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12/5/2020 Sistemas de Producción Agropecuaria y Pobreza

INTRODUCCION
CONTEXTO
La visión que subyace e impulsa al presente estudio es llegar a tener un mundo sin hambre ni pobreza. La
mayoría de las personas de bajos recursos vive en áreas rurales en los países en desarrollo y depende de la
agricultura para su subsistencia; por lo tanto, los autores están convencidos de que la clave para erradicar el
sufrimiento actual es centrarse en el establecimiento de comunidades rurales dinámicas fundamentadas en
una agricultura próspera. Una de las posturas centrales del presente estudio sostiene que el análisis de los
sistemas de producción agropecuaria, en los que la población rural de bajos ingresos vive y trabaja puede
proveer perspectivas más claras acerca de las prioridades estratégicas para la reducción del hambre y la
pobreza, que en la actualidad afecta a la mayoría de los pobladores rurales.

La disponibilidad de alimentos ha sido siempre una preocupación fundamental del ser humano. A pesar de
que la población global se duplicó durante las últimas cuatro décadas, la producción de alimentos ha sido
suficiente, al grado de que se ha producido un incremento gradual en el promedio de ingesta de alimentos
per cápita. No obstante, el flagelo del hambre persiste y las reservas de alimentos han experimentado
fuertes fluctuaciones durante este período y en ocasiones han descendido a niveles críticos. A fin de
enfrentar esta situación se organizó la Conferencia Mundial de Alimentos en 1974, seguida por la
Conferencia Internacional de Nutrición en 1992 y finalmente de la Cumbre Mundial de la Alimentación en
1996. En la Cumbre los Jefes de Estado reafirmaron el derecho de cada persona de acceder a alimentos
sanos y nutritivos, que concuerda con el derecho de ser libres del hambre. Además se comprometieron a
reducir el número de personas malnutridas a la mitad del nivel actual, a más tardar hasta antes del 20151. La
consecución de este objetivo es fundamental para el Marco Estratégico de la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)2.

La erradicación de la pobreza3 es otro de los compromisos internacionales adoptado originalmente en 1995,


en la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social que tuvo lugar en Copenhague, Dinamarca. En la Cumbre
Social +5 (junio 2000) la meta adoptada fue reducir a la mitad la proporción de personas que viven en
extrema pobreza para el año 2015. Las metas establecidas tanto en la Cumbre Mundial de la Alimentación
como en la Cumbre Mundial +5 se reflejan en la Declaración del Milenio4 adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas (UNGA, por sus siglas en Inglés) llevada a cabo en septiembre del 2000.

Un sinúmero de organismos de desarrollo ha adoptado diferentes posturas dirigidas a reducir ya sea el


hambre o la pobreza. Por ejemplo, en 1997, el Banco Mundial desarrolló una nueva estrategia para el
desarrollo rural titulada: Desarrollo Rural: de la Visión a la Acción5. De manera similar, y posterior al estudio
sobre la pobreza mundial realizado a inicios de la década de 1990, el Fondo Internacional de Desarrollo
Agrícola (FIDA) recientemente renovó su compromiso dirigido a la reducción de la pobreza con la
publicación del Informe 2001 sobre la Pobreza Rural -El Desafío de Acabar con la Pobreza Rural6. Un
sinúmero de organismos de ayuda bilateral también han adoptado a la reducción de la pobreza como uno de
los temas centrales en sus programas de cooperación para el desarrollo. Además, muchos gobiernos están
haciendo énfasis en la seguridad alimentaria y de ingresos en sus documentos de planificación y de
políticas.

El presente estudio analiza el antiguo problema del hambre y la pobreza desde una nueva óptica, el análisis
de sistemas de producción agropecuaria. Reconoce la diversidad existente entre los patrones de
subsistencia empleados por agricultores, pastores nómadas y familias de pescadores y explora diferentes
alternativas que podrían permitirles tener una vía de escape de la pobreza. El análisis también caracteriza
los patrones de cambio que se prevé tendrán lugar durante los próximos 30 años en los principales sistemas
de producción agropecuaria de las distintas regiones en desarrollo. El desarrollo rural depende en última
instancia de las decisiones individuales que millones de hombres y mujeres toman diariamente. El reto que
los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado enfrentan es proveer los servicios
públicos, el marco institucional adecuado y los incentivos necesarios para permitir a los hogares
agropecuarios acelerar el crecimiento agrícola y la reducción de la pobreza por sí mismos.

Desafortunadamente, las mejores proyecciones disponibles en la actualidad7 sugieren que la disminución


del hambre y la pobreza se consigue muy lentamente en las regiones en desarrollo. Con esto en mente, el
presente estudio esboza las prioridades estratégicas de acción para los diferentes sistemas de producción
agropecuaria en cada región en desarrollo así como para el conjunto de países en desarrollo, que servirán
de guía a los encargados de las áreas de políticas de desarrollo y ciencias. Estas prioridades se enfocan en
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disminuir la brecha existente entre el pronostico de la lenta disminución del hambre y la pobreza y las metas
u objetivos establecidos por la comunidad internacional en la Declaración del Milenio.

En el presente capítulo se hace énfasis en el impacto actual del hambre y la pobreza rural en las regiones en
desarrollo y se analiza la contribución del crecimiento agrícola para la reducción de las mismas.
Seguidamente se introduce el concepto de los sistemas de producción agropecuaria y se explica la manera
en que estos sistemas se han definido. Además, se esboza la posible evolución que los sistemas de
producción agropecuaria experimentarán durante los próximos 30 años y se analizan los factores principales
que influirán en este proceso. Finalmente, el capítulo presenta una guía para el lector.

HAMBRE, POBREZA Y AGRICULTURA

POBLACIÓN

Durante las últimas cuatro décadas del siglo XX, la población de las regiones en desarrollo8 se duplicó -
alcanzó los 5 100 millones en 1999. En la actualidad, alrededor del 60% corresponde a habitantes rurales;
de los cuales, aproximadamente el 85% depende de la agricultura9 (ver Tabla 1.1). La mujer representa el
44% de los aproximadamente 1 300 millones de personas que constituyen la mano de obra agrícola de
estas regiones; en algunas áreas existe un porcentaje elevado de mujeres jefas de hogar. La mujer tiene un
papel fundamental en un sinnúmero de aspectos al interior de los sistemas de producción agropecuaria,
incluyendo la producción, procesamiento, comercialización y responsabilidades domésticas; por lo tanto su
contribución a la evolución de estos sistemas es de suma importancia.

Tabla 1.1. Poblaciones rurales y agrícolas por región en desarrollo, 1999


Región en Población Población Población Población
Desarrollo Total Rural Agrícola Femenina
(millones) (millones) (millones) Económicamente
Activa (%) 1/
Africa Sub-Sahariana 626 417 384 47
Medio Oriente y Africa del Norte 296 121 84 44
Europa Oriental y Asia Central 478 154 86 44
Asia Meridional 1 344 970 750 39
Asia Oriental y Pacífico 1 836 1 184 1 119 47
América Latina y el Caribe 505 126 110 17
Todas las Regiones en 5 085 2 971 2 534 44
Desarrollo
Fuente: FAOSTAT
Nota:1/ Indica la proporción de mujeres económicamente activas en la agricultura

Se estima que durante los próximos 30 años la población de las regiones en desarrollo continuará en
aumento; no obstante, se prevé que la tasa de crecimiento declinará -de su nivel actual de 1,8% anual, al
estimado de 1,2% anual en el 203010. Sin embargo, como resultado del constante incremento en el número
de pobladores urbanos (40% en el 2000 que alcanzará el 56% en el 203011), se prevé que el total de la
población rural de hecho disminuirá después del 2020 (ver Figura 1.1). Tomando estas proyecciones como
base, se puede decir que para el 2030 la población agrícola de los países en desarrollo no habrá
experimentado cambios significativos con relación al nivel actual. A pesar de estas previsiones, se debe
enfatizar en el hecho de que el número de personas dedicadas a la agricultura en años futuros, en
cualquiera de las regiones en desarrollo, dependerá del tipo de evolución que experimenten los distintos
sistemas de producción agropecuaria presentes es cada región.

Figura 1.1 Tendencias Poblacionales en las Regiones en Desarrollo

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Fuente: Fondo de Población de las Naciones Unidas 2000

Entre los factores que producen incertidumbre respecto a las tendencias poblacionales a futuro, dos son
particularmente importantes: en primer lugar, la prognosis del VIH/SIDA, que ha alcanzado niveles
pandémicos, es incierta. En la actualidad, las tasas de contagio son extremadamente altas en Africa y su
porcentaje crece a un ritmo alarmante en Asia, especialmente en Asia meridional. Algunos países del Africa
parecen haber controlado la diseminación del SIDA mediante una serie de medidas bastante efectivas. Es
difícil, no obstante, predecir si otros países podrán replicar esta experiencia. Además, la tasa de mortalidad
podría reducirse de manera significativa en la medida en que se disponga de tratamientos accesibles; ya sea
mediante nuevos medicamentos, la reducción del costo de producción de medicamentos ya existentes o
mediante la provisión subsidiada de medicamentos para los países en desarrollo. El segundo factor de
incertidumbre está relacionado con la migración de la población agrícola hacia ciudades rurales y otras
áreas urbanas. Las tasas de migración reflejan entre otras cosas, tasas de pobreza relativa, tanto en las
áreas urbanas como rurales y por lo tanto se ven afectadas por factores como: los precios internacionales de
los productos básicos, incremento en las tasas de empleo urbano y las tasas de cambio real.

