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Cronicas Assamitas PDF
Cronicas Assamitas PDF
es
LAS CRÓNICAS
ASSAMITAS
EL ORIGEN DE HAQIM
Aunque a lo largo de los siglos los Assamitas han fomentado una imagen de
violencia y ferocidad, en las Noches Finales esta fachada se ha quebrado, y esta
temida reputación ha dejado vislumbrar un legado muy distinto que se remonta a
las Primeras Noches de los Cainitas.
Para comprender los secretos del clan Assamita, es necesario comenzar por
el propio nombre del linaje vampírico. Durante mucho tiempo los demás vampiros
creyeron que “Assam” era el nombre de las tierras de origen de los Assamitas, pero
posteriormente comprendieron que se trataba de la pronunciación alterada de la
palabra “Haqim”, el nombre del fundador del clan y su maestro espiritual. Por
supuesto no se trataba de su verdadero nombre, ya que conocía el poder inherente
al mismo, pero fue el apodo que adoptó después de recibir la Sangre y es el nombre
que han utilizado sus seguidores hasta las Últimas Noches.
Las más antiguas leyendas describen a Haqim como un fiero guerrero y
terror de los pueblos de Oriente Medio mucho antes del surgimiento de la historia
escrita. Sus proezas en el campo de batalla y su fuerza de voluntad atrajeron la
atención de uno de los chiquillos de Caín, que lo observó durante un tiempo antes
de seducirlo y concederle el don del Abrazo. Los registros difieren en torno a la
identidad del sire de Haqim, pero algunos documentos se refieren a la
Antediluviana del clan Toreador como “hermana”, por lo que probablemente se
tratase de Enosh, el Primogénito de Caín. Aunque Haqim nunca conoció las
razones por las que recibió la inmortalidad, el cambio le otorgó una nueva
perspectiva de las cosas más allá de la violencia de los campos de batalla.
Durante mucho tiempo vagó en soledad buscando respuestas y aprendiendo, hasta
que finalmente llegó a la Primera Ciudad de los Vástagos, donde se reunió con sus
demás hermanos.
Haqim se convirtió en uno de los principales defensores de la Primera
Ciudad, que en varias ocasiones sufrió los ataques de los pueblos vecinos, que
ambicionaban su riqueza, pero que también deseaban poner fin a las depredaciones
de los vampiros. Otros relatos hablan de cacerías por parte de los descendientes
de Caín para capturar esclavos con los que saciar el hambre de los Vástagos.
Finalmente llegó el Diluvio, y Caín desapareció. Privados de la tutela de su
líder sus descendientes comenzaron a pelear entre ellos y en un acto de rebeldía
los vampiros de la Tercera Generación se rebelaron contra la Segunda. Según los
relatos de los Assamitas por aquel entonces Haqim estaba cansado de la
decadencia de sus hermanos y nunca reveló que conocía los planes para asesinar a
sus sires, pero dejó claramente implícito que era consciente de ello y que no
deseaba formar parte de sus maquinaciones. Decidió vagabundear de nuevo por el
mundo, aislándose todo lo que pudo.
LA MALDICIÓN
Cuando Khayyin llegó a En´esh o Ubar, Haqim era el señor de los ejércitos
de la Primera ciudad, un guerrero grande y noble amado por el rey y temido por el
pueblo. Vio como Khayyin entró en la ciudad y doblegó al Rey y la Reina con
mentiras y cómo fueron convertidos en vampiros, lo que le provocó una gran
preocupación.
Finalmente decidió actuar contra lo que consideraba una amenaza y
reuniendo a un puñado de soldados fieles actuó durante el día atacando al Rey y
la Reina. Haqim y sus seguidores les cortaron la cabeza y recogieron su sangre en
un cáliz. Entonces con su propia espada Haqim se quitó la vida y a medida que las
fuerzas le abandonaban ordenó que le dieran el cáliz y bebió.
Los soldados temían al nuevo vampiro, y temían que se convirtiera en un
monstruo como el Rey y la Reina, pero Haqim les tranquilizó diciendo: “No temáis,
pues mi propósito es verdadero y he de usar la fuerza de la bestia contra sí misma.”
Y los soldados se regocijaron y libremente le dieron su sangre para que Haqim
pudiera vivir y ser fuerte.
Aquella noche Khayyin se levantó de su escondrijo y descubrió lo que Haqim
había hecho y montó en cólera, cayendo sobre él y sus seguidores como un demonio
del desierto, matándolos y desgarrando sus cuerpos. Haqim también se alzó de su
sueño diurno y luchó con él durante toda la noche, pero aún era joven en la
Sangre y no era un rival para el Primer Vampiro y Khayyin lo venció. Bebió de
Haqim y arrojó su cuerpo fuera de la Primera Ciudad, y mientras el sol asomaba
huyó a su escondite.
Cuando se fue, los soldados cubrieron a Haqim con una capa, lo metieron en
un barril y lo llevaron fuera de la ciudad. Aún guardaban parte de la sangre de
El Rey y la Reina y con ella Haqim fue curado. Por mucho tiempo vagaron y
finalmente llegaron a las montañas, donde Haqim descansó y sanó sus heridas, y se
hizo más fuerte. A algunos de sus soldados a los que encontró dignos les hizo
también de la sangre y les pidió que hicieran la guerra contra Khayyin y sus
descendientes, para que el mal no manchara la faz de la tierra. Porque Haqim
sabía que Khayyin engendraría más hijos en la Primera Ciudad, y así lo hizo:
aquéllos fueron los tres que fueron llamados la Segunda Generación. No
conocieron al Rey ni a la Reina, pues Khayyin no quiso asustarles con su propia
mortalidad y no supieron que Haqim aún vivía.
