un años
ticia nuestros lectores. y parecía que su robusta salud pro-
¡Qué admirables son los planes metía algunos años más de vida;
de la Providencia! ¡Quién hubiera sin embargo un domingo después
dicho á Pranchi las consecuencias de misa se sintió mal, parecía que
que había de traer el prodigio sentía frío, cosa algo extraña por
obrado por su escapulario, los cam- Agosto en Dima; al poco tiempo
bios de vida y conversiones prodi- sintió mucho dolor de cabeza. ¿Se-
giosas para gloria de Dios y esplen- ría tan sólo un malestar, sería tran-
dor de su Iglesia! cazo ó vendría á parar en pulmonía?
Adoremos una vez más los juicios No se podía precisar aquella enfer-
de Dios y las misericordias de la medad desde su principio, porque
Virgen del Carmen. podía resultar cualquiera de los tres
**# extremos.
A los quince días justamente des- Al día siguiente iba en aumento
pués de la muerte de Dinora murió la calentura, no remitía el dolor de
con la muerte'de los justos nuestro cabeza, antes al contrario iba en
héroe Pranchi, el principio de todos aumento, al poco tiempo apareció
los acontecimientos que acabamos un pequeño dolor al costado dere-
de referir. Vivía en Dima, llevando cho, y un peqáeño esputo de san-
una vida ejemplar y edificante. To- gre, sacó al médico de dudas; pues
dos los días oía misa y tenía media estaba claro que la enfermedad no
hora de oración ante la imagen de era otra cosa que una pulmonía.
la Virgen dei Carmen. Su confesor Una pulmonía á los ochenta y un
el Frailechiqui, le había instruido años siempre es de pronóstico grave.
en este santo ejercicio, y no le aban- Desde luego el médico recetó al
donaba por ocupado que estuviera. enfermo extracto de polígala, de
Continuamente hablaba de la Vir- chermes, antimonio y cápsulas de
gen del Carmen y de los prodigios quinina; pero todo era en vano, el
de su escapulario. Todos los años enfermo no sentía alivio de ninguna
que habían transcurrido desde su clase, aumentaba en cambio la de-
vuelta de Baltimore, había ido á bilidad y dolor de cabeza y la difi-
Larrea el día 16 de Julio á celebrar cultad de la respiración.
la festividad de la Virgen del Car- Creyó el C u r a párroco que era
men confesando y comulgando en llegada la última hora de Pranchi,
su honor. y pensó darle la noticia para que se
360 EL MONTE CARMELO

preparase para la muerte. Pero na- ro en medio de tod*s'aquellas mo-


da de esto fué necesario; pues antes lestias, Pranchi no se quejaba de na-
que el Cura se lo indicara, ya Pran- da, y_ así en medio de fervientes ja-
chi había pedido los últimos sacra- culatorias . teniendo bien apretado
mentos, como debe hacerlo todo con su mano el escapulario milagro-
cristiano valiente y digno de serlo. so, entregó su alma en manos de
Dijo Pranchi que él no tenía mie- Dios aquel gran devoto de la Vir-
do á la muerte, porque estaba cier- gen del Carmen.
to y seguro de que la Virgen del Querido lector ó amable lectora:
Carmen le llevaría al cielo por De toda esta historia has de sacar
aquel escapulario que llevaba al una consecuencia y una verdad. L a
pecho; (era el escapulario milagro- consecuencia ha de ser el cuidado
so de Sorguineche y del Cincinati) que en adelante has de tener de lle-
y aseguraba con la más profunda var una vida santa que es lo único
convicción que si los hombres tuvie- que ante Dios nos puede valer. L a
ran más devoción .á la Virgen del verdad ha de consistir en que en
Carmen, tendrían menos miedo á la adelante te has de esmerar en tener
muerte, una devoción sincera á la Virgen
Mandó pues que le trajeran el del Carmen y con gran respeto á su
Viático cuanto antes y le recibió santo escapulario, pues de él se va-
juntamente con la Extrema-Unción le la Virgen Santísima y de ella se
con el más profundo respeto y de- vale Dios, para que la criatura
voción, dio gracias á Dios con todo triunfe de las asechanzas del enemi-
el fervor de su corazón y quedó go común de los hombres. Procura
tranquilo para entregar su alma en amar á Dios de todo tu corazón y de
las manos de Dios; pero antes se di- toda tu alma, y á la Virgen del Car-
rigió á sus compañeros que estaban men como á la Madre de ese Dios y
allí presentes y les aconsejó que al prójimo como á tí mismo.
fueran buenos cristianos, que guar- Otro punto te he de advertir. Los
daran bien los mandamientos de la personajes de esta novela no son
ley de Dios, que no dejaran nunca reales tal como se mencionan, pero
la misa y no hicieran nunca mal á son reales en diverso sentido. Pran-
nadie. En estos momentos solamen- chi ha existido realmente, aunque
te valen las buenas obras, decía no en Dima, ni con ese nombre.
Pranchi bien convencido de lo que También ha existido Dinora y vive
decía. Sed buenos, porque sino vais todavía, aunque no en Bostón ni con
ál infierno. También les aconsejó ese nombre. El suceso de Lucrecia
que fueran muy devotos de la Vir- es un hecho ocurrrido en la última
gen del Carmen que consuela al que uerra de Cuba; aunque no con to-
se encuentra en la hora de la muer-
te y después le saca del purgatorio.
f as las circunstancias iguales. Dia-
na y su hijo José viven todavía y
Mientras tanto la enfermedad iba quizás algunos que leen estas líneas
avanzando, la respiración se hacía los conocen.
cada vez más diícil, la pulmonía De suerte que en está novela sólo
que en un principio era tan solo del se han cambiado los nombres de los
lado derecho, más tarde se hizo do- lugares y de las personas.
ble, la tos le molestaba mucho, pe-

Fr. í.'ás i. ¥.
María del Carmen

l l f c | EMOS en María del Car-


inen tal Cúmulo de belle-
zas, de perfecciones, de
p ^ e n c a n t o s y de gracias que
nos vienen ansias, deseos
ardientes, encendidos, vehementí-
simos de verla y de permanecer
eternamente extasiadcs en la dul-
ce contemplación de su divina her-
mosura. Pero éstas ansias, y éstos
anhelos vehementes del alma sólo
serán satisfechos cuando despoja-
dos de la mortalidad nuestra sea-
ftfiolV-JSLám. 7 0 mos trasladados en brazos de los
ángeles á las alturas del Cielo
15 de Mayo de 1903 Entre tanto nada hay para nos-
otros más agradable que hablar de
~Q>T<S"
T María del Carmen, y escribir de
'i-María del Carmen.de sus tiernos
362 EL MONTE CARMtSLO

amores, de sus continuas misericordias, de sus bondades


eternas... ¡Ocupación dichosa y santísima en la cual qui-
siéramos agotar todas nuestras energías, todos nuestros
entusiasmos, toda nuestra vida...
Así como la vida de Jesús en el mundo fué vida de
amor, sus enseñanzas fueron amor, sus leyes fueron
amor, sus sacramentos fueron amor; lo mismo pode-
mos afirmar de María: su vida en el mundo fué vida de
amor, fueron amor sus palabras, fueron amor sus
obras, fueron amor sus pensamientos. No podía ser de
otra manera; la madre vive de amor, vive para el amor,
la madre es toda amor, y María es Madre, y es la más
buena y amante de las madres.
En el último artículo de esta serie dijimos que Ma-
ría, viviendo en carne mortal prodigó generosamente
á sus carmelitas los más tiernos y delicados amores.
María subió á los cielos, y fué encumbrada á lo más
alto y resplandeciente de ellos, para desde allí reinar,
con imperio soberano, sobre los ángeles, sobre los
hombres, sobre los mundos. Como María fué la más
santa de las criaturas en la tierra, no pudo variar de
condición en la Gloria, es decir, continuó siendo Reina
y Madre predilectísima del Carmelo. María del Carmen,
en efecto, nos mira desde el Cielo, María del Carmen
nos oye desde el Cielo, María del Carmen nos defiende
desde el Cielo, María del Carmen nos bendice desde el
Cielo, María del Carmen nos consuela desde el Cielo...
Esta verdad la he aprendido en la historia de mi
Orden; la historia del Carmelo proclama siempre una
misma verdad: que María vive siempre entre nosotros
con su espíritu. En los tiempos prósperos de nuestra
historia, María del Carmen, es nuestra gloria; en los
tiempos contrarios, María del Carmen es nuestra de-
fensa, María del Carmen combate siempre á nuestro
lado, María del Carmen nos dá siempre la victoria.
Nunca tememos por nosotros cuando vemos que el
MAMA DEL CARMEN 363
mal avanza en el mundo, y que el mundo nos proscribe:
tememos más bien por nuestros perseguidores. Ha pa-
sado el Carmelo por épocas más turbadas que la pre-
sente. Las historias eclesiásticas nos refieren las gran-
des discusiones que promovieron nuestros adversarios

L a Caridad

en los tiempos de Honorio III, en el seno mismo del


Sacro Colegio; hubo entonces quienes propusieron á la
Santa Sede, como medida de paz, la supresión de la
Orden de María; mas cuando el Sumo^Pontífice se dis-
ponía á acceder á tan injustas imposiciones, María del
Carmen, que vigilaba desde el Cielo, acudió á la defen-
sa de sus hijos apareciéndose con rostro severo al Pon-
tífice, manifestándole que en vez de contradecir á su
364 EL MONTE CABMÜLO

Orden predilecta debía promover y enaltecer su gloria,


pues tal era su voluntad, y anunciándole que, para esr
carmiento de los adversario de sus hijos, y para ejem
pío de todos los siglos, aquella misma noche morirían
dos altos' personajes que con más empeño la contra-
decían. El anuncio de la Virgen se cumplió exacta-
mente, y Su Santidad confirmó y enriqueció con abun-
dancia de.bienes espirituales al Carmelo.
Otra crisis peligrosísima padeció la Orden en tiem-
pos del sabio Patriarca de Constantinopla San Pedro
Tomás. Triunfaban nuestros enemigos hasta el punto
de que parecía inminente el total esterminio de la Reli-
gión de María; pero un día que aquel Santo Carmelita
rogaba á María con lágrimas y suspiros por la salva-
ción de su Orden querida, Ella, María del Carmen, la
hermosura del Carmen, la Reina del Carmelo, apare-
ciósele vestida con el hábito Carmelitano, y le dijo es-
tas tiernísimas palabras: "Consuélate, mi amadísimo
Pedro, y ten confianza: mi Orden Carmelitana subsis-
tirá en la Iglesia hasta el fin de los siglos...,,
¡Ah! Nadie se atreva á tocar á los hijos predilectos
de María del Carmen, porque esta buena Madre vigila
desde el Cielo, los defiende desde el Cielo... Y vosotros,
nuestros eternos adversarios, los que maquináis nuestra
ruina: os afanáis vanamente; sucumbiréis vosotros,
mientras que la Religión de María subsistirá gloriosa
por todos los siglos de los siglos. Ella lo ha prometido
solemnemente: "Mi Orden Carmelitana subsistirá hasta
el fin délos siglos.,,
Cobijados, pues, nosotros bajo la hermosa capa
blanca de María del Carmen, vivimos tranquilos y se-
guros, recibiendo continuamente las tiernas caricias de
su cariño maternal...
Pr. ñmaáo.
LA V I R G E N DEL M A R

En la costa bravia del Norte de Espafía, allí donde sin trabas


despliega el mar su inmenso esfuerzo, allí donde la muralla del
acantilado, tallada en desnuda roca pulida por las olas, lucha siglo
tras siglo como baluarte invencible contra el ejército asaltante de
incansables rompientes, álzase, en una escotadura del ciclópeo mu-
rallón, un peñasco descarnado, barrido por los mares, que emer-
giendo siempre scbre alba sábana de espuma, destaca su obscura
mancha de roca sombría como avanzado combatiente de la eternal
contienda entre la tierra firme y el movedizo Océano.
Corona esa erguida columna de firmísimos estratos un montón
de blancas y talladas piedras unidas entre sí por horquillas de ace-
ro empotradas en los sillares. Visto aquello á lo lejos, desde el
mar, parece un punto de deslumbrante blancura en que se conden-
san, reflejándose, los rayos del sol; contemplado de cerca revela la
forma de una diminuta ermita construida con solidez de faro, y
que, agarrada potentemente á la peña que sírvele de asiento, de-
safía los descomunales golpetazos de la ola que de segundo en se-
gundo envuélvela en rugiente espiral de agua verdosa cebreada
por espumarajos, cuya hirviente cresta lame la cúspide del edificio,
salpicando la enroñecida cruz que, fija en el último y más alto si-
llar, álzase hacia el lejano cielo.
Es el santuario de la Virgen del Mar.
Silencioso y solo en medio de las rompientes, parécele al viaje-
ro que desde tierra le percibe, olvidado templo de extinguida fe;
creería alguien al verle tan exiguo, perdido allá abajo entre el
oleaje, que jamás podrá llegar hasta él ni tan sólo el recuerdo de
los hombres, y sin embargo, muchas son las almas cuyos latidos
en todos los instantes del día dirígense hacia aquel altar de la vir-
gen de las Tormentas, é innumerables los labios cuyas oraciones
repercuten en aquel escollo.
A muchas leguas de distancia, la madre, la esposa, la hija, que
partir ven al marino en el frágil haz de tablas que ha de conducir-
le á través de calmas y tormentas, no dejarán alejarse, borrarse
entre las brumas, perderse tras del horizonte misterioso aquel es-
quife que llévase la mitad de sus almas, sin que desde el fondo de
366 EL MOÑÍE CARMELO

ellas brote fervorosa y vibrante como los labios que la murmuran


una plegaria, que, flor de sincera fe y ñrme esperanza, cruza es1
pacios, franquea montes y valles, y cual mensajera paloma que
tras largo viaje acógese al nido en que nació, así al santuario del
escollo barrido por las olas va á parar, y de allí elévase al cielo la
oración que á la Virgen de los Mares amparo ha de pedir para el
triste navegante.
En los días tormentosos, cuando ciérnese la muerte sobre los
marinos que contra los elementos luchan con la energía del supre-
mo esfuerzo desde la lejanía de la borrascosa superficie agitada,
revuelta con furia implacable, los valientes corazones á quienes,
no la muerte, sino el hambre de sus hijos aterra, dirigen votos y
ruegos angustiosamente solemnes, hacia aquel puntito blanco que
allá lejos, en la costa, destácase entre el hervir del oleaje gigan-
tesco, hacia el santuario en que la Virgen sacrosanta ha de escu-
char las súplicas de los héroes.
Hay días en que de muy lejos, largas filas de hombres, muje-
res, niños, familias enteras, viejos y jóvenes, alegres y tristes, en-
camínanse al peñasco de la Virgen. Si el mar está en calma, aque-
lla multitud va desfilando por el estrecho puente de madera que,
suspendido sobre el abismo, une el escollo con la tierra firme, y
deposita á los pies de la imagen, esculpida en la misma roca, su
ofrenda pobre de flores humildes.
Entonces la solitaria eapillita desaparece bajo los pétalos de las
rosas, el árido peñasco semeja brillante ramillete que de las olas
surge.
Hácese de nuevo el silencio en la costa; de nuevo rompe furio-
samente el oleaje sobre el peñasco inmutable, cubriendo el dimi
ñuto santuario de copos de espuma, de flores del mar, que reco-
bran sus puestos arrojando á las flores de la tierra, acompañando
á otras flores invisibles que eternamente cubren el descarnado es-
collo, las plegarias, flores del alma.
Antonio §. de binares
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Yo vi bajar, agonizando el día,
á un rayo reflejado de una estrella;
el primero tal vez que descendía.
En la aguja más bella
del templo enorme reposó un instante,
bajó besando la calada estría
y penetró en el templo. La gigante
bóveda, negra y fría,
abrió á la luz su inmensa nervadura,
y la luz jugueteó. Besó las flores
y los gordos querubes con figura
de paganos amores,
ascendió zigzagueando hasta la frente
de una Virgen, besóla, y la luz bella
se desplegó en aurora. Y lentamente
como durmiendo en Ella,
á la manera que en la noche el día,
apagóse aquel rayo de la estrella.
El primero tal vez que descendía.....
X.
Federico IY de Dinamarca
Y

SOR M. MAGDALENA DE SAN JUAN DE LA CRÜZ(,)


mu iiiiniiiir

Era el 20 de Mayo de 1692 y en la bella ciudad de Luca no se


hablaba sino de una sola cosa: de la llegada de Federico IV, here-
dero de Dinamarca y Noruega. El joven príncipe contaba á l?. sa-
zón veinte años.
Federico fué recibido con gran pompa por la pequeña Repú-
blica, y en la tarde misma de su venida asistió á un baile de gala
dado en su honor. Tres días permaneció en Luca; al tercero el jo-
ven aventurero, con su espléndido cortejo, desaparecía camino de
Serici, donde dos galeras, soberbiamente empavesadas, esperaban
al futuro rey de Dinamarca para conducirlo á Genova.
Mas partiendo de Luca el heredero del trono dinamarqués de-
jaba allí su corazón, quedaba allí un recuerdo que 17 años más
tarde, cuando los negocios del Estado pesaban sobre su frente, ha-
bían de arrancarle dulces lágrimas y profundos suspiros.
En Luca, en una de aquellas risueñas noches de primavera,
bañadas por la dulce y melancólica luz de la luna, en las que la
sociedad elegante organiza aquellos bailes famosos, que dieron
tanta celebridad á la capital áe la República, Federico vio á una
niña encantadora que por su extraordinaria hermosura fascinaba
y robaba el corazón á cuantos la miraban. Era María Magdalena
Trento (2) joven de seductora belleza, perteneciente al patriciado
luqués, afable en su trato, agraciada en sus modales, cortés en sus
palabras, de poderosa inteligencia y de corazón sensible y apasio-
nado. Tenía varios hermanos y todos se habían eclipsado en la
paz grande y solemne de los claustros, bajo la mística sombra de

(1) Cuanto se dice en el presente artioulito, es rigurosamente histórico;


ior eso hemos preferido una narración escueta y sencilla á vestirlo de ga-
Ías poéticas que podrían darle semejos de leyenda ó novela. Su funda-
mento esta tomado de un artículo que en 1901 publicó J u a n Sforza en la
revista titulada «Nuova Antilogía.»
(2) M. Magdalena tuvo por padre a Santiago Trento, senador, y mu-
chas voces Gonfalonero (presidente) de la República, y por madre á Susa-
na Castrucci, sobrina del cardanal J u a n Bautista Castrucci. Nació el 23 de
Julio de 1670.
__^ FEDERICO IV DE DINAMARCA 369

los góticos monasterios del siglo XIII. Sola ella brillaba ahora en
el mundo, rodeándola cuanto Je más seductor puede halagar el
corazón de una joven, siendo el orgullo de la familia 3- el ídolo de
la noble y distinguida juventud de Lúea. Federico de Dinamarca la
conoció y no pudo jamás olvidarla.
En aquellos dos corazones rebosantes de juventud y rosadas
esperanzas, surgió expontáneo un afecto mutuo de amor y ternura.
La despedida fué muy dolorosa. Ninguno podía imaginar la inten-
sidad de una llama encendida con tanta rapidez y que había de li-
gar fuertemente por toda la vida, como un eterno recuerdo, el
corazón de un rey al corazón de una dama. Cuando los dos jóve-
nes hubieron de darse un adiós, que acaso sería el último, fué visto
al heredero de un trono, entonces el más poderoso de Europa, in-
clinar su cabeza y derramar abundantes lágrimas.
Así que hubo partido el joven príncipe, la desilusión y el des-
encanto amargaron el corazón de la niña, y su alma quedó mate-
rialmente desgarrada: entonces comprendió la vanidad de las es-
peranzas humanas, y reconcentrada en tristes y melancólicas me-
ditaciones, desechando en acto de heroísmo todas las tentaciones
falaces, corría á la soledad, al claustro; y aquella flor á quien blan-
damente mecían y acariciaban las seductoras brisas del mundo,
era transplantada á los jardines del Carmelo, (1) para desde allí
enviar al celestial esposo la ofrenda de sus purísimos matices y de
sus virginales aromas.
Cierto día, una noticia tan importante como inesperada, vino á
perturbar el reposado silencio del palomarcito teresiano de Flo-
rencia. Acababa de recibirse de Dinamarca un don precioso con-
sistente en un cofrecito que encerraba una carta y un retrato, cua-
jado de diamantes, del príncipe Federico. Cuál fué el sobresalto de
la religiosa al ver el retrato y carta del príncipe, fácilmente se
deja adivinar, según era grande su turbación. Ligera nube pasó
entonces por su frente pudorosa; arrebatado carmín coloreó sus
mejillas. Repuesta, sin embargo, de su primera impresión, ence-
rró el retrato en la cajita do había venido, y colocó sobre ella un
crucifijo; contestando en términos atentos y corteses al enamorado
príncipe, diciéndole, que para corresponder á regalo tan preciado,
le enviaba ahora ella el retrato del esposo á quien había entregado
todo su corazón, suplicándole reverentemente que no la escribiese
más en adelante; porque había resuelto dejar totalmente al mundo
y servir á Dios en la Reforma de Santa Teresa. Federico leyó con
avidez la carta de la religiosa, dejándose escapar al terminarla

(1) Ottieri en su Historia de la guerra, etc, dice que Trento, después de


superar muchas dificultades que la provenían por la nobleza de su sangre,
vistió el hábito dol Carmelo con el nombre de Sor M. Magdalena de ban
J u a n de la Cruz.
370 EL MONTE CARMELO

una sonrisa triste y resignada. Recibió el crucifijo que le mandaba


aquella idolatrada criatura, á quien quería hacer depositaría de
sus mas dulces y tiernas confidencias colocándole sobre su peche
sin que lo dejase jamás en todos los días de su vida.
El 20 de Abril de 1700 el príncipe era coronado rey de Dina-
marca y Noruega con el nombre de Federico IV. Ni en el mis-
mo trono pudo olvidarse Federico de la humilde carmelita, y en
medio del tumulto y fastuosidad de la corte, su corazón y sus pen-
samientos corrían á la lejana Italia, á un oscuro convento, entre
cuyos muros se encerraba el adorado objeto de caros amores.
Al finalizar el año de 1708, diez y siete años después de su pri-
mer venida á Luca, emprendió un nuevo viaje á las rientes playas
de Italia, llegando eit Marzo á Florencia, rodeado de una corte
entonces la más elegante de Europa; y su primer pensamiento fué
visitar á la religiosa, que 17 años antes tan profundamente había
herido su corazón.
El rey envió su ayudante á solicitar de la M. Priora la tan Je-
seada visita; más ésta, con palabras corteses, contestó que no po-
día acceder á los deseos de S. M. por prohibir las Constituciones
que las religiosas conversaran con personas de comunión distinta,
necesitando para esto el permiso de! Arzobispo. Solicitó entonces
el Rey Federico el apoyo del gran duque y el favor de la Curia
para recabar de él la debida autorización; pero el Arzobispo, no
atreviéndose por una parte á negar al Rey una gracia que pedía
con todo el fuego de un corazón apasionado, ni osando por otra
cargar sobre sí tan tremenda responsabilidad, trató de evadir el
compromiso, dejándolo á discreción y prudencia de la Priora para
que procediese en tan delicado asunto como más convenía en cir-
cunstancias tan críticas. La M. Priora cedió á tan reiteradas ins-
tancias; no así la religiosa Sor Magdalena que, absorta en el pen-
samiento de un sólo esposo y de un amor celestial, no quería turbar
la paz de su alma con la memoria de recuerdos antiguos, comple-
tamente olvidados.
A la postre hubo de ceder también la obediente religiosa y el
21 de. Marzo Federico IV pudo visitar el Monasterio de las Des-
calzas. Sor M. Magdalena, fué conducida á la presencia del Rey,
en tanto que sus hermanas reunidas en el coro, hacían oración á
Dios para que diese á la religiosa fuerzas con que salir triunfante
de tan duro y apurado trance.
Cuáles fueron los pensamientos que en aquellos instantes cru-
zaban por la mente de la religiosa, sólo Dios lo sabe, así como El
sólo pudo apreciar y premiar aquel acto heroico de esta Virgen
prudentísima.
La entrevista duró largo rato, y la religiosa atenta solo á salvar
el alma del principe, manchada por la herejía, con ánimo varonil
FÜDiSRICO IV DE DINAMARCA 371

y resuelto, con esa singular gracia, candidez y donosura que dis-


tingue á las carmelitas, como heredado de su M. Sta. Teresa, supo
insinuarse en el corazón del Rey, y traer la conversación á cosas
espirituales, y hablarle de las excelencias de la Religión Católica,
é inducirle que abandonando el protestantismo, abrazase la única
religión verdadera si quería salvar su alma "Si no os hacéis cató-
lico, decía la religiosa, os condenaréis.,, Federico, no pudiendo di-
simular por más tiempo la profunda emoción que secretamente le
trabajaba, rompió á llorar: ¿Quién sabe?—repondía—mi religión es
la que más se aproxima á la Católica. ¿Quién sabe...?
La religiosa, cumplidos los deberes que la cortesía y la Religión
le imponían, retiróse tranquila á su celda, sin que se acordase más
del regio huésped, que para pedir á Dios su conversión; mientras
que éste se alejaba del Monasterio, triste, con los ojos rasantes en
lágrimas, lleno de lúgubres pensamientos, sin que bastasen para
sacarlo de su profunda melancolía y ensimismamiento, las jubilo-
sas fiestas que la aristocrática Florencia había preparado en su
obsequio. ¡Cuan incomprensibles sonlossecretosdelcorazón humano!
Cuántas veces en medio de la alegría y cortesanos divertimientos
evocaría el rey Federico la memoria de aquella hora pasada en el
Carmelo de Florencia, recordando las palabras de la religiosa que
le invitaba á convertirse, y acaso.... por las preces de la Virgen
Carmelita se obraría su conversión y se salvaría su alma. En sus
más íntimas conversaciones, solía el Rey repetir esta frase: "Las
oraciones de Sor Magdalena me llevarán al cielo.,,
Por su parte, Sor Magdalena de San Juan de la Cruz fue en el
claustro dechado de perfección, resplandeciendo en ella por singu-
lar manera la virtud de la humildad. Prestó importantes servicios-
en su convento, llevando á feliz término, por medio de su hábil co-
rrespondencia epistolar, negocios de transcendental importancia.
En 1740, tras larga y penosa enfermedad, sobrellevada con ejem-
plar resignación, exhaló el último suspiro esta religiosa insigne,
sin que la culpa mancillase jamás su corazón, Tá el aliento impuro
del mundo que la quería para sí, empañase la claridad y transpa-
rencia de su alma heroica.
X.
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M

O C R E E R O ENLOQUECER
iiiiiiiiiiiiimiiiiiiii

Cristianos ó dementes. •
La Iglesia ó el manicomio.
No cube medio.
El infeliz que se empeña en vivir divorciado de la fe, en no fia
su creencia á la palabra de nadie, en preeumir que sólo lo que él al
canee y vea, y sólo cuando él lo vea y alcance, ha de ser verdadero,
ha declarado guerra á la razón y al sentido social, y como tal tiene
que ser apartado de la comunicación humana.
No hay sociedad sin fe, sin sumisión de la inteligencia á la pa-
labra de otro.
La fe es nuestro primer arrimo en todos los pasos de la vida.
Nace el hombre, y cree que la mujer que le calienta en su regazo, es
su madre; que el hombre que le imprime el primer ósculo en la fren-
te, es su padre. El discípulo jura en la palabra de su maestro, y sin
esta fe sería imposible la enseñanza. La historia toda no es sino la
relación de los historiadores, y ella, mediante la fe que les otorga-
rnos, nos pone en comunicación con nuestros antepasados. ¡Pobres
incrédulos! ellos no pueden conversar con los que ya fueron.
El hombre, además de social, es un ser religioso, esto es, un ser
ligado por vínculos secretísimos de amor, de adoración y respeto con
Dios su Criador y su Señor, por cuya bondad saMó de la nada al ser
y en el ser es conservado cada instante de su vida, y de cuya mano
finalmente espera conseguir el objeto último de su destino. Pero la
Religión supone un conjunto de verdades que el hombre no ha po-
dido descubrir por sí, sino que ha tenido que recibir por superior
revelación. La naturaleza de Dios y sus infinitas perfecciones, y su
paternal providencia, y sus amorosos designios, el origen del hom-
bre, su destino, el culto que debe á la Divinidad, la expiación del
pecado, 1H existencia de otra vida de luz, de dicha, de perfecta bea-
titud, las virtudes que son el camino real para llegar á la región del
reposo colmado, y otras muchas verdades son de tal liuaje y tan ex-
celente que hablaudo de ellas hubo de decir Platón: «tenemos que
0 CREER O ENLOQUECER 373

aguardar que venga alguno á enseñarnos cómo nos hemos de portar


con Dios y con los hombres.» Y aúu así y todo «en mil vidas, dice
Santa Teresa, no acabaré de entender cómo merece ser tratado este
Señor, que tiemblan los ángeles delante de Él»; (l) porque todo lo
que «dijese de Dios, según la misma Santa Doctora, es una cifra de
lo que hay que contar de Él.» (2)
No hay demeneia como la de querer medir el hombre con su in-
teligencia la inteligencia de Dios.
Si Dios no pudiera revelar al hombre los designios sacratísimos,
de su ciencia y de su amor, ¿qué Dios sería ese que, después de ha-
ber criado al hombre, no puede educarle, no puede ser su maestro;
y después de haber encendido en el espíritu humano un sol, el sol
de la razón, no puede añadirle un grado más de luz, no puede ilus-
trarle con una claridad más viva, más poderosa, más refulgente, y
después de haberle inspirado un soplo de vida y después de haberle
otorgado la facultad de hablar con los demás, no puede conversar
con él, no puede dirigirle la palabra, tiene que encerrarse en un si-
lencio eterno cual si tuviera ante sí un cadáver ó una criatura priva-
do de sentidos?
«No creo porque uo comprendo:» esta frase sólo por labios insen--
satos puede ser pronunciada. ¿Dónde estabas, oh hombrecillo, cuan-
do echaba Dios los cimientos del mundo y suspendía los astros en
el espacio? ¿Viste por ventura teñir de grana la aurora ó fabricar el
hilo de que cuelgan las estrellas?
«No creo sino lo que ved:» ó es la fórmula de ignorancia suma
que viendo por sí poquísimas y escasísimas y muy imperfectas ver-
dades, en esta ruindad encierra su saber; ó es la fórmula de la suma
presunción que aspira á igualarse con Dios que nada cree, porque
todo lo ve. Dios no recibe revelación de nadie, porque É> es el foco
de toda luz, el origen de todo lenguaje; Él lee el pensamiento del
hombre, antes de que el hombre lo conciba, y antes de que la pala-
bra haga vibrar el aire, Dios la tiene apuntada. Pero el hombre in-
capaz de penetrar en la inteligencia de otro, de adivinar los pensa-
mientos ajenos, debe estar todos los días mirando á Dios, aguardan-
do que suene la inefable palabra de su boca, y reverberen los rayos
de su ciencia que iluminan las tenebrosas regiones que tiene que ir
recorriendo paso por paso hasta que llegue el día en que la clara vi-
sión ha de ser el premio de la fe, y en que á Dios veremos, no ya
como en espejo y por enigmas, sino cara á cara y como es en Sí.
(1) Cam. de perf. o. 22.
(2) Mor. VI; 6.
Br. Ángel Mam •
*Li 'íJ* «vL* "X* «X- -1/* -X- J ^ i g f'rS v ^ f e l . «L. -1» .d» »1« .d* *±» *l~ . .
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A buen r e y leal vasallo

ROMANCES HISTÓRICOS

En un gabinete humilde Diciendo para sí solo


Con visos de sala regia, Mientras las cartas encuentra:
Si se mira que está el rey, "Estos flamencos, de fijo,
Que hay sellos y reales cédulas, Me quiebran hoy la cabeza,
De las'Españas diplomas Al fin aquí están, veamos
Y de las Indias preseas, Lo que dicen estas nuevas,,.
Está Felipe Segundo Y con ansiedad recorre
En un sillón de baqueta. Con la vista aquellas letras,
Y,ámásdelo quehemosdicho, A cada renglón frunciendo
Y mucho que no se cuenta, Las severas rubias cejas:
Dos esferas y unos planos "De mal en peor, es claro...;
Vense allí sobre una mesa. ¡Con los herejes clemencia!
El rey registra papeles, Don Luis Requeséns al de Alba
Los lee, los firma y los sella, Nunca reemplazar debiera.
Ora se fija en un mapa Para la herejía maldita
O hace rodar las esferas. No ha de haber paces ni treguas .
A veces mira la Europa, Encima de ella incesante
Otras veces ve la América, Ha de pesar, mano férrea ..
Tal vez se fija en Italia, ¡Amberes ha derribado
Ora en Francia ó Inglaterra. Al duque su estatua mesma?
Los dos ojos en dos mundos, ¡Cómo es tan pesado el bronce
Y en ambas manos sus riendas, Fácilmente viene á tierra!...
Ni á ellos un punto se esconde, Enterado.,, Y otro pliego
, Ni de ellas un tanto suelta. Coge después que este deja
Y al valor de sus guerreros. Y abriéndolo, en un instante
De sus sabios á la ciencia, Del contenido se entera:
De sus marinos al rumbo "¡Que lo ha hecho por muchas
Un sello, prudente él echa. (causas
Así conquista otro mundo, Que en su pecho se reserva!...
Así apacigua sus tierras, Pues veremos, don Fernando,
Agrega escudos á España Ya ajustaremos las cuentas,,.
Y enaltece sus banderas. Pone en un cordón la mano,
Pero hay en el mapa un punto Una campanilla suena,
Que con detención observa; Y antes que acalle su timbre
Está entre Alemania y Francia Se escucha ruido de espuelas.
Y es su capital Bruselas. A un lado echan la cortina
Es Flandes. El rey revuelve Que tiene detras la puerta,
Los papeles de la mesa Y al rey que está cabizbajo
A BUEN REY LEAL VASALLO 375

Adelántase el de Feria. Al que ayo suyo fué un día


—"¡Sois vos, duque.—Yo...— "Y hoy es stt brazo derecho. (1)
(¿Y de viaje? Enfrente de sí lo asienta
—No será larga mi ausencia. En otro sillón de cuero,
Vengo á besaros la mano. Pero un cojín echa encima
—Sentaos, si no tenéis priesa. Para hacer blando el asiento.
Don Fernando de Toledo, Pasó la impresión primera
¿Sabéis vos dónde se encuentra? Que causáronse á sí mesmos,
—Anda, decían ha poco, Y al estilo de Castilla,
Por sus pueblos de la sierra. Y en su lenguaje y sus términos,
—Puestengodel duquede Alba Sin repulgos ni preámbulos
Algunas sentidas quejas, Vasallo y rey se dijeron:
Que hacerle algunas preguntas —Ese traje es de ministro?
Y que arreglar unas cuentas. —No; sino es el de guerrero.
—¿Deseáis?..—Que os encar- —¿Tenéisme miedo, buen du-
guéis (que?
Vos de intimarle que venga, —No vos tengo, señor, miedo;
En mi nombre, y al momento Que quien tiene la conciencia
De saberlo, á mi presencia. Tranquila, y tiene en el pecho
—Está bien, señor. ¿Se ofrece?. Un corazón bien forjado
—Nada más Tenéis Ucencia, Solo teme al Dios del Cielo.
Y cuándo y á do quisiereis —¿Acaso pensáis que os llamo
Podéis ir.—Hasta la vuelta. Para pelear?—Sí pienso;
Que os guarde Dios.—El os Porque tantos aflos hace
(guíe,,.— Que en la mano espada llevo,
E hincando rodilla en tierra Que me abrió paso de joven
El duque la mano al rey Y es mi báculo de viejo.
Respetuosamente besa. —Os llamo para enterarme
Sale y vuelven á sonar Sobre un caso que deseo
En la antecámara espuelas Saber, y que vos sabéis,
Y cruzando galerías Porque; me han hablado de ello.
A la calle, por fin, llega. Hanme dicho, don Fernando,
En tanto que el rey prudente Que don Fadrique hijo vuestro,
Reanudando su tarea Con solo vuestro permiso
Torna á revolver más pliegos, Ha arreglado el casamiento.
O hace rodar las esferas. ¿Es verdad, duque?—Esta vez
Plan dichoos, señor, lo cierto.
II —Y además también me han
A los tres días después (dicho
En aquel mismo aposento Que es mucho el atrevimiento,
De las esferas y mapas, De quien salió de la cárcel
Reales cédulas y sellos, Do estaba por el rey preso,
En la misma silla el rey Sin su licencia, á casarse;
De registrar varios pliegos Dando tema á los pedreros,
Acababa; asió la borla Y á los nobles que murmuren,
De un cordón, tiró de nuevo. ¿No es esto duque?—Sí es esto.
Sonó la misma campana, -¿Y no sabéis, don Fernando,
Y antes de apagarse el eco Que ningún grande del reino
Se oyó ruido de armadura Sin contar esto conmigo,
Y de golpes en el suelo. . Y de tal guisa ha de hacerlo?
A poco, con tardo paso, —Así es, sefior, cual decís,
Apoyado en el acero, Mas por causas que reservo,
Entró en la cámara regia No os lo pedí...—Pues por
Don Fernando de Toledo. (causas
Al punto el rey se levanta (1) Así llamaba Felipe 11 al du-
Porque tiene gran respeto que de Alba.
376 KIi MONIE CARMELO

Como estas y otras que tengo, Y. cuando en paz me dejabais,


Eu el castillo de Uceda Estando achacoso y viejo,
Señor duque, os pondré preso. En otro viejo castillo,
Y porque veáis que tío, Rehusé el obedeceros.
En vuestra nobleza, espero - Pues id con Dios.—Con ves
Que sin más canas ni fuerzas (quede.,,—
Marcharéis á vuestro encierro. Se alzó del sillón de cuero,
—Bien, señor...—Y por si El duque, y sin destocarse
(acaso, Salió del regio aposento;
Por tener la sangre hirviendo, Y el ruido de la armadura,
Don Fadrique á hacer no llegue Y el compás del duro acero
Viéndoos preso un desafuero, Y el tardo paso del procer
ATordesillas do estaba En marmóreo pavimento,
A buen recaudo irá luego. Pregonaban sus hazañas,
Para esto, pues, os llamé: Y su corazón de hierro,
¿Estáis, duque?—Estoy en ello. Que del latido al compás
—¿Me dais palabra?...—Os la Resignado y en silencio
(doy. Poco á poco caminaba
—¿Palabra?...—De caballero. Con dirección al destierro.
Que no habrá señor, quien diga Entretanto el rey prudente
Que puntual goberné reinos, Arrellenóse en su asiento,
A vuestro mandato, y pude Hizo girar ias esferas
Acaudillar cien ejércitos, Y'volvió á registrar pliegos,"
[Fr. Florian del i ármelo Feresiano.
(Se continuará)
MARAVILLAS DE LA GRACIA ENTRE LOS ADORADORES DEL DEMONIO
IIIIIIIIII1IIIIIIIIIHII11IIII

li
FL ORÁCULO DE SATANÁS CONVERTIDO EN APÓSTOL DE CRISTO

La diócesis de Quilón, en Malabar, gobernada por los misioneros


carmelitas, está dividida 8l mediodía en varios distritos cristianos
comprendiendo cada uno unas veinte parroquias católicas disemina-
das entre unas cincuenta villas paganas. En 1869 el distrito de Ven-
gotí.o era administrado por un Misionero belga Carmelita Descalzo
del Convento de Brujas en Flandes, el R. P. Agustín de Santa Tere-
sa. Era éste el tipo del verdadero Misionero apostólico, celoso, infla-
mado por la gloria de Dios, piadoso, intrépido, observante de una
pobreza extrema en su persona, pero liberal y dadivoso para los de-
más sin pasar los límites de la discreción; viajando siempre á pió no
reparaba ni en el tiempo, ni en la hora; ni 18S lluvias ni los ardores
del so] podfan contener su celo por la salvación de ¡as almas. Cierto
día hallándose en Cottar en compañía de Mons. María Efren, Carme-
lita Descalzo, Obispo de Quilón y otros misioneros, recibió aviso de
que un cristiano del distrito de Vengotto debía recibir los últimos
sacramentos; el Padre salió enseguida, y á pié y bajo un cielo de
fuego caminó 25 millas inglesas (nueve leguas próximamente) para
administrar á su parroquiano; ¡y qué de veces hizo otro tanto!
Su piedad hacia el augusto Sacramento del Altar era extraordi-
naria; tenía una devoción especial para cuidarla lampara del Santí-
simo. Se levantaba casi todos los días hacia ¡as dos de la madrugada
para hacer su oración mental. Distribuía á los pobres y neófitos las
limosnas considerables que recibía de su familia, de Flandes, y él se
alimentaba á lo indiano. Asiduo al confesonario siempre estaba
presto para consolar á todos. En fiu el viejo Padre (1) era proverbial
(1) Se le llamaba el viejo Padre, porque era el más anciano de todos
los misioneros Carmelitas Descalzos de Malabar meridional.
378 EL MONTE CARMELO

conocido y venerado de todos, de pag*u03 y de turcos no m9nos


que de los cristianos.
Por el prestigio público de que gozaba, los paganos le perdona-
ban de buen grado los actos de celo indiscreto (á juzgar según las
reglas de la prudencia humana) que ellos no hubieran perdonado á
otros Misioneros, lía día encontró el Padre á un alfarero que llevaba
una estatua de las más abominables é indecentes, hecha reciente-
mente, pintada con mil colores, y que representaba al demonio bajo
el nombre de Patrahali. Esta estatua era esperada con impaciencia
por los paganos de una aldea vecina para ser inaugurada en una
nueva pagoda. A su vÍ9ta se inflama el celo del misionero, toma és-
te su bastón de viaje y con un fuerte golpe hizo trizas la estatua. El
alfarero y los otro3 paganos entablaron proceso contra el Pudre
Agustín ante un juez pagano, pero este enterado de que el objeto de
las querellas era un acto del viejo Pudre, dio largas al asunto.
Después de su llegada á Vengotto, el ferviente misionero veía
con dolor que su celo por la conversióu de los gentiles era contra-
restado por la influencia del Pei'ade de este lugar, y suplicó al Señor
le ayudase á triunfar de este ministro del infierno. Nada era imposi-
ble al celo ardoroso del P. Agustín. Después de habar hecho á Dios
una ferviente oración, se presenta al sacerdote del demonio, le es-
trecha con argumentos, le amenaza con castigos eternos, y por fin la
gracia triunfa; el sacerdote pagano, sinceramente convertido, recibe
el bautismo el 30 de Mayo de 1869 á la edad de 30 años con toda
su familia. El nuevo convertido demolió su pngoda dedicada á Sa-
tanás, pues le pertenecía en propiedad, é hizo construir en su lugar
una capilla al verdadero Dios y á la Santísima Virgen. Desde su
bautismo su fervor no se desmintió jamás, se abrasaba de ardor san-
to por la conversión de los idólatras. Como él ejerció grande ascen-
diente sobre sus compatriotas, el R. P. Agustín le hizo su catequis-
ta y por su medio convirtió muchos paganos. Los sucesores del ce-
loso Misionero Padres Fernando y Elias, Carmelitas Descalzos, se
sirvieron igualmente .de Rayappene (Pedro fué el nombre de pila
que le impuso el P. Agustín) en concepto de catequista para obrar to-
dos los años numerosas conversiones. He aquí algunos datos del celo
ardiente que le abrasaba por la salvación de las almas:
Extractos de cartas del E. P. Fernando de los SS. Corazones
de Jesús y María Carmelita Descalzo, Misionero
Apostólico en Vengotto por el año 1875.
Entre todos mis catequistas pobresale Rayappene, antiguo sa-
cerdote del demonio bautizado ha pocos años por el R. P. Agustín de
Santa Teresa, belga, predecesor míu en este distrito y que era un
verdadero apóstol. Un día, según lo que con frecuencia aquí aconte-
ce, después que habíamos recorrido en vano varios pueblos, Rayap-
pene desconsolado y casi colérico me dijo: — «Padre, yo no sé verda-
deramente en qué piensan esos paganos; apenas si nos escuchan, y
lo que es más se ríen de vos cuando os ausentáis del mismo modo
que se ríen de mí presente, cuando hallándome solo les dirijo bue-
nos consejos» — *Shif (¡Fih!) Rayappene, tu por lo visto no sabes que
MISIONES CARMELITAS 379

los sudores con que regamos todos estos surcos áridos, harán ger-
minar con el tiempo la buena semilla que allí depositamos y nos-
otroH ú otros recogerán un día abundantes cosechas. Y después la
misma palabra que nosotros llevamos á estos sordos voluntarios de
Kilaton (Oriente) Dios la hará escuchar sin nosotros á*los de Ubékon
(Poniente), de modo que de ella no caiga por tierra ni una sola síla-
ba». Picado en lo vivo por este trozo de estilo oriental, vuelto de su
abatimiento, se fué. A los dos días muy de mañana, vuelve á mí
muy sofocado y me dice, ó mejor dicho, me grita de muy lejos,
apenas me divisó:—«Padre, al llegar á mi casa ayer por la tarde en-
contré allí estos cuatro hombres, que habían llegado con todas sus
familias; ellos piden ser hechos cristianos». Ah!... Ah!... prorrumpió
en acción de gracias.
«Padre, me dijo en otra ocasión, ya no me atrevo ir á Ideglcadon
(desierto de los pastores), donde hemos fijado una cruz entre las ca-
sas de a'gunos nuevos cristianos, porque todos los paganos, !qué pe-
na! quieren maltratarme»—*¡Kollam! (Bravo!) y tu no reflexionas
que es el diablo quien furioso por la brecha que allí has abierto
contra su imperio, teme las consecuencias y trabaja por alejarte,
excitando contra tí cuantos adeptos le quedan! Vé sin miedo, y si al-
guno te honra con una bofetada en la mejilla, preséntale con gozo
la otra y verás cu 1 sea el resultado» —Sari! (Es justo). Y él supo
traerme bien pronto de allí algunos más neófitos. Poco después cos-
teábamos juntos :in valle, que mi venerable predecesor había reco-
rrido con frecuencia, y en donda dos ó tres familias se disponían
para el Sto. Bautismo. Mas otros muchos nos siguieron para decla-
rarse cristianos.— «Ahio, dijo Rayappene, el Kilaven Jívami (el viejo
Padre, esto es, el R. P. Agustín) no trabajó en vano por esta costa;
la suerte os propicia, \\ atraccióu comienza y al pisshaon (demonio)
trabajo le queda para conservar por el miedo el resto de su reba-
no.»—Convieue, en efecto, saber que entre otros muchos obstáculos
el miedo de que los mate el diablo, si le abandonan, retrae á un
gran número de gentes simples, que sin este temor se harían volun-
tariamente cristianos.

(Se continuará)
ZW&ÉMZÍ ^ J^Sll,J?í§^l¿
•) ^Jlfa "*W!) (*¡Kr (ym!^ P ^W^pjTO*"' Pm? ^M^.PmfíyiK^.^MfjO1

EL ESTUDIO DE U RELIGIÓN

IX.
Hntpe la Religión y la eieneia no puede h a b e r eonflietos

I||UNQUE sobre el tema que vamos á examinar, han escrito trata-


l a i d o s magistrales los apologistas españoles Cámara, Mir, Men-
dive, González, Vigil, Fonseca, Ortí y Lara, Cornelias, Rubio y
Ors, y algunos otros, sin embargo en obsequio de los que no han
leído dichos autores, creemos conveniente y hasta necesario, vol-
ver á dilucidar el mismo interesantísimo asunto.
Esta controversia tiene verdadero carácter de actualidad, sobre
todo desde que á últimos del siglo pasado publicó el americano
]uan Guillermo Draper su libro de los conflictos entre la Religión
y la ciencia, libro vertido á nuestra lengua por el racionalista don
Nicolás Salmerón, y repartido profusamente en España.
Que el asentimiento prestado por los católicos á las verdades
religiosas reveladas por Dios, no puede estar en pugna con las con-
clusiones de la ciencia, se prueba estudiando la naturaleza de la
razón y de la fe.
La razón es anterior á la fe, como veremos más adelante, y si
el hombre no estuviera dotado de ella, jamás podría creer nada.
¿Qué es, pues, la razón' El mismo entendimiento en cuanto discurre,
examina y comprende las verdades naturales, siendo por lo tanto
su objeto propio la verdad. La razón es un atributo peculiar del
hombre, don preciadísimo, concedido por Dios á las criaturas inte-
lectuales, es aquel rayo soberano que, emanando de la eterna lum-
bre, según la palabra del ilustre profeta de los hebreos, resplan-
dece en nuestro rostro: Signalum est super nos lumen vultus tui
Domine,
¿Y qué entendemos aquí por la fe? El asentimiento firme pres-
tado á las verdades sobrenaturales, en cuanto son reveladas por
la autoridad de Dios. De estas palabras se colige claramente, que
la fe no descansa en la evidencia de los principios, como sucede con
la ciencia, sino en la seguridad infalible del testimonio de Dios, el
cual al revelar las verdades no puede engañar ni engañarse. Resi-
de en el entendimiento, y su objeto propio y adecuado es la verdad,
EL ESTUDIO DK LA RELIGIÓN 381

revelada por Dios. Por medio de la fe creemos los católicos las -co
sas, que se ha dignado manifestarnos Dios, con una seguridad y
certeza incontrastables.
Pues bien: solo lo que es falso puede oponerse á lo verdadero, y
siendo el objeto de la fe y de la ciencia, ó sea, de la razón divina y
de la razón humana, la verdad, aunque en distinta esfera, se sigue
que entre ellas no puede existir conflicto, disonancia ni contradic-
ción de ninguna especie.
Así como la gracia no destruye la naturaleza, sino que la per-
fecciona, según el axioma teológico, así tatr.poco la religión des-
truye la ciencia, antes bien la perfecciona, la engrandece y la
avalora por muchos conceptos.

Monte Carmelo. (Tumba de los franceses)

La fe representa á la religión, como la razón representa á la


ciencia, y cabe decir con Santo Tomás, que en algún modo la
ciencia es anterior á la fe, pues que la presupone, como la gracia
presupone la naturaleza. Fides prcesupontt cognitionem natura-
lem, sicut gratia naturam, et perfectio perfectibile. S. Thom.,
I. P. Qusest. 2. Art. 2.
Probemos nuestro enunciado de otra manera más concluyente,
ó sea, con la autoridad del Concilio Vaticano para los católicos, y
con argumentos de la razón natural, dilucidados por Santo Tomás
para los que no lo son.
Aun cuando la fe—dice el Concilio—sea sobre la razón, sin
embargó, jamás puede existir verdadera contradicción entre ellas,
toda vez que es el mismo Dios el que revela los misterios, infun-
diendo la fe, y ha dotado al hombre de la luz de la razón, y Dios
no puede negarse así mismo, ni oponerse una verdad á otra. Así,
382 BL MOííTJS OABMKLO

pues, definimos y declaramos claramente, que es falsa toda afir-


mación contraria á la fe revelada. Cap. 4.
Para los heterodoxos el santo doctor de Aquino dice lo siguiente
en la Suma contra Gentes: Los principios en que se funda la razón
natural son manifiestamente verdaderos, de tal modo que no cabe
imaginarse ni sospechar su falsedad. Por otra parte los principios
de la fe descansan en.pruebas evidentemente divinas, siendo gran-
de impiedad el creerlos falsos, y puesto que lo falso, es lo que úni-
camente se opone á lo verdadero, como lo dice su definición, es en
absoluto imposible, que una verdad de fe contradiga á los princi-
pios conocidos de la razón. Art. 1. cap. 7.
Esto ha escrito Santo Tomás con palabras de sublime hermo-
sura y encantadora belleza, inspirada por los Angeles de la Teo-
logía.
La Religión dice: Hay Dios, ese Dios tiene providencia de las
cosas terrenales, el alma es inmortal, existen premios y castigos
eternos después de esta vida. ¿Ha dicho nunca ]o contrario la ver
dadera ciencia?
Porque ía Religión deja en las cuestiones libres en completa
libertad, han podido desarrollar con holgura }os esplendores de su
ingenio Tertuliano, Orígenes, San Justino, San Agustín, San Isi-
doro de Sevilla, San Anselmo, Pedro Lombardo, Santo Tomás,
Juan Escoto, Rogerio Bacón, Suárez, Varguer, Melchor Cano,
Bañez, Copérnico, Cubier,Donoso Cortés, Balmes, Aparisi y otros
muchos.
Por lo cual con absoluta certeza llegamos á esta conclusión for-
mulada por un ilustre católico: Mucha filosofía conduce á la reli-
gión, poca filosofía aparta de ella.
El católico poirá tener dudas, temores y remordimientos de
los pecados, en los cuales tan á menudo incurre a pesar de los me-
jores deseos, pero nunca tendrá dudas, temores ó remordimientos
del error, porque siguiendo la doctrina de la Iglesia, es infalible
en creer las verdades reveladas.
Pero puede suceder, concluye el santo Concilio Vaticano, que la
razón de la supuesta contradicción se estribe en que ó no se exponen
.bien los dogmas de la fe, según la mente de la Iglesia, ó se toman
opiniones solamente probables por dictados de la sana razón y de
la ciencia.
En cualquier otro caso, es evidente, que no pueden existir con-
flictos de ninguna especie entre 1as verdaderas conclusiones de la
ciencia y las decisiones infalibles de la, fe, pudiendo descansar
tranquilos en los brazos amorosos de esta reina de los entendi-
mientos.
Fr. E. ñ.
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SECCIÓN CANONICO-IiTÜRGICA

SOBES El ÁNGELUS DOMIHI Y DE PROFUN0I3

Varios son los modos de rezar es- to hasta el mediodía del sábado in-
tas preces. Según declaración de los fraoctava de Pentecostés inclusive,
Sumos Pontífices y particularmente ^en lugar del Ángelus Domini se re-
del Papa León XIII, deben rezarse, cita la antífona Regina cali, de pie,
á no mediar impedimento, de rodi- con su versículo y oración propios,
llas, excepto desde dichas las Vís- sin más. Los que ignoran esta antí-
peras el sábado hasta terminar el fona deben decir siempre el Ánge-
día de Domingo, que se dicen en pie. lus Domini, conforme queda dicho
Los sábados de Cuaresma que, se- arriba (1) V si ninguna de dichas
gún costumbre de la Iglesia se re- preces supieren de memoria, ni pu-
zan las Vísperas antes de la comi- dieren leer, basta que cinco veces
da, debe decirse de pie, como ordena digan la Salutación Angélica, ó sea
el Decreto del 20 de mayo de 1896. el Ave María (2)
(1) A cada versículo del Ángelus Estas oraciones deben rezarse al
Domini se dice una Ave María, y amanecer, al mediodía y al ano-
para terminar, el ora pro nobis, con checer, á la señal de la campana
la oración Gratiam Tuam. En Ro- donde hubiere costumbre de hacer
ma y en otras partes del Orbe Ca- esta señal, y donde no, á la hora
tólico se añaden después de la ora- acostumbrada. L a Santidad de Be-
ción tres Gloria Patri (2) en acción nedicto XIII concedió á favor de los
de gracias á la Santísima Trinidad que viven en Comunidad poder re-
por los.especiales privilegios conce- zar estas preces acabado el acto
didos á la Santísima Virgen, parti- común en que por casualidad se en-
cularmente en su gloriosa Asun- contraren al toque de la campa-
ción á los cielos. na. (3)
Todo el tiempo Pascual, á saber,
(1) Decret. 12 Febr. 1833.
desde el mediodía del Sábado San- (2) S. C. Indulg. 3 april. 1884.
(3) Regulares omnes utriusque
(1) In sabbatis Quadragessimse scxus, aliique inreligiosis domibus
orationem Ángelus Domini meridie, commorantes, si dum campanee pul-
recitandam esse stando; sabbato ve- santur aliquod opus exerceht, quqd
ro infra Octavara Pentecostés, me- ad regularem observantiam perti-
ridie, recitandam esse antiphonam neat, nilhominus supra memoratas
Regina creli. S. C. Indulg. ¿0 maiii indulgentias acquirere possint, dun-
18%. modo statim ac opus praeiictum ex-
pletum füerit, praefatas preces flexis
(2) Solans yAIonsano con otros genibus devote recitent Rsstrip.
autores. S. C, Indulg. 5Decemb. 1727.'
384 EL MONTE CARMELO

L a s indulgencias qué el mencio- En los lugares donde no existe la


nado Pontífice concede á la recita- costumbre de hacer señal con la
ción de estas preces, son: indulgen- campana, ó por cualquier motivo no
cia plenaria una vez al - mes á los se oyere, se ganan las indulgencias,
fieles que diariamente por la ma- rezando poco más ó menos á la hora
ñana,al mediodíay á la noche las re- determinada. (l)Losque no supieren
zaren, lucrable el día que cada uno de memoria el mencionado salmo
eligiere, si arrepentidos y confesa- pueden rezar un Padre nuestro y
dos recibieren la sagrada Comunión una Ave María» con el verso Ré-
y elevando preces á Dios rogaren quiem áster narn. (2)
por la concordia entre los Príncipes Las indulgencias concedidas á es-
cristianos, extirpación de las here- ta laudable devoción, son: 100 días
' jías y exaltación de la Santa Madre el día que la practicaren, y si lo
Iglesia: indulgencia de too días, en hicieren durante todo el año, ver-
los demás dias del año, todas las daderamente arrepentidos, y confe-
veces que con corazón contrito re sados reciban la santa comunión, ro-
zaren devotamente los versículos gando por la concordia entre los
del Ángelus Domini, ó la antífona Príncipes cristianos, extirpación de
Regina cosli en la forma dicha. Es- las herejías y exaltación de la San-
tas mismas indulgencias extendió ta Madre Iglesia, ganarán un día á
Pío VII á los que después de la su elección, una indulgencia plena-
oración Gratiam Tuam añadieren ria. (Clemente XII.) Además Nues-
tres veces el Gloria Patri. tro Padre Santo León XIII concede
El salmo Deprofundis. Pasado al- 50 días de indulgencia á los que
gún tiempo desde la hora del Án- devotamente y contritos de corazón
gelus, ó como dicen los autores: ár- recitasen el salmo Di prqfundis con
ea priman noctis horam, se dice este el Réquiem xternam, lucrable tres
salmo siempre de. rodillas, á no ser veces al día; (3) otros 50 días, to
que hubiera impedimento, como se das cuantas veces se diga en el ofi-
ha dicho al hablar del Ángelus. Se cio con corazón contrito, el versí-
termina con el Réquiem xternam... A culo Riquiem xternam dona eis... (4)
porta inferí, la oración Fidelium...
Requiescant... (1) Los Regulares
que viven en Comunidad y que al
Fr. ftntero de Man lose
tocar la campana no pud'esen rezar C. D.

por hallarse en algún acto común,


pueden rezarle terminado aquél, y (1) S. C. Indulg. 18Mart. 1781.
ganarán las indulgencias. (2) S. C. Indulg. 18 Jul. 1877. '
(3) S. C Indulg. 13 Febr. 1888
(1) Clemente XII, / / agosto 1736. (4) S. C. Indulg. 22Mart. 1902

^-^ffe"""^-^
ELECCIONES.—En los Capítulos Provinciales celebrados en las tres Pro-
vincias Carmelitanas de España, Castilla, Valencia y Navarra, se han hecho
las siguientes elecciones de Provincial y Definidores:
Provincia de Castilla.—Provincial, el M. R. P . Venancio de Jesús María,
que en, diferentes ocasiones ha ejercido los cargos más importantes de la
Orden. *
Definidores, los RR. PP. Fernando de la Inmaculada Concepción, Basi-
lio de Jesús María y José, Jorje de Santa Teresa y Luis María del Sagrado
Corazón de Jesús.
Provincia de Valencia.—Provincial, el M. R. P . Salvador de la Madre de
Dios, cujas brillantes dotes oratorias son bien conocidas en toda Es-
paña.
Definidores, los RR, PP. Martín de la Sagrada Familia, Bortoldo del Sa-
grado Corazón de Jesús, Pascual de Cristo y Faustino de la Sagrada F a
milia.
Provincia de Navarra.—Provincial, el M. R. P. Víctor de la Cruz, que du-
rante mnchos años ha ejercido en Madrid el cargo de Procurador Genera 1
de la Orden.
Definidores, los RR. P P . Gerardo del Sagrado^Corazón de Jesús, Joaquín
de San Simón Stock, Celedonio de la Virgen del Carmen y Ángel María de
Santa Teresa, Director de E L MONTE CáEMELO .
Muy cordialmente felicitamos á nuestros nuevos Superiores, y rogamos
les conceda sus luces divinas y celestiales auxilios para el buen desempeño
de sus importantes y delicados cargos.
No podemos menos de añadir una especialísima felicitación á nuestro
muy digno Padre Director por la distinción de que ha sido objeto en e l
presente Capítulo Provincial.
CARTA DEL MONTE CARMELO.—Santo Monte Carmelo, Abril de 1908.
Muy R. Padre: hemos tenido el gusto de hospedar entre nosotros durante
varios días á Nuestro Padre General, P.- Rainaldo de San Justo. Antes de
venir á este Santo Monte había ya visitado nuestras Misiones de Siria, á
saber: Trípoli, Alexandreta, Covayart y Visoerri; en todas partes recibió
manifestaciones de cariño verdaderamente extraordinarias: aquí en Oriente
la venida del General de una Orden religiosa es un acontecimiento tan
extraordinario como puede serlo en una nación de Europa la visita de un
Cardenal ó de un Patriarca. Pero donde se dispensó á Nuestro Padre Gene-
386 EL MONTE CARMELO
ral un recibimiento si cabe más entusiasta fué en el Carmelo; á esperarle á
Caifa salieron todos los señores Párrocos de los diferentes ritos que están
en unión con la Iglesia Romana, los Cónsules de todas las naciones Católi-
cas, los Dragomanes de los Cónsules, con sus uniformes propios de cada na-
ción, católicos de todos los ritos, á saber: griegos unidos, maromitas y
latinos, y finalmente una banda de música.
Llegado N. P. General á la Parroquia, celebró la santa Misa que fué
oida por toda la inmensa muchedumbre, durante la cual la banda de música
interpretó preciosas piezas en la plaza de la parroquia. Terminada la santa
Misa, N. P . General dirigió su elocuente palabra al auditorio dando las
gracias por'tantas atenciones y muestras de cariño que le habían dispen-
sado las cuales eran una prueba patento de su acendrada fe, y de su amor
y unión con la Comunidad del S. Monte Carmelo, de la cual, bien que in-
digno, era su primer representante.
Por la tarde, después de haber cumplido las visitas de los señores Con.
sules y de otras personas de la alta aristocracia de Caifa, subió al Monte
Carmelo; la Comunidad le esperaba procesionalmente en la plaza del Con-
vento; entrando en la Iglesia se cantó un solemne Te Deum laudamus.
Después de dos días abrió la Santa Visita. En la exhortación de apertura
Nuestro Padre General nos habló de la satisfacción que se siente al tener
la dicha de vivir en el Santo Monte Carmelo, cuna de nuestra Religión, y
en el cual apenas podemos dar un paso sin que nos asalten santísimos re-
cuerdos. En la exhortación de despedida desarrolló este pensamiento: «de-
bemos guardar las reglas porque son santas: santas en su principio, santas
en sus medios y santas en su fin.»
El mismo día en que se cerró la Santa Visita tuvo lugar la tierna cere-
monia de la toma de Hábito del Hermano Luis María de San José; le im-
puso el Santo Hábito N. P. General, y pronunció una tierna plática el Re-
verendo Padre Francisco de Santa María, religioso de la Provincia Carme-
litana de San Joaquín do Navarra.
Al día siguiente, visitó N. P . General el lugar del Sacrificio de Elias, y
de allí partió á Nazaret; á la vuelta de Nazaret, hizo la Visita canónica á las
Madres Carmelitas vecinas al Carmelo; éstas están sujetas en todo á la j u -
risdicción de la Orden.
Finalmente, después de realizada la Visita, partió para Roma, habiendo
salido á despedirle hasta el puerto toda la Comunidad del Carmelo, los
Cónsules, la alta aristocracia de Caifa y numerosísimo público.—Suyo afec-
tísimo, El Corresponsal.
PROFUSIONES Y TOMAS DE HáBITO.—Murguía, 5 de Mayo, 1903.—Reve-
rendo Padre Director de E L MONTB CARMELO;
¡Qué grande y sublime es nuestra santa Religión! ¡Y qué de encantos y
bellezas tiene, aún on los mismos actos en que impone á sus hijos los más
costosos sacrificios! Indelebles <;stán en mi mente las dulces impresiones
que ayer sintió mi corazón al presenciar el tierno á la par que simpático
acto de la profesión religiosa de la Hermana María Teresa do Jesús en el
Convento de MM. Carmelitas Descalzas
Hace un año tuvo V. R, la'boudad de publicar en su Revista la toma do
Hábito de una señorita santanderina que dejando su nombre de María Es-
oajadillo y Aparicio ocupaba la Silla de Santa Teresa el en Convento de
CRÓNICA CARMELITANA 387

Murguía con el de María Teresa de Jesús, y esta misma joven es la que


ayer fué la heroína de nuestra fiesta.
A las nueve de la mañana la multitud se dirigía á la bonita iglesia del
Patrocinio de San José, que adornada con exquisito gusto, ostentando sus
mejores alhajas en candelabros, blandones,-manteles, alfombras, etc. etc. se
asemejaba á un pedacito de cielo que al levantar un caritativo Espíritu la
punta de la espesa cortina que separa los dos mundos, muestra á los mor-
tales las bellezas que el Eterno reserva á sus escogidos.
Contemplábamos tan hermoso panorama cuando vimos aparecer en el co-
ro bajo dos filas de Religiosas que cantando el Veni Creator conducían a l a
velada, coronada de azahar junto á la reja, en donde por la parte exterior
en nn sitio de preferencia se encontraban sus señores hermanos y á la vez
padrinos, don Eusebio y doña Milagro en unión de su señora madre, otra
hermanita y algunas personas invitadas. A continuación cantaron las mis-
mas religiosas con acompañamiento de órgano y afinadas voces una precio-
sa misa de M. Alvasanz. Dospués del Evangelio tuvo agradablemente entre-
tenidos á los fieles el ildo. P . J u a n Bautista del Espíritu Santo, Suprior de
los Carmelitas Descalzos de Vitoria, que al desarrollar el tema de Beati qui
habitant in domo tua Domine; in sacula soeculorum laudabunt te, con facilidad,
elegancia y encantadora elocuencia nos hizo ver que la verdadera felici-
dad existe en los claustros, en la vida religiosa y en el cumplimiento de los
consejos evangélicos y de las reglas de la Orden, que os lo que llena el co-
razón de satisfacción y alegría, mientras que los gozos y deleites munda-
nos en el momento lo embotan y desvanecen, para dejarle después más
árido y vacío por no estar hecho para la cosas de esto mundo. Amonestó á -
la Hermana María Teresa á cumplir con generosidad los tres votos de Po-
breza, Obediencia y Castidad porque ellos son los que transforman a l a s re-
ligiosas en ángeles, y por fin á todos nos exhortó á dar gracias á Dios por
que al dar á los pueblos los monasterios y conventos de religiosos de ambos
sexos nos ha dado unos pararrayos y unos Moisés y Elias que detienen el
brazo del Omnipotente airado contra los pecadores.
Terminada la Misa, el oficiante que era el M. R. P . Superior del
colegio de segunda enseñanza que en esta Villa tienen los Hijos de Ssux
Vicente de Paul, delegado por el señor Obispo para este acto, acompañado
del Diácono señor Arcipreste, del Subdiácono un P . de dicho colegio, y del
maestro de ceremonias señor Capellán de la Comunidad, tomando el velo
negro del altar donde había estado durante la Misa en una preciosa ban-
deja y cubierto de flores, se acercaron á la reja mientras las Hijas de Santa
Teresa cantaban á su nueva hermana con dulzura y entusiasmo el Acójeme
del P. Hermann. Hizo el Preste la imposición del velo segán prescribe el
ritual de la Orden, abrazando después todas las religiosas con efusión y
cariño á la nueva Profesa que radiante de alegría daba un adiós eterno al
mundo y sus placeres, segura de que el Esposo de su alma á quien se había
entregado será su consuelo y su dicha todos los días de su vida.
El inmenso gentío se apiñaba junto á la reja viendo desaparecer á las
monjas envueltas en sus capas blancas y flotantes velos donde parecían
llevar oculti la felicidad á que todo hombre aspira y que no puede encon-
trar fuera de Dios.
Entre las magníficas cosas que lucían ayer en la Igesia de las MM. Car-
melitas llamó grandemente la atención el riquísimo terno que hace años
vienen ellas bordando cuyas dálm áticas se lian terminado para este día.
38S EL MONTE CARMELO

Para terminar diré que cuando sentados á la mesa comentábamos Jas


gratas impresiones del momento, apareció un sobre que la recién profesa
enviaba á MI querida madre: contenía unos versos que á ella le habían de-
dicado, en cuyo pliego venía pintada una artística tarjeta con la dedicato-
ria, de la cual salía una elegante rosa rodeada de espinas y el cáliz mismo
de la flor era el nido de unos preciosos pajaritos que parecían querer re-
montarse por los aires.
El R. P . Superior leyó los versos con entusiasmo, y ed imposible descri-
bir los efectos de emoción y ternura que se apoderó de los presentes; sólo
diré que la señora viuda de Escajadillo y su distinguida fatoilia tendrá
eternos y gratos recuerdos de oste día y de esta villa donde sin contar del
singular afecto que las MM. Carmelitas les profesan, han sido objeto de
las más finas atenciones por parte del Superior y Comunidad del Colegio,
del señor Arcipreste, del señor Capellán de MM. Carmelitas y de otras
muchas personas de las más distinguidas de esta villa.
Reciban la más completa enhorabuena tanto la Comunidad del Patroci-
nio de San José como la señora madre, hermanos y demás apreciable y
distinguida familia de la Hermana Maiía Teresa de Jesús, y muy especial-
mente ésta, que en el silencio del claustro podrá dar rienda, suelta i. los
impulsos íntimos de su corazón corriendo por la senda de la virtud hasta
llegar á la cumbre de la perfección religiosa.
Anticipo á usted las gracias, señor Director, por la inserción de estas lí-
neas en su revista carmelitana y quiera Dios N. S. que el valor y heroísmo
de esta joven santanderina anime á otras á hacer el mismo sacrificio.
De usted afcmo. s. s.—F. D.
—Beas de Segura, 29 de Abril de 1903.
Señor director de E L MONTE CARMELO.—Muy respetado señor mío: Puesto
que tan benévolamente ha dado V. siempre cabida en la CRóNICA de su ex-
celente revista carmelitana á las noticias que se han servido transmitirle
sobre la restauración del Convento de esta Villa de Beas, uno de los prime-
ros fundados por la Santa M. Teresa de Jesús, creo dispensará V. la misma
accjgida á estas líneas Ae un ferviente devoto de la seráfica doctora y de
sus hijas.
Viendo la prodigiosa marcha de esta restauración, bien podemos excla-
mar: digitus Dei eut hic, de una manera tangible se vé aquí el dedo de Dios.
No hagamos mérito del grandioso convento que, como por ensalmo surgió
e*h ol solar que ocupó el primitivo; después de Dios, gracias á las dotes ex-
traordinarias de aquella mujer grande, alma y vida de esta restauración,
Reverenda Madre Justa de la Virgen del Pilar, cuya muerte causó doloro-
sisima impresión, no sólo á sus hijas, sino al pueblo que tuvo la dicha de
conocerla y apreciar algo do sus talentos y virtudes, limitémonos solamente
á las vocaciones suscitadas por el Señor para el mismo, y nadie dudará de
la verdad de nuestra aseveración. Doce jóvenes de distintas provincias han
tomado el Santo Hábito en los cuatro añoB que cuenta la restauración, y
todas perseveran animosas, unas que ya han pronunciado sus votos, y. otras
que esperan con santa impaciencia el día venturoso de su profesión; de un
solo pueblo de Santander—Comillas—han venido tres, una que lleva ya dos
años de profesión, y otias dos, de las cuales vamos á ocuparnos.
El domingo, 19 tomó el Santo Hábito la señorita Margarita Artime Gon-
zález, de 18 años de edad. Luciendo elegante vestido blanco de larguísima
CRÓNICA CARMELITANA 389

cola, adornado con exquisito gusto, y llevando sobre su cabeza y pecho el


simbólico azahar, salió la joven á las diez de la mañana de la casa de la
señora doña Josefa Ramírez de Avila, que tan generosa y espléndida hos-
pitalidad le dispensó, acompañada de dicha señora, de su madrina, la seño-
rita de Comillas doña Carmen Bjna, de otras distinguidas señoras y seño-
ritas de la localidad y de multitud do personas que se asociaron á la comi-
tiva para presenciar la ceremonia sin omitir los preliminares; los balcones
del tránsito hasta el Convento estaban llenos de espectadores, y en las ca-
lles y plazas se agolpaba la gente á ver la monja nueva.
Bendijo y le dio el Hábito su director espiritual, el Presbítero don An"
selmo Macho, quien, tomando por tema las palabras de San Mateo inventa
una.pretiosa margarita abiit et vendidit universa quce habuit et emit eam, hizo
hermosa é interesante plática, encomiando las excelencias de la vocación
religiosa, á cambio de la cual no es mucho dejar el mundo y todas sus co-
sas. Terminada la ceremonia, los Sacerdotes do la villa, que asistieron al
acto acompañaron á la novicia hasta la puerta reglar, dándola allí la ben-
dición, la madrina, su hermano político don Miguel Llano, doña Josefa Ra-
mírez y su familia, y otros, cuyos nombres sentimos no recordar.
La Hermana Margarita del Niño Jesús, este es su nombre, ha venido á
desempeñar la plaza de cantora; y que no defraudará las esperanzas de la
Comunidad, ha empezado á demostrarlo con gran regocijo de ésta en la
misa solemne del martes 21 con motivo de la profesión de la tercera de las
dichas jóvenes comillanas que ahora nos va á ocupar.
La Hermana Joaquina de Santa Teresa, en el munlo señorita Joaquina
Bona y Balbás, había vestido el santo hábito el 20 de Abril del año pasado,
y pronunció sus votos simples, á tenor del decreto Perpensis, el día 21 de los
corrientes, después de haber preparado su espíritu para tan importante ac-
to con ejercicios espirituales, bajo la dirección del que'fué su confesor, don
Anselmo Macho, que vino expresamente de Comillas con este fin. También
vinieron para dicho acto los antes citados, señorita Carmen Bona y don Mi-
guel Llano, hermanos de la nueva profesa.
A las 10 empezó la ceremonia prescrita según el ritual Carmelitano, que
tuvo lugar en el Coro bajo ante el numeroso público que asistió á la fun-
ción, tan numeroso que, apesar de estar completamente apiñados, y en pié
el crecido contingente de hombres, no cabía en la iglesia, siendo día labo-
rable; que no obstante los sesenta años quo han faltado las Carmelitas de
esta vil'a, sus buenos hijos sienten par ellas como por la Santa Reformado-
ra, veneración y amor extraordinario cual les tuvieron sus hermanos. Ter-
minada ésta con ol Te-Deum, empezó la misa, con exposición solemne de
S. D. M. El sermÓD, estuvo á cargo del presbítero don Anselmo Macho, quien
hizo una brillante apología de las órdenes religiosas, fundado precisamen-
te en los tres votos que acababa de pronunciar la Hermana Joaquina de
Santa Teresa, atacando de paso, como se merecen, á los detractoros, los cua-
les si hacen tan cruda é inicua guerra á los institutos religiosos, es, ó por-
que no las conocen, ó porquo en ellos ven la condenación más categórica
de su conducta. Acabada la misa, le fué impuesto el velo negro á la nueva
esposa dol Cordero, y acto seguido ciñeron sus sienes con preciosa corona;
y dando á todas eus hormanas el abrazo de rúbrica.
Terminaré esta reseña consignando que los comillanos regresan á su ca-
sa satisfechos de las atenciones de que han sido objeto en esta villa, espe-
cialmente por la R. M. Priora y Comunidad de Carmelitas, por el muy dig-
390 EL MONTE CARMELO

no párroco don Leandro Bago y Bueno, á quien tanto debe esta r. staura-
ción, y por la madrina y esposo que no han podido esmerarse más en aga-
sajos y obsequios.
Continúe Dios derramando sus bendiciones sobreestás buenas hijas de
Sarta Teresa, y reciban mil enhorabuenas la profesa y novicia comillanas.
Es de usted, señor Director, atento servidor q. b. s. m.—A. DOMINGO.
- Ha tenido lugar ea las Carmelitas Descalzas de Don Benito, la toma
de Hábito de la señorita Elvira Paz García de Suarez, q'ue al vestir el há-
bito Carmelitano ha tomado el nombre de Hermana María Teresa do J e -
sús; impúsola el santo hibito el señor don Francisco Pablos, Párroco de
Santiago, quien pronunció.tambión un elocuente discurso alusivo á tan tier-
na ceremonia. Fué madrina la virtuosa señora doña María Gómez Verlades
de Donoso Cortés.
Muy de corazón felicitamos á la Hermana María Teresa y á su aprecia-
ble familia.
NECROLOGíA.—Con gran sentimiento he nos sabido el falloiimiento de
nuestro muy querido amigo y ejemplar sacerdote don Emeteio Barriuso Is-
la, acaecido en Burgos á los 63 años de edad. Era el finado Terciario Car-
melita, muy apreciado en aquella ciudad por la bondad do su carácter y por
su vida edificante. Damos á su familia nuestro má3 sentido pésame.
—En las Carmelitas Descalzas de Tarragona falleció con la muerte de
los santos la Hermana Josefa Dolores de Santa Ana á los 74 años de edad
y 50 de muy bien aprovechada Religión.
—En Avila falleció santamente la virtuosa señora doña María Candelas
Marquina. Acompañamos en su dolor á su familia, y muy en particular al
qus fué su esposo el señor don Eusebio Santiago, suscriptor de E L MONTE
CARMELO, y á su hermana religiosa Carmelita Doscalza en Avila, María Ana
de San José.
—Ha fallecido en Madrid el que fué en vida nuestro amigo y snscrip-
tor el señor don Felipe Puig de la Bellacasa,
—Ha pasado ha mejor vida en las Carmelitas Descalzas de Sanlucar do
Barrameda la Hermana Rosario de San Juan de la Cruz, á los 56 años de
edad y 19 de Religión.
Encomienden nuestros lectores las almas de estos difuntos.—R. I. P.

*S
CARTA DE ROMA.—R. P. Director de E L MONTE
CARMELO:—Variadísimos comentarios se han hecho
de la visita de Eiuardo VII á S. S. León XIII. Es
el primer soberano inglés que ha pisado los umbra-
les del Vaticano desde los principios de la falsa
Reforma.
La importancia de este hecho, que tiende á con-
solidar las buenas relaciones entre esta, poderosa
nación y la Santa Sede, no se oculta ni á los mismos enemigos de la Igle-
sia Católica.
El Comité de sociedades protestantes de Londres ha formulado una pro-
testa por considerar la visita como una violación al juramento hecho por
S. M. el rey Eduardo en el día de su coronación. Pero los diarios londinen-
ses de major importancia como The Times y el Globo, cuyo testimonio por
ser de protestantes no tiene nada de sospechoso, aplauden la conducta del
Soberano.
Es innegable que, do pocos años á esta parto, se ha operado un cambio
profundísimo en !a opinión del pueblo inglés á favor del Catolicismo
En Inglaterra se organizan hoy peregrinaciones á Roma, como en las po-
tencias católicas; y hasta la. misma reina Victoria tuvo en el Vaticano sus
representantes con ocasión de I03 Jubileos de León X I I I en los anos de
1888 y 1893. Hoy es el Rey en persona q/iien vieDe á obsequiar al Sumo
Pontífice.
El día 29 del pasado, á las cuatro de la tarde, en hermoso lando se diri-
gía el rey Eduardo desde la Embajada inglesa al Palacio del Vaticano,
donde fué recibido en audiencia por León X I I I . Media hora duró la visita,
y al salir el Rey manifestó su admiración por la lucidez y claridad de i n "
teligencia que goza el Papa, no obstante su edad avanzada. "•
Es la segunda vez que León X I I I ha hablado con Eduardo de Inglate-
rra. En 1846, siendo S. S. Nuncio de Bélgica, .pasó á Londres, siendo muy
obsequiado por la Real Familia, y en esta ocasión conoció al que entonces
era Principe de Gales.
Entonces conoció también al célebre O'Conncll, y oyó desde una tribu-
na dol Parlamento, los memorables discursos de aquél campeón invicto del
catolicismo, que con su elocuencia arrebatadora arrancó á la Cámara de
los Comunes el decreto de Emancipación de los católicos irlandeses.
Su Santidad conserva gratísimos recuerdos do su estancia en Londres,
p o r l a s deferencias de que fué oojeto por parte de la Familia Real.
El día 2 llegó á Roma el Emperador Guillermo de Alemania, acompa-
392 EL MONTE CARMELO

nado de sus hijos los príncipes Federico Guillermo y Citel Federico. Es l a


tercera visita que el Emperador alemán hace a Su Santidad León X I I I .
Al banquete que el domingo siguiente dio el Emperador en la Embajada
Alemana fueron invitados algunos dignatarios de la corte pontificia y los
Eminentísimos cardenales Gotti, Rampolla y Ágliardi. Al l l e g i r los Emi-
nentísimos Cardenales á la Embajada, Guillermo II les estrechó la mano
dirigiéndoles afectuoso saludo y conversando con ellos familiarmente.
Terminado el banquete, S. M. Imperial con sus hijos, se dirigió al Va-
ticano, donde permaneció por espacio de una hora en audiencia con el Sumo
Pontífice.
El día 4 partió en tren especial al Monte Casino á visitar á los RR. Pa-
dres Benedictinos con quienes pasó la mayor parte del día, tornando por la
noche á Roma.
Con ésto quiere dar el Emperador alemán una prueba del alto aprecio
que le merecen los hijos de San Benito. [Qué lección tan elocuente para el
sectario Combes y para los que en España pretenden ser sus imitadoros!
Suyo afectísimo- -El Corresponsal,
Eli CINCUENTENARIO DB LA INMACULADA CONCEPCIÓN Su Santidad el
Papa ho designado especialmente á S3. EE. los Cardenales Vannutelli, Fe-
rrata y Vives para dirigir la preparación del Jubileo de 1904, con el cual se
celebrará el Cincuentenario de la proclamación del dogma de la inmacula-
da Concepción.
El Jubileo será solemnizado con un Congreso mariano universal y una
Exposición de arte mariano.
El Círculo de la Inmacolata está encargado de formar la Comisión eje-
cutiva que organizara uno y otra.
Con el mismo objeto se publicará un periódico, ¿del que será director
Mons. Radini Tedeschi, y redactor en jefe el caballero GrossiGondi.
Este Cincuentenario tendrá gran brillantez. Pío I X fué elegido por Dios
para glorificar en la tierra á la Inmaculada Concepción. Y la Inmaculada
Concepción llevará á León X I I I multitudes de fieles.
El Jubileo de la Inmaculada Concepción empezará el 8 de Diciembre
de 1903 y terminará en 8 de Diciembre de 1904.
• UNA EXCOMUNIóN.—Cuando el liquidador nombrado por el Gobierno do
M. Combes penetró en la celda del R. P. Dom Michel, Prior de la Gran
Cartuja, se encontró sobre la mesa de trabajo del venerable religioso la
nota siguiente, escrita de puño y Letra del propio Reverendo Dom Michel:
«>S J. M.J.—1.° Debe saber el liquidador que una excomunión terrible
pesa sebro él, en virtud de la misión vergonzosa y sacrilega que ha acep-
tado, pudiendo no haberlo hecho y que ejerce en los actuales momentos.
2.° El liquidador debo también saber que tanto des le el punto de vista
espiritual como desde el temporal son terribles los efectos de la exco-
munión. El liquidador lo sabrá por propia experiencia y acaso antes de
mucho tiempo.
3.° Ta nbién debe saber el liquidador que se encuentra obligado á re-
parar los daños que por su ingerencia en este asunto se inflijan á las Comu-
nidades religiosas y á restituir íntogramento á los poseedores legítimos la
comisión que pueda personalmente adquirir y que es completamente ilícita.
4." Los Cartujos perdonan al liquidador y piden á Dios que lo mire
con ejos de misericordia; paro no pueien, en cuanto á los bienes materia-
CRÓNICA HKNERAL 393

les que no son suyos, sino de la Orden, hacer abstracción de ellos en pro-
vecho do nadie».
LAS AMENAZAS DE COMBES.—Según el periódico Le Soleil, el presidente
Combes, hablando con otro personaje acerca de las Congregaciones, se ex-
plicó de esta manera:
«Me irrita la actitud de todos los obispos que protestan contra mis cir-
culares. Yo bien sé que voy á ser interpelado en el Senado sobro la cuestión
religiosa en general, lo cual no deja de satisfacerme. Es imposible que yo
deje pasar inadvertidas las protestas de los obispos.
Las relaciones de la Iglesia y el Estado son tan tirantes que no creo
puedan continuar en tal estado, ni volver a ser lo que fueron. Háoese, pues,
forzosa la separación de la Iglesia y del Estado.
Yo mismo tomaré la iniciativa sobre esta cuestión al abrirse de nuevo
el Parlamento, y la haré cuestión de Gabinete. Quizi no me sigan, pero no
me importa; me retiraré sin dejar por esto de luchar.
Al cabo de tres años el pais será consultado de nuevo sobre la cuestión
religiosa, y yo emplearé toda mi actividad, toda mi influencia para que los
electores impongan á sus mandatarios la separación de ia Iglesia y del
Estado, y creo, ciertamente, que lo conseguiré.»
Dios sobre todo.
CONVERSIONES.—El movimiento de conversiones al catolicismo de los
protestantes ingleses sigue cada día en aumento.
He'aquí loque telegrafían de Londres al Petit Bien, periódico liberal:
«Ha suscitado muchos comentarios la conversión en masa al catolicismo
de setenta pastores protestantes, la conversión es efecto del movimiento
ritualista que desdo hace muchos años amenaza á la Iglesia anglicaca y se
agrava cada día.
«Los ritualistas encuentran demasiado frío el culto protestante, que es
poco aparatoso: han restablecido en los templos las ricas imágenes, los or-
namentos y vestimentas sacerdotales, el uso del incienso y del rosario, el
culto de María, etc.
>E1 ritualismo constituye así lógicamente el primer paso para el retorno
á la Iglesia católica. De aquí que siempre que los jefes de la Iglesia oficial
anglicana protestan contra el ritualismo, los adeptos de este contestan eon
su completa conversión al catolicismo.
«Esto es lo sucedido en la parroquia de San Miguel en Shoradioh; el re-
verendo Mydleton Evons, cura de la parroquia, había dirigido una larga
carta á los setenta pastores ritualistas intentando persuadirles á reingresar
en la Iglesia oficial, y los setenta han contestado convirtiéndose completa-
mente al catolicismo.»
EJEMPLO DB HEROíSMO.—Condenada á ocho días de prisión la señorita de
Lambert por el grave delito de haberss indignado públicamente contra lo a
que proscriben á los religiosos de su patria, ha rehusado apelar de esta
odiosa sentencia, prefiriendo sufrir la psna impuesta para confesar con ma-
yor valor su fe y alentar con su ejemplo 4 los católicos franceses. Entró
pues, con ánimo tranquilo y la frente elevada y serena en la cárcel de Ver-
salles. Su acción, tan noble como sencilla, contribuirá, sin duda, más que
todos los discursos juntos á inflamar el corazón con que resisten los buenos
católicos la presente persecución.
394 EL MONT/S CARMELO

PROTESTAS EPISCOPALES EN FRANCIA.—No puede leerse sin grave pesa-


dumbr e Ja alocución que días atrás ha pronunciado en elogio de los Oblatos
tiránicamente expulsados de sus propies casas por el renegado Combes, su,
Eminencia el. Cardenal Lecot, Arzobispo de Burdeos. La Iglesia de Francia
—dice en ella el ilustre Prelado—se halla en grave peligro, amenazada, no
ya sólo en sus Congregaciones, sino en su mismo clero secular. Creíase quo
los enemigos de la Igiesia no llegarían á cometer las violentas iniquidades
que están cometiendo. Por desgracia, es probable que veamos de nuevo
los horrores de la gran revolución. ¿No deberemos esperar quo haya enton-
ces en Francia franceses y cristianos dignos de estos magníficos nombres?
«LA CONVERSIóN DE CANALEJAS ó LA HIPOCRESíA DE LOS ANTICLERICALES.—
Con este título ha publicado El Siglo Futuro una carta de Pego relatando
interesantes incidentes de la campaña electoral hecha por el señor Cana-
lejas en aquellos pueblos de la provincia de Alicante.
El discurso pronunciado en el citado pueblo fué más que alocución elec-
toral de un personaje anticlerical, conferencia de apología católica pronun-
ciada por un religioso.
Veáse lo que escribe el corresponsal de El Siglo Futuro:
«¡Qué de piropos y cariñosos requiebros á la Santa Iglesia Católica, Apos-
tólica y Romana, la única verdadera, la única salvadora!
»La santa fe católica: he ahí el áncora de la salvación.
»Con ella hemos de regenerar á la patria, puesto que sobre la fe cató-
lica se echarou sus cimientos y á ella se debo su constitución y su gloriosa
historia.
a¡Católicos hijos de Pego! La calumnia se ha cebado sobre mí y ha llega-
do á presentarme como enemigo de la Religión; don José Canalejas y Mén-
dez, es católico, apostólico y romano; decidlo aquí y en todas partes.»
En el pueblo de Benisa, donde hay un convento de Franciscanos, llegó
á más: llegó á hacer un cumplido elogio de los religiosos y se extendió en
consideraciones sobre la saludable y filantrópica acción de los frailes y su
influencia salvadora en el orden social, científico y religioso.
¡Cuánta hipocresía! ¡Cuánta farsa!
L A SOCIEDAD ANARQUISTA.—El célebre anarquista Bakounine, en su Ca-
tecismo revolucionario, dice con brutal franqueza lo que deben hacer sus
adeptos.
Escuchemos con horror sus máximas:
«Un revolucionario no ocupa un lugar en la sociedad actual; no vive si-
no de la esperanza y creencia de la pronta destrucción de la misma... No
debe retroceder delante del arrasamiento de ninguna institución, de nin-
gún bien, de ningún hombre perteneciente á esta sociedad. Si los lazos de
parentesco, de la amistad y del amor detienen su Drazo, no es revolu-
cionario.
»Convencidos de que no se puede esperar la emancipación del pueblo
sin una revolución popular y destrucción universal, debe por todos los me-
dios posibles aumentarse la desgracia y los sufrimientos del pueblo para aca-
bar con su paciencia y acelerar la emancipación de las muchedumbres.
«Nuestro fin—termina diciendo este monstruo—es la destrucción terri-
ble, completa, implacable, universal. Nosotros debemos acostumbrarnos &
la vida de los malvados y aseéinos, porque éstos son los únicos verdaderos
revolucionarios.»
CRÓNICA (JENKkAL 395

¡Mentira parece que doctrina tan monstruosa haya podido encarnar en


el corazón de algunos obreros!
Por fortuna, la casi totalidad tienen suficiente buen sentido y nobles
corazones para no ingresar en esa Asociación de bandidos. Esas máximas
tan crudas y atroces repugnan á toda alma bien nacida: sólo un malvado ó
un loco puede aceptarlas.
UNA CONTESTACIóN DE LA SANTíSIMA VIRGEN.—La santísima Virgen ha
respondido de una manera celestial al grito de odio que la prensa impía
acaba de lanzar contra el santuario de Lourdes.
Un niño de diez años, hijo de un pintor algo descreído, se moría de tu-
berculosis, teniendo que hacer en la cama su primera Comuuión y recibir
la Extremaunción, después de lo cual la santísima Virgen le hizo saber que
se curaría en Lourdes mediante la vuelta de sus padres á las prácticas
religiosas.
Se hicieron los preparativos del viaje, que aunque hecho á costa de
grandes sacrificios, no resultó infructuoso, pues á la segunda inmersión en
la piscina quedó el niño curado por completo.
En este hecho milagroso puede verse la respuesta misericordiosa dada
A las amenazas de los impíos por la santísima Virgan, que se complació en
curar en Lourdes al hijo de unos padres descreídos.
E L PRóXIMO CONSISTORIO.—Parece que se ha fijado el día 28 del corriente
para la celebración del anunciado Consistorio; y decimos que parece porque
no se puede conocer de un modo cierto la fecha en que ha de efectuarse u n
Consistorio hasta pocos días antes del mismo. Es siempre posible que antes
de celebrarse ocurra algún incidente que obligue á aplazarlo, especialmen-
te por no llegar en tiempo oportuno los llamados procesos de [informaciones
sobre los nuevos Obispos.
Los OBLATOS DE LA B U S S E U R . -Cayendo una lluvia torrencial, los agen-
tes del poder se presentaron hace pocos días en el convento de Oblatos de
la Blasseur.
Los Gendarmes iban de dos en dos á caballo por caminos tortuosos.
El brigadier, seguido de uno do ellos, se adelantó para dar la señal. Ir-
guióse la bandera tricolor y en la muralla se leía la siguiente divisa: ¡Viva
la libertad!, que pareció hacerle vacilar un momento. La puerta no se abrió.
Desde la ventana, el superior le dijo en alta voz:
—¿Quién está ahí?
—El jefe de los gendarmes.
El jefe no quiso decir quién era.
—¿Qué venís á hacer aquí?
—Traigo una misión y vengo á cumplirla.
— ¡Triste misión es la vuestra!
—Vengo á saber si habéis ya partido.
—No; estoy aquí y aquí permanezco, porque tengo el derecho do no irme.
—¿Y está también la comunidad?
—A esa pregunta no tengo nada que responder.
Y como la lluvia caía:
—¿Y no pudiera yo entrar?
—Si tuvieras derecho para ello, sí podríais.
Y tuvo que quedar en la parte de afuera, debajo de una gotera que le
iba empapando el capuchón y la cartera, en donde tomaba notas del caso.
396 EL MONTE CARMELO

—¿No queréis salir?


—Estamos en nuestra casa y queremos permanecer en olla mientras la
ley francesa proteja la libertad del domicilio.
En tanto, las gentes de aquel país precipitáronse en dirección al cam-
panario para tocar á rebato, y en aquel instante una multitud compacta
cercó a los gendarmes, que tuvieron el buen acuerdo de volver pies atrás.
RESUMES POLíTICO.—En medio de la más glacial indiferencia se han ve-
rificado las elecciones de Senadores; el Gobierno ha obtenido en ellas una
mayoría muy considerable; según los datos recibidos en el ministerio de la
Gobernación resulta el resumen siguiente: sonadores adictos, 106; liberales,
47; tetuanistas, 3; demócratas, 3; indepandientes, 5; regionalista, 1; republi-
canos, 2; carlista, 1; y de la coalición liberal, 1. El número de Prelados que
han sido elegidos senadores es el do nueve y de ellos do3 tienen actas do-
bles. El Gobierno tendrá, pues, una mayoría de 34 votos en la Alta Cámara,
sin C3ntar los senadores vitalicios y los que ostentan aquella investidura
por derecho propio.
A pesar de las repetidas protestas de sinceridad electoral hechas por el
señor Ministro de la Gobernación, la prensa le ha censurado sin piedad acu-
sándole de haber llevado á las Cámaras gran número de amigos suyos; mas
esta actitud fiera de los periódicos contra el señor Ministro parece obedecer
á otra causa, y es al propósito del señor Maura de cerrar la caja de subven-
ciones periodísticas ó sea, el fondo de los reptiles; del fondo de los reptiles
es decir de los fondos secretos del Ministerio de la Gobernación cobraban
muchos periódicos ministeriales y aun de oposición desde hace bastantes
años; claro está que el cierre de esta caja no se lo han de perdonar al señor
Maura los periódicos interesados.
Ha publicado la Gacela una importante real orden circular del Ministro
de la Gobernación dirigida á los Gobernadores civiles de Provincias ha-
ciendo á éstos las necesarias prevenciones para el mantenimiento del Or-
den público; en osta disposición ha procurado el Ministro armonizar el res-
peto y protección que se debe al ejercicio pleno de los derechos políticos ta-
les como están reconocidos y definidos, con la necesidad de reprimir las
transgresiones, ora punibles, ora abusivas, y procurar la rectificación per-
severante de inveteradas prácticas de laxitud, con las cuales se destruye
el sistema de las leyes y se frusta la intención final con que fueron esta-
tuidas.
Advierte además el ministro á s u s subordinados que, si bien por la real
orden circular ninguna novedad se quiere introducir ahora en lo estatuido
y vigente, significará, sin embargo, no pequeña mudanza aplicar las ins-
trucciones de la misma con mano perseverante y firme.

J
^ ^ " " ^ -
EL TERMÓMETRO DE LA VIRGEN]1

(HISTÓRICO)

I III

E L sarampión hacía, aquel¡invier- E r a una hermosa criatura de


no, verdaderos estragos en Zara- veinte meses, había nacido el día de
goza. San Ignacio y su padre le decía Lo-
Los médicos no sabían á qué atri- yolín, aun cuando nadie supo nunca
buirlo; algunos suponían que la cru- cómo se llamaba, porque siempre
deza del tiempo y el temporal de que lo hacía era besándole y mien-
nieves prolongadísimo j u g a b a n tras pronunciaba la palabra le des-
principal papel; pero es lo cierto cerrajaba un millón de sonoros be-
que aquella, enfermedad, de ordina- sos en ojos, orejas,.boca y mejillas,
rio benigna, que muchas veces pa- cuyo chaquear, unido á los chillidos
san los niños por la calle jugando, de la víctima de su cariño, n a deja-
entre estornudos y comezones, en ban columbrar siquieralo que habla-
aquella época adquiría tales tintes ba aquella boca del doctor que á un
de gravedad, que en casi todos los mismo tiempo decía, besaba y hasta
casos la dolencia que principiaba mordía.
con el lagrimeo de los niños, termi-
naba con el llanto copioso de las Pero, ¿cómo no comérselo á besos
madres. si era un pedazo de cielo que sabía
á crema, olía á flores y tenía la sua-
vidad del raso para los sentidos, y
II además para el alma una sonrisa de
ángel y una mirada más hermosa
El doctor X se atormentaba pen- que sus ojos lindísimos? Porque este
sando en cómo había sido aquello. chico no es como los demás—repetía
¿Lo trajo él mismo desde la cuna el doctor.-De leche de aquella vaca
de alguno de sus clientes? ¿Vino de del pesebre santo, batida, muy ba-
la calle? ¿Bajó de la guardilla? ¿Su- tida con espátula de oro por el Su-
bió del entresuelo? ¿Procedía del premo artífice, y mezclada con pé-
mercado ó de la escuela, del hospi- talos de las rosas de aquel cayado
tal ó del templo? Pero, ¿qué le im- en florescencia que dio á ' J o s é la
portaba? Bajase con la lhivia ó su- ventura, de ese barro es Loyolín,
biese con el vapor; procediese de la moldeado en una caricia del sol que
tierra ó de las nubes, del cielo ó del le doró el cabello. Su sonrisa e^s un
infierno, el contagio estaba allí,, en beso de la Virgen. Su mirada, dul-
su propia casa, en el niño querido ce y melancólica, contempla el Gól-
que yacía, más bien que descansa- gota á través de Belén. *
ba, en la cuna dorada y azul. Quitando lo que es de razón á es-
398 EL MONTE CARMELO

tas exageraciones del amor pater- palabra en la boca á quien se les di-
no, lo cierto es que Loyolito era rigía en tono de interrogación.
precioso y que nadie lo reconocía ¿Para qué saber más? El niño te-
en aquella criatura pálida, jadean- nía la temible complicación, y, al
te, sudorosa y enflaquecida, cuya recordar sus lecciones en la clínica,
respiración parecía el aleteo de un su práctica profesional, lo que veía
, pájaro herido. en los libros, lo que escuchaba á sus
£1 doctor X, que no había podido compañeros en sus relaciones de
evitar el contagio de aquel mortífe- clientela, y al leer en la necrología
ro sarampión, en su primogénito, de los diarios cantidades enormes
temblaba ante la idea de na saber junto á otras pequeñísimas, cuyas
tampoco combatirlo y se pasaba las cifras correspondían á muertos y
noches en vela junto á la cuna del edades, adquiría el doctor el con-
niño, buscando síntomas, analizan- vencimiento de su desgracia, y con
do signos, discurriendo medios, los ojos cerrados, tan apretadamen-
mientras su pobre mujer lloraba sin te que parecían morderse las lágri-
sollozos, atendía al hijo de sus en- mas, con las pianos junto á los oídos,
trañas y rezaba en silencio ó en voz para no ver ni oir nada, se pasaba
alta ante la imagen de su Virgen las noches, con la compañera de su
del Pilar. vida, velando al hijo de sus amores.
La salvación estaba en que no so- El susurro levísimo de aquella le-
breviniesen complicaciones. Que tanía, que, cual cadena de flores y
aquella tos no se acentuase, que sollozos, salía constantemente de los
aquella anhelación no se convirtie- labios de la madre, mezclado con el
se en dispnea, que la temperatura chirrido de las puertas al abrirse ó
no subiese, que el pulso no se ace- cerrarse; la trepidación de los co-
lerase, que no viniese, en fin, la ches, que desempedraban las calles
broncopneiimonía. Eso es lo que pe- para ir á la estación del ferroca-
día la madre á su Virgen y el padre rril; el caer del caldo, para enfriar-
á su observación. Pero el mal se se, desde la cuchara á la jicara; el
agravaba, la esposa lloraba implo- medroso chispeo de la vela del San-
rando, y tenía esperanza; el hombre tísimo que servía de lamparilla de-
recelaba, huía de la certidumbre, lante de la Virgen, y todos esos mil
cerraba los oídos al estetóscopo, los ruidos extraños de las primeras
ojos al termómetro y el tacto al pul- horas de una madrugada de invier-
so, pero el fantasma le perseguía á no, le parecían crujidos y esterto-
todas partes, y én su cátedra de la res, crepitaciones y rudezas, que,
facultad y en los enfermos de su saliendo del pecho de su hijito, le
clientela, veía lo que no quería ver atravesaban las manos y le llegaban
junto á la cuna de su Loyolín. á los oidos, gritándole con ensorde-
Los mejores doctores, los más cedor lamento el nombre, terrible,
eminentes médicos, sus compañeros mientras la oscuridad luminosa de
en el claustro hacían guardia casi unos ojos cerrados por el esfuerzo,
permanente á su pena, cuidando al ardientes por el llanto y congestio-
niño, sorprendiendo las menores va- nados por el insomnio le hacían ver
riantes en el curso de la dolencia, escrito en las páginas de sus auto-
buscando signos de buen augurio y res predilectos, y con letras forma-
empleando los mejores remedios. das por esqueletos de pájaros y ca-
pullos de rosas, aquel nombre mis-
Nada le decían, pero ¡qué claro mo cuyo significado letal le horro-
que veía en su mutismo, el pronós- rizaba.
tico fatal! Sus visitas, más frecuen-
tes, eran, á la vez, más largas; en No cabía duda: Loyolín tenía una
ocasiones se reunían varios de ellos broncopneumonía doble, verdadera-
y modificaban el tratamiento del en- mente bestial, contra la cual nada
fermito; sonreían menos, y observa- podían ni antisépticos, ni balsámi-
ban más;'le abrazaban al despedir- cos, ni revulsivos, ni antihipertér-
se y tomaban esa actitud seria, can- micos, ni baños, ni sueros, ni can-
dorosa y suplicante, que tan bien táridas, ni ventosas.
conocía, para hacer imposible toda En aquella edad y con tal pujan-
pregunta. Todos ellos seguían tan za morbosa las broncopneumonías
amables, tan solícitos y más cariño- eran mortales siempre. Casi como
sos que nunca; pero tenían un no sé un aforismo lo decía él en !a clínica
qué en el semblante que cortaba la y así lo había aprendido en sus
S0LA0B9 Y ENTRETENIMIENTOS 399
maestros. ¿Cuántos niños enfermos el resto del cuerpo que lo asemeja-
como el suyo había curado, ni solo, ban á la vela del Santísimo que chis-
ni con la ayuda de los mejores mé- peaba agoni;/:inÍ3 ante la imagen de
dicos, con quienes se vio en consulta la Virgen.
L á los cuales tenía ahora junto á
oyolín?; y al formularse, en len- V
guaje interior, esta pregunta veía
en el horizonte de su imaginación Aquella noche, las últimas notas
multitud de palomas blancas cami- del carnet del doctor eran desconso-
nando hacia un sembrado de cruces ladoras; el termómetro subió á 42
negras, donde se posaban bajo la grados, las pulsaciones llegaron á
forma de cajitas nevadas guarneci- 150, las respiraciones alcanzaron la
das de plata, que servían de estu- cifra de 73, el aire salía en el pechi-
ches á cuerpecitos yertos y amari- to apenas entraba; mejor dicho, sa-
llos, escuálidos y rígidos, orlados lía sin haber entrado; no pasaba de
de rosas cuyos perfumes no eran la nariz que aleteaba con viveza
bastantes á disfumar el hálito mal mientras el pecho apenas se levan-
oliente de aquellas boquitas que taba. Un burbujeo tenue marcaba
eructaban la muerte, formando un el ritmo de la vida en la garganta,
nubarrón ahumado, en cuya man- y hubo momentos en que no se sabía
cha se destacaban dos cadáveres si el estertor salía del cirio y el chis-
amortajados con el hábito carmelita. peo de la cuna. Los dos eran tenuí-
Aquella fatídica apoteosis que simos como última expresión de exis-
servía de nimbo á los rostros queri- tencias que se acaban.
dos de su padre y su hermano del El pobre padre replicó á sus ami-
alma, que pocos meses antes tuvie- gos que se retirasen. Eran más de
ron en la pila del bautismo el cuer- las doce y media de la madrugada.
po de Loyolín y que ahora yacían Nadie era necesario.
para siempre en el otro lado de la Los criados se acostaron, y ya con
vida, acabaron de conturbar el áni- su esposa junto á la cuna del agoni-
mo abatido del profesor, el cual zante, retiró de la mesilla tazas y
creía muy lógica la pérdida del niño botellas, jicaras y cucharas, y mien-
que sentía las añoranzas del cielo, tras la pobre madre lloraba rezan-
las saudades del padrino y las nos- do, el doctor se dispuso á prestar los
talgias del lolo que se fué y no vol- últimos comunes cuidados, una mu-
vía. ñequita dé algodón mojado en agua
para humedecer los labios, y una
IV batista para enjugar el sudor visco-
so del semblante, que de tanto en
No había remedio; Loyolito se iba tanto solía llevar á sus propios ojos.
con los otros y en busca de ellos. Se
moría el hijo-querido. Se moría. No Los de Loyolín aparecían gluti-
cabía duda. Lo humano y lo divino nosos, entornados con una mirada
se aunaban para este fin; la tierra tenue, triste y llena de melancolía,
lo despedía y en el cielo lo llama- como rayo de luna reflejado en las
ban. algas húmedas de apartado rincón
Aquel cabello blondo y rizado se de la playa
oscurecía al mojarse en un sudor La esposa salió rápidamente de la
copioso que lo aplastaba contra las estancia y volvió á entrar con el
sienes; aquellas carnecitas sonrosa- manto puesto y el sombrero del doc-
das y duras como un capullo, pen- tor en la mano. Cogió la escultura
dían flacidas, forrando con holgura de plata de su Virgen, la puso en la
el esqueleto; la piel era un perga- cuna junto al ángel agónico y al oir
mino urente y flacido; la sonrisa una dar las cinco en el reloj de la plaza,
mueca de dolor velado; la mirada, besó la Virgen con lágrimas en los
dulce y melancólica, tenía una ex- ojos, apretó entre sollozos á Loyolín
presión de angelical ternura, triste, y seguida de su marido salió del
pero complacida, como si contem- cuarto y de la casa silenciosa.
plara las estrellas mirando hacia VI
abajo. Sonreía con la mirada y mi-
raba con la sonrisa, y el modelado Un siglo pareció á los desconsola-
de leche y rosas, adquiría un tinte dos padres el minuto que tardaron
violáceo en los labios, negruzco en en llegar al templo.
las alitas de la nariz y amarillo en Cuando se signaban ceñios dedos
400 EL MONTE! CARMELO

mojados en el agua bendita, el bras que su compañera decía con


alegre repique de la campana de la transportes de esperanzas risueñas,
Santísima Capilla anunciaba la sa- sintió un nudo en la garganta y las
lida del terno de la sacristía de luces de las farolas de la calle, le
la Virgen, el órgano se despe- parecían estrellas y discos estria-
rezaba, con notas graves, huecas dos, miradas á través del llanto de
y prolongadas como bostezos y sus ojos.
la angustiada y jadeante pareja sin- VIII
tió aliviada su congoja cuando al
caer de rodillas sobre el suelo, con ¡Bajo qué distintas impresiones se
la frente apoyada en la plata hela- arrodillaron á cada lado de la dora-
da de la verja, brotó de sus labios da camita!
la Salve del corazón, cuyo susurro, El niño, con los ojos cerrados,
confundiéndose en el humo del in- abrazaba con sus manitas escuálidas
cienso, en el resplandor de la cera la escultura de plata de nuestra
y en las voces de cristal de los niños Virgen, que fué en ausencia de los
de coro, llegaba á las alturas padres la única enfermera, el guar-
dián único de aquel ángel rubio.
Mientras tanto, el infantico de so- P a r a el doctor estaba muerto.
tana roja y blanco rizado roquete, P a r a la madre estaba dormido. Sacó
que poco antes conversaba con la del estuche que apretaba contra su
madre fervorosa, mientras hacía ca- corazón el termómetro clínico, lo
nutillos con las cintas carmesí dé su besó con toda su alma, y lo puso rá-
vistoso lazo, subía lentamente las pida bajo el ala del ángel.
gradas del camarín de la Virgen,
tocaba el manto tringular con un El doctor, que con reloj en mano
objeto y descendía lentamente de contaba las aspiraciones del enfer-
espaldas, prosternándose al pie del mito, después-de apreciar una nota-
altar. ble disminución en el número de las
pulsaciones, se quedó sorprendido
VII al apuntar en su libreta: I.—35. P .
—110, mientras la triste madre gri-
Acabada la Misa de infantes, los taba, más bien que decía, mirando
padres del enfermo volvían á casa, el termómetro á la luz de la vela
corriendo anhelantes por besar agonizante:
aquel cuerpecito helado y sudoroso.
El doctor, receloso y pensativo, es- —¡Treinta y ocho y cinco! ¡Ya te-
cuchaba á la madre, que, llena de nemos hijo!
ternura y con lágrimas en los ojos Arrebató de las manos del enfer-
contaba la visión de sus esperanzas, mo la imagen de la Virgen, besó
sin reparar en el frío del suelo ni con efusión el pilar de plata, y ex-
en las aristas de los guijarros de clamando: ¡Virgen Santísima, Ma-
aquellas callejas oscuras, angostas dre dé Misericordia, vida, dulzura y
y heladas que por segunda vez re- esperanza nuestra!... sollozó sobre
corría descalza, para hacer, con el el hombro de su marido, de cuyo co-
sufrimiento de la carne, más apre- razón salió á los labios el ¡salus in-
miante y atendible la súplica de su firmorum!, mientras el angelito, son-
corazón dolorido. riendo con la expresión del niño del
pajarito, y como recordando una
—Créeme—le decía—cuando el frase mil veces repetida junto á su
infante ha tocado el manto de la lecho en largas y continuas noches
Virgen con un termómetro clínico, de desconsolador infortunio, abrió
el niño Jesús se ha sonreído con la su boquita ardiente y seca, diciendo
misma expresión de nuestro Loyo- por primera vez en su vida* Oa po
lín, y me ha tendido los brazos. Lo nobi.
he visto,'sí; lo he visto. Nuestro hijo
se cura.
El doctor se creyó ante un caso Loyolín recobró lentamente la sa-
de telepatía y la alucinación de su lud perdida, y el doctor, que ofre-
mujer le pareció de mal augurio. ció, en acción de gracias al inmenso
No le cabía duda-ninguna, e l pobre favor recibido, imprimir la narra-
niño había muerto en el momento ción del caso, me suplicó, al contár-
mismo en que la madre vio la son- melo, que le diese forma publicable.
risa en el niño del pajarito, y al ad- ¡Qué se entendía él de literatura::!
quirir la certidumbre de aquella in-
mensa pena, en las mismas pala- ñic&rdo Moyo filknoYá. .
Santa, Santa, Santa!

INGUNA criatura hay-


más allegada á Dios que
María: María es la Hija
• ^ ^ É ^ ' ' predilectísima de Dios
^f- Padre, la Madre privile-
giadísima de Dios Hijo, la Esposa
regaladísima de Dios E s p í r i t u
Santo.
El eterno Padre adornó á la más
predilecta de sus hijas con todas
las gracias y perfecciones que pue-
den caber en una criatura; la hizo
tan hermosa, que superior á su
JíñolV-flúm. 71 hermosura es sólo Dios; la hizo tan
perfecta, que superior á su perfec-
30 de Mayo de 1903 ción es sólo Dios; la hizo tan santa,
que superior á su santidad es sólo
Dios; la hizo Emperatriz de
L
los cielos, Emperatriz de los mun-
402 EL MONTECARMKLO

dos, Reina de los Angeles y Madre benditísima de todos


los hombres.
El mismo que es Hijo de Dios eterno es también Hi-
jo de María: María le concibió en sus entrañas purísi-
mas( María le dio á luz milagrosamente, María le ali-
mentó con el néctar dulcísimo de sus pechos, María le
estrechó en sus amantes brazos, María le defendió .de
la tiranía de Herodes, María le acompañó en todos los
momentos de su vida; y cuando Jesús, su Hijo dul-
císimo, fué camino del Calvario, llevando sobre sus
hombros la Cruz en que había de ser ajusticiado, Ma-
ría, su Madre afligidísima, le siguió por la calle de la
Amargura; luego, María se acercó al árbol sangriento
del que pendía su hijo, María asistió á la agonía de su
Hijo, María recogió el último suspiro de su Hijo, Ma-
ría, en fin, le tuvo muerto en su regazo y le acompañó
hasta el sepulcro. Ahora Jesús, el Hijo de María, está
asentado triunfador á la diestra de Dios su Padre en el
Reino de los cielos, y María está asentada á la diestra
de Dios su Hijo, brillando en su trono de gloria más
que el Sol con la plenitud de sus gracias.
María es la Esposa amadísima de Dios Espíritu
Santo. El Espíritu Santo santificó su cuerpo, y enri-
queció su alma con sus dones y sus virtudes: el Espí-
ritu Santo la hizo sombra con sus alas y obró en sus
entrañas purísimas el inefable misterio de la Encarna-
ción del Verbo.
¡ Ah! En todas las criaturas vemos vestigios lumino-
sos de la Divinidad, y todas ellas nos predican sin ce-
sar las glorias de la Trinidad Beatísima: la Omnipoten-
cia del Padre, la Sabiduría del Hijo, la Bondad del Es-
píritu Santo; pero en María, la más perfecta de las
criaturas, el encanto de la creación, la obra maestra de
la Santísima Trinidad, se retrata de un modo mucho
más admirable la imagen de Dios, en María resplande-
cen, con más brillantez que en todo el conjunto del
¡SANTA, SANTA, SANTA! 403

Universo, la hermosura inefable de Dios, la grandeza


sin medida de Dios, la santidad infinita de Dios, y no
parece sino que se derraman en Ella por completo, y se
agotan en Ella, la Omnipotencia del Padre, la Sabidu-
ría del Hijo y la Bondad del Espíritu Santo.

•m ^ w -: ffi' '''«•• §*¡¡ ;* ^ •"•-

=590? f. y,- 'B^)

Santa Teresa en la Encarnación (Avila)

Nos complace sobre manera ver á María tan distin-


guida entre todas las criaturas, y tan ensalzada sobre
la creación entera, porque es nuestra Madre del Cielo
y no podemos menos de celebrar con santo entusiasmo
sus privilegios, sus grandezas, sus virtudes y sus glo-
rias. Cuando levantamos á María el pensamiento, se in-
flaman en amor los corazones y brotan alabanzas de
nuestros labios.
Y, en verdad, es muy digno y muy justo, debido y
saludable bendecirte cantando tus virtudes, Señora
Santísima, Madre de Dios eterno; las cuales virtudes
los Angeles y|los Arcángeles las alaban, las Dominacio-
nes y los Tronos las confiesan, las Potestades las pu-
404 EL M02ÍTB CARMELO

blican, los Cielos y las Virtudes de los cielos, los Que-


rubines y los Serafines juntos las celebran con cánticos
sagrados, trasportados de un santo regocijo; y nosotros
¡oh Virgen amable, oh Virgen bella, oh Virgen gra-
ciosísima! mezclamos también con ellos nuestras voces
para glorificarte sin cesar diciendo:
¡Santa, Santa, Santa!
¡SantaMaría, Hija de Dios Padre, Santa María, Ma-
dre de Dios Hijo, Santa María, Esposa de Dios Espíritu
Santo!
¡Santa, Santa, Santa!
¡Gloria, honor, alabanza, magnificencia, aleluya y
bendición á la siempre Virgen María, ahora y siempre
por los siglos de los siglos!
Fr. ñmado.
^^p(&&^]f:^iS^]^)S^P^S^fís!S^fí&s^P:^¡<S^)^Si&^<S^fí®-
S®1

MaraYillas Eucarísticas

Si viéramos lo que pasa en nosotros después de la


comunión mientras subsisten las especies sacramenta-
les, veríamos que en nuestros corazones pasa algo se-
mejante á lo que pasa en el mismo seno de Dios, don-
de el Verbo está en el Padre, el Padre en el Verbo, y
el Espíritu Santo inseparablemente unido á los dos;
veríamos que recibiendo á Jesucristo, hemos recibido
á toda la Santísima Trinidad.... Si conociéramos y pene-
tráramos estas inefables maravillas, ciertamente no nos
acercaríamos á la santa mesa con tan poca preparación
y como por acaso, ó bien no daríamos excusas tan fú-
tiles como miserables para retirarnos de este celestial
banquete. Antes de perder una comunión, consideraría-
mos atentamente lo que perdemos.
¡Uta. María Magdalena de Pazzis.
«C&J^S^JUS^íAS&LíI^S^

•*ÍS
* .«» «t» *t. \ír -A/ \1r S/ -Xr st# \t. -,1r *t. -ir 4* itr 4/ 4r ^fr \t. *lr -Sr \tf •!* d. \1» «I? -,\r

^TM'^^

DESPUÉS DE L A COMUNIÓN

Gracias os doy, mi Señor,


Por el precioso bocado
Con que hoy habéis regalado
A este pobre pecador:
A tan sublime favor
Quisiera corresponderos:
Pero, ¿qué podré ofreceros,
Mi Dios, si aunque el alma os diera
Otra cosa yo no hiciera
Que lo que es vuestro volveros?
Mas, ¡ha! cuan desconocida
Esta alhaja yo os volviera,
Pues pura y hermosa era
Y la he puesto denegrida;
Mi Jesús, vuestra venida
No ha de quedar malograda:
Si está el alma aletargada,
Dadle, para que despierte,
Como á Saulo, una voz fuerte:
Como á Pedro, una mirada.
Aun cuando yo, de obligado,
Os intentase pagar,
¿Qué os pudiera, Señor, dar,
Que vos no me lo hayáis dado?
'¡Oh amor desinteresado,
De la Majestad inmensa!,
Pues generoso dispensa
Favores, sin que los haga
Con esperanza de paga
Ni interés de recompensa.
Después de veros tanto,
Echáis el resto de amor
Entregándome, Señor,
407 DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Vuestro Cuerpo sacrosanto;


Si mi corazón levanto
A un favor tan eminente,
Observo fundadamente
Que hacerme gracias podéis,
Pero mayor no la haréis
Aunque sois omnipotente.
Ea, alma mía, si hoy tienes
Por huésped y por esposo
A Dios Todopoderoso,
Que es manantial de los bienes,
Llega, pues, ¿qué te detiene?
Pide gracias á su amor,
Y dile con gran fervor:
¡Oh, Majestad Soberana!
Yo soy la Samaritana,
Dadme de esa agua, Señor
Pequé mucho, así es verdad,
Pero dudarse no puede
Que la oblación aun excede
A mi execrable maldad.
¿Puede haber mayor bondad
Que siendo yo, por mi error,
De muerte merecedor,
Mi culpa se satisfaga
Inmolándose por paga
El Hijo del acreedor?
Si á todo un Dios ofendí,
Este holocausto me alienta,
Pues los cargos de mi cuenta
Todo un Dios paga por mí;
Si infinitamente fui
Agresor por mi delito,
No por esto debilito
Mi esperanza; pues si el cargo
. Es infinitó, el descargo
Contiene pago infinito.
Fr. ierónimo de $. iosé
(1586-1654)

^-safe-áf^-'
lLei PÍK^j fiaL^ P
epe
feSESKigrs

LA ADORACIÓN NOCTURNA... ¿QUÉ ES?

Flor bendita que brotaste en estos últimos tiempos del Corazón


divino, ¿quién podrá calificarte dignamente?
Por el objeto á quien adoras, eres divina; por el fin que te pro-
pones, regeneradora; por los medios que adoptas eres sublime y
heroica. Eres penitencia, pues lloras; eres seráfica, pues amas; eres
sacrificio, pues te inmolas. Eres la bandera de los nuevos cruzados;
eres la escolta Real del Corazón divino; eres la vanguardia de la
Iglesia. Tus batallas son las batallas del Señor; tus armas, el amor
y el sacrificio; tu campo de acción, la humanidad entera; tus vic-
torias, la conquista de los corazones.
Pero... no; tu nombre es todavía más augusto; tu origen, más
divino; tu misión más soberana. Eres el grito salvador de la Espo-
sa Inmaculada del Cordero; eres la plegaria que esta Madre siem-
pre solícita dirige al cielo en demanda de perdón, pues has oído de
labios de María en la Salette y en Lourdes que la hora de esterminio
para la humanidad se acerca; eres la súplica que pide misericor-
dia; eres el quejido angustioso de millones de corazones que unidos
con Jesús interceden ante el Eterno, como en otro tiempo Abra-
ham, para que no caiga sobre las nuevas Pentápolis el fuego de la
indignación divina.
¡Adoración Nocturna!, no olvides la sublimidad y trascendencia
de tu providencial misión. A la sonrisa desdeñosa del escéptico
responde con tu fe rendida y profunda; á la carcajada de la im-
piedad, con tu amor y sacrificio; á la blasfemia satánica, opón la
plegaria reverente y fervorosa. Cuando desfallezcas, dirige tu mi-
rada al Calvario; cuando la sirena del placer pretenda seducirte,
acuérdate de la Cruz; cuando oigas á tu lado el estallido ruidoso
de las pasiones y la explosión horrísona de los odios, piensa en el
Sagrario y en los suspiros que allí escuchaste.
¡Adoración Nocturna!, tuya es la victoria si permaneces impá-
vida en la brecha, porque el amor todo lo vence, y tú enarbolas
por bandera el Corazón deífico, y en ese Corazón hay escrito un
lema que dice: He aquí el amor de los amores.
¿No podría servirte de hombre ese mismo nombre?
f. Serafín
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-^|ñ]iiiiiiii mi itiiiiiiiiiini ii n mi iiniiiiiiiiiniiiinnnnt iniiniiiiiiiiinniin ¡g5]a
I

FLOR. DE ESPANTA
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Si nació en suelo feraz, si la acarició el sol del mediodía, si be-


bió las gotas de rocío en un huerto abrigado de los vientos del Nor-
te, y si una mano amiga cuidó su tallo, cual tierno infante que me-
ce en su cunita la madre enamorada... ¿Cómo podrá vivir en tie-
rra ajena, como podrá brotar, sin sol y al frío, la pobrecita flor
que han trasplantado de una lozana tierra á la atmósfera helada,
del cielo encantador de nuestra España á las nubladas regiones de
Alemania?... ¿Cómo podrá vivir, brotar y embalsamar?
Este problema muy difícil, por cierto, lo ha resuelto la Provi-
dencia, para edificación de los pueblos, consuelo de los desampara-
dos y dicha de un valeroso príncipe.
II
Estamos en Sevilla en la primavera del año 1876. Todo concurre
para dar gozo á los numerosísimos forasteros que han acudido
aquí.
La Corte del Rey don Alfonso XII acaba de llegar de Madrid.
La Reina Madre doña Isabel II vive en el Alcázar y los Duques de
Montpensier en San Telmo. Todas las fondas están llenas, sin con-
tar que los palacios y las casas particulares han abierto de paren
par sus puertas para recibir también un sin número de huéspedes.
Las galas de la naturaleza y las del lujo andaluz compiten para
adornar la ciudad-maravilla que refleja sus torres en el Guadal-
quivir.
Ya principió la Semana Santa ¡Sea Dios bendito! en todo es-
te gentío, del Monarca al pobre pordiosero, no se piensa, durante
algunos días, sino en devociones. Con la majestad que se sabe,
despléganse, en el recinto de los templos y en las calles de la reli-
giosa ciudad, las imponentes ceremonias sagradas cuya fama ha
hecho de Sevilla una rival de Roma.
Pero el repique de las campanas, que cantan "Alleluya,, en la
Giralda, cambia luego, como por ensalmo, los vestidos de luto en
trajes de color, y los Gitanos de Triaría y las manólas guapas van
410 EL MONTE CARMfcLO

cantando seguidillas por las plazuelas y los paseos en que se espar-


ce el agradable olor de los azares, símbolo de la resurrección de
Nuestro Señor que concuerda tan armoniosamente con la resu-
rrección de la naturaleza en la florida primavera.
En aquel Abril de 1876, las fiestas fueron magníficas. La pre-
sencia del Rey les dio un especial realce de grandeza. Tanto en et
morisco Alcázar y en los jardines de San Telmo, como en las Deli-
cias, en la plaza de toros y en la feria, tuvimos saraos, conciertos,
convites y mil otros recreos, á cual más bellos.
Recordarán los que estaban presentes que el principal orna-
mento de todas esas fiestas eran las dos infantas doña María de la
Paz y doña Eulalia, hermanitas del Rey
Nunca podré olvidar cierta tarde en Tablada en que las simpá-
ticas princesas sentadas con su augusta Madre en un elegante fae-
tón, aplaudían las proezas de su real hermano quien acompañado
de algunos aficionados estaba derribando vacas Mágicos rayos
desoí iluminaban ginetes y princesas, bajo un cielo azul, entre
las flores .... ¡Qué cuadro tan encantador!
III
Veinticinco años han pasado: corre el año 1901. Me apeo del
tren en la estación de Munich, y soy recibido por un profesor de la
Universidad que conocí en Babilonia donde estuvo haciendo
estudios de Asiriología.
Hermosa es, no lo niego, la capital de Baviera; pero las estufas
que se ven en todas las habitaciones prueban, sin palabras, que es-
tamos aquí muy lejos de Sevilla.
Así y todo, traigo en mi cartera una tarjeta que me dio en Pa-
rís S. M. doña Isabel II, para su hija doña María Paz, hoy Prince-
sa Real de Baviera.
Fui recibido con suma bondad por nuestra Infanta, en su Pala-
cio de Nymphembourg.
¡Qué simpática familia la suya! Su esposo el Príncipe Fernando-
Luis es un modelo de caridad y de hidalguía. Por amor al prójimo
ha estudiado la medicina, y consagra la mitad de su tiempo á cui-
dar enfermos pobres! La otra mitad la emplea en desempeñar los
cargos de su alta posición, ya en palacio, ya en los cuarteles de ca-
ballería de que es General.
Es afable en extremo, y su hermano el Príncipe Alfonso, es tam-
bién un modelo acabado de cortesía y afabilidad.
Los hijos de doña María de la Paz son tres, á cual más intere-
santes. El mayor es de tipo Germánico, el segundo parece español
y la niña María del Pilar muy graciosita. Todos hablan el castella-
no correctamente.
Pero entre todos los miembros de esta nobilísima familia des-
cuella nuestra Infanta. No es fácil describir su noble sencillez y su
FLOR DK ESPAÑA 411

afabilidad,.. . Me acogió con suma amabilidad. Todo el tiempo que


pasé en Nymphembourg me creí en España. Bien quisiera expre-
sar dignamente, á ser posible, los sentimientos de su gran corazón.
Ella es piadosa como un ángel y caritativa en extremo. Los po-
bres la apellidan "Su madre„ y los librepensadores "Católica faná-
tica,, aunque el fanatismo esté en su bando.
Últimamente ha publicado,"en Alemán, la-vida de una Venerable
Princesa de la Casa real de Baviera. El pueblo declara con voz
unániír.e que doña María de la Paz está pintada al vivo en la figu-
ra de su Santa antepasada.
Hablar de España, en español, con una Princesa española, tan
lejos de la patria, es gran consuelo; y mi corazón rebosaba de
alegría.
¡Yo daba gracias al Señor por haber aunado en una sola perso-
na tantas prendas de inteligencia, de bondad, y sobre todo de pie-
dad! ¡Sea por siempre bendito el Todopoderoso que ha trasplanta-
do esta hermosa Flor de España en tierra ajena, para bien de las
almas y nuestro honor: porque según me lo escribía en Noviem-
bre de 1901, el Marqués de Grijálba, hablando de nuestra Infanta:
„Todo el mundo celebra sus cualidades y sus calidades, y no es ex-
traño que crean los estranjeros, como creemos nosotros, que es el'
adorno más preciado de la Corte de Baviera
ÍV
Estas líneas serán tal vez leídas por Nuestra esclarecida Prin"
cesa (pues Ella me mostró sobre su escritorio la Revista E L MONTE
CARMEJ O que mucho aprecia) Si así sucede, dignese su Alteza Real
dispensar mi osadía, en haber publicado sus virtudes. Haciéndolo
he querido dar gloria á Dios y honra á España.
Pr. Fedro de h Madre de M'ios
Bagdad, Abril 1903
T-é*^ip^l^^

A buen r e y leal vasallo


-itiiniiiiiiiiiiii-

ROMANCES HISTÓRICOS

(CONCLUSIóN)

III Según su actitud lo indica,


Según lo indica el breviario
En otro regio aposento Que en ambas manos sostiene
Más lujoso y amueblado, En ademán de cerrarlo ....
De tapices revestido Al fin, terminó, retira
Y un poco más largo que ancho, El rico sillón á un lado
Y que en vez de ser de cuero Para salir. De repente,
El sillón, es de damasco Como quien se acuerda de algo
Con almohada en el asiento Todo absortó y pensativo
Con flecos en el respaldo: Permanece largo rato.
Y delante de una mesa Apoya un brazo en la mesa,
De nogal que tira á pardo, En la silla el otro brazo;
Con mucho primor labrada, En una mano los guantes,
Y en ella un globo terráqueo; El breviario en la otra mano.
Sobre un blanco pavimento Todo su traje es oscuro,
De artístico jaquelado, Por ser más grave que el claro:
Se ve del rey don Felipe Capotillo y trusas negras,
El talle grave y gallardo. Negro jubón y ajustado.
Se hospeda en un regio alcázar Y de un cinturón bruñido
Donde sus primeros años, De negro, con bordes gualdos,
Y donde rodó su cuna Pendiendo lleva la espada
Sin miedos, ni sobresaltos, Con pomo y puño dorados.
Mansión regia, bien distinta Un cordoncito del cuello
De aquel su modesto claustro, Hasta el pecho trae colgando,
Que en la octava maravilla Y de él un lignunt que aprecia
Adornan mapas y planos. Como talismán sagrado.
Es de mayo una mañana. Solo la alzada golilla,
Hermosa por ser de mayo, Puños y guantes son blancos,
Con un cielo azul muy terso; Lo mismo que el rostro; y tiene
Y un reloj las siete ha dado. Rasgados los ojos garzos.
El rey ante un Crucifijo Y todo su continente
Su rezo está terminando, Es tan grave y reposado,
A BTTEN REY LEAL VASALLO 413
Que raras veces se irrita Frente por frente de Faro.
Y pocas se muestra blando. Y hoy mismo, sin p e r d e r
Alguna empresa difícil (tiempo,
O tal vez negocios arduos, Hasta veinte de á caballo
Según se le ve de absorto, Con esta cédula al duque
Debe tener entre manos. Y aqueste acero dorado. „—
Por largo espacio así estuvo, Y descolgando una espada
Mas, al cabo dé ese espacio, De su padre el Rey don Carlos
Hizo un gesto aprobativo Que allí había en un trofeo,
Con la cabeza y los labios: Colocósela en las manos.
—"Para armada tan valiente Con tan valioso presente
Y ejército tan bizarro, Se retiró el secretario,
Como el duque de Alba, nadie; Y esta vez se quedó el rey
Marchará, pues, don Fernan- De rodillas meditando.
do.,,—
IV •
Y asomándose á la puerta
Mandó entrar al Secretario Era del mes de las flores
Con una cédula real Bella, muy b«lla mañana:
Y para escribir recado. Cuando el sol dora las cumbres
En aquella misma estancia, De las montañas más altas;
Y en el sillón se asentando, Cuando en soberbios castillos
Con autoridad sesuda Que dominan las montañas,
Así dictó este despacho: Penetra por las troneras,
"Al señor y duque de Alba Ajimeces y ventanas;
"Mando como soberano Y despierta con su lumbre
"Que del castillo de Uceda, Al castellano en la cama
"Do preso fué á mi mandato, Y al soldado en el adarve
"Al punto que ésta reciba De la negruzca muralla;
"Marche al frente y con el mando Y vuelven á echar el puente
"De nuestra armada y ejército Que á la noche se levanta,
"Que hacia Portugal enviamos. Y empiezan á verse plumas
"Del gran valor y lealtad En morriones elevadas;
"De mi ilustre y fiel vasallo, Y á divisarse cien picas
"Del Portugal la corona, Con otras tantas adargas,
"Cetro y blasones aguardo. Y á chispear cien arneses,
"Yo el Rey Felipe Segundo, Y á brillar cien y más lanzas;
"Al Duque deAlba Fernando...,, Y á correr por verdes prados
—¿El marqués de Santa Cruz Corceles de bella estampa,
Don Alvaro? — Pues don Al- Dando al suelo mil corbetas,
(varo Y al aire las crines largas;
De Bazán, según noticias, Y á dar agudos relinchos
Arribó al Cabo de Palos. Tordas yeguas sevillanas
—Que pase el Estrecho alpun- Delante de hermosos potros,
(to, Los mejores de su casta;
Mandadle mensaje el sábado, Y á oirse mil cantilenas
Hacia el de Santa María, De las recientes batallas,
414 EL MONTE CARMELO

O^de amoríos galantes No divisa un enemigo,


Cantar coplas bien trovadas. Ni un soldado siquier manda:
Todo gozo es el Castillo ¡Que en la plaza es prisionero
Cuando el sol dora las armas El que ganó tantas plazas.
Que en torreones se esculpen, —"¡Gran Dios, que loca for-
Arcos, puertas y ventanas. tuna!
Pero al castillo de Uceda Ayer me llevó en sus alas,
Las alegrías empañan Y hoy dio conmigo en la cárcel,
El dolor de un prisionero Con mis laureles y hazañas.
Y de su esposa las lágrimas. Ayer llevó por el mundo
Es el que Fuente-Rabia Mi nombre, mi gloria y fama;
Ganó, siendo niño, & Francia, Hoy su rueda se ha hecho astillas
Y á la edad de quince años Con que me muele la espalda.
Gobernó su fuerte plaza. ¡Donoso pago por cierto
En la conquista de Túnez Fortuna loca depara
Llenó de terror al África, Al que su sangre cien veces
Y cuchillo del hereje ^Vertió en cien rudas campañas!
Fué en las guerras de Alemania. Pero, al fin, es justiciero
Así lo canta el romance, El gran Dios de las batallas,
Y lo pregona la fama, Y mi pecho la justicia
Así lo reza el sombrero Es la joya que más ama.,,—
Y espada que le dio el Papa. Aquí llegó el prisionero,
Tuvo á raya á los flamencos Vuelve hacia atrás la mirada
Con segar cuatro gargantas, Y con dos gentiles hombres
Porque pesa su justicia Encontróse cara á cara:
Mucho en su férrea balanza. —"Guárdeos Dios.—Y á sus
La balanza que en el peto (mercedes.
De su armadura grabada —Para vos es esta carta
Ostenta, y tiénela un ángel, De parte del Rey.—Dios guarde
Ángel de justa venganza. Su vida. —Y es esta espada.,,—
Es el mejor militar Leyó al punto el contenido;
De tantos buenos de España: Con altivez castellana
Y entre sus grandes es Duque Recibió el dorado estoque,
De la vieja villa de Alba. Pronunciando estas palabras:
A pesar de sus achaques —"Decid al rey mi señor,
Ha subido á la muralla, Que es el único monarca
Que ver los campos ansia Entre los grandes de Europa
En tan hermosa mañana. El gran rey de las Españas.
Entre las altas almenas Que tiene tales vasallos
La faz severa y rugada Que de cadenas que arrastran,
Asoma y... ¡qué pensamientos Salen á darles coronas,
por su mente no cruzaran! Y á sus blasones más armas.
Lanza á los campos su vista Decid al rey que obedezco,
Triste ya, muytristey lánguida. Pues nadie dirá que el de Alba
¡Cuan diferente otros tiempos De ser leal dejó un punto
De otros muros la lanzaba! A sus reyes y á su patria.
A BDBN REY LEAL VASALLO 415

Y fío en Dios mi Señor, Tiene vasallos que fieles


Y en quien me envía esta es- Obedecen su palabra.,,—
(pada, Dijo el viejo militar:
Que los castillos Algarves Con los mensajeros baja,
Se unirán á los de España. Y íué á ganar más laureles
Vamos andando, señores, Para orlar sus nobles canas.
Que si nuestro rey bien manda,

Fr. Plorian del Carmelo ¥eresiano.

ASPIRACIÓN
IIIIIIIIIIIIIIIIII

(DESPUéS DE COMULGAR)

No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu Unigénito Hi-


jo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero; por eso me holgaré, que
no te tardarás si yo te espero. Con qué dilaciones esperas, oh alma mía,
pues desde luego puedes amar á Dios en tu corazón.
Míos son los cielos, y mía es la tierra, mías son las gentes, los justos son
míos, y míos los pecadores, los ángeles son míos, y la Madre de Dios y
todas las cosas son mías, y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo
es mío y todo para mí. Pues ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo
esto y todo es para tí; no te pongas en menos, ni repares en mihajas que
se caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera, y gloreate en tu gloria, escón-
dete en ella y goza y alcanzarás las peticiones de tu corazón.
Man imn de k @mz.
DESDE MALABA R
UNA HERMOSA MANIFESTACIÓN DE VERDADERA FE

Hpy fo en Malabar. A falta de otras pruebas que lo demuestran y


hacen palpar, fué una, espléndida y maravillosa, la que acabo de
presenciar con singular placer de mi alma en la anual peregrinación
al monte de santo Tomás en el lugar denominado Maliatur.
Es tradición antiquísima, constante y religiosamente guardada
por los cristianos de Santo Tomás, como se llaman á sí mismos los
católicos siriauos, es decir, los que observan el rito siriano, que el
famoso Apóstol vino en persona á predicar la fe evangélica en la
India, que al llegar á este suelo arribó á las playas de Malabar, que
eetuvo y plantó la cruz de Jesucristo en la montaña de Maliatur, que
desde la Costa occidental pasó á la oriental convirtiendo numerosos
paganos al cristianismo, y que al fin selló con la sangre del martirio
la religión que predicaba, siendo asaeteado por un rey, enfurecido
por sus maravillosas conversiones, en el sitio de Mailapur, (1) junto
al moderno Madras, ciudad marítima hoy de muchísima población,
comercio é importancia, y capital de la India maridional.
No faltan, no podían en estos progresivos tiempos faltar, autores
y publicistas, resueltos á medir, juzgar y fallar por la tenue centelli-
ta de la razón acerca de hechos y misterios ocultos en la inaccesible
obscuridad de antigüedades impenetrables, que primero pusieran en
duda y luego negaran sin escrúpulo creencias rtdigiosas, consagra-
das por la liturgia y admitidas por multitud de escritores nada des-
preciables, ora sobre la venida de santo Tomás á la India, ora sobre

(1) En efecto, en la nueva y esbelta Catedral de Mailapur existe en


medio del crucero una profunda abertura ó fosa, donde se cree que el santo
Apóstol fué sepultado y posaron sus venerandos restos hasta ser traslada •
dos, en el siglo IV, á Edesa.
MISIONES CARMELITAS 417

la ida de Santii go á España, ora sobre la visita de la Virgen á éste


en las riberas del Ebro, etc, etc. Dejemos á tales críticos, poco hu-
mildes de entendimiento, desviados tanto de la verdad práctica
cuanto humildad cristiana, (l) y solacémonos en contemplar el mag-
nifico espectáculo de millares y millares de fervorosos creyentes, co-
rriendo á porfía tras los célicos atractivos de uu sublime ideal.

Convento de las Madres Carmelitas Descalzas de Medina del Campo

A través de años, edades y siglos, los católicos malabarenses sa-


ben portarse dignamente, sin decaer jamás, antes acrecentando cada
vez, en el seguimiento de las venerandas huellas de beneméritos an-
tepasados, discípulos fieles del ilustre pregonaro de las verdades de
Dios en estas tierras. Es admirable bajo todos aspectos y sorpren-
dente en extremo para qnien por vez primera lo presencia, el es-
pectáculo de fe, de penitencia y de devoción que ofrece todos los
años este pueblo, al ir en masas á visitar la adorable cruz que se al-
za majestuosa en la cumbre del Maliatur. Es un monte de difícil as-
censo, para el cual no hay más camino, ni debe haber, que el abier-
to y trillado por las pisadas de generaciones y generaciones que por
entre troncos y rocas han hormigueado y subido y bajado sin cesar,
formando una senda tan áspera como veneranda y á propósito para
ofrecer al Señor por medio de su Apóstol algo que cueste y porque
cuesta valga para ser presentado ante la Cruz del Redentor que be-
llamente corona la cúspide.

(1) «La humildad es andar en la verdad», y la verdad es que estas


creencias, fundadas en patriarcales tradiciones que algo pesan para quien
no esté tocado de racionalismo crítico, fomentan extraordinariamente el
entusiasmo religioso de los pueblos, y será, tal vez racionalistico, pero nun-
ca razonable, el socavar los puntales de tan inmenso bien, sin ningún evi-
dente mal, á título de buscar el bien insignificante de un punto meramen-
te histórico, quo acarrearía el mal inmenso do dofraudar fecundas creen-
cias so color do ilustrarlas. Omnia ticent, sed non omnia expediunt.
418 EL MONTE CARMELO

El P. Ángel y yo habíamos proyectado tomar parte en la pere-


grinación. Ignorábamos lo que nos esperaba, pues por mi parte con-
fieso no recordar día de mayor cansancio y fatiga eu toda mi vida,
que el de la subida, que fué de á toda prueba, y la bajada, que no
sé si resultó peor, del inolvidable raoute. Después de caminar buena
parte de la noche anterior, llegamos al llano situado al pie de aquél.
Allí está la iglesia parroquial; vadeando un río á la indiana, nos ha-
llamos en la casa vicarial, donde por cierto fuimos tratados muy ob-
sequiosamente, como lo somos en todas partes; eran las siete y nos
disponíamos á decir la sauta misa, cuando á mi compañero le da un
golpe de fe-rvor y me dice: «Vamonos arriba, y celebraremos en la
ermita de la montaña». A la verdad, me hizo poca gracia tal invita-
ción, sobre todo al enterarnos de que tendríamos que andar, trepar
mejor dicho, dos horitas nada menos. Respondíle que, algo cansa-
dos ya y con el calor que empezaba á sentirse, me parecía mucho:
con tal cobardía perdí por lo menos la mitad del mérito, pero al fin
cedí al empeño del Pudre, y nos fuimos.
No hay para qué contar por menudo nuestras peripecias, dificul-
tades y esfuerzos. Baste notar que si nos fatigamos de veras, de ve-
ras resultó compensada nuestra fatiga. Dígolo refiriéndome á la mul-
titud y devoción de nuestro querido pueblo católico. ¿Qué digo nues-
tro? Gentes extrañas, católicos de otras lenguas, familias enteras da
regiónos distantes veinte, treinta, y no miento si digo cuarenta le-
guas, fraternalmente mezcladas con innumerables muchedumbres
de fieles de todas las comarcas vecinas, pululaban en todas direccio-
nes y subían y bajaban por la veiute veces secular senda, movidos
todos por un solo resorte, por una sola aspiración, por un común é
idéntico sentimiento.
Pero véase la gran religiosidad de nuestros peregrinos, digua de
los primeros tiempos de la Iglesia. Al tocar el comienzo de la cues-
ta, lo primero que hacen es arrodillarse sobre el duro suelo, rezar
con visible fervor, y dedicar con pureza de alma el penoso sacrificio
que van á hacer al insigno Apóstol que en Cristo engendrara para
Dios á sus antepasados. Levái.tanse y prorrumpen en e9ta mutua in-
vitación, que siguen coreando durante todo el ascenso: «¡Oh, el pa-
triarca de la cruz de orol ¡?ubamos la dorada montaña!» —«¡Suba-
mos la dorada montaña!»— «¡Subámosla dorada montaña!» Así se
animan con el recuerdo de la santa Cruz que en la cumbre se vene-
ra, y está, en efecto, cubierta de oro, á uo desfallecer ante lo arduo
de la carrera, y esta es su conversación y este su únic" lenguaje has-
ta que, ya en la cima, han satisfecho su devoción y empiezan á bajar.
Entonces sustituyen el «subamos» por «bajemos» y, en efecto, bajan
con la misma compostura edificante, repartiendo entre los centena-
res de pobres é inválidos que ocupan la margen de la senda buñue-
los de arroz de que arriba se han provisto.
A una joven vimos que subía arrodillada (a ratos debía de ser,
pues todo fuera imposible); y era cosa por demás conmovedora el
ver los esfuerzos que auciauitas cargadas de año3 y madres tiernas
con sus niños á cuestas, siempre con la piadosa invitación en la bo-
ca, hacían por llegar á adorar aquella Cruz beuditn, que tantos alien-
tos inspira y tantos corazones atrae.
MISIONAS CARMELITAS 419

Experimentábase dulcísimo placer al encontrarse uno entre ma-


nifestaciones de fe tan sinceras, tan patéticas, tan puras, tan unáni-
mes y tan sublimes.«Pero esto mismo despertaba, por razón del con-
traste, la memoria de análogas manifestaciones en Europa, en Espa-
ña, en Vizcaya, manifestaciones que en otros tiempos fueron
dignas del gozo de los ángeles y hoy se han trocado ¡ay! en fies-
tas de Satanás en gran parte; días, que muchos esperan para soltar
las pasiones entre danzas, juegos, crápulas y excesos diametralmen-
te contrarios al espíritu de oración y penitencia que á nuestros ma-
yores impulsara á establecer esas jornadas de pública piedad, con-
vertidas hoy en romerías de jolgorio público, que deberían abolirse
en nombre de la pública cristiana honestidad.
Aquí, gracias al cielo, no hemos progresado tanto; aquí, por Jo
visto, hay fe más práctica; aquí, en la festividad que acabo de rese-
ñar y fué celebrada los días de Sábado y Domingo in Albis, por leer-
se en éste el Evangelio alusivo á santo Tomás, no se oyó una pala-
bra inmoral, ni se vio acto alguno descompuesto, ni nota alguna di-
sonante turbó aquel armonioso y magnífico concierto de cantos y
plegarias, acompañado y sublimemente realzado por ejercicios de
humilde cuanto sincera piedad de estos sencillos pueblos que así sa-
ben demostrar su religión con las obras.
¡Cuan poderoso estímulo para el Misionero, el palpar frutos tan
preciosos debidos á las fatigas de los beneméritos obreros que le
precedieron!
Fr. i. ¥.
Ernáculam, sil—IV—03.

^fk"-É^
D E SUEZ A COLOMBO

Semana Santa á bordo


Accediendo á las súplicas de algunos compañeros de viaje, voy
á decir cómo se celebró la Semana Santa en el Luzón, y después ha-
blaré de la velada con que se obsequió á bordo al señor Arzobispo
de Verápoly.
En 1888, con un tiempo durísimo, con un tiempo que ponía
miedo en el ánimo más fuerte, pasé la Semaua Santa á bordo del
Veracruz. En 1903, con un cielo radiante, con un mar tranquilo,
con un cielo y un mar que parecían haber apostado sobre cual de
loe dos era más firmemente azul, pasé la Semana Santa á bordo del
Luzón. ¡Cuan distintas suelen ser las circunstancias con que unos
mismos hechos se repiten! En 1888 me lo llevaba todo en el Vera-
cruz: ilueiones, esperanzas, cariños, alegrías. En 1903 no me llevo
nada en el Luzón. ¡Ni siquiera me llevo á mí mismo, que estoy don-
de quedó mi espíritu, allí por donde vaga sin cesar mi pensamiento!
En 1888 contemplaba con ánimo sereno las tempestades de la natu-
raleza. En 1903 asisto al espectáculo de mis propias tempestades.
Al llegar aquí observé que me había apartado del asunto, y
cuando iba, con tal motivo, á borrar lo escrito, me encariñó tanto
con mis recuerdos y mis penas, que cambié de parecer, dejándolo
todo en pie. ¡No me hagan ustedes cargos por haberme separado del
asunto!
Pasamos la Semana Santa en el mar Rojo y Golfo de Aden, don-
de, lejos de sufrir el calor que suele hacer, ó hace casi siempre, en
aquellas aguas, hemos disfrutado de una temperatura gratísima, sos-
tenida por una brisa constantemente fresca, por un aire pocas veces
sentido entre la Etiopía y la Arabia. En el horizonte, á derecha é
izquierda, había, sin embargo, resplandores de incendio, como si se
hubiese inflamado el desierto, como si se consumiera en formidable
conflagración el suelo dividido por un mar hermosamente azul, por
un mar que no tiene de Rojo más que el fuego de sus orillas. Con
este tiempo y en tales lugares, celebráronse á bordo del Luzón so-
lemnes funciones religiosas, desde el Jueves Santo hasta el Domingo
de Pascua.
El jueves, asistido por dos padres Carmelitas, el capellán del Lu-
zón, señor Trallero, celebró la santa misa, á la que concurrió con
mantelete el señor Arzobispo de Verápoly, fray Bernardo de Jesús.
En el mismo día, por la noche, Monseñor rezó la estación al Santísi-
mo Sacramento, y, acto seguido, el P. Juan José, carmelita descalzo,
DE SUEZ 1 COLOMBO 421

recordando palabras de San Juan, pronunció una plática sentidísima,


una plática que fué oída con profunda atención, como si el mismo
San Juan la hubiera pronunciado. Terminada la plática, cantáronse
algunos motetes sobre el misterio que celebra la Iglesia en ese día.
El viernes, por la noche, se empezaron las funciones con el rezo de
la estación á Jesús Sacramentado, rezo que estuvo á cargo del señor
capellán del barco. Luego pronunció otra hermosa plática el P. Juan
José, que se ganó, como en la noche anterior, la atención de la con-
currencia. Las funciones de este día concluyen con cánticos propios
de Viernes Santo. El sábado, á la misma hora á que comenzaron las
funciones del día anterior, se rezó el santo rosario y cantóse la leta-
nía compuesta por el maestro Calahorra.
A las tristezas de Semana Santa, al recogimiento de los días en
que debe abatirse el alma anegada en la amargura del Calvario, su-
cedieron las alegrías de la Pascua de Resurrección, alegrías doble-
mente vivas, doblemente intensas, cuando la Pascua se celebra como
se celebró en el Luz'on. Con la bandera del barco se hizo sobre cu-
bierta un templo verdaderamente artístico, doude se celebró mi«a de
medio pontifical. La asistencia del Sr. Arzobispo de Verápoly, re-
vestido de capa pluvial y mitra, hacía que uno se preguntara si al-
guna vez se había celebrado la Pascua en el mar como se estaba ce-
lebrando á bordo. En algunos instantes nadie recordaba que tenía-
mos por suelo el Océano y por techo el firmamento. Cantó la misa
el señor capellán del Luzón, ofició de diácono un P. Carmelita, y de
subdiácouo un P. Capuchino. Asistieron al señor Arzobispo, como
diáconos de honor, dos padres Capuchinos, y al altar, como acólitos,
otro Capuchino y dos hermanos Jesuítas.
La parte musical correspondió á los padres Carmelitas, que can-
taron la misa conocida entre ellos por «Misa de la Virgen.» A (a
consagración se difundió por la atmósfera tranquila, por el espacio
sin fin, la salva de un cañonazo, disparado á proa del Luzón. Enton-
ces, bajo un cielo diáfano, por donde subía un sol deslumbrador,
contento de iluminar la fiesta; sobre un mar bonancible, que se había
empeñado en no interrumpir la solemnidad de aquel acto; entre dos
majestades, la majestad del mar y la majestad del cielo, parecía más
augusta la Majestad Divina.
II
Una velada
El domingo de Pascua, en el lugar doude se había celebrado la
misa de medio pontifical, lugar en que no era fácil convencerse de
que era de noche, porque la luz eléctrica de que estaba inundado Be
parecía á la luz del sol, se obsequió al señor Arzobispo de Verápoly
con la fiesta á que se refiere el siguiente programa, del cual sa re-
partieron á bordo algunos ejemplares:

YAPOR «ISLA DE LUZÓN»


Velada literario musical dedicada al Excmo. é limo, señor Arzobis-
po de Verápoly, el día de Pascua de Resurrección, 12 de abril 1903.
422 EL MONTE CARMELO

PROGRAMA
1.° Overtura «Cavallería Rusticana», Mascagni, para piano, por
don Pablo Baldúz.
2.* Poesía «Un recuerdo», por J. L, leída por el pasajero don
José Llisorgas.
3.° Fantasía de «El anillo de hierro», Marqués, para piano
y flauta, por el señor Baldúz y fray Vicente de Pamplona, ca-
puchino.
4.° . Conferencia sobre la India, por el padre Carmelita fray Juan
José del Niño Jesús.
5.° Poesía «¡Una limosna por Dios!» por Urefia, leída por el se-
ñor Llisorgas.
6.° «A Monseñor». Discurso final por el pasajero don Manuel
Alvarez.
7.° «Gian galop», Sherer, para piano, por el señor Baldúz.
Como ustedes han visto, he tenido que meterme en discursos de
once varas. «Queremos—me decían los organizadores de la fiesta—
que cierre usted la velada.» Por esta razón, luego que se cumplieron,
con aplauso de la concurrencia, los cinco números del programa an-
teriores al mío, leí el discurso que sigue:
«Invitado á colaborar en este acto, en el acto de rendir homena-
jes del corazón á fray Bernardo de Jesús, Arzobispo de Verápoly, me
vi en frente de este dilema: ó pasar plaza de desafecto á la venera-
ble perdona de Monseñor, ó aburrir á ustedes, durante unos instan-
tes, con la lectura de estoj renglones. No era dudosa la elección, por-
que imaginando, ó, mejor dicho, creyendo firmemente que darían
ustedes por bien sufrido el aburrimiento, con tal que no se tuviese
á nadie á bordo del Luzón, por desafecto á nuestro ilustre compañe-
ro de viaje, opté por el segundo extremo del dilema. Esta es la cau-
sa porque me decidí, sin vacilaciones de ninguna suerte, á aceptar
el inmerecido honor que se me dispensó al invitárseme á escribir
para esta fiesta.
Todos, señores, quien más, quien menos, todos tenemos alguna
presunción, todos padecemos alguna vanidad. De este vioio, común
á los hijos de Adán, el cual no tuvo en cuenta, al partir la manza-
na, que nos iba á partir por el eje; de este vicio tampoco yo me veo
libre, porque, mientras unos presumen de guapos ó de sabios, mien-
tras otros se envanecen de su talento ó de su ingenio, yo, quizá por
no hacer dejación de un derecho, del derecho á una vanidad, tam-
bién tengo mi envanecimiento de la franqueza, á la que suelo sacri-
ficar alguna comodidad en este mundo, sin saber si se me tendrá en
cuenta en el otro, Pero de la franqueza con que yo me envanezco, no
me sirvo solamente para combatir un vicio ó fustigar un defecto, si-
no también para encarecer un mérito ó ensalzar una virtud. Tan
útil como la censura que tiende á suprimir un mal, es el aplauso que
se encamina á celebrar un bien. Ahora me encuentro en el segundo
caso, en el caso de entonar algunas alabanzas á las virtudes de Mon-
señor, á quien tributaría, de buen grado, todas las que merece, sino
me lo estorbara la torpeza de mi pluma, que no halla formas en el
lenguaje para expresar mi pensamiento. Confío, sin embargo, en
DE SUEZ A C0L0MBO 423

que mi voluntad, que es lo quo importa, me disculpará de toda cla-


se de omisiones.
La otra noche, cuando el padre Juan José dio á entender, con
llaneza de Apóstol, con sencillez verdaderamente evangélica, que el
egoísmo y la soberbia son los males que más hondas raíces echaron
en el corazón humano, me acordé enseguida de la.s virtudes de Mon-
señor, de quien dije no hace muchos días - escribiendo á La Inte-
gridad, de Tuy, que no conocía á nadie tan afable, tan bondadoso,
tan humilde, como fray Bernardo del Niño Jesús, y que no pensaba
que hubiese un Arzobispo así, un Arzobispo que se esforzara, tanto
en sus palabr&s como en sus acto', por ser el más pequeño, el más
obscuro, el más insignificante de los hombres. Yo tenía necesaria-
mente que acordarme de las virtudes de Monseñor cuando escuchó
al padre Juan José, cuando oí hablar del egoísmo y la soberbia, de
esos vicios sombríamente crueles, que sostienen el duelo terrible,
implacable, el duelo que llamamos lucha por la existencia, aun
cuando no es otra cosa que el brutal atropello, el bárbaro aniquila-
miento del débil por el fuerte. Yo tenía, sí, que traer á la memoria
las excelsas virtudes de Monseñor, la abnegación y la humildad, que
son precisamente los sentimientos antagónicos del egoísmo y la so-
berbia. ¡Qué de tentaciones hubiera, tenido que combatir, qué de
riesgos hubiera tenido que correr Monseñor para conservar el tesoro
de sus virtudes entre los hombres que llamamos civilizadosl Parece
que es preciso recluirse, parece que es necesario apartarse de la so
ciedad, para ser abnegado y humilde.
Según dije en alguna ocasión, la sociedad, desde el punto de
vista moral, es lo que el salvaje desde el punto de viata estético,
porque ni la una poseo abnegación para remediar una desgracia
con lo que gasta en un vicio, ni el otro tiene sensibilidad para expe-
rimentar la emoción del arte ó extremecerse de gozo en la contem-
plación de la naturaleza. Así como el salvaje, indiferente, impasible,
pasa la existencia sin escuchar las aves que alegran su selva, sin mi-
rar las flores que perfuman su choza, así la sociedad, egoísta, sober-
bia, consume la vida sin ofrecer alivio al que sufre, sin prestar con-
suelo al que llora. Como quiera que sea, en el país á donde llevó Mon-
señor su abnegación y su humildad, en el país civilizado por los
Carmelitas Descalzos, en ese país está Monseñor defendido contra las
asechanzas humanas, las cuales hubieran puesto á prueba, aunque
en vano, sus singulares virtudes.
Allá, lejos de la patria, apartado del hogar, después de haber sa-
crificado las más houdas ternuras, después de haber renuuciado á los
más caros afectos, Monseñor, en medio de su grey, cou la vista en
el infiuito azul, cou el pensamiento en el Creador, alzará su diestra
para cobijar amorosamente á sus fieles, sobre quienes caerá, en forma
de unción, la gracia inefable de sus bendiciones, á las cuales nos
acogeremos nosotros mentalmente, yá que no quiere la suerte que
lus-recibamos siempre en sú presencia.
Aquí debía terminar este trabajo; pero sería una descortesía, tal
vez una ofensa, el hecho do no dedicar un recuerdo al personal del
Luzón. Envolvamos, pues, en un sentimieuto de gratitud, en unaon-
424 EL MONTE CARMELO

da de afecto, á nuestro bondadosísimo capitán, don José Oyarbide,


cuyos ojos, que son un reflejo de los mares y del cielo, á duras penas
se cierran, á duras penas dejan de esparcirse por el amplio horizonte,
para que vayamos tranquilos y confiados, para que lleguemos dicho-
samente al punto hacia el cual nos dirijimos. Tengamos también
sentimientos de afecto, tanto para el capellán don Francisco López
Trallero, y el sobrecargo don Andrés Gómez Lopátegui, como para
los oficiales y demás empleados del barco, todos los cuales tienen
legítimos títulos á nuestra gratitud.
Rendido nuestro respeto á Monseñor, tributado nuestro agrade-
cimiento al personal del barco, recordemos que hay tres nombres á
bordo que solicitan nuestra atención. Estos nombres, Sociedad de sal-
vamento de náufragos, Asilo naval y Misiones católicas, significan tris-
tezas, infortunios, sacrificios. Si nos parásemos á reflexionar cada
vez que los leemos, nos veríamos poseídos de vivísima angustia, de
esa profunda angustia á que es ocasionada en las almas grandes la
contemplación de la miseria ó del dolor. Por eso, con sentimientos
de caridad en el corazón, con el placer del bien en el alma, debemos
ofrecer una limosna á los pobres, á los deFgraciados, á los tristes.
Monseñor, señoras y caballeros: yo siento no haber tenido tiem-
po para hacer un trabajo menos fastidioso; yo siento no tener dispo-
sición para hacer una maravilla artística, para forjar una joya lite-
raria; pero conllévale bien este disgusto, si reconocen ustedes mi
buena voluntad.*
' ' Manuel ñlvarez.
Colombo, á bordo del Luzón, 17 abril 1903.

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SECCIÓN CANONICO-LITÜRGICA
SOBRE LOS CÁNTICOS ¡GN LENGUA VULGAR

Grande es, sobremanera, el entu- lemnes del año (1); por más que se
siasmo que causan los cantos popu- trate de aquellas preces ó himnos
lares; esos c'ánticos que, salidos deí (en lengua vulgar) compuestos y de-
interior de nuestros corazones pro- dicados al misterio ó la festividad
ducen, no pocas veces, efectos sor- del día (2) Tampoco justifica el que
prendentes hasta en los corazones haya que distribuirse una comunión
más empedernidos. general. (3) Con todo, es digno de
Sabido es, por otra parte, que al*
gunos, llevados quizás del mejor (1) A n s e r v a n possit mos in ali-
deseo del bien espiritual del pueblo quam Ecclesiam, etiam Cathedra-
cristiano, van introduciendo estos lem, invectus, ut mulieres ac pue-
llae intra vel extra ambitum cnori
cánticos en los templos, creyendo no canat in Missis solemnibus, praeser-
estar sometidos á observar ciertas tim diebus per annum solemniori-
reglas y prescripciones al tratar de bus? Resp. Invectam consuetudinem
utpote Apostolicis et Ecclesiasticis
dar culto al Todopoderoso. Como praescriptionibus a b s o n a m , tam-
quiera que sea, conviene no olvidar quam abusum esse prudenter et
ciertas normas, supuesto que no quamprimum eliminandum, coope-
siempre están permitidos los cantos rante Capitulo seu clero ipsius
Ecclesiae curas et auctoritate Rmi.
en lengua vulgar. P a r a mayor cla- Ordinarii. 5. R. C. i7Sept. 1897. De
ridad dividiré estas reglas en tres Truxilo.
puntos: 1.° para las misas solemnes
y cantadas; 2.° para las misas reza- (2) A n a fidelibus intra Missam
cani possint juxta antiquum morem
das y 3.° para las demás funciones. a nonnullis annis interruptum, pre-
Primeramente, tanto en las misas ces vel hymni lingua vernácula,
compositi in honorem Sancti vel
solemnes como cantadas está prohi- Mysterii, cujus festum agitur? Resp.
bido todo aquello que no sea de la Affirmative de consensu Ordinarii
misma, (1) aún en las fiestas más so- quoad Missam privatam. Negative
quoad Misam solemnem sive canta-
tam, juxta. Ordinationis pro música
(1) Potestne tolerari praxis, sacra articulum 7 et 8. 5. R. C. 31
quod in Missa solemni, vel solum in Jan. i8g6.
cantu, praster cantum ipsius Missae
cantetur in chpro á Musicis aliqua (3) Licet aliquid canere lingua
laus vulgo dicta aria, sermone ver- vernácula in Missa solemni, dum
náculo? Resp. negative, et abusum sacra communiodistribuiturper no-
eliminandum. Decret. Gen. 22 maj. tabile tempus? Resp. Negative. R.
1894. S. C. 14 Jan. 1898. (N.° 3975)
426 KL MONTE CARMELO

mención el Decreto general del 22 rigit et extollit: 4. a Consentimiento


de mayo de 1894 que permite el can- del legislador.
to (en latín) de algún motete del Verdad es, que una costumbre
Santísimo Sacramento después del podrá prevalecer contra la ley, con
Benedictus, siempre que nada se consentimiento del Superior, mas
omita de lo prescripto, ni se haga nunca contra su voluntad, porque,
esperar al celebrante: Dum Sancíis' así como el principio y el origen de
símum Sacramentum, sive sub una, la ley dependen de la voluritad del
sive sub altera specie elevatur, canto- Superior, así del mismo dependerán
ribus esse^omnino silendum, juxta ru- su observancia y la custodia de la
bricas, iisdemque Sacramentum cum misma.
cceteris adordndum. Quod si perada
En las Misas rezadas, se permite,
ultima elevatione, quum juxta rubri-
precediendo el consentimiento del
cas statim Benedictus subsequi debet,
Ordinario, según el Decreto antes
ad Orationem Dominicam usque, ali-
citado 'del 31 de Enero de 18%; co-
quid modulan libeat, S. R. C. id per-
mo también en las demás funciones,
mittit, dummodo de iis, quce ex litur-
como se desprende de las disposi-
gia canenda sunt, nihil proztermitta-
ciones sobre la Música "sacra, regula
tur, Celebrans a Missa continuando
8.?-, que dice in cceteris, quai fieri so-
non impediatur et quod canitur ad Sa-
lent functionibus, vulgari lingua uti
cramentum pertineat.
licebit, ex pus, riteque probatis catho-
Dedúcese, pues, de lo dicho que licorum libris, excerptis verbis.
no hacen bien, ni obran conforme á Delante del Santísimo Sacramen-
las disposiciones de la Sagrada to expuesto pueden cantarse los
Congregación aquellos que cantan himnos y cánticos en lengua vulgar
ó permiten cantar los Villancicos siempre que se dirijan al Sacramen-
de Navidad, ni motetes, ni cosa se- to y que no se trate de las preces
mejante en honor de la Santísima propiamente litúrgicas, como el him-
Virgen ó de los Santos, por más que no Te Deum y semejantes, que se de-
pretendan justificar su proceder ben cantar en latín. (1)
apelando á la costumbre que, me- Si se quiere cantar la Salve Regi-
jor, debía llamarse abuso. P a r a que na, ó algún otro motete, ¿debe hacer-
una costumbre pueda considerarse se antes del Tantum ergo y de nin-
como tal y tenerse como legítima en guna manera immediate ante, ñeque
materia litúrgica, es preciso que post Sacramenti benediclionem. Si hu-
reúna cuatro condiciones (que fal- biere letanías de la Santísima Vir-
tadas las cuales ó alguna de ellas gen se cantan dichas antífonas ó
debe eliminarse) á saber; 1. a que motetes immediate post Litanias cum
sea immemorial; 2. a que abiertamen- oratione B. M. V. congruente. Nea-
te en nada se oponga á las rúbricas politana, 5. R. C. 23 Mart. i88¡.
ni decretos generales; 3 . a que sea
E n las procesiones con el Santísi-
laudable, esto es, (l)quod non adimat
sed potius ritibus Ecelesix veneratio- (1) Utrum liceat generaliter, ut
netn addat; illamque admirabilem Re- Chorus musicorum (id est Cantores)
ligionis harmoniam nevé abrumpat ac coram SSmo. Sacramento solemni-
deformet, qua quamvissimplex, splen- ter expósito decantet hymnos in lin-
didius tamen ad solemniores ceremo- gua vernácula? Resp, Posse; dum-
modo non agatur de hymno Te Deum
nias se exphcat, divinumque cultum di- et alus quibuscumque litúrgicas
precibus, quae nonnisi latine decan-
t a n debent. S. R. C. 27 Febr. 1882,
(1) Stella, Institutiones. Leaven. et alus.
SECCIÓN CANÓNICO-LITÚKGICA 427
mo Sacramento está prohibido el al- res fuera de la iglesia solamente, y
ternar con los himnos litúrgicos los cuando el Clero calla. (1)
cantos en lengua vulgar. (1) Fr. ñntero de I. íosé.
En cuanto á las procesiones con C. D.
la imagen de la Santísima Virgen ó (1) A n permitti possit usus, quod
de otros Santos ha ordenado recien- in sacris processionibus, post Con-
temente la Sagrada Congregación fraternitates laicales, proprium sac-
que pueden cantarse por las muje- cuin indutas, incedere quampluri-
mas mulieres, juvenculas praeser-
tim, binas, canentes carmina verná-
(1) Licet aliquid canere lingua cula lingua, et postea Clerum; et
2.°, quatenus negative ad primum,
vernácula in pre'cessione S S Sacra- an saltem possit permitti, ut mulie-
menti, alternatim cum hiymnis li- res incedant immediatepost statuam
turgicis? B. M. V. vel alicujus Sancti, et ca-
nant quando Clerus tacet?
Resp. Negative, S. R. C. 14 Jan.
Resp. Ad I negative. Ad II Affir-
1898, (n.° 3975.) mative ad primam partem, et affir-
mative etiam ad secundam in pro-
cessione tantum et non intra Eccle-
siam. Atque ita rescripsit S. R. C.
2Q novemb. 1901.
tf/j;y;r/,il:r/iyr/y>?/¡^

BIBLIOGRAFÍA
Hemos recibido los cuadernos 17 inhumación ó sepultura bajo la tie-
al 20 de la H I S T O R I A DE LA SANTíSI- rra, y acusan en su consecuencia,
MA V I R G E N M A R í A , del desarrollo á la Iglesia Católica de obscuran-
de su culto y de sus advocaciones más tista y retrógrada, enemiga de la
importantes en España y en Amé- civilización y del progreso, por pro-
rica, obra editada con mucho esme- hibir semejante procedimiento fune-
ro, lo mismo en la parte histórica, rario, trabajando cuanto pueden por
mística y literaria, que en la mate- introducirlo en las distintas nacio-
rial, tipográfica y artística, pues va nes de la culta Europa.
cromada con preciosas láminas. España, que de antiguo viene co-
Se vende por cuadernos de 32 pá- piando, con no poca mengua de su
ginas, al precio de 50 céntimos de dignidad, cuanto de malo y perver-
peseta cada uno, en la casa edito- so encuentra en el extranjero, de-
rial de Felipe González Rojas.— jando, por supuesto, á un lado lo
Rodríguez San Pedro, 9—antes San bueno, como si en descatolizarse es-
Rafael—Madrid. tuviese su regeneración y engran-
L A CREMACIóN é INHUMACIóN DE decimiento, siendo así que debe to-
LOS C A D á V E R E S ANTE L A CIENCIA Y da su grandeza á la religión y á la
LA RELIGIóN, por el Dr. don Manuel Iglesia, y el vergonzoso estado de
de Castro y Alonso, Canónigo de la decadencia en que se encuentra, no
S. I. M. de Valladolid.—Las mo- reconoce otra causa que haber
dernas corrientes de oposición á la abandonado estos vivificantes influ-
Iglesia, á sus enseñanzas y á sus jos, ha dado en nuestros días el pri-
prácticas, que, desgraciadamente, mer paso para implantar entre nos-
merced al moviminnto sectario y de otros el sistema funeral de la cre-
lucha encarnizada, que se observa mación, no obstante ser una nación
en nuestros días—dice el autor de católica, en la que la religión oficial
esta obrita—se van extendiendo por del Estado es lo católica, y hallarse
doquiera, no perdonando asunto ni tal sistema prohibido por la Igle-
desperdiciando medio para presen- sia.
tar la batalla, ora de un medio En defensa de la verdad se propo-
franco y descarado, ora cubriéndose ne el docto autor de este folleto exa-
con el antifaz hipócrita de la civili- minar detenidamente, á la luz de la
zación y progreso, llegando hasta razón y de la ciencia, asunto tan im-
el extremo de no dejar en paz y so- portante, estudiando todas las cues-
siego á los mismos muertos, empé- tiones que con esta - se relacionan,
ñanse en sostener es más conforme para que brille, como no puede me-
á la higiene, á los sentimientos hu- nos, el sapientísimo modo de obrar
manitarios y á los adelantos cien- de la Iglesia al prohibir á sus hijos
tíficos, el sistema pagano de la cre- la cremación cadavérica.
mación ó incineración que el de la Agradecemos al señor Gilí el
BIBLIOGRAFÍA 429
ejemplar que nos ha enviado. Pre- ejemplares de esta importantísima
cio 1'50 pesetas.—Juan Gilí,—Edi- obra, digna por su elegancia de fi-
tor, Barcelona. gurar en las mejores bibliotecas.
Ofjiciun proprium Commemoratio- De nuevo la recomendamos á las
nis Solemnis B. V. Marice de Monte personas amantes de la Santa Doc-
Carmelo. —Nuestros Padres del Cor- tora y principalmente á los ""Supe-
pus D omini de Milán han publicado riores de nuestros Conventos. Ha-
con las debidas autorizaciones en biéndose hecho una gran rebaja en
un elegante tomo el Oficio de la fes- su primitivo precio, se vende á 15
tividad de Ntra. Stma. Madre del pesetas el ejemplar, más el franqueo
Monte Carmelo y su Octava, junto y el certificado, y el producto se des-
con las lecciones del primer Noctur- tinará á una obra piados
no de las Ferias y Homilías que
Cromos grandes, de la Virgen del
pueden ocurrir dentro de la Octava,
Carmen, S S . Corazones de Jesús y
y el Oficio de Nuestro Padre San
María,Inmaculada Concepción, San
Elias, con lo cual resulta una Sema-
José, San Antonio, Sta. Teresa, y
nilla completa y muy cómoda y útil
Niño Jesús de P r a g a . Tenemos un
para toda la Octava del Carmen,
buen surtido de preciosos cromos,
de suerte que con ella no haya ne-
oleografías y acuarelas, muy á pro-
cesidad de usar del Breviario para
posito para cuadros á los siguientes
nada durante esos días.—Consta el
reducidos precios:
tomo de 290 páginas impresas á dos
De 73 por 54 centros, á 2'50ptas.
tintas, negro y encarnado.—Precio:
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encuadernado en tela, cortes encar-
„ 52 por 40 „ ál'50
nados; 1'75 lira—encuadernado en
„ 52 por 40 (mas sencillas) á 1
piel, corte encarnado, 3 liras.—Los
pedidos al M. Rev. P. Gerardo Be- L a s recomendamos á las familias
caro, Carm. Deal%p,(Corpus Domini) piadosas, como muy propias para
Milano. fomentar en el hogar doméstico el
espíritu de la fe y piedad al que
La España Teresiana, ó peregrina- tanta guerra tiene declarada la
ción de un Flamenco á todas las fun- propaganda de cuadros obscenos,
daciones de Sta. Teresa.—Hemos re- hoy, por desgracia, tan en moda en
cibido ya y los tenemos á la venta muchas casas.
en esta Administración, algunos
V I A J E DE REGRESO DB MONS. BERNARDO á MALABAR.—Rvdo. P . Direc-
tor de E L MONTE CARMELO. Me permito la confianza de remitirle unas cuar-
tillas emborronadas á vuela pluma con sucinta relación del feliz viaje del
Mgn. Bernardo Arzobispo de Verápoly y de sus cuatro hermanos en Reli-
gión que le acompañan hasta su Diócesis para luego dedicarse en ella á la
heroica y civilizadora obra de evangelizar á los pobres idólatras indios.
El 28 de Marzo á las cuatro próximamente de la tarde y al disparo, del
cañón que daba señal de partida, arrancaba dol puerto de Barcelona el her-
moso vapor correo de la Compañía Trasatlántica Española Isla de Lutdn que
con majestuoso, aunque algo reposado andar, se dirigía á las que en otros
tiempos más felices, fueron nuestras Islas Filipinas. Al quinto día de ha-
bernos despedido de esta querida patria y abandonado sus hormosas playas
arribamos al importante puerto que abre la entrada del Canal de Suez. Mien-
tras el Luzón se aprovisionaba de carbón tuvimos tiempo de recorrer las ca-
lles de la floreciente ciudad de Port-Said y ocasión de admirar los diversos
caracteres de dos pueblos distintos, de dos razas enemigas y sobre todo de
dos religiones tan apuestas entre sí como son la religión cristiana y maho-
metana. El desgraciado hijo de Islam sumido en la más honda abyección
sin dignidad, sin conciencia y sin esperanza alguna de rehabilitación, se
encorva bajo el látigo que continuamente cruje en las manos de despótico
tirano; mientras «1 europeo vivo, hábil é industrioso encuentra en el comer-
cio y en la industria medios hermosos con que satisfacer las necesidades de
la vida y goza de honestos placeros que proporciona la sociedad civilizada
y cristiana. Una de las primeras y principales visitas que hicimos en Port-
Said fué á la iglesia ó templo que regentan los Rvdos. PP. Franciscanos
quienes prestan servicio religioso á unos seis mil católicos, número que ahí
parecerá muy reducido, sobre todo teniendo en cuenta que la población to-
tal es de 26.000 habitantes; pero quo no deja de acreditar el celo apostólico
de los mencionados P P . Franciscanos, si se mira que estamos casi en el co-
razón del mahometanismo, y que de los europeos un pequeño número son
ingleses protestantes.
De regreso á nuestro vapor presenciamos un espectáculo que no dejó do
afligirnos en gran manera. Siete vapores de los que cuatro eran turcos, uno
alemán, uno ruso y uno inglés llegaban en aquel momento abarrotados de
gente. ¿Acertarán los lectores de E L MONTE CARMELO á imaginarse qué gen-
CRÓNICA CARMELITANA 431

tes eran aquellas? A dónde iba ó de dónde venía tanto hombre y mujer, tan-
to joven y anciano? Eran fanáticos musulmanes que regrosaban de visitar en
la. Meca el sepulcro del falso profeta, y que volvían á sus casas llenos de
gozo por creer asegurado su carnal y fantástico paraíso con la santa pere-
grinación que acababaD de realizar. Al ver aquellas pobres gentes instinti-
vamente venía á los labios la plegaria del Prof. Z icarias: Illuminare Domi-
ne his qui in tenebris et in utnbra mortis sodont.
Aquella misma tarde el Cónsul español residente en Port-Said, acom-
pañado de otras ilustres personalidades, hizj uea visita al beñor Arzobispo
de Verápoly, y á las siete proseguimos nuestra marcha, duranta la cuál nos
sobrevino la Semana Santa en la que celebramos á bordo solemnísimas fies-
tas, de las cuales, así como de las que celebramos el dia de Pascua de Re-
surrección, nada he de decir, porque pluma mejor cortada que la mía se ha
encargado de hacer la reseña.
Y por ahora me despido de Jos lectores de E L MONTE CARMELO hasta que
pueda trasmitirles la noticia de la llegada de Monseñor Bernardo á s u
Diócesis.—De V. R. afmo. hermano Ff. Serapibn.—Colombo 21 de Abril
de 1903.