INCIDENCIA DEL HAMBRE Y LA POBREZA

El hambre prevalece en muchos países en desarrollo, especialmente en Asia Meridional y en Africa. A pesar
de que, como se indica en la Figura 1.2, el número de personas desnutridas12 ha aumentado en estas dos
regiones en desarrollo13, el total mundial ha experimentado un descenso desde fines de la década de 1960 -
de 959 m en 1969-1971 a 790 m en el período 1995-1997. Puesto que la población total ha aumentado de
manera sustancial, esto implica que la proporción de personas desnutridas disminuyó a la mitad del 37 al
18%.

Las proyecciones indican además, que este porcentaje disminuirá aún más, a alrededor de 576 m en el 2015
y a 400 m en el 203014; sin embrago, como se previó durante la Cumbre Mundial de la Alimentación, de
tomarse las medidas requeridas para reducir la pobreza, este descenso se podría acelerar. El descenso más
dramático en la reducción de la incidencia de la desnutrición ha tenido lugar en el Asia Oriental. Las
proyecciones para el 2030 indican que esta tendencia continuará y se experimentarán también fuertes
descensos en Asia Meridional y en la región de América Latina y el Caribe.

Figura 1.2 Incidencia de la Desnutrición por Región en Desarrollo

Fuente: FAO 2000a

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El hambre y la pobreza son dos factores estrechamente relacionados. Si bien, la falta de un ingreso
adecuado que permita la compra de alimentos es uno de los factores principales responsables de la
inseguridad alimentaria al nivel familiar, el hambre contribuye a la persistencia de la pobreza al disminuir la
productividad laboral, al reducir la resistencia hacia las enfermedades y al reducir notablemente el
rendimiento académico.

Se estima que, en el conjunto de países en desarrollo un total de 1 200 m de personas vive en la pobreza15 -
que se define, tomando como base la línea internacional de pobreza, que establece el consumo promedio en
US$1/día/cápita; no obstante, las cifras nacionales en un sinnúmero de países sugiere que la incidencia de
la pobreza en áreas urbanas es inferior a la existente en áreas rurales16. A pesar de que la importancia
relativa de la pobreza rural varía sustancialmente de un país a otro, se ha establecido que en los países en
desarrollo, tomados de manera conjunta, más del 70% ocurre en áreas rurales. De manera similar, el
hambre también se concentra en áreas rurales, a pesar de que estas áreas son responsables de la
generación de alimentos.

Los cambios más recientes en cuanto a la incidencia y distribución de la pobreza medida en el parámetro de
un dólar/día17 se muestran en la Figura 1.3. La pobreza se concentra en Asia Meridional -en donde
experimentó un incremento gradual durante la década de 1990- y Africa, región en la que la tasa continúa
creciendo a un ritmo alarmante. En la región de Asia Oriental y Pacífico, no obstante, se ha registrado un
importante descenso en la incidencia de la pobreza, debido principalmente al crecimiento económico de
China.

Figura 1.3 Incidencia de la Pobreza por Región en Desarrollo

Fuente: Banco Mundial 2001b

CONTRIBUCIÓN DEL CRECIMIENTO AGRÍCOLA EN LA REDUCCIÓN DE LA


POBREZA

La evidencia es clara en sugerir que el desarrollo agrícola aplicado globalmente es un medio efectivo tanto
para reducir la pobreza como para acelerar el crecimiento económico. Esto se consigue no solo mediante el
incremento en los ingresos de los productores y trabajadores agrícolas, sino también, mediante el
incremento en la demanda de bienes no comerciables -particularmente de servicios y productos locales.
Parece ser que el factor primordial en la reducción de la pobreza rural es justamente el efecto indirecto que
se da sobre la demanda y la consecuente creación de empleos extra-prediales en las áreas rurales y en
poblaciones que cuentan con mercados. Más aún, como lo demuestran otros estudios17, el crecimiento
agrícola tiene el potencial de reducir la pobreza urbana más rápidamente que el crecimiento urbano es sí
mismo; especialmente debido a la reducción de los costos de los alimentos al nivel urbano y a las bajas
tasas de migración hacia las áreas urbanas. Mellor concluye que ... la evidencia es contundente al señalar
que es imprescindible acelerar el crecimiento agrícola, si se quiere alcanzar una rápida disminución de la
pobreza18.

Es innegable que el crecimiento agrícola al nivel global, es un factor efectivo tanto para el desarrollo
económico como para la reducción de la pobreza; no obstante, la forma que este crecimiento adopte influye
directamente en su efectividad para reducir la pobreza rural. En consecuencia, se puede esperar que el
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incremento de la productividad al interior de las pequeñas fincas, con mano de obra intensiva, que genera
una mayor demanda de bienes y servicios locales, tenga una incidencia más amplia en la reducción de la
pobreza, que aquella proveniente de un incremento en la productividad similar aplicado en grandes predios
mecanizados, que normalmente generan una menor demanda de bienes y servicios locales.

El desafío que enfrentan los países en desarrollo es identificar las necesidades agrícolas específicas y las
necesidades de desarrollo rural, así como las distintas oportunidades. Además, deben enfocar la inversión
en áreas en donde se obtenga el mayor impacto sobre la inseguridad alimentaria y la pobreza. El proceso de
identificación y de asignación de recursos se puede facilitar mediante el análisis de los sistemas de
producción agropecuaria ya que permite comprender los factores locales y las distintas interrelaciones
existentes. En este proceso analítico es también muy útil poder ir aglutinando distintas localidades que
presenten tanto limitaciones de desarrollo como oportunidades de inversión similares; esto es posible
aplicando un patrón de clasificación desarrollado para los distintos sistemas de producción agropecuaria.

CARACTERÍSTICAS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN AGROPECUARIA

EL CONCEPTO DE SISTEMA DE PRODUCCIÓN AGROPECUARIA

Los agricultores conciben a sus fincas, sean estas pequeñas unidades de producción destinadas a la
subsistencia o grandes compañías, como sistemas en sí mismas. A continuación se presenta un diagrama
del sistema de finca característco (ver Figura 1.4), dibujado por agricultores de Bangladesh, que ilustra la
complejidad estructural y las interrelaciones existentes entre los varios componentes de la pequeña unidad
productiva. El diagrama además muestra la variedad de recursos naturales de los que disponen las familias
agropecuarias. Estos recursos normalmente incluyen diferentes tipos de tierra, varias fuentes de agua y el
acceso a recursos de propiedad común -incluyendo estanques, áreas de pastoreo y bosques. A estos
recursos naturales básicos se pueden añadir el clima y la biodiversidad; así como, capital humano, social y
financiero. El diagrama también ilustra la diversidad que caracteriza la forma de subsistencia de la mayoría
de pequeños agricultores.

Cada finca cuenta con características específicas que se derivan de la diversidad existente en lo relacionado
a la dotación de recursos y a las circunstancias familiares. El conjunto del hogar agropecuario, sus recursos
y los flujos e interacciones que se dan al nivel de finca se conocen como sistema de finca19. Los elementos
biofísicos, socioeconómicos y humanos de una finca son interdependientes y por lo tanto, las fincas pueden
ser analizadas como sistemas desde varios puntos de vista.

La dotación de recursos de una finca en particular depende, entre otras cosas, de la densidad poblacional, la
distribución de recursos entre los hogares y de la efectividad con que las instituciones determinen el acceso
a los recursos. Independientemente de su tamaño, los sistemas de finca individuales están organizados para
producir alimentos y para cubrir otras metas del hogar agropecuario mediante el manejo de los recursos
disponibles, sean éstos propios, alquilados o manejados de manera conjunta -al interior del entorno social,
económico e institucional existente. Por lo general consisten de una amplia gama de procesos
interdependientes de recolección, producción, y poscosecha. Por lo que, aparte de la producción y crianza
del ganado21, las formas de subsistencia del hogar agropecuario pueden incluir pesca, agroforestería, así
como actividades de caza y recolección. También se incluye el ingreso extra-predial que aporta
significativamente a las formas de subsistencia de muchos de los hogares rurales de bajos ingresos. Los
sistemas de finca no se encuentran únicamente en áreas rurales, pues existen niveles significativos de
agricultura urbana en muchas ciudades y pueblos de un sinnúmero de países en desarrollo.

Figura 1.4. Concepción de los Agricultores sobre un Sistema de Finca, Bangladesh20

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El funcionamiento de un sistema de finca está fuertemente influido por el entorno rural externo, incluyendo
las políticas e instituciones, mercados y redes de información. Las fincas, no solo se encuentran
estrechamente relacionadas a la economía extra-predial por medio de los mercados de productos básicos y
laboral, sino también por la estrecha interdependencia existente entre las economías rural y urbana. Por
ejemplo, como se mencionó anteriormente, es bastante común que las familias de pequeños agricultores
obtengan un porcentaje significativo de su ingreso -por lo general 40% o más- a partir de actividades extra-
prediales. A esto se añade que tanto mujeres como hombres, que constituyen las familias agrícolas, están
relacionados a comunidades rurales y redes sociales, y este capital social influye en el manejo de las fincas.

Un sistema de producción agropecuaria, por su parte, se define como el conglomerado de sistemas de


fincas individuales, que en su conjunto presentan una base de recursos, patrones empresariales, sistemas
de subsistencia y limitaciones familiares similares; y para los cuales serían apropiadas estrategias de
desarrollo e intervenciones también similares22. Dependiendo del alcance del análisis, un sistema de
producción agropecuaria puede englobar, ya sea unas cuantas docenas o millones de hogares
agropecuarios.