LA SEGUNDA CIUDAD
Una noche, los parientes del Cazador acudieron a su casa para implorarle
su ayuda. Esto provocó una gran inquietud en el corazón del Cazador, ya que
nunca habían pedido ayuda todos a la vez, y sabía que de aquello no podía
resultar nada bueno. Sin embargo, al ser sus hermanos y primos, los hizo entrar y
les dio la bienvenida.
Con pocos preámbulos comenzaron su queja: “Hemos advertido”, dijo la Flor,
“que algunos de nuestros hijos se han salido de sus límites. Se pasean en libertad
entre los mortales. Hay locura en sus ojos, y dejan caos y miseria a su paso.”
El Cazador asintió tristemente. “Yo también lo he notado, y me apena que mis
sobrinos y sobrinas actúen de esa forma, sembrando el terror entre los hijos de
Seth y proclamándose como dioses. Pero ¿qué puedo hacer yo ante semejante
salvajismo?”
“Esta ciudad necesita una voz imparcial”, dijo el Vidente. “Te solicitamos que
esa voz sea la tuya. Crea una segunda familia para que se conviertan en nuestros
jueces, y encabézalos para poner orden entre todos nosotros.”
“¿Pero por qué me pedís una cosa así?”, respondió el Cazador. “Aunque es
cierto que fui un guerrero durante mi juventud, he cambiado la lanza por el
pergamino, y ya no deseo derramar más sangre de la necesaria para sobrevivir.”
“Te pedimos que aceptes esta responsabilidad”, respondió el Escultor de
Almas, “precisamente porque no la deseas. Por tanto, no abusarás del poder que
conlleva. No podemos confiar en ninguno de nosotros, ni en nuestros propios hijos.
Pero tú siempre has sido el más distante de nosotros, sin favorecer a nadie por
encima de otro, y creemos que seguirás haciéndolo. Y sabemos que lo harás, porque
es necesario.”
Así que el Cazador (El Juez) aceptó. Se puso manos a la obra y reunió una
segunda familia, una familia de jueces. Y a lo largo de los siglos, el peso de la
responsabilidad se fue haciendo más y más grande.
eruditos se situaron en una posición intermedia entre los hijos de Haqim. Debido a
la presión de los infernalistas, los hechiceros expandieron sus filas y revelaron el
alcance de la influencia demoníaca en la Segunda Ciudad y los infernalistas y sus
aliados reaccionaron como lobos acorralados, destruyendo a varios jueces y
hechiceros.
Durante los años siguientes Haqim Abrazó a nuevos hechiceros mortales y
comenzó una serie de proyectos personales para fortalecer a su clan. Los Hijos de
Haqim y los guerreros Salubri expulsaron lentamente a las tribus demoníacas,
conocidas colectivamente como los Baali, de la Segunda Ciudad hasta que se creyó
que su presencia había sido completamente purgada, aplastando a los
infernalistas y arrojando a su líder, la dulce voz del diablo, a las profundidades
del mar. Los hechiceros relajaron sus actividades cazadoras y la mayoría se
dedicó a la investigación de la magia de la sangre.
Tras el final de la Primera Guerra Baali las tres castas de los hijos de
Haqim (Visires, Guerreros y Hechiceros) comenzaron a tomar forma. En principio
había sido el propio Antediluviano el que había organizado a su progenie según
sus tendencias y aptitudes, salvo los Hechiceros, que eran una prole separada. Las
habilidades y dones de cada casta también se desarrollaron durante esta época, y
se cree que fue Haqim quien instruyó a sus descendientes en las artes conocidas
como Extinción, que fueron sufriendo progresivos cambios y mejoras con el paso
del tiempo. Los dones de percepción sobrenatural estaban mucho más extendidos
entre el clan durante aquel tiempo.
Cada casta también adquirió una serie de rasgos distintivos, que
tradicionalmente se derivan del propio Haqim. Las leyendas lo describen como un
individuo de gran voluntad y determinación y fuertemente obsesionado, que a
menudo se entregaba a una sola pasión excluyendo todo lo demás, un rasgo que se
había transmitido a sus primeros chiquillos, los Visires. Con el tiempo la obsesión
de estos chiquillos se convirtió en un imperativo fanático sobre sus tareas hasta
tal extremo que se rumorea que algunos resultaron destruidos al verse
incapacitados para desempeñar sus habilidades seleccionadas.
Por su parte, los Jueces siempre se habían mostrado predispuestos hacia la
violencia en mayor o menor grado, pues la justicia de la Segunda Ciudad era
tajante y bíblica. La mutilación era un castigo habitual, así como las ejecuciones,
generalmente mediante la luz del sol. No obstante había otros castigos simbólicos
y rituales, que consistían en la extracción de sangre, que servían como
advertencia a los infractores. Un fragmento escrito da indicios de que el primer
acto de diablerie fue responsabilidad de un juez que perdió el control mientras
bebía la sangre ritualmente de una vampira Toreador llamada Amarantha. Haqim
habría castigado a toda la casta de los jueces manchando sus auras con los signos
del diabolismo.
Los Hechiceros se establecieron en un punto intermedio entre los Visires y
los Jueces, siguiendo la senda del estudio y utilizando sus habilidades en los
campos de batalla. Eran Abrazados separadamente, y adquirieron una identidad
propia antes de que se consolidaran las diferencias entre las otras castas. Su
magia se hizo tan evidente para quienes poseían conocimientos místicos o dones de
EL EXILIO DE HAQIM
Después de uno de sus viajes, Haqim reunió a sus Hijos y les habló. Sus
palabras, aunque hayan sido modificadas por sucesivas traducciones, han sido
recordadas hasta las Noches Finales.