IGLESIA DE CHILE.—SU estado floreciente.—Hemos tenido el gusto de


saludar en esta redacción al R. P. Ernesto de Jesús, Superior de nuestro
Convento de Santiago de Chile, que con motivo del Ven. Capítulo Provin-
cial vino á la Península y que regresa á la República chilena á continuar
sus tareas apostólicas. Como ya en otras ocasiones se nos había ponderado
el estado floreciente de la religión en aquel país, y sabíamos que nuestros
religiosos habían sido recibidos allí tal vez como en ninguna otra parte del
mundo, le preguntamos con interés por el estado de las cosas eclesiásticas
de la mencionada nación, y tuvimos la satisfacción de ver confirmadas, y
hasta pintadas con colores más halagüeños, cuantas noticias se nos habían
comunicado hasta entonces.
«Claro está, nos decía el R. P. Ernesto, que la Iglesia es una en todas
partes, pero dentro de esa unidad alcanza más ó menos prosperidad en las
diversas naciones, y la que ha alcanzado en Chile desde mediados del siglo
pasado á esta parte puede presentarse como modelo á la actividad y celo
que siempre ha desplegado en las naciones europeas. Des le que el inmor-
tal Pío IX pisó aquella tieira en calidad de Secretario de la Pro-Nunciatu-
ra, y la edificó con su ejemplo y la ilustró con su sabiduría, ontró la Igle-
sia de Chile en periodo de prosperidad, y aunque pasó más tarde por varias
vicisitudes y pruebas, la acertada dirección y celo de BUí Obispos supo con-
jurar el peligio en todac las ocasiones. La obra que empezó el M. I. se-
ñor don Rafael Valentín Valdivielso, Arzobispo do Santiago, de feliz me-
moria va coronando el sabio, prudente y virtuoso Prelado don Mariano
Casanova, que actualmente dirige los destinos de la misma Archidiócesis.
La actividad y celo de este amantísimo Prelado llega á todas las obras de
caridad y al desenvolvimiento de la sociedad en lo civil y en lo religioso.
Los decretos d<il Sínodo diocesano celebrado bajo su dirección el año 1895
son los más completos que se encuentran en la materia, pudiéndose decir
que componen un tratado acabado de Derecho canónico.
«Su iuicio en las materias civiles, económicas y políticas es tan respetado
que no solo los particulares sino también las autoridades supremas de la
432 EL MONTE CARMELO

República le buscan con frecuencia para consultarse, y en los mayores


conñictos internacionales ha presentado siempre soluciones prácticas que
han sido tenidas en gran estima por los políticos.
«La organización de la Archidiócesis de Santiago es lo más notable que
he visto en su género. Se compone la Curia eclesiástica de tres Vicarios
generales, Sres. Claro, Román é Infante, que dotados de vastos conocimien-
tos entienden en los asuntos del clero, religiosas y causas matrimoniales
respectivamente, y despachan con perfecta regularidad los negocios de una
diócesis que cuenta hoy cerca de dos millones de católicos. Existe además
un Gobernador eclesiástico en Valparaíso, en Ja persona del sabio y virtuoso
sacerdote señor Izquierdo, que representa al señor Arzobispo, y entiende en
los asuntos de la Iglesia porteña que le hayan sido encomendados.
«Exonerado así do los trabajos ordinarios toma el limo. Prelado de San-
tiago tiempo suñciente para desarrollar planes que llamarían la atención
aún en la culta Europa. La conservación del Seminario Conciliar que tanto
por su construcción y amplios jardines, como por la educación que se da á
los jóvenes, pertenecientes de ordinario á la alta sociedad, que aspiran al
sacerdocio, es de los mejor montados que se conocen; el fomento de la Uni-
versidad Católica en la que invierten más de cien mil pesos anuales; el des-
arrollo de las escuelas de Santo Tomás de Aquino que le cuestan más de
trescientos mil pesos al año; las casas de ejercicios espirituales que se han
levantado en las poblaciones principales de la República y á las que miles
de proletarios se retiran todos los años por diez días á pensar seriamente
en el negocio de la salvación; las misiones católicas que con los fondos do
la Curia, del Centro del Apostolado y de los particulares se dan en inume-
rabies parroquias y fundos; la protección de todas las Ordenes Religiosas
, de quien es amantísimo Padre; las casas de beneficencia en que el pobre
roto chileno encuentra siempre las puertas abiertas en sus necesidades; las
Asociaciones Católicas y hasta la prosperidad material del país, son objeto
preferente de su estudio.
«Todos estos, pjanes y otros que sería prolijo enumerar, realiza elllustrí-
simo Arzobispo, secundado por el celo y actividad de sus señores Obispos
sufragáneos de Concepción, Serena y Ancud, de los limos, señores Obis-
pos in partibus Astorga y Fernández Concha, y del prestigioso é ilustrado
clero chileno, que, dicho sea de paso, pertenecen en gran parte á la aristo-
cracia, y que en virtud é ilustración no cede al clero de las naciones euro-
peas.»
Es lo que nos dijo entre otras cosas'el R. P. Ernesto al partir para Chile
y nos prometió tener al corriente á los lectores de E L MONTE CARMELO del
desenvolvimiento de las cosas en aquella nación.
Deseamos al dignísimo Superior de Santiago de Chile feliz viaje, y ha-
cemos votos al Señor para que prosperen nuestras Comunidades en aquel
país tan amante de la Virgen del Carmen.
CAMBIO DE SUPERIORES.—El R. P. Constancio, que durante los dos años
últimos ha desempeñado el oficio de Vicario en esta Residencia de Santan-
der, ha sido nombrado Superior de Villafranca de Navarra, para donde sa-
lió ya á tomar posesión de su nuevo oficio. El R. P. Constancio deja gratí-
simos recuerdos en la Montaña donde se ha dado á conocer por su buen
trato de gentes y por sus relevantes dotes oratorias, y nunca ocharemos en
olvido el tiempo que hemos pasado en su compañía.
CRÓNICA CARMELITANA 433

Para Vicario de Santander ha sido designado el R. P. Valentín, que


acaba de desempeñar el importantísimo cargo de Provincial de la Provin-
cia de Navarra. Dicho Padre es ya conocido en esta capital donde estuvo
do primer Superior en los principios de la fundación. Mucho es de esperar
de su inteligencia, prudencia y dotes de Gobierno, para el porvenir y pros-
peridad de esta casa. Al darle nuestra cariñosa bienvenida, E L MONTE
CARMELO se complace en ofrecerle el testimonio de su respeto y adhesión
incondicional.
SECRETARIO PROVINCIAL.—N. R. P . Provincial ha tomado de Secretario
particular suyo á nuestro querido compañero de redacción P . Luis de la
Virgen del Carmen. Mucho sentimos la separación de compañero tan que-
rido, y al darle el abrazo de despedida le deseamos acierto en el desem-
peño de su nuevo cargo.
SOLEMNíSIMA PROFESIóN RBLIGIOSA.—«Cumplido el año de su ingreso en
el Convento do Carmelitas Descalzas de esta ciudadde Burgos, ha hecho su
profesión religiosa la señorita Pepita Díaz y Gil de Reboleño, habiendo
estado el acto revestido de un aparato deslumbrador.
El Excmo. y Rvmo. señor Arzobispo, que además de asistir por digna-
ción y complacencia suya, tenía la representación del Excmo. y Rvmo. Ar-
zobispo de Valladolid, dio extraordinario realce á la simpática fiesta.
La asistencia del señor Gobernador civil don GoDzalo Cedrún de l a ' P e -
draja, que ocupó la presidencia del sitio destinado á los más ilustres invi-
tados, también es nota que debemos consignar entre las más salientes. A la
derecha del señor Gobernador vimos al distinguido ingeniero don Antonio
Jiménez Rico. A la izquierda estaban los M. I. señores doctor don Alejandro
Gil de Reboleño, Arcipreste de la Catedral de Santander y tío carnal de la
profesa, el doctor don Felipe de Pereda, canónigo de esta Iglesia Metropo-
litana, el R. P . Prior del Carmen y el R. P . Bernabé, confesor de la Comu-
nidad.
La distinguida señorita Juliana Díaz Gil de Reboleño, hermana de la
profesa, ocupaba junto á la reja del an ti presbiterio el sitio propio de la ma-
drina, oficio que desempeñaba. Acompañáronla varias distinguidas señoras
y señoritas, entro las que recordamos á las de Jiménez Rico y á las de
Faurie.
Celebró la Misa el M. I . señor doctor don Alejo Diez Herce, canónigo
lectoral de Santander, señor de cuyas virtudes, erudición, laboriosidad y
distinguido porte conserva gratísimos recuerdos el Seminario Conciliar de
esta Diócesis, en ouya capital goza el señor Diez Herce de muy distingui-
das amistades. Asistieron al celebrante los muy respetables señores don
Antonio G. Ballesteros y don Lorenzo Dancausa, beneficiado y maestro de
ceremonias, respectivamente, de esta S I. M.
Al Rvdmo. Prelado que asistió al altar, bajo un hermoso dosel preparado
al efecto, le acompañaron los M. 1. señores don Demetrio Soto y don Miguel
Castillo, capitulares de esta metropolitana.
La misa del maestro Theod de la Hache fué admirablemente interpre-
tada por la capilla de los RR. P P . Carmelitas de esta ciudad. La composi-
ción, severa y de exquisito gusto religioso, á veces semejaba melodías
árabes oídas á lo lejos, y á veces himnos cántabros de animación y vigor
extraordinarios. Merecen los P P . Carmelitas, y se la damos nosotros, muy
entusiasta enhorabuena.
434 EL MONTE CARMELO

Una do las notas más simpáticas del acto que estamos reseñando ha sido
sin duda, el sormón, predicado por el canónigo santanderino señor Campo-
rredondo. '
Después de demostrar cuan fugaces y vanos son los placeres y los hono-
res del muudo, el orador describió en elocuentes párrafos los encantos que
en la soledad del claustro experimentan las almas justas.
Todo el discurso del sabio canónigo de Santander ha sido un modelo de
oratoria sagrada y de unción evangélica.
Reciba por ello nuestra sincera enhorabuena.—H.
Burgos 11 de Mayo de 1903.
MAS PROFESIONES.—En el Convento del S. C. de Jesús do Azcoitia, han
hecho su profesión las novicias Ascensión Castillo, Felisa Garayo y Pilar
Uribarri, ésta de Cortezubi de Vizcaya, y las dos primeras de Vitoria. Pre-
dicó en tan tierno acto el R. P. Aizpuru, de la Compañía de Jesús, conocido
misionero y célebre orador sagrado de gran Hombradía en todo Guipúzcoa,
y hermano de nuestro querido P , Luis de la Virgen del Carmen que hasta
haco unos dias ha pertenecido á la Redacción de E L MONTE CABMBLO.
En el exordio recordó el P. Aizpuru, con acento conmovedor, como hace
año y medio, asistió él en Toro al entrático de su madre querida, Ja her-
mana Joaquina del S. C. de Jesús, celebrando el santo sacrificio de la misa,
é imponiendo el velo de monja carmelita á aquella santa mujer, modelo de
esposas, de madres y de religiosas, y que hoy goza ya del mérito de sus
virtudes en el reino del Cielo. Este piadoso recuerdo de un hijo para con
su virtuosa madre hizo derramar abundantes lágrimas al auditorio que de-
votamente le escuchaba.
Reciban nuestra enhorabuena y religiosa felicitación las nuevas profo-
sas, y Comunidad de Azcoitia.
TOMAS DE HáBITO.—En el convento de Carmelitas Descalzas de Burgos
ha recibido el hábito religioso la señorita Josefa Sáenz de Lafuente, que en
religión ha tomado el nombre de María Patrocinio de San José. Es parienta
del fundador, del Convento de Murguía (q. e. p. d.) donde también tiene
otra hermana religiosa. La impuso el santo hábito y predicó una conmove-
dora plática el R. P. Bernabé. A la ceremonia además de los padrinos que
lo fueron don Domingo Sautu (de Murguía) y la señorita Inés González (de
Vitoria), asistió la anciana madre y familia de la novicia, el señor Párroco
de Apérrigue (Álava; y una numerosa y escogida concurrencia, resultado
toda la fiesta muy solemne.
—En Castellón de la Plana ha vestido el hábito de Carmelita la virtuosa
joven doña Rosilda Breva, Presidenta de la Asociación del Rebañito del
Niño Jesús, muy apreciada por sus excelentes condiciones de carácter y
por su piedad. Predicó en tan tierno acto el R. P- Carmelo, Superior del
Convento de San Clemente,'quo hizo un elocuente panegírico de la vida dol
claustro.
En el Convento de MM. Carmelitas de Consuegra ha ingresado la seño-
rita Juana Vizcarra y Aguirro, natural de Durango, tomando en la Religión
el nombre de María Carmen de la Sagrada Familia. La acompañó como ma-
drina la respetable señora doña Serafina Sancho; y la impuso el santo há-
bito y dirigió una elocuente plática el R P . Eulogio de San José, Carmeli-
ta Descalzo, tío de la Novicia.
Nuestra enhorabuena más completa á las nuevas novicias, y á sus res-
pectivas Comunidades y familias.
CRÓNICA CARMELITANA 435

NECROLOGíA —Monasterio de Sta. Teresa, Buenos Aires.


Abril 20 de 1903.—Muy Rvdo. P. Director de la Revista E L MONTE CAR-
MELO:
Con el mayor sentimionto de mi alma, participo á V. R. como Dios
Nuestro Señor se ha servido llevar para sí á nuestra amadísima hermana
Mercedes de la Divina Pastora, religiosa corista, á la edad de 28 años y 4
meses y de religión 6 años y 7 meses el día 18 de Abril, cumpliéndose hoy
precisamente los 7 años de esta fundación.
Esta querida hermana, ha sido un modelo perfecto de la verdadera Car-
melita Descalza; en la extricta observancia de la Regla, Constituciones, Ce-
remonias y santas costumbres, era exactísima, resplandeció en la obedien-
cia hasta el heroísmo; momentos antes de expirar la dije: hermana Merce-
des, hija mía, adora el Santo Cristo para nuestro consuelo, y sin poder y a ;
dio muestras de besar el Crucifijo repetidas veces con gran amor.
Recibió con todo conocimiento los Santos Sacramentos y tuvo la envi-
diable suerte Jo ser asistida por nuestro M R . P. Fr. Bonifacio de la Sa-
grada familia, que la confesó generalmente y la aplicó todas las indulgen-
cias de nuestra Orden, y nos dice: «la hermana Mercedes, el mayor escrú-
pulo que tenía, era que no tenía miedo á la muerte y que estaba contenta.»
También la acompañó nuestro R. P. con otros religiosos hasta su última
morada.
El médico que la asistió, lloraba de edificación al verla sufrir tanto y
tan sin queja; y la llama «la santa.»
Aunque esta nuestra querida hermana Mercedes tanto ha resplandecido
en las virtudes, como los divinos ojos son tan limpios y ven los más peque-
ños átomos, suplico encarecidamente á Y. R. la socorra con sus santas
oraciones; y desde su importante Revista lo pida V. R. á nuestras madres y
hermanas, para que vaya pronto á gozor su alma de la adorable vista de
Dios, y que nuestra Seráfica Madre Santa Teresa recibí pronto esta prime-
ra ñor ofrecida en esta su casa de Almagro.
Con el debido respeto saludo con este motivo á V. R., encomendándome
con mi Comunidad á las oraciones de V. R. de quien tai suscribo h. h. en
Cristo.
Carmen de San Elias.
Priora.
—En Alba de Tormes so ha dormido en ol Sañor la hermana Antonia de
Jesús María, á la edad de 56 años y 36 de Religión, después de una vida
santificada con todo linaje de virtudes y actos de observancia perfectísima.
—En las Carmelitas Descalzis de Lirm* s i h \ servido el Señor llevarse
para sí á la hermana María Josefa de Santa María Magdalena de Pazzis, á
la edad de 56 años y 33 de vida rjligiosa. Fué amantísima de Nues-
tra Sagra la Orden, y á pasar de habar atravesado por épocas muy crí-
ticas y haber tomado el hábito ol año de 1868 cuando las religiosas fueron
inicuamente expulsadas de su Convento, no quiso separarse de la Comuni-
dad, yendo con ella á buscar un asilo en Bujjgos, en cuyo convento había
tenido una hermana, así como otras cuatro en diferentes religiones, lo que
prueba la religiosidad de su familia. Se ejercitó en muihas virtudes, cuyo
mérito podemos esperar le habrán valido, la posesión del reino celestial.
Descansen en paz nuestras queridas hermanas, y elevemos por ellas una
plegaria al altísimo.
iiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
QUINCUAGéSIMO ANIVERSARIO D I LA PROCLAMA-
CIóN DBL DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN.—
Los Emmos. Cardenales Vannutelli, Ferrata y Vi-
ves han sido designados por Su Santidad para
organizar las fiestas jubilares de la proclamación
del dogma do la Inmaculada Concepción.
Con motivo del Jubileo se celebrará un Congre-
so mariano universal y también una Exposición
artístico-mariana.
BS El Círculo de la Inmaculata de Roma es el encargado de constituir la
Comisión que habrá de organizar y de presidir las fiestas jubilares.
Será publicado un periódico especial, dirigido por Mons. Radini, en cu-
ya redacción figurará el Comendador Grossi Gondi con el cargo de redactor-
jefe.
Brillantísima habrá de ser la celebración del quincuagésimo aniversario
de la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción.
Pío I X fué elegido por Dios para glorificar en la tierra la Inmaculada
Concepción do la Inmaculada Madre del Verbo humanado, y conducidos por
María santísima millares y millares de peregrinos, acudirán desde todos
los puntos del orbe á prosternarse ante el Vicario de Jesucristo en la tie-
rra, sucesor de aquel otro que proclamó nrbi et orbe la Concepción sin man-
cha de la Madre del Verbo.
El Jubileo de la inmaculada Concepción empezará el 8 de Diciembre
del corriente año de 1903 para terminar en el día 8 de Diciembre del pró-
ximo año de 1904.

INVOCACIóN á LA SANTíSIMA VíRGBN.—Por decreto de la Sagrada Congre-


gación de Ritos recientemente publicado ha ordenado el Papa que se añada
á las Leíanlas Lauretanas en honor de María Santísima, invocada con el
nomV' . de Buen Consejo, el siguiente versículo: Mater boni consilii, ora
pro nobia, que se recitará después del versículo Mater admirábilis.

L A REORGANIZACIóN CATóLICA DB CUBA.—Hemos visto la Constitución


apostólica Actum proeclare dada por el Papa León X I I I de fecha de 20 Fe-
brero último.
Esta Constitución crea dos nuevas Sedes diocesanas en la isla de Cuba;
la residencia primera será en Pinar del Río, capital de la provincia del
mismo nombre, ciudad de 25.000 almas, situada á 250 kilómetros al Sudoes-
te de la Habana; la residencia de la segunda Diócesis será Cienfuegos, en
la provincia de Santa Clara, hermosa población marítima de 50.000 almas
CRÓNICA GENJSRAL 437

á 256 kilómetros de la Habana, sobre la orilla septentrional de la magnifica


bahía de Jngua.
Fuera de la creación de estas dos Diócesis, la Constitución Actumprm-
clare contiene otras disposiciones que la Santa Sede ha creído deber tomar
para el bien espiritual de aquel país.
Esta reorganización jerárquica de la isla de Cuba da a aquella región
una organización más conforme con el actual estado de cosas que la Santa
Sede ha estudiado desde el punto de vista de las nuevas -necesidades de
los fieles.
La Diócesis actual de la Habana facilitará las parroquias necesarias
para la creación de dos nuevas Diócesis. La Habana sufragánea de Santia-
go de Cuba, cuenta 1.500.000 fieles, mientras que la Sede metropolitana no
cuenta más que 244.000.
PERSECUCIóN RELIGIOSA EN FRANCIA.—El furor sectario continúa en la
vecina república descargando contra la religión. Ya no es sólo contra los
institutos monásticos contra quien dirige sus tiros, sino contra todo lo
quo tiene sel!o religioso. En las principales poblaciones grupos socialistas
penetran en las iglesias agrediendo á los fieles que asisten á los oficios di-
vinos, librándose sangrientas batallas entre los católicos y sus agresores.
Los diputados radicales y la prensa que representa sus ideas piden con in-
sistencia la denuncia del Concordato y la separación de la iglesia y el
Estado, y hace pocos días ha estado á punto de que el Parlamento lo apro-
bara, puos la diferencia de votos rechazando la proposición ha sido muy
pequeña. Créese que el actual gobierno no se atreverá á llegar hasta este
extremo y i romper con el Vaticano; pero ya se habla dol Ministerio Cle-
menceau que sucederá áCombesy le hará bueno, acabando con todo rastro de
catolicismo en Francia y aun pasando á sangre y fuego las misiones cató-
licas de Palestina y del extremo Oriente. Esto hace presentir días tristísi-
mos para la iglesia francesa, y que después quo los gobiernos hayan consu-
mado sus planes de iniquidad, vendrá sobro esa desgraciada nación un
castigo divino muy grande. ¡Dios tenga piedad de Francia.!
LAS SEñORAS DE BILBAO.—Con este título y suscrito por millares de fir-
mas de señoras y señoritas de Bilbao, ha publicado La Gaceta del Norte un
escrito con que aquellas, después do dar las gracias á las muchas personas '
que las han felicitado por la parte que han tomado en el triunfo del Dipu-
tado católico de aquella villa, anuncian su propósito de trabajar por hacer
la unión de todos los elementos verdaderamente católicos, y precisamente
por el medio de más eficacia en estos tiempos, cual es el de la prensa; para
lo cual tratan de formar en Bilbao una J u n t a que se llamará Liga protecto-
ra de la prensa católica, é invitan á todas las señoras de España á que coope-
ren en esta grandiosa empresa, formándose al efecto, en todas las provin-
cias Juntas do la misma índole y con el mismo fin.
Plácemes merecen las señoras de Bilbao, y es de esperar que las de toda
España imiten tan hermoso ejemplo que está llamado á producir grandiosos
efectos do salvación social.
ítusiA Y LOS DISCRETOS DH COMBES.—En^Rusia ha causado muy mal ofec-
ta la expulsión d<¡ las congregaciones religiosas de Francia, hasta el extre-
mo que la prensa, reflejo de la opinión del pueblo, califica de bárbaros é
indignos del siglo XX los decretos de expulsión y la manera tan cruel que
ha tenido Combes de llevarlos á la práctiea.
438 EL MONTE CARMELO

(sostiene la prensa rusa que no debe su nación mantener relaciones


amistosas, y mucho menos alianzas, con un pueblo y uc Gobierno que se
halla bajo la dominación de los revolucionarios, y que violan los derechos
de los ciudadanos que no cometen otro delito que creer en Dios y en el
Evangelio.
EBSUMEN POLíTICO.—Con el ceremonial y aparato de costumbre se abrie-
ron- las nuevas Cortes, que son las primeras que inaugura Su Majestad Al-
fonso X I I Í . '•
El rey loyó en el Sonado su Mensaje que, en sentir do todus, contieno
más bien conceptos vagos, que anuncio de planes y proyectos fijos del Go-
bierno. Dedica en él un párrafo á la cuestión religiosa, y dice que el G J -
bierno continuará practicando negociaciones con la Santa Sjde para la
reforma del Concordato, sobro todo en el punto que so considera de m'*s
urgente resolución, cual es el relativo á la situación jurídica do las Orde-
nes religiosas, en lo cual se procurará armonizar el régimen de los institu-
tos religiosos con el mutuo respeto á las necesidades de la iglesia y á las
atribuciones inherentes del poder civil.
Abiertas las Cortes, han sido designados para presidir el Senado el Ge-
neral señor Azoárraga, y el señor Villaverde para presidir el Congreso.
Habiéndose proclamado suficiente número de Senadores, se constiteyó
la Cámara alta que ha empezado á funcionar. Más perezosa anda la cons-
titución del Congreso, que aun no se sabo cuando podrá hacerse, pues están
aún pendientes de aprobación muchas actas de Diputados.
Una vez constituido ol Sena lo, el Ministro de la Gobernación señor
Maura, ha presentado un importantísimo proyecto de ley de reforma de
Administración raunicipa', punto en que hace mucho tiempo so sentían
grandes y perontorias necesidades. Muchos políticos liberales expresan im-
presiones poco favorables al proyecto del señor Maura; pero algo y aún
mucho de bueno debe de tener cuando los políticos más reñidos con el ca-
ciquismo y con los abusos de la Administración le aplauden y le defienden
á lo menos en gran parte, como provechoso.
Recién abiertas las Cortes, ya corren rumores de crisis, y dícese que
muchos conservadores, disgustados con Maura obligarán á salir del Go-
bierno á los señores Silvela y Maura, formándose entonces un Gabinete
presidido por el señor Villaverde. Lo que fuere, sonará.
LA VÍSPERA DE LA PRIMERA COMUNIÓN

No es difícil describir la habita- limpiar con la punta del delantal,


ción en que nos encontramos. sobre la cómoda, algo de polvo que
Una cama, una mesa cuadrada, no existía.
cuatro sillas de respaldo redondo, De esta manera se engañó.
una cómoda de nogal barnizada, En vano ha esperado desde la fe-
con una esfera encima. Sobre la chi- cha ya lejana de su matrimonio que
menea un reloj de cobre • dorado, y llegara un día en que pudiese com-
en la pared dos ó tres cuadros lla- patir con su marido las mismas
mativos, representando un castillo creencias; inútil también que du-
de fuegos sobre la Torre Eiffel, la rante doce años haya luchado, su-
Libertad iluminando al mundo y plicado y sufrido; en vano que du-
otras cosas así de relumbrón. . rante mucho tiempo haya sido una
En la ventana, un canario canta compañera llena de abnegación, tra-
cuanto puede; en el hornillo, la co- bajadora infatigable, amiga siem-
mida se cuece entre tanto; en el rin- pre indulgente y dulce, esposa cari-
cón de la derecha, una máquina de ñosamente delicada y confidente in-
coser. teligente y discreta.
Todo esto, unido al aspecto muy En vano que con su trabajo y eco-
limpio y casi cómodo, á fuerza de es- nomía haya proporcionado el bie-
tar cuidado, demuestra que es -una nestar á aquella modesta familia,
reducida habitación de obreros bien que se haya mostrado siempre afa-
puesta. ble y risueña, que nunca haya des-
— Déjame en paz. cubierto su mal humor.
—Pero en fin, amigo mío... Y con todo esto ¿qué se proponía?
—¿No te he dicho que me dejes en Que su marido asistiese á la prime-
paz? ¿Lo oyes? Es inútil que me mo- ra Comunión de la niña.
lestes más tiempo con tus historias De pronto prorrumpe la brusca
de clerizonte. Jamás pondré los pies voz del marido:
donde ellos estén. ¿Lo entiendes —Basta de lloriqueos. No me gus-
bien? Jamás. ta esto. Y además, ¿qué haría yo en
—Pero... tú Iglesia? Permanecer hora tras
—Nó hay pero que valga. ¿Acaso hora sin pronunciar una palabra,
por ser mañana la primera Comu- contemplando tantas ridiculas cere-
nión de la niña he de cambiar de monias que me hacen hervir la san-
opinión? Y entiende que si replicas gre ¡Ah! no; de ningún modo.
una palabra, mañana os cerraré á —Pero, amigo mío, tu podrías...
las dos bajo llave. ¿Lo entiendes? —Silencio—dijo con voz de true-
Ante esta amenaza, la pobre mu- no.—¿Yo socialista, yo librepensa-
jer ahogó un gran suspiro, y para dor, ir allá dentro? Quizá fuera bien
poderse contener, hizo ademán de visto, pero no sucederá jamás.
440 EL MONTE CARMELO

Y de nuevo reinó en el aposento mayor efecto.—¿Con qué canciones


un silencio lúgubre, semejante al me viene esta picarilla? se dijo. Sin
que sigue á la tempestad. duda se las ha enseñado la santu-
Después de haber soltado su sen- rrona de su madre.
tencia con un fuerte puñetazo, el Mas, al tirar el periódico para
marido se sentó con semblante colé- lanzar un juramento, repara en la
rico, cargó la pipa moviendo sus niña, y siente al mismo tiempo en la
ojos feroces; y, apoyando la cabeza garganta una cosa qué le oprime,
entre sus manos, se dedicó á la lec- que le ahoga, pero que no le daña y
tura espiritual de La Lanterne. puede muy bien ser un sollozo.
L a mujer, á fuerza de voluntad, ¿Es que encuentra á la niña más
se dispone á contener las lágrimas bella en este momento?
que anuyen á sus ojos; pero Dios Seguramente, jamás la ha visto
sabe cuan terrible es el golpe que como ahora. Es el esplendor que
acaba de recibir. irradia su semblante. Su frente es-
Esperaba la primera comunión de tá iluminada; sus cabellos de oro
su hija, como el náufrago espera la semejan una aureola; sus ojos lím-
claridad que se divisa allá en lon- pidos permiten ver hasta el fondo
tananza en el horizonte. del alma; y su voz, ¡oh!, su voz tie-
Es en todas las casas un día es- ne un encantador acento jamás has-
plendente. En torno de ella, las ta entonces sentido, que le hace es-
otras madres, sus vecinas, hace ya tremecer en lo íntimo de su corazón.
meses que no hablan de otra cosa. Y al contemplarla así, de rodillas
En todas las familias reina el júbilo. ante él, tan pura, tan candida, re-
Los parientes y los antiguos amigos flejando una dicha hasta entonces
son invitados y esperados. Ya están no experimentada, tan agraciada...,
hechas las provisiones; las galas no puede resistir más, y, cogiendo
blancas que las jóvenes de doce'años á la niña, la abraza con efusión, di-
ostentan en ese día, compiten en ciendo:—"Hija mía, hija mía... sí,
blancura con la fresca nieve que sí, yo te perdono, hija mía.,,
cae entretanto. Solo en su casa hay . Pero la niña, desprendiéndose in-
un ser áspero y desagradable, que mediatamente de sus brazos, cae de
está mascando de mala gana el tubo nuevo de rodillas, repitiendo con
de la quemada pipa, y rumiando dulce voz:—"Papa, ahora es preci-
blasfemias. so que me bendigas.,,
¡Bendecirla! Esto es demasiado
—"Mi querido padre: Dios acaba fuerte. ¿Acaso sabe hacerlo el vete-
de perdonarme mis pecados; yo te rano librepensador...? Mas, ¿cómo
pido también perdón por todas las hacer esperar á la niña? Entonces
lenas que te he causado.,,—Al oir el pobre hombre, dejando escapar
fa madre estas palabras, que suenan
tras ella cual brisa de Mayo, quedó
verdaderas lágrimas, deja también
escapar esta grandiosa frase:
estática. —"Sí, hija mía. No soy más que
L a pequeña está de rodillas de- un animal raro; pero te bendigo
lante de su padre y antes que la po- con toda mi alma.,,
bre mujer, completamente conmovi-
da, haya podido hacer un gesto, ni Y he aquí cómo en estos últimos
pronunciar una palabra, la niña re- días ocurrió una cosa inesperada; á
pite:—"Padre mío, Dios me ha per- saber: el famoso H..., socialista y
donado los pecados; perdóname tú librepensador, entra en una iglesia
las penas que te he causado.,, y se arrodilla para orar ante Dios.
Un rayo que hubiera caido entre Y esto fué el principio de su con-
sus rodillas no le hubiese causado versión.

I.
Ñ—^j,r'l¿S£f—'—-v -c^1-'-:•:•'."'•••• •'.••••-.'••'•• A. ••'.'•"•• Jx;.''•."••'• i-','.••'.•' •'.i.TT??

¡ESDE que Dios, amor in-


finito, bondad sin riberas,
^generosidad inagotable,
santidad inaccesible, se
dignó unirse hipostática-
mente á un corazón humano, y
hacerle santuario de sus afectos,
volcán ardoroso de su amor y al-
tar de sus sacrificios, todos los co-
razones gravitan moralmente ha-
cia el Corazón de ese Dios amantí-
simo como hacia su centro, para
descansar en El y buscar en sus
senos amorosos la felicidad del re-
poso inalterable. Sólo en El se de-
ja la carga de humanos dolores
que agobian la vida; sólo en El se
esclarece la vista del alma entene-
i blecida por oscuras sombras; sólo
442 EL MONTE! CAKMEtO

en El se halla la paz y la esperanza, que es el mejor


tesoro, la riqueza mejor del pobre; que es el único ele-
mento de dicha en este destierro.
Dichosos los corazones que viven de la vida de ese
Corazón divino y laten con sus palpitaciones de amor y
beben la sangre de sus sacrificios é inmolaciones; por-
que en ellos se cumplirán las promesas de vida eterna y
de resurrección gloriosa; pero los que se alejan de El,
se atrofian, se paralizan y mueren para siempre faltos
de la savia de la vida verdadera.
¿Qué veis en el mundo más que existencias marchi-
tas, vidas sin luz y sin aromas, corazones sin amor,
espíritus sin ilusiones de dicha, seres que se doblegan
bajo la pesada carga del infortunio? Esos seres se han
apartado de la única fuente de la belleza y del amor,
del bien y de la dicha, de la vida y del placer, que es
el Corazón santísimo, el Corazón purísimo, el Corazón
amantísimo de Dios, y por eso pierden su color y aro-
ma, se secan y mueren, como flor no acariciada por los
rayos del sol, como planta que ha nacido en árido
arenal.
Pero mirad las almas que aplican sus labios á la
Haga del costado de Jesús, que son bañadas de las luces
de sus inspiraciones divinas, que aspiran las brisas que
soplan en torno de sus tabernáculos: á esas almas les
sonríe la gracia celestial; las recrean los ángeles de
Dios; se tienden á la sombra de la Cruz Divina y allí
descansan de los rudos trabajos de la virtud; y entre la
sangre del sacrificio y en medio.de las agonías de la in-
molación, hallan las dulces expansiones del gozo, los
suaves deliquios de la paz.
Esas almas aman, y por eso son felices; esas almas
se sacrifican generosamente, y por eso las rodea y las
corona la aureola de la grandeza más sublime.
Ese espíritu de amor y de sacrificio lo han apren-
dido de Jesús, y por eso la vida de Jesús las penetra, la
AMOR Y SACRIFICIO 443

felicidad de Jesús las embriaga, la grandeza de Jesús


las ensalza.
Los sentimientos más poderosos del corazón de Je-
sús, los que le impulsaban en todos sus actos, los que
daban realce singularísimo á todas sus obras, son esos,
el amor inconmensurable de los hombres, el sacrificio
absoluto por la salud de los hombres.
El ama á los hombres: El, en medio de su grandeza
infinita, de su poder divino, languidece y desmaya, con
los desmayos suavísimos del amor, con las languideces
extáticas de la caridad. El ama á los hombres; El los
busca; El los llama. Los ama con predilección y ternu-
ra exquisita; los busca con fatigas y trabajos; los llama
en medio de su desamparo y agonía suprema. Los ama
hasta el sacrificio de su vida; los busca hasta inmolarse
por ellos; los llama, hasta que la muerte enronquece su
voz.
El Corazón de Jesús se sacrifica por los hombres;
se inmola por los hombres; se hace víctima perpetua por
los hombres; víctima durante su vida; víctima durante
su pasión; víctima en su muerte sacratísima; víctima en
Belén, en Getsemaní, en Jerusalém, en el Gólgota
Contad las agonías de esa gran víctima de nuestro
amor..... Más fácil sería contar las olas que el mar en
su flujo y reflujo forma sobre la arena de las playas...
Con la virtud de esos sentimientos santísimos, con
la fuerza de esas inmolaciones sublimes, el Corazón del
Hombre-Dios se ha levantado sobre todas las cumbres
de la tierra; y encaramado en la cima de la Cruz, sobre
todas las pasiones, debilidades y egoísmos del humano
corazón, y abierto en presencia de toda la humanidad,
ese Corazón sagrado nos parece la expresión más
grande, más sublime, más excelente de la santidad, del
amor, de la grandeza de Dios. Un Dios que ama y que
por amor muere, no pedía estar mejor simbolizado que.
en un Corazón puesto en una Cruz, abierto con honda
444 EL MONTE CARMKLO

herida, rodeado de abrasadoras llamas.


¿Queréis ser felices? amad con amor santo, como
Jesús os amó.
¿Queréis ser grandes? Sacrificaos sin reserva y sin
medida, como se sacrificó Jesús; subid al Calvario, al-
zaos hasta la altura de la Cruz, hasta poder entrar en
el Costado abierto del divino Crucificado, y entonces el
amor de. Jesús os inundará en un piélago de dichas
deíficas; y la grandeza de Dios reflejará sus soberanos
rayos sobre vosotros, para que en la cumbre de las in-
molaciones aparezcáis radiantes de gloria, y en el cen-
tro del sacrificio absoluto renazcáis con la vida perdu-
rable de la resurrección.
Fr. A.
EL BUEJ5T PASTOR

OR prodigiosa que se mostrara la Divina


Providencia con el pueblo de Israel, cuan-
do, multiplicando los prodigios y porten-
tos, conducía en brazos de sus piedades á los
hijos de Jacob á la tierra prometida, se nos
muestra aún más misericordiosa y pródiga en amo-
res para con el pueblo cristiano. Todos los hechos
extraordinarios de que Dios nuestro Señor se sirvió
^para trazar el sendero que debían seguir los Israelitas
por el desierto, no son, testigo el Apóstol de las gen-
tes, más que pálidos reflejos y figuras de las admirables á la vez
que sorprendentes realidades con que favorece á los cristianos.
Cuando Dios nuestro Señor arrancó de la esclavitud de Egipto
al pueblo de Israel para llevarle á la tierra prometida, le deparó
un caudillo que le guiara por las soledades del desierto; así también,
cuando sonó en el 'reloj de las eternas bondades la hora de sus
grandes misericordias, colocó en medio de su Iglesia y al frente
del pueblo cristiano para que le guíe y oriente por el desierto de
esta vida, al que se complace en apellidarse camino que conduce á
la vida eterna, á Jesucristo que con las llamas de amor que brotan
de su corazón divino, acalora nuestro espíritu y da fuerzas á nues-
tra alma para que siga las sendas de la virtud que son las que lle-
van á la verdadera tierra prometida.
Nada más oportuno.
El hombre, á pesar de las ilustraciones de su razón no es quién
para guiarse sólo en sus aspiraciones siempre crecientes de luz, de
saber, de progreso y perfeccionamiento. Dios nuestro Señor trazó
al hombre el sendero que debe seguir su inteligencia y el camino
446 EL MONTE CARMELO

para su corazón; pero una larga experiencia nos viene enseñando


que, sin un auxilio sobrenatural, aun las verdades más puras y
santas llegan á perder su propio mérito en la inteligencia del hom-
bre, y su corazón sin fuerzas y energías para levantarse en direc-
ción al cielo, se queda pegado al polvo de la tierra. Sus pasos, se-
gún expresión del Sabio, son vanos é inciertas sus providencias, y
desorientado por la culpa tiene la triste desgracia de inclinarse á
lo peor. Perú Dios que no falta jamás en lo necesario, y mayor-
mente tratándose de la salvación del hombre, le ha deparado tam-
bién un caudillo que le guíe y conduzca á la espiritual y verdadera
tierra de promisión.
Dígalo sino la Persona del Hombre Dios, que en sus parábolas
de amor nos revela que el Señor no sólo está dispuesto á guiarnos
por las sendas de la virtud, sino también á ir en busca de las al-
mas ingratas y desleales, de los pecadores sin corazón y sin amor,
para atraerles al buen sendero y ponerles en vías de salvación.
Por eso nos hace notar el Evangelista que Jesús se complacía
en hablar y tratar con los pecadores, para darnos á entender, sin
«luda, que su divino corazón, no es como los que, afectando piedad
y religión, se alejan de los que conceptúan menos santos y se des-
deñan de tratar con ellos. El, sí, es la misma santidad por esencia;
pero con todo, recibe á los pecadores, los trata con deferencia, los
instruye con cariño y les ofrece la amistad de su corazón, y una
felicidad de dichas y bienandanzas. No condesciende con el peca-
do, pero, conservándose á una distancia infinita de él, llama y
atrae al pecador y le habla al corazón, ut salvetur homo, para que
se salve el hombre. Aborrece el pecado que es obra del orgullo hu-
mano; pero acaricia al pecador, cual médico que corta sin piedad
el miembro nocivo para salvar al hombre, ni salvetur homo; y
ruando el orgullo farisaico le exige la razón y el por qué de su con-
ducta, no tiene otra respuesta más que es el Buen Pastor y el
pastor debe sacrificar hasta su propia vida en bien de sus ovejas.
Perdida estaba la que se había alejado deK Pastor, y hubiera
perecido, sin duda, víctima del lobo infernal que cual león rugien-
te busca á quien devorar, si el buen Pastor compasivo y misericor-
dioso no hubiera dejado las noventa y nueve en la cumbre del
monte, y bajando de él corriera amoroso en su busca. Hállala por
fin desfallecida, y olvidado de su cansancio, la carga sobre sus
hombros, salva la ladera del monte y no descansa hasta conducir-
la al redil y juntarla con las demás.
Poco talento se necesita para no ver en esta figura del buen
Pastor la realidad del amor que encierra en su divino Corazón el
Salvador de los hombres. El, acordándose de sus misericordias, se
presenta en medio de nosotros para realizar sus eternos juramen-
tos de paz y de amor, y compadecido del extravío del pecador, va
en busca de él. El pecador, como afirma San Agustín, no puede
EL BUEN PASTOR 447

acercarse á Dios, si Dios no se acerca á él; por eso el amante Co-


razón de Jesús desciende de las alturas de su gloria para iluminar
con los resplandores de su gracia las sombras de nuestra alma, se
allega á nuestras miserias, y cargando con nuestras propias fla-
quezas nos hace fuertes con su virtud. Si el alma pecadora huye de
El, El, por buscarla, baja de las alturas de los montes eternos has-
ta el valle de la tierra ensordecido con nuestros lamentos y hume-
decido con nuestras lágrimas, la llama con el silbido de su amor,
la acaricia con ternura y la conduce en brazos de su misericordia
á los fecundos pastos de la gracia donde la apacienta y recrea con
la mirada de sus ojos que mejoran cuanto miran.
Estas almas dichosas y predestinadas son ovejas á las que el
buen Pastor llama con sus propios nombres, y le conocen como El
las conoce á ellas: no con ese conocimiento general con que cono-
ce á todos los seres, sino con un conocimiento especial de benevo-
lencia y amor con el que conoce al Padre y es de El conocido. Lo
que equivale á decir, según un Sto. Padre, que ese divino Corazón
las ama no solo con el amor que ellas aman, sino con el mismo
amor con que El ama al Padre: y así como por el amor que tiene al
Padre moriría mil veces más, con tal de que sea honrado y glorifi-
cado, así también moriría mil veces por todas y cada una de sus
ovejas á fin de salvarlas á todas.
Si sobre el proceder del Sagrado Corazón nos queremos cercio-
rar, levantemos nuestros ojos, mirémosle con atención, y observa-,
remos que nos está llamando continuamente para que entremos en
su redil sagrado. La puerta para entrar á ese aprisco todos la co-
' nocéis, es esa llaga sacratísima, verdadera puerta del cielo por
donde, como en el arca de Noé, han de entrar todos los que no han
de. perecer en el diluvio de la culpa, esas almas predestinadas y
favorecidas de Dios que, entrando en esa verdadera arca de la
nueva alianza donde se guarda el precioso maná del amor, están
salvas de la rabia del lobo infernal, y se alimentan con la carne
del hijo de Dios que ordena en ellas la caridad y el amor para que
no piensen más que en amar y en amar mucho.
Mas para merecer nosotros el favor, la gracia y el infinito
amor de Jesús debemos tener el carácter especial de la oveja.
Las ovejas se dejan guiar con facilidad y son mansas y como
el emblema de la misma mansedumbre; y por eso Jesús quiere que
seamos mansos y humildes de corazón como El. La razón supre-
ma de este deseo de Jesús es la aspiración de su amoroso corazón
que busca en todos sus seguidores la semejanza, porque ordenado
está en los libros santos que todos debemos conformarnos con la
imagen del Unigénito del Padre, á fin de que El pueda ser en
verdad nuestro caudillo y nuestro ejemplar. Si somos verdaderas
ovejas suyas, el nos llamará con nuestro nombre y nos guiará por
el sendero que conduce á la verdad y á la libertad. No á una
448 EL MONÍK CARMELO

libertad tan absurda en filosofía como inicua en la práctica,


sino á la libertad de hijos de Dios; no á la libertad que separa
los corazones hermanos, divide los pueblos y tortura las con-
ciencias, sino á la libertad basada en la unidad y en la verdad,
á la libertad que nos ofrece el corazón de Jesús, la libertad de la
Cruz que es la libertad de la unión de pensamientos en la fe, unión
de corazones en la caridad y unión de criterio en la humilde
sumisión á las enseñanzas de la Iglesia.
N. Y.
Carmelita M escalzo.

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^ÉÉÉMoM^ÉÉÉMetefeÉMÉMíÉÉÉiMÉÉÉÉÉáÉMÉÉÉMÉÉ^^

Al Sagrado Corazón de Jesús

¡Oh Corazón de mi Jesús bendito,


Abrasado en amor por los mortales:
Manantial de esperanzas eternales,
De venturas sin fin centro infinito!
Tú expiaste en la cruz nuestro delito,
Abriéndonos las puertas celestiales;
Tú rompiste los hierros y dogales
Con que al mundo amarró dragón precito.
Si tuyo es todo el mundo y Tú le has hecho,
¿Quién por Rey absoluto no te aclama?
¿Quién tiene más legítimo derecho?
Si es tu ley toda amor ¿quién no se inflama?
¡Reina, reina, Jesús, aquí en mi pecho! .
¡¡Sólo sea mi Rey quien tanto me ama!!

Antonio de k tuesta y Sáinz.


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GRATO RECUERDO
LA OCTAVA SEL CORPUS
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

UY pocas, y acaso ninguna persona, habrá en la ciudad de Valla-


M dolid que teniendo devoción á la Santísima Virgen, no haya visi-
tado aquel santuario que dedicado á la Madre de Dios y Reina del
Carmelo, se alza magestuoso en medio de una hermosa y dilatada
pradera, al lado de la carretera de Burgos, entre las pintorescas y ale-
gres riberas del Pisuerga y los frondosos y elevados cipreses del tris-
te y silencioso cementerio. Este santuario, cuya fundacióii data del
siglo XVI, era, como lo recuerda su nombre, el antiguo convento de
Carmelitas Descalzos, donde se distinguieron en la virtud, en la cien-
cia y en el saber los más ilustres y esclarecidos hijos de la reforma
Teresiana.'
Allí florecieron, entre otros, los RR. PP. Fr. Juan de la Anuncia-
ción; Fr. Miguel de los Apóstoles; Fr. Antonio y Fr. Pedro de
la Madre de Dios, Fr. Diego de Jesús, Fr. Juan del Espíritu
Santo, Fr. Nicol-is de Jesús María, Fr. José de San Francisco y Fray
Fernando de Santa María, cuyos retratos exornan las paredes de la
Iglesia.
Allí fué donde, según las crónicas de la Orden, estando los Reli-
giosos cavando las vifias apareció la Santísima Virgen, llena de ma-
jestad y hermosura, y, con tierno y maternal cariño, les limpió el su-
dor confortándoles en las fatigas de aquel penoso y rudo trabajo.
En fin; en aquella santa casa, donde desde su fundación parece
que la Santísima Virgen quiso fijar su mirada de predilección, se
han obrado multitud de prodigios y milagros, no solamente en santos
y virtuosos religiosos, que en otro tiempo habitaron en ella, sino que
además, como lo hemos visto confirmado repetidas veces, en los ha-
bitantes de esta ciudad y pueblos comarcanos, que acometidos por
alguna grave aflicción han acudido siompre, con fervorosos votos y
promesas, á implorar la protección de la Virgen del Carinen que
GKAT0 RECUERDO 451

desde su trono ha dispensado constantemente inumerables y singu-


lares gracias á sus fervorosos y constantes devotos.
No es nuestro objeto referir la historia de este venerado santua-
rio, únicamente relatar uno de los singulares favores que Dios
dispensó al V. P. Bernardo de Hoyos en ocasión de hallarse en es-
ta iglesia, por mediación de la insigne Reformadora del Carmelo,
Santa Teresa de Jesús, de la que era constante y fiel devoto este
ilustre bienaventurado hijo de Ignacio de Loyola.
Era una deliciosa y hermosa tarde del mes de Junio del año 1733.
La Iglesia celebraba la Octava del Corpus, las campanas del Carmen
de Valladolid, con su metálico sonido, anunciaban la celebración de
aquella grande y solemne festividad, y los fervorosos y humildes re-
ligiosos, congregábanse en el coro, para cantar himnos de-alabanza al
Dios tres veces Santo, que algunos momentos después, habían de
llevar procesionalmente en la Sagrada Eucaristía. Cerca de este con-
vento tenían los PP. de la Compañía de Jesús una casa de campo,
donde habían ido aquella tarde los Padres del Colegio de San Ambro-
sio (hoy parroquia de S. Esteban) entre los cuales se encontraba aquel
dichosísimo apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Sa-
biendo la piadosa y solemne fiesta que celebraban los Padres Carme-
litas, el P. Hoyos, que tenía todas sus delicias en el Santísimo Sa-
cramento, quiso asistir á ella; y habiendo obtenido el permiso de sus
superiores, partió en compañía de su querido condiscípulo y amigo el
Hermano Jiménez, hacia la Iglesia del convento para visitar y acom-
pañar al Divino Señor Sacramentado en aquel piadoso acto. Cerca de
una hora estuvieron en oración ante Jesús Sacramentado, y le acom-
pañaron después á la procesión. Quiso Santa Teresa agradecer y pre-
miar aliímismo á nuestro dichoso Bueuaventuradoel obsequioqueha"
cía de haber ido ásu casa,á un acto tan agradable ala Di vina Majestad»
y en efecto; cuando el P. Hoyos oraba fervorosamente ente el Santí-
simo Sacramento tuvo una revelación en que vio á la mística Docto-
ra, acompañada de Santa Magdalena de Pazzis y la Beata Margarita
de Alacoque, que le manifestaron, «que estaban en favorecerle en la
novena que había ofrecido á Santa Teresa, para que ésta alcanzase
que la fiesta dei Sagrado Corazón de Jesús se extendiese por toda
la Iglesia, y que le agradecía en su nombre y en el de su celestial Es-
poso los deseos de propagar la Devoción al Divino Corazón:» y por
fin, después de alentarle con cariñosas palabras á proseguir en tan
santos y piadosos designios se despidieron, añadiendo Santa Teresa:
«hasta mañana.*
Terminó aquella solemne y piadosa función, y el P. Hoyos en
compañía del Hermano Jiménez, volvieron á reunirse otra vez con
452 EL MONTE CARMELO

sus hermanos, para regresar al Colegio; pero bin que se le apartase


de su mente al primero aquella revelación que había tenido y, par-
ticularmente, aquellas últimas palabras de la Santa. En efecto: al
día siguiente, cuando el V. Bernardo de Hoyos, pronunciaba en
presencia de Jesús Sacramentado la fórmula de consagración al Co-
razón de Jesús, vio á Sauta Teresa acompañada de Pazzis, Alacoque
y San Juan Evangelista, que venía á comunicarle la grata nueva de
que ya estaban logrados sus piadosos deseos. Efectivamente, aquel
día era el viernes inmediato á la octava del Corpu9, el elegido y con-
firmado por la Iglesia para celebrar la fiesta del Sautínimo y adora-
ble Corazón de Jesús.
é. &•

¿QUÉ ES LA VIRTUD?
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Es como el árbol de frondosas ramas


que sombra y frutos da á la humanidad;
es cual el astro de esplendentes llamas
que es luz, vida y calor. ¡Es Caridadl
Es luz divina que el consuelo imprime
en quien en el dolor sumido esté;
es plegaria ferviente que redime,
es la imagen de Dios ¡Es santa Fé!
Es cual estrella fúlgida que lanza
rayos que anuncian calma, paz y amor,
es cual oasis feliz ¡Es Esperanza!
¡A tí virtud sublime, gloria y loor!
CARLOS CAMPS Y ARMET.

"—és"^-3
LA F E RACIONAL

OR dos caminos puede la inteligen-


cia criada llegar al conocimiento
de la verdad, objeto de sus vigilias,
último término de su actividad y
-tendencias; por su discurso pro-
pio que examinando y aquilatan-
do las propiedades y naturaleza
de las cosas, llega á pronunciar
juicio sobre una conclusión; ó por
el testimonio de otro, á cuya
ciencia y veracidad arrima su
juicio y razón. Este segundo procedimiento puede en to-
do caso resolverse en el primero, porque fúndase en la
misma naturaleza de las cosas y en la ley que regula el
desenvolvimiento de nuestras facultades; porque en
virtud de una ley metafísica es verdadero lo que un en-
tendimiento que no se engaña ni quiere engañarnos,
afirma; y por la misma ley, al allegar nuestro juicio á
dicha afirmación, aunque por lo demás, en lo que ata-
ñe á la esencia ó propiedades intrínsecas del objeto, es-
temos á oscuras, estamos necesariamente en la verdad.
Acerca de las verdades sobrenaturales, cuya natu-
raleza es un enigma para nuestra limitada razón, no
cabe otro camino para llegar á su posesión, que el
454 KL MONTE CARMELO

asentimiento de la fe á la revelación divina. Y este ca-


mino es infalible, con necesidad absoluta conduce al
logro de la verdad. La infinita sabiduría de Dios está
reñida con todo engaño; y repugna que su infinita bon-
dad ponga mentira en su boca. Por eso, este arrimo de
nuestra razón á la autoridad divina es incontrastable; no
hay raciocinio, por claro que sea y asentado en sólidas
bases, que le sobrapuje en fortaleza. La ciencia natu-
ral, aunque hiera nuestra retina con más clara luz, no
se lanza en nuestro espíritu ni se apodera de nuestro
asenso tan firmemente como la palabra de Dios; y es
que la verdad de la palabra divina es una verdad abso-
luta y esencial, y la verdad de la ciencia humana, es
una verdad de criatura, es una verdad participada.
Dios Nuestro Señor es dignísimo de que fiemos en
su palabra nuestra fe; la razón de su autoridad irrefra-
gable pesa más en la balanza de los juicios racionales
que todas las razones y argumentos de ciencia criada.
Dichoso arrimo que nos hace inconmovibles en
nuestros conocimientos, y dichosa oscuridad que nos
introduce en los esplendores de una región divina don-
de tiene su asiento la verdad pura, la verdad primera,
la verdad absoluta, cuya posesión constituye la vida
eterna y la eterna bienaventuranza de Dios, y consti-
tuirá también nuestra imperecedera esencial dicha
si dóciles y humildes ponemos nuestro oído á esta pala-
bra de la fe, única que puede librarnos de la palabra
del error y de la muerte.
Fr. Aniel María.
LA YIRGEN SANTÍSIMA Y SAN ILDEFONSO
(Freaco de Fietro Rotari, existente en la Iglesia de Santa María de la Escala.)
LA YIDA F U T U R A
GEMIDOS DE UNA ALMA DESTERRADA
iiiiiiiiiniiiiimiiiii

Celestial Patria mía ;


De donde vivo, sin vivir, ausente,
Pensando noche y día
En tí continuamente,
Sin que nada del suelo me contente.
¡Ay! cuándo cara á cara,
No ya por fé, por sombras, ni figuras
Veré con visión clara
Tu inefable hermosura,
Trinidad individua, santa y pura.
Cuándo seré librada
De este cuerpo de muerte,
Y al verme desatada,
¡Oh venturosa suerte!
Lanzarme á los espacios para verte.
Ven muerte y corta
La débil hebra de mi frágil vida,
No tardes, que me importa
Muy mucho la salida
Del calabozo donde estoy metida.
Abre la puerta y deja
Volar por esos aires á su nido
A un ave que se queja
Con arrullo y gemido
Del encierro tan largo que ha tenido.
Ven ya, Salvador mío,
A enjugarme las lágrimas que vierto
A la margen del río
De Babilonia, incierto
De si estoy á tus ojos vivo ó muerto.
Sin guerra no hay victoria,
Ni sin victoria palma;
De más de eso, la vida es transitoria
Y el premio con exceso
De un consumado gozo eterno peso.
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y

A Z U C E N A S T ROSAS W

Cuando á fines del siglo decimoctavo se desencadenó sobre la


Francia aquella tempestad revolucionaria que llenó de espanto al
mundo y de sangre inocente las calles de París, las Ordenes reli-
giosas fueron objeto de una persecución tan cruel como la siurie-
ron los primeros cristianos en tiempo de Nerón y de Trajano, y,
como entonces cosechaban palmas y coronas para la inmortalidad,
sembrando con su sangre la semilla de nuevos héroes, así las Or-
denes religiosas vieron sucumbir á muchos bajo el golpe de la gui-
llotina, que eran flores que se cortaban para el Rey de la Gloria,
dejando en este árido suelo el rastro del perfume de sus virtudes,
como aliciente que incita á correr á los demás.
Las doctrinas de los enciclopedistas contra el altar y contra el
trono habían formado una atmósfera que viciaba los corazones.
Porque la mayor parte del pueblo no discurre y se empapa de lo que
dice la prensa, especialmente cuando halaga sus pasiones, como si
viniera de una cátedra infalible. Y no quieren ciertas personas que
se llaman católicos que se repruebe y anatematice la libertad, me-
jor dicho, el libertinaje de la prensa, que difunde en pequeñas ó
grandes dosis el veneno con la dorada capa del bien social, como
si el hombre no tuviera derecho á saber la verdad,.y á no ser en-
gañado en el asunto de más importancia, que es la salvación del
alma. Pero ya lo dijo Jesucristo: ¡Ay de aquel que escandalice á
uno de los pequeños! ¡Ay de aquel que lleva por mal camino al
pobre!
Y como en los primeros tiempos del Cristianismo se veía más
claramente el triunfo de la gracia en las tiernas doncellas, que de-
safiando á los tiranos vencían con su fe y su constancia el rigor de
los más atroces tormentos, de la misma manera, aquellas débiles
mujeres que, al parecer, no tenían valor para ver una lástima, las
(1) Hoy que el odio sectario se ceba nuevamente en las Comunidades
religiosas de Francia, creemos de mucha oportunidad la publicación de
esta interesante relación del P . Plácido María del Pilar, sobre las Carme-
litas de Compiegnc, víctimas inocentes de otra revolución fiera que con-
movió la Iglesia francesa á fines del siglo XVITT. Los excesos y tropelías
de entonces vienen á nuestra memoria al ver las tropelías y excesos de
nuestros días.
Esta preciosa relación se halla en "Florecillas del Carmelo,,, obra de-
bida á la pluma del que fué compañero nuestro de redacción y hoy se ha-
lla evangelizando las regiones del Indostán. Esta bellísima obra se halla
de venta en esta Administración al precio de 1 peseta.
(N. DE LA R.)
458 EL MONTE CARMELO

religiosas de diferentes Ordenes, dieron los más admirables ejem-


plos de fe, de constancia y de valor. Y según afirma M. D. Hes-
mivy de Auribeau en las Memorias que redactó por orden del Pa-
pa Pío VI, las Carmelitas, sobre todo, reanimaron dios fíeles por
su valerosa constancia.
Las de Amiens, las de Abbeville, de Tours, de Beaunel, y mu-
chas otras, se vieron conducidas á las prisiones y amenazadas de
muerte á cada instante. Las de Verdun y de Lyon dirigieron á los.
jueces palabras que el Padre Celestial ponía en sus labios. Mu-
chas carmelitas murieron en el cadalso; pero sólo las de Compieg-
ne tuvieron la dicha de sacrificar todas juntas la vida en defensa
de la fe.

En aquellos días tan aciagos, en que la religión era considera-


da como un crimen, nadie corría mayor riesgo que las personas
piadosas, y por eso se cebaron tanto los verdugos con los sacerdo-
tes, los religiosos y las monjas, que firmes en sus puestos confesa-
ban á Jesucristo, despreciando como verdaderos héroes el peligro
que les amenazaba. Y era tal el desorden que se produjo en la so-
ciedad, y la sed de sangre que tenían las turbas impulsadas por
los de arriba, y la incertidumbre y temor de sí mismos que tenían
los que dirigían el carro de la revolución, que bastaba ser sospecho-
so para ser acusado, y ser acusado para ser condenado.
La Asamblea Constituyente prohibió en 29 de Octubre de 1789
quje se hiciesen votos en los conventos, y el 13 de Febrero del si-
guiente año suprimió todas las Ordenes religiosas. En vista de es-
te decreto se presentaron en el convento de Carmelitas de Com-
piegné algunos que se llamaban libertadores, y, forzando las puer-
tas entraron en el santuario de las esposas del Cordero, diciéndo-
les que iban á abrirles las puertas del claustro para que gozaran
de la libertad; como si no se hubieran sujetado voluntariamente
con las dulces cadenas del amor de Jesucristo; como si el servir á
Dios no fuera libertad más apetecible que la falsa libertad del mun-
do, que es verdadera esclavitud.
El 4 de Agosto de 1790, los miembros del Directorio se presen-
taron enel convento é hicieron el inventario del mobiliario, títulos
y papeles que encontraron. ¡Qué sobresalto para las pobres
Carmelitas, qué temores, qué dudas! Entonces les dijeron que les
permitían salir del convento, si querían; pero las que quisiesen per-
manecer en él podrían considerarse como una Congregación libre,
pero que corrían muchos peligros. Mas las hijas de Santa Teresa,
de corazón grande como su Madre, despreciando los peligros que
les amenazaban, permanecieron todas fieles á su vocación, que-
riendo antes morir que salir del convento por propia voluntad.
El día siguiente, 5 de Agosto, fueron visitadas de nuevo por los
agentes de la revolución, que se permitieron la entrada en el claus-
tro con malos modos y palabras poco decentes que debían herir los
oídos y los corazones inocentes de aquellos ángeles de la tierra.
Sentados en una sala del .convento, hicieron venir una por una á to-
das las religiosas, preguntándolas en particular sobre los motivos
de su vocación. ¡Qué entenderían de la vocación religiosa y sus
señales aquellos hombres de vida libre dados á la crápula y
al vicio! Y luego, reuniéndolas á todas, y erigiéndose ellos en otros
tantos Pontífices, les dijeron: "Os traemos la buena nueva de vues-
tro rescate, podéis ahora volver al seno de vuestras familias y go-
AZUCENAS Y EOSAS 459

zar, en fin, de la dicha que os han robado encerrándoos en esta


triste mansión. „
Hubiera sido para ellos un triunfo, si una sola hubiera deserta-
do de la compañía de las demás y aceptado sus proposiciones,
pues parece que no pretendían otra cosa, según las diversas ve-
ces que les anunciaron la libertad.
. Pero todas, con valor y entereza admirables, rechazaron aquel
ofrecimiento, diciendo en voz clara "que Dios las llamaba á la vi-
da religiosa, y en la observancia de sus leyes, y en el encerramien-
to del claustro, y en la pobreza y rigor de la vida encontraban la
paz, la tranquilidad y la dicha que en el mundo nunca hallaron en
las riquezas y deleites.,,
Una de ellas añadió con acento enérgico que tenía la firme re-
solución de conservar su santo hábito aunque tuviera que conse-
guir este favor al precio de su sangre.
Santa Teresa no quería que sus hijas fueran "mujercillas, sino
valientes soldados de Cristo,,, y bien lo demostraron sus hijas en
esta ocasión, capaz de acobardar á hombres esforzados.
En aquella misma sesión fueron firmadas las declaraciones de
las carmelitas por los agentes de la revolución, que, no pudiendo
arrancar ninguna flor de aquel bello jardín de Teresa, se empeña-
ron más en la lucha de perder á aquellas candidas vírgenes que re-
chazaban sus ofrecimientos de libertad, sin querer acceder á nin-
guno de sus deseos.
Como el rebaño se espanta al oir el aullido del lobo, así estas
santas religiosas vivían en continuo sobresalto por las visitas tan
repetidas de los agentes del Directorio, más temibles para ellas
que la cuchilla del verdugo; no porque se acobardasen en su pre-
serícia, sino por la repugnancia que les causaba la vista de aque-
llos hombres y lo ruborizadas que quedaban al oir sus palabras.
Pero así como el árbol, cuando es más combatido de los vien-
tos, más hondas echa las raíces y más se agarra á la tierra, de la
misma manera estas santas religiosas más se animaban y enfervo-
rizaban en el servicio de Dios cuanto más las molestaban, ora hala-
gándolas con la libertad, ora amenazándolas con los tormentos
que les esperaban.
Cada día se hacían las leyes más severas respecto de las Orde-
nes religiosas.
El 14 de Septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz, en
que todos los miembros de la Orden del Carmen hacen solemne re-
novación de los votos, tuvieron que dejar las carmelitas su amable
convento, en virtud de un nuevo decreto. Pero, como estaban fir-
mes en la vocación, no hicieron el menor caso de los peligros que
las amenazaban, y trataron de seguir la vida religiosa en cuanto
les fuera posible. Para ello se retiraron en tres casas de la misma
ciudad, formando como tres comunidades, haciendo, como en el
convento, sus rezos y la observancia de la Regla. Y aunque les
ofrecieron personas piadosas muchas casas donde esconderse para
librarse de la persecución, renunciaron hasta las de sus propias fa-
milias, "no me admira, dice el cardenal Vellecourt, semejante re-
solución, porque parecía como si el Señor se hubiera querido com-
placer en reunir todas las virtudes bajo el techo de aquella dichosa
comunidad. Era, conforme á una comparación de la Santa Madre,
un rico estuche que encerraba perlas finas del más alto precio. „
Un día, en una recreación extraordinaria, pocos meses antes
de ser expulsadas del convento, hablaban de una1 profecía de una
460 EL MONTE CARMELO

religiosa lega de su misma comunidad, que muchos años antes ha-


bía hecho, por una visión que tuvo, viendo á las religiosas de su
convento subir al Cielo vestidas con un manto blanco, y con la pal-
ma del martirio en la mano. Y hablando si serían ellas"las de la vi-
sión, las dos más antiguas vacilaron un instante en aceptar este
papel de víctimas. La carne se imponía al espíritu. Pero luego que
se retiraron á sus celdas, pensando la cobardía que habían mani-
festado, y que revelaba poco amor á su Esposo Jesús, y acaso mal
ejemplo á sus herrr.anas, fueron á arrojarse á los pies de la Madre
Priora y le dijeron: "Madre: perdonadnos que vengamos en hora
de silencio, pero á nosotras nos sería imposible descansar sin ve-
nir á aseguraros la viva pena que sentimos por haber dejado apa-
recer tal pusilanimidad. Nosotras, las más antiguas de la casa, de-
beríamos ser las primeras en mostrar más valor, y somos las úni-
cas que hemos mostrado repugnancia en hacer sacrificio de una
vida que nuestra avanzada edad nos pone al punto de abandonar.
¡Ah! permitirnos asociarnos á vos y que reparemos delante de
nuestras hermanas el escándalo que les hemos dado.,,
Desde aquel día renovaban todas diariamente el acto de consa-
gración á la muerte, porque la esperaban pronto, y, como dijo un
ilustre sacerdote que conocía bien á las carmelitas de Compiegne:
"sabían muy bien estas hijas de Santa Teresa que en esto seguían
verdaderamente el espíritu de su santa Madre, que llamaba á sus
hijas á la reparación y á la inmolación, y esto principalmente por
la Iglesia y por la Francia,,.
*
* *
Parece que presentían el fin glorioso que las esperaba, ó que
Dios les hubiese revelado su destino.
En el mes de Abril de 1793, la M. Teresa de San Agustín,
Priora del convento, hizo una composición cuya última estrofa de-
cía; "Armémonos de santo valor,—como valientes soldados;—nues-
tro Rey nos anima,—vencedor al primer combate.- ¡Cuántos hé-
roes le siguen!—Por millares se cuentan;—corramos de sus pasos
en pos,—y compartiremos sus laureles. „
Poco» meses después se celebraba el santo de la M. Maestra de
novicias Enriqueta de Jesús, y las cuatro novicias que había en el
convento quisieron hacerla un presente, y le regalaron un cuadro
que representaba un corazón traspasado por un clavo, á un lado
unos pensamientos y al otro una rama de laurel, toda erizada de
espinas; por detrás un medallón, 3', sobrepuesto, un pelícano ca-
lentando su nido en un cesto, del medio del cual sale una serpiente
enfurecida. También había gran número de espadas con las pun-
tas vueltas hacia un ramillete. Abajo, á la derecha, cuatro palo-
mas, llevando en el pico un ramo, simbolizaban las cuatro novicias.
Una de éstas ofrecía un ramillete á la M. Maestra, dedicándole es-
tos versos: "Enriqueta, después de tanto sobresalto,—dulce será la
calma:—el mismo Dios enjugará tus lágrimas,—y nos consolará
por completo.—Sí; del;seno mísero del mal—renacerás inmor-
tal,—más fecunda y hermosa,—para colmo de nuestra dicha,,.
Advirtió una de las religiosas que aquella poesía presagiaba
algo no muy alagüeño.— ¿Qué puede ser, la muerte?—dijo la Ma-
dre.—¡Ah hija mía! Puede ser que estéis en lo cierto. Quisiera te-
ner la dicha de abandonar pronto esta tierra para reunirme al me-
jor de los Padres y al más fiel de los Esposos.
AZÜ CBNAS V ROSAS 461

El año siguiente, en el mes de Mayo, fué á París la M. Teresa


de San Agustín á despedir á su madre, que lloraba la muerte de
su marido, y por la marcha de los acontecimientos dejaba la ca-
pital.
Encontró en una calle un grupo de bárbaros que llevaban algu-
nas víctimas al cadalso, y, envidiando sin duda la suerte de aque-
llos mártires, se paró y dijo á la hermana María de la Encarnación,
que la acompañaba: "Dejadme el triste consuelo de ver como van
los mártires á la muerte. „
Sin duda fueron vistas por los revolucionarios, y, al observarlo
la hermana María de la Encarnación, dijo á la Madre:
—Parece que nos dicen: bien pronto nos seguiréis vosotras.
—¡Oh!—respondió la Madre.—¡Qué dicha si Dios se digna ha-
cernos esta gracia!
Refirieron á la M.,Priora que, administrando los últimos Sacra-
mentos el Obispo de Saint Papoul á una joven muy virtuosa, mien-
tras rezaba las oraciones de la recomendación del alma, sacó la
enferma los brazos, y juntando las manos dijo, mirando á un Cru-
cifijo: ¡Ah! ¿Quéveo? ¡Dios mío! ¿Qué es esto, Señor? La sangre
de vuestros confesores no es ya suficiente: ¡os falta todavía la
sangre de las vírgenes vuestras esposas!
Al decir estas palabras comenzó á llorar, y preguntóle el Obis-
po qué era lo que veía.
Y respondió: Veo gran nilmero de religiosas, en particular
una comunidad, segada por el hacha revolucionaria. Veo las
vírgenes revestidas con un manto blanco, una palma en la mano
y el Cielo abriéndose para recibirlas.
Esta relación impresionó á la M. Priora, y luego exclamó: "¡Ah,
Dios mío! ¿Podremos nosotras lisonjearnos de que sea nuestra co-
munidad la que el Cielo predestina á tan gran favor?,,
En vista de la cerrazón que presentaba el horÍ7onte y el peli-
gro que corrían todas las religiosas, se apresuró á volver la Madre
Priora al lado de sus hijas.
Fueron acusadas las carmelitas como fanáticas por vivir en
comunidad, y el 21 de Junio de 1794 se presentaron en las casas
que habitaban las religiosas los miembros del Comité, haciendo las
más rigurosas pesquisas y llevándose todos los papeles que encon-
traron, entre los cuales había algunas cartas que hablaban de es-
capularios y novenas, una copia del testamento del rey de Francia
y un retrato del mismo, que la M. Priora guardaba en agradeci-
miento á la real familia, que había pagado su dote cuando entró
religiosa, y les dijeron que estos papeles las comprometían.
El día siguiente dio un decreto el Comité revolucionario de
Compiegne, ordenando que las "hasta ahora llamadas carmelitas,
fuesen prendidas sin perdida de tiempo-
Arrestadas, pues, las carmelitas, fueron conducidas y encar-
celadas en el antiguo convento de la Visitación, que acababan de
transformar en casa de reclusos. ¡Cuántas molestias y cuántas pri-
vaciones tuvieron que soportar! "Muchos días, aseguran las reli-
giosas benedictinas compañeras de prisión, muchos días, y á veces
semanas enteras, se pasaban sin otro alimento que pan y agua.
¡Y qué pan! Era ciertamente el pan de la tribulación y el agua de
laaugustia.,, .
Pero estos mismos rigores y sufrimientos no sirvieron sino pa-
ra hacer resaltar más su virtud, su resignación y su valor, como
hijas de aquella que desde la niñez buscaba el martirio, y cuya má.
462 EL MONTE CARMELO

xima favorita, como expresión de su corazón, era morir ó padecer.


Habían aprendido de su santa Madre que las tribulaciones y las
cruces son un pan delicioso; sólo los primeros bocados son amar-
gos; pero, si se prueba de buena fe, adquiérese el convencimiento
de que no exisie para el alma mejor alimento.
Acordábanse que también su extático Padre San Juan de la
Cruz sufrió mil penalidades en la cárcel de Toledo, y es motivo de
satisfacción y consuelo para los hijos seguir los pasos de los padres.
Y aquellos rostros enflaquecidos y sin color por los sufrimientos
-físicos y morales, parecía que tomaban nueva expresión y vida
con estas consideraciones, y ponían en sus labios las palabras de
San Pablo: Ni la angustia, ni la persecución, ni el hambre, ni el
peligro, ni la espada, nada podrá separarnos del amor de Jesu-
cristo . Por el que nos mira como ovejas destinadas al sacrificio,
es, por quien nuestro corazón rebosa de alegría en nuestras tri-
bulaciones.
Fr. Plácido María del Túar
(Se continuará)
MARAVILLAS DE LA GBACIA ENTRE LOS ADORADORES1DEL DEMONIO:
I11IIIIIII1IIIMI111IHI

III
lia impotencia del diablo reconocida

En 1880 el R. P. Elias de la Madre de Misericordia, Carmelita


Descalzo misionero apostólico, sucedió al R. P. Fernando en la
administración del Distrito de Vengotto. Como sus dos predece-
sores, el R. P. Elias se distinguió por su celo en la conversión
de los gentiles. Des¿e su llegada á Vengotto, nombró á Rayappene
por su catequista en jefe para ocuparse únicamente en la conver-
sión de los idólatras: los resultados fueron maravillosos. La más cé-
lebre conversión que éste llevó á cabo este año fué la del Peiade, que
en Vengotto fué su sucesor en diabluras presidía donde las asambleas
nocturnas de paganos y profería los oráculos del demonio hacía ya
19 años. He aquí como la divina Providencia dispuso por las aflic-
ciones, señal ordinaria de los elegidos, á este otro ministro de Sata-
nás para'abjurar fus errores y abrazar la fe cristiana. En 1886
se casó una de sus hijas; al año siguiente dio á luz un niño,
que murió algunas semanas después. El viejo saceidote quiso saber
por qué había muerto el niño. Se hizo poseer y ser preguntado, y el
diablo respondió una tontería. Un año más tarde la hija dio á luz un
segundo niño, que corrió la misma suerte que el primero: cayó en-
fermo y murió. El duelo fué grande en la familia; el abuelo se afli-
gió sobre manera. Vedle de nuevo poseído, y después de la opera-
ción varias veces repetida y de los sacrificios hechos á su duende
doméstico ó diablo principal, éste le recompensa con hacer caer en-
ferma á la madre misma, así es al menos como el pobre hombre in-
terpreta la entermedad de su hija. Esta sufre durante meses y meses,
no obstante todas las oraciones, obsesiones y posesiones de su padre,
el cual al fiu viéndola caminar lentamente al otro mundo, se vuelve
furioso contra el diablo.
La ocasión de instruir al Peiade en la fe cristiana era demasiado
be'la para pasar desapercibida al celo del catequista Rayappene.
Váse éste á la C8ea del sacerdote pagano, le refiere eu propia con
464 EL MONTE CARMELO

versión, su dicha desde que sirve al verdadero Dios, la impotencia


del diablo para obrar contra la voluntad de Dios ó conocer las coaas
luturas, y el Señor rico en misericordias, hace brillar la luz á los
ojos del infiel, el cual se convierte sinceramente con su mujer y
nueve hijos, cinco varones y cuatro hembras. En tanto que loa otros
aprendían las oraciones, el R. P. Elias confirió al punto el bautismo
á la hija enferma en su lecho, ó por decir verdad, en su estera de
sufrimientos extendida por tierra; un mes después, siempre agoni-
zante, ella pidió la Extremaunción que el misionero le confirió de
buen grado. Murió como una santa con su inocencia bautismal, de-
jando á su padre, madre, hermanos y hermanas todos ya bautizados
y en una resignación perfecta. Tampoco ellos tardaron largo tiempo
en reunirse á su hija y hermana en la gloria eterna, Al año siguien-
te, el antiguo sacrifioador del demonio, su mujer y todos sus hijos, á
excepción de dos huerfanitos, murieron de cólera, resigoadof, dicho-
sos de morir católicos y confortados con • los últimos Sacramentos
de la Santa Iglesia. Rayappene no se apartaba de ellos día y noche
durante su enfermedad, él los cuidaba hasta el último suspiro y los
enterró por sus manos.
Qué admirable es Dios, exclama el misionero que refiere esta
historia, en la conversión de los paganos y salvación de las almas!
Yo creo muy cierto que la conversión de este demoniaco y de su fa-
milia fué debida á las oraciones de alguna alma fervorosa de Europa
que habrá pedido al Corazón de Nuestro Salvador la salvación de
algún infiel; y nuestro Peiade de Vongotto fué el escogido entre la
raza pagana, para ser el trofeo de la divina misericordia.

(Se continuará)
^«^I^l^l^l^l^^l^l^l^^^^l^l^

Itinerario ó preces del ritual romano al emprender un viaje (i)

Antífona-—Por el camino de la P a r a enseñar á su pueblo la cien-


paz y de l a prosperidad nos dirija cia de la salud en remisión de sus
nuestro omnipotente y misericordio- pecados:
so Señor, y el ángel Rafael nos Por las entrañas de misericordia
acompañe en el viaje, para que con de nuestro Dios; con que el Orien-
paz, salud y gozo regresemos á te vino de lo alto á visitarnos:
nuestras casas. P a r a alumbrar á los que están
Bendito sea el Señor Dios de Is- sentados en tinieblas y sombra de
rael; porque visitó y remedió á su muerte, y dirigir nuestros pasos
pueblo. por el camino de la paz.
Y nos suscitó un Salvador pode- Gloría Patri...
roso en la casa de David su siervo: Antífona.—Por el camino de la
Según prometió por boca de sus paz, etc.
santos Profetas, que fueron en los Kyrie eleison, Christe eleisón,
siglos pasados: Kyrie eleison. Padre nuestro, etc.
Que nos libraría de nuestros ene- f. Y no nos dejes caer en la ten-
migos y de las manos de cuantos nos tación.
aborrecen: Rf. Mas líbranos de mal.
P a r a usar de la misericordia con f. Salva á tus siervos.
nuestros padres, acordándose de su Rf. Que esperan oh Dios mío en
santa alianza: Tí.
Y del juramento que hizo á Abra- y\ Envíanos, Señor, tu auxilio
ham nuestro padre, que nos haría celestial.
esta gracia: Rf. Y desde Sión protégenos.
A fin de que libres de las manos y. Sé para nosotros, oh Señor,
de nuestros enemigos le sirvamos torre de fortaleza.
sin temor: RJ. Contra los asaltos del ene-
En santidad y justicia delante de migo.
él, toda nuestra vida: f. Nada pueda el enemigo con-
Y tú, oh niño, serás llamado Pro- tra nosotros.
feta del Altísimo, pues irás delante Rf. Y que no logre dañarnos el
del Señor k preparar sus caminos: hijo de la maldad.

(1) Nunca se viajó tanto como hoy, y nunca seguramente con menos
precauciones espirituales, á pesar de que nunca, tal vez, hubo mayores
eligros; pues son diarios los siniestros que ocurren por mar y tierra,
E orribles sus estragos, innumerables las víctimas. Por eso, y para que to-
dos puedan encomendarse á Dios en sus viajes, según el espíritu de nues-
tra Santa Madre la Iglesia, ponemos aquí las hermosísimas preces del Ri-
tual católico, traducidas á nuestro castellano.
466 KL M0NT8 CARMELO

f. Bendito sea el Señor ahora y Ur de los Caldeos, le guardaste ile-


siempre. so por todos los caminos de su pere-
RJ". Y haga próspero nuestro via- grinación; le rogamos que nos cus-
je el Dios de nuestra salud. todies á nosotros, siervos tuyos. Sé
f. Muéstranos, oh Señor, tus ca- para nosotros, oh Señor, auxilio
minos. al emprender el viaje, alivio al
Rf. Y enséñanos tus senderos. proseguirlo, sombra protectora en
~f. Ojalá se dirijan todos nues- el calor, abrigo en la lluvia y frío,
tros pasos. sostén en el cansancio, defensa en
Rf. A l cumplimiento de tus man- la adversidad, báculo en los pasos
damientos. difíciles, puerto en el naufragio;
f. Se convertirán los rodeos en para que, siendo Tú nuestro guía,
atajos. lleguemos felizmente adonde nos di-
Bf. Y las asperezas en caminos rigimos, y volvamos finalmente sin
llanos. novedad á nuestras casas.
f. A sus ángeles encargó el Se- Atiende, Señor, á nuestras súpli-
ñor de tí. cas, y ordena prósperamente y para
Rf. P a r a que custodien en todos nuestra salvación el camino de tus
tus caminos. siervos; para que en todas las peri-
f. Oye, Señor, mi oración. pecias de este nuestro viaje y de to-
rtf. Y mi clamor llegue á Tí. da nuestra vida, seamos siempre
Oración, Oh Dios, que hiciste pa- protegidos por tu auxilio.
sar á pie enjunto por medio del mar Concede, te lo rogamos, omnipo-
á los hijos de Israel, y á los tres Ma- tente Dios, á esta tu familia que ca-
gos mostraste el camino hacia Tí, mine siempre por senderos de salud,
con una estrella por guía; concéde- y que, siguiendo la enseñanza de tu
nos, te lo rogamos, viaje próspero bienaventurado precursor Juan, lle-
y tiempo tranquilo; para que acom- gue segura ante Aquel que nos pro-
pañados de tu santo ángel, podamos nunció, nuestro Señor Jesucristo,
llegar felizmente adonde vamos, y tu Hijo, que contigo vive y reina
finalmente al puerto de la eterna por los siglos de los siglos, Amén.
salvación. f. Caminemos en paz.
Oh Dios, que habiendo sacado á RJ En el nombre del Señor,
tu siervo Abraham de la tierra de Amen.
Wé*L¿&§^x£@*S.2*§®*LZ&&Al. 1^^^^^>S^L^S^S.^SIS^LX^$^S. Z^^l^M

m a-g-a-p-a-s-ia—B-n-a-B-ia-ii-ii-i

s^rw*^
f

BIBLIOGRAFÍA
La Beata Imelda Virgen de la Or- para disponer á los niños á la pri-
den de Santo Domingo.—Obra escri- mera comunión, para encender en
ta en francés por una Religiosa todas las almas un amor muy abra-
Dominica y traducida al español sado para con la Divina Eucaris-
por una Religiosa de la misma Or- tía, y para enseñar á todos ejemplos
den.—Los P P . Dominicos de Ver- de pureza, de fervor y de unión con
gara nos han enviado este libro, Diosqué imitar. —Véndese esta obra
que está dedicado á los niños de pri- en la Admón. de ''El Santísimo Ro-
mera comunión, de quien la Beatita sario,,, V e r g a r a ; al precio de una
Imelda es angelical Patrona. He- peseta en tela y 0'75 en rústica.
mos recorrido sus páginas y aspi- María. — Reflexiones predicables,
rado el perfume de la inocencia y con censura eclesiástica, por Regi-
del virginal candor de esta Santa no Martínez Diez, Dignidad de
de nueve años, encantadora planta Chantre de la S. I. M. de Vallado-
del jardín dominicano, que en el lid.—Un cuaderno, en cuarto, de 16
momento de recibir milagrosamente páginas, con piadosos pensamientos
por vez primera la Sagrada Euca- llenos de doctrina y santa unción,
ristía, se durmió en los brazos de muy á propósito para preparar ser-
su Amado Jesús y se fué con Él á mones sobre la Madre de Dios, sus
los jardines del paraíso. Es celes" excelencias y oficios y su devoción.
tial el encanto que produce la his- Se vende al precio de 50 céntimos.
toria de ese ángel en cuerpo de niña Del mismo autor hemos recibido
y bajo los blancos hábitos de Santo El Destierro y la Patria (poema,) un
Domingo, cuyo paso por este mun- cuaderno, en cuarto de 16 páginas,
do fué como una ráfaga de luz, 50 céntimos.
como una brisa perfumada, como Agradecemos al autor el envío de
una aspiración seráfica. L a devo- estos opúsculos que recomendamos
ción de esta Santita es muy propia á nuestros lectores.
CAATA DB ROMA.—M. R. P . Director: En el número de E L MONTB CAR-
MELO correspondiente al 15 do Marzo del presente año, apareció una sucin-
ta reseña de las fiestas Jubilares cebrebradas en nuestro convento de Bur-
gos con ocasión del vigésimo quinto aniversario del Nuestro Santísimo Pa-
dre el Papa León X I I I .
En ella se hacía mención de un precioso y artístico Álbum donde se co-
leccionaron las firmas de todos los fieles que comulgaron por Su Santidad
el 3 de Marzo, para ofrecérselo al Padre Santo como homenaje de adhesión
y amor inquebrantable.
El Álbum fué entregado por N. M. R. P . Procurador General á M. R i -
naldo Angelí, capellán de S. S. quien á los pocos días contestó con la si-
guiente afectuosa carta, que trasladada al castellano dice así:
Roma, Vaticano 8 de Mayo de 1903.
M. Bvdo. P. Procurador:—Tengo la satisfacción de haber cumplido el ho-
norífico encargo que V. P . Reverendísima se dignó confiarme.
He presentado á Su Santidad el magnífico Álbum enviado por los
RR. P P . Carmelitas de Burgos, con las firmas de todc s los fieles que en su
iglesia comulgaron por el Padre Santo con ocasión de su Jubileo Pontificio.
Su Santidad se ha dignado acoger con paiticular agrado y complacen-
cia tan hermosa demostración de amor, y en prueba de paternal afecto, en-
vía á los citados P P . Carmelitas y á todos los que suscribieron el atento
mensaje la Bendición Apostólica,
Con sentimientos de singular aprecio me declaro de V. R. devotísimo
siervo,— Binaldo Angelí Capellán parte, de S. S.
Nos complacemos en hacer pública esta carta para gloria de los católi-
cos burgaleses, á quienes suplicamos encarecidamente continúen rogando
por la importante salud de N. santísimo Padre, tan intimamente vinculada
á los intereses del catolicismo, y que estos días parece haber sufrido algún
pequeño quebranto.
Prior de Wincanton..—Tenemos en nuestra compañía al ,R. P. Benito
de Jesús, prior de nuestro convento de Wincanton (Inglaterra), bien cono-
cido ya por sus importantes trabajos histórico-crí ticos publicados en varias
revistas europeas.
Su amor á la Orden y su devoción al santo Escapulario le han traído á
la ciudad eterna, en cuyos archivos tiene esperanza de encontrar algunos
documentos que darán mucha lúa y esclarecerán algunos importantes he-
chos de la Historia del Carmelo.
Suyo affmo.—El Corresponsal.
Roma Junio 1903.
A NUBBTROS SUSORIPTORES.—Rogamos encarecidamente á los suscriptores
que se hallan en descubierto con esta Administración se pongan cuanto an-
tes al corriente del pago de la suscripción de este año, pues de semejantes
retrasos se nos originan los perjuicios que se dejan comprender.
CRÓNICA CARMELITANA 469

El pago puede hacerse por medio de letras de fácil cobro, ó de sellos de


correo, enviando en este caso la carta certificada. Puede igualmente ha-
cerse en los Conventos de la Orden, y en cuanto á las suscripciones de Ma-
drid, en las Librerías de don Gregorio del Amo ó de don Enrique Hernán-
dez, calle de la Paz, 6.
A AMéRICA.—El día 7 del presente mes embarcaron en Cádiz el R. P . Er-
nesto, superior de nuestro convento de Santiago de Chile, con rumbo á
aquella República, y los RR. P P . Luis, E luardo, Simón, Gonzalo, Federico
y un Hermano lego, con rumbo á Buenos-Aires, adonde el M. R. P. Provin-
cial de Castilla los ha destinado para dar impulso á las fundaciones de la
República Argentina, dondo tanto va prosperando nuestra Sagrada Orden
y donde los trabajos do nuestros Padres producen copiosos frutos espiritua-
les en los fieles. Dios los acampane en su viaje y bendiga sus tareas apos-
tólicas, para que su palabra caiga, cual semilla fecunda en tierr» bien dis-
puesta, y produzca el céntuplo espiritual en aquellas regiones.
LAS OBRAS DE NUESTRA IGLESIA.—Van adelantando las obras de la igle-
sia que en honor de la Virgen del Carmen estamos construyendo en esta
población. Pero sin más recursos que los que la divina Providencia nos de-
para, sólo confiamos en las limosnas de los fieles devotos del Carmen, para
poder llevar á feliz término dichas obras. Por eso nos permitimos hacer un
llamamiento á nuestros caritativos lectores en una obra de tanto agrado y
gloria de la Madre de Dios y de tanto provecho de las almas, ofreciendo en
cambio del caritativo auxilio que nos presten, nuestras agradecidas y con-
tinuas oraciones ante el Señor Sacramentado. Las limosnas pueden dirigir-
se al R. P. Superior de los Carmelitas Descalzos, Santander.
NECROLOGíA.--En el Convento de Madres Carmelitas de Málaga ha pa-
sado á mejor vida la Hermana Teresa del Santísimo Sacramento, á la tem-
prana edad do 24 años y 4 de religión. Natural de Avila, había aspirado
junto á la cuna de Santa Teresa, el perfume de las virtudes y del amor á
la Reforma Carmelitana, y procuraba imitar en todo á la Santa cuyo nom-
bre llevaba y en cuya misma ciudad había recibido el ser. Era de grandes
disposiciones y alientos para todo, de carácter angelical, y aunque débil
de cuerpo, esforzada y valiente de espíritu. Puede creerse que ¡>u santa
predilecta y por muchos conceptos Patrona y Madre suya, la habrá asistido'
en sus últimos momentos y ayudado á conquistar la corona de la gloria.
En el Convento de Caravaca ha fallecido santamente la R. M. María
Toresa de Jesús, á la edad de 52 años y 31 de religión, quo ha sido
Priora de aquella observante Comunidad, y siempre, tanto de subdita co-
mo do Prelada, ha sido verdadero modelo de vida religiosa. La Comunidad
llora con afecto filial tan irreparable pérdida, en cuyo sentimiento la
acompañamos, á la vez que nos consolamos con la esperanza de que el Se-
ñor habrá premiado ya las virtudes de la que tanto trabajó por su amor en
la vida.
Rogamos á nuestros lectores encomienden las almas de estas santas re-
ligiosas, que ellas agradecidas recompensarán desde el cielo estas oraciones.
LA ACCIóN DE LOS CATóLICOS.—IMPORTANTES DO-
CUMENTOS.—Seha publicado la siguiente carta do
Su Santidad al Excmo. Cardenal Sancha y al-
gunas declaraciones de éste, que tienen por obje-
to dar impulso á Ja acción católica en España, cu-
ya base principal ha de ser la unión de los cató-
licos por la que hace algún tiempo, gracias á Dios
se trabaja con resultados beneficiosos en algunas
regiones. Como creemos que nuestros lectores verán con gusto estos docu-
mentos íntegros en las columnas de nuestra Revista, los reproducimos á
continuación.

Carta de Su Santidad al Eminentísimo Cardenal Sancha

Querido hijo nuestro: salud y bendición apostólico. Nuestro querido


hijo el Secretario de Estado nos ha dado conocimiento de las confe-
rencias celebradas hace poco en Madrid por algunos Obispos españoles,
bajo tu presidencia, con el objeto de estudiar los medios más conducentes
para promover entre vosotros la acción católica. Gran satisfacción nos ha
causado la noticia de estas conferencias, que muchas veces y públicamente
hemos enseñado que Nuestro mayor anhelo era que los católicos españoles
se uniesen en estrechísima concordia. Las citadas conferencias demuestran
con evidencia que los Prelados españoles, no solamente convienen con Nos
en la necesidad de esta concordia, sino que procuran con todo empeño res-
taurar entre los fieles la unión de voluntades. El que á esas conferencias
haya concurrido gran número de Obispos, no puede menos de producir sa-
ludables frutos en el pueblo cristiano, especialmente porque hace ver la
necesidad de que cada cual prescinda de sus propias opiniones y distintos
pareceres en materias discutibles, si queremos atender con eficacia á los
intereses de la Religión, que hoy se hallan en grave poligro.
Por lo cual, ardientemente deseamos que los Obispos españoles insis-
tan con ánimo constante y firme en. encarecer abierta y públicamente la
necesidad de mantener la unión entre todos los católicos, pues de ahí se se-
guirá, sin género de du la, que vuestras disposiciones conmuevan al pue-
blo con más energía y consigáis más fácilmente realizar vuestros pro-
pósitos.
Hemos sabido también quo en dichas conferencias han indicado algu-
nos la conveniencia de crear en todas las diócesis juntas particulares que
obreu de acuerdo con la j u n t a constituida en Madrid como principal. No
podemos menos de aplaudir esta indicación sabia y oportunamente pensa-
CRÓNICA GENERAL 471

da, pues juzgamos que ha de ser muy eficaz para crear y consolidar en Es-
paña la unión do todos los católicos. Por lo cual abrigamos la plena con-
fianza de que todos los Obispos de esa nación han de aceptar esa idea, no
sólo con su asentimiento, sino también con su oooperación. Es, sin embar-
go, Nuestra voluntad que en la ejecución de la empresa y en la determina-
ción de las bases porque so han de regir estas Asociaciones, corresponda la
dirección á tí, que ocupas la más alta dignidad entre los Obispos de España.
Mucho te recomienda á Nuestros ojos tu actividad, tu experiencia y tu fiel
adhesión, por las cuales no necesitas para ello estímulos de ningún género.
Creemos, sin embargo, necesario desvanecer y estimular tu modestia, lo
cual hacemos gustosos, exhortándote encarecidamente á que te pongas con
ánimo valiente y esforzado al frente de tan alta o apresa, en la'plena seguri-
dad de que has de contar con el apoyo de todos tus compañeros de dignidad.
Y si, conociendo la debilidad humana, consideras necesario el auxilio divi-
no para tan grande empresa, Nos pedimos á Dios que se digne inspirarte, y
como prenda de las gracias celestiales, damos, con gran benevolencia, la
bendición r postólica á tí, á los demás Obispos y á los fieles españoles.
Dado en Roma, en San Pedro, el día 22 de Abril de 1903, vigésimosexto
año de Nuestro Pontificado.
Carta del eminentísimo Cardenal Rampollo.—Eminentísimo y reverendí-
simo señor de mi mayor consideración:
Tengo el honor de enviar á Vuestra Eminencia el adjunto autógrafo, que
nuestro Santísimo Padre, deseoso de asegurar y apresurar el restableci-
miento de la concordia entre todos los hijos de la Iglesia en la católica Es-
paña, se ha dignado dirigir á Vuestra Eminentísima. De este augusto docu-
mento deducirá fácilmente cuánto confía Su Santidad en la cooperación y
dirección do Vuestra Eminentísima. No dudando, pues, que haciendo con-
verger la acción común de los Obispos y de los fieles al noble propósito del
Sumo Pontífice, corresponderá Vuestra Eminentísima plenamente á la con-
fianza y á las esperanzas de Su Santidad, tengo el gusto de reiterarle el
testimonio del profundo respeto con que le beso humildísimamente las
manos. '
De Vuestra Eminencia humildísimo, afectísimo y sincero servidor M. Car-
denal Rampolla.
Koma 26 de Abril de 1903.
Señor Cardenal Ciríaco María Sancha y Hervás, Arzobispo de Toledo.
Dzclaraciones del eminentísimo Cardenal Sancha.—No puedo ocultar quo
cuando recibí y leí las dos cartas transcritas, sentí mi ánimo profundamen-
to emocionado. El encargo que en la primera me hace el Padre Santo, si
bien me da el honor muy superior á mis escasísimos méritos, me pareció
imposible de realizar, dado el estado de mi salud delicada y el agotamien-
to do fuorzns que invade la naturaleza humana a) Hogar Ja misma á la edad
septuagenaria, y verse abandonada de recursos que antes la fueron pres-
tadas por la asociación del vigor f í a i o é ictelectu il, propios de la juventud-
Esa causa polerosi, y otras no menos graves y de todos conocidas, de-
bidas al estado de los ánimos y á las condiciones especiales de la organi-
zación política y social de nuestro pais, presentir jn A mi visti, no sólo va-
cilaciones, sino temores de naufragios, repulsas inmerecidas y de esterili-
dad en los propósitos y esfuerzos.
Sin embargo de eso, y por encima de tolo, está la voz del R imano Pon-
472 EL MONTE CARMELO

tífico León XIII. El, desde las alturas de su supremo ministerio apostólico,
conoce con clarísimo entendimiento la naturaleza y condiciones de la lu-
cha actual, suscitada sin justo motivo por innobles pasiones y atávicos ren-
cores contra la Iglesia de Jesucristo y contra sus sagradas y veneradas
instituciones; y nadie que seriamente piense, podrá negar su indiscutible
derecho á la legítima defensa y a organizar para ella las fuerzas católicas
del modo y manera que lo crea más eficaz y conveniente.
Cuando el general en jefe de un ejército manda, no se permiten discu-
siones ni dilaciones. Rendirse prontamente á sus mandatos es deber estric-
to de generales, jefes, oficiales, soldados y de todos los que dependen de
su autoridad y están sometidos á su jurisdicción. Sin esa severa disciplina
y sin esa abnegación personal y colectiva, en vez de victorias y laureles,
sólo se logran y deploran oprobios y desastres.
La Iglesia, por frase bíblica, es comparada á un ejército bien ordenado
puesto en batalla. El Romano Pontífice, por supereminente manera, reúne
en sus manos todos cuantos poderes ordinarios y extraordinarios son nece-
sarios para dirigirla, gobernarla y administrarla, adaptando su funciona-
miento, sus pasos y sus movimientos á normas prudentes y sapientísimas,
de suyo fecundas en aprovechamientos para la vida cristiana de los pue-
blos, cualquiera que sea la elevación ó decaimiento de la cultura de los
mismos.
Por lo que toca á los intereses religiosos de España, no una, sino mu-
chas voces, ha trazado León X I I I orientaciones v reglas claras y terminan-
tes para conservarlos, aumentarlos y defenderlos, señalando como condi-
ción necesaria para ese fin la unión de todos los católicos, el respeto y aca-
tamiento á los poderes públicos constituidos y la acción individual y colec-
tiva dentro de la legalidad. Si hasta el presente esa laudable y apostólica
solicitud de Nuestro Santísimo Padre no ha dado los frutos abundantes
que de su nativa virtud han debido brotar entre nosotros, no es otra la
causa que la tenaz indocilidad á sus paternales llamamientos y prescrip-
ciones.
El Romano Pontífice deplora las divisiones y distancias que vienen per-
petuándose y tomando carácter habitual entre españoles hijos de la Iglesia
que profesan la misma fe, y sienten en su pecho los mismos entusiasmos y
amores por su patria y sus glorias históricas. Con la mira de aminorar y re-
mediar ese mal, de consecuencias funestas, vuelve á insistir y recomendar
do nuevo la unión de los católicos, realizable por los medios y en la forma
expresados en su mencionada Carta. Para dar principio, por mi parte, al
cumplimiento de la soberana voluntad de Nuestro Santísimo Padre, y en
busca de consejo y garantia de mayor acierto, mo trasladé á Madrid el día
11 del mes actual, á fin de colebrar una conferencia con el eminentísimo
señor Cardonal Casañas y otros reverendos y doctos Prelados, que á la sa-
zón se hallaban en aquella capital.
Reunidos el dia 12, dióse lectura de la susodicha Carta pontificia, y oído
con revorencia y sumisión lo que en ella enseña y anhela Su Santidad, se
acordaron por unanimidad los puntos siguientes:
l.o Publicación de los dos documentos de referencia, á fin de que sean
conocidos de los reverendos señores Obispos, clero y fieles 4 causa del in-
terés que para todos contienen.
• 2.° Sostener y apoyar la junta central de intereses católicos existente
CítOHÍCA GENERAL 473

en Madrid, bajo la presidencia efectiva del Ordinario de aquella diócesis,


y la honoraria del de Toledo, cuya residencia habitual está fuera de la corte.
3.° Rogar respetuosa y encarecidamente á los demás Prelados Ordina-
rios de España, que sino las hubiesen, constituyan en sus respectivas dió-
cesis juntas de personas idóneas y de notorio celo, que se pongan en comu-
nicación con la central de Madrid, á fin de hacer más fácil la concordia y
la unión de los católicos, tan deseada por el Papa León X I I I .
4.° Celebración de un Congreso de enseñanza y métodos de la misma
en la ciudad de Salamanca, previo el consentimiento del reverendo señor
Obispo de aquella diócesis.
5.° Proseguir el estudio de otros proyectos estimados, no sólo de utili-
dad, sino de necesidad, para consolidar la organización de las fuerzas cató-
licas, á fin de que se descarten de opiniones personales de escaso aprove-
chamiento, y funcionen unidas, como organismo viril y bien disciplinado,
para defensa de nuestra santa fe y de los sagrados derechos de la Iglesia.
Toledo 29 de Mayo de 1903.
f E L CARDENAL ARZOBISPO DB TOLEDO.

LA SALUD DEL PAPA—Han corrido por los periódicos alarmantes, si bien


contradictorios^rumores, acerca de la salud de Su Santidad. Eogamos á Dios
que r.o se confirmen estos rumores y que, como tantas veces, sean tan sólo
ahora noticias sensacionales de que gran parte de la prensa periodística se
vale para conseguir sus lucrativos intentos.
L A BASíLICA D E SAN JUAN DE LBTRáN.—León X I I I no retrocede ante
ningún magno pensamiento. Su Catedral, la Basílica de San J u a n de Letrán,
necesitaba desde hace mucho tiempo, reparaciones tan considerables que los
Pontífices predecesores del actual, no obstante contar con las rentas de los
Estados Pontificios, no se atrevieron á sufragar los gastos que trabajos de
tal consideración exigían.
León X I I I , privado de las cuantiosas rentas de los Estados de la Iglesia,
pero confiado en el generoso afecto de sus hijos, no dudó en emprender los
trabajos que ahora se encuentran próximos á su terminación: y cuando el
peregrino arrodillado en la Iglesia <Madre y maestra de la ciudad y del
mundo», contemple el nombre de León X I I I escrito sobre los mosaicos del
fondo del ábside y sns armas grabadas en la bóveda y en el marmóreo pavi-
mento, no podrá por menos de aplaudir el justísimo homenaje tributado al
Papa, que será llamado por la historia restaurador y cofundador de la insig-
ne basílica secular de Letrán,
El nuevo ábside, tan grandioso y magnifico en sus proporciones, resulta
demasiado amplio para el clero titular de la basílica; pero tan desmesurada
amplitud responde á un pensamiento del Papa, pensamiento que, como to-
todos los suyos, lleva impresa la marca del genio.
Quiere León X I I I que en el Cabildo de San J u a n de Letrán figure un
canónigo por cada una de las naciones del antiguo y del nuevo continente,
para que de este modo cualquier romero que penetre en la catedral del
Papa pueda contemplar á un compatriota suyo entre los canónigos del Ca-
bildo lateranense.
El pensamiento del Romano Pontífice, á más de grandioso, es oportunísi-
mo. En los precisos momentos en que la revolución italiana, después de ha-
berse apoderado de los Estados de la Iglesia, quiere convertir al Vicario de
474 EL MONTE CARMELO

Jesucristo en un capellán del rey de Italia, el Papa, en su catedral, afirma


de un molo solemne la catolicidad do la Iglesia ante el universo mundo, y ,
muy especialmente, ante el usurpador de sus Estados.
Ei gran Papa que viene hace veinticinco años gobernando el mundo, y al
que no ha sido posible por la violencia de una opresión, única en la histo-
ria de la Iglesia, ir á tomar posesión del gran trono episcopal y pontificio
de Letrán, ha resuelto ser enterrado en su catedral «madre 3" maestra de la
ciudad y d e l mundo>.
Bien merece tenor su tumba en Letrán el Inocencio I I I de los tiempos
modernos, el Pontífice insigne que, en sus Cartas Encíclicas al universo
católioo, asi como en sus cartas particulares á las diferentes naciones que
pueblan ol planeta, ha trazado ol camino que habrá de recorrer la Iglesia
durante muchos siglos después de su muerte. Representantes de todos los
pueblos serán los guardianes de esa tumba gloriosa y cantarán las divinas
alabanzas junto al sarcófago y guardador de las cenizas del gran Pontifico
León X I I I .

NUBVO CARDENAL ESPAñOL.—Entre los nuevos cardenales que során crea-


dos en el próximo Consistorio que se celebre en Roma, figura el reverendi-
• simo señor arzobispo de Valencia.
El enviado extraordinario designado por Su Santidad para hacer entrega
al referido prelado del Breve pontificio por el cual es elevado al cardenalato,
es el conde Francisco Antamoro, perteneciente á una noble familia romana,
persona ilustradísima y muy amiga de España.
El conde Antamoro, después de cumplida on Valencia su misión, irá á
Madrid con objeto de asistir oficialmente, en nombre del Padre Santo, á la
solemne ceremonia de la imposición de la birreta cardenalicia al nuevo pur-
purado español.
LA ACCIóN SOCIAL DE LOS CATóLICOS ITALIANOS.—Parécennos dignas de ser
reproducidas las siguientes palabras de un articulo publicado por el ilustre
periodista Toniolo, en L'Unione, órgano central de los demócratas cristia-
nos en Sicilia.
«Por todas partes escúchanbe los mismos clamores; ha llegado la hora
crítica, hora no de palabras, sino de obras maduramente pensadas y reali-
zadas con decisión y c o n energía. Basta ya de discusiones bizantinas, que
solo sirven para debilitar á los fuertes y para descorazonar á los intrépidos.
»El ejomplo sirve de mucho más que las palabras. Ahí tenéis á los sici-
lianos: desprecian las luchas intestinas sostenidas en el campo, siempre po-
ligroso, de las ideas, y aciertan al buscar compensaciones á las pérdidas su-
fridas por efecto de anteriores batallas; la democracia cristiana ha fundado
ya en Sicilia 200 Obras sociales y, á despecho de la oposición habilidosa de
los socialistas, han conseguido los católicos en el quinto Congreso jurídico
una gloriosa revancha, afirmando, contra todo y contra todos, el carácter y
el espíritu católico de sus Cajas rurales.
»He ahí el secreto de la vida que por todas partes se busca y desde to-
dos los puntos del horizonte se invoca; ha llegado la hora de callar y de ha-
cer algo provechoso. Las obras humanas son caducas por su naturaleza, pe-
ro invoquemos al divino Espíritu y El nos ayudará.»
E L ODIO SECTARIO.—La Lanterne, representante en Francia del más des-
enfrenado clericalismo, exige del Gobierno de Combes nada menos que la
CRÓNICA GÉNBKAL 475

abolición, por un decreto del presidente de la República, de la confesión


auricular. Los firmantes del articulo inserto en La Lanterne encargan al
grupo parlamentario de los librepensadores que realicen cuanto sea nece-
sario para lograr aquel fin; los redactores de La Lanterne exigen un decre-
to que impida para siempre á los sacerdotes inmiscuirse en las conciencias.
Ya no pueden predicar en Francia los sacerdotes que pertenezcan ó
que hayan pertenecido a u n a Congregación religiosa; si ahora se les impide
confesar, tan sólo les quedará el derecho á decir misa, y esto hasta que no
se suprima la misa y hasta se prohiba vestir la sotana
La Lanterne y sus secuaces tendrán entonces sacerdotes á su gusto,
sacerdotes sin sotana, que no prediquen, que no confiesen, que no celebren
el santo sacrificio y que nada reciban del presupuesto del Estado.
Pero ¿cómo se las habría de componer el Estado para prohibir á los sa-
cerdote confesar? ¿Qué medidas legales pudieran tomarse para impedir
que un ciudadano confiese á otro ciudadano sus pecados, y de qué modo
pudieran vigilarse las conversaciones de todos los ciudadanos franceses?
¿Serían los redactores de La Lanterne y sus secuaces los que se enear-.
garan de esa misión tan odiosa? Ellos no lo dicen; pero no sería oxtraño
que so comprometieran á ello.
UN PRíNCIPE MONJB.-*-En el monasterio de Benedictinos de Praga acaba
de morir, joven todavía—pues sólo contaba cuarenta años de edad—un mon-
je que era popular en la ciudad con el nombre de «Padre Carlos».
Dicho padre Carlos no era otro que el príncipe Eduardo de Sehoenburg-
Hartenstem. Su entrada en el monasterio produjo gran sensación. Corría
el año 1893. El príncipe Eduardo ora, en aquella época, un brillante coro-
nel de Caballería que mandaba el regimiento número 13 de huíanos, y en
calidad de tal tomó parte en las grandes maniobras ejecutadas en Galitzia.
Una vez terminadas estas, reunió á los jefes, oficiales y soldados de su
regimiento, dirigióles una conmovedora despedida, montó en su caballo y
dirigióse al próximo monasterio de Benedictinos, doade trocó su brillante
uniforme por el sencillo hábito de lana. Un año después fué enviado á
Roma, hizo brillantes estudios teológicos y en el año 1898 fué ordenado de
sacerdote.
Acaba de morir llorado por todos los pobres de la ciudad, entre los cua-
les repartió su cuantiosa fortuna y á los que prodigó consuelos en sus des-
dichas y aflicciones. La santa muerte del reverendo padre Carlos ha cau-
sado indescriptible sensación en los círculos aristocráticos de Viena y de
Praga.
NOTA POLITIZA.—Al proyecto de ley presentado por el señor Maura en
el Senado sobre reforma de Administración local, ha seguido el presentado
por su compañero de Gabinete señor Allendesalazar Ministro de Instruc-
ción pública, conteniendo las bases de una nue_va ley de enseñanza. Parte
esta ley, como de punto principal, de lo que va siendo ya credo de la polí-
tica conservadora, libertad igual para la verdad y para el error, haciendo
caso omiso, contra el precepto del Concordato, del derecho que corresponde
á la Iglesia de inspeccionar las doctrinas que se enseñen en los centros do-
centes. Profesando este credo de la libertad ommímoda, el nuevo proyecto
de ley quita las trabas que las anteriores leyes de enseñanza ponían á los
colegios no oficiales, que en adelante, si se aprueba este proyecto, podrán
constituirse y regirse independientemente, sin más que sujetarse al Estado
476 EL MOJITí! CARMELO

ó sea, á los centros oficiales, en cuanto á la colación de grados. Este pro-


yecto ha caído como una bomba en el campo de los radicales, que no quie-
ren lioertad dq enseñanza, que no quieren, aun dejándoles á ellos las ma-
JIOS sueltas, medir sus armas con las de la verdad, qne no quieren más li-
bertad que la del error y de la impiedad.
Otros dos proyectos de ley se han presentado también, entre otros la de
responsabilidad administrativa y la de reforma del Consejo de Estado.
En el Senado se ha discutido ya la contestación al Mensaje de la Co-
rona, y con esa ocasión pionunció el señor Montero Ríos un discurso muy
liberal, presentando una especie de programa al partido que, sin jefe desde
la muerte de Sagasta, no se sabe aún ni con qué caudillo se irá ni qué pro-
grama eligirá. En este debate ha intervenido el limo, señor Obispo de Sala-
manca, pronunciando un discurso que ha sido muy elogiado, en el cual
recogiendo unas palabras pronunciadas por el señor Montero Ríos, confirmó
que en mala hora se suscitan en los pueblos y se suscitaron últimamente
en España las cuestiones religiosas.
En cuanto a l a enseñanza dijo el Venerable Prelado que él profesaba
una libertad más amplia que la libertad del señor Montero Ríos y que la
libertad del señor Ministro de Instrucción pública, pues quiere que nues-
tras comarcas puedan crearse Universidades que se rijan autonómicamente,
que habían de ser la gloria y luz y espejo y aliento de los pueblos .en que
se instituyeran. El Rvdo. P. Cámara fué muy aplaudido y felicitado por su
hermoso discurso.
La otra Cámara, la de Diputados, está aún sin constituirse.
De fuera, ha ocupado la atención de la prensa la cuestión de Francia en
África, donde unos moros de Figuig—dicese—que agredieron al Goberna-
dor General de Argelia, y Francia para castigarles y como medida policiaca
ha hecho funcionar su artillería y durante unas cuantas horas ha estado
ametrallando á Figuig y ha destruido sus casas y su mezquita y ha hecho
muchos cadáveres. ¿Cuáles serán los proyectos de Francia en este asunto?
De esto se habla mucho, y puede creerse que este sea el principio de los
planes de Francia sobre el territorio mogrobita.
El hombre misterioso
i.

El día 18 de Febrero de 170k ce- pues en compañía deíla princesa de


lebrábase en España con la pompa los Ursinos aparecieron dos esposos,
y entusiasmo característico en los cuyos nombres ocultos á causa de la
españoles, el advenimiento de" un obscuridad de su nacimiento, desea-
vastago de la casa de Borbón que mos salgan á la luz por medio de
venía á ocupar el trono de San Fer- esta verídica historia que vamos á
nando. L a corona de España en que escribir.
se habían engarzado, como diaman- Llamábanse estos espososGiovan-
tes de inestimable valor, tantos paí- ni (Juan) Albertini y Brígida Cari.
ses descubiertos y ganados por nues- Giovanni ó J u a n Albertini había
tros intrépidos conquistadores á cos- pertenecido á la marina mercante
ta de su sangre, pasaba de la cabe- italiana en la que sirvió como capi-
za del enfermizo Carlos II á la del tán del bergantín Tiber, hasta que
Duque de Anjou. El nieto de Luis á causa de unas calenturas intermi-
XIV era coronado en la patria de tentes contraídas en una travesía
Pelayo, y las músicas y bandas mi- hecha á Terranova, se vio precisado
litares recorrían las calles anima- á retirarse, por consejo facultativo,
das con los gritos de ¡Viva Feli- á Florencia su ciudad natal.
pe V! En esta ciudad fué donde Juan
No es nuestro objeto hacer la contrajo relaciones con Brígida Ca-
historia del reinado de Felipe V , ri; al poco tiempo ésta fué su esposa,
ni de los bienes ó males que la casa y cuatro años más tarde encontrá-
de Borbón atrajera sobre España; banse en Madrid formando parte de
tan solo un pequeño incidente dará la servidumbre de la princesa de los
pie á cuanto tengamos que decir y Ursinos. ¿Cuál fué el motivo porque
escribir. J u a n y Brígida se retiraran de la
El día 11 de Septiembre de 1701 Corte de Madrid? No sahemos el
casábase Felipe V en Turín con motivo, pero bien fuese porque el
María Luisa de Saboya, y no se sa- marino se cansara de la vida de la
be con qué motivo, pero sea el que Corte, ó porque las olas de la_mar
fuere, lo cierto es que en compañía le fueran más simpáticas, lo cierto
de esta princesa y en calidad de ca- fué que Juan y Brígida se hallaban
marera suya, pisaba el suelo espa- establecidos en Cádiz el año 1709.
ñol la célebre princesa de los Ur- Desde luego se deja comprender
sinos, emisaria y representante de que el campo de los trabajos He Juan
la política francesa. sería la mar, pues la mar tenía pa-
Casi al mismo tiempo veíase en r a él un atractivo que él tatemo no
España al Duque de Vendóme, y en se explicaba; las brisas de la mar,
la servidumbre de éste á cierto aba- el olor á brea de las embarcaciones,
te algún tanto ambicioso é intrigan- las aves marinas, el canto del mari-
te, muy conocido más tarde con el nero, las apariciones de los grandes
nombre de Cardenal Alberoni. • cetáceos, y hasta el rugido mismo
P e r o no eran solo éstos los perso- de la tempestad, causaban á J u a n:
najes que pisaron nuestro suelo, una impresión agradable. Las con
478 EL MONTE CARMELO

versaciones de J u a n eran siempre lo de su vejez y el consuelo de su


sobre asuntos de la marina, apenas muerte.
acertaba á hablar sobre otras mate- Así pasaban los días y las noches
rias, ni entendía apenas lo más ne- y los meses y los años; el bergantín
cesario para la vida en asuntos que Pompeyo iba y venía de los puertos
no fuesen marinos. de New-Yorck, de Vera-Cruz, de la
E n cambio la conversación de J u a n Habana, de Río Janeiro y de Bue-
encantaba, cuando el asunto versa- nos-Aires, y volvía á salir para los
ba sobre algo que flotara sobre las mismos puntos, siempre con trave-
aguas; su palabra no tenía términos sía feliz y viento favorable, sin que
cuando se trataba de los vientos á disgusto de ninguna clase llegase á
proa ó á popa, de los rompientes á amargar la vida de J u a n ni de Brí-
babor ó á estribor, de navegar á so- gida ni de su hijo Bernardo. ¡Qué
tavento ó á barlovento, de la resa- dulces suelen ser los días que trans-
ca, de la marea contra las rocas, del curren al rededor del hogar bajo un
gobierno del timón, de desplegar cielo transparente y risueño, cUan:
las velas al brisote, y otros oficios y do la barca de la vida navega al tra-
ocupaciones propias de navegante, vés de los azulados mares sin tropie-
todo lo cual manifestaba que J u a n zo que detenga tan dulce y encanta-
pertenecía á la mar por afición, por dora carrera! Pero ¡ay! la felicidad
instinto, por carrera y por oficio. nunca puede ser muy duradera so-
Por más que el barco en que J u a n bre la tierra, como que no ha sido
hizo sus primeros ensayos y había hecha para este mundo. E r a necesa-
pasado los primeros años de su ca- rio pensar en el porvenir más ó me-
r r e r a , era el Tibzr, después de su nos sombrío ó claro de aquel niño,
retiro á Florencia y su permanencia que si bien hasta aquel día había si-
en Madrid, tomó el mando del ber- do la delicia de sus padres, era ya
gantín Pompeyo, en el que le encon- necesario mirarlo al través de un
tramos empleado como capitán en porvenir ignorado.
la'citada fecha de 1709. Uno de los días en que el Pompe-
J u a n en sus diferentes travesías yo había arribado á Cádiz de su via-
por el Océano Atlántico se ocupaba je de Vera-Cruz, representábase es-
en conducir garbanzos de México, ta escena en casa de J u a n Alberti-
azúcar, tabaco y maderas de Cuba, na—¿Qué será más tarde de nuestro
café de Puerto-Rico, máquinas de Bernardo? preguntaba J u a n á Brí-
Filadelfia, cerveza de New-Yorck, gida con insistencia; ¿será marino?,
tocino de Boston, y ron de Jamaica, ¿será médico?, ¿será cura? ¡Cuántas
todo lo cual conducía á España y veces se hacen en las familias estas
algunas veces á Italia. preguntas á las que es imposible
En cambio de esos géneros que contestar con acierto y seguridad!
J u a n conducía de" la América á Eu- ¡Cuánto mejor fuera que se hiciera
ropa, llevaba á aquellos países los una sola pregunta que equivaldría
vinos dé Burdeos y de Navarra, los á muchas! ¿será buen cristiano? En-
tejidos de Cataluña, el trigo de tonces sí que podría contestárseles
Castilla, los caballos andaluces, las con más acierto diciendo: será lo
sidras asturianas, las frutas de Va- que vosotros, padres de familia, dis-
lencia, los macarrones de Italia y pongáis; así podrá llegar á ser un
los fideos de París. nombre honrado, como podrá salir
En este oficio empleó J u a n ocho un criminal; así podrá ser el honor
años después de su matrimonio con de su familia, como el baldón de la
Brígida Cari, fruto de cuya unión humanidad; un santo como un impío;
fué un hijo á quien llamó Bernardo. según que vosotros arrojéis en su
Este niño crecía y se desarrollaba corazón la semilla de la virtud ó del
sano y robusto en Cádiz donde era vicio, de la honradez ó de la igno-
visitado por su padre con la frecuen- minia.
cia que le permitía á éste su oficio Sin embargo, la pregunta del por-
de capitán de un barco de vela. Brí- venir de la vida cristiana se omite,
gida Cari se esmeraba como diligen- porque así pide la corriente del si-
te madre en la educación de su hijo, glo, y apenas se piensa en las fami-
y ambos esposos esperaban que aquel lias en otra cosa sino en si el hijo
niño Íes sería una gran ayuda en no será un médico que tendrá muchos
lejano día, pero sobre todo el bácu- clientes á quienes asistir ó un abo-
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 479

gado con muchos pleitistas cuyas adoptada por el hijo por consejo de
desavenencias puedan producir bue- aquélla. ¿Pero la voluntdad de
nos sueldos para poder llevar una hierro de Juan se detendría en esas
vida cómoda y agradable. barreras para no llevar adelante el
Brígida era de parecer que su hi- proyecto de dar á Bernardo la ca-
jo fuera abogado ó cura, ó en últi- r r e r a de piloto desde luego, y hacer-
mo caso, médico. J u a n decía que le más tarde capitán del Pompeyo?
nada de eso; es necesario que sea No sólo no se detuvo, sino que dis-
marino, en la mar se gana mucho, puso desde luego que Bernardo hi-
las brisas de la mar son .muy salu- ciera varios viajes á New York en
dables; además, se ve mucho; claro compañía de su padre; para asi
está, á tantos puertos tiene que acostumbrarle desde niño á los tra-
arribar;—estoy deseando, decía, ver bajos de la navegación y que poco
á mi Bernardo subir por la escala á poco fuera tomando el gusto á
de cuerdas hasta la punta del palo aquello que tanto le repugnaba.
real, mandar izar las banderas á la Brígida se conformó con la voluntad
entrada del puerto de New Yorck ó de Juan, yBernardo no tuvo otro re-
de la Habana, soltar los cables y re- medio sino seguir á su padre.
montarse á alta mar, divisar á lo
lejos los barcos extranjeros, nave- Muy poco sospechaba J u a n que
gar más que ellos y burlarse de todo los resultados de aquella travesía
el mundo. que emprendía, serían tales que ha-
bían de abrir dos chorros de lágri-
A Brígida no le hacían gracia es- mas que no cesarían de manar de
tos rasgos de vanidad de su marido; sus ojos durante toda su vida. Diez
muy al contrario, hubiera deseado y seis años tenía Bernardo cuando
ver á su hijo con manteo y sombre- estas escenas tenían lugar en Cádiz
ro de teja, ó diciendo misa en el al- en la casa número 12 de la calle de
tar, ó predicando en pulpito, ó en la Constitución, y dos meses más
otro oficio cualquiera de la Iglesia. tarde de la resolución tomada, Juan
Mientras tanto el niño Bernardo y su hijo Bernardo se embarcaban
callaba, y hacía muy bien en callar, en el Pompeyo con dirección á New
pues nada tienen que ver sus padres Yorck.
con la vocación del hijo: ¿por ventu-
ra son los padres los que han de de- Antes de que Bernardo se embar-
terminar la vocación de aquél, ó son cara para una navegación tan larga,
ellos los que han de cargar con las Brígida tuvo el cuidado de poner á
obligaciones que impone el estado su hijo bajo la protección de la Vir-
que por su imposición ha abrazado gen del Carmen, haciendo una fer-
el hijo? vorosa novena á esta Soberana Se-
ñora en la Iglesia que los P P . Car-
Lo que corresponde á los padres melitas tenían y tienen íVnto á la
de famria, es educar ciistianamente alameda de Cádiz, á fin de que
á sus hijos, darles una instrucción puesto el hijo de Brígida bajo el
sólidamente religiosa, empaparlos amparo de aquella que es la Estre-
en las sublimes enseñanzas del lla de los mares, ella le condujera
Evangelio; pero la elección del es- sano y salvo á su hogar.
tado corresponde á aquel que ha de
llevar su carga. Mientras Brígida y Bernardo se
No sucedió así con Juan Albertini ocupaban en esta santa práctica,
su hijo Bernardo, Este nunca ha- J u a n estaba empleado en fletar en
l ía mostrado vocación, ni inclina-
ción para marino, porque la mar le
el Pompeyo cajas de botellas de vino,
Jerez y Valdepeñas, algunos cajo-
asustaba, y los encantos que J u a n nes de azafrán, muchos miles de sa-
hallaba sobre las olas, eran tormen- cos de trigo, centenares de cuarte-
tos para su hijo. Con gusto hubiera rolas de vino navarro, innumerables
escogido cualquier oficio ó empico botellas de sidra achampanada, y al-
con preferencia al de marinero; pe- gunos fardos de telas de Cataluña,
ro si su padre se empeñaba en ha- á fin de hacerse á la mar en la pri-
cerle marinero, ¿qué remedio le mera oportunidad.
quedaba? ¿resistiría ó se sujetaría? Uno délos cuidadosen qncBrígida
En esta alternativa se encontraba puso más diligencia, fué en revestir
Bernardo cuando resolvió no seguir á su hijo con la hermosa librea del
ni empezar la carrera de marino, escapulario de la Virgen del Car-
resolución apoyada por su madre y men, verdadera defensa en los mo-
480 KL MON1K CARMELO

mentos de peligro é insumergible platear toda la tierra que pisamos;y


salvavidas sobre las olas de la mar. seguramente que si Brígida hubie-
• El día 24 de Mayo estaba todo ra podido preveer los sucesos futu-
preparado; á las dos de la tarde to- ros, ella sola hubiera abierto en sus
da la tripulación debía estar á bor- ojos dos fuentes perennes que toda
do, y á las cinco de la misma el Pom- vía hubieran estado manando. Pero
peyo arrancaría del puerto de Cá- dejemos que la historia de los suce-
diz. A las cuatro en punto se despi- sos vaya desarrollándose por sí
dió J u a n de su esposa Brígida en el misma.
muelle, y en el mismo momento re- A las cinco en punto arrancó el
cibió Bernardo el último beso de su Pompeyo del puerto; poco á poco
madre. iban desapareciendo los edificios, el
¡Ah! si las lágrimas que se han castillo y las torres de la Catedral
derramado en los puertos hubieran y... adiós Cádiz, adiós Brígida, adiós
sido de plata, hubiera habido sufi- madre, adiós amigos, que no volve-
ciente cantidad de este metal para ré á veros jamás,

¥r. Samuel de Santa'Teresa.


(Se continuará)

CASO GRAVE
—...¿Y doctor, tendrá esto cura? Está intoxicada; corren
—Ardua y difícil empresa libremente por sus venas
será; muere con la sangre el torpe error, el escándalo,
inficionada la enferma. la lujuria y la blasfemia;
—¡Pobre España! ¿Y no habrá modo virus de muerte; substancias
de hacer que en sus ricas venas que se descomponen y entran
circule otra vez, como antes, en putrefacción, llevando
sangre limpia, sangre fresca, á sus miembros sangre infecta;
sangre del Cid y Pelayo, sangre que en vez de ser sangre
sangre cristiana sin mezcla? es podredumbre y gangrena,
—A corromper sus humores corriente de pus que acaba
han tendido las recetas de prisa con su existencia,
de todos los charlatanes no hay tóxicos más activos
médicos de cabezera que esos de que se alimenta.
que hace un siglo la visitan. —¿Y en qué botica los sirven?
—¿Y no hay remedio? —En la de más desvergüenza
—Pudiera, que hay.
sin dijd*, haberlo cambiando —¿En cuál?
radicalmente /el sistema —En la botica
de medicación, pues todo de la Libertad de imprenta.
cuanto ingiere la envenena,
L u i s RAM DE V I U
B. de Herbés
GK <S -g£-V¿:-- .'•'•••'.'••• ••-.'•• '•••U-. • •;•' -.'• •'.•.'•'i*..',-' •I."?"~"T""J8

L mes de Julio es el mes


carmelitano por excelen-
cia. María del Carmen le
escogió para sí, para dar
en él testimonio de su
más fino amor, de su más entraña-
ble ternura para con los* Carmeli-
tas. Nuestros Padres,-con afecto
de santa gratitud, • le consagraron
i á María del Carmen; y doquiera
los Carmelitas han puesto sus
blancos pabellones, al llegar este
mes han pedido dulces cánticos á
A f i o l V - f l ó m . 7 3 sus gargantas, hermosas flores á
los jardines, suaves fragancias al
1.° de Julio de 1903 incienso, armoniosos acentos á los
órganos, refulgentes resplandores
~e)^r<s~ á las lámparas, y todo, cantos, ar-
monías, lámparas, flores y ,aro-
482 EL M0NT6 CAKMKLO

mas, como plegaria sentidísima del corazón, lo han


ofrecido á María del Carmen, haciendo resonar sus
templos en alabanzas de gloria, agrupándose en torno
de los altares de la siempre pura, siempre Virgen,
siempre amable María, para consagrarse á ella y pedir
de ella defensa, protección, misericordia y amor.
Las historias de Elias y sus hijos, las tradiciones
del Monte Carmelo, monte de bendición y abundancia,
de santidad y virtud, se recuerdan en este mes. Desde
el recuerdo de la nubécula misteriosa que fecundizó los
áridos campos de Israel, y las santas visitas de la Vir-
gen á los hijos de los Profetas, hasta la entrega del
Santo Escapulario y su no interrumpida cadena* de mi-
lagros, se presenta en este mes á nuestra considera-
ción, con las tintas del amor, con el realce del cariño,
con los atractivos de la ternura maternal.
Historia más peregrina, de maravillas tan porten-
tosas, de desenlaces tan santos, jamás se ha contado á
los hombres. Todos los años la oimos, y cada año sue-
na con más grato acento á nuestros oídos y regocija
más inefablemente nuestro corazón.
"¡Mes de Julio! inundado de luz. embalsamado con
los aromas de las flores, vivificado por el calor del sol,
simboliza la espiritual influencia de María del Carmen
en su Carmelo santo, iluminándole con sus virginales
inspiraciones, impregnándole con los aromas de la pu-
reza, vivificándole con el calor de la gracia.
Cada alma amante de María es en este mes un Car-
melo místico, entre cuyas florestas corre la brisa de
la gracia y los aires de la virtud, cuyas flores abier-
tas al beso de la aurora, despiden efluvios de vida y de
salud, aromas de santidad y perfección; cuyos plantíos
de virtudes están regados por las frescas aguas de los
ríos celestiales.
Vayamos á María en este mes: congreguémonos en
sus templos, postrémonos ante sus altares: allí consa-
EL MES DE JULIO 483

gremos á la Virgen Carmelitana, á la Madre de nues-


tros amores, los latidos de nuestro corazón, los afectos
de nuestra alma, los cariños de nuestro pecho, los acen-
tos de nuestra voz, lus himnos de nuestra gratitud, de
nuestras alabanzas, de nuestras bendiciones. Cantemos
su bondad inmensa, su misericordia sin medidas, su
ternura de madre. Ella nos ha concebido en los senos
de su amor, nos. ha alimentado con la leche de sus doc-
trinas, nos ha vestido con un traje de hermosura sin
par, nos ha honrado con privilegios nobilísimos, nos
ha defendido de envidiosos adversarios y nos sostiene
con esperanzas y promesas de salvación y de gloria.
Vayamos á María: contemplemos su hermosura y
sus gracias, recordemos sus ternuras y piedades; cante-
mos su excelsitud y su gloria. Amémosla... que esta
sola palabra, amor, encierra todos los deberes, todos
los obsequios, todos los afectos en que debe rebosar el
corazón de un hijo para con la mejor de las madres.
Fr. ñ. Mam.
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ORIGEN, ANTIGÜEDAD Y REFORMACIÓN


DE LA ORDEN DE

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

En los últimos lindes de Fenicia


Donde del César, hoy, y Tolomeo
Dos fábricas confunden la noticia,
Surje, con proporción de igual rodeo,
Un fértil monte cuyo nombre ostenta
Su fiel blasón al circunciso hebreo.
Al grande mar, testigo se presenta
De aquella nubécula en que el Tesbita
A una Infanta adoró de culpa exenta.
Corónale su cumbre, no marchita,
De incultas flores rústica guirnalda,
Que el céfiro sonoro solicita;
Cruza cual sierpe de cristal su falda
Entre menudo aljófar, una fuente
Que enriquece su margen de esmeralda.
Aquí el gran Padre, celador ardiente,
Vio descender benigno airado fuego,
A su ruego, á sus iras obediente;
Aquí al clamor de su imperioso ruego,
Llave á esos cielos subditos al barro,
Las nubes esparcieron fértil riego.
De aquí salió cuando en ardiente carro
Emulo al sol, con admirable ascenso
Brilló á la luz el resplandor bizarro;
Cuando á su fiel discípulo suspenso
El profetal espíritu duplica,
Al vaticinio y al prodigio extenso.
En esta cumbre, pues, tan bella y rica,
El escuadrón del celador profeta
Nace, crece, se aumenta y multiplica.
¡Oh cumbre hermosa! en cuya paz quieta
OKIGEN, ANTIGÜEDAD Y REFORMACIÓN 485

Vio trasladar su paz la empírea cumbre


Con vida placidísima y perfecta.
¿Quién podrá referir la muchedumbre
De tus contemplativos serafines?
Sus júbilos, su luz, su dulcedumbre?
Quién la pureza de sus altos fines,
Cuando entre ellos la Ninfa Nazarea
Hermosa holló sus bárbaros jardines?
Con ellos la gran Reina se recrea,
Y ellos consagran á su honor el techo
Do Elias adoró su antigua idea.
De ella la fe reciben, brío y pecho
Con que á los apostólicos varones
Ayudan á extenderla con provecho.
Dejan las carmelísticas mansiones,
Y esparcidos por Siria y Palestina
Varios desiertos pueblan y regiones.
Allí la primitiva disciplina
Monástica ferviente resplandece,
Con una perfección casi divina.
El Precursor la sigue y ennoblece,,
Paulo, Antonio, Hilarión y los Macarios
La ilustran y en su número florece.
De aqueste manantial, en tiempos varios
Se derivaron varios institutos,
Contemplativos, mixtos, solitarios.
Los grandes ríos, riego á inmensos frutos,
Bebieron de esta fuente sus cristales
Debiéndole y pagándole tributos.
AI fin, entre mil glorias inmortales,
Se vio, gozó, triunfó y ardió el Carmelo,
Única luz un tiempo A los mortales.
Mas ¡ay dolor! ¡ay heces de este suelo!
¡Cuan poco le duró al sagrado monte
La hermosa flor de su ferviente celo!
De horrendo ceño armado el horizonte
Cerúleo, horror pestífero, que exhala
El piélago infernal de Flegetonte,
Descarga sin piedad, la cumbre tala,
Convirtiendo en estéril yermo feo
Toda la bizarría de su gala.
Bien, que á pesar del bárbaro trofeo,
La sangre que vertió el soldán gitano
Dio al abrasado templo nuevo arreo.
Pues un glorioso número lozano,
Variando en luz de candidas estolas,
486 EL MONTE CARMELO

Subió triunfante al templo soberano.


El Cisón encrespó purpúreas olas,
Y rubricando márgenes y flores,
Convirtió su jazmín en amapolas.
Blandos fueran sin duda estos rigores,
Si no fuera el más duro quedar blando
El rigor de los sacros moradores.
Fué el fervor poco á poco declinando
Y de la regla de su gran Vitruvio,
Dura persecución, degenerando.
Mas previniendo el cielo este diluvio,
Reservó sus delicias en el arca
Del gálico Noé, piloto rubio.
Llega al Carmelo y su tesoro embarca
. Luis, y enriqueciendo la real popa,
En sus francesas playas desembarca.
Admira Francia el robo, traje y ropa,
Estímale y abrázale, y en breve,
Hace con él lo mismo toda Europa.
Pero á quien más amor y abrazos debe
Es al regazo general de España,
Donde piedad y ardor el Cielo llueve;
Aquí se trasladó la gran montaña
De Siria fértilísima hermosura,
Y vio su propia gloria en tierra extraña.
Descansa hermosa cumbre, ya segura,
Que has de cobrar aquí con alto imperio,
La candidez de tu observancia pura
Verás segunda vez del mar iberio
Subir la nubécula que fecunda
Toda la redondez del hemisferio.
Crece, crece, infantil nube fecunda,
Extiende ¡oh huella varonil de Elias!
Su palio, y con tu lluvia el mundo inunda.
Comienza en la terneza de tus días
A dar al mundo general asombro,
• Con altas y admirables niñerías.
Tú, al sacro monte, que adorando nombro,
Y á cuyo peso el del Tesbita atlante
Tembló sudando, diste firme el hombro;
En tí estribó su máquina constante,
En tí cobró su luz, su edad primera,
Feliz, si á le postrera semejante
Volvió al monte su verde primavera,^
Su flor al prado, y á lu flor su lustre,
Agua á la fuente, y fuente á la ribera.
ORIGKN, ANTIGÜEDAD Y REFORMACIÓN 487

No escoge Dios para esta hazaña ilustre


Varones que le usurpen su alabanza,
Ni ostentación que su virtud deslustre;
Con tu flaqueza muestra su pujanza,
Con ella escribes, fundas y reformas,
Y á Dios le desempeñas la esperanza.
De entrambos sexos escuadrones formas,
Y en ellos lo mejor del mundo alistas,
Y á lo mejor del mundo los informas. -
La tierra, el cielo, el mundo, á Dios conquistas,
Y todas las naciones que hoy igualas,
De tus glorias serán las coronistas.
A tí prudente y valerosa Palas
La marcial, la literal milicia,
Triunfando adora con vistosas galas;
Y mientras juntas con unión propicia
En competencia la una y utra Hesperia,
Y el orbe todo junto te codicia,
La cabeza imperial de Celtiberia
Gozosa abraza la ocasión más justa,
De tan piadosos júbilos materia.
Recibe, pues, ¡ch gran Teresa augusta!
Los públicos fervientes regocijos
Que te ofrece triunfal César Augusta,
Y en retorno á los suyos, á tus hijos,
Ya per su nueva Madre te confiesa,
Seréis así por los siglos mil prolijos,
Tú de Augusta, y Augusta de Teresa.
Fr. Jerónimo de ian /osé.
(1586-1654)
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AZUCENAS Y ROSAS
(CONCLUSIóN)

Dios nuestro Señor les deparó un verdadero consuelo en la


cárcel, porque en la misma prisión fueron encerradas las religiosas
benedictinas inglesas, emulando en fervor á las carmelitas, y ani-
mándose unas á otras á despreciar la muerte por amor de Jesu-
cristo, aunque las benedictinas no tuvieron la suerte de recibir la
palma del martirio, porque después de la caída de Robespierre
fueron puestas en libertad. Pero el consuelo de las religiosas duró
poco,'porque luego levantaron un muro de separación entre las
dos comunidades para que no se pudieran tratar.
Quería Dios privarles de todo consuelo terreno, para que sólo
de El esperaran la fortaleza y la alegría.
Y como aquellos malvados eran tan ajenos de piedad, que ha-
bían perdido hasta los sentimientos que la naturaleza despierta en
el corazón de todo hombre, se complacían en ver sufrir á aquellas
inocentes criaturas, y, movidos de inspiración diabólica, se impuso
á estas vírgenes, puras como ángeles, lo que más puede repugnar
á una alma recatada y escrupulosa: el contacto diario con una mu-
jer sin honor.
Pidieron autorización para lavarse la ropa ó procurarse otra, y
después de algunos días las autorizaron para lavar sus vestidos;
pero, como si pretendieran burlarse, cuando las religiosas tenían
la ropa en agua, las notificaron que había llegado una urden del Co-
mité de Seguridad general, para que las diez y seis carmelitas fue-
sen immediatamente llevadas ante elTribunal revolucionario de Pa-
rís. La M. Priora solicitó permiso del Alcalde para procurar vesti-
dos á las religiosas, porque estaban mojados los que tenían, y al
mismo tiempo suplicaba que les dejase concluir su frugal comida
antes de ponerse en camino. Y aquel hombre sin corazón y sin en-
trañas, que varias veces había sido protegido por las carmelitas de
Compiegne, fué tan infame, que contestó: "¡Bah, bah! No tenéis ne-
cesidad de nada ni tú ni tus compañeras: disponeos á bajar; los co-
ches son los que esperan,,.
Bajaron las religiosas, y, como el que trata á los más perversos
malhechores, las maniataron con fuertes cordeles con las manos á
la espalda, y las hicieron subir en dos carretas ¡Qué espectáculo,
gran Dios!
Muchas personas les manifestaron con sus miradas y con la ex-
presión de su semblante los más vivos sentimientos de compasión,
Pero las religiosas, haciendo frente al infortunio, se muestran ale-
gres, pudiendo decir de ellas lo que se lee en los Actos de los
Apóstoles, que iban alegres á los concilios y á los tribunales, por-
que consideraban tina merced padecer por el nombre de Jesús.
AZUCENAS Y ROSAS 489

Salieron de Compiegne el sábado 12 de Julio, entre dos y tres


de la tarde, acompañadas de un gendarme y dos dragones, y, an-
dando todo la noche de manera tan penosa, llegaron á París el día
siguiente por la mañana.
A los ojos del mundo sería motivo de compasión para unos y de
furor para otros ver dos carretas cargadas de víctimas sobre las
que iba á cebarse la muerte; pero á los ojos de Dios y de los ánge-
les aparecían como dos naves cargadas de riquísimos tesoros.
Luego que las carretas entraron en el patio de la Conserjería,
fueron bajando una después de otra las carmelitas; pero la herma-
na Carlota de la Resurrección, anciana de sesenta y nueve años, no
sabía cómo bajar, porque ni tenía palo para apoyarse, ni podía
valerse de las manos que tenía atadas á la espalda. Tampoco sus
hermanas podían ayudarla. Entonces, aquellos bárbaros de corazón
de tigre suben al carro, la arrancan de su sitio y la arrojan sobre
las losas del pavimento, como el que arroja un fardo despreciable.
Allí quedó la pobre ¡sin movimiento y la cara cubierta de sangre.
¡Qué crueldad! ¡Y qué pena para sus hermanas!
Pero no había muerto.
Luego que volvió en sí, dijo á los que la habían tratado de tal
manera: "Creed que no os culpo: os doy gracias de no haberme
matado, pues hubiera sido privada de la dicha y de la gloria del
martirio que esperamos mis compañeras y yo de la infinita bondad
de Nuestro Señor,,.
Cuando entraron en la Conserjería fueron injuriadas por algu-
nos jacobinos con acciones y palabras indecentes; pero ellas, devol-
viendo bien por mal, bendecían al Señor y rogaban por sus ene-
migos.
Juntamente con las carmelitas se encontraban también las dos
demandaderas que quisieron seguir á sus religiosas para compar-
tir con ellas'la suerte que Dios les preparaba.
En la Consergería fueron encerradas en una nueva prisión, y
en ella se dedicaron á sus piadosos ejercicios con la calma y sere-
nidad del que está en puerto seguro, ó del que ha p"esto toda su
confianza en Dios nuestro Señor.
La M. Priora no perdonaba medio ni ocasión para alentar á sus
hijas al martirio.
Hacía poco que una carmelita descalza de San Dionisio había
subido al cadalso con admirable intrepidez, repitiendo aquellas pa-
labras de su santa Madre fundadora antes que la cuchilla separara
su cabeza: "Yo soy hija de la Iglesia católica,,. Y recordando este
admirable ejemplo á sus hijas, les decía la M. Priora: "Tenemos
más motivos para regocijarnos'que para afligirnos si el Señor nos
reserva una muerte tan hermosa. Acordaos de lo que leemos en
nuestra santa Regla, donde se dice que estamos en espectáculo
ante los hombres y ante los ángeles. ¿No sería vergonzoso que una
esposa de un Dios crucificado no supiese sufrir y morir por El?„
Y como si desafiara la cuchilla del verdugo, decía: "Yo creo
que, con la gracia de Dios, esle género de muerte me parecerá
dulce,,.
**,*
En la cárcel de la Conserjería se captaron la admiración y las
simpatías de todos los detenidos, porque eran como Un buen olor
de Jesucristo. Un testigo digno de crédito se expresa de esta ma-
nera: "No puede creerse la impresión de respeto que producía el
490 EL MONTB CARMELO

sacrificio de estas generosas víctimas; todas suspiraban por el mo-


mento de su sacrificio; todas se exhortaban á mostrarse firmes y va-
lerosas en elúltimo combate,,.
El día 16 de Julio celebraban con alegría la fiesta de Nuestra
Madre Santísima la Virgen del Carmen. Una de las religiosas es-
cribió sobre un pedazo de papel con un carbón un cántico de cir-
cunstancias, compuesto conforme á la música de la Marsellesa. He
aquí su primera estrofa:
"Abandonemos nuestros corazones á la alegría.—El día de glo-
ria llega ya;—¡lejos de nosotras la menor flaqueza!—¡La espada
tinta en sangre está levantada',, (Se repite.)
"Preparémonos á la victoria.—Bajo las banderas de un Dios que
muere,—marche cada cual como un conquistador:—¡corramos to-
das, volemos á la Gloria!—Reanimemos nuestro ardor.—Nuestros
cuerpos son del Señor.—Subamos, subamos—al cadalso, y Dios
será vencedor,,
¿Quién al oir este cántico no dijera que estas religiosas van á un
triunfo seguro, á una fiesta ó á unas bodas? Pero en verdad iban
á un triunfo seguro.
Era el apogeo de la época del Terror. Tenido era por todos
como cosa cierta que el que entraba en la Consergeria como dete-
nido no salía si no era para subir al cadalso.
En los procesos no había interrogatorios, ni testigos, ni defensas:
las pruebas morales bastaban; bastaba la sospecha de contrariar la
marcha de la Revolución para ser condenado á la guillotina.
La noche del 16 de ]ulio fueron avisadas las carmelitas que el
día siguiente comparecerían ante el "Tribunal de la Sangre,,.
Comparecieron las carmelitas el día 17 en la sala llamada de
la Libertad, á las diez de la mañana. Después que el Presidente
hizo declarar á cada acusado su nombre y apellido, el acusador
público del Tribunal revolucionario hizo dar lectura del acta Je
acusación.
Las .carmelitas fueron acusadas de celebrar, "aunque por sepa-
rado, en sus domicilios, reuniones y conciliábulos...,,
Las carmelitas no se inmutaron al oir los cargos que les hacían,
porque sabían que los enemigos de la religión son capaces de todo
menos de seguir y confesar la verdad. Les recordaron también en-
tonces que fueron arrestadas por haber ocultado armas en el con-
vento para los emigrados, y mantener correspondencia con ellos.
A estos cargos contestó la M. Priora en nombre de todas, y
mostrando el crucifijo que llevaba en el pecho dijo al Presidente:
"Ved las únicas armas que entran en nuestra casa; y os desafío á
que nos probéis que hayamos usado otras. „
Al segundo cargo contestó que "si había recibido cartas de un
sacerdote, antiguo confesor de la comunidad, no contenían otra
cosa que consejos espirituales. Además, añadió con noble entereza
y generosidad: si esto es hacerse culpable de crimen, este crimen
no puede ser el de mi comunidad, á quien las reglas prohibe toda
correspondencia, no solamente con los extraños, sino^también con
los más próximos parientes, sin el permiso de la Superiora. Si
necesitáis una víctima, vedla aquí: sea yo sola la castigada; éstas
son inocentes.,,
—Estas son tus cómplices, dijo el Presidente.
—Al menos, replicó la Priora señalando á las demandaderas, al
menos estas pobres hijas mías, ¿de qué. podéis acusarlas?
AZUCENAS Y ROSAS 491

—Eran, dijo el Presidente, quienes por encargo tuyo llevaban


tus cartas al correo.
—Sí, pero ignoraban el contenido, y su condición las obligaba
á hacer lo que les mandaban.
—Cállate, tú no tienes la palabra; tu deber era prevenir á la
nación.
La hermana María Enriqueta, oyendo al acusador público que
las llamaba y acusaba de fanáticas, con valor y admiración de to-
dos le pide que explique lo que entiende por fanatismo, y por qué
se lo aplica á ellas. AI decir el acusador que era por su adhesión á
la religión, se vuelve á la madre Priora y á las demás hermanas,
y, como si hubiera conseguido un triunfo, llena de júbilo les dice:
"Madre mía y hermanas mías, ya lo oyen: es por nuestra adhesión
á nuestra santa religión por lo que somos acusadas. ¡Oh qué dicha
morir por Dios!„

Las carmelitas fueron condenadas á muerte, debiéndose ejecu-


tar la sentencia dentro de veinticuatro horas. Apenas fué
pronunciada la sentencia, quedaron como iluminados los rostros
de aquellas valerosas hijas d¿ Santa Teresa con una expresión de
alegría como al que se le anuncia que va á recibir una gran suerte.
Sin embargo una de las demandaderas sufrió un desfallecimiento.
Cuando la M. Priora se apercibió, suplicó á un gendarme que tra-
gese un poco de agua, y, luego que hubo recobrado el sentido, de-
claró á la Asamblea la pena que tenía por la debilidad de que
había dado muestras, y que estaba pronta para seguir á sus reli-
giosas al martirio.
No nos extraña este accidente; porque, aunque el espíritu esta
pronto, la carne es flaca, y, como asegura San Juan Crisóstomo,
los mártires de los más hermosos tiempos de la Iglesia no fueron
exceptuados de igual espanto, y el mismo Jesucristo sintió agonía
de muerte antes de subir á la Cruz.
Además, las carmelitas estaban en ayunas, porque aquellos
malvados se habían propuesto debilitarlas todo lo posible, para
que no mostraran una actitud tan valerosa delante de los verdugos.
Temiendo esto la M. Priora, no quiso exponer á sus hijas á una
aparente debilidad. Vueltas ala prisión, vendieron una pieza de
ropa, y con ello pudieron tomar un ligera refección, que llamaron
"la última comida de los antiguos mártires „
La M. Priora las preparaba para el último sacrificio, y dice un
testigo ocular que "ofrecían el aspecto de gentes que van á sus
bodas, suspiraban por este momento, estimulándose unas á otras
para mostrarse firmes y prestarse valor en el último combate. „
Cuando se acercaba la hora de emprender la marcha al cadalso,
se prepararon rezando en comunidad el Oficio de difuntos; y,
apenas concluido, las avisaron que salieran porque esperaban las
carretas. Se pusieron entonces las capas blancas, como para asis-
tir á una gran fiesta, ó para acudir al banquete eucarístico de'su
celestial Esposo. Así adornadas con la capa blanca, para demostrar
que eran hijas de la Reina y Madre del Carmelo, subieron á las
carretas con rostro tranquilo y sereno, y en seguida les ataron las
manos á las espaldas.
Durante el trayecto cantan eti coro el Miserere, Salve Regina
y Te-Deum; el primero para manifestar el arrepentimiento de sus
faltas; la Salve por su amor á María, su tierna Madre; y el Te-
492 EL MONTE CAKMELO

Deum para dai'gracias á Dios y expresar la alegría de sus almas,


¡Qué espectáculo!
Los fúnebres cortejos que continuamente iban á la guillotina,
eran seguidos del populacho, que los insultaba con palabras gro-
seras, sin que les infundieran respeto los que iban á morir. Pero
cuando vieron á las carmelitas cantando con voz tan dulce, trans-
figurados sus rostros con una belleza sobrenatural, con una expre-
sión indecible de bondad, modestia y dulzura, vestidas con sus
capas blancas, que parecían un manojo de azucenas, ó más bien
un coro de ángeles, el populacho, loco y embriagado se sintió sin
valor para insultarlas, ni siquiera para decir una palabra á aque-
llas víctimas inocentes y puras, y el odio de los más exaltados se
trocó en una curiosidad de simpatía.
Llegaron al pie del cadalso y, bajando una á una de las carre-
tas, se ponen de rodillas y entonan el Veni Creator Spirüus. La
inmensa multitud que presencia aquel acto se queda admirada; un
silencio sepulcral lo invade todo; muchos derraman lágrimas A la
vista de un acto tan tierno, y el verdugo y la guardia parece que
están poseídos dé cierto temor, y esperan sin impaciencia que las
religiosas concluyan todos sus actos.
Terminado el himno al Espíritu Santo, renovaron todas juntas
en alta voz las promesas del Bautismo y los votos de la Religión.
La M. Priora suplica y alcanza ser inmolada la última, para
sostener el valor de sus hijas.
La más joven, hermana Constancia, novicia, de veintiocho años
de edad, fué llamada la primera. Aloir su nombre se levanta, va
delante/le la Madre Priora y, puesta de rodillas, le pide su bendi-
ción y permiso para morir; después sube con paso firme á la plata-
forma, entona un cántico de alegría, Laúdate Dominnm omnes
gentes, y presenta la cabeza al verdugo... Comenzaba á correr la
sangre inocente que había de aplacar la ira de Dios.
La segunda víctima fué la hermana María Enriqueta, que, como
la anterior, pidió la bendición á la M. Priora y subió con determi-
nación las gradas del cadalso, colocándose en actitud conveniente
para recibir el golpe. De ella dice el cardenal Villecourt: "Nunca
me pareció más bella que, cuando subiendo al cadalso, elevó por
última vez al cielo sus miradas centelleantes del fuego sagrado que
abrasaba su alma,,.
Así fueron siguiendo, una después otra, arrodillándose antes de-
lante de la M. Priora para recibir su bendición, y subiendo sin des-
fallecer al cadalso presurosas, para unirse en el Cielo con las que
las habían precedido.
La última fué la M. Priora, que como la madre de los Macabeos,
había sufrido la muerte tantas veces cuantas la cuchilla había se-
gado la cabeza desús hijas. Así, traspasado su corazón, se pre-
senta con noble actitud, para recoger la palma y poder unirse con
sus hijas.
' A la vista de este espectáculo nunca visto en Francia, el si-
lencio se imponía, el temor se apoderó de todos, y sin decir palabra
se iban retirando á sus casas, dejando allí los cuerpos exánimes de
aquellas esforzadas vírgenes, dignas hijas de la gran Teresa de
Jesús, que con su fe ardiente triunfan de los verdugos, alcanzan
victorias para Dios, dan ejemplo al mundo y conquistan la palma
y la corona de la gloria.
Ellas rueguen por nosotros delante de su esposo Jesús.
Fr. Hácido Mam del íihr
í & á®^É@^É®^É^^ɧ^É¿^É®^Éj^És^Éj^É»^Éi^ÉaiÉ^§)És^.

San Alberto y la Regla del Carmen

Por los años del Señor de 1207, en tiempo del Papa Inocencio III, era
Patriarca de Jerusalén Alberto, varón santo y devoto, y auque no fué
religioso, fué muy amigo de conservar y aumentar la religión.
Residiendo en la ciudad de Acre, á instancia de los Padres del Monte
Carmelo, recopiló de la Regla que Juan Patriarca de Jerusalén recopiló
de San Basilio, esta Regla del Carmen, y se la mandó guardar á los Pa-
dres con jurisdicción ordinaria que para ello tenía, porque los Patriarcas
de Jerusalén con jurisdicción ordinaria podían instituir Reglas de Reli-
giones, hasta que entonces el Concilio JLateranense determinó que nin-
guna Regla se hiciese sin autoridad de los Sumos Pontífices.
F u é amantísimo de Brocardo, Prior General que entonces era de la
Orden, y confiado de su prudencia y autoridad le envió á Damasco para
hacer las treguas con Saladino Rev de Siria y de Egipto, donde bautizó á
Maluco Soldán Virrey de aquel reino, sanándole las aguas del Jordán la
lepra mediante la virtud del Sacramento, el cual Maluco después vino
con Brocardo y recibió el hábito en el Monte Carmelo.
Con mucha razón se escribió esta Regla á los que vivían en el Monte
Carmelo, porque así como en aquel Monte congregó el Profeta Elias los
hijos de Israel para destruir los Profetas de Baal, así en esta Religión se
congregan los hijos de Dios para destruir los pecados enseñoreados en el
mundo. Lo segundo, así como Elíseo en aquel Monte, huyendo de los mu-
chachos que le afrentaban, se dio á la contemplación, así los religiosos
huyendo de los clamores de los segjares, recogidos se dan á la contempla-
ción. Lo tercero, así como en aquel Monte alcanzó la Sunamitis que su
hijo fuese resucitado, así alcanzará verdadera gracia y resurrección, el
verdadero religioso, del alma
Estaba este Monte Carmelo en la suerte de Efrain é Isacar, como dice
Nicolás de L i r a y el Maestro de las Historias; y aunque fuese primero
estéril, desde que le comenzó á habitar Elias, se hizo fértil de pastos y
aguas claras, como escribe el Abad Joaquín á Cirilo Abad. En este admi-
rable Monte moraron Elias y Elíseo y los hijos de los Profetas, como se
colige de las divinas letras, y en él perseveraron cerca del Nacimiento del
Señor, (1) como escribe el gran Cirilo Alejandrino cuando cuenta que Eme-
renciana, abuela de la gloriosísima Virgen, iba á visitar á los Padres del
Carmelo; y en este mismo moraban Brocardo y sus hqos á quien Alberto
escribe diciendo: A los amados en Cristo hijos Brocardo y los demás ermi-
taños que moran debajo de su obediencia en el Monte Carmelo cabe la fuente
de Elias salud en el Señor y bendición en el Espíritu Santo.

Fr. ierbnimo •iracián de la M. ds Éios


(FUENTE DE ELIAS, CAP. III)

i) Eato ea, cerca de la cana ó lugar donde nació el Señof.


LA F E RACIONAL

11

AS obras de Dios, aun las más le-


janas de nuestros sentidos, las más
inaccesibles á nuestros alcances,
se nos presentan siempre circundadas de
esplendores tales que no es posible con-
fundirlas con ningunas otras. Diríase que
al presentarse Dios, todas las luces le
prestan su claridad, todas convergen ha-
cía El sus rayos, para que no haya ojo que no
le vea.
Esto es lo que hace á nuestra fe razonable. La re-
velación divina viene colgada de tales sellos, como
decía un antiguo, viene acreditada con tales testimo-
niales que el más prudente tiene que darla por buena.
No teme el examen, antes le provoca: escudriñad las
escrituras,—decía Jesucristo á los judíos,—y veréis que
ellas dan testimonio de raí. Estos motivos de credibili-
dad—que así se llaman las razones y títulos con que se
recomienda la* divinidad de la revelación,—están á la
vista de todos, y son de eficacia tanta al par que de fa-
cilidad tan accesible, que todos, aun los más plebeyos,
los comprenden; y todos, aun los más sabios, quedan
persuadidos de lo que prueban.
Por eso el asentimiento de la fe no es un asenti-
miento ciego y fundado en el aire, y necio es el que
acusa á la fe de imprudente. No vemos lo que creemos;
pero vemos que debemos creerlo, y dispuestos estamos
LA FE RACIONAL 495

siempre á dar razón de nuestras creencias á todo el


que la pida.
No hay ciencia creada que estribe en un cimiento
tan fuerte, en una razón tan poderosa como ésta: lo sé,
lo admito, juzgo que así es, porque Dios infalible y
santo lo dice, porque lo dice Dios que no puede enga-
ñarse en sus conocimientos ni con sus palabras puede
querer engañarnos. El sonido de su voz divina suena
en nuestros oídos: es la predicación de doce apóstoles;
es la sangre de millones de mártires; son los sepulcros
abiertos, los muertos resucitados, mil y mil enferme-
dades curadas; son las doctrinas evangélicas, puras,
santas, sublimes; es la Iglesia de Cristo que echa por
tierra las estatuas de los dioses para poner en su lugar
una cruz; que trueca los gemidos del esclavo en cánti-
cos de libertad; que arranca á la mujer de su abyección
para hacerla reina del hogar; que convierte los prostí-
bulos en morada de vírgenes; que suprime la diferencia
de castas para hacer de todos los hombres hermanos
de una misma familia; es, una palabra la Iglesia, socie-
dad de santos, pura, incontaminada en medio de la co-
rrupción del mundo; combatida y azotada por los olea-
jes de todas las pasiones, por las iras de los cesares,
por las revoluciones de los pueblos, por la apostasía de
los herejes; pero siempre en pie, cual roca de granito
que no se conmueve con las borrascas de los mares,
sobreviviendo á todos los pueblos y á todos los tronos,
que uno auno se van levantando y se van hundiendo; es
la Iglesia, con la sucesión de sus Pastores, desde Pedro
el pescador hasta León XIII, con la unidad de su credo,
con la santidad de sus sacramentos, con la belleza de
sus ritos, con la pureza y sublimidad de sus doctrinas,
con el poder de su palabra que se hace oir en todos los
rincones del mundo, y cada día y cada hora arranca
nuevas gentes de la noche tenebrosa del error para
introducirlas en el seno de su luz admirable.
Ciertamente, el que tales voces no oye, ciego es,
como diría Fr. Luis de Granada; y el que con tales ra-
zones no se convence, insensato es.
Br. ñngel María.
Fepnando III el Santo
L.A CUESTIÓN SOCIAL»

III

UCHOS son los sistemas que se han ensaya-


do por los políticos en estos últimos tiem-
pos para solucionar el pavoroso problema
de la cuestión social, y todos han resultado
inútiles ó se han estrellado en el vigo-
roso empuje de los acontecimientos. Los
hombres de Estado han prometido en
sus programas remediar los graves con-
flictos que amenazaban turbar la paz de
los pueblos, y no han hecho más que
exacerbar los ánimos, dar pábulo á las
pasiones y envalentonar á los que me-
ditaban proyectos de perdición.
Muchas veces cuesta creer lo que palpamos, y apenas podemos
convencernos de que no es un sueño lo que ven nuestros ojos. En
todo el siglo diez y nueve y en lo que llevamos del veinte, á pesar
de la decantada civilización y progreso, no se ha dado un paso en
orden al arreglo de las cuestiones sociales. Es más: hemos vuelto
atrás, y cada día se presenta á nuestra vista más gigantesca la lucha
entre los pueblos y los poderes públicos. Se observa un malestar
continuo en todos los ánimos y una inquietud indescriptible en
todos los órdenes sociales, y mal hallado cada uno con su situación
y llevado del deseo de cambiar de postura, quien más quien menos
se arroga el derecho de levantarse contra la autoridad.
¿A qué obedece esta turbación de ánimos que en ocasiones dadas
ha impulsado á los pueblos á cometer los mayores desmanes y crí-
menes?
498 EL MONTE CARMELO

Al fiel observador de lo que sucede en los pueblos no es difícil


la contestación á esta pregunta. Los estadistas modernos, educados
en gran parte en la escuela racionalista han querido arrancar la re-
ligión de los corazones, y el hombre sin religión y abandonado á sus
mal domadas pasiones es más indómito que las fieras.
El sello que llevan impreso todos los sistemas sociales inven-
tados en los últimos tiempos es la irreligión, y por eso las medidas
tomadas de un siglo á esta parte en la civilizada Europa y naciones
por ella descubiertas y educadas de América no son más que una
parodia del autiguo paganismo, y diríase que han llegado para nos-
otros los tiempos de aquellos Emperadores Romanos qne para con-
tentar á un pueblo salvaje y feroz y contener sus audacias fólo ofre-
cían panem et circenses, que los españoles podríamos traducir p >r pan
y toros. Es más: muchos de nuestros hombres públicos no pueden si-
quiera gloriarse de haber seguido las máximas de los políticos del
gentilismo. ¡Qué desgracia para un pueblo!
Descendamos ya á estudiar las teo-ías qua se han adoptado para
obligar á las clases sociales al cumplimiento de sus deberes, defen-
der sus derechos, y garantizar el orden en los conflictos que ocurran.
Hemos dicho que son muchos los sistemas que se han excogita-
do para este fin, pero si bien se examinan no son otra cosa en el fon-
do que las diversas manifestaciones del Socialismo, Liberalismo y
Catolicismo, y todas las doctrinas político-religiosas, encaminadas
hasta ahora á poner término á las contiendas populares, pertenecen á
una de esas tres escuelas.
El Socialismo y el Liberalismo divididos en diversas ramificacio-
nes enseñan toda clase de errores condenados por la Iglesia en estos
últimos tiempos respecto de la constitución y régimen de las socieda-
des, y por lo mismo en cualquier grado que seles considere, distan-
do mucho de la doctrina verdadera que marca á cada uno sus dere-
chos y obligaciones. Sólo el Catolicismo ha sabido enseñar los de-
beres que tienen las sociedades respecto de Dios, y los individuos
respecto de Dios y de la sociedad, y SóIG él ha sabido también aplicar
soluciones luminosas y francas á los difíciles y variados problemas
que en el transcurso de los siglos se le han presentado.
El carácter especial de los dos sistemas erróneos que hemos nom-
brado es la autonomía é independencia del hombre de toda profesión
religiosa, y la gran lucha que se ha presentado entre los principios
fundamentales del derecho enseñados por la sana filosofía, y los prin-
cipios de destrucción inventados por los estadistas modernos, y que
cada día se ve envuelta en mayore3 y más obscuros nubarrones, pue-
de reducirse á los siguientes términos: ¿Puede solucionarse la cues-
IiA CUESTIÓN SOCIAL 499

tión social tal como hoy se presenta en las naciones sin que las so-
ciedades é individuos profesen la verdadera religión?
El Socialismo, exagerando más de lo debido la potestad de los
individuos, ha contestado afirmativamente á esta pregunta. Enseña
que todo hombre por su nativa libertad está emancipado de las le-
yes divinas, y que puede libremente creer y obrar en lo relativo á
las cuestiones religiosas, morales, políticas y aún económicas, todo
cuanto se le ocurra. Todos los hombres son, según él, perfectamente
iguales sin que haya entre ellos otra distinción que de sexos y eda-
des. Deben fomentarse las inclinaciones de cada uno, y para que
estas fuerzas y tendencias de la naturaleza no tropiecen con dificul-
tades en su justa y legítima expansión, conviene no reconocer nin-
guna autoridad pública, y suprimir la propiedad particular y el
derecho hereditario.
El Liberalismo proclama la independencia del Estado de toda
obligación religiosa, y enseña que ia sociedad como tal no debe
profesar ninguna religión. Partiendo de este principio no reconoce
fuerza obligatoria en las leyes divinas y eclesiásticas, y cree que
solo la ley civil es fuente de todo derecho y justicia. La libertad de
conciencia, la libertad de cultos, la libertad de enseñanza, la tole-
rancia religiosa, etc. no son más que consecuencias legítimas de los
principios falsos sobre que se funda el sistema.
El Catolicismo con el fin de garantizar el orden en la sociedad en-
seña que todos, individuos y colectividades, deben profesar la verda-
dera religión, y, acatando las disposiciones divinas y humanas que
procedan de legítima autoridad, caminar á un fin sobrenatural. Se-
gún esto, deben las sociedades constituirse de tal suerte, que en ellas
haya una autoridad, representante de Dios, á quien esté subordinada,
y bajo su dirección busquen los miembros el bien común y los bie-
nes particulares de cada uno, subordinados al fin último que ha de
ser h felicidad eterna de todos en la posesión interminable de Dios.
Jamás se dio doctrina más pura y que mejor haya satisfecho las
aspiraciones del corazón humano, y por lo mismo no ha habido en el
mundo hombres más felices que los que han tenido la dicha de per-
tenecer á la gran familia del Catolicismo.
Veremos en los artículos siguientes las naturales consecuencias
que se desprenden de las doctrinas que á la ligera hemos expuesto,
para concluir que el Socialismo y el Liberalismo no pueden, por más
que se empeñen, resolver la cuestión social, y que, si queremos ga-
rantizar el orden en los Estados, es necesario volvamos los ojos á las
luminosas teorías que nos ha enseñado el Catolicismo.
fr. ¥. de US..
bMtáÉMÉlÉMÉÉtéÉMáÉÉáÉÉÉÉtotáÉÉÉÉÉÉÉÉfaltá

EN LA PLAYA
iiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiii

Sentado en la blanda arena Mas ¡ah! que la endeblo navo


Que ciñe la nivea espuma Como blanca gabiota,
De .mar azul y serena Después de peligro grave
Y despejada Üe bruma, Sobre el agua airosa flota.
Con grande gozo miraba Y aunque inútil ya la entena
Cual una endeble barquilla Y su timón también roto,
Del mar las ondas cortaba Con intiepidez serena
Con su penetrante quilla. La conduce hábil piloto,
Salió de la rada airosa, Venciendo mil vendavales,
Besó sus velas la brisa, A la playa deseada
Y cual hada misteriosa Por cuyos limpios cristales
Despareció con gran prisa. Es al momento besada.
Suspenso quedó un momento, No así el hombre desdichado
Y en mi corto soporismo En cu37a pálida frente
Entrevi en mi pensamiento Clavó su cincel ardiente
Al mundo como un abismo El genio vil del pecado.
De linfas embravecidas Marchita la fu que era
Arrastrar con su corriente El timón que le guiaba
Y como naves perdidas El infeliz desespera
El corazón y la mente Y la pasión le deprava.
De esos seres macilentos Y juguete de las olas
Y por el vicio estragados Del mar inquieto del mundo,
Que al abismo son llevados Sufre su dolor á solas
En las alas de los vientos. Hasta dar en el profundo,
Cual esta nave preciosa Cual bajel desmantelado
Juzgué nuestra vida era, Por la violencia del noto,
Visión que pasa ligera Y que cayó destrozado
Y que sepulta una losa. Cabe algún peñasco ignoto.
Cual el simple barquichuolo Feliz aquel que en la vida
El hombre lento camina Lucha siempre valeroso
Al cubrirse con el velo Por hallar la paz perdida
De la niñez flor divina. Y ol santuario del reposo.
Mas cuando soplan los vientos Dichoso aquel que agobiado
De mentidas ilusiones, Do furiosas tentaciones
Y los aires más violentos . Como adalid esforzado
Hacen el cendal girones; Vencer sabe sus pasiones.
Entonces marcha ligero Y más feliz todavía
Por el mar de la amargura, Si al visitarle la calma
Y pierde su derrotero Al puerto de su alegría
Al mancillar su alma pura. Puede regresar el alma.

$?. i. Jf.ft del SS. Sacramento.


CONTRASTES
IIIIIIIIIII1IIIIMMIIIIIIIIII

I
UNA FIESTA RELIGIOSA

Tradicional y característica ha sido en la Orden Carmelitana la


devoción al augusto Patriarca San José. Los primeros en profesarla
en las vertientes del Carmelo, fueron también sus venerables Ermi-
taños los primeros en extenderla por las naciones de Europa, y na-
die pone eu duda que la más celosa propagandista de la devoción
al Santo Patriarca ha sido Santa Teresa de Jesús. La razón profun-
damente filosófica de este hecho nos la da la misma Santa en aque-
llas palabras: «En especial personas de oración siempre le habían de
ser aficionadas: que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los
Angolés en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den
gracias á San José por lo bien que les ayudó en ello.» Como la Or-
den del ('armen es eminentemente contemplativa, y tiene por grata
y preferente ocupación la asidua meditación de los misterios de Je-
sús y de María, por tanto, mal habría podido olvidar al Santo Pa-
triarca y no profesarle ardiente devoción y aun tomarle por maestro
de su espíritu y guía que la condujera por las ignoradas vías de la
mística teología.
Fiel observador de las tradiciones de la Orden, amamantado á
los pechos de la devoción de su Santa Madre Teresa de Jesús, y
adoctrinado en sus celestiales libros de cuan poderoso es el valimien-
to del glorioso San José, el R. P. Juan Vicente, bien conocido ya de
los lectores de EL MONTE CARMELO, quiso tener una prueba más y ha-
cer nueva y personal experiencia del poder que tiene en el cielo el
que en la tierra se llamó y fué Padre de Jesús, obligándole al efecto
de dispensar sus favores con poner bajo la tutela de su glorioso Pa
trocinio una de estas pobres y nacientes Iglesias de Malabar. Reseñar
una fiesta' religiosa en honor del glorioso San José á cuyo Patroci-
nio se dedicaba una pequeña cristiandad, hé aquí lo que motiva las
presentes líneas.
502 EL MONTE CARMELO

Changalan, lugarejo situado en una pequeña isla distante como


unas treinta millas de Ernaculam, fué el punto adonde so dirigió
nuestra excursión más bien piadosa que apostólica. Y ante
todo, para consuelo de las almas afligidas por los males que la irre-
ligión causa en Europa, hemos de adelantar un dato que revela los
progresos que Ntra. sacrosanta Religión hace en estas costas de Ma-
labar. No hace aún dos años que el Catolicismo era desconocido en
Changalan: y si alguna vez oyeron los pobres indios el nombre au-
gusto de Jesús, 6ra pronunciado por los que no le conocen en verdad,
por los herejes jacobitas y protestantes; pero al presente, merced á
las copiosas y eficaces gracias que el Divino Corazón de Jesús por
intercesión del glorioso Patriarca San José derrama sobre estas gen-
tes, el celoso Misionero Carmelita ve recompensados sus trabajos
apostólicos y cuenta por centenares sus hijos en Cristo.
El día 9 de Mayo, sábado de la octava del Patrocinio, en cuyo
día iba á tener lugar la anunciada fiesta religiosa, llegamos á Chan-
galan los tres Religiosos recién llegados de Europa, acompañados
del R. P. Juan Vicente quien quiso conociéramos á ojos vistas el
entusiasmo religioso de estos nuevos cristianos, cuyo fervor no des-
merece nada del que ha sido proverbial en los cristianos de la na-
ciente Iglesia.
A cierta distancia y frente á la modesta capilla se alza erguido
esbelto bambú en cuya extremidad flotaba al aire sus brazos el
augusto signo de nuestra redención. De las diversas ramas del her-
moso árbol partían largos cordones de follaje adornados de bande-
rolas, imágenes de santos y objetos piadosos, presentando el con-
junto un bello aspecto. Salieron los piadosos neófitos á recibir á los
Padres misioneros con tal modestia, con los ojos fijos en el suelo y
con tal compostura en su porte que más bien nos parecían novicios
Carmelitas que indios recién convertidos, los cuales besado el santo
escapulario y recibida la bendición del Padre misionero, se pusieron
en marcha llevándonos triunfalmente á la iglesia entre estruendosos
chupinazos y el ensordecedor redoble de media docena de tambores
tocados con más fuerza que arte. Con la consiguiente mortificación
de oídos llegamos á la iglesia donde cantamos las vísperas del Patro-
cinio de San José y se rezó el santo rosario con tal fervor y devoción
que nos hacía olvidar nuestra residencia en la India y á pocos pasos
de una pagoda gentil, de una capilla protestante y de un templo ja-
cobita. Acto continuo se organizo una procesión la cual, si bien hizo
su recorrido sin salir de las posesiones de la iglesia, al pasar por
frente de un altar de abominables ídolos, profanó con su presencia,
al decir de los pobres paganos, aquel lugar consagrado con nefandos
sacrificios y con actos aun más nefandos de inmoralidad á sus dio-
ses titulares.
Terminada así esta primera parte del programa de fiestas y con
ella casi toda la tarde, después de frugal cena se acostaron, mejor
dicho, nos acostamos aquí, allá y acullá al rededor de nubstra capilla.
Porque hay que saber que ni el misionero tiene aun otra casa donde
albergarse sino es el atrio del templo, ni tuvimos más cama que el
santo suelo, ni más colchones que una sábana con que envolvernos
MISIONES CARMELITAS 503

Dios quiso probar aquella noche la constancia y devoción de nues-


tros fervorosos cristianos. Cuando más tranquilos estábamos en los
brazos de un sueño reparador, una furiosa tormenta con espantosos
truenos y relámpagos seguidos de copiosa lluvia vino á interrumpir
nuestro reposo. Creímos en un principio que aquellos pobres que
dormían á la intemperie sin más abrigo ni ropa que la poca tela que
que por defensa del pudor se ciñen á la cintura, atemorizados por la
tormenta huirían á la desbandada á guprecerse en sus casas, pero
nos fué muy grato verlos animosos é intrépidos desafiar las incle-
mencias del tiempo por obsequiar al siguiente día á su santo Pro
tector.
Amaneció por fin el suspirado día y los fervorosos, cristianos de
Changalan comenzaron á santificarlo oyendo en actitud devota ó
inmóviles cuantas misas se rezaron y acercándose, muchos de ellos
por primera vez, al ¿agrado banquete del Cuerpo de Nuestro Señor
Jesucristo, A las nueve de la mañana los continuos y aterradores
chupinazos anunciaban la hora en que iba á principiar la misa so-
lemne. En este momento, numerosos grupos de fi les vimos á lo le-
jos dirigirse hacia nosotros. Eran los cristianos de Cottayan y el co-
legio de la misma ciudad que con tanto acierto y bien de la iglesia
cottayense dirigen nuestras Hermanas Terciarias Carmelitas, los
cuales venían á tomar parte en tan grata fiesta y alentar con su pre-
sencia á los nuevos hermanos en Cristo. Cantó la misa solemne el
Presbítero don Tomás Gonet asistiéndole de ministros los PP. Ilde-
fonso y Cresceucio, y á se vez ejecutaron una sencilla á dos voces
los PP. Juan Vicente y Serapión lo que poderosamente llamó Ja
atención de nuestros indios que pocas veces, por no decir ninguna,
habrían oido una pieza musical. Terminada la misa el ya repetidas
veces nombrado P. Juan V. con sus palabras de fuego y yus entu-
siasmos de verdadero hijo de Santa Teresa, cantó las glorias de San
José, enalteció su dignidad casi infinita de padre legal del Hijo del
Eterno, su inmenso poder en el cielo adecuado á su dignidad, y
ponderó por fin el ai diente deseo que tiene de la salvación de los
hombres; pues, como decía, estando el corazón de José unido y
compenetrado con el Divino Corazón de Jesús más que lo estaban
los corazones de David, y Jonatas conglutínala sunt eorda corum, unos
ó idénticos eran los afectos de ambos y por consiguiente inmenso,
ardiente, voraz como el de Jesús el deseo de la salvación del género
humano. Terminó su elocuente discurso atribuyendo después de
Dios al poderoso patrocinio de San José los rápidos progresos del
Cristianismo y las asombrosas conversiones que se habían verifi-
cado en menos de dos años en Changalan; tuvo también como buen
Teresiano un sentido recuerdo para sus hermanos en religión y un
voto de gracias para las personas piadosas de Europa á cuya libera-
lidad y generosos sentimientos eran deudores los allí presentes del
templo al glorioso Padre de Jesús consagrado. Acío seguido se re-
pitió la procesión del día anterior, aunque con más solemnidad, y
no puedo expresar los sentimientos que dominaban mi alma, cuando
tendiendo la mirada á mi rededor, y al ver los templos, aras y carros
triunfales de los ídolos, recordaba que poco ha el espíritu infernal
era el único objeto de adoración allí y que en aquellos lugares
504 EL MONTE CARMELO

manchados con horribles abominaciones, se ofrece hoy al ver-


dadero Dios la Hostia pura, la Hostia santa, la Hostia inmacu-
lada en el augusto sacrificio de la misa, y se entonan cánticos sa-
grados en loor de los Santos. Me figuraba ver al demouio retorcerse
on medio de sus furores y repetir confuso y despechado lo que en
otro tiempo decía de nuestro P. San Juan de la Cruz: ¡Qué me he de
ver vencido por unos frailecillos descalzos! Que me han de hacer
cruda guerra en el centro mismo de mi imperio, y me han de arro-
jar del trono donde durante largos siglos he reinado despótica-
mente!... ¡Ah! que satisfacciones tan placenteras experimenta el ce-
loso misionero aun en medio de sus ímprobas tareas evangélicas.
¡Oh Señor! como pagáis el ciento por uno aun en esta vida
Digno remate de esta religiosa fiesta fué un banquete fraternal ó
una especie de ágape de los primitivos cristianos. El presidente de
la fiesta, pues han de saber nuestros lectores que este personaje es
de rigor en tales solemnidades, no contento con sufragar los gastos
inevitables de ese día, quiso obsequiar á todos los asistentes á la
función con una comida extraordinaria, que, con ser y todo extraor-
dinaria, para estas pobres gentes no tenía otros principios ni postres
que arroz, si bien mejor condimentado que otros días y repartido
con abundancia y explendidez digna del anfitrión. Cada uno recibía
su porción de arroz en unas anchas hojas de plátano que servían de
platos, y sentados todos en el suelo formando dos largas filas toma-
ron su frugal refeccióu con religioso silencio, interrumpido á veces
por palabras de bendición al santo Patrón y frases de gratitud para
su bienhechor.
Quiera el glorioso San José que esta fiesta celebrada por primera
vez en su honor sea cada año más solemne, y que su devoción sea
como un amoroso silbo que atraiga nuevas ovejas al redil de la Igle-
sia fuera de la cual no hay salvación, extra quam non est salus.
Fr. i. M.
JI
UNA FIESTA PAGANA
Rdo. P. Director
Mucho tiempo hace que no he comunicado nada de estas apar-
tadas regiones á loa lectores de EL MONTE CARMELO, no s^ si es
porque nada ocurre de especial mención, ó acaso, porque habiéndo-
nos hecho á las costumbres y rarezas de este país, no nos impresio-
nan y pasan como todo lo ordinario pasa; pero hoy quiero darle cuou-
ta para solaz de los lectores de la revista, de una solemne fiesta pa-
gana habida en Trichur.
Aunque la ciudad de Trichur cuenta como una docena de pago-
das, hay una que por su graudeza, su carácter de antigüedad y el lu-
jo y esplendor con que hace sus fiestas, es considerada, como diría-
mos nosotros la Basílica ó Matriz de todas las demás. Situada en
medio de una inmensa plaza que le pertenece, está rodeada de altos
y fuertes muros de piedra que le dan el aspecto ue una fortaleza de
MISIONES CARMELITAS 505

la edad media. Tiene cuatro puertas á los cuatro puntos cardinales,


de hermosa arquitectura, con elegantes columnas que adornan figu-
ras extrañas, antiguas y de poco ó ningún mérito artístico, como ca-
si toda la escultura de los paganos, pues ella se reduce á cuerpos,
mejor dicho á bultos ó cosas que parecen cuerpos, con dos cabezas,
cuatro, seis, ú ocho brazos, á veces medio tiene forma de mujer, y
medio de elefante etc. etc. sin arte, sin gusto, sin armonía en sus di-
ferentes partes. Estas figuras de las columnas de las puertas repre-
sentan las divinidades, ó como dicen las leyendas del país, son hijos y
mujeres del dios á quien está dedicado el templo. No puedo describir
el interior, porque no lo he visto, pues á los cristianos está prohibi-
do entrar por ley del Gobierno indígena, porque manchan el lugar
sagrado y sería necesario hacer la purificación del templo.
Aunque la fiesta dura ocho días en el interior de la pagoda, la So-
lemnidad principal fué el día 6 del corriente, tarde y noche. El rey
de Cochín vino exprofeso para dar mayor realce á la solemnidad, y
un gentío inmenso de lejanas partes llenaba la población que se ha-
cía poco menos que imposible transitar por ella. Porque estos indios
son amigos de fiestas y de bullanga y están continuamente en pere-
grinaciones, aunque sea á lugares lejanos, si saben que se celebra al-
guna fiesta.
El día 6 al amanecer comenzó el estruendo de petardos y morte-
retes, tambores y gaitas y una gritería infernal que no cesó en todo
el día un momento de atormentarnos, que bien valía la pena de mar-
charse á otra parte, como yo lo hubiera hecho, á no ser por la curio-
sidad de ver cosas tan raras no conocidas en Europa. Como todas laa
religiones no son otra cosa que un plagio mal formado del Catolicis-
mo del cual toman alguna verdad para envolverla en mil errores, así
la religión de Brahma tiene su Trinidad que la componen Brah-
ma, el gran Padre criador de todas las cosas, Vishnu el dios conser-
vador, y Síva el dios de las tempestades, el dios destructor. A esta
trinidad llaman los paganos Trimurti que quiere decir tres cuerpos
y tres potencias. La fiesta era en honor de esta soñada trinidad.
A las cuatro de la tarde del día 6 salieron de la pagoda en proce-
sión innumerables paganos y detrás seguían treinta elefantes; ¡her-
mosos ejemplares! lujosamente enjaezados con paños recamados de
oro y otras joyas de gran valor. Sobre cada uno de los elefantes iban
dos hombres, uno con sombrilla de seda encarnada, y el otro tenía
unos objetos á manera de pandero con mango. Ya salidos de la pa-
goda y hecho un pequeño paseo por la gran plaza, se pusieron en dos
filas los treinta elefantes, quince en cada parte unos frente á otros; los
tres del medio de cada una de las filas llevaban sobre la cabeza tres
planchas grandes doradas y en ellas grabada la trinidad ó Trimurti.
A cierta señal se levantaban los hombres que iban sobre los elefantes
y hacían una especie de juego con aquellos panderos, y redoblaban
fuerte todos los tambores, y las gaitas se esforzaban más sacando
unos chillidos y notas tan desafinadas que había que taparse los
oídos.
Era de ver y me causaba la más grande compasión, cuando los
paganos acercándose por detras á los elefantes los tocaban y se be-
saban la mano como el que ha tocado una cosa santa.
506 EL MONTE CARMELO

Pregunté yo á uno de los paganos á quien conocía:


—¿Cuántos dioses hay?
Y me contesta: En el cielo uno, p9ro en la tierra muchos.
Le pregunté de nuevo:
—Mira que tú eres ya viejo; cuando te mueras '¿dónde irás?
Me contesta: —Yo cerca de Dios.
No pude continuar el diálogo, y dejé aquella infeliz criatura, con
el corazón oprimido por la pena al ver que redimidos con la sangre
preciosa de nuestro Adorable Redentor se hallan tantos ciegos, escla-
vos del demonio, en las tinieblas de la más grosera idolatría.
Por la noche se repitió la procesión con los elefantes y hubo toda
la noche fuegos artificiales, y músicas y disparos de morteretes.
Para formarse una idea de lo que se gasta en estas fiestas basta
saber que los elefantes costaban por el alquiler de dos días, trescien-
tas rupias cada uno, que equivale á unas quinientas pesetas: aunque
no se pagaran más que los treinta adornados, son quince mil pesetas.
Y hay que saber que había otros, porque se contaban cerca de cuarenta
los elefantes. Tanto dinero para el diablo mientras nuestras iglesias
se cubren con ramos de árboles, porque no hay para más.
Roguemos á Dios que abra los ojos de estos infelices haciendo
eficaces los esfuerzos y trabajos de los misioneros que, aunque son
i'usillus grex, aunque son poquísimos en número, la caridad de Jesu-
cristo que es fuerte é ingeniosa, nos anima para vencer las huestes
del infierno.
De V. R. humilde hermano

C. D. MIS. APOST.
^^^g^Si^b^^J^i^íéM^^É¿^^éÉbi^b^U^Si¿r

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

SOBRE LAS MISAS DS SAN GREGORIO


iiiiiiiniiiiiitiiiiiiii

Estas Misas tienen su origen en Las Misas de San Gregorio sola-


San Gregorio el Grande, quien re- mente pueden celebrarse por los fie-
fiere el hecho de la manera siguien- les difuntos y de ninguna manera
te: Habiendo muerto, aunque arre- por los vivos(l); y así la indulgencia
pentido, unMonje llamado Tusto,me concedida á éstas Misas no se ex-
compadecí de él porque no había tiende á estos; mas el sacerdote que
guardado conforme debía la regla...; de buena fe pensó que podían anti-
llamé á uno de los monjes y le dije; ciparse estos sufragios, celebrando
vete, y haz se celebre en sufragio el treintanario, no está obligado á
de su alma el santo sacrificio de la practicarlo de nuevo después de la
Misa por espacio de 30 días conse- muerte del oferente. (2)
cutivos, y procura no omitir un solo
día. Terminada la celebración de la sarum, quas vulgo Gregoriana di-
última Misa, Justo apareció á otro cuntur, uti efficacem specialiter ex
monje por nombre Precioso, á quien beneplácito et acceptatione divinas
misericordias ad anima; a purgatorii
dijo qc.e mucho había podecido, pe- pcenis liberationem, pia sit et ratio-
ro que ya estaba bien y libre de las nabilis, atque praxis easdem Missas
penas del purgatorio. (1) celebrandi sit in Ecclesia probata?
II. Utrum fiducia qua fideles reti-
L a s Misas Gregorianas, según la nent celebrationem Missas in Alta-
común creencia del pueblo cristiano, ri S. Gregorii in ejus Ecclesia Coe-
tienen especial poder de alcanzar la limontana uti specialiter efficacem
ex beneplácito et acceptatione divi-
pronta salida de las penas del pur- nas Misericordias ad animas e purga-
gatorio; y en cuanto á la veracidad torii pcenis liberationem pia sit et in
de esta confianza que los fieles tie- Ecclesia probata? III. Utrum idem
nen en la celebración de estas Mi- dicendum sit de Altaribus Gregoria-
nis ad instar?
sas, se han hecho varias preguntas
Ad I. III. Affirmative. 5. C. I. die
á la Sagrada Congregación de In- ¡3 mart. 1884.
dulgencias, la que en 13 de Marzo (1) A n Missas quse Gregoriana;
de 1884 contestó que esta confianza appellantur, atque pro defunctis
era piadosa, racional, aprobada por sunt celebrandas, juxta perantiquam
la Iglesia, y eficaz según el bene- S. Gregorii institutionem ab Eccle-
sia recognitam et probatam, pro vi-
plácito de Dios y aceptación de la vis etiam celebrari valeant? Resp.
divina misericordia. (2) Negative. S. C. I. die 24 Aug. 1888.
(2) Si supradictas Missas pro vi-
(i) Dialogor libr. 4. vis dici nequeunt, ad quod tenebitur
(2) I. Utrum fiduciaquafideles re- sacerdos, qui bona fide pro vivis eas
tinent celebrationem triginta Mis- postulantibus celebravit? S. C. I.
508 EL MONTE CARMELO

No es necesario que las misas se vez más seguro, aunque en ninguna


celebren en memoria de San Gre- parte está expresamente mandado.
gorio, ni en el mismo Altar, como Resulta, pues, de lo dicho, que las
tampoco por un mismo Sacerdote, treinta Misas Gregorianas pueden
pero es de todo punto preciso se di- celebrarse en cualquier Altar (in
gan por 30 días continuados y sin in- quovis Altari), sin necesidad de in-
terrupción^), á no ser que dentro de dulto ó privilegio de la-Santa Sede;
los 30 días mencionados ocurriese el puesto que ésta ha aprobado ya so-
triduo de Semana Santa, en que la lemnemente tan saludable y univer-
Iglesia no permite celebrar, en cu- sal costumbre, sumamente prove-
yo caso, no se consideran como inte- chosa á las benditas almas del Pur-
rrumpidas las Misas, pudiendo con- gatorio. Que para alcanzar la gra-
tinuarse los días siguientes: Ab hu- cia en todo igual á la de las treinta Mi-
jusmodi regula, dice Benedicto XIII, sas, que piadosa y racionalmente
excipiendum est triduum Majoris Heb- se cree concedida, ó que va aneja á
dómada, si incideret durante cursu tri- todas y á cada una de la Misas cele-
ginta dierum, quia tune non censebun- bradas en el Altar de San Gregorio
tur dies intercalati, cuín eo triduo in Monte Caelio de Roma, es necesario
Ecclesia celebrare non consuevit. Es- pedir á la Santa Sede, ó sea á la Sa-
tas Misas es conveniente se cele- grada Congregación de Indulgen-
bren de Requie siempre que el rito cias, el privilegio del Altar ad ins-
permita como más conforme y tal tar S. Gregorii. (1)
Resp. ad nihil tenelur sacerdos qui
Missas celebravit juxta intentionem Fr. ñntero de Éan iosé
offerentis, qui putavit, durante ad-
huc vita, posse anticipari suffragia, C. D.
24Aug. ¡888.
(1) S. C. I. die 14 Jan. 1889. (1) Solans, Manual Litúrgico.
|<M>§*?