Durante los últimos 30 años el enfoque original utilizado para analizar los sistemas de producción
agropecuaria ha evolucionado sustancialmente, como se ilustra en la Tabla 1.2. Especialmente, en lo
relacionado al alcance del análisis; éste se ha ampliado gradualmente y ha puesto mayor énfasis en la
integración horizontal y vertical; también ha hecho énfasis en las diversas formas de subsistencia de los
hogares agropecuarios y en el papel de la comunidad, del medio ambiente y de los servicios de apoyo23. El
uso del enfoque de sistemas de producción agropecuaria (ESPA) como marco de análisis se popularizó en la
década de 1970 y ha contribuido a un cambio de paradigmas en la visión del desarrollo rural.

Se ha dado una transición de la visión reduccionista predominantemente vertical del desarrollo agrícola,
dominada por consideraciones técnicas en cuanto a la productividad, hacia una perspectiva más holística.
Esta nueva perspectiva está basada en una meta más amplia de formas de subsistencia mejoradas y una
mayor seguridad alimentaria al nivel familiar, en donde la estructura del hogar, el género, las redes sociales,
instituciones locales, la información política y los mercados tienen un papel decisivo. De manera paralela, las
técnicas analíticas han adquirido un tinte más participativo con un énfasis cada vez mayor en el
conocimiento nativo y sobre la planificación grupal, la experimentación y el monitoreo. Además, en la
actualidad se hace un énfasis cada vez mayor en que la comunidad agrícola es la principal responsable del
cambio y la fuente de las iniciativas. Con este cambio, la importancia subyacente de la capacidad del
recurso humano ha sido ampliamente reconocida. El enfoque ESPA actual, que toma al hogar agropecuario
como el eje del cual se derivan el conjunto de decisiones respecto a la asignación de recursos, tienen mucho
en común con el Enfoque de Formas de Susbsistencia Sostenibles (SLA, por sus siglas en Inglés)24.

Tabla 1.2 Evolución del Enfoque de Sistemas de Producción Agropecuaria

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Características Década 1970 Década 1980 Década 1990 Década 2000
Nivel del Sistema
Finca
Hogar Agropecuario
Grupos/Comunidad
Distrito/Zonas/Area o Sector
Forma de Subsistencia
Cultivos
Cultivos-Ganadería
Forma de Subsistencia
Múltiple del Hogar
Agropecuario
Enfoque Funcional
Investigación
Investigación y Extensión
Investigación. Extensión y
Servicios de Apoyo
Multisectorial incluyendo
Infraestructura
Enfoque de los Actores
Sector Público
Sector Público y Sociedad Civil
Sociedad Civil, Sector Público
y Privado
Otros Enfoques
Género
Seguridad Alimentaria familiar
Productividad y Manejo de
Recursos
Fuente: Adaptado de Dixon y Anadajayasekeram (2000)
Nota: Las áreas más oscuras indican que en ese período el enfoque se ha centrado en ese elemento

PRINCIPALES CATEGORIAS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCION AGROPECUARIA


Como ya se ha mencionado, la caracterización de los principales sistemas de producción agropecuaria
provee un marco en el cual se pueden definir tanto estrategias de desarrollo agrícola como intervenciones
apropiadas. La decisión de adoptar estos amplios sistemas de producción inevitablemente genera un grado
considerable de heterogeneidad al interior de un sistema en particular. No obstante, la alternativa de
identificar los numerosos y muy distintos sistemas de producción agropecuaria al nivel micro en cada país en
desarrollo -lo que podría resultar en cientos e incluso miles de sistemas al nivel mundial- complicaría la
definición de respuestas estratégicas que sean apropiadas, tanto al nivel regional como global y esto no
haría más que disminuir el impacto global del análisis. Por lo tanto, se han identificado y cartografiado
únicamente los principales sistemas de producción agropecuaria a fin de estimar la magnitud de su
población y base de recursos. Cada uno de estos sistemas está caracterizado por una finca característica o
patrón típico de subsistencia del hogar agropecuario25, aunque los subsistemas más significativos se
describen según sea necesario.

La clasificación de los sistemas de producción agropecuaria de las regiones en desarrollo, como se


especifica en el presente estudio, se basa en los siguientes criterios:

La base de recursos naturales disponible, incluyendo agua, tierra, áreas de pastoreo y bosque;
clima, del cual la altitud es un factor determinante; entorno geográfico, incluyendo gradiente; área
predial, tenencia de la tierra y organización; y
El patrón predominante de actividades agrícolas y formas de subsistencia de los hogares
agropecuarios, incluyendo cultivos, ganadería, forestería, acuacultura, caza y recolección,
procesamiento y actividades extra-prediales; y tomando en cuenta las principales tecnologías
empleadas, que determinan la intensidad de la producción e integración de los cultivos, ganadería y
otras actividades.

Sobre la base de estos criterios se han delimitado ocho categorías generales de sistemas de producción
agropecuaria:
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Sistemas de producción agropecuaria con riego, que incluyen una producción muy diversa de cultivos
alimenticios y comerciales;
Sistemas de producción agropecuaria basados en el cultivo de arroz de tierras húmedas, que
dependen del monsón y que se complementan con riego;
Sistemas de producción agropecuaria de secano en áreas húmedas, que presentan un potencial
promisorio debido a su base de recursos, caracterizado por actividades agrícolas (especialmente
cultivos de raíces comestibles, cereales y cultivos arbóreos de uso industrial -tanto a pequeña escala
como en plantaciones comerciales- y horticultura comercial) o sistemas mixtos cultivo-ganadería;
Sistemas de producción agropecuaria de secano en áreas escarpadas y tierras altas, que por lo
general son sistemas mixtos cultivo-ganadería;
Sistemas de producción agropecuaria de secano en áreas secas y frías con escaso potencial, que
presentan sistemas mixtos cultivo-ganadería y pastoreo que se fusionan con sistemas de escasa
productividad o potencial limitado, debido a su extrema aridez o a las condiciones climáticas muy
frías;
Sistemas de producción agropecuaria dual (mixto de plantaciones comerciales y pequeños
productores), se presentan en una variedad de áreas ecológicas y predominan patrones de
producción muy diversos;
Sistemas de producción agropecuaria de pesca costera artesanal que muchas veces incorporan una
mezcla de elementos agropecuarios; y
Sistemas de producción agropecuaria basados en áreas urbanas, que típicamente se enfocan en la
producción hortícola y ganadera.

Los criterios antes mencionados y la amplia clasificación de los sistemas de producción agropecuaria se
aplicaron de manera pragmática a cada una de las seis regiones principales en desarrollo, con el objetivo de
extraer conclusiones en relación a la reducción de la pobreza y al crecimiento agrícola. Este ejercicio resultó
en la identificación de 72 sistemas de producción agropecuaria, con una población agrícola promedio de
aproximadamente 40 m; no obstante los sistemas individuales pueden fluctuar entre menos de un millón y
varios miles de millones de habitantes dedicados a la agricultura. En ocasiones existen suficientes
diferencias al interior de un sistema de producción para justificar la creación de distintos subsistemas; por
ejemplo, fincas a pequeña escala y fincas comerciales o grandes plantaciones, o áreas que presentan una
marcada diferencia altitudinal. Los nombres que se han escogido para cada sistema de producción
agropecuaria reflejan las ocho categorías aquí expuestas. No obstante, el nombre de cada sistema se
escribe en singular. Lo que enfatiza las características comunes al interior del sistema, para fines del
presente análisis26.

Los nombres también reflejan las características más importantes que distinguen a los sistemas, a saber: (i)
disponibilidad de recursos hídricos, v.g. con riego, de secano, húmedo, seco; (ii) clima, v.g. tropical,
templado, frío; (iii) entorno geográfico relieve/altitud, v.g. tierras altas, tierras bajas; (iv) área predial, v.g. a
gran escala; (v) intensidad de la producción, v.g. intensivo, extensivo, disperso; (vi) fuente predominante de
subsistencia, v.g. cultivos de raíces comestibles, maíz, cultivos arbóreos, pesca artesanal, pastoreo; (vii)
patrones duales de subsistencia agrícola, que incluyen cultivos, v.g. cereales-raíces comestibles, arroz-trigo
(nótese que la asociación cultivo-ganadería se denomina mixto); y (viii) situación geográfica, v.g. basado en
áreas forestales, costera, basada en áreas urbanas.

En este estudio los sistemas de producción agropecuaria se han cartografiado, debido a la utilidad de
presentar las áreas de los sistemas de una manera gráfica, además por el peligro que implica establecer
límites exactos entre sistemas colindantes. Puesto que el nivel de variación es inevitable entre los hogares
agropecuarios individuales al interior de un sistema en particular, los límites exactos entre sistemas son poco
frecuentes. En la mayoría de los casos la transición entre sistemas ocurre cuando de manera gradual un
sistema se fusiona con otro. En algunos casos los sistemas pueden estar separados por estrechas zonas
con características bastante diferentes (v.g. en las laderas bajas de las áreas montañosas), cuya
identificación no sería de utilidad en un estudio de esta naturaleza y a escala global.

El riego constituye un caso especial en relación a la heterogeneidad de los sistemas de producción. En las
zonas en donde la característica agrícola dominante es la producción basada en el riego, como es el caso
de los patrones de riego a gran escala, la zona completa se ha clasificado como un sistema de producción
agropecuario basado en el riego. No obstante, existen pequeñas áreas intensivamente irrigadas al interior de
sistemas de producción de secano, pero que no dejan de ser significativas y las implicaciones de esta
situación se reflejan en el análisis de limitaciones y oportunidades. Debido a que la agricultura basada en el
riego presenta una marcada diferencia frente a la agricultura de secano -no solamente en lo que respecta a
las características del sistema de producción, sino también en lo relacionado a las prioridades y enfoques
estratégicos- las áreas irrigadas al interior de sistemas cuya característica predominante es la agricultura de
secano, se han sombreado con líneas oblicuas en los mapas pertenecientes a cada sistema de producción
agropecuaria.

