Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lourdes Méndez
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
Publicado en 2006 en: Muñoz González, B. & López García, J. (coords.) Cuerpo y
medicina. Textos y contextos culturales (pp. 113- 137). Cicon. Cáceres.
“ En verdad, el hombre es, como la mujer, una carne (...,) cada uno vive a
singularidades que distinguen a los seres humanos. (...). En los dos sexos se
transcendencia; los dos están roídos por el tiempo, acechados por la muerte”
obras visuales occidentales de finales del siglo XX. Como iremos viendo, desde
principios de la década de los noventa del siglo XX, las reflexiones sobre la identidad
humana; sobre los poderes, placeres y peligros que para las personas posee su cuerpo
las nuevas tecnologías en las formas de pensar la naturaleza humana; sobre las
con las que se siente a disgusto, se han expresado con tal fuerza y redundancia en el
campo del arte que no podemos interpretarlas como resultado de una dinámica
exclusivamente interna al mismo. Porque, a mi entender, la autonomía de dicho campo
ocasiones, al uso de las nuevas tecnologías para expresar visualmente muy diversas
sujeto social “artista” y a su quehacer; a lo largo de estas páginas intentaré mostrar las
cuerpo en las sociedades occidentales; el eco que en el campo del arte alcanzarán los
ciertas obras visuales y exposiciones de la década de los noventa del siglo XX que han
soporte elegido por el o la artista, fuera cual fuera el tratamiento formal de la obra, se
lugar central. Un lugar central desde el que éste examinaba el mundo y, dentro de él, su
propia identidad, tanto con relación a sí mismo como sujeto al que se había dotado
suya, como con relación al vínculo social que a través de ella establecía con los demás.
Para examinar ese complejo entramado tomaré como referente algunas obras
realizadas por artistas mujeres que se declaran interpeladas por el feminismo 1 y que,
comunes” del enfoque posmoderno. Así mismo, tendré en cuenta las interacciones entre
1
Para una panorámica de las relaciones entre arte y feminismo ver: Reckitt, H. & Phelan, P. (2001): Art and Feminism,
London, Phaidon.
la actual redefinición del arte contemporáneo y la de la identidad del (la) artista 2 y de las
que a menudo desconoce las claves del arte contemporáneo y que no renuncia a la
abordar son, al igual que en décadas anteriores3, tanto artísticas como teóricas y
políticas, voy a rastrear su historicidad para, acto seguido, dar cuenta de las
sexual. Pero esas “otras” narrativas ya estaban presentes en los setenta, momento en el
segunda ola de los movimientos feministas. Esas luchas políticas feministas hicieron
posible que las mujeres occidentales nos incorporáramos masivamente a todos los
nuestras sociedades significaba ser hombre o ser mujer. Porque no nos encontramos
3
Parker, R. & Pollock, G. (1987): Framing Feminism. Art and the Women´s Movement 1970-1985, London, Pandora.
de la inestabilidad de las identidades de sexo/género y de orientación sexual en las artes
visuales de los noventa a la luz de los implícitos que, sobre el arte y los y las artistas,
comunes” cuyo contenido hay que examinar. Para Aristóteles los “lugares comunes”
eran nociones con las que se argumentaba pero sobre las cuales no se argumentaba.
histórica singular haciendo que resulten irreconocibles como tales particularismos (...)
impacto de esos “lugares comunes” sobre los foros artísticos, unido a la emergencia,
difusión y éxito de la teoría queer en el campo del arte, han contribuido a hacer más
médicamente. Tres temáticas que no son nuevas 6, pero que adquirieron novedosas
dimensiones a lo largo de la última década del siglo XX. Porque las temáticas no son
totalmente novedosas -y antes de enunciar esos “lugares comunes” hoy tan de moda-,
conviene recordar ciertos hechos teóricos, políticos y artísticos acontecidos en los años
4
Bourdieu, P. & Wacquant, L. (2001): Las argucias de la razón imperialista, Barcelona, Paidós Asterísco nº 6.
5
Bourdieu, P. & Wacquant, L. (2001): op. cit. p. 8.
