Está en la página 1de 20

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/204300963

Sociología de la cultura de masas en la obra de Raymond Williams

Article · January 2008

CITATION READS

1 3,281

1 author:

Antonio Martín-Cabello
King Juan Carlos University
42 PUBLICATIONS   103 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

I Congreso Internacional sobre Estudios Culturales Interdisciplinares (CIECI) View project

PERSA: Misleading radio advertising in health related products View project

All content following this page was uploaded by Antonio Martín-Cabello on 06 June 2014.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

SOCIOLOGÍA DE LA CULTURA DE MASAS EN LA OBRA DE


RAYMOND WILLIAMS

ANTONIO MARTÍN CABELLO


Universidad Rey Juan Carlos. Madrid

Abstract

This paper tries to show a general introduction to the cultural sociology of


Raymond Williams. The cultural sociology of Williams is strongly related with the
Marxist debates around the base-superstructure metaphor. In that sense, his
contribution to cultural theory could be present in two main periods. Firstly, the
texts related with the “culture and society” debate. Secondly, the incorporation of
British Marxist theory and the hegemony concept into the theoretical work of
Raymond Williams.

Key-Words

Sociology of Culture; Marxism; Base-Superstructure; Cultural Theory.

Resumen

Este artículo pretende ofrecer una introducción general a la sociología


cultural de Raymond Williams. La sociología cultural de Williams está fuertemente
relacionada con los debates marxistas alrededor de la metáfora base-superestruc-
tura. En este sentido, su contribución a la teoría cultural puede ser presentada en
dos períodos principales. En primer lugar, los escritos relacionados con el debate
“cultura y sociedad”. Y, en segundo, la incorporación de la teoría marxista británi-
ca y el concepto de hegemonía.

Palabras clave

Sociología de la cultura; marxismo; base-superestructura; teoría cultural.

“La relación entre la estructura


socioeconómica de una
civilización y su cultura es,
quizá, el más complicado de
todos los problemas para el
sociólogo” (Bell, 2004: 45).

241

maqueta praxis 12.p65 241 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

Introducción

A Raymond Williams (1921-1988) le tocó vivir buena parte de los aconte-


cimientos más significativos del siglo XX. Combatió en la Segunda Guerra Mundial
y vivió las profundas transformaciones que siguieron a esta contienda y modifica-
ron la sociedad del Reino Unido: la pérdida del Imperio y el creciente
multiculturalismo de su patria, la creación del Estado de Bienestar, la extensión de
los medios de comunicación y de la sociedad de consumo, el enriquecimiento ge-
neral de la población, etc. Del mismo modo, participó activamente, si bien desde su
posición de intelectual, en la política de su tiempo, en especial en las estructuraciones
y reestructuraciones de la izquierda británica.

Williams creció en el seno de una familia obrera, su padre era empleado de


ferrocarriles en Pandy, Gales. Estudió en la Abergavenny Grammar School y en
1941 fue llamado a filas, combatiendo en la Segunda Guerra Mundial. Tras la misma,
completó sus estudios de inglés en el Trinity College de Cambridge, con una tesis
sobre Ibsen presentada en 1946, dedicándose profesionalmente a la educación de
adultos (Workers Educational Association) durante los catorce años posteriores
(Edgard y Sedgwick, 2002: 225-227). En 1961 se incorporó como profesor de inglés
a la universidad de Cambridge, siendo nombrado catedrático de dramaturgia en 1974
(Higgins, 1999: 1-2). Durante su carrera colaboró con asiduidad como cronista en el
periódico The Guardian y estuvo vinculado estrechamente con la izquierda británi-
ca, siendo uno de los fundadores de la corriente conocida como Nueva Izquierda y
participando junto a otros destacados intelectuales en la Campaña para el Desarme
Nuclear (Campaing for Nuclear Disarmament o CND).

La obra de Williams es amplia y variada. Aunque por formación hubiera


debido centrarse en la teoría literaria, también abarcó la creación literaria, los me-
dios de comunicación, la política y la teoría cultural. Como recoge A. Coll Blackwell,
la obra de Williams puede ser agrupada en torno a tres grandes áreas temáticas: la
creación literaria, la crítica literaria y la teoría cultural y comunicativa (1997: 34), a
la que habría que añadir una serie de escritos políticos en sentido restringido. Di-
cha división, empero, no implica una separación sustancial pues todas las obras
están ampliamente interrelacionadas, pudiendo considerarla como una simple dis-
tinción analítica. Williams es autor de un buen número de novelas: Border Country
(1978c), Second Generation (1978b), The Volunteers (1978a), The Fight for
Manod (1979a), Loyalties (1985) y las dos partes de People of the Black
Mountain (1990 y 1989c).

El segundo gran bloque es la producción dedicada al análisis y crítica


literaria, en la que destacan obras como: Cobbett (1983b), Writing in Society

242

maqueta praxis 12.p65 242 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

(1983c), The Country and the City (1973b), Orwell (1971b), The English Novel
from Dickens to Lawrence (1970a), Drama from Ibsen to Bretch (1968), Modern
Tragedy (1966) y Drama in Performance (1954). Dentro de la misma línea
temática, editó varios libros: George Orwell: A Collection of Critical Essays
(1974a), The Pelican Book of English Prose (1969b), y publicó un buen número
de artículos y capítulos en libros (1982b; 1981a; 1971a; 1971c; 1970b; 1970c; 1962b).

Por último, Williams dedicó gran parte de su obra a la teoría cultural, por un
lado, y, por otro, a los aspectos directamente relacionados con la política. Sobre
teoría cultural destacan: Culture (1981b), Contact, Human Communication, and
Its History (1981c), Problems of Materialism and Culture. Selected Essays (1980b),
Marxism and Literature (1977), Keywords: A Vocabulary of Culture and Society
(1976b), Television, Technology and Cultural Form (1974b), Communications
(1962a), The Long Revolution (1961) o Culture and Society, 1780-1950 (1958).
Y sobre teoría política: The Politics of Modernism: Against the New Conformist
(1989d), Resources of Hope: Culture, Democracy and Socialism (1989a), Towards
2000 (1983), Socialism and Ecology (1982a), Politics and Letters. Interviews
with ´New Left Review´ (1979b) o, en colaboración con Stuart Hall y E. P. Thompson,
May Day Manifesto (1968). Sobre estos temas publicó también un buen número de
artículos y capítulos en diferentes revistas y libros.

