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Lourdes Méndez
eventos, las formas de expresión artística ocupan un lugar central. Músicas, artes
la riqueza y diversidad de las artes creadas por artistas del Africa subsahariana.
Podría seguir escribiendo en estos términos sobre las artes y artistas del Africa negra
que llegan hasta Europa, pero no lo haré porque equivaldría a pasar por alto los
han visto, y se ven, sometidas. No lo haré porque equivaldría a obviar que, en los
estéticas formalistas que hacen abstracción, entre otras cosas, de la incidencia del
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sexo y de la etnicidad en el grado de reconocimiento social alcanzado por artistas y
artistas del Africa subsahariana ocupan un lugar liminal en los mundos del arte
artistas de los países del Africa subsahariana tanto a nivel local como global. Los
producción artística local. Esta ubicación en lo local será útil para entender por qué
artes y artistas del Africa subsahariana de hoy en día son escasamente visibles en un
mundo del arte 'global' que, ¿hace falta recordarlo?, está dominado por especialistas
viajan por todo el planeta en busca de nuevos valores, también lo es que su sede
se organizan las exposiciones mundiales de arte y donde han florecido en los últimos
años galerías especializadas en 'arte africano'. Igualmente cierto es que ese corpus
motivos, si deseamos aunque sólo sea vislumbrar cómo funciona el entramado del
poder, del sexo y de la etnicidad en los mundos del arte contemporáneo, debemos
pensar conjuntamente los efectos del colonialismo y del post-colonialismo sobre los
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contextos locales africanos tradicionales y modernos; la posición que en ellos y en la
marco del arte 'global'. Además de realizar ese esfuerzo de articulación, conviene no
obras de arte, debemos tener muy en cuenta que ese objeto que denominamos 'de
arte' circula socialmente arropado por discursos autorizados que atañen tanto al
veinte Estados constituidos como tales tras las luchas por la independencia; decenas
historia reciente de cada uno de esos países, de esos grupos étnicos y de sus
culturas, de sus mujeres y hombres, se ha ido tejiendo al hilo de los efectos ideales y
materiales del colonialismo y del post-colonialismo. A finales del siglo XIX, las
países como Francia, Bélgica, Inglaterra, Portugal o España -la lista no es exhaustiva-
se habían adueñado de Africa repartiéndosela tras cruentas luchas entre ellos, y tras
cruentas luchas contra autóctonos que defendían sus derechos. Congo 'belga';
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poblaciones autóctonas sufrirán las consecuencias de la expansión y el dominio
europeo en todos los ámbitos, incluido el del arte. Mayoritariamente, los países que
década de los sesenta, salvo excepciones como Zimbawe, Mozambique o Angola que
colonial sino que ha suscitado nuevos problemas al tener que concurrir (por ejemplo a
también se dejaron sentir sobre las artes autóctonas. Numerosas culturas africanas
y produciendo nuevos objetos. Este proceso fue rápidamente percibido como prueba
occidental distinguió entre los objetos 'falsos', sin cualidades estéticas y de escaso
un auge sin precedentes. Este proceso remite a una de las bases que sustenta la
tradición estética occidental que divide los objetos en cuatro categorías, 'arte',
'cultura', 'no-arte' y 'no-cultura'. 'Arte' designa a las obras originales y singulares que
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(Clifford, 1995). Estas cuatro categorías remiten a objetos, pero también a
(museos), a mercados (el del arte) y a productores (los y las artistas). Todas ellas
tejen las jerarquías entre artistas y artes primero designadas desde Occidente como
'primitvas' y, posteriormente, como 'étnicas'; y artistas y obras sin - por así decirlo -
coletilla clasificatoria ajena a lo artístico. Como iremos viendo, cuando artistas del
artista 'primitivo', junto con las marcas del sexo y de la etnicidad, serán a menudo
subsahariana de hoy en día parten así de una posición predefinida que condicionará
Para acotar los efectos prácticos del colonialismo sobre artes y artistas del
1994; Caruana, 1994). Los puntos clave de dicho proceso - incorporación de nuevos
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artística sino también a quienes las crean, es decir a hombres y mujeres, la que