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BIBLIOGRAFÍA

CIENCIA Y R E L I G I ó N — T a l es el se hace por persona competente, se


título de una biblioteca ó colección compondrá de tomos en octavo con
de opúsculos que ha empezado á pu- sesenta y cuatro páginas compactas,
blicar don José GonzálezFont, libre- y cuyo precio, á pesar del esmero en
ro editor de Barcelona, y que estará la edición, es el de una peseta tomo,
formada de Estudios de actualidad en y por correo, 1,30. —Van publicados:
los que colaboran teólogos, filósofos,
I. ¿ L A EVOLUCIóN E S L A L E Y GE-
sabios de merecido renombre, y cuyos
N E R A L DE LA VIDA?—EL HOMBRE Y
trabajos han sido.aprobados y elogia-
E L MONO, por el M a r q u é s de Nadai-
dos por periódicos tan respetables
llac, correspondiente del Instituto
como la Revue de Philosophie, la Ve-
de Francia, Socio extranjero de la
• rite, del que es director M. Eduar-
Real Academia de Bélgica ,• corres-
do Pontal; l a Revue du Monde Ca-
pondiente de las Academias de Tu-
tholique y la Croix de París; y el Kol-
rín y de Madrid, Miembro de la So-
nische Volkneitung, principal órgano
ciedad de Anticuarios del Norte.—2
de la Alemania católica.
volúmenes.
Ciertamente, la cuestión religiosa
El primer volumen comprende: Es-
se complica por un conjunto de pro-
tado de la cuestión.—La evolución
blemas filosóficos, históricos y socia-
en los tiempos actuales.—La evolu-
les que reclaman imperiosamente
ción durante los tiempos históricos
una respuesta. P e r o las obras volu-
y prehistóricos.—¿Ha existido^enla
minosas se compran poco, y los ar-
época terciaria, un interáíeaiário
tículos de periódicos, aunque se leen
entre el hombre y el antropoide?
bien, se olvidan enseguida. Queda
El segundo volumen comprende:
un camino intermedio, la monogra-
L a s razas inferiores que viven ac-
fía, y esta forma es la que el referi-
tualmente, ¿pueden ser considera-
do editor señor González Font ha
das como el intermediario que se
elegido, por considerar que ella so-
busca?—La evolución en los tiem-
la puede tener sobre una clase nu-
pos geológicos.—Conclusión.
merosísima de lectores una influen-
cia durable, sobre todo, cuando tra- II. ¿ P O R Q U é LA NOVELA QUE E S T á
ta á fondo y en conjunto las cuestio- Á LA MODA ES INMORAL? y ¿POR QUÉ
nes que están á la orden del día y LA NOVELA MORAL NO ESTÁ Á LA MO-
que se ajustan rigurosamente al es- DA? Estudio social y literario por G.
tado de la ciencia, es decir, á la úl- D'Azambuja. — Un volumen, que
tima palabra sobre cada asunto. comprende las materias siguientes:
Esta Biblioteca, de gran trascen- I.—Afirmación del hecho. II—La
dencia, cuya versión al castellano gran fuerza de la novela inmoral.
510 EL MONTJS CARMELO

III.—El medio en que prospera la res; ni á lo elegante y hasta lujoso


novela inmoral. IV.—Los salones de la encuademación; y fijándonos
mundanos. V.—La zona de influen- solo en la parte doctrinal de la obra,
cia de los salones mundanos. VI.— podemos asegurar que, en su géne-
L a acción de los críticos. VIL—La ro, es de las mejores que se han pu-
crítica de menor cuantía. VIII.—So- blicado. El Padre que ha corregi-
bre qué fuerzas se apoya la novela do esta obrita escribe de ella lo si-
honesta. IX.—Las familias auste- guiente:
ras. X.—Las familias que conser- "El libro del P . Alcaraz es ver-
van las tradiciones. XI.—Las fami- daderamente un hermoso trabajo de
lias en que se complace á los demás, exquisito sabor ascético que empu-
XII.—Las deserciones en la juven- ja á las almas hacia la virtud con
tud.—XIII.—Novelas demasiado in- violencia suave, pero irresistible.
fantiles. XIV.—Novelas moraliza- . Con evangélica unción nos presenta
doras. XV. — L a novela decorosa el venerable Capuchino á la Inma-
ante las gentes mundanas. XVI.— culada Pastora María corno perfec-
L a novela decorosa ante la crítica. tísimo y acabado modelo de virtudes
X V I I . — L o s escritores tránsfugas. cristianas, exhortándonos á copiar-
XVIII.—Una palabra sobre los re- lo en nuestro corazón, y tenerlo
medios. siempre ante los ojos de nuestro es-
Esta obrita es un estudio muy píritu; nos pinta con vivo colorido la
completo de la materia, hecho con fealdad horrible del pecado, dedu-
verdadero conocimiento del mun- ciendo las pavorosas consecuencias
do de nuestros días, y principal- que de alejarse del lado dé María se
mente del estado social de la veci- siguen á las almas: unas veces nos
na nación en lo que se refiere á cos- hace contemplar á la Divina Pastora
tumbres. No estamos aún los espa- acariciando á las amantes y fieles
ñoles á tal altura, gracias á Dios; ovejas; otras buscando á la^ perdida
pero á eso vamos á más andar, y hasta encontrarla y conducirla en
bueno es prevenirnos á tiempo para sus mismos virginales brazos al
cuando allá lleguemos. Los pedidos místico redil; ya la vemos alimen-
de estas obras pueden hacerse al tando á su rebaño en las amenas flo-
editor don José González y Font, restas y ricos vergeles de la Iglesia;
ronda Universidad 7, Barcelona.— ya defendiendo á las • almas de los
á quien agradecemos sinceramente rudos ataques con que el infernal
los ejemplares que nos ha enviado. enemigo intenta perderlas; en suma,
el piadoso autor propone á nuestra
L A DIVINA PASTORA ó S E A E L R E -
consideración todos los oficios, pre-
B A ñ O DEL BUEN PASTOR JESUCRISTO, rrogativas y excelencias, toda la
guiado, custodiado y apacentado ternura, toda la poesía, toda la bon-
por su divina Madre María Santísi- dad y misericordia, todo el inmenso
ma, por el R. P . F r . Fermín de Al- amor que en sí encierra el inefable
caraz, Capuchino, Obispo que fué y glorioso título de Divina Pastora
de Cuenca. Segunda edición corre- de las almas.,,
gida y reformada por un Padre de
la misma Orden. (Con las debidas Distribuida la materia del libro
licencias). en treinta y una Consideraciones, con
Este libro llenará seguramente su respectiva Oración final, no sólo
los deseos de las personas piadosas: puede servir en todo tiempo para
aun sin atender á lo esmerado y lectura espiritual; sino que también
limpio de la impresión, en dos colo- se amolda perfectamente, para los
BIBLIOGRAFÍA 511
cotidianos ejercios de Mes de María. autor al escribirlo, este el fin de los
E l precioso libro de L A DIVINA editores en esta nueva impresión.
PASTORA está destinado á producir Dios haga que llene su objeto.
saludables efectos en las almas, y á El precio del libro es 2 pesetas.
difundir y propagar las glorias, Se vende en la Administración de
prerrogativas y oficios del Ministe- El Adalid Será/ico, C. Capuchinos,
rio Pastoral de María. Esta fué la Sevilla.
intención de su venerable y sabio
JUBILEO "¡DB LA DEFINICIóN D I 1 LA [CONCEPCIóN
INMACULA DE LA VIRGEN.—DOCUMENTO PONTIFICIO.
—A nuestros queridos hijos Vicente, Cardenal Van-
nutelli; Mariano, Cardenal Bampolla del Tindaro;
Domingo, Cardenal Ferrata; Jone Calasanz, Cardenal
Yitíes.
Señores Cardenal) s:
De muchas partes se nos ha manifestado el vi"
vo deseo de los fieles de celebrar con extraordina.
ria solemnidad el quincuagésimo aniversario de la dogmática definición de
la Inmaculada Concepción de la Virgen.
Fácil es imaginar cuan gratos son para Nuestro corazón tales deseos-
La piedad hacia la Madre de Dios no solo ha sido uno de nuestros más
suaves afectos desde- la tierna infancia, sino que tenemos por cierto ser una
de las más poderosas fortalezas concedida por la Providencia á la Iglesia
Católica. En todos los siglos y en todos los combates y persecuciones la
Iglesia acudió á María, y obtuvo siempre vigor y defensa. Y pues los tiem-
pos que corren son tan tjjlipílentos y llenos de amenazas contra la misma
Iglesia, se nosMSgra el-á¡¿fíao, abriéndose á la esperanza, al ver á los fie-
les que, eohandxi "mano dé tó propicia ocasión del mencionado cincuentena-
rio, quieren coa unánime efufeión de confianza y amor dirigirse á Aquella
que es invocada, con el dictado de Auxilio de los Cristianos. Contribuye,
además, á que Nos sea tan querida la ansiada quincuagésima solemnidad el
hecho de ser Nos el único sobreviviente, tanto do los Cardenales como de
los Obispos que rodeaban á Nuestro Predecesor en el acto de la proclama-
ción del dogmático decreto. Siendo, pues, Nuestra intención que las fiestas
cincuentenarias revistan aquel sello de grandeza que conviene á esta Nues-
tra Roma, y sean tales que sirvan de estímulo y regla á la piedad de los cató
lieos de todo el orbe, hemos desidido nombrar una Comisión Cardenalicia, á
cuyo cargo corra la disposición y dirección de las mismas. A vosotros, se-
ñores Cardenales, nombramos miembros de la referida Comisión. Y con
la certidumbre de que merced a vuestras sabias gestiones so verán del todo
colmados Nuestros deseos y los comunes, en prenda de los celestiales fa-
vores os damos la Apostólica Bendición
Del Vaticano á 26 de Mayo de de 1902.
León, Papa x m
Como se ve por el antorior documenta, Su Santidad toma con el mayor
interés la organización de las fiestas de este celebro jubileo mariano. Y la
figura de León X I I I en esta ocasión tieno tanta mayor importancia por
cuanto él es, como oportunamente lo recuerda 6n su carta, el vínico super-
CRÓNICA GBNBRAL 513

viviente de los Obispos y Cardenales que asistieron en San Pedro á la cere-


monia de la definición dogmática va á hacer medio siglo, cuando su ele ra-
ción á la púrpura cardenalicia por Pío I X era auc reciente.
MISA PONTIFICIA EL DíA 8 DH DICIEMBRE.—La Vera Roma, periódico
católico ilustrado de la Ciudad Eterna ha concebido la hermosa idea de
recolectar el estipendio de la Misa que León X I I I celebre el día 8 de Di-
ciembre de 1904 en honor de la Santísima Virgen al cumplirse el quincua-
gésimo aniversario de la proclamación de su Concepción purísima. La sus-
cripción se ha abierto ya, y se invita á los católicos de todo el mundo á
contribuir á e s t e homenaje solemne que servirá de prueba hermosísima de
su adhesión incondicional al dogma y será como u n plebiscito de amor y
cariño filial hacia el venerable anciano que resplandece sobre la cátedra
de San Pedro como un faro de sabiduría y verdadera civilización. Las ofer-
tas pueden dirigirse al director de La Vera Roma.—Los nombres de los ofe-
rentes y la lista de sus limosnas sa publicarán y serán presentadas todas
las semanas al Padre Santo. Y al fin se hará un magnífico álbum con los
nombres de toios los suscriptores que se ofrecerá como homenaje al sobe-
rano Pontífice y se solicitará de él una bendición especial para todos los
que hayan contribuido á formar el estipendio de esta Misa de Su Santidad.

E L CARDENAL VAuaHAN.—H a fallecido el ilustre Cardenal Herbert


Vaughan, Arzobispo de Westminstor, que había nacido en Glocester, el día
15 de Abril de 1832.
Educado en la religión católica, hizo sus estudios en Francia y Boma,
dedicándose más tarde á la obra de las misiones y fundando en Mill-Hill -
un colegio de misioneros. En 1872 fué nombrado Obispo de Salford, y años
después Arzobispo de Westminster. En 16 de Enero de 1893 fué creado
Cardenal. Era un elocuente predicador y persona de gran cultura, que de-
dicó gran parte do sus poderosas iniciativas á la propigación del catolicis-
mo en la Gran Bretaña. Escritor muy notable, el Cardenal "Vaughan diri-
gió La Opinión Religiosa y la Tablette, publicaciones las dos de carácter re-
ligioso. Entre las varias obras de que es autor, ocupa lugar preferento la
que publicó en 1875 con objeto de refutar los conceptos contenidos en la
que con el título A political expostulación había escrito Gladstone.
Descanse en paz el ilustre purpurado.
EN FAVOR DH LOS LEPROSOS.—Gandía 17 de Junio de 1903,—Muy E. P . Di-
rector de E L MONTE CARMBLO.—El pensamiento de fundar en paraje apropia-
do una colonia para pobres leprosos, va á convertirse en un hecho; la obra
cuyo obstáculo principal parecía encontrarse en su mismi colosal grandeza,
tan superior á las ideas que caracterizan estos tiempos de frío y bajo po-
sitivismo, será en plazo no lejano, con la bendición de Dios, una hermosa
realidad que llevará el consuelo, la alegría y la paz al corazón de infinidad
de hermanos nuestros que gimen bajo el peso de inmensa desgracia y sien-
ten acrecentarse sus sufrimientos con la pena de verse mirados con horror
por todos los hombres, á causa de su terriole enfermedad. En la partida de
Fontilles, término de Laguar, distrito de Pego, provinoia de Alicante, sa
levantará bien pronto un nuevo monumento que, como otros muchos dirá
á todas las generaciones la admirable fecundidad de la Iglesia Católica,
cuyo espíritu de caridad, de amor y de sacrificio, moviendo los corazones
de sus hijos, realiza obra tan grandiosa.
514 EL MONTE CARMELO
Para constituirse el Patronazgo de la Colonia en forma legal celebróse
oportunamente en el local de la «Unión Católica Gandiense,» la asamblea
de Patronos, siendo convocados los que lo son de Gandia en número ya de
unos treinta, que asistieron por si y en representación de los que tienen el
mismo titulo en muchas otras poblaciones de España.
De "Valeneia vinieron todos los señores que formaban parte de la Comi-
sión organizadora.
Constituida la asamblea bajo la presidencia del señor Arcipreste'don Mi-
guel Belda é, impetrada la protección del Santo Titular de la Colonia por
las superiores autoridades, eclesiástica y civil de la provincia,-después de
lo cual y en conformidad con lo prevenido en los referidos estatutos, pro-
cedióse á la elección de la J u n t a de Patronazgo y de la J u n t a de Gobierno
siendo elegidos por aclamación para la primera.
Presidente: Exorno, señor don ¡Sebastián Herrero y Espinosa de los Mon-
teros, Arzobispo de Valencia.
Vice-presidentes: Exorno, señor don Fernando'Núñez Robres, Marqués
de Montortal.
Exorno, señor don Enrique Trenor Montesinos, Conde de Montornés.
Secretarios: Don Leopoldo Trenor Palavicino.
Exorno, señor don Joaquín Rodríguez de Valcarcel y de León Conde de
Pestagua.
La J u n t a de Gobierno quedó constituida en esta forma:
Presidente honorario: señor Dr. Arcipreste don Miguel Belda.
Presidente efectivo: Don J u a n Vallier.
Vico-presidente: Don Joaquín Ballester.
Tesorero: Don Carlos Corbi.
Vicetesorero: don Ramón Rovira Orlandis.
Secretario: don Luis García Guijarro.
Vocales: Rvdo. P. Carlos Ferris, S. J — Don Fernando Núñez Robres.—
Don Francisco Gómez.
Arquitectos: Don Joaquín M. a Belda y don Manuel Peris.
Médico don Jaime González Castellano.
De V. atenta y S. S. Q. B. S. M.
La Comisión de propaganda, Paseo Germanas, 14.
ODIAN á CRISTO.—El H. - . Bernardín, nombrado hace pocos días por los
hombres del famoso bloque juez de paz de Pont-a-Mousson, ha inaugurado
sus funciones judiciales mandando quitar del testero principal de la sala
de audiencias la imagen de Nuestro Señor Jesucristo, que, colocada bajo un
dosel de terciopelo rojo, venia desd»» hace muchísimos años, presidiendo
las sesiones y los trabajos del Juzgado de paz.
Veinte consejeros municipales se han apresurado á protestar contra tal
profanación por medio de una carta dirigida al alcalde/le Pont-a-Mousson,
de la cual traducimos los párrafos que siguen:
«Nosotros, consejeros municipales, nos apresuramos & protestar enérgi-
camente contra el acto odiosísimo perpetrado por el juez municipal al or-
denar que fuera arrancada la imagen de Nuestro Señor Jesucristo del lu-
gar preeminente que ocupa en la sala del Ayuntamiento, llamada de la jus-
ticia de paz.
Rogamos al señor alcalde que haga colocar nuevamente la imagen de
Jesucristo en el propio lugar en que ha sido adorada por tantas generado-
CRÓNICA GENERAL 515

nes, y que adopte las medidas que su celo le sugiera para que nadie se
atreva en lo porvenir a verificar cambio alguno en el mobiliario que perte-
nece exclusivamente á la ciudad.
No se nos alcanza el motivo 4 que haya podido obedecer la triste inicia-
tiva del juez de paz de Pont a-Mousson, siendo así que la imagen de Nues-
tro Señor Jesucristo continúa ocupando el puesto de honor que le corres-
ponde en todas las Salas de audiencia del distrito de Nancy.>
No busquen los consejeros municipales de Pont-a-Mousson, para expli-
carse la conducta del juez de paz que les ha tocado en suerte, otro motivo
que éste: existen individuos que odian á Jesucristo, y que no pueden con-
templar sin indignarse, ¡desventurados!, la imagen del Justo.
NOTA poLÍTiCA.-^Sucesos de Servia.—Cuando ya estaba corrado el último
número de nuestra Revista, llegó la terrible noticia de que habían sido
bárbaramente asesinados los Reyes de Servia, varios personajes palatinos
y algunos ministros, por varios oficiales jóvenes que representaban el dis-
gusto que en el pueblo existía por la conducta de sus reyes. Crimen horren-
do y execrable por la forma en que se ha llevado 4 cabo, y que recuerda
las violencias de los pretorianos cuando cansados de un emperador le que-
rían sustituir con otro. El pueblo servio acogió con algazaras y público
regocijo estos hechos; y reunido el Parlamento, ha sido proclamado por
unanimidad Rey de Servia Pedro Karageorgevitch, que enseguida se di-
rigió á la capital de su reino 4 tomar posesión del mando.

Cortes.—Se constituyó por fin el Congreso, procediendo á sn constitución


un debate con motivo de la fórmula del juramento ó promesa. Los diputa-
dos católicos protestaron de que no querían por su promesa obligarse á
guardar los puntos de la constitución contrarios 4 sus creencias ó sus
ideas; y el señor Nocedal propuso que se suprimiera aquel juramento que
daba ocasión 4 que algunos diputados descreídos, al pasar por delante del
crucifijo, hicieron mofa de él.
Constituido el Congreso, su presidente, el señor Villaverde, pronunció
un discurso, cuya última parte fué muy comentada, por parecer que iba
dedicada 4 enmendar la plana al Gobierno en las cuestiones económico-fi-
nancieras, y que se encaminaba 4 mantener y 4 hacer que el Congreso
mantenga la política de nivelación de que se considera paladín el señor
Villaverde.
La atmósfera del Congreso ha llegado 4 caldearse grandemente con
motivo de las cuestiones pendientes entre los diputados republicanos Blas-
co Ibáñez y Soriano, cuyos partidarios han convertido á la hermosa Valen-
cia en un campo de batalla. Los diputados católicos, señores Nocedal y
Llorens, han aprovechado diestramente la ocasión para poner una vez m4s
de relieve ante el Congreso el yugo que padece Valencia bajo el terroris-
mo de los sectarios, y han protestado enérgicamente contra el» espeot4culo
escandalosísimo que la minoría republicana ha dado concertando pública-
mente un duelo entre loa señores Blasco Ibáñez y Soriano, por juzgar que
es el único medio hábil de dirimir sus diferencias. No sabemos aún sí el
Gobierno tomará por fin el acuerdo de prohibir este duelo: lo que sí supo-
nemos que volver4 de nuevo á tratarse de esta cuestión en el Parlamento
y que los diputados católicos están dispuestos á lanzar cargos tremendos
é incontestables contra los republicanos.
516 EL MONTE CARMELO

Proyectos de ley.—Entre los proyectos de ley presentados por el Gobierno


figuran el de los presupuestos para el año 1904, el de reformas militares y
servicio militar obligatorio y el del descanso dominical.
Este último establece que el descanso de los domingos sea obligatorio.
El proyecto es de bastante extensión, porque en él se resuelven dificultades
y d u d a s que en casos especiales pudieran presentarse. Con arreglo á sus dis-
posiciones, sólo, se exceptuarán del descanso dominical los trabajos peren-
torios. Determínanse en el proyecto los multas en que incurrirán los infrac-
tores de la ley en cada caso, y se establece que el importe de esas multas
se destinará á fines benéficos. Dispone también que las mujeres no podrán
ocuparse en ninguna clase de trabajo los domingos fu6ra del hogar domés-
tico.
El proyecto de ley presentado por el señor Ministro de la Guerra, refor-
mando la de Keclutamiento del Ejército, consta de 18 bases y es muy ex-
tenso .
La síntesis del mismo es como sigue:
El proyecto de reforma de la ley de Reclutamiento instituye el servicio
militar obligatorio para todos los españoles con objeto de proporcionar al
Ejército la fuerza necesaria en el servicio permanente, y los medios de au-
mentar ésta en pie de guerra y constituir sus reservas.
La duración del servicio se fija en quince años.
Desaparee la actual exclusión del servicio activo de las órdenes religio-
sas y colonias agrícolas.
Sólo se consideran como exclusiones totales las de inutilidad física y la
do los mozos condenados á penas mayores de seis años.
Exceptúanse también los huérfanos de padre y madre.
Los mozos que deseen mantenerse y vestirse por su cuenta se les desti-
narán para compensarles al Arma ó Cuerpo de la región de su residoncia,
autorizándoles á pernoctar fuera del cuartel.
Se establecen prórrogas de un año paru el ingreso en filas por razón do
estudios emprendidos, asuntos comerciales ó industriales ó tareas agrícolas.
Se suprime en absoluto la redención y la sustitución; se establece un im-
puesto denominado cuota militar, consistente en el quíntuplo de la cédula
personal del mozo para compensar el servicio, la cual pagarán los excluidos,
los prófugos y los reclutas con licencia limitada.
Negociaciones con el Vaticano.—Ha declarado e) Gobierno oficiosamente
haber recibido ya de Roma la contestación á la nota que sobre la existen-
cia legal de ias Comunidades religiosas y otras reformas del Concordato
había pasado al Cardenal Secretario de E3tadó; pero parece que se propone
no darlo á la publicidad hasta que se suspendan las sesiones de las Cortes,
para evitar así debates que pudieran promoverse con oso motivo en las
Cámaras.
El hombre misterioso
ii.

Había.'pues arrancado el Pompeyo so que el barco se movía lentamen-


de las aguas de Cádiz entre los sen- te de babor á estribor, parecíale á
timientosjy lágrimas de unas pocas Bernardo que las nubes del cielo su-
personas y en medio de la indiferen- bían y bajabanrápidamente, y que el
cia y olvido de todas las demás. Po- estrellarse de las olas con violencia
co á poco iba deslizándose el barco sobre la. superficie de las aguas, se
entre las aguas del Atlántico y des- realizaba de una manera, tan anor-
p a r e c í a majestuosamente s o b r e mal y extraordinaria, que le parecía
aquella verde superficie para ir á que jamás había tenido lugar en los
cumplir destinos que en aquel mo- mases tempestad semejante.
mento le eran desconocidos. Y al Sin embargo, la mar estaba tran-
cabo de corto rato ya se habían ol- quila y no había asomo siquiera de
vidad1? las últimas despedidas, que la más remota sempestad, y así podía
con sombreros y pañuelos se le hi- cantar Juan sin penas ni temores:
cieron en Cádiz. vuela, vuela mi falucho,
Juan, de pie en el puente de la em- no temas al agua y viento,
barcación, mandaba las maniobras, que la'mar está serena
y Bernardo apoyado tristemente so- y estrellado el firmamento.
bre la banda de babor, miraba con El Pompeyo había enderezado el
ojo lánguido aquel izar y arriar de rumbo al puerto de New-Yorck y
velas y banderas y contaba en si- navegaba á toda vela á favor de una
lencio profundo los días que le fal- escasa brisa. Todo era tranquilidad
taban para volver á ver las calles á bordo, las horas se deslizaban se-
de Cádiz. renas, los marineros que estaban li-
¡Qué dulce es el recuerdo de la bres de servicióse paseaban de proa
patria cuando el hombre alejándose á popa fumando el tabaco habano
de la tierra que le vio nacer y de en enormes pipas, y todos parecían
los aires que mecieron su cuna, va estar contentos cada cual con su
camino de ignorados países, donde suerte, exceptuando Bernardjí que
desconoce qué tierras haya de pisar todavía no se había acostumbrado á
y qué aires haya de respirar! aquella casa que tanto se movía.
Pero estos pensamientos lúgubres Sin embargo, ya hacia el día oc-
que tan hondamente afectaban el tavo de la navegación, Bernardo
corazón de Bernardo, desaparecie- parecía estar algo más animado que
ron muy pronto, porque aquejado los días anteriores, había subido á
del mareo, tuvo que ir á acostarse cubierta y sentado en la toldilla di-
en su litera, de donde no salió du- vertíase en ver elevarse sobre las
rante cuatro días. aguas á los peces voladores, correr
Durante estetigmpo.se entrete- los golfines con la cabeza levanta-
nía Bernardo en examinar desde el da, y los seculares monstruos mari-
ventanillo del camarote el movi- nos que enseñaban su disforme ca-
miento de las olas y la tranquila beza elevándose de un salto sobre
quietud de las nubes delaire,yalpa- la superficie del mar.
518 EL MONTE CARMELO

Pero aquel gozo debía ser de muy el Pompeyo fué arrastrado por la
poca duración p a r a Bernardo. El tempestad hasta los bancos de hielo
día nueve por la mañana el cielo de Terranova; pero aquí en vez de
se presentaba encapotado, y la at- verse aliviado por la cercanía de la
mósfera tan pesada que casi no pa- tierra, se encontró en medio de ma-
recía propia de la estación; todos yores peligros luchando cara á cara
los tripulantes hacíanse observa- con'aquellos enormes témpanos de
ciones sobre el tiempo, que les mo- hielo, que más bien que témpanos
lestaba mucho y parecíales que to- de hielo, parecían montañas movi-
dos los objetos pesaban más, inclu- bles de roca ó espantosos peñascos
so el aire atmosférico. que venían á dar de lleno contra el
¡Es cosa singular! decía el gru- Pompeyo. Veces había en que la
mete; los oídos me zumban como si embarcación y el monte de hielo
me hallase en un globo á la altura parecían dos arietes que iban á dar
de cuatro ó cinco mil metros. Ape- un formidable topetazo para que- .
nas hubo pronunciado estas pala- dar ambos hechos pedazos. Juan
bras, Bernardo y dos marineros más creyó que llegaba su última hora.
comenzaron á echar sangre por las Parecíale que era un castigo que
narices, mientras que el resto de la Dios le enviaba por haber embar-
tripulación experimentaba idénticos cado á su hijo contra su voluntad y
síntomas, aunque ninguno podía de- con tanta violencia; pedía perdón á
finir exactamente su origen ó causa. Dios y se encomendaba á la Virgen
Este estado de la atmósfera me in- del Carmen que es la protectora de
quieta, decía el capitán algún tan- los náufragos. Acordábase de cuan-
to preocupado, y la cosa no parece to mejor le hubiera sido vivir tran-
que va bien. quilo en Madrid en el servicio de la
J u a n corrió á enterarse en el ba- Princesa de los Ursinos; pero el pa-
rómetro del estado atmosférico v so estaba dado, y era necesario se-
quedó como petrificado cuando vio guir.
que el barómetro había bajadlo con Juan creyó que era necesario
singular rapidez en el término de abandonar el barco, embarcándose
media hora, tanto que jamás había toda la tripulación en una pequeña
visto cosa igual. lancha y dirigir el rumbo á tierra
Todavía estaba hablando Juan, como que debía estar muy cercana:
cuando un fragor lejano, acompa- esperaba que de aquella manera
ñado de una especie de lúgubre podría huir de las embestidas de los
bramido, pareció ra'sgar los aires; témpanos de hielo y arribar pronto
el cielo que casi instantáneamente á Terranova, salvando así las vidas,
se había cubierto de una mancha aunque tuviera que perder el barco
negra en la dirección Oeste, obscu- y el cargamento.
recióse por todas partes con prodi- Mandó, en efecto, arriar la mayor
giosa rapidez; y de repente, des- de las lanchas que tenía en el Pom-
pués de un intervalo de profundo peyo, y mandar y ejecutar fué cosa
silencio, alguna de las velas del de un momento. Bajó toda la tripu-
Pompeyo fueron rasgadas, destroza- lación á la lancha, pero faltaba uno,
das y hechas girones, la mar se Bernardo. ¿Dónde se hallaba Ber-
convirtió en un remolino espantoso, nardo? Mandó J u a n que llamasen
el terrible aspecto que presénta- inmediatamente á Bernardo pues el
i la el meteoro, era capaz de asustar
al más valiente y experimentado
peligro era cada vez más inminente,
como que la lancha podía ser aplas-
marino. tada entre el barco y un témpano
El huracán empezaba á desenca- de hielo, pero Bernardo no apare-
denarse con inusitada violencia: dos cía. Fuese el mismo Juan en perso-
mástiles de la embarcación se rom- na en busca de su hijo, pasó un re-
pieron por la mitad, las gavias iban gistro minucioso al Pompeyo, pero
dejando el palo limpio, los postigos Bernardo no fué hallado; tras Juan
de las ventanas habían sido arran- salieron los marineros y registraron
cados de sus lugares, y los toldos y miraron cuantos rincones y escon-
completamente destrozados fueron dites había en el barco, pero aún
arrojados al agua. así, Bernardo no aparecía.
El ciclón- rugió durante veinti- Uno decía que hacía por lo menos
cuatro horas sin disminuir su furia dos horas que no se le veía á Bernar-
todo este tiempo, en cuyo intervalo, do; otro aseguraba que aquella ma-
SOLACES Y KNTRBTEN1MIENTCS Ol9

ñaña le había visto en la ba,nda de ¿Pero qué hubo de verdad en la


estribor muy pensativo y triste; pero desaparición de Bernardo? ¿Cayó al
fuesen los que fuesen los juicios agua, ó desapareció por obra sobre-
emitidos, el hecho real era que Ber- natural ó por medio de algún en-
nardo no aparecía, y reunidas todas cantamiento? Expliquemos el mis-
las probabilidades deducíase como terio y demos de una vez principio
hecho indudable que Bernardo, á la larga historia de "El Hombre
en alguna de las grandes sacudidas misterioso. „
del barco, había sido arrojado á la Bernardo se encontraba suma-
mar, perdiéndose todas las proba- mente asustado desde el principio
bilidades de hallarle, como que en de la tormenta, pero donde su mie-
aquellas circunstancias era imposi- do llegó al colmo fué cuando se vio
ble ir en su busca. en medio de los bancos de hielo de
Aquí fué donde J u a n se vio en el Terranova: cuando veía que algu-
lleno de su dolor y de su amargura, na de las montañas de hielo iba á
lloraba como un niño al pensar en dar contra el barco, no podía sufrir
la pérdida de su hijo único, malde- el terror que se apoderaba de su
cía la hora en que se le había ocu- corazón tan poco esforzado. Enton-
rrido traerle á la mar, y formaba ces se le ocurrió lo que sólo se le
firmes resoluciones de si alguna vez pudiera haber ocurrido á Bernardo
llegaba á tener un hijo, jamás le ó á otro que fuera más cobarde que
metería en barcos ni vapores de Bernardo; metióse en un rincón de
ninguna clase. ¡Pobre niño! excla- la bodega del barco, cogió una
maba en el colmo de su aflicción, grande caja donde habían venido
¡qué momentos tan amargos habrá uvas pasas, )a puso encima de sí y
tenido que pasar antes de exhalar^su quedódebaj} de la caja;'
último suspiro! ¡qué amarga muerte Al verse bajo aquella enorme
la del ahogado! allá entre las sacu- caja sin respiración de ninguna
didas de las olas, sin tener quien le clase, quedó desmayado desde un
reciba su último suspiro ¡qué tris- principio, como no podía menos de
te desamparo! ¡qué horrible agonía! sucederle, y en aquel momento era
Tanto fué el dolor de J u a n en la precisamente cuando le buscaban
pérdida ó misteriosa desaparición por el barco; pero á nadie le ocu-
de su hiio Bernardo, que hasta se le rrió pensar que el muchacho esta-
olvidó el peligro en que se encon ría dentro ó debajo de la caja. Por
traba él mismo de naufragar y de otra parte, por más que le llamaran
perderse juntamente con toda su no contestaba, como que estaba sin
tripulación, ni parecía ya tener conocimiento, y he ahí la causa que
«nodo para gobernar la lancha que motivó la creencia de que Bernardo
habían lanzado al agua para tomar había caído al agua. Así creyó su
el rumbo que les condujera á tierra. padre, así creyeron los marineros y
Cada vez que pensaba J u a n en el así creyó más tarde su madre.
dolor que experimentaría su esposa ¿Cómo volvió eri sí? De una ma-
Brígida el día en que llegara á su nera muy sencilla. En una de las
noticia la desaparición misteriosa ó veces en que uno de aquellos tém-
pérdida real de su único hijo Ber- panos de hielo daba una terrible sa-
nardo, parecía que habían concluí- cudida al barco, la caja volcó de la
do para él como para Brígida todos posición que tenía encima de Ber-
los consuelos de la vida. Bien cono- nardo y este quedó al aire libre, y
cía J u a n lo errado que había estado según iba respirando el aire más ó
en obligar á su hijo á abrazar una menos puro de la bodega, iba co-
profesión á la que no le llamaba brando el conocimiento.
Dios, y cómo -castiga Dios tarde ó Volvió pues en sí el joven Ber-
temprano los desaciertos de la vida, nardo, pero ya su padre y los ma-
pero lo hecho estaba hecho y no rineros habían desaparecido Ber-
había remedio sino conformarse. nardo no sabía donde se encontraba,
Abandonó pues Juan ei Pompsyo y aunque lo supiera no sabía go-
entre los bancos de hielo de Terra- bernar el barco, y aunque hubiera
nova, izó las velas de su lancha y sido el mejor marino del mundo, se
se dirigió juntamente con su tripu- encontraba con las velas destroza-
lación á cualquiera parte donde das y dos mástiles rotos, y en un
hallara tierra, y no se supo nada de blrco de vela pero sin velas ¿á dón-
él hasta veinte años más tarde. de podía dirigirs??
520 EL MONTE CARMELO

Recordará el lector que cuando por lo tanto era necesario acudir á


Bernardo se preparaba para su na- lo divino; parecíale que la conver-
vegación al puerto de New-York, sación de toda su vida tenía que ser
su madre Brígida tuvo el cuidado con los p;ces, quienes serían sus
de ponerle bajo la protección de la compañeros.
Virgen del Carmen, colgando de su Levantóse pues de .presto del lu-
g echo el escapulario carmelitano,
lernardo recordaba muy bien el
gar donde se encontraba y bajó al
comedor, pero dijo para sí; yo no ne-
día y la hora en que arrodillado cesito de comedor, porque comeré á
junto con su madre anto el altar de cubierta: aquí quiero hacer una ca-
la Virgen Santísima de la iglesia pilla, esto que ha sido comedor se-
del Carmen de Cádiz, elevó la más rá en adelante un oratorio. Pero no
tierna de las plegarias de toda su tengo imagen: si tuviera barro, yo
vida, á aquella que es e s t r e l l a r e lo haría, pero no tengo tampoco ba-
los mares, para que esta divina rro; pero no importa, dijo para sí
Madre le volviera sano y salvo á su Bernardo, que ya empezaba á ani-
casa. » marse, pondré mi mismo escapula-
Pues bien; esta divina Señora res- rio por imagen: quitóse, en electo,
ponderá de la vida de Bernardo y su escapulario y colocólo- como si
los hechos que se referirán en esta fuera una imagen en lo que el lla-
historia darán pruebas de ello. maba su capilla. Con dos banderas
Los primeros días, Bernardo no españolas que durante la tempestad
hacía sino llorar, poique se creía se habían roto y que estaban tiradas
perdido; llamaba á gritos á su pa- sobre cubierta, hizo un dosel, con
dre y á su madre, pero la distancia el bastón de su padre partido por
que separaba al hijo y sus padres, medio, hizo una cruz, colocóla un
era muy grande para ser oído. Se poco más arriba que el escapula-
dormía, pero despertábase soñando, rio, y ya tenemos una iglesia sobre
parecíale que jamás podría llegar á las aguas.
ver á su madre. De su padre creía En este tiempo habfa cesado la
que se había ahogado, lo mismo que tormenta y por más que los bancos
su padre creía del hijo. El no poder de hielo ofrecían algún peligro,
llegar á ver jamás las calles de Cá- éstos empezaban á deshacerse como
diz, hádasele insoportable, pero no que eran ya principios de Junio y
había remedio sino resignarse á vi- la temperatura tenía que ir su-
vir abandonado en medio de los ma- biendo.
res. Determinóse pues, á pasar toda
Unos de los días en que más afli- su vida en la mar, á no ser que
gido se encontraba el corazón de Dios le condujera milagrosamente
Bernardo, vínole á la memoria el á algún puerto, ó fuese ¡hallado por
hecho de la iglesia del Carmen de algún vapor que atravesase aque-
Cádiz, parecíale que para él no ha- llas aguas, lo cual no parecía muy
bía salvación en lo humano y que probable.

t7r. Samuel de Manta Teresa.


(Se continuará)
i EL CARMELO »

|UIS1ERA colocar una flor, aunque pobre y


humilde, en ese monte, donde las hay tan
vistosas y aromáticas; quisiera subir á la

t H¡» cima de esa hermosa montaña, en la que el


1
espíritu tanto se recrea y consuela; quisie-
ra en testimonio de amor y devoción, ofrecer una
alabanza que fuera grata á mi querida madre la
Virgen del Carmen; pero aunque mi intención y
deseos no dejan de ser fervorosos y rectos, temo
que mis acentos no sepan expresarlos; que mi
pluma, oscureciendo el cuadro, no acierte á descri-
bir el que á la piedad de los hijos y devotos del
Carmelo ofrece ese monte de sus amores.
¿Quién no ha oido hablar del Carmelo? ¿Para
'ara J%
quién no es grato pensar en el Carmelo? ¿Quién
SIIIIIIMlllllll-
g& _.
, * A i > Ai*. Ai*. Aj*. AU. 2Lkí Au: Aj* AM. AJ¿, A*¡, ÁU, AJí. Atí, A±* Ai*. Aj¡, AJA _^••^^éf^^J
sfgfi^^gfp *gír fjff fgfr *gt? fgsr fgs^ f g p *gp fgtr f p r *g»r *p? ^gir ^gw ^gw *gf? V "^~-*v*
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no siente entusiasmo y amor por el Carmelo? Allí


comenzó la devoción y se dio primeramente culto
á la Madre de Dios, que es también Madre nuestra
amantísima; allí, en aquella hermosa montaña de
Palestina, habitó Elias y alcanzó gloriosa victoria
de los falsos profetas de Baal; allí vio la misteriusa
nubécula que iba cubriendo la tierra, significándose
por ella las fecundas bendiciones que la Santísima
Virgen derrama por el mundo; allí tuvo la Reina
del Cielo su ley de sombras y figuras y tiene su ley
«f1
*
de gracia y amor. Si Israel fué el pueblo de Dios y
Jerusalén su ciudad escogida, María tiene también
su pueblo elegido y familia predilecta: del gran
t pueblo mariano, la familia carmelitana es la privi-
legiada. Dichosos los que á esa familia pertenecen,
los que profesan solemnemente su Orden, que
f son los que ocupan él primer lugar en la Religión
del Carmelo; los que se alistan en la Cofradía, tan
enriquecida de gracias y privilegios por los sobe-
t. ranos Pontífices; los que visten el santo escapulario,
% escudo precioso que nos defiende, distintivo honro-
•f sísimo que debe estimarse como el más preciado
•$•
•$•
timbre de gloria, hermosa librea con la que se
honran y señalan los amantes devotos de María.
¡Carmelo, Carmelo! monte agradable, monte
hermosísimo, monte pingüe, monte de bendición y
recuerdos dulcísonos. Tan hermoso es, que en el
•i
sagrado libro de los cantares para realzar la her-
f mosura
bella
de la Esposa, se dice que su cabeza es tan
como el Carmelo, al cual se la compara. Y
f
cuando Isaías quiere representarnos la gloria del
* prometido Mesías, á quien él anunciaba ccn suspro-
fétícos acentos, lo pinta rodeado de la gloria de Lí-
bano y de las imponderables bellezas del Carmelo.
!,. , "522"
I I[ I I 11 I 1 í I I I ] 1 I I I I I I 1 1 I I i I I I 1 I I I I ] I 11 1

i i I i I I 1.1 I l I I I I I I I I I í I l I I I I I I I I I I I , i I I l ,

¡Carmelo, Carmelo! Ese monte es tierra bendi-


ta de promisión y dulcísimos consuelos para los
- devotos de María. En él, donde preside la Empera-
triz soberana de cielos y tierra, vestida de hermo-
sísimo manto blanco, crecieron cedros más altos
que los del Líbano, palmas más elevadas que las
>fns - de Cades, rosas más odoríferas que las de Jericó:
=!£•'•
Es la venturosa Sión donde habitó la Virgen Ma-
Efe ría, bellísima Judit del pueblo Carmelitano; es el
monte santo á que ascendieron los Juanes de la
~ Cruz, Simones Estok y Albertos,- las Teresa de
5-i'jíí
- Jesús, Magdalenas de Pazzis y Eufrasias. A sus
z cumbres subieron también tantas y tantas almas
^ fervorosas y mortificadas que en el Carmelo tienen
m - sus más dulces consuelos y encantadoras delicias.
'M _ ¡Dichosas mif veces esas almas! ¡Bendito sea el
^ Carmelo!
asi! z -La Iglesia aplica á la Santísima Virgen estas
z dulcísimas palabras. "Qui mane vigilant ad me in-
z!8í ^ venient me; ¿y quién se ha levantado tan temprano
z como la noble familia Carmelitana, para honrar
w y bendecir á María? por consiguiente ¿para quién
serán los más preciosos tesoros de esa reina ce-
ir"* lestial?
Subamos pues al Carmelo, á ese bendito monte,
&S
z con humildad, recto y puro corazón, que si de esta
Z manera ascendemos, desde sus hermosas cumbres
-1 z- ynos trasladaremos al monte altísimo de la gloria;
ahora, para alcanzar las misericordias dví María,
SA|i z con todo el fervor de nuestras almas, elevemos
SA|l - esta devota plegaria, que repiten ancianos y niños,

- sabios é ignorantes, ricos y pobres: Mater Carmeli,
s-ora pro nobis. Reina y Madre del Carmelo, ruega
"ASI*
Tjjpor nosotros.
t J O S é M A R í A , Obispo de Osma.
523
^P- , Q-
= = .¿s^ ^.5)

M A T E E DECOR CARMELI
ORA PRO JMOBIS

I u ANDO el Pro/el a Elias vio en el Monte Carmelo en


forma de misteriosa nube á la futura Virgen Ma-
<io
dre del Salvador, que saliendo del Océano inmenso
w del poder de Dios, extendía por el cielo el manto de su
protección para cobijar á los mortales, y dejaba caer sobre
el mundo la lluvia de su misericordia, postrado en tierra,
¿inundada su alma de gozo, adoró á la mujer bendita que
'S'. en lontananza divisaba á lo lejos como esperanza de los
% hombres, y retiñiendo entorno suyo á otros Profetas em-
1 prendieron sobre aquella montaña santa una vida penitente
I
3?
consagrada á venerar á la futura Madre de Jesús, Reina y
Madre del Carmelo. Los que á aquellos sucedieron hirié-
ronse célebres en las regiones del Oriente por su abstracción
absoluta del mundanal bullicio y por las asperezas de su
|| vida.
Más tarde, cuando llegó la plenitud de los tiempos y la
mística nube apareció en el horizonte, raudales de agua de
la vida inundaron la tierra. Entonces, según la tradición
cuenta, algunos de los que en el Cenáculo recibieron la vir-
tud del Espíritu Santo subieron al Monte Carmelo d refor-
mar la grey de los Profetas amantes de María, edificando
un templo y erigiendo una estatua, nó á la antigua figura
que Elias viera en el Carmelo, sino á la misma realidad
§>; que ellos habían visto y tocado en la persona de María,
h Estos fueron los comienzos de la gran familia carmeli-
% \ tana que doce siglos más tarde vióse en la precisión de
abandonar su muy amado Carmelo, las Jiermosas riberas
del Jordán, los deliciosos valles de Engadi para trasladarse
al centro de Europa. Al frente de esta familia veneranda
vino un hombre muy célebre por sus virtudes, el personaje

t más ilustre de las regiones del Oriente, San Ángel, que así
se llamaba aquel hombre venerable, conoció en Roma por un
milagro de Dios al preclarísimo Santo Domingo de Guz-
mán, nuestro insigue compatriota. En el convento de Santa
IMIIIIIlllllllllllllllllllllllllItlIllllllllllMIIIIII
«Nd¿¿
*1¡

n
K "'IIIIIIIIIIIIIIIIIMIIlllllllIMIIIIHIIIIIIIIIIIillillllllllliilllllillUMlMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMHIII

Sabina donde el Santo Patriarca habitaba consérvase hasta


el presente una celda sobre cuyo dintel se lee aún hoy esta
inscripción." Atiende extranjero; aquí pasaron las noches
San Francisco, San Ángel Carmelita y Nuestro Padre San-
to Domingo en oración y santos coloquios. „ Lo que entre és-
tos Angeles pasó solo Dios lo sabe, pero según nos dicen las
crónicas ocupáronse con preferencia de los males que enton-
ces afligían al mundo, y del remedio de esos males qué sólo
se encuentran en María. "Sí; los pueblos hánse olvidado de
Dios, decían entre sí aquellos santos, y el mundo marcha á,
su ruina; el desenlace será horroroso si los hombres no se
convierten pronto, marchemos pues á esos pueblos en los que
tanto se ofende á Dios, éisando en nuestras manos la her-
mosa bandera déla devoción á María, digamos al mundo
entero... ¡he ahí tu salvación y el remedio de tus desdichas!
Hoy, como en los tiempos de San Ángel, las públicas pre-
varicaciones y la apostasía general tienen sumidas á las
gentes en el olvido más absoluto de cuanto ^e refiere á la fe,
y las naciones van caminando á la destrucción de lo exis-
tente, si pronto no viene el remedio. En tan críticas circuns-
tancias los hombres prescinden de Dios y se empeñan en no
confesar la doctrina de Jesús, que es donde está la verdad
la salvación y la vida. Los gobernantes á su ves pretenden
hallar en la tierra lo que sólo se encuentra en el cielo, re-
corren equivocados los caminos del error, mientras que la
Iglesia Esposa inmaculada del Señor les invita á subir por
la fe al Monte Santo del Carmelo, es decir, á las regiones
de lo eterno donde está el trono de Dios, á fin de alcanzar
allí por mediación de la Virgen Santísima, el remedio de los
grandes males que nos amen^san, diciendo de modo que
todos lo oigan lo mismo que dijera San Ángel: ¡Mater De-
cor Carmeli Ora pro hobis! ¡Madre hermosa del Carmelo
ruega por nosotros!
#1 ALEJANDRO FERNáNDEZ CUETO
Provisor del Obispado de Santander

525
.Illllllllllllll|lllllllllllllllllllllllll*j4l y^lllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll. /T\
»-X* «SL" *st» *sL* *J/* •\¿>» «sL» «si/» ^^ ^^ *j^« «y¡^« *-X-» i\¿* *^*
l *j-* +^/t «sil» ^^¿SÜvlj^^

®)

i, orbe de la tierra no es otra cosa que un templo


majestuoso consagrado á la soberanía y omnipo-
tencia de Dios. Los altares, que la naturaleza mis-
ma ha fabricado en este templo grandioso, son las
montañas, en las cuales el alma se siente más pró-
xima á la Divinidad; y el hombre, sacerdote de la creación vi-
sible, en los montes, mejor que en ningún otro lugar, recoge
las voces de todos los seres para elevarlas, juntamente con
sus acentos de piedad y de religión, hasta el trono mismo de
Dios.
En el antiguo como en el nuevo testamento las montañas
han tenido una grande significación religiosa; y Dios las ha
elegido como teatro de memorandos sucesos.
En el monte Ararat paró el arca salvadora después del
cataclismo noético, y de allá descendieron los nuevos pobla-
dores del mundo; en el monte Moría había de verificarse el
sacrificio de Isaac, ordenado por Dios á su padre Abraham;
en Oret hizo Moisés brotar copiosísima fuente de aguas vivas;
en las cimas del Sinaí se promulgó en forma aparatosa y te -
rrorífica la ley, reguladora de toda acción humana, y en las.
eminencias de Sión designó el Altísimo el lugar del templo
Santo, maravilla del mundo. En las montañas de Tudea hizo
el Hijo de Dios, vestido de nuestra carne, su primera mani-
festación, en casa de Isabel; en las cumbres del Tabor descu-
¡-3 brió el velo, que ocultaba su divinidad; en una montaña pre-
dicó el sermón incomparable de las bienaventuranzas; en el
Calvario consumó nuestra redención, y desde el Olívete se
I-} tornó al Gielo.
I 3 Empero el monte de la Palestina más célebre por los su-
cesos religiosos, que en él acaecieron, y más ponderado por
el simbolismo cristiano, es el Carmelo. Levántase en la re-
•} gión feracísima de Canaan; su base es acariciada por las
-3 aguas del Belo y del Cisón; sus faldas y laderas son bellísi-
mas y ricas por sus envidiables producciones, por sus frutas,
sus flores, encanto del viajero; sus cumbres coronadas, se-

© "526"
«n^¿>v^rn.^¿>^^r^.^^v4^>^>v^n Q¿&

gún testimonio de S. Terónimo, de abudantísimos pastos; sus


fuentes y el ambiente embalsamado, que en él se respira, le
hacen un sitio regio y divino, la posesión de Dios, que esto
quiere decir Carmelo. No es maravilla que orgulloso de sí
mismo se complazca en reflejar su belleza incomparable y pe-
regrinos encantos, como en un espejo, en las aguas del Medi-
terráneo.
En esta montana santa ocurrieron en lo antiguo sucesos
de imperecedera memoria. Soplaba en ella potente y miste-
rioso el espíritu, de Dios; y hombres sencillos, arrancados de
la gleba y del pastoreo, tan pronto como subían al Carmelo,
se sentían transformados en Videntes, entraban á formar
parte de la escuela de los profetas, y pobres, desarrapados,
descalzos, atraían hacia sí las muchedumbres, á las cuales ó
vaticinaban sonrientes los triunfos, ó llorosos, la ruina y des-
trucción de los pueblos. Sobre el Carmelo resucitó Elias al hi-
jo de la piadosa Sunamítides; allí confundió á los sacerdotes
de Baal; en el Carmelo restauró la unidad del culto nacional
en Israel; desde sus cumbres divisó el mismo Elias Ja simbó-
lica y misteriosa nubécula, que condensándose y extendién-
dose descendió, resuelta en benéfica lluvia, sobre los abrasa-
dos campos de Samaría.
Nuestro culto, antes de ser católico, fué simbólico y mís-
tico; y los objetos de nuestra veneración ahora lo fueron tam-
bién, aunque bajo los velos de la profecía, de los que en lo an-
tiguo profesaban la fe del Mesías futuro. El culto de María
nacido en el Edén, en su periodo profético y simbólico tuvo
evolución y perfecto desarrollo en el Carmelo, sobre cuyas flo-
ridas laderas sonrió más de una vez á las Videntes de Israel
la Bendita entre todas las mujeres. Las glorias bíblicas del
antiguo Carmelo son símbolo de las glorias, de las prerroga-
tivas y excelencias, que, cual preciadísima corona, orlan las
sienes del Carmelo cristiano. Este Carmelo místico es María.
La vejetación exuberante y la belleza peregrina, los en-
cantos excepcionales del monte bíblico hacen del mismo, en el
lenguaje de los más insignes profetas, el símbolo de la pros-
peridad, áp la dicha y de la riqueza. Jeremías é Isaías descri-
ben el florecimiento y la ruina de Israel con figuras y símiles
tomados ó de la feracidad ó del agostamiento del Carmelo; y
hasta los mismos gentiles, según refiere Tácito, hicieron del
Carmelo una Deidad.
¿Qué maravila que el Cristianismo inspirado en el evange-
lio y en la profecía, dotado de fuerza insuperable y dominado-
ra, con la que ha cambiado la faz del universo, haya querido
527
que del Carmelo tomase nombre, principio y vigor una de
sus más caras devociones, á fin de que el nombre mismo fue-
se revelador del encanto que esa devoción posee, de la beller
za con que subyuga nuestro espíritu, de los carismas que la
avaloran? Tal es la devoción á Nuestra Señora la Virgen del
Carmen.
¿Quién puede formarse idea aproximada de las riquezas,
de los encantos, de la hermosura divina, de las prerrogativas
incomparables de la Mujer bendita, predestinada ab ceterno
para Madre de Dios, ocupado en ataviar con sus propias ma-
nos el alma y hasta el cuerpo de esta amada de su corazón,
destinada á ser su propia Madre? ¿Cuáles serían los encantos
de este Carmelo místico, aun en su parte exterior, cuando
San Dionisio Areopagita, que la vio en edad avanzada, la hu-
biera tributado honores de Diosa, á no estorbárselo la fe?
Justamente es tenido el monte santo de la Palestina por
símbolo y figura de este Carmelo místico y cristiano, del cual
viene á ser también como derivación ó expresión perfectísí-
m¿ otro Carmelo, el de los hijos é hijas de Teresa de ]esús.
La exuberancia de vida espiritual de este Orden religioso
¿quién la desconoce? sus balsámicas emanaciones de doctrina
y santidad ¿quién no las siente? la riqueza de sus méritos, su
celo por la gloria de Dios y fecundidad propagandista ¿quién
ponderará debidamente?
Quiera el Señor por la influencia y acción del simpar
Carmelo místico y cristiano, que es María, secundada por el
trabajo incansable de sus hijos, los Carmelitas, obrar, á favor
de nuestro pueblo, prodigios análogos á los que tuvieron lu-
gar antiguamente en el monte Carmelo de la Palestina; quie-
ro decir resucitar á un gran muerto, el orden moral, el orden
cristiano, cuasi destruido por la infección naturalista, por las
agresiones brutales de un anticlericalismo ateo, alentado por
la pasividad, cuando no por la connivencia de falsos ó cobar-
des cristanos. Quiera Nuestro Señor que en el Carmelo cris-
tiano, como en el Carmelo bíblico, sean confundidos los hijos
de Baal; sean destruidos los ídolos, ante los cuales queman
incienso las presentes generaciones, apóstatas de la verdad
y del bien; sean trucidados, como los falsos profetas en el Cis-
són, los errores modernos, que enloquecen y pierden al mun-
do; y que se obtenga en nuestro pueblo, lo que obtuvo Elias en
Israel, la restauración de la unidad del culto nacional, que no
es otro que el católico; restauración á que irá vinculado el res-
tablecimiento de nuestra antigua pujanza y poderío legendario.

n ALEJO DIEZ HERCE, Canónigo Lectoral.


Santander, Julio de 1903.
528
^C^p-s-z-f^^^^

LA INSIGNIA CARMELITANA
iiiiiiiiiiiiiiHiiiiiiiiiiiii

De rodillas, delante de una imagen


de la Virgen bendita del Carmelo,
—reliquia sania que dejó á los míos
la legendaria fe de sus abuelos-
pasé todo aquel día,
los tristes ojos en los suyos puestos;
cuando daba un "adiós„ á las montañas
que recortan las huertas de mi pueblo
y A la vetusta casa solariega
de murallones desmochados, negros,
que se alza en la selvática hondonada,
entre un bosque de pinos y de abetos,
Creí que me miraba la escultura
con dulce compasión, y, á los destellos
de los rayos del sol, que, poco á poco,
traspuso los escuetos
picachos de la sierra, vi su rostro
juvenil y risueño,
abrir á mi esperanza
la senda ignota del "mañana,, incierto.
Brillaba un diminuto escapulario
de lentejuelas de oro, junto al pecho
de la Madre de Dios, que el tierno Niño
contemplaba con plácido embeleso
Y, avaro yo de poseerle, puse
la mano en la reliquia, con respeto,
¡en aquella reliquia,
legado de la fe de mis abuelos!
¡Yaquí, en el corazón, estás conmigo,
símbolo del Carmelo,
que á mi orfandad recuerdas
mi casa, mis amigos y mis deudos,
marcando á la esperanza
la senda ignota del "mañana,, incierto!
KHIT. ,

L^:
riiiiimiijiiir-

= : —i 7
— ¿XJ* J&Aí, j & i b -A*»- ¿Sátv . A > - J S * í . A * . ¿So. - A * - J S J í ¿ S A ^ J&AS> A & L j & t & ^ i v j & a & i f f i p I . ñ-— ff— ^
• i^jíK •^Yü — ^ C ^ ^ C * * T t ^ ' t " * 3 r * ^ ^ t ' ? * ^ ^ *€** ' * " * * " T ? ^ ' t ' ^ M C * ' J * * , Z ' ? ' t " ^Sc^ ' Z * ? I V •••VI—^^
"illlÍM'll-llIlllllllllllllllllMMIIIIIIIIHIIIIIIIIIIIMIIIMIIIIIIIHIIIIIIIIIIIIHItlIllir

f "

é=
f [ El día diez y seis de Julio
1 ¡ TÜ...flOrJOI^IFICElSlTmPOPÜIiI NOSTRI

í N uno de los días más calurosos del mes de Julio, bajo


un cielo por lo general propenso á descargarse en
relámpagos y exhalaciones, en la época en que el
sol arroja sus rayos más ardientes sobre las populosas
ciudades, y sobre las verdes montañas, y sobre las doradas
•f1 mieses, y sobre los ríos casi secos, y sobre la tostada frente
del paciente labrador, óyese un grito expansivo, entusiasta,
arrebatador; Tú eres la honra de nuestro pueblo, Tu honorí-
ficcntia populi nostri.
t Y esta voz pronunciada al unísono en todas las naciones
que sostiene la tierra, resuena como una vibración despren-
dida misteriosamente de infinitas cuerdas, como nota lanzada
•f á los espacios por el generoso arranque de miles de "corazones
•f llenos de juventud, y como una expontánea manifestación de
infinitas almas inflamadas de amor sincero hacia la reina del
# cielo la Virgen María del Carmen.
¡Ah qué grato es traer á la memoria la mañana, la aurora,
el despertar, el primer resplandor del sol del día diez y seis
de Julio! Los trenes y tranvías que en las populosas ciudades
se ven ocupados desde las primeras horas por piadosos via-
jeros que se dirigen al santuario de la Virgen del Carmen,
con el fin de pasar, llenos de júbilo y alegría, aquel día consa-
•i grado á la Virgen cuyo escapulario llevan al pecho desde su
niñez; el cuidado y diligencia del habitante de las montañas
en dejar arreglada la casa, para ir con toda su familia á pa-
•i sar el día junto á la Virgen del Carmen á quien se ha enco-
mendado durante todo el año; los preparativos de la diligente
4 aldeana tan atareada en disponer lo necesario para aquello
que ha de constituir el banquete regocijado, la esplén-
dida mesa, de que híin de disfrutar todos los miembros de
la familia que de diferentes pueblos se ha de reunir á la som-
530
iilllilillliiiiiitllliiiiiiiliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiilllin

m -" "HIIIII iiiiiiiiiiiiiiiinii iiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiii Mniipiiiiiimiiiiiiniiiiiiiiiii>\<> »

bra del mismo roble, sentados todos sobre la verde alfombra


de hierba; ¡qué bellos 3' poéticos son estos cuadros para el
poeta, para el pintor y para el artista; cuadros formados por
la Religión, por el entusiasmo, por el encanto procedente de
la ardiente devoción á la Virgen del Carmen, á la madre del
amor de todo cristiano y de todo español de pura sangre!
1 Oh dulces recuerdos de nuestra infancia, qué grabados
estáis todavía en nuestra mente! Al asomar la aurora del día
diez y seis de Julio, parécenos todavía hallarnos en medio de
aquella algazara de gentes de todos los pueblos y de todas
las clases de la sociedad, oyendo resonar innumerables ins-
trumentos músicos de flautas, dulzainas, guitarras y bandu-
rrias que extendiendo sus ecos de montaña en montaña, de
barranco en barranco, bajo las copas de robustas encinas y
seculares robles y sombríos castaños, daban á las romerías
aquel aspecto y tono patriarcal, al mismo tiempo que inun-
daba las almas en torrentes de religioso sentimiento, de ino-
cencia candorosa y devoción tiernísima á la Madre de Dios.
Tiempos que pasaron, y no sabemos si volverán. Pero en
medio de ese movimiento de incredulidad y positivismo que
van tomando las naciones, movimiento seco, frío, enervante,
desgarrador, desesperante, que la sociedad va comunicando
M al individuo, ó que el individuo va comunicando á la sociedad,
sobresale una voz poderosa, inflexible, vibrante que se hace
escuchar día y noche en el fondo del alma, es la voz de la
religión que llega hasta nosotros envuelta en la devoción á la
Madre de Dios, y en particular bajo el título hermoso de la
Virgen del Carmen.
Para convencerse de ello, no hay más que acudir este día
á las iglesias dedicadas á lá Reina del Carmelo, y aquello
que podremos ver con nuestros ojos, será argumento mejor
que todas las razones.
Aunque prescindiéramos de las enseñanzas de la revela-
ción, casi estamos por afirmar que la devoción á la Virgen
Madre de Dios se encuentra establecida en el fondo mismo
del corazón humano, que del corazón, brota ese sentimiento
de amor hacia María y que María es la Reina del corazón
de los hombres. Si me pedís la razón, os diré con un sabio:
"que el corazón tiene razones, que la razón no comprende.»
FR. SAMUEL DE SANTA TERESA.

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531
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PRELADOS 0 SUPERIORES DE LA ORDEN CARMELITANA

^®|EGúN escribe el Maestro de las Historias, (l) ocho años


7ZIgfantes de la muerte del Rey Salomón, en la ciudad de
sLs.ju<5)Tesba que es en la Arabia, un principal hombre 11a-
+ mado Sabaca, vio en una visión muchos varones y don-
°f° celias vestidas con vestiduras blancas, que se convida-
ban, con llamas de fuego, y loaban y servían á una hermosí-
sima doncella, y el que las guiaba era su hijo, que de allí á
pocos días le nació, á quien llamó Elias Tesbite, al cual vis-
tió con una vestidura blanca y le instruyó en la devoción de
la Madre del Mesías, que él entendió ser la doncella de la
revelación. Creció y subió á tal estado de espíritu que venido
á la Corte del Rey Acab (2), y de allí al Monte Carmelo,
donde hizo voto de castidad, como dice el glorioso San Jeró-
nimo (3) y el bienaventurado San Ambrosio (4), y siguiendo
continua oración, abstinencia, penitencia y aspereza de ves-
tidura, dio principio en el mundo á la vida monástica; y este
espíritu enseñó al Profeta Elíseo, el cual juntó los hijos de
los Profetas que habían sido gobernados por Samuel, é ins-
truyéndolos en el mismo instituto y devoción con la Madre
del Mesías, y enseñándoles A que su vestidura fuese blanca
de castidad y se convidasen con fuego de amor de Dios unos
á otros, que, según el glorioso San Juan Patriarca de Jeru-
salen escribe, (5) esto figuraba la visión de Sabaca padre de
Elias.
De aquí sucedieron aquellos religiosos que, como dice Ri-
cardo Radulfo Armacano Primado de Ibernia (6), moraban
en el Monte Carmelo, que es una legua de la ciudad de Naza-
reth, y en tiempo de los Apóstoles edificaron una iglesia en
un lado del mismo monte á honra de la sacratísima Virgen,
1 -5| por lo cual se dijeron de Nuestra Señora, viviendo allí recogi-
dos en sus celdas, labrando la miel de la dulzura y suavidad
del amor de Dios, como en unas espirituales colmenas. Todo
esto escribe Jaeobo de Victorico Obispo Aconense Cardenal y

(1) Mag. Historiaran), supor 4.° Regum; 2 °.


(2) I I I Kog.
(3) Contr. Jovinian.
(4) Do Virginit. 1. 1.°
(5) Ad Capras.
(G) En un serm. de la Goncepc.
® 532
flo-*^ S-^>T-ao^^' ^ --^^v^..^¿^v¿^ •¿4®
(fe-

Legado de la Sede Apostólica (1), y lo mismo el Maestro fuan


Bacón doctísimo Doctor Parisiense, en el Tratado de la. Ins-
titución de la Orden del Carmen, y Vincencio en su Espejo
historial, y el glorioso Juan Patriarca de Jerusalen, en el li-
bro 44 de la Institución de los Monjes, y Nicolás de Lira de-
clarando aquellas palabras del 4." libro de los Reyes: el Es-
píritu de Elias descendió á Elíseo, y los hijos de los Profe-

tas le adoraron, dice que quiere decir le recibieron por Pa-


dre y le dieron la obediencia guardando su instituto y votos
de religión; porque antes, cuando les gobernaba Samuel, só-
lo se ocupaban en cantar cantos de alabanza á Diosr sin que
le sirvieran con los tres puntos esenciales de Religión; mas
después de enseñados por Elíseo, eran verdaderos religiosos
en el viejo testamento, morando en los desiertos encuevas
contentos con comer algunas poleadas de yerbas silvestres,
lo cual refiere San Jerónimo (2).
De donde se colige que desde Elias y Eliseo comenzó
esta Religión, la cual, aunque mudada con diversidad de
accidentes, en lo esencial de ella, que fueron los tres vo-

i tos y devoción con Nuestra Señora, contemplación y as-

í
(1) Memorial, c. 22.
(2) Epist. ad Rustió.
533
pereza, fué siempre la misma, dividida en tres estados
que creo se significan por las tres estrellas del escudo.
El primer estado fué desde Elias hasta San Juan Bautista,
en el cual guardaron por regla la imitación de los Profetas, y
fabricaron conventos, unos en el monte Carmelo, como Elíseo;
otros en Sarepta, como Jonás; otros en Samaría, como Ab-
días; otros en Jericó y en Gálgala y en el monte Efraim y ca-
be el Jordán, llamados por nombre los Hijos de los Profetas
que quiere decir hijos, discípulos y subditos, como declara
Rabí Salomón (1). Y dice también el Abad Joaquín, que
aunque Elias fué el que comenzó la Orden, Elíseo fué el pri-
mero que fabricó conventos, de los cuales dice el Abad Ca-
siano en la colación del Abad Peona, que se entiende aquello
del Apóstol: andaban vestidos de mantos de piel de cabra etc.
y no contentos con ofrecer los diezmos á Dios, ofrecíanse
á sí mismos renunciándolo todo; estas son palabras de Ca-
siano. Y de la regla y conversación de estos Padres anti-
guos escribe Sozomeno, Doctor griego, en la Historia Tri-
partita (2): que Elias y Elíseo hayan sido instituidores y
primeros maestros de Religión, sácase del glorioso San Je-
rónimo, en la Epístola á Paulino donde dice: nuestro prín-
cipe es Elias y nuestro capitán Elíseo y nuestros maes-
tros los hijos de los Profetas. Lo mismo dice en el prólogo
á la vida de San Pablo primer ermitaño y de San Hilarión.
Y el glorioso San Isidoro (3), y el Bienaventurado Bernar-
do Abad del Monte Casino en la exposición de la regla de
San Benito, el P. Macario en el sermón á los monjes, Sozo-
meno en la Historia Tripartita, y San Bernardo Clarava-
lense en el libro á los frailes del monte del Señor que es en
Chipre; todos ellos hacen primeros fundadores de la Religión
en el viejo testamento á Elias y á Elíseo, y en el nuevo á San
Juan Bautista; y aunque las demás religiones á su imitación
las instituyeron sus fundadores, no reconociendo en la nues-
tra otros fundadores y hallando los particulares estatutos de
morar en yermos y devoción con la Virgen, y dándonos este
apellido los Sumos Pontífices en las Bulas, con razón celebra-
mos nosotros á Elias y á Elíseo en nuestro rezado como fies-
tas de nuestros Padres, y otros Profetas y Santos antiguos y
ermitaños, que en ninguna otra religión lo hacen.
FR. JERóNIMO GRACIáN DE LA MADRE DE DIOS.
("Fuente de Elias,,)

(1) Ciro. lib. Eeg.


(2) Lib. 1.°
(3) Libr. 2." do orig.

534
A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL CARMEN
f-iirio del valle, nacarada rosa,
>zucena divina del Carmelo,
<irgen Madre de Dios, Madre amorosa,
inmaculada Emperatriz del Cielo,
Recibid mi plegaria fervorosa,
Qemido del que en Vos busca consuelo;
Wscuchadmi oración, Madre querida,
¡¿¡o me dejéis un punto en esta vida.
Qel mísero mortal Vos sois, Señora,
Mi amparo más firme, y más constante;
f a estrella sois del mar; Vos sois la aurora
non cuya luz se salva el navegante:
> Vos acudo, pues, en esta hora,
Repitiendo contrito y anhelante,
1
madre de Dios y tierna madre mía,
2¡o me olvidéis, Señora, en mi agonía.
MARCELINO F L O R E S .
"SIGNUM SALUTIS,,

UAL madre cariñosa,


Oh Reina del Carmelo,
Asistes desde el Cielo
Al mísero mortal,
Que herido de la gracia
Te invoca fervoroso,
Y busca sin reposo
Tu amparo maternal.
Con qué placer tan puro
Descansa el desvalido
Al verse socorrido
En medio del dolor,
Por Tí que fuente eres
De paz y de ventura,
De encanto y de dulzura,
Del más subido amor.
Le miras... y al instante
Renace en él la calma,
Y hundirse ve su alma
En un tranquile» mar;
El mar de tu cariño
Do vive el que le alcanza,
En dulce bienandanza
Sin sombra de pesar..
En vano las tormentas
Que forman las pasiones
Le colman de aflicciones,
Asaltan su quietud;
El santo Escapulario
que Tú le diste un día,
Aumenta su alegría,
Defiende su virtud.
536
Con él tranquilo surca
La mar embravecida
De aquella triste vida
Morada del sufrir,
Y duérmese tranquilo
Al pie del crucifijo,
Pensando que es tu hijo
Y ansiando ya morir.
Con él en este mundo
Obtiene horas serenas,
Y en vez de horribles penas
Y fiero padecer,
La dicha le entreabre
Sus pórticos de oro,
Y muéstrale un tesoro
De amor y de placer.
Feliz el que amoroso
Le lleva sobre el pecho,
Y en lágrimas deshecho
Le besa sin cesar,
Y extático bendice
Tu nombre, Virgen santa,
Que es música que encanta
A aquel que sabe amar.
Dichoso yo, Señora,
Feliz, sí, Madre mía,
Que en no lejano día
Halló en él protección;
Y al darle el primer beso,
Llenóse de repente
De luz mi oscura mente,
De paz mi corazón.

FR. JOSé M.a DEL SS. SACRAMENTO.


EL MONTE CARMELO'!' LOS ASCENDIENTES DE LA VIRGEN

UANDO el Santo Patriarca y gran Profeta de Dios, Elias,


vio aquella nubécula, imagen de la Virgen Inmaculada
Madre de Dios, que salía del fondo del mar y fecundizó
con su lluvia toda la tierra, determinó consagrarse á Ma-
ría, imitándola en pureza y santidad, y fundar en su ho-
nor una familia á fin de que la Virgen fuese amada y vene-
rada hasta el fin de los siglos. Desde entonces, sus discípulo?,
entregados á la oreción, en las cuevas del Monte Carmelo, co-
menzaron á venerar á la que había de ser Virgen y Madre de
Dios, siendo este el origen de la Sagrada y exclarecida Orden
del Carmelo.
Fué tanta la fama de santidad que alcanzaron los anacore-
tas del Carmelo, que llegó á ser tenido éste por el oráculo del
verdadero Dios, y allí iban á encomendarse en las oraciones de
aquellos religiosos, no solo los HebreoH y los de Palestina, eu
cuya tierra habitaba el pueblo de Dios, sino también los genti-
les y muchos reyes y príncipes que de lejanas tierras venían á
consultar sus empresas y negocios más arduos con aquellos
fervorosos anacoretas, que hijos de profetas tenían también
ellos el don de profecía.
Allí se dice que acudió Vespasiano, cuando muerto el Em-
perador, pretendía el Imperio; y se dice también, que allí supo,
merced á profecía cierta, que lo alcanzaría. Igualmente se sabe .
que, cuando Pithágoras quiso fundar la nueva escuela que
llevó su nombre en Grecia, lo primero que hizo fué ir á consul-
tarlo á los religiosos del Carmelo. Los hijos de los Profetas, no
consultaban á Dios con superticiones gentílicas, como han
dicho algunos autores, sino lo hacían con fervorosas y hu-
mildes plegarias, según afirma Cornelio Tácito, «que oraban
á Dios no en ídolo ó simulacro, sino en reverencia *
** *
Unos sesenta años antes de la Encarnación del divino Ver-
bo vivía en Nazaret una santa y virtuosa doncella, de singular
$ hermosura, y cuya noble familia descendía del real linaje de
'^W David, por Natán. Como estuviese en la edad en que debía de
tift tomar estado, según costumbre del pueblo de Dios, trataron sus
.r-lliVíll:
padres de casarla; mas ella rehusó acceder á sus deseos expo-
niéndoles la vocación de vivir en perpetua castidad. Era en-
--#> toncos el matrimonio mny solicitado en aquel pueblo, por el co-
j^r, mún deseo del nacimiento del Mesías, según lo había prometi-
'''¿¿%'r' do Dios á Abraharn, David y á otros Santos Patriarcas. Con es-
-4íjr. to motivo los padres de Emerenciana, que a"í se llamaba la
.yil^ doncella, daban prisa á que su hija tomase estado; pero como
''"•í^Á'r' ésta se hallaba animada á vivir en la condición de que hemos
&-• hablado, quiso consultarlo con Dios, y asi con licencia de sus pa-
.•£•& dres fué al Carmelo para que aquellos Santos Religiosos enco-
''"¡v&'r' mondasen á DÍ03 el buen suceso del nuevo estado. Habiéndo-
-:>3-_ les dado cuenta de los deseos de sus padres y cuan contrarios
íjí1?fc. e r a n a los suyos, les rogó que ofreciesen á Dios devotas oracio-
l
^" 1 ' nes para que se dignase concederla el estado en que más ha-
--:& bía de servirle.
fá"$kv Encomendaron los religiosos á Dios la petición de Emeren-
'W* ciana, y al cabo de tres días de oración, ayuno y penitencia,
tffr tuvieron el Prior y otros dos religiosos un éxtasis en el que
vieron una raiz muy hermosa de la que nacían dos árboles.
éW Del uno salía una rama que producía hermosísimos frutos, y
--$'-- del otro brotaba otra rama más hermosa que la anterior, de la
¿íl^,. que nacía una bellísima y fragante flor, cuyos suaves y delica-
'W^1 dos aromas se esparcían por toda la tierra y llegaban hasta los
-;& cielos. Admirados contemplaban los tres religiosos aquella vi-
,-$,%,. sión, sin saber lo que significaba, cuando oyeron una voz mis-
'W^1 teriosa que dijo: «La raiz es Emerenciana, destinada en los de-
-:& cretos eternos para ser madre de grandes gentes.»
Áil^,. Habiendo dado cuenta de esta visión á Emerenciana y com •
_J
'W ' prendiendo ésta que Dios la escogía para el estado de matri-
<& monio, no rehusó ya por más, tiempo acceder á la voluntad de
s'iSh*. s u S P a d res > quienes la desposaron con el joven Estolano, varón
'¥^ justo y temeroso de Dios.
•-¿v- Casada, pues, con Estolano, no tardó en realizarse el signifi-
Mhi: c a ^ ° de a( l u ella visión que tuvieron los anacoretas del ('ármelo.
'¥¡p En efecto, aquellos dos árboles significaban las dos hijas que
que tuvo después Emerenciana, las cuales una se llamó Soba ó
V-<i-
«í'-5 Esmeria y fué madre de Santa Isabel, y la otra fué Santa Ana
f§é madre de la Santísima Virgen.
F E D E R I C O SANGRADOR M I N G ú E L A
"539~
III 11 llllllll IIIIIIIIIIII1IIIIIIIII1III1IIII

K_ÍJIIIIIIIIIIIIMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMIIIIIIIII(|IIIIIIIIIIHI1IIIIIIIIIIIIIIIIIM1IIIIIIIIIIII1II¿\^ •

*j MISIONES CARMELITAS
.1 MARAVILLAS DE LA GRACIA ENTRE LOS ADORADORES DEL DEMONIO
"^1
IV.
EL DEMONIO ATORMENTADO POR EL SANTO ESCAPULARIO

n | S L año 1891 el R. P. Elias de la Madre de la Misericor-


N,I íjs^íf^dia s e encontraba en el distrito de Cottar; una noche no
"^1 4 1 l e J 08 de la casa del misionero se hallaban reunidos los
¡ j(r paganos para ofrecer al demonio sacrificios y recibir orá-
<£j¡ culos. El Peiade, ya poseído del diablo, saltaba con todas sus
¡ fuerzas y con las contorsiones de costumbre, respondiendo de
jj= vez en cuando á los que le dirigían preguntas, cuando he aquí
T^I que de repente enmudece y cesa en su danza infernal. ¿Qué
¡ sucede?—cYo no puedo continuar, responde el peiade, porque
^¡ entre vosotros hay un sujeto que lleva al cuello un pedazo de
¡ tela, y su presencia me hace mal; en tanto que él esté aquí, se-
j^| rá inútil el consultarme.»—A esta respuesta del energúmeno
¡ los paganos quedan estupefactos; al fin se hace una pesquisa
¡ entre la turba y encuentran un cristiano de la casta de los van-
T^¡ niers ó comerciantes en aceite, el cual lleva un escapulario so-
¡ bre el pecho descubierto, según acostumbran todos los cristia-
<¡cji nos malabarenses. Consultan al diablo si es esto lo que le ator-
menta, y el demonio responde:—Sí, eso es.—En vista de esto
suplican al cristiano que se vaya. Vannian Pilley, éste era el
<*I nombre del católico, tuvo á bien acceder; «mas antes, dijo, pre-
guntad al poseído si mi Religión es la buena, ó nó.» A esta de-
<£í| manda el diablo, (porque él es el que habla y sería ridículo
creer lo contrario) dio esta respuesta verdadera:—«Sí; la Satia-
j^l vedam es la verdadera Religión y procura el cielo al que la si-
- gue.» —Es de saber que sola la Religión católica es llamada por
.- todo el mundo en Malabar Saiiavedam, es decir, Religión de la
T^I verdad. Después, de esta confesión el católico mercader se fué,
y el energúmeno comenzó de nuevo á saltar con más furia.
M
En el distrito de Mulugamude el R. P. Victor de S. Antonio,
Trt¡^r Carmelita Descalzo y Vicario General, había bautizado en un
'™™ pueblo llamado Erenrkadajy un hombre cuya mujer se decía ha-
540
, M i 1 1 I M M I I I i I I I I I I I i 1J_I I i ] I i I ! I i_i I I I I

|l i I I l I I I I I I I I I I I I I ! I I I I I I I I I I i ¡ I I I , i I 1 I

í liarse poseída del demonio hacía dos años. So pretesto de que


no podía dejar la ca«a sola, la mujer prometió venir otro día á
recibir el bautismo. Sin embargo lo siguió difiriendo hasta que al
año siguiente regresó dicho misionero al mismo país. En todo
1 este tiempo la mujer no había sido atormentada por el diablo.
El 3 de febrero anuncian al P. Víctor la llegada de un pe-
Ü queño grupo de catecúmenos y entre ellos la dicha mujer para
H recibir el bautismo. Su marido la acompañaba. Entran en la
?¿33¡? capilla, y no habían pasado tres minutos cuando el Padre oye
gritos, cánticos, barullo y ruido infernal.—¿Qué pasa, pues?—
y#¡ la mujer de Gnanamaniken se ha visto atormentada del demo-
nio en el momento que ha puesto su pie en la Iglesia; venid
í pronto, Padre, y ved.—¡Bah! con tal que no mate á nadie,
dejadla saltar y hacer contorsiones; yo iré dentro de unos mi-
Ü nutos, después que termine los negocios de estas personas.—
Ü apenas Estamos tan habituados á estas cosas, añade el P. Víctor, que
nos llaman la atención. Pero dejemos á su Reverencia
W continuar la relación.
m «Era esta una mujer que pasaba de cincuenta años. Entro
pues á la capilla, y cual sería mi extrañeza al ver que dicha mu-
i" jer apenas si representaba treinta años. Sus ojos estaban cente-
ü lleantes, inmóviles, fijos como los de una serpiente. Se arras-
traba por el suelo con grandes contorsiones y golpeaba la tierra
y su pecho con la palma de la mano. Cantaba en lenguaje que
nadie entendía, y profería gritos, amenazas etc.. Apenas me di-
visó, se lanzó sobre mí amenazando con los puños y gritando:
—«Tú eres el que me hace tanto mal; yo no quiero en modo
alguno tu bautismo.»—Yo me evadí afortunadamente, pues si
su marido y dos hombres robustos no se hubieran apoderado
de ella, me hubiera sacado los ojos; era tal la fuerza que moa-
traba, que apenas podían sujetarla; después ella arrastraba ha-
ü cia el altar á los que la sostenían, y á duras penas pudieron
impedirla derribase la estatua de la Stma. Virgen.
m
'IVÍ-7.
A mis preguntas daba las más raras respuestas; después
abatida por la fatiga se dejó caer sobre las gradas del altar. Yo
arrojé sobre ella agua bendita, mas me respondió con des-
precio:— «Piensas acaso asustarme con eso?»—Mentiroso, le
!F'l repuse yo, si no marchas te haré beber agua bendita.—Yo no
partiré,¿por qué me haces sufrir tanto?»--Siguieron sujetándo-
la, por más que parecía no hacer ya resistencia. Busqué un Es-
capulario, mas antes que pudiera ponérsele al cuello, ella le
agarró con la mano izquierda y le asió tan fuertemente que fué
sí imposible separar sus dedos. Confiado de que los hombres la
sujetasen con suficiente fuerza, hice la tentativa de echar á su
cuello mi rosario, pero se apoderó de él también. —«Arráncale,
•5)8i puedes, decía ella, de las tenazas de mis dedos.—» En efec-
i[j ¿J, [_[** tan apretados estaban que parecían de hierro. Ella hizo las
"«fl$* • ~54T
observaciones más raras acerca del escapulario y del rosario, la-
mentando siempre el que estas cosas la hacían sufrir horrible-
mente. Yo toqué su pecho con la imagen del Escapulario, pero
ella entonces) aumentó sus lamentos y repetía:—¿por qué me
atormentáis?—y con voz más apaciguada añadió: «--Dejad libre
mi mano y os entregaré los objetos.--Mentirosa, tú quieres des-
trozar el escapulario y hacer trizas el rosario.—No; yo te lo ase-
guro, dejadme libre y partiré, y tú podrás colocar al cuello ese
hábito y esa cadena.—Mentiroso, ¿cómo te ¡llamas?—dios.—Sí,
dije yo, dios de mentira. Encargué á los hombres sujetasen sus
brazos con toda la fuerza posible y la apliqué de nuevo la ima-
gen de la Santísima Virgen. Entonces con un tono amenazador
y despreciativo dijo:—Lavadme ahora y yo marcharé, pero no
antes.—Como no era la mujer laque hablaba, ni tenía con-
ciencia de sí misma, el bautismo me pareció prematuro. Sin
embargo desde este momento ella se tranquilizó, y todo se re-
ducía á lamentarse de que este hábito y esta cadena la hacían
sufrir demasiado, al fin después de dos horas de tormentos el
espíritu maligno la dejó. Ella estaba tan abatida que se echó
por tierra como sin conocimiento; entonces yo puse á su cuello
el Escapulario. Quedó como dormida por espacio de media
hora, al cabo de la cual despertó, como quien sale de un sueño,
sin recuerdo alguno de todo cuanto la había pasado. Y hé aquí
que de nuevo me pareció como una buena mujer de edad de
50 años, tranquila y modesta. La bauticé aquella misma noche
y desde entonces no he oído hablar más de ella
(Se continuará)

*íS®

I 542
J^g)

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

SOBRE LA EXPOSICIÓN DEL STMO. S ACRAMKNTO


Dos son',los modos de exponer el Santísimo Sacramento; privado
uno y públicamente el otro. P a r a la exposición privada, que consiste
en abrir la puerta del sagrario, de modo que solamente se vea el
copón, no se requiere licencia del Ordinario, sino que basta una
causa particular y razonable. (1) Mientras dura esta exposición, ri-
gen las mismas reglas que en la exposición pública en cuanto á las
genuflexiones. P a r a esta exposición bastan seis luces, según Bene-
dicto XIV, Instituí. XXX. n. 21, y al fin puede darse la bendición
con el copón (2), pero sin usar de incienso, como más conforme con
la práctica observada por la Iglesia (2957.)
Llámase exposición pública, .cuando se coloca en la custodia y á
la adoración de los fieles: se requiere causa pública, grave, y ade-
más la licencia del Ordinario del lugar, incluso los Regulares; á no
ser durante la octava del Corpus Christi, así en la Misa como en las
Vísperas, que pueden hacerlo sin ella: An Regulares intra hebdóma-
dam Corporis Christi ínter Missarum solemnia et ad Vesperas possint
exponere SS. Sacramentum absque licentia? Resp. S. R. C. Posse Regu-
lares in casu proposito publice exponere SS. Eucharistix Sacramen-
tum absque licentia Ordinarii, Smirnen. (7\5?.) (3).
Mucho se ha disputado sobre si las imágenes del altar de la ex-
posición deben estar ó no cubiertas: hablando la sagrada Congrega-
ción de Ritos sobre las Cuarenta Horas, pregunta: Permitiitur peí sal-
tem toleratur antiqua consuetudo tenendi sacras Imagines detectas in Ca-
pella vel Altari in expositione Quadraginta Horarum? y con fecha 4 de
Junio de 1874, respondió: Res remittetur prudentix et arbitrio Rmi.
Episcopi ad tramitem Decreti 12 Jul. 1874, quod sic se habet: Inslruc-
tionem Clementinam extra Urbem non obligare, laudandos tamen qui se
illi conformare student, nisi aliud ab Ordinaris locorum statuatur; si,
pues, fuera de Roma no obliga la Instrucción Clementina, no hay du-
da, que en todas las demás exposiciones, por más solemnes que se
consideren, puedan estar descubiertas las imágenes. Advierten, sin

1 (1) Ex causa privata licet exponere, dummodo non extrahatur


ex tabernáculo et maneat velatum, ita ut ipsa sacra Hostia videri
non possit. Savon (800.)
(2) A n post expositionem nrivatam SSmi. Sacramenti, scilicet
aperto ostiolo tabernaculi, dari possit benedictio cum eodem Venera-
bili Sacramento in Pyxide recóndito? Affirmative: Congreg. Presby-
ter. (3875.)
(3) A n die solemnitatis Corporis Christi, quando in Metropolita-
na, seu matrice Hcclesia, solemniter Sacramentum expositum deti-
netur, liceat Regularibus eadem die Sacram símiliter Hóstiam expo^
sitam retiñere in eorum Ecclesiis, et an id ab Ordinario prohiberi
possit? Rcspond. Non licere Regularibus exponere S S . Sacramentum
sine licentia Ordinarii. Taurin.(988.)
543
¿&S3a3%&&S(^S;%^^

embargo, los autores, con el liturgista Solans, que se haga de tal


modo que, por la manera de adornar et altar ó por el número de lu-
ces que se pongan á la imagen, no parezca el Sacramento como cosa
secundaria: cavendum est, ne per majorem ornatum aut luminum co-
piara, principalis et major veneratio statuis aut imaginibus pictis exhi-
beatur, et SS.Sacramentum quasi objectum minus principale habeatur. (i)
E n el altar de la exposición no es conveniente celebrar Misas pri-
vadas, á no intervenir una necesidad, causa grave ó con indulto, á
no ser que hubiere antigua costumbre, y se tratase de algún día de
v, mucho concurso del pueblo, que entonces lo tolera la Sagrada Con-
gregación; ni tampoco se debe distribuir la sagrada comunión.
En esta exposición suelen encenderse 16 ó 18 velas de cera, cuan-
do menos, si bien la sagrada Congregación concede á las iglesias
pobres el que puedan hacerlo con 12 solamente (3480); en todo caso
prohibe poner luces detrás de la santa hostia. (2613)
Si se expone por las benditas ánimas del Purgatorio; puede re-
zarse, donde hubiere costumbre y antes de la bendición el salmo
De profundis con el versículo Réquiem ceternatn y la oración Fidc-
líum ó Deus venia largitor (3856 y 3748), pero de ninguna manera
'S', puede rezarse el oficio de difuntos mientras estuviere de manifiesto
el Santísimo Sacramento (3479.)
'P, El miércoles, jueves y viernes de la Semana Santa se tolera,
35, habiendo costumbre, el canto de algún motete durante la exposición
del Sacramento con acompañamiento de órgano ó de otros instru-
mentos (3804.)
I F R . A N T E R O DE SAN J O S é
C. D.

'$, (1) Utrum retineri possit inveterata cftnsuetudo exponendi per


totam diem S S . Sacramentum in iis solemnitatibus quae scopum ha-
bent sive mysterium aliud ab Eucharistia, sive festum Beatas Marías
Virginis aut alicujus Sancti; an potius, etsi invito populo, tamquam
abusus extirpandá sit? S. C. R. in una Nicaragua respondit: affirma-
tive ad primam partem; negative ad secundam.(3124).

85

'4;

ÍK
O
\3 544
.f/Rsk Mh^ib.,. Mhh^n. Mh,-..,-^. .*§&,, ^ Mh,..,-^, Mhv.j&. Mhv.jm&tvs!*.

^ BIBLIOGRAFÍA
•'/-^*

'^ifS'ri El libro de los afligidos (Consuelos para el dolor,) por el autor de


_,<j¡. los Avisos espirituales. Versión española de Juan de Dios S. Hur-
]^ tado.—"En los instantes de abatimiento, dice el prólogo de esta
:fi¡0í£ preciosa obrita, cuando el alma cristiana atormentada no acierta á
''<:?• librarse de sus dolores, es conveniente hallar un pensamiento for-
-•$= talecedor que ofrezca á nuestro mal el socorro necesario. Iritenta-
...\%. mos ofrecer este socorro á los enfermos, á los afligidos.,, Este soco-
'•'^íjí--1' rro lo busca el autor de este libro en los eternos principios de la
Jí^ moral cristiana, en las ideas del orden sobrenatural, ofreciendo á los
'íf que lloran y á los que sufren 365 piadosas consideraciones muy
¡f¡&9kr; propias no solo para acallar las quejas que las punzadas del dolor
/
¡¿i>lr provocan muy frecuentemente en nuestro espíritu, sino para suavi-
£& zar también y aromatizar y aún hacer amables y encantadoras las
.-ai;. cruces y trabajos de esta vida. Estas consideraciones se hallan dis-
'•<$&$' tribuidas en los siguientes capítulos:
';[ Capítulo I. Consideraciones sobre la vida presente. II. L a Ad-
"V" versidad. III. Los dolores físicos. IV. Penas íntimas. V. L a cruz de
.f/K&r. la vida. VI. Máximas saludables. VII Lecciones breves. VIII Co-
^S1'""" nocimientoa útiles. IV Símbolos. X Pensamientos de fe. XI Pre-
•4íf- guntas y respuestas. XII Palabras que hay que recordar. XIII Con-
suelos sobrenaturales. X I V Motivos de confianza en la vida y en
la muerte.
El libro forma un magnífico tomo en 8.° mayor de 564 páginas,
'%?' y se vende en casa del Editor, Gustavo Gili, calle de Consejo de
rfívkv Ciento, 255, Barcelona, al precio de tres pesetas.
If HIGIENE DEL ALMA, por el Barón Ernesto de Fenchrtersleben,
"•>$'- traducido directamente de la 45 a edición alemana, por Manuel
¿¡$%.. Iví.a Angelón y José Góngora (2. a edición).—Es una obra eminente-
:
''^Ú-! mente práctica, que busca en las altas esferas de la belleza, de la
JL bondad moral y del orden espiritual, los elementos que conservan ó
1f ayudan á recobrar si se ha perdido, la salud y el bienestar físico.
:wj$£:<¡. P o r q u e , como se dice e n u n juicio bibliográfico de u n a i m p o r t a n t e
'"i£'¿-r revista,"la mayor paite de las enfermedades tienen su raíz en las fa-
g$f¡; cultades del alma antes que en el organismo. L a indecisión, el mal
M5 humor, las distracciones, el odio, la cólera, la envidia, etc., son cau-
fpÁ sas internas que producen en el hombre estragos lamentables, por-
;Sj5 que dan origen á vicios sinnúmero, que concluyen por matar toda
y¿ir;
545
i 2 ^ . . ^ ^ . ^ 4 o¿&
a_
energía en el cuerpo y el alma. Entre las causas exteriores de los
mismos efectos, señala este libro como fuente de corrupción ' la co-
media humana,,, esa "universal mentira del trato social,,... Y es
buena recomendación del presente libro,, el haberse hecho de él
cuarenta y cinco ediciones en 31 años. Se escribió en 1838 y hoy
es popular en Alemania y se lee con gusto en otras lenguas sin
que haya perdido nada del interés primitivo. Su autor fué médico,
pqeta, crítico y filósofo; y en su obra manifestó todas esas cualidades
admirablemente armonizadas,,...
E l editor de este libro es J u a n Gili, y en su casa calle Cortés 223,
Barcelona, se vende ricamente encuadernado en tela inglesa y rótu-
los en oro, al precio de 4 pesetas.
A P é N D I C E AL CATECISMO CATóLICO, por el R. P . Á n g e l María
de Arcos, de la Compañía de Jesús. E l librero de Durango don
Florentino de Elosu ha publicado, con las licencias necesarias, una
edición de este folleto del R. P . Arcos, que trata de los "Lazos de
los sectarios: Doctrina Católica contra el liberalismo, francmasone-
ría y otras sectas: remedio en el Sagrado Corazón de Jesús, y de las
señales delfín del mundo.,, A continuación van algunos documen-
tos de suma utilidad para el cristiano como son: El Syllabus de
Pío IX, ó sea índice dé los principales errores de nuestro siglo; los
errores condenados en la encí- clica "Quanta Cura,,, Cánones del
Concilio Vaticano y Excomuniones vigentes según la Constitución
Apostolica^Sedis.
E l precio del folleto es el de un real. Pidiendo una docena de
ejemplares 25 por ciento de descuento.

<
7^§¡¡^P

546
. f*\ .MHIIIIIIIIIIMIMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIItffek j»rt»lllllllllllllimilllllllllllllllllllllll. */*?\

CRÓNICA C A R M E L I T A N A

FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI EN ERNAKULÁM

Muy reverendo P . Director: Conociendo los deseos que tienen


los susoritores de nuestra revista, de saber algo de lo que pasa en esta
misión, me he propuesto darle una reseña de la festividad del Corpus
Christi, celebrada en esta ciudad, para que satisfaga sus deseos. Muchas
veces traspasando los mares con la imaginación, y recorriendo con la
mente la inmensa distancia que me separa de España, he recordado
las solemnes festividades que se celebran en ella, y no pudiendo asistir
en persona, mi corazón se entristecía algún tanto, poro si bien esto era
respecto á todas las festividades, de una manera especial lo sentía con
la festividad del Corpus Christi. Voia que aquí en nuestra capillita pro-
visional no podíamos hacer mucho, no por falta de asistencia de fieles,
pues acuden más de los que pensábamos, sino por la estrechez de la
capilla; sin embargo queríamos obsequiar de algún modo á nuestro di-
vino [Redentor en la institución del SSmo. Sacramento, y así deter-
minamos hacer algo. La víspera, acompañados del R. P. J u a n Vicente
Misionero residente en esta ciudad, pudimos cantar trina cantatio; al
día siguiente á las 6 se cantó la misa, oficiando el B . P. J u a n José, vi-
cario de este convento, asistiéndole de ministros el P . Ildefonso y el
que estas líneas escribe, estando la parte musical á cargo de los padres
restantes de la comunidad, que cantaron con mucho gusto la misa
de segundo tono de Dumont. Al fin se dio la bendición con su divina
Majestad, terminando de este modo toda la fiesta de nuestra capillita:
pero no terminó toda la que se cele ora en esta oiudad, pues debía
hacerse según constumbre una fiesta solemne en una de las Iglesias
latinas, y como este año había una circunstancia especial, esto es, la
asistencia de Mons. Bernardo, Arzobispo de esta diócesis, y residente
ahora en ésta, los sacerdotes juntamente con los fieles, querían ha-
cerla con más pompa de lo acostumbrado, por lo cual fuimos nos-
otros también invitados para dicho acto. La campana de la Iglosia
desde las primeras horas de la mañana, anunciaba á los fieles la fes-
tividad que se celebraba, invitándoles á que asistiesen, y ellos co-
rrespondiendo á este llamamiento, acudían en tropel, llenando los
caminos á pesar de la lluvia que continuamente caía. Llegaron por
fin las diez y media, hora señalada para empezar la santa misa,

"547"
cuando el repique de la campana y un gran chupinuzo anunciaba la
llegada de S. E. en un bonito lando conducido por unos cuantos
hombres: apeado, fué recibido bajo palio, y así penetró en la Iglesia,
donde permaneció hasta el fin de la misa. Entonces el celebrante,
juntamente con los ministros salieron al altar para ofrecer el in-
cruento sacrificio, mientras un violín daba el tono á los cantores que
eran unos tres ó cuatro nativos, acompañando eus voces el violín, un
bombo y unos yerrillos, instrumentos propios de esta pobre gente,
sin los cuales y sin unos buenos chupinazos no hay función. Termi-
nada la misa Su Excelencia dirigió la palabra en malabar á los fieles,
teniendo pendiente de sus labios durante media hora á la muchedum-
bre que llenaba la Iglesia, manifestando con palabras sencillas y pa-
téticas el amor que nos mostró nuestro divino Redentor en la insti-
tución del Sacramento de la Eucaristía, y la gratitud que le debe-
mos mostrar por tan singular beneficio, y la cuenta que tendremos
que dar si no nos aprovechamos de tanto amor. Terminado el dis-
curso, Su Excelencia se dirigió á la sacristía, y revestido de capa
pluvial salió al altar procedido de unos catorce sacerdotes, entre
ellos varios misioneros, revestidos de capas y dalmáticas, y después
de haber incensado á la sagrada hostia, recibió de manos del diácono
la custodia, y entonándose el himno Pange lingua, empezó la proce-
sión, que recorrió una bonita carrera, cerrada con hojas y adornada
de variedad de banderas y exquisitas frutas, como plátanos, mangos
etcétera, hasta llegar á una ermita, edificada solamento para las pro-
cesiones del Santísimo Sacramento. Pero parece que el demonio no
estaba muy contento con la fiesta, pues comenzó á llover tan fuerte-
mente, que no hubo otro remedio que volver de prisa á la Iglesia,
donde después do haber incensado de nuevo á su divina Majestad, y
dada la bendición al pueblo, se reservó la sagrada hostia, terminando
así aquella hermosa fiesta. ¡Qué el Dios de amor derrame su gracia
sobre esta pobre gente, para que se aumenta el rebaño de Cristo, y ol
demonio vaya perdiendo su potento reinado en la India. Queda
de V. R. su hermano en Cristo Jesús.—Fr, Crescenciano de Jesús, C. D.
J u n i o , 15 de 1903.

FIESTAS H» HONOR DE LA VIRGEN DEL CARMEN.—De varios Con-


ventos de nuestra Orden hemos recibido prospectos y programas de
las fiestas y cultos dispuestos para celebrar la solemnidad de nuestra
amantísima Madre y Sagrada Reina del Carmelo, y no dudamos que
en todas partes resultarán con una explendidez admirable, y que las
Comunidades, y la Orden Tercera, y la Cofradía y la Semana Devota
estarán compitiendo santamente en festejar á su común Madre y
Patrona.
Aquí en Santander, á pesar de lo reducido de la capilla provisio-
nal, revisten estos cultos gran solemnidad. El altar, adornado
con hermosísimas y variadas ñores naturales que algunas personas
devotas de la Virgen del Carmen envían todos los días, está precioso
y parece un bellísimo jardín que recuerda el sagrado Monte Carmelo
55 ~54ÍT
Itllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll«|
*@¿¿.
K . illlllllllllllMlllllllllllllllllllllllllllinilllMIIIIIIIIIIMIIII|i|IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMIIIIIIIIIIIIMIIIIIII>\^> i

<^= donde la celestial Princesa de la gloria tiene su trono. Todos los días
en el ejercicio de la tarde hay sermón sobre el santo escapulario,
j ^ | símbolo de las bondades matorrales de la Virgen Santísima del Car-
^ s men. A la vez que en nuestra capilla, se celebran análogos cultos en
1 la Parroquia de la Anunciación, donde predica también la Novena
"T^i del Carmen un Padre de esta Residencia.

EXPULSADOS DE SUIZA.—Las Congregaciones religiosas expulsadas


de Francia que habían ereido encontrar la paz én la libre Confedera-
ción Helvética han sido despedidas por orden dol Consejo Federal.
Los primeros—escribe el «Avvenir d'Italia» en probar las dolorosas
consecuencias de la decisión del Consejo han sido los Carmelitas, que
habiéndose establecido on el Castillo de Riaz (Cantón de Friburgo)
habían sido muy bien recibidos del pueblo.
Los Carmelitas debsrán marchar dentro de los tres meses á con-
tar desde la fecha que lleva el decreto de expulsión, firmado á prin-
cipios de Junio último, y además los gendarmes suizos se encarga-
rán de acompañarlos hasta la frontera de la Confederación, siéndoles
prohibido volver á la patria. La Croix suisse dice que los RR. Padres
de la Orden han sentido inmensa angustia por este nuevo atentado á
la libertad.

SOLEMNE MANIFESTACIóN EN LAGHETTO.—En Laghetto (Nizza Mar)


donde se encuentra un Convento de Carmelitas Descalzos, se ha rea-
lizado una imponente manifestación.
Entre los manifestantes que aclamaban á l o s Religiosos con el gri-
to de Viva la libertad se hallaba el señor Bischoffesheim.
«He venido, declaró el diputado de Pugot Thoniors, porque estoy
exasperado por las actuales infamias. El ministerio comete un negro
delito echando á los Religiosos. ¡Que ellos arruinan el país! Yo pro-
testo por deber de conciencia contra la proscripción de los Padres,
amados y venerados en esta comarca, y he firmado la protesta que de-
berá ser dirigida al Ministerio de Cultos. Estoy convencido de que es-
ta ley no tendrá entera aplicación, porque esto os un hecho monstruo-
so y el más vil atentado á la libertad.»

NECROLOGíA.—En Burgos ha fallecido cristianamente nuestro que?


rido y respetable amigo don Nicolás Polo G-onzáloz, padre de nuestro
amado hermano de Religión P. Anastasio de la Sagrada Familia, y
dol virtuoso sacerdote don Miguel. Pertenecía el finado á aquella ra-
za de nobilísimos é hidalgos burgalesas ejemplares cumplidores do
sus obligaciones y de sus creencias, y era apreciado y querido de to-
da la población. Descanse en p; z nuestro virtuoso y llorado amigo, y
reciba su desconsolada esposa, sus buenos hijos y toda su apreciable
familia la expresión de nuestro más profundo sentimiento por la pe-
na que les aflige, y el consuelo de las oraciones y sufragios que ofre-
cemos á Dios por el eterno descanso del alma del difunto.

"549"
>\ ^-.v.'.v.i,/}, sA*.< /„>.' ^.\W .o, /.\.yj¿>-vy1 v.\.'V.\'rw J , < / J ; ?.<?!-' VJWOíww^S'SS^"
'
^

CRÓNICA a E N E R A L

K
L A ENFERMEDAD DHL PAPA.—Empezamos esta crónica bajo el peso
del dolor, de la tristeza inmensa que en todo el mundo católico ha
producido la noticia de que León X I I I está gravemonte enfermo, de
que quiza en estos momentos está agonizando, de que acaso está en
las puertas de la muerte. La noticia trasmitida por el telégrafo ha
producido honda excitación en todas partes: el llanto es universal:
universales son las plegarias y rogativas que se elevan al Cielo por

la preciosa vida del Padre Santo, y todos siguen con interés vivísimo
el curso de la enfermedad.
Ya parece que Su Santidad se había restablecido de su última
enfermedad, y en efecto ya concedía audiencias y pudo celebrar el
último Consistorio sin que se notaran en él síntomas de la más leve
fatiga, cuando nos ha venido á sorprender el anuncio do la terrible
desgracia que amenaza á la Iglesia.
Parece ser que los grandes calores, propios do la estación, la fa-
;rí
tiga que le debió producir la última recepción de los estudiantes
húngaros, el esfuerzo que tuvo que hacer hace unos días para pasear
á pie por los jardines del Vaticano y la humedad que habría por ha-
ber llovido los días anteriores, debieron quebrantar su naturaleza de-
bilitadísima j a por su ancianidad.
V', Al revelarse los primeros síntomas de gravedad, se constituyó su
médico el doctor Lapponi á su cabecera para prodigarle los auxilios
de la ciencia sin apartarse apenas un momento de su lado. Desde un
principio pudieron los médicos apreciar en el venerable Pontífice un
caso de pulmonía senil, muy difícil de combatir por la avanzada odad
del paciente.
Agravándose poi momentos en su enfermedad, se dispuso quo el
anciano Pontífice recibiera los últimos sacramentos, como lo hizo
V.\' con extraordinario fervor, revistiendo el acto conmovedora solemni-
dad y asistiendo con velas encendidas todos los Cardenales presentes
51
en Roma, muchos Prelados y los parientes de León X I I I . Al recibir
la Extrema Unción el Papa bendijo á los Cardenalos diciendo con

f
voz apagada: recibid mi última bendición.
Al publicarse en Roma el anuncio de la gravedad del Pontífice,
todos los alrededores del Vaticano se llenaron de gente ansiosa de
saber noticias, y las iglesias se llenaron también do fíelos quo implo-
raban de Dios la salud del Papa; y cuéntase, Como caso raro, que al
•i V
&13 . "550"
i ii M i i i i i, i i i i i i i i i i i ! i i i i ; M I i i i i i i i i i

I i II i I l I I I I I I I II I I I I i I I I I I I I I I I l I I , i I I II

ser conocida la enfermedad se extendió por toda la población y prin-


cipalmente alrededor de la iglesia de San Pedro una espesa niebla
como velo de lato con que se envolvía la ciudad por la desgracia in-
mensa que la amenazaba.
La triste noticia se notificó oficialmente enseguida a los nuncios y
soberanos extranjeros y todos, sin excepción, telegrafiaron solicitan-
do detalles circunstanciados de la dolencia de Su Santidad. Quien se
conmovió más hondamente entre los soberanos fué sin duda nuestro
joven monarca, que, como se sabe, es ahijado del Papa, y desde el
primer momento dio órdenes de que se le trasmitieran cuantas noti-
cias lleguen de Roma, tanto oficiales como particulares.

m Como la gravedad producía seria alarma y hacía predecir un pró-


ximo y funesto desenlace se instaló en el Vaticano el Cardenal Ca-
marlengo para tomar el gobierno temporal de la Iglesia desde que
faltara León X I I I .
&8 El anciano Pontífice se ha dado cuenta de la gravedad de su esta-
t$f£Z do, pero sin perder por.eso la energía y entereza de espíritu que lo
~Wi ~ n a caracterizado siempre. Como en la cama la respiración es más difi-
('íg¿ _ cil se levanta á ratos y vestido con sus vestiduras blancas está sen-
\'¡ll\ Z * a < l 0 en una butaca ó se sostiene en pié algunos ratos apoyado en el
$fy ~~ brazo de su sobrino el Conde de Pecci: «yo sé, decía el otro día, que
=i5g| - está próximo mi fin, pero quiero morir de pié».
W¡) — En este estado ha firmado algunos breves y nombramientos, y ha
5¡¡5 ™ dado prueba de la lucidez y de la inspiración de su mente, dictando
-;'¿j§ — algunos versos latinos á su secretario, impregnados de tina gran
J^j __ melancolía y que son una ternísima invocación al Bedentor y á la
v^S Z Virgen y un adiós paternal á todos los cristianos, y mandó que los
enviaran enseguida á la imprenta porque deseaba Verlos publicados
ííff- — antes de morir.
ríSi — Uno dejos nombramientos firmados en este estado por León X I I I
es el de Mns. Volpini para Secretario de la Congregación Consisto-
i'íJijí - rial. Este nombramiento es muy importante. En caso de reunión del
i?v¡S
Cónclave, el secretario de la Congregación Consistorial es igualmen-
te secretario del Sacro Colegio, y él debe asumir la dirección de la
nt¿¿ — secretaría do Estado, cuyo titular cesa en sus funciones con lamuor-
gfa _ te del Papa.
Dícese también que el Papa en medio de su gravedad ha mostrado
'Sy? 3 deseos de leer los periódicos católicos que hablaban de su enfermedad.
í\£4; ~ Inmediatamente se le entregaron varias ediciones especiales en las
7¿í!,
m que se habían suprimido las noticias do mayor gravedad. El Papa le-
yó uno tras de otro varios perióiicos y comentó ingeniosamente y sin
esfuerzo algunas de las noticias que publicaban
líití: — Con objeto de aliviar al menos al Pontífice en sus dolencias, los
í^j Z Doctores Lapponi y Mazzoni convinieron en hacerle una operación
\vg¿ ~y para extraerle el liquido de la pleura que dificultaba la respiración
"=del anciano, como en efecto lo realizaron con resultado satisfactorio,
55T
^ 5
extrayendo 800 gramos de líquido y dejando al paciente más alivia-
do, si bien dentro de la gravedad suma todavia.
Las noticias que llegan cuando estamos escribiendo estas lineas
anuncian que el Papa se ha reanimado algún tanto, paro sin que esta
ligera mejoría haga desaparecer los temores de que de un momento
á otro un desenlace funesto venga á resolver la crisis en que se en-
cuentra su preciosa vida.
Después de escrito lo anterior, se habla de una segunda operación
que ha habido que hacer al paciente extrayéndole del pleura otros
1.000 gramos de líquido. Se acentúan los pesimismos, y se cree ya
humanamente imposible salvar la vida del augusto enfermo.
CARTA DE ROMA.—M. R. P . Director: El día 25 de Junio se celebró
en el Palacio Vaticano el anunciado consistorio público, en el que
recibieron el capelo cardenalicio los Emmos. cardenales Nocella, Ca-
vicchioni y Fischer, Arzobispo de Colonia.
A las diez de la mañana los cardenales consagrados prestaban en
la Capilla sixtina el acostumbrado juramento, durante el cual el
coro interpretó algunaspreoiosas composiciones bajo la dirección del
M. Perosi.
Entretanto Su Santidad, precedido del sacro Colegio, hacía su en-
trada en la Sala Regia para dar principio á la solemne ceremonia.
Los nuevos ilustres purpurados fueron introducidos en el Consis-
torio por una comisión de Emmos. Cardenales diáconos, á la preson-
cia de Su Santidad, le besaron el pie, la mano y recibieron el abrazo,
primero del Papa y luego de todos los cardenales allí presentes.
Presentados de nuevo al Trono Pontificio, se les impuso el capolo
por manos del mismo Soberano Pontífice, terminando la ceremonia
con la bendición apostólica dada por el Padre Santo desde su magni-
fico trono.
Terminado el Consistorio público el Sacro Colegio con el Sumo
Pontifico se retiraron á la capilla de costumbre,-donde se procedió á
la ceremonia de cerrar á los nuevos cardenales la boca, se publica-
ron los nombres de los obispos creados para las sedes vacantes, se
les abrió la boca á los mencionados Cardenales y por fin Su Santidad
les puso el anillo cardenalicio retirándose inmediatamente á sus ha-
bitaciones particulares.
En el Consistorio privado habido el día 22 del citado mes, Su San-
tidad deploró los males siempre crecientes de la moderna sociedad.
Largos y tenaces, decía el Soberano Pontífice á los Cardenales,
son los disgustos que vienen amargando los últimos años de mi
existencia.
La persecución contra la Iglesia arrecia; los enemigos aumentan
cada día; una especie do satanismo intelectual y moral invade la so-
ciedad cristiana, amenazando volver á los tiempos del mundo pagano.
Las costumbres, las leyes, las instituciones, la literatura, las be-
llas Artes se han hecho mercenarios de la impiedad y del vicio, con
el propósito de destruir la fe y las prácticas cristianas.
"552"
ej te
.. / J ¡ \ .llllllillllliiiiliiiiiillllllllliliiiilll"gk ¿miiliiiiiiiiimiiiiiiiiiiiiiiliiiiiiiiii. \*ff%\

(§\A *
No hay remedio, sino abrazarse á la Cruz como única áncora sal-
7 vadora. El Padre Santo prometió publicar dentro de poco una Encí-
•i clica, para alentar á los católicos en sus luchas contra el error.
La prodigiosa actividad de que ha dado muestras durante su lar-
go pontificado León X I I I , no se rinde ni á la acción avasalladora de
los años, y en el ocaso de su vida, lo mismo que en sus mejores díast
se dedica con asiduidad admirable á trabajos serios y profundos para
provecho común del pueblo cristiano.
Su salud, al parecer, se ha restablecido (1). Pudimos observarle
muy de cerca y por largo rato el día que se celebró el Consistorio
público, y no notábamos en él la más leve fatiga. Por otra parte, las
declaraciones del doctor Lapponi, médico de Cámara de Su Santidad,
son muy tranquilizadoras, y han venido á desvanecer por completo
la alarma que los rotativos habían producido con sus exageradas
noticias.
Suyo afectísimo, El Corresponsal.
Roma, 1.° de Julio de 1903
MONUMENTO á L E ó N XIII.—En la tarde del día de San Pedro fué
colocada con extraordinaria solemnidad la primera piedra del monu-
mento que, por suscripción internacional, habrá de ser erigido para
perpetuar la gloriosa memoria de León X I I I , el Papa de los obreros.
El monumento se levantará en el centro del patio de la gran basí-
lica lateranense, patio bellísimo, todo embaldosado de mármoles, limi-
tado en uno de sus frentes por el célebre pórtico griego y en los otros
tres por los edificios canonicales, espléndidamente restaurados por
León XIII; en virtud de tal disposición, vendrá á caer el monu-
mento á espaldas del suntuoso baptisterio, testigo mudo, pero elo-
cuentísimo, de la conversión del imperio romano al cristianismo, y
muy cerca también del triclinium do León I I I , que evoca en la men-
te de cuantos le contemplan los recuerdos de Carlo-Magno y de la
restauración del santo romano imperio.
Sencillo en sa concepción, como todas las obras maestras, el mo-
numento de León X I I I revestirá en su luminoso simbolismo extraor-
dinaria grandeza. Sobre un pedestal altísimo yérguese la hercúlea fi-
gura de un obrero que con su mano izquierda se apoya sobre un yun-
que, en tanto que con la derecha sostiene una cruz, en la cual tiene
fijos los ojos; en las cuatro caras del marmóreo pedestal aparecen
grabados con letras de oro los pasajes más importantes de las Encí-
clicas sociales, y en cuatro chaflanes construidos ex profeso por el ar-
quitecto, los nombres de las Asociaciones obreras católicas del mun-
do que han contribuido á la erección del monumento.

(1) Téngase en cuenta que, según aparece por la fecha de esta carta,
está escrita antes de haberso manifestado en el Papa los síntomas de
su enfermedad grave. ;,.
"553"
A título de cardenal protector de la Sociedad Artístico Opérala
presidió la ceremonia el eminentísimo cardenal Ferrata, al cual per-
tenece, en un todo, la iniciativa en el asunto, y con tal motivo pro-
nunció un admirable discurso en el quo recordó los actos que hacen,
verdaderamente de León X I I I el Papa de los obreros, ponderando,
al propio tiempo, lo admirablemente que está escogido el lugar del
emplazamiento, en medio de los recuer los más augustos de la histo-
ria, que dan perenne testimonio de cómo la Iglesia católica tiene en
su mano providenciales recursos para proveer á la salvación de la
humanidad, cualesquiera que sean las condiciones políticas y socia-
les de la sociedad humana en los diversos periodos de su historia.

MUBBTBI REPENTINA.—Cuando ya estaba en máquina el a n t e -


rior pliego de la Revista en que damos cuenta del nombramiento de
Mons. Volpini para Secretario de la Congregación del Consultorio,
ha llegado la noticia de que este limo, señor, profundamente afec-
tado por la enfermedad de León X I I I , ha sufrido un ataque apoplé-
tico, á consecuencia del cual ha fallecido.

NOTA POLíTICA.—Comenzábamos la de la anterior quincena con la


sangrienta tragedia de Servia; ésta la comenzamos con la horrorosa ca-
tástrofe de Puente-Montalvo, en el que un tren entero de viajeros se
fué al río Najerilla ocasionando muchísimas víctimas. Esta catástrofe
por su magnitud se parece á la que el año pasado ocurrió en Manga-
panam con el tren de Madras que cayó al río pereciendo todos los
que cayeron al agua, exceptuados por maniñesto milagro de Dios
nuestro Venerable Arzobispo de Verápoly y el Obispo auxiliar de Oui-
lón y los dos Padres Carmelitas que les acompañaban.
La tremenda impresión que esta catástrofe produjo y de la cual
se culpa al abandono y censurables descuidos de la Compañía dol
Norte, movió á algunos Diputados á presentar una proposición inci-
dental pidiendo al Congreso que declarara que la conciencia públi-
ca estaba justamente alarmada al ver que el cargo de Diputado y
ciertos empleos lucrativos de las grandes empresas industriales eran
compatibles. Como esta proposición no prosperara, el señor Nocedal,
persistiendo en sus propósitos, presentó hace días y aún continúa so-
bre la mesa, una proposición de ley en que se declara incompatible
ol desempeño de todo cargo público, cualquiera que sea, con los de
empresas particulares ó concesionarios del Estado, añadiendo que
tampoco debe ser compatible el de diputado con los empleos ó des-
tinos dependientes de la Real Casa
Como anunciamos en el número anterior llegó á tratarse en ol
Parlamento de la cuestión Blasco-Soriano, discutiéndose una propo-
sición incidental presentada por Nocedal en que se invitaba á los dos
diputados referidos á que se sincerasen ante el Congreso de las gra-
vísimas acusaciones que públicamente y mutuamente se habían diri-
gido. En esta discusión habló elSr. Llorens, lanzando terribles y abru-
madores cargos contra el señor Blasco-Ibáñez, y habló el señor Noce-
dal probando que al decoro del parlamento convenía ó que se deshi-

554
4 v 4 1 - 1 M 6
• • ' i s a ' - " " ® a - ' ' ' í f ' ' ^ * - * V ' - ' ^ í á í í ' ' ' í f ' - ' ^ Q y • V ' - ' ^ f f l í V " - - ^ * " V ® ! s ; i ¡ # ' ^ S i s S á K ? '

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-••Ni»

cieran aquellas gravísimas acusaciones que pesaban sobre dos de sus


*•£ miembros ó que tomara una resolución para dejar á salvo y satisfe-
..«"i,. cha su dignidad. Pero la minoría republicana mostrando deseos de
•'í^ft'r' que esos asuntos no se trataran en el Congreso, los señores Blasco-
J<í^ Ibañez y Soriano empeñados en no defenderse, aunque mantenían en
'jf pió sus mutuas acusaciones, y la mayoría del Congreso empeñada en
tfSSfci-. guardar silencio, parecía que convenían y declaraban que el decoro
^r'" y dignidad del Parlamento quedaba a salvo con que las cosas conti-
--;;* nuaran en aquel estado y envueltas en aquella atmósfera de afrenta.
A Lo único que se consiguió fué que hablara el señor Salmerón, el dios
•>z¿{\&: mayor del republicanismo, para declarar fuera del partidor al se-
'l? ñor Soriano, á la vez que prodigaba los mayores elogios al señor
"'íí'' Blasco-Ibáñez.
T&£ky. En el Congreso está á su fin la discusión sobre la contestación al
Mensaje de la Corona. Ha hablado el señor Conde de Romanónos, y
su desdichadísimo discurso está muy en conformidad con los decretoa
sobre el mismo ramo que dio cuando se encontraba al frente del Mi-
nisterio de Instrucción publica. Han hablado también, Melquíades
' ^ Alvarez castelarinamente; y Moret pretendiendo hacer malos todas las
-•l?í gestiones y todos los actos del actual gobierno, unos por poco libera-
d-i^ les, otros por mal discurridos y peor realizados: ¡discurso de oposi-
'•'^•J'r'' °ión y nada más! El señor Canalejas ha dado muy alta la nota unti-
Ji^ clerical, y radical perorando contra el decreto que se dice publicará
£"' el Gobierno reconociendo lasórdenes religiosos existentes en la aotua-
;f®?ii-, lidad y combatiendo ferozmente al señor Maura de quien ha dicho
^r'" V3-6 ningún ministro desde la íestauración ha defendido ideas tan
•£?(• extremadamente reaccionarias y que bien pudiera por ello adjudicar»
se e a
j-á'ir ^ I jefatura del naciente partido católico. A la hora de cerrar este
:
'•'>f¿4\^ pliego faltan aún de hablar otros oradores.
j£ Mucho se ha hablado estos días de la conjura de algunos elemen-
''íf* tos conservadores presididos por el señor Villaverde, contra la actual
.f/NSufcr. situación, y todo parece que es por el proyecto de escuadra que ee-
'x>l$$* tan empeñados en sacar adelante los señores Sánchez Toca y Maura.
¿pt "Últimamente se ha dicho que se aguarda á que el Congreso apruebe
£,, la contestación al Mensaje, y que entonces el señor Silvela presen-
¡fjp&X' tara á la Corona la cuestión de confianza y se modificará el Ga-
''~fi' binete.

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555
ll I 1 I I I I I I I i I I 1 1 1 I I I I I I I 1 I I

I I I I i I I I I I I I I I I I I I I I ! I I I I I I I i I I I I I , i I I I
7"§

Solaces y entretenimientos
EL HOMBRE MISTERIOSO
ni
Hemos dejado á Bernardo en medio de los mares destituido de
todo humano auxilio. Los hombres no existían para él, y al universo
entero no le daba importancia alguna, porque no esperaba volver á
verle, á no ser en forma de agua, ó de pez ó de sol ó luna ó estre-
llas, ó de aire que sirviera para su respiración. Todo lo demás, lo
mismo le importaba que existiera, ó que dejara de existir.
Sentado Bernardo sobre un taburete á proa del barco, internába-
se en una no interrumpida serie ó cadena de pensamientos, discur-
sos, sueños y delirios. Ocurríansele las ideas más fantásticas sobre
su porvenir, formaba planes y proyectos los más extravagantes so-
bre el modo de ser que había de tener en adelante, y todo le parecía
lo más raro de cuanto en el mundo se había realizado. Sólo sentía
que la historia de su vida nunca llegaría á saberse de nadie sino era
por los tiburones y otros monstruos marinos.
Bernardo, como todos los hombres cobardes, tenía su aspiración
de ser valiente, y es un misterio, pero misterio que existe en más ca-
sos de lo que parece en la realidad de la vida; todos los cobardes se
imaginan como realizando hazañas valientes y empresas atrevidas.
En los momentos de sus fantásticas ilusiones, no hay hombres más
valientes que los cobardes, lo mismo exactamente que los mayores
proyectistas son los perezosos. Con las valentías de los cobardes y
con los proyectos de los perezosos, podría crearse un nuevo mundo.
Bernardo había tenido siempre un miedo atroz á la mar; la más
pequeña é insignificante ola le parecía un monte que le venía enci-
ma á aplastarle; un pequeño remolino en las aguas le parecía un ti-
burón que venía á devorarle y huía despavorido; una nube oscura
en el cielo, le parecía el presagio de una horrible tempestad. Ya he-
mos visto lo que le pasó durante la tormenta con que tuvo que lu-
char el Pompeyo en los bancos de hielo de Terranova. Pero de na-
da de esto se acordaba Bernardo. Ya era un valiente é intrépido ma-
§§£ ~ riño, y le parecía que con sola su persona gobernaba la embarcación,
IW- ~ 1ue desafiaba las tormentas, que pescaba ballenas con anzuelos y
fgjL — que capeaba los ciclones como el más hábil torero se burla en el re-
>í!V. ~K, dondel de un bicho de Miura ó de Veragua.
;¿£ Así discurría ó deliraba ó soñaba Bernardo al anochecer de cier-
IJ JJ. IJ.todía, en que un cielo espléndido y una mar tranquila presentaban
556
; ¿§|<;,.f$|^.^,...^

'*&•' la realidad de los objetos bajo ese aspecto poético, con que, en
^¡i ciertas épocas de la vida, se nos presentan las cosas.
, ¿^,. Pero cuando más embebido se encontraba nuestro héroe en sus
$10$: hermosos ensueños, un pensamiento terrible vino á cortar el hilo de
''"! sus dulces delirios, y sus pensamientos fueron transportados á otro
''íP1 terreno,
.fiS&r. ¡Q u é variable é inconstante es el humano corazón! Sin que la
'^S'4 realidad de las cosas varíe en un solo punto, el corazón del hombre
da miles de vueltas, cambia de situación, abraza objetos que poco
antes odiaba, rechaza afectos que en el momento anterior abrigaba
-VI -i.*
con delirio, y pasa de un estado á otro con más velocidad que los
pliegues de una bandera colocada en la punta de una torre, se aco-
-ffi modan á la dirección del viento que á cada hora sopla por diferentes
-r/fSSf' puntos cardinales.
'^ft'" Bernardo había formado en su cabeza un mundo ideal; un mundo
¿jk de vanidades, sin fundamento ni apoyo, se aglomeraba en aquella
J^ imaginación joven y ardiente; miraba su porvenir lleno de aven-
'$<$' turas, pero al través de unos colores que no le desagradaban; así
'7-?' estaba formando sus grandes proyectos, y absorto en sus pensamien-
'•%>'- tos, no deseaba otra cosa sino que aquellos días fueran deslizándose
f'ifi^kv P a r a v e r realizados sus bellos ideales.
"Q^f* Así seguía el curso de las cosas, cuando Bernardo notó con
•j$r. asombro que la luna que un momento antes le daba de frente, ahora
,¿i,_ le daba de espaldas; el mismo fenómeno advirtió en algunas estre-
M-^iSy- lias en que poco antes se había fijado. Bernardo no sabía explicarse
';í el misterio ni jamás se le había ocurrido fijarse en tal fenójneno.
'"*& Como nunca habfa sido aficionado á las escenas de la mar, jamás
.íííi&r. había querido estudiar nada de lo que en ella ocurría. Ahora se en-
'•'^j-S'r' cuentra ante un problema el más fácil del mundo, y que, no obstante,
;$'. Bernardo no sabe explicar.
,$*, L a luna que estaba á su frente ¿cómo había pasado á s u s efpal-
:
'®íT$ : das? L a contestación era fácil. El barco había dado vuelta insensi-
';,f blemente y sin que Bernardo se diera cuenta, y sin que la luna ni
^ las estrellas se trasladaran de lugar, como por efecto de una virtud
fíí%i-. oculta é invisible, la Casa flotante de Bernardo cambiaba de situa-
ción á todos momentos.
*3
No obstante, creyó Bernardo estar presenciando un milagro,
..4'a, creyó que el cielo se manifestaba sensiblemente y que algún suceso
%3'ty : funesto tenía que realizarse muy en breve. Era quizás un aviso del
j£ cielo para que estuviera preparado. ¿Sobrevendría una tormenta
"'íp como la pasada? ¿veríase en el terrible lance de tener que ir á pi-
.ñÚékv. que? ¿Llegaría á ser pasto de los peces? ¡Qué sustos iban apoderán-
VbL'"J dose de Bernardo. Lo peor de. todo era, que la luna continuaba
$t dando vueltas al rededor del barco, y las estrellas parecía que se-
Vfét guían á la luna como una comitiva de damas sigue á su reina. Fatí-
pjp dicos presentimientos se apoderaban del solitario marino, lúgubres
{í'% imágenes se representaban en su imaginación herida y terrores ja-
•ST
TP- *V $

más experimentados agitaban su tímido corazón, y todavía la luna


continuaba dando vueltas al rededor del Pompeyo.
Entonces se acordó Bernardo de la Virgen del Carmen cuya pro-
Sí tección le era necesaria. Cuando el cielo parece estrellarse contra
la tierra, ó arrojar como alientos de fuego y miradas de furor sus
veloces y terroríficas exhalaciones; cuando el suelo que nos sostie-
ne, parece tambalear bajo nuestros pies; qué dulce es pensar que
I allá en el cielo, más arriba que las nubes, más arriba que los relám-
pagos, más arriba aun que la luna y las estrellas,existe un genio por-
tector, un ser todo amor, una madre tiernísima, que tiene poder pa-
r a alejar la nube, para imponer silencio al trueno, para apagar el
fuego del relámpago, para inmovilizar la flotante cuna que bambo-
lea sobre las aguas!
¡Ah! en ese momento el corazón se ensancha, dos lágrimas de
1 gozo brotan de los ojos, el oído percibe armonías misteriosas, los ojos
se dirigen hacia el lugar donde habita ese ser amante, la lengua
no articula palabra, pero pronuncia un ¡ay! ese ay rompe los aires,
'S'. penetra los cielos, llega al oído del misterioso ser, y la contestación
'M que ha tenido el ay, ha sido una sonrisa. Aquella sonrisa es la que
despeja el cielo, tranquiliza la mar, pacífica la tierra, alegra al án-
gel y consuela al hombre.
a?. Así se presentó ante los exaltados ojos del despavorido Bernar-
3?, do la imagen aerea de la Virgen del Carmen. Parecíale ver clara-
mente la misma imagen que había visitado en la iglesia del Carmen
de Cádiz, en compañía de su madre, el día antes de embarcar en
dicho puerto con el fin de cumplir en lejanas tierras y desconocidos
Sí mares ignorados y terribles destinos.
fe
Bernardo corrió precipitadamente hacia el comedor que pocos
83 días antes había convertido en capilla y en que estaba pendiente el
escapulario de la Virgen del Carmen; se postró ante él, detúvose un
buen rato en aquella postura, allí pensó en miles de cosas, formó
miles de resoluciones y determinóse á no perderla de vista un solo
momento. Bernardo subió á cubierta, sentóse en su taburete á proa
del Pompeyo, y aunque todavía la luna daba vueltas alrededor de su
barco, Bernardo no se asustó por nada, su mente se hallaba algo más
Sí iluminada y su corazón se había serenado.
Vínole '. la mente que el día que salió de Gádiz, al empezar á
1 andar el Pompeyo, le pareció que los montes, las torres de la Cate-
dral de aquella ciudad y las embarcaciones surtas en aquella bahía
I se movíati, pero que, no obstante, el único que se movía era su bar-
1 co, el Pompeyo. ¿Será otro tanto lo que está sucediendo en el presen-
te caso? ¿será que quien se mueve es mi barco, y no la luna ni las
estrellas?
L o cierto es que desde aquel momento Bernardo no hizo caso al-
guno del movimiento de la luna, ni los traslados de las estrellas le
hacían impresión de ninguna clase; pero quedó sumamente impre-
sionado, bastante conmovido, algún tanto iluminado, discurría con
eje 558
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIHI
••*<§&

m ^illllIllinilllllllIMIIIIIIlllllIIIIIIIIHIIIIIIIIIIMIIIIIlIIIIIIIHIIIIUtlIlllllllllllilllItlIlIlllllIIII

«J^jH más acierto, tenía menos miedo á la mar y encontrábase más incli-
" nado hacia lo sobrenatural que lo había estado antes.
Sentado, pues, aquella memorable noche, en su puesto de siem-
pre, púsose á discurrir seriamente en los destinos del hombre fun-
dando sus discursos sobre principios cuyo conocimiento poseía muy
<^2= ligeramente aunque tenía alguna tintura de todo. Bernardo había
visto mucho en Madrid cuando en compañía de sus padres vivía en
casa de la Princesa de los Ursinos; había recibido de su madre una
M\ educación religiosa bastante esmerada, y el tiempo que estuvo en el
_ colegio, fué bien aprovechado.
"T^l Sobre estos conocimientos que ya poseía, se- puso á pensar y me-
ditar á la manera que lo hubiera podido hacer el más profundo filó-
<&£= sofo ó el más estático anacoreta. Si ahora fuera mi barco á pique
¿cuál sería mi destino? ¿á dónde iría yo á parar? ¿continuaría vivien-
do? ¿El que me ha sacado de la nada, me recibiría con amor ó me
¥i rechazaría de sí con odio? Siento en mí algo que np parece ha de
concluir nunca, pero al terminar el curso de mi viaje, ¿podré tener
•=$21 asegurado un destino que haga mi felicidad?
Una inmensidad sembrada de estrellas veo sobre mi cabeza, otra
A r | inmensidad poblada de seres vivientes está á mis pies, y en medio de
- estas dos inmensidades me encuentro yo ignorando la senda que han
de seguir mis pasos
Mí P a r a que estas meditaciones pudieran hacer mayor impresión en
el corazón del joven marino, se prestaban sobremanera las circuns-
•<£?= tancias que rodeaban á Bernardo. Las estrellas del firmamento re-
flejaban su claridad en la profundidad de las aguas, la oscuridad
y silencio de la noche dejaban á la imaginación campo libre para
<N poder internarse en lo más profundo de los dogmas cristianos, la
misma grandeza de Dios que en medio de los mares se manifiesta y
<££= se presenta más imponente y majestuosa, el alejamiento más com-
pleto de la compañía de sus semejantes, la distancia misma de la
tierra donde el hombre descansa más exento de temores, todo se
«¡' reunía para prestar materia de meditación á Bernardo, para que
. - éste pudiera ver con más claridad las grandes realidades ocultas
v^§ ahora al hombre, para que las infinitas grandezas de Dios pudieran
presentársele tal como son, y la nada de los hombres en su más pura
miseria.
Tanta grandeza por una parte y tanta nada por otra, le tenía
anonadado á Bernardo. Entonces le parecía ó creía con claridad
• I que el hombre es menos que un átomo comparado con Dios, y com-
= prendía el horrible crimen que el hombre comete cuando levanta
<plz su frente contra el cielo y se atreve á contradecir á su Criador.
= ¿Quién os el hombre, se preguntaba, para volver sus ojos airados
A-?! contra el autor de tanta grandeza? ¡ Ah! qué espantosa es la majes-
| £ tad de Dios en la tempestad y en el trueno, en la inmensidad de
los mares y en la inmensidad de las aguas, y en la furia de los
vientos, en la extensión de los mares y en la hondura del firmamento,

559
en la altura de la mansión de Dios y en la profundidad de los
abismos.
Anonadado Bernardo en" la contemplación de tanta grandeza,
no se atrevía á levantar sus ojos al cielo. Parecíale que ofendía á
la infinita majestad con sólo fijarse en sus grandezas, y si bien es
verdad que también venía á su mente el recuerdo de las bondades
de Dios y sus inmensas misericordias para con los hombres, sin
embargó Dios se presentaba siempre grande ante su espíritu y las
obras de Aquél inmensas á los ojos de éste.
En una sola consideración hallaba consuelo, placer y alegría;, en
pensar que la Virgen del Carmen era Madre de Dios y Madre de
Bernardo. Si la Majestad de Dios le amedrentaba, la sonrisa de su
Madre le animaba. Decidióse pues acogerse á la protección de esta
bendita Madre para poder ser bien acogido en la presencia del di-
vino Poder.
Formó pues un plan de vida, tanto en lo tocante á la vida espiri-
tual como material, que le sirviera de regla mientras se viera pre-
cisado á vivir sobre las aguas. No de otro modo hubiera podido me-
todizar su vida un ermitaño de la Tebaida ó un fundador de una
orden monástica, como lo hiciera nuestro marino en su monástico
barco.
Esto nada tiene de particular; pues, si la historia nos ha transmi-
tido la noticia de los ermitaños de las montañas y de los desiertos,
nuestro Bernardo era ermitaño de los mares y de las aguas. Aqué-
llos tuvieron su fundador y su regla. Este por sí mismo era funda-
dor, regla, superior y subdito, con la diferencia de que aquéllos han
continuado por una sucesión no interrumpida en la Iglesia de Dios,
y éste por sí mismo empezó, continuó y concluyó. Dejemos para otro
día la historia de la vida monástico-marina de Bernardo.
F R . SAMUEL DE SANTA T E R E S A .

í 560
f
0.0. LEÓN XIII,
P O N T Í F I C E JWÁXIJVIO DE LtA IGIiESIA ÜlSllVERSAIi,

VICARIO D E CRISTO EJ^l HA TIERRA,

SUCESOR DE S ñ N PEDRO,

M A E S T R O i r í p ñ l i I B U i E DE HA V E R D A D ,
P A D R E DE TODOS ÜOS F I E U E S ,

UÜJVIBRE EJSI E l i CIEIiO,

R E Y DE ROJWA,

HA SUBIDO AL CIELO DESDE SU CÁRCEL DEL VATICANO


EL DÍA 20 DE JULIO DE 1903

66
El Monte Carmelo,a
su director, Redactores tj todos sus cristianos lectores se aso-

cian al duelo de la iglesia Católica por la muerte de su común

3>adre, cuya alma encomiendan á jDios, á la vez que piden á

Cristo ¡Jesús la prosperidad, el engrandecimiento JJ triunfo de su

esposa santa la ¿Iglesia.

A ñ o IV 1.° d e A g o s t o d e 1 9 0 3 fldíM. 7 5
3jH«*.»miy j ! n

D Í E S 3 J E S Güfe GUÉ21
r *|? «P? vfí vf/ ífí 1¿J?
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¡J^I^ORE>MOS...!

León XIII ha muerto; se ha extinguido para el


mundo la luz vivísima de su inteligencia que durante
tantos años ha derramado resplandores de celestial
sabiduría desde las alturas del Vaticano; se ha ocultado
en su ocaso ese astro majestuoso que ha sido el centro
de la vida religiosa, moral, pulítica y diplomática de
todas las naciones durante un cuarto de siglo; ha en-
mudecido su voz de maestro infalible que dictaba á
todas las conciencias las verdades salvadoras de la Re-
ligión única divina; ha quedado inmóvil la mano que
tantas veces nos ha bendecido y con su bendición de-
rramaba sobre los pueblos tesoros de ventura, de paz y
felicidad,
León XIII ha muerto, majestuosamente, serena-
mente, como si el imperio que ha ejercido ese anciano
sobre todo el mundo, lo ejerciera también sobre la
muerte que, diríase, no se atrevía á llegar á él hasta
que él la ha dado permiso. "
Grande en vida, León XIII ha sido también grande
en su muerte. No se asustó al verla delante: la miró de
frente y no tembló; y en su presencia, como contenién-
.dola á su arbitrio, ha estado disponiendo sus últimos
actos, y ha consagrado atenciones y cuidados para^
todos los intereses de la Reíigión y para todas las nece-
sidades del mundo, y hasta á las mismas bellas artes
les ha dirigido su cariñoso saludo de despedida pulsando
¡LLOREMOS! 563

con su ya descarnada mano la lira del poeta y arran-


cando de sus cuerdas dulcísimos sonidos.
Ha sido notable, ha sido la característica de León
XIII, el dominio, el imperio absoluto sobre todo lo que
le rodeaba. A su cuerpo tenía totalmente sometido á la
fuerza poderosa de su alma: sutilísimo ya.de puro es-
tenuado, reducido á la mínima expresión de materia, á
través de él se trasparentaba su espíritu, su inteligen-
cia, su voluntad: y se puede decir que León XIII ha
muerto cuando ha querido morir; cuando ha querido
desatar la última débilísima lazada que unía su espíritu
á su carne.
Y este mismo imperio ejercía fuera de sí, con los
reyes y soberanos de la tierra y con los Gobiernos de
todas las naciones, que le respetaban; con sus fieles hi-
jcs que le profesaban cariño ardentísimo; con los prín-
cipes de la Iglesia que acataban su jurisdicción plena y
omnímoda; y con los pueblos disidentes que atraídos
por el misterioso imán de su privilegiada inteligencia se
iban acercando á su sagrada persona y á la institución
santísima que su persona representaba.
León XIII ha sido el sol alrededor del cual giraba el
mundo. No había gabinete político en Europa que to-
mara una resolución sin pensar antes en la relación que
pudiera tener con la política del Pontífice. Rey destro-
nado, Rey encarcelado, regía todas las naciones. Mi-
sión sublime la que ha desempeñado ese anciano de no-
venta y cuatro años, y gloria inmarcesible la que se
ha conquistado en su desempeño. Grande, inmensa ha
sido la responsabilidad que sobre sus hombros pesaba,
colocado en la cumbre más alta del mundo, sobre
todos los tronos de los reyes, mandando en la concien-
cia de millones de hombres que habían de ser felices ó
desventurados según la dirección que les imprimiera el
Pontífice; y, sin embargo, después de tantos años ha
muerto con gloria, respetado, amado, bendecido, ala-
bado por todo el mundo.
564 EL MONTE CARMELO

Por eso, hoy que le hemos visto desaparecer de en-


tre nosotros, que hemos visto eclipsarse su luz brillan-
tísima, que ya no oímos su voz, que ya no recibiremos
más su paternal bendición, una tristeza inmensa y un
profundo dolor ha invadido todos los espíritus: todos le
lloran; todos están de duelo; todos visten de luto; todos
están como abatidos bajo el peso de una común, uni-
versal, inmensa desgracia.
Lloremos también nosotros; ante sus despojos que
encerraron una alma tan grande, una inteligencia tan
prodigiosa, un corazón tan heroico, virtudes y santidad
tan encumbrada, derramemos tiernas lágrimas, depo-
sitemos el homenaje de nuestro"caiiño acendrado, de
nuestro afecto sincerísimo; mientras nos encomenda-
mos á la intercesión y al valimiento de su alma santí-
sima ya coronada con la diadema de gloria de los bien-
aventurados, y le pedimos que vele desde el cielo por
sus hijos, que vele por la Iglesia, que vele por el
mundo.
Fr. ñngel María.
SU SANTIDAD LEÓN XIII
El telégrafo nos ha comunicado la triste noticia de que S. S. León
XIII, después de un glorioso Pontificado de 25 años y algunos me-
ses, falleció en el Palacio Vaticano ayer, 20 de Julio, á ías cuatro
de la tarde, y á ¡os 94 años de edad.
Consagró toda su vida á la oración, al estudio, al bien déla hu-
manidad y á la defensa de la Iglesia; el mundo le ha hecho justi-
cia, admirando sus virtudes y su talento en la difícil situación que
ha sostenido por espacio de 25 años, y proclamándole el más hábil
diplomático de la tierra y el mayor de los Pontífices que la Iglesia
ha tenido en la larga serie de 20 siglos. Católicos y protestantes,
cismáticos y rebeldes, judíos y paganos han elogiado sus gestiones
y prestádole su pleito homenaje, mientras que nosotros le hemos
venerado y amado como hijos en la vida, y ahora le lloramos co-
mo huérfanos en la muerte.
Es tanto más difícil escribir la biografía de este gran hombre,
cuanto son más interesantes y numerosos los datos que de su vida
nos suministra la historia.
Sus antepasados. Toaquín-Vicente-Rafael-Luis, que después
ha sido conocido en la Iglesia con el glorioso nombre de León XIII,
fué descendiente de los Condes de Pecci, familia noble que tuvo su
origen en Toscana. Primero en Cortona y después en Sena y últi-
mamente en Carpinetto se hicieron célebres bajo todos conceptos
sus antepasados, entre los que se cuentan esforzados guerreros y
Generales de ejército, como Pablo Pecci en el siglo XIV; sabios y
discretos Prelados, como Bernardino, Obispo de Grosseto, Juan
Bautista, Obispo de Segni, José, tío de León XJII, que merecióla
confianza de Pío VI, y José, hermano de Su Santidad, que siendo
Cardenal de la S. I. R. murió en 1890; célebres diplomáticos y hom-
bres de Estado, como Lelio Pecci que fué embajador de la Repú-
blica de Sena en la Corte de Carlos V, y Pedro Pecci, que siendo
profesor de Derecho en Sena representó á su República en diver-
sas comisiones; eminentes jurisconsultos como Fernando Pecci
que vivió en tiempo de Benedicto XIV, y Carlos Pecci, Doctor en
Derecho y abuelo materno de León XIII; y notables santos, como
Pedro Pecci, que tomó el hábito de San Jerónimo, y Bernardino
Pecci, jesuíta misionero, que derramó su sangre por la fe en las
Indias.
566 EL MONTE CARMELO

Su nacimiento: Nació Joaquín Pecci el 2 de Marzo de 1810, sien-


do sus Padres Ludovico Pecci y Ana Prosperi Buzi, en Carpinetto;
población de 5.000 habitantes en los Estados Pontificios, ó sea en
los Volscos, en la cadena llamada Monti Lepini, y fué bautizado á
los dos días en su Palacio Pecci. Hizo sus primeros estudios en Ro-
ma, y en el Seminario de Viterbo, hasta que con motivo de la muer-
te de su madre volvió á Roma, y los continuó y perfeccionó en el
Colegio Romano, sobresaliendo entre todos sus condiscípulos y
distinguiéndose por su sólida piedad y ejemplar vida. Graduóse
de Doctor el año 1832, cuando sólo contaba 22 años.
Diríase que desde entonces fué el joven Pecci objeto en la Igle-
sia de las mayores atenciones. Apenas terminó sus brillantes estu-
dios fué investido de cargos eclesiásticos y ganó la estimación de
los más ilustres personajes de Roma.
En el mes de Febrero de 1838, recién ordenado sacerdote, fué
nombrado por Gregorio XVI delegado apostólico en Benevento, y
con su gran discreción y energía arregló las diferencias de aquel
país, dando muestras de gran diplomático y organizador excelente.
Desde 1841 fué sucesivamente delegado de Espoleto y Perusa,
hasta que en 1843 fué preconizado Arzobispo de Damieta in parti-
bus y nombrado Nuncio de S. S. en Bruselas, cuando apenas con-
taba la edad de 33 años.
Como representante de Su Santidad en Bruselas dio verdaderas
pruebas de gran sabiduría y discreción, mereciendo justos aplau-
sos y aprecio de los Belgas. No pueden reducirse á los estrechos
límites de un artículo biográfico los vastos planes que en calidad de
Nuncio Apostólico concibió y desarrolló en Bruselas, el respeto que
conquistó para los intereses de la Iglesia, y la estimación de todas
las clases sociales q:ie se concilio para su persona; de lo cual es
prueba evidente el que al cesar en su cargo fuera agraciado por el
Rey con el gran Cordón de la Orden de Leopoldo.
En el consistorio del 19 de Enero de 1846 fué preconizado Mon.
señor Pecci Obispo de Perusa con el doble carácter de Administra-
dor Eclesiástico y civil. Adquirió gran popularidad por su talento
y diplomacia tan enérgica como hábil, y mereció el amor y cariño
de todos sus subditos.
El 19 de Diciembre de 1853 fué elevado á la dignidad de Carde-
nal-Presbítero de la Iglesia Romana, con inmenso júbilo de la ciu-
dad de Perusa, que celebró el honor concedido á su Prelado con
fiestas populares y demostraciones de regocijo.
Ocupó la silla episcopal de Perusa,—que después fué elevada
por él mismo á la dignidad Arzobispal,—hasta el 21 de Septiembre
de 1877, en que fué nombrado por Pío IX Cardenal Camarlengo,
y obligado como tal á residir en Roma
El 7 de Febrero de 1878 murió Pío IX, dejando huérfana la Igle-
sia y sumida en el dolor á la cristiandad. Eran difíciles las circuns-
tancias, arreciaba la tempestad por todas partes, temían los
SU SANTIDAD LEÓN XIU 567

fieles que sucumbiera la nave de Pedro, y los enemigos de


la Iglesia anunciaron orgullosos que Pío IX no iba á tener suce-
sor. Pero se equivocaron. Al Cardenal Pecci, como Camarlengo,
correspondía preparar y dirigir el Cónclave, y así lo hizo. Celebra-
dos que fueron los funerales del Pontífice difunto, según ordena el
derecho, se reunió el Cónclave en el Palacio Vaticano el 18 de Fe-
brero, y á las 36 horas de deliberación el Cardenal Pecci fué ele-
gido Papa en' tercer escrutinio con 44 votos de 61 votantes, el
miércoles 20 de Febrero de .1878, y tomó el nombre de León XIII.
SIí Pontificado. Los héroes del Cristianismo sienten oscilar
en su frente ra}'os de divina luz, y cuanto más se empeñan en hu-
millarse y esconderse de las glorias mundanas, tanto más se en-
carga Dios de ensalzarlos y preparar los caminos para gloriosos
acontecimientos. Los que han relatado los hechos del último Cón-
clave, aseguran que el Cardenal Pecci, al oir que su nombre salía
de la urna con creciente frecuencia, prorrumpió en llanto, y, de-
jando caer la pluma que sostenía su temblorosa mano, dijo al Car-
denal Bor.necho.se que estaba á su lado: "No puedo, no puedo con-
tenerme más. Siento la necesidad de hablar al Sacro Colegio. Te-
mo que se cometa un error. Se me estima como un sabio, como un
justo, y no lo soy: se me suponen las cualidades necesarias para
ser Papa y no las tengo: esto es lo que quisiera decir á los Carde-
nales.» Y aquel hombre que se creía indigno de la tiara Pontificia
estaba destinado en los consejos eternos para ser una de las figu-
ras más eminentes del Pontificado Romano.
El día 3 de Marzo de 1878 fué Su Santidad solemnemente coro-
nado en la capilla Sixtiqa, y desde entonces empezó á ser luz del
mundo. Dirigió penetrante mirada á todos los elementos de la so-
ciedad, vio las discordias que perturbaban la paz entre hermanos,
examinó con detención los. errores y vicios que por todas partes
pululaban, observó un olvido frecuente y desprecio completo de
las leyes divinas y humanas en unos, insaciable codicia de bienes
materiales en otros, mala administración de fondos públicos en al-
gunos, abiertas injusticias en muchos; corrupción de costumbres y
licencias desenfrenadas en las esferas altas, rebeldía é inobedien-
cia en las clases bajas; y subversión de los principios del orden so-
cial, libertad individual y defensa de los derechos mal entendidos,
que tenían en continua agitación y zozobra á la sociedad en todos;
y entonces publicó con fecha 21 de Abril de 1878 su primera carta
Encíclica. Inscrutabili Dei Consüio, que el mundo esperaba con
impaciencia para divisar los derroteros que el nuevo Pontífice tra-
zaba en el gobierno de la Iglesia y ante la expectativa de las Poten-
cias que tenían algún interés en ella; y grande fué el asombro de
amigos y adversarios de la religión al ver colocarse á León XIII en
una actitud desahogada que mereció la aprobación de los buenos
568 EL MONTE CARMELO

la admiración de los indiferentes y el respeto de los malos. Des-


pués de haber pintado con mano muestra el estado de la sociedad
en la época de su elevación al solio Pontificio, demostró que la mu-
chedumbre de los males que por todas partes afligían al género
humano y exponían al mundo al peligro de una próxima agonía,
nacía del desprecio de la santa é infalible autoridad déla Iglesia,
que como representante de Dios en la tierra ha gobernado siempre
con leyes santas al género humano, ha enseñado á los hombres to-
da verdad, ha llevado la civilización á los países salvajes, ha pro-
movido toda clase de ciencias, artes é institutos de caridad, ha con-1.
solidado el poder de la autoridad civil y ha sido la garantía más se-
gura de todo orden y seguridad en las naciones. Después de pro-
testar contra la inicua ocupación de los Estados Pontificios y con-
denar los errores reinantes en el mundo, hizo un llamamiento á to-
dos, para que se acogieran á su tutela y dirección.
Una vez dado este paso pudo León XIII con su clarísima inteli-
gencia abarcar todo, atender á todo, y formar y desarrollar en los
25 años de su fecundo Pontificado un plan tan vasto que justamen-
te ha llamado la atención del mundo, y su memoria será llena de
bendición en los fastos de la historia.
Llevado de su apostólico celo y gran solicitud por el bien de la
Iglesia y guiado por el Espíritu Santo en la obra de la restauración
social por Jesucristo nuestro Señor, 1.° enseñó como Doctor univer-
sal la Doctrina de la verdad y defendió la fe, condenando los per-
niciosos errores de los tiempos modernos; 2." promovió los estudios
filosóficos, teológicos, canónicos, escriturísticos, y toda clase de ar-
tes y ciencias, levantando por doquiera colegios y universidades;
3.° desarrolló admirables principios sobre la doctrina social, echan-
do sólidos cimientos sobre la constitución y gobierno de las socie-
dades; 4.° colocó siempre á la altura que se merecía la dignidad
del Pontífice y de la Iglesia en sus relaciones internacionales, ilus-
trando á los Estados en el gobierno de los pueblos; 5.° penetró en
el seno de las familias cristianas dando excelentes reglas á los in-
dividuos que las componen; 6.° extendió los fueros de la jerarquía
eclesiástica, propagando la fe en los países paganos; 7.° defendió
las Ordenes Religiosas de las persecuciones de ¡os impíos, conce-
diéndoles grandes favores y beneficios. 8.° beatificó y canonizó in-
numerables siervos de Dios y santos; y 9.° restauró las costumbres
cristianas, promoviendo obras de piedad y devoción y práctica
de las virtudes.
Y efectivamente: 1.° Si la doctrina De Romani Pontificis tu-
fallibili magisterio enseñada por el Concilio Vaticano necesitase
confirmación, nos la ofrecería León XIII muy cumplida en sus im-
ponderables Encíclicas, cartas y documentos doctrinales. Prescin-
diendo por ahora de la cuestión que agitan los teólogos de si el Ro-
mano Pontífice habla ó no ex cathedra, cuando en las Encíclicas
SU SANTIDAD LEÓN Xtll 569

enseña una doctrina, podemos asegurar que jamás Pontífice algu-


no iluminó los horizontes de la Iglesia como León XIII con rayos
de celestial doctrina. La revelación cristiana ha sido defendida y
expuesta por él en luminosos documentos dados á la cristiandad,
y los errores contrarios á las enseñanzas católicas han sido heri-
dos de muerte por su pluma.
Ya en la primera Encíclica que hemos mencionado, condenó en
globo los errores que en ella se enumeran, y renovó las condena-
ciones de Pío IX y otros predecesores contra los errores modernos.
Con esto preparó el camino de la condenación explícita de otros

iliiniiiiiiiniiiiiiiuiillll-

León
iMMiiiiiiiiiniiiiiiimiiii:

» ú
errores subversivos en particular. Los atentados de que se libra-
ron el Emperador de Alemania y los Reyes de España é Italia
dieron motivo á la Encíclica Quod Apostolicé muncris publi-
cada en 28 de Diciembre de 1878 en que fueron vigorosamente im-
pugnados el Socialismo, Comunismo y Nihilismo. Por la Encí-
clica Etsi nos de 15 de Febrero de 1882 se quejó amargamente de
la acción masónica en Italia, y por la Hum.anum genus de 20 de
Abril de 1884 expuso la constitución de la Masonería y de sus sec-
tas afines y la desaprobó en todos sus grados. Con fecha 20 de Ju-
nto de 1888 publicó la Encíclica Libertas, verdadero é imperece-
dero monumento levantado á las libertades cristianas, en el que se
desenmascaran y se condenan con términos más explícitos el Libe-
ralismo, Racionalismo y Naturalismo. Y como si estas condena-
ciones no fueran bastantes á contener el error, con fecha 24 de
enero de 1897 dio la Constitución sobre la censura de libros. Y úl-
timamente el 22 de Enero de 1899 escribió su carta al Cardenal
570 KL MONTE CARMELO

Gibbons de Baltimore condenando el Americanismo como contra-


rio á la integridad de la fe católica.
2. Si de la enseñanza católica y defensa de la fé pasamos al
impulso extraordinario que dio á toda clase de estudios, veremos
mejor los esfuerzos hechos por este gran Pontífice para conseguir
la restauración social según la doctrina de Jesucristo. Al obser-
var la confusa muchedumbre de opiniones mal fundadas y ridícu-
los sistemas en las escuelas, determinó en su Encíclica Aeterni Pa-
tris de 4 de Agosto de 1879 que era necesario volver A la filosofía
de Santo Tomás de Aquino, cuyo estudio ordenó más tarde á los
alumnos de la Compañía de Jesús en carta de 30 de Diciembre de
1892, y á los estudiantes Franciscanos en otra carta dirigida al
Rdmo. P. General de la Orden. Con el fin de realizar su idea fundó
en Roma por los años de 1879 y 1880 una Academia destinada á de-
fender y explicar la doctrina de Santo Tomás, encomendó á la
Orden de Santo Domingo la publicación de las obras completas del
Doctor Angélico, destinando al efecto 300.000 francos. El 25 de
Diciembre de 1880 ordenó que se fundara una cátedra en Lovaina
para explicar las ciencias esperimentales, dotándola con 150.000
francos; levantó colegios, restauró Universidades y promovió toda
clase de estudios. El 19 de Noviembre de 1892 dio su Encíclica
Providentissimus sobre el estudio de las Santas Escrituras, que
en 30 de Septiembre de 1902 la completó creando por una Bula la
Comisión de Estudios Bíblicos, lo mismo que por su Encíclica de
8 de Septiembre de 1900 sobre la educación del Clero confirmó las
instrucciones dadas en 1882 á los Prelados de Italia, en las que ase-
guraba que el Sacerdote debe estar dotado en estos tiempos de co-
nocimientos no sólo de ciencias sagradas, sino también de filosófi-
cas, históricas y profanas.
3. Pero lo que trató de una manera magistral y en lo que dio
pruebas de su alta sabiduría, fué la cuestión social. En su Encíclica
Diuturnum del 29 de Junio de 1881, rechazando las teorías de los
filósofos racionalistas, enseñó que toda autoridad viene de Dios,
y debe ser respetada por ser representante de Dios.
Echado este sólido fundamento sobre que debe levantarse todo el
edificio social, publicó el 19 de Noviembre de 1885 su importantí-
sima Encíclica Immortale Dei, acerca de la constitución y gobier-
no de los Estados, verdadero Código de política cristiana, que
deberían tener presente todos los hombres de Estado. Rechazando
varonilmente la calumnia de los que presentan á la Iglesia como
enemiga del Estado, explica las relaciones de entrambos.
La Constitución cristiana asegura á los Príncipes una auto-
ridad divina, y manda á los subditos que guarden sujeción y obe-
diencia, la cual es ventajosa para los Príncipes y para los pueblos,
para la sociedad civil, para la femilia y para los individuos. Des-
arrollando, su obra maestra dio á los Obispos del mundo católico su
SU SANTIDAD LEÓN XIII 571

Encíclica Sapientice Christiana el 10 de Enero de 1890, enseñando


los deberes del ciudadano católico, y echó el sello, puede decirse,
á la cuestión social con la magnífica Encíclica Rerum novarum de
15 de Mayo de 1891 acerca de la propiedad y relaciones entre amos
y obreros. Se constituye el Pontífice amparo del pobre, enseñán-
dole á dignificar su estado con la virtud; alienta al rico á la cari-
dad, y al Estado á amparar la religión, la paz y la justicia.
4. Conocedor tan profundo de la sociedad no podía menos de
sostener relaciones internacionales, dejando siempre á la Iglesia
en el lugar que se merece como primera autoridad del mundo.
Tres veces fué designado arbitro en las diferencias habidas en di-
versas naciones: en 1885, en la cuestión de las Carolinas entre
España y Alemania; en 1892, sobre las fronteras coloniales entre
Bélgica y Portugal; y en 1895 en un asunto de fronteras entre
Haití y Santo Domingo. Firmó tres Concordatos; en 1886 con Por-
tugal y Montenegro y en 1888 con Colombia. Dirigióse en diversas
ocasiones á todas las naciones del mundo, escribiendo multitud de
documentos importantes. Entabló negociaciones con todos los Es-
tados, las que vio casi siempre coronadas con algún acto diplomá-
tico, y cuando no, sostuvo con prudencia, no exenta de energía,
los derechos de la Iglesia.
5. No descuidó el sabio Pontífice á la familia cristiana que es
seguramente el elemento principal de la sociedad. En su Encíclica
Arcanum divina sapientice del 14 de Febrero de 1880 recuerda el
origen divino del matrimonio cristiano, y la autoridad exclusiva
de la Iglesia sobre él, rechazando la poligamia, la poliandria y el
divorcio introducido por el paganismo como también el matrimo-
nio civil, invención de los sistemas modernos.
6. Uno de los principales cuidados de su vida fué la jerarquía
católica. Celebró cerca de 100 consistorios en los que creó 145 Car-
denales, y más de 2.000 Obispos. Erigió2 Patriarcados, 13 Arzobis-
pados nuevos, 20 Arzobispados de sillas ya existentes, 140 Episco-
pados, 2 Abadías, 5 Delegaciones Apostólicas, 50 Vicariatos Apos-
tólicos, y 14 Prefecturas en Vicariatos. Y atendió con asombrosa
solicitud á las misiones del Oriente, dirigiéndose á los católicos Si-
rios y Latinos de Malabar (20 de Mayo, de 1887), á los Armenios
25 de Julio de 1888) á los Maronitas, (Consistorio de 23 de Junio
de 1890) y propagó la fe en la India, en China, en Japón, en Aus-
tralia, en África, en América, y en los países protestantes de
Europa.
7. Consideró siempre á las Ordenes Religiosas como una ema-
nación de la Iglesia, y dio sabias reglas sobre su constitución y ré-
gimen interior, y las defendió de las persecuciones de los gobier-
nos liberales. El 13 de Diciembre de 1900 escribió una carta en de-
fensa de las Congregaciones religiosas de Francia, y otra en 7 de
Abril de 1901 al Patriarca de Lisboa con el mismo fin, y otra el29 de
572 EL MONTB CARMELO

Julio del mismo año á los Superiores delasOrdenes Religiosas, aso-


ciándose á su dolor y protestando contra el proceder del Gobierno
francés.
8. Han sido canonizados por León XIII, 18 santos, 110 siervos
de Dios beatificados, y á 54 mártires ha sido reconocido el culto.
9. Distinguiéndose últimamente por su eminente santidad,
promovió innumerables obras de piedad y devoción. Son notables
sus Encíclicas sobre el santo Rosario que vino publicando todos los
años desde 1883, y en muchas ocasiones manifestó su predilección
especial por el escapulario carmelitano. El 19 de Agosto de 1880 ex-
citó á la devoción al glorioso Patriarca San José, y en 1890 al culto
de la'JSagrada Familia. Por su Encíclica de 25 de Mayo de 1899
mandó que el mundo católico se consagrase al Sacratísimo Corazón
de Jesús, y es admirable por todos conceptos la Encíclica de 28 de
Mayo'de 1902 sobre la Eucaristía.
En fin nos haríamos interminables si quisiéramos relatar la
doctrina que contienen sus 64 Encíclicas, é innumerables Breves,
Bulas y documentos, las obras de caridad que promovió en las
peregrinaciones de diversas naciones, y el impulso que dio á toda
clase de estudios, obras religiosas, sociales y benéficas.
Esta es la obra de León XIII, y véase ahora si pudo escribir con
razón:
Justitiam colui; certamina longa, labores,
Ludibria, insidias, áspera quaeque tuli;
At Fidei vindex non flectar: pro grege Christi
Dulce pati; ipsoque in carcere dulce mori:
Dios le haya premiado.
Fr. Walentm de la, ñsünción.
Santander, 21 de Julio de 1903
«í i ' *^* ''•" *»l" *-^-* ^ *^* **1" l^ft^^P^Wf^l *1» »!/» *J>. «*U ^U *d* «1»
-Qíí iiiiiiuiuiiiiHiiiiiiHMiiiiiwiiiiriTnMriiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiriiiiiiiiiiiiiriiiii.iiiiiiiTiiiiíTTiiWiiiTiiiiMTriiiS^-

-ÍSS = iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiiniiiiE
U!íü.'Bgg-

EL CANTO DEL CISNE

Asi puede llamarse la hermosísima canción compuesta por el mismo


León XIII, y en la cual cantaba su cercana muerte el inspirado vate.
Los dulcísimos sentimientos cuya fragancia so percibo al compás de las
cadenciosas estrofas de tan peregrina composición, recuordan aquellos
edificantes y plácidos preludios de la apacible muerto del Papa San León
IX, insigne en Santidad de vida y milagros.
Entre las poesías líricas de León XIII, esta canción es, á nuestro pobre
entender, la que se lleva la palma. Dice así, traducida en rima castellano:
Ya próximo á extinguirse el sol poniente,
brillan, León, sus rayos en tu frente.
En las exhaustas y cansadas venas
el ritmo de la vida late apenas.
Vibra, oh muerte, tu dardo; el cuerpo inerte
será frío despojo de la muerte:
mas rota la prisión, con santo anhelo,
rápida vuela el alma y busca el cielo...
¡Acabe el largo y áspero camino,
y al fin, Señor, descanse el peregrino!
Si tu gracia merezco, oh Dios clemente,
repose en Tí mi alma eternamente.
Sálvame, oh Virgen Madre; desde niño
comencé á amarle con filial cariño,
y hoy en mi ancianidad, oh Madre mía,
es mi amor más intenso todavía.
Tuyo soy, tuyo fui; si entro en la gloria,
tuyas serán la palma y la victoria.
2&. É@^dR<9^*^«A^@^*.i^é^^

Método de irida de León XIII

En uu Breviario de Su Santidad se han visto escritas de su pu-


ño y letra algunas edificantísimas líneas relativas al método de vi-
da que se propuso al ser elevado á la silla de San Pedro. Titúlanse
De ratione vita in Pontificatu degendce, y dicen:
In mortali vita quce superest
Oblata quotidie piaculari Hostia
Arctiüs Deo adhcerere
Curandceque hominum saluti sempiterna:
Vigilanti animo adlaborare
Constantius in dies enitar.
In mortali vita quce superest.—-El pensamiento de la muerte,
es el medio más seguro para ser bueno. Y León XIII, elevado á la
más alta dignidad, al sitial colocado por el mismo Jesucristo sobre
la roca inconmovible que se levanta por encima de todos los Tro-
nos y de todas las grandezas de este mundo, pensaba en la eterni-
dad, y como Santa Teresa y San Luis -Gonzaga y como todos los
justos, vivía pensando en su fin último y en los altos destinos pues-
tos en sus manos y por los cuales ya habrá sido juzgado.
¡Ah! Si los Reyes de la tierra tuvieran fija la mente en ese pen-
samiento, la justicia reinaría en la tierra y no harían falta ni le-
yes de y aran tía ni constituciones que limitaran el poder de los
Soberanos.
Oblata quotidie piaculari Hostia.—En la oblación diaria de la
Hostia sin mancha ha encontrado León XIII la fortaleza necesaria
para vencer á los enemigos de la Iglesia.
Arctius Deo adhcerere.—Ha vivido cada día más unido á Dios
y por eso su pontificado glorioso ha sido una victoria constante
para la Iglesia.
Curandceque hominum saluti sempiterna.—Esta era su políti-
ca y programa, éste el fin que guiaba sus actos: la salvación de
los hombres. A él ha encaminado sus esfuerzos.
Vigitanti animo adlaborare constantius in dies enitar .—Y ha
trabajado con esa firmeza admirable y esa infatigable constancia
que lo sostenía aún á las puertas de la muerte.
Con un programa como éste ¿cómo no había de ser un reinado
glorioso el de León XIII?
¡P.t i.SlS.t ^Sffl.t ; . 6 ) S . ; ;,<5),B.< ;.S)B.t ;.<3'",< ;,S).S>.f ?.S)B.t ;.g;B, f , ,Siy<r i.gi'a.r TT?.

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LA ASUNCIÓN
LEYENDA

Los Apóstoles se habían dispersado por todo el mundo para pre-


dicar la Religión de su divino Maestro. María habíase quedado en
Jerusalén, y vivía en una casa cerca del monte Sión, pasando su vi-
da en visitar los lugares glorificados por el Señor. Un día, habiendo
llegado ya á los setenta y dos años, sentía su Corazón todo encendi-
do en el deseo de ver á su Hijo, hasta el punto de desmayarse, derra-
mando al mismo tiempo copiosas lágrimas. Un ángel del Señor se le
apareció todo resplandeciente, y puso eu sus manos un ramo de pal-
ma del Paraíso, anunciándole que dentro de tres días sus deseos que-
darían satisfechos, pues que iría á unirse con su divino Hijo, y que la
palma que le entregaba debía ser llevada delante de su ataúd.
Al recibir la Virgen esta noticia, dio gracias al Señor, y suplicó
al ángel que le alcanzase del Señor que en el momento de su muerte
los Apóstoles, sus hijos espirituales, estuviesen reunidos junto á ella.
El ángel se lo prometió, y regresó al cielo en medio de los mayores
resplandores.
La palma brillaba entretanto como la luz; era verde como si fuese
natural, pero las hojas chispeaban «orno la estrella de la mañana.
María se acostó en la cama para permanecer en ella hasta el día de
su sepultura.
En aquel entonces, Juan predicaba en Efeso. En un instante un
fuerte trueno estalla, y una blanca nube, envolviendo al Apóstol, lo
traslada y lo depone en la casa de la Virgen.
Juan, admirado, penetra en ella y saluda á su Madre. María se
sintió tan alegre al ver de nuevo á su amado Apóstol, que no pudo
contener sus lágrimas.
—Juan, hijj mío—le dijo,—acuérdate de las palabras de tu di-
vino Maestro, que me encomendó á tu filial cuidado. Dios me llama
á la muerte; yo te encomiendo mi Cuerpo, porque los judíos sólo es-
076 EI, MOíSTB CARMBLO

peran mi muerte para entregarlo á las llamas; también harás que se


lleve esta palma delante de mi ataúd.
Juan, al oír esto, lloró de sentimiento.
Al mismo tiempo el trueno sonó otra vez, y todos los Apóstoles,
llevados por nubes desde los diferentes lugares donde se hallaban,
vinieron á la casa en que moraba la Virgen. Juan salió á recibirlos
llorando, y les anunció la muerte próxima de la Señora.
La Santísima Virgen, al ver todos los Apóstoles alrededor de su
lecho dio gracias á Dios, les hizo sentar, les mostró la palma lumi-
nosa, se puso su vestido de muerte y se colocó en la cama esperan-
do su fin.
Hacia las tres de la noche, un fuerte trueno hizo temblar la casa,
y se derramó por el aposento una fragancia la más suave, de modo
que todos los que estababan allí, á excepción de tres vírgenes que
llevaban antorchas, se durmieron profundamente.
Entonces se apareció Jesús rodeado de un cortejo de ángeles, pa-
triarcas, mártires, confesores y vírgenes que, colocándose alrededor
del lecho, salmodiaban los más dulces cantares.
Y Jesús dijo á su Madre:
—Ven, elegida mía, que yo te sentaré en mi mismo Trono.
---Señor—le respondió María,—mi Corazón está pronto para ha-
cer vuestra voluntad.
Y el Alma de María salió de su Cuerpo y voló á los brazos de su
Hijo que la llevó El mismo al cielo, donde fué recibida con las ma-
yores aclamaciones de gozo.
Y aquellos que se durmieron en el cuarto en que murió, se des-
pertaron, y á la vista del Cuerpo difunto de la Virgen empezaron á
llorar amargamente. Las tres vírgenes dispusieron el cadáver para
lavarlo; pero fué de repente cubierto de una luz tan viva, que apenas
le podían tocar, pero de ningún modo le podían ver; la cual luz no
desapareció sino cuando estuvo envuelto el Cuerpo en el vestido de
entierro.
Los Apóstoles lo colocaron con el mayor respeto en el ataúd, y el
cortejo fúnebre se puso luego en marcha hacia el valle de Josafat,
adonde el mismo Señor había ordenado fueran llevados y sepultados
los despojos de su Madre hasta que El mismo volviese por ellos. Juan
iba el primero, llevando en sus manos la resplandeciente palma. Pe-
dro y Pablo llevaban el féretro en sus hombros. Pedro entonó el
Salmo In exilu Israel de Egipto, y los otros lo continuaban en voz
baja.
Una nube envolvía á los Apóstoles y al Cuerpo de la Virgen, de
modo que se oían sus cantos y no se veían los que cantaban. Los án-
LA ASUNCIÓN 577

geles iban de dos en dos cantando con los Apóstoles y llenando el


aire de una música suave y celestial.
Todo el pueblo de Jerusalón, conmovido por esta melodía tan de-
liciosa, salió de la ciudad, preguntando qué era aquéllo.—¡Es que
María ha muerto—se les respondía,--y los discípulos de Jesús se la
llevan, haciendo alrededor de s i cuerpo esa música que oís!
A esta noticia, el príncipe de los Sacerdotes, Besaray, se puso á
temblar de rabia.
—Ved ahí—sxclamó—el tabernáculo de aquélla que nos ha con-
turbado tanto; ved los gloriosos obsequios que se le tributan.
Y profiriendo estas palabras, se arrojó sobre el ataúd para derri-
barlo por tierra; pero sus dos brazos, secados de repente, quedaron
como enclavados en él. El pueblo, por su parte, quedó herido de ce-
guedad por los ángeles que iban en la nube.
Entretanto, el príncipe de los sacerdotes colgado por las manos
y atormentado de terribles dolores, suplica á Pedro que le libre de
tan grande sufrimiento.
Tened piedad de mí—exclamaba,—así como yo la tuve de vos
cuando la criada os acusaba en el atrio del Pontífice.
—No tengo tiempo para ocuparme de tí—le respondió el Após-
tol,—porque estoy ocupado en el servicio de nuestra Sefiora; pero
cree en Dios y en la Virgen su Madre y quedarás curado.
—Creo en ellos—dijo el judío besando el ataúd, y al momento
sus manos quedaron libres y sus brazos recobraron la vida.
—Toma este ramo—añadió Pedro,—extiéndelo sobre el pueblo
ciego, y aquel que crea recobrará la vista.
Habiendo llegado al valle, los Apóstoles depusieron el Cuerpo de
la Virgen en un sepulcro semejante al del Señor, y permanecieron
tres días junto á él, lloraudo y cantando cantares santos y lúgubres.
Al tercer • día una nube resplandeciente bajó de los cielos; una
fragancia, la más suave, se hizo percibir alrededor del sepulcro; vo-
ces celestiales resonaron en el aire, y se apareció Jesús rodeado de
innumerables ángeles.
—La paz sea con vosotros—dijo á los Apóstoles.
—La gloria sea con Vos, que obráis solo las maravillas—le con-
testaron los Apóstoles.
—¿De qué manera pensáis vosotros que yo deba honrar á mi
Madre?
—Señor, resucitadla y colocad su Cuerpo junto á Vos en el cielo.
—¡Levántate—dijo Jesús,—levántate, amada mía, vaso de la vi-
da, templo de la gloria, para que tu Cuerpo no sea partícipe de la
corrupción del sepulcro!
578 BIi MONTE CARMELO

Y el Alma de la Virgen, unida á su Cuerpo, se fué gloriosamen-


te al cielo, llevada por los celestiales y angélicos coros.
Tal es la leyenda de la Asunción en su sencillo y natural estilo.
Esta leyenda, que en el siglo VII había inspirado un delicioso poe-
ma á San Juan Damasceno, era muy popular en la Edad Media. Los
predicadores y los artistas de aquella época tenían gusto on ampliar-
la para referirla y describir los últimos momentos y la muerte glo-
riosa de la Virgen María. También ha sido representad* muchas ve-
ces y pintada en ios muros, vidrieras, tapicerías y relicarios de nues-
tras iglesias, donde hoy puede verse todavía y sigue representán-
dose siempre de nuevo para seguir celebrando la grandeza de su
triunfo cuando fué colocada junto al Trono de Dios y á la derecha de
su Hijo, como dice San Buenaventura, sobre todos los coros de los
ángeles en el reino celestial.

SANTA TERESA DE JESÚS PAIÜENTA DE LEÓN XIII


llllllillMIIIIIIMHIIIIMIII

L a revista religiosa "La Cruz,, publicó tiempo atrás un catálogo de los


antepasados de León XIII, entre los que aparecen el Beato Pedro Pecci,
fundador de la Orden de San Jerónimo en Rspaña, y Alonso Pecci, Obispo
de Jaén, cuya Sede renunció en 1567. Doña Mayor Rodríguez Pecci fué
abuela de Santa Teresa de Jesús, según consta del árbol genealógico de
su familia. Según noticias comunicadas por un pariente de la Santa, muy
perito en genealogía, resulta que la referida señora doña Mayor Rodrí-
guez Pecci, abuela de Santa Teresa de Jesús, fué tía carnal del Beato Pe-
dro Pecci, antes mencionado, y que, según varios autores y biógrafos de
León XIII, fueron parientes de este Sumo Pontífice.
í Lí ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA

Al cielo vais, Señora,


Allá os reciben con alegre canto;
¡Oh, quien pudiera ahora
Asirse á vuestro manto
Para subir con vos al monte santo!
De ángeles sois llevada
De quien servida sois desde la cuna,
De estrellas coronada
Cual reina habrá ninguna,
Pues por chapín lleváis la blanca luna.
Volved los linceos ojos,
Ave preciosa, sola, humilde y nueva,
Al val de los abrojos,
Que tales flores lleva,
Do suspirando están los hijos de Eva;
Que si con clara vista
Miráis las tristes almas de este suelo,
Con propiedad no vista
Las subiréis de vuelo
Como perfecta piedra imán al cielo.
Fr. íuis de ieón-
PRELADOS Ó SUPERIORES DE LA ORDEN CARMELITANA
lllllllItlIlllllllIMtIIIIIII

SAN BERTOLDO

Desde Elias y Eliseo hasta la venida del Salvador, y desde los


tiempos de Cristo hasta el siglo XII en que empezaron los Priores
Generales latinos, fué distinto el régimen de vida de los monjes
Carmelitas, distintos los nombres con que se designaba á los Supe-
riores del Instituto Carmelitano, y distinta la forma en que éstos
eran elegidos. Como no podríamos hacer la historia de aquellos
tiempos sin entrar en estudios críticos sobre dichos puntos, lo cual
no es al presente nuestro propósito, y como por otra parte no se
conoce la sucesión exacta y completa de los Superiores Carmelita-
nos durante todos aquellos siglos, nos vemos precisados á pasar-
los por alto, contentándonos con citar, para los lectores que deseen
tener alguna noticia de todo ello, al Ven. P. Jerónimo Gracián de
la Madre de Dios, que en su „Fuente de Elias,,, cap. III y IV hace
la historia de la Religión Carmelitana en aquellos tiempos citando
los Superiores y varones más célebres en virtud, santidad y cien-
cia que entonces florecieron é ilustraron la Orden.
Nuestro único intento en esta ocasión es dar una ligera noticia
de los Superiores Generales latinos que á partir del siglo XII go-
bernaron la Orden del Carmen.
El primero fué San Bertoldo que dícese era hijo de Guido de
Malefaida, varón nobilísimo que acompañó á Godofredo de Bullón
en la primera Cruzada y se distinguió por sus prodigios de valor
en la tierra santa. De este Guido de Malefaida cuenta el Padre Gra-
cián que cuando N. P. San Gerardo vino del Monte Carmelo á Eu-
ropa á exponer al Soberano Pontífice y á los Príncipes cristianos
los trabajos que la Orden sufría por la persecución de los mahome-
tanos, hicieron ambos conocimiento y gran amistad, y había ya
persuadido San Gerardo á Guido, que aun era un mancebo, que se
volviese con él al Monte Carmelo para tomar allí el hábito de Mon-
je Carmelita; pero estando en estos propósitos una noche se les
apareció á los dos la gloriosísima Virgen y les dijo que había de
ser más honra suya que Guido se casase. Y así sucedió que, des-
Í>RMLADÓS 6 SUPERIORES Í)E LA ORDEN CARMELITANA 581

pues que San Gerardo fué martirizado, Guido se casó ccn una hi-
ja del Rey de Hungría, de la cual tuvo dos hijos, el primero fué
Aimero ó Adhemar que después fué Obispo de Puy y Legado de
la Santa Sede; y el segundo fué San Bertoldo. Los dos hermanos
acompañaron á su padre en la Cruzada de la Tierra Santa; y en
una ocasión en que se hallaba el ejército cristiano en mucha tribu-
lación y estrechura, hizo Bertoldo voto de ser Religioso de Nuestra
Señora en el Monte Carmelo si Dios les libraba de aquella tribula-
ción, y vio entonces por revelación divina que Nuestro Señor les
mandaba que quitasen los pecados del ejército y se convirtiesen á
El y El les ayudaría: hiciéronlo así, y Dios les dio la victoria.

Pasada la guerra, cumplió Bertoldo su voto y fuese al Monte


Carmelo donde recibió el hábito de Nuestra Señora. Después de al-
gunos años de vida santa y penitente que levantaron á Bertoldo á
una gran perfección, fué á visitar la Palestina el Patriarca y Le-
gado Apostólico Aimerico, pariente de Bertoldo, y lleno de admi-
ración por aquellos santos solitarios, quiso hacer del Monte Car-
melo el centro de la vida monástica de todo el Oriente. A este ob-
jeto hizo traducir del griego al latín el libro de Juan Patriarca de
Jerusalén, y, usando de los poderes extraordinarios que le confería
582 EL MONTE CARMELO

su cargo de Legado Apostólico, obligó á todos los monjes de Pales


tina á reunirse á los del Carmelo y que eligieran un Prior General
que los gobernara al modo de los de Europa. Reunidos los religio-
sos, recayó la elección sobre Bertoldo de Malefaida. Esta elección
tuvo lugar hacia el año de 1150.
El primer acto del nuevo Superior General fué sustituir el rito
latino al rito oriental, á fin de hacer cesar las divergencias que po-
co á poco se habían ido introduciendo en la recitación del oficio
divino.
Ilustrado por una luz celestial, Bertoldo comprendió que no de-
bía consentir que sus religiosos continuaran viviendo los unos se-
parados de los otros en las pobrísimas cavernas que les servían de
habitación después que los bárbaros habían destruido sus monaste-
rios. Y así, con autorización del Legado Apostólico, edificó un mo-
nasterio sobre la cima del Carmelo, restauró el antiguo del Mon-
te Tabor y muchos otros de Palestina, en particular el de la Puer-
ta de Oro de Jerusalén, y trasladó al Monte Sión la residencia de
los Religiosos que habitaban cerca del Santo Sepulcro.
El resplandor de la santidad del Prior General de los Carmeli-
tas se extendió á lo lejos; y acudieron de todas partes, especialmen-
te de Europa, gran número de postulantes que solicitaban como un
favor particular la gracia de vestir el santo hábito de la Orden de
María.
San Bertoldo se distinguía por una devoción tiernísima y encen-
dida hacia la augusta Patrona del Carmelo, de quien alcanzó favo-
res singularísimos. El Santo General obtuvo del Papa Alejandro
III, en 1180, la confirmación explícita de la Orden Carmelitana, y
la aprobación de la regla dada por Juan XL1V patriarca de Jeru-
salén. En fin, cargado de méritos y de años, voló su santa alma al
cielo á recibir la recompensa de sus trabajos el 29 de Marzo de 1195,
á la edad de ciento quince años, después de haber gobernado su
Orden durante cuarenta y cinco años.
Fr. '&. M.

