POR ROBIN D.

LAWS
 ÍNDICE
PRELUDIO: LOS PROGRESOS DE UN INTRUSO 4
INTRODUCCIÓN: CASA, MAL QUE LE PESE 8
CAPÍTULO UNO: ANTIGUA PODREDUMBRE 14
CAPÍTULO DOS: UNA CIUDADELA REMOTA 30
CAPÍTULO TRES: UNA CASA DIVIDIDA 36
CAPÍTULO CUATRO: EL VIENTRE DE LA BESTIA 46
CAPITULO CINCO:
LOS CONDENADOS Y QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 74
CAPÍTULO SEIS: LOS SECRETOS DE LOS TALLERES 104
CAPITULO SIETE: LAS SOMBRAS DE CEORIS 130
 os progresos
de un intruso
Cuando hubo cerrado tras él la puerta secreta, Bogdan des-
cubrió que no podía seguir avanzando. Su cuerpo había dejado
de obedecerle. Vio cómo sus dedos se crispaban, sintió cómo la
sangre inerte de sus venas se tornaba gélida. Transcurrido un
instante, Bogdan supo ponerle nombre a aquella sensación, por
improbable que le pareciese: era terror. Con aquello si que no
había contado. Bogdan se tenía por alguien que no conocía el
miedo, y así era como le conocían todos sus hermanos. Era él
quien había asombrado a propios y a extraños al adentrarse en
una hoguera para recuperar el yelmo de combate de su sire. Era
Bogdan el que había desafiado a los Tzimisce cuando éstos ha-
bían intentado someterlo. Nada de lo que pudieran hacerle a su
cuerpo conseguiría inducirlo a traicionar los secretos de sus her-
manos. Él era Bogdan, el indómito. En caso de captura, no re-
velaría nada en absoluto. Era él el que se había plantado en
solitario, bajo la nieve, ante el príncipe lupino para exigirle su
amuleto de carne. Bogdan esgrimía la bolsa de cuero que conte-
nía el amuleto; había funcionado, neutralizando barreras y
abriendo cerraduras. Era el maldito Tremere el que debería sentir
miedo... de él. Bogdan esperó, su sangre se templo. Intentó mo-
ver los dedos y descubrió que le resultaba posible. Cerró los ojos
por un instante, antes de adentrarse en las profundidades de la
cámara secreta.
 Si Colga se encontraba en algún rincón de aquel edifi-
cio helado y sacudido por los vientos, sería allí, en las cáma-
ras secretas donde sólo se aventuran los Cainitas Tremere.
Hacía meses que no se recibían noticias de Colga. Sin duda
había sido descubierto por el clan hacia el que llevaba tanto
tiempo fingiéndose leal. No había muchos Cainitas santos
de la devoción de Bogdan, ni siquiera entre sus compañeros
de clan, pero sentía cierta afecto por Colga, noble y amante
de la naturaleza.
Bogdan llevaba varias semanas dentro de Ceoris, como
criado de uno de los magos mortales. Como era menester, pro-
curaba no llamar la atención. Había prestado atención a los
cotilleos de los sirvientes. Había descubierto a los Cainitas en
su seno. Su supuesto señor no sabía nada del mundo de los
Cainitas, lo cual a Bogdan le parecía divertido. Llevaba siglos
oyendo hablar del poder de aquellos brujos, que podían hacer
que los bosques caminaran o que los castillos se derrumbaran
con un simple ademán. Empero, eran incapaces de ver que los
Usurpadores caminaban entre ellos.
Un repiqueteo despertó ecos escaleras arriba, aproximán-
dose en su dirección. Se detuvo en seco. Se pegó a la pared
de piedra, cuya humedad le empapó la túnica de lana. Si
alguien subía por las escaleras, no albergaba esperanzas de
escapatoria.
Permaneció un rato inmóvil, pero no se produjeron más
ruidos. Se apresuró a descender el resto de los escalones hasta
llegar al pasadizo del fondo. No le pareció más grandioso que
los anteriores. Ante el se alineaban varias puertas. Aunque se
había familiarizado con las zonas públicas de la capilla, nunca
antes había traspuesto la puerta secreta y desconocía por com-
pleto la extensión de aquellas cámaras ignotas. No le quedaba
otra opción más que abrir las puertas al azar hasta que diese
con las celdas donde residían los prisioneros. Tenían que estar
6 LA CASA DE TREMERE
en la parte secreta, puesto que los magos mortales juraban que
en Ceoris no se custodiaba a ningún cautivo.
Bogdan volvió a detenerse en seco al escuchar un ruido
procedente de la puerta más próxima, robusta, reforzada con
hierro. Albergaba la confianza de que podría recorrer la totali-
dad del pasillo sin provocar la alarma de quienquiera que estu-
viese repiqueteando en su interior. No creía que las celdas se
contasen entre las primeras estancias con las que pudiera toparse
un intruso. Anduvo con cuidado por el firme de piedra, sin
hacer ruido, hasta doblar una esquina y descubrir un segundo
pasadizo flanqueado a su vez por puertas de metal. Al no
escuchar ni un sonido, se atrevió a probar a abrir una de las
puertas. Todos sus esfuerzos habrían sido en vano si aquellas
puertas estuviesen cerradas a cal y canto. Más la puerta emitió
un quejido apagado cuando la empujó con el hombro, y se
abrió. Levantó su farol para iluminar el cuarto en penumbra.
Dentro había Gárgolas. Se dispuso a luchar por su vida.
Sin embargo (exhaló un brevísimo suspiró de alivio, el
primero desde hacía décadas) las Gárgolas permanecieron in-
móviles. Estaban muertas, apiladas y amontonadas como tro-
feos de caza. Cada una de ellas exhibía alguna desconcertante
malformación que la distinguía de los especímenes animados
que Bogdan había visto en las garitas del exterior de la capilla.
Fue entonces cuando escuchó los arañazos y el batir de alas
procedentes de otra parte de la estancia. Dos de las paredes
del cuarto estaban cubiertas por jaulas, la mayoría demasiado
pequeñas para albergar una liebre. Bogdan echó un vistazo a
las jaulas y descubrió bestias compuestas de miembros ajenos.
Una rata con las frágiles alas de una libélula. Un sinuoso ser
semejante a un gusano, mayor que un gato, que se impulsaba
gracias y varios pares de lenguas humanas. Una paloma torcaz
cuyo pecho supuraba con el lento palpitar de lo que sólo po-
dían ser las partes íntimas de una mujer. Bogdan había visto las
muchas atrocidades que los Tzimisce cometían con sus vícti-
mas, con las que, a primera vista, aquellas criaturas guardaban
cierta similitud. Los seres de las jaulas eran distintos, aunque
Bogdan no encontraba las palabras para expresar el porqué.
Eran retales cosidos de forma chapucera, fruto de una locura
más fría que la de los Tzimisce. Colga sabría explicarlo. Cuan-
do encontrase a Colga, todo se aclararía. Tendría que salir de
allí y buscar a Colga, pues no creía que fuese a encontrar las
llaves de ninguna celda en aquel sitio, pero le resultaba impo-
sible apartar la vista de las jaulas. Se dijo que a sus hermanos
les gustaría conocer los secretos de aquella cámara.
Una de las jaulas estaba cubierta por un paño manchado
de orín. Bogdan lo apartó, antes de maldecirse por su falta de
cautela. La bestia del interior estaba formada por los cuartos
traseros de dos lobos, donde cada par de patas se juntaba en el
medio para componer un ser sin cabeza ni color definido. Do-
cenas de púas afiladas sobresalían de su pellejo rosado. Cuan-
do éstas se abrieron, Bogdan vio que en realidad eran los picos
de incontables aves. Los pájaros comenzaron a gorjear. Bogdan
sintió el impulso de cerrar la puerta y asegurarse de que nadie
pudiera oír el estruendo de los trinos, pero aquel ruido tenía
algo que lo mantuvo paralizado en el sitio. En medio de aque-
lla canción ensordecedora y cacofónica, no tardo en distinguir
palabras. Palabras que le hablaban en su dialecto natal. Escu-
chó los nombres de su madre, su padre, sus hijos, muertos
tiempo ha. No pudo contener un escalofrío, antes de que las
palabras pasaran a dar voz a todas aquellas ocasiones en las
que Bogdan había sido amenazado, apaleado o torturado. Aque-
llas voces le daban nombre al terror que él mismo se decía que
jamás había sentido. Demostraban que su impavidez era men-
tira, enumeraban a gritos los terrores que había enterrado en lo
más hondo de sí. Los chillidos de la criatura removieron aque-
llos miedos de su interior y lo envolvieron con ellos, para que
la Bestia se apoderase de él.
Bogdan se despertó y no se extrañó al descubrir que se
encontraba atado a un taburete en una celda mal iluminada.
Tenía los brazos sujetos a la espalda y las piernas a las patas de
la silla. Cuando quiso poner a prueba los nudos, sufrió la bur-
lona reprimenda de la insinuante voz de una mujer que entra-
ba en la cámara con paso sigiloso.
La desconocida se acercó.
Bogdan vio lo hermosa que era: un rostro de líneas per-
fectas, una piel que absorbía la luz del farol. El corte de su
túnica inmaculada le recordaba a Bogdan vagamente al hábito
de una monja. Clavó sobre él una mirada fulminante que Bogdan
ya había visto antes en otros apresadores. Todos ellos creían
que con unas cuantas expresiones torvas y un puñado de ame-
nazas elocuentes podrían asustarlo tanto como para traicionar
a sus hermanos.
—Me llamo Mendacamina. Quiero saber quién te ha en-
viado y por qué.
Al principio, todos se mostraban igual de confiados.
—No puedo prometerte que vayas a seguir con vida —
continuó la mujer—. Ambos sabemos que esa promesa no
sería más que una mentira absurda. Pero podrías librarte del
dolor.
Bogdan decidió guardar silencio. Había llegado a descu-
brir que era la mejor manera de exasperarlos.
—Has aprendido a proteger tu mente, hasta cierto punto,
de los ladrones de ideas —grajeó la mujer. La luz del farol
despertó chispas en sus ojos cuando se inclinó hacia él—. Pero
sé que te llamas Bogdan, que has venido para rescatar a al-
guien y que te crees inmune a mis halagos. Eso es porque te
falta imaginación. Tu mente no alcanza a asimilar las agonías a
las que podría someterte. Los Tzimisce y lo que te hicieron...
LOS PROGRESOS DE UN INTRUSO
en comparación, yo podría conseguir que aquello no fuese
más que un leve pinchazo.
A Bogdan le sorprendió lo mucho que aquella mujer ha-
bía conseguido ahondar en su mente, pero lo que quería des-
cubrir estaba bien protegido, oculto bajo muchas capas de fuerza
de voluntad y concentración.
La mujer le acarició el rostro con unos dedos resecos.
—Te jactas de no conocer el miedo. No obstante, el trina-
do derribó los muros de tu coraje, tan seguro como que las
trompetas hebreas anunciaron la caída de Jericó.
Bogdan decidió que podía formular alguna pregunta. Aun-
que no había conseguido encontrar a Colga, al menos podría
recopilar información de utilidad que llevarles a sus hermanos,
tras su inevitable huida.
—¿Qué era esa bestia?
Mendacamina esbozó una sonrisa y se apartó de él.
—Una fruslería producto de una de mis colegas. Sus per-
petuos experimentos con la naturaleza siempre consiguen di-
vertirme y, en ocasiones, me resultan bastante prácticos. He
descubierto que su trinado funciona de maravilla para reblan-
decer mentes demasiado pagadas de sí mismas.
Bogdan escuchó el trajín de objetos que se movían a su
espalda. Pugnó por girar la cabeza y echar un vistazo, sin éxi-
to. Oyó a unas cuatro personas que resollaban, como si estu-
viesen levantando un objeto pesado. Luego se produjo un chi-
rrido, algo grande y metálico estaba siendo empujado por el
suelo de piedra de la celda.
—Me sumió en una rabia ciega, es verdad, pero ya no me
posee el frenesí y, sea cual sea el aparato de tortura que estés
preparando, te advierto que no conseguirá obligarme a hablar.
Los criados de Mendacamina maniobraron el armatoste
hasta que hubo quedado a la vista. Se trataba de un cajón de
buen tamaño, forjado en bronce e inscrito con símbolos hechi-
ceros. Una rueda del tamaño de un escudo sobresalía algunos
centímetros. Mendacamina se acercó a la caja y extrajo de ella
un tubo largo, también de bronce, compuesto por muchas par-
tes articuladas ensambladas entre sí. Bogdan sintió que unas
manos toscas lo sujetaban el rastro y le giraban el cuello a un
lado. Escuchó un ensalmo; había más gente en la estancia, más
allá del círculo iluminado por el Farol. Estaban haciendo magia.
Bogdan sintió que le frotaban la sien con algo. Sus ojos
lagrimearon ante el dolor que irradiaba de aquella zona. Le
pareció que podía oler cómo se derretía su carne.
—Deseas información que llevarle a tus hermanos. Aun-
que nunca volverás a verlos, no me importa proporcionarte
algunos detalles. El tubo que tengo en mis manos es una cánu-
la. Y esto —le reveló una afilada hoja triangular sujeta al extre-
mo del tubo—, se llama trocar. Combinados, me permiten as-
pirar los humores de un sujeto. El artilugio de mayor tamaño
—señaló el cajón—, convierte tu mente en una especie de flui-
do pastoso.
Indicó con un gesto que se encendieran más antorchas,
torea de la que sus criados se ocuparon de inmediato. La nueva
luz reveló una mesa, sobre la que descansaba un objeto redon-
do, oculto bajo un puño de lino teñido.
—Como ves, un segundo tubo sale del aparato y va a
alimentar a alguien que quiero que conozcas, Bogdan. —Tiró
de la tela que cubría el objeto, que se reveló como una cabeza
de bronce de noventa centímetros, dotada de mandíbulas arti-
culadas y abultados ojos de mármol encerrados en dos orbes de
cristal llenos de líquido. El rostro parecía sonreír a Bogdan—.
Este es Paracelsus. Se muere de ganas por saborear el conteni-
do de tu cerebro. Como bien has dicho. Bogdan, no puedo
obligarte a hablar, eso es cierto. Paracelsus hablará por ti.
Dio un paso al frente, trocar en mano, dispuesta a incrus-
tarlo en la sien de Bogdan.
7
 ntroducción:
Casa, mal
que le pese

Y se vertió la lluvia, y llegaron las inundaciones, y

soplaron los vientos, y sacudieron la casa; y ésta cayó:
y grande fue su caída.
—Mateo 7:27
UNA
CAPILLA SITIADA
Ceoris se yergue como símbolo definitivo de la Casa
y el clan Tremere, los presuntuosos conspiradores de los
brujos mortales de Europa y los descarados Usurpadores
de la noche Cainita. Sus paredes revestidas de magia,
sus altas torres y sus impenetrables cimientos represen-
tan todo el poder de los magos de la sangre de su inte-
rior. Mas se aposenta en el rincón más inaccesible de
Transilvania. Seres oscuros reptan de noche por sus alre-
dedores, pétreas monstruosidades revolotean sobre sus
torres y resuena el eco de los gritos en sus salones. Ceoris
es el testimonio de los esfuerzos de Tremere por mante-
ner a los depredadores del mundo alejados y a sus pro-
pios demonios encerrados a cal y canto.
Los depredadores y los demonios abundan.
ENEMIGOS DEL EXTERIOR
Los Tremere, recién llegados al mundo de los Cainitas,
se han forjado enemigos con una rapidez sorprendente.
RAÍZ TODO
DE
Y ESTRELLAS DEL CIELO
A lo largo de Casa de Tremere se men-
ciona a dos seres espirituales, poderosos y enig-
máticos: Raíz de Todo y Estrellas del Cielo. Se
los invoca en la fundación de Ceoris. A lo lar-
go de los siglos se ponen en contacto con va-
rios magi, a los que incitarán a traicionar y a
aspirar a más poder. Una imagen emerge de
estos seres que manipulan a los orgullosos magi
hacia su condena.
La naturaleza de estas entidades resulta
ambigua a propósito. La respuesta más fácil y
canónica sería la de que Raíz de Todo es el
demonio Kupala y que Estrellas del Cielo es el
Antediluviano Saulot, donde ambos empuja-
rían a los Tremere al vampirismo y al mundo
hacia la Gehena por sus propias razones. To-
dos los detalles de estos planes aparecen en
las épicas Crónicas de Transilvania, aunque
existen otras posibilidades que puedes preferir
para tus crónicas, Quizá se traten tan sólo de
espíritus lejanos invocados para proporcionar
poder; ambos podrían ser Kupala o Saulot; el
propio Tremere (u otro vampiro) podría ha-
berse arrogado su manto a fin de controlar
mejor a los suyos.
10
Su "apropiación" del vampirismo y la diablerie de Saulot
a manos de su fundador los han marcado como
Usurpadores, tan poderosos como peligrosos. Hay quie-
nes intentan destruirlos sin más, mientras que otros pla-
nean aprovecharse de los recién llegados.
LOS DEMONIOS DE LOS CÁRPATOS
Los enemigos más implacables de Ceoris son los
voivodas Tzimisce, dueños de gran parte del reino noc-
turno de Transilvania, Estos antiguos inhumanos le
guardan un terrible rencor a los Usurpadores, puesto
que fue a ellos a quienes Tremere les robó los secre-
tos de la no vida, pero aquella desgracia no hizo sino
alimentar las llamas de un odio ya arraigado nacido
del orgullo y del territorialismo. Los Tzimisce aborre-
cían compartir sus dominios con unos estrafalarios
brujos mortales. El paso al vampirismo sólo consiguió
agrandar el conflicto. Los Tzimisce saben que Ceoris
constituye una afrenta para ellos, la prueba de su do-
mino y superioridad no es tanta como afirman. La des-
trucción es la única solución.
LOS CLANES DE CAÍN
Los demás Cainitas, tanto en el este de Europa como
en cualquier otra parte, son algo menos vengativos. Los
Gangrel y los Nosferatu han sufrido en las mazmorras
de Ceoris, y son muchos los que querrían vengar a
Saulot, pero los vampiros son gente pragmática. Los
Tremere dan muestras de encajar a la perfección (su
sed de poder y sus osadías encuentran su reflejo en
todos los clanes) y son muchos los príncipes y los anti-
guos dispuestos a acogerlos. Sí debilitan y avergüenzan
a los Demonios, tanto mejor.
Lo más importante es que los Tremere resultan muy
útiles. Poseen una nueva clase de magia de la sangre,
muy potente, y parece que están dispuestos a utilizar-
la a cambio de ciertas consideraciones sin importan-
cia. También son neófitos en lo que a las costumbres
de los Cainitas se refiere, por lo que resultan fáciles
de manipular. Antes de establecer un puñado de vín-
culos con los Usurpadores, utilízalos lo mejor que pue-
das y luego destrúyelos desde dentro. La guerra abier-
ta es el último recurso.
Además, Saulot y los suyos eran un puñado de
timoratos...
EL TEMIBLE KUPALA
El mismísimo aire de Transilvania parece portar ma-
los presagios, del mismo modo que flotan las hojas muer-
tas en el viento. Las noches son más oscuras, las tor-
mentas, más feroces, y los inviernos, más fríos, Los
amigos se convierten en enemigos y los incultos dan
paso a la violencia en un suspiro. La gracia de Dios no
podría estar más lejos. Si bien los señores Tzimisce y
las disputas de los simples humanos tienen su parte de
culpa por esta atmósfera tenebrosa, una buena parte de
la misma procede de una influencia interna. Kupala, un
LA CASA DE TREMERE
 diablo de origen antiguo, ha embebido las tierras de
Transilvania y alrededores con su aura oscura. Se ali-
menta del orgullo y del ansia de poder, por lo que fo-
menta la magia negra y otras ignominias para, poco a
poca volver a sus practicantes en devotos. Los magi de
la Casa Tremere, tan orgullosos y hambrientos, consti-
tuyen unos candidatos ideales.

LA ORDEN DE HERMES
La Casa Tremere, antes de incurrir en el vam-
pirismo, era miembro fundador de una asociación de
brujos mortales conocida como la Orden de Hermes.
Ahora los Tremere se encuentran en precario equili-
brio entre los mundos del día y la noche, involu-
crándose en los asuntos de los Cainitas al tiempo que
manteniendo una fachada de humanidad ante sus co-
legas herméticos. Por ahora, el engaño se sostiene,
aunque las sospechas no dejan de crecer y los
Usurpadores saben demasiado bien que, en su actual
tesitura, lo que menos falta les hace es otro enemigo
poderoso. Hasta la fecha, la precaución rige los actos
del clan, pero sólo por el momento.

RIVALES DEL INTERIOR

Si las paredes de Ceoris resuenan con los ataques de
sus enemigos, quizás sea ésa la única fuerza que mantie-
ne unida a la capilla. Los magi de la Casa Tremere, una
banda resuelta, ambiciosa y egocéntrica ya en vida, no
han conseguido sino empeorar, modelados por la Maldi-
ción de Caín. Las rivalidades personales siguen a la or-
den del día, se olvidan cuando atacan los Tzimisce y se
reanudan en los momentos de paz. A pesar de todo, se
están gestando algunas facciones dentro de la capilla y
de la casa en conjunto.

CONSERVADORES
Los denominados conservadores, comandados por
Etrius, el actual regente de Ceoris, son aquellos Cainitas
Tremere que abogan por una paulatina conversión del
resto de la casa. Temen provocar la ira de la Casa de
Hermes con flagrantes exhibiciones de vampirismo y re-
comiendan precaución en todo momento. Aunque los
conservadores componen la facción más poderosa den-
tro de Ceoris, carecen de organización en un sentido
ideológico. La lealtad personal a Etrius y la aversión por
su rival Goratrix son los únicos elementos de cohesión
que los mantienen unidos.

CONSPIRADORES
Los conspiradores son la cara opuesta de los conser-
vadores. Goratrix, el diseñador de Ceoris, los dirige des-
de París, adonde ha sido enviado por Tremere. En
Transilvania, lo representa su chiquilla y aprendiza,
Malgorzata. Los conspiradores proponen el rápido Abra-
zo del resto de magi mortales de Casa Tremere e
involucrarse sin demora en el reino de los Cainitas, al

CASA, MAL QUE LE PESE

11
 cuerno con los mortales y sus almas inmortales. Los cons-
piradores, incluso más que los conservadores, son una
facción levantada a fuerza de carisma. Goratrix es el en-
voltorio activo y ambicioso de la cautela de Etrius, y son
muchos los Cainitas que opinan que sus métodos abren
la puerta al futuro. Sólo la llamada a la precaución del
durmiente Tremere obliga a los aliados de Goratrix a cons-
pirar en lugar de actuar a las claras.
INDEPENDIENTES
Los magi independientes no constituyen una facción
de pleno derecho, aunque en sus filas se aloja la mayo-
ría de los Cainitas y brujos mortales de Ceoris. Es la prin-
cipal capilla de la casa y el centro de su poder, por lo
que muchos consideran que trabajar en ella valida su
propia superioridad. Participar en la rivalidad entre Etrius
y Goratrix es una pérdida de tiempo cuando hay una
guerra que librar y magníficas ventanas mágicas que abrir.
Cada magus cree que el suyo es el área de investigación
decisiva, el punto de vista más diáfano y el mejor modo
de seguir adelante. Por tanto, la mayoría se agazapa en
sus laboratorios y ataca a los rivales, movidos más por
rencillas personales que por cualquier ideología real.
MORTALES
Pocos lo saben, pero los magi mortales de Ceoris
(y de la Casa Tremere en su conjunto) constituyen una
minoría menguante. Muchos habitantes de Ceoris se
encierran en sus laboratorios y bibliotecas e ignoran
los subterfugios nocturnos de sus líderes. El reconoci-
miento instintivo de la naturaleza depredadora de los
Cainitas acobarda a algunos y evita que formulen de-
masiadas preguntas. Otros no se conforman con tan
poco. En particular, Tosia, una poderosa hechicera de
fe cristiana, ve pruebas de lo infernal en las activida-
des nocturnas de sus compañeros. Se está preparando
para actuar contra ellos.
SIRVIENTES Y ESCLAVOS
La inmensa mayoría de los habitantes de Ceoris no
son magi en absoluto. Son soldados y mercenarios, Gár-
golas de combate, criados y aprendices. Pasan
inadvertidos a los ojos de sus líderes, pero ven y pre-
sienten muchas cosas. Las Gárgolas constituyen una nueva
línea de sangre que da sus primeros pasos hacia algo
parecido a la libertad. Los sirvientes mortales gozan de
la libertad suficiente, hasta que aceptan pociones espe-
ciales de sangre de algunos magi...
COMO
UTILIZAR ESTE LIBRO
Casa de Tremere es tu guía a uno de los lugares
más secretos y mejor escondidos del mundo del medie-
12
vo oscuro: Ceoris, la capilla principal del clan Tremere.
Tras sus tétricos muros y sus sinuosas catacumbas,
Tremere dio el paso hacia el vampirismo y cometió el
crimen de la diablerie. Los cautivos Cainitas gritaron mien-
tras eran forjados en Gárgolas. Desde este lugar se han
sacudido los cimientos del mundo de los vampiros. Aho-
ra, te mostramos sus secretos.
Casa de Tremere va dirigido sobre todo a los Narra-
dores, a los que les proporcionará un escenario completo
donde recibir a neonatos Tremere emprendedores u a otros
Cainitas. El material aquí recogido es válido por sí mismo,
aunque se ofrecen contextos adicionales en Transilvania
Nocturno (el cual cubre toda la región que rodea a Ceoris
y las prácticas de los demás clanes), las Crónicas de
Transilvania (donde se habla del destino de Ceoris) y
Libellus Sanguinis 2: Guardianes de la palabra (don-
de se revelan otros secretos de los Tremere). Los perfiles
de varios magi mortales emplean también las sendas de
magia menor que se recogen en Señor y vasallo.
PRIMERO HAY QUE LLEGAR HASTA ALLÍ
Ceoris y Casa de Tremere le plantean un dilema al
Narrador. Gran parte de la mística que rodea al lugar
estriba en su inaccesibilidad, pero si los personajes ju-
gadores jamás consiguieran llegar a Ceoris, este libro
tampoco resultaría tan útil, ¿o sí? Existen varias opcio-
nes para llevar a los personajes a Ceoris. La forma más
sencilla, claro está, sería jugando con un grupo de
Usurpadores. Acudirían a Ceoris en busca de forma-
ción y aprendizaje, para colaborar en la guerra contra
los Tzimisce, o incluso para obtener el Abrazo entre
sus siniestras paredes.
En la mayoría de los casos, no obstante, los jugado-
res querrán jugar con una cierta variedad de clanes. De
ser así, acceder a Ceoris dependerá de cuándo se reúna
el grupo. Si el Narrador quiere que Ceoris sea el eje de la
crónica, los personajes no Tremere podrían ser enviados
de los otros clanes que busquen información y una posi-
ble alianza con los Usurpadores. Los personajes podrán
unirse después a un puñado de neonatos Tremere por
motivos personales (quizás para forjar la alianza antes
mencionada). Si Ceoris va a ser tan sólo un punto inter-
medio (o final) dentro de una crónica más variada, los
personajes tendrían que encontrarse antes en cualquier
otra parte. Conque haya un solo Tremere en su seno ya
se habrán ganado una invitación a Ceoris, tras haber
demostrado su voluntad de permanecer juntos.
CONTENIDO
El Capítulo uno: Antigua podredumbre, narra la
historia de Ceoris y, por medio de ella, la caída de la
Casa Tremere ante su propio orgullo y desesperación. El
odio, los celos y la inquina han marcado cualquier es-
fuerzo en Transilvania desde el principio, y la condena
de los magi no es más que la culminación del destino
que ellos mismos se forjaron.
El Capítulo dos: Una ciudadela remota, revela el
difícil camino que conduce a Ceoris. Por medio de las
LA CASA DE TREMERE
palabras de uno de los enemigos de la capilla, este capí-
tulo muestra lo difícil que resulta acceder al hogar de los
Usurpadores.
El Capítulo tres: Una casa dividida, da cuenta de
las actividades nocturnas de la capilla. El castellano nos
habla acerca de las diversas rivalidades y rencillas que
erosionan su casa,
El Capítulo cuatro: El vientre de la bestia, nos
revela las habitaciones y salones de la capilla. Desde los
aposentos del servicio hasta el lugar de descanso del
mismísimo Tremere, todo ello se expone a disposición
de Narradores emprendedores.
El Capítulo cinco: Los condenados y quienes
pronto lo estarán, nos detalla a los prominentes habi-
CASA, MAL QUE LE PESE
tantes de Ceoris. Cainitas del clan Tremere en su mayo-
ría, aunque también acechan en las tenebrosas estan-
cias enviados de otros clanes, magi morrales, sirvientes
ghouls y Gárgolas.
El Capítulo seis: Los secretos de los talleres, pro-
porciona una gama de nuevos sistemas de juego para
emplear con los habitantes de Ceoris. Aquí se incluyen
apuntes acerca de los magi mortales, nuevas sendas y
rituales de Taumaturgia, y las bestias deformes de los
laboratorios de la capilla.
El Capítulo siete: Las sombras de Ceoris, exami-
na el resto de capillas Tremere relevantes en Europa.
París, Viena y Durham sirven de hogar a centros de po-
der de la casa que sobrevivirán a la propia Ceoris.
13
apítulo Uno:
Antigua
pobredumbre

Cortada está la rama que debería haber crecido

recta,
Y quemada la rama de laurel de Apolo,
Que antaño creciera en el pecho de este hombre
instruido.
—Christopher Marlowe, Doctor fausto
REVELACIONES
Testamento póstumo de Ponticulus, antiguo
mago de Ceoris
Bitiurges,
Qué sensación más extraña la de poseer carne de
nuevo... sentir la pluma en mis manos, una silla debajo...
recorrer con mis manos la superficie de este escritorio.
Me siento desbordado de alegría, intoxicado. Mas esto
no tiene nada que ver con el motivo por el que poseído
tu cuerpo, por el que sostengo tu pluma con tu mano
prestada. Ya siento cómo tu voluntad me combate, y
tengo tanto que escribir.
Aunque morí mucho antes de que tú nacieras.
Bitiurges, te conozco bien. Te he estado observando. No
te sorprendas. Has de saber que Ceoris está llena de ojos,
sin que haya dos pares que miren en la misma dirección.
Mis ojos son los de una sombra desdichada e inválida.
Veo todo lo que transpira en esta sentina de ambición
ciega y asesina. Te he observado lo suficiente como para
saber que bajo tus aires de pomposidad y tu garbo de
pavo real se oculta una mente sagaz, hambrienta de ver-
dades. Escribiré hasta que te duela el brazo. Te daré más
verdad de la que tu estómago podrá soportar. Quizá esto
siembre en ti la semilla de la duda, Bitiurges, pero no
permitas que el miedo o la cautela eviten que hagas lo
que sea necesario. Tú, entre todos los magi aún con vida,
eres mi mayor esperanza. Sé que has visto más mundo
que esa estúpida adicta al rosario de Tosia. Sin duda te
darás cuenta de que la misiva que estoy redactando de tu
puño y letra es algo más que la mera intervención de
algún diablillo entrometido. Investiga los hechos que ex-
pongo ante ti, Bitiurges. Has de saber la verdad. Actúa, te
lo imploro. Los monstruos aún pueden ser destruidos, antes
de que todo se haya perdido.
Tu mano no se ha equivocado al escribir "aún con
vida", Bitiurges. Sigue levando y te lo explicaré.
LA CONSAGRACIÓN:
ANNO DOMINI 980
Veinte años antes del cambio de milenio, siete hom-
bres y mujeres se reunieron en los bosques montañosos de
Transilvania. Se agruparon en una prominencia rocosa próxi-
ma a un tosco sendero. Yo era uno de esos siete. Recuerdo
cómo se apelotonaba el anochecer en el cielo, cómo ahu-
yentaba al sol hinchado y se tragaba sus últimas nubes
teñidas de naranja. Si bien la belleza del momento resulta-
ba algo extraña, seguía siendo belleza. Aquella fue la últi-
ma vista agradable de la que pudieron beber mis ojos.
Nuestros guardias, guías y esclavos se mantenían apar-
tados, cuidando de los caballos. Había dos docenas de
ellos, me parece. No tenía por costumbre prestar atención
a nuestros criados. Por aquel entonces, no me habría po-
dido percatar de su miedo. Ahora que paso hora tras hora
16
observando a los siervos humanos de Ceoris, espiando
sus pasiones y disputas, puedo aventurar mis suposicio-
nes con mayor acierto. Es de rigor que se sientan atemo-
rizados. Han visto y oído muchas cosas inquietantes du-
rante sus años de servido entre nosotros. Al igual que las
mujeres que frotan tus ollas y los hombres que vigilan tus
muros, nos veían como a amos excéntricos y severos. Pocos
de ellos habían nacido en Transilvania, aunque para aquel
entonces conocían el lugar lo suficiente como para sentir-
se asustados en medio de sus bosques por la noche. Va-
rias criaturas, horrendas y peligrosas, enviadas por Sata-
nás, asolaban las colinas y los valles. Sabían que no po-
dían confiar en que nosotros empleásemos nuestro poder
para protegerles si apareciesen aquellas criaturas, Serían
dios, los siervos, quienes habrían de plantarles cara, con
las hachas en ristre.
Además, ¿por qué habríamos de preocuparnos noso-
tros, las figuras ataviadas con túnicas en lo alto de la protu-
berancia, por el destino de un puñado de hombres prescin-
dibles? Ya teníamos siglos de edad, nuestro vigor se mante-
nía y aumentaba a fuerza de ritos místicos y bebedizos
alquímicos. Éramos magi, obradores de maravillas cuyo
dominio de los secretos de la hechicería nos permitía des-
ligarnos de las leyes de la naturaleza, incluida entre ellas la
que dictaba el envejecimiento de nuestros cuerpos. Enca-
bezaba nuestra comitiva un hombre alto de ojos negros
como el carbón: Tremere, guía de nuestra casa, quien en su
día estuvo a punto de convertirse en el dirigente absoluto
de todos los magi de Europa. Lo flanqueaban sus prelados
de confianza, el ferviente Goratrix y el comedido Etrius.
Frente a él se encontraba la plácida y reconfortante
Meerlinda. Arundinis, cuya condena llegaría antes que el
nuevo siglo; Anguisa, quien no sobreviviría hasta la próxi-
ma primavera; y Ponticulus, a quien le restaban apenas
minutos de vida, completaban el círculo de los siete.
Ése soy yo: Ponticulus. El día que nació Ceoris fue el
día que morí Desde entonces, he estado encerrado en
esta jaula.
EL RITUAL
Goratrix había estudiado la zona, había ingeniado el
ritual y había elegido el equinoccio de otoño como el
momento más propicio para la inauguración, Allí sería
donde erigiríamos Ceoris, la joya de la corona de la serie
de capillas que Goratrix había repartido por toda
Transilvania. La totalidad del territorio era muy rica en
vis, la materia prima que utilizamos para proporcionar-
les energía a nuestras obras (perdóname, Bitiurges, si
escribo cosas que ya te resultan conocidas. Puede que
algún día te veas en la necesidad de entregar estas hojas
de pergamino a alguien que no esté tan familiarizado
con nuestras prácticas). Aquel lugar, según le habían di-
cho a Goratrix sus concienzudos cálculos, albergaba la
veta más abundante. Cuando pasó su péndulo de ágata
sobre un mero mapa de la región, el instrumento había
oscilado hasta detenerse sobre ese punto preciso.
Durante los últimos meses, se habían incrementado los
ataques contra los pueblos que nos apoyaban. Nadie duda-
LA CASA DE TREMERE
ba que eran los engendros del demonio los que se encon-
chan detrás de ellos. Aquel lugar requeriría unas defensas
extraordinarias, acordes con el gran poder que ofrecía. No
sería tanto una torre de sabiduría como una fortaleza de
supremacía, una parapeto desde el cual se divisaba el pai-
saje sobrenatural en cientos de leguas a la redonda. Una
construcción de aquel tipo se ajustaba a la perfección al
temperamento de nuestro líder, Tremere, y al de los demás.
Pero primero había que consagrarlo. Los últimos ra-
yos de sol se filtraban en el cielo, Goratrix comenzó el
rito. Extrajo la mitra de oro de su bolsa y desenroscó las
siete partes que la componían, para darle una a cada
participante. La cabeza del báculo fue para Tremere, su
señor Goratrix reveló el cáliz de las esferas, vertió en él
el vino añejo que había encontrado en Runcu, para adul-
terarlo con la sal de Thoth. Se lo entregó primero a
Tremere, quien bebió de él y se lo devolvió. También
Goratrix dio un sorbo, antes de pasárselo a Etrius. Goratrix
esperó a que los siete hubiéramos bebido la poción. Le
hizo una seña a su escudero, quien la estaba esperando
y sopló un cuerno de caza para advertirle al resto de la
servidumbre de que debían darse la vuelta. Así lo hicie-
ron, todos a una. Nos desprendimos de nuestros hábitos
y expusimos nuestros flácidos y mortecinos cuerpos a
los fríos vientos. Goratrix preguntó si alguno de los pre-
sentes deseaba ofrendar un sacrificio mayor que el suyo.
Sabíamos que aquella era una pregunta capciosa; todo
formaba parte del ritual. Él proporcionaría las raíces, la
semilla, el tronco del gran árbol que iba a ser Ceoris.
ANTIGUA PODREDUMBRE
Invocaría el poder del axis mundi, el mítico árbol del
mundo que es el centro de toda la existencia, Tremere le
hizo entrega de la hoz. La asió con la mano derecha, al
tiempo que acercaba la izquierda a su entrepierna. Al
parecer, creía que bastaría con un único golpe de hoz
para amputarse el falo. Mas no fue así. La carne no siem-
pre se rinde, ni siquiera ante el acero. Goratrix tuvo que
serrar. De la herida manaba la sangre igual que el agua
de una fuente. Salpicó a Meerlinda, a Etrius, a Tremere y
al resto de nosotros. Aún recuerdo el cálido y húmedo
contacto de sus humores salpicando la piel desnuda de
mi barriga. Nadie dio un respingo siquiera. Sabíamos
que Goratrix poseía la magia para lograr que su falo
creciese de nuevo, con el tiempo, y he de confesar que
de un tiempo a esa parte nos habíamos vuelto inmunes
a la parafernalia de los rituales oscuros, tras cogerle gus-
to a las páginas más espeluznantes de nuestros tomos.
Lo más importante era que sabíamos que cualquier so-
bresalto, cualquier vacilación en el cántico que entoná-
bamos, echaría a perder la magia, Goratrix hizo una
mueca, sacó fuerzas de flaqueza, extirpó lo que aun que-
daba por cortar y lo sostuvo en alto a la vista de todos.
Con paso tambaleante, lo colocó en el lugar indicado.
Fue aquí donde cometí el fallo. Un fallo que quizás
salvase mi existencia. Lo cierto es que me otorgó una
existencia monstruosa a cambio de otra.
Hice lo que no debía. No supe controlarme. Recuer-
do cómo aquella sensación crecía en mi interior, el de-
seo por suprimirla, cómo intenté constreñir mi garganta.
17
Los ojos se me llenaron de lágrimas. Las rodillas me trai-
cionaron y se doblaron bajo mi peso. Por último, la pur-
ga de mi estómago. La bilis me subió a la boca y, de allí,
al exterior. Ya en aquel momento supe qué es lo que
tendrían que hacer a fin de evitar que mi debilidad arrui-
hasta la diestra de Tremere gracias a inquinas y traiciones,
igual que todos nosotros. Lo que quería era que yo persis-
tiera y medrara, quizás para convertirme en su espía o en
su esclavo, quizás por puro placer. No te fíes de él.

CONSTRUCCIÓN
nara para siempre aquel enclave perfecto. Ni por un ins-
tante se me ocurrió pedir clemencia.
Tremere debió de hacerle un gesto con la cabeza a
La construcción comenzó al despuntar la primavera.
Goratrix, sancionando así lo inevitable, a pesar de su
En el ínterin, mi alma asesinada fue testigo de cómo los
herida, Goratrix reunió las fuerzas necesarias para ade-
equipos de criados peinaban la ladera, explorando y di-
lantarse y degollarme, empleando para ello la misma hoja
bujando mapas de sus muchas cavernas naturales. Los
con la que se había mutilado a sí mismo. Me llevé las
constructores y los mineros le hacían consultas a Goratrix,
manos a la herida. Debí de retirar una de ellas en el
más hosco de lo habitual durante el invierno de su se-
último momento, puesto que la imagen final que guardo
gunda pubertad, para pulir los detalles del proyecto de
de mis días de vida es la de mi palma, roja y pringosa.
ingeniería más ambicioso desde la caída de Roma.
Por mucho que los odie, no puedo afirmar que mi
Goratrix quería algo resistente, algo mundano, que fue-
asesinato no recayera sobre sus conciencias. Aún no se
se su baluarte contra las criaturas: combatientes curtidos
habían acostumbrado a ejecutare entre sí. Arundinis y
en la batalla, murallas reforzadas, cepos para osos, un
Anguisa, sin mediar palabra, extrajeron sendos cuchillos de
puente levadizo, trampas.
las bolsas de las túnicas que se habían quitado antes y se
Encontré donde alojarme en el interior de una dimi-
pusieron mano a la obra sobre mi cadáver indigno. Los
nuta semilla, bajo tierra. Al llegar la primavera, la semilla
cuchillos, diseñados para ser empleados en rituales, de-
comenzó a brotar. Volvía a tener forma, si bien no un
mostraron no estar a la altura de las circunstancias. Presen-
cuerpo humano.
cié lo que sucedió a continuación como si flotase sobre sus
Un día vino Goratrix, acompañado de Arundinis y
cabezas. Vi cómo cortaban mi carne y serraban mis huesos.
Anguisa, para asegurarse de que la señal estaba presen-
Etrius tomó el mando durante el resto del ritual. Sacó
te. Si la profecía se cumplía, podrían llevar allí a los
una saca de tierra cretense y la vació en el centro del
centenares de trabajadores que habían adiestrado. Se
círculo. Esperó a que terminaran Arundinis y Anguisa,
suponía que debía de haber brotado un árbol en el lugar
antes de levantar mi cabeza cercenada, jalándola de los
donde habían enterrado mi cabeza. Les di una sorpresa.
cabellos, para depositarla en el montón de tierra.
Cómo disfruté al ver las expresiones de pasmo y enfado
El rostro de Etrius traicionaba la pregunta que le ron-
de sus rostros. Yo era una cosa enorme, semejante a un
daba la cabeza. Ahora que tenían que enterrar mi cabeza
roble, cubierto de hojas temblorosas y aceitosas. Se
bajo el montón de tierra, ¿dónde pondrían el falo de
aproximaron para comprobar que mi semblante burlón
Goratrix? Etrius estudió la expresión de este último: na-
aparecía tallado en la corteza del árbol. Abrí mi recién
die podía pronunciar palabra. Etrius tendría que tomar
crecida boca, babeante de sabia, para advertirles de que
una decisión.
estaban cumpliendo los designios de algo que todos
¿Qué fue lo que impulsó a Etrius a hacer lo que
desconocían. Sentí cómo los seres Estrellas Arriba y Raíz
hizo? Nunca he podido leer las mentes de los demás. Lo
de Todo se aferraban a mis oscuras raíces. Estaba a pun-
único que puedo decir es que Etrius me forzó la boca
to de pronunciar sus nombres cuando Goratrix me pren-
con los dedos. El muy desalmado, hijo de un vikingo
dió fuego con un hechizo. Me revolví. Mis ramas lacera-
bastardo, introdujo el miembro de Goratrix en mi boca y
ron el pecho de Anguisa antes de que Goratrix y Arundinis
luego me la cerró, antes de cubrirme la cabeza con la
me quitasen la vida por segunda vez. Volví a quedar
tierra. Los otros seis magi completaron el conjuro. Vol-
reducido al estado de una sombra desdichada. Oí cómo
vieron a vestirse. Etrius se aclaró la voz, con un fuerte
Goratrix instaba a Arundinis a jurar silencio. Buscó un
carraspeo. Cuando el sirviente de Goratrix lo oyó, tocó
árbol joven por los alrededores, lo arrancó del suelo y
el cuerno. Arundinis y Anguisa condujeron a Goratrix
volvió a plantarlo allí donde había crecido yo.
hasta una tienda, donde Meerlinda llevó a cabo los he-

LA CONSTRUCCIÓN:
chizos necesarios para detener la hemorragia y comen-
zar el proceso de regeneración.
El que yo me quedase allí, una sombra invisible con

la consistencia del humo, no debió de ser ninguna coinci-
dencia. Los tomos de la orden ya anunciaban que era
costumbre entre los nuestros acechar en el reino de los
vivos durante algunos momentos, pero el que yo haya
seguido aquí durante tantos siglos da muestra de los po-
deres que actuaron aquella noche aciaga. Al introducir el
miembro de Goratrix en mi cabeza amputada, Etrius me
vinculó a aquel lugar. Ese diablo pedantesco se declarará
inocente de tal afrenta, pero no le creas, Bitiurges. Trepó
981-985
Pasé casi cinco años viendo cómo completaban la
estructura. Una pequeña legión de masones, carpinte-
ros, mineros, labradores, herreros, carreteros y albañiles
se afanaba como si de hormigas se tratasen, bajo la su-
pervisión del jefe de ingenieros de Goratrix. Insisto, to-

LA CASA DE TREMERE
18
 dos ellos eran hombres corrientes, invisibles a los orgu-
llosos ojos de los magos.
Ya próximo el tiempo de la dedicación, Etrius vino a
supervisar la obra, y a cuestionar (siempre con una afecta-
da carencia de pasión, dios me libre) los métodos em-
pleados por su rival. Vi cómo se encrespaba Goratrix. ¿Y
Etrius? Él siempre frío como una anguila, aun cuando la
sangre que corría por sus venas seguía siendo la suya. No
conseguía adivinar sus intenciones. Etrius solicitó, recibió,
el permiso de Tremere para mejorar por métodos mágicos
las fortificaciones de Ceoris. Creó una inmensa fisura en
la tierra, cavando así una trinchera de kilómetros de pro-
fundidad alrededor de la capilla montañosa de Goratrix.
Siempre fue un acólito infantil que disfrutaba alardeando
de sus habilidades ante el maestro.
Cuando la obra se hubo dado por concluida, Goratrix
y Etrius examinaron la lista de empleados que habían
trabajado en la construcción. Seleccionaron a los hom-
bres que sabían más de lo conveniente acerca de su nueva
fortaleza. Les dijeron a los magi más escrupulosos de la
casa que se les podía borrar la memoria a los trabajado-
res por medios mágicos, antes de que partieran de regre-
so a sus diversos países de origen. Se despertarían de su
sonambulismo con dinero en las bolsas y nunca dejarían
de preguntarse cómo había llegado hasta allí.
Goratrix y Etrius ordenaron matar a aquellos obreros.
A los demás se les permitió asentare en las poblaciones
que rodeaban Ceoris. Los magi les prometieron tierras fér-
tiles que cultivar y la protección de su poderoso castillo.
Los que no sucumbieron a la tentación de aquella oferta,
también fueron asesinados. El destino de algunos se vio
retrasado: sucumbirían muchos años después, sobre las
mesas de Tremere o Goratrix. Creo que intentaban crear
homúnculos a partir de tejidos humanos. Uno de aquellos
sujetos de laboratorio gritaba de una forma singular, igual
que un gato al que estuviesen desollando vivo. Sus alari-
dos aún resuenan en mi cabeza.
(Hay algo que acecha entre los pinos que rodean a
Ceoris, aún hoy. Sólo lo percibo de reojo, puesto que se
encuentra demasiado lejos de los cimientos a los que es-
toy vinculado. Sus aullidos me recuerdan aquellos gritos
de antaño. Deberías buscar a esta cosa, Bitiurges. Puede
que se trate de un homúnculo fugitivo, ansioso por ajustar
cuentas. Él podría confirmarte este relato, o revelarte se-
cretos de los que ni siquiera yo estoy enterado.)
LOSPRIMEROS
AÑOS: 980-999
Tremere no se trasladó a esta nueva capilla. Como
tenía por costumbre siguió vagando de un enclave a
otro. Nombró señor de Ceoris a Goratrix, pero también
instaló a Etrius para que ambos colaborasen codo con
codo, la rivalidad entre los dos hombres se gangrenó.
Goratrix, quien antes había mostrado un interés por los
asuntos de la carne inusitado en un magus, ahora dor-
ANTIGUA PODREDUMBRE
mía en una cama vacía. Te diré que su regeneración
dejaba bastante que desear. Mascullaba sin cesar acerca
de ello en sus momentos de intimidad. Culpaba a Etrius
de su penosa condición; si Etrius no hubiese introducido
aquel miembro en mi boca, todo habría ido bien. Etrius
hacia bien poco por apaciguar los turbios pensamientos
de Goratrix, con sus constantes reprimendas por su su-
puesta imprudencia. Aquel lambiscón conspirador me
había convertido en una sombra, y a Goratrix en un eu-
nuco, de un solo plumazo. Hicieron su aparición otros
magi de la Casa de Tremere. Algunos intentaron estar a
las buenas con ambos; otros no tardaron en tomar parti-
do por uno u otro de los rivales.
Durante el transcurso de la siguiente década y media,
Ceoris repelió alguna que otra incursión nocturna lanzada
por las fuerzas que, por aquel entonces, llamábamos cria-
turas de la noche. También se produjeron asaltos por par-
te de bandidos, motivados sin duda por los demoníacos
regentes de la región. Aunque los saqueadores asesinaron
a muchos habitantes de las aldeas circundantes, Ceoris se
mostraba inexpugnable. Al principio, los ataques supo-
nían un auténtico quebradero de cabeza para los magi.
Las demás capillas de Transilvania acusaban más los asal-
tos del enemigo, pero los atacantes nunca conseguían
avanzar más allá de cierto punto. Goratrix y Etrius se vol-
vieron igual de complacientes. Lo aleatorio de los ataques
y su desapasionada ejecución los indujeron a suponer que
las criaturas de la noche componían un cuadro desorgani-
zado y de no muchas luces.
UN MISTERIO PERTURBADOR
Durante ese tiempo, los magos de Ceoris se vieron
cada vez más frustrados en lo concerniente a sus inves-
tigaciones. Las corrientes de análisis mágico que en un
principio parecían prometedoras comenzaron, una tras
otra, a arrojar resultados decepcionantes. Los hechizos
que se descubrían en textos mohosos no funcionaban
tal y como se describían. Los nuevos encantamientos
requerían fórmulas más arduas. Ninguno de los magos,
recluidos todos ellos tras montañas de tomos arcanos,
se dieron cuenta al principio de que sus colegas com-
partían con ellos aquella sensación incómoda de haber
llegado a un callejón sin salida. En Francia, la Gran
Emanación de los Cuchillos Esmeraldas de LeDuc se
derrumbó sin previo aviso, terminando con las vidas de
sus dos aprendices. Hubo quien descubrió que sus fil-
tros de inmortalidad no tonificaban como antes los
músculos flácidos ni vigorizaba sus cansados huesos.
No fue hasta el año 995 cuando los magi de Ceoris
sometieron a debate su dilema mutuo y decidieron ahon-
dar en las causas. Vi su miedo y me regodeé de él. ¡Se
suponía que eran los amos de todas las cosas! Sus co-
nocimientos prohibidos les otorgaban una comprensión
extraordinaria de todas las fuerzas que movían el mun-
do y, sin embargo, aquello demostraba su imbecilidad.
Algún tipo de fuerza que no comprendían les estaba
privando poco a poco de aquella sensación de control
sobre la existencia. Mi risa resultó audible en aquellos
19
momentos, y resonó por los pasillos hasta llegar a la
cúpula de la Gran Biblioteca.
En 996, Etrius demostró que, la potencia del vis de la
capilla estaba disminuyendo de forma paulatina pero con-
siderable. En 997, Ceoris albergó la sede de un gran con-
clave de magi Tremere, procedentes incluso de Inglaterra
y Jerusalén. La casa se dio cuenta de que se enfrentaban a
una disminución universal de sus poderes. Sus eruditos
expusieron diversas hipótesis para una posible explica-
ción. El milenio que se avecinaba había trastocado las
bases numerológicas de la magia, aseveraba una célebre
teoría. Otros dijeron que las estrellas estaban cambiando
de posición. Los demonios estaban ganando la guerra en
el cielo, aventuraron algunos. El cónclave concluyó con
una orgía de teorías aventuradas; sólo unos cuantos es-
cépticos estaban dispuestos a considerar la posibilidad de
que el poder que habían manipulado durante tanto tiem-
po, y que en muchos casos mantenía su inmortalidad,
pudiera agotarse igual que se apaga una vela. Fuese cual
fuese el problema, sin duda debía de ser cíclico.
El propio Tremere estaba decidido a evitarlo. Cuando
los miembros del cónclave se hubieron marchado, reunió
a los magos de Ceoris y les propuso que se comportaran
como lo harían ante las puertas del desastre. Puso a Goratrix
al mando de una exhaustiva investigación para descubrir
la raíz del fracaso de sus proyectos. Entre los años 998 y
1000, Goratrix consiguió, por medio de halagos y coac-
ciones, que los eruditos residentes entre estos muros lle-
vasen a cabo sus experimentos según sus deseos. Por
medio de augurios, meditación visionaria cálculos astro-
lógicos y análisis alquímicos, llegaron a la conclusión de
que sus prodigios estaban comenzando a desvanecerse.
La senda hermética desaparecería para siempre. Tanto
Goratrix como Etrius contribuyeron para que el proyecto
ofreciese grandes lagunas de información.
Etrius quería compartir sus resultados con los magos
de otras casas. Arguyó que si los investigadores de Ceoris
habían descubierto tanto en tan poco tiempo, sin duda
los esfuerzos combinados de las mejores mentes de Eu-
ropa encontrarían una solución aún más rápida al ame-
nazador misterio (Bitiurges, si le entregas esta carta a un
lector profano, sin duda tendrás que explicarle que la
Casa Tremere no es más que uno de los muchos grupos
que componen la Orden de Hermes).
Tremere conminó a Etrius, y a todos los demás, a
que guardaran silencio. Le obedecieron, claro está, aun-
que murmuraron a sus espaldas. ¿Por qué querría ocul-
tar los conocimientos que habían desentrañado? Goratrix
supuso que lo que Tremere pretendía era que ellos en-
contrasen nuevas formas de alcanzar la inmortalidad y
eclipsar así el antiguo método, cuyo futuro no podía ser
más incierto en aquellos momentos. Con un secreto de
tales proporciones en su poder, su Casa reinaría por fin
sobre las demás. Tremere pensaba aprovecharse de aquel
revés del destino para adueñarse de la Orden de Hermes.
Fue más o menos por aquel entonces cuando
Arundinis desapareció estando de viaje al sur de Atenas,
junto con un cuarto de los guardaespaldas más fornidos
de la Casa. Una partida de búsqueda siguió el rastro de
20
Arundinis hasta las orillas del Danubio, donde no en-
contraron más que un campamento destruido y una ve-
getación curiosamente enmarañada.
LOS
AÑOS
EMPRENDEDORES:
1000-1021
Tremere les ordenó a sus partidarios que investiga-
ran cualquier posible sustituto para sus trabajos de in-
mortalidad. Ceoris se escindió en varios grupos, todos
ellos seguros de sus métodos y ansiosos por demostrar
que el resto se equivocaba. Nuntius supervisó un pro-
yecto en el que se destilaban hierbas de gran potencia
para conseguir una nueva droga de la inmortalidad; afir-
maba que la pócima no requería magia. Paul Cordwood
se adentró en el campo de la medición y posterior desti-
lación del alma humana, Epistatia se enfrascó en la con-
secución de una disciplina que había bautizado como
migración espiritual, según la cual los magi podrían aban-
donar sus cuerpos decrépitos y habitar otros más sanos.
La alquimista Therimna envió equipos a los confines del
mundo para que capturaran a algunos de los monstruos
de leyenda, cuyas partes irían a parar después a todo un
surtido de pociones tan malolientes como ineficaces.
LA BOCA INFERNAL DE ETRIUS
El hipócrita de Etrius se convirtió al diabolismo, con
la esperanza de duplicar los efectos de los rituales de ese
campo prohibido sin tener que establecer ningún contac-
to directo con los demonios. ¡Qué típico de él, establecer
una distinción tan absurda! El propio Tremere había Ju-
gueteado con el diabolismo tras su intento fallido, siglos
atrás, por adueñarse de la Orden de Hermes, pero lo ha-
bía desechado tras percatarse de su primordial paradoja.
Los demonios lo bastante débiles como para dejarse do-
minar por un mago mortal nunca poseerán el poder nece-
sario para ejecutar tareas merecedoras de tanto esfuerzo.
Los demonios lo bastante poderosos como para otorgar
grandes dones no podrían ser dominados: siempre conse-
guirán engañar al magus de alguna manera. Tremere le
prohibió a sus acólitos que se inmiscuyeran en los asun-
tos del Infierno impulsado, no por la ética ni por remilgos
espirituales, sino porque los hechizos nunca serían lo bas-
tante efectivos. El razonamiento de Etrius sostenía que el
poder del culto diabólico podría recaer (o forzarse a re-
caer), no en el poder de los demonios, sino en la repeti-
ción de las exigencias rituales. Consiguió la aprobación
de Tremere para embarcarse en una concienzuda investi-
gación que confirmara aquella propuesta. Tras ver los
pobres resultados conseguidos mediante el sacrificio de
cerdos y gallinas, envió a sus criados en busca de las hijas
vírgenes de granjeros y habitantes del bosque. Sacrificó a
LA CASA DE TREMERE
 más de dos docenas de muchachas a lo largo de sus dos
décadas de estudios. Etrius repitió sus experimentos sacri-
ficando a bebés recién nacidos, sin obtener mejores resul-
tados. En ocasiones invocaba demonios sin proponérse-
lo, otras veces sus denuedos no conseguían más que he-
dores por toda recompensa.
Su fracaso más espectacular, no obstante, tuvo lugar
durante el equinoccio otoñal del año 1003. Había descu-
bierto que las estrellas eran propicias para contactar con
el Infierno, por lo que se imponía un ritual fastuoso.
Conocía los nombres secretos de tres príncipes de Dis, o
eso pensaba, y estaba listo para respaldar sus exigencias
con la sangre de ocho nuevas víctimas. Su éxito rebasó
todas las expectativas, puesto que abrió un portal al In-
fierno, permitiendo así que los demonios se apoderaran
de toda una planta de los calabozos de la capilla. No me
avergüenza reconocer que sentí un placer malsano cuando
las criaturas irrumpieron, procedentes de las entrañas del
averno, desgarrando carne y rompiendo huesos. Dos
magi, cuatro aprendices y media docena de criados ca-
yeron consumidos por el fuego infernal o descuartizados
a garras de los demonios antes de que Etrius encontrase
la forma de invertir en parte el ritual, cerrando así la
puerta y sellando el Infierno tras ella.
Una vez superada la crisis, comenzaron las recrimi-
naciones. Claro está que todo el mundo deseaba que el
favorito de Tremere fuese humillado, expulsado, quizás
incluso ejecutado, por el peligro en el que los había su-
mido a todos. Lo llevaron a rastras ante el cónclave y le
exigieron que se justificara. Sus balbuceos y retorcimien-
tos mientras defendía el porqué de sus actos eran una
delicia para mis ojos. En primer lugar, arguyó que lo
había hecho todo tal y como debía ser, que sin duda
había sido víctima de un sabotaje. ¡Cómo desorbitó
Goratrix los ojos al darse cuenta de que Etrius pretendía
cargarle a él con las culpas! No pude contener la risa; los
magi no me oyeron, pero vi cómo se estremecían las
llamas de sus velas. Por orden de Tremere Etrius retiró
la acusación y sostuvo que los demonios habían mani-
pulado sus sentidos. Sin duda, dijo, su fe devota los im-
pulsaba a castigarlo. Negarse a asumir la responsabili-
dad de lo acontecido resultaba fútil y los demás, uno por
uno, solicitaron su destrucción. Empero, al término del
cónclave, Tremere alzó la mano y se responsabilizó per-
sonalmente del fracaso de Etrius. Había sido él quien
había aconsejado a Etrius, quien había guiado su teoría
y dado el visto bueno al experimento. Si Etrius había de
ser expulsado, él también. ¿Deseaba alguien abogar por
su destrucción? El cónclave había enmudecido. Los ojos
de Etrius, húmedos, dirigidos a Tremere en actitud ado-
radora, eran los de un perro faldero.
LA SOLUCIÓN DE GORATRIX
Fue Goratrix el que dio con la teoría más fructífera.
A sabiendas de que, por la noche, unos célebres inmor-
tales asolaban los bosques, se decidió a investigar a las
criaturas. Dedicó varios años al desgranado de textos
herméticos en busca de información acerca de los vam-
piros, sin demasiado resultado.
ANTIGUA PODREDUMBRE
La cabeza de Arundinis apareció ante la puerta de
Ceoris. Unos criados que se disponían a cruzar el puente
levadizo encontraron sus restos disecados una fría maña-
na de noviembre. Unos desconocidos la habían deposita-
do al otro lado del foso que separaba la fortaleza del
terreno que la rodeaba. Goratrix se pidió la cabeza, que-
riendo comprobar la eficacia de un hechizo que había
encontrado en los textos nigrománticos que había estado
consultando. Tras llevar a cabo un ritual que implicaba la
molienda e ingestión de la calavera, Goratrix revivió unos
momentos cruciales en los últimos días de vida de
Arundinis. Su partida había sufrido la emboscada noctur-
na de unas criaturas que no tardaría en identificar como
vampiros. Lo mantuvieron con vida durante meses, su-
friendo torturas hasta que no pudo soportarlo más. Le
había revelado muchos de los secretos de la Casa al tortu-
rador en jefe, una bestia horrenda llamada Roland. No
obstante, en momentos de autocontrol había proporcio-
nado también mucha información falsa, exagerando en
gran medida el poder de los magos de Ceoris. Goratrix le
dictó los contenidos de sus visiones a un aprendiz. Tras
tamizarlas en busca de pistas que le indicaran el paradero
de las criaturas, envió partidas de reconocimiento en bus-
ca de ciertos indicadores del terreno que había visto.
En 1005, Goratrix solicitó el beneplácito de Tremere
para acometer una incursión sin precedentes. Dirigió en
persona a una partida de guerra al refugio de Roland. Sus
soldados más leales y resueltos se abrieron paso a
espadadas entre la guardia de esclavos del antiguo
Tzimisce. Cayeron a docenas en los dos bandos pero, al
final, los magos reunidos consiguieron inmovilizar a Roland
con unas cadenas cubiertas de sellos inscritos y lo marca-
ron a fuego. Goratrix le prometió la libertad a cambio de
algunas respuestas. Gracias a Roland, aprendió los rudi-
mentos de la vasta historia y poder de los vampiros. Des-
cubrió que los vampiros se dividían en facciones, llama-
das clanes. Roland, por ejemplo, era un Tzimisce, una
familia de aristócratas decadentes que moldeaban la car-
ne como si de barro se tratase. También supo que estas
bestias se reproducían sorbiendo la sangre de los morta-
les y transformándolos después por medio de un proceso
que llamaban Abrazo. El breve tiempo durante el que tu
mano me pertenece no me permite dar cuenta detallada
de todo lo que aprendió Goratrix acerca de las criaturas
de la noche, Bitiurges; debo proseguir con mi narración.
Cuando su cabeza no pudo asimilar más respuestas
y dejaron de ocurrírsele más preguntas. Goratrix le orde-
nó a Roland que Abrazara a dos atónitos y despreveni-
dos aprendices, Stephen y Pharus. A su regreso a Ceoris,
Goratrix invitó a Stephen y a Pharus a que lo acompaña-
ran a su taller privado. Permaneció recluido durante años,
sin alardear de sus progresos. Los habitantes de Ceoris
pronto comenzaron a referirse a Stephen y a Pharus
empleando el pretérito.
LA DESESPERACIÓN SE ASIENTA
A medida que transcurrían los años y un grupo tras
otro veía cómo sus prometedoras investigaciones se tam-
21
baleaban y desmoronaban, una atmósfera de desespera-
ción se cernía sobre la capilla. Cada vez que se malograba
un experimento, los magi lanzaban furibundas miradas a
sus rivales, convencidos de que eran todos unos
saboteadores. Vincius, aprendiz de Paul Cordwood, apare-
ció estrangulado en su cama en el año 1011. Esto ocurría
no mucho después de que Epistatia se humillara a sí misma
ante la asamblea de magi al no conseguir proyectar su cons-
ciencia a la mente de un cazador hecho prisionero. Había
acusado a Vincius de hacerle el mal de ojo durante su de-
mostración. Negó cualquier implicación en la muerte de
Vincius. No se pudo demostrar nada contra ella.
Goratrix salió en su defensa, pero con una condición:
insistió en que la mujer debía abandonar sus estudios y
ayudarle a él en sus investigaciones. Epistatia fue reclutada
para ayudarle a proyectar su consciencia por todo el mun-
do, o quizás a los reinos fantasmales del inframundo, en
búsqueda de información referente a los vampiros. La
ayuda de Epistatia le permitió a Goratrix lograr una serie
de hallazgos. Tan esclarecedores que habría que discul-
parse por haber llegado a sospechar que había sido él el
que asesinara a Vincius a fin de ganarse el favor de Epistatia
(yo no lo vi, pero me parece algo más que probable).
Contactó al menos con dos entidades distintas que le pro-
porcionaron instrucciones cruciales. Tras haber sido el árbol
del mundo de Ceoris, las reconocí como a Raíz de Todo y
Estrellas del Cielo, los seres que habían impregnado mis
raíces de odio. Las indagaciones de Goratrix continuarían
durante otros once años.
22
Bitiurges, tienes que descubrir quienes son estas cria-
turas en realidad y qué es lo que quieren de nosotros.
Sin ellas, la maldita capilla jamás habría llegado a cons-
truirse y nuestra casa no estaría dividida y condenada.
Puede que, armados con esa información, tú y otros dig-
nos de confianza podáis comenzar a deshacer lo que el
odio y la terquedad han hecho de nosotros.
LA TRANSFORMACIÓN:
1022
En el año 1022, Goratrix anunció a unos cuantos
escogidos que necesitaba ayuda en su experimento defi-
nitivo. Invitó a Tremere, Etrius, Meerlinda y otros cuatro
de los asociados más allegados a nuestro fundador. Du-
rante siete días con sus noches, los participantes eludie-
ron el sueño y se enfrascaron en una serie de rituales tan
complejos que las instrucciones ocupaban mil hojas de
pergamino. Hojas que se quemaron en el transcurso del
ritual. Cuando la ceremonia, alcanzó su clímax, los parti-
cipantes se abalanzaron sobre los aprendices Abrazados,
Stephen y Pharus, los descuartizaron con sus propias
manos y devoraron su carne y su sangre, igual que las
ménades enloquecidas de la antigüedad. De aquel deli-
rio de violencia pasaron a un estado de éxtasis agónico
y, de ahí, a la inconsciencia. Cuando despertaron, horas
después, estaban no vivos. Eran vampiros.
LA CASA DE TREMERE
 Nadie, salvo Goratrix, se esperaba aquel resultado.
El español Calderón se lanzó a su garganta, jurando que
lo mataría por haberle ocultado el propósito del ritual.
Etrius, demudado, acusó a Goratrix de pactar con dia-
blos de primera magnitud y predijo que ese día sellaría
su condena. Tremere, no obstante, sintió de inmediato
la eficacia de la magia de Goratrix. Habló con esa con-
denada voz suya que te impele a acatar sus dictados y
les ordenó a todos que guardaran silencio. Los retuvo
cerca de sí, tras ordenar que los castellanos gobernaran
sus capillas durante el tiempo que permanecieran au-
sentes. Pasaron en Ceoris los siete años siguientes, esfor-
zándose por aprender y dominar las nuevas leyes que
regían sus cuerpos. Todos ellos se convirtieron en reclusos
moradores de la oscuridad a los que les preocupaba el
que sus compañeros de capilla pudieran ver más allá de
su charada. Mas no ocurrió tal cosa; como de costumbre,
sus camaradas magus estaban demasiado ocupados con
sus estudios privados como para percatarse de los cam-
bios operados en las rutinas de los demás. Intenté gritar-
les al oído pero, como si me encontrase dentro del sue-
ño de un chiquillo, no conseguí que me saliera la voz.
MAL LANCE: 1024-1026
Llevaba décadas intentando controlar mí nueva con-
dición, ejercer algún tipo de poder sobre los aconteci-
mientos de Ceoris. Una noche, en el año 1024 creo que
fue, vi cómo Etrius se alimentaba de una niña inocente
secuestrada de una aldea cercana. Lloré de impotencia,
como había hecho tantas veces en el pasado, enjugan-
do unas lágrimas tan insustanciales como el resto de mi
ser. Mas, en aquella ocasión, las lágrimas cayeron sobre
la frente de Etrius. Levantó la vista, sobresaltado, y dejó
de sorber. Etrius podía verme.
Le odiaba y, sin embargo, se me presentaba una
oportunidad para decir algo. ¿Quedaría raciocinio sufi-
ciente dentro de él para ver la pendiente por la que
estaban cayendo él y los otros? Si hubiese podido aga-
rrarlo del cuello y sacudirlo hasta que recuperara el sen-
tido, lo habría hecho. Mas las palabras eran mi única
arma. Le dije que había espiado los rituales exploratorios
de Goratrix y Epistatia. Éstos habían sentido mi presen-
cia y habían intentado repelerme en varias ocasiones,
pero siempre había encontrado una rendija por la que
colarme. Descubrí que cuando los humanos beben la
sangre de los vampiros, dista mucho de ser la norma
que se vuelvan vampiros ellos mismos, sino que se con-
vierten en ghouls, esclavos medio mortales de aquellos
cuya sangre consumen. Pero los patrones sobrenaturales
de Goratrix y Epistatia les habían proporcionado los
medios de ignorar esa ley del vampirismo. También ha-
bían proporcionado poder para el ritual. Etrius negó mis
palabras con un zangoloteo de cabeza. Le conminé a
que rememorara el ritual, que recordase las fuerzas in-
vocadas. Había olido a Raíz de Todo y a Estrellas del
Cielo, sabía que uno de ellos era una especie de demo-
nio y que el otro le iba a la zaga. Los más ilustres entre
ANTIGUA PODREDUMBRE
los Tremere, quienes siempre se habían considerado se-
ñores de todas las cosas, se habían convertido en meros
títeres. Y, ¿para qué? ¿Para qué? Por una simple vida, es-
tuve a punto de chillar, ¡por simple vida! Sólo había una
forma de ascender aquella ladera, de honrar la grandeza
que otrora los imbuyera. El octavo tendría que hacerse
cargo de sus propias existencias y acabar con ellos. El
suicidio era la única escapatoria posible.
Etrius asintió y accedió a quitarse la vida. Buscó a
Goratrix y le relató su encuentro conmigo. Junto a
Epistatia, ambos acudieron a mí, con la boca llena de
mentiras, e intentaron encerrarme para siempre en una
jaula astral. No soy tan estúpido. Estaba preparado para
una posible traición y había dispuesto mi propio ardid
fantasmal, puesto que mi poder es grande en Ceoris. En
cierto modo, yo soy Ceoris. Por lo menos, formo parte
de ella tanto como las piedras y el mortero.
Destrúyeme, Bitiurges. Destruye Ceoris.
DE COMO LOS TZIMISCE
SUPIERON DE NOSOTROS
Ya que los vampiros Tremere no se suicidaban, com-
prendí que tendría que motivar a sus enemigos a tomar
cartas en el asunto. Esperé hasta que apareció entre nues-
tros criados un espía de los Tzimisce, algo que estaba
claro que ocurriría antes o después. Le cogí de la mano
igual que cojo ahora la tuya y le escribí cartas a su señor,
un vampiro llamado Rustovich. Las misivas repetían el
informe de Goratrix referente a la captura y ejecución de
su chiquillo, Roland, el Abrazo de Stephen y Pharus y el
ritual de la usurpación. Las cartas cumplieron con su
propósito y los ejércitos de Rustovich no tardaron en
sitiar nuestras capillas.
UNA GUERRA EN TODA REGLA
Los ejércitos de ghouls comandados por vampiros arra-
saron las demás capillas Tremere de Transilvania, destru-
yendo la mayoría de ellas en apenas dos años. Desde
aquel entonces he tenido tiempo de descubrir los nom-
bres de los clanes que se sumaron a la guerra de Rustovich:
los bárbaros Gangrel y los horrendos Nosferatu. Incluso
los magos sucumbieron cuando sus defensas se vieron
superadas por oleada tras oleada, de soldados, entre alari-
dos y siseos. Los supervivientes se ocultaron en el bosque
y buscaron el cobijo de Ceoris. La propia Ceoris sufrió
varios atentados, con los que Rustovich pretendía desmo-
ralizar a los Tremere más que asestar un golpe mortal. Sus
aliados y él llevaban las de vencer, pero seguía sin haber
forma posible de traspasar estos muros.
Iluso de mí, había albergado la esperanza de que
Rustovich pudiera ejecutar sólo a los ocho. No era mi
intención que se erigiera en enemigo de todos los ma-
gos. No era una guerra lo que yo quería. Dejé de es-
cribirle cartas y me desesperé por el fracaso de mi mal
lance. Le rogué al destino que permitiese que la locu-
ra se apoderase de mí, a fin de que pudiera olvidar
23
mis errores, mas fue en vano. Aún me atormenta saber
que no conseguí más que acelerar nuestra condena al
intentar detenerla.
CRISIS
INTERNA: 1026-1036
El auge de la guerra contra las criaturas de la noche
convirtió a estas paredes en una jaula de terror. Los ma-
gos mortales podían oler el miedo en el aire. Los más
perceptivos se percataron de que algo no iba bien en la
jerarquía. Tanto Goratrix como Etrius se habían apartado
de las actividades diarias. Sus allegados también habían
optado por la reclusión. Habían restringido el acceso a
muchas de las cámaras experimentales. Ruidos extraños
emanaban de las mazmorras, ahora también prohibidas
salvo para unos pocos. Admito que le ayudé a abrir los
ojos. Abriendo una puerta por aquí. Dejando un libro
abierto por una página crucial por allá. Empero, tenía
miedo de intervenir demasiado a las claras, después de
haber cometido tantas estupideces en el pasado.
Procuré disfrutar en la medida de lo posible del es-
pectáculo que supuso la ruptura de hostilidades entre los
usurpadores. Goratrix defendía que sólo el Abrazo inme-
diato de todos los miembros de la casa les proporcionaría
la fuerza que necesitaban para contraatacar a sus enemi-
gos vampiros en igualdad de condiciones. Etrius aboga-
ba, con la misma pasión, por mantener la calma y obrar
guiados por la cautela. El abrazo improvisado e indiscri-
minado de magi no acarrearía más que confusión y deser-
ciones. Sus colegas tenían que recibir una preparación
metódica y cuidadosa para abandonar sus ilusiones de
moralidad. Tremere estaba de acuerdo con Etrius, lo cual
no impidió que enfrentase a los dos hombres y removiera
las cenizas del odio añejo que se profesaban. En varias
ocasiones, Etrius hubo de repeler ataques mágicos
exploratorios apuntados contra él. Culpaba a Goratrix de
los mismos, por lo que solicitó la mediación de Tremere.
Este le apaciguó, pero no se preocupó de contener la
rabia de Goratrix. Ambos rivales llegaron a la conclusión
de que su señor estaba poniéndolos a prueba. Tendrían
que combatir, y el vencedor se merecería el favor de
Tremere. Reclutaron aliados entre los otros magi Cainitas.
Calderón y el francés LeDuc se pusieron de parte de Etrius,
otros apoyaron a Goratrix, y la talentosa Meerlinda buscó
una solución definitiva al conflicto. A pesar de sus esfuer-
zos, los dos bandos siguieron lanzándose ataques ocasio-
nales durante el transcurso de la década siguiente.
EL INCIDENTE
TESALÓNICA
DE
Esta historia crucial la conozco sólo de oídas, puesto
que tuvo lugar lejos de mis torres y pórticos. Corría el
24
año 1036 cuando Etrius visitó la capilla de otra orden
hermética, los Bonisagi, en Tesalónica. Allí buscó libros
que versaran acerca de los vampiros. Durante su estan-
cia en aquel lugar, hubo de resistir el asalto de un ejérci-
to de diminutos homúnculos sibilantes de dientes de fue-
go. Eran fruto de un hechizo lanzado por Vitorio, un
mago mortal influenciado por las enseñanzas de Goratrix.
El experimento tuvo consecuencias lo bastante insospe-
chadas y sangrientas como para resultarle irrisorias a al-
guien tan cruel como yo. Desconozco si el fallo se debió
a que intentara ejecutar de forma precipitada un ritual
erróneo o a la volatilidad que afectaba a nuestra magia
por aquel entonces. El hechizo extrajo la esencia mate-
rial para los autómatas de juguete, no del ladrillo y el
mortero de la capilla, como se pretendía, sino de la car-
ne y la sangre de otros magi que dormían cerca de los
aposentos de Etrius. Ninguno de los magi de Tesalónica
perdió la vida, aunque varios sufrieron mutilaciones: a
uno le agujerearon los ojos, otro se quedó sin carne en
las piernas. Los Bonisagi, furiosos, rastrearon el funesto
hechizo hasta su origen. Llegaron a la conclusión de que
no era sólo que Ceoris se encontrase inmersa en una
guerra civil, sino que sus magos apelaban sin duda a los
poderes del averno. Aquella historia corrió de boca en
boca con la virulencia de una enfermedad y, en cuestión
de meses, hubo llegado a los oídos de todas las capillas
europeas. Tremere empleó cinco años en visitar a un
poderoso contacto tras otro, persuadiéndolos a todos de
que el incidente de Tesalónica había sido un malenten-
dido monumental. Vitorio fue ejecutado como único acu-
sado del desmán. Ojalá hubiese podido espiar a Tremere
por encima del hombro durante aquellos viajes y verle
humillarse, rogar, suplicar y gañir ante quienes él consi-
deraba inferiores. Al final, sus malditos poderes de per-
suasión le otorgaron la victoria, sustentados sin duda por
el astuto aprovechamiento del temor y la estrechez de
miras de sus interlocutores. Los demás accedieron a no
emprender ninguna medida de represalia contra su casa.
Sospecho que incluso llegó a reclutar a algunos de ellos
sin decirle a sus seguidores que había Abrazado a pro-
minentes magi de otras casas.
PIEDRAS ANGULARES
DE LA PIRÁMIDE: 1037
Tremere llevó a cabo una acción que ha llegado a
convertirse en el secreto a voces por antonomasia en lo
referente a la historia del clan. Aprovechó el incidente de
Tesalónica para reunir a los siete en sus aposentos, donde
les obligó a formular el juramento de sangre con él. Al
ordenar la lealtad mística de todos ellos, terminaría con la
guerra civil. De este modo, sólo Tremere salía beneficiado
de la lucha entre Goratrix y Etrius. ¿Alimentó de forma
deliberada las llamas de su rivalidad, con la esperanza de
que alguno de los dos precipitara una acción que justifi-
case el juramento de sangre? Desde luego que sí.
LA CASA DE TREMERE
 Tremere les dijo a los siete que los juramentos de
Sangre no eran más que el primer paso hacia la renova-
ción de la Casa. La supervivencia dependía del ejerci-
cio de una sola voluntad determinada. Pretendía insti-
tuir una jerarquía férrea según la cual cada Cainita
Tremere recién Abrazado hubiese de acatar sus órde-
nes. Desenrolló un pergamino sobre el que trazó un
diagrama en el que se representaba una pirámide de
lealtades. Tremere coronaba la pirámide. El Consejo
Interno de los Siete, como había dado en llamar a sus
confederados, quedaba inmediatamente por debajo de
él. Cuando se hubiese completado el Abrazo de la casa,
todos ellos comandarían un cierto número de señores,
quien a su vez se encargarían de dirigir zonas mayores,
o reinos, que contendrían varias capillas. Los regentes,
todos ellos líderes de una capilla menor, estarían al
mando de los magi y aprendices residentes en su edifi-
cio. El juramento de sangre avalaría los votos pronun-
ciados por cada Cainita ante sus superiores dentro de
la jerarquía. Durante la ceremonia de iniciación, los
aprendices beberían la sangre de sus señores, mezcla-
da con la de Tremere y sus consejeros. Los magi recibi-
rían la vitae de sus regentes; los regentes, la de sus
señores, y así sucesivamente. Ese férreo control sobre
las acciones de los subordinados llegaría a suponer un
arma contra los otros Cainitas aún mayor que el domi-
nio de la magia de los Tremere, le dijo a su consejo. El
caos asolaba Europa y sólo quienes fuesen capaces de
mantenerse firmes conseguirían triunfar.
Antes de disolver la reunión, Tremere les informó de
que Etrius iba a acompañarlo en un viaje por toda Euro-
pa y Tierra Santa en busca de secretos de los Cainitas.
Por fin, Goratrix gozaría de la dirección en solitario de
Ceoris. Ambos hombres esbozaron sendas sonrisas... hasta
que se miraron. Los semblantes de los dos rivales se
convirtieron en espejo del receloso desdén que sentían
el uno por el otro.
EL REINADO DE
GORATRIX: 1037-1155
Vi como Goratrix se tragaba sus temores cuando
Tremere y los demás consejeros partían. Exultaba al ver-
se en poder del Ceoris, siempre había aspirado a domi-
narla en solitario. ¿Por qué si no habría invertido tanta
magia en el empeño? Mientras Etrius, o cualquier otro
participante del ritual original, la ocupara, eclipsaría el
centro de su poder. Yo la ocupaba también, claro está, a
mi manera, pero resultaba evidente que el viejo y difun-
to Ponticulus no entraba en sus cálculos.
Volcó su furia en la guerra contra los Tzimisce, cu-
yos ejércitos de ghouls volvían a redoblar sus ataques,
los cuales crecían y menguaban a lo largo de las déca-
das. Las criaturas de la noche saqueaban las capillas de
la periferia, llegaban aullando hasta las mismísimas puer-
tas de Ceoris y la sitiaban. Luego, los desesperados magi
ANTIGUA PODREDUMBRE
aunaban su diezmado poder, aplastaban a las criaturas
con algún hechizo terrible y las enviaban de regreso a
sus refugios en el norte de Transilvania, con el rabo en-
tre las piernas. Al principio, albergué la esperanza de
que la guerra pudiera cambiar las cosas pero, cuanto
más se repetía aquel ciclo, más la veía como algo tedio-
so, puede que como alguna broma críptica del destino,
incluso. Por si te gustan las fechas, Bitiurges, te apunto
los años más duros de aquella guerra: 1040, 1046, 1062,
1066, 1086 y 1105. No alcanzo a comprender del todo el
porqué de esas largas pausas entre los asaltos, quién soy
yo para aventurar lo que puede pasar por la cabeza de
un Tzimisce. En cualquier caso, los magi, durante los
periodos comprendidos entre 1047 y el 1061, y 1067 y el
1085, fueron capaces de erigir barreras que evitaban que
las criaturas llegasen siquiera a acercarse a nuestras tie-
rras. Reconstruyeron las capillas de la periferia por aquel
entonces, almacenando vis como locos para su uso pos-
terior. Cuando las barreras se disolvieron, los ejércitos
enemigos volvieron a descender y los magi volvieron a
refugiarle en su capilla de Capillas.
Muchos de los que habitan entre estos muros reci-
bieron el Abrazo por aquel entonces. Ya conoces a
Malgorzata y su lengua viperina, ¿Sabías que no es nin-
guna noble, sino una campesina vendida por sus padres
a Goratrix? Este la convirtió en su aprendiza y la ocultó a
los ojos de sus rivales. Como ocurre a menudo con los
aprendices, la moza se convirtió en una versión más tos-
ca y menos sutil de su maestro, emulando y exagerando
los rasgos más destacados de Goratrix, Su atrevimiento y
mal genio le granjearon pocos amigos, pero se ganó la
admiración de los demás aprendices. Transcurridos cin-
co años de su Abrazo, introdujo a su más ferviente admi-
rador, Jervais, en el redil de los Cainitas.
En 1105 se produjo una fuerte ofensiva Tzimisce.
Arrasó todas las capillas de Transilvania, aparte de Ceoris.
Goratrix se reveló contra las ligaduras del juramento de
Sangre, ansioso por Abrazar a todos los magi de Ceoris
de una vez para enrolados en la guerra. Aunque Abrazó
a un puñado de individuos, no consiguió zafarse del
influjo de Tremere, transcurrido tan poco tiempo desde
la ceremonia del juramento de sangre.
LA CREACIÓN
DE LAS GÁRGOLAS
A falta de un arma con la que repeler a los Tzimisce
y a sus aliados, Goratrix recurrió de nuevo a sus bibliote-
cas. Con Malgorzata y Epistatia a su lado, Abrazó a cam-
pesinos capturados a fin de estudiar los cambios opera-
dos en sus anatomías por el avance del vampirismo. Fue
mucho lo que aprendió gracias a su programa de
vivisecciones pero, llegados al año 1109, descubrió que
el estudio de Cainitas recién Abrazados había llegado a
su límite. Epistatia, con la mente embebida de conoci-
mientos sobrenaturales, le sugirió a Goratrix que busca-
se sujetos para sus experimentos aún más viejos que él.
Tendría que capturar a auténticos Cainitas.
25