6
Cooper, E. (1986): The Sexual Perspective. Homosexuality and Art in the Last 100 Years in the West, London,
Routledge.
a) Recordando algunos hitos teóricos y políticos feministas
ocupamos en lo social una posición de inferioridad con respecto a los hombres como
consecuencia de nuestra naturaleza. Aunque esa distinción analítica fue importante para
diferentes sociedades, rápidamente surgieron otros problemas que había que resolver si
dimensiones, el uso y el abuso del concepto de género8; las reflexiones sobre cómo se
realizadas desde mediados de unos años ochenta en los que se aceptó que categorías
problemáticas abordadas fueron muy variadas, las sexualidades y las relaciones entre las
8
Scott, J. (1990): “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, Alemang,.. & Nash, M. (eds) Historia y
género: las mujeres en la Europa moderna y contemporánea, Valencia, Alfons el Magnanim.
para autoras feministas que, ya en los noventa, se acercarán a ellas desde unas ciencias
se sustentase sobre una hipotética identidad de género compartida por todas. Los
descripción de lo que hacen las mujeres, sino a cómo se organizan estructuralmente las
relaciones sociales entre los sexos; para insistir en que dichas relaciones son de poder y
se configuran de un modo específico en cada cultura; y para indicar que las relaciones
sociales entre los sexos se inscriben en el seno de las otras relaciones de poder entre
clases sociales, entre grupos étnicos, que estructuran lo social y que, a su vez,
histórico y en cada cultura. Si algo aportaron los procesos de revisión y crítica de esos
años ese algo no fue simplemente el rendirse ante la evidencia de que las mujeres somos
plurales, sino el afirmar que la etnicidad y la clase social no son identidades que se
feministas interesadas por el análisis del impacto de los procesos de colonización sobre
las relaciones sociales entre los sexos anteriores a la colonización y por la configuración
esto sucedía, teóricas lesbianas y teóricos gay llevaron a cabo -desde diferentes
posiciones y en general siguiendo los planteamientos foucaultianos- un trabajo de
(literalmente, maricón, bollera y, por extensión, todo lo que está fuera de la norma
análisis del mundo de las Drag Queen10, resultará especialmente atractiva para aquellos
artistas interesados por el cuerpo y la identidad sexual puesto que, con el objetivo de
expresión artística. Para Butler, que hace suyas las principales premisas del enfoque
las teorías feministas de las décadas anteriores preguntándose cómo prácticas sexuales
las preguntas qué es un hombre y qué es una mujer. Para la filósofa “la postura de que el
género es preformativo intentaba mostrar que lo que consideramos una esencia interna
del género se fabrica mediante un conjunto sostenido de actos, postulados por medio de
la estilización del cuerpo basada en el género. De esta manera se muestra que lo que
hemos tomado como un rasgo “interno” de nosotros mismos es algo que anticipamos y
9
Butler J. (2001): El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, Barcelona, Paidós/UNAM/PUEG.
(1ª ed. ing. 1990).
10
Existe un estudio anterior al de Butler – y al que esta hace referencia y en el que se apoya- centrado en el
travestismo en USA y llevado a cabo por la antropóloga Esther Newton. Se trata de Mother Camp: Female
Impersonators in America (1972), Chicago, The University of Chicago Press.
11
Butler, J. (2001): op. cit. pp. 15-16
Así, para la teoría queer, la identidad de género sería el resultado de la repetición
de legitimidad “a los cuerpos que han sido vistos como falsos, irreales e ininteligibles.
El travestismo es un ejemplo (...,) (que expone) lo tenue de la “realidad” del género a fin
de contrarrestar la violencia que ejercen las normas del género” 12. Como la propia
Rubin13 según la cual la sexualidad debe analizarse diferenciándola del género a pesar
cual cada sexo posee una forma específica de sexualidad. Para Butler, la
performatividad de género “no es un acto único, sino una repetición y un ritual que
cierto punto, como una duración temporal sostenida temporalmente” 14, y la filósofa
reconoce, no fue consciente a la hora de redactar su libro pero que deja patente en su
12
Butler, J. (2001): op. cit. p. 23
13
Rubin, G. (1989): “Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad”, en: Vance, C. S.
(comp.), Placer y Peligro, Madrid, Revolución. Este planteamiento de Rubin modifica el que sostuvo en su célebre
artículo “The Traffic in women...”, publicado en 1975, y en el definió el sistema de sexo/género.
14
Butler, J. op. cit. p. 15.
15
Bourdieu, P. (1980): Le sens pratique, Paris, Minuit.
