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Creo en Una Sola Iglesia
Creo en Una Sola Iglesia
Por otro lado, los iconoclastas buscaron el apoyo del papa, el cual se negó
terminantemente a reconocer las ideas iconoclastas. Como consecuencia,
Constantinopla le retiró el apoyo al papa en su lucha contra los lombardos, por lo
que Esteban II tuvo que buscar la ayuda con el rey de los francos Pipino “el
breve”, el cual le da todo su apoyo. Con la subida al trono de Irene de Atenas, se
cierra el conflicto iconoclasta, ya que ella convoca el séptimo concilio ecuménico
de Nicea, el segundo realizado en esta ciudad, donde se legaliza la iconodulia.
Pero cuando el hijo de Pipino, Carlomagno asume el poder del reino franco,
el papa León III ve la oportunidad de separase de la autoridad imperial que desde
tiempos de Justiniano había tenido que obedecer. Y al coronar a Carlomagno
como emperador de occidente, el papado romano adquiere plena autonomía.
Desde ese momento ambas iglesias expanden sus zonas de influencia
evangelizando a los pueblos invasores. El conflicto por la evangelización de los
búlgaros da pie a una batalla abierta entre el patriarca de Constantinopla Focio y
el papa Nicolás I. La iglesia romana lucha por hacer valer la supremacía que había
obtenido siglos antes, mientras que la iglesia ortodoxa lucha ahora por deslindarse
de la autoridad papal. Y el argumento que esgrime Focio es que la iglesia
occidental utiliza el filioque en el credo, negando la versión nicena, por lo cual
estarían cometiendo una herejía. El emperador externó su apoyo a Focio y el
cisma era casi inminente. Pero el proceso se detuvo cuando el emperador Miguel
III fue asesinado por Basilio.
Pero el daño ya estaba hecho, y en el 1056 Miguel Cerulario solo tuvo que
dar el golpe final al cuestionar de nuevo los ritos de la iglesia romana para que el
papa León IX enviara una embajada con una bula de excomunión. Pocos días
después Cerulario respondería emitiendo una excomunión contra el papa. Este
hecho, que en el momento no fue tomado con demasiada importancia, con el
tiempo fue tomado como el punto definitivo de rompimiento entre dos iglesias que
aunque profesaban la misma religión, estaban supeditadas a ordenes políticos y
culturales totalmente diferentes.
Bibliografía
PRIMARIAS
Pselo, Miguel, Vidas de los emperadores de Bizancio, Ed. Gredos, Madrid, 2005,
474 pp.
SECUNDARIAS
Patlagean, Evelyne y colab., Historia de Bizancio, Ed. Crítica, Barcelona, 2001,
372 pp.
Norwich, John Julius, Breve historia de Bizancio, Ed. Cátedra, Madrid, 2000, 374
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Ostrogorsky, Georg, Historia del estado Bizantino, Ed. Akal, Madrid, 1984, 617 pp.