Goratrix comenzó a Abrazar, no a los magi de Ceoris,
sino a sus criados, sobre todo a los soldados. Aquello no
contravenía de forma directa las órdenes de Tremere, date
cuenta. Envió a sus neonatos a misiones suicidas destina-
das a capturar Cainitas veteranos. Cinco o seis docenas de
hombres perecieron en el cumplimiento de sus órdenes,
aunque las partidas que tuvieron éxito trajeron consigo a
furiosos Tzimisce, Gangrel y Nosferatu que habrían de
enfrentarse a los escalpelos de su señor. Entre 1110 y 1120,
las mazmorras de Ceoris resonaron con los alaridos de
Cainitas mutilados. Aquí hace su aparición un nombre
nuevo, que quizás te suene; el de 1a recién Abrazada maga
Virstania, que ya por aquel entonces estaba más loca
que cuerda. Fue el amor malsano que le profesaba a las
criaturas que estaban creando lo que las volvió maleables
y les inspiró el odio hacia sus antiguos hermanos. La apren-
diza más leal de Goratrix, Malgorzata, evitaba que los par-
ticipantes se distrajeran con ilusiones teóricas y los rega-
ñaba cada vez que se olvidaban de que sus vidas depen-
dían del éxito del proyecto.
En 1121, Goratrix dio a conocer al primer ejemplar de
esta raza recompuesta, la primera Gárgola se llamaba
Chaundice. Presentaba los rasgos que habrían de distin-
guir a los suyos a partir de ese momento, con un sem-
blante demoníaco, piel pétrea, zarpas temibles y alas se-
mejantes a las de los murciélagos. Mas Goratrix, Malgorzata
y Virstania engendraron muchos tipos de Gárgolas, si bien
no con tanto éxito, durante aquellos años.
Llegado el año 1125, habían creado el número sufi-
ciente de estos horripilantes sirvientes como para azu-
zarlos contra sus enemigos. Las Gárgolas cambiaron las
tornas de la guerra con los Tzimisce. Sobrevolaban el
campo de batalla y se lanzaban en picado sobre los es-
casos vampiros diseminados entre la horda de ghouls
sedientos de sangre y aterrorizados guerreros mortales.
Los apresaban y se los llevaban a Ceoris, donde pasaban
a convertirse en materia prima para nuevas Gárgolas.
En 1126, Chaundice partió en una de aquellas misio-
nes para no regresar. Supongo que los Tzimisce la en-
contraron, la desmembraron y descubrieron de qué esta-
ba hecha. Nos atacaron con ferocidad renovada poco des-
pués de la pérdida de Chaundice, lo cual nos permite
asumir que reaccionaban impulsados por el odio y el ho-
rror (he oído cómo Virstania le susurraba a sus discípulos
Gárgolas que uno de los suyos escapó para crear su pro-
pia colonia lejos del control de los Tremere. Le llaman el
Señor de Piedra. Según lo que cuentan de él, no creo que
se trate de Chaundice, aunque nunca se sabe).
26
LAS INDAGACIONES
DE TREMERE
Y ETRIUS: 1057-1153
Tremere y Etrius no perdieron el tiempo durante
aquellos casi cien años de derramamiento de sangre.
Entre el año 1037 y 1121, viajaron de una capilla a otra,
llevando a cabo los experimentos secretos, que engen-
draron el arte vampírico de la Taumaturgia, Ya habían
comenzado su obra en Ceoris y la continuaron en el
extranjero. Convirtieron los hechizos y encantamientos
de la magia hermética a un sistema de poder que no
dependía del vis, sino de la potencia sobrenatural de la
sangre transmitida y almacenada en el cuerpo de los
vampiros. Aparecían en Ceoris sólo para intercambiar
sus hallazgos con los derivados de los estudios con
Gárgolas de Goratrix. Gran parte de las siete primeras
décadas de indagaciones consistió en trabajo teórico.
Los descubrimientos prácticos se producían con cuen-
tagotas y fui testigo de cómo Goratrix utilizaba las pro-
piedades adictivas de su sangre para esclavizar a varios
magi y conseguir que éstos sirvieran de procuradores
en el proyecto Gárgola y otros menesteres.
Tremere y Etrius dedicaron los últimos veinte años
a encontrar hechizos y rituales herméticos específicos
compatibles susceptibles de transmutarse en magia de
la sangre para traducirlos a fórmulas taumatúrgicas.
Puede que quieras mencionar en alguna conversación,
Bitiurges, los nombres de los magos Gyrus, Tabellarius,
Decorar y Cautus. Observa la reacción que suscitan esos
nombres. Fueron esclavizados por tus supuestos supe-
riores, empleados como bestias de tiro con fines mági-
cos para después morir sacrificados, diseccionados sus
corazones y cerebros en aras de los secretos que Tremere
creyó que podría descubrir en su interior... sin resulta-
do, que yo sepa.
LA CAZA
Llegado el año 1121, a sabiendas del éxito que había
cosechado Goratrix con la creación de las Gárgolas, se
sintieron preparados para rastrear los diversos apuntes y
referencias literarias acerca del vampirismo. Acompaña-
dos por un puñado de Gárgolas tempranas, anduvieron
sin propósito fijo por los rincones más recónditos de
Europa, fingiéndose en ocasiones vampiros pertenecien-
tes a otros clanes (aquí me fío de conversaciones escu-
chadas en Ceoris, cuyos confines no puedo abandonar).
Ensamblaron aquellos hechos básicos de la existencia
de los vampiros. Descubrieron que podían aumentar su
poder bebiendo sangre cuanto más próxima a Caín, el
primer vampiro (sí, Caín, el primer asesino). Tremere
puso en práctica aquella teoría de inmediato, asesinan-
LA CASA DE TREMERE

do a un antiguo vampiro en Roma y consumiendo su
vitae. En cuanto supo que existía una jerarquía, Tremere
se empeñó en descubrir quién se encontraba en su cús-
pide para derrocarlo. Entre 1126 y 1152, Etrius y él ras-
trearon a los vampiros antiguos conocidos como Matu-
salén. Dondequiera que encongasen a uno de ellos, pla-
neaban con minuciosidad un asalto y convocaban a los
demás consejeros para que abandonasen sus puestos y
se unieran a la matanza. Así fue como consiguieron au-
mentar el poder de su propia sangre, propulsando al
mismo tiempo la fuerza de su Taumaturgia.
LA SIGUIENTE DEPRAVACIÓN
En el lamentable estado al que me habían condena-
do Etrius y los demás, mi consciencia no puede traspa-
sar mis propias murallas, Bitiurges. No sé lo que harán
los monstruos que en su día consideré colegas cuando
están lejos de mí, por lo que el próximo capítulo de esta
terrible historia no es más que una conjetura. Por lo que
he podido descubrir, la cacería de los diversos vampiros
antiguos condujo a Tremere a ansiar un encuentro con
una criatura que él llamaba Antediluviano. Este ser era
un padre de vampiros, fundador de una de las grandes
líneas de los engendros del infierno. Tremere quería aquel
poder para sí, supongo que para ascender en el escala-
fón de la superioridad vampírica.
Etrius y Tremere viajaron de uno a otro confín y he
llegado a deducir que sus periplos los condujeron a las
tierras controladas ahora por los musulmanes. He oído
susurros que cuentan que andaban tras la pista del lu-
gar de descanso del mismísimo Set, dios malévolo del
antiguo Egipto y padre de vampiros. Aun cuando esto
fuese verdad, no lo encontraron. En 1133, Tremere re-
unió al Consejo de los Siete y espié el informe de
Goratrix donde se narra cómo su señor había descu-
bierto la tumba de una criatura llamada Saulot Este
antiquísimo vampiro, portador del tercer ojo de la sabi-
duría, era el padre de una línea de criaturas llamadas
Salubri. Goratrix partió con la esperanza de amasar más
poder. No regresó con las manos vacías, ni solo. El
consejo en pleno llegó portando el cuerpo postrado de
Tremere. Algunos venían imbuidos de nuevo poder,
otros despotricaban contra la locura de la ambición.
Goratrix guardaba silencio, pero sus zancadas impri-
mían a su paso la huella de un odio renovado.
No sé con exactitud qué es lo que ocurrió, Bitiurges.
Al parecer, Tremere bebió la sangre de Saulot y lo ase-
sinó. Ahora poseía el poder de los antiguos, pero des-
de entonces se ha mantenido susceptible a sueños pro-
fundos y a misteriosos cambios de personalidad e in-
cluso de apariencia física. Tremere fue un hombre en
su día, luego fue un vampiro. Ahora es un monstruo de
los que pueblan las leyendas. Nadie se esperaba este
resultado y he escuchado rumoras de quienes dicen
haber previsto la caída de la Casa Tremere cuando su
líder cometió este último crimen.
Descubre la verdad si te resulta posible, Bitiurges,
pero ándate con cuidado.
ANTIGUA PODREDUMBRE
DESDE 1133
Durante un período de vigilia en Ceoris, Tremere
planeó el futuro desarrollo del clan que lleva su nombre,
LeDuc, señor de la capilla de París, en vías de expan-
sión, tendría que viajar a Oriente Medio a fin de conse-
guir más pistas que ayudaran a comprender los últimos
acontecimientos. Al parecer, tendría que dar caza a los
Salubri y desentrañar sus secretos. Goratrix abdicaría
como señor de Ceoris y partiría hacia Francia para ocu-
parse de la corte parisina. Etrius, recompensada su tena-
cidad, pasaría a regentar Ceoris y a asegurarse de que
nadie interrumpía el descanso de Tremere.
LA FURIA DE GORATRIX
Goratrix contuvo su ira apoplética hasta llegar a sus
aposentos, donde fui testigo de como le daba rienda
suelta en presencia de Malgorzata y Jervais. ¡Era él,
Goratrix, el que había salvado la casa con la creación de
las Gárgolas! ¡El que había expulsado a las criaturas de la
noche! ¡Era él el que había sacrificado su esencia mística
a fin de levantar Ceoris! ¡Se suponía que le pertenecía!
¡Su fuerza le sería arrebatada para siempre si no ocupaba
la capilla! El taimado de Etrius había conseguido jugársela,
después de todo. Aquel lacayo sabía que el verdadero
trono se asentaba a la diestra de Tremere, ¿En qué había
contribuido? Seguro que se había ganado a Tremere con
zalamerías para adueñarse de Ceoris. ¡Menudo revés le
suponía aquello! ¡Menuda renuncia a todo lo que había
hecho Goratrix! Etrius se había limitado a cubrir a Tremere
de lisonjas, a velar por su comodidad. ¡Etrius no había
hecho nada y se lo llevaba todo!
Goratrix cogió una espada de la pared y dijo que
pensaba plantarse en los aposentos de Tremere y co-
brarse su vida igual que Tremere se había cobrado la de
Saulot. En ese momento, su rostro cambió de expresión;
estoy seguro de que no me engañó la caprichosa luz de
las velas. En ocasiones, cuando recuerdo aquel instante,
creo que debió de verse abrumado por el amor que le
profesaba a Tremere, tal y como exige el juramento de
sangre. Aunque resulta igual de probable que le asaltara
el temor de arrogarse cualquiera que fuese la maldición
que Tremere se había ganado en la tumba de Saulot. En
cualquier caso, cambió de opinión y le dijo a Malgorzata
que iría a Francia y descubriría la forma de conseguir
que la capilla parisina se convirtiera en lo que debería
haber sido Ceoris. Etrius sólo gobernaba de boquilla,
dijo. Ella tendría que ocuparse de gobernar en la som-
bra, mediante conspiraciones. Si bien era cierto que am-
bos deseaban actuar cuanto antes, y que Etrius adolecía
de timidez y de un exceso de cautela, Malgorzata jamás
debería olvidar la auténtica razón de aquella rivalidad.
Tenía que ver con dos hombres, Etrius y Goratrix, y con
el odio que ambos se profesaban mutuamente. Goratrix
sentía un odio tan grande que cualquier otro se habría
arropado con él y extraído fuerzas de él. Ganarse la leal-
tad de un hombre era un error, dijo Goratrix, porque los
27
hombres te fallan. Te sorprenden. Flaquean. Rinde tu
alma al odio y medrarás y aumentará tu fuerza. Lo cierto
es que pronunció una buena arenga. Yo mismo me ha-
bría mostrado de acuerdo con él, de no haber consagra-
do mi propio ser al odio hacía ya mucho, un odio que lo
incluía a él entre sus objetivos cardinales.
UNA ANTIGUA
RIVALIDAD AVIVADA
Goratrix partió hacia la capilla de París, desde la
que se sumió en una partida de ajedrez a distancia con
el propósito de derrocar a Etrius. Ambos emplearon
medios de comunicación taumatúrgicos para reclutar
aliados que los apoyaran en su guerra privada.
Malgorzata mantuvo a Goratrix al corriente de lo que
transpiraba entre estos muros. Sin saberlo, sus informes
me resultaron muy útiles también a mí; los escuchaba
con el mortificante desapego que el tiempo me ha en-
señado a cultivar.
Vi cómo Malgorzata, más carismática que Etrius, se
ganaba las simpatías de muchos neonatos para la fac-
ción conspiradora de Goratrix, Éste actuaba con pre-
caución, puesto que Tremere se había vuelto intoleran-
te con la perpetua persecución del feudo, En 1140, uno
de los nuevos peones más efectivos de Goratrix, Misia
Gies, atrajo la atención de Tremere; sigo sin estar segu-
ro de qué es lo que hizo. La hizo venir aquí. Meses
28
después había terminado con ella y la enviaba de re-
greso a París, con su consciencia borrada por comple-
to. Goratrix, me lo puedo figurar, se tomó aquel gesto
como una advertencia de su señor y le cedió el campo
de batalla a Etrius.
Conozco tan bien la forma de pensar de Goratrix
que a veces me parece que puedo oírle susurrándome
al oído. Hasta que se presente una ocasión más propi-
cia para la confrontación, esperará, aumentando su
poder. Sé que ha Abrazado, o quizás convertido en
ghouls, a cortesanos del rey Luis VII de Francia. Le ha
dicho a Malgorzata que se siente intrigado por la políti-
ca de los mortales. Al principio, le pareció entretenido:
después de todo, los mortales podían permitirse el lujo
de apresurarse debido a su exigua esperanza de vida.
Luego descubrió que otros cortesanos eran meros títe-
res de clanes de vampiros que conocía sólo de oídas.
Se introdujo en aquel mundo y forjó alianzas con esos
clanes. Tuvo un éxito especial con los llamados
Lasombra y Capadocios. Tú te rozas con sus engendros,
Bitiurges: Giacomo Guicciardini y Margaret Vasa, invi-
tados habituales del clan Tremere. Comenzaron a acu-
dir aquí poco después de 1150.
Etrius no podía permitir que Goratrix le superase
como conspirador. En 1155, puso a prueba su capacidad
para la intriga reclutando al primer desertor de otro dan:
Dauud el Copto, otrora seguidor del dios serpiente egip-
cio, Set. Etrius se afanó también en la reconstrucción y
defensa de las capillas de la periferia. Los magos morta-
LA CASA DE TREMERE
 EL DESTINO DE CEORIS
Ceoris, nacida del asesinato y la traición, es una casa, corrupta abocada a un final innoble. Mas éste aún se
encuentra lejos y son muchas las tribulaciones a las que se habrán de enfrentar los residentes antes de abando-
narla de una vez y para siempre.
Faltan pocos años para que la Orden de Hermes descubra el secreto de los Tremere y se enfrente a Ceoris.
Esta guerra entre brujos, llamada Massasa por los magi herméticos, es una batalla terrible que se libra en
circunstancias desesperadas. Ningún bando posee los recursos de antaño y ambos se enfrentan a su vez a
enemigos cada vez más obstinados. Los Tzimisce no piensan echarse a un lado tan sólo porque haya otros brujos
de postín que quieran acabar a su vez con los Usurpadores. Ceoris se enfrenta a asaltos devastadores, pero la
magia hermética tradicional se tambalea y los brujos mortales llegarán a desaparecer.
La guerra contra los brujos zanja de una vez por todas el asunto del Abrazo de los miembros mortales de la Casa
Tremere. Los Cainitas se abalanzan sobre sus camaradas mortales igual que lobos hambrientos y la mayoría de los
nuevos chiquillos terminan dando las gracias por su inmortalidad; otros son asesinados sin más. Esto apacigua las
rivalidades intestinas del clan durante algunas décadas, pero el odio y los celos que se profesan Etrius y Goratrix se
niega a desaparecer. Encuentran otros motivos para pelearse, donde Etrius aboga siempre por la prudencia y
Goratrix defiende la acción. El aletargado Tremere se alía en último extremo con Etrius, siquiera por su inactividad.
Tras una última reprimenda en 1314, Goratrix le vuelve la espalda al hombre que una vez amó y crea una facción
rebelde de Usurpadores, la cual llegará a convertirse en los Tremere antitribu dentro del emergente Sabbat (los
detalles de la última admonición de Goratrix aparecen en Crónicas de Transilvania I: Mareas oscuras).
A finales del siglo XV, mientras los Tremere ayudan a fundar la Camarilla y a poner punto y final a la
Revolución Anarquista, Ceoris vive sus últimos momentos de desasosiego. La facción de Goratrix se da a conocer
entre los anarquistas y Virstania suma sus queridas Gárgolas a la revuelta. Si bien algunos especímenes de la línea
de sangre permanecen leales, otros huyen a las montañas y establecen sus propios feudos. Los Tzimisce no
vacilan y golpean a los odiados Usurpadores cuando más debilitados están éstos.
Tanto Goratrix como Virstania conocían los secretos de Ceoris antes de sus respectivas traiciones, lo que
convierte a la capilla en un refugio inseguro. Etrius, esgrimiendo este argumento convence al Consejo Interno
para que apruebe el traslado de Tremere y del mando de poder a Viena. Deja a Ardan el de la Melena Dorada a
cargo de Ceoris. Escasas décadas después, ambos cooperarán para abandonar Ceoris de forma permanente. La
creación más preciada de Goratrix se convierte en un montón de ruinas alrededor del 1600.

les le instaron a que recuperara las capillas más ricas en
vis. Aunque les aseguro que así lo haría, en realidad se
ocupó de levantar capillas en emplazamientos estratégi-
cos. Fortalezas en todo, salvo en el nombre. Reclutó a
mercenarios y bandidos que usaron las capillas para asolar
las aldeas de los Tzimisce. También se usaron como base
para las partidas de caza cuando los vampiros necesita-
ban sangre fresca.
es que las barreras originales han fallado. Es la magia de
la sangre de los vampiros, no los rituales herméticos de
tus compañeros, lo que evita que el enemigo irrumpa
por mi puerta principal.
Debajo de ti, donde pasa la mayor parte del tiempo
sumido en el tortuoso duerme vela que los vampiros
llaman letargo. Tremere sueña y profetiza. Me paso mu-
chas horas pegado a sus labios cubiertos de espuma,

LA GUERRA
INTERMINABLE CONTINÚA
El tedioso tira y afloja con los demás clanes de
Transilvania sigue su curso. 1169 fue un año especial-
mente malo en cuanto a los asaltos de los Tzimisce se
refiere, y 1176 fue aún peor. Fue entonces cuando un
nuevo campeón Tzimisce, Ioan, se puso al mando de
sus ejércitos. He descubierto poco acerca de este Ioan,
aparte de que es un general muy capaz. Durante su pri-
mera campaña, arrasó muchas capillas exteriores y des-
cubrió a varios espías e infiltrados.
Ahora continúa avanzando, con paso lento pero se-
guro, contra los Tremere. La situación es más seria de la
que te pintan. Sabes que las capillas de la periferia han
vuelto a quedar reducidas a escombros. Lo que no sabes
intentando encontrar algún sentido en sus balbuceos.
Afirma que su clan volverá la vista atrás algún día y verás
estos tiempos desesperados desde una posición de po-
der inimaginable, que todo el mundo le rendirá pleitesía
y tríbulo a él. Puedo ver la duda incluso en los ojos del
adulador Etrius. Cuando Ioan se retira, los vampiros de
Tremere reanudan sus intrigas. Son como ratas atrapadas
en la misma jaula.
También tú estás en esa jaula, Bitiurges. Ahora que
lo sabes, debes actuar. Es muy tarde, pero puede que no
demasiado. Tus manos comienzan a cansarse y siento
cómo te resistes a mi control. He abusado de tu hospita-
lidad. Puede que regrese mañana por la noche y te cuente
algo más. No hace falta decir que no deberías enseñarle
esto a nadie hasta que hayamos decidido qué harás con
estos conocimientos.
Ponticulus

ANTIGUA PODREDUMBRE
29
 apítulo Dos:
Una ciudadela
remóta
Bella, horrida bella,
Et Thybrim multo spumantem sanguine
cerno.
(Veo guerras, guerras horribles, y la espuma
del Tiber cubierta de sangre.)
—Virgilio, La Eneida
A LOS DEMONIOS
Informe de Alexandru Basarab, sirviente de los
Voivodas
Bendito señor,
Silbéis que soy hombre de pocas palabras. Le he pedido
al escribano que me enviasteis que redacte con palabras
engalanadas, pues no quisiera que mi forma de hablar pu-
diera ofenderos. Queréis que os indique cómo penetrar en
la fortaleza de los malhadados hechiceros. Os seré sincero y
daré cuenta de todo lo que sé con la esperanza de que no
confundáis mi tosquedad, propia de un aldeano iletrado,
con la falta de respeto.
No me cabe duda de que existen formas de trasponer
esas puertas, formas políticas, formas de endulzar las pala-
bras que los ilustrados podrían verter en oídos de otros.
También existen formas de engañar, sin duda, de adoptar la
guisa de otro y conseguir que los malditos brujos bajen el
puente y os reciban con los brazos abiertos. Esas formas las
desconozco. Soy un hombre del bosque, de la montaña y de
los ríos, y sólo sé cómo podríais acercaros al castillo de
Ceoris por medios simples y materiales. Estas formas son las
que voy a dictarle a vuestro escribano, aquí presente.
CÓMO LLEGAR
Sumo este mapa a las palabras que escriba. Paso a señalar
dónde se asienta Ceoris, con relación al resto de nuestra tierra.
32
Se alza en el seno de las montañas que vuestros siervos quizás
conozcan como los Alpes de Transilvania. Se yergue a unas
ocho leguas al este del nacimiento del río Arges, en las alturas
de esas mismas montañas. Esto lo coloca también al este de los
majestuosos montes Mindra y Negoiu. Cae, digamos, a unas
setenta leguas a vuelo de pájaro de Bucarest, que se encuentra
hacia el sudeste. Budapest se levanta a unas doscientas cuaren-
ta leguas hacia el nordeste, también a vuelo de pájaro. Quizás
fuese menester que le proporcionase a vuestros sirvientes días
de viaje en lugar de leguas. Es aquí donde los cálculos se
tornan complicados, dado lo abrupto del terreno y las cuan-
tiosas dificultades. Pongámonos en el suponer, no obstante,
de que una pequeña batida que viajara con caballos y trans-
portase las arreos de rigor necesarios para salvaguardarse y
sobrevivir en terreno tan inhóspito y pernicioso. En el supuesto
de viajar por tierra desde Bucarest, obvia añadir que sin volar
como el pájaro, aunque sorteando las tierras más accidentadas
y forestales, se necesitarían once días de camino. En el supues-
to de partir de Budapest se recomienda la ruta del río Dunav,
que quizás vuestros sirvientes conozcan como el Danubio, Se
esperan dos días de travesía hasta fondear en la aldea donde
las mujeres no saben abrir la boca más que para proferir maldi-
ciones. El pueblo carece de nombre que sus habitanles tengan
a bien compartir con los desconocidos, por lo que lo he seña-
lado en el mapa con un ojo sesgado. Desaconsejo la ingestión
de la cerveza o el agua que allí os pudieran ofrecer, si bien se
puede catar sin reparos del yantar que preparen en sus enor-
mes pucheros en la plazuela de la aldea. Desde ese punto se
comienza un viaje por tierra que cubre ocho decenas de le-
LA CASA DE TREMERE
guas. Os evitará diecisiete días de camino si la suerte os sonríe,
más de no ser así. Se ha de andar cuesta arriba desde el lecho
del Dunav a las montañas donde aguarda Ceoris. Uno de vues-
tros sirvientes me dijo en cierta ocasión que Ceoris levanta
cerca de mil ochocientos metros del nivel del mar, si bien des-
conozco la fórmula que empleara para llegar a tal cifra. Caso de
ser posible la remontada del río Arges, el tiempo de viaje se
reduciría a menos de un día. Por desgracia, el río se torna casi
infranqueable en sus cotas superiores y las Gárgolas patrullan
sin descanso vertiente abajo.
(Fueren a viajar vuestros sirvientes en invierno, lo cual
me atrevo a desaconsejar salvo caso de extrema necesidad,
el tiempo de viaje por tierra se doblaría. La travesía perma-
necería tal y como ya he apuntado, más segura aún, por
añadidura, puesto que se llevaría a cabo en trineos que sur-
casen los ríos congelados.)
PUESTOS DE VIGILANCIA
Los malhadados brujos disponen de numerosos puestos
de guardia repartidos por la zona. Construyen los barracones
con madera de pino. Están diseñados para levantarse ensegui-
da y luego abandonarse o convertirse en leña. Según tengo
entendido, erigir uno de esos puestos les lleva medio día, y eso
con dos docenas, cabeza arriba o abajo, de sus hombres. Así es
natural que no cesen de trasladar sus barracones de un lado
para el otro con la intención de confundirnos. Podría señalar
los lugares donde ya hubiera puestos de vigilancia en el pasa-
do, mas, ¿con qué propósito? Para cuando vuestros ojos se fijen
en este mapa, ya ocuparían distintos lugares. Por tanto, he pre-
ferido trazar una línea de puntos, un límite. Aún estoy por ver
un puesto de vigilancia fuera de la frontera que ahora
dibujo.
No me cabe sino aventurar qué fuerza habréis de espe-
rar en caso de tropezar con una de estas garitas itinerantes.
El trece es, no obstante, el número de la bruja y los magos
gustan de utilizarlo en la organización de su servidumbre.
Habréis de esperar, especulo, un contingente de trece ha-
chas mínimo, todas ellas blandidas por soldados veteranos
en las lides de la guerra, pongamos la mitad de arqueros de
ojo certero (tan agudos en la noche como los de un búho) y
una batida de Gárgolas cuyo número podría variar entre tres
y trece (no hace falta que os diga que no se ven Gárgolas de
día). Lo que no puedo deciros es cuántos almetes y arque-
ros seguirán siendo meros mortales y cuántos habrán catado
la sangre de los brujos. Sólo en raras ocasiones me he en-
contrado a los fornicadores del diablo en persona en estos
barracones, y ni una sola vez a más de una legua de distan-
cia de Ceoris. Cuando se vea uno con ellos, habrá que cu i -
darse del fuego que expelen por los dedos, de la tierra que
remueven bajo los pies de uno, del viento que penetra un la
piel igual que un filo acostumbrado a probar la sangre y del
agua que se agita en el fondo de la propia garganta y consi-
gue ahogarle a uno desde dentro. Si bien me atengo a la
verdad al afirmar que las apariciones de los magos son me-
nos frecuentes de un tiempo a esta parte que décadas atrás,
y que su furia se aplaca en gran medida tras una o máximo
dos demostraciones de su pavorosa magia. En dos ocasio-
nes, tras tropezar con los puestos de guardia, he visto brotar
de su interior a criaturas de aspecto tan horrendo que juro
que debían de ser demonios salidos de los pozos más ne-
gros del infierno. Empero, vuestra sirvienta, ésa cuya carca-
jada convierte el vino en vinagre, afirmó que no se trataba
UNA CIUDADELA REMOTA
de otra cosa más que de Gárgolas, pese carecer de pellejos
de piedra y alas de dragón.
De tanto en cuanto reducimos algún puesto de guardia,
así que los he estudiado con detenimiento. Sus plantas mi-
den tres metros cruzados y dos y medio atravesados, y sus
muros quizás alcancen el grosor de media mano. Se trata de
construcciones sencillas que les otorgan a sus ocupantes la
ventaja de la altura sobre sus atacantes. Alcanzan las dos
plantas de alto, se diría que catorce manos hacia arriba en
total. El piso superior no se cubre con techo, a fin de que las
Gárgolas puedan despegar sin impedimentos desde sus pa-
los. Las almenas ocultan a los arqueros, cuyas ventanillas
asesinas les dejan espacio de sobra para disparar a quien
intente derruir el puesto.
La primera planta proporciona refugio y hogar a aque-
llos vigías que lo necesiten.
El ras del suelo se cede al almacenaje de amas y vitua-
llas. Aquí no necesitan tablado, ni los brujos lo proporcio-
nan. Aún he de encontrar algo que merezca ser saqueado en
estos lugares. No han de considerarse trofeos a conseguir,
sino fuentes de entuertos, a evitar.
El celo de los vigías es tan válido como la virtud de una
mujer, lo que viene a decir que cambia de la mañana a la
noche. De encontrarse los magos avispados, o tener motivos
cualesquiera para sospechar la inminencia de un asalto, a
cualquier partida le resultaría casi imposible superar la vigi-
lancia. Yo lo he hecho, mas no quisiera a nadie a mi lado en
tal proeza, puesto que carecería de mi experiencia en tal me-
nester. También se embrolla el escapar a la voz de alarma en
tiempos de escasez de caza, puesto que la hambruna azuza el
olfato de las Gárgolas y éstas rastrean a la primera presa que
se les presente por tenue que sea su rastro. No caigáis en
error alguno, para esas bestias no somos más que vianda,
bien de carne mortal, de secreta alcurnia o de alguna parada
intermedia. Ahora, cuando a las Gárgolas les pesa el buche y
los hechiceros se enfrascan en otras cuitas, los soldados son
proclives a fijarse más en sus juegos de dados y naipes que en
el chasquido de las ramas del bosque que los rodea. Un hom-
bre, furtivismo mediante, bien podría sortear una, dos y hasta
tres de tales garitas en el transcurso de un día de viaje.
No puedo asegurar cuántos puestos de vigilancia al día
apuestan los encantadores. No lo sabremos hasta que asole-
mos el lugar en pleno. Sí que puedo atestiguar que nunca he
visto más de tres barracones durante la cobertura del camino
que separa las orillas del Dunav de las faldas de Ceoris.
EMBOSCADAS
Los guardias bien pudieran tender una emboscada, al
parapeto de los peñascos, las torrenteras o las copas de los
árboles. Rara es la vez que así obran, a menos que se les
advierta de la presencia de uno por medio de cualquier con-
moción que se salga de lo natural. La paciencia necesaria
para preparar una emboscada sin estar convencido de que
alguien va a caer en ella es tarea que excede el acopio de
paciencia de estos montaraces.
PATRULLAS
También han de cuidarse vuestros sirvientes de las patru-
llas que hollan el monte bajo que rodea al castillo. Voy a
trazar una segunda línea en el mapa para señalar la zona
33
 segura. Al norte de esta raya, se han de tener las orejas bien
abiertas, pues aumenta el riesgo de patrullas. Al sur de la
línea, rara vez, se aventuran. Las patrullas en sí suponen una
pobre amenaza para nuestras mejores partidas: los patrulleros
son siempre mortales, exceptuando quizás a un líder que haya
podido catar el vino oscuro. Aún estoy por ver una patrulla
compuesta por más de cuatro, si bien no cuento las veces en
que los brujos peinan las colinas en busca de algún fugitivo o
cualquier otra víctima. Es entonces cuando uno se da cuenta
del número de esclavos a las órdenes de los magos, y se
encoge a la vista del poder que han conseguido amasar.
Más peligro que los patrulleros mortales suponen las Gár-
golas que moran con toda libertad por esos lares en busca de
comida. Por querer ver cómo los monstruos se alimentan de lo
que la naturaleza provea y no de sus menguadas existencias,
los brujos las sueltan en el bosque que rodea al castillo para
que cacen. Algunas lo hacen en solitario, pero cada vez más a
menudo las veo en manadas de cinco o seis. En caso de verse
uno atrapado, habrá de meterse en la piel de un paleto mojiga-
to que se haya extraviado de los cotos de caza seguros. Las
Gárgolas tienen órdenes de llevar al castillo a cualquier prisio-
nero que juzguen interesante para su postrera inquisición, un
destilo que ofrece peligros mucho mayores que el apetito de
los monstruos. Cabe la posibilidad de escapar al colmillo de
una Gárgola, mas no a la truculenta hospitalidad de Ceoris.

BURLAR A LAS PATRULLAS

Vuestros sirvientes bien pudieran querer burlar a las
patrullas sin emplear la fuerza ni ocultándose a sus ojos,
sino por medio del subterfugio. Los magos, así como aque-
llos compelidos a visitar el castillo han de disponer de sal-
voconducto para atravesar estas tierras. Éste consiste en un
objeto por lo general un amuleto imbricado con un símbolo
de portento arcano, si bien no es rara la vez en que se gran-
jea uno el paso libre tras pronunciar determinada contrase-
ña. En más de una ocasión he seguido a alguna partida que
se encaminara hacia el castillo a cielo descubierto para, a la
chita callando, apoderarme de la llave necesaria para fran-
quear la vigilancia. Uno sólo de estos objetos le proporciona
vía libre a toda una partida, puesto que escasean quienes
acuden al castillo sin su séquito de siervos y espoliques.
Los propios patrulleros suponen una coartada aún me-
jor para aquel que desee mantener la charada por más tiem-
po. Los soldados mortales vienen y van, llegan y mueren,
con la frecuencia de las moscas en primavera. Su número es
lo bastante cuantioso como para que no todos se conozcan
de vista. Por tanto, se puede reducir a un pequeño grupo de
patrulleros para apoderarse de sus armaduras e insignias e
intentar hacerse pasar por criados recién reclutados. Por
medio de tales ardides se pueden averiguar muchas cosas
de las que acontecen en el castillo, puesto que con las len-
guas untadas de cerveza, los soldados comunes hablan de-
masiado para su propio bien. Habrá de estar uno dispuesto
a acatar las órdenes de los brujos, arriesgándose así a verse
impulsado a cometer actos atroces. También se puede uno
ver enfrentado a otros que pretendan infiltrarse en el domi-
nio de los magos. Así es que bien pudiera uno preferir el
sencillo uso de la armadura y la insignia robadas para ron-
dar por los alrededores en vez de para penetrar en el casti-
llo. Cuando soltamos aquello que nos dio, la cosa que se
derramó sobre el suelo, lo quemó y emitió aquel sonido que

LA CASA DE TREMERE
34
consiguió que nos sangraran los oídos, lo hicimos por me-
dio de este ardid. Nos acercamos nada más que al filo del
abismo que rodea el castillo, sin intención de llegar más allá.
Pese a haber tenido éxito con esta treta en varias oca-
siones, os recomiendo que la racionéis. Nadie supera la sus-
picacia de aquellos criados recién burlados, por no mencio-
nar a las Gárgolas o a los propios hechiceros.
TRAMPAS
Donde los brujos no pueden patrullar, sus criados vi-
vientes tienden trampas. Ha de estar uno ojo avizor por si
ve algún hilo tendido en el camino, pues podría tratarse
del resorte de algún filo a de una cascada de piedras que
lloviera de los árboles, o que enviara una punta de lanza al
músculo del corazón. La sábana de agujas y hojas que cu-
bre el suelo del bosque a lo largo de todo el año bien
pudiera esconder enclenques esteras que taparan fosos
excavados. El desdichado que cayese en uno de estos po-
zos podría aterrizar sobre una hilera de estacas puntiagu-
das o un lecho de rocas.
GUARIDAS
Las Gárgolas no son las únicas bestias extrañas que ace-
chan en los bosques vecinos de Ceoris. He escuchado con
estos oídos los gañidos de soldados fallecidos tiempo ha en
aquella tenebrosa espesura. Nuestros propios hombres se
pasan al enemigo tras la muerte, atemorizando en gran me-
dida a quienes dejaran atrás en el mundo de los vivos.
UNA CIUDADELA REMOTA
Luego hay criaturas aún más extrañas. Bestias que son
mitad una cosa y mitad otra distinta. He visto a un insecto de
muchas patas tan grande como un oso, dotado de garras como
guadañas, que se había abatido sobre mis hombres y estaba
alimentándose de las entrañas derramadas. Otros de los nues-
tros han visto criaturas como hojas de papel con forma de
hombre, o a una bestia inmensa que parecía creada a partir
de las tripas y las vísceras de un centenar de víctimas.
En cierta ocasión, un montaraz de carácter resoluto tro-
pezó con el foso de un brujo, donde encontró a una criatura
que describió como una cabeza de ciervo propulsada por
las palas de una lepisma. Le sorbió el jugo de los ojos y lo
hirió de gravedad con alguna clase de icor. Tres días des-
pués de su rescate, le hice el favor de hundirle un cuchillo
entre los riñones para librarle de su locura.
AQUÍ TERMINA MI MISIVA
Mi señor, esto es todo lo que sé de los caminos que
conducen a Ceoris y sus peligros. Llevo casi cinco años sir-
viendo con lealtad en estos parajes. Ahora os pido humilde-
mente que me permitáis regresar a mi tierra, junto a los
míos. Por favor, enviad a otro hombre en el que confiéis
como hicisteis conmigo para que pueda ensañarle las artes
de mi oficio. Siento el cansancio en los huesos. Por las no-
ches, mis sueños son viscosos como la sangre.
Vuestro siervo incuestionable,
Alexandru
Transcrito por Milos Krevcheski
35
apítulo Tres:
Una casa
dividida
¡Oh, conspiración!
Dime quién eres para asomar el ceño
enojado de noche,
cuando andan sueltos los demonios.
—William Shakespeare, Julio César
INFORME
DEL CASTELLANO
Maese Etrius—
Sé que os sobran los halagos que un señor de menos
abolengo esperaría de su leal factótum. Siempre habéis sido
un hombre inclinado a los hechos, que valora la claridad por
encima de los perifollos, y que ve en la parquedad la sabidu-
ría que otorgan los años. Cumpliré, por tanto, con lo que me
habéis encomendado y responderé a vuestras preguntas con
la debida franqueza, Ya que las palabras que os remito en este
pergamino están redactadas con la llaneza de un camarada,
debo instaros a que dispongáis de este documento con sumo
cuidado tras haberlo leído. Ni siquiera osaría soñar con llamaros
irresponsable, o ajeno a los peligros que podrían aflorar si
alguno de los aquí descritos llegara a poner las manos sobre
él. ¡Sabéis que no es ése el caso! Se trata tan sólo de que
habitan entre las paredes de este sagrado centro de sabiduría
quienes se puede describir con toda justicia como víboras que
se agitan en sus nidos, en busca sin descanso de un enemigo
al que atacar. El conocimiento es un arma tanto más afilada
cuanto mejor envainada. Lo que sepamos al respecto de la
verdad tras sus intenciones ha de mantenerse oculto a sus
ojos hasta que llegue la noche en la que estemos mejor prepa-
rados para agarrarlos por la cabeza, sujetando el resorte de las
mandíbulas como ha de hacer quien desee capturar una víbo-
ra sin correr el peligro de su mordedura. La agitación de estas
serpientes nos recuerda que la traición se alimenta del poder
recién adquirido igual que crece el roble de la bellota.
Os hablo aquí de los entresijos de Ceoris, y de lo que
se debe hacer para perfeccionar su funcionamiento. Me
habéis encomendado la tarea de poner en práctica vuestro
arte, de coger vuestros principios de comprensión y apli-
carlos a la dirección nocturna de esta capilla. En este infor-
me habréis de juzgar si lo he conseguido y si merezco re-
compensa alguna por mis esfuerzos.
DE CÓMO HABREMOS
DE PROSPERAR
FRENTE A LOS
ANTIGUOS DEMONIOS
Sin duda, la mayor ventaja de la que disfrutamos frente a
las criaturas a las que hemos arrebatado el secreto de la vida
eterna es nuestra nueva creencia en la jerarquía como expre-
sión natural de todo orden. Si bien nuestros enemigos Tzimisce,
más allá de toda duda, gustan de pavonearse y fanfarronear
según tienen por costumbre, de controlar toda la creación, sus
mentes están demasiado anticuadas como para aplicar la nue-
va ciencia de la razón a la relación entre el mando y la servi-
dumbre. Ellos ven el liderazgo sobre los demás como su dere-
cho de nacimiento, como algo que se les arroga de forma
38
natural porque siempre ha sido así. No se detienen a conside-
rar los elementos que constituyen la potestad, a determinar
cómo se pueden extender y mejorar los métodos de gobier-
no. Ningún dios ni autoridad decide nuestro destino. Gober-
namos porque debemos hacerlo; si nos viésemos privados del
poder sobre los demás, serían demasiados quienes buscarían
nuestra destrucción. Sólo por medio de la agilidad mental,
gracias a la profunda comprensión de los métodos y estructu-
ras ocultas del mundo que nos rodea, podremos llevar a cabo
lo que es necesario e imponer nuestra voluntad sobre aque-
llos que, en caso contrario, nos derrocarían. En el momento
que nuestra comprensión y diligencia flaqueen, se decidirá el
principio de nuestro declive. Se dice que la mente de los
Cainitas se osifica con el paso del tiempo, que sus procesos se
anquilosan. De ser eso cierto, habremos de forjar el futuro
ahora a fin de que el mundo siga siendo nuestro aun cuando
hayan transcurrido mil años y el velo de la senectud amortaje
nuestros pensamientos.
Lo que es hoy Ceoris, lo será el resto del mundo en los
días por venir. Todo se juzgará según su debido valor y
caerá en la categoría de sus responsabilidades tal y como
ya ocurre aquí.
EL SEÑOR DE LA CAPILLA
Tremere, señor de todos nosotros, ha elegido en su
sapiencia la pirámide como símbolo guía para nuestra em-
presa, pensando en los misterios esotéricos del antiguo Egip-
to. Al igual que los egipcios situaban a sus faraones, a quie-
nes consideraban manifestaciones de lo divino, en la cúspi-
de de su pirámide, nosotros emplazamos a un único amo y
señor a la cabeza de cada capilla. En esta capilla de capi-
llas, vos sois ese señor, sagaz Etrius. Habéis de responder
sólo ante el mismísimo Tremere, cuyos descansos, por des-
gracia, tienden a prolongarse en demasía de un tiempo a
esta parte. Ocupáis vuestro trono en la cima de la pirámide
con sabiduría, supervisándonos a todos nosotros. Cuando
un cargo inferior queda vacante, sois vos el que mueve la
mano y coloca a un sucesor. Mientras que quienes estamos
por debajo de vos podemos aceptar aprendices, a los que
quizás queramos preparar para heredar nuestras responsa-
bilidades, la decisión final recae en vuestras manos.
EL CASTELLANO
De vuestros labios a mis oídos, mi señor Etrius. Soy yo,
como castellano de la capilla, quien se encarga del cumpli-
miento de vuestros edictos y se ocupa de las nimiedades
de la noche. Así es como vos sois libre de continuar con
vuestros estudios y ampliar los horizontes de la Casa en
estos tiempos difíciles. Hace algún tiempo que no se os ve,
mi señor, de lo que me atrevo a deducir que he sabido
desempeñar mis tareas.
Redactaré a continuación la larga lista de obligaciones
que he de satisfacer por lo común, a fin de que podáis adies-
trar a mi sucesor como es debido en caso de que algún
terrible destino se abata sobre mí. Al menos, ésa es la razón
por la que deduzco que me habéis pedido que las enumere.
Soy yo quien supervisa las defensas de Ceoris. Al levantarme
cada noche, Esoara, capitán de nuestra guardia, acude a mi
lado para ofrecerme su informe. Si Ceoris o alguna de nues-
LA CASA DE TREMERE
tras aldeas han sido atacadas durante el día, me cuenta lo
ocurrido. Podríamos haber perdido campesinos, soldados,
ghouls, Gárgolas o magi. Podría haber ardido algún edificio
en la aldea. Podrían haber saqueado las provisiones de nues-
tros graneros. Si se da alguna de estos supuestos, él me
explica su plan para marcar a fuego el arrepentimiento en
los pellejos de quienes hayan adolecido de la impudicia ne-
cesaria para afrentarnos. Me apresuro a aclarar que, la mayo-
ría de las noches, no ocurre nada de esto. Los días suelen
transcurrir sin novedad Quizás se haya dado algún caso de
indisciplina: habrá que azotar a un saldado, o puede que
alguna Gárgola haya enloquecido demasiado como para con-
fiarle puestos de guardia. Esoara sabe que me interesan en
gran medida las cuestiones de desobediencia. Nuestros cria-
dos deben temernos, y yo me encargo de ponerle rostro a
ese miedo. Cuando haya latigazos que propinar, yo estaré
allí para ver cómo las colas laceran la carne. Los sargentos de
Esoara manejan la tralla con una habilidad digna de enco-
mio: sería una pena desdeñar el estudio de su arte.
EL MANEJO DE LOS ESCLAVOS
Si Esoara informa de disidencia en las filas de las Gárgo-
las, es a Virstania a quien llamo. Muchas son las ocasiones en
las que he insistido ante ella que un puesto de castellano
exige respeto y que tendría que buscarme para presentar un
informe nocturno tanto de sus actividades como de sus Gár-
golas. Quizá si vos hablarais con ella, mi señor, aceptaría que
la obediencia es algo necesario. La pirámide no se sostendrá
si los bloques que conforman sus cimientos deciden actuar a
su antojo. He de confesar que ya hace algún tiempo que debo
ir a buscarla a los húmedos túneles de sus catacumbas. Si
UNA CASA DIVIDIDA
Esoara me ha informado de algún problema con uno de nues-
tros esclavos, tengo que repetir la acusación ante ella (en el
pasado solía invitar a Esoara a que me acompañase en estas
irritantes expediciones, mas resultaba evidente que los capri-
chos de Virstania lo enfurecían y no era mi intención obligar a
nuestro feroz campeón a someterse a las adulaciones y
servilismos de la diplomacia). La relación de Virstania con sus
creaciones es, y habréis de disculparme por molestaros con
tales zarandajas de lo más enervante. Estas criaturas son nuestra
mejor arma contra los enemigos que nos asedian con tanto
ahínco, no me cuesta admitirlo. Sin embargo, ella las arrulla y
las mima de un modo que cabría calificar de maternal, de no
ser por lo disparatado de la idea. ¡Ay de mí si me veo en la
obligación de decirle que una de sus criaturas ha sido desobe-
diente! Acusa a Esoara de exagerar o de no saber tratarlas o...
No todas sus creaciones son tan perfectas como a ella le gusta
creer. Algunas de ellas están bastante locas, y son incapaces
de mostrar obediencia después de algunos meses. He tenido
que ordenarle a Esoara que ejecute a los peores sujetos, para
luego decirle a Virstania que cayeron abatidos en lid con los
Tzimisce. La situación es insostenible, mi señor. Os ruego que
la ayudéis a volver a ver la luz de la pirámide.
EL RECLUTAMIENTO DE MERCENARIOS
A menudo me corresponde aprobar el empleo de nuevos
soldados. Antes de nuestros problemas actuales creo que nunca
llegué a considerar siquiera lo difícil que resulta encontrar un
flujo constante de recios mortales dispuestos a combatir y a
morir por uno. Resulta especialmente complicado en este rin-
cón olvidado del mundo. Nuestras aldeas arrojan quizás un
joven por estación con la fuerza y el coraje necesarios para
39
arriesgar la vida en nuestra defensa, mientras que perdemos a
docenas de guerreros todos los años, la consecuencia más
obvia es que debemos atraer a mercenarios de otros lugares.
Gran parte de mis comunicaciones con otras capillas versan
sobre esta irritante cuestión. En todas las ciudades que alber-
guen una capilla Tremere, afloran ciertos rumores que pueden
escucharse en las peores tabernas, en los arrabales y en los
prostíbulos... dondequiera que se reúna la escoria. Sólo los
más despiadados, despreciables y descorazonados creen oír
el canto de una sirena en tales rumores. Se hace correr la voz
de que existe un lugar muy lejano, escondido en los Alpes de
Transilvania, donde el oro fluye como el agua para quien se
sienta lo bastante desesperado como para viajar hasta allí y
servir a sus terribles señores. Acuden desde París, Madrid,
Bizancio e incluso el Cairo. Murmuran y rezongan y dicen que
han oído hablar de una fortaleza llena de oro y plata, y de
unos severos barones que quieren protegerla. Asesinos a suel-
do, dementes, violadores y orates, en su mayoría. Sin nuestros
dones arcanos, estos hombres no podrían apiñarse a salvo en
una jaula. Muchas de mis horas se pierden en los hechizos
necesarios para reforzar su obediencia y templar su sed de
sangre. Tendrán que atacar como bestias salvajes, pero sólo
cuando se lo ordenemos y sólo contra los blancos designa-
dos. Un puñado de ellos da muestras de auténtica astucia y de
estar tocados por el destino, además de ser brutales y estar
desesperados. A estos se les convierte en ghouls o se les ofre-
ce el Abrazo, Esoara fue uno de ellos.
Los exploradores de Esoara rastrean el terreno en bus-
ca de una oportunidad de caer sobre nuestros enemigos.
Necesitamos más Gárgolas y menos Tzimisce, Nosferatu y
Gangrel. Cuando ve una ocasión propicia, Esoara acude
ante mí con los mapas que ha dibujado. Me explica cuán-
tos hombres va a necesitar, durante cuánto tiempo estarán
fuera y qué provisiones le hacen falta. Yo decido si la re-
compensa hace que el riesgo merezca la pena. Yo doy el sí
o el no a todos los asaltos.
VITUALLAS Y PROVISIONES
Mas la supervisión de la guerra sólo es una de mis res-
ponsabilidades. He de preocuparme de que Ceoris se encuentre
lo suficientemente abastecida de alimentos para los mortales y
de sangre para los inmortales. Las aldeas que controlamos nos
ayudan a cubrir las necesidades básicas de Ceoris. De ellas
conseguimos carne, pan y cerveza. Las mujeres de los pue-
blos tejen las telas que nos cubren e hilan el hilo con las que
se cosen. Los hombres talan nuestra leña y se ocupan de
animar las mesas a las que se sientan los mortales. Pescan
peces en el río y recolectan bayas en el bosque. Estas
exquisiteces van a parar primero a nuestros desprevenidos
camaradas, y luego a los guerreros que hayan combatido bien
por nosotros, a modo de recompensa. Otros enseres vienen
de muy lejos. Las caravanas conducidas por ghouls traen per-
gaminos, tintas, esencias arcanas, arreos alquímicos e incunables
de otras capillas. Junto con algunos mercaderes mortales, bien
recompensados por el coraje demostrado, dejan estos carga-
mentos en los pueblos, antes de emprender el peligroso viaje
de regreso fuera de territorio enemigo. Nuestros sirvientes con-
ducen una carreta a los pueblos casi cada mes, para recoger lo
que hayan almacenado para nosotros. Si un mago, vivo o no,
desea un ingrediente esencial para sus hechizos, me pide que
se lo procure. Si no lo recibe en el tiempo que él juzgue
40
satisfactorio, sufriré sus reproches. La capacidad de un magus
para ignorar los aspectos prácticos que rodean mi existencia
no podría resultar más evidente que en la actitud de algunos
de nuestros camaradas. Sólo se acuerdan de que estamos en
guerra cuando la batalla ruge ante nuestras puertas. Cuando
el enemigo se retira por el momento, la amenaza se borra por
completo de sus memorias. Vuelven a creerse dueños de un
mundo donde las dificultades que suponga transportar un car-
gamento por todo el continente no son de su incumbencia.
Cada vez que le hablo a alguno de estos eruditos arrogantes
acerca de las patrullas enemigas, de lo abrupto del terreno, de
las condiciones del clima y de los límites de las comunicacio-
nes, veo cómo dejan de prestarme atención. Les sugiero que a
lo mejor sus próximos estudios tendrían que dilucidar la for-
ma de transportar al instante una carga que se encuentre a
miles de kilómetros de distancia hasta nuestra puerta pero,
claro está, estos comentarios caen en oídos sordos.
Me ocupo de nuestros sirvientes mortales, a fin de que
nuestros camaradas diurnos no tengan que preocuparse del
calor de sus mantas, del sabor de sus comidas, ni de la lim-
pieza diaria de sus bacines. Menos mal que los iniciados en
la sangre no se preocupan tanto de las comodidades mate-
riales. Por lo menos, ellos saben llegar solos a la despensa.
LOS SEÑORES DE LA SANGRE
Aquellos de nuestros magos iniciados en los misterios
de la sangre (evito el término Cainita, no aparece en esta
página sino a desgana) conforman el siguiente nivel de la
pirámide. Esto no quiere decir, por desgracia, que reconoz-
can la superioridad de mi rango frente al suyo. Me temo que
no habéis conseguido transmitirles con claridad que, como
castellano, soy algo más que su burro de carga. Todos ellos
se ponen en un pedestal poco menos elevado que el vues-
tro, mi señor. No les inhibe formularme cualquier petición
(exigencia, más bien), ni acatan las órdenes, aun cuando
vengan pronunciadas directamente de vuestros labios. Cuando
necesito que colaboren en la defensa de la capilla, me veo
en la obligación de discutir, dar explicaciones, justificarme y
engatusar. Si queremos ganar esta guerra, deberé ser capaz
de exigir cierta obediencia fundamental sin tener que perder
el tiempo debatiéndome con nuestros arrogantes hermanos.
Tal y como están las cosas, sólo aceptan órdenes de Tremere,
a quien profesan un temor sin Límites, y de vos, de quien
aún creen que gozáis del favor de vuestro señor. Me duele
tener que señalar que hay algunos (Malgorzata y Jervais, por
nombrar sólo a dos) que acatan vuestros dictados tan sólo
por decoro o por temor a la vigilancia. Sí, sí saben que los
observas, harán lo que se les pide, pero pueden estar tra-
mando algo a vuestras espaldas, mi señor... Digamos tan
sólo que sus corazones siguen con Goratrix. Planean
apuñalaros en el preciso instante que crean poder hacerlo y
librarse de la reprimenda de Tremere. En cuanto a lo de
obedecer mis órdenes... no me tienen el miedo suficiente
para esperar a que me dé la vuelta antes de mofarse de mí.
Jamás construiremos una auténtica pirámide de autoridad a
menos que consigáis que os adoren u os teman. No es mi
intención ofenderos cuando digo que lo primero resulta im-
posible; no son capaces. Se les debe poner freno, mi señor,
y forjar una verdadera jerarquía.
Si esta desafortunada circunstancia acarrea algo positivo
es que nuestros camaradas conversos a la sangre muestran la
LA CASA DE TREMERE
misma falta de afecto hacia cualquiera, no sólo hacia vos.
Intrigan como si hubiesen encontrado en esa acción un susti-
tuto del aliento. El bibliotecario Celestyn, quizás vuestro infe-
rior de mayor confianza después de mí, se encontró con los
apuntes de todo un mes reducidos a cenizas, ¿Qué crimen
condujo a este castigo? Tan sólo que, la noche anterior, se
había negado a interceder en una riña entre Epistatia y
Mendacamina acerca de la posible disposición y la naturaleza
de los domos celestiales. Ambas se sintieron más ofendidas
por el bueno de Celestyn, lo más alejado de un intrigante, que
antes, cuando se atacaban entre sí. Cualquiera de ellas podría
haber destruido su obra sin más motivo que el mero rencor.
Hace dos meses, Therimna intentó envenenar a Paul
Cordwood con un bebedizo alquímico, estoy seguro de
ello. Lo que pretendía conseguir la poción, no oso imagi-
narlo. El aprendiz de Therimna terminó degollado de resul-
tas de aquello. Empero, ambos han alcanzado una especie
de acuerdo y no proferirán una sola acusación en contra
del otro, a menos no ante mí.
Se que hago demasiado hincapié en el tema, pero nues-
tros compañeros parecen decididos a matarse entre sí antes
de que el enemigo tenga ese placer. Debemos mantener-
nos unidos todas las noches, no sólo en caso de ataque.
¿Quién sabe qué ayuda podría habernos proporcionado la
obra de Celestyn, ahora destruida? Él sonríe, se encoge de
hombros y dice que no tenía mayor importancia, pero se
apresura a alejarse de los conflictos. Hay ocasiones en las
que uno ha de mostrar su genio para acabar con ellos.
Los eruditos rivalizan ya de por sí, pero el misterio de la
sangre parece que hubiese aguzado esa tendencia,
transmutándola de engorro a amenaza. Este boquete abierto
en nuestra pirámide debe rellenarse con disciplina desde
arriba y obediencia desde abajo. Mi señor, debéis intervenir.
LOS MAGI MORTALES
El humor de los magos conversos a la sangre no mejora
al tener que tratar a los magos mortales como iguales. No
creáis que me he apuntado a la facción de Goratrix. No digo
que deban ser Abrazados todos de golpe. Confieso que no
se me ocurre ninguna mentira convincente para que los
mortales desprevenidos acepten la súbita elevación de los
de la sangre por encima de ellos. Sin embargo, todo lo to-
cante a nuestros antiguos hermanos me ataca los nervios,
aunque me considere el más moderado de los que compo-
nen nuestra cábala secreta. Cuanto más aceptan nuestra cha-
rada, más lerdos parecen y más esfuerzo cuesta soportar su
arrogancia ciega. Nunca se nos ve de día. Nuestra palidez
excede incluso la del típico erudito, para quien la luz del sol
no es más que el recordatorio de que se ha alejado demasia-
do de su biblioteca. Hablamos en clave delante de ellos,
intercambiando miradas de soslayo y gestos furtivos. Es más,
el año pasado tuvimos que decapitar a Jacobus cuando se
tropezó sin querer con el espectáculo de una de nuestras
cenas. Pero los demás... estaban demasiado ocupados inten-
tando expoliar las últimas gotas de vis de la tierra como para
percatarse de los agujeros que presentaba nuestra improvi-
sado relato de su muerte. No debería enfurecerme porque
nuestro plan funcione tan bien pero, ¡por las lágrimas de
Creso, así es! ¡Antaño consideré a estos necios mis iguales en
conocimiento, astucia y ambición! ¡Magi de la Casa Tremere,
señores fundadores de la Orden de Hermes! El que se les
UNA CASA DIVIDIDA
pueda engañar con tanta facilidad me carcome. Y, como ya
he dicho antes, yo soy el más moderado de los nuestros.
La paradoja se multiplica por dos cuando se tiene en
cuenta que los magos mortales son infinitamente más com-
placientes y obedientes que sus señores secretos. Le profe-
san un miedo cerval a los vampiros que aporrean nuestras
puertas, sobre todo ahora que el poder del vis los abando-
na. Nosotros, los de la sangre, si pecamos de algo es de
soberbia, y ellos se rinden por instinto ante nuestra sensa-
ción de seguridad. Me aceptan corno castellano, como vues-
tros ojos y oídos, y acatan mis órdenes con tan pocas pro-
testas como cabría esperar. Malgorzata despierta en ellos el
instinto primario de sumisión, como si vieran en ella la
encarnación de alguna diosa cardinal y caprichosa. Ven a
Virstania como a su salvadora por haber creado a las Gár-
golas. No se plantean siquiera cómo consiguió descubrir
los secretos vampíricos necesarios para su construcción.
Ahí estriba la verdad, a mi juicio. No es tanto que los
estemos engañando como que ellos están permitiendo que
los engañemos. Pueden oler el tufo cobreño de la sangre en
el aire. Ven lo que gotea de las paredes cuando la luna no es
propicia. Los gritos procedentes de abajo no escapan a sus
oídos. Pero tienen miedo de sacar esos temas a colación,
sabedores de que su destino descansa en nuestras manos.
LAS SOSPECHAS DE MENDACAMINA
En aras de la minuciosidad, repito aquí las opiniones de
Mendacamina, señora de nuestras cámaras de tortura. La ins-
té a volcar sus pensamientos directamente ante vos, pero se
resiste por razones que según ella, ya os son conocidas.
Mendacamina me advierte que no sobreestime la creduli-
dad de los magos mortales. Los magos abiertamente cristia-
nos que llegaron aquí procedentes de la derruida capilla de
Umor Mons, conducidos por Tosia y Omnifer, forman una
piña muy unida. Mendacamina afirma que están mejor infor-
mados de lo que aparentan. Dice que les rodean señales que
a sus ojos indican nuestra corrupción. Me ha llamado la aten-
ción sobre el ahogado sonido plañidero que emana en oca-
siones de las puertas selladas que conducen a los laborato-
rios abandonados subterráneos. La sangre que brota como
lágrimas de las estatuas de los grandes filósofos en nuestro
olvidado salón, Mendacamina dice que formulan demasia-
das preguntas acerca de la procedencia de las Gárgolas.
Debemos movemos con sigilo en torno a la cábala de
Tosia, eso es cierto. Aun con sus menguadas reservas de vis
podrían ocasionarnos graves daños si hubiésemos de en-
frentamos a ellos. En particular, el dominio del creo ignem
de Omnifer impone respeto. Pero debemos cerciorarnos de
que por culpa de una vigilancia demasiado obvia y excesi-
va, no levantamos sospechas que de momento no existen.
LOS VERDADEROS APRENDICES
Entre la pirámide verdadera y la falsa, cuesta saber qué
lugar les corresponde a los verdaderos aprendices, a aquellos
recién incorporados a la sangre. Me refiero a ellos como "ver-
daderos aprendices" para marcar la diferencia entre ellos y los
aprendices de magi mortales (quizás fuese mejor acuñar un
nuevo apelativo para las recién iniciados, a fin de evitar con-
fusiones. Les he sugerido a varios de mis camaradas el térmi-
no "novato", pero los comentarios suscitados por esta humil-
41
 de sugerencia han sitio más bien despectivos, por lo que re-
sulta vano esperar que mis palabras lleguen a calar hondo).
Reitero ahora los edictos que nos transmitisteis acerca de
la captación de nuevos aprendices, como juzgar la propiedad
de su seguimiento y quién ha se ha mofado de ellos. Nos
habéis dicho que, sobre todo, debemos proceder con cautela
a la hora de Abrazar a magi de la Casa Tremere. Si poseen
escrúpulos religiosos, o profesan la moral de los antiguos grie-
gos, se les ha de despojar con sumo cuidado de tales creen-
cias antes de revelarles con ciertas garantías de seguridad cuál
es el futuro real de la Casa. Todos ellos han de someterse a
una tediosa campaña que bruñirá su costra de ingenua recti-
tud hasta descubrir el lustre de la verdadera percepción. La
guerra de Ceoris es una herramienta idónea para tal fin. La
necesidad de luchar para sobrevivir barre las creencias de un
hombre igual que un río turbulento arrastra la tierra de sus
orillas para ensanchar su camino. Es un canino largo y acci-
dentado el que habéis tendido frente a nosotros, mi señor,
puesto que vuestra teoría exige cantidades ingenies de tiem-
po y de elocuentes apreciaciones de los credos mojigatos que
separan al hombre de la auténtica comprensión. Empero, la
sabiduría que entraña tal táctica es manifiesta. Ninguno de los
aprendices captados de este modo se ha vuelto contra noso-
tros. Ninguno ha engendrado a un chiquillo que nos haya
traicionado. Ninguno ha tenido que ser ajusticiado.
COMO ENCARGARSE DE LOS FRACASOS
Por desgracia, los de la facción de Goratrix no emplean
tales artes. En contra de vuestras órdenes, Abrazan al azar, sin
preparación. Sólo se preguntan si el chiquillo podría serles de
utilidad y si simpatizará con la causa de Goratrix. Abrazan casi
42
exclusivamente a magi, con la intención de rehacer la Casa en
cuestión de décadas en lugar de esperar los cien años aproxi-
mados que habéis calculado vos. La mitad de éstos nos han
traicionado de una u otra manera. Muchos le han dado la
espalda a sus sires, amenazando con informar a nuestros ca-
maradas humanos. La impresión del repentino noviciado es
más de lo que sus mentes pueden soportar. Siguen sin verse a
sí mismos alejados de toda redención.
Aún no hemos fracasado a la hora de ajusticiar a uno
de éstos antes de que pudiera cumplir sus amenazas.
Therimna sacrifica un tiempo que debería dedicar a inves-
tigaciones de alquimia para desempeñar el cargo de verdu-
go de aprendices extraviados. Desarrolla su trabajo con fría
determinación. Es una cazadora con la que no me gustaría
tropezarme. En ocasiones se ve en la obligación de descu-
brir a aquellos aprendices que demuestran tanta lealtad como
poca sabiduría. Los fracasos que amenazan a los superio-
res, despiertan sospechas en los magi mortales o les permi-
ten a los Tzimisce averiguar detalles acerca de nosotros
resultan demasiado graves para quedar impunes. Un error
supone un aviso. El segundo conlleva castigo. El tercero
conduce a la muerte a manos de Therimna.
A QUIÉN ENGENDRAMOS
Antaño no engendrábamos más que a magi, pero lo que
más necesitamos ahora son guerreros capaces, montaraces
sigilosos y hombres bien situados que puedan espiar a nues-
tros enemigos. Los primeros dos tipos son los más fáciles de
encontrar. Esoara, capitán de nuestra guardia, mantiene avizor
sus ojos de halcón. Selecciona a sus favoritos y los abruma
con tareas pesadas. Quienes resultan de su agrado llegan a mí
LA CASA DE TREMERE
como aprendices en ciernes. En ellos busca no sólo éxitos
demostrables contra nuestros enemigos, sino mentes rápidas
e ingeniosas. Deben ser lo bastante inteligentes como para
improvisar soluciones a marchas forzadas cuando se enfren-
ten a pruebas que las órdenes que habían recibido no hubie-
sen podido anticipar. Cuando un aspirante se gana la confian-
za de Esoara, lo invito a visitarme en mis aposentos. Le inte-
rrogo para dilucidar si su astucia obedece a una naturaleza
subversiva o rebelde. Le pregunto si se ha parado a pensar en
la verdadera naturaleza de sus señores. Si se humilla, se siente
incómodo, chasquea la lengua y responde que ha preferido
no romperse la cabeza con tales menesteres, le despido por
lerdo o por considerarlo un eslabón débil. En cambio, podría
afirmar que sabía que este día llegaría, apuntando así que
sabe algo de nosotros. El miedo late en su pecho pero desea
sumarse a nuestras filas, dice. Sé que quienes así hablan a
menudo resultan ser conspiradores de astucia zorruna, envia-
dos quizás por el enemigo. Lo que busco es un término me-
dio, el que demuestre que ha pensado pero no demasiado,
que sabe utilizar la cabeza pero no contra sus superiores.
También Abrazamos a aquellos inmersos en el nido de
nuestro enemigo, o que puedan abrirse camino hasta él.
Éstos no habitan en Ceoris; se esconden tras los muros de
los Tzimisce. Es Paul Cordwood, nuestro maestro de es-
pías, el que elige a quienes hemos de engendrar entre és-
tos. El cómo los escoge es un secreto que no me ha confia-
do. Sus chiquillos nacen lejos de aquí, en sus largos viajes
hacia el norte, en las ciudades del enemigo. Cuando
Cordwood está aquí, recibe muchos mensajes. Os los remi-
te a vos; vos sabréis lo que haya en ellos. Yo, no. Me atre-
vería a decir que yo, como castellano, debería conocer el
contenido de dichas misivas, puesto que podrían hablar de
posibles peligros para esta Capilla. Cordwood me mantiene
informado, cuando debe, pero me trata más como a un
adversario que como a un amigo. En varias ocasiones, sus
avisos del acercamiento del enemigo han llegado demasia-
do tarde. Con más preparación, podríamos haber acabado
con varias decenas más de los vasallos del enemigo. Sin
embargo, conspira contra mí, me acusa de intentar amasar
más poder del que me corresponde. Es un magus Tremere,
devoto de la razón. Os ruego, mi señor, que se lo recordéis.
APRENDICES MORTALES
Los aprendices aún con vida de los magos mortales son
los bloques más cuestionables de nuestra gran pirámide. La
elección de sus aprendices sigue estando sujeta al libre albe-
drío de cada mago. Pocos proceden de los alrededores. Nues-
tros antiguos camaradas tienden, como solíamos hacer no-
sotros, a elegir a aprendices que hayan conocido en sus
viajes. Se fijan en la iniciativa, en la imaginación y en la sed
de conocimientos: todo lo más perjudicial para nuestro em-
peño. Iletrados aún en la técnica de pasar por alto todo lo
que no tenga que ver con sus estudios, a menudo impelidos
por la lujuria y otras curiosidades de la carne, son proclives
a escarbar donde no deben en sus correrías en busca de
experiencia. Hemos tenido que ocupamos de las repentinas
desapariciones de once aprendices sólo en los últimos cinco
años. Al hacernos la guerra, los Tzimisce también nos hacen
un favor: nos proporcionan la mejor excusa para el súbito
fallecimiento de cualquiera. Si sospechamos que un apren-
diz moral podría ocasionarnos problemas, esperamos a que
UNA CASA DIVIDIDA
su señor le envíe lejos de las murallas de la fortaleza para
cumplir con algún recado. Si nos vemos apurados, exijo que
el aprendiz forme parte de una partida de guerra. Sus seño-
res, como cabe esperar, terminan por soliviantarse y encarar-
se conmigo. Todos debemos estar dispuestos a aventuramos
más allá de estos muros para librar esta guerra, les digo.
Como quiera que nos las ingeniemos para separar a los apren-
dices de sus señores, Therimna los estará esperando.
Son los aprendices mortales quienes le ofrecen al ene-
migo su mejor oportunidad de derribar nuestra fachada de
subterfugios. Desconocemos cuánto han aprendido los
Tzimisce acerca de nosotros. ¿Cuánto cuesta plantar un cria-
do servicial en el camino de uno de nuestros ingenuos ca-
maradas? Le enseñarían las palabras adecuadas, las reve-
rencias correctas. Algún día lo intentarán, de eso podéis
estar seguro, mi señor.
Os propongo que instruyáis a los mortales nuevas re-
glas que rijan la llegada de aprendices a Ceoris. Ningún
aprendiz debería proceder más allá de la torre vigía más
alejada sin responder antes a las preguntas planteadas por
Esoara y por mí. Sin duda los Tzimisce han preparado a sus
cucos con historias falsas sobre sus vidas y sobre cómo el
destino los llevó a conocer a nuestros magos. Tendremos
que mirar en el fondo de los ojos de estos neófitos a fin de
vislumbrar las almas que allá se alojan. Tendremos que des-
entrañar a los intrigantes y convertirlos en fuentes donde
saciar nuestra sed. Hasta que se haya forjado esta regla, mi
señor, es cómo si les abriésemos las puertas de par en par
a nuestros enemigos. Incluso Paul Cordwood se muestra
de acuerdo conmigo a este respecto; dice que es la primera
estratagema que él emplearía contra nosotros, de ser él el
maestro espía del adversario.
SIRVIENTES Y OTROS
Un centenar de sirvientes trabaja en Ceoris. Aunque en
su día consideré indignas de atención a tan llanas criaturas,
ahora que soy el castellano de una Fortaleza en estado de
guerra, las someto a un escrutinio mordaz. Nuestros sir-
vientes, en su inmensa mayoría, proceden de las aldeas
circundantes y sirven con escaso entusiasmo. Quizás uno
de cada seis llegue aquí en calidad de esposa o vástago
de un mercenario extranjero. Estos antiguos nómadas de
los campamentos militares la mayoría ya viudas o huérfa-
nos, hacen gala de una mayor sensatez y lealtad hacia no-
sotros. Paul Cordwood ha Abrazado a unos pocos; sus ta-
lentos se aplican a labores más augustas que al vaciado de
bacinillas y a la monda de chirivías. Los sirvientes mortales,
claro está, nos proporcionan una fuente fiable de sangre
fresca y vigorosa, con la que suplir a los menguados reci-
pientes que languidecen en nuestras despensas. Debo se-
ñalar, no obstante, que nos alimentamos de ellos con de-
masiada frecuencia. Cuando nos mostramos demasiado
imprevisores, los dejamos demasiado debilitados como para
que lleven a cabo sus tareas. A la abrasadora luz del día, un
sorprendentemente alto número de ellos se resiente del
honor que supone ser nuestra reserva de sangre, pese a los
placeres que nuestro toque les proporciona. Sólo puedo
atribuir su mal humor a los recuerdos ancestrales de los
siglos pasados bajo la bota de los crueles señores Tzimisce.
Más de un sirviente resentido ha intentado aproximarse a
un mago mortal para confesarle nuestros entresijos. En ta-
43
les casos, nos vemos obligados a deshacernos tanto del
criado como del mago. Los sirvientes parecen prescindi-
bles, pero su reemplazo no resulta tan sencillo como pu-
diera creerse en un primer momento. Necesitamos campe-
sinos en las aldeas que labren la tierra que nos da sus fru-
tos y que vigilen nuestras provisiones almacenadas. Así pues,
no podemos cobrarnos demasiados granjeros. Los merce-
narios no acuden a nosotros con la suficiente frecuencia.
Os insto, mi señor, a que redactéis edictos donde se restrin-
ja el alimentarse de los criados de forma indiscriminada.
Los malos tratos en su más amplia acepción también tienen
que acabarse. El mes pasado, Mendacamina destripó a una
moza tan sólo porque la interrumpió en mitad de un expe-
rimento. Este comportamiento no conduce a nada y socava
la buena disposición del resto de la servidumbre.
Cada uno de nosotros se ha tomado la libertad de con-
vertir en ghouls a uno o dos de los sirvientes de mirada
más vivaz o cabellos más rubios, según nuestras inclinacio-
nes personales. Por mi parte, disfruto del servicio de un
quinteto de criados de avanzada edad y sabia mirada. Mis
ghouls son la jefa de cocina, la jefa de las lavanderas, la
encargada del servicio de habitaciones, el maese reparador
y un quinto, cuya silenciosa omnipresencia casi me impele
a omitirlo; Hadu, nuestro mayordomo. Pese al poco agra-
ciado físico de todos ellos, están más al corriente que cual-
quiera de nosotros de lo que transpira entre estos muros.
Hablo con todos ellos más de una vez por noche, y es
gracias a ellos que sé gran parte de lo que aquí transcribo.
Los ancianos y ancianas son sagaces e inteligentes, y me
han proporcionado muy buenos consejos en lo que a asun-
tos mundanos se refiere. Gracias a su tutela puedo predecir
las acciones de los campesinos, así como las de los Tzimisce.
Un día me veré obligado a introducirlos en la sangre, aun-
que suponga una pérdida elevarlos de sus puestos llanos,
donde no se les escapa nada.
PRISIONEROS
Luego están los prisioneros de las mazmorras. Ellos,
claro está, no forman parte de nuestra pirámide. Algunos
son humanos, otros, Cainitas. Es Mendacamina la que se
ocupa de ellos y les sonsaca lo que queramos saber. Man-
tenemos a algunos en calidad de rehenes. No sufren toda
la ponzoña que Mendacamina oculta tras su Beso puesta
que, cuando hayan de regresar a aquellos que los quieran
de vuelta, habrán de encontrarse en buen estado. La mayo-
ría pasa a servir a otros fines una vez, nos han revelado sus
secretos. Si son vampiros, pasan a manos de Virstania para
que ésta los transmute en Gárgolas. Los mortales nos sirven
de alimento. Muchos de los prisioneros son camaradas ma-
gos, cuya sangre sabe igual que el Vino fermentado con
prisas, demasiado cabezona para nuestro paladar. Debe-
mos mantener nuestros sentidos alerta si queremos recono-
cer los peligros que nos acechan.
LA OBTENCIÓN DE LA SANGRE
Nuestra demanda de sangre es grande. La necesitamos
para vivir, además de para propulsar nuestros hechizos, tan-
to los mayores como los menores. Me pregunto si los anti-
guos Demonios utilizan siquiera una décima parte que noso-
tras de este líquido vital. Es Epistatia la que organiza nues-
44
tras cacerías en busca de mortales con los que alimentarnos
sin peligro. Tras despegar a unas cuantas Gárgolas del rega-
zo protector de Virstania, las utiliza como fuerza impulsora
de sus batidas, las cuales deben alejarse de forma considera-
ble de nuestros campos a fin de no llamar la atención de
nuestros enemigos. Se han arrojado sobre nuestras partidas
de caza en más de una ocasión a lo largo de los últimos diez
años, y en cada ocasión se han perdido muchas preciadas
Gárgolas y fornidos soldados. El año pasado, desapareció el
chiquillo de Epistatia, Roman, y ella lloró desconsolada du-
rante muchos meses (se tomó a mal el comentario que le
hice acerca de que aquel incidente demostraba los riesgos
que entraña el preocuparse demasiado por quienes estén
debajo de nosotros en la pirámide).
El método de Epistatia consiste en capturar a cuantos
más mortales de una tacada, mejor, por lo general una do-
cena aproximada. Esta táctica disminuye la probabilidad de
ser descubiertos por el enemigo y apacigua las sospechas
de nuestros magos ajenos a la sangre. El escándalo que
provoca el encierro de prisioneros en la capilla siempre
despierta la curiosidad de nuestros camaradas, por lo que
conviene espaciar las batidas. Los encerramos en las maz-
morras hasta que enferman y mueren. Hago todo lo que
puedo por mantener a esos desgraciados con vida, con el
corazón latiendo. Epistatia aspira a controlar el horario de
cenas, pero yo insisto en que esa es competencia del caste-
llano. Otros, en especial la facción de Malgorzata, dicen
que tendrían que disfrutar de la libertad de alimentarse cuan-
do les apetezca. Este apunto amenaza con encabezar la lista
de intrigas que nos afectan, puesto que el control de la
despensa es fuente de poder en su estadio más cardinal.
Debéis otorgármelo, mi señor, a fin de aseguraros de que la
sangre será dispensada de forma justa, sin favoritismos. Tal
y como están las cosas, los recipientes se agotan demasia-
do pronto, lo que obliga a Epistatia a adentrarse de nuevo
en la fronda para recolectar otra docena.
ENVIADOS Y VISITANTES
Pese al riesgo que eso supone para nuestra seguridad,
en ocasiones nos vemos en la obligación de recibir a extra-
ños en nuestra capilla, la mejor forma de forjar vínculos con
el mundo vampírico preexistente. Con la cabeza embotada
por el polvo de los ataúdes, nuestros nuevos camaradas nos
consideran intrusos imberbes que ven sus cacareadas tradi-
ciones con una mezcla de ignorancia y desdén. No podemos
obligarlos a que nos quieran, pero sí que podemos conse-
guir que algunos de ellos se den cuenta de cómo podríamos
prosperar todos por medio de la persecución de intereses
comunes. No podemos esperar siquiera llegar a hacer las
paces con el clan Tzimisce ni establecer amistad a Corto pla-
zo con los Gangrel ni con los Nosferatu, pero los demás
podrían llegar a entrar en razón con el tiempo.
Los enviados de dos clanes, Giacomo Guicciardini de
los Lasombra y la Capadocia Margaret Vasa, pasan mucho
tiempo aquí y los magos mortales los tratan como a erudi-
tos de visita. Claro está que no hay modo de conseguir que
se sometan a la pirámide, aunque la volubilidad que eso
implica me turba en ocasiones.
Hemos recibido visitas de la mayoría de los demás clanes
aún omitidos. Casi todos de baja alcurnia: resulta evidente
LA CASA DE TREMERE
que una misión a Ceoris no se le asigna sino a los prescin-
dibles. Los Ventrue se han avenido con nosotros para en-
viarnos un criado guerrero a cambio de cierta información
que deberemos proporcionarles a sus líderes en Francia.
En estos momentos negocio un acuerdo para enviar a uno
de nuestros aprendices como consejero da un acaudalado
Toreador residente en Florencia. A cambio, él nos remitirá
uno de sus novatos, con la consigna de obedecernos. Estos
pactos no carecen de riesgos (siguen siendo extraños para
nosotros) pero coincido con vuestro sabio juicio en lo refe-
rente a la necesidad de forjar nuevas alianzas para asegurar
el futuro de nuestra Casa.
OTRAS CAPILLAS
También es mi deber, como castellano, supervisar las
relaciones con otras capillas de toda Europa y el Oriente
Próximo. Me comunico con ellas por medio de rituales de
mi propia cosecha, los cuales me permiten contactar con
otros castellanos que se hayan sometido a cierto ritual du-
rante alguna de sus visitas a Ceoris. Una vez se forja, el
vínculo, las distancias no importan.
Mi objetivo, tal y como ordenasteis, es el de transfor-
mar poco a poco a todas las capillas Tremere para que se
conviertan en un reflejo de Ceoris. Aunque, esperémoslo,
nunca hayan de necesitar las defensas que hemos levanta-
do aquí, todas ellas alojarán a la misma pirámide secreta de
autoridad. Según lo acordado, empleo vuestro nombre para
invitar a venir aquí a magos de otras capillas. Veo que po-
sean el orgullo necesario para desprenderse de la ética que
los hace débiles; si se les puede modelar para que se des-
hagan de sus recelos sin que el déficit se deje notar. Si sus
defensas morales necesitan una labor de erosión, no conti-
núo. Los años venideros nos traerán más oportunidades de
conseguir conversos entre nuestros antiguos camaradas.
Durante estas visitas, debo vigilar de cerca a Malgorzata y a
Jervais, quienes rondan a mi presa igual que perros a la
carroña, con la esperanza de Abrazarla antes que yo. Ya he
aludido a las desastrosas consecuencias que esto engendra.
Muchos magos que, con el tiempo, se habrían sometido a
mí de manera satisfactoria, se rebelan ante el súbito mor-
disco de Malgorzata y, a causa de ello, resultan inservibles
para cualquier cosa que no sea su destrucción.
Cuando tengo éxito, como ocurriera con Probitas de
Viena, le permito al novato que acepte mi condición y
luego le pido que envíe a otros a Ceoris para recibir el
Abrazo. Cuando más de cuatro magos de la sangre dirigen
una capilla lejana con ciertas garantías de seguridad, los
autorizo a conceder el Abrazo. Sin embargo, las víboras
me vuelven a sacar de quicio, puesto que los cachorros
de Goratrix ya corren sueltos por los campos, construyen-
do en secreto sus propias pirámides de autoridad dentro
de cada capilla. Por desgracia, la continua lucha por el
poder no es sino otra característica de Ceoris que se refle-
ja en otros lugares. ¡Ojalá pudierais persuadir al maese
Tremere para que interviniera y pusiera fin a esta carnice-
ría sin sentido! Sólo su palabra nos unirá para combatir a
nuestros enemigos, y no entre nosotros.
Los demás propagan el Abrazo a una velocidad que sin
duda asombrará a Tremere cuando le pongáis al corriente
de las circunstancias. En cierta ocasión, dispuse la entrevis-
ta con un candidato prometedor, un tal Cuculus de Perugia,
UNA CASA DIVIDIDA
tan sólo para descubrir que ya había caído en las persuasi-
vas redes de Goratrix! Si nuestra pirámide fuese pura, su
autoridad avanzaría en una única y predecible dirección.
Sé que os encargaréis de que el estado de la situación lle-
gue a los oídos adecuados, mi señor.
COMO DESPEDIDA
UNA PROPUESTA
Mientras concluyo esta misiva, se me ocurre mencio-
nar cierta empresa que me ronda por la cabeza de un tiem-
po a esta parte. Con cada año que pasa, se vuelve mucho
más difícil ocultar a los ojos de los visitantes y los magi
mortales la atmósfera de temor que impregna nuestras pa-
redes. En los pasillos se oyen con demasiada frecuencia
susurros y arañazos, cuyo origen no se puede localizar.
Gotas de lo que parece sangre se materializan en los mu-
ros, o rezuman entre las grietas de las baldosas; mas la
sustancia no es nutritiva, sino nauseabunda. Unas brisas
heladas soplan incluso dentro de estancias selladas, trayen-
do consigo extraños cambios de humor: de repente te pue-
des sentir abatido por la melancolía, o la ira, o la risa sin
freno, como si tu piel hubiese absorbido algún tipo de elixir
embriagador.
Para explicarles estas manifestaciones a los magos mor-
tales, les decimos que se tratan de maldiciones enviadas
por las criaturas de la noche (del mismo modo, he justifica-
do las ventanas ciegas y el cierre al paso de toda luz solar,
diciendo que ésta es la única manera de proteger a Ceoris
de la magia de las criaturas de la noche). Estos sucesos
acontecen sobre todo de noche pero, a juzgar por los co-
mentarios de los ghouls, ya han comenzado a dejarse sentir
incluso al mediodía. Cada cuatro semanas, más o menos,
suele producirse una manifestación de relevancia, pera los
malos presagios de menor resonancia se suceden con de-
masiada frecuencia. Los ghouls dicen que el pánico ha co-
menzado a apoderarse de los habitantes de Ceoris. Los vi-
vos salen de sus aposentos sólo en caso de necesidad, para
apresurarse a recorrer los pasillos, con la cabeza gacha.
Celestyn me ha hablado del ritual que consagró Ceoris.
Lo más probable es que el origen de estas manifestaciones
se encuentre en los desafortunados incidentes que lo em-
pañaron. Quizás debamos investigas el modo en el que
pudiéramos volver a consagrar nuestros cimientos. Aunque
un ritual de tales características sería difícil y complejo, creo
que pagaría con creces su coste en tiempo y recursos. En
caso contrario, las extravagancias de nuestra morada llega-
rán a hacerse tan obvias que podrían poner en peligro a
toda nuestra pirámide.
He de cavilar sobre este asunto, ya os detallaré mi pro-
puesta más adelante. Lo incluyo aquí tan sólo a modo de
última reflexión.
Confío en que este informe haya satisfecho vuestras
expectativas. Obvia añadir que me tenéis a vuestra disposi-
ción para responder a cuantas dudas pueda despertar en
vos su lectura.
El más leal de vuestros sirvientes.
—Curaferrum
Castellano de la Capilla de Ceoris
45
apítulo Cuatro:
El vientre
de la Bestia
Per me si va nella città dolente,
Per me si va nell'eterno dolore,
Per me si va tra la perduta gente...
Lasciate ogni esperanza voi ch'entrate!
(Yo soy la puerta a la ciudad de los lamentos. Yo soy la
puerta al sufrimiento eterno. Yo soy la puerta tras la
que se encuentran los extraviados... ¡Abandona toda
esperanza, tú que me cruzas!)

