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ESTADOS FINANCIEROS DE LA BANCA

Los tres elementos determinantes de todo análisis financiero son:


•Liquidez: capacidad para hacer frente a las demandas de fondos líquidos.
•Solvencia: calidad de los créditos y adecuación de los recursos propios
(endeudamiento).
•Rentabilidad: capacidad de generar ingresos/beneficios con los capitales aportados.

Dichos elementos presentan ciertas peculiaridades cuando se aplican a una entidad


financiera dada la singularidad del negocio bancario.

La liquidez se suele medir en relación con el exigible a la vista o vencido, pero esas
relaciones carecen de sentido en el caso de una entidad de crédito debido a que el
negocio bancario es por definición ilíquido (pasivos a la vista y activos a largo plazo).

Las especiales características de los activos y pasivos de la banca, mayoritariamente


instrumentos financieros, y el gran impacto de la morosidad, modifican el enfoque
tradicional de la solvencia, estableciéndose por el regulador ratios de solvencia basados
prioritariamente en la calidad de los fondos propios y secundariamente en el
apalancamiento.

La rentabilidad de una entidad de crédito está directamente relacionada con “plazo” y


“riesgo”, factores que afectan significativamente a la liquidez y a la solvencia. El
binomio rentabilidad-riesgo es la clave del negocio bancario.

La información incluida en el balance de una entidad de crédito permite analizar su


estructura de inversión y financiación, tanto en valores absolutos como en porcentajes.
Así, podemos comparar diferentes partidas relevantes del activo (cartera de negociación,
inversión crediticia…) con el total del activo; partidas destacadas del pasivo (depósitos,
valores emitidos, préstamos interbancarios recibidos) respecto al total del pasivo, y
magnitudes de activo y pasivo entre sí (por ejemplo los depósitos captados de clientes
sobre la inversión crediticia) y su evolución en el tiempo o en comparación con otra
entidad o con una media del sector.
Sin embargo, a diferencia de las empresas no financieras, la aplicación de las
tradicionales técnicas de análisis contable al balance de un banco tiene como principal
limitación la imposibilidad de calcular desde fuera del banco, y únicamente con la
información contenida en las cuentas anuales, los ratios más utilizados por el regulador
para controlar su solvencia, apalancamiento, endeudamiento, etc. Dichos ratios
incluyen, tanto en el numerador como en el denominador, ajustes sobre las partidas
incluidas en los estados financieros que sólo pueden realizarse con información interna.
La actividad de un banco está recogida en su balance en forma de variación en el
volumen de inversión crediticia, en el activo, y su comparación con la variación de los
depósitos captados de clientes u otros instrumentos de financiación, por el lado del
pasivo. En los bancos comerciales estas dos partidas representan con mucha diferencia
la mayor parte del total del activo y de la suma de patrimonio neto y pasivo.

De su análisis podemos sacar conclusiones sobre la mayor o menor actividad del banco
y sobre los recursos utilizados para poder financiar la concesión de créditos.

En la cuenta de resultados quedará reflejado el margen financiero o de intermediación.


Este margen es el derivado de la actividad consistente en tomar fondos de las unidades
de gasto con capacidad de financiación y conceder con ellos préstamos a las unidades
con necesidad de financiación. Su valor es equivalente a la diferencia entre los
productos y los costes financieros, y la estrategia de las entidades es conseguir el menor
coste por el dinero ajeno tomado y los mayores ingresos por los fondos prestados a
terceros.

La suma del margen de intermediación más las comisiones por servicios prestados
recibe el nombre de margen básico del negocio. La diferencia fundamental entre los
ingresos puramente bancarios y los procedentes de servicios prestados a la clientela está
en que estos últimos, al desarrollarse por cuenta de terceros, no afectan tan directamente
a la situación patrimonial de la entidad, mientras que en la intermediación financiera el
banco está asumiendo riesgos (sobre sus capitales propios y ajenos).

OPERATIVIDAD EN VENEZUELA
La banca en Venezuela está regida por la Ley de Bancos (Decreto con fuerza de ley
general de bancos y otras instituciones financieras, 2001). La cual define la
intermediación como:
Artículo 1.
La actividad de intermediación financiera consiste en la captación de recursos, incluidas
las operaciones de mesa de dinero, con la finalidad de otorgar créditos o
financiamientos, e inversiones en valores; y sólo podrá ser realizada por los bancos,
entidades de ahorro y préstamo y demás instituciones financieras reguladas por este
Decreto Ley.

Artículo 2.

Se rigen por este Decreto Ley los bancos universales, bancos comerciales, bancos
hipotecarios, bancos de inversión, bancos de desarrollo, bancos de segundo piso,
arrendadoras financieras, fondos del mercado monetario, entidades de ahorro y
préstamo, casas de cambio, grupos financieros, operadores cambiarios fronterizos; así
como las empresas emisoras y operadoras de tarjeta de crédito. Asimismo, estarán bajo
la inspección, supervisión, vigilancia, regulación y control de la Superintendencia de
Bancos y Otras Instalaciones Financieras las sociedades de garantía recíprocas y los
fondos nacionales de garantías recíprocas.

Esta ley fue desarrollada a partir de la experiencia surgida de la crisis bancaria de 1994,
e introduce elementos novedosos que se encuentran descritos en la Exposición de
Motivos de la Ley.

La Superintendencia de Bancos (Sudeban) ofrece publicaciones periódicas del


desempeño del sector bancario. Resulta indiscutible que la contabilidad bancaria es de
suma importancia para las compañías y si estas son bancos o instituciones financieras,
cuya situación financiera y económica debe ser conocida por un sistema de personas o
componentes del público en general, analistas financieros, medios de comunicación y
especializados, su importancia es aún mayor. Esto es obviamente por el carácter de
servicio contenido en el objeto social de las instituciones, que utilizan los recursos de
terceros para colocarlos en otros tantos bajo su responsabilidad. Son pocos los países en
el mundo cuya legislación obliga a los bancos y a las instituciones financieras a revelar
sus estados financieros mediante una metodología uniforme de registro contable, a
través de los cuales se refleja la situación y resultado de su gestión, utilizando un
instrumento para el análisis de la información facilitando las decisiones de
administradores y propietarios; así como el público depositante, usuarios de servicios
financieros y otras partes interesadas.

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