16
Pierre Bourdieu retoma la noción de habitus, para reelaborarla, del artículo de Marcel Mauss “Les techniques du
corps” publicado por vez primera en 1936 en el Journal de Psychologie, XXXII nº 3-4.
sistema de reglas referidas al cuerpo que incluye esquemas de pensamiento, de
grupo social. Esas reglas se caracterizan porque nunca se expresan socialmente de una
manera sistemática, completa, racional y porque son las que organizan de una manera
implícita las relaciones que mantenemos con nuestros cuerpos y con los de los demás.
El sociólogo y antropólogo francés insistió en que las prácticas que tienen como objeto
socialmente dominantes sobre el cuerpo ya que "además de todos los veredictos sociales
directamente aplicados al cuerpo (...). Son todos los esquemas y todas las realizaciones
divididos en masculinos o femeninos, ricos -de lujo- o pobres, etc, los que hablan
directamente al cuerpo (...) modelando una relación al cuerpo, ver la experiencia del
carácter estructural de unos habitus corporales que cada sujeto, atravesado por su
puede incorporar de forma diferencial sin que eso anule su carácter estructural, ni de
cara a las relaciones sociales dominantes en una determinada sociedad –entre sexos,
individuo. Así mismo, la teoría de Butler “se deshace prematuramente del cuerpo y de la
inscripción que hacen que las performances “pasen” como naturales o no” 18. A pesar de
17
Bourdieu, P. op. cit. P. 122. Nota 10.
18
Preciado, B. (2002): Manifiesto contra-sexual, Madrid, Opera Prima. p.74. Esta autora señala que sería posible
argumentar una relación estructural entre la noción de Butler de performance y el uso de la performance como
instrumento político en el body art y en el feminismo de los setenta.
performatividad de género ha alcanzado un éxito notable convirtiéndose en uno de los
“lugares comunes” del enfoque posmoderno de los que hablaré a continuación. Desde
mi punto de vista este éxito ha sido posible en dicho campo, y no en otros, por dos
motivos. Porque los y las artistas pueden, gracias a él, renovar algunas de las ideas que
sustentaron a las performances y al body art en los años setenta; y porque el campo del
que anula –o puede llegar a anular- las dimensiones socio-políticas de la misma. Dicho
más llanamente, mientras que en el campo del arte un o una artista puede hoy en día
nuevas representaciones visuales sobre el mismo; es poco probable que María José XX
o José María XY puedan hacer lo propio –sin ser estigmatizados- en, por poner un
estuvieran mediatizadas por los estereotipos dominantes, incluidos los vehiculados por
para crear obras en las que plasmarán inquietudes sobre el cuerpo y el individuo. Obras
que desestabilizarán las certezas colectivamente interiorizadas sobre la encarnación en
corporales para obtener el cuerpo y la identidad soñada; las huellas dejadas en lo social
por las luchas feministas; el eco alcanzado por las teorizaciones feministas,
cibertecnologías y el interés por sus posibles efectos sobre el cuerpo y la mente de los
nutrirán aquellos y aquellas artistas occidentales que, en los años noventa, producirán
obras en las que el cuerpo ocupará un lugar central. Antes de adentrarme en dichos
años, y para no perder el hilo conductor, enunciaré algunos de los “lugares comunes”
más exitosos del enfoque posmoderno interrogándome sobre sus efectos sobre el campo
del arte occidental y prestando especial atención a todo aquello que tiene que ver con las
Suele admitirse que el enfoque posmoderno remite a las ideas del post-
construyen los ‘objetos’ más relevantes y, al hacerlo, dan forma a lo que puede
nostalgia de lo imposible (...) (y en el que las obras que un artistas posmoderno) lleva a
juzgadas por medio de un juicio determinante, por la aplicación (...) a esas obras de
categorías conocidas. Estas reglas y estas categorías son lo que la obra o el texto
contemporáneos / as se alejaron “del arte tal como la definían los criterios modernistas
(...,) aunque no tuvieran otra narrativa que colocar en su lugar (...,) los textos
posmodernistas (...) llenaron la brecha dejada por la crítica modernista del arte, que
modernistas del arte les remitirá a un problema de fondo puesto que de lo que se tratará
es de llegar a un acuerdo sobre si tal o cual objeto puede llegar a definirse o no como
obra de arte, y de si tal o cual persona, productora de dicho objeto, puede ser
19
Marcus, G. E. (1994): “The modernist sensibility in recent ethnographic writing and the cinematic metaphor of
montage”, en: Visualizing Theory, London, Routledge. p. 41.