—Dante Alighieri, La divina comedía, "Inferno"

 EL ACERCAMIENTO
Los visitantes o atacantes deberán acercarse a Ceoris por
las traicioneras y boscosas colinas al sur del edificio. Tal y
como se apunta más adelante, los vientos antinaturales, la
lluvia y la niebla evitan que la luz del sol llegue hasta el valle
durante la mayor parte del tiempo. Los guardias patrullan todo
el valle. Grupos de entre tres y seis mercenarios se enfrentan
a cualquier visitante que cruce el valle de forma descubierta y
exigen que el líder de la comitiva les enseñe el objeto que
garantiza el paso. Cualquier viajero que se dirija a Ceoris por
motivos legítimos recibirá un objeto del Tremere que lo haya
invitado. A sabiendas de que los dueños del pase pueden ser
poderosos, altaneros y susceptibles de ofenderse, los patru-
lleros se encaran con los viajeros con firmeza, pero sin belige-
rancia. Si se les observa a escondidas, es igual de probable
que se les vea registrando la maleza en actitud vigilante en
busca de intrusos o sesteando con indolencia apoyados con-
tra cualquiera de los muchos peñascos que rodean el camino
que serpentea hasta Ceoris. Se muestran más cautos por la
noche, cuando las encorvadas e inmensas Gárgolas se pasean
entre ellos, dedicando amedrentadores bufidos a quien ose
cruzar la mirada con ellas (véase el Capitulo Dos para una
descripción detallada del valle y sus defensas).
El sendero atraviesa el valle y asciende por una empina-
da pendiente hasta las puertas de Ceoris. Es lo bastante escar-
pado y tortuoso como para evitar que cualquiera, salvo los
más enconados enemigos, icen armas de sitio hasta las proxi-
midades de los muros de la capilla. En muchos lugares, las
tropas se ven obligadas a desmontar y caminar en fila de a
uno para sortear los gigantescos peñascos que las Gárgolas
han colocado en medio del camino. Las inmensas rocas les
proporcionan a los defensores de Ceoris unos puntos estraté-
gicos para tender emboscadas.

CUARTELES DE GUARDIA
Tal y como se describe en Capítulo Dos, los Tremere han
dispuesto un buen número de garitas de guardia por todo su
perímetro. Los soldados estacionados en los cuarteles montan
patrullas periódicas, están atentos a cualquier indicio de movi-
miento, juegan a los dados y ahogan sus miedos con alcohol.
Cuando sea preciso, habrá nueve cuarteles de guardia,
distribuidos a una distancia más o menos equidistante entre sí
por los alrededores. Cada uno de ellos alberga a entre diez y
quince soldados, entre cinco y diez arqueros y entre dos y
seis Gárgolas. Se apuesta un número menor de soldados en
tiempo de relativa calma; Además, cuando se espera una in-
minente apertura de hostilidades. Esoara, el capitán de la guar-
dia de Ceoris, podría verse obligado a asignar una cantidad
menor de soldados si los últimos asaltos del enemigo hubie-
sen mermado sus contingentes.

CEORIS A LO LEJOS
La vasta estructura semejante a una torre que es Ceoris,
erizada de torreones y torrecillas, brota de la piedra pulida
por las lluvias de los colindantes Alpes de Transilvania. In-
mensos bancos de una niebla de cohesión antinatural aíslan a
la capilla del mundo y ocultan su fachada. Cuatro de cada

LA CASA DE TREMERE
48
cinco días, el visitante que se aproxime no verá nada salvo un
espeso manto gris que en ocasiones se abre para revelar un
fragmento de risco o de peñasco montañoso. Un viento aulla-
dor y cargado de lluvia azota la bruma pero, contra toda lógi-
ca, no la dispersa. La niebla se arremolina y adhiere a la es-
tructura igual que un espíritu impío. Los visitantes que conoz-
can bien la naturaleza de los habitantes de Ceoris bien pudie-
ran especular sin temor a equivocarse que las condiciones
climatológicas son el resultado de un gran ritual. Durante sus
días mortales, Etrius y otros miembros del círculo interno de
Tremere lo conjuraron por vez primera, y ahora la magia de la
sangre lo mantiene activo.
CEORIS DE DÍA
Ni siquiera el ritual más poderoso puede mantener a los
rayos del sol alejados para siempre. Uno de cada cinco días,
el astro rey se abre paso a través del perpetuo techado de
nubes y disipa la lluvia y la niebla. Esos días, Ceoris se yergue
en todo su sobrecogedor esplendor. Es una inmensa arista de
roca negra que se levanta sobre una llanura artificial. Su su-
perficie, que aún exhibe las marcas de los picos de los cientos
de trabajadores que se sacrificaron para extraerla de la monta-
ña, no presenta decoración alguna. La perfecta simplicidad de
sus paredes verticales sólo se ve interrumpida por docenas de
ventanas largas y estrechas, ahora cegadas con ladrillo y sella-
das con un recubrimiento de ploma. Los visitantes que obser-
van su superficie durante mucho tiempo a veces comienzan a
ver formas, tales como cráneos enormes o burlones semblan-
tes de Gárgolas, dibujadas en la disposición de las muescas
dejadas por las herramientas. Éste podría ser uno de los malos
presagios que se manifiestan con asiduidad tanto dentro de
Ceoris como en sus alrededores, o tan sólo el resultado de la
imaginación desbocada del observador.
TORRES Y TORREONES
Igual que lanzas en un expositor, ocho torres y torreones
se elevan a alturas desiguales del cuerpo principal de la es-
tructura. Aunque en su origen fueron tan recias y directas
como la determinación de Goratrix por gobernar, han comen-
zado a inclinarse ligeramente, cada una en una dirección dis-
tinta. Una en concreto, la más alta de la fachada oriental, pa-
rece sostenerse en precario equilibrio, como si estuviese dis-
puesta a arrojarse al foso en busca de la muerte.
Las torres y los torreones existen tan sólo para atraer a
su condena a los enemigos que puedan llegar por el aire.
Ninguna de ellas proporciona acceso al castillo. La mayoría
están construidas para desmoronarse, para ceder bajo el peso
de un grupo de hombres. Dos de ellas estallarían en una
espectacular conflagración si alguien llegase a poner el pie
allí. Pese a su deseo de no llamar la atención, los Tremere
no pueden reprimir del todo sus impulsos teatrales, a pesar
de que los vientos han debilitado estas trampas arquitectóni-
cas, antaño gloriosas.
EL FOSO DE ETRIUS
Un gran foso, abierto en la ladera de la montaña gracias a
los poderes sobre la tierra de Etrius, rodea a la capilla. Con
sus cuatro metros y medio de anchura en su punto más estre-
cho y sus seis en el más ancho, supone un serio obstáculo
para los intrusos. Los soldados estacionados en la casa del
EL VIENTRE DE LA BESTIA
guardia ordenan el levantamiento o el descenso del puente
levadizo. Éste es lo bastante robusto como para soportar va-
rias toneladas de peso.
LA CASA DEL GUARDIA
Por encima del puente levadizo, del lado de la capilla, se
levanta una garita de piedra desde la que se controla el acceso
a la estructura. Los soldados estacionados tras una almena en lo
alto de la casa vigilan a cualquiera que se aproxime al foso.
Suelen recibir a los visitantes con el tradicional "¡Alto! ¿Quién
va?" Incluso los habitantes más poderosos de la capilla deben
detenerse e identificarse. Los soldados temen ofender a los magi
de visita, pero saben que el castellano Curaferrum se ocuparía
de que los despellejaran si omitiesen dar la voz de alto.
Si los guardias deciden que los supuestos invitados son
hostiles, el oficial de mayor graduación se enfrenta a una
sencilla duda: ¿deberían intentar capturarlos o limitarse a ne-
garles la entrada? Si cree que podrían capturar sin peligro a
los posibles enemigos, les invitará a pasar adentro. Cuando
lleguen debajo de la arcada de la casa del guardia, los solda-
dos accionarán una polea que cerrará de golpe sendas rejas
a ambos lados del camino, atrapando a los sospechosos en
su interior. Si están equipados con algún tipo de arma ex-
traordinaria, caso de los hechizos mágicos, los soldados pue-
den abrir una trampilla y volcar un caldero de líquido cáus-
tico sobre los atacantes.
Tras la captura de los visitantes, los guardias tocarán una
campana a modo de aviso. Si le es posible, Esoara acudirá en
persona para decidir qué hacer con los prisioneros. Si decide
que los guardias se han precipitado al detener a los
visitantes,
los liberará y los conducirá a su destino dentro de la capilla.
Aunque prometa disciplinar a los guardias, en realidad los
recompensará por su vigilancia: es mejor incomodar a una
visita honesta que permitirle la entrada a un intruso peligroso.
Si Esoara no se encuentra disponible (durante el día. por ejem-
plo), una docena aproximada de soldados, comandados por
un sargento ghoul, llegará para trasladar a los cautivos a las
mazmorras. Allí esperarán hasta que Esoara, Curaferrum u otro
miembro del círculo regente de la capilla encuentre tiempo
para interrogarlos. Liberarán a los visitantes inocentes con
profundas disculpas, falsas promesas de castigar a los respon-
sables y recordatorios de la extrema vigilancia que se ven
obligados a mantener los habitantes de Ceoris.
Los entre cuatro y seis arqueros apostados en la casa del
guardia son todos tiradores certeros. En período de hostilida-
des, su número se triplica y reciben el refuerzo de hasta seis
Gárgolas. Por la noche, se ayudan de antorchas para alum-
brarse. En caso de ataque, las apagan Los arqueros corrientes
no pueden ver a sus blancos en la oscuridad, por lo que dis-
paran desde sus puestos al borde del puente levadizo.
Los visitantes bien recibidos son invitados a entrar ense-
guida. Los soldados repiquetean una gran campana para aler-
tar a los operadores de la polea al otro lado del muro de la
capilla en el Recibidor Principal. El puente levadizo tarda unos
cinco minutos en ser izado y, gracias a la fuerza de la grave-
dad, sólo uno en bajarse. Si se apoyan más de dos mil kilos de
peso sobre el puente, resultaría imposible levantarlo.
EL PATIO
El espacio que separa la casa del guardia de la capilla no
es más que un pedregal salpicado de algún que otro diente
49
de león, pero la grandiosidad de los Tremere les impulsa a
referirse a él como a su patio. Los ojos perspicaces sabrán
distinguir un sendero mal definido que se desvía hacia la iz-
quierda. La entrada auténtica se encuentra a la derecha, pero
los hechizos evitan que por muchos que sean los pies que lo
hollen, se forme un rastro visible.
EL CAMINO FALSO
El sendero del patio rodea la montaña hasta llegar a una
precaria cornisa rocosa de unos treinta centímetros de ancho.
Cualquier intruso podrá caminar con cuidado por la repisa
hasta tropezarse con una brecha de casi dos metros donde la
piedra ha cedido. El camino continúa tras el agujero. Si el
intruso logra superar ese obstáculo, la cornisa continuará has-
ta una portilla apenas visible ingeniosamente trabajado para
confundirse con su entorno rocoso.
Es una trampa. La puerta no se abre. Ella y el camino sólo
pretenden incitar a los enemigos a jugarse el cuello en busca
de una inexistente puerta trasera de acceso a la capilla.
LA ENTRADA FALSA
Un camino de grava, de unos nueve metros de longitud,
se extiende tras atravesar la casa del guardia y atraviesa el
patio hasta llegar a Ceoris. Termina ante una doble puerta
de cuatro metros y medio de altura, con bandas de hierro.
Éstas presentan unas inscripciones de símbolos arcanos; irra-
dian una tenue luz amarillo verdosa. Una tercera reja separa
al visitante de esas puertas. Produce un sonido lúgubre cuan-
do el viento la atraviesa y provoca que cada barrote vibre
como la cuerda de un laúd o de un arpa. Quienes sean tan
incautos de quedarse parados y escuchar podrían llegar a
convencerse de que oyen unos gemidos apenas percepti-
bles. La audiencia se convence, transcurrido el tiempo sufi-
ciente, de que las voces de la reja dicen algo discernible. Por
desgracia, ese algo puede conseguir que las mentes que no
estén preparadas enloquezcan.
Las puertas siempre han permanecido cerradas desde
dentro, selladas con plomo fundido. Una partida de guerra
con un ariete podría atravesar tanto la reja como la doble
puerta. Esto los conduciría al abandonado Recibidor Principal
y a otra trampa. Véase la p. 53 para más detalles.
LA ENTRADA VERDADERA
La pequeña puerta trasera por la que entran los amigos
de la capilla no puede verse de buenas a primeras. Hay que
doblar la esquina de la derecha. Ante la puerta secreta, quien
quiera entrar deberá pronunciar una contraseña. Los invitados
reciben una contraseña distinta a la de los residentes. Los
guardias de esta posición deben saber leer a fin de correlacionar
una larga lista de contraseñas con sus respectivos propieta-
rios. Consultan las listas redactadas por el castellano,
Curaferrum, las cuales incluyen preguntas que formular a los
invitados. Cada pregunta solicita una información que sólo el
legítimo usuario de la contraseña debería conocer. La catego-
ría, de la contraseña de cada uno refleja la jerarquía piramidal
de la Casa Tremere. La lista, si se le consigue arrebatar a su
poseedor, podría proporcionar mucha información acerca de
la organización de Ceoris. La lista está redactada siguiendo un
complejo código, pero Curaferrum habrá tenido que enseñár-
selo a los guardias estacionados en la entrada.
50
Los cuatro soldados de guardia realizan torpes inclinacio-
nes ante sus superiores y saludan con un gruñido a sus cama-
radas. Los invitados que lleguen solos son invitados a sentar-
se en una pequeña antecámara. El guardia de mayor rango
hará sonar una campanilla para llamar a un mozo que se apre-
surará a buscar al residente de la capilla que hará las veces de
anfitrión del visitante.
Si los soldados escuchan que la campana de la casa del
guardia repica con su singular señal de aviso, golpearán en
respuesta un gran gong que cuelga de la pared oriental. Los
guardias de las demás estaciones harán sonar a su vez sus
campanas y gongs (incluidos varios de ellos repartidos estra-
tégicamente por la capilla) y alertarán a la casa del peligro.
Los gongs de los barracones y de los establos de las Gárgolas
de Virstania avisan a los defensores de la capilla para que
salgan y se enfrenten al enemigo. Varios ingeniosos sistemas
de cuerdas y campanas permiten que unos pocos guardias
hagan correr la voz de alarma por toda la casa sin tener que
recurrir a prodigios mágicos.
DENTRO DE CEORIS
Aunque quienes conocen el nombre de Ceoris se estre-
mecen al pronunciarlo, y pese a tratarse sin duda de un lugar
que inspira visiones de pesadilla, la capilla también sirve de
hogar a cientos de personas, desde taumaturgos Cainitas a
humildes criados. Los recién llegados pronto harán observa-
ciones generales acerca de la atmósfera del lugar y del modo
en el que se relacionan sus habitantes.
GOBERNADA POR EL MIEDO
La emoción que impera en Ceoris es el miedo. Flota en el
aire igual que un virus. Los vampiros temen las maquinacio-
nes de los Tzimisce, los ataques de los Gangrel y Nosferatu y,
cuando las amenazas externas no suponen un peligro inmi-
nente, se temen entre sí. Las ansiedades de los Cainitas conta-
gian a sus ghouls, quienes temen que llegue el día en el que
ya no puedan alimentarse de la embriagadora sangre de sus
señores. Los lacayos de Ceoris temen más a los dirigentes de
Ceoris que a los atacantes del exterior. Los mercenarios temen
la próxima batalla. Los magos aún con vida temen la destruc-
ción a manos de las criaturas de la noche. Quienes sospechan
que los líderes de Ceoris se entregan a actividades diabólicas
temen que sus sospechas puedan salir a la luz antes de descu-
brir los secretos que se esconden tras todo ello.
Estas aprensiones están presentes en todo momento en
el comportamiento de los residentes de Ceoris. Sus habitantes
tienden a hablar en susurros como si les preocupase el que
alguien pudiera estar escuchándolos a hurtadillas. Se pierden
los nervios por cualquier cosa; incluso un pequeño malenten-
dido entre soldados o sirvientes puede desembocar en una
pelea sin concesiones. Los ruidos repentinos, como el de un
tenedor que se caiga al suelo en el comedor, consiguen que la
gente dé un respingo en sus asientos.
El miedo agudiza otras emociones, sobre todo entre los
habitantes humanos de la capilla. La presencia diaria de la
muerte inminente los impulsa a extremos de deseo, ira, an-
gustia y alegría. Son muchos los que, con regularidad, se des-
cubren presas de un llanto inconsolable. Un chiste sin dema-
siada gracia podría provocar una incontrolable explosión de
LA CASA DE TREMERE
carcajadas a mandíbula batiente Una momentánea chispa de
atracción entre dos criados de distinto sexo bien podría termi-
nar con ambos abalanzándose encima del otro para un furio-
so revolcón... pese a la tajante prohibición de Curaferrum de
no incurrir en tales faltas. Los residentes de Ceoris, incluidos
los magos Cainitas, opinan que esta exaltación de las pasio-
nes posee una naturaleza sobrenatural. Su teoría sostiene que
las emociones erráticas, enviadas quizás por la magia del ene-
migo, se filtran por las paredes para minar la resolución de
los débiles de mente. Esta opinión refleja su inclinación hacia
las explicaciones esotéricas y su tenue comprensión de la sim-
ple naturaleza humana, la población mortal está sometida a
una gran presión y está a punto de estallar.
La perpetua ausencia de luz solar de la capilla refuerza
esta sensación de miedo, al menos para sus habitantes mor-
tales. Su superficie estuvo recubierta en su origen de venta-
nas largas y estrechas, pero hace mucho que éstas se sella-
ron (Goratrix tomó la precaución de aislar los rayos de sol
sobre el año 1080, arguyendo que se trataba de una medida
preventiva que fortalecería las barrena de la capilla). Las
gentes sencillas de la capilla añoran la luz del día y se sien-
ten enfermar sumidos en la noche eterna de Ceoris. Los sol-
dados se piden las guardias diurnas. Los sirvientes aprove-
chan cualquier excusa para s a l i r al exterior durante el día, o
incluso llegan a abandonar sus puestos para sentir el sol
sobre la piel. La mayoría de los magos mortales, ratones de
biblioteca indiferentes a las ventajas de la vida al aire libre,
desdeñan la posibilidad de que la ausencia de luz solar pue-
da alterar su carácter en modo alguno. No se dan cuenta de
que los vuelve malhumorados, están siempre agotados y re-
sultan fácilmente sugestionables.
MALOS AUGURIOS POR DOQUIER
Ceoris nació sin estrella. Aun cuando su consagración
hubiese sido perfecta, seguiría siendo un lugar tétrico. Con
el desastroso ritual que requirió el asesinato de Ponticulus,
uno de sus participantes, se ha convertido en una casa ló-
brega. Las acciones rituales de los fundadores de la capilla
arraparon al espíritu de su compañero dentro del edificio. El
paso del tiempo ha amplificado su angustia, el desprecio
que siente hacia sí mismo, su desesperación, su amargura y
su mordacidad, que ahora se manifiestan de forma física de
muchas maneras. Éstas incluyen súbitos descensos de la tem-
peratura, pasillos y suelos cubiertos de sangre (si bien ésta
no proporciona sustento ni poder taumatúrgico alguno), su-
surros. risas o gemidos de origen desconocido, una hume-
dad sempiterna, imágenes de pesadilla (decapitaciones, so-
bre todo) que afloran en los sueños de los durmientes, imá-
genes similares que aparecen por un instante en los espejos
y otras superficies bruñidas, y la desaparición, materializa-
ción o movimiento de objetos cuando nadie está presente.
Todo esto no es tanto la voluntad de la sombra de Ponticulus
como el eco de su angustia y su ira.
Lo ominoso y lo lúgubre de la atmósfera de Ceoris resul-
tan evidentes para los visitantes, aunque quienes terminan
habitando aquí durante períodos de tiempo prolongados se
tornan ajenos a tales sensaciones. El lugar erosiona de mane-
ra inexorable el juicio de sus residentes a fin de que lleguen a
aceptar como algo común sus diversas señales de inminente
condena. Las víctimas de tal efecto siguen percibiendo los
malos presagios, pero dejan de considerar que sea antinatural
vivir en un lugar donde están a la orden del día.
EL VIENTRE DE LA BESTIA
ACTIVIDAD CONSTANTE
Ceoris acoge a más de un millar de individuos y su activi-
dad no cesa ni de día ni de noche. Sus salones están llenos de
sirvientes de mirada furtiva que se afanan por cumplir con sus
tareas, rezando en silencio para no atraer nunca la atención de
los señores y para no ser testigos de cualquiera de las espeluz-
nantes manifestaciones que asolan el lugar. Cualquiera de ellos
que cargue con un objeto demasiado pesado o incómodo para
transportarlo con una sota mano tendrá que viajar con un se-
gundo criado que soporte la antorcha (los candelabros de las
paredes de Ceoris, antaño poblados de velas, han sido cubier-
tos para sosegar el miedo exacerbado que le tienen los vampi-
ros al fuego). Las antorchas proyectan largas sombras sobre los
suelos de los pasillos y envían nuevas capas de hollín a unirse
a las negras incrustaciones que cubren todos los tellos.
Los soldados, con las botas cubiertas de barro tras su
guardia, recorren los pasadizos a largas zancadas,
intercambiando los acostumbrados chistes soeces que son
moneda de cuño entre todos los guerreros del mundo. Otros,
asignados a patrullar el interior de la ciudadela, se esfuerzan
por ofrecer un aspecto amenazador y vigilante mientras desfi-
lan por los pasillo, con la mano apoyada en la empuñadura
de sus espadas. Aquellos a los que se les haya ordenado que
vigilen alguna puerta permanecen apoyados contra las pare-
des, con el oído presto a distinguir el paso firme y resuelto de
los sargentos y los señores. Cuando se aproxima un superior,
adoptan de inmediato una postura de estólida atención.
De tanto un cuanto, algún mago (Cainita o mortal) cruza
un pasillo como una exhalación, seguido por un séquito com-
puesto por uno o dos siervos, un aprendiz, y puede que al-
guien más. Los señores, poco sociables por lo general, sólo
saludan a sus iguales (o superiores) cuando se crujan con
alguien, e incluso entonces no proferirán más que el más apa-
gado de los gruñidos o el más imperceptible de los gestos.
CÁMARAS
DE LA CASA
Las cámaras siguientes están dedicadas a las actividades
propias de la Casa Tremere. En ellas, los visitantes encontrarán
magos, tanto de la sangre como mortales, así como aprendices
y a aquellos sirvientes de mayor confianza de la capilla. Los
magos de alto rango caminan orgullosos por ellas, deleitándose
con la admiración de sus inferiores. Cuando se encuentran en
presencia de sus superiores, los aprendices humillan la cabeza
con la deferencia obligada. Si no, lo observan todo con los ojos
abiertos de par en par y se embriagan con las vistas y los olores
de las cámaras, soñando con el momento en el que también
ellos puedan recorrerlas henchidos con una sensación de pose-
sión y propiedad. La Cámara de los de la sangre, en el tercer
piso (véase la p. 56) supone la gran excepción, pues los Cainitas
Tremere son los únicos que la conocen y tienen acceso a ella.
De todas las cámaras de la casa, ésa es la más importante.
SALÓN DEL CONSEJO
Los magos de Ceoris discuten de asuntos oficiales en esta
cámara, enorme y ostentosa. Cuando la capilla se reúne en
51
consejo, Etrius y sus tenientes de confianza en ese momento
presiden la mesa. El letargo ocupa la mayor parte del tiempo
de Tremere, por lo que su sillón suele estar casi siempre va-
cío. El castellano, Curaferrum, dirige la reunión. Cuando al-
gún orador se dirige al consejo, abandona su asiento en la
mesa de oficiales o en el palco de espectadores y se pasea
por el amplio entarimado mientras pronuncia su discurso. Se
considera de mala educación mirar directamente a la mesa de
los oficiales mientras se habla ante el consejo, aunque sean
quienes la ocupan los que tomen todas las decisiones.
Tremere rara vez hace acto de aparición en estos días;
cuando se deja ver, el silencio se abate sobre todos los parti-
cipantes... estará a punto de plantearse un asunto que revista
la mayor importancia. La disposición de los asientos indica
cuál es la clasificación de los rivales por el poder dentro de la
capilla. Quienes son invitados a sentarse con Etrius están al
alza. Quien ocupara la cabecera hasta hace poco pero ahora
se mezcla con los alcistas está claro que ha sufrido una rece-
sión. En estos momentos, los oficiales del consejo son el cas-
tellano Curaferrum; Virstania, señora de las Gárgolas; Esoara,
capitán de la guardia; Jervais, recolector de vis; Paul Cordwood,
señor de los espías; y Mendacamina, ama de los calabozos.
Malgorzata ronda la periferia del grupo, como simpatizante
de la facción de Goratrix, aunque en la actualidad no cumpla
ninguna función oficial dentro de la casa.
Los magos mortales y sus aprendices asisten a las reunio-
nes del consejo, al igual que algunos de los invitados de la
capilla. En consecuencia, aquí no se debate acerca de asuntos
de relevancia. El actual consejo es una cortina de humo desti-
nada a convencer a los magos mortales y a los forasteros de
52
que la marcha interna de la capilla sigue siendo la de siem-
pre. Los oficiales comentan el cariz de la guerra contra los
Tzimisce y anuncian cambios en la política referentes a los
derechos o a la conducta de los magi mortales y su séquito.
Cualquier miembro de la casa o residente de la capilla puede
sacar a colación asuntos de interés general. El tiempo que
conceda Etrius para discutir según qué temas dependerá de
su relevancia; en lo tocante a los asuntos más triviales, todo el
mundo tendrá tiempo de sobra para alcanzar un consenso.
Las decisiones de vital importancia recaen en manos de los
líderes de la capilla (léase, los Cainitas) y se anuncian ante la
asamblea de magos como dados por hecho.
Empero, los visitantes pueden sentirse impresionados por
la ceremonia que anuncia las reuniones del consejo. Reafirma
la sensación de los residentes de la capilla de que pertenecen
a un grupo con una gran historia, historia que sin duda les
proporciona la fuerza para sobrevivir a la crisis actual. Cada
cónclave se abre con una procesión. Los aprendices de los
oficiales del consejo son los primeros en entrar, columpiando
incensarios humeantes y entonando una invocación destina-
da a proteger a los participantes de cualquier ataque mágico.
Adoptan una posición de firmes tras la mesa principal cuando
sus señores aparecen en la estancia, ataviados de pies a cabe-
za con el uniforme ceremonial. Cada oficial se cubre con una
túnica de terciopelo rojo ribeteada de armiño y un yelmo do-
rado, rematado por astas de venado; cada uno porta una ban-
deja donde se representan distintas figuras alegóricas: la gue-
rra (en manos de Esoara), la Benevolencia (Curaferrum), el
Arte (Virstania), la Piedad (Mendacamina), la Abundancia
(Jervais), la Visión (Paul Cordwood), la Lealtad (Malgorzata),
LA CASA DE TREMERE
la Sabiduría (Etrius) y la Autoridad (Tremere, si es que apare-
ce). Sin quitarse la máscara, los oficiales ocupan sus asientos.
El castellano pasa a leer algún pasaje enardecedor de las Cró-
nicas Tremere, una historia tan grandiosa como parcial de los
primeros días de la casa. Hará sonar tres veces una campani-
lla, señal que les indica a los demás que pueden despojarse de
sus máscaras. Comienza la reunión.
Cuando el consejo no celebra ninguna sesión, la cámara
permanece vacía, a excepción de los debates que se celebran
en ella una o dos veces por semana. Dos magos cuyas opinio-
nes difieran a cualquier respecto; por lo general acerca de al-
gún principio abstruso de teoría arcana, solventan sus diferen-
cias frente al resto de sus colegas. Al final de la exposición de
ambos puntos de vista, los asistentes plantean sus preguntas a
los participantes. Cada orador suele traer consigo un puñado
de simpatizantes que irritarán al oponente con sus dudas. Al
cabo, un árbitro neutral, en principio, seleccionado para dirigir
el debate marca el final de la sesión. Los espectadores escriben
el nombre de quien ellos consideren vencedor en unas tablillas
de barro que un ayudante recogerá dentro de una canasta fo-
rrada de tela. Los aprendices del árbitro leen las tablillas en voz
alta y dan a conocer el recuento de votos ante todos los intere-
sados. Estos debates constituyen la actividad social más célebre
dentro de la capilla. No resulta extraño que los perdedores,
resentidos, descarguen su magia sobre los contrincantes (o so-
bre los miembros de la audiencia que plantearan las preguntas
más incisivas) tras una derrota especialmente humillante. Anta-
ño, los debates solían prefigurar las luchas de poder dentro de
la casa. Un mago ambicioso podía calcular el número de sus
incondicionales mediante el reto de su rival más directo. La
victoria por un amplio margen le indicaba que podría actuar
contra su enemigo sin temor a las represalias. La derrota le
advertía de que convenía sofrenar su ambición. En la actuali-
dad, la importancia de los debates ha disminuido, dado que los
magos Cainitas cada vez sienten menos interés por ellos. El
apoyo de los magos mortales carece de importancia para sus
luchas de poder. Ya no promueven debates, aunque quizás
sientan la necesidad de mantener una fachada de normalidad si
se ven retados por algún mago mortal de alto cargo. No obstan-
te, sí que asisten a las lizas de los demás, sobre todo cuando les
interesa evaluar a magos visitantes a los que aún no conozcan
bien. Curaferrum y Malgorzata son los espectadores más fre-
cuentes; siempre con vistas a descubrir a candidatos propicios
para recibir el Abrazo.
La sala, larga y rectangular, es el lugar de reunión oficial
de la torre. Las paredes aparecen recubiertas de madera de
roble, todas salvo la del sur, cubierta de mampostería (ésta es
la pared que oculta la trampa del pozo, tendida tras la cons-
trucción del salón del consejo). Este feo muro se ha cubierto
con un tapiz que describe a Tremere y a Etrius de pie ante las
grandes pirámides de Giza en Egipto. La inspección minucio-
sa del tapiz revela que el rostro de Etrius es un añadido, cosi-
do para reemplazar una cara recortada (la de Goratrix).
Dos filas de gradas se alinean en las paredes oriental y
occidental. Cada fila contiene tres hileras de asientos de ro-
ble, con brazos de astas de ciervo. Cascos del mismo animal
adornan las patas de las sillas. Se han inscrito sellos y otras
marcas arcanas en la madera con el paso de los años. Cual-
quier observador podría asumir que se trata de poderosos
hechizos de invocación cuando, en realidad, son fruto del
aburrimiento y la indiferencia de los asistentes que hubiesen
preferido encontrarse enfrascados en los cálculos de su últi-
EL VIENTRE DE LA BESTIA
mo experimento en lugar de tener que escuchar los insignifi-
cantes detalles de la política de la capilla.
Frente a la pared del sur, delante del tapiz, se alza una
mesa de madera de nogal, libre de los estragos causados por
los magos ociosos. Antes de que dé comienzo la sesión, los
ayudantes la cubren con un paño de terciopelo a fin de que
el blasón de Tremere, bordado en oro, resulte visible para
los asistentes.
Tres candelabros cuajados de velas penden del techo de
la estancia y la mantienen bien iluminada durante las sesio-
nes, Curaferrum hace poco que ha ordenado que sólo se en-
cienda uno de los candelabros, a fin de disminuir el desaso-
siego de sus camaradas vampiros.
EL RECIBIDOR PRINCIPAL
Antes de que Etrius ordenase a sus sirvientes que sellaran
las puertas principales (véase la p.50), esta cámara constituía un
primer e impresionante atisbo para el visitante de las maravillas
de Ceoris. Ahora la ocupan sólo los sirvientes aquí estacionados
para ocuparse del manejo de las poleas del puente levadizo.
Una gigantesca escalera domina la habitación y conduce
a un par de puertas de madera de roble chapadas en bronce.
El marco del mismo metal que rodea las puertas recuerda a la
forma de una cabeza con barba, por lo que quien cruce el
umbral deberá adentrarse en la boca. La figura pretende re-
presentar una representación alegórica de la sabiduría, pero
el juego de luces temblorosas procedentes de las antorchas
que se refleja en el rostro le confiere un aspecto siniestro.
Dos hileras de bustos que describen a los grandes sabios de la
antigüedad se alinean a lo largo de las grandes barandillas de
mármol. Entre los representados se cuentan Aristóteles,
Pitágoras, Arquímedes, el mago Simón, Anaximander y
Anaxágoras. Están tallados en piedra según el estilo,
distorsionado y muy estilizado, que imperaba en el siglo X.
Por el día, estos bustos muestran multitud de grietas diminu-
tas que llaman la atención, dada su reciente manufactura. Por
la noche, los bustos de Aristóteles y Pitágoras, derraman lágri-
mas de sangre. La cantidad de líquido es insuficiente para
constituir alimento alguno, pero posee el embriagador sabor
de la sangre de magus. Éste es el más consistente de los malos
presagios descritos con anterioridad.
Dos poleas enormes, una a cada lado de las puertas prin-
cipales selladas, permiten la operación del puente levadizo.
Cuatro guardias, vigilan el lugar en todo momento. Cuando los
soldados de la casa del guardia tocan una campana, los hom-
bres encargados de las poleas saben que tienen que izar o
bajar el puente levadizo.
La cámara permanece a oscuras, aunque un candelabro de
hierro con soportes para dos docenas de velas todavía pende
sobre la escalera. La cuerda para bajarlo sigue intacta, en caso
de que alguien desee colocar velas y devolverlo a su lugar.
TRAMPA ARCANA
Esta trampa se encuentra en el recibidor principal (véase
más arriba). Su entrada, enmarcada por la cabeza de la Sabidu-
ría, solía comunicar directamente con el salón del consejo. Se
ha separado una habitación falsa a modo de trampa para los
invasores A fin de conseguir que la trampa parezca más creí-
ble, la puerta se abre desde el interior. Quien consiga derribarla
e irrumpir en la estancia se encontrará atrapado. Una segunda
puerta de metal, oculta en la pared por encima de la entrada,
53
caerá a peso tras los intrusos. Mientras éstos se devanan los
sesos para encontrar la inexistente salida, una niebla carmesí
aparecerá como por arte de magia y comenzará a desollarlos.
CUARTO COMÚN DE LOS SEÑORES
Está cámara sirve de lugar de encuentro informal para los
magos de pleno derecho de la capilla. Estos señores acuden
aquí para codearse con sus hermanos. Sin embarco, constitu-
yen un grupo de marcado carácter antisocial. La sala rara vez
alberga a más de tres magos al mismo tiempo. Algunos la
utilizan de comedor, pero la inmensa mayoría de los magi les
ordena a sus sirvientes o aprendices que les lleven la comida
al lugar de trabajo. Aunque en ocasiones debatan acerca de
sus obras o sobre teoría ocultista, el tema principal de conver-
sación es la queja. Los magos se lamentan de las felonías a las
que los hayan sometido sus colega ausentes y especulan acer-
ca del magro éxito de sus proyectos actuales. Si bien se mos-
trarán circunspectos durante algunos minutos en presencia de
las visitas, la libertad de vilipendio es uno de los derechos
más arraigados entre los residentes de la capilla y no tardaran
en retomar el hilo de sus quejas. Por tanto, los invitados pue-
den amasar una considerable cantidad de cotilleos si se dejan
caer por el cuarto común de tos señores. Sin embargo, no
conseguirán hacerse una idea exacta de lo que acontece en
Ceoris porque los magos Cainitas casi nunca vienen aquí.
Se reparten por toda la estancia mesas y sillas, de buena
calidad pero maltratadas por el uso, en un estado de perpetuo
desorden. Unos candelabros de metro ochenta de altura se yer-
guen también al azar por toda la habitación; los magos los
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colocan donde quieran alumbrar. Los muebles, el suelo e inclu-
so las paredes se ven salpicadas por motas de cera de hasta
décadas de antigüedad. Una serie de frisos de marfil donde se
representa a toda una gama de santos y figuras alegóricas de-
cora los muros. Las delicadas figuras han sufrido el paso de los
años, dado que los magos contrarios a cualquier religión se han
preocupado de cubrirlos reiteradamente con cera, mientras que
los devotos se afanan por arrancar los churretes, llevándose en
el proceso varias narices y dedos canonizados.
CAPILLA
Tras su huida de la capilla Tremere, asolada por la gue-
rra, de Umor Mons, erigida en otra parte de Transilvania, la
pía maga mortal Tosia insistió en instalar un altar en su nuevo
refugio, Ceoris. Pese a la oposición de Malgorzata, entre otros,
quienes se basaban al tradicional distanciamiento de la Iglesia
por parte de la Casa, Tosia apeló a Etrius, quien, viéndose aún
a sí mismo como a un fiel, si bien algo mancillado, siervo de
Cristo, no supo negarse.
El resultado esta pequeña cámara, dominada por el icono
pintado de Cristo niño y la Virgen María, recuperado de las
ruinas de Umor Mons. Se levanta sobre un pequeño altar, tras
el que se yergue una enorme cruz de bronce, un crucifijo
independiente. Cuatro bancos miran hacia el altar. Ofrecen
espacio suficiente para dieciséis personas, pero la capilla nunca
se llena, ni siquiera durante los servicios dominicales oficia-
dos por Tosia. Ceoris no aloja a ningún sacerdote, por lo que
los servicios (celebrados todas las noches) consisten tan sólo
en una contemplación en grupo ante el altar.
LA CASA DE TREMERE
 De todos los Cainitas sólo Etrius asiste con regularidad
a los servicios, una vez a la semana, como mucho.
Mendacamina es vista a veces en los alrededores del pasillo,
como si se sintiera tentada de entrar en la capilla. Siempre se
frena a sí misma, no obstante, y termina alejándose de allí a
largas zancadas.
Dado que los conspiradores a los que temen evitan la
capilla, ésta constituye el lógico lugar de reunión para Tosia,
Omnifer y otros magos mortales que sospechan que los mora-
dores nocturnos del edificio se entregan a prácticas diabolistas.
Se los puede encontrar aquí, susurrando entre sí, al finalizar
sus turnos de guardia diarios. Cuando oigan que se aproxima
algún desconocido, se apresurarán a pasar a hablar de asun-
tos teológicos.
BIBLIOTECA
El corazón de cualquier capilla es su biblioteca, y esta
inmensa cámara sita en la segunda planta de la capilla está
diseñada, no sólo para impresionar a los visitantes, sino para
dejarlos sin habla. Aunque todos los magi de Ceoris podrían
utilizar las salas y reservados de lectura al mismo tiempo, nin-
gún mago que se precie se dejaría ver estudiando en público.
Por tanto, la costumbre dicta que se lleven el material que
vayan a utilizar a sus laboratorios o aposentos privados para
poder estudiar de forma ininterrumpida y sin ser observados.
Los magos Tremere siempre han sido muy celosos de sus
investigaciones. Se sabe que algunos han llegado a callarse
grandes hallazgos durante años, incluso décadas, en ocasio-
nes tan sólo para privar de ellos a sus rivales.
EL VIENTRE DE LA BESTIA
Celestyn, el afable Cainita a cargo de la biblioteca de
Ceoris, libra una batalla perdida de antemano contra los es-
fuerzos de los residentes por mermar su colección. Sus apren-
dices, quienes sirven tras un largo y maltrecho mostrador que
separa la rotonda de las baldas, intentan que todo aquel que
vaya a retirar un libro firme antes en su libro de registro. Se
espera que el mago que quiera llevarse algo redacte su nom-
bre, el nombre del artículo, el número de catálogo de Celestyn
y la fecha estimada en la que piensa devolverlo. Dado que a
los magi no les gusta que nadie sepa lo que están haciendo,
todos sin excepción proporcionan información falsa, si es que
se dignan firmar siquiera. Los ayudantes de la biblioteca le
tienen más miedo a muchos de los usuarios que a Celestyn y
ni se les ocurriría plantar cara a sus superiores. Si un bibliote-
cario nuevo parece mostrar exceso de celo, sus colegas le
contarán la historia del pobre Sedulus, desaparecido hace diez
años después de exigirle a Paul Cordwood que revelara el
paradero de los diversos volúmenes retirados sin dejar cons-
tancia escrita de ello. En ocasiones, entrada la noche, el aire
de la biblioteca parece inundarse con el inconfundible olor
acre del sudor y las cebollas fritas, los cuales acompañaban a
Sedulus, en vida, allá donde fuera.
El propio Celestyn se ausenta durante el día, y a menudo
abandona Ceoris en busca de material con el que abastecer la
biblioteca. Por tanto, se ve incapaz de disciplinar a sus apren-
dices para que no se dejen amilanar. Su complejo sistema de
catalogación, cuyos principios no conoce nadie más que él,
se viene abajo en su ausencia. Parece que disfrute recompo-
niéndolo cada vez que regresa. Según él, es igual que ordenar
un puzzle. Dedica más de una noche a ir de un laboratorio a
55
otro en los niveles inferiores de la capilla, llamando a las
puertas y solicitando educadamente la devolución de materia-
les desaparecidos. Celestyn, inusitadamente diplomático y
célebre parte neutral en casi todas las luchas por el poder,
consigue no despertar la ira de sus colegas. Incluso los más
beligerantes entre ellos se resisten a hacerle daño porque es
una fuente de saberes arcanos y los ha ayudado a todos y
cada uno de ellos a continuar sus investigaciones.
Más de un millar de tomos, pergaminos, documentos suel-
tos, diarios, mapas, tablillas de arcilla. pedazos de roca inscritos
con jeroglíficos y fragmentos de papiros esperan al investiga-
dor de lo oculto en las altas estanterías de madera que cubren
las paredes sur y este de la inmensa biblioteca, así como en
baldas individuales que ocupan el anexo del sur. La zona de
estudio está rematada por una rotonda de doce metros de altu-
ra, adornada por un mosaico donde se describe un complejo
baile de demonios, ángeles y elementales entre las esferas ce-
lestiales. Muchas de las teselas están cubiertas con pan de oro o
por una pátina de plata. Bajo la rotonda hay tres filas de sólidos
reservados para el estudio, todos ellos con un largo banco co-
munal. Estas mesas suelen estar desiertas en su mayoría
LA SALA COMÚN DE LOS APRENDICES
Ésta cámara queda a disposición de las decenas de apren-
dices mortales que viven en Ceoris. Al contrario de lo que
ocurre con la sala de los señores, esta habitación suele encon-
trarse llena a rebosar. Los aprendices beben cerveza, se que-
jan de sus maestros, se lamentan del mal trato general al que
son sometidos e incluso se enfrascan en alguna que otra dis-
cusión acalorada concerniente a sus campos de estudio. Los
señores no tienen prohibida la entrada a este lugar, pero rara
vez aparecen. Si alguna vez se recortan sus siluetas en la puerta,
la habitación se sume en un silencio inmediato. Por lo gene-
ral, si un señor busca a su aprendiz, envía a un sirviente a
buscarlo. Una aparición en persona sólo puede implicar que
el mago está furioso con el aprendiz y desea echárselo en
cara sin preámbulos, o algo peor. El infiltrado que se estable-
ciese como mago de pleno derecho no podría, por tanto, em-
plear su tiempo en descubrir nada de relevancia en este lugar.
Bajo la guisa de un aprendiz, no obstante, no tardaría en des-
cubrir los tejemanejes de Ceoris. Los aprendices no saben que
sirven en un nido de vampiros, pero están más al tanto que
sus maestros mortales de que algo va mal dentro de Ceoris.
Sus narices no están tan enterradas en los libros como para
que eso les nuble el sentido común. Se dan cuenta de cosas
como las emanaciones de sangre de los bustos del Recibidor
Principal (véase la p.53) y de los gemidos procedentes de
abajo. Saben que sus compañeros desaparecen a ojos vista.
Ésta cámara es más pequeña y humilde que la de los seño-
res. Sus paredes son de piedra desnuda y sus muebles de pino
mal trabajado. Pese a ser más modesta en todos los sentidos
que la habitación de los señores, se encuentra mejor conserva-
da. Los aprendices se preocupan de limpiar la cera que se de-
rrama de los desparejos candelabros. Han decorado los muros
con mapas y diagramas ocultistas rapiñados de la biblioteca.
LA CÁMARA DE LOS DE LA SANGRE
Esta cámara secreta, oscura y desprovista de adornos, es
el verdadero salón del consejo de Ceoris. Las reuniones de los
magi de la sangre no se abren con ninguna ceremonia en
particular. El castellano Curaferrum preside la sesión, aunque
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sea Etrius quien ostente la autoridad. La tensión que impreg-
na las reuniones del auténtico consejo es más que palpable.
Malgorzata las utiliza a veces para poner a prueba a Etrius,
hostigando a su hombre de confianza, Curaferrum.
Los temas de discusión suelen incluir las defensas de
Ceoris, el estado de las capillas de la periferia, la conversión
de los líderes de dichas capillas y las aperturas diplomáticas
con otros clanes Cainitas. Los magi analizan el éxito de los
intentos por infiltrarse en el seno del enemigo, y comparten
información acerca de las fuerzas y movimientos de los
Tzimisce. Tras debatir acerca de los asuntos urgentes, comien-
zan los ataques verbales. Los participantes proponen proyec-
tos ridículos que, por lo general, implican la apropiación de
las responsabilidades de otros. Por ejemplo, Paul Cordwood
podría exigir que Esoara le cediera un buen número de sus
mejores mercenarios para viajar a territorio Tzimisce sin dar
explicaciones del motivo para el que los necesita. Curaferrum
podría quejarse de que Epistatia se ha relajado en la captura
de nuevos mortales de los que alimentarse y se la debería
urgir a organizar una batida de caza cuanto antes. Cuando la
capilla se ve presionada por los ataques del enemigo, la parte
formal de un consejo autentico se hace cargo de la gravedad
de la situación y los Cainitas enfrentados posponen sus riñas.
Cuando se sienten a salvo, el grueso de la reunión vuelve a
concentrarse en sus mezquindades.
Los visitantes miembros de la hermandad de los Tremere
suelen sobrecogerse ante el intercambio de calumnias que
empapa la atmósfera. Nadie se siente mejor recibido en Ceoris
que aquella visita sin alianzas declaradas. Todo el mundo querrá
granjearse su amistad con la esperanza de utilizarla en el futu-
ro con vistas a servir a sus propios fines. Si el visitante no se
decanta a las claras hacia uno u otro bando, ambas facciones
intentaran embrollarlo con sus estratagemas. Aunque se trate
de un conspirador o de un conservador, se verá inmerso en
disputas ridículas. Es en el verdadero consejo donde se espe-
ra que el huésped tome parte y se una a la refriega. Obrar así
entraña peligro; los Cainitas de Ceoris se sienten más seguros
atacando a sus huéspedes que a los antiguos residentes.
Los consejos Cainitas se celebran sólo el primer y el ter-
cer jueves de cada mes. Etrius convocará sesiones de emer-
gencia tras un asalto a la capilla, antes de algún asalto antici-
pado y cuando se de a conocer cualquier novedad referente a
las actividades del enemigo. También se ha visto obligando a
convocar un buen número de reuniones de emergencia en un
intento por establecer la paz entre dos Cainitas en disputa.
Dado que él lidera una de las facciones, sólo cosecha éxitos
en estas mediaciones cuando la lucha no gira en torno al
conflicto que enfrenta a conservadores y conspiradores. Se
espera que todos los Cainitas Tremere presentes en la actuali-
dad en Ceoris asistan a todas las reuniones del verdadero
consejo, aun cuando se trate de visitantes venidos de cual-
quier otra parte. Tremere casi nunca hace acto de presencia,
no obstante. Si se deja ver, será porque lo acucian asuntos
urgentes y prefiere dar las órdenes pertinentes en persona
para asegurarse del cumplimiento de las mismas.
Las mesas y los asientos de la cámara son robustos y
prácticos. Las paredes y el suelo son de piedra sin rematar,
excavados directamente de la roca gracias a la magia de Etrius.
La puerta es indistinguible de la mampostería del pasillo cir-
cundante y, gracias a un poderoso hechizo, forma parte de la
piedra a todos los efectos. Deshacer el hechizo temporalmen-
te, a fin de que se abra la puerta, requiere un sencillo ritual
LA CASA DE TREMERE
taumatúrgico que implica la inscripción de un triángulo en la
palma de la mano de quien lo realice. Se necesita sangre de
vampiro para este rito (aunque se omite la pérdida de san-
gre). Cualquiera de los Cainitas de Ceoris se alarmaría ante la
presencia de un intruso y haría todo lo posible por eliminarlo.
BARRACONES
Y ARMERÍAS
Esas cámaras están dedicadas a la defensa de la capilla y
pertenecen a los soldados y a la comandancia. Cuando los
soldados están despiertos y libres de servicio, su tosco habitá-
culo se llena de fanfarronadas, borracheras, atracones de co-
mida y cualquier otro intento por distraerse de la probable
inminencia de su muerte. Las habitaciones hieden a sudor
estancado. Los soldados no se preocupan del mantenimiento
de su alojamiento; generaciones de ellos han tallado diseños
en el tosco mobiliario, o rascado los muros de piedra. Sólo los
cuarteles dirigidos directamente por Esoara reflejan en reali-
dad los gustos espartanos del comandante,
CÁMARA DE LOS VIDENTES
Paul Cordwood, maestro de los espías de Ceoris, mantie-
ne esta habitación en la planta baja de la capilla. Esoara es
uno de sus visitantes más frecuentes, junto con algunos de
sus ghouls de confianza. Esta cámara está dominada por un
mapa preciso (según los estándares de la época) de la región
que rodea a Ceoris, sobre el cual Cordwood y Esoara han
señalado el emplazamiento de varios aparatos espías. Estos
espeluznantes talismanes, forjados con los ojos de víctimas
inocentes, les permiten a los Tremere ver a través de ellos
desde la cámara. Las otras paredes de la estancia están
recubiertas de cofres de plomo que contienen viales de vitae
preparada. Estos humores son el resultado del mismo ritual
que crea los ojos espía. Al beberse el frasco adecuado, los
Tremere pueden ver a través del talismán aun cuando se en-
cuentre a leguas de distancia.
Es necesario beber de estas preparaciones únicas de san-
gre para emplear un ojo espía, mientras que no hace falta
permanecer en la cámara. Cordwood utiliza los artilugios de
seguimiento dispuestos por sus espías desde la intimidad de
sus propios aposentos, por ejemplo. Sin embargo, resulta útil
encontrarse en cámara de los videntes ya que la geometría de
las piedras del suelo crea un círculo de poder que aumenta la
Taumaturgia que une a la poción y al ojo. Véase la p.110 para
saber más acerca de Ahora su vista nos pertenece, el ritual
que crea los ojos espías y las pociones que los acompañan.
SALA DE MANDO
Esoara dirige a sus soldados desde esta pequeña oficina.
Aquí se reúne con sus sargentos para que éstos le informen
todas las noches acerca de la disciplina de los hombres y de
sus progresos en el régimen de entrenamiento. Los sargentos
también le transmiten cualquier sospecha de actividad. Una
versión más pequeña del mapa de la cámara de los videntes
(véase más arriba) está tallada en la pared oriental. Esoara
pinta las localizaciones actuales de las casas de guardia en el
EL VIENTRE DE LA BESTIA
mapa. La habitación es sencilla y funcional, de acuerdo con
su filosofía espartana. Su mesa y su silla son de buena calidad
y robustas, aunque de pino sin barnizar. Las paredes se ador-
nan con armas y partes de armaduras arrebatadas a emisarios
eliminados a manos de Esoara. Se asegura de cerrar con llave
cada vez que abandona la estancia.
BARRACONES
Los soldados no tienen camas propias. Los oscuros
barracones siempre están llenos de hombres dormidos. Cuan-
do la guarnición es más numerosa de lo habitual, algunos
deben dormir en sacos en el suelo. Hay quien lo prefiere así,
incluso; las camas tampoco son mucho más cómodas y sus
colchones de paja siempre están infestados de pulgas, chin-
ches y piojos. La cámara se ve sacudida, por la conmoción en
aquellas ocasiones en las que los soldados saltan de sus ca-
mas, sobresaltados por la inspección de sus colchones por
parte de las ratas. Los soldados guardan sus escasas pertenen-
cias personales en sacos junto a los catres. También tienen las
armas y la armadura a mano en un montón, por si acaso sona-
ra la alarma y tuviesen que acudir raudos a la batalla.
El capitán de la guardia de Ceoris, Esoara, intenta mante-
ner una fuerza de quinientos cincuenta soldados para defen-
der la capilla. Su fuerza ideal es la de trescientos treinta solda-
dos, ciento sesenta arqueros y diez montaraces que actúan
como exploradores y patrulleros. Tras una serie prolongada
de escaramuzas, sus fuerzas podrían reducirse incluso a la
mitad. El escaso éxito en el reclutamiento también podría aca-
rrear la reducción de su número. Los voluntarios suelen pre-
sentarse a rachas. A menudo, al término de cualquier otra
guerra en Europa, se extiende el rumor entre las filas de mer-
cenarios desocupados de que existen grandes riquezas que
amasar al servicio de los hechiceros. Cuando llega una canti-
dad ingente de voluntarios. Esoara acostumbra a alquilar los
servicios de más mercenarios de los que puede alojar con
comodidad, a sabiendas de que la próxima reanudación de
las hostilidades diezmará sus fuerzas a un número más mane-
jable. Por tanto, en un momento dado, la guarnición de com-
batientes alojados en los barracones puede oscilar entre los
doscientos y los seiscientos. Combinados, los diversos
barracones proporcionan lecho a ciento sesenta hombres. Los
soldados sirven en turnos de ocho horas, encargándose de la
guarnición de los puestos de vigilancia fuera de la capilla,
Asumiendo que Esoara tenga a su disposición a tantos hom-
bres como desee, estacionará a ciento treinta entre las diver-
sas casas de guardia. Otros ciento setenta estarán durmiendo.
Cuarenta montarán guardia en diversos puntos repartidos por
la capilla. Los ciento setenta restantes estarán de permiso, tiem-
po del que la mitad deberían dedicar a su entrenamiento.
LOS BARRACONES DE LOS SARGENTOS
Esoara ha elegido a unos veinticinco soldados para que
ejerzan de sargentos. Un par de ellos son Cainitas Abrazados
hace poco tiempo, pero la mayoría son ghouls. Esoara co-
mienza el proceso con el pretexto de regalarles elixires mági-
cos, y no revelará todos los detalles de la conspiración Cainita
hasta que haya transcurrido algún tiempo. No confía del todo
en el poder del juramento de sangre. Todos los ghouls al
corriente de lo que ocurre aspiran a convertirse en Cainitas.
Estos aspiran a ascender a capitanes de la guardia en otras
capillas. Todos ellos consideran estúpidos de primera catego-
57
 ría a los magos mortales y les cuesta ocultar su desdén cada
vez que reciben órdenes de ellos.
Los sargentos duermen en esta lóbrega cámara. Todos
ellos disponen de cama propia y de un arcón de madera con
llave donde guardar sus objetos personales. Las paredes care-
cen de adornos y las antorchas de las abrazaderas nunca se
tocan. Como demonios conscientes de su posición aspirantes
a ascender en la pirámide, los sargentos demuestran una terri-
torialidad feroz. Cualquiera que se aventure en los barracones
(o en la habitación común de los sargentos, véase más ade-
lante) y no ostente la autoridad apropiada se enfrentará a un
interrogatorio despiadado.
LA HABITACIÓN
COMÚN DE LOS SARGENTOS
Esta pequeña estancia sirve de lugar de reunión para los
sargentos que no estén de servicio. Juegan a los dados, a los
dardos, afilan sus espadas, reparas sus armaduras y se embo-
rrachan. Su pasatiempo favorito consiste en especular acerca
de los acontecimientos del interior de la capilla y a esbozar
planes que les permitan ascender en la jerarquía. Unos pocos
podrían aprender por su cuenta a leer o adentrarse en los
entresijos de la magia, con diversos grados de éxito. Están
mejor informados de la auténtica naturaleza de los que aquí
acontece que cualquier otra persona ajena al círculo interno
de Cainitas que gobierna el lugar. Los sargentos se toman a
mal que los interrumpa cualquiera menos sus comandantes.
Respetan o veneran a Esoara, puesto que será su sire, el sire
de su sire o su regente. La mayoría considera a Curaferrum,
ante quien también han de responder, un quisquilloso irritan-
te. Aunque sin duda hincarían la rodilla en sincera postración
si Tremere o Etrius llegaran a dignarse dirigirles la palabra, el
respeto que muestran a los demás Cainitas de la capilla se
basa tan sólo en el miedo que les inspiran. Se muestran hos-
tiles y suspicaces con los visitantes, a quienes consideran es-
pías o rivales que les estorban en su ascensión de la pirámide.
La forma de ganarse el favor de un sargento consiste en pro-
meterle un avance más rápido del que conseguiría sin la alianza.
Las paredes del cuarto están adornadas con dianas, astas
de ciervo y supercherías robadas a los cadáveres, de algún
enemigo particularmente enconado. Los muebles potreados
y de dudosa estabilidad, son de ajada madera de pino. A los
sirvientes no les gusta venir aquí y a los sargentos no parece
importarles que nadie limpie su habitación en semanas.
LA
SALA DE ENTRENAMIENTO
Esta habitación de buen tamaño es el gimnasio donde se
entrenan los soldados. Día y noche, se ve llena de hombres
enzarzados en peleas a manos desnudas, con espadas, co-
rriendo o practicando su puntería en el anexo de tiro con
arco. La Europa medieval no destaca por el rigor de sus méto-
dos de entrenamiento en el combate, pero Esoara ha leído
acerca de los antiguos espartanos y sabe hasta qué extremos
llegaban para convertirse en guerreros ideales. Por medio de
sus sargentos, intenta inculcar las virtudes espartanas (o al
menos la ferocidad y la predisposición a morir de los
espartanos) en sus hombres, por lo demás mercenarios tan
dados a la bebida como a la haraganería. Una cuarta parte de
los soldados se adhiere al programa de adiestramiento con
entusiasmo, tras haber razonado que podría suponer la dife-
58
rencia entre la vida y la muerte contra unas habilidades que
escapan a su comprensión. El resto se somete al entrenamien-
to a regañadientes, dándolo todo sólo cuando reciben un la-
drido de alguno de los sargentos. En los momentos de máxi-
mo entusiasmo, entre ochenta y cien hombres, más un par de
sargentos, sudan y se esfuerzan aquí en cualquier momento
dado. Las paredes y el suelo de la habitación se han acolcha-
do de forma primitiva con arpilleras rellenas de paja. Unos
toscos maniquíes y perchas de gimnasia se reparten por la
estancia. Hay montones de armas de entrenamiento, mella-
das, tiradas por cualquier sitio, mientras que los estantes don-
de deberían estar almacenadas cuando no se utilizan se ven
siempre vacíos. El lugar huele a generaciones de distintas su-
dadas estancadas. Los soldados apenas notan el hedor.
LA ARMERÍA
Este cuarto alberga las armas de repuesto. Los estantes de
madera alojan un centenar de hachas y la mitad de arcos. Los
arqueros duchos en la fabricación de flechas pasan aquí sus
horas de asueto, fabricando nuevas saetas. No suele haber
más de cuatro hombres al mismo tiempo.
LAS HABITACIONES
DE LOS MAGI
Todos los magos veteranos, ya pertenezcan o no a la san-
gre, dispone de sus aposentos privados. Duermen, llevan a cabo
sus investigaciones y se relacionan con los demás a puerta cerra-
da. A pesar de ello, las plantas dedicadas a las habitaciones de
los magi rara vez se encuentran en calma. Un flujo constante de
sirvientes y aprendices discurre por los pasillos, cumpliendo con
la voluntad de sus señores. Cada mago dispone de uno o dos
criados a su disposición, dispuesto a ocuparse de cualquier reca-
do a una orden; el mago que desee hablar con un inferior envia-
rá a su recadero a buscarlo. Durante horas, estos sirvientes, a los
que los magi jamás se les ocurriría franquear la entrada a sus
laboratorios, están condenados a esperar detrás de la puerta has-
ta que sus señores tengan algo que ordenarles. Un extraordina-
rio puñado de magi magnánimos, como Omnifer y Celestyn,
podría llegar a permitir que sus sirvientes se sentaran en peque-
ños taburetes o bancos junto a la puerta. La mayoría espera que
sus criados muestren la debida deferencia a su majestad perma-
neciendo de pie hasta que se les llame.
La asignación de las habitaciones separa a los Cainitas de
los mortales. Esta disposición se ha producido de forma pau-
latina con el transcurrir de las décadas a medida que la capilla
recibía nuevos ocupantes y despedía a los viejos. Aunque era
normal que los vampiros quisieran estar cerca el uno del otro,
a Curaferrum le preocupa que el reparto de habitaciones pue-
da reflejar con demasiada exactitud la estructura secreta de
poder dentro de la capilla. Le gustaría volver a asignar los
aposentos, mezclando de nuevo a mortales y a vampiros, pero
sabe que sus ocupantes son criaturas de costumbre ferozmen-
te vinculadas a sus actuales habitaciones y laboratorios. Se
opondrían a cualquier reforma impuesta, por lo que el cam-
bio tendrá que producirse una vez más, de forma gradual.
Las habitaciones en sí se parecen bastante. El dormitorio
es pequeño, por lo general cubierto de libros y pergaminos.
LA CASA DE TREMERE
Suelen contener una mesa escritorio, cuya superficie podría o
no asomar entre las montañas de textos, y un armario con
llave para la ropa, el calzado y otros efectos personales. El
lavadero incluye una palangana y un cántaro; los magos más
remilgados incluso llegan a utilizar esos enseres de vez, en
cuando. El recibidor contiene varias sillas, cómodas según los
estándares medievales, y puede que una mesilla. La mayor
parte del espado vital queda reservada para el laboratorio del
mago. Todos los laboratorios contienen una o dos mesas lar-
gas de trabajo, con sus superficies marcadas por incontables
gotas de productos alquímicos. El equipo mágico, desde ex-
traños artilugios de tubos de cobre a calaveras de cristal, po-
dría encontrarse distribuido de forma ordenada o sumido en
el caos más completo encima de las mesas, sobre las que
compiten por el espacio con libros y pergaminos. Las baldas
llenas de tarros, todos ellos continentes de algún producto
químico, perfume o cualquier otro ingrediente mágico, cu-
bren las paredes. Algunos laboratorios contienen jaulas don-
de se guardan especímenes vivos, desde serpientes a gallinas,
pasando por aves canoras.
Todas las habitaciones exhiben un sello de poder en la
puerta que prohibe la entrada a todos menos a unos cuantos
privilegiados. Aunque nadie debería crear un sello contra
Curaferrum o Etrius, muchos se atreven a inscribirlos a fin de
que sólo sus aprendices y ellos mismos puedan entrar sin
disparar un ataque mágico. Algunos llegan a ser tan celosos
de sus proyectos de investigación que colocan sellos (u otras
trampas) por todo su laboratorio.
Aparte de los rasgos generales, cada habitación refleja la
personalidad y las actividades de su ocupante.
EL VIENTRE DE LA BESTIA
L OS APOSENTOS DE CELESTYN
Las habitaciones de Celestyn destacan por el hecho de que
no contienen ningún libro tomado prestado de la biblioteca por
tiempo indefinido. Le parece que sería hipócrita por su parte
pedirle a los demás que no rapiñen el material y luego ser el
primero en hacerlo. Guarda los detallados diarios de sus viajes a
cal y canto, escritos en un complejo código numérico. Los dia-
rios describen con todo detalle su transformación en vampiro, en
términos clínicos y objetivos. No proporcionan demasiada infor-
mación de interés acerca de la política de Ceoris, asunto que no
podría interesarle menos a su autor. El lector furtivo se encontra-
rá con página tras página de descripción de la naturaleza, espe-
culación de la historia y diagramas de excavaciones donde Celestyn
espera encontrar antiguas reliquias.
LOS APOSENTOS DE CURAFERRUM
Las habitaciones del castellano delatan que su laboratorio
ha caído en desuso. Se encuentra demasiado ocupado con el
gobierno de Ceoris como para dedicarse a su arte. En el falso
fondo de su armario hay un dedo de un pie humano diseca-
do, envuelto en un paño. Según él, pertenecía a la altanera
Malgorzata. Cree que podrá utilizarlo para maldecir, controlar
o incluso destruirla en caso de que la lucha de poder que
sacude Ceoris así lo exija.
A POSENTOS DE E PISTATIA
Las habitaciones de Epistatia están decoradas con mapas
del territorio circundante dibujados por ella. Los mapas hacen
59
gala de una exactitud impresionante para el siglo XII; cubren la
totalidad de Transilvania y grandes porciones de Hungría.
Bulgaria y Polonia. Ha señalado más de dos docenas de locali-
zaciones con cruces de malta de color rojo. Éstas indican aldeas
que ella considera vulnerables en caso de ataque, parte de sus
responsabilidades como cazadora. Siempre mantiene encerra-
dos al menos a tres prisioneros humanos en su laboratorio,
dentro de barriles modificados, donde los desdichados ofrecen
el semblante demudado y atormentado de quienes experimen-
tan la desolación más absoluta. Si bien suelen ser niños, los
barriles son demasiado pequeños para ellos, por lo que pasan
sus horas en perpetuo y doloroso encogimiento. Epistatia sólo
los libera para alimentarse o para utilizarlos en sus experimen-
tos sobre la migración de las almas. De vez en cuando asesina
a un prisionero e intenta capturar su alma. Cree que los espíri-
tus de los muertos pueden convertirse en una fuente de poder
mayor incluso que la magia de la sangre. Mientras habla con
cualquier aliado o aprendiz, gusta de acercarse a uno de los
barriles y, como quien no quiere la cosa, insertar un palo afila-
do por su pequeña apertura, tan sólo por el placer que le pro-
ducen los lamentos de su ocupante.
LOS E SOARA
APOSENTOS DE
Las habitaciones del líder militar carecen de laboratorio,
escritorio, libros o cualquier otro avío propio de la profesión
de mago. Es un soldado, no un hechicero. La picoteada su-
perficie del entarimado es producto de su incesante práctica
en el lanzamiento de cuchillos, actividad a la que se dedica de
forma obsesiva mientras piensa acerca de la posición defensi-
va de Ceoris, o incluso mientras entretiene a otro residente de
la capilla. Al igual que en su oficina (véase la p.57), las pare-
des de su habitación están decoradas con trofeos birlados a
enemigos derrotados.
LOS APOSENTOS DE ETRIUS
Las habitaciones de Etrius revelan su compulsión por el
orden. Cada objeto ocupa su lugar apropiado. Una tenue fra-
gancia perfumada flota en el aire. Sobre su cama cuelga un
símbolo que contrasta con la imaginería alegórica y arcana
imperante en toda Ceoris: un icono pintado de la Virgen Ma-
ría, con el rostro sereno rodeado por un halo dorado.
LOS APOSENTOS DE GORATRIX
Las habitaciones de Goratrix permanecen en desuso des-
de su exilio a la capilla de París, pero las conserva para sus
visitas ocasionales. Su mesa de laboratorio está cubierta por
sábanas que ocultan el equipamiento mágico colocado bajo
ellas. Los sirvientes siguen quitando el polvo y las telarañas
del cuarto.
LOS APOSENTOS DE J ERVAIS
Los objetos de las habitaciones de Jervais son imponen-
tes y grandilocuentes. Si sus compañeros duermen en lechos
sencillos, el grueso colchón de Jervais descansa sobre un vas-
to jergón de madera de roble con elaboradas columnas y ca-
becera. Su armario mide casi dos metros y medio de alto, y en
sus puertas se ha tallado una figura alegórica de talante ira-
cundo que representa el poder. Su caché personal de vis está
encerrado en un enorme baúl en el laboratorio, a mano para
el soborno de magos mortales. Lo almacena en viales y tarros,
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en forma de vis vacuus, un líquido incoloro e inodoro difícil
de refinar pero adecuado para casi cualquier mago (véase la
p.129 para saber más acerca del vis).
LOS APOSENTOS DE MALGORZATA
Estas habitaciones delatan la pasión por el lujo que siente
su ocupante. Duerme bajo sábanas de terciopelo; su jarrón y
su palangana son de plata; los candelabros, de oro. Todas las
paredes, salvo las del laboratorio, están cubiertas de tapices,
botín de los saqueos de fortalezas Tzimisce. Describen las
procesiones y los pasatiempos de los reyes. El más impresio-
nante cuelga junto a su cama. Muestra a un rey feroz, a lomos
de un caballo encabritado, cuya lanza atraviesa a un jabalí de
aspecto temible, rodeado por una jauría de perros de caza.
LOS APOSENTOS DE D AUUD
Sólo alguna que otra baratija excavada en las arenas de
Egipto distingue la habitación de Dauud. Varias gargantillas
de cerámica de Faenza, adornadas con escarabajos o hipopó-
tamos cuelgan de una percha dentro de su armario cerrado
con llave. Un pequeño obelisco, inscrito con jeroglíficos, adorna
su lavamanos.
LOS APOSENTOS DE MENDACAMINA
Las habitaciones de Mendacamina desprenden el fuerte
hedor de la vegetación putrefacta. Su laboratorio está lleno a
rebosar de macetas con plantas. Las baldas dispuestas a lo
largo del techo del laboratorio albergan cientos de pequeños
árboles moribundos, de ramas y hojas pertenecientes a más
de seis docenas distintas de plantas. Ha decorado sus paredes
con cientos de trozos de pergamino, todos ellos inscritos con
sus propios bosquejos de anatomía vegetal.
LOS APOSENTOS DE P AUL C ORDWOOD
Las habitaciones de Paul Cordwood contienen un buen
número de cerámica de la antigua Grecia, donde se describen
escenas eróticas de hombres musculosos enzarzados en feroz
batalla. Sobre su mesa de trabajo se desparraman textos que
documentan varios conceptos de la otra vida, desde el Libro
de viajar de día egipcio a diversas obras griegas. Dentro de
una vitrina cerrada con llave y bien protegida encontramos
informes escritos de sus varios espías repartidos por toda
Transilvania. Contienen una gran cantidad de información
acerca de los clanes Tzimisce, Nosferatu y Gangrel de la pro-
vincia, oculta entre una cantidad aún mayor de falsas suposi-
ciones, rumores descabellados y mentiras descaradas.
LOS T HERIMNA
APOSENTOS DE
La habitación de Therimna huele a azufre. Tras haber
abarrotado su laboratorio hasta no caber nada más con todo
tipo de arreos alquímicos, ha atestado su propio dormitorio
con mesas de sobra para albergar su colección, siempre cre-
ciente. Entre los objetos se cuentan balanzas, quemadores de
fuego inapagable, calderos, morteros de todos los tamaños y
sus correspondientes manos. Kilómetros de tubos de cobre
tejen una maraña por las habitaciones igual que una serpiente
enroscada sobre sí misma, envolviendo los postes de la cama,
pasando por encima de las estanterías y llegando a las baldas
que penden del techo. Therimna sabe manejarse en esta
LA CASA DE TREMERE
entramada red de cobre, pero cualquier otro que intentase
inspeccionar sus aposentos tendría que esforzarse para no
tropezar y romper algo en medio de este caos.
L OS APPELLO
APOSENTOS DE
Se diría que un jabalí enfurecido hubiese arrasado estas ha-
bitaciones Los frecuentes arrebatos de ira de Appello lo impul-
san a volcar su mesa de laboratorio al menos una vez al mes,
desparramando libros y equipamiento por todas partes. Coge
unos cuantos objetos y los demás se quedan en el suelo. Aver-
gonzado por su cada vez mayor falta de autocontrol, hará lo que
sea para evitar que nadie entre en sus aposentos sin invitación.
LOS BITIURGES
APOSENTOS DE
Las habitaciones de Bitiurges evidencian el interés acadé-
mico por las ciencias de la tierra de este mago mortal. Ejem-
plos de rocas, metales preciosos y gemas se reparten el espa-
cio de su mesa de laboratorio. Una panoplia de coloridos
gorros de tela, todos ellos incrustados con varias piedras pre-
ciosas, se amontona en su armario. Sus túnicas compiten con
las plumas de un pavo real en cuanto a color y adornos.
LOS APOSENTOS DE OMNIFER
El rasgo que más llama la atención de las habitaciones
de Omnifer es la media docena de prototipos de brazos arti-
ficiales que descansan, en diversos estados de acabado, so-
bre su mesa de laboratorio. Cada uno de ellos está fabricado
EL VIENTRE DE LA BESTIA
a partir de una sustancia distinta, entre ellas la arcilla, el
mármol y el plomo. Aunque Omnifer nunca habla acerca de
ello, reticente a jactarse antes de estar seguro de su éxito, a
cualquiera que eche un vistazo le resultará evidente que in-
tenta encontrar un repuesto pura el brazo que, poco a poco,
se le está quedando petrificado.
LOS APOSENTOS DE TOSIA
Sólo las habitaciones de Etrius podrían afirmar que están
más limpias que éstas. Tosia ha tejido una cadena de flores
silvestres a modo de adorno para la cabecera de su cama. Ha
pintado las paredes de un relajante tono azul pálido. Un colo-
rido tapiz sobre su lecho describe el regreso de Perséfone del
otro mundo, con flores primaverales que le rodean los pies.
L AS HABITACIONES DE LOS INVITADOS
En la cuarta planta, los huéspedes de Ceoris disponen
de varios aposentos y habitaciones más pequeñas. Algunas
no son más que dormitorios y otros cuartos, mientras que
otras disponen de laboratorios bien equipados, destinadas a
los magi de la Casa Tremere de visita. El que Dauud el Copto
ocupe una de estas "habitaciones de invitados" (véase la
p.62) revela su escaso peso dentro de la capilla. En la actua-
lidad, los enviados de clanes Cainitas ocupan dos de las ha-
bitaciones más modestas (véase más abajo). Si los Narrado-
res necesitan más habitaciones para acomodar a los perso-
najes jugadores, pueden situarlas en la quinta planta, la cual
hemos dejado sin definir.
61
LOS APOSENTOS DE
GIACOMO GUICCIARDINI
La decoración de estas habitaciones es muy recargada, lo
que sugiere que Guicciardini, enviado de los Lasombra, pre-
tende quedarse por un largo periodo de tiempo. Ha cubierto
Las paredes de tapices y bandejas de plata rapiñadas en los
asaltos contra los Tzimisce (los cuales llevó a cabo en compa-
ñía de Paul Cordwood). Cuando recibe invitados en sus apo-
sentos, ensalzará con elocuentes discursos la calidad de estos
objetos saqueados.
LOS APOSENTOS DE MARGARET VASA
Las habitaciones de la enviada de los Capadocios, por el
contrario, carecen de adornos. Aparte de un segundo vestido
colgado en el armario, ni un solo objeto de su estancia apunta
siquiera a cuáles pudieran ser sus intereses ni revela nada de
su personalidad.
HABITACIONES DE LOS APRENDICES
Los aprendices viven en comuna, ocho por cuarto. Las
atestadas y anónimas estancias les recuerdan la bajeza de su
posición a sus ocupantes. De ahí que los aprendices prefieran
pasar en ellas el tiempo justo paca dormir y poco más.
Las habitaciones de los aprendices huelen a sudor y a
comida derramada; son muchos los que sisan algún bocado
de la sala común para hincarle el diente en los momentos más
insospechados. Todos los aprendices poseen una humilde cama
y un arcón donde guardar sus posesiones. Casi todos los cie-
rran con llave, pero saben que sus señores les pueden exigir
que les enseñen sus pertenencias en cualquier momento. No
adornan las paredes con mapas y croquis robados de la bi-
blioteca, como ocurre con su sala común. A Celestyn le resul-
taría demasiado sencillo encontrar al culpable si este colgase
algo encima de su cama.
Etrius ha aventado a los aprendices humanos de los
Cainitas, quienes habitan en los cuartos más próximos a las
escaleras. Los aposentos de los vampiros están vacíos por la
noche, al igual que los de los mortales durante el día; cuan-
do se despiertan, los aprendices prefieren congregarse en su
sala común (véase la p.56). De vez en cuando, un aprendiz
podría acudir aquí en busca de intimidad si espera que no
haya nadie más. Es probable que cualquier aprendiz des-
pierto que se encuentre en su habitación mire con malos
ojos a alguien de igual o menor rango que se inmiscuya en
sus momentos de soledad. Sin embargo, si es un señor el
que aparece, cualquier aprendiz solitario se pondrá en pie
de un salto, listo para servir.
LAS ESCALERAS
DE SERVICIO
Aunque los señores de Ceoris se hayan desapegado de
muchas necesidades mortales, su capilla sigue necesitando
alimento, dar de comer a su población humana y deshacerse
de los desperdicios resultantes. Una auténtica colmena de sir-
vientes trabaja de manera incansable a fin de mantener la
62
capilla en funcionamiento, de forma que la mayoría de ma-
gos y Cainitas del lugar no sospechan siquiera.
En estas zonas, los habitantes de menos abolengo de
Ceoris intentan evadirse del miedo a sus señores y disfrutar
de los sencillos placeres humanos. Éstas son las únicas habi-
taciones de la capilla donde resuenan risas de vez en cuando.
Sus habitantes se reúnen cada vez que les resulta posible,
para intercambiar chistes, chismorreos y sentirse seguros en
compañía de los demás. Cada vez que una figura de autori-
dad irrumpe en su isla de ordinaria humanidad, los criados se
quedan paralizados y enmudecen; se los ha vuelto a recordar
que ningún lugar en su mundo es un refugio seguro.
HERRERÍA
Esta herrería manufactura y repara armas y piezas de ar-
madura para los guardias, así como herraduras y otros ense-
res de metal para uso general dentro de la capilla. Cazos,
sartenes, trinchantes y demás arreos propios de la cocina cons-
tituyen otra de las especialidades de la herrería. También
manufactura joyas y baratijas de metales preciosos, muchos
de los cuales se utilizan o consumen durante el transcurso de
rituales mágicos. Por ejemplo, los delicados recipientes de
oro para los instrumentos espías de Paul Cordwood (véase la
p.110) son obra del orfebre de la capilla, Ziphias Ash. Ash es
un mortal que chochea un poco y no ve ni tres en un burro,
pese a lo que es capaz de labrar los más intrincados detalles
en la cabeza de un alfiler. Es completamente ajeno a lo que
acontece en Ceoris. Paul Cordwood fantasea con la idea de
convertirlo en ghoul o incluso en Cainita, sólo para mantener-
lo con vida y que pueda seguir realizando su excelente traba-
jo. El trabajo más arduo, la manipulación de espadas o herra-
duras, recae sobre un mortal recién reclutado llamado Tescu.
Es grande, fornido, peludo, sudoroso y territorial en extremo
en lo que respecta a sus herramientas y a su lugar de trabajo.
COMEDOR
En este enorme salón, amueblado con largas mesas y ban-
cos, comen los aprendices mortales, los sirvientes y los solda-
dos. El comedor debe servirles dos comidas al día a los qui-
nientos sesenta soldados y ciento cincuenta sirvientes que vi-
ven en Ceoris. A la vista de los turnos de trabajo tanto de los
soldados como de los sirvientes, el comedor se encuentra ocu-
pado de forma permanente. Ésta es la habitación más ruidosa de
Ceoris. Es uno de los pocos lugares donde los sirvientes y los
soldados tienen permiso para comportarse como gente normal.
Intercambian historias, se gastan bromas entre si, se insultad y,
de vez en cuando, se pelean. Aunque la estancia esté atestada
de continuo, consideran al salón como su refugio contra la
locura solapada del resto de la capilla. Los susurros de docenas
de conversaciones resuenan por todo el suelo.
Los magos comen en sus aposentos personales, donde
les llevan la comida las mozas de servido (los Cainitas ordenan
que les lleven platos también a ellos a fin de evitar las sospe-
chas de los magos). En ocasiones, alguno baja a esta planta,
furioso, interrumpida su concentración por el sonido apagado
de las conversaciones que se originan en el salón y despiertan
ecos en toda la estructura. La súbita aparición de un señor
inspira temor y vergüenza. De repente, el lugar se sume en un
silencio absoluto y los comensales clavan los ojos en la punta
de sus botas. Quizás los aprendices se muestren algo menos
amedrentados, pero no dejan de saber que la visita de uno de
LA CASA DE TREMERE
los maestros no presagia nada bueno. Cualquier dignatario visi-
tante que entre en el salón provocará un estado de alarma
similar. Cualquier intento por conversar de tú a tú con los aquí
congregados está destinado al fracaso. Los sirvientes y los sol-
dados saben cuál es el lugar que les corresponde, y entienden
que la familiaridad con los señores siempre redunda en su des-
gracia antes o después. Algún que otro raro guardia o recadero
podría esperar a ser ascendido a la posición de aprendiz y
aprender los entresijos de la magia. Aunque responda si se le
pregunta, también el se mantendrá a una distancia social pru-
dencial de cualquier patrón en potencia.
COCINA
Los fogones de la cocina arden día y noche, con docenas de
mujeres arremolinadas a su alrededor, afanadas por satisfacer las
demandas de los habitantes de la capilla. Amasan levadura, hier-
ven sopa, pringan jabalíes o jatos en el espetón, trocean verduras
y remueven grandes y pegajosos tarros de gachas. La jefa de
cocina. Zuha, es los ojos de Curaferrum. Le informa de cualquier
actividad destacable de la que sea testigo. La aparición de cual-
quier personaje de alto rango en su puerta sin duda sería motivo
de sospecha, pues no cabe duda de que el desconocido no pue-
de tener en mente otra cosa que el envenenamiento. La materia
prima aún sin cocinar se almacena en la despensa, una habita-
ción donde impera una sempiterna bruma de harina. La necesi-
dad de agua de la capilla queda cubierta por un pozo artesiano.
A sabiendas de que el pozo es crucial para la supervivencia de
Ceoris, Curaferrum ha asignado a todo un destacamento de guar-
dias para que desanimen a los saboteadores.
EL VIENTRE DE LA BESTIA
LOS APOSENTOS DEL MAYORDOMO
Hadu, un ghoul esquelético de pelo cano, lidera la legión
de sirvientes de Ceoris. Responde directamente ante Curaferrum
(tanto su superior como su regente), le asigna tareas a cada
criado, inculca una férrea disciplina y reúne información de
los asuntos que circulan por la escalera de servicio para su
señor. Habita este pequeño agujero mohoso. Su posesión
más preciada es una cama de desorbitado tamaño. Obediente
hasta extremos compulsivos, incluso para un ghoul, dedica
cada hora de vigilia a sus quehaceres, por lo que rara vez se
le encuentra aquí como no sea durmiendo.
LOS APOSENTOS DE LOS SIRVIENTES
Los sirvientes viven en grandes zonas comunales similares
a los barracones de los soldados, segregados según su sexo.
Los Tremere se muestran inflexibles en cuanto a la supresión
de los apetitos carnales de sus criados. Quienes deseen copular
con sus cónyuges o amantes podrán hacerlo, a escondidas.
Hadu castiga sólo a aquellos cuyas asignaciones atraen la aten-
ción de los señores. Entre sus órdenes más estrictas se cuenta
la de informar a Esoara de cualquier guardia que retoce con
alguna manceba. Esoara prescribe latigazos para aquellos de
sus hombres incapaces de controlar sus impulsos.
Las estrictas prohibiciones de Ceoris contra la conducta
sexual fueron instituidas por Goratrix y han sido continuadas
de manera entusiasta por Curaferrum, quien ve en la conducta
lasciva una afrenta al buen orden. De todas las reglas de los
señores, ésta es la que los sirvientes y los soldados infringirán
63
con mayor probabilidad. Aunque los soldados que, por lo de-
más, admiren a Esoara, se resienten de su rígida aplicación de
esta norma tan cruel como imposible de acatar. Los sirvientes y
los soldados por igual dedican una cantidad de ingenuidad
considerable a satisfacer sus anhelos sin verse descubiertos.
Cada habitación contiene alrededor de dieciocho camas, Los
sirvientes guardan las, escasas posesiones en toscos sacos debajo
de los colchones. Las camas están ocupadas día y noche, dado
que los sirvientes trabajan a turnos. Al igual que ocurre en los
barracones, los deslavazados colchones de paja están infestados
de piojos, chinches, pulgas y alguna que otra rata.
LAVANDERÍA
Las lavanderas restriegan ropas y sábanas en esta estan-
cia (la ropa de a diario de Ceoris se lava quizás una vez cada
tres meses). Las costureras reparan las túnicas estropeadas de
los Señores en una pequeña alcoba sita en este cuarto. La
ropa limpia se almacena en el anexo que queda al norte. La
ropa sucia se guarda en su equivalente al este. Las mujeres
que trabajan aquí se sorprenderían y alarmarían al ves que
cualquiera de los señores o sus visitantes entrasen es esta
estancia. Los intrusos más comunes son los aprendices de
Malgorzata y Tosia, quienes acuden con frecuencia para reñir
y amenazar a las lavanderas cuando una tela delicada se ha
visto dañada por el lavado.
ZONAS
DE RECOGIDA DE DESPERDICIOS
La docena aproximada de Cainitas que ocupan la cúspide
de la pirámide habrá dejado de comer y de evacuar, pero los
64
cientos de sirvientes y soldados a su servicio siguen produ-
ciendo cantidades ingentes de orines y heces. Los sirvientes
de menor rango del complejo son quienes recogen los baci-
nes de las habitaciones y trasladan sus contenidos en toscas
parihuelas con ruedas hasta la sala de almacenaje. Allí se re-
cogen los excrementos en grandes barriles que después se
apilarán en una carreta. Los basureros tiran de la carreta por
el largo pasillo que desemboca en lo que han dado en llamar
como el "culo de Ceoris", un agujero en la pared del foso,
camuflado a los ojos de los observadores por el espeso manto
de niebla mágica que encapota la fachada. Una pesada reja
proporciona protección adicional contra cualquier intruso ca-
paz de descender hasta allí. Los basureros deben izar la reja
antes de proceder a la descarga. Sí se les han dado órdenes,
se detendrán para escuchar en busca de cualquier indicio de
testigos al borde del foso, antes de abrir la portezuela trasera
de la carreta y dejar que los barriles rueden hasta caer por el
agujero hasta el fondo del foso, a decenas de metros. Los
basureros no destacan por su sagacidad ni por su capacidad
de atención y, desde luego, no van armados. Aunque nadie lo
haya intentado todavía, el Culo de Ceoris constituye la que
quizás sea la manera más sencilla (y menos digna) de
introducirse a hurtadillas en el castillo. Aquellos cuyos estó-
magos les permitan soportar degradaciones aún mayores,
podrían ponerse los harapos cubiertos de porquería de los
criados tras haberlos reducido. Incluso el resto de la servi-
dumbre trata a los basureros como si fueran invisibles. Nadie
se molesta en saberse sus nombres ni en memorizar sus ros-
tros. Viven en habitaciones separadas de las de los demás y
comen en una mesa apartada en el comedor. Disfrutan de
LA CASA DE TREMERE
libre acceso a todos los aposentos del castillo, aunque se les
ha indicado que no se molesten en recoger las bacinillas de
las habitaciones de ciertos magos. Éstos son, claro está, los
Cainitas, quienes ya no padecen las necesidades perentorias
propia de la humanidad. Por tanto, el intruso (o el Tremere
mortal) que quiera redactar una lista completa de los vampi-
ros de Ceoris no tendría más que interrogar a los basureros
acerca de las habitaciones que les estén vedadas.
LO QUE HAY ABAJO
Los niveles inferiores de Ceoris ocultan sus secretos. Al-
gunas cámaras inferiores están excavadas en la roca, igual
que las de arriba. Otras son versiones ampliadas de las caver-
nas originales que inspiraron a Goratrix y a Etrius para cons-
truir aquí su fortaleza. Lo hicieron porque las grutas de mayor
tamaño son ricas en vis.
Curaferrum prohibe la entrada a esta zona a todo el mun-
do, salvo a los visitantes de mayor confianza, y desaconseja
que los magos mortales bajen aquí. Los magi saben que los
laboratorios donde se engendran las Gárgolas están en este
lugar, junto con otras lóbregas instalaciones como la cámara
de torturas y las mazmorras. Aparte del grupo de magi cristia-
nos de Tosia, a los demás no les importa alejar de su pensa-
miento estos lugares sobrecogedores. Las sospechas de Tosia,
claro está, giran en torno a ellos: se imagina una enorme cate-
dral demoníaca, altar manchado de sangre incluido. Lo que
ella no sabe es que Omnifer y sus criados han realizado varias
incursiones a esta zona prohibida y han penetrado en varios
EL VIENTRE DE LA BESTIA
EL MISTERIO DE LAS CAVERNAS
Las cuevas no son naturales. Parecen caverna crea-
das por la erosión del agua en la piedra caliza, pero se
adentran en la roca volcánica de la que están compues-
tas las montanas de la región. Ninguno de los habitantes
de Ceoris está cualificado para darse cuenta de ello. Ha-
brán de transcurrir varios siglos antes de que la geología
avance hasta tal que punto que incluso cualquier perso-
na con estudios alce una ceja ante la mención de una
extensa red de cavernas excavadas en la roca volcánica.
Dentro de mucho tiempo, Tremere y Etrius se da-
rán cuenta de este principio básico de la geología y co-
menzarán a preguntarse qué fuerza creó las cavernas de
Ceoris. Su vacilante especulación apuntará a Kupala, un
demonio local de inmenso poder, responsable indirecto
de muchos de los desastres de la región. Ni siquiera
entonces podrán adivinar la directa implicación del de-
monio en su transformación de magi a Cainitas. Véase
Transilvania Nocturno. p.78 y 126, para más informa-
ción acerca de Kupala y su posible intromisión en las
actividades de los Tremere.
de los laboratorios de Virstania. Incluso han escuchado los
gemidos de los prisioneros de la sala de alimentación (véase
más adelante), aunque asumieron que serían futuras víctimas
para los sacrificios y no fuentes de sangre.
El aire de este lugar es húmedo y congela incluso los
huesos más vigorosos. En los pasadizos, uno puede encon-
65
trarse con vampiros como Virstania. Malgorzata, Etrius, Paul
Cordwood o Mendacamina, así como con sus respetivos sé-
quitos. Los dos últimos bien podrían encontrarse de camino a,
o de vuelta de, algún experimento. Etrius se dirigirá a, o re-
gresará de, una audiencia con Tremere. Ambos discuten sus
asuntos en las celdas y la sala de torturas. Todos se muestran
especialmente cautelosos aquí abajo y se apresurarán a inte-
rrogar a cualquiera que ronde por estos pasadizos sin un buen
motivo que lo justifique.
LOS APOSENTOS DE VIRSTANIA
Las habitaciones de Virstania son monótonas y carecen
de decoración. Está demasiado obsesionada por su proyecto
con las Gárgolas como para preocuparse de tales minucias.
Los sirvientes no bajan aquí, por lo que las esquinas de la
cámara están cuajadas de telarañas. La piedra desnuda del
suelo acumula décadas de polvo y cascajos. Hace años que
no se lavan las sábanas ni las mantas de su desaseada cama.
La fina capa de moho que cubre el fondo de su lavamanos
delata su creciente desinterés en la higiene personal. Su reci-
bidor le sirve de almacén, donde los libros se amontonan
sobre las sillas. A nadie le gusta visitar a Virstania; si alguien
se ve obligado a acudir a su presencia para discutir cualquier
tema, procurará organizar la reunión en la Cámara de los de la
sangre (véase la p.56).
El rasgo más destacable de las habitaciones es el pasillo
que comunica con los establos de las Gárgolas. Una serie de
siete agujeros espías puntúa sus muros y un banco largo tapiza-
do de cuero les permite a los visitantes sentarse y observar el
comportamiento de las criaturas. Virstania lo hace durante ho-
ras todos los días, apuntando sus observaciones en una serie
de libros que amontona sobre los bancos. Cuando ve que ha-
cen algo que merezca la pena reseñar, agarra el primer libro
que tenga a mano y comienza a garabatear. Por tanto, los apun-
tes de un día cualquiera podrían estar repartidos entre media
docena de cuadernos. Una balda de madera pende bajo los
agujeros, donde Virstania ha colocado una pluma y un tintero.
LOS ESTABLOS DE LAS GÁRGOLAS
Esta serie de cavernas conectadas, ampliadas por medios
de magia de la tierra., aloja al batallón de Gárgolas de Ceoris.
Su número asciende a trescientas bestias listas para la batalla,
más unos setenta y cinco individuos mal formados. Virstania
siente demasiado afecto por ellos como para hacer otra cosa
que dejar que perezcan por sí mismos. Las Gárgolas sanas
muestran una sorprendente preocupación por sus hermanos
más débiles y les llevan animales capturados, a veces solda-
dos enemigos, para que se alimenten. Las Gárgolas fuertes
luchan entre sí de vez en cuando, pero nunca atacan a los
tullidos. Cerca de un tercio de las Gárgolas de Ceoris se re-
únen aquí en un momento dado.
Las cámaras en sí son toscas y adornadas tan sólo por
montañas de huesos. Aunque se puede encontrar algún que
otro cráneo humano entre los deshechos, casi todos los hue-
sos pertenecen a reses, limpios y abiertos para succionar el
tuétano. De tanto en cuando, las Gárgolas limpian los restos y
se los llevan a los aprendices de Gárgola de Virstania. Éstos
separan los huesos según el tipo de criatura y los machacan
en el mortero. El polvo óseo constituye un ingrediente
alquímico muy versátil que Ceoris exporta a otras capillas a
cambio de sales y esencias recogidas en otros lugares.
66
Aparte de los combates, las actividades de las Gárgolas
en los establos se limitan sobre todo a comer y a dormir. De
vez en cuando capturan un animal de gran tamaño, algún
soldado enemigo o un aldeano desvalido al que perseguirán,
torturarán y, por último, devorarán. Esto lo hacen por entrete-
nerse, y para enseñar a las Gárgolas recién creadas, torpes en
sus primeros días, cómo cazar y matar. A Virstania no le gusta
observar cuando se entregan a tales actividades. En una oca-
sión llegó a prohibir estas sesiones de tortura, pero vio que la
moral de las Gárgolas se resentía cuando intentaron obede-
cerla. Ahora acepta los juegos, aunque a desgana.
Ceoris no puede satisfacer la enorme demanda de sangre
de las Gárgolas. Cada Gárgola adulta tiene permiso para dedi-
car una tercera parte de su tiempo a la caza (otro tercio ha de
emplearse en el cumplimiento del deber). Al principio, las
criaturas mermaban sin descanso los rebaños de las granjas
cercanas y se apropiaban de ciervos y otros animales de caza
mayor de los bosques circundantes. No tardaron en acabar
con la caza en el bosque y obligaron a los campesinos a aban-
donar la región. Virstania las enseño a tejer una red más am-
plia, por lo que ahora, algunos de los especímenes más fuer-
tes vuelan cientos de kilómetros todas las noches para traer
carne a la comunidad.
Las Gárgolas duermen apiladas, como si la proximidad
de sus congéneres les proporcionara seguridad. Duermen pro-
fundamente, mas no en silencio, y emiten una cacofonía de
silbidos, chillidos y gruñidos que las Gárgolas de vigilia pare-
cen agradecer pero que cualquier otro espectador (a excep-
ción de Virstania) encuentra desquiciador.
Las Gárgolas no reaccionan demasiado bien ante la apa-
rición de nuevos rostros en su guarida. Se inclinan ante Virstania
y se encogen de temor ante Esoara. Los demás Cainitas de
Ceoris procuran mantenerse lejos de este lugar. Cualquiera que
entre sin Virstania o Esoara será amenazado de inmedia-
to. Al principio, las Gárgolas advertirán a los intrusos por medio
de silbidos, batiendo las alas y enseñando los dientes. Los
intrusos que no prefieran retroceder muy despacio hasta salir
de la guarida serán atacados de inmediato por tantas Gárgolas
como puedan ponerles la zarpa encima.
AGUILERA
Esta salida les permite a las Gárgolas despegar y aterrizar
en Ceoris sin tener que atravesar el castillo. Se trata de una
cámara alargada que desemboca en el foso que separa, la ca-
pilla de la ladera de la montaña. Su longitud les permite a las
Gárgolas coger impulso al tiempo que intentan despegar.
Aquí las Gárgolas exhiben sus trofeos óseos: los cráneos
de enemigos muertos clavados en estacas. La salida alberga
en la actualidad seis de estas estacas, todas ellas cargadas con
una veintena de osamentas. Muchos de los cráneos muestran
enormes brechas o agujeros producidos por los colmillos de
las Gárgolas. Montañas de huesos de dedos se apilan en la
base de cada estaca. Virstania contribuye a ampliar su colec-
ción de trofeos. Emplea un ritual menor de su invención para
reconstruir los cráneos de los Cainitas asesinados que se con-
vierten de inmediato en polvo.
La aguilera se encuentra a unos veinticinco metros bajo el
borde del acantilado. Seis Gárgolas montan una guardia perma-
nente, con órdenes de destruir a cualquier mortal o vampiro
que intente acceder a Ceoris a través de la aguilera, aun cuando
se parezcan a Virstania o Esoara e incluso huelan como ellos. Si
se ven atacados, los guardianes emitirán de inmediato chillidos
LA CASA DE TREMERE
de auxilio, alertando así al cerca de un centenar de Gárgolas
adultas que puedan rondar por el complejo de la guarida.
Durante el día, una decena de ghouls vigilan la aguilera,
Se trata de individuos dementes convertidos, en ghouls por las
propias Gárgolas. A fin de optar a tan dudoso honor, el mer-
cenario deberá destacar por su inteligencia y exacerbada sed
de sangre. Curaferrum sufrió una apoplejía cuando supo que
Virstania había permitido que sus Gárgolas creasen ghouls. Le
pidió a Etrius permiso para destruirlos de inmediato, argu-
mentando que no se le podía confiar el derecho de iniciar
juramentos de sangre a esas esclavas bestiales. Malgorzata,
viendo en ello una oportunidad para forjar lazos con Virstania
e irritar a Curaferrum, se puso en pie para defender que la
fuerza de la pirámide no se vería amenazada por un puñado
de guardias babosos en un rincón olvidado de la capilla. Etrius
despertó en cólera de Curaferrum al declarar que cavilaría acerca
del tema para después no tomar ninguna medida al respecto.
A Curaferrum le gustaría que los ghouls fuesen destruidos y
que nadie los reemplazara, y podría buscar aliados dispuestos
a ayudarle a conseguir su objetivo.
EL
ANEXO DE LOS SIMULACROS
Esta pequeña cámara sin adornos contiene cuatro camas,
un lavamanos y un armario. Esta habitación aloja a los simula-
cros de Ceoris, Gárgolas creadas a imagen de los Cainitas (véa-
se la p.126). Estas criaturas, solitarias y desconsoladas, no pue-
dan mezclarse con las demás Gárgolas. Los sentidos de las cria-
turas las reconocen como Gangrel, Tzimisce o Nosferatu. La
mayoría de las Gárgolas siente un odio violento e instintivo
hacia al menos uno, cuando no hacía todos, de esos tres clanes.
Aunque anhelan la compañía de las demás Gárgolas de los
establos, saben que éstas los descuartizarían de inmediato. Por
tanto, matan el tiempo aquí, a la espera de que Paul Cordwood
les encargue alguna misión de alto riesgo. Los pasatiempos que
podrían aliviar el aburrimiento de un genuino Cainita, como la
lectura no despiertan el interés de los simulacros. Se limitan a
permanecer sentados, con la mirada fija en la pared, los rostros
demudados por la desdicha. A Virstania le dan pena estas cria-
turas y solía venir a visitarlas. Sin embargo, esperaba que se
comportaran con ella como sus iguales y se sintió desolada al
ver que no era así. Su deforme aprendiz de Gárgola, Fidus, ha
superado su aversión primaria a los simulacros y hace todo lo
que puede por animarlos durante sus cortas estancias en esta
cámara. Dado que él mismo sólo es una Gárgola medio acepta-
ble, su presencia anima a los simulacros, pero no consiguen
desprenderse de la sensación de añoranza.
Aunque haya cuatro camas, Ceoris rara vez alberga a tan-
tos simulacros a la vez. Puede que no haya ninguno. Los si-
mulacros suelen crearse para misiones específicas y parten de
inmediato para cumplirlas. Lo normal es que los atrapen y
sean asesinados. Por tanto, existe la probabilidad de que esta
habitación se encuentre vacía. En tal caso, sólo una extraña
atmósfera de tristeza inconfesable le dará la bienvenida al
Cainita que se aventure hasta aquí.
LA SALA DE EXÁMENES
Virstania examina a los Cainitas capturados en esta cáma-
ra, larga y húmeda, de paredes de roca toscamente tallada. Su
objetivo es el de calcular su potencial como materia prima
para nuevas Gárgolas. Los guardias ghouls conducen a la víc-
tima, con los ojos vendados, encadenado y a empellones, desde
EL VIENTRE DE LA BESTIA
su celda, pasando por la case del guardia, pasillo abajo. Lo
tenderán de un empujón, de espaldas, sobre la mesa de exa-
men de Virstania y le inmovilizarán las, muñecas, los tobillos y
el cuello con tiras de cuero, reforzadas con alambre de acero.
Virstania, asistida por su cuarteto de aprendices de Gárgola,
procederá a efectuar una serie de mediciones. Agujereará el
cuerpo de la víctima repetidas veces para extraer fluidos que
analizar más tarde en su laboratorio. Por último, colocará un
buen número de gemas artificiales sobre la piel de la víctima
para medir el flujo de energía mágica que recorre su cuerpo.
Las gemas adquirirán diversos colores, según el grado de ener-
gía detectada. Cuando brillen, quemarán la piel de la víctima.
Pese a lo indiscreto de este examen, se extrae poca sangre.
LA SALA DE ESTUDIO DE VIRSTANIA
Esta habitación parece una versión reducida de los labo-
ratorios sitos en los aposentos de los demás magos. Una bal-
da llena de libros ocupa la pared oriental. Las estanterías de
las demás paredes contienen tubos y tarros llenos de diversos
polvos, pastas y soluciones alquímicas. En esta cámara, Virstania
mide y comprueba los fluidos recogidos durante el examen.
Los mezcla con distintos polvos alquímicos, los sumerge en
una solución para ver qué sales cristalizan a partir de ellos y
luego quema las sales. Atrapa el humo en un pergamino y,
según el diseño, adivina los poderes que podría impartirle a
una Gárgola por medio de los restos desmembrados del suje-
to. La habitación huele a carne quemada.
LA
SALA DE CONVERSIÓN
Virstania y sus aprendices desmiembran a sus prisioneros
Cainitas en esta cámara antes de convertirlas en Gárgolas.
Cada victima ha de ser descuartizada según un proceso de
disección individual, cuyos detalles ya habrá determinado
Virstania durante el estudio del prisionero en la sala de exá-
menes. A fin de recordar las incisiones exactas que se requie-
ren, dibujará un diagrama a tamaño natural de la víctima con
líneas punteadas marcadas sobre él. La sangre se derrama en
tan grandes cantidades que suele colocar el papel vitela en la
pared, donde los residuos de antiguos desmembramientos
evitan que se despegue.
El suelo de esta sala circular presenta una sempiterna
capa de sangre pegajosa a medio secar, y aquí y allá se ven
pequeños nudos de víscera disecadas, algunos tan grandes
como pulgares. El pelo y los coágulos de sangre obturan el
desagüe del centro del firme. Unas perchas de madera encaja-
das en la pared exhiben una sucesión de hachas, sierras, na-
vajas, clavos, escalpelos, tijeras, pinzas, tenazas y grapas.
Aún se adhieren a la pared jirones de antiguos croquis. Si
se da el caso de que un personaje se ha infiltrado en Ceoris
en busca de un camarada secuestrado, no sería inconcebible
que encontrase un trozo de papel con el nombre del desapa-
recido aún pegado con sangre a la pared.
LA SALA DE GERMINACIÓN
En esta pequeña habitación, cuyas dimensiones se han
determinado por medios matemáticos para colaborar en la
empresa, Virstania y sus aprendices cogen a las víctimas "con-
vertidas", reducidas ahora a trozos de carne y huesos, y co-
mienzan el tratamiento. Algunas partes se empapan en solu-
ciones químicas. Otras se curten. Otras se secan, o se salan.
67
Cuando todas estén dispuestas, Virstania las reunirá y las co-
será, antes de embutirlas en el pellejo fresco y sin intuir de
una vaca, para coser la piel hasta formar un saco semejante a
un útero. Ahora es cuando sus ayudantes llevan el saco a la
sala de gestación.
LA SALA DE GESTACIÓN
Las paredes y la puerta de esta habitación se han acol-
chado con ahínco para intentar sofocar los incesantes gritos
de la criatura que la ocupa. Esta criatura de seis metros de
largo y doce toneladas de peso, llamada Alvusia por su crea-
dora y torturadora, es la procreadora de Gárgolas (Virstania
prefiere referirse a ella como su madre). Su rasgo más
destacable es su enorme vientre distendido, cuya tosca super-
ficie aparece surcada por venas y vasos capilares latentes.
Una fea cicatriz enrojecida, cosida con bramante, cruza la ba-
rriga y rezuma gotas de pus verde blancuzco. Donde uno
esperaría encontrar manos y pies con garras, sólo verá
muñones, cauterizados y cicatrizados. Unas bandas metálicas,
incrustadas en el suelo de piedra, retienen a Alvusia inmóvil
sobre su espalda. Aunque no puede moverse más que algu-
nos centímetros, no deja de debatirse. Su cabeza, un globo de
casi dos metros improbablemente encajado en un cuello ra-
quítico incapaz de soportar su peso, está echada hacia atrás
por la agonía. Su boca desdentada, de un metro de largo, se
esfuerza por aspirar el aire o emite un aullido ensordecedor, a
intervalos, Virstania tiene que taponarse los oídos para no
escuchar los gritos de Alvusia; sus aprendices de Gárgola afir-
man que el sonido les parece tranquilizador. Es el sonido que
asocian con sus meses en el vientre, el canto de su madre.
68
Cuando Virstania ha creado una semilla (el saco lleno de
partes del cuerpo, desmembradas y vueltas a coser en un
nuevo orden) la trae a la sala de gestación. Con un cuchillo
recién afilado, vuelve a abrir la cicatriz de la barriga de Alvusia
y le ordena a sus Gárgolas que arrojen el saco al interior. Cose
de nuevo la herida mientras los chillidos de Alvusia alcanzan
todo su desgarrador esplendor Durante los próximos meses,
volverá a la cámara con regularidad para ejecutar los diversos
rituales necesarios para el proceso del parto. Por último, en
un momento que Virstania puede predecir con exactitud ma-
temática, Alvusia se convulsiona, grita aún más fuerte y co-
mienza a dar a luz. Las demás Gárgolas se apiñan y pugnan
por entrar en la sala para presenciar el milagro. Plañen en una
armonía estridente y desquiciadora para dar la bienvenida al
mundo a su nuevo hermano o hermana. La criatura se abre
paso por el inmenso tracto expulsor y rasga las paredes de
carne para emerger, cubierta de una sangre verdosa. Las Gár-
golas presentes más próximas se apresuran a abalanzarse so-
bre el recién nacido para lamer los jugos del parto. Este gesto
vincula a la Gárgola al resto de la manada. Después le ense-
ñarán a adorar a Virstania como madre, creadora y diosa. Las
Gárgolas se llevan a su nuevo hermano a sus establos, mien-
tras el semblante de Virstania irradia satisfacción a la vista de
su nueva creación.
SALA DE GESTACIÓN SECUNDARIA
Cuatro hileras de toneles de tamaño natural ocupan esta
habitación. En cualquier momento dado, un tercio aproxi-
mado de los toneles tendrá la tapa puesta y estarán sellados
con copiosas cantidades de cera. Cada tonel muestra una
LA CASA DE TREMERE
serie de sellos arcanos tallados, así como otras marcas me-
nos permanentes, dibujadas con tiza. Éstas últimas suelen
ser fechas, escritas con la letra de Virstania; le recuerdan
cuándo se instalaron las Gárgolas fetales y cuándo fueron
revisadas por última vez.
Los partos de Alvusia engendran Gárgolas de mejor cali-
dad y le proporcionan al resto de la colonia de Gárgolas una
experiencia comunal mucho más satisfactoria que estos tone-
les. Por mucho que a Virstania le gustaría preparar con mimo
a cada Gárgola según el ritual perfecto; sus colegas la instigan
a producir muchas más de las que ese método produce al
año. Por tanto, el grueso de las Gárgolas sale de estos toneles,
donde los sacos se han colgado del fondo de las tapas, sus-
pendidos en un fluido alquímico nutritivo.
Virstania podría invitar a un aliado de confianza a acom-
pañarla en sus rondas mientras abre con cuidado uno o dos
toneles y recoge una muestra de fluido. No permitirá que
nadie rasgue los sacos para ver a las Gárgolas que se gestan
en su interior. Las Gárgolas fetales pueden enfermar y morir si
se las expone a los "humores malignos" del aire.
A fin de ocuparse de los posibles intrusos que preten-
dan manipular a las Gárgolas, Virstania ha colocado protec-
ciones destructivas en las tapas de cada tonel en activo. Sólo
ella porta el amuleto que evita que se activen. Dado que
lleva un gran número de amuletos de aspecto parecido, in-
cluso mientras duerme, resultaría difícil arrebatarle el co-
rrecto de forma inadvertida.
La otra persona que posee una llave de esta cámara, ade-
más de Virstania, es Malgorzata. Sin embargo, rara vez se deja
ver por aquí de un tiempo a esta parte, perdido su interés por
la creación de Gárgolas.
LA SALA DE LOS ESPECÍMENES
Virstania le tiene prohibido a sus criaturas que vengan a
esta habitación, depósito tanto para las Gárgolas muertas y
embalsamadas como para los ejemplos vivientes de sus otros
experimentos con la hibridación hechicera. Docenas de jaulas
de alambre se amontonan desde el suelo hasta el techo a lo
largo de las paredes este y norte, todas ellas ocupadas por
algún horrendo animal fruto de los experimentos de Virstania.
Entre ellos se cuentan arañas del tamaño de un puño con
torturados rostros humanos sobre sus abdómenes, cabezas de
ciervo decapitadas pero móviles gracias a cientos de patas de
milpiés y un montón de tejido grisáceo escamoso capaz de
envolver y devorar a una rata en menos de un minuto. Las
criaturas enjauladas trinan, silban, zumban, gorjean o berrean
si alguien entra en la estancia. Virstania les da de comer de su
mano, con mimo. Pocas de estas criaturas son capaces de
reproducirse o de sobrevivir durante mucho tiempo. Algunas
de ellas son depredadoras muy peligrosas. En varias ocasio-
nes, en el pasado, cuando las fuerzas enemigas obligaban al
abandono de todos los puestos de guardia y a la retirada den-
tro de la capilla, Virstania ha liberado a hordas de estas mons-
truosas criaturas para hostigar a las fuerzas sitiadoras. Un pe-
queño número de ellas aún sobrevive en el bosque. Los guar-
dias de Ceoris y las Gárgolas las matan allá donde las vean, o
las colocan en el fondo de fosos ocultos para que reciban a
los intrusos desafortunados.
Las grandes baldas de la pared del sur contienen los cuer-
pos conservados en salazón de Gárgolas muertas. Algunas
han sido destripadas con minuciosidad, mientras que otras
EL VIENTRE DE LA BESTIA
permanecen intactas, Virstania las estudia en su afán por per-
feccionar la forma de Gárgola. Muchas nacieron ya muertas y
presentan horrendas deformidades. Algunos especímenes
exhiben garras mal formadas, más de una cara, extraños apén-
dices agusanados o articulaciones bifurcadas.
La puerta es de hierro macizo. Sólo Virstania posee la
llave, aunque a veces se le olvida echarla. Cree que sus apren-
dices de Gárgola ignoran lo que encierra en esta sala, pero la
más valiente de ellas, Luma, se aventuró en su interior una
vez, y examinó con cuidado lo que encontró.
EL ANEXO DE LOS NACIMIENTOS
En este anexo de la sala de los especímenes, una cierva
roja de gran tamaño y apenas con vida yace, atada, sobre su
espalda, con el vientre abierto y cosido igual que el de Alvusia,
la productora de Gárgolas. Esta desdichada criatura es para
los animales alterados de la sala de los especímenes lo que
Alvusia es para las Gárgolas: una incubadora viviente.
LA SALA DE RECOLECCIÓN DE ICOR
Ésta es otra cámara de la que las Gárgolas no saben nada.
En el centro de la habitación se yergue una prensa similar a
un potro de tortura, gigantesca y de operación manual. El
aparato es lo bastante grande como para triturar un objeto del
tamaño de un hombre. Entre los dos lados de la prensa se ve
una sección de suelo enrejado, bajo el cual un enorme reci-
piente aguarda los fluidos corporales que el potro exprima de
las criaturas. Un surco en el recipiente comunica con un cana-
lón. Si el potro está siendo utilizado, se colocará un cubo de
plata bajo el canalón. De no ser así, una inspección meticulo-
sa podría revelar un círculo de una sustancia roja y pegajosa
en el suelo bajo el canalón, el residuo de lo que se derrama
del cubo ahora ausente. Una serie de pesadas planchas se
apoyan contra una de las paredes. El investigador perspicaz
podría percatarse de que las planchas poseen el tamaño exac-
to para taponar la prensa y evitar la huida del desdichado que
sufra la tortura del potro.
El observador que se cuele en esta habitación bien po-
dría asombrarse al descubrir su propósito. Parece un método
bastante ineficaz de recoger la sangre. De hecho, se emplea
en el grotesco ritual que extrae los provechosos jugos de una
criatura aún más grotesca, el retoño de Gárgola llamado el
hexápodo. Véase la p.113 para la descripción del ritual y la
124 para la del hexápodo.
LAS CELDAS DE LOS PRISIONEROS
Los Tremere, en ocasiones, mantienen a ciertos prisione-
ros en relativas buenas condiciones, a fin de canjearlos a cam-
bio de la liberación de sus propios compañeros de clan cap-
turados. En estos momentos, no obstante, los enemigos de los
Tremere los odian y temen de tal modo que el intercambio de
prisioneros ha dejado de ser una opción. Retienen a los cau-
tivos, sobre todo, para conseguir información de ellos. Pue-
den llegar a ofrecerte la libertad a quienes hablen, pero no
acostumbran a mantener su palabra en tales asuntos. Los
Cainitas prisioneros, ingredientes vitales en la transformación
de las gárgolas, suponen un recurso que vale más no malgas-
tar. Los magos mortales que sospechan de la transformación
de los Tremere resultan demasiado peligrosos como para arries-
garse a que extiendan el rumor.
69
 Los Tremere retienen a sus prisioneros en celdas peque-
ñas y húmedas. Todas ellas han sido excavadas en roca sólida
por medios mágicos. Por tanto, no hay piedras sueltas tras las
que esconder objetos, ni oportunidad de escapar cavando un
túnel. Han sido diseñadas para quebrar la voluntad de sus
ocupantes y carecen de ventanas u otras fuentes de luz. La
comida de los cautivos mortales cae en las celdas a través de
unas pequeñas rendijas practicadas en las puertas de hierro. Los
prisioneros no disponen de platos ni tazones, por lo que
deben recoger el alimento del sucio suelo, pellizco a pellizco.
El agua potable se derrama también por las rendijas; tendrán
que acuclillarse bajo ella igual que perros para lamerla. Los
guardias no pueden hablar con los prisioneros, ni siquiera
pueden gritarles para insultarlos. Las puertas no se abren des-
de el interior. El único modo de salir de la celda es hacer lo
que exigen los Tremere. Clara está que incluso el prisionero
más intransigente sale de su celda alguna que otra vez para
visitar la sala de tortura.
Los prisioneros cautivos en la actualidad se describen en
el Capítulo Cinco.
LA
SALA DE ALIMENTACIÓN
En esta celda, mucho más espaciosa, se hacinan encade-
nados entre ciento cincuenta y trescientos aterrorizados cam-
pesinos. Éstas son las víctimas de la última incursión en busca
de alimento de Epistatia. La demanda de sangre de Ceoris es
desorbitada, incluso para un gran nido de vampiros, ya que la
práctica de la taumaturgia exige enormes cantidades de vitae.
Aunque los Cainitas de Ceoris intentan alimentarse de ellos
con moderación, en ocasiones su ansia los lleva a dejar secas
70
a sus víctimas. Los prisioneros tienden a morir, además, aque-
jados de la mala nutrición o por culpa de las enfermedades. A
veces intentan matarse entre sí para poner fin a su sufrimien-
to. Cuando el número de prisioneros desciende por debajo de
sesenta. Epistatia organiza otra batida. Los cautivos han visto
poco de Ceoris, sólo saben que han sido capturados por de-
monios que ahora se alimentan de ellos. Sin embargo, dado
que los mordiscos suelen sumir a las víctimas en un estado de
éxtasis, suponen los únicos momentos de evasión de su mise-
ria que estos desdichados llegan a experimentar. Cada vez
que entra alguien en la prisión, los recipientes saltan hacia
delante hasta que las cadenas los detienen en seco. Todos
ellos quieren donar su cuello al mordisco. Los pálidos y
escrofulosos prisioneros a menudo ponen fin a sus vidas ofre-
ciendo su sangre tan a menudo que la pérdida exagerada de
la misma termina con ellos. Si se suicidan a sabiendas o sen-
cillamente pierden la razón es una cuestión que intriga a los
vampiros de Ceoris.
LA CASA DEL GUARDIA
Seis guardias se encuentran estacionados aquí a todas
horas: un ghoul, una Gárgola y cuatro soldados mortales
Pese a la hediondez a huesos descompuestos que impreg-
na la zona y a los desquiciadores alaridos de los prisione-
ros torturados, el destacamento aquí se considera un lujo,
No entraña demasiado peligro ni resulta agotador. Los guar-
dias sitúan a la Gárgola al pie de las escaleras, cerca de las
celdas. Con ella lejos, pueden dedicarse a jugar a los da-
dos, a lanzar dardos contra una diana improvisada y, en
general, a gandulear. Eso sí, hasta que oigan que alguien
LA CASA DE TREMERE
se aproxima por el pasillo, momento en el que se ponen
en guardia de inmediato y ocultan todas las evidencias de
su haraganería. El ghoul, claro está, le informa de todo a
Cordwood, a quien en el fondo le da igual que los hom-
bres disfruten con su trabajo.
La casa del guardia contiene un banco, algunos dardos,
una diana movible y unos cuantos platos birlados del come-
dor. Algún soldado ha pintarrajeado la pared con motivos las-
civos, entre los que se puede ver a una mujer ayuntando con
un jabalí. La pintura ya ha comenzado a descascarillarse.
LA SALA DE TORTURA
Esta sala de tortura, de buen tamaño y bien equipada,
sirve de escenario para los prolongados interrogatorios de
Paul Cordwood. Contiene un potro de tortura, una dama
de hierro, varias jaulas para la cara, un brasero a rebosar
de brasas, así como diversos trinchadores, cuchillos y tena-
zas. Las víctimas que no ocupen el potro podrían estar su-
jetas a las pesadas sillas de madera por tiras de cuero. Un
sumidero para la sangre reluce cruel en el centro de la
habitación, justo debajo de la pequeña chimenea que per-
mite la salida del humo del brasero Cordwood insiste en
que aquí abajo todo esté reluciente; muchos de los instru-
mentos de tortura son de plata y los guardias los bruñen
con regularidad. Cubos de agua y lejía descansan junto a la
puerta; se utilizan para fregar o para salpicar ojos y heridas
abiertas. Utiliza la sala al menos una vez cada dos noches.
Firme creyente de la minuciosidad, jamás da por terminado
un interrogatorio si le parece que la víctima podría sobre-
vivir a otra sesión la noche siguiente.
EL VIENTRE DE LA BESTIA
CUEVA DEL VIS
Aunque rara vez la visita nadie, esta gigantesca cámara
subterránea supuso el motivo original para el emplazamiento
de Ceoris. Esta caverna albergó en su día la veta de vis, la
sustancia sobrenatural que los magos mortales utilizan para
potenciar su magia, más rica de toda Europa. El vis puede
aparecer bajo distintos aspectos: en forma mineral, de fruta
mágica, o en los órganos de las bestias mágicas. En la cueva
del vis se aparece como depósitos cristalinos sobre el lecho
de un estanque subterráneo. El agua del estanque contiene
poder mágico de baja concentración. Aunque no resulte útil
para lanzar hechizos, produce efectos alucinatorios cuando lo
beben magos y Cainitas. Algunas Gárgolas han descubierto
sus propiedades embriagadoras e intentan colarse aquí algu-
na que otra vez para darle un lengüetazo al agua. El estanque
solía donar docenas de cristales todos los meses. En la actua-
lidad, una docena al año ya sería algo extraordinario. Casi
todo el vis de Ceoris procede ahora de otras capillas.
Se accede a la cueva del vis a través de un túnel vertical
de nueve metros de longitud, desde el sótano de la capilla.
Las cuñas de metal insertadas en sus paredes facilitan el as-
censo y el descenso del trayecto. Jervais controla el acceso
al vis. Los guardias de esta posición están siempre supervi-
sados al menos por uno de sus ghouls y le ha prohibido el
acceso a los demás magos. Quienes intenten colarse recibi-
rán insolentes comentarios por parte de los guardias, lo que
no hará sino enfurecerlos aún más. Aunque cualquier magus
del que se burlase un mero mortal debería experimentar un
impulso incontenible de desintegrar al mono insolente con
fuego conjurado, los residentes de Ceoris saben que Jervais
71
ha sido designado a este puesto por Tremere. Por tanto, se
contienen cuando tienen que sufrir la impudicia de sus guar-
dias. Jervais, al igual que los demás Cainitas, no tiene nin-
gún interés personal en el vis, pero vigila con celo la reser-
va. Utiliza el vis para comprar la lealtad de magos mortales.
Les tienta ofreciéndoles vis a cambio de algún favor desagra-
dable, como espiar a los alborotadores o robar apuntes so-
bre experimentos. Los más flexibles optan al Abrazo de
Malgorzata. Jervais suele traerlos aquí para proponerles sus
tratos; la visión del vis aumenta su codicia.
La vigilancia del estanque de vis es otra tarea descansada.
Los guardias tienden a volverse perezosos, e incluso se sien-
tan en improvisados asientos compuestos de sábanas robadas
y cajas viejas. No obstante, saltan a la que oyen venir a al-
guien. Suele supervisarlos una Gárgola de la variedad más
espeluznante, de las que no muestran ningún interés; por be-
ber de esa agua.
Las aguas, vagamente luminiscentes, proyectan un tétrico
diseño ondulado en el techo abovedado y sobre los rostros
de todos los que las miran. Un espeso manto incoloro de
hongos trepa por las paredes de la caverna que tocan el es-
tanque. Huele a delicioso vino tinto, pero el iluso que lo pruebe
descubrirá su letal toxicidad. Jervais recoge muestras del hon-
go en ocasiones para diluirlo en las bebidas de los enemigos
humanos de su facción.
LOS LABORATORIOS ABANDONADOS
Durante las incursiones de Etrius en el diabolismo a prin-
cipios del siglo XI, cometió un error de cálculo y desató una
72
hueste de demonios en el nivel de la capilla que en aquellos
momentos albergaba los laboratorios de una docena de ma-
gos. Siete aprendices, dos magos y dieciséis sirvientes fueron
devorados por los diablos invasores. Etrius y sus colegas se
apresuraron a repeler a los demonios y lanzaron hechizos de
protección para sellar la puerta.
Los demonios, presumiblemente, aún acechan allí. Etrius
y Malgorzata unen sus fuerzas cada pocos años para reforzar
los sellos de protección que evitan su fuga. Quizás para
zaherirlo, Malgorzata ha especulado ante quien ha querido
escucharla que Etrius abrió una puerta al infierno. Ya que los
demonios jamás han superado las defensas, los líderes de Ceoris
se conforman con dejar el asumo tal y como está. La entrada
a los laboratorios abandonados está muy vigilada. Los magos
y los aprendices tienen prohibida la entrada a esa zona. Guar-
dias ghouls o Gárgolas vigilan nerviosos el lugar, con órdenes
de atacar a cualquiera que intente trastocar las defensas, tras
dar la alarma golpeando un enorme gong que cuelga cerca de
sus puestos. Aun cuando se abriese la puerta, las proteccio-
nes repartidas por el pasillo son lo bastante fuertes como para
evitar que los demonios cruzasen el umbral. Los sellos lanzan
un chillido cuándo se interfiere con ellos.
Los habitantes del otro lado guardan silencio hasta que
alguien se acerca a menos de medio metro de la puerta sella-
da, momento en el que la puerta se estremece y bailan sus
goznes, se condensan gotas de légamo sobre su superficie,
un hedor sulfuroso inunda el aire e hilachos de humo ácido
emanan del suelo. Las órdenes de los guardias los instan a
detener a cualquiera que se aproxime tanto a la puerta como
para provocar esta reacción.
LA CASA DE TREMERE
 Los laboratorios ocupan toda la quinta planta inferior de
Ceoris. Nótese que el mapa representa el complejo construi-
do por Etrius y Goratrix. Ninguno de los residentes de Ceoris
sabe a ciencia cierta si sus nuevos residentes habrán altera-
do las dimensiones del piso en todo este tiempo. Cualquiera
que consiga penetrar en el laboratorio abandonado se verá
asaltado de inmediato por una horda de demonios de ex-
traordinario poder.
LA GUARIDA DE TREMERE
Aquí yace Tremere, quien rara vez emerge de una espe-
cie de letargo con síntomas que, para consternación de su
clan, no se parecen a nada de lo que hayan descubierto con
sus estudios de la sabiduría Cainita. Aunque inconsciente e
insensato, se revuelve en su lecho de madera de roble, inscri-
to con profusas tallas. Lo atienden siempre al menos dos apren-
dices Cainitas, quienes se ocupan de que no se haga daño él
solo durante sus arrebatos. Los aprendices viven esta tarea
con intensa trepidación. A veces Tremere, imbuido de una
fuerza sobrenatural, se abalanza sobre ellos, acusándolos de
ser agentes de Saulot. Un aprendiz se sumió en el letargo tras
uno de los ataques de Tremere: otro fue reducido a pedazos
por una mera mirada de los vidriosos ojos de su señor.
Los aprendices tienen prohibido hablar del estado de
Tremere: a lo largo de los años, son muchos los que Therimna
ha ejecutado por no respetar esta orden. Por tanto, nadie sal-
vo Etrius sabe que Tremere sale de su letargo a menudo para
hablar, que lo hace con dos voces distintas, y que una de ellas
habla en un idioma que nadie reconoce. Tampoco se mueren
de ganas por describir sus periódicos cambios de aspecto. A
EL VIENTRE DE LA BESTIA
veces, sus brazos se repliegan en el torso y sus piernas se
funden en una sola extremidad. En ocasiones, su piel, ya mar-
mórea de por sí, refulge y adquiere una textura agusanada. Le
brotan ojos como bulbos en la cabeza, que más tarde revien-
tan en una erupción de pus y vapores cáusticos.
Etrius pasa mucho tiempo aquí abajo, estudiando la con-
dición de Tremere. Exige que sus ayudantes escriban cual-
quier balbuceo inteligible de Tremere. Lleva a cabo, de forma
periódica, un cuidadoso experimento para restaurar la con-
ciencia y la volición de Tremere: a veces le aplica un ungüen-
to o recita un encantamiento. Los visitantes que pudieran sa-
ber algo del estado de Tremere podrían ser escoltados a su
cámara para que lo vieran por si mismos, pero sólo tras gran-
jearse la absoluta confianza de Etrius.
Éste cree que ha conseguido ocultar todos los detalles de
las tribulaciones de Tremere a Malgorzata y su facción de
leales a Goratrix. Se equivoca. La mujer consigue mediante
amenazas que uno de los ayudantes la informe, y ésta comu-
nica el núcleo de esas confusiones a Goratrix, en París. Esta
dispuesta a correr el riesgo de que una de sus misivas a Goratrix
pudiera ser interceptada. Las redacta en términos eufemísticos
que podrían confundir al lector que no estuviese familiariza-
do con Tremere y su condición.
La única entrada a la cámara está sellada por una puerta
de hierro vigilada por Gárgolas, célebres por su nula curiosi-
dad. Las paredes de la estancia rezuman agua que parece
emanar directamente de la roca. En ocasiones, el agua ad-
quiere un color rojizo. La decoración brilla por su ausencia
En esas raras ocasiones en las que Tremere recupera el senti-
do y desea hablar con alguien que no sea Etrius, utiliza la Sala
de los de la sangre (véase la p.56).
73
apítulo Cinco:
Los
Condenados y
quienes pronto
lo estarán
...Crimine ab uno
Disce omnis.
(del mismo crimen son todos culpables)

