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Estos elementos del tipo se encuentran en los supuestos de hecho de la norma penal y se dividen
en los elementos descriptivo y normativo.
A. ELEMENTO DESCRIPTIVO, es aquel que se aprecia por medio de los sentidos (vista, oído, tacto).
En el homicidio por ejemplo, la muerte de una persona, en lesiones las heridas o fracturas en
donde el médico forense examinará al paciente para determinar la causa de la muerte. En
lesiones, establece el tiempo de curación o tratamiento y el tiempo de abandonar sus actividades
habituales.
B. ELEMENTO NORMATIVO se aprecia por medio del intelecto, pues para ello hay que realizar una
valoración jurídica de estos elementos, e incluso, auxiliarse de otras ramas del derecho para
conocerlos e interpretarlos. Por ejemplo, los elementos de ajenidad, propiedad, posesión,
asociación ilícita, o grupo estructurado de personas. 28
28. Por ejemplo, se juzga a una persona por el delito de hurto, y la fiscalía presenta como pruebas:
el objeto (bien mueble sustraído), testigos que presenciaron la sustracción, declaración del
agraviado, declaración de los agentes captores, pero no presenta algún tipo de documento en
donde se acredite el elemento ajenidad. No se probó el elemento normativo que configura el
delito de hurto y por lo tanto no se configura el tipo de hurto, por ausencia de uno de sus
elementos esenciales, en este caso el elemento ajenidad. Es por ello que también se denomina
propiedad, aunque de conformidad con el artículo 202 del CPP se admite tenencia, posesión o
dominio de una cosa o documento. En la práctica para la devolución en depósito como propietario
o poseedor legítimo, se admite además de la factura, recibo o declaración jurada de posesión o
propiedad. Incluso para registrar bienes muebles en el Registro de la Propiedad. Ver artículo 1214
del Código Civil
Elementos normativos
Los elementos normativos son aquellos que requieren valoración por parte del intérprete o del
juez que ha de aplicar la ley. Esta valoración puede proceder de diversas esferas y tener por base
tanto a lo radicado en el mundo físico como perteneciente al mundo síquico. 215
Juan del Rosal, penalista español ya comentado, los expone de la manera siguiente: Elementos
normativos o necesitados de complementación. – Son todos aquellos en los cuales el tribunal de
justicia no se satisface con una simple constatación de la descripción efectuada en la ley, sino que
se ve obligado a realizar otra para concretar más de cerca la situación del hecho. Aquí cabe
distinguir: elementos puramente cognoscitivos, en los que los tribunales valoran de acuerdo con
datos empíricos, y elementos del tipo valorativos o necesitados de valoración, en que el tribunal
adopta una actitud valorativa emocional. 216
Ejemplo: “cosas muebles ajenas”, en donde la ajenidad se ha de establecer teniendo en cuenta las
normas del derecho civil. 217
Es decir, este tipo de elementos se refieren a hecho o circunstancias que sólo pueden pensarse e
imaginarse bajo el presupuesto lógico de una norma, por lo que incluyen los conceptos jurídicos
propios, los conceptos referidos a valor y los conceptos referidos al sentido.
Ejemplos:
En efecto, los elementos normativos tendrán como característica el predominio de una valoración
que no resulta factible de percibir por medio de los sentidos. 219
4.2 Elementos Normativos.- Para los autores causalistas el tipo penal fundamentalmente contiene
elementos descriptivos (objetivos), y esta concepción predomino en la teoría del delito a principios
del siglo y particularmente entendiendo al tipo en la forma como lo hizo Beling.
Max Ernest Mayer se refiere a esta clase de elementos sosteniendo que se distinguen en las
referencias del acto y son, por lo demás, lo más fácil de reconocer por una característica que falta
en ellas: son partes esenciales que con el movimiento corporal no están en relación de causalidad.
Que la cosa sustraída sea ajena no está causando por el ladrón, la difusión del hecho falso es la
obra del difamador, no la falsedad de los hechos.
Por lo tanto, es al citado autor a quien puede considerarse como uno de los primeros en referirse
a tales ingredientes del tipo reconociendo su importancia y peculiaridad valorativa. Cabe insistir
aquí que para Beling, no era admisible asignar a esta categoría de caracteres, el rango de
elementos típicos independientes, dado que conforme a su concepción eminentemente
descriptiva del tipo, la exigencia de ajenidad de la cosa, en el ejemplo del robo, no deja de ser una
referencia jurídica a la conducta recogida en el tipo, es decir, sigue tratándose de una simple
descripción.
En critica tal posición, Reyes Echandia, alude a la expresión de Carlos Fontan Balestra en cuanto a
la afirmación de que si bien es cierto que normalmente y en la mayoría de los casos el legislador se
concreta a efectuar una descripción de las conductas, también es cierto que se recurre
indudablemente a requisitos de valoración cuya ausencia impide la ilicitud del acontecer humano.
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Jiménez de Asua considera que no hay razón para que se contengan expresamente en el tipo, y
cuando ahí se insertan dan lugar a lo que llama “tipos anormales” (obviamente en contraposición
de los normales que serían aquellos donde únicamente se involucra una función exclusivamente
descriptiva), por consiguiente, a dichos elementos, los califica como: “impaciencias del
legislador”33
De acuerdo con ello, los primeros podrían considerarse “verdaderos” elementos de valoración
jurídica o normativa, por implicar una relación específica a la antijuricidad, en contraposición con
aquellos que admiten una valoración de carácter cultural, ético o social.