Democrática del Congo (ex- Zaire, ex-Congo belga) ha atravesado cuatro fases y en
todas ellas es patente el peso de la colonización (Cornet, 1992). Las dos primeras
formal del arte en escuelas en las que se pretendía que los autóctonos "guardasen
las orientaciones concebidas como típicamente africanas" (Cornet, 1992: 71). Este
objetivo respondía al supuesto de que los colonos blancos que las fundaron "creían
coloniales, en una tercera fase los alumnos de esas escuelas "se pusieron a escrutar
libros de historia del arte buscando escuelas o autores modernos que les parecían
válidos para sus propias expresiones. Es (...) la fase más decisiva de la aventura,
pero también la que suscita más reticencias hoy por parte de los críticos de arte"
del Congo, coincidiría con el auge del arte popular, con la boga del arte naïf y con la
aparición de una clientela local e internacional para esas obras. Si artistas del Congo
belga de la década de los años veinte como Lubaki o Djilatendo representaron para
las sociedades europeas los albores del conocimiento del arte pictórico africano sobre
lienzo, los artistas formados en las escuelas de arte o en los talleres coloniales de
abren "a otra tradición cultural. Para ellos, la realidad orgánica de la modernidad se
colonialismo" (Mudimbe, 1992: 500). Esta apertura incidirá en las opciones plásticas
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tradición y de la modernidad los que aquí me interesan ya que, como señala
internacional y han sido creadas por artistas que han recibido una formación; mientras
que las 'populares', creadas por artistas autodidactas, están destinadas a un mercado
local y las adquieren las clases populares. Si los artistas 'tradicionales' recuperan
colonización; los 'modernos' quieren crear una nueva estética, pero ambos proyectos
son compatibles. Y lo son porque estos artistas, retomen la tradición o no, reflejan las
nuevas formas de vida y evalúan "las herramientas, medios y fines del arte en el seno
recientes, influencias y modas, que llegan del exterior" (Mudimbe, 1992: 491). El
radical del contexto social, político y económico en el que están inmersos los artistas.
plasmarán en su arte "la necesidad de decir e ilustrar algo nuevo (...) de expresar la
nueva conciencia que emerge (...) son artistas (...) hijos de dos tradiciones, de dos
de los dioses" (: 505-506). Así, a partir de los años setenta algunos artistas africanos
que, al parecer, la mirada occidental espera encontrar en ellos y en sus obras. Ciertos
europeos, declaraba en 1970 el artista senegalés Iba N' Diaye "en busca de
505). A lo que N' Diaye aludía -y no será el único- es a la vigencia de una ideología
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primitivista que sigue mediatizando la inscripción en los mundos del arte
Si hasta aquí sólo me he referido al proceso que se refleja en las cuatro fases
que globalmente han afectado a diferentes generaciones de artistas del Africa del
igual que el de ellos, es producto de las posiciones sociales que como mujeres u
hombres ocupaban en las sociedades tradicionales y de las que han ido ocupando en
las sociedades modernas. En el caso de las mujeres, los efectos conjugados del
su tardía incorporación al terreno artístico. Es bien sabido que las relaciones sociales
entre los sexos y la construcción social del sexo y del género difieren de país en
pesar de que la situación de subordinación social, política y económica vivida por las
tabla rasa de las específicas maneras en que cada cultura, a lo largo de su historia,
piensa los significados del 'ser hombre' y del 'ser mujer' y configura el tipo de
género no es sinónimo de mujer y para optar, dada la facilidad con la que se sigue
cayendo en ese error, por utilizar la noción de 'relaciones sociales entre los sexos',
Al contrario que para los hombres, para las mujeres del Africa subsahariana no
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respectivos países el que marcó una gran diferencia en su situación social, sino unos
años ochenta parcialmente ocupados por lo que la ONU designó como la década de
se había realizado y lo que quedaba pendiente, siendo esta última parte la más
abultada del informe. A pesar de lo que quedaba por hacer, a lo largo de los ochenta
mujeres hacia las ciudades, y una creciente preocupación por parte de los Estados
africanos por imponer una paridad entre niños y niñas a la hora de escolarizarles.