—Virgilio, La eneída.
 En la cúspide de la ensangrentada pirámide de ambi-
ción de Ceoris se asienta una élite de Cainitas, casi todos
abrazados durante el siglo XI. Son los supervivientes de la
capilla. La longevidad de los aprendices y los invitados es
algo menor, obligados a morir en lugar de los amos que los
manipulan. Los magi mortales, o bien persiguen sus pro-
pios fines, ajenos a todo o, con una precaución nacida del
miedo, buscan pruebas que corroboren sus sospechas acerca
de Etrius y su círculo. Bajo el escrutinio de los manipulado-
res, los ghouls se afanan en sus quehaceres y las Gárgolas,
aun sin saberlo, construyen una sociedad aparte.
UNA TELARAÑA
DE ODIO Y AMBICIÓN
Aunque destacan las dos facciones que dominan las lu-
chas por el poder dentro del clan Tremere, la política del
interior de Ceoris consiste, sobre todo, en una telaraña de
alianzas temporales forjadas entre jugadores aislados que tra-
man planes impulsados sobre todo por la inquina y el des-
precio. Incluso antes de que el Consejo de los Siete se entre-
gara al pacto arrogante e imprudente que los transformó en
vampiros, los magi dirigentes de la Casa Tremere eran tan
célebres por sus ensañadas rivalidades internas como por
conspirar para hacerse con el poder dentro de la Orden de
Hermes. Desde su concepción, la Casa Tremere ha
ejemplificado los peores rasgos de la mente culta, desde el
indolente desdén hacia el hombre de a pie hasta el odio más
visceral hacia aquellos colegas cuyos logros empañaran los
suyos. La transformación no ha conseguido sino intensificar
esos defectos para la mayoría de los magi vampiros. Algu-
nos, arrepintiéndose de su irreversible error, se sumen en las
simas del odio hacia si mismos y aprenden a proyectar esa
aversión hacia el exterior. Otros beben con avidez de la exis-
tencia vampírica, encontrando en el exceso de crueldad una
sensación de poder tan pura y primaria como el ejercicio de
la magia jamás había sabido proporcionarles. Por si esto no
fuese suficiente para asegurar que la capilla se convirtiese en
una jaula llena de ratas enzarzadas en una guerra por la
supremacía, el cerco de Ceoris a manos de los clanes enemi-
gos consigue que cada uno de estos individuos, egoístas
feroces, dependan de los demás para sobrevivir, cuando para
ellos no existe nada más odioso que tener que estarle agra-
decido a alguien. Esta dependencia impuesta alimenta aún
más las llamas de los celos y los resquemores.
FACCIONES VAMPÍRICAS
Las dos facciones coherentes de Ceoris son las de los
conspiradores y los conservadores. Los primeros abogan
por el Abrazo inmediato de todos los Tremere mortales.
Los Conservadores defienden un acercamiento gradual des-
tinado a que nadie entre en la hermandad antes de asegu-
rarse de que acepta todas las consecuencias. Esta división
de estrategias parece una percha endeble donde colgar un
conflicto letal de siglos de antigüedad, y debe entenderse
como una guerra de personalidades entre dos hombres que
se desprecian entre sí con un fervor incombustible. Se tra-
ta, claro está, de Etrius y Goratrix.
76
Etrius encabeza la facción conservadora de Ceoris, así
como la del clan al completo. Su factótum más leal es su
castellano, Curaferrum, para el que la calumnia es un credo
personal.
Los conspiradores preferirían ser francos y abiertos en
lo que al Abrazo respecta, pero deben emplear subterfu-
gios para sortear el poder de Etrius y las prohibiciones de
Tremere. La líder de los conspiradores es Malgorzata, pro-
tegida y servidora de Goratrix. Ha jurado mantener la capi-
lla de Goratrix lista para el inevitable día en el que él regre-
se y vuelva a regir. Cuenta con la absoluta devoción de
Jervais, el guardián del vis de Ceoris. Gracias a su acceso a
esa substancia, Jervais disfruta de influencia sobre los magi
mortales de la capilla.
El resto de los Cainitas que ocupan puestos de ventaja
incluye a Esoara, el señor de la guerra, a Paul Cordwood, el
señor de los espías, a Epistatia, la cazadora, a Celestyn, el
bibliotecario y a Mendacamina, la torturadora. Obedecen las
órdenes de Etrius (transmitidas por medio de Curaferrum, por
lo general) sin considerarse a si mismos por ello miembros de
la facción conservadora. Siguen a Etrius porque es el señor ac-
tual de Ceoris. Lo más probable es que obedecieran a su suce-
sor con la misma presteza. La mayoría piensan en el futuro y
en ocasiones se alían con Malgorzata, por si acaso ésta consi-
guiera derrocar a Etrius. Sólo Celestyn se interesa de verdad
más por sus estudios (acerca de los secretos de los Tzimisce)
que por enfrentarse a sus compañeros Tremere. El resto se
inmiscuye sin pudor en las responsabilidades de su vecino,
sabotean experimentos e intentan sobornar a los aprendices
de los demás. Para la mayoría, la política de la capilla consiste
en vengarse, de forma mezquina pero ineludible, del colega
que haga menos tiempo que le ha ofendido.
ENTRE LOS MAGI
Muchos magi mortales, sobre todo visitantes de otras
capillas, se suman a las rivalidades internas sin saber que
intrigan con o contra vampiros. Por ejemplo, el engañosa-
mente astuto Bitiurges se ha unido hace poco a Mendacamina
para volver a un protegido en ciernes de Curaferrum contra
él. Se sentía satisfecho de granjearse un futuro favor de la
temible Mendacamina y actuó sin saber que la interrogadora
de la capilla procedió a Abrazar al aprendiz al cual Curaferrum
había señalado como suyo con anterioridad.
Una facción relativamente nueva entre los magi mortales,
exclusiva de Ceoris, es la de los hechiceros cristianos. Su líder
es Tosia, una maga venerable que volvió a encontrar la fe
religiosa tras sufrir una humillación a manos de los Tremere.
En su capilla de Umor Mons, ahora destruida, se rodeó de
magi que pensaran como ella. A los miembros más jóvenes de
su facción les preocupa cada vez más que no esté cualificada
para el mando, y se vuelven en silencio hacia su antiguo apren-
diz, el maldito pero vigoroso Omnifer. Los magi cristianos
saben que algo horrible ocurre en Ceoris y, en cónclaves se-
cretos, señalan a Etrius como al responsable. No obstante, sus
sospechas apuntan al diabolismo y no al vampirismo.
VISITANTES
Pese a la reputación de Ceoris como fortaleza inexpug-
nable, en realidad Etrius se alegra de abrirle sus puertas a
LA CASA DE TREMERE
cualquier visitante de utilidad. Le interesa, sobre todo, cul-
tivar posibles alianzas dentro de otros clanes. Sabe que
Goratrix está haciendo lo mismo y no quiere ver a su fac-
ción eclipsada por la superioridad diplomática de su rival.

ENVIADOS DISPENSABLES
Los Cainitas importantes de los demás clanes se resis-
ten a entrar en Ceoris (la magia de los Usurpadores sigue
siendo fuente de malentendidos), pero envían a sus infe-
riores más prescindibles como enviados permanentes o tem-
porales. Algunos envían a agentes de confianza, pero la
mayoría selecciona a novatos, a rivales demasiado ambi-
ciosos y a violadores de la disciplina del clan. En ocasio-
nes, el Cainita que desee deshacerse de un subalterno sin
despertar sospechas lo asigna a Ceoris, a sabiendas de que
las probabilidades de que encuentre allí su Muerte Final
son excelentes. En casos extremos, el enviado llega incluso
con una carta que transfiere su alianza feudal a los Tremere,
a quienes no podría importarles menos aprovecharse de
un juramento de lealtad incondicional.
Los enviados vulnerables y temerosos pueden encon-
trar intereses en común e incluso formar una facción infor-
mal dentro de la capilla. Un grupo reciente de enviados
incluía a un caballero francés del clan Ventrue, un Lasombra
italiano exiliado por su hostil sire y una erudita Capadocio
en basca de ampliar sus conocimientos de la magia de la
muerte. El grupo desapareció durante una excursión al norte,
hacia los dominios del señor Tzimisce, Ioan. Curaferrum ha
enviado hace poco una brazada de cartas solicitando una
nueva comitiva de enviados que los sustituyan. áreas de conocimiento, incluido el ocultismo. Los atentos
oídos de Calnor oyeron rumores de magi cercanos, que ter-
MAGI DE OTRAS CASAS minarían por conducirlo a una capilla próxima a los límites
de las tierras de su señor. Se plantó ante la puerta y solicitó
Aunque se fomente la visita de otros vampiros, Etrius
que le aceptaran en calidad de aprendiz. Incapaz de desani-
evita la llegada de magi procedentes de otras casas hermé-
mar a aquel muchacho de pico de oro, o de negarse a saciar
ticas tanto como le resulta posible, temeroso de que pudie-
su sed de conocimientos ocultistas, un mago de nombre
ran descubrir la conspiración. Por su parte, la mayoría de
Persigno lo aceptó a su cargo y le dio el nombre de Celestyn
los magi ajenos a los Tremere prefiere mantenerse lejos de
debido al interés que mostraba por los cuerpos celestes.
Ceoris. Cuando sus obligaciones los impelen a acudir a una
Celestyn aprendía rápido y, llegado el año 995 se sumergió
capilla Tremere, eligen alguna menos siniestra, como el tran-
en una existencia peripatética y se lanzó a recorrer Europa
quilo Cubil del León en Inglaterra o las soleadas tierras de
en busca de reliquias antiguas, libros perdidos y mitos casi
Perugia (ambas descritas en el Capítulo Siete).
olvidados. En el año 999, Etrius, tras haber oído hablar del
Empero, siempre hay algún mago cuyas investigacio-
talento demostrado por Celestyn en la gestión de la bibliote-
nes le exigen escarbar en la famosa biblioteca de Ceoris.
ca de Londres, lo llamó a Ceoris. Los magi, a punto de em-
Tosia se preocupa de darle una calurosa bienvenida a estos
barcarse en su empresa para encontrar una alternativa a los
visitantes y ocuparse de que sus necesidades sean bien
filtros herméticos de la inmortalidad, habían amasado una
atendidas. Con los que se ganen su confianza compartirá
colección de textos tan vasta como desorganizada de otras
sus sospechas acerca de Etrius y sus seguidores.
bibliotecas Tremere. Etrius le ordenó a Celestyn que pusiera

LOS CONDENADOS
orden en aquel caos. Celestyn se sumó a la búsqueda e im-
presionó a sus señores con sus valientes (o locas) incursio-
nes en distritos controlados por los Tzimisce en busca de
información. Etrius le concedió el Abrazo en 1039.

CAINITAS TREMERE
CELESTYN, MAESE BIBLIOTECARIO
Trasfondo: Celestyn comenzó su viaje por un mundo
lleno de curiosidades en el año 971. Bajo el nombre de Calnor,
nació cerca de Londres, hijo del senescal de un señor algo
excéntrico. La conexión le permitió disfrutar de una educa-
ción aristocrática. Su amor por el estudio abarcaba todas las
Inusitadamente abierto para un Tremere Celestyn siem-
pre busca nuevos aliados que le ayuden a aumentar sus co-
nocimientos. Si se encuentra con extraños al clan durante
alguna de sus exploraciones, bien podría invitarlos a Ceoris.
Aspecto: Celestyn exhibe la misma apariencia sana y
robusta que poseía antes del Abrazo. Su cabello es rubio
oscuro, castaños sus ojos. Su semblante es gallardo, ya que
no hermoso. En Ceoris, se viste con ropas de erudito, bien
cuidadas e incluso algo ostentosas. Para el exterior prefiere

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 77
ropas resistentes que le permitan gatear entre ruinas y que
no interfieran si se ve obligado a poner pies en polvorosa.
Sugerencias de interpretación: No sabes qué es lo
que más te gusta, si encontrar un pasaje tan obscuro como
revelador enterrado en un texto polvoriento o enfrentarte
a vociferantes hombres lobo mientras huyas de un anti-
guo túmulo que acabas de excavar. Tu transformación en
Cainita no te supone ninguna carga: te brindó la oportuni-
dad de explorar la cultura de los vampiros y te permitirá
sobrevivir a siglos de exploraciones y estudios. Tus inves-
tigaciones actuales te llevan al corazón del territorio
Tzimisce. Aprender sus secretos se ha convenido en tu
principal obsesión, con la que esperas poner fin a la gue-
rra. Puede que cuando dejen de agolparse los enemigos a
las puertas de Ceoris, desaparezca la pendiente hacia la
locura que ves a tu alrededor. Lo único que te aburre
soberanamente es la política de la capilla, la cual conside-
ras una completa pérdida de tiempo.
Secretos: Celestyn le ha ocultado a los demás hasta
dónde llega el contacto con los otros clanes Cainitas al que
le han llevado sus aventuras. No quiere que le consideren
un posible traidor. Tampoco desea verse obligado a revelar
los secretos de la guerra y la política Cainitas de sus cama-
radas eruditos. El Gangrel francés Aristotle de Laurent es
un buen amigo; el Tzimisce bizantino Myca Vykos (véase
Constantinopla Nocturno), un enemigo encarnizado.
Influencia: Celestyn es apreciado por las dos faccio-
nes de Ceoris. Si intentase mediar entre ellas o inmiscuirse
en sus asuntos, no tardaría en perder ese respeto. Sus ulti-
mas averiguaciones y enfrentamientos con los Tzimisce le
están ganando cierta reputación incluso fuera del clan.
78
Destino: Celestyn sale de Ceoris por última vez, en 1313
y desaparecerá. Sus colegas asumen que ha caído a manos
de los Tzimisce. En realidad, ha decidido explorar los secre-
tos esotéricos de otras tierras en busca de conocimientos
relativos a la Gehena. Reaparece a finales del siglo XX, tras
haberse educado en el arte chino de la geomancia, con el
que pretende influenciar el curso de los acontecimientos que
conducirán a la Gehena (tal y como se detalla en las Cróni-
cas de Transilvania IV: El ascenso del Dragón).
Clan: Tremere
Sire: Etrius
Naturaleza: Arquitecto
Conducta: Juez
Generación: Sexta
Abrazo: 1039
Edad aparente: veinte (tirando a treinta)
Físicos: Fuerza 3, Destreza 4, Resistencia 4
Sociales: Carisma 3, Manipulación 2, Apariencia 3
Mentales: Percepción 5, Inteligencia 5, Astucia 4
Talentos: Alerta 3, Atletismo 2, Empatía 2, Esquivar 2,
Fullerías 3, Pelea 2, Subterfugio 1
Técnicas: Tratos con animales 1, Tiro con arco 1, Eti-
queta 3, Herbolaria 2, Armas cuerpo a cuerpo 3, Equitación
3, Sigilo 2, Supervivencia 4
Conocimientos: Academicismo (metafísica) 5, Astro-
logía 1, Cartografía 2, Sabiduría popular 3, Historia 3, In-
vestigación 3, Leyes 1, Lingüística (árabe, francés, griego,
húngaro) 4, Orientarse 2, Ocultismo 3, Ciencias 2
Disciplinas: Auspex 3, Celeridad 2, Dominación 1, For-
taleza 1, Taumaturgia 4
Sendas taumatúrgicas: Rego Aquam 2, Rego Motus
3, Rego Vitae 1
Trasfondos: Contactos 4, Influencia 2, Recursos 2, Cria-
dos 1, Posición 3 (entre los Tremere)
Virtudes: Consciencia 4, Autocontrol 3, Coraje 4
Camino: Humanidad 7
Fuerza de Voluntad: 7
PAUL CORDWOOD, SEÑOR DE LOS ESPÍAS
Trasfondo: Paul Cordwood creció con el sobrenom-
bre de Harald el Delgado, el más pequeño en edad y ta-
maño de cinco hermanos. Su padre fue un célebre señor
feudal que combatió junto a Eric Hacha Sangrienta,
ocupador nórdico de Yorkshire en el siglo X. Sus herma-
nos aguzaron su valor para la guerra castigando a Harald,
tanto con palabras como con los puños. Harald aprendió
a no llamar la atención, a pasar inadvertido para los de-
más. Dedicaba gran parte de su tiempo a vagabundear
por los bosques en compañía de un tío suyo al que la
familia tenía por retrasado. El tío ocultaba algunos secre-
tos. Inició al mozalbete en los secretos de la magia popu-
lar (del gusto de Harald) y en los de la carne (ya no tan
agradables). Acostumbrado a ser apaleado por quienes le
superaban en tamaño, ocultó el asco que sentía por el
hombre que abusaba de él. Su tío le presentó a otros ma-
gos que consiguieron que sus modestos pronósticos
empalidecieran en comparación. Se trataba de los Diedne,
una casa de magos de la naturaleza. Sabían reconocer el
talento cuando lo tenían delante, por lo que reclutaron a
Harald. A fin de mostrar el desprecio que sentía por sus
parientes, se cambió el nombre a Paul Cordwood.
LA CASA DE TREMERE
 Incluso entre sus nuevos asociados, disfrutó de una
posición humilde. Las mujeres por las que bebía los vientos
lo trataban como a una mascota. Los hombres le daban
órdenes sin parar. Su poder había crecido, pero seguía es-
tando rodeado de personalidades más fuertes que la suya,
de personas que le veían como poco más que a un lacayo.
En el año 1003, Epistatia, una maga de otra Erudición,
vino a vivir con los Diedne. No les cayó bien ni se ganó su
confianza, pero necesitaban su ayuda para algún ritual de
gran importancia cuyos pormenores Paul desconocía. El
joven magus se sintió atraído por Epistatia, quien lo trataba
con respeto e incluso le pedía su opinión acerca de deter-
minados asuntos. Epistatia le preguntó todo lo que quiso
acerca de los Diedne: quién era cruel, quién era justo, quién
era astuto y quién crédulo. Paul compartió con ella todos
los secretos que había descubierto en su calidad de obser-
vador silencioso. No se imaginaba que Epistatia utilizaría
esa información para desencadenar una guerra entre bru-
jos que culminaría con la destrucción de los Diedne.
Epistatia se llevó a Cordwood consigo y lo presentó a la
Casa Tremere. Cordwood se convirtió en una figura insigni-
ficante dentro de la casa, más interesado en sus estudios que
en las intrigas que mantenían ocupados a Tremere y al Con-
sejo Interno. Su principal interés se volcó en la proyección
de la consciencia astral desde la forma física. Sus camaradas
magi lo tenían por un compañero inofensivo e incluso algo
absurdo en cuyas respuestas a asuntos esotéricos siempre se
podía confiar. Algunos de ellos llegaban a burlarse de él a las
claras pero, comparado con lo que había tenido que sopor-
tar en el pasado, los nuevos denuestos no alcanzaban a me-
recerse el nombre de malos tratos.
Llegó a Ceoris en el año 1004. Tanto Etrius como
Goratrix lo vieron como a un don nadie neutral que podría
ayudar en sus investigaciones a otros magi más influyentes
si se quedaba encerrado en su propio laboratorio. Mientras
los magi buscaban el medio de relanzar sus degradados
hechizos, él estudiaba en vano la migración del alma como
un medio de cosechar un equivalente más potente de vis
de otras esferas celestiales.
En el año 1023, se convirtió en uno de los primeros
Tremere ajenos al Consejo Interno en ser Abrazados. Ni
Etrius ni Goratrix pudieron encontrar una razón de peso
para rechazarlo cuando se propuso su nombre. Cuando
Tremere le propuso entrar a formar parte de su élite,
Cordwood accedió, sin pensárselo dos veces. Sus incursio-
nes en el viaje astral se habían estancado. Puede que una
existencia perpetua en el umbral entre la vida y la muerte
le iluminara de nuevo.
La transformación lo cambió más de lo que había podi-
do anticipar. El poder físico de la sangre, los arrebatos fu-
riosos de la Bestia, todo ello le imbuyó de una pasión como
nunca antes la había sentido. Abandonó su encorvamiento
habitual y comenzó a caminar con la gracia natural de un
depredador nato. Los colegas ajenos a la conspiración Cai-
nita no pudieron evitar el darse cuenta del cambio operado
en él; exudaba una sensación de amenaza que les obligaba
a mostrarse respetuosos con él. Comenzó a dirigirse al con-
sejo y a acallar las descabelladas propuestas de los magi
mortales. Trató con un desprecio especial a quienes que-
rían enviar una delegación de paz para poner punto y final
a la guerra contra las criaturas de la noche. Sólo se podía
hacer una cosa con los enemigos: exterminarlos.
LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN
A lo largo de las décadas siguientes, su atención se
concentró cada vez más en la guerra con los Tzimisce. Sos-
tuvo que los Tremere no tenían más opción que aprender
más acerca del enemigo, lo que conseguirían infiltrándose
en su campamento. Con una sobria confianza que sorpren-
dió tanto a Etrius como a Goratrix, Cordwood se hizo cargo
de la misión y ha continuado siendo el señor de los espías
de Ceoris hasta la actualidad. Si bien siempre está dispues-
to a compartir sus hallazgos con Tremere o Etrius, ejecuta
su misión sin supervisión ni segundas opiniones. A medida
que construye su red de operativos por toda la provincia,
Abraza a humanos normales con total abandono. Si no fue-
se por el hecho de que la mayoría de sus chiquillos no
tardan en ser descubiertos y asesinados por los Tzimisce,
ya haría tiempo que habría superado la capacidad de la
región para alojar Cainitas.
Cordwood siempre anda a la búsqueda de nuevos re-
clutas que sumar a su red de espionaje. Sus agentes o él
mismo podrían ponerse en contacto con otros Cainitas a tal
fin; e invitarlos a Ceoris.
Aspecto: Cordwood roza el metro ochenta de altura.
Calvo en la coronilla, no renuncia a su melena plateada.
Sus ojos son de un azul acerado, sus pómulos, altos y pro-
nunciados. Ancho de hombros y de brazos musculosos.
Viste de negro; en el exterior, se cubre con una capa larga
y de color azabache que parece flotar a su alrededor como
dotada de vida propia.
Sugerencias de interpretación: Antes de convertir-
te en vampiro, eras débil y estúpido. Todo el mundo se
cría con derecho a abusar de ti. Disfrutas de tu nueva
sensación de poder. Ahora disfrutas con el ejercicio físico.
Aunque ya no sientes el menor deseo de poseer sexual-
mente a ninguna mujer, te gusta saber que todas vuelven
la cabeza a tu paso. Nada te proporciona más placer que
saber que los demás te temen. También te excita el reto
de infiltrarte en los refugios de los Tzimisce. Tu antigua
obsesión parece vana y carente de sentido comparada con
esta nueva y peligrosa misión de cuyo éxito dependen tus
compañeros. Por fin te has convenido en el hombre que
siempre tendrías que haber sido.
Secretos: Sólo Cordwood conoce las identidades de to-
dos los espías Tremere de Transilvania. También sabe mu-
chas cosas acerca de los Tzimisce, Gangrel y Nosferatu, gran
parte de las cuales no comparte con sus compañeros. Oculta
la auténtica extensión de la falta de respeto que siente por el
quisquilloso y entrometido Curaferrum. Piensa eliminar al
viejo inútil, algún día. Sus agentes le informan de que uno
de los Cainitas de Ceoris ha forjado un pacto secreto con los
Tzimisce. Todos los días se convence de que la identidad del
traidor es distinta de la que creía el día anterior.
Influencia: Sus agentes incluyen a media docena de
Cainitas, dos docenas de ghouls y unos sesenta operativos
mortales, una tercera parte de los cuales podría conocer la
verdadera naturaleza de su señor y sus enemigos.
Destino: Cordwood extiende su influencia con el paso
de los siglos, pasando a dirigir todas las actividades de la
Casa Tremere relacionadas con el espionaje. Desaparece
de Ceoris a finales del siglo XV, poco después de la deser-
ción de muchas de las Gárgolas de la capilla. El consenso
general afirma que falleció en la batalla o en las revueltas
del Sabbat, pero persisten los rumores de que se ha unido
a los Tremere renegados de Goratrix o de que, sencilla-
79
mente, permanece en la sombra. Hay quien cree que sigue
dirigiendo a los espías Tremere desde una capilla secreta.
Clan: Tremere
Sire: Epistatia
Naturaleza: Solitario
Conducta: Autócrata
Generación: Séptima
Abrazo: 1023
Edad aparente: treinta y cinco
Físicos: Fuerza 3, Destreza 3, Resistencia 2
Sociales: Carisma 3, Manipulación 4, Apariencia 3
Mentales: Percepción 1, Inteligencia 3, Astucia 3
Talentos: Actuar 2, Alerta 2, Atletismo 1, Pelea l, Es-
quivar l, Intimidación 3, Liderazgo 2, Subterfugio 4
Técnicas: Trato con los animales 1, Armas cuerpo a
cuerpo 4, Equitación 1, Sigilo 1
Conocimientos: Academicismo 2, Investigación 5, Lin-
güística (inglés, escandinavo) 2, Medicina 1, Ocultismo 5
Disciplinas: Auspex 5, Dominación 3, Taumaturgia 5
Sendas taumatúrgicas: Creo Ignem 4, Perdo Magica
2, Rego Tempestas 2, Rego Vitae 4, Senda del Paso 3
Trasfondos: Contactos 5, Criados 2, Posición 3 (entre
los Tremere)
Virtudes: Convicción 5, Instinto 2, Coraje 3
Camino: Diablo 7
Fuerza de Voluntad: 7
CURAFERRUM, CASTELLANO
Y ESCALADOR DE LA PIRÁMIDE
Trasfondo: Podría decirse que Curaferrum es un recién
llegado tanto a las filas de los magi como de los Cainitas. Por
medio de un excelente instinto para la política y una energía
incombustible, ha ido amasando poder dentro de Ceoris.
80
Nació cerca de Minsk en 1098, como Yan, hijo de Symon.
Su padre era granjero pero su hermano Frantsyk, mucho
mayor, se había convertido en un vendedor ambulante. El
hermano de Yan viajaba por todo el este de Europa ven-
diendo reliquias sagradas (pocas de ellas auténticas) a los
nobles adinerados. Ante la poco halagüeña perspectiva de
una vida entre cerdos y gallinas. Yan decidió seguir los
pasos, en apariencia, prometedores, de su hermano. Mien-
tras redactaban su lista de mecenas, se dieron cuenta de
que un buen número de individuos interesados en huesos
de santos y trozos de la cruz verdadera también estaba
dispuesto a comprar otras mercancías exóticas: huevos de
cocatriz, cuernos de unicornio y ciertos cristales puros.
Tras la muerte de Frantsyk en 1135 a manos de los guardias
de un cliente al que había engañado, Yan abandonó la fal-
sificación y explotó su talento natural para localizar objetos
imbuidos de lo que sus clientes llamaban vis. En 1128, un
cliente le canjeó a Yan cierta información por un puñado
de perlas cargadas de vis. El cliente le habló de una capilla
de Transilvania, gobernada por una maga honesta llamada
Tosia. Esa capilla, Umor Mons, aceptaría todo el vis que
Yan pudiera reunir y le recompensaría con creces por ello.
Yan acudió a la capilla de Tosia. Llegado el año 1130, con-
venció a uno de sus magi, Iusta, que lo aceptara como
aprendiz. Adoptó el nombre de Curaferrum.
En 1135, los Tzimisce arrasaron Umor Mons y los su-
pervivientes se refugiaron en Ceoris. Allí, el ambicioso
Curaferrum, recién elevado a mago de pleno derecho, aban-
donó a Iusta y a su patrona para cultivar la amistad de
Etrius. Éste acababa de instalarse como timonel de Ceoris y
disponía de pocos aliados de confianza. Curaferrum pla-
neaba aconsejar a Etrius, poco disciplinado en ocasiones,
sobre las sutilezas del gobiernes de una capilla. Antes de
darse cuenta, se vio respondiendo a una serie de preguntas
capciosas que le planteó el señor de la capilla a lo largo de
varios meses, Etrius, satisfecho con sus respuestas, al pare-
cer, le confió el secreto de los Cainitas Tremere. Curaferrum
sintió un nudo en la garganta al conocer la verdad pero,
viendo que era la única forma de conseguir más poder
dentro de la casa, consintió de inmediato ante la propuesta
del Abrazo. Etrius seleccionó como sire del novato a un
taumaturgo, ya desaparecido, llamado Pervicax y ascendía
a castellano a Curaferrum seis años después, en 1146.
Malgorzata se opuso al nombramiento con todas sus fuer-
zas pero no pudo hacer nada por impedido.
Durante las cinco décadas siguientes, Curaferrum no ha
dejado de insistir en los privilegios que le corresponden como
castellano, además de abandonar casi toda cautela a la hora
de conservar y aumentar su poder. La facción conspiradora
le hace tan poco caso como resulta posible sin incurrir en la
ira de Etrius. Tosia considera que es un codicioso sin escrú-
pulos y se arrepiente de haberte permitido franquear las puer-
tas de Umor Mons. Otros magi mortales lo ven como a un
recién llegado arrogante al que el cargo le viene grande. Los
aprendices mortales cuentan numerosos chistes a su costa y
se mofan de su conducta quisquillosa y desmesurada devo-
ción a las reglas, más ridículas. Su arrogancia y su inquebran-
table confianza en sí mismo evitan que se dé cuenta de la
baja estima en la que lo tienen los residentes de Ceoris. Es
demasiado cauto para conspirar por cuenta propia contra
sus enemigos dentro de la casa; sólo actuará contra Malgorzata
o Jervais si Etrius o Tremere lo aprueban.
LA CASA DE TREMERE
 Quiere establecerse como algo más que el castellano
de Ceoris, y espera demostrar su acuidad política atrayen-
do a Ceoris a un prestigioso enviado de otro clan.
Aspecto: Curaferrum viste una humilde túnica marrón,
igual que Etrius, pero la adorna con pedrería y borde de
piel. Se toca con un elaborado sombrero de piel imbricado
con símbolos místicos. Pese a su aspecto juvenil, prodiga
una larga barba, con la pretensión de resaltar su sabiduría y
elevada posición.
Sugerencias de interpretación: No se te cae de la
boca la palabra orden. Crees en la pirámide de autoridad
decretada por Tremere. Tu deber consiste en meter en ve-
reda a los alborotadores e indisciplinados habitantes de
Ceoris, quienes estarían perdidos sin ti. Son todos unos
infelices que ya habrían muerto si no te preocupases de
hacer cumplir las sabias directrices de Etrius. Algún día se
darán cuerna de todo lo que has hecho por ellos, y se
pelearán por el derecho a ser el primero en darte las gra-
cias. Etrius es un gobernante admirable. Te da igual que se
burlen de ti, pero te saca de tus casillas que no le muestren
a él el debido respeto. Al menos, eso es lo que te gusta
creer. Nunca se te pasaría por la cabeza traicionar a Etrius o
a Tremere, eso sería una soberana hipocresía.
Secretos: Una red de sirvientes ghouls informa a
Curaferrum. Gracias a ellos, se ha enterado de muchas cosas
interesantes acerca de las magi mortales. Sabe que Tosia y
los otros magi cristianos se han estado reuniendo en secreto
y cuchicheando entre sí con semblante preocupado. Tam-
bién sabe que Bitiurges lleva siempre encima una carta de
alguien, y le pica la curiosidad por saber lo que pone en ella.
Influencia: Curaferrum dirige las actividades de cada
noche de Ceoris. En su cargo, ostenta una influencia consi-
derable. Sin embargo, depende por entero de Etrius para
conservar el poder, al no haber conseguido que ningún
subalterno le profese lealtad a él solo.
Destino: Curaferrum es destituido de su cargo en 1250,
cuando Goratrix y Malgorzata le tienden una emboscada a
él y a uno de sus aprendices. Acusado de complicidad en
un incidente durante el cual un guerrero Gangrel no sólo
entra en Ceoris sino que a punto está de llegar hasta la
mismísima cámara de Tremere, Curaferrum pasa media dé-
cada en las mazmorras, sufriendo torturas periódicas. Sin
embargo, Ceoris se sume en los altercados y el desorden
sin él, por lo que Tremere termina por perdonarle su inexis-
tente traición en 1255. Curaferrum sigue ejerciendo de cas-
tellano hasta 1476, cuando Virstania conduce a sus adora-
das Gárgolas hasta sus aposentos. Las bestias lo inmovilizarán
mientras ella se bebe la sangre de su corazón como última
declaración de su desprecio hacia la jerarquía del clan. Ar-
dan el de la Melena Dorada, otrora maese de la pequeña
capilla de Praga, ocupa el lugar de Curaferrum como resul-
tado de la rebelión de las Gárgolas.
Clan: Tremere
Sire: Pervicax
Naturaleza: Autócrata
Conducta: Autócrata
Generación: Octava
Abrazo: 1140
Edad aparente: cincuenta y muchos
Físicos: Fuerza 2, Destreza 2, Resistencia 2
Sociales: Carisma 2, Manipulación 4, Apariencia 1
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 5, Astucia 3
LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN
Talentos: Esquivar 1, Intimidación 2, Liderazgo 3, Sub-
terfugio 3
Técnicas: Herbolaria 4, Armas cuerpo a cuerpo 4
Conocimientos: Academicismo 2, Lingüística (griego,
rumano) 2, Medicina 2, Ocultismo 3, Política 2, Ciencias 2,
Senescal 3
Disciplinas: Auspex 2, Dominación 2, Taumaturgia 4
Sendas taumatúrgicas: Senda de la Protección 4, Rego
Magica 3, Rego Motus 2, Rego Tempestas 2
Trasfondos: Mentor 4, Criados 5, Posición 4 (entre los
Tremere)
Virtudes: Consciencia 2, Autocontrol 3, Coraje 3
Camino: Caballería 6
Fuerza de Voluntad: 7
ESOARA, SEÑOR DE
LA GUERRA DE CEORIS
Trasfondo: Esoara nació en una aldea a las afueras
de Bistritz en 1116. Su madre fue una muchacha de cator-
ce años, víctima de una violación, hija de un molinero.
Murió durante el parto y los abuelos de Esoara lo trataron
siempre como si él tuviese la culpa de la desgracia de su
hija. Nunca se cansaban de maldecir al mercenario de ta-
lante sombrío que, hacha en mano, irrumpió una noche
en el molino y les arrebató a su niña. Esta misteriosa figu-
ra, de salvaje melena y armadura ennegrecida por el fue-
go, arraigó en la imaginación de Esoara. Decidió que se
convertiría en un guerrero mercenario, a fin de encontrar
algún día a su feroz padre y combatir junto a él. En cuanto
tuvo edad para levantar un hacha de combate, abandonó
su hogar en busca de guerras que librar. Les preguntó a
sus camaradas soldados si alguien conocía a su padre.
Todos ellos se encogían de hombros y le proporcionaban
vagas pistas que lo conducían a batallas cada vez más
remotas. En 1137, estaba muy lejos de su hogar y se había
convertido en un mercenario experto. Combatió con los
pisanos en el saqueo de Amalfi, aquel mismo año. En
1144, luchó por Alfonso de Portugal, quien expulsó a los
musulmanes de Lisboa. En 1160, blandía su hacha por
Federico Barbarroja y ayudó a arrasar Milán.
Meses después, en una taberna española, llegó a sus
oídos la conversación de un grupo de hombres desdenta-
dos y paralíticos que fanfarroneaban de sus gestas de anta-
ño. Uno de ellos, el de aspecto más deteriorado, enumera-
ba cada una de las violaciones que había perpetrado. Entre
ellas, descrita con inconfundible detalle, se contaba la de la
madre de Esoara. El joven no daba crédito. Aquel no era
ningún poderoso jinete a lomos de semental negro salido
del infierno. Ni siquiera en sus mejores tiempos podría ha-
ber respondido a tal descripción. A juzgar por el relato del
viejo, había sido un saqueador, bandido y carroñero cobar-
de y oportunista. Esoara pensó en matar al hombre por
haberle decepcionado, pero no consiguió reunir la sangre
fría necesaria. Opto por volver a su hogar.
La ruta de regreso a Transilvania lo condujo al fragor
de una batalla nocturna entre extraños guerreros de rostro
ensangrentado. Algunos de ellos le atacaron, tomándolo
por un enemigo. Se defendió y, sin darse cuenta, tomó
partido por las fuerzas sitiadas del otro bando. Cuando
Esoara retrocedía con su caballo, presto a decapitar a un
81

jinete enemigo, restalló un relámpago. Captó el momentá-
neo reflejo de si mismo en un charco fangoso. Se había
convertido en la terrible figura que acudía siempre a su
mente cada vez que imaginaba a su padre. Cercenó la ca-
beza del contrincante y levantó el hacha, al tiempo que
profería un aullido mezcla de desesperación y exultación.
Los Cainitas que comandaban las fuerzas Tremere, por
quien Esoara estaba combatiendo sin saberlo, habrían su-
cumbido antes de su llegada. El actual líder de la partida
Tremere, uno de los ghouls de Curaferrum, le dio las gra-
cias a Esoara y le dijo que sus señores sin duda querrían
recompensarle con un puesto. Esoara se mostró de acuer-
do, pensando que así lo habría dispuesto el destino. Siguió
a las tropas de regreso a Ceoris donde compareció ante el
castellano y fue nombrado sargento. No tardó en demostrar
su iniciativa y su talento. Curaferrum lo convirtió en ghoul
medio año después, y le otorgó el Abrazo en 1167.
Como capitán de la guardia, Esoara se ha convenido
en un elemento indispensable para la defensa de Ceoris. Le
proporciona experiencia de primera mano en el arte de la
guerra a un grupo dominado por místicos y académicos.
Pese a la lealtad que le profesa a Curaferrum y a Etrius, ha
comenzado a quejarse de lo limitado de su papel dentro de
Ceoris. Quiere Abrazar en persona a más guerreros, y diri-
gir un asalto definitivo contra las fortalezas Tzimisce. A jui-
cio de Esoara, sus señores se toman la guerra como un
incordio intermitente del que no merece la pena preocu-
parse hasta que llama a la puerta. Él sabe que la mejor
manera de ocuparse del enemigo es destruirlo por comple-
to y apoderarse de la iniciativa. Jervais ha comenzado a
82
pasar algún tiempo en compañía de Esoara, escuchando
sus quejas. Esoara sospecha del hombre, pero confía en
utilizar la amenaza de su conspiración para instigar a sus
señores a entrar en acción.
Aspecto: Esoara es un hombre gigantesco, dotado de
unas espaldas fuertes como las de un oso y de un tupido
copete de negros cabellos grasientos. Una barba enmaraña-
da extiende sus zarcillos por toda su mandíbula hasta cubrir-
le el cuello. Una gruesa vena palpitante le surca la frente, en
dirección a su nariz de gancho. Sus ojos negros son como
brasas insertadas en su osamenta. Se cubre con una armadu-
ra pesada, cuyo peto muestra el elaborado relieve de una
serpiente que se infiltra en un costillar y una calavera huma-
nas. Lleva consigo a todas partes su inmensa hacha, a menu-
do ajeno en apariencia al hecho de que la empuña.
Sugerencias de interpretación: Tener la vista vuelta
hacía el pasado socava la confianza de un hombre. Tú no
eres de los que se lamenta por el rumbo que has elegido ni
te paras a considerar las ironías de la vida. El destino te
trajo a Ceoris y te convirtió en un vampiro. El destino no es
algo con lo que se pueda jugar. Hizo de ti un poderoso
guerrero. Naciste para combatir y dirigir. Eso es lo que ha-
ces, en la batalla se cumple tu destino. El único problema
es la incapacidad de tus señores para ver lo que hay que
hacer a fin de derrotar a sus enemigos. Harás lo que sea
necesario para convencerlos. Entonces les demostrarás lo
que es capaz de hacer un auténtico guerrero.
Secretos: Esoara se siente bastante atraído por
Meerlinda, miembro del Consejo Interno y líder de la capi-
lla de Londres, desde la primara vez que la vio. Ella le
halagó buscando su consejo en asuntos militares. No tardó
en acceder a vigilar a Etrius por ella y en informar de cual-
quier indicio de que fuese a actuar contra Goratrix sin el
consentimiento de Tremere. Meerlinda se lo propuso sin
que pareciera que su colaboración fuese a tener nada de
desleal. Al fin y al cabo, ella vela por los intereses de Etrius
y sólo pretende protegerlo de sí mismo. Meerlinda le dio a
Esoara una concha marina de plata en la que puede susu-
rrar cualquier revelación que desee compartir con ella.
Influencia: Esoara dirige las operaciones militares de
Ceoris, pero no le interesa la política. Ahora responde ante
Curaferrum, pero jurará lealtad a cualquier otro castellano
que saliera designado sin ni siquiera un bufido de desapro-
bación. El castellano no ha renovado el juramento de san-
gre entre ellos y éste se ha diluido hasta convertirse en
respeto por el cargo más que por la persona que lo ocupe.
Destino: Esoara se convierte en asesor militar de los
Tremere durante su guerra contra los magi herméticos. La
cual dará comienzo dentro de pocos años. Aunque aban-
dona Ceoris a menudo para supervisar los sitios a capillas
rivales. Ésta seguirá siendo su morada. Combate con valor
cuando las Gárgolas se rebelan y la Revuelta Anarquista
estremece el mundo Cainita. Nunca llega a convertirse en
taumaturgo, no obstante, y su posición se erosiona poco a
poco. En 1720, abandona la capilla de Viena y se une a los
Tremere antitribu de Goratrix.
Clan: Tremere
Sire: Curaferrum
Naturaleza: Bárbaro
Conducta: Defensor
Generación: Novena
Abrazo: 1167
LA CASA DE TREMERE
 Edad aparente: Cuarenta y cinco
Físicos: Fuerza 4, Destreza 3, Resistencia 3
Sociales: Carisma 2, Manipulación 2, Apariencia 2
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 2, Astucia 3
Talentos: Alerta 2. Atletismo 2, Pelea 2, Esquivar 2,
Intimidación 3, Liderazgo 2
Técnicas: Trato con los animales 1, Tiro con arco 2,
Armas cuerpo a cuerpo 3, Equitación 3, Sigilo 2, Supervi-
vencia 1
Conocimientos: Investigación 1, lingüística (español,
francés, italiano) 3, Senescal 1
Disciplinas: Auspex 1, Dominación 2, Fortaleza 2, Po-
tencia 2
Trasfondos: Mentor 3, Criados 3, Posición 2 (entre los
Tremere)
Virtudes: Consciencia 4, Autocontrol 3, Coraje 5
Camino: Humanidad 4
Fuerza de Voluntad: 10

