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Pereira, Risaralda.
Diciembre, 2019.
La mujer a lo largo de la historia ha sido oprimida desde las distintas esferas sociales,
machista fortalecido por el capital que plantea unos roles específicos para cada sexo y a un
una serie de privilegios sexuales de los cuales la mujer es despojada y castigada si llega a realizar
En esta etapa, un hombre vive con una mujer, pero de tal suerte que la poligamia y la
infidelidad ocasional siguen siendo un derecho para los hombres (…) Al mismo tiempo, se exige
la más estricta fidelidad a las mujeres mientras dure la vida común y su adulterio se castiga
Además de esto, las mujeres empiezan a ser vistas como mercancía, ahora estas tienen un
privada, donde el hombre al ser quien llevaba el alimento a casa, era el propietario de los
instrumentos de caza y las demás riquezas, así se empieza a dar una posición más importante a
este, desestabilizando así el orden matriarcal que se venía desarrollando en los anteriores estadios
matrimonio, ya que esta decisión esta únicamente en manos del hombre. “El hombre empuñó las
de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción” (Engels, 2006, p. 64). Desde
este punto la mujer se ve instrumentalizada en función de unos objetivos muy claros que versan
La literatura griega en los tiempos heroicos posee muchos de estos elementos, ayudando a
consolidar y apropiar el ideario patriarcal dentro de los hogares. El hombre griego puede tomar
como concubinas a sus esclavas mostrando como la única que debe mantener el principio
monógamo es la esposa; la mujer también es apartada de las discusiones públicas y solo podrían
hilar, tejer y coser. Mostrando el origen de la monogamia en Atenas Engels (2006) afirma que:
De ninguna manera fue fruto del amor sexual individual, con el que no tuvo nada que ver (…)
Fue la primera forma de familia que no se basó en condiciones naturales, sino económicas,
La monogamia “entra en escena bajo la forma de la esclavización de un sexo por el otro (…)
la primera opresión de clases, con la opresión del sexo femenino por el masculino” (Engels,
2006, p.72). Esto logra enmarcar como la opresión de la mujer se va transformando en una
Monique Wittig (2006) nos dice: “Se trata de un campo político importante en el que lo que se
juega es el poder o, más bien, un entrelazamiento de poderes porque hay una multiplicidad de
lenguajes que producen constantemente un efecto en la realidad social” (p. 45). Manifestando así
la importancia que toma el lenguaje dentro de los distintos espacios de poder que son disputados
por los distintos movimientos que van en pro de la liberación femenina, ya que este se ve como
realidad social y política, sin embargo, este conglomerado de entes discursivos y simbólicos al
estar en función de ciertos cánones sociales y culturales (que están permeados por el patriarcado
y la hetero-normatividad) hacen que los oprimidos por estos pierdan la mirada en “la causa
material de su opresión y los sume a una suerte de vacío ahistórico” (Wittig, 2009, p.46).
En cuanto al simbolismo manejado por los medios de comunicación podríamos afirmar que uno de los
agentes discursivos más relevantes y que se ha encargado de reproducir concepciones irreales frente al sexo
ha sido la pornografía, quien ha logrado posicionar una serie de conductas violentas dentro de las relaciones,
ente que debe ser consumido y enmarcándola como el ser que debe ser dominado y generando una
idealización de los cuerpos - principalmente el femenino -, marcando así un modelo de mujer que debe ser
reproducido.
A pesar de que algunos semiólogos plantean que este discurso no tiene como fin generar que el público
tome sus prácticas se hace evidente que los signos expuestos aquí tienen una vinculación innegable con la
realidad social en la que nos desarrollamos y que muchos jóvenes poseen un primer acercamiento a la
sexualidad por medio de esto; Wittig (2006) plantea que este discurso “No sólo mantiene relaciones muy
estrechas con la realidad social que es nuestra opresión (económica y política), sino que él mismo es real, ya
que es una de las manifestaciones de la opresión y ejerce un poder preciso sobre nosotras” (p. 50).
estructuras hegemónicas del cómo se debe desenvolver la mujer (más cuando se mantiene el
ideal de “feminidad”), esta como debe vestir, hablar, caminar y destinando unos roles de género
planteando que las mujeres han sido in-visibilizadas dentro de los distintos espectros de la vida
pública; si bien las distintas luchas por las modificaciones del lenguaje son recientes, desde el
siglo pasado se viene planteando la necesidad de que la mujer tenga una posición y una aparición
real dentro del lenguaje, un ejemplo de esto es que en España no fue hasta 1995 que el ministerio
relacionamiento que tiene este con la cultura (como anteriormente hemos explicado), Sanchis
(1999) plantea que “Tiene que ver más con una cuestión sociocultural que con una norma
lingüística (…) Al tener una tradición cultural androcéntrica, no es tanto la lengua la culpable del
Desde esta perspectiva se puede ver que debido al devenir histórico del lenguaje partiendo de
una tradición patriarcal, hetero-normada y machista el lenguaje está cargado de sexismos que
logran invisibilizar tanto a las mujeres como a las diversidades sexuales1 dándole cabida
El lenguaje debe ser proyectado como un transformador social y modificador cultural, este es
quien puede modificar de manera real las distintas estructuras mentales, Wittig (2006) plantea
que:
1
Wittg plantea esto como un “contrato social heterosexual”, cargando de sentido que la sociedad está pensada y
se desarrolla meramente desde la visión heterosexual gestado así una serie de convenciones y reglas socialmente
aceptadas a pesar de nunca haber sido enunciadas de manera formal.
El lenguaje proyecta haces de realidad sobre el cuerpo social, lo marca y le da forma
violentamente. Por ejemplo, los cuerpos de los actores sociales son formados tanto por el
lenguaje abstracto como por el no abstracto. Hay una plasticidad de lo real hacia el lenguaje, y el
Desde esta perspectiva se deben proyectar distintas formas de modificación del lenguaje que
sean efectivas, fácilmente aceptadas por la sociedad y tengan una representación fonética; para
Sanchis el uso de los neologismos 2 pueden aportar a estas transformaciones estructurales que
(utilizar el masculino para ambos casos), comunizar (modificar el artículo que acompaña al
pronombre) y feminizar 3 (modificar el término que anteriormente masculino para ahora hacer
referencia a lo femenino).
2
Palabras u expresiones nuevas que reflejan unas nuevas realidades sociales.
3
Sanchis toma estas tres formas de crear neologismos desde el autor García Meseguer.
Bibliografía:
1. www.fundacionfedericoengels.net/images/PDF/engels_origen_familia_interior_alta.pdf
2. file:///C:/Users/14-AC109LA/Desktop/filosof%C3%ADa%20del%20lenguaje/monique-
wittig-el-pensamiento-heterosexual.pdf
3. http://www.tonosdigital .es/ojs/index.php/tonos/article/view/1208/736