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Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales

Materia: Abordaje interdisciplinario del sujeto en la sociedad actual


Titular: Dr. Pablo G. Navarro

Ficha 2: El Sujeto de Derechos y los Derechos Humanos


Dr. Pablo Gabriel Navarro

El Sujeto de Derechos y los Derechos Humanos


La definición de sujeto de derecho, seguramente la encontraremos
relacionada con la definición de Persona, (Física o Jurídica), y con la capacidad
que tiene de adquirir derechos y contraer obligaciones, lo que en definitiva está
definido en nuestro Código Civil y Comercial.

El concepto que nos interesa identificar en este documento es el sujeto de


derecho, relacionado con su construcción subjetiva, particularmente desde la
Declaración Universal de Derechos Humanos y su posición frente al Estado y la
sociedad.

Este Sujeto de derecho surge como una construcción que deriva en


entender la relación que los ciudadanos tienen frente al Estado, donde ya no
posicionan la necesidad y la insatisfacción como el correlato de esa relación,
sino que comienza, a partir de fines de los años ´90, a refundarse esos
significados de relaciones Estado-Ciudadano (sujeto), bajo un paradigma donde
el derecho debe respetarse, satisfacerse, para no ser vulnerado, y a entenderse
al Estado como garante de la Protección de éstos.

Por otra parte, las Naciones Unidas, sanciona distintas Convenciones


empoderando a diversos grupos de sujetos, a reglas claras en su relación con
los Estados, otorgándoles reconocimientos especiales en cuanto a sus
derechos, incentivando la creación de políticas públicas, o creando nuevos
organismos de protección.

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El claro ejemplo, lo encontramos en la Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad (2008), la Convención sobre los
derechos del niño (1989), o la Convención para la eliminación de todas la formas
de discriminación contra la mujer (1981), entre otros.

Estos principios, que seguramente encuentran origen en el documento


más importante, de nuestros tiempos, “La declaración Universal de Derechos
Humanos” (1948), y en cada mensaje, que han pronunciado los Secretarios
Generales de Naciones Unidas, que sin dudas ha sido el disparador para que
estas Convenciones hayan sido incorporadas en la última reforma de nuestra
Constitución (1994), en su Art 75 inc. 22, y que muchas de ellas, han sido
ratificadas y materializadas en su faz operativa en leyes sancionadas, a nivel

Nacional y Provinciales, ratificando esa nueva posición del sujeto frente al


Estado, y viceversa.

Los mejores ejemplos de estos cambios de paradigmas, seguramente han


sido sancionados, los últimos años de nuestra historia a pesar de haber
incorporado los tratados Internacionales durante la década de los ´90, a nuestra
constitución, lo que demuestra una vez más, que los cambios no sólo deben ser
legislativos, sino envestidos de nuevas institucionalidades.

Tal como sucedió con la Convención de los Derechos de Niños de 1989,


incorporada en nuestra Constitución Nacional en 1994, y cuya sanción de la Ley
26061, que implementa muchos de esos principios, recién se sanciona en el
2005.

En este ejemplo, donde la Convención, propone bajo el paradigma de la


“Protección Integral”, reconocerle al niño, una Protección especial, por su
naturaleza de niñez, en cuanto a su edad, su vulnerabilidad y también la calidad
de sujeto de derecho y deberes. Esto se refleja en la creación de un Sistema de
Protección de Derechos, para niños o adolescentes que encuentren vulnerados
los mismos, o bien en la especialidad del fuero penal, con las garantías del
proceso penal “especial” para adolescentes.

Esto frente a la antigua “Doctrina de la Situación Irregular”, donde se


consideraba al niño infractor de la Ley y al niño en situación de riesgo social,

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igual tratamiento de tutela, bajo la disposición de un Juez de menores, con
absoluta discrecionalidad, pudiendo adoptar cualquier medida que estime
conveniente, si el niño se encuentra en riesgo moral o material.

El sujeto de derecho, sin dudas irrumpe como un concepto integral, sin


perjuicio que se trata de una definición antigua y con mucha historia, aunque sus
orígenes no surgen de las ciencias jurídicas.

Entender esta construcción histórica, y moderna al mismo tiempo, está


presente en el lenguaje de los discursos de estos grupos reconocidos en las
distintas convenciones , tal como lo vimos anteriormente, y sugieren más como
reconocimientos, que como una significado en sí mismo. Toda vez que el
derecho los consideró tradicionalmente como “objeto de protección jurídica”,
y no como “sujetos de derecho”.

Es habitual encontrar este término, como un reconocimiento que la


legislación ha hecho particularmente de grupos vulnerables, como los niños, la
mujer, las minorías étnicas, las personas con discapacidad; otorgándole con esta
denominación un Status Jurídico “idéntico” con los demás sujetos,
despojándolos de todo significado de “menor capacidad”.

Esto por supuesto, esto ha animado a grupos sociales, en las últimas


décadas, a proponerse la construcción de nuevos paradigmas, que tienen como
motor, reivindicar y reconocer derechos, que permitan la equidad e igualdad, y
así lograr una sociedad más inclusiva.

El sujeto de derecho, como construcción y significado continuará estando


presente en todas las reivindicaciones que promueva la sociedad, o parte de ella,
representada en colectivos sociales, provocando actualizar el contrato social, y
sobre todo incorporando a éste, nuevos grupos o representaciones, que deban
ser reconocidos, no solo por la legislación, sino por la sociedad toda.

La equidad, la tolerancia, y el respecto como fórmula serán sin dudas los


escenarios ideales, para el desarrollo de estos sujetos en la misma sociedad
donde el ordenamiento jurídico ya otorgo ese reconocimiento.

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Aquí es donde debemos interpelar, “lo cultural”, resumido en las prácticas
institucionales, los modelos de instituciones y la resistencia a los cambios y al
reconocimiento del sujeto de derecho, como tal.

Las tensiones de los cambios de paradigmas entran en juego, no desde


los generacional o desde el comprender estos cambios, sino desde coparticipar
el cambio cultural con los nuevos actores, a quien se les reconoce desde la
legislación un lugar protagónico.

El derecho del niño a ser oído, la creación de un sistema especial de


protección de la niñez por parte de los Estados provinciales, un sistema penal
juvenil especializado, son algunos ejemplos de esos cambios.

Como conclusión los invito a reflexionar la relación de los sujetos de


derechos como construcciones reconocidas, e incorporadas en las legislaciones,
reconociendo una historicidad en cada proceso de formación de cada una,
reflexionando los momentos históricos y lugares en el mundo, donde se dieron
los debates y los fracasos de los modelos que lo sucedieron.

El sujeto de derecho, no solo es lo que la ley reconoce, otorgando


derechos y deberes, en un marco de igualdad y equidad, sino también el
resultado de las reivindicaciones que colectivos sociales, espacios políticos,
científicos, religiosos, y académicos en distintas etapas de la historia han
visibilizado

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