Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Marcador
no definido.
ANTROPOLOGIA POLITICA
Introducción
Hace cincuenta y cinco años, Edward Evan Evans-Pritchard y Meyer Fortes propu-
sieron para el estudio de los sistemas políticos africanos una de las más famosas tipologías de
la historia de la antropología social. Según ellos era posible y conveniente distinguir entre tres
tipos de sistemas políticos (1985: 90):
-Tipo 1: sociedades muy pequeñas en que incluso la unidad política más amplia engloba a un
grupo de personas que están relacionadas entre sí por lazos de parentesco (bilateral), de modo
que las relaciones políticas coinciden con las relaciones de parentesco, y la estructura política y
la organización de parentesco son una y la misma cosa.
-Tipo 2: sociedades en las que la estructura del linaje constituye el marco del sistema político;
ambos sistemas están coordinados, si bien cada uno de ellos sigue siendo autónomo en su esfera
propia.
-Tipo 3: sociedades en las que la organización administrativa es el marco de la estructura
política. A estas sociedades los autores las denominan "Estados primitivos".
* Licenciado en Ciencias Antropológicas (UBA) y Magister en Antropología Social (UNaM). Jefe de Trabajos Prácticos, regular;
1
Antes de Sistemas Políticos Africanos:
trabas para el desarrollo de una antropología política
Dos fueron, según creo, los principales factores que impidieron que la política fuera
tratada por los antropólogos sociales como un ámbito diferenciado antes de la década del
treinta.
En primer lugar, tenemos la concepción persistente en la antropología y propuesta por
L.H. Morgan (1980: 126), de la existencia de una oposición fundamental entre dos "planes de
gobierno": una "organización social" asentada sobre las gentes, fratrias y tribus, y una
"organización política" afirmada sobre territorio y propiedad. La primera creaba una "sociedad
gentilicia" en la que la sociedad actuaba sobre las personas por medio de relaciones puramente
personales, esto es, de parentesco. La segunda, en cambio, instituía una sociedad política en la
que el gobierno actuaba sobre las personas a través de relaciones territoriales, como por
ejemplo, el pueblo, el distrito y el Estado. Como han resaltado diversos autores (Balandier,
1969; Smith, 1985; Colson, 1985), esta postura privaba del rasgo político a un gran número de
sociedades. Morgan, de hecho, retomaba una doble distinción de Henry Maine entre
sociedades basadas en el status y centradas en el parentesco, por un lado, y sociedades basadas
en el contrato y organizadas en función de la contigüidad local, por el otro (Colson, 1985: 20 y
21). Pero justo es decir que Maine no consideraba que la dimensión política fuera exclusiva de
las segundas, sino que creía que la acción política se basaba primero en el parentesco y luego
en la territorialidad.
En segundo lugar, antes de los años '30, la antropología británica se había desarrollado
trabajando sobre todo en sociedades de pequeña escala, donde las unidades políticas más
amplias eran abarcadas completamente por redes de relaciones de parentesco trazadas
bilateralmente (esto es, sociedades del tipo 1 en la tipología de Fortes y Evans-Pritchard). Esto
alimentó la persistencia de la distinción de Morgan de dos maneras: primero, porque la es-
tructura territorial parecía coincidir con el sistema de parentesco y, segundo, porque muchas de
estas sociedades carecían de gobierno, en el sentido más común del término, es decir, de
autoridades. De hecho, aún cuando autores como Radcliffe-Brown reconocían que todas las
sociedades tienen una base territorial, el parentesco, entendido como conjunto de relaciones
diádicas, aparecía como el medio de la organización política y su función parecía reducirse a
las formas más simples del control social, entendido como la imposición de las normas. Más
adelante volveré sobre estas cuestiones
La tipología
2
Estos nuevos estudios se producen en los años '30 y desembocan en 1940 en la
publicación de Sistemas Políticos Africanos, que incluye estudios de cinco sociedades con
Estado y de tres sin Estado, y presenta la introducción programática escrita por Fortes y Evans-
Pritchard. Yo diría que, a fin de cuentas, lo menos importante de esa introducción era la tipolo-
gía propuesta. No parece que ella fuera lo fundamental para los autores, quienes la
consideraban "preliminar". Y, en todo caso, es lo menos importante viendo la cuestión desde la
actualidad, porque más allá de las críticas metodológicas que es posible hacer a la construcción
de tipologías como esta (por ejemplo, Balandier, 1969) lo cierto es que ella ha sido superada
por los hechos. Se ha demostrado la existencia de sociedades sin Estado y de gran escala cuya
organización política no se funda en los linajes sino, por ejemplo, en los grupos de edad, como
los Masai (Mair, 1977). También hay Estados basados en sistemas de linajes segmentarios,
como el reino Abron estudiado por Terray (1977). Y hasta se encuentran "realezas divinas"
como la de los Shilluk, sobre quienes el propio Evans-Pritchard escribió un ensayo clásico
(1978) demostrando que el sistema político se basaba en un sistema de linajes cuya unidad
encontraba expresión en la figura del rey pero que no constituía un Estado.