Illllllllllllltlllllllllllllllllllil
MMMIMMMáMMMMMIMMááíMáMáMIái
v|))<§^<§)\(§) •(^; / %<^/#-(^;^)"(^A^><^/'^>-(^A^>

flIlllPf^PliPflPPPPIfPIPPIffPfflf^lf

LA CUESTIÓN SOCIAL
llllllllll
IIIIIIIMIIIIIIIIIIIIIM

IV

L enumerar en nuestro artículo anterior los


sistemas que se han escogitado en las na-
ciones civilizadas para resolver la cuestión
social, de intento no hicimos mención del
^ ^ Anarquismo, porque siempre hemos juz-
Hjy gado que el Anarquismo no es sistema
ni profesa teorías que puedan o frecer
soluciones prácticas á los conflictos que
se presenten. Sólo tiende á la destruc-
ción y ruina de todo lo existente, no á
la regeneración de la sociedad. Sus
( doctrinas, si doctrinas pueden llamarse
se encaminan al Nihilismo, con el que se confunde en Rusia y
otras naciones, y que es consecuencia legítima y necesaria de los
procedimientos que observan sus partidarios.
Dejaremos pues el Anarquismo como resultado de una aberra-
ción, solo comprensible en los que tienen las facultades mentales
desequilibradas, ya por la desesperación ó capricho, ya por las des-
gracias de la vida.
Para entrar ahora en el estudio del Socialismo con relación á los
múltiples problemas que trata de resolver, quisiéremos, si posible
fuera, presentar una clara y sucinta descripción de lo que es en sí
el sistema, pero lo conceptuamos punto menos que imposible, según
son grandes la obscuridad en que lo han envuelto sus mismos parti-
darios, y las contradicciones en que incurren con frecuencia en las
cuestiones de mayor interés. Los socialistas alemanes han llevado
este año cerca de un centenar de diputados á las Cortes, en Francia
584 EL MONTE CÁEMELO

existen no pocos en el seno mismo del Gobierno, y en otras naciones


amenazan con escalar los tronos y tomar las riendas de los Gobiernos;
pero si á los modernos socialistas se les rogara que dieran cuenta
de sus doctrinas y escribieran un programa completo de sus aspira-
ciones, se les sometería á una prueba bastante dura y les costaría no
pequeño trabajo salir airosos de su empresa y desembarazarse de
sus importunos suplicantes.
El Socialismo ha tratado de presentar al mundo civilizado un cuerpo
de doctrina más ó menos completo que abarca enseñanzas ñlosóñcas,
jurídicas, económicas y aun religiosas (ateas,) de las que pretende
sacar una porción de consecuencias monstruosas, sin que sepamos
basta la fecha en qué consiste la esencia del sistema.
Sin embargo, si estudiamos detenidamente las teorías de los
primeros socialistas Saint-Simón, Bayard, Enfantin, Carlos Fourier
y sus propagandistas Leroux, Cabet y Proudhon en Francia,
Owen en Inglaterra, etc. podemos asegurar sin miedo de equivo-
carnos que dos son los principios fundamentales sobre que gira todo
el sistema socialista. 1.° Negación de todo orden religioso, ó sea el
ateísmo individual, desligando al individuo de los deberes sagrados
que como ser participado tiene contraídos para con el Ser Supremo.
«En el terreno político, decía el famoso Bebel, actual jefe de los so-
cialistas alemanes el día 31 de Diciembre de 1881 en pleno Reichs-
tag, queremos el régimea republicano; en el económico el socia-
lismo, en el religioso el ateísmo.» 2.° Nueva distribución general de
bienes, condenando la propiedad privada y substituyéndola con la
colectiva, de tal suerte que los bienes particulares sean comunes á
todos, y su administración y distribución, según las necesidades, per-
tenezca á los Municipios ó á los Gobiernos de las naciones.
Entendemos que estos son los dos caracteres principales del so-
cialismo, y cualquiera de ellos es bastante para desacreditar un sis-
tema en orden al arreglo de la cuestión social, como probaremos,
Dios mediante, en este y siguiente artículo.
Y efectivamente, en cuanto atañe al primer carácter,'ó sea al atéis
mo individual, ¿quién es capaz de concebir una sociedad firme y es-
table cuyos individuos no profesen alguna Religión? ¿Quién puede
garantizar el orden entre las muchedumbres compuestas de hombres
sin conciencia y sin conocimiento de los deberes y obligaciones que
han contraído para con-Dios?
Afortunadamente no es posible arrancar del corazón humano
los sentimientos religiosos que han sido siempre para él alivio en las
penas, fortaleza en los abatimientos y esperanza en las vicisitudes y
vaivenes de la vida. Inútilmente se cansarán los socialistas en for-
LA CüESíION SOCíAL 585

mar hombres sin religión, vanos serán tos esfuerzos y alardes de sus
sectarios encaminados á este fío, porque nunca se podrá borrar por
completo de la mente humana la idea de la religión. No sabe uno si
reírse ó compadecerse de los partidarios del Socialismo que promue-
ven alborotos y entonan el cántico de triunfo, cuando aseguran que
la religión es efecto de las preocupaciones y del temor pueril de las
almas pequeñas, y nunca fué universal al género humano, como
creen probar las investigaciones hecha'* por los exploradores entre
loa hotentotes, esquimales y lapones, entre los indios del Brasil,
Boüvia, Perú, Araucanía (Chile), y Patagonia, y entre los indígenas
de la Australia y muchos puntos del África; porque las investiga-
ciones precisamente de celosos misioneros, probos conquistadores y
exploradoros imparciales vienen á confirmar el consentimiento uni-
versal de todos los pueblos en admitir alguna religión. No hay nece-
sidad de apelar al testimonio de los misioneros católicos que para
muchos pudieran ser sospechosos para probar esta verdad; basta es-
tudiar con la detención que el caso requiere, las noticias etnográficas
é históricas de castas, pueblos y naciones que nos han proporcionado
los mismos naturalistas, para convencerse déla universalidad déla
Religión. Léanse las Revistas Geográficas é Históricas que en el mun-
do se publican, consúltense las obras de Benjamín Constant, Alberto
Reville, Quatrefages, Laurent, Cust, etc. que no son sospechosos
en la materia, y se verá que siempre ha sido y será verdad lo que
Plutarco aseguraba en otro tiempo, que es más fácil edificar una ciu-
dad sin suelo, que un pueblo sin religión. Esto se halla grabado en
el corazón de todos, esto nos atestigua con voz elocuente la propia
conciencia, esto nos demuestran los monumentos de la antigüedad
desparramados por todas las partes del mundo, y esto lo confiesan
bien á su pesar los enemigos del Catolicismo.
No es ciertamente el fin de estos artículos probar la obligación
que todos, individuos y sociedades, tienen de profesar alguna reli-
gión; pero, ya que los socialistas modernos pregonan á los cuatro
vientos y enseñan como tesis fundamental de su sistema que es ne-
cesario formar hombres sin religión y sociedades sin culto, hemos
querido dejar brevemente establecido que es un imposible y un ab-
surdo lo que piden.
Por lo demás, si llegáramos algún día á desterrar la religión de
la sociedad, entonces estallaría necesariamente la revolución más g e
neral de cuantas se han conocido en el mundo, nos veríamos envuel-
tos en una espantosa anarquía y habríamos tocado el término de to-
do orden y concierto. La historia nos enseña en sus páginas de oro
que los pueblos, cuanto más religiosos hayan sido, han dado más
pruebas de sensatez y. cordura, y á medida que hayan ido abando-
586 EL MONTE CARMELO

nando la religión, se han visto amenazados de disensioues y conflic-


tos. El pueblo que más se separó de la religión fué tal vez el Roma-
no en tiempo del paganismo, y él fué también el que más crímenes y
delitos cometió en el mundo. Los escándalos del pueblo romano no
tienen nombre en la historia. La avaricia, la lujuria y la soberbia lle-
garon á dominar á aquellas generaciones entecas, y nadie estaba segu-
ro de conservar su vida entre aquellas conjuraciones que se armaban
al calor de las más indómitas pasiones, hasta el extremo de que se lle-
gó á creer en "algunas ocasiones que la elección de los sujetos para la
Presidencia de la República era la sentencia de muerte que se pronun-
ciaba sobre la cabeza del desgraciado que fuera deudor al cielo de me-
'jores cualidades. Al contrario, el pueblo católico que ha profesado la
religión verdadera," ha sido siempre el modelo de sensatez y cordura,
y ha sabido llevar con resignación las contrariedades de la vida.
La razón de este hecho es muy sencilla, y está en relación direc-
ta con la condición humana. No hay fiera más ingrata que el hombre
si se separan de él los sentimientos religiosos y la conciencia del de-
ber. ¿Qué orden se puede esperar de un hombre que no teme á Dios,
ni reconoce autoridad, ni respeta la ley, ni acepta la obligación?
Es el desvarío más grande que ha podido cometer el Socialismo
al pretender que el hombre se despoje de toda idea religiosa y del
temor de Dios, para realizar la ansiada distribución de bienes y esta-
blecer su perfecta comunidad. ¿Cómo es posible que hombres sin Re-
ligión, sin temor de Dios, sin idea del deber moral, sin conocimiento
del bien y del mal, respeten esa comunidad de bienes? ¿Cómo quie-
ren los socialistas que en una sociedad de hombres indiferentes en
materias de religión se respeten los derechos individuales, y se guar-
den las debidas consideraciones de unos miembros con otros? Es un
sueño, una paradoja que no admite explicación más que en el des-
contento universal que han creado las pasiones y los abusos cometi-
dos por ricos y pobres.
No hay que negarlo; es una equivocación muy grande la de los
socialistas que para poner término á las contiendas de los hombres
han empezado por suprimir la religión, abriendo ancho camino al
Anarquismo y al Nihilismo. Sin religión que enseñe al hombre los
deberes que tiene para con Dios, no hay autoridad, porque toda au-
toridad proviene de Dios; sin autoridad no hay ley, sin ley no hay
obligación, y sin obligación moral no hay quien contenga al hombre
dentro de los justos límites. De aquí se sigue que el Socialismo, lejos
de resolver los diferentes problemas hoy pendientes en la sociedad,
es origen de nuevos conflictos entre padres é hijos, ricos y pobres,
amos y criados.
ff. ¥. de la ñ.
V-sjSfi) yKfi) SJK'U-SJJ
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Dís&ms'mssMsmsQmiM r yfc Vft w ? v¡£? *?? vfí w v f í vfcf ¿ y *

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
SOBRE LA EXPOSICIÓN Y RESERVA DEL STMO. SACRAMENTO
iiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiniiiiii

(CONTINUACIóN)

El exponer el Santísimo Sacra- así como también la reserva (3559);


mento en la custodia sin incienso en las Misas que se celebran en el
está prohibido (1). El canto durante altar de la exposición como tampoco
la exposición se permite con consen. en los laterales puede tocarse la
timiento del Obispo: cantus in actii campanilla; pueden, sin embargo,
expositionis permitti tantum potest ju- recogerse limosnas, absque rumore,
dicio Epíscopi (311 o). En muchas en las puertas de la iglesia (3157).
iglesias se acostumbra cantar el L a cruz del Altar donde se venera
Pange lingua, Tantum ergo, O saluta- el Santísimo Sacramento puede qui-
ris hostia, ó la antífona O sacrum tarse ó dejarse durante el santo sa-
convivium con el verso Panem de ccelo crificio de la Misa, según costum-
y la oración Deus qui nobis... Igual- bre (2365).
mente, antes ó después de la expo- L a s estrofas tantum ergo y Genitori
sición privada debe cantarse ó re- con su verso y oración correspon-
zarse algo (3402). E l celebrante, tanto dientes deben cantarse siempre en
antes, como después de incensar al la reserva del Santísimo Sacramen-
Sacramento debe hacer inclinación to (3058), dando enseguida'la ben-
profunda de cabeza s o l a m e n t e : dición. Fuera de la octava de Corpus
Sacerdos tam ante quam post incensa- Christi pueden añadirse á la oración
tionem Sanctissimi Sacramenti pro- Deus qui nobis en la reserva una ó
fundam faceré debet capitis inclinatio- más oraciones y siempre con la ter-
nem. S. C. R. 26 Mart. i85g. L a minación de la última y en todo caso
misma inclinación se repite al canto conclusión breve (.3134) En un mismo
de las palabras Veneremur cernui. día puede darse varias veces la ben-
Cuando la exposición tiene lugar dición, siempre que no sea en la
antes de la Misa solemne y sin vol- función de las Cuarenta HorOs (2).
ver á la Sacristía puede hacerse E n algunas Iglesias se rezan en
con el color de los ornamentos del día,
(2) An liceat pluries in eadem
Ecclesia et die impertiri benedic-
(1) A n tolerari possit consuetudo tionem cum S S . Sacramento, occa-
exponendi S S . Eucharistise Sacra- sione piarum Congregationum vel
mentum absque ullius hytnni cantu ad devotionem? Resp. Affirmative,
et absque incensatione? Resp. Coii- juxta prudens ordinarii arbitrium;
suetudinem exponendi Sanctissi- evitata tamen nimia frequentia, et
mumEucharistiaí Sacramentum abs- dummodo non agatur de expositione
que incensatione prorsus .eliminan- Quadraginta Horarum. Societ. Je-
dam S. R. C. 30 Jun. 1883. Señen. su, 3448.
588 ISL MONXU CAHMMí.0

lengua vulgar inmediatamente des- con exposición de S. D. M., se ele-


pués de la oración y antes de la re- varon á la Sagrada Congregación
serva las preces Dios sea bendito, las siguientes dudas; 1. a si para lu-
bendito sea su santísimo nombre; prác- crar las Indulgencias concedidas al
tica que la Sagrada Congregación ejercicio del mes de Octubre era
permite (3.237). Queda dicho ante- suficiente la exposición privada,
riormente que delante del Santísi- dando al fin la bendición, como que-
mo Sacramento.pueden cantarse en da dicho?; 2. a si cuando el rosario
lengua vulgar los himnos y mote- se reza por la mañana, puede ha-
tes siempre que se dirijan al mis- cerse á la vez que se dice la Misa?
mo (1). á las que contestó en sentido afir-
L a incensación durante la bendi- mativo (1).
ción no está mandada, sino solamen-
te permitida donde hubiere cos- (1) Ad mandatum exequendum
tumbre (3108). SS. D. N. Leonis Papa? XIII juxta
En toda exposición pública de- Decretum Urbis et Orbis quo ad
be darse al pueblo la bendición con Rosarium singulis Octobris diebus
cum Litaniis in cunctis Ecclesiis
el Santísimo Sacramento, sin que parochialibus recitandum, et S S .
sea lícito omitirla al arbitrio (3713). Sacramentum exponendum, q u o
El Santísimo debe bajarse del tro- deinde fideles lustrentur, sufficitne
no donde está colocado, después de privata expositio, scilicet aperiendo
ostium Tabernaculi; et insuper po-
cantada la oración, como advier- testne in hoc casu extrahi Pyxis,
ten los autores. quacum populo benedicatur? Resp.
Nada decimos de las Cuarenta Ho- Consulendum SSmum.
ras por no obligar fuera de Roma; Quum in eodem Decreto prsecipi-
ni de las demás ceremonias que de- tur quod si mane Rosarium cum Li-
taniis recitetur, Sacrum inter pre
ben observarse tanto en la exposi- ees peragatur; quaritur: Num
ción como en la reserva, por hallar- hee verba ita intelligi debeant ut
se en cualquier ceremonial. Rosarium uno eodemque tempore
dicatur quo Missa celebratur; vel
En las funciones ordinarias que potius Missa antea celebranda sit,
se terminan con la Misa pueda dar- ac postea Rosarium cum Litaniis
se la bendición con el copón solo recitetur? Resp. Affirmative ad pri-
con planeta y velo humeral (2). mam partem; negative ad secundam
Placentina. 3650.
Con el fin de dar cumplimiento á
Facta autem ab ipsomet S. R. C.
las disposiciones de N. S. Padre Secretario de contentis in hoc dubio
León XIII sobre la recitación del Smo. D. N. Leoni Papse XIII rela-
Santo Rosario el mes de Octubre tione, Sanctitas Sua hse indulgere
dignata est: Attentis specialibus
circunstantiis Ecclesiarum paupe-
(1) El Monte Car-melo, 1903, pá- rum, in quibus praescripta expositio
gina 426. Sanctisimi Sacramenti solemni mo-
(2)_ Usus invaluit, in functionibus do seuperOstensorium fieri nequeat
Marialibus, aliisque, quse c u m absque incomodo, eadem per modum
Missa persolvuntur, dimitiere po- exceptionism peragi poterit, pru-
pulum cum benedictione Sanctisimí denti judicio Ordinarii, cum sacra
m Pyxide adserva ti, adhibito velo Pyxide, aperiendo scilicet ab initio
humerali super Planeta. Quaeritur ostiolum cibarii et cum ea populum
an hic usus tolerari possit? Resp. in fine benedicendo. .D/e 4 Pebruarii
Affirmative, et ita observandum. 1886.
Castri Maris. 3833.
Fr. hatero áe íaa íose
C. D.
CARTA DH ROMA.—Muy Reverendo P . Director: Las solemnes Novenas a
Nuestra Santísima Madre del Carmen celebradas en nuestras Iglesias de
Boma con inusitada pompa, me darían materia agradable y sobreabundante
para esta carta, si el ánimo apenado no se trasladase en estos momentos
junto al lecho de dolor del inmortal León XIII, que según las últimas y
más aurorizadas noticias está próximo á dejar este mundo, que ha llenado
con la fama de su ciencia y de sus virtudes.
Los que ha poco presenciamos el último consistorio público, estábamos
muy lejos de sospechar este cambio rápido de cosas que nos tiene á todos
consternados. Aquella voz robusta y hasta vibrante y sonora que aquel día
nos bendijo, y que revelaba fuerzas poco comunes á edad tan avanzada,
nos hizo augurar largos días de trabajos y de disgustos, de glorias y ale-
grías para el sabio Pontífice que con destreza suma ha regido durante un
cuarto de siglo la navecilla de Pedro.
Pero esta naturaleza fuerte, que tan valientemente desafiaba la acción
destructora de los años, hubo de rendirse á enfermedad maligna que breves
días ha llevado al augusto anciano á los umbrales mismos do la eternidad.
Aunque la prensa periódica ha publicado ya minuciosos dotalles de la
enfermedad que aqueja al soberano Pontifico, no estará fuera de caso que
digamos algo de su comienzo y desarrollo, de cuya exactitud respondo por
haberlo tomado de personas autorizadísimas.
Después de haber descansado León X I I I , de las fatigas del Consistorio,
manifestó á su médico, Lapponi, el desoo que tenía de pasear en coche por
los jardines del Vaticano. Así, en efecto, el 80 del pasado Junio, Su Santidad
estuvo paseando en los jardines de las ocho á las once de la mañana. 131
paseo produjo excelentes resultados en la satud de León XIII, que se sintió
como rejuvenecerse, como él mismo lo maniíestó á sus familiares. El vier-
nes, 3 de Julio, recorrió de nuevo los jardines, y aunque al final del paseo
experimentó algún cansancio todavía pudo recibir en audiencia á una pe-
queña peregrinación de Budapest (Hungría).
Al retirarse á sus habitaciones sintió de improviso un vago malestar y
un cansancio extraordinario, y sin pérdida de tiempo se pasó avisó al se-
ñor Lapponi, quien en los primeros momentos no juzgó grave la enferme-
dad del Pontífice. Sin embargo toda la noche del viernes la pasó junto á la
cabecera del enfermo, que no pudo reposar un momento, yéndose agravan-
do la enfermedad tanto que en la mañana del sábado llegó á inspirar 'se-
rios temores.
590 EL MONTE CARMELO

En esta misma mañana celebraron una consulta los doctores Lapponi y


Mazzoni, y de común acuerdo diagnosticaron la dolencia del Papa de
«Hepatización pulmonar senil.»
Desde el 6 de Julio hasta la fecha se lo han practicado al doliente tres
operaciones, extrayéndole de la cavidad pléurica sólo en los dos primeros,
1.800 gramos de líquido seroso.
Todos los días, mañana y tarde, se fija en ol Palacio Vaticano el bole-
tín médico firmado por los doctores Mazzoni y Lapponi, precisando el es-
tado del augusto doliente. Los últimos, que tengo á la vista, acusan una
depresión muy considerable de fuerzas, y todo hace temer que en brevísi-
mo plazo, quizá antes de que llegue esta carta á V. R. y seguramente antes
de que se publique en la Revista, á no mediar un milagro, un funesto des-
enlace nos privará de la vida de nuestro amado Pontífice.
El estado del Papa ha causado profundo y universal sentimiento. El
personal de telégrafos ha tenido que duplicarse en Roma para no retrasar
los partes que todo el mundo envía al Vaticano. Todos los reyes y presi-,
dentes de república han enviado sentidos telegramas, distinguiéndose por
lo afectuosos los de los Emperadores de Alemania y Austria, Czar de Ru-
sia, y de los reyes de España é Inglaterra.
La prensa de todos matices, sin exceptuar la protestante, ha publicado
artículos interesantísimos haciendo resaltar las egregias cualidades del
Pontífice moribundo.
También han reproducido los periódicos la bellísima poesía latina com-
puesta durante, su enfermodad por León X I I I y que puede ser considerada
como un canto elegiaco á su muerte.
Como dató importante y muy glorioso para la Virgen del Carmen, para
sus hijos y devotos, consignaré aquí las memorables palabras que el 6 de
Julio, víspera de la Novena del Carmen, pronunció Su Santidad en presen-
cia de Mons. Angelí que en aquellos momentos le asistía, publicándolo lue-
go en los diarios de la capital.
En medio del profundo silencio que reinaba en la cámara pontificia,
León X I I I hace que M. Angelí se acerque al lecho, y le dice:
—¡Tengo un gran dolor!—¿Qué es lo que le apena Santísimo Padre?—-respon-
dió Monseñor—¡Ay! ¡Mañana debería comenzar la Novena de Nuestra Señora del
Carmen la Virgen de mi especial devoción, y en su lugar.,, moriré!
Mons Angelí trató de persuadir á S. Santidad, que la enfermedad que le
obligaba á guardar reposo, no era tan peligrosa como el Padre Santo creía>
y luego añadió:—Las plegarias que mañana eleven los fieles á la Virgen
del Carmen, no serán desoídas,—Así sea—respondió el Papa— Mas hoy me
siento,mal, muy mal.
No es esta la única vez que durante su enfermedad ha dado muestras de
su devoción á la Virgen del Carmen. A su Etnm. el Cardenal Gotti le habló
también de la Reina del Carmen, la sua Madonna benedetta; y por último, á
uno de sus Capellanes le dijo: AJesso faremo la Novena del Carmine, etpoi mo-
riro. Ahora haremos la novena del Carmen y después moriré.
Todos sabíamos que León X I I I profesaba tierna devoción al santo Esca-
pulario del Carmen. No habíamos olvidado, no podíamos olvidar aquella
frase célebre por León 1IIX pronunciada, on la que llamaba al Escapulario
carmelita, el Escapulario por excelencia. No habíamos olvidado, no podía-
mos olvidar quo León X I I I fué quien aprobó el Decreto expedido el 27 de
CRÓNICA GENERAL 591

Abril de 1887 por la S. C. de Indulgencias, en el cual se mandaba que por


causa de honor y devoción el Santo Escapulario del Carmen se bendijera é im-
pusiera separada é indistintamente, y no junto con los demás escapularios, co-
mo algunos lo venían haciendo. No iiabíamob olvidado, no podíamos olvidar
que LeónXIIl concedió el día de San Simón Stock de 1892 el privilegio
por todos conceptos extraordinario, en virtud del cual los fieles pueden ga-
nar desde las primeras vísperas del 15 de Julio, hasta la puesta del sol del
día siguiente, tantas indulgencias plenarias, cuantas visitas hicieren, totie»
quoties. Con todo, estas hermosss palabras, estas explícitas y repetidas ma-
nifestaciones de singular devoción á la Virgen del Carmen, nuestra idola-
trada Madre, hechas en momentos de suprema amargura, todavía sirven
para confirmar más nuestras creencias y nuestros amores, son el testimo-
nio más elocuente que darse puede del santo Escapulario.
Los Carmelitas por su parte no han dejado de corresponder & estos sin-
gulares beneficios tan generosamente otorgados, y si siempre han profe-
sado amor filial á León XIII, su amor no se ha desmentido en su última
enfermedad. Me consta, que en nuestros conventos de P P . Carmelitas (y
creo que así habrán procedido los demás,) la venerable Comunidad ha in-
vitado á los fieles á que todos los solemnes cultos que se habían de celebrar
durante la Novena del Carmen los ofrecieren por Ntro. Smo. Padre León
X I I I á fin de que Dios le concediera aquello que más le conviniera.
En 6sto ha sido la primera nuestra casa generalicia, donde la asistencia
de fieles durante la Novena ha rebasado, por decirlo así, toda esperanza. El
día 16, la capilla gregoriana bajo la dirección del acreditado compositor
M. Miiller interpretó la Misa Eucarística del maestro Perosi, en ella
ofició N. M. E. Padre General. Por la tarde el R. P . Alfonso pronunció u n a
elocuente oración sagrada, elevando al final una ferviente plegaria á la
Virgen del Carmen, por la salad del Romano Pontífice.
No solólas Comunidades de Carmelitas, sino también otros muchos
centros católicos han elevado fervientes plegarias á la Reina del Carmelo
para que intercediese como piadosa Madre por el Pontifico moiibundo. Con
mucho gusto reproduzco aquí el telegama que la Federación Piaña dirigió
el 16 de Julio al Cardenal Rampolla: «El Presidente de la Federación Piaña
á Su Emma. el Cardenal Rampolla: En este día consagrado á la Virgen del
Carmen la Federación Piaña renueva sus votos por la salnd del gran Pon-
tífice León XIII.—El Cardenal Rampolla respondió: Prof. Persichetti Pre-
sidente de la Federación Piaña: Interpretando los sentimientos del Santí-
simo Padre doy las gracias á la Federación Piaña por sus votos y oraciones
y vivamente deseo sea eficaz la intercesión de nuestra Señora del Camón,
hoy tan oportunamente invocada.
Aquí pongo fin á esta crónica en espera de tristes y desconsoladoras
m ticias —El Corresponsal.
Roma, 17 de Julio de 1903.
FUNERALES POR L E ó N XIII.—En todos los Conventos de la Orden se han
celebrado solemnes honras fúnebres por el eterno descanso de León XIII,
en agradecimiento al entrañable amor que el Venerable Pontífice había
profesado á los Carmelitas. Nos consta que en muchos de nuestros Couven-
tos se han unido á la Comunidad las Corporaciones en ellos establecidas y
han dado claro testimonio de que todo el Carmelo está profundamente ape"
nado por la terrible desgracia que ha sufrido la Cristiandad al arrebatarle
el cielo á su común Padre y Maestro.
592 EL MONTE CARMELO

TEES RELIGIOSOS ABSUELTOS.—De un periódico Francés traducimos el


siguiente suelto;
«Niza, 18 de Julio. Las personas que entraban esta tarde en el Palacio
de Justicia han visto que en virtud de una citación de los jueces del tribu-
nal correccional, había allí tres religiosos Carmelitas Descalzos, de los cua-
les dos pasaban de los ochenta años de edad, el P. Marcelo y el H. Antonio.
A estos religiosos se acusaba de haber formado una nueva asociación y
permanecido en su convento después de la disolución de su Comunidad.
El P. Dubourdieu, propietario del inmueble, era acusado de haber dado
hospitalidad á dichos religiosos y de haber facilitado el medio de burlar la
ley. Pero el tribunal, presidido por M. Truc, ha dado una prueba de su es-
píritu de indiferencia y recto criterio, absolviendo á estos tres religiosos
conforme á la demanda de su honorable defensor M. Tribes que, entre los
aplausos más repetidos de los asistentes, pronunció una elocuentísima y
conmovedora defensa. A pesar del fiscal M. Ternier que pedía al tribunal
diera razón á la ley, el tribunal ha reconocido por su sentencia de absolu-
ción lo ridiculo que resulta la persecución contra los pobres religiosos que
hacía treinta y cinco años vivían en el convento de Lagheto donde son ob-
jeto de la veneración de todos. Al salir de la Iglesia, el público rodeó á
los Carmelitas que marcharon entre las aclamaciones y gritos de la multi-
tud que exclamaba: ¡Vivan los Padres!»

FIESTAS DEL CARMEN.—Con solemnidad extraordinaria se han celebrado


las funciones dedicadas á la soberana Madre del Carmelo en las Iglesias y
Conventos de la Orden. Presentes tenemos las reseñas de las magníficas
fiestas que se han celebrado en nuestros Conventos de Burgos, Vitoria,
Loeches, Valladolid, Pamplona y otros, y nos lastima no poder reproducir-
las por no hacernos molestos y pesados. En Vergara se han celebrado tam-
bién con especial esplendor y solemnidad. Eu esta villa do Guipúzcoa, nos
dice nuostro corresponsal, gracias al celo y actividad del doctor don Fran-
cisco Bernaola, Arcipreste de esta villa, y con ayuda y protección de IOB
Excmos. señores condes de Villafranca, insignes favorecedores de la Orden,
está instalada canónicamente desde hace 3 años la Cofradía de Nuestra Se-
ñora del Carmen, aumentando mis cada día la devoción al santo escapula-
rio. Si otros años han sido solemnes los cultos, este año han superado so-
bremanera. Después de celebrar como de costumbre la novena, que fué
muy concurrida, se dio fin á estos cultos el día 19 de Julio, oficiando en el
altar los RR. P P . Antero de San José, Simeón de los SS. CC. y Gregorio
do la Anunciación, predicando mañana y tarde dos elocuentes sermones el
B. P. Jacinto do la Santísima Virgon.

INAUGURACIóN DB UN ALTAR.—Las Carmelitas Desoalzas de Maliaño


(¡Santander,) inauguraron el día 19 de Julio pasado un magnífico altar de
nogal dorado, construido en los talleres del roputado artista valenciano
don Vicente Tena y costeado por una persona bienechora do aquella Co-
munidad que no quiere manifestar su nombre. Con el fin de dar el mayor
realce posible al acto se cantó por la mañana una misa solemne, estando
encargados de la parte musical los RR. P P . Justo y Atanasio, Carmelitas
Descalzos que, ayudados de algunos músicos de Santander, interpretaron
la hermosa misa del P. Hernann con la perfección que ellos lo saben hacer.
Después del Evangelio subió al pulpito el R,.P. Marcelo del Niño Jesús,
CRÓNICA CARMELITANA 593
Carmelita Descalzo, y pronunció una elocuente oración sagrada, alusiva al
acto. Explicó lo que es un Altar, é hizo bonitas comparaciones para el apro-
vechamiento espiritual de las almas. Así como, decía, levantamos en l.is
Iglesias altares á Dios, le debemos levantar un altar en nuestro corazón,
y como los altares de las Iglesias DO SO pueden destinar á otros usos que
los primitivos, tampoco nuestros corazones, una vez consagrados á Dios,
deben convertirse á usos profanos. Por la tarde rezadu el Santo Rosario con
la letanía cantada, se hizo una procesión con el Stmo. Sacramento por el
atrio de la Iglesia
Felicitamos á la mencionada Comunidad por haber adornado su Iglesia
con tan hermoso altar, y en nombre de ella y nuestro damos las más expre-
sivas gracias á la piadosa persona que lo ha costeado, y cuya generosidad
es tanto más religiosa y meritoria delante de Dios, cuanto más oculta
quiere permanecer de las glorias y miradas mundanas.

NECROLOGíA.—En Valladolid falleció santamente el limo, señor don Ma-


riano Cidad Olmos, Obispo titular de Arquelaida y Terciario Carmelita, mo-
delo de santidad, de sabiduría y de humildad, considerado entre los hijos
ilustres de Valladolid, y muy querido y apreciado \de todas las personas y
clases sociales. En al Seminario, en la Catedral y en la V. O. T. del Car-
men, fué elegido en diversas ocasiones para desempeñar importantes car-
gos. Elevado más tarde á la dignidad episcopal fué auxiliar del Eminentí-
simo Cardenal Cascajares, cuyo cargo aceptó con disgusto suyo, que se
consideraba indigno de tan honrosa distinción. Como constante y fervoroso
Terciario, asistía siempre, aun siendo Obispo, á los cultos de V". O. T. osten-
tando el Santo Escapulario y rehusando con la mayor humildad cuantas
distinciones se le habían. También, en los seis años que llevaba en el Epis-
copado, acudía á celebrar la Semana Santa con los PP. Carmelitas y con la
Tercera Orden á nuestra Iglesia de San Benito el Real, en cuya restauración
(siendo todavía canónigo) fué uno de los Terciarios que mostraron mayor
interés, celebrando después la segunda misa que se dijo en tan magnífico
y suntuoso templo consagrado hoy día al culto de Nuestra Santísima
Madre.
Por último, cuando hacía pocos días que había sido preconizado para
la diócesis de Astorga, ha querido el Señor llevarle de este mundo para
darle la corona merecida en el cielo, habiendo sido su mueite muy sentida
de cuantas personas le trataron en vida; pero al mismo tiempo, él ha muerto
muy conforme y resignado por morir en su pueblo rodeado de su familia
como eran sus deseos. El día 6 de Julio, y obedeciendo á su úttima volun-
tad, fué enterrado su cuerpo en la capilla de San Juan Evangelista de la
S. I. Catedral, al pie de la pila donde recibió las aguas del Bautismo.
Suplicamos á nuostros lectores que al leer estas líneas encomienden á
Dios y á la Santísima Virgen á su fiel siervo y devoto Terciario, que á no
haberle sorprendido la muerte tan inesperadamente y en una edad relati-
vamente joven, hubiera llegado sin duda á ser uno de los prelados m i s
celosos de la Iglesia Católica.—F. S. M.
En la misma población, y á las dos semanas del fallecimiento del Exce-
lentísimo señor Obispo C i i a i , falle lió uambién su primo el virtuoso caba-
llero don Rogelio Sangrador Mingúela, á quien así como á su apreciable
familia damos nuestro mis sentido pásame p >r laa dos desgracias con que
en pocos días se ha servido Dios visitarles.
594 EL MONTE CARMELO

En Eoma se ha servido Dios llamar para sí el alma de la Serenísima


señora doña María Milagros Muñoz y Borbón, Princesa del Drogo, hija de
la que fué Reina de España doña Cristina, y hermana de l a Excelentísima
señora Marquesa de Campo Sagra lo. Era la fiaada cofrade Carmelita, y en
Eoma, donde vivía, eran publicamente reconocidas su piedad, virtudes y
caritativos sentimientos, así como la devoción acendradísima que profesaba
á la Santísima Virgen del Carmen. Dios haya acogido on su seno á la
que en medio de las grandezas del mundo, supo servirle cristianamente, y
reciba su distinguida hermana y familia la expresión de nuestro profundo
sentimiento.
En Baeza ha espirado dulcemente la virtuosa Hermana San J u a n de la
Cruz, modelo de Carmelitas Descalzas: descanse en paz.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

INSTANTÁNEA
uiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

EN U MUERTE DE SU SANTIDAD EO. PAPA LEÓN XHI

Un canto funeral doquier resuena


Que deja al orbe en el dolor sumido,
Y llena el alma de indecible pena,
Y pone en nuestros labios un gemido.
¡León XIII murió ya!... el mundo entero
A n t e sus restos venerandos llora,
Y da una muestra de su amor sincero
Con el anhelo puro con que llora.
Mas cese el llanto y las plegarias cesen,
Que el inmortal León en raudo vuelo,
Dejando las grandezas que fenecen...
Veloz alzóse al encumbrado Cielo.
a
Pr. • /. M, del SS. Sacramento.
ÚLTIMOS MOMENTOS DE L E ó N XIII.—Son conmo-
vedores los detalles que ha publicado la prensa so-
bre los últimos momentos de la preciosa vida de
Su Santidad León X I I I y que revelan la tranqui-
lidad y santa calma con que el venerable Pontí-
fice veía acercarse la muerte, y á la vez el desvelo
y solícito cuidado que siempre sentía por la Igle-
sia.
Cuando se manifestaron los síntomas del pró-
ximo funesto desenlace y después que el Cardenal
Vannutelli, Gran Penitenciario, había recitado las
oraciones de Jlos agonizantes, León X I I I se sintió como reanimar, y dijo:
—Deseo volver a ver á los Cardenales.
El doctor Lapponi se apresuró á contestar:
—Vuestra Santidad se verá satisfecho.
Al cabo de algunos minutos Mons. Cagiano Azevedo introdujo 23 Car-
denales que se hallaban á la sazón en la antecámara y que inmediatamente
se arrodillaron alrededor del lecho del Pontífice. Este los reconoció, excla-
mando:
—¡Adiós! Han llegado mis últimos momentos.
Luego dirigiéndose al Cardenal Oreglia y mirándole fijamente añadió:
—¡Adiós! Os recomiendo la Iglesia.
León X I I I tomó al mismo tiempo la mano del Camarlengo y la estrechó
por largo tiempo entre las suyas
Quiso bendecir á los demás, pero le faltaron las fuerzas para levantar
el brazo.
El Cardenal Cagiano pidió entonces la augusta bendición para los fa-
miliares, pero en aquel momento volvieron á manifestarse las señales de
la muerte.
El fin. definitivo se aproximaba.
El doctor Lapponi puso tres últimas inyecciones de a'canfor. Su Santi-
dad abrió los ojos diciendo:
— ¡Ha llegado la hora! ¡Encomendadmo á Dios!
Su fisonomía revelaba al mismo tiempo una calma perfecta.
Accesos violentos de tos sacudieron el pecho; los párpados se agitaban
como para dejar pasar las últimas miradas. El doctor Lapponi seguía con
ansiedad todas las fases de la agonía, y al fin se volvió hacia los circuns-
tantes, exclamando con grande emoción:
—¡Él Papa ha muerto!
La muerte sobrevino á las cuatro menos dos minutos. Fué, como queda
descrita, perfectamente tranquila.
Los Cardenales Oreglia, Agliardi, Gotti y Vannutelli vertían ardientes
lágrimas y contemplaban con admiración la expresión de sublime calma
retratada en la fisonomía de León X I I I .
Pió Centra, el fidelísimo criado del Papa, arrodillado en un rincón, so-
llozaba desconsolado.
Mientras se rezaban las plegarias de los agonizantes, los sobrinos de
León X I I I , Mons. Rompolla y las dignidades de la Corte pontificia, esta-
ban también de rodillas y llorando. Todas las personas presentes contesta-
ban á la voz del agonizante con palabres entrecortadas por sollozos.
Los demás funcionarios de la Corte y el personal del Vaticano, también
596 EL MONTE CARMELO

arrodíllalos on las antecámaras inmediatas, recitaban igualmonto las ora-


ciones.
En cuanto murió el Papa, el penitenciario recitó una corta oración de
difuntos, á la que los asistentes contestaron derramando lágrimas.
El Mayordomo invitó después á todas las personas presentes á que aban-
donasen la cámara del muerto y los departamentos pontificios.
El conde Pecci, el doctor Lapponi y el ayuda de Cámara Pío Centra y
dos Guardias Nobles permanecieron allí para velar el cuerpo del difunto,
hasta que el Camarlengo, Cardenal Oreglia, certificara oficialmente la
defunción.
La noticia de la muerto fué comunicada oficialmente al público y causó
un efecto extraordinario.
Duelo universal.—Todas las naciones han manifestado sentimiento pro-
fundísimo por la muerte del Pontífice. En la misma Italia se suspendieron
los festejos qué estaban organizados con motivo do celebrarse el santo do
la reina Margarita, y so pusieron las banderas á medía asta on señal de
duelo. Muchos comercios corraron sus puertas, y algunos fijaron en ellas
un cartel que decía: «A causa del duelo universal del orbe católico por la
muerte de León XIII.»
En España ha sido igualmente general el sentimiento por la muerte del
Papa. Tan pronto como se supo la triste noticia, el mismo Rey en persona
fué ¿ la Nunciatura á dar su pésame al Exorno, señor Nuncio Apostólico.
En Madrid y en otras poblaciones les Gobernadores civiles mandaron que
se suspendieran aquel día los espectáculos públicos. A las honras fúnebres
que se celebraron en la. capital de la Monarquía en la Iglesia de San Fran-
cisco el Grande por Su Santidad, asistió 8. M. el Rey y toda la Corte y ol
Gobierno.

Telegramas de pésame.—De todas las pirtas del munlo han llegado á


Roma innumerables telegramas que atestiguan el dolor universal por la
muerte de León X I I I .
El Rey de España ha dirigido al Embajador el siguiente telegrama:
«Haced presente al Cardenal Camarlengo y al Sacro Colegio mi profundo
y filial sentimiento por la pérdida del insigne y venerable Pontífice León
XIII.—Alfonso.
El Osservatore Romano publica, además de este, otros telegramas do pésa-
me de los Soberanos de Alemania, Sajonia, Regente de Baviera. Conde
Boulow, y Ministros de negocios extranjeros de España, Bélgica, Baviera,
Brasil y de los Estados Unidos en nombre del Presidente Roosevelt.
El texto del talegrauía del Emparador de Alemania es muv expresivo y
manifiesta el afecto grande que Guillermo I I tenía á Lión XIII: dioo así:
«Djlorosamente impresionado por la triste noticia que se me acaba de
comunicar, envío al eminente Colegio de Cardenales la expresión de la
parte sincera que tomo en el duelo producido por la gran pérdida que la
Iglesia católica Romana acaba de experimentar por la muerte del Papa
León X I I I .
Conservaré siempre un recuerdo al augusto anciano que era para mí un
amigo personal y on el que he podido admirar de nuevo las admirables cua-
lidades que adornaban su corazón y su espíritu.
GUILLERMO, emperador y rey,*

NOTA POLíTICA.—En el último número dejábamos ya en sus fines ol de-


bate del Congreso sobre la contestación al Mensaje de la Corona. Entre los
últimos oradores que intervinieron en el debate habló el señor Salmerón,
que pronunció un discurso tremebundo combatiendo al Gobierno, injurian-
do á la Regencia, ultrajando á las Ordenas Religiosas que son contrarias,
dijo, á la civilización moderna, y que el Estado tiene el derecho de prohi
birlas, como se prohibe aquello que deprime y envilece. Entre los desati-
nos con que empedró su perorata, no había de faltar el de que las Comuni-
dades Religiosas están compuestas de holgazanes é ineptos; aunque incu-
rriendo á renglón seguido en la contradicción de combatirles porque con la "
CRÓNICA GENERAL 597

enseñanza en sus colegios, con su actividad, con su trabajo, con sus indus-
trias, todo lo acaparan y absorben.
Después de votada y aprobada la contestación al mensaje, vino la ya
tantas veces anunciada crisis, pero con la gran sorpresa de que no se ha
reducido á la salida del soñor Maura, ó á la salida de dos ó tres ministros,
sino que ha sido crisis total, cambio completo de gabinete ¿Las causas?
Nadie creo en la contenida ea los términos de la dimisión redactada por el
señor Silvela y prosentada á 8. M. Muchas causas se han aducido, pero la
que más ha crecido en la opinión pública, y que, de ser la verdadera, honra
al gabinete dimisionario y pone en la conciencia del entrante la nota de
poco escrupuloso en sus procederes, es la sinceridad y nobleza con que el
señor Mam-a ha procedido y quería proceder en las elecciones y en todos
sus actos políticos y de gobierno, á pesar de los aparentes y estériles triun-
fos que con ose procedor pudieran lograr algunos elementos. De suerte que
ol soñor Maura parece que ha dicho: ó me dejan que refleje sinceridad en
mis actos de ministro, ó dejo la cartera. Y como el señor Maura salía por
ese motivo, el señor Silvela, el señor Dato y los demás ministros no han
creído decoroso quedarse, y se han marchado todos, y ha venido otro mi-
nisterio en quien la opinión pública ha de temer que no hallará bastante sin-
ceridad en sus actos y procederes. "Viene, no obstante, á calmar estos te-
mores la creencia de que será un gobiermo breve, gabinete de verano se le
llama, porque no se hallan en él elementos de bastante fuerza para sacar
adelante una situación política algo difícil.
El Gobierno está constituido en esta forma:
Presidencia, Villaverde; Estado, Conde de San Bernardo; Gracia y Jus-
ticia, Santos Guzcnán; Gobernación, Alix; Guerra, Martitegui; Marina, Co-
bián; Hacienda, González Besada; Agricultura, Gasset; Instrucción Pública,
Bugallal.
Después de los funerales celebrados en San Francisco el Grande en
Madrid por Su Santidad León X I I I , la Corte marchó á San Sebastián doli-
do pasará, como otros años, el verano. De ministro de jornada ha ido ol de
Estado, señor Conde de San Bernardo.

Recomendamos muy de veras á nuestros Conventos la Librería del Sa-


grado Corazón, Rúa, 51, Salamanca. Su dueño, nuestro buen amigo don
Bernardo Gazapo, tiene ejemplares del Breviario Carmelitano en cuatro
tomos, en 12." de la casa Desclee, de Turnai, y tiene también el magnífico
Breviario de cuatro tomos en 4.° de Malinas, tan estimado por nuestras
Religiosas.
Sirve también, en buenísimas condiciones la renombrada cera de Q.
Gauna, de Vitoria, que por su bondad y buena elaboración obtuvo privile-
gio do Su Santidad León XIII.

>Jo
E l hombre misterioso

fafLa vida que Bernardo empezó y ginaciones ardientes, como son los
continuó haciendo en su convento italianos y los andaluces. Su canto
flotante, ó monasterio marinó, fué oído á media noche en medio de la
tan admirable y edificante, como ad- soledad y silencio de loe mares, hu-
mirable era todo lo que concurría á biera parecido la realización de los
su modo de ser, y edificante su reso-1 fabulosos "cantos de sirena,,.
lución de dedicarse por completo al Cierta mañana en que con todo
servicio de la Virgen del Carmen. el ardor de su corazón juvenil es-
Se levantaba por las mañanas á taba cantando unas sevillanas, al
las seis en punto, y rezaba delante mismo tiempo.que se paseaba lenta-
del escapulario que tenía colgado mente sobre cubierta del barco, pa-
en el comedor-capilla, todas las ora- recióle que aquel canto no cuadra-
ciones que sabia; por de pronto el ba á su situación, pues no le hacía
ofrecimiento de obras, tal como su ninguna impresión, no le alegraba
madre le había enseñado cuando ni le animaba, ni le entristecía ni
era pequeño. L a s sublimes enseñan- le conmovía.
zas de las madres, producen siem- Entonces se le ocurrió hacerse re-
pre magníficos frutos. Es verdad pentinamente poeta, componer unos
que se olvidan con frecuencia, pero versos dedicados á la Virgen del
también es verdad que dan excelen- Carmen y aplicar aquellas palabras
tes resultados en más casos de lo á la música d é l a s sevillanas. Hízó-
que parece. Después que concluía lo así: pero el misticismo de las pa-
todas aquellas oraciones, subía á labras, aplicado á lo profanó de la
cubierta del barco y cuando el sol música, y la letra de la Virgen del
saliente venía á visitar con sus ra- Carmen bajo las notas de una pete-
yos al solitario marino, éste se po- nera, hacía tan mala unión, tan ho-
nía á cantar con un gozo y placer rrible contraste, resultaba un con-
inefables, y no concluía hasta ver junto tan repugnante, que el deli-
agotado todo su repertorio musical, cado gusto musical de Bernardo no
y terminado todo cuanto sabía de lo podía sufrir.
memoria, lo mismo lo re igioso que Entonces creyó Bernardo que no
lo profano, lo mismo los cantos mís- debía contentarse con ser poeta y
ticos que había aprendido en la componer versos¡ sino que le era
iglesia, como los populares que ha- también necesario hacerse músico
bía oído en las calles de Cádiz. y compositor. A la verdad, no le
Bernardo tenía mucha gracia pa- faltaba tiempo al joven artista para
r a cantar, y no le faltaba gusto na- hacer sus composiciones poéticas y
t u r a l muy delicado para la ejecu- musicales y muy bien podía servirle
ción. Italiano de origen y andaluz de entretenimiento.
por educación y gaditano por aña- El resultado que á Bernardo le
didura, no podía menos de sentir dieron sus aficiones artísticas fué
una gran inclinación al divino arte, magnífico. Sentado en su taburete
propio de almas sensibles y de ima- de siempre en el mismo punto del
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 599
barco, cada día cuando se acercaba más porvenir que un blando y trans-
Ja noche, cuando el sol retiraba sus parente sepulcro de cristal, en me-
rayos y se metía bajo las aguas en dio de las grandezas del Océano, y
el lejano horizonte, nuestro impro- una eternidad de gloria más allá de
visado artista empezaba sus compo- la duración del tiempo.
siciones. Aquella era la hora de las ¡Oh grandezas humanas, opulen-
inspiraciones. En aquella hora, en tas ciudades, palacios filigranados y
aquel lugar y en aquellas circuns- perfumados salones, qué poca falta
tancias, un artista griego hubiera hacéis al hombre penetrado de las
sentido perceptiblemente el aleteo grandezas de Dios y de las peque-
de la musa junto á su oreja. Ber- neces de los hombres!
nardo no le sintió; pero en cambio Así pasaba Bernardo sus ratos
sintió su corazón inflamado en amor variando los ejercicios y prácticas
á María, y no tenía que hacer otra convenientemente, á fin de evitar la
cosa que dejar al corazón que mani- pesadez que siempre trae consigo la
festara sus sentimientos virginales monotonía de los sentimientos, aun-
por medio de ¡a poesía y de la mú- que estos sean religiosos. Pero to-
sica. davía no hemos dicho nada de la vi-
Oíasele, en efecto, al joven artis- da del solitario marino. Después de
ta entonar aquellas melancólicas los ejercicios de la mañana, el tiem-
canciones y tristes endechas, en que po que mediaba hasta la hora de la
tan al vivo manifestaba los afectos comida, empleaba Bernardo en arre-
que le dominaban y el dolor que sen- glar algunas averías que había ha-
tía en el fondo de su alma. Los oyen- bido en el cargamento del vapor du-
tes eran los peces; el pavimento de rante la tempestad, como eran cajas
aquel vasio templo, la inmensidad rotas, barricas agujeradas que iban
de las aguas; el firmamento servíale vaciándose de su contenido, y algu-
de techo, y de luces las estrellas. Pe- nos otros desperfectos de poca im-
ro ¡qué triste es la nocturna voz del portancia.
marinero en medio de las inmensi- Después de la comida daba gra-
dades que le rodean! L a canción cias á Dios, pasaba algún rato de-
nocturna de Bernardo era sin em lante del escapulario colgado, y su-
bargo la expresión eterna del cora- bía á cubierta á sentarse en su tabu-
zón humano, que eternamente y sin rete y pensar durante un buen rato
cesar canta el destierro en que se en las grandezas de la eternidad.
encuentra, ó llora bajo el peso de También tomó como objeto de se-
un dolor que jamás remite, ó como rias meditaciones el hacer que el
eterno marinero siente la melanco- Pompeyo llegase á tierra. Pero Ber-
lía que le agita al verse precisado á nardo no sabía hacia qué lado estaba
vivir luchando continuamente en el la tierra; la brújula que le hubiera
mar de la vida. podido indicar algo, se la había lle-
Por esta razón el canto de Ber- vado su padre; pero aunque lo su-
nardo era triste y melancólico, co- piera todo, aunque estuviera viendo
mo triste y melancólico es siempre la tierra, ¿cómo podía dirigir allí el
el canto natural del hombre. Ya barco sin velas ni remos? Pensó por
hemos dicho en otra ocasión, que el un momento en componer y remen-
hombre naturalmente por medio de dar el velamen, pero uno de losmás-
la música no puede expresar sino tiles estaba roto, y todas las velas
el dolor, y el canto del hombre, estaban destrozadas de tal modo que
cualquiera que sea, siempre es can- era imposible rehacerlas. No hubo
to del desterrado, y si alguna vez pues remedio sino permanecer en la
canta sus alegrías es por medio de mar hasta que sobreviniera alguna
la lira destinada al llanto. otra tempestad y le condujera hasta
¡Qué cuadro tan interesante for- tocar tierra, ó hasta estrellarse con-
maba Bernardo en los momentos de tra alguna roca.
sus inspiraciones musicales! Un jo- Llegado el crepúsculo deteníase
ven en la primavera de su vida, ca- Bernardo en ver ponerse el sol; có-
si como una flor encerrada todavía mo el astroflamante del día colorea-
en su capullo, sin haber tenido ba con sus arreboles todo el firma-
tiempo para poder desarrollar sus mento, antes de meterse dentro de
colores y sus perfumes, acompañan- las aguas como suele parecer á sim-
do sus canciones con el ruido de las le vista. Una de las escenas más
olas y las armonías del cielo, sin E ermosas de la mar es ver cómo se
600 EL MONTE CARMELO

esconde el sol. Parece que las n e - , , cajas de uvas pasas, etc. Era la
gras ó verdes aguas de la mar to- mercancía que Juan llevaba á flete
man un tinte diferente en el mo- con el objeto de vender en New-
mento de ausentarse el astro que York. Pero como se vio precisado á
las iluminó durante las horas del abandonar el barco sin poder tras-
día. bordar nada de cuanto iba á bordo,
Aún á Bernardo le llamaba gran- todo aquel cargamento quedaba re-
demente la atención este fenómeno servado por la Providencia para ali-
y no se cansaba de contemplarle, mento del abandonado Bernardo.
pero de allí á poco quedaba Ber- ¡Inescrutables juicios de Dios!
nardo en tinieblas y le empezaba á Por un error • involuntario é incul-
agobiar la tristeza. Entonces volvía pable quedaba abandonado Bernar-
el músico á continuar sus melancó- do á merced de las tormentas, pero
licas canciones y despedirse del sol al mismo tiempo por una necesidad
hasta el día siguiente. involuntaria por parte de los hom-
El sol es el astro que da vida al bres, pero muy prevista por Dios,
hombre, y alegría y animación al preparaba el Criador de los hom-
corazón humano, parece que el mo- bres alimentos para aquella criatu-
vimiento del corazón se fortalece á ra que no podía tener amparo entre
la vista del astro del día y no hay los hombres. Una prueba más de
quien pueda dominar un movimien- que aquel que cuida de los pajaritos
to de entusiasmo al verle subir por del aire, cuida más particularmente
las colinas del Oriente: ¿á quién no del hombre su criatura predilecta.
le entristece un día nublado en que Es verdad que estos comestibles
no se ha visto el sol? parece que sin no eran malos ¿pero podía pasar
el sol no tenemos energía ni espíri- Bernardo con sólo aquellos alimen-
tu, las fibras del alma se enervan, tos sin carne ni pescado? Es decir:
los nervios languidecen y se enne- ¿puede vivir el hombre con solas
grecen los humores del cuerpo. legumbres, pan y vino? Por de pron-
No era pues extraño que la au- to, es necesario tener entendido que
sencia del sol dejara á Bernardo Bernardo se vio precisado á hacer
en la más triste soledad y que la en- el oficio de panadero y de cocinero,
tonación de su canto fuera triste y y desde luego se deja comprender
melancólico, como el estado de su al- que ni el pan sería muy rico, ni los
ma. A pesar de todo, Bernardo ce- productos de su cocina serían muy
naba con apetito, daba gracias á exquisitos,
Dios, rezaba el rosario y se acosta- A esta dificultad sobrevino otra
ba esperando á que el sol del día si- mayor, que era la falta de agua dul-
guiente viniera á visitarle con sus ce. Ya sabe el lector que el agua de
dorados rayos, y á avisarle que ten- la mar no es útil sino es para los
dría un día más de vida en este peces, no sirve para ningún servicio
mundo. humano. ¿Cómo resolvió Bernardo
En cuanto al alimento corporal estas dificultades? Tenga un poco de
nada le faltaba al joven gaditano. paciencia el lector, y se convencerá
Y a hemos dicho que á bordo del de que el ingenio de Bernardo agu-
Pompeyo llevaba su padre Juan Al- zado por la necesidad, resolvió sa-
bertini muchos sacos de harina, tisfactoriamante todas estas dificul-
centenares de cuarterolas de vino tades y otras mayores que sobrevi-
navarro, millares de botellas de nieron más tarde.
vino Jerez y Valdepeñas, muchas

Fr. ¡üamvel de íants, íeresa.


(Seconiinu ró)
r A NUESTRO SANTÍSIMO PADRE EL PAPA
F»l0 X,
VICARIO DE CRISTO EN HA TIERRA,

SUCESOR DE SP-N PEDRO,

POfíTÍFICE JUAXIJUIO DE IiA IGIiESIA U f í l V E R S A ü ,

MAESTRO I ^ F A I I I B U L E DE HA VERDAD,

REY DE HOfñR,

"El Monte Carmelo,n


su ^Director, Redactores tj piadosos lectores saludan ¡j felicitan
con sentimientos de filial alegría en su exaltación á la Silla
apostólica ij postrados á sus plantas besan sus sagrados pies fl
le ofrecen el homenaje de su veneración profunda, respeto since»
ro g adhesión inquebrantable, ¡} piden humildemente su apostóli-
ca bendición á la vez que ruegan á £ios le conceda muchos
años de glorioso pontificado g que vea en ellos la extirpación de
todos los errores, la derrota de la impiedad, u. el triunfo de la
¡Iglesia Católica.

¡ V I V A P í O x::

L J
SU SANTIDAD PIÓ X

El día 4 de Agosto, decimoquinto de la muerte de León XIII,


los Cardenales de la Santa Iglesia Romana reunidos en Cónclave
eligieron, dirigidos por el Espíritu Santo, para suceder al gran
Papa de las Encíclicas y verdadera luz del cielo, al Emmo. Car-
denal y Patriarca de Venecia Tose Sarto, que tomó el nombre de
Pío X y desde ese momento quedó revestido de los altísimos po-
deres de Vicario de Jesucristo y Supremo Jerarca de la Iglesia, y
encerrado, para no salir mientras la Divina Providencia no dispon-
ga otra cosa, en el palacio-prisión del Vaticano.
La Iglesia ha salido de la orfandad en que la había dejado el
fallecimiento de León XIII, y trocados sus lutos en vestidos de
fiesta, ha celebrado con júbilo y alegría indescriptible el adveni-
miento del nuevo Pontífice á la Silla Apostólica, dando gracias á
Dios por la Providencia sobrenatural con que amorosamente dirige
en el mundo los destinos de su Esposa Santa.
En la historia de Pío X y en su exaltación al trono de San Pe-
dro se ve la mano de Dios que conduce las cosas de los hombres y
ha levantado á su siervo desde su humildad á la más alta de las
dignidades de la tierra.
Desciende el nuevo Pontífice de una familia humilde y modesta
de Riesa, diócesis de Treviso, donde nació el día 2 de Junio de
1835; pero desde sus primeros años se vio que Dios le tenía desti-
nado á formar parte de la aristocracia de la virtud y de la aristo-
cracia de las ciencias. Entre los jóvenes de su edad se distinguió por
su virtud acrisolada y con ella corrían parejas sus progresos en
las letras. El 18 de Septiembre de 1858 fué promovido al sacerdo-
cio en la Iglesia de Castelfranco, y desde entonces se dedicó al mi-
nisterio de las alma con celo evangélico y un espíritu tan ardiente
de candad que le hicieron verdadero Padre de su pueblo, primero
en la parroquia de Tómbola hasta el año de 1867 y desde e#te año
en la de Salzano. Fué el ministro fiel en el cumplimiento de sus
deberes sacerdotales, y por ello le quiso honrar el Obispo de Tre-
viso nombrándole Canónigo de su Catedral, y más adelante Vica-
rio general de la diócesis.
El antiguo y modestísimo Párroco demostró que tenía talentos
SU SANTIDAD PIÓ X 603

para regir los destinos de una diócesis, y el día 10 de Noviembre


de 1834 fué preconizado Obispo de Mantua. Aquí se hizo notar por
la firmeza de su carácter, por su espíritu de justicia, por su caridad
inagotable y por su celo, y entre las obras con que hizo prosperar
los intereses católicos de su Diócesis, sobresale el memorable Con-
greso Católico de Mantua.
Durante los nueve años de su Pontificado en Mantua, sus ex-
cepcionales cualidades y sus numerables virtudes ornaron el nom-
bre de José Sarto de una auréola de gloria, y el 12 de Junio de 1893
León XIII quiso premiar su santa vida y los grandes servicios
prestados á la Iglesia, invistiéndole con la púrpura cardenalicia, y
á los tres días designándole para el patriarcado de Venecia. Este
nombramiento dio lugar á una polémica entre la Santa Sede y el
Quirinal, por pretender éste haber heredado los antiguos privile-
gios concedidos por los Pontífices á la República de Venecia, entre
los que figuraba el derecho de elegir Patriarca. En frente de estas
pretensiones el Vaticano demostró entonces que el Patriarcado de
Venecia no era más que la continuación del antiguo Patriarcado
de Aquileya, y que el derecho de nombramiento concedido por los
Pontífices en tiempo de San Lorenzo Justiniano no era más que un
gracioso privilegio otorgado á aquella República, pero no trasmi-
t sible á otros poderes. La discusión entre los dos poderes se prolon-
gó bastante tiempo; pero al fin, el Quirinal tuvo que rendirse ante
la evidencia y la justicia y concedió el regium exequátur al nuevo
Patriarca.
La Diócesis de Venecia, una de las más extensas de Italia,
necesitaba para su gobierno un prelado tan celoso como concilia-
dor y enérgico, por ser acaso la más combatida por la propaganda
anticatólica. El Cardenal Sarto realizó su difícil misión y rigió sin
perturbaciones su diócesis durante los últimos diez años, amado
por los católicos y respetado por sus mismos enemigos.
Varias veces tuvo que publicar documentos enérgicos para
protestar contra tiránicas medidas del Gobierno italiano, con el
que ha sostenido diversas polémicas, especialmente en el año de
1900, sobre la predicación en la Cuaresma.
Bajo el cetro patriarcal del Emmo. Sarto las instituciones cató-
licas prosperaron de una manera asombrosa, y la piedad del Car-
denal, junta con su extraordinario buen sentido, le conquistaron la
veneración general.
Bajo sus auspicios, se realizó la alianza del partido moderado
regional y del partido calitóco. Esta alianza consiguió ganar la ma-
yoría en las elecciones municipales y provinciales. En el »año últi-
mo triunfó también, y sus partidarios, reunidos una tarde en impo-
nente manifestación ante el palacio patriarcal, expresaron su en-
tusiasmo por el Cardenal Sarto.
La alta posición alcanzada no envaneció jamás al humilde pá-
604 EL MONTE CARMELO

rroco, modelo del santo cura de aldea. Tan sencillo en sus costum-
bres y tan humilde en sus aficiones fué en Venecia como en Tombolo
y en Salzana. Bondadoso y amable, indulgente y conciliador, se
hacía querer de todos. Por eso le adoraban en Venecia y era en el
Sacro Colegio uno de los cardenales más simpáticos.
A estas virtudes hay que agregar la de su caridad inagotable y
espléndida. El cardenal Sarto repartía cuantiosas limosnas entre
los pobres de Venecia, hasta el extremo de que, cobrando un suel-
do de 40.000 liras, muchas veces se veía privado de lo necesario
para el sustento de su casa y de sus servidores. Por todo ello el
pueblo veneciano quería entrañablemente á su patriarca
Al salir Sarto de Venecia el día 26 de Julio, para tomar parte
en el Cónclave, no tenía ni esperanza ni deseo de ser Pontífice.
Para él, para su secretario monseñor Bresón y para un familiar
que los acompañaba tomó billetes de ida y vuelta.
La despedida que le hizo entonces el pueblo veneciano fué calu-
rosísima. Cientos y cientos de góndolas se habían reunido llenas
de gentes en la escalinata, patios y andenes déla estación ferro-
viaria. La municipalidad de Venecia le acompañó hasta el vagón.
Le decían que, sin duda alguna, sería elegido Papa; más por
amable deseo del pueblo veneciano, que porque en aquellos días
fuera verosímil la exaltación. El negaba.
—No lo merezco, no lo deseo, nadie piensa en mí...
La alegría de Venecia al ver que su hijo predilecto, el cura
campesino de Tombolo, el patriarca de la ciudad de las lagunas,
sucede á León XIII, ha sido grandísima como lo expresan los tele-
gramas de allí recibidos.
Al verle hoy asentado en la cátedra de San Pedro, con sus blan-
cos cabellos, sus ojos vivos é inteligentes y siempre sonriendo,
con su figura simpática llena de bondad y de dulzura, los católicos
hijos obedientes de la Iglesia, pedimos al Señor se digne conservar
y alentar á su augusto Pontífice y hacerle dichoso y que prospere
en la tierra y que nunca se vea en manos de sus enemigos. Así sea.
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5 g j j ) ¿MsiseaBeMsejEasjl

jEL, P A P A H A MUERTO!
nrnrA E L P A P A ?

Estas expresiones, anunciadora de duelo la primera,


y aclamación de gloria la segunda, que entrañan la im •
portantísima doctrina de la sucesión perpetua de la so-
beranía en los Estados, han sido pronunciadas á la faz
del mundo católico desde los balcones del Vaticano.
Esas voces pronunciadas en la Iglesia de Cristo por
ducentésima sexagésima tercera vez nos enseñan que la
autoridad pontificia no muere. Al compás del tiempo se
van sucediendo los sujetos que la desempeñan, que, aun-
que revestidos de la supremacía eclesiástica, de la ple-
nitud del poder en la Iglesia dé Dios, no gozan en cuan-
to á su constitución física y funciones vitales de ningu-
na inmunidad de que los demás mortales carezcan, De-
bajo de la amplia capa pontifical encúbrese una carne
á quien Dios intimó una sentencia de muerte, en quien
el tiempo va escribiendo con caracteres indelebles una
historia de dolores y sufrimientos, y en cuyo seno las
enfermedades van, cual ariete demoledor, abriendo grie-
tas que nadie cierra y por donde entrará al fin el enemi-
go destructor de la vida.
Pero tras de un Pontífice viene otro. Al descender
León XIII del altísimo solio de su jurisdicción omnímo-
da y autoridad plena, á que Dios le había encumbrado,
ha subido, llamado también por Dios, y se ha sentado
en el mismo altísimo solio Pío X. La tiara que ceñía las
augustas sienes de León XIII, ha pasado á las sienes
60fi EL MONTE CARMELO

igualmente augustas de su sucesor; el palie que deseen:


día con majestad de sus hombros, cubre otros hombros
con la misma majestad; las llaves con que su sagrada
«fci r

PLAZA Y BASÍLICA DEL VATICANO EN ROMA

mano abría y cerraba las puertas del cielo, es movida


con idéntico poder por otra mano; el anillo con que se-
llaba sus decisiones inapelables brilla en otros dedos cu-
ya firma es igualmente antoritativa.
Por eso al grito de
¡El Papa ha muerto!
sucede el de
¡Viva el Papa!
Después de la exclamación de dolor
¡León XIII ha muerto!
exclamamos con alborozo
¡Viva Pío X!
Fr. ñ.
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Elección del Sumo Pontífice

L Vicario de Jesucristo recibe los poderes


de su altísimo cargo inmediatamente del
mismo Dios. Pero en la designación ó elec-
ción de la persona que ha de desempeñar las
funciones del Supremo Pontificado, puede in-
tervenir y de hecho interviene la voluntad de los
hombres. Solo San Pedro, primer cabeza visible
de la Iglesia, fué' elegido directamente por Jesús
cuando á orillas del mar de Tiberiades oyó de su Di-
vino Maestro aquellas palabras: apacienta mis cor-
deros, apacienta mis ovejas.
Después de esta primera elección, ha sido distinta la forma de
elegir Sucesor de San Pedro. En los primeros siglos se hacía la
elección por el clero y el pueblo; éste dando testimonio de la bon-
dad y méritos de los candidatos, y aquél eligiendo entre los pro-
puestos el más digno. Inocencio II en el año de 1130 ordenó que
se excluyera al pueblo de .la elección del Papa porque f recuente-
} mente las gentes animosas y apasionadas la turbaban con discu-
í siones y tumultos. Algunos años después, en el Concilio de Letrán
i de 1179, Alejandro III decretó que fuera privativo de los Cardena-
les de la Iglesia Romana la elección del Sumo Pontífice, conside-
rándose elegido aquel que obtuviese dos terceras partes de votos.
Gregorio X en el Concilio II de Lión de 1274 estableció el Cóncla-
ve, y Clemente V en el concilio de Viena de 1311, y posteriormente
otros Romanos Pontífices determinaron las formalidades que aun
ELECCIÓN DEL SUMO PONTÍFICE 607

hoy se observan en el Cónclave para elegir Sucesor en la Silla


Apostólica.
Una vez hecha la elección, el nuevo Papa, cuya confirmación
le viene inmediatamente de Dios, entra en el goce de todos los de-
rechos pontificales; acostúmbrase, sin embargo, celebrar algunos
días después con solemnidad especial y extraordinaria la entroni-
zación y coronación, que es como la manifestación externa de la
toma de posesión del Supremo Pontificado, y en esta ceremonia,
el nuevo Papa, revestido de todos sus ornamentos pontificales, y
rodeado del Colegio Cardenalicio y de toda su corte, es ceñido con
la triple tiara, mientras el pueblo canta el Kyrie eleison y acla-
ma al nuevo Vicario de Cristo.

imiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiim

TU ERES CEPAS

Al Pontífice Romano le ha dicho Dios: Tu eres Ce fas. Igual


en dureza y estabilidad á la roca de los mares, á tu alrededor pasa-
rán, como ondas movibles, instituciones, dinastías, pueblos que
se levantarán un momento como las aguas hinchadas del mar,
para desvanecerse enseguida en las playas del humano destino,
sin dejar de sí más que un vago recuerdo en la historia; pero tú
permanecerás inmoble: ni los aquilones te volcarán, ni las olas
turgentes te anegarán, ni te envolverán en sus remolinos las tem-
pestades que soplarán sobre tí, ni las borrascas que pasarán á tu
lado, te mellarán, ni te harán mudar de lugar.
G.
^t0-a-H-ej^si-iBi-ii-ii-a-ii—a-a-ii-B-iBi-a-B-ii i Wífis

Nombres del Sumo Pontífice


•• 111111 • i ii • 1111 • • • • 111111111

VICARIO DE CRISTO
Cristo es Cabeaa de toda la Iglesia, como dice San Pablo á los
de Efeso; y nadie puede poner otro fundamento á este sagrado edi-
ficio fuera del que ha sido puesto por Dios, como repite el mismo
Apóstol á los Corintios. Pero invisible Cristo á'nuestros ojos, encu-
bierto con el velo de la glorificación de su carne, dejó á uno de sus
Apóstoles, al que llamó CEFAS, como Lugarteniente y Vicario
suyo, ministro visible de sus gracias, jefe supremode su Iglesia mi-
litante cuyas llaves le confirió con plena potestad de abrir y de ce-
rrar sus puertas, de admitir y expulsar de su seno A los hombres
declarándolos hijos de Dios ó hijos del diablo. Y por esta represen-
tación y delegación divina que ejerce el Sumo Pontífice, se llama
Vicario de Cristo.
SUCESOR DE SAN PEDRO
Jesús dijo á Simón hijo de Joná, nombrándole representante su-
yo en el gobierno de la Iglesia: apacienta mis corderos, apacienta
mis ovejas. Y hablando en otra ocasión con sus discípulos, únicus
miembros entonces de la Iglesia que acababa de nacer, les dijo: yo
estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos, y las potes-
tades del infierno no prevalecerán contra vosotros, porque yo he
rogado pafa que tu fe ¡oh Pedro! no falte ni se extinga. Simón hijo
de Joná murió; pero su fe no se ha extinguido: al caer su antorcha
de manos de Pedro fué recogida por otras manos que la conserva-
ron igualmente viva y luciente y la trasmitieron á su vez, sin que
por un momento se apagara, á otras manos, y así ha llegado, á
través de doscientas sesenta y tres sucesiones, hasta Pío X que co-
mo León XIÍI y todos los anteriores Pontífices, se llama Sucesor
de San Pedro, porque suceden á éste en el divino encargo de con-
servar el depósito de la fe y alumbrar el mundo con sus luces, y
apacentar los corderos y las ovejas del Señor.
OBISPO DE ROMA
Por voluntad divina, sobrenattnalmente inspirada á San Pedro,
el Príncipe de los Apóstoles estableció su Sede Episcopal en Ro-
610 EL MONTA CARMELO

ma, y en Roma acabó sus días bendiciendo desde su Sede al orbe


entero. Una tradición histórica, recientemente vulgarizada poruña
novela de reconocido valor literario, refiere que viéndose San Pe-
dro en Roma casi sin rebaño que había perecido en el circo devo-
rado per las fieras, ó en los jardines de Nerón alumbrando, cual si
fueran hachas de tea, las escandalosas orgías de la aristocracia ro-
mana, abandonaba la ciudad en busca de rebaño más numeroso á
quien apacentar con el pasto de sus doctrinas; pero en el camino,
ya fuera de las puertas de Roma, encontróse con su divino Maes-
tro, y, deteniéndose admirado del encuentro y postrándose ante
El y besándole sus pies sacrosantos, le preguntó: ¿Quo vadis Do-
mine? ¿á dónde vais, Señor?—A Roma, contestó Jesús, á ser otra
ves crucificado. Comprendió el Apóstol que no era el Maestro si-
no el Discípulo quien, por el amor de su Maestro, debía de ser cru
cificado en Roma, y volvióse á la ciudad contestando á los cris-
tianos errantes que encontraba en el camino y le preguntaban
quo vadis?—á Roma, decía, á morir entre mis hijos. Y en Roma
murió, ocupando aquella sede episcopal; y el que á su muerte reco-
gió su mitra, como Obispo de Roma, es el encargado de apacentar
el rebaño de Cristo extendido por todo el mundo. Esta verdad la
definió el Concilio de Florencia enseñando con magisterio infalible
que el Obispo Romano es el Vicario de Cristo, cabeza de toda la
Iglesia, Padre y Doctor de todos los cristianos; y Pío IX declaró
solemnemente que el Sumo Pontificado de la Iglesia no puede ser
trasferido del Obispado y Ciudad de Roma á ningún otro Obispa-
do ó Ciudad.
PAPA
Al principio de la Iglesia se daba el nombre de Papa, que es
nombre de paternidad, á todos los Obispos y aún á veces á todos
los sacerdotes, porque, como decía Walafrido Estrabón, este nom-
bre de Papa (padre) es muy propio de la dignidad de los clérigos
que engendran hijos para Jesucristo. Pero en el Sínodo Romano
del año 1076 San Gregorio VII lo restringió al Obispo de Roma co-
mo título de suprema autoridad, de eminencia y primacía de ho-
nor y jurisdicción en la Iglesia Universal.
E.
Se ._ NU -¡^ -h- NL._ •!• •!• -1» jKgiS^^tS^-alg- •!« sU ^ ti» o . »l» .
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Siervo de los siervos de Dios

En la Iglesia Católica, que es la monarquía más perfecta de to-


dos los gobiernos humanos, su Jefe supremo llámase Siervo de los
siervos de Dios.
No tiene esta denominación otro precedente histórico que el
ejemplo de Dios nuestro Señor que, siendo Dueño de todas las ce-
sas, tomó forma y apariencia de siervo: forman servi accipiens.
De ahí tomó su título y denominación ese Rey y Monarca cuyos
vasallos son trescientos millones de fieles, cuyo reino se extiende
por todo el universo, cuyas provincias son todas las diócesis del
mundo católico, cuya capital es Roma, cuyo palacio es el Vaticano.
En el siglo V empezaron los Papas á. firmarse con este título.
Los Obispos de Constantinopla disputaban al Pontífice Romano
la supremacía de su jurisdicción en Oriente y arrogábanse con
vanidad pueril, propia de gente que vacía de poder y méritos quiere
hincharse con títulos, el nombre de Obispo Universal; mas San
Gregorio Magno, Vicario entonces de Cristo y •orno tal Supremo
Pastor de todas las Iglesias, para quebrantar la arrogancia del
Constantinopolitano y acordándose del precepto del Divino Maes-
tro de que el primero sea el que ministre y sirva á los postreros,
no se contentó con menos que llamarse Siervo de los siervos d«
Dios.
*Y con mucha verdad, por cierto, en esta cuestión de títulos y
preeminencias se aplicó este título y denominación; porque, como
enseña la Etica, la supremacía del mando no se ejerce para uti-
lidad del superior sino para bien de los subditos, y as« dijo Jesús:
Yo á quien toda potestad ha sido dada, he venido no á ser servido,
sino á servir. Por lo tanto á mayor altura responde mayor servi-
dumbre; y así sólo el Monarca cuyo imperio se extiende á todo el
orbe, puede llamarse con verdad: siervo de todos los siervos de
Dios.
L. M.
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EL R E Y DE L A IGLESIA

El Pontífice es rey á un mismo tiempo por derecho divino y por


derecho humano: el derecho divino resplandece principalmente en
la institución, el derecho humano se manifiesta principalmente en la
designación de la persona; y la persona designada pava Pontífice
por los hombres, es instituida Pontífice por Dios. Así como reúne la
sanción humana y la divina, junta en uno también lis ventajas de
las monarquías electivas y las de las hereditarias; de las uuas tiene
la popularidad, de las otras la inviolabidad y el prestigio: á seme-
janza de las primeras, la monarquía pontifical está limitada por to-
das partes; á semejanza'de las begundas, las limitaciones que tiene,
no la vienen de fuera, sino de dentro, ni de la ajena voluntad, sino de
la propia: el fundamento de sus limitaciones está en su caridad ar-
diente, en su prodigiosa humildad y en su prudencia infinita. ¿Qué
monarquía es esta en la que el rey, siendo elegido, es venerado, y
en la que, pudiendo ser reyes todos, está en pie eternamente, sin
que sean parte para derribarla por tierra ni las guerras domésticas
ni las discordias civiles? ¿Qué monarquía es ésta en la que el rey
elige á los electores que luego eligen al rey, siendo todos elegidos y
todos electores? ¿Quién no vé aquí un alto y escondido misterio:-la
unidad engendrando perpetuamente la variedad, y la variedad cons-
tituyendo su unidad perpetuamente? ¿Quién no ve aquí representa-
da la universal confluencia de todas 1*3 cosas? Y ¿quién no advierte
que esa extraña monarquía 63 la representación de Aquél que, siendo
verdadero Dios y verdadero hombre, es divinidad y humanidad, uni-
dad y variedad juntas en uno? Al lado del rey, cuyo oficio es
reinar con una soberanía independiente, y gobernar con un imperio
absoluto, está un senado perpetuo, compuesto d3 príncipes que
tienen de Dios el principado. Y este senado perpetuo y divino os un
senado gobernante; y siendo gobernante, lo es de tal manera, que ni
entorpece, ni disminuye, ni eclipsa la potestad suprema del monarca.
La Iglesia es la sola monarquía que ha conservado intacta la pleni-
tud de su derecho, estando perpetuamente en contacto con una oli-
EL REY DE LA IGLESIA 613

garquía potentísima; y es la única oligarquía que puesta en contacto


con un monarca absoluto, no ha 63tallado eu rebeliones y turbulen-
cias. De la misma manera que en po3 del rey van los príncipes, en
pos de los príncipes vienen los sacerdotes, encargados de un minis-
terio santísimo. En esta sociedad prodigiosa todas las cosas suceden
al revés de como pasan en todas la9 asociaciones humanas. Ea éstas
la distancia puesta entre los que están al pie y los que están en la
cumbre de la jerarquía social es tan grande, que los primeros se
sienten tentados del espíritu de rebelión, y los segundos caen en la
tentación de la tiranía.
Eu la Iglesia las cosas están ordenadas de tal modo, que ni es
posible la tiranía ni son posibles las rebeliones. Aquí la dignidad
del subdito es tan grande, que la d^l Prelado está en lo que tiene de
común con el subdito, más bien que en lo especial que tieue como
Prelado. La mayor dignidad de los obispos no está en ser príncipes,
ni la del Pontífice en ser rey; está en que Pontífices y obispos son,
como sus subditos, sacerdotes. Su prerrogativa altísima é incomuni-
cable no está en la gobernación; está en la potestad de hacer al Hijo
de Dios esclavo de su voz, en ofrecer el Hijo al Padre en sacrificio
incruento por los delitos del mundo, en ser los canales por donde se
comunica la gracia, y en el supremo é incomunicsble derecho de re-
mitir y de retener los pecados. La más alta dignidad está en lo que
son todos los dignatarios, más bien que en-lo que son algunos. No
está en el apostolado ni en el pontificado, está eu el sacerdocio.
Considerada aisladamente la dignidad pontifical, la Iglesia pare-
ce una monarquía absoluta. Considerada en sí su constitución apos-
tólica, parece una oligarquía potentísima. Considerada por una parte
la dignidad común á prelados y sacerdotes y por otra el hondo abis-
mo que hay entre el sacerdocio y el pueblo, parece una inmensa aris-
tocracia. Cuando se ponen los ojos en la inmensa muchedumbre de
los fieles derramados por el mundo, y se vé que el sacerdocio y el
apostolado y el pontificado están á su servicio; que nada se ordena
en esta sociedad prodigiosa para los crecimientos de los que mandan
sino para la salvación de los que obedecen; cuando se considera el
dogma consolador de la igualdad esencial de las almas; cuando se re-
cuerda que el Salvador del género humano padeció las afrentas de la
cruz por todos y por cada uno de los hombres; cuando se proclama el
principio de que el buen pastor debe morir por sus ovejas; cuando se
reflexiona que el término de la acción de todos los diferentes minis-
terios está en la congregación de los fieles, la Iglena parece una de-
mocracia inmensa, en la gloriosa acepción de esta palabra; ó por lo
menos, una sociedad instituida para un fin esencialmente popular y
6ii éL MONTé cAítMjsto
democrático. Y lo más singular del caso es que la Iglesia es todo lo
que parece. En las otras sociedades esas varias formas de gobierno
son incompatibles entre sí, ó si por acaso se juntan en uno, no se
juntan jamás sin que pierdan muchas de sus propiedades esenciales.
La monarquía no puede vivir juntamente con la oligarquía y con la
aristocracia, sin que la primera pierda lo que naturalmente tiene de
absoluta, y éstas lo que tienen de potentes. La mouarquía, la oligar-
quía y la aristocracia no pueden vivir con la democracia sin que és-
ta pierda lo que tiene de absorbente y de exclusiva, como la aristo-
cracia lo que tiene de potente, la oligarquía lo que tiene de invasora
y la monarquía lo que tiene de absoluta; viniendo á convertirse en
definitiva su mutua unión en su mutuo aniquilamiento. Sólo en la
Iglesia, sociedad sobrenatural, caben todos estos gobiernos, combi-
nados armónicamente entre sí sin perder nada de su pureza original
ni de su graudeza primitiva. Esta pacífica combinación de fuerzas
que son entre si contrarias, y de gobie-nos cuya única ley, humana-
mente hablando, es la guerra, es el espectáculo más bello en los ana-
les del mundo. Si el gobierno de la Iglesia pudiera ser definido, po-
dría definírsele diciendo: que es una inmensa aristocracia, dirigida
por un poder oligárquico, puesto en la mano de un rey absoluto, el
cual tiene por oficio darse perpetuamente en holocausto por la salva-
ción del pueblo. Esta definición sería el prodigio de las definiciones,
de la misma manera que la cosa en ella definida es el prodigio más
grande de la historia.

Donoso Cortés

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ASSUMPTA EST...

Diez y nueve siglos van á completarse desde que


una hermosa aurora vióse subir de la tierra, y desapa-
recer en las regiones del aire. La hermosa luz que ha-
bía bajado del cielo, volvía al mismo punto de donde
había partido, y la paloma que saliera del arca celestial
volvía á la misma arca con el ramo verde de olivo en
señal de triunfo, y como anunciando á los moradores
del cielo la terminación de la época de las esperanzas
y la entrada y comienzo franco de la época del amor.
Profetas iluminados, cambiad vuestras liras y can-
tares tristes en cítaras de placer, pues llegada la pleni-
tud de los tiempos, cumplidos vuestros oráculos, y con-
sumadas las venganzas de un Dios terrible hoy una
simple criatura mortal hiende los aires y toma posesión
del Alcázar de Dios, en señal de la amistad raás íntima
entre el Criador y la criatura.
Los conquistadores de las naciones, después de ha-
ber subyugado á provincias enteras bajo el poder de su
espada, atando á su carro de triunfo á sus míseros ha-
bitantes, bajan al sepulcro en silencio profundo, y allí,
unas cenizas quizás criminales nos están diciendo que
todo ha terminado. Los artistas, los literatos y los poe-
tas, después de haber arrebatado al mundo con sus
hermosas ideas, sus pensamientos de fuego y con sus
notas lanzadas á la inmortalidad, bajan al sepulcro
rompiendo sus plumas en la mitad de su carrera y en-
mudeciendo en su garganta los himnos sin terminar; y
616 KL MONTE CAKMKLO

allí no escriben ni cantan ni dicen - otra cosa sino que


se hallan cautivos bajo el imperio de la nada.
Pero no así la Santísima Madre de Dios. Esta blan-
ca paloma del Espíritu Santo, si por un momento se vio
precisada á descender al imperio de las ruinas, la losa
sepulcral no pudo detenerla en la tierra del olvido; sino
que rompiendo las ligaduras que la tenían atada á este
valle de lágrimas y emprendiendo su hermosa y brillan-
te carrera, cual á su dignidad convenía, sale del sepul-
cro en cuerpo y alma, y llega al cielo empíreo en triun-
fal marcha, para ser coronada como Reina de cielos y
tierra.
Desde entonces aquel mismo sepulcro donde des-
cansara durante breves ratos, fué el primer alfar del
nuevo testamento levantado á María, y la fúnebre an-
torcha encendida en su honor, fué el foco donde se en-
cendieron las luminarias-de Efeso, las iluminaciones de
las Iglesias góticas del Renacimiento y el esplendente
culto de nuestros días.
Día es este en que el cielo y la tierra 'parecían lu-
char á porfía por la posesión de su madre, reina y se-
ñora: la tierra no quería quedarse huérfana, el cielo
como mansión de paz y de dicha quería vivir en compa-
ñía de la Madre de Aquel que triunfando de la muerte y
sus consecuencias, había empezado á llenar aquellos
asientos vacíos por la transgresión angélica; pero en
medio de todas estas ventajas y desventajas, eligióse el
justo medio de que la Madre de Dios saliera triunfante
de este mundo, pero para ir á morar en compañía de su
Hiio y conseguir de él los auxilios de que carecíamos los
que quedábamos en este valle de miserias.
Desapareció, sí, de entre nosotros nuestra madre
tierna y cariñosa, no para olvidarnos sino para ser do-
blemente nuestra madre. Desde aquel momento comen-
zaron los cielos á destilar aquel rocío tan suspirado por
los patriarcas; las puertas del empíreo se abrieron de
ASSUMPTA EST... 617

par en par, y los rayos de la gracia se difundieron por


toda la faz de la tierra. El idólatra vio caer sus ídolos y
abandonó su fanatismo, bañado con la luz de la verdad;
las flores de las virtudes se desarrollaron,- y ostentaron
sus perfumes y sus colores en el hermoso jardín de la
Iglesia. La serpiente y el dragón del abismo, destruido
su imperio, se retiró medroso á su lóbrega estancia, y
el hombre rodeado de tantas dichas, pudo levantar sus
ojos al cielo y saludar allí á su madre.
Las transgresiones del paraíso perdieron ó torcieron
la marcha de la humanidad, pero la nueva Iglesia llegó
á llamar feliz á la primera culpa, y brillante á la prime-
ra noche, por haber motivado la llegada de esta luz, de
esta aurora de la redención, y la traslación de la Hija
de la profecía del valle del dolor, á la mansión de paz.
J ;ibre pues nuestra Madre de las cadenas de su
mortalidad, rodeada de los brillantes coros angélicos,
abandonó las mansiones de esta tierra de espinas y fué
elevándose poco á poco hacia las regiones del cielo,
donde la esperaba sü Hijo con la corona de sus victo-
rias y triunfos, para que coronada como reina de cielos
y tierra, pudiera continuar siendo la alegría de los án-
g'eles, la gloria de los bienaventurados, el consuelo de
los hombrea y honra de toda la humanidad!
¡Adiós, pues, Madre querida, fulgentísima luz de
nuestras almas, aurora del eterno día y nuncio feliz del
día perdurable, reina feliz en tu nueva morada y no te
olvides de los que todavía quedamos en el destierro!
tY i a mu el de Santa Feresa.
A la Asunción de Nuestra Señora

¿Quién es la que del valle miserable


De lágrimas asciende tan lozana,
Que ni el alba rosada á la mañana
Ni el sol á su beldad es comparable?
Más que la luna hermosa y agradable
Honra y decoro á la naturaleza humana,
Como escuadrón fortísimo que allana
La enemiga virtud, hecho admirable?
La que con tanta gloria se nos muestra
Que hinche la tierra y cielo de alegría
Y en perfecta humildad á todos pasa,
Es la que el Hijo y Dios pone á su diestra
Sobre las soberanas hiera rquías,
Pues más que ellas de amur divino abrasa.
Fr. Arcángel de Marcón.

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PRELADOS í SUPERIORES OE LA ORDEN CARMELITANA


SAN BROCARDO

Nació San Brocardo en Jerusalén de padres franceses quienes,


como buenos cristianos, le criaron y educaron con el mayor esme-
ro en el santo temor de Dios. Correspondió fielmente Brocardo á
los deseos de sus ancianos padres, y como estaba tan bien dispues-
to su inocente corazón, pronto sintió la voz de Dios que le llamaba
y quería para si. Siendo aún niño le gustaba subir al Monte Car-
melo, morada de almas santas y penitentes, cuya vida mas angéli-
ca que humana halagaba dulcemente su inclinación al retiro. Pi-
dió, pues, el hábito al P. Prior del Carmelo que era San Bertoldo,
á lo cual éste accedió gustosísimo por ver en el aspirante el hom-
bre destinado por Dios para regir la familia de la Virgen después
de su muerte. No se engañó el Santo General,porque fallecido éste
y habiendo los Religiosos del Carmelo procedido á nueva elección,
rué electo nuestro Santo unánimemente, viniendo á ser el segun-
do General Latino del Carmelo. Mucho esperaba de él la Orden, y
mucho le exigían las circunstancias de aquellos calamitosos tiem-
pos; pero á todo satisfizo y llenó la prudencia y celo de nuestro
Santo. No tenian nuestros Religiosos una regla fija que ordenase
y regulase sus acciones, y conoció el Santo General su necesidad
y suplicó á San Alberto Patriarca de jerusalén que determinase su
modo de vivir; satisfizo gustoso el Santo Patriarca y les dio la re-
gla que ha llegado A nuestros días llena de gloria y resplandor.
Mientras San Brocardo y sus hijos servían á Dios pacíficamen-
te, una infausta noticia llevada de Occidente turbó la paz de aquel
sagrado recinto. Pretendían algunos funcionarios de la curia roma-
na suprimir de raíz la Orden de la Virgen bajo pretexto de que no
estaba aprobada por los soberanos Pontífices, y añadían que el
cuarto Concilio de Letrán celebrado en 1215 durante el Pontificado
de Inocencio III, en el cañón 13, prohibía erigir nuevas Ordenes é
ingresar en ellas.
San Brocardo, y sus hijos viéndose atacados tan rudamente to-
maron la defensiva y opusieron á sus enemigos la aprobación de
su Orden por un legado de la Santa Sede antes de celebrarse el
dicho.Concilio. Así, las cosas, Honorio III se disponía á pronunciar
la sentencia de supresión de la Orden, mientras el Santo General
suplicaba á la Madre de Dios y del Carmelo los amparase en aquel
trance fatal. No desoyó sus súplicas la Reina del Carmelo, y en la
noche misma que debía ser la precursora de la extinción de la
Orden, se apareció en sueños á Honorio III, y reprehendiendo su
debilidad en acceder á los deseos de aquellos consejeros, le encar-
620 EL MONTE CÁEMELO

gó favorecer y prestar su apoyo a la Orden del Carmen, terminan*


do su visita con estas palabras: "En lo que atañe á mi Religión, y
en cuanto sea mi voluntad de enaltecerla, no hay poder sobre la
tierra que lo pueda contradecir, ni se puede disimular en lo que
sea mi gusto„. Esto bastó para cambiar el curso de las cosas, y la
Orden que poco antes se había querido suprimir, fué aprobada por
el mismo Papa en pleno Consistorio el año de 1226.
El Santo sobrevivió á este glorioso acontecimiento 30 años,
siendo amado de los de casa, estimado de los principales de fuera
y tan apreciado del Rey de Siria á quien nuestro Santo había lim-
piado de la lepra y convertido á la fe, que le trataba con el respe-
to con quejun huen hijo ama y reverencia á su padre. Pasados estos
años Dios le reveló el término de sus días, y reuniendo a sus hijos

en derredor de su lecho de muerte, les dirigió estas palabras dig


ñas de grabarse en el corazón de todo Carmelita: "Hijos míos, ya
que Dios se ha dignado traernos á esta Orden, y por su singular
amor quiere que nos llamemos hermanos de la Virgen, procu-
rad llevar dignamente este nombre después de mi muerte. Perma-
neced constantes en el bien, despreciad las riquezas, odiad al mun-
do y llevad una vida en todo ajustada á los ejemplos de María y
de Elias.,, Dicholo cual, entregó su alma al Criador hacia el año
de 1230 á los 35 años de su Generalato y 80 de edad.

E. i. f.
DESDE MALABAR
CONVERSIONES EN CHENGALAM Y NETTACMRY (COTTAYAM)

Acabado de llegar cansadito de un viaje por uno de estos luga-


res de bendición cóu que Dios Nuestro Señor se digna en sus infini-
tas misericordias rodear este centro de Cottayam, sea mi descanso
parlar un ratito con los bondadosos lectores de nuestra cara revista,
contándoles mis gozos y penas, mis abundancias y escaseces, mis
más y mis menos en estos días que disfruto de moiar en el ya re-
nombrado Cottayam, porción escogida de nuestra hermosa Misión
verapolitana.
Vine, pues, aquí hace pocos días, once nada más, y ya el pasado
lunes 6 de este mes, me otorgó el Padre de las misericordias y Dios
de toda consolación uno de esos favores que serían por sí supera-
bundante recompensa de largos años de penosos servicios. ¡Sean por
siempre jamás loadas sus bondades!
Dos años cumplían exactamente aquel día desde que en compa-
ñía de nuestro benemérito Misionero de Quilón R. P. Pascasio, como
ya se lo referí á los lectores de EL MONTE CARMELO, bendigo una es-
cuela, edificio de siete rupias (14 pesetas), que fué el granito de
mostaza depositado con afán en aquella célebre colina de Chenga-
lam que ya conocen nuestros amigos. El nombre del insigne San
José, custodio y Patrón del sitio, hizo brotar muy luego una vigo-
rosa cristiandad, arbusto fecundo en cuyo naciente ramaje vinieron
á posarse aquel mismo año cerca de doscientas aves errantes; en el
siguiente se redobló el número de los anidados en él, y, siendo el
lugar no grande, creíamos acabado ya ó poco menos el contingente
de los moradores paganos, y no esperábamos se repitiera la multitud
622 EL MONTE CARMELO

de conversiones que en los dos felices añ09 anteriores, cuando hé


aquí que de buenas á primeras se presentan más de cuarenta per-
sonas pidiendo el bautismo. ¡Ah! no contábamos con los prosélitos
que el protestantismo, á fuerza de dinero y engaños, se había atraído
en el transcurso de muchos años. ¿Quién había de figurarse que
multitud de familias enteras prote9tantizadas [iban á venir á
llamar una tras otra á nuestras puertas, teniendo en cuenta los
arraigos y predominios de que la iglesia inglesa, como aquí se la
llama, disfruta en estos contornos? ¡Gracias á Dios! el hecho es que
más de veinte familias ingresaron en Chengalam en el grbmio de la
Iglesia Católica, á despecho del enojo y esfuerzos de los ministros y
pastores anglicanos.
Entre paganos y protestantes bauticé allí ¡gloria á Dios! á cuarenta
y un conversos, el día 6 del corriente. Y no es esto sólo; la gracia di-
vina se muestra pródiga en aquella tierra de bendición; otras muchas
personas esperan la instrucción catequística para pertenecer al núme-
ro de los elegidos, y quizá tardaré muy poco en relatar los nuevos
progresos del catolicismo en aquel sitio, donde ya se siente necesi-
dad de transformar la presente capilla en iglesia formal y capaz, si
bien este paso ofrecerá las dificultades que le son inherentes en toda
Misión. Con todo, allí está San José.
Nos hallamos en vísperas de la gran fiesta, de los Carmelitas, el
16 de Julio está á la puerta, nuestra gran Reina, Madre y Titular,
aparece con todas las galas de la gloria, muy pronto habremos de
romper en cánticos de saludo con el sublime Gloria Libani data est
ei, Decor Carmeli et Saron! Yo me preparo á obsequiarla en aquel so-
lemne día con unos diez y ocho nuevos hijos, y no pasará su Octava
sin que le regale otros veinte. Confío que no desdecirá mi filial
obsequio de los magníficos y preciosísimos que en países católicos
como España se le tributarán á porfía.
¿Qué digo? Les tengo que reseñar mi viaje de hoy. Pensando es-
taba esto mañana en borragear alguna que otra cuartilla, cuando me
han avisado que dos mupenes (1) deseaban verme. Salgo, y á las pri-
meras palabras me manifiestan que en su paraje había cien familias
dispuestas y deseosas de convertirse á nuestra religión, que me dig-
nase atenderlos y lo arreglase de modo que sus deseos fuesen pronto
satisfechos, que los prutestantes habían trabajado por lle7arlos á su
secta, pero que ellos les contestaron que no querían abrazar su reli-
gión sino la nuestra. Propúseles que cómo oirían la misa los días
festivos no habiendo iglesia por allá, ni sacerdote que pudiese ir á
Mupen en malabárico significa padre principal, título que se suele dar á
los veteranos influyentes de una localidad.
MISIONES CARMELITAS 623

decírsela, aún cuando se les construyese alguna capilla. Eeplicaron


que, á pesar de la distaucia, veridríau ellos á oiría aquí, y que bas-
taría por ahora ua catequista que, reuniéndolos en algún sitio los
domingos, les diese instrucción religiosa y modo de suplir con algu-
nas oraciones y practicas piadosas la falta de mayor asistencia al
templo.
Aunque no tengo á mi disposición un catequista á quien encargar
esta obra, creíme en el deber de corresponder, cosa por supuesto, de
íntima satisfacción para todo misionero, siempre que una irremedia-
ble falta de medios no le obligue á desistir, como no pocas veces
acaece. Ofrecíles irme allá esta tarde á cerciorarme: no siempre
valen cuanto suenan las palabras de estas sencillas gentes. Entre-
tanto debía volver el uno y llamar á los vecinos, quedando el otro
para guía de camino.
En efecto, he ido con uno de mis subordinados que, en caso de
resultar exacta la pintura de nuestros mupenes, debería encargarse
de empezar allí con algún edificio análogo al de antaño en Cheuga-
lam. Después de hora y media de caminar, por buena carretera pri-
mero, por estrechuras angostas después, llegado al lugar, que se
denomina Nettachery, tuvimos el consuelo de ver que los buenos
viejos eran hombres de crédito y fiel su descripción y numerosos los
aspirantes á católicos.
Apenas llegamos, nos vimos rodeados de hombres y niños (las
mujeres por recato no se presentan en tales ocasiones), no bajaban
de cincuenta los reunidos, los cuales, preguntados si se hallaban dis-
puestos á recibir el santo bautismo y si deseaban empezar inmedia-
tamente á prepararse aprendiendo los rudimentos del catecismo que
se les enseñaría allí mismo eu algún catecumenato que mañana se
comenzaría á levantar, respondieron unánime y resueltamente que
sí, y que lo propio deseaban los vecinos que por la premura do la
cita no se hallaban presentes.
Con inmenso gozo del alma y dando gracias á Dios he escucha-
do una y otra vez aquella feliz afirmación, la he recogido cual rica
joya que el cielo deposita en mis miserables manos para transfor-
marla, mediante el bautismo y la educación cristiana, en dorada lla-
ve que abra las puertas de una eterna felicidad á toda una genera-
ción sentada hasta hoy en tinieblas de eterna muerte.
En seguida se ha tratado de señalar el punto donde ha de empla-
zarse el nuevo alcázar de la Princesa del Carmelo, hemos fijado el
sitio conveniente, ó hincados de rodillas sobre aquellas yerbas, he-
mos invocado á la Virgen del Carmen, consagrándole las primicias
del culto verdadero en medio de aquel pueblo de su nueva adquisi-
624 EL MONTE CARMELO

ción. Confío que nuestra amabilísima Madre ha escuchado la humil-


de plegaria de sus hijos y aceptado la cordial oferta de sus devotos.
Esperemos á que los sucesos hablen para demostrarnos que María,
la Madre de Dios del Carmelo, considera aquella porción como suya,
bendice á aquella familia como suya, protege aquel campo como
suyo.
Ya he dado orden y algún dinerillo para que mañana vuelva allá
mi compañero y comience la obra erigiendo una casita que á la vez
sirva por ahora de catecumenato, escuela y especie de capilla, donde
los nuevos cristianos, á falta de sacerdote que les celebre misa y de
instrucción y sacramentos con asiduidad, se reúnan siquiera los do-
mingos y tengan su lectura y actos de devoción, hasta que la Virgen
su Protectora les depare persona y medios de perfeccionar estos hu-
mildes principios.
¡Gracias infinitas sean dadas al Padre de las misericordias!
Fr. i. ¥.
Cottayam, 12-VJI-O 3.
SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
SOBRE EL ACOMPASA MIENTO DEL ÓRGANO

L a Sagrada Congregación' de Ri- la sagrada Congregación de Ritos


tos, siempre firme en sus enseñan- la misma duda, ó sea; si en el canto
zas, tiene dispuesto el modo y la de las Lamentaciones, Responsorios,
manera de tocar el órgano,' como en el salmo Miserere y demás partes
también los casos en que se permite litúrgicas del Oficio puede tocarse
y prohibe. el Harmonium con otros instrumen-
El día 16 de Junio de 1893 propo- tos, llamados de cuerda, cómo son
nía el Excmo. Señor Arzobispo de violín, viola y contrabajo?, y en ca-
Goa á la Sagrada Congregación de so negativo, si se podía tolerar con
Ritos, si se podía tole"rar que en solo el Harmoniunú; la Sagrada
el oficio del miércoles,- jueves y Congregación contestó, igualmente
viernes de la Semana Santa, á sa- que á las preguntas anteriores, ne-
ber, en el canto de las Lamentacio- gativamente (1).
nes, Responsorios y en el salmo Mi- En la Misa solemne del jueves
serere y demás partes litúrgicas po- Santo se toca hasta terminar el Glo-
día tocarse el órgano ó algún otro ria; y el sábado Santo empezando
instrumento?;á loque contestó nega- al mismo himno en adelante (3535).
tivamente. Cuatro años más tarde, Durante este triduo, donde hubiere
el 7 de Julio de 1899, otro Prelado, costumbre, pueden cantarse los mo-
deseando que en las iglesias de su tetes al Santísimo Sacramento con
Diócesis se hicieran las funciones acompañamiento de órgano y de
sagradas conforme á las rúbricas y otros instrumentos (3304).
decretos, eliminando toda costum- El capítulo 28 del libro 1.° núme-
bre contraria, volvió & preguntar: si ro 13 del Ceremonial de Obispos,
cuando menos se podía tolerar el donde trata de cuándo se ha de to-
címbalo ó pianoforte en los maitines car el órgano, ha sido cambiado úl-
de tinieblas y en las Misas feriales timamente por Su Santidad León
que se prohibe tocar el órgano, como XIII: la edición antigua ó de Bene-
también en el canto de la Pasión? dicto X I V decía: En las Misas y
recibiendo por contestación la nega-
tiva (1). (1) I. An in Ecclesia Piimitiali
Recientemente, con fecha 20 de Pisana in feriis 4. a , 5. a et 6. a , atten-
Marzo de 1903, atendida la inve- ta antiqua consuetudine, tolerari
possit ut cantus Lamentationum,
terada costumbre de su iglesia el Responsoriorum et Psalmi Miserere
Rvmo. Vicario de Pisa elevó á fiat simul cum instrumento Harmo-
nium et alus instrumentis sine stre-
(1) An tolerari possit usus adhi- pitu, a corda: violini, viole, contra-
bendi cymbalum seu Pianoforte in bassi nuncupatis? II, et quatenus
Matutinis Tenebrarum et in Missis negative ad I, an saltem tolerari
ferialibus quse Organum excludunt, possit in casu sonus tantum instru-
et dum cantatur Passio? S. R. C. in menti Harmonium? S. R. C. ad
una Conceren. resp. Negatjve in óm- utrumque resp. Negative, 20 mart,
nibus. Die 7 Julii 1899. 1903.
6Ú6 EL MONTE CAKMELO

oficio de difuntos, así como en tiem- solemnes pro re gravi¡ ó causa pú-
po de Adviento y Cuaresma no se blica de la Iglesia; mas no en la mi-
toca el órgano, con canto llano, sa votiva de Passione con color mo-
ni se usa el canto llamado figura rado que en algunas partes se cele-
do. L a nueva edición corregida di- bra los viernes del año (3922).
ce: en el oficio de difuntos, como Es regla general para las Misas
tampoco en tiempo de Adviento y solemnes que cuando los Ministros
Cuaresma se toca el órgano, mas usan de Dalmáticas, por más que el
puede tocarse en la Misa de Requie, color sea morado, pueda tocarse el
de tal modo que, cesando el canto, órgano (2365). Puede así mismo to-
calle también el órgano (1). carse en tiempo de Cuaresma en la
El tercer domingo de Adviento Misa de la primera comunión de los
llamado Gaudete, como el cuarto de niños.
Cuaresma Lcetare se toca solamente El órgano puede suplir al canto
en la Misa y Vísperas (2345). Aten- del Gradual, Ofertorio y Postcomu-
dida la antigua costumbre puede to- nio, como Ite Missa est, siempre que
carse en.las Misas votivas de los sá- alguno lo recite en voz clara. Queda
bados, durante el Adviento y Cua- dicho en otra parte que está prohi-
resma; igualmente que en las Misas bido acompañar con el órgano al
Celebrante en el canto del Prefa-
(1) In officiis Defunctorum orga-
na non pulsantur; in Missis autem, cio y Pater noster (1).
si música adhibeatur, silent organa,
cum silet cantus; quod tempore Ad-
fr. Antero de hn áosé
ventus et Quadragesimse in feriali- (1) E L M O N T E CARMELO 1903,
bus diebus convenit adhiberi. pag. 67.

P^"
jfatáÉléi^
®

IPfPlf^

BIBLIOGRAFÍA

¡ALAS! ¡ALAS!—(Prosa y verso) Pontificios de Barcelona, han ve-


por don Juan Bautista Altes, Pres- nido á aumentar su Biblioteca Blan-
bítero.—Es una colección de narra- ca, está destinado á hacer conocer
ciones, leyendas, cuentos é historie- por España el estado floreciente del
tas, escrito con la ingenuidad, ca- renacimiento de la literatura cata-
lor y sentimiento que sabe comuni- lana, para lo cual han escogido ar-
car á todas sus obras nuestro buen tículos de algunos de los más so-
amigo el ilustrado Presbítero señor bresalientes escritores de dicha re-
Altes, Como muy bien se dice en la gión para hacer con ellos, si así
carta-prólogo que encabeza este puede decirse, un ramillete que
libro, "el más sencillo episodio del ofrecer á las demás regiones herma-
hogar doméstico, el casual encuen- nas. Entendemos que esto es un me-
tro con un labriego desconocido, la dio para crear corrientes de simpa-
senda que conduce á la Ermita, el tía entre las diferentes regiones de
campanario de la aldea, la más sen- España, y que los señores González
cilla ceremonia del hermoso culto y Compañía han hecho por ello una
católico, el diálogo cogido al azar buena obra que no dudamos reco-
en un viaje, el más insignificante mendar al público.—Precio del to-
acontecimiento, todo en una pala- mo 2 pesetas.
bra es materia aprovechada para el
MANUALES ENCICLOPéDICOS G I L í ,
bien; todo lo convierte usted en alas
—La escultura antigua y moderna por
para levantar las almas á contem-
el Dr. don Elias Tormo y Monzó,
plar la verdad; todo le sirve para
Abogado del Ilustre Colegio de Ma-
inspirar amor á la virtud y horror
drid y Catedrático numerario de
al vicio; á todo sabe usted dar vida
Universidad. Esta obra de lectura
espiritual, en todo hace que brille
muy nutrida está escrita en estilo
la Teología.,,—Felicitamos al señor
conciso y contiene la primera Histo-
Altes por esta nueva producción de
ria General de la Escultura que se ha
su pluma, y le damos las gracias
publicado en España. Tampoco en
por el ejemplar que nos ha enviado.
el extranjero se encuentran libros
—La obra está de venta en Barce-
que con carácter universal hagan
lona, calle de los Angeles, 22 y 24,
el estudio histórico, cronológico y
al precio de 1'50 pesetas.
razonado de las fases de desarrollo
PROSA CATALANA, artículos esco- de la Escultura. E l nuevo Manual
gidos de R. Casellás, V . Ixart, I. que es de amena lectura, está escri-
Prin y Soler, E. Villanova, J. Ruy- to más bien con el propósito de que
ra, J. Massó y Torrents, J. Verda- baste su atento y detenido estudio
guer. Este tonio con que los seño- para que el aficionado adquiera
res González y Compañía editores cuantos conocimientos le son indis-
628 EL J&0N2E CARMKLO

pensables ó convenientes si desea Manuales Enciclopédicos Gili debe es-


poder saborear las grandes bellezas merarse en popularizar libros que,
de la Estatuaria. El que á la vez como éste, pueden contribuir á la
lo lea y lo vaya recordando en pre- mayor cultura artística de la na-
sencia de las reproducciones, vacia- ción.
dos ú originales conservados en los Véndese esta obra en casa del
Museos, reproducidos y populariza- Editor, don Juan Gili, calle de Cor-
dos por la fotografía, puede á poca tes, 223. Barcelona, al precio de 3
costa adquirir una cultura estética pesetas.
que le proporcionará de seguro HISTORIA DE LA SANTíSIMA VIR-
grandes y exquisitas emociones. GEN MAR/A.—Hemos recibido los
El autor del libro que está al co- cuadernos 21 al 24 de esta hermosa
rriente de lo que se publica, se ha Historia de la Santísima Virgen, del
propuesto y ha conseguido redactar desarrollo de su culto y de sus advoca-
una obra original, no hecha de re- ciones más importantes en España y
tales y extractos, en la que muestra América, que está editando con mu-
criterio propio. No trata, sin embar- cho esmero y riqueza literaria, tipo-
go, de imponer á nadie sus juicios gráfica y artística el reputado editor
que solamente ofrece con sencillez de Madrid don Felipe González Ro-
á la controversia, pues lo que desea jas. Una vez más recomendamos á
es formar excelentes amateurs. En nuestros lectores esta preciosa obra
materias de arte cada cual debe que está ilustrada con bellísimas
sentir á s u modo, expresando since- láminas, y que á pesar de su lujo se
ramente su pensamiento sin la me- vende al módico precio de 50 cénti-
nor sujeción á la opinión de los mos cada cuaderno de 32 páginas,
maestros. — e n casa del Editor, calle de Rodrí-
Creemos que la Biblioteca de los guez San Pedro, 9, Madrid.

"=» ^
CARTA DH ROMA.—M. R. P . Director: Aun no se han apagado los últimos
fulgores del ocaso triunfal de un. Gran Pontífice, y ya se eleva fúlgido so-
bre las alturas del Vaticano otro astro de primera magnitud.
El mundo lo ha saludado con entusiasmo, y los católicos se felicitan
por haber recaído la elección en persona tan digna de ceñir la Tiara de
San Pedro.
A las once y cincuenta minutos se publicó solemnemente la buena nueva.
Media hora antes principiaron ya á circular algunas voces acerca de la
elección del nuevo Papa, andando en boca de todos el nombre de varios car-
denales, que se suponían electos.
Entretanto la multitud iba apretándose más y más. La tropa, para evitar
cualquier accidente desagradable y mantener el buen orden, se trasladó del
Pórtico de Constantino á la escalinata de la Basílica. De improviso se abrió
la ventana de la Gran Logia que, estando on el centro de la fachada del tem-
plo, mira á la plaza do S. Pedro, y dos empleados de palacio extendieron so-
bre el balcón riquísimo manto de terciopelo bordado en oro resaltando en
el centro las armas de Pío I X .
Esto sucedía á las once y tres cuartos, cinco minutos después, apareció
la cruz que va siempre delante del Cardenal que proclama al nuevo Papa,
y luego el Decano de los Cardenales diáconos, acompañado d'í algunos
prelados. El público prorrumpió en vivos aplausos al aparecer el Eminentí-
simo Purpurado; pero á una señal de éste todos callaron, siguiéndose á los
estruendosos vivas el más profundo y religic so silenció. Entonces Monse-
ñor Machi leyó con voz potente y clara la fórmula do la proclamación que
os como sigue:
Annuntio vobis gandium magnum: habemns Papam Eminentisimum Dominum
Josephum Sarto qui sibi nomen imposuit Pius Decimus.
El nombre del Cardenal Sarto fué acogido con una salva de aplausos quo
interrumpió por broves instantes la lectura, que después se prosiguió por el
Cardenal.
H e c h a la proclamación, el pueblo corrió á la Basílica á recibir la primo-
ra bendición de Su Santidad, siendo milagro do la providencia que no ocu-
rriese ninguna desgracia en estos momentos.
Pocos minutos después, á las doce, poco mís ó menos, so vio do nuevo la
cruz, en la amplia ventana que se abre sobre ol dintel de la puerta central
de la Basílica, y precedido de algunos cardenales, apareció por fin Pío Xi
vestido de sotana blanca con osclavina encarnada.
630 KL MONTE CARMELO
El pueblo estalló entonces en atronadores aplausos, que se prolongaron,
hasta quo se sintió la harmónica y fuerte voz del Sumo Pontífice que ento-
naba los versículos que proceden á la Bendición Papal. Qué sucedió mo-
mentos después de recibir la bendición, es imposible decirlo. Momentos son
estos de la vida que so sientan, pero no so describen.
Sólo diré que las conversaciones de los particulares al tornar á* sus co-
sas, eran muy favorables al nu6vo Vicario de Jesucristo.
Al ser nombrado Papa por 50 votos en el último escrutinio, Pío X quedó
enteramente pálido, y hasta hubieron de sostenerlo algunos cardonales pa-
ra que no cayese al suelo desmayado.
Uno de sus primeros actos, dospués de dar la Bendición al pueblo, fué á
visitar acompañado de los Emmos Gotti y Satolli al cardenal Herrero, Ar-
zobispo de Valencia que desde el primer día del Cónclave se encuentra en
el Vaticano gravemente enfermo.
Su Santidad tuvo para el ilustre purpurado palabras do consuelo, con-
gratulándose mucho de encontrarle algo mejorado dentro de la grave-
dad y concediéndolo al fin la Bendición Apostólica.
Pío X cuenta hoy 68 años. Nació en un pueblo do la provincia de Vene-
cia el 2 de Junio de 1835, siendo su nombre de pila José Sarto.
Después de aprender las primeras letras en Riese, su pueblo natal, pa-
só al Seminario de Treviso y más tarde al de Padua, donde obtuvo brillan-
tes triunfos literarios.
El coló que desplegó como párroco hizo que el Obispo le nombrase canó-
nigo de la Catedral, catedrático de Historia Eclesiástica y Vicario geno-
ral de la Diócesis.
Muerto el Obispo, el Capítulo de Treviso le nombró Vicario Capitular.
Por dos años estuvo al frente como Rector del sominario do Mantua,
donde mostró tan brillantes cualidades quo le merecieron la estima y con-
sideración de León XIII, y el 10 de Noviembre de 1884 era nombrado Obis-
po de esta Diócesis.
Una vez Obispo, sus principales cuidados fueron la educación intelec-
tual y moral del cloro, y los cuidados de la Diócesis no le impidieron quo
contínuaso explicando la Teología Moral y la suma de Santo Tomás.
El sínodo Diocesano que celebró en Mantua es considerado como mode-
lo en la materia.
En los Congresos generales católicos mostróse Pastor fiel y prudente,
lleno de virtud y celo, y fomentador incansable de todas las obras buenas,
especialmente de la organización de la buena prensa.
.. En Junio de 1893 fué promovido casi simultáneamente al título carde-
nalicio y al Patriarcado de Venocia.
En la hermosa capital do la antigua famosa República era amado Pío X
eon delirio.
Es de carácter dulco y afable, y su presencia trae á la memoria á uno
de sus más ilustres predecesores, al inmortal Pió IX.
Los Carmelitas tienen motivos especialísimos para alegrarse de la elec-
ción del nuevo Pontífice. Profesa amor entrañable á la Orden á la cual
pprteneco como Terciario; en Venocia estimaba muchísimo á nuestros Pa-
dres, con quienes mantenía estrechísimas relaciones, así como con nuestros
superiores generales. Quizí en otra carta dé importantes detalles sobre esto
que acabo de consignar.
Entre tanto nosotros renovamos nuestra incondicional adhesión al su-
CRÓNICA CARMELITANA 631

cesor de Pedro, y creemos fundadamente que las preclaras virtudes, la


ejemplar prudencia, la bondad de ánimo, el trato verdaderamente paternal,
la abnegación sublime y otras muchas cualidades que adornan al Nuevo
Pontífice serán una garantía para el Pontificado y para la Iglesia Católica
Suyo afectísimo.—El Corresponsal
Roma, 4 de Agosto de 1903.

LA FIESTA DEL CARMBN EN MéJICO.—De un periódico de la capital de la


República mejicana, trascribimos la siguiente hermosa reseña:
No debieran ser los hombres quienes, en las grandes fiestas consagradas
por la Iglesia á la Madre de Dios, hicieran en la tierra la apología mariana,
sino los mismos ángeles, que allá en el celeste alcázar la glorifican do con-
tinuo con sus cánticos y sus músicas.
Sin embargo, tratándose de una Madre, como decía la mañana de ayer
un panegirista del Carmelo, cualquiera que soa la frase de amor y ternura
de sus hijos, tiene que ser elocuente, porque el hijo habla á su ma Iré
más con el corazón que con la boca, y el mundo del sentimiento es muy
superior al mundo del arte. ¿Para qué necesitar, pues, l i belleza del tó-
pico, ni la hermosura de la frase, en el terreno de las afecciones caras y
de los sentimientos puros?
El solo epígrafe de estas lineas dice á su piadoso lector, que no trato
sino de cambiar con él las dulces impresiones de que ambos ayer gozamos en
la solemne fiesta del Carmen.
Cambiémoslas, pues, lector amado, puesto que tú, como yo, quien quiera
que seas, siendo católico, sentiste ayer latir con fuerza en tu p :cho esa
, noble viscera dol cuerpo que llamamos corazón, y que en ol sentido místi-
co no es otra cosa que una pequeña lengua del fuego del divino amor, como
la inteligencia es un destello de la divina luz.
Supongo que habrás asistido ayer á la fiesta religiosa dol día, en algún
templo carmelitano y, viviendo en la capital, es casi seguro quo habrás ido
al consagrado por la piedad á la Reina del Carmelo.
Pues bien, bajo aquellas bóvedas de piedra y oro, on quo esa piedad se
simboliza; bajo aquellos severos y ricos pabellones en que la Orden se re-
presenta; frente á aquel altar espléndido para el que la tierra ha dado su
preciado mármol y el cielo el fluido de sus nubes, y, sobre todo, ante aque.
lia graciosa imagen de María, bajo cuya austera veste nos cobijamos los
mortales, como desorientadas aves de paso, sorprendidas por la noche; ¿ha-
brás dejado de sentirla ternura de la devoción y el escalofrío del entu-
siasmo,?
Desposeído do ti mismo, onagenado de tus pobres ocupaciones y proyec-
tos, y como libertado por unas horas de la cárcel que te aprisiona y trasla-
dado en espíritu á aquella
«alma región luciente,
prado de bienadanza»,
de que nos habla Fr. Luis de León, ¿no os cierto que te considerabas com
pletamente feliz? ¿No es verdad quo en aquolla santa Casa, y en presencia
de tantos venerables Descalzos, has envidiado á esos humildes religiosos,
con t o l a la a u s t ; r i d a i de su vida y todo el ascetismo de su misión?
Yo no sé qué tiene la Religión carmelitana, que aun el más incrédulo
respeta, ni sé qué tienen sus templos que a l menos devoto atraen, ni sé qué
tiene el Escapulario, que todos lo codician y estiman. Sólo sé que, sin éstei
632 EL MONTE CARMELO

falta algo que le es muy caro y precioso, algo que para su tranquilidad
necesita, aun hallándose en paz con Dios.
Ojalá que en Méjico no quede un solo habitante que, para la próxima
fiesta del Carmen, no posea tan rica prenda de salvación.
Al ver ayer, después de la Misu y durante la novena, y en los segundos
domingos de cada mes y muchos dias de la semana, tantos mejicanos y fo-
rasteros, hombres y mujeres, niños y ancianos, entrar en la Sacristía de la
Iglesia del Carmen y pedir con ansia el Escapulario del Carmelo, no puedo
menos de creer que Dios Nuestro Señor, en estos días de gran tribulación
para la Iglesia, se vale de tan maravilloso escudo paia armar á sus leales
y ponerlos frente á ese ejército de malvados y de locos, que parecen
querer borrar el «Non prsevalebunt» de la promesa de Cristo.
Y ahora, por vía de crónica, daré á los caros lectores una pequeña idea
de las fiestas celebradas en el Carmen de Méjico.
Después de una novena «suntnosa> (para honrar el estilo mejicano), en
que se han ejecutado composiciones musicales de primer orden, y durante
la cual han dejado oir su voz evangélica muy distinguidos oradorts, can-
tóse ayer la Misa de Santa Cecilia, de Gounod, por un coro de voces y de
instiumentos, digno en verdad de una de esas citedrales, por donde á me-
nudo desfilan las grandes partituras y los grandes artistas.
Al ofertorio escuchóse un inspirado concierto de violín, en que el señor
Eocabruna, acompañado al piano por el señor Giordá, arrancó al delicado
instrumento un torrente de suaves armonías, que elevaban el espíritu á la
contemplación de lo increado. Poco después, al gradúa 1, habíase dejado oir
la maravillosa voz del señor Blanquer, el celebrado tenor de la Capilla Real
de Madrid, en una hermosísima plegaria del Director de la orquesta, P . Ba-
randica.
El sermón lo dijo el P. Fr. Secundino Martínez cuya elocuencia notoria
nos revela de todo encomio.
Por la tarde, los Ejercicios que todos conocemos, se cantaron inspiradas
arias, terminando la función con la «Salve» del inmortal Eslava.
¡Quiera el Señor reinar en los corazones de todos los mejicanos, por me-
dio del amor, cada día creciente, de este bondadoso pueblo, hacia la Virgen
del Carmen!
Un Carmelitano

M. R. P. Director de E L MONTE CARMELO.


La hermosa corona de cantigas dulcísimas de amor y de alabanza que
Elíae principiara en la cumbre del Carmelo á la graciosa Carmelitana sim-
bolizada en la pequeña nube qui se levantaba del mar y que á pesar do los
esfuerzos de la impiedad no ha sido interrumpido en el espacio do cerca de
tres mil años, puede añadir hoy, aunque pobre y humilde, una flor con los
solemnísimos cultos que la Reverenda Comunidad de Carmelitas Descalzas
establecida en Castellón do la Plana han obsequiado á su colestial madre
bajo el título del Carmen.
El día 14 de Julio principió el novenario bajo la augusta presencia del
Señor Sacramentado, - la Capilla de música de Castellón amenizaba tan so-
lemnes actos y los RR. P P . Martín de la Sagrada Familia y P . Benjamín
de San J u a n Bautista, Carmolitas Descalzos que predicaron los tros primo-
ros dias del novenario, con fuego de Apóstol y con arrebatadora palabra
CRÓNICA CARMELITANA Ü33

nos condujeron á la Cumbre del Monte de los amores de la celestial Reina


haciéndonos saborear las dulzuras quo nuestra simpática y cariñosa Carme-
lita ha regalado á sus hijos desde Elias hasta nosotros.
El elocuentísimo Sacerdote valenciano, don Raimundo de P. Sarrio y
Valles encargado de publicar las glorias de la Señora el día 16, propio de
su festividad por la mañana y las restantes tardes del novenario, supo ha-
cer enamorar de tal manera á los hijos de Castellón de la Virgen del Car-
men, que todas las tardes acudían nuevos hijos á vestir la hermosa librea
regalada por la Virgen al sexto General Carmelitano S. Simón Stok.
Esta pobre Comunidad guardará imperecedera memoria de éstos sermo-
nes, y se ha permitido exclamar ante su hermosa Madre que sobre nimbo
do flores estaba en el Altar ¡por qué el señor Sarrio no es Carmelita!
Que ruja el infierno, que brame Satán, quo miontras haya pueblos tan
católicos como Castellón de la Plana, Comunidades como la que al calor
do la Virgen se ha instalado y crece prodigiosamente bajo el manto de la
Señora, y predicadores tan elocuentes y entusiastas como Jos RR. P P . Mar-
tín y Benjamín y el señor Sarrio la fe en María no faltará.
Una gran noticia tenemos que comunicarle, la profesión de las tres herma,
ñas, Dolores del Niño Jesús, Vicenta de la Virgen del Carmen y Eusebia de
la Virgen del Lidón: predicó en las dos primeras el señor Sarrio y fueron
Padrinos de ostas don José Marcos y doña Asunción Martínez hermana de
las nuevas profesas. La iglesia ostaba adornada con sumo gusto y más por
ser el J í a do la Santísima Virgen del Carmen, la misa á toda orquesta, re-
sultando solemnísima la función; de la misma manera y con igual pompa
se hizo el día siguiente con motivo do la profesión do la tercera hermana
Eusebia, con la diferencia que en esta predicó el señor don Manuel Pascual,
Prior de la Virgen de LiJón, y los padrinos don Pedro Segarra y doña Ma-
ría Escuder, Me olvidé poner los padriaos de la segunda, hermana Vicenta,
fueron don J u a n Martínez y doña Carmen Casanova.
Gloria á la orden Carmelitana, honor, amor y alabanza á la Virgen del
Monte Carmelo.
Da V. R. Affmo.
Un Devoto del Carmen.
EN HONOR DBI. NIñO J E S ú S DE TRAGA-.—Muy Rvdo. Padre Director de E L
MONTE CARMHJLO: espero de la amabilidad de V. R. que dará cabida en las
columnas de su simpática Revista á esta sencilla relación para gloria del
Milagroso Niño Jesús de Praga.
Dando á V. R. anticipadamente las gracias, tongo el gusto de poner en
conocimiento de V. R. las-funciones que han tenido lugar en esta ciudad de
Alcalá do Henares, en el Convento de las Religiosas Carmelitas descalzas
de Corpus Christi. Terminada la solemne novena que en honor de María del
Carmen y costeada por sus devotos le dedicaron, y después de haber canta-
do sus glorias con ardiente entusiasmo el Muy Rvdo. Padre Gregorio de
la Virgen del Carmen (entro otros), queriendo honrar y glorificar al Mila-
groso Niño Jesús de Praga de quion la Comunidad ha recibido visibles
pruebas de su poder y de su amor, se propuso celebrar en su obsequio un
solemne triduo. El Pequeño Grande, como Rey de los corazones, llama á
las puertas de sus queridos fieles, quienes unidos á las hijas de Teresa y
compadecidos de la precaria situación porque atraviesa la Comunidad,
634 EL MONTE CARMKLO

se ofrecieron generosos á roalizar sus deseos contribuyendo con su óbolo á


inaugurar un pequeño altar en el que está colocado como en su Trono el
Santo Niño Jesús de Praga (que fué enviado á la citada Comunidad de un
modo providencial desde el mismo Praga) y custodiado por dos encantado-
res niños los Santos Justo y Pastor, Pationos de esta ciudad.
Pues bien, el día 25 de Julio dio principio al ya indicado triduo en honor
del milagroso Niño Jesús, con objeto de solemnizar con más esplendor la
inauguración del Altar que le dedicaron sus devotos.
Los tres días por la mañana hubo misa cantada con S. D. M. de manifies-
to; las Religiosas interpretaron con afinadas voces una de las misas de don
Román Goimen y otras dos de Agada autoros clásicos. Por la tardo des-
pués de exponer á S. D M. y rezar el S. Rosario, ocupó la Sagrada Cátedra
ol muy Rvdo. Padre Daniel de San José, Carmelita Descalzo, de relevantes
dotes oratorias, desplegando toda su elocuencia para engrandecer el reina-
do de Jesús en el misterio encantador de su infancia. Terminado el sermón
las Religiosas cantaron unos preciosos motetes alusivos al acto.
El entusiasmo de los complutenses ora extraordinario, habiendo dado
pruebas inequívocas de su fe y de su adhesión á l a S i n t a Tglesía. Verda-
deramente la fe de España no se ha extinguido aún, como lo ha mostrado
en estos días este religioso pueblo. En el último de los triduos hubo Co-
munión Ganeral con bastante concurrencia de. fieles. La Iglesia estaba
primorosamente adornada con arcos de flores (entretegidos por las delica-
das manos de las Carmelitas) y profusión de luces que nos recordaban la
claridad eterna de Sión.
La última tarde entre las dulces melodías del órgano y el suave canto de
las vírgenes del Señor qne entonaron el himno «Jesu dulcís memoria» el
Muy Rvdo. Padre Jerónimo de la Santísima Virgen, ex-Dsfinidor General
y Vicario de los Religiosos Carmelitas Descalzos de Madrid, revestido de la
capa pluvial y acompañado del Rvdo. Padre Gregorio de la Virgen del Car-
men y de var¡03 sacerdotes, dio principio á la solemne procesión que se ve-
rificó con el mayor lucimiento y entusiasmo general.
El milagroso Niño Jesús de Praga iba en unas bonitas andas en medio
de un arco de flores: las bellísimas efigies de San Justo y Pastor fueron lle-
vadas en otras andas por algunos niñas graciosamente adornados por las
Hijas de la Caridad y otros mis chiquitos que iban vestidos de ángeles,
sostenían las cintas que pendían de las andas del Niño Jesús. El Rey de
Cielos y tierra salía de su templo, donde día y noche oye las alabinzas que
le dirigen sus Eípisas. El Niño Jesús de Praga atraviesa las calles para
bendecir las casas y los campos, los pobres y los ricos. ¡Abrid camino que
pasa el Roy! Todos reverentes le adoraron y algunos cayeron de rodillas
ante la veneranda imagen; otros derramaban lágrimas y todos descubrían
sus cabezas al ver á Jesús. Al pasar frente á un cuartel I03 militares se for-
maron para hacer la corte al gran Rey. Ni una pincelada imprudente empa-
ñó el hermoso colorido de aquel cuadro religioso y admirable. El alegre ta-
ñido de las campanas y los dulcísimos ecos de una brillante orquesta coro-
naban los encantos de aquella embajada divina.
Jesús bendijo á este pueblo y su mano visible se dejó sentir delicada-
mente en nuestro corazón.
Al regresar la procesión á la Iglesia el Muy Rvdo. Padre Jerónimo de la
Santísima Virgen entonó un solemne «ToDeum»quo prosiguieron la3 Car-
CRÓNICA CARMELITANA 635

melitas y luego tomando al Niño Jesús, lo dio á adorar á los fieles quienes
reverentes lo besaron el pie. En estos momentos fué tanta la aglomeración
de gente, que gracias á la energía de un Rvlo. Padre Escolapio, no hubo
un atropello.
Damos la m i s cariñosa enhorabuena al May Rvdo. Padre Jerónimo de
la Santísima Virgen, que tanta parte ha tenido en 63t03 solemnes cultos,
desplegando los ardores ds su celo por glorificar al divino Rey y consagrar-
le un precioso altar ante cuyas aras las almas cristianas hallar in un con-
suelo en sus tribulaciones. También las damos muy cordiales al R. Padre
D m i e l de San José y Padre Gregorio de la Virgen del Carmen que nos han
dejado tan agradablemente complacidos. Soy de V. R. afmo. y s. s. q. b. s. m.
E Renshaw

ÁZCOITIA: E L NUEVO TEMPLO DEL SAGRADO CORAZóN DE JESúS.—Siempre


os un acontecimiento transcendental y consolador la inauguración do un
nuevo templo; p»ro mucho mas cuando viene acompañado de circunstancias
como la inauguración del templo del Sagrado Corazón de Jesús de las Car-
melitas Descalzas de Ázcoitia.
Hace próximamente cuatro años que seis Religiosas Carmelitas proce-
dentes del convento de San José de G-uadalajara tomaban pososión del ca-
serón de Alcibar pira convertirlo en provisional convento. Circunstancias
anormales, que no hay por qué recordarlas, redujeron á la Comunidad á
una triste situación, y á la alternativa de abandonar ]a proyectada funda-
ción ó arrostrar con valor las consecuencias de una completa indingencia.
Las Carmelitas de Ázcoitia, dignas herederas de la fe de su santa Madre,
que sin una blanca acostumbrada aceptar fundaciones y llevarlas á buen
término, colocando su etperanza en Dios, y confiando en los nobles y gene-
rosos sentimientos del hidalgo pueblo azioítiano, optó por quedarse entre
los que tan buena acogida y hospitalidad les dispensaban.
No se frustraron sus esperanzas.
Se hizo u n llamamiento á la caridad pública, se tocó á las puertas de
la generosidad, azcoitiana, y hay que decir, en obsequio de la verdad, que
la realidad superó por mucho á las más risueñas esperanzas.
Desde el aristócrata señor y bien acomodado comerciante, hasta el po-
bre que no tiene más que el jornal del día para atender á las necesidades
de numerosa familia, todos han respondido" en la medida de sus fuerzas
con su óbolo y con la inagotable caridad de su alma vascongada.
Y merced á esas larguezas á la Comunidad de Alcibar (al decir de las
propias Religiosas) nada ha faltado para su subsistencia, más bien les ha
sobrado todo, en el largo período de cuatro años; y hoy cuentan además con
un nuevo convento y una hermosa iglesia, cuya inauguración acaba de ve-
rificarse con solemnísimos cultos, que han tenido lugar los días 24, 25, 26 y
27 del pasado, de los cuales me propongo hacer una breve reseña en estas
líneas mal trazadas, principal objeto y fin de esta correspondencia.
El día 24 por la tarde el R. P . Provincial de los Carmelitas, acompaña-
do de nuestro amado párroco y sus coadjutores, bendijo con las ceremonias
de rúbrica el interior y exterior del nuevo templo, de estilo romano, senci-
llo en sus formas, pero elegante, esbelto y de gran efecto en su conjunto,
construido, según los planos del renombrado y simpático Hermano José
Ignacio, de la Orden Carmelitana, y dirigido con verdadero acierto y hasta
636 EL MONTE CARMELO

con cariño por el inteligente y probo arquitecto de Urrestilla, don Félix


Barrena.
Acabada la bendición y rezado el Santo Rosario, subió á la cátedra del
Espíritu Santo el R. P . Atanasio del Sagrado Corazón de Jesús, hijo ilus-
tre de Santa Teresa.
En el exordio nos hizo recordar el recibimiento cariñoso y entusiasta
hecho por este vecindario á las referidas Religiosas; en periodos elocuentes
y tiernísimos, que arrancaron muchas lágrimas al numeroso auditorio, dio
las gracias y mostró su profundo agradecimiento y el de toda la Orden Car-
melitana Descalza á los nobles azcoitianos; en el cuerpo del sermón demos-
trónos cumplidamente lo que es y significa un templo católico.
Terminada esta primera función con una hermosa Salve cantada magis-
tralmente por la masa coral de osta villa, salimos de la iglesia gratamonto
impresionados; poro cuál no seria nuestra sorpresa al ver las casas engala-
nadas con vistosas colgaduras, los balcones iluminados con caprichosos fa-
roles y un sinnúmero de cohetes que bulliciosos revoloteaban por los aires,
llenando de una santa alegría los pechos de los azcoitianos.
Pero esto no fué más que el preludio do lo que iba á suceder el dia si-
guiente.
A las nuevo y modia de la mañana se organizó una lucida procesión, á
l a q u e concurrieron todas las cofradías con sus preciosos estandartes y el
ilustre Ayuntamiento en corporación, para trasladar el Santísimo de la iglo-
sia provisional al nuevo templo.
En la Misa ofició dicho R. P . Provincial, y la oración sagrada estuvo á
cargo del Padre Aguirre, jesuíta.
Muy conocido es entro nosotros el Padre Aguirre por los magníficos ser-
mones que con frecuencia predica en nuestra parroquia, pero ese dia estu-
vo inspiradísimo y elocuente al ensalzar y cantar las glorias del Carmelo.
Por la tarde, después de vísperas y el Sanio Rosario, la simpática figura
del Padre Jacinto, Carmelita Dsscalzo, apareció en el pulpito; su discurso,
pronunciado en castizo vascuence y con arrebatadora elocuencia, entusias-
mó al religioso auditorio. Epalteció las heroicas virtudes de su Seráfica
Madre Santa Teresa de Jesús.
No detallaré los cultos del dia 26, que fueron los mismos que el día an-
terior, porque, á más de ser trabajo ímprobo, resultaría monótono.
Mas no puedo pasar en silencio el notable sermón predicado por el Pa-
dre Murucha, de la Compañía de Jesús; con palabra fácil, amena y correcta
explicó los bonefioios que reportan los cofrades de la devoción del Santo
Escapulario del Carmen, y la doctrina que desde la sagrada cátedra y en
dialéctica inimitable, vigorosa y persuasiva, esparció el citado Padre Car-
melita fray Jacinto; su discurso versó sobre la devoción al Sagrado Corazón
de desús y su reinado en España, pero de un modo particular en Azooitia.
El día 27 por la mañana después de la misa solemne en la que ofició el
dignísimo Párroco de esta villa y Confesor de la Comunidad don Joaquín
Azpiazu y en la que volvió á ocupar la cátedra sagrada el R. P. Atanasio
para probarnos en elocuente sermón que las religiosas de clausura no son
tristes victimas de la sugestión clerical ó jesuítica, ni menos una carga
inútil ó molesta á la sociedad, como afirman los pedantes imitadores del
renegado Combes, tuvo lugar el acto siempre conmovedor do la profesión re-
ligiosa en la que ofrecieron sus votos al Señor las Hermanas María Jesús de
CRÓNICA CARMELITANA 637

San José y María Justa de San Bartolomé, poniendo con esto un digno re-
mato á los solemnes cultos del triduo de la inauguración.
La parte musical rayó, como siempre, á gran altura.
So han cantado hermosísimas Misas y otras composiciones délos maes-
tros Gounod, Riga, Eslava, Guilman, Olleta, Ledesraa, etc., con acompaña-
miento de annonium y piano, ejecutados admirablemente por el omínente
armonista don Sebastián Aldalur, y don Esteban Echániz aventajado jovon
do esta villa, hijo del organista de la parroquia, que dirigió, como él sabe
hacerlo, la nutrida capilla, la cual, dicho sea de paso, tiene honores do or-
feón compuesto de unos cincuenta músicos todos de Azcoitia, y tan inteli-
gentes en el arto que bien podría adjudicárseles el título do profesores.
El espacioso templo presentaba magnífico golpe de vista con los ricos
damascos que cubrían los muros del presbiterio, con los preciosos ramilletes
do flores y espléndida iluminación del altar, en cuyo centro se destacaba
bajo elegante dosel, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús: en fin, que el
decorado por su esplendidez y elegancia hace honor á los señores Presbít >-
ros don Josa Cruz Sjdupe y don José Otaño que demostraron on él su buen
gusto y habilidad.
El Corazón Sacratísimo reciba benigno estas pruebas do amor filial y
derrame á manos llenas sobre esta industrial villa sus copiosas bendiciones.
¡Bien por la villa de Azcoitia!
¡Viva el Sacratísimo Corazón do Jesús!
¡Viva la Santísima Virgen del Carmen!
¡Vivan las Ordeños religiosas!
«Ruja el infierno,
bramo Satán,
la fe de España
no morirá.»
El Corresponsal.
NOTA.—Aunque gustosos nos detendríamos á citar algunos ilustres nom-
bres.para elogiar su caridad y el celo desplegado en esta fundación, por
no extender on demasía los límites do esta reseña los omitimos en la
seguridad de que estarán escritos en el libro de la vida: tonemos que hacer
sin embargo una ex jepción que la conceptuamos do rigurosa justicia, en
favor de nuestro querido amigo y corresponsal, don Antonio IJnanue. Este
ejemplarísimo Sacerdote, digno Coadjutor do la Parroquia de Azcoitia, por
la devoción quo profesa á la gran Madre Santa Teresa do Jesús, tomó con
tal interés la causa de sus pobres Hijas do Alcibar, que bien podemos lla-
marle sin ofensa de nadie el fac totutn ó el instrumento providencial de quo
se ha servido el Señor para llevar á feliz término osa singular fundación.
Sabemos quo esta nota ha do molestar la reconocida modestia do nuestro
buen amigo quien no quiero para sus sacrificios más recompensa que la que
Dios le reserva en la otra vida; pero sírvanos á nosotros do excusa y á él de
inocente satisfacción el quo esto no sea más que un recuerdo y expresión
de nuestra eterna gratitud.

NECROLOGíA.—En el Convento do Carmelitas de la Encarnación de Avi-


la falleció santamente la Madre Sor Rafaela de San José García, el 18 dol
mes pasado, á la edad de 78 años, 52 de religión. Santa y ejemplarísima en
vida, la Rvda. Madre Rafaela ha dejado imperecedera memoria de sus
grandes prendas y virtudes. Todas las Religiosas de la Encarnación vieron
638 EL MONTE CARMELO

en ella una Madre cariñosa, siendo su Priora. Imitando á Santa Teresa do


Jesús que gobernó la misma casa, la Rvda. Madre Rafaela acudía ante el
altar de la Virgen, en todas sus dudas y perplejidades, y nos aseguran las
Religiosas que alguna vez la habló con palabras bien marcadas la divina
Imagen. Dios la haya recibido en su seno, y premiado todas sus obras he-
roicas. Ea el mismo Convento expiró el 24 de Julio la Hermana Teresa, de-
jando á la Comunidad anegada en un mar de amargura y desconsuelo.
En el Convento de Madres Carmelitas de Villanueva de la J a r a entregó
el alma al Criador la Hermana Catalina del Santísimo Sacramento á la edad
de 66 años y 47 de Religión. La Hermana Catalina se distinguió por su ter-
nísima devoción á la Virgen Santísima, á San José, a Santa Teresa de
Jesús, y por su acendrado amor al Santísimo Sacramento, donde pasaba
largos ratos de día y de noche.— R. I. P .

Recomendamos muy de veras a nuestros Conventos la Librería del Sa-


grado Corazón, Rúa, 51, Salamanca. Su dueño, nuestro amigo don Bernardo
Gazapo, tiene ejemplares del Breviario Carmelitano en cuatro tomos en 12,
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cuatro tomos en cuarto de Malinas, tan estimado por nuestras Religiosas.
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na, de Vitoria, que por su bondad y buena elaboración obtuvo privilegio do
Su Santidad León X t l I .

<~^-2¡Ms~-^
CORONACIóN DE P í O X.—El día 9 del corriente
se efectuó en la grandiosa Basílica del Vaticano
la solemne coronación del actual Pontífice Pío X.
Con un tiempo espléndido, un cielo purísimo y un
sol hermoso, dióse principio á tan sagrada cere-
monia.
Más de 50.000 fieles se'agolpaban en las inmen-
sas naves de la Basílica de San Pedro.
Delante de la Puerta Santa, el Sumo Pontífi-
ce, revestido de los hábitos pontificales, asenta-
do sobre un trono, ¡mientras los Cardenales ocupaban sus bancos espe-
ciales.
El Cardenal Rampolla, acompañado del capítulo y del Clero del Va-
ticano, pronunció en4atin un breve discurso de homenaje al nuevo Papa.
Después del besamano, el Papa subió á la "silla gestatoria,,, y piece-
dido de los dignatarios y de los Cardenales, hizo su entrada en la Basílica
á las nueve y media en punto por la puerta central, siendo acogido por la
multitud cqn delirantes aclamaciones, mientras que las trompetas de plata
de la guardia palatina dejaba oir sus estridentes clamores desde la logia
de la Bendición.
El Papa extendió su mano y bendijo solemnemente á la multitud pros-
ternada.
jfc A continuación*Pío X adoró al Santísimo Sacramento, y después, ro-
deado de todos los Cardenales, ocupó nuevamente la ''silla gestatoria,»
dirigiéndose á la capilla Clementina, donde dijo Misa.
El Papa admitió al acto de obediencia á Cardenales, Patriarcas, Arzo-
bispos y Obispos.
Después, con voz tuerte y clara, dio su bendición al pueblo.
Delante de la iglesia, las tropas, formadas en filas, dirigían el acceso
de la multitud á la Basílica y cuidaban de mantener el orden.
Los diferentes Cuerpos del Ejército pontificio cuidaban del servicio en
el interior del templo.
- Cuando el Papa llegó al altar para celebrar la mis^, los cantores de la
capilla Sixtina, dirigidos por Perossi, entonaron el Ecce sacerdos magnus.
En el ábside, á la derecha é izquierda del trono, estaban las tribunas,
que ocupaban la alta servidumbre vaticana, los caballeros de Malta, el
cuerpo diplomático y la nobleza.
Delante de las tribunas estaban los bancos destinados á los Cardena-
les, Patriarcas, Obispos, Abades y otros Prelados con jurisdicción.
Después que los Cardenales, Obispos y Abades realizaron el acto de
obediencia y sometimiento, los Cardenales besaron el pie, la rodilla y la
mejilla del Pontífice, los Obispos besaron el pie y la rodilla; los Abades el
pie solamente.
L a Misa comenzó según el ceremonial, permaneciendo todos los cir-
cunstantes de rodillas. En el momento de la elevación las trompetas de
plata sonaron en lo alto de la cúpula, en tanto que las tropas pontificias
presentaban las armas.
Terminada la Misa, el Papa, en su silla gestatoria y rodeado de los
fiabelli, fue conducido ante el podium, especialmente erigido delante del
640 EL MONTE CARMELO

altar de la Confesión. Allí, el Cardenal decano recitó la plegaria que


únicamente se dice en el día de la coronación de cada Pontífice. Entonces
un Cardenal Diácono quitó al Papa la mitra, y el Cardenal Macchi le co-
locó la tiara, pronunciando la fórmula del entronizamiento.'
E l Papa entonces leyó en alta voz oraciones, se levantó y dio la ben-
dición solemne al pueblo, que le aclamó calurosamente.
Pío X Y E L CANTO GRECXORIANO.—Copiamos del Universo esta noticia
que hace augurar para el canto religioso días prósperos y felices. "Ele-
vado a l Solio Pontificio, dice el citado periódico, el virtuoso y sabio Carde-
nal Sarto, celoso defensor del canto gregoriano, es indudable que una de
las primeras reformas que habrá de acometer, será la de la música re-
ligiosa.
Pío X ha dedicado, en efecto, varios años de su patriarcado en Venecia
á desterrar de los templos diocesanos, por medio de razonadas pastorales,
esa polifonía insípida, desprovista de elevación, y por lo general irreve-
rente, que se ha convenido en llamar música religiosa, y que, con escán-
dalo de las personas piadosas, ha ido sentando sus reales en la Iglesia, no
obstante los esfuerzos realizados por diversos Pontífices para evitar, un
mal tan lamentable.
Hace ocho años, monseñor Sarto publicó la primera de dichas pastora-
les, un documento interesantísimo que reprodujeron algunas revistas cató-
licas, entre ellas la Tribune de Saint Oervais, y que pasamos á extractar,
considerándolo de gran actualidad é innegable importancia.
Lo primero que llama la atención en esa pastoral es la analogía, que
existe entre las doctrinas de su ilustre autor y las que preconiza la Schola
Cantorum.
El Cardenal Sarto dice en principio que los Padres de la Iglesia, los
sagrados Cánones, las Bulas de los Papas, las disposiciones de los Conci-
lios y los decretos de la Sagrada Congregación de Ritos no, reconocen otra
música religiosa que la que tiende á honrar á Dios y á edificar á las gen-
tes, debiéndose, por tanto, proscribir de los sagrados recintos la música
ligera, trivial, escénica, profana, tanto en la forma de su composición co-
mo en la manera de ejecutarla.
Es además necesario—dice—unificar la música religiosa, no dejándola
abandonada á la fantasía individual.
L a creencia, en efecto, es única; la plegaria debe serlo también, y, por
tanto, la música religiosa una de las formas de la plegaria
De acuerdo con estos principios, anuncia luego monseñor Sarto, en el
notable documento que extractamos, que nombra una Comisión encarga-
da de velar por la aplicación de severísimo reglamento, cuyas principales
disposiciones consisten en prohibir que se altere en las funciones litúrgi-
cas la naturaleza ó el orden de los textos; en disponer que se ejecuten las
antífonas de vísperas según el propio canto gregoriano; en oponerse á q u e
se cante el Tantum ergo "como una romanza, una cavatina ó un aria,,; en
alejar de las orquestas de los templos ciertos instrumentos impropios del
lugar, como los timbales, los trombones y el piano, y en evitar que las
mujeres formen parte del coro, hecho que suele ocurrir en las iglesias ita-
lianas.
"Evítese, en una palabra—termina diciendo monseñor Sarto;—como
uno de los mayore8 y más grades abusos que pueden cometerse, el que en
los actos sagrados aparezca la liturgia en el lugar secundario y al servi-
cio de la música, siendo así que la música debe ser humilde sirviente de la
liturgia.,,

55~"
ACIÓ María; pero María
es llamada aurora del
día; luego el tiempo
t r a n s c u r r i d o anterior-
mente era la noche. ¿En
qué sentido lo era? Demos una
ojeada sobre esa noche y esa au-
rora, sobre aquellas tinieblas y es-
ta claridad.
La humanidad toda, después del
pecado de nuestro primer padre,
quedó en el mismo estado que sue-
le quedarse el día tan pronto como
AñoW-flúm. 77 le falta el sol, ó en el momento en
que este recoge sus rayos.
de Setiembre de 1903 A la misma manera que cuando
el sol se oculta en el occidente, y
espira el día, la naturaleza queda
i sin esplendor, ni brillo, y la tierra
642 EL MONTA CARMELO

se cubre de sombras, iluminada tan sólo por una escasa


luz de remotísimas estrellas; así quedó el mundo de la
gracia, después de aquella transgresión primera. En la
noche natural desaparece la hermosura de la tierra, el
esplendor y magnificencia de las ciudades, la amenidad
de los campos, el vigor y lozanía de las plantas, la be-
lleza de las flores y la alegría de todos los seres vivien-
tes, observando todo un silencio lúgubre,' al paso que
los monstruos y fieras, salidas de sus madrigueras, ate-
morizan la tierra con horrorosos silbidos, bramidos y
aullidos, yaciendo los hombres en sus casas en brazos
del sueño; tal sucedió en la caída del primer hombre.
Desapareció la hermosura de la tierra, la amenidad,
vigor y belleza de sus frutos, quedando estéril para
estos, y sólo abundante para producir abrojos y espi-,
ñas. Las almas, ya sin gracia, ni atavíos preciosos con
que las adornara el Altísimo, huyeron á esconderse de
fa presencia divina.
Todas las pasiones del cuerpo y los animales todos,
que en el claro día de la inocencia les vivieron sujetos,
se sublevaron en la noche del pecado, y declararon gue-
rra á todos los hombres. Dios se apartó del hombre, y
le abandonó á sus caprichos y devaneos, siguiéndose
una noche de horror. El hombre, á la par que se alejaba
de su origen, perdía la idea de su Dios y se envolvía en
mayores tinieblas. Los delirios más extravagantes se
abrazaron con horrible entusiasmo, y las maldades más
enormes pasaron por "virtudes.
Dios envía el diluvio y sumerge al mundo en las
aguas; pero no por eso se corrige el mundo. Grecia y
Roma con su civilización y progresos no hacen sino
añadir nuevos crímenes á los pasados, y el mundo todo
no era más que un teatro lúgubre, que ofrecía por do-
quiera las escenas más-insensatas y sangrientas. Tal fué
la noche oscura en que se envolvió el linaje de los mor-
tales.
EL NACIMIENTO DB MARÍA 643

Pero amaneció María, y cual aurora mística, termina


aquella nochi-; de tinieblas, y los hombres empiezan á
despertar de su pesado sueño, y á sacudir los errores de
la ignorancia, y á romper las cadenas de la esclavitud
que por tanto tiempo les causaron tan amargas lá-
grimas.
¡Qué hermosa se levanta esta aurora en el firma-
mento de la Iglesia! el cielo se alegra, la tierra se rego-
cija, las cadenas se rompen, la justicia y la paz se dan
ósculo, el pecado huye, el abismo se asusta y se estre-
mece, la escena triste del universo se cambia en espec-
táculo delicioso, al aparecer la luz inextinguible que ha
de brillar en María, de la misma suerte que al amanecer
la aurora, la noche desaparece por completo.
Pero á la manera que la aurora es la risa del cielo,
el placer de los campos, la respiración de las flores, y la
que, con su rocío de miel, desarrolla sus capullos; así
María es la melodía de los prados y de las selvas, la
hermosura de ías aves, que no hay una sola que no rompa
el silencio de la noche, para celebrar la presencia de la
aurora con sus acentos, trinos y gorgeos, sus primeros
aplausos. A su presencia se hermosean los montes con
sus crestas de oro y plata, el mar con sus olas abrillan-
tadas y los árboles con sus hojas vueltas al cielo.
Así mismo, al aparecer María sobre la tierra, los
cielos empezaron á derramar sus gracias en más abun-
dancia. Las naciones que estaban sentadas en tinieblas
y sombras de muerte, empezaron á vislumbrar los pri-
meros resplandores de la eterna Luz, y sentíase la pro-
ximidad de aquel Hombre del Cielo, por el que suspiraron
Sócrates y Platón, sin pertenecer al pueblo escogido.
¡Oh Virgen de vírgenes! de tí dice la Iglesia, que
tu nacimiento anunció el gozo al universo, y de tí dijo
el divino Dante que eras el primer resplandor del astro
de la mañana. Permítenos que te saludemos diciendo:
Tú eres la honra de nuestro pueblo, tú la alegría
644 EL MONTE CARMULO

del cielo, sonrisa del ángel, inspiración del artista, con-


suelo del hombre, revelación de Dios y templo de la
Santísima Trinidad.
Hoy vienes á la tierra para ser nuestra compañera,
nuestra amiga y nuestra madre. No dejes pues defrau-
dadas nuestras esperanzas, dirige nuestros pasos en es-
ta vida, y condúcenos á donde tú bien lo sabes y
puedes.
f*V. íamueí de ianta íeresa.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiihiiiiiiniii

LA CASA EN QUE NACIÓ PÍO X

La casa en que nació el jefe de la cristiandad es sumamente


pobre.
La estancia en que Pío X nació está actualmente amueblada
con una cama, una mesa y dos sillas.
La mesa tiene más años que el Papa, pues ya estaba allí el 2de
Junio de 1835, fecha del natalicio de aquél.
Las imágenes que adornan las paredes son seguramente las
mismas á que dirigía sus oraciones la mujer que había de dar á luz
al futuro Pontífice.
Las otras dos habitaciones de la casa están casi vacías, porque
José Sarto, siendo ya Obispo, regaló los trastos que en ella había á
un sobrino, que es Párroco de Passagno.

^ ^ " " ^ ^
¿DÚNDE MURIÓLA SANTÍSIMA VIRGEN? a)

¡Siquiera el paréntesis de unas cuantas horas de atmósfera se-


rena en medio de la discordante monotonía de intrigas y chismes
que nos ahoga!...
Vuelvo los ojos al pasado...! y cuan grato me es en este augus-
to aniversario, evocar recuerdos de lecturas y viajes que me son
inolvidables!
¿Dónde murió la Santísima Virgen? ¿Cuál fué el pedazo de tie-
rra que tuvo la felicidad de ser testigo del santo misterio de su su-
bida al cielo?
Desde muchos siglos atrás, la opinión pública cristiana se ha
visto dividida en dos bandos: el uno inclinado á Terusalén y el otro
á Efeso. Uno y otro se han considerado hasta aquí con autoridad
más ó menos de igual peso, y ha sido preciso un hecho extraordi-
nario de última hora, para inclinar la balanza decididamente en fa-
vor de Efeso.
Hé aquí su historia.
Es un hecho indiscutible, unánimemente aceptado por antiguos y
modernos, que la Virgen residió algún tiempo en Efeso, acompa-
ñada de San Juan Evangelista, que la sacó de Jerusalén, para li-
brarla de las persecuciones que empezaban á desencadenarse con-
tra la Iglesia naciente. San Esteban había sido apedreado, Santia-
go el Mayor degollado, arrojada al mar en una embarcación sin
velas la familia de Bethania, Lázaro, Marta y María Magdalena;
y tal era la situación general del pueblo dentro y fuera de los mu-
ros de la ciudad, que, según refiere el escritor judío Flavio Joseío,
"cada uno se consideraba como en un campo de batalla, esperan-
do la muerte á cada instante...,, ¡Con cuánta mayor razón los dis-
cípulos de Jesucristo!
Pero, no es eso lo que se ha discutido. Lo que ha estado en tela
de juicio es si la permanencia de la Virgen en Efeso duró hasta su
muerte, ó si antes regresó á Jerusalén; para cerrar sus ojos en el
(1) Creemos que nuestros lectores leerán con gusto este artículo que
transcribimos de El Porvenir de Santiago de Chile, debido á la.pluma del
ilustrado y fervoroso creyente don Carlos W a l k e r Martínez, jefe indiscu-
tible del partido católico de Chile, y varias veces Presidente del Consejo
de Ministros de aquella República.
64fi EL MONTE CARMELO

mismo sitio, tantas veces sagrado, donde había sido sacrificado su


Hijo divino; y tan fuertemente dividida ha estado la opinión sobre
este punto, que, así como en la actualidad enseñan al viajero en
las calles de Jerusalén el lugar, donde algunos de los judíos rabio-
sos atropellaron el féretro de la Virgen, así también en las monta-
ñas vecinas de Éfeso se conserva una tribu, reliquia de los anti-
guos habitantes, que guarda las tradiciones intactas de la muerte
de la Virgen, con una veneración tan piadosa, que ha logrado du-
rante dieciocho siglos vencer la acción del tiempo, transmitiéndose
de padres á hijos.
En los primeros siglos de la Iglesia, parecía llevar la ventaja
Éfeso sobre Jerusalén; de tal suerte que, cuando en el siglo V se ce-
lebró el Concilio que lleva el nombre de la primera para condenar
á Nestorio, se hizo alusión á estos recuerdos en la convocatoria del
Sumo Pontífice, y el Concilio mismo se celebró en una antigua igle-
sia dedicada á la Virgen (primer altar elevado en su honor en el
mundo cristiano) en razón, se dijo, de la gran devoción de los hijos
de Éfeso hacia la Madre de Dios, que había vivido entre ellos y
muerto en su territorio. Pero, andando el tiempo, después del siglo
V, cambió el viento, y se robusteció la tradición favorable á Jeru-
salén, creciendo y acentuándose hasta llegarse á asegurar, que fué
realmente depositado el cuerpo de la Virgen en el sepulcro que
como tal se enseña hoy día en una iglesia próxima á Getsemani.
ahora en poder de los griegos cismáticos; lo cual parece inexacto,
por cuanto la construcción y arquitectura de este edificio es poste-
rior á aquella época, según el sentir de hábiles anticuarios.
Se comprende perfectamente que Jerusalén triunfase sobre Éfe-
so después del siglo V, en razón de su mayor importancia históri-
ca, Jerusalén fué objeto y teatro de grandes campañas de resonan-
cia casi infinita; Europa entera se echó sobre ella, y el fervor reli-
gioso de los cruzados aumentó naturalmente las proporciones de
todos sus recuerdos y de todas sus reliquias; en su seno se abriga-
ba el Santo Sepulcro ¿quemas? Entretanto, Efeso había sido
conquistada por los turcos, asolada por los persas, y no despertaba
el interés ardiente de la cristiandad, para atraer sobre sus muros
las miradas del mundo Reducida á míseras proporciones des-
pués de guerras desastrosas, era poco más que una aldea, aparta-
da, sin comercio y casi sin historia.
Por otra parte, si es preciso reconocer que la inmensa mayoría
de los escritores modernos ha sido partidaria de Jerusalén, fuerza
es también reconocer, como dije antes, que los más antiguos docu-
mentos y rastros de la tradición que la favorece, no van más alie
del siglo V; de manera que pasaron más de cuatro siglos sin quá
nadie hubiese sostenido tal cosa, ni ninguno de los viajeros de la
Palestina hubiese citado el sepulcro de la Virgen entre sus monu-
mentos históricos.
¿DÓNDE MURIÓ LA SANTÍSIMA V1RGBN? 647

San Epifanio, del siglo IV, que abordaba la cuestión relativa á


la desaparición de la Virgen del público escenario en que figura-
ron los Apóstoles, afirma que no se sabe nada de los últimos días
de su vida; y nacido en esas regiones, y abad de un monasterio
durante treinta y cinco años, y obispo después, su testimonio táci-
tamente negativo es de suma importancia para concurrir con éxito
al silencio general respecto á Jerusalén de los Santos Padres, de
los peregrinos y de los escritores de la época.
Eusebio de Cesárea, el primer historiador de la iglesia (siglo IV),
da cuenta del Santo Sepulcro, del Calvario, de Belén, del Monte
de los Olivos; y no dice una sola palabra de la tumba de la Virgen;
Santa Elena construye templos diversos en los lugares consagra-
dos por los recuerdos de Jesucristo, y no alza ninguno sobre el si-
tio donde se supone muerta la Virgen; San Basilio, San Cirilo, San
Gregorio de Nisa visitan la Palestina, y callan también á su res-
pecto, y calla también San Jerónimo, el gran orientalista, el autor
del hermoso libro sobre los santuarios hebraicos.
Quien vino, siglos después, á hacer atmósfera a la tradición de
Jerusalén, fu4 San Juan Damasceno Pero, le arguyen los par-
tidarios de Éfeso con una observación formidable, á saber: que él
bebió sus inspiraciones en dos libros de todo punto inaceptables, el
uno por Juvenal, Patriarca de Jerusalén, de veracidad sospechosa,
hombre de malos antecedentes, condenado por el Concilio de Éfeso,
mal visto por el Papa, combatido por San Cirilo, etc., etc.; y el
otro por un autor completamente desconocido, Euthymio, entera-
mente apócrifo, que hace de la muerte de la Virgen una leyenda
fantástica, obra de una imaginación más brillante que discreta.
Los autores posteriores han seguido á San Juan Damasceno,sin
verificar la exactitud de sus narraciones con la crítica severa que
el caso exigía; y he aquí, cómo se ha formado la tradición hasta el
punto en que hoy se encuentra de autenticidad casi irrefragable, y
que acogen como digna de respeto todos los guías de Jerusalén, que
circulan entre los peregrinos y viajeros.
Así las cosas, se dieron á la publicidad á mediados de este siglo,
las visiones de Ana Catalina Emmerich, religiosa agustina de
Dulmen; compaginadas por el abate Brentano, que revela y cuen-
ta 1a vida en sus últimos años, y la muerte de la Santísima Virgen
en Éfeso, llegando hasta describir con los detalles más minuciosos,
la casa que ocupó en los alrededores de la ciudad, sus vecindades,
la topografía del lugar, la condición de sus habitantes, etc., etc.
Cayó el libro en manos de unos sacerdotes de Esmirna; y esto
fué bastante para que los lectores se entusiasmaran con la noticia.
Organizaron una expedición y se lanzaron, sin más guía, á las
montañas indicadas por la religiosa de Dulmen á buscar la casa de
la Virgen.
¡La aventura era digna del objeto que se perseguía! ¡Los aven
648 KL MONTE CARMELO

tureros cantaron victoria á los pocos días de emprender la campa-


ña! Encontraron unas pequeñas ruinas perdidas entre matorrales
enmarañados, allá en la cima y en una esplanada pequeñita, que
tocaba á los pies de Bulbut Dagh.
—"Aquí es!„—Y allí era en efecto...
—¿Cómo se llama este sitio?—preguntaron á los montañeses.
—Panaya-Capouli -les contestaron.
Y Panaya-Capouli significa "Puerta de la Virgen,,
La Emmerich, desde su oscuro rincón de Alemania, había des-
cripto el lugar en estos términos:
"María no residió en la misma población de Efeso, sino en sus
rededores, en donde ya se habían establecido muchas amigas su-
yas. Su casa estaba á tres leguas y media de Efeso, sobre una mon-
taña que se divisaba á la izquierda de ferusalén,y que descendía
rápidamente á la ciudad. Viniendo del sur-este, ésta se ve como
aglomerada al pie de la montaña; pero luego se desplega á medida
que se avanza en el camino. Delante de Efeso hay grandes calles
de árboles cuyos frutos caídos amarillean el suelo. Un poco al sur,
estrechos senderos conducen á una altura cubierta de plantas sal-
.vajes; después se extiende una planicie quebrada y rica en vege-
tación, que tiene una media legua de contorno: allí se habían hecho
aquellas habitaciones. Es un lugar solitario, con muchas colinas
agradables y fértiles, y algunas grutas cavadas en lá roca, en me-
dio de plazoletas arenosas. El sitio es inculto, sin ser estéril; allá y
acá crecen muchos árboles en forma piramidal y de liso tronco,
cuyas ramas sombrean un largo espacio.
"Cuando San Juan llevó ahí á la Santa Virgen, para la cual
había hecho construir una casa, algunas familias cristianas resi-
dían ya en aquellos sitios; unas bajo tiendas y otras en las grutas
acomodadas por medio de tabiques. Esas familias se habían veni-
do allí antes que la persecución desplegara todos sus furores. Como
ellas se aprovechaban de las grutas existentes y de las facilidades
que los lugares ofrecían, sus moradas eran verdaderas ermitas,
distantes á veces un cuarto de legua unas de otras; y esta especie
de colonia presentaba el aspecto de un villorrio, cuyas casas estu-
vieron separadas por grandes intervalos. La casa de María era la
única construida de piedra. A cierto trecho, detrás de esta casa, el
terreno se elevaba hasta llegar á través de peñascos, al punto cul-
minante de la montaña, desde donde, por sobre la colina y los ar-
bolados,.se veía la ciudad de Efeso y la mar con sus numerosas
islas„.
(VIDA DE LA SANTA VIRGEN—pág. 324—Traducción del Pre-
bendado don Ramón Saavedra,—1894).
Los piadosos peregrinos de Esmirna quedaron asombrados con
la exactitud del cuadro que se desarrollaba á la vista y la descrip-
ción de la religiosa de Dulmen. El lugar retirado y tranquilo pare-
¿DÓNDE MURIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN? 643

ce destinado á las contemplaciones místicas de que fué testigo; le


dan sombra unos cuantos plátanos, en cuyas ramas se enredan ca-
prichosamente algunas plantas de viña salvaje; detrás de las rui-
nas de la casita, unas rocas elevadas y adustas; á lo lejos, las huer-
tas y las torres y minaretes de Efeso; á los pies, una quebrada que
corta la cadena de montañas, dibujando en sus faldeos el camino
público, que va ascendiendo suavemente, hasta subir serpenteando
sobre la espalda de las colinas, que eslabonan de nuevo y vuelven
á formar la cadena de las montañas interrumpidas; y más allá,
por entre los claros de la quebrada, y sobre las ondulaciones de las
colinas, un pedazo de mar, muy trasparente, muy azul, como es de
ordinario el Mediterráneo en esas costas, que corta la línea del ho-
. rizonte con unas pequeñas islitas al rededor de Samos, la famosa
cuna de las leyendas griegas. Todo aquel paisaje era tan poético,
tan encantador, y sobre todo, tan igual, tan exactamente igual, á
la visión que traían escrita en los libros de Catalina Emmerich, que
cayeron de rodillas y exclamaron: "¡Esto es admirable!... Esto es
extraordinario!,,
Naturalmente, los estudios posteriores que hicieron los descu-
bridores felices, correspondieron al interés que se les despertó, más
vivo que antes.
No dejaron rincón por estudiar. Llevaron ingenieros, arquitec-
tos,' hombres de ciencia, de piedad y de letras para corroborar sus
conclusiones. Aprovecharon la visita al puerto de Esmirna de los
buques de guerra franceses, que hacen"estación en el Asia Menor y
convidaron á sus jefes y oficiales, y también los llevaron. De esta
suerte, agregaron al suyo numerosos testimonios de personas abo-
nadas y dignas de fe y de crédito.
La noticia produjo sensación profunda en todo el Oriente.
Yo mismo la oí de labios de un compañero de viaje en la Pales-
tina. Había visitado el lugar, y venía encantado. Una de las tardes
más entretenidas de mi vida la distraje, oyéndolo sobre la cubierta
de nuestro buque.
El año pasado, un amigo mío muy querido—R. L.—tuvo la bue-
na idea de mandarme dos lindos folletos publicados sobre la mate-
ria: el uno titulado Éfeso ó Jerusalén, Tumba de la Virgen: y el
otro Panaghia Capouli, ó la casa de la Santa Virgen cerca de
Éfeso; éste ilustrado con los grabados, planos, atlas y dibujos ne-
cesarios para dar una idea precisa de la situación geográfica, ex-
cavaciones y mensuras verificadas en aquellos lugares.
En el segundo encuentro un documento de mucho peso. Es un
Proces Verbal formado-por el Arzobispo de Esmirna, que quiso
cerciorarse por sus propios ojos de todo aquello que se le contaba.
Vale la pena de conocerse, porque es el resumen de lo ocurrido,
así como la constancia de los descubrimientos verificados; y por
eso lo trascribo enseguida.
650 EL MONTE CARMELO

ACTA DE LA VISITA OFICIAL, PRACTICADA EN PANAYA-CAPOULI POR


• MONSEñOR ANDRéS TIMONI, ARZOEISPO DE SMIRNA Y VICARIO
APOSTóLICO DE ASIA MENOR.

Nos, Andrés Policarpo Timoni, Arzobispo de Smirna y Vicario


Apostólico de Asia Menor, juntamente con los abajo firmados,
atestiguamos y certificamos lo siguiente:
En vista del interés despertado en nuestra diócesis por las in-
vestigaciones practicadas, desde hace ya dieciseis meses, siguien-
do las instrucciones de la Hermana Catalina Emmerich, en un lu-
gar situado cerca de Éfeso, y llamado Panaya-Capouli (Puerta de
la Virgen), hemos querido cerciorarnos de la exactitud de los rela-
tos que hemos recibido.
Con este objeto nos trasladamos al mencionado sitio de Pana-
ya-Capouli, el Jueves 1.° de Diciembre de 1892, y encontramos allí
las ruinas, regularmente conservadas, de una casa ó capilla, cuya
construcción, según los arqueólogos más competentes, puede da-
tar del primer siglo de nuestra era, y que responde plena y entera-
mente, tanto por su posición como por su plano interior, á la des-
crita por Catalina Emmerich en sus revelaciones sobre la casa de,
la Santísima Virgen de Éfeso.
I.
POSICIÓN DE LA CASA.

Las revelaciones dicen: * A tres leguas ó tres leguas y media


de. Efeso, más ó menos. .—A la izquierda del camino viniendo de
Jerusalén, sobre una montaña, á la cual se llega por los estrechos
senderos del sur de Éfeso, y desde cuya cima se divisa Éfeso por
un lado,y el mar por el otro, hallándose allí el mar más cerca que
deÉfeso .. (Vida de la Santísima Virgen, por Catalina Emmerich,
sexta edición, Castermánn, 1878. Páginas 461, 462 y 474).
Todos estos detalles son rigurosamente exactos.
En nuestro viaje empleamos cerca de tres horas para subir de
Efeso á la casa, y dos horas para bajar.
Está á la izquierda del camino viniendo de Jerusalén,—se en-
cuentra sobre una montaña—se llega á esta montaña por senderos
estrechos desarrollados al sur de Éfeso—desde la cima de esta
montaña se divisa efectivamente, Éfeso por un lado, el mar, por
el otro,—y el mar está allí mucho más cerca que de Éfeso.
La Hermana dice además: Detrás de la casa, á corta distancia,
hay unas rocas elevadas... en los alrededores existia un castillo
habitado por un principe destronado, amigo de San Juan.—Co-
ronaba la montaña una terraza alta y bien plantada... (Páginas
461 y 462).
Efectivamente, á 12 metros tras la casa, existen unas rocas
¿l>dSpK «CRIÓ LA SANlfsiMA YIRGBK? 851

cortadas á pique, que miden 40 ó 50 metros de altura; á 15 ó 20 mi-


nutos de camino se encuentran las ruinas, en grandes trozos, de
un antiguo edificio rectangular, que podemos suponer sea el cas-
tillo.
La terraza existe actualmente, y es, hoy día, un campo de ta-
baco.
La vidente habla, en fin, de un bosquecillo situado no lejos de
la casa... y de una corriente de agua extrañamente sinuosa, que
se percibía entre Éfeso y la montaña. (Páginas 462 y 466).
Actualmente, á cinco minutos de lá casa, existe un pequeño va-
lle enteramente cubierto de arbustos; un poco más lejos, á la iz-
quierda y hacia abajo, hay un grupo de árboles. ¿Son acaso los
restos del bosquecillo? No podemos ni afírmalo ni negarlo.
El arroyo ha desaparecido; mas, su existencia anterior se en-
cuentra plenamente comprobada: 1.° por cinco ó seis torrentes que
surcan en la actualidad la llanura designada por Catalina Emme-
rich; 2,° por el testimonio de autores como M. G. Weber, que ha-
bla, siguiendo á Strabón, de dos arroyos, afluente el uno del otro,
cuyos nombres eran Mamas y Selinus.
II
DESCRIPCIÓN BE LA CASA.
Catalina Emmerich dice que la casa era de piedra y se compo-
nía de dospiesas una anterior y otra posterior. (Página 462 y 463).
La casa es de piedra en realidad, y su construcción, en parte
por lo menos, es idéntica á la del Gimnasio de Éfeso.
Ambas piezas existen: la una al frente, detrás y en seguida la
otra. Estas piezas se encuentran actualmente precedidas de un
vestíbulo, pero es fácil comprobar que esta última parte, aunque
del mismo siglo que las piezas, ha sido agregada posteriormente.
En efecto, no se encuentra ligado al resto de la construcción, sino
yuxtapuesto únicamente.
Dice Catalina Emmerich que la casa terminaba en una plata-
forma... que el techo de la segunda piesa era de bóveda... (Pá-
ginas 462 y 463).
La Plataforma ó techumbre ha desaparecido completamente, sin
que podamos, por lo tanto, pronunciarnos sobre el particular. El
techo de la segunda pieza ha desaparecido igualmente; pero sobre
los muros de los lados existen visiblemente los arranques de una
bóveda.
La vidente agrega que la piesa posterior terminaba en un se-
micírculo, y que el fondo de esta piesa era el oratorio de la San-
tísima Virgen. (Página 463).
El fondo de esta pieza termina efectivamente en un gran nicho,
que forma un saliente redondo hacia el exterior, y susceptible de
elevar un altar en el interior.
652 EL MONTE CARMELO

Dice además Ana Catalina que las ventanas se hallaban á una


considerable altura, y que la segunda pieza era más oscura que la
primera. (Páginas 462 y 463).
Las murallas no acusan indicios de ventana, sino á dos metros
y medio sobre el suelo.
T?ácil es comprender que la segunda pieza fuese más oscura;
en efecto, no podía recibir luz sino por el fondo, y esto sólo por
una estrecha ventana "situada á más de tres metros de altura. ,
Agrega la hermana que la segunda piesa se encuentra sepa-
rada de la primera por el hogar de la chimenea, y por dos. peque-
ñas puertas practicadas á cada lado del hogar.(Páginas 462 y 463).
Hogar y puertas desaparecieron probablemente, cuando los
apóstoles, según el relato de Ana Catalina, transformaron en ca-
pilla la humilde casita. Empero, dos salientes del muro indican
claramente el sitio que debieron ocupar ese hogar y esas puertas.
Dicen las revelaciones: A la derecha del oratorio, apoyada en
el nicho formado por la muralla, estaba el dormitorio de la Vir-
gen. Al frente, y á la izquierda del oratorio, había otra -piesa
que era el guarda-ropa y el guarda-muebles. (Página 465).
Las puertas que comunicaban estas piezas con el oratorio están
hoy amuralladas, pero perfectamente aparentes. La estancia de la
izquierda está aún sepultada bajo la tierra, sin que podamos decir
-nada por el momento.
La pieza de la derecha, ó el dormitorio de la Virgen, está en
ruinas; pero visible. Se distingue perfectamente el nicho.scbre el
cual se apoyaba la pieza, el fondo que ocupa el lecho, y el oratorio
vecino. (Página 492).
Dice la vidente que el lecho de la Virgen, apoyado contra el
muro, tenía un pie y medio de altura,y elanchoy el largo comunes.
(Página 465).
En el fondo de la estancia, á 45 centímetros del suelo, el muro
presenta un saliente que parece haber sido hecho expresamente
para sostener el lecho de la Virgen.
Dice finalmente la hermana, que una cortina, tendida entre
ambas piezas, cerraba el oratorio situado entre ellas.
La sola inspección del sitio pone en evidencia esta circunstan-
cia.
CONCLUSIÓN

Considerando, por una parte, que las revelaciones de Catalina


Emmerich merecen todo el crédito debido á los homenajes que ella
recibió de sus contemporáneos y de sus superiores, tanto, por su
buena fe, como por su virtud.
Por otra parte, habiendo comprobado, libro en mano y por
nuestros propios ojos, la perfecta conformidad que existe, tanto
respecto al sitio como á la casa misma, entre las ruinas que hemos
¿DÓNDE MURIÓ LA SANTÍSIMA VJRGftN 653

visitado, y lo que dice la vidente tocante á la casa de la Virgen en


Efeso.
Sabiendo además, que las tradiciones locales, reciente y espe-
cialmente consultadas á'este respecte, afirman de un modo peren-
torio que la Virgen habitó tres diferentes sitios en los alrededores
de Efeso, siendo PanayaCapouli el último de ellos, en el cual la
Virgen ha debido morir, y tener su sepulcro.
Por tanto, nos sentimos poderosamente inclinados á creer, que
las ruinas de Panaya-Capouli son verdaderamente los restos de la
casa habitada por la Santísima Virgen, y rogamos á nuestra bue-
na Madre que nos ayude en nuestro empeño de hacer plena luz so-
bre una cuestión que, tan vivamente interesa desde luego^á la igle-
sia de Smirna, y en seguida al universo católico entero.
f A . P . TiMONi, ;
Arzobispo de Smirna, Vicario Apostólico.
(Siguen numerosas firmas de personas de distinción que acom-
pañaron al ilustre Prelado en su expedición).
Quedan dos puntos por aclarar, para dejar anudados todos los
hilos de este interesantísimo episodio histórico relativo á la Santí-
sima Virgen.
El primero: ¿qué origen (porque á alguna idea, deferencia, ó
preocupación hizo eco la novedad del Patriarca Juvenal) pudo te-
ner la tradición, que dio por verdadera la tumba que se ha consi-
derado por tantos siglos como de la Virgen? Lo dice la misma Ca-
talina Emmerich. Uno ó dos años antes de la muerte de la Virgen,
hizo ésta un viaje á Jerusalén.
La visita de los lugares de la Pasión le causó tanta impresión,
que enfermó gravemente, y llegaron á creer los cristianos que mo-
ría. Con anticipación y previendo el caso, labraron su tumba, si-
guiendo en eso las costumbres de los judíos. De allí el error poste-
rior perfectamente explicable, y no completamente desnudo de fun-
damento.
El segundo hilo que anudar para llegar á la conclusión lógica
_ de lo que queda dicho.
Si las visiones de Catalina Emmerich han resultado verdaderas
en lo que concierne al descubrimiento de ruinas, algunas ya bajo
de tierra, completamente desconocidas por todo el mundo y sobre
todo por ella, mujer sin instrucción, que no había recibido educa-
ción ninguna, y que apenas sabía hablar su dialecto, que ni siquie-
ra era el alemán; natural es que sus demás visiones sean también
verdaderas, y de consiguiente merezcan el mismo crédito que las
otras que han sido comprobadas. Siendo esto así, debemos creer
que la Santísima Virgen murió en la misma casita de sus últimos
años, porque así lo dice Catalina Emmerich; y que, de consiguien-
654 BL MONTE CARMELO

te, las montañas de Éfeso tuvieron el honor de ser el último peda-


zo de tjerra que pisaron sus pies sacratísimos antes de volar al
Píelo.
Así lo debe de haber pensado León XIII, cuando ha mandado
levantar un santuario en Panaghia-Capoiüi.
Sólo falta para completar esta historia de piedad cristiana, que
se realice la canonización de la Vidente religiosa de Dulmen.
i. Wdlker Martínez.

LOS PADRES DEL PONTÍFICE

El padre de Pío X, Juan Bautista Sarto, murió el 4 de Mayo de


1842, y sus restos descansan en el cementerio viejo de Riese.
La madre, Margarita Sanzoni, expiró el 2 de Febrero de 1894,
y está sepultada én el nuevo cementerio del pueblo, por haber sido
cerrado el antiguo.
La tumba de la madre tiene una lápida, cuya inscripción, dicta-
da por el Papa, dice:
"Mujer ejemplar, esposa prudente, madre incomparable.—Edu-
có nueve hijos.—Murió A los ochenta y un años. „

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9ffllMMlM?n[9'í ^(PrtlTfertljKS) 'Sil
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Consolatrix afflictorum
Virgen prodigiosa y bella, Por el mar tempestuoso
Iris de risueña calma, De esta vida pasajera,
Eterno encanto del alma Cual paloma mensajera,
Y resplandeciente estrella: Caminaba presuroso
Con fulgurante centella Sin perder aquel reposo,
D e tu amor ardiente y puro, Patrimonio, rica herencia
Enciende mi pecho oscuro, De la candida inocencia,
Ilustra mi feble mente," Que nos viste de hermosura,
Y á tus pies humildemente Y rodea de ventura
P u l s a r é mi plectro impuro. Nuestra mísera existencia.
Son mis prístinos amores De placer el pecho mío
Los que quiero hoy recordarte, E r a entonces limpia fuente,
Sin los adornos del arte, En la cual tranquilamente,
Sin del lenguaje las flores; Como en sosegado río, •
Pero sí con los ardores Mi corazón nunca frío
De ese fuego bendecido P a r a amar á quien me amaba,
Que el corazón deja herido Complacido se bañaba;
Del fervoroso cristiano, Y al gozar de su frescura...
Que en el temp'o soberano De mi alma la hermosura
Se arrodilla compungido. Por instantes aumentaba.
E n la aurora de mi vida, ¡Con qué amor, oh Virgen Santa,
Cuando libre de pesares, Se escapaban á millares
Te erigía mil altares De mis labios los cantares,
Con la paz que solo unida Que formaba mi garganta
En el alma en tí embebida; A tu beldad sacrosanta,
Y á tus plantas celestiales A tu mirada que irisa,
E n mañanas estivales Cuando puro cual la brisa
Amoroso te rezaba, Que suspira en las mañanas,
Y tu ebúrneo pie besaba A tus plantas soberanas
Entre raptos divinales; Me extasiaba tu sonrisa!
Cuando libre de pasiones . Y en idilios amorosos,
En mis sueños recibía, Entre nubes de ambrosía
Transportado de alegría, A tu lado, Madre mía,
De tu amor la impresiones; Me cercaban presurosos
Y adoradas ilusiones Los instantes venturosos
Con empeñó prepotente, De esa vida encantadora,
Se agolpaban á mi mente, Más rosada que la aurora,
E inundado de consuelo, En la cuál ofrece el niño
Cual los ángeles del cielo, Los deleites del cariño
Suspiraba tiernamente; Con su risa seductora!
656 EL MONTE CARMELO

Mas un día las pasiones Cuando Tú, Virgen hermosa,


Contra mí se concitaron, Iris de bellos colores,
Y en el pecho mío dejaron Escuchaste los clamores
Dolorosas aflicciones, De mi alma congojosa,
Y sembraron desazones Y acudiste cariñosa
E n lugar de aquel consuelo A desgarrar los cendales
Que la tierra hacíame un cielo, Que me inundaron de males,
Do la dicha me besaba, A l cubrir mis castos ojos
Cuando entero conservaba P a r a no ver los abrojos
Del calor el niveo velo. Que el placer da á los mortales.
Pero al punto de rasgarse Brilló entonces en mi mente
Ese velo trasparente El fulgor de lo infinito;
Que no deja á nuestra mente E l fantasma del delito
E n el lodo sepultarse, Auyentóse velozmente
Ni que llegue á marchitarse De mi ser, casi muriente,
Por el fuego que esclaviza, Y en aquella misma hora,
Esa flor que al mundo hechiza Otra vez brilló la aurora
Con sus pétalos de nieve, Más risueña y encendida
Y que graciosa se mueve En el cielo de mi vida,
Cuando el candor simboliza; D e otras luces precursora.
Mi vivir trocóse en muerte, Huyó, por fin, la tristura
Mi placer en desventura, De mi espíritu afligido;
Y la noche más oscura Tornó á ser mi pecho nido
Envolvió mi ser de suerte, De placer y de ventura,
Que temió mi pecho fuerte, Y cual candida criatura
A n t e tantos sinsabores, Que no sabe de pesares,
Sucumbir á los furores Internábame en los mares
D e ese genio detestable, De ese goce sin segundo,
Que atormenta al miserable Que se goza acá en el mundo
En sus brazos vengadores. Cabe el pie de los altares.
Y cual necio perdulario, Y es que Tú, del cielo encanto,
Sin saber lo que me hacía, Rosa fresca y purpurina,
Delirante me envolvía, Virgen de J u d á divina,
Cual espectro funerario, Viniste á enjugar mi llanto
E n fatídico sudario, Con los pliegues de tu manto;
Que de horrores me llenaba, Y al instante mis sentidos
A la par que me anunciaba Se sintieron impelidos
Con su fúnebre lenguaje, A gritar á su manera,
U n a vida de salvaje Que eres T ú la Medianera,
En la cual ya me engolfaba; El consuelo de afligidos.
Sin que por esto dejase, Dichoso yo, Madre mía,
Bella y celestial María, Si al dejar el triste suelo
D e mover la lengua mía, Admirara allá en el cielo
Y tu nombre pronunciase, De tu voz la melodía,
Y en mi auxilio te llamase D e tu aliento la ambrosía,
Con aquel clamar ingente, De tu poder la grandeza,
Que mortal ninguno siente, De tu andar la gentileza,
Mientras la materia impura De tus ojos la ternura,
L e sirve de vestidura De tu cuerpo la hermosura,
A l espíritu inocente,.., De tu alma la belleza.

Be. S. M? áel íi. íacmmento.


