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Unidad 4

1 //Escenario
Escenario27
Lectura fundamental
Fundamental

Teorías de
Etapas clásicas
un plan
de de
la inteligencia
comunicación
estratégica

Contenido

1 Introducción

2 Teorías clásicas de la inteligencia

3 Críticas a las teorías clásicas de la inteligencia

Palabras clave:inteligencia, teorías clásicas, cociente intelectual, factor G, inteligencia cristalizada.


1. Introducción
La inteligencia tal vez sea uno de los términos con el cual nos encontramos más familiarizados, pero
que a la vez más desconocemos. Nuestras intuiciones relacionan la inteligencia con el éxito en algunas
tareas y en ocasiones, con la creatividad. Los test de inteligencia son de las pruebas más conocidas en
psicología y por otras profesiones que las utilizan con fines diagnósticos. Pero ¿qué es en realidad la
inteligencia? ¿Qué miden estas pruebas?

En un estudio clásico en 1921 (en Sternberg & Sternberg, 2012), los editores del Journal of Educational
Psychology les preguntaron a 14 psicólogos famosos qué era la inteligencia. Aunque los encuestados
dieron respuestas diferentes, la mayoría de las ocasiones incluían dos elementos importantes:

• La capacidad de aprender de la experiencia

• La habilidad para adaptarse al ambiente circundante

En una repetición de este estudio, llevado a cabo por Sternberg y Detterman (citado por Sternberg
& Sternberg, 2012), se les hizo la misma pregunta a 24 psicólogos cognitivos expertos dedicados
al estudio de la inteligencia en la década de los 80. En esta ocasión, los encuestados también
enfatizaron en la importancia del aprendizaje de la experiencia y la adaptación al ambiente, pero la
definición se amplió incluyendo la relevancia de la metacognición (la comprensión y el control que
las personas tienen de sus propios procesos de pensamiento) y de la cultura (debido a que lo que se
considera inteligente en una cultura puede no serlo en otra).

En la revisión que realizan Nickerson, Perkins y Smith (1990) plantean la siguiente serie de procesos
cognitivos sin los cuales no podría considerarse que un organismo o máquina es inteligente:

• Clasificación de patrones

• Modificación adaptativa de la conducta: aprendizaje

• Razonamiento deductivo

• Razonamiento inductivo: generalización

• Desarrollo y utilización de modelos conceptuales

• Comprensión o entendimiento

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Sin embargo, en la historia del estudio de la inteligencia no es la aproximación desde la psicología
cognitiva la que ha primado. Los estudios más visibles han sido abordados desde una perspectiva
psicométrica en la cual la inteligencia se entiende como un tipo de ‘mapa’ de la mente en el
cual subyace una inteligencia fundamental. Para identificarla se basan en el desempeño de las
personas en los test psicométricos; por ello se denomina aproximación psicométrica. En esta, las
conceptualizaciones se basan en los resultados de las pruebas, en la manera como la mayoría de las
personas se desenvuelven en ellas (lo normal) o entendiendo las diferencias entre la forma como
responden aquellos que tienen determinadas características visibles en su entorno cotidiano (por
ejemplo, aquellos que son más exitosos en una actividad vs. aquellos que no lo son), apelando a la
validez externa de los instrumentos. En el marco de esta aproximación han surgido las teorías clásicas
que se presentan a continuación.

2. Teorías clásicas de la inteligencia


A partir de la historia del concepto de inteligencia, las teorías clásicas pueden ser agrupadas de acuerdo
con Meili (Peña del Agua, 2004) en tres tipos: monolítico, factorialista y jerárquico.

¿Sabía que...?
Los estudios sobre inteligencia han encontrado que el CI de las personas
en general ha aumentado de manera consistente, durante los últimos años.
¿El ser humano se ha vuelto más inteligente? Este es el denominado efecto
Flynn. Realice una búsqueda autónoma en internet e identifique por qué se
da este fenómeno y qué nos dice sobre la evaluación de la inteligencia.

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2.1. Enfoque monolítico

El enfoque monolítico se caracteriza porque considera que las personas tienen una cierta cantidad de
inteligencia, que está relacionada con aspectos hereditarios. Así, la inteligencia se considera un rasgo
básico que tiene diferentes manifestaciones en la actividad de un individuo.