De los 72 sistemas identificados, se seleccionaron de tres a cinco en cada región para ser analizados a
mayor profundidad. Las variables determinantes para esta selección fueron: (i) potencial para la reducción
de la pobreza; (ii) el potencial para el crecimiento agrícola; y (iii) la importancia demográfica y económica del
sistema al interior de la región. Esta selección incluye algunos sistemas de producción que presentan
oportunidades limitadas de rápido crecimiento, ya sea en una o ambas variables, no obstante, la mayoría
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tiene el potencial para alcanzar el crecimiento y/o reducir los niveles de pobreza. Se prevé que la
consecución de un crecimiento agrícola rápido y sostenible al interior de uno de los sistemas de producción
agropecuaria -incluso uno que en la actualidad no presente altos niveles de pobreza- podría tener un
impacto significativo en la pobreza agregada, debido a la migración y a una mejora en los canales de
comercialización. No obstante, el énfasis del presente análisis, se ha centrado, en la medida de lo posible,
en las perspectivas para la reducción de los niveles de pobreza in situ. Los factores que determinan el
potencial aparente de crecimiento de un sistema incluye: (i) una adecuada dotación de recursos, incluyendo
las condiciones agroclimáticas y del suelo, una relación relativamente alta entre la tierra y otros recursos
(agua, bosque) con la población humana, y una baja intensidad de explotación actual; (ii) acceso adecuado
a infraestructura y servicios, incluyendo mercados; y (iii) la identificación de factores generales que limiten el
desarrollo factibles de ser eliminados.

DESARROLLO DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN AGROPECUARIA Y


REDUCCIÓN DEL HAMBRE Y LA POBREZA
En términos generales, existen cinco estrategias principales que los hogares agropecuarios podrían adoptar
para mejorar sus condiciones de vida. Estas se pueden resumir como sigue:

Intensificación de los patrones de producción existentes;


Diversificación de las actividades de producción y procesamiento;
Expansión del área predial o del hato;
Incremento del ingreso extra-predial, proveniente tanto de actividades agrícolas como no agrícolas; y
Abandono total del sector agrícola al interior de un sistema de producción en particular.

Estas opciones estratégicas no son mutuamente excluyentes, incluso al nivel de los hogares agropecuarios.
Uno hogar agropecuario, por lo general, optará por un conjunto de estrategias diversas.

Las dos primeras estrategias -intensificación y diversificación- constituyen importantes componentes del
Programa Especial de Seguridad Alimentaria de la FAO27. En el contexto de este estudio, la intensificación
se define como el incremento de la productividad física o financiera de patrones de producción existentes;
incluyendo cultivos alimenticios y comerciales, ganadería y otras actividades productivas. A pesar de que la
intensificación por lo general se asocia con un incremento en el rendimiento, derivado de un aumento en el
uso de insumos externos, también puede ser resultado del uso de variedades y especies mejoradas, de la
utilización de recursos antes no utilizados, de la mejora en la productividad laboral y de un mejor manejo de
la finca -por ejemplo, prácticas mejoradas de riego o un control de plagas más efectivo.

La diversificación se define como el ajuste de los patrones de la empresa agrícola, a fin de incrementar el
ingreso o de reducir la fluctuación del mismo. La diversificación aprovecha las nuevas oportunidades de
mercado o los nichos ya existentes. Además, por lo general toma la forma de empresas completamente
nuevas, pero también puede implicar la expansión de empresas de alto valor comercial ya existentes. La
adhesión o expansión de empresas no se refiere solamente a la producción, sino también al procesamiento
y a otras actividades realizadas en finca que generen ingresos.

Algunas familias agrícolas pueden escapar de la pobreza expandiendo el área predial -en este contexto,
área se refiere a los recursos explotados en lugar de a los recursos poseídos. Los beneficiarios de la
reforma agraria son el ejemplo más claro de esta estrategia de reducción de la pobreza. El incremento del
área predial también puede ser resultado de la incursión en zonas que anteriormente no se destinaban a la
agricultura, como bosques -lo que se conoce como expansión de la frontera agrícola. A pesar de que la
opción de expandir el área del predio no es aplicable en muchos de los sistemas, es particularmente
importante en las regiones de América Latina y en Africa Sub-Sahariana. No obstante, estas tierras 'nuevas'
son cada vez más marginales para propósitos agrícolas y no ofrecen una opción sostenible para la
reducción de la pobreza.

El ingreso proveniente de actividades extra-prediales constituye una fuente importante para la subsistencia
de muchos agricultores de bajos ingresos. La migración estacional ha sido una estrategia tradicionalmente
empleada por las familias agrícolas para escapar de la pobreza y las remesas recibidas por lo general se
invierten en la compra de tierra o ganado. En las áreas en donde existe una vigorosa economía no agrícola,
muchos hogares agropecuarios de escasos recursos incrementan sus ingresos con el empleo extra-predial a
medio tiempo o a tiempo completo. En las áreas en donde existen muy pocas oportunidades para mejorar la
subsistencia rural, un porcentaje de las familias agropecuarias podrían abandonar su tierra y emigrar a otros
sistemas de producción agropecuaria o incursionar en ocupaciones no agrícolas en áreas rurales o urbanas.
En los siguientes capítulos al hacer referencia a esta estrategia empleada para escapar de la pobreza
agrícola, se hablará de abandono de la agricultura.

En los siguientes capítulos, en los que se evaluará la importancia relativa de las diferentes estrategias que
permitirían reducir el hambre y la pobreza, se hará constante referencia a las cinco estrategias ya
mencionadas. La evaluación de cada sistema de producción agropecuaria se basa en el criterio técnico de
grupos de expertos conocedores de cada región. La Tabla 1.3 ilustra la evaluación realizada para dos
sistemas de producción agropecuaria localizadas en el Africa Sub-Sahariana.

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12/5/2020 Sistemas de Producción Agropecuaria y Pobreza

Los datos disponibles revelan que en el sistemas de producción agropecuaria con riego, la intensificación es
extremadamente necesaria en lo relacionado al potencial para reducir la pobreza, mientras que el abandono
de la agricultura es una alternativa poco opcionada para este fin. No así en el sistema de producción
agropecuaria basado en el pastoreo, en donde el potencial para la reducción de la pobreza se sustenta en el
abandono total del sistema por parte de las familias agropecuarias. En este último sistema el potencial para
la reducción de la pobreza proveniente de la intensificación, diversificación e incremento del área predial es
poco prometedor.

Tabla 1.3. Importancia Relativa de las Diferentes Estrategias que los Hogares
Agropecuarios Podrían Emplear para la Reducción del Hambre y la Pobreza28.
Estrategia para la Intensificación Diversificación Incremento Incremento Abandono
Reducción del del Área del Ingreso de la
hambre y la predial Extra- Agricultura
pobreza Predial
Sistema de 3,5 2 2,5 1,5 0,5
Producción
Agropecuaria con
Riego
Sistema de 1 1 1 2 5
Producción
Agropecuaria de
Pastoreo
Fuente: Tabla 2.4.
Nota: La puntuación alcanza un total de 10 en cada sistema de producción agropecuaria

ASPECTOS QUE INFLUYEN EN LA EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS DE


PRODUCCIÓN AGROPECUARIA.
El enfoque de los sistemas de producción agropecuaria toma en cuenta tanto la dimensión biofísica (los
nutrientes del suelo y el balance hídrico), como los aspectos socioeconómicos (por ejemplo, el género,
seguridad alimentaria y la rentabilidad) al nivel de finca -en donde se toman la mayoría de decisiones en
cuanto a la producción agrícola y al consumo. El alcance de este enfoque radica en su capacidad de integrar
los distintos tipos de análisis multidisciplinarios de la producción y de su relación con los aspectos biofísicos
y socioeconómicos determinantes de un sistema de producción agropecuaria.

A fin de presentar el análisis de los sistemas de producción agropecuaria, y su desarrollo futuro, dentro de
un marco que sea aplicable de manera general a todos los sistemas y regiones se han agrupado en cinco
categorías los factores, tanto biofísicos como socioeconómicos, determinantes para la evolución de un
sistema:

Recursos naturales y clima;


Ciencia y tecnología;
Liberalización del comercio y desarrollo del mercado;
Políticas, instituciones y servicios públicos;
Información y capital humano.