Ambas cuestiones son de especial relevancia para nuestro tema por dos motivos.
permitirán verificar que los valores que estructuraban las relaciones sociales entre los
sexos en las sociedades tradicionales del Africa subsahariana, los roles, funciones y
constituido por las mujeres del Africa negra ha ocupado diferentes posiciones desde
esta manera, nos ofrece, primero, una clara panorámica sobre la situación de las
sexual del trabajo entre ambos sexos, tanto en las sociedades matrilineales como en
las patrilineales, tanto en los trabajos agrícolas y domésticos como en los artísticos.
doméstico, han sido las artesanas de lo cotidiano: alfarería, cestería, hilado formaron
parte del lote, a veces tejedoras (actividad no obstante sobre todo masculina en
Africa del Oeste) (...), la casi totalidad de los artesanos "de lujo", servidores de los
grandes jefes (...) escultores (....) fabricantes de máscaras y de estatuas con fines
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religiosos (....), fueron hombres" (Coquery-Vidrovitch, 1994:347). Así nos topamos con
una primera realidad en lo que concierne a los objetos creados por las mujeres en
estético despertado por esculturas y máscaras entre los artistas europeos de las
primeras vanguardias, interés que los metamorfoseó en arte a los ojos occidentales y
que dió lugar a la elaboración de las categorías canónicas que servirán para
debate que tiene como corolario la idea de que quienes en ellas creaban
poder hablar con propiedad, desde Occidente, de arte, de obra de arte y de artista-
hay que destacar que en el contexto de la tradición eran los hombres quienes
producían objetos de especial relevancia cultural a nivel simbólico y ritual. Este dato
artesanos 'de lujo', las mujeres no eran consideradas como tales y así lo han
confirmado los trabajos de campo que, sobre artes y artistas chokwe, hausa, ashanti,
gola, yoruba o fang, se realizaron en los años cincuenta y sesenta (D' Azevedo,
empieza a elaborar la figura del artista 'tradicional', figura en la que las mujeres tienen
escasa cabida. Sólo existiría un caso etnohistórico documentado sobre una tradición
artística exclusiva de las mujeres " el de la pintura de las casas en los alrededores de
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Esta primera realidad descrita sintetiza la desigual posición de hombres y
se refiere y de lo que ahora se trata es de ver qué sucederá con las mujeres en ese
terreno a lo largo de la colonización. De las cuatro fases por las que, como hemos
visto, atravesaron grosso modo generaciones de artistas africanos del siglo XX, las
mujeres sólo se vieron afectadas por la primera: la del acceso a nuevos materiales,
relevancia. En la actualidad dicho país es, en términos comparativos, uno de los que
ostenta una menor tasa de analfabetismo aunque éste no sea paritario entre ambos
de bachiller y escasas eran las que dominaban el francés. Para entender ésto hay
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tejer, las mujeres de este país se encontraron llegada la independencia con una difícil
circuito colonial (...) Ochenta años de escuela sólo habían generado unos centenares
de escuelas domésticas y... una mujer profesora asociada de Universidad (...) Las
Africanas han sido tratadas por omisión, lo que explica su marginalidad profesional y
artistas africanas, primero, en el terreno del arte local tanto durante la colonización
artistas y en las que no hubo alumnas, fueron las impulsoras de exposiciones y las
dinamizadoras, desde principios de los sesenta, del consumo local de obras creadas
Gallery fundados en 1957 para dar cabida e impusar el talento de los artesanos
shona. Lo mismo le sucedió a Twins Seven Seven, artista yoruba nacido en Nigeria
ausencia de mujeres en dichas escuelas es sin duda una de las causas que explica
su escasa presencia en los circuitos locales, circuitos que es necesario ocupar antes
internacional. Si en términos generales los artistas africanos son escasos en él, aún lo
son más las artistas al partir éstas de la posición de desigualdad descrita. Además, si
logran acceder a los circuitos internacionales, las artistas tendrán que combatir no
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sólo como sus colegas hombres contra los estereotipos occidentales sobre artes y
artistas africanos, sino también contra los estereotipos sobre La Mujer Africana.
Las cuestiones hasta aquí expuestas muestran que los tránsitos de la tradición
a la modernidad vividos por artes y gentes del Africa subsahariana están localmente
occidentales a ciertos objetos creados por hombres yoruba, shona o de otros grupos
postcoloniales.
reciente. Desde principios del siglo XX dichos objetos ( y a menudo sus hacedores),
integraron las colecciones de los museos etnográficos. Otros pasaron a formar parte,
con ocasión de la que fue la última Exposición Colonial, museo al que volveremos a
referirnos. Las grandes expediciones que desde los años veinte atravesaron con
científica travesía entre Dakar y Djibouti iniciada en 1930 bajo la dirección del
antropólogo Marcel Griaule), contribuyeron a hacer llegar a Europa objetos ' primitivos
hausa y mande, el comercio local de arte como mínimo en Africa del oeste (Steiner,
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1995); a fomentar la reproducción de objetos 'tradicionales' con fines de exportación;
y a forjar el imaginario colonial europeo sobre Africa y los africanos. Dicho imaginario
que como todo constructo social posee un carácter dinámico se difundirá, en lo que a
sus artes y artistas se refiere, a través de discursos culturales que utilizarán como
mismo, producto del trabajo de antropólogos e historiadores del arte. Los efectos
configuran los entramados de poder en los que se mueven artes y artistas del Africa
subsahariana cuando circulan por Occidente, entramados en los que son centrales el
sexo y la etnicidad.