El enfoque monolítico representa el inicio del estudio moderno de la inteligencia, usualmente


asociado con Charles Spearman, quien estudió científicamente la inteligencia y propuso que podía
ser entendida en términos de una habilidad general (o factor G), que impregna todas las tareas
intelectuales, y habilidades específicas (factores S), que son únicas para cada tarea intelectual
particular (Sternberg, 2012). Lo relevante en el estudio de la inteligencia sería ese factor G.

Los estudios de Spearman y los trabajos de Binet y Simon en Francia, durante finales del siglo XIX
y comienzos del XX, derivaron en los planteamientos del cociente intelectual, que ganaron fama
rápidamente y han permitido la comparación de las personas en términos de quien tiene más o
menos inteligencia. Uno de los conceptos más importantes retomado por la aproximación monolítica
fue el de edad mental, propuesto por Binet. Para él, la edad mental era normal si coincidía con la
edad cronológica de la persona. De acuerdo con esto, hay sujetos que tienen una edad mental
inferior a la cronológica, por lo que tendrían un “retardo”, y aquellos cuya edad mental es superior
a la cronológica, que estarían entre los “superdotados”. El trabajo de Binet y Simon fue llevado a
Estados Unidos por Terman, quien desde la Universidad de Stanford creó las escalas Stanford-Binet.
Posteriormente, David Wechsler diseñaría también las que hoy son las escalas de inteligencia más
utilizadas en el mundo (Sternberg, 2012).

2.2. Enfoque factorialista

Las teorías en este grupo comparten la idea de que la capacidad intelectual se desglosa en múltiples
aptitudes, con lo cual el perfil de cada sujeto corresponde a diferentes tipos de inteligencia, en
función de las combinaciones de aptitudes. Se trata de una “aproximación fundamentalmente
cualitativa, ya que concibe el intelecto como un conjunto de factores diferenciados que guardan entre
sí diversas formas de dependencia y organización según la teoría concreta en la que nos situamos”
(Peña del Agua, 2004, p. 30).

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Esta concepción surgió en Estados Unidos bajo la denominada teoría de los factores primarios de
Thurstone, que en la década de los 60 sería ampliada por Guilford. En el modelo de Guilford (citado
por Lohman, 1989) es posible entender la inteligencia de acuerdo con una serie de factores que
se organizan a lo largo de tres dimensiones, las cuales se grafican en el famoso cubo de Guilford,
cuyos ejes corresponden a las operaciones, los contenidos y los productos. Al ser combinados,
estos elementos dan origen a un total de 150 factores. La primera dimensión incluye la cognición,
la memoria, el pensamiento convergente y divergente y la evaluación. La segunda, cinco tipos de
contenido: visual, auditivo, simbólico, semántico y conductual, y la tercera abarca unidades, clases,
relaciones, sistemas, transformaciones e implicaciones. Así, por ejemplo, una persona podría tener un
perfil con alto desempeño para memorizar material visual y establecer relaciones sobre este, pero no
en otros factores.

Dentro del modelo factorialista también se encuentra la teoría de los tres estratos de Carroll. De
acuerdo con este modelo, la inteligencia compromete una jerarquía de habilidades cognitivas que
comprometen tres estratos (citado por Sternberg, 2012):

• El estrato I incluye muchas habilidades específicas y limitadas (por ejemplo, habilidades para
deletrear, velocidad de razonamiento).

• El estrato II incluye varias habilidades amplias (como inteligencia fluida, inteligencia


cristalizada, memoria a corto plazo, almacenamiento y recuperación a largo plazo, velocidad de
procesamiento de información).

• El estrato III es solo una única inteligencia general (factor G).

De estos estratos, el más interesante es el del medio, el cual no es ni demasiado estrecho ni


demasiado amplio. En este estrato están la habilidad fluida y cristalizada. La habilidad fluida abarca
la velocidad y precisión del razonamiento abstracto, es una habilidad para afrontar la novedad y
pensar de manera rápida y flexible. Por su parte, la habilidad cristalizada remite al almacenamiento
general de conocimiento relevante para adaptarse a la vida propia, lo cual incluye el vocabulario y
el conocimiento general. Se ha encontrado que esta habilidad correlaciona con un amplio rango de
funciones cognitivas y resultados en la vida cotidiana, como ingresos, desempeño en el trabajo e
incluso salud.