En la opinión de un sinnúmero de expertos29, estas categorías representan las áreas principales en las que
las características determinantes de los sistemas de producción agropecuaria, su desempeño y evolución
son factibles de ser afectados significativamente durante los próximos treinta años. La Figura 1.5 representa
de manera esquemática las interrelaciones de estos factores determinantes de los sistemas de finca y por
ende de los sistemas de producción agropecuaria. Algunos de estos factores son inherentes al sistema de
producción, mientras que otros son externos. Los principales factores exógenos (externos) que influyen el
desarrollo de los sistemas de producción agropecuaria -políticas, instituciones, bienes públicos, mercados e
información- se indican en el lado izquierdo de la figura y se encuentran fuera del área punteada que marca
el límite del sistema. La disponibilidad de mercados y los precios de oferta influyen directamente sobre las
decisiones de los agricultores en cuanto al patrón de su empresa, en lo relacionado a la compra de insumos
y en el cronograma de ventas de la producción. La disponibilidad de infraestructura económica y social en
las áreas rurales determina los costos de transporte y la disponibilidad de servicios a los que tiene acceso la
familia agropecuaria -en especial, en cuanto a salud humana y sanidad animal. De manera similar los
servicios de información y de educación afectan las estrategias y decisiones de la familia agropecuaria. Las
tecnologías que determinan la naturaleza de la producción y procesamiento y uso de los recursos naturales
son principalmente factores endógenos (internos), y por lo tanto se representan al interior de los límites del
sistema de producción agropecuaria. En términos generales, los factores biofísicos tienden a definir el
conjunto de posibles sistemas de producción agropecuaria, mientras que los factores socioeconómicos
determinan las características reales del sistema de producción agropecuaria que se pueden analizar en un
tiempo dado.

www.fao.org/3/y1860s/y1860s03.htm 10/18
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Figura 1.5 Representación Esquemática de los Sistema de Producción Agropecuaria

Por lo general la evolución de un sistema de producción agropecuaria sigue una ruta predecible. Por
ejemplo, un sistema que originalmente depende únicamente de la labranza manual puede enfrentar
limitantes, una vez que la diversificación impulsada por el mercado tenga lugar. Esto puede llevar al empleo
cada vez más frecuente de tracción animal y reemplazar así algunas operaciones manuales y, de existir
tierra disponible, puede conducir a la expansión del área cultivada. Más tarde, se puede dar una
intensificación de la producción debido a la presión demográfica y a la escasez de tierra disponible. La
evolución impulsada por el desarrollo del mercado, en ocasiones resulta en la especialización de la
producción y por lo general, requiere de un incremento en el uso de insumos externos. La siguiente etapa en
este proceso de evolución puede incluir la mecanización parcial de la producción y una importante
integración al mercado. Finalmente, es muy posible que se dé un alto grado en la intensidad de la
producción -tal vez orientada a la exportación- que está caracterizada por el uso intensivo de insumos
adquiridos, concentración de la tierra y un alto grado de mecanización. Es posible que en ciertas
circunstancias se desarrollen sistemas intensivos mixtos. En todos los casos, la infraestructura disponible y
el acceso a información técnica y de mercado se constituirán en factores determinantes en la evolución del
sistema. Los cinco factores determinantes en la evolución de los sistemas de producción agropecuaria, ya
mencionados, se describen a continuación.

RECURSOS NATURALES Y CLIMA

Cuadro 1.1 Presión Demográfica sobre la Tierra Agrícola Cultivada de Manera Anual
y Permanentemente por Región 1995-97 (personas/ha)
Región Pob. Agrícola Pob. Total
Africa Sub-Sahariana 2,2 3,6
Oriente Medio y Africa del Norte 3,1 4,5
Europa Oriental y Asia Central 0,3 1,6
Asia Meridional 3,5 6,3
Asia Oriental y Pacífico 4,9 7,9
América Latina y el Caribe 0,7 3,2
Promedio 2,3 4,5
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Fuente: FAO 2000a

La interacción existente entre recursos naturales, clima y población determina la base física de los sistemas
de producción. En las primeras etapas de desarrollo de un sistema, el incremento de la población por lo
general conduce a la expansión del área cultivada, y en muchos casos, al desarrollo de conflictos entre los
diferentes usuarios de la tierra y de los recursos hídricos. Una vez que la tierra de mejor calidad ha sido
explotada, el crecimiento progresivo de la población conduce a la intensificación de los sistemas de
producción. En este contexto la biodiversidad se ve amenazada ya que los bosques y tierras boscosas se
ven sujetos a mayor presión; lo que puede generar una tensión creciente entre el desarrollo y las metas de
conservación. Estas tendencias por lo general se han visto exacerbadas por la costumbre predominante en
la colonia y en la época post-colonial de asignar a las poblaciones nativas y minoritarias las tierras de peor
calidad -lo que agravó el problema de la degradación de este recurso.

La tierra cultivada, incluyendo aquella con cultivos permanentes, ha aumentado en más de un cuarto- a
aproximadamente mil millones de ha- en los últimos cuarenta años. No obstante, el acelerado crecimiento de
la población ha significado que la disponibilidad de tierra cultivable per cápita en los países en desarrollo
haya disminuido aproximadamente a la mitad desde la década de 1960.

Cuadro 1.2 Expansión Anual Promedio del Área Cultivada 1961-1997


Región % anual
Africa Sub-Sahariana 0,73
Oriente Medio y Africa del Norte 0,42
Asia Meridional 0,18
Asia Oriental 0,91
América Latina y el Carib 1,26
Promedio 0,67
Fuente: FAO 2000a

Desde 1960 la tierra dedicadas al pastoreo alcanzó un 15% en las regiones en desarrollo, lo que equivale a
aproximadamente 2 200 m de ha en 1994. Esta expansión se consiguió, en su mayoría, a expensas de las
áreas boscosas que descendieron a alrededor de 2 300 millones de ha durante el mismo período. Las tasas
de crecimiento anual de tierra cultivable varían considerablemente según la región como se muestra en el
Cuadro 1.2. Las tasas de crecimiento registradas en América Latina y el Caribe fueron las más altas de
todas las regiones -1,26% anual, comparado con el 0,18% anual registrado en Asia Meridional. Es
importante anotar que durante este período la intensidad del cultivo promedio incrementó en tan solo un 5%;
lo que sugiere que el incremento en la producción no se ha dado como resultado de la intensidad de los
cultivos sino que ha sido principalmente resultado del incremento en el rendimiento y de la expansión del
área cultivada. Se estima que existen 1 800 millones de ha de tierra de calidad óptima disponible para uso
agrícola futuro, no obstante, este escenarios aparentemente favorable se ve seriamente afectado por una
serie de factores. La mayoría de la tierra cultivable es apta para un número relativamente limitado de cultivos
(v.g. olivos en el norte de Africa). En segundo lugar, más del 90% de la tierra que se encuentra disponible
para fines agrícolas está en América Latina y en el Africa Sub-Sahariana; esto significa que la expansión
simplemente no es una opción para la mayor parte de Africa Septentrional, Europa Oriental, Asia y Oriente
Medio. Aun en aquellas áreas en donde parece existir un potencial de expansión, se estima que más del
70% de la tierra disponible tiene uno o más limitantes de suelo y relieve. Debido a estos factores, la
expansión30 del área cultivada que se ha proyectado en las regiones en desarrollo para el 2030 alcanzará
únicamente la mitad de la tasa histórica -lo que añadirá aproximadamente 120 millones de ha al total
actual31. No obstante, no deja de extrañar que para el año 2030, a pesar del incremento poblacional a más
de 2 mil millones de personas en los países en desarrollo, el porcentaje promedio de tierra cultivable
disponible por persona relacionada con la agricultura, podría incrementar32 debido a la estabilización de las
poblaciones agrícolas.

A pesar del costo elevado que por lo general implica desarrollar sistemas de riego, el uso de tierra irrigada
ha aumentado en tres veces la tasa de expansión global para tierra de cultivo. El área total con riego en los
países en desarrollo se ha duplicado desde 1961 -ha alcanzado los 197 millones de ha. Esto sustenta el
argumento que muchas áreas en los países de desarrollo han experimentado limitaciones a una mayor
expansión durante varias décadas, o más. No obstante, la intensificación por medio del riego tiene sus
límites. En la actualidad, ésta consume alrededor del 70% del volumen total de agua apta para el consumo
humano; es probable, no obstante, que esta proporción experimente un descenso durante los próximos 30
años, debido al incremento del uso del recurso hídrico en las áreas urbanas y para fines industriales. A
pesar del hecho de que únicamente 7% del total de los recursos hídricos renovables de los países en
desarrollo se explota en la actualidad, se espera que las tasas de crecimiento de riego actuales se reduzcan,
debido a estas demandas antagónicas; sumadas al hecho de que la mayor parte del agua disponible no se
encuentra ubicada en áreas donde ésta es requerida para la agricultura.

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La expansión de la agricultura, sumada a los cambios en las tecnologías de producción, ha tenido como
resultado una disminución de la biodiversidad en las últimas décadas. Además de la bien publicitada
disminución de la flora y fauna nativas ha habido una reducción considerable en el número de variedades
cultivadas, que ha afectado en particular a los principales cultivos de cereales: trigo, maíz y arroz. Además,
se ha producido una pérdida similar de biodiversidad de los animales domésticos. No obstante, las prácticas
actuales de fitomejoramiento podrían revertir esta tendencia al facilitar la preservación del material genético
y al crear una reserva genética más diversa de las variedades modernas.

La agricultura contribuye en la actualidad con alrededor del 30% de la emisión antropogénica de gases de
invernadero. Se espera que la producción de estos gases por parte de los cultivos disminuya en el futuro;
pero, la producción de metano derivado de la actividad ganadera podría aumentar de manera substancial.
La evidencia disponible33 es concluyente en que los impactos derivados del cambio climático mundial serán
significativos. Se espera que la temperatura promedio del planeta en general se incremente en
aproximadamente 1,4 a 5,8 °C durante los próximos 100 años; se espera además que se dé un aumento
dramático en la incidencia de situaciones extremas en el clima (temperatura, precipitación y vientos). Las
predicciones obtenidas en base a los modelos de simulación climática desarrollados por el Panel
Intrergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en Inglés), que ha tomado como base el
incremento del 1% en la emisión anual de gases de invernadero, demuestran que en 80 años los eventos
climáticos extremos, que en la actualidad se experimentan una vez cada 100 años, ocurrirán en forma
habitual. El incremento de las temperaturas se traducirá inevitablemente en un aumento en el nivel de los
mares -que según estimados incrementó entre 0,1 y 0,9 metros durante este siglo.