Todos los aspectos de su producción están ligados estrechamente, ya que,


por ejemplo, no es posible aislar su teoría cultural de su concepción de la literatura.
Éste artículo se centra, pese a esta imbricación, en las obras directamente relacio-
nadas con la teoría comunicativa y cultural de Williams. Sus escritos pueden divi-
dirse en dos grandes períodos con una divisoria incierta. En primer lugar, una etapa
que llegaría hasta mediados de los años sesenta y principios de los setenta, centra-
da en torno a la polémica “cultura y sociedad”, representada por autores como
Frank Raymond Leavis en la derecha o Richard Hoggart en posiciones más iz-
quierdistas. Este debate, en líneas generales, sería la expresión británica de la
intensa disputa sobre la cultura de masas que afectó a las Ciencias Sociales duran-
te la primera mitad del siglo XX. Y un segundo momento, en el cual recoge las
aportaciones del marxismo británico y, si bien de modo limitado, del marxismo
continental y del estructuralismo. En esta segunda etapa, Williams se reconoce
trabajando dentro del paradigma marxista, si bien en una forma que denominó
“materialismo cultural”.

El debate “Cultura y Sociedad”

Suelen considerarse obras fundacionales de la teoría cultural de Raymond


Williams tanto Culture and Society, 1780-1950 (1958) como The Long Revolution

243

maqueta praxis 12.p65 243 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

(1961). Ambos libros han de interpretarse como una misma obra dividida en dos
partes porque, según el propio Willliams, son fruto de un mismo proyecto y esfuer-
zo intelectual (1961: ix-xiv). Surgen en un contexto científico caracterizado por el
rechazo o la crítica a los efectos de la modernidad en la cultura. En Reino Unido
esta corriente, conocida como “cultura y sociedad” o “cultura y civilización”,
estaba representada por autores como Mathew Arnold, Frank Raymond Leavis,
D. Thompson, D.H. Lawrence o el poeta T. S. Eliot y tuvo su órgano de expresión
más destacado en la revista Scrutiny. En los Estados Unidos posiciones similares
se encuentran en autores críticos con la llamada cultura de masas como Dwight
MacDonald o Edward Shils. La obra temprana de Williams en buena medida se
construyó en contraposición a estas críticas conservadoras de la cultura moderna.

En Culture and Society mantenía que la idea de cultura corría pareja a la


aparición de otros conceptos: la industria como institución, la democracia en sentido
práctico junto con la clase social y el arte en sentido moderno. El de cultura, por lo
tanto, es un concepto específicamente moderno. La investigación se estructuraba en
tres grandes bloques temáticos, en una búsqueda de las concepciones sobre la cul-
tura presentes en la obra de destacados intelectuales del siglo XIX, de la transición
del XIX al XX y de los primeros cincuenta años del pasado siglo XX. En general,
descubrió una evolución del concepto de cultura desde su comprensión como activi-
dad mental o intelectual a una concepción de la cultura como estilo de vida. La
transición mencionada, lejos de operar en el vacío, era consecuencia de la respuesta
humana a las condiciones de la vida diaria. Para Williams: “La historia de la idea de
cultura es un registro de nuestras reacciones, en el pensamiento y el sentimiento, a
las condiciones cambiantes de nuestra vida corriente. Nuestro significado de cultura
es una respuesta a los acontecimientos que nuestros significados de industria y de-
mocracia definen más evidentemente. Pero las condiciones fueron creadas y han
sido modificadas por los hombres. El registro de los hechos descansa en cualquier
lugar, en nuestra historia general. La historia de la idea de cultura es un registro de
nuestros significados y nuestras definiciones, pero éstas, en cambio, sólo deben ser
entendidas dentro del contexto de nuestras acciones” (1958: 295).

En este proceso de cambio distinguía tres grandes fases de opinión en


relación a las áreas del desarrollo social: la industria, la democracia y el arte (Cua-
dro 1). Cada una de estas fases eran respuesta a las condiciones de la vida diaria
de los individuos. Éstos habían de enfrentarse a las condiciones específicas de su
época, del entorno que les había tocado vivir y, en consecuencia, los grandes con-
ceptos estructuradores de la modernidad: cultura, democracia, industria y arte eran
fruto de la interrelación de los individuos con la sociedad. Las concepciones que
los intelectuales expresaban acerca de la democracia, el arte, la cultura o la indus-
trialización eran fruto de su interacción con el entorno.

244

maqueta praxis 12.p65 244 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

Cuadro 1. Fuente: Elaboración propia a partir de Williams, 1958: 296-297.

Williams estableció una crítica del concepto de masa y sus derivados: cul-
tura de masas, medios de comunicación de masas, sociedad de masas, etc. Afir-
maba que “de hecho no hay masas, sólo hay modos de ver a la gente como masas”
(1958: 300). Su crítica puede resumirse en que la noción de masa lleva implícita
una concepción de la audiencia, siendo la ideología “natural” de aquellos que con-
trolan los medios y se lucran con los mismos. Además, cuando se acepta el con-
cepto de masa no se analiza la recepción del mensaje y conlleva subrepticiamente
una idea de comunidad, de explotación de unos hombres por otros. “La teoría
completa de la comunicación de masas depende, esencialmente, de una minoría de
algún modo explotando a la mayoría” (1958: 314). Le parecía claro que los medios
de comunicación de masas no producían la cultura popular o cultura de clase obre-
ra, que era producida para ellos pero no por ellos. La clase dominante controlaba la
herencia cultural, que por definición era siempre selectiva, pero sin embargo eso
no implicaba que imposibilitara la creación de una cultura obrera.

De este modo, la distinción entre la cultura de clase obrera y la cultura


burguesa no descansaba en los artefactos culturales, ni en la producción artística;
sino en el estilo de vida completo; y, dentro de este estilo de vida, en la idea básica

245

maqueta praxis 12.p65 245 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

sobre la naturaleza de la relación social: individualista para la burguesía y comuni-


taria o cooperativa para la clase obrera. La cultura obrera hundiría sus raíces en
“la idea básica colectiva, y las instituciones, modos, hábitos de pensamientos e
intenciones que proceden de éstos [los proletarios]” (1958: 327). Los medios de
comunicación, por tanto, no eliminan la cultura de clase obrera, aunque si la afec-
tan.