El modelo de Carroll es quizá el más ampliamente aceptado de los modelos de inteligencia basados en
las mediciones (Sternberg, 2012; Sternberg & Sternberg, 2012).

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2.3. Enfoque jerárquico

Un tercer conjunto de teorías clásicas de la inteligencia propone, también desde una aproximación
psicométrica, no solo una diversidad de factores, sino una relación jerárquica entre ellos. Los
principales modelos en este grupo son el de Burt y el de Vernon.

Burt era partidario de que la inteligencia era innata y heredada, y a partir de los planteamientos de
Spearman del factor G, propuso que no existían solo dos factores, sino cinco:

1. El factor G, que da lugar a los factores relacionales (el pensamiento lógico y el juicio estético).

2. Los factores de asociación (la memoria y la asociación productiva).

3. Los factores de contenido (la imaginación, la habilidad verbal, la habilidad aritmética, la


habilidad práctica).

4. Los factores de percepción.

5. Los factores de sensación (Hadweh y Maureira, 2017).

Basado en esta propuesta, Vernon planteó su modelo Verbal-Perceptual, en el que la inteligencia


estaba compuesta por tres niveles: un primer nivel correspondiente al factor G de Spearman; el
segundo abarcaba las habilidades verbales-educativas y espacial-mecánica, y el último factor incluía
habilidades de ejecución de actividades específicas (Carbajo, citado por Hadweh y Maureira, 2017).
De las habilidades verbales-educativas se derivan los factores menores relativos a la fluidez verbal, la
fluidez de ideas, la comprensión lectora y el vocabulario, así como la habilidad para realizar cálculos
matemáticos, por ejemplo. De otro lado, del factor espacial-numérico surgen habilidades relacionadas
con el desempeño como habilidad espacial o rapidez y precisión motriz, entre otras (Hadweh y
Maureira, 2017).

Si bien los modelos jerárquicos se propusieron como alternativa a los modelos monolíticos y
factoriales con el propósito de dar una visión más integradora, han recibido poca atención en el
campo, en el cual tradicionalmente primaron los dos primeros.

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3. Críticas a las teorías clásicas de la inteligencia
La idea de clasificar a las personas de acuerdo con el nivel de inteligencia en términos de CI siempre
ha sido bastante polémica. Piense en la manera en que un diagnóstico de este tipo podría afectar
la vida de una persona, tanto si es diagnosticado con un retardo mental o como superdotado. Este
concepto generó actitudes discriminatorias hacia poblaciones menos favorecidas o distintas. Las
aproximaciones que consideran la importancia de los factores culturales llamaron la atención sobre
este tipo de sesgos (por ejemplo, las críticas realizadas por Cole & Bruner, 1971). Así mismo, se señaló
que lo importante no era el resultado de un test, sino la autorregulación y aprendizaje que podrían
tenerse durante el proceso de enseñanza.

Teóricos como Gardner (1983) criticaron la excesiva importancia dada al CI, el cual, si bien contaba
con un poder predictivo para el éxito escolar o laboral, en otros contextos no presentaba una relación
clara, pues no consideraba variables como las interacciones con padres, pares ni el contexto social,
político y económico.

Gardner critica también el carácter poco contextualizado de los test de inteligencia y señala que al
no considerar los aspectos educativos en los que las personas han crecido, su validez es poca. Sin
embargo, hay autores como Gottfredson (1997) que defienden el factor G como un buen predictor
del desempeño ante la complejidad de las tareas que se desarrollan en la vida cotidiana, tanto en
ámbitos educativos como en los laborales. Usualmente, estos contextos requieren competencias
como reorganizar, estructurar información compleja, tomar decisiones y el uso del razonamiento. Esta
autora afirma que el factor G es un componente hereditario que tiende a ser estable en el tiempo
e inmodificable, dado que involucra procesos cognitivos básicos. Por lo tanto, desde esta mirada,
la inteligencia no estaría marcada por variables de crianza ni de contexto, sino por la forma como
funcionan los procesos cognitivos en un individuo.