Desde finales de los ochenta, sin duda como consecuencias de los discursos
sobre la mundialización y de la idea de que el mundo es una 'aldea global' por la que,
nos dicen, todas y todos nos movemos con igual libertad, asistimos a nuevas
este contexto en el que surgen dos nuevos problemas que se añaden a los hasta aquí
mencionados. El de los criterios que hay que utilizar para decidir si una obra es
consagran como tal. Requisito previo, indispensable para obtener ese estatus, que
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el/la artista y sus obras consigan llegar a los circuitos internacionales, dándose a
remite a dos hechos habitualmente silenciados. Primer hecho: que los artistas
Segundo hecho: que dicha ruptura significó la consolidación del artista moderno como
un 'genio' incomprendido por crear obras que transgredían de tal manera las
apreciación estética para poder acceder a ellas. Así las cosas, los y las artistas del
nuestra modernidad artística. A estos dos obstáculos hay que añadirle otro aún
mayor. En tanto que africanos, ni ellos, ni ellas, ni sus culturas, han dejado de ser un
objeto fantasmático para Occidente. Así, desde mediados de los sesenta, diferentes
modernidad, volverán su mirada tanto hacia los objetos, como hacia las prácticas
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postmodernas) del 'primitivo' y de algunas de sus prácticas culturales tradicionales
(Méndez, 1998).
"cuando se expone el arte de los otros, se debe también aceptar que no sólo el arte,
sino las estructuras mentales que la fundan, sean completamente diferentes de las
nuestras" (Martin, 1997:230). Situar el origen de la diferencia entre sus artes y las
posición que en él ocupan las artistas mujeres. Puestos a elucubrar, podríamos seguir
sobre quienes históricamente han sido considerados como diferentes y tratados como
mundiales de arte.
hay jerarquías, sólo arte, artistas y procesos creativos. Ambas exposiciones reunieron
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a artistas de los cinco continentes y se desarrollaron en Europa, la primera en París
en 1989 y la segunda en Madrid en 1995, pero ahí acaban las similitudes. El ejemplo
pionero de selección global del arte culminó en 1989 en París con Magiciens de la
Terre, primera exposición mundial que pretendía borrar las diferencias subsistentes
primitivista se hará cada vez más visible porque no basta con colocar juntos a artistas
y obras occidentales y no occidentales para que, nunca mejor dicho, todo cambie
como por arte de magia en el mundo del arte global. Magiciens de la Terre fue
concebida por el director del Museo Nacional de Arte Moderno de París (MNAM) con
resultado fue una exposición orquestada según las pautas occidentales en la que se
significativo de percepción ante esas artes y artistas. Nada indica que, ante los ojos
contemporaneidad. Nada permite pensar que se hayan anulado las jerarquías por el
renacimiento del mito de la identidad única y singular del artista, y del mito de la
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autonomía del arte dentro de un medio social tomado en su conjunto. Lo 'local' en el
1989: 101). Si algo ha variado a lo largo del tiempo, no es la centralidad del arte
especialistas aceptan o no como obra de arte, sino ciertos intereses sociales, políticos
Magiciens... fue una exposición que, como todas, se basaba en criterios selectivos.
Que en ella figurasen obras de artistas del Africa subsahariana tendría que haber
trabajaban en algún país del Africa subsahariana, dos eran mujeres y la mayoría
superaba los cuarenta y cinco años. El catálogo de Magiciens... nos informa de que
del Africa tropical: la de la fabricación de máscaras 'Ijele' ", se le pidió que hiciera una.