Varios son los relatos que se han contado sobre el viaje de Haqim y sus
seguidores y la fundación de la fortaleza de Alamut, a menudo envueltos en las
nieblas de la mitología y la leyenda. Sin embargo, a partir de numerosos indicios,
los eruditos creen que Haqim no construyó Alamut, sino que lo descubrió. El
origen de esta misteriosa fortaleza es desconocido, pero parece haber sido
construida con anterioridad a la llegada de los vampiros.
Pero el campesino alzó la mano y contestó: “Es bien sabido que el Sultán
tenía trece hijos y sólo he matado a once. Aún no he terminado mi tarea.”
“Así es”, repuso el emir. “Pero ese otro hermano no tiene dones, y tampoco
interés para mí.”
“¿Y a qué se debe?”
Y esto contestó el emir mientras preparaba una daga a su espalda, donde no
podía verla el campesino. “El Sultán deseaba que todos sus hijos tuvieran dones.
Pero éramos codiciosos y sentíamos celos de su amor por su hijo mayor Haqim. Así
que mientras paseaban por el jardín nos levantamos y robamos los dones, huyendo
a los cuatro confines del mundo. A nuestro hermano Haqim no le quedó nada,
salvo la oscuridad de la que nacimos, y le llevamos a morir a las frías montañas.”
Entonces el emir se lanzó con su cuchillo, pero mientras lo hacía se
apagaron las velas, y una oscuridad abismal llenó la sala. El emir estaba
asustado, y la voz del campesino parecía rodearle. Pero era distinta: antes
humilde, sonaba ahora llena de ira y triunfo. El emir la reconoció y cayó de
rodillas, temblando. “¡Haqim, hermano mío!”, gritó.
Haqim respondió con una voz tan fría como la piedra: “¿Ves lo que he hecho
con la oscuridad en la que me dejasteis? Soy yo, vuestro hermano, a quien
traicionasteis en el jardín. Os he perseguido por todo el mundo, sin riquezas ni
poder. Ahora me cobraré la deuda.”
Y Haqim, que había sido abandonado a la oscuridad y las crueles montañas,
eligió el don de la vida del emir, matándole y recuperando todos los dones de la
sangre.
Haqim comenzó a instruir a sus chiquillos para que atacasen a los vampiros
corruptos y tratar de convencer a los justos de que no cayesen en costumbres
corruptas. Sólo los que siguieran el código de Haqim podrían redimirse y el resto
serían muertos y diabolizados por sus seguidores. Sin embargo era necesaria una
doctrina que fortaleciese las mentes de los seguidores de Haqim y los protegiese de
la corrupción.
El código de Haqim o Senda de la Sangre fue recogido en una serie de
parábolas y proverbios que sufrirían sucesivas correcciones e interpretaciones a
lo largo de los siglos.
26. Porque seréis como leones entre los lobos, oh hijos míos. Recorreréis el
camino hacia la Eternidad evitando a aquéllos que sólo miran por sí mismos, como
el hombre que muriendo de hambre piensa únicamente en la manzana y no en el
huerto.
27. Igual que el alimento sólo debe ser tomado de los sanos, la fuerza sólo
ha de ser tomada de los fuertes: ¿Acaso no es verdad que los débiles no tienen
fuerza que pueda serles arrebatada? Que sean pues los más fuertes vuestra comida
y bebida, y no os desalentéis ante su poder, pues convertiréis su fuerza en la
vuestra por vuestra virtud.
28. Que la virtud os guíe siempre, pues la fuerza es como el vino y en ella no
se puede confiar. Sois leopardos que caminan entre los chacales; malditos sean
siempre los que comen carroña; no confiéis en su camino, no sea que también
EL CORAZÓN DE SANGRE
EL MUNDO ANTIGUO
ellos fue el antiguo Matusalén conocido como Marduk, que asumió el nombre de un
dios y que convirtió la antigua Babilonia en su dominio
MESOPOTAMIA
GRECIA
CARTAGO
Sin embargo, cuando las fuerzas romanas saquearon la ciudad, los vampiros
que invadieron Cartago, principalmente de los clanes Ventrue, Malkavian y
Lasombra, no hicieron diferencias entre sus enemigos y entre sus aliados
involuntarios, aniquilando a todos los vampiros que encontraron dentro de los
muros de la ciudad.
EL IMPERIO ROMANO
LA DESAPARICIÓN DE HAQIM
EL MUNDO MEDIEVAL
BIZANCIO
ARABIA Y EL ISLAM
A finales del siglo VI nació en Arabia un profeta que cambiaría para siempre
el destino de Oriente Medio. Se trababa de Mahoma. En el año 609 el arcángel
Gabriel le transmitió el mensaje de Alá y cuando murió el 8 de Junio del 632 había
conquistado su propia tierra sagrada y alcanzó el poder militar, político y
religioso en vida.
Y lo más importante es que también conquistó las almas de numerosos Hijos
de Haqim, que en el Oriente islámico recibieron el nombre de Banu Haqim.
Anteriormente los Hijos de Haqim habían observado la expansión de los
cristianos con bastante desinterés, aunque algunos se convirtieron a su religión.
También existían algunos Assamitas judíos, sobre todo entre los que habían
participado en las rebeliones de macabeos, sicarios y celotes. Asimismo, la religión
zoroastriana y el culto de Mitra también estaban extendidos entre los Hijos de
Haqim, pero ningún culto en especial parecía especialmente difundido dentro del
clan.