Así que voy a dejar de lado la cuestión tipológica propiamente dicha, para centrarme en
las implicancias más generales de la postura que está por detrás de la tipología. Para ello
comenzaré atrayendo la atención del lector sobre una doble dicotomía que subyace a la
tipología. Es algo obvio pero resulta ilustrativo.
Los tres tipos presentados por Fortes y Evans-Pritchard resultan del establecimiento de
dos oposiciones fundamentales. En primer lugar, tenemos la oposición entre sociedades sin Es-
tado y sociedades con estado. Según este criterio, los tipos 1 y 2 se oponen en conjunto al tipo
3. La segunda oposición es de menor alcance ya que no comprende a toda la tipología; ella
contrasta a las sociedades cuya organización política se basa en el parentesco bilateral con
aquellas en que se basa en los linajes, es decir, en los grupos de filiación unilineal. Tenemos,
entonces, a los tipos 1 y 2 respectivamente.
3
╔═══════════════════════════════════════╤═══════════╗
1- Sociedades sin estado │ Sociedades║
║ (Tipos 1 y 2) │ estatales ║
║ │ (Tipo 3) ║
╚══╦_───────────────┬────────────────_╦═╧═══════════╝
2- Sociedades en │ Sociedades en ║
║ donde la orga- │ donde el sistema║
║ nización polí- │ de linajes cons-║
║ tica coincide │ tituye el marco ║
║ con la red de │ del sistema po- ║
║ relaciones de │ lítico ║
║ parentesco bi- │ (Tipo 2) ║
║ laterales │ ║
║ (Tipo 1) │ ║
╚════════════════╧═════════════════╝
La dicotomía que aquí me interesa es la segunda, porque es ella la que representa una
novedad. La oposición entre parentesco y sistema de linajes suponía una operación analítica
que extendía a las sociedades "sin Estado" -tanto del tipo 1 como del tipo 2- la posibilidad de
centrar las investigaciones antropológicas en la dimensión política. Como ya hemos visto, esta
posibilidad había estado vedada hasta ese momento. Para entender mejor esto será necesario
volver por un momento a Radcliffe-Brown.
El parentesco en Radcliffe-Brown
Dije antes que Radcliffe-Brown había reconocido que todas las sociedades tienen una
base territorial, como se advierte claramente en The social organization of Australian tribes
(1977), donde diferencia las hordas/unidades locales de los clanes/unidades de parentesco. Esto
implica que reconocía que todas las sociedades tienen una organización política. De hecho, en
su Prefacio a Sistemas políticos Africanos la definió como "el mantenimiento o esta-
blecimiento del orden social, dentro de un marco territorial, por el ejercicio organizado de la
autoridad coercitiva a través del uso, o de la posibilidad de uso, de la fuerza física" (citado en
Colson, 1985: 23). Esta definición era compartida por Fortes y Evans-Pritchard quienes, sin
embargo, estudiaron el sistema político como un campo autónomo mientras que Radcliffe-
Brown no lo hizo. Veamos esto más detenidamente.
1 Daré por supuesto un conocimiento general de la perspectiva del autor para pasar directamente a dos rasgos centrales de su concep-
ción que se relacionan directamente con lo que quiero mostrar. Sobre los lineamientos generales de la teoría de Radcliffe-Brown, véanse:
1974, 1982.