Otros dos nigerianos, Chief Mark Unya y Nathan Emeden, crearon máscaras en las
que "al lado de los motivos clásicos, la obra se abre cada vez más a elementos
un artesano y que sus esculturas están "muy influenciadas por la tradición oral". Estos
Esther Mahlangu, n´debele de Africa del Sur puesto que ella "perpetúa la tradición (de
pinturas murales) y acaba de realizar para la exposición esta pintura mural". No cabe
fijarse en esa forma de expresión artística, específica de las n' debele y que, como
hemos visto, ya había despertado el interés occidental a principios del siglo XIX. Pero
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podemos preguntarnos por qué Esther Mahlangu y no otra muralista. ¿Quizás por su
"familiaridad, desde hace muchos años con la jet set" ? (Deliry-Antheaume, 1997: I).
configuración de los terrenos artísticos locales del Africa post-colonial. Así mismo no
hay que olvidar que al igual que los globales, los circuitos locales también son
jerárquicos y el control que sobre ellos ejercen determinados grupos étnicos africanos
(Werner, 1997) es un dato a tener en cuenta para entender tanto la notoriedad local
extiende por toda la región de Casamance" y que exhibe en el mercado local "sus
salvedades que nos devuelven al país que nos está sirviendo de hilo conductor
arte 'popular' en lo que en 1989 todavía era el Zaire presentó una obra "emparentada
con la técnica del comic", mientras que el también zaireño Bodys Isek Kingelez
descrita ya que ilustra hasta qué punto jugará en ella un papel el haber expuesto en
Magiciens.... Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que voy a
referirme a dos que sintetizan una forma de retroalimentación entre lo local y lo global
Cahiers Du Musée National D' Art Moderne, dedicado a Magiciens... , muestra el taller
de Chéri Samba. Frente a él, un grupo de gente mira y parece esperar algo. El artista
ha cubierto la fachada con su autorretrato, con obras suyas y con una pancarta en la
que invita a ver sus nuevas obras "antes de su viaje hacia París en abril de 1989
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1991, nueva fotografía del taller de Chéri Samba. Pintada la fachada en blanco y azul,
firmar un contrato con una galería parisina, acceder a una estabilidad financiera y no
trayectoria ascendente de este u otros artistas cuyas obras se han revalorizado hasta
el punto de no ser accesibles en los circuitos locales. Sus obras, etiquetadas como
ADEIAO, asociación que, en el seno del Museo de Artes de Africa y Oceanía (MAAO)
se interesaba por el arte actual en Africa y Oceanía y deseaba acercar a sus artistas y
obras al público occidental. Para ello organizarán exposiciones pero sobre todo
comprarán obra con el fin de crear el núcleo de una colección de arte contemporáneo
que era un año especialmente propicio, la ADEIAO solicita que se cree la sección de
arte contemporáneo en el MAAO y ofrece las obras adquiridas. Tal y como consta en
les responde que como "se trata de culturas en plena mutación, apenas emergentes",
se recomienda mantener las obras en la asociación "sin que ésto sea óbice para que,
tras selección, algunas de ellas entren en el museo". Claro que no dicen ni cuando
entrarán, ni quién tendrá que seleccionarlas, como tampoco explican qué significa eso
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de "culturas en plena mutación, apenas emergentes", ni lo que dichas características
tendrían que ver con el arte contemporáneo. Esa frase es producto de la creencia de
que "Occidente (...) es el único capaz de asimilar una cultura ajena sin cesar de ser él
mismo" (Cámara, 1994:48) y, como parte del discurso dominante sobre el arte,
evidencia que salvo la etiqueta de contemporáneas las artes africanas "han conocido
del sur" (:50). Contrariamente a quienes fueron seleccionados para Magiciens..., los
siete artistas y las tres artistas cuyas obras formaban parte de la colección ADEIAO
occidentales sobre artes y artistas africanos, como a dificultar que las obras tengan la
posibilidad de ser reconocidas como contemporáneas. Habrá que esperar hasta 1995
mundial de arte que tuvo lugar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
(MNCARS). En ella volveremos a encontrar a Bodys Isek Kingelez, pero sólo a él. Ni
Esther Mahlangu, ni Seni Camara, ni Chéri Samba, ni ningún otro de los dieciseis
Ojeando el catálogo de Cocido y Crudo se constata que su eje central son las
fue un fracaso porque "para presentar una experiencia de arte 'auténtica' se reducía
todo proceso creativo a una especie de celebración vaga del espíritu humano, donde
sus cofrades más 'genuinos' (léase primitivos)" (1995: 44). Según Cameron, el