PRELADOS Ó SUPERIORES DE LA ORDEN CARMELITANA
SAN CIRILO CONSTANTINOPOLITANO

San Cirilo, llamado Constantinopolitano por su ciudad natal, y


-para distinguirle do los Santos Doctores que, con el mismo nombre
honraron las Iglesias de Alejandría y Jerusalén, vino al mundo,
corriendo el año de 1136.
Sus padres estaban enlazados con las familias más opulentas y
distinguidas no sólo de la capital, más también del extinguido Im-
perio Oriental, y dieron á su hijo una instrucción completa, en re-
lación con la gloria y esplendor de su casa. No se defraudaron las
esperanzas de los padres de Cirilo, ni fueron frustrados sus deseos,
porque nuestro Santo, hizo tales progresos en las ciencias, sobre
todo eclesiásticas, que siendo aún joven, sostuvo gloriosamente en
pública disertación la doctrina católica de la procedencia del Es-
píritu Santo del Padre y del Hijo, contra el Patriarca de su ciudad,
defensor de los errores que ocasionaron el cisma de Oriente.
Ocupado estaba Cirilo en estos trabajos, cuando llegó á saber
que el Sultán de Iconio, quería enterarse de nuestra religión y ha-
cerse cristiano; decidióse el Santo á presentarse en persona, como
lo hizo; y el resultado fué convertirse el Sultán á la fe, bautizándo-
le el mismo Santo solemnemente en la Pascua de Resurrección.
Tales hechos no pudieron menos de acarrearle fama y gloria tan
universales, que movieron al Papa Alejandro III á nombrarle su le-
gado cerca del Emperador Manuel Comneno para arreglar las di-
vergencias entre las dos Iglesias. Mucho trabajó el Sanco por apar-
tar á su pueblo del camino de la heregía que había emprendido;
pero todo en vano; hasta que harto de tanta obstinación, y deseoso
de no ser contagiado de aquella peste maligna que todo lo invadía,
se dirigió á la Madre de Dios, y le suplicó con lágrimas en los ojos,
que se dignase mostrarle la senda de seguridad y salvación por
la que había de caminar. Oyó María la súplica de Cirilo, y apare-
ciéndosele gloriosa, le dijo, señalándole el Carmelo: "Allí estarás
seguro, y aprenderás el camino de la perfección,,. Confortado Ci-
rilo con esta visión, abandonó su pueblo cismático, y pasó.á Jeru-
salén. Allí llegado, su primera visita fué á San Brocardo, Prior
658 EL MONTE CARMELO

entonces del Convento de Santa Ana en esta ciudad, quien oyén-


dole la visión, y no dudando de ella, le hizo subir al Carmelo. Allí
le recibió benignamente y dio el hábito San Bertoldo Prior-Gene-
ral. Todos daban gracias á Dios y á la Virgen su Madre por haber
traído á su Orden un varón tan distinguido: Cirilo, sobre todo, no
cabía en sí de gozo. Solía decir que había hallado su morada y re-
fugio; llamaba al Carmelo su paraíso; á la compañía de les her-
manos, compañía de Angeles, y á los que vivían en celdas separa-

das, palomas sencillas que dirigían sus arrullos al cielo. Todo su


afán y todo su anhelo era bendecir á la Madre de Dios, quien se
dignó hacerle otra visita que completó la dicha y felicidad de nues-
tro Santo.
En este género de vida pasaría 40 años, cuando otra visión ce-
lestial le mandó salir del Carmelo. Apareciósele San Basilio lleno
de gloria y resplandor, y en nombre de Tesucrito, le encargó que
marchase á predicar el Evangelio A la Armenia, y someter aquellas
gentes á la obediencia del Vicario de Cristo. El Santo comunicó
la visión á los Superiores, y convencidos de que venía de Dios, le
dieron licencia, marchando el Santo inmediatamente con otro her-
mano llamado Eusebio. Tal fué el celo y actividad que desplegó el
sucesor de Elias en aquellas regiones, que en diez años toda la
PRELADOS O SUPERIORES DE LA ORDEN 659

nación abrazó la fe de Jesucristo, y se sometió á su Vicario Lucio


III, que gobernó la Iglesia desde 1181 á 1185.
Oimplida su misión, volvió el Santo á su amado Carmelo, donde
siguió sirviendo á Dios, y Dios favoreciéndole con singulares visio-
nes. Entre otras cuenta el Breviario Romano habérsele aparecido
un Ángel mientras celebraba el santo Sacrificio de la Misa el día de
nuestro padre San Hilarión, y entregándole dos láminas de plata es-
critas le dijo: "Cirilo, el Señor Dios Omnipotente, te manda esas
dos tablas, como familiar de su Madre y siervo suyo, para que co-
pies su contenido; y de la plata harás construir un cáliz y un incen-
sario para el Sacrificio. „
Estaba dividida la escritura de estas láminas en «apítulos, y en
ella se anunciaban clara y luminosamente las terribles persecucio-
nes que debían sufrir la Iglesia y los Carmelitas de Oriente de parte
de los Sarracenos, y la eterna desaparición del Imperio Griego.
En el año de 1191 el Papa Celestino III le nombró Patriarca de
Jerusalén, mas nuestro Santo jamás se rindió á aceptar tan alta
dignidad,por parecerle que exponía su salvación, y en este sentido
escribió al soberano Pontífice que*accedió á sus deseos. Como San
Brocardo hubiese muerto en 1231, nuestros Religiosos de Palestina
se reunieron en el Carmelo para darle sucesor resultando electo
San Cirilo. Se opuso á ello, mas al fin se rindió, y fué el tercer Ge-
neral Latino.
A pesar de la nueva dignidad, siguió el mismo género de vida,
y como había aceptado el cargo con la santa intención de servir á
la Reina del Carmelo, suplicábala que se dignase sacar con gloria
á su Orden de las persecuciones que le iban á sobrevenir; que la
conservase y propagase por toda la tierra. Así oraba todos los días
hasta que en uno se !e apareció la Reina de los Cielos y le dijo con
singular cariño: "No temas hijo, pues en los tiempos venideros ha-
brá en esta mi Orden grandes Santos y varones espirituales; se ex-
tenderá por toda la tierra, y ahora envía Religiosos á Occidente,
donde aprovecharán mucho á los fieles y servirán á Dios,,. El Santo
General,fiel á este mandato de la Virgen, envió religiosos á Europa,
donde nuestra Orden contaba ya 30 Convento^,como afirma y prue-
ba nuestro Lezana, contra los que quieren que el Carmelo no fué
aquí conocido hasta 1238. No sólo en Occidente, más también en la
Palestina se propagó la Orden en tiempo de San Cirilo, que fundó
grandes monasterios en Tiro, Sarepta y otros puntos. Después de
su glorioso Generalato y una vida tan ilustre murió el santo varón
el 6 de Marzo de 1234 á la edad de 98 años, y descansan sus restos
en la Capilla de la Santísima Virgen del Carmelo á los pies de sus
predecesores San Bertoldo y San Brocardo.

E. &. F.
^É^^É^É^^^É^Éa^É^WÉ^WÉ^É^iÉi^Éí

POESÍAS DE SOR TERESA DEL NÍNO JESÚS


TRADUCIDAS POR F. S. DE M.

Yos habéis sido el único objeto


de mis cantares en el lugar de
mi destierro. (Ps. CXYIII, 54.)

I.
MI CANTO DE HOY

Mi vida es un instante Conserva pura mi alma


una hora pasajera, y cúbrame tu sombra;
mi vida es un instante escucha mis acentos,
que pasa que se va, por un día no más.

Y no tengo más tiempo Si pienso en el mañana,


de amar á Dios, mi pudre ya temo mi inconstancia,
en esta pobre tierra, y en mi corazón nace
que tengo que habitar. la tristeza y temor.

Oh Dios, cuánto te amo, Yo quiero más, Dios mío,


por Tí mi alma suspira; la prueba, el sufrimiento,
en este breve día en el breve destierro
mi apoyo seas Tú. que dura solo hoy.

En mi corazón reina Muy pronto yo hé de verte


y vea tu sonrisa, en la eterna ribera,
en este breve día Oh, Divino Piloto,
que solo he de vivir. á cuyo amparo voy.

Qué importa, Rey del Cielo, Sobre las Seras ondas


el porvenir sombrío...? cruce en paz mi barquilla,
Rogar para mañana sin errar el camino
yo no lo puedo hacer. durante el día de hoy.
POESÍAS DE SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 661
Oh deja, Señor mío, Pan celestial, sublime,
me oculte ante tu vista; divina Eucaristía,
allí del mundo el ruido oh Misterio entrañable
ya no podré escuchar. producto del amor.
Dame tu amor ¡oh! padre, Mi corazón te invoca,
consérvame tu gracia, ¡oh! blanca hostia amada,
escucha mi plegaria ¡oh! Jesús, dulce esposo,
durante el día de hoy. ampárame por hoy.

SOKJERESA DEL HIñO JESúS, POETA


Dígnate, Madre amada, Oh! dame, Jesús mío,
unirte á mí en mi ruego, el celo del apóstol,
y mi débil ramita la sed de salvar almas
su fruto te dará. durante el día de hoy.
Así podré ofrecerte ¡Oh Inmaculada Virgen,
mi racimo de oro, ¡oh! tú la dulce estrella
los frutos de mi alma que brillas en tu Hijo
durante el día de hoy. y á mí me unes con él.
Racimos son de amores; Permite, Madre mía
las almas son sus granos; cobijarme en tu manto,
si no aprovecho el día, bajo tu dulce amparo
no los podré formar. durante el día de hoy.
662 EL MONTE CARMELO

Y tú, ángel de mi guarda, No dejes que se oculte


cúbreme con tus alas, tu santa faz divina,
alumbra mi camino, que todo lo abrillanta,
ampáreme tu luz. durante el día de boy.
Encamina mis pasos, Muy pronto lograr puedo
ayúdame, y protejo cantar tus alabanzas,
tu apoyo yo deseo, cuando al eterno día
durante el día de boy. feliz podré llegar.
Ob! Dios, quisiera verte Entonces mis cantares
sin nubes y sin velo; resonarán alegres,
la fe me enseña abora con las liras angélicas
que cerca estoy de tí. en un día sin fin.
(Junio 1894)

CHUTO DE RECOHOCtWlEHTO PE Lft PROMETIDA DE JESÚS,


Compuesto pana u n a flovieia

II.

Dulce amigo que ocultas tu rostro,


oye atento mi canto y mi voz,
porque quiero cantar de tu gracia
el divino y constante esplendor.
Cantaré de la Cruz los favores,
del sufrir la dulzura sin par;
be bebido del cáliz de lágrimas,
del dolor be podido gustar.
Comprendí del sufrir los encantos,
comprendí de la Cruz el favor
que la Cruz engrandece las almas,
y la Cruz lleva el alma basta Dios.
Horizontes divinos se abren,
puros rayos de luz vi brotar
de la faz de mi Dios bumairado,
dulces rayos de luz sin igual.

Gozaré de divinos ensueños:


POESÍAS DE SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 563

ya te escucho, me llama tu voz,


ven, me dice, el invierno ha pasado,
hoy comienza la nueva estación.
Pon tus ojos en tu santa patria
y verás sobre tronos de honor
unos padres á quien todo lo debes,
pues tu dicha labraron los dos.
Un instante no más es tu vida,
el Carmelo es por hoy tu mansión,
que está cerca, muy cerca del Cielo,
y muy cerca, muy cerca de Dios.
Seca el llanto, pues Dios te ha escogido,
corresponde á su célico amor,
y en el fuego que el suyo se abrasa
haz que arda tu fiel corazón.
iiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiiiii

BIBLIOGRAFÍA

¡POBRE LENGUA!, por don Eduardo de íluidobro. Es un catálogo en que


se indican más de trescientas voces y locuciones incorrectas hoy comunes
en España. Se hallan en él admirablemente reunidos, ordenados y adicio-
na-los y precedidos de un prólogo los 16 artículos, que, con el título de
Pobre lengua aparecieron en el pasado invierno en El Diario Montañés, pe-
riódico católico de Santander. Felicitamos á nuestro buen amigo don
Eduardo de Huidobro por esta producción de su pluma, que no dudamos
será un dique, que contrarrestará los males inmensos que está causando
en nuestra hermosa lengua la manía de innovarla toda, y le damos las
gracias por el ejemplar que nos ha enviado.
L a obra está de venta en Santander, calle de Hernán Cortés, 9, y en la
librería católica de Vicente Oria, Puente 16, al precio de una peseta el
ejemplar.
POSTALES DE S. S. P í O X.—Se han puesto á la venta, al precio de 10
céntimos una, 90 céntimos docena, 6'50 ptas. el ciento y 50 pesetas el
millar.
-Dirigirse á la librería de La Hormiga de oro, calle de Hércules, 3,
Barcelona.
MARAVILLAS DE LA GRACIA ENTRE LOS ADORADORES DEL DEMONIO

V.
LA CARIDAD CRISTIANA

Hacia el fin de 1888 el cólera se había desarrollado en Malabar y


sobre todo en el distrito de Vengotto con más violencia que nunca.
El catequista Bayappene recorría los pueblos para asistir á los enfer-
mos, y llegó á bautizar no pocos paganos en peligro de muerte.
Cuando S9 apercibió de que la terrible epidemia se encontraba en el
mismo Vengotto, su pueblo natal, donde tenía su familia, llamó jun-
to á sí á su hijo mayor casado y de edad de 30 años, que era médi-
co, maestro de escuela y secretario de la iglesia de Ur; llamó tam-
bién al catequista particular de la iglesia de Vengotto y al Mar domo ó
principal mayordomo de la iglesia y jefe de Vengotto. Viéudolos
reunidos el celoso catequista, les dirigió una ferviente exhortación á
la caridad cristiana, y logró de ellos hiciesen la solemne promesa de
permanecer los cuatro unidos, de ayudarse mutuamente y consagrar-
se á la salud espiritual y temporal de sus compatriotas, de los cuales
una gran parte eran parientes suyos. Todos los cuatro hicieron voto
de sacrificar su vida, si fuere necesario, por socorrer al prójimo. Des-
de la fiesta de todos les Santos se colocaron en la brecha, y. día y
noche sin cesar se ocuparon en aplicar medicinas, cuidar los enfer-
mos, y enterrar los muertos sin distinción de personas fuesen católi-
cos ó paganos.
Yo igualmente, refiero el R. P. Elias de la Madre de Misericordia
Misionero apostólico en Vengotto, ocupaba mi puesto y cumplía mi
deber. Habituado al cólera desde 21 años y medio que llevo entre
los indios, y después de no pocas campañas, ningún espanto sentía
á principios de Noviembre. Mas hé aquí que las pérdidas iban en
aumento, y por días se aclaraban las filas; falleció la mujer del ma-
yordomo como también su sobrino, y el hijo apenas pudo escapar de
las garras de la muerte; otros miembros de la misma casa y familia
sucumbieron igualmente atacados de la epidemia. Ved, pues," al es-
MISIONES CARMELITAS 665

forzado mayordomo, separado de sus compañeros y precisado á que-


darse en su casa para cuidar de los suyos. Poco después la nue ra
de Rayappene, que acaba de ser madre, su padre y su pequeño niño
se fueron al cielo. Por todas partes lloros, lamentaciones y muertos!
Ni una persona se veía por las afueras, y la soledad y el silencio ro-
deaban mi casa; solamente so dejaban oir los golpes del azadón del
enterrador continuamente ocupado en abrir fosas delante de la igle-
sia, dondo está el cementerio. Nadie osaba venir á llamarme para
asistir á los moribundos, y por la noche me veía precisado á aplicar
con atención mi oido, para escuchar y distinguir de dónde procedían
los lamentos, ó en dónde caían nuevas víctimas. Sucedióme una vez
que hacia la media noche oí gritos desesperados; me levanto, encien-
do mi linterna, dejo custodiando la casa á mi fiel criado con un niño
de diez años, huérfano de padre y madre, y con la linterna en una
mano y el bastón en la otra y prevenido con la caja de los santos
Óleos, me dirijo hacia la casa de donde procedían los gritos. Hube de
dar algunos rodeos para llegar allí, llamo á la puerta, y después de
bastantes golpes de bastón y reiteradas llamadas, logro al fin hacer-
me oir, y se me abre la puerta. Era la hermana del catequista parti-
cular de Vengotto—uno de los cuatro compañeros—la que atacada
fuertemente por la epidemia se agitaba con calambres, y su hija ca-
sada, que gritaba y lloraba desesperadamente. Su marido no osaba
salir á avisarme ni á llamar á su tío, el hermano de la enferma. El
quedó muy extrañado al abrir la puerta, do verme solo, en aquella
hora y sin ser llamado. Administré á la enferma, y me volví á mi ca-
sa. Al pasar por el cementerio estuvo en poco que no me rompí el
cuello, cayendo en una fosa mal cerrada. En fin mi buen ángel, que
ma había inspirado el ir á casa de la enferma, me salvó. El día si-
guiente la hermana del catequista era muerta. Una de sus hijas ca-
sada y hermana segunda de la que lloraba y gritaba tan fuertemen-
te, había ya fallecido algunos días antes.

MUERTE DE RAYAPPENE
El viernes por la mañana, continúa la relación del R. P. Elias,
30 de Noviembre (1888) el hijo mayor de Rayappene, que hacía un
mes se hallaba sobre la brecha y con sus medicinas (pues, como que-
da dicho arriba, era médico) había salvado un gran número de
enfermos, él mismo se sintió herido de la epidemia. Mientras yo
celebraba la misa, el P. Fernando C. D. Misionero apostólico en Va-
Uavaleg, á quien yo había llamado en mi ayuda para asistir á los mo-
ribundos, marchó apresuradamente á administrarle, y antes del medio
día el enfermo era muerto. Murió resignado y tranquilamente, enco-
mendándome la viuda y sus dos hijos, los cuales en la víspera ha-
blan sido atacados por la epidemia; pero sanaron dichosamente. Co-
mo el difunto era tan pobre, y había muerto heroicamente, yo pro-
metí señalar una pensión á su familia, al menos durante dos años.
Esta muerte á todos nos afectó mucho, y propuse al P. Fernando el
que nosotros mismos le diéramos tierra, haciéndole de este modo,
por decirlo así, los honores de la guerra. En efecto, hacia las cinco
¿e la tarde, después de haberle yo cerrado los ojos, procedimos al
666 EL M0NTB CARMELO

entierro, que se verificó con gran solemnidad. Era desgarrador el


ver levantar el cadáver, en tauto que la pobre viuda quedaba deso-
lada, y los dos hijos y la abuela se agitaban por tierra con las vio-
lencias de la enfermedad, batallando cutre la vida y la muerte. El
mismo Rayappene, padre del difunto, llevaba la cruz y abría la mar-
cha fúnebre. Después del entierro del primero de los cuatro, fallecido
víctima de ?u caridad, el P. Fernando y yo nos volvimos á casa He
nos de tristeza.
Apenas había entrado en casa, cuando hé aquí, que el catequista
particular de la iglesia de Vengotto, que era otro de los cuatro, y que
nos había ayudado en el entierro, vino á avisarnos que mi catequis-
ta Rayappene, padre del difunto, acababa á su regreso de aer ataca-
do por la epidemia. Al pronto nos quedamos estupefactos. El P. Fer-
nando marchó enseguida con clorodina, única medicina que tenía-
mos, y obligó al enfermo á tomar una buena dosis por obediencia,
porque este buen hombre no quería otra medicina que la de la san-
ta voluntad de Dios. Como en él no se veían síntomas graves, el Pa-
dre Fernando volvió con la esperanza de que bien pronto sanaría;
no le administró los Sacramentos, toda vez que había confesado y
comulgado el día precedente, según lo veaía practicando todas las
semanas. Mas hé aquí, que al día siguiente muy de madrugada se
nos despierta diciendo que el catequista se halla en peligro de muer-
te. Corro á toda prisa, y le encuentro sufriendo terribles calambres,
aunque resignado y casi alegre, como lo estaba siempre. Le adminis-
tré, y no bien había concluido, cuando se presentó de vuelta el Padre
Fernando; traía clorodina, y se propinó al enfermo una segunda do-
sis. Como era sábado, el P. Fernando debía volver á su parroquia
distante de Vengotto algo más de diez millas (cuatro leguas próxi-
mamente), le diÓ el último adiós en previsión de que no podría vol-
ver á verle acá en la tierra, y le dijo rogase por la conversión de mu-
chos paganos, y de este modo continuaría en el cielo la tarea de ga-
nar almas para Dios, como lo había hecho desde su conversión du-
rante muchos años.
Después de la partida del P. Fernando hacia las cinco de la tar-
de, y á mi regreso de las visitas que hice á otros enfermos, fui á vi-
sitar á mi valiente catequista. Sentí gran contento al encontrarle bas-
tante bien; estaba calmado y no cesaba de rezar. Mas el Domingo por
la mañana el cuerpo consumido por la enfermedad y fatigas prece-
dentes dejó en libertad al alma para volar al cielo. Después de mi
misa se rae anunció que el peligro se agrababa, corrí y llegué á tiem-
po para cerrarle los ojos, como lo había ahecho dos días antes con
su hijo.
Le hice un entierro solemne, aunque lamentando la ausencia del
P. Fernando. A pesar de hallarme muy afectado, yo pude desempe-
ñar mi ministerio con bastante fortaleza; mas al llegar junto á la ho-
ya, abierta al lado de la de su hijo, y al ir á cantar estas palabras del
Ritual: In paradisum deducant te angelí: los ángeles te conduzcan al
paraíso, me deshice en lágrimas, y no pude continuar las demás ora-
ciones, sino en voz baja, mientras se le daba tierra en la capilla por
él edificada en el sitio que ocupó la pagoda, y precisamente en el mis-
MISIONES CARMELITAS 667

mo lugar donde, 20 años antes él se entregaba á sus danzas diabóli-


cas, sacrificaba á su demonio familiar, y daba respuestas ú oráculos
á los paganos. Así murió mi valiente catequista, el cual tendrá en el
cielo una corona da almas, salvadas por su celo, más brillante que la
de muchos misioneros. ¡Descanse en paz!
El martes, tercer día después de su muerte, hice venir al P. Fer-
nando para cantaría misa y el oficio, y honrar, cuanto fuera posible,
su memoria. El P. Fernando me dijo repetidas veces, que él abriga-
ba la convicción de que el sepulcro de mi catequista llegaría á ser
glorioso. El caso es que algunos días después de su muerte, fui lla-
mado para administrar el bautismo á un célebre médico, amigo del
difunto, el cual médico eu muchas ocasiones había prometido á su
amigo hacerse católico, sin decidirse á ello jamás. Este médico per-
dió á su hijo mayor, de edad de treinta años en una noche, y al día
siguiente, sintiéndose él mismo atacadojdel cólera, envió á buscarme
con el deseo de recibir el bautismo y morir católico. Por más que su
morada dista varias millas de aquí, yo llegué á tiempo, y como él
estaba bien instruido, le bauticé sin demora, y pocas horas después
fuese al cielo á reunirse con su antiguo amigo bautizado el año an-
terior, y con su hermano y hermana muertos ambos en el catolicis-
mo. Al preseute espero convertir al resto de su familia. (Hasta aquí
la relación del R. P. Elias de la Madre de Misericordia).
El cuarto compañero de Rayappéne, el catequista particular de
Vengotto, murió también heroicamente algunos años más tarde en
1895, cuando el cólera se cebó de nuevo eu este distrito. Es cierto
•que él no murió del contagio, pero el cólera apresuró su muerte, y
fué víctima de la caridad. Aun enfermo y tísico, recorrió durante al-
gunos meses todo el distrito curando los enfermos, asistiendo á los
moribundos y enterrando los muertos. Al fin el 9 de Diciembre de
1895, desfallecido de fatiga, cayó enfermo de una fiebre. Así fué ti-
rando hasta el viernes, día 13. En este día por la mañana quiso oír
misa y para ello se hizo trasportar en una camilla desde Vengotto,
donde vivía, á muchas leguas de distancia, á la iglesia de Pudoka-
dey, en donde á la sazón se encontraba el R. P. Elias de la Madre de
Misericordia. Yo le confesé por última vez, dice este Padre Misione-
ro, le di la comuuión eu la misa, después de esta, le administré la
Santa Unción dándole la bendición in artículo mortis y la del Santo
Escapulario, y entre sollozos le supliqué rogase por mí. Se le volvió
á su casa, y á la tarde del mismo día y después que su sobrino—su-
cesor suyo al presente en el cargo de catequista—le hubo leído la re-
comendación del alma, y conservando hasta el fin perfecto conoci-
miento, expiró haciendo sobre sí la señal de la cruz. Estoy bien per-
suadido, añade el R. P. Elias de que á las pocas horas, ó sea, al
entrar el sábado, la Virgen Santísima le condujo al cielo, librándole
del purgatorio en cumplimiento de su bella promesa. Sin embargo,
tened á bien de rogar por él, puás fué un verdadero cristiano, y mu-
rió heroicamente. Aun es de esperar ver surgir verdaderos santos de
esta India pagana, centro del imperio del demonio.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
CARTA DEL MONTE CARMELO.—M. R. l \ Director: Tengo sumo placer en
mandarle la reseña de las fiestas que han tenido lugar en el Santo Monte
Carmelo, durante el mes de Julio.
La fiesta del Carmen fué precedida de una solemne novena, en la quo
se expuso todos los días el Santísimo Sacramento, y haciéndose inmedia-
tamente la. lectura correspondiente alusiva al acto, terminaba con la ben-
dición del S antísimo.
El diez y seis de Julio, día de la fiesta de la Virgen Santísima, comenza-
ron a subir los coches de las inmediatas ciudades á las tres de la mañana;
hubo varias misas de Comunión general, y á las ocho y media se celebró la
Misa solemne, cuya ejecución estuvo á cargo de los Padres Franciscanos de
Nazaret, así como el sermón que fué en lengua árabe.
Por la tarde se cantó la letanía y el Tantum ergo, dándose fin á la fiesta
con la bendición del Santísimo. A todos estos actos asistió de uniforme el
señor Cónsul francés con su señora, y todo el pueblo católico de Caifa.
El día 20, fiesta de San Elias nuestio Padre y fundador, se verificó en
el Carmelo la más numerosa y solemne peregrinación que se conoce en la
Tierra-Santa, porque se compone de toda clase de personas y de ritos.
Ocho días antes se ve á estos pobrecitos preparar las tiendas para las
personas que quedan al aire libre; y los tres días anteriores á la fiesta del
Profeta Elias, los emplean en venir en carabanas de cincuenta á cien per-
sonas. La mayor parte viene á pie; y los que vienen á caballo ofrecen la
particularidad de venir sobre altos camellos, metidos en cañizos capaces de
contener cuatro ó seis personas. Es admirable verlos venir en estas torres,
siempre cantando hasta que llegan á la cueva; allí llegados, ofrecen sus
votos á Elias con un recogimiento admirable: y debo decirles que, como oste
año ha sido la cosecha do los campos excelente, su entusiasmo ha sido su-
perior, y haBta el número de peregrinos, que otros años no llegaba á tres
mil. este año ha superado y excedido con mucho este número.
Una vez ofrecidos sus votos, comienza la corrida de caballos, (sin duda
debe ser para conmemorar la subida de San Elias al cielo); síguense las
danzas que no paran durante.el día y la noche del Santo Profeta, y este
año han sido dos los días de la danza porque cayó San Elias en lunes. No
crean nuestros lectores que el instrumento que usan para la danza, sea muy
superior; nada de eso, no es más que una gaita hecha de caña que tiene la
CRÓNICA CARMELITANA 669

propiedad de meter mucho ruido y ofender los finos oídos: sin embargo, he-
mos de decir que todos estos bailes y danzas son modestísimos y decentísi-
mos, y hastu muy agradables por su sencillez.
En este día de San Elias se confirió el bautismo en nuestro santuario á
seis personas, cuatro eran procedentes de Grecia, y dos Maronitas: estas
dos fueron bautizadas por el P. Franco de Santa María, religioso de la Pro-
vincia de San Joaqnín de Navarra.
El día 2? de Julio tuvo lugar en nuestra Parroquia de Caifa el solemne
funeral por Su Santidad León XIII: colocóse en medio de la Iglesia un ca-
tafalco de ocho metros do altura y sobre él la tiara pontificia: de las corni-
sas de la Iglesia pendían telas negras; cantaron la Misa treinta niños que
parecían Angeles del cielo, tocando la banda sólo marohas fúnebres, cuando
el coro callaba, y también tocó después de la Misa.
Una vez terminada esta, se procedió á la ceremonia que prescribe el
Ceremonial de los Obispos en los funerales del Papa, rezándose cinco ó seis
responsorios por otros tantos Sacerdotes separadamente, siendo el último
el celebrante acompañado del Diácono.
Asistieron al funeral los Cónsules de Francia, Alemania, Italia, Espa-
ña, Inglaterra y América con sus uniformes propios; todos los sacerdotes
residentes en Caifa que están en unión con la Iglesia Católica, la aristo-
cracia de esta ciudad y todo el pueblo católico, de modo que la iglesia y la
plaza eran incapaces de contener tanta gente. Dios haya escuchado las ora-
ciones de este católico pueblo.
Sin más, de V. R. afmo. El Corresponsal.
FIESTAS DEL CARMEN EN MéJICO.—Amado P. Director:
Tengo que hacer una crónica religiosa: la de las fiestas consagradas por
los carmelitas terciarios y cofrades do Méjico á su Excelsa Madre.
Mas, de tal manera hánse unido en ellas la piedad y la magnificencia, el
fervor y la pompa, la Religión y el Arte, que no puedo resistir al impulso
do hablarsobre ambas cosas,siquiera sea en graciado suadmirable consorcio.
Verdad es que, hablar de los Carmelitas y de sus fiestas, del Escapulario
y sus privilegios, del templo del Carmen y de sus fieles, es para mí hablar
del ideal de mis ideales, del cariño de mis cariños, de la maravilla suprema
y el encanto indefinible encerrados en la Virgen Santa del Carmelo, por la
bondad sin límites de todo un DÍ03.
Para los libre-pensadores, que nada piensan, y los materialistas,que nada
sienten; para esos infelices que tienen el triste don de verlo todo al revés,
y creen que el arte y la ciencia están en pugna abierta con la Religión, para
esos, precisamente, es para quienes deben escribirse notas como las presen-
tes.
Adornada la pequeña iglesia del Carjien con ricas bandas do terciopelo,
recamado de oro, que en caprichosas formas cubrían los muros, seguían el
cornisamento y cruzaban las bóvedas; iluminada la nave central «á giorno»
por bien dispuestas lámparas eléctricas, que, combinadas con lindas flores de
papel, constelaban aquel firmamento en pequeño, luciendo la hermosa ima-
gen de María, sus más ricas vestiduras, en lo alto del tabernáculo, desde
donde parecía sonreír con maternal regocijo hacia todos los ámbitos del
templo, y completamente henchido éste de fieles entre los que se veía á los
carmelitas. Teneros y Cofrades, ostentar con noble orgullo el Santo Esca-
pulario; no se sabía qué admirar más, si la devoción del pueblo mejicano,
670 EL MONTE CAHMELO

allí patente, á la Reina del Carmelo, ó la esplendidez con que él festejaba


á tan amorosa Madre en aquel sagrado recinto.
Se ha publicado, pacos días há, en los periódicos de aquí, detallada cró-
hica dts la magna función dedicada por los RR, P P , Carmelitas á su Augus-
ta Patroná
Hoy debo advertir que el octavario seguido k esa función, no ha desmo-
recido de ella en lo más mínimo.
Coronan actualmente ese octavario dichos Terceros y Cofrades, con so-
lemnísima fiesta, la que ayer se celebró con tal pompa, que bien pudiora es-
cribirse con letras de oro en los anales carmelitanos
Distinguidísimas damas y caballeros honorables, pertenecientes á la flor
y nata de la Sociedad metropolitana, llenaban casi por completo el antepres-
biterio de Id iglesia.
6omo notas ciüminarites de la solemnidad, consignaremos estas dos, pa°
fa üo eiténdertíos demasiado: los sermonea habidos mañana y tarde¡ y las
bellísimas composiciones ejecutadas por la orquesta.
Predicó en la Misa el R. P. Damián, Superior de eáta iglesia, desarrollan-
do con erudición vastísima y lógica incontrastable, este precioso tema: «Ma*
ría es Madre por elección, Madre por adopción, y Madre por conservación.»
El sermón de la tarde estuvo a cargo del R. P. Justino de Santa Teresa,
quien disertó sobre ol ¡Santo |Jscapu|ar}q con palabra tan sencilla como elo-
cuento.
Pero lo que en realidad llamó soberanamente la atención fuá la parta
iünáícaií "
Dirigía el coro, compuesto de' uu graü conjünío Vocal ó irisírtítriéntaíj el
reputado Maestro y compositor P¿ fíurandica, quien, como siempre, estutfd
á la altura de BU fama;
Ejecutáronsej cdmo pocas vecé? hemos oiJo, los «Kiries» y «Gloria» de
la Misa intitulada del Sagrado Corazón de Jesús, y él <Credo* ¿Sanctus» y
«Agnus* de la de Santa Cecilia, partituras todas ellas del maestro Gottflod;
Al gradual se cantó la tan sentida como inspirada plegaria del P . Barandica.
En la tarde, como digno aremate» de estas solemnes fiestas, el citado te-
ndí señor Blanqtter hizo gala de sus maravillosas facultades de artista y de
maestro, cantando con gran delicadeza y gusto exquisito el «Ave María,»
do l;uzi, el 'Zortzico» «á la Virgen,» do (Jrraudáriaga, y el «Bendita sea tu
pureza,» do don Pablo Hernández, ilustre compositor y catedrático del Con-
servatorio de Madrid.
Fué tanto lo que gustó aquella voz de delicado timbre, de importación
exquisita, de fácil fraseo, de dicción pura y refinado gusto, que vimos más
de una vez á no pocos fieles volverse hacia el coro, como atraídos por el po-
der mágico de aquella privilegiada garganta, en la que parecía haber pues-
to la Santísima Virgen parte de la dulzura increada y do las armonías
celestes.
Felicitamos cordialmente á los Carmelitas Descalzos de Méjico, por la
brillantez que dan á sus fiestas, y hacemos extensivo nuestro respetuoso
aplauso á los Terceros y Cofrades de la Orden, que con dichos RR. P P . ri-
valizaron en las suyas.
Terminaré diciendo con el gran Aparisi y Guijarro á la Sant-i Madona
dpi Carmen:
CRÓNICA CARMELITANA • 671

Brota azucenas el gentil Carmelo,


Virgen hermosa, en tu adorable día;
Y l e angélicas arpas la armonía_
Resuena en los alcázares del cielo;
^Cuándo será qué dejé el triste süold
ttn infeliz que en tu piedad confia?
Madre del santo amor... el alma mía
Suspira día y noche sin consuelo.
¡Ay! de mis ojos el ardiente lloro
Del corazón cuitado la amargura,
A tí te ofrezco yo, dulce Abogada; >
En este valle de dolor te imploro,
Señora, si eres Madre de dulzura,
Convierte á mí tu celestial mirada,,
& ÁlMh # biéat'rí.
L A VIBOEN DEL CARMES EN AGUASCALIHNTES.—(Méjico.) E, P, Director
de E L MONTE CARMELO: Solemnkitnog y entusiastas han resultado los cult JS
conque los d e - ^ g y o o f r a ¿ e a ¿ e l Escapulario del Carmen, han honrado 4
s
.* exoalga y querida Madre la Virgen del Monte Carmelo, ea el presenta
mes, en el Templo de San Marcos.
No otra «osa podía esperarse dé la ciudad dü AgdaéíaÜéntes, una ciu-
dad dé creencias católicas tait árfaíg'adas y que tanto le honran, tina ciu-
dad llamada üon razón piadosa, y que en su mayor parte cubro su pecho
con. tan santa librea, pudiendo ser llamada también con razón tiarmelilatiá',
lio podía hacerse sorda al llamamiento que sé le hiáo, no podía dejar dé
acudir al Templo, y rendirle á sú querida y tierna Madre el tributo hütniU
de y sincero dé homenaje, darle Una vea más prueba inequívoca de ámoí;
gratitud y confianza en su maternal protección, y mostrarle, en fin^ cóii
obras, su filiación predilecta en ol presentó mea, mes consagrado á cantar
las gracias y prerrogativas del santo escapulario del Carmen y ensalzar y
engrandecer las glorias dé la Virgen y Madre Carmelitana,
fisto eü lo que ha hecho Aguascalieates en el templo de San Marcos, daí
Una prueba más do su fe y devoción, de sus creencias católicas y del ácott-
drado amor con que distingue á su Madre querida la Virgen áantisima ba-
jo el hormoso, tierno y consolador título del Carmen. Con gusto describi-
ríamos, si no fuese por alargarnos demasiado, las funciones del solemne
Novenario, y los cánticos, piedad, dovooión y entusiasmo con que se ha ce-
lebrado; sólo diremos que, en los sermones á cargo de los RE. y celosos Pa-
dres J u a n M. .limeño y Manuel Beltrál, se puso admirablemente de relieve
las gracias y prerrogativas de tan santa librea; que ella es prenda de salud
eterna, consuelo y alivio en las tristezas y amarguras de esta vida, áncora
do salvación en los peligros y borrascosas tormentas de este mundo, y se-*
nal de hermandad, confederación de paz y pacto sempiterno entre la Virgen
Santísima y sus cofrades carmelitas; y muy on particular los singulares,
privilegios nunca bastanto agradecidos y engrandecidos, que distinguen al
santísimo escapulario carmelitano de todas las devociones aprobadas por
la Iglesia católica; como son, librar de la muerte eterna y do las penas del
infierno á los cofrades que murieren con él; y si fueren al purgatorio, sa-
carlos el primer sábado después de su muerte, ó antes si la Virgen quisiere.
Lo que no podemos pasar por alto y dejar de describir, es, el hermoso,
672 KL MONTE CARMKLO

tierno y arrebatador especticulo que presenciamos el día 16, día dedicado


particularmente a festejar y ensalzar á la Virgen mil veoes bendita del Car-
men. Un alegre y festivo v t u l i de campanas anunciaba á laa cuatro de la
mañana á Aguascalientes el gran día, el día de la Virgen y Madre de la
grande ó ínclita familia carmelitana, llamando á sus cofrades, devotos y
demás fieles, para que todos sin excepción, gozasen en la gran casa de la
Virgen de los deleites, bienes, riquezas, indulgen iias y gracias espirituales
que con abundancia, amor y cariño derrama en esto día; pero sobre todo
para festejarles, alegrarlos y saciar'es en el rico, esplendido, suave y sa-
broso banquete que les tenía preparado. Comenzaba ésta á las sioto, siendo
servido por el digno cura párroco de la Asunción R lo. P . José María Mar-
tínez, como estaba anunciado, y amenizado con alegro música y armoniosos
cánticos; ¡pero qué convite! no se vaya á crear qui, con p i n y manjares te-
rrestres, que llenan y no hartan, deleitaba y regalaba la Virgen á sus hijos,
sino con manjar más dulce y delicioso, más suave y sxbro30, con el pan vi-
vo bajado del cielo, con su mismo divino Hijo, único manjar que puede sa-
ciar con hartura nuestra hambre, y aquietar nuestro espíritu; en mil puedo
ponersa el número de comensales, \\aé hinra pira Ajaassilienfces!
A las nueve tuvo lugar la solemne misa cantada á toda orquesta, siendo
el celebrante el Rdo. P. José Velasco; ocupó la ságrala cátedra el Reveren-
do P. Ramón C. Gutiérrez, Rector del Seminario Conciliar, quien poniendo
remate al solemne Novenario, con mucha facilidad, gusto y entusiasmo sen-
sible, presentó al hermoso y respetable auditorio á la Santísima Virgen co-
mo bendita entre las mujeres, que todas las gracias, grandezas y prerroga-
tivas de que el Altísimo la enriqueciera, están sintetizadas en la advoca-
ción del Carmen, que la devoción del escapulario carmelitano es la síntesis
y compendio de todas las riquezas, bienes, privilegios, indulgencias y gra-
cias espirituales de que la Virgen es depositaría y tesorera en orden á la
salvación de los hombres, y, en fin, que la familia carmolitana fué y es la
verdadera propagadora y defensora de los intereses de María Santísima, y
la primera que le levantó templos y rindióla culto.
Presidía tan solemne acto nuestro amadísimo Prelado ol limo. Reveren-
dísimo Obispo, quien - se dignó conceder 40 días do indulgencia á todo ol
auditorio.
No menos concurrida y entusiasta estuvo la función de la tarde; princi-
pióse á las cinco cantándose un bonito y armonioso trisagio á la Santísima
Virgen; á continuación díóse, previa uua breve, sencilla y fervorosa pláti-
ca por el Rdo. P. Beltral, la bendición papal al pueblo; acto continuo hízose
la procesión del Santo Escapulario, adornando sus pechos los cofrades con
preciosos y elegantes escapularios del Carmen. Finalizóse tan solemne acto
con los gozos y alabanzas á la Virgen y Madre Carmelitana.
Que la Virgen del Carmen les bendiga, y comunique sus gracias, es lo
que deseamos á los fieles que con su piedad y limosnas costean tan solem-
nes cultos.
Suyo, afmo— E. P. P .
CULTOS SOLEMNES á LA REINA DEL CARMELO BN LA HABANA.—Amado
P. Ángel: De nuevas grandes fiestas religiosas, de esas grandes fiestas que
elevan el espíritu, lo agitan y conmueven, haciéndole como vislumbrar,
allá en la lejanía, regiones inundadas de luz; regiones de eterna paz y bien-
CRÓNICA CARMELITANA 673
andanzas, de júbilo y contento inefables, tenemos que hablar hoy, aunque
muy sucinta y someramente, por falta de tiempo y espacio. Referímosnos á
los solemnes cultos que los Reverendos Padres Carmelitas Descalzos aca-
ban de consagrar á su Excelsa Madre, la Santísima Virgen del Monte Car-
meló, con motivo de su festividad. Pluma mejor cortada que la nuestra se-
ría menester para enumerar los titánicos esfuerzos llevados á cabo por estos
celosísimos religiosos á fin de que estas fiestas revistiesen el mayor esplen-
dor posible, constituyendo un verdadero homenaje digno, en cierto modo,
de la grandeza, de la hermosura y majestad de la Madre del Verbo Huma-
nado. Nada de cuanto á esto propender pudiera fué por ellos omitido. El día 7
puede decirse que dieron comienzo estos brillantes cultos, inaugurándolos
la Novena, celebrada esta vez con particular esmero, con misa solemne y
Gozos cantados todos los días.
En los tres postreros tuvo efecto el Triduo preparatorio, con misa tam-
bién cantada por la mañana, y, al anochecer, Exposición de Su Divina Ma-
jestad, rezo del Santo Rosario, preces diversas, Letanía Cantada, Gozos á
la Santísima Virgen del Carmen, sermón y Reserva precedida de la bendi-
ción con el Santísimo. El 15, como víspera de la gran festividad, cantóse
además la hermosa Salve de Eslava. Los sermones estuvieron los tres días á
cargo de los Rdos. P P . Carmelitas, siendo hasta cierto punto ocioso decir
que desempeñaron su cometido de la manera más satisfactoria, conocidos
como son de todos su fervor y notables dotes oratorias.
El día 16 fiesta de la Santísima Virgen, puede decirse que desde el ama-
necer no dejó de estar de continuo la iglesia de San Felipe poblada de fie-
les; momentos hubo en que el tránsito por sus espaciosas naves era casi
imposible. Poco antes de las siete llegó á ella nuestro dignísimo y muy
querido Prelado el Ilustrísimo y Reverendísimo Sr. Dr. D. Francisco de P.
Barnada, Arzobispo de Santiago de Cuba y Administrador Apostólico de es-
ta diócesis, que fué recibido á la entrada del sagrado recinto y acompañado
hasta el Presbiterio, como á su alta dignidad corresponde. Hecha breve ora-
ción, tomó S. I. las sagradas vestiduras y dio principio á la Misa de Comu-
nión General. El golpe de vista que en aquellos momentos ofrecía el templo
era en verdad imponente, subiendo aún de punto cuando comenzó la distri-
bución del Pan Eucaristico.
¡Qué espectáculo! ¡Qué cuadro! Aquello no se describo; no hay pluma
capaz de tal empresa. La actitud de los fieles, las notas del armonium des-
cendiendo de lo alto, todo daba al cuadro el aspecto de una visión celeste.
Terminada la augusta ceremonia, presentóse en el Presbiterio el Ilustrí-
simo y Rvmo. Delegado Apostólico. Monseñor Chapelle, que qaiso tomar
también parte en esta solemnidad. El altar estuvo á cargo de los Rdos. Pa-
dres de la Orden Seráfica, celebrando la Misa el Rdo. P Guardián. La ele-
gida por el coro fué la de Mozart, número 12. Subió en su oportunidad
á la Cátedra del Espíritu Santo el Rdo. P. Fr. Tomás Lorente, de la Or-
den de Predicadores, Secretario de la Delegación Apostólica. Desde las pri-
meras palabras que pronunció, vióse que á m i s de un orador insigne, era un
fervorosísimo devoto de la Reina del Carmelo. Su discurso fué una verdade-
ra apología de esa devoción soberana, que arrancando de la época de los
Profetas, ha llegado hasta nosotros envuelta en esplendorosa auréola. Sos-
tiénenla principalmente los sucesores del gran Profeta Elias, religiosos Car-
melitas, los depositarios del Santo Escapulario, de esa celestial divisa, que
674 EL MONTE CARMELO

os ósculo fortísimo en todos los peligros de esta vida y signo de predesti-


nación para la eterna.—Los conceptos y oportunas imágenes del inspirado
orador produjeron impresión muy notable en el numeroso auditorio. ¿Bien
por el hijo ilustre del Gran Domingo de Guzmán?
Muy cerca de las once término la función de la mañana.
Por la tarde ejecutáronse con corta diferencia los ejercicios del Triduo:
Exposición de S. D. M., Santo Rosario, cánticos y preces, sermón y Bendi-
ción Papal, y, á continuación, la Reserva siguiendo á esta la procesión por
la plazoleta del templo. La preciosa efigie de la Santísima Virgen del Car-
men, espléndidamente adornada, rodeada de flores y ricos candelabros car-
gados de bugías, recorrió triunfalmente las vastas naves del templo, salien-
do á recibir el respetuoso homenaje de la multitud apiñada en la plazuola
y calles inmediatas, mientras ol clero, con acompañamiento del pueblo, la
saludaba con esa tierna consoladora plegaria que se llama: la Letanía Lau-
retana. Nutrida falange de niñas elegantemente vestidas abría la marcha
regando de flores la vía que la Virgen iba á recorrer.
De regreso ya en el templo oyéronse resonar todavía en él nuevos paté-
ticos cantos. Eran los últimos: era el broche de oro con que se cerraban los
solemnes cultos: era la Despedida á la Virgen del M. García, escuchada siem-
pre por todos con emoción vivísima.
De las galas que todos estos días ostentó el templo, no hay para qué ha-
blar. Proverbiales son ya la riqueza y el buen gusto que en esta iglesia
imperan en materia de ornamentación. Todo parece allí renovado y embe-
llecido: muchas de las imágenes han sido retocadas, en los altares vense
paños y frontales del gusto más refinado. El Altar Mayor, soberbio: las
flores, los grandes jarrones ofreciendo en la parte más visible el monograma
María, superado por artística corona, las bujías incontables. Aquel camarín
rodeado de fulgentes estrellas, donde se destaca la Emperatriz de los cielos
con su divino Hijo en los brazos, os una maravilla que hace pensar en los
portentos del Empíreo.—Al tocar este punto, forzoso nos es dedicar algunas
líneas á la brillante adquisición que esta Iglesia acaba do hacer. Nos con-
traemos á la bellísima imagen del Santo Niño Jesús de Praga, construido
recientemente en Barcelona por un artista notable, por orden expresa y
según las instrucciones mandadas de aquí por los Rvdos. Padres Carme-
litas. Es una escultura digna á todas luces del título de verdadera obra de
arte. Tiene de altura, con el elegante pedestal en que descansa, más do
metro y medio. El rostro d6l divino infante es de una belleza, de una expre.
sión y candor que atrae, seduce y encanta. Nada más elocuente, nada más
sugestivo, como ahora se dice, que aquella mirada que parece fijarse en su
Eterno Padre, demandándole piedad para los míseros mortales. Ciñe sus
sienes imperial corona y con una mano sóstiese el mundo, pareciendo ben-
decir con la otra á cuantos á su presencia llegan. El traje, los adornos, todo
está con habilidad suma.
Plácemes mil merecen los Rvdoj. Padres Carmelitas Descalzos, así por
esta importante adquisición, como por todo lo que en este desatinado es-
crito dejamos consignado. Nosotros sí los enviamos con toda nuestra alma,
haciendo de continuo votos por su felicidad.
J, M. C.
Habana, Julio 17—1903.
R. P . Director de E L MONTE CARMELO: Con inusitada pompa é indescrip-
tible entusiasmo, acaba de celebrarse la conmemoración solemne del ter-
CRÓNICA CARMELITANA 675

cer centenario do la fundación del Convento de Santa Ana de Tarazona


(Aragón).
No es posible detallar en una reseña las causas y sucesos ocurridos en
los principios de tan hermosa fundación; pero baste recordar, que su funda-
dor fué Fr. Diego de Yepes, confesor de Santa Teresa de Jesús; su cau-
sa los perfumes de virtud que dicho varón" admiró siempre en la obra por-
tentosa de tan insigne reformadora, y sus principales columnas la E. M. Isa-
bel de la Madre de Dios, la M. María de San José, y la M. María de Jesús
tan amadas todas de la Santa Fundadora, como que fueron de las primeras
perlas de su Reforma; la segunda, hija de doña Catalina de Tolosa tan que-
rida de la Santa, y la tercera de Antonio Gaitán compañero inseparable de
la Virgen Avilesa en sus célebres fundaciones.
Muchos deseos tenían las religiosas de Santa Ana que las ñestas cente-
narias correspondiesen á los principios, prosperidades, virtudes y maravi-
llas que ha manifestado la Providencia en esta santa Comunidad; y el pue-
blo de Tarazona ha sabido corresponder tan puntual y generosamente al
llamamiento de la Comunidad, que bien puede contarse entre los aconteci-
mientos Carmelitanos el tercer centenario de su instalación definitiva.
Desde el día 1.° de Agosto, víspera del Triduo solemne, ya dejaba sen-
tirso públicamente el entusiasmo con que Tarazona deseaba acompañar á
las religiosas en las santas alegrías del centenario, los alumnos del Semina-
rio de San Gandioso, los niños de la población y las personas de todas cla-
ses y distinciones tomaban parte muy activa en los adornos de la Iglesia y
fichada del Convento, y en el recibimiento de forasteros que llegaban para
la festividad.
El día dos, primero del Triduo, desde la mañana era de admirar la mul-
titud de fieles que se llegaba al Convento de Santa Ana para oir el Santo
Sacrificio do la Misa y ver una "preciosa imagen de Santa Teresa, que en ac-
titud de escribir, fué colocada en el presbiterio bajo un dosel.
A las nueve de la mañana principió la misa solemne que dijo el
M. I. Sr. don Mariano Martínez, canónigo de esta S. I. C. con asistencia del
M. I. Sr. don Ignacio Albericio y don Manuel Serma, cantando con envi-
diable perfección las religiosas la misa solemne, aunque difícil para ellas,
del P. Hermann, C. D.
Después del Evangelio subió al pulpito el Rvdo. P . Fr. Francisco de la
Soledad, Subprior del Convento de Carmelitas de Zaragoza y ¿quién celebra-
rá debidamente las hermosas pinceladas con que dibujó el cuadro de Santa
Ana y del Convento de su advocación? Baste decir que su sermón fué mo-
delo de panegíricos, puesto que en la forma y en el fondo, brilló la elocuen-
cia, comparación y propiedad en todos sus elegantes periodos.
Por la tarde fué más la concurrencia y el entusiasmo de la fiesta, porque
antes de las seis en que principiaba la función, era imposible entrar en el
templo. Concluido el Rosario y cantada una Ave-marfa muy hermosa que
ejecutaron las Religiosas de la Comunidad, subió al pulpito el Rvdo. Padre
Fr. Pedro Tomás de Santa Teresa, C. D., y con elocuentísima palabra de-
mostró que la conmemoración del centenario asi como la aparición de la
gloriosa Santa Teresa, son instrumento despreciable á los ojos del mundo,
pero ante la sabiduría y grandeza de Dios es el acontecimiento más culmi-
nante de la historia, el paso más grande de la filosofía, el acto más necesa-
rio para la vida social.
676 EL MONTE CAttMELO

EL dia 3, segundo del Triduo aunque no de tanta concurrencia por ser


día de labor, es digno de mencionarse, porque lo más selecto del clero y
pueblo de Tarazona, concurrieron á.Santa Ana para admirar los magníficos
adornos del templo, las luces artística y profusamente esparcidas en los
altares, y los cantos que, con las voces virginales y angélicas de las monjas
de Santa Ana, daban á la fiesta nuevo realce y esplendor. Los sermones de
mañana y tarde á cargo del P. Francisco, demostraron que, en su corazón
y temperamento tiene dicho Padre no solo las cualidades de un sabio, sino
también el fuego y condiciones de un apóstol.
Para complemento feliz de este Triduo, el día 4, último de la festividad
á las ocho y media de la mañana, nuestro dignísimo Prelado el Excelentí-
simo é Ilustrísimo señor doctor don José María Salvador y Barrera, entraba
solemnemente en la Iglesia de Santa Ana para celebrar de Pontifical. Con
solo saber la pompa y majestad de las ceremonias pontificales está dicho
todo cuanto pudiera desearse para la terminación feliz de cultos tan solem-
nes. ÍTo puedo pasar desapercibido á pesar de todo, que la celebración Pon-
tifical del incruento sacrificio como sabe hacerla el Prelado Turiasonense,
es un estímulo para encender la devoción, un toque amoroso que inflama
los corazones y un lazo tan divino como eficaz para que sean de Dios las
ovejas con su pastor.
Lns sermones de mañana y tarde fueron pronunciados por el P. Pedro
Tomás, el cual probó que la gloria del Carmelo y de Barón habían sido
traídos á Taranoza, grande por su historia, y magnífica por sus hijos, para
que Dios fuera sempiternamente ensalzado con los perfumes do un hola-
causto puro y sempiterno.
Un Tercsiano.
PROFBSIóN RELIGIOSA.—En el Convento de las Madres Carmelitas de Rio-
seco ha hecho su profesión la hermana Teresa de Jesús. Tuvo lugar esto
hermosísimo acto el día 20 del pasado, siendo apadrinada por don Francisco
Cuevas, diputado provincial por Peñafiel, y doña Victoriana Burgueño de
Cuevas, hallándose presento también su padre don José Ibáñez Noriega, y
su tía doña Ana Cuevas.
NECROLOGíA.—En el Convento de Madres Carmelitas Descalzas de Cór-
doba, murió santamente el 9 del pasado, la hermana Feliciana del Corazón
de Jesús á la edad de 71 años y 48 de Religión, después de una penosa en-
fermedad de dos años, en la que dejó á todos ejemplos quo imitar, por la
resignación y paciencia con que la llevó y soportó.
E c las de la Santísima Trinidad de Soria entregó su espíritu al Señor la
hermana Benita de Santa Teresa á la edad de G4 años y 44 de roligión, víc-
tima de una penosa enfermedad sufrida con resignación verdaderamente
heroica.
En el Convento de Carmelitas Descalzas de San José de Palencia expiró
dulcemente en el SeSor, la hermana María del Carmen á la edad de Gl años
y 46 de religión. Era la hermana difunta cantara de oficio, y tanto en es-
te, como-en todos los demás servicios, siempre se mostró digna hija do Santa
Teresa por su laboriosidad y anhelo en servirá las hermanas, por lo que era
muy estimada y apreciada de todas.—R. I. P.

iiiiiiiiuiiiiiiiiiiiniiiiiii
E l liombre misterioso

L a gran^cuestión social que Ber- do cojer con una mano. De este mo-
nardo tuvo que resolver en aquella do, la falta de sal del primer día, fué
su excéntrica sociedad, fueron los remediada con la sobrante del día
artículos de la comida; el menú que siguiente, pero tan incomible era el
había de servirse á su mesa no sería pan del segundo día epor sobra de
lujoso, pero-tampoco debía faltar lo sal, como lo era el c¿ ' primero por
necesario para la vida. Quizás no su falta
podrían cumplirse las tres condicio- En el justo medio ó en esa gracia
nes exigidas por don Quijote, de que que consiste en el medio entre lo sa-
la comida fuera siempre "sabrosa, lado y lo soso, dio Bernardo el ter-
abundante y limpia,,, pero no había cer día. Resultó, pues, nuestro joven
de faltar la suficiente cantidad de un panadero que hacía excelente
pan que, por lo menos fuera comi- pan; al menos para Bernardo no de
ble, un plato pasable y algún coci- jaba de serlo.
do que no ofreciera peligro de pro- Del vino no había de tener ningún
ducir una enfermedad. cuidado-. No había que hacer otra
En efecto, á los pocos días de su cosa que agujerear una barrica y to-
permanencia en el barco, se le con- mar cuanto quisiera; pero Bernar-
cluyó á Bernardo el pan que su pa- do no se tomó ni siquiera esa moles-
dre había sacado de Cádiz; era por tia; había abundancia de botellas de
lo tanto de precisión, hacerse el vino Jerez, y, aunque no tenía des-
pan, y Bernardo, sin asustarse poco corchador para abrirlas, con un
ni mucho al emprender improvisa- martillo les rompía la punta, y el
damente el oficio de panadero, hizo licor quedaba en disposición dé po-
uq pan que al principio le pareció der ser bebido.
excelente. Mojó harina con agua L a cuestión de la carné le fué más
fría, extendió la masa á modo de difícil de resolver, y por cierto que
tofta muy aplastada, ó al modo del desde el primer día se encontraba sin
talo vizcaíno, la puso en una parrilla una sola onza de ninguna clase de
sobre brasas de carbón, á los dos mi- carne. Sin duda, la poca carne seca
nutos le dio una vuelta, y á los cuatro que había sacado su padre de Cádiz,
el pan estaba cocido, ¿pero podría se la había llevado él mismo al ha-
Bernardo comer aquél pan, ó tendría cer el trasbordo. Entonces se puso
algún parecido con la comida del jo- Bernardo á pescar. A falta de re-
ven del cuento? Por de pronto Ber- des hizo anzuelos con alfileres, que
nardo se había olvidado de la sal, y á la verdad, no dejaban de darle al-
no se acordó de ella hasta que el gún resultado, lo cierto es, que de
gusto de la comida le hizo entrar en vez en cuando, pescaba algún pe-
sospechas de que la causa del mal cecillo.
gusto debía de ser algo así como la No hay que hablar del modo co-
falta de sal. E n cambio el día si- mo Bernardo condimentaba y pre-
guiente le echó cuanta Cantidad pu- paraba los pocos peces que pescaba,
678 EL MuNTE CAKMELO

Todavía estaban "vivitos y colean- lo estaba completamente r aso, no


do,, cuando los ponía en la parrilla aparecía una sola nube.
sobre ardientes brasas. Vez hubo, Desfallecido y casi exánime Ber-
en que, de un coletazo saltó el pez, nardo, se fué á la capilla donde te-
hasta la puerta de la cocina. Otras nía colgado el escapulario de la
veces, con el objeto de condimentar Virgen del Carmen. Allí permane-
y sazonar los garbanzos de la holla, ció durante una hora llorando y
metía allí un pescado entero. No sa- pidiendo con súplicas tiernas á esta
bemos el gusto que tendría el bre- bendita madre que le sacara de
baje, pero ello es que no le produjo aquel apuro. Cuando más fervoroso
ningún cólico, y siempre será cierto se hallaba en su oración, le ocurrió
aquello de "lo que no mata, en- una idea; la de meterse dentro de la
gorda.,, mar para poder refrescar siquiera
¿Pero el agua? ¿Cómo pudo Ber- el cuerpo exteriormente; fuese in-
nardo remediar la cuestión del agua? mediatamente á cubierta, ató fuer-
Tenía en el Pompeyo una barrica temente una soga á una verga de la
llena de agua dulce; de allí había banda de estribor, se descolgó por
de proveerse para cocinar, beber y ella hasta llegar al agua, y se metió
lavarse. Es verdad que tenía para en la mar hasta el cuello; así per-
una buena temporada; pero si la maneció durante una hora entera,
permanencia en ia mar duraba mu- al fin de la cual, conoció que la sed
cho, aquella agua se había de con- se le había desaparecido.
cluir y verse sin una gota de ella, Bernardo no sabía explicarse el
¿qué remedio quedaba á Bernardo fenómeno, pero la Virgen Santísi-
para salir del apuro? ma sabía muy bien lo que le había
Este punto tomó Bernardo muy inspirado á su devoto. Sin duda la
en cuenta, pues el asunto no mere- humedad del agua ó su frescor sin
cía menos. Es'verdad que podía be- la parte salitrosa se introducía en
ber vino, pero ¿cómo cocía los gar- su estómago por medio de la porosi-
banzos? y después de todo ¿puede el dad del cuerpo. Bernardo no echó
hombre vivir con sólo vino sin que en olvido la inspiración, sino que se
entre el agua como pai te de su ali • aprovechó muy bien de ella para su
mentación? Para soltar este nudo, gobierno, como que le importaba
una idea muy buena ocurrió á Ber- nada menos que la vida. Tenía pues
nardo; según iba tomando el agua el joven Bernardo medios para sa-
de la barrica, iba llenándola con el ciar en adelante su sed. De tal mo-
agua de la mar, y según se-gastaba do quedó convencido de ello que de-
el agua dulce, en la misma propor- terminó permanecer en el agua, una
ción iba aumentando el agua sala- hora por la mañana y otra p'>r la
da. Tero de aquí procedía otra ven- tarde, durante todos los días de su
taja, que era el que el estómago de permanencia en la mar.
Bernardo iba acostumbrándose al Así estaba practicando aquel de-
uso del agua de la mar. voto de la Virgen del Carnien g u a n -
Sin embargo, esta agua no le ser- do le sobrevino un lance tan terri-
vía sino para el cocido y para ama- ble como inesperado. Una de las ve-
sar el pan, á lo cual se acostumbró ces en que como de costumbre se ba-
perfectamente. A lo que nunca pu- ñaba en la mar, pendiente de su
do acostumbrarse fué á usarla de cuerda, vio venir con la velocidad
bebida, pero este defecto lo suplía de saeta un enorme tiburón, cuya
con vino duran*e una temporada, aleta dorsal parecía ender las aguas
hasta que llegó un momento en que como un machete cortante. Conoció
no pudo pasar sin agua. E r a un día Bernardo que la rapidez con que co-
caluroso, Bernardo tenía una sed rría el cetáceo no le daría tiempo
que le devoraba, pero no tenía ni para subirse por la cuerda, y creyó
una gota de agua para saciarla. No que ya había llegado su último mo-
sabía Bernardo qué hacerse, creyó mento, y se encomendó á la Virgen
que era llegada su última hora, el del Carmen, como que llegaba la
vino le daba más sed y no se atre- hora de perder la vida entre las fau-
vía á tomarle; miraba al cielo por ces del voraz tiburón. Pero en aquel
si aparecía alguna nube que pudie- mismo momento sintió Bernardo una
ra convertirse en lluvia, y surtirse fuerza y animación extraordinarias
de aquella manera de agua dulce para luchar con el terrible pez, y
para algunos días más, pero el cie- sin pérdida de tiempo Bernardo aga-
SOLACES Y JSNTKKTKNIMIBNTcS 879
rró con la mano izquierda la cuerda operación: arrancarle el tapón-de
colgante, y esperó al tiburón como uno de los extremos; ponerla boca
un torero al enfurecido toro. En el arriba, llenarla de agua de la mar,
momento, en que el tiburón con la y meterse dentro, feliz pensamien-
velocidad de rayo saltaba sobre su to; vase Efectivamente, Bernardo á
víctima, Bernardo como andaluz y la bodega, encuentra allí la barrica
por lo tanto "torero por instinto, se vacía, le suelta el tapón, la lleva á
ladió repentinamente, y el tiburón á cubierta, llénala de agua que le-
fué á dar de cabeza contra el barco, vantaba por medio de una jarra ata-
quedándose como muerto por unos da á la punta de una cuerda, se me-
momentos. te dentro, y desde allí se burla del
Entonces quiso Bernardo vengar- tuerto tiburón.
se de su adversario, y arrojándose L a situación de Bernardo estaba
sobre él, quiso arrancarle las entra- salvada, y podía dedicarse á sus ta-
ñas; pero sin duda, ó porque el bi- reas ordinarias como siempre; sobre
cho era duro de pelar, ó la empresa todo podía cantar sus canciones de
difícil, no consiguió lo que deseaba; mañana y del anochecer, cocer su
deseó empero arrancarle al menos los pan y su puchero, y contemplar des-
ojos; y en efecto, le arrancó uno de de su taburete de proa la ínmensi-
ellos; pero en aquel momento el ti- sidad del mar, la extensión del fir-
burón soltó un coletazo, que le dio á mamento, el brillo de las estrellas,
entender que tadavía vivía el mons la claridad de la luna y la grandeza
truo; entonces creyó más convenien- del Criador.
te dejar en paz al adversario y su- Así pasó Bernardo un año entero,
birse por la cuerda. sin novedad alguna en su importan-
Aquí, que parece debía haber te salud, y aumentando cada día en
descansado Bernardo, por haber sa- la devoción á la Virgen del Car-
lido triunfante en desigual lucha, men.
con ün rival tan terrible; fué donde D u r a n t e este tiempo, el Pompeyo
se aumemtaron sus temores y se ha- había recorrido algunos centenares
lló .en frente de un tercer conflicto. de millas, aunque Bernardo no se
El tiburón volvió en sí, antes de dio cuenta de ello. Desde los bancos
diez minutos, y con su ojo tuerto de Terranova había corrido el Pom-
miraba á Bernardo continuamente peyo hasta las costas del Brasil,
sin separarse un momento del lado empujado por los vientos y por las
del barco. Si alguna vez se alejaba corrientes mismas de la mar..
algún tanto, al poco tiempo volvía Ya nuestro héroe se había cansa-
á mirar á Bernardo, Bernardo se do de la vida de la mar, y veníanle
reía y se burlaba de él; pero el de nuevo deseos de llegar á tierra.
monstruo no separaba de Bernardo En el trayecto recorrido desde Te-
el único ojo que le quedaba y ame- rranova hasta las costas del Brasil,
nazaba á su percusor como diciendo: Bernardo había experimentado mu-
"ya me la pagarás.,, cha diferencia de temperaturas. Al
Bernardo continuaba riéndose del principio sentía mucho frío, después
monstruo; pero en esto llegó la hora mucho calor, otra vez mucho frío.
de bajar al a g u a á bañarse, y á apa- Bernardo creía que siempre se ha-
gar la sed que le devoraba, y allí llaba en el mismo punto, y que la
estaba el tiburón esperándole con diferencia de temperaturas depen-
su ojo tuerto. ¿Cómo se valdrá aho- día de la diferencia dé los días más
ra Bernardo para apagar su sed? ó menos claros ó también de la dife-
No tiene agua, no puede bañarse rencia de los vientos.
ni refrescarse, y la sed no perdona- Pero Bernardo se equivocaba en
ba. Aquí eran los apuros. esto como en otras cosas. Mientras
Sin embargo siempre será verdad permanecía en Terranova, claro es-
que la Providencia aprieta, pero no tá que tenía que sentir frío, pero al
ahoga. Bernardo acudió por tercera poco tiempo pasó su barco por el
vez en busca de auxilio á la capilla mar de las Antillas, muy cerca de
del colgante escapulario. Allí se la Martinica, y al entrar en el canal
arrodilló, y á la media hora de per- de Báhama sentía mucho calor, lo
manecer en aquella postura, se le mismo que, al llegar á las costas del
ocurrió una idea feliz. En la bodega Brasil volvía á sentir frío.
del Pompeyo había una barrica va- En ninguno de estos puntos llegó
cía, y se podía hacer la siguiente Bernardo á divisar tierra, por más
680 EL MONTE CARMELO

que tuvo vivos deseos de verla y sa- rada del hombre es la tierra, en la
ludarla, aunque no fuera más que mar e¡>tá el hombre contra su instin-
desde lejos. to y contra su inclinación, y por lo
Cuando después de una larga na- tanto, la mar no es para el hombre
vegación, se llega á divisar la tie- sino la morada de necesidad.
rra, aunque á larga distancia, es ine- Hagamos aquí punto, y dejemos
fable el gozo'que se siente en el co- para otro día el modo tan aventura-
razón del navegante, aunque no do y novelesco como Bernardo salló
pueda ver con claridad más que la á tierra.
cumbre de alguna montaña. L a mo-

Fr. ismuel de Santa, %eresz


(Se continuará)

ANÉCDOTA DE PIÓ X

Pío X, siendo Patriarca de Venecia, estaba un día en su sala de


estudio, cuando una de sus hermanas, á cuyo cargo corría el pre.
parar las frugales comidas del venerable Prelado, entró presurosa
y sobresaltada para decirle que había desaparecido la marmita en
que se estaba condimentando la comida de aquel día.
—¿Y qué le hemos de hacer?—respondió tranquilamente el Pa-
triarca. Hazañas son esas de las que muchas se atribuyen á los
gatos.
—Pues hoy—respondió la hermana- no puede echarse la culpa
á ningún gato, porque lo comida ha desaparecido juntamente con
la olla.
—Pues bien, querida; ya que sois tan curiosa, sabed que el que
se ha llevado la marmita he sido yo.
—¿Vos?
Sí. Un pobre hombre ha venido á decirme que su mujer, que se
halla enferma, no podía tomar una mala taza de caldo, y yo le
he dado el puchero para que por hoy se remedie.
^»^pmmmmmmty»*fi ,•» jfft U
' T^^W^??¡W

••-.-:V:.:--;.:-: ->. Vr>^s¿v-

¡ELEBRABA ayer nuestra


Madre la Iglesia la fiesta
|de la Exaltación de la
^ ^ j f p ^ Santa Cruz, recordando
-^ la reposición del vene-
rando lefio en el Monte Calvario
verificada por el Emperador He-
raclio después de haber, rescatado
el instrumento de nuestra Reden-
ción del poder de los persas. Con
este motivo nuestros ojos y nues-
tro espíritu se han vuelto hacia ese
bendito madero, símbolo de todas
Año lV«Tiúm. 78 las gracias, estandarte del Rey
eterno que guía á los combatientes
15 de Setiembre de 1903 de la fe á la victoria, trono desde
donde Dios ha dominado al mugido;
~Q)T©"
'i 1
y al ver suspendido de las ramas
l de ese hermoso árbol el precio in-
682 EL MONTJÍ CARMELO
*-
finito de nuestra,salvación, nos hemos postrado ante él
y hemos exclamado con la Iglesia: A Cristo Rey, exal-
tado por nosotros en la Cruz, venid y adorémosle.
Hay una profecía, pronunciada por los labros infa-
libles de Cristo Jesús, que hace á la Santa Cruz centro
de todas las aspiraciones de los hombres, de todos los
ipovimientos del mundo: "cuando yo sea exaltado sobre
ja tierra, atraeré á mí todas las cosas,,, Y de hecho,
clesde el momento que Jesús fué alzado en la Cruz no
ha dejado de ejercer esa misteriosa atracción y secre-
tísima influencia sobre el universo, y todas las cosas
han ido á El para purificarse, para engrandecerse, para
santificarse.
. Solicitados por esa poderosísima atracción que Cris-
to ejerce desde la Cruz, los espíritus sumidos en las
sombras de la ignorancia ó del error, han sido ilumina-
dos por la.luz de la verdadera ciencia; los corazones que
vivían,en medio déla corrupción, han sentido afectos
castos y han profesado virginidad; la carne flaca,, débil
y cobarde, no se ha .estremecido por la mortificación
ni sentido pavor por los tormentos de los verdugos. Y
así, atraídas las gentes por la virtud de la Santa Cruz,
se han convertido en ejército de doctores, en ejército
de vírgenes, en ejército de confesores, en ejército de
mártires. Y el mundo ilustrado por la ciencia porten-
tosa de esos doctores de la fe, ha sido sabio con la más
preclara de las sabidurías; y edificado por los ejemplos
de esos confesores penitentísimos, de esos invencibles
mártires, de esas purísimas vírgenes, ha seguido los
caminos de la justicia, de la santidad y de la virtud; y
esa virtud acrisolada y esa sabiduría eminente, han
sido los dos factores de la civilización cristiana, que es
la civilización más grande de todas las civilizaciones.
E*a civilización suavizó las costumres, soltó las cade-
nas de los esclavos, dignificó á la mujer en medio de su
adyecciórí y al niño en medio de su pequenez,, llamó
LA EXALTACIÓN DB LA CRUZ! 683

bienaventurados á los pobres, hizo de todos los hom-


bres una gran familia, y al pie dé las altísimas y afili-
granadas torres dé nuestras catedrales, y junto á los
macizos muros dé nuestros monasterios, engendró aso-
ciaciones fecundas de fe y caridad, instituyó gremios y
escuelas, dio alientos poderosos á las artes, y alas al
genio, é inspiración á las ciencias, y formó en suma,
una sociedad culta, noble, generosa, admiración dé los
siglos; y del cerebro de aquella sociedad salieron en
todas direcciones ráfagas luminosas que alumbraron el
orbe, y brotaron vibraciones colosales que dieron im-
pulso á todas las grandes empresas; y nos ha dejado,
como recuerdo de su actividad prodigiosa y de su fe-
cundidad inagotable, monumentos tan asombrosos que,
como ha dicho un elocuentísimo orador y publicista,
aun hoy, que ha pasado por ellos la manó devastadora
de la revolución y están cubiertos con el polvo de las
catástrofes y la yedra de las ruinas, son la admiración,
del viajero que los contempla, dejando instintivamente
escapar de sus labios un himno en loor de aquella civi-
lización que hoy merece los ataques de muchos de
nuestros progresistas.
Nosotros que creemos en la virtud poderosa de la
•atracción de la Cruz, y confesamos que no hay grande-
za verdadera si no estriba en la santidad y en la gracia
de Cristo, bendecimos de todo corazón aquella civiliza-
ción cristiana que se formó al rededor de la Santa Cruz
y fué principio de tantos bienes, así como de todo cora-
zón maldecimos á la civilización racionalista de nuestro
tiempo que se ha formado lejos de Jesús y se han ins-
pirado en el odio á la Cruz, y que en vez de producir
ráfagas de luz y de ciencia, acciones grandes y gene-
rosas, progreses en las artes y en las ciencias, tranqui-
lidad y felicidad en los pueblos, pone á diario ante
nuestra vista, como dice un ilustre Prelado, gloria del
Episcopado español: "los horrorosos crímenes come-
684 EL MONTE CARMELO

tidos hasta por los niños; la paralización del comercio;


la postración de la industria; la suspensión de pagos en
muchas casas y empresas mercantiles, la depreciación
de los valeres públicos; la pobreza del erario; los moti-
nes populares; las huelgas de los obreros; las muche-
dumbres hambrientas que recorren las poblaciones pi-
diendo pan; las bombas explosivas produciendo estra-
gos en las calles, en los palacios, en los liceos, en los
parlamentos, y proclamadas como instrumentos de
regeneración por gran número de ciegos y obstinados
que gritan: ¡viva la anarquía!...
Por eso postrados ante el madero santo, símbolo de
la verdadera civilización, pedimos á Jesús que nos
atraiga hacia El con su divina atracción, y reconocien-
do su soberanía y protestando de nuestro vasallaje,
exclamamos con la Iglesia: á Cristo Rey, exaltado en la
Cruz, venid y adorémosle.
Fr. ñ. M.
üj^BSUNal ^lEglÍyillÍI(»lglÍI lll1Jasl ü ^ ^ ^ 3 J g | j g l l l ^ s i y | @ jgj|»

sma&msems 3E9 ' 3


?p5

AL PIE DE LA CRUZ

SONETO
A tus'piés, oh Jesús del alma mía,
Acudo á llorar de dolor transido
El tiempo aquel que dándote al olvido
Envuelto entre miserias me perdía,
Y rugiendo en mí la pasión bravia,
En sus malditos senos sumergido,
Tu costado ¡oh mi Dios! por mi herido,
Rasgué del pecar con la lanza impía,
Mas ved, Señor, que á vuestros pies hoy lloro
Aquellos días de infernal locura
Lejos del Mundo, en la feliz clausura
De vuestra casa santa donde moro:
Y desde do al morir, en raudo vuelo,
Quisiera que mi alma fuese al cielo.
Fr. i. M,a ásl Sí. Sacramento.
¡.^.. ^ . ^ . . (1í^./^. < ^ . / ^ . ( ^ . Y ^ . ^ . ^ . / ^ . . ^

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L A CUESTIÓN SOCIAL

L segundo principio fundamental y caracte-


rístico del Socialismo es, según dijimos en el
artículo anterior, la distribución general de
bienes. La cuel describe con mano maestra
León XIII, de feliz memoria, en su in-
1
mortal Encíclica Rerum novarum de 15
de Mayo de 1891 con estas palabras: «Los
socialistas, después de excitar en los po-
bres el odio á los ricos, pretenden que es
preciso acabar con la propiedad privada
y substituirla con la colectiva, en que los
bienes de cada uno sean comunes á todos,
atendiendo á su conservación y distribución los que rigen el muni-
cipio ó tienen el gobierno general del Estado. Con este pasar los
bienes de las manos de los particulares á las de la comunidad y, re-
partir luego esos mismos bienes y sus utilidades con igualdad perfec-
ta entre los ciudadanos, creen que podrán curar la enfermedad pre-
sente. »
Es preciso confesar que los corifeos del socialismo al proponer
estas doctrinas ó están ciegos ó tratan de embaucar á las gentes para
quedarse ellos con la propiedad. En todas sus investigaciones cien-
tíficas y económicas no ban descubierto más que el antiguo Comu-
nismo, y sus doctrinas no son más que un triste plagio de gastadas
teorías de algunos filósofos del Paganismo y herejes del Cristianis-
mo. Ya Sócrates y Platón enseñaron antiguamente que todos los bie-
nes debían ser comunes, pero refutados vigorosamente por Aristóteles,
ib. II. Politic, y rechazados por la misma naturaleza de las cosas,
LA CUESTIÓN SOCIAL 687

no pudieron dar forma de sistema á su9 descabelladas ideas; mas


los Gnósticos en los primeros siglos de la Iglesia, los Albigenses en
el siglo XII, Tomás Moro en el XVI, Cimpanella en el XVII y
muchos Racionalistas y Naturalistas en tiempos posteriores trabaja-
ron incesantemente para declarar comunes todos los bienes, hasta
que Proudhón dijo descaradamente que el derecho depropiedad es un
robo. Y esto ha servido de precedente á los socialistas para poner
como remedio de los males presentes la decantada distribución gene-
ral de bienes.
- Si esta teorías, tuvieron poca originalidad para los socialistas, no
puede decirse que tuviera más utilidad pira dirimir las cuestiones
agitadas entre ricos y pobres. La "pretendida distribución general
de bienes no e; posible, y aunque lo fuera no traería ningún resultado
práctico, sino al contrario introduciría grandes trastornos en la socie-
dad con graves perjuicios de los Estados y de los mismos ciuda-
danos.
Y á la verdad: el derecho de propiedad que no es otra cosa sino
la facultad de disponer libremente de una cosa y de sus utilidades
con exclusión de los demás, es tan natural al hombre, como el de la
propia conservación, de dond j arranca, y Un justo como el que cada
uno tiene á los< productos de su ingenio. No solo debe el hombre
proveerse de lo necesario para las necesidades presentes, sino que
está obligado por su naturaleza á mirar para lp porvenir, y esto le
da derecho á poseer algunos bienes con que pueda sustentarse en las
vicisitudes de la vida, y cuidarse en sus enfermedades, en sus mise,
rias, en su vejez. Es justo que el que más trabaja y discuna partici-
pe más do los productos de su trabajo y ciencia, y este es, aparte de
"otros principios de dominio que se enumeran en las escuelas, el ver-
dadero origen de la diversidad de fortunas. Equivocaron, pues, Hob-
bes y Montesquieu al decir que el derecho de propiedad individual
tuvo su principio en las leyes civiles, como se equivocaron Puffendorí,
Grocio y Heinecio, cuando dijeron que provenía del libre contrato
social de los hombres. Es y será siempre natural al hombre el dere-
cho de adquirir, poseer y administrar bienes, como le es el desarro-
llar sus facultades y esperar el premio correspondiente á sus méritos
Ahora bien: inútilmente se empeñan los socialistas en despojar
al hombre délo que le es natural. Así como podrá un hombre, va-
liéndose del derecho de la fuerza, privar á su semejante del uso de
la libertad y tenerle, si se quiere aherrojado y encarcelado sin culpa
. ninguna; pero nunca le podrá despojar del derecho que le asiste, de
estar libre como los demás, porque esto le es natural, de la misma
manera podrá á uno despojarse con la fuerza mayor del cnudal que
688 EL MONTE CARMELO

por medios lícitos ha adquirido, pero nunca del derecho que, según
todos los principios de justicia, conserva á su legítima propiedad.
Sólo Dios que es duefio absoluto de todas las cosas puede sin
quebrantar ningún principio de justicia, privar á uno de todos los
bienes de fortuna, lo mismo que puede, cuando juzgue oportuno,
quitar á quien quiera la vida. Las autoridades de la tierra pueden
recaudar algunas pequeñas cantidades par», atender á las necesidades
y utilidades comunes de la sociedad, pero deben siempre respetar el
derecho de propiedad en los individuos sobre el resto de la fortuna.
En las necesidades extremas se declaran todos los bienes comu-
nes, hasta que salgan del peligro de la vida los ciudadanos, mas, una
vez evitado el peligro, continúan los dueños en la legítima posesión
de sus riquezas.
Pero supongamos por un momento que es posible realizar esa
distribución general de todos los bienes, condenar la propiedad pri-
vada y sustituirla con la colectiva, y hacer á todos los hombres igua-
les. ¿Cuánto durará ese estado? ¿Qué harán los individuos en esa si-
tuación? ¿Qué será de la misma sociedad cuyos ciudadanos tengan
los mismos derechos, y la misma riqueza con diversas necesidades y
condiciones?
No sé si calificar el proyecto y proceder de los socialistas más
bien de burla y escarnio á los pobres obreros y gentes incautas, que
de teorías científicas encaminadas al bien social.
a) Duraría en primer lugar ese estado de cosas el tiempo que se
necesitaría para satisfacer un capricho, dedicarse á un juego, ó co-
meter una injusticia. ¿Creen los jefes del ^socialismo y las gentes
que los siguen que con hacer la distribución general de bienes des-
aparecerían del mundo todos los ladrones y todos los hombres de mal
vivir, y que todos los vicios se convertirían en virtudes? ¿Piensan
que todos se contentarían con el mismo trato y con las mismas co-
modidades? No, aun entonces unos gastarían más que otros, y desde
luego tendríamos diversidad de fortunas; entonces también jugarían
los hombres, unos ganarían y otros perderían, y resultaría inútil la
distribución; entonces también robarían los hombres y vendría ne-
cesariamente la desigualdad.
"b) Lejos de mejorar la situación de los individuos, vendrían so-
bre ellos grandes desórdenes y conflictos sin cuento. Á unos no se lea
atenderla suficientemente en sus necesidades, mientras que otros se
verían satisfechos con un mezquino servicio. Y sobre todo, ¿quién
sería el que en esas condiciones quisiera trabajar? Es verdad que al-
gunos trabajaríau por virtud y deber de conciencia. Pero ¿cuántos
habría que deseasen trabajar, sabiendo que los productos de su su-
LA CUESTIÓN SOCIAL 689

dor ibau á ingresar en el erario común? Que empiecen los jefes del
socialismo á trabajar y á repartir las ganancia? entre sus iguales, y
darán una prueba de sinceridad.
c) Aun para los Estados sería insostenible la situación que
crearía la repartición general de bienes y la nueva administra-
ción y especie de tutela que en consecuencia se les concedería sobre
los ciudadanos. Si ahora son generales y muchas veces justas las
quejas y censuras que se dirigen á los gobernantes, ¿quién pondría
coto á los desmanes que entonces se cometerían por las autoridades?
Y aunque cumplieran bien con sus deberes, nunca habría medios
bastantes para dar gusto á las muchedumbres descontentadizas y
exigentes.
En una palabra, la mayor desgracia que Dios nuestro Señor pu-
diera enviar á los pobres obreros ó incautos jornaleros que con tanto
afán siguen las doctrinas de los socialistas, sería verse dirigidos por
el socialismo, porque este es el sistema más despótico que jamás ha
existido, y el que, invocando los derechos de la libertad, somete á
sus secuaces á las mayores arbitrariedades del capricho.
Fr. ¥. de k A.
(Se continuará)
(SoK*.-a-H-ia|-a-BHl-Ei-B-ll—B-H-H-B-H-a-15-ll I ^ s 3

PRELADOS Ó SUPERIORES DE U ORDEN CARMELITANA


EL B. BERTOLDO LOMBARDO Y EL B. ALUNO

El cuarto General latino, fué Bertoldo, de quien se cuenta ha-


ber sido originario de Milán, capital de la Lombardía en Italia, de
donde tomó el apodo de Lombardo con que es conocido. Nada dicen
los historiadores de su vida privada seglar ó monacal, ciñéndose
tan sólo á manifestarnos que brillaba tanto en el Carmelo por su
santidad y prudencia que los religiosos le eligieron General á la
muerte de San Cirilo.
Al principio de su Generalato vinieron á Europa varios Religio-
sos del Carmelo, y fundaron un Convento en la ciudad de Valen-
cienas, donde resplandecieron por sus heroicas virtudes, distin-
guiéndose per su entrañable cariño á la Virgen Santísima, Madre
de los Carmelitas.
Mientras tanto Palestina ya había entrado en la época de san-
gre y fuego que se registra en las tristes páginas de su historia.
Una nube de Sarracenos, enemigos jurados de los cristianos, la
invadió y taló por los años de 1238, sembrando en ella por todas
partes la muerte y la desgracia, desahogando su rabia y furor en
los inocentes cristianos y ensañándose de un modo singular en los
religiosos; sobre todo los que vivían retirados en las celdas sepa-
radas de los Conventos fueron víctimas de su crueldad, y experi-
mentaron sobremanera la fiereza agarena.
De este acontecimiento hablan los historiadores de la Orden
extensamente, y de los extraños merecen especial mención por la
importancia que le dan entre otros el sabio Cartujano Rovelinch,
y el Autor de las glorias ^del Carmelo que expresa su dolor con
estas lastimeras frases: "Figuran también en este cuadro (de los
Mártires Carmelitas) la casi infinita muchedumbre de hijos de esa
nobilísima familia carmelitana, que la cimuarra mahometana
agostó en una de las victorias de las armas del ejército anticristia-
no, en cuyo tiempo, hasta la fuente de Elias se enjugó, porque no
quedaron carmelitas que de ella bebiesen. En ella, el Convento
metrópoli del Orden profético, y la primera casa de la Soberana
Madre de Dios del Carmelo fueron transformados en un triste
PRELADOS O SUPERIORES DE LA ORDEN 659
montón de cadáveres de todos sus'hijos. "Así se cumplía á la letra
lo que años antes profetizó San Cirilo.
Sin embargo, Dios que está sobre todo, sacó deste funesto suce-
so grandes bienes para la propagación y extensión de la Orden.
Hacía tiempo que muchos Religiosos moradores del Carmelo ha-
bían solicitado licencia de los Superiores para marchar á sus países
propios y fundar monasterios; pero, excepto algunos de quienes ya
hemos hablado, los demás no pudieron conseguir licencia general.

Como sobrevino después esta terrible persecución, y siguiesen las


mismas exigencias por parte de los Religiosos, el General reunió
un Capítulo que deliberase el asunto y determinase de una vez lo
que se hubiese de hacer; pero la cuestión quedó indecisa porcia
diversidad de pareceres; hasta que el Santo General poco tiempo
después dio la licencia deseada, por haber recibido este aviso, se-
gún dicen los historiadores, de parte de la misma Madre de Dios.
Al momento los de Chipre marcharon á su isla y fundaron un
Convento en Fortani; los de Sicilia hicieron lo mismo erigiendo el
Convento de Mesina, y los de la Provenza en un arrabal de Marse-
lla. El Santo General sobrevivió muy poco á este glorioso aconte-
cimiento, que calmó algún tanto su pena, y murió en Palestina ha-
692 PRELADOS ó 8UPER0RES DE LA ORDEN CARMELITANA

cia el año de 1241, después de uñ gobierno de siete años. Gran par-


te de los historiadores le dan el título de Beato, y así le hemos lla-
mado aquí, aunque no consta que se haya permitido rezar de él.
Su sucesor fué Alano, de nación inglés, aunque vistió el hábito
en el Monte Carmelo. Durante su gobierno, fueron viniendo ¡l Eu-
ropa los Carmelitas de Palestina huyendo cual blancas y candidas
palomas de los fieros y devoradores Sarracenos. Algunos de estos
Religiosos quedaron en Italia, donde levantaron varios Conventos,
otros marcharon á la Gran Bretaña, fundando en ella dos célebres
Monasterios, uno en Holme, lugar fronterizo entre Inglaterra y Es-
cocia, y el otro en el frondoso valle de Aisleford, cerca de Roches-
ter, en el antiguo condado de Kent. Con la fundación de estos mo-
nasterios, pronto sintió la Europa el suave perfume de virtudes
que exhala por doquier el Carmelo.
Mientras los Carmelitas ganaban terreno y se propagaban en
Occidente, sufrían grandes pérdidas en Oriente. Las continuas
devastacioneá y barbaridades de los Sarracenos redujéronlos
á la extrema necesidad de no poder vivir ni sustentarse, causa
por la cual gran parte de ellos abandonó aquel país y fue-
ron á vivir á la Fenicia. El bienaventurado Alano, aquejado de
ver tanta desventura y miseria, nombró Vicario General de Pales-
lestina al venerable Hilarión, y se pasó á Europa. Al poco tiempo
de su llegada convocó un Capítulo General en Aisleford donde re-
nunció á su cargo y fué electo San Simón Stok. Algún escritor ha
dicho que el B. Alano después de dicho Capítulo pasó á la Germa-
nia, que ilustró con su ciencia y milagros y extendió en aquellas
regiones el culto y devoción á la Virgen del Carmen; pero esto
parece muy probable, máxime, si se tiene en cuenta el año de su
fallecimiento, que fué, según el P. Fernando de S. Teresa, hacia el
año de 1255, y que su cuerpo yace en el coro del Convento de Co-
lonia, donde se retiró, y murió en reputación de Santo. Dios ha
manifestado la santidad de su siervo con frecuentes milagros obra-
dos en su sepulcro.
E. i. ¥.
LA F E RACIONAL

ni

El estudio de los motivos de credibilidad, hechos divinos que


son la prueba más irrefragable, el testimonio de mayor excepción,
la garantía más preciosa de que Dios ha hablado á los hombres, es
un acto de razón preparatorio ó preámbulo, como dicen los teólo-
gos, de la fe; pero de tal naturaleza que refleja evidencia clarísima
sobre la obligación de admitir la existencia de la palabra divina,
y, por lo tanto, sobre la obligación de asentir con acto de fe hu-
milde á cuanto dice Dios. En presencia de tales pruebas se impo-
ne la afirmación de estas proposiciones: primera prueba es de sen-
satez y cordura el admitir la revelación; segunda es obligación de
todo hombre racional tener por verdadero cuanto nos dice esta pa-
labra divina. Lo único que puede el hombre es cerrar los ojos y no
ver la luz, no parar su entendimiento en aquellos motivos, y así
no ver dicha obligación ni dicha cordura.
Pero, esto no obstante, como nadie está forzado áser cuerdo ni
obrar como racional, como todo hombre está suelto para poder ha-
cer el loco, he aquí por qué hay tantos que dejando á un lado la
razón y cerrando los oídos á las protestas del sentido común, se
empeñan en negar que Dios ha hablado y que tengan obligación
de creer lo que la Iglesiá*les dice. Y cuenta que todos esos pruden-
tes quieren pasar por los únicos sabios, por los proceres de la cien-
cia. Son de esos sabios y prudentes de los que decía Jesucristo que
Dios les escondía los misterios de su gloria, mientras se complacía
en revelarlos á los humildes y sencillos. Por eso el Concilio Vati-
cano da gracias á Dios Padre porque nos ha hallado dignos de f or- *
mar parte entre los iluminados por la luz santificadora de la fe.
Mas hay que contar además con que nuestras facultades están
viciadas y no siempre se inclinan adonde su deber "las llama; y así,
nuestra voluntad, á la vista de la obligación de creer los dichos de
la fe, puede mover al entendimiento á que asienta, y puede mover-
le á que no asienta; por lo cual decía San Agustín: "creer sólo pue-
de el hombre queriendo,,. De lo cual se colige que la fe, si bien en
sí misma es un acto de entendimiento, necesita para su ejercicio la
moción de la voluntad libre." De esta suerte, leemos en un libro de
694 EL MONTB CARMELO

oro (1), el acto de creer, siendo libre, es meritorio; con él verdade^


ramente obedecemos á Dios y nos sometemos libremente á su que-
rer soberano; movidos del piadoso afecto de la voluntad rendimos
á la Deidad el homenaje de nuestro entendimiento, y libre y expon-
táneamente le ofrecemos el holocausto de lo más noble y sublime
que hay en nosotros, que és la inteligencia; la cual, no viendo di-
rectamente la verdad de los misterios que Dios se digna manifes-
tarle, los acata, sin embargo, fiada en la autoridad divina, creyen-
do á Dios más que á sí mismo, y prestándoles asentimiento tanto
más firme cuanto la cosa propuesta á su creencia es más remonta-
da y encumbrada sobre toda razón y discurso natural.„
Así, pues, diremos en conclusión, la fe no es, como la ciencia,
un mero resultado de la evolución lógica de las leyes de nuestro
pensamiento; es algo más: es un acto de virtud: "el que es de Dios,
dice San Juan, escucha la palabra de Dios.,, Por eso, además de la
actividad del entendimiento y voluntad, se necesita para la fe la
actividad de la gracia, la moción del Espíritu Santo. Algo pueden
por sí las fuerzas del hombre respecto del pesar los motivos de cre-
dibilidad y depurar la existencia de la revelación; pero todo en un
orden meramente natural; para llegar al sobrenatural, región pro-
pia de la fe teológica, menester es de otras energías, menester es
que nos coja Dios con el vuelo altísimo de su gracia, y suave y
amorosamente nos levante á las alturas inaccesibles donde tienen
habitación secretísima los pensamientos de la Divinidad y se dicen
palabras que nunca han sonado en los oídos de los hombres.
Para llegar á estas sobrenaturales regiones de luz y de vida
Dios á todo hombre alarga la mano, y én las tinieblas de la infide-
lidad hace brillar el rayo de su luz, y en el silencio de la ignoran-
cia hace oír su inefable voz que invita á todos á entrar en la alian-
za de su Iglesia, porque voluntad suya es que todos se salven y
lleguen al conocimiento de su verdad.
Fr. ñngel Mam.

K J
- ^ " - ^ ~

(1) Armonía entre la razón y la fe, por Miguel Mir, cap. V.


NOTA POÉTICA
AUTOBIOGRAFÍA
Saeta que voladora
cruza, arrojada a l a z a r ,
sin adivinarse dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde á caer volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y no sabe
qué playa buscando va:
luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima á espirar,
ignorándose cuál de ellos
el último brillará;
Ese soy yo, que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo, ni á dónde
mis pasos me llevarán....
Gustavo A. Becquer.

Castel Gandolfo (Palacio Pontificio)


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E N CASTEL GANDOLFO

RECUERDOS Y CONTRASTES

Diz que la Masonería, herida en sus más delicadas fibras así


por el sentimiento universal que causó en el mundo la muerte de
León XIII, de gloriosa recordación, como por el alborozo no menos
universal y sincero con que fué acogido el nombramiento de Pío
X, que felizmente rige los destinos de la Iglesia; quiso rehacerse de
esta nueva y para ella inesperada victoria, y con este fin, el Gran
Oriente de Italia, que en actos semejantes siempre le cabe la triste
gloria de iniciador, invitó, bramando de coraje, á los demás cen-
tros masónicos del mundo, para realizar en Roma una imponente
manifestación, que nos demostrase á todos que la Masonería toda-
vía es poderosa, que sus fuerzas no han mermado, sino que cada
día que pasa, se levanta y crece con nuevo vigor y pujanza.
. La invitación fué recibida en las logias con el entusiasmo y ale-
gría diabólica que es de suponer, tratándose de una acción que tan
de cerca lastimaba los sentimientos católicos; y todos se ofrecieron
secundar, en la medida de sus fuerzas, el malhadado pensamiento;
si bien no podían ponerse de acuerdo sobre la fecha en que había
de verificarse. De esta divergencia de pareceres entre los Herma-
nos, debió de ser causa la divina Providencia, que burlando los
planes de los masones, aunque sean poderosos, se reservó para sí,
en uso de sus legítimos derechos, el señalamiento del día funesto.
Porque, ello es así, que la hora de los eternos destinos sonó formi-
dable, y las grandes iniquidades llegaron á su colmo, y se cum-
plieron, con exactitud matemática los días del hombre, y llegó el
gran día, díade Dios vengador y justiciero, en que Menotti Gari-
baldi.'el benjamín de la Masonería, hijo primogénito de aquel otro
bandido de triste celebridad, José Garibaldi, cuyos nombres van
asociados á todas las infamias, dilapidaciones y latrocinios que tu-
vieron su fin y coronamiento con la brecha de la Puerta Pía; fué
llamado,después de una muerte en que el infeliz blasfemaba de Dios
y abominaba de su augusto representante á quien tenía preso en
el Vaticano, fué llamado, digo, á rendir cuentas ante el divino tri-
CASTEL GANDOLFO 697

bunal, donde sus acciones serían pesadas en fiel balanza; sin que
le fuera dado suspender del fatal platillo aquellas tajantes espadas
y aquellos poderosos cañones con que en otro tiempo contestara á
las repetidas protestas de su víctima indefensa, del augusto Pío IX,
de piadosa é inolvidable memoria. >
Muerto Menotti Garibaldi, la Masonería no podía dudar un solo
momento sobre el día en que había de tener lugar la manifestación
anticatólica. La Providencia, hiriendo de muerte á uno de sus prin-
cipales y más queridos miembros, les daba oportunísima ocasión.
¡Quien diría á Menotti Garibaldi, que su cadáver iba á ser el idoli-
11o en torno del cual había de quemare el incienso impuro^y derra-
mar libaciones infames, y hacer aquellas ridiculas idolátricas ce-
remonias!
Testigos oculares aseguran, que el desfile del'cortejo fúnebre
era horrible y espantable á la vista. Los emblemas dé la Masone-
ría tremolaban al viento victoriosos, y las logias más extrañas te-
nían allí su representación. "La Luz del Alba,,, "La Estrella de
Italia,,, "Estrella del Sur,., "Radosch,,, "Francisco Crispi,,, "Emilio
Zola,,, en fin, era aquello un continucsucedersede títulos curiosos,
abominables, espeluznantes. Así triunfó en las calles de Roma la
poderosa sociedad, favorecida por el gobierno, oficialmente católi-
co, del honorable Zanardelli, quien por su parte tributó al finado
los mismos honores que se tributan al héroe que muere en la bre-
cha defendiendo la independencia de la patria.
^Nosotros, para sustraernos á esta atmósfera viciada é infecta, y
cumplir con los sagrados deberes que la gratitud impone, nos tras-
ladamos, si bien por pocas horas, á un pueblecito humilde, donde
se respiraba aire más puro, el cielo estaba más diáfano y transpa-
rente, y más alegre la tierra. El aparatoso cuadro que la masone-
ría triunfante honrando-asu víctima, presentabaenRoma, contras-
taba vivamente con los sencillos preparativos de estos lugareños,
que aseaban sus calles y adornaban sus casas para festejar á su
Patrón, el glorioso San Agustín, que había de celebrarse el día si-
guiente.
• El pueblo de referencia es Castel Gandolfo, llamado de anti-
guo, villa dei Papi, que tan gratos recuerdos conserva precisa-
mente de Pío IX, víctima expiatoria de las iniquidades garibaldi-
nas.
Castel Gandolfo se levanta sobre las ruinas de la antigua Alba,
rival de Roma, vencida por esta en la memorable batalla (667 a. a.
J. C.) de los Horacios y Euriacios, destruida luego por Tulio Hos-
tilio, tercer rey de Roma. Aquí edificaron los Papas un palacio
con el fin de pasar en él los meses más calurosos del est>'o. Hoy el
palacio lleva el nombre de Pío IX, por ser el último papa que lo
habitó. Su posición topográfica es magnífica y de condiciones hi-
giénicas inmejorables.
698 ~ EL MONTE CáEMELO

A la vista se ofrece un panorama por demás pintoresco y arre-


batador. A lo lejos, perdidos entre espesos olivares y frescas ala-
medas, blanquean las hermosas casas de verano de la aristocracia
de Roma, allí donde en otro tiempo tuvieron los suyos el divino
Augusto, el elocuente Cicerón y el opulento Creso. Un poquito
más distante, se distingue perfectamente, en toda su vasta exten-
sión; la campiña romana que tan sublimes é inspirados acentos
arrancó á la lira de Virgilio, por su feracidad y exuberancia, y
convertida hoy por lo graboso de los tributos, en árida llanura, que
semeja africanos desiertos. En el fondo, descendiendo como qui-
nientos metros de rapidísima y casi vertical pendiente, tan cer-
ca del palacio, que sus muros parecen espejarse en las cristalinas
aguas, se ve el lago llamado de Alba, ocupando el cráter de un
volcán, qué se supone estuvo en ignición en los tiempos prehis-
tóricos. Frente por frente del edificio, se yergue imponente y
dominadora la montaña del Sacio, en cuyas faldas pastaron sus
rebaños, los futuros dominadores del universo. En el confín del ho-
rizonte y entre azuladas tintas, se destacan coronadas de nieve,
las altísimas crestas del Apenino. En fin, el golpe de vista que se
goza desde las azoteas del palacio es así como un ejemplo perenne
de lo que llamamos sublimidad física, y al contemplarlo con ojos dé
cristiano, nos sentimos como lanzados en espíritu á aquellas inmen-
sas alturas para adorar, anonadados, el poder de Dios que allí re-
lumbra de manera inefable.
El clima, que en invierno hc.ce sentir sus rigores, es ah&ra
agradable y deliciosísimo. El aura suave, meciendo dulcemente el
folláge de los umbrosos bosquecillos que circuyen y embellecen el
lago, y fizando luego en hilos de plata la superficie dé sus aguas
limpidísimas, impregna las habitaciones del palacio de confortan-
tes balsámicos aromas, y es tan fresca y refrigerante que hace as-
pirar el delicioso ambiente de plácida primavera. '
El Palacio, excepción hecha de la parte que ocupa una comuni-
dad de Carmelitas Descalzas, está inhabitado, cuidando de él un
antiguo soldado de Pío IX, herido y hecho prisionero en la batalla
de Castelfkiardo. Las habitaciones, que rio pueden ser vistas sin es-
pecial billete del Vaticano, se conservan en el mismo estado que las
dejó Pío IX, años antes que los piamonteses se apoderasen de Ro-
ma. Después de atravesar los grandes salones de la Guardia Suiza,
Guardia Palatina y Guardia Noble, que en este tiempo se traslada-
ban aquí para rendir al Papa los honores que como á Rey y supremo
Jerarca le eran debidos, se entra en la sala del Trono, donde Pío IX
recibía con frecuencia y con marcada predilección á los sencillos
cultivadores de estos campos, conversando con ellos afablemente y
mitigando sus penas. Internándose más se ven la sala del Consis-
torio y la Capilla de los Cardenales. En ella se admiran preciosos
cuadros de subido mérito escultórico, como los Padres del.Vatica-
OASTBL QANDOLFO 699

no, que tienen á sus pies un canastillo de mimbres con los libros de
Arrio, Lutero y Renán; Pío IX y "juana de Arco por él beatificada;
San Juan de la Cruz, á quien la Virgen traslada á la otra parte del
río par*salvar á un inocente, injustamente acusado; un* hermoso
retrato de San Ignacio de Loyola, otro de N. V. P. Domingo de
Tesús María; una hermosísima copia de la Cena de Leonardo de
Vinci; y otras muchas obras, reproducciones generalmente, de las
más famosas del Renacimiento. Vienen en último lugar las habita-
ciones privadas del Papa. La pequeña capilla donde celebraba, tie-
ne por altar un^cuadro del descendimiento y está adornada con
preciosos frescos de Zuchari: una mesa de nogal, un escabel para
apoyar sus pies, y algunos cuadros de la Santísima Virgen, son los
muebles que adornan el escritorio y sala de estudio, contiguo á es-
ta se encuentra el dormitorio con el lecho donde murió Pío IX y un
reclinatorio con la inmaculada de Murillo, colocado á la cabecera.
Cuando Pío IX conoció que su última hora era llegada, mandó tras-
ladasen al Vaticano esta sencilla cama de hierro para morir en ella,
ordenando se volviera después de su muerte á Castel Gandolfo;
donde se guarda con religiosa veneración. Todo respira en las es-
tancias de este gran Pontífice suma pobreza, piedad y profunda
austeridad cenobítica.
En el ala derecha, ocupando una reducida parte del segundo pi-
so, está, como he dicho, una comunidad de Carmelitas Descal-
zas, á quien Dios permitió beber, hasta abrevarse, del cáliz de
amargura derramado á torrentes por los Cavour, los Garibaldi, los
Cadorna y demás corifeos de la Revolución Italiana. Invadidos los
Estados Pontificios por las tropas piamontesas, y tomada la ciudad
de Terni, las Indefensas hijas de Santa Teresa fueron las primeras
víctimas de tos furores democráticos en que se abrasaban aquellos
demagogos. Saqueados y profanados los templos, se presenciaron
en pleno siglo de las luces y bajo la dirección y mando de los pa-
ladines de la libertad y del progreso las mismas bárbaras escenas,
que, catorce siglos antes, cometieran los habitantes de las selvas
bajo el mando de Totila, Alboino ó Genserico.
Arrojadas por decreto inicuo de su pacífica morada de Terni,
las Carmelitas acudieron al generoso y magnánimo corazón de
Pío IX, quien las colocó en Roma en un convento llamado de Re-
gina Ceoli.
Expulsadas de nuevo de la capital, se trasladaron á Castel Gan-
dolfo en 23 de Abril de ,1873, dos años precisamente más tarde que
en el Congreso de los Diputados se aprobó tras de borrascosas se-
siones y entre las protestas y rugidos de la extrema izquierda, la
famosa ley Delle Guaxentigue, en virtud de la cual se confirmaba
al Papa en la posesión de los palacios del Vaticano, Lateranense y
de Castel Gandolfo.
Pío IX profesó siempre singular amor á esta comunidad, porque
700 EL MONTH CARMELO

además del alto concepto que le merecía por su reputada observan-


cia, estaba ligado á ella con vínculos de familia. En 12 de Noviem-
bre de 1861 murió en olor de santidad una tía suya, la M. Electa
de Jesús María, en el siglo, Carolina, hija de los Condes de Be-
gliardi. .
León XIII, que siendo Cardenal las dirigía en Castel Gandolfo
encendidas pláticas, continuó dispensándoles la misma protección
que su augusto antecesor. Hoy, habiendo cedido algún tanto la
presión del gobierno sobre las Ordenes Religiosas, que hacía esca-
sear las vocaciones; la comunidad, que se había mgrmado conside-
rablemente, ve aumentar su número con fervorosas jóvenes de dis-
tinguidas familias que, con noble emulación, practican la santa ob-
servancia.
Una de estas jóvenes esclarecidas, resistiendo al lenguaje insi-
nuante y persuasivo con que el mundo halaga, renunciando á pin-
gües patrimonios y títulos nobiliarios con heroico despegamiento,
cerrando sus oídos al dulce canto de las pasiones que adormece en
blando, vaporoso sueño, ocultando su rostro con blanco y delica-
do velo á codiciosas miradas; como flor que cerrara su capullo para
librar á su rubia corola del viento impuro que la oja y marchita,
corrió atraída y enamorada de su celestial hermosura, al divino
esposo Tesús, dulce encanto de las almas, vistiendo el hábito de
carmelita el 27 de Agosto, día en que el dardo seráfico, transverbe-
rando el corazón de su santa Madre, la dejó ardiendo en divinos,
inefables abrasamientos
Así pasó para nosotros este día, lleno de gloriosos recuerdos y
vivos contrastes. El sol escondiéndose, en el término ya de su
triunfal carrera, entre grupos de caprichosas nubes, anunciaba
nuestra salida, y con dulce melancolía, aumentada con los pálidos
rayos de la luna que bañaban nuestros rostros, nos despedimos de
la Villa dei Papi, y corriendo con vertiginosa rapidez los treinta
kilómetros que nos separaban de Roma, nos encerramos en nues-
tro amado retiro para reanudar nuestras ordinarias tareas.

Fr. Üherio de g. $erm.


Roma, 29 de Agosto de 1903.

^ - ^ " " ^ ^
SECCIÓN CANONICO-LITÜRGICA
SCBRE LA DISTRIBUCIÓN DE LA SAGRADA COMUNIÓN

Existen disposiciones particulares cer toda duda sobre el particular se


sobre el modo de dar la santísima preguntaba á la Sagrada Congre-
Eucaristía á las Religiosas que tie- gación de Ritos si el Decreto arriba
nen ol coro detrás del A l t a r ó muy mencionado obliga á todas las Con-
distante de él. Rezado por el acóli- gregaciones Religiosas de ambos se-
to <3 por las mismas Religiosas el xos? á lo que contestó en sentido
Confíteor, el Sacerdote toma el co- afirmativo siempre que los votos se
pón con las sagradas formas, y co- emitan ó renueven dentro de la
locándolo en la ventanilla del co- Misa.
mulgatorio, dice allí mismo y vuel- Se prohibe distribuir la sagrada
to á las Religiosas el Misereatur y comunión en la noche de Navidad,
Ecce fignus Dei, repartiendo luego aun á los mismos Regulares: las
la santa comunión; enseguida reza Monjas que tengan mandado por
las preces acostumbradas, y después sus leyes comulgar esta noche po-
de dada la bendición vuelve al Al- drán hacerlo si aquellas tienen apro-
tar. Esto se entiende cuando sola- bación de la Santa Sede.
mente se da la comunión á las Re- En las Misas solemnes puede re-
ligiosas fuera de la Misa, que si hu- partirse la santísima Eucaristía, y
biera otra persona, aunque solo fue- si tuvieran que comulgar ios mismos
se el acólito se deberían decir las Ministros les basta los ornamentos
. preces desde el Altar. propios, por más que estén ordena-
En algunas Comunidades, tanto dos de Presbíteros ó Diáconos. So-
de Religiosos como de Religiosas bre quién debe rezar el Confíteor en
se emiten los votos monásticos ó se estas Misas, ha resuelto la sagrada
renueva» la profesión dentro de la Congregación que, según costum-
Misa, y en tal caso, el sacerdote ce- bre, debe decir en voz alta el Diáco-
lebrante que recibe los votos, dicho no. En las cantadas y solemnes de
el Confíteor y-demás preces, vuelve Requie no se distribuye, según cos-
a l a Comunidad, teniendo en la ma- tumbre de Roma, mas si por justo
no la sagrada forma hasta después motivo hubiera que dar, sólo el Diá-
de leída la fórmula de la profesión; cono recita en alta voz (1).
en la renovación de los votos, si hu-
biere pocos para renovar podrá es-
(1). Utrum Confíteor cani debeat
tar de la misma manera, comulgan- (Diaconus) ín ómnibus Missis solem-
do acto seguido, según el Decreto nibus,non Pontificalibus, et etiam de
general de 27 de Agosto de 1894. Requie, ante distributionem Eucha-
Posteriormente, el 5 de Junio de ristise? Resp. Ad 1; dicendum Confí-
teor alta voce vel cantando, juxta
18%, con el fin de hacer desapare- consuetudinem; in Missis solemni-
702 EL MOüITB CARMBüO

Puede darse la sagrada comunión cramento, según enseñan algunos


én la Misa solemne del Sábado San- autores (1).
to, y cumplir con el precepto pas- Enseguida de la consagración no
cual. (1) puede repartirse, por más que hu-
El Sacerdote que va revestido de biese mucha gente esperando para
ornamentos sagrados á celebrar y comulgar, aun cuando sea con las
pasa por donde se está dando la co- formas consagradas en otro altar (2).
munión no tiene obligación de per- En la misa de comunión, después
manecer arrodillado hasta el fin de la sunción del Celebrante, pue-
(2002). En caso de necesidad puede den tenerse breves pláticas, á fin de
distribuir el sacerdote que va ó vuel- preparar á los niños para la prime-
ve de celebrar en otro Altar, y pa- ra comunión, ó por otro motivo, las
sa por el comulgatorio (2740). que comunmente se llaman fervori-
Con causa justa puede también nes (3009). El mismo Celebrante,
darse la comunión fuera de la Misa. con licencia del Obispo, puede ha-
El Confiteor debe rezar el acólito y cer estas pláticas sin separarse del
en su defecto el mismo Sacerdote. Altar ( 3); y solo una vez, ó sea, in-
Terminada de dar la comunión dice mediatamente antes de la comu-
el Celebrante la antífona O sacrum nión de los fieles; bien puede predi-
convivium con el versículo Panem de car antes de comenzar la Misa con
ccelo y la oración Deus qui nobis... el mismo fin de enfervorizar al
en tiempo pascual se añade á la an- pueblo (3529). Está prohibido dar la
tífona y al verso Alleluía con la ora- sagrada comunión en el altar don-
ción Spiritum nobis... Antes ó des- de está expuesto el Santísimo Sa-
pués de la Misa deRequie se dicen las cramento, por más que la costumbre
mismas preces sin alleluía, aun en sea antigua (3448).
tiempo Pascual. El rezo de la antí-
Crivelli Ponente, respondit: Affir-
fona y versículo después de la co- mative inulroque. 2561. Tifernaten.
munión son de precepto (3792). (1) A n stola pro ministranda
En la administración fuera de la Sanctissima Eucharistia extra Mis-
sam esse debeat colorís Officio illius
Misa puede usarse de estola del co- diei convenientis, ut prsecribit Ri-
lor del día, como prescribe el Ri- tuale Romanum; vel etiam esse pos-
tual Romano, ó de color blanco, co- sil alba, prout valde convemens Sa-
mo más conforme al Santísimo Sa- cramento Eucharistse, ceu multi
censent Doctores? S. R. C. respond.,
Affirmative ad utrumque. 2740. Tri-
dentina.
bus vel cantatis de Requie, juxta (2) Valetne usus aliquarum Ec-
praxim Urbis Conmunio distribuí clesiarumsustineri, in quibus ratio-
non solet, sed ubi ex rationabili cau- ne concursus ingentis populi, cum
sa distribuenda foret, Diaconus di- non sufecerit multitudini pro S.
cetConfiteor tantutn alta voce. S. R. Communione quantitas hostiarum,
C. 28 nov. igo2. De Queretaro. jam subsequente alia Missa, statim
a consecratione peassumitur distri-
(1) A n liceat in Sabbato Sancto butio Communionis?
inter Missarum solemnia Sacram S. R. C. respond: Abusum esse
Eucharistiam fidelibus distribuere, interdicendum. 3448. Societatis Jesu.
et num per eamdem sumptionem sa- (3) Num Sacerdos in Missa post-
cra? Communionis praeceptum Pas- quam se communicaverit priusquam
chale adimpleatur? Et S. R. C , au- Communionem adstantibus distri-
dito prius unius ex Apostolicarum buat, possit sermonem ad populum
Coeremaniarum Magistris, qui scrip- habere? Respond., Affirmative, ab
to suam sententiam protulit, necnon Altari, et de consensu Ordinarii.
referente Emo. et Rmo. D. Cadr. 3059. Molinen.
ir. Entero ds
C. D.
^É^É^É^&^i^É^É^É^^

BIBUOGHAFIA
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMIIIIIII

DESPERTADOR ANTONIANO, obra elegantemente e n c u a d e r n a d o al


escrita por el R. P. Fr. Samuel Eiján mismo precio que el Despertador y
O. F. M. del Colegio de Padres Fran- en la misma casa.
cisco de Santiago. E s este hermoso
A R T E DE CUIDAR A LOS ENFER-
libro un devocionario lujoso á la
MOS, obra escrita en francés por L.
vez que el más completo de los an-
Grenet, Canónigo, y traducida al es-
tonianos. Contiene, en efecto, ade-
pañol por Juan de Dios Hurtado.
más de la Santa Misa, Santísimo Ro-
Han elogiado esta obra que es
sario, Ejercicios para la Confesión y
verdaderamente un Manual teórico
Comunión, Visita al Santísimo Sacra-
práctico útilísimo á todas las fami-
mento y Vía Crucis, las oraciones y
lias en general y en particular para
actos diarios, semanales y mensua-
las religiosas enfermeras, los Médi-
les propios de todo cristiano con
cos y personas más autorizadas en
otros especiales para el devoto an-
la materia, llegando á decir, que no
toniano, dos Novenas, Triduo, Trece
debía faltar en ninguna casa. Así
martes y Mes de San Antonio, termi-
también nos parece á nosotros, y
nando con un capítulo acerca de los
por eso la recomendamos encareci-
Medios de propaganda antoniana, El
damente á nuestros lectores, y en
pan de los pobres, La pía unión de
particular á las Comunidades reli-
San Antonio, etc.
giosas de Carmelitas Descalzos;
Se vende ricamente encuaderna- que no haya un sólo Convento en
do en tela inglesa flexible, al precio que falte el Arte de cuidar á los en-
de una peseta en casa del renombra- fermos.
do editor G. Gili, Barcelona, Con-
Se vende en la casa de G. Gili,
sejo de Ciento, 285."
digna de nuestra mayor confianza y
V I D A POPULAR DE SAN ANTONIO amor, al precio de 5 pesetas en rús-
DE PADUA. El Autor de esta vida tica y 6 lujosamente encuadernado,
es el mismo Padre Eiján, entusiasta 285, Consejo de Ciento, 285. Barce-
del Santo Taumaturgo, y se vende lona.

^(P^
CARTA DH ROMA.—R. P. Director: Ea cumplimiento de lo que en mi an-
terior prometí, ampliaré algún tanto mi información biográfica de Pío X,
sobre todo en aquello que se relaciona directamente con el Carmelo Re-
formado.
En periódicos católicos han aparecido algunos rasgos sobre el carácter
y condición de Pío X, quo son bien dignos de ser conocidos y sentimos mu-
cho no poderlos reproducir. Sin embargo, no puedo dispensarme do copiar
aquí un retrato de Pío X, hecho de mano maestra por una pluma española,
que conoció al Papa, siendo Patriarca de Venecia. Apenas puede decirse
más y mejor en tan pocas palabras hablando de la fisonomía moral y física del
Santo Padre. ««Paréceme, dice este escritor, que fué ayer la última vez que
tuve el consuelo de conversar con él El Cardenal Sarto no hablaba más
que sonriéndose.
En su cara que ha conservado toda la frescura de la juventud, más aún,
de la infancia, está estereotipada una dulce, bondadosísima, angelical son-
rrisa, que nunca le abandona. Con ella bendice, con ella reprende, con ella
consuela, con ella amonesta ó contradice y con ella se abre el camino de
todos los corazones.
Su tez es sonrosada y transparente; su mirada penetrante, sus cabellos,
crespos y espesísimos, forman un monte de nieve que á duras penas doma
el rojo solideo, su nariz proporcionada y más bien pequeña, su estatura ba-
j a , su persona fornida y robusta sin llegar á corpulenta, y el sello impreso
en toda sü figura, es él de la bondad; pero no una bondad inerte y pasiva,
sino una bondad exuberante, dominadora, eficaz, la bondad que nace del
•amor evangélico en su más ardiente expresión, pudiendo en este sentido
justificar más que ningún otro la divisa de ignis ardens »»
Esta viva pintura, qtie en su parte física la he visto confirmada con mis
propios ojos, está en su parte moral absolutamente conforme con las recien-
tes declaraciones hechas por un íntimo de Pío X.
Me refiero al R. P. Félix de la Virgen Dolorosa, carmelita descalzo, resi-
dente enVenecia. Este venerable y simpático anciano por extremo afable y
comunicativo, confesor nato de los Patriarcas venecianos, hace m&s de cua-
renta años que mantiene estrechísima amistad con el actual Pontífice. Ape-
nas supo el P . Félix la elección del Cardenal Sarto, se apresuró á escribir
una carta de felicitación á Mons. Bressán, secretario privado de Su Santi-
dad, ya que su modestia, no le permitía enviar un público telegrama como
su amistad parecía exigir.
CRÓNICA CARMELITANA 705

A las pocas horas de recibida la carta, el S. P. se dignaba contestar por me-


dio de uno de sus secretarios con la siguiente afectuosa carta.
Reverendo Padre:
Admitido esta tarde á la aup-usta presencia de Su Santidad Pío X, el
Santo Padre me ha leído con fiuición suma la carta que V. R., por no darse
importancia con su público telegrama, dirigió á Mons. Bressán, pidiendo la
Bendición Apostólica.
Su Santidad no pudiendo contestar en estos días á los numerosos tele-
gramas y cartas que llegan de todas partes, me ha cometido el encargo de
darle las gracias por sus expresivos y fervientes votos; y me manda le haga
saber, que á V- R. y á la Comunidad de Venecia envía de todo corazón una
especialísima Bendición Apostólica.
Roma, Vaticano, 6 de Agosto de 1903.
Pedro Stratinovich.
Cap. Secret.
No obstante su avanzada edad, (cuenta ya 82 años), el P. Félix se puso
en camino para asistir á la coronación, y dar con esto un consuelo al Sumo
Pontífice que deseaba asistiese. A la hora y media de llegar á Roma, acon-
pañado de N. M. R. P . General y algunos Sacerdotes venecianos, fué reci-
bido en audiencia por Pío X. Esta fué en extremo conmovedora. Su Santi-
dad se colocó en medio de ellos, como un padre en medio de sus hijos, y sin
proferir una palabra, rompió á llorar. Lloraba el Papa y lloraban el Padre y
los sacerdotes, hasta que Pío X, haciéndose superior á sí mismo, pudo
reprimir su sentimiento y dirigirles algunas palabras, despidiéndolos luego,
no sin haber antes encargado á su Mayordomo les reservase en San Pedro
puesto especial para la ceremonia de la Core nación.
El día 15 recibió por segunda vez el virtuoso Padre audiencia privada, y
tuvo el consuelo de recibir al despedirse un ternísimo abrazo de Pío X, y
la Bendición Apostólica para toda la Orden.
Según este Padre, el amor de Pío X por la Religión Carmelitana, se re-
monta a sus primeros años. Lo mamó con la leche; lo heredó con la sangre.
Su virtuosa madre, eminentemente carmelita, inculcó ya en los primeros
años de la infancia á su hijo predilecto la devoción á la Virgen del Carmen,
que más adelante había de arraigarse y tomar cuerpo, cuando, andando el
tiempo, siendo estudiante en Treviso, confió la dirección de su espíritu á
l o s R R . P P . Carmelitas.
Sería cosa de nunca acabar si yo contase aquí las innumerables pruebas
de singular aprecio que como párroco, como obispo, como cardenal tiene
dadas á la Reforma de Santa Teresa. Cuando hizo su entrada solemne en
Venecia, antes de dirigirse á la Catedral, estuvo largo rato en recogida
oración en la iglesia de los Carmelitas. Todos los años tenía la costumbre de
celebrar la misa, el día de N. P. San J u a n de la Cruz en las Carmelitas des-
calzas y el día N. S. M. Teresa en el convento de los P P . En suma, Pío X
aunque no es terciario como todos creíamos, siente vivas simpatías por el
Carmelo, su nombre es como un nuevo eslabón añadido á esa cadena de oro
formada con tantos nombres augustos de Pontífices, que fueron fervorosos
adoradores de la Virgen del Carmen y vistieron el santo Escapulario.
Su affmo.— El Corresponsal.
NUEVO TEMPLO.—'Señor Director de la Revista E L MONTE CARMHLO:
Ya que está dedicada su hermosa revista á la propagación de las glorias
70fi EL MONTE CARMELO

de la Reina de los Cíeles, véome en el caso de rogarle quiera hacerse eco


de las gratas impresiones que han hecho huella en los corazones argenti-
nos, al asistir á la inauguración de la nueva Iglesia levantada en ésta Capi-
tal sud-americana, por la acendrada piedad y devoción de la matrona, seño-
ra Amalia Anchorena de Blaquier. Titúlase «Iglesia del Carmelo» y la po-
seen los RR. P P . Carmelitas.
Demás está el decir que su arquitectura es del modern style, su carácter
eminentemente artístico, y que en su altura y extensión se ve y se admira
la largueza de la persona que la ha costeado.
Como bonita y elegante, es de lo mejor; y al decir de la gente un chiche;
la torre esbelta y hermosa y sus minaretes mirando y penetrando el cielo,
le dan cierta gallardía verdaderamente admirable.
Pero vamos al grano. Fué inaugurada solemnemente el día 2 de Julio,
Presidía la función su señoría lima, y Rvdma. Mr. Mariano Espinosa, arzo-
bispo de Buenos Aires, con el Internuncio y el limo. Obispo de la Plata,
Mr. J u a n Nepomuceno Terrero. A dicha ceremonia acudió lo más granado
de nuestra sociedad, ya por la fiesta en sí, ya por las intimas y cordiales
relaciones de los Padres Carmelitas con la ciudad. Con este acto quedó
abierta al pueblo la nueva Iglesia.
Por otra parte, organizáronse grandiosas fiestas en honor de la Titular.
Hízose como preludio una piadosa novena, que comenzó el día 7 por la n o -
che. Durante ella, el público salía cada día mis impresionado, merced á los
sermones del orador sagrado R. P. Gonzalo, cuya fama universal es ya tan
conocida en toda la América.
Con tales preliminares, fácil es averiguar la solemnidad de estas fiestas
en el día principal.
En efecto: ya desde el amanecer, veíanse innumerables devotos que acu-
dían al nuevo templo, y consolaba sobremanera el ánimo ver el hermoso es-
pectáculo que ofrecían centenares de personas que se acercaban al banque-
te eucaríatico. Duró este acto piadoso hasta que á las nueve y media se Jió
principio á la gran Misa Pontifical, en la que ofició el Exorno, señor Inter-
nuncio, Mr. Antonio Sabatucci, con asistencia de varios dignatarios ecle-
siásticos. Interpretóse la popular misa de Mercadante por un nutrido coro
y selecta orquesta, que acertadamente dirigió e] organista de la Metropo-
litana, señor Xarau.
En ellív hizo el panegírico de la Virgen, y cantó las glorias del Carmelo
el prior del convento de los P P . Dominicos, Fray Modesto Becco, quien hizo
gala de su conocida elocuencia.
Como epílogo, hízose á la tarde la función de la reserva y dióse á los
innumerables concurrentes la Bendición Papal, que fué el feliz remate de
tan inusitadas pompas.
¡Loor á la Virgen del Carmelo!
Hecha tan breve y lacónica relación do estas fiestas, relación parca y
nimia si se compara con la realidad, pero cuya solemnidadn podrán con-
j e t u r a r los lectores de E L MONTB CARMELO permítaseme que cite y presen-
te las nobles figuras de los RR. P P . Bonifacio y José Benito, á cuyo acen-
drado amor á s u poderosísima Patrona y eficaces trabajos es debido, el que
podamos admirar en sud- América un nuevo monumento á la Madre de Dios,
y un piadoso santuario á la heroína del Carmelo.
Loor á ellos y loor á los hijos predilectos de la Excelsa Reina, quienes
CRÓNICA CARMELITANA 707

desde su nuevo templo y anexa morada conventual, son los llamados á traer
servidores á la Madre de Dios, volviendo á su amoroso regazo a tantos des-
carriados como andan por el mundo.
Un amante del Carmelo.
FIBSTAS SOLEMSB3 DSL CAKMBN íiN GRANADA.—Presente tenemos la re-
seña de las magníficas fiestas celebradas en el Convento do Carmelitas
descalzas de aquella ciudad para obsequiar á la Reina del Carmelo. Mere-
cen dichas Religiosas, terciarios y cofrades mil plácemes y enhorabuenas
por las funciones que han celebrado, y aunque no reproducimos la reseña,
con todo desde las píginas de nuestra revista hacemos notar la solemnidad
especial que han revestido.
E N HONOR D E L N I ñ O J E S ú S D E P R A G A . — E a el grandioso templo de San
Benito de nuestros Padres de Valladolid se ha inaugurado nn artístico re-
tablo y bellísima imagen del Milagroso Niño Jesús de Praga, cuya devoción
se está extendiendo mucho en aquella importante población gracias al celo
del Rvdo. P . Vicario, Fr. Fernando de la Purísima Concepción y demás Pa-
dres de su Comunidad. La fiesta que nuestros hermanos de hábito celebra-
ron con dicho motivo resultó muy solemne, altamente simpática y muy con-
currida. Bendecida la imagen y retablo, se cantó una misa solemne, y diri-
• gió á los fieles su autorizada y elocuente palabra el referido P . Fernando,
refiriendo con acento conmovedor las gracias inestimables que el milagroso
Niño de Praga dispensa á todos los que lo invocan y exhortando á todos á
su devoción.
El mismo Padre piensa en breve instalar en aquel templo la Cofradía y
la Asociación de los amiguitos del Niño Jesús de Praga. Dígnese este Divi-
no Infante aceptar todos estos actos de piedad y bendecir el celo con que
nuestros queridos Padres de Valladolid trabajan por propagar su culto. '
PROFESIóN RELIGIOSA.—La ha hecho Sor Josefina de Jesús María en el
Convento de Carmelitas Descalzas de San José de Santiago de Chile, el
día 17 del mes do Julio. Asistieron á tan conmovedora ceremonia numero-
sas familias de la alta posición chilena, entre quienes era muy conocida la
profesa, y todas derramaban abundantes lágrimas al oir pronunciar sus vo-
tos y abandonar para siempre al mundo á una joven rodeada en su casa de
todos los halagos que puede ofrecer la vanidad E a la misa ofició el Preben-
dado don Luis Capino Larrain tío de la profesa, y predicó don Julio Eche-
varría Larrain también de la familia. Reciba Sor Josefiaa nuestra más cor-
dial enhorabuena.
—El día 27 de Agosto, festividad de la Transverberaoióa del Corazón de
Santa Teresa de Jesús, nuestra gran Madre, tomó el hábito en las Carme-
litas Descalzas de Daimiel, Dolores Chiva Bidenes ahora Juliana de la Vir-
gen de la Gracia. Le apadrinaron don Manuel Gómez Rico gran bienhechor
del Convento y doña María Rodríguez tía del digno Capellán de aquella
Comunidad don Ramón Rodríguez Ramírez, predicando en tan solemne t e -
to el R. P. Fr. Ambrosio de la Virgen de la Gracia que arrancó abundantes
lágrimas de todos los corazones.
NECROLOGíA.—Ea las Carmelitas Descalzas de Toledo expiró dulcemente
en el Señor el 25 de Agosto la hermana María Virginia del Sagrado Corazón
de Jesús á los 45 años de edad y diez de perfecta vida religiosa, en la que
sobresalió por sus heroicas virtudes y dones celestiales.
CARTA NOTABLE.—El señor Obispo de Nancy
ha dirigido á las autoridades francesas la siguien-
te carta que retrata perfectamente á su Autor,
y expone claramente el suceso que la motivó: '
'Nancy 25 de Agosto de 1903.
Señor Prefecto: Con motivo de algunas pala-
bras dichas desde el pulpito el día de la Asun-
ción en la iglesia de Nomeney por un Padre do-
minico, me pide usted e,n su carta del 18 del ac-
tual que recuerde al párroco de la mencionada iglesia la circular del señor
presidente del Consejo de ministros, en que se prohibe á los religiosos el
ministerio de la predicación.
El señor párroco de Nomeney se sintió indispuesto el día de la Asun-
ción y no pudo predicar, y el teniente párroco tuvo que oficiar en la iglesia
aneja.
No queriendo que los fieles se quedaran sin sermón en fiesta tan grande,
rogó á un dominico que se hallaba en la iglesia que les dijese algunas pa-
labras.
Expuesto ya el hecho á que se refiere su carta de usted del 18, necesito
tratar, la cuestión de derecho que de nuevo promueve usted.
Ni usted ignora, ni puede ignorar el señor presidente del Consejo de mi-
nistros, que en virtud de mi autoridad episcopal y en virtud de la senten-
cia del Tribunal Supremo fecha 12 de Junio próximo pasado, el 21 del mis-
mo hice subir al pulpito de mi catedral al presbítero Ravénez, antiguo reli-
gioso de la Compañía de Jesús, y le mandé que predicara.
Esa sentencia del Tribunal Supremo confirma otras do las Audiencias
de París y de Riom.
Además, en estos mismos días, otro antiguo religioso de la Compañía,
el presbítero Soenhlin, á quien se seguía proceso por haber predicado, ha
sido absuelto sucesivamente por el tribunal de Troyes y las Audiencias de
París y de Rúen.
El señor presidente del Consejo de ministros ha debido ya desistir de la
aplicación de la parte de su circular en que pretendía, contra la justicia
más rudimentaria, que un religioso no puede quedar secularizado si su
congregación no se disuelve hasta en las naciones extranjeras.
' Es necesaria que renuncie á esas disposiciones de su circular relativas á
las predicaciones y demás ministerios sacerdotales de los religiosos disper-
sos, en virtud de esta soberana resolución del Tribunal Supremo: «No pue-
>de reconocerse que impliquen afiliación del procesado á una asociación re-
l i g i o s a , hechos tales como la administración de Sacramentos, la predica-
c i ó n y la celebración de la Misa.»
CRÓNICA GENERAL 709

Lo que usted intenta aquí, y lo que otros intentarán, en otras localida-


des, obedeciendo órdenes del señor presidente del Consejo de ministros, en
contradicción formal con la ley, interpretada por las Audiencias y la au-
toridad soberana del Tribunal Supremo, demuestra que en ésta, como en
tantas otras materias, nos hallamos en plena anarquía.
Pero, téngalo usted por seguro, yo no soy de los que se resignan á pa-
decerla.
Por la misión que me esta encomendada y mi carácter de Obispo, soy de-
fensor nato de los derechos de los católicos y del clero, de la libertad de la
predicación y de la palabra de Dios.
Por lo cual declaro á U3ted, y por medio de usted al señor Presidonte
del Consejo de ministros, que autorizo y seguiré autorizando á los religiosoe
á que prediquen en,mi diócesis.
Si el gobierno quiere castigarlo, á mí, y solo a mí, debe hacer respon-
sable. Pero declaro también que, de toda violación de los derechos que
defiendo, apelaré á la opinión pública, al Consejo de Estado y á las Cámaras.
Si las leyes francesas, si la legislación, se conformasen aquí á los prin-
cipios de la justicia, de la libertad y del orden, llevaría á usted y llevaría
al señor presidente del Consejo do ministros á los tribunales^
Por lo monos, también esta vez croo que cumpliría mis deberes de Obispó
y descargaría mi conciencia.
Reciba usted, señor Prefecto, la seguridad de mi mayor consideración.
CARLOS FRANCISCO.— Obispo de Nancy.

M. COMBES á ESPAñA.—So tiene por cierto que en breve hará un viaje á


España el renegado Combes. No sabemos su resultado; pero si hemos de
juzgar por sus antecedentes sobre todo par el último discurso que pronun-
ció en Marsella, mejor fuera que no pisase nuestro suelo. Lo que dijo en
esta ciudad dirá en España, y lo que allí dijo es muy triste y desgarrador.
Entre aullidos y gritos de fiera, dice una revista relatando el suceso, con
que le aclamaban sus civilizantes oyentes, acaba do pronunciar el impío Com-
bes su discurso, tantas veces anunciado, en el banquete que le ofrecieron los
pedagogos laicos reunidos en congreso en Marsella. Tan desdichado discur-
so fué una serie de groseras injurias contra los católicos que protestan con-
tra las persecuciones de que son objeto las Congregaciones religiosas, ha-
biendo tenido el cinismo de jactarse de haber hecho él solo mucho mis en
contra dé la libertad do enseñanza que los individuos todos de la mayoría del
Parlamento. Y en este punto concreto tiene razón que le sobra; como que
la mayoría parlamentaria,se pronunció exclusivamente contra 2.000 escue-
las congregacionistas, y Combes se vanagloria de haber hecho cerrar más
de 10.000 establecimientos docentes.
Ha manifestado, además, en su discurso el presidente del Consejo, que,
aún tiene que examinar 12.611 expsdientes; que ha negado 7.567 peticiones
de autorización, y que tan sólam jnto 1.770 establecimientos continuarán
abiertos hasta que los Municipios puedan contar con los edificios necesarios
para escuelas. Existen 822 establecimientos mixtos que serán suprimidos si *
se comprueba que hacen competencia á las escuelas municipales, y aún
quedarán 597 escuelas, que serán secularizadas en el m i s breve plazo po-
sible.
Por lo que respeta al clero, ha dicho Combes que £el G-obierno carece de
armas suficientes contra el Episcopado, añadiendo que si esto continúa en
710 EL MONTE CARMELO

su actitud de protesta, no vacilará, de acuerdo con la mayoría parlamenta-


ria en denunciar el Concordato.
HERMOSO BALANCE.—La última Hoja del Ave María (núm. 103) nos trae
el balance de las escuelas que en Granada dirige el insigne maestro don
Andrés Manjón para bien do las clases pobres. Refiérese este balance al año
pasado, y es un hermoso y consolador documento. En medio do la general
apostasia y como un faro luminoso, brillan estas escuelas del Sacro-Monte,
que, gracias á la abnegación y perseverancia de un pobre eclesiástico, son
ya hoy un verdadero foco de^cultura cristiana y española de la que podemos
esperar mucho todos los que ponemos sobre nuestra cabeza el amor á la
Religión y á la patria.
Las Escuelas del Sacro Monte de Granada, además do educar ó instruir
gratuitamente á muchos cientos de niños y de adultos, combatiendo esa
enfermedad del analfabetismo contra la que nada ha podido hacer lu costo-
sísima enseñanza oficial, sostiene cuatro Escuelas, oficios de imprenta, car-
pintería, zapatería y alpargatería, y una verdadera Escuola Normal donde
en el pasado año practicaron la enseñanza varios maestros del Norte quo,
después do aprendida su obligación, se han puesto al frente de las escuelas
do Viüavieja (Salamanca), Sargentos (Burgos) y San José de Ramillín, en
el Ayuntamiento de las Arriondas. Siguiendo los procedimientos del ilustro
Manjón, las Escuelas españolas y cristianas se propagan por todas partes
que es una bendición do Dios. En Guádix hay una institución análoga á la
del Ave María, do novísima fundación, quo cuenta con más do 500 alumnos
pobres; en Murcia otra Escuela de Caridad, que reúno también más de 500;
en Burgos se están organizando otras, y así en otros punt >s do la Coruña,
Pontevedra, Barcelona, Cáceres, Badajoz, etc., etc.
Las Escuelas del Ave María, de Granada, han gastado durante el año
1902 la cantidad de 51,660 pesetas, con un ingrcto de á6, 800. «Con esto y
poco más, dice el señor Manjón, se ha comprado en 4,500 pesetas una casa
con lavadero, que forma parte de los talleros establecidos en la Victoria; so
ha levantado de nueva planta otra casa obrador para zapatería y vivienda,
con salida á la Cuesta de Cháp'z y á la Victoria; se han pagado viajes y tí-
tulos á los maestros que no los tenían; se han salda lo cuantas deudas había;
se han costeado escuelas y talleros, y hemos podido entrar en el año nuevo
sin deudas añejas, lo cual no es pico en los tiempos que corremos »
Estas limosnas, con que se sostiene tan útil obra social, proceden de to-
dps los puntos de España, y aun de algunos del extranjero, donde es cono-
cida esta saludable institución, que debiera ser propagada por todas partes.
LAS MISIONES EXTRANJERAS.—En la Memoria anual publicada por la So-
ciedad de las Misiones extranjeras de París, que tiene á su cargo 32 Misio-
nes, se consignan estos datos consoladores durante el año de 1902.
Bautismos do adultos, 84 587; conversiones de herejes, 398; Bautismos
de niños paganos, 33.934.
Estos satisfactorios resultados no han podido conseguirse sin grandes
'sacrificios, pero si no han escaseado las contrariedades, en cambio Dios l»a
proporcionado también dulces consuelos.
L A IGNORANCIA DEL CLERO.—La Academia Francesa acaba do adjudicar
el primer premio Montyón, de 1.000 francos alábate Farges, Superior del
Seminario universitario de Angers, por su obra Extudes philosnphiques, com-
CRÓNICA GENERAL 711

puesta de ocho volúmenes; y el segundo premio al abate Morln, director


del Internado, por su obra titulada Marins et missionnaires.
Esta, os una nu?va prueba de la ignorancia del Clero.
L A MASONERíA Y MONS. GOUTHE-SOULARD. En el banquete do clausura de
la Asamblea general del Gran Oriente en 1902, dijo uno de los jefes de la
Masonería:
—Al brindar por la Masonería francesa, brindo por la República, porque
la República es la Masonería fuera ya de sus templos, así como la Masone-
ría es la República á cubierto, bajo la égida de nuestras tradiciones y nues-
tros símbolos.
Siete años hace que Mons. Gouthe-Soulard, Arzobispo de Aix, daba igual
definición de la República francesa, motivando una interminable serie de
injurias por parte de los periódicos masones. Y ahora resulta que.uno de
los principales dignatarios del Gran Oriente coincide con el clarividente
Prelado en la definición de aquella República.
CENTENARIO DEL P. ISLA.—El centenario del insigne Jesuíta y escritor
loonés P . Isla, gloria de las letras españolas, se celebrará en L n ón el próxi-
mo mes de Noviembre, y será, á juzgar por los preparativos, un verdadero
acontecimi en to.
El programa do las fiestas, que está terminado, es muy completo y ofre-
ce grandes atractivos. Habrá un certamen literario, habiéndose publicado
ya los temas.
L A S ORDENES RELIGIOSAS EN LOS ESTADOS UNIDOS.—NO hace mucho
publicó La Época periódico liberal, y reprodujo la prensa católica la siguien-
te y muy interesante estadística de la enseñanza católica en los Estados
Unidos, quo copia de un artículo de Robert de Chaix inserto en el Journal
des Debats:
«En 1900, dice, las Religiosas americanas tenían en sus escuelas 516,000
niños, y las Religiosas de Ordenes cuya casa matriz está en Francia, no te-
nían menos de 235,000 alumnos.
«Entre las Religiosas francesas figuraban á la cabeza las Hermanas de
San José, en número de 2,975 con 80,934 alumnos y 3,681 huérfanos.
«Las Hermanas de San Vicente de Paul eran 3000, tenían 100 escuelas y
26 academias, en las que se educaban 54,123 alumnos. En sus 29 orfelinatos
eran educados 1,280 niños, y en sus 39 hospitales'existían' 11807 enfermos.
«Las Hermanas de Nuestra Señora, cuya casa matriz está en Amiéns,
eran 1756, educando 32208 alumnos en sus 23 escuelas y 66 academias.
Las Hermanas de la Divina Providencia, en número de 605, dirigían 63
escuelas y 14 academias, teniendo 10758 alnmnos.
«Las Ursulinas, que eran 1012, daban educación á 11873 niños.
«No cabe enumerar todas las Ordenes establecidas en la América del
Norte; pero no es posible omitir la indicación de que los Fieles Compañe-
ros de Jesús, los Religiosos de Jesús y María, las Hermanas de la Humil-
dad Santa de María, las Hermanas de la Santa Cruz y df) los Siete Dolores,
las Señoras del Sagrado Corazón (estis últimas con 4710 alumnos, pertene-
cientes* casi todos á las altas clases), las Hermanas de la Adoración Perpe-
tua, las Hijas de Nuestra Señora de Sión, etc , han establecido sus Escuelas
en los Estados Unidos y cuentan con algunos miles de alumnos.
«En resumen, en la república Norteamericana hay 32 Ordenes francesas
de mujeres, que suman en total 16426 Religiosas, quo regentan 125 acade-
712 EL MONTE CARMELO

mias, 365 escuelas y 37 orfelinatos, educando á 235.202 alumnos, y teniendo


recogidos á 5053 huérfanos.
«Las Ordenes religiosas francesas de hombres existentes en los Estados
Unidos sólo son 10, con. un total de 16.035 alumnos, figurando entre ellos los
Hermanos do la Sociedad de María, de Parí?, que dan educación á 10.500
alumnos; los Hermanos Maristas, de Saint-Genis Laval (Ródano), que tiene
8200 educandos, canadienses franceses de Nueva Inglaterra en su mayoría.»
Y á modo de comentario añade:
«Se desconoce el número de los Religiosos franceses establecidos en los
Estados Unidos en los dos últimos años: pero seguramente, á juzgar por
esos antecedentes, no será pequeño. Los gobernantes norteamericanos, le-
jos de ver en oso un peligro, no han creído conveniente adoptar disposición
alguna para contener esa inmigración, y las familias no han vacilado en
confiar la educación de sus hijos á los Religiosos franceses; y es que el es
píritu de esos pueblos, más amplio, menos propicio á ciertas exageraciones
y á ciertas intransigencias, no sólo no juzga un mal, sino que estima como
lina gran ventaja el que la educación tenga una sólida base religiosas
Y acierta en ello, aun desde el punto de vista de los intereses materiales.
Como de ello da testimonio la visible decadencia de la nación vecina, en
poder de los jacobinos, y la prosperidad de los Estados Unidos, donde son
admitidas las Congregaciones religiosas expulsadas por Combes y sus se-
cuaces.
Poco tiempo después un periódico de París publicó un telegrama de New
York que dice así:
«La Universidad de Inciana ha acordado conceder un crédito de 1.000000
de dollars para los frailes expulsados de Francia recientemente, con objeto
de que lo dediquen á plantar vides y dar impulso á la agricultura en aquel
Estado.»
Véase de qué distinta manera entienden las cosas unos y otros republi-
canos, los yanquis y los franceses. Mientras éstos, con una saña incalifica-
ble, persiguen y expulsan á las Ordenes religiosas, los yanquis no sólo tole-
ran que esas mismas Ordenes se establezdan en sus Estados, sino que esti-
mulan su emigración á aquellas tierras, votando créditos considerables pa-
ra su instalación y desarrollo.
E L EJéRCITO PONTIFICIO,—El Ejército Pontificio, formado en total por
unos seiscientos hombres efectivos, percibe sus haberes de los fondos de
conservación y administración del Vaticano.
Compónesé de tres clases de Guardias: la Guardia Noble, la Guardia
Suiza y la Guardia PalaMnn, y de un Cuerpo de Gendarmes. La única que
grava la hacienda del V&tictino es la Guardia Suiza; la Guardia Noble se
recluta exclusivamente entre la aristocracia romana y la Palatina entre la
pequeña burguesía.
La Guarlia Noble la constituyen: un comandante, jefe; un coronel, un
teniente', Un subteniente, ocho exentos, ocho cadetes, 48 guardias, un fu-
rriel, un escudero, cuatro clarines, un maestro de armas y un almacenista.
Los guardias nobles ingresan entro los vointiuno y venticinco años, justi-
ficando previamente un título de nobleza reconcida con sesenta años de
anterioridad, como mínimun, por los Estados Pontificios y poseer un capi-
tal superior á 20000 francos y una salud excelente.
Incumbe a este Cuerpo la misión de llevar á los Prelados extranjeros el
CRÓNICA GENERAL 713

Capelo cardenalicio. Los guardias nobles ascienden por antigüedad; sólo el


nombramiento de comandantes es de libre arbitrio del Papa. No pueden
contraer matrimonio sin autorización de su comandante. Y por fin, ni ellos
ni los guardias palatinos se reúnen en el Vaticano más que en circunstan-
cias excepcionales.
La Guardia Suiza habita, por el contrario, un cuartel adosado al Vatica-
no. Su institución se remonta al Papa Julio III; el traje que lleva fué dibu-
jado por Rafael.
Sus individuos proceden de los cantones suizos católicos, y su misión
consiste en hacer centinela en las salidas y corredores del Vaticano. Cobran
50 francos mensuales; y reciben una comida cada día. Su efectivo es de unos
cien hombres, incluidos los oficiales. En cuanto á los gendarmes, es su mi-
sión conservar el orden dentro del Vaticano. Son en número de 120.
Dos CéLEBRES CONVERSIONES.—Por su excepcional importancia y por la
pesadumbre grande que ha causado á sus correligionarios vamos á consig-
nar la conversión del célebre ministro anglieano Dr; Federico Jorge Lee.
Había estudiado con gran aprovechamiento en la Universidad de Oxford,
donde en 1854 obtuvo el premio de poesía. Como Newman, Faber y otros
teólogos de Oxford, Lee era poeta, y publicó un volumen de versos que le
conquistó gran fama. E a 1857 fué elegido cura de la iglesia de Todos los
Santos, de Ognissanti, en el suburbio de Lambecht, una de las más importan-
tes parroquias de Londres, en ella permaneció treinta y dos años. En 1879 la
Universidad de Nosington le confirió el título de doctor en Teología hunoris
causa. La ley de 1874 sobre el culto público le indispuso contra el anglica-
nismo oficial. La benevolencia del episcopado anglieano para la voluntad del
Parlamento acrecentó sus dudas acerca del carácter auténtico de aquel epis-
copado. Púsose do acuerdo con el cura de Rugée, fundador de un monaste-
rio anglieano en Londres, y con el renombrado escritor Grant, y fundó
una sociedad cuyo fia principal era el de regularizar las Ordenes anglica-
nas. Sus dos amigos, Rugée y Grant, se convirtieron poco antes de morir.
La abjuración del Dr. Lee ha sido recibida por el R. P . Kenelm Dighy
Beat.
También el general boer Steijn, que actualmente se encuentra tomando
las aguas de Reichnalt, en Alemania, prepárase para hacer pública y so-
lemne abjuración del protestantismo é ingresar en el seno de la Iglesia ca-
tólica romana.
PAPAS DE FAMILIA POBRE.—Se extrañan muchos de que el nuevo Papa
sea do origen muy humilde. Gloria es esta de la Iglesia católica encumbrar
á los hijos suyos de toda condición, cuando les abonan para ello méritos de
talento y de virtud.
He aquí una lista de los Pontífices de pobre familia. Nadie es tan santa-
mente demócrata como la Iglesia de Dios.
San Pedro, primer Papa, pescador humilde del mar de Tiberiades.
J u a n XVIII, de muy baja esfera.
Dámaso I I , lo mismo que el anterior.
Adriano IV, hijo de un mendigo.
Urbano IV, que instituyó la festividad del Corpus, hijo de u n zapatero
remendón.
Nicolás IV, general que había sido de los Franciscanos, hijo de una fa-
milia humilde.
714 EL MONTE CARMELO

San Celestino V, hijo de personas muy pobres, sobrecargado de herma-


nos que vivian en la mayor estrechez.
El Beato Benedicto XI, religioso dominico, hijo de una lavandera.
Este Papa no quiso recibir á su madre cuando supo que se le presenta-
ba lujosamente ataviada, reconociéndola cuando se VíSDíó con el traje do
su clase.
J u a n XXII, hijo de un ropavejero. Tuvo por sucesor inmediato á su
sobrino.
Benedicto XII, hijo de u n molinero.
Bonifacio IX, de familia muy pobre. La primera vez que fué a Roma hi-
zo el camino con gran trabajo.
Alejandro V, de tan oscuro linaje, que no conocía á sus padres ni sa-
bía dar más razón de sí mismo que la de haberse mantenido pidiendo li-
mosna en su niñez.
Nicolás V, hijo de una mujer que vendía gallinas y huevos.
Sixto IV, hijo de un pescador, y él pescador también durante sus prime-
ros años, hasta que vistió el hábito de franciscano.
Adriano VI, pastor de ovejas hasta que vistió el hábito dominico.
Pío VI, hijo de un jornalero, fué guardador de cerdos hasta que se hizo
franciscano, y Adriano VII, hijo de un carpintero.
L A LIBERTAD RELIGIOSA BN ALBMANIA.—El Reischstay prusiano votó la
siguiente proposición del Centro Católico, referente á libertad religiosa:
«Todo subdito del Imporio tiene derecho á disfrutar de la plena y omní-
moda libertad de su fe religiosa; á formar parte de las Comunidades religio-
sas y á reunirse con otros para la práctica de ejercicios religiosos en común
ya soa privada, ya públicamente».
«Los católicos francesos—dice la Semaine Catholique do Toulouse, que
publicó la anterior noticia—se ven reducidos á envidiar la suerte de que
gozan sus correligionarios en el pais de Lutero.»
Los BALKANBS.—Las últimas noticias que se recibieron de los Balkanes
son horripilantes. Los despachos han hablado de poblaciones cuyos habitan-
tes han sido pasados á cuchillo, de torturas espeluznantes y rofinamientos
de maldad. A pesar de estas crueldades los cristianos so levantan en armas
y aumenta el número de partidas. Han sufrido varios fracasos las fuerzas
musulmanas.
El vali de Monastir, Hilmi-Bajá, ordenó á las tropas turcas que incen-
diasen todos los pueblos cristianos privados de población masculina. Obede-
ciendo tales órdenes, han sido ya entregados á las llamas ocho pueblos,
yendo errantes por los alrededores las mujeres y niños que los habitaban.
REFORMAS DEL VATICANO.—Las reformas que se han verificado en las ha-
bitacianes interiores del Vaticano y las que se proyoctan parecen indicar
que Pío X no ha pensado todavía en elegir nuevo secretario de Estado.
El Papa continúa ocupando las habitaciones del t e n e r piso en que se
hallaba instalada la secretaría, y seguirá ocupándolas hasta fines del pró-
ximo octubre.
Los departamentos del piso principal, en que vivió y falleció León X I I I
van á ser restaurados y convertidos, mediante la destrucción de algunos
tabiques, en dos vastos salones que serán destinados á las recepciones pon-
tificias.
CRÓNICA GBNBRAL 715

Pío X ha elegido para habilitarlas, cuatro habitaciones muy reducidas,


situadas precisamente encima de los departamentos ocupados por el Papa
León X I I I , y que vienen á constituir una especie de entresuelo, habilitado
hace tiempo entro el segundo y el tercer piso del Palacio.
Aquí ha vivido durante muchos años monseñor Angelí, secretario parti-
cular del Papa, y en dichas habitaciones, que se comunican por medio de
una escalera de caracol con los departamentos que ocupó León XIII, des-
cansaban Pío Centra y el doctor Lapponi durante la enfermedad del finado
Pontífice.
El Sumo Pontífice, fiel á sus hábitos de modestia y de sencillez, ha con-
vertido las habitaciones á que nos referimos en despacho, comedor y dor-
mitorio, amueblados con verdadera pobreza y en los cuales se encuentra á
sus anchas el Vicario de Jesucristo.
Por la escalera de caracol á que antes nos referimos bajará á los depar-
tamentos inferiores cuando á ello le obligue su elevadísimo cargo, y enton-
ces aparecerá á la vista de los fieles con todo el aparato que pide la digni-
dad pontificia; pero una'vez terminadas las audiencias, tornará el Papa á
sus habitaciones para entregarse con toda libertad al estudio de las com-
plicadas cuestiones que lleva aparejadas el supremo gobierno de la Iglesia.
Este arreglo permitirá al Papa salir de su humilde retiro siempre que lo
tenga por conveniente, sin verse obligado á pisar por las grandes antecáma-
ras, rebosantes do altos dignatarios, y pasearse, á su guisa, por todo el Pa-
lacio y aun bajar á los jardines sin la obligada escolta que tanto hubo de
disgustarle cuando salió á pasear por ellos á los dos días de haber sido ele-
gido para el Supremo Pontificado.
La secretaría de Estado será instalada en el primer piso del palacio, en
los salones que se encuentran situados debajo de las antiguas habitaciones
de León XIII, innovación que será muy agradecida por las numerosas per-
sonas que tienen asuntos pendientes ea dicha secretaría, y que se ven obli-
gadas á perder un tiempo precioso subiendo escaleras y atravesando largas
galerías antes de llegar á las oficinas en que radican sus negocios.
LAS TUMBAS DE LOS PAPAS.—Poco antes de morir León X I I I expresaba-
sus deseos de ser enterrado en la basílica de San J u a n de Letrán, junto á
la magnífica tumba de Inocencio III, construida por M. Gr. Luchetti duran
te el Pontificado que acaba de terminar.
Las tumbas de los Papas se encuentran diseminadas en las iglesias de
Italia; en las de Roma están la mayor parte, y la basílica de San Pedro en-
cierra muchas, algunas de excepcional valor artístico.
Pío IX pidió que su sepultura fuese muy sencilla, y así se puede ver en
la iglesia do San Lorenzo, fuera de los muros de Roma. Consiste esa sepul-
tura en un simple sarcófago de mármol rodeado de pinturas análogas á las
que se ven en las catacumbas romanas, donde reposan las cenizas de mu-
chos reyes.
En San Pedro se encuentran las tumbas de Bonifacio VII, ejecutada por
el artista florentino Arnolfo di Lepo; Pablo II, por Mino de Fiésole, Sixto
IV ó Inocencio VIII, por Antonio Pollagnolo; Gregorio XII, por Camilo
Rusconi; Pablo I I I , Urbano VIII y Alejandro VII, por Bernini; León X I ,
por Algarde; Clemente X, por Férrata, Morelli y Carcari; Inocencio XI, por
Monot; Alejandro VIII, por Angelo de Rossi; Inocencio XII, por Felipe Va-
lle; Pío VIII, por Tenerani; Benedicto XIV, por Pietro Bracci; Clemente XII,
716 EL MONTE CARMELO

por Canova; Pío VII; por Thorwaldsen; L^ón X, por Fabri; Gregorio XVI,
por Ami; y las de Adriano VI, Nicolás V, Pío II, y León I, por autores
ignorados.
La iglesia de Santa María de la Minerva contiene el sepulcro de Urbano
VII; asi como el de Julio I I con el famoso Moisés, de Miguel Ángel, está
en la Basílica de San Pedro aduíncula.
En Santa María de Araceli está la tumba de Honorio IV. La basílica de
San J u a n de L3trán, además de la sepultura de Inocencio I I I , encierra las
de Martín V y Clomente XII, ésta admirable obra de Maine y Monaldi.
La iglesia de San Francisco, en Viterbo, contiene las cenizas de Adria-
no V.
La catedral de Arezzo, las do Gregorio I X .
La iglesia de Santo Domingo, de Perusa, las de Benedicto XI.
Otras ciudades, como Genova y Ñapóles, tienen también sepulturas
pontificales.
Y por lo que se refiere á sepulcros de Cardenales, los hay en casi todas
las iglesias de Italia.
NOTA POLíTICA.—El asunto de la quincena pasada ha sido el feliz viaje
que S. M. y los Príncipes de Asturias, acompañados del señor Conde de San
Bernardo por parte del gobierno y de otras distinguidas personas, han rea-
lizado recorriendo algunos pueblos de Navarra, Rioja, alto Aragón, Soria,
Valladolid y Falencia, deteniéndose en las capitales de estas provincias.
Con este motivo se organizaron en dichos puntos magníficas fiestas, en las
que resaltaba el cariño y amor que profesa el pueblo español á su Jefe Mo-
narca. Mientras tanto la ex Reina Regente con la Infanta María Teresa es-
tá en Viena, ultimando, según dicen los periódicos, los arreglos de la testa-
mentaría de su difunta Madre la Archiduquesa Isabel.
Al Gobierno y á los republicanos lo que ahora parece preocupar más son
las futuras elecciones municipales. Por una y otra parte se hacen prepara-
tivos, por una y otra banda soplan reciamente vientos de amenaza; y no
hay duda que la vida del actual gobierno depende seguramente de las
elecciones de Noviembre.
Parece cierto también que el Gobierno tiene el compromiso de elevar
á Romero Robledo á la presidencia del Congreso; pero cuantas personas co-
nocen á fondo al actual Ministerio, aseguran que se sostendrá tan solo co-
locándose Silvela en la presidencia, y sino, hacen muy bien los fusionistas
en esperar el poder nuevamente para fines de este año.
El hombre misterioso
V I
Estimulado Bernardo por los más
Una tarde estaba Bernardo sen-
ardientes deseos de saltar á tierra,
tado en su taburete de proa, miran-
miraba á todas partes, por ver si
do al cielo y sin darse cuenta de lo
acaso llegaba el momento suspira-
que estaba haciendo, cuando héaquí
do de divisar el "suelo firme donde
que en el lejano horizonte, allá le-
pudiera sostenerse. su cuerpo sin
jos, muy lejos, como dividiéndose
tanto moverse y tambalear. Pero
en la superficie de las aguas, vio
parecía que la tierra se alejaba más
una bandada de gaviotas, que tan
•y más cada día, ó por lo menos no
pronto se movían hacia una parte
se acercaba, que era lo mismo. Día
como hacia otra, tan pronto se ele-
y noche tenía los ojos fijos, por si
vaban, hacia las alturas del cielo,
veía alguna luz que le pudiera in-
como se les veía sumergirse en el
dicar la cercanía de la tierra, pero
fondo de las aguas.
todo era en vano. Varias noches
había visto luces en la mar, pero L a alegría que Bernardo sintió
para el día siguiente habían des- al divisar á lo lejos aquella bandada
aparecido, como que no eran sino de aves marinas, fué inefable, soltó
las luces de algunos vapores que un grito de alegría, y se puso á re-
atravesaban aquellas alturas sin zar como llevado por un impulso in-
hacer caso del barco de Bernardo. terior que no se explicaba, fuertes
latidos daba su corazón al ver lo que
Por fin, Bernardo acudió á su re-
no había visto tanto tiempo hacía,
fugio de siempre; á la capilla del
y creyó ya que su dorado sueño ten-
colgante escapulario, allí se arro-
dría muy pronta realización, pues
dilló según su costumbre, y perma-
aquellas gaviotas indicaban que la
neció arrodillado durante un buen
tierra estaba muy cerca, y no le se-
rato. Sin embargo parecióle que no
ría muy difícil dirigir su barco poco
le había ocurrido ninguna idea
á poco hacia aquella parte por don-
nueva para poder abandonar el
de parecía que venían las aves.
barco y plantarse en tierra de un
salto ó vuelo ó como mejor le vi- No era pues un misterio para Ber-
niera. Solamente se vio, ó se sintió nardo la cercanía de la tierra. No
confortado de un espíritu de resig- se-necesitaba sino dirigir el rumbo
nación y paciencia para esperar del Pompeyo hacia aquella parte,
hasta la hora en que su Madre San- pues seguramente allí estaba lo que
tísima le manifestara el medio de deseaba. ¿Pero cómo podía dirigir
realizar su ansiado proyecto. aquel barco de destrozadas velas,
718 EL MuNTE CAhMBLO

no solamente hasta aquel punto, pe- oportunidad para clavárselo al tibu-


ro ni cincuenta brazas de mar? rón en el único ojo que esto poseía.
Aquí fué el discurrir de Bernar- P a r a esta operación preparó Ber-
do. Pensó en remendar las velas y nardo masa de harina en abundan-
colocarlas en los mástiles, pero, de cia, envolvióla en un pedazo de sa-
tal manera, estas estaban rotas, que co, descolgóla de una cuerda, con
era de todo puntó- imposible su em- el fin de que, mientras el tiburón
presa; no Jenía agujas 'ni hilo nj me- se entretenía en devorarla, asestar
dio alguno para poder plantar un ; en el ojo lá puñalada del clavo, y
sólo trapo sobre los palos, y aunque dejarle ciego de una vez.
tuviera en su poder todos aquellos Tan bien preparó Bernardo su
medios y todas las velas del mundo, o/peráción que esta le salió aún me-
¿qué le podía aprovechar todo ello, jor de lo que él esperaba; descolgó
si no sabía ó no comprendía el ma- la masa de harina, sobre la cual se
nejo de tales velas? arrojó el tiburón, sospechando muy
También pensó Bernardo en acos- poco lo que le iba á suceder, y en
tumbrarse á nadar de tal suerte que el momento en que este devoraba su
por aquel continuo trabajo pudiese ración, Bernardo le asestó tan cer-
adquirir tal resistencia, que en un tera puñalada, que le metió por el
momento dado pudiese salir del bar- ojo todo el clavo y parte de la caña.
co á nado y llegar á tierra sin no- Ya te tengo en mis manos, ani-
vedad; pero para poder acostum- malote, exclamó con aire de triunfo
brarse al ejercicio de nadar, se veía Bernardo, con ninguno de tus ojos
en la imposibilidad de bajar al agua me mirarás en adelante, sino que
porque allí le esperaba el tiburón me servirás para todo lo que yo
tuerto. ¿Qué iba á hacer el pobre quiera.
Bernardo? Sin pérdiJa de tiempo se dirigió
Así pasó el joven marino algunos á la capilla del escapulario colgado,
días más, pensando en el modo de- se encomendó á la Virgen del Car-
realizar sus deseos, cuando de re- men, se cogió el escapulario, se le
pente se le ocurrió una idea y dando puso á su pecho y subió á sobrecu-
un golpe en la frente, dijo para sí: á bierta con intención de montar en-
ese tiburón tuerto le he de volver seguida en el tiburón. Pero todavía
ciego, le arrancaré el ojo que le no estaba Bernardo convencido del
queda, le convertiré en. jumento, todo, de que el pez no tuviera algo
montaré en él como en un caballo y de vista; si por casualidad el pez no
llegaré á tierra perfectamente como estaba del todo ciego, ¿en qué con-
en triunfo. Ahora me la pagará ese flicto se encontraría el pobre mu-
maldito pez. chacho?
Dicho y hecho, fué cosa de un Por este motivo Bernardo quiso
momento. Empezó Bernardo por hacer una prueba más de si el pez
darle de comer cuanto quería á su veía ó estaba del todo ciego; prepa-
futuro caballo de mar, hacía masa ró otra vez una buena cantidad de
de harina en abundancia y se la masa de harina, la arrojó al tiburón
arrojaba al tiburón, la que cogía y pero este no hizo caso alguno de
devoraba éste con ansia y voracidad ella; de aquí se convenció Bernardo
propia de su clase. Mientras tanto de que el pez no veía nada.
Bernardo cogió una caña larga, ató Convencido ya de una vez de la
y sujetó fuertemente un clavo en ceguera del monstruo, díjose á sí
uno de sus extremos, y esperó la mismo: va la vida ó la muerte, pero
SOLACES Y ENTRETENIMIENTcS 719
no hay remedio, tengo que saltar á á subir al Pompeyo? si hubiera de-
tierra porque no puedo soportar ya jado colgando alguna cuerda para
esta vida monótona y triste. Si para lo que pudiera ocurrir, y poder vol-
esta noche no llego á ver a!gún ver á subirse á su barco, en caso de
monte volveré otra vez al barco necesidad; pero de nada se acordó
montado en el mismo caballo, pero Bernardo y ahora no tenía remedio
si llego á ver tierra, no he de parar sino agarrarse á su tiburón.
hasta que consiga morar en ella. Sostúvose pues el joven héroe con
Me precisa dirigir á ese tiburón tesón agarrado al tiburón el cual,
allá donde se ven las gaviotas, por- apesar de todos sus coletazos, no
que seguramonte que de allí se ve- podía soltarse del tenaz ginete que
rá la tierra. P a r a poderle dirigir le montaba.
mejor al punto donde yo deseo, lle- Viendo Bernardo que su caballo
varé en la mano el clavo con que le no quería amansarse, un tanto im-
he arrancado el ojo; si se me ladea paciente por el caso, cogió el clavo
el caballo, este clavo servirá de es- y le metió con rabia cuan largo era
puela para pincharle por el lado ha- este, por las agallas, y el bicho,
cia el que se inclina y no tendrá re- viéndose aguijoneado tan fuerte-
medio sino dirigirse á ' d o n d e yo mente dio una sacudida tan violenta
quiero; si se me introduce dentro de que fué á dar de cabeza contra el
las aguas también le he de pinchar barco.
por el vientre, y qué remedio le ha Aquí fué donde por motivo del
de quedar sino subir arriba: si se golpe que recibiera, parecía tran-
niega á correr, también se encarga- quilizarse el feroz cetáceo. Bernar-
rá el clavo de hacer andar al tren. do no dejó de aprovecharse de aque-
Después de todos estos preparati- lla coyuntura para emprender su
vos y discursos volvió Bernardo á viaje, pero sea por esto ó por lo que
exclamar: ahora es la mta, ahora fuere, al poco tiempo Bernardo ha-
voy á hacer lo que no se ha hecho bía dicho ¡Arre! y su caballo corría
jamás en el mundo: miró un momen- ó mejor dicho volaba con una rapi-
to al escapulario, se santiguó, y en dez asombrosa sin alejarse de la su-
uno de los momentos en que el ti- perficie de las aguas.
burón se encontraba más cerca del Ya conoció el extraño ginete que
barco, saltó Bernardo sobre él; con á su caballo no le quedaban ganas
las dos manos se agarró fuertemen- de dar coces y que le podía manejar
te por la parte de la cabeza del pez, fácilmente. P a r a poder llegar más
y con los pies cruzados le envolvió presto al término de su viaje le da-
la parte de la cola y se pegó al ba de vez en cuando tales pinchazos
monstruo marino como una lapa con su clavo que no había vapor ni
que era imposible despegarse. ave voladora que corriera como el
Apenas sintió el enorme cetáneo tiburón de Bernardo.
el extraño enemigo que se le había Nuestro héroe vio que la cosa iba
puesto encima dio tales sacudidas y b : en y ya le parecía que no faltaban
coletazos, se sumergía en las aguas sino minutos para llegar á ver la
con tal velo idad y subía á la super- tierra, los montes, los árboles y ca-
ficie con tal violencia que Bernar- sas que no las había visto hacía tan-
do Fegó á temer y casi á arrepen- to tiempo: ¡Arre caballo mío! excla-
tirse de haberse arrojado á tan te- maba de vez en cuando en aquellas
meraria empresa, por un momento, soledades marinas, y mientras tanto
hasta pensó abandonar su famoso daba un pinchazo atroz con su clavo
caballo marino, ¿pero cómo volvería á su fenomenal caballo, y el caballo
720 EL MON1E CARMELO

con su ginete corría al través de según iba acercándose á tierra los


aquellas soledades de suerte que un montes le parecían cada vez más
poeta griego hubiera creído ver rea- altos, los árboles cada momento más
lizada la fábula de los centauros ó grandes, veíanse nuevas bandadas
de las sirenas. de gaviotas, de alcatraces y otras
Tres horas hacía que Bernardo aves marinas; las alegrías eran ca-
estaba navegando de aquel modo, da vez más entusiastas y la mar ca-
cuando de repente divisó la cumbre da vez más antipática.
de una montaña. ¡Tierra! exclamó el El día 8 de Septiembre se encon-
joven marino como otro Cristóbal traba Bernardo como á medio kiló-
Colón al divisar por primera vez la metro de la tierra pensando en el
suspirada tierra después de una na" modo en que se había de realizar su
vegación de dos meses. ¡Tierra! veo famoso desembarque. Muy pronto
la tierra, y en el entusiasmo de su resolvió la dificultad; pensó dar el
alegría dio á su caballo un pincha- último y el más fuerte pinchazo á
zo más con su clavo. Pero notó su benéfico tiburón en el momento
Bernardo que su tiburón caminaba en que este se hallara cerca de tie-
cada vez menos. Claro está; tantos rra, y dejarle muerto en el acto á
fueron los pinchazos que recibió y fin de que'como despedida no le die-
los agujeros que llevaba en su cuer- ra un mordisco, con el que le hicie-
po el ciego pez, que iba desangrán- ra pagar los gastos de viaje y los
dose poco á poco por aquellos agu- pinchazos recibidos.
jeros hasta verse reducido casi á la Así lo hizo Bernardo, y el tiburón
imposibilidad de caminar. dio de cabeza contra una roca que-
No se le ocultó á Bernardo !a cau- dándose tripa arriba, posición en
sa de la debilidad de su caballo, lo que los peces suelen parecer muer-
que le hizo entrar en cuentas por si tos.
llegaba á cansársele de suerte que Bernardo saltó á tierra y tomó
no pudiese llegar á tierra. Dismi- posesión de todo el país haciéndose
nuyó pues la velocidad dé su tren y su rey.

Fr. Samuel de ¡¡¡anta Feresa,


(Se continuará)

^7
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LO QUE Vi DE CÍSTILU ü CASTILLA

SCRIBO en tierra de Casti-


lla, en esta tierra santifica-
da por las benditas pisadas
^ j ^ P ^ d e la mujer más agracia-
f* da, después de la Madre
de Dios, que ha morado en tierra
de mortales, perfumada con el aro-
ma de sus peregrinas Virtudes y
testigo de vista de sus trabajos
cual nadie los ha sufrido mayores,
y de la grandeza de su alma cual
Dios no hiciera ninguna otra. Y al
trazar estos rasgos sobre el papel,
AfiolV-flúm. 7 9 me dejo llevar por la suave co-
rriente del caudaloso Pisuerga; y
1.°de Octubre de 1903 tengo enfrente una extensa campi-
ña, á trozos tostada por los rayos
~Q>T<9~
'!' del sol, á trozos cubierta con los
i sazonados racimos que el labrador
722 EL MuNTE CAKMKLO

se dispone á cortar de la vid para llevarlos al lagar; y


á lo lejos destácase la silueta de un grandioso edificio
de piedra, que tiene hechura y las formas todas de ga-
llardo alcázar, y al que nudifrcs grandes Monarcas
constituyeron en depositario de sus reales firmas, vinien-
do á ser el archivo de más nombradla é importancia his-
tórico-política que existe en Europa.
Todo esto, la vista del archivo de Simancas y de su
extensa y pintoresca campiña, y la memoria de Teresa
de Jesús y de nuestros antiguos reyes, enlazándose
entre sí, sumerg-e mi espíritu en hondas meditaciones
sobre lo que va de aquellos tiempos á nuestros tiempos,
de aquella Castilla á nuestra Castilla, y sobre el camino
que hemos recorrido para venir de tanta grandeza y po-
derío en lo humano, y tanto fervor y santidad en lo
divino, á tanta pequenez y vileza, á tanta indiferencia
y falta de virtud como presenciamos en nuestros días.
Fué Castilla en los pasados siglos grande, rica y
poderosa, fué el rey de los pueblos, y su voluntad fué
la ley del mundo, y fueron sus moradores amados de
Dios y respetados de los hombres.
Sus héroes y sus santos, sus reyes y sus políticos,
sus literatos y sus guerreros, tenían un alma grande,
inmensa, dilatada, con la extensión Se las vastísimas
campiñas castellanas, en cuyo horizonte no se interpone
á nuestra vista el obstáculo de las montañas. Acostum-
brados.á ver estas llanuras sin fin, todo lo que conce-
bían, tenía las proporciones de una grandeza análoga,
sin límites, sin montañas por medio, sin que su espíritu
se aviniera á pararse ante las dificultades.
Yo creo que tal era también el carácter de la Virgen
de Castilla, Teresa de Jesús, su alma era inmensa,
como las llanuras de su país; su corazón era dilatadí-
simo, corno la arena, según frase de la Iglesia, que se
extiende en las riberas del mar. Toda de Jesús, no ha-
bía obra, por grande que fuese, que no Ja emprendiese
LO QUE VA DE CASTILLA A CASTILLA 723
por la gloria de su Amado; Jesús todo de ella, no había
dificultad, por invencible que pareciese, que Teresa no
la superase con la ayuda de su Amado.

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Virgen del Carmen que se venera en Salvatierra, (Méjico)

Por esta tierra del riñon de Castilla, por Avila y


Medina, Valladolid y Salamanca, corrió esta celestial
andariega, fervorosa, denodada, emprendedora, de pen-
samientos altísimos, de deseos generosos, agradecida
724 EL MONTE CARMELO

á los hombres cuando la ayudaban á ejecutar sus pla-


nes de santidad, valiente de corazón, afrontando todas
las persecuciones del mundo y del infierno, cuando la
contradecían, y siempre vencedora, saliendo adelante
siempre con sus obras que valieron á la Iglesia la refor-
mación de una Orden antiquísima y benemérita, á Dios
la salvación de muchas almas, á la mística cristiana
lecciones sublimes de celestial sabiduría, y á las letras
españolas modelos acabadísimos de galanura y perfec-
ción en el decir.
Esto fué Teresa, la hija de Castilla, en los siglos que
pasaron. Esto fueron igualmente los reyes de Castilla,
los conquistadores de Castilla, los sabios de Castilla,
los poetas de Castilla, los artistas de Castilla.
Aquí, en este riquísimo Archivo de Simancas, he
pasado revista á estas grandes glorias que reposan hoy
formando grandes hileras en sus estantes. Aquí se ve
lo que ha sido España y aún el mundo entero por Cas-
tilla. Yo creo que este menumento y guardador de
nuestras pasadas glorias está muy bien donde le pusie-
ron nuestros incomparables reyes Carlos V y Felipe II,
en Simancas, dominando la grandeza sin límites de
estas llanuras con la que tanta semejanza tuvo la gran-
deza de carácter de aquellos antiguos españoles.
Hoy estos pueblos de Castilla no son lo que fueron;
las ruinas de sus murallas significan las ruinas de sus
caracteres. Todo está aquí en ruinas: la virtud, la in-
dustria, las artes, la riqueza. ¿Qué fueron de aquellos
arrestos fervorosos con que los antiguos castellanos se
dedicaban al servicio de Dios y al servicio de sus reyes,
con que acometían aquellas grandes empresas que les
han conquistado nombre imperecedero en la historia? El
espíritu religioso y el espíritu patrio está aquí dormido
y amortiguado.
Quizá no haya llegado aún á estos campos el eco
de esas predicaciones insensatas que siembran en el
LO QUE VA DE CASTILLA A CASTILLA - - • - 725

corazón del pueblo el odio á Dios y á todo principio de


autoridad; pero otra causa más poderosa ha contribuido
á deprimir los caracteres, á matar los entusiasmos
santos, á cegar la fuente de ideas elevadas y generosas:
la pobreza, á que han sido reducidas estas gentes por
una administración nacional loca, insensata, ruinosa, á
cuyo sostenimiento tienen que aportar estos campos lo
poco que producen, dejando á sus trabajadores, después
de los afanes y sudores de todo un año, en la escasez y
miseria más lastimosa. ¿Cómo han de tener estos labra-
dores sentimientos de amur y gratitud hacia unos go-
biernos cuya administracción les arrebata los pocos
frutos que sus encallecidas manos arrancan de las en-
trañas de la tierra? ¿Cómo su espíritu, aterrado de con-
tinuo por la sombra fatídica de las inmensas gabelas y
contribuciones que pesan sobre sus terruños, y conster-
nado por la amenaza del hambre, se ha de lanzar á las
regiones de lo ideal, donde se forjan los pensamientos
nobles, los sentimientos generosos?
Con el bienestar material se ha ido el bienestar espi-
ritual que consiste en la práctica de las "virtudes reli-
giosas junto con el ejercicio de las facultades intelec-
tuales del hombre en el grado que á cada cual le per-
mita su condición y estado. Una vez más se ha cumplido
en estos campos de Castilla esa ley de la historia en
virtud de la cual sólo el pueblo que goza en lo material
de un bienestar honrado 3^ sanamente adquirido, es
culto, es ilustrado, es religioso, es feliz, y está dis-
puesto á acometer grandes hazañas que den días de
gloria á la patria. Pero pueblos empobrecidos, esquil-
mados, á quien el trabajo de todo el año no basta para
saciar su hambre, no tendrá quizá grandes vicios, pero
tampoco puede tener grandes virtudes.
Simancas, Septiembre, 1903.
Fr. ñngel Mam.
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Santa Teresa y el fin de su Reforma

Nació Lutero el afio de 1493; comenzó á sembrar su secta el de


1517; casóse con doña Catalina Bora, priora de monjas agustinas de
Sajonia, el año de 1525, y, á su imitación, se casó con otra monja
Ecolampadio, fraile, y Wolfango Capitonio y Bucero, frailes apósta-
tas. Carolostadio hizo lo mismo con otra; y esta mala monja, después
de haber andado dos años ganando disolutamente con su cuerpo, se
casó con él, y le ayudó á sembrar la herejía; porque tenía Lutero en
su casa, como maestro de latinidad y letórica, por pupilos los hijos
de señores principales de Alemania, Sajonia y Polonia, y otros de
aquellas partes, que comenzaban a leer y á estudiar por sus libros
heréticos, y así sembró en ellos sus abominables errores, inficionan-
do su entendimiento, y su mujer doña Catalina Bora, les inficionaba
la voluntad, trayéudoles damiselas con quien pecasen, y buscándo-
les los manjares más regalados y más delicados vinos para sus delei-
tes, á fin que lo que el marido Lutero iba destruyendo del conoci-
miento de la fe, con los sensuales gustos del apetito, se fuese extra-
gando la voluntad de aquellos miserables príncipes, viuiendo des-
pués á ser cabezas de sus provincias, y á fomentar, dilatar y defender
la herejía luterana. ¡Oh bondad de Dios, cómo da medicina para las
enfermedades y remedio para las llagas, y cría el antídoto contra la
ponzoña, que el demonio causa y siembra! La misma semana, en
que comenzó á predicar públicamente Martín Lutero, que fué el año
de 1517, se entregó á Dios de veras un soldado español, llamado
Ignacio de Loyola, y dejando las libertades soldadescas, creció en
tanto espíritu, que fundó la Compañía, da donde han salido tan va-
lerosos soldados de la capitanía de Jesús, que han resistido, resisten
y resistirán á la herejía, tan valiente y esforzadamente, como vemos;
enarbolando la bandera de Cristo en la China y otras muchas partes
de las Indias Occidentales y Orientales, ganando innumerables almas
para la Iglesia católica romana. Y al mismo año que Lutero 86 amo-
tinaba contra la Iglesia, por causa de unas indulgencias y otras cues-
-
SANTA TERESA Y EL PIN DE SU KBFOKMA 727

tiones del libre albedrío, antes que públicamente predicase su herejía,


que fué el de 1515, nació en Avila, de buenos padres, la beata madre
Teresa de Jesús; y al mismo aflo que se casó Lutero con la monja
doña Catalina Bora, que fué el de 1525, se determinó la santa niña
Teresa á dejar el mundo, y hacía ermitas en el huerto de su padre,
como si fueran monasterios; habiendo salido poco antes con un her-
mano suyo, movidos con decir que hay eternidad, á buscar martirio,
por dilatar la fe; y el año de 1535, teniendo veinte ^flos, cuando la
mala monja Bora borraba la yirtud de los príncipes de Alemania, y
se casaban los frailes y monjas, que hemos nombrado, la santa
madre Teresa de Jesús tomó hábito de monja en la Encarnación de
Avila, para que por medio de damiselas vírgenes y castas, reparase
los daños de la herejía, y convidase tantas almas á la perfección y de-
fensa de la fe católica, así de hombres como de mujeres, dando prin-
cipio á la reformación de los Carmelitas Descalzos.
De aquí se sigue, que el fin para que se fundó esta Orden, y el
celo con que la madre la fundó, fué para resistir A los herejes y con-
vertir gentiles é infieles á la fe. Con este celo vivió; ese dejó escrito
en sus libros y aconsejó de palabra á sus amigos, subditas y suceso-
res, mandando á sus religiosas que siempre rogasen por los que de-
fienden la fe, rogando á los religiosos que se ejercitasen en este mi-
nisterio como en su priucipal vocación. Porque aunque es verdad
que unas religiones tienen por principal intento el celo, la predica-
ción y el traer almas á Cristo, como los dominicos y jesuítas; y otras
el recogimiento, clausura y aspereza de vida, como la Cartuja; esta
religión del Carmen (siguiendo el espíritu doblado de Elias) abraza
por principal fin entrambos á dos ministerios: celo de almas y quietud
de espíritu, predicación y aspereza de vida, amor de Dios y del pró-
jimo, oración y ministerio de almas, imitando á sus antecesores, co-
mo á Elias, Eliseo, Cirilo, Caprasio, Guido,San Angelo y San Alberto,
Tomás Waldense, y los demás que, siguiendo vida áspera, espiritual
y recogida, ganaron muchas almas para Dios, convirtiendo infieles,
gentiles y pecadores y defendieron contra herejes la fe católica.

Fr. íeróaimo §racián de k Madre de íI'WB.

~77Q)(§fZ-
4'MIMááááiéááá^MMUMiÉMáMMMáM^á}
^^y^^{^0^0--<^0^^<^^<^^^0-^^}-<^0^
;P||PPP|ff||PPIPf^ f

¡Todos la tiran de la capa!... a)

H a y en la española historia En la Orden Carmelitana,


Un nicho, donde se alza, Un descalzo: Madre mía.
Sobre un pedestal de gloria Un calzado: Fué mi hermana.
Que al mundo entero es notoria, Un francisco: Franciscana.
Ilustre monja descalza. Y un dominico decía:
H é aquí el juicio que han formado Fué dominica in passione.
Algunos admiradores Si hombre—dice un jesuíta -
Que ese nicho han observado, Fuera la Santa bendita,
Que esa gloria han ensalzado, Jesuíta—Dios me perdone—
O la han tributado honores. Fuera y nunca carmelita.
Un inglés: Fué protestante. —Tuvo un corazón Teresa
Un francés con decisión: Penitente... alcantarino...
Siguió á la diosa ra\ón. —Un corazón de Salesa...
Y un italiano cantante: —¿De Salesa? ¡buena es esa!
¡Tuvo un bello corazón!... F u é un corazón de Agustino..
Un alemán: Gran mujer Y la han tirado además
E incomparable escritora. De la capa, y aún del velo,
Un español: La que adora Los serafines del cielo;
Mi patria, y la que ha de ser Pero es más, es mucho más
Quien la ha de salvar ahora. Que serafín del Carmeío.
Un castellano: Es la planta Pues viéndola cuidadosa
Mejor que brotó en Castilla. De su honra y gloria Jesús,
Si es aviles: Es la Santa. Con su mano bondadosa
Un andaluz: Más levanta Dióla en arras una cruz
Que la Giralda é Sevilla. Y llamóla ¡Cara esposa!

F R . FLoREncTO D E L NIÑO J E S Ú S
Carmelita Descalco.