Epistatia, cazadora usurpadora

Trasfondo: Los estudios en el campo de la magia de
Epistatia la han dejado escasos y vagos recuerdos de su
vida anterior, algo que apegas la turba. En ocasiones pue-
blan sus sueños extrañas imágenes, quizás extraídas de sus
recuerdos desaparecidos. Puede que fuese la hija de un
senador durante los últimos días de imperio romano. O
quizás una oráculo al cargo de un antiguo templo. No im-
porta. Sabe que hace mucho que es una maga Tremere, y
eso es todo lo que le hace falta saber.
Desde que es capaz de recordar, la obsesiona la idea
de que las almas débiles pueden desplazarse de sus cuer-
pos por breves espacios de tiempo, lo cual las volvería
susceptibles a la mente superior de un mago que se encon-
trase lejos de ellas. Pensó en utilizar sólo a criminales como
sujetos experimentales. Por desgracia, los rebeldes y los
forajidos tendían a manifestar voluntades fuertes e inde-
pendientes, lo que dificultaba la escisión de sus almas. Hace
unos doscientos años, decidió que, en aras de la ciencia,
debía emplear a campesinos de voluntad débil y a otros
supuestos inocentes de escaso valor para Dios y el hom-
bre. Ocultó sus maquinaciones al regente de la capilla y
contrató a rufianes para que capturasen víctimas que utili-
zar en sus experimentos. Continuó con esta costumbre des-
pués de trasladarse a la capilla de Viena de Etrius a media-
dos del siglo X. Sus apuntes le dicen que Etrius descubrió
sus actividades en el año 990. La expulsó de su capilla, por
lo que acudió a Ceoris en busca de la protección de Goratrix...
Éste la implicó en la guerra contra los magi de la Casa
Diedne, recompensando sus éxitos con campesinos con
los que experimentar. Condujo sus estudios sobre la migra-
ción del alma hacia el esfuerzo de contrarrestar el declive
de la magia de los Tremere. En 1011, acusó al aprendiz de
Paul Cordwood, Vincius, de maldecirla con el mal de ojo,
arruinando así una demostración que había preparado ante
la asamblea de magi de Ceoris. Vincius no tardó en apare-
cer estrangulado en su cama. Pese a ser sospechosa de
asesinato, no se logró reunir pruebas que la inculparan.
Goratrix puso freno a sus estudios y le exigió que se con-
centrara en ayudarle a él con los suyos. Le propuso que lo
ayudara a proyectar su consciencia en el espacio astral. Fue
durante estos experimentos cuando contactó con las dos
entidades que le enseñaron a Goratrix las claves para el
ritual de transformación... o eso afirma ella, al menos.
Epistatia no disfrutaba del rango suficiente dentro de la
casa como para disfrutar de un sitio en la ceremonia de
transformación pero, inmediatamente después, se convirtió
en la primera persona fuera del Consejo Interno en ser
Abrazada cuando Goratrix le entregó la sangre sin el per-
miso de Tremere. Dado que conocía el ritual, la otra op-
ción habría sido asesinarla, y había demostrado que era
demasiado útil para eso. Epistatia no recuerda haber obje-
tado nada a su nueva condición.
Durante varios años los Cainitas de Ceoris se alimenta-
ron de forma indiscriminada, pero no tardaron en percatarse
del porqué había tan pocos vampiros en el mundo. Las vícti-
mas tendían a escasear si se las daba caza sin control. Luego
llegaron los Tzimisce, aporreando las puertas de Ceoris.
Epistatia
se ofreció voluntaria para dirigir las cacerías y organizar bati-
das a fin de capturar varias víctimas de una sola incursión, que
más tarde serían llevadas a Ceoris, encadenadas, para servir
de recipientes de sangre hasta el fin de sus días.
Tras convertirse en la señora de la caza, Epistatia con-
tinuó con sus estudios de la migración de las almas. Si,
durante el transcurso de sus cacerías, se encuentra con al-
gún vampiro que le parezca que puede resultar útil para
Ceoris (o proporcionar nuevas pistas acerca del funciona-
miento del alma), lo llevará a la capilla, por las buenas o
por las malas.
Aspecto: Epistatia es una mujer de baja estatura y
desgarbada, de rostro pastoso casi sin rasgos destacables.
Su nariz es recta y estrecha, sus ojos están algo separados y

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 83
su boca es blanda y sin personalidad. Sus lacios mechones
de cabello rubio platino se derraman formando una larga
maraña. Se cubre con telas holgadas, de color marrón cla-
ro, que ocultan sus formas. Su rostro nunca pierde la ex-
presión plácida e impertérrita, ni siquiera aunque esté co-
metiendo las crueldades más atroces.
Sugerencias de interpretación: Lo único que impor-
ta es tu investigación. Cualquier cosa que hagas a fin de
avanzar en tus estudios quedará justificada. Convertirte en
Vampiro te mantuvo viva para poder continuar con tus ex-
perimentos, que podrían proporcionar información valiosa
acerca de la naturaleza física del alma. Aceptas tus deberes
de cazadora porque es necesario. La caza te da de comer y
evita que los demás magi, por lo general celosos y
metomentodos, interfieran con tu trabajo. Las vidas de las
personas que capturas no merecen ni que pienses en ellas.
No debes forjar ninguna relación con tus colegas; la lealtad
provoca malentendidos. Mantenlos a cierta distancia y vela
siempre por la fortaleza de tu posición.
Secretos: Aunque Epistatia sufre pérdida de memoria,
les oculta el verdadero alcance de su amnesia a sus camara-
das. Otro hecho que esconde es que la primera vez que la
entidad Estrella del Cielo se puso en contacto con ella fue
en 1007, cinco años antes de los experimentos que condu-
jeron a la transformación. Vino a ella mientras intentaba
extirpar y encerrar el alma capturada de un sujeto, y le
ofreció conocimientos a cambio de su silencio. Le propor-
cionó nuevas vías de investigación, algunas de las cuales
estaban relacionadas con los antiguos vampiros que Tremere
y Etrius cazaron en su día.
Influencia: Incluso tras la marcha de su patrón,
Goratrix, Epistatia conserva una posición sólida dentro de
la capilla. Los Cainitas de Ceoris disfrutan de las ventajas de
su nueva existencia, pero no les gusta tener que pensar en
el precio que entraña. Se sienten aliviados porque Epistatia
les evita la vejación, el peligro y la molestia que entraña la
caza de humanos. Ella afirma que los asuntos políticos no
le interesan y se profesa neutral en la lucha entre conserva-
dores y conspiradores. De hecho, a menudo les hace favo-
res encubiertos a ambos bandos para guardarse las espal-
das. En este sentido, emula a Tremere al azuzar a ambas
facciones entre sí.
Destino: Epistatia desaparece en 1282, y se presume
que los magi mortales se han cobrado su vida, pues en
esos momentos los Tremere están en guerra contra ellos.
Lo cierto es que Epistatia ha sucumbido a los efectos de su
amnesia y se ha olvidado de toda su existencia como miem-
bro de la casa. Vaga de ciudad en ciudad, se establece du-
rante breves periodos de tiempo y adopta diversas identi-
dades que le permiten mantener una existencia nocturna y
alimentarse sin llamar la atención. En 1932, se convierte en
la propietaria de una polvorienta tienda de mercadería ba-
rata en Baltimore, Maryland. Ha mantenido la tienda abier-
ta hasta nuestros días, capturando a algún que otro vaga-
bundo o a algún ladronzuelo para alimentarse. En ocasio-
nes, curiosas imágenes de un sobrecogedor castillo entre
las montañas pueblan sus sueños.
Clan: Tremere
Sire: Goratrix
Naturaleza: Fanática
Conducta: Innovador
Generación: Sexta
84
Abrazo: 1022
Edad aparente: Sesenta y pocos
Físicos: Fuerza 3, Destreza 4, Resistencia 3
Sociales: Carisma 2, Manipulación 2, Apariencia 1
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 4, Astucia 2
Talentos: Alerta 4, Atletismo 3, Pelea 3, Esquivar 3,
Intimidación 4, Liderazgo 2, Subterfugio 2
Técnicas: Trato con los animales 1, Tiro con arco 2,
Herbolaria 1, Armas cuerpo a cuerpo 4, Equitación 2, Sigilo 3,
Supervivencia 2
Conocimientos: Academicismo 3, Lingüística (griego,
arameo) 2, Medicina 2, Ocultismo 5, Política 2, Ciencia 2,
Senescal 1
Disciplinas: Auspex 4, Dominación 4, Taumaturgia 6
Sendas taumatúrgicas: Creo Ignem 3, Perdo Magica 2,
Cebarse en el miedo del alma 2, Rego Elementum 2, Rego
Motus 2, Rego Tempestas 3, Rego Vitae 5, Senda del Paso 4.
Trasfondos: Posición 3 (entre los Tremere)
Virtudes: Convicción 4, Instinto 2, Coraje 3
Camino: Diablo 6
Fuerza de Voluntad: 7
ETRIUS, SEÑOR DE CEORIS
Cuarta generación, chiquillo nominal de Tremere
Naturaleza: Tirano
Conducta: Conformista
Abrazo: 1022
Edad aparente: Treinta y pocos
Nacido a las afueras de Gotheborg, Suecia, en el año
850, Etrius fue el hijo estudioso e introvertido de un forni-
do vikingo que se convertiría en uno de los primeros con-
versos al cristianismo de aquella tierra. El padre de Etrius
servía como patrón y protector de Ansgar, el obispo ale-
mán que se aventuró en la primera misión oficial a Suecia
en el año 869. Ansgar dejó una huella indeleble en el im-
presionable Etrius, quien se vio atraído sin remisión a la
doctrina cristiana. Ya desde el principio, su fe era pura idio-
sincrasia: no creía más que en su propia santidad. Como
santo en ciernes, no dudaba en perdonarse transgresiones
que condenaría en los demás. Tras razonar que el primer
paso hacia la canonización pasaba por cubrirse con las ropas
de un clérigo, decidió convertirse en sacerdote. Tarea harto
complicada en la aún pagana Suecia. Su padre lo envió de
peregrinaje a Roma. Transcurridos escasos días desde el
comienzo del viaje, los peregrinos fueron atacados por ene-
migos del padre de Etrius. Etrius se convirtió en esclavo y,
más tarde, sería vendido en la lejana Constantinopla. Su
comprador no fue otro sino Tremere, quien vio en él de
inmediato un talento en bruto para la magia y una predis-
posición a cumplir órdenes. Tremere adoptó a Etrius en
calidad de aprendiz, el primero desde su amargo fracaso
por apoderarse de la Orden de Hermes.
Etrius permaneció junto a Tremere incluso mucho des-
pués de demostrar que era un magus de gran poder. Tremere
toleraba su retórica cristiana, aunque lo mortificaba de vez
en cuando recordándole el antagonismo entre la Iglesia y
los brujos. Etrius no encontraba motivos para explicar que
sin duda el Señor había querido que él se convirtiera en
magus. ¿Por qué si no habría dispuesto el Altísimo el desti-
no de Etrius de tal manera?
LA CASA DE TREMERE
 La arrogancia de Etrius crecía al tiempo que su proceso
de envejecimiento se retardaba por procedimientos mági-
cos y enterraba a sus contemporáneos. Se quitó de la cabe-
za sus sueños de beatificación, tras llegar a la conclusión
de que Dios debía de tenerle reservado un final mayor que
el de convenirse en un simple santo. A mediados del siglo
X, había comenzado a actuar como si todas las acciones
que emprendiera disfrutasen, por definición, del beneplá-
cito de Dios. En el año 962, redujo a polvo a un informador
que pretendía revelar un complot de escasa repercusión de
los Tremere a los magi rivales. Se justificó argumentado
que si los discípulos hubiesen estado dispuestos a matar
por él, Cristo jamás habría sido crucificado. Tremere esbo-
zó una sonrisa al escuchar aquello.
Cuando Etrius conoció a Goratrix, siendo aún un apren-
diz, ambos sintieran odio a primera vista. Tremere le había
preparado para que aborreciera a su predecesor, Etrius veía
en Goratrix toda la maldad a la que él se consideraba inmu-
ne. Goratrix le tenía por un hipócrita de proporciones bíbli-
cas. Con cuanta más sagacidad señalaba Goratrix los puntos
débiles de la teología aplicada a sí mismo de Etrius, con
mayor testarudez se agarraba éste a ellas. Etrius, viendo que
Goratrix pretendía eclipsar a Tremere, comenzó a concebir
la lealtad a su señor como la virtud más importante de todas.
Etrius construyó la pequeña capilla de Viena en el año
920, de la que fue regente nominal, pese a sus numerosas
ausencias, hasta el 1022. Durante su mandato se dedicó a
infringir de forma solapada la tácita prohibición hermética
que prohibía la implicación en los asuntos de política de
los mortales, ayudando al rey alemán (más tarde empera- vampiros. Etrius se sintió abrumado, e incluso llegó a ex-
dor de la Roma católica) Otto el Grande contra las hordas presar en voz alta su preocupación por su alma inmortal.
magiares en la batalla de Lechfeld, en el año 955. Actuó así Sus compañeros intercambiaron miradas de soslayo y Etrius
siguiendo su programa de cosecha de contactos dentro de guardó silencio (sus objeciones morales no duraron mucho
la iglesia y las clases dirigentes de Austria. Aunque los tiempo. Una vez Goratrix hubo salido del escenario y con
magiares se mostrasen abiertos a la conversión al cristianis- el vampirismo convertido en el eje de la existencia de los
mo en el año 955, Etrius los tenía por paganos impíos, Tremere, Etrius llegaría a asegurar que fue él quien había
semejantes a sus propios paisanos. Fue también durante practicado el gran ritual).
aquellos años en Viena cuando Etrius conocería a En 1024, el fantasma de Ponticulus se apareció ante Etrius,
Mendacamina, para terminar embarcándose en una pasión para advertirle de que Goratrix había conspirado con entida-
mutua condenada al fracaso. des del otro mundo para conseguir la ceremonia de transfor-
En el año 980, intervino en el ritual de Goratrix para mación. Ponticulus urgió a Etrius para que indujese al suici-
consagrar Ceoris. Fue decisión suya colocar el miembro dio a los demás participantes del ritual, si no querían que la
amputado de Goratrix, de manera humillante, en la boca magia desapareciese del mundo. Hacía tiempo que Etrius
del mago Ponticulus, decapitado tras cometer un error du- aguardaba la aparición de Ponticulus e intentó esclavizar al
rante el ritual. Luego cuestionaría los métodos de construc- fantasma, sin éxito. Ponticulus escapó y acudió a los Tzimisce
ción de Goratrix y creó el abismo que separa la capilla de para revelar el secreto de los Tremere.
la ladera. Pasó mucho tiempo en Ceoris durante aquellos Etrius volvió a enfrascarse en su rivalidad con Goratrix,
primeros días, para mayor consternación de su rival, al que recomendó precaución antes de dar el paso de Abra-
Goratrix. En el año 996, eclipsó a Goratrix al demostrar sin zar a nuevos miembros, argumentando que quienes fuesen
lugar a dudas que la magia estaba disminuyendo. Ambos reclutados a la fuerza no serían dignos de confianza. Obs-
compitieron furiosos entre sí para encontrar una manera de cureció la estrategia de este plan envolviendo sus objecio-
contrarrestar ese fenómeno. Sus ansias de vencer llevaron nes en términos religiosos. Con Tremere cada vez menos
a Etrius a abandonar los vetos formulados por su señor en presente, los dos sempiternos rivales se volcaron en su
contra del diabolismo. Intentó duplicar la magia conjuradora guerra intestina. En el 1036, cuando sus reyertas amenaza-
de demonios sin tener que contactar con ellos. Sus experi- ban con delatarlos a todos, Tremere salió al paso y aprove-
mentos fracasaron de forma estrepitosa en el año 1014, chó la excusa para someter a los siete miembros del Conse-
cuando atrajo a una verdadera horda de demonios (incluso jo Interno al juramento de sangre. A Etrius le pareció que
puede que abriese un portal a las esferas infernales), obli- aquello era un buen resultado.
gando así al abandono de toda una planta de laboratorios. Tremere se llevó a Etrius consigo en su épico viaje
Goratrix lo dejó atrás en el año 1022, al ocuparse de la para conocer más acerca de los vampiros y de sus costum-
magia que convertiría a Tremere y a siete miembros de su bres. Llegado el año 1126, los dos se hallaban enfrascados
casa, entre ellos tanto Etrius como el propio Goratrix, en en la busca y captura de Matusalenes, a fin de que el Con-

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 85
sejo de los Siete pudiera sumarse a su diablerie. Las súpli-
cas de Etrius para excluir a Goratrix de los beneficios de su
empresa cayeron en oídos sordos.
En 1133, Etrius ayudo a Tremere a encontrar y asesinar a
Saulot. Una parte de su conciencia, enterrada tiempo ha, le
decía que aquello era el crimen definitivo, que debería dete-
nerse. Sin embargo, Tremere estaba ansioso por seguir ade-
lante y estaba claro que, si Etrius no le ayudaba, lo haría
Goratrix. Sostuvo al antiguo durmiente mientras Tremere se
bebía su sangre. Cualquier remordimiento que pudiese al-
bergar desapareció cuando Tremere le recompensó hacién-
dole entrega de Ceoris y enviando a Goratrix a París.
Al coger las riendas de la capilla, se dio cuerna de que
las fuerzas de Goratrix seguían en su sitio. Malgorzata era
especialmente enervante, una chiquilla del señor exiliado,
intrigante, cuya sed de prestigio esa insaciable. La facción
conspiradora continuó ignorando sus órdenes de refrenar-
se y Abrazar sólo a aquellos magi que accedieran a ello. La
lucha sigue hasta el momento.
JERVAIS, COSECHADOR
DE VIS
Trasfondo: El padre de Jervais ejercía de escribano
en la hacienda de un modesto noble francés. Jervais nació
en el año 1070 y fue educado para continuar con la profe-
sión de su progenitor. El señor de su padre poseía algu-
nos contactos exóticos y, en 1085, dispuso que Jervais
entrase a trabajar como escribano en la capilla Tremere de
París. El bibliotecario del lugar le asignó la copia de varios
textos. A Jervais, los manuscritos ocultistas que copiaba le
parecían complejos, pero interesantes. Los magi de la ca-
pilla vieron en él una chispa de talento mágico, si bien no
tan importante como para fomentarla. Algunos le cogie-
ron aprecio y se portaban bien con él; la mayoría lo mira-
86
ban por encima del hombro, como corresponde a los
magus pagados de sí mismos.
En el año 1088, Malgorzata visitó la capilla de París con
Goratrix. Jervais se quedó prendado de ella a primara vista,
le flaquearon las rodillas ante su hermosura y sobrecogedora
autoridad. Se acercó a ella y le dijo que nada le gustaría
más que ponerse a su servicio. Malgorzata, halagada por su
servilismo, vio en él lo que los demás habían pasado por
alto. Jervais poseía talento, pero sólo florecería de la mano
de un maestro severo y estricto. Malgorzata sabía lo que se
decía; por aquel entonces, ella era ghoul de Goratrix. Se
llevó a Jervais de regreso a Ceoris para convertirlo en su
aprendiz. La fascinación que sentía Jervais por su nueva
señora le proporcionó la motivación necesaria para progre-
sar en las artes herméticas. No tardó en demostrar que los
magi de París habían cometido un error al menospreciarlo.
Demostró un talento especial para los cálculos esotéricos y
llevó a cabo importantes avancen en las técnicas para des-
cubrir la sustancia mágica conocida como vis. Cada vez
que este precioso "combustible" comenzaba a escasear, él
encontraba nuevos yacimientos. También estudió los mé-
todos para recolectar estos delicados frutos, perlas y otras
formas de vis. Su rápido acceso a los abastecimientos del
material en rápidas vías de extinción consiguió que los
demás magi dependieran de él y, por añadidura, de
Malgorzata y Goratrix. En 1102, cinco años tras su Abrazo,
Malgorzata se lo concedió a él, con la aprobación de
Goratrix. Una visita de Etrius bastó para que Jervais le co-
giese asco. Etrius puso en tela de juicio la decisión de
Goratrix de Abrazar a Jervais porque no había contado con
el beneplácito de Tremere. Aunque Jervais se encontraba
presente, Etrius no se dignó dirigirse a él ni mirarle siquiera
a la cara. Jervais aún no ha olvidado aquel desplante.
Desde su Abrazo, Jervais ha continuado descubriendo
vis. Al tiempo que se lo entrega a los magi mortales, trabaja
para ganarse su confianza. Su señora se permite la licencia
de aterrorizar a los mortales para mantener el control de
sus riendas, renunciando a la necesidad de captarlos para
su bando. Jervais representa la cara amable de la facción. A
los magi irredentos les susurra que existen secretos que,
cuando se revelen, demostrarán que su señora es una auto-
ridad benévola que siempre tiene en mente el interés de
todos ellos. Es a Etrius, explica, al que hay que temer. Su
inactividad supondrá la ruina de todos cuando la magia
desaparezca del mundo. Jervais evalúa con sumo cuidado
las reacciones de su audiencia a sus sugerencias. Los magi
que demuestren un despecho especial hacia Etrius se con-
vierten en candidatos al Abrazo de los conspiradores.
Aspecto: Jervais, de constitución y altura medianas,
ve el mundo a través del velo de unos ojos miopes. Su
osamenta y mandíbula angulosa están enmarcadas por un
ribete de cabello castaño y una barba recortada con esme-
ro. Aunque adquirirá un aura amenazadora con el paso
de los siglos, en la actualidad proyecta la imagen algo
inepta de un hombre bondadoso pero de cuya amabilidad
se abusa. Esto contrasta con su naturaleza de avezado se-
ductor político.
Sugerencias de interpretación: Aunque Malgorzata
sigue siendo tu diosa (sigues bajo su influjo), tus años de
Cainita te han ayudado a aumentar la confianza en ti mis-
mo. Ahora sabes que hay ciertas cosas, como persuadir a
los magi mortales, que se te dan mejor que a ella. Esto te
LA CASA DE TREMERE
halaga, y te da esperanzas para el futuro. La mayor ame-
naza para, tu porvenir la constituye Etrius, quien se opuso MALGORZATA, LA CONSPIRADORA
a tu Abrazo a posteriori. Socavar su autoridad te produce Trasfondo: Malgorzata, de nombre real Malana, trabajó
una gran satisfacción. Tu esperanza más ferviente es la de durante los primeros años de su vida como sirvienta de la
que, algún día, Malgorzata y Goratrix te ofrezcan la opor- gleba para los ocupadores magiares que invadieron Ruma-
tunidad de destruirlo. nia y despojaron a su familia de su noble rango. Sus padres
Secretos: Jervais mantiene cierta información en se- podrían haber conservado su posición si hubiesen accedido
creto, incluso ante Malgorzata. Conoce la localización de al a renunciar a la fe ortodoxa para convertirse a la occidental
menos cuatro vetas de vis a un día de viaje de Ceoris, las de los magiares. Aun cuando la niña, como sexta primogéni-
cuales podría explorar en caso de que alguna emergencia ta, habría disfrutado tan sólo de una posición marginal si no
le obligara a sobornar con urgencia a algún magus mortal. se hubiese producido la invasión magiar, los padres de
También comprende las ambiciones y los temores de los Malgorzata alimentaron en ella una profunda sensación de
magi mortales, mejor que ningún otro Cainita de Ceoris. pesar. Le inculcaron que había sido despojada de su verda-
Incluso sabe que Tosia y Omnifer sospechan que Etrius es dero destino, y que los sacerdotes de la Iglesia católica ha-
un diabolista, hecho que aún no se ha decidido a confiarle bían desempeñado un importante papel en el robo.
a Malgorzata. Se teme que su señora pudiera actuar algo Cuando sus padres la vendieron a un desconocido en-
precipitadamente al apoyar a Tosia; al fin y al cabo, si la capuchado cuyo porte denotaba un poder innato, Malgorzata
Orden de Hermes los descubriera, su ira inquisitorial no no se sintió traicionada, sino vengada. Sabía que ese hom-
respetaría a ninguna facción. bre, Goratrix, poseía la llave para reclamar la posición y la
Influencia: Jervais goza de las simpatías de los magi autoridad que sus ineptos progenitores habían perdido. Por
mortales y posee un poder significativo sobre ellos, gracias su parte, Goratrix reconoció poder en la joven; su poten-
a su acceso al vis (tiene acceso al equivalente a unos cua- cial mágico era tal que podía oler cómo abrasaba el aire
renta almacenes y puede cosechar más). Los Cainitas de que la rodeaba. Malgorzata aprendía con rapidez y sor-
Ceoris lo ven tan sólo como el recadero de su señora, pero prendió a Goratrix con su insaciable curiosidad. A los trece
Malgorzata le confía otras tareas de importancia, además años, ya era una maga de pleno derecho. Combinó su pro-
de la recolección de vis. En varias ocasiones, ha viajado en pio nombre, el de su señor y el de una diosa maléfica local
calidad de mensajero de su señora a diversas ciudades de para bautizarse a sí misma como Malgorzata.
Hungría y Transilvania. Cuando Goratrix se convirtió en Cainita en el año 1022,
Destino: Jervais es herido de gravedad durante el no pudo ocultar su transformación a los ojos de Malgorzata.
motín de las Gárgolas en 1476 y se sume en un letargo Ésta le suplicó que le concediera el don de la inmortalidad.
que durará varios años. Resurge en 1653, habiendo he- Si bien Goratrix no accedió de inmediato a satisfacer sus
cho las paces con Etrius, al parecer, tras la desaparición fervientes súplicas, se arriesgó a despertar la ira de Tremere
de su regente Malgorzata. Vela por los intereses de los al convertirla en su ghoul, violando así un edicto dispuesto
Tremere al seguir y vigilar al primer ministro francés, el por el antiguo hechicero. Durante décadas, le rogó que
cardenal Mazarin. Encuentra la Muerte Final en 1931, in- convenciera a Tremere para que sancionara su Transforma-
molado por republicanos españoles que, al parecer, cum-
plen órdenes de Goratrix.
Clan: Tremere
Sire: Malgorzata
Naturaleza: Arquitecto
Conducta: Tirano
Generación: Séptima
Abrazo: 1102
Edad aparente: Treinta y pocos
Físicos: Fuerza 2, Destreza 2, Resistencia 2
Sociales: Carisma 3, Manipulación 3, Apariencia 2
Mentales: Percepción 4, Inteligencia 3, Astucia 3
Talentos: Alerta 1, Atletismo 1, Pelea 1, Esquivar 1,
Subterfugio 3
Técnicas: Trato con los animales 1, Tiro con arco 1,
Etiqueta 2, Herbolaria 1, Armas cuerpo a cuerpo 2, Equita-
ción 2, Sigilo 1, Supervivencia 2
Conocimientos: Academicismo 2, Ocultismo (vis) 4,
Política 2, Senescal 1
Disciplinas: Auspex 3, Taumaturgia 5
Sendas taumatúrgicas: Perdo Magica 4, Rego Aquam
3, Rego Vitae 3, Senda de la Centella 4
Trasfondos: Contactos 3, Mentor 2, Posición 2 (entre
los Tremere)
Virtudes: Convicción 3, Instinto 3, Coraje 3
Camino: Diablo 6
Fuerza de Voluntad: 5

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 87
ción, hasta que por fin obtuvo el Abrazo, setenta y cinco
tortuosos años más tarde. A pesar de que el juramento de
sangre la convenía en leal a Goratrix, el despecho que sen-
tía por Tremere ardía en lo más hondo de su ser. También
había aprendido a odiar a Etrius, lambiscón del fundador,
al que Goratrix culpaba de la cautela de su señor a la hora
de Abrazar a magi ajenos al Consejo de los Siete.
Tres años más tarde, Goratrix le pidió su ayuda para
crear las Gárgolas. Trabajó junto a Virstania y Epistatia, pero
le pareció que ambas estaban demasiado dispuestas a se-
guir tangentes a la investigación y no eran lo bastante cons-
cientes de la necesidad de las armas que intentaban crear.
Malgorzata las intimidó con bravatas, a veces llegaba a re-
gañar al propio Goratrix, a fin de que ninguno perdiese de
vista su auténtico objetivo. También supervisó las obras de
las falsas torres trampa de Ceoris, y empleó su magia ígnea
para crear una sorpresa explosiva para cualquier enemigo
tan estúpido como para aterrizar allí.
El exilio de su señor en 1133 enfureció a Malgorzata, al
recordarle cómo sus padres se habían visto despojados de
lo que les correspondía por nacimiento. Quiso partir con
el, pero Goratrix insistió en que permaneciese en Ceoris en
calidad de emisaria. Accedió a regañadientes y juró acele-
rar el Abrazo de los magi de la casa. Goratrix le había ase-
gurado que eso era lo que quería Tremere, y que sus es-
fuerzos le ganarían el puesto de Etrius como líder de la
capilla. Su lealtad a Goratrix la impide cuestionar la veraci-
dad de tal afirmación.
El distanciamiento de Etrius de los asuntos nocturnos
de Ceoris le permite a Malgorzata actuar a sus anchas. Trata
a su castellano, Curaferrum, con un desprecio sin disimulos,
y sólo obedece sus edictos cuando le conviene. Por desgra-
cia, su plan adolece de un serio inconveniente: los magi
que Abraza sin previo aviso a menudo se burlan de ella y
amenazan con revelar la conspiración Cainita a otros mor-
tales, por lo que Therimna debe capturarlos para su poste-
rior conversión en Gárgolas. La cazadora disfruta demasia-
do con esta situación, para el gusto de Malgorzata.
Se interesa de forma especial por cualquier enviado que
llegue a Ceoris procedente de otro clan. Intenta atraerlos a
su círculo, con la esperanza de desbaratar los intentos de
Etrius por eclipsar los esfuerzos diplomáticos de su señor.
Aspecto: Malgorzata hace gala de una belleza fría e
imponente. Sus ojos son del color de un cielo despejado en
invierno. Suele adornarse la melena castaña con joyas de
oro con incrustaciones de piedras preciosas. Dentro de
Ceoris, viste suntuosas túnicas de mago. Cuando viaja, se
viste como una noble húngara.
Sugerencias de interpretación: Goratrix es tu único
igual. Tremere es una figura distante y caprichosa, temible.
Todos los demás que alguna vez hayas conocido, desde tus
desdichados padres al pusilánime Etrius, no son más que
estúpidos que merecen ser pisoteados. El poder es la única
meta a la que merece la pena aspirar, y el miedo que inspi-
ras en los demás le resulta más embriagador que el vino.
Demuestra cuanto amas a Goratrix y Abraza a tantos magi
como te sea posible. Cuando se hayan convertido en
Cainitas, te amarán por el modo en el que los gobiernas.
Secretos: Malgorzata conoce todos los secretos de
Ceoris, incluso los de los establos de las Gárgolas de
Virstania. También le guarda un secreto a Goratrix: éste
afirma que ha encontrado una forma de amasar aún más
88
poder, el cual compartirá con ella cuando a su debido mo-
mento. Ha comenzado a organizar sus propias batidas de
caza en secreto, a fin de que Etrius no pueda utilizar el
control del rebaño de la capilla que ostenta Curaferrum
para que el hambre consiga someter a su facción. Retiene a
sus cautivos en una cueva a medio día de viaje de las puer-
tas de Ceoris.
Influencia: Malgorzata inspira pavor tanto en los magi
mortales como en sus camaradas Cainitas. Aunque otros
vampiros ambiciosos, como Therimna, Epistatia y Paul
Cordwood, en ocasiones la convierten en blanco de puyas
verbales o de sus intrigas para comprometerla, nadie se
atreve a plantarle cara directamente. Posee un aliado de
confianza en Jervais, y también goza del apoyo de Goratrix,
el cual, pese a su exilio, jamás puede ser subestimado.
Destino: Tras su escisión del clan en 1314, Goratrix aún
mantiene un contacto ocasional con Malgorzata. Ésta sigue
siendo sus ojos y oídos dentro de Ceoris hasta la séptima
década del 1500, cuando los anarquistas Tzimisce la captu-
ran durante un asalto a la capilla, ya en declive. Revela, bajo
tortura, todo lo que sabe acerca de las defensas de Ceoris y
de los planes de los Tremere. El propio Goratrix, ya líder de
los Tremere antitribu del Sabbat, dará con ella varias tortuo-
sas décadas más tarde. Ella le ruega que la rescate, pero él se
da la vuelta y la deja para que agonice. Es posible que siga
agonizando, deformada y olvidada
Clan: Tremere
Sire: Goratrix
Naturaleza: Tirana
Conducta: Autócrata
Generación: Sexta
Abrazo: 1097
Edad aparente: Veinte y pocos
Físicos: Fuerza 5, Destreza 3, Resistencia 4
Sociales: Carisma 1, Manipulación 5, Apariencia 4
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 4, Astucia 4
Talentos: Actuar 2, Alerta 2, Atletismo 1, Pelea 3, Es-
quivar 1, Intimidación 3, Liderado 3, Subterfugio 2
Técnicas: Etiqueta 2, Trato con las Gárgolas 3, Herbo-
laria 2, Armas cuerpo a cuerpo 2, Sigilo 2
Conocimientos: Academicismo 2, Investigación 3, Lin-
güística (griego) 1, Ocultismo 4, Política 3, Ciencias 1,
Senescal 1
Disciplinas: Auspex 4, Dominación 4, Fortaleza 1, Po-
tencia 2, Taumaturgia 6
Sendas taumatúrgicas: Creo Ignem 5, Perdo Magica
3, Rego Vitae 4
Trasfondos: Mentor 4, Recursos 1, Criados 2, Posición
3 (entre los Tremere)
Virtudes: Convicción 4, Instinto 3, Coraje 3
Camino: Diablo 6
Fuerza de Voluntad: 7
MENDACAMINA, LA DAMA DE HIERRO
Trasfondo: Mendacamina era conocida como herma-
na Agnes cuando, siendo una joven interna en un conven-
to a las afueras de Viena, descubrió su interés por las plan-
tas. Labró un enorme huerto y comenzó a cultivar distintos
tipos de hierbas medicinales. Aunque en el convento hubo
quien consideraba que aquel interés la distraía de sus de-
beres para con Dios, la madre superiora fomentó la afición
LA CASA DE TREMERE
de la hermana Agnes. Ésta pensó que aquello se debía a convencerla de que olvidase su afán de venganza. Al ver
que las pociones y los ungüentos que hacía a partir de las que la hora de atacar había pasado, pero a sabiendas de
hierbas aliviaban un buen número de malestares sufridos que algún día volvería a presentarse la oportunidad.
por diversas hermanas. Lo cierto era que la madre superio- Mendacamina prometió contenerse. No obstante, primero
ra, otrora mujer de mundo, era una confidente del magus hizo sufrir a Goratrix, regocijándose en la ironía que supo-
Etrius, a quien consideraba un hombre santo pese a sus nía que él tuviera que suplicar por la vida de Etrius.
conocimientos ocultistas. En el año 945, Etrius escuchó su A Goratrix le mortificaba tenerla como aliada, pero no
descripción de la hermana Agnes y pensó que la joven podía negar el poder de su ira implacable. En 1042, la nom-
bien pudiera poseer algún talento para la magia. Dispuso bró señora de los calabozos de Ceoris, e interrogadora en
enviarle copias de libros antiguos acerca de plantas y jardi- jefe de sus prisioneros. Cuando Goratrix fue enviado a Fran-
nería. En los márgenes apuntó notas que explicaban su cia en 1133, ella conservó el cargo. Ni siquiera hoy se atre-
significado místico. Intrigada, la hermana Agnes quiso co- ve Etrius a entrevistarse con ella en privado. Por mucho
nocer la identidad de su misterioso benefactor. La abadesa que le disguste la violencia caprichosa que a veces desata
accedió, a regañadientes a permitir el intercambio de co- la mujer sobre aquellos sirvientes que la desagradan, suma
rrespondencia con Etrius. sus esfuerzos a los de los demás Cainitas para ocultar sus
Estas cartas entre dos creyentes y eruditos solitarios crímenes a los ojos de los magi mortales.
desembocaron en un amor en vías de expansión, expresa- Mendacamina busca aliados que la ayuden en su bús-
do en exclamaciones de fervor religioso y exaltadas des- queda de venganza contra Etrius, pero aún ha de encontrar
cripciones botánicas. Una severa hermana veterana encon- a alguien que se merezca su plena confianza. Podría gran-
tró las cartas de Agnes, vio en ellas las emociones que ambos jearse la amistad de algunos visitantes de Ceoris y utilizar-
corresponsales se negaban a reconocer, y se las llevó a la los para lograr sus fines sin revelarles cuáles son sus verda-
madre superiora quien, previa lectura de las misivas, ex- deras razones.
pulsó a Agnes del convento. Pensó en acudir a Etrius, cosa Aspecto: La tez de Mendacamina reluce con un fulgor
que hizo. También pensó que ambos admitirían el amor radiante que contradice la cólera arremolinada tras sus ojos
que sentían por el otro y contraerían matrimonio. Se equi- verde oliva. Su rostro es un óvalo perfecto. Viste por entero
vocaba. Etrius, atormentado por haber separado a Agnes de blanco y el corte de su vestido recuerda al de los hábitos
de Dios, suprimió la atracción que sentía hacia ella. Agnes, monacales.
segura de que Etrius desaprobaba sus impulsos básicos y Sugerencias de interpretación: La persona que amaste
carnales, no se atrevió a declararse. antaño te ha traicionado y te ha condenado. Ahora se revela
Sin ningún pariente con vida. Agnes no tenía medios ante ti toda la hipocresía de Etrius. No te amaba a ti, ni a Dios,
para subsistir. Etrius encontró a una compañera maga, de sólo a si mismo. Conseguirás vengarte de él, pero eso implica
instinto maternal, en la capilla de Viena y consiguió que paciencia, necesitas tiempo y fingir que tienes otra razón para
Agnes se convirtiera en su aprendiza. Agnes adoptó el nom- vivir. Te comportas como una maga más, intrigante y obsesio-
bre de Mendacamina y desarrolló su fascinación por la magia nada por el conocimiento. Finges que te importan el futuro de
de las hierbas. Etrius y ella se rondaban sin tocarse, teme-
rosos de que la pasión los abrumara. Con el transcurso de
las décadas, su ardor pareció enfriarse.
Sin embargo, con el cambio de siglo, Etrius comenzó a
pasar cada vez más tiempo en Ceoris, pese a ser el líder
nominal de la capilla de Viena. Envalentonada por la dis-
tancia, Mendacamina reanudó la correspondencia con él.
Su pasión floreció de nuevo. En 1022, se reunieron en Viena
y a punto estuvieron de consumar su amor, pero se
achantaron en el último momento. Etrius le prometió que
antes contraerían matrimonio. Luego partió hacia Ceoris,
para tomar parte en cierto ritual.
Mendacamina recibió una carta en la que Etrius le ex-
plicaba que no podía casarse con ella, aunque no podía
explicarle el porqué. Ella se dirigió a Ceoris para hablar
con él cara a cara, y terminó llorando cuando su amado la
repudió. Tenía la impresión de algo no había salido según
lo previsto durante el ritual. Continuó buscando su compa-
ñía. Por fin, un año después, Etrius cedió, la atrajo hacia sí
y la Abrazó. Cuando despertó, lo que había sentido por
Etrius permaneció al otro lado del umbral de la muerte. El
odio la consumió cuando se dio cuenta de que había perdi-
do la facultad de amar sin concesiones. Se convirtió en la
más cruel y encarnizada de los Cainitas de Ceoris. Renegó
de Etrius. Se unió a Goratrix y comenzó a ayudarle en sus
esfuerzos por asesinar al hombre que una vez había ama-
do. Cuando Tremere obligó a Goratrix y a los demás conse-
jeros a prestar el juramento de sangre, a Goratrix le costó

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN
89
la casa, tus estudios y el desarrollo de la guerra. Sólo lo haces
para mantener a la vista al objeto de tus iras. Cada vez que
acabas con la vida de un criado irritante o aplicas el hierro
candente a la carne de un prisionero, ves los rasgos agonizan-
tes de Etrius en vez de los de tu victima.
Secretos: Sólo Goratrix sabe cuanto ha intentado aca-
bar con Etrius. Nadie se imagina que lo único que espera
es otra oportunidad.
Influencia: Gracias a sus concienzudos interrogatorios
Mendacamina ha demostrado su utilidad a los demás
Cainitas. Aunque no posee ningún aliado dentro de la capi-
lla, todos temen cruzarse por ella por culpa de la venganza
que anida en su interior y del odio que la propulsa. Siente
una atracción calculada por el antiguo Setita, Dauud el
Copto. Se dice a sí misma que no es amor, puesto que su
capacidad para sentir tal emoción ha sido erradicada para
siempre. Empero, quizás al cabo de muchos años de cuida-
doso seguimiento, el hombre se muestre lo bastante digno
de confianza como pura convertirse en su amigo.
Destino: Tremere la nombra regente de la capilla de
Viena en 1232, tras la muerte de su predecesor a manos de
la Orden de Hermes. Mendacamina acepta a los magi mor-
rales como enemigos sustitutos y se convierte en su más
encarnizado azote. En 1240, abdica para dar caza a los magi
en solitario. Le proporciona un placer especial destruir a
aquellos que se ocultan tras un manto de pureza. En 1284,
se encuentra por sorpresa con Etrius en la catedral de
Beauvais. Intenta matarlo y su lucha provoca que el edifi-
cio se desmorone a su alrededor. Etrius consigue escapar,
pero ella perece bajo los escombros.
Clan: Tremere
Sire: Etrius
90
Naturaleza: Fanática
Conducta: Monstruo
Generación: Sexta
Abrazo: 1023
Edad aparente: Menos de veinte
Físicos: Carisma 2, Destreza 3, Resistencia 2
Sociales: Carisma 3, Manipulación 3, Apariencia 2
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 4, Astucia 3
Talentos: Alerta 5, Esquivar 5, Intimidación 5, Subter-
fugio 5
Técnicas: Trato con los animales 2, Herbolaria 2, Ar-
mas cuerpo a cuerpo 2
Conocimientos: Academicismo 2, Investigación 2,
Ocultismo 3
Disciplinas: Auspex 3, Dominación 3, Taumaturgia 6
Sendas taumatúrgicas: Creo Ignem 3, Senda de Pro-
tección 2, Cebarse en el miedo del alma 5, Rego Motus 3,
Rego Tempestas 2, Rego Vitae 5
Trasfondos: Posición 2 (entre los Tremere)
Virtudes: Convicción 5, Instinto 3, Coraje 3
Camino: Diablo 7
Fuerza de Voluntad: 10
THERIMNA, LA EJECUTORA
Trasfondo: Therimna, nacida en Flandes en el año 882,
nunca se imaginó que se convertiría en una hechicera, y
mucho menos en un Vampiro. Hizo todo lo que fuese ne-
cesario para sobrevivir, y aquellas acciones la condujeron a
su estado actual. Desconoce qué habrán de traer los próxi-
mos siglos, pero está convencida de que sobrevivirá a ello.
Se llamaba Irene y nació hija de una prostituta. Aun-
que no quería sufrir los magreos y vejaciones que había
tenido que sufrir su madre, tampoco le quedaban muchas
más opciones. Un criado del gobernante de la corte de
Flandes, Baldwin II, compró su virginidad cuando contaba
doce años de edad. Pese a su juventud, Irene atisbó una
oportunidad y se abrió paso hasta el corazón del noble. Le
indujo a establecerla como cortesana en una lujosa man-
sión, atendida por sirvientes. Para cuando hubo cumplido
los veinte años, ya había pasado por su cama casi toda la
élite gobernante de Flandes, e iba en camino de convertir-
se en un poder secreto tras los asuntos de la corte. Fue por
aquel entonces cuando conoció y se acostó con Goratrix,
quien se encontraba en la provincia francesa en busca de
vis. Irene acertó a adivinar que Goratrix era un antiguo
magus, y él acertó al adivinar que ella sería una aprendiza
dispuesta y capaz. Se la llevó consigo cuando abandonó
Flandes y le dio el nombre de Therimna.
Para cuando se hubo convertido en una maga de ple-
no derecho. Therimna ya se había acostado también con
Tremere para enseñarle a Goratrix con qué facilidad era
capaz de cambiar de patrón. Cuando hubo conseguido la
inmortalidad por medio de la magia hermética, no obstan-
te, renunció a su promiscuidad. Ya había conseguido todo
lo que quería gracias al sexo y había encontrado una mane-
ra mejor de conseguir que sus colegas la necesitaran. Se
convirtió en la alquimista más sobresaliente de la Casa. Via-
jó de capilla en capilla durante todo el siglo X, aumentando
sus conocimientos. Cuando se construyó Ceoris, se encerró
en su laboratorio y rara vez se la encuentra fuera de sus
muros desde ese momento.
LA CASA DE TREMERE
 En el año 996, cuando Etrius demostró el inminente
declive de la magia hermética, Therimna sintió miedo por
primera vez en muchos años. Trabajó sin descanso para
encontrar un medio alquímico según el cual conservar su
juventud, sin éxito. En 1026, comenzó a envejecer a ojos
vista. Por aquel entonces, ya sospechaba que ocurría algo
extraño con Tremere, Goratrix y los demás. Habían dejado
de preocuparse por los secretos de la inmortalidad. Se en-
caró con su antiguo amante, Goratrix, y le rogó que com-
partiera su hallazgo con ella. No le gustó la forma en la que
él se regodeó de su debilidad; desde sus tiempos de corte-
sana en Flandes, él no había disfrutado de tanto poder so-
bre ella. Tras hacerla sufrir y suplicar, Goratrix le dijo que
Ceoris no podía permitirse el lujo de perder a su mejor
alquimista, y la Abrazó.
Therimna no se sintió horrorizada ni culpable tras su
transformación, sino aliviada. Su supervivencia parecía ga-
rantizada pero, cuando la guerra con los Tzimisce se recru-
deció, se dio cuenta de que su existencia continuada se-
guía en entredicho. También le preocupaba que los magi
mortales descubriesen la conspiración de los vampiros.
Comenzó a vigilar de cerca a sus colegas humanos en Ceoris.
Aunque en ocasiones ayudó a Goratrix en sus luchas por el
poder contra Etrius a lo largo del siglo XI, también lo hizo
en secreto. En 1042, inmoló a un aprendiz mortal que ha-
bía sobresaltado a Mendacamina y había visto sus colmi-
llos. Después de que acabase con las vidas de otros mu-
chos que habían demostrado demasiada curiosidad para su
propio bien, Goratrix la nombró ejecutora oficial. Durante
el transcurso de los últimos ciento cincuenta años, ha mata-
do casi a dos docenas de magi y aprendices que se aproxi-
maron demasiado a la verdad. El primer mago hecho y
derecho que despachó fue un herbolario llamado Nuntius,
antiguo pupilo suyo. El hombre sucumbió a sus letales cui-
dados en el año 1049.
En 1176, tras los avances del general Tzimisce, Ioan,
contra los Tremere, Therimna comenzó a temerse que la
causa de los Tremere estuviese abocada al fracaso. Entre la
Orden de Hermes, la Iglesia y los diversos clanes Cainitas,
la fuerza del enemigo resultaba abrumadora. Había llegado
la hora de volver a cambiar de patrones. Sobornó a Neru,
uno de los espías mortales de Paul Cordwood, y lo convir-
tió en su ghoul para enviarlo a negociar con los Tzimisce.
En 1178, tras haber intercambiado varios mensajes, Therimna
abandonó Ceoris, en principio para dar caza a un aprendiz
fugado (se había encargado en persona de la desaparición
del inocente, a fin de enmascarar el verdadero propósito
de su viaje). Se entrevistó con Ioan y prometió ser sus ojos
y oídos dentro de Ceoris. Desde aquel entonces, son cien-
tos los mensajes que ha enviado. Le proporciona sólo la
información necesaria para garantizar su seguridad en caso
de que Ceoris sea ocupada. Finge tener poca influencia
sobre la política de la capilla, o saber poco sobre la misma.
Lo engaña cada vez que le es posible. Cuando le honra con
algo de información, consigue que sus traiciones sirvan a
sus propios fines. Hace una década, un mago Abrazado
por Curaferrum interceptó uno de sus mensajes a Ioan. Este
mago, llamado Gravis, comenzó a extorsionarla y a exigir
sus servicios como alquimista a cambio de su silencio. El
día que el hombre emprendió un Viaje a la capilla de Viena,
Therimna se aseguró de que Ioan conociera la ruta y el
horario a seguir por la caravana.
LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN
Hace apenas algunos meses, Paul Cordwood comen-
zó a sospechar de la implicación de Therimna en la des-
aparición de su hombre Neru, acaecida en 1185. A modo
de ajuste de cuentas, asesinó a Pugio, aprendiz mortal de
la ejecutora. Entonces establecieron una tentativa de tre-
gua. Therimna convenció a Cordwood de que había asesi-
nado a Neru porque éste había estado a punto de traicio-
narlos a Ioan.
Therimna es desde hace poco embajadora entre los
Ventrue de Budapest (el diplomático anterior, Contionari,
fue capturado y asesinado por los Tzimisce durante su viaje
de regreso). Viaja allí con una periodicidad casi anual para
solicitar provisiones al príncipe, el Ventrue Vencel Rikard
(véase Transilvania Nocturno, p. 105). También anima a
Rikard a abastecer a Ceoris de enviados Cainitas, ya sean
de su propio clan o de otros que le deban algún favor,
Etrius envió al chiquillo de Therimna, Locus, a la corte de
Rikard. Locus, taumaturgo estudioso pero político deficien-
te, no deja de recordarle a su sire que debería reemplazarle
por un candidato más adecuado.
En lo que a sus estudios mágicos respecta, Therimna
ha descubierto que su condición vampírica es una gran
ventaja. Al haber dejado de preocuparse por su propia
mortalidad, ha abierto nuevas vías de experimentación con
su alquimia. La alquimia taumatúrgica (véase Edad Oscura
Companion, p. 92) es obra suya, lo que la asegura el as-
censo dentro del clan.
Aspecto: El cabello de Therimna presenta parches des-
coloridos a causa de las docenas de accidentes sufridos con
productos químicos a lo largo de los años. Presenta las manos
siempre agrietadas y escamosas. No parece que le preocupe
su vestuario, sus túnicas estás siempre raídas por el exceso de
uso y llenas de lamparones por el trabajo en el laboratorio.
Sugerencias de interpretación: Por la noche, te sien-
tes segura del éxito de tus manipulaciones, y orgullosa por
el modo en el que has conseguido mantenerte con vida du-
rante trescientos años. Mas, cuando la malévola luz del ama-
necer despunta y te ves obligada a arrastrarte hasta tu frío
lecho, el miedo se apodera de ti. No puedes dejar de pensar
en los incontables enemigos que te asedian, en la amenaza
de verte descubierta, y en el hecho de que, al unirte a todos
los bandos, no has conseguido más que quedarte sola.
Secretos: Aparte de su alianza con Ioan, Therimna pre-
tende mostrarse útil tanto para los Lasombra como para los
Ventrue. Le proporciona información acerca de las luchas
de poder entre los Tremere a Giacomo Guicciardini, al que
sugiere que podría necesitar la protección de los Lasombra
si los Tzimisce lograsen destruir a su clan. También le ha
indicado al príncipe Rikard de Budapest que estaría dis-
puesta a cambiar de alianzas, siempre y cuando encontrase
la motivación adecuada. Los dos escuchan sus palabras con
una mezcla de cautela e interés, a sabiendas de que les
resultará de mucha mayor utilidad dentro de Ceoris que
como fugitiva de la venganza de los Tremere.
Los estudios taumatúrgicos de Therimna también la han
conducido por caminos insospechados. Al combinar su al-
quimia con su experiencia con la sangre Cainita, ha descu-
bierto como romper el juramento de sangre que la vincula
a la pirámide de los Tremere. Sus alianzas secretas atesti-
guan la libertad de su voluntad.
Influencia: Sus camaradas respetan a Therimna, in-
cluso la temen, pero también la desprecian. Sus labores de
91
ejecutora y enviada le proporcionan amplias oportunida-
des para moverse fuera de la capilla, pero le proporcionan
escasa influencia dentro de ella.
Destino: En 1327, un ojo espía colocado por Paul
Cordwood en los aposentos del príncipe Rikard muestra
como Therimna confía secretos de los Tremere a los
Ventrue. Intenta capturada, pero fracasa. Therimna busca
refugio en Budapest, pero Rikard la expulsa una década
más tarde bajo sospecha de actuar como espía para los
Tzimisce. Se convierte en una nómada y ayuda a varios
señores Cainitas a supervisar sus dominios. Llegado el si-
glo XX, trabaja con el nombre de Uta Kovacs y viaja de
ciudad en ciudad en calidad de consejera y asesina. Uta
Kovacs se presenta a si misma como antigua expulsada
del seno de los Tzimisce.
Clan: Tremere
Sire: Goratrix
Naturaleza: Superviviente
Conducta: Juez
Generación: Sexta
Abrazo: 1023
Edad aparente: Varía
Físicos: Fuerza 3, Destreza 4, Resistencia 4
Sociales: Carisma 2, Manipulación 3, Apariencia 2
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 4, Astucia 3
Talentos: Actuar 2, Alerta 3, Atletismo 3, Esquivar 1,
Intimidación 3, Subterfugio 3
Técnicas: Trato con los animales 1, Tiro con arco 2,
Herbolaria 1, Armas cuerpo a cuerpo 2, Equitación 2, Sigilo 2,
Supervivencia 2
Conocimientos: Academicismo 2, Investigación 4, Lin-
güística (francés, flamenco) 2, Ocultismo 5
Disciplinas: Auspex 5, Dominación 5, Serpentis 1, decidió vengarse de sus puyas convirtiéndose en la maga
Taumaturgia 6 de pleno derecho más joven de toda la historia de la capi-
Sendas taumatúrgicas: Perdo Mágica 4, Rego lla, honor que alcanzó en 1080. No obstante, su carrera
Elementum 2, Rego Magica 4, Rego Vitae 5, Alquimia dentro de la capilla se estancó enseguida. Los magi de más
taumatúrgica 5 edad la trataban como a una curiosidad, no como a una
Trasfondos: Contactos 4, Posición 3 (entre los Tremere) colega. Seguía siendo más joven que muchos aprendices.
Virtudes: Convicción 3, Instinto 3, Coraje 5 La resultaba imposible hacer amigos, o mantenerse alejada
Camino: Diablo 6 de las numerosas insidias que cuajaban la política de la
Fuerza de Voluntad: 10 capilla. Por lo tanto, decidió crear sus propios compañeros.
Animó figuras de barro y cruzó animales, ocultando los
VIRSTANIA, MADRE DE LAS GÁRGOLAS grotescos resultados de sus experimentos a los demás magi.
Llegado el año 1105, se había convertido en una maga de
Octava generación, chiquilla de Brunavog pelo cano, carente de amistades, con el laboratorio lleno
Naturaleza: Fanática de animales tan extraños como secretos. Aquel mismo año,
Conducta: Innovadora un asalto Tzimisce arrasó Cephesis y envió a sus habitantes
Abrazo: 1111 supervivientes a buscar el refugio de Ceoris. Antes de aban-
Edad aparente: Treinta y pocos donar sus aposentos. Virstania cogió a su bestia híbrida
Virstania nació en el año 1060, varios cientos de kiló- favorita, un visón amarillo con cabeza de esturión, y la su-
metros al sudeste de Ceoris, en la capilla Cephesis de la jetó con firmeza contra el pecho. Al llegar a Ceoris, el ser
Casa Tremere. Su padre fue un guerrero criado de los consiguió escapar para corretear entre las piernas de los
Tremere; su madre la jefa de cocina de la capilla. Virstania soldados y provocar ataques de histeria entre las sirvientas
jamás ha conocido ninguna otra forma de sociedad fuera del edificio. Goratrix entró en la estancia y acorraló a la
del mundo de los magi Tremere. Se crió hablando el latín cosa, que murió a sus pies.
como su primera lengua, y utilizaba materiales alquímicos No regañó a Virstania, sino que la juzgó preparada para
obsoletos a modo de juguetes. Virstania poseía una tempra- una nueva misión: la creación de las Gárgolas. Permitió
na aptitud para la magia y con trece años se convirtió en que uno de sus aliados, Brunavog, la Abrazara en 1111.
aprendiz del regante de la capilla, Iubara. Su comprensión Después, Goratrix lo mandaría lejos y se ocuparía de la
natural de los principios esotéricos y sus ganas de agradar tutela de Virstania en persona. Transcurrido un año, la te-
la llevaron a eclipsar a otros aprendices, cuya envidia no nía trabajando junto a él en el proyecto. A Virstania no le
tardó en merecerse. En vez de internar ganarse su amistad, preocupaban las cuitas espirituales intrínsecas al vampirismo.

LA CASA DE TREMERE
92
 Floreció de nuevo, radiante por haber conseguido por fin
la aprobación de un camarada magus. Puso a prueba sus
técnicas de cruce de especies y, en 1121, ayudó a Goratrix
a construir las primeras Gárgolas. Derramó sobre ellas el
mismo amor incondicional con el que había regalado a sus
grotescas creaciones en Cephesis. Las Gárgolas se portaban
con ella igual que cachorros con su madre, y sus instintos
filiales facilitaron su control.
Cuando Goratrix fue exiliado a París en 1133, Virstania
creyó que había perdido a su único amigo entre los hom-
bres y los Cainitas (resulta dudoso que Goratrix corres-
pondiera a sus sentimientos de camaradería). Virstania
se retiró a los niveles inferiores, donde continuó con sus
esfuerzos por perfeccionar la raza de las Gárgolas. Las
trae al mundo, les asigna sus tareas y oficia sus ceremo-
nias fúnebres. Las incita a que piensen en ella como en
su Gran Madre.
Con el transcurrir de los años, Virstania ha llegado a
preocuparse más de las Gárgolas que de sus compañeros
Cainitas. Según ella, sus retoños necesitan todavía la pro-
tección de Ceoris, y así será hasta dentro de muchos años,
pero algún día formarán una raza independiente a la que
temerán magi y Cainitas por igual. Luma, la más ambiciosa
de las aprendizas de Gárgola de Virstania, la ha convencido
de que tanto Esoara como Paul Cordwood se oponen a sus
deseos y deben ser desprestigiados, si no eliminados. Aun-
que Virstania no alberga ningún deseo de sumarse a las
luchas internas, le ha dado permiso a Luma para que vigile
al capitán de la guardia y al maestro de espías en busca de
puntos débiles que aprovechar.
había seguido de buena gana. No consiguió trazar ninguna
perspectiva de futuro para sí; añoraba los días anteriores a la
sangre de Umar, pero no conseguía recordar ningún sueño
ni esperanzas. Concluyó que debía de haber sido un ser
hueco incluso antes de su Abrazo.
Vagó fuera de la capital egipcia hacia el desierto, en
busca de algo que encendiera su pasión adormecida. En-
contró varios cultos de Set en pequeñas poblaciones, pero
todos le aburrían sin excepción. De vez en cuando se en-
contraba con Salubri y hacia todo lo posible por acabar con
ellos, por vengar la muerte de Umar, más también aquello
le dejaba frío. Se planteó el sumirse en un letargo volunta-
rio, pero desechó la idea al pensar que eso sería como
rendirse a su falta de carácter. Continuó su periplo por todo
Egipto, uniéndose en ocasiones a partidas heterogéneas,
ayudándolas a encontrar lo que fuese que estaban buscan-
do. De vez, en cuando creyó que había encontrado un nue-
vo mentor en el seno de algunas pero, al final todos termi-
naban decepcionándolo y continuaba su ciclo de experien-
cias infructuosas.
Todo cambió en 1152, cerca de la pequeña ciudad de
Dara, donde había ido a parar como líder a desgana de
una banda de salteadores de caminos. Los sectarios de
Dauud le alertaron de la presencia en Dara de un par de
europeos. Con la ayuda de un intérprete, la pareja había
estado buscando información acerca del dios Set. Dauud
los buscó y trabó amistad con uno de ellos, Etrius. Aun-
que Etrius no le reveló su naturaleza Cainita, Dauud supo
reconocerle por lo que era. Lo más importante era que se
había sentido fascinado por la ambición que ardía en los

INVITADOS Y
ALIADOS CAINITAS
DAUUD EL COPTO
Octava generación, chiquillo de Umar
Clan: Seguidores de Set (renegado)
Naturaleza: Solitario
Conducta: Innovador
Abrazo: 902
Edad aparente: Cuarenta y pocos
Dauud nació en Fustat, Egipto, en el año 877. Durante
siglos, su familia había sido seguidora incondicional de la
iglesia copta de Egipto, dirigían sus comunidades y trabaja-
ban para varias dinastías islámicas como altos cargos buro-
cráticos. Dauud, joven estólido acostumbrado a cumplir con
las expectativas de su familia y de la comunidad, ocupó su
cargo dentro del sistema burocrático. Por aquel entonces, la
administración estaba cuajada de agentes de un Setita llama-
do Umar, quien pretendía desmoronar el régimen desde den-
tro. A Umar le gustó la obediencia instintiva de Dauud y le
convirtió en su ghoul. Con su voluntad embotada por el
juramento de sangre, Dauud siguió a ciegas las instrucciones
de Umar durante muchos años hasta que, por fin, Umar le
concedió el Abrazo y comenzó a instruirlo en las costumbres
de la magia de la sangre de los Setitas. Por desgracia, Umar
encontró la Muerte Final pocos años más tarde, a manos de
un guerrero Salubri. La pérdida de su señor dejó a Dauud sin
planes ni voluntad para continuar. El culto a Set no significa-
ba nada para él: era al dinámico e impetuoso Umar a quien

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 93
ojos de Etrius, ¡Este podría ser su nuevo Umar, quien le
diera fuerza y propósito! Quiso postrarse a los pies de
aquel hombre y suplicarle que le aceptara, pero mantuvo
la compostura. Alguien tan solemne como Etrius no valo-
raría a un esbirro adulador. Etrius quería investigar algo
en Dara, por lo que regresaría. Dauud esperó a que se
presentara su oportunidad.
Etrius volvió a Dara en numerosas ocasiones a lo largo
de las siguientes décadas. En todas ellas, envió aviso a
Dauud. En 1153, Dauud le confió a Etrius su condición de
Setita. Dos años más tarde, Etrius le sugería que se uniera a
la causa de los Tremere y ser instalara en Ceoris. Aún ansio-
so por impresionar a Etrius como empleado servicial, Dauud
ocultó la verdadera magnitud del éxtasis que le embargaba.
Desde entonces, ha sumado su conocimiento de los miste-
rios Setitas al gran proyecto de traducir los rituales hermé-
ticos en magia de la sangre.
Dauud desempeñó un papel en la localización de Saulot,
algo que aún ha de confesarle a Etrius. Durante sus perió-
dicos ataques contra Salubri egipcios, había cosechado de
forma paulatina una colección de documentos pertenecien-
tes a ese clan, donde algunos datos que aportaban se co-
rrespondían con otros que había leído en antiguas inscrip-
ciones Setitas. Profundizó en sus investigaciones y fue re-
compensado con la posible localización del lugar de des-
canso del Antediluviano Salubri, Saulot. En 1128, sus secta-
rios se infiltraron en una orden de sacerdotes de Osiris que
buscaban la tumba de Set. Dauud les proporcionó informa-
ción falsa a fin de conducirlos hasta Saulot. Según él, ellos
a su vez guiaron sin saberlo a Tremere hasta el progenitor
de los Salubri. Dauud no se percató de la conexión entre
aquella estratagema y su adorado Etrius hasta 1153 No lo
ha mencionado nada a Etrius, porque ha comenzado a re-
94
memorar los incidentes que llevaron hasta sus manos los
documentos en cuestión. En retrospectiva, son muchas las
coincidencias que se suceden. Dauud se teme que haya
sido el peón de una fuerza superior (Set, quizás).
GIACOMO GUICCIARDINI,
ENVIADO MAGISTER
Décima generación, chiquillo de Enrico Guicciardini
Clan: Lasombra
Naturaleza: Renegado
Conducta: Superviviente
Abrazo: 1147
Edad aparente: Veinte y pocos
Los camaradas Lasombra de Giacomo Guicciardini pa-
lidecerían si conocieran sus verdaderos orígenes. Nació
hijo de un cazador de ratas, mendigo y buscavidas.
Giacomo (que entonces respondía a otro nombre) seguía
los pasos de su padre, cubriéndose apenas con harapos y
comiendo lo que encontraba en las calles de Nápoles.
Durante una racha peor de lo habitual, se vio obligado a
ejercer la prostitución. Fue así como conoció a un tal
Beniamino Guicciardini, hijo de un prominente banquero
relacionado con el gobierno republicano de Nápoles, quien
quiso que el joven se enamorase de él para poderlo cubrir
de riquezas. Transcurridos pocos años desde el inicio de
su relación, Beniamino sorprendió a Giacomo retozando
con una de las doncellas, lo que desencadenó una violen-
ta discusión. Enfurecido por los puñetazos de Beniamino,
Giacomo lo mató. Tuvo el buen juicio de huir fe Nápoles,
pero no pudo escapar de los agentes del padre de
Beniamino, quienes parecían encontrar su rastro por mu-
cho que se esforzara en ocultarlo. Condujeron a Giacomo
ante Enrico Guicciardini, el padre de Beniamino. El hom-
bre, imponente y dueño de si mismo, parecía poseído por
una ira asesina al principio pero, cuando más interrogaba
a Giacomo, con mayor interés estudiaba al homicida.
Al parecer, Enrico era un vampiro que ya hacía tiem-
po que había abandonado toda esperanza de que el ca-
beza loca de su hijo siguiera sus pasos. Sin embargo,
este joven y osado rapaz... ¡sus acciones resultaban pro-
metedoras! Enrico le exigió a Giacomo que se hiciera
pasar por un hijo bastardo recién aparecido. Sus sirvien-
tes ghouls adiestraron a Giacomo en secreto en la cultu-
ra de la élite adinerada. Tras varios años de demostrar
que era merecedor de tal privilegio, Giacomo se ganó el
Abrazo de Enrico y pasó a estudiar la cultura de los
Lasombra. Enrico envió a su "nuevo y auténtico hijo" a
París, para proseguir sus estudios bajo la tutela de un
mentor más prestigioso, Raymond el Inferior, uno de los
poderes tras el trono de Louis VII. En 1152, cuando los
intermediarios de Goratrix se pusieron en contacto con
Raymond para dar el primer paso hacia una alianza,
Giacomo fue enviado a la capilla de París a fin de cali-
brar las distintas posibilidades. Sobrellevó su relación con
Goratrix con gran astucia y le dijo a su compañero
Lasombra que los Tremere sólo confiaban en él. En caso
contrario, sus deberes como enviado entre los Tremere
habrían recaído en otro Lasombra más veterano.
Giacomo continúa aprovechando sus contados entre
los Tremere para aumentar su prestigio dentro de su pro-
LA CASA DE TREMERE
pio clan. De los Tremere consigue tesoros mágicos y secre-
tos, que entrega a los aliados de su sire. A cambio, filtra
información referente a la política Cainita, tanto a los Tremere
de París como a los de Ceoris. Pasa unos tres meses al año
en Ceoris, intentando averiguar cómo podría aprovechar el
potencial de la magia de la sangre y el de los ejércitos de
Gárgolas para acelerar su propia ascensión entre las filas
de los Magistri.
Hace poco que ha llegado a la conclusión de que no
sería mala idea asegurar la instalación en Ceoris de algunos
enviados procedentes de otros clanes... siempre y cuando
él pueda asegurarse su lealtad de antemano.