4
definidos: linajes, clanes, etc. Lo importante aquí es advertir que partimos de la familia
elemental para expandirnos hacia los grupos a través de relaciones diádicas:
(b) Por otro lado, Radcliffe-Brown, como bien dice Kuper (1973: 119), fue el primero
en ver los sistemas de parentesco como estructuras en funcionamiento. Esto lo logró a partir
del énfasis en el aspecto jurídico o jural del parentesco. Para Radcliffe-Brown, el parentesco se
basa en la filiación y lo que define un sistema de parentesco es la forma de reconocer y calcular
a ésta. De las dos relaciones de descendencia, afirma, las sociedades primitivas toman
generalmente una para establecer la línea de filiación, a través de la cual se transmiten los
derechos y obligaciones fundamentales de los individuos, lo que define su posición en la socie-
dad. Entonces, "filiación" remite a la transmisión de derechos y obligaciones, y es el elemento
fundamental del sistema de parentesco porque los derechos y obligaciones definen a las
relaciones entre parientes y -en una sociedad basada en el parentesco- definen el status de cada
individuo, su personalidad social. En esto consiste el carácter jural. Ciertamente, esto conlleva
supuestos organicistas sobre la naturaleza del sistema social que no creo necesario detallar
aquí.
Y como, además, tendía a suponer que en las sociedades primitivas que él estudiaba el
sistema de parentesco se identificaba con la estructura social, nunca fue capaz de ver el sistema
político más que como una red de relaciones diádicas que sólo en segundo término incluía a
grupos tales como linajes y clanes:
Presumably, with his Australian paradigm always in the background of his thought, he found it difficult to bring into a unified
conceptual scheme both the político-jural framework of social structure assumed, for example, in his analysis of descent, and the
kinship system of his paradigm (1970: 70 y 71).
5
obra de Radcliffe-Brown, pero que era necesario explicitar. La consecuencia de esta simple
operación es el nacimiento de la antropología política.
Entonces, en la medida en que los dos aspectos del parentesco han sido distinguidos
analíticamente, la dimensión política cobra un peso propio, aún para los casos de sociedades
donde ella es indistinguible del parentesco bilateral, puesto que en esos casos podemos
distinguir los rasgos del sistema de parentesco que resultan de sus funciones jurídicas de
aquellos que responden a presiones de origen doméstico. En este sentido, Fortes reanaliza la
organización social de las tribus australianas estudiadas por Radcliffe-Brown (1977: 101 y ss.).
Como éste había demostrado, el sistema de parentesco, trazado bilateralmente, se extiende
hasta abarcar todo el sistema social, de modo que todas las personas de una tribu son definidas
como parientes para cualquiera de sus miembros. Sin embargo, agrega Fortes, la barrera del
incesto introduce una diferenciación en el extenso campo de los parientes de ego:
Since moral and jural relations are inconceivable except between persons defined as kin to one another, it necessarily follows that
marriage, which entails crucial jural relations, is possible only between parties who are defined as kin. Hence the rule that "every
marriage is a marriage between kin". But which degrees of kin are enjoined or permitted spouses depends on the incidence and range
of the incest prohibition. It is this that underlies the rule restricting marriage to kin in (cross) cousin categories. More exactly, the incest
rule defines the range of intra-familial (bilateral) kinship, which may prohibit marriage with genealogically primary, as opposed to
classificatory, kin of permitted marriage cathegories... (1970: 110 y 111).
6
(1970: 113). Resulta claramente apreciable el contraste de este análisis con relación al de
Radcliffe-Brown, quien permanecía encerrado entre los estrechos límites del problema de la
"integración social" entendida como la reunión de individuos en grupos y el establecimiento
de bases para la acción colectiva a través del establecimiento de relaciones sociales directas o
indirectas entre los individuos (1977: 161 y 162). Se advierte claramente la medida en que la
perspectiva de Radcliffe-Brown se encuentra atada al modelo de las relaciones diádicas,
contrapuesto al modelo político-jural que subyace al análisis de Fortes.