El empeño iniciado en Culture and Society fue continuado en The Long


Revolution. En este estudio Williams partía del entendimiento de que las socieda-
des están inmersas en un proceso totalizador de cambio social, una “larga revolu-
ción”, en tres grandes campos: democrático, industrial y cultural, íntimamente
interrelacionados. En Culture and Society se planteaba la evolución del concepto
de cultura en relación a la democracia y la industrialización. Ahora se pretendía
continuar el análisis, tanto en su vertiente teórica –teoría de la cultura y la comuni-
cación-, como en el análisis de las más importantes instituciones culturales. Co-
menzaba situando el arte dentro del proceso general de descubrimiento y creación
humano, ya que es parte del proceso comunicativo como un todo porque “la comu-
nicación es el proceso de convertir la experiencia única en experiencia común”
(1961: 41). El arte, la mente creativa, es parte de este proceso. Se trataba, pues, de
reconciliar los dos sentidos de cultura distinguidos ya en Culture and Society:
como actividad creativa y como modo o estilo de vida.

Según Williams, el análisis de la cultura se estructura en tres categorías:


ideal, en el cual la cultura es un estado de perfección humano en función de valo-
res absolutos; documental, como cuerpo de trabajo intelectual e imaginativo (dicho
nivel está íntimamente relacionado con el primero); y social, como descripción de
un estilo de vida (valores, arte, aprendizaje, instituciones y conducta común). No
rechazaba ninguna de estas categorías, porque mantenía que todas tenían su pro-
pio rango de validez. El estudio de la cultura se centraría en “el estudio de las
relaciones entre elementos en un estilo de vida completo” (1961: 46). En el análisis
cobra especial relevancia el estudio de lo que Williams denominaba estructuras del
sentir (structure of feeling), concepto con el cual se refiere a la cultura interiorizada
por los individuos, común a la sociedad o grupos en la misma y experimentada de
modo continuo, es decir, a los valores compartidos y vividos por un grupo. “El
término se usa para describir una estructura discursiva que es un cruce entre un
inconsciente cultural colectivo y una ideología” (Storey, 2002: 81). Dicho concepto
adquiere especial importancia al ligar las formas culturales con las relaciones so-
ciales. La cultura, además, aparece conformada en tres niveles (Williams, 1961: 47
y ss.). En primer lugar, la cultura vivida, caracterizada por el hecho de sólo poder
ser completamente aprehendida por aquellas personas que viven ese momento,
que experimentan dicha estructura del sentir. En segundo lugar, la cultura registra-

246

maqueta praxis 12.p65 246 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

da devenida de la fragmentación de la cultura vivida. A este nivel es al que llega el


análisis cultural, con lo cual se pierde gran cantidad de información –no es posible
llegar a comprender todo lo implicado en una cultura vivida bajo el prisma de una
determinada estructura del sentir-. Finalmente, la tradición selectiva o registro or-
ganizado por los grupos dominantes sobre la cultura registrada, fragmentada de
nuevo.

El gran proceso de cambio social analizado por Williams en The Long


Revolution está relacionado con las imágenes preexistentes de la sociedad. Las
imágenes dominantes, afirmaba, tienden a ver las relaciones como política o deci-
sión y economía o mantenimiento. Esta definición sería fomentada por la clase
dominante y es claramente reduccionista, porque elimina las relaciones
comunicativas y de aprendizaje, de un lado, y los sistemas de relaciones basados
en la reproducción biológica de otro. El funcionamiento de la sociedad descansa-
ría: “En las relaciones actuales, siempre excepcionalmente complejas, entre el sis-
tema de decisiones, el sistema de comunicación y aprendizaje, el sistema de man-
tenimiento y el sistema de generación y crianza. No es una cuestión de buscar
alguna fórmula absoluta por la cual la estructura de esas relaciones pueda ser
determinada invariablemente” (1961: 116). Mantenía la imposibilidad de enfatizar
tan sólo las relaciones, reconociendo la variabilidad del mundo social. Los cambios
no podían ser atribuidos a un sistema en solitario. La sociedad cambia como un
todo, no siendo posible hallar una causalidad directa en un único sistema.

La segunda parte del libro analizaba los elementos culturales sometidos a


la creciente expansión cultural: la educación, la extensión de la alfabetización, el
crecimiento de la prensa popular y los cambios en la esfera literaria. Trataba de
encontrar el modo de articulación de las estructuras del sentir, los significados y
valores vividos en las relaciones con los procesos de cambio social por los que
esas estructuras se transformaban (1961: 293). Finalmente, describía la Inglaterra
de los años sesenta, punto donde había concluido Culture and Society, mostrando
como la “larga revolución” seguía desarrollándose en el ámbito económico, cultu-
ral y democrático. “Inglaterra parece, desde esas pautas, un país con un futuro
claramente obvio: industrialmente avanzado, democráticamente seguro y con un
regular y creciente nivel general de educación y cultura” (1961: 293). La larga
revolución implicaba, para Williams, que los seres humanos hacían su historia y
podían triunfar o fracasar en el intento de modificar viejas formas e instituciones
(1961: 347).

La investigación literaria, asimismo, no puede ser excluida del análisis cul-


tural excepto como estrategia analítica. Williams rastreaba el proceso de cambio
social, la “larga revolución”, en la producción literaria. Así, por ejemplo, en The

247

maqueta praxis 12.p65 247 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

Country and the City (1973b) realizaba una búsqueda en fuentes literarias de las
relaciones entre las nociones del campo y la ciudad a la luz y como resultado del
proceso de desarrollo capitalista. Trataba de describir como circundando ambos
conceptos se crean “tradiciones selectivas”, amalgamadas por la cultura dominan-
te, y “estructuras del sentir” específicas. Un estudio similar se plantea en The
English Novel from Dickens to Lawrence (1970a) donde relacionaba la produc-
ción literaria con las condiciones sociales en las cuales se gestó la novelística
inglesa, una época de alfabetización muy reducida que liga la novela a una clase
social específica: la burguesía. Este hecho generaba la exclusión de amplios gru-
pos sociales del proceso literario y producía una estructura del sentir propia de la
novela que marginaba a amplias capas de la sociedad.