MARGARET VASA, ENVIDIA

DE LOS LADRONES DE TUMBAS
Undécima generación, chiquilla de Wechsel
Clan: Capadocio
Naturaleza: Juez
Conducta: Innovadora
Abrazo: 1145
Edad aparente: Menos de veinte
Margaret Vasa, oriunda de Hungría, se mereció el Abrazo
tras sobrevivir a una plaga que se cobró las vidas de todos
los habitantes de su aldea. Caminó entre los cadáveres de-
vorados por la viruela de sus familiares y amigos, en busca
del humor maligno que la enviara a reunirse con ellos. La

enfermedad llegó en la forma disecada de Wechsel, un La-
drón de tumbas fascinado por las epidemias. Ella le pidió la
muerte y él le otorgó la no vida.
Durante los cincuenta años siguientes, Margaret se con-
virtió en una prometedora erudita del dan. Wechsel, aparte
de su obsesión por las pestes, era un buen maestro y la
preparó bien para el mundo. Margaret ha demostrado estar
a la altura de su nueva existencia. Estaba lista para sufrir
una muerte dolorosa y ha terminado encontrando la inmor-
talidad y todo un nuevo mundo de posibilidades. Ha co-
menzado a estudiar la animación de los cadáveres y a las
criaturas zombu creadas por algunos miembros de su clan.
Ha oído que los Giovanni italianos tienen mucho que ense-
ñarle a este respecto.
Hace diez años, Wechsel le anunció a Margaret que ya
le había enseñado todo lo que él sabia y la animó a buscar
su propio camino. Margaret viajó al templo de Erciyes, donde
la antigua Constancia accedió a convenirse en su nueva
maestra a cambio de servicio al templo y al clan. Margaret
se mostró de acuerdo sin dudarlo: la oportunidad de apren-
der junto a tan reputada tanatóloga, matrona del templo
más importante del clan, era imposible de pasar por alto.
Constancia envió a Margaret primero a París, para con-
vertirse en enviada ante Goratrix y ahora dentro de la
propia Ceoris. Su misión consiste en averiguar los secretos
de los Usurpadores y evaluar la amenaza que supongan. El
clan de la muerte desconfía de los recién llegados, pero el
potencial de la taumaturgia es considerable. Los informes
de Margaret bien podrían determinar la posible alianza de
Constancia con los Tremere en noches venideras.
Margaret pasa casi un tercio de su tiempo en Ceoris,
ayudando a Paul Cordwood y a Epistatia con sus experi-
mentos. Le gustaría colaborar con Virstania, pero Curaferrum
le impide ahondar en los secretos de las Gárgolas.
MAGI MORTALES
APPELLO, LA OSCURIDAD ESCONDIDA
Trasfondo: Durante generaciones, la familia de Appello
ha enviado a uno de sus hijos no herederos a la capilla
Tremere de Creta. La tradición comenzó en el siglo IX, des-
pués de que Tremere librara, al cabeza de familia, por aquel
entonces un humilde pescador, de la maldición de una bru-
ja. En 1130, un descendiente del pescador, un mercader
adinerado, envió al menor de sus dos hijos, Philip, para
que se convirtiera en un mago. Philip aspiraba a un puesto
en los negocios familiares. Tras adoptar el nombre de
Appello, se convirtió en un aprendiz indisciplinado que
pasaba de maestro a maestro. Su carácter violento y su
testarudo rechazo a aceptar cualquier tipo de autoridad
hacían que resultara casi imposible enseñarle nada. La
regidora de la capilla, Clementia, le solicitó su permiso a
Tremere para expulsar a Appello, pero le fue denegado
basándose en que romper una antigua tradición podría traer-
le mala suerte a la capilla o incluso al propio Tremere. Una
descontenta Clemencia, por medio de palizas y algún que
otro periodo de reclusión, intentó apaciguar el genio de
Appello. Con el tiempo Appello llegó a admitir que habían
sofocado su ira y se concentró en sus estudios. Se convirtió
en un mago de habilidad atestiguada, ya que no extraordi-
nario. Sin embargo, su carácter siguió aflorando de vez en
cuando y Appello se ganó la enemistad de todos y cada
uno de sus colegas cretenses. En 1190, puede que por des-
pecho, Clementia encontró una justificación para transferir
a Appello a Ceoris. Desde entonces, ha proseguido su tra-
bajo en su investigación personal, una técnica obscura que

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 95
él llama "medición de la ausencia". Nadie sabe qué es lo
que eso significa. Los magi y los Cainitas de Ceoris coinci-
den a la hora de tildarlo de excéntrico a tolerar en aras de
la paz y la tranquilidad.
Aspecto: El alto y musculoso Appello presenta un as-
pecto juvenil pese a su avanzada edad. Presenta un hoyue-
lo en la barbilla. Cuando se le molesta, su voz desciende
una octava y suena algo estrangulada.
Sugerencias de interpretación: No querías ser mago.
Se creen que te has olvidado de lo que te hicieron, todas
aquellas palizas de muerte, pero no. Ya te ocuparás de que
se den cuenta. No eres tan tonto como ellos, por eso ves
cosas que a los demás se les escapan. Cuando hayas proba-
do tu teoría de la Ausencia Cósmica, los destruirás a todos.
Secretos: Appello se ha puesto en contacto con una
entidad celestial que se identifica como Raíz de Todo, la
cual le ha estado proporcionando información a cambio de
algunos favores, cuya importancia desconoce Appello. A
veces le pide que ponga la calavera de un cuervo detrás de
una cortina o que lama las páginas de un texto antiguo y
luego transfiera el polvo y la tinta a un paño. Le ha adver-
tido que mantenga estos contactos en secreto, sobre todo
delante de Etrius y Curaferrum.
Hace poco le pidió que acudiera al Cubil del León, la
capilla que tienen los Tremere en la ciudad inglesa de
Durham. Allí se entrevistó con la magus Erro, quien ya se
había puesto en contacto con Raíz de Todo durante una
visita a Ceoris. La mujer identificó a Raíz de Todo como el
demonio Kupala y reveló que había estado promulgando
su culto en Inglaterra. Predijo un destino grandioso para
Appello y le prometió que algún día desataría su cólera
sobre el mundo entero, convirtiéndolo así en un lugar ideal
para los adoradores de Kupala. Por ahora, su deber consis-
te en encontrar a otros posibles sectarios. Kupala pretende
96
extender su alcance más allá de los Tremere. Tendrá que
fijarse en todos los visitantes de Ceoris y examinarlos para
descubrir si se ajustan al perfil adecuado. Tendrá que dibu-
jar cierta marca con tiza en las puertas de sus dormitorios,
señalando así su disposición al toque de Kupala.
Influencia: Appello disfruta de escasa influencia... to-
davía.
Destino: Appello se queda en Ceoris hasta 1339, cuando
Tectusa, un miembro especialmente impulsivo de la fac-
ción conspiradora, decide Abrazarlo por puro capricho. Para
ese entonces, Appello se ha transformado ya en un servi-
dor demoníaco de Kupala, si bien capaz de mantener su
forma humana. El intento de Abrazo termina con Tectusa,
el cual queda reducido a un charco viscoso, y revela la
verdadera naturaleza de Appello a los demás. Consigue
escapar de Ceoris a duras penas y pone rumbo a Inglaterra.
Resurge como abad de un boyante monasterio, como me-
cenas de la exploración durante el Renacimiento y, a prin-
cipios del siglo XXI, como principal accionista de varias
firmas destacadas en el ámbito de las telecomunicaciones.
Casa: Tremere
Edad Actual: 82
Edad aparente: Treinta y pocos
Físicos: Fuerza 2, Destreza 2, Resistencia 2
Sociales: Carisma 2, Manipulación 3, Apariencia 2
Mentales: Percepción 2, Inteligencia 3, Astucia 4
Talentos: Atletismo 4, Pelea 3, Esquivar 5, Intimida-
ción 3
Técnicas: Tiro con arco 1, Herbolaria 1, Armas cuerpo
a cuerpo 2, Equitación 2
Conocimientos: Academicismo 2, Lingüística (griego,
hebreo) 2, Medicina 2, Ocultismo 3
Sendas: Creo Ignem 1, Imposición 3, Senda de Protec-
ción 3, Invocación 3
Trasfondos: Contactos 1
Fuente de vis: equivalente a 15 puntos de Fuerza de
Voluntad
Fuerza de voluntad: 5
BITIURGES, UN TONTO
A LOS OJOS DE TODOS
Trasfondo: El vanidoso y petimetre Bitiurges descien-
de de un largo linaje de magi Tremere. Se crió en una capi-
lla, habla latín como primera lengua y todo lo que sabe
acerca del mundo lo ha aprendido en los libros. Cambia de
refugio cada cinco años, y ha visitado todas las capillas
Tremere en algún momento de su vida. También ha residi-
do en calidad de invitado en varias capillas pertenecientes
a casas rivales. Esto le conviene en una fuente inagotable
de chismorreos, un pasatiempo al que se entrega con alo-
cado abandono. Aunque se haga el tonto y presuma de su
desinterés por el trabajo de laboratorio, se ha ganado una
reputación por su habilidad en el empleo de la magia.
Aspecto: Bitiurges se cubre con túnicas llenas de ador-
nos, polainas de vivos colores y elaborados sombreros. Se
siente desnudo a menos que haya al menos tres plumas
prendidas de su túnica o clavadas en su sombrero. Acentúa
su pequeño rostro redondo con un enorme bigote y una
pequeña perilla.
Sugerencias de interpretación: El sabio sabe cuan-
do hay que hacerse el tonto. Tú sabes cuando largar lo que
LA CASA DE TREMERE

sabes y cuando morderte la lengua. Sabes que algo va mal
dentro de Ceoris, y te has propuesto descubrirlo sin pere-
cer en el intento.
Secretos: La sombra de Ponticulus hace poco que se
apoderó del cuerpo de Bitiurges durante el tiempo necesa-
rio para dictarle una detallada misiva donde se da cuenta
de la historia de la conspiración vampírica de Ceoris (su
texto compone el Capitulo Uno de este libro). Aunque
Ponticulus pretendía animarlo a emprender acciones con-
tra Tremere y sus aliados, Bitiurges ha extraído sus propias
conclusiones. Lleva la carta encima en todo momento, a fin
de que nadie la descubra, y aguarda con paciencia a que
llegue su oportunidad de recibir el Abrazo.
Influencia: Bitiurges ejerce una influencia asombrosa.
Ha adivinado los secretos de muchos de los residentes de
Ceoris. Sabe quién desprecia a quién y, en caso de que
alguien se enemistara con él, no le costaría nada conspirar
contra su rival vertiendo determinados rumores en los oí-
dos adecuados.
Destino: En 1202, cuando la Orden de Hermes descu-
bre el secreto de los Tremere, es Bitiurges quién avisa a
Etrius. A cambio de su servicio, recibe el Abrazo que tanto
ansiaba. En 1707, parece que deserta en favor de los
antitribu, pero en 1917 vuelve a estar entre los Tremere. Al
parecer, fallece en 1977, durante el asalto de la policía de la
Alemania occidental a un escondrijo de terroristas que le
servía de refugio.
Casa: Tremere
Edad actual: 40
Edad aparente: 40
Físicos: Fuerza 2, Destreza 2, Resistencia 2
LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN
Sociales: Carisma 2, Manipulación 3, Apariencia 3
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 4, Astucia 3
Talentos: Actuar 2, Alerta 2, Esquivar 3, Empatía 2
Técnicas: Etiqueta 1, Herbolaria 1, Música 1, Equita-
ción 1, Sigilo 1
Conocimientos: Academicismo 2, Investigación 3, Lin-
güística (acadio antiguo, babilonio, árabe, ugarítico) 4. Ocul-
tismo 4
Sendas: Adivinación 2, Encantamientos 3, Efímera 5,
Senda de Protección 4
Trasfondos: Contactos 4, Recursos 3, Criados l
Fuente de vis: equivalente a 17 puntos de fuerza de
Voluntad
Fuerza de voluntad: 7
OMNIFER, EL FUERTE
Trasfondo: Omnifer nació en Suabia en el año 936,
hijo de un forjador de armaduras. Bajo el nombre que
había recibido al nacer, Reinhard, combatió en el ejército
sajón del rey Henry el Cazador. En el año 956, fue asigna-
do a velar por la salvaguardia de una dama que pensaba
atravesar el territorio sajón. La dama era Tosia, dolida to-
davía por la deserción de Canalista, aprendiza por la que
sentía un gran afecto. Tosia había tomado la decisión de
que su siguiente aprendiz, tendría que ser un hombre, para
así poder darse cuenta antes si comenzaba a conspirar
contra ella. Brusco y cándido, Reinhard quedó prendado
de su carismática protegida, y le confesó que no le gusta-
ba la vida de soldado. Ella vio en él escaso talento, pero
también una gran sinceridad, y le ofreció una nueva vida
como su aprendiz. Reinhard se debatió entre sus escrúpu-
los religiosos y la promesa de un nuevo comienzo duran-
te todo el viaje, pero prosiguió viaje junto a Tosia tras
llegar a la frontera del rey.
Pese a no ser un estudiante brillante, mostraba una
gran tenacidad; se convirtió en un mago de pleno derecho
en el año 980 y adoptó el nombre de Omnifer. Permaneció
junto a Tosia en la capilla de Transilvania de Umor Mons
hasta su destrucción, en 1176. Poco antes del éxodo, fue
testigo de una aparición mariana en el bosque. La Virgen le
dijo que iba a hacerle entrega de un regalo terrible que
pondría a prueba su fuerza. Le causaría un enorme sufri-
miento, pero le permitiría conocer una verdad que debía
salir a la luz. Si lo soportaba, sería absuelto del pecado de
la brujería. Antes de que Omnifer pudiera formular pregun-
ta alguna, la visión desapareció. El incidente lo mantuvo
turbado durante varios años, pero no parecía que hubiese
traído mayores consecuencias y, de forma paulatina, lo fue
olvidando. Volvió a acordarse de él hace dos años, cuando
su brazo derecho comenzó a envararse y a convertirse en
piedra. La osificación comenzó en los dedos y ya le ha
alcanzado el hombro. La zona petrificada carece de sensi-
bilidad, pero la piel y los músculos subyacentes están siem-
pre inflamados y envían punzadas de dolor por todo su
cuerpo. Aunque la parte de él que es un magus desapasio-
nado opina que éste debe de ser el síntoma del declive de
su magia de inmortalidad, su alma creyente le dice que se
trata de una tribulación religiosa.
El dolor es tal que le impide dormir más que algunas
horas todas las noches. En los momentos de insomnio, apro-
vecha para pasear por los pasillos de la capilla. Después de
97

ser testigo presencial de las actividades nocturnas de Ceoris,
ha llegado a la conclusión de que algo va mal. Tremere,
Etrius, Curaferrum y quién sabe si alguien más deben de
estar implicados en un asunto de culto al diablo. Ésta debe
de ser la verdad que la Santa Virgen quería que él viera. Él
ha tenido que padecer para que ellos hayan sido revelados.
Omnifer se lo contó a Tosia, quien ya albergaba sus
propias sospechas. Juntos lideran un grupo secreto de magi
mortales a los que les preocupan los entresijos nocturnos
de Ceoris. Tosia les ha advertido que deben andarse con
cuidado. Omnifer así lo ha jurado, pero le cuesta no com-
partir sus más sombrías especulaciones con los demás para
liberarse de la carga que pesa sobre sus hombros. El dolor
constante y la falta de sueño le nublan el juicio.
Aspecto: El rostro rectangular y chato de Omnifer y
sus rasgos bien perfilados ofrecen una imagen de sólida
determinación. Gotas de sudor se apiñan todo el tiempo
sobre su ceño fruncido, indicadoras del dolor que oculta
con toda su resolución. Salvo durante las ceremonias, se
cubre con un sencillo traje militar de permiso. La daga de
su cinto apunta también a su pasado en el ejército.
Sugerencias de interpretación: No debes permitir que
nadie sepa hasta que punto padeces. Te criaron como a un
hombre, y los hombres ocultan sus debilidades. Te preocu-
pa que Tosia esté siendo demasiado cauta; para cuando se
decida a actuar, tú bien podrías haberte convertido ya en
una estatua de piedra. Lo que más te asusta es no superar
la prueba de la Virgen y condenar tu alma.
Secretos: Ansioso por comunicar el misterio de Ceoris
a una autoridad, Omnifer hace poco que ha enviado un
mensaje al arzobispo de Viena, un alto cargo eclesiástico
98
conocido por su permisividad para con la Orden de Hermes.
En su misiva apunta sin rodeos al diabolismo que habita en
Ceoris, pero no cita nombres.
Influencia: Sin Omnifer, muchos de los magi mortales
tendrían miedo de seguir a Tosia. No confían en ella a la
hora de tomar decisiones o de mantener la calma en épo-
cas de crisis. La franqueza de Omnifer, su coraje y su porte
militar calman sus temores. Aunque ella sea la maga más
veterana del grupo de mortales preocupados, es Omnifer a
quien acuden en busca de guía.
Destino: En 1202, cuando la Orden de Hermes expul-
sa a la Casa Tremere y la tilda de anatema, Omnifer ayuda
a muchos magi mortales, Tosia entre ellos, a escapar de las
Gárgolas de Ceoris. Se dirige hacia el norte y se une a una
pequeña cábala de refugiados Tremere mortales que, con
el tiempo, adoptarán el nombre de Casa Liban. Varias déca-
das más tarde, en un precario estado de salud y con la
maldición de su osificación avanzando por su pecho, viaja
al sur en busca de Tosia, pero cae en manos de la Inquisi-
ción y sucumbe en la hoguera en Francia (véase Hechice-
ro, edición revisada de Mago: La Ascensión para más
información acerca de la Casa Liban).
Casa: Tremere
Edad actual: 261
Edad aparente: Cincuenta y pocos
Físicos: Fuerza 5, Destreza 1, Resistencia 3
Sociales: Carisma 3, Manipulación 2, Apariencia 2
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 3, Astucia 4
Talentos: Alerta 3, Atletismo 2, Pelea 2, Esquivar 3,
Empatía 3, Liderazgo 4
Técnicas: Herbolaria 2, Armas cuerpo a cuerpo 2, Equi-
tación 2, Sigilo 2, Supervivencia 3
Conocimientos: Academicismo 3, Investigación 2, Lin-
güística (escandinavo, árabe, gaélico, burgundio, frisón) 5,
Ocultismo 5, Política 3, Ciencias 2
Sendas: Creo Ignem 5, Encantamiento 3, Perdo Magica
3, Senda del Rayo 4
Trasfondos: Aliados 3, Contactos 3, Criados 3
Fuente de vis: equivalente a 30 puntos de Fuerza de
Voluntad
Fuerza de voluntad: 8
TOSIA, LA SANTA MADRE
Trasfondo: Tosia, nacida hace más de seiscientos años
en el seno de una familia ateniense, es la maga Tremere
más longeva fuera del círculo de Cainitas. Durante los pri-
meros días de la casa fue una de las consejeras de confian-
za de Goratrix, al que ayudó en su intento por apoderarse
de la Orden de Hermes tras su creación.
Los escépticos padres de Tosia la enseñaron a no creer
en dioses de ningún tipo, arguyendo que no eran sino re-
presentaciones de los miedos y anhelos de los hombres.
Arrastró consigo esa actitud incluso después de haberse
convertido en maga pero, en el año 869, experimentó una
conversión religiosa. Mientras investigaba una cripta próxi-
ma a Jerusalén, tuvo una visión. Vio a Cristo resucitado y
alzándose de la tumba. Cuanto más intentaba olvidar la
experiencia o aceptarla como nada más que el mal funcio-
namiento de la magia, más arraigaba en su mente. Bregó
por desvelar el significado de la visión durante décadas,
hasta que por fin buscó a un sacerdote y solicitó el sacra-
LA CASA DE TREMERE
mento del bautismo. Durante sus años de crisis espiritual, lozana, ya que no joven y núbil. Sus rasgos, cálidos y atrac-
se distanció de Tremere y sus tejemanejes. Tosia no se en- tivos, quedan enmarcados por un halo de cabellos dora-
frentó a él de forma directa; se limitó a concentrarse en sus dos. Las sedas de vivos colores resaltan su oronda figura.
estudios y a dejar de colaborar en sus venganzas contra los Durante las ceremonias, se permite un generoso escote,
diversos magi rivales. Aunque los magi cristianos eran des- compensado por un crucifijo de plata colgado al cuello.
conocidos para la Casa, Tosia mantuvo sus creencias en Dado que los métodos herméticos para conservar la inmor-
privado durante más de treinta años después de su bautismo. talidad son cada vez más difíciles de obrar, Tosia debe de-
Estableció relaciones, de forma solapada, con otros Tremere dicar cada vez más tiempo y energía a sus rituales de reju-
cristianos. En el año 928, supervisó la construcción de la venecimiento. En aquellos momentos en los que la abru-
capilla de Umor Mons, la cual cosechaba vis de un manan- man la ansiedad o la preocupación, llega a mostrar un as-
tial mágico en los Alpes de Transilvania. Animó a otros pecto mucho más envejecido del que es habitual en ella.
Tremere devotos a que se reunieran allí con ella y, llegado Sugerencias de interpretación: Cristo espera mucho
el año 950, la mayoría de los cristianos de la casa conside- de ti. No basta con ser virtuosa; has de demostrarte eficaz
raban a aquella capilla como su hogar. Etrius, demasiado en la erradicación de sus enemigos. Todo depende de ti. Si
interesado en ganarse el favor de Tremere como para acep- te sientes avergonzada o demuestras alguna debilidad, la
tar la existencia casi monástica entre los magi de Umor causa de Cristo entre los Tremere se resentirá. Por tanto,
Mons, supuso una destacada excepción a la regla. tendrás que actuar con cautela y dentro de los límites mar-
En el año 954, su aprendiza, Canalista, la traicionó. cados por la moral cristiana. Si el poder de Tremere te ten-
Tosia guardaba un diario en clave de sus reflexiones espiri- tase a sacrificar la pureza de tu alma durante tu intento por
tuales, entre las que se incluían numerosas descripciones derribarlo, suya sería la mayor victoria de todas.
desfavorables de las acciones emprendidas por los Tremere Secretos: Tosia ha comenzado a ver señales de
a lo largo de los siglos. Canalista robó el diario, lo descodificó diabolismo por todas partes. Etrius, a quien otrora consi-
y le entregó las páginas a Etrius quien, a su vez, se lo dio a deró puro, es sin duda el promotor de alguna argucia
Tremere. Éste desafió a Tosia a un certámen, un duelo satánica. Su aliado más cercano, Omnifer, leal en apa-
mágico. Tosia sabía que Tremere, el creador de esta forma riencia, sigue aquejado por una maldición de osificación
de combate entre hechiceros, sería el ganador sin lugar a que ella no puede por menos que creer que deriva de
dudas. Declinó el duelo, perdiendo así el respeto de sus algún tipo de mácula de su alma. La magia, al parecer, es
seguidores cristianos. Aunque conservó el liderazgo titular intrínsecamente impía. Tosia, necesitada de consejo, ha
de la capilla, sus magi comenzaron a tratarla como a una comenzado a mantener correspondencia con algunos erudi-
autoridad de postín y se sometieron a los dictados de su tos del seno de la iglesia.
castellano. Canalista aceptó un cargo de prestigio en la ca-
pilla vienesa de Etrius.
En el año 956, Tosia tomó a Omnifer como aprendiz.
En el pasado sólo había formado a mujeres, pero había
llegado a la conclusión de que no podía confiar en ellas.
Próximo el siglo XI, había conseguido rodearse de un nue-
vo grupo de jóvenes partidarios y volvía a ostentar el go-
bierno de Umor Mons. Entonces comenzaron los ataques
de los Tzimisce. En tres ocasiones hubo de escapar de la
capilla, cuando los enemigos llegaron hasta sus puertas.
Una horda de vociferantes hombres murciélago (es decir,
ghouls de guerra modelados por los Tzimisce) arrasó de-
finitivamente Umor Mons en 1176. Varios de los jóvenes
aliados de Tosia sacrificaron sus vidas para que ella consi-
guiera escapar a Ceoris.
Tosia presintió de inmediato que se cernía una maldi-
ción sobre Ceoris pero durante muchos años creyó que
sería el resultado de los malignos ardides de las criaturas
de la noche. No ha sido hasta hace pocos años que el in-
somne Omnifer la ha convencido de que el mal de Ceoris
reside en su interior. Ninguno de ellos sospecha de la trans-
formación vampírica; en vez de eso, han recabado eviden-
cias que demuestran el fracaso de las investigaciones de
Etrius en el cambio de siglo y huelen el rancio tufo del
culto al diablo. Tosia se resiste a las exigencias de Omnifer
de una confrontación rápida. Si Tremere y Etrius han caído
en las garras del demonio, su poder podría ser incalcula-
ble. Ya ha humillado a Tremere en una ocasión y sabe a lo
que se expone si carga contra él y fracasa. Quiere asegurar-
se la victoria antes de actuar.
Aspecto: El único pecado en el que incurre Tosia es el
orgullo, tal y como demuestra su aspecto. Se ha mantenido

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 99
 Influencia: Tosia disfruta del respeto de los magi mor-
tales que sospechan que el diabolismo se ha cebado en
Ceoris... el mismo respeto que podría esperar un antiguo
mutilado de guerra incapaz de continuar la lucha. Confían
en su guía espiritual, pero acuden a Omnifer cuando se
trata de trazar cursos de acción. Los Cainitas de Ceoris sub-
estiman la amenaza que supone; dejaron de considerarla
relevante para los planes de los Tremere desde su negativa
a enfrentarse a Tremere en certámen.
Destino: En 1202, en gran parte debido a los informes
de Tosia, la Orden descubre la verdad acerca de Tremere y
declara la guerra a su Casa. Por desgracia para Tosia, los
espías de Tremere se enteran de la decisión en cuanto se
toma y ella se ve obligada a huir de noche. Se une a otras
casas herméticas, pero ve la huella del maligno en todas
ellas. Llegado 1225, se refugia en la Iglesia y se incorpora a
la floreciente Inquisición, dispuesta a redimirse. Poco des-
pués recibe noticias de Omnifer. A sabiendas de que es un
engendro del diablo, lo envía a la hoguera sintiendo la
satisfacción del deber cumplido.
Casa: Tremere
Edad real: 630
Edad aparente: Cincuenta y pocos
Físicos: Fuerza 2, Destreza 2, Resistencia 2
Sociales: Carisma 4, Manipulación 2, Apariencia 3
Mentales: Percepción 3, Inteligencia 5, Astucia 2
Talentos: Esquivar 5, Empatía 3, Intimidación 2,
Liderazgo 2
Técnicas: Etiqueta 3, Herbolaria 5, Equitación 1
Conocimientos: Academicismo 5, Investigación 2. Lin-
güística (griego, hebreo, arameo, egipcio antiguo, francés)
5, Medicina 1, Ocultismo 5, Ciencias 2
Sendas: Adivinación 4, Efímera 5, Curación 4, Vías
Herbales 4, Perdo Magica 2, Invocación 4
Trasfondos: Aliados 5, Contactos 5, Influencia 3, Re-
cursos 3, Criados 3
Fuente de vis: equivalente a 30 puntos de Fuerza de
Voluntad
Fuerza de voluntad: 10
dad se hubiese cobrado las vidas del resto de su familia. Su
abuelo, quien respondía también al nombre de Hadu, era
un viejo encorvado y mugriento. Su ganado se moría. La
tos retumbaba en su pecho, dispuesta a llevárselo no den-
tro de mucho. Hadu quería a su abuelo, pero no quería
terminar igual que él. Quería convertirse en el sirviente de
un mago. La siguiente vez que los hombres del castillo
llegaron para depositar algunos bultos en el almacén, les
rogó que le dejaran ir con ellos. A regañadientes, le palpa-
ron para comprobar cuánta carne le cubría los huesos y le
levantaron los labios para inspeccionar sus encías. Se fue-
ron, sin prometerle nada. Semanas después, volvieron a
por él y se lo llevaron a su terrible castillo. Allí se quedó
temblando en un cuarto a oscuras hasta que un hombre de
aspecto severo llegó y le dijo lo que tenía que hacer. Empe-
zaría frotando los suelos con estropajo. Si lo hacía bien,
quizás algún día consiguiera un trabajo mejor. El tirano le
recitó la lista de normas que tendría que acatar. Añadió que
los criados morían con facilidad.
Hadu acató las reglas. En el comedor, se sentaba con
los criados más jóvenes. No carecía de cierto atractivo y
encontró a una sirvienta con la que charlar. Se llamaba
Zuha. Llegó a enamorarse de ella y no tardaron en co-
menzar a verse a escondidas. Ella le contó que uno de los
brujos le había ordenado que limpiara su cuarto y luego
se había ido a ocuparse de otros asuntos. Zuha había en-
contrado algunos pergaminos que debían de ser intere-
santes, Hadu le llevó los pergaminos al nuevo castellano,
Curaferrum. Éste dijo que los pergaminos carecían de im-
portancia, pero que la decisión de Hadu de hacerle entre-
ga de ellos demostraba una inteligencia inusitada en un

SIRVIENTES
Y ESCLAVOS
GHOULS
HADU, MAYORDOMO DE CEORIS
Ghoul de Curaferrum
Naturaleza: Fanático
Conducta: Protector
Edad real: 50
Edad aparente: 90
Hadu nació en una aldea cercana. Se crió escuchando
las historias acerca de los magos del castillo negro de la
montaña. Había visto a sus sirvientes por el pueblo. Vesti-
dos con ricas telas, bien alimentados, armados y con porte
seguro, eran todo lo que quería ser él. Se fijaban en su
abuelo, quien lo había criado después de que la enferme-

LA CASA DE TREMERE
100
aprendiz de criado. Nombró a Hadu ayudante del mayor-
domo, un viejo encorvado igual que su abuelo. Hadu des-
empeña bien su trabajo. Un día, el anciano mayordomo
desapareció de su lecho. Hadu no sabía por qué. Buscó a
Curaferrum y afirmó que él podía hacer todas las cosas de
las que antes se había ocupado el desaparecido, mejor y
más rápido. Curaferrum lo ascendió a mayordomo, pero
también le hizo beber una poción encerrada dentro de un
frasco opaco. Le advirtió a Hadu que cambiaría. Le pro-
metió que viviría, para siempre. Tendría que ingerir tres
dosis del filtro, en otras tantas noches.
Cuando Hadu se hubo bebido la última dosis, se des-
mayó. Al despertar, se miró en el espejo. Estaba envejecido
y encorvado, igual que su predecesor. "Tuve que hacer que
parecieras mayor, para que los demás no sintiesen celos de
ti", le dijo Curaferrum. "Te tendrán por estúpido y senil, y
se irán de la lengua en tu presencia. Tendrás que prestar
atención a todo lo que digan e informarme de ello".
Hadu creyó que se enfadaría, pero no fue así. Ahora
amaba a Curaferrum. Cuando Zuha lo vio apergaminado
y legañoso, lloró, pero a Hadu le dio igual. Le advirtió a
Curaferrum que quizás tuviese que deshacerse de ella,
pero el mago tenía otros planes. Necesitaba una nueva
jefa de cocina. Los demás sirvientes le habían dicho que
la joven era lista como Hadu. También tendría que beber
la poción, Hadu se sintió celoso, no quería que Zuha
compartiera aquella hermosa sensación, pero así fue. Se su ghoul, al igual que había hecho con Hadu. Zuha se olvi-
presentó ante él, con la piel semejante al lecho seco de dó del amor que había sentido por Hadu y lo volcó sobre
un río y los pechos colgantes como las ubres de una Curaferrum, quien la nombró jefa de cocina.
vaca. Le dijo que estaba embarazada de su hijo en el Cincuenta años después de haber paladeado la vitae
momento de beber la poción, que la criatura ya no po- de Curaferrum, el feto aún se revuelve y patalea en su vien-
dría nacer sana, pero le daba igual. Hadu meditó acerca tre. Se supone que esto no debe ocurrir cuando las mujeres
de aquello y se dio cuenta de que a él tampoco le impor- en estado se convierten en ghouls, pero Ceoris es un lugar
taba, le preguntó a Zuha cómo sabía que era un niño, y donde las cosas más extrañas se tornan posibles. Hace tiem-
ésta respondió: "Porque lo siento en mis entrañas, más po que Zuha se acostumbró a las molestias.
que nunca". Hadu se encogió de hombros. Había algo Zuha espía a los demás sirvientes y se asegura de que
en todo aquello que lo turbaba, pero no podía antepo- obedecen las órdenes de Curaferrum. Presta una atención
nerse al amor que sentía por Curaferrum. especial a los nuevos sirvientes, quienes podrían ser infil-
Más tarde, Hadu se dio cuenta de que había más ghouls trados del exterior.
de Curaferrum entre la servidumbre. Aquello no le hizo
ninguna gracia. Tendría que deshacerse de ellos, si es que
le resultaba posible sin decepcionar al amo que tanto ama- GÁRGOLAS
ba. Todo esto ocurrió hace más de cincuenta años. Nadie
parece haberse dado cuenta de que Hadu no ha envejeci-
FIDUS, LA BESTIA ENCOGIDA
do, ni muerto, en el ínterin. Nadie le presta atención. Es Gárgola de décima generación
igual que los tapices, el mobiliario, las piedras sobre las Naturaleza: Innovador
que se asienta Ceoris. Está siempre presente, pero no lla- Conducta: Solitario
ma la atención. Fabricación: 1187
Fidus tiene diez años. Es el más joven de los cuatro

ZUHA, JEFA
aprendices, logro conseguido tras impresionar a Virstania
DE COCINA con su voluntariedad e inteligencia. A menos que le resulte
Ghoul de Curaferrum imposible de evitar, jamás se aleja de su lado. Demasiado
Naturaleza: Fanática débil y deforme para actuar de guardián o para participar
Conducta: Niña en las incursiones bélicas, procura ser útil en otras tareas.
Edad real: 60 De los cuatro, es el único que entiende algo de magia. Sabe
Edad aparente: 60 leer e incluso ha llegado a proporcionarle a Virstania algún
Gran parte de la historia de Zuha aparece relatada con que otro consejo práctico en cuestiones mágicas. Fidus,
anterioridad, como parte de la de Hadu. Nació hija de una tras haber presenciado los rituales de Virstania, ha pensa-
sirvienta del castillo y se crió en una aldea vecina, antes de do en formas de cambiarlos a fin de que las Gárgolas pue-
ser reclutada para servir como había hecho su madre. Se dan gozar de una mayor independencia intelectual. No
enamoró de Hadu, ambicioso y de ojos brillantes. Estaba obstante, no le encuentra utilidad a estos conocimientos
embarazada de su hijo cuando Curaferrum la convirtió en porque lo parece que no son lo bastante leales.

LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN 101
 Luma nació hace catorce años. A Virstania le gustaría
duplicar al detalle las condiciones de su fabricación para
obtener más como ella. Luma no es sólo la más agresiva de
todas las Gárgolas, sino también la más carismática. Las
demás Gárgolas acatan sus órdenes por instinto. Todos los
machos aspiran a copular con ella, pero le tienen demasia-
do miedo como para intentar nada sin su consentimiento.
Luma, sin que Virstania lo sepa, ha persuadido a dos
Gárgolas recién engendradas, Crystalus y Ampulla, para
que se sometan a ella por medio del juramento de sangre.
Ambas fueron creadas siguiendo los mismos métodos ri-
tuales de Luma, por lo que resultan idénticas a ella. Luma
sirve ahora como una de las ayudantas de Virstania. De los
cuatro, es la menos interesada en hacer recados sin impor-
tancia para Virstania. Soporta la indignidad para aprender
más cosas acerca de su ama y de los secretos de su raza.
Luma es una criatura esbelta dotada con el semblante
sereno y encantador de las estatuas de la Grecia clásica.
Sus garras, largas y sensualmente curvadas, y sus alas re-
matadas en punta consiguen añadirle cierta belleza exóti-
ca. Su piel, semejante al alabastro refulge con un tenue
brillo amarillo; el efecto sólo resulta visible en la oscuridad.

SAXUM, SEÑOR DE LOS ESCLAVOS

Fidus, de apenas metro y veinte de altura, presenta un Gárgola de octava generación
cuello sempiternamente encorvado, rematado en una larga Naturaleza: Autócrata
cabeza en la que destaca un pico curvo. Sus ojos se aseme- Conducta: Defensor
jan a diminutas cabezas de alfiler relucientes. Las alas de Fabricación: 1123
Fidus son pequeñas, deformes e inútiles. Babea sin control Saxum es el líder de los aprendices de Gárgola de
y habla con un seseo que los demás encuentran cómico. Virstania (hay tres de ellos, además de él mismo). Tras su

LOMA, BELLEZA PÉTREA

Gárgola de novena generación
Naturaleza: Rebelde
Conducta: Tirana
Fabricación: 1133

LA CASA DE TREMERE
102
creación en 1123, es la Gárgola que más tiempo ha logra-
do sobrevivir (la original, Chaundice, desapareció en 1127
y se la supone destruida). Además de ayudar a Virstania
en sus experimentos, Saxum ejerce de líder de las Gárgo-
las, a las que comunica las órdenes de su señora. Pone fin
a las peleas, distribuye la comida y le hace llegar cual-
quier queja a la Gran Madre. Es a ella a la que le debe
lealtad, no a los Tremere.
Saxum es un espécimen ejemplar de la Gárgola básica.
Sus rasgos faciales están bien cincelados, resultan casi he-
roicos. Su piel pétrea es lisa al tacto, marmórea, y su mus-
culatura resulta impresionante. La envergadura de sus alas,
tres metros de punta a punta, supera a la de la mayoría de
los suyos. Porta orgulloso una túnica enhebrada con oro,
regalo de Virstania.
PRISIONEROS
Las desdichadas almas que se mencionan a continua-
ción languidecen en las prisiones de Ceoris en 1197.
ITERA, USURPADORA
CAÍDA EN DEGRACIA
Tremere de séptima generación, chiquilla de Malgorzata
Naturaleza: Arquitecto
Conducta: Juez
Abrazo: 1197
Edad aparente: Treinta y muchos
Itera es una maga visitante Abrazada hace poco por
Malgorzata. Le escribió una carta a Probitas, regente de
Perugia, capilla de la Casa Tremere, adviniéndole acerca
de un complot vampírico dentro de Ceoris. No sospechaba
que Probitas ya había sido transformado, ni que la conspi-
ración se extendía más allá de Ceoris. Etrius quiere a Itera
con vida, como recordatorio del desliz de Malgorzata. Ésta
la quiere muerta. Curaferrum ha apartado a los soldados
ghouls de Malgorzata de las mazmorras para evitar que ase-
sinen a Itera. Esto enfurece a Malgorzata y podría provocar
un nuevo brote de intrigas dentro de Ceoris.
MARTA, ESPÍA CHARLATANA
Ravnos de novena generación, chiquilla de Vassily Taltos
Naturaleza: Superviviente
Conducta: Renegada
Abrazo: 1175
Edad aparente: Veinte y pocos
La Ravnos que se hace llamar Marta fue capturada
después de infiltrarse en Ceoris, haciéndose pasar por una
de las criadas. Curaferrum la encontró tendida y magulla-
da frente a su puerta, herida por el sello que había colo-
cado sobre ella. La explosión había cegado a Marta.
Cordwood le da sangre para que regenere los ojos y, en
cuanto vuelve a ser capaz de percibir la luz, vuelve a cegarla
con un hierro candente. Ya ha repetido la operación en
tres ocasiones y Marta está a punto de hablar. Hasta la
fecha ha asegurado que quería penetrar en Ceoris tan sólo
por el morbo que eso le suponía después de haber oído
LOS CONDENADOS Y
QUIENES PRONTO LO ESTARÁN
que era inexpugnable. En realidad, el señor de la guerra
Tzimisce Vladimir Rustovitch (véase Transilvania Noc-
turno. p. 117) había contratado sus servicios a cambio de
la libertad de su hermano mortal, al que mantiene prisio-
nero. Marta ya se ha decidido a admitir que trabaja para
Rustovitch, aunque omitiendo la parte concerniente a su
hermano. Confía en poder engañar a Cordwood ofrecién-
dose para espiar a Rustovitch.
PULSATIO, APRENDIZ DESCARRIADO
Aprendiz mortal de la Casa Tremere
Naturaleza: Defensor
Conducta: Defensor
Edad real: 35
Edad aparente: Treinta y pocos
Pulsatio, mortal musculoso, era tanto el guardaespal-
das como el aprendiz de Tosia, la más influyente de los
magos aún sin convertir de Ceoris. Ha sido aprehendido hace
poco, después de que formulara demasiadas preguntas
durante uno de los consejos. No subía qué es lo que ocu-
rría, pero desde su aprisionamiento ha tenida tiempo de
encajar todas las piezas. Pulsatio, cree que podría escapar
enfrentándose a los guardias, de camino a la sala de tortu-
ras. De aquí se desprende que le ha dado motivos a
Cordwood para que lo torture. Se ha inventado una historia
según la cual fue enviado por una Casa Hermética rival
para descubrir el misterio de los Tremere. Pretende contar
la historia poco a poco y soportar las sesiones de tortura
hasta que se le presente una oportunidad de fugarse. Des-
pués intentará encontrar a Tosia y amotinar a los magos
mortales contra las criaturas de la noche de Ceoris. Su enor-
me confianza en sí mismo evita que se dé cuenta de lo
descabellado que resulta buscar la tortura.
VILICH, MÁRTIR LEPROSO
Nosferatu de duodécima generación, chiquillo de Tybald
Naturaleza: Solitario
Conducta: Penitente
Abrazo: 1193
Edad aparente: Desconocida
Vilich es un neonato Nosferatu que las Gárgolas tu-
vieron la suerte de capturar durante una batida en busca
de ganado. Su sire lleva una existencia de ermitaño y sólo
Abraza a algún que otro aldeano marginado a fin de tener
a alguien con quien conversar y jugar al ajedrez. El sire de
Vilich le enseño a no implicarse en las guerras Cainitas, y
mucho menos en la batalla contra el nuevo y extraño clan
de brujos. Vilich se lamenta de su captura, la considera un
trágico e injusto capricho del destino. Suplica por su su-
pervivencia a todo aquel que quiera escucharle. Aunque
ha dicho la verdad cuando afirmó que no sabía nada de
los planes de los Nosferatu contra los Tremere, Paul
Cordwood no lo cree. Cordwood lo somete a periódicas
sesiones de tortura, maravillado ante la asombrosa capa-
cidad del joven Cainita para guardar sus secretos pese al
inimaginable sufrimiento. Si se le libera, Vilich solo que-
rrá alejarse de Ceoris tan rápido como le sea posible y sin
correr ningún riesgo.
103
apitulo Seis:
Los secretos
de los talleres

Nos asemejaremos a los dioses,

conocedores del bien y del mal.
—Génesis, 3:5
AVANCES DE
LA TAUMATURGIA
Durante los dos siglos aproximados desde que Tremere
y sus camaradas se convirtieran en vampiros, gran parte
de sus esfuerzos se han dedicado a descubrir la forma de
conservar y recuperar sus habilidades para el arte de la
magia. La nueva magia de la sangre que llaman Taumaturgia
es fruto de esos estudios, aún inacabada. Dentro del dis-
currir general de los acontecimientos, Tremere y los de-
más taumaturgos se encuentran todavía en los primeros
estadios de su obra. Han establecido el funcionamiento
básico de la Taumaturgia y se afanan para adaptar las ar-
tes y rituales herméticos a sus exigencias (empleando la
senda Rego Magica detallada más adelante). Las innova-
ciones que han tenido lugar son relativamente pocas, con
la notable excepción de la senda Rego Vitae, centrada en
torno a la sangre. En cuestión de pocas décadas, la Casa
Tremere romperá de una vez por todas con la Orden de
Hermes. Esto señalara el fin de la fase de "conversión" del
desarrollo taumatúrgico, tanto porque Tremere y Etrius
habrán agotado las artes y rituales más viables como por-
que se les vetará el acceso a las enormes bibliotecas her-
méticas. Desde mediados del siglo XIII en adelante, la
Taumaturgia emprende su propio camino, distinto al del
saber hermético.
Aquellos lectores que se sientan interesados por el avan-
ce de la Taumaturgia y otras formas de magia de la sangre
quizás deseen consultar el libro Magia de la sangre se-
cretos de la Taumaturgia. Quienes quieran saber más
acerca del cisma que separa a Tremere de los magi hermé-
ticos durante los siglos subsecuentes, pueden consultar La
traición de la sangre, un suplemento para Mago: La As-
censión. En cualquier caso, ninguno de estos libros es
necesario para disfrutar del Casa de Tremere ni para utilizar
los sistemas descritos más adelante.
Las dos sendas taumatúrgicas que aparecen a conti-
nuación estarán disponibles sólo a discreción del Narrador.
Rego Magica es muy rara y si la reseñamos aquí es sobre
todo, para proporcionarle al Narrador un atisbo del proce-
so de conversión mágica que está teniendo lugar. Perdo
Magica está algo más extendida.
REGO MAGICA (NUEVA SENDA)
Tremere, Goratrix y Etrius diseñaron esta senda para
que les permitiera convertir técnicas herméticas a magia de
la sangre. Tremere ha decretado que el conocimiento de
esta senda no llegue a oídos de cualquiera, puesto que no
quiere que sus inferiores creen sendas de las que él no esté
al corriente. Eso podría tener consecuencias desastrosas en
caso de rebelión. La senda ofrece además un formidable
catálogo de técnicas a emplear contra magi enemigos.
Therimna y Curaferrum han aprendido a utilizar la senda,
una para interrogarlos mejor y el otro para mejor extermi-
narlos. El Círculo Interno conoce su existencia, aunque no
todos sus miembros son capaces de utilizar la senda. En
estos momentos, nadie más camina por ella.
106
LA CREACIÓN DE NUEVAS SENDAS
Tras un razonable periodo de estudio de formas de
magia herméticas equivalentes, el taumaturgo podrá crear
una nueva senda que él y otros taumaturgos que sigan sus
pasos podrán utilizar. La senda debe girar en torno a la
creación (Creo), al control (Rego), a la percepción
(Intéllego), a la transformación (Muto) o a la destrucción
(Perdo) de una única categoría de fuerza u objeto. Las cate-
gorías comunes incluyen a los animales, a cada uno de los
cuatro elementos clásicos, a la mente o a las plantas. El
término en latín que describa la fuerza o el objeto aparece-
rá en la segunda parte del nombre de la senda. Por ejem-
plo, una senda que le permita al taumaturgo engendrar
enfermedades se llamarían Creo Malum.
El proceso de investigación requiere años de inmersión
en tomos polvorientos, de cálculos y de ensayos alquímicos.
La clave estriba en descubrir las diversas formas de imitar los
efectos herméticos por medio de los poderes de la sangre
Cainita. El taumaturgo empieza dando origen al primer poder
de la senda, antes de crear efectos cada vez más poderosos,
hasta haber engendrado al menos cinco poderes. Los tauma-
turgos que consigan una puntuación de seis en la senda crea-
da podrían improvisar efectos añadidos más poderosos. Qui-
zás el vampiro desee dar cuenta escrita y detallada de sus
esfuerzos para permitirle a otros el aprendizaje de la senda, o
confiar todos sus secretos al baúl de su memoria y no compar-
tirlos con nadie. En cualquier caso, si omite la toma de apun-
tes durante el proceso de creación, en el futuro le resultará
muy difícil enseñarle la senda a otro taumaturgo.
Sistema: El jugador crea un poder al escribirlo según
el formato que facilitamos aquí, donde la descripción de
sus habilidades ocupará uno o dos párrafos seguidos por
información especifica referente a la mecánica del juego en
otro párrafo titulado "Sistema". El Narrador tendrá la última
palabra en lo que concierna a la senda y a cada poder
individual; se deben respetar los siguientes criterios:
• Debe seguir el sistema de valoración por puntos. Si
el personaje va a crear su primer poder de la senda, éste
tendrá que ser un poder un punto. A continuación, creará
un poder de dos puntos, y así sucesivamente.
• La puntuación del vampiro en Rego Magica debe
superar a la del poder deseado en al menos 2.
• Su efectividad debe asemejarse a la de los poderes de
otras sendas Tremere que compartan su puntuación. Los
poderes de nivel uno no tendrán más efecto dentro de una
partida que mover un objeto de medio kilo, invocar niebla o
una llama del tamaño de la de una vela, ver acontecimientos
pasados dentro de una localización específica o aumentar
los Atributos por medio del gasto de Fuerza de Voluntad. Los
poderes de nivel dos podrían obligar a otro vampiro a gastar
puntos de Sangre contra su voluntad, podrían mover hasta
diez kilos, invocar lluvia o extraer información de un objeto
inanimado. Los poderes de nivel tres consiguen que el vam-
piro pueda reducir de forma temporal su verdadera genera-
ción, crear una llama del tamaño de una hoguera de campa-
mento, mover cien kilos, eliminar un nivel de salud por cada
éxito conseguido en una tirada opuesta con la víctima o
conseguir que una silla aprisione a quien se siente en ella. La
magnitud de los poderes de nivel cuatro llega robar puntos
de sangre a distancia, a invocar llamaradas o relámpagos, a
mover doscientos cincuenta kilos o a crear un muro de agua
LA CASA DE TREMERE
imposible de traspasar para los seres sobrenaturales. Los
poderes de nivel cinco no deberían ser menos poderosos
que aquellos capaces de eliminar tanto niveles de salud como
puntos de sangre por cada éxito, invocar rayos, mover qui-
nientos kilos o convocar a una poderosa entidad procedente
de otro plano de la existencia.
El Narrador puede modificar el párrafo del sistema a
fin de ajustarlo en comparación con otros poderes. Podría
permitir que la víctima disfrute de la oportunidad de hacer
una tirada de resistencia, reduciendo así su efectividad con
cada éxito conseguido, rebajar el efecto según el número
de éxitos conseguidos, aumentar o disminuir el tamaño del
efecto o imponer condiciones al usuario, tales como la proxi-
midad al efecto o el gasto de puntos de sangre adicionales
además del habitual 1 por cada poder empleado.
• Tendrá que encajar en el tema general de la senda. Por
ejemplo, si el personaje está creando la senda Creo Malum
el poder deberá provocar algún tipo de enfermedad.
• No podrá duplicar el efecto de ninguna otra senda ni
del poder de ninguna otra Disciplina (sí que podría, por
otro lado, ofrecer una versión más amplia de algún efecto
proporcionado por un ritual ya existente). Los Narradores
no tienen que preocuparse por los poderes que se detallen
libros a los que no puedan acceder. Los efectos más comu-
nes (como puede ser la absorción de daño) se aceptarán si
proponen un giro único en la fórmula original o incluso si
resultan demasiado entretenidos como para rechazarlos.
Una vez el jugador y el Narrador hayan llegado a un
acuerdo acerca de la descripción definitiva del poder, el
personaje se embarcará en un periodo de estudio intensi-
vo, en busca del modo de llevar la teoría a la práctica.
Tendrá que emplear un año por cada uno de los puntos del
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
poder, siempre y cuando el taumaturgo pueda dedicar al
menos treinta horas a la semana a su investigación. Trans-
currido el tiempo necesario, el vampiro hará una tirada de
Inteligencia + Ocultismo (dificultad 6) y deberá conseguir
un número de éxitos igual o mayor que la puntuación del
poder. El fallo obliga a regresar a la biblioteca y al laborato-
rio y a dedicar al menos seis meses por cada punto del
poder antes de volver a intentarlo de nuevo.
Si un poder demuestra resultar inadecuado en términos
de juego, el Narrador se reservará el derecho de revisar los
detalles de su sistema. Podría introducir limitaciones adicio-
nales para contener poderes demasiado útiles para su pun-
tuación, del mismo modo que podría impulsar la efectividad
de los poderes que demuestren ser demasiado sosos.
LA CREACIÓN DE NUEVOS RITUALES
Rego Magica permite además la creación de nuevos
rituales de la sangre. El taumaturgo que lo desee antes de-
berá llevar a cabo un estudio exhaustivo de los rituales
herméticos ya existentes. Se concentrará en encontrar aque-
llos que dupliquen con mayor exactitud el efecto deseado,
antes de seleccionar y purificar los arreos espirituales que
se correspondan con las fuerzas que desee controlar. Las
acciones rituales que lleve a cabo con estas herramientas
servirán de metáfora visual para la magia que desee crear.
Por ejemplo, si aspira a conseguir un ritual según el cual
una víctima desprevenida sucumba a su voluntad, podría
elegir un cetro (representación del poder) y una marioneta
(la víctima). Durante el transcurso del ritual, podría atar los
hilos del títere al cetro y luego mover la marioneta comple-
ta al son de la varita de mando. El acto de atar al muñeco
107
representa su deseado dominio sobre el sujeto, al igual que
el movimiento del cetro.
Deberá ir a su laboratorio y formular sales, humores o
afeites. Estos productos podrían fortalecer al lanzador du-
rante el ritual, efectuar transformaciones necesarias en los
objetos rituales (su destrucción, entre ellos) u obrar directa-
mente sobre el objeto o individuo objetivos. Tendrá que in-
geniar los cánticos y entonaciones empleados para desenca-
denar el poder innato del ritual A tal fin, deberá emplear un
manual de cálculos, establecido por Goratrix, el cual ajusta
las fórmulas herméticas para uso de los magi de la sangre.
Este manual aún es una obra inconclusa y proporciona sólo
equivalencias aproximadas útiles para la experimentación:
el taumaturgo deberá realizar ajustes en su laboratorio.
Cuando haya diseñado el ritual, ahondará en sus
entresijos, practicando sus movimientos y ensalmos y pro-
bando de forma repetida cualquier reacción alquímica ne-
cesaria. Insertará inofensivos cánticos y movimientos in-
ofensivos en momentos fundamentales, a fin de no desen-
cadenar ninguna magia poderosa antes de estar segura de
cómo dominarla. Durante este proceso deberá estar atenta
a la presencia de espíritus impíos al acecho u otras fuerzas,
atraídas por la potencial puerta abierta a cualquier diablu-
ra. Podrían intentar confundir su mente, a fin de que prac-
tique movimientos y conjuros que podrían descargar cual-
quier desastre sobre el mago.
Cuando por fin intente realizar el ritual, sabrá que puede
obtener tres posibles resultados. Podría conseguir establecer-
lo como un método permanente y razonablemente fiable de
invocar el efecto deseado. Podría fallar de tal modo que aún
pudiese revisar los pasos y volver a intentarlo más adelante. O
podría sufrir una catástrofe que le acarreara varias consecuen-
cias inmediatas, pero que también le impidiera de forma per-
manente establecer el ritual o entregarle sus apuntes a otra
persona para que ésta se ocupase de completarlo.
En el primer caso, el paso final para completar un ritual
nuevo consiste en darle un nombre poético que se ajuste a
sus efectos. La breve frase o palabra se escribe en un trozo de
pergamino y luego se quema, a fin de que todos los elemen-
tales y demonios de la creación lo conozcan y lo teman.
Sistema: El jugador redacta una descripción del ritual
según el formato visto aquí o en otros productos. La prime-
ra sección describe, sin mecánicas de reglas, el efecto del
ritual y proporciona una breve descripción de los medios
necesarios para evocarlo.
El Narrador deberá comprobar primero si el efecto es
parecido al de alguna otra Disciplina o ritual. Solo deberá
preocuparse de aquellos que se recojan en libros que po-
sea. Si el efecto ya existiera, el lanzador lo descubrirá du-
rante los primeros estadios de su investigación y no seguirá
adelante con ello. Si el efecto se desconoce, el Narrador
pasa a preguntarse si se ajusta a los temas asociados con la
magia Tremere. Los detalles del ritual deberían evocar el
Nivel Tiempo de estudio original
Uno 1 mes
Dos 3 meses
Tres 1 año
Cuatro 3 años
Cinco 10 años
108
genio racionalista, insensible y cuasi científico de los
Tremere. Los electos a los que mejor se ajustan los rituales
Tremere se enumeran a continuación:
• El efecto interfiere con la composición natural de
seres vivos o inertes, tales como los rituales de las Gárgolas
y las criaturas híbridas detallados más adelante en este mis-
mo capitulo.
• Ofrece protección contra los numerosos enemigos
de los Tremere.
• Altera las leyes del vampirismo para ayudarles a so-
brevivir.
En cualquier caso, los Tremere siguen aun en una tem-
prana fase creativa, y podrían adentrarse en nuevas áreas a
discreción del Narrador.
Si el Narrador acepta el efecto, deberá asignarle un
nivel de ritual comparándolo con los ya existentes en tér-
minos de su utilidad para el lanzador y del grado de cam-
bio que produzca en el objetivo. Los efectos que tengan
sólo un pequeño impacto en el transcurso de una historia
se merecen niveles de ritual bajos. Aquellos con el poten-
cial para cambiar de forma abrupta la dirección de una
línea argumental exigen niveles altos. Del mismo modo, los
efectos que conlleven un cambio extendido u obvio tam-
bién optan a niveles de ritual altos.
Aunque el nivel determina la dificultad estándar de un
ritual, el Narrador siempre podrá añadir requisitos adicionales
para limitar la utilización de un efecto poderoso. El más efec-
tivo obliga a gastar un punto de sangre. Empieza por un coste
de un Punto de sangre por nivel de ritual y ajústalo según
convenga. El Narrador también podría exigir el empleo de
objetos difíciles de conseguir o de gran valor durante la ejecu-
ción del ritual, estipular que requiera la colaboración de ayu-
dantes u otros taumaturgos, ampliar el lapso de tiempo nece-
sario para practicar el ritual o limitar la duración de su efecto.
No deben utilizarse jamás los resultados exactos de un fracaso
como factor limitador, aun cuando sean particularmente des-
agradables. Los fracasos nunca deberían ser tan predecibles
como para que el Narrador pueda poner freno a voluntad
ajustándolos a las circunstancias del momento.
(Los jugadores siempre pueden incluir limitadores con
antelación en sus descripciones, con la esperanza de ganarse
el beneplácito del Narrador. Algunos Narradores podrían
desear evocar los rigores del proceso de investigación y
negarse a sugerir limitaciones de su propia cosecha, prefi-
riendo rechazar el ritual tal y como esté redactado y enviar
al jugador de vuelta al escritorio sin indicarle de forma es-
pecifica los cambios necesarios para mejorarlo.)
Cuando el jugador y el Narrador hayan concebido, por
el método que fuere, un ritual aceptable, el personaje po-
dría intentar convertirlo en parte del canon Tremere y co-
menzar a estudiarlo. La cantidad de tiempo que deberá
emplear en su investigación y ensayo del ritual se mide de
la siguiente manera:
Tiempo antes del próximo intento
1 semana
1 mes
3 meses
1 año
5 años
LA CASA DE TREMERE
Estudio Éxitos Ejecución Éxitos Resultado
0 0 El ritual no ha sido creado. Cualquier intento posterior que realice el taumaturgo
para crearlo (o para crear algo muy similar) estará abocado al fracaso.
1+ 0 El ritual no ha sido creado. El taumaturgo podrá intentarlo de nuevo transcurrido
el tiempo detallado con anterioridad bajo el epígrafe "Tiempo antes del próximo
intento".
2+ 0 El taumaturgo ha conseguido crear un ritual que no termina de comprender del
todo. Tras dedicar el equivalente al tiempo necesario antes de volverlo a internar
a la profundización en su estudio, habrá aprendido el nuevo ritual, sin necesidad
de posteriores tiradas.
0 1+ El ritual no ha sido creado. El taumaturgo puede volverlo a intentar transcurrido
el tiempo detallado con anterioridad bajo el epígrafe "Tiempo antes del próximo
intento".
0 2+ El efecto se manifiesta, pero el taumaturgo no será capaz de repetir el ritual ni
enseñárselo a otros. Podrá volverlo a intentar transcurrido el tiempo detallado
con anterioridad bajo el epígrafe "Tiempo antes del próximo intento".
1+ 1+ El ritual ha sido creado. Se manifiestan sus efectos.

Los periodos de tiempo aquí detallados asumen que el
taumaturgo dedica casi todo el tiempo que dedique a la inves-
tigación a este ritual y que el resto de sus obligaciones no le
impiden dedicarle al estudio al menos treinta horas a la sema-
na. Cumplido este plazo, hará dos tiradas. Por lo general, el
vampiro procederá a lanzar los dados sólo si su puntuación
en Rego Magica supera al menos en dos al nivel del ritual. La
primera tirada es de Inteligencia + Ocultismo (dificultad 5); así
se mide el éxito cosechado en el estudio del ritual. La segunda
tirada será, por tanto, la del ritual que desee crear. Los resulta-
dos varían según el número de éxitos conseguidos en cada
tirada, tal y como pormenoriza la tabla siguiente.
Tras haber conseguido crear un ritual, el taumaturgo
será el único que lo conozca. Si desea compartirlo con otros,
tendrá que enseñárselo él mismo o escribir instrucciones
precisas en un libro o pergamino. La redacción del ritual
facilita su aprendizaje a colegas que se encuentren lejos,
pero también da lugar a que el enemigo pueda afanar una
copia y se apodere del efecto sin permiso. Los investigado-
res de Ceoris sienten celos el uno del otro y no comparten
los frutos de sus estudios así como así. Relajan la presa con
la que sujetan sus secretos cuando desean cimentar alian-
zas, zanjar disputas o recompensar servicios prestados.
LA COMBINACIÓN DE ESFUERZOS
Los taumaturgos pueden superar algunas limitaciones
de la creación de sendas y rituales si aúnan esfuerzos. Para
encontrar un único valor efectivo en la puntuación de Rego
Magica de un grupo de investigadores, réstese 1 a la pun-
tuación de Rego Magica de cada uno de los participantes y,
a continuación, súmense todos los valores. Sólo uno de los
investigadores podrá hacer las tiradas necesarias para de-
terminar los éxitos.
La capacidad de combinar esfuerzos en un estudio ejerce
una gran influencia sobre la política de Ceoris. La ayuda de
otros magos de la sangre es inestimable. El ofrecimiento de
ayuda es un poderoso incentivo, y se utiliza a menudo para
zanjar enemistades o como moneda de cambio para grandes
favores. Por ejemplo, Mendacamina persuadió a Epistatia en
cierta ocasión para que trajera a un mago que había cazado
de vuelta a Ceoris en calidad de prisionero, en lugar de matar-
lo en el sitio. Lo consiguió prometiéndole que la ayudaría con
su último ritual para la migración del alma (Mendacamina quería
matar al mago con sus propias manos... muy despacio).
El señor de la capilla tiene derecho a ordenar que un
practicante de Rego Magica ayude a otro. Los taumaturgos
no aceptan de buen grado el tener que abandonar sus pro-
pios proyectos en interés de un colega, por lo que el re-
gente inteligente rara vez hace uso de esta potestad.
CÓMO EVITAR LAS LIMITACIONES
DE NIVEL DE LOS RITUALES
Los taumaturgos pueden crear rituales de niveles
mayores que los que sus puntuaciones en Rego Magica
permiten por regla general, estudiando primero ri-
tuales similares pero menos afectivos. De este modo,
se llega a un descubrimiento mayor por medio de un
proceso de desarrollo gradual. Podrían actuar como
si sus puntuaciones en Rego Magica se hubieran
incrementado en 1 por cada ritual relacionado de ni-
vel inferior que hayan creado en el pasado (hasta un
máximo de puntos adicionales igual a su verdadera
puntuación en Rego Magica).
Los rituales de desarrollo suelen caer en desuso
después de que sus investigadores hayan consegui-
do lo que se proponían. Puede verse un ejemplo de
ritual de desarrollo en "Poblar los jardines de la no-
che" (p.114). Goratrix, Malgorzata y Virstania desa-
rrollaron ese ritual para acelerar la consecución de
"Respira cuando se lo ordenamos" (véase la p.116)
En estos momentos sólo Virstania conserva algún
interés en ejecutar el ritual menor.
Otro ejemplo de ritual de desarrollo es el "Despla-
zamiento del neuma" de Epistatia (véase la p. 113). Du-
rante años, intentó por todos los medios encontrar el
ritual que obligara a un alma a separarse de su cuerpo.
Aún ha de lograr su propósito: ahora estudia los efectos
del Desplazamiento del neuma con la vista puesta en la
creación de un ritual de nivel cuatro más efectivo.

LOS SECRETOS DE LOS TALLERES 109

PERDO MAGICA
Los Tremere Cainitas continúan existiendo codo con
codo con los magi humanos, cuyas habilidades temen, y
con razón. Adaptaron la siguiente senda de la práctica her-
mética a fin de defenderse de sus colegas mortales. Cuan-
do contrarreste magia, el taumaturgo hará un gesto despec-
tivo, como si espantara a un mosquito, y recitará un breve
ensalmo. La senda ofrece docenas de estos conjuros, cada
uno de ellos correspondiente a una fuerza o elemento pre-
sente por lo común en los prodigios mágicos. El ensalmo
que disipa la magia ígnea alude al agua, por ejemplo.
La senda contrarresta en parte otros tipos de hechice-
ría, incluidas la nigromancia y las prácticas Setitas, Assamita
y Koldúnicas. Sin embargo, Perdo Magica no afecta a las
Disciplinas ajenas a la hechicería.
Perdo Magica no tardará en demostrar su utilidad, cuan-
do la Casa Tremere es vetada por la Orden de Hermes, lo que
dará comienzo a una guerra contra sus antiguos camaradas
que durará ochenta años. Al término del conflicto, los líderes
Tremere desaconsejarán el uso de esta senda por culpa de su
efectividad contra la Taumaturgia. Los taumaturgos más pode-
rosos del clan no quieren que los demás sepan cómo ahuyen-
tar sus prodigios más letales. Llegada la época actual, la Orden
de Hermes habrá alterado sus prácticas lo suficiente como
para inutilizar Perdo Magica, mientras que los Tremere se con-
centrarán en deshacer los prodigios internos de sus enemigos.
Hoy en noche, se la conoce como Contramagia Taumatúrgica
(véase la Guía de la Camarilla, p. 108).
Sistema: El vampiro puede anular el efecto de cual-
quier senda o ritual taumatúrgico o hermético, siempre y
cuando su puntuación en Perdo Magica iguale o supere a los
puntos del poder de la senda o al nivel del ritual. El jugador
gasta un punto de sangre y tira un número de dados igual al
doble de la puntuación en Perdo Magica de su personaje
(dificultad igual a la del efecto que se pretende anular). Cada
éxito conseguido anula uno de los éxitos del mago contrin-
cante. Cuando se pretenda contrarrestar sendas y rituales
que no sean taumatúrgicos ni herméticos, la reserva de da-
dos de Perdo Magica del vampiro se reduce a la mitad.
RITUALES
Ceoris es el centro de aprendizaje de los Tremere en
estos tiempos. Es la primera universidad versada en el arte
de la magia de la sangre taumatúrgica. Como tal, aloja una
gran variedad de rituales nuevos y únicos, muchos de los
cuales se desconocen fuera de sus muros. A menos que se
especifique lo contrario, todos los rituales necesitan la tira-
da estándar de Inteligencia + Ocultismo (dificultad 4 + el
nivel del ritual). El tiempo por defecto para concluir el ri-
tual es de cinco minutos por nivel.
RITUALES DE NIVEL UNO
LA MOSCA DE LA CARNE DEMORADA
Este ritual permite la conservación de partes del cuerpo
de seres vivos (o no vivos) a fin de que puedan utilizarse en
rituales que necesiten componentes cárnicos frescos mucho
110
después de que éstos hayan sido extirpados de sus propieta-
rios originales. El lanzador debe recitar una serie de conjuros
antes de diseccionar a la víctima, aún con vida, tras lo que
rociará las partes deseadas con el humo procedente de un
incensario donde se estén quemando sales alquímicas.
Los vampiros creativos podrían ingeniar otros usos para
el ritual. Por ejemplo, resulta mucho más desalentador para
la familia de un enemigo arrojarles a los pies una cabeza de
aspecto lozano que mostrarles una mera osamenta. También
resulta útil para la creación de coartadas: para cuando se
encuentre un cuerpo tratado de este modo, el lanzador po-
dría encontrarse ya a leguas de distancia, mientras que el
cadáver parecería haber muerto hace poco tiempo. Este ri-
tual también conserva la sangre para su consumo a posteriori.
Sistema: Un único éxito conserva cinco puntos de san-
gre o cincuenta kilos de carne de un solo espécimen du-
rante una semana como máximo. Los jugadores pueden
emplear éxitos adicionales para aumentar el tiempo de con-
servación (una semana por éxito) o la cantidad a preservar
(cinco puntos de sangre/cien kilos por éxito).
Apunte histórico: El descubrimiento de la refrigera-
ción convertirá a este ritual en una reliquia del pasado.
AHORA SU VISTA NOS PERTENECE
Este ritual crea un artilugio espía que podrá emplearse
para observar a los enemigos y cualquier acontecimiento des-
de una distancia segura. Paul Cordwood lo diseñó para uso
propio y el de sus espías. El ritual precisa una aguja dorada de
nueve centímetros de longitud, alambre, una miniatura de oro
en forma de pata de gallo, algo de vitae del lanzador y una
víctima humana con al menos un ojo sano. Al comienzo del
ritual, la víctima estará de rodillas, atada, amordazada y con
los ojos vendados. El mago (o un ayudante; por lo general se
necesitan dos asistentes para sujetar a la víctima durante la
siguiente fase) le quita la venda a la victima y le alumbrará el
rostro con una luz brillante. Con la ayuda de un calibre, el
vampiro extraerá el ojo deseado, con cuidado de no dañarlo.
Mientras los sirvientes se deshacen de la víctima, el mago
comienza a recitar una serie de ensalmos y atraviesa el ojo
con la aguja. Sujetará la misma al alambre y éste a la garra,
imbuirá el ojo en el humo de varios incensarios como medida
de conservación y después lo sumergirá en su propia vitae,
contenida en un recipiente de oro inscrito con la imagen de
Thoth, dios egipcio de la sabiduría. Se retira la vitae; se coloca
en una solución de sales y esencias conservantes y se guarda.
El artilugio pasa a colocarse en el emplazamiento que el
vampiro desee espiar de lejos. La garra sirve para sujetarlo
a una superficie. Obvia añadir que deberá ocultarse a la
vista de cualquier observador fortuito.
A fin de ver a través del ojo del ingenio, el usuario
(quien deberá ser un vampiro, pero no tiene porqué tratar-
se del que llevó a cabo el ritual) ingiere la poción de vitae.
El artilugio se apodera de su percepción visual; verá lo que
vea el ingenio, y no lo que tenga delante.
Sistema: El mago debe gastar al menos tres puntos de
sangre en la poción de vitae, aunque no tiene por qué
limitarse a esa cantidad. Cada punto da lugar a cuatro dosis
de la poción.
No hace falta tirada para utilizar el artilugio, a menos que
el usuario se vea obligado a ingerir la sangre preparada. En tal
caso, tiraría Fuerza de Voluntad contra una dificultad de 9
LA CASA DE TREMERE
para resistirse a la visión. La imagen que inunda la visión del
usuario carece de relieve; un único ojo no puede proporcio-
nar la sensación de profundidad. Será un efecto puramente
visual que no apelará al olfato, al oído ni a ningún otro senti-
do. El usuario podrá variar la duración de la visión alterando
la cantidad de vitae que beba. Durará diez minutos por cada
dosis consumida. La poción carece de valor nutritivo; no pue-
de utilizarse para aumentar la reserva de sangre.
El ojo conserva su potencia hasta ser destruido, pero
resultará inútil sin la poción de sangre correcta. El tauma-
turgo original, y solo él, podrá llevar a cabo un nuevo ritual
utilizando un ojo ya existente (Sin necesidad de nuevas
víctimas) para conseguir más dosis de sangre. Cada vez
que se lleve a cabo esta acción con el mismo ojo, la dificul-
tad del ritual aumentará en dos.
RITUALES DE NIVEL DOS
POLVO DEL RECUERDO
Curaferrum diseñó este ritual para que le alertara de
indicios de disturbios dentro de la capilla. Para llevarlo a
cabo, el taumaturgo deberá amputarse un dedo y dejar que
se convierta en polvo mientras genera uno nuevo. Combina-
rá el polvo con mirra, heces de vino, plata pulverizada y sal
conseguida de las lágrimas de un infame, dejará que la mez-
cla se seque y después recitará una serie de ensalmos, lo que
dará como resultado varias dracmas de un polvo blancuzco,
con el cual el taumaturgo salpimentará un objeto cualquiera.
Si el objeto se mueve cuando él no esté delante, el taumatur-
go sentirá una punzada de dolor en el dedo regenerado.
El castellano hace uso estratégico de este ritual espolvo-
reando ciertas puertas para saber cuándo se producen visitas
inesperadas. También lo emplea en bagatelas. A veces coloca
el polvo en los armarios para saber si los criados cogen ropa
sin permiso, o en algún lápiz con la imagen de Etrius, para
averiguar quién es el vándalo que disfruta pintándolo bigotes.
Sistema: El mago podrá espolvorear hasta veinte objetos
durante el ritual. Sabrá distinguir cuál de ellos es el que está
siendo manipulado si supera una tirada de Inteligencia + Ocul-
tismo. La conexión con los objetos así preparados dura un
mes lunar por cada éxito conseguido en la tirada del ritual.
APROPIACIÓN DE LA MEMBRANA
La materia prima necesaria para este ritual es la piel
reconstituida que aparece en el aparato alquímico del mago
después de que un Cainita haya sufrido el ataque de los
Comepieles (véase la p.123). Al contrario que en otros rituales
que utilizan este mismo material, el taumaturgo deberá pre-
ocuparse de que la piel proceda de un solo individuo. El
mago tendrá que amasar el pellejo como si de masa para el
pan se tratara, antes de cocerlo en un horno que no se calien-
ta con fuego, sino con un destilado de vis (véase la p. 119). Lo
retirará del horno alquímico a media cocción y lo modelará
hasta conferirle la forma de una mano derecha o de una más-
cara. Lo devuelve al horno y lo pringará de vez en cuando
con alumbre, resina de pino y polvo de escamas de serpiente.
Sistema: Cuando se haya completado el ritual, el tau-
maturgo poseerá un objeto vinculado al individuo cuya piel
utilizara. Será una máscara o una mano. Si la víctima se
encuentra consciente, el objeto comenzará a palpitar y a
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
retorcerse, y en cuestión de momentos estará reproducien-
do los movimientos del sujeto. La distancia entre la víctima
y el ingenio no supone impedimento alguno.
El objeto debe colocarse de forma adecuada para per-
mitir que puedan verse con claridad los movimientos de la
mano o del rostro. La mano suele colocarse al final de una
serie de tubos de cobre, construidos para proporcionar la
variedad de movimientos de un brazo; la máscara, en un
marco metálico redondo. El observador podrá deducir las
actividades de la víctima a juzgar por las articulaciones de la
mano o las expresiones de la cara. Si la victima escribe algo,
puede sujetarse una pluma entre los dedos de la mano y ésta
redactará un facsímil indistinguible del documento original.
La máscara dispone de una boca bien formada, labios y len-
gua, por lo que puede reproducir todos los sonidos que
emita la víctima (un toque de una varita rematada con una
piedra de ágata la induce a callar, sí el usuario así lo desea.
Dos rápidos toques consiguen que hable de nuevo). Cuando
la haya creado, el mago puede dársela a cualquier otra per-
sona tras enseñarle cómo cuidar del artilugio.
El mago puede cortar la conexión entre la víctima y el
artefacto en cualquier momento. En el caso de la máscara,
hay veces en las que esto resulta muy útil. La máscara con-
serva su articulación y puede colocarse sobre el rostro para
disfrazarse de la víctima. Cuando se utiliza de esta manera,
la máscara se amolda para ajustarse a las manipulaciones
faciales del portador. Aunque el falso rostro parece real y
cuesta distinguirlo del de la víctima, no le confiere al usua-
rio la habilidad de imitar sus expresiones características. El
mago no podrá restablecer una conexión cortada.
La piel que compone el artilugio está viva, a su manera,
y debe conservarse así. El usuario alimenta a la mano sumer-
giéndola en una solución de sangre y agua una vez por
semana. La solución se compone de tres puntos de sangre.
ROBA VUESTROS SUSURROS
El mago crea un ingenio con el cual podrá escuchar
sonidos desde una distancia considerable. Paul Cordwood
vuelve a ser el padre del invento, similar al del ritual Ahora
su vista nos pertenece (p. 110), con las siguientes excepcio-
nes: la parte corporal que dona la víctima es una oreja; el
brujo debe cortarla con una sierra pequeña de plata, en
cuyo mango podrá verse una imagen de Hades, dios griego
del inframundo. La oreja se moja en la vitae del vampiro,
que después se vierte en un elixir. El mago cubrirá la su-
perficie de un cuerno de cobre con el vapor.
Sistema: Tras tener éxito con el ritual, el vampiro habrá
creado un objeto que podrá colocar en secreto donde más le
interese. Capturará cualquier sonido al alcance del oído hu-
mano y lo enviará al cuerno de cobre. Quien haya, ingerido
una porción del elixir escuchará los sonidos captados. El
jugador tendrá que gastar al menos tres puntos de sangre.
Por cada punto empleado, el ritual crea una dosis de elixir.
La duración dé la escucha dependerá de la cantidad de
elixir ingerida por el usuario: el efecto dura diez minutos por
cada dosis consumida. Durante este tiempo, será incapaz de
escuchar lo que ocurra a su alrededor. El elixir no es nutritivo,
no aumenta la reserva de sangre de quien lo beba. Da igual
cuánta sea la distancia o cuántos obstáculos se interpongan
entre el oído y el cuerno. El artilugio no aclara los sonidos
apagados ni traduce los idiomas desconocidos para el usuario.
111
 Al igual que el ojo en el otro ritual de Cordwood, la
oreja conserva su potencia hasta ser destruida, pero resulta
inútil sin la poción correcta de sangre. El taumaturgo origi-
nal, y sólo él, podrá llevar a cabo un nuevo ritual utilizando
una oreja ya existente (sin nuevas víctimas) a fin de conse-
guir más dosis de sangre. Cada vez que esto ocurra, la
Si el ritual tiene éxito, el ojo permanecerá abierto hasta
que el sujeto sufra la Muerte Final. Si el sujeto se sume en
el letargo, los párpados del ojo se cerrarán y volverán a
abrirse cuando despierte. En el caso de la Muerte Final, el
ojo quedará reducido a polvo. De este modo, el ojo sirve
de indicador del destino general del sujeto.

RITUALES DE NIVEL TRES

dificultad del ritual aumenta en dos.

