Mesa de Saldos
De Claudio Regis

Monólogo para cualquier sexo.

Obra registrada en DNDA de Argentina. Para su utilización comercial contactar al

autor. Email: computadora@gmail.com WhatsApp:+5491145734141

Puesta:
Protagonista entra de la calle, se saca el abrigo, deja su valija en la mesa y saca un
libro que sostiene permanentemente en la mano.

Por alguna cuestión difícil de explicar suelo recorrer las librerías de la

Avenida Corrientes buscando libros de mi abuelo. Se llamaba Manuel y era
un prolífico escritor, con medio centenar de publicaciones.
Él no vivía de sus libros, pero vivía para ellos y esos mismos libros lo
ayudaban a vivir. Y digo que lo ayudaban a vivir porque cada nueva obra
impresa era una fiesta en la familia.

Se vendían bastante, pero nunca ganó dinero, las editoriales seguramente lo

engañaban y el prefería que le pagaran las regalías con ejemplares que
después regalaba a medio mundo. No sólo en nuestro país, los enviaba a
todas las bibliotecas del planeta. Todo el tiempo me encuentro con alguien
que me dice "Tu abuelo me regaló un libro". Era tal el orgullo que tenía y
la felicidad que le daba mostrar su trabajo que creo debió ser el autor que
más libros se autocompró en la historia.

Hace años que ya no salen nuevas ediciones. La mayoría de las editoriales

desaparecieron. Casi todas quebraron.
Lo extraño, como lo extraño. Hasta ahora compré 374 libros pero no
compro todos, no tendría sentido y no tendría donde guardarlos.
Sólo busco libros dedicados, donde esté su letra, su firma, saber que lo tuvo
en sus manos. Ejemplares que fueron entregados con afecto a una persona
que él conocía.

No se por qué lo hago, debería consultarlo con un psicólogo. Es una

manera de mantenerlo vivo supongo, de sentir que son regalos que el
abuelo me envía, como cuando era chico.
Es algo mágico, cada nueva dedicatoria que descubro es una invitación a
recordar su voz porque no puedo evitar escucharlo cuando las leo.

Autor:  Claudio  Regis      computadora@gmail.com  Whatsapp:+5491145734141   1  

  

Tengo claro que seguramente todas estas personas que aparecen

mencionadas en las primeras hojas ya murieron. Es raro que alguien venda
un libro que le regaló y dedicó el autor, pero los herederos son otra
historia.

A los herederos sólo les importa convertir todo en dinero. Y además porque
mi abuelo murió hace 30 años y de 95. Muy longevo.
Para mí fue una desilusión. Yo esperaba que pasara los cien. Creo que la
separación de mi abuela apresuró las cosas.

Mis abuelos estuvieron casados más de 70 años con un amor único, de

película. Tres hijos, siete nietos y un bisnieto. Los dos tenían casi la misma
edad, apenas unos meses de diferencia.
En un momento todo cambió. Ella empezó a sospechar que él tenía una
amante. ¡A los 92!
Mi abuela, que ya estaba muy grande y con un incipiente Alzheimer
empezó a hablar de "Zaida".
De donde había sacado el nombre Zaida, era un misterio. Las teorías que
teníamos era que podía ser el nombre del personaje de alguna novela o algo
así.
Pero cada tanto sacaba el tema. Cuando el abuelo iba a una editorial para
ella iba a encontrarse con Zaida. Si iba al médico era para ver a Zaida.
Zaida, Zaida, Zaida.
Ya era un chiste en la familia su nombre. De hecho mi hermano le puso
Zaida a su perrita.

Cuando mi abuela le pidió el divorcio pensábamos que era un chiste. Pero

no. Ella se fue a vivir con mi tía. Lo dejó al sentirse permanentemente
engañada. No pudimos convencerla. Intentamos todo.

Al tiempo ya no nos reconocía. Fue duro. Es difícil utilizar la razón contra

el Alzheimer. Es una batalla perdida. Se los juro.
El permaneció muy lúcido hasta sus últimos días.

Y fíjense lo que es la vida, Acabo de comprar este libro por 95 pesos.

Leo. Para mi querida Zaida con todo el amor de tu papá. Manuel.

 
 

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