7
El modelo en operación: buth y mar entre los nuer
Nada más natural que ilustrar los orígenes de la antropología política mediante el
ejemplo clásico de los nuer. En efecto, se trata de el clásico obligado a este respecto. Por otra
parte, el caso de los nuer servirá para mostrar que la versión de la teoría que aparece en
Sistemas Políticos Africanos está algo simplificada y empobrecida (supongo que por la
necesidad que encontraron Fortes y Evans-Pritchard de mostrar claramente su aspecto novedo-
so). Específicamente, veremos que -al menos para el caso de los nuer- el parentesco interperso-
nal tiene un papel en la organización política mucho más importante que el sugerido por la
tipología.
Sin embargo, hablar de los nuer no es lo mismo que hablar de Los Nuer, como algunos
colegas de nuestro país parecen empeñarse en creer. Evans-Pritchard no sólo escribió muchos
otros libros y artículos sobre distintos aspectos de la sociedad nuer, sino que no agotó en su
famosa etnografía todos los aspectos de su organización política. De hecho, creer tal cosa sig-
nifica condenarse a una visión estrecha y deformada de la perspectiva del autor, suponiendo
que él no tuvo en cuenta a los sujetos (los nuer concretos en situaciones concretas) en sus
análisis y que redujo el sistema político a una combinación abstracta de unidades estructurales
igualmente abstractas. Nada de esto es cierto: verdaderamente, si bien Evans-Pritchard eligió
explicar el sistema político nuer en un nivel de abstracción elevado (una elección que bien
podemos rechazar), lo analizó operando simultáneamente en distintos niveles de abstracción.
Es preciso, por ende, ir más allá de Los Nuer para entender su análisis de los nuer.2
En este caso, la distinción entre parentesco cognaticio y agnaticio realizada por el
investigador se corresponde en alguna medida con una distinción que realizan los mismos nuer
(1977: 112 y 113) entre:
-Buth: parentesco agnaticio entre linajes. Es una relación entre grupos y sólo lo es entre perso-
nas en virtud de su pertenencia a los grupos. No se usa para los agnados cercanos sino solo para
los que están separados de ego por distancia de linajes. Evans-Pritchard lo identifica con el
sistema de linajes.
-y Mar: parentesco cognaticio entre personas. Establece categorías en relación a ego. Abarca
todos los parientes por ambas líneas, quienes conforman la parentela de ego, pero en el uso
normal sólo se refiere a los parientes cercanos. Como incluye a los agnados próximos, estos no
son tratados como buth. Evans-Pritchard lo identifica con el sistema de parentesco en tanto
sistema de categorías en relación con cualquier individuo.
2 Por razones de espacio y de paciencia, mencionaré exclusivamente los aspectos de la etnografía nuer que sean necesarios para mos-
trar los papeles del parentesco cognaticio y agnaticio y la relación entre ambos. No me referiré al esquema general del análisis que hace
Evans-Pritchard del sistema político nuer, asumiendo que el lector lo conoce (Cf. 1977).
8
┌────────────────────────────────────────────────────────────────────┐
│ Clan ──┐ │
│ │ │ │
│ ├──────────> otros linajes máximos ├── BUTH │
│ Linaje máximo │ Grupos emparen- │
│ │ │ tados con el │
│ ├──────────> otros linajes mayores │ linajes míni- │
│ Linaje mayor │ mo de Ego por │
│ │ │ vía agnaticia │
│ ├──────────> otros linajes menores │ │
│ Linaje menor │ │
│ ├──────────> otros linajes mínimos │ │
│ │ ──┘ │
│════════════│═══════════════════════════════════════════════════════│
│ │ ──┐ │
│ ┌──┼──┐ ├── MAR │
│ o =o =o │ Parentela │
│ ┌─────────┼───────┐ ┌───────┼───────┐ │ cognaticia de │
│ =o =o =o =o o= │ Ego (relaciones │
│ ┌─┴─┐ ┌─┴─┐ ┌──┼──┐ ┌─┴─┐ ┌─┴─┐ │ interpersonales) │
│ o o o= o= o o│ │
│ ┌┴┐ Ego ┌┴┐ │ (representación │
│ o o │ parcial) │
│ ──┘ │
└────────────────────────────────────────────────────────────────────┘
o Linaje mínimo de Ego
Tribu . Clan
Secc. tr. 1aria. Linaje máximo
Secc. tr. 2aria. Linaje mayor
Secc. tr. 3aria. Linaje menor
Aldea ÄÄÄÄÄÄÄÄÄ Linaje mínimo
No me interesa aquí discutir la dirección de la relación entre los dos sistemas que
constituye el tópico clásico3. Esto voy a darlo por supuesto. En cambio, quiero ocuparme de
una cuestión bastante peliaguda y menos comentada: la de cómo los miembros de las unidades
territoriales que no son de hecho miembros del linaje dominante se asimilan a éste en situacio-
nes de relación con otros segmentos territoriales equivalentes. Según Evans-Pritchard (1977:
239 y ss.) hay tres mecanismos que surten ese efecto: la adopción, que se usa para asimilar a
los vecinos de origen dinka; el parentesco mitológico, que se usa para grupos muy extensos
(clanes, linajes máximos); y la utilización de las relaciones cognaticias como relaciones
agnaticias. La tercera es la que me interesa en este contexto.