SE SABRÁ TU DESTINO
El taumaturgo intercambia sangre con un participante CRISOL DE AGONÍA COMPARTIDA
voluntario, bien sea Cainita o ghoul, tras lo que empleará una
Mendacamina, torturadora en jefe de Ceoris, realiza su
aguja de oro para penetrar uno de los ojos del sujeto y extraer
trabajo ayudándose de herramientas tan mundanas como
una pequeña cantidad de humor vítreo, la substancia gelati-
efectivas. Sin embargo, ha volcado sus talentos taumatúrgicos
nosa que rellena el glóbulo ocular. Frota un ágata u otra pie-
en la empresa de traspasar las fronteras del dolor y la per-
dra semipreciosa con el humor. A lo largo de una semana, la
suasión. El crisol de agonía compartida disocia al cuerpo
piedra será empapada con una serie de vapores alquímicos.
de la víctima torturada de su dolor, sorteando así muchas
Durante el proceso, se formará una especie de piel humana
fortalezas mentales. Resulta ideal para crear obediencia, pero
alrededor de la gema. Cuando esté completa, la piel se abrirá
tiene otras aplicaciones.
y revelará que la piedra se ha convertido en un ojo.
El mago coloca a dos víctimas, en un lecho de hierro,
Paul Cordwood diseñó el ritual para controlar a su red
con los pies juntos, y les cose las plantas entre sí. Si las
de espías. Conserva los ojos sujetos a un colgante que oculta
víctimas son capaces de experimentar el orgasmo, los ayu-
bajo la túnica. Virstania también utiliza el ritual para cono-
dantes del mago los estimularán, con el objetivo de que ambos
cer el destino de sus Gárgolas favoritas. Tiene sus ojos in-
alcancen el clímax al mismo tiempo. Si el mago dispone de
crustados en una corona de plata que a veces se pone cuan-
un colaborador Cainita, los dos se alimentarán de los sujetos
do está en su laboratorio.
en el momento de mayor éxtasis, a fin de intensificar el efec-
Sistema: La ejecución del ritual (tanto si tiene éxito como
to. El taumaturgo pasa a torturar a uno de los sujetos como
si no) inflige un nivel de daño letal al vampiro o ghoul que
herramientas bañadas en sales y vapores alquímicos,
tome parte en él. Un fracaso podría provocar niveles de daño
El segundo sujeto sentirá toda la agonía padecida por
adicionales o incluso la ceguera, a discreción del Narrador,
el primero, pero su cuerpo no sufrirá daños físicos. El sufri-
aunque las habilidades regeneradoras de los vampiros con-
miento del primero anula cualquier resistencia que pudiese
siguen que tal aflicción sea sólo temporal.
haber ofrecido antes de sucumbir ante la tortura. Si la pri-

112 LA CASA DE TREMERE

mera victima fallece en el proceso, la segunda sabrá la que
se siente al morir
Sistema: Si el taumaturgo está utilizando el ritual como
simple ayuda a la tortura, los éxitos en la tirada de ritual del
jugador se añadirán a su reserva de dados para la siguiente
tirada de tortura o interrogatorio. Si el ritual se utiliza para
crear obediencia, no obstante, la tirada de ritual se enfrentará
a una tirada de Fuerza de Voluntad por parte del jugador de la
víctima. Si el mago consigue un éxito, la víctima accederá a
obedecer cualquier instrucción del taumaturgo, salvo la de
acabar con su propia vida. Si los éxitos del taumaturgo supe-
ran a los de las victimas por dos o más, podrá, a voluntad,
volver a evocar el dolor experimentado por la víctima durante
el cenit del ritual, siempre y cuando haya contacto visual.
Si las órdenes del taumaturgo colocan a la víctima en una
situación de peligro mortal inmediato, el Narrador podría per-
mitir una segunda tirada de Fuerza de Voluntad (dificultad 8)
para resistirse a las órdenes hasta que haya pasado el peligro.
La víctima sometida de este modo no es dueña de si misma y, si
bien no estará en trance, se mostrará distraída y alicaída.
DESPLAZAMIENTO DEL NEUMA
Se suspende al prisionero dentro de un tubo de cobre,
asegurado por medio de un elaborado sistema de correas de
cuero y cadenas de hierro. Unas tenazas mantienen abiertos
los párpados de la víctima. Se fijan pinzas de cobre a unas
incisiones practicadas en el cuello, sobre el corazón, riñones y
estómago, en las genitales y dentro del recto. Se le rocía con
unos vapores alquímicos, con la ayuda de unos fuelles. Si la
víctima se desmaya a causa del dolor o por puro terror, el
ritual deberá suspenderse hasta que recupere la conciencia.
Entra en la estancia un animal, por lo general una cabra o
una oveja. Se la encierra en una jaula y, tras recibir varias
incisiones en puntos críticos de su anatomía, se le aplican
unas pinzas conectadas a unas cuerdas de tripa de cabra, las
cuales convergen en tinaja que hierve a fuego lento. El tauma-
turgo recita conjuros para encerrar las energías de seres de
otro mundo dentro de la cuba. "Sacrifica" al prisionero pasán-
dole por la garganta un cuchillo embotado. La hoja está hueca
y contiene un poco de su propia sangre; una palanca en el
mango del arma libera la sangre, que se derrama por el pecho
de la víctima. El ritual surte más efecto si la víctima no se
percata del engaño y cree que acaban de degollarla.
En este momento, el taumaturgo grita una palabra de
poder al oído de la víctima, con todas sus fuerzas. Si tiene
éxito, el alma de la víctima abandonará su cuerpo, viajará
por las pinzas y las cuerdas de tripa hasta llegar a la tinaja,
y de allí al cuerpo del animal.
Sistema: Un éxito significa que el alma de la víctima se
ha separado del cuerpo, pero no ha llegado al animal. Bien
pudiera haber muerto por medios mundanos. No hay for-
ma de conseguir que el alma regrese al cuerpo, aunque
podría convertirse en fantasma a discreción del Narrador.
Dos éxitos indican que el alma llegó hasta el animal pero
no puede regresar. La victima vivirá el resto de la vida del
animal atrapado en su cuerpo. Al carecer de los instintos de la
bestia, puede que no consiga sobrevivir por sus propios me-
dios. Parte del intelecto, memoria, deseo o fuerza de voluntad
de la víctima permanece en el cuerpo humano. El ser sin alma
es sugestionable y obedecerá las órdenes dadas por el tauma-
turgo, pero sólo si no requieren interpretación. Seguirá cum-
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
pliendo las instrucciones aun cuando el mago no esté presen-
te, pero sólo durante unos pocos minutos. Cuando se dé cuenta
de que el taumaturgo no está a la vista, se detendrá. Se queda-
rá, o bien de pie, o bien encogido en el suelo en posición
fetal. Sin voluntad, ni siquiera se preocupará de sobrevivir y
morirá de sed si no se le ordena que beba.
Tres éxitos le permiten al taumaturgo recuperar el alma
de la víctima a su cuerpo al final del ritual. La victima no
recuerda, nada del tiempo pasado fuera de su cuerpo. Cuatro
éxitos permiten, no sólo que el alma regrese al cuerpo, sino
que la víctima pueda hablar de lo que sintió tanto dentro del
cuerpo del animal como durante la transmigración. En estos
dos últimos casos, el alma permanecerá fuera durante unas
dos horas, menos diez minutos por cada punto de Fuerza de
Voluntad de la víctima. El jugador de la víctima puede anular
el efecto gastando más puntos de Fuerza de Voluntad que
puntos en Taumaturgia posea el mago.
Nota: Este ritual, la expresión más coherente hasta la
fecha de los estudios de Epistatia acerca de la migración
del alma, está en proceso de experimentación. Considera
que ha tenido éxito si es capaz de conseguir recuerdos e
impresiones de la víctima al término de la sesión. Apunta
en detalle estas sensaciones extracorporales, con la espe-
ranza de que algún día podrá utilizarlas para diseñar un
ritual más completo. Su objetivo es ser capaz de poseer el
cuerpo de una víctima a voluntad, sin que ninguna de las
almas sufra daño alguno. Prosigue sus investigaciones por
pura curiosidad, aun cuando la casa ha encontrado ya otra
alternativa a la inmortalidad hermética. No sabe adonde la
conducirán, pero está segura de que hay poder en ellas.
ICOR DEL HEXÁPODO
El hexápodo es una forma de Gárgola inusual que ras-
trea a su víctima y, cuando la alcanza, la envuelve en una
substancia que establece un vínculo psíquico entre ambos
(véase la p.124). Para poder utilizar el vínculo, el vampiro
emplea este ritual para exprimir el jugo del cuerpo del
hexápodo y destilarlo. El hexápodo, que deberá permanecer
consciente durante el ritual, es bajado a una gigantesca prensa
de tamaño natural. El hexápodo, pese a ser menos inteligen-
te que la mayoría de las Gárgolas, suele darse cuenta de lo
que está a punto de ocurrir y lucha por liberarse de sus
cautivos. Si consigue escapar, atacará a sus atormentadores.
Si no, los portadores lo bajarán a la prensa y colocaran unas
pesadas planchas a modo de tapadera para evitar que el
hexápodo huya de un salto. Mientras el vampiro entona unos
conjuros y dibuja una serie de sellos arcanos en el aire, los
ayudantes comienzan a girar la enorme rueda que controla
la prensa, semejante a un potro de tortura. El hexápodo se
debate sobre la reja de alambre que constituye el suelo de la
prensa. Cuando las dos mitades del potro exprimen la vida
de su interior, su sangre y otros fluidos se filtran por la reja y
se recogen en un canalón de cobre. La masa viscosa discurre
por allí hasta un cubo de plata. Cuando no pueda exprimirse
más icor de la bestia, el vampiro se llevará el recipiente lleno
a su laboratorio, donde lo mezclará con mirra, polvo de co-
bre, heces de vino y algo de su propia vitae, antes de verter-
lo en un cuenco hondo de plata de casi un metro de diáme-
tro. Tras otra ronda de ensalmos, acompañados por la que-
ma de seis tipos de incienso, aparecerá una imagen en el
líquido rojo verdoso del cuenco. Al mirar en él, el taumatur-
113
go podrá ver una representación borrosa de lo que vea la
víctima del hexápodo. Si se inclina y se concentra, podrá
escuchar los pensamientos de la víctima, como una voz que-
da en el fondo de su propia mente.
Epistatia es la responsable de la creación del hexápodo.
Lo hizo para demostrar la ineficacia de los insignificantes
rituales de Paul Cordwood quien, aunque al principio se
sintió tan enojado como repugnado por su gesto, no ha
desperdiciado la oportunidad de sacarle provecho. Al igual
que a los simulacros (véase la p.126), los encuentra tan
útiles por su efecto desmoralizador en los desafortunados
testigos como por la información que le proporcionan.
Sistema: Un éxito le permite al observador ver lo que
vea la víctima: se necesitan dos para escuchar sus pensa-
mientos. A menos que el vampiro consiga tres o más éxi-
tos, la victima experimentará la inquietante sensación de
que le espían cada vez que el taumaturgo se asome al cuen-
co. El líquido deberá refrescarse con un punto de la sangre
del taumaturgo todas las semanas. Si no, se coagulará y
dejará de ofrecer imágenes.
Apunte histórico: El empleo de hexápodos por parte
de los Tremere llega a su fin al unirse a la Camarilla y
aceptar los términos de la Mascarada.
POBLAR LOS JARDINES DE LA NOCHE
Con este ritual, el vampiro crea una criatura híbrida con
animales de dos o más especies distintas. Virstania, Malgorzata
y Goratrix lo establecieron como preludio al proyecto de las
Gárgolas, con algo de ayuda por parte de Epistatia. Sólo
Virstania continúa utilizando el ritual de forma entusiástica.
A los demás, su obsesión por los híbridos les parece algo
morbosa y gratuita, y desearían olvidarse de su creación.
Sistema: El ritual tiene lugar en distintas fases. El vam-
piro puede espaciarlas tanto como desee. El jugador debe-
rá tener éxito en cada fase antes de que el vampiro pueda
proceder a la siguiente; el fallo en cualquiera de las fases
no invalida los éxitos previos.
• Fase uno: Vivisección. El vampiro disecciona al
menos a tres especímenes vivos de cada tipo de animal
que vaya a componer el híbrido. Dibujará diagramas exac-
tos de las anatomías de las criaturas, poniéndole nombre a
cada parte. El proceso ocupa dos noches enteras de traba-
jo, tras las que habrá de hacer una tirada de Destreza +
Medicina (dificultad 5).
• Fase dos: Búsqueda de correspondencias. El vam-
piro identifica las cualidades que desee otorgarle a la cria-
tura. Consultará textos sobre el mundo animal. Cogerá par-
tes conservadas de las criaturas diseccionadas durante la
primera fase y las sumergirá en substancias alquímicas. De
este modo, determina qué partes de la criatura poseen las
cualidades que busca. Por ejemplo, podría desear crear un
ciempiés con los instintos rastreadores de un sabueso. Po-
dría asumir que los instintos residen en el hocico del perro,
pero deberá confirmarlo sometiendo un morro al análisis
alquímico. Cuando crea que ha localizado las parles co-
rrectas, proseguirá. Este proceso ocupa aproximadamente
dos semanas de estudio tras las que el taumaturgo habrá de
hacer una tirada de Inteligencia + Ocultismo (dificultad 6).
• Fase tres: Construcción de la entidad fetal. Cogerá a
un espécimen vivo de cada criatura a utilizar y la diseccionará.
Podrá a un lado las partes extirpadas identificadas durante la
114
búsqueda de correspondencias, así como cualquier otra nece-
saria para otorgarle al animal la anatomía deseada (si quiere
un ciempiés con cabeza de búho, le hará falta una cabeza de
búho y el cuerpo de un ciempiés). Las colocará en una bolsa
compuesta por el útero de una vaca, una oveja u otro animal
de gran tamaño, antes de llevarlas a la cámara de gestación,
donde sumergirá el saco en un barril lleno de una substancia
uterina creada por medios alquímicos. Resulta más poderoso
para engendrar futuros horrores el vientre de una criatura creada
con anterioridad por este mismo ritual (la criatura que apare-
ce en el Anexo de nacimientos de Virstania, p.67, es un buen
ejemplo de esta técnica). Esto lleva unas cuantas horas de
trabajo, tras las cuales el jugador hará una tirada de Destreza +
Medicina (dificultad 6).
• Fase cuatro: Cubrirse con el manto del creador.
Con la ayuda de un calendario astrológico, el vampiro cal-
cula el tiempo de gestación. Cuando la criatura esté a pun-
to de nacer, abrirá la tinaja de gestación o practicará una
incisión en el vientre de la bestia preñada. Liberará a la
criatura recién nacida y la espolvoreará con el humo de
sales sanguíneas quemadas, con la ayuda de un fuelle. El
vampiro deberá actuar con precaución, dado que la criatu-
ra recién nacida podría atacar de inmediato, sobre todo si
fue engendrada por su ferocidad. La duración mínima del
periodo de gestación queda a discreción del Narrador; el
jugador tirará Inteligencia + Ocultismo (dificultad 7). El
empleo de un vientre viviente durante la tercera fase redu-
ce a cinco la dificultad de la fase cuatro.
La cantidad de sangre empleada durante la fase final
dependerá de los rasgos de juego que se deseen para la
criatura. El jugador deberá gastar tres puntos de sangre por
cada punto de Fuerza, Destreza, Resistencia o Percepción y
nueve puntos de sangre por cada punto en Carisma, Mani-
pulación, Inteligencia o Astucia, que los animales no suelen
poseer. Alerta, Pelea, Esquivar, Intimidación, Sigilo y Super-
vivencia también cuestan tres puntos de sangre por nivel.
Los animales dotados de Inteligencia podrían utilizar otras
habilidades a discreción del Narrador, a un coste de cinco
por punto. Cada punto de daño que inflija la criatura al ata-
car cuesta un punto de sangre. Los ataques que no se vayan
a utilizar demasiado podrían costar sólo medio punto de
sangre por cada punto de daño. El Narrador podría imponer
costes de sangre adicionales para los ataques o habilidades
especiales, como mordiscos venenosos, miradas petrificantes,
sentidos inusuales o métodos de locomoción exóticos.
La última fase del ritual puede durar mucho tiempo, lo
que le permite al mago almacenar la sangre necesaria. Tam-
bién cabe la posibilidad de colaborar con otros y extraer
sangre de aprendices. Las Gárgolas de Virstania se ofrecen
gustosas cada vez que le hace falta sangre.
El ritual crea criaturas con una corta esperanza de vida;
mueren transcurridos tantos días como puntos de sangre
invertidos en la fase final. El ritual no le garantiza al lanza-
dor el control de la criatura. Sin embargo, ambos proble-
mas quedan resueltos si el Vampiro decide convertir a su
creación en ghoul, lo que garantiza las ventajas acostum-
bradas de longevidad y obediencia.
Las criaturas son estériles, pero el lanzador puede inten-
tar una tirada adicional de Inteligencia + Ocultismo (dificul-
tad 8) después de Cubrirse con el manto del creador. Si tiene
éxito, la criatura será fértil y podría procrear con otro espéci-
men de su mismo tipo (las criaturas ghoul pierden esta posi-
LA CASA DE TREMERE
bilidad). Para que las criaturas se reproduzcan, es necesario
superar una tirada de Inteligencia + Trato con los animales
(dificultad 7). Habrán de pasar hasta cinco días antes de
determinar si el intento ha tenido éxito. Nace un espécimen
por cada éxito. El sexo de los especímenes así engendrados
es aleatorio, suelen ser fértiles y disfrutan de una esperanza
de vida treinta veces superior que la de sus padres creados
por medios artificiales. Las generaciones siguientes manten-
drán la fertilidad y longevidad de sus padres.
Apunte histórico: Cuando Virstania abandona a los
Tremere, el ritual cae en el olvido. Aunque aún existen
copias en un puñado de capillas, entre ellas la de Viena, los
Cainitas de hoy en noche se lo pensarían dos veces antes
de poner en peligro la Mascarada con la producción a gran
escala de horrendas bestias híbridas.
ANGUILA DE MERCURIO
Tras mezclar varias substancias alquímicas en su labo-
ratorio, el taumaturgo crea un ingenio capaz de penetrar en
la carne de un mago y robarle su voluntad. El ritual produ-
ce una bola ondulante de mercurio del tamaño aproxima-
do de un puño. Deberá colocarse en un recipiente no po-
roso para su transporte. El más adecuado sería un tarro de
cristal con tapadera.
Cuando el usuario (que no tiene por qué ser su creador)
se encuentre en presencia de un mago mortal, podrá liberar al
ingenio de su envase (en una situación de combate, podría
arrojar el tarro para que se rompa a los pies de su enemigo).
Cuando esté libre, el ingenio cobrará vida y se asemejará a un
renacuajo líquido y plateado con el rostro cuajado de dientes
como cuchillos. El ingenio se abalanzará contra el mago más
próximo, atravesando ropas y calzado hasta llegar a la carne.
Una vez dentro, se abrirá camino hacia arriba por la estructura
ósea de la víctima, siguiendo la columna vertebral hasta llegar
al cerebro. Allí comenzará a devorar la voluntad de la víctima
y su habilidad para practicar la magia.
Epistatia diseñó este ritual para debilitar e incluso destruir
a los magos mortales que en ocasiones debía cazar. Es mani-
festación de su creatividad no deja de fascinarla. En ocasiones
se sienta junto a una víctima mientras el ingenio se adueña de
ella, y se mofa de ella a medida que su fuerza de voluntad se
apaga igual que la llama de una vela moribunda.
Sistema: Si no hay magos (personajes con puntuación
en cualquier senda de brujería u otros poderes sobrenatura-
les) en un radio de treinta metros alrededor de la anguila de
mercurio cuando ésta sea liberada, vagará al azar hasta en-
contrar a alguno o perder su potencia. El ingenio conserva
su potencia durante un número de días igual al doble de
éxitos conseguidos por el jugador en la tirada del ritual. La
anguila hiere al mago devorando su voluntad, el báculo de
poder mágico de los magi herméticos. La víctima no sufre
ninguna herida cuando la anguila se entierra dentro de él,
aunque sí que puede sentirla reptando entre su carne y teji-
dos. Por cada día que permanezca enterrada en el cerebro
del objetivo, reducirá en uno la Fuerza de Voluntad del mago,
de forma permanente. Cualquier senda, númenes u otro Rasgo
mortal sobrenatural de valor igual o superior a la Fuerza de
Voluntad del personaje también se reduce en uno cada vez.
Si la Fuerza de Voluntad de la víctima se reduce a cero
mientras la anguila de mercurio siga activa, deberá hacer
una tirada de Resistencia. Si falla, morirá de forma instantá-
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
nea, el tejido de su cerebro se resecará y se convertirá en
polvo. Uno o más éxitos le permiten existir como un casca-
rón baboso carente de voluntad.
Si la anguila sobrevive a su víctima puede ser extraída
de su cuerpo. Si se la destila, producirá dos puntos de vis
por cada punto de Fuerza de Voluntad que devorara. El
tipo de vis imita al que la víctima utilizara más a menudo.
RITUALES DE NIVEL CUATRO
HABLA LA CABEZA DE BRONCE
Mendacamina diseñó este ritual para contrarrestar una
irritante limitación de la Disciplina de Auspex. Si bien el
poder Robo de Secretos permite experimentar los pensa-
mientos superficiales de una víctima, el resultado a menudo
no es más que una serie de imágenes sin sentido. Cuando se
pretende averiguar cuales son los planes y secretos del ene-
migo, hace falta precisión. Cuando los Tremere le preguntan
a un prisionero donde está el refugio más próximo de los
Tzimisce, quieren una descripción exacta, no una visión
borrosa de un arroyo cantarín y un puente a la luz de la luna.
Este ritual proporciona la exactitud deseada, al menos cuan-
do el sujeto es un infeliz maniatado destinado a morir
diseccionado sobre la mesa del laboratorio de Virstania.
Mientras los ayudantes entonan una elegía a las almas
perdidas, advirtiéndoles de que otro condenado está a punto
de unirse a ellas, el mago unge la cabeza de la víctima con
un afeite alquímico que socava la voluntad, abrasa el mo-
lesto cabello y reblandece el cráneo. Luego cocerá un tubo
flexible de bronce (una cánula) rematada en punta (trocar)
y atravesará con él la sien derecha del prisionero, hasta
llegar al cerebro. El tubo está conectado a una bomba de
operación manual. Los ayudantes accionarán la manivela
de la bomba durante el resto del proceso, sorbiendo así la
pulposa materia cerebral de la víctima y conduciéndola hasta
una enorme cabeza de bronce. Cuesta mucho producir este
tipo de cabezas, deberá ser modelada por un maestro arte-
sano. Mide más de medio metro de altura y posee una
mandíbula articulada que le permite hablar. Sus ojos son
bolas de marfil suspendidas en pequeños cristales rellenos
de líquido; se ponen en blanco cada vez que la víctima
sufre un latigazo de dolor o una punzada de remordimien-
tos por los secretos que escucha revelados.
Cuando la cabeza cobra algo semejante a la vida, el mago
puede formularle preguntas. Los conocimientos de la cabeza
se limitan a los recuerdos de la víctima, pero la falta de volun-
tad o la frágil memoria del prisionero no le suponen impedi-
mento alguno. La cabeza puede ahondar en su mente para
rescatar recuerdos largo tiempo enterrados de su existencia
antes del Abrazo o incluso suprimidos por medios mágicos.
Cuanto más lejos esté el recuerdo de la memoria consciente
de la víctima, más tiempo tardará la cabeza en dar con él.
La cabeza no habla con la voz de la víctima, sino que
posee una rudimentaria personalidad propia. La cabeza de
Ceoris, bautizada Paracelsus, se muestra obsequiosa, se inte-
resa por la salud de Mendacamina y aprovecha cualquier
oportunidad que se le presenta para ensalzar la perspicacia
de su creadora. También gusta de hacer chistes de mal gusto
a expensas de la víctima y de proclamar información humi-
llante para ella ("Lamento tener que mencionarlo, pero éste
y su hermana cometieron algún que otro pecadillo cuando a
115
él todavía le interesaba la carne"). Cuando le cuesta encon-
trar la respuesta adecuada a alguna pregunta, exhorta a los
ayudantes a que bombeen con más fuerza o le advierte a
Mendacamina que el cerebro de la víctima, ya esponjoso, es
probable que no aguante mucho más. A Mendacamina no
siempre le hace gracia su cháchara incesante y suele orde-
narle que cierre la boca, cosa que hace de inmediato.
No hay dos cabezas que posean la misma personali-
dad, aunque todas comparten una escalofriante indiferen-
cia por el padecimiento de la víctima.
Sistema: El jugador del taumaturgo tira Inteligencia +
Ocultismo (como siempre), contra la Resistencia + Fortale-
za de la víctima (dificultad 9). Cada éxito le proporciona al
taumaturgo un detalle informativo. El contenido exacto de
las revelaciones dependerá del Narrador.
Un mortal, o un ghoul sin Fortaleza, no podrá sobrevi-
vir al proceso de licuado de su cerebro. Los vampiros, en
especial los que posean Fortaleza (y los ghouls con esta
disciplina), disponen de una oportunidad de sobrevivir
gracias a sus habilidades regeneradoras inhumanas. El Ju-
gador hará una tirada de Resistencia + Fortaleza (dificultad
9); se necesitan tres éxitos para que el personaje sobreviva
y se suma en el letargo al final de la sesión de tortura. Con
cinco éxitos, el personaje quedará Incapacitado. Los ghouls
no pueden sumirse en el letargo, por lo que necesitan cin-
to éxitos para sobrevivir.
El vampiro que muera durante el ritual puede ser
diseccionado y convertirse en materia prima para una Gár-
gola, siempre y cuando se puedan utilizar sus miembros de
inmediato o sean conservados por medios mágicos.
Apunte histórico: Aunque Paracelsus pereció con Ceoris
en 1476, el ritual sobrevivió, y varias capillas Tremere de
renombre construyeron nuevas cabezas de bronce al entrar
en guerra con sus enemigos. El ritual sigue en vigor hoy en
noche; los detectores de mentiras y los sueros de la verdad
no han conseguido eclipsar su capacidad de intrusión.
INTEGUMENTO FURTIVO
El taumaturgo crea un espécimen de una cuasi Gárgola
que recibe el nombre de vitela (véase la p.127). El ritual se
divide en dos fases. Durante la primera, el mago consagra
una serie de frascos y ampollas de cristal tras conseguir la
bendición de un elemental de la carne. Después envía un
enjambre de los diminutos insectos artificiales llamados
comepieles (véase la p.127) para que se ceben con la vícti-
ma. Durante el festín, gran parte de la piel de la víctima
aparecerá en los envases de cristal. El taumaturgo dispone
ya de la materia prima para crear una vitela. Prensará la piel
con un hierro al rojo, con cuidado de no marcada, antes de
tensarla sobre un molde de alambre cuya forma imita el per-
fil de un cuerpo humano. Convoca a los espíritus de la ilu-
sión llamados fantasmas e inducirá a uno de ellos a entrar en
la hoja de piel prensada, la cual quedará animada.
Virstania diseñó este ritual en un enrevesado intento
por sacarle provecho a su creación anterior, los comepieles.
Le regaló la primera vitela a Paul Cordwood en señal de
buena voluntad después de que una Gárgola le rompiera el
cuello a uno de sus aprendices. Aunque al principio se
sintió escéptico acerca de la utilidad del engendro, ahora
Cordwood anima a Virstania a que cree más para él, cosa
que hace gustosa, con la esperanza de ganarse el apoyo de
116
Cordwood para el día en el que le pida a Etrius y a Tremere
la ampliación de los derechos de sus Gárgolas.
Sistema: El jugador hace una tirada de Destreza +Ocul-
tismo (dificultad 6) para que el mago consiga un continente
receptivo a la animación, y luego otra de Carisma + Ocultis-
mo (dificultad 6) para atraer a un fantasma. La vitela vivirá
durante seis meses por cada éxito conseguido en esta última
tirada. Dado que la víctima de los comepieles pierde mucha
sangre, el mago no necesita contribuir con la suya.
Apunte histórico: Virstania se lleva las instrucciones
de la creación de vitelas con ella cuando abandona Ceoris.
Los Tremere actuales no conocen el ritual.
RITUALES DE NIVEL CINCO
RESPIRA CUANDO SE LO ORDENAMOS
Este ritual permite la creación de una Gárgola a partir de
los miembros amputados a Cainitas sacrificados: es el proceso
según el cual cobró vida el primer espécimen de ese linaje. El
vampiro (con ayudantes, si lo desea) recoge partes recién
cortadas de los cuerpos de varias víctimas y los cose hasta
darles forma humanoide. A continuación, envuelve su crea-
ción en un saco curtido a partir de la matriz de un animal (una
vaca, por lo general, pero también una oveja o un ciervo, en
ocasiones). La bolsa se suspende dentro de una tinaja llena de
equivalente alquímico a los fluidos del útero, o dentro de una
Gárgola hembra especialmente preparada para la gestación.
Durante un periodo que varía entre uno y tres meses, el tau-
maturgo debe visitar a la Gárgola preñada de forma periódica
y entonar diversos conjuros y bendiciones. Si permanece lejos
de la cámara de gestación durante más de una semana segui-
da, la Gárgola fetal morirá y no podrá ser revivida. Por último,
la Gárgola se abrirá paso por el útero de la madre o emergerá
de su cascarón. El mago deberá encontrarse presente para
ungir a la Gárgola recién nacida con humo purificador. Cual-
quier Gárgola presente en un radio de ochocientos metros
sentirá por instinto el inminente nacimiento de un hermano.
Se sentirán impelidas a apiñarse a su alrededor para lamer los
fluidos corporales que empapen su piel. Aunque esta costum-
bre ayuda a vincular a la Gárgola y su nueva comunidad, no
es un requisito del ritual. La Gárgola puede nacer sin necesi-
dad de comités de bienvenida.
Sistema: El taumaturgo cose entre sí trozos de Cainitas
para crear una forma humanoide y otorgarle diversos talen-
tos a la nueva Gárgola. La correspondencia de cada parte
con una habilidad se rige según las instrucciones de varios
textos médicos antiguos y arcanos (por ejemplo, el corazón
proporciona coraje y resolución, los ojos otorgan percep-
ción y sabiduría) pero también depende de preparados
alquímicos específicos. La belleza física escapa a la compe-
tencia del ritual, no obstante. Todas las Gárgolas presentan
un aspecto pétreo y deforme.
El taumaturgo hace la tirada del ritual cuando la bolsa
fetal entre en estado de gestación. La tirada es de Inteligen-
cia + Ocultismo (dificultad 9 + uno por cada donante des-
pués del primero). Un útero no vivo (como el de Alvusia,
véase la p.67) reduce en cuatro la dificultad. Un único éxito
permite la creación de un personaje Gárgola creado según
las reglas de generación de personajes estándares (véase el
Libro de los secretos del Narrador). El coste de sangre
base del ritual es de cinco puntos por cada Cainita utilizado
LA CASA DE TREMERE
en la manufactura de la Gárgola. Añádanse cinco puntos
adicionales si el lanzador desea que la Gárgola sea fértil.
Tras dedicar varios años al estudio de la creación de
Gárgolas, el taumaturgo puede diseñar y construir varian-
tes como el hexápodo o el icor, o úteros de alquiler como
Alvusia (véanse las páginas 124, 125 y 67 para sus respecti-
vas descripciones).
Apunte histórico: Los Tremere dejan de construir
Gárgolas después de la revolución de los esclavos y pro-
meten no revivir la técnica durante las negociaciones con
la Camarilla. Las instrucciones para ejecutar el ritual per-
manecen ocultas, que no destruidas. Hay quienes sospe-
chan que la Gárgola Fidus las utiliza en ocasiones.
HUMORES MALIGNOS
A lo largo de los años, Virstania, Malgorzata y Goratrix
han diseñado una serie de rituales que les permiten formular
humores mágicos que potencian de forma temporal las habi-
lidades de las Gárgolas, si bien luego se cobran su precio.
Ya que estos rituales más bien mundanos carecen de
dramatismo e interés plástico, los Narradores deberían omitir
el proceso de creación. Cada ritual requiere su propia lista
de ingredientes exóticos, cuya naturaleza exacta queda a la
entera discreción del Narrador. Los ingredientes estarán
relacionados con la naturaleza del humor. Por ejemplo, la
Leche cruel de la serpiente, un humor que dota al usuario
de un mordisco ponzoñoso, podría servirse de una ser-
piente venenosa con vida, junto con otras toxinas.
El usuario no puede engullir el humor como quien
vacía una jarra de cerveza. Deberá someterse a una trans-
fusión durante la cual se extraen ingentes cantidades de
sangre con la ayuda de un aparatoso ingenio mecánico.
La vitae se mezcla con el humor antes de volver a ser
inoculada a la víctima cautiva, quien podría ser humana,
Cainita o incluso un animal de gran tamaño (los humores
que utilizan la sangre de Lupinos o de magi, dotada de
cualidades inusitadas, suelen provocar efectos secunda-
rios tan inesperados como desagradables). La Gárgola se
alimentará de este receptáculo temporal, recuperando así
la sangre perdida con anterioridad junto con parte de la
de la victima y con el humor. El proceso entero ocupa seis
horas. Los receptáculos pierden tres niveles de salud. Tam-
bién podrían padecer otros efectos secundarios relaciona-
dos con la naturaleza del humor, sobre todo si son utiliza-
dos para este propósito de forma repetida (quienes sirvan
de receptáculos en tres ocasiones quedarán sujetos al ju-
ramento de sangre). La substancia permanece latente en
el sistema del usuario hasta que desee utilizar el poder,
momento en el que habrá de recitar un breve conjuro
para activar su magia inherente.
A menos que se especifique lo contrario, sólo el juga-
dor del mago que creara el humor necesita lanzar los da-
dos. Hará la tirada estándar de Inteligencia + Ocultismo
contra una dificultad de 4 + nivel. Un solo éxito indica
que el vampiro ha preparado el humor con éxito y se lo
ha imbuido a la Gárgola a través del receptáculo. El juga-
dor de la Gárgola no necesita ninguna tirada; a menos
que se especifique lo contrario, la activación será automá-
tica siempre y cuando la Gárgola pueda pronunciar el
ensalmo apropiado.
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
Los humares existen en un "estadio rayano en la per-
fección", según el eufemismo empleado por Malgorzata.
En otras palabras, sus efectos, a menudo impresionan-
tes, ponen en serio peligro la salud de sus usuarios. Es-
tos inconvenientes se añadieron a los rituales de acuer-
do con la Ley del Equilibrio, un principio hermético que
afirma que cualquier acción mágica es contrarrestada por
una acción contraria. Al aceptar los efectos secundarios
de la fuerza contraria, se pueden obrar prodigios más
potentes. En cualquier caso, los humores suelen emplear-
se sólo con Gárgolas y Virstania quiere volverlos más
seguros para velar por el bienestar de sus protegidas.
Esto daría lugar a nuevos y más avanzados rituales de
formulación basados en los ya existentes. Los demás tau-
maturgos, indiferentes al sufrimiento de las Gárgolas,
concentran su atención en otros asuntos.
Aunque los creadores de las Gárgolas no hayan toma-
do demasiadas precauciones para ocultar la existencia de
estos humores, no todos los residentes de Ceoris saben de
su existencia. Quienes sí están al corriente creen que sólo
funcionan con Gárgolas. De hecho, también podrían fun-
cionar a la perfección con cualquier Cainita. Sin embargo,
Goratrix decidió evitar que los demás Tremere se sintie-
ran tentados de utilizar las peligrosas substancias... de mo-
mento, al menos. No cabe duda de que las circunstancias
son lo bastante alarmantes como para impulsarle a él, a
Malgorzata o a Virstania a dejar de lado cualquier escrú-
pulo, sobre todo si el recipiente es un neonato ajeno al
clan o cualquier otro don nadie.
HUMORES DE NIVEL UNO
DOSIS DE JUSTA AQUIESCENCIA
Esto no es un humor en sí, sino una substancia que
se mezclará con otro humor para asegurarse de que el
recipiente obedezca las órdenes del mago. Éste le deta-
llará las instrucciones de su misión al recipiente mientras
se alimenta del receptáculo. Si la Gárgola desease con-
travenir de forma directa las órdenes del mago en cual-
quier momento mientras dure la dosis, el jugador debe-
ría hacer una tirada de Autocontrol o de Instinto contra
una dificultad igual a la Fuerza de Voluntad del mago. Si
fracasa, la Gárgola pierde un punto de sangre por turno
hasta que vuelva a actuar según sus instrucciones. Nada
impide que el usuario actúe en contra de las órdenes.
Siempre y cuando pueda interpretarlas de una forma ra-
zonable o literal que sirva a sus propósitos, permanecerá
a salvo de los efectos punitivos.
Duración: Una noche por cada punto de Fuerza de
Voluntad del mago.
Consecuencias nefastas: En algunos casos, la necesi-
dad de obedecer las instrucciones del mago al pie de la
letra podría evitar que el usuario emprendiera el curso de
acción necesario, ya fuese para salvar la vida o para com-
pletar con éxito su misión. Los creadores de la dosis elimi-
naron cualquier riesgo que la Ley del Equilibrio pudiera
suponerles como beneficiarios de la magia.
Apunte: La Dosis de justa aquiescencia fue diseñada
por Goratrix y Malgorzata la utiliza en ocasiones. Virstania
se considera lo bastante querida por sus protegidas como
para emplear coacciones innecesarias.
117
HUMORES DE NIVEL DOS
FILTRO DEL AUTÉNTICO RECUERDO
Al activar este humor mientras comienza a devorar el
cerebro de una víctima Cainita, el usuario se apodera de sus
recuerdos. Al término del banquete, deberá hacer una tirada
de Fuerza de Voluntad (dificultad 6); por cada éxito, conse-
guirá los recuerdos de toda una década comenzando en el
presente y retrocediendo en el tiempo. No podrá recordar
nada que la víctima hubiese olvidado. Podrá recordar lo que
la víctima estaba viendo, escuchando, sintiendo y pensando
en un momento especifico. Los recuerdos más accesibles
serán aquellos de acontecimientos dramáticos que causaron
una respuesta emocional por parte de la víctima. Los mo-
mentos de calma contemplativa, como la memorización de
un libro, son más difíciles de recordar. Conjurar un recuerdo
específico exige que el jugador haga una Tirada de Inteligen-
cia contra una dificultad impuesta por el Narrador. Los acon-
tecimientos dramáticos imponen una dificultad de cuatro o
menos, mientras que los detalles académicos precisos esta-
rán sujetos a una dificultad de ocho o más.
Duración: El acceso a los recuerdos dura una hora
por cada punto de Fuerza de Voluntad del mago.
Consecuencias nefastas: No resulta sencillo manipu-
lar los recuerdos de otra persona; pueden arraigar en la cons-
ciencia del usuario y cobrar vida. Cuando expire la duración
del efecto, el Narrador hará una tirada secreta de Camino
(dificultad 8) en nombre del jugador. Si no la supera, los
recuerdos de la víctima aflorarán en la mente de la Gárgola.
Estos recuerdos de sobrecogedora emotividad asaltarán al
usuario cuando menos necesite distraerse, llegando a au-
mentar la dificultad de una amplia variedad de tiradas. Po-
drían llegar incluso a provocar el frenesí o el Röschreck. La
Gárgola sufrirá un número de flashbacks distintos igual a la
puntuación de Fuerza de Voluntad de la víctima.
BREBAJE DE LA IRA FUNDIDA
El usuario no sólo ignorará los efectos debilitantes de las
heridas, inmerso en el fragor de la batalla, sino que aprove-
chara su dolor para propulsar poderosos golpes contra sus
atacantes. Después de que la Gárgola haya activado el poder
del humor, su jugador hará una tirada de Fuerza de Voluntad
(dificultad 7) cada vez que pierda un nivel de salud en com-
bate. Si la supera, el jugador ignorará cualquier nueva penali-
zación a la reserva de dados y sumará ese mismo número de
dados a sus tiradas de daño. Por ejemplo, si una Gárgola des-
ciende de Malherido a Tullido, el jugador perdería tres dados,
bajando de -2 a -5. Si supera esta tirada, ignorará la pérdida y
en realidad sumará tres dados a su reserva de daño. Esto per-
dura aun cuando hubiese superado sus anteriores tiradas de
Fuerza de Voluntad y no sufra ninguna penalización real. Po-
dría aplicar sus bonificaciones del Brebaje de la ira fundida
con independencia de cualquier otra limitación al número de
dados que pueda lanzar. Si la Gárgola llega a Incapacitado o
más abajo seguirá cayendo inconsciente, entrará en letargo o
será destruida, lo que corresponda.
Duración: Tantos turnos como puntos de Fuerza de
Voluntad del mago.
Consecuencias nefastas: El humor sólo aplaza los
efectos de las heridas, empeorados por las acciones del
118
usuario. Cuando expire la duración del humor, se aplicarán
todas las penalizaciones acumuladas. El jugador también
deberá tirar pata absorber un número de dados igual a la
bonificación total de daño soportada gracias al humor.
POCIÓN DEL MARTIRIO
El usuario puede provocar que su propio cuerpo ex-
plote con una terrible erupción de carne en llamas. Queda-
rá destruido de inmediato y cualquiera en un radio de diez
metros sufrirá como si se viese expuesto a una intensa ho-
guera. Los testigos más alejados podrían sufrir el impacto
de trozos de carne incandescente, incluso a cien metros de
distancia (los jugadores testigos deberán hacer una tirada
de Astucia + Esquivar, dificultad 6, para esquivar los peda-
zos). La Poción del martirio proporciona el arma ideal para
un ataque suicida. Aunque es posible obligar a una víctima
a beber la poción, o engañarla para que lo haga, habrá de
ser el usuario quien active el poder deseando morir. Per-
manecerá en el organismo del usuario durante un tiempo
indefinido. De este modo, sería posible beberla sin cono-
cer sus efectos y, décadas más tarde, explotar tras una
momentánea reflexión acerca del suicidio.
Duración: Instantáneo.
Consecuencias nefastas: Descritas más arriba.
Apunte: La Poción del martirio es obra de Malgorzata.
Virstania se opone a su utilización cada vez que los demás
Tremere la proponen, pero suele estar en minoría.
LA LECHE CRUEL DE LA SERPIENTE
Cuando el usuario se alimenta, reemplaza la sangre
que toma con una poción corrosiva letal para la víctima. El
jugador de la víctima tira Resistencia (o Resistencia + Forta-
leza, si le es posible) contra una dificultad igual a la Fuerza
de Voluntad original del mago. Las víctimas que no la supe-
ren sufrirán un punto de daño no agravado por noche has-
ta que mueran o caigan en letargo, o hasta que el veneno
pierda su efectividad. La víctima mortal que quede incapa-
citada de resultas del veneno podría regresar del umbral de
la muerte con una tirada diaria de Medicina (dificultad 8,
dos éxitos mínimo). El jugador del usuario puede gastar un
punto de Fuerza de Voluntad para evitar que la víctima
sufra esa herida nocturna, siempre y cuando la Gárgola
esté en presencia de la víctima (esto convierte al veneno en
el arma persuasiva definitiva para lograr que la víctima obe-
dezca al usuario). La misma víctima puede ser envenenada
en múltiples ocasiones por el mismo usuario o por otros, y
sufrir por tanto múltiples heridas todas las noches.
Duración: El mordisco del usuario es venenoso du-
rante un turno por cada punto de Fuerza de Voluntad del
mago. Después de que la víctima haya sufrido su efecto, el
veneno perdurará durante tres noches por cada punto de
FV del mago.
Consecuencias nefastas: Uno de los ingredientes del
humor es un poco de energía mental robada y un diablillo
o a otra entidad maligna menor. En ocasiones, esta energía
conserva parte de la malevolencia de su donante involun-
tario y lucha con saña por contrarrestar la utilidad del efec-
to con un resultado no deseado, El Narrador hará una tira-
da secreta de Resistencia (dificultad igual a la Fuerza de
Voluntad original del mago) en nombre del usuario. Si no
la supera, envenenará a una de las próximas víctimas de las
LA CASA DE TREMERE
que se alimente tanto si lo desea como si no. El Narrador
determinará al azar qué víctima resulta envenenada. El ve-
neno inoculado de este modo sólo dura durante un tercio
del número normal de noches.
HUMORES DE NIVEL TRES
BILIS CÁUSTICA
El usuario consigue que la piel de sus manos (u otra
parte del cuerpo, como desee) supure una substancia tóxi-
ca que, de transferirse a la piel expuesta de una víctima,
ejerce un paulatino efecto debilitador. Aparte de su método
de aplicación, sus efectos son los mismos que los de la
Leche cruel de la serpiente. El jugador debe conseguir al
menos un éxito en Pelea para aplicar el veneno.
Duración: El usuario segrega la substancia tóxica du-
rante tantos turnos como el valor de Fuerza de Voluntad
del mago. Una vez aplicada, el veneno dura tres noches
por cada punto de FV del mago.
Consecuencias nefastas: La Ley del Equilibrio se
muestra cruel en este caso. Al término del periodo de dura-
ción, el jugador de la Gárgola hará una tirada de Resisten-
cia (dificultad 6). Si no la supera, también su personaje
sufrirá el efecto de la bilis.
MEDICAMENTO DE LA CARNE RESISTENTE
La invocación de este humor proporciona resistencia
contra la temible habilidad de los Tzimisce para modelar la
carne de sus víctimas como si fuera barro. El humor reduce
la reserva de dados del Demonio cuando actúe contra la
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
Gárgola tantos puntos como la mitad de la Fuerza de Vo-
luntad del mago. Si lo utiliza una Gárgola formada al me-
nos en parte por el cuerpo de un Tzimisce, reducirá la
reserva de dados del Demonio en tantos puntos como la
puntuación total de la Fuerza de Voluntad del mago.
Duración: Una hora por cada punto de Fuerza de
Voluntad del mago.
Consecuencias nefastas: Cuando formuló este ritual,
Virstania obedeció la Ley del Equilibrio volviendo al usu-
ario más vulnerable a la Taumaturgia. Si un usuario se con-
vierte en la víctima de un efecto taumatúrgico adverso en
menos de un mes tras la ingestión del medicamento, el
jugador del taumaturgo añadirá la mitad de los puntos de
Fuerza de Voluntad del creador del humor a su reserva de
dados, solo para ese efecto.
LAS LÁGRIMAS DE PHOEBUS
El usuario resiste los efectos destructivos de la luz del
sol. Por cada cuatro puntos completos de Fuerza de Volun-
tad del mago, la dificultad para resistir el daño provocado
por la luz solar se reduce en uno, hasta un máximo de dos
(véase la tabla de la p. 222 de Vampiro: Edad Oscura).
Duración: Dos turnos por cada punto de Fuerza de
Voluntad del mago.
Consecuencias nefastas: El humor aumenta la resis-
tencia del usuario a la luz solar robándole parte de su futu-
ra capacidad para soportarla. El jugador del usuario hará
una tirada de Camino (dificultad 7) al término de la dura-
ción. Si no la supera, la dificultad de su resistencia durante
la próxima expedición de la Gárgola al sol aumentará tanto
como se redujo en la ocasión anterior.
119
HUMORES DE NIVEL CINCO
SUERO DE LA VITAE PERPETUADA
Cada vez que el jugador del usuario vaya a gastar un
punto de sangre, podrá hacer una tirada de Fuerza de Vo-
luntad (dificultad 8). Si la supera, el humor conseguirá que
los huesos de la Gárgola generen una cantidad de sangre
compensatoria, a fin de que su reserva de sangre perma-
nezca inalterada.
Duración: Una noche por cada punto de Fuerza de
Voluntad del mago.
Consecuencias nefastas: La Ley del Equilibrio se co-
bra su precio en sangre cuando se acaban los efectos del
suero. A partir de ese momento, el usuario ganará sólo un
punto de sangre por cada dos puntos de sangre que extraiga
del recipiente del que se alimente. El efecto secundario du-
rará tanto tiempo como duró el del humor, aunque podría
solventarse tomando otra dosis de Suero. Cuando la dura-
ción de cualquier dosis del suero toque a su fin, el vampiro
sufrirá además una sed de sangre asesina, puesto que la
Bestia se agitará en su interior. El jugador deberá tirar los
dados para evitar el frenesí (dificultad 10) la próxima vez
que esté delante de un recipiente mortal. Los cuidadores de
las Gárgolas solventan ese problema asegurándose de que
haya una víctima cerca con la que saciar a la criatura.
SUERO DE LA
EXHORTACIÓN PAVONEADA
El usuario se resiste al Rötschreck con mayor facilidad.
La dificultad de cualquier tirada de Coraje se reduce en uno
por cada éxito conseguido por el jugador del mago al for-
mular el humor.
Duración: Dos turnos por cada punto de Fuerza de
Voluntad del mago.
Consecuencias nefastas: Según la Ley del Equilibrio,
el suero crea un déficit mágico que el usuario deberá pagar
antes o después. Le proporciona coraje robándoselo a su
futuro yo. El usuario pierde un dado la siguiente vez que
haga una tirada de Coraje sin la ayuda del humor. La pena-
lización durará hasta que falle una tirada de Coraje.
HUMORES DE
NIVEL VARIABLE
ICOR DE LA TRANSMISIÓN OCULTA
El usuario puede utilizar un poder individual de una
senda taumatúrgica que conozca el mago que formule el
humor. El mago debe ser capaz de usar ese poder. El juga-
dor hará una tirada de Taumaturgia cuando el vampiro cree
el icor, como si fuese a desencadenar su poder (a discre-
ción, el Narrador puede hacer una tirada secreta en nom-
bre del jugador). Esta tirada se aplica contra la dificultad
relevante cuando el usuario active el humor.
Para saber el nivel de este ritual, súmese dos al nivel
del poder de la senda que duplique.
Duración: La misma que la del poder en cuestión.
Consecuencias nefastas: El uso a ciegas de poderes
mágicos causa a menudo una aglomeración de energía arca-
120
na alrededor del usuario falto de formación. Estas energías
se disipan por si solas en ocasiones, pero también podrían
desencadenarse de golpe de forma que inviertan el éxito
original del usuario. El Narrador hará una tirada secreta de
Astucia + Ocultismo (dificultad 6) en nombre del jugador de
la Gárgola. Si no la supera, sufrirá el resultado de un fracaso
con el poder en cuestión antes del final de la historia en
curso. El Narrador habrá de reservar el fracaso para un mo-
mento de interés dramático... es decir, para que le acarree al
usuario las consecuencias más funestas posibles.
ENGENDROS
DE LOS TALLERES
La línea de sangre de las Gárgolas es uno de los ejemplos
más claros del poder y la locura de los Tremere. Esta raza
esclava nace de la fusión taumatúrgica de varios linajes Cainitas
(Tzimisce, Gangrel y Nosferatu). Ha decantado la balanza de
la guerra contra los Demonios, pero también ha conseguido
aumentar el odio que éstos sienten hacia los usurpadores.
La naturaleza de las Gárgolas sigue desarrollándose, como
ocurre con la de la propia Casa Tremere. Son Cainitas, pero
imperfectos al carecer de conciencia de sí mismas. A nivel
psicológico, experimentan un instinto de manada muy pode-
roso, animal. Se protegen las unas a las otras, se inclinan ante
los Tremere, a quienes consideran sus maestros, e incluso
practican el acto sexual. Estos acoplamientos no engendran
cachorros, claro está, y parecen girar más en torno a la domi-
nación dentro de la manada y a la vinculación con la misma
que al hecho de experimentar sensaciones placenteras.
La Gárgola de rostro pétreo y alas de murciélago es la
culminación de una investigación exhaustiva y numerosos
experimentos. Estos especímenes ideales constituyen un ter-
cio del total de Gárgolas. Las demás son formas menores,
deformes o deficientes en uno u otro aspecto. La mayoría de
las Gárgolas ideales puede Abrazar progenie, mientras que
la mayoría de las demás, no. Los Tremere siguen sin estar
seguros acerca de la viabilidad de la progenie de las mejores
Gárgolas, y Virstania se ha percatado de que los chiquillos
no son aceptados por la manada con la misma prontitud que
aquellos que emergen de úteros artificiales en los laborato-
rios. Por este motivo, emplea a la mayoría de los chiquillos
como fuerzas de choque y prefiere continuar con su proceso
de creación artificial que, no por casualidad, le asegura su
posición como madre y creadora de la línea de sangre.
EL CAMINO DEL SERVICIO
Muchos Tremere creen que las Gárgolas carecen de
voluntad propia. Por tanto, según ellos, las Gárgolas obe-
decen sus órdenes porque la magia de los rituales que las
creó no les deja otra alternativa. En realidad, las Gárgolas
siguen su propio Camino, el Camino del Servicio, el cual
coincide por casualidad con los intereses de sus creadores.
En el futuro lo abandonarán y se independizarán de los
Tremere... que no de su Gran Madre, Virstania.
El Camino del Servicio, o Via Servilis, proclama que sólo
aquellas acciones que agraden y veneren a los creadores de
LA CASA DE TREMERE
la raza de las Gárgolas serán dignas de admiración. La Gran
Madre, Virstania, es la más gentil y adorable de todos los
creadores y se la debe ensalzar por encima de todas las
cosas. Pero también se les debe rendir homenaje al distante
Goratrix y a la amedrentadora Malgorzata. Tanto la Gran
Madre como los demás creadores decretan que el propósito
de las Gárgolas no es otro que seguir los edictos del clan
Tremere. Si ellos lo dicen, por algo será. Si los creadores
llegasen a alterar sus intenciones y les ordenasen a las Gár-
golas que sirvieran a otro clan, lo harían pero, hasta que
llegue ese día, la gloria y el honor bañan a quien obedezca
las Órdenes de los Tremere con mayor coraje y exactitud. Los
Tremere son los señores. Cuestionarlos es como escupirle
en la cara a la Gran Madre y a los Creadores.
Las Gárgolas se rigen por poderosas pasiones. Al con-
trario que el resto de los vampiros, aún sienten impulsos
sexuales, el deseo de copular. Su esterilidad las enfurece y
le suplican a Virstania que les conceda la facultad de en-
gendrar otras Gárgolas. Tratan a quienes Abrazan como
harían los lobos con sus cachorros, y sienten un poderoso
instinto de proteger a sus polluelos de las inclemencias del
mundo. Son gregarias y se sienten muy cómodas, incluso
extáticas, en presencia de una gran cantidad de congéne-
res. Las Gárgolas fuertes sienten un fuerte impulso de do-
minar a las débiles. Los débiles se someten a los fuertes por
instinto. Cuando una Gárgola joven y ambiciosa vea que el
líder dominante da fuerzas de flaqueza, su primera reac-
ción será la de saltar sobre él, arrancarle las alas, machacar-
le el rostro y apoderarse del manto del liderazgo. Resulta
curioso el hecho de que las Gárgolas sienten una profunda
aversión hacia los miembros de los clanes de vampiros a
los que pertenezcan las partes que las componen.
Aunque las órdenes de sus señores les permiten a las
Gárgolas dar rienda suelta a estas pasiones, en ocasiones
deben anteponer el servicio al instinto. Aquí es donde el
Camino se torna difícil de seguir. Uno de los señores po-
dría ordenarle a una Gárgola que le perdone la vida a un
Tzimisce, aunque el odio hacia ese clan la aflija como una
fiebre. Los señores podrían ordenarle a los adorados ca-
chorros de otra algo que los pusiera en peligro, y prohibir-
le a la Gárgola que los proteja. Podrían designar líder a una
Gárgola considerada débil por el resto de la aguilera. Todas
estas órdenes deben ser acatadas. Ceder a estos instintos es
convertirse en una bestia, en un objeto.
Algún día, las Gárgolas se demostrarán dignas de sus
señores, quienes se darán cuenta de que han conquistado
sus pasiones y se han ganado el reconocimiento como igua-
les. Entonces crearán su propio Camino, o elegirán alguno
de los que suelen recorrer los Cainitas. Al menos, eso es lo
que dice la Gran Madre. Ese día sólo llegará cuando las
Gárgolas dominen el Camino del Servicio. Cualquier Gár-
gola que se salga de sus márgenes se traicionará a sí misma
y al resto de la aguilera. No se merecerá otra cosa más que
el desprecio y la muerte.
El Camino del Servicio apela a las Virtudes de la Con-
vicción y el Instinto.
HÍBRIDOS HORRIPILANTES
Virstania también ha liberado animales híbridos en
las colinas que rodean a Ceoris, con la excusa de fortale-
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
cer las defensas de la capilla. Las criaturas salvajes po-
drían atacar a los intrusos, afirma, alertando así a los sol-
dados y a las Gárgolas. Esoara se opone con vehemencia
a sus esfuerzos por poblar el bosque de bestias espeluz-
nantes; afirma que lo más probable es que se dediquen a
atacar a sus propias fuerzas, que deben patrullar los bos-
ques de noche, antes que a los ocasionales invasores. Cada
vez que Esoara presiona con sus protestas, Curaferrum se
las transmite a Etrius, que lo mismo podría dignarse que
no a bajar a la guarida de Virstania y pedirle amablemente
que desista. Cuando se ve obligada, Virstania deja de sol-
tar a sus criaturas... durante algún tiempo.
Por otra parte, Esoara ha considerado la posibilidad
de soltar a estas criaturas en territorio enemigo para hos-
TRATO CON LAS
GÁRGOLAS (NUEVA HABILIDAD)
Las Gárgolas son seres inteligentes dotados de
voluntad propia, en algunos aspectos, y animales gre-
garios, en otros. Odian por instinto a los Cainitas per-
tenecientes a los clanes que aportaron las partes que
las constituyen y veneran a sus creadores como a en-
tidades cuasi divinas. A fin de no inducirlas al frenesí
por accidente, quienes traten con ellas deberán com-
prender sus costumbres primarias. Las Gárgolas sólo
obedecen a otros Tremere aparte de Virstania mien-
tras les parezca que sus órdenes se ajustan a los de-
seos de su Gran Madre. Las Gárgolas, aunque ahora
sean menos rebeldes de lo que llegarán a ser, aún
podrían negarse a seguir las instrucciones que les den
los superiores ajenos a su Jerarquía animal o a sus
aspiraciones a gestas mayores. Los más adeptos en el
trato con las Gárgolas apoyan sus instrucciones con
señales sin palabras, como gruñidos o el acto de ense-
ñar los dientes, que las criaturas utilizan entre si cuan-
do quieren zanjar asuntos de relevancia.
• Novicio: Puedes conversar con una Gár-
gola y conseguir que ésta no sienta de-
seos de matarte.
•• Ducho: Si Virstania te autoriza a darle ór-
denes a las Gárgolas éstas seguirán a
regañadientes aquellas instrucciones que
tengan sentido.
••• Competente: Si gozas de la autorización de
Virstania, las Gárgolas obedecerán in-
cluso aquellas órdenes tuyas que no ten-
gan sentido para ellas.
•••• Experto: Las Gárgolas asumen por tu par-
te que Virstania te ha autorizado a darles
órdenes.
••••• Maestro: Las Gárgolas arriesgarían sus vi-
das por ti.
•••••• Leyenda: Las Gárgolas te reconocen como su
dios y creador.
Poseído por: Líderes Cainitas de Ceoris; sus ca-
pitanes y sargentos.
Especialidades: Labores de guardia, ayudantes
de laboratorio, patrullas, incursiones.
121
tigar a los soldados del contrincante. Aún ha de llevar a
cabo su plan por falta de secuaces lo bastante robustos
para la tarea. Cuanto más peligrosa para el enemigo pu-
diera ser la criatura, mayor sería el riesgo que correría el
grupo que la transportase hacia el norte. Una partida
asignada al servicio de los señores de Ceoris podría te-
ner que enfrentarse a esta misión como prueba de su
habilidad y lealtad.
Aunque el ritual que condujo a la creación de los
híbridos fue un predecesor de Respira cuando se lo orde-
nemos, estos seres no son Gárgolas, ni tampoco vampiros
de ningún tipo. Son animales extraños producidos por
medios mágicos. Por tanto, no pueden dar el Abrazo, ni
recibirlo, ni sufren la Maldición de Caín.
TRINADO
El trinado se compone de los cuartos traseros de dos
lobos, frente a frente y unidos por el medio. La superfi-
cie de su cuerpo rosado y sin pelo está cubierta de doce-
nas de estridentes pitos de aves. El ser se alimenta de
semillas y granas que picotea con las más accesibles de
sus bocas, repartidas al azar. Por separado, los trinos
emitidos por cada pico son sólo moderadamente
enervantes y chillones; pero la cacofonía de los cantos
combinados posee la facultad de afectar a la mente de la
víctima. Quienes la escuchan no pueden evitar el oír
patrones en medio del estruendo. Si permanecen a la
escucha durante unas cuantos segundos, comenzarán a
escuchar alguna que otra palabra suelta al azar en su
idioma natal. No mucho más tarde, distinguirán frases
completas que enumeran burlonas sus crímenes y peca-
dos. Esta información no parece provenir de los pensa-
mientos de la víctima. De algún modo, las voces chillo-
JERARQUÍA
Nivel Infracción mínima para la tirada de Consciencia
10 Desobedecer una orden directa de la Gran Madre
9 Desobedecer la orden directa de otro Creador
8 Desobedecer una orden directa de uno de los señores
Tremere al que uno de los Creadores haya investido
de autoridad sobre las Gárgolas
7 Frustrar el cumplimiento de una orden dada por
la Gran Madre
6 Desobedecer a cualquier señor
5 No castigar un agravio contra los señores
4 No vengar un crimen contra los señores
3 Señalar la falibilidad de los señores
2 Huir de la oportunidad de sufrir heridas en una batalla
contra los enemigos de los señores
1 Huir de la oportunidad de morir de forma gloriosa
durante el cumplimiento del deber
122
nas parecen conocer hechos desconocidos para la au-
diencia. Un vampiro expuesto a un trinado debe resistir
el frenesí (dificultad 7).
Los trinados picotean semillas, raíces y cualquier trozo
comestible para alimentarse. Sin embargo, no pueden co-
mer lo bastante rápido como para obtener el sustento
que necesitan, por lo que deben nutrir sus cuerpos con
las energías mágicas dispersas por los alrededores de
Ceoris.
Mendacamina, siempre dispuesta a castigar cualquier
pecado con toda su cólera, utiliza en ocasiones a los trinados
para ablandar a los prisioneros que vayan a ser sometidos a
interrogatorio. Soltará a uno en la celda del prisionero, tras
asegurarse de que éste esté inmovilizado y no pueda atacar
a la criatura. Paul Cordwood se llevó a un par de ellos
consigo en una misión que lo condujo a territorio Tzimisce,
pero se escaparon en el camino de regreso y aún acechan
en las montañas de Ceoris. Son ovíparos: cada cuarto trase-
ro puede fertilizar los huevos del otro.
Malgorzata, en cierta ocasión, llevó a cabo un experi-
mento en el que obligó a un vampiro cautivo a beber la
sangre de un trinado. La víctima Gangrel se convirtió en la
imitación de un Malkavian.
Atributos: Fuerza 1, Destreza 1, Resistencia 1, Percep-
ción 1, Astucia 1
Niveles de salud: OK, -1, -3, -5, Incapacitado
Ataque: Ninguno, pero obligar a resistir el frenesí por
cada dos turnos de exposición a su canto.
Habilidades: Esquivar 5, Sigilo 2
Reserva de sangre: 3. Fuerza de voluntad: 2
Apunte histórico: Los trinados se extinguen algunos
siglos después de la destrucción de Ceoris, cuando se ago-
ta el extraño halo mágico de la zona. Sin ella, están aboca-
dos a la inanición.
DE PECADOS
Base lógica
Virstania es tu diosa; desafiarla constituye el peor
de los sacrilegios.
Honrarás a quienes colaboraron con La Gran Ma-
dre en nuestra creación.
Los señores son más sabios que nosotras y pue-
den elegir a nuestros comandantes.
Decepcionar a la Gran Madre es una vergüenza;
más si se criban sus palabras en busca de excusas
para ello.
Sin los señores y su pirámide de autoridad, no
existiríamos.
Permitir la falta de respeto a los señores es lo
mismo que faltarles al espeto uno mismo.
Si los enemigos no nos temen, es que no somos
dignas.
No nos corresponde a nosotras cuestionar a nues-
tros superiores.
Derramar sangre sobre el campo de batalla mues-
tra el grado de devoción.
Los señores nos dieron la vida; es justo que algún
día debamos devolvérsela.
LA CASA DE TREMERE
SEGADOR
El segador, llamado así por sus dos largas extremida-
des delanteras en forma de guadaña diseñadas para una
decapitación más fácil, es un insecto del tamaño de un
hombre con una concatenación de sibilantes cabezas de
rata donde debería estar su rostro. Unas alas deformes e
inútiles para el vuelo se recogen bajo su caparazón negro
como el hollín. Caza de noche, y se alimenta de criaturas
cuyos tamaños varían entre el de un zorro y el de un oso.
Los segadores viven en madrigueras atestadas que excavan
en la tierra suelta. Si se ve amenazado por una herida gra-
ve, el segador puede escabullirse y desaparecer dentro de
una madriguera, siempre que haya alguna cerca. Su esque-
leto externo puede comprimirse a fin de que su cuerpo no
supere el medio metro en su parte más gruesa. Le temen al
fuego, a las flechas y al estruendo metálico que emiten las
espadas al chocar entre sí.
El segador constituye un ejemplo inmejorable de los
fallidos intentos de Virstania por defender la capilla a fuerza
de liberar en el bosque a criaturas tan peligrosas como
incontroladas. Aunque los seres sean difíciles de extermi-
nar, parecen poco interesadas en aventurarse lejos de
Ceoris. Quizás sólo puedan sobrevivir con la ayuda de las
energías mágicas erráticas que rodean a la capilla. En oca-
siones, Esoara descubre un nido y envía a una tropa de
soldados y Gárgolas para exterminarlo. En cierta ocasión,
encontró una madriguera que contenía más de una doce-
na de tales seres. Si se viera al frente de un comando
formado por, es un suponer, un grupo de jóvenes vampi-
ros enviados a Ceoris para servir a sus señores, bien po-
dría enviarlos en una misión de exterminio a modo de
examen preliminar para comprobar su temple. Si demues-
tran su valía contra los segadores, no cabrá duda de que
están preparados para enfrentarse a los horrores de la
guerra que enfrenta a los Tremere con los Tzimisce.
Atributos: Fuerza 3, Destreza 5, Resistencia 5, Percep-
ción 5, Astucia 2
Niveles de salud: OK, OK, -1, -3, 5, Incapacitado
Ataque: Extremidades en forma de guadaña. 8 dados
de daño
Habilidades: Alerta 3, Atletismo 3, Pelea 5, Esquivar 2,
Sigilo 3
Reserva de sangre: 10. Fuerza de voluntad: 5
Apunte histórico: Los antiguos vasallos mortales de
los Tremere, habitantes de las aldeas vecinas aguardan un
tiempo prudencial tras la destrucción de Ceoris antes de
abrir la veda de caza de estas criaturas y poner fin a su
existencia. Ninguna ha sobrevivido hasta nuestros días.
Un comepieles es casi demasiado pequeño para ser
visto por el ojo humano; se parece a una mota de pimienta.
Bajo la lupa, el observador verá que son ácaros de color
rojo dotados de unas mandíbulas desproporcionadas. Al
contrario que otras de sus creaciones de laboratorio, Virstania
mantiene a los comepieles bien vigilados. Un tarro lleno de
comepieles constituye un arma temible. Therimna y Paul
Cordwood los utilizan contra sus enemigos cuando desean
evitarles a sus sirvientes el riesgo o la inconveniencia de un
asalto directo. Los comepieles resultan muy efectivos para
obligar a salir al enemigo de su escondrijo. Lo único que
hay que hacer es acercarse al edificio, cueva o trinchera
donde se haya parapetado el rival, abrir el frasco de
comepieles y correr como alma que lleva el diablo, con la
esperanza de que ninguna de las diminutas criaturas le hin-
que el diente a su carne.
Los comepieles se guían sobre todo por el olor; pueden
detectar la presencia de mamíferos y Cainitas incluso a una
distancia de cincuenta metros, tras lo que se arremolinarán
en enjambre sobre la fuente de carne más próxima. Si consi-
guen entrar en contacto con la piel, comienzan a ascender
por el cuerpo de la víctima a una velocidad vertiginosa, de-
jando la carne al descubierto en cuestión de instantes.
Ni las habilidades de Pelea o Armas cuerpo a cuerpo
surten efecto para defenderse del ataque de los comepieles.
En ocasiones, resulta posible correr más que el enjambre,
que suele desplazarse a una velocidad de veinticinco me-
tros por minuto. Los comepieles no vuelan mientras atacan
o se alimentan, sino que se deslizan arriba y abajo de cual-
quier superficie. Cuanto más abrupto sea el terreno, más
despacio avanzarán. Una mesa volcada podría retrasarlos
lo suficiente como para otorgarte a la víctima varios cuer-
pos de ventaja, por ejemplo. Claro está que si la víctima
debe sortear sus propios obstáculos, los comepieles po-
drían darle alcance.

COMEPIELES
Para crear a los comepieles, Virstania utilizó el ritual
Poblar los jardines de la noche para engendrar unos dimi-
nutos insectos, del tamaño de una pulga, dotados de un
apetito insaciable. Los gestó en tinas llenas de sangre pro-
cedente de sus Gárgolas ayudantes. Por tanto, se convirtie-
ron en ghouls de sus Gárgolas a las que pertenecía la san-
gre en la que nacieron. Bajo la atenta mirada de Virstania,
las Gárgolas entrenaron a las criaturas para que obedecie-
ran órdenes simples, creando así un voraz circo de pulgas
hambrientas de piel en lugar de sangre.

LOS SECRETOS DE LOS TALLERES 123

 El agua y otros fluidos frenan su avance El contacto
directo con el fuego, el ácido el aceite hirviendo o el frío
extremo los mata de inmediato. Es difícil, que no imposi-
ble, exterminar a todo un enjambre de una sola vez, des-
cargando un objeto de gran tamaño, como una baldosa de
mármol, sobre ellos. Sin duda existen otros métodos exóti-
cos de exterminar comepieles.
El contacto con el enjambre provoca la pérdida de un
nivel de salud por turno hasta que la víctima quede
Malherida, momento en el que los comepieles dejarán de
alimentarse porque la víctima habrá sido desollada. Sin piel,
la víctima se desangrará hasta perecer, perdiendo un nivel
de salud por turno hasta que muere o se suma en el letar-
go. Los vampiros obligados a regenerar toda la piel jamás
recuperan su aspecto normal, La piel que vuelve a crecer
toda al mismo tiempo presenta un aspecto demasiado puli-
do y artificial, otorgándole a la víctima una apariencia cerosa
e indistinguible. Los supervivientes al ataque de un enjam-
bre de comepieles pierden un punto de Apariencia.
Las criaturas son capaces de comer una cantidad de
carne cientos de veces superior al peso combinado de todo
el enjambre. Darán por terminado su ataque tras consumir
la piel, momento en el que desplegarán sus diminutas alas
y volarán de regreso a Ceoris, a unos colectores de cerámi-
ca especiales colocados dentro del foso. Al llegar allí, caen
rendidos de cansancio. La comilona los obliga a hincharse
y a reventar, uno a uno. El sonido de estos centenares de
diminutos chasquidos recuerda al que haría un puñado de
arena que se derramase sobre una superficie de mármol. La
muerte de un enjambre de comepieles es como una explo-
124
sión de polvo de tiza. En el colector queda una masa indis-
tinguible de tejido cutáneo que las Gárgolas recogen para
entregárselo a Virstania. Ésta lo utiliza como materia prima
de la Apropiación de la membrana (p.111) y en el ritual
para crear a las Gárgolas llamadas vitelas (p.127).
GÁRGOLAS EXTRAÑAS
Las criaturas descritas a continuación son tipos raros
de Gárgolas. Por tanto, son vampiros y sufren la Maldición
de Caín. Los rituales empleados para crearlas, no obstante,
las vuelven estériles, incapaces de Abrazar.
HEXÁPODO
E1 hexápodo, de construcción limitada, dado que se
necesitan seis brazos sanos de vampiro, le permite conocer
a los Tremere lo que piensa y percibe un enemigo.
El hexápodo se orienta de forma horizontal igual que
un insecto, con la parte posterior de su torso hacia arriba.
Su cabeza sobresale entre los hombros. Dos juegos de tres
brazos se fijan a la parte baja del tronco. Los antebrazos y
las manos se extienden sobre el lomo. Sus dedos están
cubiertos por una substancia gomosa adhesiva con la que
se puede pegar, igual que una mosca, a las paredes o al
techo. Se mueve mucho más rápido cuando avanza sobre
las yemas de los dedos que cuando repta sobre sus codos.
El hexápodo no posee pies propiamente dichos; de hecho,
es una masa de tejido cicatrizado. Su cabeza carece de ros-
tro, donde ocupa su lugar una masa de cicatrices informes
LA CASA DE TREMERE
Una marcada incisión, enrojecida y perpendicular, va des-
de la coronilla hasta la barbilla, cosida con cintas de cuero.
Estos puntos de sutura se gangrenan enseguida con sanare,
pus y otras excrecencias.
El hexápodo, poseedor de una inteligencia padecida a la
de un perro y de poderosos instintos, rastrea a su víctima sin
descanso después de captar su olor psíquico. El creador de
la Gárgola sólo tiene que sacudir una prenda de vestir re-
ciente del objetivo, o un objeto que haya utilizado con fre-
cuencia, bajo el pecho del hexápodo. No tarda en abrirse un
esfínter sito en el torso, del que sobresale un apéndice agu-
sanado protegido por un afilado caparazón quitinoso. El
apéndice está equipado con órganos sensoriales que pare-
cen aletas de la nariz pero que en realidad leen el aura de la
víctima, cuyo residuo permanece en el objeto incautado. Tras
inhalar profundamente, el hexápodo emprende la búsque-
da. Capaz de abrir puertas, supera cualquier cerradura y se
escabulle entre los guardias, superando cualquier obstáculo
que se interponga entre su víctima y él. Sus poderes de ras-
treo, aunque no sean infalibles, superan con mucho los de
cualquier criatura normal. Al olfatear sin cesar el aire en bus-
ca del aura de su presa, es capaz de rastrearla incluso a
cientos de kilómetros de distancia. Prefiere caminar por el
techo dentro de los edificios. En el exterior, se mueve entre
las copas de los árboles, los acantilados y las laderas.
Cuando se ve amenazado, su primer impulso es el de
huir. Si consigue escapar de sus perseguidores, permane-
cerá oculto durante un rato antes de reanudar la caza. Si no
le queda más alternativa que combatir, se arrojará sobre su
enemigo con el vientre por delante. Su única arma es el
apéndice de su pecho, lo bastante duro como para atrave-
sar una armadura ligera. Intentará hundir su afilado aguijón
en el pecho de la víctima y chuparle la sangre.
Cuando encuentre por fin a su presa, se arrancará los
puntos que unen las dos mitades de su cabeza, la cual se
abrirá como una bisagra. El hexápodo eyaculará sobre la
víctima una masa espumosa de tejido procedente de su cere-
bro expuesto. Tras haber forjado un poderoso vínculo psí-
quico con la victima, se retirará. Dotado de un poderoso
instinto migratorio, regresará exactamente al punto donde le
dieron a olfatear la prenda del objetivo. Su avance sólo se ve
obstaculizado por el palmoteo de las dos mitades de su crá-
neo. Podría adherirse a su cerebro una masa de hojas, tierra,
agujas de pino y otros detritus, pero esto no lo detendrá.
Al igual que un perro que le devolviera un palo a su
dueño, el hexápodo busca a su creador. En lugar de una
recompensa, lo que recibe es una terrible traición. El tau-
maturgo le ordenará a sus reticentes secuaces que
inmovilicen al hexápodo, antes de conducirlo a una cáma-
ra especialmente equipada para el ritual del Icor del
hexápodo (véase la p.113).
Atributos: Fuerza 3, Destreza 5, Resistencia 5, Percep-
ción 2, Astucia 2
Niveles de salud: OK, OK, OK, -1, -1, -1, -1, -3. -3, -5,
Incapacitado
Ataque: El ataque cuerpo a cuerpo hace el daño nor-
mal. El apéndice hace 8 dados, pero deja de atacar tras
golpear con éxito, pasando a absorber 3 puntos de sangre
por turno.
Habilidades: Alerta 3, Atletismo 3, Pelea 5, Esquivar 5,
Sigilo 2
Reserva de sangre: 10. Fuerza de voluntad: 5
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
Apunte histórico: Los Tremere crearon pocos hexá-
podos tras la formación de la Camarilla, pero conservan
apuntados los rituales necesarios para su creación en varias
capillas antiguas, la de Viena entre ellas.
IECUR
Lo bueno que tiene el iecur es que puede crearse a
partir de los restos resultantes de la construcción normal de
una Gárgola. Lo malo es que el resultado es tan espantosa-
mente asqueroso que ni siquiera las demás Gárgolas son
capaces de mirarlos sin sufrir deseos de vomitar. El iecur es
una masa de vísceras, entrañas y órganos de un metro ochenta
de altura. Su forma recuerda a la de un cono de pie, cuya
superficie está cuajada de hígados y vejigas húmedos y pal-
pitantes. El iecur desarrolla hígados y vejigas adicionales
durante el proceso de gestación; aunque se cosan sólo seis
en el saco fetal, aparecerán docenas cuando la criatura se
haya desarrollado por completo. Los iecur (el término es
tanto singular como plural) no hablan, aunque sí muestran
signos de inteligencia, como la habilidad para responder a
órdenes complejas. Incluso pueden volver a interpretar sus
instrucciones cuando se les planteen circunstancias impre-
vistas. Sin embargo, están poseídos por un instinto abruma-
dor que los impulsa a devorar carne de vampiro, a lo que se
dedicarán a menos que reciban órdenes estrictas de lo con-
trario. Puestos a elegir, prefieren a los Cainitas a cuyos clanes
pertenezcan las partes que los componen. Digerirán ghouls,
mortales u otras Gárgolas si se sienten amenazados, pero
sólo atacarán por iniciativa propia a estos seres menos ape-
titosos si así se les ordena o si se sienten famélicos.
El iecur come aplastando a su víctima y envolviéndola.
Cuando le sea posible, la arrinconará contra una pared u
otra superficie y después se abalanzará sobre ella. Si esto no
fuese posible, el iecur internará enroscar una tira de tripas
alrededor de una de las extremidades de la víctima y luego
tirará de ella hacia sí para engullir al desdichado y facilitar
así el contacto con sus cientos de órganos digestivos. Cada
órgano segrega ingentes cantidades de un poderoso ácido
digestivo que comienza de inmediato a reducir el cuerpo de
la víctima a una pasta. Los cientos de intestinos absorberán
esa pasta. El fluido digestivo ciega a la víctima si entra en
contacto con sus ojos. Su hediondo olor suele desencadenar
una sensación primaria de terror, ya que el instinto les dice a
las víctimas que están siendo deglutidas. En los Cainitas, este
terror se manifiesta en forma de Rötschreck.
Por suerte para los enemigos de los Tremere, el iecur
se mueve muy despacio salvo sobre superficies lisas. Las
ramas caídas, las piedras, las cuestas y otros accidentes
comunes del terreno casi consiguen inmovilizarlos por com-
pleto, Virstania los mantiene dentro de Ceoris, no patrullan
por el exterior ni participan en las escaramuzas. En conta-
das ocasiones, el clan ha enviado iecur a otras capillas para
realizar labores de vigilancia en sus sótanos prohibidos.
Para transportar a un iecur hay que encerrarlo en un baúl
forrado de plomo y tratarlo como a cualquier otro carga-
mento (el forro de plomo impide que los ácidos digestivos
del iecur corroan el recipiente). Los iecur mueren si no
comen cinco kilos de carne fresca todos los días. Se volve-
rán apáticos y caprichosos si al menos una cuarta parte de
esa carne no es de Cainita. Por suerte, almacenan cualquier
substancia mágica derivada de la ingestión de carne de
125
 Apunte histórico: Los iecur permanecen en Ceoris tras
la deserción de las demás Gárgolas y continúan sirviendo
de guardianes de sus rincones más oscuros. Todos los iecur
de Ceoris son destruidos junto a la capilla en 1476.

SIMULACROS
En ocasiones, Virstania crea a una Gárgola a imagen
y semejanza de los vampiros de los que está hecho su
cuerpo. La criatura resultante es una tosca versión in-
completa del Cainita original, pero piensa y actúa como
una Gárgola. El simulacro no pasaría el examen crítico
de los conocidos del original, pero podría dar el pego
ante quienes conocieran al Cainita sólo de pasada o de
oídas. Los simulacros a veces reciben identidades falsas
de manos de Paul Cordwood, quien los utiliza en sus pla-
nes. Por ejemplo, podría enviar al simulacro de un
Nosferatu para que se infiltrase en una asamblea de miem-
bros de ese clan. Los trasfondos falsos de Cordwood sue-
len incluir que el simulacro fuese Abrazado en alguna tie-
rra lejana por un sire ya destruido. Los simulacros, algo
lentos de entendederas, no están bien preparados para las
charadas complejas y continuadas. Los planes que les re-
serva Cordwood suelen dar por sentado que no tardarán
en ser descubiertos. Por lo general no espera más que se
introduzcan en el refugio del enemigo, ejecuten alguna
acción rápida y emprendan la huida. Se les puede asig-
nar que coloquen instrumentos espías, que roben docu-
mentos o que comentan burdos asesinatos. En ocasio-
nes, Cordwood los utiliza sólo para desmoralizar a sus
enemigos, por lo general pidiéndole a Virstania que con-
vierta en simulacro al protegido de un enemigo en con-
creto y luego lo envíe con su mentor. Lo hace sólo para
socavar la moral del enemigo, obligándolo a matar a su
querido aliado. Los simulacros son duros de pelar y este
acto horripilante puede llevar bastante tiempo.
Cainita. Cada punto de sangre que poseyera el vampiro le
Los simulacros son las Gárgolas más desdichadas y
permite al iecur pasar un día sin tener que volver a comer
solitarias. Tendrán suerte si las Gárgolas comunes se limi-
carne de Cainita.
tan a rehuir su compañía. Para cualquier Gárgola, su aspec-
En ocasiones, Virstania Abraza a un mortal de la cáma-
to y su olor es el de un Gangrel, Nosferatu o Tzimisce. Los
ra de alimentación tan sólo para conseguir alimento para el
simulacros, quienes no desean más que formar parte del
iecur. Sabe que Etrius no lo aprueba y, por tanto, la mantie-
resto de la manada, se sienten mortificados por este recha-
ne en secreto. Realiza experimentos con los iecur con la
zo. Aguardan sus instrucciones sentados en su lóbrega ha-
esperanza de encontrar la manera de reducir sus necesida-
bitación, escuchando entristecidos los animados gañidos y
des alimenticias, pero no ha tenido éxito.
gruñidos de los establos de las Gárgolas. De vez en cuando
Por horrendos que resulten, los iecur son, al igual que
asoma a sus ojos una lágrima ácida que mancha las toscas
las Gárgolas, una forma de Cainita. Son tan vulnerables al
sábanas de sus camas.
fuego y a la luz del sol como cualquier otro vampiro.
Cordwood y Virstania se esfuerzan para que los simu-
Atributos: Fuerza 5, Destreza 1, Resistencia 10, Per-
lacros no se den cuenta de hasta qué punto son prescindi-
cepción 1, Astucia 1
bles. Les dicen a las solitarias criaturas que han sido crea-
Nivelas de salud: OK, OK, OK, OK, -1, -1, -3, -3, -5,
das para llevar a cabo un importante y noble sacrificio en
Incapacitado
nombre de sus creadores. Los simulacros aguardan ese
Ataque: Debe superar con éxito un ataque de Carga o
momento con una mezcla de temor y ansiedad. Esperan
Presa antes de comenzar a digerir a su víctima. Una vez
ser destruidos y escapar así de su miserable existencia, pero
conseguido, le quitará a la víctima un nivel de salud y un
también poseen un poderoso instinto de supervivencia que
punto de sangre por turno, sin necesidad de más tiradas.
les impide desempeñar sus tareas con intenciones suicidas.
Para que la víctima se libere del iecur que la envuelve, el
Al recibir la primera herida, descubren para su pesar que
jugador deberá superar una tirada de Fuerza + Pelea. Si se
morir no resulta tan sencillo.
ve atrapada contra una pared, la victima no podrá liberarse
Cordwood no tiene forma de asegurarse de que el si-
de su presa y sólo podrá confiar en matar al monstruo an-
mulacro que no regrese de una misión haya muerto en
tes de quedar reducida a pulpa.
realidad. No sería descabellado pensar que algunos hayan
Habilidades: Alerta 3, Pelea 8
decidido no volver a Ceoris después de cumplir la tarea
Reserva de sangre: 10. Fuerza de voluntad: 5

126 LA CASA DE TREMERE

encomendada. Si estos individuos existieran, sin duda bus-
carían la soledad o darle un propósito a sus vidas.
Los simulacros son grotescas exageraciones de sus an-
tiguos cuerpos. Los rasgos faciales están hinchados y em-
brutecidos. El pelo pierde todo su color y ha de teñirse
para aproximarse a su aspecto original. Enormes cicatrices
les rodean la cabeza, mostrando dónde les extirparon el
cerebro para su manipulación. También los torsos están
cuajados de cicatrices. La piel de los simulacros es blanca
como la tiza, da igual lo robusta que fuese su complexión
original. La carne de la criatura pende rolliza o en bolsas de
pellejo. Las articulaciones se hinchan, las encías se apartan
de los dientes y los párpados se encogen, otorgándole a los
simulacros una mirada saltona.
Atributos: Fuerza 2, Destreza 3, Resistencia 2, Carisma
1, Manipulación 1, Apariencia 1, Percepción 2, Inteligencia
1, Astucia 2
Niveles de salud: OK, -1, -1, -2, -2, -2, -2, -2, -5, Inca-
pacitado
Habilidades: Actuar 1, Alerta 1, Atletismo 2, Pelea 3,
Esquivar 1, Subterfugio l, Armas cuerpo a cuerpo 3, Sigilo
2, Supervivencia 2
Reserva de sangre: 10. Fuerza de voluntad: 3
Si conoces los rasgos del Cainita original, reduce todos
los Atributos Sociales a 1. Réstale 3 a todos los Conoci-
mientos y 2 a las demás Habilidades y Disciplinas (1 sigue
siendo el mínimo). Reduce la Fuerza de Voluntad a la mitad
y la reserva de sangre a 10.