Es de esperar que tanto la agricultura como la seguridad alimentaria se vean afectadas por el cambio
climático; no solamente, se producirá un cambio en el rendimiento de los cultivos, sino que se requerirán
grandes inversiones en infraestructura. Entre los impactos que el Grupo de Trabajo del IPCC prevé está la
disminución del rendimiento potencial de los cultivos en la mayoría de regiones tropicales y subtropicales; y,
si el incremento en la temperatura alcanza un límite mayor al rango previsto, también se dará un incremento
de temperatura en las latitudes medias34. Otro estudio realizado recientemente, estima que el rendimiento
de los cultivos podría experimentar un descenso de un quinto en un sinnúmero de países en desarrollo35.

Se prevé que la disponibilidad del recurso hídrico, particularmente en el subtrópico disminuya; a pesar que
algunas áreas, como el Sudeste de Asia se verán expuestos a volúmenes mayores de agua, como resultado
de la intensificación de la actividad de los monsones. Se prevé además, un aumento generalizado del riesgo
por inundación como resultado del aumento en el nivel de los océanos y de un incremento en la intensidad
de las precipitaciones provenientes de tormentas, huracanes y de los monsones. La disponibilidad laboral
también podría verse afectada por el incremento que se prevé en la contagio de enfermedades; tanto
aquellas transmitidas por un vector (v.g. malaria), como aquellas transmitidas a través del agua (v.g. cólera).
De manera general, el incremento en la variabilidad del clima, y por ende en la productividad agrícola,
incrementa de manera substancial los riesgos que los agricultores deben enfrentar, sumada a una reducción
concomitante en la inversión y en el uso de insumos.

CIENCIA Y TECNOLOGIA

Las inversiones realizadas en el desarrollo de tecnologías y en la investigación agrícola se han expandido


rápidamente en las últimas cuatro décadas. Durante este período se dieron importantes reformas técnicas e
institucionales que moldearon los patrones del desarrollo y difusión de tecnologías. A inicios de la década de
1970 se estableció el Grupo Consultivo Sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI) y los Sistemas
Nacionales de Investigación Agrícola (SNIAs) se fortalecieron. Durante el período 1980 y 1990 se
establecieron asociaciones entre los GCIAIs y los SNIAs, incluyendo a los consorcios eco-regionales.
Durante la última década, no obstante, un sinnúmero de SNIAs se han enfrentado a limitaciones
presupuestarias, toda vez que se implementaron reformas macroeconómicas.

Es innegable que el enfoque tradicional de investigación de los GCIAIs y SNIAs, que se centra en las
tecnologías de producción de cultivos alimenticios y que hace énfasis en variedades mejoradas de mayor
rendimiento ha tenido mucho éxito. Aproximadamente tres cuartos (71%) del crecimiento de la producción
desde 1961 ha sido resultado de un incremento en el rendimiento. Este incremento ha contribuido a generar
una mayor seguridad alimentaria en las regiones en desarrollo y ha sido un factor determinante en la
reducción de los precios reales de los granos. Es significativo que las proyecciones de la FAO para el 203036
revelen un incremento continuo en el rendimiento promedio de los cereales en los países en desarrollo, tanto
bajo condiciones de secano como con bajo riego.

Cuadro 1.3 Rendimiento Promedio de Cereales (1961-97) en Países en Desarrollo


(t/ha)
1961-3 1995-7
Trigo 0,9 2,5
Arroz 1,8 3,5
Maíz 1,2 2,6
www.fao.org/3/y1860s/y1860s03.htm 13/18
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Todos los cereales 1,2 2,5


Fuente: FAO 2000a

No obstante, muchos pequeños agricultores de bajos ingresos que viven en áreas marginales no se han
beneficiado del incremento en el rendimiento de estos cereales, y por lo general, se ha dado poca prioridad
a la necesidad de invertir para desarrollar tecnologías para otros cultivos. Si bien el sector privado y las
grandes organizaciones de agricultores han hecho fuertes inversiones en investigación dirigida a cultivos
comerciales de importancia económica, como café, té, caña de azúcar y banano, muchos productos
tropicales básicos y cultivos comerciales menores han recibido poca atención. De manera similar, las
inversiones realizadas en la investigación ganadera no se equiparan con la contribución que este subsector
hace al ingreso del hogar agropecuario, o PIB agrícola. Solamente uno de los centros de investigación
GCIAI -Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI, por sus siglas en Inglés), se concentra en la
investigación ganadera; aunque otros centros cuentan también con otros programas de producción
ganadera. A diferencia de lo anterior, la investigación agrícola en los países industrializados ha estado bien
financiada por parte del sector privado. En consecuencia, los países desarrollados cuentan con una gama
mucho más amplia de tecnologías nuevas para sus sistemas de producción y cultivos de interés, a diferencia
de los sistemas de producción de los pequeños agricultores, que viven en países en desarrollo.

De manera general, la investigación se ha centrado primordialmente en la intensificación de la producción


agrícola y ganadera, que se realiza, por lo general por medio de la adquisición de insumos. La investigación
para desarrollo de tecnologías integradas, que permitan diversificar las formas de subsistencia de los
pequeños agricultores e incrementar la sostenibilidad del uso de la tierra, se ha dado en menor grado. Por
ejemplo, se sabe muy poco acerca del papel que la materia orgánica tiene en el suelo, del desarrollo de
sistemas de labranza mínima, del uso de recursos orgánicos al nivel de finca en combinación con el uso de
fertilizantes y la función de las leguminosas en la fijación biológica del nitrógeno. Así también, la
investigación que se ha realizado en manejo integrado de plagas (MIP) o en control de malezas ha sido muy
limitada. Puesto que estos temas son de poco interés para el sector privado, existe el peligro de que además
sean ignorados por las instituciones públicas de investigación.

A pesar de estos limitantes, la agenda global de investigación está cambiando su enfoque anterior, que se
centraba en el desempeño de un cultivo en particular, a una aceptación cada vez mayor de la importancia
del incremento de la productividad de los sistemas. Este incremento se entiende, de manera general, como
la interacción más efectiva entre empresas agrícolas diversificadas, manejo sostenible de los recursos y una
mejora en la focalización de las tecnologías, dirigidas hacia las mujeres agricultoras y hogares más
desfavorecidos. Probablemente lo más importante a largo plazo es que las modalidades institucionales están
en un franco proceso de cambio, de un enfoque centrado en el sector público, primordilamente impulsado
por el sistema internacional, hacia un énfasis en la relación entre el sector privado y público, que se deriva
principalmente de las demandas del cliente. Estos cambios están siendo acompañados por una creciente
comprensión de los problemas y oportunidades que experimentan los agricultores y por una mayor
disposición para combinar el conocimiento nativo con la información actual.

Es muy probable que el incremento en las inversiones realizadas en biotecnología aumente la productividad
en la investigación agrícola y tenga el potencial para revolucionar las prácticas de la producción, mediante la
generación de variedades de cultivo adaptadas a las condiciones locales. A pesar de que ha habido un
descenso gradual en el financiamiento público nacional e internacional para la investigación agrícola y
servicios de extensión, la investigación del sector privado en biotecnología ha tenido un amplio apoyo;
aunque por lo general en lo relacionado a cultivos alimenticios tropicales. Es probable que la mayor parte de
estas investigaciones se centren en la generación de insumos dirigidos a obtener mayores ganancias,
cultivos de exportación y agroprocesamiento.

LIBERALIZACIÓN DEL COMERCIO Y DESARROLLO DEL MERCADO

Si bien el proceso de globalización se caracteriza por presentar una amplia gama de cambios a todo nivel. El
énfasis del presente documento se ha puesto en la reforma económica y en la liberalización del comercio.
Para fines de la década de 1970 las economías de varios países en desarrollo habían experimentado una
fuerte distorsión como resultado de una excesiva intervención y control gubernamental. La mayoría se
encontraba en serias dificultades económicas, con altos niveles de inflación, con balanzas de pago
excesivamente abultadas y déficit fiscal, con una elevada proporción de deuda externa, con tasas de
crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) negativas o que no conseguían igualarse al ritmo del
incremento de la tasa poblacional. A fin de hacerle frente a estos problemas, el Fondo Monetario
Internacional, y posteriormente el Banco Mundial y otras instituciones internacionales, así como organismos
donantes bilaterales pusieron en marcha programas de crédito que financiaron las balanzas de pago de un
sinnúmero de países en desarrollo, bajo la condición de que se aplicaran Programas de Ajuste Estructural.
Estos Programas de Ajuste Estructural (PAEs) han tenido como resultado la liberalización del comercio y del
sistema que caracterizaba a las tasas de cambio y han reducido de manera radical los subsidios en muchos
de los países en desarrollo. No obstante, los ajustes estructurales no han conseguido eliminar el sesgo
urbano de las políticas en los países en desarrollo.

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Los PAEs han incorporado reformas específicas para el sector agrícola. Estas incluyen medidas dirigidas a:
(i) terminar con los monopolios de comercialización; (ii) reducir la participación paraestatal en la provisión de
insumos en la comercialización y en el procesamiento; (iii) reducir o eliminar los subsidios, control de precios
y los impedimentos a las actividades realizadas por el sector privado; (iv) eliminar las restricciones para el
desarrollo del comercio internacional; y (v) promover la participación del sector privado. Las actividades a
pequeña escala, de fácil administración, que requieren poco conocimiento técnico y un capital limitado han
sido adoptadas rápidamente. La más importante de éstas actividades es la industria harinera. En muchos
países la comercialización de granos ha sido el primer servicio agrícola de importancia en ser privatizado
debido a la existencia previa de mercados paralelos; ya que las juntas de comercialización de granos han
impuesto importantes cargas financieras a los gobiernos.

