En muchas ocasiones cuando se observa un delito económico especial, como
realización de una administración desleal, surge un conflicto. Debido a que,
algunos actos no tienen cualidad, y para ello se requiere tratar la distinción entre complicidad y cooperación necesaria, el cual ha sido un problema para la jurisprudencia sobre cómo conceptuar dogmáticamente las distintas contribuciones a la realización del delito, dado que, en el punto de vista práctico, esta es conflictiva porque se quiere cierto tipo de inclusión frente a los dos conceptos, para que los dos sean validados al momento de aplicar el concepto de pena de autor. Sin embargo, se entiende que el cooperador no es igual que al autor y por lo tanto este suele ser inferior a la hora de penalizarse. Uno de los artículos que genera una cierta ayuda es el artículo 28 en donde delimita. En donde establece que el cooperador no es más que un instrumento, pero no el actor del hecho, aquí los legisladores entendieron que era complejo unificar conceptos diferentes. Aunque, la doctrina española lo señala más como un supuesto de participación y no de autoría, aplicando así el termino de coautoría, para calificar supuestos de cooperación necesaria del no deudor en la realización de un alzamiento de bienes. Hay que dejar en claro que lo que se busca es que, en la cooperación, sea un acto totalmente doloso sin que sea necesario que tenga un especial interés en ello o que se lucre con la operación. Otro punto, surge a partir de que la equiparación penal que tienen estos dos conceptos, en los que se establece que estos delitos son más evidenciados en los delitos especiales y que entre el autor y el cooperador, el autor es el que se merece la verdadera pena. Esto se evidencia cuando el autor de una insolvencia punible sólo puede serlo el deudor, o persona que actúe en su representación, además, esto deja un hecho claro y es que aquel que no tenga la cualidad de deudor sólo podrá ser castigado como partícipe, pero si es caso que se demuestre que dichas participaciones están mucho más reflejadas con la autoría se aplicará en el sentido estricto. Dándonos a entender que no hay un concepto unitario de autor debido a las contribuciones de las cualidades que se tienen al observar dicho delito por lo cual genera mucha inseguridad jurídica en el caso. En el caso de la coautoría, estos si expresan claramente que no existe alguna discrepancia a comparación, de la cooperación y la autoría ya que, estos tienen un perfil claramente establecido para el acto delictivo. Con base al administrador tanto de hecho como de derecho, este puede ser considerado en un sentido estricto, en el que no hay problema en admitir una coautoría. Un ejemplo, es cuando diversos administradores en un delito de administración siendo desleal en la que se puede evidenciar este criterio de autoría ya que para que se dé, se busca que sean participes miembros del consejo, que actúan en nombre o representación de la sociedad. Aquí se salvan aquellos que mediante el consejo hayan denegado su participación, y si participan se debe evidenciar en dicho aumento ficticio o en cualquier operación fraudulenta. Pero, salvo que se trate de una autoría mediata, no hay otra forma de fundamentar esta responsabilidad que acudir, a formas indirectas de participación que no se ajustan a la importancia de la conducta de los dirigentes que realmente son los que dominan y deciden la realización del hecho. Sin embargo, el verdadero centro de estos hechos y, por tanto, la principal responsabilidad debe recaer en las personas que dolosamente decidieron realizar el delito, aunque posteriormente no intervengan en su ejecución; debemos recordar que la coautoría no requiere necesariamente la coejecución, pero se concluye que el concepto coejecución como requisito fundamental de coautoría, se debe sustituir por el de "realización conjunta", en el cual es basado el dominio funcional del hecho, en donde no solo importa la intervención al cometer el delito sino el solo hecho del dominio que tuvieron dos o más sujetos, por lo tanto, no importa su presencia física o la ejecución material de algún acto de la conducta típica a favor de considerar que los verdaderos autores son los que, ostentando las cualidades exigidas en el tipo delictivo, deciden su realización. En el caso de una autoría mediata, los delitos económicos como son las insolvencias punibles, o el delito fiscal, no plantea ninguna dificultad para admitir “delitos especiales" al contrario de los llamados "delitos de propia mano", estos no necesitan ser realizados directa o corporalmente por su autor, sino que éste puede servirse como mediador de otra persona. En los delitos económicos, existe una particularidad que se comenten en el ámbito empresarial, los ejecutores de las acciones constitutivas son meros instrumentos irresponsables y que, por lo tanto, en muchas ocasiones se ejercen por cargos burocráticos, que requieren alguna cualificación en el caso de los contables, los cuales casi siempre son escogidos para realizar los actos de los autores principales. En mi opinión, considero que si deberían ser penalizados bajo de delito de autor, porque independientemente la presión que se le realiza a aquella persona que tiene que ejecutar el acto, no es justificante para rebajarle la pena. Aunque, se señala que estos están exentos debido a que fue usado como un instrumento y, por lo tanto, no es responsable del acto que realiza. Para concluir, es importante señalar que la realización de actos delictivos requieren ser valorados desde un inicio, independientemente que de estos actos no se haya tenido la intención desde el comienzo, deben ser vistos más como una necesidad político-criminal y es porque es necesario que para que estas empresas sigan cometiendo actos delictivos, se requiere que haya una decisión de prevenir para que no solo pague el autor sino que también se cambie un poco la perspectiva, de no solo buscar a la persona que realiza el acto, sino entender el cómo operó para cometer el delito y allí atacar con mecanismos preventivos el acto delictivo. Hoy importa más que todo son las formas en como un autor se mueve inteligentemente para cometer el delito que realizarlo en sí y es debido a que solo si se descubre el método es más fácil discernir entre que acto encuadra mejor en el Código Penal.