20
Lyotard, J. F. (1996): La posmodernidad, Barcelona, Gedisa. p. 25.
21
Danto, A. C. (1999): Después del fin del arte, Barcelona, Paidós. p. 156.
considerada como artista. En este sentido lo que actualmente está siendo debatido en el
arte contemporáneo “no es tanto una definición consensuada de lo bello y del talento
esto fuera así, las artistas deberían aprovechar el debate para introducir en él aquellas
Uno de los “lugares comunes” más poderosos del enfoque posmoderno es la idea
común”, que concierne a la forma de entender al individuo, se articula con otros como
“lugares comunes”. Para él hay que concebir “la identidad colectiva como un proceso
defender que obras y artistas, provengan de donde provengan, son productos (y sujetos)
23
Azcona, J. (1996): Teoría y práctica en antropología social, Bilbao, UPV/EHU. p. 40.
24
Clifford, J. (1995): Dilemas de la cultura, Barcelona, Gedisa. pp. 25-26.
global, cayendo así en una nueva forma de esencializar arte y cultura; y además
enmascara los juegos de poder existentes en el arte contemporáneo y las luchas por
redefinir, una vez más, qué es arte y quién es artista. Siguiendo a J. Clifford diferentes
lugar de contestación, lugar en el que, al igual que en el arte, se desafían las fronteras
políticas, económicas, étnicas y sexuales que rodean a los sujetos. Al desafiar dichas
fronteras estos sujetos serían capaces de construir nuevos valores sociales haciendo de
la diferencia algo positivo y encarnarían una forma de resistencia ante las categorías y
los valores dominantes. Y esto es así porque, al parecer, “en la vida cultural
pensamiento”26. En esa vida cultural contemporánea los y las artistas serían los actores
artísticas críticas sobre la cultura occidental que se nutrirían de puntos de vista parciales
vive.
que el enfoque posmoderno les sugiere, nos encontramos con una confluencia entre
emergencia de las nuevas obras y de los nuevos e híbridos sujetos posmodernos. Desde
25
Marcus, G. E. & Myers, F. R. (eds) (1995): The Traffic in Culture. Refiguring Art and Anthropology, University of
California Press.
26
Marcus, G. E. & Myers, F. R. (eds) (1995): op. cit. p. 34-35.
finales de los ochenta, difundido otro de los “lugares comunes” de la posmodernidad, el
de la muerte del autor, la pregunta de si pueden las artistas construir una mirada que sea
diferente a la de los hombres, una mirada "que tenga sus propias categorías, posiciones
y modos de relación con los seres y con las cosas" 27, se convertirá en eje de reflexiones
mensajes sobre la relatividad cultural. Para él, las críticas feministas al orden patriarcal
tienen que abarcar el campo de las representaciones, y de hecho ya lo hacen, puesto que
existen voces femeninas en el arte que crean sus mensajes de otra manera. Este
planteamiento es problemático por varias razones. Por una parte, porque sólo tiene en
obras visuales de las artistas. Por otra parte, porque asume que la presencia de voces
que las personas estamos enmarcadas por relaciones sociales de poder, G. Owens no
parece tener en cuenta que reivindicar la diferencia, y plasmarla en las obras, sólo se
considera interesante cuando quienes lo hacen son esos “otros” (en este caso las artistas
que desde mediados de los setenta (al menos en los Estados Unidos), y a lo largo de los
27
Michaud, Y. (1994): “Introduction”, en: Féminisme, Art et Histoire de l’ Art, Paris, ésnb-a. p. 20.
28
Michaud, Y. (1994): op. cit. p. 21.
29
Owens, G.(1983): "The discourse of Others- Feminism and Postmodernism", en: The Aesthetic: Essays on
Postmodern Culture, Hal Foster (ed), Washington, Bay Press.
ochenta, es a las artistas a las que se les pedirá "el uso de lo subjetivo, de la voz
autobiografía, de las imágenes de sueños y las prácticas míticas o rituales en el arte, así
como la disolución entre el ‘gran arte’ y el ‘arte menor’ (...) (y que) mientras que las
mujeres desafiaban los cánones tradicionales (...,) aseguraban a los hombres las bases de
beneficio de todas estas mutaciones"30. Una realidad que concierne a las artistas y al
reconocimiento de sus obras y que nos recuerda a la vivida por las surrealistas31.