Tomemos por caso una aldea. Todas las personas de la aldea están emparentadas.
Evans-Pritchard no detalla demasiado esto en Los Nuer, pero sí lo hace en "Parentesco y
comunidad Local entre los Nuer", su contribución a Sistemas Africanos de Parentesco y
Matrimonio (1982). La presencia en la aldea de un hombre destacado, un Toro, atrae gente a
ella; estas personas, que pertenecen a múltiples linajes, invocan relaciones previas con el linaje
3 Véanse Los Nuer (1977), especialmente los capítulos IV y V.
9
del Toro o las entablan a la brevedad: deben hacerlo puesto que, entre los nuer, todas las
relaciones se expresan como relaciones de parentesco y, por ende, para vivir en una aldea es
imperativo mantener relaciones de parentesco con alguno de sus miembros. Así, la aldea es
atravesada por una red de relaciones de parentesco trazadas bilateralmente. Todo esto es anali-
zado por Evans-Pritchard en un nivel de abstracción muy diferente del que vemos en Los Nuer;
aquí vemos a los individuos actuando en función de sus intereses y ambiciones y sometidos a
reglas de exogamia, es decir, a exigencias del nivel doméstico del parentesco.
En la vida cotidiana interna de la aldea, los nuer se tratan mutuamente en términos de
su parentesco interpersonal, mar (1977: 243). En cambio, en situaciones rituales los miembros
de cada linaje actúan como un grupo distinto, en términos de buth (1977: 246). Finalmente, en
el plano político, cuando se trata la relación de la aldea con otra aldea, toda la comunidad se
fusiona con el linaje dominante. Esto se logra a través de una categoría de parentesco llamada
gaat nyet, "hijos de muchachas", que incluye a todas las personas que están en la relación de
hijo de la hermana o de hijo de la hija con respecto a un linaje. Basta un lazo femenino de esta
clase en cualquier punto de la genealogía para establecer la relación. Ahora bien, dadas las
reglas de exogamia, todos los linajes de las personas que viven en una comunidad se
encuentran en esta relación unos respecto a otros en los dos sentidos. Sin embargo, el concepto
se emplea sobre todo en relación con el linaje dominante, relación en la que es importante des-
de un punto de vista político. Así es que los nuer resaltan que las personas que no son
miembros del linaje dominante son gaat nyet con respecto a él, pasando por alto la existencia
de vínculos en virtud de los cuales las relaciones podrían ser interpretadas en el sentido
contrario.
10
┌───────────┐
│ Linaje A │
│(dominante)│
└───────────┘
=o =o
A b A c
=o =o
B a =o C a
B c
┌────────┬─────────────────────────────> ┌────────┐
│Linaje B│ │Linaje C│
└────────┘ <─────────────────────────────┴────────┘
=o
C b
Excepto a fines rituales, dice Evans-Pritchard, el hecho de ser gaat nyet con respecto al
linaje dominante confiere igualdad con respecto a él, lo que permite la fusión de toda la pobla-
ción con el linaje dominante e inclusive la incorporación a la genealogía del linaje dominante a
través de una mujer (recurso de uso común en la incorporación de linajes dinka a los clanes
nuer). De esta forma, el parentesco cognaticio suple al agnaticio en situaciones políticas: mar
ocupa el lugar de buth como valor mediante el cual las personas que viven juntas expresan sus
relaciones en el plano político (1977: 246).
