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Filososfia Parmenides y Otros
Filososfia Parmenides y Otros
1¿Elabora un mapa de Europa y ubica al país de Grecia con su respectiva capital así
como los mares que la rodean?
Parménides de Elea. Este filósofo nació en Elea a mediados del siglo VI antes de
Cristo. Fue discípulo de Jenófanes, pero se desarrolló en forma por demás superior a su
maestro. Se dice que al morir su maestro, Parménides se dedicó a instaurar su propio
sistema de pensamiento, (Elea, actual Italia, h. 540 a.C. - id., h. 470 a.C.) Filósofo
griego, principal representante de la escuela eleática o de Elea, de la que también
formaron parte Jenófanes de Colofón, Zenón de Elea y Meliso de Samos. Fundador de
la ontología, Parménides concibió lo real como uno e inmutable; desde la misma
Antigüedad, su doctrina se contrapuso a la Heráclito de Éfeso, para quien lo real es
perpetuo devenir. Ambos son considerados los más profundos pensadores de la
filosofía presocrática. Apenas se conocen datos fiables sobre la biografía de
Parménides; inciertas son incluso las fechas de su nacimiento y muerte. Sabemos que
fue hijo de familia aristocrática y que nació y vivió en Elea, antigua colonia griega
situada en la península itálica de la que toma su nombre la escuela eleática. Algunas
fuentes afirman que fue discípulo de Aminias, seguidor de Pitágoras, y otros
testimonios (entre ellos el de Platón y Aristóteles) lo consideran discípulo de
Jenófanes de Colofón, fundador de la escuela eleática.
Preocupado por la política, parece ser que intervino directamente en el gobierno y que
escribió, además, las leyes de la ciudad. Según una controvertida tradición, en los
últimos años de su vida se trasladó con su discípulo Zenón de Elea a Atenas, donde el
joven Sócrates oyó sus enseñanzas. No cabe duda de que sus doctrinas tuvieron un
fuerte impacto en el ambiente ateniense; Plutarco refiere que Pericles asistía con
interés a sus clases.
Si en algo podrían estar de acuerdo todos los filósofos del pasado y del presente es en
la sorprendente grandeza del pensamiento de Parménides. Por el rigor de sus
argumentaciones y la profundidad de sus análisis, Platón lo definió como venerado y
terrible, le dedicó un diálogo (el Parménides) y lo reconoció como padre espiritual,
hasta el punto de sentir su propio desacuerdo como una especie de parricidio. Este
prestigio está bien justificado: Parménides fue el primero en sostener la superioridad
de la interpretación racional del mundo y en negar la veracidad de las percepciones
sensibles: ver, oír o sentir no produce certezas, sino sólo creencias y opiniones.
Su doctrina, todavía objeto de múltiples debates, se ha reconstruido a partir de los
fragmentos que se conservan de su única obra, un extenso poema didáctico
titulado Sobre la naturaleza. El poema consta de un proemio y dos partes; en la
primera de ellas se señala y recorre el camino que llega a la verdad, sirviéndose de la
Todo lo anterior no es más que una especulación que no puede en modo alguno
desprenderse del poema, porque Parménides presenta este punto de partida (el ser es
y el no-ser no es) como la primera de las revelaciones que recibe de una diosa, a cuya
presencia ha sido conducido por un carro volador en el alegórico viaje relatado en el
proemio. En un primer acercamiento el lector puede sentirse inclinado a aceptar tal
revelación o incluso a calificarla de perogrullesca; sólo a posteriori, a la vista de las
consecuencias que se extraen, se capta su verdadero sentido y la naturaleza cuanto
menos problemática de ese axioma, pues «el no-ser no es» significa, en Parménides,
que no existen la nada, el vacío o el espacio.
Sentado este principio (el ser es y el no-ser no es), el resto de la primera parte del
poema expone las consecuencias que, en rigurosa lógica, se derivan del mismo, y que
no son otras que las propiedades del ser o de lo real, extraídas del análisis lógico del
concepto mismo. Así, el ser o lo real es ingenerado, imperecedero y eterno: no puede
proceder del no-ser, pues el no-ser no existe, ni disolverse en él por la misma razón.
El ser es uno, continuo y macizo: no puede estar dividido en varios seres, pues para
ello debería estar separado por algo distinto de sí mismo, lo que implicaría de nuevo
el no-ser. El ser o lo real es idéntico a sí mismo en todas partes, pues únicamente el
no-ser, que no existe, podría crear discontinuidades en su seno. El ser o lo real, por
último, es inmóvil e inmutable: no hay nada fuera de él en que pueda moverse, ni
puede cambiar y convertirse en una cosa distinta de lo que es, es decir, en no-ser. Por
este desarrollo, Parménides es considerado el fundador de la ontología, rama de la
filosofía que tiene como objeto el estudio del ser en cuanto ser.
5¿Explica por qué la Suma teológica es una de las obras más importante para Santo
Tomas.