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1854.

Urquiza preside toda la Nación, excepto Buenos Aires


05 Dic 2015 3 25 Por Carlos Páez de la Torre H
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JUSTO JOSÉ DE URQUIZA. Juró la presidencia en Santa Fe, con gran uniforme de
brigadier y condecoraciones
El primer presidente constitucional de la Argentina fue el general Justo José de Urquiza.
Hubo una mayúscula singularidad en su toma de posesión. Quedaba fuera de su órbita de
mando, la jurisdicción más importante del país: nada menos que la ciudad y la provincia de
Buenos Aires. Esa situación se mantendría por espacio de seis años.

Iban corriendo ya dos desde que empezó el asunto. El 3 de febrero de 1852, Urquiza había
terminado con el largo gobierno del brigadier Juan Manuel de Rosas, al derrotarlo en la
batalla de Caseros. De inmediato, convocó a todos los gobernadores a una reunión en San
Nicolás de los Arroyos. Firmaron allí un pacto donde, sustancialmente, se acordaba
convocar a una Convención que, reunida en Santa Fe, sancionaría la tan esperada
Constitución. Mientras, Urquiza gobernaría el país, con el título de “Director Provisorio de
la Confederación Argentina”.

Buenos Aires desconfiaba de Urquiza desde el día siguiente de Caseros. Así, al presentarse
a la Legislatura el Acuerdo de San Nicolás, se desencadenó contra el mismo una violenta
oposición, liderada por el general Bartolomé Mitre. El enfrentamiento se endureció:
Urquiza disolvió la Legislatura y el 11 de setiembre de 1852 los porteños se alzaron en
armas contra el vencedor de Caseros. Urquiza desistió de someter a los rebeldes por las
armas, pero apoyó al coronel Hilario Lagos cuando este puso sitio a la ciudad, mientras la
escuadra de la Confederación, al mando del almirante inglés John Halstead Coe, bloqueaba
el puerto. Pero los comerciantes porteños sobornaron a Coe con 25.000 onzas de oro y la
escuadra cambió de bando. Harto, Urquiza resolvió levantar el sitio y regresó a Entre Ríos. 
Entretanto, la Convención de Santa Fe había sancionado la Constitución, el 1 de mayo:
Urquiza la promulgó el 25 y el 9 de julio se la juró en todo el país, salvo en Buenos Aires.
De acuerdo a sus estipulaciones, el Director llamó a elegir autoridades nacionales. Los
electores de todas las provincias -salvo Buenos Aires- consagraron presidente a Urquiza y
vicepresidente al doctor Salvador María del Carril. El 20 de febrero de 1854, el Congreso
Constituyente proclamó al nuevo Poder Ejecutivo.

Ante el mismo Congreso, los electos juraron el cargo en Santa Fe, el 5 de marzo de 1854,
en medio del entusiasmo de una ciudad que tocaba músicas, arrojaba flores y vivaba al
presidente. Urquiza concurrió a su asunción ataviado -escribe Beatriz Bosch- “con gran
uniforme de brigadier y luciendo, entre otras condecoraciones, el gran medallón recién
obsequiado por el Papa”.

La ceremonia se efectuó en el Cabildo de Santa Fe, sede del Congreso. Se leyó el decreto
de proclamación y el presidente de la asamblea, doctor Santiago Derqui, recibió el
juramento. La fórmula se haría tradicional desde entonces: “Yo, Justo José de Urquiza, juro
por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios, desempeñar con lealtad y patriotismo el
cargo de presidente de la Confederación y observar y hacer observar fielmente la
Constitución de la Confederación Argentina. Si así no lo hiciere, Dios y la Confederación
me lo demanden”. Las mismas palabras repitió el vicepresidente Del Carril.

La separación de Buenos Aires hizo necesaria una nueva sede para el flamante Poder
Ejecutivo. Por decreto del 24 de marzo, se declaró a la ciudad de Paraná como “Capital
provisoria de la Confederación Argentina” y se federalizó todo el territorio de Entre Ríos.

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