Por otra parte, las reglas de exogamia hacen que para un nuer normalmente sea muy
difícil casarse dentro de su aldea (1977: 244). Por ello, una red de parentesco (bilateral) se
extiende a través de toda la tribu, atravesando los límites de los segmentos. De esta manera,
dice Evans-Pritchard, "el sistema de parentesco llena los vacíos de la estructura política" (1977:
245), permitiendo a los segmentos separarse y, a la vez, mantenerse unidos. De esta forma, el
parentesco cognaticio (mar) no sólo contribuye -como acabamos de ver- a la fisión de los seg-
mentos territoriales permitiendo la identificación de toda la población con el linaje dominante,
sino que también tiene un papel en su fusión. Resulta muy claro, de esta suerte, que el sistema
de parentesco (es decir, mar, el parentesco interpersonal trazado bilateralmente) no sólo no es
ajeno a la organización política sino que tiene un doble papel fundamental en relación con el
principio segmentario que la rige: aquí se aprecia la simplificación introducida al modelo en la
introducción a Sistemas Políticos Africanos.
11
autores de su escuela- que el poder no reside únicamente en determinados sistemas de
relaciones sino que es un fenómeno omnipresente en toda la extensión de la vida social. Si
estos autores dedicaron sus mayores esfuerzos a la detección de estructuras políticas espe-
cializadas fue porque les interesaba sobre todo examinar las formas de gobierno de las
sociedades que -desde su punto de vista europeo- "carecían" de Estado. El problema fun-
damental era, para ellos, el del mantenimiento del orden social. Pero no por ello supusieron en
momento alguno que el análisis de la vida social desde un punto de vista político debiera o
pudiera limitarse al análisis de esas estructuras especializadas y del problema del gobierno.
Como hemos visto, bastaba con ir más allá de Los Nuer en la lectura de los análisis que Evans-
Pritchard dedicó a los nuer para ver que la política no se restringía para él a una única estructu-
ra especializada. De la misma forma, al lector le bastará con examinar sus trabajos sobre los
azande (1976) para comprobar que tampoco se encontraba encerrada en el problema del go-
bierno, extendiéndose inclusive al análisis de la lógica propia de las formas de pensamiento
características de cada sociedad.
12
Bibliografía
EVANS-PRITCHARD, E.E. 1976: Brujería, magia y oráculos entre los Azande. Anagrama. Barcelona.
EVANS-PRITCHARD, E.E. 1978: "La monarquía divina de los Shilluk del Sudán", en: Ensayos de
antropología social. S. XXI. Madrid. Segunda edición. pp. 68 a 91.
EVANS-PRITCHARD, E.E. 1982: "El parentesco y la comunidad local entre los Nuer", en RADDCLIFFE-
BROWN, A.R., Y D. FORDE (comps.): Sistemas africanos de parentesco y matrimonio, Anagrama,
Barcelona. 393 a 430.
FORTES, M. 1970: Kinship and the social order. The legacy of Lewis Henry Morgan. Routledge & Kegan
Paul. London.
FORTES, M. 1975: "La estructura de los grupos de filiación unilineal", en DUMONT, L.: Introducción a dos
teorías de la antropología social. Anagrama. Barcelona. pp. 170 a 198.
RADCLIFFE-BROWN, A.R. 1974: Estructura y función en la sociedad primitiva. Península. Barcelona. 2a ed.
RADCLIFFE-BROWN, A.R. 1977: "The social organization of australian tribes", en: RADCLIFFE-BROWN,
A.R.: The social anthropology of Radcliffe-Brown (Adam Kuper, ed.). Routledge & Kegan Paul.
London. pp. 131 a 173.
SMITH, E.G. 1985: "Prólogo: El estudio antropológico de la política", en LLOBERA, J. (comp.): Antropo-
logía política. Anagrama. Barcelona. pp. 7 a 15.
TERRAY, E. 1977: "Clases y conciencia de clase en el reino Abron de Gyaman", en BLOCH, M. (Comp.):
Análisis marxistas y antropología social. Anagrama. Barcelona. 105 a 162.
MORGAN, L.H. 1980: La sociedad primitiva. Ed. Ayuso. Madrid. 4ta. edición.
13