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(Toño Mtnez)
“La Navidad turba, conmueve y a veces tritura hasta el tuétano a las personas. No sólo porque
es un mojón temporal en el que todo el mundo recuerda inevitablemente a sus muertos con
nostalgia, sino, sobre todo, porque hay que lidiar con los vivos, y con sus expectativas siempre
en conflicto con las nuestras. Estallan nuestros anhelos de dicha en Navidad, y la realidad
nunca está a la altura de nuestros deseos.” (Rosa Montero)
A los cansados que apenas esperamos nos cuesta sobrellevar la Navidad. ¿Qué
Navidad? Esa especie de felicidad empaquetada para abrir artificialmente durante
estas fechas. Ese atiborrarse de cosas para intentar colmar las carencias interiores tan
escurridizas.
Parece que las cargas pesan más aunque sean las mismas y las tristezas alcanzan su
mejor altavoz en el frenesí disimulado que hemos ido tejiendo como excusa pero que
termina siendo, al final, una encerrona.
Desde octubre la parafernalia navideña inunda las calles. Recientemente una noticia
informaba que el dictador Nicolás Madura adelantaba la navidad en su país al 1 de
noviembre. Estrategias y planes interesados que por más que intenten hacernos olvidar
el sentido de la Encarnación no pueden engañar las voces interiores que nos advierten
de semejante deriva: más allá de todo artificio deprimente de la navidad, la esperanza
oscura, su adviento conflictivo nos sigue zarandeando a pesar de las encrucijadas
encerrona, casi insoportables, que nos cuestionan e incitan a tirarlo todo por la borda.
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Si en esta Navidad tienes la impresión de que no puedes más, no te aflijas por sentir
esa dentellada perturbadora. Solo cabe acudir al portal en medio de la lucha e
incredulidad creciente sin ocultar nuestro apesadumbrado rostro. Jesús toma y besa tu
carne, mi carne. Desde nuestro ser más herido escuchemos a Dios en los vacíos más
propios: “Yo nazco en tu corazón triste. Y estaré triste contigo, hasta que juntos
salgamos de toda tristeza, hasta que juntos consolemos todas las lágrimas. No temas.
Nunca os dejaré.”
Si sigues con la impresión de llegar tarde o no llegar. Casi secos nuestros pozos. Grita
que grita o aguantando en estoico silencio. Oye el auténtico contenido de la
Encarnación y siéntete cómplice. No somos noticia pero Él se hizo carne de nuestra
carne.
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¡Oh llave, presencia, casa constantemente abierta!