En la incipiente doctrina y justicia islámica, los Guerreros (y en menor
medida los Hechiceros) Assamitas veían la influencia de las Leyes de Haqim. Un
rumor extendido dentro del clan afirmaba que el Islam era obra de Haqim y que el
mensaje del Profeta Mahoma era la oportunidad del clan de redimirse ante su
Ancestro. De este modo muchos Hijos decidieron apoyar a los herederos de Mahoma
y adoptar su fe como propia. Pronto la casta de los Guerreros comenzó a Abrazar
musulmanes, principalmente hombres, comenzando un inevitable conflicto con las
demás religiones presentes en las filas del clan, y en más de un caso algunos
Assamitas musulmanes rompieron las Leyes de la Sangre para cumplir un precepto
del Islam. Además, muchos Assamitas se unieron a la secta de los Ashirra, formada
por los vampiros que habían aceptado la fe del Islam, y que había sido fundada por
el mullah Suleimán ibn-Adbullah, del clan Lasombra. Algunos de los Assamitas
más devotos se encomendaron la agotadora tarea de proteger las ciudades santas
de La Meca y Medina de la presencia de los Cainitas infieles. Se trataba de una
ardua misión, ya que ambas ciudades irradiaban una fe tan fuerte que ningún
vampiro podía habitar en ellas, salvo la devota secta de Nosferatu conocidos
como Hajj.
No todos los Assamitas aceptaron la nueva fe, ni fueron el primero de los
clanes en unirse al Islam. Algunos antiguos consideraron a la religión islámica
“un nuevo cristianismo”, viendo ambas religiones como meros cultos personales con
un amplio éxito entre los mortales y afirmando que un vampiro no podía servir al
mismo tiempo a Haqim y Alá.
Sin embargo, en el año 636, finalmente las distintas facciones del clan se
unieron para combatir a las fuerzas infernales que habían aparecido en Arabia,
bajo el gobierno de una dinastía de brujos conocidos como los Reyes Diablos.
Apoyándolos se encontraban numerosos infernalistas y vampiros Baali. Los
Assamitas que apoyaban el auge del Islam atacaron a las tribus impías, para
evitar que los adoradores demoníacos corrompieran la nueva fe.
AL-ÁNDALUS
NORTE DE ÁFRICA
Los Assamitas también prosperaron entre los reinos y pueblos del Norte de
África, especialmente durante el auge del Imperio Almohade. Los Assamitas
norteafricanos eran un grupo extraño, en su mayoría Abrazados entre los
musulmanes, pero con una significativa minoría de italianos y griegos. Los
Guerreros acompañaron a los bereberes y otros pueblos nómadas, viajando por los
confines del desierto con bandas de seguidores mortales, imitando sus costumbres
nómadas.
Por lo que respecta a los Visires y Hechiceros Norteafricanos eran
especialmente conservadores, más interesados en refinar su trabajo y proteger su
secreto que en el intercambio cultural. Esta naturaleza insular de los Visires
provocó una pérdida gradual de control de los Assamitas sobre los gobernantes
Almohades, lo que permitió que otros clanes, y especialmente los Seguidores de
Set, se instalaran en la región, tomando el control de los gobernantes mortales
hasta dejar a los Hijos de Haqim casi indefensos.
Los Hechiceros Assamitas contaban con una importante fortaleza en la
ciudad de Al-Qairuán, en Túnez, donde practicaban su propia versión del
misticismo sufí y de la magia de la sangre. Algunos de estos Hechiceros habían sido
expulsados de Alamut, pues sus prácticas eran consideradas blasfemas.
Al este de Túnez también se alzaba la fortaleza costera de Cossura, desde
donde partían barcos piratas con velas negras que asolaban las costas del
Mediterráneo Occidental. Aunque la mayoría de sus asaltos eran debidos a la
codicia de los mortales, entre ellos también se encontraba la mano de los Cainitas,
un puñado de aventureros Lasombra y Hechiceros Assamitas. Esta alianza
funcionó especialmente bien, con los primeros contribuyendo con sus barcos y
tripulaciones y los segundos con sus poderes mágicos ofensivos y dominio sobre los
vientos y nubes.
EGIPTO
Hacia el año 525 a.C. el rey persa Cambises invadió Egipto, destruyendo la
ciudad de Heliópolis. Entre los invasores se encontraba Nabónido, el último rey de
Babilonia, que había sido Abrazado por el Matusalén Marduk, de la casta de los
guerreros. Nabónido y sus compañeros de clan tenían su atención puesta en las
fortalezas de los Seguidores de Set al sur. Después de varios años de guerra con
los Setitas, Nabónido decidió instalarse en la ciudad de Babilonia de Egipto,
construida por Cambises con la intención de alojar a los obreros que estaban
construyendo un canal en el Mar Rojo y controlar el acceso al Alto Nilo.
En la Babilonia de Egipto Nabónido se encontró con el antiguo Agonistas, un
erudito del extraño linaje de los Verdaderos Brujah. Agonistas guardaba cierto
odio hacia los invasores persas por la destrucción de su refugio en Heliópolis,
pero Nabónido aplacó sus sentimientos de venganza, afirmando que le había
buscado para estudiar a su lado, no para luchar por su dominio ni para participar
en las disputas territoriales entre vampiros. Según la leyenda ambos crearon un
lazo de amistad que se prolongaría durante siglos.