En los últimos años, tanto los acuerdos internacionales como el establecimiento de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) han contribuido a impulsar la liberalización del comercio. Los mercados tienen un papel
fundamental en el desarrollo agrícola, puesto que son los responsables de formar los nexos entre la finca y
las economías rurales y urbanas; estas últimas se constituyen en la base de la que depende el proceso de
desarrollo, como lo ha señalado Mellor (anteriormente ya señalado). Como resultado de la disminución de
los limitantes que enfrentan el comercio y la inversión internacional, el proceso de liberalización del comercio
está generando cambios en la estructura de la producción a todo nivel -incluyendo los sistemas de
producción agropecuaria de pequeños propietarios en un sinnúmero de países en desarrollo.
Recientemente, el desarrollo del mercado ha experimentado una aceleración como respuesta a las fuerzas
del mercado; así también, los patrones de producción y el uso de los recursos naturales están
experimentando profundos cambios en respuesta a estas tendencias. El ritmo de cambio que ha resultado
de esta transición ha tenido, no obstante, importantes efectos negativos. Durante la década de 1980 e inicios
de la década de 1990, la incidencia de la pobreza fue mayor en muchos sistemas de producción
agropecuaria. Esto se dio como resultado de la reducción del apoyo gubernamental y se debió también a la
caída de los precios de los principales rubros producidos por los pequeños agricultores.

Los productos de los países en desarrollo que son competitivos en los mercados internacionales se
beneficiarán con el descenso de las barreras arancelarias existentes entre los distintos países en la
actualidad. Así también, si se eliminan los subsidios al productor en los países industrializados, pues estos
productos reemplazarán aquellos que hasta este momento se ven amparados por estas barreras de
protección. Las tendencias sociales económicas y culturales que se dan en general, también contribuirán a
la profunda reestructuración que experimentará la demanda del mercado, a medida que el incremento de la
urbanización, el aumento de los ingresos, la mejora en las comunicaciones y la difusión de las preferencias
culturales ejerzan sus efectos sobre el mercado. La disponibilidad de nuevas tecnologías de producción,
poscosecha y transporte cambiará también los patrones de demanda haciendo que los mercados tengan
acceso a nuevos productos, antes inaccesibles -o a productos tradicionales bajo diferentes formas de
presentación.

POLITICAS, INSITUCIONES Y BIENES PÚBLICOS

El desarrollo de sistemas de producción agropecuaria de naturaleza dinámica requiere de un entorno


adecuado de políticas. Más aún, el establecimiento de los nexos finca, entorno rural y urbano, descritos por
Mellor37 requiere de una demanda efectiva. En este contexto, el cambio más importante que se ha dado
durante los últimos treinta años ha sido el ajuste estructural (ver arriba). Esto implicó, que de manera
generalizada se dejara de considerar a la autosuficiencia alimentaria nacional como un elemento
predominante en la generación de políticas para las áreas rurales.

En la década de 1960, para muchos gobiernos el afianzar la seguridad alimentaria se constituyó en una
necesidad apremiante y se usó para justificar la intervención directa que se dio en la comercialización
agrícola, almacenamiento, licencias de importación, subsidios a los insumos y otras áreas. A pesar de que la
autosuficiencia alimentaria nacional ya no es el objetivo primordial de las políticas, la seguridad alimentaria
de los hogares continúa siendo un asunto clave en las políticas tanto para los países en desarrollo como
para el resto del mundo. Este tema tuvo mucho énfasis tanto en la Cumbre Mundial de la Alimentación
realizada en 1996 con el auspicio de la FAO, como en las actividades de seguimiento en el desarrollo.

A medida que los programas de ajuste estructural han avanzado, en los últimos años los generadores de
políticas han enfocado de manera cada vez más creciente su atención a la eficiencia en la provisión de
servicios por medio de la reestructuración de las instituciones. Esto ha tenido como resultado importantes
efectos a largo plazo: la delegación de muchos de los roles tradicionales del sector público a la sociedad civil
y al sector privado. También ha conducido a la descentralización de los servicios gubernamentales, que aún
se mantienen y a la reducción de la inversión estatal en la provisión de servicios públicos.

Las dos primeras tendencias encajan muy bien en la disposición, que se da a un nivel social más amplio, de
incentivar la participación local en la toma de decisiones y en la asignación de recursos. La tercera
tendencia, es primordialmente resultado de la transferencia de importantes responsabilidades
gubernamentales al sector privado. Es muy probable que estas tendencias continúen ganando importancia
durante las próximas dos décadas. No obstante, a pesar de ofrecer beneficios significativos en términos de
movilización de recursos no gubernamentales, y de una respuesta más efectiva de las actividades públicas a

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las necesidades locales, estas tendencias también han creado dificultades. La respuesta del sector privado
ha sido lenta o simplemente parcial y en muchos casos ha carecido de los incentivos necesarios para
reemplazar a los servicios públicos en las áreas financiera, de investigación, extensión, educación, salud e
incluso en el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura -particularmente en las áreas rurales en donde
la pobreza es generalizada. En este contexto, los pequeños agricultores y los hogares con mujeres jefas de
hogar han sufrido de manera desproporcionada. El elemento faltante ha sido la creación de nuevos servicios
públicos que permitiera crear un entorno de apoyo al crecimiento de las actividades llevadas a cabo por el
sector privado y que permitiera fortalecer tanto la equidad como la sostenibilidad medioambiental.

A pesar de esta omisión crítica, el fortalecimiento de las instituciones locales, -que implica la
descentralización y democratización al nivel local- es bastante evidente en muchos países. En los últimos
años, el papel de la mujer en los gobiernos locales se ha visto fortalecido en algunos países, aunque los
resultados a largo plazo aún no se evidencian. Estas tendencias han sacado a la luz desacuerdos existentes
entre las autoridades centrales y locales, en cuanto a la definición de prioridades de desarrollo y de
asignación de recursos; así como, respecto al desarrollo de mecanismos de vigilancia. Los cambios que se
han experimentado en algunas otras políticas han tenido un efecto dramático en los incentivos para la
producción en algunos sistemas de producción agropecuaria. Por ejemplo, la introducción de las políticas de
incentivo al nivel de hogar agropecuario individual, fomentó la producción alimenticia y agrícola de la noche
a la mañana en Vietnam, que anteriormente era un país con déficit de producción de alimentos y que ha
pasado a ser un país exportador de alimentos. De manera similar, la adopción del sistema de
responsabilidades al nivel de hogares individuales en China dio como resultado un incremento dramático en
la producción y significó un cambio importante en las estructuras de la producción.

Las políticas relacionadas con el acceso y control de los recursos naturales -en particular de la tierra y el
agua- son cada vez más relevantes. A medida que las poblaciones continúen creciendo y que aumente la
degradación de las tierras marginales, se intensificará la demanda de un acceso equitativo a los recursos
por parte de las poblaciones más desfavorecidas, minoritarias y nativas. A pesar de que el crecimiento en
las tasas de urbanización aliviará algo la presión, los gobiernos que no puedan desarrollar e implementar
políticas efectivas con relación a la tenencia de la tierra, manejo del agua y reforma tributaria, enfrentarán el
riesgo de que se produzcan serios conflictos sociales.

INFORMACIÓN Y CAPITAL HUMANO


La evolución de los sistemas de producción agropecuaria basada en una especialización cada vez mayor
(v.g. planteles avícolas a gran escala) o una intensificación integrada (v.g. arroz-peces-patos) ha requerido
de mayor conocimiento por parte de los administradores agrícolas. La necesidad de contar con mejor
información y capital humano más preparado ha aumentado a medida que los sistemas de producción se
han integrado a los sistemas de mercado regionales, nacionales e internacionales. En la actualidad, un buen
numero de agricultores en los países en desarrollo comprende mucho mejor la naturaleza de la demanda a
la que debe responder -en términos de las implicaciones que la demanda tienen en la selección de
variedades, programación de las siembras, embalaje y químicos permitidos. Como resultado de esto, los
agricultores han modificado de manera progresiva sus prácticas de producción y la gama de productos
cultivados en respuesta a los patrones cambiantes de la demanda. Este enfoque basado en el conocimiento
no se ha adoptado de manera generalizada en los países en desarrollo, aparte de un grupo relativamente
reducido de productores comerciales que cuentan con una educación formal. No obstante, las experiencias
obtenidas con algunos pequeños agricultores demuestran que este enfoque es factible incluso entre los
productores que viven en pobreza extrema. Es muy posible que durante los próximos treinta años se
intensifiquen los ajustes realizados en el sistema basado en el conocimiento de la demanda, dependiendo
del ritmo y del tipo de evolución que los sistemas de producción agropecuaria experimenten.

La falta de educación, información y capacitación, por lo general son factores limitantes clave en el
desarrollo de los pequeños agricultores. Algunos expertos anticipan una revolución en la información que
pondrá al alcance de los pequeños agricultores una cantidad considerable de información tecnológica, de
mercado e institucional. No obstante, es poco probable que la mayor parte de esta información esté al
alcance de la mayoría de los productores en países de bajos ingresos en los próximos años, aunque las
operaciones comerciales podrían experimentar beneficios. Los problemas de inequidad en el acceso y
difusión, que se generarán como consecuencia de haber relegado a las poblaciones marginales serán
inevitables.