Estas obras y estos planteamientos, como mantiene John Storey (2002:


83-86), suponen una ruptura profunda con el trabajo anterior de F.R. Leavis y de
la tradición de “cultura y sociedad” o de “la sociedad de masas” al poner en pie
de igualdad la cultura con otras actividades humanas (por ejemplo, el arte con el
estilo de vida de un grupo social). Además, Williams trataba de crear una defini-
ción democrática de la cultura y distinguía claramente entre el papel del emisor
y del receptor en la comunicación colectiva. Al tiempo, en dichas obras “se deja
ver, además, con facilidad, un cierto optimismo en eso que está diseñando en su
visión como <<la gran revolución>>, un optimismo por las nuevas formas de
participación democrática y reparto de los bienes simbólicos y culturales en la
sociedad” (Zubienta, 2000: 144). Este optimismo, sin duda, rompe con el pensa-
miento social anterior de autores como Mathew Arnold o T.S. Eliot respecto a
las consecuencias y posibilidades de la cultura transmitida por los, en su tiempo
novedosos, medios de comunicación como expresión singular de la cultura mo-
derna e industrial.

Debemos añadir la aparición de Communications (1962a), un libro en


tono divulgativo, pero importante tanto por el nuevo talante que intenta transmitir
en el estudio de los medios de comunicación como por su destino inicial: ser base
para una discusión en el Partido Laborista acerca de los medios de comunicación
de masas. En esta obra Williams trata de establecer una teoría de los “medios de
comunicación cultural”, tan solo “de masas” por no romper la terminología habi-
tual. Parte de nuevo del rechazo de la noción de “masa”, porque: “Es muy fácil
creer que el nivel cultural de un pueblo es algo único y fijo. Por eso resultan enga-
ñosas expresiones como <<las masas>> y <<el gran público británico>>, ya que
nos inducen a pensar no en las personas reales, que viven y crecen de diferentes
maneras, sino en algo inmenso con muchas cabezas y costumbres fijas” (1962a:
96-97). Y es precisamente el desprecio de la cultura popular por unas minorías que
aíslan y se apropian de la “gran tradición artística” lo que induce al nacimiento de

248

maqueta praxis 12.p65 248 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

la “cultura de masas”, a la cual conducen a los desheredados. En otras palabras, a


aquellos seres humanos enajenados de su cultura característica por las elites
dominadoras de los grandes medios de comunicación.

Para Williams existen cuatro grandes sistemas de comunicación en rela-


ción al grado de libertad y control ejercido sobre los mismos: autoritario (monopolio
del grupo hegemónico), paternalista (censura), comercial (libre mercado) y demo-
crático (comunicación real). Entiende que la revolución de los medios de comuni-
cación es inevitable y beneficiosa, siendo expresión del proceso general de “eman-
cipación humana” (1962a: 134). El objetivo a perseguir es una democracia activa
y culturalmente educada, en la cual: “Los valores esenciales, a mi entender, son
comunes al proceso global, y son: que los hombres desarrollen su capacidad y
poder de dirigir sus propias vidas, creando instituciones democráticas, aportando
nuevas fuentes de energía al trabajo humano y extendiendo la expresión y el inter-
cambio de la experiencia, base del entendimiento”(1962a: 135).

Esta concepción de Williams sobre los medios de comunicación ha sido


denominada realismo democrático y está basada en una defensa de la estética
realista y la confianza en que los cambios producidos por la larga revolución lleva-
rán a una mayor democratización de los medios (Stevenson, 1998: 37 y ss.). Dicha
posición descansa en una concepción antropológica derivada del planteamiento
general de su obra: “Si el hombre es un ser esencialmente creativo, con afán de
aprender y comunicativo, la única organización social adecuada a su naturaleza es
la democracia participativa, en la cual todos nosotros, como individuos únicos, apren-
damos, comuniquemos y gobernemos” (Williams, 1961: 100).

Es posible afirmar que políticamente Williams “aboga por un sistema mixto


realmente verosímil y democrático, tras las fracasadas experiencias de los países
seudosocialistas y autoritarios de Europa oriental” (Coll Blackwell, 1997: 51). Esta
línea argumental tiene paralelismos evidentes con los planteamientos de destaca-
dos intelectuales de la Nueva Izquierda. Como muestra, baste decir que la obra
que comentamos, Communications, mantiene la necesidad de un instituto de in-
vestigación sobre medios de comunicación, apoyando la labor ejercida por el Cen-
tre for Contemporary Cultural Studies de la Universidad de Birmingham –más
conocido como Escuela de Birmingham-. “Estoy particularmente satisfecho de
ver que el trabajo a largo plazo continúa, en el Centro de Estudios de Cultura
Contemporánea (CCCS) de la Universidad de Birmingham, bajo la dirección de
Richard Hoggart y Stuart Hall. (...) El Centro para Estudios Culturales Contempo-
ráneos de Birmingham es un excelente ejemplo de lo que podría ser un Instituto de
este tipo”(1961: 9 y 147). Además, buena parte de su obra encontró acomodo en la
New Left Review, lo que indica aún más su ligazón con esta corriente política

249

maqueta praxis 12.p65 249 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

(1989a; 1986; 1983d; 1981a; 1980a; 1980c; 1978d; 1976a; 1973a; 1971a; 1965a;
1963; 1962b; 1960a; 1960b; y Coppard, Whannel y Higgins, 1961; y Hoggart, 1960).

La influencia del marxismo británico: La noción de hegemonía

Posteriormente, la obra de Williams recoge el legado del marxismo británi-


co, sobre todo el concepto de hegemonía, y, en menor medida, el debate
estructuralista y post-estructuralista. Así, su obra se centra más en los procesos
materiales de la producción cultural y en la relación de la estructura social con el
entorno cultural, enfocada a través de la superación de la metáfora base-superes-
tructura (Williams, 1973a y 1977). Según N. Stevenson (1998: 38), Williams cono-
ció y empezó a utilizar la noción gramsciana de hegemonía entre los años 1960 y
1970, siendo incorporada a su parrilla teórica a partir de ese momento. A ello, sin
duda, contribuyó su cercanía a Stuart Hall, que primero desde el Centre for
Contemporary Cultural Studies de la Universidad de Birmingham y luego desde
la Open University, había difundido la teoría gramsciana en el análisis de los pro-
cesos culturales.

En 1974 publicó Televisión: Technology and Cultural Form, libro en el


cual realizaba una crítica profunda al determinismo tecnológico, en especial sobre
las tesis de Marshall McLuhan. Para Williams, la televisión no es sólo un medio
tecnológico que tiene efectos sobre la audiencia, sino que la tecnología en sí misma
está inserta en un medio social específico y en un contexto histórico concreto. No
puede existir una determinación tecnológica directa, sino que la tecnología es parte
de la cultura total de una sociedad. “Tenemos que pensar la determinación no
como una fuerza simple, o una simple abstracción de fuerzas, sino como un proce-
so en el que cual los factores reales de la determinación –la distribución del poder
o capital social, las relaciones de escala y tamaño entre los grupos-, instalan límites
y ejercen presiones, pero no toman totalmente el control ni predicen el resultado de
la compleja actividad de estos límites, no bajo o contra estas presiones” (1974b:
130).

