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01 de Junio de 2016
Análisis de Jurisprudencial
La Corte evaluó la constitucionalidad de las disposiciones del Acto Legislativo que fijaron el
nuevo modelo de gobierno y administración de la Rama Judicial, ya que frente a este componente
de la reforma sí se formularon acusaciones específicas que apuntaban a un desbordamiento de la
competencia del constituyente secundario para adoptar unas medidas que pudiesen comportar una
sustitución parcial de la Constitución.
Para la Sala, el nuevo esquema institucional implica una sustitución parcial de los principios de
separación de poderes, autonomía e independencia judicial que encuentran expresión en el modelo
de autogobierno judicial previsto por el constituyente de 1991. Concluyó la Corte que, en
consonancia con lo anterior, el Congreso de la República se había excedido en el ejercicio del
poder de reforma constitucional, razón por la cual las disposiciones correspondientes debían ser
declaradas inexequibles.
Puntualizó la Corte que, no obstante que la competencia reformadora del Congreso no lo inhibe
para introducir modificaciones al esquema de autogobierno judicial previsto en la Constitución de
1991 e incluso para suprimir órganos del mismo si lo estima necesario, aquella no lo habilita para
sustituir o suprimir los principios básicos de configuración de dicho esquema, que se consideran
ejes axiales de la Constitución de 1991. Dicho en otras palabras, el Congreso conserva plena
competencia para reformar funciones y órganos de la Rama Judicial, mediante Actos Legislativos,
siempre y cuando respete los principios definitorios de la identidad de la Constitución de 1991.
Es así como este tribunal estimó, por un lado, que el principio de autogobierno es un componente
estructural del ordenamiento superior, en tanto la existencia de un órgano autónomo y separado
dentro de la propia Rama Judicial, encargado de gestionar el funcionamiento de la misma,
constituye un presupuesto de la independencia de los jueces, independencia que, por su parte, es
una manifestación del principio de separación de poderes y una condición para la materialización
de los derechos fundamentales. Así las cosas, el autogobierno judicial es un principio esencial de
la Carta Política que no puede ser suprimido ni sustituido por el constituyente secundario.
Así pues la corte fija su premisa mayor de jurisprudencia en el juicio de sustitución para poder
evitar en el subjetivismo judicial y señalando a partir de múltiples referentes normativos
específicos en la carta de 1991.
También reconoce que el procedimiento de formación de las reformas constitucionales,
comprende entre otros la competencia de los órganos o instancias con poder de reforma como
presupuesto necesario del procedimiento. En este orden de ideas esta corporación señala que es
competente para examinar que el poder de reforma haya sido ejercido dentro de los limites
competenciales que se desprenden de la propia carta con el fin de que, mediante el poder de
reforma no se sustituya la Constitución
También señala que materialmente no cumple con el acto legislativo con las garantías que
demanda el pilar fundamental de la Constitución del Principio de autogobierno, excede claramente
los límites que no, ya la Constitución Política (art 241.1) le asigna respecto del control de
constitucionalidad de los Actos reformatorios de la Constitución debido a que ya tiene ese
menester desde hace mucho, si no que contradice su propia jurisprudencia, puesto que su labor se
debe limitar a determinar que si el Congreso ha excedido sus competencias propias aspecto que
hace a la Corte como determinante del mismo. Al Congreso si le asistía la Facultad de adelantar
esta reforma, solo que no lo podía hace de esta manera.
El congreso puede introducir modificaciones al esquema de autogobierno Judicial previsto en la
constitución e incluso puede suprimir órganos si lo estima necesario, pero esa potestad no lo
habilita para sustituir o suprimirlos principios básicos que se consideran ejes axiales de la
Constitución de 1991
Información general:
Artículo 16: determinaba que la Gerencia se subordinaba al Consejo de Gobierno Judicial y que
estaría organizada de acuerdo con el principio de desconcentración territorial, la Corte determinó
su inexequibilidad, así como la de los incisos 2° y 6° del artículo 26, relacionados con la
sustitución de vocablos referidos a esta instancia.
Artículo 17: de la reforma, que derogaba el artículo 256 de la Constitución, fue declarado
inexequible por el máximo juez de la Carta Política, lo cual recupera las atribuciones que le
corresponden actualmente al Consejo Superior o a los consejos seccionales.