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rotundo fracaso de Magiciens... tuvo la ventaja de dejar "obsoletas ciertas maneras
dicotomía occidental de crudo frente a cocido (...) que se podía indicar mediante un
étnica, ni el sexo, la raza o la opción sexual de los y las artistas fuesen "centrales en
el significado de su obra" (: 47). Pretendía hacer emerger la idea de que "el arte
interesante siempre consigue ser local y universal a la vez" (: 47). Así, el concepto-
guía de esta exposición era diferente del de Magiciens..., pero quedaba por hacer lo
recurrió para ello a antropólogos y etnógrafos. Su punto de partida para elegir a los
cincuenta y cuatro artistas que participaron en Cocido y Crudo fueron las diversas
Cameron descubre que "los artistas que han empezado a despuntar en la era que
podríamos llamar pos-Magiciens han hecho del enfoque crítico de la historia uno de
refiere, a sus obras, e incluso parece haber encontrado algo más puesto que alude a
algo que se asemeja a un incipiente movimiento artístico que los enmarcaría: el 'arte
real'. Esta noción le sirvió para denominar "obras que exploran una panoplia de
adoptados por artistas que podrían no tener ninguna noticia de la producción ajena" (:
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55). Los y las artistas que intervinieron en Cocido y Crudo fueron seleccionados
país en el que ya había expuesto. Cameron no oculta esto y agradece que "la cadena
que se forja nuestra idea actual del arte" (: 60). Sin falacias, el comisario admite que
si es consciente de que además "son los únicos que interesan a los entendidos, al
mercado internacional y a las grandes instituciones culturales" y que su arte "es, hoy
en día, el nuevo arte establecido" (Moulin, 1992: 364). En Cocido y Crudo se quiso
exponer y cuáles excluir. Simplemente tomó como punto de partida a artistas y obras
los mecanismos que rigen los mundos del arte contemporáneo. Ambas exposiciones
se empeñaran en ello.
Conclusión
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Han pasado diez años desde Magiciens..., y cuatro nos separan de Cocido y
Crudo, temporalidad suficiente para preguntarnos si, desde entonces, han variado las
Poder, que mostraba 2.500 años de arte de Nigeria. ¿Qué especialista occidental
osaría hacer lo propio con el arte de Francia, Italia o España? Ninguno. En el catálogo
de la exposición se puede leer que "los artistas africanos tienen una visión preliminar
invención de las formas (es) producto de una imaginación sin trabas" (Costa Romero,
presentes. Todo parece indicar que los mundos del arte contemporáneo siguen sin
querer escuchar a Seni Camara cuando interrogada sobre su quehacer artístico decía
Tokoudagba para quien el arte "es un trabajo hecho a mano por sí mismo sin haberlo
aprendido de nadie" (:243); ni a Nathan Emedem que define el arte como "una
piensan a sí mismos, al igual que muchos artistas occidentales del siglo XX, en
términos de don, destino o vocación (Méndez, 1995) y sin embargo, sus voces no son
oidas. Con los datos hasta aquí barajados, y con otros disponibles desde hace años
(Nochlin, 1973; Suherland & Nochlin, 1984), si quisieramos saber quiénes son los
minorizados en los mundos del arte contemporáneo tendríamos que responder que
los y las artistas que pertenecen a grupos étnicos que han sido primitivizados a lo
todos "aquellos que no se conforman (...) con la definición heredada, contestada pero
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(Moulin, 1992: 267) ya sea en función de su sexo, de su pertenencia étnica o de su
posición de clase.
tendríamos que insistir en que son sus discursos los que socialmente crean al creador
categorías que crean instituciones y usan los media que ilustran, soportan, confirman
como 'tradicionales' o bien como 'aculturados'; los y las artistas actuales del Africa
subsahariana y sus obras ocupan en los mundos del arte internacional de finales del
siglo XX un lugar ambiguo y liminal. "Nadie nos puede prohibir aprovechar lo mejor de
1994:51). Las palabras de este artista senegalés figuran en el catálogo Otro País.
menos, al igual que sus obras y las de otros artistas de Africa, están ahí y se exhiben
palabras, artistas y obras dejen de ocupar lugares liminales en los mundos del arte
hoy por hoy, la esperanza (al menos para artes y artistas del Africa subsahariana) la
encarne Okwui Enwezor, crítico de arte nigeriano, curator del Art Institute of Chicago,
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cuestiones aquí abordadas, ni una empatía con los artistas africanos, cabe esperar
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