Otro momento importante de la teoría cultural de Williams se encuentra en


las obras Marxism and Literature (1977) y en la recopilación Problems in
Materialism and Culture (1980b), que suponen una profunda revisión de su posi-
ción frente al marxismo. Como reconocía en la introducción a Marxism and
Literature : “Encontré –fundamentalmente- que el pensamiento marxista era dife-
rente y en algunos aspectos radicalmente diferente, de lo que yo y la mayoría de la
gente entendía en Gran Bretaña por marxismo” (1977: 13). Dicha obra realizaba
un repaso de la teoría cultural propia del marxismo, una revisión que trata de
reformularlo. Según Williams, la metáfora tradicional de base y superestructura es

250

maqueta praxis 12.p65 250 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

un elemento escasamente válido para describir la realidad social. El marxismo


ortodoxo entendió dicha metáfora como una realidad sustancial, lo cual es contra-
rio al marxismo, pues éste entiende la sociedad como un todo histórico. El proble-
ma radicaría en la complicada noción de la determinación, porque: “Dentro de la
teoría cultural marxista no hay problema más difícil que el de la <<determina-
ción>>. (...) Un marxismo que carezca de algún concepto de determinación es,
obviamente, inútil. Un marxismo que presente varios de los conceptos sobre la
determinación con que cuenta en la actualidad es absoluta y radicalmente inváli-
do” (1977: 102). Cuando se objetivan las categorías a las que se refiere la determi-
nación, en este caso, las de estructura y superestructura, alejándolas de las condi-
ciones sociales, se cae en el error del determinismo y el economicismo, al eliminar-
se la experiencia vivida. En este sentido, las nociones de reflejo y mediación, así
como las de tipicidad, homología o correspondencia sustantivan las realidades a las
cuales se refieren, cayendo en el dualismo entre realidad e irrealidad subyacente a
los planteamientos ortodoxos y deterministas.

Williams pensaba que el marxismo como proyecto no tenía ese fin y que
las relaciones sociales así planteadas no ayudan a establecer una teoría cultural
solvente. Para ello, utiliza el concepto de hegemonía tomado de Antonio Gramci
porque incluye los conceptos de cultura e ideología, de subordinación y dominio, en
un proceso total y concreto, planteado históricamente. El concepto es fructífero al
ayudar a comprender mejor la dinámica de las sociedades industriales democráti-
cas y permitir entender la tradición y la práctica cultural alejándose de la noción de
superestructura. La cultura es un proceso básico de la formación social, no un
elemento derivado de una realidad sustantiva. El único problema, piensa, es que
dicho concepto postula una noción de la sociedad como algo evidentemente con-
flictivo, mientras que la noción de cultura tendía a enfatizar la cooperación. Pero
esto es algo inevitable y el análisis marxista y de izquierdas debe aceptarlo como
tal. Ahora bien, la precaución que se debe mantener al usar la noción de hegemo-
nía consiste en no volverla reduccionista, como ocurrió con la metáfora de base y
superestructura. “Las funciones específicas de <<lo hegemónico>>, <<lo domi-
nante>>, deben ser siempre acentuadas, aunque no de un modo que sugiera ningu-
na totalidad a priori” (1977: 135).

El análisis de cualquier proceso cultural debe incluir tres aspectos: las tra-
diciones, las instituciones y las formaciones sociales. Es decir, resulta necesario
incluir la “tradición selectiva”, conformada siempre en dominancia. El conjunto de
elementos tomado del repertorio cultural es siempre selectivo y los grupos domi-
nantes tienden a imponer su visión del pasado, a crear una tradición autorizada. En
segundo lugar, las instituciones formales, encargadas de socializar a los miembros
de una cultura específica, transmiten la visión de la cultura dominante, si bien por la

251

maqueta praxis 12.p65 251 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

propia constitución de la hegemonía este es un proceso contradictorio que permite


definiciones y contradefiniciones, socializaciones dominantes y alternativas. Por
último, las formaciones como tendencias y movimientos culturales conscientes ejer-
cen una función formativa dentro de cultura, mas no existe un vínculo exclusivo y
unitario entre las diferentes clases sociales y las diferentes formaciones presentes
en una sociedad. La hegemonía, por tanto, tiende a eliminar la noción de sociedad
uniforme o “unidimensional”, por utilizar la noción de Marcuse. Como afirma
Williams: “Ningún modo de producción y por lo tanto ningún orden social
dominante y por lo tanto ninguna cultura dominante verdaderamente incluye
o agota toda práctica humana, toda la energía humana y toda la intención
humana” (1977: 147, cursiva del autor).

Finalmente, se retoma el concepto de estructuras del sentir, que liga la


experiencia humana con las estructuras culturales. Las estructuras del sentir pue-
den ser definidas como “experiencias sociales en solución, a diferencia de otras
formaciones semánticas sociales que han sido precipitadas y resultan más evi-
dentes y más inmediatamente aprovechables” (1977: 156). Lo social es pasado,
formado, mientras que la experiencia vital es presente, no accesible al análisis
cultural. La estructura del sentir es una estructura en proceso, que se percibe
como algo privado y, al tiempo, tiene características emergentes, pre-sociales. Con
este concepto, pues, se trata de ligar los significados y valores tal y como son
vividos con las creencias sistemáticas ya formadas. Por tanto, una sociología de la
cultura deberá tener en cuenta, desde el concepto de hegemonía, las instituciones,
las formaciones (movimientos, olas, etc.) y relaciones formadas (audiencias) y las
formas culturales (concepciones del mundo, estructuras del sentir, etc.).