Uno de los logros más importantes obtenidos en un sinnúmero de países en desarrollo en las últimas tres
décadas ha sido la disminución en las tasas de analfabetismo y la generalización de la educación primaria
en la mayor parte de la población rural. Frente a los importantes réditos que se derivan de la educación
primaria, ampliamente demostrados, se prevé que la educación rural se generalizará considerablemente en
aquellos países en donde la discriminación de género es mínima, en donde el conflicto civil sea inexistente y
donde la estabilidad económica pueda ser mantenida. Estos avances pueden permitir a las próximas
generaciones estar mejor equipadas para participar en una agricultura basada en el conocimiento y para
utilizar la creciente base de información.

www.fao.org/3/y1860s/y1860s03.htm 16/18
12/5/2020 Sistemas de Producción Agropecuaria y Pobreza

La educación primaria y superior se han generalizado de manera paralela en la mayoría de países en


desarrollo; por lo tanto, en varios países, los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil cuentan en la
actualidad con una dotación estable de graduados en el área agrícola, que pueden proveer de servicios
técnicos a los agricultores. No obstante, muchos expertos están convencidos de que el sistema educativo
agrícola debe someterse a una reforma curricular, que tenga como resultado una reforma radical en la
calidad y en la importancia que se dé a este tipo de capacitación.

La presencia de conflictos armados, la migración de los hombres en busca de empleos remunerados y las
crecientes tasas de mortalidad producidas por el VIH/SIDA han conducido a un incremento en el número de
hogares presididos por mujeres y han producido una carga considerable en la capacidad de las mujeres
para producir, proveer y preparar alimentos. A pesar del papel cada vez más prominente que las mujeres
desempeñan en la agricultura, éstas siguen sufriendo severas desventajas en su acceso a las actividades
comerciales. Una investigación de la FAO demostró que las mujeres agricultoras tenían únicamente un 7%
de acceso a los servicios de extensión agrícola al nivel mundial y que únicamente el 11% de los funcionarios
de extensión son mujeres38. Es todavía frecuente que en los países en desarrollo se niegue a la mujer el
estatus legal necesario para permitirle el acceso a los créditos. Esta falta de acceso a los servicios
financieros rurales es un impedimento en los esfuerzos que las mujeres realizan para mejorar sus
actividades agropecuarias. No obstante, se prevén mejoras en estas áreas en las próximas décadas, a
medida que las mujeres se organicen de mejor manera, a fin de hacer valer sus derechos.

A pesar de que en el pasado muchos de los esfuerzos de desarrollo no alcanzaron a las mujeres -debido a
que los planificadores tenían una comprensión bastante pobre acerca del papel que la mujer tenía en la
agricultura y en la seguridad alimentaria del hogar- en la actualidad se están haciendo esfuerzos para tomar
en cuenta la situación real de la mujer. También se espera que como resultado de una mejora en la
educación primaria la situación de la mujer mejore, ya que un número cada vez mayor de mujeres dedicadas
a la agricultura podrá comunicarse de manera directa y en el mismo lenguaje con los funcionarios de
extensión, banqueros o administradores de agronegocios. A pesar del incremento en la sensibilización
respecto a los roles de género, la incapacidad de alcanzar a las mujeres con servicios efectivos es todavía
generalizada. Entre los expertos en desarrollo es ampliamente aceptado que en el empoderamiento de la
mujer reside la clave para mejorar los niveles de nutrición, tanto infantil como familiar, para mejorar la
producción y distribución de alimentos y productos agrícolas, y para elevar las condiciones de vida de las
poblaciones rurales. Se ha llegado a la conclusión de que si la mujer en Africa recibiera el mismo nivel de
educación que el hombre, el rendimiento agrícola experimentaría un incremento de entre el 7 y 22%39. De
manera similar, un mejor acceso al crédito, a la tierra y a los servicios de extensión permitiría a las mujeres
realizar una contribución aun mayor al propósito de eliminar el hambre y la pobreza rural. A medida que el
sesgo de género sea eliminado, en las próximas décadas - por lo general frente a severas limitaciones
culturales y religiosas- la productividad al interior de los sistemas de producción agropecuaria experimentará
una importante transformación.

GUÍA PARA EL LECTOR


El presente estudio esboza los retos futuros, las oportunidades y las estrategias propuestas para el
desarrollo agrícola de las regiones en desarrollo. En este capítulo se ha presentado la importancia del
análisis de los sistemas de producción agropecuaria, prestando especial atención a la descripción de las
tendencias clave que se prevé influirán en la evolución de los sistemas de producción durante los próximos
treinta años. Tomando como base las proyecciones de la FAO40 y haciendo uso de una amplia gama de
bases de datos, en los capítulos 2 - 7 este libro caracteriza y analiza los principales sistemas de producción
agropecuaria de las seis regiones en desarrollo del mundo. Puesto que una sola región puede presentar
hasta 16 sistemas diferentes, en cada región se han seleccionado únicamente de tres a cinco sistemas para
su análisis detallado. Este análisis se ha dividido en tres secciones: (i) características; (ii) tendencias y
problemas (iii) prioridades. Cada análisis regional concluye con una discusión de las prioridades estratégicas
para la región. En el capítulo 8 se presentan los factores comunes, los desafíos y las prioridades
transversales que surgen de estos análisis. Finalmente, en el capítulo 9 se presentan las Conclusiones y las
Perspectivas Futuras de estos sistemas.

Notas de pie de página:


1 FAO 1996a.
2 FAO 1999a.
3 Al nivel internacional, el término `pobreza' se aplica a aquellos pobladores que ganan menos de 1US$ al día.
4 Asamblea General de las Naciones Unidas 2000.
5 Banco Mundial 1997.
6 Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola 2001.
7 Las proyecciones completas para el 2015 y 2030 se resumen en FAO (2000a).
Estas proyecciones, realizadas por la FAO, son ampliamente utilizadas en el presente libro.
8 El Banco Mundial clasifica a los países en desarrollo en seis regiones; esta clasificación se adoptó para el análisis que subyace
al presente estudio. En el Anexo 3 se encuentra la lista de países que conforman cada región.
9 La FAO define como población agrícola a la población que depende de la agricultura, la caza, pesca o forestería para su
subsistencia. Este estimado comprende a todas aquellas personas activamente involucradas en actividades agrícolas y a sus
dependientes económicamente inactivos.
10 Fondo de Población de las Naciones Unidas 2000.

www.fao.org/3/y1860s/y1860s03.htm 17/18
12/5/2020 Sistemas de Producción Agropecuaria y Pobreza
11 Fondo de Población de las Naciones Unidas 2000.
12 La desnutrición se define como la situación en la que la ingesta de alimentos de un individuo no cubre los requerimientos
básicos de energía.
13 Las regiones corresponden a aquellas empleadas por la FAO (2000a) - ver la lista de los países que se incluyen en cada
región en el Anexo 3. No existen datos disponibles para Europa Oriental y Asia Central.
14 FAO 2000a.
15 Banco Mundial 20001b.
16 No obstante, algunos países cuyo sistema económico estaba basado en la planificación central (v.g. Mongolia, Georgia)
presentan tasas más elevadas de pobreza urbana que de pobreza rural.
17 Por ejemplo, Datt y Ravallion 1998.
18 Mellor 2000.
19 Un sinnúmero de publicaciones proveen definiciones para los sistemas de finca y los sistemas de producción agropecuaria
que hacen énfasis en diferentes aspectos del sistema. Por ejemplo, en lo relacionado a componentes del sistema y a las
interrelaciones que se dan entre sistemas (ver Dillon et al 1978 y Shaner et al 1982). Además en lo que se refiere a los procesos
biofísicos y socioeconómicos que son complementarios (ver Norman et al 1982).
20 Lightfoot et al., 1991.
21 Los hogares de refugiados y trabajadores agrícolas sin tierra o que no poseen ganado por lo general no se consideran
hogares agropecuarios.
22 Ver también la nota de pie de página 19 en relación a la diversidad de definiciones que se dan de los sistemas de producción
agropecuaria.
23 Collinson (2000) presenta un completo recuento histórico respecto a la evolución del enfoque de los Sistemas de Producción
Agropecuaria.
24 A pesar de que ambos enfoques se centran en el agricultor y reconocen la diversidad de las formas de subsistencia, el
enfoque de Formas de Subsistencia Sostenibles (ver Ellis [2000] para una visión sucinta y completa) hace mayor énfasis en la
vulnerabilidad.
25 Finca típica para el caso de agricultura comercial o a gran escala.
26 Autores anteriores han seguido convenciones diferentes a este respecto. Ruthenberg (1971) se refiere a grupos o familias de
sistemas de producción agropecuaria al nivel mundial, v.g. sistemas de cultivo cambiantes. Fresco (1986), por su parte, aplica
nombres en singular para los sistemas de producción.
27 FAO 1999c.
28 Nótese que las redes de seguridad se excluyen de esta evaluación pues se consideran medidas paleatorias, que por lo
general no están dirigidas a impulsar a los hogares fuera del círculo de la pobreza.
29 El equipo de expertos está constituido en su mayoría por personal y consultores de la FAO.
30 FAO 2000a. Es evidente que la tasa real de expansión dependerá del tipo de evolución que estos sistemas experimenten.
31 FAO 2000a.
32 Los cambios en la disponibilidad de área cultivada per cápita variarán considerablemente de una región a otra. Se prevé que
casi la totalidad de tierra adicional cultivada provenga de la expansión de la frontera agrícola que tendrá lugar en Africa y
América Latina, mientras que el área cultivada puede disminuir en áreas como el Medio Oriente.
33 Panel Intergubernamental del Cambio Climático 2001.
34 Se debe señalar, no obstante, que esto se refiere a descensos en el rendimiento potencial, pues en muchos sistemas de
producción otros factores pueden constituir un limitante más severo que el impacto del calentamiento global.
35 Fischer et al., 2001.
36 FAO 2000a.
37 Mellor 2000.
38 FAO 1990b.
39 FAO 1990b.
40 FAO 2000a.

www.fao.org/3/y1860s/y1860s03.htm 18/18

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