A pesar de que la tierra de Egipto era la principal zona de influencia de los
Seguidores de Set, se convirtió en un lugar de interés para muchos Assamitas
después de la conquista árabe del año 639. Los Hechiceros y Visires encontraron
un especial interés en las escuelas y centros de erudición.
En Alejandría los Visires Assamitas crearon un centro de historiadores
dedicados a la reconstrucción de la Biblioteca de la ciudad, que había sido
incendiada por los invasores árabes en el año 642. Mediante una investigación
metódica y cuidadosa estos Visires desenterraron parcialmente fragmentos de
volúmenes quemados por el fuego y reconstruyeron parte de la sabiduría perdida
con sus propias contribuciones. En este proyecto contaron con el apoyo de
Marcellus, el gobernante Toreador de la ciudad.
Nabónido creó progenie en la Babilonia de Egipto, que posteriormente sería
conocida como El Cairo, y abandonó la ciudad para regresar a su tierra natal en
Mesopotamia. Su sucesor, un beduino llamado Antara, el Pastor de Lobos, creó
una considerable red de contactos entre los Cainitas de Oriente Próximo y luchó
contra los Seguidores de Set.
La invasión árabe del siglo VII trajo consigo una nueva oleada de Assamitas
a Egipto, y después de la caída de la dinastía Omeya y el ascenso de los Abbasidas a
mediados del siglo VIII al poder establecieron una mayor influencia del clan en
Egipto. Una vez que los Abbasidas consolidaron su control enviaron un
gobernador para construir una nueva capital, la ciudad de Al-Askar. Antara
MESOPOTAMIA Y PERSIA
EL LEJANO ORIENTE
LA REVUELTA ANARQUISTA
Así sea acordado entre todas las Partes, firmado y atestiguado que a partir
de ahora los siguientes Artículos permanecerán como atadura entre todas las
Partes y su Progenie y sus Servidores, desde esta fecha a perpetuidad.
Desde 1486, año en que fue convocada una Caza de Sangre contra los
Assamitas, todos los clanes de la Camarilla trataron de destruir a los Asesinos y
poner fin a sus prácticas de diablerie y su alianza con los anarquistas. Sin
embargo, la verdadera razón residía en el temor extendido hacia el clan y en la
incapacidad de la Camarilla para controlar a las distintas facciones que habían
llevado a la contratación de asesinos Assamitas sin considerar el poder que
estaba recibiendo este enemigo potencial.
El Movimiento Anarquista fue derrotado en 1493, y en octubre de ese mismo
año se celebró en la aldea de Thorns, en Inglaterra, una reunión que oficialmente
puso fin a las Guerras Assamitas y controló la amenaza Assamita. En 1493 en
Thorns se encontraban los antiguos Hussein, Karif al-Numair e Izhim abd-Azrael.
La Camarilla recuerda este momento como la subyugación de los Assamitas. Cinco
guerreros habían sido traicionados y capturados por los Brujah de Barcelona. A
causa de su poder, la Camarilla creyó que se trataba de antiguos muy bien
situados, pero sólo eran los miembros de una célula Assamita que había estado
presente en España durante dos siglos.
Sin embargo, los Assamitas sitúan el final de la guerra y el comienzo del
período conocido como Héjira en 1496, con la firma del Tratado de Tiro. Para ellos
los acuerdos de la Convención de Thorns no eran vinculantes. Habían sufrido
varias derrotas, un ejército mortal dirigido por el general Selim, uno de los
peones de la Camarilla, casi descubrió el paradero de Alamut, la propia fortaleza
había sufrido varios ataques mágicos y finalmente, en 1495 un explorador
Nosferatu fue capturado en el mismo corazón de Alamut. Si uno de los Cainitas de
la Camarilla había podido encontrar la fortaleza otros también podrían. El Más
Antiguo se dio cuenta de que ya no podía ganar más tiempo y ordenó a los
emisarios que negociaban con la Camarilla en aquellos momentos que aceptaran la
rendición completa.
Por lo que al clan concierne, tampoco hubo tratado hasta que el documento
fue firmado en 1496 en la ciudad de Tiro por el Más Antiguo de Alamut y una
representación de los Hijos de Haqim, cuyo portavoz era Antara de Egipto. El
antiguo Guerrero Izhim abd´Azrael discutió con Hardestadt el representante
Ventrue de la Camarilla y finalmente incitado por sus provocaciones le respondió:
“Llegará un tiempo, Ventrue, en el que el juego manejará a sus jugadores.”
Aunque la Camarilla considera que se trató de una confirmación de la
Convención de Thorns, para los Assamitas el único acuerdo que debían respetar
fue el Tratado de Tiro. Hay una copia del mismo en Alamut, en la biblioteca del
Más Antiguo, y cada clan de la Camarilla también recibió una copia. Desde su
firma prácticamente todas las cláusulas fueron violadas en un momento u otro.
Las cláusulas principales del Tratado de Tiro son las siguientes:
Los Tremere lanzaron una maldición sobre el clan Assamita. En apenas una
semana todos los Hijos de Haqim fueron azotados por una agonía entumecedora y
al despertarse eran incapaces de consumir la sangre de los demás clanes (o incluso
de los vampiros sin linaje) sin correr el riesgo del letargo o de la Muerte
Definitiva. Esta maldición causó gran sorpresa y terror. Nadie sabía como los
Tremere habían conseguido ejecutar un hechizo de poder semejante.
Los Hijos exigieron una explicación al Más Antiguo y el consejo de los
antiguos del clan lo señaló como el culpable de la humillación sufrida. En una
solemne ceremonia bajo el techo envuelto en nubes del Gran Salón el Más Antiguo
renunció al Trono Negro. Durante el último acto el Más Antiguo encargó a su
sucesor, Jamal, el Califa de los Guerreros, que redimiera a los Hijos de Haqim de
su fracaso. Entonces Jamal le arrebató la sangre al Más Antiguo y subió al Trono
Negro. Había comenzado la Héjira del clan.