Una sociología de la cultura

En 1981, Williams publicó Culture, donde planteaba la sociología de la cultu-


ra que avanzó en Marxism and Literature y se aproximaba a una definición netamente
sociológica del concepto cultura, ya apuntada en el glosario Keywords (1976b), dis-
tinguiendo tanto la especificidad del campo o esfera cultural como el carácter totali-
zador o trasversal de la misma. Afirmaba en este sentido: “Existe, por lo tanto, algu-
na convergencia práctica entre 1) los sentidos antropológicos y sociológicos de
la cultura como <<todo un modo de vida>> diferenciado, dentro del cual, aho-
ra, un <<sistema significante>> característico se considera no sólo como esencial,
sino como esencialmente implicado en todas las formas de actividad social, y 2) el
sentido más especializado, si bien más corriente, de cultura como <<activida-
des intelectuales y artísticas>>, aunque éstas, a causa del énfasis sobre un siste-
ma significante general, se definen ahora con mucha más amplitud, para incluir no
sólo las artes y formas tradicionales de producción intelectual, sino también todas las

252

maqueta praxis 12.p65 252 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

<<prácticas significantes>> -desde el lenguaje, pasando por las artes y la filosofía,


hasta el periodismo, la moda y la publicidad- que ahora constituyen este campo com-
plejo y necesariamente extendido” (1981b: 13).

Mantiene en Culture que el estudio de la cultura desde la sociología ha


sido abordado desde dos tradiciones: la sociología observacional y la sociología
comprensiva. La primera ha centrado su interés en las instituciones y productos
culturales, en los contenidos de la comunicación y en el análisis de los efectos de la
comunicación. Mientras tanto, la sociología comprensiva o tradición alternativa ha
prestado especial énfasis a las condiciones sociales, el material social y las relacio-
nes sociales del arte (1981b: 16-23). Cree Williams que se asistía a una creciente
convergencia de ambas tradiciones y definía la sociología de la cultura explicando
que “la sociología cultural, por lo tanto, se ocupa de los procesos sociales de toda
producción cultural, incluyendo aquellas formas de producción que pueden deno-
minarse ideologías” (1981b: 28).

El concepto de cultura debe ser comprendido como “un sistema significante


realizado” (1981b: 194). La cultura, pues, se presenta como el sistema significante
de todos los subsistemas sociales (económico, político o generacional). Es lo que
se puede denominar sentido amplio de cultura. Pero la cultura, como práctica
significante, se manifiesta en algunas prácticas “manifiestamente <<culturales>>”,
en un conjunto de sistemas significantes (lenguaje, ideología o arte) que configuran
el sentido restringido del término cultura. Ambos sistemas, social y cultural, se
encuentran entrelazados en la realidad: “El <<sistema social>> y el <<sistema
significante>> sólo se pueden separar de forma abstracta, puesto que en la prácti-
ca, y en una escala variable, son mutuamente constituyentes” (1981b: 203).

Y es en este punto donde Williams intenta resolver la problemática clásica


sobre el grado de determinación entre la estructura o base y la superestructura: “El
grado de autonomía relativa de un proceso cultural es, en un primer nivel, deduci-
ble de la distancia práctica respecto de las relaciones sociales organizadas de
forma diferente” (1981b: 176). Entre el proceso cultural y las relaciones sociales
existe una mayor o menor “distancia relativa”, que varía en función del tipo de
producción cultural. Así, existen procesos culturales con gran autonomía relativa
respecto de las relaciones sociales (por ejemplo, la poesía), y otras con muy poca
(la prensa). La distancia relativa, sin embargo, no es un a priori, sino que se
establece en función de los procesos históricos y sociales, tanto como por las
características propias de la formación cultural de la cual se trate.

De esta forma es posible rechazar tanto la noción formalista de estudio de


las “obras de arte propiamente dichas” alejadas de los procesos sociales que las

253

maqueta praxis 12.p65 253 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

configuran; como del intento estructuralista de deducir los procesos sociales de la


forma. Del mismo modo, no acepta el olvido de la forma y sus dinámicas en aras
del proceso social. Williams, en consecuencia, no entiende que se privilegie el
proceso social sobre la forma, ni esta sobre el proceso social –ambos sistemas
significantes-, ni que un factor como la tecnología se aleje del proceso social en el
cual está inmerso y desde el cual debe ser explicado.

Por último, pensaba que se estaban produciendo tres grandes cambios


históricos que merecen toda la atención de la sociología de la cultura (1981b: 212-
218): (1) El cambio en el papel de las minorías culturales y de la cultura de masas.
“En un nivel, la <<cultura de masas>> en estos últimos periodos, es una combina-
ción muy compleja de elementos residuales, autofabricados y producidos externa-
mente, con importantes conflictos entre ellos. En otro nivel, y de manera creciente,
esta cultura <<de masas>> es el área principal de la producción cultural burguesa
y de la clase dominante, y tiende hacia una prometida <<universalidad>> en las
modernas instituciones de comunicación, con un sector <<minoritario>> creciente
considerado como residual y que debe ser formalmente <<reservado>> en esos
términos” (1981b: 213). Se produce, asimismo, una expansión de las burocracias
culturales y educativas que refuerzan esta dinámica. (2) La creciente expansión
de los mercados, con el problema derivado de las exportaciones culturales y el
dominio político o comercial del espacio cultural. Y (3) un cambio en los procesos
de información y en las dinámicas del trabajo cultural.

Conclusiones

El impacto de la obra de Raymond Williams ha sido enorme. Tras su muer-


te aparecieron un gran número de revisiones y recopilaciones de su obra (Dworkin
y Roman, 1993; Eagleton, 1989; Eldreige y Eldreige, 1994; Higgins, 2001 y 1999;
Inglis, 1998; Morgan, 1993; O´Connor, 1989a y 1989b; Stevenson,
1995).Análogamente, los estudios culturales, como disciplina académica ya sólida-
mente asentada, han reconocido de modo mayoritario a Williams como una de sus
influencias directas, conformadora de este campo del saber, como un “padre fun-
dador” (p.e., Barker y Beezer, 1994; Brantlinger, 1990; McGuigan, 1992; Storey,
2002; Turner, 1990; Zubieta, 2000).

Williams fue siempre consciente de la trascendencia de su legado y del


campo de estudios que había ayudado a construir (1989d). Cuando reflexionaba
acerca del futuro de los estudios culturales reconocía la necesidad de un análisis
de la relación entre la estructura social y el entorno cultural teniendo como objeto
los propios estudios culturales. En este sentido, el origen de los estudios culturales
no se encontraba en una serie de obras desligadas de su contexto sino que sólo se

254

maqueta praxis 12.p65 254 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

entendía en su relación con la educación de adultos y el compromiso con la demo-


cratización. “Dicho de otro modo: los estudios culturales no eran un cuerpo sepa-
rado de conocimiento que podría <<hacer bien>> a la gente. Sólo podía existir y
crecer mediante su dependencia de la <<gente común>> a la que servían” (Barker
y Beezer, 1994: 11). Mantenía, frente a la creciente institucionalización sufrida por
los estudios culturales en los años ochenta y noventa, que el futuro de dicha disci-
plina estaría ligado al mantenimiento de las condiciones sociales que los hicieron
posibles.