Para Mapelli Caffarena, las condiciones intrínsecas, como se las entiende en Italia,
califican y actualizan las lesiones de los intereses tutelados por el delito; opinión que
también es compartida por Bricola, para quien, actualizan la ofensa de aquellos intereses
que ya son potencialmente realizados por el hecho en sentido estricto. Su presencia en la
actualidad se aceptaría con beneplácito en los grupos de infracciones que protegen intereses
difusos y sobre todo en los nuevos modelos de incriminación, cuya complejidad
tecnológica dificulta enormemente la determinación de los vínculos causales y psicológico,
toda vez que ésta, como se verá más adelante, tiene como elemento característico,
desconocer la conexión psicológica entre la circunstancia considerada como tal y la
voluntad del autor.
En ese orden de ideas, se hace imposible determinar cuáles son sus contenidos
positivos y sólo pueden apuntarse negativamente aquello que las individualiza, como es su
desconexión del dolo y la culpa. De ello se llega a la conclusión que existe, en ella, una
contradicción pues se pretende que un mismo elemento, que es ajeno a la fundamentación
del injusto, produzca su incremento o mitigación, en clara lesión del principio de
culpabilidad.
A) Su fundamento
Como en casi todas las cuestiones puntuales relativas a las condiciones, en relación
con su fundamento tampoco se ofrece un criterio pacíficamente aceptado, a pesar de que
sólo mediante un acuerdo en los fundamentos últimos por los que el legislador acudió a esta
técnica, sería posible un trato dogmático.
Son varios los fundamentos que se utilizan para justificar la existencia de las
condiciones objetivas de punibilidad más allá del injusto y la culpabilidad. Se tiene que la
condición objetiva de punibilidad encontraría su fundamento en el merecimiento de pena,
por el cual ésta, la pena, sólo se encontrará justificada cuando se trate de una reacción
inevitable para garantizar la paz jurídica; reacción inevitable que se producirá luego que,
evaluada la restricción del ámbito de lo punible (función de la condición objetiva de
punibilidad), se presente la circunstancia que es considerada como condición objetiva de
punibilidad; sin embargo, como bien dice Roxin "merecida es la pena que corresponde a la
culpabilidad, y por lo tanto, si la punibilidad depende del merecimiento, será la
culpabilidad lo único que desencadene la pena"(22) y no la condición objetiva de
punibilidad, la que se contradice más bien con este principio, descartándose con ello que su
fundamento se encuentre en el merecimiento de pena. El merecimiento de pena se
determina esencialmente a partir de la valoración del daño social de una conducta.
Conducta ésta que, como ya se dejó en claro, está desconectada de la circunstancia
considerada como condición objetiva de punibilidad.
Por otro lado, la necesidad de pena, por la cual ésta sólo será justificada si está
destinada a preservar el orden general, es decir, el punto de vista de la comunidad, daría
fundamento a la condición objetiva de punibilidad; sin embargo, tal fundamento, si tenemos
en cuenta lo dicho por Jakobs: "allí donde falta el merecimiento de pena falta también su
necesidad"(23), no encontraría sustento.
Para corroborar ello se tiene que, ante la pregunta de Volk: cuando es inadecuado
perseguir fines penales: ¿se está adoptando una decisión político jurídica, dado que el
castigo sería pertinente en sí mismo y en principio, pero en definitiva no aparece oportuno
por otras razones, o se trata más bien de una decisión político criminal, dado que la
renuncia a la pena necesariamente tiene que ver con los fines de esa institución en la
estructura del funcionamiento de la sociedad? Roxin responde, en claro apoyo a la primera
solución: "pues el hecho de reconocer prioridad a otros fines del Estado frente a los del
Derecho penal, aunque es cierto que tiene algo que ver con la estructura de
funcionamiento de la sociedad, no obstante, aún no convierte a la renuncia a la pena en
una decisión político criminal"(26).
"Si se reconoce que son finalidades extrapenales las que constituyen el principio de
las condiciones de punibilidad y de las causas de exculpación de la punibilidad, ¡estas no
pueden tener nada que ver con el merecimiento de pena! (...); cuando el merecimiento de
pena depende de determinados criterios, que muchos encuadran en la cuarta categoría del
delito, la verdad es que los mismos pertenecen realmente al tipo, la antijuridicidad o la
culpabilidad, y por tanto deben sacarse de la categoría aquí empleada"(27)
Por otro lado, las condiciones objetivas de punibilidad "son en relación con la parte
subjetiva del tipo de injusto, tipos incongruentes en los que el plano objetivo sobrepasa el
subjetivo. A la inversa de lo que sucede con los elementos de tendencia interna
trascendente."(32)
C) Criterio de identificación
En este punto cabe preguntarnos ¿cuál es ese instrumento eficaz para caracterizar, o
identificar, un elemento como condición objetiva de punibilidad? Sin duda que el criterio
gramatical no es el indicado para diferenciar las condiciones objetivas de punibilidad de
otras figuras legales, ya que en la redacción del texto legal, el legislador se mueve con una
discrecionalidad enorme.
Su diferencia radica en la naturaleza del factor condicionante, que en las excusas son
siempre motivos de índole personal como el parentesco. (39) El carácter personal de estas
aparece como un criterio cierto para diferenciarlas de las condiciones objetivas de
punibilidad. "Éstas constituyen un núcleo relativamente reducido que surgen en relación a
la materia misma del injusto, en consideraciones ligadas a los desvalores del acto y del
resultado". (40)