La Camarilla se sintió satisfecha con los efectos de este hechizo, pero con el
tiempo se daría cuenta de que no todos los Assamitas habían sido afectados, pues
una importante minoría de Guerreros renegados del clan se había unido al Sabbat
y mantenía su sed de sangre. En teoría el primer artículo del Tratado de Tiro
también pondría en entredicho el pago en sangre a los Assamitas, pero la
Camarilla descuidó su aplicación desconociendo los beneficios que los Assamitas
podían obtener de la sangre de otros vampiros en sus rituales alquímicos y
mágicos.
Este artículo fue desobedecido más que cualquier otro; cada bando acusó al
contrario de haberlo violado primero y terminó por convertirse en papel mojado.
La Camarilla continuó enviando expediciones a Oriente Medio en busca de la
fortaleza de Alamut. Por el lado contrario, los Assamitas continuaron
fomentando la expansión de los turcos otomanos en Europa, que sólo se detuvo
ante las puertas de Viena, en 1529, sembrando el terror en los corazones de los
Tremere. Además, los vampiros de la Camarilla y del Sabbat continuaron
contratando los servicios de los asesinos Assamitas para deshacerse de sus
adversarios, lo que los llevó fuera de su territorio.
A pesar de su derecho para convocar Cazas de Sangre contra los Assamitas
los príncipes de la Camarilla casi nunca recurrían al mismo, debido a la utilidad
de los Asesinos y sobre todo por el temor a enfrentarse en solitario a las
represalias de Alamut.
LA HÉJIRA
EL IMPERIO OTOMANO
Los comienzos del poderío otomano fueron muy modestos y proceden, como en
el caso de otros principados turcos, de la descomposición del sultanato silyuqí de
Qonya. Posteriormente, los iljanes habían ejercido primero un protectorado en
Asia Menor, a través del gobernador Pervapnneh, y luego el gobierno directo.
Cuando éste desapareció, aparecieron una multitud de estados fragmentados,
extendidos por las llanuras y montañas de Anatolia.
A finales del siglo XIII, los principados turcos más poderosos eran el de
Qaramán, en el este y sureste de Anatolia; el de Germiyán, en el centro-sur, y el de
Aydin, en la costa suroccidental, dueño de una potente flota, pero la vanguardia
del Islam frente a Bizancio, con todos los riesgos y ventajas que proporcionaba la
frontera, eran los principados de Karesi, en torno al mar de Mármara, y el
otomano fundado por Osmán (1281-1324): aquel principado o beylik era muy pequeño
y, en principio, no parecía especialmente peligroso ni para el de Karesi ni para
Constantinopla.
Tras la expulsión de los cruzados occidentales de Oriente Medio, los
Assamitas volvieron su atención hacia los estados turcos, pensando en utilizarlos
como arma para atacar Europa. Sin embargo, durante el siglo XIV y XV su
utilidad fue muy limitada, ya que su expansión requería varias generaciones y los
Vástagos europeos también conocían como utilizar la política mortal para atacar
a sus enemigos. De hecho, en algunas ocasiones, otros Cainitas supieron sacar
ventaja del Imperio Otomano para utilizarlo contra los Assamitas. No obstante,
en el momento de la derrota de los Assamitas en 1496, el Imperio Otomano había
alcanzado una gran extensión, abarcando grandes zonas de Europa Oriental y
Oriente Medio.
Con el ascenso de Jamal a la posición de Más Antiguo de Alamut, comenzó un
proceso de reorganización del clan, debido en gran parte a las pérdidas
producidas durante las Guerras Anarquistas. La facción musulmana del clan, ya
predominante entre los Assamitas, se fortaleció y asumió los puestos de mayor
responsabilidad, instaurando medidas restrictivas para el reclutamiento de
nuevos chiquillos. La decisión de Abrazar a un mortal pasó a ser asumida por un
consejo de los antiguos de Alamut, lo que llevó a un aumento de reclutas
musulmanes, y durante cerca de tres siglos, únicamente varones. El rechazo a la
Camarilla y Occidente también supuso el rechazo hacia determinados pueblos y
etnias. Las mujeres no volverían a ser Abrazadas oficialmente hasta el año 1746 y
los europeos hasta 1896.
Bajo el liderazgo de Jamal, los Assamitas retomaron su proyecto expansivo
en Europa, utilizando a los turcos otomanos para aumentar sus dominios. Como
otros clanes también poseían gran influencia en el Imperio Otomano los Hijos de
Haqim no dudaron en acompañar a los turcos en su expansión, a pesar de las
limitaciones impuestas por el Tratado de Tiro y las protestas de varios antiguos
de la Camarilla.