Toda su obra se plantea como un intento de construir una teoría cultural


que teniendo como base el marxismo resolviera el problema de la determinación
inherente al marxismo clásico. En los dos periodos señalados de su producción es
posible encontrar un intento de no sumergir la cultura en la estructura social y, a la
inversa, de no anteponer el significado a la estructura. El objetivo era crear una
teoría no reduccionista que mantuviera, de un lado, viva la interrelación, la dialéc-
tica entre la estructura social y el mundo de los significados y, de otro, permitiera
incluir en la teoría marxista la iniciativa individual, la actuación de los actores so-
ciales. En un primer momento esto se intenta mediante el concepto de estructuras
del sentir para, más tarde, ser incluido en una concepción gramsciana de la socie-
dad en la cual adquiere preeminencia la noción de hegemonía social. En todo caso,
para Williams la sociedad no es una realidad finalizada, sino un proceso en cons-
tante movimiento en el cual los individuos influyen y son influidos.

El trabajo de Williams asombra tanto por la extensión como por la cohe-


rencia interna de una obra con una temática tan variada. Trató de incorporar los
últimos desarrollos teóricos del marxismo, en concreto, y de las ciencias sociales
en general, pero siempre filtrados por un esquema humanista. En una de sus últi-
mas obras, Resources of Hope: Culture, Democracy and Socialism (1989e),
afirmaba que era necesario un profundo trabajo de educación y formación intelec-
tual del pueblo que, sin abandonar la lucha parlamentaria, llevara al derribo del
sistema de valores generado por el sistema capitalista. Las estructuras del sentir
producidas por el capitalismo están profundamente inscritas en los individuos y, por
ello, el trabajo socialista se relaciona con el sentir y no puede circunscribirse sola-
mente a la organización y los hechos. Porque, para Williams, el individuo creador,
siempre el individuo, es el punto de partida y llegada de todo análisis social y de
toda práctica política.

Bibliografía

BARKER, M. y BEEZER, A. (Eds.) (1994), Introducción a los estudios


culturales, Barcelona, Bosch.

255

maqueta praxis 12.p65 255 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

BELL, D. (2004), Las contradicciones culturales del capitalismo, Madrid, Alianza.


BRANTLINGER, P. (1990), Crusoe´s Footprints. Cultural Studies in Britain
and America, London, Routledge.
COLL BLACKWELL, A. (1997), “Recordando a Raymond Williams en el déci-
mo aniversario de su muerte”, en Enrahonar, 28, pp. 33-53.
DWORKING, D.L. y ROMAN, L.G. (1993), Views Beyond the Border Country:
Raymond Williams and Cultural Politics, London, Routledge.
EAGLETON, T. (Ed.) (1989), Raymond Williams: Critical Perspectives,
Cambridge, Polity.
- (1976), “Criticism and Politics: The Work of Raymond Williams”, en New Left
Review, I (95), pp. 3-23.
EDGARD, A. y SEDGWICK, P. (2002), Cultural Theory: The Key Thinkers,
London, Routledge.
ELDREIGE, J. y ELDREIGE, L. (1994), Raymond Williams: Making
Connections, London, Routledge.
HIGGINS, J. (Ed.) (2001), The Raymond Williams Reader, Oxford, Blackwell.
- (1999), Raymond Williams: Literature, Marxism and Cultural Materialism,
London, Routledge.
INGLIS, F. (1998), Raymond Williams, London, Routledge.
MCGUIGAN, J. (1992), Cultural Populism, London, Routledge.
MORGAN, W.J. (Ed.) (1993), Raymond Williams: Politics, Education, Letters,
Basingstoke, MacMillan.
O´CONNOR, A. (Ed.) (1989), Raymond Williams on Television. Selected
Writings, London, Routledge.
- (1989), Raymond Williams: Writing, Culture, Politics, Oxford, Basil Blackwell.
STEVENSON, N. (1998), Culturas mediáticas. Teoría social y comunicación
masiva, Buenos Aires, Amorrortu.
- (1995), Culture, Ideology and Socialism: Raymond Williams and E. P.
Thompson, Alderhot, Avenbury.
STOREY, J. (2002), Teoría cultural y cultura popular, Barcelona, EUB-
Octaedro.
TURNER, G. (1990), British Cultural Studies. An Introduction, London, Unwin Hyman.
WILLIAMS, R. (1990), People of the Black Mountains. 2. The Eggs of the
Eagle, London, Chatto and Windus.
- (1989a), “When Was Modernism?”, en New Left Review, I (175), pp. 48-52.
- (1989b), What I Came to Say, London, Radius.
- (1989c), People of the Black Mountains. 1. The Beginning, London, Chatto
and Windus.
- (1989d), The Politics of Modernism. Against the New Conformist, London,
Verso. (La política del modernismo. Contra los nuevos conformistas, Buenos
Aires, Manantial, 1997)