(1) En el albúm que se custodia en el convento de Madres Carmelitas


de Alba, aparece esta graciosa poesía, con la siguiente nota: "Estampo,
Madre mía, en vuestro Álbum esta poesía, aunque de ningún valor, para
estimular á otros trovadores ingenios y devotos vuestros á hacer lo mismo,
y... para que cada vez más os tiren de la capa... El autor.„
siyfe^»

paES2aBS!E¿fB<íisi K' (?}IC«ya)I


Rf Vfí \$t ífí vh w i

Flores y elogios del Rosario

NTRAMOS en el mes de Octubre, "en el ff.es


dedicado á honrar á María bajo la advo-
cación del Santísimo Rosario; advocación
hermosa que el insigne burgalés Domingo
de Guzmán llevó al suelo de Francia é
Italia, abrasadas en guerras religio-
sas, y logró por su medio postrar y hu-
millar en singulares batallas á los ma-
niqueos albigenses; estandarte victo-
rioso que nos recuerda la batalla de Le-
panto alcanzada por los hijos de Dios
agrupados en torno suyo y en la que el
agua del Océano se enrojeció con san-
gre mora; título glorioso y timbre de
honor de nuestras mayores, cuando no pasaba día sin que se reza-
se en la Iglesia al pie de su bendita imagen rodeada de flores y lu-
ces, y en los hogares de las familias cristianas ofreciendo á los ojos
del mundo el espectáculo encantador de unos padres que, rodeados
de sus hijos, convertían sus viviendas en templo consagrado á
María.
Y no era esta devoción exclusiva del común del pueblo, nada de
esto; ábrase la historia y veremos en las suntuosas cámaras de
nuestros poderosos Monarcas la imagen bendita de María; veremos
que aquellos fogosos corazones que avasallaron al mundo, se glo-
riaban de llevar junto á su tajante espada el rosario de María; ve-
remos que en el suelo convertido en balsa de sangre en que nada"
ban miles de cadáveres, levantaban un altar donde rezaban la co-
rona á la Virgen; y veremos finalmente á Felipe II decir á su hijo
Felipe III antes de morir: Hijo, si quieres gobernar bien tus reinos
y mantenerlos en paz, lleva siempre contigo el Rosario. Con este
sentimiento vivían nuestros mayores, enteramente convencidos de
730 EL MONTE CARMELO

que el Rosario sostenía á los Reinos de España en la fe católica,


como dijo la Universidad Salamanquina; que libró á Españoles y
al-orbe cristiano en mil ocasiones de la peste, hambre y guerra, en
sentir déla Universidad de Bolonia; que no fueron los generales,
ni los batallones, ni las armas, los que nos dieron ni nos darán la
victoria, sino el Santo Rosario, como declaró el Senado de Vene-
cia; que es esta oración, en expresión de León XIII, la oración her-
mosísima instituida contra los enemigos del catolicismo; que es el
distintivo y divisa del cristiano por lo que dijo Claret. "Jamás será
tenido por buen cristiano, quien no reza el Rosario, y Santa Teresa
la gran heroína castellana, decía admirada al par que convenci-
da: En el Rosario he hallado los atractivos más dulces, más efica-
ces y más poderosos para unirme con Dios.
Unos llaman al rosario, tal vez fijándose en la etimología de es-
ta palabra, florido ramillete de rosas celestiales que despiden
suave ar»ma de belleza y amor- puros ante el acatamieuto de la Ro-
sa mística del paraíso, y anuncia asimismo al triste mortal la coro-
na eterna que María les está preparando; otros, alimento conforta-
tivo y eficaz de la fe; aquel dice de él que no encuentra expresión
tan exacta en oración alguna del oficio de mediadora que María
desempeña constantemente cerca de Dios, como en el rosario; este
otro, contemplando á tantos cristianos dirigir esta plegaria á la
Virgen, se arroja á decir que es un escuadrón fortísimo, perfecta-
mente instruido y ordenado para rechazar los ataques de los ene-
migos ya interiores ya exteriores; y todos.los consejos paternales
de Pío IX nos exhorta á practicar esta devoción: Si queréis que la
paz reine en vuestros corazones, en vuestras familias y en vuestra
patria, dice, rezad todos los días el Santo Rosario; pues no es otra
cosa que el mismo Evangelio compendiado; el cual dará á los que le
rezen la paz santa en las Sagradas Escrituras prometida. Es la
oración más bella, la más rica en gracias y la más agradable á la
Santísima Virgen María. Amad el Rosario, rezadle con devoción y
amor. Sea este encargo el testamento que os dejo para que os
acordéis de mí.
Pero quién podrá enumerar los innumerables elogios tributados
al Santo Rosario? Si le llamamos ccn San Carlos Borrqjneo la de-
voción más divina, oímos decir á S. Francisco de Sales que no es
sólo la más divina, sino también la más necesaria para él pueblo
cristiano; y si nos parece que decimos bastante cuando repetimos
estas palabras de San Ligorio: El Rosario es el homenaje más gran-
de á la Madre de Dios, nos contesta el Beato Juan Masías que
no es sólo homenaje á la Madre de Dios, sino también medio efi-
cacísimo para sacar de las penas del Purgatorio miles de almas, y
hermosísima cadena engarzada de brillantes perlas que une el cie-
lo con la tierra; y á este tenor todos los santos agotan su dicciona-
rio de piedad y fervor para alabar, engrandecer y ensalzarla
corona dé la Virgen.
FLORES Y ELOGIOS DEL ROSARIO 731

No solo los santos han dedicado entusiastas elogios al Santo


Rosario. El incomparable compositor José Haydn, autor del himno
nacional austriaco y de el Creador de la Creación, y á quien Mozart
dedicó gran parte de sus sublimes producciones dice: "Siempre que
en mis composiciones me resulta alguna dificultad las dejo; tomo mi
Rosario; me paseo rezando un rato y luego me ocurre lo que yo de-
seaba.,, En cuanto á devoción al Rosario no le fué en zaga Mozart,
de quien, si á toda persona ilustrada su solo nombre constituye la
síntesis de su merecido elogio como artista de mérito sin rival,
para la gente piadosa es el gran genio devoto y atento á sus obli-
gaciones cristianas. Todas sus cartas dan claro testimonio de ello;
en la que escribió á su padre desde París relatando la cristiana
muerte de su madre y el feliz éxito de su sintonía terminaba así:
"Después de esto, fui al Palais Royal, recé mi Rosario y luego me
recogí en mi casa;,, refiriendo en otra el método de vida que lleva-
ban padre é hijo en el palacio del Mariscal Pallaviccini, en 1771 en
Bolonia, decía al fin de ella á su hermana: "por último rezamos el
Santo Rosario, la Letanía, la Salve y el De profundis por las ben-
ditas almas,,, y en los repetidos viajes que padre é hijo hicieron
por toda Europa, por todas las cortes y por todas las cámaras re-
gias, nunca se les pasó un día sin oir Misa ó sin que la mandaren
celebrar, ni sin rezar el Santo Rosario á la Reina de losrcielos.
Coronan estos brillantes testimonios de la excelencia y glorias
del Rosario las acertadas y magníficas Encíclicas del sabio León
XIII, con cuya muerte, fuerza es confesarlo, ha perdido el mundo la
luz más radiante y pura de las inteligencias; y ya que le hemos men-
cionado es justo que le tributemos nuestro homenaje de gratitud
por sus esfuerzos para propagar el santo Rosario; su nombre irá
siempre unido á la corona de rosas de la Virgen, y sería el colmo
de la injusticia hablar del Rosario sin que aparezca allí el nombre
de León XI11, sin que se recuerden sus innumerables cartas ende-
rezadas á este fin, sin que figuren en el discurso hablado ó es-
crito estas ú otras palabras suyas: "Quiera Dios que conforme á
nuestros deseos, se de al Rosario de María el honor que se le debe
y que tuvo en otros tiempos; y que esta devoción, enseña clarísima
de fe cristiana y prenda segurísima de protección divina y especial,
se extienda por las ciudades, por las aldeas, por los talleres, por
las casas particulares, tanto de los grandes, según el mundo, como
de los humildes y pequeños. „
Eduardo de ¡Uta. ¥eresa.
ZARAGOZA Y E L P I L A R
"Püistat adhuo templum
guod gerit veneranda columna.»
(Prudent., in gradib. Pasüonis)

¿La veis? Es Zaragoza: leve bruma


Vela cual nivea gasa su fulgor;
Bésala el Ebro, y baña con su espuma
Los pies que hacen brotar rosas de amor.
—Guarda y estrecha en sus ebúrneos brazos
Rica prenda que el Cielo á ella legó,
Como su perla el nácar, y en los lazos
D e l más rubio coral presa quedó.
—Brotó allí cual rosal cristiana Iberia
Con un Capullo y una Rosa al par;
T ú eres Concha y Capullo Honor de Hesperia,
Y la Perla y la Rosa tu Pilar.
—Trono de augustos reyes, áurea cuna
De invictos héroes y ahora panteón,
Asida al pedestal de tu columna,
Victorioso fué siempre tu pendón.
—Cual las ondas del Ebro á los machones
Deshácense del Templo colosal,
Así moros y galos escuadrones
Aplastó y otros mil tu Pedestal.

—Mas hoy, así cual hatos de corderos,


L a s claras hondas juegan á su pie;
Y más festivos corren los Iberos
A l Pedestal inmoble de su fe.
—De mártires y vírgenes fué mina,
Y á engalanarla bajan del Edén
Con su púrpura blanca y mantellina
Y orlan con sus aureolas su sien.
—Los ángeles colúmpianse en su manto
Pulsando arpas y liras con primor;
Resuena ya en la Angélica (1) su canto
Unido al del Ibero arrobador.
- Estrella hermosa del zaragozano,
Rica perla del pueblo aragonés,
Palvá á la Iberia, salva al pueblo hispano,
Que reverentes pósfranse á tus pies.

Fr. Bernardo de la iruz.


(l) Capilla del Pilar.
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PRELADOS 0 SUPERIORES DE l » ORDEN CARMELITANA


SAN SIMÓN STOCK

Fué hijo San Simón de una familia muy distinguida del conda-
do de Kent, en la Gran Bretaña. A pesar de su honrada posición y
excelentes cualidades, el joven inglés se determinó á abandonar
cuanto antes la lisonja humana y aspirar á una elevada perfección.
Sólo contaba doce años, cuando se retiró á un profundo y sombrío
desierto; y pareciéndole mucho consuelo vivir en campos vastos y
espaciosos incomunicables A los hombres, escogió para morada la
concavidad de un viejo tronco, que le dio el sobrenombre de Stock,
que en lengua inglesa significa tronco de árbol. En este hueco cons-
truyó su oratorio, su cama y su celda, oraba en él día y noche,
practicaba penitencias increíbles, comía las raíces de yerbas que á
pocos pasos podia recoger, y sus virginales labios se empleaban en
súplicas y alabanzas á la Madre de Dios.
Ignoramos las consolaciones espirituales que recibiría del cielo
aquel extraordinario mancebo; pero es de suponer que serían mu-
chas y muy frecuentes, pudiendo asegurarse con los autores de su
vida, que fué tan familiar é íntimo su trato con la Virgen y los
Angeles, que más bien que un desterrado y hombre mortal, pare-
cía un bienaventurado del cielo.
En este ejercicio de vida llevaría San Simón más de veinte años,
cuando la Virgen Santísima le manda que lo deje, y se una á sus
hijos los Carmelitas que venían de Palestina. Obediente Simón á
tan explícita voluntad de María, abandona el desierto y corre á
alistarse con ellos. Entró pues en la Orden por el año de 1212; y
hecha en su tiempo la profesión, pasó á estudiar á la Universidad
de Oxford, donde recibió el grado de doctor en teología, brillando
en todas partes por su ciencia y santidad.
Ya saben nuestros lectores que por este tiempo levantóse en la
curia romana un clamoreo, pidiendo la supresión de los Carmelitas.
Era San Simón Vicario General de los Conventos de Europa por
delegación de San Brocardo, y como tal se presentó ante Honorio
á defender ala Orden, y alcanzar su aprobación; como por fin, lo
734 EL MONTE CARMELO

consiguió, interviniendo en el asunto la Soberana Madre del Car-


melo. Sosegada la Orden, pasó San Simón al Monte Carmelo, don-
de moró en una gruta durante algunos años de vida solitaria, cui-
dándose la Virgen Santísima de sustentar ásusiervo, enviándolepan
amasado por los Angeles en el cielo. Contento hubiera pasado to-
da la vida en aquel retiro, pero los bárbaros Sarracenos no les de-
jaban en paz, obligando á los Religiosos á pasar á Europa, si no
querían ser presa de su saña y ferocidad. Vinieron muchos á Eu-
ropa, dirigiéndose la mayor parte á Inglaterra porque iba allá San
Simón Stock que venía en calidad de Vicario General. Al poco
tiempo los siguió el B. Alano, General de la Orden, quien reunió

Capítulo General en Aisleford, donde fué electo nuestro Santo Ge-


neral. El celo que desplegó como Superior Mayor fué eficaz y po-
deroso. El vivió y gobernó la Orden en tiempos muy alarmantes
para ella, en el Oriente los mahometanos no dejaban vivir á los
Carmelitas, enel Occidente su venida causó tantaextrañeza en todas
partes, que en cualquier lugarejo se levantaban quejas contra los
nuevos Religiosos; así es que el Santo General, no contento con la
aprobación de Honorio tercero y Gregorio IX en favor de los Car-
melitas, alcanzó nueva confirmación de la Regla de Inocencio IV
en 1245, y en 1251 consiguió la protección especial de la Santa Se-
PRELADOS O SUPERIORES DE LA ORDEN 735
de, afianzando de este modo la Orden de la Virgen, y cerrando to-
das las brechas conque sus enemigos se valían para combatirla.
Del mismo Papa obtuvo el título de Mendicantes, y licencias abso-
lutas para fundar en cualquiera ciudad ó pueblo. Con estas dispo-
siciones la Orden de los Carmelitas se propagó maravillosamente
por toda Europa, llegando á contar el continuador de la Historia
de la Guerra Santa, escrita por Guillermo Arzobispo de Firo, más
de siete mil Conventos con trescientos ochenta mil Religiosos al
principio del siglo catorce, sin tener en cuenta los que se fundaron
en París y pueblos adyacentes A cuenta del bondadoso Rey San
Luis IX de Francia.

Sin embargo, San Simón no estaba aun satisfecho, quería que to-
do el mundo se convenciese de que el Carmelo era la escogida fa-
milia de la Virgen, quería desterrar de todos los corazones la más
mínima sospecha, quería una señal visible de la Madre de Dios
en prueba de ello, y para esto derramaba perennemente tiernas
lágrimas á los pies de la Virgen, su sustento era el orar día y
noche y dirigir oraciones fervientes á la Madre de los afligi-
dos, una de las cuales ha llegado á nosotros, y dice así traducida
libremente:
736 EL MONTE CARMELO

Flor del Carmelo, Oh Madre dulce


y vid florida, y compasiva,
del alto cielo de varón siempre
luz escogida. no conocida.
Sola tu eres Del mar estrella,
Virgen parida, al Carmelita
tal ab aeterno da privilegios
ya prevenida, que le distingan,
Coronó la Virgen Santísima tan fervorosa súplica, bajando del
cielo, envuelta en resplandores eternales, y entregándole el esca-
pulario, le dijo: "Recibe, hijo mío, este escapulario de tu Orden,
signo y emblema de mi fraternidad; privilegio exclusivo para tí y
todos los Carmelitas. Cualquiera que muriere vestido con él, no pa-
decerá el fuego eterno. Con él tienes la bella consigna de salud,
amparo'en los peligros, prenda de paz y de alianza eterna,,. Tal es
en su más desnuda sencillez el fundamento del Escapulario de la
Virgen del Carmen, que desde un principio tomó tantas creces, que
todo lo invadió y penetró, y sigue cada día en su aumento y au-
ge, á pesar de las barias de los impíos y de la frialdad con que le
han tratado algunos críticos católicos. Nosotros los Carmelitas
creemos todo lo que se refiere al Escapulario, y creemos porque
estamos obligados á creer lo que enseñan los frecuentes milagros
obrados por esta santa librea, y lo que atestiguan miles y miles de
católicos, y lo que la Iglesia repetidas veces ha confirmado, no lo
que diga cualquier crítico á quien le da el antojo de negar todo, por
la convincente rasón de no encontrar el original ó algún texto
que él quisiera.
Hemos' dicho esto del Escapularip por la íntima relación que
tiene con la santa vida del sexto gene/al de la Orden Carmelitana,
y por la mucha gloria que le cabe en esta materia. Por lo demás,
el poco tiempo que sobrevivió á este suceso, todo fué un continuo
atan por propagar más y más la devoción á la Virgen; hasta que,
insigne por sus virtudes y célebre por sus obras, vio pacíficamente
llegar su último momento en Burdeos el 16 de Mayo de 1285 á la
avanzada edad de cien años. Diósele sepultura en la Catedral, y al
instante se le empezó á venerar y honrar como á Santo. El Papa
Nicolás III permitió celebrar su fiesta en Burdeos el 16 de Mayo,
hasta que la Santidad de Paulo V lo extendió á toda la Orden Car-
melitana, que siempre le ha mirado como á hijo singular y privi-
legiado.
a. E. H?.
POESÍAS DE SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS
TRADUCIDAS POR F. S. DE M.
P P j m E ^ H PARTE
III
" V I V I R D E AMOR,,
"Si alguno me ama guardara mis
«palabras, y mi Padre le amará, y
-Tendremos á él y liaremos en él
"nuestra morada,,.
En la tarde de amor, inolvidable,
dijo Jesús, hablando sin parábola,
con dulce voz:.«Si alguno quiere amarme
con alma fiel, que guarde mi palabra,
mi padre y yo vendremos presurosos,
y su pecho será nuestra morada.»
Vivir de amor es vivir á tí unida
verbo increado, palabra de mi Dios,
ya tu sabes Jesús que yo te amo,
con tu fuego me abrasas y tu amor.
Amando yo á tí, atraigo á mí tu Padre,
y El pone su morada en mi corazón;
oh Santa Trinidadlyo te aprisiono
con el fuego que arroja mi pasión,
«Vivo de amor!»

Vivir de amor, vivir es de tu vida,


glorioso Rey, de elegidos señor,
tú vives por mi oculto en una hostia,
de los Santos seguro galardón;
Por tí quiero ocultarme, Jesús mío;
conviene á los amantes soledad,
tu corazón y el mío en armonía,
que es mi dicha mirarme en tu bondad,
«Vivo de amor!»
738 EL MONTE CARMELO

Vivir de amor, no expresa, en este suelo,


descansar en la cima del Tabor,
es seguir á Jesús en el Calvario,
es contemplar la Cruz cual dulce don.
Vida de dicha, sin pruebas ni trabajo
gozaremos tan solo allá en el cielo
mas ahora sufriendo y con tormento
podré dichosa vivir en el Carmelo;
«Vivir de amor!»

Vivir de amor es darse sin medida,


sin cobrar en el mundo algún salario,
prodigar sus favores á porfía;
quien siente amores no sabe contarlos.
¡Oh! corazón divino, mar inmenso
de ternura y amor profundo y ancho,
á tí toda tne entrego, nada tengo,
sólo un tesoro en esta vida guardo
«Amarte siempre!
Vivir de amor, todo temor auyenta
y los recuerdos de pasadas faltas,
que es el fuego de amor tan poderoso,
que le sobra poder para borrarlas.
Horno encendido, de ardorosa lumbre,
quiero vivir entre tus dulces brasas,
y allí habitar, dichosa entre delicias
entonando canciones inspiradas:
«Vivo de amor!»
Vive de amor quien tiene bien guardado
un grande tesoro, en vaso mortal.
Oh Dios de amur! mi flaqueza es muy grande,
ni con mis fuerzas yo puedo contar.

Yo caigo cada día y cadaJiora,


mas con tu amor me logro levantar,
Tú vienes á mí, y mis fuerzas recobro
con las fuerzas de tu amor y tu piedad
«Vida de amor!»

Vivir de amor es navegar sin tregua


POESíAS Da SOR íERESA DEL NI£O JESúS 739

de la alegría y de la paz gustando,


Piloto amado, OD caridad yo ardo
al verte en otras almas dominando.
La Caridad, he aquí mi sola estrella,
su suave luz alumbra los espacios
y así navegaré sin desviarme,
cual divisa en mi vela yo he marcado:
«Vivir de amor!»
Vivir de amor, cuando Jesús dormita,
es descausar sobre furiosas ondas.
¡Oh! No temas, Señor, quo te despierte.
Espero en paz las playas de la gloria;
la fó muy pronto romperá sus velos,
huirá la esperanza transitoria
y la Caridad con dulce impulso
hinchada moverá mi blanca vela
«Vivo de amor!»

Vivir de amor es ¡oh Divino Maestro!


suplicarte que inflames en tu fuogo
las almas elegidas de tus santos,
Que sean, Serafines de los cielos

todos los Sacerdotes de tu Iglesia;


á la Iglesia protégela, tu Dios mío,
yo que soy su hija, por su vida
en sus altares inmolarme quiero,
«Vivo de amor!»

Vivir de amor es enjugar tu rostro,


es obtener perdón de los que pecan;
¡oh! Dios de amor, que alcancen de tu gracia
el fruto, porque ensalcen tu grandeza;
en lo más vivo hiere de mi alma
el terrible rumor de la blasfemia,
por borrarla repito cada día
tu Santo nombre ¡oh Dios! bendito sea;
«Vivo de amor!»
Vive de amor quien á María imita,
y unge tus pies con abrasado llanto
740 EL MONTE CARMELO

y exquisitos perfumes, para luego


con los sueltos cabellos enjugarlos;
Ella ungió de tu rostro la hermosura,
creciendo en santa audacia al contemplarlo;
yo también dulce amor tengo un perfume,
y ante tu ebúrneo altar quiero arrojarlo;
«Y ese es mi amot!»
Vivir de amor, ¡oh! Qué extraña locura!»
—me dice el mundo al escuchar mi canto -
«no perdáis, vuestra gracia y vuestra vida,
haced, algo más útil y más práctico.»
Amarte, ¡oh mi Dios! pérdida fecunda,
¿de qué sirve mi voz, si no te ensalzo,
yo quiero, mi Señor, morir diciendo
en el fin de mi vida, ya cercano;
Muero de amor!

Morir de amor. ¡Oh! Qué dulce martirio,


mi vida yo he pasado en desearlo.
Afinad vuestras liras, Querubines,
el fin de mi destier-o no es lejano...
Consume ya mi seno, dardo ardiente,
hiere mi corazón, que está abrasado,
haced verdad mi sueño ¡oh! Jesún mío,
esa dicha, ya espero de tu mano,
Morir de amor!
Morir de amoi! tal es de mi esperanza
el sostén; cuando vea aquestos lazos
que al mundo me sujetan destruidos,
y el fin de mi destierro ya cercano,
Serás tú ¡oh Dios! mi grande recompensa,
Tú mi amor infinito, apasionado,
vendrád por fiu á darme en tu ternura
el cielo bello con que yo he soñado;
Vivir de amor!
23 de Febrero 1893.
EL MISIONERO

¡Qué hermosas son aquellas palabras, con que en un momento


de arrebato exclamó el más patético de los profetas de Israel:
¡cuan hermosos son los pasos de los que evangelizan la paz y dicen
á Sión, que su Dios ha reinado!
Pero aunque la unción profética de Isaías no se hubiese derra^
mado con tanta abundancia sobre una misión, tan divina y tan
simpática; <¡á quién no encanta la idea, siquiera ésta sea pálida, de
lo que es un misionero?
El misionero es trias bien un ángel bajado del cielo, que hombre
ó criatura elevado sobre las condiciones humanas; es espíritu más
bien que carne, querubín más bien que un simple descendiente del
primer hombre pecador.
Procedente el misionero de una familia más ó menos acomoda-
da; después de haber pasado los primeros años de su vida, agitada
tal vez de alguna tempestad; ó viendo deslizarse las horas en perfu-
mados salones entre torrentes de armonías, ó en medio de terribles
desengaños que trituran el corazón; ó como víctima quizá de la
necesidad que hace tan amarga la vida del hombre; se ve conduci-
do por la fuerza de presentimientos misteriosos y decisiones incom-
prensibles é inspiraciones de desconocido origen, al retiro de un
convento; allí se forma su alma ardiente, su corazón intrépido y
generoso; y después llega un momento, en que aquella alma gene-
rosa recibe una orden, como clarín que anuncia las disposiciones
divinas, y lánzase sobre los mares, impulsado por los celestiales
designios de dirigirse á tierras desconocidas,
Camina sin turbarse sobre las olas más furiosas de agitados
elementos; pero ¿qué importa al misionero? Sobre su cabeza ve un
firmamento estrellado, y un poco más arriba á Jesús que le espera
con una corona de rosas en la mano; bajo sus pies ve el transpa-
rente líquido que acaso algún día le sirva de diáfana y blanda se-
pultura.
El misionero consume su vida en hacer bien á su semejante; di-
funde los rayos del sol eterno en medio de las tinieblas que rodean
al salvaje sumido en la ignorancia, y la palabra que fluye de sus
labios siembra los gérmenes de la civilización, de que más tarde
surgen imperios y repúblicas como al mandato de una voz mágica
aparecen en la escena personajes desconocidos ó nunca vistos.
?42 fiL MONTÉ CARMELO

Las repúblicas de Paraguay, las civilizaciones del Canadá y las


cristiandades de la China, de la Occeanía y del interior del África,
¿cómo se han elevado de la barbarie más abyecta á la moralidad
más pura, sino por el imperio de la palabra del misionero?
El misionero encuentra los elementos de vida en todas partes;
se mantiene de fruta silvestre, el agua clara de los ríos apaga su
sed, su vestido es el simplemente necesario para cubrirse y eleva-
do sobre las necesidades del resto de la humanidad puede exclamar
con San Pablo; Habentes alimenta et quibus tegamur, his contenti
suraus.
El descanso del misionero es el más sublime. La verde hierba
délos campos le sirve de cama, de toldo el firmamento estrellado,
el canto de las aves le adormece con sus variaciones y los rugidos
del león y del tigre le despiertan con su ferocidad.
Las opiniones políticas, el ruido de las armas, las ambiciones
de los reinados, los ecos de las sociedades y los rencores secretos
que consumen el alma, no tienen cabida en el corazón del mi-
sionero.
Por fin llega el término de los días del misionero, y en la muer-
te no ve aquel duro trance en que el alma lucha contra su partida
y se esfuerza por no salir de este mundo, por el temor que le ins-
pira su presentación ante el eterno Juez, pero ve, en cambio las
puertas del cielo abiertas y la entrada franca, y un poco más allá
una inmensidad de gloria como recompensa de sus victorias.
Tipo brillante del cristianismo, es el misionero el fruto más au-
téntico del Evangelio de Jesús, pasa su vida haciendo bien, edifica
sin destruir, ama sin aborrecer, y pasa del tiempo á la eternidad
después de haber cumplido su misión según el sublime ideal mani-
festado por Jesús á los hombres.
¡Sublime destino el del misionero cristiano.
Fv. Samuel de Santa Teresa.
MARAVILLAS DE LA GRACIA ENTRE LOS ADORADORES DEL DEMONIO

O T R O S ESCOGIDOS

En el distrito de Cottar, contiguo al de Vengotto y donde la


idolatría es igualmente universal, las conversiones de los paganos
son aun más numerosas. Desde el año 1894 el R. P. Martín de la
Sagrada Familia, C. D, uno de los más celosos Misioneros del Car-
meío, bautizó, allí cerca de 1500 personas, casi todos hasta entonces
adoradores del demonio; y un buen número de pueblos paganos de
este distrito aguardan á que lo? PP. Carmelitas Descalzos cuenten
con recursos para edificarles Iglesia y escuela y entonces profesar en
masa la religión cristiana.
El 7 de Mayo de 1894 el R. P. Martín había bautizado un paga-
no con sus tres hijos en una antigua iglesia dedicada á San Antonio
de Padua, donde por la intercesión del gran taumaturgo se obran
curas milagrosas, y donde concurren muchos cristianos, neófitos, y
aun los mismos paganos, sobre todo los poseídos del demonio, los
cuales solicitan y obtienen verse libres de él.
El neófito del 7 de Mayo recibió ea el bautismo el nombre de
Eloy; era esta uua alma escogida en todos los sentidos, escribe el R.
P. Martín, cuya relación continuaremos. Eloy cayó enfermo á pocos
días de su bautismo ó inmediatamente envió á llamarme.—«Padre,
me decía, mi alma no puede permanecer por más tiempo en este cuer-
po en el cual ha ofendido á Dios 53 años Yo experimento
un ardiente deseo de amar á mi Creador, y San Antonio de Padua
ha escuchado mis oraciones;... mi fin se aproxima; pero he prometi-
do ana visita á San Antonio y ruego á Vuestra Reverencia tenga á bien
permitir á mis hijos llevarme á la iglesia.»—Yo comprendía perfec-
tamente cuan peligroso era llevarle á la Iglesia distante dos millas,
y le rogué considerase su estado y no olvidase que se debía á su fa-
milia. Mas vencieron su piedad y fervor; yo le concedí, con gran
regocijo suyo, realizar sus últimos votos de hacerse llevar á la iglesia.
744 EL MONTE CARMELO

Allí rogó en éxtasis por largo tiempo, después llamando á su mujer


(todavía pagana) y á sus hijos, con voz fuerte y ccn admirable calma
de espíritu les hizo un discurso lo más conmovedor. Suplicó á su mu-
jer no resistiese al llamamiento de Dios (1), y abrazando á sus hijos
les rogó encarecidamente viviesen como buenos cristianos—«Rev.
Padre, me dijo, todo ha terminado, yo siento ser llamado á ir á amar
á Dios para siempre... ¡Oh que reconocido os estoy! vos habéis sa-
nado mi alma... yo no os olvidaré jamás yo rogaré por vos.» —
Después volviendo sus ojos hacia el altar pronunció aún estas pala-
bras «Jesús, María, José» y su alma voló al cielo. Todos los asisten-
tes estaban sobrecogidos de una admiración respetuosa... ¿Estaba
muerto? Nadie podía creerlo y yo mismo permanecí largo tiempo in-
móvil, esperando delante de este rostro radiante de celestial sonrisa,
como si hubiera de oir una palabra más de esta bendita alma... Mas
en vano, pues ella nos había dejado é ido al cielo. Todos nos pusi-
mos de rodillas y recitamos el rosario por el descanso del alma de
nuestro amado difunto. Era Domingo y las circunstancias me sumi-
nistraron suficiente materia para un sermón sobre estas consoladoras
palabras: «El vino á salvar á los que perecían».

En una carta del 31 de Diciembre de 1895 al R. P. AHODSO de los


Dolores, Procurador de las Misiones en Bélgica, el R. P. Elias de la
Madre de Misericordia O. D. y Misionero Apostólico en Veugotto re-
fiere los siguientes rasgos de la Misericordia divina á favor de los
adoradores del demonio durante el cólera de este año. — «Yo os he
escrito en más dtí una ocasión, dice el piadoso Misionero, que la
conversión de los paganos en la India es debido más á las fervientes
oraciones de nuestras Carmelitas y otras almas sautas de Europa que
á nuestros esfuerzos. Yo lo he experimentado con frecuencia, pero
en este tiempo de cólera lo he tocado con la mano. He aquí un ejem-
plo. El oía de Navidad murió un buen viejo pagano, quien había
dado en matrimonio á un católico una de sus hijas. E^ta fué atacada
del cólera 4 ó 5 días antes de Navidad, y el viejo padre vino á avi-
sarme; ella curó, y al día siguiente se sintió atacado de la epidemia
su marido, quien curó igualmente. También para éste vino el viejo
á avisarme de nuevo. Entonces mi Citequista le dijo: Vd. se toma la
pena y cuidado de su hija y yerno, ¿por qué Vd. mismo no se hace
católico?—Yo bien quiero y no pretendo cosa mejor.—Está bien, en-
tonces yo os enseñaré las oraciones y os prepararé para el bautismo.
—Muy bien, quedo enterado» —. El se fué resuelto á aprender las
oraciones y á recibir el bautismo. Llega á su casa y después de ase
gurarse que su yerno lo mismo que su hija han escapado del peligro
y ambos van mejor, el buen viejo se siente atacado, pero con
tanta violencia que poco después pierde completamente el cono-
cimiento sin que volviese á recobrarlo. Era la víspera de Navidad
á la tarde. No pudiendo ir yo en persona á su casa, envió á mi cate-
(1) Aunque su marido é hijos habían recibido el bautismo, la mujer del
neófito había rehusado hasta entonces el convertirse; mas conmovida de
la santa muerte de su marido, ella solicitó, poco después, la gracia del bau-
tismo.
MISIONES CARMELITAS 745

quista con instrucción de bautizarle enseguida, toda vez que la víspe-


ra él nos había prometido sinceramente aprender las oraciones y
ser bautizado cuanto ante3. El catequista le bautizó, como había
bautizado otros 13 durante la epidemia, y sin recobrar más el cono-
cimiento, murió antes de amanecer el día de Navidad, y vedle en el
cielo sin que él mismo se diese cuenta de ello.
Muchos paganos fueron de este modo bautizados en el artículo
de la muerte y salvados en esta epidemia, pero siempre su encuen-
tro fué providencial. He aquí un caso más. Yo quería insistentemen-
te bautizar una joven, que dichosamente curó de la epidemia, pero
ya un obstáculo, ya otro me lo impidieron siempre. En fin debiendo
ausentarme de Pondonkadey, donde me hallaba, para trasladarme á
otro punto, fui á verla por última vez; no la encontré muy ma!,
aunque el peligro no había desaparecido del todo. Ella y su suegra
hubieran accedido á mi demanda de bautizarla, pero como el marido
estaba ausente, y yo no podía esperar, ellas no osaron consentir sin
la permisión de aquel. Si el marido se hubiera hallado presente, ten-
go la seguridad de que hubiera consentido. Esperemos, á que más
tarde vuelva á Pondonkadey, y yo podré obtener el bautizo de toda
esta familia.
Después de haber salido de la población, pasaba delante de
una casa algún tanto distante del camino, cuando de repente noto
que un hombre de la casta Sanar me saluda graciosamente á lo pa-
gano. Le pregunté quien era y me respondió que había venido á
mi casa la víspera en busca de medicina para su pequeña hija que
se moría de cólera, y cuyo hermano acababa también de ser atacado.
Apresuradamente entré en su casa, suministré clorodina á ambos
enfermos y después supliqué al padre y á las madres (pues este pa-
gano tenía dos mujeres) que consintiese el que bautizase á sus hijos,
á fin de enviarles al cielo, si ellos morían, como era de temer.—Sí,
sí; consentimos de buen grado.—Dicho y hecho, y al marchar en-
tregué al padre el resto de clorodina para el caso de que en su casa
ocurriera algún otro ataque. He aquí, en apariencia, de dónde de-
pendió la salvación de estas dos almas; de ver por casualidad á este
hombre en el camino. Digo en apariencia, porque sin duda fué la
Misericordia divina la que había dispuesto nuestro encuentro. Yo
había hecho lo que estaba de mi parte, sin olvidar la oración en la
cual yo tengo más confianza que en todo el celo y medios humanos,
para bautizar á la joven de que he hablado más arriba, y la ausen-
cia accidental del marido me lo había impedido; paso, al parecer ca-
sualmente, por delante de una casa y he aquí, que cuando yo menos
lo pensaba encuentro la ocasión de administrar el bautismo á dos
niños. Admiremos y adoremos con el Apóstol los designios y caminos
insondables de la Providencia de Dios!
Ved aún, continúa el R. P. Elias, una maravilla más de la mise-
ricordia divina; yo bauticé en peligro de muerte el día 24 de Di-
ciembre (1895) un joven de 26 años, que murió el día de Navidad.
Era un diablo encarnado, en una palabra, era el peiade de su pue-
blo. Hacía unos veinte días estando cortando madera se había herido
un dedo del pie con un hacha. La herida se envenenó rápidamente
746 EL MONTE CARMELO

y yo no sé por qué causa el herido se quedó rígido é inmoble. Se


hicieron toda clase de diabluras para obtener la curación, mas inú-
tilmente. Viéndose perdido, comprendió la impotencia del diablo,
renunció á Satanás y me envió á llamar para que le bautizase. Fui
al punto y después de haberle hecho recitar palabra por palabra y
con mucho trabajo, pues no podía mcver la boca, los actos de con-
trición, de fe, de esperanza y de caridad, le bauticé y al día siguiente
se fué al cielo como el buen ladrón
El R. P. Víctor de San Antonio C. 1). Vicario general de la dió-
cesis de Qnilón, refiere: cuando el cólera hacía sus extragos en el
distrito de Molongamade, me sucedió un domingo después de la
misa encontrar 12 paganos que pedían el bautismo, al mismo tiempo
que era llamado para administrar á los enfermos en dos pueblos.
Yo dije á los catecúmenos: «amigos míos, los moribundos antes que
los vivos, si queréis esporar hasta que yo vuelva, está bien, os
bautizaré hoy, sino venid otro día.»—A las dos horas estaba yo de
vuelta, é iba á tomar mi comida, cuando me encuentro con mis doce
paganos, que me esperaban aun. Yo bauticé á todos los doce.
Entre ellos había una jcven de unos 35 aflos, con seis criaturas,
cuatro niños y dos niñas. El padre de estos había muerto en el pa-
ganismo un mes antes. Ved cómo este pequeño rebaño se vuelve al
pueblo, todos contentos y dispuestos á aceptar la muerte, cuando
ella viniere. El martes, á los dos días del bautismo, uno de los jefes
del pueblo, también nuevo cristiano y excelente celador en la con-
versión de sus amigos, vino á mí muy de madrugada y me dijo:
«Daos prisa, Padre, María Alangaran á quien bautizasteis antes
de ayer, ha sido atacada durante la noche y desea veros.» Sólo dista-
ba una legua de aquí; yo no creía que tuviese necesidad de mi minis-
terio, sin embargo, siquiera por animar á esta nueva cristiana, monté
inmediatamente á caballo y en menos de media hora me encontraba
delante de la puerta de su choza. Los vecinos, todos neófitos, bauti-
zados durante el año, se encontraban allí reunidos tristes y silencio-
sos; seis niños lloraban. La mujer del jefe me dijo: «Hace una hora
próximamente que murió» Y un buen viejo, el abuelo, que también
había sido bautizado el domingo precedente, añadía: «Ved, Padre,
como nosotros hicimos bien el domingo el esperar vuestra vuelta,
sino mi hija hubiera muerto sin el bautismo.» Yo les dirijí algunas
palabras de ánimo, y viendo á los seis niños privados de padre y
madre, no teniendo por todo socorro, sino á su abuelo, el cual no era
sino un pobre obrero, hice conducir á los seis niños al Huerfanato
del Carmen en Monlongamade.
Un Misionero Carmelita Descalzo fué llamado un día á un hospi-
tal de leprosos; uno de los infortunados, á quien este horrible mal ha-
bía atacado, pedía á grandes gritos el bautismo é iba morir. El Padre
acude inmediatamente y se encuentra en presencia de un pobre es-
queleto consumido por la lepra y que no quería morir sin ser rege-
nerado por el agua del bautismo. Sin embargo, es preciso asegurarse
bien si él conoce los cuatro puntos, que 9on de necesidad de medio.
Por e3ta razón el Padre se coloca al lado del desgraciado, que apenas
podía emitir el sonido de la voz. Mas una nueva dificultad se pre-
senta. El moribundo no conoce otro lenguaje que el indostán y el
MISIONES CARMELITAS 747'

Padre ignora este dialecto. ¿Qué hacer? Por dicha entre los leprosos
se encuentra un turco que habla la lengua del moribundo. Escogido
para intérprete acepta esta misión. Al priucipio todo va bien. El.
moribundo ha comprendido y cree que no existe más que un solo
Dios renumerador de los buenos y castigador de los malos. El miste-
rio de la Santísima Trinidad ofrece más dificultades. A pesar de la
exposición clara del Padre, el Turco dice al neófito que debe creer
que existen tres personas, que son tres dioses diferentes. El Misione-
ro ha podido apercibirse del error é interpelando á su infiel intér-
píete, le dice: ¿Qué es lo que le habéis dicho? Nada de eso. Hay un
sólo Dios, pero en un solo Dios hay tres personas.»—«Ah! yo me he
equivocado»—responde con flema el turco, y repite, pero esta vez
con exactitud, lo que el Padre ha enseñado. La vista del crucifijo
hizo comprender el Misterio de la Encarnación y de la Redención.
En fin, el pobre leproso pudo ser bautizado, y apenas lo fué, pro-
rrumpió en transportes de alegría en medio de los cuales expiró.
Era una tarde en la estación de grandes lluvias, el tiempo estaba
horroroso. El mismo Padre se encontraba en medio de sus huerfani-
tos, cuando de repente se deja oir un gran ruido, como si alguna co-
sa de peso hubitra caído toscamente. Se apresuraron á ver lo que era.
En efecto, á la puerta de la casa había sido arrojada, más bien que
depositada, una mujer pagana, herida de la lepra y moribunda y que
yacía extendida sobre una tabla. Ella reclama á toda costa el bautis-
mo. Mas ¿cómo se encontraba allí? Ella lo refirió después. Viéndose
á punto de morir, había suplicado con ansia el ser conducida á
un Misionero católico, á fin de recibir el bautismo. Pero ningu-
no de sus parientes quiso transportarla. Dichosamente algunos
turcos acababan de pasar y movidos de compasión tuvieron á bien
hacer este acto de caridad. Con todo ellos no querían tocar á la po-
bre leprosa, y pensaron colocar á su lado una tabla, sobre la cual la
enferma, que hasta entonces yacía en tierra, vino á colocarse rodan-
do. Ellos la condujeron así hasta la puerta del Misionero, donde la
arrojaron precipitadamente dándose á la fuga con toda la ligereza
de sus piernas. En el colmo de su alegría por haber llegado al fin de
sus deseos, la moribunda pide el bautismo, y el Padre la pregunta.
Ella se halla instruida y responde á las cuestiones que le son pro-
puestas; en vista de esto el Misionero arrodillándose cerca de ella, á
pesar del fango que en el suelo mojado por las continuas lluvias de
esta época se ha formado, hace correr por la frente de la leprosa el
agua regeneradora que forma los hijos de Dios y de la Iglesia.—
«Dios es mi padre, exclama la moribunda, Dios es mi padre!»—Este
pensamiento la hace olvidar todo lo demás. Ella rehusa todo alimen-
to y bebida. Tener á Dios por padre basta á su amor. Mas el Misio-
nero comprende ser preciso sustraer á esta pobre moribunda de los
torrentes de #gua que caen del cielo; y así ordena á sus huérfanos
la construyan una cabafia de follaje. Aquellos jóvenes ponen in-
mediatamente manos á la obra. Bien pronto estuvo concluida, sólo
que los artífices más devotos que inteligentes no hicieron el tejado de
la choza en declive, y la lluvia continua inundando á la recién bau-
tizada, que por otra parte no se cuida de la lluvia absorpta como es-
748 EL MONTE CARMELO

taba en el sentimiento de su dicha. Bien pronto murió y así fuese


á encontrar á su Padre que está en los cielos.
En sus excursiones apostólicas, durante el mes de Marzo, de
1896, el R. P. Alfonso de la B. María de los Angeles C. D. M. A. en
la diócesis de Verápoly, encontró en un bosque á un pobre pagano
atacado de cólera; este infortunado se hallaba completamente des-
nudo, medio muerto y abandonado de todos, hasta de sus ocho hijos.
Devorado por la sed, el moribundo pedía con instancias un poco de
agua. El Misionero le levantó y alargándole el brazo le condujo á su
pobre cabana. Esta se hallaba cerca, pero salía de ella un hedor in-
fectuoso, porque allí habíau muerto el día precedente víctimas de la
epidemia la mujer y la hija del moribundo, y la miserable choza
aún no había sido desinfestadn.. El enfermo hacía contorsiones en
medio de los sufrimientos de horribles calambres, el P. Alfonso le
tendió en tierra como mejor pudo; después corrió en busca de mate-
ria con quo hacer fuego para calentarle; se hacía precisa la luz por
que la noche llegaba, y en la India apenas si hay crepúsculo, pues
las tinieblas de la noche siguen rápidamente á la luz del día.
Por desgracia el Misionero era desconocido en estos lugares, y
por temor sobre todo del contagio todo el mundo huye del extranje-
ro. Al fin un noble Bahamar movido de las súplicas del Europeo le
alarga á grande distancia un poco de fuego; después de varias inda-
gaciones por bastante tiempo inútiles, el Misionero encuentra agua
en una zanja, y por cierto bien sucia; forzado á beber de ella él pri-
mero para aliviar su estremada fatiga, corre á llevarla al moribundo.
Luego con las hojas y ramas da árboles que ha recogido en el camino,
hace fuego. El pobre indio, víctima de las torturas de la horrible en-
fermedad, se arrastraba de un extremo á otro de su cabana, y en los
accesos de sus sufrimientos asiéndose del Misionero le estrechaba
entre sus brazos al mismo tiempo que le cubría de sus inmundicias.
Pero el Ministro de Jesucristo sobreponiéndose á todas las repug-
nancias de la naturaleza, no soñaba sino en una cosa, en bautizar al
moribundo y enviarle al cielo. Al fin los deseos del Misionero se vie-
ron satisfechos, y el moribundo lleno de confianza repetía con el Mi-
sionero: «Dios mío, Dios mío venid á socorrerme.»—Toda la noche
se pasó en continuos tormentos; el Misionero para sostener su heroico
valor recordaba la palabra del Divino Maestro:» Cuanto hiciereis por
cualquiera de mis pequeñuelos, me lo habréis hecho á mí mismo»—
Al aparecer la aurora, el rostro del pobre moribundo, hasta entonces
contraído y de horroroso aspecto, brilló de repente con dulce sonrisa.
Fijó sobre el Misionero una mirada afectuosa y se durmió apacible-
mente en el Señor.'
B. P . Director de EL¡MONTE"CARMELO: Por fin, después de 32 dias de na-
vegación y otros tantos de aburrimiento, libre ya de las'fatigosas alterna-
tivas del Océano, y victorioso de un deshecho temporal que nos sorprendió
en la altura del golfo de Santo Matías, donde dormimos, mejor dicho, pa-
samos la noche con los botes salvavidas á punto de echarles al agua y nos-
otios detrás, al grito de «Sálvese quien pueda:» pasados los calores ecuato-
riales y las nieves del Estrocho; días de espléndidos soles y tupidas neblinas,
de suaves brisas y de huracanados pamperos, lejos el nauseabundo vaho del
camarote y el estridente ruido do la élice, me encuentro otra vez en Chile,
querido y hermoso país, al que pudiera muy bien llamarse «Región del Pa-
raíso,» por su feracidad, riqueza, hermosura, y clima incomparablemente
delicioso.
Y como, en mi visita á esa Redacción, prometí enviarle algunas noticias
para su Revista, voy á cumplir mi palabra para que no me tenga por infiel.
Algo le dije del estado de la Iglesia chilena; y hoy me complazco en
añadir que su bienestar y prosperidad se van acentuando. Las últimas cam-
pañas políticas, en las que el clero ha desplegado una acción inteligente y
vigorosa, han dado tal dirección á los asuntos públicos, que hace creer con
fundamento que la Iglesia de Dios ha entrado en este país en un periodo
de paz y bienandanza, mucho más establos y fecundas, que las hasta aquí
vistas.
La unión de los partidos conservador (l) y liberal moderado, en contra
del radicalismo, ha hecho á éste abandonar posiciones muy estratégicas, y
puestos muy elevados desde los cuales hubiera seguramente llevado al te-
rreno de los hechos sus ideales de opresión sobre la Iglesia, el culto, el'clero,
los institutos religiosos y la enseñanza católica, como lo está realizando en
otros países que viven bajo el imperio despótico de sus principios revolu-
cionarios.
Afortunadamente, la República cuenta con no pocos hombres de abnega-
ción y elevadas miras que, sacrificando en aras del bien común y prosperi-
dad del país mezquinos intereses de partido, y desentendiéndose de toda
ligazón de bandería, se han aplicado con tesón, digno de encomio, á conju-
rar el peligro, logrando ver coronados sus esfuerzos con la diadema de*
opimos y maravillosos frutos, y á Chile en día sereno y claro para que
avance con paso seguro por el camino del engrandecimiento material y mo-

(1) En la América latina llaman al partido católico, conservador.


750 EL MONTE CARMELO

ral, sostenido por la religión y apoyado en los brazos de la honradez y del


trabajo.
Bello ejemplo —Los comerciantes de Valparaíso han elevado al Supre-
mo Gobierno una solicitud pidiendo la promulgación de una ley que obli-
gue el descanso dominical; acordando entre ellos, mientras el Poder Legis-
lativo somete a los trámites reglamentarios el proyecto, el cierre de los
establecimientos en los domingos y días festivos bajo la multa de cien pe-
sos al que infrinja el contrato, cantidad que será entregada al Hospital de
San Juan.
Duelo por la muerte de León XIII.—Una vez más ha dado pruebas el pue-
blo chileno de profunda adhesión á la Cátedra de San Pedro, en el luto que
se ha impuesto por la muerte del grande é inolvidable Pontífice León XIII.
Tan pronto como llegó la tristísima nueva, ambas cámaras levantaron la
sesión, no sin antes dedicar sentidos y encomiásticos discursos á la memoria
del Padre común que acababa do descender á la tumba. La ilustre Munici-
palidad sigió tan bello ejemplo, ordenando además la clausura de los teatros
y las escuelas durante cuatro días. En. la Catedral se han celebrado con
inusitida pompa los funerales con asistencia del Supremo Gobierno, del
Cuerpo Diplomático, de los hombres más conspicuos de la política y gran
parte del ejército.
Nuestros trabajos apostólicos.—Los P P . Prudencio y Estanislao están
dando una misión en la importante población do Cttricó, y me anuncian que
al segundo día ya resultaba pequeña la espaciosa iglesia de los PP. Fran-
ciscanos para contener las muchedumbres que se agolpaban á escuchar la
palabra de Dios y recoger el fruto de la santa Misión, viéndose muchísimos
obligados á permanecer fuera y á los alrededores del templo.
¡Loado sea Dios y la Virgen del Carmen, encanto de este honrado
pueblo!
Profesión religiosa.—En el Carmen de San José ofreció al señor sus
votos simples'la hermana Josefina de Jesús María, en el siglo señorita Jo-
sefina Campino Echevarría, el día 16 de Julio, festividad de nuestra Santí-
ma María del Carmen, concurriendo á esta tierna é imponente ceremonia
muchas familias de lo más notable de la sociedad santiaguina. Que el Se-
ñor colme las generosas aspiraciones de la recién Profesa.
El Corresponsal.
Santiago 28 de Julio.
CARTA DH ERNáCULAM (INDIA).—Muy E. P. Director de E L MONTE CAR-
MELO: El día 13 del corriente tuvimos la satisfacción de presenciar la profe-
sión solemne de nuestro hermano de religión Fr. León de la Virgen dol
Carmen, donado. Aunque esta clase de actos no sean desconocidos ni extraor-
dinarios, sin embargo, la circunstancia de haberse verificado en la India,
donde tampocos son los que conocen al Dios verdadero, y muchos menos los
que le entregan su corazón sin reserva y sin limitación de tiempo, y en
donde hace ya tanto> años, sino siglos, que, exceptuando los misioneros,
apenas son conocidos otra clase de religiosos, y mucho menos profesiones,
es por sí causa suficiente para que el acto^realizado por nuestro apreciable
hermano puoda ser apreciado.
A la hora señalada nos reunimos on nuestra pequeña capilla provisional,
y después de haber sido preguntado el profesando, según prescribe nuestro
CRÓNICA CARMELITANA 751

Ceremonial; el R. P. J u a n José, superior de esta comunidad le dirigió una


breve y sencilla plática, donde le hizo ver las obligaciones que por la profe-
sión religiosa se iba á imponer, la excelencia del £*eto que en breve tendría
lugar y las virtudes en que se debía ejercitar para llegar á conseguir lo que
el Señor tiene prometido á los que, como él, renuncian al mundo. Recordó-
le los ejemplos de virtud que nuestros bienaventurados Dionisio y Reden-
to dieron aquí en la India, recibionlo en premio la corona del martirio. A
continuación pronunció sus votos el humilde religioso, siguiéndose después
la bendición é imposición del hábito con las ceremonias acostumbradas.
Bendiga el cielo acto tan generoso y derrame sobre nuestro querido her-
mano un sin número de gracias con las cuales pueda esparcir el buen olor
de Cristo, entre estos indios.
De V. R. indigno hermano:
Fr. 1. O. I.
L A VIRGEN DBII CARMEN EN SOLARES.—En el próximo y pintoresco pue-
blo de Solares se ha celebrado una solemnísima y encantadora fiesta en ho-
nor de la Santísima Virgen del Carmen, que ha sido como digno remate y
opimos frutos de la misión que en el mes de Marzo último dieron los Pa-
dres Constancio y Ángel María.
-Efecto de las predicaciones de estos Padres, quedaron los pueblo de So-
lares y demás que componen, la Parroquia de Valdecilla, tan devotos y en-
tusiastas de la Virgen del Carmen, que tenían vivos deseos de poseer una
imagen de esta celestial Señora. Con este fin, dos piadosas y celosísimas se-
ñoras de Solares, á quienes no podemos menos de enviar desde estas colum-
nas nuestro afectuoso saludo y las gracias más expresivas en nombre del
Carmelo y de su Madre la Virgen Santísima, tomaron á su cargo hacer una
colecta, y con el óbolo de todos, grande ó chico, según el haber do cada uno
pero de sumo precio ante el acatamiento divino, han podido hacer una pre-
ciosísima estatua de la Virgen del Carmen con el Niño Jesús en los brazos.
La estatua es obra de uno de los talleres más acreditados de Valencia.
La llegada de la Virgen del Carmen á Solares fue celebrada con grande
alborozo y entusiasmo, con disparo de cohetes y repique de campanas.
El sábado, día 19, por la tnrde se hizo la bendición solemne de le ima-
gen, y la conducción á la Iglesia Parroquial de Valdecilla; fué una proce-
sión magnífica, un verdadero paseo triunfal de la Virgen por las calles de
Solares y todo aquel hermoso valle, á través del cual [resonaron de nuevo
los acordes de la marcha real de la Virgen del Carmen, trayendo á la me-
moria de todos los asistentes las solemnísimas procesiones que se hicieron
durante la misión.
Al pasar Li procesión por delante del hotel «Pepina», se paró esta
para descansar la Virgen en altar debajo de un hermoso arco de folla-
je que los piadosos dueños de dichoTiotel habían preparado.
Después de llegar la Virgen del Carmen á la Parroquia de Valdecilla, el
R. P . Ángel María de Santa Teresa eubió al pulpito para dar la bienvenida
en nombre de aquellos pueblos á la Saníísima Virgen, y felicitar á la Pa-
rroquia porque María ponía en ella desdo ese día el trono de su amor y mi-
sericordia.
Al día siguiente, domingo, numerosos fieles se acercaron á recibir el
pan de los ángeles al pie del altar d e María; y á, las diez de la mañana se
celebró una misa solemne, predicando en ella el referido Padre Ángel Ma-
ría, sobre aquellas palabras de la Virgen á San Simón Stock en vida prote-
752 EL MOHTE CARMBLO

jo; en la muerte ayudo; y después de la muerte, salvo; haciendo ver como era es-
peranza de bienestar material y salvación eterna para aquellos pueblos la
permanencia de María entre ellos, pues pueblo devoto do la Virgen, tiene
que ser morigerado, piadoso, y por lo tanto tranquilo y feliz. Y terminó el
sermón consagrando squellos fieles á la Santísima Virgen del Carmen y pi-
diendo para ellos una bendición especialísima á la soberana Señora.
Reciban los pueblos de la Parroquia de Valdecilla, y en especial su dig-
nísimo cura Párroco, nuestra sincera felicitación y enhorabuena por este
acontecimiento, y hacemos votos al Señor que sea presagio de muchos bie-
nes y de moralidad y prosperidad cristiana.
ORDENAS SAGRADAS.—El día 6 del pasado mes el Excelentísimo é Ilus-
trísimo señor Arzobispo de Burgos confirió el sagrado orden del Presbite-
rado á siete religiosos del Colegio de Burgos, que acaba de trasladarse á
Pamplona después de dejar en la capital de Castilla muy gratos recuerdos.
Ordenóse también de Diácono el hermano Evaristo, terminándose este so-
lemne acto con la conmovedora plática que en ocasiones tales acostumbra á
dirigir á los Ordenados el celoso Arzobispo. Reciban nuestros buenos com-
pañeros la más cordial y sincera enhorabuena.
NECROLOGíA.—Aunque algo tarde vamos á tributar nuestro homenaje de
gratitud y amor al que en vida fué honrado, caballero, valiente marinoi
ferviente católico, á nuestro buen amigo don José Venero Ooejo, capitán
inspector de) puerto de Santander. Sus relevantes y excepcionales dotes de
mando le colocaron al frente de los mejores vapores de la Trasatlántica, y
en este delicado é importante cargo, su nombro se hizo famoso. Los servi-
cios que prestó á la Compañía, así como los actos heroicos que realizó en su
vida marítima son innumerables. Con su muerte España ha perdido una
de sus mayores glorias de la marina mercante, Santander uno de sus más
queridos hijos y el Carmelo al primero que so suscribió á nuestra revista
en Santander y á su más leal y verdadero amigo. Descanse en paz el bravo
marino que tantas veces desafió á la muerte y el fervoroso católico que
tantos ejemplos dejó dignos de imitarse. Mas si acaso su alm a necesitase
de nuestras oraciones, dirijan nuestros lectores una plegaria al cielo para
que corone cuanto antes sus grandes virtudes.

En las Carmelitas Descalzas de Ubeda expiró dulcemente en el Señor la


hermana Rosa del Corazón de Jesús, el día 30 de Agosto fiesta de Santa Ro-
sa de Lima.—R. I . P.
En Santa Gada de Alfoz, ha fallecido santamente la señora doña María
Luisa Bustamante y Orozco, hermana de nuestro querido amigo y suscrip-
tor don Eladio Bustamante, Beneficiado de la S. I. C. de Burgos.
En Ventosa (Provincia de Salamanca) ha fallecido cristianamente, des-
pués de rocibir los Santos Sacramentos, Santiago Castillo y Rodríguez, hi-
jo de nuestro buen amigo don Mariano Castillo. Nos unimos en su senti-
miento a su desconsolado padre y con él rogamos a los piadosos lectores do
E L MONTB CARMELO encomienden á Dios el alma del finado.
QUINCUAGéSIMO ANIVERSARIO DE LA DEFINICIóN
DOGMáTICA DE LA INMACULADA CONCEPCIóN.—EL
Padre Santo ha escrito la siguiente carta á los
cardenales que forman la Comisión nombrada
para promover las fiestas del quincuagésimo ani-
versario de la declaración dogmática del miste-
rio de la Inmaculada Concepción de María Santísima. Acompaña á 11
carta la oración compuesta por Su Santidad en honor de la Santísima
Virgen.
A nuestros amados hijos Vicente, cardenal Vannutelli; Mariano, cardenal Ram-
polla del Tindaro; Domingo, cardenal Fetrata; José de Calasanz, cardenal
Vives.
Señores cardenales:
Si es obligación nuostra mirar siempre como uu tesoro los documentos
y ejemplos que nos legó nuestro augusto predecesor León XIII, de santa
memoria, lo es de un modo especial en aquellas cosas que tocan al aumento
de la fe y la santidad de las costumbres. A este fia adhiriéndose al deseo de
los fieles de todo el mundo de que sea celebrado con extraordinaria solem-
nidad el quincuagésimo aniversario de la definición dogmática de la Inma-
culada Concepción, el venerable Pontífice nombró, en el pasado mes de
Mayo, una comisión cardenalicia que ordenase y dirigiese los preparativos
convenientes para conmemorar de una manera digna el fausto aconteci-
miento.
Nos, movido de los mismos afectos á la Santísima Virgen y convencido
de que en las gloriosas vicisitudes de los tiempos corrientes no nos quedan
otros consuelos que los divinos, y entre ellos, la poderosa intercesión de
esta Bienaventurada Virgen, que ha sido en todo tiempo auxilio de los cris-
tianos, confirmamos, señores cardenales, vuestros nombramientos para
aquella Comisión, seguro do que vendrán á coronar vuestros esfuerzos el
éxito más brillante, gracias también al concurso de las ilustres personas
que añaden á sus merecimientos el de ponerse enteramente á vuestra dis-
posición para cumplir con puntualidad vuestras decisiones.
¡Quiera el Señor oir en este año jubilar las súplicas que le dirigirán los
fieles, poniendo por intercesora á María Inmaculada, llamada por la Trini-
dad augustísima á participar en todos los misterios de la misericordia y el
amor, y constituida en dispensadora de todas las gracias!
En esta tierna esperanza os concedemos cordialmente, señores cardena-
les la Apostólica bendición:
En el Vaticano, á 8 de Septiembre de 1903.

Pío PAPA X.
754 EL MONTE CARMELO

ORACIóN.—Virgen Santísima, que agradaste al Señor y fuiste BU Madre,


inmaculada on el cuerpo, en el alma, en la fe y en el amor: en este solem-
ne jubileo de la proclamación del dogma que te anunció al universo mun-
do concebida sin pecado, ¡por piedad! vuelve benigna los ojos á los infelices
que imploran tu poderoso patrocinio. La maligna serpiente, contra quien
fué lanzada la primer maldición, ahincadamente sigue combatiendo y ten-
tando á los míseros hijos de Eva. ¡Ea, bendita Madre nuestra, nuestra Rei-
na y Abogada, que desde el primer instante de tu concepción quebrantaste
la cabeza del enemigo!, acoge las súplicas que, unidos á tí en un solo cora-
zón, te pedimos presentes ante el trono del Altísimo para que no caigamos
nunca en las emboscadas que se nos preparan; para que todos lleguemos al
puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la sociedad can-
ten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz. Asi sea.
A cuantos digan la présenle oración concedemos 300 días de indulgencia una
vez cada día.
En el Vaticano, á 8 de Septiembre de 1903.
Pío PAPA X.

COINCIDENCIA PRECIOSA.—En la cumbre del monte Grappa, donde el Pa-


triarca de Venecia hizo levantar un santuario á María santísima, ha sido
colocada una lápida con la siguiente inscripción: *En 4 de Agosto de 1001
el Cardenal Sarto bendecía y dedicaba á la Virgen esta ermita.—El 4 de
Agosto de 1903 el Cardenal era creado Pío X, Pontífice Máximo.—¡Viva
María! ¡Viva Pío X!—Grappa, 9 de Agosto de 1903.
Es una coincidencia verdaderamente consoladora.
NUEVOS OBISPOS DE CUBA.—Han quedado dombrados en virtud de las úl-
timas disposiciones de Roma; de Santiago el Exorno, señor Doctor don
Francisco Barnada y Aguilar; de la Habana, el Reverendísimo señor Gonzá-
lez Estrada; de Cienfuegos, Sufragánea, do nueva creación el señor Cubrino;
de Pinar del Río, el Reverendísimo Orúe y de Puerto-Príncipe el señor
Doctor don Santiago Blenk.
CONTRA LA RELIGIóN Y CONTRA LA CIENCIA.—Saben nuestros lectores que
la persecución religiosa continúa en Francia con la misma violencia de los
primeros días, y recientemente se ha dado un caso que, por lo absurdo, so
prestaría á la risa si el autor á que se refiere lo permitiera.
Un aficionado á la astronomía, hombre muy rico, legó al Estado su pa-
lacio y su hermoso observatorio, á condición de que uno y otro fueran con-
fiados al cuidado de religiosos, y actualmente prestaba este servicio un solo
eongregaoionista secularizado. Pues bien: á esto religioso se le ordenó que
se dispersara. La orden fué obedecida, á pesar de las vivas reclamaciones de
M. Loevy, director del Observatorio de París, y así pudo verse cómo Com-
bes, que ha sido católico, desoía las instancias de M. Loevy, que es judío
en favor de un sabio que se ha secularizado por amor á la ciencia y á quien
la estupidez de los sectarios ha considerado como formando él solo una Con-
gregación.
Hablase también de la clausura de la útilísima Escuela de Altos Estu-
dios, por el hecho de que un fraile dominico tiene en ella á su cargo la cáte-
dra de Antigüedades asirías, y todo cabe esperarlo de la falta de buen sen-
tido y del fanatismo de los gobernantes franceses.
Pío X Y EL EMPERADOR DE ALEMANIA.—A estas fechas habrá recibido ya
CRONIOA'GBNBRAL 755

nuestro Santísimo Padre una magnífica Cruz de brillantes regalada por


Guillermo I I en prenda de las relaciones amistosas que desea continuar
con el Jefe Supremo de la Iglesia católica.
Además, pocos días despuós de la elección de Pío X , publicó la Nor-
deutsche Allgemeine Zeitung, órgano semiofioial de la Cancillería, las siguien-
tes importantes declaraciones:
«El último domingo pasado ha sido Pío X coronado Papa solemnemen-
te. Hemos ya mencionado las relevantes cualidades personales del hombro
que al salir del último Cónclave ha venido á ser el nuevo Jefe del mundo
católico.
»No hacemos nosotros de esos cargos tan simpáticos de un carácter tem-
plado por una larga experiencia de la vida, objeto de cálculos políticos; pe-
ro de todo corazón esperamos que la personalidad del nuevo Pontífice es
una garantía de que se renovarán loa sentimientos de absoluta confianza
que los católicos alemanes abrigan para con su Obispo supremo. La elección
de Pío X ha llenado de satisfacción á los católicos de Alemania, y nosotros
nos unimos sinceramente á nuestros conciudadanos católicos para expresar
á Su Santidad los votos cordiales que formamos para que su Pontificado se
deslice en la paz durante muchos años y con la bendición de Dios.»
SAGRADA CONGREGACIóN DB RITOS.—El día 25 del mes de Agosto ce-
lebró esta Sagrada Congregación la reunión antepreparatoria para emitir
su voto referente á dos milagros atribuidos á la intercesión del Beato José
Oriol, Beneficiado de la Iglesia de los Reyes de Barcelona y los cuales se
proponen para la causa de canonización de dicho siervo de Dios.
LA BEATIFICACIóN DH JUANA DE ARCO. --EU la audiencia concedida por
Su Santidad al Promotor de la fe en la causa de beatificación de Juana de
Arco, decidió el Papa que la primera rennión de la Sagrada Congregación
de Ritos, presidida por él, será dedicada á la Venerable Juana de Arco. Di-
cha reunión tendrá lugar el día 17 de Noviembre.
L A CARIDAD LAICA.—En Marsella se han retirado de los Hospitales las
enfermeras laicas, temiendo los efectos de la peste bubónica.
El Ayuntamiento manda y ordena á esas valientes enfermeras laicas cum-
plan con su deber; pero las órdenes son desantendidas y el compromiso sur-
ge con todos los caracteres de la gravedad. ¡Se mueren los enfermos!
El conflicto no puede ser mayor. M. Dautesme, Secretario general, que
no ha muchos días, al distribuir los premios á los alumnos de las escuelas
laicas, insultaba groseramente á las Hermanas de la Caridad, se ve preci-
sado á acudir á ellas en demanda de socorro; y no necesita emplear el rigor
de una orden, no tiene que amenazar; le basta decir que en la ciudad hay
peste, que en los hospitales se mueren los atacados sin que nadie les pres-
te auxilios, para que las Hermanas de la Caridad y las Hijas de la Caridad
de San Agustín acudan valerosamente, llenas de fe y unción, á los centros
apestados.
DIGNO DE APLAUSO.—Es digna de aplauso la conducta de los Gobernado-
res civil y militar de Zamora.
Han publicado bando3 enérgicos haciendo saber á militares y paisanos
lo que desdice de la cultura de un pueblo la blasfemia, y las p3nas con que
la ley condena á los blasfemos.
Los bandos han producido excelente efecto en la opinión.
756 EL MONTE CARMELO

E L RHTRATO DH SU SANTIDAD.—El señor Obispo de Guádix ha dispuesto


que en todas las sacristías de las parroquias de su diócesis se coloque en
lugar preferente el retrato de Su Santidad Pío X, en consideración al
cargo de párroco quo desempeñó durante muchos años.
E L ILMO SHñOR OBISPO DE BADAJOZ.—Con fecha 17 del pasado mes hizo
su entrada solemne en Badajoz el nuevo señor Obispo de aquella dió-
cesis, Ilustrísinoo señor don F r . .losé Hevia Campomanes. Eminente por
su ciencia, y tan benemérito de España en las islas Filipinas, fué el único
Obispo español que experimentó los horrores del Katipunán durante dieci-
ocho meses de prisión. A las crueldades con que eran tratados otros prisio-
neros españoles, añadieron otras grandes sus enemigos para obligar al Ve-
nerable Prelado á profanar su ministerio. El, intrépido como mártir del
Señor, dio preciosos ejemplos á sus compañeros de prisión, y fué el ángel
del consuelo para innumerables víctimas del vandolismo filipino. En la
cárcel y en los trabajos forzados era el venerable señor Obispo de Nueva
Sogovia la figura más angelical de tantos ángeles como allí estaban reuni-
dos. Libre del cautiverio fué el religioso sencillo y humilde, quo se consi-
dera sin títulos para honores y distinciones. Mil enhorabuenas al ilustre
hijo de Santo Domingo.

LA SANTA CRUZ Y RBNáN.—Renán fué exaltado en la plaza de Tréguier,


frente á la iglesia catedral, por el mundo oficial republicano de Francia.
No ha querido exaltar al hombre político, porque Renán fué antirrepub'i-
cano; ni tampoco al hombre social, porque fué antidemócrata; ni al literato,
prueba de ello que la Academia francesa no ha sido invitada á la fiesta de
Tréguier.
El mundo republicano francés ha querido exaltar al apóstata, y el após-
tata Combes ha glorificado al apóstata Renán entre los aplausos frenéticos
del apóstata Charbonnell y de su pandilla.
Y todo esto ha sucedido a la hora do las vísperas de la Exaltacióu de la
Santa Cruz. ¡Qué contraste, qué recuerdo y qué lección!
Para Cristo fué reservada la humillación suprema de ser clavado en una
cruz; pero Aquel que habita en los cielos se mofa de los designios de los hombres;
el símbolo de la vergüenza se convirtió en un símbolo de gloria, y hace ya
muchos siglos, la humanidad civilizada, toda entera, excepción hecha de
algunos desventurados, honra, glorifica y exalta al crucificado en el Gól-
gota.
Las logias masónicas han querido renovar la escena del Viernes Santo,
y como no pueden crucificar nuevamente á Jesús, han tratado de humillar
su memoria.
Anteayer, -en un rincón de Francia, fué representado á lo vivo ese gran
duelo, cuyos variados episodios tejen la historia de cuantos pueblos caen
del lado acá del Calvario-, Las logias cerraron las puertas de la catedral de
Tréguier, y en tanto que los católicos, confinados en su Iglesia, celebraban
la exaltación de la Santa Cruz, ellas, al aire libre, se ectretuvieron en exal-
tar á la apostasía.
Pero lo que sucedió hace diecinueve siglos, sucederá de nuevo. El que se
humilla será exaltado y el que se exalta será humillado.
' Próximo á la estatua del apóstata, quizás sobre sus ruinas, se elevará
triunfante un Calvario. Dentro de cien años, la memoria del glorificado an-
CRÓNICA GENERAL 757

teayer en la plaza de Tráguier se habrá, desvanecido como el humo; pero


Nuestro Señor Jisu^risto continuará reinando sobre Francia y sobre el
mundo.
Aquí sí qua vúmo como anillo al dedo la célebre frase de Víctor-Hugo :
Esto matará á aquello.
Los CATÓlitcos DH MARSELLA.— A causa de haber suspendido el Gobierno
francés las temporalidades al Obispo de Marsella, los católicos de aquella
Diócesis, han acordado reunir por suscripción el sueldo que corresponde al
señor Obispo, suprimido por el Gobierno.
La suscripción referida cubrirá con exceso el importe de dicho sueldo.
El Obispo de Marsella continúa recibiendo numerosas manifestaciones
de adhesión con motivo de la medida do rigor adoptada contra él por el Go-
bierno.
Le han visitado numerosas Comisiones y al salir á la calle es aclamado-
Mons. Andrieu ha declarado en su Pastoral que no está pesaroso de ha-
ber dicho lo que debía.
NOTA POLITICA.— Con la vuelta de los veraneantes á Madrid, la política
recobra su antiguo vigor y vida.
El Rey terminó felizmente su viaje, regresando á San Sebastián sin no-
vedad alguna. Permanecerá en esta ciudad hasta que vaya á visitar á Za-
ragoza por la fiesta del Pilar, acompañado de su augusta Madre y de la
infanta María Teresa que han regresado de Viona sin accidente alguno.
Las noticias de que más ha hablado la prensa los días pasados han sido
la estafa del Cantinero con la que han salido á flote muchos vicios de ciertas
clases sociales y de la actual organización política; y la retirada del señor
Silvela de la política.
Los periódicos han señalado causas más ó menos problables á que obe-
deco esta determinación del señor Silvela, desprendiéndose de todo lo que
dicen y de las declaraciones del señor Silyela quo se retira por no haber
podido realizar sus proyectos políticos, sobro tolo en los que se referían á
la alianza de España con Francia.
La Gaceta ha publicado el decreto de apertura de las Cortes para el día
21 do Octubre próximo.

BIBUOaRJlFIA
Hemos recibido los cuadernos del 25 al 28 de la «Historia do la Santísi-
ma Virgen María, del dosarrollo do su culto y de sus advocaciones más
importantes en España y América», y su lectura nos entusiasma á medida
quo vamos leyendo sus hermosas páginas editadas con sumo esmero y ri-
queza literaria, tipográfica y artística por el renombrado editor de Madrid,
don Felipe González Rojas.
No nos cansamos de rocomendar esta preciosa obra que se vende por
cuadernos de á 32 páginas al insignificante precio de 50 céntimos de peseta
cada uno en casa^del Editor, calle de Rodríguez S. Pedro, 9, Madrid.
El hombre misterioso
VII

E n el punto en que el río de las orillas del río de las Amazonas-


Amazonas desemboca en el Atlán- Cuando Orellana sosteniendo tenaz
tico fué donde Bernardo por prime- y encarnecido combate contra los in-
ra vez puso pie en tierra después de dios recorría estas aguas, quedó tan
una vida la más extraordinaria, ó admirado del espectáculo que se
de una navegación que no ha tenido presentaba á sus ojos \jue apenas
ejemplar ninguno en el mundo. se fijaba en aquella lluvia de saetas
L a escena tan sorprendente que que los individuos arrojaban sobre
la naturaleza desenvuelve en el la cubierta de su bergantín; tan em-
punto del desembarque de Bernar- belesado iba el descubridor ante la
no, apenas puede ser descrita con magnificencia de la naturaleza.
los colores correspondientes al má- Presentóse A su vista una super-
gico aspecto que presenta a n t e el ficie de agua semejante á una inun-
espectador que por primera vez fija dación inmensa, ofreciendo ese es-
sus ojos en tan grandioso espectácu- pectáculo sublime que sólo se pre-
lo. No llevará, empero, el lector á senta en la mar, ó sea aquel en que
mal, hagamos en estas páginas al- el horizonte sensible se confunde
guna pequeña decripción de su con el cielo. Aquella dilatada su-
grandeza, pálida seguramente, com- perficie líquida era el Alto Mara-
parada con la realidad. ñen ó el río de las Amazonas, qué
L a historia del descubrimiento del ya en aquel paraje y á 800 leguas
río de las Amazonas puede ofrecer del Océano, ofrece tan magnífico y
tanto interés al lector como cual- sorprendente aspecto.
quier otro descubrimiento que los Su cauce anchísimo divídese tan
intrépidos españoles hicieran en pronto en porción de brazos que co-
aquel siglo de oro en la América rren por entre arenosas islas sem-
del Sur. bradas de bosques, como se despa-
Llamóse primeramente r í o de rrama formando un extenso lago
Orellana por haber sido descubierto que desde lejos parece hallarse cir-
por Francisco Orellana compañero cundado de una vejetación espesa.
de Gonzalo Pizarro, en el descubri- Sobre su tersa superficie, semejan-
miento de algunos países del Ecua- te á un espejo, se deslizan sus ama-
dor; Más tarde se llamó río de las rillentas olas, y la velocidad con
Amazonas, por haber sido halladas que corren, tan sólo se advierte á
en sus orillas, algunas verdaderas veces por el sordo rumor que pro-
amazonas, ó sea mujeres guerreras ducen al pasar por entre los claros
que con furia atroz lucharon contra de las grandes agrupaciones de ár-
los españoles; y que no solo luchaban boles gigantescos que en sus orillas
por sí solas, sino que capitaneaban existen.
á ejércitos de hombres, matando á En med'o de aquella vejetación
palos al primero de estos que retro- tan exuberante, no parecía ningún
cediese en el combate. ser humano, sino eran Tos indios que
E n toda la América no se encuen- metidos en sus canoas, perseguían á
tra paisaje más pintoresco que las Orellana y sus expedicionarios; pero
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 759
en compensación de éstos, notábase lla soledad donde no parecía haber
por todas partes una riqueza asombro posibilidad de hallar un solo ser hu-
sa del reino animal. Centenares de mano, aquel silencio que no era in-
monos de distintas clases juguetea- terrumpido sino por la eterna char-
ban balanceándose en las ramas de la de los loritos y cotorras.
los árboles, é innumerables banda- No veía medio de poder salir de
das de pintados papagayos obscure- aquel terrible laberinto y casi se
cían la luz del sol al cruzar desde arrepintió de haber abandonado el
las faldas del bosque á las islas, Pompeyo. Miró hacia aquelpunto del
mientras que en bancos ó depósitos mar donde quedaba su barco, y, en
de cieno acumulados por la corrien- efecto veíanse los puntos de los más-
te de los diversos brazos del río, to- tiles 1 del Pompeyo. Pensó por un mo-
maban el sal desperezándose indo- mento volverse otra vez á su vida
lentemente gran número de caima- marino-manástica, ¿pero quién le
nes de aspecto terrible- De cuando conducía allá?
en cuando oíase entre la espesura No quedaba otro remedio sino su-
de los bosques el gruñido de los cer- jetarse á la vida terrestre con gusto
dos acuáticos, -de los tapices, de la ó sin él, del mismo modo que poco
onza y del jaguar, animales carní- antes se había sujetado á la vida
voros de la América del Sur. marina bien contra su voluntad. Era
Sin embargo tanta magnificencia necesario abrirse paso, por medio de
á la vista, si bien era agradable á aquella terrible red de árboles, ar-
este sentido, ofrecía muy poca de- bustos, zarzas y espinos tejidos co-
fensa y protección para los perse- mo por la fuerza de una naturaleza
guidos españoles. Aquel intrincado exuberante.
laberinto de bosques jamás hollados Armóse de un palo recio y fuerte
por el hombre, con árboles tan gi- que le podía servir tanto de lanza
gantescos que su tronco, según dice como de palanca, y de arma defen-
un historiador, no podía ser abarca- siva y ofensiva, y con él comenzó á
do por los brazos de diez y ocho abrirse paso á través de aquel bos-
hombres y sembrado todo por todas que espesísimo y casi impenetrable.
partes de enormes pantanos; era Pero se encontró con otra dificul-
hermoso á la vista, pero peligroso tad terrible y formidable, que no
para la vida. perdona á nadie ni en mar ni en
Una especie de plantas trepado- tierra, pues ya no había masas de
ras cuyos brazos y ramas eran du- harina ni botellas de vino jerez co-
ros como el acero, unían entre sí á mo las tenía en el Pompeyo. Sin em-
dichos árboles, y sólo á fuerza de bargo la diviua providencia no
inauditos trabajos y haciendo uso abandonó tampoco en esta ocasión
de hachas y espadas conseguían los al devoto siervo de la madre de un
españoles marchar poco á poco por Dios de misericordia.
aquel laberinto. A todas estas pena- Bernardo tenía á la vista abun-
lidades agregábanse las ocasiona- dancia de frutas silvestres buenas
das por la playa de insectos de di- y malas: pero para conocerlas le
versas clases todos ellos ávidos de bastaba incar el diente, y las que se
sangre, y estando estas regiones de sabían bien, servíanle de alimento,
tal modo cuajadas de mosquitos, y las que le parecían de mal sabor,
abejorros, niguas, térmites y hor- quedaban para los pájaros. A fuer-
migas, que es de todo punto imposi- za de golpear en las zarzas con su
ble que el ser humano las habite; palo halló también algunos nidos
se comprenderá el cúmulo de sufri- de avesj y en aquellos nidos, huevos,
mientos que experimentaron Ore- buenos y frescos ó malos y pasados,
llana y sus compañeros. no sabemos; pero lo cierto es que
En este lugar, pues, fué donde servían de alimento á Bernardo.
Bernardo puso sus pies, después de Continuó Bernardo su tarea de
más de dos años de la vida de mar; cortar ramas, plantas trepadoras,
pero si bien le admiró el grandioso zarzas y malezas de mil clases,
espectáculo que se presentaba á su cuando después del trabajo de al-
vista en tanto árbol gigantesco, tan- gunos días, vio que se le abría el
ta rama intrincada, tanta planta horizonte y presentaba á su vista
trepadora y tanta exuberancia de una Tanura hermosa en medio de
aquella tropical vejetación; no dejó espesos bosques. Al través de las
de imponerle en gran manera, aque- malezas que estaba cortando para
760 EL MONTE CARMELO

poder salir del laberinto, vio un la vista por aquella especie de .hen-
grupo de indios, hombres medio diduras que formaba el espeso ma-
desnudos con sus cabezas adorna- torral y no se cansaba de exami-
das con plumas de lorito, con sus nar, de mirar y remirar qué especies
narices y ambos labios perforados de hombres serían aquellos. Por
y atravesados con dientes ó colmi- una parte le venían ganas de pasar
llos de jabalí, lo mismo que sus ore- á donde estaban, por otra les tenía
jas, le metieron un miedo cerbal; miedo.
miraba con detención y sin desviar Se detuvo un momento sin saber
qué hacerse.

Fr. íamuel de Manta, Feresa


(Se continuará)

ULTIMA HORA

N. P. GENERAL EN ESPAñA.— A la hora de entrar en máquina


este pliego recibimos la grata noticia de que N. R. P. General ha
llegado á España con objeto de visitar algunos Conventos de las
florentísimas Provincias que la Orden tiene en nuestra nación. Sea
bien venido N. P. General á la patria de Nuestra Madre'Santa Te-
resa y N. P. San Juan de la Cruz, gloriosos Reformadores de nues-
tra Sagrada Orden, y hacemos votos al Señor porque su estancia
en los Conventos españoles le sea grata. Reciba Su Reverencia
nuestro filial y afectuoso saludo y el homenaje de nuestra respe-
tuosa adhesión v sincero amor.
Santa Teresa de Jesús
t
3 AFICIONADO como el que másá enaltecer las
!¿|pgTandezas religioso-literarias de nuestra Es-
paña, he rendido siempre ferviente culto á la
4> sin par castellana del siglo XVI, á la gran

e santa y á la gran literata mística, orgullo de nues-


tra raza, Teresa de Jesús, considerada justamente
como la primera escritora del mundo. Me enorgu-
llezco de ser hijo de la hidalga tierra española que

produjo á tan insigne mujer; no cambiaría esta


filiación por la de pueblo alguno de la tierra. Te-
resa por sí sola honra y sublima á una nación; to-
das las demás envidian á la nuestra por poseer
joj'a de tan rico valor.
Los críticos más autorizados y los hombres
más eminentes en letras sagradas y profanas, así
ortodoxos como heterodoxos, rinden vasallage á la
762 EL MONTE CAKMKLO

célebre Doctora y pregonan la sublimidad de su talento


y de sus escritus. No se conoce en todo el orbe una ce-
lebridad más notoria, un magisterio más irrecusable,
una gloria más acrisolada entre todas las reputaciones
que la posteridad levanta ó deshace. Y no se compare
á esa heroína de la ley cristiana con las' mujeres céle-
bres del paganismo; porque, además de no guardar
proporción las obras déla naturaleza con las de la
gracia, no es dable confundir la fisonomía moral é inte-
lectual de Teresa con las que nos ofrece el viejo paga-
nismo. La bondad y nobleza de corazón y las excelsi-
tudes de la mente de la insigne avilesa no se hallan en
la historia de la mujer cristiana, cuanto menos de la
gentílica.
Hace tres centurias que los más santos varones y
doctos escritores, con que se honra el suelo patrio,
leen, estudian y meditan los libros de la perla del Car-
melo, y no han agotado todavía los elogios que, sin
salirse de los términos de la justicia, se les deben. Se
.ha dicho de la Imitación de Cristo, que es el mejor libro
trazado por la humana pluma, ya que la sagrada Biblia
es obra de la divina. Mucho admiro y venero la celes-
tial producción atribuida á Tomás de Kempis; pero séa-
me permitido ingenuamente declarar que si se reunie-
ran en un volumen pequeño todos los preceptos, sen-
tencias, avisos, consejos y amorosas exclamaciones y
ternísimos afectos que cual piedras preciosas ornan y
esmaltan las obras de la seráfica Doctora, cuidando de
trasladar fielmente la dicción y el estilo, hplgaríase la
gente pía y erudita en un libro más que, si no aventa-
jase, igualaría por lo menos al del justamente famosí-
simo de la Imilación.
La doctrina teresiana con tanta suavidad y dulzura
del cielo vertida, y con tales galas, y filigranas y pri-
mores de estilo aderezada y enriquecida, elogiáronla,
aún viviendo la autora, varones tan eminentes en san-
SANTA TRRESA DE JESÚS 763

tidad y letras como San Pedro de Alcántara, San Fran-


cisco de Borja, el venerable maestro Fr. Jua,n de Avila;
los jesuítas Alvarez y Toledo, el dominico Báflez, el

SANTA TERESA DE ALBA DE TORMES

jeronimiano Yepes, los obispos don Alvaro de Mendoza,


Velázquez, Manso y otros, y después de muerta ha sido
enaltecida y sublimada por los más cultos literatos de
todo pa.ís y civilización, grandemente ensalzada por los
764 KL MONTK CARMELO

centros docentes de la Cristiandad, y sobre todo por el


órgano de la verdad, el Pontífice romano.
¿Quién no ha saboreado los suavísimos conceptos
del libro de su Vida, tratado magistral y completo de
oración, y,del cual no cabe mayor encarecimiento que
el haberlo comparado varones doctísimos con el libro
de oro de las Confestones de San Agustín? ¿Quién no ha
cobrado energía sobrehumana para desprenderse de los
lazos terrenales y apetecer solamente los goces purísi-
mos del espíritu, leyendo el Camino de perfección, real
atajo que con toda presteza y holgura lleva al ciclo?
¿Quién al hojear el libro de las Fundaciones, no se pasma
al considerar los trabajos y martirios que sufrió paciente
y resignada Teresa, y no se determina á abrazarse con
la cruz, puerta de la gloria? ¿Quién no se maravilla de
los sublimes vuelos del misticismo teresiáno a¿ reco-
rrer las áureas páginas de El Castillo interior ó Las Mo-
radas, y no anhela soltar la frágil envoltura de la carne
para gozar de los castos abrazos del celestial Esposo?
¿Quién al ahondar en los elevadísimos Conceptos del
amor de Dios, no queda atónito ante los sublimes ardo-
res que caldeaban €l pecho de Teresa, y no siente
prender en el suyo algunas chispas al menos de tan
encendido volcán? Y en suma ¿quién no se goza en la
lectura de sus admirables Carias, modelos de sencillez,
viveza, concisión, gracia y donaire, que retratan á
maravilla el carácter y discreción de su autora y le
conquistan un puesto muy elevado en la literatura epis-
tolar española?
"En estas Cartas, dice Capmany con seso y maes-
tría, se descubre lo mucho qué la Santa debió á la na-
turaleza, así como en sus escritos místicos lo que le
dispensó la divina gracia. El estilo no es á la verdad
siempre correcto, castigado, ni elegante, porque no
escribía su autora con la idea ni presunción de que se
hubiesen de publicar. Mas ¿qué importa? si algunas
SANTA TBRESA DB JBSÚS 765

líneas echadas sin esmero ni aliño y con la distracción


de un alma engolfada en gravísimos y muy diversos
cuidados, dan más eficacia y agrado á lo que dice, que
todos los adornos y figuras de la elocuencia. Alguna
cláusula que se lee desatada, dice más que muchas pá-
ginas estudiadas. Como su ardiente corazón y su imagi-
nación fecundísima le dictaban las expresiones, así es
que su estilo vuela como su pluma, y sus rasgos, aunque
vivos, se conoce que eran pinceladas rápidas de una
mano atareada. Mas la concisión, energía y delicadeza
con que expresa sencilla y francamente las mayores y
más altas cosas, borran la discordancia, dislocación y
'desaliño de algunas frases, y obligan á los lectores á
tomar parte en sus aflicciones, gustos, esperanzas, tris-
tezas y gozos; tal es la naturaleza, gracia y candor con
que pinta, persuade, exhorta, se queja, suplica, repren-
de y agradece. (*)„
Plácemes mil merecen en mi concepto cuantos tien-
dan á popularizar los escritos de la Doctora avilesa, con
que se afiance y consolide el reinado del espíritu en las
almas prontas á ahogarse en la pestilente atmósfera del
sensualismo que todo lo avasalla, rinde y subyuga.
Honre y glorifique por tanto el nombre de Teresa la
gente hispana, que bien lo merece la que es el mayor
timbre de nuestra historia; nútrase y vigorice con el ali-
mento de su celestial doctrina y se abrase en el fuego
de la verdadera devoción y piedad, mostrándose de esta
suerte digna de estar puesta bajo el patronato de tají
excelsa Madre.
i osé L Yalentl
(*) Tratado histórico-crítico de la elocuencia española, tomo III, página
181. Madrid, por Antonio de Sancha, 1787.
Ya viene el Esposo

(AMORES TERESIANOS)

Llegaron los mártires,


Formáronse en coro,
Y batiendo las palmas cantaban:
"Ya viene el Esposo.,,
Se acercan los ángeles
Con túnicas de oro,
Y pulsando sus liras repiten:
"Ya viene el Esposo.,,
Entran en su celda
Querubes radiosos,
Y entre nubes de incienso la dicen:
"Ya viene el Esposo. „
Llegan serafines
Velando su rostro,
Y entre auroras de fuego murmuran:
"¡Ya está aquí el Esposo!,,
La herida del dardo
Respiró con gozo,
Y mostrando Teresa su pecho
Decía á su Esposo:
"Esta es la Morada
Del Castillo de.oro,
Que con dardos de fuego ha labrado
Teresa á su Esposo. „

¡Quién, cual Ella, hubiera


El corazón roto!
¡Quién, cual Ella, hecha incendios, abriese
La puerta al Esposo!
j?r. Plorián deí €amelo §eresiano
¿TW ;*^^

SANTA TERESA Y EL ESPÍRITU DE MISIONES EN N. 0.

Cualquiera que sea la idea que se forme de la institución de una


Orden religiosa, es necesario convenir en que los esplendores de sus
futuras glorias y la realización gloriosa de sus destinos, dependen
siempre de los principios vitales de que se ve saturado au organis-
mo, y de la vivificante savia que en diviuas difusiones corre por to-
dos los miembros que componen su organización secular y bajo to-
dos conceptos establo.
Pero la savia que luya de correr por ese organismo, ¿de dónde ha
de proceder ó cuál ha de ser el origen, el principio ó la fuente de que
haya brotado el espíritu vivificante que dé animación y movimiento,
vida y energía, prestigio y juventud en que deben estar rebosando
las Ordenes religiosas?
No hay duda ninguna de que antes de la Orden religiosa es el
fundador de aquella Orden, y de que ante3 del progreso vital de la
tal Ordsn, es necesario un fértil germen de vida, y que ese germen
de vida, antes de ponerse en circulación, ha de adquirir cuerpo en
el corazón del fundador, ahí se ha de desarrollar, acomodándose á las
circunstancias y consiguiendo todos los elementos necesarios parala
realización de sus futuros destinos y consecución del fin para el que
la Orden es formada.
Concretándonos ahora á la Orden Carmelitana, ¿qué savia corre
por su organismo? ¿qué germen de vida anima sus movimientos?
¿qué espíritu constituye su naturaleza?
La respuesta es muy fácil. Una alma ardiente, elevada, de gran-
des vuelos, inflamada en divinos ardores, sintió dentro de sí misma
un espíritu también inflamado y ardiente, comunicado por Dios; ese
espíritu no pudo contenerse dentro de su pecho, las llamas eran
demasiado potentes para poder ser reducidas á un tan estrecho
recinto, y la violencia de su actividad demasiado enérgica para no
romper los límites señalados á la capacidad de una simple criatura.
Dióse, pues, salida á aquel espíritu, brotó una orden religiosa, y
768 EL MONTE CARMELO

el espíritu pasó de aquella alma inflamada á esta orden religiosa; és-


ta fué el trasunto, la imagen ó copia de aquélla y establecióse una
comunicación misteriosa, celestial y divina entre ésta y aquélla por
medio de un mismo espíritu que señalaba á ambas su especial mi-
sión, su forma y colorido, su lozanía y juventud, la energía de su
movimiento, y en fin, su vida exhuberante.
Aquella alma fué el alma de Santa Teresa, aquel espíritu el espí-
ritu de Santa Teresa,, y aquella Orden la Orden Carmelitana criada
alimentada, y conducida á edad madura, y conservada al través de
los siglos por el espíritu de Santa Teresa.
Digamos ahora cuál fué el espíritu de la Santa y tendremos des-
cubierto en qué consiste el espíritu de la Orden Carmelitana.
¿No fué Santa Teresa aquella célebre y famosa niña que á los
siete años de su vida corrió para el África con una de dos misiones:
la de llevar el nombre de Cristo á aquellas tierras bárbaras, ó la de
derramar su sangre en ellas? ¿No lo ha declarado así la misma Igle-
sia, cuando ha cantado en su honor.?
Regis superni nuntia
Doinutn paternam deseris
Terris, Teresa, barbaris
Christum datura aut sanguiuem
Si el espíritu de Santa Teresa es «abandonar la casa paterna».
tdomum paternam deseris» para dar á las tierras báibvras, ó el
nombre de Cristo ó la sangre; «Christum datura aut sanguinem»; e'
espíritu de su Orden, el espíritu del Carmelita descalzo consistirá en
abandonar la casa materna; *domum maternam», para lleno de Cristo
llevar su santo nombre á las tierras bárbaras ó derramar en ellas su
sangre: Christum daturus aut sanguinem.
¿Habrá un solo hijo de Santa Teresa que no tenga valor para ello?
¿No tendrá el hijo á los treiata años el valor que su madre tuvo
á los siete?
No fué, sin embargo, sólo éste el espíritu de Santa Teresa. Aque-
lla alma inflamada, antes de lanzarse á tan divinas empresas, preparó
en su alma los incendios del amor divino más acendrado y puro; de
esos incendios brotó el amor del prójimo, y llena aquella alma del
amor de Dios, fué éste á derramarse en el alma del hombre, porque el
amor cuanto más puro y encendido es, se comunica con más ampli-
tud y exhuberancia.
Así el hijo de Santa Teresa, antes de lanzarse á las sublimes em-
presas de misionero en lejauas tierras, ha de sentir inflamada su alma
en incendios de amor de Dios; de esos incendios del amor de Dios,
SANTA TJSRfcSA Y EL ESPÍRITU DE MISIONES EN N. O. 769

han de brotar los incendios del amor del prójimo; empujado por esos
dos incendios ha de atravesar los mares, y franquear las fronteras, y
vadear los ríos, y recorrer los desiertos, y hacer resonar su voz, como
la voz del enviado de aquel Dios que dijo: Levanta tu voz como la
voz de una trompeta y anuncia á mi pueblo mis juicios.
E3te es el espíritu de Santa Teresa y este es el espíritu do sus hi-
jos: llenar el corazón en la fuente del amor de Dios, é ir á vaciarlo
en el corazón del hombre; sea éste el civilizado europeo, el salvaje
africano, el afeminado asiático ó el culto americano; lo mismo el es-
túpido hotentote, el lividinoso1 chino, el errante cafre ó el ignorante
australiano.
¡Qué hermoso sería el espectáculo que en ese día darían á los
ángeles y á los hombres, los hijos de Teresa, si su ocupación en
el claustro no fuera otra que la de inflamar su alma en el amor de
Dios, para con esas llamas incendiar después las almas de todos los
hombres.

Vr: Samuel áe Barita íeresa


DESPUÉS DEL ÉXTASIS

Sale la virgen Teresa


De un éxtasis delicioso
Y aquí y allí vaga incierta .
Pensando en el dulce esposo.
El alba apenas clarea
Y apenas mece la brisa
Las flores que primavera
Allá en el huerto matiza.
Y más que la aurora, bella
La virgen cuyo semblante
Luces del cielo refleja
Y arde en amor delirante.
Va á las flores de la huerta
Por ver si entre ellas se esconde
El buen Jesús de Teresa
O á preguntarles en dónde
Hallará al que de su pena
Es dulce causa, ó pasar
Si acaso lo vieron ellas,
Que sin él no puede estar.
¿Por qué la rosa no es bella,
Por qué la encuentra inodora5
¿Por qué el jazmín y azucena
No espiran fragancia ahora?
¡Qué aroma ni qué belleza
Hallar podrá en sus primores
La que gozó las caricias
Del Dios que alienta las flores!
Con amorosa sorpresa
"¿Qué tienes? dice á la aurora:
Tú luz de nácar y perlas
Al mundo ya no colora?
DESPUÉS DÜiL ÉXTASIS 771

Por qué el ave no gorjea


Ni al huerto la brisa halaga,
La fuente es turbia, no alegra
Ni ya murmurante vaga?
Esconde, oh sol, tu diadema
De rayos esplendorosos;
Tú ya no alumbras ni quemas,
Cual, ¡ay! los ojos hermosos.
Divinos ojos, que apenan
De amor mi alma!... tu lu7
Es sombra para Teresa
Que de ver viene á Jesús!.,.
¡Y quién de nuevo lo viera!
¡Ay, quién siempre lo mirara! .
Quién mil siglos estuviera •
Fija en su divina cara!...
A quien te vfó ¿qué le alegra?
Ni sol, ni aurora, ni flores;
Que sin tí nada me huelga,
Mar de divinos amores!...
Vivir sin tí es vida muerta,
Mil muertes por verte quiero;
La muerte es mi vida cierta,
Y muero porque no muero. „
Esteban Muñoz flcnoso.
CANÓNIGO DE LA S. I. CATEDRAL DE CHILE
^áÉÉfáÉÉÉMáÉíátáÉÉÉÉÉtetelÉÉÉMdíáÉÉÉÉÉIÉÉÉÍOl
K§H§) -%j^%%-%r%)-%i%r%^f<^%!
•A^^^^I^^^^^l^^^^%

L A A M I G A D E LOS SABIOS

Santa Teresa de Jesús en todo fué grande y admirable, en todo


sobresalió gallardamente. Superior á su condición de pobre é igno-
rante monja, sostuvo larga correspondencia con los hombres emi-
nentes de su tiempo, contrajo íntima amistad con los más respeta-
bles varones de su siglo y se declaró entusiasta partidaria y amiga
de los sabios que, cual refulgentes soles, brillaron bajo el sereno cielo-
castellano, en aquella edad de oro de la virtud y ciencia española.
Obedeciendo á los impulsos de su noble é hidalgo corazón la in-
signe Reformadora apreciaba á los sabios y les estimaba sobremane-
ra; en sus obras les dá lugar preferente y distinguido, y en ellas dejó
escrito: «siempre ful muy amiga de letras,» «son gran cosa letras
para dar en todo luz,» exhortando á sus monjas siempre que se le
ofrece ocasión, á tratar y conversar con letrados, y á rogar á Dios por
ellos. Mas aunque nada de esto dijera, solo fijarnos en las parsorias
que buscaba y con quienes estrechaba verdadera y sincera amistad,
bastaría á sacarnos de toda duda y á admirar el gran espíritu de San-
ta Teresa de Jesús vigoroso y potente en todos los ramos de la activi-
dad humana. Dejando á un lado á San Juan de la Cruz y al P. Gra-
dan sus confidentes y familiares con quienes,como en bondadosos Pa-
dres, desahogaba su corazón, aquejado de trabajos y fatigas, figuran
en esla gloriosa lista nombres tan respetables como el de Domingo
Báñez, Catedrático de prira en la Universidad Salamanquina, y
tan reverenciado de su siglo que bastó sólo su voto afirmativo para
dejar en pie el Convento de San José de Avila, contra el parecer de
todos los demás que componían aquella venerable Asamblea; el del
Maestro Medina llamado por su ciencia luz de las escuelas de Sala-
manca; el de I03 jesuítas Baltasar Alvarez, Ripalda y Salcedo tan sa-
bios como Santos; el del P. Yangüas, lector de teología en el gran Co-
legio Dominicano de San Gregorio de Vaüadolid, el del P. Ibáñez
considerado como el mejor filósofo de su tiempo; el de los Padres
Suárez, Salazar, Cano, Hernández y tantas otras lumbreras de Es-
paña y del mundo, sin contar á San Pedro de Alcántara, ni á San
Francisco de Borja, ni al B. Juan de Avila, glorias de la España reli-
giosa, frutas benditos de la Iglesia y moradores del cielo. Cuadro es
este de hombres insignes verdaderamente asombroso, capaz cada uno
de llenar de gloriosas páginas la historia de todo un siglo, de llevar
todas las ciencias de frente, de enaltecer su religión y su patria, y de
honrar con la máa alta de las humanas honras á cualquiera que lo-
grase consultarlos y tratarlos familiarmente.
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Reliquias de Santa Teresa de Jesús


7?4 EL MONTE CARMELO

Merced al vasto entendimiento de la ilustre castellana, del que


dice Yepes, que era capaz de cualquiera cosa, y la necesidad que te-
nía de consultar á los hombres de letras para que le diesen luz, pue-
de explicarse la altura á que rayó su amistad con los sabios, hasta
poder decirse, que su primer cuidado en la fundación de cualquier
Convento, era enterarse de los sujetos que más brillasen y sobresa-
liesen en el lugar, y una vez conocidos no abandonaba su trato y
amistad.
Prueba de esto es lo sucedido en Toledo con el Dr. Velázquez,
después Obispo de Osma y Arzobispo más tarde de Santiago; en
Burgos con el Dr. Manso, elevado poco tiempo después á la silla de
Calahorra; en Patencia con el Dr. Reinoso, y lo propio en todas las
demás fundaciones, ganando así sujetos importantes que llenos de
amor divino la ayudasen en la Reformación de la Orden del Carmen.
Era su mayor gozo tener noticia de algún docto varón que pasa-
ba sus días defendiendo la Iglesia y salvando las almas; al instante
daba gracias á Dios por haber traído al campo de su Iglesia un sol-
dado más, y esperaba ocasión favorable para saludarle y conocerle,
y si no se presentaba, tomaba la pluma y le felicitaba por su honro-
sa tarea. Así lo hizo con el insigne hijo de Santo Domingo Fr. Luis
de Granada, hombre verdaderamente sabio y apostólico, y de quien
la Santa había oído hablar mucho y leído mucho de sus obras aun-
que, por más que había trabajado no pudo conocerle de vista, como
ella quería «si se sufriese conforme á su estado y ser mujer.» Sin-
cera prueba es esta no solo del amor que les profesaba, mas también
de la envidia que les tenía por tiabajar directamente en la salvación
de los demás; esto era lo que Santa Teresa emulaba, y por lo que se
quejaba amorosamente á Dios; queja que explica elocuentemente su
puro amor, sus altos designios, sus ideales sublimes, el móvil de su
amistad y el blanco de sus deseos. Así vivió y murió; esta doctrina
dejó escrita en sus libros, y aconsejó de palabra á sus amigos, sub-
ditos y sucesores, mandando á sus religiosas que siempre rogasen
• por los que defienden la fe, y rogando á los religiosos que se ejer-
citasen en este ministerio como en su principal vocación, según ha
dicho el P. Gracián que tan bien pudo conocer y conoció de hecho
el espíritu de Santa Teresa.
Fr. Eduardo de Santa Teresa.

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Santa Teresa de Jesús


Doctora por Salamanca
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Se representa á Santa Teresa con una paloma sobre la cabeza


y vestida con la borla y muceta de Doctora en Teología. De la pa-
loma, ella misma afirma habérsele aparecido el Espíritu Santo bajo
esta forma en cierta vigilia de Pentecostés; y dice en el "Libro de
la vida,, (cap. XXXVI11):
"Estaba un día víspera del Espíritu Santo después de misa: fuí-
me á una parte bien apartada, adonde yo rezaba muchas veces, y
comencé á leer en un Cartujano esta fiesta, y leyendo las señales
que han de tener los que comienzan, y aprovechan, y los perfetos,
para entender está con ellos el Espíritu Santo: leídos estos tres es-
tados, parecióme por la bondad de Dios, que no dejaba de estar
conmigo, á lo que yo podía entender. Estándole alabando, y acor-
dándome de otra vez que lo había leído, que estaba bien falta de
todo aquello, que lo oía yo muy bien ansí, como ahora entendía lo
contrario de mí, y ansí conocí era merced grande lo que el Señor
me había hecho; y ansí comencé á considerar el lugar que tenía en
el infierno merecido por mis pecados, y daba muchos loores á Dios,
porque no me parecía ni conocía mi alma, según la vía trocada.
Estando en esta consideración, dióme un ímpetu grande, sin enten-
der yo la ocasión: parecía que el alma se me quería salir del cuer-
po, porque no cabía en ella, ni se hallaba capaz de esperar tanto
bien. Era ímpetu tan excesivo, que no me podía valer, y á mi pa-
recer diferente de otras veces, ni entendía qué había el alma, ni
qué quería, que tan alterada estaba. Arrímeme, que aun sentada
no podía estar, porque la fuerza natural me faltaba toda.
"Estando en esto, veo sobre mi cabeza una paloma, bien dife-
rente de las de acá, porque no tenía estas plumas, sino las alas de
unas conchicas, que echaban ;de sí gran resplandor. Era grande
más que paloma: paréceme que oía el ruido, que hacía con las alas.
Estaría aleando espacio de un Ave María. Ya el alma estaba de
tal suerte, que perdiéndose á sí de sí, la perdió de ¡vista. Sosegóse
el espíritu con tan buen huésped, que según mi parecer, la merced
tan maravillosa le debía desasosegar y espantar, y como comenzó
á gozarla, quitósele el miedo, y comenzó la quietud con el gozo,
quedando en arrobamiento. Fué grandísima la gloria de este arro-
bamiento: quedé lo más de la pascua tan embobada y tonta, que no
sabía qué me hacer, ni cómo cabía en mí tan gran favor y merced.
No oía ni veía á manera de decir, con gran gozo interior. Desde
aquel día entendí quedar con grandísimo aprovechamiento en más
subido amor de Dios, y las virtudes muy más fortalecidas. Sea ben-
dito y alabado por siempre, amen.,,
776 EL MONTE CARMELO

Y en el informe de la Rota Romana al papa Paulo V, en 1616,


sobre los procesos para la beatificación hechos y seguido á instan-
cias de Felipe III y del Orden de Carmelitas, recordando esto se
añade: "...que por razón de la dicha ciencia infusa divinamente,
con razón se pinta á esta bienaventurada virgen con una paloma
sobre su cabeza...,,

SANTA TERESA DE JESÚS, SEGÚN SE VENERA EN EL CONVENTO DE


MADRES CARMELITAS DE JAÉN.

En cuanto á vestirla con muceta y borla, fué común creencia


que el claustro de Teología de Salamanca la confirió, sin ejercicio,
el grado de Doctora, y si bien no conozco dato histórico cierto, y
contradice á la creencia el rigor de aquella Universidad en no con-
ferir grados sin ejercicios, bien pudo á Santa Teresa denominarse
enfáticamente Doctora y diputarla por excelsa cuando aconsejó y
sostuvo á los más célebres doctores de aquella Universidad sus
contemporáneos, escribió sobre ellos en superior clarividencia y
ciencia, y, andariega por Salamanca, doctoró por toda su tierra y
finalmente dio á su diócesis sus despojos. Así la Universidad, en
la real capilla de San Jerónimo, celebraba su fiesta desde 1701, por
fundación de don Diego de la Serna, consejero de Castilla, y aún
SANTA TERESA DÜ¡ JESÚS DOCTORA POR SALAMANCA 777

hoy su festividad lo es de íntimo contento y renovación de glorias


para las viejas cátedras.
¿Y qué pudo espantar un tal ejercicio á la santa? En religión la
declaran sublime los hombres más ilustres que tenía entonces la
Iglesia española, sobrando con citar no más que á San Pedro de
Alcántara, á San Francisco de Borja y el venerable maestro Juan
de Avila, deponen con admiración en su proceso los maestros y
catedráticos de sagrada Teología en la Universidad de Salamanca,
fray Domingo Báñez, del Orden de Predicadores, Agustín Antolí-
nez, del Orden de San Agustín, el maestro fray Pedro Cornejo,
del Orden de Carmelitas calzados y fray Bartolomé Sánchez, del
mismo Orden, decano de la facultad de Teología, el maestro Juan
Alfonso de Curiel y fray Basilio Ponce de León, del Orden de San
Agustín: en Sagrada Escritura la diputa por Doctora el maestro
fray Luís Bernardo, general del Orden de San Bernardo y cate-
drático en Salamanca, y en cánones el doctor don Roque de Var-
gas, catedrático de prima; y por corona el padre Francisco Suárez
de la Compañía de jesús, catedrático de prima de Teología en la
Universidad de Coimbra. Entre los testigos que deponen en los
procesos para su beatificación, declarar, su superior ciencia obispos,
magistrales y lectorales, maestros, religiosos graves de los Orde-
nes de Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, Nuestra Se-
ñora del Carmen, San Benito, San Bernardo, San Jerónimo, Car-
tujos, Compañía de Jesús, Santísima Trinidad y Nuestra Señora
de la Merced, y presidentes é individuos de los Consejos del Rey.
Y sobre todos el testimonio de la Iglesia en la oración que, para el
oficio de Santa Teresa, compuso el mismo papa Urbano VIII:
"Exaudí nos, Deus, Salutaris noster, ut sicut de B. Teresiae vir-
ginis tuae festivi'.ate gaudemus, ita coelesiis ejus doctrinae pábulo
nutriamur, et piae devotionis erudiamur affectu.,,
Después de cuyo fallo toda razón es impertinente.
X.
Á SANTA TERESA DE JESÚS

SONETO

Trazó con hábil y potente mano


de eterna vida el celestial camino,
y fué en ardor, perseverancia y tino
el más fuerte sostén carmelitano.
Amó á Dios con aliento soberano;
amar y solo amar fué su destino,
acrisolando en éxtasis divino
todo el amor del corazón humano.
Adórala la Iglesia en sus altares,
tiene un florón en nuestra patria historia,
su fama atravesó montes y mares,
y tras de conseguir tanta victoria,
eleva eternamente sus cantares
en la gloria de Dios ¡la mejor gloria!
R A F A E L E. SáNCHEZ.
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ESTILO Y LENGUAJE DE LOS LIBROS DE SANTA TERESA

Persuadíale yo estando en Toledo á la madre Teresa de Jesús,


con mucha importunación, que escribiese el libro, que después es-
cribió, que se llama las Moradas. Ella me respondía la misma ra-
zón que he dicho, y la dice muchas veces en sus libros, casi con es-
tas palabras: "¿Para qué quiere que escriba? escriban los letrados
que han estudiado, que yo soy una tonta y no sabré lo que me di-
go: pondré un vocablo por otro, con que haré daño. Hartos libros
hay escritos de cosas de oración; por amor de Dios que me dejen
hilar mi rueca, y seguir mi coro y oficios de religión, como las de-
más hermanas, que no soy para escribir, ni tengo salud ni cabeza
para ello, etc.,,
Convencíla con el ejemplo de que algunas personas suelen sa-
nar de enfermedades, más fácilmente con las recetas sabidas por
experiencia, que con la medicina de Galeno, Hipócrates, y de otros
libros de mucha doctrina. Y que de la misma manera puede acae-
cer en almas que siguen oración y espíritu, que más fácilmente se
aprovechan de libros espirituales, escritos de lo que se sabe por
experiencia, que no de lo que han leído y estudiado en los doctos.
Porque así como quien ha de andar un camino peligroso y lleno de
barrancos, y malos pasos, más le aprovecha la luz que le da quien
le acaba de andar, y ha experimentado lo que en él hay, aunque
no sepa los nombres propios, como sepa decir por algunas señas,
dónde está el peligro, que no la luz que le da el que lo sabe por
haber leído y por sola relación: así acaece en las almas que siguen
el camino áspero de la oración. Porque como estas cosas del espí-
ritu sean prácticas, y que se ponen por obra, mejor las declara
quien tiene la experiencia, que no quien tiene sola la ciencia, aun-
que hable en propios términos.
El libro llamado Contemptus mundi; que parece que no lleva
estilo ni orden, se apega mejor al espíritu, que otros libros muy
artificiosos y metódicos. Y esa misma falta de artificio que llevan
estos libros de la Madre Teresa de Jesús, descubre no ser inven-
ción suya, sino doctrina dada del Espíritu Santo, que no aguarda
al artificio humano, para entrar en el corazón. Y en ir en aquel es-
tilo muestra con llaneza la verdad, sin composturas, retóricas, ni
780 EL MONTE CARMELO

artificios. Aunque si bien se mira el estilo es altísimo, para persua-


dir y hacer fruto; el lenguaje purísimo y de los más elegantes en
lengua española, que quizá muchos letrados no acertaran á decir
una cláusula tan rodada y bien dicha como ella lo dice, aunque bo-
rren y enmienden mil veces; y ella lo escribió sin enmendar papel
suyo de los que escribía, y con gran velocidad, porque su letra,
aunque de mujer, era muy clara, y escribía tan apriesa y veloz-
mente, como suelen hacer los notarios públicos, que rrte admiraba
las muchas cartas que escribía cada día de su mano á todos los
Conventos, y respondía á monja ó seglar en los negocios de la Or-
den, ó en los puntos y dudas de oración que la preguntaban.
Y en lo que toca á los términos y vocablos que usa, como ella •
declare bien su concepto, y se deje entender lo que quiere decir,
poco hace al caso que lo diga por unos términos ó por otros: y bien
mirado, todos son verdaderos, entendidos como se han de entender.
Acaece que una señora muy principal tiene una joya muy rica,
hagamos cuenta que es un collar de rubíes guarnecido con perlas,
y lleva algunos diamantes: diósela su marido en arras; suele poner
cuando va á las bodas; es la más rica joya que tiene, etc. Cuando
ella se la pide á su camarero, de cualquier manera que llame
aquella joya, dice bien; hora sea, dadme mi joya la rica, ó dadme el
collar de las bodas, ó dadme las arras de mi mariJo, dadme los dia-
mantes finos, etc.. porque cualquier nombre de aquellos es verda-
dero, según diversas razones. De la misma manera acaece en las
cosas del espíritu. Pongamos por caso un éxtasis; en cuanto en él
se junta nuestra voluntad con la de Dios, se llama unión; en cuan-
to eleva las potencias y las levanta, se llama vuelo del alma; en
cuanto es altísimo conocimiento de Dios, se llama mística teología,
etc. Todos estos nombres son vedaderos, y declaran algo deste es-
píritu, como después diré más en particular.
Porque así como Dios no tiene nombre que le comprenda y tie-
ne muchos que declaran algo de sus excelencias, y todos son ver-
daderos, hora sean los nombres propios, como Omnipotente, infi-
nito, etc; hora sean los figurados, como, cuando se llama Piedra,
León, Cordero, etc; asi los afectos interiores del alma, ningún nom-
bre tienen que del todo los comprenda y declare: y algunos de sus
nombres, ora sean propios, ora sean figurados, son verdaderos. A
la unión podemos llamar junta con Dios, imitación, apegamiento,
desposorio, transformación con Dios, etc. Y quien leyere atenta-
mente estos libros de la madre Teresa de Jesús, verá que ningún
nombre dice destos afectos interiores, que no pueda colegir de
la Sagrada Escritura, ó se halle escrito en los santos y autores
graves.
Fr. leróüimo §raclán de k Madre de íiios.
iiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiii
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L»a Doctora del Carmelo

Teresa, flor que naciste ideas tan delicadas,


en la cumbre del Carmelo tan sublimes pensamientos?
para embalsamar la Iglesia Si á irreverencia no suena
y enamorar á tu Dueño; diré que para mí tengo,
Teresa, mujer gigante que el divino Corazón
cuyos viriles acentos te servía de tintero
con admiración y pasmo donde la pluma mojabas
escuchan todos los pueblos; en ondas de luz y fuego.
aunque no soy Carmelita, Y si dejo tus escritos
aunque tu sayal no llevo, y tu Reforma contemplo,
entusiasmada y gozosa ¿cómo una débil mujer,
á cantar tus glorias vengo sin apoyo y sin dinero,
en mi pobre y tosca lira, pudo hacer lo que varones
que no ha de serles molesto muy insignes no pudieron?
á tu humildad y paciencia ¿Cómo triunfaste del mundo
tan destemplado instrumento, y triunfaste del infierno,
ni yo soy para tí extraña, aunados para frustrar
pues eras según dijeron, tus levantados intentos?
dominica in pasione, Palomarcitos tnarianos
es decir, en el afecto. ¿quién tan altos os ha puesto,
Pero ¿cómo celebrar que hasta vosotros no llegan
tus hazañas y tus hechos, del mundo los torpes ecos?
cuando tú sola bastabas Penetra la luz velada
para honrar á nuestro sexo? en vuestros claustros severos
Por escritora te admiro, . por entre las celosías
por española te quiero, y rejas de fuerte hierro,
y te venero por santa, y á su desmayado rayo
y por maestra te respeto: vénse los rostros modestos
¿quién en Teología mística de las hijas de Teresa
alcanzó más alto vuelo? que encaminan con sosiego
¿quién hizo más comprensibles en grave y callado paso
esos oscuros misterios al coro ó á su aposento;
de las vías unitivas todo habla de penitencia,
que tu singular ingenio? todo respira silencio,
Castillo interior del alma todo á la oración convida
¿quién ha sido tu arquitecto? y todo recuerda el cielo.
¿Dónde encontraste, oh Teresa Mientras otras en el llano
tan elegantes conceptos, combatimos cuerpo á cuerpo
782 EL MONTE CARMELO

quién educando á los niños, y de referir sus hechos,


quéin cuidando á los enfermos, pues equivale á contar
ellas sobre la montaña los brolladores luceros
alzan los brazos al cielo que bordan en clara noche
demandando la victoria el azul del firmamento;
al dominador supremo. son como ellos esplendentes,
Son del celestial Esposo innumerables cual ellos,
los embalsamados huertos solo Dios su valor sabe
por altos muros cercados y puede contar su número.
y de suaves lirios llenos, Contentémonos nosotras
y hacen de su fundadora con gozar de sus reflejos
el elogio más perfecto. aprendiendo en sus escritos
é imitando sus ejemplos,
Seguid, seguid, Caimelitas, y que Jesús de Teresa
alzando fervientes ruegos nos dé una chispita al menos
por la Iglesia perseguida de aquel su bendito amor
y por el hispano pueblo, de aquel su sagrado fuego,
á ejemplo de vuestra Madre, que en Teresa de Jesús
entre tanto que yo dejo era abrasador incendio.
de engrandecer sus hazañas

Sor Miriam.
Zaragoza, Convento de Religiosas Dominicas de SantaRosa.

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DESDE M A L A B A R

UNA SUPUCA.-CONVERSIOMS.-ESCAPULARIOS

Pasado va sobre mes y medio desde que á nuestros caros lec-


tores di alguna noticia del feliz movimiento de conversiones habi-
do en este distrito de Cottayam, donde tantos y tan dulces consuelos
esperaban á este indignísimo misionero. Ciertamente, no hay cosa
más consoladora para un cristiano, quo el saber que ofrece al Señor
un obsequio digno de su divinó agrado. Y en sentir de nuestra se-
ráfica Doctora y apostólica Madre, el servicio de mayor estima que
cabe hacer á Dios es el ganar un alma por nuestra industria. ¿Qué
satisfacción más grata no experimentará, por tanto, el corazón del
hijo de Santa Teresa al tener la suerte inestimable de ofrecer al Se-
ñor multitud de almas regeneradas por su medio para la vida eter-
na? Por su medio digo, y no por sus méritos, ni trabajos, ni indus-
trias. En pura realidad, á mí me cabe la fortuna tan sólo de recoger
lo que otros han sembrado, cultivado y traído á madurez. Se me dan
las conversiones hechas y preparadas, ora por anteriores Misione-
ros, ora principalÍ8Ímamente (estoy íntimamente convencido de esto)
por apóstoles ocultos, cuyo influjo soberano abre las venas de la gra-
cia que sobre estas gentes se derrama generosa al ser bañadas con el
agua de ángeles en el santo bautismo. ¡Almas de oración apostólica!
sostened, por Dios, alzados vuestros brazos; mirad que el infernal
amalecita so retira y el Dios de salud se nos muestra generoso á me-
dida de vuestro fervor, de vuestro llanto y de vuestro empeño. Vues-
tras son, después de Cristo, estas conquistas, vuestras estas almas,
mirad que aún quedan miles y millones en las garras de Satanás; no
784 EL MONTE CARMELO

es hora de descansar cuando Jesús muere de sed de ellas, refrigerad


á vuestro Amado en su agonía por las almas; ¿no le amáis? ¿no jun-
táis vuestras lágrimas á las últimas gotis de su sangre? La sangre
de Dios es precio de uua alma ¡oh, cuánto vale una alma! ¿Y cuánto
no valdrán millones de almas?... Que nó, qu3 no; no es hora de des-
cansar, como no sea en la cruz de Jesús; amor que descansa, no es
amor. Almas de grande oración, almas de contemplación encendida1
¡amad sin límite, orad sin término..., dadme almas!

Ya sabrán los buoaos lectores permitir al cuitado Misionero el


que alguna vez, puesto al habla con ellos, abra un poquito la válvu-
la del desahogo y deje asomarse las ansias acumuladas en su pecho.
Y hagamos historia.
Paréceme que les indiqué que más de veinte familias, seducidas
por protestantes, se disponían en Chengalam á abrazar el catolicis-
mo. Así era, en electo; mas supiéronlo los pastores y ministros, y
avergonzados de tal desfile, se esforzaron por contenerlo. Cargados
de ropas y prendas de regalo, se presentaron á dichas familias, dié-
ronles buenos presentes para que no viniesen á nosotros y los detu-
vieron. Por este lado, se frusto una buena ocasión; sin embargo, di-
chas familias nos aseguran que vendrán á pesar de todo, y espera-
mos en Dios que, en efecto, vendrán á engrosar el notable contingen-
te de sus vecinos y correligionarios ya convertidos.
En cambio, el Señor se ha complacido en compensar con creces
nuestro deseo mediante los neófitos formados de la noche para la
mañana en Nettachery, lugar en que hace dos meses no habla apenas
un católico, y hoy ya tenemos necesidad de proveer de capilla y es-
cuela á los nuestros, que pasan de ciento, y tienden á aumentar, pa-
sados que sean algunos días en que el exceso de labores agrícolas
les impide acudir al catecumenato.
Háme cabido la indecible satisfacción de bautizar en solo Agosto
próximo pasado á ciento cincuenta y siete conversos, parte del paga-
nismo y parte del protestantismo. Veinte y nueve de ellos los bauti-
cé el día 27, festividad del transverberado Corazón de la seráfica Ma-
dre, ofreciéndolos eo obsequio de aquella que se moría por salvar al-
mas y en cierta ocasión escribía: «no me cuestan poco esos indios.»
¡Quién tuviera veinte y nueve Carmelitas, hijas de tal Madre, que le
escribiesen: «no me cuestan poco esos indios!» Ya me perdonarán
mis caras Hermanas si me quedo corto, cuando en cada convento
debe de haber unas veinte, todas animadas de espíritu, grandeza de
corazón y apostólico celo, altamente teresianos.
Con todo, no he dejado de sentir alguna pena en medio del go-
MISIONES CARMELITAS • 785

zo. Es que carecemos de escapularios que imponer á nuestros neófi-


tos, y es muy difícil, á veces como ahora imposible, hacernos con
escapularios buenos, aún pagándolos. Y es claro que no deja de ser
esto tanto más penoso, cuanto el escapulario es en toda esta región
usado cual pr9nda de distinción, es decir, distintivo especial exterior
de los católicos, bs cuales, por lo mismo, lo desean con ansia, lo pi-
den sin casar y lo agradecen en el alma.

Y puesto á mentar el escipulario, bueuo será advertir, que con-


viene que los escapularios para aquí sean muy pequeños. Unos tres
y medio centímetros de alto por dos y medio de ancho el total de cada
uno de los dos trozos, cuarenta centímetros cada cordón, delgado y
resistente, son las mejores medidas. No les hace á nuestros cristianos
el que la estampa de la Virgen esté entera ó cortada, con tal que os-
tente la faz de la misma; lo que mucho les gusta es que ambos trozos
lleven estampa, pudiendo sustituir en uno de ellos la imagen de la
Virgen con un Corazón, escudo de la Orden, algunas iniciales
etcétera.(i)
Fr. i. fícente.
Cottayam, 7—IX-1903.

(1) Cuantas personas tengan devoción de hacer escapularios al fin in-


dicado (cosa que se suplica encarecidamente) pueden acudir por imágenes
á nuestros conventos, especialmente al Carmen de Vitoria (R. P . Luis,
Procurador Provincial), donde deberán igualmente entregarse, expresando
el destino.
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SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
QUINCUAGÉSIMO ANIVERSARIO
DE LA DEFINICIÓN DOGMÁTICA DE LA INMACULADA

DECRETO

U B B I S E T OB.BIS

Acercándose el quincuagésimo Estas preces, presentadas por el


aniversario del felicísimo día 8 de infrascrito Secretario de la Congre-
Diciembre de 1854, en que Pío IX, gación de Sagrados Ritos, las ha
de santa memoria, definió solem- recibido benignamente nuestro San-
nemente en el grandioso templo Va- tísimo Padre el Papa Pió X, según
ticano el dogma de la Concepción «ra de esperar de su amor tierno y
Inmaculada de la Beatísima Virgen devoción ardiente hacia la Inmacu-
María, á fin de que este jubileo re- lada Virgen, y en su consecuencia
dunde de la mejor forma posible á ha concedido que, en el venidero
gloria del divino nombre, honra de año, que se ha de computar desde
la Santísima Virgen é incremento la próxima fiesta de la Inmaculada
de la fe y piedad cristianas, León Concepción, en el día 8 de cada
XIII, poco ha fallecido y de feliz re- mes, ó, por justo motivo, en el do-
cordación, instituyó una comisión mingo que le sigue inmediatamente,
compuesta de algunos eminentísi- en las iglesias y oratorios en que,
mos Cardenales, para que atienda con el consentimiento del Ordina-
á dirigir al susodicho fin las obras y ' rio, se practiquen algunos piadosos
los trabajos de todos los fieles y las ejercicios en honor de la Inmacula-
corporaciones todas. da, como preparación de la fiesta del
Así, pues, ecta comisión de emi- quincuagenario de la referida defi-
nentísimos Cardenales, bajo los nue- nición dogmática, pueda celebrarse
vos y faustos auspicios de la Santa una sola misa votiva, rezada ó can-
Madre Iglesia, que unida perenne é tada, con los privilegios propios de
indisolublemente á su celestial Es- las Misas votivas solemnes pro re
poso y Cabeza, ha sido regalada úl- gravi et publica Eclesiae causa, se-
timamente con nuevo y visible es- gún el Decreto número 3.922 (30 de
poso, tras breve periodo de viudez, Junio de 1897) y los que fueron con"
presentó á la Sede Apostólica los cedidos á la misa votiva del Sagra-
votos y humildes preces de muchcs do Corazón en los primeros viernes
Pastores y numerosísimos fieles del de mes, á tenor del Decreto núme-
orbe católico. ro 3.712 y las posteriores declara-
SÉiCCÍÓN CANÓÜICO-LITÚRGICA 78?
ciones: así que, dicha misa votiva se cho, concede que en las referidas
ha de decir con Gloria, Credo y una iglesias y oratorios, además de la
sola oración, á no ser que ocurra antedicha misa votiva de cada día
una fiesta doble de primera clase, ó ocho de mes ó domingo siguiente,
dominica también de primera clase, pueda entonces añadirse á las de-
alguna fiesta de la misma Virgen más misas conmemoración de la
María, feria, Vigilia ú octava de las Concepción Inmaculada, á la mane-
priviligiadas, en cuyo caso sólo po- ra de una fiesta doble simplificada,
drá hacerse conmemoración con la guardándose las rúbricas.
oración de la misa votiva después de Sin que nada obste en contrario.
la oración de la misa del día, bajo Día 14 de Agosto de 1903.—MA-
;
una sola conclusión. RIUS C A R D . MOCENNI.—Don Panici
Además, el Padre Santo, acce- Archiep. Laodicen, S. R. C. Secreta-
diendo igualmente en toda su am- rais.
plitud, á la petición que se le ha he-

BIBLIOGRAFÍA

Hemos recibido los estatutos de los hombres para despertar en me-


la Congregación de la buena muer- dio de los Angeles, es morir como
te, que con aprobación del Ordina- mueren los justos en gracia y amis-
rio y suma satisfacción de los cató- tad de Dios, y para esto, los Con-
licos se ha instalado en la ciudad de gregacionistas de la buena muerte
Ibiza (Baleares), merced á los pia- se comprometen á trabajar para que
dosos esfuerzos y trabajos de don nadie muera sin-los Santos Sacra-
José Fernánder Nieto, Terciario mentos y auxilios de la religión,
Carmelita. avisando á tiempo, y sin temor, á los
El objeto y fin de la cofradía es ministros de Dios para prestar al
morir en brazos de la religión cató- moribundo toda clase de gracias con
lica que es, en frase bellísima de que facilitar su entrada en el cielo.
Aparisi Guijarro, dormirse entre

(S ^ " © ( s T f ^ * Q)
N. PADRE GENERAL EN ESPAñA.—Como anunciamos en el número pasa-
do en el alcance de última hora, N. M. R. P . General ha venido á España á
visitar algunos Conventos y á venerar los sepulcros de nuestros Padres y
Reformadores Santa Teresa de Je3Ús y San Juan de la Cruz. La alegría y
júbilo que en todos los Conventos produce la presencia del Pudre común
de toda la Orden, es inmensa, asi como también lo es la satisfacción de Su
Reverencia al ver los sentimientos de adhesión y cariño filial que recibe de
todos los Religiosos, como se verá por la siguiente sumarísima reseña.
En Vitoria.—Al te^er aviso de que llegaba á España N. R. P . General,
salió á recibirle á Irún N. R. P . Provincial Víctor de la Cruz, para ofrecer-
le á la entrada misma de nuestra patria sus respetos y los respetos de toda
la Provincia de San Joaquín de Navarra. Juntos y acompañados del ilustrado
P. Secretario de N. P. General, se dirigieron á Vitoria, donde Su Reverencia
fué rocibido por toda la Comunidad con las ceremonias prescritas en el Ri-
tual Carmelitano. Al día siguiente de la llegada se celebró en honor de
N. Padre una velada literaria por los jóvenes estudiantes del Colegio Filo-
sófico de Vitoria, en que algunos colegiales pronunciaron bellísimos dis-
cursos en latín, francés, italiano y castellano, que demostraban los afectos
de gozo y afecto filial de que sus corazones estaban inundados con la visi-
ta de Su Revenóla, intercalándose los discursos con escogidas piezas de
música irreprochablemente ejecutadas. Al fin habló N. P. General, pronun-
ciando un hermosísimo discurso en latín. Hízose también en su honor una
tesis ó disertación filosófica, que dio á N. Padre idea de lo bien organizados
que están los estudios en los colegios españoles.
En Calahorra.—De Vitoria pasó N. P. General, acompañado de N. P. Pro-
vincial y del Secretario del primero al Convento de Calahorra, á visitar á los
Padres de la Provjnoia de Aquitania, y consolarles en la fiera persecución,
que en Francia han sufrido por los impíos decretos de un gobierno anti-
religioso y sectario.
En Begoña.—Después de pasar dos días con los Padres de Calahorra se
dirigieron Sus Reverencias á Begoña. En este punto se habían reunido
para ofrecer sus respetos á N. P . General, el P . Ángel María de Santa Te-
resa, Definidor Provincial, que representaba á la Comunidad de Santander
y a nuestra revista E L MONTE CARMELO, y los Rdos. Padres Priores de La-
rrea, Marquina y Villafranca de Navarra, en representación de sus respeo-
CRÓNICA CARMELITANA 789

tivos Conventos. Esperaban á Su Reverencia en la estación los RR. Padres


Priores de Begoña y Marquinay conducido al Convento fué recibido solem-
nemente en la amplia Iglesia adornada con la severidad y elegancia de las
más grandes solemnidades. Allí recibió la obediencia de todos los religio-
sos y se cantó el Te-Deum en acción de gracias por su feliz llegada. Al
igual que en el Convento de Vitoria, al día siguiente se celebró una velada
literaria en su honor, en que alternaron hermosas composiciones musicales
con elocuentes discursos en latín, griego, francés y castellano. Coronó tam-
bién esta velada N. R. Padre con un bellísimo discurso italiano, en que
mostró su satisfacción al ver las muestras de afecto que se le daban y la
cultura é instrucción en todo ramo de ciencias y letras que descubría en
los jóvenes escolares. Mucho tiempo hacía—dijo—que deseaba venir á Es-
paña, á quien llamó país clásico del espíritu, de la virtud y de la ciencia
carmelitanos, pues el Carmelo español ha producido ilustres ingenios en
todo clase de disciplinas divinas y humanas, citando con elogios grandes á
los Salmaticenses y á los Complutentes que son un faro inestinguible en el
firmamento de la Teología y de la Filosofía.
Al fin, el M. R. P . General dijo cómo al salir de Roma fué á despedirse
del Sumo Pontífice y á decirle que venía á España, y que Su Santidad Pío X
le recomendó y le facultó para que en su nombro bendijese á los Religiosos
Carmelitas de España, como en efecto lo hizo Su Reverencia, dando la Ben-
dición Pontificia que recibieron todos los presentes do rodillas y con senti-
mientos de devoción profunda.

En Larrea.—Invitado por el R. P. Prior del Santo Noviciado pasó Nues-


tro Padre General al Convento de Larrea, donde admiró el fervor, espíritu
de observancia y austeridad de los jóvenes novicios, y tuvo la gran satis-
facción do imponer el santo hábito de la Orden á cinco postulantes y dar
la profesión á dos novicios. En recuerdo de esta visita y solemne acto quiso
Su Reverencia que el primero de los novicios á quien impuso el hábito,
llevase en Religión su mismo nombre, como se hizo, llamándose por lo
tanto el hermano Rainaldo.

En Burgos.—Este es el útimo Convento de nuestra Provincia visitado por


N. P. Genera'.. A la hora de escribir esta ligera reseña no hemos recibido
aún noticia de los festejos que se habrán hecho allí para celebrar tan
ilustre visita, pero suponemos que habrán sido solemnísimos y asaz expre-
sivos de cariño y alegría. Sólo hemos sabido que á Burgos han ido á recibir
á Su Reverencia el R. P. Provincial de Castilla Venancio de Jesús María, y
el R. P. Fernando de la Inmaculada Concepción, Vicario de Valludolid,
los cuales le acompañaráu en su visita á los Conventos de la Provincia do
Castilla.

DESDE MALABAR.—Amado P. D.: Voy á enterar á los lectores de E L MON-


TE CARMELO de una función extraordinaria habida en nuestra capillita pro-
visional de Ernáculam; abrigando mi pecho la firme esperanza, que será del
agrado, no sólo de V. R. y de los lectores de EL MONTE CARMELO, sino tam-
bién de todo cristiano, que mire siquiera un poquito por la honra y gloria
de su Dios y Señor. Me.refiero á la ordenación y primera misa de nuestro
Hermano en religión, el P . Cresct-nciano de Jesús.
790 EL MONTE CARMELO

El día de la Natividad de la Virgen (8 de Septiembre) M. Bernardo,


C. D. y Arzobispo de esta misión, ordenó de Pbro. á dicho Padre; y hoy,
día del dulce nombre de María, ha cantado su primera misa en nuestra
capilla. Le ha apadrinado al misacantano el P. Jerónimo, C. D. y misionero
apostólico, Irlandés y Director de la Universidad que posee esta misión,
haciendo de ministros, el P . Plácido, colaborador que fué en algún tiempo
de esa revista, y el P . Ildefonso. Los restantes de la comunidad, ayudados
por el valioso elemente del P. J . Vicente, pudimos cantar una religiosa mi-
sa á tres voces.
Durante el ofertorio se cantó el motete al Santísimo <-Sacerdos in aeter-
cum» haciendo referencia al acto presente. Contribuyó, sobremanera á so-
lemnizar dicha función, nuestro Arzobispo hallándose presente á ella.
Sí nuestra madre Santa Teresa de Jesús se alegraba al ver en la Iglesia
de su celestial esposo un Sacerdote más, ¡qué habrá dicho, al ver á un hijo
suyo elevado á esa incomparable dignidad, aquí, donde tanto figura y tan
necesario os un Sacerdote?
Quiera Dios, que esta mujer grande y celadora de la gloria de Jesús
ayude con sus ruegos y súplicas al nuevo Sacerdote en el ejercicio de con-
quistar almas y cumplir satisfactoriamente su delicado ministerio. Nos-
otros, como miembro que es de esta comunidad, le damos la más cordial y
sencida enhorabuena...
De V. E. indigno hermano,
Fr. Serapión
' C. D.
Ernáculam, 13 de Septiembre de 1903.
VOTO UN FAVOR DE LA VIRGEN DEL CARMEN.—Una vez más se ha confir-
mado que la Virgen del Carmen ampara en todos los trances y peligros de
la vida y es digna patrona de la marina española. El vapor Peña Angustina
de esta matrícula de Santander en su viaje de ida á Glasgow tuvo un tem-
poral malísimo en el que corrió inminente peligro de hundirse en el abismo
del Océano. Nos abstenemos de consignar aquí los heroicos trabajos que el
personal do á bordo tuvo que realizar para sacar el barco del peligro en que
estaba; lo que sí consignaremos es que los bravos tripulantes del vapor,
cuando más grande era el fragor del temporal, se encomendaron todos á la
Virgen del Carmen prometiendo solemnemente ir á visitarla en su santua-
rio de Revilla en el que oirían una misa. Con esto el vapor salió libre y ha
llegado á Santander felizmente y sus bravos marinos han cumplido su
promesa, visitando el santuario de la Virgen del Carmen en Revilla y oyen-
do en él la Misa con Sumo placer y alegría. Loor á la Reina del Carmelo
y nuestra muy cordial enhorabuena á la tripulación del «Peña Angustina.»

NECROLOGíA.—Con profundo sentimiento comunicamos á nuestros lecto-


res el fallecimiento de R. P . J u a n de la Santísima Virgen en nuestro novi-
ciado de Larrea, donde hacía tiempo vivía retirado y dedicado á todos los
santos ejercicios de piedad y fervor. Ingresó én la Orden y pasó algunos
años en Francia, de donde vino á España con otros venerables religiosos y
ha sido uno de los principales actores qne han levantado á nuestra Des-
calcez al estado floreciente que hoy tiene en la tierra de Santa Teresa. Los
oficios que ha desempeñado en la Orden han sido los más importantes hasta
el de Vicario Provincial, distinguiéndose en todos por su prudencia, y celo
CRÓNICA CARMELITANA 791

de la observancia regular. Pero el que más tiempo ha ejercido con aplauso


de todos ha sido ol de Maestro de Novicios; puede decirse que la mayor par-
te do los religiosos de las tres provincias de España hemos sido hijos suyos
en los primeros años de nuestra entrada en la Orden, ó como novicios, ó co-
mo profesos ó colegiales y todos veíamos en él al Carmelita observante, pe-
nitente, austero y celosísimo de nuestras leyes Su nombre era pronuncia-
do con respeto, y su voz y palabra eran de padre entendido y discreto.
Descanse en paz el Venerable Padre que tantos hijos espirituales ha criado
y alimentado con sus santas doctrinas y ejemplos, y dirijan nuestros lecto-
res una súplica al trono de la misericordia, para que Dios le dé cuanto an-
tes, si es que ya no la tiene, la corona de gloria que se debe á sus santas
obras.
—En Pamplona ha fallecido santamente en el Señor el R. P. Máximo de
la Inmaculada Concepción. Entró en nuestra Orden después de una ejem-
plar vida de Sacerdote secular, y en ella ha ejercido los cargos de Superior
local en varias casas, fomentando en todas la observancia. Últimamente
ejercía el cargo de Subprior en el Convento de Pamplona, donde ha falleci-
do á la edad de 60 años y 19 de profesión.
—En esta ciudad de Santander entregó su espíritu al Señor el 5 del
corriente mes don Alberto Olimpio Nesa, suscriptor de nuestra revista y
muy conocido en la ciudad por sus sentimientos religiosos y excelentes
prendas que le adornaban. Durante mucho tiempo ha sido encargado del
restaurant del acreditado café «El Suizo.»
—En el Convento de Carmelitas Descalzas de Vich, expiró dulcemente
en el Señor el 21 de Septiembre la hermana Antonia de la Santísima Trini-
dad, digna hija de Santa Teresa por las heroicas virtudes que ejercitó
durante su vida claustral.
—Ha fallecido también en otro Convento de Carmelitas aunque ignora-
mos cuál sea, la madre María Jesús de Santa María Magdalena de Pazzis,
religiosa dotada de bello natural y mucho talento, como lo mostró en la
Prelacia que ejerció tres trienios.

A f!ÜESTf*OS SÜSCf*IPTOÍ*ES

Bogamos encarecidamonte á nuestros suscriptores que se hallen en des-


cubierto con esta Administración, se pongan cuanto antes al corriente del
pago de la suscripción de este año, pues de semejantes retrasos se ros ori-
ginan los perjuicios que se dejan comprender.
El pago puede hacerse por medio de letras de fácil cobro ó de sellos de
correo, enviando en este caso la carta certificada. Puede igualmente ha-
cerse en los Conventos de la Orden, y en cuanto á las sust ripciones de Ma-
drid en las Librerías de don Gregorio del Amo ó de don Enrique Hernán-
dez, calle de la Paz, 6.

— iiniiiiiiii
ENCíCLICA DE S U SANTIDAD Pío X.—En el si-
guiente número, empezaremos, Dios mediante, á
publicar la primera encíclica de Pío X, docu-
mento importantísimo que llova fecha del 4 de oc-
bre, festividad de Nuestra Señora del Rosario,
cuya poderosa intercesión invoca al final de la
Encíclica el Santo Padre, confirmando todas las disposiciones con las cua-
les la Santidad de León X I I I , do feliz memoria, consagró el mes dooc-
tubre á la Santísima Virgen, prescribiendo en todas las iglesias el rezo
público del Santo Rosario.
Comienza la carta de Su Santidad recordando las palabras de San An-
selmo cuando fué elevado al Episcopado. Las muestras de tristeza que dio
entonces el Santo Arzobispo de Cantorbery, Nos podemos—exclama el Santo
Padre—reproducirlas para mostrar en qué disposición de ánimo y de volun-
tad Nos hemos aceptado la misión t i n penosa de Pastor del rebaño de Je-
sucristo.
Dedica un sentido recuerdo á la Santidad del inmortal León X I I I y
examinando sintéticamente las condiciones de la humanidad á la hora pre-
sente en la enfermedad tan profunda que padece, proclama el remedio en
la Iglesia, á cuyo objeto declara como único fin en el ejercicio del Supremo
Pontificado, el de restaurar todo en Cristo, á fin de que Cristo sea todo
en todo.
Reclama el auxilio de los Prelados y de los sacerdotes, á quienes exhorta
y aconseja sabiamente y recuerda que no son solamente los hombres re-
vestidos de la dignidad sacerdotal, sino todos los fieles sin excepción, los
que deben consagrarse á los intereses de Dios y de las almas; desde luego
no cada uno según sus miras y sus tendencias, sino siempre bajo la direc-
ción y según la voluntad de los Obispos; pues el derecho de mandar, de en-
señar y de dirigir, no pertenece en la Iglesia á nadie más que á aquellos,
«puestos por el Espirita Santo para regir la Iglesia de Dios.»
«La asociación entre católicos con fines diversos; pero siempre por ol
bien de la Religión, es cosa que desdo mucho tiempo ha merecido la apro-
bación y las bendiciones de nuestros Predecesores. Tampoco Nos titubea-
mos en alabar tan hermosa empresa, y deseamos vivamente que se extienda
y florezca por todas partes, lo mismo en las ciudades que en las aldeas.
Pero al propio tiempo Nos entendemos que dichas asociaciones deben tener
por primero y principal objeto hacer que los que se inscriban en ellas cum-
plan fielmente los deberes de la vida cristiana. Poco importa, en verdad,
que se agiten sutilmente múltiples cuestiones, y que se diserte con elo-
cuencia acerca de los derechos y deberes, si todo esto no se resuelve en la
acción.
La acción: he aquí lo que reclaman los tiempos presentes; pero una
CRÓNICA GENERAL 793

acción que se dirija sin reserva á la observancia íntegra y escrupulosa de


las leyes divinas y de los mandamiénttos de la Iglesia, á la profesión abierta
y franca á la Religión, al ejercicio de la caridad en todas sus formas, sin
ninguna mira interosada, ni sin sus ventajas terrenales. Admirables ejem-
plos de este género, dados" por tantos soldados de Cristo, conmoverán y
arrastrarán las almas mejor y antes que la aglomeración do las palabras y
la sutileza de las discusiones, y se verá, sin duda, á las multitudes pisotean-
do el respeto humano, desprendiéndose d6 todo prejuicio y de toda duda y
adhirióndose_á Cristo, promoviendo á su vez su conocimiento y su amor,
prenda de verdadera y sólida felidad.
El día en que en cada ciudad y en cada aldea la ley del Señor se observe
cuidadosamente, se rodeen de respeto las cosas santas, se frecuenten los
Sacramentos, y en una palabra, se honre todo lo que constituye la vida
cristiana, no faltará ya nada para contemplar la resturación de todas las
cosas en Cristo.»
Tal es, en compendio, el importante documento con el que, como hemos
dicho, honraremos estas columnas en los siguientes números.
HOMENAJE A Pío X . - El Ayuntamiento de Riese ha acordado colocar una
lápida conmemorativa en la casa en que vino al mundo nuestro amadísimo
Padre el Papa Pío X. Este monumento será inaugurado el domingo 27 del
corriente, y ostentará la siguiente incripción, debida á la clásica pluma do
monseñor Milanese, canónigo de Treviso:
PÍO X ( J O S É S A R T O )
N A C I Ó E N E S T A C A S A E L 2 D E JUNIO D E 1835,
L O C U A L D E M U E S T R A A L MUNDO
Q U E J E S U C R I S T O DIOS S A B E E L E V A R
Á LOS HUMILDES
H A S T A L A S MÁS SUBLIMES A L T U R A S D E L A
GRANDEZA Y D E L PODERÍO
REGALO DE P í O X AL ALCALDE DE R I E S E . — E l Padre Santo ha regalado
al alcalde de Ri«se, su país natal, un magnífico álbum lujosamente encua-
dernado y adornado con las armas pontificias, quo contiene una serie de
instantáneas tomadas durante el Cónclave, y en el momento de la procla-
mación del nuevo Papa, en la Plaza de San Pedro.
ANIVERSARIO DE LA ORDENACIóN SACERDOTAL DE P í O X.—El Papa ha cele-
brado en el mes de Septiembre pasado el cuadragésimo quinto aniversario
de su ordenación sacerdotal. El joven José Sarto fué, con efecto, ordenado
por Mons. Fariña en la iglesia parroquial de Castelfranco, el día 18 de Sep-
tiembre de 1858.
UN MILITAR CRISTIANO.—El dignísimo coronel del sexto regimiento mon-
tado de artillería, de guarnición en Valladolid, señor Vallinas, publicó en
la orden correspondiente al 21 del pasado, la siguiente alocución que gus-
tosos transcribimos.
«Artículo 1.° Todos los días festivos, los individuos entrantes de ser-
vicio de la tercera batería, so incorporarán en el cuartel á los demás del re-
gimiento para asistir reunidos á la primera misa.
2.° Habiendo escandalizado ayer en la Plaza de toros el artillero de la
primera batería Luis González, profiriendo blasmias pasará arrestado diez
días al calabozo, por desprestigiar con su conducta el buen nombre del re-
gimiento á que pertenece.
794 BL MONTE CARMELO

La blasfemia, ese vicio que repugna toda ideu d> moralidad y todo or-
den en el deber; esa turbación asquerosa del alma corrompida, que forma
los hombres degradados, delatando las pasiones más ruines, acusa en la fa-
milia militar la más perniciosa decadencia de todas las que pueden anun-
ciar su completa descomposición; porque la blasfemia es el acto más cobar-
de y vergonzoso del hombre, y el hombro que no tiene vergüenza.y es co-
barde, no puede ser soldado, ni cabe en el seno d e familia alguna más que
como miembro podrido.
Tales razones me obligan á recomendará todos los jefes, oficiales y cla-
ses de tropa la más severa vigilancia para que ningún individu) del regi-
miento vuelva á incurrir en delito tan asqueroso; leyéndose esta orJen des-
pués de la lista de retreta, tres días consecutivos, para conocimiento de to-
dos y mayor vergüenza del artillero Luis González.—El coronel, Vallinas.»
En estos tiempos en que el indiferentismo religioso atenta descarada-
mente contra las más santas y venerandas creencias de la Iglesia católica,
son verdaderamente consoladores actos como el del coronel señor Vallinas,
que aunando estrechamente sus deberes de militar y buen crisiiano, preton-
demantener vivo entre sus subordinados el espíritu religioso, recordando sin
duda las gloriosas tradiciones de nuestro Ejército, que alcanzó siempre sus
más brillantes victorias á la sombra de la Cruz y con la esperanza en Dios.
NIñO MáRTIR.—Hace días publicó La Croix el siguiente conmovedor re-
lato:
>Un muchacho de catorce años repartía entre los mineros de L í Coron
La Croix, antes ó después-de su trabajo.
Al principio (hará unos cuatro años), los mineros lo despedían hasta con
injurias, excitados por los periódicos impíos que infestaban Le Coron.
Hoy, casi todos los papeluchos han desaparecido.
Un día, desde el fondo de la mina, le llama un minero y le dice:
—¿Eres tú el que repartes La Croix? Aguarda, que voy á tratarte como
el...—perdónennos nuestros electores si reproducimos la blasfemia aquí, pa-
ra excitarles á la reparación—como el orangután que lleva pintado cada
número de tu diario. (La imagen de Cristo agonizante en la Cruz).
T tomando una cuerda lo ata por el cuello y le suspende en el aire tanto
tiempo, que necesitó el niño siete meses para restablecerse.
El pobre muchacho, ya restablecido, se acercó á su buen párroco y le
dijo:
—He repartido La Croix, pero me han ahorcado.
—¿Ahorcado y vives? #
Sí, vivo, pero estaba ya para morir.
Refirió el pobre repartidor su triste aventura y el señor cura lo obligó á
dar enenta de lo ocurrido á los jefes.
El delicuente iba á ser castigado, pero la tierna víctima pidió gracia y
perdón para su ofensor.
Desde esta fecha 6.000 Croix diarias visitan aquellas poblaciones mi-
neras.
La fe de un niño que sufrió aquel martirio ha sido la ch¡3pa de fuego sa-
grado que ha producido este incendio de entusiasmo religioso.»
GUILLERMO I I RESTAURADOR DB MONUMENTOS CATóLICOS.—El Emperador de
Alemania, que ordenó que la restauración de la fachada de la Catedral de
CRÓNICA GBNURAL 795

Metz, á cuya solemne inauguración asistió con la E nparatriz, ha encarga-


do á dos célobros artistas de Bírlín que restauren á sus expansas la habita-
ción que ocupó en W a r t b o u r g Santa Isabel de Hungría, reproduciendo en
mosaico algunas escenas de la vida de la santa.
Las numerosas puebras de simpatía del Emperador Guillermo hacia sus
subditos católicos ejercen una saludable influencia en la familia imperial-
ODIO sBOTARro.—Con motivo de haber sido proclamada la santísima Vir-
gen de Bagoña Patrona de Vizcaya, están realizándose peregrinaciones de
los diversos arciprestazgos de aquella provincia, que van á saludar y feste-
jar á su amantísima Madre, erigida en Patrón* de aquel Señorío.
Primera agresión.—Desde el domingo siguiente á la festividad de la Na-
tividad de la Santísima Virgen están realizándose estas peregrinaciones,
cada domingo más numerosas y entusiastas, testimonio elocuente de la pie-
dad de los vizcaínos.
El domingo 4 del corriente correspondió, según el turno establecido, ir
en peregrinación á los arciprestazgos de Portugalete, Valmaseda, Carranza
y Orduña.
Doce mil católicos vizcaínos de todos clases y edades, rezando el Santo
Rosario camino del Santuario y entonando un himno á la Patrona de Vizca-
ya, era espectáculo demasiado hermoso, demasiado grande, demasiado
piopio de hombres honrados y nobles para que no despertase los odios de
los ciegos enemigos sectarios de nuestra Religión.
Los buenos católicos vizcaínos fueron «objeto de insultos procaces por
parte de la hez del pueblo, ante la indiferencia de las autoridades, consen-
tidoras de aquel desenfreno», como nos dice la prensa de Bilbao.
Los ataques de los sectarios á los católicos fueron varios, y en algunos
de ellos tomó tal aspecto la agresión, que hizo temer graves y dolorosas con-
secuencias.
Algunos católicos fueron brutalmente acometidos; como en otras ocasio-
nes análogas, las señoras fueron villanamente insultadas, y entre las más
horribles blasfemias, cuentan los periódicos que se dieron, á presencia de
los agentes de la autoridad, muchos ¡vivas! de los que están penados por las
leyes.
Segunda agresión.—El 11 del mes corriente era el día señalado para la
gran peregrinación de los bilbaínos al santuario de Begoña, y él ha sido
también el día de los escándalos y el día de la anarquía en Bilbao. Triunfa-
ron los católicos á pesar de las furias sectarias. La jornada fué sangrienta,
pero gloriosa: la gentuza de Bilbao ayudada de los golfos reclutados en San-
tander, no fueron bastantes para amedrantar á los católicos, sino de estímu-
lo que llevó á Begoña 20.000 hombres al frente de los cuales iba el Diputa-
do católico por Bilbao, señor Urquijo. Los heridos han sido muchos, muer-
tos varios. Los revolucionarios apedrearon las casas del señor Urquijo, de
la Gaceta del Norte, la residencia de P P . Jesuítas y algunas casas de par-
ticulares que ostentaban colgaduras.
No nos detenemos en dar más detalles sobre escena tan escandalosa y
sea nuestra última palabra de felicitación á los católicos bilbaínos y de pro-
testa contra unas autoridades dignas tan solo de censuras y protestas.
Pío X Y LA MúSICA EN LA IGLESIA.-—Del conocido diario católico de París,
L'Univers, ha traducido la excelente revista Boletín de Santo Domingo de
Silos lo siguiente, acerca de lo cual ya en otra ocasión dijimos algo:
796 ' EL MONTE CARMELO

«El nuevo Pontífice, qua Dios y la Milre dd Buen Consejo acaban de dar
á luz á su Iglesia, como lo decía poco ha el cardenal Perraud, es amigo del
canto gregoriano. Podía así deducirse del favor que dispensó constantemen-
te el cardenal Sarto al maestro don Lorenzo Perosi, maestro de capilla ante-
riormente de la Catedral do Mantua, luego de la Bistlica Patriarcal de San
Marcos, en Venecia, y hoy de la Capilla Sixtina en el Vaticano; pero lo de-
muestra con mayor claridad la Carta pastoral publicada en Mayo de 1895 so-
bre la música religiosa por el entonces Patriarca de Venecia, hoy Papa con
el amado nombre de Pío X. Citaremos los párrafos principales de la aludi-
da Pastoral, en la cual bien se ve qué vivo interés tiene el Papa por el can-
to religioso, que tanto contribuye á la dignidad y santidad de los Oficios
divinos. Después Je proscribir en absoluto la música profana en las iglesias
del patriarcado de Venecia, dice el cardenal Sarto que la Iglesia ha sabido
crear dos clases de música en que se hallan reunidas las condiciones esen-
ciales de la música sagrada: el canto greg oriano y el canto palestriniano; y
añade: «El primero de los dos(ó sea el canto gregoriano) es el canto estricta-
mente litúrgico que la Iglesia romana recibió del g r a n Papa San Gregorio,
según consta de una tradición ya doce veces secular, y difundió uniforme-
mente, al mismo tiempo que su liturgia, en todas las iglesias del mundo;
canto que es, por la santidad de su origen y de sus formas, el único que '
la Iglesia propone como verdaderamente suyo; canto que, en cuanto obra
de arte, causó siempre y sigue causando la admiración profunda de todos
los hombres educados en la cultura y ciencia de la música; canto que tanto
se levanta por encima de todos los gustos privados ó nacionales, que siem-
pre fué acogido, y lo es todavía, por el mundo entero como una música ver-
daderamente universal.»
Habla después el cardenal Sarto de la música palostriniana, tesa polifo-
nía clásica que llegó 4 la cumbre de su perfección en el siglo XVI, por
los trabajos de Pedro Luis de Palestrina», y dice de ella lo que sigue: «Ins-
pirándose en el canto gregoriano, tiene este canto en sus formas un carác-
ter de santidad y misticismo tan brillante, que la Iglesia le ha declarado
siempre conveniente en sus templos y el único verdaderamente digno de
figurar en ellos al lado del canto gregoriano. Siendo sumo su valor en cuan-
to obra de arte, pertenece por eso, no menos que el canto gregoriano, al
patrimonio de todas las naciones.
No contentándose con recomendar así el canto gregoriano, el nuevo Pon-
tífice supo añadir á ello la voz más eficaz de sud ejemplos. Los numerosos
cristianos que tuvieron la dicha de asistir á su coronación en San Pedro el
domingo 9 de Agosto, quedaron admirados «de la perfección con que Pío X
cantaba las varias oraciones de la misa y de la función, con una voz tan
musical, tan armoniosa, y siguiendo punto por punto las modulaciones del
más puro canto gregoriano.»
NOTICTA DESMENTIDA.—Dijeron La Tribunal y algunos otros periódicos
italianos que al recibir el Papa al Rdo. P . Amelli, Benedictino de Monte-
Casino, le prometió trasladarse antes de mucho al célebre monasterio. La
anterior noticia produjo vivísima emoción, tanto en el Vaticano como en
el Quirinal, porque en ella pareció verse el anuncio de un cambio radical
en las tradiciones pontificias, pero La Voce della Veritá declara categórica-
mente que no son exactas las palabras atribuidas al Papa.
CRÓNICA GKNERAL 797

Los ZARES EN ROMA.—Parece decidida la fecha del 25 do Octubre para


la llegada del ¡imperador y de la Emperatriz do Rusia á Roma.
Irán acompañíi los do los Ministros de la Corte y de Negocios Extranje-
ros y con una esuo'.ti de Cosacos para observar en la visita á Su Santidad
el mismo ceremonial guardado en la visita del Emperador de Alemania.
Pío X.ha hocho ya saber á los Soberanos do Rusia el placer con que re-
cibirá su visita.
E N V I A J E DE LOUBET.—Siempre se dijo que si M. Loubet iba á Roma á
visitar á los Reyes de Italia no sería recibido en el Vaticano. Esta noticia
acaba de tener confirmación casi oficial, pues La Difesat do Veneoia, perió-
dico que sostenía el Tapa cuando no era más que Cardonal Patriarca, pu-
blica el siguiente telegrama que le envía su corresponsal particular en la
Oiu lad Eterna:
«M. Loubet, Presidentj de la República francesa, no será recibido por el
Papa cuan lo venga á Roma.
»Éste ejemplo será muy útil para los católicos más ó menos píos quo
creen arreglarlo to lo poniendo una vela á San Miguel después de haber
puesto otra al diablo.—O. Rossi.i
NOTA POLíTICA.—El asunto de la prensa periodística do la quincena pa-
sada ha sido la cuestión de jefatura del partido fusionista. La carta que con
esto motivo dirigieron á Montero Ríos y al Marqiiés de la Vega Armijo los
señores Conde de Romanones y Merino, ha producido efocto contrario al
que querían sus inspiradoras; porque parece ser que estos son partidarips
del señor Moret, y el resultado va á ser que el soñor Moret pierda, por aho-
ra al menos, la pretendida jefatura, y se aleo con ella el señor Montero
Ríos. En la conforeni/ia que esta señor tuvo con el Marqués de la Vega de
Armijo sobre esto asunto las últimas palabras del señor Marqués fueron las
siguientes: Canalejas y LSpoz Domínguez reconocen y apoyan á usted, y us-
ted rs la unidad del partido y con usted nos entenderemos perfectamente.
Es pues casi seguro que el señor Montero Ríos sucederá á don Práxedes
Mateo Sagaata.
Sobre la futura suerte del partido Conservador, que está también acéfa-
lo por la retirada dol señor Silvela, hácense muchas predicciones; y nuestro
apreciable colega de Madrid «La Lectura Dominical» conjetura que, una
voz abiertas las Coi tes, al primer choque entre el señor Villaverde y el se-
ñor Maura será de éste el triunfo, y recibirá el actual ministerio un golpe
terrible, que lando el exministro de la Gobernación en oondiciones de lio •
varse consigo la mnyoría de las fuerzas conservadoras.
La corte regresó á Madrid el día 9 del corriente sin accidente alguno
particular; saldrá para visitar á Zaragoza el día 16, y so tiene también por
cierto que hará un viajo á Portugal, aunque no se ha señalado aun el dia
El hombre misterioso
VIII

¿Qué objeto podían tener ó qué de uno y echaron á Bernardo algo


fin podían perseguir en aquel lugar así como el ¡alto!; embrazaron sus
aquel grupo de hombres á quienes arcos y flechas y se las apuntaron
se dirigían las miradas escrutado- como si fueran á matarle. Ya Ber-
ras de Bernardo? ¿sería algún nardo llegó á creer por centésima
grupo de bandidos? ¿serían algunos vez que era llegada la hora de su
indios salvajes? En ambos casos se muerte. Encomendóse á la Virgen
encontraba muy comprometida la del Carmen y dispúsose para morir
vida de Bernardo. ¿Tomaría Ber- arrodillándose y levantando sus ojos
nardo una actitud hostil contra al cielo.
ellos? pero ¿de qué armas disponía Creyeron los salvajes que les su-
para el caso? ¿Se entregaría á bue- plicaba le dejasen con vida y depo-
nas en sus brazos, esperando que niendo su actitud amenazadora, ba-
quizás algún resto de bondad natu- jaron sus arcos y se dirigieron á
ral que pudieran haber conservado Bernardo á preguntarle quién era;
en sus corazones, pudiera ser causa pero éste no tenía ganas de contes-
de que le perdonaran la vida? tarles, pues tanto se había enfadado
En estos serios pensamientos es- de que s n más ni menos le apunta-
taba ocupado Bernardo durante un sen las saetas, que les contes'ó con
buen rato, pero sin atreverse toda- malos modos que no sabía q u é n era.
vía á tomar ninguna resolución. —¿Que no sabes quién eres? le
Veía que los hombres corrían, sal- preguntó el que hacía de jefe.
taban, cantaban, gritaban, se pega- —No: contestó Bernardo con des-
ban brutalmente unos á otros, se enfado.
maldecían como furias y parecía E r a el que hacía de jefe, un espa-
que querían devorarse mutuamente. ñol renegado llamadoTomásLópez.
Pensó Bernardo marcharse por Había huido de todo \rato social,
otra parte abriéndose paso por me como que por sus fechorías era ob-
dio de las malezas como lo había jeto de las pesquisas de la justicia.
hecho hasta aquel sitio, pero era Pero al retirarse á aquellas soleda-
imposible de todo punto; porque, des se había encontrado con unos
después de todo, tenía que pasar cuantos indios salvajes, se hizo ca-
por aquella misma llanura al des- pitán de ellos y pasaba la vida con
cubierto. lo que robaba y con lo que produ-
Determinóse, pues, á dirigirse á cían los montes ó los árboles sil-
ellos en actitud pacífica; pero con su vestres.
palo en las manos por lo que pudiera Este extraño individuo pues, quiso
ocurrir; rompió de un golpe la úl- averiguar el misterioso encuentro
tima mata de zarzas y púsose a l a de Bernardo en aquel lugar, pero
vista de aquellos desconocidos. Bernardo no tenía ganas de*expli-
Apenas fué visto nuestro héroe cárselo, y se contentaba con contes-
por aquellos bandidos y salvajes, tar negativamente á todo.
que lo eran todo á la vez, cuan- — Pero de dónde vienes, ó de dónde
do todos ellos se levantaron á la voz has salido ó á que has venido aquí?
SOLACES Y J£NTKKTKflIMIJSNTi/S 799

volvió á preguntarle, con insistencia mesetas de granito contorneadas


el bandido á nuestro héroe. por largos festones de rocas capri-
Entonces creyó Bernardo que me- chosas que presentaban las formas
jor le sería complacerá aquel cu- más extrañas. Allí vivían centena-
rioso impertinente y le explicó pun- res de aves que anidaban en los
to por punto todo lo que le había agujeros de las piedras y subían á.
ocurrido, y todos cuantos sucesos las cumbres de las rocas á disfrutar
habían tenido lugar desde su salida de las brisas de la cercana mar.
de Cádiz hasta aquel momento. Entre el intrincado ramaje de gi-
Tomás López admirado de aque- gantescos eucaliptus, frondosos ce-
lla historia recibió á Bernardo co- dros y corpulentos ceibas, pulula-
mo amigo á paisano y le contó entre ban loros y papagayos de plumaje
los miembros de su ejército, que to- matizado de todos colores; reyes de
tal eran seis y con Bernardo eran verde brillante coronados de rojo,
siete. Entregó á Bernardo su arco loris azules, y verdemontes que pa-
y saetas, le puso en la cabeza una recían no dejarse ver sino ál través
corona de plumas al estilo de indio de un prisma y revoloteaban dando
americano, y ya tenemos al joven gritos atronadores; cacatúas negros,
héroe de Cádiz hecho un perfecto blancos y grises y otras aves can-
indio con todos sus arreos. Desde toras y mofadores que parecían
entonces nuestro Bernardo, habi- burlarse del hombre misterioso y
tante v vecino de Cádiz, hijo de sus compañeros de la canoa.
J u a n Albertiny y de Brígida Cary; Nuestros navegantes continuaban
se llamó el hombre misterioso,, nom- su marcha por brevísimos instantes
bre impuesto por el jefe de bandi- interrumpida. El río aparecía tam-
dos, Tomás López. bién cada vez más hermoso y encan-
El primer día pasó Bernardo sin tador bajo la bóveda de las casuari-
novedad, comió en compañía de los nas, de las bantisias y los árboles de
indios frutas silvestres y algunos goma gigantescos. Liliáceas magní-
peces que habían pescado en el ficas se elevaban hasta una altura
cercano río de las Amazonas y dur- de veinte pies, y otras especies ar-
mió aquella noche en una hamaca borescentes desconocidas por aque-
tendida en un bohío ó cabana hecha llos pobres navegantes, se inclina-
con ramas de árboles. ban sobre el río al cual se oía mur-
El día siguiente quisieron ense- murar bajo aquella cúpula románi-
ñar al hombre misterioso todo cuan- ca de verdores.
to era y contenía aquel inmenso te- A todo esto hay que añadir las
rritorio ó aquellas vastas soledades aves acuáticas que frecuentan las
donde no se oía más ruido que .el orillas del Amazonas, cuyas peque-
canto de las aves y el ruido de las ñas islefas están representadas por
pisadas de los bandidos capitanea- • pequeñas rocas que surgen en su
dos por López. superficie. Allí viven en comunidad
Condujeron pues á Bernardo á la muchas parejas de martín—pesca-
orilla del gran río, donde los bandi- dores posados sobre alguna piedra,
dos'tenían preparada su canoa para graves, inmóviles, espiando los
todas las veces que quisiesen em- peces al paso, después lanzándose,
barcarse. S"n las canoas unas bar- sumergiéndose con un agudo grito
cas pequeñas hechas con enormes y reapareciendo con la pesca en el
árboles partidos por medió. Entra- pico. En otros parajes, se pavonea-
ron los siete hombres en su embar- ban patos silvestres, pelícanos, ga-
cación, cogieron sus remos, y em- llinas de agua, picos rojos y algu-
pezaron á navegar río arriba; y tal nos ejemplares de esas aves esplén-
era la destreza y habilidad con que didas llamadas menuras cuya < ola
remaban, que Bernardo no recor- se desarrolla en la forma graciosa
daba haber visto jamás mejores de una lira.
marineros. En cuanto á árboles, apenas po-
Bernardo iba absorto con lo que demos especificar, los que llamaron
veía á las orillas del río de lasAma- la atención del Hombre misterioso.
zonas. ¡Qué árboles tan altos! ¡qué La mayor parte de ellos pertenecía
aves tan pintorescas! qué río tan A. las especies de las zonas calien-
ancho! No sabía Bernardo qué con tes, pero al paso que se adelantaba
cepto formar de tanta grandeza. la canoa se iba modificando el géne-
Entre bosques y bosques veíanse ro de plantas forestales. A la iz-
800 EL MON1E CAKMELO

quierda de la corriente del río, se dos esos árboles conocidos bajo los
ostentaban magníficas ulmáceas, esos nombres de árboles de la vida ó palo
preciosos álamos negros tan busca- hierro que pertenecen á esta familia
dos por los constructores y que tie- de las mirtáceas, de la cual se cono-
nen la propiedad deconservarsemu- cen cuarenta y seis géneros y mil
cho tiempo dentro del agua. Des- trescientas especies.
pués venían numerosos grupos de Es imposible ennumerar el sin
la misma familia entre los micocole- número de productos que en aque-
ros cuya almendra da un aceite muy llos ...bosques vírgenes están per-
útil. Veíanse también muchas lar- diéndose por falta de medios de ex-
dizabaleascuyas ramasflexibles, ma- portación. Toda esta riqueza que la
ceradas en el agua, dan excelentes . naturaleza parece estar ofreciendo
materiales para hacer cuerdas de al hombre, y que tan absorto y fue-
que se servían los indios para la fa- ra de sí traía á nuestro Hombre
bricación de arcos y saetas; y mu- misterioso, se ha perdido siempre y
chas ebanáceas de un hermoso co- se perderá todos los año3 por fal-
lor negro, rayado de caprichosas ta de vías de comunicación, y se-
venas. guirá perdiéndose, mientras sus po-
En las orillas del río de las Ama- seedores, la raza latina, no sepa
zonas existen; el guayabo de que se apreciar su valor; hasta que llegue
saca el dulce de guayaba; el árbol un día en que la raza sajona, como
del clavo que da los clavos de espe- ave de rapiña, clave su garra sobre
cia; el granado; la eugenia cauliflora tanta riqueza.
cuyos frutos sirven para hacer un L a canoa que conducía al hombre
vino regular; el mirto ugni, que con- misterioso continuaba su marcha
tiene un excelente licor alcohólico; río arriba, y á cada momento se
el mirto cy'wfilo cuya corteza cons- presentaban á los ojos de Bernardo
tituye una canela estimada; la eu- nuevos encantos de la naturaleza.
genia pimienta de donde viene la pi- Los indios que á remo conducían la
mienta de la Jamaica; el mirto co- canoa, parecían también cobrar ca-
mún, cuyas bayas pueden reempla- da momento más afecto al hombre
zar á este producto; el eucaliptus ro- misterioso, y este por su parte mos-
busto, que produce una especie de traba estar satisfecho entre aquella
maná excelente; el eucaliptus gunei gente que tanto miedo le había cau-
cuya savia se transforma en cerve- sado en un principio.
za por la formentación; y en fin, to-

(Se continuará)
ftr. -Samuel de Santa ferssa

"-^"~ÉW-J
r * * * ^
CARTA ENCÍCLICA
DE

3NTuestro Santísimo Señor Pío


POR liñ DIVIDA PROVIDENCIA

JV todos los patriarcas Samados arzobispos


Obispos u, demás pelados ordinarios en paz ¡j comunión
con la Sede apostólica.

A nuestros Venerables Hermanos los Patriarcas Pri-


mados, Arzobispos, Obispos y demás Prelados
ordinarios en paz y comunión con la Sede Apos-
tólica .
PIÓ PAPA X
. SALUD Y BENDICIÓN APOSTÓLICA
Venerables hermanos:
Al dirigiros por primera vez la palabra desde lo alto
de esta Cátedra apostólica, á donde hemos sido elevado
por impenetrable designio de Dios, no es necesario re-
cordaros con qué lágrimas y cuan fervorosas oraciones
Nos esforzamos en apartar de Nos la enorme pesadum-
bre del Apostolado Supremo. A pesar de la absoluta
desproporción de méritos, parécenos que bien podemos
apropiarnos los lamentos de San Anselmo cuando, des-
atendidas su oposición y repugnancia, vióse obligado á
aceptar la dignidad episcopal. Las muestras de senti-
miento que entonces dio, Nos podemos repetirlas á nues-
tra vez para que se vea en qué disposición de alma y
voltfhtad hemos aceptado el tremendo ministerio de
Pastor de la grey de Cristo.
" Las lágrimas de mis ojos lo atestiguan—escribía
el Santo {l)—y asi mismo los gritos y como los rugi-
dos que lanzaba mi corazón en su projunda angustia.

Epp. 1, III ep. 1.

flfío IV—1.° de noviembre de 1903—N«no. 81


802 EL MONTE CARMELO

Tales fueron, que no conservo memoria de haber exhalado otras


semejantes en ninguna tribulación anterior al día en que cayó
sobre mi como un infortunio el arzobispado de Cantorbery. No
pudieron ignorarlo cuantos aquel dia vieron mi rostro de cerca.
Asemejándome á un cuerpo muerto más que á un vivo, estaba pá-
lido de consternación y dolor. A esta elección, mejor diré, d esta
violencia, declaro en verdad que he resistido hasta aquí cuanto
me ha sido posible. Mas quiéralo ó no, me veo forzado ahora á
conocer, cada ves más claramente, que los designios de Dios con-
tradicen á mis esfuerzos, de tal suerte que ya no me quedan me-
dios de rehuirlos. Vencido, menos por la violencia de los hombres
que por la de Dios, contra quien no hay prudencia qus prevalez-
ca, y luego de haber hecho cuanto podía para que este calis se
aparte de mi sin que yo lo beba, no hallo otra resolución á que
inclinarme sino la de renunciar á mi propio sentir y querer y
entregarme enteramente al juicio y la voluntad de Dios „
Ciertamente, no Nos faltaban numerosos y graves motivos para
sustraernos de esta carga, porque, sin contar con que, en ra7ón de
Nuestra pequenez, de ningún modo podíamos estimarnos digno del
honor del Pontificado, ¿como no habíamos de sentir profunda emo-
ción viéndonos elegido para suceder á quien durante veintiséis
años, ó poco menos, qu» con prudencia consumaba gobernó á la
Iglesia, manifestó tal robustez de entendimiento y tan insignes vir.
tudes que«e impuso á la admiración de sus mismos adversarios y
con el brillo de sus obras inmortalizó su fama? Además, y omitien-
do otras muchas razones, experimentábamos una especie de terror
al considerar las desgraciadas circunstancias en que á la hora pre-
sente se encuentra la humanidad. ¿Cómo no ver la enfermedad tan
honda y grave que en este momento tiene más postrada que nunca
á la sociedad humana, enfermedad que, exacerbándose todos los
días y corroyéndola hasta las entrañas, la lleva á la destrucción?
Bien conocéis, Venerables Hermanos, este padecimiento, el cual
consiste en apartarse de Dios y caer en la apostasía; y nada hay,
en verdad, que conduzca más seguramente á la ruina, según esta
palabra del Profeta: He aquí que los que de tí se alejan, perecerán
(1). Entendimos que, en virtud del apostólico cargo á Nos confiado,
Nos competía poner remedio á tan «rave mal y juzgamos que A
Nos se había dado esta orden de Dios: He aquí que hoy te doy au-
toridad sobre las naciones y sobre los reinos para desarraigar y
destruir, edificar y plantar (2). Pero, conociendo claramente nues-
tra flaqueza, Nos ponía miedo el encargarnos de empresa tan su-
mamente dificultosa y á la vez tan apremiante que no consiente
dilación.

(1) Salmo LXXII, 27.


{$) Jeremías, I, 10.
CARTA ENCÍCLICA DE SU SANTIDAD 803

Con todo eso, habiendo placido á Dios elevarnos desde Nuestra


bajeza á esta plenitud de potestad, buscamos valor en Aquél que
nos conforta, y poniendo manos á la obra sostenido por la divina
virtud, declaramos que Nuestro único fin en el ejercicio del supre-
mo Pontificado es el de restaurar todas las cosas en Cristo (1) pa-
ra que Cristo sea todo y esté en todos (2). Sin duda, no faltarán
algunos que, aplicando á las cosas divinas la ruin medida de las
humanas, traten de descubrir Nuestros más íntimos pensamientos
y quieran convertirlos á sus miras terrenas y á sus intereses de
partido. Para poner coto á estos vanos intentos afirmamos con to-
da verdad que Nos no queremos ser, y, mediante la gracia divina,
no seremos en medio de las sociedades humanas sino Ministro de
Dios, que Nos ha revestido de su autoridad. Sus intereses son los
Nuestros, y Nuestra resolución inquebrantable consiste en poner á
su servicio toda Nuestra energía y Nuestra vida toda. Por lo cual,
si se Nos pidiese un lema, no daríamos sino éste, sacado del fon-
do de Nuestra alma: Restaurar todas las cosas en Cristo.
Queriendo, pues, emprender y proseguir esta magna empresa,
lo que acrecienta Nuestro entusiasmo, Venerables Hermanos, es
la seguridad de vuestro decidido concurso. Si lo dudásemos, pare-
ceríamos teneros, con harta equivocación, por ignorantes é indife-
rentes ante la impía guerra que está declarada, y en todas partes
continúa moviéndose, á Dios. Demasiado cierto es, en nuestros
días, que se han embravecido las naciones y los pueblos maquinan
vanos proyectos (3) contra su Criador, y casi general se ha hecho
el grito de sus enemigos: ¡Apártate de nosotros! (4). De donde pro-
cede que la mayoría de ellos rechace enteramente todo respeto di-
vino, y de donde provienen los hábitos de vida, así pública como
privada, en que para nada se tiene en cuenta la soberanía de Dios,
llegándose al punto de que no ¡Le omita esfuerzo ni arte para bo-
rrar enteramente la memoria de su Nombre y la noción de su exis-
tencia.
Quien pondere estas cosas, bien puede temer que semejante
perversión de las almas sea el principie de los males que están
anunciados para el fin de los tiempos, puestos ya en contacto con
la tierra, y que el hijo de perdición, de que habla el Apóstol (5),
haya aparecido verdaderamente entre nosotros: tan grande es la
audacia, tanta la furia con que por doquier se combate á la Religión
y se trata de destruir los dogmas, y se procura con tenaz esfuer-
zo romper toda relación entre el hombre y la divinidad. En cambio,
y este es, según el dicho del mismo Apóstol, el carácter propio del

(1) Efesoá, I, 10
(2) Coloaenses, III, 11.
(3) Salmo II, 1.
(4) Job, XXI, 14.
(5) I I Tesalonicenses, I I , 3.
804 EL MONTMCAUMKLO

Antecristo, con incalificable temeridad ha usurpado el hombre el


puesto del Criador, alzándose contra todo lo que se dice Dios. Y á
tal extremo que/ incapaz de extinguir en sí mismo completamente
la noción de Dios, sacude, sin embargo, el yugo de su.majestad, y
á guisa del templo se ofrece así propio el mundo visible, donde
pretende que"sus semejantes le adoren. Pone su asiento en el tem-
plo de Dios, dando á entender que es Dios (1).
Cuál ha de ser él éxito de esta guerra que mueven á Dit>s los
débiles mortales, á nadie sensato puede ofrecer duda. Posible es,
ciertamente, que el hombre que quiera abusar detu libertad; atro-
pelle los derechos y la suprema autoridad del Criador; mas al Cria-
dor pertenece siempre la victoria. Y aún es poco decir, porque la
ruina se cierne más próxima a! hombre cuando se yergue más au-
daz con la esperanza del triunfo. De lo cual nos avisa Dios mismo
en la Sagrada Escritura, donde se dice que disimula los pecados
de los hombres (2) como olvidándose de su poder y majestad; mas,
luego de esta aparente desventaja, despierta el Señor como un va-
liente refocilad-o con el vino (3) quebranta la cabesa de sus enemi-
gos (4) para que todos sepan que Dios es el Rey de toda la tierra
(5) y las gentes conozcan que no son sino hombres (6). Todo esto,
Venerables Hermanos, Nos lo tenemos por fe cierta y en ello fe
cifra,'Nuestra esperanza. »
Pero esta confianza de ningún modo nos dispensa, en cuanto á
nosotros toca, de abreviar la acción divina, no sólo por medio de la
Oración perseverante: Levántate, Señor, has que no prevalesca el
hombre (7), sino también, y esto es lo que importa más, por la pa-
labra y por las obras, afirmando y reivindicando públicamente pa-
ra Dios la plenitud de su soberanía sobre el hombre y sobre toda
criatura, de modo que sus derechos y su potestad de mandar sean
con veneración por todos reconocidos y prácticamente respetados.
(Juinplir estas obligaciones no es solamente obedecer á las leyes
de la naturaleza, sino'asimismo trabajar en beneficio del género
huoaano. ¿Quién no sentirá, Venerables Hermanos, el alma sobre-
cogida dé tristeza y temor viendo que la rnayor parte dé los hom-
bres, mientras se exaltan, por otra parte con justicia, los progre-
sos déla civilización, se lanzan unos contra otros-tan encarnizada-
mente que nó parece sino'que'hay una guerra de todos contra
todos? Cierto que todos" los corazones suspiran por la paz, pero in'-
sensato es quien la busca fuera de Dios, porque arrojar á Dios es
arrojar á la justicia, y la justicia, apartada toda esperanza de paz,
(1) l l Tesalom'cMises, II, 5.
(2) Sabiduría, XI, 24.
(3) Salmo LXXVII, 65.
(4) Salmo LXVII, 22.
(5) Salmo XLVI. 8.
(6) Salmo IX, 20 21.
(7) Salino IX, 20,
CAHTA KNUÍCUCÁ DlS SU SAkllDiD 805

se convierte en vana quimera. La paz es-obra.de la justicia (1).


No ignoramos que muchas personas, impulsadas por el amor de la
paz, es decir, dé /« tranquilidad del orden, se asocian y agrupan
para formar lo que llaman el partido del orden. ¡Vanas esperan-
zas! ¡Trabajo perdido! Partidos de orden, capaces de restablecer
la tranquilidad en medio de la perturbación de las cosas, sólo hay
uno: el partido de Dios. Este es el partido que debemos fomentar,
este al que debemos procurar el mayor número posible de adhesio-
nes, por poco que nos interesemos en la pública segundad.
Con todo eso, Venerables Hermanos, por mucho que en ello nos
esforcemos, la vuelta de las naciones al respeto de la majestad y
la soberanía divinas no se verificará sino por Jesucristo. Y en
efecto, ya nos advierte el Apóstol que nadie puede poner otro fun-
damento que el que ha sido puesto, el cual es Jesucristo. Única-
mente á El es á quien ha santificado el Padre y ha enviado al
mundo esplendor de su gloria y figura de su sustancia, verda-
dero Dios y verdadero hombre, sin el cual nadie puede conocer á
Dios como debe, porque ninguno conoce al Padre sino el Hijo, y
aquél á quien el Hijo haya querido revelarlo, úe donde se sigue
que restaurar todas las cosas en. Cristo y volver los hombres á la
obediencia divina son una sola y misma cosa, por lo cual el objeto
á que han de converger todos nuestros esfuerzos es volver el géne-
ro humano al imperio de Cristo, y hecho esto, el hombre habrá
vuelto, naturalmente, á Dios. Pero no á un Dios inerte y apático
para las cosas humanas, como en sus desvarios soñolientos se lo
han forjado los materialistas, sino un Dios vivo y verdadero, tri-
no en Persona y uno en esencia, autor del mundo, que abarca to-
das lascosas en su infinita Providencia; legislador justísimo, que
castiga á los malos y asegura el premio á los buenos.
- Ahora'bien: ¿cuál es la senda que conduce á Jesucristo? A la vis-
ta la tenemos: la Iglesia. San Juan Crisóstomo nos lo dic'e con ad-
mirable razón: "La Iglesia es tu esperanza, la Iglesia es tu refu*
gio.„ Para eso la estableció Jesucristo luego de haberla ganado al
preciode su sangre; para eso le confió el depósito de su doctrina y
los preceptos de su ley, prodigándola al mismo tiempo tesoros de
divina gracia para santificación y salvación de los hombres.
Bien veis, por consiguiente, Venerables Hermanos, cuál es la
obra que nos está confiada á vosotros y á Nos. Se trata de hacer
que las sociedades que viven separadas, lejos de la sabiduría de
Cristo, vuelvan á la obediencia de la Iglesia.; la Iglesia las somete-
rá á Cristo; Cristo á Dios. Y si nos fuese dado, por divina merced,
llevar á término esta obra, tendríamos el gozo de ver á la iniquidad
reemplazada por la justicia y la dicha de oír á "una voz sonora en
el cielo: Ahora es el tiempo de salvación, de la virtud y del reino
(1) Iaaías, XXXII, 17. ¡
fe06 B t MÓSTE CAEMKLO

„de nuestro Dios y del poder de su Cristo,,. Mas para que el resul-
tado corresponda al deseo, es necesario desarraigar por todos los
medios y sin perdonar esfuerzo alguno la iniquidad detestable y
monstruosa, propia de los tiempos que alcanzamos, la cual consis-
te en que el hombre quiere sustituir á Dios; restablecer en su anti-
gua dignidad las leyes santísimas y los consejos evangélicos; pro-
clamar valientemente las verdades enseñadas por la Iglesia acerca
de la santidad del matrimonio, la enseñanza de la niñez, la pose-
sión y disfrute de los bienes temporales, las obligaciones de los
, que administran la cosa pública; restaurar, por último, el justo
equilibrio entre las diversas clases sociales, conforme á las leyes y
las instituciones cristianas.