Sin embargo, y a pesar de esto, es cierto que la presencia de este tipo de obras en
las mujeres y que, por primera vez, "nuestra identidad la crea la manera en la que nos
hemos representado (...) y ésta ha tomado el estatus de verdadera realidad" 32. Para
políticas que hizo posible la producción de esas nuevas representaciones visuales sobre
la identidad sexual de las mujeres, hay que detenerse en las huellas dejadas por las
teorizaciones feministas en los diferentes campos sociales. Siendo el arte uno de ellos
conviene retener que, al menos desde mediados de los sesenta, lo que a continuación
sigue se traducirá y plasmará en obras de muy diferente factura y contenido 33. En este
30
Tucker, M. (1994): “De la muse au musée: féminisme contemporain et pratique artistique aux Etats Unis”,
Féminisme, art et histoire de l´art. Paris, ésnb-a. pp. 31-32.
31
Tal y como señala F. Duroux en: “Campo del arte, actualidad y supervivencia del Surrealismo”, “los movimientos
dadaísta y surrealista efectuaron, de cara a las artistas, una triple operación que consistió: 1) en inventar una nueva
construcción del objeto, del objeto de deseo, del objeto que causa el deseo, del objeto provocador; 2) en hacer de las
mujeres que estuvieron presentes en esos movimientos los instrumentos de esa experimentación; 3) en borrar, en el
movimiento mismo, sus producciones; o en contrariar sus creaciones”. Ponencia presentada en el Ciclo VIII organizado
por X. Arakistain: Políticas de igualdad entre hombres y mujeres en los mundos del arte: diseñando estrategias. III Foro
Internacional de Expertos en Arte Contemporáneo. ARCO’05.
32
Tucker, M. (1994): op. cit. p. 36.
33
Méndez, L. (2004): Cuerpos sexuados y ficciones identitarias. Ideologías sexuales, deconstrucciones feministas y
artes visuales, Sevilla, IAM.
feministas centradas sobre cuerpos, géneros y sexualidades, teorizaciones cuyo objetivo
político es el de transformar las relaciones sociales entre los sexos hasta anular la
visualmente.
Si algo caracterizará a las obras visuales que tienen como objeto al cuerpo de las
mujeres, obras creadas por las artistas occidentales en los noventa, ese algo es la
histórico colectivo, las mujeres, que a pesar de poseer un mismo cuerpo sexuado,
ocupan variadas posiciones identitarias y sociales. Así, desde principios de los noventa
que ya estaban presentes en el body art y las performances de los setenta y de los
interrogantes sobre ¿cómo construyen las personas sus identidades de sexo, de género,
étnica, racial o sexual?; sobre ¿hasta qué punto son inmutables dichas identidades si la
34
Ver: Goldberg, R. (1996): Performance Art. Desde el Futurismo hasta el presente, Barcelona, Destino
Pero en los noventa ya no se tratará de llevar a cabo los rituales a menudo mutiladores a
los que ciertos artistas del body art sometían sus cuerpos allá por los años setenta sin
intentar, nos dicen, abrir nuevas vías de reflexión sobre los sujetos y sus inestables
identidades. Probablemente sea la artista francesa Orlan quien con mayor precisión
refleja esta última opción. Su trayectoria artística y vital desde sus performances de
mediados de los setenta hasta las que lleva a cabo en la actualidad 35 apunta hacia la
somete, para alcanzar sus fines artísticos y vitales, a un saber hacer médico-quirúrgico
mitos: de la madre, de la puta, de la artista”; y cubierta del cuello al pubis con un torso
de plástico representando los atributos anatómicos del cuerpo femenino atravesado por
un canal transparente en el que había que introducir una moneda de cinco francos que
caía en un pubis “hucha”; recompensaba con un beso “con lengua” a quienes habían
corpo postorganico. Sconfinamenti della performance (p. 58), Milano, Costa &
Nolan.
35
Macrí, T. (1996): Il corpo postorganico. Sconfinamenti della performance, Milano, Costa & Nolan. T. Macrí dedica las
pp 53-76 a un detallado análisis de la trayectoria de Orlan.