Artículo 18: ordenaba al Gobierno presentar un proyecto de ley estatutaria para regular el
funcionamiento de los órganos de gobierno y administración judicial; con las inexequibilidades,
la propuesta de 149 artículos que se tramitaba en el Legislativo se fue al suelo.
Existen algunas disposiciones de esta normativa que fueron declaradas exequibles, como son los
literales f) y g) del numeral 1°, con excepción de la frase “también ejercerán la función prevista
en el artículo 85, numeral 18, de la Ley 270 de 1996.
Los literales que fueron encontrados ajustados a la Constitución son aquellos que mantienen la
continuidad de las funciones de las salas administrativas de los consejos seccionales de la
judicatura y las direcciones ejecutivas seccionales de administración judicial, pero también los
que se garantizan, sin solución de continuidad, los derechos de carrera de los magistrados y
empleados de las salas administrativas de los consejos seccionales de la judicatura.
Comisión de Aforados
Fue excluida del ordenamiento como consecuencia de una demanda formulada por el Exfiscal
Luis E. Montealegre. La decisión de inexequibilidad se encuentra ligada a la expresión
“Miembro de la Comisión Nacional de Aforados”, contenida en los artículos 2° Inc 6º y 9° 3º, y
sobre los artículos 5°, 7° y 8° de la reforma
La Corte detectó que la aprobación del Congreso del régimen en su contenido y previsto para
investigar, acusar y juzgar a los magistrados de altas cortes y al Fiscal General de la Nación
sustituyó el eje definitorio de la “separación de poderes y autonomía e independencia judicial”,
desconociendo, además, los límites competenciales para reformar la Constitución.
Recordó que el principio de separación de poderes implica que cada una de las ramas goce de un
clima de libertad para el ejercicio de sus funciones sin interferencias que lo afecten
indebidamente. Dicha garantía institucional, en lo judicial, se manifiesta en su autonomía e
independencia.
Sostuvo que la independencia de los magistrados de las altas cortes y del Fiscal General de la
Nación se materializa en la Constitución no solo tras aceptar que sus decisiones únicamente están
sometidas al imperio de la ley, sino también, por el reconocimiento de los instrumentos
específicos que les aplican.
Esto se refiere al sistema diseñado para asegurar que la investigación, la acusación y el
juzgamiento de estos servidores no afecte negativamente el ejercicio imparcial de sus
competencias, tome en cuenta su posición en el vértice de una de las ramas del poder público y
permita considerar los efectos de la remoción o suspensión desde la perspectiva de la estabilidad
del sistema constitucional. Es importante decir que con la decisión se respalda la vigencia de la
Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes.
Comisión Nacional de Disciplina Judicial y Sala Disciplinaria
Artículo 19: en el que se establece la Comisión Nacional de Disciplina Judicial, el alto tribunal
se inhibió de emitir un pronunciamiento de fondo, por ineptitud sustantiva de la demanda, así
como del inc 1° del artículo 26.
Diferente resultado obtuvo el análisis de constitucionalidad realizado sobre el parágrafo
transitorio 1° del artículo 19, en tanto se declaró su exequibilidad respecto del cargo por violación
de los principios de consecutividad e identidad flexible.
Justamente, esta disposición dispone que los magistrados actuales de la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura ocuparán sus cargos hasta tanto tomen
posesión los miembros de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial.
La corporación consideró que si bien solo fue a partir del quinto debate que se incluyeron en las
disposiciones transitorias (reglas específicas relativas a la situación de los magistrados del
Consejo Superior de la Judicatura, de cara a la entrada en funcionamiento de la Comisión
Nacional de Disciplina Judicial) tal asunto no puede considerarse novedoso ni modificatorio de
aspectos esenciales de lo aprobado al finalizar la primera vuelta.
Es decir que la Comisión Nacional de Disciplina Judicial ejercerá la función jurisdiccional
disciplinaria sobre los funcionarios y empleados de la Rama Judicial, en remplazo de la actual
Sala Disciplinaria. Dicha comisión estará conformada por siete magistrados, cuatro de los cuales
serán elegidos por el Congreso en pleno de ternas enviadas ahora por el Consejo Superior, y tres
de los cuales serán elegidos por el Congreso en pleno de ternas enviadas por el Presidente de la
República.