(Se continuará)

BIBLIOGRAFÍA
Hemos recibido los cuadernos del 29 alP2 de la «Historia de la Santísi-
ma Virgen, del desarrollo de su culto y de sus principales advocaciones en
España y en América» que el renombrado ediitor]de Madrid don Folipe Ro-
jas la está editando con aplauso goneral Je todos los amantes del arte y de
la religión.
Varias veces la hemos alabado desde las páginas de nuestra revista, y
siempre nos parece que quedamos cortos en tributar el homenaje que se de-
bo á obra tan superior á las que en esta materia se han publicado hasta
ahora. Muy de notar es sobretodo en los presentes cuadernos el precioso ca-
pítulo «IM Edad Media: María y España». Todos nuestros lectores que
quieran hacerse con tan magnifica obra, pueden acudir á casa del Editor^
calle de Rodríguez San Pedro, 9, Madrid, donde se vende por cuadernos de
32 páginas, al precio de 50 céntimos.
IÉNÉt#&;feÉtÉ^
^0^/0 ^0^000 <^/^y(^;'^^0%r0^^y^0

, L A OTRA Y I D A
SU EXISTENCIA

El recuerdo y memoria de la otra vida, que será


sumamente feliz ó desgraciada; cuya esperanza forma
la delicia y encanto del justo en sus pesadumbres, y es
el verdugo y tormento del pecador en sus alegrías; dul-
ce ensueño del hombre bueno y pesadilla continua del
malvado, es lo que nos representa en este mes la Igle-
sia, y se deja traslucir en todos su actos y ceremonias,
y lo que pregonan las campanas con su imponente do-
blar y los ministros de Dios con sus lúgubres cantos y
ornamentos enlutados.
Ya sabéis que algunos impíos, cínicos burladores de
lo santo se han reído de lo que hace la Iglesia y han
tratado de convencernos con gran sutileza de que todo
eso de la otra vida era pura mentira; no se os oculta
que gran parte de los enciclopedistas de los dos siglos
pasados y del presente han defendido en sus escritos
descaradamente que todo lo concerniente á ella era
una quimera; pero tampoco-ignoráis que esa voz y
esos dichos son el grito horrible de una alma desespe-
rada, el aullido espantoso del corazón pervertido, el la-
mento de la conciencia aguijoneada, el suspiro arran-
cado al hombre enemigo de Dios por la 'fuerza de la
verdad.
Y siendo esto así, ¿qué importa que condene y
amontone mil improperios contra su existencia quien vi-
ve engolfado y sumergido en el asqueroso y repugnante
808 EL MOÑTB CARMKLO

lodazal de los vicios? ¿Qué importa que una generación


materialista incapaz de levantar sus ojos al cielo, se
burle de nuestras santas creencias? Contra su voluntad
y á su despecho existe y existirá para ellos y para nos-
otros la vida eterna, vida de gloria perpetua para el
justo y de tormento para el pecador, vida de eterno día
para el elegido y de horrenda noche para el reprobado-
á su pesar existirá el cielo y el infierno, última morada
respectivamente de buenos y malos, santos y pecadores
católicos y materialistas.
Estas verdades están íntimamente enlazadas con la
idea que, ayudados de la fe divina y sobrenatural, y
aun con la sola razón natural podemos formar de Dios;
con el conocimiento sublime de aquel Señor universal
que rige con su omnipotente y rectísimo brazo los des-
tinos de la humanidad. Porque sabemos que aunque
Dios es padre y padre amoroso, que siempre está pen-
sando en nuestro bien y en derramar y llover sobre nos-
otros sus auxilios y gracias que nos fortalezcan y em-
pujen á seguir el camino de la virtud; con todo es tam-
bién juez| y su justicia está á la altura de su grandeza
infinita. '
"La copa déla indignación, dice la Escritura, está en
su man¿>. La inclina de una parte á otra, mas sus heces
no se han apurado; han de beber de ella todos los pe-
cadores de la tierra.„ Nos consta sin embargo, que en
este mundo muchos pecadores no la beben, que el impío
prospera y el justo está arruinado; que el impío vive
entre flores, y el justo entre espinas; que para el impío
son las delicias y contentos y para el justo las lágrimas
y amarguras; que el impío triunfa y el justo pierde, que
el impío se burla y mofa hasta del mismo Dios y el
mundo le adora y el justo es calumniado, mofado y bur-
lado porque sirve á Dios; luego si Dios es justo, como
no puede menos de serlo, es preciso que exista otra vi-
da donde la virtud se siente en el lugar que le corres-
LA OTRA VIDA, SU EXISTENCIA 809

ponde y el vicio sea confundido con el polvo; donde la


virtud brille y la impiedad sea humillada; donde la vir-
tud reciba su merecido y la impiedad su justo castigo.

VIRQEN DEL CARMEN, O.UE SE VENERA EN DURANQO (MÉJICO)

De este mcdo campea en todo la providencia admi-


rable de Dios. ¡Cosa maravillosa! El se vale del impío
para acrisolar al justo, le sirve de instrumento un pue-
810 EL MONTE CARMELO

blo ó una nación descreída para castigar pecados aje-


nos ó purificar á los santos; pero ese impío y ese pue-
blo y esa nación si no abandonan la senda de la iniqui-
dad, tardé ó temprano, en esta ó en la otra vida serán
justísimamente castigados. La vuz de los Profetas, y
los sucesos del antiguo testamento, no dejan lugar á
duda. Dios se valió de los Asirios y Caldeos para casti-
gar á Israel y Judá, y luego aquellas naciones sufrieron
el castigo de sus maldades. "¡Ay de Asur! dice el Se-
ñor por Isaías, ella es la vara y el báculo de mi indig-
nación... Cuando el Señor haya llevado á cabo lo que
se proponía por medio de ese pueblo, dará al rey el
castigo que merece por su soberbia y su ambición!,, Y
después de decir el Señor que enviaría á su siervo Na-
bucodonosor, rey de Babilonia, para llevar cautivos á
los judíos, anuncia la ruina de aquella ciudad de esta
manera: "castigaré las iniquidades de los impíos, susci.
taré contra ellos á los Medos; y aquella soberbia Babi-
lonia, gloria de los Caldeos, será destruida, como des-
truyó el Señor á Sodoma y á Gomorra. Quedará desier-
ta y jamás será reedificada; no pondr4n allí los árabes
sus tiendas, ni descansarán en ella los pastores.,, Bajo
la omnipotente mano de Dios es preciso que todo mor-
tal se incline, es preciso que en esta ó en la otra vida to-
do rebelde sienta su peso, es preciso que todo soberbio
reconozca, á buenas ó á malas, el supremo poderío de
Dios y la grandeza de su justicia eterna é inmutable.
Pero no tenemos necesidad de acudir á los tributos
divinos de la providencia y justicia de Dios para defen-
der la existencia de la otra vida, no hay para qué ir tan
lejos; aquí, dentro de nosotros, en el fondo de nuestra
alma y en el abismo de nuestro ser resuena sin cesar la
voz de nuestra inmortalidad. -'El hombre, dice el Pa-
dre Mendive citando á Santo Tomás que confirma el
argumento, por el peso mismo de su propia naturaleza,
desea la felicidad completa; todo lo puede aborrecer
LA OTRA VIDA, «ü EXISTENCIA 811

menos el ser feliz: la felicidad la ama necesariamente;


y como en la felicidad se encierra como condición esen-
cial la perpetuidad de la vida, de aquí que, al conside-
rarla tan estrechamente ligada con ella( no puede me-
nos de amarla y desearla para sí, si no en el cuerpo,
porque ve que esto es imposible, á lo menos en el alma,
que no es corruptible, y puede vivir eternamente. Aho-
ra bien; este grito de la naturaleza no puede ser mira-
do, sino como el eco de la voz dada por su divino Au-
tor, el cual, al imprimir en nuestro espíritu este apetito
innato de una vida perpetua, claramente nos está di-
ciendo haber criado nuestras almas para que nunca de-
jen de existir.,,
Nos abstenemos de aducir más pruebas en pro de
asunto tan importante y transcendental; baste apuntar
tan sólo que la existencia dé la otra vida es la clave pa-
ra explicar el noble deseo del hombre de eternizar su
persona, ora levantando monumentos que recuerden su
existencia y su paso fugaz por lejanas tierras, ora co-
locando una cruz en la cima de una montaña ó en el
corazón de un bosque por donde solitario pasó: que la
idea del sernos alegra y la del no sernos contrista; que
el corazón rechaza tamaña doctrina, la rehusa la digni-
dad y la condena la fe y la razón. Infeliz quien pasase
esta triste vida sin esperanza en la otra, tendría aquí
un infierno y ultratumba otro; ó como cantó el poeta:
Triste fuera el vivir
del hombre en aqueste suelo
si tras mísero existir
no le consuela el oir
que hay un Dios y existe un cielo.
Desdichado quien no alcanza
más allá, del firmamento
y no mira en lontananza
(. al sostén de la esperanza
y alivio del sufrimiento.
Ff. Eduardo de Manta ¥erssa.
AUTORES QUE HAN ESCRITO SOBRE LA ASUNCIÚN DE LA VIRGEN

La devocióu á María lia sido siempre el carácter distintivo de los


católicos. Desde los apóstoles hasta los santos padres, desde los san-
tos padres hasta los teólogos, desde los teólogos hasta los apologis-
tas de nuestros tiempos, se han esmerado en cantar las alabanzas de
la Virgen, ora sea de palabra, ora por escrito, ya por medio de actos
particulares, ya por medio de homenajes públicos.
Pero hoy me ceñiré á nombrar á lus que por sus escritos han
honrado á la Reina de los Angeles, en el hermoso misterio de la
Asunción.
Los Padres y Doctores de la Iglesia hablan en términos muy ho-
noríficos de la Asunción de Nuestra Señora á los cielos.
San Efren, in orat. deip, San Juan Damasceno, iu horail. 2 na-
tiv. Virg; San Bernardo, en varios sermones de la Asunción; San
Pedro Damián, in orat. Assuuap; San Andrés de Creta, in conci. 3.
de dormit, deiparae; San Germán de Constantinopla,. in orat. de
Concep. Virg. y otros muchos que pasamos por alto.
En cuanto á los teólogos de primera nota, que tratan con luci-
miento de la misma materia, nos contentaremos con citar á Santo
Tomás, declar. salut. ángel; á San Alberto Magno, in quost. 122 su-
per Missus est; á Dionisio Cartujano, in Coment. super cap. 2 Cant;
á Belarmino, in conci. 40 de Assump; á Durando, in Portil.—Mag.
Lib. VII; á Domingo Soto, in IV Sent. distin 43, y á Suárez, in 3
part. D. Thomae, quaest. 47, con otros de menos celebridad.
Señalamos estos autores con los lugares correspondientes, por
que en el Opúsculo de la Asunción que publicamos hace un año los
omitimos por brevedad, y algunos amigos tuvieron la amabilidad de
advertirnos, que sería conveniente citar las fuent s.
Pero, queremos tratar en este artículo especialmente do los auto-
res que han escrito libros completos acerca de la Asunción de la
Virgen, por el gran de3eo que tuvieron d3 ver difluido este misterio
como dogma de fe.
AUTORES QUE HAN ESCRITO SOBRE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN 8 1 3

Excepto el primero, todos son de fecha reciente, y de una opor-


tunidad indisputable.
Tales son J. Gandiuo, Assumptio corpórea B. V. M. vindicata,
París, 1670; don Vaccari, de B. V. M. morte, ressurrectione, et in
coelos gloriosa Assumptione; don Jannuci, Firmitudo catholicae veri-
tatis de Assumptioue deiparae; J. Perrella, An B. Virgo evecta fue-
ritin coelum nom solum in anima, sedetiam in corpore, Ñapóles 1901;
dun Buselli. La vergine María vivente in corpo ed in anima; don
Lana, La resurreccione ed corpórea Assumptione al cielo della S.
V. Madre di dio; don Arnaldi, de transitu B. M. V. absque lañe con-
ceptae in coelum, Genova, 1879; M. Virdia, Pro dogmática definitione
B. V. ad coelum, 1880; A Martín, Monunienta pro incoatae difinitionis
opportunitate, 1872; P. Renandín, de la definition dogmatique de la
Assumptiou de la tres scinte Vierge, Angers, 1900; y otra obra del
mismo autor, La definibilite de la Assumption de la tres sainte Vier-
ge, que están traduciendo al español, y don Valentí, colaborador de
EL MONTE CARMELO, La Asunción de la Virgen á los cielos.
Además han tratado por extenso de esta materia Clino, don Luise,
Provitesa, Scelvo y Strozzi en varias revistas científicas de Europa.
De lo dicho se deduce el gran desarrollo y prodigioso incremen-
to que va tomando en nuestros tiompos la devoción de los católicos
á la Virgen, en el misterio encantador de la Asunción.
Si algún predicador dijese desde la cátedra sagrada, que la Vir-
geu no está en el cielo, en cuerpo y alma, causaría el mismo escán-
dalo que Nestorio, cuando negó la divina Maternidad de María.
¿Por qué esto? Porque todos los católicos están altamente conven,
cidos de quo la Madre de Dios salió al tercer día, llena de hermosu-
ra, de las sombras del sepulcro, para escalar el trono más elevado de
la gloria.
Así como todos pecaron en Adán, según el Apóstol Inquo omnes
peccaverunt; pero Dios exceptuó de esta ley general á su Madre, asf
todos se han convertido en polvo después de la muerte, menos la
Virgen Santísima.
Los pobres son polvo, y también los ricos; los ignorantes son
polvo, y también los sabios; los vasallos son polvo, y también los re-
yes; los obispos son polvo, y también los papas.
Todos, todos somos polvo, porque es verdadera la palabra de
Dios: Polvo eres, y en polvo te volverás: Pulvis es, et in pulverem re-
verteris. '
¿Pero tú, Virgen hermosa, ni eres polvo, ni te convertirás en pol-
vo, sino que floreces como un fresco lirio en medio de los años
eternos?
8l4 EL MONTE CARMELO

En el Concilio Vaticano cerca de 200 Obispos pidieron al bonda-


doso Pío IX la definición dogmática de la Asunción de la Virgen á
íos cielos; pero como no se terminó el Concilio, tampoco se pudo de-
finir el deseado dogma.
A estos hay que añadir otros ciento y tantos Obispo3, que han
pedido últimamente la misma gracia á León XIII, suplicándole, con
grandes instancias, que acelere los días de la glorificación solemne
de la Virgen.
También ha pasado á mejor vida León XIII, sin haberlo defi-
nido; pero creemos que están muy cerca los días de la definición
dogmática.
La autoridad legítima que puede elevar la Asunción de la Virgen
á la categoría de verdades reveladas, es la Iglesia, reunida en conci-
lio, como en Efeso cuando definió la Maternidad divina de la Vir=
gen, ó el Papa hablando ex cathedra, como Pío IX, declarando la
Inmaculada Concepción de María.
María merece estar en cuerpo y alma en el cielo, y merece ade-
más que esto se crea, no como opinión, sino como articulo de nues-
tra religión divina.
Y merece, entre otras mil razones, porque es Inmaculada y sola
Inmaculada; porque es Madre de Dios, y sola Madre de Dios; y tam-
bién porque es Virgen, y sola Virgen, después de ser Madre.
Pidamos, pues, á Dios para que el de9eo ardentísimo de millones
de católicos sea pronto un hecho, y podamos cantar á la Virgen an-
tes de bajar al sepulcro el magnífico himno de gratitud y alabanza.
La Virgen no puede tener más glorias en el cielo, pero puede te-
ner, si es permitido hablar así, más gloria en la tierra, gozarnos por
el conocimiento más claro y evidente de sus altas prerrogativas. •
En fin, terminaremos con las palabras del sabio benedictino
Pablo Renandin: La santa Sede, que es juez de la oportunidad de
una definición, apreciará el valor de estas rozones, y en el tiempo
señalado por Dios, dirá al mundo la palabra que debía proclamar
las glorias de la Reina del cielo: La definibilite de la Assumptión,
pag. 135.
F. E. ¿L
POESÍAS DE SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS
POESÍA IV
C A N T O A. L A S A N T A FAZ

Es tu faz, oh Jesús, astro her- Es tu faz, cual la patria divina,


(mo30 es el reino del alma feliz,
cumbre bella que guía mis pasos, el Sol que ilumina mis días,
tú lo sabes, tu dulce semblante el lirio gallardo y gentil.
es mi cielo en la tierra y mi en-
canto. Cuyo aroma sustenta mi alma,
mitigando su eterno sufrir
Es mi amor quien descubre consolando de aqueste destierro
bellezas .el ausiado y benéfico fin.
en tus ojos velados y en llanto,
y tns penas contemplo y sonrio, Ella el gozo celeste me inspira,
del dolor más divino gustando. ella en calma me aleja, feliz.
Como ramo de mirto tu rostro,
Consolarte, Jesús, es mi anhelo,
en mi pecho yo quiero guardar,
solitaria é ignorada vivir;
y el aroma que de él se desprende
tu hermosura, escondida y velada,
es la vida que quiero gustar.
me compele á volar hacia tí.
12 de Agosto de 1895.
POESÍA V
Birupisti domine, vincula mea

A LA POSTULANTE LLAMADA MARÍA DE LA EUCARISTÍA


PARA E L DÍA DE SU ENTRADA EN E L CARMELO

¡Oh! Jesús, en este día de celestiales favores,


rompes tú todos mis lazos, y á mí me concederás
y aquí en la bendita Orden, el perdón de mis pecados.
de María he hallado Vivir debo ¡oh! mi Jesús
todos mis bienes, sí todos en este Carmelo santo
los que en el mundo he dejado. pues á este oasis tu amor
Á mi familia querida, por mi ventura me trajo
Señor, tú^ sabrás colmarlos
816 EL M0NTB CARMELO

á el quiero seguirte se abrasará mi pecho


amarte, y morir. y cual los serafines,
— de amor estaré ardiendo.
¡Obi Dios, en este día —
tú colmas mis deseos, Jesús, muy pronto
y cerca del sagrario debo seguirte
podré ya desde luego & la ribera
por tu amor y tu gloria de eterna luz,
inmolarme en silencio, cuando mi vida
dichosa de adorarte corta termine
y esperar allí e) cielo. y siempre en el cielo
De la hostia inmaculada te hallaré á tí
sentiré el dulce fuego, siempre, sí, siempre.
de amor en el estrado ]5 Agosto 1895.

POESÍA VI
JESÚS MI BIEN AMADO, ACUÉRDATE

Acuérdate de la gloria del Padre,


acuérdate del divino esplendor
cuando bajaste hecho niño á la tierra
por salvar al humilde pecador,
tú concebido en la Virgen María
velaste de tu gloria al resplandor.
De su seno maternal
que fué tu segundo Cielo,
¡oh Acuérdate!

Acuérdate que el día en que naciste,


dejando el cielo; se oyó esta canción:
«Paz á los hombres, de voluntad buena
y á nuestro Rey la gloria y el honor:»
después de tantos siglos sostienes tu promesa,
Señor, y de tus hijos la paz es la riqueza.
Para gustar siempre,
tu inefable paz.
Yo vengo á tí.

Acuérdate que en brazos de María


que preferiste al alto Trono Real,
¡oh! tierno niño, conservó tu vida,
POESÍAS Dfl SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 817

el néctar de la leche virginal.


A ese festín de amor, don de tu madre,
dígnate ¡oh! mi Jesús! pronto invitarme.
De tu hermanita'
que hizo latir tu corazón,
¡Oh! Acuérdate.

Yo vengo á tí, á ocultarme en esos paños,


en tu cuna quisiera siempre estar,
y podría cantar como los ángeles,
y este día divino recordar.
Recuerda los pastores y los .Reyes,
corazones y joyas por tí dan.
De I03 inocentes
que dieron por tí su sangre
Acuérdate.

Acuérdate que tú llamabas padre


á José, quien de orden celestial
tomándote del seno da tu madro
te libró de los odios de un mortal.

Verbo divino, recuerda el misterio;


tú callas, y habla, humilde, un ángel bello,
De tu lejano destierro
en la ribera del Nilo
Acuérdate.

Acuérdate, de las verdes colines


que escalabas al caer el sol,
acuérdate de tu oración divina,
de tus sueños y cánticos de amor.

Te ofrezco, tu oración, mientras yo ruego


y tu nombre bendito yo venero.

Allí cerca de tu corayón


yo canto, y soy dichosa.
Acuérdate.

Acuérdate que el campo, contemplando


tu mirada le hacía prosperar,
818 EL MONTE CARMELO

y elevando tu vista á la moutafla


á tus fieles solías recordar.
A fin de que la mies sea abundante
cada dia me quiero yo inmolar.
Que mi alegría y mi llanto
Sea para tus segadores,
Acuérdate,

Acuérdate de la ventura angélica,


de aquel goce divino celestial
que conmueve las célicas legiones
si el pecador ¡oh Dios! te vuelve á amar.

Quiero aumentar esta grande alegría,


siempre por el que peca he de rogar,
que yo vine al Carmelo,
para poblar el cielo.
Acuérdate.

Acuérdate que esta tan dulce llama,


que en el corazón quieres tú encender
la pusiste en mi alma y yo deseo,
sus divinos ardores encender.

Una débil centella es suficiente


para un inmenso incendio. Acuérdate.
Yo deseo oh mi Dios,
llevar lejos sus llamas.
Acuérdate.

Acuérdate de aquella fiesta espléndida


que á los arrepentidos liaces tú,
y que al alma sencilla tú alimentas
mirando por su vida y su salud.

Jesús con santo amor recibe al pródigo


dame ¡oh mi Dios tu amor que es la virtud

Mi amado bien, mi Rey


para mi son tus bienes.
Acuérdate.
POKSÍAS DE SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 819

Acuérdate, que pompas despreciando,


y en torno tus milagros esparciendo,
decias, «al que estima humano elogio
»le es difícil la fe, ya me estáis viendo,
*¿Las obras que yo hago, así os admiran?
»más grandes las haréis, seguid creyendo.»
Pues eres dulce y humilde
Jesús mi tierno esposo.
Acuérdate.

Acuérdate, que embriagado de dicha


contempló el Santo Apóstol tu ternura
en tu pecho divino reposando
y logró ver tu luz en noche oscura.

Del discípulo amado, no estaré yo celosa,


conozco tus secretos, puesto que soy tu esposa.

¡Oh! divino Salvador


yo me adormezco sobre tu corazón.
Acuérdate.

Acuérdate, Señor, que en tu agonía,


con tu sangre corrió mezclado el llanto,
perlas de amor brotaban, ¡oh! mi esposo
que la virginidad han fecundado.

Un ángel te mostró mies escogida,


y te hizo sonreír agonizando.

Jesús ya que me has visto


en medio de tus lirios.
Acuérdate.

Fecundo manantial tu sangre y llanto


á las flores del claustro dan la vida,
y engendran para tí los corazones,
y es de salud riquísima bebida.

Virgen soy ¡oh! mi Dios, y sin embargo,


Madre de almas seré contigo unida.
De las virginales flores,
820 EL MONlE CARMELO

que salvan á los pecndores.


Acuérdate.

Acuérdate, que envuelto en amarguras


un sentenciado, contemplando el cielo
gritó: «veréisme aparecer glorioso»
y nadie, que era Dios, quiso creerlo.

Por qué ocultaba su inefable gloria


y ocultó sus virtudes sucumbiendo.

Oh Príncipes de la paz,
yo si te reconozco,
yo creo en tí.

Acuérdate, que tu divino rostro


entre los tuyos fué desconocido;
mas te has mostrado á mí, y ya lo sabes
mi alma dijo ¡oh Dios! Te he conocido.

Tu dulce faz, de lágrimas cubierta


me revela el semblante del Eterno.

Que tu mirada velada


mi corazón ha consolado,
Acuérdate.

Acuérdate de la amorosa queja


que en la cruz exhalaste de tu pecho,
y que en el mío impresa so ha quedado,
de mi amor en la Cruz fuiste sediento.

Herida estoy de tan divinas llamas,


y el corazón se agita en este incendio.

Que de una sed de amor


yo ardo noche y día.
Acuérdate.

Acuérdate ¡oh! Jesús verbo de vida


que tú me amaste hasta morir por mí,
así te quiero amar yo, hasta la muerte,
yo quiero, sí, morir, vivir por tí.
POESíAS í>E SOR TERESA DEL Nifto JESúS 821
Tú ya sabes Señor lo que deseo,
ser mártir de tu amor, y ser feliz.

De amor quiero morir,


Señor, de mi deseo.
Acuérdate.

Señor, resucitado tú dijiste,


«dichosos los que creen y no ven,»
«vendrá el hijo de Dios lleno de gloria,»
vivir quiero á la sombra de la fe.

¡Oh! Mi Señor por verte yo aquí aguardo


las luces de la Aurora esperaré.
Que mi deseo no es
verte aquí abajo.
Acuérdate.

Acuérdate que al volverte á tu padre,


dejarnos no quisiste en la horfandad,
y prisionero voluntario fuiste
ocultando tu esencia en el altar.
Tus resplandores vela, te suplico,
á su sombra quisiera reposar.

Oh! Misterioso amor,


mi pan de cada día,
eres tú Jesús-
Eres tú, que á pesar de las blasfemias
al Sacramento de la fe y amor,
quieres mostrarme tu sin par ternura
descendiendo á habitar mi corazón.

Del desterrado pan, divina hostia,


yo vivo de tu vida, gran amor.
Tu custodia de oro,
es mi mansión preferida,
Jesús, soy yo!

Tu viviente santuario seré yo,


que los males no pueden profanar;
822 BL MONXÍ! CARMELO

vive de mi corazón, y hazle un jardín


cuyas flores te miren sin cesar.

Si te alejas del valle blanco lirio,


marchitas muy en breve las verás

Siempre mi bien amado


Jesús, lirio aromático
florece en mí.

Acuérdate que yo, sobre la tierra,


del olvido te quiero consolar,
mi solo amor escucha, mis plegarias,
dame mil corazones, para amar,
eso es muy poco. Oh Dios, mi bien supremo,
tu propio corazón me debes dar.

De mi deseo ardiente
Señor, á cada instante.
Acuérdate.

Acuérdate que tu voluntad santa,


es mi reposo, y dicha sin igual;
yo reposo, y descanso sin temor
en tus brazos, oh Esposo celestial.

Si en la tempestad duermes, yo tranquila


disfrutaré gozosa, santa paz.
Pero durante tu suefio
Jesús para el despertar,
prepárame.

Acuérdate que á menudo suspiro


después de aquel gran día que pasó,
llegue por fin el Augel que nos diga,
«venid á juicio el tiempo terminó.
Entonces velozmente frauquearé el espacio
en tu faz á ocultarme, con célica visión.
Que en la eternidad,
tu debes ser mi cielo.
Acuérdate.
21 Octubre 1895.
PRELADOS 0 SUPERIORES DE Lt ORDEN CARMELITANA
EL BEATO NICOLAO

EL séptimo General fué Nicolao, francés de nación, elegido en


Tolosa su pueblo, por el año de 1280. Durante el glorioso Genera-
lato de su predecesor San Simón Stock, ejerció el importante cargo
de Vicario General de Oriente por muerte del Venerable Hilarión,
que sucumbió victima de la fiereza y saña sarracenas.
Elevado á la primera dignidad de la Orden, su principal cuida-
do fué darle nuevas leyes relacionadas con la nueva orientación y
distinto rumbo que esta emprendió al elevarla los Romanos Pontí-
fices á Mendicante. Para proceder en esto con acierto, cuentan los
historiadores que reunió una asamblea general en Mesina, y en
conformidad con su dictamen anuló algunas leyes, opuestas direc-
tamente al nuevo íin de la Orden, y redactó otras que con el tiem-
po pasaron á formar cuerpo de Constituciones.
Por este tiempo continuaba Palestina, siendo teatro de la fiereza
mahometana. Como tigres ambrientos de carne y sangre los suce-
sores de Mahoma se saboreaban en derramar y beber sangre cris-
tiana, Bendocdar, sultán de Egipto, se presentó al frente de nume-
rosos mamelucos delante de Antioquía, y después de pasar á cuchi-
llo á sus habitantes y apoderarse de ella, la trasformaron en un
vastísimo cementerio, empapando su suelo con sangre de cristianos,
y dejando en él los cadáveres, amontonados, ensangrentados y
descompuestos. Inútil es decir que los Conventos carmelitanos de
la desgraciada ciudad y de sus alrededores tuvieron la misma suerte-
Mientras tanto el Venerable General, infatigable por extender y
propagar la Orden de la Virgen Santísima, y conservar en su más
alta pureza el espíritu que depositara en ella San Simón Stock, sin-
tiéndose algo débil por su avanzada edad para gobernarla con los
mismos bríos que hasta entonces, renunció el alto cargo, y se retiró
á la celda Je un desierto, para gobernarla desde allí con sus ora"
ciones y ejemplos.
Retirado en su amada soledad, escribió una obrita a l a que dio
&24 EL MONTE CARMELO

el título de Saeta de fuego, Sagitta ígnea. Era esta obra la histo-


ria de nuestra Orden, durante el tiempo que él había vivido en ella.
Relataba detalladamente los tristes sucesos acaecidos en Palestina
á nuestros Religiosos al invadirla los Sarracenos, la venida de
aquellos á Europa, las muchas sospechas que hubo de ellos en un
principio, su acrecentamiento con San Simón Stock principalmen-
te en Francia é Inglaterra, y por decirlo en una palabra y con una
comparación, era dicha obra la historia del tránsito del mar rojo

de los Carmelitas, y su toma de posesión en la culta Europa. Lás-


tima es que el tiempo la haya consumido ó según el P. Luis Jacobo,
el voraz incendio que redujo á pavesas la rica y regia biblioteca
de Cotton en "Londres en 1830, donde se conservaba algún ejemplar
de ella, los devorase é hiciese ceniza; sin embargo, bueno es saber
que ha existido dicha obra y que, á juicio de un Carmelita Belga,
existe un ejemplar en el Convento de Carmelitas de Clermont en la
Auvernia.
Así pasó su retiro el Santo General Nicolao, todo ocupado en
servir á Dios, y en escribir la historia de la Orden, de la que fué
digno Jefe. Tanto antes, como después de su muerte obró Dios por
él algunos milagros que le han merecido el título de. Santo de par-
te de los historiadores, y que los Carmelitas de Saumur celebren su
fiesta con rito doble el dos de Abril, día de su gloriosa muerte.
PRELADOS 0 SUPERIORES DE LA ORDEN 725
M . R . F\ R O D U L F O , A L E M Á N .
Sucedióle en el cargo el P. Rodulfo, Alemán de nación, por elec-
ción del Capítulo General celebrado en París por el año de 1265.
Durante su gobierno vio con sentimiento repetirse en la Palestina
los degüellos, y salvajismos é iniquidades-de los Sarracenos, y que-
dar arruinados la mayor parte de los Conventos de Tierra Santa.

Suscitóse también en su tiempo la cuestión de las capas gtrona-


das que usaban los Carmelitas desde que los Sarracenos se lanza-
ron y apoderaron de los Santos lugares. No fué el P. Rodulfo quien
determinó y consiguió de los Pontífices el modo de usar las capas,
sino su sucesor, causa por la cual se tratará esto en el siguiente nú-
mero.
El Venerable General gobernó la Orden tres años, pasados los
cuales renunció y abandonó su alto empleo, para retirarse al Con-
vento de Alnnevick en Inglaterra. Allí pasó el resto de sus días
edificando á la Orden con sus admirables ejemplos de humildad y
llaneza. Murió en gran reputación de santidad en el año de 1277.
Muchos autores le dan el título de Beato, y su nombre está inscrip-
to en el Calendario de Malinas al 18 de Diciembre, día según esto
de su santa muerte.
E- &• F.
LA R A Z A LATINA T LA SAJONA

A muchos picará tal vez la curiosidad al leer el encabezamiento


de este artículo; y tal vez algunos me critiquen de sajón, después
de leer estas líneas; pero nada de eso, amados lectores, porque lo
que me mueve á poner la pluma sobre el papel es el ver que
la raza Sajona tiene una misión misteriosa sóbrela tierra, y que
al par que es el azote de nuestra raza latina, es el porvenir de la
Iglesia y el asilo de las Ordenes religiosas.
Nunca mejor que en nuestros días, se pueden aplicar á nuestra
desgraciada nación aquellos Trinos que el inmortal Aparisi le de-
dicara, diciendo con tristísimas palabras: "Cómo está sentada soli-
taria la gran nación que llenaba á los pueblos con sus ejércitos, el
mar con sus navios y al universo con el ruido de sus glorias?
La que arrolló, lanza en mano, á los guerreros de Ismael; envió
sus hijos á la Grecia, y Grecia cayó á sus pies; tronó en Lepanto y
estremecióse la Media Luna sobre las mezquitas de Constantinopla:
voló á Pavía y recogió la espada de un gran rey: atravesó las solé,
dades del Océano y plantó en un mundo nuevo un estandarte di-
vino?
"Los pueblos temblaban al sonido de su voz; los reyes se alza-
ban de sus tronos para acatarla.
"Y ella querida del Cielo resplandecía en medio del mundo que
silenciosamente se le inclinaba, con un manto de oro sobre sus
hombros, la corona de veinte naciones en su frente, y el cetro de
dos mundos en sus manos.
"Ha caído, ha caído del Cielo la estrella que entre todas más
bellamente lucía; ha quedado como viuda la reina de las naciones;
¡mirad la señora' de las provincias cómo ha sido hecha tribu-
taria!
"Parece que el Señor ha estallado contra ella su ira, levantando
del Norte un pueblo que echándose sobre ella ha rasgado su manto
de púrpura, dejando en su frente para escarnid una sombra de co-
rona y en su mano pusieron una caña infame.,,
¿Pero cuál es la razón de todas estas evoluciones, que nos ofre-
cen los hechos consumados estos últimos años, que no servirán sino
para eterno baldón de la historia...? Cual es la razón deque si
miramos á un lado lo vemos todo en ruinas, y si á otro, vemos que
LA RAZA. LATINA Y LA SAJONA 827
todo se está cayendo...? La razón es porque la fe de nuestros ante-
pasados ha muerto, ha sido arrancada de nuestros corazones y el
pueblo Español ha dejado de sentir las santas influencias de la reli-
gión. Sí, si nuestros soldados abrigaran la fe de nuestros padres,
no dejarían de ser Leones de Castilla, ni verían por el suelo las
cadenas de Navarra, ni apartarían de sus pechos sus manos para
sacarlas ensangrentadas y formar con ellas las barras de Cataluña,
Pero qué digo nuestros soldados? Si los que han estado al frente
de nuestra nación en estos últimos tiempos, hubieran abrigado la
fe que caracterizaba antiguamente al pueblo Español, hubieran sido
más patriotas y nuestras ricas posesiones no se hubieran, perdido,
ni nuestro pabellón tantas veces glorioso hubiera sido humillado y
hasta pisoteado.-
Hay que desengañarse, sin fe no hay heroísmo Español. España
fué grande, cuando el militar antes de entrar en batalla recitaba
el símbolo y cruzando las espadas ante el altar juraba por Dios y
la Patria defenderla hasta morir.
Entonces fué cuándo España llegó á ser la señora de ambos
mundos; pero hoy que la fe se ha extinguido, se han achicado
nuestros dominios, y vemos sobre nosotros la raza sajona, azute
que ha humillado nuestro orgullo y puesto baldón en nuestras glo-
rias. ¿Sabéis por qué? Porque Dios al ver que la raza latina ha
despreciado sus beneficios religiosos, los ha trasladado á otra raza
para humillar la nuestra. Hay^que desengañarse, el porvenir de la
religión está en la raza sajona, como en otro tiempo estuvieron sus
glorias en la latina.
(Se continuará).
Fr. Evaristo de i.
£L GREGORIO DEL CANTO GREGORIANO

Cantaba en otros tiempos el Santo Rey David, y así la música como las
palabras de sus poemas eran obra do Dios. Sí, Dios mismo le inspiraba las
plegarias que se le había de elevar y el modo como se las debía elevar. Si
hizo Dios tanto por la Sinagoga, natural parece que no se haya olvidado de
su Iglesia. Quién pues será el David de nuestro Testamento? Quién será el
cantor, no ya de la sinagoga, sino do nuestros augustos templos? Nadie si-
no el gran Gregorio, por quien Dios asoció la voz do la Iglesia militante á
los himnos de la Iglesia triunfante: «Militantis Eeclesiae vocem triunphan-
tis Sponsae suae concentibus sociavit».
Voy, pues, á exponer en pocas páginas algunas do las muchas y justas
razones que obligan á considerar el canto litúrgico como herencia legada á
la Iglesia por San Gregorio Magno, y en segundo lugar, cómo á pesar de
liaber transcurrido tantos siglos, el nuestro posee el riquísimo tesoro musi-
cal de la Iglesia primitiva.
La primera de las proposiciones enunciadas aparecerá evidente si prue-
bo que el antifonario (1) llamado Gregoriano es verdaderamente obra de San
Gregorio Magno.
Algunos, pero pocos y de contado por razones meramente negativas, lo
han puesto en duda desde el siglo xvn. Su parecer es que no se puede re-
montar la composición de dicho Antifonario hasta San Gregorio I ( f 004),
y que, cuando mucho, se le puede atribuir á San Gregorio I I I ( f 741), ó
tal vez á San Gregorio I I ( f 731). En todo caso no lo niegan el nombre de
Gregoriano.
Esta hipótesis, porque no se le puede dar otro nombre, es inadmisible,

(1) Antifonario llamaban los antiguos al libro destinado exclusivamen-


te al uso de los cantores, y que sólo contenía l«is piezas de la misa que el co-
ro ejecutaba: Introito, Gradual etc.
SECCIÓN MUSICAL 829

como lo probarán el exanien intrínseco del antifonario, la historia y toda la


tradición.
En el ant ; fonario se puede examinar el texto, olplan seguido en la elec-
ción de las piezas, y por fin el ca nto.
El texto del antifonario se ha tomado de la ítala (1). Ahora bien, sabido
es que si esta versión en tiempos de San Gregorio aun no había caído "en
desuso, después de este Papa cedió totalmente su lugar & la Vulgata (2), no
solo en Roma, sino en todo el Occidente, de modo que, desde la primera
mitad del siglo vil, San Isidoro de Sevilla pudo afirmar que la versión de
San Jerónimo se empleaba ya en todas las Iglesias (3).
Si se ha respetado el texto antiguo, natural parece buscar la razón en las
ricas melodías que le adornaban, y por lo mismo es lógico suponer que esas
melodías existían antes que se abandonase la ítala, es decir, antes de me-
diados del siglo vil.
En todo caso es evidente que en el antifonario el texto trae consigo el
canto, pues siendo libro destinado á los cantores, de nada hubiera servido
sin la música.
Una cosa entre otras llama la atención si con curiosidad se hojea el an-
tifonario, y es el plan bien determinado que presidió á su composición. Ese
plan precisamente nos suministra datos importantes para fijar la época en
que apareció (4).
Para no dar más de un ejemplo, las antífonas de la Comunión durante la
Cuaresma, en las misas de tempore, están tomadas del salterio, siguiendo
rigurosamente el orden de los salmos, desde el 1.° hasta el 26. Ni los do-
mingos, ni los jueves, ni el sábado después de Ceniza entran en esta serie
del plan. Pero en los demás días los salmos se siguen por orden numérico
riguroso; mas se nota una interrupción en los días á que corresponden los
salmos 12, 16, 17, 20, 21.
He aquí lo que nos ofrece el antifonario. Ahora vamos á tratar de ave-
riguar el por qué de esas lagunas é interrupciones, y sacar las consecuen-
cias.
De que falten los domingos sin perturbar la serie de los números, se de-
duce que se trataba de una ordenación sólo para las ferias.
Si así es, ¿por qué se hallan los jueves en el mismo caso? La respuesta es
fácil, pues la historia nos asegura que en tiempo de S. Gregorio I el siste-
ma litúrgico cuadragesimal no se extendía á las ferias V, y que fué S. Gre-
gorio II quien proveyó de misas á dichas ferias. Luego antes de S. Grego-
rio I I existía ya un antifonario. Esto cabalmente, y nada más, necesitamos
contra nuestros adversarios. Prosigamos, sin embargo, con las otras parti-
cularidades.
El sábado después de Ceniza, que la mayor parte de los antifonarios lla-
man sabbato vacat, no tenía aun estación á principios del siglo vn; pero ya

(1) No ignoran nuestros lectores que ítala se llama la primera traduc-


ción de la Sagrada Biblia en latin que nos sea conocida. Se hizo en el siglo n.
(2) La Vulgata os la versión de las Sagradas Escrituras que hizo San
Jerónimo á fines del siglo iv, y de que hoy se sirve la Iglesia.
(3) Re vis'a Benedictina de Maredsous, Julio de 1890.
(4) Nuestros lectores hallarán por extenso expuesta y razonada esta in-
geniosa prueba en el Opúsculo. nUna palabra sobre el Antiphonate Missarum»
del R, P . Cagin, monje de Solesmes.
830 . EL MONTE: CARMKLO

la menciona el antifonario Gelfsiano de Tomasi, que se puede fijar al fin


del mismo siglo. Largo sería explicar por qué al principio no tuvo estación;
pero no me detengo para no ser prolijo. Se hallará expuesto con lucidez en
el opúsculo del P/Cagin (1).
Las lagunas correspondientes á los salmos 12, 16, 17, 20, 21, cuyos núme-
ros se cuentan sin embargo en la serie de los 26, hacen suponer que alguna
mano reformadora ha retocado la primera edicoión, suprimiendo esos varios
salmos, para que coincidiese la antífona i Communio con el Evangelio; y efec-
tivamente, el de esos días se refiere á escenas de las más interesantes: El hijo
pródigo,—la Samarítana,—la mujer adúltera,—el ciego de nacimiento,—la
resurrección de Lizaro; y la Comunión es una de las frases de esas narra-
ciones. La hipótesis que arriba indicamos, no es gratuita, porque amén de
otras consideraciones de valor, el primer sistema, ó sea el de la serie con-
tinua, ha dejado vestigios en algunos manuscritos, que el viernes de la
cuarta semana, cuya misa tiene por Evangelio la escena de la resurrección
de Lázaro, después de la Comunión Videns Dominus, remiten al cantor en
la rúbrica al salmo 21 (2). Cabalmente en la serie de nuestros sálmcs el 21,
corresponde á ese día.
El P . Cagin se ha abstenido de investigar en qué época fueron introdu-
cidas estas últimas sustituciones; pero, si se tiene en cuenta el carádter de
la reforma de S. Gregorio Magno en lo que concierne á los libros litúrgi-
cos, tal vez no seria temerario afirmar que se deben á este Santo Papa.
En todo caso nuestro antifonario nos presenta un edificio, cuyas partes
principales representan trabajos de diversas épocas, y que p >ne á nuestra
disposición un conjunto de datos cronológicos preciosos, en testimonio de
su existencia antes de S. Gregorio II.
Nueva prueba de lo mismo nos proporcionan las melodías, si examina-
mos de cerca la factura de las cláusulas finales en el género salmódieo espe-
cialmente (3). •
Es hoy un hecho que en todos los géneros de salmodia que nos ha lega-
do la antigüedad, los finales del canto se han construido sobre ciertos tipos
silábicos, cuyas ondulaciones reproducen, y que les han impreso, por decir-
lo así, su propia forma. Es imposible comprender la primera palabra en ma-
teria de salmodia, sin conocer la influencia que ejercieron en la composi-
ción del canto esos tipos tan de moda en la literatura. Aquí solo señalo el
hecho.
San León el Grande, San Gelasio, San Gregorio Magno y la Cancillería
romana de los siglos v y vi, para terminar las frases y miembros de frases,
hacían uso constante de ciertas sucesiones armoniosas de palabras y de síla-
bas, cuyo corte y acentos, dispuestos según determinadas combinaciones,
procurasen al oído cadencias agradables; con lo cual resultaba de la prosa
de aquella época una prosa rítmica. Nada más fácil para el curioso que abrir
el Misal ó el Breviario y persuadirse por sí mismo de este hecho, examinan-
do las oraciones de tempore ó los sermones de San León, por ejemplo.

(1) Obra citada, pág. 24 y sig.


(2) Antiguamente se cantaba mientras comulgaban los fieles un salmo
entero, con cuyos versillos alternaba una antífona. Esa antífona en el plan
irimitivo de nuestro antifonario era una frase del mismo salmo. Hoy para
Ía Comunión solo cantamos la antífona. Sólo en las Misas de Réquiem se
añade el verso «Réquiem aeternam» en lugar del salmo de otras veces.
(3) Véase la «Paleografía musicah t, ni. y. iv.
SKCOON MUSICAL 831

Esas cadencias rítmicas se reducen a cuatro (1). En la oración Gratiam


tuam sólo hallamos tres:
G-ratiam tuam mentibus nostris infunde, ut qui.'.... incarnatiówem
cognóvimus, per passionem glóriam perducámur.
La 1.a frase de la oración del Espíritu Santo termina con la que nos fal-
t a = D e u s qui corda fidelium. Sancti Spiritus illuatratidne docuisti, etc.
Verdaderamente no era de desdeñar el encanto especial que estas cláu-
sulas finales añadían en los sermones de San Lsón, á pensamientos tan her-
mosos como los siguientes: Exultet sanetus, quia appro- pinquat ad pálmam-
gaudeat paceator, quia invi- tátur ad véniam; animetur gentilis, quia vo- ca-
far ad viíam Agnosoe, o Christiano, dignitatom tuam; et divinae consors
fáctus natúrae, noli in veterem vilitatem degsnori conversatidíte rediré (2).
Por lo que hace á mi objeto, es palpable el mismo hecho en las caden-
cias salmódicas de las melodías gregorianas. Ahora bien, no parece verosí-
mil que se adoptasen esos ritmos en el canto después que cesaron en la li-
teratura. Más natural parece que se los aplicase á la música cuando flore-
cían en las letras. Si pues, como es cierto, en estas desaparecieron desde
mediados del siglo vn, á más tardar (3), consecuencia rigurosa será que las
melodías gregorianas son anteriores 4 esa fecha. San Gregorio murió en 604.
Mientras no se pruebe lo contrario, «Melior est conditio possidentis.
(Se Continuará).

(1) Hé aquí gráfieamenteesas cuatro cadencias:


1. a 1. . 1. 5 silabas.
2. a 1. . 1. 6 id.
3. a 1. . 1. 6 id.
4. a 1. . 1. 7 id.
El signo 1 indica los acentos, el punto las sílabas atónicas, la separación
del medio, la censura ó corte natural de las palabras en el ritmo perfecto.
(2) Sermón i do Navidad, Breviario, el mismo día, 2.° nocturno.
(3) Al fin del siglo xi hubo tentativas para poner de nuevo en vigor el
estilo de la antigua cancillería romana; pero eso no debilita nuestra con-
clusión, porque poseemos monumentos anteriores del canto gregoriano; y
por lo demás, á nadie se le ocurrirá oponernos este hecho.

-TW fcs-
CARTA D E ROMA.—M. R. P . Director: Un año se ha cumplido desde que
por vez primera saludamos á la hermosa Italia, recibiendo cariñoso hospe-
daje el día preciso do Santa Teresa de Jesús, en la populosa ciudad que tie-
ne la gloria de ser madre de Cristóbal Colón. Visitando en este día sus mu-
chas y elegantes iglesias, pudimos observar con cierta agradable sorpre-
sa, que la mayor parto tenían algún altar dedicado á la Santa, y en torno
suyo numerosos fieles que se encomendaban, fervorosos, á su poderosa'pro-
tección.
El mismo espectáculo se ofrece en Roma, donde la devoción á Santa Te-
resa es eminentemente popular, como lo prueba la nutrida concurrencia 4
los divinos templos, que con motivo de su fostividad la han dedicado so-
lemnes cultos.
Por no extendernos demasiado, resonaré aquí tan sólo las funciones ce-
lebradas en la nueva iglesia de nuestra Casa generalicia.
Cuando todavía no hace dos años, se consagró á Santa Teresa esta igle-
sia, colocóse en el altar mayor una estatua provisional de la Santa, hasta
tanto que se hiciera una que estuviese en armonía con su grandioso y ma-
jestuoso templo. La estatua se colocó en uno de los días de la Novena, sien-
do solemnemente bendecida por Monseñor Dionisio de Santa Teresa, Arzo-
bispo de Damasco.
La imagen de la Santa Madre, que mide tres metros de altura, de un so-
lo bloque_de mármol, es obra del aventajado artista señor Trabachii.
No son por cierto los tiempos actuales los más á propósito para que un
artista de corazón se dedique de lleno al arte místico en toda su pureza y
abandono el género realista que tanto priva, y único que suele dar gloria y
provecho. Por eso nos causa cierta extrañeza ver un artista que, entusiasta
por el arte, trabaje desinteresadamente, sin buscar otra recompensa quo la
dignificación de ese mismo arte.
Estas reflexiones nos hicimos al ver por primera vez expuesta le precio-
sísima imagen de Santa Teresa de Jesús.
Sabemos que el señor Trabachii ha estudiado con fe y entusiasmo en las
acreditadas escuelas de Roma las bellas artes, investigando en sus museos
y bibliotecas, en sus templos y oratorios el secreto del arte escultórico en
toda su corrección y belleza, única aspiración que siente en su aima de cre-
yente y en su corazón de artista.
CRÓNICA 0ARMBL1TANA 833

El señor Trabachii lu-jhando con la materia informe y ruda, ha logrado


trocarla en expresión del ideal sublime, de esa belleza sobrehumana que
resplandeció en la ilustre Reformadora del Carmelo.
Nosotros enviamos la más completa enhorabuena al insigne artista.
El dia 15 el Exorno, señor Arzobispo do Damasco celebró la misa de la
comunión general. A las diez y media la capilla gregoriana, bajo la direc-
ción del M. Müller, interpretó con mucha perfección una de las mejores
misas del M. Perosi, oficiando N. M. R. P . Vicario General, Fr. Ezequiel
del Sagrado Corazón de Jesús.
Por la t a r l e cantó las glorias de Santa Teresa de Jesús, el R. P. Marce-
lino de Santa Teresa, predicador elocuente, de quien ya se habló en otra
ocasión en esta Revista. La capilla gregoriana llamó poderosamente la
atención de los fieles on la ejecución del Himno de la Santa Madre: Hegis
superni nuntia, soberbia ccmposición á cuatro voces de Guido Boni, dedica-
da a N. M. R. P . General.
Terminóse la función con la bendición del Santisimp Sacramento dada
á los fieles que llenaban las anchurosas naves del templo.
Todos quedamos sumamente complacidos y con orgullo al ver la devoción
extraordinaria que á la gloriosa Reformadora se profesa en la Capital del
mundo cristiano. Su afectísimo: El Correaponsal.
Roma, 16 de Octubre.
LAS FIESTAS D I SANTA TERESA EN AVILA.—Toda la prensa ha hablado con
sumo aplauso de las solemnes funciones religiosas que ha celebrado en ho-
nor de la mística Doctora la noble ciudad de Avila, patria de la Santa. Ofi-
ció de pontifical en la Misa solemne el señor Arzobispo de Valladolid, pre-
dicando en ella el elocuente orador sagrado don Bernabé de Juan, canónigo
de la 8. I . Catedral.
Por la tarde se verificó la procesión que presidieron el alcalde y los go-
bernadores civil y militar, á la que asistieron los Obispos de Avila, Segovia,
Ciudad-Rodrigo, el Arzobispo de Valladolid revestido de pontifical y las
Corporaciones, Cofradías y Hermandades.
La hermosa imagen de Santa Teresa de Jesús despertaba la atención del
inmenso gentío que presenciaba el paso de la comitiva religiosa.
PEREGRINACIóN á AVILA.—A los dos días de la fiesta de la Santa, ó sea
el 17 del mes pasado, llegaron á Avila los peregrinos que de distintas par-
tes de España, iban á asistir á la inauguración solemne de la Adoración
Nocturna establecida en aquella ciudad en la Iglesia de Padres Carmelitas.
Procesionalmente y con la más entusiasta acogida se dirigió la comitiva
llevando las banderas do Alcalá, Villarejo, Aranjuez, Consuegra, Fuensa-
lida, Valladolid, Salamanca, Granada, Madrid y Avila, custodiadas por BUS
respectivos adoradores.
Llegada que hubo á la iglesia de Santa Teresa, y después de las preces
de rúbrica, dirigió el elocuentísimo P. Estanislao, Carmelita, una valiente
y conmovedora alocución alusiva al acto.
D J lo espléndida que resultó la vigilia hecha por unos doscientos adora-
dores, no es necesario hacer reseña; baste decir que el éxito de esa fiesta
excedió los límites de lo ordinario.
Es indescriptible la piedad, el fervor, el entusiasmo, el edificante ejemplo
que públicamente se ha manifostado con ocasión de esta peregrinación al
solar de Santa Teresa, así como es muy de notar la cordura, la discreción
y caballerosidad del pueblo abulense al recibir como se merece la visita de
834 EL MONTE CABMELO

los católicos adoradores á la ciudad natal de la ínclita compatrona de Es-


paña, Santa Teresa de Jssús.
En Madrid los elementos sectarios intentaron producir escándalo á la
llegada de los peregrinos, y, aunque la prensa liberal hizo cuanto pudo
para que se realizase el atentado, éste no tuvo lugar.
N. P. GHNERAL UN AVILA.—Las solemnes fiestas de SantaTeresa en su pa-
tria natal han coincidido con la visita de N. P. General al Convento de
Avila. Después de parar en Burgos dos días, durante los cuales visitó la
hermosa Catedral., la Cartuja de Miraflores, el histórico Monasterio de las
Huelgas y el Convento de Madres Carmelitas los dos días, en las que ad-
miró su espíritu altamente teresiano, como en la ciulad sus grandiosos
monumentos, salió de Ja provincia de San Joaquín sumamente satisfecho
del recibimiento que se le ha hecho, y entró en la Provincia de Castilla. En
ella ha recorrido antes de la fiesta de Santa Teresa los conventos de Valla-
dolid, Medina del Campo y Segovia, en los que recibió el tributo de amor y
gratitud de los hijos de Castilla. Para las funciones de Santa Teresa llegó á
Avila y con su presencia realzó las solemnes fiestas de nuestra Santa Madre.
De allí ha partido á visitar el corazón de la gran Teresa y orar ante aquel
portento de amor divino y ante aquel cuerpo limpio y puro, como el alma
que le animó.
U N MILAGRO OBRADO POE LOS POLVOS DBL SEPULCRO DE SANTA TBRBSA.—
Publicamos el siguiente suceso como fieles órganos de las personas que han
tenido parte en él, y nos ruegan que lo hagamos saber á todos por la revista.
Don Pedro G. Llórente que hace un año padecía una molesta enfermedad
de garganta, después de haber empleado muchos remedios y tomado baños
sulfurosos sin encontrar alivio con nada, consultó con un doctor célebre,
médico cirujano de Valladolid sobre qué clase de enfermedad ora la que
tanto le molestaba. Este le dijo que padecía úlcera perforante en la úngula,
y le propuso la necesidad de extraer parte de la campanilla y limpiar la
parte superiordel paladar. Temiendo la gravedad de la operación, una her-
mana suya religiosa Carmelita Desialza de la Comunidad de Loeches le
mandó uros polvos del sepulcro de su Madre Santa Teresa, y habiéndoles
tomado, sintió tanto alivio, que desde aquel momento empezó á comer sin
dificultad alguna y á no sentir el enorme obstáculo que antes sentía al
tragar, por la enfermedad dicha. Volviéndole á reconocer la garganta el
mismo doctor quodó grandemente sorprendido al reconocer que había des-
aparecido la parte que tenía que cortar, y así se libró de la operación y
quedó sano milagrosamente por los méritos é intercesión de la gloriosa
madre Santa Teresa de Jesús.
Ocurrió esto el día 16 de Agosto de este año.
PROFESIóN RHLIOIOSA.—R. P. Director: El Domingo 11 de Octubre tuvo
lugar en la bonita Iglesia de Madres Carmelitas Descalzas de Santa Tere-
sa de esta ciudad de Zaragoza, la solemne y conmovedora ceremonia de ha-
cer la profesión y tomar el velo las Hermanas Asunción del Espíritu Santo
y María Angeles de la Transverberación, en el siglo distinguidas señoritas
Jacinta Fánariz y Angeles Cariciarán,]de la muy noble y católica ciudad de
Pamplona; quienes, despreciando un porvenir halagüeño y una brillante
posición, dando un adiós al mundo, se sepultaron para siempro en los aus-
teros aunque dulces claustros del Carmelo.
CRÓNICA CARMLITANA 835
En tan solemne acto fueron apadrinadas respectivamente por doña Es"
colástica Arbiozu de Mercier y doña J'acoba de Nierver.
Habiendo sido comisionado por el Exorno, é [lustrísimo señor Arzobis-
po el R. P. Prior de los Carmelitas Descalzos para dar la'profesión y velo á
dichas hermanas los RR.. P P . Carmelitas quedaron encargados de la parte
musical, altar y pulpito.
La parte musical (y lo digo aunque sé que con esto ofendo la modestia
de estos religiosos PP.) fué magistralmento desempeñada por I03 colegiales
carmelitas, gracias á la acertada dirección del Hermano Angelo del Niño
Jesús, cantándose por los mismos una preciosa misa á tres voces y luciendo
su hermosa voz en el gradual, ofertorio y después de la elevación el R. Pa-
dre Rafael con los varios motetes á sólo de tenor* alusivos al religioso acto.
Fué el celebrante el R. P. Prior Fr. Brosardo de la Virgen del Carmelo,
y asistiéronle como ministros el R. P. Simeón de los SS. CC. admistrador
del Monte Carmelo y el R. P. Emilio de San José, catedrático de «Derecho
Canónicos
Terminada la misa, los cantores entonaron la tierna plegaria á la Reina
del Carmelo: «Acógeme, oh Madre etc..» del Carmelita P. Hermán.
Acto seguido, el R. P. Prior dirigió al público, una elocuente plática en
la que patentizó las excelencias de la vida de olaustro, y la grandeza y su
blimidad del acto que llevaban al cabo las dos tiernas Carmelitas. El orador
tuvo momentos de verda lera inspiración en los oualea^hizo deiramar abun-
dantes lágrimas á las gentes.
Después del sermón bendijo é impuso el velo á las dos novicias; dándose
fin á la ceremonia con un solemne Te Deum.
Sin duda el sacrificio voluntario de estas dos vírgenes habrá servido
par aplacar la justa indignación de Dios N. 8. tan ofendido hoy día en pri-
vado y público.
Tanto las dos nuevas esposas de Jesucristo como sus distinguidas fami-
lias fueron objeto de valiosas y entusiastas felicitaciones por parte de la
selecta concurrencia que hubo presenciado la ceremonia.
Perdone R. P. Director la molestia y disponga como guste de éste su
servidor:
El Corresponsal.

NECROLOGíA.—Con la muerte tranquila del justo y confortada con los


Santos Sacramentos y la Bendición Apostólica acabó sus días el veinte del
pasado en esta ciudad de Santander la virtuosa y ejemplar señora doña Fi-
lomena del Campo y Balbuena, viuda do don Lesmes Sánchez de Castro
hermano del Excmo. y Rdvmo. señor Obispo de esta Diócesis.
Señora de grandes virtudes y mujer adornada de singulares prendas,
doña Filomena del Campo y Balbuena gozaba de grandes simpatías en esta
ciudad; su nombre se pronunciaba con respeto, y su presencia era el tipo de
la virtud y buen trato unidos.
Descanse en paz la virtuosa señora que tantas veces nos honró con sus
bondadosas atenciones, y reciban el Excmo. señor Obispo, los angustiados
hijos de la finada y demás desconsolada familia nuestro más sentido pé-
same.
En su palacio de Viadmia (Guipúzcoa) ha entregado sa santa alma al
Señor la respetable y ejemplar señora doña Mánuola Pagadizábal madre de
836 EL MONTE CARMELO

nuestro distinguido amigo y suscritor don J u a n Muñoz á quien acompaña-


mos en el dolor de tan terrible desgracia como le ha sobrevenido.
En las Carmelitas Descalzas de Ruiloba ha fallecido santamente en el
Señor la hermana Cecilia de la Inmaculada Concepción á la edad de 33 años.
Era esta hermana un ángel por su pureza, sencillez y candor, y ha muerto
con la sonrisa en los labios y ánimo todo tranquilo y sereno, prendas segu-
ras de la eterna vida que sin duda ahora goza en compañía de los Angeles
y Santos.
En el Convento de Descalcas de Rioseco entregó su espíritu al Señor el
26 de Septiembre la R. M. Cristina. Fué esta religiosa Prelada ejemplar en
lo tocante á observancia y aprecio de nuestras leyes.
Aunque superiora, era-sin embargo la primera en vivir retirada y soli-
taria, ocupándose siempre ya en labores materiales ya en consolar como
buena madre á todas sus hijas y en regalarlas y consolarlas con su palabra
y buen trato.
Del mismo Convento ha trasplantado Dios al jardín de su gloria á la
hermana Josefa de la Cruz á los 38 años de edad y 17 do vida religiosa.
En las Descalzas Carmelitas de Antcquera expiró dulcemente en el Se-
ñor el 21 de Septiembre pasado la normana Josefa de la Santísima Trini-
dad á la edad de 74 años y 65 de religión, siendo en vida modelo de perfec-
tas religiosas Descalzas.
En el Convento do Carmelitas Descalzas de Santa Ana y San José de la
corte de Madrid ha muerto, víctima de una penosísima enfermedad llevada
con heroica paciencia y resignación, la R. M. María Asunción de San Elias
á la edad de 75 años. Oriunda esta Venerable religiosa de Burgo de Osma,
y dotada de gran talento y discreción, desempeñó en las Descalzas de San-
ta Ana y San José de Madrid el oficio de Prelada durante tres trienios,
quedando al fin imposibilitada do ejercerlo á causa de una penosa caída que
le desencajó los huesos, causándole malea que se dejan comprender, y
que ella soportó hasta con santa alegría.
Ha fallecido en Barcelona el Dr. don José Esquirol de Cots; terciario
Carmelita, médico de nuestros padres de Barcelona, modelo de caballeros
cristianos y perfecto dechado de hombres honrados. Era devotísimo del San-
tísimo Sacramento, habiendo conseguido licencia para comulgar todos los
días, y sus grandes virtudes religiosas jamás fueron obstáculo para cumplir
con gran satisfacción y contento de todos el oficio de médico.

R.-I.P.

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*Í.ff AJÍ / ~*~ , 1 ' f~~* ~*>

MONSEñOR MERRY DEL VAL, SECRETARIO DB E S -


TADO.—ES ya oiorbo el nombramiento definitivo
para secretario de Estado de Pío X de Monseñor
Merry dol Val. Cargo importantísimo y dificultoso
sobremanera, y que sin embargo lo venia ejer-
ciendo interinamente el joven prelado con gran
acierto y prudencia desde ia muerte de León X I I I
Monseñor Merry naiió ( n L mdrcs el 10 de Octubre do 1865; cuenta por
lo tanto 38 años; represontó á León XIII en las fiestas de coronación de
Eduardo VII; fué designado en 1897 para trasladarse al Canadá con la mi-
sión do resolver el gravísimo asunto de las Escuelas de Mantoba; ha sido
siempre en Roma una personalidad sobresaliente y será elevado al Carde-
nalato en el Consistorio que se celebrará á mediados de esto mes.

UNA SALVAJADA.—Tal es el título, muy apropiado por cierto, del suelto


- que publicó días pasados La Gaceta del Norte de Bilbao. Mientras el cura
párroco dé Olaveaga acompañado de cristianos hijos del puoblo, en su ma-
yoría mujeres, administraba el Viático á don Raimundo Villaree, tres hom-
bres, ó, mejor dicho, tres fieras, pronunciando toda clase de blasfemias,
asaltaron la casa del enfermo, repartiendo palo limpio á las personas devo-
tas que acompañaban al Santísimo; y no contentos con esto trataron de
impedir que el sacerdote ejerciese suelevado ministerio, aunque no lo con-
siguieron, gracias á la precaución de haber cerrado las puertas del piso.
Este hecho de salvajismo y barbaiie patentiza el odio profundo que tienen
á Jesucristo y á su Iglesia esas masas juguete de la masonería y de la im-
piedad más ó menos disfrazada.

NOTA POLíTICA.—Se han abierto las Cortes y con ellas se ha descubierto


y manifestado la debilidad y flaqueza que entraña el actual ministerio, de-
bilidad quo so ha mostrado claramente al responder á la interpelación del
señor Azcárate en el Congreso y á la de Sánchez Toca en el Senado sobre la
última crisis. Esto motivó el discurso que pronunció el señor Silvela para
contestar al diputado ropublicano, y aunque en general fué muy aplaudido,
sin embargo no ha dejado de censurársele por haber fundado su retirada en
los pecados y malas inclinaciones del pueblo español
A raíz do estos sucesos los periódicos empezaron á hablar de crisis mi-
nisterial y, aunque hasta ahora no ha habido nada, se tiene por cierto que
ésta se planteará tan pronto como se realicen las elecciones municipales.
La huelga de los mineros de Bilbao que hace tiempo se presentó con
carácter pacífico y hasta cierta punto muy justo, ha arreciado y tomado pro-
porciones muy alarmante*. Al escribir estas líneas Bilbao está en la anar-
quía, paralizado todo comercio y declarado en estado de guerra.
El hombre misterioso
IX

En el punto en que los rios el pata nuevas expediciones. ¿Pero


Alto Marañón, el Orellana y el Río cuál no sería su admiración al ver
Tinto vienen á juntarse en el Ama- allí á Bernardo, al Hombre miste-
zonas, fué donde la embarcación que rioso, cuyo semejante no habían vis-
conducía á bordo al Hombre miste- to nunca ni cuanto á la fisonomía, ni
rioso, hizo escala por tres días. Allí cuanto al traje, ni cuanto al color?
fondeó l a canoa que tripulaban los Unos preguntaban cuándo le iban á
indios capitaneados por Tomás Ló- comer, otros si era algún ser nuevo
pez, y no hay que decir que el des- y otros si era algún espíritu ex-
embarcadero sería correspondiente traordinario.
á tal embarcación. Es verdad que Tomás López era
Sin embargo, el recibimiento que tan español como Bernardo, pero
se hizo á los navegantes de la canoa por su larga vida en medio de los
fué más entusiasta, solemne y os- salvajes había adoptado el traje,
tentoso que pudiera figurarse cual- las costumbres y hasta el color y la
quiera que no hubiese visto por ex- configuración de la cara de los in-
periencia propia lo ceremoniosos dios. También es verdad que Ber-
que son los indios americanos. nardo llevaba en su cabeza la coro-
A la orilla derecha del río, que na ó cerco de plumas, pero las fac-
era el lugar del desembarco, espe- ciones de su cara representaban
raban á los expedicionarios un en- siempre al verdadero tipo europeo.
jambre inmenso de indios de todas Armóse pues entre aquellos na-
clases y familias, de todas las eda- turales la más infernal algazara, de
des y profesiones de todos los trajes entusiasmo respetuoso de parte de
y armas, sobre todo en materia de unos, de báquica antroprofagia de
trajes, los había desde el primitivo parte de otros. Unos querían vene-
de Adán hasta el actual del Rey rarle como un ser extraordinario,
chino. Allí se veian indios carijonas otros querían comerle cuanto antes;
con sus ambos labios atravesados unos y otros gritaban con toda la
por colmillos de jabalí; indios core- fuerza de sus robustos pulmones.
v
guajes con las orejas perforadas, de El contraste que formaba la figu-
cuyos agujeros pendían brillantes ra de Bernardo en medio de aque-
plumas de guacamayo; indios mun- llos caníbales, era el más intere-
druéces en su traje adamitio pero sante. L a inocencia en medio del
pintajeado todo su cuerpo de innu- más salvaje embrutecimiento, ó la
merables líneas de todos tintes y civilización en .medio de la más
colores. Casi formaban un conjunto profunda degradación, no pudieron
que muy bien- hubiera podido lla- jamás ser pintadas mejor que en
marse una colonia de preadamitas. aquel cuadro que formaban el Hom •
Todos se abalanzaron hacia el lu- bre misterioso y el enjambre de los
gar del desembarque á ver si López indios de las orillas del Amazonas.
traía alguna nueva noticia de algún ¡ Pobre Bernardo! ¡qué poco cono-
descubrimiento, ó algo de nuevo cía en aquellos momentos la mano
que comer, ó alguna nueva orden misteriosa que le conducía á aque-
SOLACES Y ENTRETBNIMIENTcS 839

lias playas, la-misión divina que te- Pensó por Jo tanto hacerse após-
nía que ejercer y los destinos pro- tol de los indios del'Apazonas, pre-
videnciales qn-» infaliblemente tenía dicarles las salvadoras doctrinas
que cumplir! Sabe.el hombre l o q u e del Evangelio, bautizarles, sacar-
está haciendo, pero ¿sabe el hombre les de las tinieblas y sombras de
lo que tiene qué hacer? De lo pre- muerte en qu¿ yacían y conducir-
sente y de lo pasado puede el hom- les al reino de la admirable luz dé
bre afirmar mucho; pero ¿puede Cristo. _ ,
afirmar tan siquiera algo sobre sus A la verdad Bernardo podía in-
destinos futuros? Quéjase el hombre tentar la realización de esta empre-
de su presente ¿pero sabe ese hom- sa. Los indios en medio de sus sal-
bre si su historia presente tiene al vajes costumbres, no se presenta-
guna relación con su historia fu- ban en malas disposiciones, podía
tura? aprovecharse de ellas; hacerse due-
Quejábase Bernardo de tantos ño de sus corazones y ganarles para
contratiempos que uno tras otro le el cielo en un momento oportuno
sucedían; pero muy lejos estaba que jio dejaría de presentarse muy
-Bernardo de pensar que aquellos- en breve.
contratiempos tenían una relación Nada tardó en presentarse ese
muy íntima, una coanexión divina momento. Un día se hallaban senta-
con la salvación eterna de todos des todos juntos á la sombra de'va-
aquellos que le rodeaban y cuyo in- rios frondosos árboles, y Bernardo
feliz aspecto le daba motivos más creyó que era llegada la oportuni-
que suficientes para colocarlos en la dad y decidióse á hablar.
línea dé los hombres más desgra- Bernardo tenía buenas cualidades,
ciados del mundo. ó se hallaba adornado de buenas
Bernardo no sabía qué hacerse; el disposiciones naturales para hablar
hablar no le pareció bien en medio en público. El sentimentalismo ita-
de tanta gritería, el callar no le liano de su corazón y su ardiente
convenía tampoco por si a.caso á al- imaginación andaluza, eran dos
guno de aquellos salvajes le ocu- grandes recursos para el don de la
rriese disparar su saeta; pero en me- palabra, y, aunque no tuviera pro-
dio de esta duda ó cuando Bernardo fundos conocimientos en religión,
se proponía hablar, Tomás López poseía, no obstante, una tintura de
se dirigió á la multitud é imponien- todo.
do silencio á todos, les manifestó Díjoles, pues, con toda sencillez
quién era aquel hombre que ienían que él no era ningún ser extraordi-
delante. nario ni ningún hombre misterioso,
Di joles coma era el hombre ex- sino simplemente un hombre lo
traordinario ó el Hombre misterioso mismo que ellos, nacido como ellos
que el Gran Espíritu les Jiabía en- y destinado á morir lo mismo que
viado para traer las noticias de otros ellos; que adoraba y reconocía al
mundos; cómo había llegado á aque- mismo Gran Espíritu que ellos re-
llas tierras y cómo era paisano suyo conocían y adoraban.
y que en adelante sería su compa- P e r o á ese Gran Espíritu, les ai-
ñero. jo, nosotros llamamos Dios y ese
Aquellos pobres indias escucha- Dios es el que ha hecho el sol y las
ban llenos de asombro lo que su je- estrellas, los vientos y las tempes-
fe les estaba diciendo, y apenas éste tades, las aguas de la mar y las
había dejado de hablar cuando to- de los ríos, los montes y las llanuras
dos aquéllos infelices fueron á pos- los árboles con sus ramas, sus fru-
trarse ante el Hombre misterioso, y tos y sus hojas, las aves con sus
á suplicarle que como hombre ex- cantos y su pintado plumaje, el león
traordinario enviado por el Gran con su rugido, el elefante con su
Espíritu les curase las enfermeda- fuerza, el mono con sus diversiones,
des que padecían. los monstruos de la mar y las aves
El corazón de Bernardo puesto del aire. Ese Dios es el que me ha
en contacto con los indios, se com- hecho á mí y os ha hecho á vosotros,
padeció de la profunda "ignorancia y ese mismo Dios que al nvsmo
de aquellos infelices de tal suerte, tiempo que es una misma natura-
que no pudo sufrir que estuvieran liza, son tres Personas, nos ha des-
irivados de la hermosa luz de la re- tinado una gloria infinita si nos por-
f igión. tamos bien, ftimbién nos ha reser-
814 EL MONTE CARMELO

vado terribles castigos si nos porta- Aquí fué donde Bernardo les ha-
mos mal. bló de las obligaciones de cristiano
Los indios escuchaban como ató- y de la devoción á la Virgen del
nitos las palabras del Hombre mis- Carmen y su Escapulario.
terioso, y apenas se atrevían á inte- Preguntóle uno de sus oyentes
rrumpirle; tal era la veneración que qué era el Escapulario, y explicado
empezaban á tenerle, pero hubo uno por Bernardo lo que significaba el
que levantó su voz y dijo que esta- Escapulario, replicó el indio que ya
ba dispuesto á hacer cualquiera cosa lo tenía y como prueba se lo sacó
para conseguir aquella gloria. por debajo 'de su vestido, que se re-
Pero sin hacer caso de él, Bernar- ducía á una piel de antílope atada á
do prosiguió su interrumpido discur- la cintura.
so, diciendo: después que el primer Bernardo se i admiró de lo que
hombre fué criado por Dios, el hom- veía, pero el indio le explicó el
bre ofendió á Aquel que le había he- misterio diciendo que su madre se
cho y Dios le castigó por la ofensa. lo había dado cuando era pequeño,
P e r o á fin de perdonarle Dios se hizo pero que más tarde se había esca-
hombre lo mismo que nosotros. L a pado de la casa, para vivir con más
segunda Persona de la Santísima libertad en los montes, pero que á
Trinidad se hizo hombre para per- pesar de todo nunca había permitido
donar nuestros,pecados y ese Dios que se le perdiera.
y hombre se llama Jesucristo. Jesu- Igual caso manifestaron dos in-
cristo tiene una Madre que se llama dios más y su jefe To:nás López, los
María, que también es nuestra Ma- cuales descubrieron allí mismo sus
dre. escapularios.
Al llegar aquí uno de los indios Viendo Bernardo tan buenas dis-
le interrumpió preguntando; ¿y dón- posiciones de parte de los pobre in-
de está esa Mana? yo quisiera verla. dios, les señaló las horas en que ha-
Y a la verás, le contestó Bernardo, bían de reunirse para ser instruidos
algún día la verás si llegas á ser en los rudimentos de la fe, bauti-
bueno. ' zar á los que todavía no habían re-
Yo estoy dispuesto á ser bueno. cibido este sacramento, y volver á
Está bien; pero lo que debes ha- las primitivas prácticas á los que
cer ahora, es portarte bien, cum- las habían abandonado.
pliendo todo lo que yo te diga.

ft\ Samuel de Santa Teresa


(Se continuará).

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CARTA ENCÍCLICA
DE NUESTRO SANTÍSIMO SEÑOR PIÓ
POP, UH DIVINA PROVIDENCIA

PAPA X

STOS son los principios que,


obedeciendo á la divina volun-
tad, Nos proponemos aplicar
durante el curso de Nuestro
Pontificado con toda la ener-
gía de Nuestra alma. Lo que á vosotros
compete, Venerables Hermanos, será se-
cundar Nuestra acción con vuestra vir-
tud, vuestra ciencia, vuestra experiencia
y, sobre todo, vuestro celo por la gloria
de Dios, no mirando á más sino á for-
Afio iV-JSlúm. 82
mar á Cristo en todos. ¿De qué medios
hay que valerse para alcanzar tan alto fin?
15 de Noviembre de 1903 Innecesario parece decirlo, cuando por sí
mismos se presentan al ánimo. Sea vues-
tro primer cuidado el de formar á Cristo
en aquellas personas que, por deber de su
vocación, están destinadas a formarlo en
842 EL MONTE CARMELO

las demás. Nos referimos, Venerables Hermanos, á los ministros


del Señor, porque cuantos sujetos se ven honrados con la digni-
dad del sacerdocio han de saber que les corresponde, en los pue-
blos con quien viven, igual misión que la que San Pablo atestigua-
ba haber recibido, cuando decía estas palabras: Hijilos míos, por
quien segunda ves padesco dolores de parto hasta formar á Cris-
to en vosotros (1). Ahora bien; ¿cómo podrán dar cumplimiento á
semejante deber si primero no estuviesen revestidos de Cristo, y
revestidos hasta poder decir con el Apóstol: Yo vivo, ó más bien,
no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mí (2), porque mi
vivir es Cristo (3)1 v
Por lo cual, aunque todos los hombres deben aspirar al estado
de varón perfecto, á la medida de la edad perfecta, según Cristo
(4), esto debe obligar más principalmente á quien haya de ejercer el
ministerio sacerdotal. Por eso se le llama otro Cristo, no sólo en
razón de que participa de la potestad de Cristo, sino porque tiene
que imitarle en sus obras y, de esta suerte, reproducir ensimismo
su imagen.
Y siendo esto así, ¡cuan grande, Venerables Hermanos, debe
ser vuestra solicitud para formar un clero santo! Todo lo demás
tiene menos importancia; de donde se sigue que vuestro mayor ce-
lo lo habéis de poner en el cuidado de vuestros Seminarios para
poner en ellos tal orden y asegurarles tal gobierno, que allí florez-
can á un tiempo mismo la integridad de la enseñanza y la santidad
de las costumbres. Poned en el Seminario las delicias de vuestro
corazón y no descuidéis cosa alguna de cuantas el Concilio de
Trento dispuso en su gran sabiduría para asegurar la prosperidad
de esta institución. Y cuando llegue el tiempo de promover á las
Sagradas Ordenes á los jóvenes candidatos, no olvidéis esto que
San Pablo escribía á Timoteo: No impongas de ligero las manos
sobre alguno (4), estando ciertos de que, en la mayoría de los casos,
tal como sean aquellos á quien introduzcáis en el sacerdocio, serán
más tarde los fieles entregados á su solicitud. No tengáis en cuen-
ta ningún interés particular, de cualquier naturaleza que sea: mas
poned vuestra mirada únicamente en Dios, la Iglesia, la eterna fe-
licidad de las almas, para evitar, como nos advierte el Apóstol, que
seamos cómplices de pecados ágenos (5).
Además, los sacerdotes recién salidos del Seminario, no por es-
to han de quedar abandonados de la solicitud de vuestro celo.
Apretadles, oslo suplicamos desde lo más íntimo de nuestra alma,

(1) Gálatas, IV, 19.


(2) Gálatas, II, 20.
(3) Filipenses, I, 21.
(á) Efesios, IV, 3.
(4) I Timoteo, V, 22.
(5) I Timoteo, V, 22.
CABTA ENCÍCLICA DE SU SANTIDAD 843

ápretadles frecuentemente contra vuestro corazón, en que ha de


arder un fuego celestial; entervorizadles, haced que sé abrasen
únicamente en procurar la gloria de Dios y ganar almas para el
cielo.
Por lo que á Nos toca, Venerables Hermanos", velaremos con
la mayor solicitud para que los eclesiásticos no se dejen sorpren-
der por las insidiosas artes de cierta ciencia nueva, que se adorna
con la máscara dé la verdad y en que no se respira el buen olor de
Jesucristo; ciencia mentirosa que r á favor de pérfidos y falaces
argumentos, se esfuerza en abrir camino á los errores del raciona-
lismo, y contra Ta cual ya advirtió el Apóstol á su amado Timoteo
que se previniese cuando le escribía estas palabras: Guarda el
depósito, evitando las novedades profanas en las expresiones, y
las contradicciones de la ciencia que, profesándola' algunos} les
hiso perder la fe. (1)
No es esto decir que no juzgamos merecedores de elogios á los
sacerdotes jóvenes que €e dedican á útiles estudios en los diversos
ramos de la ciencia y que se preparan de esta suerte á defender
mejor la verdad y refutar victoriosamente las calumnias' qué in-
ventan los enemigos de la fe. Mas no podemos disimularlo, y lo
declaramos con toda franqueza: tienen y tendrán siempre Nuestra
preferencia aquellos que, sin descuidar las ciencias eclesiásticas y
profanas, se dediquen más particularmente á procurar el bien de
las almas mediante el desempeño de los diversos ministerios que
corresponden al sacerdote animado de celo por la gloria de Dios.
Estoy poseído de profunda tris tesa y de continuo dolor• (2) al ob-
servar cuan bien puede aplicarse á nuestros días este lamento de
Jeremías: Pedían pan los parvvAitos y no había quien se lo repar-
tiese (3). Porque/en efecto, no faltan eclesiásticos que, dejándose
llevar de sus particulares gustos, malgastan su actividad en cosas
de una utilidad más aparente que real, mientras acaso son menos
nuníerosos los que, á ejemplo de Cristo, toman para sí las palabras
del Profeta: "El Espíritu del Señor reposó sobre mi, por lo cual me
ha consagrado con su unción y me ha enviado á evangelizar á los
pobres, á, curar á los que tienen el corazón contrito, á anunciar li-
bertad á los cautivos y á los ciegos vista„ (4). Y sin embargo, á na-
die puede ocultarse, puesto que el hombre.tiene por guías la razón
y la libertad, que el principal medio de devolver á Dios su imperio
sobre las almas consiste en la enseñanza religiosa.
¡Cuántos son enemigos de Jesucristo y miran con horror á: íU
Iglesia más por ignorancia que por malicia, y de quien podría de-

(1) I Timoteo, VI.20-21.


(2) Romanos, IX, 2.
•(3) Trenos, IV, 4.
(4) ' Luoab/IV, 18-19
844 EL MONTE CARMELO

cirse: "¡blasfeman de todo lo que no conocen!» (1). Este estado de


ánimo se observa, no solamente en el pueblo y en las clases más
humildes, cuya misma condición les hace más accesibles al
error; sino hasta en las más elevadas, y en personas que, por otra-
parte, poseen instrucción poco común. De ahí se sigue que la fe
perezca en muchos, ya que no es posible admitir qué la ahoguen
los progresos de la ciencia, sino, antes bien, la ignorancia; de tal
suerte que donde la ignorancia és mayor, mayores son los estragos
deja incredulidad; por lo cual Cristo dio este precepto á los Após-
toles: "Id y enseñad á todas las naciones. (2).
Mas para que este celo por la enseñanza produzca los frutos
que de él deben esperarse y sirva á "formar en todos á Cristo,„
nada hay de mayor eficacia que la caridad, y grabémoslo induda-
blemente en nuestra memoria, Venerables Hermanos, porque "el
Señor no está en la conmoción,, (3). En vano sería esperar que las
almas vuelvan á Dios mediante el esfuerzo de úncelo desabrido:
reprochar duramente los yerros y reprender los vicios con dureza
causan frecuentemente más daño que provecho. Cierto es que el
Apóstol, exhortando á Timoteo, le decía: "Reprende, ruega, exhor-
ta;,, pero también lo es que añadía: "con toda paciencia,, (4).
Nada hay más conforme á tos ejemplos que Cristo nos dejó. El
fué quien nos llamaba, diciendo: Venid á mí todos los que andáis
agobiados con trabajos y cargas, que Yo os aliviaré (5). Estos tra-
bajos y cargas no significaban' en boca de Cristo sino la esclavitud
del error y del pecado. ¡Cuánta era la mansedumbre del divino
Maestro, cuánta su ternura y compasión con los desventurados!
Admirablemente se retrata su divino Corazón en este pasaje de
Isaías: Sobre él derramaré mi espíritu; no voceará ni será acep-
tador de personas, á la caña cascada no la quebrará, ni apagará
el pábilo que aún humea (6). Esta caridad sufrida y bienhechora
(7) ha de salir al encuentro aun de nuestros adversarios y persegui-
dores. Nos maldicen, declaraba San Pablo, y bendecimos; pa-
decemos persecución y la sufrimos con paciencia; nos ultrajan y
se lo pagamos con oraciones (8). Quizás algunos no son tan malos
como aparentan. El contacto con los demás, ciertas prevenciones,
la influencia de doctrinas y ejemplos, y, en fin, el respeto humano,
qué es funesto consejero, hacen que muchos se afilien en el partido
de la impiedad; pero allá en lo más íntimo no tienen la voluntad
tan depravada como fingen. ¿Por qué no hemos de esperar que la

(1) Judas, I I , 10.


(2) Mateo, XXVIII; 19.
(b) I I I Beyes, X I X , 11.
(4) I I Timoteo, IV, 2.
(5) Mateo, X I , 28.
(6) Isaías, XLII, 1, s.
(7) I Corintios X I I I , 4.
(8) I Corintios, IV, 12 13.
CARTA ENCÍCLICA DE SU SANTIDAD 845

llama de la caridad acabe por disipar las tinieblas de sus almas y


haga que con la luz reine en ellas la paz de Dios? Más de una vez
tendremos que esperar que madure el fruto de nuestro trabajo,
pero la caridad jamás se cansa, porque sabe que Dios recompensa,
no á medida de los resultados, sino del buen deseo.
Con todo eso, no es nuestro ánimo, Venerables Hermanos, que
en esta ardua empresa de la renovación de los pueblos en Cristo,
trabajéis vosotros y vuestro clero sin tener auxiliares. Bien sabe-
mos que Dios mandó á cada uno el amor de su prójimo (1), por
consiguiente, no son únicamente los sacerdotes, sino todos los fie-
les sin excepción, quienes deben emplearse en servir los intereses
de Dios y de las almas; no ciertamente cada cual á su antojo y con-
forme á sus tendencias, sino siempre sometidos á la dirección y
voluntad de los Obispos, porque el derecho de mandar, enseñar y
dirigir no pertenece en la Iglesia, sino á vosotros, puestos por el
Espíritu Santo para apacentar á la Iglesia de Dios (2).
Asociarse entre católicos con objetos diversos, pero siempre
en bien de la Religión, cosa es de antiguo aprobada y bendecida
por Nuestros Predecesores. Tampoco Nos vacilamos en alabar em-
presa tan hermosa, y vivamente deseamos que se difunda y florez-
ca en aldeas y ciudades; pero entendemos también que el primero
y principal fin de estas asociaciones ha de ser que los que en ellas
se inscriban cumplan fidelísimamente los deberes de la vida cris-
tiana. Vale poco, ciertamente, promover sutilmente variadas cues-
tiones y disertar con elocuencia sobre deberes y derechos, si todo
ello no ha de conducir á la acción práctica.
La acción es lo que exigen los tiempos actuales; pero una acción'
que se encamine francamente al cumplimiento íntegro y escrupulo-
so de las leyes divinas y los preceptos de la Iglesia; á la confesión
clara y valerosa de la Religión, á la práctica de la caridad en todas
sus manifestaciones, sin mira ninguna personal, ni codicia de venta-
jas terrenas. Brillantes ejemplos de todo esto, dados por muchos
soldados de Cristo, tendrán más rápida virtud para mover y arras-
trar á las almas que la abundancia de palabras y la sutileza de ra-
zonamientos; y acabará por verse á multitudes de hombres pisotear
el respeto humano, sacudir toda falsa prevención, unirse á Cristo y
promover entre las gentes su conocimiento y su amor, prendas de
eterna felicidad.
El día en que en cada ciudad y cada aldea se guarde puntual-
mente la ley del Señor, se respeten las cosas santas, se frecuenten
losSacramentos,y,en suma, cuanto constituye la vida cristiana vuel-
va á ser tenido en el honor que merece, nada faltará, de seguro,
Venerables Hermanos, para que podamos contemplar la restaura-

(1) Eclesiástico, XVII, 12.


(2) Hechos, XX, 28,
846 EL MONTE CARMELO

ción de todas las cosas en Cristo. Pero nadie imagine que todo esto
dice relación-únicamente á los bienes eternos; también los tempo-
rales y la prosperidad pública experimentarán la benéfica influen-
cia de estas cosas; porque, una vez que se hayan obtenido esos re-
sultados, los nobles y los ricos sabrán ser caritativos y justos para
con los humildes, y éstos soportarán en paz y paciencia las priva-
ciones de su infortunada condición: los ciudadanos obedecerán, no
á la arbitrariedad, sino á la ley; y todos mirarán como un deber el
respeto y amor hacia los que gobiernan, cuyo poder no viene sino
de Dios (1). Pero, además, hay que entonces será para todos mani-
fiesto que la Iglesia, tal como fué establecida por Jesucristo, debe
gozar de plena y absoluta libertad y no verse sometida á ningún
poder humano; y que Nos mismo, al reivindicar esta libertad, no
sólo amparamos los sagrados derechos de la Religión, sino que pro-
veemos igualmente al bien común y la seguridad de los pueblos. La
piedad sirve para todo; (2) y allí donde reina, el pueblo estará ver-
daderamente asentado en la plenitud de la paz.
Que Dios, rico en misericordias (3), apresure en su bondad esta
restauración del género humano en Jesucristo, que no es obra del
que quiere, ni del que corre, sino de Dios, que usa de misericordia.
(4) Pidámosle todos esta gracia con espíritu humillado (5), mediante
una oración activa y continuada, fundada en los méritos de Cristo.
Recurramos también A la intercesión poderosísima de la divina
Madre, y para alcanzarla más abundantemente, tomando ocasión
de la fiesta en que os dirigimos esta Carta y que fué instituida para
solemnizar el Santo Rosario, Nos confirmamos todas las disposi-
ciones por las cuales Nuestro Predecesor consagró todo el mes de
octubre á la augustísima Virgen, y prescribió el rezo público del
Rosario en todas las Iglesias. Y os exhortamos, además, á tomar
también por intercesores al castísimo Esposo de María Santísima,
Patrón de la Iglesia católica, y á los príncipes de los Apóstoles,
San Pedro y San Pablo.
Para que estas cosas se cumplan según nuestros deseos, y que
todos vuestros trabajos tengan éxito feliz, pedimos que caigan
abundantemente sobre vosotros^los dones de la gracia divina. Y
como testimonio de la caridad-con que abarcamos á todos vosotros
y á los fieles puestos bajo vuestro cuidado por la divina Providen-
cia, cordialísimamente os concedemos en el Señor, Venerables
Hermanos, lo mismo que á vuestro clero y pueblo, la Bendición
Apostólica.
Dadu en Roma, en San Pedro, el día 4 de Ocubre del año 1903,
primero de nuestro Pontificado. PIÓ PAPA X.
(1) Romanos, XIII, 1.
(2) [ Timoteo, IV, 8.
(3) Bfesios, II, 4.
(4) Romanos, IX. 1G.
(5) Daniel, I I I , 39.

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San Juan de la Cruz (Escultura de J. R. Tena)


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Espíritu de San Juan de la Cruz

Al querer hablar hoy del carácter y distintivo divino


que animó todas las obras y acciones del solitario de
Duruelo, bien podemos apropiarnos aquellas notables
palabras del gran maestro en Teología, en poesía y en
prosa castellana, Fr. Luis de León, que se leen en la
dedicatoria de la edición de las obras de Santa Teresa
á la Priora y demás religiosas de Madrid; "Yo, dice, no
conocí ni vi á la Madre Teresa de Jesús mientras vivió
en la tierra; mas ahora que vive en el cielo la conozco
y veo casi siempre en dos imágenes vivas que nos dejó
de sí, que son sus hijas y sus libros que, á mi juicio, son
también testigos fieles y mayores de toda excepción
de su grande virtud.,, Nosotros—repitamos,—tampoco
conocimos á San Juan de la Qruz, al fidelísimo coadju-
tor de la heroína castellana; pero le conocemos en sus
obras, en los productos de su- celestial pluma, donde se
retrata el escritor todo entero tal como en sí es, y graba
en el papel el carácter dominante de su alma. Por esto
creo yo que aunque los historiadores hubiesen guardado
profundo silencio sobre la abnegación y penitencia de
San Juan, de la Cruz, y nuestros ojos nunca le hubiesen
visto en los altares abrazando y besando la santa cruz,
y jamás nuestros oídos hubiesen escuchado aquellas pa-
labras que en momentos solemnes contestó á Jesu-
cristo que le brindaba mercedes y premios, pidiendo tan
sólo trabajos y desprecios, aunque no hubiésemos
sabido cosa alguna de su vida, digo que con sólo leer
sus obras nos convenceríamos que él fué, sobre todo,
ESPÍRITU DE SAN JUAN DE LA CRUZ 849

dechado perfecto y modelo acabado de abnegación y


sufrimiento.
En sus libros ciertamente se admira al teólogo que,
afianzado en la palabra divina, desarrolla y explica el
alcance de las verdades reveladas en toda su extensión;
al filósofo que, reconcentrado en el abismo de su espí-
ritu,analiza las funciones de las humanas potencias; al
erudito escriturario que descubre en cada palabra y sen-
tencia de las sagradas páginas- multitud de divinas en-
señanzas; al hablista puro, sencillo y castizo de nuestra
hermosa lengua castellana; al vate celestial que desaho-
ga su ardiente anhelo de unirse á Dios en poesías angé-
licas y divinas, y envuelve, ajuicio deMenéndez Pela-
yo, las abstracciones y conceptos más puros en lluvia de
perlas y flores; pero más que al teólogo y filósofo y es-
criturario y hablista y poeta sobresaliente é incompara-
ble, admiramos al penitente, al mortificado, af muerto
al mundo, á sí mismo y á los mismos consuelos divinos
que no sirvan para allegarse el alma más íntimamente
á Dios. Por todas las páginas de s.us obras corre el aro-
ma de la mortificación; en todas se leen las palabras de
desnudez y despojo de todas las cosas; por todas y en
todas está escrita la misma sentencia, no muy grata
ciertamente al hombre sensual ni á esta sociedad mate-
rialista, arrastrada por la impetuosa fuerza de violentas
y groseras pasiones; sentencia que antes que de San
Juan de la Cruz, brotó de los labios del divino Maestro
allá en las riberas del Jordán, cuando enseñando á las
gentes decía: "el que quiera venir en pos de mí, nie-
gúese a sí mismo, tome la cruz y sígame.,,
Suele decirse de San Juan de la Cruz que es oscuro
en su doctrina y enigmático en sus locuciones; yo, aun-
que reconozco que no á todos se acomoda el estilo que
emplea, sin embargo creo que no es tan inasequible co-
mo se dice, y juzgo que más retrae de su lectura la doc-
trina que enseña y el modo de exponerla que la dificul-
850 EL MONTE CARMELO

tad^n entenderla; porque en San Juan de la Cruz todo


habla al puro espíritu, sin cuidarse de los sentidos, todo
es cortar sin respeto á las quejas del hombre animal,
todo se endereza á aniquilar y matar lo malo y á dejar
al hombre en la más completa desnudez y despojo dé lo
creado y restituirle, en cuanto sea posible, á su antigua
nobleza é imperio sobre todos los apetitos sin atender
á los gritos de las pasiones. Así se ha presentado siem-
pre .San Juan de la Cruz á mis ojos, así le encuentro
siempre en sus obras, esta es la nota saliente de ellas,
y este el espíritu que á él dominaba al escribirlas.
Por sus escritos no hay duda que se ha hecho acree-
dor á los títulos de "Príncipe de la Teología Mística y
vate celestial,,, con que la posteridad científica y litera-
ria le ha honrado; pero todo esto es muy secundario
para el penitente San Juan de la Cruz, y sin desearlo
ni siquiera pensarlo llegó á serlo;, lo que él deseaba, in-
tentaba y apetecía era manifestar á todas luces la nece-
sidad de privarse el hombre de todo lo que no sea Dios
para tener paz consigo mismo y con otros é íntima re-
lación y amistad con Dios.
^ ^Este era su espíritu y este el carácter religioso que
más se trasluce y brilla y campea en todos los pasos de
la vida y obras de San Juan de la Cruz.
- Fr. Eduardo de Manta Teresa.
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VEJAMEN QUE SE DAN NUESTROS GLORIOSOS


PADRES SANTA TERESA í SAN JUAN DE LA

A un coloquio convido, De una descalza?


Todos atiendan, Hable más grave
Que lo tienen con gracia Que en una Fundadora
Juan y Teresa. Chanzas no caben.
TERESA. TERESA.
Cierto mi Senequita, Acuérdese mi Padre
Mucho me espanto uando allá en marras
Que siendo tan chiquito Aquellos segadores
Suba tan alto: Nos dieron vaya:
Que pasos tales, Y yo le dige
Quasi son imposibles La dama rio se enoja
Al más gigante. Y el galán gime.
JUAN. JUAN.
Le aseguro mi Madre Vayase poco á poco
Por cosa cierta, En esos puntos:
Que á no ser tan chiquito Mire que se le muestran
Nunca subiera, No sé qué humos.
Que en este caso Y en una monja
El que aspira á más chico No poco le desdice
Sube á más alto. El ser Señora.
TERESA. TERESA.
Siempre Usencia, mi Padre, En eso que me advierte
Va por enigmas, Por más que haga,
Para que no le entienda Sé que toda la vida
Su algarabía. Quedaré Ahumada:
Hable más claro Y el ser Señora,
Mire que yo nó leo ' Como viene de casta,
Vocabularios. No me desdora.
JUAN. JUAN.
Es posible que siempre Sepa que esas excusas
Ande de chanza, En su defensa
Siendo acción tan ajena Son contra las doctrinas
852 EL MONTE CARMELO

Que nos enseña: En sus Mansiones


Vaya con tino Es contar á las almas
No desmientan sus obras Revelaciones:
A sus escritos. Porque con esto
TERESA Llevadas de aquel gusto
Dejan lo recto.
Yo no soy como Usencia
Tan resumida TERESA.
Que sólo en una senda Usencia es un buho
Funda su vida. En sus Canciones,
Calle que es pobre Que ni vuela ni canta
Y no sabe dar un paso Si no as de Noche:
Si no en su Monte. Y es.de manera
JUAN. Que no enseña á ser nada
Si'no esa ciegas.
Tan segura es mi senda,
Si bien se anda, JUAN.
Como lo es su Camino Por vivir de este modo
Y sus Aforadas. Que me retrae,
Y si presume, He llegado á la honra
Le diré que mi senda Que hoy se me hace:
Más alta sube. Mire que es bueno
TERESA. Que la tierra se goza,
Y se alegra el Cielo.
Por más alta que suba,
Ccmo es estrecha, TERESA.
Han de querer muy pocos
Subir por ella. Cumo estamos en fiesta
Y pongo en duda, De un hijo mío
Como tanto les niega, Con Santo desahogo
Que muchos suban. Me regocijo,
Sin embarazo
JUAN. Porque ya aquí en la gloria
Mayor inconveniente De Dios gozamos.
Capoles por Santa Teresa
i.

Hay en la lengua italiaua un adagio que dice: Vedi Napoli e poi


mori. Porción de cielo y parte de paraíso la llamaron los poetas. Lo
majestuoso de su golfo, siempre en calma; la rojiza montaña del
Vesubio con su gigantesco penacho de fuego, á la vez pintoresco y
terrible; su va9ta campiña, abundante en aguas y rica de vegetación;
un cielo siempre limpio y hermoso como de zafir, hacen, en verdad,
de la antigua Parteuope una de las capitales más bellas del mundo,
hachizo de sus naturales y envidia de los forasteros.
Contemplada desde el Castillo de Saut-Telmo este panorama, que
por una parte se extiende hasta las llanuras de Capua, y se pierde
por la otra en la inmensidad del Mediterráneo, se le ofrecen al ob-
servador en un cuadro todas las maravillas de la creación, causando
en el alma profundas y nuuca experimentadas emociones. A su vista,
sin embargo, surgieron en mi espíritu encontrados pensamientos
que le sumieron en un abismo de tristeza y melancolía.
El amor patrio despertó en mí pasados recuerdos, que me causa-
ron no sé si iudignacióu ó abatimiento. A mis pies se sentaba sobre
dilatada llanura uua ciudad hermosa, joya preciadísima que un día
orló la corona de Castilla. En aquel inmenso cuauto apiñado case-
río, resaltaban como ricos joyeles en un fondo de encendida grana,
regios alcázares, templos grandiosos, artísticos monasterios, expre-
sión genuina de la fe ardiente de nuestros abuelos que aquí domi-
naron, emblema de su prosperidad, símbolo de su poderío. Y miraba
al mar, y creía ver la poderosa flota que conducía á Alfonso el Mag-
nánimo, ceñida su frente con la corona de las dos Sicilias, humilla-
da ya con la fuerza de su espada la provocativa arrogancia del
francés intruso. Y miraba á la tierra, y veía, dispuestos en orden de
batalla, los tercios españoles que llenaran el mundo con la fama de
su valor nunca rendido, y al más bravo y religioso de nuestros ge-
nerales, á Gonzalo Fernández de Córdoba, inmortalizar su nombre
con sus épicas hazañas y sus legendarios hechos.
Dulce sueño, cuyo fin fué un despertar terrible y desgarrador.
854 Eí, MONTE CARMELO

Todo lo hemos perdido, me decía una realidad tan amarga como


verdadera. La ineptitud y degradamiento de nuestros hombres de
gobierno llegó hasta el punto de no poder conservar lo que nuestros
mayores con tanta gloria conquistaron, y la pérdida de estos reinos
se sumará siempre á la aterradora cifra de nuestros desaciertos po-
líticos y nacionales desastres.
Nadie ignora el fin de nuestra dominación en la hermosa Cala-
bria, y cómo este pueblo, feliz con Fernando el Católico y Felipe II,
ha corrido bajo el régimen liberal la misma desventurada suerte que
su antigua Metrópoli, cuya Constitución, llamada de Cádiz, aceptó
en mal hora, purgando su pecado con un siglo de guerras fratricidas
y exterminadoras.
Algún recuerdo glorioso de la dominación española se conserva,
sin embargo, en este infortunado país que puede serle como la au-
rora de un porvenir lisonjero y germen fecundo de prosperidad y
grandeza. Tal es el sentimiento religioso que nuestros antepasados
dejaron grabado con caracteres indelebles, sin que dos centurias de
persecución sectaria hayan logrado, no digo arrancar de cuajo, pero
ni siquiera debilitar. Con ser Ñapóles la ciudad más populosa de
Italia, y estar siempre en contacto con gentes de toda comunión, es
quizá donde los principios católicos tienen más firme asiento. Por
sus calles discurren los hijos de la soberbia Albión, fríos y tétricos
como sus valles y montañas, llevando en una mano la Biblia y el
cebo atrayente de las libras esterlinas en la otra para hacer prosélitos
de su Reforma, reportando frutos tan menguados y estériles, como
estériles son y menguadas sus doctrinas y predicaciones.
Celoso el heroico pueblo de San Jenaro de sus tradicioue?, con-
serva siempre vivo en el corazón el amor á la religión y á sus pasa-
das glorias. No hay una sola calle que no tenga todavía su público
altar ó nicho de santo, que el pueblo honra y en su día festeja con
pompa extraordinaria. El forastero queda extrañamente sorpren-
dido cuando al volver de una esquina, ó en la pública plaza se
le presenta á su vista riquísimo pabellón, cobijando á la Reina del
cielo, que en medio de mil luces se destaca radiante y hermosa. Y
esto se hace aquí, ora en un punto, ora en otro de la ciudad, todos los
días del año; así como por la noche, y en estos mismos puntos, se ce-
lebran iluminaciones tan poéticas y originales, que solo el entusias-
mo religioso puede inspirarlas y la imaginación lozana de sus natu-
rales, describirlas.
En Ñapóles no ha podido la Masonería encerrar el culto católico
entre los muros de las Iglesias, como lo ha conseguido en las demás
poblaciones de Italia. Sábese que Crispí, en ocasión solemne quiso
ÑAPÓLES POR SANTA TERESA 655

prohibir una procesión pública, y en vísperas de verificarse, telegra-


fió al gobernador para que á toda cofta la impidiese. E9te, que co-
nocía mejor que el ministro el estado de ánimo de la ciudad, con-
testó no podía obedecer sus órdenes sin que estallase un levanta-
miento popular, que sería funesto al mismo gobierno, por lo cual
Crispí hubo de recoger velas y rendirse á discreción. A contar de
esta fecha las procesiones de San Jenaro y de la Virgen del Carmen
que de tiempo inmemorial se celebraban ya con mucha solemnidad,
son ahora un acontecimiento religioso en todo el sentido de la pala-
bra, y un triunfo completo arrancado á las logias. ¡Cuántas victorias
como ésta contaríamos loa católicos, si con voluntad decidida y enér-
gica nos lanzáramos á la lucha á defender nuestros sacrosantos dere •
chos tan frecuentemente por la sociedad masónica conculcados!
II
Corría el año de 1602, cuando el V. Pedro de la Madre de Dios,
hombre de erudición vasta y saber profundo, predicador sucesiva-
mente de Clemente vni, León xi y Paulo v, sembraba en Ñapóles la
divina semilla, y tanto se acreditó con el f íego de su elocuencia, tra-
to dulce y vida ejemplarísima, que la ciudad pidió al V. Padre una
fundación de la Reforma de Santa Teresa. Así, en efecto, en aquel
mismo año se compró y transformó en convento el palacio de los
Duques de Nocera y se levantó, unida al convento, una magnífica igle-
sia. Y tan generosos y largos en dar fueron los fieles, que los Padres
Carmelitas pudieron construir un riquísimo altar, monumento gran-
dioso de arte cristiano, donde lo precioso de la materia y la belleza
de la forma se unieron por manera maravillosa. Todo él era un ad-
mirable compuesto de piedras di subido valor, como malaquita,
lapislázuli, alabastro oriental, con ricos bronces dorados, encerrándo-
se en ellos, por decirlo así, como rica perla en nacarada concha, una
bellísima imageu de Santa Teresa, de plata maciza, debida también
á la caridad inagotable del pueblo napolitano.
Pero llegó un día, de infausta recordación, en que esta joya artís-
tica bebía de ser presa de la rapacidad de los franceses. Hecho Na-
poleón arbitro de Europa, disponiendo á su voluntad de los reinos y
de I03 imperios, llamó á su hermano José que reinaba en Ñapóles,
á ocupar el trono de España, por nuestros reyes vergonzosamente
abandonado, dando el de las dos Sicilias á su cufiado Joaquín Mu-
ral. Este hombre funesto, verdugo del Pardo y de la Moncloa, in-
cansable en su obra de desamortización y guerra á la Iglesia, se in •
cauto de la plata y demás preciosidades de los templos, cometiendo
en cosas y personas atropellos tales, que no tienen número ni fácil
narración. De este latrocinio universal no pudo librarse el altar pre-
856 BL MONTE CAftMiJLO

cioso de la iglesia de Santa Teresa, destinado por Murat, quizá por


consejo de los abates ilustrados que le rodeabau, para la capilla del
Real Palacio; y este fué el mejor destino que pudo darle un hombre
que por completo carecía de sentimientos religiosos (1),
Pocos años hacía que los Carmelitas se habían establecido en
Ñapóles, cuando recibieron por parte de ésta un público y solemne
testimonio de la veneración y aprecio en que eran tenidos por los
importantes beneficios prestados ala ciudad. En la noche del 16 de
Diciembre de 1631 principiaron á oírse en todo Ñapóles ruidos sub-
terráneos, acompañados de fuertes sacudidas y convulsiones violen-
tas. De allí á pocas horas el Vesubio comenzó á vomitar enormes
corrientes de lava y fango sulfuroso, pereciendo en breves momentos
más de diez mil personas. La ciudad en masa acudió á San Jenaro,
como acostumbra siempre en momentos de calamidades supremas,
llevando en procesión la cabeza y sangre del santo Mártir. A la vista
de las venerandas reliquias el Vesubio mitigó su ira, y á las pocas
horas el peligro había desaparecido. En acción de gracias erigieron
una iglesia á San Jenaro en Torre del Greco, entonces pequeña vi-
lla, sita entre Herculano y Pompeya, ciudades nefandas, que pere-
cieron en tiempo del Emperador Tito, 6n una erupción espantosa
del volcán, que las sepultó cubriéndolas con fúnebre manto de in-
candescente lava.
Ñapóles cedió en don la iglesia á los Carmelitas Descalzos,
quienes establecieron allí el santo noviciado, como lugar á propósi-
to para instruirse en la ciencia que más al hombre interesa.. Nada
más apto para vacar á Dios que esta soledad, apenas hollada por
planta humana en el decurso de dieciocho siglos. Nada hay, en efec-
to, que nos dé una idea tan aproximada de la bondad y justicia del
Omnipotente: de la bondad, considerando que aquel hermoso paisa-
je que se ofrece á la vista, lo hizo Dios para solaz é inocente diver-
timiento del hombre; de la justicia, porque elevando sus ojos el
contemplador ve sobre sí un monte de fuego, que estallando un día
en vastos incendios, abrasó é hizo desaparecer para siempre un pue-
blo inmenso, entregado de todo en todo á los desórdenes de los vi-
cios y atollado en el asqueroso cieno de todas las abominaciones.
Cuando en el reposado silencio de la noche, se contempla desde esta
morada de paz aquella inmensa necrópolis, parece que aun se sien-
ten los gemebundos ayes de sus moradores, que pálidos y secos, al
favor de las rojizas llamaradas que se proyectan en los muros de
sus calles, huyen de la colosal pirámide, que lanzándose al cielo,

(1) Los admiradores de las glorias teresianas pueden verlo en la capilla


del Palacio Real de San Fernando, hoy propiedad de los reyes de Italia.
NiPOLfiS POR SANTA TERESA 857

desciende sobre ellos como torrente de fuego abrasador, cumplién-


dose con pasmosa exactitud la maldición terrible del Profeta: «Los
montes se derritieron y corrieron como cera ante el acatamiento del
Señor, y fuego y azufre consumió y secó á esta generación adúltera
y pecadora. *
Creciendo cada día en Ñapóles el amor á Santa Teresa, la prime-
ra fundación no fué suficiente á satisfacer la devoción de los fieles,
razón por la cual nuestros Padres fundaron en 1650, con la protec-
ción del Virey señor conde de Oñate, otra nueva iglesia, con la ad-
vocación de Santa Teresa á Chiaia. Este templo fué depositario de
muchas bellezas artísticas, robadas en el siglo pasado por José Bona-
partey Murat.
Cerca de Santa Teresa á Chiaia se edificó un monasterio de Car-
melitas Descalzas. Carlos III y su esposa María Amalia fabricaron
á sus expensas la iglesia, declarándola de Patronato real y dotándola
de ricos ornamentos y objetos preciosos de plata labrada. Conservan-
se en este convento algunas reliquias de la Sta. Madre, traídas por los
Carmelitas españoles que vinieron aquí con carácter de fundadores.
Este fué el origen do nuestra provincia de Ñapóles, que en pocos
años vino á ser una de las más florecientes de la orden carmelitana.
Las revoluciones del siglo pasado y principalmente el extrañamiento
de los religiosos por Víctor Manuel II, causaron á la provincia daños
incalculables; pero nuestros Padres, aunque con indecible trabajo,
han logrado reconstituirla en parte, posesionándose de muchos con-
ventos, y si nuevos trastornos públicos no lo impiden, muy pronto
recobrará su antiguo esplendor.
La devoción á Santa Teresa prendió aquí con tanta fuerza, que
los revolucionarios pudieron expulsar á sus hijos, profanar sus igle-
sias, incautarse de sus conventos; pero no lograron, ni lograrán jamás,
arrancar del corazón de este pueblo el amor á la gloriosa Reformado-
ra y por consiguiente á sus hijos. Sería necesario haber estado en
Ñapóles por algún tiempo para concebir una idea adecuada déla de-
voción de este pueblo á la Santa; y bien cabe decir, volviendo de
nuevo la vista á nuestra desventurada patria, que si algún nombre
de. España se recuerda con gloria, es el de Santa Teresa de Jesús.
Nuestros gobernadores y nuestros virreyes pasaron, quedando sepul-
tados en el abismo del olvido; pereció su memoria; y hasta el glorio-
so nombre de Castilla seguramente se hubiera olvidado, sino fuera
;^or la ilustre virgen castellana. Pero acordándose de Santa Teresa,
juntamente viene á la memoria el pueblo que la vio nacer y con éste,
el de sus sabios, el de sus guerreros, el de sus conquistas, y el de
sus glorias.
ir. Sitierío de S. Feresa.
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Himno a la Yirgen de Begoña


PATRONA DE VIZCAYA

(Letra de don Francisco Iturribarría, Presbitero)


(Música de don Ramiro de Inchaurbe)

¡Oh Virgen excelsa! si el mundo te llama


La flor de los cielos, la estrella del mar,
Con férvidas voces Vizcaya te aclama
Patrona bendita del vasco solar.
Ya el bronce del templo lo anuncia en las cimas;
Por vegas y valles lo anuncia el cañón;
Flotando á los vientos de todos los climas
Lo anuncia en mil naves tu real pabellón.

Del Árbol bendito que arraiga en tu suelo


Lo anuncia en las frondas el aura fugaz,
Allí dohde anidan, cual aves del cielo,
Las santas memorias de Fe y Libertad.

Las férreas montañas que humilla y abate,


Son gradas del templo que erige en tu honor;
Los ecos profundos del recio combate
Del mar y del viento, sus himnos de amor.

Do quier se difunde su aliento fecundo,


Do quiera que un vasco rebasa un confín,
Se van alejando las sombras del mundo
Y nace una patria por Dios y por Tí.

Las vírgenes puras te dan sus amores;


Consagra tu imagen la paz del hogar
La cuna cubierta de besos y flores
Y el mármol que oculta su sueño final.
DESDE LOS ESTADOS UNIDOS

New-York Octubre 18-1903.


R. P. Director de E L MONTE CARMELO.
R. P.: Voy á dirigir á V. R. desde este centro de incesante mo-
vimiento, unas pocas líneas que contendrán algunas noticias de
nuestra navegación y arribo á esta populosa ciudad de New-
York (l).
Nuestro vapor llegó á su término dos días más tarde de lo que
debía haber sido, aunque esto nada tiene de particular.
Lo que hubo de particular, y extraordinario, fué la tempestad
ó ciclón que nos cogió un día después de haber pasado por las al-
turas de Terranova, ó sea dos días antes de llegar á New-York. Pe-
ro no hubo ninguna desgracia que lamentar. Con la habilidad del
capitán, maniobras veloces de los marineros, con unos cuantos
lloros, gritos, desmayos, sobre todo de parte de las señoras, con
algunas carreras, tazas de te y de bromuro se apaciguó todo.
Todas las noches, es decir, todas las noches que el mareo nos
dejaba en paz, nos reuníamos los pasajeros delante de la imagen
de la Virgen del Carmen, que es la patrona del barco, á rezar el
santo rosario. ¡Qué escena tan commovedora ésta que se represen-
ta todas las noches en los vapores de la Compañía Trasatlántica!
¡Sobre las olas del inconstante mar se sienta majestuosa la Reina
del Carmen, cumpliendo aquellas palabras: in fluctibus maris am-
liulavi. El vapor, imagen perfecta del mundo, lleva á los hijos de
María hacia un puerto desconocido ó conocido, pero que de todos
modos se encuentra lejos, y que no saben si llegarán á verle. Es-
tos hijos temerosos ante el problema de sü porvenir, se postran
ante su Madre á fin de que les conduzca á su destino, y elevan
tierna plegaria de acción de gracias al pensar que si tienen una
madre en la tierra que les vio nacer, tienen otra Madre que les
acompaña á todas las partes del mundo!
Ya estamos en New-York. Por más que había oído hablar de
la Metrópoli Yankee, jamás había formado una idea de su realidad.
(1) El P, Valentín y el P. Samuel embarcaron en Cádiz el día 30 de Sep-
tiembre con dirección á América, cuyos Conventos pertenecientes á esta
Provincia de S. Joaquín de Navarra tienen la misión de visitar.
860 . EL MONTK CARMELO

Casi no puede uno darse cuenta de su grandeza y esplendor. Ahí


van, no obstante, algunos pormenores que he podido recoger en
diferentes puntos en algunos periódicos y Guías de la ciudad.
La ciudad de New-York, después que se la han unido Brooklin,
Long Island, Staten lsland y Wistchester, es la ciudad más impor-
tante de la América y la segunda ciudad del mundo en población
y en área. Cuenta con 3.200.G00 habitantes; una longitud de 12 le-
guas, por una anchura de 6; cuenta con 167.000 edificios, 1.170 lu-
gares de culto de diferentes religiones, evaluados todos ellos en
5.000.000.000 de dollars (duros); una red de 150 millas de ferroca-
rril elevado (aéreo). La ciudad está recorrida en todas direcciones
por más de mil millas de tranvías eléctricos de cable y de tracción
animal, en los cuales entran y salen diariamente más de quinientas
mil personas. Este es uno de los puntos que parecen increíbles para
el que no lo ha visto por sí mismo.
Está ciudad con sus 750 periódicos, algunos de los cuales hacen
una tirada de más de un millón de números, con sus numerosos
parques y jardines, con sus 7.000 policías, con sus innumerables
hospitales y escuelas, con sus 223 muelles en la bahía y con sus in-
mensas riquezas, es verdaderamente una de las más grandes mara-
villas del mundo.
Para poder apreciar el hermoso panorama que presenta la bahía
es necesario recorrer sus aguas. Hacia el Este atraviesa el río lla-
mado del Este, bañando con sus aguas las costas de Long Island;
al Norte el río Harlem; al Oeste el gran Hudsón; y al Sur se con-
templan las pintorescas aguas de la bahía cruzadas continuamente
por centenares de embarcaciones.
Lo más notable que he visto en esta bahía ha sido una balsa ó
lancha tan enorme en que vi entrar al mismo tiempo tres trenes
cargados de frutas de California. Estos trenes, de siete vagones
cada uno, saliendo de las líneas del ferrocarril terrestre entran sin
novedad en las líneas de la enorme lancha con sus locomotoras y
todo su peso, pasan tranquilamente las aguas de la bahía y vuelven
á entrar en las líneas del ferrocarril de la parte opuesta de la bahía,
continuando su marcha sin llamar la atención de nadie.
En medio de la bahía se encuentra la Estatua de la Libertad,
comparada por sus grandiosas dimensiones con el coloso de Rodas.
El tamaño completo de la estatua hasta la extremidad de la mano
levantada es de 137 pies y 9 pulgadas. El pedestal que es de grani-
to mide á su vez 83 pulgadas de alto.
No digo nada del puente de Brooklin por ser muy conocida su
historia; pero ahofa se está construyendo otro puente del mismo
estilo pero más alto y más largo, que ha de poner en comunicacióu
á New-York con Brooklin por otro punto distinto.
Las calles de Broadway y Quinta Avenida es de lo más hermoso
que uno puede figurarse en este género; ambas tienen más de dos
DKSDE LOS ESTADOS UNIDOS 861

leguas de longitud; en estas calles existen edificios de 34 pisos; he.


mos podido estar en uno, en el piso 24 y todavía faltaban algunos
más que subir.
Es de todo punto increíble el movimiento administrativo de co-
rreos. He aquí el número de piezas pasadas por la Casa de Co-
rreos (Post office) en un solo año. 1.334.' 943.145: por término medio
diario 2.657,378: aumento anual de más de 66.000,000. Se vendieron
durante el año 1897; 46.432.375 sobres timbrados.- 244.974.328 tim-
bres postales y 64.165.075 tarjetas postales. El peso total de las ma-
terias postales recibidas y despachadas fué de 386 toneladas.
Todas las sectas religiosas tienen edificios suntuosos, pero los
que más descuellan son los edificios de la religión católica. La Ca-
tedral católica situada en la aristocrática parte de la ciudad llama-
da Quinta Avenida, es uno de los edificios que pueden colocarse en
primera línea entre los edificios góticos del mundo. Está construida
con mármol blanco; mide 300 pies de longitud, por 140 de ancho y
108 de elevación. Sus dos torres se levantan hasta 328 pies sobre
el nivel del piso.
No obstante, no contentos los Yankees con esta elegante Cate-
dral, están'ya edificando otra que será el mayor edificio religioso del
mundo, y que costará quince millones de dollars, próximamente
dieciocho millones de duros españoles.
Sin embargo, la iglesia protestante de la Trinidad, aunque menos
suntuosa que la Catedral católica, es más rica que ésta, pues sus en-
tradas no son menos de cinco millones de dóllars anuales. ¿En qué
se emplean esos millones?...
La ciudad contiene infinidad de plazas y parques; pero el más
hermoso y admirable es el Parque Central cubierto de floridas y
frondosas alamedas, y ostentando un pintoresco lago surcado por
multitud de góndolas. Está en el centro de la ciudad. En él existen,
además del famoso obelisco regalado por el Kedive de Egipto, las
estatuas de Tomás Moore, Shakespeare, Walter, Scot,Schiller, Bo-
lívar, Mazzini y Alejandro Humboldt.
En los alrededores inmediatos se encuentra el jardín zoológico,
conteniendo una infinita variedad de aves, fieras, monos, elefantes,
rinocerontes, hipopótamos, leones, dromedarios, águilas, condo-
res etc.
El Ferrocarril aéreo, (elevated train)]es una de las cosasmás ad-
mirables de New-York. Dado que el movimiento comercial de la Me-
trópoli es uno de los principales elementos de vida de su gran po-
blación, enormes las dimensiones de la ciudad y activo el carácter
de sus habitantes, no eran suficientes los trenes y tranvías eléctri-
cos y millares de coches que cruzan por las calles de la ciudad.
Por este motivo fué necesario construir el ferrocarril aéreo que
facilitó de una manera admirable las comunicaciones de la ciudad.
Cuatro líneas de este ferrocarril soportado por ciclópeas columnas
862 EL MONTE CARMELO

de hierro cruzan la ciudad de parte á parte. Cada línea se fraccio-


na en otras tres, que sirven para el ferrocarril ascendente y des-
cendente y una más en el centro para el expréss.
Grandiosa es sin ninguna exageración esta obra que en todos
tiempos ha llamado la atención del viajero y aunque impide algún
tanto la hermosura de la ciudad, aumenta en cambio la facilidad
de los servicios.
Estos trenes tienen sus estaciones aéreas situadas más arriba
que los tejados de los edificios.
El número de personas que viajan en estos trenes pasa de
500,000 diariamente, según consta de los billetes que se expenden.
Nada más por esta vez, otro día diremos algd sobre el carácter
religioso y político de este pueblo.—Suyo afectísimo.
Fr. Samuel de Santa Teresa

Convento de Córdoba Argentina


SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
ITnevo sumario de las indulgencias, privilegios é indultos concedidos
á los hermanos seglares de la Tercera Orden de la B. Virgen Ma-
ría de el Monte Carmelo.
I
INDULGENCIAS PLENARIAS

A. Se concede ésta á los tercia- 9.° El día de Todos los Santos


rios de ambos sexos arrepentidos, de la Orden.
confesados y comulgados, C. Se concede asimismo indul-
1.° En el día que ingresen en la gencia plenaria á los mencionados
Tercera Orden. Terciarios que, con las mismas dis-
2.° En el día de la profesión. posiciones, visitasen devotamente la
3.° Una vez en el año, el día en Iglesia de la Orden, ó en la que se
que renueven la profesión. halle establecida dicha Orden Ter-
4.° En el día que juntos concu- cera, ó, en su defecto la respectiva
rran á la plática mensual ó confe- Iglesia parroquial los días siguien-
rencia. tes de fiesta:
5.° Cuantas veces se consagren 1.° El de la Sma. Trinidad.
durante ocho días continuos á san- 2.° L a Circuncisión del Señor.
tas meditaciones con deseo de vida 3.° Su Ascensión.
más santa. 4.° L a fiesta del SnHMCorazón
6.° Una vez al mes á sú elección. de Jesús.
B. A los mismos Terciarios que 5.° L a Purificación de la Virgen.
con las disposiciones ya dichas roga- 6.° L a Asunción.
sen por la intención del Sumo Pon- 7.° L a Anunciación.
tífice, 8.° L a Visitación,
1.° Al recibir dos veces en el año 9.° L a Natividad.
la bendición,en nombre del mismo 10.° L a Presentación.
Sumo Pontífice. 11.° L a Inmaculada Concepción.
2.° En los días siguientes festi- 12.° El dia de San Andrés Cor-
vos en que se les otorga la Absolu- sino O. y C. (4 de Febrero).
ción General. 13.° El de San Pedro Tomás O.
1.° L a Natividad de N. S. Jesu- y M. (15 de Febrero).
cristo. 14.° El de San Avertano C. (25
2.° Pascua de Resurrección. de Febrero).
3.° Pentecostés. 15.° E l de San Cirilo C. (6 de
4.° Corpus Christi.. Marzo).
5.° L a Purificación de la Virgen. 16.° E l Jueves de la Semana
6.° L a Asunción. Santa.
7.° El día de San José 17.° El de San José, esposo de la
8.° El día de Santa Teresa. B. V. M. (19 de Marzo).
864 EL MONTE CARMELO

- Í8.° El del B. Baptista Mantua- mingo infraoctava de la Asunción.


no C. (23 de Marzo) 30.° L a fiesta délaTransverbera-
19.° El de San Bertoldo C. (29 ción del corazón de Santa Teresa (27
de Marzo). de Agosto).
20.° El de San Alberto O. y C , 31.° El día de San Brocardo C.
Legislador de nuestra Orden (8 de (2 de Septiembre).
Abril). 32.° El de Santa Teresa V. (15
21.° L a fiesta del Patrocinio de de Octubre).
San José (Domingo tercero después . 33.° L a fiesta de Todos los San-
de Pascua). tos de la Orden de la B. V. M. de
22.° El día de San Angelo M. (5 el Monte Carmelo (14 de Noviem-
de Mayo). bre).
23.° El de San Simón Stock C. 34.° El día de la Conmemoración
(16 de Mayo). de todos los difuntos de la Orden,
24.° El de Santa María Magda- sólo en favor los difuntos (15 ó 16 de
lena de Pazzis V. (25 de Mayo). Noviembre).
25.° L a Conmemoración solem- 35.° El día de San J u a n de la
ne de la B. V. María de el Monte Cruz C. (24 de N o v i e m b r e
Carmelo, toties quoties (16 de Julio). 36.° El de los BB. Dionisio y
26.*? El día de San Elias Profeta, Redempto, proto-mártires (29 de
Patrón de la Orden (20 de Julio). Noviembre).
27." El de Santa Ana, madre de D. En el artículo de la muerte
la B. V. María (26 de Julio). s"!, hallándose con las disposiciones
28.° El de San Alberto C. (7 de ya dichas, ó al menos contritos, in-
Agosto). vocando el Smo. Nombre de Jesús
29.° El de San Joaquín, Padre con los labios si pudiesen, ó si no con
de la B. Virgen María, confesor (Do- el corazón.

II
INDULGENCIAS DE LAS ESTACIONES DE ROMA
En los días señalados en el Misal Romano Pontífice, ganarán las mis-
Romano para las Estaciones, los di- mas indulgencias que ganarían en
chos Terciarios que visitasen la esos mismos días, visitando en per-
Iglesia de la Orden ó aquella en que sona las Iglesias de Roma ó las de
está establecida la Orden Tercera ó fuera, cumpliendo todas las demás
en cu defecto la parroquia propia, y condiciones.
rogasen en ellas por la intención del

III
INDULGENCIAS PARCIALES
A. Cinco años y otras tantas cua- tenas, en cualquiera de las festivida-
rentenas i si acompañasen al Santísi- des de la Virgen que se celebran en
mo Sacramento cuando se lleva á los toda la Iglesia, visitando devotamen-
enfermos ó asistiesen á la Salve que te la Iglesia de la Orden ó de la
suele cantarse solemnemente por los Congregación ó en defecto de ambas
Religiosos en las Iglesias de la Or- su Iglesia parroquial.
den en los Sábados y vigilias de la C. De trescientos di s, cuantas ve-
B. V. María. ces practiquen algún ejercicio de
B, Tresañosy otras tantas cuaren- piedad ó caridad con corazón por lo
SECCIÓN OANdNICO-LtTtfRGICA 865

menos contrito y lo hiciesen devota- ción hecha de la plenaria que se ga-


mente. na en el artículo de la muerte, son
también aplicables á las almas dete-
Todas y cada una de las Indulgen- * nidas en el Purgatorio.
cias hasta aquí enumeradas, excep-
IV
PRIVILEGIOS
1.° Los Sacerdotes Terciarios en semejante indulto para otro día,
cualquier altar que celebren, gozan 2.° Todas las misas que se cele-
del indulto de Altar privilegiado bren en sufragio de lqs difuntos her-
personal tres días á la semana, manos, soa siempre y en todas par-
con tal que no hayan alcanzado tes privilegiadas.
V .
INDULTOS
1.° Los Terciarios que viven en ganar las mismas indulgencias, con
lugares donde no hay iglesia de la tal que practiquen alguna obra im-
Orden, pueden ganar todas las in- puesta por el confesorenvez del ejer-
dulgencias concedidas á los que vi- cicio comúny de la visita de la iglesia.
sitan dichas iglesias de la Orden, 3.° Los Terciarios que viven en
con tal que visiten su respectiva colegios, seminarios y otros centros
iglesia parroquial, guardando las de- comunes, pueden ganar las indul-
más condiciones que por derecho gencias concedidas á la Orden Ter-
deben guardarse. cera, visitando en lugar de la igle-
2.° Los Terciarios enfermos ó sia de la misma, la capilla privada
impedidos por Otras causas constan- de la respectiva casa, cumplidas las
tes para salir de sus casas, pueden demás condiciones.

DECRETO
Abrogadas por completo todas las res. Después Nuestro Smo. Padre el
Indulgencias que por comunicación Papa Pío X, en la Audiencia de 28
con la Orden Primera y Segunda de Agosto de 1903, enterado de todo
respectivamente gozaban los Tercia- esto por elinfrascrito Cardenal Pre-
rios seglares de cualquier Orden que fecto, benignamente confirmó las In-
fuesen, por Decreto de esta S. Con- dulgencias que, contenidas en el
gregación de Indulgencias y Sagra- ante puesto Sumario, fueron en otro
das Reliquias, se mandó á los Supe- tiempo concedidas directamente á
riores Generales de las Ordenes Re- los Terciarios, y generosamente
ligiosas que tienen su Orden Terce- otorgó las otras en lugar de las que
r a propia, que propusiesen un nuevo antes gozaban por comunicación; y
índice de Indulgencias para sus Her- mandó asimismo que en adelante los
manos Terceros. Obedeciendo á este Hermanos Terciarios que viven en
precepto, el Prepósito General de el siglo, ya pertenezcan á la Orden
la Orden de Carmelitas Descalzos, de los Carmelitas de la Antigua Ob-
formó el nuevo índice indicado y lo servancia, ya á los Descalzos, gocen
sometió humildemente á esta S. Con- tan sólo de las Indulgencias, Privi-
gregación, la cual lo examinó con la legios é indultos que se enumeran
ayuda de algunos de Sus Consulto- en el referido Sumario. L a cual con-
866 EL MONTE CARMELO

cesión quiere Su Santidad que valga No obstando nada en contrario,


en perpetuidad para los tiempos fu- Dado en Roma de la Secretaría
turos, sin necesidad de expedir otro de la misma Sagrada Congrega-
Breve ción, día 18 de Septiembre de 1903.

A. CARD. T R I P E P I PREFECTO.

LOCO f SIGILLI.

PRO. E . P. D. FRANC. ARCHIBP. AMD. SECR.

JOSEPHUS M. CAN COBBLLI SUBSTIT.


Concuerda con el original que se guarda en el archivo de nuestra cosa
generalicia,
Boma SO de Septiembre de 1903.
F R . RODRIGO DB 8. FRANCISCO DE PAULA, CAR. D E S .

Procurador General.

Máximas Espirituales
iimiiiimiiiiimim

El camino de la fe es el sano y el seguro; y por este han de caminar las


almas para ir adelante en la virtud, cerrando los ojos á todo lo que es d el
sentido é inteligencia clara y particular.
El alma que camina arrimada á las luces y verdades de la fe, va se-
gura de error porque de ordinario nunca yerra, sino por sus apetitos ó
gustos, discursos ó inteligencias propias; en las cuales de ordinario exce-
de ó falta: y de ahí se inclina á lo que no conviene.
En todo nos habernos de guiar por la doctrina de Cristo y de su Iglesia,
y por esa vía remediar nuestras ignorancias y flaquezas espirituales: que
para todo hallaremos en este camino abundante medicina; y lo que de él
se apartare, no solo es curiosidad, sino atrevimiento.

i. ÍMíí de k iruz.
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BIBLIOGRAFÍA
E L R E L I G I O S O P E R F E C T O . — A S í se sagrado libi o del Apocalipsis y un
titula un opúsculo que se acaba de criterio firme y seguro sobre la pro-
publicar y el cual creemos que ha de funda materia de las doctrinas y sis-
ser de provecho espiritual á todos temas hoy dominantes en todos los
los fieles y Religiosos. órdenes de la actividad humana, y
Contiene la regla de conducta que que se resumen en la palabra Anti-
para su interior gobierno escribió el cristiánismo.,,
Beato Diego José de Cádiz, Misio- L a historia de la Iglesia católica,
nero Capuchino; treinta y tres con- asienta el Autor en una de las prime-
sideraciones que el santo Misionero ras páginas de su obra, desde su fun-
sacó de los santos Padres sobre la dación hasta su fin está encerrada
utilidad espiritual á todos los fieles en las revelaciones del Apocalipsis,
de la Santa Misa, y termina con una y después de explicar las diferentes
poesía á la Santísima Virgen en que épocas más ó menos calamitosas pa-
el bienaventurado recopila cuantas ra la Iglesia, concluye demostrando
alabanzas y elogios se le pueden que el Evangelio se ha predicado ya
tributar. á toda criatura, que la apostasía es
Este opusculito editado con esme- general, que Satanás es adorado
ro en la tipografía de la "Sagrada hoy de los hombres, sino más, al
Familia,., de Cádiz, consta de 32 pá- menos tanto como antes de la unión
ginas con su cubierta, con un foto- hippstática del Verbo Divino con la
grabado del Beato Diego, y su pre- naturaleza humana, ¿no será pues
cio es de pesetas 0,25. lógico deducir que los tiempos del
Se puede adquirir en la Adminis- Antecristo están ya cerca ó que han
tración de El Adalil Seráfico, Con- llegado?
vento de Capuchinos, Sevilla. Mil plácemes merece don Vicente
M. y Mañero por el excelente tra-
L o s TIEMPOS PRESENTES Y E L APO- bajo de su pluma, y agradecemos á
CALIPSIS DE S A N JUAN, por don Vi- la librería de San José el ejemplar
cente Martín y Mañero, Prebenda- que nos ha regalado. Se vende en
do de la Iglesia Metropolitana de la misma librería de don Isidoro Án-
Santiago de Chile. Este elegante gulo, Cinturería, número 7, Bilbao.
libro que consta de cuatrocientas y Hemos recibido asimismo la Ora-
ocho páginas, buena impresión y ción fúnebre que en honor de Nues-
magnifica encuademación, ha mere- tro Santísimo Padre León XIII pro-
cido expresivos elogios de la auto- nunció el Ilustrísimo señor Obispo
ridad eclesiástica, juez y arbitro de de San Carlos de Ancud (Chile) en
las opiniones. De él ha dicho la las solemnes exequias celebradas
Iglesia que no solo hay cosa en él en el templo de Santo Domingo en
que se oponga á la fe, y á las buenas Santiago el 30 de Julio de 1903. Es
costumbres, sino al contrario su au- muy de notar por su elegante estilo,
tor revela muy piadosos sentimien- bellas imágenes y preciosos datos
tos, largas meditaciones acerca del históricos del inmortal León XIII.
{JCARTA DH ROMA.—M. R. P. Director: Brillante sobre todo encomio resultó
la fiesta que en acción de gracias por la elevación al pontificado de Pío X,
celebró el 19 del pasado la colonia veneciana de Roma, en nuestra iglesia
de San Pancracio.
Esta antiquísima Basílica, de la cual quizá más tarde dé información
extensa, fué erigida á fines del cuarto siglo, extramuros de la ciudad, en la
antigua vía Aurelia, no muy lejos del Vaticano.
Los Papas la cedieron á los Carmelitas Descalzos, quienes edificaron
allí un colegio destinado á las Misiones.
En la mañana del día antes citado, se celebró en ella el santo sacrificio
de la Misa, y luego Monseñor Sazzareschi bendijo solemnemente el estan-
darte que la Colonia veneciana regaló 4 la confraternidad de San Pancra-
cio, compuesta de miembros de la misma colonia. Terminada esta ceremo-
nia, se pronunciaron en la plazoleta de la Basílica elocuentes discursos en
honor de Pío X, y se dio además una erudita conferencia sobre el glorioso
mártir del Cristianismo
Por la tarde á las cuatro, el Eminentísimo Cardenal Cas3etta era recibi-
do á la puerta del templo por N. M. R. P. Vicario General y algunos otros
religiosos de la Casafi-eneralicia, que asistieron en representación de la
Orden.
Su Eminencia, autorizado por Su Santidad, dio á los concurrentes la
Bendición Apostólica y entonó un solemne Te-Djum. Al terminar, los fieles
prorrumpieron en entusiastas vivas á la Religión, al Eminentísimo purpu-
rado y á Pío X, de quien tan gratos recuerdos conservan los hijos de la
hermosa Venecia.
Suyo afectísimo: El Corresponsal.
Roma, 2 de Noviembre de 1903.
E N HONOR DH N. M. RVDO. PADRE GENERAL—Amado P . Director: Bri-
llante sobremanera ha sido el recibimiento que nuestros Padres de Medina
del Campo han dispensado á N. M. Rvdo. Padre General.
El jueves 29 del pasado mes hizj su entrada á las Dueve menos cuarto
de la noche, á los acordes de la marcha real y repique de campanas. El ca-
tólico pueblo de Medina dio pruebas una voz más del acendrado amor que
profesa á los Carmelitas, acudiendo presuroso (apesar de lo avanzado de la
hora) al recibimiento del que es Padre común de toda la Reforma Teresiana-
CRÓNICA CARMELITANA 869

Después de cantada la antífona de rúbrica, y al caer de rodillas nuestro


Muy Reverendo Padre General en medio del presbiterio, para elevar una
plegaria á María Inmaculada, tan vilmente ultrajada en estos últimos
días, se cantó el precioso cántico: aAcógeme,» del P. Hermann, plegaria á
María Santísima que hizo derramar abundantes lágrimas.
Después de esta plegaria se cantó un solemne Te-Deum y las antífonas
que manda nuestro Manual, besando al fin todos la mano á nuestro Rvdo.
P . General y prestándole obediencia.
Por lo avanzado de la hora, no pudimos obsequiar aquella noche á nues-
tro egregio huésped con una velada músico-literaria que teníamos prepa-
rada, haciéndolo al día siguiente á Jas ocho y media de la mañana. Hablar
de lo brillante que resultó este acto, que duró cerca de dos horas, sería
tarea interminable, sólo le diré que los veintitantos números de que se
compuso, fueron muy aplaulidos por N. R. P . General y todos los cir-
cunstantes; se hicieron discursos en diversas lenguas y en verso y prosa,
y la parte musical, tanto lo concerniente á cuatro manos, como las piezas
á dos manos, fueron interpretadas con gusto tan exquisito y delicado, que
N, M, R. Padre creyó encontrarse en el centro de su Patria, que es la patria
de la música; allí se oyeron composiciones de los inmortales autores Men-
delssohn, Beethoven, Chopín, Verdi, y otros muchos que al presente no
recuerdo, y se dejaron'oir también preciosos cánticos de salutación á
N. M. R. P. General.
Pero la nota más simpática y lo mejor de la velada, fué el magnifico y
elocuente discurso en latín que nos dirigió al fiu nuestro querido y Reve-
rendo P. General, con lenguaje correcto y elegante nos decía la satisfac-
ción que experimentaba al ver cómo iba en aumento el entusiasmo y el
afán que todos tenemos do recibirle dignamente: espero, nos decía, volver á
visitar, antes de concluir mi Generalato, las provincias Españolas de las que tan
gratas impresiones llevo grabadas en mi corazón; durante los cinco días que ha
permanecido entre nosotros, ha sido visitado por el clero de esta villa con
su digno Arcipreste á la cabeza y otras personalidades Ecesiásticas y civi-
les, y ha sido obsequiado por sus hijos los Carmelitas con varios conciertos
musicales, en los que se cantaban y tocaban ya airos populares, ya compo-
siciones de reputados autores.
No he de cerrar esta carta sin referirle la solemne función religiosa que
tuvo lugar en esta santa Iglesia el día primero de este mes, festividad de
Todos los Santos.
Por la mañana á las nueve y media se cantó la solemne misa del Padre
Hermann; por la tarde, revestido N M. Rvdo. P. General de los ornamen-
tos sagrados, hizo la exposición del Santísimo, á continuación se rezó la
estación, Santo Rosario con letanía cantada," ocupando después la sagrada
cátedra el elocuente orador R. P. Constancio, Subprior de Villafranca;
nada he do decir de su discurso, pues goza de una fama universal el Padre
Constancio, por cierto, muy bien merecida, y quo yo temo empañar con mi
tosca pluma; solo diré que los 40 minutos que nos regaló con su arrebata-
dora palabra, se nos hizo un instante. A continuación se cantaron varios
motetes terminando con la bendición del Santísimo que noa dio Nuestru
muy R. P. General.
Con motivo de la estancia en esta de N. R. P. General hemos tenido el
gusto do ver en esto convento á varios religiosos, entre los que se encon-
870 EL MONTE CARMELO

traban N. E. Padre Provincial, el R. P. Prior de Calahorra, el ya citado


Padre Constancio Subprior de Villafranca y otros religiosos de nuestra
provincia.
Nada he de decirle de la sentidísima despedida que hicimos á N. Reve-
rendo y amado Padro, puGS temo alargarme demasiado; ya lo pueden com-
prender loa lectores de la ilustrada revista que con tanto acierto dirige
V. 11.; mientras tanto reciba el afecto de su menor normano que dándole las
anticipadas gracias só despide de V. R. ofreciéndole sus servicios.
Suyo affmo. Un Carmelita Descalzo de Medina.
ANIVERSARIO DE LA CRUZ DE LAS PALMAS.--Amado Padre Director:—El día
26 de Octubre se celebró en las alturas del monte San Miguel (Hermano
Bartolo) el primer aniversario de la bendición de la monumental Cruz del
Desierto de lasPalmas. Sin previa convocatoria, sin escribir una carta si-
quiera, sin anunciarse en ningún pulpito, una simple noticia de crónica, es-
cueta y sin género alguno de reclamo, bastó para que se reunieran centena-
res do personas procedentes de Burriana, Almazora, Villareal, Castellón, La
Puebla, Cabanos y Villafamés, ávidas de prestar el homenaje de su adora-
ción al Redentor y al sacrosanto símbolo de la redención, la Cruz de Jesu-
cristo. Allí, bajo.
«Esa Cruz cuyos brazos cobijan
La montaña, la Plana y el mar»
se celebraron toda la mañana misas que fueron oídas con religioso silencio
por los devotos peregrinos. Allí resonaron los aires al entusiasta' canto del
inspirado
«Salve Rey inmortal de los siglos
De los hombres constante Amador;,,
Allí enardeció á la multitud con su palabra caldeada por el celo de Elias
el Rvdo. P . Roque, Prior del Santo Desierto, quien cantó hermoso
himno en honor de la Santa Cruz «esperanza única» de la sociedad cuyo
horrible estado pintó con todas las negras tintas que sabe prestarle su
elocuencia; allí se vitoreó á J . C. Redentor, al Papa-Roy, al virtuoso se-
ñor Obispo de Tortosa, cuyo valor y entereza ensalzó el orador cuando des-
preciando los peligros del incendio, subió el primero á la altura para ben-
decirla, á los Carmelitas Descalzos, á la unión de los católicos y á todos los
cooperadores de tan grande obra.
¡¡Hermoso día por cierto se pasa en las soledades del Desierto, á los pies
de la gran Cruz y rodeado de fervientes cristianos!!
Hasta el año que viene, si Dios quiere.—El Corresponsal.
PROFESIONES RELIGIOSAS.—En Málaga hizo su profesión religiosa la Her-
mana Concepción de la Santísima Trinidad el 24 de Octubre, día en que ter-
minó la solemne novena" á Santa Teresa en la Iglesia de aquellas religiosas
Carmelitas, y en la que predicaron los más notables oradores de Málaga. El
día do la profesión predicó ul señor doctor don Francisco de P. Urbana tío de
la profesa, apadrinándola en tan solemne acto sus cristianos padres.
—En las Carmelitas Descalzas do Don Benito profesó el 25 del pasado
mes la hermana María Antonia del Espíritu Santo, predicando en ella el
señor Arcipreste y apadrinándola en tan solemne acto la piadosa señora
doña Elvira Gal vez de Solano.
Reciban las dos religiosas nuestra más cordial enhorabuena.
CRÓNICA CARMLITANA 871
NECROLOGíA—En las Carmelitas Descalzas de Quito (Ecuador) ha falle-
cido santamente la R. M. Juana de la Cruz, superiora del Monasterio. Do-
tada por Dios de muy clara inteligencia, de voluntad firme y de gran cora-
zón fué la M. Juana, tanto fuera como dentro de la Orden, el encanto de to-
dos, y perfecta imitación de la Santa Madre Teresa de Jesús, atrayéndose las
simpatías de todos los que la trataban. Como Superiora del Convento de
Carmelitas de Quito sobresalió en todo por su celo de la gloria de Dios, por
la observancia perfecta de su monasterio y por su actividad asombrosa y
amor maternal. Descanso en paz la V. Religiosa y premie Dios misericor-
dioso sus santas obras.
En las Carmelitas Descalzas de Mataró entregó su espíritu al Señor la
hermana Teresa de Jesús á la.edad de 29 años, después de una vida santa y
virtuosa..
En Avila murió lleno de merecimientos y gracia el P . Ignacio de J e -
sús, María y José. Era este padre de los primeros que tomaron el hábito
después de la restauración Carmelitana en España, y por su carácter bon-
dadoso era muy querido y apreciado de todos los religiosos. Ejerció varias
veces los oficios de Prior, Suprior y Vicario de diferentes conventos, distin-
guiéndose siempre por su celo en la observancia regular. Encomienden nues-
tros lectores su alma á Dios, y reciba la Comunidad donde ha fallecido
nuestro más sentido pésame.
En las Carmelitas Descalzas de San .Rafael de Santiago de Chile expiró
dulcemente en el Señor lo Rvda. M María Concepción de Jesús Crucificado
actualmente superiora de aquella Comunidad á la edad de 67 años y 32 de
religión. Fué esta V. religiosa un verdadero dechado de Carmelitas Descal-
zas. Fiel cumplidora de las leyes, desde su entrada hasta el último suspiro,
todas las practicó sin dispensarse en nada. En su trato era un ángel por su
sencillez y candor propio de almas angelicales.—R. I. P.
ENCíCLICA SóBRELA INMACULADA.—SU Santidad
prepara una nueva Encíclica acerca de la lema-
culada Concepción y del Jubileo que habrá de ce-
lebrarse para conmemorar la proclamación de este
dogma.
El nuevo docu uento pontificio, que será impor-
, tantísimo, verá la luz pública el día 8 del próximo
Diciembre, con un año de antelación, justamente, al día en que se cumpli-
rán cincuenta años desde aquel otro famosísimo de 1854, en que el inmor-
tal Pío I X ciñó con tan esplendente corona la purísima frente do la Virgen
Inmaculada.

Los PERIODISTAS CATóLICOS ANTE Pío X . - D i c e n de Roma que el Padre


Santo recibió hace pocos días á muchos publicistas católicos italianos.
Su Santidad habló con ellos de la prensa periódica, de sus posibles mejo-
ras y de las dificultades con que ol periodista católico ha de lucharen nues-
tros días para desempeñar bien su cometido.
El Papa Pío X dijo que los periodistas católicos deben procurar que una
caridad perfectisima sea la norma & que obedezcan sus mutuas relaciones
considerándose todos como hijos de un mismo padre que trabajan por una
misma causa, por el establecimiento del reinado do Jesucristo en el mundo-

E L EMPERADOR GUILLERMO á SUS HIJOS.—En el banquete celebrado para


eolemnizarun acto religioso de los dos hijos menores del Emperador de
Alemania, levantóse el soberano protestante y pronunció las siguientes her-
mosísimas palabras:
«Hijos míos: Vuestro capellán, en su magnífico discurso, ha dicho bien al
deciros que debéis esforzaros para llegar á ser verdaderos hombres; porque
hombres, en toda la extensión de la palabra, deben ser los fieles cristianos
en las circunstancias prósperas ó adversas de su vida.
»Lus palabras humanas no tendrán jamás la eficacia de las palabras del
Salvador. Ninguna palabra de hombre alcanzaría poder bastante en nues-
tros días para entusiasmar y arrastrar á las gentes de toda raza y de todo
pueblo, como lo alcanzó en otros tiempos la palabra de Cristo, hasta el pun-
to de conducir á los hombres a) martirio y á la muerte por el Salvador. Y
este milagro no puede explicarse sino porque las palabras de Jesucristo
eran palabras de vida eterna.
»Toda vida humana, y muy especialmente toda vida intelectual y labo-
riosa, debe ser en lo posible una imitación do la vida de Jesucristo,
>Yo os lo aconsejo con todo mi corizón: trabajad, trabajad sin tregua ni
descanso, porque en esto consista la esencia de la vida cristiana. Aquel que
lleva una vida ociosa es cruelmente castigado. Si os esforzáis por desempe-
ñar la misión quo se os ha confiado en el mundo y por llegar á ser hombres,
CRÓNICA GENERAL 873

á imitación del Salvador, entonces podréis descansar tranquilps, porque ha-


bréis cumplido vuestro deber.»
MOVIMIENTO CATóLICO Y SJCIATJ.—EQ e3te mes de noviembre se celebrará
en Bolonia un congreso general católico.
Lo presidirá el conde de Círosoli y en él habrán de tratarse los proble-
mas siguientes: organización obrera, desarrollo del crédito, casas y jardi-
nes de obreros, cajas rurales, habitaciones agrícolas y trabajo nocturno.
Desde luego quedará prohibida toda discusión teórica entre los demócra-
tas de diferentes religiones, y so asentarán conclusiones prácticas, de ante-
mano formuladas.
El espíritu del congreso es difundir por toda Italia la organización de
los obreros cristianos por medio de las Ligas y profesiones como se viene
ensayando en Milán, Turín, Genova y otras ciudades donde en poco tiempo
la lista de los inscritos ascendió á 50.000.
Como se ve, el próximo Ojngreso va á inaugurar en Italia un nuevo pe-
riodo eminentemente social, y todo ello da clara y acabada idea de la acti-
vidad, coló y alteza de miras de ,loa católicos, que en todos los países de
Europa suman sus fuerzas y trabajan con notable éxito por mejorar la si-
tuación material y moral de la clase obrera, de los desamparados, de loa
pobres, á fin de que sea la caridad y el amor, y no el puñal y la dinamita,
los que resuelvan el magno y gravísimo problema social,
De esperar es que los católicos españoles no han de quedarse rezagados
en ese magnífico movimiento social que por todas partes se nota, sino que,
inspirándose en los hermosos ejemplos de los católicos de fuera, secundarán
solícitos las nuevas tendencias que han de traer á la sociedad días de paz,
de prosperidad y bonanza para todo y para todos.
Tal es uno de los fiaos más importantes que las Ligas Católicas persi-
guen, y esto sólo deberá bastar para que todos los hombres de buena volun-
tad, amantes del orden y que en algo tienen la defensa de los grandes in-
tereses sociales miren á la nueva institución con ojos de.inmensa gratitud
y simpatía.
SECTARISMO R.IBIOSO.—LOS despachos de París han confirmado el acuer-
do que tomó la Cámara de diputados sobre supresión de los Crucifijos de los
tribunales franceses.
El autor de la infame proposición fué el socialista Dejeante, que ya la
presentó también en la anterior legislatura.
El Gobierno dijo que no se oponía á la supresión, y ejerció de Pilatos
dejando en lihertad á la Cámara para que resolviera.
Puesta á votación, fué aprobada por 254 votos contra 245.
BUENA RESPUESTA.—Hace poco un valeroso habitante de Orleáns salvaba
de una muerte segura á un hombre que se estaba ahogando en el Loire, por
cuyo acto heroico se le ofreció, sin solicitarla, la medalla de salvamento de
náufragos. Pasó mucho tiempo, y como no le enviasen la citada medalla ni
el diploma de la misma, so informó de la causa en la oficina correspondien-
te, donde le preguntaron á que escuela llevaba á sus hijos.
—A la de los Hermanos.
—Pues ese es el motivo de no habérsele remitido la medalla.
—Está bien; en adelante cuando vea que alguien se está ahogando le
preguntaré antes de arrojarme al agua á qué escuela lleva á sus hijos.
874 EL MONTE CARMELO

SUICIDIO D E C S MINISTRO ITALIANO.—El ministro de Hacienda señor Re-


sano, que se hallaba en Ñapóles, se ha suicidado dispirándose un tiro de
revolver en el corazón.
La noticia del trágico fin de Rosano, ha impresionado á la opinión.
El ministro había sido atacado rudamente por los socialistas, poniendo
en duda su moralidad. Rosano antes de cometer acción tan infame, en Ña-
póles donde residía escribió uaa carta á GKok tti presidente de ministros, cu-
yo contenido para estas fechas aun se ignora. Dios le haya perdonado.
MUBRTH DE UNA SANTA FUNDADORA.—Sor María del Sagrado Corazón de
Jesús, alma privilegiada por sus virtudes y eximia fundadora de la Guardia
de Honor del Sagrado Corazón de Jesús, murió santamente el 3 del pasado
Agosto, á la edad de 73 años. Habiendo recibido el hábito de las hijas Je
San Francisco de Sales, entró ea las vías encumbradas de la perfección re-
ligiosa. Doce años más tarde de su profesión roligiosa, á petición del mis-
mo Sagrado Corazón, instituyó una cohorte de almas santas y piadosas
que, llamándose sus guardias de honor, fueran sus consoladores y repara-
sen las grandes injurias que se lo hacen á Jesucristo. El 13 de Marzo de
1863 se erigfa el primer cuadrante en el monasterio de Bourg, inscribiéndo-
se en él todas las religiosas; á los pocos años se extendía por todas Jas na-
ciones de Europa, levantándose tan benemérita asociación en las principa-
les ciudades, ó inscribiéndose en ella un millón de católicos, entre los que
se enumeran innumerables Prelados de la Iglesia j los dos soberanos Pon-
tífices Pío I X y León X I I I . Descanse en paz la V. Religiosa llamada, con
razón otra segunda Margarita María de Alacoque.

E L PRIMER CONSISTORIO DB P í O X.—Noticias de Roma dan cuenta de ha-


berse celebrado el Consistorio. Hizo Su Santidad un elogio de los nuevos
Cardenales señores Merry del Val y el Obispo de Padua. Confirmó el nom-
bramiento de Obispos de Monaco y de Hailem. Dirigió á Ips circunstantes
, una alocución en la que dijo: entre otras cosas es necesario que en el go.
bierno de la Iglesia el Papa sea libre, sin hallarse sujeto á ningún poder,
y pueda obrar con arreglo,á su conciencia y á sus deberes. E) Papa lamentó
la grave ofensa hecha á la Iglesia en este punto. Se declaró sorprendido de
la curiosidad que motivó su programa de gobierno, pues no podía seguir
camino diferente del que siguieron sus predecesoros, y refutó la opinión de
que el Papa no debe ocuparse en la política, siendo imposible separar esta
del magisterio Pontificio sobre la fe y también sobre las costumbres.

M E R R ? DEL VAL.—Conforme estaba anunciado, en el Consistorio ha sido


nombrado Cardenal el Obispo español, Secretario de Estado del Vaticano,
Monseñor Merry del Val,
Este dio las gracias por su nombramiento, manifestando que el mismo
era una prueba más de la modestia de Pío X al designarle para tan alta
dignidad, siendo el más humilde de los prelados.
Al acto asistieron los padres de Monseñor Merry del Val
E N PLENA ANARQUíA.—Con motivo de las últimas elecciones municipales
se han reproducido en las principales ciudades de España disturbios y tras-
tornos de orden público Santander ha llevado la peor parto en esta mate-
ria. Después que alcanzaron los republicanos un triunfo más completo del
que tenían pensado, se levantaron tumultuosamente y se dirigieron á la Re-
CRÓNICA GENERAL 875

sidencía de los PP. Jesuftas, tratándola de asaltar. Entretanto otros grupos


de manifestantes se dirigieron al Convento de los Pasionistas, cuyas puertas
rociaron con petróleo para que ardiesen la iglesia y el Convento, lo cual no
consiguieron.
Ya entrada la noche vinieron á nuestra residencia. Tan pronto como se
acercaron, una lluvia de enormes piedras cayó sobre la casa. Pero con poco
esfuerzo se logró dispersar á aquella turba. Lj3 manifestantes no se dieron
por vencidos, y rehaciéndose en mayor número arremetieron de nuevo
nuestra residencia. El choque que resultó entonce fué muy violento. Por
un largo espacio no so oyeron más que descargas, gritos, blasfemias horri-
bles y un ruido infernal.
La guardia civil dio entonces toque de atención y con su ayuda pudimos
librarnos de nuevos asaltos aquella noche, y que reinase completa tranqui-
lidad en toda la población. El día siguiente ó sea el 9 de Noviembre fu
tristísimo para Santander. Cerrados todos los comercios y paralizadas todas
las obras, más de 6.00(1 hombres desaforados se reunieron delante del Cír-
culo Católico para abrasarlo y acompañar después el cadáver de un mucha-
cho que resultó muerto en las refriegas del día anterior.
No le fué posible á la guardia civil contener aquella masa, y habiendo
asaltado al circulo católico no dejaron en él cosa sana, llegando hasta pren-
derle fuego y abrasarlo en parte.
Se disponían despuéa á acompañar al difunto, cuando se promulgó la
ley marcial y la tropa se encargó de disolver aquellas turbas con varias des-
c a r g a s t e las que resultaron algunos muertos y heridos.
Con motivo de estos tristes sucesos hemos recibido cartas de algunos
queridos amigos nuestros protestando del salvaje atentado de que fué
objeto nuestra casa. A todos les enviamos nuestras más.sinoeras gracias.
Pío X ORADOR.—Una persona de calidad que asistió en el mes de -Febrero
de 1893 al Triduo que tuvo lugar en la iglesia de San Lorenzo In panisperna
en Roma, para celebrar el quincuagésimo aniversario de la consagración
episcopal de León XIII, relata de este modo la impresión que le produjo
Mons. Sarto, que predicó uno de los días del Triduo:
<E1 orador del segundo día era Mons. Sarto, Obispo de Mantua. Sube al
pulpito, y oon voz vibrante, majestuoso ademán y conmovido acento, em-
pieza el exordio, que termina con esta hermosa invocación al Ángel de la
Providencia.
»—¡Ángel del cielo, tú que presides todas las cosas de la tierra, ve y ¿Li-
le á León que habló de él, que extienda la diestra mano y me bendiga!»
Un murmullo de emocionante admiración se sintió en todo el auditorio,
que estuvo pendiente durante una hora larga de la parsuasiva y ardiente
elocuencia del Prelado, que con pinceladas maestras nos mostró al abate
Joaquín Pecci, recibiendo la consagración episcopal, rigiendo después la
Diócesis de Perusa, desempeñando más tarde la Nunciatura de Bruselas y
elevado después á la Púrpura Cardenalicia, abrigando ya grandes ideas do
celo apostólico que debían ser el alma de su glorioso pontificado.
El tema de su oración sagrada fueron estas palabras del Eolesiastes, á
las quo los acontecimientos presentes dan gran actualidad: «No digáis de-
lante del Ángel que no hay Providencia.-»
MBNKLIK á PíO X.—Por mediación de un misionero, Obispo de la Alta
876 EL MONTE CARMELO

Etiopía, el Emperador Menelik ha enviado á Pío X una carta dando al P a -


pa el pésame por la muerte de Loón X I I I y felicitáudole por su elevación
á la Silla de San Pedro, en la que desea al Soberano Pontífice un largo y
próspero reinado.
E L PUEBLO DE ROMA ANTE EL PAPA.—A las tres de la tarde del sábado 24
de Octubre pasado ofrecía el patio de San Dámaso del Vaticano un espec-
táculo grandioso y consoladoi. Doce mil personas de la Prefectura de San
Eustaquio aguardaban la llegada del Padre Santo. Delante de la fuente
de San Clemente X I V había sido erigido un estrado. A las tres y media se
presentó el Soberano Pontífice, que fué acogido con delirantes aplausos y á
los sones del Himno Pontificio, tocado por la magnífica banda de la Guar-
dia suiza.
De la conmovedora alocución dirigida por Pío X á su numeroso au-
ditorio, transcribimos las siguientes palabras, con que puso término á su
discurso.
«Ahora quiero, para terminar, dar un consejo á los padres y madres de
familia, y es que eduquéis cristianamente 4 vuestros hijos. Nacidos en el
seno de la comunión católica, los niños deben ser educados en los mismos
principios que sus buenos padres. Bien sabéis que hasta el aire que respiran
los niños hoy está envenenado; tan numerosos son los enemigos que ace-
chan sus pasos. Velad, por tanto, sobre ellos, y, sobre todo, dadles buenos
ejemplos; es preciso que los niños aprendan de sus padres á practicar el
bien. Ya sabéis que los buenos árboles producen buenos frutos.»
La palabra del Papa, su condescendencia y su bondad entusiasmaron á
la muchedumbre que llenaba el inmonso patio de San Dámaso, y hombres
y mujeres prorrumpieron en aclamaciones.
—¡San Pedro, rogad por nuestros hijos!—gritaban todos, .agitando los
brazos y pugnando por llegar al estrado y besarla mino al Vicario de
Jesucristo.
El Papa recibió en audiencia particular á los curas de las cuatro parro-
quias que constituyen la Prefectura de San Eustaquio, los cuales presenta-
ron á Su Santidad comisiones de feligreses y representantes de las Asocia-
ciones católicas.
NOTA POLíTICA.—Se han continuado en las Cámaras las discusiones con
el fruto de siempre. Han hablado en el Congreso principalmente los repu-
blicanos Salmerón, Aziárate, Muro y últimamente don Melquíades Alva-
rez. Enojados los republicanos por ver su causa perdida en las elecciones
municipales de Madrid, se resolvieron no solo á no tomar parte en las elec-
ciones, sino también á impedir en el Congreso la aprobación de los presu-
puestos, tomando por medio la obstrucción parlamentaria, pidiendo para
toda votación nominal.
Las elecciones municipales se verificaron el Domingo no sin graves des-
órdenes, alcanzando triunfo completo los republicanos y socialistas en
Barcelona, Zaragoza, Valencia, Bilbao, Santander, Sevilla y otras; excepto
Madrid donde no se han presentado.
El pleito de la jefatura fusionista sigue en pie, y cuanto más se retarde
en elegir, más de temer es una ruptura entre los amigos de Montero Ríos
apoyado por Canalejas y Vega de Armijo, y los de Moret á cuya cabeza es-
tá el famoso Conde de Romanones. Se había acordado celebrar u n a gran
CRÓNICA GENERAL 877

asamblea de t)dos los ex-diputaios y ex-sonadores para elegir cuanto antes


jefe del partido; pero ofrece un sinnúmero de dificultades, y será probable
que so divida en dos bardos.
La huelga de Bilbao terminó sin accidente alguno particular al publi-
carse nuestro número anterior, merced á la pronta intervención del gene-
ral Zappino, que se trasladó desde Burgos á Bilbao y logró de los patronos
el acceder á las justas protensiones de los obreros.
Se ha presentado en el Congreso <4 proyecto de ley del descanso domi-
nical, cuyo primer artículo dice así:
Artículu 1.° Queda prohibido en domingo el trabajo material por cuen-
ta ajena y el que se efectúe con publicidad por cuenta propia en fábricas,,
talleres, almacenes, tiendas, comercios fijos ó ambulantes, minas, canteras,
puertos, transportes, explotaciones de obras públicas, construcciones, repa-
raciones, demoliciones, faenas agrícolas, ó forestales, establecimientos ó
servicios dependientes del Estado, la Provincia ó el Municipio, y demás
ocupaciones análogas á las mencionadas, sin más excepciones que las ex-
presadas en esta ley y el reglamento que se dictará para cumplirla.

ADVERTENCIA

Se ruega que toda correspondencia sobre asuntos de redacción


se dirija al Padre Director, y la correspondencia sobre renova-
ción de suscripciones, pedidos de libros, etc. etc. al Padre Admi-
nistrador.

-23fl
BM¡S

me¿
íV'&í
'íY?

> W t El hombre misterioso


--V<^«5-,'.V'.
x
Conoció Bernardo palpablemente evangélica y hasta llegó á ser una
la sublime misión á que Dios le des- colonia bastante floreciente en prác-
tinaba. Hasta aquel momento, hasta ticas cristianas. Pero por motivo de
el momento en que Bernardo se vio un alzamiento de los indígenas con-
en medio de aquellas multitudes de tra algunos caciques que los mal-
indios haciendo de apóstol, de mi- trataban, había habido una horrible
sionero, de evangelizador, de cate- carnicería, una desapiadada matan-
quista y de maestro de tanta alma za de todos los que tenían cualquie-
redimida por la sangre de Jesús, ra sombra de mando.
pero cuyo asiento eran las tinieblas En aquella triste jornada fueron
y sombras de muerte; no había he- muertos dos sacerdotes misioneros
chado de ver los caminos siempre que estaban al frentedeaquellanue-
ocultos por donde la divina Provi- va cristiandad. Y fácilmente se deja
dencia conduce á sus elegidos á la comprender que muertos los sacer-
realización de sus planes. dotes, muertos el gobernador y to-
Muchas veces se había quejado dos cuantos representasen la auto-
Bernardo de aquello que él llamaba ridad civil; el pueblo quedaría en
desamparo de Dios, sin acordarse estado de completa anarquía.
que no hay en el universo una sola Tomó, por lo tanto, cada uno la
hoja de árbol que se mueva ó deje dirección que mejor cuadraría á su
de moverse sin la determinación di- gusto y, si bien muchos se retiraron
vina; pero cuando vio con sus ojos, á las ciudades y poblaciones veci-
cuando palpó por propia experien- nas, otros permanecieron en los
cia, las necesidades espirituales y montes y se dedicaron unos á la ca-
físicas de aquellos que formaban el za, otros á la pesca, otros al robo y
presente desgarrador espectáculo, otros én completo estado de salva-
muy diferentes fueron sus ideas, sus jismo, adoptaron la vida errante.
sentimientos y sus futuras determi- Tal era la gente que rodeó á Ber
naciones. nardo y que como impulsados por un
Cada día se iba aumentando íá movimiento ó llamamiento interior
mies, sin aumentársele ni un sólo acudieron á escuchar sus enseñan-
operario. Cada día festivo apare- zas.
cían centenares de neófitos nuevos Día y noche trabajaba el Hombre
dispuestos á escuchar de los labios misterioso en instruir á aquella grey
de Berliardo las palabras de vida que Dios con señales tan visibles
eterna. En vano se multiplicaba puso á su cargo.
Bernardo, en vano acudía á todas En este oficio encontró un gran
partes, pues sus fuerzas y esfuerzos apoyo y ayuda en quien menos se
eran insuficientes para tanto tra- había figurado; en Tomás López.
bajo. Este que había sido capitán de ban-
Aquellos parajes habían sido evan- didos, fué después de su conversión
gelizados en otro tiempo, pues los el que más había cooperado á la
misioneros franciscanos y jesuítas instrucción de aquella colonia de
habían sembrado allí la semilla infelices, y con una solicitud incan-
SOLACES Y ENTKBTJíNIMIKNTOS 879

sable cooperaba á la santa obra de de un salto un enorme jaguar á una


Bernardo. muy corta distancia.
E n el término de un mes toda Apenas fué vista la fiera por los
aquella grey que se componía de dos indios que acompañaban á Ber-
más de seiscientas personas entre nardo, cuando con la velocidad de
hombres, mujeres y niños, estaban un rayo echaron mano á sus arcos,
en disposición de poder recibir el colocaron en ellos sus saetas, y en
bautismo. menos de un segundo la fiera esta-
Faltaba tan sólo el ministro que ba atravesada por dos flechazos.
le pudiera conferir, pues á distancia La carne del jaguar es muy mala
de muchas leguas no había sacerdo- para ser comida, pero á falta de
te alguno que pudiera administrar otra mejor, los indios no tienen in-
el primero y el más necesario de los conveniente en comerla, sobre todo
sacramentos. cuando se encuentran apurados del
P a r a poder hallar este ministro hambre. En esta ocasión sirvió de
competente, fué necesario que Ber- opíparo banquete á nuestros cami-
nardo emprendiera un largo viaje nantes. Como hacía cuatro días que
á pie, pues los trenes y coches no no comían más que frutas, no venía
eran todavía conocidos en aquellas mal una tajada de carne, aunque
tierras. ésta fuera de jaguar.
L a ciudad ó pequeña villa de San- En efecto, le partieron por medio
ta F e se encuentra á cuarenta le- á machete, le dividieron en peque-
guas de distancia del lugar en que ñas partes, hicieron fuego, pusieron
hemos situado á nuestra tribu india; sobre brasas las partes cortadas, y
era, por lo tanto, necesario viajar y éstas resultaron unas excelentes
caminar aquellas cuarenta leguas, chuletas que á nuestros caminantes
para poder traer un sacerdote desde les supieron á gloria, con la parti-
dicha población. Había que transi- cularidad de que no tenían sal ni
tar al efecto maniguas espesas don- salsa.
de era necesario abrirse paso ma- ¡Qué buena cocinera es el ham-
chete en mano, ríos bastante cauda- bre! ¡lástima que sea tan poco cono-
losos que había que atravesar á cida por aquellos que tanto se que-
nado y escarpadas pendientes de jan de cocineros y cocineras! Si
peligrosísimos pasos. nadie se sentara á la mesa hasta
Nada, empero, acobardó al fervo- que el hambre llamara á las puer-
roso misionero Bernardo. Tomó con- tas del estómago, ¡qué buenos pa-
sigo á dos de aquellos indios que recerían los cocineros y qué delicio-
conocían el camino, éstos prepara- sos serían los más pobres banquetes!
ron sus arcos y sus saetas y pusiéron- Después de este acontecimiento
se en marcha. siguieron sus caminos sin ningún
El camino que conduce desde la contratiempo, hasta qUe al sexto
colonia india á Santa F e es muy día llegaron á Santa F e , ¡qué sor-
peligroso por la multitud de jagua- presa para los dos indios que jamás
res animales, carnívoros y feroces ó habían visto pueblo alguno ni gente
especie de tigres americanos, con vestida ni civilizada! A la verdad,
que se encuentra con frecuencia el la ciudad de Santa F e no tiene nada
viajero; y sobre todo de noche co- que ver; ni sus edificios, ni sus par-
r r e s i e m p r e inminente peligro todo ques contienen nada que pueda lla-
aquel que se atreva á atravesarle mar la atención de nadie, pero los
sin antes haberse surtido bien de dos pobres indios estaban tan admi1-
armas. rados de lo que veían, que apenas
Llevaban el cuarto día de viaje podían caminar por la calle, por lo
nuestros tres caminantes, alimen- absortos que se hallaban, de ver co-
tándose con las frutas silvestres que sas tan nuevas como las que se pre-
encontraban á su paso, y no les ha- sentaban á la vista.
bía ocurrido ningún contratiempo E n aquella ciudad encontraron
de importancia, pero he aquí que dos Padres Franciscanos, á quienes
cuando más descuidados se hallaban expusieron desde luego el objeto á
descansando á la sombra de un her- qué venían y el fin de su misión.
moso cedro, y comían tranquilamen- Aquellos Padres les recibieron con
te unas frutas de guayaba que poco toda caridad y afabilidad, les detu-
antes habían cogido, presénteseles vieron dos días en su casa, tratan-
880 EL MONTE CARMELO

doles con el esmero que tales per- la el nombre de la Virgen del Car-
sonajes merecían; y descansados men, traer una imagen de esta Se-
los tres comisionados del cansancio ñora, colocarla en el altar mayor, y
del viaje, emprendieron la vuelta dar á aquella colonia el de "La co-
llenos de gozo en compañía del uno lonia del Carmen.,, Así la llamare-
de los Padres franciscanos, que iba mos en adelante
á administrar los sacramentos á la L a iglesia se construyó en dos
tribu india. días. Cada indio cogió su machete;
Al quinto día del viaje llegaron unos cortaban maderas, otros las
el Padre franciscano, Bernardo y pulían, otros cortaban guano para el
los dos indios á la nueva colonia de techo, otros allanaban el suelo, otros
líi orilla del río ,de las Amazonas. sacaban cuerdas de las plantas de
Allí se conservaban en perfecta ar- heniquen para sujetar las maderas
monía y tranquila paz todos los neo por falta de clavos.
fitos ó catecúmenos de Bernardo ba-
jo la dirección de Tomás López, Todavía faltaba una cosa más
quien en la ausencia del Hombre principal. E r a necesario imponer
misterioso cuidó de sus antiguos su- el escapulario de, la Virgen del
bordinados con admirable solicitud. Carmen á todos los habitantes de
la colonia del Carmen, ¿pero quién
Los festejos con que fueron reci tenía tanto escapulario ó dé dónde
bidos el misionero y lqs comisiona- era posible proporcionarlos? A esto
dos, fueron dignos de la sencillez de quedó comprometido el P . Francis-
aquellos que los promovían. Nuevas cano. Señalóse pues un día en que
plumas en la cabeza, ramas verdes el misionero había dé volver, trae-
de palmera en la mano y aves del ría el número suficiente de escapu-
más vistoso plumaje que presenta- larios, se los impondría á todos
ban al misionero, eran los obsequios aquellos nuevos cristianos y se ce-
que aquellos infelices ó mil veces lebraría una función solemne en ho-
felices indios ofrecían con todo el nor de la V i r g e n del Carmen.
afecto de su corazón al enviado de
Dios. Todo se realizó á su debido tiem-
Sin pérdida pues de tiempo pro- po, y quedó constituida de una vez
cedióse al examen de los catecúme- aquella nueva cristiandad bajo la
nos en doctrina cristiana; y todos dirección espiritual de los Padres
aquellos que fueron hallados con Franciscanos de Sarita F e y la civil
suficiente instrucción, fueron bauti- de Bernardo con la cooperación de
zados aquel mismo día. Acto segui- Tomás-López. Quedóles una iglesia
do, aquellos que estaban ya bauti- sencilla una imagen bonita, una de-
zados recibieron los sacramentos de voción ferviente, una fe ardiente,
confesión y comunión; y he ahí có- unas costumbres santas, una paz
mo dispuso la Providencia, divina, celestial, una ciencia timorata y
que por los medios más imprevistos un corazón inocente, favores todos
para el hombre se convirtiera en concedidos por el cielo, por medio
una congregación de cristianos fer- del. Hombre misterioso.
vorosos una tribu completamente Aquella iglesia subsistía J.odavía
salvaje. hace veinte años, época e n ' q u e un
Advirtió Bernardo que lo prime- furioso ciclón le arrancó toda des-
ro que había que hacer era cons- de sus cimientos.
truir allí mismo una iglesia, poner-

Fr, Samuel de Santa ¥eresa.


(Se continuará).
i V A / • ¿ « ^ A

JUBILEO DE L i n i C É D06MHTICII
DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

L próximo día 8 de Di-


ciembre empieza el año
jubilar de la proclama-
ción dogmática del mis-
terio de la Inmaculada Concepción
de María Santísima; y el mundo
católico, respondiendo á las exci-
taciones de León XIII de impere-
cedera memoria, y de nuestro San-
tísimo y amadísimo Padre Pío X,
se prepara á conmemorar con. ju-
bilosas fiestas el fausto suceso lle-
Afio i V - f í á m . 8 3 vado felizmente á cabo por el in-
mortal Pío IX.
l.° de Diciembre de 1903 Nada más justo.
María Santísima es la obra más
excelente de la divina gracia en el
> orden criado; es la gloria más pu-
882 EL MONTE CARMELO

ra, más esplendorosa de la Iglesia Católica; y el privi-


legio de su Concepción sin mancha original y con todos
los carismas sobrenaturales, es el principio de la gran-
deza casi infinita de la Madre de Dios, y, corrió tal, la
prerrogativa más estimada y tiernamente amada entre
todos sus excelsos dones por la Virgen purísima.
El cristianismo, pues, á quien María pertenece
cdmó el miembro más preclaro, como Madre déla divi-
na gracia, como Aurora que precedió al .Sol de justicia,
como Córredento.ra del humano linaje, siente en estos
momentos dilatarse su corazón con soberanas expan-
siones dé gozo celestial, y se prepara á entonar cánti-
cos 'de amor, himnos de alabanza y acción de gracias, y
obsequiar con'fiestas solemnísimas y cultos .magníficos
á la Mujer quebrantadora de la cabeza de la infernal
serpiente, á la Madre de celestial y santa descendencia,
a l a toda pura, toda inmaculada, toda bendita entre
todas las mujeres de la tierra, María Santísima.
E L MONTE CARMELO interpretando fidelísimamente
los sentimientos de la Orden Carmelitana, que es la Or-
den de María, sé asocia con efusión y amor fervoroso
y entusiasta á este espíritu de universal regocijo y á
las fiestas que se organicen para honrar y glorificar á
nuestra común y-amadísima Madre.
*.•' ¿Cómo iba á estar E L MONTE CARMELO indiferente
ó mudo en este concierto de alegría y entusiasmos?
Nosotros, cuya profesión es recoger todas las tradi-
<eionei& que, como legado santo, transmitieron á sus
'hijos loshabitantes de la montaña más hermosa de Pa-
léstma en cuyas faldas se erigiera la primera capilla en
'honor de. la Madre de Dios; y ¿hacernos eco délos amo
rosos suspiros exhalados '• por todas las generaciones
carmelitanas en sus'retirados claustros, hemos aprendi-
do en esas tradiciones y hemos descubierto en estos sus-
piros la fe de los Carmelitas de todos los siglos, á par-
tir del Profeta Elias, en el misterio de- la Inmaculada
r
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L a Inmaculada~de Ribe
884 EL MONTB CARMELO

Concepción, y el amor ardentísimo con que profesaban


este consolador dogma.
Desde que en la nubécula que se levantó del Medi-
terráneo, presagio de ventura y abundancia para el
pueblo de Israel, vio Elias la imagen de la Virgen ben-
ditísima, de la Inmaculada Madre de Dios, los Carme-
litas se dedicaron á su culto, se hicieron predicadores de
sus privilegios, apóstoles que anunciaron á las gentes
sus glorias, teólogos que defendieron contra los herejes
sus excelsas prerrogativas, sussobrehumanasgrandezas,
su pureza inmaculada, su Virginidad sin tacha. Ahí está
la historia del Carmelo, de la Orden Mariana por exce-
lencia; ahí están las obras teológicas, apologéticas,
polémicas y místicas debidas á las sabias plumas de los
Carmelitas; en todas las páginas de aquella historia y
en todas las de estos libros están palpitando la fe y el
amor carmelitanos para con María Santísima, recono-
cida y venerada y predicada toda limpia é inmaculada
en su Concepción, santísima en su vida, Virgen siem-
pre purísima, y Madre, á pesar de ser Virgen, que con-
cibió y dio á luz al hijo de Dios. Esta ha sido siempre
la fe del Carmelo: este ha sido siempre su amor.
Por eso de todo corazón nos asociamos á este rego-
cijo universal de la Iglesia Católica, y hacemos votos
porque esta fiestas jubilares sean comienz'o de una era
de paz y tranquilidad, en que desvanecidos los temores
dé hondas perturbaciones religiosas que en momentos
asaltan nuestro corazón á la vista del estado actual de
los pueblos, desvanecida esa atmósfera de tristes pre-
sentimientos para el porvenir qn que parece estamos
envueltos, renazca en todos los espíritus la esperanza
y la alegría, y todos, reunidos al rededor de los altares
de María Inmaculada, congratulemos á nuestra común
Madre'y'nos congratulemos mutuamente porque Dios
la ha hecho toda pura, inmaculada y santa.
Fr. Éngel María.
iM#éíéMáÉtáÉIÉí^^
®
^í$)^j^0^0^^^-^^00-0-0~^^^^)-(^^)-\

;o|||ppiif||||ff|f^|||pp|fim^iipi

TOT^ PULCHRA

OMO las grandes y desbordadas avenidas


arrasan las campiñas que encuentran á su
paso, así fué instantáneamente desolada la
humanidad, pingüe en dotes naturales, abun-
dante en deseos y llena de gracia, al ser invadi-
i da por la avenida más grande, más funesta y más
desbordada que se pudo pensar. Ante esta devasta-
ción universal fueron conturbados los príncipes de
%don, temblaron los valientes de Moab y pasmáronse
los habitantes de Canaan (1); porque aquella paz imper-
turbable que, antes de la horrible catástrofe, ponía orden comple-
to en todas y cada una de las potencias del hombre, se perturbó,"
aquella vida con patentes de segura inmortalidad, empezó á desfa-
llecer; y aquella inteligencia que miraba sin cansarse los resplan-
dores de la sabiduría en la misma divinidad, llegó á oscilar viéndo-
se sometida á los golpes del error. Sumergida la naturaleza huma-
na en lo más profundo del pecado, la muerte extendió sus negras
alas por todas partes, la insubordinación levantó bandera, conmo-
viendo los fundamentos del orden moral, y en el corazón de la natu-
raleza, así destrozada, quedó un germen mortífero de descenden-
cias gangrenadas, débiles para todo bien, prontas para todo mal.
No era posible encontrar parte sana de donde surgir pudiera
una vida contrarrestando la muerte, una fuerza para detener el to-
rrente devastador de los males y un solo fruto del árbol de la huma-
na naturaleza que devolviese la fuerza perdida. No era posible pro-
ducir una criatura sana de aquella humanidad enferma, sin la inter-
vención directa de aquel divino poder que tiene en sus manos las lla-
ves de lajiaturaleza, y abre cuando le place los secretosdela gracia.
"¿Quién,dice Job á Dios, (2) puede hacer limpio lo que de inmunda
(1) Exod. XV.
(2) XIV.
886 EL MONTE CÁEMELO

;, fué concebido? ¿Quién sino tú que eres sóloP„ Solo Dios, en efecto,
que hizo la naturaleza perfecta, que la adornó con los fulgurantes
ropajes d,e la gracia y la coronó de gloria y honor, podía, suspen-
diendo las leyes á que el hombre se sometió por la culpa, preservar
del contagio una parte de la humanidad, porción admirable, nobilí.
sima, toda pura, destinada, como dice San Bernardo, para unir lo
supremo de la divinidad con lo ínfimo de la humanidad.
Todas las obras de Dios fueron buenas, perfectas y hermosas,
porque en todas ellas hay orden, proporción y armonía: pero ¿á cuál
de ellas se podrá aplicar el apelativo Completo y absoluto de hermo-
sa, sin que al instante nos encontremos con algún lunar, algún de-
fecto que, si bien contribuye al esplendor del conjunto, impide Ja
aplicación de lo hermoso en su totalidad? Buenos, perfectos y her-
mosos son los cielos con sus magníficas lámparas de soles, planetas
y cometas, pero, si hermosura completa quiere decir, claridad per-
fecta de todo el ser; no les convendrá el calificativo en la amplitud
completa que se.le dá, porque sólo les conviene la claridad en su
superficie. Buenos, perfectos y hermosos son los montes, los campos
y los valles, coronados con sus empinadas crestas, vestidos de plan,
tas y flores, y esclarecidos con la variedad de sus panoramas; pero
tampoco son hermosos en su totalidad, porque á unos les falta la vi-
da, á otros la sensibilidad y á todos el conocimiento de la misión que
. desempeñan. Buenos, grandiosos y magníficos son los mares en
tempestad y en bonanza, y en la calidad y multitud de sus morado-
res; pero tanta grandiosidad y magnificencia nunca llegará á ser
hermosa en su totalidad, porque ni en sus anchuras, ni en la ca-
lidad de sus moradores, se encuentra la perla preciosa de la li-
bertad, que es la más magnífica hermosura. Bueno, perfecto y
hermoso debió de ser el hombre para quien fueron hechas todas
las otras hermosuras y en quien fueron estampados los rasgos de
la imagen de Dios; pero ¿qué fué de la primitiva hermosura? ¿Dón-
de están aquellos timbres tan preclaros que le hacían rey y señor
del mundo natural, racional y moral? Aquella hermosura de-ori-
gen desapareció en su cuna; aquellos timbres tan preclaros como
divinos, fueron rotos juntamente con toda su soberanía, para que á
ninguno más que á Jesucristo, nacido de María, y á María madre
de Dios pudiera aplicarse el calificativo hermoso en su plenitud y
totalidad. María, pues, entre las puras criaturas tiene más hermo-
sura que todas las criaturas juntas, porque es hermosa en lo natu-
ral, en lo racional y en lo moral, es toda hermosa.
Los defectos y desproporciones naturales de la humanidad, son
efecto de un cataclismo universal, conocido con el nombre genéri-
co de pena impuesta por una culpa, porque habiendo salido de las
manos de Dios íntegros, señores y dominando los elementos del
universo, necesariamente debían reproducirse y manifestarse pro-
porcionados, armoniosos, con el bello resplandor de todas sus par-
TÜTA PU1.CHRA 887
simiente hermoseando al todo que es la humanidad. Pero ¿qué pudo
impedir la hermosura de María, á quien maravillosamente conser-
vó Dios ilesa, intacta é íntegra en el orden natural? ¿Qué elementos
por destructores que fuesen, hubieran sido capaces de alterar, per-
turbar ni debilitar aquel candidísimo cuerpo, á quien el Espíritu
Santo destinaba para templo de Dios, y sagrario de la Humanidad
divina de Cristo, obra excelentísima que adorna y hermosea todas
las demás? "María estuvo tan libre de las miserias de los descen-
dientes de Adán, dice San Buenaventura, (1) que no sólo se cree
haberse divinamente librado de toda culpa original, sino de todas
las maneras de inclinaciones á los incentivos de la culpa; "porque
habiendo sido eternamente escogida para casa del mismo Dios, fué
por lo mismo la obra preciosísima, la primera maravilla de la crea-
ción,,, y el trono purísimo del divino Salomón, donde reflejan los
resplandores de la divinidad. La naturaleza se manifiesta en María
con toda la perfección, superioridad y belleza más hermosa que las
tiendas de Cedar, ir.ás que las pieles de Salomón (2).
Por buena y recomendable que sea la hermosura natural; pa-
lidece y se aja con la rapidez con que se aja la belleza de la flor,
si no está acompañada de la hermosura racional. No faltan ejem-
plares en quienes la naturaleza física ha sido tan pródiga y gene-
rosa que, á juzgar por sus proporciones, su organismo y su colori-
do exteriot'serían un conjunto de hermosura. Pero en esos seres
tan proporcionados ¿no se encuentran muchas veces sensiblemente
marcadas las señales de la más completa ignorancia é idiotez,
uniendo á la proporción de naturaleza física el desequilibrio más
absoluto en las facultades propias del ser racional? Pero no sucede
esto con María; porque además de la hermosura física que á manos
llenas le concedió la naturaleza, quiso Dios que sobresaliese tanto
en hermosura racional que (3) San Buenaventura, deduciendo de la
morada que sapiehtísimamente fijó en su seno el Señor de todas las
ciencias, la hermosura racional de María, asegura que no hubo
criatura más sabia, más prudente y más hermosa que María; por-
que en su alma purísima, justísima y refulgentísima están todos los
tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios (4).
Pero sobre todas las hermosuras, está como corona y remate de
refulgente perfección la hermosura moral: porque de ella puede
muy bien decirse que (5) es el resplandor de la lus eterna, el es-
pejo sin mancilla de la majestad de Dios y la imagen de su bon-
dad, hasta el punto que la vista se admira de tanta belleza y can-
dor (6).
(1) Specul. V.
(2) Cant. I. 4.
(3) Specul. V. VIH.
(4) S. Ariseltn. .26.
(5) Sap. VIL
(6) Eccli.XLIII.
888 EL MONTE CARMELO

Entiéndese por hermosura moral, no sólo la relación íntima de


los actos morales á los fundamentos esenciales del orden moral, si-
no^también la influencia suave y eficaz de la virtud heroica, res-
plandor celestial y superioridad divina de los actos morales.. ¿Cuál
será, según, esto la hermosura moral de María? Si toda la gloria de
la hija del Rey, toda la gloria dé María es de dentro deT alma del
orden moral ¿quién negará que María es hermosísima? ¿Qué ojos
serán bastante poderosos para mirar tanta magnificencia y esplen-
dor? María moralmente considerada, no solamente es hermosa si-
no un milagro de hermosura, porque eternamente escogida para
Madre Dios, no sólo estuvo ilesa del contagio de la culpa original
y personal, sino que, desde el momento de ser concebida su inteli-
gencia privilegiada, su razón llena de sabiduría y de gracia, pusie-
ron tal orden en sus potencias y sentidos que todos los actos que
de ellos procedían, eran más resplandecientes que los rayos del sol,
estaban plenamente identificados con los eternos principios del or-
den moral, y sólo tienen valor superior los actos morales del Hijo
de Dios. •
"No hay, no lia habido ni habrá, dice San Buenaventura, (1) una
mujer como María, en el aspecto de su clarísima vida, en la her-
mosura de su limpidísima conciencia, en el sentido de discretísima
lengua.,, Toda eres hermosa, María, en lo natural, en lo racional y
en lo moral, porque Tú eres el campo lleno, bendecido por el Se-
ñor; Tú estás llena de virtudes, llena de gracias, cuajada de privi-
legios; y Tú procediste siempre como aurora resplandeciente y ru-
bicunda; pues, superando con tu hermosura los efectos funestos
del pecado original, naciste hermosa con la posesión de la verdad
y viviste más hermosa con el purísimo amor de la virtud.
' Fr. iedro ¥ornas de iía. Fe tesa.