Por otra parte, los oponentes de los modelos clásicos de la inteligencia consideran que la evaluación
de un factor llamado G privilegia el conocimiento cristalizado y deja de lado el conocimiento fluido,
es decir, no tiene en cuenta procesos de aprendizaje o habilidades para asimilar nueva información,
por lo tanto, no permite ver qué tanto potencial tiene un individuo para generar nuevas estrategias
en resolución de problemas o adaptabilidad a un medio. Autores como Sternberg (2015)
consideran que pruebas como Wechsler y Stanford-Binet presentan problemas de contenido, ya
que algunos sujetos pueden responder mejor que otros debido a factores individuales relacionados
a la diversidad de contextos.

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En medio de estas polémicas y derivados de los estudios que mostraban los sesgos e insuficiencias
del CI, algunos teóricos contemporáneos propusieron que la inteligencia no corresponde a un
solo dominio, sino que está conformada por diferentes aspectos, los cuales pueden especializarse
dependiendo de la experticia que el sujeto adquiere en distintos contextos, apartándose así del
concepto de inteligencia general. Los representantes de estas aproximaciones contemporáneas de
la inteligencia son Howard Gardner, con su teoría de las inteligencias múltiples; Robert Sternberg,
con la teoría triárquica, y Daniel Goleman, con su propuesta de la inteligencia emocional. Estas tres
aproximaciones serán abordadas en el próximo Escenario.

¿Sabía que...?
El estudio de la inteligencia ha tenido un gran impacto en diferentes esferas de
la vida cotidiana, dado el uso amplio de los test de inteligencia. El predominio
de una visión psicométrica ha llevado a identificar la manera en que las
personas inteligentes se desempeñan en una serie de pruebas, lo cual ha
representado ventajas pragmáticas que no siempre han estado acompañadas
de mayor comprensión sobre cuál es la naturaleza de la inteligencia y los
procesos que involucra. Las teorías clásicas (monolíticas, factorialistas y
jerárquicas), al amparo de esta visión psicométrica, han dado paso a visiones
que tratan de contrarrestar los sesgos implícitos en la elaboración de las
pruebas. En el próximo escenario abordaremos tales visiones.

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Referencias
Cole, M., & Bruner, J. S. (1971). Cultural differences and inferences about psychological processes.
American Psychologist, 26(10), 867-876. http://dx.doi.org/10.1037/h0032240

Gardner, H. (1983). Estructuras de la mente. La teoría de las inteligencias múltiples. México: Fondo de
Cultura Económica.

Gottfredson. L. (1997). Why g Matters: The Complexity of Everyday Life, Intelligence, (24), 1, 79-132.

Hadweh, M. & Maureira, F. (2017). Modelos jerárquicos y multifactoriales de la inteligencia I. En F.


Maureira (Ed.), ¿Qué es la inteligencia? (pp. 29-40). España: Bubok Publishing S. L.

Lohman, D. (1989). Human Intelligence: An Introduction to Advances in Theory and Research.


Review of Educational Research, 59(4), 333-373.

Nickerson, R. S., Perkins, D. N. y Smith, E. E. (1990). Enseñar a pensar. Barcelona (España): Paidós.

Peña del Agua, A. M. (2004). Las teorías de la inteligencia y la superdotación. Aula Abierta, 84, 23-38.

Sternberg, R. (2015). Successful intelligence: A model for testing intelligence beyond IQ tests.
European Journal of Education and Psychology, 8(2), 76-84.

Sternberg, R. (2012). Intelligence. State of the art. Dialogues in Clinical Neuroscience, (14), 1, 19-27.

Sternberg, R. J., & Sternberg, K. (2012). Cognitive Psychology. 6.a ed. Wadsworth: Cengage Learning.

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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Psicología Cognitiva


Unidad 4: Modelos de la inteligencia
Escenario 7: Las teorías clásicas de la inteligencia

Autor: Olga Lucía González Beltrán

Asesor Pedagógico: Óscar Salazar


Diseñador Gráfico: Walter Rodríguez B.
Asistente: Julieth Ortiz

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.

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