Mientras que este tipo de performance se inscribía sin estridencias en el arte de
movimiento feminista que vivía sus años de mayor visibilidad social y política, el
camino emprendido por una Orlan que, desde 1990, se ha sometido a numerosas
cyborg36, cuestiones que todavía no se habían planteado en los años setenta. Cada una
que ha propuesto como tema de debate de cara a futuras vías creativas, se graba para su
quirúrgico y transformarlo de acto privado en espectáculo público para que los /as
reconstrucción corporal que, una vez finalizada, conllevará impulsar un proceso legal de
reconocimiento de lo que ella entiende que será su nueva identidad social tan
36
Haraway, D. J. (1995): Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid,
Cátedra/Feminismos.
subyacen en el proyecto artístico de la “cirugía de la representación” de Orlan son
compartidas por colectivos que, como los y las transexuales, también se someterán a
sexual que, en su caso, sienten poseer. Por este motivo no deberíamos considerar los
rituales quirúrgicos de Orlan como meras acciones producto de la autonomía del campo
sexualidades tal y como se expresan en el campo del arte, y en los otros campos
sociales, deberíamos intentar pensar en los efectos prácticos que, sobre las opciones de
cada individuo que forma parte de un sujeto histórico colectivo minorizado, está
actuar y de construirnos como sujetos. Si a esto le unimos el cada vez mayor énfasis
social sobre la absoluta libertad de la que gozaría cada individuo en lo que respecta a las
decisiones que puede tomar con relación a su cuerpo, decisiones que, en lo que
concierne al recurso a la cirugía estética, cada persona tiende a presentar como resultado
social, no debe extrañarnos que nos encontremos con que, a lo largo de los noventa, un
núcleo que sirve para definir tanto a un individuo, con sus deseos, fantasías y miedos
más íntimos; como al colectivo al que socialmente se le dice que pertenece: de mujeres,
de hombres, de lesbianas, de homosexuales, de transexuales, etc. Para estos y estas
gracias a los avances de la ciencia médica, es percibido como una masa de materia
órganos sexuales, fluidos corporales, genes) conteniendo cada uno de esos fragmentos
cuerpos humanos cada vez con mayor precisión; si los explora hasta detectar lo más
invisible de los mismos: los genes; si ya puede cambiar de sexo a las personas que así lo
enfermedades de origen genético, ¿por qué no explorar desde las artes visuales ese
de expresión clásicas dentro de las performances junto con otras en las que los y las
artistas optan por utilizar nuevas tecnologías que les permiten crear realidades virtuales.
Sean cuales sean las opciones expresivas si algo singulariza este tipo de obras es que en
a las ciencias tanto médicas como sociales. Los códigos visuales utilizados en su trabajo
por algunas artistas serán innovadores y, mediante ellos, se posicionarán frente a los
construyendo e imponiendo como posible una única realidad. Se trata sobre todo de una
mujeres y los hombres, las sexualidades y las identidades de los sujetos sexuados
Incomprensibles por que desestabilizan las certezas socialmente dominantes sobre las
identidades de sexo/género, pero a veces también por los códigos utilizados por las y los
artistas para expresarlas. Es esta doble incomprensión la que genera una serie de
preguntas muy presentes en el arte contemporáneo: ¿qué comunican esas obras, qué tipo
arte contemporáneo no lo sabe con exactitud, resulta difícil no sentirse interpelado por
ellas cuando parten de reflexiones sobre el cuerpo sexuado y dan forma a sensaciones,
tenemos esto en cuenta, hay que partir de la base de que las obras se interpretan y
alcanzan significado a través del tamiz de los condicionantes sociales que actúan sobre
las personas. Por eso, de cara a un público desconocedor de las claves estilístico-
creativas del arte, el problema no suele ser tanto (o no suele ser sólo) que la obra sea
posibilidad práctica que, en cada época, han tenido ese público de situarse ante ellas
desde una posición comprensiva capaz de superar las lecturas de ‘sentido común’ de la
obra y, en el tema que nos ocupa, las lecturas socialmente dominantes sobre la
diferencia sexual que estructuran las relaciones sociales entre los sexos en las
ilustrar estas ideas, en un público compuesto sólo por mujeres, podríamos avanzar la
estéticas (pero también políticas) frente a ciertas obras centradas en el cuerpo “hembra”
serían diferentes a las de un público de hombres. Por ejemplo: Carolee Schneemann
un pergamino se tratara.