256

maqueta praxis 12.p65 256 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

- (1989e), Resources of Hope: Culture, Democracy and Socialism, London,


Verso.
- (1986), “The Uses of Cultural Theory”, en New Left Review, I (158), pp. 19-31.
- (1985), Loyalties, London, Chatto and Windus.
-(1983a), Towards 2000, London, Verso. (Hacia el año 2000, Barcelona, Crítica,
1984).
- (1983b), Cobbett, Oxford, Oxford University Press.
- (1983c), Writing in Society, London, Verso.
- (1983d), “Problems of Coming Period”, en New Left Review, I (140), pp. 7-18.
- (1982a), Socialism and Ecology, London, Socialist Environment and Resources
Association.
- (1982b), “Region and Class in the Novel”, en JEFFERSON, D. y MARTIN, G. eds.,
The Uses of Fiction: Essays on the Modern Novel in Honour of Arnold Kettle,
Milton Keynes, The Open University Press, pp. 59-68.
- (1981a), “Marxism, Structuralism and Literary Analysis”, en New Left Review, I
(129), pp. 51-66.
- (1981b), Culture, London, Fontana. (Cultura: Sociología de la comunicación
y del arte, Barcelona, Paidós, 1981).
- (Ed.) (1981c), Contact, Human Communication, and Its History, London,
Thomas and Hudson.
- (1980a), “The Politics of Nuclear Disarmament”, en New Left Review, I (124),
pp. 25-42.
- (1980b), Problems in Materialism and Culture. Selected Essays, London, Verso.
- (1980c), “Beyond Actually Existing Socialism”, en New Left Review, I (120), pp.
3-19.
- (1979a), The Fight for Manod, London, Chatto and Windus.
- (1979b), Politics and Letters. Interviews with ´New Left Review´, London,
NLB.
- (1979c), “The Growth and Role of the Mass Media”, en GARDNER, C. ed., Media,
Politics and Culture: A Socialist View, London, MacMillan, pp. 14-24.
- (1978a), The Volunteers, London, Eyre Methuen.
- (1978b), Second Generation, London, Chatto and Windus.
- (1978c), Border Country, London, Chatto and Windus.
- (1978d), “Problems of Materialism”, en New Left Review, I (109), pp. 3-17.
- (1977), Marxism and Literature, Oxford, Oxford University Press. (Marxismo
y literatura, Barcelona, Península, 1980).
- (1976a), “Notes on British Marxism since 1945”, en New Left Review, I (100),
pp. 81-94.
- (1976b), Keywords. A Vocabulary of Culture and Society, London, Fontana.
(Palabras clave, Buenos Aires, Nueva Visión, 2000).

257

maqueta praxis 12.p65 257 23/01/2008, 9:10


Praxis Sociológica - 12 / 2008 Antonio Martín Cabello

- (Ed.) (1974a), George Orwell: A Collection of Critical Essays, Englewood


Cliffs, Prentice Hall.
- (1974b), Television: Technology and Cultural Form, London, Fontana.
- (1973a), “Base and Superstructure in Marxist Cultural Theory”, en New Left
Review, I (82), pp. 3-16.
- (1973b), The Country and the City, London, Chatto and Windus. (El campo y la
ciudad, Buenos Aires, Paidós, 2001).
- (1971a), “Literature and Sociology: In memory of Lucien Goldmann”, en New
Left Review, I (67), pp. 3-18.
- (1971b), Orwell, London, Fontana.
- (1971c), “An Introduction to Reading in Culture and Society”, en INGLIS, F. ed.,
Literature and Environment: Essays in Reading and Social Studies, London,
Chatto and Windus.
- (1970a), The English Novel from Dickens to Lawrence, London, Chatto and
Windus. (Solos en la ciudad. La novela inglesa de Dickens a D. H. Lawrence,
Madrid, Debate, 1997).
- (1970b), “Dickens and Social Ideas”, en SLATER, M. ed., Dickens 1970, London,
Chapman and Hall, pp. 77-98.
- (1970c), “The Industrial Novels: Hard Times (1958)”, en WALL, S. ed., Charles
Dickens, Penguin Critical Anthologies, Harmondsworth, Penguin, pp. 40-59.
- (1969a), “From the May Day Manifesto”, en OGLESBY, C. ed., The New Left
Reader, New York, Globe Press, pp. 111-143.
- (Ed.) (1969b), The Pelican Book of English Prose. Vol. 2. From 1780 to the
Present Day, Harmondsworth, Penguin.
- (1968), Drama from Ibsen to Brecht. A Revision and Extension of Drama
from Ibsen to Eliot, London, Chatto and Windus. (El teatro de Ibsen a Brecht,
Barcelona, Península, 1975).
- (1966), Modern Tragedy, London, Chatto and Windus.
- (1965a), “The British Left”, en New Left Review, I (30), pp. 18-26.
- (1965b), “Towards a Socialist Society”, en ANDERSON, P. y BLACKWOOD, R. eds.,
Towards Socialism, London, Fontana, pp. 367-397.
- (1963), “From Hero to Victim”, en New Left Review, I (20), pp. 56-68.
- (1962a), Communications, Harmondsworth, Penguin. (Los medios de
comunicación social, Barcelona, Península, 1974).
- (1962b), “A Dialogue on Tragedy”, en New Left Review, I (13-14), pp. 22-35.
- (1961), The Long Revolution, London, Chatto and Windus. (La larga revolución,
Buenos Aires, Nueva Visión, 2003).
- (1960a), “Freedom and Ownership in the Arts”, en New Left Review, I (5), pp.
53-57.
- (1960b), “The Magic System”, en New Left Review, I (4), pp. 27-32.

258

maqueta praxis 12.p65 258 23/01/2008, 9:10


Sociología de la cultura de masas... Praxis Sociológica - 12 / 2008

- (1958), Culture and Society. 1780-1950, London, Chatto and Windus. (Cultura
y sociedad, Buenos Aires, Nueva Visión, 2001 y Cultura I Societat, Barcelona,
Laia, 1974).
- (1954), Drama in Performance, London, Frederick Muller.
- (1952), Drama from Ibsen to Eliot, London, Chatto and Windus.
- (1950), Reading and Criticism. London, Frederick Muller.
WILLIAMS, R., COPPARD, K., WHANNEL, P. y HIGGINS, T. (1961),
“Television Supplement”, en New Left Review, I (7), pp. 28-48.
WILLIAMS, R., HALL, S. y THOMPSON, E.P. (Eds.) (1968): May Day
Manifesto 1968, Harmondsworth, Penguin.
WILLIAMS, R. y AXTON, M. (Eds.) (1977), English Drama, Forms and
Development. Essays in Honour of Muriel Clare Bradbrook, Cambridge,
Cambridge University Press.
WILLIAMS, R. y GARNHAM, N. (1980), “Pierre Bourdieu and the Sociology of
Culture: An Introduction”, en COLLINS, R. y otros (Eds.), Media, Culture and
Society, London, Sage, pp. 116-130.
WILLIAMS, R. y HOGGART, R. (1960), “Working Class Attitudes”, en New
Left Review, I (1), pp. 26-30.
WILLIAMS, R. y ORROM, M. (1954), Preface to Film, London, Film Drama.
WILLIAMS, R. y WILLIAMS, J. (Eds.) (1973), D.H. Lawrence on Education,
Harmondsworth, Penguin.
WILLIAMS, R. y WILLIAMS, M. (Eds.) (1986), John Clare. Selected Poetry
and Prose, London, Methuen.
ZUBIETA, A.M. (Dir.) (2000), Cultura popular y cultura de masas. Conceptos,
recorridos y polémicas, Bacelona, Paidós.

259

maqueta praxis 12.p65 259 23/01/2008, 9:10

View publication stats

También podría gustarte