Tanto Murad II como Mohamed II fueron hábiles políticos dotados de gran
decisión y firmeza en sus planteamientos ofensivos, que no estaban reñidas con una
relativa actitud tolerante hacia los vencidos, que incluía el respeto a las ideas
religiosas distintas, lo que supuso un elemento práctico a la hora de la aceptación
de su autoridad y al mantenimiento de sus conquistas, sin olvidar a este respecto
la clara supremacía militar que las garantizaba. Mientras el Estado otomano se
mantuvo fuerte, compacto y bien administrado, contando además con figuras
Pero todavía quedaba por llegar el gran momento de madurez del Imperio
otomano, que correspondería al largo reinado de Solimán II el Magnífico (1520-
1566). Con él la potencia imperial otomana lograría su apogeo y el máximo de su
poderío. En los primeros años de su mandato ya demostró la fuerza de su empuje,
orientando su política hacia una mayor penetración en el Continente europeo
hasta llegar a las puertas de Viena, con todo lo que ello suponía de temor para el
Occidente cristiano. Una serie de hitos importantes jalonaron su marcha
victoriosa en dirección al corazón de Europa: conquista de Belgrado en 1521;
rendición de los Caballeros Hospitalarios de San Juan y toma de Rodas en 1522;
desaparición del Reino de Hungría como entidad independiente tras la batalla de
Mohacs en 1526, donde encontraría la muerte su rey Luis II, pasando la mayor
parte del territorio húngaro a estar bajo la soberanía del poder turco, que
también tuteló al trono magiar recién ocupado por el que había sido el candidato
de los otomanos, Juan Zapolya, una vez aceptado por éste el vasallaje a Solimán.
En 1529 se produjo un primer asedio a Viena, repetido años después, en 1532, con un
intento de invasión turca de las tierras austriacas, pero el desastre para los
Habsburgo no llegaría a producirse, resistiendo la capital la ofensiva turca.
El asedio de Viena de 1529 supuso una oportunidad perdida para vengarse del
clan Tremere. El propio Califa, el líder de la casta de los Guerreros, participó en
el asedio. Sin embargo, los Tremere, liderados por el antiguo Etrius, resistieron el
asalto antes de que los ejércitos turcos se vieran obligados a retirarse. Hubo
grandes pérdidas entre ambos bandos y entre los Assamitas fueron destruidos casi
treinta Guerreros y una docena de Hechiceros. El Califa regresó humillado a
Alamut, donde fue desafiado por Thetmes, el líder de los asesinos de la Telaraña
de los Cuchillos, que asumió su cargo. En su nueva posición Thetmes mantuvo
varios conflictos con Jamal, el Más Antiguo, pues el líder de la casta de los
Guerreros nunca se convirtió al Islam y consideraba la práctica de la fe
musulmana como una ofensa a la gloria de Haqim.
Sin poder superar esta barrera centroeuropea, el ejército del gran sultán se
volcó en la dirección opuesta, conquistando Bagdad y Mesopotamia en 1536,
continuando dos años después su avance hacia la India. La década de los cuarenta
ofreció asimismo destacados acontecimientos para el Imperio, como fueron la
anexión del sometido Reino húngaro a la muerte, en 1541, del rey vasallo Zapolya;
el mayor dominio alcanzado sobre los siempre odiados rivales persas al
producirse, en 1543, la renuncia del último rey abasí, o la aceptación de una especie
de vasallaje por parte de Fernando de Austria consistente en el pago de un tributo
anual que la Monarquía de los Habsburgo debía satisfacer al califa otomano.
Precisamente la negativa a efectuar esta imposición por parte de Maximiliano II de
Austria, ocasionaría indirectamente la muerte de Solimán, ya que éste moriría al
lanzar un asalto contra Sigetz como respuesta a dicha actitud, la cual se
modificaría de nuevo, ya bajo el gobierno de Selim II (1566-1574), al firmarse la paz
de Adrianópolis (1568) y volver los Habsburgo a satisfacer la imposición anual al
Imperio turco.
El mandato de Selim II fue corto pero lleno de trascendencia, pues a mitad de
su reinado, tras arrebatar Chipre a los venecianos en 1570, tuvo lugar la famosa
batalla de Lepanto (1571), que frenaría las incursiones marítimas de la flota turca
hacia el Mediterráneo occidental, pero que no supuso ni mucho menos la quiebra
del poder otomano. Éste, por contra, siguió pujante en el transcurso de los
Mustafá II (1695-1703) a ceder los territorios que ya les habían ocupado Austria
(Hungria), Polonia (Podolia) y Venecia (Dalmacia, Atenas, el Peloponeso), más
Azov, que en 1696 conquistó Pedro I el Grande de Rusia. Desde entonces, el Imperio
otomano dejaría de ser un peligro en la Europa sudoriental, aunque los
conflictos, ya menores, con las potencias limítrofes serían permanentes.
Las reformas que los Köprülü habían llevado a efecto en la segunda mitad
del siglo XVII pudieron momentáneamente frenar un deterioro que llevaba una
velocidad bastante acelerada, e incluso consiguieron ciertos éxitos en materia
económica y de política militar, pero no atacaron la raíz de los problemas. Para
mantener un Imperio tan amplio y tan diverso, sólo basado en la dominación de una
casta guerrera, hubiera sido necesario que ésta conservara las máximas virtudes
militares posibles. Pero en vez de ello, a la austeridad siguió la vida acomodada y
el lujo, y la lealtad y el arrojo, el interés por el enriquecimiento.
Otra posibilidad hubieses sido intentar la asimilación de las poblaciones
conquistadas en lugar de mantenerlas marginadas. Pero la separación absoluta
entre musulmanes y súbditos cristianos y judíos, más la simple superposición de la
Administración otomana sobre los territorios ocupados, sin ningún intento de
integración, mantuvieron a las poblaciones conquistadas ajenas y sintiéndose
extranjeras, y por tanto proclives a seguir un camino independentista en cuanto
los vientos favorables alentaran el rescoldo o en cualquier caso a no oponer
resistencia ante otra potencia conquistadora. La descentralización creciente,
sobre todo al ser causada por la debilidad e ineficiencia del poder central, también
hacía muy vulnerable a un Imperio arcaico que debía enfrentarse a unos Estados
europeos cada vez más fuertes.