Fuente: Reckitt, H. & Phelan, P. (2001): Art and Feminism, (p. 82), London,
Phaidon.
servían de telón de fondo y que eran fotografías de ella desnuda durante su performance
de 1975 constituían una iconografía erótica feminista ¿Cómo interpretaría ese hipotético
público ambas acciones artísticas? ¿Cómo reaccionaría ese mismo público de mujeres
ante las esculturas de 1991 de Kiki Smith, representando cuerpos inertes, generalmente
mutilados, de los que fluyen leche o recién nacidos, que remiten al dolor, a la
aquello que debe permanecer oculto, los lados más oscuros, privados y contaminantes
occidentales? ¿Qué pensarían esas receptoras ante los artilugios protésicos de Jana
escenario ¿qué sentirían / pensarían ante estas obras un hipotético público ‘de
hombres’? Pero para que ese hipotético público pueda pensar y sentir algo al contemplar
Como nos vemos. Imágenes y arquetipos femeninos 41, y Trans Sexual Express42. Las
cuatro reunieron obras que dejaron entrever que ciencias, artes, problemáticas sociales,
cuestiones sobre los cuerpos y las identidades de las personas caminan en paralelo y, a
veces, se entrelazan. Fue sin duda Post-Human (Hamburgo, 1992) la que por vez
primera, con descarnada radicalidad, ahondó en las consecuencias que para los humanos
posibilidades de consumo estaban marcando las pautas del yo, del ser, y del deber ser.
subjetividad. Para ellos y ellas, el interés por el cuerpo no abarcaba sólo cuestiones
38
Además de las que citaré cabe destacar también , en el ámbito del Estado español, exposiciones como El rostro
Velado (1997-98) y Transgenéric@s (1998).
39
Post Human, Hamburgo. 1992. Comisario: J. Deitch.
40
Cocido y Crudo, Madrid. 1995. Comisario: D. Cameron.
41
Como nos vemos. Imágenes y arquetipos femeninos. Barcelona. 1998. Comisaria: V. Combalía.
42
Transexual Express. Bilbao. 1999. Comisario: X. Arakistain.
formales o de estética corporal, sino también problemáticas conceptuales en torno a la
abordadas desde las artes visuales, se resolvían a través de metáforas que daban pie a
reinventar la naturaleza de lo humano. Cindy Sherman y Kiki Smith fueron dos de las
que incorporaba al modelo humano -hombre o mujer- una serie de prótesis sexuadas que
así con las habituales asociaciones tendentes a naturalizar las relaciones entre sexo y
género. Por su parte Kiki Smith expuso su Tale (cuento), escultura que representa a una
mujer desnuda que gatea a cuatro patas dejando tras de sí un rastro de excrementos. El
esos contenidos materiales del cuerpo, tan cargados de significado simbólico, y que
siguen actuando a pesar de las múltiples intervenciones tecnológicas a las que el cuerpo
está siendo sometido. Tres años después del evento de Hamburgo, Cocido y Crudo
en cada cultura, el peligro que encierran los contactos interculturales, el paso del
tiempo, fueron algunas de las problemáticas abordadas por quienes en ella participaron.
Así pudimos ver la vídeo instalación Cuerpo Extraño de Mona Hatoum, que consistía
tejía con estambre en un telar el dibujo de su sueño, dibujo recogido gracias al aparato
exposiciones también contiene una peculiar vuelta a los setenta en lo que se refiere a
vinculadas a las luchas y reivindicaciones feministas donde vemos emerger, junto con
artistas ya consagradas, a jóvenes artistas del Estado español menores de cuarenta años
que producen obras visuales en sintonía con las hasta ahora mencionadas. Es de algunas
de las obras de esas artistas de las que voy ha hablar, utilizando parcialmente, como hilo
(Barcelona, 1998) acentuaba la siempre incómoda sensación en los mundos del arte de
encontrarnos ante obras ya vistas. A mi entender esto es, por una parte, producto de la
caló más tarde que en otros países europeos; y por otra, de la más que frágil posición
que la mayoría de las artistas ocupan en un campo del arte en el que pocas alcanzan el
comprender por qué coinciden –al menos temáticamente- algunas de las obras
realizadas por algunas artistas del Estado español, con las producidas en otros países
occidentales por las artistas de los setenta, conviene tener en cuenta que la denuncia y
Quizás por estos motivos en Como nos vemos. Imágenes y arquetipos femeninos, salvo
excepciones como la muñeca futurista, híbrida de mona y mujer creada por Bene
Bergado;
INSERTAR IMAGEN
indica que se está configurando en el campo del arte del Estado español, un corpus de
obras de artistas mujeres cuya temática sólo ahora parece estar cuajando y emergiendo
públicamente. Si esto fuera así, se entiende por qué desde tantas obras se reflexiona
sobre los estereotipos dominantes sobre La Mujer. Las obras Mujeres sobre zapatos de
plataforma (1992) de Ana Laura Aláez, que consiste en pelucas colgadas del techo y
cuerpo sexuado; Bodybuilding (1992) de Itziar Okariz para el que la artista creó
las metáforas primitivistas sobre lo femenino; son algunas de las que indican la
representaciones que sobre el cuerpo de las mujeres han realizado los artistas varones
que jalonan nuestra Historia del Arte con sus obras canónicas. Mención destacada en
INSERTAR IMAGEN.