(1) Speculum. V. VI.


v <sWtí Í9THC/ bWeJoMe) ísIt

safs efSels áSSaJSs


<*&. vfí vh vff •%? v|Sf * vlí.w w '

A DA INMACUDADA

Más pura que los carmines


Que anuncian el nuevo día,
Eres Tú, oh Madre mía!
Y más que el bello arrebol
Que fulgura en el Oriente
Con sus más vivos colores,
Al brotar los resplandores
Del esplendoroso sol.

Más pura, sí, que las rosas


Y que los albos jazmines
Que perfuman los jardines
Con su aroma celestial.
Más que la violeta humilde
Y que el clavel más hermoso,
Que el nardo más oloroso,
Que la mirra virginal.

Pura te llaman las auras


Al perfumar el ambiente,
Y la límpida corriente
Con su tierno murmurar.
Las aves, pura.te aclaman
Con los acordes divinos
De sus melodiosos trinos,
De su sueño al despertar.

Pura la luz Te apellida


En la hermosa primavera,
Al salpicar la pradera
De colores mil y mil.
Zebea, pura te dice
Desde su argentado coche,
Al titilar en la noche
En las linfas del pensil. "
$90 , BL MONTE CABMJSLO

Pura, la tierra y el cielo,


Y los ríos, y los mares,
Con imponentes cantares
Te proclaman con amor.
Pura, repite el impío
En medio de su locura;
Y la mísera criatura
Que marchitó su candor.

También yo, pura Te digo,


¡Oh Madre del alma mía!
Transportado de alegría
Al mirar tu amable faz,
Y al gustar de tus sonrisas
Los encantos peregrinos,
Y de tus ojos divinos
El amoroso mirar.
Fr. i. M* áel Sg. hcramento.

ANAGRAMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN


Ningún cristiano hay que no sepa las sublimes palabras con que el Ar-
cángel San Gabriel saludó á la más pura de las Vírgenes; sin embargo,
pocos son los que saben la hermosa combinación que, en favor de la Inma-
culada Concepción, se forma con las letras de que se compone la Saluta-
ción angélica:
Se dice que fué un santo Obispo de Hungría, muy devoto de la Santísi-
ma Virgen, quien tuvo la dicha de encontrar tan hermosa combinación:
Así dice la oración angélica.
1 , 2 , 3 , 4 , 5 , 6 , 7 , 8 , 9,10,11,12,13,14, 15,16,17,18,19,
A-v-e M-a-r-í-a g - r - a - t - i - a p-1-e-n-a
20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30,31,
D -o-m - i -n -u -s t-e-c-u-m
Combinando las letras de esta salutación sale exactamente la siguiente
afirmación de la Inmaculada Concepción.
2 0 , 3 , 7 , 1 5 , 1 , 6 , 5 , 13,18,2,17,24,12,8, 26,25,4,
D-e-i - p-a-r-a i - n - v- e - n - 1 - a s-u-m
28,10, 9, 21, 23, 22, 31,11, 29, 30,16,14, 27,19,
e-r-g-o i-m-m a-c-u-1-a-t-a
LOS CATÓLICOS E S P A Ñ O L E S
Y LAS FIESTAS JUBILARES DE LA INMACULADA

Yo no sé por qué, cuando vamos á entrar en el quincuagésimo


aniversario de la Definición dogmática de la Concepción sin mancha
de María Santísima, y van á dar comienzo las públicas y solemnes y
universales fiestas y regocijos para conmemorar la fecha feliz del
grandioso acto realizado por Pío IX, nos asaltan tristes presenti-
mientos de que en el concierto de universal alegría y común entu-
siasmo de que el mundo entero dará en este afio magnífico ejemplo,
va España á constituir una nota discordante. Tengo vergüenza de
decirlo, pero así lo siento, ó mejor, así lo temo.
Se nota en los espíritus un profundo malestar, siéntese bajo el
suelo de las concieucias no sé qué trepidaciones misteriosas, flota en
el espacio un sentimiento de recelo y de temor de que aquí va á su-
ceder y acontecer, que tenemos miedo no mueran en flor muchos en-
tusiasmos, no se desvanezcan antes de darse á conocer muchos san-
tos anhelos, no se frustren antes de manifestarse[muchos bellísimos
proyectos, y se dejen correr los días de este solemnísimo año jubi-
lar sin que se haga más que una parte muy pequeña, muy insigni-
ficante de lo mucho que España debía de hacer por honrar á María
Inmaculada.
Este año estaba llamado á ser para España muy alegre, muy ven»
turoso, y que perdurara en la memoria de los siglos la solemnidad
desplegada en sus fiestas, tn sus cultos, en todas las manifestacio-
nes de su júbilo, en todas las expresiones de su afecto filial para coa
la que es su Madre y PatroDa. Porque España es el pueblo, es la
nación de María Inmaculada. España es deudora á María de una his-
toria inacabable de glorias, de conquistas, de fe, de independencia,
de libertad; de suerte que España no se concibe sin la intervención
poderosísima y maternal de la Virgen purísima que ciñó la frente
de su nación predilecta con la corona refulgente de dos mundos, que
extendió sobre sus espaldas, cual mauto de sin par soberanía, los
esplendores del sol que nunca se ponía en sus dominios, que puso
como escabel bajo de sus pies la odiosa enseña de la media luna, y
892 EL MONTE CARMELO

la hizo así, con tan bellos atributos, hermosísima imagen de aque-


lla mujer que viera el Profeta de Patmos.
Por eso España debía en este año de ir á la cab3za de todas las
naciones y pueblos de la tierra en los festejos que se organicen para
conmemorar la proclamación del misterio más consolador para el
pueblo español, puesto que es el misterio que más realza en el orden
de la gracia á la Patrona de España. Fiestas solemnísimas, cantos
populares, comuniones nutridas, peregrinaciones numerosas, proce-
siones públicas, rogativas fervientes, iluminaciones en todas las ca-
sas, colgaduras en todos los edificios, todo esto, y mucho más, está
obligada España á hacer en todos los pueblos de la península para
ensalzar á María Santísima en el dogma de su Concepción sin
mancha.
¿Se hará así?
Los sucesos vandálicos acaecidos últimamente en la capital de
Vizcaya con intentó de prohibir la grandiosa peregrinación bilbaína
al Santuario de la Virgen de Begoña; los asaltos á Conventos é igle-
sias por los revolucionarios de Santander para celebrar el triunfo de
los republicanos en las pasadas elecciones municipales, siu contar
otras muchas manifestaciones tumultuarias y antireligiosas que, á
partir de la representación del tristemente célebre drama «Electra»,
vienen frecuentemente agitando los pueblos de España, revelan un
estado de ánimo muy hostil á la Iglesia Católica y á todas las mani-
festaciones del culto externo. Este estado de ánimo, que es la revo-
lución antireligiosa que ha estado preparándose hace mucho tiempo
en nuestra desgraciada sociedad, si llega á intentar impedir ó per-
turbar, como es de temer, las fiestas que se organicen para honrar á
María Santísima, diremos con propiedad que es la expresión de la
bestia, del dragón descomunal de siete cabezas y diez cuernos que
vio San Juan en el Apocalipsis, que hace guerra á la Mujer, que
persigue á la Virgen Madre, queriendo mancillar su gloria ó impedir
su culto.
¿Pero qué haremos si llega ese caso de que el dragón persigue á
la Mujer y persigue á Ion hijos que quieren honrar á esa Mujer, qué
baremo's los católicos españoles? ¿Qué hará, sobre todo, esa juven-
tud, española, esos jóvenes llenos de vida, llenos de entusiasmo, lle-
nos de energía, que forman núcleos numerosos, falanges apretadas,
acuerteladas hoy y puestas bajo el amparo de la Reina de los cie-
los? ¿Permanecerán encerrados en sus cuarteles, permaneceremos
encerrados en nuestras casas, sin atrevernos á hacer público el ho-
menaje de nuestro amor á la Virgen, á ostentar nuestra fe delante
de los hombres, á llenar los espacios con el eco de nuestros cánticos,
LOS CATÓLICOS ESPAÑOLES Y LAB FIESTAS JUBILARES 893

á pasear la imagen benditísima de María por las calles y las plazas,


y á adornar con ella nuestro pecho y la fachada de nuestras casas y
el dintel de nuestras puertas, sólo porque los enemigos de Dios y de
nuestras sagradas creeucias se irritan y achacan áprovocación lo que
es uso de perfectísimo derecho que todas las leyes nos conceden, y
cumplimiento de estricto deber que nuestra fe nos impone?
¡Vive Dios! que la prudencia tiene sus límites, y ha sonado la
hora de que el católico se haga respetar en sus creencias y en sus
amores, de que vean los contrarios que la fe no es cobarde, que el
amor no es pusilámine, y que no en vano se insulta á Dios que es
nuestro Padre, y á la Virgen María que es nuestra Madre aman tí-
sima.
Oremos, eso sí, y con fervor ardiente, y postrémonos ante los al-
tares y hagamos en el Santuario la guardia á Jesús Sacramentado
y á la Reina de los cielos; pero es preciso hacer más: es preciso que
después de orar combatamos, si se nos presenta la batalla; e* preciso
que la confesión de nuestra fe resuene fuera de la Iglesia, que las
expansiones de nuestro amor se dilaten f aera de los templos; es pre-
ciso que en este año jubilar se entere el mundo entero del júbilo de
la España católica, sea testigo de vista y de oídas del entusiasmo de
los católicos españoles.
¿Lo hará España asi? ¿se verán los católicos españoles cohibidos
en las legítimas -manifestaciones de su júbilo por el temor déla
agresión brutal de las turbas emborrachadas con el vino de la revo-
lución, ó por las disposiciones de quien en vez de ser amparador de
toda justicia y guardián de todos derechos legítimos, dejaría qae
impunemente sean violados los justísimos, los santísimos, los verda^
deramente inalienables ó insustituibles derechos de Dios, de quien
viene todo derecho, de quien dimana toda autoridad, que es fuente
perenne de justicia para los mundos?
Solo apuntamos el recelo que nos a?alta de que en España no ee
corresponda, por una causa ó por otra, á lo mucho que debemos á
María Inmaculada; pero aguardaremos á que vaya transcurriendo el
año para dar nuestro aplauso á los católicos españoles si con el valor
que la fe inspira y despreciando y en todo caso rechazando las agre-
siones sectarias, cumplen con el deber que su carácter de hijos pre-
dilectos de María les impone; ó para protestar enérgicamente contra
los que con sus atropellos, ó con la complicidad de no garantir la
libertad y los derechos de los católicos, impiden que los festejos de
este año jubilar en honor de la Concepción Inmaculada de María
tengan todo el realce, esplendor y solemnidad debidos.
Fr. Willi&m.
La santa casa de Loreto
iiiniiiiiiiiiiii

El santuario más célebre que de la Virgen purísima se conserva,


es la Santa Casa de Nazareth. En ella s©cree nació la Santísima Vir-
gen, en ella se realizó el grandísimo y nunca bastantemente bien pon-
derado ni agradecido misterio de la Encamación del Unigénito del
Padre; en ella se deslizaron plácidos y alegres los juveniles años del
Hombre-Dios; en ella se ultimaron los grandes misterios de la vida
oculta del Salvador, en ella se realizaron aquellos sublimes coloquios
y aquellas deíficas pláticas que tan gigantescas proporciones dieran
al grandioso y sublime edificio de la santidad de María; en ella vivió
la familia modelo, la trinidad terrestre, lo más grande del cielo y lo
más realzado de la tierra; en ella finalizó sus días coronados de mé-
ritos y de años el preexcelso patriarca San José, en ella... pero basta.
¿Me he propuesto por ventura contar las glorias de esta Santa Casa?
Tanto valdría contar las estrellas que tachonan el firmamento en el
oscuro azul de la noche, como contar las glorias de este santuario
que no reconoce otro rival más que el santuario de Dios en el cielo;
el trono de la Benditísima Trinidad.
Esta santa casa fué tenida en tanta veneración que se dice, y no
sin fundamento, que fué el primer templo cristiano. La Virgen ben-
ditísima lo legó como herencia á los carmelita?, que desde entonóos
comenzaron á poseerlo, San Pedro lo trocó en capilla y se cree celebró
allí el primer sacrificio de la misa, y no falta quien diga que allí
hizo la Virgen la primera Comunión. Sus dificultades tienen estos
asertos, y no es la menor la distancia y la afirmación bíblica que nos
dice que á raíz de la Ascensión los apóstoles permanecieron en Je-
rusalón, primero esperando el advenimiento del Espíritu Santo, y
después cimentando aquella obra que debía elevarse atrevida hasta
las alturas de Dios. ¿Cómo es posible que San Pedro tardara tanto
tiempo en celebrar? y sobre todo ¿cómo se concibe el que la Santísi-
ma Virgen quedase tanto tiempo privada del indescriptible consuelo
y realzante grocia de alimentarse con la carne de su Santísimo Hijo
que era á la vez la suya? Razones son estas que dicen mucho; sin
LA SAÍÍTA CASA BE tORBÍO 89S

embargo, no seré yo quien niegue á la Santa Casa tales honores,'


porque ni soy quién para ello, ni tengo datos históricos para soste-
ner la negatiya, ni es tau fuera de propósito el que los apóstoles" dts-
nocedores ya del grandor de los hechos qun se habían realizado á su'
presencia, y sabedores de todo el mérito é importancia que para to-
dos tenía aquel santuario se hubiera trasladado aquella bendita casa^
á inaugurar el incruento sacriñcio de nuestros altares. Máxime si se'
tiene en cuenta que Pedro había nacido no lejos de Nazareth y queL
la mayor parto de los apóstoles tenían sus cunas no lejos de la santa''
casa. Mezquina es esta razón y no deja de presentarse algún tanto-
vestida de la carne>y de la sangre. Empero sea como quiera la pa-~
tria es la imagen del cielo y el lugar que nos vio nacer tiene para el'
alma y para el corazón atractivos sublimes que no en todas partea-
se encuentran, y al fin y á la postre la gracia lejos de destruir peí-"
fecciona la naturaleza.
En tiempo de Constantino, su piadosa madre Santa Elena la ro-
deó de un magnífico templo teniondo el buen gusto de conservar lu- '
tegra la casita. Sobre el frontispicio se leían estas palabras; Ucee e&f
ara—in qua primo factum est—humanae salutis fundamenhim.
Junto á ella edificó también un suntuoso monasterio, y allí, para
desafiar en pureza y amor á los ángeles del cielo que jamás abando-
naron aquel tabernáculo de la divinidad, moraban los ángeles de la
tierra cubiertos con la melota de Elias? y ceñidos con el blanco y pu-,
rísimo cíngulo de la castidad.
Mas de mil años la poseyeron los carmelitas, con el nombre de ~,
Domum iiicarnaiionis: la casa de la encarnación siendo respetados ,
por los mismos mahometanos,, y iecibiendo y hospedando á los fie^.,
les que de todas partes acudían á la santa Casa para adorar aquella ,
morada escogida donde se complació en morar corporalmente la ple-
nitud de la divinidad, í
Al honroso fracaso de las gloriosas guerras de los cruzador los áiir,.[
geles temerosos de que la Santa Casa quedara expuesta á las p r o -
fanaciones del islamita, que bramaba de furor, y corría ávido de-
sangre y de venganza aquella tierra bendita, arrancaron la santa
Casa y colocándola sobre sus alas la trasladaron á Tersato en DaJ- •
macla, dejando como comprobantes los fundamentos en Nazareth. (l-):":
Del hecho dio cuenta la Santísima Virgen al cura de la población.:
que corrió inmediatamente en prueba de la veracidad del hecho que.:
se le evangelizaba. La novedad del caso llamó fuertemente la aten-

(1) Esta traslación tuvo lugar el 9 de Mayo de 1291.


896 EL MONTE CARMELO

ción de los terrataneos tan prodigiosamente favorecidos por el cielo;


empero poco agradecidos á la merced que el cielo les dispensaba
dudaron del hecho y nombrando una comisión que fuera á Nazareth
á examinar el área que ocupaba la Santa Casa comprobando unas
medidas con otras; de este examen resultó como no podía menos la
identidad y la autenticidad de la Santa Casa. A las dudas siguióse un
orgullo tal y un desprecio casi igual á su orgullo, que imposibilitaron
la permanencia de tan preciosa reliquia en aquel suelo, primero in-
grato, después ensoberbecido y últimamente infatuado. Y como el
papel que representaba la modesta joya de Nazareth no podía ser
más desairado, los ángeles se encargaron de trasladarla á los tres
años y siete meses (1), á la Marca de Ancona en Italia depositándola
en medio de un bosque que pertenecía á una piadosa y noble viuda
llamada Lauretta, de la cual tomó el nombre tan preciosa reliquia.
Aquel bosque se llamaba Piceno, distante unas cÍ9n millas de Dal-
macia y una del mar. Los Papas siguiendo la usanza de Santa Elena
edificaron en su alrededor el más rico y hermoso templo de Italia,
en cuyo centro se eleva la Santa Casa vestida de mármol blanco en
el que se ven esculpidos unos magníficos bajo-relieves cuyos dibujos
hizo Bramante y ejecutaron Lausovino y Bandilleni. Con sus alhajas
se pagó un día el rescate de Italia y hoyes, á pesar de todos los robos
y de todas las tropelías, el templo más rico del mundo. La Santa
Casa tiene cuarenta y dos palmos, más diez pulgadas de longitud,
diez y ocho y cuatro pulgadas de latitud, diez y siete y cuatro pul-
gadas de altitud. Frente á la entrada hay un altar con una imagen
del Salvador, y á uno de los lado3 un nicho con una Virgen de cedro
que luce valiosas alhajas. Al extremo hay una ventana cuadrada y
en el testero una chimenea con su fogón saliente, entre la ventana y
el rincón izquierdo se conserva un pequeño basar.
Apenas tuvieron noticia los Carmelitas del lugar donde se halla-
ba la Santa Casa reclamaron su posesión. Los Sumos Pontífices, fa.
liaron en su favor después de un pleito de sesenta años, (2) y les die-
ron la posesión, y la Congregación mantuana se encargó en mal hora
del cuidado de tan preciosa reliquia. Y dije en mal hora porque el
celo mal entendido de aquellos religiosos que cifraron en el retiro
todo el mérito de la virtud á vista de los muchas peregrinos que acu-
dían á visitar y adorar aquel santuario, creyendo poco conforme á su
recogimiento la contiuuada peregrinación de los pueblos, renunciaron
á la herencia de la Virgen en manos de Alejandro VI, y desde aquel

(1) El 1.° de Diciembre de 1294 durante el pontificado de Bonifacio VIII,


(2) Turselino, Hisí. Lauretan. L 2 e 5.
LA SANTA CASA DE LOEET0 ; 897

día de amargo recuerdo é infausta memoria la Santa Casa dejó de


pertenecemos.
Paulo III la ofreció á la compañía de Jesús, y éstos férvidos y
celosos religiosos la poseyeron hasta que Sixto V declarándola silla
episcopal, estableció un cabildo que honró con todo género de pri-
vilegios.
Benedicto XII con su bula escrita en letras de oro, concedió in
dulgencia plenaria á cuantos orasen en su capilla. Clemente VI, en
1390 concedió indulgencia plenaria á los que el día 8 de Septiembre
visitaran la Santa Casa: Martiuo Vconcedio otra indulgencia plenaria
en cada una de las fiestas de la Santísima Virgen: Bonifacio IX con-
cedió el jubileo del año 1400; Paulo II conce.dió otra indulgencia ple-
naria todos los domingos del año, reservando al Romano Pontífice la
jurisdición de la Santa Casa: Eugenio IV, Nicolás V, Calixto III,
Pío II, Paulo II, Inocencio VIII, Alejandro VI, León X, Pío V, Gre-
gorio XIII, Clemente VIH y Pío IX enriquecieron la Santa Casa con
un sinnúmero de indulgencias. Así como de joyas y objetos preciosos
se encargaron de aba9tacerla Paulo III, Sixto IV, Pío II, Julio II,
León X, Sixto V, los emperados de Alemania, I0.3 reyes de Francia,
España y Portugal, la nobleza y la piedad.
Tanta riqueza excitó la codicia del inoro y hasta de alguno que
otro cristiano más codicioso que devoto. Solimán después de haber
desolado algunas Provincias pretendió tender su mano á los tesoros
de Loreto; empero, herido por invisible mano y derrotado, tuvo que
retirarse dejando como en rehenes lo más florido de sus aguerridas
huestes. Otro tanto acaeció al almirante turco, Barbaroja, que apres-
tando su armada pretendió cargar sus naos con las joyas de la Vir-
gen, y que destrozado por las olas del Adriático, perdió la mitad de
su armada, y más de veinte mil bárbaros que envueltos en las espu-
mas del mar hallaron su sepulcro donde creyeron encontrar su por-
venir.
Fr. S. de la M. de J .

^p®
a|t ate aje •& jle ate Jtt 3lc ¿le jtt lie lt£ Jl¿ itc ale ale ¿le lie ¿le lie lie llt jíc líí ale ÚL ¡Sí ate ¿le ¿te lie

A María Inmaculada
SONETO

Fuente de puras ondas cristalinas


Que nunca enturbia el inclemente invierno,
Sagrado manantial de amor eterno,
Escala que al Señor nos avecinas.
Tú, Virgen pura, tú nos encaminas
Al inmortal edén con celo tierno,
Invicto talismán contra el averno,
Prisma que nuestras almas iluminas.
A Tí sirven en trono de grandeza
Los ángeles alados en la altura;
Las estrellas coronan tu cabeza,
Y te presta su egregia vestidura
Con sus rayos el sol, y la fiereza
Humilla de Luzbel tu planta pura.
• Fr. M. f.
PRELADOS Ó SUPERIORES DE LA ORDEN CARMELITANA
EL BEATO PEORO DE AMILIAÑO

El nono General Fr. Pedro de Amiliaño fué elegido en el Ca-


pítulo General de Burdeos celebrado en 1273. Todos los historia-
dores al llegar á este General detienen la pluma, para admirar
unos su celo y actividad prodigiosas en acrecentar y extenderla
Orden, otros los muchos privilegios que alcanzó de la Santa Sede
y todos para contar el considerable número de Conventos que le-
vantó, y en los que plantó la devoción y espíritu Carmelitano en
su más alta y elevada expresión.
Nosotros, dejando esto á un lado, trataremos, aunque sea muy
lacónicamente, de la cuestión de las capas como antes ya indica-
mos. He aquí como relata el hecho la autorizada pluma del P. Gra-
dan: "Concedió á éste (habla del V. Pedro de Amiliaño) el Papa
Honorio IV de palabra que tomasen las capas blancas, y juntán-
dose en Capítulo General en el Monte Fesulano, pidieron al Papa
Nicolao IV que sucedió á Honorio IV que les diese por Bula y pri-
vilegio el tornar á las capas blancas, que desde los tiempos de Ma<
homa las habían traído gironadas, y así habla de los Carmelitas
aquella profecía de Santa Hildegardis en el libro de la última per-
secución de la Religión Cristiana, que comienza Hijas de Sión;
vendrán, dice, unos caballos manchados de varios colores que sa-
lieron de Oriente para Occidente; mas mudado el color, procederán
poco á poco, y volverán de Occidente á Oriente: éstos fueron los
primeros y serán los postreros. „
Otro juicioso y grave escritor que tengo á la vista se inclina á
creer "que la capa de los Carmelitas era desde un principio varea-
da de blanco y rubio como se dice que traía Elias,,; pero esto no lo
afirma este escritor con firmeza y seguridad, cualidades caracte-
rísticas de la verdad, sino titubeando é indicando tan solo que pu-
do ser desde un principio así; pero nó que fué.
Las causas que tuvieron, ó mejor dicho, obligaron á los Carme-
litas para tomar este acuerdo, lo dice este mis.mo historiador cuan-
do, á renglón seguido, añade: "los moros, señores de aquellas tie-
rras, forzaron á los Carmelitas á usarlas gironadas y vareadas con
900 BL MONTH CARMELO.

tiras de blanco y rubio, para diferenciarlos de sus Alfaquíes que


vestían de blanco. „
De modo que, según este fiel relato, tenemos que los Carmeli-
tas, hijos predilectos de la Inmaculada Señora/siempre usaron capa
blanca, símbolo de la pureza virginal de la Madre y de los hijos,
y retratobellísimo de la flor más encantadora y delicada cual es la
azucena, imagen perfecta de la virginidad. Y cuando los Sarrace-
nos publicaron el bando en el que prohibían usar traje blanco, ves-
tido distintivo de sus Alfaquíes ó sabios, los Carmelitas conserva-
ron la sustancia y lo principal de la capa" blanca, aunque modificada
con tiras de distintos colores, que desaparecieron tan pronto como
se vieron libres de la omino?a esclavitud agarena. Así se redujeron
las capas á su prístina candidez y blancura, y continúan siéndolo

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con general aplauso y hasta con santo orgullo de los Carmelitas.


"En este mismo tiempo, continúa el P. Gracián, fué con otros
muchos Monasterios de la tierra-santa, destruido en el Monte Car-
melo, ei Monasterio que tanto floreció hasta entonces, y quema-
da la Iglesia que se edificó á honra de nuestra Señora, en la cual
hoy en día están enteras las paredes y el altar que el glorioso San-
tiago el Menor consagró. „ Y no es sólo el P. Gracián quien refiere
esto; antes de él ya había dejado escrito las siguientes palabras el
PRELADOS Ó SUPERIORES DE LA ORDEN CARMELITANA 901

cartujano Werneso Rovelinch al afio 1291: "La novilísima ciudad


Achonense, dice, fué totalmente destruida por los Sarracenos, y la
santísima casa de la Soberana Madre de Dios en el-Monte Carmelo
á una distancia de cuatro millas de la ciudad entregada á las llamas.
Todos los religiosos que en aquel antiquísimo lugar moraban, fue-
ron pasados á cuchillo por los alfanges de los Agentes mahometa-
nos. Y con esto ¡desgracia sensible! perdían los Carmelitas aquel
melifluo lugar que era su solar y su' cielo, habitado desde Elias y
Eliseo por almas santas y celestiales en el dilatado periodo de más
de dos mil doscientos noventa años.,, Así se extinguió y desapare-
ció entre cenizas y ^escombros el Carmelo en Palestina con todos
sus hijos y moradores; pero como el ave fénix sepultada en su nido
y envuelta en su sangre, de su misma corrupción, brota el gusano
que poco A poco va creciendo, hasta que se renueva y cobra la
figura aún más pura y gallarda que la que antes de morir tenía;
así sucedió con los Carmelitas del Monte Carmelo; murieron sus
perseguidores y perdieron su poderío y ascendiente sus hijos, y los
Carmelitas levantaron nuevo Convento sobre la gloriosa tumba
de sus hermanos, hicieron renacer su mismo género de vida, can-
taron victoria sobre sus enemigos y como águilas celestiales fueron
á anidarse al alto Monte bendecido por Dios y su Madre Santísima;
pero esto fué mucho más tarde, y mientras tanto el Carmelo fué
un cementerio desierto.
E1V. General Amiliaño que tuvo este sumo desconsuelo, vio
por otro parte contrarrestadas estas pérdidas con la fundación de
más de veinte Conventos, en los que floreció la observancia con
gran contento y aprovechamiento del pueblo cristiano. Ya llevaría
gobernando la Orden veinte años, cuando Dios le inspiró renunciar
á su cargo y retirarse á hermosear su alma y cargarla de méritos;
así lo hizo, muriendo santamente algunos años más tarde en- Colo-
nia lugar de su retiro.
El Capítulo reunido en Burdeos al hacer su renuncia, le dio por
sucesor al R. P. Raimundo ínsula que gobernó poco tiempo la Or-
den á causa de su temprana muerte ocurrida en 1297 en Tolosa.
Fr. Eduardo de Unta, Feresa.

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DE&DE NEW-YOHK
LO QUE SON LOS YANKEES

El carácter yankee es muy especial; tan especial que apenas se encuen-


tra en el mundo ninguno que se le parezca. Es verdad que la raza sajona
es muy distinta de todas las demás razas; pero aún entre los mismos sajo-
nes, el yankee ocupa puesto distinto. L a aspiración constante del yankee
es siempre hacia lo grande y atrevido; no se contenta con medianías, mu-
cho menos con pequeneces. Lo extraordinario y hasta lo extravagante,
son propio terrerio para el Norteamericano. P a r a poner en ejecución los
planes más arriesgados, el yankee no tiene que contar con nadie; le bas-
tan sus propias fuerzas, tiene una confianza ilimitada de sí mismo; su ta-
lento le parece el más brillante del mundo y su habilidad capaz para todo.
P a r a esto cuenta el yankee con una laboriosidad infatigable y una re-
flexión incesante coo un estudio que es su ocupación de día y de noche y á
todas horas. El yankee es serio por naturaleza, habla muy poco, lo menos
que puede hablar el hombre, guarda un silencio casi monástico, y casi ja-
más se entromete en asuntos ajenos. Hasta la mujer yankee es muy silen-
ciosa. Más habla un hombre en Sevilla que cien mujeres en New-York.
E n cambio el yankee estudia mucho. En los viajes, en los trenes, en los
tranvías, en los comercios, en los paseos, el yankee, lo mismo el hombre
que la mujer, está siempre leyendo el libro ó el periódico que nunca dejan
de la mano. Allí saborea la materia que le es de agrado, y si ha visto algo
de nuevo, se pone á discurrir sobre el modo de ponerlo en práctica. Un
día pasábamos por una de las plazas céntricas donde habría próximamente
como unas quinientas personas sentadas en los diferentes bancos. De este
número solas cinco niñeras se divertían con sus niños, como unas veinte
estaban en silencio sin hacer nada, todas las demás estaban leyendo en
medio del silencio más profundo. Casi me vinieron dudas de si estaba en el
desierto de la Tebaida ó en el centro de New-York.
Otro tanto hace el yankee, cuando entra en un tranvía: no saluda á na-
die, cuando entra: se sienta sin mirar á quien tiene á su lado; saca su perió-
dico ó su libro, los lee, y se marcha sin fijarse con quien ha viajado.
El yankee á nadie da cuenta de nada; ni hay que preguntarle tampoco
si tiene padre ó madre, ó mujer, ni hijos ó hijas; pues el yankee á su vez,
antes de contestarle, le hará la pregunta de cuántos dollars piensa dar á
aquellos por quienes pregunta, y si el curioso inquiridor no piensa soltar
DESDE tfíÑV YORK 903

una; buena cantidad de áqHella moneda, bueno será que no se ponga á' in-
q u i r i r l o que no le importa.
D e este modo el yankee evita la murmuración, cosa tan frecuente en
otros países, y al mismo tiempo evita otra porción de disgustos que con
frecuencia trae el mucho hablar.
El carácter político de los yankees es muy sensato. Estos días en que
son las elecciones para Alcalde de New-York, hay discursos todas las no-
ches en gran parte de las calles de la ciudad. V a el que quiere, y está
oyendo durante el tiempo que le dá la gana, y se retira cuándo le parece;
pero no hay ni vivas ni mueras ni un sólo aplauso para el orador. Sólo de
este modo luchan los partidos, pero después que sale electo el Alcalde,
sea del partido que fuere, entonces le respetan todos los partidos y le de-
sean larga vida á nuestro Alcalde.
En el terreno religioso es donde encuentro al yankée menos sensato
que en ninguna otra materia. Como religioso el yankee, ó no es nada ó es
el más extravagante del mundo. Es verdad que en Ne/wr York hay mucha
religión, pero esas almas tan cristianas casi todas son forasteras: la mayo-
ría son hirlandeses, algunos italianos, poquísimos españoles, bastantes
alemanes, alguno que otro Sudamericano. Los hijos de éstos pierden algo
de la religión de sus padres, los nietos son menos religiosos que los hijos;
para los biznietos apenas queda más religión que lá religión del dollar.
Resulta de todo ello que el yankee como yankee tiene más de indiferente
que de religioso. ' '•
Algo influye en esta indiferencia la multitud de sectas y las innumera-
bles iglesias de diferentes religiones que se encuentran diseminadas por
los diferentes puntos de los Estados federales. Como el vulgo no siempre
sabe distinguir la verdad del error, fácilmente se inclina á tener por bue-
nas todas esas religiones, puesto que en todas le hablan de Dios; pero co-
mo para la práctica busJa la más fácil, de ahí el que los protestantes ten-
gan los pocos adeptos que todavía tienen, si es que esos pocos adeptos más
bien que protestantes no son completamente indiferentes.
De aquí procede también el que siempre que un sectario extraordinario
se presenta enseñando locuras y sandeces nunca vistas, le sigan las multi-
tudes como á un enviado extraordinario y le oigan como á un oráculo infa-
lible, recibiendo sus doctrinas como venidas del cielo y poniéndolas más
tarde al nivel de los mismos oráculos de la verdad.
Estos mismos días se ha presentado aquí uno de esos hombres extraor-
dinarios llamado Dowei. Este se ha dado á sí mismo el.titulo de "Profeta
de Sión, Elias 2.° el Restaurador,,. Dice que viene á restablecer la ciudad
de Sión, de donde dice ser Rey. L e acompañan cincuenta guardias vesti-
dos á todo lujo, cuarenta músicos todos profesores, y, claro está, tampoco
han de faltar "las hijas de Sión,,; y en efecto, lleva consigo una buena cor-
te de este sexo.
Este Profeta ha escogido para sus predicaciones el teatro de mayores
dimensiones que hay en New-York; ha invitado casa por casa á todos los
habitantes para que vayan á oirle y para que el espectáculo tenga más
atractivo, todas las veces que habla al público, que es todas las noches, lo
hace en medio de su lujosa guardia y rodeado de las "hijas de Sión,,.
No hay periódico, ni revista, ni papel de ninguna clase, qué no hable
todos los días del "Profeta de Sión, Elias 2.°,,, y tal es la concurrencia que
acude á oirle, que el enorme edificio de Madisson Square Garden, apenas
904 EL MONTE 'OABMELO

es capaz de contenerla. No es sólo esto, sino que este hombre viste con
más lujo que el Presidente de la República de los Estados Unidos, camina
en los coches y trenes de más valor que hay en este país, y después de todo
sus millones de dollars van en aumento.
En este punto, los españoles somos más listos que los norteamericanos,
tenemos mejor olfato que los yankees. Nosotros, los españoles, le hubiéra-
mos silbado, ó los muchachos se hubieran encargado de ello; ni la misma
presencia de las hijas de Sión nos hubiera podido contener en este punto; y
el Profeta Elias 2.° hubiera tenido que marcharse á otra parte con todas
las hijas de Sión y de Jerusalén y con todos sus músicos y guardias.

Fr. íamueí de Manta Teresa


New-York, Octubre 28-1903.

EL SOCIALISMO

Entre todos los errores el más funesto sería el que consistiera en afirmar,
como afirman algunos, que esos temores al socialismo son prematuros en
España, porque en España no hay socialistas... Para que en España no hu-
biera socialistas era menester que las mismas causas no produjesen los mis-
mos efectos y que el socialismo no fuera una enfermedad contagiosa, ora
menester, además y sobre todo, que España no hubiera sido una sociedad
católica... Dios es misericordioso con los que le siguen, blandamente justi-
ciero con los que le ignoran, desapiadado con los que conociéndole le des-
precian...; por eso reserva el socialismo, la mayor de las catástrofes sociales,
para las naciones apóstatas. España volverá á ser católica ó será al fio so-
cialista; ¿qué digo será? lo es ja, solo que parece que no lo es, porque ella
misma no lo sabe. El que está tísico padece de tisis aunque no sepa lo que
padece porque ignore su nombre.
(Donoso Cortés.)

iiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiii
•SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

DECRETO

Concediendo al rezo del oficio parvo en lengua vulgar l a s mismas in-


dulgencias que el rezo en l a t í n .

Aunque la Sagrada Congrega- Obispo Senebicense con fecha del 13


ción de Indulgencias y reliquias en de Septiembre de 1888, convenga
su contestación á una pregunta del extender á los que rezan el oficio
Obispo Sebenicense el día 13 de parvo traducido á cualquier lengua,
Septiembre de 1888, expresamente previo reconocimiento del ordinario
decidió que de ningún modo se ex- del lugar, donde la lengua es vul-
tendieran las indulgencias concedi- gar, las indulgencias concedidas por
das al oficio parvo de la Virgen en los Romanos Pontífices, á todos los
lengua latina, como está en el Bre- fieles cristianos que rezan dicho ofi-
viario Romano, al rezo del mismo cio según está en el Breviario Ro-
oficio en lengua vulgar; no obstante mano?
esta determinación se suplicó con Y los Eminentísimos Padres reu-
más instancia á dicha Congregación nidos en el Vaticano el día 18 de
que tuviese á bien extenderlas, por Agosto de 1903 respondieron.
las siguientes causas principalmen- Afirmativamente; pero tan solo el
te: que en nuestros tiempos son mu- rezo privado.
chos los que ignoran la lengua lati- Nuestro Santísimo Padre el Papa
na, y en gran parte del orbe católi- Pío X en la Audiencia tenida el día
co ya ha prevalecido el uso de re- 28 de Agosto de 1903 con el infras-
zarlo en lenguaje vulgar y es muy cristo Cardenal Prefecto, aprobó la
difícil retraer á los fieles de esta cos- decisión de los Eminentísimos Pa-
tumbre. dr ' i ccdnignamente la
Por lo cual la misma Sagrada pedida extensión, de las indulgon-
Congregación volvió á examinar cias.~
nuevamente la siguiente pregunta: Dado en Roma en la secretaría
Si no obstante el Decreto que se dio de la misma Sagrada Congregación
en contestación á la pregunta del el día 28 de Agosto de 1903.
A. CARD. TRIPELI P R A E F .
P R O . R. P . D. FRANCISCO, ARZOBISPO AMXDENSE,
Secretario.
J O S é M A R í A CANóNIGO COSELLT
Subst.
EL GREGORIO DEL CANTO GREGORIANO

II
La Historia y la Tradición

La Historia de consuno con la tradición atribuyen el antifonario do que


nos venimos ocupando no á un Gregorio, sino á 8. Gregorio I.
Los testimonios aducibles son tantos, que la dificultad sólo está en saber
elegir. Si prefiero los que siguen es porque son eco de la tradición de algu-
nas iglesias y particularmente de la Iglesia Romana.
El principal y más conocido es del diácono Juan, monje de S. Benito,
del Monte Casino. En el libro ir, cap. 6 de la vida de S. Gregorio Magno se
expresa en estos términos: «En la casa del Señor, á imitación del sapientí-
simo Salomón, no desconociendo la compunción que inspira la dulzura de
la música, compuso con gran utilidad para los cantores la colección llama-
da antifonario (1). Instituyó también la Schola cantorum, que hasta hoy can-
ta en la iglesia romana según las enseñanzas de él recibidas. Asignó á-la
Schola-algunas propiedades y le construyó dos casas, una junto á las gradas
de la Basílica de S. Pedro, y otra cerca del palacio patriarcal de LstrAn,
donde aún se conserva con la debida veneración el lecho en que se reclina-
ba al cantar (2), y la férula con que amenazaba á los niños, juntamente con
su antifonario auténtico. Por cláusula inserta en el acto de donación ordenó
bajo pena de anatema que las posesiones se repartiesen entre las dos frac-

(1) Antiphonarium centonem dice el texto latino: y es de notarse el cali •


ficativo centonem. Esta palabra viene del griego kentron, cuya raíz kenteó
significa coser. Centón se dice v. g. de un poema compuesto de verbos to-
mados de diversas partes. Envuelve pues la idea de colección. Con ese califi-
cativo el diácono Juan nos dá idea de lo que es la obra de S. Gregorio.
(2) A eso le obligaban durante las lecciones de canto sus achaques y
enfermedades
áaccíori MUSICAL 90?'
oiones d é l a Schola como recompensa de su servicio cotidiano» (P. L.
LXXV, 90).
El biógrafo de S. Gregorio Magno refiere un hecho bien conocido de los
que le rodeaban, del Papa J u a n VIII, por cuyas órdenes oscribía, y del cle-
ro romano que con impaciencia esperaba su obra; y por lo mismo la menor
inexactitud podía comprometer su reputación. Si esto se tiene en cuenta, á
mi parecer no queda fundamento para dudar de su sinceridad al referir la
tradición de Roma, y debe habérnosla trasmitido tal cual era hacia 872.
Dos cosas merecen especial mención en este testimonio. Primera, que la
Schola cantorum se dice fundada y dotada por 8. Gregorio; la dotación con-
siste en algunas posesiones y dos casas, con lo cual 8. Gregorio deja rentas
y local para la escuela musical de las dos principales Basílicas romanas; la
Schola (1) cantorum era una verdadera corporación bien organizada, que
practicaba la vida común, compuesta de hombres (siete subdiáoonos) y de
un coro de niños. Segunda, que la Schola se cree en posesión del antifona-
rio auténtico de S. Gregorio y de varias reliquias que la opinión pública
une á la memoria del mismo Santo Pontifico.
A tan corta distancia de su origen, preciso es confesar que tiene peso el
testimonio de una corporación sobre su fundador y lo que con él se relacio-
na, máxime sobre lo que está íntimamente conexo con el fin para que ha
sido instituida.
Del mismo antifonario y de la tradición de Roma é Inglaterra nos habla
en el siglo vni Egberto, Obispo de York (732 76G). Vino al mundo hacia
678: fué educado en el monasterio de Benedictinos de Hesham (2) y más tar-
de ordenado diácono en Roma. En 735 recibió de 8. Gregorio I I I el palio
arzobispal (3).
Egberto en su libro «De Institutione catholica», obra en forma de diálo-
go sobre cuestiones de disciplina, hablando del ayuno de las témporas, dice
en sustancia lo siguiente: Nosotros en la Iglesia de Inglaterra observamos
el ayuno del primer mes en la primera semana de Cuaresma, fundándonos
en la autoridad de nuestro preceptor S. Gregorio, que asi lo ha ordenado en
su antifonario y misal que nos ha tr-ismitido por medio de nuestro pedagogo
San Agustín (4) (P. L. LXXXIX, 441).
Y en otra parte: El mismo S. Gregorio y por el mismo legado, en su an- •
tifonario y misal, designó la semana después de Pentecostés para que en
ella observe la Iglesia de Inglaterra el ayuno del cuarto mes. Y esto lo
atestiguan no solo nuestros antifonarios, sino los que hemos examinado con sus
misales correspondientes en las Basílicas de los apostóles S. Pedro y S. Pablo
(P. L. ibidem).
Cuan fidedigno sea el autor del Diálogo fácilmente aparecerá á quien
considere que Egberto, ocupándose de cuestiones litúrgicas, registra los
libros de su país y declara su perfecta conformidad con los que ha visto en
Roma.

(1) Schola en términos de derecho romano significa propiamente una so-


ciedad de personas reunidas para proteger sus bienes en común.
(2) Norte de Inglaterra en la Northumbria antigua.
(3) Revista de Maredsous, 1. c. El artículo de D. Germain Morin «Les
témoins do la tradition grógorienne» á que con frecuencia acudo, es un
verdadero arsenal de documentos sobre el asunto.
(4) Monje Benedictino del monasterio de S. Andrés de Roma. Apóstol
de Inglaterra, enviado con 40 monjes por 8. Gregorio Magno.
908 EL MONTE CARMELO

Para no amontonar las citas, diré simplemente que en todo tiempo la


Escuela romana se ha declarado fundación de S. Gregorio I. La mayor parte
de los argumentos que encontramos en la historia emanan de esa tradición,
que se trasmitía sin cesar á los demás países por conducto de los extranje-
ros que venían a Roma para estudiar el canto, ó de los cantores de la Schola
que por orden de lob Papas salían de la misma ciudad para enseñarlo.
Por la Schola y el antifonario depositados, según la tradición consignada
en los historiadores, junto al altar de S. Pedro, S. Gregorio se sobrevivió á
sí mismo y difunto aún habla. Se trata de implantar el canto en una igle-
sia, los obispos acuden á Roma. Se trata de revisar los textos y corregir las
copias adulteradas, para confrontar sus antifonarios con el de S. Gregorio,
los maestros vienen á Roma.
De la Escuela romana salían con dirección á Francia, enviados por
Adriano [ á petición de Carlomagno, los dos cantores Pedro y Román. Ál lle-
gar á los Alpes se detuvieron en el Monasterio de S. Galo (1) hacia 790. Ro-
mán no pudo continuar el viaje por causa de unas calenturas. Los monjes
quisieron aprovecharse de esa ocasión para iniciarse en el canto gregoriano,
y le retuvieron en su monasterio con el beneplácito de Carlomagno, mien-
tras que Pedro proseguía hasta Metz (2). Los dos llevaban copia de los libros
de S. Gregorio, y á ellos se remonta la fundación de las dos escuelas de
S. Galo y de Metz, celebérrimas entre todas las que los siglos vieron apare*
cer después de la escuela de S. Gregorio.
De la escuela de S. Galo provienen los documentos más preciosos de
canto gregoriano que nos son conocidos. Los volúmenes i y iv de la Paleo-
grafía musical de Solesmes traen respectivamente reproducidos en fototipia
un antifonario de la biblioteca de S. Galo (códice 339) y otro de la Abadía
de Einsiedeln (códice 121) de la misma escuela sangaliana.
De Roma procedían también órdenes pontificias para que en todas partes
se adoptase el Canto Gregoriano, bajo las más severas penas, aún de exco-
munión y anatema perpetuo, según consta por una carta del Rogistro de
S. León IV (3).
Doquiera que se introducía el rito romano, el Canto de S. Gregorio le
seguía como complemento inseparable de la liturgia. En España se sustitu-
yó al muzárabe en tiempo y por mandato de S. Gregorio VII, en el si-
glo xi (4). Fué grande la influencia délos monjes cluniac^nses en la im-
plantación del Canto Gregoriano en nuestro país. Ellos nos trajeron la no-
tación de puntos sobrepuestos, muy frecuente en nuestros manuscritos de
la Edad Media.
Por último, llama mucho la atención que públicamente en las funciones
litúrgicas la Iglesia tributase á S. Gregorio I los honores á que le hacían
acreedor sus grandes obras, y más que todo, los que le merecía el título de

(1) Abadía Benedictina en Suiza, cerca del lago de Constanza, fundada


hacia el año 700 por S. Galo, el discípulo más célebre del monje irlandés
S. Columbano.
(2) Ciudad de Lorena, hoy pertenece á Alemania.
(3) Véase en la Revista y lugar citado.
(4) En el cap. xi de las Instituciones litúrgicas de D. Guéranger y en el
prólogo do la «Antigua música Española» (notas críticas y bibliográficas),
escrita en inglés por Riaño, miembro de la Real Academia de Historia y
Bellas Artes de Madrid (Londres 1882), se hallarán curiosos datos sobre el
asunto.
SECCIÓN MUSICAL 909

compositor ó ojmpilador del antifonario. Los copistas solían encabezar los


libros corales con alguna composición en verso ó en prosa, destinada á can-
tarse como preludio de la primera pieza del volumen. Ha llegado hasta
nosotros un número considerable de esos poemas ó dedicatorias. El Reve-
rendísimo D. Pothier los ha reproduoido on ta «Música Sacra» de Milán
(1 de Marzo de 1890). Cinco de ellos están en versos^exímetros.
A continuación copio el de Adrián I (772 795):
«Grogorius, praesul meritis et nomine dignus,
Unde genus ducit, summum conscendit honoretn.
JEtenovavit monumenta Patrun priorum: tune
Composuit huno libeUum musicae artis
Scholae cantorum anni circuli: Ad te levavi».
«Gregorio, prelado digno por sus méritos y su nombre, ascendió á la
cumbre de los honores en el mismo lugar donde había nacido. Renovó los
monumentos de los antiguos Padres y compuso este libro de arte musical,
para el uso do la Schola cantorum durante el año». Sin interrupción se se-
guía cantando el Introito del primer domingo de Adviento: Ad te levavi etc.
Otro indicio de la veneración á S. Gregorio y k su canto hallamos tam-
bién en los dibujos que traen en las primeras páginas ciertos manuscritos.
En el antifonario del B. Hartker, monje de 8. Galo, del siglo x (entre 986 y
1011), códice 320 de la Biblioteca de la misma abadía, se ve un cuadro que
representa á S. Gregorio sentado, revestido do los ornamentos pontificales,
con las manos extendidas como para marcar el movimiento, las mejillas ra-
diantes de alegría ó inspiración, la cabeza rodeada de la auréola de los
bienaventurados, en ademán de escuchar las celestes revelaciones de la
simbólica paloma que reposa sobre sus hombros y le habla al oido, y dio-
tando las melodías al Diácono Pedro (1).
Gerberto, Abad de San Blaise (2), también ha puesto al principio de su
libro «De Cantuv una miniatura que representa á dos ángeles desplegando
una banda de pergamino, en que se lee en latin, debajo de sus correspon-
dientes neumas musicales, las siguientes palabras, sacadas de un manus-
crito de Verona del siglo x: «Sanctissimus namque Gregorius cum preces
effunderet ad Dominum ut musicum tonum ei desuper in canninibus de-
disset, hiño descendit Spiritus Sanctus super eum ín specie columbae, et
illustravit corda ejus, et sic demum exorsus est canere ita dicendo: Ad te
levavi etc.» El P. Pothier ha reproducido en nuestro Gradual el canto y la
letra.
Por los testimonios aducidos y por las consideraciones á continuación
insertas, fundadas en otros documentos, se deducirá fácilmente cuan uni-
versal y continua ha sido la tradición en favor de S. Gregorio Magno, y
como la Iglesia ha honrado siempre con reconocimiento á quien tanto real-
zó sus funciones litúrgicas con tan dulces y majestuosas melodías.
(Continuará )

(i) Véase en la «Paleographie musicale» de Solesmes. t. n, plancha n ó


on el «Antiphonnaire de S. Grégoire, núm. 359 do la Biblioteca de S. Galo,
publicado por el P. L. Lambillotte S. J. Bruxelles, 1851.
(2) La Abadía de San Blaise se hallaba en la Selva-Negra, ducado de
Badén, en Alemania,
BIBLIOGRAFÍA

ALMANAQUE D E LA FAMILTA C R I S - el Almanaque de la Familia Cristia-


TIANA PARA 1904.—Año XV de su pu- na, bien justifica el cariño singular
blicación. Establecimientos Benzi- que el público hispano-americano le
ger 6 Co. S. A., Editores: Tipógra- profesa.
fos de la Santa Sede Apostólica.— L a edición para 1904 no desmere-
Einsiedeln (Suiza). Precioso cuader- ce de las anteriores, antes bien las
no en 4.° de 90 páginas, profusa- supera, pues tanto autores como
mente ilustrado. editores tienen vivo empeño en ha-
No es necesario hacer el elogio cerse cada día más dignos de los
de está obra periódica que los ilus- aplausos de la opinión. L a s hojas
tres editores de Einsiedeln, viene del Calendario aparecen ilustradas
publicando desde hace quince años. con preciosos grabados represen-
Su fama se ha extendido por Espa- tando las maravillas de la naturaleza,
ña y América, consolidándose fir- debidamente explicadas al pie de
memente en el público que gusta de cada página; siguen las interesantes
las sanas doctrinas, expuestas con estaciones del Vía Crucis, con los
todos los primores de la bella lite- bellísimos grabados del insigne pin-
ratura é ilustradas con todos los en- tor Martin Feuerstein, y repartidos
cantos de las artes gráficas. Por su por todo el libro cuentos y novelitas,
propio valor y mérito el Almanaque poesías, artículos instructivos y recrea-
de la Familia Cristiana ha entrado en tivos, anécdotas y actualidades y muy
todos los hogares, conquistándose notables estudios históricos litera-
en ellos un puesto seguro y no cier- rios y religiosos referentes á Isabel
tamente de los menos honrosos. la Católica, Bossuet, el emper.dor Na-
Débese esta predilección del pú- poleón y el dogma de la Inmaculada
blico por el Almanaque á los traba- Concepción de la Virgen María,
jos y desvelos constantes de los edi- asuntos de actualidad por celebrar-
tores por mejorarlo de día en día. se en 1904 el aniversario de todos
Su redacción está encomendada á ellos. Publica además artículos y
escritores eminentes, que se afanan retratos referentes al insigne escri-
por dar superior amenidad, belleza tor Padre Isla, gloria de las letras
é interés á sus obras, dentro de la hispanas del siglo XVIII, al nuevo
moral más pura; y en cuanto á su Cardenal Herrero y Espinosa, arzo-
parte artística, bien conocido es el bispo de Valencia y al sacerdote no^
esmero con que la casa Benziger velista Sr. Muñoz y Pabón, autor de
aplica á las publicaciones populares obras que han merecido aplauso de
los más perfectos y costosos adelan- la crítica.
tos de las artes gráficas, que otros Una novedad hallamos en el Al-
editores reservan para obras costo- manaque de este año y es una bellí-
sas y de lujo. En estas condiciones, sima romanea para canto y piano: se
BIBLIOGRAFÍA 911
titula Noviembre y en ella no se sa- Hemos recibido con agradeci-
be qué admirar más si los versos de miento los cuadernos del 33 al 36 de
la ilustre Carolina Valencia, impreg- la "Historia de la Santísima Vir-
nados de suave y cristiana melan- gen, del desarrollo de su culto y de
colía, ó la música, verdaderamente sus principales advocaciones en Es-
inspirada,, del laureado maestro Ro- paña y en América,, que ilustrada
gelio Villar, uno de los compositores con hermosísimas láminas al cromo
más acreditados de España. y en colores, está publicando el la-
Finalmente, el Almanaque lleva borioso y activo editor de Madrid,
en su frontispicio una grande y pre- D. Felipe González Rojas.
ciosa cromolitografía que represen- No nos cansaremos de recomen-
ta á San José volviendo del trabajo dar esta magnífica obra que tan
con el niño Jesús, obra del insigne eficazmente contribuye á propagar
pintor F . Kunz, en la que hay mu- la devoción á la Virgen al par que
cho que admirar, y una hoja suelta suministra copiosas noticias á los
con un hermosísimo retrato del su- eruditos y á todos los amantes del
mo Pontífice Pío X. arte y de la religión. Son muy no-
En suma: el Almanaque de la Fa- tables en los presentes cuadernos
milia Cristiana para 1904, lo mismo las hermosas disertaciones sobre
desde el punto de vista literario que "María en las Artes,, "El culto de
desde el artístico, es una publica- María y el Corazón humano,,. To-
ción por todo extremo recomenda- dos nuestros lectores que quieran
ble, y muy propia para servir de hacerse con obra tan superior, pue-
grato solaz y de sana instrucción den acudir á casa del Editor, calle
al pueblo, tan expuesto hoy á las se- de , Rodríguez San Pedro, 9, Ma-
ducciones de las lecturas desmora- drid, donde se vende por cuadernos
lizadoras. de 32 páginas, al precio de 50 cén-
timos.
L A VIRGEN DEL CARMEN y LOS ESTUDIOS ECLESIáSTICOS EN M é J I C O . - F r e -
cuentemente y de mil diversas maneras demuestran ios mejicanos su acri-
solada devoción á la Santísima Virgen del Carmen. Hace poco, en los exá-
menes públicos que se han celebrado en el Seminario de Marelia, para los
cuales se repartieron entre los miembros de la citada sociedad moreliana
elegantes <casillas>t que contenían el imitatorio y el speciminis materies con
hermosas dedicatorias en latín, en griego y algunas en castellano. Los
doctos catedráticos de filosofía, han hecho gala de su ardiente amor á Ja
Virgen del Carmen, dedicándole la suya en latín que, traducida al castella-
no, dice así: «De lo íntimo del corazón dedicamos el acto público de curso
completo de filosofía á la Virgen y Madre del Carmelo, cuya muestra de
amor consiste especialmente en el divino escapulario, verdadero escudo
contra el poder de las tinieblas.» Mil plácemes merecen estos esclarecidos
profesores que tan galante profesión de amor carmelitano han hecho.
CAMBIO DE RESIDENCIA DEL ARZOBISPO DB VERáPOLY.—Leemos en nuestra
excelente revista «Missiones du Carmel» de los carmelitas de la provincia
de Flandes: Su Excm. Mgr. Bernardo Arzobispo de Verápoly, ha abandona-
do su residencia de Magnamey y la ha fijado en Ernáculan, capital del
reino de Cochín. Los arzobispos de Verápoly habitaban antes en la locali-
dad de este nombre, donde el Palacio Arzobispal y el antiguo Seminario se
conservan en bastante buen estado.
Monseñor Bernardo ha vivido hasta ahoia en Magnamey, y tenía su ha-
bitación en el Convento de nuestros Padres Terciarios latinos. Su Excelen-
cia residirá desde ahora en Ernáculan, la población más importante de su
archidiócesis. Nuestros Padres tienen en ella una escuela superior muy flo-
reciente, un orfanato con escuela industrial y cerca de la residencia del
Arzobispo, un convento de hermanas terciarias qu<3 tienen á su cargo escue-
la superior de jóvenes doncellas; y allí, on fin, nuestros Padres de España
han ido á fundar un convento regular de nuestra Orden. Ernáculan es pues
el punto que reúne mejores condiciones para residencia del Arzobispo.
MISIONES CARMELITAS —El 7 del pasado mes do Noviembre se embarca-
ron en Barcelona con rumbo á nuestras misiones de Verápoly, donde tanta
actividad despliegan nuestros Padres en la conversión de los indios, los Re-
verendos Padres Bernardo de S. José, Mariano de Jesús y J u a n Manuel del
Sagrado Corazón, quo llenos del amor de Dios, van á ayudar á sus herma-
nos en el gran ministerio de la predicación del Evangelio.
CRÓNICA CARMLITANA 913

Del mismo puerto de Barcelona salieron cuatro días más tarde que nues-
tros Padres, con dirección á Méjico, nueve hermanas de la Compañía de
Santa Teresa de Jesús, y el día 26 del mismo mes salieron otras siete. To-
das ellas marchan con el objeto de fundar tres nuevos Colegios teresianos
en las ciudades de León, Zamora y Fécax, solicitadas con extraordinario
nterés por los respectivos Obispos.
El 19 del mismo mes se embarcó en este puerto de Santander, en el mag-
nífico vapor de la Trasatlántica Alfonso XII, para la Isla de Cuba, ol Reve-
rendo Padre Claudio de S. José, de la provincia de Valencia. En Cuba se le
unirá al P. Claudio el R. P . Modesto, residente en el Convento de Matan-
zas, perteneciente á la provincia de Aragón, y ambos marcharán después á
Bolivia á dar etnpuje á las fundaciones que allí tiene su Provincia.
TOMA DE HáBITO.—En el Convento de Rioseco de Carmelitas Descalzas
tomó el hábito la distinguida y virtuosa señorita Catalina Gimeno.
Asistieron á tan solemne acto el clero de la población, sus hermanos
D. Antonio Gimeno, abogado del Estado, su esposa y la Srta. Angeles G-ime-
no, que hizo de madrina, predicando en tan conmovedor acto el Superior
de los Corazonistas de aquella población.
PROFESIóN RELIGIOSA.—En las Carmelitas Descalzas de Fuentes de Can-
tos hizo la profesión religiosa el 15 del pasado mes la hermana Carmela del
Sagrado Corazón de Jesús, descendiente de una ilustre familia de Burgos.
Celebró el sacrificio de la misa el capellán D. Felipe Capote Rubio, predi-
cando en ella el Rdo. P. Eugenio Garayo, misionero de la Congregación
del Sagrado Corazón de María de Zafra, y asistiéndola como madrina la
señora doña Soledad Calderón y Sart.
NECROLOGíA.— En el Convento de Carmelitas Descalzas de Sta. Teresa de
Rio de Janeiro ha fallecido santamente la Madre Guillermina del Corazón
de María á la edad de 70 años y 43 de profesión, digna hija de Santa Teresa
de Jesús por su gran corazón en soportar y llevar con suma paciencia y gozo
la larga enfermedad que le ha aquejado durante catorce años y que al fin
e ha llevado al s epulcro .
En las Carmelitas Descalzas de San José de Toledo expiró dulcemente
en el Seüor el 21 del pasado mes la hermana Concepción de la Santísima
Trinidad, religiosa corista y ejemplarísima, á los 56 años de edad y 27 de
Religión.—R. I. P .
L.v ALOCUCIóN DE SU SANTIDAD.—La prensa li-
beral de Roma, y con ella los periódicos principa-
les del Extranjero, dedican preferente atención á
la hermosa alocución pronunciada por Su Santidad
en el último Consistorio.
N:> obstante los diversos co-nentarios de la
prensa revolucionaria, todos ellos se encuentran
conformes en este punto: en que Pío X no es el Pontifico pasivo, inerte, en-
tregado exclusivamente á sus devociones, que ellos se habían figurado. A
Dios gracias, no ha existido ni existirá jamás un Papa tal y como fantasea-
ban los liberales que había de ser nuestro Santísimo Padre Pfo X.
Los Pontífices son jefes y rectores do una sociedad constituida por hom-
bres y no por espíritus puros, y por lo tanto, no es posible quedes sean in-
diferentes las cosas de la tierra; son padres de los pueblos y de los Reyes,
colocados a la cabeza de la humanidad para conducir á los hombres á la
eterna bienaventuranza, pero á través de las vicisitudes que van tojiendo
la trama de la historia.
Los liberales se muestran desencantados, pero ¿en qué se fundaban para
creer que Pío X habría de ser un Papa bueno, á lo sumo, para gobornar una
sociedad de ángeles?
Tampoco debe extrañar á nadie que el Soberano Pontífice se haya con-
dolido de la tristísima situación creada al Pontificado romano por la usur-
pación de los Estados de la Iglesia, puesto que siendo el Consistorio que se
celebraba el primero de su Pontificado, debía, según el uso establecido,
prestar juramento de guardar, inviolablemente, las Constituciones apostó-
licas y los derechos de la Santa Sede.
La misma indumentaria pontificia parece indicar la altísima importan-
cia del primer Consistorio. El Papa aparece revestido con amito, alba, es-
tola, cíngulo, gran túnica de soda blanca y capa magna, ostontando en su
cabeza la mitra; con todos los atributos, en suma, del Pontificado Supre-
mo; en tanto que para asistir á los restantes Consistorios ordinarios consti-
tuyen, según el ceremonial, la vestidura del Papa, el roquet), la muoeta de
terciopelo carmesí y la estola.
El acto, como se ve, era solemnísimo, y el Papa ha hablado con la so-
lemnidad requerida por las circunstancias.
Los NUEVOS CARDENALES,—El Emmo. Cardenal Merry del Val ha recibi-
do el título cardenalicio de Sta. Práxedes, y el Cardenal Callegari el de
Santa María in Cosmedin.
El eminentísimo cardenal Merry del Val, al celebrarse la ceremonia de
la entrega de la birreta cardenalicia á los nuevos purpurados, puso término
á su discurso, condoliéndose de no poder ofrecer, como su colega el obispo
de Padua, una abundante cosecha de buenas obras, ni otra cosa que su3 fir-
CRÓNICA GENERAL 915

mes propósitos de consagrarse por entero al servicio de la Santa Sede; pero


el Soberano Pontifico se dignó rectificar las palabras del humilde secreta-
rio de Estado, recordando las obras de caridad á quo se había consagrado
durante muchos años en Roma y el buen olor de Cristo que había esparcido
por todas partes.
«Yo os pido—añadía Pío X—que sigáis, con la misma abnegación, ocu-
pándoos en el gobierno de la Iglesia y en la dirección de las relaciones di-
plomáticas de la Santa Sede y trabajando por la libertad do I03 católicos,
por el retorno de los disidsntos al seno de la Iglesia y por la conversión de
los infieles.»
La presencia del obispo de Padua evocó en la monte del Papa recuerdos
de Venecia, deTreviso y de Padua, que conmovieron profundamente á Su
Santidad, hasta el punto de hacefle derramar lágrimas y obligarle á sus-
pender durante breves momentos su discurso.
A esta ceremonia asistieron la madre de monseñor Merry del Val y las
hermanas y las sobrinas del Papa.
FIESTAS JUBILARES DB LA INMACULADA.—La Comisión nombrada por
León X I I I y confirmada en sus f unciones por Pío X para organizar las fies-
tas jubilares de la Proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción
ha celebrado ya tres sesiones.
En ellas se ha tratado, principalmente, del Congreso internacional Ma-
riano que habrá de sor inaugurado el 1.° de Diciembre de 1094, y en el cual
habrán de ser tratadas las siguientes cuestiones:
El culto á María Santísima bajo el título do la Inmaculada Concepción
publicaciones, instituciones y Asociaciones Marianas; estudios teológicos,
históricos, jurídicos, científicos, literarios y artísticos relacionados con la
Concepción Inmaculada.
Idiomas oficiales del Congreso serán: el latino, el italiano, el francés, el
castellano, el alemán y el inglés.
Los trabajos deberán ser remitidos á Roma antes del día 15 del próximo
mes de Julio de 1904, con la siguiente dirección:
Reverendo padre Stagni, secretario general del Congreso, Vía Torre Ar-
gentina, 76, Roma.
UNA DB LAS FIESTAS DBL CONGRESO MARIANO.—Será la coronación de una
imagen de la Virgen representada en mosaico, en el coro del Cabildo de
San Pedro, la cual fué ya una vez coronada por Pío IX. Su Santidad Pío X
añadirá á aquella corona doce diamantes que recordarán la frase de la Sa-
grada Escritura: Y en su cabeza una corona de doce estrellas. Uno de estos bri-
llantes lo ha proporcionado el Santuario de Lourdes, y se apela á la devo-
ción de los demás Santuarios de la Virgen en todo el mundo para termi-
nar la corona esplendente de la preciosa imagen de Nuestra Señora.
E L SALUDO AL PASAR DELANTE DB UNA IGLESIA.—Como ejemplo digno de
imitación entre los católicos, trasladamos aquí una nota edificante, que tra-
ducimos del Sun, de Nueva York:
«Una de las más antiguas costumbres de los católicos romanos es la de
quitarse el sombrero y bajar los ojos al pasar por delante de las puertas de
una iglesia. Esto se echa de ver en casi todas las partes de Nueva York
desde Bettery hasta Broux.
Los conductores y maquinistas de los trenes elevados entre Battery y
Harlem pasan en cada viaje por delante de once iglesias y once veces se
916 EL MONTE CARMELO

descubren. Hay al menos dos jueces de la Corte suprema que nunca pasan
por delante de una iglesia sin quitarse el sombrero
»La muestra de reverencia que dan las mujeres es la de inclinar Ja ca-
beza y los ojos. Esto puede ser visto miles de veces cada día en Nueva York.
En los barrios donde moran extranjeros, las mujeres que pasan apresurada-
mente por delante de una iglesia, se detienen un momento, se santiguan y
rezan una pequeña oración en su idioma materno.»
EL CATOLICISMO EN HOLANDA.—El Journal de Bruselles publica interesan-
tísimos detalles acerca del progreso del catolicismo en Holanda.
La jerarquía católica fué restaurada en Holanda por Pío I X en el año
' 1853, y desde aquella fecha los progresos del catolicismo han sido rápidos
y constantes en los Países Bajos, como que en los cincuenta años transcu-
rridos se han fundado en Holandíi 156 parroquias y más de 500 iglesias.
El número de católicos, que era en aquella fecha de 1.800.000, ha ascen-
dido á más de doble, y las Comunidades religiosas han alcanzado también
considerable incremento, dejándose sentir su bienhechora influencia en
cuanto se refieren á la caridad pública y privada.
En 1853 publicábase en Holanda un solo periódico católico, y hoy se pu-
blican 13 periódicos y 43 revistas.
La Asociación de San Vicente de Paúl cuenta hoy 201 Conferencias
regidas por 13 Consejos particulares, y de las cuales forman parte 3.500 so-
cios qae practican visitas domiciliarias, legalizan matrimonios, cuidan de
la instrucción de los niños, visitan á los presos y ejercen otras muchas
obras de caridad.
Multiplícanse también las conversiones entre los protestantes, calculán-
dose unas quinientas anuales tan solamente en la Diócesis de Harlem, y en
300 en la de Bois le Duc, en la cual constituyen los católicos la mayoría de
la población.
«Esta es la magnífica contestación—dice el Journal de Bnixelles—que
podemos dar á nuestros librepensadores que anuncian á voz en grito, la
muerte del catolicismo, tan solo porque en Francia existen unos doce ó
catorce clérigos apóstatas.
Los PRELADOS SENADORES. -En la alta Cámara, el R i o . Obispo de Burgo
de Osma ha levantado su autorizada voz para pedir cuenta al Gobierno d?
esta nación católica del cumplimiento de las leyes que amparan á los fieles
en el ejercicio del culto y en la profesión de la única Religión verdadera,
que es la del Estado, el cual no puede t e r e r otra, ni eludir la obligación de
acatarla, cumplirla, defenderla y hacerla respetar de todos.
El venerable Prelado protestó elocuentemente de lo ocurrido en Bilbao,
en Santander y en Valencia, en nombre de todos los Prelados senadores, de
los cuales se hallaban presentes los que en aquel día estaban en Madrid.
NOTA POLíTICA.—Como anunciábamos en nuestro número anterior, se
celebró la magna asamblea de los liberales fusionistas para resolver el plei-
to de la jefatura de las huestes quo aoaudilló el difunto señor Sagasta, ha-
biéndose reunido con este objeto 409 ex senadores y ex-diputados de dicho
partido. Esta junta formará época en la crónica de los partidos liberales de
España por lo ruidosa y escandalosa que resultó. Habíase convenido que
resultase electo jefe el que reuniese dos terceras partes de los votos, pero
hecho el escrutinio, el señor Montero Ríos obtuvo 210 votos, el señor Mo-
ret 194 y el señor Marqués de la Vega de Armijo 1; por lo cual, después de
OROHICA GENERAL 917

tanto ruido SD declaró que no había jefe, porque ningnno había obtenido
los votos suficientes. Disolvióse, pues, la asamblea, con el convencimiento
de que por ese camino no se había de encontrar el Jefe, y con el convenci-
miento á la vez de que no era posible mantener ya concordes los diversos
elementos liberales, los cuales, conforme al doble criterio que dominó en a
célebre asamblea, se han dividido en dos bandos, el uno capitaneado por
ol señor Montero Ríos, al que prestan su concurso los señores Canalejas,
López Domínguez y Puigcerver, y sus simpatías el señor Marqués de la
Vega de Armijo; y el otro bajo la jefatura del señor Moret con los elemen-
tos jóvenes del partido fusionista de los que es el alma el inquieto señor
Conde do Romanónos. Dícese que á este partido se agregarán en breve los
señores Villaverde y Romero Robledo con los suyos, quedando los restantes
conservadores bajo el mando del señor Maura. Con esto serán tres los par-
tidos de gobierno que tengamos, el do la izquierda de los señores Montero
Ríos, Canalejas y López Domínguez; el del centro de los señores Moret
Villaverde y Romero Robledo; y el de la derecha, del señor Maura.
El partido del señor Montero Ríos, con el nombre de partido democrá-
tico, después de algunas reuniones en que los representantes de sus diver-
sos elementos han manifestado sus pareceres, ha hecho su presentación
oficial con un discurso pronunciado en el Senado por su jefe que, á la vez
que el programa del partido, ha presentado sus credenciales, reconocidas
por el presidente del Gobierno señor Villaverde á pesar de las protestas de
don Amos Salvador que es de la agrupación del señor Moret.
En el Congreso continúa la discusión de los presupuestos, abriéndose
paso, aunque con mucha lentitud, por entre la obstrucción de la minoría
republicana.Casi todos los jefes de las minorías parlamentarias han mediado
con el señor Salmerón para que la minoría que él dirige, desista de su acti-
tud, y en vista de no haber podido doblegarle, el Congreso, á propuesta de
su presidente señor Romero Robledo, ha acordado celebrar todos los días
sesiones dobles, para que á la vez que se discuten los presupuestos, haya
lugar de continuar el debate político hace días-paralizado, así como expla-
nar algunas interpelaciones pendientes y discutirse los proyectos de ley
que están sobre la mesa, algunos de los cuales, como el del descanso domi-
nical y el de reforma de administración local, revisten gran importancia.
Al discutir algunas partidas del presupuesto de Gracia y Justicia, algu-
nos diputados republicanos han mostrado su sectarismo rabioso atacando
duramente á la Iglesia católica, mereciendo las justísimas increpaciones de
las demás minorías y de la mayoría, y motivando un hermosísimo discurso
que pronunció don Eugenio Silvela.

M(Q om
El hombre misterioso

Mientras la colonia del Carmen ban en su frente, parecía estar pre-


se aumentaba considerablemente y ocupado por algúnpensamientomuy
florecía en toda clase de virtudes lúgubre.
así cívicas como religiosas; mientras Sin embargo por esta vez tomó á
la república de las orillas del Ama- su cargo el gobierno del Escipión,
zonas, cuyo presidente era el Hom- embarcó en él á la comisión de cien-
bre misterioso, progresaba en lo es- tíficos, y arrancó del puerto de Ge-
piritual y material; otra escena muy nova el día 30 del dicho mes con
diferente se representaba en leja- rumbo á New-York para de aquel
nas tierras; escenas en que nadie hu- punto dirigirse más tarde á la des-
biera podido ver' la relación que embocadura del Misisipy.
tendrían con la vida y e l porvenir Pero el capitán iba siempre pre-
de Bernardo. ocupado por algo serio ó misterioso
En la ciudad de Genova se pre- que le estaba sucediendo.
paraba una comisión r!e científicos Pasaron varios díasdenavegación
para la exploración del río de las feliz y todavía no se le había oído
Amazonas. Deseaba el gobierno hablar al capitán. Pocos días antes
italiano poseer un conocimiento geo- de llegar á New-York, al atravesar
gráfico exacto de los diferentes ríos las cercan'as de Terranova se le
de la América tanto del Norte co- oyó decir con voz fuerte: aquí fué,
mo del Sur, y á este fin habíanse aquí se ahogó. Los científicos escu-
juntado en Genova varios científi- charon aquellas palabras, pero no
cos de las diversas universidades de sabían lo que significaban, y niel ca
Italia con el objeto de hacer un pitan dio explicaciones, ni los cien-
examen minucioso de los ríos Misi- tíficos se las pidieron.
sipy y Amazonas. Continuaron de aquella manera
P a r a el día 24 de Septiembre ha- hasta llegar felizmente áNew-York,
bía fondeado en el puerto de Genova de allí se dirigieron al Misisipy y en
el vapor Escipión que era el desti- pocos días pudieron hacer la explo-
nado para conducir á los explorado- ración y el estudio del gran río nor-
res á los puntos indicados. teamericano, y en el término de
El capitán del Escipión era un an- quince días estaban de vuelta en
ciano marino, natural de Florencia New- York.
que hacía muchos años que estaba El día 29 de Octubre pudieron
retirado de las faenas de la mar. emprender su segundo viaje con
Sin duda le había pasado alguna rumbo al río de las Amazonas, y en
grande desgracia sobre las aguas, término de diez días ya habían he-
pues no se entusiasmaba ni se ani- cho el recorrido de New-York á la
maba á su presencia, antes muy al desembocadura de aquel río, y de-
contrario, cuando oía hablar de lor más está decir que los científicos
asuntos de la mar, parecía que se empezaron sus exploraciones desde
entristecía, sus ojos se humedecían el primer día con gran satisfacción
y según las señales que se estampa- y contento por las cosas tan nuevas,
SOLACES Y BNTKETKNIMIBNTOS 919

tan grandiosas y maravillosas que —Nosotros no sabemos, pero dice


iban descubriendo. Apenas podían que en una tempestad le dejaron
explicar aquellos sabios cómo la na- solo.
turaleza había amontonado allí tan- Nuevos colores aparecían y des-
ta riqueza de la que todavía no se aparecían y volvían á aparecer en
había explotado absolutamente na- el rostro del capitán; miraba hacia
da. Sin embargo iban copiando en arriba, daba con el pie en el suelo,
sus cuadernos todo cuanto se pre- volvía de espaldas á los trabajado-
sentaba á su vista, para poder apro- res, articulaba algunas palabras
vecharlo más tarde. que nadie las comprendía, volvía á
Excusado es decir que los cientí- hacer nuevas preguntas y quedaba
ficos navegaban todavía en eí Esci- repentinamente en silencio.
pión, pues como el Amazonas es un Extrañados los individuos dé la
río tan caudaloso pueden navegar comisión técnica, no sabían á qué
en él los barcos de más alto bordo. atribuir aquellos cambios repenti^
Llevaban el tercer día de explo- nos. . • '•'
raciones, cuando á lo lejos del río, En esto el capitán se puso como
en una hermosa planicie se encon- fuera de sí y empezó una especie
traba trabajandoun grupo de indios, de soliloquio haciéndose á sí mismo
lo cual no dejó de extrañar á los ex- preguntas y respuestas que no po-
ploradores, pues era la vez primera día comprender nadie que ño estu-
que veían seres racionales; hasta al viese al tanto de los sucesos.
serio y preocupado capitán causó El es, decía, no hay remedio, es
gran admiración la vista de aque- mi hijo Bernardo. Pero no; no pue-
llos tipos; tanto fué así, que junta- de ser, mi hijo Bernardo se ahogó
mente con los exploradores saltó en la tempestad de Terranova, no
también el capitán á tierra dejando, puede, él cayó al agua. Pero, ¿quién
á uno de los científicos el cuidado puede ser sino él? un joven abando-
del vapor. nado en el barco, ¿quedaría mi hijo
Según iban acercándose los ex- en el barco?
ploradores al lugar que ocupaba el Cuando uno de los indios oyó el
grupo de trabajadores, ¿cuál no se- nombre de Terranova, se acordó de
ría su asombro al notar que todos haber oído hablar al Hombre mis-
aquellos indios llevaban á su pecho terioso aquella palabra como el
el escapulario del Carmen? No pu- nombre del lugar del naufragio; lo
dieron contener la curi> sidad de que se apresuró á manifestar al ca-
averiguar el origen de aquella de- pitán como un dato más para su go-
voción, pues les extrañaba grande- bierno.
mente que en medio de aquellos, al Pero ¿cómo se llama ese H o m D r e
parecer, infelices indios hubiese más misterioso? volvió á preguntar el
religión que en medio de los civili- capitán que deseaba convencerse de
zados europeos. que el Hombre misterioso era su
—¿Quién os ha impuesto eso que hijo.
lleváis al pecho? preguntó el presi- =Nosotros no sabemos, nada de eso;
dente de la comisión técnica, diri- le llamamos el Hombre misterioso.
giéndose al grupo de trabajadores --¿Cuánto tiempo hace que está en-,
—El Hombre misterioso, respondió tre vosotros el Hombre misterioso?
uno de los indios. —Por lo menos veinte años, y ten-
—¿Qué es eso del Hombre misterio- dría como dieciséis cuando apareció
so? replicó el preocupado capitán. aquí.
—Es un hombre que vino desde un —Pues es él, no hay remedio, es mi
barco donde quedó abandonado; fué hij". Vamos á ver al Hombre miste-
la respuesta. rioso, pues estoy resuelto á no tomar
Cuando el capitán oyó aquello de un bocado de 'comida hasta que le
que "quedó abandonado en un bar- vea.—Aquel hombre, aquel capitán
co,, cambió repentinamente de con- era realmente el padre de Bernar-
tinente, la palidez apareció en sus do, era Juan Albertini, el antiguo
mejillas y la mano derecha que en comerciante que siempre vivió en la
aquel momento llevó á la cara pare- creencia de que su hijo Bernardo se
cía que le temblaba. había ahogado durante la tempes-
Volvió el capitán á preguntar de tad que queda referida.
nuevo, pero ¿cómo quedó abandona- Dirigióse pues al lugar donde se
do en el barco? suponía estaría Bernardo; acompa-
920 EL MONTE CARMELO

fiábanle los indios trabajadores ad- No omitió Bernardo ninguno de


mirados de lo que habían oído, y los acontecimientos que tuvieron lu-
gozosos de conocer al padre del gar durante- su permanencia en el
Hombre misterioso al que le habían Pompeyo; de la manera que acudía
de dar una gratísima sorpresa con al escapulario de la Virgen del Car-
la visita tan inesperada. men que tenía colgado en el come-
También iban en su compañía to- . dor, para pedirle consejo y auxilio
dos los de la comisión técnica, á ver en todos los contratiempos que le
en qué paraba aquel drama ó nove- sobrevinieron; de la manera que su-
la ó hecho asombroso que iban á plía la falta de agua, y el medio
presenciar. que la Providencia le deparó para
En dos horas de camino á pie lle- saltar'á tierra.
garon al lugar señalado y allí se En esto con la rapidez de rayo se
encontraba Bernardo catequizando extendió, por toda la Colonia del
á un grupo de niñas indias. Apenas Carmen, la noticia de la llegada del
le divisaron los indios, advirtiendo padre del Hombre misterioso, á
á J u a n Albertini que aquel que es- quien todos los indios veneraban
taba en medio de las niñas, era el como á un enviado del cielo. En un
Hombre misterioso, y Juan apresu- momento se presentaron más de mil
ró el paso para abrazarle. de ellos; y era de ver el afán de
Bernardo no le conoció en un aquella pobre gente por obsequiar
principio, pero apenas se fijó en al padre de Bernardo y á los comi-
aquel nombre que con los ojos fijos sionados que con él venían á explo-
venir á abrazarle, cuando dando un rar el río de las Amazonas.
grito exclamó ¡Ay mi padre! No pu- Unos les traían frutas, otros car-
do pronunciar más palabras. Lo ne asada, otros una especie de pan
mismo el padre como el hijo queda- hecho con yuca, otros aves de visto-
ron como mudos. so plumaje, cada cual según lo que
Un cuarto de hora permanecieron se le presentaba á la mano.
en aquel estado, cuando Bernardo
preguntó á su padre, si su madre Aquel día y aquella noche fueron
vivía todavía; respondióle que sí. de fiesta. Hubo música al estilo in-
¡Ah! todavía puedo ver á mi madre, dio, con algunas flautas é instru-
volvió á exclamar Bernardo. Refi- mentos hechos con corteza de rama
rió Bernardo todo lo acontecido en verde.
la tempestad, lo mismo que Juan; y Así pasaron algunos días; pero
ambos á dos convinieron en que ha- era necesario tomar otras resolu-
íban sido providenciales todos aque- ciones.
llos acontecimientos.
Fr. Samuel de Sta. Teresa.
(Se continuará).
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LA ESPERANZA EN UN MEDIADOR

ODOS los apologistas, así


antiguos como modernos,
•^^fjip^ han demostrado con el
^^ sabio Obispo Huet, que
no hay dogma del cristianismo ni
precepto de la moral evangélica,
del que los paganos no hayan teni-
do una débil noción. Así vemos
que la esperanza en un Salvador
del género humano, en un Media-
dor entre el hombre y Dios, es el
testimonio que más unánime y ex-
plícito flota en todas las tradicio-
nes paganas y el que palpita más
Año l V « r l á m . 8 3 fuertemente en el fondo de las mi-
tologías.
15 de Diciembre de 1903 La célebre fábula de Pandora
cuya caja esparció todos los males
J por la tierra, deteniéndose en sus
922 EL MONTE CARMELO

bordes la esperanza tan solo, es un recuerdo alegórico


de la ..caída del género humano y de la promesa de su
restauración. El Kinuste de la China, el Orus Egipcio,
el Primogénito de Odin de los Escandinavos, el Mitlra
de los Persas, el Verbo de Platón, el Peyrü^áe los Ja-
poneses, lo mismo que las encarnaciones de Wischnú
y de Brahma de los indios, son otros tantos testimonios
de la verdad que he indicado.
La esperanza en un Mediador, hacía que los galos
adorasen en sus santuarios á Ja diosa Isis, que, siendo.
Virgen, había de tener un hijo "-ex qua filius illic prodi-
íurus eral:,, (1) creencia confirmada por la célebre ins-
cripción descubierta en Chalons-sur-Marne en 1831, en
el pavimento de un antiguo templo pagano, que decía
Virgini pariturae, Druides.
Entre los filósofos paganos llama la atención el bri-
llante testimonio de Sócrates, invocado por el célebre
Clarke: "es preciso esperar que venga alguno á ense-
ñarnos nuestros deberes, y éste solo puede ser el mis-
mo Dios.,, (2) Además, en varios pasajes de las obras
de Platón se halla la doctrina de un Mediador á. quién
llamaba Verbo (logos): "al principio de este discurso
—dice—invoquemos al Dios Salvador, á fin de que por
medio de una enseñanza extraordinaria y maravillosa
nos salve instruyéndonos en la verdadera doctrina. (3)
El racionalista Laurent evoca estas palabras de Platón
para afirmar que el cristianismo es un desenvolvimien-
to de las ideas platónicas; ya dilucidáremos más ade-
lante este punto, y veremos también si el logos de Fi-
lón es el mismo que el del Apóstol San Juan, como pre-
tenden esos nuevos regeneradores de la sociedad.
Los mismos corifeos de la impiedad han reconocido
—prescindiendo de la tradición mosaica—la esperanza

(1) Elias Schedius. De diis germanis.


(2) Platón, Apolog. Sócratis.
(3) Platón, Timeo. obr. t. ix.
LA ESPERANZA EN UN MEDIADOR 923

de todos los pueblos en un Mediador. Voltaire en su


Adición á la historia general, nos dice: -'era una máxima
de los indios y de los chinos desde tiempo inmemorial
que el Sabio vendría del Occidente. Europa, por el con-
trario, creía que el Sabio vendría de Oriente. Todas las
naciones han sentido la necesidad de un Sabio.,, Confir-
ma lo mismo Volney en sus Ruinas de Palmira, cuando
escribe: "Las tradiciones sagradas y mitológicas de los
tiempos antiguos habían esparcido en todo el Asia la
creencia en un gran Mediador.,,
Finalmente, pasando por alto el carácter de una re-
dención esperada por Plutarco y hermosamente descri-
ta-corno dice un Sabio-en los libros de Confucio, halla-
mos indicada la esperanza en un Mediador en la IV églo-
ga de Virgilio. Según Lactancio, cuando los antiguos
libros sibilinos perecieron, como es sabido, en el incen-
dio del Capitolio, para reemplazarlos se enviaron men-
sajeros que reuniesen las respuestas de los oráculos, á
Italia, Asia, África, y singularmente á Eritrea de Jonia,
cuna de la Sibila. De esta suerte se introdujeron en Ro-
ma las profecías mesiánicas, como resulta de Josefo
Fia vio, Tácito y Suetonio. Es por tanto muy verosímil
que estas profecías dieran ocasión á la citada Égloga
relativa al nacimiento del hijo del cónsul Polión y en
cuya gracia se invoca el favor de Lucina.
Tu modo nascenti puero

Casta, fave, Lucina.


(Verso 8 y 10.)

La metafísica misma, ó filosofía primera,—como la


llama Aristóteles,—de consuno con la historia, confir-
man la verdad de mi aserto. Aquella, estudiando el prin-
cipio de permanencia aplicado á las leyes, y las ideas
fundamentales de tiempo ó duración; ésta, estudiando
los monumentos escritos y simbólicos, las ciencias ar-
924 EL MONTE CARMELO

queológicas y filológicas, la crítica histórica, la erudi-


ción en su acepción más lata: para una y otra es sufi-
ciente considerar el influjo de la doble tendencia del
hombre individuo y del hombre humanidad, elegante-
mente descrito por el vidente español, Marqués de Val-
degamas.
De modo que la esperanza en un Mediador entre el
Criador y la criatura, entre el hombre y Dios, es tan
antigua como la especie humana. No se encontrará ni
un solo pueblo, que no haya conservado, más ó menos
alteradas, las creencias tradicionales y primitivas de los
principales dogmas del cristianismo, porque, como ha
observado Bossuet, no hay error en las creencias que
no haya tenido su raíz oculta en una verdad.
Esta esperanza en un Mediador se ve sobrenadar, co-
mo diría el P. Ventura de Ráulica, en el océano de erro-
res, de fábulas, de supersticiones, de obscenidades que
manchaban la superficie de la tierra. Esta esperanza se
la ve siempre y por todas partes, como el faro inextin-
guible que la mano de Dios había encendido en el mun-
do, desde el origen de los tiempos para iluminar á la hu-
manidad.

Fr. /osé. i. 3.
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NUESTRO LIBERTADOR
Hay dos hechos en los anales del mundo, tan sobresalientes y
transcendentales que, sin ellos, sin admitir su importancia histórica,
no es posible andar con paso firme y seguro en el vasto y espacioso
campo de la historia.
Sin admitir con la Iglesia católica aquel primer pecado fuente
funesta de corrupción eepantosa, no se explica el desquiciamiento
total del hombre, el completo desorden que reina en su ser, su gran-
de incapacidad para seguir el sendero trazado por la recta razón; su
inclinación á seguir el camino de perdición y de muerte contra toda
razón y todo derecho; el desbordamiento impetuoso de todos los vi-
cios y de todas las malicias; la guerra continua á Dios su Creador y
su Padre; la grosera ignorancia sobre los deberes que le ligan al que
le dio todo lo que tiene, llegando á adorar á miserables seres que el
mismo hombre aplasta con su planta; su alejamiento de toda luz y
de toda esperanza; su postración en la ignominia y sombras de muer-
te; la anarquía en la familia; el desorden en los municipios, el des-
orden en la sociedad, el desorden en todos los grados y en todas las
esferas de la vida.
El mundo vivió, sin que nadie se opusiera, con el despotismo en
el padre en quien reconocía la ley bárbaros derechos sobre la esposa
y sobre los hijos; con el despotismo del señor autorizado para matar
miles de hombres, que gemían bajo las férreas cadenas de la escla-
vitud; con el despotismo en los rayes dominadores del mundo, cuya
voluntad era la ley del orbe y cuyo querer la causa de derramar to-
rrentes de sangre.
Así caminaban los pueblos y las naciones sin ideas salvadorasl
sin rumbo fijo ni norte determinado; y si no se admite el pri-
mer pecado, no sabe nadie á qué atenerse para dar luz sobre tama-
ños desconciertos, ó tal vez envuelto entre dudas y perplejidades es-
pantosas, le vendrán deseos de exclamar con corazón irritado: «Dios
es injusto» «Dios no tiene providencia.»
Pero no, nada de eso; Dios es muy justo y aún más misericordio-
so. El creó al hombre en el estado feliz de la inocencia y justicia ori-
ginal, colocándole bondadoso de todas las gracias y encantos debidos
é indebidos á su ser y dándole poder sobre todo lo existente,
926 EL MONTE CARMELO

Todo estaba á su disposición y voluntad, todo obedecía al impe-


rioso eco de su voz. De todo disfrutaba con singular placer, y á todo
extendía sus inocentes manos sin cuidado alguno. Solo le prohibió
Dios extenderlas á un árbol, declarándole además la grave injuria
que cometería contra su Dios y Creador, si desobedecía, y el inmenso
perjuicio que causaría á todos; pero él en mala hora las extendió y
en el mismo punto ee extendieron por toda la tierra las calamidades
y desgracias.
En un instante vióse privado de todos los dones y despojado de
todas las gracias. Sintió surgir en sí la intranquilidad; conoció su
gran debilidad para concertar y ordenar sus actos; vi ó en si mismo
reinante la anarquía y á su alrededor tinieblas y confusión. Apagó -
sele para siempre la clara luz de la inteligencia y nació en su cora-
zón la semilla del pecado y de la muerte. Desfalleció su ánimo y se
sentó en las sombras del dolor. Mas Dios se compadeció de él y le
prometió un Redentor, y este Redentor se comprometió á sacarle del
cautiverio y romper las cadenea que se había echado al cuello el
mismo hombre, y realzar la dignidad humana caída y desprestigiada,
y enseñar á las gentt s con palabras y cou ejemplos eficaces, y ser su
luz, su maestro y su gula; pero antes de enviarle este consuelo, para
hacer brillar su justicia y lo terrible de su omnipotente brazo, con-
sintió que pasasen 40 siglos en los que la humanidad, á la par que
se alejaba de Dios y de su principio, de tropiezo en tropiezo y de
caída en caída se había de hundir en los abismos de la ignorancia y
de la impiedad.
Si en las historias antiguas se prescinde de la doctrina católica,
no se verá en ella otra cosa que el colmo de la injusticia. Se verá
alzarse un trono y sepultarse otro entre escombros y sangre, sin sa-
ber ni por qué ni para qué mueren hombres y más hombres y se de-
rraman torrentes de sangre; pero contemplados t.)dos los hechos des-
de el punto de vista católico, la escena cambia.
Entonces Ciro, Alejandro Magno y la orgullosa Roma no son los
verdugos que atormentan á la humanidad y esclavizan millones de
pueblos, sino los embajadores y mensajeros de Dios que tienen el
alto destino de castigar los pecados de los hombres, derrumbar ba-
rreras, deshacer fronteras, comunicar unos pueblos con otros, para
que mejor se derramase sobre ellos la luz que enviaba el cielo al
mundo en cumplimiento literal de aquella-divina profecía. «Leván-
tate, Jerusalén, vístete tus galas, porque viene tu luz y la gloria del
Señor ha amanecido por tí»: y aquella otra: «El pueblo que se sentó
en tinieblas y sombras de muerte ha visto la luz del cielo»: y oyesen
las divinas palabras que dirigía Jesús á todos, cuando decía: «Yo
NUESTRO LIBERTADOR 927

soy el camino, la verdad y la vida, el que me sigue no anda en ti-


nieblas. Venid á mi corazón todos, mu excepción de personas, pasto-
res y reyes, siervos y señores, obreros y patronos, mendigos y po-
tentados.»
Los Romanos á fuerza de brazo se hicieron señores del mundo
y formaron un solo pueblo y uua sola nación, para que ese pueblo
y esa nación fuese transformada al poderoso influjo de las palabras
del Hombre-Dios y de sus humildes embajadores, ora rompiendo
las vallas que separaban á los libres de los esclavos, ora repartiendo
los ricos sus riquezas entre los pobres, ya aunándose la pobreza y
el sacrificio, ya convirtiéndose los salvajes en mansos corderos, lo-
grándose así derrocar el imperio de la maldad y sustituir al mando
de la injusticia el de la justicia, al de la mentira el de la verdad.
Y asentadas las naciones en principios y cimientos tan justos,
vióse Europa, merced á Jesucristo y á su Iglesia, civilizada y culta,
florecientes las ciencias y las artes, llena de vida y riqueza, cada día
más unida por los lazos de la fe, hasta que, incapaz de contener
tanta exuberancia, se derramó por las cuatro partes del mundo y
se extendió por el globo la civilización junto con el nombre de Jesu-
cristo.
Jesucristo es, pues, nuestro Redentor; fuera de él no hay hombre
grande, ni santo ni sabio; fuera do él no vemos más que la natura-
leza caída, la raza de Adán degenerada, la estirpe del primer hom-
bre pecador arrastrando sus cadenas hasta el abismo de su per-
dición.
Y estas verdades tan sencillas y luminosas que aprende el niño
cristiano en el regazo de su tierna madre, las olvida ó quiere olvi-
darlas esta impía sociedad cuyo tema es separar las naciones de Je-
sucristo y dejarlas que se despeñen y sepulten en los abismos de la
iniquidad en que las encontró el Salvador. ¡Miserablesl Cuando vues-
tros predecesores, losfilósofosfranceses del siglo XVIII, proclamaron
al individuo y á la sociedad soberanas y emancipadas; ¿dio por veta-
tura otros resplandores que los de incendios atroces? ¿Acaso tanta
soberanía y grandeza del hombre separado de Jesucristo no feneció
entre montones de cadáveres y entre ríos de sangre? Aprendan todos
los corifeos de la impiedad q'.ie contra la ordenanza de Dios en vano
clama el hombre, y que Dios ha dispuesto que todo lo bueno nos ven-
ga de Jesucristo nuestro Redentor y Libertador, y que fuera de El
vivirá el hombre y la sociedad en oscuridades y tinieblas, en des-
conciertos é inquietudes, en eterno llanto y lamento.

Fr. Eduardo de Éanta Feresa.


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LA LLAYE DEL CIELO


(DIÁLOGO DE NAVIDAD)

ALMA . —Bien vengas, mi Niño-Dios,


A dar una Noche-buena,
A estas ánimas en pena
Que están gimiendo por vos.
NIñO . —¿Con que estáis en pena?
ALMA. ¡Digo!
Si no nos dais un modelo
Para la llave del Cielo,
No abriremos el postigo.
NIñO. —¿Tan fuertes son sus cerrojos?
ALMA. —Tanto, tanto, que quizá
Nadie los descorrerá
Si no los bañan tus ojos
Con esas lágrimas puras
Que ho'y derramas.
NIñO. . —¿Conque... nó?
¡Ah! pues bien, lloraré yo
Sobre aquellas cerraduras.
ALMA. —Pero tienes tanto frío,
Niño de mi corazón...!
Porque aquí está la cuestión,
Y es cuestión de fuerza y brío.
Y tú sin fuerza ninguna,
Tiritando... y tan chiquito!
Tú sólo, Niño bendito,
Estás bien hoy en la cuna.
NIñO. —Pero mucho puede el llanto,
Y más el llanto de Dios.
ALMA. —Decís bien, Niño, y ya vos
Llorando estáis tanto... ¡tanto!..
NIñO. —Que todo el llanto que vierto
Al caer desde mis ojos
Va á suavizar los cerrojos
Porque halléis el cielo abierto.
LA LLAVE DEL CIELO 929
ALMA. , Gracias, Niño, mas advierte
Que así la entrada no es cierta;
¿Quién abrirá aquella puerta
Que es tan pesada y tan fuerte?
Y luego, que en el umbral
Hay un estorbo pesado:
¡Allí se vé atravesado
El pecado original!
¡Qué digo!... Pienso que allí
Haciendo están de puntales
Todas las culpas mortales
Desde Adán y Eva hasta aquí.
Y así la puerta en sus gonces
No girará si una mano
Con esfuerzo sobrehumano
No la empuja.
NIñO. —Pues entonces
Alma de poco valor,
Con palanca se abre al punto.
ALMA. —Y ¿dónde está? yo pregunto.
NIñO. —Esa palanca es mi amor.
Es mi amor que sangre vierte
Desde la Circuncisión,
Y acabará en la Pasión
Y en una pasión de muerte.
ALMA. —Con mil amores que hubiera
Tanto amor yo te pagara.
Pero escucha: ¿cuesta cara
La llave que es la primera?
NIñO. —Llevarla, sólo llevarla;
A todos se la regalo.
ALMA. —¡Vamos! Esto es menos malo,
Cuesta poco el alcanzarla.
NIñO. —Es claro como la luz,
Tómela, pues, cada cual,
Que hoy la muestro en el portal:
¡Llave del cielo es mi CRUZ!
Fr, Florencio del Miño iesis!
tí. 3.
S ^ -n-H-EjHBi-ia-igi-Bi-Bi-B—!§]-rg]--H--ai-ia-isi-B-ia)-^nI.p

El Jubileo de la
Inmaculada Concepción

El día 8 de Diciembre de 1904 se cumplirá cincuenta aflos de la


declaración dogmática de la Inmaculada Concepción. Por lo tanto,
jamás puede presentarse ocasión más favorable y propicia para pu-
blicar las glorias de María Inmaculada, relacionadas con aquel ven-
turoso acontecimiento.
Uno de los acuerdos tomados en el Congreso mariano-interna-
cional de Fiiburgo en 1902, fué celebrar el cincuentenario del dog-
ma de la Inmaculada Concepción por medio de numerosas peregri-
naciones á los principales Santuarios de la Virgen, y de una pere-
grinación universal á Romo, donde tendrá también lugar un Con-
greso mariauo.
En su virtud la Comisión señalada por León XIII en Mayo
de 1903, y confirmada por Fío X, bajo los auspicios de varios Emi-
nentísimos Cardenales, ha tomado muy importantes acuerdos para
preparar á los fieles á las fiestas jubilares de la Inmaculada, y que
han sido publicados en muchas revistas y periódicos del mundo.
Entre estos acuerdos ocupan distinguido lugar el de formar una
biblioteca mariana de las obras que tratan de la Santísima Virgen,
en particular de su Inmaculada Concepción, y el de publicar en Ro-
ma un periódico, que se llamará La Inmaculada, redactado por sa
bios y eminentes colaboradores.
. También el que estas líneas escribe, tiene sagrados compromisos
con la Virgen Inmaculada, y entiende qué es deber de gratitud
cumplirlos cuanto antes.
Desde joven sentí en mi corazón el amor y protección de la Vir-
gen sin mancha, cuyos celestes candores siempre me han deslum-
hrado. Y en honor de la verdad puedo decir con el sabio, aunque
con menos autoridad que él: me vinieron todos los bienes juntamen-
te con la devoción á la Virgen. Venerunt mihi omnia bona pariter
cum illa. (Sap. cap. VII.)
Si los hijos no alaban á su Madre Inmaculada ¿quién, la alabará
ntre los hijos de los hombres?
EL JUBILEO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN 931

Es hermosa más que toda3 las doncellas de Sión, y aún sobre la


belleza y gloria de los querubines, que se arroban en éxtasis delante
del Señor. Las estrellas son el polvo de sus pies; los ángeles, brillan-
tes de su diadema, y los miamos serafines, criados de su Corte.
Admirado San Bernardo y poseído de reverencial temor, no sa-
bía en una ocasión por dónde empezar á cantar las glorias de la
Virgen.
Por fin rompió el silencio, diciendo: Una cosa hay en María, en
que no tuvo primera, ni tendrá segunda: el poseer los gozos de la
Maternidad con los honores de Virgen: Qaudia Matris hábens cum
Virginitatis honore- (Serm. 4 de la Asunc).
Yo también voy á alabarla, durante el año jubilar, en aquello
que no tuvo semejante hasta ahora, ni tendrá igual después, en su
Inmaculada y original Concepción.
En nuestros tiempos que, por otra parte están marcados con la
Henal de la bestia, ha tomado inmenso desarrollo la devoción á la
Virgen Inmaculada, á la cual las nuevas generaciones ven surgir de
la frente del Altísimo entre celajes de pureza y mil perlas de rocío.
Hay órdenes religiosas, de ambos sexos, de María Inmaculada,
escuelas católicas y conferencias de María Inmaculada, fábricas y
talleres de María Inmaculada, Congresos y Academias de María In-
maculada, escapularios y medallas de María Inmaculada, libros y
periódicos de Miría^Inmaculada, y sobre todo, hijos Luises, y ade-
más hijas de María Iumaculada.
Pues ¿por qué no ha de haber también algunos que escriban las
glorias de la Virgen Inmaculada? Por eso hoy empezamos á publi-
car algunos artículos en EL MONTE CARMELO, á favor da este encan-
tador misterio de María.
¿Quién tuviera aquella libertas ingenii et copia dicendi del célebre
orador Tulio, cuando escribió su hermoso libro de la naturaleza de
los Dioses, para hablar de las glorias de la Virgen?
¿Qué pluma, no ya la mía, si no la de un ángel ó querubín, sería
capaz de enaltecer dignamente las inenarrables bellezas de la Reina
de las gracias?
Sin embargo, en vista de los graves peligros que amenazan á la
sociedad, hoy más que nunca debemos implorar el valioso patrocinio
de la Virgen sin mancha. De ella podemos esperar mucho, y con-
seguir todo, si la invocamos de veras en nuestras necesidades.
Quisiera llevar al.corazón de los católicos la persuasión profunda,
la convicción indiscutible que tengo grabada en el mío, de que el
remedio á esta sociedad que se hunde en los abismos, ha de venir
de la Virgen, y de la Virgen Iumaculada.
932 RL MONTA CARMELO

Creo muy conveniente señalar aquí algunos medios para honrar


á la Virgen durante el año jubilar.
1.° Hacer la novena de María Inmaculada todos los meses del
año, empezando siempre el último día del mes, para terminar el 8
del siguiente. 2.° Recibir los Santos Sacramentos de la confesióu y
comunión el día 8 de cada mes en su honor. 3." Ayunar el día
7 de cada mes, y las personas que no puedan por algún impedimen-
to, dar una limosna á los pobres eu igual día, ó hacer otra obra de
piedad. 4.° Subscribirse á las revistas que tratan de las glorias de la
Virgen, y adquirir libros que se ocupan del mismo asunto. 5.° Para
el día 8 de Diciembre de 1904, aniversario de la definición dogmá-
tica, prepararse con una uonfesión general, y si puede sor con algo-
nos días de retiro, y 6.° Los que no puedan hacer nada de ¡o dicho,
al menos llevar con paciencia los trabajos de la vida en el periodo
del año jubilar en honor de María Inmaculada.
De esta suerte honraremos á la Reina de los Angeles, y ella, sa-
liendo de sus inmaculadas moradas, vendrá á presidir nuestras fies-
tas jubilares.
Entremos, pues, con los pies desnudos en el sagrado edén de la
pureza original de María, bañado de límpidas aguas, bordado de fio
res, y habitado por los ángeles.
¡Bajo tu égida santa nos acogemos, Virgen de los celestes encan-
tos! Gloriosas cosas se han dicho de tí, Ciudad de Dios. Tus funda-
mentos son firmes en la gracia como los atrios de Jerusalén, y están
incrustados en los montes eternos.
Si es permitido á un mortal elevarse hasta el alto solio, en que
te revelas á los querubines, recibe el humilde homenaje da gratitud
que te ofrece el último de los hijos, como obsequio para las fiestas
del Jubileo de la Inmaculada Concepción.
Fr. Eusebio- de la Asunción

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EL ALMA ENAMORADA

CANCIÓN MÍSTICA

Soñando y sosegada
Entre lirios blanquísimos dormía
A par de la majada,
Y una voz me decía;
"Ven del Líbano, ven, Paloma mía.„
Desperté presurosa,
Y el viento que en los lirios se mecía,
La fuente bulliciosa
Y el bosque repetía;
"Ven del Líbano, ven, Paloma mía „
Era ya el frío invierno;
La nieve me cubría por de fuera,
Mas de ese fuego eterno
Me abrasaba la hoguera
Que el mirar del Amado en mi encendiera.
Reíase la Aurora,
Y cuando en oro y nieve y luz bañaba
Su frente encantadora,
Parece que formaba
La hermosura sin par que yo buscaba.
Traspaso la montaña,
Y en sus olas sin fin con suave estruendo
El río que la baña
Su nombre repitiendo
Los pasos del Amado iba siguiendo.
"¡Oh si mirar pudiese
De su frente nevada los destellos,
Y sonriendo le viese!
¡Oh si tus ojos bellos
Prendidos los llevase en mis cabellos!
Si el cielo azul formase
Esos ojos y frente deseada,
934 ÉL MONTE CARMELO

O mi vida acabase
La flecha enherbolada
Que en el alma yo llevo atravesada!,,
Y con gemir sabroso
Iba á los valles y aguas preguntando,
Y su nombre dichoso
A medias pronunciando
Quedaba allá en el alma resonando.
Las doncellas graciosas
que en Judea los cánticos tañían,
Antes tan bulliciosas
Ahora tristes venían,
Los tímpanos y adufes escondían.
Nadie me respondía
Y con ansias de amor más se inflamaba
La herida que tenía,
Y más me apresuraba
A no sé yo qué luz que me guiaba.
Al son de sus tambores
Con cestillas de musgo y de romero
Volvían los pastores
De ver al que yo quiero;
Aquestos me mostraron el sendero.
Como la mar suspira,
Como arrulla la tórtola apresada,
Como canta la lira
Del alma apasionada,
Así llegué gimiendo á su morada...
Y el coro refulgente
De blancas.manos y alas rutilantes,
Pulsaba blandamente
Sus cítaras radiantes,
Como lluvia serena de diamantes.
Y (?ual bello lucero
Brillaba sobre aquel mar de armonía
Aquel Niño hechicero,
Y lloraba y gemía
Y yo también con lágrimas decía:
"Suave armonía del celeste coro
No acalles del infante los vagidos,
Déjame recoger esos gemidos
Que serán para mí rico tesoro.
Angeles, esconded las arpas de oro-
EL ALMA ENAMORADA ...... 935

Que lluevan de sus ojos encendidos


En los campos del alma ya perdidos
Las gotas salvadoras de su lloro.
Mas no: día vendrá cuando enclavado
Más preciosas por mí quiera verterlas,
Cuando en su sangre el llanto entremezclado
En lluvia caiga de sangrientas perlas,
Podrá mi corazón de su.costado,
Cual copa de alabastro, recogerlas.,,
La música armoniosa
Lejos sonaba apenas percibida,
Y quédeme gozosa
-En amor encendida,
Sobre su corazón adormecida.

iiiiiiiiiiiuimifiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii *

Pelioitación

Se la enviamos sincera en estas Pascuas de Navidad á los se-


ñores suscriptores de E L MONTE CARMELO; deseándoles nazca Jesús
en sus almas, more en sus conciencias limpias como en lecho de
flores, y á todos nos colme de aquella paz que El vino á traer al
mundo.

""^"W^
HEHBEHTO jSPENGBti
El telégrafo nos ha trasmitido el fallecimiento en Londres del filósofo
Herbert Spencer.
Spencer es uno de los filósofos modernos que más han propagado la teo-
ría del "asociacionismo,, en Inglaterra, su país natal, donde empezó á des-
arrollarse. Está fundado este sistema en la ley de Asociación de ideas, que
nos enseña que siempre y cuando percibimos dos ó más objetos simultánea-
mente ó que tengan cierta relación entre sí, cada vez que pensamos en uno
de ellos, tienden los otros á representarse junto con él en nuestra memo-
ria. Es, pues, el Asociacionismo un sistema filosófico que supone ser resulta-
do de sensaciones asociadas según la expresada ley, todos nuestros pensa-
mientos, juicios, razonamientos y facultades.
Dicen los asociacionistas que "lo que la gravitación es para la astro-
nomía, lo que las propiedades elementales de los tejidos son para la fisio-
logía, son las leyes de la asociación de las ideas para la psicología.,, Su
Único objeto son los fenómenos; ignora lo qué sea el alma ó el espíritu: es
experimental tan solo. El único, hecho pricológico que el asociacionismo
contempla como primitivo é irreductible, es la sensación, con la cual rela-
ciona el placer y el dolor, origen en su concepto de las emociones, de los
sentimientos, y de la voluntad, siendo por lo tanto una filosofía esencial-
mente sensualista. H. Spencer se opone en muchos puntos al pontífice
máximo de esta teoría, su compatriota Stuart Mili, el cual enseña que
todas nuestras sensaciones son productos exclusivos de nuestro espíritu.
Spencer reconoce que hábitos tan complejos (concepción, memoria, senti-
miento, voluntad etc.) no pueden formarse en la breve duración de una idea
humana, y admite que se transmiten por herencia. Así resulta que nace-
mos provistos de los principios que constituye la razón humana, y somos
diferentes del animal, porque éste posee instintos aun poco desarrollados,
aunque, según Spencer, no tardarán estos últimos en ser como los raciona-
les, pues en virtud la ley del evolucionismo de quien es integérrimo parte
dario, los seres todos por sus propias tuerzas desenvuelven paulatinamente
sus facultades y transforman su naturaleza. Así explica el universo sin la
intervención de un Di'is personal, pretendiendo "que los seres superiores
son los equivalentes de los seres inferiores de cuya evolución proceden.,,
No sé qué pensaría Spencer cuando viera que las descripciones de anima-
les que hizo Aristóteles hace dos mil años, perseveran hoy cual eran
entonces.
H. Spencer difiere también de Stuart Mili en que aquél admite la exis-
tencia del mundo exterior, pero aceptando la ininteligible explicación de
Hegel sobre el origen de las cosas, que partiendo de la noción del ser inde-
terminado, y por una serie de sofísticos argumentos, intenta probar que el
ser que no es, se torna esencia, y que su evolución lógica le impele hasta la
existencia; supone también una fuerza de desenvolvimiento inherente á la
materia, que es la sola eterna y se evoluciona sin fin. Y esto, y con decir
que no puede ser reconocido y determinado el Incognoscible que se des-
arrolla con sujeción á la ley de evolución, nos hará ver qué Spencer era
uno de esos filósofos cuyos sistemas injuriosos á Dios, y contrarios á la rec-
ta razón, han producido las más funestas consecuencias en el orden moral,
llevando en pos de sí la negación del orden sobrenatural y del orden inte-
lectual.
Ff. Í0B8 Í. J . '
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LOS POLVOS DEL SEPULCRO DE SANTA TERESA

No hace muchos días, en el antepenúltimo número de E L MONTé


CARMELO, leí con gozo de mi alma "un milagro obrado por los pol-
vos del sepulcro de Santa Teresa,.. No es nuevo-me dije—en la
Iglesia de Dios este divino influjo que se advierte, no solamente
en las reliquias propias de los Santos, sino también en la aplicación
de aquellas cosas que fueron inmediatas ó tocadas á estas reliquias
celestiales. Así lo entendería aquel fiel cristiano—segün refiere
S. Gregorio Turonense—que asistiendo al funeral del Beato Hos-
picio, cogió un poco de tierra del sepulcro, y la guardó en un lien-
zo, diciendo que llevaba consigo Reliquias de este Bienaventu-
rado. (1).
En los anales del Carmelo á menudo encontramos desde el pun-
to de vista médico y teológico milagros de la misma especie.
El notable é indiscutible crítico, consultado por todos los sabios,
gloria y orgullo de nuestra orden, Fr. Honorato de Santa María,
á quien nadie tachará de crédulo é indulgente en estas materias,
nos habla de un milagro, de una curación milagrosa confirmada
por la ciencia médica y acaecida en Roma el 7 de Febrero de 1699
por los méritos de Ntra. Madre Sta. Teresa de Jesús. No se trata
en este caso de una reliquia propia de la Santa, sino tan solamente
de una imagen del corazón seráfico transverberado, hecho de cera
y que había estado en contacto con el verdadero de la Santa Ma-
dre (2). Pero no salgamos de los prodigios obrados por los polvos
del sepulcro de Santa Teresa.
Escribe nuestro Padre Fr. Antonio de S. Joaquín que en la ciu-
dad de Cartagena se hallaba en 9 de Marzo de 1701 Juan de Ara-
gón, vecino de la misma, en la penalidad y fatiga de unas tercia-
nas peligrosas, acudió á los remedios naturales y no cediendo el

(1) S. Greg. Turón, de Glor. Martyr. cap. 97. Et lib. 2. de Glor. Conf.
cap. 33 et 34.
(2) Honort. a S. Mar. in Animadvers. in reg. Crit. tom. 5. lib. 5. Di-
sert. 6. Art. 7.
938 EL MONTE CARMELO

accidente, se valió de Ñtra. Seráfica Maestra para salir de su con-


goja. Llamó á un Religioso, hijo de la Santa, y dándole éste en un
poco de agua los polvos de una imagencita de aquellas que forman
de la tierra de su sepulcro, se vio enteramente bueno (1).
He citado en particular este prodigio, para que nadie extrañe el
hectio de una curación milagrosa obrada por los Polvos del sepul-
cro de Santa Teresa: y si en el siglo xviíí fueron tercianas, en el
siglo xx ha sido, entre otras muchas, la curación de la úlcera per-
forante de la campanilla, por la que el enfermo y la familia toda
están sumamente agradecidos á Dios Nuestro Señor, por el favor
que les ha dispensado por los méritos de Santa Teresa de Jesús.
Y "hoy que la incredulidad y el odio á la única religión con mi-
lagros rechaza brutalmente, como imposibles, los hechos que no
puede explicar como posibles efectos de influencia moral ó suges-
tiva, como rechaza la existencia sobrenatural en su locura siste-
mática de negar lo que no ve ó lo que no toca ó siente: hoy, repito,,,
que la impiedad pone en tela de juicio la misma existencia de Dios,
tengo sumo gusto en consignar aquí estos milagros, sin soñar si-
quiera que me aparte de las declaraciones que exige para ello
Ntra. Madre la Iglesia, ni de las sabias reglas consignadas en la
grandiosa obra de Benedicto XIV sobre la "Canonización de los
Santos,,. :
Intelligenti Sauca.
¥n crítico creyente.

^ ^ " • • á ^

(1) Año Teresiano tom. 5 corresp. al día 9 de Marzo.


^IÉIáÉÉÉMÉÉ!#.IÉÉMelMM^átáMÉM(M#ÉÉMálÉk
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^^¡^^^^^^•^%^^^)^^^^^l,

PRELADOS 0 SUPERIORES DE LA ORDEN CARMELIATNA

EL MAESTRO GERARDO OE BOLONIA

El undécimo General sucesor del P. Raimundo ínsula, fué Ge-


rardo de Bolonia, doctísimo Maestro de París en cuya Universidad

explicó repetidas veces el curso de Sagrada Escritura; varón insig-


ne, tan eminente por su ciencia como esclarecido por su virtud,
que ascendió á la primera dignidad de la Orden por elección del
Capítulo General celebrado en París el año de 1297. Su principal
obra como superior mayor fué reunir Capítulo General en la ciudad
940 EL MONTECARMBLO

de Colonia para reformar y unificar el rezo divino y todo lo con-


cerniente á la liturgia religiosa. Según los historiadores se deter-
minó en él celebrar solemnemente la fiesta del Santísimo Sacra
mentó y el día 8 de Diciembre la fiesta de la Inmaculada Concep-
ción; y obligar a todos los Conventos y Provincias á usar el Cere-
monial del Santo Sepulcro que adoptaron los Carmelitas al venir
á Europa y usan aun hoy los Carmelitas Calzados.
Para conseguir mejor tan notables propósitos el Capítulo Gene-
ral encargó al célebre Siberto la corrección y arreglo de toda la
liturgia. Fué este Padre uno de los varones más sabios de su tiem-
po, como lo prueba el haber sido profesor de la Universidad de
París, haber escrito en teología "Comentarios al libro de las Sen-
tencias,,, llamado también "Manual de teología,, que juntamente
con otra obra sobre las censuras han desaparecido por completo; y

haber publicado otros libros sobre asuntos de la Orden, como el


Manojito de flores históricas "Meditaciones sobre nuestra santa re-
gla,, y otras á este tenor; pero la obra más importante y renombra-
da de Siberto es sin sombra de duda el "Ordinario ó Ceremonial
de los frailes de la Orden de la Bienaventurada Virgen María del
Monte Carmelo, sacado del aprobado que se guarda en la Iglesia
de Jerusalén llamada del sepulcro del Señor.
PRELADOS Ó SUPERIORES DE LA ORDEN CARMELITANA 941

Con esta obra que han colmado de elogios los Capítulos Gene-
rales que se sucedieron y ha sido digna del estudio de privilegia-
dos ingenios, logró el V. General ver acreditada la unión entre los
dispersos Conventos de la Orden.
En los últimos años de su glorioso Generalato la Reina de los
cielos se apareció al Papa Juan XXÍI la víspera de su advenimien-
to al solio Pontificio, cuyo coloquio y encargos que le dio en favor
de los Carmelitas los refiere el mismo Papa latamente en su bula
llamada Sabatina, y cuyo original se guardaba en tiempo del Pa-
dre Gradan, según el mismo Padre asegura, en un Convento de
Inglaterra. El Maestro Gerardo, murió poco tiempo después de
este suceso en la ciudad de Aviñón, residencia entonces de los Pa-
pas, corriendo el año de 1317.

E L ILTMO. G U I D O D E P E R P I N A N
Al maestro Gerardo sucedió el V. Guido de Perpiñán, llamado
también Gil de Terrena. Fué electo en el capítulo general celebrado
en Burdeos el año de 1318, y cuentan los historiadores que el sobe-
rano Pontífice Juan XXII pidió al capítulo que eligieran á Guido
como se hizo por unanimidad de votos.
Pero al poco tiempo de ser elevado á tan importante cargo, y
942 EL MONTE CARMELO

gobernar toda la Orden con envidiable acierto y general aplauso,


le pareció bien al Vicario de Jesucristo preconizarle Obispo de
Mallorca, para que brillasen más á descubierto y A todas luces los
singulares dotes de que estaba adornado. Así se realizó, siendo
por lo tanto el primero de los Generales latinos nombrado Obispo.
Y no fué solo en esto el primero; la particularidad de haber sido
creado Obispo de Mallorca y haber pasado sus primeros años de
religión en el convento de Perpiñán, nos induce A creer que era
oriundo de España, y que fué por lo tanto el primer General español
de nuestra Orden, cuando hasta él la mayor parte habían sido de
Inglaterra y de Francia, naciones donde floreció nuestra Orden en
aquellos tiempos, sobre todo en la primera.
Como Obispo, el nombre de Guido se lee con respeto y venera-
ción en antiguos archivos y documentos eclesiásticos. De sus dis-
posiciones, siendo Obispo de Mallorca, sólo consignaremos la que
manda colocar en los directorios del Oficio divino el epígrafe de
"Fiesta solemne,, "Festum totum dúplex,, A la Inmaculada Concep-
ción, disposición que habla muy claro en pro de su ardiente amor
á tan venerando misterio.
Desde la villa de Mallorca fué trasladado el limo. Guido A la de
Elna, para tenerlo, dice un escritor, el Romano Pontifice más cer-
ca de sí y admirar de este modo el apostólico celo que devoraba al
sucesor de Elias. Del que en el Obispado de Elna desplegó, de las
obras que escribió, de las victorias y triunfos que alcanzó de los
herejes, hablan todos los historiadores, elogian su saber y virtud y
en gran número de libros se ve estampado su nombre lleno de glo-
ria y esplendor; pero sería de desear hablasen de él no tan vaga é
indeterminadamente, sino más en particular, citando algunas de
sus obras, y decir algo más que lo que expresan aquellas palabras
del P. Gracián: "escribió divinamente contra herejes,,; y las del Pa-
dre Torrens autor de una breve biografía del V. Guido: "fueron
muchas y de gran mérito las obras que escribió el ilustre discípulo
de Elias, tanto en defensa de la inmunidad de María como para
refutar á los herejes. „
Así, siempre ocupado en guardar su rebaño y la Iglesia, de doc-
trinas perversas y dañinas, y en alimentarlo con enseñanzas divi-
nas y celestiales, cumplió el limo. Obispo Carmelita el oficio de
pastor de las almas que se le había encargado. Coronó Dios todos
sus heroicos servicios, llamando á su siervo á mejor vida en la corte
de Aviñón, á una edad muy avanzada el día 21 de Agosto de 1342,
aunque otros, con menos acierto, á nuestro parecer, fijan el año de
su fin el de 1321.
Fr. Eduardo de ¡lanía <Feresa.
iiiiiiiiiMiiiiiiiiiiiii
EL GREGORIO DEL CANTO GREGORIANO
III
Obra de San Gregorio, sus vicisitudes, su restauración -
(Conclusión)
Denominar el canto litúrgico Canto Gregoriano no es pretender que todas
las piezas de nuestros libros corales sean obra de San Gregorio: la Iglesia
cantó tan pronto como fué instituida. Las palabras proferidas por los divi-
nos labios de nuestro amable Redentor, resonaban aún, por decirlo así, en
los oídos de los primeros cristianos y excitaban en ellos tal entusiasmo, que
la palabra sola no bastaba para expresarlo. Por eso, no podían contentarse
con amar y reverenciar, ni con saborear y predicar, sino que hubieron de
cantar sus dogmas. Y puesto que fueron la piedad y el amor los inspirado-
res de tales cánticos, piedad y amor y nada más que piedad y amor han de
exhalar.
Cuando subió al solio pontificio San Gregorio I, la Iglesia estaba ya en
posesión de las melodías necesarias para las funciones del ciclo litúrgico.
La obra del santo Papa consistió en ordenarlas y reducirlas á un solo cuer-
po. Además, como él mismo introdujo considerables reformas en la litur-
gia, es probable que también compuso Ia'músiea para las nuevas piezas, que
no la tenían, especialmente para gran número de alleluyas y comuniones. Y
algu de eso parece indicar uno do los poemas anteriormente mencionados
en los dos versos siguientes:
Ipse Patrum monimenta sequens, rtnovavit et auxit
Carmina in Officiis retinet quae ñrculus anni (1).
Siguiendo el ejemplo de los Padres, renovó y aumentó las melodías que
se cantan durante el año en los oficios divinos.
San Gregorio, pues, reunió las melodías ya existentes, las retocó .en caso
de necesidad, compuso las que faltaban y legó á la Iglesia su repertorio
musical completo. Y eso b ista para inmortalizarle y justificar el nombro de
Gregoriano que la posteridad ha consagrado al canto litúrgico.
(1) In6t. lit. i. p. cap. vn.
944 ÉL MONTÉ CARMELO

Con la aparición de San Gregorio termina él periodo de formación de


nuestras melodías y empieza el periodo de esplendor, periodo extenso y fe*
cundo que duró hasta 1.600. En eses nueve sfglos saleü de su cuna esas
melodías y se propagan por las naciones del Imperio Romano.
La Edad Media vivía de la liturgia y hallaba sus delicias en los oficios
divinos. Difícilmente nos formamos hoy una idea exacta de la belleza y en-
canto de sus funciones religiosas. Los m lyores monarcas consideraban co-
mo ve rdadera obligación la de asistir á los oficios canónicos, y se compla-
cían en traducir por sí mjsmos sus sentimientos piadosos en el lenguaje mu-
sical de San Gregorio. Nada más edificante que contemplar á üarlomagno
suplicando á los Pontífices Romanos le envíen maestros de la Schola para
que enseñen e) canto en su reino, á Roberto el Piadoso instruyendo por sí
mismo á los clérigos, cantando con ellos revestido de capa y con el cetro en
la mano. Nada más sublime que contemplar al mismo Roberto, hacia 1.020,
en Roma, cuando al Ofertorio de la misa celebrada por el Papa avanza has-
ta las gradas del altar, y ofrece envuelto en un paño precioso el hermoso
responso Cornelius Centuria, que él mismo había compuesto en honor de San
Pedro. Más tarde veremos á nuestro Felipe II ordenar en España la trans-
cripción de nuevos libros "córalos, según las antiguas melodías de la Igle-
sia, en las catedrales, colegiatas, monasterios y conventos, y ponerse por
dique entre Gregorio X I I I y la corriente impetuosa y devastadora de la re-
forma del canto.
La inspiración musical so manifestó particularmente en los claustros,
que dieron á la Iglesia verdaderas pléyades de monjes músicos. La Edad
Media es la época clásica de las secuencias, de las prosas y de los dramas reli-
giosos. En la Edad Media se perfecciona el sistema representativo de la me-
lodía con la invención del tetragrama. Por fia en la Edad Media aparecen
ya algunos tratados de música.
Hasta el siglo xvi todos los manuscritos conservan en su integridad las
melodías gregorianas. Quien desee darse por sí mismo cuenta de este hecho,
examine el gradual Justus ut palma en los 200 ejemplares de otros tantos
antifonarios de diversas épocas y países, quo los Benedictinos de Solesmes
se han tomado el trabajo de reproducir en los volúmenes n y n i de la Paleo-
grafía musical. No hay más diferencia entre unos y otros que entre las varias
ediciones de Cicerón ó de cualquier autor antiguo; y no hay más dificultad
para dar una versión correcta de las melodías de S. Gregorio, que para la
de los discursos de Cicerón.
Pero los manuscritos, replicará alguno, no se los puede leer. Respondo
que no los puede leer el que no sabe, y que no sabe el que no ha estudiado;
y añadiré también que quien so ha tomado la pena do estudiar llega á leer
los manuscritos musicales como los manuscritos literarios de los siglos me-
dioevales.
Séame lícito por curiosidad copiar las líneas siguientes de la Paleografía
musical (1). Se trata de una página de un mannscrito acompañada de un
artículo del Dr. Haberl sobre el Proeconium Paschale, todo reproducido por
Pustet en 1893. Examinando esa reproducción el lector quedará de pronto
sorprendido al notar quo los neumas presentan formas raras y extraordina-
rias, y que se hallan debajo del texto y no encima como en los manuscritos

(1) T. 1V, pág. 174.


8JÍCCJ0N MUSICAL 945

de esa especie. Si trata de descifrar ese grimorio neumático, no acierta. Si


pasa al texto, la misma rareza y no mejor éxito. Haciendo memoria de que
en los rollos del JSxultet las miniaturas están dispuestas en sentido inverso
del texto y de la música, volverá el volumen de arriba'abajo... y ni aun así.
Siempre se le ofrecen neumas extravagantes é imposibles de leer. Después
de esas pruebas, el lector desesperado concluirá sin duda que se escribía muy
mal en Italia en el siglo xi, y que efectivamente, como se lanza á los cua-
tro vientos, los neumas son jeroglíficos indescifrables... Se equivocaría el
que así razonase, y he aquí la explicación bien simple del misterio. El edi-
tor (Pustet), poco versado sin duda en la ciencia de la paleografía musical,
había hecho imprimir el negativo de la fotografía, en vez del positivo, de
modo que esa página resultaba toda al revés. Excelente modo de hacer in-
descifrables los manuscritos!...»
Para decir toda la verdad, añado quo no cualquiera de los manuscritos
indistintamente y por separado nos bastaría para restablecer las melodías
gregorianas; pues sabido es que, antes de la invención de la escritura dias-
temática, los neumas se escribían in campo apérto, sin "líneas, y haciendo
caso omiso de la elevación de los sonidos por ellos representados, elevación
que en aquellos siglos se encomendaba á la memoria de los cantores; con lo
cual no extrañará que se necesitase muchos años de repeticiones constan-
tes, antes de poseer bien e.1 repertorio musical.
Con la invención de la escritura de puntos sobrepuestos, que establece
entre las notas las distancias.verticales correspondientes á las diferencias
de elevación, y del sistema interlineal, perfeccionado por Guido de Arezzo
(s. xi), la notación se perfecciona: el cantor ve representado en el pergami-
no ó en el papel, no solo la forma de los grupos, sino también los interva-
los tonales. Unos manuscritos completan pues á otros. Entre los documen-
tos escritos in campo aperto, merece especial mención el antifonario de Mont-
pellier.
El lector sabrá tal vez que los antiguos tenían dos géneros de notación,
la neumática y la alfabética; de ésta hacían uso en la enseñanza, y de aqué-
lla en los libros corales.
Ahora bien, el antifonario de Montpellier (s xi) contiene las dos notacio-
nes, es decir, que debajo de Jos neumas trae las letras. Las letras equiva-
len á una traducción, porque nos dan los nombres de las notas; asignándo-
les por lo mismo su grado en la escala. Ese documento hace uso de las 15
primeras letras del alfabeto, correspondientes por orden á las notas empe-
zando desde el la, octava inferior del diapasón.
Desde otros puntos de vista son de más importancia los manuscritos de
la escuela Sangaliana, por traer los neumas acompañados de multitud de
signos rítmicos.
Para darse cuenta de las diversas clases de escritura y de sus múltiples
evoluciones, consúltese en la Paleografía la serie de planchas antes men-
cionada, que abarca desde el siglo ix hasta el xviir. Los manuscritos no son
puos indescifrables. Bueno sería también notar do paso que el P. Pothíer al
publicar los libros editados en Solesmes no ha inventado nuevas formas
para las notas y figuras, sino que ha adoptado la escritura de los siglos xiv
y xv, la última que nos trasmite fielmente el canto tal como salió de las
manos de San Gregorio. Después de una rápida excursión por los siglos de
gloria para la música de la Iglesia, llegamos con el xvi á su época de deca-
dencia.
946 EL MONTE CARMELO

El compás, en germen en las secuencias de la Edad Media, se va acen-


tuando más y más hasta prevalecer por completo con la aparición de la po-
lifonía. La necesidad de conducir á una todas las voces introduce la batuta,
y, como consecuencia, adiós ritmo librf, y sin mucho tardar, adiós tradición
gregoriana. Bien pronto las fórmulas llegan á ser jeroglíficos, que los can-
tores no entienden. De ahí á la desaparición de los neumas no hay más que
un paso; el paso se dio por desgracia, y hoy sufrimos las consecuencias de
la reforma.
No estará de más reseñarla en pocas líneas. Un canto^que no se compren-
día y que habla dejado de ser arte, había de ser necesariamente fastidioso'
y en esas circunstancias se ofrecían dos soluciones: ó estudiarlo ó reformar-
lo. ¿Se pensó en lo primero? En todo caso Gregorio X I I I encargó la correc-
ción á Palettrina.
Felizmente no faltó quien presentase al Papa sus observaciones y súpli-
cas: quiero hablar de Felipe II y de don Fernando de las Infantas. Este teólo-
go y músico español de raro criterio, de acuerdo con el rey, residía en Ro-
ma, desde donde le tenía al corriente de todas las vicisitudes concernien-
tes á la reforma. Dirigió al Sumo Pontífice dos memoriales, en los cuales so
ofrece á demostrar: «que los errores que algunos honrados músicos, creyen-
do pensar bien, advertían en dicho canto (Gregoriano), lejos de ser errores,
eran en realidad admirable artificio músico; cosas que, según declaró el
R. Maestro de capilla (Palestrina), á quien Vuestra Santidad había enco-
mendado la tarea, mejor examinadas después por él, determinaron la reso-
lución de que ya no se alterase nada» (1).
Sospechaba en el segundo que sólo fuese la esperanza del lucro lo que
hacía ver barbarismos é incorrecciones en el canto gregoriano á los maes-
tros reformistas. Y no sa equivocaba, como lo manifiesta sin ambajes ni ro-
deos en carta particular, conocida de la posteridad (por desgracia del au-
tor), uno de los maestros que ofrecía su cooperación: «Templaré bien las
cuerdas de mi ingenio, que no será de los últimos ni de los mínimos, y si
yo tuviese el encargo de esos cantos llanos se ganarían centenares de milla-
res (centinaja da migliaja), porque á mi juicio tendría crédito en. toda
Europa» (2).
Las Infantas termina la segunda súplica del modo siguiente: «Toca á
Vuestra Santidad defender dicho canto, ordenando de nuevo que no se in-
troduzca en él novedad alguna; porque verdaderamente no tiene objeto, y
que los libros innovados (corregidos), que contra él se han escrito, sean con.
denados al fuego; porque en ellos, salvando la buena intención de los co-
rrectores, no se ha conseguido otro fin que el de defraudar al Soñor del
tiempo y honor que sus Santos Pontífices le han consagrado en el sacrificio
de las divinas alabanzas, haciendo mil mutilaciones y sin obedecer á plan
alguno» (3). El resultado final fué que Palestrina, gracias probablemente á
las observaciones de nuestro compatriota, repudió su manuscrito antes de
terminar la correccióa.

(1) Véase en aLa Ciudad de Dios» 5 de octubre de 1899. p. 108, ó en ol


«Nuevo estudio sobre Palestrina y la corrección del Gradual Romano» do
Monseñor C. Respighi. p. 133
(2) Carta de Cimello. Ciudad de Dios. n. cit., p. Ifi4-
(3) Ciudad de Dios 1. c. M. Respighi. pag. 133.
SECCIÓN MUSICAL 947

La reforma se hizo, sin embargo, más tarde, y en 1614 veía la luz la edi-
ción Medicea; pero ni á ella concurrió Palestrina, puesto que había muerto
en 1594, ni para ella se hizo uso de su manuscrito. Y aquí, en vez de discu-
tir el último punto, remito al lector á la segunda parte del estudio ya cita-
do de Monseñor Respighi.
Esta edición Romana ha sido reeditada por Pustet en el último tercio
del siglo pasado, y es la conocida hoy con el nombre de Edición de Batis-
bona.
Por último, qué importaría que la Medicoa nos trasmitiese la corrección
palestriniana? Sería al caso de repetir una vez más que no hay que jurar
sobre la palabra del maestro, y que también á veces se duerme el buen Ho-
mero. ¿Quién no ha oído repetir el juicio de Baini sobre el mismo Palestri-
na? <He aquí, dice en su memoria histórica-crítica sobre la vida y obras del
maestro italiano, al hombre más eminente que se ha conocido en el arte y la
ciencia musical armónica, convertido en menos que un niño, cuando quiere
poner sus profanas manos en el canto de los Padres y Doctores de la Santa
Iglesia Romana». Y es que la reforma necesitaba tanto un consumado ar-
queólogo como un eminente músico.
Quien desee conocer á fondo esa edición, lea los volúmenes n i y iv de
la Paleografía musical; y si no quiere ó no puede tomarse esa molestia, oiga
al menos la conclusión del autor, después de un análisis bien detallado de
la Versión de los manuscritos y de la de Ratisbona. Se refiere sobre todo al es-
tilo salmódico, y dice así: «La verdad es que esta salmodia (la de Ratisbo-
na), desde el punto de vista del arte, es una caricatura grotesca de la verda-
dera salmodia romana; desde el punto de vista gramatical, una negación ab-
soluta de las reglas más racionales para la adaptación de las palabras á la
música; desde el punto de vista práctico, un barullo inextricable de dificul-
tades....: es una pobre mártir á que ol reformador ha impuesto el suplicio
del caballetes, etc. (2).
¡Cuántos santorales de nuestras iglesias conservan las melodías primiti-
vas notablemente menos mutiladas que la Medicea y por consiguiente que
la de Ratisbona! Hablen si no las cifras. Abro la edición de Solesmes (ver-
sión de los manuscritos) y cuento las notas de una pieza cualquiera, del
gradual Justus ut palma, 295 notas, si no olvido alguna, componen la melo-
día del Justus etc. Vengo á la de Ratisbona y no cuento más que 138; y en
qué orden. ¡En qué desorden, debería decir!
Con la integridad y exactitud se perdió el ritmo de las melodías grego-
rianas; y, en vez do aquella fluidez y ligado perfecto con que eran cantadas
en sus días de gloria, desde entonces so las ejecutó; realmente se las ejecutó
como al reo en la guillotina; pero con el cuchillo de la lengua. El martilleo
usurpó el lugar del ligado. So dividían las sílabas y los grupos; ya no que-
daban palabras, ni quedaba melodía. Sólo quedaba una serie incoherente de
sílabas y de notas. He aquí la suerte del canto gregoriano en los tres últi-
mos siglos.
No me detengo á deplorar la pérdida de nuestras melodías, ni á descri-
bir las aberraciones á que condujo el olvido de la tradición. Gracias á Dios,
ya han amanecido mejores días para el arte religioso. Con la restauración
de la liturgia romana en Francia, cuyo campeón fué don Guóranger en el

(2) T. iv, p. 152.


S*48 EL MONTE CARMELO

siglo pasado, se sintió también la necesidad de estudiar las melodías que,


desde tan antiguo, habían sido sus fieles compañeras. El mismo docto Abad
de Solesmes formuló el principio fundamental para la restauración: «Cuan-
do varios manuscritos de diferentes épocas y países ooncuerdan en una ver-
sión, se puede afirmar que se ha encontrado la frase gregoriana». Con esa
base, dos de sus monjes pusieron manos á la obra: registraron archivos, cote •
jaron manuscritos, y llegaron á esta conclusión: que «todas las piezas del re-
pertorio gregoriano se han conservado íntegras, y con mucha frecuencia nota
por nota y grupo por grupo, en los manuscritos anteriores al siglo xvi» (1).
Algunos años después D. Pothier ofrecía al público el Líber Oradualis.
El mundo entero conoce el antifonario (vesperal) y todos los demás libros
corales que en estos últimos años han salido de la tipografía de Solesmes.
Sí, la restauración del canto gregoriano es hoy un hecho.
Artistas cristianos, que en vano perseguís un ideal religioso, volved
atrás, y lo contemplaréis roalizado en la antigua música de la Iglesia. Pe-
netrad en uno de los templos en que se cantan las melodías de S. Gregorio,
y en la suavidad y dulzura del acento reconoceréis la voz de vuestra Ma-
dre, y no podréis menos do deciros con sorpresa, como muchos en las mis-
mas circunstancias: «Esta es la música de la Iglesia».
Esa tierna voz la podéis escuchar ya en Koma, la podéis escuchar en
Italia, en Alemania, en Francia, en España, la podéis escuchar en todas
partes; pues, como en la Iglesia primitiva, en todas partes se vuelve á can-
tar á Dios del mismo modo. ¡Oh! en adelante, al entrar en uno de nuestros
templos, todo el mundo reconocerá los cánticos de Sión y nadie dudará que
ha entrado en una iglesia, y en una iglesia de cristianos.
En adelante no será ya para el siglo xx un misterio aquella admiración
hacia el canto litúrgico que hallamos consignada en los escritos de los San-
tos Padres y Doctores de la Iglesia: «No obstante, decía S. Agustín, cuando
me acuerdo de las lágrimas que derramé al oir los cánticos de tu Iglesia, en
los principios de mi conversión á la Fe... oh qué emociones tan vehementes
yo sentí! cuánto lloré al escuchar los suaves conciertos de los himnos y
cánticos de tu Iglesia! Aquellas voces se insinuaban por mis oídos, y la ver-
dad fluía hasta mi corazón, y brotaban entonces encendidos afectos de pie-
dad y derramaba lágrimas, y era yo feliz con el!as». Verumtamen, cum remi-
niscor lacrymas meas quas fudi ad cintus Ecclesiae ttiae in primor di is recupera-
táe fidei meae! (2) Quantum flevi in himnis et canticis tuis suave sonantis Eccle-
siae tuae vocibus commotus acriter! Voces Mae influebant in auribus meis, et
eliquabatur veritas in cor meum et exoestuabat inde affectuspietatis, et currebant
lacrymae, et bene mihi erat cum eis (3). Y en verdad el canto gregoriano es la
expresión más acabada -de las alegrías y gemidos del alma.
Para terminar recordemos una expresión del P. Pothier: en la música
gregoriana las palabras cantan, y los cantos hablan; el alma en ellas ruega
cantando y canta rogando (4).

(1) Proface des «Melodies gregoriennes.>


(2) 8- Aug. Confessionum lib. x. cap. xxxin. n.» 50.
(3) Id. lib. IX. cap. vi.
(4) B. de Grenoble, octubre de 1902.
f. i&siano Mojo.
O.S.B.
BIBLIOGRAFÍA

D i o s EN LA E S C U E L A . — E L C O L E - cicios; 3 a "La escuela y la familia,,


GIO CRISTIANO,— por Monseñor Bau- en sus relaciones y en sus deberes;
nard, Conferencias Dominicales. Tra- 4. a "El alma de la escuela,,; que es
ducción'autorizada por el autor, he- la vida de Jesucristo en las almas,
cha sobre la tercera edición france- la fé, la piedad, la gracia; 5. a "La
sa por el P . Dionisio Fierro Gasea, obra de la escuela; á saber, la for-
de las Escuelas Tías. mación completa del hombre y del
He aquí un libro preciosísimo, cristiano para este mundo y para el
llamado á tener gran resonancia en otro, y 6. a "La s a u d a d e la escuela,,
los países de lengua española. El ó las diversas carreras de la vida
nombre ilustre de su autor, Mons. para llegar al cielo.
Baunard, uno de los más fecundos No puedo resistir á la tentación
publicistas de la Francia actual, de poner aquí las principales confe- '
Rector de la famosa Universidad rencias que corresponden á cada
Católica de Lila, basta para que una de las partes de dicha obra:
nada tuviéramos que decir acerca "Quisiera ver este libro,—diré con
del mérito de El Colegio Cristiano ó el severo crítico A. de M a r g e n e —
Dios en la escuela^ Como lo indica su en manos de todos los libre pensa-
título, el objeto principal de esta es- dores y funestos políticos queconser-
obra es hacer reinar á "Dios en la van alguna rectitud de espíritu ó
escuela,, de conformidad con el si- alguna generosidad de corazón y al-
guiente pensamiento de un maestro guna inquietud por el porvenir de
cristiano: "Llevar á Dios, príncipe los individuos, de las familias y del
soberano, á las inteligencias; en eso país. Lo abrirán con desconfianza,
consiste toda la instrucción; llevar leerán con sorpresa las "primeras
á Dios, amor y regla suprema, á los páginas: pero á medida que adelan-
corazones y á las conciencias; en eso ten en su lectura, verán abrirse ante
estriba toda la educación.,, ellos nuevos horizontes y aparecer
Con este propósito, y reuniendo nuevas luces. Sentirán latir el cora-
los diversos materiales de que se zón del escritor á impulsos del noble
compone la vida religiosa de la es- y puro amor que siente por la ju-
cuela, ha tratado el autor de re ventud, que le dá derecho á ser es-
constituir un edificio completo que cuchado con respeto por sus con-
titula: El Colegio Cristiano. Esta her- vicciones, con simpatía, por sus sen-
mosísima obra comprende seis par- timientos: confesarán que la educa-
tes á cual más interesantes: 1. a "Las ción y la vida, comprendidas de esta
autoridades de la escuela,,, autori- maneta, nueva para ellos, tienen
dades divinas y autoridades huma- una bellezajque no se encuentra'en
nas; 2. a "El diario de la escuela,, otra parle; comprenderán que esta
según el orden y la serie de sus ejer- educación que hace cristianos, es la
950 EL MONTE CARMELO

única que hace hombres,. hombres mejantes, será el pueblo más gran-
cuya fidelidad al deber social ó do- de, más próspero, más pacifico, más
méstico, público ó privado, militar libre, más noble y más invencible de
ó civil, está á prueba de todo.,, todos los pueblos.
En la 1. a Parte, las Conferencias, Recomendamos, pues, á todos
Dios, Superior y Padre, El maestro y nuestros lectores, esta obra, que
la Autoridad, El discípulo y el respe- apreciamos de sumo interés en nues-
to, el Reglamento y la obediencia:—en tra patria, hoy que, al igual que
la 2. a parte, La instrucción ysusglo Francia, preténdese en la escuela y
rías, El trabajo y el deber, El estudio, en el hogar desterrar por completo
La recreación y el juego, La vuelta á el Santo nombre de Dios. Largos
casa, dicen admirablemente, como hemos sido y desearíamos más ex-
nadie lo ha dicho todavía, lo que tensión y tiempo de lo que dispone-
debe ser un buen estudiante. mos, para hacer de esta importantí-
L a 3. a P a r t e está consagrada á la sima obra de Mons. Baunard un
formación del buen hijo y del buen detallado examen.
hermano: Son preciosas las confe- Con respeto á la traducción, bas-
rencias: El padre, La madre, La fa- ta decir, que El Colegio Cristiano ha
milia, Los amigos, Los pobres.—En la sido traducido á nuestro idioma por
4. a parte, dedicada á la formación el R. P. Dionisio Fierro Gasea, de
del cristiano y del hombre, del ciuda- las Escuelas Pías, sacerdote enca-
dano del cielo y del ciudadano de la necido también en la enseñanza, que
tierra, se nos dá por único modelo á lleva consagrados á la educación
Jesucristo, Jesús en el templo, Jesús treinta años en España y en Amé-
en Na\areth, Jesús y los niños, Jesús rica. Nada han perdido la hermosu-
y los jóvenes, Jesús nuestra lu\, Jesús ra y la grandeza del libro al pasar
nuestro amor, Jesús nuestra vida, El á nuestro idioma.
Evangelio, El Evangelio universal, Sólo nos resta decir, que damos
etc., etc., hasta diez y seis conferen- las más expresivas gracias al labo-
cias, dicen todo lo que expresar se rioso editor D. Gustavo Gili por su
puede en esta materia. aiención con nosotrosy merece nues-
„ En las 5. a y la 6. a Partes, en nues- tros más cordiales plácemes por el
tro concepto principalísimas, se tra- esmero con que está hecha la edi-
ta lo referente á las cuestiones del día. ción y la índole de la obra que mu-
El hombre formado según las Con- cha falta hacía.
ferencias tituladas La inteligencia y Esta obra importantísima y de ac-
la verdad, La conciencia y la libertad, tualidad, se vende en casa del edi-
El honor, La voluntad y la fuerza, La tor, D. Gustavo Gili,—Consejo de
fé y la vida de la fé, La vocación, La Ciento, 285—Barcelona, á los pre-
patria, La parroquia, El dolor, La cios siguientes:
muerte y la eternidad y las Esperan- Un magnífico volumen'de 646 pá-
zas del cielo, será sin duda, sirviéndo- ginas en 4.° mayor, lujosamente im-
nos de las palabras del citado críti- preso sobre papel vejuradD, 8 pe-
co A. de Margerie, el hombre que setas.
necesitan los pueblos, de suerte que Ricamente encuadernado en tela
el pueblo donde existan hombres se- inglesa, con rótulos en oro, Ptas. 10.
Por falta de espacio y para dar cabida en este número al «índice Gene-
ral > no publicamos las fiestas con que celebraron nuestroB Conventos de la
provincia de Valencia la visita de N. M. R. P. General. Lo haremos Dios
mediante en el próximo número.
El día 2 tuvimos noticia de que había salido de Valencia N. R. P. Gene-
ral para visitar los conventos de Burriana y Desierto de las Palmas, acom-
pañado de su secretario, del fl. P. Provincial Fr. Salvador de la Madre de
Dios y del 11. P. Prior de Valencia Fr. Bernardino de Jesús. Nos consta que
N. R. P. General está comp'acidísimo de las atenciones de que ha sido ob-
jeto en Valencia, y que durante su breve permanencia en aquella ciudad se
ha captado las simpatías de todos los que han tenido el gusto de tratarle.
CENTENARIO.—Lo han celebrado con gran pompa y solemnidad nuestros
Padres de Calahorra, con motivo de celebrarse la fundación de aquel Con-
vento.
La solemnidad que han revestido los cultos celebrados los días 6, 7 y 8
del presente mes, ha sido verdaderamente excepcional por su magnificen-
cia y esplendor. Todos los tres días se cantaba Misa solemne por la maña-
na con exposición de S. D. M. y otros cánticos alusivos ál acto. Por la tarde
cantadas Vísperas y rezado el Rosario, subió al pulpito los tres días el
R. P. Esteban de Santa Teresa, carmelita descalzo, hijo del Convento de
Corella, tan conocido en varios puntos de España por su elocuencia y arre-
batadora palabra. El gentío que asistió á tales actos fué inmenso, y Ca-
lahorra toda ha manifestado una ve?; más el aprecio y estima en que tiene
á la Comunidad.
Felicitamos á los Padres de Calahorra por haber llevado á cabo tan feliz
idea de conmemorar la fundación de su Convento, y por lo bien que lo han
sabido realizar.
ODIO SECTARIO. —Los enemigos de Cristo tienen que serlo también de la
Cruz, y así lo demuestra el siguiente atentado de que dan noticia los pe-
riódicos franceses:
«Soldados alojados por el Ayuntamiento de Saintes en el Convento que
pertenecía á las Carmelitas, han destrozado la cruz del cementerio de dichas
Religiosas y han profanado con actos ignominiosos la Capilla».
Los Carmelitas de Saint Flour, expulsados de Francia, han fijado su re-
sidencia en la isla de Wight (Inglaterra).
PRIMER DOCUMENTO DE SU^SANTIDAD PioJX SO-
BRO LA REFORMA DESCANTO ECLESIáSTICO. —El
humo Pontífice Pío X para alentar los esfuerzos
de los redactores de La Rassegna Gregoriana se ha
dignado dirigirles las siguientes líneas escritas de
su puño y letra: «Convencidos asimismo por larga
experiencia de cuan maravillosamente influyen en
la
, , piedad y devoción, y por lo tanto en el verdade-
ro culto de Dios las puras armonías del Canto Eclesiástico, cual se exige
por la santida l del templo y de las sagradas funciones que allí se cumplen,
aprobamos y bendecimos do todo corazón á cuantos con ardor se emplean en
la necesaria retorma de la música en las iglesias, y entre estos, no los últi-
mos a los redactores del periódico La Rassegna Greqoriana»
Del Vaticano, el 27 Agosto 1903.
Pío Papa X.
RESUMEN POLÍTico.-Grandes evolución, s políticas se han verificado en
estos últimos días. El debate político, hábilmente planteado por D. Ramón
JNocedal na terminado de poner en relieve la división del partido fusionis-
ta. A un lado está ya el partido liberal-democrático con su jefe D Eugenio
Montero Ríos y su subjefe D. José Canalejas, y al otro lado están los mo-
retistas con su D. Segismundo al frente y el Conde de Romanones de lu-
garteniente. Han sido también muy elogiados los discursos de los diputa-
dos tradicionahstas Gil Robles y 8r. Arana.
El Gobierno empeñado en que cesara la obstrucción de los republicanos
y éstos negándose á transigir, hizo que so tratara de sesiones permanentes
en el Congreso; pero el Sr. Domínguez Pascual salvaba, sino se íaprobaban
los presupuestos el atolladero, de la Constitución proponiendo una levJ
en la
siguiente forma:
«Se autoriza al Gobierno para que rijan desdo l-o de Enero los prosu-
puestos generales del Estado, presentados por el Gobierno, caso de que para
flicna fecha no estén aprobados por las Cortes.» Aquí fué Troya- las protes-
tas de las minorías y el desacuerdo surgido entre los ministros en el Con-
sejo celebrado en la Presidencia, sobre las modificaciones que debía sufrir
la proposición del Sr. Domínguez Pascual, obligó al gobierno del Sr. Villa-
verde a dimitir, & causa de no poder legalizar la situación económica El
Key volvió á, ratificar los poderes al Sr. Villaverde, pero éste, después de
trabajar inútilmente para formar nuevo ministerio, resignó los poderes que
le otorgaron, con carácter de irrevocable. -
D. Alfonso llamó al Sr. Maura, quien después de segunda indicación del
Monarca, ha aceptado el encargo de furmar nuevo Ministerio, resultando
elegidos por el siguiente orden:
Presidencia, señor Maura; Estado, señor Rodríguez Sampedro; Gracia y
Justicia señor Sánchez de Toca; Guerra, señor Linares; Marina, señor Fe-
rrándiz; Hacienda, señor Osma; Gobernación, señor Sánchez Guerra; Instruc-
ción, señor Domínguez Pascual; Agricultura, señor Allendesalazar.
El señor Maura expuso á Don Alfonso y al Congreso que el programa de
este gobierno será el mensaje de la corona, leído á las actuales cortes.
Las fuerzas de Infantería han celebrado con diferentes festejos la fiesta
de su Patrona la Inmaculada Concepción, sin incidentes, en todas las pro- r
vincias.
ÍNDICE D E L TOMO IV
A Ñ O D E 1903

Artículos de fondo
Págs.
¡Vamos adelante! por la Redacción 3
Las modernas hipocresías, por Fr. Marcelo del Niño Jesús 6
Ensayo litúrgico sobre el oficio de N. M. Sta. Teresa de Jesús, por Fr.
Brocardo de S. José 11
Sor Teresa del Niño Jesús, por Fr. E. S. F 15, 49, 90, 132,
177, 255 325
El Estudio de la Religión, por Fr. Eusebio de la Asunción 19,181, 380
La Estrella del Mar, por Fr. Amado 41
Pensamientos, por A. Grelán r 46
El Catolicismo en las bellas artes, por Fr. Samuel de Santa Teresa
53, 137 289
Maria del Carmen, por Fr. Amado.. 81
La Espada del dolor, por N. I. C. D : 86
Existencia y personalidad canónica de la Venerable Orden Tercera
del Carmen, por Fr. Marcelo del Niño Jesús 97
María del Carmen, La Reina, por Fr. Amado 121
Nuestra nobleza, por Fr. Ángel María 125
A S. 8. León X I I I , por la Redacción. 161
María del Carmen, La Madre dulcísima, por Fr. Amado 16!}
Un pensamiento de L^'ón XIII, por Fr. Marcelo del Niño Jesús 166
Lo que somos, por N. I. C. D 167
Santo Tomás y el Curso de Teología Salmaticense, por Fr. Silverio
de Santa Teresa 170
María del Cirmen, La Madre y los hijos, por Fr. Amado 201
Un Cantor de las glorias Josefinas, por Fr. Eduardo de Santa Teresa. 205
Nazareth, por Fr. S. de la M. de D 210
En ñoma, Instantánea, por Fr. Silverio de Sta Teresa 226
María de los Dolores, por Fr. Amado 241
Fuente de vida, por Fr. Ángel María 246
Ecos del Calvario, por N. I. C. D 248
El ciprés de Lot, por Fr. Martín 254
Jesús Moribundo, por D. Mariano M. Maroto, Pbro 259
Reginu Coeli Laeiare, por Fr. Amado 281
Los díscipulos de Emaus 285
La Creación; Una prueba, su valor, por Fr. Marcelo del Niño Jesús,
299 345
Nuestro Padre, por Fr. Amado 321
María del Carmen; La Madre en el Cielo, por Fr. Amado 361
La Virgen del Mar, por Antonio G-. de Linares 3t5
Federico IV de Dinamarca y Sor Magdalena de S. J u a n de la Cruz,
por X .' 368
O creer ó enloquecer, por Fr. Ángel María 372
Santa, Santa, Santa, por Fr. Amado 401
Maravillas Eucarísticas, por Sta. María Magdalena de Pazis 405
La Adoración nocturna, ¿qué es? por Fr. Serafín 408
Flor de España,' por Fr. Pedro de la Madre de Dios 409
Aspiraciones (después de comulgar) por S. J u a n de la Cruz 415
De Suez á Colombo, por Manuel Alvarez 420
A mor y sacrificio, por Fr. Ángel María 441
El buen Pastor, por N. I. C. D 445
Grato recuerdo (La Octava del Corpus) por J. S. M 450
La fé racional, por Fr. Ángel María 453, 494 693
Azucenas y rosas, por F r . Plácido María del Pilar 457, 488,
Mes de Julio, por F r . Ángel María ¡ 481
95í El, MONTE CARMELO
Págs.
S. Alberto y la Regla del Carmen, por Fr. Jerónimo Gracián de la
Madre de Dios 494
La cuestión social, por Fr. V. A 497, 583, 686
El Carmelo, por el Exorno, é limo. Sr. Obispo de Osina 521
Mater, Decor Carmeli, por el M. I. Sr. don Alejandro Fernández
Cueto 524
Monte Santo y Simbólico, por el M. I. Sr. D. Alejo Diez Horce 526
EL día 16 de Julio, por Fr. Samuel de Santa Teresa 5S0
Prelados ó Superiores de la Urden Carmelitana, por Fr. Jerónimo
Gracián de la Madre de Dios 532, 580, 69(), 733, 823
El Monte Carmelo y los Ascendientes de la Virgen, por Federico San-
grador Migela 538
¡Lloremos!, por Fr. Ángel María 562
8u Santidad León XIII, por Fr. Valentín de la Asunción 566
Método de vida do León X I I I 574
La Asunción (Leyenda) ' 575
Felicitación á Pío X, por la .Redacción 6()1
Su Santidad Pió X (biografía) 602
¡El Papa ha muerto! ¡Viva el Papa! por Fr. A 605
Elección del Sumo Pontífice, por N 607
Tú eres Cefas, por G 607
Nombres de los Sumos Pontífices, por E 608
Siervo de los siervos de Dios, por L. M 611
El Rey de la Iglesia, por Donoso Cortés 612
A8sumpta e»t, por Fr, Samuel de Sta. Teresa 615
El Nacimiento de María, por Fr. Samuel de Sta Teresa 641
¿Dónde murió la Santísima Virgen? por Carlos Walker M a r t í n e z . . . . 645
La exaltación de la Cruz, por Fr. Ángel- María 681
Ed Castel G indolfo, por Fr. Silverio de Sta. Teresa 696
, Lo que va de Castilla á Castilla, por Fr. Ángel María 721
TSanta Teresa y el fin de su reforma, por Fr Jerónimo Gracián de la
Madre de Dios 726
Flores y elogios del Rosario, por Fr. Eduardo de Sta. Teresa 729
Santa Teresa de Jesús, por J . I. Valentí 761
Santa Teresa y el espíritu de Misiones en N. O., por Fr. Samuel de
Santa Teresa 767
La Amiga de los sabios, por Fr. Eduardo de Sta. Teresa 772
Santa Teresa, Doctora por Salamanca, por X. 775
Estilo y lenguaje de los libros de Santa Teresa de Jesús, por Fr. J e -
rónimo Gracián de la Madre de Dios 779
El Miáionero, por Fr. Samuel do Sta. Teresa 741
Carta Encíclica de Su Santidad Pío X 801, 841
La otra vida, su existencia, por Fr. E luardo de Sta. Teresa 807
Autores que han escrito sobre la Asunción de la Virgen por Fr. E. A. 812
La Raza latina y la sajona, por Fr. Evaristo de J. M 826
Espíritu de S. Juan de la Cruz, por Fr. p&¡ luardo de Sta. Teresa 847
Ñapóles por Santa Teresa, por Fr. Silvano de Sta. Teresa 853
Desde los Estados Unidos, por Fr. Samuel de Sta. Teresa 859
Jubileo de la Definición Dogmáticayae la Inmaculada Concepción,
por Fr. Ángel María / 881
Tota Pulehía, por Fr. Pedro Tomás de Santa Teresa 885
Los Católicos españoles y las fiestas jubilares de la Inmaculada Con-
cepción, por Fr. William 891
La Sta. Casa de Loreto. por Fr. S. M. D 893
Desde New-York, por Fr. Samuel do Sta. Teresa 900
La Esperanza en un Mediador, por Fr. José, C. D 921
Nuestro Libertador, por Fr. Eduardo de Santa Teresa 925
El jubileo de la Inmaculada Concepción, por Fr. Ensebio de de la
Asunción 930
Los polvos del sepulcro de Santa Teresa, por un crítico c r e y e n t e . . . . 937
INDIOS DEL TOMO IV 955

Págs.
Poesías
El Tiempo, por Antonio de la Cuesta y Sainz 8
En la hermita, por Luis Bam de Viu 14
El programa de Teresa, por Mariano Arenilla. 45
Sin espuelas: romances históricos por Fr. Fiorián del Carmelo Tere-
siano .- 57, 94, 134
A Jesús, por José María H e r r á i z . . . . . . 89
A Luis, mi hijo: por Blas Góinez Mata 105
Carta perdida, por Luis Bam de Viu 130
Done Tomas Catolicoen Escoletaco haguntzuiieari por Martín Ma-
naren Bieotz Garbico 176
A una virtuosa: por Antonio G. do Quevedo 200
El Vicario parlero: (Humorismo Teresiano), por Fr. Fiorián del Car
meló Teresiano 208
Ave María: (en el día de la Anunciación) por Antonio de la Cuesta y
Sainz 213
A Sor María Josefina de S. Antonio fen el día de su profesión) por Fray
José María del 8mo. ¡Sacramento 221
¡Mater Dolorosa! por Antonio de la Cuesta y Sainz 264
Fuerza de lágrimas, (soneto) por N. N . * . . . . . - 281
Morir ó padecer, por M. V 287
A una arrepentida, por Antonio G. do Quevedo 307
Triunfo: por N. N 320
A la Santa Cruz, por Fr. José María dol Smo. Sacramento .. 830
Después de descarrilar (juguete dramático) por Fr. Fiorián del Car-
melo Teresiano ; 332
A San José, por F. de V 348
A buen rey leal vasallo (romances históricos) por Fr. Fiorián del Car-
melo Teresiano 374, 412
Después de la Comunión, por Fr. Jerónimo de S. José C- D 406
Al Sagrado Corazón de Jesús, por Antonio de la Cuesta y Sainz 449
La vida futura: (gemidos d« Un alma desterrada) 456
Caso grave, por Luis Ram de Viu (B. de Herbés) 481
Origen, Antigüedad y Reformación do la urden de Ntra. Sra. del Car-
men¡ por Fr. Jerónimo de 8. José 484
En la playa, por Fr. José María del Smo. Sacramento 500
La insignia Carmelitana, por Khit 529
Signum salutis, por Fr. José María del Santísimo Sacramento 536
Poesía lírica del Papa León XIII (Traducción) 573
A la Asunción de Ntra. Sra., por Fr. Luis de León 579
Instantánea (en la muerte de su Santidad el Papa León XIII), por
Fr. José María del Smo. Sacramento B94
A la Asunción de Nuestra Señora, por Fr Arcángel de Alarcón 618
Consolatrix aflictorum, por Fr. José María del Smo. Sacramento.... 655
Poesías de Sor Teresa del Niño Jesús, traducidas por F. S. de M. 660,
737. v 815
Al pie de la Cruz, (soneto) por Fr! José María del Smo. Sacramento.. 685
Nota poética, (autobiografía) por Gustavo A. Becquer 695
¡Todos la tiran de la capa! por Fr. Florencio dol Niño Jesús C. D 728
Zaragoza y el Pilar; por Fr. Bernardo de la Cruz 732
Ya viene el Esposo (amores Teresianos) por Fr. Fiorián del Carmolo
Teresiano 766
Después del éxtasis, por Esteban Muñoz Donoso, canónigo de la S. I.
Catedral de Chile 771
A Santa Teresa de Jesús, (soneto) por Rafael E. Sánchez ...., 778
La Doctora del Carmelo, por Sor Miriam 781
Vejamen que se dan nuestros gloriosos Padres Santa Teresa y San
J u a n de la Cruz ? 851
Himno á la Virgen de Begoña, Patrona de Vizcaya (letra de D. Fran-
cisco Iturribarría, (Pbro) (Música de D. Ramiro de Inohaurbe) 858
A la Inmaculada Concepción, por Fr José María del Smo. Sacra-
mento 889
956 EL MONTE CARMELO

Págs.
A María Inmaculada, por Fr. M. P. C 898
La Llavo del Cielo, Diálogo de Navidad, por Fr. Florencio del Niño
JesÚ3 , 928
El alma enamoroda (canción mística), por Fr. N 938
Misiones Carmelitanas,
Desde Malabar, por Fr. J. V 214, 294, 416, 621, 183
Efemérides de las Misiones Carmelitanas de Mesopotamia, por Fr. Pe-
dro de la Madre de Dios 103, 141
Maravillas de la gracia entre los adoradores del Demonio. 264, 342,
377, 463, 540, 664 741
Desde Trichur (Cochín), por Fr. Plácido María del Pilar 26, 501
Sección musical.
El Canto gregoriano en Roma, por Fr. Emetorio de Sta. Teresa. .63, 217 301
El Gregorio del canto gregoriano 829, 906, 943
Sección Canónico-Litúrgica.
Misa y Oficio de Difuntos 27
Más sobre la música, por Fr. Antero de S. José 67
Sobre las cruces, rosarios y coronas, porFr. Antero de S. J o s é . . .106,
185, 223 305
Sobre el «Ángelus Domini> y «De profundis», por Fr. Antero de San
José :.. 383
Sobre los cánticos en lengua vulgar, por Fr. Antero do S. José 425
Itinerario ó preces del ritual romano al emprender un viaje , 465
Sobre las Misas de 8. Gregorio, por Fr. Antero de S. José, 507
Sobre la exposición del Smo. Sacramento, por Fr. Antero de San
José ' .543, 587
Sobre el acompañamiento del órgano, por Fr. Antero de S. José 627
Sobre la distribución de la Comunión, por Fr. Antero de S José 701
Decreto sobre el quincuagésimo aniversario de la Inmaculada Con-
cepción -. .'... 786
Nuevo sumario de las indulgencias de la venerable Orden Tercera.. 863
Extensión de las indulgencias al rezo del Oficio Parvo en lengua
vulgar 905
Bibliografía
Tratado novísimo para religiosas, acerca de muchos y graves decre-
tos publicados recientemente por la Santa Sode, por Fr. Esteban
Sacrest. O. P 29
Conveniencia de definir como dogma de fé la Asunción de la Virgen,
por Fr. Eusebio de la Asunción C. D 30
El libro entre espinas, ó el V. J u a n Dnns Scoto, por Fr. Samuel Ei-
ján, O. F. M 30
Prácticas preparatorias de instrumentación, por Felipe P e d r e l l . . . . . 30
La Asunción de la Virgen y la definición dogmática de este misterio
por D. José I. Valenti 30
Poesías originales, por Elisardo Sayans Ocampo 30
Historia de la Santísima Virgen María, editada por cuadernos en la
casa editorial de Rojas, 69, 230, 349, 428, 628 806
Almanaque de los amigos del Papa 69
Los niños mal educados, por Fernando Nicolay 186
La Sagrada Eucaristía, contemplada al místico resplandor del salte-
rio de David, por Soledad Arroyo 1S7
Vida del angélico maestro Santo Tomás de Aquino, Patrono de la
estudiosa juventud, por el P. Fr. Manuel Sainz, O. P 187
La España Teresiana, obra postuma de Mr. Hye Hoys 229
Directorium mysticum. Reverendisimi P. Fr. Antonii á Spiritu Sanc-
to, Carmelitae Desoalceati et Episcopi Angolonsis 230
Ensayo litúrgico sobr.» el oficio de Santa Teresa de Jesús, escrito en
francés por el R. P. Brocardo de Jesús María 308
IKDICE DEL TOMO IV 957

El Santo Rosario y sus indulgencias, por el P. Fr. Vicente Alvarez


Cíenfuegos, O. P 808
Tarjetas postales de escritores católicos 308
Sermón del Arcángel IS. Miguel 30'.)
El Espejo de la fé, por ol P. Cuthb'ers 3J9
Los niños de oro, por Horchenbartch 309
Reina.—Novela escrita por Ana Isabel Richtie 348
Vida de la V. Madre Ana de Jesús, por el R. P. Bertoldo Ignacio de
Santa Ana, Carmelita Descalzo 348
La Cremación é Inhumación do los cadáveres ante la ciencia y la re-
ligión, por el Dr. don Manuel de Castro Alonso 429
Officium propium Commemorationis solemnis B. V. Mariae de Monte
Carmelo 429
La Beata Imelda, Virgen de la Orden de Sanio Domingo 467
Alaría.—Reflexiones predicables, por Regino Martínez Diez, 467
Ciencia y Religión 509
¿La evolución es la ley general de la vida? El hombre y el mono, por
el Marqués de Naidallac 509
¿Por qué la novela que está á la moda es inmoral? y ¿por qué la no-
vela moral no está, á la mo la? Estudio literario por G-. de D' Azam-
buya.. 509
La Divina Pastora, por el R. P. Fermín de Alcaraz. 510
El libro de los afligidos, por el autor de los Avisos espirituales 545
Higiene dol alma, por el barón Ernesto de Fenchrter3lebon 545
ApéDdice al Catecismo Católico, por el R. P. Ángel M. a de Arcos... 546
¡Alas! ¡Alas! (Prosa y verso), por D. J u a n Bautista Altes, presbítero. 627
Prosa Catalana, ó artículos escogidos • 627
La Escultura antigua y moderna, por don Elias Tormo. . . . ; 627
¡Pobre lengua! por D. Eduardo de Huidobro 663
Despertador Antoniano, por Fr. Samuel de Eiján O. F. M. 703
Vida popular de S. Antonio de Padua, por el mismo Padre 703
Arte de cuidar á los enfermos, por L. Q-renet 703
Estatutos de la Congregación de la buena muerte 789
El Religioso perfecto, según las reglas del B. Diego de Cádiz 867
Los tiempos presentes y el Apocalipsis de S. Juan, por D. Vicente
Martín y Menero 867
Almanaque de la Familia Cristiana 908
Dios en la Escuela.—El Colegio Cristiano 949
Crónica Carmelitana
A los suscriptoros morosos.—A los snscriptores en general.—A los
suscriptores de Madrid 31
Carta de Roma 31, 72, 108, 145, 188, 193, 272, 350, 468, 589, 629, 704,
832 868
Profesiones religiosas 32, 312, 352, 434, 676, 707, 834, 870
Necrología 32, 76, 80, 111, 155, 193, 233, 275, 313, 353, 390, 435, 469,
549, 593 «37
Las fiestas de Navidad.—La Salud del Papa 71
Un prodigio del Santo Escapulario del Carmen 71, 231
Muerte de Su Eminencia el Cardenal Lúcido María Parocohi 109
Bendición de un Abad 110
En honor del Niño Jesús de Praga 352, 633, 707, 110, 154, 231
Ordenes. Sagradas 111, 852, 752
A Ultramar 111
El señor Arzobispo de Verápoly, en Alba de Tormes 147
Monseñor Bernardo de Jesús en Santander 149
Visita á Corbán 153
Carta de Méjico • 191,192, 271
Homenaje á Santo Tomás de Aquino.—Fiestas jubilares 232
En honor del venerable P. Fr. Domingo de Jesús María.—Nuestro
Padre General.—El Cardenal Sancha 233
í*58 EL MONTE CAftMELO

Pt.gs.
Chile.—Traslación de las Carmelitas Descalzas del Espíritu Santo de
Cnriinán á la Ciudad de Los Andes 267
Viajero ilustre.—Misiones en Solares 273
El Emperador Francisco José y las Carmelitas Descalzas.—El Arzo-
bispo do Verápoly 311
Bien venidos 812
Nuestro Padre General 813
Capítulos Provinciales 350
Carta de la Paz (Bolivia):». 351
Elecciones.—Provincia de Castilla.—Valencia.—Navarra 885
Carta del Monte Carmelo 385, G(¡8
Profesiones y tomas de hábito 386, 4H4
Iglesia de Chile. — Viajo do regreso de Mons. Bernardo á Malabar.... 431
Cambio de Superiores 432
Secretario Provincial.—Solemnísima profesión religiosa 4 '3
Prior de Wincanton (Inglaterra). —A nuestros suscriptores 408
A América. —Las obras de nuestra iglosia 409
Festividad del Corpus Christi en ErnakuLun 547
Fiestas en honor do la Virgen del Carmen 548
Expulsados de Suiza.—Solomno manifestación en Langhetto 549
Funerales de León XIII 591
Tres religiosos absueltos.—Fustas delCarmon. - Inauguración de un
altar 592
La Fiesta del Carmen en Méjico 031 009
Carta de Castellón 032
Azcoitia: El nuevo templo del Sagrado Corazón do Jefaús 085
La Virgen dol Carmen en Aguascalient^s (Méjico) 671
Cultos solemnes á la Reina del Carmelo en la Habana 672
Carta de Tarazona (Aragón). 675
Necrología 676, 707, 752, 790, 835, 871
Fiestas solemnes del Carmen en Granada 707
Carta de Chile 749
Carta de Ernacularn (India) 750
La Virgen del Carmen en Solares 751
N. Padre General en Eepañr 788
Desde Malabar 789
Voto en favor de la Virgen del Carmen.'. 790
Las Fiestas de Santa Teresa en Avila.—Peregrinación a Avila 833
N. P. General en A v i l a . - Un milagro obrado por los polvos del sepul-
cro de Santa Teresa 834
En honor de N. M. Rvdo. Padre General 808
La Virgen del Carmen y los Estudios Eclesiásticos en Méjico 912
Cambio de Residencia del Arzobispo de Vcrápoli 912
Misiones Carmelitanas 912
Toma de Hábito.—Profesión Roligiosa 918
Centenario.—Odio sectario 951
Crónica General
Carta de Roma 33, 234, 391, 552
«Motu proprio», de León XIII.—Comunidad necesitada 34
Homenaje obrero internacional á León XIII 34
Resumen político 35, 75, 115, 160, 195, £86 277, 310, 856 396, 438, 475,
514, 556, 596, 716, 757, 797, 836 876
La Comisión histórico-litúrgica de la Sagrada Congregación de Ritos 73
León X I I I y las Congregaciones religiosas de Francia.—Loon X I I I
y el Alcalde de Carpineto, —Venganza ejemplar 74
Conmemoración del Jubileo Pontificio en Roma.—Cumbos y l¡¿s Con-
gregaciones religiosas 113
Consecuencias de la expulsión de las Ordenes religiosas en Francia.—
Las cosas clara—Una protesta. La Iglesia Católica en el Pontifica-
do de León X I I I 114
ÍNDICE D¿L TOMO IV 959

Paga.
Profesión religiosa 115 159
E l J u b i leo Pontificio 156 198
Disposición edificante 158
E l V e n e r a b l e c u r a de Ars 159
Su ¡Santidad y los. C a r d e n a l e s 235
F r a n c i a y las C o n g r e g a c i o n e s R e l i g i o s a s 277
Combes y la F r a n c m a s o n e r í a — L i s C o n g r e g a c i o n e s f r a n c e s a s . — A u -
t o r premiado.'. 315
E l Gruneral de los C a r t u j o s y C o m b e s 354
E l C i n c u e n t e n a r i o de la I n m a c u l a d a C o n c e p c i ó n . — U n a e x c o m u n i ó n . 392
L a s a m e n a z a s de C o m b e s . — C o n v e r s i o n e s — e j e m p l o de h e r o í s m o 393
P r o t e s t a s episcopales en F r a n c i a . — L a conversión de C a n a l e j a s ó la
hipocresía de los a n t i c l e r i c a l e s . — L a sociedad a n a r q u i s t a 394
U n a c o n t e s t a c i ó n de la S a n t í s i m a V i r g o n . — E l próximo Consistorio.—
Los Oblatos de la B l a s s e n a 395
Q u i n c u a g é s i m o a n i v e r s a r i o de la p r o c l a m a c i ó n dt 1 d o g m a do la I n -
maculada Concepción 436, 753
I n v o c a c i ó n á la S a n t í s i m a V i r g e n . — L a r e o r g a n i z a c i ó n católica en
Cuba.— P e r s e c u c i ó n r e l i g i o s a en F r a n c i a . — L a s señoras de B i l b a o .
— R u s i a y los d e c r e t o s de C o m b e s 437
L a acción de los católicos. — I m p o r t a n t e s d o c u m e n t o s 470
D e c l a r a c i o n e s del E m m o . C a r d e n a l Sancha 471
L a Basílica de S a n J u a n do L o t r á n 473
N u e v o C a r d e n a l español.—La acción social de los católicos i t a l i a n o s .
—U n p r í n c i p e monje 474
J u b i l e o de la Definición de la Concepción I r . m a c u l a d a do la V i r g e n . —
D o c u m e n t o Pontificio 512
M i s a Pontificia el d í a 8 de D i c i e m b r e . — E l C a r d e n a l V a u g h a n . — E n
favor de los leprosos • 513
Odian á Cristo 514
L a e n f e r m e d a d del P a p a .-. 550
M o n u m e n t o a León X I I I 555
Muerte repentina, ,....' 556
Ú l t i m o s m o m e n t o s de L e ó n X I I I . — D u e l o u n i v e r s a l 596
T e l e g r a m a s de pésame 596
C o r o n a c i ó n de Pío X 639
P í o X y el C a n t o G r e g o r i a n o 640
Carta notable 708
M. Combes á E s p a ñ a 709
Hermoso Balance 7|0
IjMisiones e x t r a n j e r a s . — L a i g n o r a n c i a del clero 710
* I a s o n e r í a y Mons. G u u t h e - S o u l a r d . — C e n t e n a r i o del P. I s l a . — L a s
O r d e n e s roligiosas y los Estallos U n i d o s 711
E l ejército p o n t i f i c i o . . . . . . 712
Dos célebres c o n v e r s i o n e s . — P a p a s de familia pobre 713
L a l i b e r t a d religiosa en F r a n c i a . — L o s B a l k a n e s . — R e f o r m a s del Va-
ticano 714
L a s t u m b a s de los P a p a s 715
Coincidencia preciosa.—Nuevos Obispos de C u b a , — C o n t r a la r e l i -
gión y c o n t r a la ciencia 754
S a g r a d a C o n g r e g a c i ó n de Ritos.—La Beatificación de J u a n a de Arco.
— L a C a r i d a d lAica — D i g n o de aplauso 755
E l r e t r a t o do Su S a n t i d a d —El I l u s t r í s i m o señor Obispo de B a d a j o z .
—La S a n t a Cruz y Renán 756
L o s católicos de M a r s e l l a 757
E n c í c l i c a de S u S a n t i d a d Pío X 792
H o m e n a j e á Pío X . - R e g a l o de P í o X al A l c a l d e de Riese. — A n i v e r -
sario de la o r d e n a c i ó n s a c e r d o t a l de P í o X.—Un m i l i t a r c r i s t i a n o . . 793
Niño m á r t i r 794
O d i o sectario.— P í o X y la m ú s i c a en l a I g l e s i a 795
N o t i c i a d e s m e n t i d a . — L o s Z a r e s en R o m a . — E l viaje de L o u b e t . . . . 797
960 JfiL MONTE CAKMBLO

Págs.
Monseñor Merry del Val, Secretario de Estado.—Una S a l v a j a d a . . . . 837
Enoiolioa sobre la Inmaculada.—Los periodistas catódicos ante Pío X.
— El Emperador Guillermo á sus hijos 872
Movimiento católico y social. —Sectarismo rabioso.—Buena ros- i
puesta 873
Suicidio de un Ministro italiano.—Muerto de Una ¡Santa Fundado-
ra.—El primer Consistorio de Pío X.--Merry del Val. —En plena
anarquía 874
Pío X orador.—Menelik A Pío X . . . . .. 875
El pueblo de Roma ante el Papa 876
La alocución de Su Santidad.—Los nuevos Cardenales 914
Fiestas jubilares de la Inmaculada.—Una de las fiestas del Congreso
Mariano.—El saludo al pasar delante de una iglesia
Los católicos en Holanda.—Los prelados senadores.—Nota política.
Primer documento de Su Santidad.—Resumen político 9;>
Solaces y entretenimientos ,
Dinora Coppinger 36, 76, 117, 198, 236, 278, 317 35'
El Termómetro de la Virgen (Histórico) 397
La Víspera de la Primera Comunión . 43c)
El Hombre misterioso 477, 517, 555, 598, 677, 717, 758, 798, 838, 878, "918
Variedades
Confusión espantosa : '• . fi'J
Nueva iglesia lltí
León XIII—su última voluntad 200
Santa Teresa de Jesús, parionta de León X I I I 5,8
Tú eres Cefas 607
Anécdota do Pío X 0U
Ultima hora 760
Máximas espirituales 8t>tí
Los Misioneros católicos juzgados por un protestante 40
Anagrama de la Inmaculada Concepción 890
El Socialismo W9

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