EL NUEVO MUNDO
INDIA
conseguir una identidad encubierta. Sería conocido como Mohamed Zardoz (el
Sastre) en Azerbaiján, donde decidió vivir. Poco a poco, él y sus descendientes se
irían desplazando hacia el este, donde se estaban reuniendo algunos de sus
seguidores. Azerbaijan sólo fue el primer paso en un viaje que llevaría a la secta y
a sus líderes por la mayor parte de Persia y los países vecinos durante los siglos
siguientes.
Los ismaelitas habían enviado misioneros al noroeste de la India ya desde el
siglo XI, donde fundaron las sectas de Bohras y Khojas, que se convirtieran en
herederas del legado de los Asesinos ismaelitas, y adaptaron numerosos elementos
hindúes en su religión, constituyendo una extraña amalgama.
Los vampiros hindúes no aceptaron la presencia de los Assamitas durante
mucho tiempo, y a medida que el clan se extendía con los conquistadores
musulmanes las rencillas no tardaron en estallar. Irónicamente, sería la
colonización británica del siglo XIX y la Camarilla quienes permitieran el acceso
libre de los Assamitas a la India, al desaparecer los obstáculos que les impedían
avanzar.
Los Indómitos de la Mano Negra también acudieron a la India y trataron de
establecer un segundo Alamut en la Frontera Nordeste del subcontinente.
Desgraciadamente su presencia no pasó desapercibida para los Ventrue y la
Camarilla, que enviaron a las tropas británicas a “pacificar” la región. Al final
este proyecto fue abandonado hacia 1830, aunque no tardaron en extenderse
terribles historias sobre el culto de los Thugee o Estranguladores que habitaban
en aquel lugar.
En su resistencia a la Camarilla los Assamitas (tanto de Alamut como los
Indómitos) encontraron aliados entre algunos vampiros hindúes, especialmente
entre los Ravnos y los devotos del culto de Kali, del que los Hijos de Haqim
tomaron muchas enseñanzas. Algunos antiguos Ravnos cedieron territorios a los
Asesinos a cambio de la ayuda de sus cuchillos contra los europeos y con el tiempo
las ciudades indias se convirtieron en un nuevo hogar para el clan. Muchos
Assamitas encontraron la paz en las enseñanzas de Buda y en los misteriosos
secretos de los miles de dioses hindúes.
Durante esta época los Assamitas entablaron relación con la familia de
aparecidos y ghouls Marijava, que formaban parte de los Thuggee, que también
servían desde tiempo anterior a los Indómitos de la Mano Negra, y que disponía de
bases y refugios en Kabul y Bombay.
EL SIGLO DE LA SANGRE
De forma súbita, a finales del siglo XX, la Mano Negra perdió la ciudad
fantasmal de Enoch, su símbolo y fortaleza. A lo largo de los siglos se habían
enfrentado ocasionalmente a los fantasmas que conseguían encontrado el
paradero de la ciudad, pero finalmente un antiguo espíritu conocido como Anubis
delató la existencia de Enoch a los fantasmas del Imperio Estigio, que gobernaba el
mundo de los muertos.
En poco tiempo los fantasmas organizaron un ejército que asaltó la ciudad
de los vampiros y finalmente prevaleció su superioridad numérica y la
familiaridad con el entorno. Un artefacto espectral consumió Enoch y a sus
habitantes, disolviéndolos en la nada. Y los cuatro Aralu que dormía bajo la
ciudad, que la secta consideraba como Antediluvianos, no advirtieron a sus
seguidores del inminente ataque. El Imperio Estigio capturó a tres ghouls que
sobrevivieron a la hecatombe y les ordenó que advirtieran a los vampiros que no
EL REGRESO DE UR-SHULGI
EL GRAN CISMA
El regreso de Ur-Shulgi produjo una nueva división dentro del clan. Muchos
Assamitas aceptaban la diablerie y la guerra contra el resto de los vampiros como
su credo. Sin embargo, Ur-Shulgi no estaba conforme, considerando que las
creencias mortales de lo Hijos eran incompatibles con los códigos de Haqim.
Cuando Jamal, el Más Antiguo, se presentó el primero ante Ur-Shulgi para
enfrentarse a su juicio, se negó a renunciar a su fe en el Islam a favor de una
devoción total hacia Haqim. Ur-Shulgi lo estacó, colocando su cuerpo empalado
en lo alto del Trono Negro durante un mes, antes de vaciar su sangre en una
vasija de arcilla y esparcir sus cenizas en las arenas de Petra. Muchos Assamitas
musulmanes consideraron a Jamal un mártir. No sería el último. Y en las noches
siguientes otros antiguos se enfrentaron a destinos similares bajo el juicio de Ur-
Shulgi. Sin embargo, a otros se les permitió partir, entre ellos a los líderes de las
castas de Visires y Hechiceros: Tegyrius y Al-Ashrad.
Los Cismáticos, entre los que se encontraba un contingente de las tres
castas, eran fieles creyentes en el Islam u otras religiones. Otros eran moderados
en la aplicación de las Leyes de Haqim que consideraban un genocidio la
destrucción generalizada del resto de los clanes que era apoyada por Ur-Shulgi.
Otros, principalmente jóvenes, que habían vivido bajo la maldición Tremere,
estaban asustados ante la terrible sed de sangre de vampiro que amenazaba con
apoderarse de ellos.
Uno de los primeros decretos de Ur-Shulgi cuando ascendió al Trono Negro
fue el cese inmediato de toda adoración ajena a Haqim y la destrucción de varios