Está en la página 1de 1

Querido cuerpo:

Hoy he decidido brindarte unas líneas y escribirte una carta. Mediante ella, me gustaría darte las
gracias y a la vez disculparme contigo porque a veces te he abandonado.

Llevamos 31 años juntas, que se dice fácil, Pero las dos sabemos que nuestra relación no ha sido
siempre fácil, sobre todo en los últimos años.

Quiero darte las gracias porque gracias a ti, valga la redundancia, soy capaz de hacer muchas
cosas... Gracias a ti puedo andar, pasear, correr y practicar cualquier deporte, bailar, cantar, besar,
acariciar, abrazar, recibir besos, abrazos, caricias, sentir y dar placer, escuchar, hablar, saborear,
oler, relajarme, respirar y vivir.

Gracias a ti puedo vivir y disfrutar de la vida. Tu eres mi cuerpo, el único que tengo y el único que
ha estado y estará conmigo toda mi vida. Y todavía nos queda mucho por vivir, tengo un estado
físico que gracias a ti lo disfruto y me encanta gracias a Dios estoy completa no sufro de ninguna
discapacidad y enfermedad. Prometo cuidarte, mimarte, escucharte, respetarte, amarte,
valorarte, aceptarte, quererte... el resto de mi vida.

Es decir, prometo alimentarte adecuadamente, darte un respiro y dejarte descansar cuando


necesites parar, hacer ejercicio no solo para que luzcas bien por fuera, también para que te sientas
bien por dentro, prometo piropearte, dedicarte tiempo. Eres perfecto aún con tus imperfecciones,
igual que yo. Porque tú eres yo y yo soy tú. Los dos somos una.

Eres mi cuerpo y por lo tanto debo cuidarte y quererte.

También podría gustarte