VITELAS
Virstania y Fidus se enzarzan en largos debates
.semánticos sobre si las vitelas son Gárgolas o monstruos
híbridos. Una vitela está formada por tejidos robados, pero
no se crea según el ritual habitual, ni tienen por qué ser
Cainitas los donantes. Por otro lado, la luz del sol las hiere
y huyen del fuego, igual que cualquier Gárgola o Cainita.
Una vitela se crea a partir de la carne devorada por los
comepieles (véase la p. 123), que se recoge en una serie de
frascos en los laboratorios de Virstania cada vez que desue-
llan a una víctima. Posee forma humana, pero plana, pues
no es más que una piel que no supera el grosor de una
hoja de pergamino que deja traslucir la luz. Se puede es-
tirar y contraer Al estirar los brazos como si de alas se
tratase, puede convertirse en una cometa de piel y surcar
los aires. La mayoría de las vitelas carece de rasgos faciales
en sus cabezas redondas y achatadas; algunas exhiben una
deforme sonrisa congelada en un rictus eterno.
Los Tremere aprecian su habilidad para llegar a lu-
gares impenetrables por cualquier otro método. Una vitela
se puede doblar en un cuadrado de escasos centímetros
de lado y medio centímetro de espesor. Puede escurrirse
bajo una puerta o entre los tablones que configuren el
suelo. Casi todos los cuartos les ofrecen a las vitelas una
plétora de escondrijos: se pueden aplastar contra una
cortina, doblarse dentro de un cajón, e incluso ocultarse
entre los efectos personales de alguien. Son, por tanto,
las espías ideales. Las vitelas suelen ir equipadas con
instrumentos de espionaje y parten en pos de los enemi-
gos de los Tremere.
Aunque no puedan hablar, las vitelas son inteligentes.
Si fueron formadas a partir de la piel de una persona culta,
podrán escribir. Por tanto, resulta posible enviarlas a espiar
sin la ayuda de instrumentos para que redacte más tarde un
informe de sus actividades, cosa que hará a su regreso a
Ceoris. En algunos casos, Paul Cordwood ha dispuesto la
permanencia de una vitela en territorio enemigo, con ins-
trucciones de dejar sus informes en un lugar predetermina-
do. Otros miembros de su red de agentes se encargan de
recoger los documentos y enviarlos a Ceoris.
Las vitelas son frágiles y no suelen ser capaces de de-
fenderse. Esta deficiencia puede paliarse por medio de al-
gún humor por lo general la Bilis cáustica (véase la p.119).
La Leche cruel de la serpiente también se utiliza, pero no
suele surtir efecto en combate porque a las vitelas les cues-
ta morder a sus contrincantes antes de quedar reducidas a
trizas. Si son descubiertas, prefieren huir, irguiéndose con
una rapidez insospechada para perderse en la noche con
sus largos y poderosos brincos.
La vitela se alimenta tendiéndose sobre la piel de su
víctima, sorbiendo la sangre a través de los poros. Tras
alimentarse, la vitela adquiere una tonalidad rojiza y se hin-
cha ligeramente. Contienen sólo pequeñas cantidades de
sangre y deben alimentarse con regularidad para no morir.
Dado que las vitelas carecen del don de la palabra,
resulta difícil saber qué es lo que piensan o sienten. Sus
informes no revelan gran cosa a este respecto aunque, si se
lee entre líneas, resulta evidente que encuentran un sinies-
tro placer en su capacidad para poder moverse sin ser vis-
tas entre los Cainitas. Puede que sientan una especie de
desprecio hacia aquellos a quienes espían, sobre todo ha-
cia aquellos de cuya piel estén hechas. Una vitela formada
a partir de un Tzimisce demuestra un entusiasmo especial

LOS SECRETOS DE LOS TALLERES 127


LLÁMESE COMO SE LLAME
Mago verdadero, magus, brujo menor, hechice-
ro, encantador. Los nombres son tantos como vanas
sus distinciones. Pese a las aserciones de una jerar-
quía de valía entre aquellos capaces de realizar pro-
digios sobrenaturales, desde la perspectiva del vam-
piro (y de Vampiro: Edad Oscura), son todos bru-
jos. Algunos serán poderosos, y otros, no. pero no
existe ninguna diferencia cosmológica entre ellos.
Claro está que un magus de la Casa Tremere se
distingue de la bruja del pueblo, pera lo que con-
vierte a la Casa Tremere en algo especial es su orga-
nización y sus enseñanzas sistemáticas, no una posi-
ción inherente de "magos verdaderos". Los Tremere
forman parte de la Orden de Hermes, tienen sus ca-
pillas y bibliotecas, enseñan a sus aprendices y ano-
tan sus descubrimientos. Sólo seleccionan a los más
dotados para entrar a formar parte de sus filas. Eso
es lo que los hace espaciales.
Va, para aquellos a los que les interese la pers-
pectiva global en términos de juego del Mundo de
Tinieblas, lo cierto es que en el siglo XII el sistema
de esferas mágicas, la base del poder de los "magos
verdaderos", aún no ha sido desarrollado. Estas dis-
tinciones tendrán lugar en el futuro e incluso enton-
ces seguirán siendo algo vagas... e irrelevantes por
completo para un juego centrado en los vampiros.
si recibe el encargo de espiar a ese clan, por ejemplo. Algu-
nas han escapado de los Tremere, pero siguen acosando a
los blancos que les asignaron. Quizás sepan lo inquietante
que resulta su presencia y disfruten apareciendo en los
momentos más inoportunos.
Atributos: Fuerza 1, Destreza 5, Resistencia 1, Percep-
ción 3, Inteligencia 1, Astucia 1
Niveles de salud: OK, -2, -5, Incapacitado
Habilidades: Academicismo 1 (algunas), Alerta 4, Es-
quivar 4, Armas Cuerpo a cuerpo 1, Sigilo 4, Supervivencia 2
Reserva de sangre: 3. Fuerza de voluntad: 3
LA MAGIA DE
LOS MORTALES
Incluso en Ceoris, los magi mortales aún pasean por
sus pasillos. Estos hechiceros atraviesan horas bajas y ven
cómo muchos de sus prodigios comienzan a fallar, pero no
carecen de recursos. La siguiente sección proporciona al-
gunas formas de retratar la magia de los Tremere mortales
dentro de una crónica de Vampiro: Edad Oscura.
MAGIA TREMERE
La magia Tremere es una variación de la magia hermé-
tica que practican las diversas facciones de la Orden de
Hermes. La orden existe porque le permite a sus miembros
128
compartir (de forma imperfecta) sus conocimientos y apren-
der de los demás. La orden en general, y los Tremere en
particular, utiliza fórmulas y complejos conjuros para reali-
zar sus prodigios. Siguen las instrucciones detalladas en
tomos, preparan afeites alquímicos, inscriben símbolos an-
tiguos en círculos de poder. Los Tremere destacan por el
pragmatismo de sus formas y su hechicería refleja este ca-
rácter sistemático y cuasi científico. Se siguen invocando
espíritus y entonando ensalmos, pero con la actitud de un
ingeniero que operase una maquinaria compleja.
Los Tremere y muchos otros herméticos siguen una ma-
reante multitud de sendas con nombres en latín. Estos nom-
bres combinan por lo general lo que hacen (técnicas) y a qué
se lo hacen (formas). Las técnicas más comunes son el control
(Rego), la creación (Creo), la destrucción (Perdo), la percep-
ción (Intéllego), y la transformación (Muto). Las formas son
mucho más variadas y suelen variar de magus a magus. Las
más comunes incluyen el cuerpo (Corporem), la tierra (Terram),
y los sentidos (Imagonem). Las sendas taumatúrgicas derivan
y obtienen sus nombres a raíz de estas artes.
Los Tremere mortales también utilizan una mareante
variedad de rituales, que funcionan de modo muy similar al
de los rituales taumatúrgicos... si bien no están tan relacio-
nados con la sangre.
SISTEMAS
Los jugadores de Vampiro: Edad Oscura tendrán per-
sonajes vampiros, no magos, por lo que los Narradores
pueden utilizar una estructura más versátil para adjudicar
los efectos de la magia de los mortales. En cualquier caso,
quienes quieran interpretar el tiempo anterior al Abrazo de
un Tremere o deseen saber a qué atenerse con los persona-
jes mortales del Narrador podrán utilizar las siguientes op-
ciones para representar la magia arcana de los Tremere.
Quienes deseen emplear sistemas más elaborados diseña-
dos con los personajes de los jugadores en mente pueden
consultar Mago: La Ascensión, el suplemento para Mago,
Hechicero, edición revisada u Mago: La Cruzada.
Nótese que, en todos los casos, la habilidad para utili-
zar estos diversos poderes mágicos desaparece con el Abra-
zo, aunque no lo haga el conocimiento subyacente.
CÓMO UTILIZAR LA MAGIA VULGAR
En Señor y vasallo se detallan las reglas para la llama-
da magia menor que utilizan los mortales. Si bien en el su-
plemento se implica que esas sendas son algo inferiores a
las artes de los "magos verdaderos". La distinción carece de
fundamento. Lo que ocurre es que los Tremere tienen acce-
so a múltiples sendas y a niveles muy altos. Aunque la corre-
lación entre las sendas de magia menor establecidas y las
combinaciones, de técnicas y funciones de los Tremere no
sea perfecta, tampoco constituye un obstáculo insalvable. El
Narrador es libre de ajustar las sendas para amoldarlas al
estilo de los Tremere y darles nombre en latín que se ajusten
a ellas (Perdo Corporem para Castigo, por ejemplo).
CÓMO UTILIZAR LA TAUMATURGIA
Casi todas las diversas sendas de Taumaturgia derivan
de antiguas artes y sendas herméticas, convertidas y trans-
LA CASA DE TREMERE
formadas en magia de la sangre por los Cainitas de la
Casa Tremere. Por tanto, resulta perfectamente viable
emplear estas sendas con magi Tremere mortales, con al-
gunas modificaciones.
El sistema básico para el empleo de las sendas es el
mismo que para los vampiros, salvo que el jugador del
magus gastará un punto de Fuerza de Voluntad en lugar de
uno de sangre. Seguirá tirando Fuerza de Voluntad contra
una dificultad igual al nivel del poder más tres. Algunas
sendas relacionadas con la condición vampírica, como Rego
Vitae y Rego Magica, no están disponibles para los morta-
les. La mayoría de los rituales taumatúrgicos sí que lo esta-
rán, aunque bajo formas algo menos horripilantes (a dis-
creción del Narrador).
VIS
Otra de las razones por las que los magi de la Casa
Tremere (y otras órdenes herméticas) consiguen logros
mayores que aquellos a los que denigran con el apelativo
de brujos menores estriba en su consistente acceso a la rara
substancia (o substancias) llamada vis. La verdadera natu-
raleza del vis da lugar a muchos debates, pero parece ser el
potencial para el poder hecho tangible. Del mismo modo
que la leña y el carbón son capaces de alimentar enormes
hogueras, el vis parece mundano a simple vista, pero es
capaz de propulsar magníficos prodigios mágicos. Magnifica
y acentúa la voluntad del hechicero del mismo modo que
una palanca aumenta la fuerza del obrero.
El vis aparece bajo diversas formas, por lo general liga-
das a alguno de los elementos clásicos. Las piedras precio-
sas podrían ser vis de la tierra, una bruma enrarecida lo
sería del aire, etcétera. Los órganos de criaturas exóticas y
los frutos de árboles casi extinguidos también podrían pro-
porcionar vis. En el pasado, el vis abundaba. Ahora escasea
y los magi mortales se pelean por el privilegio de explotar
una veta. El vis es el ingrediente clave de las numerosas
pociones y ritos de inmortalidad que mantienen jóvenes a
los magi herméticos. Es la disminución de sus efectos lo
que ha llevado a la casa a incurrir en el vampirismo.
En términos de juego, el vis le sirve al magus mortal de
reserva de Fuerza de Voluntad que gasta en efectos mági-
cos. Esta Fuerza de Voluntad puede emplearse para lograr
el efecto y conseguir éxitos automáticos en el mismo. No
puede utilizarse para proezas que no estén relacionadas
con la magia y no afecta a la puntuación de Fuerza de
Voluntad del magus.
MAGI MÁS RÁPIDOS Y SUCIOS
Si deseas utilizar a otros magi mortales como persona-
jes del Narrador aparte de los presentados en el Capítulo
Cinco, puedes fijarte en los siguientes ejemplos para confe-
rirles rasgos de juego en función de su posición. Los Cono-
cimientos suelen ser las Habilidades primarías y los magi
más antiguos rara vez poseen Atributos físicos elevados,
menos todavía con el creciente fracaso de las pociones
herméticas que los mantienen jóvenes. Los primeros dos
LOS SECRETOS DE LOS TALLERES
ejemplos suponen opciones apropiadas para un personaje
jugador antes de su Abrazo.
Aprendiz (20 años): Atributos (6/4/3 puntos), Habili-
dades (11/7/4 puntos), Trasfondos (5 puntos), Sendas (1
punto), Virtudes (7 puntos), Puntos gratuitos (21), Vis 0
Magus joven (35 años); Atributos (7/5/3 puntos), Ha-
bilidades (13/9/5 puntos), Trasfondos (5 puntos), Sendas (5
puntos), Virtudes (7 puntos), Puntos gratuitos (15), Vis 10
Magus veterano (60 años): Atributos (8/5/3 puntos),
Habilidades (21/12/7 puntos), Trasfondos (10 puntos), Sen-
das (10 puntos), Virtudes (7 puntos), Puntos gratuitos (15),
Vis 20
Magus senescente (100 años): Atributos (8/5/3 pun-
tos), Habilidades (25/15/10 puntos), Trasfondos (10 pun-
tos), Sendas (20 puntos), Virtudes (7 puntos), Puntos gra-
tuitos (15), Vis 30
LA MUERTE DE
LA MAGIA Y OTRAS FALACIAS
Los Tremere comenzaron a buscar otra ruta ha-
cia el poder y la inmortalidad cuando descubrieron
que la magia estaba muriendo. El vis escaseaba, sus
prodigios y protecciones comenzaban a flaquear y,
sobre todo, volvían a experimentar el paso del tiem-
po. Sirva de testimonio de la exacerbada soberbia de
los Tremere el que pudieran llegar a pensar siquiera
que la magia estaba muriendo. La magia no es una
cantidad cuantificable que pueda crecer o desvane-
cerse, sino una concepción parcial de las poderosas
fuerzas en perpetuo cambio de la creación. Nada
estaba (ni está) muriéndose. El mundo estaba cam-
biando, tal y como siempre ha hecho.
Los Tremere no supieron darse cuenta entonces,
y continúan sin verlo ahora. El mismo acercamiento
dogmático y sistemático a la magia que les permitió
medrar y prosperar como una gran casa también les
impide comprender que se avecina un cambio. No
puede ser que las formas de recurrir a la magia estén
cambiando, no, tiene que ser todo o nada. Sólo una
medida drástica puede reemplazar a la magia "mori-
bunda". Algo como el vampirismo.
Los Cainitas Tremere ven a los magi humanos
como a idiotas condenados a extinguirse. Quienes se
lo merezcan recibirán el Abrazo y el resto se marchi-
tará y morirá. La ironía estriba en que, aunque mu-
chos magi herméticos si que desaparecen durante
los continuos cambios universales, otros, sobreviven.
Consiguen dejar su dogmatismo a un lado para cola-
borar con las demás tradiciones y formular el sistema
de las nueve esferas de la magia. Consiguen crecer.
La Orden de Hermes y el clan Tremere han per-
durado hasta nuestras noches, pero cualquier rasgo
en común que pudieran haber compartido hace mu-
cho que ha desaparecido.
129
apitulo Siete:
Las sombras
de Ceoris

Tener que sentarme aquí, a oscuras,

Imaginando vanos imperios.
-John Mílton, paraíso perdido
 Aunque el sur de Transilvania lleva siglos siendo el
foco de las actividades de los Tremere, la Influencia de la
Casa se extiende por toda Europa. Los Tremere, más que la
mayoría de las facciones herméticas, siempre se han visto
atraídos por los asuntos mundanos. Suelen emplazar capi-
llas en las ciudades, o cerca de ellas, desdeñando los claros
silvanos y los valles recónditos que tanto atraen a sus riva-
les. Sus dos capillas más importantes en Europa occidental
son las de París y Viena. La primera sirve de cuartel general
para la facción conspiradora, mientras que la segunda es el
santuario de los conservadores. La capilla de Durham es
digna de mención debido a la reciente influencia que ha
ejercido sobra ella una entidad relacionada con Kupala, el
archidemonio transilvano. La capilla italiana de Perugia es
un ejemplo de lugar de encuentro para los Tremere, más
pequeña y tranquila un lugar donde los novatos prueban
la temperatura del agua antes de sumergirse en los abismos
de las luchas por el poder dentro del clan.
PARÍS,
EL NIDO DE VÍBORAS
En 1155, Tremere expulsó a Goratrix de su creación,
Ceoris, y lo envió a París para liderar su capilla. Por aquel
entonces, Goratrix se lo tomó como una terrible derrota,
por no decir una traición humillante por parte del señor al
132
que había servido con toda su alma. Juró vengarse tanto de
Tremere como de su perro faldero, Etrius. Transcurridos
varios años en París, comenzó a ver el método que se es-
condía tras la aparente locura de Tremere. Francia le pro-
porcionaba a Goratrix una fascinante panorámica de la políti-
ca mortal. Los reyes se enfrenaban a sus nobles por el
territorio... y por los ingresos que éste les reportaba. El oro
y los privilegios sumían a la iglesia en un mar de intrigas.
Goratrix no se pudo resistir a implicarse en aquel juego;
decidió manipular a los demás tal y como Tremere le había
manipulado a él. El descubrimiento de los antiguos clanes
de Cainitas ya hacía tiempo que intervenían en aquellos
tejemanejes apeló a su competitividad. Aunque ha supervi-
sado al menos un experimento mágico secreto de impor-
tancia desde su llegada a París, Goratrix se ha concentrado
durante los últimos años a la consecución de poder tempo-
ral. Con el tiempo, se pasará de la raya y descargará la ira
de la Inquisición sobre todos los Cainitas, lo que provocará
su separación definitiva de Tremere. Por ahora, su influen-
cia y su confianza en si mismo no dejan de crecer.
UN REY PODEROSO,
UNA CIUDAD EN AUGE
El París de 1197 es una ciudad en crecimiento y re-
bosante de energía. Aunque los Cainitas no pueden es-
cuchar el incesante sonido de las obras que resuena du-
rante el día, si que pueden ver las mejoras y la expan-
LA CASA DE TREMERE
sión de los edificios de la ciudad, el puerto y las carrete-
ras. Pueden ver la riqueza de la ciudad en los suntuosos
vestidos y las relucientes joyas que tan en boga están
entre la clase comerciante. El oro del comercio atrae a la
ciudad a gente de toda Europa, por lo que París rebosa
presas. Los vástagos de Goratrix han Abrazado a un par
de miembros destacados del marchandise de l'eau, el
gremio mercantil que controla el puerto más importante
de la ciudad. El rey les ha concedido una considerable
autonomía y se jactan de ser los máximos responsables
de la buena marcha de la ciudad.
Goratrix ha convertido en ghouls a varios miembros
influyentes de la corte del rey Felipe II (también conocido
como Felipe el Augusto), uno de los hombres de más du-
dosa reputación que se haya tocado jamás con la corona
francesa. Se unió a una alianza favorable al rey y ayudó a
Felipe a poner freno a las nobles rivales, lo liberaron para
combatir al rey inglés. Enrique II, y también a Ricardo Co-
razón de León por el control de Normandía. Por medio de
sus contactos en el seno de la Iglesia, Goratrix contribuyó a
que Felipe participase en la Tercera Cruzada. Goratrix en-
vió criados a la guerra con la esperanza de descubrir algún
secreto acerca de Saulot y los Salubri. Aunque Felipe regre-
só a Francia tras un año de inestable alianza con su rival, él
rey Ricardo, Goratrix tuvo tiempo de conocer los nombres
de varios Salubri supervivientes y el emplazamiento de sus
escondites, repartidos por toda la región mediterránea. Ahora
pretende atraparlos con la esperanza de conseguir de ellos
información de utilidad para Tremere. Dependiendo de la
naturaleza de estos hipotéticos secretos, los empleará para
recuperar el favor de Tremere o para chantajearlo para que
Etrius reciba su justo castigo.
SICARIOS DE GORATRIX
Los únicos magi mortales que quedan en la capilla de
París son los que vienen a hacer breves visitas. Incluso
ellos deben protegerse el cuello por las noches porque
Goratrix continúa Abrazando a un ritmo que asombraría a
cualquier otro Cainita, cuando no les da permiso a otros
para que hagan lo propio. Su castellano, Lucubratio, dedi-
ca todo su entusiasmo a alimentar las intrigas políticas de
Goratrix y ya ha Abrazado a media docena de parisinos
de renombre. Este antiguo mago relamido, glotón empe-
dernido en vida, se dedica ahora a la cata de caldos hu-
manos, los cuales analiza con el mismo rigor que reserva-
ba antes para los mejores vinos. No se ocupa de las ope-
raciones nocturnas de la capilla, las cuates confía a su
ghoul, Isabella, quien produce la que Lucubratio asegura
que es la sangre más exquisita de toda Francia. Las contri-
buciones de Isabella al éxito de la capilla deberían haber-
le ganado ya el Abrazo, pero Lucubratio se muestra reti-
cente, y ha conseguido que Goratrix acceda a sus deseos.
Bromea y afirma que no quiere privar a su paladar de la
sangre de la mujer (dado que, como Cainita de pleno de-
recho, dejaría de producirla) pero lo cierto es que le pre-
ocupa que el juramento de sangre con la pirámide Tremere
se impusiera al que la vincula ahora a él. En ese caso, no
le cuesta imaginársela eclipsándolo si lograse ascender a
una posición de poder. Lucubratio se interesa de manera
especial por los asuntos de la iglesia y es el principal ex-
perto de Goratrix al respecto.
LAS SOMBRAS DE CEORIS
Goratrix se ve obligado a ordenar las muertes de
muchos magi que reaccionan al Abrazo de forma desfa-
vorable. Su teniente en estos asuntos es la gélida
Frondator. La sádica Frondator, una mujer alta y flaca,
perdió todo el cabello después del Abrazo. Utiliza una
variada colección de pelucas para cambiar de aspecto
con regularidad. Aunque le resultan útiles a la hora de
dar caza a neonatos fugitivos, se las pone sobre todo
para seguir los dictados de la moda.
Goratrix deja los estudios alquímicos en manos de la
erudita y antisocial Lectora, cuya falta de tacto cabría califi-
car de crónica y hace mucho que podría haberle buscado
la ruina de no ser porque goza de la protección de su señor
y porque no se entera de nada de lo que transpira dentro
de la capilla. Se ocupa de dispensar equipo y horas de
laboratorio a todos aquellos residentes de la capilla que
sigan interesados en el estudio de la magia.
Orlando Oriundus es un antiguo mago con cara de
torta, célebre por sus desfachateces. Por ejemplo, afirma
que una vez inventó un ritual para viajar atrás en el tiem-
po y que fue Factótum de Alejandro el Grande. Goratrix
lo Abrazó pese a su obvia charlatanería. Como Cainita,
mostró una perspicacia que jamás había exhibido en vida.
Se convirtió en el consejero de confianza de Goratrix en
lo referente a la política de los mortales. Dice que, como
mentiroso empedernido, sabe distinguir cuándo los de-
más dicen la verdad y cuándo no. Orlando ha adoptado
una identidad falsa, la del monje burgundio Osvaldus.
De esa guisa, acompaña a peregrinos adinerados y acu-
mula una útil cantidad de chismorreos para los planes de
Goratrix. Como el hermano Osvaldus, viajó a Tierra San-
ta junto al rey Felipe y descubrió la lista de nombres de
Salubri. Goratrix valora en gran medida el consejo de
Orlando, pero también quiere instalarlo al menos como
visitante asiduo de Ceoris. Si algo llegara a ocurrirle a su
protegida, Malgorzata, Goratrix sin duda internaría en-
viar a Orlando para reemplazarla como su agente en el
seno de los de Etrius.
Marcel de Dreux, un caballero hambriento de gue-
rras, estuvo junto a Orlando durante la Tercera Cruzada.
Por el camino, protegió al rey del ataque de unos bandi-
dos, lo que le ganó un pequeño feudo que donó a la
capilla. Goratrix lo Abrazó con vistas a disponer de un
criado dispensable, pero ahora se arrepiente de haberle
alimentado con demasiada vitae artificial (véase la p.134).
La poción ha erosionado la cordura de Marcel y éste se
encuentra siempre en un perpetuo estado de rabia. Hace
poco tiempo salvó la vida de Goratrix de una manada de
perros de guerra ghouls; asesinó a una docena con las
manos desnudas. Goratrix le ha ordenado a Lectora que
encuentre la forma de revertir el efecto enloquecedor que
ejerce la vitae artificial sobre él. Mientras tanto, Marcel se
vuelve cada vez más incontrolable; sale de la capilla por
las noches en busca de pelea sólo para olvidarse por un
momento de su demencia galopante.
El brujo moro Remugio se unió a la casa de Tremere
hace una década, tras ser exiliado de su tierra natal (adoptó
su nombre de mago en latín después de eso, pese a haber
sido educado por magos árabes). Habla con una voz honda
y estridente que cuando alcanza su máximo volumen, es
capaz de intimidar incluso a Goratrix. Remugio renegó con
133
todas sus fuerzas al principio de su Abrazo por sorpresa,
pero supo guardarse esa ira para sí. Continuó con sus estu-
dios y mantuvo los ojos abiertos. Aunque no forme parte del
círculo de Goratrix, tampoco se le considera una amenaza.
Remugio viaja a Viena cada dos años y allí ha establecido
contacto, con mucha discreción, con la facción conservado-
ra. En secreto, envía cartas a Viena informando de las activi-
dades de Goratrix, que llegan a manos de Etrius en Ceoris.
Aunque sus aliados dentro del clan le hacen sentir protegi-
do. Remugio ha llegado a desencantarse de los Tremere en
general y contempla la posibilidad de desertar a otro clan.
Ha comenzado a establecer el contacto con un cortesano
Ventrue leal a los rivales de Felipe. Sin embargo, no abando-
nará la capilla de París a menos que, en el proceso, pueda
atentar contra Goratrix con garantías de éxito. La venganza
le interesa más que la supervivencia, aunque no albergue
ningún anhelo especial por experimentar la Muerte Final.
Siempre procura entablar amistad con los Tremere neonatos
asignados a París por señores que no tengan ninguna co-
nexión con Goratrix y podría intentar convertirse en mentor
de algún recién llegado que prometa.
La maternal pero temperamental Lignupeda hace poco
que ha llegado procedente de la capilla de Durham, con-
vencida de que ha hecho bien en escapar de la tenebrosi-
dad opresiva de aquella capilla. Dos noches después, era
asaltada por uno de los criados de Goratrix, el repugnante
Culmen, y recibía el Abrazo. Desconcertada y furiosa, des-
encadenó un hechizo que redujo a Culmen a un montón
de serrín mojado. Encadenada en la mazmorra, dejó que
Goratrix pensara que había conseguido embaucarla para
aceptar su nueva posición. Ahora que se ha ganado su li-
bertad, se pregunta cuál es el siguiente paso que deberá
dar. Remugio ha pensado en acercarse a ella, pero quiere
estar seguro de que es digna de confianza antes de revelar-
le sus intenciones. Lignupeda bien podría acudir a otros
recién llegados en busca de consejo y ayuda. Su futura
lealtad sigue sin estar determinada.
Manicae, maniático y charlatán compulsivo, se oculta
en la capilla tras haber asesinado a uno de los escribanos
del rey Felipe delante de una docena de testigos. Antes de
su Abrazo era un mago de medio pelo y, tras recibir la
sangre, recibió el encargo de hacerse pasar por uno de los
escribanos del rey. Demostró su utilidad copiando mensa-
jes de vital importancia y enviándoselos a Goratrix. Por
desgracia, también él fue alimentado con vitae artificial
para que no tuviese que correr el riesgo de cazar dentro
de la corte. Sus efectos lo condujeron al asesinato,
Frondator quiere ejecutarlo de inmediato, opinión que no
se ha molestado en ocultar al aterrorizado Manicae.
Goratrix, por su parte, contempla la posibilidad de enviar-
lo a Ceoris para asesinar a Etrius.
Goratrix aún tiene que darse cuenta de hasta qué pun-
to ha conseguido enfurecer a los Cainitas veteranos de la
ciudad el creciente tamaño de su cuadra de vampiros.
EN LA ORILLA IZQUIERDA
(Y DEBAJO DE ELLA)
La capilla se encuentra en el barrio ilustrado de la ciu-
dad. La Universidad de París existe como gremio de tuto-
134
res, pero el rey aún no la ha reconocido de forma oficial.
Cuando lo haga, dentro de algunos años, llamará a esta
zona la Orilla Izquierda. Docenas de profesores por cuenta
propia competirán por el patronazgo de los adinerados es-
tudiantes, y se establecerán en edificios que irán de lo gran-
dioso a lo destartalado. Los estudiantes, por lo general de
sangre noble, cabeza llena de pájaros y dados a empinar el
codo, provocarán numerosos encontronazos violentos con
el resto de la ciudadanía.
La capilla se camufla haciéndose pasar por otra institu-
ción privada dedicada a la enseñanza, evitando así la aten-
ción del clero inquisitorial. No recluta estudiantes, sólo aque-
llos que ya estén en el ajo conocen su verdadera naturaleza
y optan a convertirse en aprendices. Para confundir aún
más a las autoridades, Goratrix ha ordenado que la otrora
opulenta fachada quede desatendida hasta ofrecer un as-
pecto ruinoso. La mellada fachada de piedra está cubierta
de estatuas decorativas, cuyas manos, pies y rostros se han
desmoronado, aunque el observador que esté ojo avizor
aún podrá distinguir que representan alegorías del apren-
dizaje y el desarrollo espiritual.
Al esconderse a la vista de todos, la capilla evita la
necesidad de medidas defensivas como las de Ceoris. Los
ayudantes ghouls estudian a través de una mirilla secreta a
todo aquel que desee entrar y le prohíben el paso a todo
aquel que no supere la inspección. Las protecciones contra
los intrusos inesperados se encuentran en las puertas prin-
cipales y en unos cuantos puntos estratégicos repartidos
por toda la capilla. Los guardias no suelen tener mucho
trabajo. No hay Tzimisce en Francia, los Gangrel no entra-
rán en la ciudad a menos que sea imperioso y los Nosferatu
parisinos sin duda estarán al corriente de la lucha que en-
frenta a sus hermanos con los Tremere en Transilvania pero,
sin aliados, no tienen prisa por abrir su propio frente. No
les apetece terminar convertidos en Gárgolas (Goratrix ha
considerado la idea de enviar a Frondator a cazar Nosferatu
para tal fin, pero siempre llega a la conclusión de que no
merece la pena correr el riesgo, sino que prefiere importar
Gárgolas de Ceoris cuando necesita reemplazar a algún
miembro de su pequeña reserva de criaturas).
Los laboratorios, aposentos y áreas comunes se encuen-
tran bajo tierra en su mayoría, en una de las cinco plantas
del edificio. Los calabozos, los establos de las Gárgolas y el
laboratorio secreto (véase más adelante) se encuentran a
gran profundidad, debajo de unas antiguas catacumbas. La
capilla, pese a su modesta fachada, se encuentra bien situa-
da y es muy espaciosa.
VITAE ALQUÍMICA
En 1135, poco después de que Goratrix asumiera el
control en París, varios de sus neonatos fueron cazados y
empalados como castigo por alimentarse de forma
indiscriminada. Una delegación conjunta de Ventrue y
Lasombra interceptaron a Goratrix durante la celebración
del carnaval y le advirtieron que se atuviera a la justa
proporción de depredadores y presas. Goratrix tuvo mie-
do de enemistarse con los Cainitas ya establecidos de Pa-
rís, pero no quería reducir el número de Abrazos, por lo
que comenzó a trabajar en un nuevo proyecto, emplean-
do el conocimiento de la anatomía vampírica acumulado
LA CASA DE TREMERE
a lo largo del siglo anterior gracias a la experimentación
con Gárgolas. Cuando los entresijos de la política ocupa-
ron toda su atención, puso su obra en manos de Lectora
quien, en 1141, diseñó un método alquímico para fabricar
sangre con ciertas garantías de nutrición. Aún se necesita
un prisionero vivo (o Cainita) para la catálisis del proce-
so. Se extrae sangre de la víctima por medio de unos tu-
bos que la conducen a una serie de tinas y contenedores,
donde se mezcla con varias limaduras de metales, órga-
nos de aves exóticas y una pequeña cantidad de vis. El
bebedizo resultante consigue que medio litro de sangre
de la víctima se convierta en cinco. La vitae puede
almacenarse durante un mes y resiste los efectos degra-
dantes del calor y el frío. Posee un sabor asqueroso pero,
si fuese necesario, Lectora podría camuflar el sabor y la
textura de pequeñas cantidades del líquido. La vitae artifi-
cial no puede utilizarse para realizar magia de la sangre.
Goratrix alimenta con esta sangre a sus neonatos
prescindibles, pero él ni la prueba ni la distribuye entre
sus aliados de confianza dentro de la capilla. Aunque
mantiene a sus usuarios con vida y puede gastarse en
puntos de sangre del modo habitual (salvo para la
Taumaturgia), la ingestión continuada de vitae alquímica
posee efectos corrosivos para el alma. Después de que un
vampiro haya consumido cincuenta puntos de vitae artifi-
cial, el jugador deberá superar una tirada de Autocontrol/
Instinto (dificultad 4) o su vampiro perderá un punto de
Autocontrol/Instinto. Por cada diez puntos del bebedizo
que ingiera el vampiro a partir de ese momento, el juga-
dor deberá hacer otra tirada, aumentando en uno la difi-
cultad en cada ocasión (el Narrador puede alterar ligera-
mente la cantidad de puntos de sangre artificial que es
necesario beber para realizar estás tiradas, a fin de que no
resulte tan sencillo predecir el peligro).
La vitae artificial sólo es una solución parcial para el
problema de Goratrix. Los neonatos que la beben se vuel-
ven inestables y en ocasiones llegan a llamar la atención de
forma espectacular cuando por fin ceden al frenesí. Tras
escapar por un pelo de una peliaguda situación en la que
tenía algo que ver un abad destripado, Goratrix ha aprendi-
do ha reconocer los síntomas y a adoptar medidas preven-
tivas. Le encarga a Frondator que se ocupe con discreción
de que desaparezca de forma permanente cualquier criado
que muestre indicios (ojos saltones, labios resecos, venas
abultadas), de haber bebido demasiada vitae falsa.
Goratrix esperaba que la vitae artificial bastase para
apaciguar el miedo y la hostilidad que los demás Cainitas
sienten hacia su capilla. No ha sido así. Ahora les advierte a
los neonatos que oculten su verdadera naturaleza a los ojos
de los demás vampiros de la ciudad.
VIENA, LA CASA QUE
CONSTRUYÓ ETRIUS
La mayoría de sus habitantes no lo sospechan siquie-
ra, pero la capilla de Viena hace poco que ha emergido
por fin de una cuarentena que ha durado más de un siglo.
Tras la transformación, Etrius expresó serías dudas acerca
LAS SOMBRAS DE CEORIS
de la conveniencia de propagar el vampirismo por la casa.
Tremere accedió a actuar con cautela y ordenó una con-
versión lenta. Etrius aprovechó su autoridad para prohibir
cualquier Abrazo en Viena, alegando que él se haría res-
ponsable de los escasos magi allí congregados. Entre 1030
y 1185, Tremere y él fueron los únicos vampiros que en-
traron en la capilla austriaca. Mientras Goratrix Abrazaba
magi tan rápido como le permitían las órdenes de Tremere,
Etrius aguardó a que llegara su hora y fue carcomiendo
despacio los prejuicios de sus candidatos en potencia. En
1185, invitó a una cábala de magi vieneses a Ceoris y dio
el último paso. Regresaron convertidos en firmes aliados
y agentes. Etrius se enorgulleció de anunciar que Viena
abría sus puertas al resto del clan.
Toda esta espera ha dado sus frutos. Viena el refugio
más seguro para la facción conservadora del clan. Su señor,
Filaereus, sigue siendo tan firme partidario de Etrius en la
no vida como lo fue en vida. Los visitantes de su capilla
que sean reputados aliados de Goratrix son sujetos a una
estrecha vigilancia con el propósito de hacerles sentir que
no son bien recibidos. Filaereus da la bienvenida a los de-
más con un discurso que habla en contra de la torpeza y la
rudeza de la "facción de París", como ha dado en llamar a
los conspiradores. Incluso los magi mortales son preveni-
dos contra la perfidia de Goratrix. Como es lógico, una
capilla regida por los conservadores alberga a una propor-
ción inusitada de magi mortales; sólo cuatro de sus diez
magi veteranos han recibido el Abrazo.
INFLUENCIA INSÓLITA
La capilla de Viena, la cual data del año 920, se cons-
truyó siguiendo las especificaciones de Etrius, quien la
rigió desde su fundación hasta el año 1022, aunque fue-
ron frecuentes sus ausencias a partir del cambio de siglo,
por lo que la administración quedó en manos del por aquel
entonces castellano, Filaereus. Durante su estancia en
Viena, Etrius infringió la prohibición de la Orden de Hermes
de implicarse en los asuntos del mundo para granjearse el
favor de los dirigentes locales. Entabló amistad con lide-
res de la Iglesia, consiguiendo desarmar con sus fervien-
tes expresiones de piedad cualquier temor que pudiera
sentir el clero hacia los hechiceros. Se esforzó por quitarle
importancia a La Casa Tremere y al verdadero alcance de
sus habilidades sobrenaturales. Si les prestaba ayuda má-
gica a sus aliados, rehusaba todo el mérito por sus accio-
nes. En el año 955, hizo uso sutil de su magia de la tierra
para ayudar al rey alemán Otto el Grande a expulsar a los
invasores magiares, paganos y, por tamo, enemigos de
todos los hombres temerosos de Dios. Embarró el terreno
bajo los pies de los magiares, y lo solidificó bajo los de las
fuerzas de Otto. El caos imperante en cualquier campo de
batalla ocultó la intervención de la magia de Etrius en la
victoria. Etrius mantuvo su gesto en secreto también para
sus compañeros magi. Tremere entre ellos. Pensó que
Tremere se burlaría de su altruismo. Por aquel entonces,
no sabía que los magiares alojaban a vampiros en su seno,
ni supo ver los indicios que delataban la presencia de
vampiros en la corro de Otto.
Dado que la presencia de Etrius en Viena era cada vez
menor, Filaereus comenzó a presentarse a las amistades de
135
 UNIDOS CONTRA GORATRIX
su líder en la corte y entre la jerarquía eclesiástica. A me-
diados del siglo XI, se convirtió en consejero ocasional del
dirigente de Austria, el duque Leopold III, entonces cabeza
Filaereus es un hombre de facciones marcadas que se
de la poderosa familia regente de la región, los Babenburg.
olvida de su acostumbrada taciturnidad cada vez que piensa
Filaereus no ayudó a los Babenburg abriendo simas en la
en Goratrix. Ya hace mucho que ha desistido de ocultar el
tierra ni enviando a árboles animados contra sus enemigos
odio que siente hacia el fundador de Ceoris. Etrius metió
en el campo de batalla, sino que se dio a conocer como un
a Filaereus en la Casa Tremere después de que hubiera
erudito conocedor de algunos divertidos juegos de salón.
sido expulsado a traición de otra casa hermética. Aunque
Gran parte de los consejos que dispensó procedían más de
Filaereus le está agradecido a Etrius por haberle ofrecido
su innato sentido de la cautela que de cualquier conoci-
refugio, su odio hacia Goratrix no es sólo un reflejo del
miento arcano. Tampoco Filaereus se dio cuenta de las
de su amigo. Hace noventa años, Goratrix humilló a
maquinaciones Cainitas que se escondían tras ciertas deci-
Filaereus durante una demostración de magi en Ceoris.
siones extrañas que tomaron los Babenburg a lo largo de
Filaereus había dedicado meses al perfeccionamiento de
los años, ni supo relacionar los diversos atentados que su-
un efecto con el que pretendía impresionar al mismísimo
frió con las "criaturas de la noche" que, por aquel enton-
Tremere: quería materializar diamantes de la nada, para
ces, también asediaban Ceoris. Los seres ocultos entre las
que se derramaran sobre el salón del consejo como una
sombras de los Babenburg terminaron por acostumbrarse a
lluvia delicada. Lo que consiguió fue cubrir de hollín a los
la presencia de Filaereus, o eso parece... hace décadas que
grandes magi de Tremere allí reunidos. Goratrix aplicó
no sufre ningún ataque.
toda su sangrante mordacidad con Filaereus y Tremere
1197 es el último año de un periodo de cuatro durante
sumó su risa a las de los demás. Aunque no pudo demos-
el que los cuatro hijos del difunto Leopold V se han repar-
trar nada, Filaereus sospecha que Goratrix interfirió con
tido los territorios austriacos. Filaereus le ha cogido cariño
su hechizo, incluso sus aliados en Viena conocen esta
a Leopold VI, sin duda el más brillante y carismático de los
historia y le achacan el odio que siente Filaereus por
cuatro. Aunque su interés por la política ha menguado, si-
Goratrix... aunque jamás osarían decírselo a la cara. En los
gue visitando de forma ocasional a Leopold VI para pro-
momentos de mayor aflicción, Filaereus incluso admite
porcionarle augurios y sabios consejos libre de segundas
para sí que sus esfuerzos por vengar aquella humillación
intenciones.
sólo consiguen ridiculizarlo aún más pero, cuanto más
La confusión que impera ahora en Austria retrasará
masculla acerca de aquel lejano incidente, más alimenta
la prosperidad de Viena. Filaereus, ya vampiro, se ha
su odio. Ha llegado a un punto en el que estaría dispuesto
percatado de los Cainitas manipulan la política de los
a sufrir la Muerte Final, incluso a enviar su alma al supli-
mortales tanto aquí como en el resto de Europa. Varios
cio eterno, con tal de arrastrar a Goratrix consigo.
clanes apoyan a cada uno de los cuatro hermanos com-
La voluptuosa y rubia pajiza Ala amó en secreto a
petidores. Las desapariciones de una noche para otra son
Filaereus durante muchos años antes de que éste le con-
cada vez más frecuentes, ya que la lucha en la sombra,
cediera el Abrazo. En vida, su fuerte fe cristiana, profesa-
de los Cainitas se recrudece. Pese a tener una corazona-
da con mesura, la llevó a trabar amistad con Tosia, ahora
da, Filaereus ha comenzado a aprenderse los nombres y
líder moral de los magi con vida de Ceoris, a la que cono-
los planes de la jerarquía secreta de la ciudad. Aunque le
ció en Umor Mons, su capilla en Transilvania. Sin embar-
gustaría ver cómo Leopold VI sale triunfante, ese objeti-
go, dado que albergaba impulsos salvajes y carnales que
vo es secundario en relación con la seguridad de la capi-
era incapaz de suprimir por completo, Ala se consideraba
lla. A tal fin, ha forjado una alianza con los partidarios
indigna de la admiración de Tosía. Cuando huyó a Viena,
Ventrue de Leopold y ha llegado a un acuerdo con los
sus fantasías comenzaron a girar en turno al señor de la
Lasombra vieneses, quienes apoyan a Frederick
capilla, Filaereus. Aunque sus rasgos curtidos por el tiem-
Babenburg. Este último pacto de no agresión se consi-
po y su torso poderoso hacían de él un hombre atractivo,
guió gracias a la mediación de Giacomo Guicciardini,
el deseo de Ala le parecía absurdo incluso a ella. Los pro-
enviado Lasombra en Ceoris. Si cualquiera de los otros
pios amigos de Filaereus lo tenían por una figura absurda.
dos hermanos resulta victorioso, Filaereus se teme que
Él parecía darse cuenta de lo que ella sentía por él, lo cual
los clanes enemigos pudieran atacar su pacífica capilla.
contribuía a alimentar su tormento. Cuando por fin se rin-
Aunque le gustaría mantenerse al margen de la lucha por
dió y se arrojó a sus brazos, él la Abrazó. El descubrimien-
el poder, los Ventrue están implicándolo cada vez más
to de su vampirismo supuso un gran alivio para ella: re-
en ella, contentos de poder desconcertar a sus enemigos
sultaba evidente que la había embrujado con sus poderes
con la ayuda de los inusitados poderes de Filaereus y
sobrenaturales. Se sentía tan aliviada por haber encontra-
sus seguidores. Filaereus ha llegado incluso a Abrazar a
do una explicación para sus ansias que no tuvo tiempo de
personas ajenas a la capilla para poder suplir a los Ventrue
lamentarse por su inocencia robada. De hecho, disfrutaba
con los agentes que exigen.
de su nueva claridad. Se ha convertido en la partidaria
Aunque Etrius intuye que Guicciardini se relaciona de más vociferante de Filaereus en Viena. Aquellos Cainitas
algún modo con Filaereus en Viena, no se imagina la mag- que se burlan de Filaereus a sus espaldas, temen y respe-
nitud de la implicación de su protegido en la crisis política tan a Ala. Mientras ella siga dispuesta a apoyar a Filaereus,
de esa ciudad. Filaereus se lo ha ocultado, igual que Etrius ellos también. Sin embargo, si algo llegara a ocurrirle, el
le ocultó a Tremere su participación en las batallas de Otto. liderazgo de Filaereus podría verse puesto en entredicho
Filaereus teme la desaprobación de Etrius y está convenci- por parte de algún colega cuya dedicación a la causa con-
do de que eso es justo lo que le granjearía su papel de servadora proceda más de una convicción juiciosa que de
peón de los Ventrue si llegase a oídos de su superior. un rencor envenenado.

136 LA CASA DE TREMERE

 El posible retador bien pudiera ser el sorprendentemente
joven Audax, víctima de la maldición de un demonio. Cuan-
do tenía catorce anos, empleó su talento mágico innato
para expulsar a un demonio que había adoptado forma
humana de su aldea natal. El ser se vengó encantando a
Audax para que su aspecto no cambiara jamás. A lo largo
de toda su carrera, desde su periodo de aprendiz junto a
un magus Tremere hasta su estado actual como Cainita en
Viena, ha sufrido la inevitable tendencia de los demás a
tratarle como si fuese un novato imberbe. Ni siquiera quie-
nes conocen sus extraordinarios prodigios como mago y
erudito pueden evitar tratarle como a un crío. Audax se
enfrenta con gran seriedad a las circunstancias, decidido a
superar esta deficiencia sin guardarles rencor a aquellos
que se dejan engañar por las apariencias. Rara vez se aleja
de la capilla vienesa, donde los demás le conocen y respe-
tan. Aceptó encantado la condición de Cainita: ahora se
mueve en un mundo donde la edad aparente de cada uno
no significa nada. Se ha convertido en el participante más
activo de la política de las noches austriacas. Le encanta
reunirse con otros Cainitas, incluso los enemigos a los que
debe intentar destruir le fascinan. Algún día se parará a
pensar y se dará cuenta de que ése debía de ser el propó-
sito de la maldición del demonio... prepararlo para el día
en el que renunciaría a su alma para abrazar alegremente
una existencia vampírica.
Peter Schloss, antiguo mercenario cuya sangre se con-
virtió en hielo tras el Abrazo, participa junto a Audaz en la
batalla encubierta en nombre de Leopold VI. El fuerte de
Schloss es la muerte a distancia. Envía a sus adversarios a la
Muerte Definitiva construyendo elaboradas trampas, enve-
nenándolos con venenos alquímicos o manipulando a sus
enemigos para que se destruyan entre sí. Schloss ha senti-
do un miedo cerval a la muerte desde la primera vez que
puso el pie en un campo de batalla, siendo un mozalbete.
Le está agradecido a Tremere, y a Filaereus en particular,
por haberle ofrecido la posibilidad de la existencia eterna,
pero jamás permitiría que su sentido de la lealtad le obliga-
ra a emprender una acción que pudiese poner en peligro
su propia supervivencia. Le gusta la compañía de Audax y
se ha decidido a conseguir que su serio camarada aprenda
a disfrutar de los efímeros placeres del mundo.
Entre los magi mortales, puede que la principal ame-
naza a la autoridad de Filaereus sea el rigorista teutón,
Lucidus. Calvo, vanidoso e imperioso, sus compañeros so-
portan a regañadientes su presencia en la capilla. Se ha
aprendido textos enteros sobre ocultismo y exhibe una irri-
tante capacidad para responder enseguida a casi cualquier
pregunta acerca de metodología arcana que se le plantee,
da igual lo rebuscada que sea. Sus habilidades como mago
son legendarias: llegó a derrotar en una ocasión al mismísimo
Tremere en un certámen, el duelo mágico creado por este
último. Sin embarco, Lucidus se resiste a emplear sus po-
deres antes de haber examinado en detalle todas y cada
una de las posibles consecuencias. Preferiría no hacer nada
antes que llevar a cabo alguna acción que pudiera ganarle
el desprecio o el recelo de los demás. Filaereus conoce
demasiado a Lucidus como para confundir su impopulari-
dad con necedad, y le preocupa que no tarde en descubrir
la verdad. Lucidus no oculta su desdén por él y Filaereus le
ha encargado a la adorable Ala que comience a prepararlo
para el Abrazo. A ella le preocupa que el mago sea dema-
LAS SOMBRAS DE CEORIS
siado testarudo como para unirse motu propio a las filas
de los de la sangre, y demasiado poderoso como para des-
hacerse de él con facilidad.
MADERA MACIZA
La capilla de Viena, anclada en un escarpado promon-
torio varios kilómetros al norte de la ciudad, se parece a un
enorme e imponente pabellón de caza. Sus paredes están
levantadas con inmensos bloques de piedra gris, extraídos
de la tierra gracias a la magia de Etrius. Unos voluminosos
maderos componen los pilares y las vigas que soportan la
estructura. Todas las habitaciones son muy espaciosas.
Una vasta red de estancias abandonadas surca la colina
sobre la que se yergue el edificio. Etrius las construyó para
alojar al futuro aumento de población sin llamar la aten-
ción. A la capilla todavía no le ha hecho falla ese espacio y
las cámaras llevan siglos selladas. Los intrusos podrían sen-
tirse tentados por los sellos de plomo de las puertas que
conducen a las cámaras subterráneas, sólo para dedicar un
considerable tiempo y esfuerzo a la tarea de irrumpir en
una zona que no se utiliza ni como almacén.
Los laboratorios de Viena son más grandes y están mejor
abastecidos que los de Ceoris. Resulta mucho más sencillo
transportar los ingredientes exóticos que necesitan los al-
quimistas a Viena que a los Alpes de Transilvania. Los labo-
ratorios no están ligados a los aposentos personales. Cada
mago puede elegir un laboratorio para uso personal y ase-
gurarse de que nadie lo moleste por medio de cerraduras,
defensas y alarmas.
La biblioteca es la mejor que tienen los Tremere a su
disposición, aparte de la de Ceoris. Cuando Goratrix creó
la biblioteca de Ceoris, lo que hizo fue saquear las colec-
ciones de otras capillas. Etrius protegió la biblioteca de su
capilla consiguiendo que Tremere la dejara exenta de con-
tribuir con ninguno de sus libros. La biblioteca de Viena es
más pequeña que la de Ceoris, pero también está más or-
denada. Su bibliotecario, la maga mortal Farica, es muy es-
tricta con sus colegas y no duda en presionarlos para que
devuelvan el material desaparecido. Aunque los residentes
de la capilla (sobre todo los Cainitas) no se toman sus re-
primendas demasiado bien, saben que, al final, su pasión
por el orden redunda en beneficio de todos. Farica se ase-
gura de que los documentos estén siempre disponibles y
resulte sencillo encontrarlos. Los Tremere vieneses que
regresan de Ceoris, con su colección controlada por el caos,
aprenden a apreciar a Farica por su infatigable determina-
ción, por irritante que pueda resultar a veces. Los propios
magi de Ceoris acuden a Viena en ocasiones para buscar
tomos que deberían estar disponibles en su propia Capilla
pero que algún rival ha debido de hurtar.
Las áreas comunes son suntuosas y formidables a un
tiempo. El robusto mobiliario de madera está cubierto por
manteles de terciopelo ribeteado de oro. Inciensos de abru-
madora fragancia, del gusto de Ala, emana de numerosos
incensarios de cobre. Los tapices representan a Tremere,
Goratrix, Etrius y varios fundadores de la tradición hermé-
tica, fallecidos tiempo ha; todos ellos parecen dedicar mira-
das de desaprobación a los ocupantes de la estancia. Im-
presionantes astas de ciervo, cabezas de jabalíes y otros
trofeos de caza mayor se reparten las paredes del edificio.
137
 La capilla de Viena carece de las elaboradas medidas
defensivas de la sitiada Ceoris, aunque Filaereus ha añadi-
do algunas dado que los Tremere comienzan a hacerse notar
en los círculos Cainitas de la ciudad, Audax y Peter Schloss
trabajan junios en la colocación de ingeniosas trampas:
Schloss las diseña y Audax las crea por medio de Alquimia
Taumatúrgica.
UNA FORTALEZA
CONSERVADORA
Viena es bien conocida en los círculos conspiradores
como territorio enemigo. La llaman "la capilla de Etrius",
un insulto por partida doble que cuestiona el derecho de
Etrius a regir Ceoris y la posición de Filaereus como nada
más que el lambiscón de su mentor. Goratrix no ha vuelto
a pisar Viena desde su transformación. Malgorzata nunca
ha estado aquí aunque sí que ha enviado a Jervais para
que utilice la biblioteca en varias ocasiones desde la
reapertura. Aparte de su papel como bastión conservador,
la principal cualidad de Viena estriba en su bien organiza-
da biblioteca. Cuando Goratrix desea colocar un par de
oídos dentro de los muros de Viena, envía a un aliado de
baja posición para que rastree sus estanterías. A Filaereus
le gustaría poder prohibirle la entrada a los partidarios de
Goratrix, pero Etrius le ha aconsejado que no lo haga.
Etrius sabe que ese gesto sería visto como una provoca-
ción por parte de los conspiradores, quienes probable-
mente apelarían a Tremere y es posible que consiguieran
la expulsión de Filaereus. Por tanto, éste incomoda a los
visitantes conspiradores sometiéndolos a una vigilancia
nada sutil. Poco dado a ardides, ni se le ocurre intentar
persuadirlos o embaucarlos para que traicionen a su líder.
Audax, por otro lado, se da cuenta de que el orgullo y la
mordacidad de Goratrix hacen de él un señor difícil de
servir. Se ha propuesto sonsacar a los criados de Goratrix
cada vez que viene alguno de visita y ya ha marcado a
unos cuantos como posibles desertores. Cree que
Frondator, la cazadora parisina de Goratrix, podría llegar
a volverse contra él si se le prometiera una capilla para
ella sola. Audax ha llegado a tentar a Jervais para que
encauce su camino. Aunque Jervais no tiene ninguna in-
tención de traicionar a Malgorzata, le gustan los duelos
dialécticos con Audax y ha llegado a cogerle cierto apego.
Ambos esperan no verse obligados a destruir al otro en
caso de que se declare la guerra abierta dentro del clan.
Durham,
el león dormido
La capilla de Durham es conocida también como el
Cubil del León. Meerlinda, en apariencia la más benévo-
la del Consejo de los Siete, la administra con éxito. Dedi-
ca sus considerables talentos diplomáticos a la reconci-
liación de las facciones conspiradora y conservativa. Una
extraña conspiración que ha surgido entre las filas de los
138
magi mortales ha conseguido escapar a su conocimiento
hasta la fecha.
EXTRAMUROS
Inglaterra, al igual que Francia, disfruta de su prosperi-
dad, construye nuevos puertos y se beneficia del comercio
de la fruta. Ricardo ha partido hacia Francia para defender
el territorio de Normandía de Felipe II, quien está decidido
a expulsarlo. En su ausencia, el arzobispo de Canterbury,
Huben Walter, administra el país. En 1197, ostenta el título
de justiciar, en 1199, será nombrado canciller.
Los residentes de la capilla no se preocupan de lo
que ocurra al otro lado de sus muros. Sus intereses están
más que servidos sin necesidad de inmiscuirse en política
La prosperidad de Inglaterra facilita el abastecimiento. Pue-
den desplazarse por el condado sin tener que preocupar-
se de los bandidos, dado que los señores locales se pue-
den permitir el equipamiento de sus patrullas. El clero,
engordado a base de generosos donativos y preocupado
por el gobierno, está demasiado saciado como para dedi-
carse a buscar hechiceros.
Si los Cainitas de Durham prestasen más atención a la
política del exterior, se darían cuenta de que la aparente
placidez de su entorno oculta resentimientos en ebullición
que amenazan con acabar con la paz. Los nobles y los
prohombres de las ciudades se quejan por igual de los
abusivos impuestos que hubieron de soportar para pagar a
Leopold el rescate de Ricardo. El siguiente aspirante al tro-
no es John quien, tras su coronación dentro de algunos
años, no tardará en convertirse en un monarca impopular.
Propiciará una revuelta de la nobleza que terminará obli-
gándole a firmar la Carta Magna. Muchos de los Cainitas
ingleses más experimentados ya prevén esta cadena de
acontecimientos: de hecho, algunos dedican sus esfuerzos
a que ocurra todo esto. Los Tremere que establezcan con-
tactos con otros clanes podrían verse inmersos en el tumul-
to. La mayoría, no obstante, se ocupa de sus propios asun-
tos. Saben que el príncipe de Londres se llama Mithras y
temen su poder, por eso su capilla está lejos de la capital.
Otra de las razones para haber construido el Cubil del León
en Durham estriba en la resonancia mágica de la zona. Se
dice que alberga los huesos, de san Cuthbert y los evange-
lios de Lindisfarne, así como toda una red de líneas de ley
paganas; la magia innata de la región inmediata rivaliza
con la de Transilvania.
EL DOMINIO DE MEERLINDA
Meerlinda presenta el aspecto de una mujer serena y
atractiva que aún no ha cumplido los cuarenta años. Go-
bierna la capilla de Durham con voz suave pero firme. Confía
en sus extraordinarios poderes de persuasión para asegu-
rarse la cooperación de sus subordinados. Aborrece la dis-
cordia y se esfuerza por atajarla al menor indicio de proble-
mas. Busca a las partes implicadas en cualquier altercado y
habla con ellas por separado, deja que sumerjan la mirada
en sus límpidos ojos y les asegura que ella comprende sus
posturas, pero que no aprueba sus métodos. Meerlinda les
promete que conseguirán sus objetivos si siguen sus conse-
jos, les garantiza paz y cooperación y, en el proceso, consi-
LA CASA DE TREMERE
 gue que ambos contrincantes lleguen a un acuerdo. Puede
que no consiga que dos antagonistas que se profesen un
odio amargo lleguen a quererse, pero suele conseguir per-
suadirlos para que zanjen sus disputas de modo que no
amenace los intereses comunes de la capilla.
Meerlinda desempeña el mismo papel dentro del Con-
sejo Interno. Conserva el respeto tanto de Goratrix como
de Etrius, y a menudo ha intervenido para calmar los áni-
mos entre ambos. Meerlinda les ha pedido a sus informan-
tes tanto dentro de Ceoris como en París que la informen si
encuentran alguna prueba que demuestre que alguno de
los dos líderes planee tomar medidas drásticas contra el
otro. Aunque el Cubil del León aloja a miembros de ambas
facciones, éstos no son tan estúpidos como para pelearse
bajo su atenta mirada. Limitan su rivalidad a las discusio-
nes, a las puyas mordaces y a algún que otro sabotaje de
escasa repercusión. Les deja entrever a miembros de cada
bando que está dispuesta a dejarse persuadir para su causa;
con el fin de conseguirla, todos se prestan a mantenerla
informada sin sospechar nada.
El castellano de Meerlinda, el calvo y relamido Dulcis,
ocupa un puesto que cabría calificar de ceremonial.
Meerlinda no puede dejar de inmiscuirse incluso en los
detalles más nimios de las operaciones de la capilla, desde
la cantidad exacta de grano que hay que comprar a la con-
tratación de caballerizos. Dulcis se dice que probablemen-
te él podría desarrollar estas labores con mayor habilidad
que su señora, y no deja de hacer comentarios burlescos al
respecto. Sabe que ella no sería ella si no se entrometiera
de continuo en sus tareas. La amaba con locura y en secre-
to antes de su Abrazo y el juramento de sangre, y moriría
con una sonrisa si pudiera sacrificarse por ella. Los demás
habitantes del Cubil del León le desprecian en vano por su
carácter fisgón: sabe que informa puntualmente a su seño-
ra de la menor infracción en los procedimientos de la capi-
lla. Meerlinda sabe que él la ama y valora su lealtad, pero
ni por asomo corresponde a sus sentimientos. Dulcis po-
dría rebelarse, e incluso llegar al asesinato, si algún día
tuviese que enfrentarse a la prueba definitiva de que su
amor es una causa perdida.
Virfortis, de semblante somnoliento y quisquilloso, ya
era un anciano cuando le llegó el Abrazo, y ha preferido no
revitalizarse a sí mismo después de él, creyéndolo una pér-
dida de tiempo. Pese a su insistencia, petulante a veces,
acerca de los derechos que le corresponden como antiguo
de la Casa, varios Cainitas de la capilla siguen acudiendo a
él en busca de liderazgo, acordándose de sus pasadas ha-
zañas. En su día fue un mago guerrero de considerable
valor y ferocidad, y combatió como un lobo enfurecido
durante la llamada Guerra de las Brujas contra la Casa
Diedne. Aunque adora contar historias de sus tiempos de
gloria, odia ver en los demás la impetuosidad que caracte-
rizó su juventud. Más por testarudez y prejuicios que por
estar de acuerdo con la postura de Etrius, Virfortis se ha
convertido en el defensor más enconado de la causa con-
servadora dentro de la capilla. El que el jefe de los conspi-
radores de la capilla personifique todo lo que ahora abo-
rrece Virfortis no hace sino añadir leña al fuego de sus
acaloradas acusaciones.
El joven y apolíneo Oblatam encabeza la facción conspi-
radora del Cubil del León. Rubio de prominente mentón y
dueño de una sonrisa deslumbrante (algo poco común en
LAS SOMBRAS DE CEORIS
el medievo oscuro), Oblatam aprendió hace mucho a con-
siderarse a sí mismo un regalo que Dios le había hecho al
siglo XII. Para él, el poder es su derecho de nacimiento, y
se enroló en la causa de Goratrix porque pensó que el
antiguo Cainita prevalecería sobre Etrius. Es un entusiasta
hipócrita religioso que cree en Dios porque seguramente
Dios cree en él. No siente curiosidad por examinar las con-
tradicciones entre su supuesta fe y sus actuales actividades
como Cainita. Aunque le gustaría impresionar a Goratrix,
enviándole la cabeza de Virfortis, por ejemplo, Meerlinda
le impone demasiado respeto como para permitirse tamaña
osadía. En vez de eso, se limita a informar a Goratrix con
regularidad y aguarda a que llegue su hora, esperando la
oportunidad que lo catapulte al lugar que le corresponde
como miembro destacado del clan.
La principal rival Cainita de Meerlinda comparte la neu-
tralidad de ésta en lo que se refiere al eterno tira y afloja
entre conservadores y conspiradores. Cuando Domina fue
Abrazada por Brunavog hace treinta años, se llevó una sor-
presa... pero no por la transformación en sí, sino porque
no entendía cómo no la habían captado antes. Le echó la
culpa a Meerlinda, a quien hacía años que veía como al
objeto que eclipsaba su verdadera valía a los ojos de Tremere
con quien, hace siglos, Domina se embarcó en una rela-
ción de amor no correspondido. Cree que Meerlinda dis-
frutó del lecho de Tremere antes de la transformación de
1023 y que la mantuvo apartada del lugar que le corres-
pondía dentro del Círculo Interno. El odio que siente hacia
Meerlinda ha crecido hasta superar los límites de lo razona-
ble. Fantasea con capturar a Meerlinda y mantenerla prisio-
nera durante años, cuando no décadas. Domina dedica gran
parte de su tiempo a refinar las elaboradas sesiones de
tortura que seguirían a ese encarcelamiento. Desde su des-
censo al vampirismo se ha vuelto imprevisible y podría
cometer una locura en cualquier momento. Alberga la es-
peranza de encontrar aliados impresionables que sientan el
mismo odio que ella hacia Meerlinda entre los recién llega-
dos al Cubil del León. Domina traicionaría el Cubil del León
a cualquier otro clan, sin ningún remordimiento, si creyera
que así podría destruir a su enemiga.
Al igual que París, el Cubil del León aloja a suficientes
vampiros como para que los Cainitas establecidos en la
región antes que los Tremere se sientan inquietos. Al con-
trario que Goratrix, Meerlinda ha sabido manejar el pro-
blema con tacto y diplomacia, prometiéndole a sus ene-
migos en potencia que mantendría sus actividades dentro
de los límites estrictos. Le ha demostrado a la jerarquía
local lo útil que pueden llegar a resultar para sus fines la
magia de la sangre.
LA INFLUENCIA DE KUPALA
Meerlinda, capaz de observar las actividades diurnas de
los magi mortales sólo a través de los informes de sus servi-
dores ghouls, no ha descubierto todavía a una floreciente
cábala de diabolistas que se aloja en su seno. Este grupo de
seis magi está dirigido por la oficiosa y envarada Erro, una
mujer esquelética envuelta en un aire de rectitud que no
permite sospechar sus verdaderas acciones. Erro regresó a
su capilla natal el año pasado, tras una prolongada estancia
en Ceoris. Estando allí, estudió la magia concerniente al alma
139
humana, ganándose en el proceso los celos y la desconfian-
za de Epistatia, a quien no le hizo gracia aquella intrusión en
su especialidad. A medida que transcurrían los meses, sus
sueños se poblaban cada vez más de visiones de un campo
de batalla infernal empapado de sangre. Estas visiones co-
menzaron a asaltarla durante las horas de vigilia y consiguie-
ron llevarla hasta el borde de la locura. Una entidad comen-
zó a manifestarse durante sus experimentos. Al principio, se
identificó como Estrellas del Cielo, pero terminó invitándola
a llamarla Kupala. Le dijo que había operado una transfor-
mación en los líderes de su casa, con la esperanza de desen-
cadenar algún tipo de batalla final que le permitiría campar a
sus anchas sobre la faz de la tierra. Mas Tremere le había
fallado; su mente estaba constreñida por su estrecho con-
cepto del poder personal. Kupala sólo había hablado con
Tremere por medio de intermediarios, pero no había encon-
trado a nadie digno de convertirse en su consorte y ocupar
su trono de cráneos. Había convenido a Tremere y a sus
seguidores en meros principiantes de la sangre, pero Erro
sería mucho más que eso. Más, a fin de conseguir su trans-
formación, tendría que destruir a aquellos a los que Kupala
había investido con su magia, por error. Erro había confiado
en formar una cábala de magi en Ceoris y trabajar para ter-
minar de raíz con sus Cainitas. Le costó persuadir a sus cole-
gas con la pía Tosia en medio. Al final, Epistatia consiguió
que la expulsaran de Ceoris.
Erro, quien jamás había gozado de tacto alguno se
encontró en el Cubil del León con el regalo de unos pode-
res de persuasión que rivalizaban con los de Meerlinda.
Con cautela, siempre con un ojo avizor por si los espías,
140
reunió a los magi más independientes de la capilla. Uno a
uno, vertió unos polvos en sus bebidas y les transmitió las
mismas visiones enloquecedoras que ella había padecido
en Ceoris. Uno de los magi tuvo que ser quemado en su
propio lecho, pero los demás se aprestaron a ponerse al
servicio de Kupala.
Erro desciende de una familia noble que posee un gran
terreno boscoso a pocos días a caballo de Durham. Guarda
un modesto altar a Kupala en un rincón poco frecuentado
de la hacienda de su padre. El pequeño bosque que rodea
al altar se ha vuelto cada vez más lúgubre y recuerda al
paisaje transilvano. Cuatro veces al año, Erro y su cábala
viajan en secreto hasta aquí para realizar ofrendas a Kupala,
quien hace poco que ha comenzado a exigir sacrificios
humanos. Erro lo satisface alquilando los servicios de cri-
minales que raptan huérfanos de la calle para ella. La nece-
sidad de transportar a los niños cautivos con ellos en su
peregrinación al altar dificulta el no llamar la atención.
Aunque se han visto acosados en varias ocasiones, Erro
siempre ha conseguido persuadir a los viajeros curiosos de
que todo estaba en orden.
Entre los miembros de la cábala de Erro encontramos a
Fascinare, soldado curtido en mil batallas, a Singula, el flir-
teo encarnado, y al voluble Numen. Todos han sometido
sus antiguas personalidades a la vocación sutil pero irre-
sistible, que les ha impuesto Kupala.
El primer objetivo de Erro es destruir a Meerlinda y
luego a los demás miembros del Círculo Interno de los
Tremere. Sólo entonces podrá acabar con Tremere. Erro
desea regresar a Ceoris, pero Kupala se lo prohíbe. Sí que
LA CASA DE TREMERE
la anima, no obstante, a enviar a otros miembros de su
cábala a respirar el aire saturado de miedo de Transilvania.
UNA MASÍA DE
LO MÁS MODESTA
El Cubil del León es una torre de piedra. La mayoría de
los vecinos asume que se trata de una casa de campo pro-
piedad de algún noble que prefiere la vida de la ciudad.
Meerlinda, reticente a llamar la atención ampliando la
estructura, obliga a sus ocupantes a vivir hacinados. Las ha-
bitaciones están atestadas. Hace mucho que los miembros
de mayor graduación de la capilla reclamaron para sí las que
tienen menos corrientes de aire. Las habitaciones para las
visitas y los recién llegados son gélidas. Pese a ser lo bastan-
te fría como para recordarle a un Cainita que también sus
huesos pueden congelarse, los aposentos de los invitados
no entrañan un riesgo real para la salud de sus ocupantes.
La otrora majestuosa biblioteca ha quedado abandona-
da desde que su antiguo administrador, Celestyn, fuese lla-
mado a Ceoris. Ocupa casi toda una planta. Sus enormes
estanterías de madera se han deformado por culpa de la
humedad, se ciernen ominosas sobre los visitantes de la
biblioteca, amenazando con desplomarse en cualquier
momento. Los libros y los pergaminos hace tiempo que
dejaron de ordenarse, por lo que resulta casi imposible
encontrar enseguida cualquier documento, o incluso saber
que es lo que contiene la colección. Una búsqueda de re-
ferencias al diabolismo será en balde: Erro y su cábala han
desvalijado la biblioteca a conciencia, llevándose todos los
textos de utilidad y ocultándolos en un cobertizo próximo
a su altar a Kupala.
Los magi deben compartir uno de los cuatro laborato-
rios comunales, distribución que es campo abonado para
los conflictos. Los estudiosos se ven obligados, a trabajar
bajo la celosa mirada de sus colegas. Los experimentos más
delicados se quedan en nada tras la intervención accidental
de otros magi o, cuando los ánimos se caldean, al sabotaje
deliberado. En ocasiones, varios experimentos simultáneos
reaccionan mal entre sí, con resultados desastrosos. Varios
años antes de entregarle su alma a Kupala, el mago Fascinare
perdió la capacidad de oír por su oreja derecha cuando
una nube de gas procedente de las tinajas alquímicas de un
colega confundió sus sentidos durante un ritual de invoca-
ción. Los diablillos aparecieron y le robaron el tímpano.
Los Cainitas de la capilla se resignaron hace tiempo a ce-
derles los laboratorios a los magi mortales y confían en
Ceoris para la continua innovación de la Taumaturgia.
El Cubil del León carece de celdas y salas de tortura.
Meerlinda rara vez, necesita confinar o interrogar a sus ene-
migos. Los enemigos capturados se llevan a los aposentos
privados de los Cainitas, donde no tardan en ser despacha-
dos. Esto ha ocurrido sólo en dos ocasiones en las últimas
tres décadas. Quienes acuden al Cubil del León en busca
de cámaras secretas buscarán en vano. Unas poderosas
defensas impiden que los invitados inesperados entren en
las habitaciones de los Cainitas durante el día. Estos sellos
provocaron comentarios de curiosidad entre los magi mor-
tales cuando fueron instalados por primera vez, pero luego
también ellos inscribieron sus propias barreras en sus puer-
LAS SOMBRAS DE CEORIS
tas, tomándolas por indicadores de posición. Ahora forman
parte de la capilla, hasta el punto que algunos magi despis-
tados suelen olvidarse de ajustarlas para permitir el paso de
criados recién incorporados al servicio.
Puede que el rasgo más notable del Cubil del León lo
constituyan sus suntuosos jardines, diseñados por la propia
Meerlinda. Su laberinto de setos, delicado y perturbador,
evoca sutiles epifanías en quienes lo atraviesan a la luz de
luna. Más de un aprendiz ha descubierto que la mejor ma-
nera de conseguir que Meerlinda se despeje de su habitual
placidez consiste en arrancar una rosa o en aplastar sin
querer un macizo de brotes.
PERUGIA, LEJOS
DE LA TORMENTA
La capilla de Perugia, encajada en las abruptas colinas
de esta pequeña ciudad del centro de Italia al norte de
Roma, es un ejemplo de fortaleza Tremere modesta. Su re-
gente, Probitas, hace poco que entró a formar parte de las
huestes de los no vivos. Aunque se encuentra cerca de una
veta de vis, casi todos los Tremere la utilizan de lugar de
descanso, un sitio en el que los magi pueden reunirse de
manera informal y cambiar de aires por un tiempo.
CALMA ECLIPSADA
POR LOS TUMULTOS
Italia no se libra más que cualquier otra parte de Europa
de sus interesantes alborotos, agitados entre bastidores por
las facciones Cainitas competidoras. El rey alemán (y empe-
rador de la Roma católica) Enrique IV gobierna el país a
distancia, tras haber desbancado al anciano Papa. Celestino
III. La revolución se agita al sur de Sicilia, propiciando la
brutal represión de las fuerzas de Enrique. Por el momento,
los Tremere no se inmiscuyen en la política italiana, ante
cuya complejidad palidecen incluso sus luchas internas.
En el pasado, Perugia servía de lugar de descanso de
las intrigas herméticas. La Casa de Tremere dejaba que sus
conflictos internos se suavizaran bajo un manto de relaja-
ción y camaradería. Sin embargo, ni las bodegas de Perugia
ni sus patios bañados por el sol les proporciona ningún
solaz a sus miembros Cainitas. Aunque los magi mortales,
quienes se reúnen aquí por docenas para huir de los invier-
nos de las capillas norteñas, siguen considerando a Perugia
una especie de balneario, los vampiros procuran evitarla.
Si acuden hasta aquí significa que las rivalidades de las
facciones han alcanzado su punto de ebullición y les obli-
gan a buscar suelo neutral para una confrontación.
Una capilla
dirigida por novatos
El líder de la capilla, Probitas, es Cainita desde hace
dos años. Hace uno que recibió permiso de Etrius para
141
conceder el Abrazo, siempre y cuando fuese a alguien que
él considerara preparado para la transformación. Cuando
uno de sus neonatos se rebeló y amenazó con revelar el
complot Cainita a los demás magi, Etrius envió a un Cainita
más experimentado de Ceoris para que le ayudara. Goratrix,
ansioso por evitar que Perugia se convierta en otra Viena,
también envió a varios criados. Sin embargo, los agentes de
ambos Consejeros Internos son de rango bajo. Perugia no
es más que un peón en el tablero de ajedrez de los Tremere.
Antes de su Abrazo, Probitas sentía su fe cristiana con
una vehemencia que bordeaba la santurronería. El caste-
llano de Ceoris, Curaferrum, supo aprovechar esa vanidad
e inseguridad y, a lo largo de varios años, logró conven-
cer a Probitas para que cometiera atrocidades horribles en
el nombre del estudio de lo oculto, tras lo que accedió de
buena gana a convertirse en Cainita. Al contrario que Etrius,
Probitas ha renunciado a su antigua fe. Si la noche es
propicia, se dice que sólo ha descartado una forma estú-
pida de ver el mundo, la cual evitaba que actuase como
debería hacerlo un verdadero mago. Cuando no se siente
de tan buen humor, se recrimina el haberse condenado
más allá de toda redención. Su principal objetivo como
regente de la capilla consiste en retrasar el inevitable des-
cubrimiento de la conspiración Cainita por parte de los
magi mortales de la casa. De todos los Tremere Cainitas,
Probitas es el que con más claridad prevé las devastadoras
consecuencias de la escisión con los brujos sin convertir.
Cree que tanto Etrius como Goratrix se preocupan dema-
siado de la amenaza que suponen los otros Cainitas como
para reconocer el grave peligro dentro de su propia orga-
142
nización. Como reciente converso al vampirismo, com-
prende a la perfección el abismo que media entre un mago
poderoso y bien proviso de vis, y un mero practicante de
la Taumaturgia. Probitas, demasiado vil como para mere-
cer la atención de Tremere, aún no ha recibido los secre-
tos Taumatúrgicos que contrarrestan la magia hermética,
por lo que no comprende por qué sus señores se mues-
tran tan confiados. Ve a casi todos los mortales que aún
quedan en la casa a lo largo del año (Tosia y su cohorte
constituyen una excepción. No abandonan Ceoris para
supervisar de primera mano los tejemanejes "diabólicos"
que allí acontecen). Todos los días recibe a algún mago
de visita. Sabe quién es suspicaz y también sabe distinguir
a aquellos candidatos propicios para el Abrazo. Le pre-
ocupa el conflicto que enfrenta a Goratrix y a Etrius, ya
que se teme que sólo conseguirá que uno o el otro come-
tan algún error y revelen la verdad. Por desgracia, Probitas
carece de la majestad y las habilidades persuasivas de una
Meerlinda. Bastante tiene con mantener separados a los
partidarios locales de ambas facciones.
Su chiquillo, Sodalis, ha dedicado toda una vida al
reclutamiento y posterior seducción de jóvenes aprendi-
zas disolutas. Si bien su aspecto desgreñado y licencioso
y sus ingeniosos comentarios no le habrían granjeado de-
masiadas conquistas fuera de los confines de la capilla, a
lo largo de los siglos ha conseguido atraer a un sorpren-
dente número de lozanas encantadoras. Entre sus anti-
guos trofeos de alcoba se cuenta Farica, la actual biblio-
tecaria de Viena, y Lignupeda, quien ahora ocupa uno de
los calabozos de la capilla de París. Sodalis, aturdido al
LA CASA DE TREMERE
principio por el Abrazo, no tardó en sacarle provecho.
Para él, las semanas y meses de seducción habían sido
siempre más satisfactorias que el mero acto de la consu-
mación. No se arrepiente de la disminución de si poten-
cia sexual, y disfruta de sus poderes de dominación men-
tal. Acata las órdenes de Probitas tan sólo para conseguir
tiempo que dedicar a estas deliciosas nuevas habilidades.
Sodalis, a quien nunca le preocupó el futuro, no logra
imaginare que la transformación de la casa pueda tener
repercusiones negativas. Aunque no se opondría al Abra-
zo de todos los magos de la casa de inmediato, le parece
que la lucha entre las facciones conspiradora y conserva-
dora es una tontería. Pese a su absoluta falta de simpatía
por Probitas, su neutralidad y astucia lo convierten en el
aliado más imprescindible del líder de la capilla.
Sodalis Abrazó a su vez a su última aprendiza volunta-
ria, Merusa, sin esperar a recibir permiso de Ceoris. Probitas
se aseguró el consentimiento de Transilvania a posteriori,
sin informar a Curaferrum de que el Abrazo ya había sido
consumado. Merusa, hija un cortesano adinerado criada en
medio de un esplendor que para sí quisieran muchos no-
bles, aprendió desde muy temprana edad el arte de apro-
vecharse de los instintos masculinos. Transcurridos apenas
algunos meses de su Abrazo, le parece que ya ha consegui-
do todos los beneficios posibles de su asociación con Sodalis.
Para ella, el vampirismo es la puerta a un poder jamás so-
ñado. Quiere ir a Ceoris, donde reside el verdadero progre-
so. Dado que hacía escasos meses que había entrado en la
capilla en calidad de aprendiza antes de recibir el Abrazo,
no siente ningún respeto por la tradición de la casa. Des-
precia a los magi mortales y se pregunta por qué querrán
Abrazarlos los Cainitas. Tendrían que sacrificarlos a todos
para que los reclutas jóvenes y vibrantes como ella misma
puedan proporcionarle al clan la fuerza que necesita. Merina
no admite deslices. Ya ha asesinado a dos magi que regre-
saban a sus capillas de origen. Nadie sabe que ella es la
responsable de los ataques, que preparó para que parecie-
ran obra de los bandidos.
El representante de Etrius en Perugia es el fornido Jean
Entende, un guerrero que destacó en las Cruzadas y que
llegó a Ceoris en calidad de mercenario. Esoara admiró el
valor que demostró frente a los Tzimisce, aun cuando lo
superaban en número, y propuso su nombre para el Abra-
zo. Etrius se vio obligado a enviarlo lejos de Ceoris cuando
Tosia supo que se trataba de un antiguo sacerdote que
había renunciado al hábito en favor de una vida de guerre-
ro. Tosia le cogió un especial desapego a Jean y comenzó a
sospechar que él era el que urdía toda la trama diabólica de
Ceoris. Pensó que podía estar relacionado con los Caballe-
ros Templarios, de quienes había oído rumores que los
acusaban de practicar magia negra. La visión que de él
tiene Tosia como dechado de pecados no encaja en abso-
luto con la personalidad plácida y laboriosa de Entende.
Jean abandonó el sacerdocio porque le exigía demasiado
esfuerzo mental. Se le da bien luchar, pero las intrigas no
son su fuerte, ni en Perugia ni en ninguna otra parte. Ha
aprendido a odiar y a temer a Merusa y a los amigos de
Goratrix de la capilla. Si le fuese posible, le gustaría hacer
algo sencillo con ellos... como matarlos.
Los hombres de Goratrix son los gemelos Michel y
Martial Culrier. Altos, desgarbados y dotados de unos abul-
tados labios inferiores, ambos son antiguos rufianes rapa-
LAS SOMBRAS DE CEORIS
ces Abrazados por Frondator por su carácter violento. Cada
uno pretende ser más astuto y refinado que el otro, pero
en realidad los dos son unos matones sádicos y perezo-
sos. Goratrix no tardó en cansarse de su presencia, pero
quiso mantenerlos con vida para su posible uso en el fu-
turo. Envió a Michel y a Martial a Perugia con órdenes, de
evitar que los conservadores se apoderaran del lugar. Se
pasan el tiempo amenazando a Jean sin demasiadas suti-
lezas y alimentándose de forma indiscriminada de los ha-
bitantes de la Ciudad. Merusa, aburrida, juega con ellos,
enfrentándolos entre sí y fingiendo sentir un interés ro-
mántico hacia ellos. En opinión de Probitas, son la escoria
más inmunda que jamás se haya escurrido entre las grie-
tas de la tierra y le ha ordenado a Sodalis que se deshaga
de ellos en cuanto se le presente una oportunidad. Sodalis
espera conseguirlo por medio de ardides, quizás
enemistándolos con algún Cainita ajeno al clan.
Pocos magi mortales hacen de Perugia su residencia
permanente. El más prominente de todos ellos es Cultor,
un borrachín cuyos toscos modales contrastan a más no
poder con la refinada educación que prima entre los
Tremere. Su dominio de las diversas magias herbáceas no
encuentra rival entre los Tremere. Probitas tiene miedo de
esas habilidades. Podría movilizar a bosques enteros para
que atacaran las fortalezas Cainitas, lo cual le convierte en
una amenaza para la mismísima Ceoris. Cultor, que dedica
gran parte de su tiempo cuidando del vasto olivar que ro-
dea la capilla, parece particularmente resistente al Abrazo.
Habla con frecuencia de su amor a la vida que se manifies-
ta en la naturaleza. Aunque parezca mentira, hace buenas
migas con los sanguinarios gemelos Culrier, cuya absoluta
falta de buenos modales consigue que se desternille de
risa. Muchos magi de biblioteca se sienten intimidados por
la confianza en sí mismo y la pasión por la vida de Cultor.
Si consigue sobrevivir durante unos cuantos años más, qui-
zás se fijen en él cuando necesiten un líder para su inmi-
nente batalla contra los vampiros Tremere.
El rubio y arrogante Aculeus cuida de la torre que re-
coge el vis. La capilla está situada de tal modo que aprove-
cha las ráfagas de una corriente de viento mágico. Las re-
des de Aculeus retienen los residuos que transportan estos
vientos. Es un formidable practicante de la magia eólica, y
se queda con gran parte del vis que recoge. A los demás
magi les da el excedente, asegurándose de que se dan cuenta
del inmenso favor que le deberán por ello. Su fría convic-
ción en la superioridad de su propio talento hace que le
caiga mal a todo el mundo. A Probitas le parece que es lo
bastante egoísta como para recibir el Abrazo de buen gra-
do, pero le preocupa que no quiera aceptar la subordina-
ción a los antiguos del clan. Aculeus recalca el desprecio
que siente por Probitas cada vez que tiene ocasión, pero
tolera la compañía de Sodalis. Éste no está convencido de
que Aculeus esté listo algún día para la conversión, pero
continúa estudiándolo con disimulo,
SALONES DE MARMOL
La capilla de Perugia es un complejo diseminado de
casas de campo de una sola planta. La estructura más alta
es la torre de Aculeus, una estructura enmarañada de pino
desbastado. Un sistema de puntales de madera sostiene
143
una red pentagonal de fina tela. Los peldaños dispuestos
a lo largo de la torre le permiten a Aculeus subir hasta la
cima y recoger el vis. Aparte de ésta, las estructuras de
Perugia son en su mayoría edificios de mármol de planta
baja. Casi todos proporcionan aposentos privados, con un
dormitorio, habitaciones para la servidumbre, un labora-
torio pequeño y mal equipado y un recibidor para alber-
gar a unos pocos invitados. Una gran estructura central
constituye la zona común para las reuniones, además de
disponer de una espaciosa cocina y despensa. Casi toda la
vida social de la capilla tiene lugar en los enormes patios
adjuntos a este salón central. Un patio con vistas al este
recibe los primeros rayos del sol; los visitantes se trasla-
dan a su contrapartida occidental al caer la tarde. Los
Cainitas, claro está, prefieren no exponerse a la luz solar,
pero esta peculiaridad no resulta tan obvia como podría
ocurrir en otras compañías, los magi están acostumbra-
dos a que las lámparas de aceite se consuman en sus la-
boratorios, y la actividad de los patios continúa hasta bien
entrada la noche. Unas lámparas de buen tamaño cuelgan
de los elevados raíles del patio, meciéndose al capricho
de los vientos mágicos. Aunque, la actividad principal gira
en torno a los debates sobre minucias ocultistas, los magi
reunidos siempre beben vino, suelen recitar poemas y en
ocasiones juegan a elaborados juegos de azar. Uno de los
más populares consiste en la animación de pequeñas cuen-
tas de mercurio, las cuales los magi hacen correr sobre las
baldosas del patio. Cualquiera de astas actividades puede
agriarse si el alboroto se convierte en tumulto y los parti-
cipantes han bebido demasiado. Las rivalidades siempre
están a flor de piel entre los orgullosos magi. Los vampi-
ros no pueden beber vino; Sodalis a punto estuvo de re-
velar su nueva naturaleza cuando un antiguo compañero
de correrías le obligó a dar un trago durante una orgía
especialmente salvaje, Sodalis dejó a su antiguo amigo,
Praedurus de Flandes, con vida, pero se arrepiente de
ello. Llegan rumores de Flandes que cuentan que Praedurus
planea ir a Ceoris para entrevistarse con Tosia.
La capilla genera una sorprendente cantidad de ingre-
sos. Se espera que los magi visitantes paguen un generoso
estipendio de acorde con lo prolongado de su estancia.
Durante años, Probitas ha sostenido que estas recaudacio-
144
nes apenas cubren sus gastos más sencillos, desde el man-
tenimiento de los edificios al coste de la comida. Lo cierto
es que los precios son abusivos. Solía donar el dinero a los
pobres de Perugia como acto de contrición. Desde su trans-
formación, ha tenido que desviar los ingresos adicionales
para costear una comunidad cada vez mayor de guardias,
sirvientes y sus familias. Los magi visitantes disfrutan de la
extravagancia que supone para ellos verse atendidos por el
exagerado personal de Perugia. Ni se les ocurre que todo
ese séquito sea el rebaño de los residentes de Perugia y sus
invitados Cainitas.
Los demás Cainitas de la zona no se fijan demasiado
en los Tremere y todavía no han convertido a la capilla en
blanco de sus ataques. Probitas, preparándose para el in-
evitable conflicto, ha dado permiso a los hermanos Culrier
para que entrenen como guardianes a los miembros del
rebaño con más aptitudes físicas. También ha comenzado
la construcción de un pequeño muro de mármol alrede-
dor del perímetro de la capilla. No es lo bastante alto
como para detener a los invasores, pero permite la colo-
cación de defensas mágicas. Por el momento, el muro está
a medio completar
TERRENO NEUTRAL
Perugia se convierte a veces en un tenso lugar de re-
unión para las delegaciones que representan a Etrius y a
Goratrix. Antes de la transformación de Probitas pensaba
que estos parlamentos diplomáticos eran convocaciones de
diabolistas. Ahora sabe por qué aparecen de repente parti-
das de magi ceñudos, se retiran a sus aposentos para con-
ferenciar y se marchan de improviso, a menudo con el ceño
aún más fruncido. Se preocupa de ocultar a los Cainitas
parlamentarios de los fisgones magi mortales. Les recalca a
ambas facciones los peligros que entraña la indiscreción y,
hasta la fecha, han respetado los límites fijados por él. En
una reunión anterior en Perugia, las dos facciones accedie-
ron a no atentar contra ningún Cainita dentro de la capilla,
ni someter a los rivales a prodigios taumatúrgicos. Probitas
ha equipado varias de las casas con tapices encantados
cuyas figuras comienzan a dar cabriolas y a aullar cuando
se practica la magia en la estancia.
LA CASA DE TREMERE