de Alvear. Madrid.
En esta obra inicialmente pensada para el espacio de una iglesia, la artista planteó cada
capilla como una gigantesca proyección simbólica que reflejase los múltiples aspectos
inmensa sombra tutelar gracias al juego de luces de unos proyectores situados ante
sobre libros-, condensa con sutileza e ironía la sacralización de un cuerpo (el materno),
venera.
sexos. Trans Sexual Express reunió a veinte artistas menores de cuarenta años,
conjunto de obras que dejaron entrever que el género es una performance, una
mascaradas, que se constituye y modifica permanentemente mediante el uso de
citada Butler, la exposición se hizo eco de la teoría queer y abrió las puertas a obras en
blanco y con el cabello cubierto por una toalla igualmente blanca. Una mujer que aplica
sobre sus labios con gesto ausente, sin mirarse al espejo que sostiene, un carmín
intensamente rojo, mientras que una cámara fotográfica, con el objetivo dotado de
A modo de colofón
como las aquí abordadas pero, aún así, una pequeña reflexión se impone a modo de
colofón. Las múltiples imágenes publicitarias que saturan la vida cotidiana y parecen
de información de toda índole que transmiten los medios de comunicación; las nuevas
tecnologías informáticas que pueden servir para hacer maravillas gráficas y crear
realidades virtuales; las 'autopistas' de Internet que permiten entrar en contacto a los
nuevos exploradores que navegan por el ciberespacio sin moverse de sus casas; se
reflexión privilegiados para un número creciente de artistas. Jugando con ese nuevo
entramado, las artistas están creando sus obras utilizando los modelos, técnicas,
materiales, saberes y estilos que les parecen más adecuados. Pero además de estas
opciones que comparten con los artistas varones, algunas artistas, conscientes –gracias a
las huellas dejadas por los feminismos en lo social- de que La Mujer sigue siendo un
afirmar que las relaciones sociales entre los sexos se han modificado a lo largo de las
cuatro últimas décadas del siglo XX y que esas modificaciones han contribuido a que en
el campo del arte, como en otros, algunas mujeres ocupen nuevas posiciones de poder y
saber. Esto ha hecho posible que empiecen a generarse nuevas y cada vez más
numerosas representaciones visuales sobre las mujeres que pueden ser objeto de
anulando su potencial político. La pregunta que me hago es ¿hasta qué punto esta
está sirviendo para hacernos creer que también en aquellos mundos que no son los del
comportarse social, política y sexualmente de acuerdo con él, sin ser percibidos como
INSERTAR IMAGEN
Como toda obra visual, las de las artistas aquí mencionadas plasman de forma
condensada las diversas inquietudes sobre el contenido de las identidades sexuales,
Como señala Lévi-Strauss43 esas obras son modelos reducidos y, como tales, nos ayudan
a conocer el mundo. El lugar que en todas ellas ocupa el cuerpo sexuado, las formas de
otras, no remiten a la naturaleza y nos vienen dadas por ella, sino a la cultura en la que
cada ser humano ha sido socializado y al periodo histórico en el que le ha tocado vivir.
Sólo cabe esperar que seamos capaces de captar los significados de estas nuevas
representaciones visuales y, quizás ante todo, que seamos capaces de reflexionar sobre
43
Lévi-Strauss, C. (1962): La Pensée Sauvage, Paris, Plon.