Está en la página 1de 3

Repaso

Con la liquidación de la sociedad conyugal, queda disuelta la masa de bienes


sociales que los cónyuges adquirieron bien de forma conjunta o a nombre propio
desde la celebración del matrimonio, debiendo distinguir tres clases de bienes,
bienes propios del cónyuge y bienes sociales.

Éstos últimos se dividen en el haber absoluto y haber relativo. El haber absoluto


son aquellos bienes que ingresan totalmente a la sociedad conyugal y al momento
de repartirse les corresponden a ambos cónyuges. Así mismo este tipo de bienes
no generan recompensa a favor de los cónyuges.

Establece el artículo 1781 del Código Civil, los siguientes:

1. Los salarios y emolumentos de todo genero de empleos y oficios


devengados durante el matrimonio.

2. De todos los frutos, créditos, pensiones, intereses y lucros de cualquier


naturaleza que provengan, sea de los bienes sociales, sea de los bienes
propios de cada uno de los cónyuges y que se devenguen durante el
matrimonio.

Con respecto al haber relativo, se encuentra compuesto por los bienes con cargo
a restituir a quien los aportó, tales son los siguientes:

1. Los bienes muebles que cualquiera de los cónyuges aportaré al matrimonio.

2. Los bienes inmuebles adquiridos antes del matrimonio y que se aportaren


en capitulaciones con cargo de restitución de su valor.

3. El dinero que cualquiera de los cónyuges aportaré al matrimonio.

Liquidación de la Sociedad Conyugal


Al momento de la disolución y liquidación de la sociedad conyugal, se
deben distinguir tres clases de bienes: BIENES PROPIOS DEL CÓNYUGE,
BIENES PROPIOS DE LA CÓNYUGE Y BIENES SOCIALES. Dentro de los
bienes sociales debemos distinguir dos tipos de haberes: el absoluto y el relativo.
El haber absoluto es aquel que está conformado por los bienes que ingresan en
forma absoluta y cierta al patrimonio de la sociedad y están destinados a
repartirse entre los esposos al momento de la disolución. El aporte de estos
bienes no genera ningún tipo de recompensa en favor del cónyuge adquirente y
aportante del bien.

Dentro de los bienes del matrimonio que hacen parte del HABER ABSOLUTO
tenemos:

  Los salarios, honorarios, prestaciones sociales o cualquier otra


remuneración adquirida dentro del matrimonio.
 Los frutos, pensiones, intereses que provengan de los bienes sociales  o
propios.
 Los bienes inmuebles que cualquiera de los cónyuges aportaré al
matrimonio a título oneroso.

En cuanto al HABER RELATIVO, este lo podemos definir, como el que está


formado por los bienes que aportan los cónyuges, con cargo de restitución a
quien los aportó. Dentro de estos bienes tenemos:

 El dinero que cualquiera de los cónyuges aportaré al matrimonio.


 Los bienes muebles que cualquiera de los cónyuges aportaré al
matrimonio.
 Los bienes inmuebles que se poseían antes del matrimonio y que se
aportaren en capitulaciones con cargo de restitución de su valor.

Es importante indicar que en caso de cesación de efectos civiles del matrimonio


católico o divorcio de matrimonio civil, debe procederse a la disolución y
liquidación de la sociedad conyugal, pues de lo contrario cualquier inmueble
adquirido por los ex cónyuges, no se entenderá como bien propio ya que entra al
haber social.
Intervención
u. externado
Sobre las recompensas, se advierte que, si bien en un principio la finalidad de
estas disposiciones era la de otorgar un tratamiento igual a los cónyuges
aportantes, hoy en día “dicha finalidad no se cumple y por el contrario puede
ser objeto de inequidades por cuanto, la sociedad conyugal debe recompensar
el valor del bien al momento de su aporte, no al momento de la disolución y/o
liquidación, lo que puede resultar en  desmedro de uno de los cónyuges o de
la sociedad conyugal por el paso del tiempo sin hacer los reajustes
correspondientes”.  La ley no hace ninguna distinción considerando si el bien
se deprecia o se valoriza y la jurisprudencia nada ha dicho al respecto, por lo
que se subraya la importancia de modificar la institución de las recompensas
para reconocer el valor de estos bienes en el momento de la disolución de la
sociedad conyugal. Sin embargo, se concluye que esta situación no se traduce
en la inconstitucionalidad de las disposiciones acusadas, ni puede considerarse
como fuente de enriquecimiento sin causa, al no reunirse los requisitos para
que configure.
 

También podría gustarte